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La curación de un ciego cerca de Jericó
SEGÚN MARCOS 10:46-52
Jesús enseña a la multitud, sana enfermos y hace resucitar a muertos. Muchos lo siguen cuando sale de Jericó con sus discípulos.
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Junto al camino estaba sentado un mendigo ciego que se llamaba Bartimeo. Cuando oyó que pasaba Jesús de Nazaret comenzó a llamar: “¡Jesús, ayúdame! ¡Ten misericordia de mí!”. Las personas que lo rodeaban lo reprendieron para que se callase, pero Bartimeo clamó mucho más fuerte: “¡Jesús, ayúdame! ¡Ten misericordia de mí!”.
Entonces Jesús, deteniéndose, dijo: “Llámenlo para que venga”. La gente llamó al ciego y le dijo: “Ten confianza; levántate, Jesús te llama”. Bartimeo arrojó su capa, se levantó y se acercó a Jesús. Este le preguntó: “¿Qué quieres? ¿Qué quieres que te haga?”. Y el ciego le dijo: “Maestro, que recobre la vista”. Jesús le dijo: “Tu fe te ha salvado”. Bartimeo pudo volver a ver y siguió a Jesús en el camino.