¿ES EL BAMBÚ FELIZ SI NO LO AGITA EL VIENTO? Todo indica que hemos arribado al nadir de la materialidad, por oclusión involutiva del tejido espiritual. Y pronto creo que despegaremos hacia el escalamiento evolutivo, con gran vigor, potencia y luminosidad. En el desarrollo de nuestro sistema planetario, se ha atravesado tres grandes Períodos y tres vueltas y media se han dado ya en el actual Periodo Terrestre, dejando atrás encarnaciones inmensas de la materia y la energía. Las intenciones que se predican al recordar la QUIETUD del Tao, aunque suene reiterativo el adorno, son en el noble camino, una luminosa panacea para buscar la paz pero, como afirma Edmund Husserl,- debido a la estructura eidética fenoménica de la civilización increada, como un producto de la ciencia y la tecnología, en el sentido reduccionista que pregona eso de que el mundo tiene únicamente que ver con lo que se refiere a nuestra experiencia y al mismo tiempo al contexto en el que vivimos, implícitamente-, “sólo por medio de una reducción –a la que vamos a llamar ya reducción fenomenológica– obtengo un dato absoluto, que ya no ofrece nada de trascendencia” es precisamente el inmediatismo