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EL AGUA ESTA EN EL SUBSUELO

El desierto sonorense es el más diverso del mundo, con dos épocas de lluvia que crean un ambiente extraordinario para el desarrollo de vida animal y vegetal. Según estudios, el 70 % de la precipitación anual se presenta en el verano y el 30% restante en el periodo de equipatas, durante el invierno. La media anual es de 356.37 mm.

El Corredor Biológico de Hermosillo propone una serie de intervenciones urbanas de conexión biológica a todo lo largo del cauce del Río Sonora y zonas aledañas, cuyo punto de gestación son las 40 hectáreas que circundan el espejo de agua que conocemos como La Sauceda, cuyo afloramiento se nutre de los caudales que el Rio San Miguel, el Río Sonora y los escurrimientos de los cerros del Bachoco depositan en la Presa Abelardo L. Rodríguez.

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Definidas como Unidades Hidrológicas de Planeación (UHP) las cuencas que nutren de agua a la zona del Corredor Biológico de Hermosillo son prácticamente todas las que desembocan en la presa (noreste y sureste) para fluir posteriormente hacia el Río Sonora, que suma los afluentes de la UPH Centro y la UPH Oeste para formar, por rumbos del Eco Parque, un Humedal de grandes dimensiones.

Aquí hay agua, mucha agua. Suficiente agua para dar vida a la propuesta ciudadana de generar un espacio que dignifique la vida de los hermosillenses con miles de árboles, zonas de esparcimiento y centros de cultura. Prueba de ello son los complejos residenciales, de carácter privado, con vistas espectaculares a paisajes verdes durante todo el año, como Los Lagos y la Riberas del Pitic, como un ejemplo de lo que es posible hacer en términos de urbanismo en la ciudad de Hermosillo aprovechando la red de captación de escurrimientos y extracción de agua mediante pozos exclusivos.

Según observamos, la mayor parte del agua pluvial en toda esta zona carece de administración sustentable y tiende a sacar las acumulaciones y escurrimientos de la ciudad mediante el uso de canales, tuberías, calles de asfalto impermeable y conductos revestidos de cemento, desaprovechando la gran oportunidad de infiltrar el agua en el subsuelo y recargar el manto acuífero que históricamente ha sido explotado con fines de consumo humano, producción agrícola industrial o para crear paisajes arbolados en zonas urbanas de alta plusva-

El 90% del agua extraída del manto acuífero del Río Sonora, es destinada primordialmente a la agricultura y la ganadería.

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