Cuentos con historia

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LA GRAN AVENTURA DE ELCANO En el siglo XV, el 5 de mayo de 1430 en un pueblo llamado Getaria, en la región de Guipúzcoa, un hombre llamado Juan Sebastián Elcano, vivía en una casa muy pobre, cerca del mar. El pueblo, tenía muy pocas casas y un gran terreno de hierba. La mayoría de las casas eran pobres con un suelo de madera envejecido, las paredes tenían un aspecto sucio y el tejado era de paja. Getaria, tenía una iglesia muy lujosa, en ella vivían los curas, los curas eran las personas que más dinero tenían. Este lugar tenía una colina, desde esa colina se podía divisar el puerto junto al mar, las montañas que estaban al fondo, los barcos mercantiles… Además también había un establo situado en una pequeña colina para los animales. Juan Sebastián Elcano pasaba muchas horas mirando al mar desde su balcón, cada vez que miraba el mar siempre soñaba en zarpar y descubrir nuevos sitios. Una afición de Elcano era jugar a ser un capitán de un barco zarpando a nuevos lugares. Juan Sebastián Elcano era un hombre alto y de cara seca, su cabello era del color marrón castaño como el tronco de un pino, las orejas las tenía grandes, sin embargo, los ojos los tenía pequeños como unas aceitunas de color verde que lo reflejaban todo y sus labios eran rojos como una fresa. El cuello de este hombre era corto, no se podía diferenciar el cuello. Juan Sebastián tenía unos hombros anchos, los brazos los tenía delgados y largos como las ramas de un árbol, las manos las tenía secas cual una tarde de verano. Sus piernas eran largas y siempre estaba firme como un árbol. Por supuesto, de gran valentía. Un día Elcano paseaba por el puerto mirando cómo unos comerciantes se preparaban para una larga y duradera odisea. Se quedó un rato mirando al barco comerciante hasta que navegó. Nuestro protagonista, divisó en una pared una promoción que decía: se necesita gente, se ofrecen 500 euros. Enfrente, había una carabela con unos señores preparando la mercancía. Parecían tener prisa, Sebastián se apresuró al barco para inscribirse para esa odisea, aunque no sabía a dónde le llevaría ese viaje y le preguntó a un señor del barco sentado limpiando:


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Vengo para inscribirse en el viaje. - dijo con una voz de cansancio. El señor le miró sin decirle nada. ¿Todavía estará disponible la oferta de que necesitáis, no? - dijo nuevamente Juan Sebastián Elcano con una voz de preocupación. Estás de enhorabuena - respondió levantándose poco a poco. - Las inscripciones son en el despacho del fondo.

Juan Sebastián fue corriendo al despacho, tocó en la puerta y entró. En el despacho estaba sentado el capitán Magallanes, cuando le explicó todo a Magallanes, Magallanes le nombró miembro del barco. Iban a partir el próximo viernes, que era dentro de 3 días. Juan Sebastián preparó las maletas y cuando llegó el día de la verdad, Juan Sebastián fue al puerto para ir de viaje. Él, estaba nervioso, subió al barco y se fue a un camarote donde iba a dormir junto a los demás. Ahí desplegó su equipamiento. Por la noche, todos se reunieron en el camarote del capitán y le dijeron esto al capitán: -

¿A dónde vamos? ¿Cuál es el plan? - dijo uno. Mira, el plan es salir desde Sanlúcar de Barrameda, después, bordear la costa de América del Sur, iremos por el océano Pacífico, seguido, iremos por las Filipinas, después bordearemos África y regresaremos a Sanlúcar de Barrameda, ¿entendido? - dijo Magallanes.

Respondieron todos con un sí. El siguiente día partieron, llegó el mediodía, la tripulación estaba mareada y cuando comieron unos pocos vomitaron. El segundo día, la tripulación estaba menos mareada, el cielo de la noche tenía charcos de agua oscura y en medio unas lucecitas de color blanco. Unos meses después llegaron a América y allí desembarcaron para buscar comida pero no sabían el peligro que les acechaba. Un día que estaban buscando comida, oyeron un grito pero no sabían de qué era y gritó Magallanes: -

¡Coged los arcabuces! ¡apuntad! Y de repente salieron de los árboles indios disparando con los arcos.

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¡Disparad! - dijo Magallanes.

Los europeos como eran más numerosos alcanzaban más al enemigo. Los europeos ganaban pero veían que los indios alcanzaban más a los europeos. Juan Sebastián Elcano se dio cuenta de que pensarían que les


estaban invadiendo. Así que le dijo a Magallanes si podía hablar con los indios y Magallanes dijo: -

Vale, te doy treinta minutos pero si no vuelves en ese tiempo atacaremos con toda nuestra fuerza.

Juan Sebastián divisó el capitán de los indios en una cima. Fue a escondidas tras los matorrales, pero vio en un momento que justo en el seto en el que estaba escondido unas patas, miró hacia arriba y vio que había un indio montado a caballo al lado de él. El indio, todavía no se había dado cuenta. Juan Sebastián se intentó mover suavemente. Sebastián se movió livianamente como el viento entre los matorrales. Cuando ya estaba al lado del jefe se levantó suavemente pero el indio le vio y le disparó una flecha. Juan Sebastián esquivó la flecha y entonces le dijo en alto: -

¡Alto, alto! esto es un malentendido. No venimos a conquistaros, sino a buscar comida; intentamos dar la vuelta al mundo. - le dijo Juan Sebastián deprisa al jefe indio.

El jefe indio entendió y entonces los indios les dieron comida. Cuando ya tenían las provisiones, zarparon para proseguir el viaje. Cada noche era más larga, Sebastián, echaba de menos Getaria, pero aún estaba contento por hacer su sueño realidad. Años después, llegaron a las Filipinas y ahí atracaron en el primer puerto. Un guardia del puerto, avisó al gobernador indicando que un barco había atracado con la bandera de Europa, entonces el gobernador dijo: -

¡Esos europeos! ¡gente despiadada! ¡que no esperen una visita agradable! ¡PREPAREN UN ATAQUE!

En el barco no tenían casi comida así que por eso desembarcaron en Filipinas. Magallanes y Juan Sebastián Elcano (la persona en la que más confiaba Magallanes) fueron a hablar con el gobernador porque necesitaban comida. Y cuando se sentaron y empezaron a hablar, de repente apuñalaron a Magallanes, lo mismo intentaron hacer con Juan Sebastián Elcano pero no


pudieron, este huyó a su carabela pero vio que su carabela estaba siendo atacada fue a ayudar a los suyos. Entró en el barco cogió un arcabuz y empezó a disparar. Iba matando a personas pero cuando vio que no tenían esperanza de sobrevivir dio la orden de volver a España, sólo quedaban 30 personas de 200. Un grupo de personas se encargaron de defender mientras otros preparaban lo necesario para partir. Cuando partieron, los tripulantes aún seguían cayendo uno tras otro. Cuando dejaron atrás Filipinas, Juan Sebastián fue nombrado capitán. Unos años después bordearon la costa de África, la tripulación iba enfermando porque no tenían comida. Cuando llegaron por fin a España, la tripulación estaba contenta porque llegaron a su patria y podían pisar tierra conocida, estar en su casa. Sólo regresaron 18 de aquella odisea. Y desde ese momento le nombraron a Juan Sebastián Elcano; EL HOMBRE QUE DIO LA VUELTA AL MUNDO.

JON MIKEL


LA AVENTURA DE COLÓN Y ROBERTO Un día en una aldea llamada Lezama en el siglo XVI habían dos chicos muy conocidos, uno llamado Roberto y su amigo Colón. A Roberto le gustaba ir con su amigo Colón a cazar ballenas, un sábado fueron a cazar ballenas y encontraron una, además era blanca que están buenísimas y la cogieron. Un día después de cortarlo en trocitos fueron a pasear y cuando volvieron todas las ballenas desaparecieron y cuando se enteraron de que habían desaparecido se enfadaron mucho. Sin pensarlo, en un abrir y cerrar de ojos fueron a cazar más ballenas y de repente apareció una tormenta que ellos pensaban que no era nada. La situación empeoró y realmente la tormenta empezó a ser muy fuerte. De repente apareció una ola pequeña, luego una mediana y al final aparecieron ¡un montón de olas gigantes! Se alarmaron mucho y la tormenta fue poco a poco empeorando, no sabían qué hacer y aparecieron muchos remolinos. Empezaron a dar vueltas y además iban poco a poco mareándose. Pero justo cuando se les iban comiendo tocaron la bocina que era cuando venían las ballenas y los marineros, iban con arpones a cazarlas. Más lejos vieron una pequeña luz y fueron a por ella a ver lo que era, les encontraron y llegaron a la playa,


pero cuando llegaron a la orilla de tanto marearse vieron todo diferente. Vieron teles, móviles pero eso todo era mentira, sólo se lo estaban imaginando de tanto marearse. Poco a poco lo que se imaginaron fue haciéndose realidad y así es como empezó la edad digital en la que vivimos, un mundo de tecnología.

PEIO


El viaje de Ángel Érase una vez en una aldea pobre, pequeña y con poca gente, vivían Ángel y su padre. Ángel tenía 14 años. Tenía el pelo castaño como la corteza de un árbol, los ojos tan verdes como el césped y de altura media para su edad. El padre de esta trabajaba en la herrería como herrero, el joven tuvo que dejar el colegio para ayudar a su padre con el trabajo. Su sueño era ser capitán de un barco. Ángel vivía en una villa pobre, pequeña y con poca gente del Reino de Navarra en el siglo XV. Un buen día con su padre trabajando, cuando miró por la ventana y vio que un caballero anunciaba con un cartel que dentro de dos días Magallanes iba a zarpar en Bermeo para llegar a la India por otro camino. Ángel, entusiasmado, le comentó a su padre que él quería ir. El padre le dijo que ni lo soñara, que él lo necesitaba en la herrería. - Quítate esas cosas de la cabeza, ¡piensa en trabajar!- dijo su padre enfadado. - Pero padre…-dijo desconsolado Ángel. Y en ese mismísimo momento se fue corriendo a su casa y preparó su equipaje. Cogió unos prismáticos, un diario para apuntar y toda la comida e hidratación que tenían en su casa y se fue. No le importó recorrer cientos de kilómetros por cumplir su sueño pero antes de irse le dejó una nota a su padre.


Llegó cansado pero al ver esas tres calaveras se le quitaron todo los males y se le pasó el cansancio. No sabía cómo subirse a una de ellas y aprovechó la noche para colarse en una. Cuando se coló vio un bidón y se dijo a sí mismo: - Me meteré en ese bidón y esperare a que se ponga el sol. Por la mañana esperó a que subiese Magallanes y Cristóbal. Coincidió que se subieron en el mismo barco que el de Ángel. Así que la aventura estaba a punto de empezar. Emprendieron el viaje y Ángel cogió su diario, empezó a coger apuntes de cómo mandaba Magallanes. Le gustaba lo que oía, quería ser como él pero más le gustaba lo que veía. Veía cómo trabajaban todos contentos a la orden del capitán, cómo se asomaban en el horizonte pequeñas islas que al acercarse se hacían enormes, y por las noches un gran cielo lleno de estrellas. Todo lo apuntaba en su diario. Pero se le acababa la comida. - Se me acaba la comida. ¡Tengo que salir a buscar más! exclamó. Salió y un tripulante le vio que estaba intentando coger comida y le atrapó. Le dijo que para comer tiene que trabajar.


Ángel fue uno más en la tripulación. Consiguió su sueño, se hizo por fin realidad. Le fueron cuidando, hidratando, dándole comida hasta que llegaron al final y también le enseñaron todo para poder llegar a ser un gran Capitán. - ¡Tierra a la vistaaaaaaaa!-grito Magallanes. Estuvieron un tiempo por esas tierras hasta que al final Ángel se dio cuenta de que esto no era la India. Magallanes pensó que tenía razón y por eso le dijo que le pusiera el nombre él al continente. Ángel le puso el nombre de América. Cuando Ángel llegó a casa le dijo a su padre que él mismo descubrió América. - ¿Qué es eso?- dijo el padre. - ¡El nuevo continente!- dijo Ángel

LUCA


LA AVENTURA DE ALBERTO Alberto vivía en una pequeña aldea de Bizkaia llamada Amorebieta. Tenía 16 años y nació en el siglo VI. Amorebieta era un pueblo con muchos ganados y caseríos, era un pueblo muy rural y poco habitado. En Amorebieta había varios montes y normalmente solía nevar o solía hacer mucho frío. Hay se respiraba un aire muy limpio y todas las casas estaban hechas de piedra. Alberto tenía una nariz pequeña y unos ojos bastante grandes. Llevaba una diadema, pendientes, un broche, una túnica y sandalias. A Alberto le encantaba jugar con sus amigos pero odiaba trabajar. Era un niño agradecido pero cuando se enfadaba era muy serio y le costaba bastante desenfadarse. Un día Alberto estaba trabajando en un monasterio y mientras limpiaba las estanterías del sótano, encontró un pasadizo secreto. Una semana después decidió contárselo a sus amigos y juntos se sumergieron en una impresionante aventura. Cuando bajaron al sótano Alberto tiró de una palanca y entre las estanterías se abrió una especie de puerta oculta. Entraron todos a la vez, ansiosos por entrar. Ahí vieron un montón de jarros viejos y cosas de artillería. Se quedaron paralizados, pero los menos valientes se quisieron retirar. Aun así tuvieron que entrar a la fuerza. Era un sitio muy oscuro, ruinoso, todos los huecos de las


paredes estaban llenas de arañas y telarañas y todos los objetos estaban cubiertos de capas de polvo. Decidieron que ese sitio sería su guarida.

Un día estaban hablando en la calle y un joven se les acercó y les dio una carta. Alberto empezó a leer: os pido a todos que por favor colaboréis en una guerra contra los cartagineses. Se lo estuvieron pensando durante mucho tiempo y al de una semana decidieron decir que sí. Después volvieron a la guarida y fueron a ver todo el pasadizo a buscar cuchillos, arcos y armas de ese tipo. Encontraron varias armas y fueron a la guerra. El primer día vieron gente muy fuerte pero con el paso del tiempo se hicieron más o menos como ellos. Pero antes de eso tuvieron que superar muchos ejercicios y entrenamientos dolorosos. Cuando se sumergieron en la guerra estaban muy atentos y motivados. Enseguida vinieron los cartagineses y empezaron a temblar, porque estaban muy nerviosos. Alberto fue el último en atacar porque estaba traumatizado mientras veía cómo morían los caballeros. De


repente un enemigo fue corriendo hacia él y Alberto le clavó una lanza en el estómago. Entonces fue corriendo detrás de una roca y se quedó ahí para que no le pudieran ver. Sus amigos siguieron luchando para sobrevivir. Una semana después, gastando soldados y millones se dieron cuenta de que los cartagineses se habían retirado. Cuando volvieron a Amorebieta después de una dura batalla, lo primero que hicieron fue ir corriendo a donde sus padres a abrazarlos. Alberto casi se ahogó por el fuerte abrazo que le dio su padre y a partir de ahí todos fueron felices y comieron perdices.

SERGIO


LA HISTORIA DE ANITA En el siglo XVII en una pequeña villa llamada San Sebastián con casitas pequeñas de color canela, en un callejón oscuro y maloliente vivía una niña huérfana llamada Anita. Anita era una niña de siete años con el cabello liso como una tabla y negro como el azabache, sus ojos verdes reflejaban la hermosura de un campo en pleno verano, tenía los labios finos como el tallo de una flor y su nariz era chata. Era una niña muy amigable que le encantaban los animales y aunque sus padres le abandonaron cuando tenía dos años siempre estaba feliz. Solía acordarse bastante de sus padres sobre todo de su padre, fue un día espantoso para ella porque el mismo día que su padre murió cazando ballenas en Canadá su madre desapareció en el mercado. Un día cuando nuestra querida protagonista paseaba por la calle unos niños vinieron y empezaron a meterse con ella, le empezaron a insultar a la vez que le daban empujoncitos hasta que le dieron uno grande y acabó en la orilla del puerto. Después los niños le dieron un empujón más y acabó en el agua. Anita no sabía nadar y lentamente se hundía cada vez más, se quedó inconsciente mientras el agua le adentraba al mar. Se despertó en la orilla del puerto y mientras enfocaba cada vez más la vista podía contemplar una cría de ballena. Cuando se levantó fue cuando empezó a fijarse más en ella y pudo ver que era de un color gris plateado, tenía los ojos negros como el carbón y pequeños como canicas, una boca tan grande como una puerta y una cola gigante y blanca. Después le puso el nombre, primero pensó Blanquita, luego Conchita pero al final eligió Marina. A continuación buscó en los libros de la biblioteca esa raza de ballena y al


mirar muy bien descubrió que era una raza única. Entonces empezó a tratar a Marina como la hermana que nunca tuvo. Y todos los días le llevaba sardinas que robaba en el mercado. Con el paso del tiempo se dio cuenta que la ballena era cabezota y con mucho carácter y la niña lo único que hacía era quererle más. Llegó la época de caza y todos los cazadores de ballena se quedaron en San Sebastián porque había guerra en Canadá, nuestra protagonista alertó a la ballena de que tenía que tener cuidado pero la ballena no le entendió. De repente se escuchó: -¡Ballena a la vista, repito, ballena a la vista!. Anita se alarmó tanto que no tenía en mente otra cosa que tirarse al agua a ayudar a Marina y no se lo pensó dos veces. Se tiró al agua y empezó a guiar a Marina a un agujero de la orilla y lo consiguió. Estaba emocionadísima porque aparte de ayudar a Marina consiguió aprender a nadar. Los cazadores de ballenas no se rindieron en encontrar a Marina porque nunca habían visto una ballena como esa. Pudieron escapar unos días pero cuando Anita se dirigía al puerto con unas cuantas sardinas pudo contemplar que Marina estaba cubierta por una red pesquera y se dirigió corriendo hacia ella lo más rápido que pudo. Cuando iban a lanzar el arpón Anita se puso en medio y gritó: -¡Noooo! El cazador de ballenas se detuvo y exclamó: -¿Qué haces niña? ¡Apártate, debo cazar la ballena! La niña le negó con la cabeza y siguió oponiéndose. Al final apartaron a la niña y lanzaron el arpón pero la ballena fue tan rápida que logró escapar. Desde aquel día no volvió a ver a Marina.


Un día oyó el sonido de una ballena, era muy parecida a la de Marina. Entonces se acercó al lugar que procedía la voz y se dio cuenta de que era Marina, pero al lomo llevaba dos personas que decían ser sus padres. Ella no sabía si creerles pero entonces explicaron que Marina les encontró y les trajo aquí. Anita dijo que era imposible que fueran sus padres porque su padre murió, entonces le respondió que era un rumor que se inventó la gente. Para demostrarlo su madre sacó un colgante dorado con forma de óvalo y en su interior había una foto de ella con su padre y madre que eran iguales a las personas que traía Marina. Anita sonrió de tal manera que los ojos se le cerraban. Cuando los padres de Anita bajaron del lomo de la ballena se fue nadando velozmente al océano. Desde aquel día su padre dejó de cazar ballenas y todos vivieron felices por siempre gracias a la increíble ballena Marina.

Maitane


Patxi el pescador A finales del siglo XVI vivía en una aldea llamada Zarautz un joven muy atrevido y hábil de 19 años llamado Patxi. Su cabello era rubio y tenía los ojos azules. Era tan alto como una puerta .Siempre se vestía con unos pantalones azules oscuros y jersey de punto, que le hacía su madre, de color marrón o gris. Tenía muchas aficiones: pescar ballenas, nadar en el mar, remar con sus amigos en las traineras y, cómo no, subir andando hasta el faro del ratón de Getaria... Su mejor amigo se llamaba Telmo era muy divertido por lo que les encantaba pasar el tiempo juntos. Un día, como cualquier otro, estuvieron preparando los arpones para salir a pescar. Al amanecer salieron navegando hacia


la zona de Getaria y capturaron una ballena. No fue difícil, tuvieron un enfrentamiento leve, no pasó nada grave. Como no tenían suficiente sitio en el puerto de Zarautz, la dejaron en Getaria, ya que tenían un puerto de mejor acceso para poder llevar la ballena a tierra cuando hacía mala mar.

Al siguiente día cuando llegaron a Getaria a coger la ballena, a lo lejos vieron moverse algo y decidieron ir con las traineras a ver lo que pasaba. Se llevaron una gran sorpresa cuando vieron un par de ballenas, una grande y una pequeña. Decidieron ir a cazar la grande y la dejaron en Zarautz y después les avisaron a los de Orio y Getaria para coger la pequeña. Los de Orio lanzaron el arpón y la capturaron. A los de Getaria y Zarautz no les parecía justo que los de Orio se queden con la ballena. Entonces decidieron hacer una carrera desde Orio hasta Zumaia para recoger la ballena y así, el primero que llegara se quedaba con ella.

Al final ganaron los de Orio y se quedaron con la ella, pero como los de Zarautz fueron los que la vieron y los que avisaron, decían que les pertenecía parte de la ballena. Por lo tanto, los de


Orio tenían que pagar los impuestos por la caza de la ballena a la Parroquia de Zarautz, al ayuntamiento y al rey. Patxi y Telmo hablaron con la parroquia y quedaron en que les daban el valor de la lengua de la ballena grande y también, en ese año, les entregarían el valor de dos aletas de ballena en lugar del valor de una aleta.

De esta forma pagaron, los zarauztarras, todos los impuestos por cazar las ballenas y, por otra parte, llegaron a otro acuerdo con los pescadores de Orio que les tenían que dar 20 piezas de merluza y otras 20 de besugos cada mes.

De igual manera, Telmo y Patxi pagaban los impuestos que les correspondía con la Parroquia, el Ayuntamiento y el Rey, y a la vez se aseguraban el pescado de todo el año.


Despu茅s de tanto trato Telmo y Patxi fueron a Getaria a la zona del puerto, bajo el rat贸n de Getaria, a recoger la ballena y a contar los tratos que hicieron con Orio.

GORKA


En busca del cachorro perdido Érase una vez una aldea llamada Lema situada en el monte Gorbeia las casas estaban hechas de tierra, barro y piedra. Normalmente las casas solían tener chimeneas de las que salía humo. Cerca del pueblo pasaba un riachuelo. En el pueblo también había una iglesia y un pozo de donde sacaban agua. En una de las casitas del pueblo vivía una pequeña familia de campesinos. La madre se llamaba Maider, tenía el pelo liso y corto de color negro y unos labios finos y rojizos. Llevaba una blusa y por encima un chaleco negro, una falda y por último unos zuecos. Mientras Maider hacía la casa, el padre, llamado Jorge trabajaba en la granja. Jorge tenía el pelo negro y los ojos marrones. Llevaba una camisa y unos pantalones con sus zuecos de color negro. Tenían dos niñas llamadas Eider y Ane. Ane tenía el pelo liso y marrón y los ojos también los tenía marrones. Vestía igual que su madre. Eider era totalmente diferente a Ane. Esta tenía el pelo rizado y era rubia con los ojos azules aunque también vestía con el traje típico de la época al igual que su madre. Un día Eider y Ane se fueron al pozo a sacar agua, mientras sus padres estaban trabajando labrando la


tierra en la casa. Iban caminando y de repente junto a la iglesia encontraron una pequeña cesta. Se acercaron y vieron que la cesta estaba cubierta por una pequeña tela de color carmín. Muy lentamente empezaron a desenvolver la tela y cuando desenvolvieron la cesta entera, dentro de esta encontraron un pequeño cachorro. Se pusieron muy contentas y rápidamente fueron a decírselo a sus padres. Eider y Ane se pusieron muy contentas sabiendo que sus padres les dejaban tener su pequeño cachorro. Acordaron que el perro lo usarían también para guiar al rebaño de ovejas. Una mañana nada más levantarse Eider y Ane fueron como lo hacían todas las mañanas con su cántaro en la cabeza a por agua y accidentalmente dejaron la puerta abierta. Cuando volvieron a casa, se dieron cuenta de que su perro se había escapado. Eider y Ane se fueron en busca del perro pero antes cogieron lo necesario para la gran aventura que iban a vivir. Se pusieron en marcha. Después de unos pocos kilómetros, cansadas, encontraron unas pequeñas huellas y decidieron seguirlas. Llegaron a una pequeña aldea llamada Eskula, una aldea pequeña y que estaba repleta de pequeños árboles. Todo el mundo las notaba preocupadas.


Ellas siguieron el rastro y no era su pequeño perro, era otro que ni siquiera era de la misma raza. Volvieron a ponerse en marcha y siguieron el rastro hasta un bosque. En el centro del bosque encontraron una pequeña casita y tocaron a la puerta, “toc-toc”. Al ver que no había nadie abrieron la puerta lentamente. La casa era oscura y fría. Oyeron unos ruidos que venían del piso de arriba.

Después de unos pocos minutos oyeron un ladrido. Pensando que era su pequeño cachorro, subieron rápidamente al piso de arriba. Eider y Ane vieron una sombra siniestra y a hurtadillas entraron a la habitación. Se dieron cuenta de que la siniestra sombra era de una malvada hechicera que quería hacer una poción para convertir los perros en seres humanos. En un abrir y cerrar de ojos cogieron a su cachorro y salieron corriendo de allí.


Al final Eider y Ane volvieron a su pueblo felices por haber recuperado a su cachorro y muy contentas de volver con sus padres. De la hechicera no se volvi贸 a saber nada. Se dice que fue encerrada en las mazmorras. Y color铆n colorado este cuento se ha acabado.

Leire


MARiA y SU GRAN VIAJE Esta historia en la que te vas a adentrar, ocurre en una calle de la villa de Portugalete en el siglo XV. En una grande y hermosa casa vivía María, una niña de 13 años con los ojos azules como el mar, con unas largas trenzas de color oro y con una falda azul marino. Vivía junto a su abuelo Pedro que era cazador de ballenas. Era una niña muy risueña y de buen carácter que vendía sardinas cerca del puerto de Santurtzi. A María le gustaría viajar a Canadá con su abuelo Pedro pero como era pequeña aún no podía. En el verano de 1492 el abuelo de María, Pedro, se fue a Canadá a cazar ballenas. Ese verano a María le tocaba quedarse sola en su casa. Ella protestaba porque quería ir a Canadá, pero, el abuelo insistía una y otra vez. Unos días más tarde, a María le rondaba por la cabeza ir a Canadá en un barco a escondidas para darle una sorpresa a su abuelo. Mientras se lo pensaba una y otra vez, iba a las clases que le daba su tía abuela Marinet, que había venido expresamente para enseñarle, ya que en el invierno no podía.


María se lo pensó muchísimo pero finalmente decidió que se iba. Apresuradamente hizo el equipaje y salió rápidamente de su casa. Marinet, su tía abuela, se pegó un gran susto al ver que María no estaba. María fue directa al primer barco que vio que iba a zarpar, y se escondió en la bodega con un poco de comida. En la primera noche salió al exterior para tomar el aire y de repente el capitán la descubrió, con voz grave le preguntó a la muchacha que hacía allí en ese barco. Ella, murmurando, le contestó que quería ir a Canadá. María le preguntó al capitán cómo se llamaba y este le contestó diciendo que se llamaba Cristóbal, Cristóbal Colón. Entonces María y Colón se pusieron a hablar toda la noche. Colón le preguntó qué era Canadá, ella le contestaba que era un sitio donde iba su abuelo todos los veranos para cazar ballenas. Colón le contestó asombrado que nunca había estado ahí, porque ellos querían ir la India. Entonces Colón se quedó tan deslumbrado que le dijo a María que le guiara.


María, que había aprendido a guiarse en la mar con su abuelo le dijo que lo intentaría, tuvieron suerte y llegaron. María salió deprisa y se aproximó al puerto de Ternua mientras Cristóbal se quedaba boquiabierto. De repente Pedro fue corriendo al ver a su nieta y le dijo: - ¿María eres tú? - ¡Si abuelo, tu nieta! El abuelo no se lo podía creer, le preguntaba qué hacía allí y ella le contestó que se aburría y que quería verle cazar. Cristóbal y sus tripulantes acudieron donde ellos y Cristóbal preguntó: -¿Es este ese tal Pedro que tanto me hablabas? -Sí.-contestó María emocionada. Pedro extrañado le preguntó a su nieta quien era ese. María le contestó que se llamaba Cristóbal Colón. María le preguntó a Pedro si le podía enseñar a cazar, y el abuelo le contestó que sí, que como no lo iba a hacer, después de haber ido hasta allí. Cristóbal Colón siguió su camino hacia las Indias, pensando que desde allí iba a ir más rápido. María y su abuelo continuaron unos meses más en Canadá y cuando llegó el invierno volvieron a Portugalete.


Al año de haber tenido la aventura en Canadá con su abuelo llegó la noticia de que Cristóbal Colón había descubierto unas tierras nuevas en el otro lado del mundo, qué es lo que se conoce ahora como América. Cuando su abuelo se enteró le dijo a María: ¡Cristóbal Colón ha descubierto América con tu ayuda! María se sintió súper orgullosa del comentario de su abuelo y realmente pensó que si podía haber ayudado un poco en parte de la historia del mundo. Fue una aventura, que siempre recordaría a lo largo de su vida.

AMAIA


LA CATÁSTROFE DE POMPEYA A principios del siglo VII había un pueblo situado en Roma llamado Pompeya. En aquel pueblo, vivía un niño de 11 años llamado Miguel Ángel, junto a su familia de cuatro hermanos, un perro llamado Chispas, su madre y su padre. Miguel Ángel tenía una altura normal para su edad, era un chico pálido que tenía el pelo de color rubio claro, los ojos marrones y las orejas no muy largas. Sus labios eran tan rojos que se podría decir que siempre estaba comiendo fresas. Tenía las manos muy grandes como su padre. Miguel Ángel era de carácter travieso y curioso. Pero su debilidad era Chispas que siempre le acompañaba y le ayudaba. Chispas es un perro de raza Ratonero y de color negro y de pecho blanco. Era obediente y dócil. Miguel Ángel tenía una amiga llamada Susana. Susana era un poco bajita para su edad pero muy lista. Con el pelo rubio siempre recogido en dos coletas. Las cejas de Susana eran arqueadas y bien definidas. Sus ojos de color marrón verdosos. A Susana le gustaba cantar e imaginar que estaba en el teatro Romano recitando hermosas poesías. Miguel Ángel tenía que ayudarles a sus padres en los trabajos del ganado. Ordeñar a las vacas, darles de comer a las gallinas… Miguel Ángel no tenía mucho tiempo libre pero cuando lo tenía le gustaba darse paseos por el pueblo con su amiga Susana y su perro Chispas. Además disfrutaba sentándose admirar el paisaje que le rodeaba. Miguel Ángel desarrolló mucha fuerza por los trabajos duros que hacía. Pero un día pasó algo que no se podía contar con palabras. Una catástrofe, la erupción de un volcán. Aquella erupción separó familias, hubo muertos y muchas más atrocidades. Miguel Ángel se separó de su familia pero, menos mal, estaba junto a Chispas y Susana. En esos días estuvieron desesperados buscando a su familia, no sabían que comer donde refugiarse pero lo que les hacía sobrevivir era tener fe, esperanza y una gran fuerza de voluntad. Eso era lo único que hacía falta para


sobrevivir. El primer día fue desesperante pero aun así siempre había una luz que iluminaba sus caminos. Primer día: Es un dolor inmenso no estar junto a mi familia pero lamentando una y otra vez porque no les dije que los quería no iba a solucionarse nada. Nos refugiamos en una cueva, donde se refugiaron más personas. Ahí es donde conocí a Julio una gran persona con unos corazón que no le cabía en el pecho fue fundamental su ayuda para sobrevivir. Julio combatió en guerras, eso suponía que tenía que saber sobrevivir. Para él lo fundamental para sobrevivir era esperanza y trabajo en equipo. En aquel día tuvimos que asimilar lo que nos decía porque él siguiente día teníamos que ponernos manos a la obra. Segundo día: Este día fue agotador tuvimos que trabajar como si no hubiese un mañana. Por la mañana nos levantamos pronto para recoger leña para la noche. Al medio día fuimos al monte de caza para cazar animales y por la noche hicimos fuego y nos acostamos en una cama hecha de hojas con resina para juntarlas con las demás y unos trozos de árbol para dormir encima de ella. Tercer día: Hoy a la mañana he estado hablando con Julio sobre su experiencia en la guerra. Estuvimos conversando horas, podría pasarme todo un día conversando con Napoleón, es tan sabio y me tenía un cariño especial. Me dijo que fue duro pero que sobrevivió porque quería hacer lo posible para volver con su familia. Además me dijo que su hijo y su mujer murieron acuchillados por un necio asesino y ahora llora por impotencia y pena por la noche. SIETE AÑOS DESPUÉS… Unas personas empezaron a enfermar, los síntomas fueron que se les ennegrecían la piel. Los médicos lo denominaron como La Peste Negra, era una


enfermedad que provocaba la muerte. Julio fue uno de los que empezaron a enfermar. Él con toda su valentía nos dijo que le matásemos por precaución para que no enfermáramos tampoco, quiso decirme una cosa que fue que yo iba a ser él que dirigiera la colonia de supervivientes. A los de la colonia les dijo que me nombraba capitán de esta colonia. - ¡Hombres como Julio necesita el mundo!- exclamó Miguel Ángel. Cuando fueron a matarle se me derramaron las lágrimas e intente evitarlo pero un hombre me lo impidió. Fue duro ver como mataban a Julio. Al día siguiente fuimos a la ciudad que ya estaba reconstruida, ahí fue cuando el camino de aquellos ciudadanos y el de Miguel Ángel se separaron. Fue a su casa junto a Susana y Chispas para comprobar a ver si estaban ahí. Abrió la puerta silenciosamente y ahí estaba su madre, le miró fijamente y le abrazó y le dijo que sí tenía hambre o frío. -Tranquila madre, estoy bien. ¿Dónde están mis hermanos? -Hace mucho que no les veo. Desde ese momento Miguel Ángel supo cuál iba a ser su siguiente objetivo. Durante 5 días les estuvo buscando pero sin nada. Al final resultó que dos murieron por la Peste Negra, otro por la erupción y otro estaba desaparecido. Un año después Chispas murió de viejo. Cuatro años después Susana y Miguel se casaron y tuvieron un hijo llamado Nicolás. Nicolás de mayor fue un gran estratega y le dio muchas alegrías al ejército italiano.


Leyendo esta historia te das cuenta que en la vida ahí alegrías y desgracias.

NICOLÁS


LA AVENTURA DE AINHOA Y SONIA Había una vez en el siglo v en la Edad Media una aldea de piedra llamada Bartolo. En este lugar vivía una niña llamada Sonia tiene 11 años. Sonia tiene los ojos azules y su pelo de rubio. Se viste con camisa azul junto con su falda marrón y con su delantal negro. Era una niña sonriente, cariñosa y trabajadora. Tenía unos zuecos de color marrón oscuro. Era muy trabajadora, todos los días iba a por queso al mercado con su hermana llamada Ainhoa. Su hermana era como ella, igualita que ella, menos lo de cariñosa. También lo era pero algo más seria. Un día mientras sus padres estaban trabajando en la casa Sonia y su hermana se fueron al mercado a por queso para comer. Entonces se encontraron a un cachorro delante de una puesto de queso. Ainhoa dijo que se lo llevaran a casa para cuidarlo y alimentarlo. Lo cogieron y se lo llevaron a casa a dormir. Llegaron a las 10:45 a casa, los padres de Ainhoa y Sonia les dijo que habían llegado muy tarde a casa y que estaban muy preocupados por ellas. Cuando los padres de Ainhoa y Sonia vieron al perro les dijeron que tenían que llevarse al perro de casa, ya que porque no podemos tener perros. Entonces las dos se pusieron tristes y si no podían tener al perro en casa ellas también se irían de casa a otro lugar con el perro para que no estuviera solo andando solo por ahí. Aquel día, al mediodía, a las 12:30 salieron de casa y se pusieron en marcha rumbo al norte. Vieron una casa en medio y se quedaron ahí toda la noche. A la mañana siguiente se levantaron a desayunar y oyeron un ruido extraño y subieron al piso de arriba a ver qué pasaba. Miraron todas las habitaciones menos una, no podían abrirla porque necesitaban una llave. Entonces Ainhoa se acordó de que vio una llave en un cajón. Fue a buscarla y la cogió. Seguidamente fue corriendo a donde estaba Sonia y las dos hermanas abrieron la puerta. Había unos


cadáveres tirados en mitad de la habitación. Entonces salieron corriendo de la habitación y también salieron de la casa a donde sus padres. Cuando llegaron a casa, sus padres estaban buscándolas preocupados por ellas. Las dos les dijeron a sus padres que les querían y que no se iban a escapar nunca más en la vida, pero también que querían al perro. El padre le dijo que se podían quedar el perro y le llamaron Luna. Luna se puso contentísima y empezó a lamerles la cara a todos. Al final Ainhoa y Sonia fueron muy felices con Luna.

ANDREA


EL VIAJE DE CRISTÓBAL COLÓN En un lugar de Vizcaya, vivía un chico honesto que se llamaba José. Era un noble que luchaba en las guerras de antes. Le acompañaba dios en la aldea de Balmaseda. ¿Por qué? No lo sabía nadie cómo se convirtió tan famoso. Llevaba una armadura gris y tan brillante como el sol. Le llamaban el noble de la villa de Balmaseda. Sus padres eran morenos, pero él era blanquito de piel. Uno de sus amigos era Cristóbal Colón. Un día de 1489 empezaron a navegar José, Américo y Cristóbal. Empezaron en las islas Canarias para viajar a la India pero cuando llegaron a tierra a bordo de sus tres carabelas la Pinta, la Niña y Santa María, José supo que estaban en otro sitio pero


los otros dos pensaron que estaban en su destino, la India.

Cuando se enteraron que estaban en otro continente, rápidamente le pusieron el nombre de América. En 1506 Cristóbal Colón murió por mal jefe, la capital de Costa Rica se llamó San José y el país Colombia. A José le acuchilló por detrás Américo.

Al final a Américo Vespucio se lo comió una ballena. Y termino mi argumento con este final digno de un cuento. IKER


EL DESTINO DEL CABALLERO ROBERTO Érase una vez en el siglo XI había un poblado llamado Munguía. Munguía era un poblado bastante pequeño donde había unas casas en filas paralelas y tenía una gran iglesia. En el centro del poblado había una fuente y alrededor unos árboles que detrás de ellos tenían construida una gran muralla por si les atacaban. Muy lejos del poblado en la cima de una montaña estaba el castillo donde vivía el rey y su hija. El rey tenía muchos caballeros a su servicio pero había un caballero llamado Roberto que era muy especial y valiente porque era el único que se atrevía a enfrentarse al acérrimo enemigo del rey, llamado Juan Carlos. Roberto siempre llevaba una brillante armadura junto a su escudo y espada. Roberto era alegre y divertido pero a la hora de la lucha tenía una actitud muy seria. Su pelo era rubio y sus ojos azules. Roberto era muy alto y siempre iba encima de su caballo. Tenía un buen corazón y era el más joven de los caballeros, tan sólo tenía 22 años. Pero había un problema, él y la hija del rey llamada Sara estaban enamorados y no podían estar juntos porque el rey se lo prohibía. Pasados unos meses el enemigo del rey volvió a atacarlos. Pero Roberto el caballero iba a impedir que Juan atacará al rey y su hija. Una mañana, Juan intentó atacar al rey montado en su monstruoso dragón junto a su fiel sirviente Juanito, pero el rey mandó a todos sus caballeros que salieran al ataque y Juan al ver tantos caballeros, gritó: -¡Retiradaaaa! Los enemigos se fueron corriendo a esconderse de los caballeros en el interior de una cueva. Como Roberto veía que no estaban en ningún lado se fueron.


Al día siguiente Roberto se acercó al castillo de Juan Carlos pero Juan y su sirviente aún no habían regresado de la cueva. Esa noche Juanito fue al castillo del rey y silenciosamente secuestro a la hija del rey. Cuando el rey despertó se dio cuenta de que su hija Sara había desaparecido y mandó a su mejor caballero, ese era Roberto a por Sara. Aquel día Roberto se acercó otra vez al castillo donde reposaba Juan. Al entrar Roberto vio que había una gran escalera de caracol y dijo: -¡Oh no, ahora tendré que subir todas estas escaleras! Entonces las subió, eran tantas escaleras que tuvo que parar dos veces. Parecían interminables; al final, pudo llegar a la sala donde estaban Juan y su sirviente. Roberto tuvo que luchar contra el dragón de Juan le costó muchísimo pero al final le venció. Pero aún tenía una tarea pendiente que era vencer a Juan. Pensó que era un rival fácil y así fue. Al acabar con Juan, rescató a Sara y se llevó al enemigo a las mazmorras. Aquel día el rey aceptó que Sara y Roberto se casasen y no tardaron mucho en hacerlo cuando Sara y Roberto se casaron tuvieron dos hijos, una hija y un hijo, El niño se llamó Carlos y la niña Caila.

ACHRAF JEDYANE


LOS GUERREROS ATACAN A LOS DEL POBLADO En la edad antigua en el siglo IV, en un pueblo llamado Forua vivía una joven llamada Isabel. Isabel era una chica de veinte años, alta con el pelo negro largo y rizado y con los ojos azules. Por fuera resultaba ser maja y amable. Llevaba una túnica de color naranja con unas sandalias de color marrón claro, una diadema de color negro y unos pendientes rojos. El pueblo Forua no era pobre ni rico, había muchas huertas. Las casas por fuera parecían pequeñas, pero por dentro tenían mucho espacio. En el poblado había una iglesia y una plaza bastante grande. Un día, cuando todo parecía tranquilo, llegaron unos guerreros con pantalones grises con una camiseta roja y un escudo con el dibujo de su pueblo. Se querían llevar todas las riquezas de la fortaleza y los del pueblo se negaron. A la mañana siguiente los romanos les atacaron. Los del poblado no sabían nada entonces se asustaron y los guerreros empezaron a lanzar flechas y lanzas, mucha gente murió y otros quedaron heridos. Tras muchas guerras, los romanos ganaron pero los que vivían en el poblado seguían viviendo en sus casas. Años después Isabel trabajaba en el mercado ayudando a su madre. Pocos días después los romanos se aburrieron y se fueron a conquistar otros pueblos. Pero cuando se fueron


les dijeron que se iban a conquistar mĂĄs pueblos y ciudades, pero que las tierras seguĂ­an siendo de ellos. Los del poblado se alegraron porque se fueron los romanos.

NAROA


Mikel y su sueño Hace muchos años, en la Edad Moderna, Mutriku era un pueblo muy famoso, ya que la mayoría de los hombres de ese pueblo trabajaban en barcos balleneros. Mutriku era un pueblo pequeño, pero con bastantes mercadillos que solían vender las diferentes partes de la ballena, por ejemplo: la carne, la grasa para obtener aceite, las barbas de la ballena… Mikel es el protagonista de este cuento y su sueño era ser un ballenero como la mayoría de los hombres de su querido pueblo. Mikel tenía unos 12 años y era bastante alto para su edad. Su pelo era corto y castaño. Los ojos, azules como el cielo y era travieso y explorador ¡tenía curiosidad por todo! El padre de Mikel, que se llamaba Ignacio, era el mejor ballenero de Mutriku, sobre todo por su experiencia. Como el sueño de Mikel era ser un ballenero, su padre le contaba unas impresionantes historias de pesca de ballenas, lo que hacía que se interesara más por ese oficio. Un día, su padre fue a pescar ballenas con la mayoría de los pescadores del pueblo. Salieron a las 6 de la mañana. Al cabo de unas 9 horas todavía no había vuelto. Empezaron a preocuparse porque nunca había tardado tanto. Pasaron otras 24 horas y seguía sin aparecer. Mikel y su madre se asustaron mucho.


Lo que le ocurrió a Ignacio es que, mientras intentaban atrapar a una ballena, otra ballena se acercó y hundió el barco. Ignacio fue el único superviviente de aquella catástrofe. Pasados cuatro días, un barco canadiense lo encontró sujeto a un tablón de madera y lo rescató. Lo llevaron a un hospital y después de curarse, volvió a Mutriku en otro barco. Mikel se asustó porque no vio a su padre durante muchos días, y a partir de ese suceso cambió de idea y ya no quería ser ballenero porque le parecía un trabajo muy duro y peligroso. Lo cierto es, que sus padres se alegraron de que cambiara de idea, porque sabían que era un oficio arriesgado. Desde entonces, estudió mucho, tal y como le aconsejaban sus padres, y se aficionó a la astronomía. Al fin y al cabo, el conocimiento de las estrellas, sirvió durante mucho tiempo, de guía en las travesías de los barcos. A Mikel siempre le habían gustado las matemáticas, y éstas eran muy importantes en la astronomía.

UNAI MENIKA


LOS MÉDICOS DE LA PESTE En el siglo VI había tiempos en los que estaban en guerra, los reinos peleaban entre ellos intentando conquistar nuevas tierras. Pero también moría la gente por la peste y nadie sabía qué tipo de enfermedad era ni tampoco sabían curar esas enfermedades. Un día llegaron unos hombres con máscara que eran los médicos de la peste negra. Algunos sobrevivieron, pero las guerras siguiendo siendo muy crueles. Incluso tiraban muertos de la peste negra para contagiarlos y así fue pasando el tiempo. En aquella época vivía un noble campesino llamado Esteban. También trabajaba como cazador del rey. Era un hombre alto, su pelo era de color era rubio como el sol sus brazos eran fuertes Un día por la mañana el rey le pidió que cazara un jabalí para la cena que iba a tener lugar a la noche en la mesa redonda de


caballeros. Estos caballeros iban a ayudar al rey a poner orden en sus tierras, ya que se escuchaba que hab铆a muchos ladrones. Transcurridos unos meses, todos los ladrones fueron atrapados, aunque la peste sigui贸 muchos a帽os. Nuestro noble campesino tuvo una vida dura aunque vivi贸 feliz junto a su familia.

BINGEN


LA VIDA DE ALICIA En una aldea muy lejana en el siglo XI en Vizcaya vivía una niña llamada Alicia. Era morena y tenía el pelo rubio como la miel, sus ojos eran castaños y tenía las mejillas de color carmín. Su madre le enseñó a pintar muy bien, pero un día murió su madre y dejó de pintar. Tuvo que quedarse con su padre. Cuando cumplió los 20 años su padre tuvo que ir a trabajar porque trabajaba en una tripulación. Cuando se quedó sola no sabía qué hacer y quiso dedicarse a la literatura. Alicia supo que si su madre le viese como se dedicaba a la literatura se pondría muy orgullosa. Alicia se sentía triste, ya que estaba sola. Entonces dejó de gustarle la literatura. Pero todavía le seguía gustando pintar. Empezó a pintar el retrato de su familia y un día leyendo el diario de su madre, ya que su madre antes de morir le regaló a su hija, vio que el sueño de esta era que su


hija pintará maravillosamente. Ella sola no sabía qué hacer, estaba en blanco. Un buen día vino su padre, que había estado junto a Cristóbal Colón navegando entre los mares. Le contó que descubrieron unas nuevas tierras, y las llamaron América. Estuvo contándole lo que hizo allí e incluso le dio una idea para el cuadro. Alicia estaba muy contenta porque volvió su padre. Gracias al diario de su madre y a los consejos de su padre consiguió ser una gran pintora.

MAREN


MARÍA Y SU AVENTURA CAZANDO BALLENAS En la calle de los Naranjos de León vivía María una niña de veinte años del siglo XVII. María era feliz y valiente, ella tenía el pelo marrón castaño y los ojos verdes como el campo. Siempre vestía con una falda azul y un delantal blanco. Su afición era pescar sardinas. Vivía con su padre, Alberto, que trabajaba cazando ballenas. Un día Alberto fue a cazar ballenas y vio que le faltaba un ayudante ya que en esa época necesitaban obligatoriamente ocho ayudantes. Entonces María se ofreció para ser el octavo ayudante. El padre de María protestó porque no quería poner a su hija en peligro. María estaba muy triste y decidió ir a pescar sardinas que era lo único que le apetecía hacer en ese momento. Cuando Alberto volvió de cazar ballenas le pidió disculpas a María, ya que a María le apetecía mucho aprender a cazar ballenas. El padre María le prometió que ya le enseñaría a cazar ballenas pero que eso les llevaría su tiempo. Un día el padre de María le despertó a las siete de la mañana y le dijo que le iba a enseñar a cazar ballenas. María se puso muy contenta porque le apetecía mucho. La joven y su padre cogieron un barco grande y fueron hacia la costa, vieron algo grande en el fondo del mar, se montaron en una barca y fueron a por la ballena, pero cada vez que se acercaban veían que la ballena no se movía. Entonces el padre fue a clavarle el arpón y de repente vio que ya estaba muerta. Decidieron meterla en el barco, después le sacarían la carne para después comérsela y el aceite lo


usarán como combustible de lámparas y velas y también para la fabricación de margarina. Al día siguiente María se levantó a las ocho de la mañana para pescar sardinas, el padre de María se levantó de la cama para ver que hacia María y fue a donde ella y le preguntó qué hacía. María le dijo que quería volver a ir a cazar una ballena. Entonces, vistas las ganas que tenía su hija, el padre le dijo que la próxima vez que él fuera a trabajar ella iría con él. María le preguntó a su padre que si no le daba pena matar ballenas, el padre de María le dijo que sí que le daba pena matar ballenas, pero le dijo que ese era su trabajo y tenía que hacerlo para poder vivir.

Llegó el día y María fue a trabajar con su padre. Estuvieron mucho tiempo navegando hasta que vieron una ballena y la valiente joven le dijo a su padre a ver si le daba el arpón para cazar ballenas. El padre de María le dijo que sí pero que él iría con ella para ayudarla.


María y su padre se subieron a una barca y María cogió el arpón con todas sus fuerzas y le clavó el arpón a la ballena. Su padre y sus compañeros se pusieron muy contentos y le dijeron a María que si quería trabajar con ellos y María dijo que sí. María se quedó a trabajar con su padre y consiguió ser una de las primeras mujeres cazadoras de ballenas ya que eran los hombres los que se dedicaban a ese trabajo y desde ese día todos fueron muy felices.

BARCO DEL TRABAJO DE ALBERTO (el padre de María)

MAIALEN


Esparta Hace mucho tiempo vivía un rey en un lugar que había tranquilidad y paz llamado Esparta. Hasta que llegó un día un mensajero persa y les dijo: -¡Rendíos si no quemaremos toda Esparta! Pero el rey de Esparta dijo que no se rendirían, entonces los mensajeros persas murieron. El rey de Esparta, era un rey que era muy serio y muy fuerte. Tenía una espada distinta a sus soldados y su lanza era bastante grande y larga, pero ayudaba a los de su sangre. Cuando se enfadaba cortaba muchas cabezas a los enemigos. Era un rey muy duro, pero a la vez muy majo. Utilizaba siempre su casco de espartano para la guerra. El rey iba a ir a la guerra con 300 espartanos, pero a toda Grecia les pareció una locura. Entonces Grecia dio 300 soldados para la guerra por la noche de Esparta. Ya por la noche los persas quemaron Atenas a cenizas, no dejaron a nadie vivo. A la mañana siguiente los persas les dieron otra oportunidad para que se rindieran pero los espartanos no se rindieron y hubo guerra. Debido a esto, los espartanos lanzaron lanzas y así la primera guerra ganaron los espartanos. Al final quedaron 20 espartanos y el rey espartano tiró una lanza pero al rey persa solamente le rozó. Seguido tiraron los persas 1.000 flechas y los espartanos murieron de flechazos. Cuando los espartanos ya habían muerto, el rey persa fue a donde el cuerpo del rey espartano, tenía tanta rabia que cogió una hacha y le cortó la cabeza. Al anochecer lo griegos atacaron a los persas y hubo muchos persas muertos en la orilla del mar.


Al día siguiente el capitán de los griegos fue a hablar con la reina de Esparta para preguntarle por la muerte del rey. Esta le dijo que les podían ayudar en guerra, para poder vengarse por su marido. Entonces le contestó que no. De momento los griegos fueron a la batalla y después los persas tiraron de barco a barco flechas de fuego. Al final vinieron los espartanos y ganaron a los persas.

ANDER


IZARO Y LA GUERRA Izaro vivía en una aldea llamada Amorebieta en el siglo X, en la Edad Media. Esa aldea estaba embrujada. La aldea era pequeña pero a todos los que la habitaban estaban contentísimos con esa aldea. Sin duda, la que más feliz vivía en esa aldea era Izaro. Izaro era una niña de 15 años. La niña vestía con una blusa azul y una falda de color gris y lo que más destacaba en su ropa eran los zuecos, sus zuecos verdes. La niña tenía el pelo largo y rizado, una peca al lado del ojo izquierdo y en la parte derecha otras dos pecas. La niña era valiente y discreta. Un día al amanecer aparecieron unos caballeros montados en sus dragones. Resulta que los caballeros y sus dragones no eran buenos ya que querían conquistar las tierras. Por ello, se pusieron a pelear con los de Amorebieta. Estos últimos sacaron a los mejores luchadores de la aldea, pero lo peor fue que los del reino de Castilla iban montados en dragones y los de Amorebieta tan solo tenían caballos. El resultado de la batalla estuvo claro desde el principio, el pueblo de Amorebieta fue conquistado. La niña se escondió en un pequeño pajar donde sus padres guardaban la leña para calentarse los días fríos de invierno. Pero al


parecer fueron a por ella y la cogieron y se la llevaron al reino de Castilla.

La encarcelaron y no la soltaron. Al cabo de un tiempo, apareció un caballero valiente y la rescató. Rompió las barras del castillo y la rescató en su precioso caballo blanco. Juntos fueron cabalgando y llegaron a una aldea muy pequeña. En esa aldea estaban los caballeros y sus dragones. El apuesto príncipe salió a luchar contra un dragón y venció.


Cuando llegaron a Amorebieta, vieron que seguía invadida por los dragones y los caballeros de Castilla. El príncipe les retó, les dijo: - Luchó con uno de vosotros y si gano os vais pero si pierdo os quedáis con la aldea. Después de una larga batalla el príncipe le lanzó una flecha con su ballesta al dragón y le atravesó el corazón. Debido a esto el dragón cayó desplomado. El príncipe ganó y los caballeros cumplieron su trato. Jamás volvieron y la gente de la aldea lo celebró con un gran banquete.

IZARO


El ballenero David en Ternua En un lugar muy pobre vivía un niño llamado David. David trabajaba de ballenero en un pueblo de pescadores, este niño era tan rubio como la melena de un león. Era bastante alto y sus ojos eran tan azules como una gota de agua. A él le gustaba ayudar en casa trayendo comida o dinero. Su vida era dura, tan dura que tuvo que dejar la escuela a los nueve años para empezar a trabajar. David nació a principios del siglo XX (1908), en esa época había mucha pobreza y los niños tenían que trabajar para ayudar en casa o sino emigrar a otros países. Es lo que le pasó a David, ya que su oficio iba mal porque no se encontraban más ballenas en Euskadi, por eso David una mañana embarcó rumbo a Ternua (Canadá).


Lágrimas se veían en los ojos de David, sus padres estaban preocupados por lo que le podía pasar a su hijo. En el barco conoció a un niño llamado Luis, más o menos de su edad y se hicieron muy buenos amigos. Luis era muy alto y con el pelo negro como cuando cae la noche, sus ojos eran verdes como la hierba y la nariz puntiaguda. Una mañana llegaron a Ternua. Los dos amigos fueron a buscar ballenas pero no encontraron nada. Cinco días después aún no habían encontrado ballenas. El sexto día Luis vio algo pero no sabía lo que era porque estaba nublado y como David estaba dormido decidió coger un bote e ir él solo. Cuando ya se estaba aproximando se enteró que era un iceberg y saltó, pero como el agua estaba muy fría murió. Cuando David se despertó no veía a Luis, entonces salió a buscarle con un bote pero no lo encontró


y encima no encontraba el camino de vuelta al barco. Continuó navegando y le arrastró una corriente. Sobrevivía con el pescado que iba encontrando en el mar y después de dos largos meses llegó al mar Cantábrico justo donde estaba su pueblo. Se reencontró con su familia y se dio cuenta de qué dura era la vida en el mar, los muchos peligros que había y se acordó de su amigo Luis al que no volvería a ver. IGOTZ


Los celtas atacan Baltanás Hace muchos, muchos años, en el siglo V a.C. en la Edad Antigua, vivía una niña llamada Margarita. Esta niña vivía en una aldea llamado Baltanás. Tenía 12 años y pasaba la mayor parte del tiempo con su mejor amigo Héctor. Eran muy traviesos estaban todo el día metiéndose en líos. En aquella época también había cole, aunque no tenían tantas cosas como ahora: ordenadores pantallas táctiles… aun así se lo pasaban muy bien y aprendían muchas cosas. Un día vinieron unos guerreros armados que se llamaban los celtas atacaron el poblado. Había fuego por todas las partes, los guerreros , montados a caballos, atacaban a todo el mundo. La gente gritaba de miedo. Margarita asustada fue con su mejor amigo Héctor a pedir ayuda al mago del reino. El mago, que


era muy listo, creó la pólvora para poder matar a los celtas, y así fue.

A Partir de entonces todo el mundo les tenía miedo y no volvieron a atacarlos, convirtiéndose en los más poderosos del reino. Margarita y Héctor estudiaron en un monasterio que se convirtieron en los mejores magos del reino.

IRUNE


MARTA Y LA BALLENA Érase una vez la edad moderna en el siglo XVI, en un pueblo llamado Biarritz, vivía una niña llamada Marta. Marta era una niña encantadora siempre estaba muy feliz, tenía 13 años. Su madre murió enferma cuando Marta solo tenía 10 años, y tampoco veía mucho a su padre porque trabajaba mucho, aunque igualmente era feliz. La joven le gustaban mucho los animales, pero nunca le dejaron tener ninguno, aunque ella no dejó de luchar para conseguirlo. Su animal favorito eran las ballenas. Todas las mañanas iba al mar para contemplar a las ballenas, y aquel día encontró en la orilla del mar un bebé ballena. La ballena estaba herida pero Marta acudió enseguida, y la salvó. Después de 2 años la niña descubrió que su padre trabajaba en descuartizar ballenas, y Marta se quedó muy triste. Y al de mes y medio se marchó de casa porque su padre le había mentido, y se sintió muy mal porque aparte de que su animal favorito eran las ballenas, le prometió que nunca le mentiría y eso fue lo que más le dolió. Pero de repente se abrió una puerta y era su padre. Marta estaba llorando y le dijo porque le había mentido y el padre de ella le respondió que no se lo quería decir porque si no se pondría muy triste. Debido a esto, la joven se fue corriendo al pueblo que tampoco estaba muy lejos de su casa, su padre se fue detrás de Marta el padre se enfadó y obligó a su hija que se fuera


con él a cazar ballenas. Marta le dijo que no pero su padre le obligó a ir con él y no tuvo más remedio que aceptarlo. Un día tripulando con un ballenero de su padre se encontraron a blanquita y la joven gritó con todas sus fuerzas que no lanzarán los arpones. Todos pararon pero uno lo lanzó y le dio a blanquita. Marta se montó rápidamente en el bote salvavidas y se dirigió hacia Blanquita. Ella estaba llorando porque se pensaba que se había muerto, pero al de 10 minutos blanquita se despertó maravillosamente y al final Marta todos los días iba a la orilla del mar y jugaba con blanquita.

JUNE


JESÚS EL CAZADOR Hace muchos años, en el siglo XVI, había un señor llamado Jesús, que iba con su hijo llamado Pedro a pescar peces. Jesús medía alrededor de 1,80 metros. El tiempo del lugar de donde vivían era muy malo, llovía, nevaba, y pocas veces salía el sol. Los dos vivían en la villa de Bilbao y les gustaba ir a pescar. Un buen día Jesús se preparó con su hijo para ir a pescar, y los dos se pusieron a pescar peces para la comida. Y cuando pasaron muchos días, Jesús tuvo que dejar a su hijo en Bilbao, ya que se tuvo que ir a Canadá a por ballenas. Cogió rumbo hacia Canadá en una gran carabela. Cuando llegó, tuvo que ir corriendo por la ballena, Jesús cogió su arpón y su barca y fue a por una de ellas. Cuando le tiró muchas veces él arpón él vio que estaba echando mucha sangre la ballena. Al final consiguió matar al animal. Jesús se puso muy contento cuando mató la ballena.


Al final estuvieron cortando el cuerpo de la ballena y a Jesús le tocó el trozo más gordo y también le tocó casi todo el aceite, el aceite era muy importante porque se usaba como combustible de lámparas, como cera de vela o incluso para hacer margarina. Todo lo que le tocó lo trajo a Bilbao y todos los de Bilbao estuvieron contentos. Jesús y Pedro también estuvieron contentos y vivieron felices en Bilbao y siguieron contando sus historias en el mar durante muchos años.

ALEJANDRO


La aventura de Eric Érase una vez en el siglo V en la Edad Media había una pequeña aldea llamada Amorebieta, situada en el señorío de Bizkaia, vivía un niño llamado Eric. Esta aldea se temía porque se rumoreaba que estaba embrujada. Eric era un adolescente de 16 años que tenía el pelo como un tronco de árbol marrón oscuro, los ojos los tenía de color verde como la hierba. Era una persona muy feliz y era muy amigo de sus amigos. Siempre llevaba una blusa verde y pantalones azules. Un día unos vikingos vinieron a robar las riquezas de la aldea pero los caballeros actuaron rápido y consiguieron salvar a los aldeanos. Por la noche Eric vio a tres personas en la espesa niebla y consiguió oír que los vikingos estaban muy enfadados y vendrían dentro de dos días con todo su ejército para apoderarse de Amorebieta. Eric asustado corrió como si no hubiera un mañana hacia el castillo. Cuando el rey se enteró reunió a todo


el ejército e ideó un plan. Este joven también quería ayudar pero el general no aceptó porque no estaba entrenado. Cuando se estaban acercando los vikingos, Eric gritó avisando, por ello el rey decidió premiarle dejándole luchar como él deseaba. El caballero aceptó entrenarle para la batalla. Ya llegó el momento de la batalla y Eric estaba preparado con una espada de hierro reluciente y un escudo con pinchos incrustados. Cuando los vikingos empezaron a venir, los de Amorebieta empezaron a hacer lluvia de flechas de fuego y los vikingos caían como moscas, pero no paraban de venir.


Al final los vikingos consiguieron pasar las murallas y Eric valientemente fue corriendo y al ver al jefe le atacó, pero el jefe actuó rápido bloqueando el ataque. Eric hizo un ataque final y mató al jefe pero un arquero le lanzó una flecha atravesándole la tripa. Tras muchas horas de batalla los de Amorebieta salieron victoriosos e hicieron una gran comida y comieron pasteles de manzana, plátano y fresas. No hubo más batallas y para Eric fue un gran final porque le ascendieron a comandante y consiguió salir vivo.

ERIC



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