Número 346 Agosto 4, 2013
La refundación de Brasil Bajo la atenta mirada de la NSA y el FBI Coaliciones y régimen de gobierno Las 25 verdades de Raúl Castro Uruguay y la legalización de la marihuana
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La refundación de Brasil: ¿el anhelo que viene de las calles? Leonardo Boff, Adital
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a gente que estaba en la calle en el mes de junio, de forma consciente o inconsciente, ¿qué era lo que quería? Para responder voy a apoyarme en tres citas inspiradoras. La primera es de Darcy Ribeiro en el prefacio de mi libro El caminar de la Iglesia con los oprimidos (1998): «Nosotros los brasileños surgimos de una empresa colonial brasileña que no tenía intención de fundar un pueblo. Quería solo generar beneficios empresariales exportables con pródigo desgaste de gentes». La segunda es de Luiz Gonzaga de Souza Lima en la última y creativa interpretación de Brasil: La refundación de Brasil: hacia una sociedad biocentrada (São Carlos 2011): «Cuando se llega al final, ahí donde terminan las carreteras, es porque ha llegado la hora de inventar otros rumbos, es el momento para una nueva búsqueda, es el momento para que Brasil se refunde: la refundación es el camino nuevo, de todos los posibles, el que vale más la pena, ya que es propio del ser humano no economizar los sueños y esperanzas; Brasil fue fundado como una empresa. Es hora de refundarlo como sociedad» (contraportada). La tercera es del escritor francés François-René de Chateaubriand (17681848): «Nada es más fuerte que una idea cuando ha llegado el momento de su realización». Mi impresión es que las multitudinarias manifestaciones de la calle, que se hicieron sin siglas, sin carteles de movimientos y partidos conocidos y sin carro de sonido, que irrumpieron espontáneamente querían decir que estamos cansados del tipo de Brasil que tenemos y hemos heredado: corrupto, con una democracia de baja intensidad, que hace políticas ricas para los ricos y pobres para los pobres, en el que las mayorías no cuentan y pequeños grupos extremadamente opulentos controlan el poder social y político. Queremos otro Brasil, que esté a la altura de la conciencia que desarrollamos como ciudadanos y de
nuestra importancia en el mundo, con la biodiversidad de nuestra naturaleza, con la creatividad de nuestra cultura y con el mayor patrimonio que tenemos, que es nuestro pueblo, mestizo, alegre, sincrético, tolerante y místico. De hecho, hasta hoy en día Brasil fue y sigue siendo un apéndice del gran juego económico y político del mundo. Incluso políticamente liberados, todavía estamos recolonizados, pues las potencias centrales antes colonizadoras quieren mantenernos en aquello a lo que nos condenaron siempre: ser una gran compañía neocolonial exportadora de materias primas, granos, carne, minerales, como lo afirma en detalle Luiz Gonzaga de Souza Lima y lo reafirmó Darcy Ribeiro antes citado. De esta manera impiden que realicemos nuestro proyecto de nación independiente y abierta al mundo. Dice con fina sensibilidad social de Souza Lima: «Aunque
nunca haya existido en la realidad, hay un Brasil en el imaginario y en los sueños del pueblo brasileño. El Brasil que vive dentro de cada uno es una producción cultural. La sociedad construyó un Brasil diferente del histórico real, el país del futuro, soberano, libre, justo, fuerte, pero sobre todo alegre y feliz» (p.235). En los movimientos de la calle estalló este sueño exuberante de Brasil. Caio Prado Júnior en su Revolución brasileña (Brasiliense 1966) escribió proféticamente: «Brasil se encuentra en uno de esos momentos en que se imponen de pronto reformas y transformaciones rápidas capaces de reestructurar la vida del país de una manera compatible con sus necesidades más amplias y profundas y con las aspiraciones de la gran masa de la población que, en el estado actual, no son debidamente atendidas» (p. 2). Chateaubriand confirma que esta idea antes descrita ha madurado y ha llegado el momento de su realización. ¿No sería ese el sentido básico de las reclamaciones de tantos miles de personas en la calle? Quieren otro Brasil. ¿Sobre qué bases se hará la refundación de Brasil? Souza Lima dice que sobre lo más fecundo y original que tenemos: la cultura brasileña. «A través de nuestra cultura el pueblo brasileño verá sus infinitas posibilidades históricas. Es como si
la cultura, impulsada por un flujo creativo de gran alcance, se hubiera constituido lo suficiente para escapar de las limitaciones estructurales de dependencia, de subordinación y de los límites estrechos de la estructura socio-económica y política de la empresa-Brasil y del Estado que ella creó para sí. La cultura brasileña escapa entonces de la mediocridad de la condición, se propone a sí misma en igualdad de dignidad en relación a todas las culturas, y presenta al mundo sus contenidos y sus valencias universales» (p.127). No hay espacio aquí para detallar esta tesis original. Remito al lector/a a este libro que está en la línea de los grandes intérpretes de Brasil como Gilberto Freyre, Sérgio Buarque de Hollanda, Caio Prado Jr., Celso Furtado y otros. La mayoría de estos clásicos intérpretes miraron hacia atrás y trataron de mostrar cómo hemos construido Brasil. Souza Lima mira hacia adelante y trata de mostrar cómo se puede refundar Brasil en una nueva fase planetaria, ecozóica, rumbo a lo que él llama “una sociedad biocentrada”. ¿No serán estos miles de manifestantes los protagonistas anticipadores del ancestral y popular sueño brasileño? Que así lo quiera Dios y lo permita la historia. [Traducción de María José Gavito Milano].
TODAS LA ILUSTRACIONES INCLUIDAS EN ESTE NUMERO SON OBRAS DEL ARTISTA NORTEAMERICANO JEAN-Michel Basquiat. (1960-1988)
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Amy Goodman
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stamos a pocas semanas de que se cumpla el quincuagésimo aniversario de la Marcha Sobre Washington por el trabajo y la libertad de 1963, fecha en que se conmemora la histórica concentración en que Martin Luther King Jr. pronunció su famoso discurso “Tengo un sueño”. Mientras se aproxima esa fecha, es importante recordar hasta qué punto King estaba en la mira del aparato de espionaje interno del gobierno. La operación del FBI contra King constituye uno de los episodios más vergonzosos de la larga historia de persecución de disidentes llevada a cabo por nuestro gobierno. Cincuenta años después de aquella histórica marcha, Edward Snowden decidió correr un gran riesgo al exponer el alcance a nivel mundial de los programas de espionaje supervisados por el Presidente Barack Obama. Lo que reveló sigue provocando indignación y críticas hacia Estados Unidos en casi todos los rincones del mundo. En un memorando clasificado del FBI, emitido el 4 de enero de 1956 —poco más de un mes después de que Rosa Parks fuera arrestada por negarse a ceder su asiento de autobús a un pasajero blanco—, la oficina del FBI de Mobile, Alabama, afirmó que un agente “había sido asignado para averiguar todo lo que pudiera sobre el Reverendo Martin L King, ministro de color de Montgomery y líder de los boicot a los autobuses… para revelar toda la información negativa que se pudiera respecto a King”. En aquel momento, el FBI era dirigido por su director fundador, J Edgar Hoover, que hacía uso de los vastos recursos que controlaba contra todo aquel que considerara crítico de Estados Unidos. La operación clandestina de espionaje, infiltración y desbaratamiento de amplio alcance que llevó a cabo Hoover recibió el nombre de “COINTELPRO”, sigla que proviene del término “programa de contrainteligencia”. Las actividades del programa COINTELPRO del FBI, así como operaciones ilegales llevadas a cabo por agencias como la CIA, fueron investigadas en profundidad en 1975 por el Comité Church, que estaba presidido por el senador demócrata de Idaho Frank Church. El comité informó que el FBI “llevó a cabo sofisticadas operaciones de vigilancia con el objetivo de impedir de manera directa el ejercicio de los derechos de libertad de expresión y asociación que establece la primera enmienda de la Constitución”. Entre las malintencionadas actividades del COINTELPRO estuvo el intento del FBI de amedrentar a Martin Luther King Jr con la amenaza de dejar al descubierto un presunto romance extramatrimonial, intento que incluyó la sugerencia por parte del FBI hacia King de evitar la vergüenza quitándose la vida. Tras el informe del Comité Church, el Congreso impuso severas limitaciones al FBI y a otros organismos de inteligencia, las cuales restringieron el espionaje a nivel nacional. Entre estos cambios, figura la aprobación de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA, por su sigla en inglés). La Ley FISA obligó al FBI y a otras estructuras del gobierno a recurrir a un tribunal secreto, el Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera, para poder intervenir líneas telefónicas dentro del territorio nacional. Luego tuvieron lugar los ataques del 11 de Septiembre de 2001 y la aprobación de la Ley Patriota, que otorgó amplios nuevos poderes de espionaje a las agencias de inteligencia, entre ellas, el FBI. El artículo 215 de esa ley ha sido muy criticado, en primer
Bajo la atenta mirada de la NSA y el FBI lugar, por permitir al FBI obtener registros de los libros que las personas llevan en préstamo de las bibliotecas. Sin embargo, actualmente, a más de 10 años de la aprobación de la ley y gracias a la información filtrada por Snowden, podemos observar que el gobierno ha utilizado la Ley Patriota para llevar a cabo operaciones de intervención de todas las comunicaciones electrónicas, entre ellas, los “metadatos” telefónicos, que pueden ser analizados de forma tal que revelen datos íntimos de nuestra vida. Sin dudas, estamos ante la legalización de un sistema de vigilancia total verdaderamente orwelliano. En lo que se ha considerado una prueba de fuego para la posibilidad de reducir los programas de espionaje interno del gobierno de Obama, una coalición bipartidaria de republicanos libertarios y demócratas progresistas presentó una propuesta de enmienda al más reciente proyecto de ley de autorización de defensa. Justin Amash, republicano, y John Conyers, demócrata, ambos de Michigan, impulsaron conjuntamente la enmienda, que habría impedido que la NSA obtuviera financiamiento para recopilar los registros telefónicos y datos de personas que no se encuentran bajo investigación. La casa Blanca se tomó en serio la po-
sibilidad de que su facultad de espiar pudiera verse limitada por el Congreso. En la víspera del debate sobre la enmienda Amash/Conyers, el Director General de la NSA, Keith B. Alexander, el Director Nacional de Inteligencia, James Clapper, y miembros de la línea dura de los comités de inteligencia del Congreso ejercieron presión sobre miembros de la Cámara de Representantes. Finalmente, la enmienda fue derrotada por un estrecho margen. Un proyecto de ley que, de manera similar a la enmienda Amash/Conyers, dejaría sin efecto el programa de la NSA se encuentra actualmente en tratamiento en comisiones. Gracias a Edward Snowden y a los periodistas que redactan noticias basadas en sus denuncias, sabemos hoy que el gobierno de Obama recopila grandes cantidades de nuestra información. Martin Luther King Jr fue un disidente, un líder social y un crítico de las guerras de Estados Unidos en el extranjero y de la pobreza y el racismo en su país. Lo espiaron, y su tarea se vio afectada por el gobierno federal. El quincuagésimo aniversario de la Marcha sobre Washington es el 28 de agosto. Profundamente consternado por la represión de la disidencia que tiene lugar bajo el gobierno de Obama, el académico Cornel
West, profesor de Filosofía y Estudios sobre religión en Nueva York, se pregunta: “¿Saben que habrá una marcha en agosto, no? Y lo irónico es que el Hermano Martin [Luther King] no estará invitado a la marcha en su honor porque hablaría de los aviones teledirigidos, hablaría de los delincuentes que están al frente de Wall Street, hablaría de la clase trabajadora, empujada a la marginalidad mientras que las ganancias van a parar a los bolsillos de los ejecutivos de las grandes empresas. Hablaría del legado de la supremacía blanca. ¿Piensan que los que van a ir a la marcha hablarán de los aviones teledirigidos? ¿O del presidente teledirigido? ¿Piensan que los que van a ir a la marcha hablarán de los vínculos con Wall Street? Permítannos decir la verdad, salir del escenario montado por Obama y decir: ’¿Saben qué? Nos enfrentamos a delincuentes allá arriba y acá abajo. Basta de hipocresía. Dejemos al descubierto la deshonestidad y seamos leales al legado de del hermano King’”. Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna. © 2013 Amy Goodman Texto en inglés traducido por Fernanda Gerpe. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
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DEBATE José Woldenberg
Coaliciones y
. Dos premisas elementales: A) Las coaliciones de gobierno se forjan por necesidad. Es natural que la aspiración legítima de todo partido sea la de gobernar en solitario. No obstante, querer no es poder. En muchas ocasiones el partido mayor no tiene los asientos en el Congreso indispensables para gobernar en solitario.
de una coalición de gobierno. Sé que en la realidad existen muchos matices, pero esta fórmula esquemática me servirá solo como punto de partida de mi exposición. 2. Durante la larga etapa en que México vivió bajo el formato de un partido hegemónico a nadie se le ocurría plantear los temas de los gobiernos de coalición y menos aún el de la transformación del régimen político. De las filas de un partido sa-
tada: la capacidad que tiene un gobierno para hacer avanzar sus iniciativas en el espacio institucional. Sé que hay otras acepciones pero por lo pronto no me interesan. 4. Pero México vivió un auténtico proceso de transición democrática. Pasamos de un sistema de partido casi único (como lo denominó un ex presidente) a un sistema plural de partidos, de elecciones sin competencia a elecciones ampliamente
anodina en materia política, se convirtió en un actor fundamental que desahoga controversias constitucionales y acciones de inconstitucionalidad. Ello sucedió entre 1977 y 1997. 5. Lo que se ha instalado en México desde entonces es la coexistencia en el entramado estatal de un pluralismo equilibrado. Por las elecciones de 1988 por primera vez el PRI no contó con los votos su-
B) El régimen de gobierno modula la necesidad y viabilidad de las coaliciones de gobierno. Mientras en un régimen presidencial el titular del Ejecutivo emerge de la votación popular (bueno en Estados Unidos sale de la decisión del Colegio Electoral), en los regímenes parlamentarios el gobierno surge de la decisión del Congreso. En un régimen presidencial el titular del Ejecutivo puede serlo sin necesidad de contar con una mayoría que lo respalde en el Legislativo. En un régimen parlamentario cuando un partido tiene la mayoría absoluta normalmente construye un gobierno monopartidista y cuando carece de esa mayoría tiene que construirla a través
lían el presidente de la República, todos los gobernadores, todos los senadores, más de 75 por ciento de los diputados. El Presidente, que llegó a convertirse en la cúspide, ordenador y árbitro en relación al resto de los poderes constitucionales y fácticos, no requería coalición alguna. Con los votos de literalmente su partido en el Congreso tenía suficiente para hacer prosperar sus iniciativas. Se convirtió así en el principal legislador y no encontraba contrapesos en los otros poderes constitucionales. Teníamos pues mucha gobernabilidad y nula democracia. 3. Un paréntesis: asumo por gobernabilidad en este texto su acepción más limi-
disputadas y de un mundo de la representación habitado básicamente por una sola fuerza política a un mundo de la representación en el cual convive y compite un pluralismo equilibrado. No fue solo un cambio electoral como algunos dicen. Sino que el cambio electoral modificó de manera radical las rutinas de gobierno. Transitamos de una presidencia omnipotente (o casi) a una presidencia acotada por otros poderes constitucionales e incluso fácticos, de un Congreso subordinado a la voluntad del ejecutivo a un Congreso cuya mecánica se explica por la interacción producto de la nueva y cambiante correlación de fuerzas, e incluso la Corte, durante décadas
ficientes en la Cámara de Diputados para realizar una reforma constitucional. Pero a partir de 1997 ningún partido obtuvo los asientos necesarios en la llamada Cámara baja como para hacer su simple voluntad. Y algo similar sucedió en el año 2000 en el Senado. Desde entonces –son ya 16 años y serán 21 al terminar la presente administración, porque pase lo que pase en las elecciones de 2015, el gobierno y su partido no tendrán mayoría absoluta de votos en la Cámara de Senadores- ninguna fuerza política en singular ha podido hacer su voluntad en el Congreso de la Unión. 6. Todo lo que ha aprobado el Congreso en esta larga etapa ha sido fruto de alguna
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régimen de gobierno coalición. Antes sin embargo, vale la pena distinguir los acuerdos o coaliciones parlamentarias de las electorales. 7. Coaliciones electorales hemos tenido muchas. Pero no necesariamente se han traducido en coaliciones legislativas y mucho menos en coaliciones de gobierno. Por ejemplo, la coalición electoral que logró la primera alternancia en el Poder Ejecutivo (PAN-PVEM) se rompió antes que tomara posesión el nuevo presidente de la República Vicente Fox. Y las coaliciones electorales se han convertido en parte del paisaje nacional. En las elecciones estatales que acaban de pasar, 14 estados renovaron sus congresos y ayuntamientos y en Baja California además se eligió gobernador. Los alineamientos resultaron interesantes. El Movimiento Ciudadano fue solo en 13 entidades, pero en Chihuahua se sumó a la coalición encabezada por el PRI. El PANAL fue solo en cinco entidades; con el PAN y el PRD en Baja California y Puebla y con el PRI y el PVEM en Chihuahua, Durango, Quintana Roo, Tamaulipas, Sinaloa y Veracruz. El PT apareció sin compañía en 8 estados, pero en Baja California y Chihuahua se unió al PRI-PVEM, al PAN en Durango, al PAN-PRD en Oaxaca y Sinaloa y al PRD en Tlaxcala. El Verde fue aliando del PRI en 12 estados, pero en Zacatecas y Coahuila fue solo. El PRD fue solo en 7 estados, en 6 con el PAN y algún otro partido y en uno con el PT solamente (Tlaxcala). El PAN no cocinó ninguna alianza en 7 entidades, en 6 fue con el PRD y en uno con el PT (Durango). Y el PRI fue solo en Zacatecas y Coahuila, con el PVEM en 12 estados y en algunos casos, como ya apuntamos, sumaron al PANAL, al PT o al MC. (Enfoque 7 de julio de 2013). 8. La sola enumeración nos ilustra un pragmatismo que trasciende a las formaciones políticas. No hay un solo partido que renuncie a las coaliciones electorales. Ese pragmatismo tiene una cara virtuosa: es difícil reavivar, cuando se ponen en acto las alianzas electorales, el discurso que demoniza a los adversarios, que los convierte en encarnaciones del mal, en expresiones de causas innombrables. Es decir, una dosis de pragmatismo ayuda a convertir a la política democrática en lo que es o debe ser: una fórmula para la coexistencia y competencia de la diversidad política e ideológica. Pero por supuesto, el pragmatismo extremo tiene derivaciones muy poco virtuosas, entre otras, una posible fusión/confusión entre partidos que hace indescifrable para muchos lo que se encuentra en juego, que difumina los signos de identidad, que vacía de sentido a la propia política. Pero en fin, lo que quiero subrayar es que coaliciones electorales hemos tenido a raudales. Lo que eventualmente puede ser un piso o un antecedente para las coaliciones de gobierno. 9. No obstante coaliciones legislativas dignas de ese nombre no. Incluso cuando en ocasiones han estado precedidas de coaliciones electorales. Lo que ha privado a lo largo de estos lustros en el Congreso han sido las coaliciones coyunturales, puntuales, y por ello mismo efímeras, volátiles. Dado que la aritmética democrática es simple y contundente, desde 1997 en la Cámara baja y desde 2000 en la Cámara alta, cada vez que se ha querido realizar una reforma constitucional o legal, se ha
confeccionado la Ley de Ingresos o el Presupuesto, e incluso cuando se quiere integrar una comisión, se ha requerido la forja de alguna coalición. Solo así las iniciativas han prosperado. La etapa del partido hegemónico al que la bastaba su voluntad para hacer y deshacer se difuminó. Pero las alianzas legislativas del último período invariablemente han sido coyunturales y por ello fugaces. 10. La novedad del Pacto por México es que es un intento consiente y con sentido por trascender esa situación. Escribí apenas se anunció: “No. No es la reedición de un viejo ritual. Tampoco una rutina inercial. Se trata de una operación política de gran-
des dimensiones que ciertamente tiene antecedentes, pero a los que rebasa con creces. .. El “Pacto por México”, firmado por las tres fuerzas políticas más implantadas del país y el Presidente de la República, representa una especie de programa de gobierno y legislativo abarcante y con un horizonte temporal vasto. Sus temas son centrales y constituyen un abigarrado mural de los asuntos estratégicos de la llamada agenda nacional. El Pacto es posible porque el PRI, PAN y PRD hacen un reconocimiento de la legitimidad de sus adversarios y en ese sentido puede observarse como un eslabón civilizatorio: partidos con idearios, diagnósticos
y propuestas diversas logran construir un piso común; partidos recurrentemente enfrentados –y que seguirán generando diferencias y conflictos- son capaces de delinear un horizonte inclusivo. Es también fruto del reconocimiento de la contundencia de la aritmética democrática: dado que ninguno tiene la mayoría de legisladores necesaria para gobernar en solitario, tienen que construir acuerdos, compromisos. El Pacto sirve además para destensar las relaciones políticas, para –en principio- crear otro ambiente entre los involucrados –que en sí mismo puede propiciar más diálogo A PÁGINA 6
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y acuerdos-, y para ofrecer al país un horizonte, una serie de objetivos y compromisos que pueden y deben ser evaluados por las más diversas voces. 11. Pero además el Pacto significa dejar atrás la pretensión de construir mayorías congresuales de manera artificial. No sé si sea necesario repetirlo. Creo que sí. A lo largo del período que he llamado de pluralismo equilibrado, aparecieron diversos intentos de exorcismo. No podía ser de otra manera. Tantos años de falta de obstáculos a la voluntad presidencial, tenían que generar un sentimiento de añoranza por aquellos tiempos. Y así, desde la academia, el periodismo y la política empezaron a inventarse o reinventarse recetas para conjurar la pluralidad equilibrada que habita el Congreso. Auténticos magos saltaron a la escena: ¿por qué no volver a introducir una cláusula de gobernabilidad que convirtiera a la mayoría relativa de votos en mayoría absoluta de escaños? ¿Por qué no permitir que toda la votación obtenida se aplicara sin límite en el reparto de diputados plurinominales? ¿Por qué no hacer una segunda vuelta en la elección presidencial que coincidiera con la primera y única vuelta para elegir al Congreso? No fueron propuestas marginales. Las primeras dos las enunció el hoy Presidente y la tercera el anterior. Su intención: si los votos no le eran suficientes al partido mayoritario para ser la mayoría absoluta en las Cámaras, pues la ley les podía dar una buena ayudadita. El Pacto por México es una expresión clara de que las principales fuerzas políticas del país han comprendido que cuando los votantes no construyen una mayoría congresual, la política tiene que hacerlo. 12. Hemos llegado así no a una situación novedosa. Sino a la constatación de que México vive una situación novedosa: la coexistencia de un pluralismo equilibrado –sin mayoría absoluta- en el mundo de la representación. Y la pregunta que se abre paso es si nuestra fórmula de gobierno es la adecuada. Durante los últimos años noventa del siglo pasado y los primeros de este siglo existió la ilusión –más bien conservadora- de que algún partido pudiese construir o reconstruir su hegemonía, que el empate de fuerzas a lo mejor resultaba coyuntural, que quizá evolucionaríamos hacia un sistema bipartidista. No fue así. Todo parece indicar que la diversidad política llegó para quedarse. Y entonces las preguntas sobre nuestro sistema de gobierno se abren paso. Porque si nuestros sistemas partidista y electoral han sufrido transformaciones tan radicales, más de uno se pregunta si podemos y debemos mantener intocado nuestro sistema de gobierno. 13. El Instituto de Estudios para la Transición Democrática (fundado en 1989, y hago esa aclaración porque el nombre ya le resulta impropio, puesto que la famosa transición ha concluido hace un buen rato) al que pertenezco publicó hace unos meses un libro titulado Equidad social y parlamentarismo (Siglo XXI. 2012). Sus ejes fundamentales están contenidos en el enunciado: ¿cómo edificar una sociedad más cohesionada, menos escindida, desigual, polarizada? y ¿qué fórmula de gobierno sería la más adecuada para fomentar al mismo tiempo el máximo de representatividad con el máximo de gobernabilidad? No estamos ahora para discutir el primer gran tema, sino el segundo. Y nuestra respuesta era: México debería transitar de un sistema presidencial a otro parlamentario. Deberíamos establecer que nuestro sistema mixto de integración
CORREO del SUR de la Cámara de Diputados se ajustara para arrojar una representación estricta de los votos; es decir una traducción rigurosamente proporcional entre votos y escaños (representatividad), en el marco de un sistema parlamentario que por supuesto supondría que si un partido en singular logra la mayoría absoluta de los asientos pueda gobernar en solitario, pero que si no, estuviera obligado a construir una mayoría que le permitiera construir gobierno (lo cual presuntamente sucedería a través de una coalición de gobierno) (gobernabilidad). 14. Quiero decir entre paréntesis que nuestra propuesta también tenía un sentido de oportunidad. Salirle al paso a la ola de iniciativas que querían exorcizar el pluralismo equilibrado, mediante reformas que construyeran una mayoría artificial en el Congreso (Ver punto 11). Se trataba de demostrar que existían salidas que no suponían una merma o supresión de la representatividad. 15. Hoy, el Pacto por México expresa el compromiso de introducir una reforma constitucional para fomentar gobiernos de coalición. Dice que el Presidente tendría la facultad constitucional de optar por un gobierno de coalición construyendo un acuerdo con otros partidos que debería traducirse en un programa de gobierno, una agenda legislativa y un gabinete conjunto. Al señalar esos tres elementos estamos hablando de un auténtico gobierno coaligado. En la propuesta del Pacto, el gobierno de coalición aparece como una posibilidad: se requeriría la voluntad del Presidente y que se lograra forjar un acuerdo. Si no, el Presidente seguiría al frente de un gobierno de minoría. Creo que sería un paso importante en la dirección correcta. 16. Por su parte senadores del PAN y el PRD han presentado también una iniciativa de gobiernos de coalición. Cuando se conocieron los 30 puntos de la “agenda mínima” escribí un artículo (Reforma, 20 de junio de 2013), señalando que los enunciados en la materia diseñaban un “gobierno imposible”. Pensaba entonces que seguramente en el momento de dar a conocer la iniciativa desglosada – desarrollada- aparecerían los “pesos y contrapesos” suficientes para darle sustentabilidad y equilibrio. Pero no sucedió así. Por ello vuelvo a poner a circular mis notas. 17. Imaginemos que hubiese pasado en las tres últimas elecciones generales si las reglas que acaban de presentar los senadores del PRD y el PAN en su “agenda mínima” hubiesen estado vigentes. Segunda vuelta, ratificación del gabinete por las dos Cámaras y moción de censura, pueden, de manera combinada, armar un gobierno imposible. La segunda vuelta simbólicamente fortalecería al presidente, solo para que a la vuelta de la esquina se viera atrapado por el Congreso. Veamos. a. Los senadores proponen “segunda vuelta electoral para la elección presidencial”. En 2000, 2006 y 2012 hubiese sido necesaria ya que ninguno de los candidatos obtuvo más del 50 por ciento más uno de los votos. En 2000 Vicente Fox y Francisco Labastida se hubieran enfrentado en una segunda ronda. En 2006, Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obra-
dor y en 2012 Enrique Peña Nieto y López Obrador. Demos por bueno que cualquiera de ellos podía ganar. b. El Presidente electo hubiera tenido que presentar al Congreso (a sus dos Cámaras) la aprobación de un “Jefe de Gabinete” y de todos los integrantes de su gabinete. Además un “convenio programático”, de tal suerte que se instalara un gobierno de coalición. I) Si en 2000 el ganador de la segunda vuelta hubiera sido Fox tendría en principio el apoyo de 206 diputados y 46 senadores del PAN (recuerden que nadie plantea la segunda vuelta para los legisladores). Hubiese tenido la necesidad de sumar a 45 diputados y a 19 senadores para construir esa mayoría en el Congreso. Solo el PRI le hubiera garantizado forjar más de 50 por ciento más uno en ambas Cámaras. Con sus 211 diputados y sus 60 senadores no solo tendrían mayoría absoluta sino incluso calificada. Con el PRD y sus 50 diputados le hubiera bastado para tener mayoría absoluta en esa Cámara pero sus 15 senadores no resultaban suficientes. Entonces, una sola opción. II) Si el ganador hubiese sido Francisco Labastida el escenario le ofrecía dos opciones. Con sus diputados y senadores (ver supra) hubiese podido optar por el PAN o por el PRD. Con el primero en la Cámara de Diputados hubiese sumado 417 y en el Senado 106. Pero también con el PRD hubiera podido tener mayoría absoluta: 261 en Diputados y 75 en Senadores. III) Ahora imaginemos que López Obrador hubiera ganado en segunda vuelta en 2006. Con 158 diputados del PRD, PT, Convergencia y 31 senadores de los mismos partidos, hubiera estado obligado a pactar con el PAN o con el PRI la formación de un gobierno de coalición. Felipe Cal-
derón, por su parte, con 206 diputados y 52 senadores hubiese estado en la misma situación. El Verde, el PANAL y Alternativa Socialdemócrata sumaron 32 diputados y 7 senadores, insuficientes para construir mayoría tanto para AMLO como para Calderón. No sigo con los numeritos para 2012 por falta de espacio. La fórmula obliga a construir un gobier-
no con apoyo mayoritario. Esa es su virtud. Reconocer que no convienen –o que son muy arduos- los gobiernos de minoría. El “pequeño detalle” en la propuesta es que no dice que sucede si no se logra una negociación como la diseñada. En la fórmula, el Presidente está sujeto a la voluntad (buena o mala) de una o dos fuerzas políticas distintas a las de su partido. Es su rehén porque no aparece trazada una salida ante la imposibilidad de forjar una mayoría absoluta que respalde la gestión presidencial. ¿Se podría dar el caso de un presidente sin gabinete? (No veo en la propuesta las salidas de emergencia necesarias). c. Pero además, según la iniciativa, existiría la posibilidad de una “moción de censura a cargo de cualquier Cámara para destituir al Jefe de Gabinete o a los integrantes del gobierno”. O sea que en el momento que la mayoría congresual (construida previamente) se rompiera sería posible que el gobierno, en minoría en las Cámaras, viera como uno tras otro de sus integrantes podría ser censurado por una alianza opositora. Incluso en algunos regímenes parlamentarios se ha llegado a la conclusión que las mociones de censura a los gobiernos solo son posibles si las hasta entonces minorías ofrecen la forja de una nueva mayoría alternativa; para no propiciar ausencias de gobierno. (Y las mociones de censura suelen ser a los gobiernos, no a los miembros individuales que los componen). ¿Pero qué pasa en un régimen presidencial donde el titular del ejecutivo no emerge del legislativo? En las elecciones intermedias de 2003, el PAN vio disminuir el número de sus diputados hasta 151 y el PRI creció hasta tener 224. El Tricolor con el Verde (17), PT (6) y Convergencia (5) tendrían los votos suficientes para censurar a los miembros del gabinete. En 2009, también, tanto el bloque de izquierda como el PAN descendieron en sus respectivos diputados. d. Concluía entonces: no está mal que por fin se haya instalado la discusión de cuál es el régimen de gobierno que mejor embona con un sistema pluripartidista equilibrado. Al parecer ningún hechicero logrará erradicar esa diversidad en el mundo de la representación. Pero el eventual nuevo diseño de gobierno debe ser armónico y capaz de fomentar la gobernabilidad. No una aspiradora que succionando iniciativas de aquí y de allá acabe trazando las líneas de un gobierno imposible. 18. Lo bueno de esto es que, al parecer, casi todos entendemos que el pluralismo político llegó para quedarse. Y que esa es una buena nueva. Y que no requerimos de exorcistas para conjurarlo, sino de las artes de la política para sumar y hacerlo productivo, y de un diseño institucional que fomente las coaliciones de gobierno. Un régimen parlamentario puede combinar de buena manera las más amplia representatividad de las distintas corrientes y la más amplia gobernabilidad a través de coaliciones de gobierno. (Texto presentado en el Foro organizado por la Fundación Ebert y el Instituto de Estudios de la Transición Democrática, el 30 de julio de 2013 en la Casa Lamn, D.F. CDS)
CORREO del SUR Salim Lamrani
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omo de costumbre, el presidente cubano se mostró muy crítico durante su intervención el 7 de julio de 2013 ante el Parlamento cubano. Se afirma, otra vez, en su papel de primer disidente del país. 1. Con la legalización del dólar en 1993 después de la grave crisis económica que golpeó Cuba tras el desmoronamiento del bloque soviético, se estableció un sistema de dualidad monetaria en el país. En 2002, además del peso cubano y del dólar, se introdujo el peso convertible (CUC) en la isla. De 2002 a 2004 circularon así tres monedas en Cuba hasta la desaparición del dólar en 2004. Ahora, el peso cubano convive con el peso convertible con una diferencia de valor de 1 a 24. Esta doble moneda es fuente de desigualdad en la nación en la medida en que la mayoría de los cubanos reciben su salario en pesos cubanos y no en CUC, reservados al sector turístico. Raúl Castro es consciente de esta realidad. Según él, “el fenómeno de la dualidad monetaria constituye uno de los obstáculos más importantes para el progreso de la nación”. 2. El presidente cubano es un acérrimo detractor de la indolencia e incompetencia que caracterizan a veces los cubanos y enfatiza “la necesidad de una lucha enérgica y sin tregua contra los malos hábitos y los errores que en las más diversas esferas cometen diariamente muchos ciudadanos, incluso militantes”. 3. La crisis económica que engendró el Periodo Especial que empezó en 1991 ha tenido un impacto sumamente negativo en los valores de la sociedad cubana, que es ahora menos solidaria y más egoísta. “Hemos percibido con dolor […] el acrecentado deterioro de valores morales y cívicos, como la honestidad, la decencia, la vergüenza, el decoro, la honradez y la sensibilidad ante los problemas de los demás”. 4. Raúl Castro fustiga los robos recurrentes que se comenten contra el Estado, que se han vuelto la norma: “Una parte de la sociedad ha pasado a ver normal el robo al Estado”. 5. El presidente denuncia también “las construcciones ilegales, además en lugares indebidos” así como “la ocupación no autorizada de viviendas”. 6. El reino de la “impunidad” favorece “la comercialización ilícita de bienes y servicios” en Cuba y afecta ampliamente la economía nacional y los recursos del Estado. 7. Un importante número de funcionarios cubanos no cumple los horarios en los centros laborales por los cuales reciben un salario, lo que impacta negativamente en la productividad del país y afecta al buen funcionamiento de los servicios públicos. 8. “El hurto y sacrificio ilegal de ganado” es un fenómeno en plena expansión, así como “la captura de especies marinas en peligro de extinción”, “la tala de recursos forestales, incluyendo en el magnífico Jardín Botánico de La Habana” 9. “El acaparamiento de productos deficitarios y su reventa a precios superiores” se ha vuelta una actividad lucrativa en Cuba donde personas sin escrúpulos aprovechan las dificultades y vicisitudes cotidianas de la población para dedicarse a la especulación. 10. El desarrollo de juegos ilegales está en pleno auge en la isla e implica sumas consecuentes. 11. La corrupción es una realidad endémica en Cuba y numerosos funcionarios aceptan “sobornos y prebendas”. 12. Cierta categoría de la población se
Las 25 verdades de Raúl Castro sobre Cuba
dedica al “asedio al turismo”, lo que puede representar un grave peligro para la economía del país que depende de este sector, el cual representa la tercera fuente de ingresos de la nación. 13. Raúl Castro lamenta las violaciones del “deber ciudadano” y los atentados contra la vida en comunidad. Fustiga el escándalo diurno y nocturno, el hecho
de marcar paredes o botar desechos en la vía, el consumo de alcohol en lugares públicos y conducir vehículos en estado de embriaguez, así como la destrucción de bienes públicos, hechos cada vez más recurrentes en la sociedad. 14. Las violaciones de las reglas elementales de la higiene, como la cría de cerdos en plena ciudad, ponen en peli-
Domingo 4 de agosto de 2013
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gro la salud de la población. 15. El fraude en el pago del pasaje en el transporte público también es un fenómeno preocupante, al cual se agrega el robo de los ingresos de la venta de pasajes por los propios “trabajadores del sector”. 16. A pesar de medio siglo de Revolución y la elaboración de un sistema social basado en la solidaridad y la ayuda a los más vulnerables, el presidente cubano constata que “se ignoran las más elementales normas de caballerosidad y respeto hacia los ancianos, mujeres embarazadas, madres con niños pequeños e impedidos físicos”. 17. Lo más grave según él es que “todo esto sucede ante nuestras narices, sin concitar la repulsa y el enfrentamiento ciudadanos”. 18. La educación es uno de los grandes logros del proceso revolucionario cubano y uno de los pilares de la cohesión social. No obstante, este sector no está exento de críticas. Raúl Castro denuncia la implicación de algunos maestros y familiares en casos de fraude académico, con consecuencias nefastas para la sociedad. “Es sabido que el hogar y la escuela conforman el sagrado binomio de la formación del individuo en función de la sociedad y estos actos representan ya no solo un perjuicio social, sino graves grietas de carácter familiar y escolar […]. La familia y la escuela deben inculcar a los niños el respeto a las reglas de la sociedad”. 19. Raúl Castro admite que aunque se hayan privilegiado la prevención y el trabajo político para resolver los problemas más que la fuerza coercitiva de la ley, conviene “reconocer que no siempre ha resultado suficiente”. 20. El presidente cubano reconoce que la plaga de la “corrupción administrativa” toca a los cuadros e incluso a algunos altos dirigentes. 21. “Hemos retrocedido en cultura y civismo ciudadanos”, enfatiza Raúl Castro. 22. “Tengo la amarga sensación de que somos una sociedad cada vez más instruida, pero no necesariamente más culta”. 23. El presidente cubano fustiga “la falta de exigencia, de orden y disciplina”, “la ausencia de sistematicidad en el trabajo a los diferentes niveles de dirección y la falta de respeto, en primer lugar por las entidades estatales de la institucionalidad vigente”. 24. ¿Cómo es posible exigir entonces que la población respete las reglas vigentes si el mismo Estado no respeta la ley?, pregunta Raúl Castro. 25. Como de costumbre, Raúl Castro se mostró directo, incisivo e implacable con los miembros de su propio gobierno: “Al propio tiempo, los dirigentes desde las instancias nacionales, hasta la base, deben abandonar la pasividad y la inercia en su conducta; deben dejar de mirar al otro lado, cuando el problema está aquí, para no verlo”. *Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula The Economic War Against Cuba. A Historical and Legal Perspective on the U.S. Blockade, New York, Monthly Review Press, 2013, con un prólogo de Wayne S. Smith y un prefacio de Paul Estrade. http://monthlyreview.org/press/books/ pb3409/ Contacto: lamranisalim@yahoo.fr ; Salim.Lamrani@univ-reunion.fr Página Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel].
URUGUAY QUEDÓ A UN PASO DE LEGALIZAR LA MARIHUANA Y DEJAR EN MANOS DEL ESTADO LA PRODUCCIÓN, DISTRIBUCIÓN Y VENTA CONTROLADA DEL CANNABIS, ALGO INÉDITO EN EL MUNDO En manos del Estado l Estado asume el control y la regulación de las actividades de importación, producción, adquisición a cualquier título, almacenamiento, comercialización y distribución de la marihuana o sus derivados. Se creará un organismo estatal que emitirá licencias y controlará la producción y la distribución. El plan de regularización contempla la compraventa y el cultivo de marihuana.
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¿Quiénes podrán comprar y cultivar? Los consumidores registrados para uso recreativo de la marihuana, sólo mayores de 18 años y residentes en el país, podrán comprarla en farmacias habilitadas. Se prevén tres formas de acceder: Autocultivo personal (hasta seis plantas y un máximo de 480 gramos por cosecha al año). Cultivo en clubes con membresía (con mínimo de 15 socios y un máximo de 45, y un número de plantas proporcional con un máximo de 99). Acceso a través de la venta en farmacias. La tenencia máxima de una persona
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Lo principal de la ley aprobada (BBC)
será de 40 gramos de marihuana. También se establece en idéntica cifra el límite máximo que se podrá expender por persona al mes. Se podrá cultivar también con fines científicos y de uso medicinal, que se podrá obtener con receta médica y se habilita la producción del cannabis no psicoactivo conocido como cáñamo industrial. ¿Cómo se otorgarán las licencias? El proyecto de ley establece que se crearán los registros correspondientes para la producción, el autocultivo y el acceso a la marihuana a través de farmacias.
Estos registros se enmarcarán en la ley de protección de datos sensibles o ley de habeas datas. Se creará un organismo estatal que emitirá licencias para la compra. Y serán confeccionados y administrados por el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA), aún no creado, que dependerá del Ministerio de Salud Pública. Sin embargo, el proyecto de ley no especifica qué criterios se aplicarán para otorgar licencias, cuál será su costo, o a quienes serán autorizadas. Tampoco establece la cantidad de pro-
ducción estimada. Se prevé que estos aspectos sean regulados por el Poder Ejecutivo más adelante. El gobierno elaborará planes de prevención del consumo y estará prohibida la publicidad y la venta a menores de 18 años. La normativa determina la creación de una Unidad de Evaluación y Monitoreo de la aplicación y cumplimiento de la ley. Toda plantación no autorizada deberá ser destruida con intervención de un juez y el IRCCA será el encargado de aplicar las sanciones por infracciones a las normas en materia de licencias.
Mujica dijo que la idea es “arrebatarle el mercado a la clandestinidad e identificar un mercado a la luz del día. “Es una batalla sobre la salud pública”.
a marihuana “es una adicción peligrosa y, como cualquier adicción, no es buena”, dijo hoy el presidente de Uruguay, José Mujica, pero defendió su proyecto de legalizar el mercado para combatir el narcotráfico. “No acepto eso que se dice que (la marihuana) es mejor que el tabaco. Hay que construirle barreras culturales y sin misterio”, dijo el mandatario durante su audición radial semana. Aseguró que en la nueva ley, que tuvo media sanción en la Cámara de Diputados, “no se va a fomentar
el consumo, por el contrario”, subrayó, e hizo un llamado a proteger a los jóvenes. “No hay que dejar solos a los jóvenes en la clandestinidad, a no incentivar el misterio, teniendo en cuenta que cuando uno es joven suele verse atraído por lo prohibido”, relató. Mujica explicó que la nueva ley, cuya sanción definitiva puede demorar varios meses, intenta “una regulación” de algo que ya existe, que funciona “delante de nuestras narices, en una esquina, en las puertas de los
CORREO del SUR Director General: León García Soler
liceos” secundarios. Por eso, la idea es “arrebatarle el mercado a la clandestinidad e identificar un mercado a la luz del día. “Es una batalla sobre la salud pública”, afirmó. Para el presidente uruguayo se trata de una alternativa de vanguardia en el mundo entero que solamente el tiempo demostrará si da resultados. El presidente uruguayo está convencido que las herramientas de represión usadas hasta ahora en gran parte del mundo no han dado resultados. La Tercera, cl.
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