“Aprender a aprender” para no aprender nada
Por: José Arroba Martín-Delgado
“Aprender a aprender” para no aprender nada Desde 1987 llevamos en España 5 Leyes diferentes de Educación. Tres de ellas elaboradas desde la izquierda, mal llamada socialdemocrata, que han regido la Educación casi 25 años, y dos, de la mal llamada derecha, de las cuales una no llegó a aplicarse siquiera, y la última que con los periodos transitorios apenas se ha aplicado 1 año. El ministro socialista de Educación, Maravall, en 1987, cuando tras las elecciones generales volvió a ganar el Partido Socialista estrepitosamente con mayoría absoluta, pensaba firmemente que podrían construir en España un sistema político de partido único, con el resto de partidos de simple comparsa, al estilo del PRI mejicano. Por ello escribió su Libro Blanco de la Educación decidido a colonizar la escuela bajo exclusivos presupuestos de izquierda plagiados de la Escuela Comprensiva, eliminado definitivamente de la faz de España los restos de la Ley General Básica del ministro Villar Palasí. En él se decía: “ El alto índice de abandono escolar, la discriminación social producida por la doble titulación de la Enseñanza General Básica, que genera efectos discriminatorios prematuros, casi siempre irreversibles, y es la principal fuente de discriminación social y de reproducción clasista de nuestro Sistema Educativo”. Maravall aparentemente quería solucionar el problema, según él, de una Educación Obligatoria hasta los 14 años que acababa en función del resultado en la continuación del Bachiller o en una Formación Profesional devaluada. Se quejaba igualmente del fracaso escolar dentro de la EGB que entonces apenas llegaba al 12% de los alumnos. Sin embargo la intención real no era, por mucho que se insista, arreglar nada de esto, sino muy por el contrario era la excusa para introducir una nueva ley con claro matiz ideológico. Vestido el santo de buenas intenciones, empezaron por verter sus críticas sobre el anterior sistema acusándole de ser el causante del alejamiento de los alumnos de la escuela, de excesivo academicismo y autoritarismo. A cambio proponían una renovación pedagógica concentrada en la atención a los intereses del niño, un aprendizaje más intuitivo y experimental, una escuela comprensiva que concentrara a los mismos alumnos en las mismas aulas y con los mismos niveles hasta los 16 años, atención a la diversidad dentro del propio aula y grupo, flexibilidad curricular para facilitarlo , y sobre todo ello el gran descubrimiento de la pedagogía moderna, ahondado después por el gobierno de Zapatero, que en su artículo 2 del Titulo Preliminar decía: “El Sistema Educativo tendrá como principio básico ala los alumnos para aprender por si mismos”. La Educación Permanente. A tal efecto preparará grandilocuencia disimulaba la realidad de sus verdaderas intenciones. El famoso “aprender a aprender” transformado en Competencia Básica al nivel del aprendizaje de la lectura, la escritura o el cálculo por ejemplo. Refinado el concepto luego por el famoso político metido a filósofo, Zapatero, que intuía, según su propia frase, que la Tierra no era de nadie sino del viento, pasó a ser el núcleo central de la labor de la escuela. Y es que esta redundancia categórica es una necedad superlativa destinada a confundir al maestro y distraerle de su verdadera función y vocación. Pues claro que aprender se aprende aprendiendo, como a montar en bici se aprende montando y a andar andando. Claro que aprender a montar en bici te permite montar en bicicleta para poder seguir montando en bicicleta. 1
Por otro lado si de lo que se trata es de que nuestros alumnos tras abandonar la escuela estén preparados para, por si mismos, seguir aprendiendo, lo que es meridiano es que cuanta más cultura y conocimientos posean, más acceso tendrán a la posibilidad de formarse autónomamente. Luego esta competencia sólo se adquirirá y desarrollará de forma natural cuando el alumno tenga un buen bagaje de conocimientos acumulados. Es decir, tendremos que empezar la casa por los cimientos y no por el tejado. Pues no, para esta patulea progresista que ha colonizado la escuela, el saber está en los libros y en internet, y por tanto ahí debe quedar para cuando lo necesitemos, no vaya a ser que los conocimientos pesen demasiado en nuestra cabeza y acaben deformando la columna vertebral. El problema es que si no sabes que es el Tajo posiblemente encuentres unas dificultades insalvables para buscar su lugar de nacimiento. Si nuestros pedagogos y políticos progres hubieran nacido en el Neolítico la revolución neolítica jamás se hubiera producido, pues el hombre hubiese seguido quemando el bosque para cultivar, y agotada la tierra seguiría practicando el nomadismo para buscar nuevas superficies cultivables. Nunca hubiesen abonado con estiércol la tierra para recuperarla, ni hubiesen descubierto la rotación trienal de los cultivos, que permiten sembrar dos años seguidos dos productos complementarios distintos y dejar descansar la misma el tercero. Y digo esto porque los conocimientos son el abono del cerebro que utiliza para pensar y razonar. El mito roussoniano del buen salvaje es simplemente mentira. De la misma manera si Beethoven no hubiese aprendido de memoria música con denuedo y esfuerzo, jamás hubiese compuesto la 9ª sinfonía como producto de la creatividad venida del cielo, la improvisación o la fantasía desbordante. La música está en los libros, si, pero no se puede aprender música sin saber música. Pero estas payasadas han calado entre la comunidad educativa abonadas por la propaganda y la tendencia natural del hombre a seguir a pies juntillas la ley del mínimo esfuerzo. Tanto han calado que han llegado a convertir simples eslóganes en una ciencia llamada pedagogía que no pasa de ser una rama mala de la filosofía. Y lo que es peor, han conseguido politizar la Educación. La izquierda ha transformado en cuestión ideológica lo que es simplemente una cuestión académica. La prueba simplemente se obtiene leyendo a Marx y su obra el Capital, que habiéndose educado en la escuela tradicional, fue capaz de dotar de raíces filosóficas a todo un movimiento revolucionario. Lo más preocupante de todo ello es que estas leyes ideológicas tienen un tufo descarado de totalitarismo, pues pretenden cambiar los valores y las formas de vida de una sociedad completa sin solucionar los problemas que en principio querían solucionar. La derecha española ha renunciado a dar la batalla de las ideas, aún sabiendo que la estadística y la razón le asisten, pues, ¡oh desgraciado milagro!, el índice de abandono escolar en España en el 2012 se ha multiplicado por dos desde 1987, llegando ese año al 28% del alumnado. Desde que los conocimientos se han transformado en algo reaccionario el fracaso escolar ha subido enormemente, y es que basta decir que no importa saber quiénes eran los Reyes Católicos para que empiecen a pensar que eran los Reyes Magos. Crear ignorantes con titulo académico universitario ha servido para que el Estado omnipresente coja al niño desde la cuna y lo deposite en la universidad
2
sin que el joven sufra en algún momento un sentimiento de frustración antes de comprender que su titulo no vale nada, y luego ejerza el digno trabajo de barrendero o ingrese en las interminables listas del paro. No obstante siempre hay dos soluciones. La primera, mas clasista, que salva el culo a nuestros prebostes sociatas, pues pueden echar la culpa de ello al maldito capitalismo. Se trataría de que una vez terminada la carrera en nuestras universidades, ninguna de ellas entre las 200 más prestigiosas del mundo aunque por su coste si merecerían estarlo, coger al jovenzuelo para que haga un caro master en nuestras prestigiosas Escuelas de Negocio, tres de ellas entre las mejores diez del mundo, o marchar al extranjero gastándose un pastón para obtener ese master en alguna universidad de fuera. Y es que para la élite izquierdista no hay nada tan gratificante como como ser de izquierdas con el culo de derechas, o lo que es lo mismo decir que odiamos al capitalismo siendo capitalista y tener una cuenta corriente de lujo para comprar una camisa de cuadros en el mercadillo cuando se vaya a salir por televisión. La otra solución viene a colación con la colonización de todos los puestos, incluidos los de presidentes de las comunidades de vecinos, en virtud de que en España no existe otra legitimidad democrática que la que emana de su ideología desde antes de la Ilustración pues ya Eva era de derechas y Adán el pobre de izquierdas. El hijo de papá de izquierdas está legitimado para acceder a cualquier puesto a dedo como profesor interino agregado, para toda la vida, de cualquier Universidad que se precie por enchufe ideológico, o ingresar en en un puesto político oficial o de empresa pública sin haber hecho otro mérito en su vida, como consejero, director, alcalde, asesor, ayudante de asesor …….etc. No digamos ya si además eres perroflauta y tienes un teatro de títeres. Con la vocación de artista puedes vivir de subvenciones sin fin, presumiendo además de cultureta comprometido. Y como son jóvenes el producto obtenido, lo más de lo más es ir de antisistema. Indignados contra el sistema para que los mantenga el sistema. Ganar elecciones criticando al sistema para acabar sistematizando el sistema. La cuadratura del círculo progresista como la del actual joven líder Pablo Iglesias es usar un teléfono pagado por la teocracia iraní, al mismo tiempo que da conferencias y hace informes para la antigua dictadura comunista de Chaves, que habla transmutado en forma de jilguero con su sucesor Maduro en Venezuela, y usar un ordenador Mac Blog de última generación importado del odiado capitalismo americano. La patología dual es ahora trial y la esquizofrenia tiene premio electoral en una sociedad donde mediante la educación han anulado el espíritu crítico en base a la igualdad en la ignorancia. La bula Papal se eliminó por la Iglesia hace siglos pero ellos han inventado una nueva bula que pasa por ser de izquierdas, y todo te está permitido y perdonado en base al buen fin de trabajar por el bien del pueblo, concepto por cierto patrimonial y exclusivista para ellos. En 25 años se han cargado la Educación Pública de calidad anterior para mayor gloria del igualitarismo ramplón que confunde igualdad de oportunidades con igualdad en la ignorancia. Antes se decía en España: “el que vale al Instituto Público” donde el grado de exigencia se garantizaba, y el que no vale al Colegio privado. Ahora quién no tenga medios está condenado a una educación pública devaluada, y el niño de padres con medios irá al caro colegio privado que le garantice su futuro. Pero esto no preocupa a los prebostes de la izquierda que pueden pagar los estudios de sus hijos engañando al pueblo con lo del derecho a la educación de todos para todos, garantizándose la continuidad de su casta en sus hijos. La antinomia la han resuelto con facilidad mediante la propaganda. El esfuerzo y el trabajo como valores de igualdad y ascenso social han sido traicionados por quienes decían defenderlos. Hemos vueltos a un clasismo infinitamente peor que el anterior. A España ya no la va a conocer, como decía el socialista Alfonso Guerra en 1985, ni la madre que la parió. Y lo han conseguido.
3