EL DISCIPULADO NN:
Quisiera pedir a algún hermano que me hablase del Discipulado, es algo que aún veo lejano debido al materialismo de que estamos rodeados, es por eso que no me considero ni preparado ni digno. Realmente, querido NN, el Discipulado y demás escalas espirituales, son gradaciones que se han dado para entender, de alguna manera, los pasos secuenciales en el noble y arduo camino hacia el reencuentro que todos los seres humanos buscamos con la Divinidad, unos antes y otros después, a pesar del actual materialismo que haces notar tan acertadamente. Las Iniciaciones como el Discipulado no son nunca el fin, sino los medios para llegar a ser mejores servidores conscientes de Dios en Su divino propósito y plan evolutivos. El mayor servidor fue Jesucristo y Su imitación es una maravillosa manera para acceder a puerto seguro. Todos somos entonces dignos de trascender hacia la pureza espiritual dinámica mediante EL SERVICIO y el AMOR y hacia la unión con el Maestro, que en definitiva es nuestro Yo superior. Pues el ultérrimo propósito de todo lo que aprendemos e incorporamos en nuestra esencialidad es, por medio de estos dos factores llevados a su más perfecta expresión, el ayudar al Espíritu Universal a conocerse a Sí mismo. Es preciso subrayar que el Amor verdadero y el Servicio son la única panacea para todos los males del mundo, como anota tan lúcidamente nuestro mentor Max Heindel. Por tanto el Discipulado es una aspiración espiritual que llegará cuando hayamos trabajado para ello impersonalmente y a él, todos, absolutamente todos podemos acceder.
Un Hermano que ha recorrido un poco más en el Sendero, nos dice al respecto y con relación a las jerarquizaciones iniciáticas: Entendamos que estos seres a los que llamamos Hermanos Mayores o Maestros se diferencian de nosotros, no por ser más ni mejores, sino sólo por haber andado un poco más en el camino espiritual y tener por ello una visión más abierta, fruto de la experiencia. No nos centremos en la imagen de un Maestro salvador, ya que es cada uno de nosotros el Maestro que nos tiene que proporcionar la Luz. Aunque nosotros denominemos Maestros a determinadas partes de la Energía Única, en realidad, no dejamos de ser todos partes de la misma. Más adelante, querido NN, para mejorar mis expresiones, te transcribo unos escritos de este Hermano, las que confío ayuden a encontrar esas moradas de humildad, luz y sabiduría, necesarias para seguir adelante:
VIVIR UNA VIDA DE SERVICIO El servicio desinteresado es, sin duda, una de las claves de la vida del Aspirante, que ha de ser una vida de servicio. Pero no con la finalidad de obtener poderes ni de avanzar en el sendero ni de nada parecido, sino únicamente con la intención de hacer lo que le corresponde. Él siempre tratará de actuar de la forma que su corazón considere correcta. Se esforzará por pensar con el corazón y amar con la cabeza, lo cual le llevará, con el tiempo, a poder “caminar sobre las aguas”. Este hecho simbólico le proporcionará la serenidad necesaria para poder servir. Su cuerpo de deseos estará dominado y, por tanto, libre de rencores, lo cual le permitirá trabajar sin distracciones. Es importante que comprenda que no se trata de no desear nada, sino de, por encima de todas las cosas, desear servir. Esto hará que todo lo que haga lleve el trasfondo del servicio y que no tome las cosas como algo personal, sino que pueda servir y ayudar sin pensar si la persona a la que está sirviendo le ha hecho algún bien o algún mal, tanto en la presente encarnación, como en una encarnación pasada. El Aspirante consciente debe, pues, ser capaz
de despersonalizar todas sus acciones, y con ello liberase de generar nuevo karma. Llegará un momento en el que ya sólo el servicio será importante para él, siendo todo lo demás superfluo, lo cual no significa que no sienta, a veces, necesidad física de algo, como puede ser la comida, una herramienta de trabajo, etc., sino que entonces ya será él quien domine la sensación externa y tome las decisiones. Esto le capacitará para poderse entregar plenamente al servicio, aunque ello implique, a veces, algo doloroso para su personalidad. Lo cual no hay que confundir con el rancio auto castigo, sino con la voluntad de servir a los demás por encima de los deseos que pueda aún tener esa personalidad, siempre necesaria, sin embargo, para el trabajo en el mundo físico. Para mantener la conciencia enfocada en el mundo físico y poder así servir y ayudar a nuestros hermanos, necesitamos mantener el vehículo de materia física y la personalidad, aunque ello pueda resultar doloroso para el Aspirante. Porque hay una parte del servicio que implica sacrificio y que la personalidad puede no comprender e interpretar como dolor. Sin embargo, el Aspirante, sabedor ya de que ha empezado a hollar el sendero hacia la Luz, no tendrá ninguna duda sobre lo que debe hacer y, además, será bien consciente de que, por medio del servicio, estará liberándose, más rápidamente, de su karma. Porque el servicio, muchas veces, implica hacer algo que a la personalidad no le apetece hacer. Pero el Aspirante, que tiene claros su cometido y su responsabilidad, no permitirá que los elementales de sus cuerpos inferiores prevalezcan sobre lo que él sabe que debe hacerse. Y lo hará sin vacilar ni un segundo. En otra comunicación, él continúa razonando acerca del tema y nos aclara más sobre el significado del AMOR, como motor universal y esencial del Eterno y cómo el discípulo debe trabajar en los mundos internos, cuando sea requerido: Muchas veces, el ser humano habla de la palabra amor; pero, ¿hasta qué punto conocemos realmente el verdadero significado de esa fuerza?
El Aspirante empieza a comprender lo que hay detrás de dicha palabra cuando llega a la conciencia de unidad con el Todo. El ser humano común suele confundir esa fuerza con las de la posesión y la del apego. El verdadero amor no espera recibir nada a cambio; da, se da, sin más, a toda la vida del universo. El verdadero amor hace que no nos sintamos poseedores de nada ni de nadie. El Aspirante está alerta respecto de cuál es su oportunidad de trabajo y la acepta con amor, sin esperar nada. Cuando sea capaz de trabajar en los mundos internos, deberá prestar su servicio sin pensar en qué recibirá a cambio; deberá servir con verdadera vocación, con todo el amor que sea capaz de proyectar y aceptando las diferencias culturales, sociales o religiosas, porque el amor no entiende de colores. De lo único que entiende es de dar. El ser humano común es un vampiro del amor, pues lo pide para sí, pero es incapaz de darlo a los demás. No hablamos aquí de ese 'amor' que algunas veces nos hace atender a un desconocido que nos pide ayuda, sino de ese amor que, el que ha comprendido, proyecta hacia todo ser, entendiendo por “ser” toda la materia consciente del universo. Un sólo átomo ya tiene un grado elemental de conciencia y, partiendo de esta premisa, vemos claro que, donde se juntan dos de ellos, ya hay un grado superior de la misma; y así aparece la materia elemental que, estando aún en el período de involución, aprende, al ser conducida hacia grados superiores de conciencia. Hay que amar a toda la Existencia y esto nos incluye a nosotros mismos. Nuestras personalidades, al estar formadas por distintos vehículos, se encuentran muchas veces con emociones e intenciones opuestas entre sí, lo cual, a menudo, nos hace dudar de nosotros mismos e, incluso, llegar a sentir odio o miedo de nosotros mismos. Sólo siendo capaces de transmutar eso en Amor, podemos llegar a eliminarlo de nuestro Karma. Nuestras vivencias se acumulan hasta que son comprendidas y transmutadas en Amor. De esa manera, el miedo, la ira, la tristeza, el rencor y las demás emociones negativas desaparecen, dejando de ser una carga que pese sobre nuestros hombros.
Amigo NN, quiero terminar este sencillo aporte con una frase de reflexión, respecto a tu inquietud: “EL UNIVERSO ES UNO Y TODO LO QUE SE HAGA PARA MEJORARLO ES UN GRAN SERVICIO. EL ASPIRANTE DEBE SABER QUE TODO ACTO DE SERVICIO ES UNA PIEDRA MÁS PARA SU TEMPLO Y QUE, DE NO VERLO ASÍ, NO PODRÁ ERIGIRLO NI RECIBIR EN ÉL SU INICIACIÓN”
Tu compañero en el Espíritu.
José 14 de junio de 2011