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Una lápida compleja

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EDITORIAL

EDITORIAL

La lápida erigida sobre los restos mortales de Borges es curiosa y complicada, sólo accesible a las pocas personas con conocimientos de las antiguas lenguas nórdicas y de sus literaturas. La ejecutó el escultor argentino Eduardo Longato en piedra gris de Punilla.

En una de las caras están grabados los dos versos, tomados del capítulo veintisiete de la Völsunga Saga (saga noruega del siglo XIII): «Hann tekr suerthit Gram okk / leggr i methal theira berb», o sea, «El tomó su espada, Gram, y colocó el metal desnudo entre los dos», que -ya lo señalamos- Borges puso de acápite en su cuento «Ulrica», incluido en El libro de arena (1975). Los versos aluden a las tres noches que el héroe, Sigurd, comparte el lecho con Brynhild. El héroe, para no tocarla, coloca la espada entre ambos. (Las espadas en los viejos textos tenían su propio nombre; ésta se llamaba Gram.) Debajo de los versos, puede leerse, también grabado en la piedra de Punilla «De Ulrica a Javier Otárola». Javier Otárola es el protagonista del cuento «UI-rica».)

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La piedra se completa con una nave vikinga de vela desplegada (¿será la nave ritual hecha con las uñas de los muertos que lleva a los héroes de las sagas a su destino de sombra?). En el reverso, arriba, se lee el nombre completo del escritor, algo más abajo en un medallón aparecen ocho guerreros. Las armas que portan, alzadas sobre sus cabezas, están rotas y la inscripción nos avisa: «And ne forthedon na» («las puertas del cielo se abrieron hacia él»). Finalmente, se grabó en la cara una pequeña cruz de Gales y a su derecha: «1899-1986». El pedido de Borges: «Sólo pido / Las dos abstractas fechas y el olvido» no fue tenido en cuenta.

Borges

Esplendor y derrota

María Esther Vázquez

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