Correo Del Sur No 358

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Número 358 Octubre 27, 2013

El Tea Party divide a los republicanos / Las audiencias también tienen voz / Un imperio de palabras / “Se puede alimentar al mundo” /

El petróleo, Azerbaiyán y el extraño caso de Rick Bourke / Consorcio Petrolero explotará en Brasil aguas ultraprofundas


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El Tea Party divide Albert Garrido “Han sido las dos mejores semanas del Partido Demócrata en los últimos tiempos porque estuvo fuera del centro de atención y no tuvo que mostrar sus ideas”. Linsay Graham, senador republicano por Carolina del Sur

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s difícil imaginar una operación política más desventajosa, estéril y arbitraria que la desencadenada por el ala ultraconservadora del Partido Republicano de Estados Unidos para poner al presidente Barack Obama contra las cuerdas. Aunque el parche aprobado por las dos cámaras del Congreso no es más que un remedio provisional, seguramente insuficiente, ha resultado vencedor el gran adversario a batir a ojos del Tea Party, ninguna de las exigencias republicanas ha llegado a buen puerto y, lo que es peor, una profunda división se ha adueñado del partido. Lleva razón un clásico del republicanismo conservador como el senador por Arizona John McCain cuando reclama, no sin retranca, que alguien le cuente qué ha sucedido. Al mismo tiempo, la derrota republicana ha dejado al descubierto los límites del poder del Tea Party. Ha saltado por los aires la convicción de que las finanzas se sienten más cómodas con el liberalismo a ultranza de los ultraconservadores que con el intervencionismo moderado de la Casa Blanca: en realidad, para la trabajosa salida de la crisis, Wall Street prefiere un capitalismo ordenado a un crecimiento sin tutela. Voces tan influyentes como George Soros, Bill Gates y Warren Buffett han insistido en la necesidad de promover un capitalismo pautado, custodiado por un Gobierno solvente que pueda salir al rescate del sistema cuando zozobra, como sucedió en el bienio 2008-2009. Todo eso desoyó

el Tea Party cuando creyó que podía supeditar la aplicación de una ley socializante como la de asistencia sanitaria, aprobada por el Congreso y en vigor, a través de la impugnación a las bravas de la política del presidente. El desenlace de esta crisis de perfiles a menudo grotescos ha resultado en una “rendición casi incondicional” de los republicanos, como subrayaron The New York Times y, con él, todos los medios liberales, incluso aquellos que optaron por la neutralidad, si es que esta fue posible mientras la Administración federal permanecía cerrada y se aproximaba el día en el que Estados Unidos se iba a declarar en suspensión de pagos. El tiempo que ha ganado la Casa Blanca para negociar y evitar que las crisis fiscales se conviertan en una tradición malsana es el mismo del que dispone el Grand Old Party (GOP), apodo del Partido Republicano, para restañar las heridas dejadas por la pugna interna. Tan urgente es para Obama encontrar una solución definitiva al riesgo de cierre gubernamental antes del 15 de enero y al techo de gasto antes del 7 de febrero, como para los republicanos evitar el desgaste de un nuevo espectáculo de radical intransigencia. Pero para superar la imagen dejada ahora precisan recuperar los conservadores –la extrema derecha, más apropiadamente– el sentido de la realidad, y aceptar que menos del 30% de la opinión pública secunda su comportamiento. Por de pronto, el Tea Party ha suministrado abundante munición a los adversarios del GOP. En términos estrictamente contables, porque la crisis fiscal ha tenido un coste de 17.700 millones de euros (24.000 millones de dólares), equivalentes, según Standard and

Poor’s, al 0,6% de la tasa de crecimiento calculada para el cuarto trimestre del 2013 (0,5%, según los cálculos de Moody’s). En términos políticos, las bolsas y el mercado de la deuda han secundado el enfoque demócrata del problema. En términos personales, porque figuras relevantes republicanas como John Boehner, presidente de la Cámara Representantes, y varios senadores de largo recorrido han visto erosionada su imagen a causa de la obstinación de los ultras, que han impuesto al Partido Republicano una estrategia de tierra quemada. Mientras tanto, Eric Cantor, estrella rutilante de los neo neocons en la Cámara de Representantes, y otros actores de la misma compañía han salido casi indemnes del lance gracias a su habilidad para prodigarse lo justo en público y limitarse a porfiar entre bambalinas. Son minoría los que comparten hoy la reflexión de William Kristol, uno de los gurús del pensamiento neocon, en el semanario The Weekly Standard. Sostiene Kristol que, “incluso si se considera que el presidente ha obtenido esta semana una victoria a corto plazo”, sus efectos se desvanecerán rápidamente porque prevalecerán los del “lanzamiento catastrófico” del Obamacare, del Estado del bienestar, de la debilidad liberal en el extranjero, y “la gran arrogancia del Gobierno y el desprecio por el pueblo estadounidense”. Lo cierto es que en un país donde el 15% de la población –45 millones de personas– carece de seguro médico, es difícil imaginar una reacción generalizada contra la reforma sanitaria, salvo en medios que se han impuesto la misión histórica de acabar con Obama. Para la mayoría, el presidente ha impuesto su criterio y los demócratas han

Las audiencias también “La sociedad mexicana es muy consciente de que en breve tenemos que buscar mayor pluralidad, mayores derechos para el consumidor” declara Agustín Ramírez, presidente de la Asociación Mexicana por el Derecho a la Información (AMEDI). Para regular la reforma constitucional en Telecomunicaciones aprobada el pasado abril, la AMEDI lidera una Iniciativa Ciudadana que ha presentado su propuesta de Ley Secundaria reglamentaria. Radio Nederland

Cristina Fernández El contenido de la Iniciativa a AMEDI agrupa a un conjunto de asociados que tiene como objetivo defender los derechos a la libertad de expresión y al acceso a información de la sociedad mexicana. Sus más de diez años de trabajo la sitúan como una de las principales organizaciones para la defensa de una telecomunicación de calidad en México. La ley constitucional de telecomunicaciones aprobada el pasado abril tiene efectos a nivel normativo, es decir, su aplicación real todavía no ha llegado. La AMEDI y otras asociaciones del sector se han unido para defender una serie de especificaciones que, según ellos, debe incluir esta reforma para garantizar los derechos de información y libertad de expresión. Con el apoyo de más de 300 organizaciones sociales, profesionales, personalidades académicas y artísticas, la AMEDI hizo entrega del proyecto común al Consejo Rector del Pacto por México el pasado septiembre. ¿Y cuál es el propósito? “Que sea el referente más importante para que las cámaras legislen y tengamos pronto una ley secundaria”, especifica Agustín Ramírez. La iniciativa es un proyecto de ley convergente: las antiguas leyes federales de Radio y Televisión y Telecomunicaciones, de 1960 y 1995 respectivamente, se actualizarían y fusionarían en una sola. Bajo los 13 títulos del texto, se encuentran casi 400 artículos con todo tipo de especificaciones para los principios establecidos en la reforma constitucional. “Hacemos un desglose y un listado de cuáles son

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los derechos de los usuarios de los servicios de telecomunicaciones”, explica Ramírez. El contenido del texto abarca las principales líneas marcadas por la reforma, desde el uso del espectro electromagnético “establecemos también estas diferencias entre los usos público, social y el uso comercial”; hasta la regulación que debe tener la publicidad, “introducimos hipótesis para acortar la publicidad engañosa”. ¡Las audiencias también tienen derechos! Anteriormente a esta reforma constitucional, los derechos de los consumidores de medios se encontraban entre luces y sombras. Las posibilidades de reclamo y defensa estaban limitadas por la abstracción del término. Ahora, finalmente “se señala que las audiencias tienen un derecho en relación con, justamente, esta obligación del estado de proporcionar el servicio de telecomunicaciones”, explica Agustín Ramírez. La sociedad mexicana se mantiene expectante ante los cambios efectivos que conllevará la reforma constitucional. Para Ramírez, la ciudadanía debe ser “vigilante en lo individual”. Es importante que cambie su actitud pasiva por una concienciación de los derechos que tendrá como audiencia y demandar lo que le corresponde como colectivo reconocido en la Constitución. En relación al recién creado Instituto Federal de Telecomunicaciones, IFETEL, la AMEDI trabajará para crear un instituto de observación de las políticas públicas para que “la transformación no se quede en el papel”. Para ello, la AMEDI realizaría evaluaciones cuatrimestrales de los proyectos que emprenda el IFETEL y los presentaría al poder político y a la sociedad. La transparencia y publicidad de cuentas son dos de las exigencias de la AMEDI para todo el proceso de cambio: “que el conjunto de los mexicanos tenga un conocimiento de lo que está haciendo el IFETEL”. Fin del “modelo de poder” Para esta asociación mexicana, los resultados del pacto abren un camino “positivo”, como demuestra el acuerdo


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a los republicanos

gestionado la crisis sin sufrir apenas rasguños. Aunque Boehner repita una y otra vez que quiso negociar hasta el final, “pero la respuesta siempre fue no, no, no”, la impresión que ha prendido es que los republicanos quisieron poner a la Administración a los pies de los caballos, aunque fuera a costa de provocar otra recesión.

tienen voz entre los principales grupos políticos que alcanzaron el cuerdo. “La reforma constitucional es un buen elemento para inaugurar una nueva forma de entender los medios”, afirma el entrevistado. El viejo modelo de poder en los medios de comunicación asociado al poder político, estigma en México durante décadas, parecería romperse con el acuerdo alcanzado en el Congreso por las tres fuerzas parlamentarias más importantes del país. “Entendieron que era necesario un cambio de paradigma”. Sin embargo, los dos principales grupos mediáticos del país, Televisa y AztecaTV no parecen ser muy accesibles con algunas novedades del Pacto. La semana pasada, representantes de ambos grupos mediáticos no se presentaron a la reunión hospedada por la comisionada Adriana Labardini, del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFETEL), a la que también estaban invitados Dish, la AMEDI y el Observatorio de las Telecomunicaciones (Observatel). El objetivo de la reunión era dialogar sobre el “must carry” y el “must offer”, pero los representantes cancelaron su asistencia sin motivo aparente. ¿A tiempo para el deadline? A partir de la publicación de la reforma constitucional el pasado 11 de junio, se abrió un plazo de 180 días para el desarrollo y posterior aprobación de la legislación secundaria que concrete los aspectos generales de la nueva ley. A La cuenta atrás corre y no hay ningún guión de trabajo aparente. Las principales instituciones relacionadas con el proceso no se han pronunciado sobre ningún boceto específico. La propuesta de la AMEDI es una de las muchas iniciativas que otras asociaciones relacionadas con las telecomunicaciones han desarrollado. Sin embargo, habrá que esperar al término del plazo para conocer más acerca de las especificaciones de los nuevos cambios de la reforma constitucional.

Si el principio de ejemplaridad forma parte del ethos democrático, y “escandalizarse demuestra la vigencia de la ejemplaridad”, de acuerdo con la formulación del filósofo Javier Gomá, entonces la reacción de la sociedad estadounidense se ha atenido a lo que cabía esperar, incluso admitiendo que el Tea Party no es un fenómeno pasajero o una anomalía política abrazada por una minoría. El paso de la “estupidez ideológica”, citada alguna vez por Mario Vargas Llosa, a la banalización de la política, o al menos el intento de banalizarla en nombre de un individualismo sin fisuras, ha alarmado de tal manera a un segmento tan amplio y variado de la comunidad que el futuro del Partido Republicano pasa forzosamente por la revisión del reparto de papeles en su interior. “La ley de la política, que es la ley del amigo-enemigo” –otra vez Gomá– se ha adueñado del debate, también en el campo demócrata, y conduce directamente a la fractura, a una configuración binaria de la realidad, con dos frentes irreconciliables que pretenden ocupar todos los espacios de poder para evitar el pacto, consustancial a la política en las sociedades complejas y los sistemas deliberativos. Y en este ambiente permanentemente crispado, como el de ahora mismo en Estados Unidos, surgen profetas de la desregulación, del Estado insignificante y del Gobierno maniatado, como Sheldon Adelson, zar del juego, los hermanos Charles y David Koch, magnates del petróleo, y otros activistas de la extrema derecha para quienes toda ley que limite sus negocios es excesiva, gastan millones de dólares en difundir la utopía reaccionaria y desprecian los instrumentos más elementales de redistribución de recursos. Cuando Paul Ryan, destacado miembro republicano de la Cámara de Representantes, intenta delimitar los objetivos del partido –“poner la deuda bajo control, hacer una reducción inteligente del déficit y tomar medidas que pensamos harán crecer la economía y permitirán a la gente volver a trabajar”–, enumera

objetivos tan sensatos como alejados de la praxis de las últimas semanas. De ahí la presunción ampliamente difundida de que lo que de verdad importaba era lograr que Obama doblara la rodilla. La sospecha es que la distancia entre las declaraciones solemnes y los movimientos sobre el terreno se debía –se debe– a la animadversión hacia el presidente por motivos no solo ideológicos, sino también por prejuicios raciales, eludidos siempre en intervenciones públicas, medios de comunicación y foros de toda índole, pero presentes aquí y allá en una atmósfera viciada por la herencia histórica de las tragedias asociadas al color de la piel. Dicho en pocas palabras: para el Tea Party, Obama constituye una presencia insoportable. Echar la cuenta de cuál ha sido el coste de 16 días de incertidumbre nacional e internacional es algo que ocupará los análisis durante las próximas semanas. Pero cabe afirmar desde ahora mismo que la superpotencia ineludible no puede depender de los biorritmos ultraconservadores ni poner la economía mundial en jaque a causa de una legislación, la que regula el techo de gasto del Gobierno, que se remonta a 1917. Ni siquiera la posibilidad de que Obama se hubiese acogido a la sección cuarta de la 14ª enmienda de la Constitución –la validez de la deuda pública de Estados Unidos no se discute– habría zanjado la sensación de inseguridad colectiva. En primer lugar, porque es muy posible que, de haber escogido el presidente ese camino, el litigio habría acabado en el Tribunal Supremo; en segundo lugar, porque las medidas excepcionales son útiles para salvar una situación de riesgo, pero no suelen tranquilizar los espíritus. Lo que en verdad reclaman la UE, los inversores, las potencias emergentes, organizaciones internacionales como el FMI y el Banco Mundial y, en general, todos los actores económicos de peso es que Estados Unidos deje de pasar la maroma cada pocos meses – verano del 2011, fin de año del 2012, ahora– porque, al hacerlo, perturba la salida de la crisis.


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Un imperio de p

Diana del Ángel

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l campo de la literatura se forma no sólo gracias a la pluma de los grandes creadores sino también, y en buena parte, al trabajo tenaz de hombres como Raúl Ortiz y Ortiz, quien además de ser crítico de música, conocedor de teatro, embajador cultural de México en países como Francia e Inglaterra, traductor incomparable, exégeta de Proust y Joyce y avezado cinéfilo, nos ha enseñado, ante todo, a amar la literatura. Su nombre va adosado, como los sellos a las tarjetas postales, a Bajo el volcán de Malcom Lowry; cuya excelente traducción sólo es comparable a la insólita novela del escritor inglés. Su nombre es inevitable siempre que se invoca a la poeta Rosario Castellanos, de quien fue amigo y continua siendo fiel estudioso al grado de haber contribuido a la reciente revaloración de su obra. Sin embargo, su nombre no es todo lo conocido que debería, quizá porque es, como dice Carlos Miranda: “Miembro notable de la categoría de grandes literatos sin una obra propia”. Hasta ahora no había un libro que conjuntara parte de su obra y sugiriera la importancia de su labor. El imperio de la armonía (ICM, 2012) reúne textos de varia índole, algunos traducidos ex profeso para la ocasión, mediante los cuales podemos acercarnos a la obra crítica creativa de un hombre que ha sido forjador de la literatura mexicana desde mediados del siglo pasado. Este libro, de elegante prosa, no es la primera publicación hecha para poner de relieve el trabajo de Raúl Ortiz. Primero fue reeditado el cuento “Bajo el volcán”, traducido años antes por el propio Ortiz; luego, dentro de la colección La Sombra del Viajero, se dio a conocer en el 2011 Archivo Lowry, en donde el célebre traductor del escritor inglés generosamente hace pública parte de su biblioteca y da al lector la posibilidad

de acceder a gran variedad de documentos acerca de esa novela paradigmática de la narrativa contemporánea. El libro está dividido en cinco secciones: “Entre libros”, “Escenarios y movimientos”, “Arte estático”, “Transcripciones” y “Constricciones y enmiendas”. La primera parte contiene varios textos dedicados, como el título sugiere, a la literatura. Algunos alrededor de libros en particular, entre los que resalta el escrito en torno a Caminos sin ley, del novelista inglés Graham Greene. Sobre Rosario Castellanos encontramos las “Notas para el programa de la obra de El eterno femenino”, estrenada un año después de la muerte de la escritora chiapaneca; y una valiosa “Introducción…” a su poesía, que acompaña el volumen de Voz Viva, editado por la UNAM. Los versos de la también embajadora resuenan bellamente, junto a los de José Gorostiza y Netzahualcóyotl, en la conferencia sobre la “Muerte”, que Raúl Ortiz pronunció en la inauguración de la exposición “The Skeleton at the Feast”, en el Museo de la Humanidad de Londres; y que es uno de los textos traducidos para la edición. La segunda parte, “Escenarios y movimientos”, toma su nombre de una columna que Ortiz y Ortiz mantuvo durante 2000 y 2001 en el periódico El Financiero. La lectura de estos textos nos transmite una gran pasión por la música y por el acto de conversar o escribir sobre ésta. “La nostalgia de Schubert”, “El espíritu de Verdi”, la Salomé de Zemlinsky, la noche de Mendelssohn o los dulces acordes de Erik Satie resuenan entre la prosa vigorosa de Raúl Ortiz. Los breves artículos nos hablan, sutil y sensiblemente, de los conciertos realizados en la Ciudad de México durante ese par de años; lo cual, además de alimentar nuestro conocimiento musical nos permite reconstruir un poco del ambiente artístico y cultural de una ciudad que quedó atrás. “Arte estático”, la tercera sección, contiene cuatro tex-

tos sobre pintura. El primero de ellos es “Actualidad de William Hogarth”, donde Ortiz da muestras de su sensible conocimiento del arte plástico en general, y del pintor inglés en particular. “La visión de Hogarth va a plasmar la realidad de toda esta transformación histórica que evoluciona entre el segundo cuarto del siglo XVIII y 1764, año en que el artista muere”, apunta el crítico mexicano para explicar la obra de Hogarth. De sumo interés resulta también el artículo dedicado a “Adela Breton”, artista inglesa poco conocida en México, pero cuya obra estrechó los lazos entre las costas de las Islas Británicas y la península de Yucatán. Gracias al agradable relato, sazonado de eruditas observaciones, nos enteramos de que esta pintora viajó trece veces a la zona maya en los albores del siglo XX, lo cual la convierte en una mujer audaz como pocas. La nitidez de las descripciones hechas por Ortiz nos deja ver en los cuadros de Adela Breton el influjo del paisaje del trópico: “aquí la geometría distribuye perspectivas donde el nopal se inclina ante la rosa, y el arco barroco, ilustrado con exigente precisión de miniaturista, descubre en lontananza las siluetas acompasadas de los tejados que danzan en torno a la cúpulas de color tornasol”. Cierra esta sección un elegante texto que es al mismo tiempo invitación, agradecimiento y huella de una labor tan humanitaria como artística: la exhibición de arte organizada por el Grupo de los Dieciséis Denos una Mano. El cuarto apartado, “Transcripciones”, reúne tres ensayos puntualmente traducidos por Raúl Ortiz. Los tres son seductores por su contenido y admirables por la exactitud de su prosa; dos de ellos están escritos originalmente en inglés y uno en francés. El primero, “Los fluidos en Wagner”, de Susan Sontag, es deslumbrante por la cantidad de hilos inadvertidos que pone al descubierto entre la música del compositor alemán, el


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palabras agua, la sangre y el semen. El segundo, “Acerca de Gertrude Stein” de James Laughlin, donde el escritor norteamericano comparte la experiencia de haber convivido, en el verano de 1934, con una de las escritoras que “por su entrega a las posibilidades del idioma (…) ha llegado a disfrutar de una segunda vida en la emulación y estima de escritores jóvenes”. Finalmente, en “¿Por qué estudiamos a los presocráticos?”, del filósofo griego Kostas Axelos, pone de relieve la trascendencia y actualidad del pensamiento más antiguo —por mucho tiempo subyugado por la tradición platónica— en la filosofía y la cultura del siglo XX. Además de ofrecernos esta tercia de bellos textos, esta sección es la muestra del ejercicio de la traducción, una de las actividades con la que mayormente Raúl Ortiz ha nutrido las letras mexicanas. Si bien es cierto que las obras traducidas por Ortiz son escasas, también lo es que son fundamentales para la configuración de la literatura, no sólo de nuestro país, sino universal. La última sección del libro, “Enmiendas y constricciones”, recoge cinco entrevistas, donde uno de los temas recurrentes es el arte de traducir. En la charla que sostiene con Margaret Shedd, ella le pregunta “Cuál es, en general, tu sentimiento más fuerte acerca de Bajo el volcán ahora que has acabado el primer borrador de la traducción?”, a lo que Ortiz contesta: “Que tiene una estructura musical, con su desarrollo de temas, como Proust tal vez, y Proust fue como Wagner. O que arquitectónicamente, el libro es una catedral.” Esta primera impresión se afirma con el tiempo pues, en una conversación posterior con Elena Poniatowska,

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Ortiz concluye: “La traducción resultó un reto y a mí me gustan los retos. Se trata de un libro muy difícil, de un inglés sobrio, tan soberbio que yo creo que Lowry es el mejor prosista del siglo XX.” El arte de traducir no lo sería si no entrañara un conocimiento profundo del idioma de llegada. Dice Raúl Ortiz a Myriam Moscona, en otra de las entrevistas dedicada por completo a la lengua española: “Las palabras son lo más cercano a la música. Pero con las palabras se pueden hacer (y deshacer) muchas más cosas. En la medida en que uso mejor el lenguaje rompo la cárcel de soledad en la que todos estamos presos y eso me otorga una libertad.” Este amor hacia el español puede constatarse en la elegante construcción de las frases, en la minuciosa elección de adjetivos o en la sutil cadencia de la prosa contenida en El imperio de la armonía, que además de ofrecernos bellos contenidos nos deleita con la filigrana del lenguaje. Un rasgo que habla del humanismo profesado por el autor de este libro es la preocupación auténtica por el devenir cultural mexicano, pues ya sea que hable en la apertura de una exposición londinense, que reciba la condecoración como Caballero de la Orden Nacional de la Legión de Honor de Francia o que diserte sobre las melodías de la belle époque la prosa de Raúl Ortiz gravita en torno a temas actuales, participa tenazmente en más de medio siglo de tradición literaria y, gracias ello, cobra significado no sólo para sus contemporáneos, sino para las jóvenes generaciones que se inician en el camino de las letras. El imperio de la armonía, Raúl Ortiz y Ortiz, Instituto de Cultura de Morelos, 2012.

Obras exchibidas en la exposición Sueños de los grandes maestros surrealista presentadas por el Museo Thyssen-Bornemisza. Aqui se muestran trabajos de Leonora Carrington, Rene Magritte y Giorgio de Chirico.


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GERDA VERBURG, PRESIDENTA DEL COMITÉ DE SEGURIDAD ALIMENTARIA DE LA FAO

“Se puede alimentar al mundo” La experta holandesa de la ONU afirma que “tenemos todo para alimentar a los nueve mil millones de personas”: hay que cambiar leyes, dar financiaciones y difundir tecnologías. De este modo, se terminaría con la hambruna de 842 millones de personas.

Elena Llorente

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ontra lo que dicen muchos pesimistas y conservadores, el mundo, que hoy tiene 7050 millones de habitantes y en 2050 se estima que tendrá 9 mil millones, puede alimentar a todos ellos, si quiere, con la producción actual de alimentos. Basta corregir algunas actitudes, cambiar algunas leyes, dar financiaciones y difundir tecnologías para que los 842 millones de personas que todavía se van a dormir sin comer y no tienen lo suficiente para darles a sus hijos puedan hacerlo. Estos son los objetivos, en definitiva, del Comité de Seguridad Alimentaria de la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, cuya sede mundial se encuentra en Roma. En el comité están representados los países miembros de Naciones Unidas, pero también el sector privado y la sociedad civil a través de organizaciones no gubernamentales y otros organismos. “Tenemos la tecnología, los conocimientos, los materiales, tenemos todo para alimentar a las 9 mil millones de personas. El problema es que los pequeños productores de Asia, y especialmente de Africa, no tienen acceso a las tierras, ni a las financiaciones, ni al conocimiento o los desarrollos tecnológicos. En muchos de esos países, además, las mujeres no son tomadas en serio”, dijo la holandesa Gerda Verburg, actual presidenta de ese Comité, en un encuentro con un reducido grupo de periodistas extranjeros ayer en Roma. Explicó además que en el mundo se pierde un tercio de la producción total de alimentos. ¿Cómo? El 50 por ciento de ese total se pierde antes o inmediatamente después de la elaboración. Por ejemplo, si un campesino tiene cabras y ordeña la leche para hacer queso, si no puede conservarla adecuadamente, la leche se pierde en poco más de un día. Lo mismo sucedería con el queso si no es refrigerado adecuadamente. El otro 50 por ciento se pierde como “alimentos desperdicios” que son creados por los consumidores. Por ejemplo en Holanda, contó Verburg, si se compran cinco bolsas de alimentos en un supermercado, lo normal es que se pierda una bolsa. Es decir el 20 por ciento de esa compra. La comida se tira a la basura porque se cocinó de más, porque quedó muchos días en la heladera, porque se sirvió de más en el plato. “Podemos hacer mucho para mejorar esta situación y evitar llegar al 2020 con gente que en el mundo todavía padece hambre”, subrayó Verburg, que fue ministra de Agricultura en su país. –Esto que usted ha descripto en cuanto a la pérdida de alimentos es lo que sucede en los países desarrollados.

¿Pero qué sucede en el resto del mundo? –En los países en vías de desarrollo en general se pierde menos del 10 por ciento de los alimentos. Y se pierden antes o después de la cosecha, a menudo porque no pueden llegar a los mercados o porque no tienen dónde acumularlos. Pero en muchos países, especialmente de Africa, la pérdida de alimentos es mucho mayor y puede llegar al 30 o 40 por ciento –y a veces superar esa cifra– de la producción total. –Usted mencionó entre los objetivos del comité el conseguir dar a los campesinos acceso a la tierra, a las financiaciones, a los mercados. ¿Pero cómo se haría? –Los gobiernos deben crear infraestructuras, y sobre todo caminos, para ayudarlos. Del resto, todo que tiene que ver con la información que reciban, que puede ser proporcionada por la tecnología. Si los agricultores tienen un smartphone, por ejemplo, sería muy fácil proveerles informaciones sobre mercados, calidades de las semillas, cambios climáticos, etcétera. En muchos países de Africa los agricultores han creado cooperativas y han comprado alguna computadora para mantenerse informados. Algunos agricultores pueden leer, otros no, y éstos reciben informaciones a través del teléfono. Si los pequeños agricultores se organizan, se puede crear un poderoso mercado, negociar mejores precios, etcétera. –¿Cuál es la situación alimentaria en América latina? –Latinoamérica es un gran productor de alimentos y muy activo en cuestiones relativas a la agricultura y la alimentación. Se han hecho dos reuniones importantes en este sentido en Río de Janeiro, en 2002 y 2012. En mi opinión es una región que es cada día más protagonista en materia de agricultura, en cuanto a la normativa y a la producción de alimentos, pero también en seguridad alimentaria. –Algunos países de América latina han sido criticados por destinar parte de su producción agrícola, de maíz y de soja, pero también de caña de azúcar, a la producción de biocombustibles. ¿Cuál es su opinión? –Hace dos semanas se hizo una reunión sobre este tema en la FAO. Hay distintas investigaciones que dicen que el uso de maíz y soja para producir energía está produciendo un alza de los precios de los alimentos, por lo cual no contribuiría a la seguridad alimentaria. Pero hay otros informes que dicen que no es realmente así, sino que eso les da a los agricultores mayores ingresos. Nosotros hemos discutido esto y se ha visto que en cada país puede haber muy diferentes situaciones. Pero se llegó a un acuerdo para que la producción de biocombustibles y de alimentos no entren en conflicto. Este acuerdo se logró entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil, para que así pueda ser aplicado a nivel regional o nacional.


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El petróleo, Azerbaiyán y el extraño caso de Rick Bourke

Amy Goodman

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l petróleo es fuente de mucho dolor en el mundo. En cada lugar del planeta en donde se extrae petróleo, la población sufre todo tipo de daños, desde golpes de Estado y dictaduras, hasta contaminación, desplazamiento y muerte. Los oleoductos tienen fugas, las refinerías pueden explotar, los buques petroleros se averían y en las plataformas petroleras de aguas profundas se pueden producir explosiones. La sed de petróleo altera la democracia y el clima. No muy lejos de los florecientes yacimientos de fracturación hidráulica de Colorado, Frederic “Rick” Bourke está encerrado en una prisión federal de mínima seguridad. Su crimen: haber denunciado hechos de corrupción y una red de sobornos en la región del Mar Caspio, rica en petróleo. Rick Bourke probablemente sea más conocido por haber fundado la empresa Dooney and Bourke, que se dedica a diseñar bolsos de mano de lujo. Es un filántropo y ha invertido su fortuna en fundaciones que intentan hallar nuevas curas para el cáncer. A mediados de la década de 1990 conoció a un ciudadano checo llamado Viktor Kozeny, conocido como “El pirata

de Praga”, quien hizo millones de dólares a través de controvertidos acuerdos durante la era de la privatización de empresas nacionales checas. Kozeny amasó una gran fortuna mediante el reclutamiento de inversores para la adquisición de SOCAR, la empresa petrolera estatal de Azerbaiyán, una ex república soviética en la costa oeste del Mar Caspio. Kozeny prometió que las inversiones darían ganancias sin precedentes. Importantes inversores analizaron la oportunidad y vertieron grandes sumas de dinero en la empresa. Algunos de los inversores fueron el fondo de inversión de la Universidad de Columbia, la empresa de seguros AIG, el legendario gerente de fondos de alto riesgo Lee Cooperman, un ejecutivo de trayectoria de Goldman Sachs y el ex líder de la mayoría del Senado George Mitchell. Michael Tigar, abogado de Bourke, resumió el resultado de la operación de inversión en el programa de noticias Democracy Now!: “Kozeny era un delincuente. Robó hasta el último centavo invertido por Rick Bourke y los demás inversores, sobornó a funcionarios azeríes y hoy vive feliz en las Bahamas, de donde no fue extraditado”. Kozeny pagó grandes sumas de dine-

ro al presidente de Azerbaiyán Heydar Aliyev. Al igual que el Presidente ruso, Vladimir Putin, Aliyev es un ex funcionario de alto nivel de la KGB. Asumió la presidencia del país poco después de la ruptura del bloque soviético. Durante el período de la estafa de Kozeny, el hijo de Aliyev, Ilham, era el presidente de SOCAR. Kozeny contrató a un abogado suizo llamado Hans Bodmer para coordinar la compleja operación. Un ciudadano estadounidense llamado Thomas Farrell, que administra un bar en San Petersburgo, Rusia, era el encargado de los “envíos”. Transportaba bolsos de lona repletos de dinero a Baku, la capital de Azerbaiyán. La inversión no prosperó y Kozeny huyó con los fondos restantes. Rick Bourke se dirigió a la oficina del Fiscal de Distrito de Manhattan, que tiene experiencia en perseguir delitos de cuello blanco. Allí, habló con la Vicefiscal de Distrito Mariam Klipper, especialista en las privatizaciones de Europa del Este. La oficina del Fiscal presentó una acusación formal contra Kozeny, quien evitó ser procesado y goza de relativa inmunidad en Las Bahamas. Bourke, que fue el único inversor que

denunció lo sucedido, también cooperó con los fiscales federales. Sin embargo, estos decidieron poner la mira en Bourke. Más tarde fue hallado culpable en virtud de la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero, no por haber sobornado a alguien, sino por supuesto conocimiento de sobornos, a pesar de que todo el caso se basó únicamente en la declaración del abogado suizo Bodmer y la del estadounidense Farrell. En el momento de dictar sentencia, la ex vicefiscal de distrito Klipper escribió a la Jueza federal Shira Scheindlin, para procurar una condena leve para Bourke: “Fue de gran ayuda”, dijo. “Vino voluntariamente a mi oficina y habló amablemente y con convicción acerca del caso. No le ofrecimos nada a cambio. …Nunca tuve motivos para dudar de él”. Si bien Bodmer y Farrell también fueron acusados, lograron un acuerdo de reducción de pena y ambos se fueron rápidamente de Estados Unidos”. La mayor parte del expediente judicial es secreto, probablemente debido a la participación de las agencias de inteligencia. En un giro sorprendente del caso, el ex director del servicio de inteligencia británico, el MI6, Sir Richard Dearlove, y el ex subdirector de operaciones de la CIA, James Pavitt, intentaron declarar a favor de Bourke, pero, según se informó, se les negó esa oportunidad, quizá para proteger el valor que Bodmer y Farrell tenían para las agencias de inteligencia . En el turbio mundo de la geopolítica del petróleo es muy difícil saberlo. El hijo de Heydar Aliyev, Ilham Aliyev, sucedió a su padre en la presidencia de Azerbaiyán y gobernó el país mediante un régimen dictatorial. La semana pasada fue reelecto para un tercer mandato. Los resultados iniciales de las elecciones se anunciaron un día antes de que comenzara la votación. Human Rights Watch publicó un informe en septiembre denominado: “Apretar las clavijas: la represión contra la sociedad civil y los opositores en Azerbaiyán”. Rick Bourke está encerrado en una prisión federal en Englewood, Colorado. Fue condenado a un año y un día de reclusión. El ex periodista del Washington Post Scott Armstrong, que fundó el Archivo de Seguridad Nacional y presidió el Proyecto de Responsabilidad del Gobierno, pasó varios años investigando el caso. Como investigador principal del Comité del Senado sobre el caso Watergate, Armstrong reveló la existencia del sistema de escuchas telefónicas del ex Presidente Richard Nixon. Sabe muy bien cuándo hay corrupción y considera que Bourke es un verdadero informante. Armstrong resumió el caso de la siguiente manera: “El Gobierno de Estados Unidos básicamente encubrió esta intrincada serie de fraudes en los que participó Kozeny, y decidió, en cambio, centrar toda su energía en investigar al informante. Y, para mí, eso es algo que conmociona”. 18 de octubre de 2013. Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna. © 2013 Amy Goodman


Consorcio Petrolero explotará en Brasil aguas ultraprofundas EL GOBIERNO DESMIENTE QUE SEA UNA PRIVATIZACIÓN Eric Nepomuceno

E

n un proceso rápido, un consorcio integrado por la estatal brasileña Petrobras, las privadas Total, de Francia, y Shell, de capital holandés-británico, además de dos petroleras chinas de escasa experiencia, la Cnooc y la CNPC, se hicieron con el campo de Libra, que abriga reservas calculadas entre ocho y doce mil millones de barriles de petróleo. Esas reservas se localizan en aguas ultraprofundas, en la llamada “camada presal”, a casi seis mil metros por debajo del espejo de agua. O sea: unos seis mil metros por debajo del fondo del Atlántico, en el litoral frente a la región que va de Río de Janeiro a San Pablo. Los cálculos indican que la producción plena puede alcanzar la marca de un 1.700.000 barriles diarios, alrededor de 70 por ciento de la capacidad total actual del país. ¿Ha sido un buen resultado? La respuesta más precisa es que ha sido el resultado posible. El Estado brasileño se hace con un bono de 15 mil millones de reales (algo así como 7400 millones de dólares), que seguramente contribuirán para alcanzar el superávit primario. Y cuando el petróleo finalmente empiece a chorrear, 41,65 por ciento de lo que sea lucro irá directamente a las arcas del Tesoro. Si se acompaña, en todo caso, lo que se anunció en los últimos meses y se compara con lo que se logró ayer, hay espacio concreto para una cierta frustración. Porque primero se esperaba mucho estruendo, luego quedó claro que con un ruido fuerte ya sería suficiente, y pasado un tiempito quedó claro que con tal de que se oyese algún ruidito, ya estaba. Pues lo que hubo ha sido poco más que silencio. Primero se deslizó la expectativa de que unas 40 compañías de petróleo se interesarían por el campo de Libra. Cuando se divulgaron formalmente los términos de la subasta de ayer, se presentaron solamente once. En la lista final, ausencias clamorosas: gigantes como Exxon-Mobil, Chevron y la British Petroleum se abstuvieron. Pero como siempre conviene recordar, en ciertas circunstancias algo es algo. Así, las expectativas se concentraron en la posibilidad de que las participantes se integrasen en tres o cuatro grandes consorcios. Con eso, habría disputa y seguramente el grupo que ofreciese un porcentaje superior se haría con el campo. Pues nada: has-

ta el domingo, víspera de la subasta, la Shell trataba de buscar socios por un lado, la Total disputaba a los chinos por otro. En la mañana de ayer, la española Repsol, que igualmente intentaba seducir a otros chinos (había tres compañías de China inscriptas formalmente), desistió. Resultado: los sobrevivientes se unieron, lograron seducir a dos de las compañías chinas y adquirieron la concesión por los valores mínimos establecidos. Para el gobierno de Dilma Rousseff ha sido un alivio. Con la decisión, poco o nada se agregará a su campaña para la reelección el año que viene. Pero si no hubiese siquiera una propuesta, el fiasco sería munición pesada para sus adversarios. Por la nueva legislación del sector de petróleo impulsada por Lula da Silva luego del descubrimiento de inmensos yacimientos en el presal, Petrobras participa necesariamente de cualquier consorcio con un 30 por ciento. Y el sistema de decisión, tomando como base la parte que le toca al Estado brasileño en los lucros del petróleo, establece como mínimo 41,65 por ciento. O sea: en caso de disputa, gana quien ofrece más participación. El consorcio surgido a última hora prevé que las chinas Cnooc y CNPC participen con 10 por ciento cada una. Shell y Total, 20 por ciento. Y Petrobras tuvo que entrar con otro 10 por ciento, además de los 30 obligatorios, sumando la participación de 40 por ciento. Con eso, es la mayor participante individual y tendrá que traspasar al Estado seis mil millones de reales (poco menos de tres mil millones de dólares), que corresponden a 40 por ciento del bono mínimo exigido en la subasta. Shell y Total tienen experiencia y buena tecnología

CORREO del SUR Director General: León García Soler

para realizar prospectos, explotar y producir petróleo en aguas ultraprofundas. Petrobras, además de mucha experiencia, posee la que es considerada la más desarrollada tecnología en este segmento específico. Los chinos no tienen ni una cosa ni otra, pero tienen dinero, y mucho. No es delirante suponer que, aunque minoritarias, las dos empresas chinas terminen por financiar una parte significativa del montante total de inversiones requeridas, y que ronda la alucinante cifra de 200 mil millones de dólares en los próximos diez o quince años. A propósito, se especulaba ayer en Brasil que Petrobras, que enfrenta dificultades de caja, será amparada con créditos asiáticos y honrará su participación en el bono exigido por el gobierno. La primera subasta de un campo del presal brasileño despertó críticas tanto de los sectores de un nacionalismo más radical cuanto de la oposición que abraza la causa neoliberal. Sindicatos, movimientos sociales y pequeños partidos que se sitúan a la izquierda del PT dicen que subastar esos campos es perder la soberanía energética. El gobierno de Dilma argumenta que es todo lo contrario: el subsuelo es patrimonio del Estado, y la presencia obligatoria de la estatal Petrobras en cualquier consorcio refuerza esa garantía. Ese argumento, a su vez, alimenta las críticas de los neoliberales, que dicen que Petrobras ya está sobrecargada y que lo mejor sería dejar que actuasen libremente las llamadas fuerzas del mercado. La verdad es que el Estado seguirá ejerciendo el control y se hará con buena parte de las rentas del petróleo. E igualmente es verdad que Petrobras enfrenta períodos delicados. El consumo interno aumentó en una velocidad mayor que la capacidad de producción de la estatal. El resultado es que Petrobras importa combustible a un precio mayor de lo que vende: para mantener la inflación bajo control, el gobierno no permitió, hasta ahora, aumento en la nafta vendida en el país. Con dificultades de flujo de caja, Petrobras entra ahora formalmente en una etapa que le exigirá inversiones de inmensas dimensiones. De todas formas, queda un consuelo: no hubo exactamente una subasta, pero hubo un consorcio vencedor. Algo es algo. © 2000-2013 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados

Suplemento dominical de Director: Adolfo Sánchez Rebolledo

Diseño gráfico: Hernán Osorio


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