Había una vez un pequeño y curioso hipopótamo llamado Hipo que vivía con su papá, Tamo en una ciudad de hipopótamos.
Un día, Tamo inscribió a Hipo en clases de natación con la señorita Pompas, ya que queria que el fuera el mejor nadador de toda la ciudad.
Las clases eran los fines de semana e Hipo se divertĂa con sus amigos nadadores...
la seĂąorita Pompas era divertida y les enseĂąaba muchas cosas.
Sin embargo, al llegar a casa en la tarde despuĂŠs de nadar, Hipo siempre encontraba a su papĂĄ revolcĂĄndose en el lodo, Tamo ama el barro por encima del agua.
Hipo se unía a él, pasando la tarde embarrándose y riendo, en vez de practicar la natación.
En las noches, justo antes de ir a dormir, Tamo le daba unas lecciones de natación muy raras a su hijo, ya que lo hacía sin agua! A Hipo esto lo aburría mucho, era como nadar de mentiras...
Al final de las lecciones extrañas, Tamo le hacía preguntas como “¿Aprendiste a aguantar la respiración?” Hipo no entendía porqué le preguntaba esto si el no había estado bajo el agua, sino entre cojines.
Al día siguiente, Tamo estaba llevando a Hipo a la escuela
cuando de repente... comenzó a llover a cántaros!
Las calles se inundaron rápidamente, Hipo recordó sus clases de natación y nadó a duras penas hasta un techo, Al llegar ahí se dió cuenta que su papá eran incapaz de nadar!
Por suerte, la señorita Pompas llegó al rescate
y ayudó a Tamo a salir del agua.
En este momento, Hipo entendió que su papá no sabía cómo enseñarle a nadar, porqué nunca había aprendido a hacerlo...