FIBROMIALGIA Con el diagnóstico a flor de labios Jorge Velasco Zamora
-
¿Le mostraste los análisis al doctor, querida? Si, me dijo que eran normales ¿ y las radiografías? Normales ¿la resonancia? Normal ¿qué te dijo? Que no tengo nada, que vaya al psicólogo Has visto, te lo dije ¿?
Se estima que el 5% de la población padece fibromialgia (FMG) y que, en promedio, consultaría a 5 médicos antes de establecer el diagnóstico. Si no me equivoco con las cuentas, aquella conversación podría estar repitiéndose… ¡1.750 millones de veces!. Entiendo que en la vida real no existen las matemáticas, pero estos números abruman. Y es que uno de los aspectos más frustrantes para quienes padecen FMG es escuchar a su médico decir “Ud no tiene nada”, aún luego de revisar la enorme cantidad de estudios realizados con resultados que se empeñan en ser normales. El dolor es el síntoma principal de la enfermedad rodeado de otros tales como cansancio, disturbios del sueño o alteraciones en el estado de ánimo, por citar algunos. Es decir, que la revisación no aporta mayor información. Un combo explosivo: examen físico y estudios normales. Y más frustración. Sin embargo, el diagnóstico de la FMG no requiere de ningún estudio por sofisticado que sea; se hace con la palabra. El diálogo (diálogo y diagnóstico comparten la misma raíz griega) con el paciente es lo único que permite confirmar la enfermedad. ¿Esto es bueno? Si y no. Es bueno porque el diagnóstico está al alcance de la mano (o del oído) de cualquier médico. Y no es bueno porque se necesitan resultados objetivos para confirmar la enfermedad, para establecer el pronóstico o para medir la respuesta al tratamiento. Lo que no se cuantifica no se modifica, se suele decir. Si pudiéramos calcular “cuanta” FMG tiene una persona, entonces, podría ser “verificada” llevando alivio a la perspectiva personal, social y laboral de la enfermedad.