1 minute read
I EDITORIAL
Cuestión de definición
Las personas tienen las más diferentes percepciones acerca de la felicidad. Para algunos se basa en prosperidad terrenal; para otros, su salud es la máxima prioridad; otros únicamente son felices cuando tienen a su familia y a sus amigos a su alrededor. Así que consideramos muchas cosas diferentes como requisito básico para ser felices. Algo en común, es que todas ellas suelen estar vinculadas a una misma expectativa: que Dios debe darnos algo —dinero, salud, seres queridos— y entonces seremos felices.
Advertisement
Dios también quiere que seamos felices. No se interesa solo por nuestro futuro en su reino, también toma parte en nuestra vida aquí en la tierra. Sin embargo, tiene una visión ligeramente diferente de qué significa la felicidad. Jesús nos dio el Evangelio y nos encomendó ponerlo en práctica. Nos exhorta a amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Si lo llevamos a nuestra vida diaria, tendremos garantizado un corazón lleno de paz y alegría, aun si tuviéramos dificultades económicas, estuviésemos enfermos o nos sintiéramos solos. Quiere hacernos felices ya hoy en la tierra, independientemente de las circunstancias en las que nos encontremos. Pero tenemos que hacer algo al respecto: confiar en Él y aceptar su palabra.
De un Servicio Divino del Apóstol Mayor