La Constitución paraguaya reconoce el carácter pluricultural, establece que el país es oficialmente bilingüe y garantiza los derechos de las comunidades indígenas. El Paraguay no alcanzará a cumplir los ODM fijados para el 2015 y es probable que ello se deba, en buena medida, al desconocimiento de la dimensión cultural en las políticas públicas, marcadas históricamente por la fuerte dependencia de un modelo de producción extractivo y la mercantilización de la tierra, que no favorecieron la integración social ni el equilibrio ecológico, a lo cual se suma la herencia de procesos autoritarios, que impusieron una visión unificada de la sociedad, y condenaron la diferencia, situación que se va progresivamente superando.
¿CÓMO AVANZAR HACIA UN NUEVO PARADIGMA? No será posible el desplazamiento de la perspectiva cuantitativa por la cualitativa, sino habrá que buscar el reconocimiento recíproco y la complementariedad, a lo cual contribuirán sustantivamente la incorporación de la memoria y las mediaciones culturales, como momentos y procedimientos ineludibles para poner en relación sociedades, tecnologías y metodologías. No se trata de poner “valor monetario” al impacto cultural de los proyectos de desarrollo sino de elaborarlos a partir de la transversalidad de la dimensión cultural, puesto que ésta permea todos los sectores de la organización social. El cambio de paradigma requiere una acción correlativa en la construcción de nuevos instrumentos. El paradigma economicista instaló patrones (PIB, indicadores, datos “duros”) que, si bien útiles, no son suficientes.
No se trata de poner “valor monetario” al impacto cultural de los proyectos de desarrollo sino de elaborarlos a partir de la transversalidad de la dimensión cultural, puesto que ésta permea todos los sectores de la organización social.
Es un desafío intelectual de altísimo nivel que, para los países de América Latina y el Caribe, se torna un desafío regional, para repensar la dinámica de las instancias de articulación regionales, evitando los dos principales riegos: la burocratización y el funcionamiento por compartimentos estancos. El cambio de paradigma requiere, a su vez, la adopción de fronteras porosas entre las plataformas y los programas regionales que abordan lo económico, lo social, lo ambiental y lo cultural. Nueva York, 05 de mayo de 2014
Fotografías • Gentileza de Fernando Allen y Luis Vera. • Archivo de la Dirección de Comunicación de la Secretaría Nacional de Cultura.
Secretaría Nacional de Cultura EEUU 284 esq. Mcal. Estigarribia gabinete@cultura.gov.py (595) 21 - 442 515/6 www.cultura.gov.py
CULTURA Y DESARROLLO SOSTENIBLE EN LA AGENDA DE DESARROLLO POST – 2015
¿A QUÉ DESARROLLO APUNTAR?
CULTURA Y DESARROLLO SOSTENIBLE EN LA AGENDA DE DESARROLLO POST-2015
•
Un desarrollo basado en las especificidades culturales, incluyente de la diferencia;
•
Un desarrollo participativo, que contribuya a mejorar la calidad de vida, al cumplimiento de los sueños y las aspiraciones individuales y colectivas, que amplíe las oportunidades de creación y la expresión plena de las capacidades humanas;
•
Un desarrollo que utilice el potencial de la memoria y lo ponga al servicio de la creación y la producción de conocimiento;
•
Un desarrollo que garantice la protección de los derechos culturales;
•
Un desarrollo que genere prosperidad económica y social.
Mabel Causarano Ministra de Cultura del Paraguay1 El concepto de desarrollo ha experimentado diversas transformaciones, así como la relación entre cultura y desarrollo ha ido adquiriendo una creciente complejidad. El enfoque economicista del desarrollo, medido en términos de progreso material, y que se volvió hegemónico, ve la cultura, en algunos casos, como un obstáculo para implantar en los países denominados “subdesarrollados”, las políticas y acciones tendientes a acelerar el ritmo del progreso y, en consecuencia, a homogeneizar las diferencias culturales. Las cosmovisiones ancestrales debían erradicarse, las instituciones desintegrarse y las relaciones socioculturales quebrarse. La defensa del crecimiento económico como motor del desarrollo se consolidó, desde mediados de la década de 1940. Su indicador privilegiado es el “producto interno bruto” (PIB), que agrega muchas variables, expresadas en dinero, bajo el supuesto de que define el estado de una economía nacional2. Este indicador “encierra muchas simplificaciones e ignora todo lo que no sea valorado económicamente, desconoce las condiciones sociales o ambientales (…). Su contabilidad es contradictoria, ya que, por ejemplo, si hay muchos enfermos y se gasta más dinero en medicinas y médicos, entonces el PIB aumenta”3. El “subdesarrollo” tiene que ver con la subvaloración de lo propio, pues la imposición es tan fuerte (para definir lo que “tiene valor”), que inhibe la acción. En tal sentido, hay una responsabilidad y una deuda severa de los países desarrollados y de sus agencias, ceñidas por lógicas economicistas: nunca se generó tanta riqueza y nunca hubo tanta pobreza. La violencia simbólica que marca el momento presente expresa una contradicción sin precedentes. El modelo capitalista, luego de las grandes crisis, está reviendo sus políticas, y generando intersticios. Desde la caída del fordismo, le interesa también la diferencia interna al sistema. El concepto de desarrollo humano, de los años ´80, y el de desarrollo sostenible, de los ´90, abren espacio a la dimensión cultural y a su papel esencial en los procesos de desarrollo, como lo establece el Plan de Acción de Estocolmo de 1998, al afirmar que “el desarrollo sostenible y el auge de la cultura dependen mutuamente”.
1 Versión resumida de la ponencia presentada en el marco de la “Reunión de Alto Nivel sobre Cultura y Desarrollo Sostenible en la Agenda de Desarrollo Post 2015”, en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en Nueva York, el lunes 5 de mayo. 2 Gudynas, Eduardo (Blog). El PIB regresa al trono del desarrollo. 26.12.2013. 3 Ibidem.
El “subdesarrollo” tiene que ver con la subvaloración de lo propio, pues la imposición es tan fuerte (para definir lo que “tiene valor”), que inhibe la acción. En tal sentido, hay una responsabilidad y una deuda severa de los países desarrollados y de sus agencias, ceñidas por lógicas economicistas: nunca se generó tanta riqueza y nunca hubo tanta pobreza. La violencia simbólica que marca el momento presente expresa una contradicción sin precedentes.
¿DE QUÉ CULTURA HABLAMOS?4 La cultura es la propia sociedad en cuanto ésta se expone a sí misma, en cuanto se auto -imagina y se auto - analiza a través de metáforas y discursos, de reflexión y de poesía, complejidad que impide una definición cerrada del término cultura y promueve el desarrollo de conceptos operativos. Tradicionalmente, en América Latina, los alcances de este vocablo se han circunscrito a las Bellas Artes y el patrimonio histórico, acepciones demasiado acotadas, que exigen una concepción más amplia de cultura como sistema simbólico, estrechamente articulado con el tecnológico y vinculado con las formas de organización social. La idea amplia de cultura posibilita que el ámbito de los derechos culturales incluya la identidad y la memoria, las creencias, los conceptos y las ideologías, los lenguajes, las costumbres y tradiciones, el patrimonio, etc.
EN EL PARAGUAY El Estado paraguayo está presente en el debate regional y mundial sobre cultura y desarrollo5. Como eje central, la política cultural y el Plan Nacional de Cultura, que se encuentra en elaboración, se organizan en torno al concepto guaraní del TEKOPORÃ. El “teko” es la manera de ser, sentirse; “porã” es bello, bueno. Se refiere al bienestar con uno mismo, con los otros, con el ambiente, coincidente con la propuesta del “buen vivir”, resumida en el Sumak Kawsay, que hace referencia a vivir en armonía, en equilibrio, respetando y asumiendo las diferencias y complementariedades, en estrecha relación con la Naturaleza, que no es concebida como un “banco” inagotable de recursos, sino como la Madre tierra, con la que están en indisoluble relación6. 4 Extraído del texto de conferencia de Ticio Escobar, ex Ministro de Cultura de Paraguay (2008-2012), en el Congreso Cultura y Desarrollo, Presidencia Española de la Unión Europea, Girona, 4 y 5 de mayo 2010. 5 Encuentro en Gerona, Reunión de Ministros Rio mas 20, que desembocó en la Declaración de San Pablo, etc. 6 Ramos, Rosa (sf): Sumak Kawsay, Suma Qamaña, Teko pora, Vida buena. Una propuesta de la sabiduría indígena. Revista Misión.
El Paraguay no alcanzará a cumplir los ODM fijados para el 2015 y es probable que ello se deba, en buena medida, al desconocimiento de la dimensión cultural en las políticas públicas, marcadas históricamente por la fuerte dependencia de un modelo de producción extractivo y la mercantilización de la tierra, que no favorecieron la integración social ni el equilibrio ecológico, a lo cual se suma la herencia de procesos autoritarios, que impusieron una visión unificada de la sociedad, y condenaron la diferencia, situación que se va progresivamente superando.