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¿CULPAR AL CORONAVIRUS ES CORRECTO?
Hace tres años, nuestra sociedad se vio sacudida por una pandemia sin precedente, generando, que las personas tuvieron que adaptarse rápidamente a los cambios sociales impuestos por esta situación. En medio de este caos, la educación también se vio afectada y las instituciones educativas tuvieron que salir a buscar soluciones innovadoras; que en medio de la crisis se aseguraran de que niños y adolescentes continuaran su proceso de aprendizaje. En este sentido, algunas de esas innovaciones, esfuerzos, tanto de profesores como alumnos anticiparon el futuro y resolvieron problemas que tienen vigencia más allá de la pandemia, mayor comunicación entre familia y escuela, entre los mismos profesores, aportes de maestros comprometidos a enseñar y todo en función del bienestar de los alumnos y de toda la comunidad educativa.
Los desafíos del sistema educativo eran tema de debate y reflexión, que todavía continúan en todo el mundo; la necesidad de repensar cómo se les enseñaba a los niños, la importancia de repensar la educación, una necesidad eminente que la pandemia dejó en evidencia. En definitiva, esta epidemia, nos enseñó la enorme fragilidad, falencia del sistema educativo, resultado de los últimos sesenta años, consecuencia de un trabajo sostenido de abandono, desinterés y desconocimiento.
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