Aunque es uno de los rostros más conocidos de nuestra época, Clint Eastwood nunca se ha desprendido de una cierta aura de misterio, sobre todo en lo que a su pasado se refiere. Esta colección nos ofrece un retrato de cuerpo entero del gran cineasta, un retrato donde por primera vez se descubre al hombre sin nombre. A través de documentos, manuscritos inéditos y archivos, entrevistas con amigos, familiares y socios que nunca antes habian hablado, el autor nos propone un exhaustivo viaje biográfico a través de los claroscuros de una vida intensa, fébril, y en algunos momentos inquietante. En este libro ameno y riguroso a un tiempo, asistimos a la lenta metamorfosis de un joven actor de películas de acción que ha acabado por convertirse en uno de los cineastas más premieados y admirados de nuestro tiempo. Y, por supuesto, su vida íntima queda también reflejada en estas páginas, sobre todo sus atormentadas relaciones sentimentales y su recurrente paternidad ilegítima. Estamos, en definitiva, ante una de las mejores biografías que se han escrito en los últimos tiempos, un libro iluminador, valiente y pólemico.
Coincidencia o no, todos los personajes que ha interpretado Clint Eastwood en sus 82 años de vida tienen tres cosas en común: el Gatillo fácil, la lengua afilada y la piel dura y áspera.
DE GATILLO FÁCIL CLINT EASTWOOD, EL HOMBRE SIN NOMBRE
EL HOMBRE SIN NOMBRE Publicado y distribuido en Sudamerica Editorial Penguin
Florida712 Local 3 1882 Buenos Aires, Argentina Tel: +54 01142560188 Copyright © RotoVision SA 2011 Revisión y maquetación: Jonatan Vicente E-mail: producciones@menta.net ISBN- 13: 978-84-96774-23-0 Todos los derechos reservados . No está permitida la reproducción de parte alguna de esta obra, ni su almacenamien to o transmisión por algún medio, mecánico o electrónico, incluido su fotocopiado, grabación de información, sin el permiso expreso y por escrito del propietario del copyright. Para cuestiones relacionadas, rogamos contacten con el editor. Dirección de arte: Jonatan Vicente Diseño: Jonatan Vicente Impreso en Argentina / Printed in Argentina
“No hay betún suficiente para oscurecer mi pelo, ni lija tan potente como para suavizar todas mis arrugas”. (Clint Eastwood)
Índice
Wild Wild West 1
The Iron Sergeant 2
Dirty Harry 3
- Por un Puñado de Dólares 7 - Por un Puñado de Dólares Más 11 - El Bueno, el Malo, y el Feo 14 - Filmografía Western 19 - Batalla Final 20
- Donde las Águilas se atreven 27 - Los Violentos de Kelly 31 - El Sargento de Hierro 32
- Harry, el sucio 41 - Harry, el fuerte 45 - Impacto Súbito 51
Old Spice 6
- Million Dollar Baby 55 - Gran Torino 61 - Golpe de Efecto 67
Romance 5 - La leyenda de la ciudad 73 sin nombre - Escalofrío en la noche 77 - El seductor 81 - Los Puentes de Madison 83
Sex Symbol 4
- Joven seductor 91 - El chico malo 95 - Romances 99
Wild Wild West CAPITULO 1
POR UN PUÑADO DE DÓLARES (Per un pugno di dollari)
y catapultó a la fama a Clint Eastwood, quien había actuado en otros films pero en los cuales ni aparece en los créditos ya que había realizado pequeños papeles o simplemente de extra.
A
ntes de continuar la serie “Rawhide” (“Látigo” ), el futuro intérprete de “Harry el sucio”, pensó que irse a España a rodar una película podría significar una buena oportunidad para seguir desarrollando sus aptitudes como actor. Cambiar de aires, sobre todo porque ya estaba un poco cansado de la CBS y la mencionada serie, podía venirle bastante bien. Así que, con alguna que otra duda, los consejos de su mujer por aquel entonces, y la condición de que podría cambiar los diálogos de su personaje, cruzó el charco dispuesto a probar nuevas experiencias. “Il magnifico straniero” fue el título con el que se rodó la película, cambiándolo por el que todos conocemos justo antes de su estreno. Eastwood no sabía quien era Sergio Leone, quien había hecho algún que otro peplum (género, o subgénero, que empezaba a entrar en decadencia en Italia) y colaborado en algunas superproducciones (fue el director de la segunda unidad de “Quo Vadis” y “Ben-Hur”), y éste apenas conocía nada de Eastwood. Simplemente le había parecido interesante al verlo en algún que otro episodio de “Rawhide”. Pensó que podría envejecer su aspecto, poniéndole barba de días y cierto aspecto desaliñado. No se equivocó. Eastwood no hablaba italiano y Leone no hablaba inglés, pero al poco tiempo acabaron entendiéndose a la perfección, pues ambos compartían una enorme pasión por el cine. A Sergio Leone se le consideró el padre del spagetthi western, algo que a él siempre le molestó. Lo cierto es que este film, en contra de todo pronóstico, fue el que terminó de impulsar dicho subgénero, el “Spaghetti Western”.
7 Wild Wild West
Es la primera entrega de la Trilogía del dólar,
Escena de la película (España, 1964)
Wild Wild West
9
Leone le dio la vuelta a lo que hasta entonces se conocía como western. El director italiano cambió por completo las reglas de un género genuinamente americano, y aunque esto fue visto en un principio como una falta de respeto, no hay más que fijarse un poco para comprobar el profundo amor y cariño que Leone sentía por las películas norteamericanas. El personaje central rompía todos los moldes del típico héroe. Su entrada en escena ya marca por dónde irán los tiros, nunca mejor dicho, en el film. Su llegada a un pueblo fronterizo, en el que parándose a beber un poco de agua en un pozo, es testigo de cierta injusticia (a nuestros ojos) en la que no interviene. ¿Estamos ante el héroe o por el contrario es uno de los villanos? Leone se reserva esa información para más adelante, y nos sorprende mostrándonos a alguien sin ningún tipo de moral o ética al ofrecer sus servicios de pistolero a los dos bandos que se disputan el poder en el pueblo. Uno de los elemento más importantes a tomar en cuenta es, cómo no, Clint Eastwood, cuya composición sigue resultando, aún a día de hoy, una de las mejores de su larga carrera como actor. Con una sorprendente ironía, un laconismo utilizado como expresividad, y
cierto sentido del humor (la escena en la que pide al sepulturero tres ataúdes, y después de matar a cuatro hombres le dice que se equivocó, que quería decir cuatro, es impagable), el actor compone un personaje inolvidable. Leone siempre dijo que Eastwood tenía tres expresiones, lo que nunca dijo, porque tal vez ya se daba por entendido, es que con esa enorme economía de medios, Eastwood era capaz de transmitir muchísimo, y de ser totalmente creíble. Por otro lado, el actor nacido en San Francisco se encontraba por primera vez dando vida a un tipo de personaje que no le abandonaría nunca, y que raya en cierto modo con lo fantástico. Su aire misterioso (aparece en medio de una humareda, impasible, peligroso), su origen desconocido, su parquedad en palabras, nos hacen pensar en alguien no humano, o de carácter fantasmal. Esto queda bien patente en una de las secuencias finales, cuando uno de los villanos dispara seguidas veces a Eastwood, y éste se levanta una y otra vez mientras susurra palabras, que semejan por el tono ser de ultratumba. Leone demuestra inteligencia al poner el punto de vista en el villano, de modo que el espectador no tiene más datos que él, y se aterroriza.
Para entender mejor, a continuación la sinopsis del film:
Un cazarrecompensas (Clint Eastwood), apodado Joe, se dirige a San Miguel, un pueblo en la frontera de México y los Estados Unidos, donde reina la confusión y abundan los bandidos y las viudas. En este pueblo, dos familias, los Rojo y los Baxter, se disputan el control del pueblo. Los Rojo son tres hermanos: Ramón, Esteban y Benito, y se dedican al tráfico de alcohol, con sus mercenarios interpretados por actores españoles como Aldo Sambrell o José Canalejas. Mientras que el matrimonio Baxter: Consuelo y el sheriff John, se dedica a la venta de armas y son custodiados por esbirros interpretados por algunos actores españoles como Antonio Molino Rojo, Frank Braña o Lorenzo Robledo. Durante la película, Joe se dedica a sacar dinero de ambos bandos haciéndoles trabajos a cada uno, sin que el otro bando se entere. Hasta que se enamora de Marisol y los Rojo lo capturan y lo torturan. Pero Joe consigue escaparse y se cobija en una mina abandonada donde es cuidado por el enterrador del pueblo y el cantinero “Silvanito”. Y mientras los Rojo buscan desesperados a Joe masacrando el pueblo entero y eliminando a los Baxter, Joe prepara su venganza en la mina, hasta que se recupera y se enfrenta cara a cara con los Rojo en una escena memorable.
“Por un puñado de dólares” es un remake de “Yojimbo”, el famoso film de Akira Kurosawa protagonizada por Toshiro Mifune, aunque Leone intentó disculparse poniendo excusas. Kurosawa montó en cólera y los denunció.
POR UN PUÑADO DE DÓLARES MÁS
Con el mismo sombrero, el mismo poncho, comprado al llegar a España, y hasta con el mismo cigarro (que el actor nunca llega a fumar, porque odia fumar), Eastwood da vida al Manco, un cazarrecompensas que se gana la vida como tal, cobrando por entregar a la justicia, vivos o muertos, a los delincuentes más buscados. Al Manco le mueve única y exclusivamente el dinero que puede ganar, y para ello será todo lo amoral y violento que haga falta. Pero aquí, Eastwood ya no es el protagonista absoluto. La película narra paralelamente la historia de otro cazarrecompensas, el Coronel Douglas Mortimer, al que da vida Lee Van Cleef.
Probablemente, en aquellos años a nadie se le habría ocurrido empezar un western con una paliza a un niño mientras el supuesto héroe se queda impasible bebiendo agua. Pero luego nos damos cuenta que tal héroe no dista mucho de cualquier malo de los westerns clásicos. Es un tipo que no duda en matar a sangre fría, que no siente absolutamente nada, sus ojos son dos finas rendijas que no permiten que nadie sepa lo qué piensa. Y es un tipo inteligente, no duda en montar el lío si la paz no le interesa, siempre que la guerra venga provocada por unos dólares. Aunque cuando los problemas apremian, no duda en ayudar a quien sea, por que, a pesar de su aparente falta de sentimientos, la injusticia es algo que no soporta, y no duda en ayudar a quien realmente lo merece. Como en las otras películas de la trilogía del dólar , la película no cuenta con un gran guión, los personajes no se desarrollan demasiado, y algunas de las situaciones que ocurren están cogidas con algodones.
Es la dirección de Leone lo que le otorga a esta película el poderío que tiene, la inteligencia del director consigue que la película se convierta en un grandísimo entretenimiento, con una factura impecable, a pesar de varios fallos, como la fotografía nocturna de los exteriores, que son meros filtros azules. Esos primros planos, esa composición de planos, donde Leone casi pinta sobre el celuloide, esa música de Morricone, ese montaje... con unas interpretaciones geniales, un Clint Eastwood tan sobrio como siempre, y un Volonté tan perfectamente sobreactuado para dar vida al loco Ramón, consiguen darle credibilidad a una historia genial. Aunque eso si, nunca puede tomarse en serio ninguna película de la trilogía del dólar, puesto que no son más que bufonadas, ya que Leone fue al western lo que Hitchcock al cine en general, un practicante casi religioso de lo absurdo y lo bufonesco, pero genial y supremo con películas llenas de sangre y misterio.
Clint Eastwood empezaba a fomentar su fama de tipo duro con el personaje del Manco, el cual guarda ciertos paralelismos con su anterior trabajo a las órdenes de Leone, y también con el siguiente. En las tres, no usa ningún nombre propio. Sería una de las señas de identidad en sus futuros trabajos como actor: personajes misteriosos, marcados por un pasado apenas conocido, pero que se intuye. Inmerso casi siempre más allá de cualquier ideología, por encima del bien y del mal. Y es que ya por aquel entonces, Eastwood era un sobreviviente en un mundo lleno de corrupción y maldad. La ley, tan sucia como la delincuencia, no llega para hacer justicia.
“ Me has ganado. ¿Qué nos jugábamos?... “
Tu pellejo!.
Escena del film “Por un puñado de dólares más”
11 Wild Wild West
Seguía inmerso en el rodaje de la exitosa “Rawhide”, cuando Eastwood recibió una llamada de Italia para rodar otra película en Almería al estilo de “Por un puñado de dólares”. Debido al éxito de la misma, Sergio Leone contó con una mayor presupuesto para su nuevo trabajo, y por supuesto el sueldo de Eastwood sería mayor (concretamente 50.000 dólares). “Per qualche dollaro in più” se tituló en nuestra madre patria querida, España: “La muerte tenía un precio”, y aún a día de hoy es una de las películas de mayor éxito de espectadores en ese país. Un éxito descomunal, merecido a todas luces. En “La muerte tenía un precio” todo está hecho a lo grande. Más medios, una historia con más matices, más personajes, más actores. Y los resultados fueron superiores (por poco) a la anterior película.
Dicen que en este mundo hay dos clases de personas: los que disfrutan con un buen western y los que no saben de cine. Dentro del western, la figura de Sergio Leone es imprescindible, a pesar de que su obra se etiquete como “spaguetti-western”. Tanto como John Ford, Howard Hawks, Anthony Mann o Sam Peckinpah. Su trilogía del dólar, también conocida como la del hombre sin nombre, por el personaje que Clint Eastwood, y ‘Hasta que llegó su Hora’ son cuatro de los títulos más importantes. “El Bueno, el Feo y el Malo” (“Il buono, il brutto, il cattivo”, 1966) es la tercera parte de la mencionada trilogía (no argumental), tras “Por un Puñado de Dólares” (‘Per un pugno di dollari’, 1964) y “Por un Puñado de Dólares más” (“Per qualche dollaro in più”, 1965), pero en valoración generalmente se la coloca la primera. En Imdb está considerada como la sexta mejor película de todos los tiempos, lo que sólo quiere decir que es un título tremendamente popular. Y eso a pesar de su extensa duración (excesiva a todas luces, pero es Leone) y de que el western parece ya algo del pasado, un tesoro enterrado que no interesa a las gentes modernas. Quizá un par de buenos remakes más hagan cambiar de idea a los vagos productores de Hollywood; como el propio Leone demostró, no se requiere una gran inversión para obtener un espectacular resultado. Las dos horas y media de duración hacen de ‘El Bueno, el Feo y el Malo’ una auténtica gozada, de principio a fin, para todo aficionado al western. La estructura del guión hace que la película puede verse como un “greatest hits” de las mejores situaciones que un western puede ofrecer. Casi parece que estemos ante una serie de breves episodios, que comienzan y terminan, aunque con una misión de fondo que los une y que será la que se resuelva al final del todo, cuando los destinos de los tres protagonistas se crucen y sólo uno pueda llevarse el botín. Como suele ocurrir en este género, la trama es sencilla, sólo es una excusa para desarrollar una serie de conflictos protagonizados por pistoleros en un paisaje desértico, reflejo de esas vidas que pueden acabar en un segundo.
Wild Wild West
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El mundo se divide en dos, Tuco: los que encañonan y los que cavan. El revólver lo tengo yo, así que puedes coger la pala.”
A su éxito contribuyó, y de qué manera, Ennio Morricone, el genial compositor que por fin recibió un Oscar como homenaje a todo su trabajo. Es imposible separar las imágenes de la música, todo está integrado a la perfección.
”
EL BUENO, EL MALO Y EL FEO (Il buono, il brutto, il cattivo)
E
Eastwood repite el personaje de las dos películas anteriores, un tranquilo, casi inexpresivo, cazarrecompensas de extraordinaria habilidad con el revólver.
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l bueno, el feo y el malo son Clint Eastwood, Eli Wallach y Lee Van Cleef. Unos carismáticos personajes que se ajustan a los cánones pero que pueden moverse con total libertad, según lo requiera el momento; sólo el malo se mantiene más pegado a su condición, pero el bueno y el feo sólo buscan su propio beneficio, sólo quieren sobrevivir a costa de los demás (parece que no tengan otra salida). Así, aunque ‘El Bueno, el Feo y el Malo’ es, globalmente, una triste visión de la vida de unos hombres destinados a morir por un (gran) puñado de dólares o una guerra absurda (la de secesión, en este caso), salpicada por abundantes escenas de acción, el director no deja de lado ni la comedia ni el drama de telenovela. La secuencia de Tuco y su hermano son, integradas en el puzzle, de las que engrandecen la película, aunque no deje de ser un pegote que, separado del resto, podría pertenecer a cualquier melodrama de sobremesa.
T
La película arranca de forma brutal con el linchamiento del personaje central, al que un puñado de hombres acusan de haber robado el ganado que conduce en ese momento, y haber matado a su dueño para robárselo. Dándole por muerto, le abandonan a su suerte, y es rescatado por un sheriff que le lleva ante un juez, el cual comprobará que todo ha sido producto de un error. Pero nuestro héroe no está dispuesto a olvidar tan fácilmente, y aceptando el puesto de sheriff se dedicará a buscar a los hombres que cometieron dos errores: ahorcar al hombre equivocado y no terminar el trabajo.
Última película de Ed Begley e Inger Stevens. El primero murió de insuficiencia cardíaca; Stevens lo hizo por una sobredosis de barbitúricos.
Este impresionante inicio, que deja al espectador completamente clavado en la butaca (siguiendo una de las máximas de Cecil B. DeMille, que decía que una película tenía que empezar con un terremoto, y de ahí hacia arriba), recuerda sobremanera a la trama de la poderosa ‘Incidente en Ox-Bow’, de William A. Wellman, película de la que tendremos que hablar en este especial, por ser la que más ha influido en la carrera de Clint Eastwood. Digamos que donde aquélla acaba, ésta empieza. Si el film de Wellman era un estudio sobre los bajos instintos de la gente a la hora de cometer un linchamiento, ‘Cometieron dos errores’ se centra en la venganza, la cual se llevará a cabo dentro de los límites de la ley. Eastwood sigue conservando su imagen de tipo duro, pero ya no es el desalmado de los films de Leone, ni tampoco el hombre desconocido sin pasado.
Para empezar, su personaje tiene nombre: Jed Cooper (en clara alusión a uno de los iconos del western, Gary Cooper); y ésta vez todas sus acciones permanecen bajo la protección de la ley, aunque estemos hablando de un personaje que se deja llevar por sus deseos de venganza. Con su habitual estilo lacónico (confundido por muchos con inexpresividad), Eastwood da vida a un intrigante personaje, quizá más plano y simple que sus anteriores interpretaciones, en las que precisamente, la amoralidad de sus actos le inferían matices reveladores y llenos de intensidad. Es muy probable que en la pelicula no se atrevieran a tanto, aunque no denunciar la venganza, justificándola por ser cometida desde la ley, también tiene su impacto. El film, también se para en retratar algunas cosas de aquellos años, como el carro-cárcel que lleva a los presos, los ahorcamientos públicos, el cura haciendo uno de sus típicos numeritos (no hay hipocresía más grande que a punto de asesinar a un ser humano, culpable de lo que sea, que ponerle al lado a un tipejo que le habla de la vida eterna o del perdón de Dios), e indagar un poco en lo terrible que resulta la pena de muerte. Para ello, el film, no sólo enfoca a un público que se mueve entre el morbo y el pánico de ver morir a alguien, sino que acentúa todo esto en la figura del juez Adam Fenton, al que da vida el recientemente fallecido Pat Hingle. Fenton es incapaz de implantar la necesaria justicia en un territorio tan grande y en expansión, lleno de malvados que actúan a sus anchas, y cada vez que da la orden de ejecución, lo hace en la distancia, desde lo alto de la ventana de su despacho, con la mirada baja y perdida, pensando tal vez que la pena de muerte es un castigo demasiado alto para cualquiera que haya cometido un crimen. Por eso encuentra en su nuevo sheriff, Cooper, un pequeño halo de esperanza, ya que su aplicación de la justicia parece como más honrada y menos salvaje, y cuando mata, lo ha hace siempre en defensa propia.
‘“Cometieron dos errores” se centra en la venganza, la cual se llevará a cabo dentro de los límites de la ley
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El Colt Walker 1847 de Josey Wales
oda una declaración de principios por parte de Clint Eastwood, quien en 1968 se atrevió a fundar su propia productora, siguiendo un poco la estela de otros actores o actrices que hicieron lo mismo (como es el caso de Burt Lancaster e Ida Lupino). Con esto, el protagonista de la trilogía de Sergio Leone, que fue un rotundo éxito en todo el mundo, quería desenmarcarse de las grandes productoras y sus métodos de trabajo, que casi siempre beneficiaban a estrellas con serios problemas de ego, o a jóvenes productores ansiosos de meter sus narices en un negocio que les quedaba demasiado grande por falta de conocimientos artísticos, queriendo controlarlo todo. Poniéndole el nombre de unas tierras que poseía en California, y a pesar de que parecía un mal augurio por el mismo (existen varias bromas al respecto de la compañía de Eastwood, como la de algún amigo que le dijo “vas a dar un mal paso”), el director de ‘Sin perdón’ se lanzó de forma independiente a producir (siempre en asociación con una gran distribuidora) sus futuros proyectos con un control que no hubiera poseído en caso de trabajar para una major. Con la idea de trabajar siempre, en la medida de lo posible, con el mismo equipo de técnicos, Eastwood se lanzó a la aventura de ser él mismo quien tomase las decisiones en los proyectos en los que interviniese, sin ningún tipo de estorbo.
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FILMOGRAFÍA WESTERN
Wild Wild West
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1- Por un Puñado de Dólares - (1964) Per un pugno di dollari
2- Por un Puñado de Dólares Más - (1965) Per qualche dollaro in più
3- El Bueno, el Malo, y el Feo - (1966)
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Il buono, il brutto, il cattivo.
4- Hang’em High - (1968) 5- La Leyenda de la Ciudad sin Nombre - (1969) Paint Your Wagon
6- Dos mulas y una mujer - (1970) Two Mules For Sister Sara
7- Joe Kidd - (1972) Eastwood justo después de terminar el rodaje de ‘“Por un Puñado de Dólares más”, se embarcó en el rodaje de “Las brujas” Film que no tuvo mucho éxito, ni relevancia en su carrera.
8- La venganza del muerto - (1972) High Plains Drifter
9- Los imperdonables - (1992) Unforgiven Afiches de las películas
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BATALLA FINAL
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l Rubio es, físicamente, una mezcla de los otros dos personajes. Mientras Van Cleef es todo elegancia, Wallach la suciedad en persona, Eastwood se queda a medias, con su larga gabardina (un elemento que se convertiría en señal de identidad en los posteriores films westerns de Leone, inlfuyendo en el cine de Eastwood como director) y su barba de días. Esta vez el famoso poncho se reserva para la parte final del film, aquélla que transcurre en un cementerio y que sirve para añadir cierto matiz al personaje de Eastwood: el sentir compasión por un soldado que está muriendo y al que le da a fumar el que será su último cigarro, para después robarle el mencionado poncho. Esto hace que podamos especular sobre el orden cronológico de la trilogía, y teniendo en cuenta este detalle, más el hecho de que la acción transcurre en 1864, y ‘Por un puñado de dólares’ y ‘La muerte tenía un precio’ en 1873, sería lógico pensar que ‘El bueno, el feo y el malo’ es una precuela de las otras dos. Pero todo esto no es más que una mera especulación, partiendo de la base de que Eastwood interpretase el mismo personaje.
Desierto de Almería
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Eastwood dejaba de trabajar con Leone, y comenzaba su andadura sólo. Poco a poco empezaría a dar pruebas de su sobrado talento, primero haciéndose un nombre como actor, produciendo films de sobrado interés, algunos arriesgados, y en los que se juntó siempre con gente con la que pudo seguir aprendiendo. Convertido en un icono gracias a los films de Leone, logró siempre controlar los aspectos artísticos de las películas producidas por él, alternando todo tipo de proyectos, en los que fue cambiando paulatinamente su imagen. De todos ellos iremos hablando en los próximos capítulos.
THE IRON SERGEANT CAPITULO 2
DONDE LAS ÁGUILAS SE ATREVEN (Where Eagles Dare)
E
n el terreno de la interpretación, Eastwood se iba convirtiendo en un actor que entroncaba con la antigua tradición de Hollywood, un artista cuya presencia se hacía sentir en la taquilla y que conseguía dotar de personalidad a las películas. 1968 fue un año muy productivo para Clint Eastwood. Después de protagonizar “Cometieron dos errores” y “La jungla humana”, en la que empezaba a desligarse de la imagen de eterno intérprete de westerns, decidió continuar por esta senda, moviéndose con pies de plomo, y siempre dentro del cine de género. “Donde las águilas se atreven” fue la primera incursión del actor en una superproducción (la Malpaso aquí ya no tendría nada que ver, siendo la única película de toda su carrera como actor en la que su productora no se vería involucrada). En aquellos años, el cine bélico estaba muy de moda, sobre todo gracias a películas como “Los cañones de Navarone”. Films en los que se reunía a un reparto de caras conocidas por el gran público, y sus sencillos argumentos solían estar ambientados en la Segunda Guerra Mundial, y narraban las imposibles aventuras de un grupo de soldados que tenían que cumplir una misión suicida (rescatar a alguien o destruir algún punto clave del enemigo), casi siempre en algún lugar de difícil acceso.
The iron Sergeant
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“El desafío de las águilas” es una cinta bélica dotada de cierto suspense, muy bien introducido en la trama y que supone en cierto modo el mayor atractivo de la película, además de una espectacularidad que avanza según el relato, en un crescendo casi emocional: de la belleza de los paisajes naturales (la mayor parte del film se rodó en una localidad de Austria, en la que el rodaje fue recibido como una gran fiesta), se pasa a los grandes decorados, y en el clímax del relato, a una explosión de violencia, con largas y emocionantes secuencias de acción en el interior del castillo. Esta vez Eastwood cedió todo el protagonismo a Richard Burton, quien prácticamente eclipsó a cualquier actor del reparto con su interpretación. Burton era por aquel entonces uno de los actores más famosos, taquilleros y prestigiosos del mundo, con la fama añadida de estar casado con Elizabeth Taylor, con la que se casó y divorció dos veces. Burton, en acuerdo con Eastwood, decidió que sus interpretaciones estuviesen en las antípodas la una de la otra, siendo éste uno de los secretos de la perfecta química que existe entre ambos. Mientras el segundo siguió perfeccionando su
laconismo, resultando incluso un personaje con cierta aureola de misterio (algo que se convertiría en marca de la casa), el primero optó por todo lo contrario. Frente al silencio de su compañero, en Burton recaen los diálogos más largos de toda la película, y es precisamente una de las especialidades del actor británico soltar largas parrafadas con impresionante convicción (algo que alcanza su punto álgido en la carrera del actor en la imprescindible ‘El espía que surgió del frío’, por la que tuvo una de sus nominaciones al Oscar). Sirva como claro ejemplo de lo que estamos hablando, la extraordinaria secuencia de suspense en la que el personaje de Burton revela que es un agente doble, despistando a todos los demás personajes y dejando literalmente con la boca abierta al espectador. Sólo por esa secuencia, de inolvidable conclusión, merece la pena ver ‘El desafío de las águilas’. Eastwood acertó de lleno al participar en ‘El desafío de las águilas’, demostrando que podía quedar perfectamente en un segundo plano (Burton es el principal protagonista), y de paso disfrutó de un bombazo taquillero, algo a lo que se acostumbraría muy fácilmente. Se hizo muy amigo de Richard Burton, quien sólo tuvo palabras de elogio para su compañero de reparto, e incluso se pensó en cierto proyecto para protagonizarlo con la mujer de aquél, Elizabeth Taylor (y que al final recayó en Shirley MacLaine). Eastwood prosiguió con paso seguro su carrera, y al año siguiente se atrevió con un musical, en el que sus intentos de cambiar su típica imagen de duro dieron espectaculares resultados. Hasta le veríamos cantar. Y aunque la existencia de estos grupos de élite se haya constado ya en la Gran Guerra, generalmente con la misión de acabar con los nidos de ametralladoras, y a pesar de que su especialización de los mismos se ha incrementado con el paso del tiempo, fue en los años de la Segunda Guerra Mundial donde sus grandes gestas pusieron de manifiesto la importancia para un ejército de contar, no sólo con fuerzas regulares, sino la imperiosa necesidad de dotarse de personas capaces de alcanzar objetivos muy concretos.
La película fue dirigida por Brian G. Hutton, prácticamente un desconocido, que consiguió con la presente uno de sus dos éxitos taquilleros más importantes (el otro sería ‘Los violentos de Kelly’, también con Eastwood en el reparto). Hutton supo poner en escena un material de locos, logrando manejar con total efectividad una superproducción tan mastodóntica, con resultados superiores a otros films parecidos de la época dirigidos por realizadores mejor considerados, como es el caso de ‘Los héroes de Telemark’ o ‘Estación polar Cebra’, de Anthony Mann y John Sturges, respectivamente. Y es que ‘El desafío de las águilas’ está dotada de un humor especial que hace que un guión tan absurdo (las situaciones son prácticamente imposibles y el desenlace final en un avión es un completo despropósito) resulte de lo más divertido; además Hutton logra darle la emoción necesaria al conjunto, sobre todo en las impecables secuencias de acción, tanto física como oral. Recientemente, Steven Spielberg declaró que ‘El desafío de las águilas’ era su película bélica favorita. En sucesivas entregas iremos viendo como la relación entre Spielberg y Eastwood es más extensa de lo que parece (sobre todo por el mutuo respeto profesional entre ambos).
Sin ningún género de dudas fue la Segunda Guerra Mundial el período histórico en el que proliferaría con mayor notoriedad la actividad de los comandos de asalto y grupos de élite, como el que vemos en la película.
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Se recurrió al escritor Alistair MacLean, precisamente el mismo de la película de J. Lee Thompson, queriendo los productores repetir el enorme éxito de aquélla. ‘Where Eagles Dare’ o ‘El desafío de las águilas’ cuenta la loca historia de un grupo de hombres seleccionados cuidadosamente por las fuerzas aliadas durante la Segunda Guerra Mundial, para intentar rescatar a un general secuestrado por los alemanes y recluido en un inaccesible castillo escondido en medio de los Alpes. Del éxito de dicha misión depende el curso de la Guerra. Pero el difícil acceso al castillo no será el único problema al que se enfrenten nuestros héroes. A poco de dar comienzo la misión, los hombres del grupo empezarán a morir en extrañas circunstancias.
LOS VIOLENTOS DE KELLY (Kelly’s Heroes)
A principios de los 70, Clint Eastwood tomó la determinación de dedicarse por completo a su productora, la Malpaso, para no tener que tratar con ningún productor cegato y poseer el control absoluto de las películas salidas de la casa. A esa decisión contribuyó también la experiencia sufrida en ‘Los violentos de Kelly’, una película que el actor tuvo que protagonizar por cumplimiento de contrato con la Metro Goldwyn Mayer, para la que ya había protagonizado ‘El desafío de las águilas’, también dirigida por Brian G. Hutton. Según Eastwood, ‘Los violentos de Kelly’ podría haber sido una de las mejores películas bélicas de la historia. El guión inicial tenía un marcado carácter antibélico, y reflexionaba sobre la autodestrucción del ser humano, con una gran carga irónica. Pero los estudios querían un film bélico lleno de secuencias de acción. A pesar de que Eastwood intentó hacer ver a los productores que con ese punto de vista el film ganaría muchísimo, en la sala de montaje pasaron olímpicamente de él, algo que hizo nunca volviese a tratar con un productor. ‘Los violentos de Kelly’ tiene muchos puntos de contacto con ‘El desafío de las águilas’. Segunda Guerra Mundial, una misión suicida (en la primera dentro de la Guerra, y en la segunda fuera de ella), y un reparto con unas cuantos rostros conocidos, todo de cara a conseguir un gustoso rendimiento en taquilla. Sin embargo, hay una gran diferencia entre ambas películas que la distancia considerablemente.
“El desafío de las águilas” era una película loca en su planteamiento, pero su tono era totalmente serio, mientras que en “Los violentos de Kelly” el humor baña la mayor parte del metraje, llegando por momentos a resultar un film paródico. El humor está introducido a lo largo del film en situaciones tan dispares como aquella en la que el encargado de los bombardeos se disculpa histéricamente ante Kelly por sus errores. Temeroso de que aquél vaya a hacerle algo, el nivel de desesperación que alcanza el personaje, harto de la Guerra, es delirante, casi al borde de la locura, y uno de los pocos elementos críticos que quedaron del borrador original. Ya dentro de la misión, que en realidad no es tal, pues son ellos mismos los que deciden ir por su cuenta a buscar el oro, aprovechando un permiso de tres días, se introduce en la historia uno de los elementos más recordados del film: tres tanques Sherman, capitaneados por un atractivo personaje, que es un hippy. Algo totalmente anacrónico, y que sin embargo funciona de maravilla por lo excéntrico del mismo. Era la tercera vez que el actor se ponía a las órdenes de un estudio, sin tener él el control, algo que sólo repetiría una vez más, muchos años después en ‘En la línea de fuego’,
Brian G. Hutton, que nunca volvió a saborear las mieles del éxito y el buen hacer como con sus dos films con Eastwood (de cosas como ‘La gran ruta hacia China’ es mejor olvidarse), dirige con total eficacia, narrando muy competentemente las aventuras de estos desfasados buscadores de oro, aunque no puede tapar los agujeros de guión que se suceden en su segunda mitad, en la que el ritmo decae, y se le nota a leguas que a la película le faltan cosas (la eliminación de dos de los tanques Sherman está resuelta de un plumazo). Eso sí, ‘Los violentos de Kelly’ es un divertimento de primera, que curiosamente y a pesar de que fue salvajemente mutilada en la sala de montaje, aguanta bastante bien el paso del tiempo, aunque no haya trascendido en la carrera de Clint Eastwood como un film a recordar.
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Escena de la película “Los violentos de Kelly”
Clint Eastwood prosigue con su imagen de tipo duro e inexpugnable de pasado oscuro (únicamente sabemos que es un oficial degradado, y muy respetado por sus compañeros), pero algo extraño hay en la composición de su personaje, algo falta. Es muy probable que en ese guión inicial antes citado, su rol estuviera lleno de muchos más matices de los que vemos en el resultado final, en el que es simplemente un soldado dispuesto a salirse de la suya. En el film accede a bromear con la imagen de las películas de Sergio Leone, en la escena en la que él y dos hombres se enfrentan a un tanque, y el músico, Lalo Schifrin, convertido en Ennio Morricone, evoca la trilogía del dólar. A su lado, Telly Savalas, secundario muy de moda en aquellos años, que alcanzaría un éxito importante poco después con la mítica serie de televisión ‘Kojak’, da vida al superior directo de Kelly, que termina poniéndose a sus órdenes. Donald Sutherland (que volvería a coincidir con Eastwood 30 años después, en una película) da vida al estrafalario Sargento Oddball, amo y señor de los tres tanques Sherman, siempre transmitiendo optimismo a todo el que le rodea, sobre todo a uno de sus hombres que siempre lo cuestiona todo. El resto del plantel no se hace notar tanto; como curiosidad podemos encontrarnos con un joven Harry Dean Stanton, mucho antes de embarcarse en el Nostromo.
Fragmento del Afiche de la película.
‘Los violentos de Kelly’ se sitúa durante la Segunda Guerra Mundial, tras el desembarco de Normandía. Un pelotón americano captura a un oficial alemán, por el que Kelly se entera de que el enemigo tiene un gran cargamento de oro escondido en un banco de Claremont, localidad tras las líneas enemigas. Kelly pronto tramará un plan para hacerse con el oro, pasarse la Guerra por el forro y ser ricos el resto de sus vidas. No pocos se le unirán.
“ Soy el sargento de artillería Highway. He bebido más cerveza, he meado más sangre, he echado más polvos y he chafado más huevos que todos vosotros juntos, capullos.
“
EL SARGENTO DE HIERRO (Heartbreak Ridge)
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a de arriba es una de las famosas frases por la que popularmente se recuerda ‘El sargento de hierro’ (‘Heartbreak Ridge, 1986), la película que Clint Eastwood decidió filmar tras un año lleno de felicitaciones por su trabajo. En Europa empezaban a proclamarle como uno de los mejores directores americanos y poco a poco su imagen de autor iba creciendo, por lo que a muchos les sorprendió un proyecto como el presente, una especie de comedia dramática bélica (toma mezcla de géneros) que a priori parecía un ensalzamiento del ejército norteamericano. Eso era lo que pretendía el propio Ejército, que apoyó a Eastwood en todo cuanto quiso, dejándole rodar en determinados lugares y prestando armamento esperando que el actor/director hiciese un film al estilo de ‘Top Gun’ (id, Tony Scott, 1986), el gran éxito de aquel año, y que provocó que muchos jóvenes se alistasen en aviación. ‘El sargento de hierro’ es otra cosa bien distinta, afortunadamente. Los altos mandatarios del Ejército querían que en la película se reflejase al nuevo ejército el cual no tenía nada que ver con el retratado en el film, en el que Eastwood daba más bien una visión del antiguo en un homenaje a los veteranos, aquellos que habían participado en guerras como la de Corea. No era la primera vez que Eastwood daba vida a un veterano de dicha guerra, y aquí le servía para realizar una vez más un dibujo sobre uno de sus típicos personajes individualistas, de esos que no se adaptan a los nuevos tiempos y que pertenecen a una época ya muerta. El sargento de artillería Tom Highway no se aparta demasiado en su esencia de Harry Callahan, Josey Wales o más recientemente Walt Kowalski, el resumen de todos sus personajes. Una de las cosas que más molestó al Ejército (enseguida declararon no tener nada que ver con la película y retiraron su apoyo) fue su lenguaje mal hablado, algo que también crispó a algunos de los espectadores de la época (comprobado in situ en el momento de su estreno, y es que eran otros tiempos).
Clint Eastwood, como el Sgt. Highway
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ocos veían que se trataba de una exageración bien planeada de cara a que el film poseyese un marcado tono de comedia que en algunos momentos alcanza un grado de negrura insólito. El film da comienzo con Highway en prisión relatando un aventura de él y sus hombres con unas prostitutas; la cantidad de tacos que Highway suelta por minuto llama la atención de cualquiera, una efectiva manera de captar el interés. Más tarde nos enteramos de que Highway es un hombre muy condecorado por haber servido a su país en tiempos de guerra. A falta de poco tiempo para el retiro, Highway, de carácter difícil y siempre metido en líos, es trasladado a una base en la que adiestrará a marines. El sitio al que siempre ha querido regresar porque allí se encuentra la mujer de su vida, su ex-esposa (interpretada por Marsha Mason), que se separó por jugar demasiado tiempo a los soldaditos. ‘El sargento de hierro’ se divide en dos partes bien diferenciadas: el entrenamiento y la parte bélica. estando la primera de ellas también subdividida. Primero vemos como Highway pone en cintura a una pandilla de vagos e inútiles jóvenes que no hacen absolutamente nada en el campo, esa fue otra de las razones por la cual el ejercito de Estados unidos le soltó la mano.
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Fotografía de la Guerra de Corea (1950)
Eastwood ya era alcalde del pueblo en el que vive, Carmel (California), cuando realizó ‘El sargento de hierro’. Republicano de ideas, muchos pensaban que Eastwood se desharía en elogios hacia el Ejército de su país.
“ Saltar de un avión, aunque este en perfectas condiciones, no es agradable. Disfrutaremos del panorama.
“
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Con todo lo mala que fue la década de los 80, artísticamente hablando, y lo mal que envejecen muchos de las películas de aquellos años hay que reconocer que “El sargento de hierro” aguanta muy bien el paso del tiempo, aunque personalmente el último tercio del film, el de la parte bélica, es el que encuentro más flojo. No sé si está hecho adrede, parece que sí, pero la torpeza del asalto a la isla de Granada, la rapidez con la que entran y vencen al enemigo, y que dicha victoria haga quedar a Highway como un soldado excelente poniendo en evidencia a su superior (papel que interpreta un caricaturesco Everet McGill) me resulta demasiado facilón. No obstante, hay apuntes en ese tramo muy interesantes y bien mostrados, por ejemplo cuando se producen las primeras muertes. Los soldados entienden que han pasado de lo que parecía un divertido juego a la realidad. Incluso la música de Lennie Niehaus cambia volviéndose más oscura.
Se extendió el rumor de que la escena en la que los Marines solicitaban un ataque aéreo usando una línea telefónica comercial se basaba en un hecho real. El rumor fue investigado por el Departamento de Defensa de los EE.UU., y resultó ser falso.
La crítica no trató demasiado bien, aunque tampoco demasiado mal, al film, y muchos no supieron ver más allá de los chistes basados en los tacos dichos por Highway. Es lo que ocurre cuando se tiene la imagen equivocada de un actor por determinadas películas. Por cierto, decir que ‘El sargento de hierro’ estuvo en el libro Guinness de los récords por ser la película en la que más tacos había, récord que mantuvo hasta que llegaron Tony Scott y Bruce Willis con ‘El último Boy Scout’ (‘The Last Boy Scout’, 1991). Eastwood tardaría casi dos años en ponerse delante y detrás de las cámaras. Como actor serviría en bandeja todos los ataques posibles de la crítica gracias a su muy olvidable participación en la quinta entrega de Harry Callahan a la que Eastwood volvió por evidentes intereses comerciales para después entregarse a un proyecto muy, muy personal.
Cuando la mayoría de la gente escucha “entrenamiento militar”, lo primero que se les viene a la mente es campamento de entrenamiento (conocido oficialmente como Entrenamiento Básico). Las Fuerzas Armadas están comprometidas a brindar un entrenamiento de alto nivel durante el tiempo que la persona pase en el Servicio. Después del entrenamiento para nuevos reclutas, por lo general, los miembros de Servicio van al entrenamiento avanzado, el cual es un entrenamiento funcional para los campos laborales a los que son asignados. El entrenamiento avanzado es un ambiente de aprendizaje parecido al universitario o al de los primeros ciclos de Universidad. De hecho, el American Council on Education (Consejo de Educación de los Estados Unidos) certifica más del 60 por ciento de los cursos de entrenamiento avanzado como créditos universitarios. Las instalaciones de entrenamiento se encuentran en todo el país y el entrenamiento dura desde unas pocas semanas hasta algunos meses, dependiendo de la complejidad del contenido. Las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos ofrecen entrenamiento usando una variedad de métodos para elevar la experiencia de aprendizaje y darles a los miembros de Servicio el entrenamiento apropiado en el momento apropiado. A menudo, se usa un enfoque de aprendizaje combinado para darles a los estudiantes el beneficio de tener más de un modo de instrucción. Las Fuerzas Armadas ofrecen muchos cursos pasando por programas de residencia y entrenamiento teórico y práctico guiado por un instructor. A pesar de que las Fuerzas Armadas ofrecen lo último en tecnologías para la enseñanza por Internet, a veces esto no puede sustituir el hecho de tener a una persona frente a frente que pueda contestar tus preguntas. Los instructores que entrenan a nuestras fuerzas militares están altamente calificados y se esfuerzan por dar a los estudiantes los conocimientos que necesitan para triunfar.
El ataque realizado por fuerzas de los EE.UU. en Granada era correcto, aunque fueron los Rangers los que tomaron la escuela de la universidad médica, no los Marines.
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l entrenamiento, en la película, será en principio un verdadero suplicio y toda esa parte está llena de gags, aunque la seriedad subyace debajo de toda la comicidad que baña dicha parte. Cuando todas las cartas han sido presentadas, Eastwood da uno de esos giros a los que nos tiene acostumbrados pero que siempre sorprenden. El director nos desvela el lado humano de Tom Highway, uno de los personajes mejor retratados por el actor, con detalles tan divertidos como las revistas femeninas que lee para entender mejor a las mujeres, o tan dramáticos como el recuerdo de lo que pasó en Heartbreak Ridge (al paredón el que cogió el título original y lo convirtió en lo que es en nuestro país) y que es la clave para entender la personalidad de Highway. Dicen que el pasado no importa, pero lo cierto es que lo que se hace, lo que se hizo, convierte a uno en lo que es, en lo que será. Hay que bucear en el pasado de los demás para entenderles.
DIRTY HARRY CAPITULO 3
Harry, el sucio (Dirty Harry)
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n 1971, después de que la Warner comprase los derechos de una novela titulada “Dead Right”, obra de Harry Julian y Rita M. Fink, en la productora se propusieron llevar a la gran pantalla dicho material, convertido en un thriller policíaco. El libro estaba inspirado en los terribles hechos que acontecieron en San Francisco en aquellos años, una serie de asesinatos cometidos por alguien que se hacía llamar el asesino del zodiaco, algo que también sirvió de inspiración para la grandiosa “Zodiac” de David Fincher. En un primer momento se pensó en actores como Frank Sinatra (había interpretado “Detective”) y Paul Newman (había interpretado “Harper, investigador privado”), o John Wayne (que lo rechazó interpretando más tarde “McQ” y “Brannigan”, films herederos de “Harry el sucio”). Sinatra estuvo a punto de protagonizar la película, imponiendo el nombre de Irvin Kershner como director, pero la cosa no cuajó. Newman no estaba de acuerdo ideológicamente con el personaje de Harry Callahan, y puso diversas excusas para no darle vida, y en cierto instante sugirió el nombre de Clint Eastwood, que en aquel momento se encontraba enfrascado en el rodaje de “Escalofrío en la noche”. Eastwood era tan perfecto para el personaje, que a la Warner no le importó.
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arry el sucio” se estrenó en el momento adecuado. La administración Nixon, Vietnam, y las crecientes oleadas de crímenes en los USA alcanzaban unos niveles impensables. El pueblo americano estaba harto, y Harry Callahan representaba la voz de todos ellos. Por fin, en una película se ponían sobre la mesa los derechos de las víctimas a manos de desalmados asesinos. El Inspector Callahan administra justicia y asegura que si la ley deja escapar a un asesino por una argucia entonces la ley está equivocada. Muchos vieron en esta película un mensaje fascista que glorificaba el cuerpo policial, justificando el uso de métodos poco ortodoxos, sobrepasando el abuso de poder, para hacer cumplir la ley. Tanto Eastwood como Siegel rechazaron de pleno estas lecturas. Y es que hay que ser muy cegato para ver en la pelicula interpretaciones que sí tenían imitaciones posteriores del film, como la flojísima (y muy peligrosa ideológicamente) “El justiciero de la ciudad”. “Harry el sucio” es el retrato de un individualista, algo parecido a lo que King Vidor realizó con Gary Cooper en “El manantial”, pero en contextos muy diferentes. Callahan desea cumplir la ley, no soporta que los malvados se salgan con la suya beneficiándose de los fallos del sistema judicial. Lo irónico del asunto es que para hacer cumplir la ley, hay que sobrepasarla, lo cual demuestra que ésta no funciona. El film está centrado en la investigación de Callahan en busca de un asesino llamado Scorpio, que ha amenazado matar a una persona al día si no se le entrega una gran cantidad de dinero. Mientras el alcalde prefiere aceptar las demandas del delincuente, Callahan insiste una y otra vez que no se pueden doblegar ante un don nadie que se ha vuelto loco y le da por matar personas a diestro y siniestro. Callahan es un hombre huraño y solitario. Sus métodos están desaprobados por prácticamente todo el que le rodea. Es viudo, y normalmente el culpable de que sus compañeros fallezcan en el intento de hacer cumplir la ley. Lo sabe muy bien, pero también sabe que el sistema está podrido, que la ley actúa con retraso y mal. Le suelen encargar los trabajos más asquerosos (de ahí su apodo) y apenas tiene amigos. Pero nada de esto le convierte en un fascista, y hay en el guión algunos elementos inteligentemente insertados que contradicen esa visión tan simple de este gran personaje. En cierta secuencia en la que Callahan persigue a un sospechoso, se sube a unos cubos de basura para ver lo que aquél hace en el interior de una casa, y que no es otra cosa que tener un encuentro sexual con una mujer. De repente, Harry es golpeado por cuatro hombres que lo acusan de voyeur, y es socorrido por su compañero que se dispone a detener a los cuatro individuos; pero Harry es muy consciente de que todo es producto de una equivocación y deja marchar a los que hace nada le pegan patadas y puñetazos.
Clint Eastwood contribuyó con su fuerte carisma a construir un personaje que se convertiría en todo un icono; y con la cámara de Siegel lograron un thriller ejemplar de fuerte contenido violento, y con un crescendo dramático pocas veces conseguido en el género. El montaje del film es primordial para ello, y Garl Pingitore cumplió los deseos de Siegel alcanzando la perfección. El que también había sido montador de ‘El seductor’ y ‘Escalofrío en la noche’ (curiosamente no volvería a trabajar ni con Eastwood ni con Siegel, retirándose de la profesión pocos años después de la realización de ‘Harry el sucio’), logra instantes tan poderosos como toda la larga secuencia del autobús en el tramo final de la película. La cámara de Siegel, colocada en los lugares más impensables, y el material editado, logran una tensión difícil de aguantar, que tiene su clímax en el antológico final, inspirado en parte en ‘Sólo ante el peligro’, en el que Cooper tiene un gesto que Callahan repite aquí.
El binomio Eastwood/Siegel nos dio tres obras maestras imperecederas: “El seductor”, la presente y “Fuga de Alcatraz”. “Harry el sucio” es en la que se nota más la futura influencia de Siegel sobre el cine de Eastwood director. Su puesta en escena, el uso de un adecuado ritmo, gratuidad cero (aún tratándose de un film policíaco), personajes que respiran verdad, y pocas concesiones al espectador (que Callahan termine con el delincuente de la forma en la que lo hace no es precisamente un final feliz y complaciente, pues con ello, y su gesto tirando la placa a la bahía, renuncia a ser policía, dejando definitivamente de creer en el sistema) emparejan las maneras de Siegel con las de Eastwood. Incluso el actor llegó a dirigir dos secuencias de “Harry el sucio”: la nocturna en la que se encuentra con un gay en un parque, y aquella en la que impide que un suicida se tire desde un edificio, que también transcurre de noche. Siegel se encontraba enfermo y confiaba de lleno en Eastwood para filmar ambas secuencias, las cuales terminó mucho antes de lo programado, algo que repetiría a lo largo y ancho de su carrera como realizador. Si la implicación de Clint Eastwood en el proyecto fue determinante para el resultado del mismo, podríamos decir lo mismo de su antagonista en pantalla, Andy Robinson, que sencillamente borda uno de los psicópatas más célebres de la historia del cine. Robinson se hizo con un personaje que, en un principio debía interpretar Audie Murphy (el cual lo rechazó por lo violento que era), después de que Eastwood se fijase en él en una obra de Broadway. Cuando Siegel le vio, sentenció que era el Scorpio perfecto, su rostro, normal y corriente, era lo que andaban buscando.
Escena del asesino Zodiac.
Harry, el fuerte (Magnum Force) “Harry el fuerte” es más larga que su predecesora, aunque el esquema es prácticamente el mismo. La diferencia radica en que se humaniza un poco más el personaje de Callahan, parándose en su vida personal y la relación con la gente próxima a él, partes en las que sí se nota la mano de Cimino en el guión. Momentos como el del encuentro sexual de Callahan con una chica asiática están inspirados en la vida real, ya que por aquel entonces Eastwood recibía infinidad de cartas de mujeres orientales haciéndole proposiciones sexuales. El problema de estos instantes en la intimidad del personaje central, es que rompen el ritmo de la película, a veces de forma muy abrupta. Eastwood rechazó dirigir la película (no dirigiría un film de la serie Callahan hasta la cuarta entrega) y le ofreció la silla de director a Ted Post, con el que ya había trabajado en “Cometieron dos errores”, curiosamente muy parecida argumentalmente a ésta, pero esta vez Post no estaba tan inspirado, y el film se resiente en su apática puesta en escena. Hay incluso quien dice que Post no dirigió gran parte del film, siendo el director de la segunda unidad, Buddy Van Horn (futuro director de la quinta entrega de la serie) el que se hizo cargo, ayudado por el actor. Sea como fuere, es un film tambaleante en la dirección, con escenas de acción (toda la parte final en el muelle) muy bien rodadas, y otras no tanto. Eso sí, la violencia se incrementó en un cien por cien. Atención a la escena del asesinato de una prostituta a manos de su chulo. Inaguantable, y también de abierto carácter manipulador, de forma que cuando el asesino recibe su merecido a manos de un policía, el espectador no siente pena alguna.
“ Un hombre debe conocer sus limitaciones.
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astwood volvió a interpretar a Harry Callahan en una secuela que responde a motivos únicamente comerciales, resultando cómo no, un exitazo en aquella época. El actor había encontrado su propio filón, a modo de saga, para llenar sus arcas y así poder dedicarse a proyectos mucho más personales que no obtendrían la misma respuesta por parte del público de la serie Callahan. “Harry el fuerte’”(que fue como se tituló en nuestro país “Magnum Force” para dejar bien claro que se trataba de una secuela) empieza tras unos títulos de crédito en los que se ve una pistola Magnum empuñada, y nos recuerdan la famosa frase del film anterior (“Sé lo que estás pensando…”). A continuación somos testigos de cómo el sistema judicial falla dejando libre a un peligrosos delincuente, el cual es asesinado por un policía al poco de salir del juzgado. Poco a poco se cometen asesinatos de idéntica índole en la ciudad de San Francisco, algo que por muchos será visto como lo que deberían hacer las autoridades, y otros estarán totalmente en contra. Con esto se le daba la vuelta a la tortilla con respecto a la ideología del primer film. Los métodos de Callahan se tergiversan en la figura de cuatro policías que disparan a diestro y siniestro para hacer cumplir la ley, sin importar quién muere en ello. Callahan no está de acuerdo con eso, y lo deja bien claro en una de las frases de guión más atrevidas de la película, y que puede ser malinterpretada por mucho: “No hay nada de malo en disparar, si se hace a la gente adecuada”. Callahan no está de acuerdo con el sistema que deja libres a delincuentes que deberían estar encerrados, pero mientras no haya alguien que lo cambie, seguirá acatando las órdenes aunque sea a regañadientes y cruzando de vez en cuando la línea.
“
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lint Eastwood volvía a dar vida con eficacia al Inspector de la policía de San Francisco más famoso de la historia del cine, mostrando aquí su vulnerabilidad. Al lado de él, podemos disfrutar de Hal Holbrook, dando vida a su superior, jugando un doble papel; por un lado está todo el rato haciéndole la vida imposible a Callahan, y por otro es el jefe del comando de policías que juzgan y ejecutan (en un momento dado se le escapa “todo sospechoso es culpable hasta que no se demuestre lo contrario”). En dicho equipo, que con sus trajes de cuero motorizados semejan ser nazis (otra idea de Eastwood), podemos encontrarnos a dos actores que más tarde se harían famosos en la pequeña pantalla. Robert Urich, en su primer papel para el cine (sería uno de los protagonistas de “Los hombres de Harrelson”); y David Soul, al que luego se le asociaría de por vida con la exitosa “Starsky & Hutch”.
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Nuestro Actor ya era una estrella, pero “Harry el sucio” elevó su fama hasta donde pocos actores han llegado. La influencia de la película fue tan fuerte que casi nadie escapó a ella. El John McLane de ‘Duro de Matar” y el Martin Briggs de “Arma Mortal”, por poner sólo dos ejemplos bien conocidos, no son más que reinterpretaciones del Harry Callahan de Siegel y Eastwood. Aún a día de hoy, su imagen es más poderosa de lo que nos podamos imaginar, superando todas las burdas imitaciones (léase el caso de Charles Bronson y su infumable Paul Kersey, o productos mil de Chuck Norris) que no hicieron otra cosa que prostituir el original, haciendo que muchos espectadores los metieran en el mismo saco. Momento de acción en “Harry, el fuerte”
Nunca se planteó rodar una secuela. Los culpables fueron los fans que apabullaron al estudio pidiendo una segunda entrega.
“ Cuando
un hombre adulto persigue a una mujer tratando de violarla, yo mato al hijo de puta. Ésa es mi política.
“
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l asesino del “Zodiaco”, fue un asesino en serie, quien se supone mato a 37 personas, en San Francisco, aunque la policía solo ha logrado comprobarle siete de esas muertes, esto ocurrió entre los años de 1960 a 1970. Le gustaba burlarse de las autorías, obligando a los periódicos a que le dedicaran una palabra en el crucigrama del día siguiente, y les mandaba criptogramas que eran imposibles de descifrar. El mismo eligió su nombre en una serie de caras que como ya mencionamos anteriormente, enviaba a la prensa, hasta 1974, en sus misivas incluyó cuatro criptogramas de los cuales uno no ha sido descifrado aún. El Zodiaco, como el mismo se denominaba, asesinó a cinco víctimas conocidas en Benicia, Vallejo, Lake Brrryessa y San Francisco, entre diciembre de 1968 y octubre de 1969, las víctimas fueron cuatro hombres y tres mujeres, de edades entre los 16 y los 29 años. Aunque el “Zodiaco”, siempre afirmó en sus cartas enviadas a los diarios que había ase4sinado a 37 personas, los investigadores le acreditaron solamente 7 victimas confirmadas de las cuales dos sobrevivieron. En esta serie de asesinatos está inspirada la película protagonizada por el gran Clint Eastwood, interpretando al duro policía de San Francisco, Harry “el sucio” Callahan,
Los hechos fueron los siguientes: El 20 de noviembre de 1968, fueron asesinados David Arthur Faraday, e 17 años y Bety Lou Jensen, de 16 años, por arma de fuego en Lake Herman Road, en los límites de la ciudad de Benicia El 1 de julio de 1969, fueron acribillados Michael Renault Mageau, de 19 años y Darlene Elizabeth Ferrin de 22 años, en Blue Rocks Springs, en un campo de golf, a las afueras de Vallejo, Darlene murió al recibir los primeros auxilios en el hospital Kaiser Foundation, mientras que Michel, sobrvivió. El 27 de septiembre de 1969, fueron atacaos y apuñalados Bryan Calvin Hartnell de 20 años y Cecilia Ann Shepard, de 22 años, en lo que en la actualizad es conocida como la Isla del Zodiaco, en Lake Berryessa, ubicado en el condado de Napa, el sobrevivió a seis puñaladas en la espalda, pero ella murió a causa de sus heridas dos días después, en el hospital Queen of Valley, en Napal El 11 de octubre de 1969, es asesinado Paul Lee Stine, de 29 años, taxista de San Francisco, con una pistola automática de 9mm., los testigos vieron como el pistolero escapo corriendo. El asesino del Zodiaco, envió una nueva carta así como un trozo de la camisa del taxista.
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Clint Eastwood, como Dirty Harry
Andy Robinson, como Scorpio
Impacto Súbito (Sudden Impact)
a carrera de Clint Eastwood se vio un poco perjudicada por el fracaso económico de ‘El aventurero de medianoche’ (‘Honkytonk Man’, 1982), en la que el público no quiso ver a su estrella favorita componiendo un personaje de alta envergadura dramática, por lo que el actor lo tuvo fácil, volver a su personaje más famoso y tener contentos a la mayoría de sus fans, que curiosamente con el paso de los años se han vuelto menos simples. La ocasión surgió al presentar la Warner una encuesta en su promoción de ‘Nunca digas nunca jamás’, que consistía en responder a la sencilla pregunta de cuál sería el actor y personaje que más gustaría al público para regresar a la pantalla. La respuesta no se hizo esperar, Harry el sucio. Hacía siete años que Eastwood no empuñaba su Magnum y era un buen momento para volver a hacerlo. El resultado sería el film más taquillero de la saga, permitiéndole seguir haciendo algo que ha caracterizado su carrera: hacer films comerciales (algunos de una calidad impresionante) para así poder realizar proyectos más personales. También es la única película de la serie que fue dirigida por el propio Eastwood, logrando una nueva dimensión sobre el personaje y filmando la que es la mejor de las secuelas con diferencia. Y aunque no puede renunciar, por evidentes motivos comerciales, a algunas concesiones, Eastwood filma un inteligente thriller que guarda parecidos formales con su ópera prima ‘Escalofrío en la noche’ (‘Play Misty For Me’, 1971). ‘Impacto súbito’ sigue narrando las andanzas del Inspector de policía Harry Callahan en la ciudad de San Francisco, aunque en esta ocasión la mayor parte de la acción transcurre en una pequeña localidad a las afueras, a la que Callahan ha sido destinado por sus superiores para investigar las ramificaciones de un caso que encierra varios asesinatos con una firma muy personal: un disparo en los genitales y otro en la cabeza de las víctimas. Estructuralmente la película es muy cercana al primer film de la saga, ‘Harry el sucio’ (‘Dirty Harry’, 1971) de Don Siegel, de quien Eastwood aprendió una buena parte de lo que sabe como director. Presentación con el primer crimen del asesino, examen del escenario por parte de Callahan, acercamiento y alejamiento del Inspector al asesino, varias muertes por el camino, y clímax final por medio de una persecución en escenario solitario.
Pero ‘Impacto súbito’ sigue otros derroteros a la hora de presentar la figura del asesino. Esta vez se trata de una mujer, Jennifer Spencer, que junto con su hermana fue violada hace años por un grupo de personas a las que ahora está asesinando, por culpa de un error que permitió que saliesen indemnes. Es el personaje de Spencer, interpretada por una perfecta Sondra Locke, y su tratamiento lo que la empareja en cierta medida con el de Jessica Walter en ‘Escalofrío en la noche’ colocándola en la finísima línea que separa el bien del mal, y que no siempre coincide con el de la justicia. A ambos personajes les une una obsesión, y Spencer es retratada magistralmente por Bruce Surtess como una especie de ángel de la muerte, sobre todo en el momento que recuerda lo sucedido, mostrado a través de un morboso y escalofriante flashback. Sin embargo y a pesar de las muertes que realiza Spencer, no nos encontramos ante un ser tan demencial como el de Scorpio en ‘Harry el sucio’. Ella sólo mata por venganza y para terminar algo que la justicia no terminó, e incluso cuando descubre que uno de los participantes en la violación ha quedado en estado de shock de por vida debido a ello, decide no matarlo. Cuando Callahan descubre que ella es la asesina, comprende que meterla en la cárcel no mejoraría las cosas, sino más bien todo lo contrario, por ello no la delata. Se podría ver esto como una contradicción del mensaje de ‘Harry el fuerte’ (‘Magnum Force’, Ted Post, 1973) en el que se subrayaba que un hombre debe conocer sus limitaciones, y en la que un grupo de policías al margen de la ley se encargaban de hacer desaparecer a aquellos criminales que la justicia dejaba en libertad. Aquí hablamos de una víctima resentida, al fin y al cabo Callahan siempre había sostenido que el sistema nunca pensaba en los derechos de las víctimas, y en ‘Impacto súbito’ esto es llevado hasta sus últimas consecuencias. Eastwood deja bien claro su sello personal a la hora de afrontar a su personaje más famoso, haciéndolo por primera vez tras las cámaras. Una vez más se rodea de gente como Bruce Surtess, extraordinario director de fotografía que abrió un camino más tarde explorado por Jack N. Green y Tom Stern. Imágenes tenebrosas que hacen parecer a Eastwood una especie de Caravaggio cinematográfico. Sus personajes siempre están entre sombras, y aquí Callahan semeja ser por momentos un ser fantasmagórico mientras Eastwood juguetea con el fantastique una vez más. Sirvan como ejemplo, la resurrección del personaje apareciendo de la noche tras ser apaleado y tirado al mar, en busqueda de venganza.
“Impacto súbito” es la más extraña de todas las películas de Callahan, y esa extrañeza nace de las inquietudes de Eastwood como director quien se atreve a ir más a allá del thriller policíaco.
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OLD SPICE CAPITULO 4
55 Old Spice
Million Dollar Baby
F
rankie Dunn (Clint Eastwood) ha entrenado y representado a los mejores púgiles durante su dilatada carrera en los cuadriláteros. La lec-ción más importante que ha enseñado a sus boxeadores es el lema que guía su propia vida: por encima de todo, protégete primero a ti mismo. Tras una dolorosa separación de su hija, Frankie ha sido incapaz durante mucho tiempo de acercarse a otra persona. Su único amigo es Scrap (Morgan Freeman), un exboxeador que cuida del gimnasio de Fran-kie y sabe muy bien que tras el arisco exterior de su colega, hay un hombre que acude a misa diariamente desde hace 23 años, buscando una redención que hasta ahora le elude. Entonces, Mag-gie Fitzgerald (Hilary Swank) aparece un día en su gimnasio. Nunca ha tenido mucho, pero sí posee algo que muy poca gen-te en el mundo tiene: sabe lo que quiere y está dispuesta a hacer lo que haga falta para conseguirlo. En una vida de lucha constante, ella ha llegado hasta donde está apoyándose en su innato ta-lento, impasible concentración y tremenda fuerza de voluntad. Pero más que nada, lo que desea es a alguien que crea en ella. La últi-ma cosa que Frankie necesita en este mundo es asumir ese tipo de responsabilidad, y no digamos de riesgo. Sin rodeos, le descri-be a Maggie la amarga realidad: ella es demasiado mayor, y él no entrena a chicas. Pero la palabra ‘no’ carece de significado cuando no se tiene elección.
Escena de la película
Old Spice
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Parecía difícil que tras “Mystic River”, sombría y pesimista obra de sólidos pilares acerca de la más cruel y oscura naturaleza del ser humano y la violencia de la sociedad americana actual, Clint Eastwood volviera a arriesgar tanto en su nueva propuesta. Sólo un cineasta como él, consolidado como uno de los últimos clásicos del cine moderno, era capaz de atravesar el umbral dramático de la dureza y destemplanza que había situado con su anterior filme para explorar la amistad, el dolor y la muerte en un ámbito honesto y real con la propia condición humana como es su nuevo trabajo. Clint Eastwood lleva décadas componiendo con sus inmejorables cintas los capítulos de la gran tragedia americana, de lo doloroso de aquellos personajes a los que el cine de su país no dedica una sola mirada, outsiders en continuo conflicto con los valores que le rodean. Y “Million Dollar Baby” no iba a ser una excepción. La emotiva historia presenta a Frankie Dunn, un preparador de boxeadores víctima de algunas decisiones vitales que le han convertido en un ser resentido y triste, debido a la pérdida de contacto con una hija que le desprecia hace tiempo. En su gimnasio, los únicos vínculos humanos que mantiene son un prometedor púgil que está a punto de dejarle para fichar con un gran manager y Eddie “Scrap”, un ex boxeador
malogrado por la pérdida de un ojo que cuida y mantiene el recinto. En su vida irrumpirá Maggie Fitzgerald, una joven e inculta camarera dispuesta, pese al inicial desprecio de Frankie, a alcanzar su único sueño de lograr pelear por un título. Algo que Frankie nunca consiguió como entrenador. Pero, al contrario de lo que pue-da pensarse, “Million Dollar Baby” no es un filme centrado en el boxeo (muchos quieren compararla con los paradigmáticos clásicos de Rossen, Mark Robson, Robert Wise o John Huston), al igual que “Sin perdón” no era un western. Ambos géneros (en este caso subgénero) son simples pretextos para ahondar en algo mucho más profundo, en aristas vitales, errores o estigmas pretéritos que endurecen toda una vida. Si en su oscarizado western se adentraba en complejas cuestiones morales y sociales como la redención, el valor de la vida y la venganza, en su nueva y magistral película, Eastwood escarba en los sueños de la vida y los riesgos que se deben tomar para lograrlos, a modo de ini-gualable introversión sobre la muerte en un mundo de desarraigados unidos por imperfecciones y defectos comunes, donde la deuda de las ilusiones supera las frustraciones vitales en un entorno de fortaleza mental, representado en un cuadrilátero que delimita la vida de unos seres que solventan en él gloria y sufrimiento.
El contexto pugilístico sirve perfectamente para utilizar sus criterios, reglas, germanía y combates para metaforizar así la soledad humana, el amor, el dolor y la culpa de unos antihéroes clandestinos, fuera del contexto social cotidiano, pero que existen en el mundo real, persiguiendo sueños que se saben imposibles. Una atípica historia de superación sobre perdedores que se resisten a ser con-siderados como basura y que, con mucho sacrificio, muestran el triunfo humano en lo que para muchos es una vida de fracaso. Apoyado en guión equilibrado y sobrio, Paul Haggis adapta un relato corto de Jerry Boyd (más conocido como F.X. Toole) que Eastwood aprovecha para ofrecer un recital de clasicismo, acomodado en este género utilizado como simple excusa pa-ra adentrarse en lo que de verdad el importa, en las tinieblas más oscuras y políticamente incorrectas de un drama universal como es el desamparo emocional, ejerciendo de cronista del ocaso y consagrando un estudio psicológico donde las decisiones trascendentes nunca fueron tan significativas para el destino de unos personajes que poseen la nobleza, integridad y constancia como único modo de vida. Y es ahí donde encuentra su armazón espiritual, en aquellas resoluciones que cambian la existencia.
En una escena se aprecia en el cristal de la cafetería donde trabaja Maggie el nombre del establecimiento, que no es otro que “On the Waterfront Café”. “On the waterfront” es el título original de “La ley del silencio” de Elia Kazan, en la que Marlon Brando ganó su primer Oscar por su interpretación del boxeador sonado Terry Malloy.
“ ¿Te has dado cuenta de que, de vez en cuando, te puedes encontrar con alguien con quien no deberías meterte? Ese soy yo.
“