12 • BIENAVENTURADOS
BIENAVENTURADOS • 1 Éxodo 3, 2 13
COLUMNA JOCHA Jocha Castro Videla
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La mayoría de nosotros, aquellos que llevamos algunos
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Filipenses 2, 6-8 1 Corintios 1, 23
años de vida ya recorridos, sean más, sean menos, hemos
josecastrovidela@hotmail.com
hecho experiencia del fuego. Porque, como cuenta aquí este escritor uruguayo, “el mundo es eso, un mar de fueguitos”, y he aquí nuestra experiencia: la de las relaciones personales. Nos hemos cruzado a lo largo de la vida con cientos o miles de fuegos; con algunos hemos tenido más relación que con otros, con algunos somos familia, amigo, compañero o pareja. Con otros nos peleamos e insultamos, con otros nos enamoramos. Y todos estos fuegos tienen algo en común. De alguna u otra manera, su paso por nuestra vida ha dejado una marca; a veces tan pero tan chiquita que no lo recordamos, otras veces tan pero tan grande que nos ha cambiado el rumbo de nuestra vida. Es que es esta una particularidad del fuego: que todo lo que toca cambia, y ya no puede volver a ser lo que era antes.
En palabras de Martín Descalzo, podemos decir que es en Belén en donde comienza la gran locura, la gran locura de un Dios, que ama tanto al hombre que se hizo uno de ellos… un niño recién nacido, que sólo sabe reír, llorar, alimentarse y dormir… un niño que necesita de su madre para sobrevivir. Un Dios que decide nacer en la oscuridad y en el silencio de la noche en un pequeño pueblo como Belén, en un pesebre utilizado para albergar animales, rodeado de los pastores (trabajadores nocturnos de
es sagrado, descalzándonos –representación del caminar
baja clase social). El Hijo de Dios, el Hijo de los hombres, nació entre los hombres y mujeres marginados, nació como un pobre más. No
despacio, con cuidado y respeto– como Moisés frente a la zarza
sólo eso, sino que también podemos decir que Dios eligió nacer
que ardía sin consumirse.1 Cada persona es sagrada, cada vida
entre la bosta de los animales.
Pero, sea el fuego que sea, creo que hay una clave que debemos seguir: acercarnos a cada fuego sabiendo que
es sagrada, y en este mar de fueguitos que somos, debemos
El Señor es pequeño, es un niño indefenso que llora y
acercarnos a cada uno con profundo respeto, reconociendo que
mama, y Él abraza la pequeñez, porque la elige. Es este Dios, el
cada persona es misterio, creatura de Dios.
mismo que elige morir para vivir, el que elige ser pobre para ser rico, ser débil para ser fuerte, ser humano para ser Dios. ¡Escándalo para los judíos y locura para los paganos!3 ¿Pero cuántas veces
Cada persona es sagrada, cada vida es sagrada, y en este mar de fueguitos que somos, debemos acercarnos a cada uno con profundo respeto, reconociendo que cada persona es misterio, creatura de Dios.
esto es escándalo y locura para nosotros los cristianos? ¿Por qué nos cuesta tanto, a veces, en nuestra vida, en nuestros templos, en nuestra pastoral, aceptar la humildad del Emanuel? ¿Qué relación tiene nuestra vida con el escándalo y la locura de la Navidad? ¿En qué aspectos de nuestra vida dejamos nacer
El mundo
Un hombre del pueblo de Neguá, en la
particular, que encierra dentro de sí muchas contradicciones. Es un
costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
Fuego muy grande, pero que a su vez puede ser muy pequeño; es
la presencia del Emanuel en nuestros silencios, oscuridades, pobrezas, pequeñeces? ¿Somos concientes de que, así como hace 2000 años Dios nació entre bosta, Él quiere nacer entre la bosta de nuestra vida? Si Dios
A la vuelta contó. Dijo que había
un Fuego que quema lo que está a su paso, pero es abrigo cálido
crea Vida desde la muerte, ¿no deberíamos dejarlo nacer en
contemplado, desde arriba, la vida humana.
para el que lo necesita; es un Fuego que brilla como nadie, pero
nuestros pecados más que en nuestros méritos, en nuestras
Y dijo que somos un mar de fueguitos.
que puede pasar muy desapercibido; es un Fuego que respeta el
heridas más que en nuestras riquezas?
-El mundo es eso -reveló- un montón de
tiempo y el espacio de cada uno, pero que a veces irrumpe en la
Este Fuego nos enciende, ¡y cómo!, si nos dejamos
gente, un mar de fueguitos. Cada persona
vida de uno sin pedir permiso; un Fuego que es uno y que a la vez
encontrar con Él en el lugar donde Él quiere encontrarnos, no
Eduardo Galeano, “El Libro de los Abrazos”
brilla con luz propia entre todas las demás.
es trino. Y este Fuego es el Emanuel, este Fuego es la Navidad.
donde nosotros queremos, no donde es cómodo para nosotros.
Pero hay un Fuego, con mayúscula, un Fuego muy
al Dios-con-nosotros? ¿En cuáles no? ¿Reconocemos
La Navidad es una fiesta, es la fiesta del Evangelio, es
¡La Navidad no es cómoda! La Navidad nos invita a dejar nacer
grandes y fuegos chicos y fuegos de todos
la fiesta de la contradicción, es la fiesta del compromiso, es la
a Jesús en aquellos aspectos oscuros de nuestra vida, en
los colores. Hay gente de fuego sereno, que
fiesta de la pequeñez.
aquellos aspectos que nos avergüenzan, que nos hacen sufrir.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos
ni se entera del viento, y gente de fuego
¿Qué clase de Dios tenemos? ¿Qué clase de Rey
loco que llena el aire de chispas. Algunos
Todopoderoso? Tenemos un Dios que, siendo de condición
fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni
divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que
queman; pero otros arden la vida con
debía guardar celosamente; al contrario, se anonadó a sí mismo
tanta pasión que no se puede mirarlos sin
tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los
parpadear y, quien se acerca, se enciende.
hombres (y mujeres).2
Él no busca nacer en nuestros méritos pastorales, en nuestras
El Emanuel quiere nacer en nuestro pesebre, en nuestro corazón herido, siempre y cuando nosotros lo dejemos entrar. El Fuego cicatriza, acerca; el Fuego es Misericordia y es Ternura.
grandes virtudes.