El Libro de los Secretos Vol. 5
OSHO CapĂtulo 61 TĂŠcnicas para Hacerse Uno con la Totalidad
Los Sutras 88 Cada cosa es percibida mediante el conocimiento. El ser brilla en el espacio mediante el conocimiento. Percibe un ser como el que conoce y lo conocido.
89 Amada, en este momento deja que la mente, el conocimiento, la respiración, la forma sean incluidos. He oído una anécdota. En una asamblea del Partido Conservador, invitaron a hablar a Lord Mancroft. Llegó justo a tiempo, subió a la tribuna y le dijo al público -parecía un poco nervioso«Perdónenme por acortar un poco mi alocución, pero lo cierto es que mi casa está ardiendo.» Y eso es cierto para todo el mundo. Tu casa también está ardiendo, pero ni siquiera pareces un poco nervioso. La casa de todo el mundo está ardiendo, pero no eres consciente, no eres consciente de la muerte, no eres consciente de que tu vida se te está escapando de las manos. Estás muriendo a cada momento; a cada momento estás perdiendo una oportunidad que no puede volver a recuperarse. El tiempo que se ha perdido, perdido está; no se puede hacer nada para recuperarlo, y tu vida se va haciendo más corta a cada momento. Esto es lo que quiero decir con que tu casa también está ardiendo. Pero ni siquiera pareces un poco nervioso, ni siquiera pareces estar preocupado por ello. No eres consciente del hecho de que la casa está ardiendo. El hecho está ahí, pero tu atención no está ahí. Y todo el mundo piensa que hay tiempo suficiente para hacer algo. No hay tiempo suficiente, porque hay tanto que hacer que nunca hay tiempo suficiente. Sucedió una vez que el diablo estuvo esperando durante años y años y nadie venía al infierno. Estaba esperando para darle la bienvenida a la gente, pero todo iba tan bien en la Tierra que nadie iba al infierno. Por supuesto, se preocupó mucho. Convocó un consejo de emergencia. Se reunieron sus principales discípulos para abordar la situación. El infierno estaba atravesando una gran crisis, y esto no podía tolerarse. Había que hacer algo. De modo que pidió consejo: «¿Qué debemos hacer?». Un discípulo sugirió: «Yo iría a la Tierra y hablaría con la gente y trataría de convencerles de que Dios no existe y las religiones son falsas, y de que todo lo que dice la Biblia, el Corán y los Vedas es una tontería.» El diablo dijo: «Esto no servirá, porque hemos venido haciendo eso desde el principio mismo, y no ha hecho mucha
mella en la gente. Con esa enseñanza sólo se puede convencer a los que ya están convencidos. Así que es inútil; no sirve de mucho.» Entonces, el segundo discípulo, más sutil que el primero, dijo: «Iré a enseñar a la gente y trataré de convencerles de que todo lo que dice la Biblia, el Corán y los Vedas es correcto. Existe el cielo, existe Dios, pero no existe el diablo ni el infierno, así que no tengáis miedo. Y si podemos hacer que tengan menos miedo, no se preocuparán en absoluto por la religión, porque todas las religiones se basan en el miedo.» El diablo dijo: «Tu propuesta es un poco mejor. Puede que lo logres, puede que consigas convencer a una minoría, pero la mayoría no le escuchará. Tienen menos miedo al infierno que codicia por el cielo. Incluso si les convences de que el infierno no existe, aún querrán ir al cielo, e intentarán ser buenos para eso. De modo que esto tampoco servirá de mucho.» Entonces el tercer discípulo, el más sutil de todos, dijo: «Tengo una idea. Dame la oportunidad de ponerla a prueba. Iré y diré que todo lo que dice la religión es absolutamente cierto -existe Dios y existe el diablo y existe el cielo y existe el infierno-, pero no hay ninguna prisa.» Y el diablo dijo: «¡Eso es! Tú tienes el sistema apropiado. ¡Ve tú!» Y se dice que desde entonces nunca ha habido una crisis en el infierno. Más bien les preocupa el exceso de población. Así es como están funcionando nuestras mentes, pensamos siempre que no hay prisa. Estas técnicas de las que estamos hablando no servirán para nada si tu mente piensa que no hay prisa. Entonces puedes seguir aplazando, y la muerte vendrá antes. No llegará el día en que pienses que hay prisa, en que pienses que ahora ha llegado el momento. Puedes seguir posponiendo. Esto es lo que hemos venido haciendo con nuestras vidas. Tienes que decidirte a hacer algo. Estás en una crisis, la casa está ardiendo. La vida siempre está ardiendo, porque la muerte está siempre escondida detrás de ella; cualquier momento y puede que ya no existas. Y no puedes discutir con la muerte. No puedes hacer nada. Cuando la muerte sucede, sucede. Hay muy poco tiempo. Incluso si vives setenta años, o cien años, hay muy
poco tiempo. Lo que tienes que hacer para transformarte, para cambiar, para convertirte en un ser nuevo es un trabajo enorme. No sigas posponiendo. A no ser que sientas que es una emergencia, una crisis profunda, no harás nada. A no ser que la religión se vuelva un proceso muy crítico para ti, y sientas que a menos que hagas algo por transformarte, desperdiciarás toda tu vida... Sólo si sientes esto muy aguda, profunda y honestamente servirán para algo estas técnicas. Porque puedes comprenderlas, pero la comprensión no sirve para nada a no ser que pongas algo en práctica. En realidad, a menos que pongas algo en práctica, no las has comprendido, porque la comprensión debe convertirse en acción. Si no se está convirtiendo en acción, entonces sólo las conoces, no las comprendes. Intenta comprende esta distinción. Conocer no es comprender. Conocerlas no te compelerá a la acción. No te compelerá a ningún cambio. No te compelerá a hacer algo al respecto. Lo acumularás en la mente; se volverá información. Te volverás más erudito. Pero, al llegar la muerte, todo cesa. Sigues acumulando muchas cosas, sin poner nunca nada en práctica. Se vuelven sólo una carga para ti. Comprensión significa acción. Cuando comprendes algo, inmediatamente empiezas a ocuparte de ello, porque si es certero y sientes que es certero, tienes que nacer algo al respecto. De lo contrario, todo sigue siendo prestado, y el conocimiento prestado no puede volverse comprensión. Puedes olvidar que es prestado..., te gustaría olvidar que es prestado, porque percibir que es prestado significa que el ego se siente herido. De modo que sigues olvidando que es prestado. Poco a poco empiezas a sentir que es realmente tuyo. Eso es muy peligroso. He oído una anécdota. La congregación de una iglesia estaba muy aburrida del pastor. Llegó un momento en que los miembros de la iglesia le dijeron directamente al pastor: «Ya es hora de que usted se vaya.» El pastor dijo: «Denme otra oportunidad, sólo una, y si luego me dicen que me vaya, me iré.» Así es que el domingo siguiente todo el pueblo se reunió en la iglesia para ver qué iba a hacer el pastor ahora que sólo le quedaba una oportunidad. Nunca sospecharon, nunca imaginaron
que fuera a dar un sermón tan hermoso ese día. Nunca habían oído una cosa semejante. Sorprendidos, encantados, se deleitaron con él, y cuando acabó el sermón, se reunieron en torno al pastor y le dijeron: «No necesita irse. Quédese aquí. Nunca antes hemos oído una cosa tan hermosa, nunca en la vida. Estese aquí y quédese aquí, y, por supuesto, con un aumento en su estipendio.» Pero entonces, un hombre, un miembro muy prominente de la congregación, preguntó: «Dígame sólo una cosa. Cuando empezó su charla, alzó la mano izquierda con dos dedos levantados, y cuando finalizó la charla, alzó la mano derecha, de nuevo con dos dedos levantados. ¿Qué significa este símbolo?». El pastor dijo: «El significado es fácil. Esos dedos simbolizan las comillas. Ese sermón no era mío; era prestado.» Recuerda siempre esas comillas. Es muy bueno olvidarlas, te sientes bien, pero todo lo que sabes está entre comillas; no es tuyo. Y sólo puedes dejar esas comillas cuando algo se ha convertido en tu propia experiencia. Estas técnicas son para convertir el conocimiento en experiencia. Estas técnicas son para convertir el conocimiento en comprensión. Lo que le pertenece a un Buda o a un Krishna o a un Cristo, mediante esta técnicas te puede pertenecer a ti, puede volverse tuyo. Y a no ser que se vuelva tuyo, ninguna verdad es verdadera. Puede que sea una gran mentira, una bella mentira, pero ninguna verdad es verdadera a menos que se convierta en tu experiencia, individualmente, auténticamente tuya. Tres cosas. Primera: recuerda siempre que tu casa está ardiendo. Segunda: no escuches al diablo. Él te dirá constantemente que no hay prisa. Y tercera: recuerda que conocer no es comprender. Todo lo que estoy diciendo aquí hará que estés muy informado. Eso es necesario, pero no es suficiente. Te pone en marcha, pero no es el final. Haz algo para que el conocimiento no se quede en conocimiento, no se quede en recuerdo, sino que se convierta en tu experiencia y tu vida. 88 Conoce al que conoce y lo conocido.
Ahora la primera técnica: Cada cosa es percibida mediante el conocimiento. El ser brilla en el espacio mediante el conocimiento. Percibe un ser como el que conoce y lo conocido. Siempre que se conoce algo, se conoce mediante el conocimiento. El objeto llega a tu mente mediante la facultad de conocer. Miras una flor, sabes que esto es una rosa. La rosa está ahí y tú estás dentro. Algo de ti va a la rosa, algo de ti es proyectado a la rosa. Alguna energía sale de ti, va a la rosa, toma su forma, color y olor, y vuelve y te informa de que esto es una rosa. Todo conocimiento, independientemente de cual sea, se revela mediante la facultad de conocer. Conocer es tu facultad; los conocimientos se acopian mediante esta facultad. Pero conocer revela dos cosas: lo conocido y el que conoce. Siempre que estás conociendo una rosa; hay tres cosas, la rosa, lo conocido; y el que conoce, tú; y la relación entre los dos, el conocimiento. De modo que conocer puede ser dividido en tres puntos, el que conoce, lo conocido y el conocimiento. El conocimiento es como un puente entre dos puntos, el sujeto y el objeto. Normalmente, tu conocimiento revela sólo lo conocido; el que conoce permanece sin revelar. Normalmente, tu conocimiento va en una sola dirección, se dirige a la rosa, pero nunca se dirige a ti. A no ser que empiece a dirigirse a ti, ese conocimiento te permitirá conocer el mundo, pero no te permitirá conocerte a ti mismo. Todas las técnicas de meditación son para revelar al que conoce. George Gurdjieff usó una técnica concreta como ésta. La llamó recuerdo de uno mismo. Dijo que siempre que estés conociendo algo, recuerda al que conoce. No lo olvides en el objeto. Recuerda al sujeto. Ahora mismo me estás escuchando. Cuando me estás escuchando, puedes escuchar de dos maneras. Tu mente puede estar enfocada en mí, de tal forma que te olvidas del que escucha. Entonces se conoce al que habla y se olvida al que escucha. Gurdjieff decía que mientras estés escuchando, conoce al que habla y conoce también al que escucha. Tu conocimiento debe ir en dos direcciones, dirigido a dos puntos, el que conoce y
lo conocido. No debe fluir sólo en una dirección hacia el objeto. Debe fluir simultáneamente en dos direcciones, lo conocido y el que conoce. Esto se llama recuerdo de uno mismo. Al mirar una flor, recuerda también al que está mirando. Difícil, porque si lo intentas, si intentas ser consciente del que conoce, te olvidarás de la rosa. Te has acostumbrado tanto a ir en una sola dirección, que tomará tiempo. Si tomas consciencia del que conoce, entonces olvidarás lo conocido. Si tomas consciencia de lo conocido, entonces olvidarás al que conoce. Pero un poco de esfuerzo, y con el tiempo puedes ser consciente de ambos simultáneamente. Y cuando te vuelves capaz de ser consciente de ambos..., esto es lo que Gurdjieff llama recuerdo de uno mismo. Ésta es una de las técnicas más antiguas que usó Buda, y Gurdjieff volvió a introducirla en el mundo occidental. Buda la llamó samyak smriti, atención correcta. Él decía que tu mente no está en una atención correcta si sólo conoce un punto. Debe conocer los dos. Y entonces sucede un milagro, si eres consciente tanto de lo conocido como del que conoce, de pronto te vuelves lo tercero; no eres ninguno de los dos. Poniendo empeño en ser consciente tanto de lo conocido como del que conoce, te vuelves lo tercero, te vuelves un testigo. Inmediatamente surge una tercera posibilidad, se forma un ser que es testigo, porque ¿cómo vas a conocer a ambos? Si eres el que conoce, entonces permaneces fijo en un punto. En el recuerdo de uno mismo te mueves del punto fijo del que conoce. Entonces lo que conoce es tu mente y lo conocido es el mundo, y tú te vuelves un tercer punto, una consciencia, un ser que es testigo. Este tercer punto no puede ser trascendido, y lo que no puede ser trascendido es lo supremo. Lo que puede ser trascendido no merece la pena, porque entonces no es tu naturaleza, puedes trascenderlo. Intentaré explicarlo con un ejemplo. Por la noche duermes y sueñas. Por la mañana te despiertas y el sueño se pierde. Cuando estás despierto, no hay ningún sueño; aparece un mundo diferente. Andas por la calle, trabajas en una fábrica o en una oficina. Luego vuelves a casa, y te vuelves a dormir por la noche. entonces este mundo que conocías mientras estabas despierto desaparece. Entonces no recuerdas quién eres. Entonces no sabes
si eres negro o blanco, pobre o rico, sabio o tonto. No sabes nada. No sabes si eres joven o viejo. No sabes si eres hombre o mujer. Todo lo relacionado con la consciencia de la vigilia desaparece; entras en el mundo de los sueños. Olvidas el mundo de la vigilia; ya no existe. Por la mañana, el mundo de los sueños desaparece de nuevo. Vuelves. ¿Cuál es real? Porque mientras estás soñando, el mundo real, el mundo que conocías cuando estabas despierto, ya no existe. No puedes comparar. Y mientras estás despierto, el mundo de los sueños ya no existe. No puedes comparar. ¿Cuál es real? ¿Por qué llamas irreal al mundo de los sueños? ¿Cuál es el criterio? Si dices: «Porque desaparece cuando estoy despierto», éste no puede ser el criterio, porque tu mundo de la vigilia desaparece cuando estás soñando. Y, en realidad, si argumentas de esta manera, entonces puede que el mundo de los sueños sea más real, porque mientras estás despierto puedes recordar el sueño, pero mientras estás soñando no puedes recordar la consciencia de la vigilia y el mundo en torno a ella. De modo que ¿cuál es más real y más profundo? El mundo de los sueños hace desaparecer completamente el mundo que llamas real. Tu mundo real no puede hacer desaparecer el mundo de los sueños tan totalmente; parece más sólido, más real. ¿Y cuál es el criterio? ¿Cómo aseverarlo? ¿Cómo comparar? El tantra dice que ambos son irreales. Entonces, ¿qué es real? El tantra dice que el que conoce el mundo de los sueños y el que conoce el mundo de la vigilia, él es real, porque nunca es trascendido. Nunca es anulado. Ya sueñes o estés despierto, está ahí, sin ser anulado. El tantra dice que el que conoce el sueño, y el que sabe que ahora el sueño ha cesado, el que conoce el mundo de la vigilia, y el que sabe que ahora el mundo de la vigilia ha desaparecido, eso es lo real, porque no hay ningún punto en el que no esté; siempre está ahí. Lo que no puede ser anulado por ninguna experiencia es lo real. Lo que no puede ser trascendido, de lo que no se puede ir más allá, es tu ser. Si puedes ir más allá de él, entonces no era tu ser. Este método de Gurdjieff, que él llama recuerdo de uno mismo, o el método de Buda, que él llama atención correcta, o este sutra del tantra, conducen a una cosa. Te llevan dentro de ti
a un punto que no es ni lo conocido ni el que conoce, sino un ser observador que conoce a ambos. Este ser que es testigo es lo supremo; no puedes ir más allá de él, porque ahora, hagas lo que hagas, será testigo. No puedes ir más allá de ser testigo. De modo que observar es el substrato supremo, el fundamento básico de la consciencia. Este sutra se revelará a ti. Cada cosa es percibida mediante el conocimiento. El ser brilla en el espacio mediante el conocimiento. Percibe un ser como el que conoce y lo conocido. Si puedes percibir en ti mismo un punto que es tanto el que conoce como lo conocido, entonces has trascendido el objeto y el sujeto. Entonces has trascendido la materia y la mente; entonces has trascendido lo externo y lo interno. Has llegado a un punto en que el que conoce y lo conocido son uno. No hay división. Con la mente, la división permanecerá. Sólo con el ser que observa desaparece la división. Con el ser que observa no puedes decir quién es el conocido y quién es el que conoce, es ambos. Pero esto tiene que estar basado en la experiencia; de lo contrario se convierte en una discusión filosófica. Así que pruébalo, experimenta. Estás sentado junto a una rosa, mírala. Lo primero que hay que hacer es estar totalmente atento, prestar total atención a la rosa, de modo que el mundo entero desaparezca y sólo quede la rosa, tu consciencia está totalmente atenta al ser de la rosa. Si la atención es total, entonces el mundo desaparece, porque cuanta más atención se concentra en la rosa, más se desvanece todo lo demás. El mundo desaparece; sólo queda la rosa. La rosa se vuelve el mundo. Éste es el primer paso, concentrarse en la rosa. Si no puedes concentrarte en la rosa, será difícil ir al que conoce, porque entonces tu mente siempre está distraída. De modo que la concentración se vuelve el primer paso hacia la meditación. Sólo queda la rosa; el mundo entero ha desaparecido; Ahora puede ir hacia dentro; ahora la rosa se convierte en el punto desde el que puedes moverte. Ahora ves la rosa, y empiezas a tomar consciencia de ti mismo, el que conoce.
Al principio no darás con ello. Cuando entres en el que conoce, la rosa saldrá de la consciencia. Apenas será perceptible, se irá, se volverá remota. Te irás de nuevo a la rosa, y olvidarás el ser. Este juego del escondite continuará, pero si perseveras, tarde o temprano llegará un momento en que, de pronto, estarás en medio. El que conoce -la mente- y la rosa estarán ahí, y tú estarás justo en el medio, mirando a ambos. Ese punto medio, ese punto equilibrador, es el testigo. Una vez que lo conoces, te has vuelto ambos. Entonces la rosa -lo conocido- y el que conoce -la mente- son dos alas para ti. Entonces el objeto y el sujeto son sólo dos alas; tú eres el centro de ambas. Son extensiones tuyas. Entonces el mundo y lo divino son extensiones tuyas. Has llegado al centro mismo del ser. Y este centro es sólo un testigo. Percibe un ser como el que conoce y lo conocido. Empieza concentrándote en algo. Cuando la concentración haya llegado a ser total, entontes intenta ir hacia dentro, préstate atención a ti mismo, y entonces intenta equilibrar. Llevará tiempo..., meses, incluso años. Depende de lo intenso que sea tu esfuerzo, porque ponerse en medio de ambos es el equilibrio más sutil. Pero sucede, y cuando sucede has llegado al centro de la existencia. En ese centro estás enraizado, asentado, en silencio, dichoso, en éxtasis, y la dualidad ya no existe. Esto es lo que los hindúes han llamado samadhi. Esto es lo que Jesús llamó el reino de Dios. Tan sólo comprenderlo verbalmente no servirá de mucho, pero si lo intentas, desde el comienzo mismo empezarás a sentir que algo está sucediendo. Cuando te concentres en la rosa, el mundo desaparecerá. Esto es un milagro..., cuando el mundo entero desaparece. Entonces llegas a comprender que es tu atención lo que es básico, y que donde pones tu atención, se crea un mundo, y de donde retiras tu atención, el mundo cesa. De modo que puedes crear mundos con tu atención. Considéralo de esta manera. Estás sentado aquí. Si estás enamorado de alguien, sólo hay una persona en esta sala; todo lo demás desaparece, no está aquí. ¿Qué sucede? ¿Por qué sólo hay una persona cuando estás enamorado? El mundo entero cesa
realmente; es como una aparición, sombras. Sólo una persona es real, porque ahora tu mente está concentrada, tu mente está totalmente absorta en una persona. Todo lo demás se vuelve como un asombra, una existencia fantasma; para ti no es real. Siempre que puedes concentrarte, la concentración misma cambia toda la pauta de tu existencia, toda la pauta de tu mente. Pruébalo; con cualquier cosa. Puedes probarlo con una estatua de Buda, o una flor, o un árbol, o cualquier cosa, o simplemente con el rostro de la persona que amas, o de tu amigo...; simplemente mira su rostro. Será fácil, porque si amas algún rostro, es fácil concentrarse. Y, en realidad, los que han intentado concentrarse en Buda, en Jesús, en Krishna, les amaban. De modo que para Sariputta, o para Maudgalyan, o para los demás discípulos era fácil concentrarse en el rostro de Buda; amaban a Buda. En el momento en que miraban el rostro de Buda, fluían fácilmente hacia él. Había amor; estaban enamorados. Así que intenta encontrar un rostro -cualquier rostro que ames servirá- y mírale a los ojos y concéntrate en el rostro. De pronto, el mundo entero cesa; se ha abierto una nueva dimensión. Tu mente está concentrada en una cosa; entonces esa persona o esa rosa se vuelve el mundo entero. Cuando digo esto, quiero decir que si tu atención está totalmente enfocada en algo, eso se vuelve el mundo entero. Creas el mundo con tu atención. Creas tu mundo con tu propia atención. Y cuando estás totalmente absorto, fluyendo como un río hacia el objeto, entonces de pronto empieza a tomar consciencia de la fuente original de la que está fluyendo esta atención. El río está fluyendo; ahora toma consciencia del origen. Al principio te perderás una y otra vez; alternarás. Si vas al origen, olvidarás el río y el objeto, el mar hacia el que está fluyendo. Cambiará, si vas al objeto, olvidarás el origen. Es natural, porque la mente está totalmente acostumbrada a estar o en el objeto o en el sujeto. Por eso tanta gente va a retiros, dejan el mundo. Dejar el mundo significa básicamente que dejan los objetos para poder concentrarse en sí mismos. Es fácil. Si dejas el mundo y cierras los ojos y cierras todos tus sentidos, puedes ser consciente de ti mismo fácilmente, pero también esa consciencia es falsa, porque
has elegido un punto de la dualidad. Esto es otro extremo de la misma enfermedad. Primero eras consciente del objeto, lo conocido, y no eras consciente del sujeto, el que conoce. Ahora te has adherido al que conoce y has olvidado lo conocido, pero sigues dividido en una dualidad. Y ésta es de nuevo la vieja mente en una nueva pauta. Nada ha cambiado. De ahí mi énfasis en no dejar el mundo de los objetos. No abandones el mundo de los objetos. Más bien intenta tomar consciencia del sujeto y del objeto simultáneamente, de lo externo y lo interno simultáneamente. Sólo si ambos están ahí puedes estar equilibrado entre ellos. Si sólo hay uno, te obsesionarás con ello. Los que se van a los Himalayas y se encierran, son iguales que tú, sólo que en una posición inversa. Tu estás adherido a los objetos; ellos están adheridos al sujeto. Tú estás adherido a lo externo; ellos están adheridos a lo interno. Ni tú eres libre, ni lo son ellos; porque no puedes ser libre con sólo uno. Con uno te identificas. Sólo puedes ser libre cuando tomas consciencia de los dos. Entonces puedes volverte lo tercero, y lo tercero es el punto libre. Con uno te identificas. Con dos puedes moverte, puedes alternar, puedes equilibrar, y puedes llegar a un punto medio, un punto medio absoluto. Buda solía decir que este camino es un camino medio: majjhim nikai. No se ha entendido realmente por qué insistió tanto en llamarlo el camino medio. Ésta es la razón, porque todo su proceso era de atención; es el camino medio. Buda dice: «No dejes el mundo, y no te aferres al otro mundo. Más bien, estate en medio. No dejes un extremo y te vayas al otro; estate en el medio, porque en el medio no hay ninguno de los dos. Justo en el medio eres libre. Justo en el medio no hay dualidad. Has llegado al uno, y la dualidad se ha vuelto una extensión tuya, simplemente dos alas.» El camino medio de Buda se basa en esta técnica. Es hermoso. Es hermoso por muchas razones. Una, es muy científico, porque sólo puedes equilibrarte entre dos. Si sólo hay un punto, tendrá que haber desequilibrio. De modo que Buda dice que los que son mundanos están desequilibrados, y los que han renunciado al mundo también están desequilibrados en el otro
extremo. Un hombre equilibrado es uno que no está ni en este extremo ni en aquél; vive justo en el medio. No puedes llamarle mundano, no puedes llamarle despegado del mundo. Tiene libertad de movimientos; no está aferrado a ninguno. Ha llegado al punto medio, al justo medio. En segundo lugar, es muy fácil irse al otro extremo; muy fácil. Si comes demasiado, puedes ayunar fácilmente, pero no puedes estar a dieta fácilmente. Si hablas demasiado, puedes pasarte al silencio muy fácilmente, pero no puedes hablar menos. Si comes demasiado, es muy fácil no comer en absoluto, esto es el otro extremo. Pero comer moderadamente, llegar a un punto medio, es muy difícil. Amar a una persona es fácil; odiar a una persona es fácil. Ser simplemente indiferente es muy difícil. De un extremo te puedes ir al otro. Permanecer en el medio es muy difícil. ¿Por qué? Porque en el medio tienes que perder tu mente. Tu mente existe en extremos. Mente significa el exceso. La mente siempre es extremista, o estás a favor o estás en contra. No puedes ser simplemente neutral. La mente no puede existir en la neutralidad, puede estar aquí o ahí, porque la mente necesita lo opuesto, necesita oponerse a algo. Si no se opone a algo, desaparece. Entonces no tiene ningún funcionamiento; no puede funcionar. Prueba esto. De cualquier forma, vuélvete neutral, indiferente...; de pronto, la mente no tiene ninguna función. Si estás a favor, puedes pensar; si estás en contra, puedes pensar. Si no estás ni a favor ni en contra, ¿qué queda por pensar? Buda dice que la indiferencia es la base del camino medio. Upeksha, indiferencia, se indiferente a los extremos. Intenta simplemente una cosa, se indiferente a los extremos. Sucede un equilibrio. Este equilibrio te dará una nueva dimensión de sentir en la que eres tanto el que conoce como lo conocido, el mundo y el otro mundo, esto y eso, el cuerpo y la mente. Eres ambos, y simultáneamente ninguno, por encima de ambos. Se ha creado un triángulo. Puede que hayas visto que muchas sociedades ocultas, secretas, han usado el triángulo como su símbolo. El triángulo es uno de los símbolos ocultos más antiguos debido a esto, porque el triángulo tiene tres ángulos. Normalmente, sólo tienes dos
ángulos; falta el tercero. Aún no está ahí, no se ha desarrollado. El tercer ángulo está más allá de ambos. Ambos le pertenecen, forman parte de él y, sin embargo, está más allá y por encima de ambos. Si haces este experimento, ayudarás a crear un triángulo dentro de ti. El tercer ángulo surgirá poco a poco, y cuando llega, no puedes ser desdichado. Una vez que puedes ser un testigo, no puedes ser desdichado. Desdicha significa identificarse con algo. Pero hay que recordar un punto sutil, entonces ni siquiera te identificarás con la dicha. Por eso dice Buda: «Sólo puedo decir esto, que no habrá desdicha. En samadhi, en éxtasis, no habrá desdicha. No puedo decir que habrá dicha.» Buda dice: «No puedo decir eso. Simplemente puedo decir que no habrá desdicha.» Y tiene razón, porque «dicha» hace referencia a cuando no hay identificación de ningún tipo..., ni siquiera con la dicha. Esto es muy sutil. Si sientes que eres dichoso, tarde o temprano volverás a ser desdichado. Si sientes que eres dichoso, te estás preparando para volver a ser desdichado. Aún te estás identificando con un estado de ánimo. Te sientes feliz, ahora te identificas con la felicidad. En el momento en que te identificas con la felicidad, ha empezado la infelicidad. Ahora te aferrarás a ella, ahora le cogerás miedo al opuesto, ahora esperarás que permanezca contigo constantemente. Has creado todo lo necesario para que haya desdicha, y entonces llegará la desdicha, y cuando te identificas con la felicidad, te identificarás con la desdicha. La identificación es la enfermedad. En el tercer punto no estás identificado con nada, todo llega y pasa, llega y pasa; tú permaneces como testigo, como espectador..., neutral, indiferente, sin identificarte. Llega la mañana y sale el Sol y tú lo observas. No dices: «Soy la mañana.» Luego, cuando viene el mediodía, no dices: «Me he vuelto el mediodía.» Eres un testigo. Y cuando se pone el Sol y llega la oscuridad y la noche, no dices: “Soy la oscuridad y la noche.” Eres un testigo. Dices: «Hubo la mañana, luego hubo el mediodía, luego hubo la tarde y ahora hay la noche. Y volverá a haber la mañana y el círculo continuará, y yo soy sólo un espectador. Sigo observando.»
Si esto mismo se vuelve posible con tus estados de ánimo -estados de ánimo de la mañana y estados de ánimo del mediodía y estados de ánimo de la tarde y de la noche, y tienen su propio ciclo; siguen pasando-, te vuelves un testigo. Dices: «Ahora ha llegado la felicidad..., igual que la mañana. Y ahora vendrá la noche, la desdicha. Los estados de ánimos seguirán cambiado en torno a mí, y yo permaneceré centrado en mí mismo. No me apegaré a ningún estado de ánimo. No me aferraré a ningún estado de ánimo. No tendré la esperanza de nada y no me sentiré frustrado. Simplemente observaré. Suceda lo que suceda, lo veré. Cuando llegue, lo veré; cuando se vaya, lo veré.» Buda usa esto muchas veces. Dice una y otra vez que cuando surja un pensamiento, míralo. Surge un pensamiento de desdicha, un pensamiento de felicidad, míralo. Llega a un clímax, míralo. Luego empieza a venirse abajo, míralo. Luego desaparece, míralo. Surgiendo, existiendo, muriendo, y tú permaneces simplemente como testigo; sigues mirándolo. Este punto tercero te hace un testigo, sakshin, y ser un testigo es la posibilidad más alta de la consciencia. 89 Inclúyelo todo en tu ser. Segunda técnica: Amada, en este momento deja que la mente, el conocimiento, la respiración, la forma, sean incluidos. Esta técnica es un poco difícil, pero si puedes hacerla, es portentosa, bella. Sentado, no dividas. Sentado en meditación, inclúyelo todo, tu cuerpo, tu mente, tu respiración, tu pensamiento, tu conocimiento, todo. Inclúyelo todo. No dividas, no crees ninguna fragmentación. Normalmente, fragmentamos; seguimos fragmentando. Decimos: «El cuerpo no es yo.» Hay técnicas que también pueden usar eso, pero esta técnica es totalmente diferente; más bien, lo opuesto. No dividas. No digas: «Yo no soy el cuerpo.» No digas: «No soy la respiración.» No digas: «No soy la mente.» Simplemente di: «Soy todo»..., y se todo. No crees ninguna fragmentación dentro de ti. Esto es una sensación. Con los ojos cerrados, incluye todo lo que existe en ti. No te centres en ninguna parte, permanece sin centro. La respiración viene y
va, el pensamiento viene y va. La forma de tu cuerpo seguirá cambiando. No has observado esto. Si te sientas con los ojos cerrados, sentirás que a veces tu cuerpo es grande, a veces tu cuerpo es pequeño; a veces es muy pesado, a veces muy ligero, como si pudieras volar. Puedes sentir este momento y disminución de la forma. Cierra los ojos y siéntate, y sentirás que a veces el cuerpo es muy grande, llena toda la habitación; a veces es muy pequeño, atómico. ¿Por qué cambia esta forma? Según cambia tu atención, cambia la forma del cuerpo. Si incluyes, se vuelve grande; si excluyes -no soy esto, no soy esto-, entonces se volverá muy diminuto, muy pequeño, atómico. Este sutra dice: Amada, en este momento deja que la mente, el conocimiento, la respiración, la forma, sean incluidos. Inclúyelo todo en tu ser y no descartes nada. No digas: «Yo no soy esto»; di: «Yo soy», e inclúyelo todo en ello. Si puedes hacer esto simplemente estando sentado, te sucederán cosas maravillosas, absolutamente nuevas. Sentirás que no hay centro; no hay centro en ti. Y al irse el centro, no hay «yo», no hay ego; sólo queda consciencia, consciencia como un cielo que lo cubre todo. Y cuando crezca, no sólo estará incluida tu propia respiración, no sólo estará incluida tu propia forma; al final, todo el universo está incluido en ti. Swami Ramateertha usó esta técnica para su propia sadhana. Llegó un momento en que empezó a decir: «El mundo entero está en mí, y las estrellas se mueven en mí.» Alguien estaba hablando con él y le dijo: «Es muy hermoso aquí en los Himalayas.» Ramateertha estaba en los Himalayas, y el hombre le dijo: «Es muy hermoso aquí en los Himalayas.» Y se cuenta que Ramateertha dijo: «¿Himalayas? Los Himalayas están en mí.» El hombre debió de pensar que estaba loco. ¿Cómo van a estar los Himalayas en él? Pero si practicas esta meditación, puedes sentir que los Himalayas están en ti. Permíteme explicar cómo es posible. En realidad, cuando me miras no puedes mirar al que está sentado aquí en la silla. En realidad, estás mirando la imagen de mí que hay en ti, en tu mente. ¿Cómo vas a conocerme aquí en
esta silla? Tus ojos tienen simplemente una imagen. Ni siquiera una imagen; sólo entran en tus ojos rayos de luz. Y entonces los ojos no van ellos mismos a la mente; sólo entran los rayos que pasan por los ojos, y tu sistema nervioso, que lleva esos rayos, no puede llevarlos como rayos; los transforma en sustancias químicas. De modo que sólo las sustancias químicas se mueven, y esas sustancias químicas son decodificadas y me ves en tu mente. Nunca has estado fuera de tu mente. El mundo entero que conoces lo decodificas en tu mente, lo conoces en tu mente todos los Himalayas y todos los soles y las estrellas y las lunas están en tu mente en una existencia muy sutil. Si cierras los ojos y sientes que todo está incluido, sabrás que el mundo entero se está moviendo dentro de ti. Y una vez que sientas esto -que el mundo entero se está moviendo dentro de ti-, toda tu desdicha individual desaparecerá. Ya no eres un individuo. Te has vuelto lo absoluto, lo no individual. Te has vuelto la existencia entera. Esta técnica expande tu consciencia. Ahora en Occidente se están usando muchas drogas para expandir la consciencia, LSD, marihuana, y otras drogas. En India también se usaron antiguamente, porque dan una falsa sensación de expansión. Para todos los que usan drogas, esta técnica será hermosa, muy útil, porque su anhelo es la expansión. Cuando tomas LSD, no estás confinado en ti mismo; lo abarcas todo. Ha habido casos... Una chica saltó desde un edificio de siete pisos porque sintió que no podía morir, que la muerte era imposible. Sintió que podía volar, y sintió que no había ninguna barrera, que no había miedo. Saltó de un edificio de siete pisos y murió, se estrelló. Pero en su mente, bajo la influencia de la droga, no había ninguna limitación, ninguna muerte. La expansión de la consciencia se ha vuelto una moda, porque cuando te expandes, te sientes «colocado». Poco a poco vas incluyendo en ti el mundo entero. Te vuelves grande, infinitamente grande, y con la grandeza, con la expansión, todas las desdichas individuales desaparecen. Pero con el LSD o la marihuana u otras drogas, esto es sólo una sensación falsa. Mediante esta técnica, esta sensación se vuelve real, el mundo entero viene realmente dentro de ti. Hay dos razones para esto. Una, nuestra consciencia individual no es realmente individual; en lo más profundo es colectiva. Parecemos islas, pero
en lo más profundo todas las islas están conectadas con la tierra. Parecemos islas, diferentes -yo soy consciente, tú eres consciente-, pero tu consciencia y mi consciencia en algún punto profundo son una. Está conectada a la Tierra, el fundamento básico. Por eso suceden muchas cosas que parecen inexplicables. Si meditas solo, será más difícil entrar en ello, pero si meditas con un grupo es muy fácil, porque todo el grupo funciona como una unidad. En los campos de meditación he sentido y observado que después de dos o tres días ya no está tu individualidad; te haces parte de una consciencia mayor. Y se sienten ondas muy sutiles, empiezan a moverse ondas muy sutiles, y la consciencia del grupo se desarrolla. De modo que cuando bailas, en realidad tú no estás bailando, sino que está bailando la consciencia del grupo; tú eres sólo una parte de ella. El ritmo no está sólo dentro de ti; el ritmo está también fuera de ti. El ritmo te rodea por todas partes. En un grupo, tú no existes. Se olvida el fenómeno superficial de ser islas y se cristaliza el fenómeno profundo de ser uno. En un grupo estás más cerca de lo divino; solo estás más lejos cuando vuelves a concentrarte en el ego, en la diferencia superficial, en la separación superficial. Esta técnica ayuda, porque, en realidad, eres uno con el universo. Es sólo una cuestión de cómo captarlo, o de cómo caer en ello y darse cuenta de ello. Estar con un grupo amistoso siempre te da energía. Estando con alguien que es hostil siempre sientes que te has quedado sin energía. ¿Por qué? Si estás con un grupo amistoso, en una familia, y estáis sentados, relajándoos, simplemente estando juntos, te sientes revitalizado, vivificado. Al encontrarte con un amigo, te sientes más vivo que antes. Con sólo pasar junto a un enemigo, sientes que has perdido algo de energía, te sientes cansado. ¿Qué sucede? Cuando te unes a un grupo amistoso y comprensivo, olvidas tu individualidad; has bajado al nivel básico en el que os podéis unir. Cuando alguien es hostil, te vuelves más individual, egoísta; te aferras a tu ego. Debido a ese aferramiento, te sientes cansado. Toda la energía viene de las raíces; toda la energía llega con la sensación de un ser colectivo. Al principio, haciendo esta meditación sentirás que surge un
ser colectivo, y luego, al final, que surge una consciencia cósmica. Cuando todas las diferencias se pierden, todos los límites desaparecen y la existencia permanece como una pieza, una unidad, una totalidad, entonces todo está incluido. Este esfuerzo por incluirlo todo empieza en tu propia existencia individual. Incluye. Amada, en este momento deja que la mente, el conocimiento, la respiración, la forma, sean incluidos. El punto básico es recordar incluir. No excluyas. Ésta es la clave para este sutra, la inclusividad, incluir. Incluye y crece. Incluye y expándete. Pruébalo con tu cuerpo, y luego pruébalo también con el mundo externo. Sentado bajo un árbol mira el árbol; luego cierra los ojos y siente que el árbol está dentro de ti. Mira el cielo, luego cierra los ojos y siente que el cielo está dentro de ti. Mira el Sol naciente, luego cierra los ojos y siente que el Sol está saliendo dentro de ti. Siéntete más inclusivo. Te sucederá una experiencia tremenda. Cuando sientas que el árbol está dentro de ti, inmediatamente te sentirás más joven, más fresco. Y esto no es imaginación, porque el árbol y tú pertenecéis a la Tierra. Ambos estáis enraizados en la misma Tierra y esencialmente enraizados en la misma existencia. De modo que cuando sientes que el árbol está dentro de ti, el árbol está dentro de ti -esto no es imaginación-, e inmediatamente sentirás el efecto. La vitalidad del árbol, su verdor, su frescura, la brisa que pasa por él..., lo sentirás dentro de ti en tu corazón. Incluye más y más existencia, y no excluyas. De muchas maneras, muchos maestros mundiales han estado enseñando esto. Jesús dice: «Ama a tu enemigo como a ti mismo.» Esto es un experimento en inclusividad. Freud solía decir: «¿Por qué debería amar a mi enemigo como a mí mismo? Es mi enemigo, así que ¿por qué debería amarle como a mí mismo? ¿Y cómo voy a poder amar?». Su pregunta parece relevante, pero no es consciente de por qué Jesús dice que ames a tu enemigo como a ti mismo. No es por ninguna política social, no es por ningún cambio en la sociedad, no es para crear una
sociedad mejor, sino para darte una sensación expandida de ser y de consciencia. Si puedes incluir al enemigo dentro de ti mismo, no puede dañarte. Eso no significa que no pueda matarte; puede matarte, pero no puede dañarte. El daño llega cuando le excluyes. En el momento en que le excluyes, te vuelves el ego, separado, solo, aislado de la existencia. Si incluyes al enemigo dentro de ti, entonces todo está incluido. Cuando el enemigo puede ser incluido, entonces ¿por qué no el árbol y por qué no el cielo? El énfasis en el enemigo es porque si puedes incluir al enemigo en tu ser, puedes incluirlo todo; entonces no hay necesidad de excluir nada. Si sientes que tu enemigo está incluido dentro de ti, entonces incluso tu enemigo te dará vitalidad, energía. No puede ser dañino para ti. Puede matarte, pero incluso mientras te está asesinando no puede dañarte. Ese daño viene de tu propia mente cuando excluyes. Pero lo que pasa con nosotros es totalmente, diametralmente opuesto, ni siquiera los amigos son incluidos. Los enemigos son excluidos, y ni siquiera los amigos son incluidos. Ni siquiera tu amante, las personas que amas, son incluidos. Cuando estás con tu amante, no te estás fundiendo con él o con ella. Permaneces separado, te controlas a ti mismo. No quieres perder tu identidad. Debido a esto, el amor se ha vuelto imposible. ¿Cómo vas a poder amar sino pierdes la identidad? Quieres seguir siendo tú mismo, y tu amante quiere seguir siendo él mismo, y ninguno está dispuesto a fundirse, ninguno está dispuesto a incluir. Ambos excluís, ambos estáis encorsetados en vosotros mismos; no hay encuentro, no hay fusión, no hay comunión. Si ni siquiera los amantes se incluyen, entonces tiene que suceder que tu existencia es la más pobre posible. Estás solo, eres pobre, un mendigo. Con toda la existencia incluida, eres el emperador. Así que recuerda esto, convierte incluir en un estilo de vida. No sólo una meditación, sino un estilo de vida, una manera de vivir. Intenta incluir más y más. Cuanto más incluyes, cuanto más te expandes, más retroceden tus confines hasta los rincones mismos de la existencia. Un día sólo existes tú; toda la existencia está incluida. Esto es lo supremo de toda experiencia religiosa.
Amada, en este momento deja que la mente, el conocimiento, la respiración, la forma, sean incluidos. Capítulo 62 La Meta es Ahora Mismo PREGUNTAS ¿Cómo concilias «darse prisa» con «jugar»? ¿Cómo incluir a mi enemigo en mi ser? Primera pregunta: Ayer dijiste que uno debería darse prisa en dirigirse al objetivo porque tenemos muy poco tiempo. Sin embargo, hace algún tiempo dijiste también que todo el proceso de alcanzar el objetivo debería ser un juego sin ningún esfuerzo. ¿Cómo conciliarías los términos «darse prisa» y «juego»? Porque el que se da prisa nunca logra la alegría de jugar. Lo primero, no intentes conciliar técnicas diferentes. Cuando digo que no tengas prisa, que te olvides completamente del tiempo, que no te pongas serio, que no hagas ningún esfuerzo, que te entregues, que estés en un estado de dejarte ir, esto es una técnica diferente. Esto sólo es adecuado para una parte de la humanidad -todos no pueden hacer esta técnica-, y el tipo de persona que puede hacer ésta no puede hacer la opuesta. Esta técnica es para la mente femenina. Todas las mujeres no son necesariamente femeninas, y todos los hombres no son necesariamente masculinos, de modo que cuando hablo de una mente femenina no me refiero a las mujeres. Una mente femenina significa una mente que puede entregarse, que puede ser receptiva como un útero, pero puede ser abierta, pasiva. La mitad de la humanidad puede ser de este tipo, pero la otra mitad es totalmente opuesta. Igual que el hombre y la mujer son las dos mitades de la humanidad, de la
misma manera la mente femenina y la mente masculina son las dos mitades de la mente humana. La mente femenina no puede hacer esfuerzos. Si hace esfuerzos nunca llegará a ninguna parte. Los esfuerzos serán su perdición; sólo crearán angustia y tensión y ningún logro. El funcionamiento mismo de la mente femenina es esperar y permitir que las cosas sucedan. Igual que una mujer, incluso si está enamorada, no tomará la iniciativa. Y si una mujer toma la iniciativa, tienes todos los motivos para tener miedo y escapar, porque esa actitud es la actitud masculina, en el cuerpo femenino hay una mente femenina, y estarás en dificultades. Si eres realmente masculino, inmediatamente la mujer perderá atractivo. Sólo si eres femenino -hombre en el cuerpo, pero femenino en la mente- puedes dejar que la mujer tome la iniciativa, y serás feliz. Pero entonces físicamente ella es una mujer y tú eres un hombre; mentalmente tú eres femenino y ella es masculina, ella es varonil. Una mujer esperará. Nunca dirá las palabras «te amo» antes de que las hayas dicho tú y te hayas comprometido. En la espera misma está el poder femenino. La mente masculina es agresiva, tiene que hacer algo. Tiene que moverse e ir y tomar la iniciativa. Lo mismo sucede en el camino espiritual. Si tienes una mente agresiva, una mente masculina, el esfuerzo es necesario. Entonces date prisa; entonces no pierdas el tiempo y las oportunidades. Entonces crea una urgencia y una crisis para poder poner todo tu ser en tu esfuerzo. Lo alcanzarás cuando el esfuerzo se haya vuelto total. Si tu mente es femenina, entonces no hay prisa en absoluto. No hay tiempo. Puede que hayas observado o no que las mujeres no tienen sentido del tiempo; no pueden tenerlo. De modo que el marido está fuera de la casa y está dando bocinazos y diciendo: «¡Baja!» Y la mujer dice: «Te he dicho mil veces que voy en un minuto. Llevo dos horas diciéndote continuamente que voy en un minuto. Así que no te enfurezcas. ¿Por qué estás dando bocinazos?» La mente femenina no puede tener sentido del tiempo. Es la mente masculina, agresiva, la que se preocupa por el tiempo, la que es consciente del tiempo. Son totalmente diferentes. La femenina no tiene ninguna prisa; no hay prisa. En realidad, no hay ningún sitio al que llegar. Por eso las mujeres no pueden
llegar a ser grandes líderes, grandes científicos, grandes guerreros; no pueden. Y si a veces hay mujeres fenómenos, tienen una mente masculina. Por ejemplo, Juana de Arco, o Laxmi Bai, son sólo femeninas en el cuerpo; la mente no es femenina en absoluto, es masculina. Para la mente femenina no hay ninguna meta, y nuestro mundo se orienta a lo masculino. De modo que las mujeres no pueden ser realmente grandes en un mundo que se orienta a lo masculino, porque la grandeza se relaciona con la meta. Hay que alcanzar alguna meta; entonces eres grande..., y la mente femenina no persigue ninguna meta. Es feliz aquí y ahora. Es desdichada aquí y ahora. No hay ningún sitio al que ir. La mente femenina existe en el momento. Por eso la curiosidad femenina nunca tiene que ver con lo remoto; siempre tiene que ver con lo cercano. No está interesada en lo que está sucediendo en Vietnam, sino en lo que está sucediendo en la casa de a lado, lo íntimo, el aquí. El hombre parece absurdo. «¿Por qué estás tan preocupado por lo que está haciendo Nixon o lo que está haciendo Mao?» La mujer está interesada en los amoríos que están sucediendo en la vecindad. Tiene curiosidad por lo cercano; lo lejano no tiene sentido. El tiempo no existe. El tiempo existe para los que tienen que alcanzar una meta. Recuerda, el tiempo sólo existe cuando tienes que llegar a alguna parte. Si no tienes que llegar a ninguna parte, ¿qué sentido tiene el tiempo? Entonces no hay prisa. Mira esta situación desde un ángulo diferente. Oriente es femenino y Occidente es masculino. Oriente nunca ha estado muy interesado en el tiempo; Occidente está loco por el tiempo. Oriente ha sido muy pausado, moviéndose lentamente como si no se moviera en absoluto; ningún cambio, ninguna revolución..., una evolución tan silenciosa que no produce ruido en ninguna parte. Occidente está loco, todos los días es necesaria la revolución, y todo se ha vuelto una revolución. A menos que todo esté cambiando, parece que no vamos a ninguna parte, nos hemos vuelto estáticos. Si todo está cambiando y todo permanece en agitación, entonces Occidente siente que algo está sucediendo. Y Oriente piensa que si, hay agitación, eso significa que estamos enfermos. Algo está mal; por eso hay cambio. Si todo está bien, no hay necesidad de ninguna revolución, de ningún cambio.
La mente oriental es femenina. Por eso, en Oriente hemos valorado todas las cualidades femeninas, la compasión, el amor, la comprensión, la no-violencia, la aceptación, la complacencia..., todas las cualidades femeninas. En Occidente se valoran todas las cualidades masculinas, la determinación, la fuerza de voluntad, el ego, la autoestima, la independencia, la rebelión... Estos son los valores que se aprecian allí. En Oriente, la obediencia, la entrega, la aceptación. La actitud básica es femenina en Oriente y masculina en Occidente. Estas técnicas no son para llegar a un arreglo, no son para ser sintetizadas en modo alguno. La técnica de la entrega es para la mente femenina. La técnica del esfuerzo, la voluntad, el empeño, es para la mente masculina. Y están abocadas a ser polos opuestos, de modo que si haces alguna síntesis entre las dos crearás una mezcolanza, sin sentido, absurda, e incluso peligrosa. No servirá de nada para nadie. Así que recuerda esto. Estas técnicas muchas veces parecerán contradictorias, porque están ideadas para tipos de mente diferentes, y no hay ningún esfuerzo por llegar a una síntesis. De modo que si sientes que algo es contradictorio, no te inquietes por ello, lo es. Y sólo las mentes muy pequeñas se asustan de la contradicción; las mentes muy pequeñas, las mentes mezquinas. Se inquietan, se sienten incómodas. Piensan que todo debe estar libre de contradicción, todo debe ser consistente. Esto es una tontería, porque la vida es inconsistente. La vida misma es contradictoria, de modo que la verdad no puede estar libre de contradicción; sólo las mentiras pueden estar libres de contradicción, sólo las mentiras pueden ser consistentes. La verdad tiene que ser inconsistente, porque tiene que cubrir todo lo que hay en la vida. Tiene que ser total. Y la vida es contradictoria. Hay el hombre y hay la mujer, ¿qué puedo hacer o qué puede hacer Shiva? Y el hombre es totalmente el polo opuesto de la mujer; por eso se atraen; de lo contrario no habría atracción. En realidad, el tipo opuesto de ser, la diferencia, crea la atracción. El polo puesto se vuelve una fuerza magnética. Por eso, cuando un hombre y una mujer se unen hay felicidad, porque cuando dos polos opuestos se unen se anulan mutuamente. Se anulan mutuamente porque son opuestos. Se anulan mutuamen-
te, y durante un solo momento cuando un hombre y una mujer se unen realmente -no sólo corporalmente, sino totalmente; cuando sus seres se unen en el amor-, durante un solo momento desaparecen ambos. Entonces no hay ni hombre ni mujer; existe la existencia pura... Esa es la dicha de esa unión. Lo mismo puede suceder también dentro de ti, porque el análisis profundo muestra que también, hay una polaridad dentro de ti. Ahora los enfoques psicoanalíticos profundos han revelado que la mente consciente y la mente inconsciente son también polos opuestos dentro de ti. Si eres un hombre, tu mente consciente es masculina, tu mente inconsciente es femenina. Si eres una mujer, tu mente consciente es femenina, tu mente inconsciente es masculina. El inconsciente es lo opuesto del consciente. En la meditación profunda llega un profundo orgasmo, un coito, un amor, entre tu consciente y tu inconsciente, se hacen uno. Cuando se hacen uno, alcanzas la dicha más alta posible. De modo que el hombre y la mujer pueden unirse de dos maneras. Puedes unirte con una mujer fuera de ti; entonces esta unión sólo puede ser momentánea, muy momentánea. Durante un solo segundo llega la cima, y luego todo empieza a debilitarse. Hay otra unión de hombre y mujer que sucede dentro de ti, tu mente consciente e inconsciente se unen. Cuando sucede esto, esta unión puede ser eterna. El placer sexual es también un vislumbre del espiritual -sólo momentáneo-, pero cuando la unión real sucede dentro, entonces se vuelve samadhi, entonces se vuelve un fenómeno espiritual. Pero tienes que empezar con tu mente consciente, de modo que si tu mente consciente es femenina, la entrega será útil. Y recuerda ser una mujer no es necesariamente sinónimo de tener una mente femenina. Eso crea la dificultad. De lo contrario, todo sería muy fácil, entonces las mujeres seguirían el camino de la entrega y los hombres seguirían el camino de la voluntad. Pero no es tan fácil. Hay mujeres que tienen mentes masculinas -su aproximación a la vida es agresiva- y cada día hay más. El movimiento de liberación de la mujer creará más y más mujeres masculinas. Serán cada vez más agresivas, y entonces el camino de la entrega no será para ellas. Y como las mujeres se están volviendo más competidoras del hombre, el hombre está retrayéndose de la agresión; se está volviendo cada vez más
femenino. El camino de la entrega será cada vez más útil para el hombre en el futuro. De manera que tienes que decidir sobre ti mismo. Y no pienses desde el punto de vista de la valoración; no pienses que, como eres un hombre, ¿cómo vas a tener una mente femenina? Puedes tenerla, y no hay nada de malo en ello; es hermoso. Y no pienses que, como eres una mujer, ¿cómo vas a tener una mente masculina? No hay nada de malo en ello; es hermoso. Se auténtico con respecto a tu propia mente. Intenta comprender qué tipo de mente tienes; luego sigue el camino que es para ti, y no intentes crear ninguna síntesis. No me preguntes cómo voy a conciliar estos dos. No voy a hacerlo. Nunca soy partidario de conciliar, y no soy partidario de afirmaciones no contradictorias. Son estúpidas e infantiles. La vida es contradictoria, y es por eso que la vida está viva. Sólo la muerte es consistente y no contradictoria. La vida vive mediante la oposición, mediante el encuentro con el polo opuesto, y esta oposición, desafío, crea energía. Libera energía, y mediante ello la vida avanza. Esto es lo que dicen los hegelianos..., un movimiento dialéctico, tesis, antítesis, y luego la síntesis se vuelve de nuevo una tesis y crea su propia antítesis, y esto sigue. La vida no es monótona. No es lógica. Es dialéctica. Debes comprender la diferencia entre lógico y dialéctico. La pregunta se debe a que piensas que la vida es lógica, así que preguntas cómo conciliar, porque la lógica siempre concilia; la lógica no puede tolerar lo contradictorio. La lógica no puede tolerar lo contradictorio. De alguna manera, la lógica tiene que explicar que no es contradictorio, y si es contradictorio, entonces los dos términos no pueden ser verdaderos; entonces uno debe ser erróneo. Ambos pueden ser erróneos, pero ambos no pueden ser verdaderos. La lógica intenta encontrar la no-contradicción en todas partes. La ciencia es lógica. Es por eso que la ciencia no se ajusta totalmente a la realidad, no puede hacerlo. La vida es contradictoria, ilógica. Funciona mediante la oposición. No tiene miedo a lo opuesto; usa lo opuesto. Los opuestos son sólo aparentemente opuestos; en el fondo funcionan juntos. Es dialéctica, no lógica. Es un diálogo entre los opuestos, un diálogo continuo.
Piensa un solo momento, si no hay contradicción, la vida estará muerta, porque ¿de dónde vendrá el desafío? ¿De dónde vendrá la atracción? ¿De dónde saldrá la energía? Será monótona, muerta. La vida sólo es posible debido a la dialéctica, debido a lo opuesto. Hombre y mujer es la oposición básica, y entonces el desafío crea el fenómeno del amor. Y la vida entera gira en torno al amor. Si tu amante y tú os hacéis tan totalmente uno que no hay diferencia en absoluto, los dos estaréis muertos. Entonces no podréis existir. Ambos desapareceréis de este proceso dialéctico. Sólo puedes existir en esta vida si la unidad nunca es total, y tienes que alejarte una y otra vez para acercarte. Por eso luchan los amantes. Esa lucha crea la dialéctica. Lucharán todo el día. Se alejarán mucho el uno del otro, se volverán enemigos. Esto significa que ahora han llegado a ser realmente polos opuestos; se han alejado todo lo posible. El amante empieza a pensar en cómo matar a esta mujer, y la mujer empieza a pensar en cómo deshacerse de este hombre. Se han ido al rincón más lejano posible. Y, sin embargo, por la noche están haciendo el amor. Cuando están lejos, muy lejos, la atracción se produce de nuevo. Vuelven a mirar desde un punto tan lejano que se sienten atraídos. Entonces se vuelven de nuevo simplemente hombre y mujer, no amantes. Entonces son hombre y mujer, extraños. Se volverán a enamorar. Se acercarán. Llegará un punto en que se harán uno por un solo momento, y eso será su felicidad, su alegría. Pero en el momento en que se han hecho uno, el proceso de alejarse comienza de nuevo. En el momento mismo en que la mujer y el marido son uno, si pueden ser testigos de ello, verán que han empezado a separarse otra vez. En el momento mismo en que llega la cima, empieza el proceso de ser diferentes, de separarse, de ser opuestos. Este movimiento continúa, te juntas y te separas una y otra vez. Esto es lo que quiero decir, la vida crea energía mediante las polaridades. Sin polaridades la vida no puede existir. Si dos amantes se hacen realmente uno, desaparecen de la vida. Se liberan realmente. No tendrán que nacer de nuevo; no habrá vida en el futuro. Si dos amantes pueden fundirse tan totalmente, su amor se ha vuelto la meditación más profunda posible. Han alcanzado lo que Buda alcanzó bajo el árbol bodhi. Han alcanzado
lo que Jesús alcanzó en la cruz. Ha alcanzado la no-dualidad. Ya no pueden existir. La existencia tal como la conocemos es dual, dialéctica, y estas técnicas son para los que existís en la dualidad. De modo que habrá muchas contradicciones, porque estas técnicas no son filosofía; estas técnicas son para ser hechas y vividas. No son fórmulas matemáticas; son procesos vitales reales. Son dialécticas, son contradictorias. Así que no me pidas que las concilie. No son las mismas; son opuestas. Intenta descubrir qué tipo eres. ¿Te puedes relajar? ¿Puedes dejarte ir? ¿Puedes estar en un momento pasivo, sin hacer nada? Entonces todas las técnicas que requieren voluntad no son para ti. Si no te puedes relajar, y si te digo que te relajes e inmediatamente me preguntas cómo relajarte, ese «cómo» muestra tu mente. Ese «cómo» muestra que no puedes relajarte sin hacer un esfuerzo. Incluso para la relajación necesitas algún esfuerzo, de modo que preguntas «¿cómo?». La relajación es la relajación; no tiene ningún «cómo». Si puedes relajarte, sabes cómo relajarte; simplemente te relajas. No hay ningún esfuerzo, ningún método. Igual que te duermes por la noche...; nunca preguntas cómo dormirte. Pero hay personas que tienen insomnio. Si les dices, «Simplemente pongo la cabeza en la almohada, y ya está, estoy dormido», no pueden creerte. Y su recelo es significativo. No pueden creerte; les están engañando..., porque ellos también ponen la cabeza en la almohada. Siguen poniendo la cabeza en la almohada toda la noche...; no sucede nada. Preguntarán cómo, ¿cómo poner la cabeza en la almohada? Debe tener algún secreto que no les estás diciendo. Les estás engañando; el mundo entero les está engañando. Todo el mundo dice, «Simplemente no dormimos. No hay ningún "cómo". No hay ninguna tecnología.» No te pueden creer, y no puedes imputárselo. Dices, «Simplemente reclinamos la cabeza, cerramos los ojos, apagamos la luz, y estamos dormidos.» Ellos también siguen el mismo procedimiento, hacen el mismo ritual, y lo hacen más correctamente que tú lo has hecho nunca, pero no sucede nada. La luz está apagada, tienen los ojos cerrados, están tumbados en la cama...; no está sucediendo nada. Una vez que pierdes la capacidad de relajarte, entonces es
necesaria la técnica. Necesitan una técnica; entonces, sin la técnica no podrán dormir. De modo que si tienes una mente que puede relajarse, entonces la entrega es para ti. Y no crees ningún problema; entonces simplemente entrégate. Al menos la mitad de vosotros puede hacer esto. Puede que no seáis conscientes, pero la posibilidad es del cincuenta por ciento, porque las mentes masculinas y femeninas existen en una proporción similar. Son siempre mitad y mitad, casi exactamente mitad y mitad, en todas las áreas, porque un hombre no puede existir sin una mujer que se le oponga. Éste es un equilibrio muy profundo en la naturaleza. ¿Lo sabes? Nacen ciento quince chicos por cada cien chicas, porque los chicos son más débiles que las chicas, de modo que para cuando sean sexualmente maduros, habrán muerto quince chicos. Nacen ciento quince chicos por cada cien chicas. Las chicas son más fuertes, tienen más vigor, más resistencia. Los chicos son débiles, no tienen tanta resistencia, de modo que nacen ciento quince chicos por cada cien chicas. Luego mueren quince chicos. En el momento en que se vuelvan maduros sexualmente, hacia los catorce años, el número será el mismo. Por cada hombre existe una mujer, por cada mujer existe un hombre, porque hay una tensión interna. No pueden existir sin ella; es necesario ese polo opuesto. Y el caso es similar también con la mente interna. La existencia, la naturaleza, necesita un equilibrio, de modo que la mitad de vosotros es femenina y puede entregarse profundamente con mucha facilidad. Pero puedes crear problemas para ti mismo. Puede que sientas que te puedes entregar, pero piensas, «¿Cómo voy a entregarme?». Sientes que puede que el ego se sienta herido. Le coges miedo a la entrega, porque te han enseñado, «Sé independiente. Permanece independiente, no te pierdas. No le des a nadie control sobre ti. Permanece siempre en control.» Esto es lo que se ha enseñado; éstas son dificultades enseñadas. De modo que puedes sentir que te puedes entregar, pero entonces surgen otros problemas que te han sido dados por la sociedad, la cultura y la educación. Y crean problemas. Si realmente sientes que la entrega no es para ti, entonces olvídate de ella. No es algo por lo que preocuparse. Entonces pon toda tu
energía en el esfuerzo. De manera que éstos son los dos extremos. Uno, si realmente eres una mente femenina, no tienes ningún sitio al que ir, no hay meta, no hay ningún Dios que alcanzar, ningún cielo futuro..., nada. Ya no tengas prisa, permanece fiel al momento, y todo lo que la mente masculina puede alcanzar mediante la prisa, el esfuerzo, lo lograrás aquí y ahora sin ningún esfuerzo. Si puedes relajarte, estás en la meta ahora mismo. La mente masculina tiene que correr de aquí para allá y de aquí para allá hasta quedar extenuada, y entonces se viene abajo; sólo entonces puede relajarse. La agresión, el esfuerzo, el empeño, son necesarios para que la mente masculina esté exhausta. Cuando sucede ese agotamiento, entonces le resulta posible relajarse y entregarse. Esa entrega sólo llegará al final; para la mente femenina siempre es al principio. Llegáis al mismo suceso, pero las maneras de llegar son diferentes. Así que cuando ayer dije: «No pierdas el tiempo», se lo dije a la mente masculina. Si dije que te des prisa y crees una emergencia tal que toda tu energía y tu ser se enfoquen, se concentren, y sólo en ese esfuerzo concentrado se convertirá tu vida en una llama, esto es para la mente varonil, la mente masculina. Para la mente femenina, relájate y ya eres una llama. Debido a esto, tienes a Mahavira, tienes a Buda, tienes a Jesús, Krishna, Rama, Zaratustra, Moisés, pero no tienes una lista similar de mujeres. No porque las mujeres no hayan alcanzado semejante estado de mente; lo han alcanzado, pero sus caminos son diferentes. Y toda la Historia la ha escrito el hombre, y el hombre sólo puede comprender la mente masculina. El hombre no puede comprender la mente femenina; ese es el problema. Es realmente muy difícil. Un hombre no puede comprender que una mujer, simplemente siendo una sencilla ama de casa, pueda alcanzar algo que un buda alcanza con tanta dificultad, tan arduamente. Un hombre no puede concebir, le resulta imposible concebir, que una mujer lo pueda alcanzar siendo simplemente un ama de casa, viviendo momento a momento, disfrutando momento a momento, simplemente cerca y aquí y ahora, y sin preocuparse de nada más..., ninguna meta, ninguna espiritualidad; simplemente amando a sus hijos, amando a su marido, siendo una mujer
corriente, pero dichosa. No hay necesidad de hacer un esfuerzo tan arduo como está haciendo Mahavira, doce años de prolongado y arduo esfuerzo. Pero el hombre apreciará a Mahavira, porque puede apreciar el esfuerzo. Si alcanzas una meta sin esfuerzo, para el hombre no tiene valor. No puede apreciarlo. Puede apreciar a alguien, un Tensing, un Hillary, que llegan al Everest..., no porque el Everest tenga tanto valor, sino porque se necesita mucho esfuerzo y es muy peligroso. Y si dices que ya estás en el Everest, se reirán, porque lo importante no es el Everest, lo importante es el esfuerzo por llegar a él. En el momento en que se vuelve fácil llegar, para la mente masculina se ha perdido toda la atracción. Entonces no hay nada que lograr en el Everest. Cuando Hillary y Tensing llegaron allí, no había nada que lograr, pero la mente masculina siente una gran gloria. Cuando Hillary llegó allá yo estaba en una universidad; todos los profesores estaban muy emocionados. Le pregunté a una profesora: «¿Qué le parece que Hillary y Tensing hayan llegado a la cima del Everest?». Ella dijo: «No entiendo por qué se ha creado tanto alboroto. ¿De qué sirve? ¿Qué han conseguido llegando allí? Incluso llegar al mercado, a una tienda, hubiera sido mejor.» Para la mente femenina es inútil. Ir a la Luna... ¿Para qué tanto peligro? No hay ninguna necesidad. Pero para la mente masculina no es la meta. En realidad, lo que cuenta es el esfuerzo, porque entonces prueba que es masculino. El esfuerzo mismo, la agresión misma y la posibilidad misma de la muerte le dan la emoción. El peligro es muy atractivo para la mente masculina. Para la mente femenina no tiene ningún atractivo en absoluto. Debido a esto, en realidad sólo se ha escrito la mitad de la Historia humana. La otra mitad ha sido totalmente ignorada, ha quedado totalmente inédita. No sabemos cuántas mujeres se volvieron budas; es imposible saberlo, porque nuestra medición, nuestro criterio, no puede ser aplicado a la mente femenina. Así que primero decide acerca de tu propia mente. Primero medita sobre tu propia mente -qué tipo de mente tienes- y luego olvídate de todos los métodos que no te correspondan. Y no intentes conciliarlos.
Segunda pregunta: Has dicho: «Aprende a incluir más y más tu ser. Extrae energía de la fuente raíz de Incluye incluso a tu enemigo». ¿Pero cómo enemigo cuando estoy entrando plenamente odio? ¿No conduce esto a la represión?
de la existencia en toda la existencia. puedo incluir a mi en la emoción del
He dicho que incluyas incluso a tu enemigo, pero no he dicho que empieces con el enemigo. Empieza con el amigo. Tal como eres ahora mismo, ni siquiera incluyes al amigo. Empieza con el amigo. Incluso eso es difícil, incluir al amigo en tu ser, permitirle que entre en ti y te penetre, estar abierto a él, vulnerable. Empieza con el amigo. Empieza con el amante, la persona amada. No saltes al enemigo. ¿Y por qué saltas al enemigo? Porque entonces puedes decir «Es imposible, no puede hacerse», y puedes descartarlo. Empieza por el primer paso. Estás empezando por el último. ¿Cómo va a ser posible el viaje? Siempre empiezas por el último paso. Aún no se ha dado el primero, de modo que el último está sólo en la imaginación. Y sientes que es imposible. Por supuesto que es imposible. ¿Cómo vas a empezar por el final? El enemigo es el último punto que hay que incluir. Si puedes incluir a tu amigo, se hace posible, porque sólo los amigos se vuelven enemigos. No puedes hacer de alguien un enemigo sin antes hacerle tu amigo. ¿O sí? Primero será necesaria la amistad si quieres hacer de alguien tu enemigo. La amistad será el primer paso. Se cuenta que Buda ha dicho: «No hagas amigos, porque ese es el primer paso hacia hacer enemigos». Buda dice: «Se amistoso; no hagas amigos. Si haces amigos, ya has dado el primer paso; ahora no está lejos el día en que harás enemigos.» Incluye al amigo. Empieza por lo cercano, empieza por el principio. Sólo entonces es posible; no sientes ninguna dificultad. Cuando tienes que incluir al amigo y abarcar al amigo, eso ya es suficientemente difícil, porque no es cuestión del amigo o el enemigo. Es cuestión de que te abras. Estás cerrado incluso para el amigo; incluso con el amigo permaneces en guardia; incluso
con el amigo no has dejado ver tu ser totalmente, de modo que ¿cómo vas a poder incluirle? Sólo puedes incluirle cuando no hay miedo, cuando no tienes miedo, cuando puedes permitirle que entre en ti y no estás tomando ninguna medida de seguridad. Incluso con la persona que amas estás cerrado; no has abierto tu mente. Aún hay varias cosas que son secretas, privadas. Si tienes privacidad no puedes estar abierto, no puedes incluir, porque entonces la privacidad puede conocerse, entonces tus secretos pueden hacerse públicos. No es fácil incluir siquiera al amigo, así que no pienses que es difícil incluir al enemigo, ahora mismo, es imposible. Por eso la enseñanza de Jesús se volvió imposible, y los cristianos se volvieron falsos. Tuvieron que hacerlo, porque Jesús dice: «Amad a vuestros enemigos», y ni siquiera eres capaz de amar a tus amigos. Te da una meta imposible. Tendrás que volverte hipócrita, falso; no serás auténtico. Hablarás de amar, de amar a tus enemigos, y odiarás a tus amigos. Yo no estoy diciendo eso. Así que lo primero, no pienses en el enemigo ahora mismo. Eso es un truco de la mente. Piensa en el amigo. Lo segundo, la cuestión no es incluir a alguien; la cuestión es incluir. Eso es una cualidad de tu consciencia. Crea la inclusividad, crea la cualidad. ¿Cómo puedes crear la cualidad? Para eso es la técnica. Estás sentado junto a un árbol. Mira el árbol. Está fuera de ti, pero si realmente está fuera de ti, no puedes conocerlo. Algo de él ya ha entrado en ti; así es como puedes saber que el árbol está ahí. Es verde, pero ¿sabes que el verde existe en ti, no en el árbol? Cuando cierras los ojos, el árbol no es verde. Ahora los científicos dicen esto, que el color lo aportas tú. Nada en la naturaleza tiene color; no existe ningún color. El color se crea cuando los rayos que salen de algún objeto llegan a tu ojo. Entonces se crea el color. De modo que el color lo da tu ojo. El verde sucede en un encuentro del árbol y tú. Las flores están en plena floración, te llega el aroma, y lo hueles. Pero esa fragancia también la aportas tú; no está en la naturaleza. Sólo te llegan ondas que tú interpretas como olor. Es tu nariz la que lo huele. Si tú no estás, no habrá ningún olor. Ha habido filósofos como Berkeley o Nagarjuna o Shankara que dicen que el mundo es irreal, existe en tu mente, porque todo lo que sabemos acerca
del mundo lo aportamos en realidad nosotros. Debido a esto, Enmanuel Kant, un pensador y filósofo alemán, dice que la cosa en sí no puede ser conocida; lo que conocemos no es la cosa, sino nuestra proyección. Tu cara me parece bonita. Tu cara no es ni bonita ni fea; es mi actitud. Soy yo quien te hace guapo o feo. Depende de mí; es mi sensación. Si estás solo en el mundo y no hay nadie que pueda decir que eres feo o guapo, no serás ninguna de las dos cosas, ¿o sí? Si estás solo en la Tierra, ¿serás guapo o feo? ¿Serás inteligente o tonto? No serás nada. En realidad, no puedes existir solo en la Tierra. No puedes ser. Si estás sentado junto a un árbol, medita. Abre los ojos y mira el árbol, y luego cierra los ojos y mira el árbol dentro. Si lo intentas -vuelve a abrir los ojos, medita con el árbol y luego cierra los ojos y mira el árbol dentro-, al principio el árbol de dentro será una pálida sombra del árbol de fuera, pero si continúa, a la larga llegará a tener la misma realidad y ser que el árbol de fuera. Y si continúas y perseveras, lo que es difícil, llega un momento en que el árbol externo se vuelve sólo una sombra del interno. El interno se vuelve más hermoso, más vivo, porque ahora tu consciencia interna es su suelo. Ahora está enraizado en la consciencia interna. Ahora se está nutriendo en la consciencia, verdaderamente. Es algo excepcional. De modo que cuando Jesús o gente como Jesús hablan del reino de Dios, lo hacen con un lenguaje tan vívido que pensamos que, o están locos, o están alucinando. No están ninguna de las dos cosas. Han aprendido a incluir existencia. Su propia consciencia interna se ha vuelto ahora un fenómeno vivificador. Ahora, todo lo que se planta dentro toma vida. Tiene más color, es más fragante, más vital como si no fuera de este mundo, este mundo mundano; pertenece a algún otro mundo. Los poetas conocen un poco esto. Los místicos lo conocen muy hondamente, pero los poetas lo conocen un poco. Tienen un vislumbre. Pueden sentir el mundo incluido en ellos. Inténtalo incluir. A esto me refiero cuando digo que incluyas, deja que entre el árbol y eche raíces ahí. Deja que entre la flor y deja que florezca ahí. No puedes creerlo, porque no hay manera a menos que lo experimentes. Concéntrate en un capullo, un
capullo de rosa. Concéntrate en él, y deja que sea transferido a lo interno. Y cuando tu experiencia interna del capullo se haya vuelto realmente tan real que el externo, el capullo real, el supuesto capullo real, parezca sólo una sombra de él -la idea real ahora está dentro, la esencia real está dentro, y el externo es sólo una pálida sombra-, cuando hayas llegado a este punto, cierra los ojos y concéntrate en el capullo interno. Te quedarás asombrado, porque el capullo interno empezará a abrirse. Se volverá una flor, y nunca has conocido una flor semejante. Y no puedes encontrar esa flor fuera. Esto es un fenómeno excepcional, cuando algo empieza a crecer dentro de ti, a abrirse, a florecer. Incluye de esta manera, y luego, poco a poco, deja que todos los lindes se expandan. Incluye a tus amantes, tus amigos, tu familia, incluye a extraños, y luego, a la larga, serás capaz de incluir al enemigo. Ese será el último punto. Y cuando puedas incluir al enemigo y puedas dejarle entrar en ti y echar raíces ahí y volverse parte de tu consciencia, entonces nada te será hostil. Entonces el mundo entero se habrá vuelto tu hogar. Entonces nada es extraño, nadie te es ajeno, y estás a gusto en él. Pero se consciente de la astuta mente. La mente te dirá siempre algo que no puedes hacer, y cuando no lo puedas hacer, la mente dirá: «Estas cosas son absurdas. Déjalas.» La mente establecerá una meta inalcanzable. Recuerda siempre eso, y no seas víctima de tu propia mente. Empieza siempre con algo que sea posible; no saltes a lo imposible. Si puedes crecer en lo posible, lo imposible es sólo su otro cabo. No se opone a ello; es sólo el otro cabo. Es el mismo espectro, el otro cabo del espectro. Hay una pregunta más incluida en ella, ¿Cómo puedo incluir a mi enemigo cuando estoy entrando plenamente en la emoción del odio? ¿No conduce esto a la represión? Éste es un punto sutil que hay que comprender hondamente. Cuando odies, no digo que lo reprimas, porque todo lo que se reprime es peligroso. Y si reprimes algo, nunca puedes abrirte. Entonces creas un mundo privado que no te permitirá incluir a otros. Siempre tendrás miedo a lo que has reprimido, porque en cualquier momento puede salir. Así que lo primero, no reprimas la ira, el odio, nada. Pero no es necesario expresárselo a alguien. Si se lo expresas a alguien, sentirás que el otro es
responsable; eso es erróneo. El otro no es responsable; sólo tú eres responsable. Sientes odio porque estás lleno de odio, y el otro sólo te da una oportunidad, nada más. Si vienes y me maltratas, simplemente me das una oportunidad de sacar lo que hay en mí. Si hay odio, sale odio. Si hay amor, entonces saldrá amor. Si hay compasión, entonces saldrá compasión. Eres sólo una oportunidad para que me manifieste. Si sale odio, no sientas que el otro es responsable. Es sólo instrumental. En sánscrito tenemos una bella palabra para ello: nimitt, instrumental. Él no es la causa; la causa siempre está dentro. Él es sólo el instrumento para sacar la causa. Así que agradéceselo, agradécele que te haya hecho tomar consciencia de tu propio odio oculto. Es un amigo. Le conviertes en un enemigo porque vuelcas toda la responsabilidad en él. Piensas que él está creando el odio. Nadie puede crear nada en ti; recuerda eso siempre. Si vas a Buda y le maltratas, él no te va a odiar, no se va a enfadar contigo. Hagas lo que hagas, no puedes hacer que se enfade. No porque tu esfuerzo sea menos, sino porque no hay ira en él; no puedes hacer que salga. El otro no es la fuente del odio, así que no se lo lances a él. Simplemente estate agradecido a él, muéstrate correspondido, y el odio que está dentro de ti, lánzaselo al cielo; lo primero. Lo segundo: incluye también el odio. Eso es una esfera más profunda, una dimensión más profunda. Incluye también el odio. ¿A qué me refiero cuando digo esto? Siempre que hay algo malo, siempre que sucede algo que llamas malo, maligno, nunca lo incluyes en ti mismo. Siempre que sucede algo bueno, lo incluyes. Si eres amoroso, dices: «Soy amor.» Cuando odias, nunca dices: «Soy odio.» Cuando tienes compasión, dices: «Soy compasión.» Cuando estás enfadado, nunca dices: «Soy ira.» Dices siempre: «Estoy enfadado», como si la ira te hubiera sucedido; como si tú no fueras ira, es sólo algo que viene de fuera, algo accidental. Y cuando dices: «Soy amor», parece algo esencial, no algo accidental que te ha sucedido. No algo que ha venido de fuera. Viene de dentro. Todo lo que es bueno, lo incluyes. Y todo lo que es malo, no lo incluyes. Incluye también lo malo.
Porque eres odio, eres ira, y a no ser que sientas esto hondamente -que «soy odio»-, nunca lo trascenderás. Si puedes sentir: «Soy ira», se establece inmediatamente un sutil proceso de transformación. ¿Qué sucede cuando dices: «Soy ira»? Suceden muchas cosas. En primer lugar, cuando dices: «Estoy enfadado», eres diferente de la energía que llamas ira. Esto no es verdad, y de una base falsa no puede suceder nada verdadero. Esto no es verdad, esta ira eres tú; ésta es tu energía. No es algo separado de ti. Lo separas porque creas una imagen falsa de ti mismo, que nunca te enfureces, que nunca odias, que siempre eres amoroso, que siempre eres cariñoso y comprensivo. Has creado una imagen falsa de ti mismo. Esta imagen falsa es tu ego. Este ego sigue diciéndote: «Trunca la ira, trunca el odio, no son buenos», no porque sepas que no son buenos, sino porque no te dan la imagen; no sustentan tu ego y tu imagen. Eres un hombre bueno, respetable, amable, culto...; tienes una imagen. A veces te caes de esa imagen, eso son accidentes. Recuperas tu imagen. Eso no son accidentes; en realidad, dicen más la verdad sobre ti. Cuando estás enfadado, se revela tu verdadero yo más verdaderamente que cuando estás sonriendo falsamente. Cuando muestras tu odio, eres más auténtico que cuando finges amar. Lo primero es ser auténtico, verdadero. Incluye el odio, incluye la ira, incluye todo lo que hay en ti. ¿Qué sucederá? Si lo incluyes todo, tu imagen falsa caerá para siempre, y eso es muy bueno. Es estupendo que te liberes de la imagen falsa, porque va creando complicaciones. Al caer la imagen, caerá el ego, lo que constituye la puerta a la espiritualidad. Cuando dices: «Soy ira», ¿cómo vas a tener tu ego? Cuando dices: «Soy odio, soy celos, soy crueldad, soy violencia», ¿cómo vas a tener ego? Se puede tener ego fácilmente cuando dices: «Soy Brahma, soy el Dios supremo.» Entonces es fácil. Pero cuando dices: «Soy celos, odio, ira, pasión, sexo», no puedes tener ego. Con la imagen falsa cae el ego; te vuelves auténtico, natural. Entonces es posible comprender tu realidad. Entonces puedes abordar tu ira sin ninguna actitud en contra. Es tú. Tienes que comprender que es tu energía. Y si puedes ser comprensivo con respecto a tu ira, la
comprensión misma la cambia y la transforma. Si puedes comprender todo el proceso de la ira y el odio, en el proceso mismo de comprender, desaparece, porque un ingrediente básico para enfurecerse y odiar es ser ignorante acerca de ello, no tener consciencia de ello, no estar alerta a ello. De modo que cada vez que no estás alerta, puedes estar enfadado. Cuando estás alerta, no puedes estar enfadado. La alerta absorbe toda la energía que se vuelve ira. Buda dijo una y otra vez a sus monjes: «No digo que no os enfadéis. Digo que cuando estéis enfadados, estad alerta.» Esto es realmente uno de los fundamentos de la mutación. No digo que no te enfades. Digo: cuando estés enfadado, estate alerta. Pruébalo. Cuando llegue la ira, estate alerta. Mírala. Obsérvala. Se consciente de ella, no te adormezcas. Y cuanto más alerta estás, menos ira. En un momento en que estás realmente alerta, no hay ira, la misma energía se vuelve alerta. La energía es neutra. La misma energía se vuelve ira, la misma energía se vuelve odio, la misma energía se vuelve amor, la misma energía se vuelve compasión. La energía es una; todo eso son expresiones. Y hay situaciones básicas en las que la energía puede volverse un estado de ánimo en particular. Si no estás alerta, la energía se puede volver ira, la energía se puede volver sexo, la energía se puede volver violencia. Si estás alerta, no puede; la alerta, la consciencia, no le permite entrar en esos surcos. Va a un plano diferente...; la misma energía. Buda dice: «Anda, come, siéntate. Lo que hagas, hazlo, pero hazlo plenamente despierto, atento, consciente de que estás haciéndolo.» Sucedió una vez que Buda estaba andando y llegó una mosca y se posó en su cabeza, en su frente. Él estaba hablando a algunos monjes, así que, sin prestar realmente atención a la mosca, simplemente hizo un gesto con la mano y la mosca se fue de su frente. Entonces se dio cuenta de que había hecho algo sin ser plenamente consciente, porque su consciencia estaba en los monjes. A los que estaba hablando, así que dijo a los monjes: «Disculpadme un momento.» Cerró los ojos y volvió a levantar la mano. Los monjes estaban asombrados de lo que estaba haciendo, porque ya no había ninguna mosca. Volvió a levantar la
mano e hizo un gesto con ella junto al lugar en que había estado la mosca, aunque ya no estaba allí. Retiró la mano y entonces abrió los ojos y dijo: «Ahora podéis preguntar.» Pero esos monjes dijeron: «Hemos olvidado qué estábamos preguntando. Ahora queremos preguntar qué has hecho. No había ninguna mosca; había estado antes, así que, ¿qué has hecho?». Buda dijo: «Hice lo que debería haber hecho antes, levantar la mano plenamente consciente. No había sido bueno para mí. Había hecho algo inconscientemente, automáticamente, como un robot.» Semejante alerta no puede volverse ira, semejante alerta no puede volverse odio..., imposible. Así que primero incluye el odio, la ira, todo lo que se piensa, que es malo. Inclúyelo en ti mismo, inclúyelo en tu imagen, para que tu ego se derrumbe. Bajas de las nubes a la Tierra. Te vuelves auténtico. Entonces no se lo lances a otro. Deja que esté ahí; exprésaselo al cielo. Se plenamente consciente. Si estás enfadado, vete a una habitación, solo, y estate enfado y expresa tu ira..., y se consciente. Haz todo lo que habrías hecho con la persona que fue instrumental. Puedes usar una foto suya, o simplemente coger una almohada y decir: «Eres mi padre», y darle una buena paliza. Se plenamente consciente. Se plenamente consciente de lo que estás haciendo, y hazlo. Será una profunda realización. La ira será expresada, y tú estarás alerta. Y podrás reírte; podrás saber las estupideces que estabas haciendo. Pero podrías haberlo hecho con tu padre real; sólo se lo estás haciendo a la almohada. Y si realmente lo haces de manera auténtica, te sentirás muy cariñoso, muy amoroso con tu padre. Cuando salgas de la habitación y cuando mires a tu padre a la cara, te sentirás muy comprensivo, muy amoroso. Incluso te gustaría pedirle que te perdone. A esto es a lo que me refiero cuando digo que incluyas. No me refiero a que reprimas. La represión siempre es peligrosa, venenosa. Con todo lo que reprimes estás creando complejos internos que continuarán y que terminarán por volverte loco. La represión está destinada a volverse locura. Expresa, pero no se lo expreses a alguien. No es necesario. Eso es estúpido, y crea un círculo vicioso. Expresa solo, meditativamente, y estate alerta mientras expreses.
Capítulo 63 Empieza a Crearte a Ti Mismo Los Sutras 90 Tocando los ojos como una pluma, la levedad entre ello; se abre en el corazón y allí impregna el cosmos. 91 Amable Devi, entra en la presencia etérica que se extiende muy por encima y por debajo de tu forma. Sucedió una vez en una iglesia que, tras un sermón muy largo y árido, el pastor anunció que habría una reunión, una breve reunión de la junta de bocetos, justo después de la bendición. Después del oficio, un extrañó se acercó al pastor; era el primero que lo hacía. El pastor pensó: «Debe de haber habido algún malentendido», porque el hombre era un completo extraño. Ni siquiera parecía cristiano; tenía apariencia de musulmán, así que el pastor dijo: «Parece que usted no ha comprendido bien el anuncio. Va a haber una reunión de la junta de bocetos.» El extraño dijo: «Eso es lo que he oído..., y si hay alguien aquí que esté bostezando más que yo, me gustaría conocerle»* . * Chiste de imposible traducción exacta al castellano, ya que se basa en la equivalencia de la pronunciación de las palabras inglesas board y bored. El pastor anuncia una reunión «of (he board» (de la junta), y el extraño oye «of rhe bored» (de los aburridos), por lo que afirma: «Si hay alguien aquí más aburrrido que yo...» (N. deL T.)
Pero ésta es la situación de todo el mundo. Mira la cara de la gente, o tu propia cara en un espejo, y te parecerá que eres el que más aburrido está, y parecerá imposible que haya alguien que esté más aburrido que tú. La vida entera parece un prolongado aburrimiento, árida, monótona, sin sentido; de alguna forma, cargas con ella como un fardo.
¿Por qué ha sucedido esto? La vida no tiene que ser un aburrimiento. La vida no tiene que ser un sufrimiento. La vida es un festival, una celebración, un cenit de alegría..., pero eso es sólo en la poesía, en los sueños, en las filosofías. A veces un Buda, un Krishna, parece estar en honda celebración, pero parecen excepciones, realmente increíbles; no reales, sólo ideales. Parece que nunca suceden. Son sólo el cumplimiento imaginario de nuestros deseos, mitos, sueños y esperanzas, pero no realidades. La realidad parece ser nuestro rostro -aburrido, y con el sufrimiento plasmado en él-. Y la vida entera es sólo un ir tirando de alguna manera. ¿Por qué ha sucedido esto? Y ésta no debe ser la realidad básica de la vida, no puede serla, porque esto sólo le sucede al hombre. Los árboles, las estrellas, los animales, los pájaros..., a nada más le sucede esto. A excepción del hombre, nadie está aburrido. E incluso si a veces hay dolor, es momentáneo; nunca se convierte en angustia. Nunca se vuelve una obsesión constante; no está siempre en la mente. Es algo momentáneo, un accidente; no se carga con él. Los animales pueden tener dolor, pero no sufren. El dolor parece un accidente; se recuperan. No cargan con él, no se convierte en una herida. Es olvidado y perdonado. Se va al pasado; nunca se vuelve parte del futuro. Cuando el dolor se vuelve algo constante, una herida, no un accidente sino una realidad, esencial, como si no pudieras existir sin él, entonces se convierte en un problema..., y ese problema sólo ha surgido para la mente humana. Los árboles no están sufriendo. No parecen tener ninguna angustia. No es que la muerte no les vaya a suceder; la muerte sucede, pero no es un problema. No es que no tengan experiencias dolorosas; las tienen, pero no se vuelven la vida misma. Sólo suceden en la periferia y desaparecen. En lo profundo del núcleo interno, la vida continúa celebrando. Un árbol sigue celebrando. La muerte sucederá, pero sucede sólo una vez; no se va cargando con ella constantemente. A excepción del hombre, todo está de humor festivo. Sólo el hombre está aburrido; el aburrimiento es un fenómeno humano. ¿Qué es lo que ha ido mal? Algo debe de haber ido mal. En cierto modo, esto puede ser también una buena señal. El
aburrimiento es humano. Se puede definir al ser humano por el aburrimiento. Aristóteles ha definido al ser humano como racional. Puede que eso no sea exactamente cierto; no es cien por cien cierto, porque la diferencia sólo es de grado. Los animales también son racionales, menos racionales, pero no absolutamente irracionales. Hay animales que están justo debajo de la mente humana. También son racionales a su manera; no tanto como el hombre, pero no están completamente privados de razón. La diferencia sólo es de grado, y el hombre no puede ser definido sólo por la razón. Pero se le puede definir por el aburrimiento, es el único animal aburrido. Y este aburrimiento puede llegar a un clímax tal que el hombre puede suicidarse. Sólo el hombre puede suicidarse; ningún animal se suicida. Ese es un fenómeno absolutamente humano. Cuando el aburrimiento alcanza un punto que incluso la esperanza se vuelve imposible, en ese momento caes muerto por ti solo, porque entonces no tiene sentido cargar con todo esto. Puedes cargar con este aburrimiento, este dolor, porque aún hay algún mañana esperanzador. Esto es malo hoy, pero mañana sucederá algo. Vas tirando debido a esa esperanza. He oído que sucedió una vez que un emperador chino condenó a muerte a su primer ministro. El día en que el primer ministro iba a ser ahorcado, el emperador fue a verle para despedirse. Había sido su devoto servidor durante muchísimos años, pero había hecho algo que irritó tanto al emperador, que le había condenado a muerte. Pero recordando que éste iba a ser el último día, el emperador fue a verle. Cuando llegó el emperador, vio al primer ministro llorando, y caían lágrimas de sus ojos. No podía imaginar que la muerte fuera la causa, porque era un hombre valiente, así que le preguntó: «Resulta imposible imaginar que estés llorando porque vas a morir esta tarde; resulta imposible de concebir. Eres un hombre valiente, y he conocido tu valor muchísimas veces, así que debe de ser alguna otra cosa. ¿De qué se trata? Si puedo hacer algo, lo haré.» El primer ministro dijo: «Ya no se puede hacer nada, y es inútil decírselo, pero si insiste, todavía soy su servidor; le obedeceré y se lo diré.» El emperador insistió, de modo que el primer ministro dijo:
«No es mi muerte, porque eso no importa mucho -el hombre tiene que morir un día; la muerte sucederá cualquier día-, pero estoy llorando porque he visto su caballo ahí fuera.» El emperador preguntó: «¿Debido al caballo? ¿Por qué?». El primer ministro dijo: «Toda mi vida he estado buscando este tipo de caballo, porque he aprendido un antiguo secreto, que puedo enseñar a volar a los caballos, pero sólo a un tipo en particular. Éste es el tipo, y éste es mi último día. No estoy preocupado por mi muerte, sino porque un antiguo arte se perderá conmigo. Por eso estoy llorando.» El emperador se emocionó, se excitó -si el caballo pudiese volar, eso sería extraordinario-, así que dijo: «¿Cuántos días tardarías?». El primer ministro dijo: “Por lo menos un año..., y este caballo empezará a volar.” De modo que el emperador dijo: «Muy bien, te pondré en libertad durante un año, pero recuerda, si en un año el caballo no vuela, serás condenado de nuevo y ahorcado. Pero si el caballo vuela, serás perdonado, y no sólo perdonado, te daré la mitad de mi reino, porque seré el primer emperador de la Historia que tiene un caballo volador. Así que sal de la prisión y no llores.» El primer ministró se montó en el caballo y se fue a su casa, feliz y riéndose. Pero su mujer aún seguía llorando y gimiendo, y dijo: «Lo he oído, la noticia ha llegado antes que tú..., pero ¿sólo un año? Y se que no conoces ningún arte, y este caballo no puede volar. Esto es sólo un truco, un engaño, de modo que si pudiste pedir un año, ¿por qué no pediste diez años?». El primer ministro dijo: «Eso sería demasiado. Como es, ya es demasiado, el caballo volando ya es demasiado. Y luego pedir diez años habría sido obvio que era un truco. Pero no llores.» Pero la esposa dijo: «Me entristece todavía más que estaré viviendo contigo y después de un año te ahorcarán. Este año va a ser un tormento.» El primer ministro dijo: «Ahora te diré un antiguo secreto que no conoces. En este año el rey puede morir, el caballo puede morir, yo puedo morir. O, ¿quién sabe?, ¡puede que el caballo aprenda a volar! iUn año!». Tan sólo esperanza..., y el hombre vive mediante la esperanza porque está muy aburrido. Cuando el aburrimiento
llega a un punto en el que no puedes tener esperanza, en el que la desesperanza es absoluta, te suicidas. El aburrimiento y el suicidio son humanos. Ningún animal puede suicidarse, ningún árbol puede suicidarse. ¿Por qué ha sucedido esto? ¿Qué razón hay detrás de ello? ¿Se ha olvidado el hombre completamente de cómo vivir, cómo celebrar, cómo ser festivo? Mientras la existencia entera es festiva, ¿cómo se ha retraído de ella el hombre y creado un entorno triste a su alrededor? Ha sucedido. Los animales viven mediante el instinto; no viven mediante la consciencia. Viven mediante el instinto, mecánicamente. No tienen que aprender nada, nacen con todo lo que necesitan saber. Su vida transcurre en un suave plano instintivo; no hay ningún aprendizaje. Tienen un programa congénito, un esquema en sus células, con todo lo que necesitan para vivir y ser felices, de modo que van viviendo mecánicamente. El hombre ha perdido el instinto; ya no hay ningún esquema para vivir. Naces sin ningún esquema, sin ningún programa congénito. No hay disponibles ningunas líneas mecánicas sobre las que moverte. Tienes que crear tu propio camino. Tienes que sustituir el instinto por algo que no es instinto, porque ya no hay instinto. Tienes que sustituir tu instinto por inteligencia, por consciencia. No puedes vivir mecánicamente. Has ido más allá de ese estadio en el que es posible la vida mecánica; no es posible para ti. No puedes vivir como los animales y no sabes cómo vivir de alguna otra forma; éste es el problema. No tienes un programa natural congénito que seguir. Sin un problema, tienes que afrontar la existencia. Y el aburrimiento, el sufrimiento, tendrá que ser tu destino si no puedes crear una consciencia tal que puedas vivir mediante la consciencia en vez de vivir mediante el instinto. Tienes que aprenderlo todo; éste es el problema. Ningún animal necesita aprender nada. Tú tienes que aprenderlo todo, y a no ser que lo aprendas, no puedes vivirlo. Tienes que aprender a vivir. Ningún animal necesita hacerlo. Este aprendizaje es el problema. Aprendéis muchas cosas, aprendes a ganar dinero, aprendes matemáticas, aprendes historia, aprendes ciencia, pero nunca aprendes a vivir. Eso está creando el aburrimiento. Toda la humanidad está aburrida porque
algo muy básico permanece sin tocar. Y no puede dejarse al instinto, porque ya no hay instintos para vivir. Para el hombre, el instinto ha cesado; esa puerta está cerrada. Tienes que crear tu propio programa. Naces sin un mapa. Esto es bueno, porque la existencia piensa que eres tan responsable que crearás tu propio mapa. Esto es un honor. Esto es magnífico. Esto hace al hombre lo más elevado, la cumbre de la existencia, porque la existencia te deja libre. Ningún animal es libre, tiene que vivir y seguir un programa específico que la existencia le da. Cuando nace, nace con un programa; tiene que seguirlo. No puede salirse del camino, no puede elegir. No se le da ninguna alternativa. Para el hombre, todas las alternativas están abiertas, y sin ningún mapa con el que moverse. Si no aprendes a vivir, tu vida se volverá un asunto monótono. Esto ha sucedido. Entonces sigues haciendo muchas cosas y, sin embargo, sientes que no estás vivo. Muerto; en el fondo algo está muerto, no vivo. Sigues haciendo cosas porque tienes que hacerlas. Sigues haciendo cosas tan sólo para vivir, pero ese «tan sólo para vivir» no es la vida. No hay ninguna danza en ello, ninguna canción en ello. Se ha vuelto una transacción. No hay juego en ello, y obviamente no puedes disfrutarlo. Estas técnicas del tantra son para enseñarte a vivir. Son para enseñarte a no depender del instinto animal, porque ya no lo tienes. Se ha vuelto tan débil que no puede servirte, no puede funcionar. Se ha notado, observado, que si un ser humano es criado sin la madre, no podrá aprender a amar, nunca podrá amar. Durante toda su vida permanecerá sin amor, porque ya no hay instinto; tiene que aprenderlo. Por eso el amor hay que aprenderlo. Un niño humano que sea criado sin amor no puede aprenderlo. No podrá amar. Si no hay una madre, y si la madre no se convierte en una fuente de felicidad, de éxtasis, entonces ninguna mujer se puede convertir en una fuente de felicidad y de éxtasis para ese niño. Cuando se vuelva maduro, adulto, no se sentirá atraído por las mujeres, porque el instinto ya no está funcionando. Esto no les sucederá a los animales, en el momento adecuado empezarán a ponerse en marcha. Se volverán sexuales, empezarán a ir hacia el sexo opuesto; eso es instintivo, mecánico. En el hombre nada es mecánico. Si
no le enseñas el lenguaje a un niño humano, no lo aprenderá. Si no se lo enseñas, no lo tendrá. No es natural; no hay ningún instinto para ello. Todo lo que eres se debe a tu aprendizaje. El hombre es menos naturaleza y más cultura. Los animales son simplemente naturaleza. El hombre es menos natural y más cultural, pero una dimensión, la básica y más fundamental, permanece sin cultivar, la dimensión de estar vivo. Consideras que ya la tienes; se da por supuesta. Eso es erróneo. No sabes vivir, porque simplemente respirar no es sinónimo de vivir. Simplemente comer y dormir y llevar a cabo las tareas corporales no es sinónimo de vivir. Estás existiendo, eso es cierto, pero no estás vivo. Un buda está vivo, no simplemente existiendo. Esa viveza sólo puede llegar si la aprendes, si tomas consciencia de ella, y si la buscas y creas situaciones en las que pueda desarrollarse. Recuerda esto, para el hombre no existe la evolución mecánica. Ha tenido lugar la evolución consciente, y ahora no puedes hacer nada al respecto, tienes que entrar en la evolución consciente. No puedes retroceder. Puedes quedarte fijo donde estás... Entonces te aburrirás. Eso es lo que está sucediendo. No estás avanzando. Vas acumulando cosas físicas, de modo que las cosas están avanzando, no tú. Tus riquezas van acumulándose, están creciendo; tu cuenta bancaria está creciendo, no tú. Tú no estás acrecentándote en absoluto. Por el contrario, puede que estés reduciéndote, decreciendo, pero no estás creciendo. A no ser que hagas algo conscientemente, estás perdido. Es necesario un esfuerzo consciente. No se les pide a los animales porque ellos no son responsables. De modo que tienes que comprender algo muy básico: con la libertad llega la responsabilidad. Y sólo puedes ser libre si eres responsable. Los animales no son responsables, pero tampoco son libres. No son libres; tienen que seguir una pauta específica. Son felices porque nada puede ir mal. Están siguiendo un curso predeterminado, están siguiendo una pauta que ha sido elaborada a lo largo de milenios, de siglos de evolución. Ha sido elaborada y se ha visto que es correcta. La están siguiendo; no hay ninguna posibilidad de que algo vaya mal. Tú tienes todas las posibilidades de que algo vaya mal, porque
no hay ningún plan, no hay ningún mapa, no hay ninguna pauta. No hay ningún mapa de tu vida futura. Eres libre. Pero entonces recae sobre ti una gran responsabilidad, y esa responsabilidad es la de elegir correctamente, obrar correctamente, y crear tu futuro mediante tu esfuerzo. En realidad, el ser humano tiene que crearse a sí mismo con su propio esfuerzo. Lo que los existencialistas de Occidente dicen es cierto. Dicen que el hombre nace sin esencia, o se puede decir que sin alma. Sartre, Marcel, Heidegger... dicen que el hombre nace sin esencia. Nace como existencia, y luego, mediante su propio esfuerzo, crea la esencia. Nace sólo como una posibilidad, y luego, mediante su propio esfuerzo, crea el alma. Nace sólo como forma, y luego, mediante su propio esfuerzo consciente, crea la substancia. Justo lo contrario sucede con toda la naturaleza, todo animal, toda planta, nace con una esencia, con un alma, con un programa, con un destino fijo. El hombre nace como una abertura sin destino fijo; esto crea una carga, esto crea responsabilidad. Esto te produce miedo, angustia, ansiedad. Y entonces, estés donde estés, si no haces nada, te estancas. El estancamiento produce aburrimiento. Sólo puedes estar vivo, feliz, festivo, alegre, cuando estás avanzando, cuando estás creciendo, cuando estás acrecentándote, cuando estás creando el alma; verdaderamente, cuando estás preñado de lo divino, y cuando lo divino está creciendo en tu vientre, cuando vas a dar a luz. Para el tantra, Dios no es el principio, Dios está al final. Dios no es el creador, sino la cumbre suprema, el punto omega, de la evolución. Es lo último, no lo primero; no es el alfa, sino la omega. Y a no ser que te quedes preñado y a no ser que lleves un niño dentro de ti, te aburrirás, porque entonces tu vida es vana, no va a salir nada de ella; no va tener ningún fruto. Eso crea aburrimiento. Puedes convertir esta oportunidad en una fuente de evolución, o puedes perder la oportunidad y convertirla en una ocasión para el suicidio. Depende de ti; porque sólo el hombre puede suicidarse, sólo el hombre puede crecer espiritualmente. Ningún animal puede crecer espiritualmente. Como el hombre puede destruirse a sí mismo, puede también crear. Recuerda ambas
posibilidades se dan simultáneamente. Ningún animal puede destruirse a sí mismo; imposible. No puedes concebir un león pensando en suicidarse, en tirarse por un barranco y acabar con todo; no, imposible. Ningún león puede pensar eso. Al margen de lo valiente que sea; ningún león puede pensar en acabar consigo mismo, en destruirse a sí mismo. No es libre. Tú sí puedes concebir destruirte a ti mismo. Es imposible encontrar un ser humano que no haya pensado muchas veces en destruirse a sí mismo. Y si puedes encontrar a un ser humano que no haya pensado en suicidarse, o es un animal o es Dios. Eso es muy básicamente humano, la posibilidad de destruir. Pero eso abre también otra puerta; ambas puertas se abren simultáneamente, también puedes crear. Puedes crearte a ti mismo, porque puedes destruirte a ti mismo. Ningún animal puede crearse a sí mismo. Tú te puedes crear a ti mismo, y a no ser que empieces a crear, estarás destruyendo. A menos que te crees a ti mismo, empieza a crearte... Y crearte a ti mismo no es una cosa, sino un proceso, tienes que seguir creando. A no ser que alcances lo supremo, tienes que seguir creando. A no ser que el dios nazca dentro de ti, tienes que seguir creando. Si no estás creando, estarás aburrido; la vida no creativa es aburrimiento. Todas estas técnicas son para ayudarte a crear, a renacer, a quedarte preñado. Incluso cuando estás hablando evitas los ojos. A no ser que estés enamorado de alguien, a no ser que alguien esté dispuesto a ser auténtico contigo, no puedes mirar fijamente. Hay un límite. Los psicólogos han observado que treinta segundos es el límite. Con un extraño puedes mirar fijamente treinta segundos, nada más. Si miras más, has empezado a ser agresivo, e inmediatamente el otro empezará a sentirse molesto. Puedes mirar de lejos, pero entonces nadie se da cuenta. Si estás a treinta metros, puedo seguir mirándote fijamente, pero si estás sólo a medio metro, se vuelve imposible. En un tren muy lleno, o en un ascensor muy lleno, cuando estáis muy cerca, sentados o de pie, nunca os miráis a los ojos. Os podéis tocar el cuerpo -eso no es tan ofensivo-, pero nunca os miráis a los ojos, porque eso sería demasiado, demasiado cercano, y penetraríais en el hombre auténtico. Lo primero que hay que recordar, los ojos no tienen personalidad. Son pura
naturaleza, no tienen ninguna personalidad. Lo segundo que hay que recordar, te pones en contacto con el mundo casi sólo a través de los ojos; dicen que en un ochenta por ciento. Los que han estado trabajando con los ojos, los psicólogos, dicen que el ochenta por ciento del contacto con el mundo es a través de los ojos. El ochenta por ciento de tu vida sale a través de los ojos. Por eso, cuando ves a un ciego, sientes lástima. Nunca sientes tanta lástima y simpatía cuando ves a un sordo, pero cuando ves a un ciego, de pronto sientes simpatía y compasión. ¿Por qué? Porque no está vivo en un ochenta por ciento. Un sordo está más vivo. Incluso si se te amputan los pies y las manos, estarás más vivo, pero un ciego está cerrado en un ochenta por ciento; sólo vive un veinte por ciento. A través de los ojos sale el ochenta por ciento de la energía. Te pones en contacto con el mundo a través de los ojos. De modo que cuando te cansas, lo primero es los ojos. Luego, otras partes del cuerpo. Ahora me ocuparé de las técnicas. La primera técnica... Esta técnica es muy fácil y realmente maravillosa. Puedes hacerla, cualquiera puede hacerla. No es cuestión de tipo; cualquiera puede hacer esta técnica, y será útil para todo el mundo. Incluso si no puedes profundizar mucho en ella, también entonces será útil. Te renovará. Cuando estés aburrido, te refrescará inmediatamente. Cuando estés cansado, te revitalizará inmediatamente. Cuando estés de un humor en que te sientas harto de todo, inmediatamente fluirá dentro de ti una nueva oleada de energía. Así que para todo el mundo, incluso si no estás meditando con ella, será útil, una ayuda médica. Te dará salud. Y es muy fácil de hacer, sin ningún requisito previo. 90 Tócate los ojos ligeramente. El sutra es: Tocando los ojos como una pluma, la levedad entre ellos se abre en el corazón y allí impregna el cosmos. Antes de entrar en la técnica, algunos comentarios introductorios sobre ella. Primero, hay que comprender algo
acerca del ojo, porque toda la técnica depende de ello. Lo primero, lo que eres, lo que pareces desde fuera, es falso, pero tus ojos no pueden engañar. No puedes crear ojos falsos. Puedes crear un rostro falso; no puedes falsear tus ojos. Eso es imposible..., a menos que te vuelvas un maestro perfecto, un Gurdjieff. A menos que te vuelvas un perfecto maestro de todas tus energías, no puedes falsear tus ojos. Ningún ser humano corriente puede hacer eso. No puedes falsear tus ojos. Por eso, si alguien te mira a los ojos, si alguien te mira fijamente a los ojos, te sientes ofendido, porque está tratando de encontrar lo auténtico. Y entonces no puedes hacer nada, tus ojos revelarán el ser verdadero. De modo que no es de buena educación mirar fijamente a los ojos a alguien. En el cuerpo serán afectadas; los ojos serán lo primero que se quedará sin energía. Si puedes reanimar los ojos, puedes reanimar todo el cuerpo, porque los ojos son el ochenta por ciento de tu energía. Si puedes revitalizar los ojos, te has revitalizado a ti mismo. En un entorno natural nunca te sientes tan cansado como en una ciudad artificial, porque en un entorno natural tus ojos están siendo nutridos continuamente. El verdor, la atmósfera fresca...; todo relaja los ojos y los nutre. En una ciudad moderna todo explota tus ojos y nada los nutre. Así que vete a un pueblo remoto, o a la cima de una colina, en la que no haya nada artificial en el entorno, en la que todo sea natural, y sentirás un tipo diferente de ojos. El destello, la cualidad, serán diferentes, frescos, como los de los animales, penetrantes, vivos, bailarines. En una ciudad moderna los ojos están muertos, viviendo al mínimo. No saben qué es la celebración. No saben qué es el frescor. Los ojos no son conscientes de que fluya vida alguna a través de ellos; simplemente están siendo explotados. El ochenta por ciento de tu energía se mueve a través de los ojos, de manera que tienes que ser perfectamente consciente, y tienes que aprender un arte acerca de este movimiento, esta energía, y la posibilidad de los ojos. En India hemos venido llamando a los ciegos prajna-chakshu, ojo de sabiduría, por una razón concreta, porque toda desgracia puede ser transformada en una gran oportunidad. El ochenta por ciento de la energía se mueve a través de los ojos, y cuando una persona es ciega, no está viva en un ochenta por ciento; el
ochenta por ciento de su contacto con el mundo se pierde. Es muy pobre en lo que se refiere al mundo externo, pero si puede usar esta oportunidad, esta oportunidad de ser ciego, entonces puede usar el ochenta por ciento de su energía para su mundo interno, este ochenta por ciento que no puedes usar normalmente a no ser que conozcas el arte. De modo que el ochenta por ciento de su energía se queda en él, es un depósito, y la energía que normalmente va hacia fuera puede ir hacia dentro. Si sabe cómo dejar que vaya hacia dentro, se volverá un «ojo de sabiduría». Un ciego no es un prajna-chakshu, un ojo de sabiduría, por el mero hecho de ser ciego, pero puede serlo. No tiene ojos corrientes, pero puede lograr los ojos de la sabiduría. La posibilidad existe. Le llamamos prajna-chakshu, para que tome consciencia de que no debería lamentar que no tiene ojos; puede crear un ojo interno. Y tiene un ochenta por ciento más de energía que los que tienen ojos. Puede moverla, puede usarla. Incluso si el ciego no es consciente de ello, se vuelve más silencioso que tú. Se vuelve más relajado. Observa a un ciego, es más silencioso, su cara está más relajada, parece estar a gusto consigo mismo, no descontento. Esto no será así con un sordo. Él estará más inquieto que tú, y se volverá astuto. Pero un ciego nunca es astuto, nunca es inquieto, nunca es calculador, sino básicamente confiado con una profunda fe en la existencia. ¿Por qué sucede esto? Porque el ochenta por ciento de la energía, incluso si él no lo sabe, se está yendo hacia dentro. Se convierte en una cascada constante, como un salto de agua. Incluso si él no es consciente de ello, la energía sigue cayendo a su corazón. La misma energía que sale sigue cayendo en su corazón; eso cambia la cualidad de su ser. En la India antigua, un ciego era muy respetado..., muy respetado. Con hondo respeto, le llamábamos prajna-chakshu, ojo de sabiduría. Tú puedes hacer lo mismo con tus ojos, y esta técnica es para eso, para ayudar a tu energía que sale a depositarse en tu corazón, en el mismo centro de tu corazón. Si cae en el corazón, te vuelves lo más ligero posible. Sientes como si todo el cuerpo se hubiese vuelto una pluma, como si la gravitación no tuviera efecto alguno en ti. E inmediatamente estás conectado con la fuente más honda de tu ser, que te revitaliza.
Para el tantra, el dormir profundo te revitaliza, no debido a que duermes, sino sólo porque la energía que iba hacia fuera va hacia dentro. Si conoces el secreto, entonces lo que un hombre corriente hace durmiendo seis u ocho horas, tú puedes hacerlo en unos minutos. Lo que un hombre corriente hace en ocho horas, en realidad no lo está haciendo él. Está dejando que la naturaleza haga algo, y no es consciente de qué es. Un proceso misterioso está sucediendo cuando duermes. Una de las cosas básicas es que tu energía no está saliendo; va cayendo en tu corazón, y eso te revitaliza. Estás en un baño profundo con tu propia energía. Algo más sobre esta energía que se mueve. Puede que hayas observado que cuando hay un hombre dominante siempre te mira fijamente a los ojos. Cuando hay un hombre dominado, mira hacia abajo. Los esclavos, los sirvientes, o cualquiera que sea inferior a alguien, nunca mirarán fijamente a los ojos al superior. Pero el superior puede mirar. Los reyes pueden mirar, pero si estás ante un rey, si estas en la audiencia del rey, no debes mirar. Eso sería una ofensa. Tienes que mirar hacia abajo. En realidad, tu energía se mueve con los ojos. Puede volverse una violencia sutil. Y no sólo en el hombre, sino incluso en los animales. Cuando dos extraños se encuentran, cuando dos animales se encuentran, se miran fijamente a los ojos para juzgar quién va a ser el superior y quién va a tomar el papel del inferior. Y en cuanto un animal mira hacia abajo, ya está decidido. Entonces no lucharán; se acabó. Ya se da por supuesto quién es superior. Incluso los niños juegan a mirarse fijamente a los ojos, y el que desvía la mirada ha perdido. Y tienen razón. Cuando dos niños se miran fijamente a los ojos, el que primero se siente incómodo y empieza a inquietarse y a apartar la mirada y a evitar la mirada del otro, ha perdido. El que sigue mirando es más fuerte. Si tus ojos pueden derrotar a los ojos del otro, es una indicación sutil de que eres más fuerte que el otro. En el escenario, cuando alguien tiene que hablar o actuar, se asusta mucho, siente un gran temblor. Incluso los que llevan mucho tiempo en la profesión, los actores viejos..., cuando suben al escenario, se sienten presa del miedo, porque hay tantos ojos mirando; hay tanta energía agresiva. Hay tanta energía de los miles de personas que les están mirando, que de pronto empiezan
a temblar en lo hondo de sí. Se sienten presa del miedo. Está fluyendo una energía sutil a través de los ojos, una energía muy sutil. La más sutil, la más refinada de las fuerzas físicas, está fluyendo a través de los ojos. Y la cualidad de la energía cambia contigo. De los ojos de un Buda fluye un tipo diferente de energía; de los ojos de un Hitler, un tipo totalmente diferente. Si miras los ojos de Buda, te aceptan, te acogen, se vuelven una puerta. Si miras los ojos de Hitler, te rechazan, te condenan, te apartan con fuerza, te expulsan. Para Hitler, sus ojos son como armas; para Buda, sus ojos son compasión. La cualidad de los ojos cambia. Tarde o temprano, debemos llegar a medir la energía ocular, y entonces no habrá necesidad de saber mucho acerca del hombre; simplemente la energía ocular y su cualidad mostrarán qué tipo de hombre se oculta detrás. Tarde o temprano, eso será posible. Este sutra, esta técnica: Tocando los ojos como una pluma, la levedad entre ellos se abre en el corazón y allí impregna el cosmos. Tocando los ojos como una pluma... Usa las dos palmas, ponlas sobre los ojos, y deja que las palmas toquen los ojos..., pero sólo como una pluma, sin ninguna presión. Si presionas, perderás la oportunidad, desaprovecharás toda la técnica. No presiones; simplemente toca como una pluma. Tendrás que reajustar, porque al principio presionarás. Ejerce cada vez menos presión, hasta que simplemente estés tocando sin ninguna presión en absoluto; tus palmas sólo tocan los ojos. Sólo un contacto, una unión sin presión, porque si hay presión, entonces la técnica no funcionará. Así que... como una pluma. ¿Por qué? Porque una aguja puede hacer lo que no puede hacer una espada. Si presionas, la cualidad ha cambiado, eres agresivo. Y la energía que está fluyendo por los ojos es muy sutil, una ligera presión y empieza a luchar y se crea una resistencia. Si presionas, la energía que está fluyendo por los ojos empezará a resistirse; surgirá una lucha, una pugna. Así que no presiones; incluso una ligera presión es suficiente para que la energía del ojo juzgue. Es muy sutil, es muy delicada. No presiones, como una pluma, tu palma está tocando como si no estuviera tocando. Tocando como si no estuviera tocando, sin ninguna presión; sólo
un contacto, una ligera sensación de que la palma está tocando el ojo, eso es todo. ¿Qué sucederá? Cuando simplemente estás tocando sin ninguna presión, la energía empieza a ir hacia dentro. Si presionas, empieza a luchar con la mano, con la palma, y sale. Sólo un contacto, y la energía empieza a ir hacia dentro. La puerta está cerrada; simplemente la puerta está cerrada y la energía retrocede. En el momento en que la energía retroceda, sentirás que llega una ligereza a toda tu cara, tu cabeza. Esta energía que retrocede te hace ligero. Y justo entre estos dos ojos está el tercer ojo, el ojo de la sabiduría, el prajna-chakshu. Justo entre estos dos ojos está el tercer ojo. La energía que retrocede de los ojos da en el tercer ojo. Por eso te sientes ligero, levitando, como si no existiera la gravitación. Y del tercer ojo la energía cae al corazón. Es un proceso físico, gotea, gotea, cae..., y sentirás una sensación muy ligera entrando en tu corazón. Los latidos serán más lentos, la respiración será más lenta. Todo tu cuerpo se sentirá relajado. Incluso si no estás entrando en meditación profunda, esto te ayudará físicamente. En cualquier momento del día, relájate en una silla -o, si no tienes una silla, simplemente sentado en un tren-, cierra los ojos, siente un ser relajado en todo tu cuerpo, y entonces pon ambas palmas sobre los ojos. Pero no presiones; eso es muy importante. Sólo toca como una pluma. Cuando toques y no presiones, tus pensamientos cesarán inmediatamente. Los pensamientos no pueden moverse en una mente relajada; se detienen. Necesitan excitación y fiebre, necesitan tensión para moverse. Viven mediante la tensión. Cuando los ojos estén silenciosos, relajados, y la energía esté yendo hacia atrás, los pensamientos se detendrán. Sentirás una cierta cualidad de euforia, y eso se hará más profundo cada día. Así que hazlo muchas veces al día. Incluso durante un solo momento, tocar será bueno. Siempre que tus ojos se sientan agotados, secos de energía, explotados -después de leer, de ver una película o de mirar la televisión-, siempre que los sientas así, cierra los ojos y tócalos. Inmediatamente se producirá el efecto. Pero si quieres convertirlo en una meditación, entonces hazlo al menos durante cuarenta minutos. Y lo esencial es no presionar. Porque es fácil tener un contacto como de pluma durante un solo
momento; es difícil durante cuarenta minutos. Lo olvidarás muchas veces y empezarás a presionar. No presiones. Durante cuarenta minutos, permanece consciente de que tus manos no pesan; tan sólo están tocando. Continúa siendo consciente de que no estás presionando, sino sólo tocando. Esto se volverá una profunda consciencia, como respirar. De la misma manera que Buda dice que respires con plena consciencia, lo mismo sucederá tocando, porque tienes que estar atento constantemente a que no estás presionando. Tu mano debería ser una pluma, algo sin peso; simplemente tocando. Tu mente estará totalmente presente, alerta, junto a los ojos, y la energía estará fluyendo constantemente. Al principio estará cayendo en gotas. En unos meses, sentirás que se ha vuelto como un río, y en un año sentirás que se ha vuelto un aluvión. Y cuando suceda -tocando los ojos como una pluma, la levedad entre ellos-, cuando toques sentirás levedad. Puedes sentirla ahora mismo. Inmediatamente, en cuanto tocas, llega la levedad. Y esa levedad entre ellos se abre en el corazón; esa levedad penetra, se abre en el corazón. En el corazón, sólo la levedad puede entrar. Sólo cosas muy ligeras pueden sucederle al corazón. Esta levedad entre los dos ojos empezará a caer al corazón, y el corazón se abrirá para recibirla..., y allí impregna el cosmos. Y cuando la energía que cae se vuelve un arroyo y luego un río y luego un aluvión, quedarás lavado, limpio. No sentirás que existes. Sentirás simplemente que existe el cosmos. Inspirando, espirando, sentirás que te has vuelto el cosmos. El cosmos entra y el cosmos sale. La entidad que siempre has sido, el ego, no estará allí. Esta técnica es muy sencilla, no tiene ningún peligro, de modo que puedes experimentar con ella como quieras. Pero debido a que es tan fácil, puede que no seas capaz de hacerla. Todo depende del contacto sin presión, así que tendrás que aprenderlo. Pruébalo. En menos de una semana, sucederá. De pronto, algún día, cuando estés tocando sin presión, sentirás inmediatamente lo que estoy diciendo, una levedad y una apertura en el corazón, y algo que cae de la cabeza al corazón. 91 Siente tu cuerpo etérico.
Segunda técnica: Amable Devi, entra en la presencia etérica que se extiende muy por encima y por debajo de tu forma. La segunda sólo puede hacerse si has hecho la primera. También se puede hacer separadamente, pero entonces será muy difícil. Pero si haces la primera, entonces es bueno hacer la segunda..., y muy fácil. Siempre que suceda esto -que te sientas ligero, levitando, como si pudieras volar-, de pronto tomarás consciencia de que hay una luz azulada en torno a tu cuerpo. Pero eso sólo lo puedes ver cuando sientes que puedes levitar, que tu cuerpo puede volar, que se ha vuelto luz, completamente libre de toda carga, completamente libre de toda gravitación hacia la Tierra. No es que puedas volar; no se trata de eso. A veces sucede. A veces sucede que se alcanza un punto de equilibrio tal que el cuerpo se eleva. Pero ese no es el objetivo, y no pienses en ello en absoluto. Esto bastará, que sientas con los ojos cerrados que tu cuerpo se ha elevado. Cuando abras los ojos verás que sigues sentado en el suelo, así que no te preocupes por ello. Si con los ojos cerrados sientes que tu cuerpo se ha elevado y sientes que no pesa, esto es suficiente. Para la meditación, esto es suficiente. Pero si estás intentando aprender a levitar, entonces no es suficiente. Pero yo no estoy interesado en eso, y no te diré nada acerca de ello. Esto es suficiente, que sientas que tu cuerpo no pesa, que se ha vuelto ingrávido. Siempre que sientas esta ingravidez, con los ojos cerrados toma consciencia de la forma de tu cuerpo. Con los ojos cerrados, siente los dedos de los pies y su forma, y las piernas y su forma, y luego la forma de todo el cuerpo. Si estas sentado en siddhasana, como un buda, entonces siente la forma mientras estás sentado como un buda. Por dentro, intenta sentir la forma de tu cuerpo. Se volverá apreciable, aparecerá ante ti, y simultáneamente tomarás consciencia de que en torno a la forma hay una luz azulada. Hazlo con los ojos cerrados al principio. Y cuando esta luz vaya expandiéndose y percibas un aura, un aura azulada, en torno a la forma, entonces, a veces, cuando lo estés haciendo por la noche sin luz en una habitación a oscuras, abre los ojos y la verás exactamente en torno a tu cuerpo, una forma azulada, sólo
luz, luz azul, alrededor de tu cuerpo. Si quieres verla realmente, no con los ojos cerrados sino con los ojos abiertos, hazlo en una habitación a oscuras, sin ninguna luz en absoluto. Esta forma azulada, esta luz azulada, es la presencia del cuerpo etérico. Tienes muchos cuerpos. Esta técnica tiene que ver con el cuerpo etérico, y mediante el cuerpo etérico puedes entrar en el más alto de los éxtasis. Hay siete cuerpos, y cada cuerpo puede usarse para entrar en lo divino; cada cuerpo es simplemente una puerta. Esta técnica usa el cuerpo etérico, y el cuerpo etérico es el más fácil de percibir. Cuanto más profundo es un cuerpo, más difícil, pero el cuerpo etérico está junto a ti, junto al físico. Está muy cerca. La segunda forma es la etérica, en torno a ti, en torno a tu cuerpo. Penetra en tu cuerpo y está también en torno a tu cuerpo como una luz nebulosa, una luz azul, colgando como una túnica holgada. Amable Devi, entra en la presencia etérica que se extiende muy por encima y por debajo de tu forma. Muy por encima, por debajo..., por todas partes en torno a tu forma. Si puedes ver esa luz azul en torno a ti, el pensamiento cesará inmediatamente, porque para el cuerpo etérico no es necesario pensar. Y la luz azul es tan tranquilizadora, tan sosegadora, tan relajante... Incluso la luz azul corriente es sosegadora. ¿Por qué? Porque es la luz de tu cuerpo etérico, y el cuerpo etérico es muy sosegador. Siempre que alguien te ama, siempre que alguien te toca con profundo amor, toca tu cuerpo etérico. Por eso lo sientes como algo sosegador. Incluso ha sido fotografiado. Dos amantes en profundo amor, haciendo el amor, si su coito puede continuar más allá de cierto límite, más de cuarenta minutos, y no hay eyaculación, en torno a ambos cuerpos llenos de amor aparece una luz azul. Incluso ha sido fotografiada. Y a veces ha habido fenómenos muy extraños, porque esta luz es una fuerza eléctrica muy sutil. En todo el mundo ha sucedido muchas veces que una pareja nueva, en una habitación nueva en su luna de miel, o en su primera noche, cuando aún no conocen el cuerpo del otro y no saben lo que es posible... Si ambos cuerpos
están en una cierta vibración de amor, de atracción, de honda implicación y compromiso –abiertos, vulnerables el uno al otro, dispuestos a volverse un solo espacio-, a veces sucede accidentalmente que sus cuerpos se electrifican tanto, sus cuerpos etéricos se avivan tanto, que empiezan a caerse cosas en la habitación. Fenómenos muy extraños, hay una estatua sobre la mesa...; de repente, se cae. El cristal de la mesa se rompe de pronto. No hay nadie más, sólo la pareja haciendo el amor, y ellos ni siquiera han tocado el cristal. O de repente algo comienza a arder... Estos casos se han registrado en muchas comisarías por todo el mundo, y se han realizado muchas investigaciones, y se ha descubierto que dos personas muy enamoradas pueden crear una fuerza eléctrica tal que puede afectar a las cosas que les rodean. Esa fuerza también llega a través del cuerpo etérico. Tu cuerpo etérico es tu cuerpo eléctrico. Siempre que estás rebosante de energía, tu cuerpo etérico tiene mucho más alcance. Cuando estás triste, deprimido, no tienes ningún cuerpo etérico junto a tu cuerpo. Se retrae dentro del cuerpo. De modo que con alguien triste, con alguien deprimido, tú también te sentirás triste. Si entra en esta habitación una persona realmente triste, sentirás que algo ha ido mal, porque su cuerpo etérico te afecta inmediatamente. Se vuelve un explotador, porque sus propias fuerzas etéricas están tan deprimidas que empiezan a nutrirse de las de los demás. Una persona triste te pondrá triste, una persona deprimida te deprimirá, una persona enferma te pondrá enfermo, porque no es sólo lo que ves; algo oculto está actuando constantemente. Incluso si no ha dicho nada, incluso si está sonriendo externamente, si está deprimida se aprovechará de ti. Tu cuerpo etérico perderá su energía, esa persona se aprovechará de ti, se nutrirá de ti. Cuando entra alguien que es feliz, inmediatamente sientes una felicidad en torno a ti, porque está lanzando una gran fuerza etérica. Te está dando realmente un banquete; te está nutriendo. Tiene tanto que está rebosante. Cuando un Buda va de un lado a otro, o un Cristo, o un Krishna, os está dando un banquete constantemente, sois sus huéspedes constantemente. Y cuando vuelves después de ver a un Buda, te sientes tan fresco, tan vivo, tan revitalizado, tan
rejuvenecido... ¿Qué ha sucedido? Puede que Buda no haya dicho nada. Incluso un darshan, tan sólo una mirada, y sientes que algo ha cambiado dentro de ti, algo ha entrado en ti. ¿Qué está entrando? Está tan rebosante de energía... Y quien está en paz consigo mismo, siempre está rebosante, porque su energía no se desperdicia en tonterías innecesarias, como esas en las que tú estás malgastando tu energía. Siempre está rebosante, y cualquiera que venga puede tomar. Jesús dice: «Venid a mí. Si tenéis cargas pesadas, venid a mí. Yo os aliviaré.» En realidad, él no está haciendo nada; es sólo su presencia. Se dice que cuando un hombre divino, un tirthankara, un avatar, un Cristo, anda por la Tierra, se crea un cierto entorno alrededor de él. Los yoguis jainas incluso lo han medido. Dicen que es de treinta y ocho kilómetros y medio. Treinta y ocho kilómetros y medio es el radio en torno a un tirthankara, y en el radio de treinta y ocho kilómetros y medio todo el mundo está inmerso en su energía, a sabiendas, sin saberlo, amigo o enemigo, siguiéndole u oponiéndose a él, da lo mismo. Si le estás siguiendo, estás más inmerso, porque estás más abierto; si te estás oponiendo a él, estás inmerso, pero no tanto, porque estás cerrado; pero la energía está rebosando. Un solo hombre es un depósito tal...; un solo hombre, si está sereno, silencioso, a gusto, en casa, es un depósito tal que en treinta y ocho kilómetros y medio a la redonda se crea un entorno. Y en ese entorno estás en un banquete constante. Esto sucede mediante el cuerpo etérico. El cuerpo etérico es tu cuerpo eléctrico. El cuerpo que vemos es el físico, el material. Esto no es realmente la vida. La vida llega a este cuerpo debido al cuerpo eléctrico, etérico. Eso es tu prana, eso es tu vitalidad. De modo que Shiva dice: Amable Devi, entra en la presencia etérica... Primero tendrás que tomar consciencia de la forma que rodea tu forma física, y cuando hayas tomado consciencia, entonces ayúdala a crecer, ayúdala a aumentar y expandirse. ¿Qué puedes hacer? Sentado en silencio, mirándola, sin hacer nada, simplemente mirando la forma azulada que te rodea, sin hacer nada, simplemente mirándola, sentirás que está aumentando, expandiéndose, creciendo más y más. Porque cuando no estás
haciendo nada, toda la energía va al cuerpo etérico. Recuerda esto, cuando no estás haciendo nada, la energía va al etérico. Lao Tsé dice: «Sin hacer nada, nadie es más fuerte que yo. Sin hacer nada en absoluto, y nadie es más fuerte que yo. Los que son fuertes haciendo, pueden ser derrotados.» Dice Lao Tsé: «Yo no puedo ser derrotado, porque mi energía proviene de no hacer.» De modo que el secreto es no hacer nada. ¿Qué hacía Buda bajo el árbol bodhi? No hacía nada. No estaba haciendo nada en ese momento. No estaba. Simplemente estando sentado alcanzó lo supremo. Parece extraño. Estamos haciendo tanto esfuerzo y no se logra nada; y Buda no estaba haciendo nada bajo el árbol bodhi y alcanzó lo supremo. Cuando no estás haciendo nada, tu energía no está saliendo. Va al cuerpo etérico. Se acumula ahí. Tu cuerpo etérico se vuelve un depósito eléctrico. Y cuanto más crece, más silencioso te vuelves. Cuanto más silencioso te vuelves, más crece. Y una vez que sabes dar tu energía al cuerpo etérico y no malgastarla innecesariamente, has caído en la cuenta, has llegado a conocer una clave secreta. Entonces puedes ser festivo. En realidad, sólo entonces puedes ser festivo. Tal como eres ahora, drenado de energía, ¿cómo vas a ser festivo? ¿Cómo vas a celebrar? ¿Cómo vas a florecer? Las flores son un lujo. Cuando el árbol está rebosante de energía, llegan las flores. Las flores son siempre un lujo. Si el árbol está desnutrido, no vendrán las flores, porque ni siquiera hay suficiente alimento para las hojas, ni siquiera hay suficiente alimento para las raíces. Hay una jerarquía, primero se nutrirán las raíces, porque son lo más básico. Si desaparecen, entonces no hay ninguna posibilidad para las flores. Luego se nutrirá el tronco, luego se nutrirán las ramas. Si todo va bien y aún hay energía, entonces se nutrirán las hojas, y si todavía queda alimento y el árbol está totalmente satisfecho y no necesita nutrición, no necesita energía para existir y sobrevivir, de pronto florece. La energía sobrada se convierte en flores. Las flores son una fiesta para los demás. Son una merced. Son un regalo que te hace el árbol. Y esto sucede también en el hombre. Un buda es un árbol que ha florecido. Ahora su energía es tan desbordante que invita a todos, individual y colectivamente, a venir a compartirla.
Primero prueba la primera técnica y luego prueba la segunda. También puedes hacerla separadamente, pero será más difícil percibir la forma azulada del cuerpo etérico. Capítulo 64 La No-Elección es Dicha PREGUNTAS ¿Cómo es que la mayoría elige el sufrimiento? ¿Cómo podemos abrigar la esperanza de una sociedad iluminada? Primera pregunta: ¿Es cierto que al hombre sólo se le presentan dos alternativas -una vida de tristeza y sufrimiento permanentes o una vida de divinidad y dicha- y que la elección es suya? ¿Cómo es que la mayoría ha elegido el camino de la tristeza y el sufrimiento? Es una pregunta muy significativa, pero también muy delicada. Lo primero que hay que comprender es que la vida es muy paradójica, y debido a eso suceden muchas cosas. Éstas son las dos alternativas, el hombre puede estar en el cielo o en el infierno, y no hay una tercera posibilidad. Puedes estar en un sufrimiento profundo, o puedes estar sin sufrimiento y en una profunda dicha. Éstas son las dos únicas posibilidades, las dos aberturas, las dos puertas, los dos modos de ser. Entonces surge necesariamente la pregunta de por qué el hombre elige el sufrimiento. El hombre nunca elige el sufrimiento, el hombre siempre elige la dicha..., y entonces llega la paradoja. Si eliges ser dichoso, sufrirás, porque ser dichoso significa estar en un estado de no-elección. Éste es el problema. Si eliges ser dichoso, sufrirás. Si no eliges, si simplemente permaneces como un testigo, sin elegir, serás dichoso. De modo que no es cuestión de elegir entre la dicha y el sufrimiento; en el fondo es cuestión de elegir entre elegir y no elegir. ¿Por qué sucede que siempre que eliges sufres? Porque elegir divide la vida, hay que cortar algo y desecharlo. No aceptas la
totalidad. Aceptas algo en ti y niegas algo; eso es lo que significa elegir. Y la vida es una totalidad. Si eliges algo y niegas algo, lo que niegues vendrá a ti, porque la vida no puede ser dividida. Y lo que niegas, simplemente porque lo niegas, se vuelve algo que tiene mucho poder sobre ti. En realidad, le coges miedo. No se puede negar nada. Sólo puedes cerrar los ojos a algo. Sólo puedes escaparte. Puedes dejar de prestarle atención, pero siempre está ahí escondido, esperando el momento de imponerse. De modo que si niegas el sufrimiento -si dices que no vas a elegir el sufrimiento-, entonces, de una manera sutil, lo has elegido. Ahora estará siempre a tu alrededor; lo primero. La vida es una totalidad, esto es lo primero; y la vida es cambio, lo segundo. Éstas son verdades básicas. No puedes dividir la vida. Lo segundo, nada está estancado, y nada puede estarlo. De manera que cuando digas: «No voy a sufrir. Voy a elegir un modo de vivir dichoso», te aferrarás a la felicidad. Y cuando te aferras a algo, lo quieres, esperas que sea permanente. Y nada puede ser permanente en la vida. La vida es un flujo. De modo que cuando te aferras a la felicidad, estás creando de nuevo sufrimiento, porque esta felicidad se desvanecerá; nada puede permanecer. Es un río, y en el momento en que te aferras al río, estás creando una situación en la que estarás frustrado, porque el río se moverá. Tarde o temprano descubrirás que el río se ha ido muy lejos. Ya no está contigo, tienes las manos vacías y el corazón frustrado. Si te aferras a la dicha, habrá momentos de dicha, pero pasarán. La vida es un flujo. Aquí nada puede ser permanente excepto tú. A excepción de ti, aquí nada es eterno, y si te aferras a algo cambiante, cuando se haya ido sufrirás. Y no es sólo que sufrirás cuando se haya ido; si tienes una mente que se aferra, mientras esté aquí tampoco podrás disfrutarlo, porque estarás constantemente con miedo a perderlo. Si te aferras, perderás también la oportunidad. Sufrirás después y no disfrutarás ahora mismo, porque el miedo está a la vuelta de la esquina, tarde o temprano eso tiene que irse. El huésped ha venido a tu casa, y sabes que es un huésped y que mañana por la mañana se irá. Empiezas a sufrir por el futuro -mañana por la mañana se ira-, y ese dolor, ese sufrimiento, esa
angustia, la tienes ahora mismo. No puedes ser feliz mientras el huésped está en tu casa. Mientras el huésped está contigo, no puedes ser feliz, pues ya estás lleno de ansiedad y de angustia porque mañana por la mañana se irá. De modo que mientras esté aquí, no serás feliz, y cuando se haya ido, serás desdichado. Esto es lo que está sucediendo. Lo primero, la vida no se puede dividir. Sólo puedes elegir si divides. Y lo que eliges es como un flujo -tarde o temprano se habrá ido-, y lo que has negado caerá sobre ti; no puedes escaparte de ello. No puedes decir: «Sólo viviré durante el día y escaparé de las noches.» No puedes decir: «Sólo viviré con la inspiración y no permitiré la espiración.» La vida es un ritmo de los opuestos. La respiración entra y sale, existes entre estos dos opuestos, inspiración y espiración. Hay sufrimiento, hay felicidad. La felicidad es sólo como la inspiración, el sufrimiento es sólo como la espiración; o el día y la noche, el ritmo de los opuestos. No puedes decir: «Sólo viviré si soy feliz. Cuando no sea feliz, no viviré.» Puedes adoptar esta actitud, pero esta actitud hará que sufras más. Nadie elige el sufrimiento; recuerda. Preguntas por qué el hombre ha elegido sufrir. Nadie ha elegido sufrir. Has elegido no sufrir, has elegido ser feliz, y has elegido mal. Estás haciéndolo todo por ser feliz y por eso estás sufriendo, por eso no eres feliz. De modo que, ¿qué hay que hacer? Recuerda que la vida es total. No puedes elegir; hay que vivir la vida entera. Habrá momentos de felicidad y habrá momentos de sufrimiento, y hay que vivir ambos; no puedes elegir. Porque la vida es las dos cosas; si no, el ritmo se perderá, y sin ritmo no habrá vida. Es como la música. Oyes música, hay notas, sonidos. Y después de cada sonido hay silencio, una pausa. Debido a esa pausa, ese intervalo de silencio, y al sonido, debido a los dos opuestos se crea la música. Si dices: «Elegiré sólo los sonidos y no tomaré las pausas», no habrá música. Será algo monótono, será algo muerto. Esos intervalos dan vida al sonido. Ésta es la belleza de la vida, que existe por medio de los opuestos. Sonido y silencio, sonido y silencio...; eso crea música, el ritmo. Lo mismo pasa con la vida. El sufrimiento y la felicidad son dos opuestos. No puedes elegir. Si eliges, te has vuelto una víctima; sufrirás. Si tomas
consciencia de esta totalidad de los opuestos y la manera en que funciona la vida, no eliges; esto es lo primero. Y cuando no eliges, no hay necesidad de aferrarse, no tiene sentido aferrarse. Cuando llega el sufrimiento, disfrutas el sufrimiento, y cuando llega la felicidad, disfrutas la felicidad. Cuando el huésped está en casa, lo disfrutas; cuando se ha ido, disfrutas el sufrimiento, la ausencia, el dolor. Digo que disfrutes ambos. Éste es el camino de la sabiduría, disfrutar las dos cosas, no elegir. Independientemente de lo que te llegue, acéptalo. Es tu destino, así es la vida, y no se puede hacer nada al respecto. Si adoptas esta actitud, no hay elección. Has dejado de elegir. Y cuando no elijas, tomarás consciencia de ti mismo, porque ahora no estás preocupado por lo que sucede, de modo que no estás yendo hacia fuera. No estás preocupado por lo que está sucediendo a tu alrededor. Independientemente de lo que suceda, lo disfrutarás, lo vivirás, pasarás por ello, lo experimentarás, y sacarás algo de ello, porque toda experiencia es una expansión de la consciencia. Si realmente no hay sufrimiento, eso te empobrecerá, porque el sufrimiento te da profundidad. Un hombre que no ha sufrido permanecerá siempre en la superficie. Sufrir te da profundidad. En realidad, sino hay sufrimiento serás insulso. No serás nada; sólo un fenómeno aburrido. El sufrimiento te da tono, viveza. Adquieres una cualidad que sólo el sufrimiento puede dar, que ninguna felicidad puede dar. Un hombre que ha permanecido siempre feliz; cómodo, que no ha sufrido, no tendrá ningún tono. Será tan sólo una masa de ser. No puede haber ninguna profundidad. En realidad, no puede haber ningún corazón. El corazón se crea mediante el sufrimiento; mediante el dolor evolucionas. Si un hombre sólo ha sufrido y no ha conocido la felicidad, entonces tampoco se habrá enriquecido, porque esa riqueza llega mediante los opuestos. Cuanto más entras en los opuestos, más elevadamente, más profundamente evolucionas. Un hombre que simplemente haya sufrido se volverá un esclavo. Quien no haya conocido ningún momento de felicidad no estará realmente vivo. Se volverá un animal; tan sólo existirá de cualquier manera. No habrá poesía, ni canción en el corazón, ni esperanza en los ojos. Se asentará en su existencia pesimista. No habrá ninguna pugna,
ninguna aventura. No avanzará. Será simplemente una charca estancada de consciencia, y una charca estancada de consciencia no es consciente, poco a poco se volverá inconsciente. Por eso, si hay demasiado dolor pierdes la consciencia. De manera que la felicidad sola no servirá para mucho, porque no habrá ningún desafío. El dolor solo no producirá mucho crecimiento, porque no habrá ninguna razón para luchar, para confiar, para soñar; no habrá fantasía. Se necesitan ambos, y la vida existe entre ambos como una tensión muy delicada, una tensión sutil. Si comprendes esto, entonces no eliges. Entonces sabes cómo funciona la vida, cómo es la vida. Es así, así es la vida, pasa por la felicidad, pasa por el sufrimiento y te da tono, y te da sentido, y te da profundidad. De modo que ambos son buenos. Digo que ambos son buenos. No digo que elijas entre ambos, sino que ambos son buenos; no elijas. Mejor, disfruta de ambos; mejor, deja que ambos sucedan. Permanece abierto, sin ninguna resistencia. No te aferres a uno y no te resistas al otro. Deja que la no-resistencia sea tu lema, no me resistiré a la vida. Independientemente de lo que me de la vida, estaré listo para tomarlo, estaré disponible, y lo disfrutaré. Las noches también son buenas y bellas, y el sufrimiento tiene una belleza propia. Ninguna felicidad puede darte esa belleza. La oscuridad tiene su propia belleza; el día tiene su propia belleza. No hay ninguna comparación y no hay ninguna elección. Ambos tienen sus propias dimensiones en las que operar. En cuanto esta consciencia surja en ti, no elegirás. Serás sólo un testigo, y disfrutarás; este estado de no-elección se convertirá en dicha. Este estado de no-elección se convertirá en dicha. La dicha no es contraria al sufrimiento; la dicha es una cualidad que puedes llevar a cualquier cosa..., incluso al sufrimiento. Buda no puede sufrir, pero eso no significa que no le suceda el sufrimiento. Recuerda, el sufrimiento le sucede a Buda tanto como a ti, pero él no puede sufrir porque conoce el arte de disfrutarlo. No puede sufrir porque permanece dichoso. Incluso en el sufrimiento permanece festivo, meditativo, vivo, disfrutando, abierto, sin resistirse. El sufrimiento le sucede, pero no le toca. El sufrimiento viene y va, igual que la respiración entra y sale. Él sigue siendo él mismo. El sufrimiento no puede apartarle. El
sufrimiento no puede hacer que se pierda. Nada puede empujarle, ni el sufrimiento ni la felicidad. Tú existes como un péndulo, todo te empuja..., todo. Ni siquiera puedes ser realmente feliz, porque también la felicidad te matará. Te involucras demasiado en ella. Recuerdo que sucedió una vez que un pobre maestro de escuela muy viejo, pobre, jubilado ganó un premio en la lotería. Su mujer se asustó y pensó: «Esto va a ser demasiado para el viejo. Cinco mil dólares es demasiado para él. Incluso un billete de cinco dólares le da una gran felicidad, así que cinco mil dólares pueden matarle.» Corrió a la iglesia, a la iglesia de al lado, y fue a contarle al cura lo que había pasado. Le dijo: «El viejo ha salido, pero está a punto de volver; vuelve a esta hora, así que haga algo. Cinco mil dólares... ¡la noticia le matará!» El cura dijo: «No se asuste. Conozco la mente humana y se cómo funciona. Se psicología. Iré con usted.» De modo que el cura fue a la casa. En el momento en que llegaron, llegaba también el anciano, así que el cura empezó. Dijo: «Suponga que gana cinco mil dólares en la lotería... ¿Qué haría?» El anciano pensó en ello, lo consideró cuidadosamente, y dijo: «Le daría la mitad del dinero a la iglesia.» El cura cayó muerto. Era demasiado. Incluso la felicidad te matará, porque te involucras tanto. No puedes quedarte fuera de nada. Sufrimiento o felicidad independientemente de lo que llegue a tu puerta, te involucras tanto con ello que pierdes la cabeza. Ya no estás presente. Entra una simple brisa en la casa y ya no estás presente. Lo que estoy diciendo es que si no eliges, si permaneces alerta y consciente de que así es la vida -los días y las noches vienen y van, el sufrimiento y la felicidad-, simplemente observas. No te aferras a la felicidad, no anhelas la felicidad, y no te escapas del sufrimiento. Permaneces en ti mismo, centrado, arraigado. Esto es la dicha. Así que recuerda, la dicha no es algo opuesto al sufrimiento. No pienses que cuando alcances la dicha no habrá sufrimiento; eso es una tontería. El sufrimiento forma parte de la vida. Sólo cesa cuando ya no existes. Cuando desapareces completamente del cuerpo, el sufrimiento cesa. Cuando no hay nacimiento, el
sufrimiento cesa. Pero entonces estás perdido en la totalidad, entonces ya no existes, una gota ha caído al océano y ya no existe. Mientras existas, el sufrimiento continuará. Forma parte de la vida. Pero puedes volverte consciente; entonces el sufrimiento sucede en alguna parte alrededor de ti, pero nunca te sucede a ti. No pienses que la felicidad seguirá sucediéndote y el sufrimiento no sucederá, no te sucederá ninguno de los dos. Simplemente sucederán alrededor, en la periferia, y tú estarás centrado en ti mismo. Verás que suceden, disfrutarás con que sucedan, pero sucederán alrededor de ti; no te sucederán a ti. Esto se hace posible si no eliges. Por eso dije que esto es delicado, sutil. Debido a que la vida es paradójica, eliges la felicidad y caes en el sufrimiento. Intentas escapar del sufrimiento, y atraes más y más sufrimiento. De modo que puedes considerarlo una ley suprema, al margen de lo que elijas, lo opuesto será tu destino. Lo digo como una ley suprema, al margen de lo que elijas, lo opuesto será tu destino. De manera que sea cual sea tu destino, recuerda, lo has elegido tú eligiendo lo opuesto. Si estás sufriendo, has elegido el sufrimiento eligiendo la felicidad. No elijas la felicidad, y el sufrimiento desaparece. No elijas en absoluto. Entonces no te puede suceder nada, y todo es un flujo excepto tú. Eso hay que comprenderlo muy profundamente. Sólo tú eres el factor constante en la existencia; nada más. Sólo tú eres la eternidad, nada más. Tu consciencia nunca es un flujo. Llega el sufrimiento, lo observas. Luego llega la felicidad, la observas. Luego no viene nada, lo observas. Sólo una cosa permanece constante, la observación; y la observación eres tú. Fuiste un niño..., o, si retrocedes aún más, una vez fuiste sólo una célula atómica. Ni siquiera lo puedes imaginar, sólo una célula atómica en el vientre de tu madre, ni siquiera apreciable a simple vista. Si se te aparece esa célula y te topas con ella, no podrás reconocer que una vez fuiste eso. Luego fuiste un niño, luego te hiciste joven, y ahora eres viejo, o estás en tu lecho de muerte. Han sucedido muchas cosas. Toda tu vida ha sido un flujo; nada permaneció igual ni siquiera dos momentos. Heráclito dice que no puedes entrar dos veces en el mismo río..., y esto lo dice sobre el río de la vida. No puedes tener dos
momentos similares. El momento que se ha ido no puede repetirse. Se ha ido para siempre; no puedes volver a tenerlo. Lo mismo no puede existir. En semejante flujo tan grande, sólo una cosa permanece igual dentro de ti, la observación. Si pudieras haber observado en el vientre de tu madre, la cualidad de la consciencia habría sido la misma. Si pudieras haber observado cuando eras un niño, la cualidad de la consciencia habría sido la misma. Joven o muriéndote, justo cuando te estés muriendo en tu cama, si puedes observar, la cualidad de la consciencia será la misma. Lo único en lo profundo de ti es tu ser que observa, tu consciencia, eso permanece igual; todo lo demás cambia. Y si te aferras a cualquier objeto del mundo del cambio, sufrirás. No se puede hacer nada al respecto. Estás tratando de hacer lo imposible, por eso sufres. Se que nunca eliges, pero no se trata de eso, si sufres, lo has elegido indirectamente. Una vez que tomes consciencia de esta cualidad indirecta de la vida, esta cualidad paradójica de la vida, dejarás de elegir. Cuando la elección cesa, el mundo ha desaparecido. Cuando la elección cesa, has entrado en lo absoluto. Pero eso sólo es posible cuando la mente que elige desaparece completamente. Se necesita una consciencia que no elige, y entonces serás dichoso. Más bien serás la dicha. Y lo repetiré de nuevo, el sufrimiento seguirá sucediendo, pero ahora nada puede hacerte sufrir. Incluso si de pronto eres arrojado al infierno, con tu mera presencia, para ti ya no será el infierno. Alguien le preguntó a Sócrates dónde le gustaría ir, y Sócrates dijo: «No se si hay un infierno y un cielo. No se si existen o no, pero no elegiré entre ellos. Mi única plegaria será ésta: permíteme estar alerta dondequiera que esté. Permíteme estar plenamente consciente dondequiera que esté. Que sea el infierno o el cielo, eso es irrelevante.» Porque si estás plenamente consciente, el infierno desaparece, el infierno es tu ser no consciente. Si estás plenamente consciente, aparece el cielo, el cielo es tu ser plenamente consciente. En realidad no hay lugares geográficos como el infierno y el cielo. Y no sigas pensando en términos infantiles que algún día morirás y Dios te enviará al cielo o al infierno según tus obras, según lo que hayas hecho en la Tierra. No; tú llevas tu infierno y tu
cielo dentro de ti. Dondequiera que vas, llevas contigo tu infierno y tu cielo. Ni siquiera Dios puede hacer algo. Si de repente te encuentras con él, te parecerá un infierno. Llevas tu infierno dentro de ti; lo proyectas dondequiera que estás. Sufrirás. El encuentro será mortífero, intolerable. Puede que pierdas el sentido. Todo lo que te sucede lo llevas dentro de ti. La semilla de la consciencia es la semilla de toda la existencia. Así que recuerda, si sufres, lo has elegido tú; conscientemente, inconscientemente, directamente, indirectamente, lo has elegido tú. Es tu elección y tú eres el responsable. Nadie más es responsable. Pero en nuestra mente, en nuestra confusa mente, todo está patas arriba. Si sufres, piensas que sufres por culpa de los demás. Sufres por tu culpa. Nadie puede hacerte sufrir. Eso es imposible. E incluso si alguien te hace sufrir, es tu elección sufrir a través de él. Le has elegido a él y has elegido un tipo específico de sufrimiento a través de él. Nadie puede hacerte sufrir, es tu elección. Pero siempre sigues pensando que si el otro cambia, o si el otro hace otra cosa, no sufrirás. He oído que Mulla Nasruddin estaba rellenando un informe porque había estrellado su coche contra un coche aparcado. Estaba rellenando un informe, y había muchas preguntas. Cuando llegó a la parte en la que se preguntaba qué podría haber hecho el conductor del otro vehículo para evitar el accidente, puso: «Debería haber aparcado el coche en otro sitio. Su coche estaba aparcado ahí; debería haberlo aparcado en otro sitio; el accidente ha sucedido por su culpa.» Y esto es lo que estás haciendo. El otro es siempre el responsable, debería haber hecho esto o lo otro, y no habría sufrimiento. No, el otro no es responsable en absoluto. Tú eres el responsable, y a no ser que aceptes esta responsabilidad conscientemente, no cambiarás. El cambio se hará posible, fácilmente posible, en el momento en que caigas en la cuenta de que tú eres el responsable de ello. Si has sufrido, fue tu elección. Ésta es la ley del karma, nada más, eres completamente responsable. Suceda lo que suceda -sufrimiento o felicidad, infierno o cielo-, independientemente de lo que suceda, esencialmente tú eres totalmente responsable.
Ésta es la ley del karma: tú tienes la responsabilidad total. Pero no te asustes, no te atemorices por ello, porque si tienes la responsabilidad total, entonces de pronto se abre una puerta de la libertad, porque si tú eres la causa de tu sufrimiento, puedes cambiar. Si otros son la causa, entonces no puedes cambiar. Entonces, ¿cómo vas a cambiar? A no ser que el mundo entero cambie, sufrirás. Y no parece haber ninguna forma de cambiar a los demás; entonces el sufrimiento no puede tener fin. Pero somos tan pesimistas que incluso doctrinas tan bellas como la ley del karma las interpretamos de tal manera que no nos redimen y liberan, sino que más bien; por el contrario, nos agobian más. En India la ley del karma se ha conocido durante al menos cinco mil años o incluso más, pero ¿qué hemos hecho? No es que hayamos asumido la responsabilidad; hemos puesto toda la responsabilidad en la ley del karma, eso está sucediendo debido a la ley del karma y no podemos hacer nada, no se puede hacer nada; está vida es así debido a las vidas pasadas. La ley del karma era para liberarte. Te daba libertad total con respecto a ti mismo. Nadie más puede causarte ningún sufrimiento, este era el mensaje. Si estás sufriendo, tú lo has creado. Tú eres el dueño de tu destino, y si quieres cambiarlo, puedes cambiarlo inmediatamente y la vida será diferente. Pero la actitud... He oído que una vez había dos amigos hablando. Uno era un auténtico optimista; el otro un genuino pesimista. Ni siquiera el optimista estaba demasiado contento con la situación. El optimista dijo: «Si esta crisis económica continúa y estas catástrofes políticas continúan y el mundo permanece tal como es, inmoral, entonces pronto vamos a tener que pedir limosna.» Ni siquiera él, el optimista, se sentía esperanzado respecto a ello. Cuando dijo: «Vamos a tener que mendigar», el pesimista dijo: «¿A quién? ¿A quién le vamos a pedir limosna si esta situación continúa?» Tienes una mente, y sigues llevándola a todo. En realidad, transformas la cualidad de toda enseñanza y doctrina. Vences a los Budas y a los Krishnas tan fácilmente porque lo alteras todo; lo coloreas a tu manera. Eres totalmente responsable de todo lo que eres y de todo el mundo en el que vives. Es tu creación. Si esto penetra
hondamente en ti, puedes cambiarlo todo. No necesitas sufrir. No elijas, se un testigo, y te sucederá la dicha. La dicha no es un estado muerto. El sufrimiento continuará sucediendo a tu alrededor. De modo que no es cuestión de qué te sucede; es cuestión de cómo eres. El sentido supremo total proviene de ti, no de lo que sucede. Segunda pregunta: Anoche hablaste del aburrimiento. ¿Cómo podemos abrigar la esperanza de una sociedad iluminada cuando para mantener la sociedad la mayoría de la gente desempeña tareas aburridas, monótonas y repetitivas? De nuevo, nada es aburrido, nada es repetitivo y monótono; tú lo eres, y llevas tu cualidad a todo lo que haces. Ningún acto es monótono en sí mismo, y ningún acto puede no ser aburrido en sí mismo; eres tú el que lo hace aburrido o no. Y el mismo acto puede ser un aburrimiento para ti en este momento y al momento siguiente puede volverse algo lleno de dicha. No es que el acto haya cambiado; ha cambiado tu estado de ánimo, la cualidad que llevas al acto. Así que recuerda, no estás aburrido porque tengas que hacer actos repetitivos. Más bien, por el contrario, parecen repetitivos porque estás aburrido. Por ejemplo, los niños quieren repetir las cosas. Juegan al mismo juego una y otra vez. Tú te aburres. ¿Qué están haciendo? ¿El mismo juego una y otra vez? Siguen pidiendo que les cuentes la misma historia. La disfrutan una y otra vez, y dicen: «Cuéntame otra vez esa historia.» ¿Qué pasa? Tú no puedes concebirlo, te parece estúpido. No lo es. Están tan llenos de vida que para ellos nada es repetitivo. Tú estás muerto y todo es repetitivo para ti. Ellos siguen repitiendo el mismo juego. Pueden seguir haciéndolo todo el día, y si haces que paren, gritarán y llorarán y se resistirán, diciendo: «No estropees nuestro juego.» Y no logras entender qué están haciendo todo el día. Tienen una cualidad diferente de consciencia. Para ellos, nada es repetitivo. Lo disfrutan tanto que el disfrute mismo cambia la cualidad, y entonces vuelven a disfrutarlo; y lo disfrutan más, porque ahora están al tanto. La tercera vez lo disfrutan aún más,
porque ahora están familiarizados con todo. Siguen disfrutando; su disfrute sigue aumentando. Tu disfrute va disminuyendo. ¿Qué pasa? ¿Es aburrido el acto en sí, o algo está mal en tu modo de ser, en tu modo de consciencia? Considéralo desde otro ángulo. Dos amantes seguirán repitiendo los mismos actos todos los días. Se besarán y se abrazarán...; son los mismos actos. Y les gustaría seguir haciéndolo hasta infinito. Si les das tiempo, seguirán repitiéndolo hasta el fin de la existencia. Mirando a dos amantes, te aburrirás. ¿Qué están haciendo? ¿Lo mismo todos los días? Y si les das el día entero, seguirán acariciándose, amándose, abrazándose, besándose. ¿Qué están haciendo? Los amantes se han vuelto niños de nuevo. Por eso es tan inocente el amor, te hace un niño otra vez. Ahora están disfrutando el juego. Son niños de nuevo. Se han librado de toda esa tontería de la madurez. Están jugando con el cuerpo del otro, y para ellos nada es repetitivo. Cada beso es algo absolutamente nuevo, único. Nunca lo hubo antes, nunca volverá a ser igual. Cada momento de amor tiene su propia existencia individual, no repetitiva; por eso siguen disfrutando. La ley económica de la disminución del rendimiento no es aplicable al amor. Para el amor, no hay ley de disminución del rendimiento; más bien, de aumento del rendimiento. Por eso los economistas no pueden comprender el amor. Todos los que son eficientes en el cálculo no pueden entender el amor, porque es absurdo, desafía todas las leyes, todas las matemáticas; sigue aumentando. Cuando era estudiante, cuando mi profesor de economía nos explicó la ley de la disminución del rendimiento, le pregunté acerca del amor: «¿Qué dice usted sobre el amor?». Se alteró, y cuando le dije que justo lo contrario -la ley del aumento del rendimiento- es aplicable al amor, me dijo: «Sal de la clase. No puedes entender la economía.» Dijo: «Esta leyes universal.» Yo le dije: «No diga que es universal, porque ¿y el amor?». Nos parece que dos amantes están repitiendo. Para ellos no están repitiendo. Pero para una prostituta será aplicable la ley de la disminución del rendimiento, porque para ella el amor no es amor, sino una mercancía, algo que vender, algo que se puede
comprar. De manera que si vas y besas a una prostituta, para ella es un aburrimiento, una repetición, y algún día dirá: «Esto es una tontería. Estoy aburrida de que me besen y de besar todo el día. Es insoportable.» Ella dirá que es un acto repetitivo. Eso es lo que quiero mostrarte, la distinción. Para un amante no es repetitivo; para una prostituta es repetitivo. De modo que, en realidad, el acto mismo no es repetitivo; es tu cualidad, y la pones en él. Hagas lo que hagas, si lo amas, nunca será repetitivo. Si amas lo que haces, tus actos, no habrá aburrimiento. Pero no amas. Sigo hablándoos todos los días. Puedo seguir hasta el infinito. Lo amo. No es repetitivo para mí. Puedo seguir hablando con vosotros de eternidad a eternidad. La comunicación, comunicarse con el corazón, para mí es amor. No es un acto repetitivo; de lo contrario me aburriría. He oído que un niño pequeño fue a la iglesia con su padre y su madre un domingo, y luego otro y otro. El tercer domingo este niño le preguntó a su padre: «Dios debe de estar aburriéndose, porque siempre hay las mismas caras en la iglesia todos los días. Hemos estado viniendo aquí tres domingos... iLas mismas caras! Dios debe de estar aburrido viéndolas aparecer una y otra vez todos los domingos.» Pero Dios no está aburrido. Toda la existencia ha estado repitiendo continuamente. A nosotros nos parece repetición, pero si hay un ser, un ser total, algo como un Dios, no está aburrido. Si está aburrido, no hay necesidad de continuar. Puede parar. Puede decir: «¡Ya basta!» Puede decir: «iSe acabó!» Pero no está aburrido. ¿Por qué? Porque ama, todo lo que está sucediendo es su amor. Es un creador, no un trabajador, no un obrero. Es un creador. Un Picasso no está aburrido, es un creador. Si tus actos se convierten en creación, no estarás aburrido. Y tus actos se vuelven creación si los amas. Pero la dificultad básica es que no puedes amar lo que haces porque te odias a ti mismo; ese es el problema. De modo que, hagas lo que hagas, lo odias, porque básicamente te odias a ti mismo. Aún no te has aceptado a ti mismo, aún no le has dado las gracias a la existencia por tu existencia. En tu corazón no hay
ningún agradecimiento a Dios. En realidad, tienes rencor: «¿Por qué me has creado?» En el fondo sigues preguntando: «¿Por qué he sido arrojado a la existencia? ¿Para qué?» Piensa, si de pronto te encuentras con Dios, ¿qué será lo primero que le pregunte? Preguntarás: «¿Por qué me has creado?, ¿para sufrir?, ¿para estar angustiado?, ¿para estar vagando innecesariamente por vidas y más vidas? ¿Por qué me creaste? ¡Contesta!» No te has aceptado a ti mismo, así que ¿cómo vas a aceptar tus actos? Ámate a ti mismo. Acéptate a ti mismo tal como eres. Porque la acción es secundaria, fluye de tu ser; si me amo a mí mismo, entonces amo todo lo que hago..., y si no lo amo, dejo de hacerlo. ¿Qué necesidad hay de continuar? Pero no amas, y la fuente no es amada, de modo que los productos de esa fuente no pueden ser amados. Hagas lo que hagas -puede que seas ingeniero o puede que seas médico o químico o un científico-, hagas lo que hagas, llevarás el odio a ello. Tu odio lo vuelve repetitivo. Lo odias, y sigues encontrando excusas por las que lo estás haciendo. Dices: «Lo estoy haciendo por mi mujer, por mis hijos.» Y tu padre lo estaba haciendo por ti, y su padre lo estaba haciendo por él, y tus hijos lo harán por sus hijos, y nadie disfrutará de la vida. Éstos son trucos. Eres simplemente un cobarde. No puedes escaparte de ello, porque te da seguridad, certidumbre, ingresos, un saldo bancario. Porque eres un cobarde, no puedes dejar de hacerlo y no puedes empezar a hacer lo que amas. Entonces sigues haciendo responsables de todo a tus hijos, a tu mujer, y ellos también están haciendo lo mismo. Pregúntale al niño. Él va a la escuela; está aburrido. Dice: «Voy por mi padre. Le hace feliz. Si no voy se siente muy desgraciado.» ¿Y tu mujer? Ella está haciéndolo todo sólo por ti y los niños. Nadie está existiendo realmente para sí mismo. Nadie se ama a sí mismo lo suficiente para existir para sí mismo. Entonces todo va mal. La fuente está envenenada, y entonces todo lo que sale de esa fuente está envenenado. Y no pienses que si cambias de trabajo, lo amarás. No; llevarás también tu cualidad a tu nuevo trabajo. Puede que al principio sea emocionante, algo nuevo, pero tarde o temprano te asentarás y será lo mismo. Cámbiate a ti mismo, ámate a ti mismo, y ama todo lo que hagas; no importa lo pequeño que sea,
da igual. Esto me recuerda una anécdota. Sucedió que cuando Abraham Lincoln fue nombrado presidente, el primer día, que estaba inaugurando el Senado, alguien que tenía mucha envidia de su poder, de su prestigio, de su éxito, se puso de pie y le dijo: «Lincoln, no olvide que su padre era zapatero.» Era absolutamente irrelevante, absurdo, y el hombre que lo dijo añadió: «Su padre era zapatero, y solía hacer zapatos para mi familia. No se olvide de él.» Era sólo para insultarle, y todo el Senado se rió porque todo el mundo tenía envidia. En el fondo, todos estaban sintiendo: «Esta silla me pertenece a mí, y este hombre la ha usurpado.» Por supuesto, siempre que alguien triunfa, triunfa por algún medio astuto; sólo tú triunfas merecidamente. Así es como nos avenimos a los triunfos de los demás, fue con mañas, con malas artes que llegaron ahí. Así es que todo el Senado se rió. Pero Abraham Lincoln dijo algo que es hermoso. Dijo: «Es muy amable por su parte recordarme a mi padre. Se que era zapatero; pero nunca he visto un zapatero semejante. Era único, era un creador, porque amaba hacer zapatos. Y no puedo considerarme tan afortunado como él, porque yo no amo esta presidencia tanto como él amaba hacer zapatos. Disfrutaba con ello, era dichoso. Yo nunca seré tan dichoso en esta presidencia como lo fue él como zapatero.» «Pero ¿por qué se ha acordado usted de él en este momento? Ya se», dijo Abraham Lincoln, «que mi padre hacía zapatos para su familia, pero, nunca se quejaron, así que confío en que los zapatos fueron buenos. Pero usted se acuerda de él en este momento, sin que venga a cuento... Será que algún zapato aún le está haciendo daño. Yo soy su hijo; puedo arreglarlo.» Si te amas a ti mismo, si amas tu trabajo, vives en un entorno diferente. En ese entorno nada se repite. La repetición sólo le aparece a una mente aburrida. No digas que estás aburrido debido a los actos repetitivos. Los actos parecen repetitivos porque estás aburrido; entonces, independientemente de lo que hagas, parecerá repetitivo. Pero mira la vida, la vida disfruta con la repetición. Las estaciones se mueven en círculo. El Sol se mueve en círculo; sale cada día, cada mañana. Y llega el verano y llega el invierno y
llegan las lluvias y siguen pasando. En un sentido profundo, toda la existencia sucede repetitivamente. Parece que la creación es como un juego de niños. Los árboles no están aburridos, y el cielo no está aburrido. El cielo nunca dice: «¿Otra vez las nubes?». El cielo ha estado viendo las nubes durante muchísimos milenios, cada estación de las lluvias, llegan las nubes y empiezan a moverse. ¡Mira la vida! Es repetitiva. La palabra no es buena; la palabra «repetitiva» no es buena. Más bien será mejor decir que sigue jugando al mismo juego. Disfruta tanto con ello que quiere repetirlo de nuevo. Y sigue aumentando; sigue yendo hacia un clímax. ¿Por qué se aburre el hombre con la repetición? No es porque la repetición sea aburrida, sino porque estás tan aburrido que todo será aburrido. Sucedió una vez que Sigmund Freud le estaba haciendo preguntas a un paciente; eran sólo las preguntas preliminares básicas que hacía antes de poder empezar el psicoanálisis. Le preguntó: «Mire la estantería, ¿qué le viene inmediatamente a la mente?». El hombre miró los libros, sin mirar realmente, y dijo: «Me viene a la mente una mujer, una mujer hermosa.» Esto era bueno para Freud, porque encajaba con su teoría de que todo es sexual, así que dijo: «Muy bien.» Entonces sacó su pañuelo y dijo: «Mire esto. ¿Qué le viene inmediatamente a la mente? Lo primero que se le ocurra...» El hombre se rió y dijo: «Una mujer hermosa.» Freud estaba encantado. Efectivamente, ésta era su teoría: que lo único que básicamente le interesa a todo hombre es el sexo, y nada más. El hombre piensa en la mujer, la mujer piensa en el hombre..., y eso es todo el pensamiento. De modo que dijo: «Mire esa puerta.» No había nadie en la puerta, ni siquiera pasaba nadie por la calle. Dijo: «Mire, no hay nadie. Esta ausencia... ¿Qué siente usted? ¿A qué le recuerda inmediatamente?». El hombre dijo: «Una mujer hermosa.» Ahora incluso Freud se sintió un poco inquieto sobre si este hombre le estaba tomando el pelo o no, así que dijo: «Esto parece demasiado. ¡Todo le recuerda a una mujer!» El hombre dijo: «Es que no importa. No importa que sea una estantería, o un pañuelo, o una puerta vacía. En realidad, en lo
único que pienso es en mujeres. Nunca pienso en otra cosa, así que lo que diga es irrelevante. Sólo pienso en mujeres. No es que todo me recuerde a ellas; sólo pienso en mujeres...; no es cuestión de que algo me las recuerde.» De modo que, en realidad, no es cuestión de que este acto te aburra o de que aquel acto te aburra, o de que la repetición o la monotonía o los trabajos tediosos te aburran. Lo que pasa es que estás aburrido hagas algo o no. Si simplemente estás relajándote es un sillón, estarás aburrido. Sin hacer nada, estarás aburrido. Dirás: «No hay nada que hacer y estoy aburrido. Nada que hacer; estoy aburrido.» Estás aburrido toda la semana debido al trabajo tedioso, y el fin de semana estás aburrido porque no hay nada que hacer. Estás aburrido toda la vida porque haces un trabajo repetitivo en una fábrica, en una oficina, en una tienda. Luego, cuando te jubilas, estás aburrido porque ahora no hay nada que hacer. No es cuestión de otra cosa. Nada está produciendo aburrimiento en ti; estás aburrido, y sigues llevando tu aburrimiento a todo lo que tocas. Has oído acerca del rey Midas, todo lo que tocaba se convertía en oro. Tú también eres un rey Midas, todo lo que tocas se convierte en aburrimiento. Tienes un toque alquímico, puedes convertirlo todo en aburrimiento; todo, digo. No pienses en cambiar de trabajo, de acciones; piensa en cambiar la cualidad de tu consciencia. Ámate más a ti mismo. Lo primero que hay que recordar es ser más amoroso con uno mismo. Los moralistas han envenenado el mundo entero. Dicen: «No te ames a ti mismo; eso es egoísmo.» Dicen: «Ama a los demás, no te ames a ti mismo. El amor a uno mismo es pecado.» Y yo te digo que eso es una absoluta tontería; y no sólo una tontería, es una tontería peligrosa. A no ser que te ames a ti mismo no puedes amar a nadie; es imposible, porque un hombre que no siente amor por sí mismo, no puede sentir amor por nadie. Sólo si te amas a ti mismo puede tu amor rebosante llegar a alguien. Un hombre que no se haya amado a sí mismo se odiará a sí mismo, y si te odias a ti mismo, ¿cómo vas a amar a otra persona? Odiarás también a los demás. Sólo puedes fingir. Y
cuando no puedes amarte a ti mismo, ¿cómo esperas que te amen los demás? Todo el mundo se condena a sí mismo. Toda la enseñanza moralista sólo te da una cosa, técnicas de autocondena, de cómo condenarte a ti mismo, cómo ser malo, un criminal, culpable, un pecador. El cristianismo dice que el hecho de que seas un pecador no depende de lo que haces; naces pecador. No es cuestión de si cometes algún pecado o no; no, eres pecador de nacimiento. El hombre nace en pecado. Adán, el primer hombre, cometió el pecado, y tú eres su descendiente. El pecado ha sido cometido; no se puede hacer nada. Ya no puede ser deshecho, y naces en pecado..., el pecado de Adán. Si naces en pecado, ¿cómo vas a amarte a ti mismo? Si tu ser mismo es culpa, ¿cómo vas a amarte a ti mismo? Y si no puedes amarte a ti mismo, no puedes amar a nadie. El amor debe suceder primero en casa -tú eres la casa-, y sólo cuando se desborda puede llegar a los demás. Y cuando se desborda, se desborda en tus actos, en todo lo que haces. Ya pintes o hagas un zapato o cualquier cosa -simplemente limpiar la calle-, independientemente de lo que hagas, si amas hondamente, si te amas profundamente a ti mismo, fluye en todo lo que haces. Fluye incluso cuando no estás haciendo nada. Sigue fluyendo, se vuelve tu existencia misma, y entonces nada es aburrido. La gente viene a mí; algunas veces algunos amigos me preguntan muy compasivamente: «Estás todo el día sentado en una habitación, sin ni siquiera mirar por la ventana. ¿No te aburres?» Estoy conmigo mismo, ¿por qué iba a aburrirme? Me dicen: «Sentado ahí solo, ¿no te aburres?». Si me odio a mí mismo me aburriré, porque no puedes vivir con una persona a la que odias. Tú te aburres contigo mismo; no puedes estar solo. Incluso si estás solo unos pocos momentos, te pones nervioso, te sientes incómodo, llega a ti un desasosiego. Deseas estar con alguien, porque no puedes permanecer contigo mismo. La compañía es tan aburrida..., tu propia compañía. No puedes observar tu propio rostro. No puedes tocar tu mano amorosamente; no, imposible. Me preguntan -y que me lo pregunten tiene que ver con su propia situación, porque ellos se aburrirán si están solos-, «¿No sales nunca?». No hay necesidad. A veces me preguntan: «La
gente viene a ti con el mismo problema una y otra vez. ¿No te aburres?». Porque todo el mundo tiene el mismo problema... Sois tan poco originales que ni siquiera podéis crear un problema original. Todo el mundo tiene el mismo problema. Algunos tienen que ver con el amor, con el sexo, con la tranquilidad de espíritu, con la confusión, o alguna otra cosa -alguna psicología, alguna patología, o algo- pero el hombre puede ser dividido fácilmente en siete categorías, y siempre hay las mismas preguntas, las siete preguntas básicas, y la gente sigue haciéndolas. De manera que mis amigos me preguntan: «¿No, te aburres?» Nunca me aburro, porque para mí cada individuo es único, y debido al individuo, el problema que trae no es una repetición, porque el contexto es diferente, el individuo es diferente. Tú vienes con tu problema de amor, otro viene con su problema de amor, ambos parecen similares, pero no lo son, porque dos individuos son tan diferentes...; su diferencia cambia la cualidad del problema. De modo que si clasificas, puedes hacerlo en siete categorías; pero yo nunca clasifico. Cada individuo es tan único que no puede ser puesto junto a nadie más. No se puede hacer ninguna categoría. Pero entonces has de tener una consciencia muy aguda para penetrar hasta la raíz misma que hace único al individuo. Si no, en la superficie todo el mundo es semejante. En la superficie todo el mundo es semejante, con los mismos problemas, pero si penetras en lo hondo, si estás alerta y dispuesto a entrar con la persona al núcleo más profundo de su ser, cuanto más profundo vas, más original, individual y único es el fenómeno que sale a la luz. Si puedes ver el centro mismo, esta persona que hay ante ti es irrepetible. Nunca la ha habido antes, nunca volverá a haberla. Es única. Y entonces el misterio te llena..., el misterio de la persona única. Nada es una repetición si sabes penetrar, ser amoroso y estar alerta. De lo contrario, todo es repetitivo. Estás aburrido porque tienes una consciencia que crea aburrimiento. Cambia la consciencia, y no habrá aburrimiento. Pero sigues cambiando los objetos; eso no cambiará nada.
Capítulo 65 Elimina los Límites Los Sutras 92 Pon la substancia de la mente en una finura inexpresable, encima, debajo y en tu corazón. 93 Considera cualquier área de tu forma presente ilimitadamente extensa. La vida no es un problema, sino un misterio. Para la ciencia, la vida es un problema, pero para la religión es un misterio. Un problema puede ser resuelto; un misterio no puede ser resuelto; puede ser vivido, pero no puede ser resuelto. La religión no ofrece ninguna solución, ninguna respuesta. La ciencia ofrece respuestas; la religión no tiene ninguna. Ésta es la diferencia básica, y antes de hacer ningún esfuerzo para comprender qué es la religión, hay que comprender profundamente esta diferencia básica en el enfoque mismo de una mente religiosa y una mente científica. Cuando digo que la ciencia considera la vida como un problema, como algo que se puede resolver, todo el enfoque se vuelve intelectual. Entonces se implica la mente, no tú. Tú quedas fuera de ello. La mente manipula, la mente aborda, la mente penetra y analiza. La mente argumenta, duda, experimenta, pero tú como totalidad quedas fuera de ello. De aquí este fenómeno tan extraño puede que un científico sea un intelectual muy preclaro en lo que respecta a su departamento de investigación, pero en la vida corriente será un ser humano tan corriente como cualquiera; nada especial. Puede que sea un genio en su propia rama de conocimiento, pero en la vida es corriente y corriente. La ciencia sólo incluye tu intelecto, tu totalidad. Y el intelecto tiene una violencia, es agresiva. Por eso muy pocas mujeres pueden ser científicas, la agresión no es natural en ellas. El intelecto es masculino, agresivo, violento, por eso los hombres son más científicos y las mujeres son más religiosas. El intelecto trata de cortar en pedazos, dividir, analizar, y cuando cortas en
pedazos algo vivo, la vida desaparece. Sólo quedan en tus manos partes muertas. Por eso la ciencia nunca toca la vida. En realidad, todo lo que toca se vuelve muerto. Cuando la ciencia dice que no existe el alma o que no existe Dios, es significativo no porque no existan el alma o Dios, sino porque esto muestra que el enfoque mismo de la mente científica es tal que no puedes tocar la vida en ninguna parte. Dondequiera que toca la ciencia, sucede la muerte. En su método mismo, en su procedimiento mismo, en el enfoque mismo de división, análisis, desglose, la vida queda excluida. Una cosa, el intelecto es violento y agresivo, de modo que el resultado final con el intelecto sólo puede ser la muerte, no la vida. Es parcial, no total, y las partes están muertas. La vida es una unidad orgánica. Puedes conocer la vida mediante la síntesis, no mediante el análisis. Cuanto mayor es la síntesis, más elevadas son las formas de vida que se desarrollan. Dios es la síntesis suprema, la unidad total, la totalidad de la existencia. Dios no es un acertijo, sino la síntesis suprema de todo lo que existe; la materia es el análisis supremo de todo lo que existe. De modo que la ciencia llega a la materialidad atómica y la religión llega a la consciencia cósmica. La ciencia baja hasta el denominador último, más bajo, y la religión asciende hasta el denominador más alto. Entran en dimensiones opuestas. De manera que la ciencia lo transforma todo en un problema, porque si tienes que abordarlo científicamente, primero tienes que decidir si es un problema o no. La religión tiene el misterio como base. No hay ningún problema; la vida no es un problema. El énfasis está en que no puede ser resuelta. Un problema significa algo que puede ser resuelto, algo que puede ser conocido, algo conocible. Puede que no se conozca ahora mismo, pero no es incognoscible. Como mucho, puede ser desconocido, pero ese desconocimiento desaparecerá y se transformará en algo conocido. De modo que, en realidad, la religión no puede hacer una pregunta como «¿qué es la vida?». Eso es absurdo. La religión no puede hacer una pregunta como «¿qué es Dios?». Eso es una tontería. El enfoque mismo de la religión es no crear problemas. La religión puede preguntar cómo estar más vivo, cómo estar en la corriente misma de la vida, cómo vivir pletóricamente; la religión puede preguntar cómo ser un dios..., pero no puede preguntar qué es Dios.
Podemos vivir los misterios, podemos fundirnos con ellos, podemos envolvemos en ellos, podemos tener una existencia totalmente diferente; la cualidad misma cambia, pero nada es resuelto, porque nada puede ser resuelto. Y todo lo que parece que se puede resolver, todo lo que parece que se puede conocer, es sólo porque lo consideramos en fragmentos. Si miramos la totalidad, entonces nada es conocible; simplemente seguimos empujando hacia atrás el misterio. Todas nuestras respuestas son temporales; sólo a las mentes perezosas les parece que son respuestas. Si tienes una mente penetrante, volverás a dar con el mismo misterio; sólo ha sido empujado hacia atrás, un paso hacia atrás. La pregunta está oculta justo detrás de las respuestas. Simplemente has creado la fachada de una respuesta; tan sólo una cortina sobre el misterio. Si puedes percibir la distinción, entonces desde el comienzo mismo la religión cobra una forma diferente, un color diferente y un punto de vista diferente. Toda la perspectiva cambia. Estas técnicas de las que estamos hablando aquí no son para resolver nada; no consideran la vida como un problema. La vida existe. Ha sido un misterio y continuará siendo un misterio. Hagamos lo que hagamos no podemos desentrañar su misterio, porque ser misteriosa es su cualidad misma. Que la vida sea misteriosa no es algo accidental, no es algo que pueda ser separado, sino la vida misma. De manera que, para mí, cuanto más entras en el misterio, en lo misterioso, más religioso te vuelves. Un hombre realmente religioso no dirá que cree en Dios; no dirá que Dios existe. Estas cosas parecen muy superficiales, parecen ser como respuestas dadas a ciertas preguntas. Un hombre religioso no puede decir semejantes profanidades... que Dios existe. Es un fenómeno tan profundo, algo tan misterioso, que decir cualquier cosa será profano. Así es que siempre que alguien le preguntaba a Buda si Dios existía o no, él permanecía en silencio. Estás preguntando algo que no puede ser respondido. No es que Dios no exista, pero responder tal cosa la hará contestable. Entonces la vida se volverá un problema que puede ser respondido. Entonces el misterio desaparece. De modo que Buda decía: «No me hagáis preguntas metafísicas.» Las preguntas sólo pueden ser físicas. La física puede responderlas. No hay preguntas metafísicas, no puede haberlas,
porque la metafísica significa el misterio. Estas técnicas son para ayudarte a entrar más hondamente en el misterio; no en el conocimiento. O puedes considerarlo de una manera diferente, estas técnicas son para ayudarte a descargarte de tus conocimientos. No son para ayudarte a aumentar tus conocimientos, porque los conocimientos son el problema. Cierran la puerta al misterio. Cuanto más sabes, menos capaz eres de penetrar profundamente en la vida. Hay que recuperar el asombro original, porque en una sensación de asombro como la de los niños, no se sabe nada y todo se vuelve un misterio. Y si entras en el misterio, cuanto más profundo vayas, más profundo se vuelve el misterio. Entonces llega un momento en el que puedes decir que no sabes nada. Ese es el momento apropiado. Ahora te has vuelto meditativo. Cuando puedes sentir una profunda ignorancia, cuando tomas consciencia de que no sabes nada, has llegado al punto de equilibrio apropiado desde el que puede abrirse la puerta del misterio. Si sabes, entonces la puerta está cerrada; si eres ignorante, plenamente consciente de que no sabes nada, la puerta se abre de pronto. La sensación misma de que no sabes abre la puerta. Así que no consideres estas técnicas como conocimientos, sino como una ayuda para hacerte más inocente. La ignorancia es inocente; los conocimientos siempre son una especie de astucia, de listeza. Si puedes usar tus conocimientos para volver a ser ignorante, entonces los has usado correctamente. Este es el único uso de todas las Escrituras, de todos los conocimientos, de todos los Vedas, hacerte de nuevo como un niño. 92 Se consciente de los momentos de no-pensamiento. Ahora la primera técnica: Pon la substancia de la mente en una finura inexpresable, encima, debajo y en tu corazón. Tres cosas. Primero, si los conocimientos son importantes, entonces la cabeza es el centro; si la inocencia de niño es importante, entonces el corazón es el centro. El niño vive en el corazón; nosotros vivimos en la cabeza. El niño siente; nosotros pensamos. Incluso cuando decimos que sentimos, pensamos que
sentimos. Pensar se vuelve lo primario para nosotros; sentir se vuelve secundario. Pensar es la herramienta de la ciencia; sentir es la herramienta de la religión. Debes empezar a ser otra vez un organismo que siente. Y las dos dimensiones son diferentes. Cuando piensas, permaneces separado; cuando sientes, te fundes. Piensa en una flor, una rosa. Cuando piensas, estás separado, hay una distancia, un espacio. Para pensar es necesario el espacio; para que discurran los pensamientos, es necesaria la distancia. Siente la flor, y el espacio desaparece, la distancia cesa, porque para sentir, la distancia es la barrera. Cuanto más te acercas, más sientes. Llega un momento en que incluso la cercanía parece una distancia..., y entonces sucede la fusión. Entonces no puedes sentir los lindes de dónde estás tú y dónde está la flor, de dónde terminas tú y dónde empieza la flor. Entonces los lindes se funden, la flor entra en ti de algún modo, tú entras en la flor de algún modo. Sentir es perder los lindes; pensar es crear los lindes. Por eso el pensamiento insiste siempre en tener definiciones, porque sin definiciones no puedes crear lindes. El pensamiento dice que primero definas, y el sentimiento dice que no definas. Si defines, el sentimiento cesa. El niño siente; nosotros pensamos. El niño se acerca a la existencia, se funde y permite que la existencia se funda en él. Nosotros estamos aislados, aprisionados en la cabeza. Somos como islas. Este sutra dice que vuelvas al centro del corazón. Empieza a sentir cosas. Será un gran experimento si empiezas a sentir cosas. Hagas lo que hagas, pon algo de tu tiempo y energía en sentir. Estás sentado aquí, puedes escucharme..., pero eso formará parte del pensamiento. También puedes sentirme aquí, pero eso no formará parte del pensamiento. Si puedes sentir mi presencia, entonces las definiciones se pierden. Entonces, en realidad, si llegas a un momento de sentir, no sabes quién está hablando y quién está escuchando. Esto puede suceder ahora mismo, en este mismo momento. Entonces el que habla se convierte en el que escucha; entonces no hay dos realmente. Más bien son dos polos de un mismo fenómeno, en un polo está el que habla; en el otro polo está el
que escucha. Pero éstos son sólo polos, aislados. No son reales. Lo real está justo en medio de los dos, la vida, el flujo. Cuando sientes, algo distinto a tu ego se vuelve importante. El objeto y el sujeto pierden sus definiciones. Existe un flujo, una ola, en un polo el que habla, en otro polo el que escucha, pero la vida es la ola. La cabeza te da claridad, y debido a esta claridad ha surgido mucha confusión, porque la cabeza define claramente, marca confines, hace mapas. Con la razón, todo está bien demarcado; no se permite ninguna vaguedad, ningún misterio. Todo lo que es impreciso es rechazado; sólo lo claro es real. La razón te da una claridad, y debido a la claridad, surge un gran malentendido. La claridad no es la realidad. La realidad siempre es imprecisa, ambigua. Los conceptos son claros, la realidad es misteriosa; los conceptos son racionales, la realidad es irracional. Las palabras son claras, la lógica es clara, la vida no es clara. El corazón te da una vaguedad fundente. Llega más íntimamente a la realidad, pero no es claro. Y como hemos elegido la claridad como meta, nos hemos estado perdiendo la realidad. Debes tener ojos imprecisos para volver a entrar en la realidad. Debes ser indeterminado, debes estar dispuesto a entrar en algo que no puede ser conceptualizado, en algo que no es lógico, en algo que es asombroso y real, asombroso y vivo. La claridad está muerta. Permanece fija. La vida es un flujo, nada está fijo, nada permanece igual el momento siguiente. ¿Cómo vas a tener claridad respecto a ella? Y si insistes demasiado en tener claridad, perderás el contacto con ella. Eso es lo que ha sucedido. Este sutra dice que lo básico es volver el centro del corazón; pero ¿cómo volver a él? Pon la substancia de la mente en una finura inexpresable, encima, debajo y en tu corazón. La expresión «la substancia de la mente» no es una buena traducción de la palabra sánscrita original chito. Pero el castellano* no tiene otro equivalente. De modo que está bien en cierto modo, transmite el significado, no de «la mente», sino de la substancia de la mente». * Por supuesto, en el original Osho se refiere al inglés (N. del T)
Mente significa actividad mental, pensar, pensamiento, y substancia de la mente hace referencia al ámbito en el que flotan estos pensamientos; igual que las nubes se mueven en el cielo. Las nubes son los pensamientos y el cielo es el ámbito en el que se mueven. Ese cielo, la consciencia, ha sido llamado la substancia de la mente. Tu mente puede estar sin pensamientos; entonces es chit, entonces es mente pura. Cuando tiene pensamientos, es mente impura. Si tu mente puede estar sin pensamiento, entonces es muy sutil, lo más sutil que es posible en la existencia. No se puede concebir una posibilidad más sutil. La consciencia es lo más sutil. De modo que cuando no hay pensamientos en la mente, tienes mente pura. La mente pura puede ir hacia el corazón; la mente impura no puede. Al hablar de impureza no me refiero a pensamientos inmorales en la mente; impureza quiere decir todos los pensamientos, los pensamientos en sí son impuros. Incluso si estás pensando en Dios es una impureza, porque la nube se está moviendo. La nube es muy blanca, pero está ahí y ya no está la pureza del espacio. No hay un cielo despejado. Puede que una nube sea negra, un pensamiento sexual moviéndose en la mente, o puede que la nube sea blanca, bella, una oración moviéndose en la mente, pero en ambos casos no está la mente pura. Está impura, con nubes. Y si la mente está anubarrada, no puedes ir al corazón. Esto hay que compréndelo, porque con los pensamientos te aferras a la cabeza. Los pensamientos son las raíces, y a no ser que se corten esas raíces, no puedes volver al corazón. El niño sólo permanece en el corazón hasta el momento en que los pensamientos se cristalizan, que los pensamientos empiezan a flotar en su mente. Entonces echan raíces; entonces, por medio de la educación, la cultura, el saber, se arraigan; entonces, poco a poco la consciencia va del corazón a la cabeza. La consciencia sólo puede permanecer en la cabeza si hay pensamientos. Esto es básico. Si no hay pensamientos, la consciencia vuelve inmediatamente a su inocencia original en el corazón. De aquí que se ponga tanto énfasis en la meditación, tanto énfasis en no pensar, en la consciencia sin pensamientos, en la
consciencia que no elige, o en la «atención correcta» de Buda, que es atención sin ningún pensamiento, simplemente ser consciente. ¿Qué sucede entonces? Sucede un gran fenómeno, porque cuando se cortan las raíces, la consciencia vuelve inmediatamente al corazón, al lugar original donde había estado. Te vuelves un niño de nuevo. Jesús dijo: «Sólo los que sean como niños entrarán en el reino de mi Dios.» Se refiere a aquellas personas cuya consciencia ha vuelto al corazón. Se han vuelto inocentes, como niños. Pero el primer requisito básico es poner la substancia de la mente en una finura inexpresable... Los pensamientos pueden ser expresados. No hay un solo pensamiento que sea inexpresable, no puede haberlo. Si es inexpresable, no puedes pensarlo; si puedes pensarlo, es expresable. No hay un solo pensamiento que puedas decir que es inexpresable. En el momento en que puedes pensarlo, se ha vuelto expresable: ya te lo has expresado a ti mismo. La consciencia, la consciencia pura, es inexpresable. Por eso los místicos siguen diciendo que no pueden expresar lo que saben. Los lógicos siempre plantean la cuestión de que si sabes, entonces, ¿por qué no puedes decirlo? Y su argumento tiene sentido y significado. Si realmente dices que sabes, entonces, ¿por qué no puedes expresarlo? Para un lógico, el conocimiento debe ser expresable, lo que puede ser conocido puede hacerse conocer a otros; no hay problema. Si lo has conocido, entonces, ¿dónde está el problema? Puedes darlo a conocer a otros. Pero el conocimiento del místico no es de los pensamientos. No lo ha conocido como un pensamiento; lo ha conocido como una sensación. De modo que, en realidad, no está bien decir: «Conozco a Dios.» Es mejor decir, «Siento.» No está bien decir: «He conocido a Dios.» Es mejor decir: «Le he sentido.» Esa es una descripción más certera del fenómeno, porque es un «conocimiento» a través del corazón; es como sentir, no es como saber. Pon la substancia de la mente en una finura inexpresable... La substancia de la mente, la consciencia, chit, es inexpresable. De modo que, poner la substancia de la mente en una finura inexpresable significa llegar a un punto en el que eres consciente, pero no consciente de ningún pensamiento; en el que estás alerta,
pero no hay ningún pensamiento rondando por la mente. Éste es un punto delicado y muy difícil, puedes perdértelo fácilmente. Conocemos dos estados mentales. Uno es cuando hay pensamientos. Cuando hay pensamientos, no puedes ir al corazón. Luego conocemos otro estado mental, cuando no hay pensamientos. Cuando no hay pensamientos, te duermes. Tampoco entonces puedes ir al corazón. Cada noche, durante unos pocos momentos, durante unas pocas horas, sales del pensamiento. Los pensamientos cesan, pero no llegas al corazón porque estás inconsciente. De manera que se necesita un equilibrio muy delicado. Los pensamientos deben cesar como cesan en el dormir profundo, cuando no hay ningún sueño; y debes estar tan alerta como cuando estás despierto. Deben juntarse estos dos puntos. La mente debe estar tan sin pensamientos como lo está en el sueño profundo, pero no debes estar dormido; debes estar perfectamente alerta, consciente. Cuando se juntan la consciencia y esta ausencia de pensamientos, es meditación. Por eso dice Patanjali que el samadhi es como el sushupti. El éxtasis más alto, el samadhi, es como el dormir más profundo, con una única diferencia, en él no estás dormido. Pero la cualidad es la misma, sin pensamientos, sin sueños, sereno, sin un solo escarceo, totalmente en calma y tranquilo, pero alerta. Cuando estés consciente y no haya ningún pensamiento, sentirás una transformación súbita en tu consciencia. El centro cambia. Vuelves. Vuelves al corazón. Y cuando miras el mundo desde el corazón, no hay mundo; sólo hay Dios. Cuando miras la existencia desde la cabeza, no hay Dios; sólo hay existencia material. La materia, la existencia material, el mundo, y Dios no son dos cosas, dos puntos de vista, dos perspectivas. Son el mismo fenómeno contemplado desde dos centros de ser. Pon la substancia de la mente en una finura inexpresable, encima, debajo y en tu corazón. Estate totalmente en ella, fundido, inmerso. Se simplemente consciencia, encima, debajo, en el corazón; todo el corazón rodeado por la simple consciencia; sin pensar en nada en particular, sólo siendo consciente, sin ninguna palabra, sin ninguna verbalización, sin pensar en absoluto; simplemente siendo. Pon la substancia de la mente encima, debajo, y en el
corazón, y todo se volverá posible para ti. Todas las puertas de la percepción se despejarán y todas las puertas de los misterios se abrirán. De pronto no habrá ningún problema, y de pronto no habrá ningún misterio, es como si la oscuridad hubiera desaparecido completamente. Una vez que conoces esto, puedes volver a la cabeza, pero no serás el mismo. Ahora puedes usar la cabeza como un instrumento. Puedes trabajar con ella, pero ya no estás identificado con ella, e incluso mientras estés trabajando con ella y mirando el mundo a través de ella, sabrás que todo lo que estás viendo es debido al intelecto. Ahora conoces un punto de vista más elevado, una visión más profunda, y puedes volver en el momento en que quieras. Una vez que conoces el paso y sabes cómo vuelve la consciencia, cómo tu edad, tu pasado, tu memoria y tus conocimientos desaparecen y te vuelves de nuevo un niño recién nacido; una vez que conoces este secreto, este paso, puedes ir a ese punto todas las veces que quieras, y puedes revitalizarte una y otra vez. Si tienes que ir a la cabeza, puedes usarla; puedes entrar en el mundo ordinario, trabajando pero sin implicarte en él, porque en el fondo sabes que lo que se conoce con el intelecto es parcial. No es toda la verdad. Y una verdad parcial es más peligrosa que una mentira, porque parece ser verdad y te puede engañar. Algunos puntos más. Cuando vas al corazón, miras la existencia como un ser total. El corazón no es departamental, no es un fragmento tuyo; el corazón significa tú en tu totalidad. La mente es un fragmento, la mano es un fragmento, la pierna es un fragmento, el estómago es un fragmento; todo el cuerpo tomado en partes está fragmentado. El corazón no es un fragmento. Por eso, me pueden cortar la mano y estaré vivo. Incluso pueden retirar mi cerebro y estaré vivo, pero si no está el corazón, no estoy yo. En realidad, pueden despojarme de todo mi cuerpo, pero si mi corazón está latiendo, estoy vivo. El corazón significa tu totalidad, así es que cuando el corazón falla, ya no estás. Todas las demás cosas son partes, descartables. Si el corazón está latiendo, permanecerás intacto. El centro del corazón es el núcleo mismo de tu existencia.
Puedo tocarte con mi mano; ese contacto me proporcionará un cierto conocimiento sobre ti, sobre tu piel, si es suave o no. La mano me proporcionará un cierto conocimiento, pero ese conocimiento será parcial, porque la mano no es mi totalidad. Puedo verte. Mis ojos me darán un cierto conocimiento desde un punto de vista diferente, pero no será el todo. Puedo pensar en ti, otra vez lo mismo. Pero no puedo sentirte en parte. Si te siento en absoluto, te siento en tu totalidad. Por eso, a no ser que conozcas por medio del amor, nunca conoces la totalidad de nadie. Sólo el amor puede revelarse toda la personalidad, todo el ser, lo esencial, lo total, porque amor significa conocer por medio del corazón, sentir por medio del corazón. De modo que, para mí, sentir y saber no son dos fragmentos de tu ser. Sentir es todo tu ser, y saber es sólo un fragmento tuyo. Para la religión, el amor es el conocimiento más elevado. Es por eso que la religión se expresa más en términos poéticos que en términos científicos. Los términos científicos no pueden usarse, pertenecen a la esfera de saber. Se puede usar la poesía. Y todo lo que dicen los que han llegado a conocer la realidad por medio del amor se vuelve poesía. Los Upanishads, los Vedas, las palabras de Jesús o Buda o Krishna, son todos ellos enunciaciones. No es sólo una coincidencia que todas las Escrituras religiosas antiguas estén escritas en poesía. Tiene un significado. Muestra que hay alguna afinidad entre el mundo de un poeta y el mundo de un místico. El místico también está usando el lenguaje del corazón. El poeta sólo es un místico en ciertos momentos de vuelo, igual que cuando saltas puedes alejarte de la gravitación de la Tierra, pero vuelves a ella. Un poeta es una persona que durante unos segundos ha volado al mundo de los místicos. Ha tenido algunos vislumbres. Un místico es alguien que ha ido más allá de la gravitación completamente, que vive en el mundo del amor, que vive a través del corazón. Éste se ha vuelto su morada misma. Para la persona poética es sólo un vislumbre; a veces cae de la cabeza al corazón. Pero esto es sólo por el momento, vuelve de nuevo a la cabeza. De modo que si ves un bello poema, no trates de ver al poeta que lo ha escrito, porque no te encontrarás
con la misma persona. Te sentirás decepcionado, porque te encontrarás con un hombre muy corriente. Tuvo un vislumbre. Durante ciertos momentos le fue revelada la realidad y bajó al corazón. Pero no conoce el paso; no lo controla. Ha sido algo que ha sucedido y no puede ir a ello por su propia voluntad. Cuando murió Coleridge, dejó alrededor de cuarenta mil poemas inacabados. Sólo acabó siete poemas en toda su vida. Llegó a ser un gran poeta, uno de los más grandes del mundo, pero le preguntaron muchas veces: «¿Por qué sigues acumulando poemas inacabados, y cuándo vas a completarlos?». El decía: «No puedo decir nada. A veces me llegan unas pocas líneas y luego cesan. Así que ¿cómo voy a completarlos? Esperaré. Tendré que esperar. Si sucede de nuevo y llega a mí el vislumbre, y vuelve a serme revelado el mundo, la realidad, entonces lo completaré. Pero por mí solo no puedo hacer nada.» Debe de haber sido un poeta muy sincero. Es difícil encontrar un poeta tan sincero; porque la tendencia de la mente es proveer. Si han llegado tres líneas, entonces yo te proveeré la cuarta, y la cuarta matará las otras tres, porque vendrá de un estado mental muy inferior, cuando estás de vuelta en la tierra. Cuando saltaste, y te liberaste de la gravitación durante algunos momentos, tuviste una dimensión de ser diferente. Un poeta está en la tierra, pero a veces salta. En esos saltos tiene vislumbres. Un místico vive en el corazón. No está en la tierra; el corazón se ha vuelto su morada. De modo que no crea poesía realmente, pero todo lo que hace se vuelve poético, todo lo que dice se vuelve poético. En realidad, un místico no puede usar la prosa, porque su prosa también es poesía, llega a través del corazón, viene a través del amor. Pon la substancia de la mente en una finura inexpresable, encima, debajo y en tu corazón. El corazón es tu ser total, y cuando eres total puedes conocer lo total; recuerda esto. Sólo lo similar puede conocer lo similar. Cuando eres fragmentario no puedes conocer lo total. Como es dentro, es fuera. Cuando eres total dentro, te es revelada la realidad total fuera; te has vuelto capaz de conocerla, te has ganado el derecho de conocerla. Cuando estás fragmentado dentro, la realidad está fragmentada fuera. De modo que lo que seas dentro será lo externo para ti. En lo hondo del corazón el mundo entero es diferente, la
gestalt es diferente. Os estoy mirando. Si te estoy mirando a través de la cabeza, a través del intelecto, a través de una de mis partes del saber, entonces hay aquí algunos amigos, individuos, egos separados. Pero si estoy mirando a través del corazón, entonces no hay aquí individuos. Entonces aquí sólo hay una consciencia oceánica y los individuos son sólo olas. Si os miro a través del corazón, entonces tú y el que está a tu lado no sois dos; entonces la realidad está entre tú y el que está a tu lado. Sois sólo dos polos, y lo real está justo en el medio. Entonces hay aquí un océano de consciencia en el que existís como olas. Pero las olas no están separadas, sino interconectadas. Y te estás fundiendo en todo momento en el otro, lo sepas o no. La respiración que hace sólo un momento estaba dentro de ti, te ha dejado; ahora está entrando en quien esta a tu lado. Hace sólo un momento era tu vida y habrías muerto sin ella, y ahora está entrando en quien está a tu lado. Ahora es su vida. Tu cuerpo está radiando vibraciones continuamente, eres un radiador, de modo que tu energía vital está entrando constantemente en quien está a tu lado, y su energía vital está entrando en ti. Si te miro desde mi corazón, si te miro con ojos amorosos, si miro tu totalidad, entonces eres sólo un punto radiante, y la vida está yendo continuamente de ti a los demás y de los demás a ti... Y no sólo en esta habitación; todo este universo es un flujo constante de energía vital. Sigue moviéndose. No hay unidades individuales; es una totalidad cósmica. Pero a través del intelecto lo cósmico nunca aparece; sólo aparecen fragmentos, fragmentos atómicos. Y ésta no es una cuestión que se pueda comprender mediante el intelecto. Si intentas comprender con el intelecto, te será imposible entenderla. Es un punto de vista totalmente diferente, desde un punto de existencia diferente. Si eres total dentro, se te revela la totalidad fuera. Algunos han llamado realización de Dios a esa revelación; algunos la han llamado moksha, liberación; otros la han llamado nirvana, cese. Palabras diferentes, enteramente diferentes, pero denotan el mismo núcleo, la misma esencia. Hay una cosa básica en todas estas expresiones, el individual desaparece. Puede que lo llames realización de Dios, en cuyo caso ya no eres un individuo; puedes llamarlo liberación, en cuyo caso
ya no eres un «yo»; puedes llamarlo cese -como lo ha llamado Buda-, en cuyo caso, igual que una lámpara, una llama, cesa, desaparece, se dispersa, no puedes volver a encontrarla en ninguna parte, no puedes hallarla, ha entrado en el no ser...; así desaparece el individuo. Pero hay que considerar cuidadosamente este punto. ¿Por qué dicen todas las religiones que el individuo, el yo, el ego, desaparece cuando caes en la cuenta de la verdad? Si todas las religiones enfatizan esto, eso significa que el yo debe ser ilusorio; si no, ¿cómo va a desaparecer? El yo no debe existir realmente; sólo entonces puede desaparecer. Puede que esto parezca paradójico, pero es así, sólo lo que no existe puede desaparecer. Lo que existe continuará siendo; no puede desaparecer. Tan sólo debido a la cabeza se ha originado una entidad falsa, el individuo. Si bajas al corazón, la entidad falsa desaparece. Era una creación de la cabeza. Desde el corazón existe lo cósmico, no el individuo; existe la totalidad, no las partes. Y recuerda, cuando no estás, no puedes crear un infierno; cuando no estás, no puedes ser desdichado; cuando no estás, no puedes tener ansiedad, sufrimiento. Toda la ansiedad, todo el sufrimiento, existe debido a ti, la sombra de la sombra. El yo es irreal, el ego es irreal, y debido a ese yo irreal se crean muchas sombras irreales. Te siguen, no dejas de luchar con ellas, pero nunca vencerás, porque la base sigue estando oculta dentro de ti. Swami Ramateertha ha dicho en alguna parte que estaba hospedándose en una casa, en la casa de un lugareño pobre. El hijo pequeño del lugareño estaba jugando enfrente de la cabaña, y el Sol estaba saliendo y el niño vio su sombra. Intentó cogerla, pero cuanto más se movía, más tomaba la delantera la sombra. El niño empezó a llorar. Había fracasado. Intentó cogerla por todos los medios, pero era imposible. Coger una sombra es imposible, no porque una sombra sea algo tan difícil de coger, sino porque el niño se estaba moviendo para cogerla. Cuando se movía, la sombra se le adelantaba. No puedes coger una sombra, porque una sombra no tiene substancia, y sólo una substancia puede ser cogida. Ramateertha estaba sentado al lado del niño. Estaba riéndose y el niño estaba llorando, y la madre no tenía ni idea de qué hacer. ¿Cómo consolar al niño? Así que le dijo a Ramateertha
Swami, ¿puede ayudarme?» Ramateertha se acercó al niño, le cogió la mano y se la puso en la cabeza, había cogido la sombra. Ahora que el niño se había puesto la mano en la cabeza, había cogido la sombra. El niño empezó a reírse. Ahora podía ver que su mano había cogido la sombra. No puedes coger una sombra, pero puedes cogerte a ti mismo. Y en el momento en que te coges a ti mismo, has cogido la sombra. El sufrimiento es sólo una sombra del ego. Somos todos como ese niño, luchando con el sufrimiento, con la ansiedad, con la angustia, y tratando de dispersarlos. Nunca podemos vencer. No es cuestión de fuerza; el empeño entero es absurdo, imposible. Debes coger el yo, el ego, y una vez que lo has cogido, el sufrimiento desaparece de pronto. Era sólo una sombra. Hay personas que empiezan a luchar con el ego. Se ha enseñado: «Dispersa el yo, no tengas ego, y serás dichoso»; de modo que empiezan a luchar con el yo, el ego. Pero si luchas, aún crees que el yo existe. Tu lucha lo alimentará, se volverá algo que le da energía, lo estarás nutriendo. Esta técnica dice que no pienses en el ego; simplemente ve de la cabeza al corazón, y el ego desaparecerá. El ego es una proyección de la cabeza. No luches con él. Puedes seguir luchando durante vidas y vidas, pero si permaneces en la cabeza no puedes vencer. Simplemente cambia de punto de vista, simplemente vete de la cabeza a un punto de vista diferente, a un punto de vista más profundo del ser, y todo cambia, porque ahora puedes mirar desde una perspectiva diferente. Desde el corazón no hay ego. Debido a esto, le hemos cogido miedo al corazón. Nunca le dejamos hacer lo qué quiera, siempre interferimos con él, siempre introducimos mente en él. Tratamos de controlar el corazón con la mente porque nos hemos asustado, si vas al corazón, te pierdes a ti mismo. Y este perderse es como la muerte. De aquí la incapacidad de amar, de aquí el miedo a enamorarse; porque te pierdes a ti mismo, no tienes control. Algo más grande que tú te agarra y toma posesión. Entonces no estás sobre terreno seguro y no sabes dónde te estás moviendo. De manera que la cabeza dice: «No seas tonto, actúa con la razón. No seas loco.» Cuando alguien está enamorado, todo el mundo piensa que está loco. Él mismo piensa que algo se ha vuelto loco: «¡No estoy
en mi sano juicio!» ¿Por qué pasa esto? Porque ya no hay control. Está sucediendo algo que no puede controlar, no puede dirigir y manipular. Más bien, algo le está manipulando a él, una fuerza mayor ha tomado posesión de él. Está poseído... Pero a no ser que estés dispuesto a estar poseído, no puede haber Dios para ti. A no ser que estés dispuesto a ser poseído, no hay misterio para ti, ni dicha, ni bendición. Alguien que está dispuesto a ser poseído por el amor, por la oración, por el cosmos es alguien que está dispuesto a morir como ego. Sólo él puede saber qué es la vida realmente, que tiene que ofrecer la vida. Lo que es posible se hace realidad inmediatamente, pero tienes que ponerte a ti mismo en peligro. Esta técnica es hermosa. No dice nada sobre tu ego. No dice nada sobre ello. Simplemente te da una técnica, y si sigues la técnica, el ego habrá desaparecido. 93 Considera ilimitado el cuerpo. Segundo sutra: Considera cualquier área de tu forma presente ilimitadamente extensa. Es lo mismo, a través de una puerta diferente. La esencia básica es la misma, es decir, eliminar los límites. La mente crea límites. Si no piensas, entras en lo ilimitado. O, por una puerta diferente, puedes probar con lo ilimitado y saldrás de la mente. La mente no puede coexistir con lo ilimitado, con lo indefinido, inconmensurable, infinito. La mente no puede existir con lo inconmensurable, de modo que si pruebas algo ilimitado. la mente desaparecerá. Esta técnica dice: Considera cualquier área de tu forma presente ilimitadamente extensa. Cualquier área. Puedes simplemente cerrar los ojos e imaginar que tu cabeza se ha vuelto infinita. Ya no tiene límites. Continúa y continúa y no tiene límite. Tu cabeza se ha vuelto todo el cosmos, sin ningún límite. Si puedes imaginar esto, de pronto los pensamientos cesarán. Si puedes imaginar que tu cabeza es infinita, no habrá pensamiento. El pensamiento sólo puede existir en una mente muy estrecha. Cuanto más estrecha sea, mejor para el pensamiento. Cuanto mayor es la mente, menor es el pensamiento, y cuando la mente
se vuelve espacio total, no hay pensamiento en absoluto. Buda está sentado bajo su árbol bodhi. ¿Puedes imaginar qué está pensando? No está pensando en absoluto. Su cabeza es todo el cosmos. Se ha vuelto extenso, infinitamente extenso. Esta técnica es buena para los que pueden imaginar; no será buena para todos. Para los que pueden imaginar, y para los que la imaginación se vuelve tan real que no pueden decir realmente si es imaginación o real, funcionará. De otra forma no será muy útil. Pero no te asustes, porque al menos el treinta por ciento de la gente es capaz de semejante imaginación. Esas personas son muy poderosas. Si tu mente no está muy educada, te resultará fácil imaginar. Si está educada, entonces la creatividad se ha perdido, entonces tu mente es tan sólo un espacio de almacenamiento, un banco. Y todo el sistema educativo es un sistema bancario. Van depositando y echando cosas en ti. Todo lo que consideran que hay que echar en ti, lo echan. Usan tu mente para el almacenaje; entonces no puedes imaginar. Entonces, todo lo que haces es simplemente repetir lo que te ha sido enseñado. De modo que los que tienen poca cultura pueden usar esta técnica muy fácilmente. Y los que han pasado por la universidad sin ser distorsionados por ella, también pueden usarla. Los que aún están realmente vivos, incluso después de tanta educación, pueden hacerla. Las mujeres pueden hacerla más fácilmente que los hombres. Todos los que son imaginativos, soñadores, pueden hacerla muy fácilmente. Pero ¿cómo saber si puedes hacerla o no? Puedes hacer un pequeño experimento antes de entrar en ella. Entrelaza las dos manos y cierra los ojos. Durante cinco minutos, en cualquier momento, relájate en un sillón, entrelaza las manos, e imagina que las manos están tan trabadas que, incluso si lo intentas, no puedes abrirlas. Te parecerá absurdo, porque no están trabadas, pero sigue imaginando que lo están. Durante cinco minutos, sigue pensando, y luego di tres veces en tu mente, “Ahora intenta reabrir las manos, pero se que es imposible. Están trabadas y no se pueden abrir.» Entonces trata de abrirlas. El treinta por ciento de vosotros no podrá abrir las manos. Estarán realmente trabadas, y cuanto más lo intentes, más sentirás que es imposible. Empezarás a sudar; no
puedes abrir tus propias manos. Entonces este método es para ti. Entonces puedes probar este método. Si puedes abrir las manos fácilmente y no ha sucedido nada, este método no es para ti. No podrás hacerla. Pero no te asustes si tus manos no se abren, y no lo intentes demasiado, porque cuanto más lo intentes, más difícil será. Simplemente vuelve a cerrar los ojos e imagina ahora que tus manos están destrabadas. Volverás a necesitar cinco minutos para seguir imaginando que cuando intentes abrirlas, las abrirás inmediatamente. Destrábalas de la misma manera que las trabaste, con la imaginación. Y si esto es posible, que tus manos se traben con sólo la imaginación y que tú mismo no puedas abrirlas, entonces esta técnica tendrá un efecto milagroso para ti. Y entre estas ciento doce técnicas hay muchas que funcionan con la imaginación. Para todas esas técnicas, será bueno este experimento de trabar las manos. Recuerda, haz pruebas para ver si esta técnica es para ti o no. Considera cualquier área de tu forma presente ilimitadamente extensa. Cualquier área... Puedes considerar todo el cuerpo. Cierra los ojos y considera que todo el cuerpo está expandiéndose, expandiéndose, expandiéndose, y luego desaparecen los límites. Se ha vuelto infinito. ¿Qué sucederá? Ni siquiera puedes concebir lo que sucederá. Si puedes concebir que te has vuelto el cosmos -ese es el propósito, el infinito-, todo lo que está ligado a tu ego ya no estará ahí. Tu nombre, tu identidad, todo se perderá. Tu pobreza o riqueza, tu salud o tu enfermedad, tus desdichas..., todo se perderá, porque forman parte del cuerpo finito. No pueden existir con un cuerpo infinito. Y una vez que sepas esto, vuelve a tu cuerpo finito. Pero ahora te puedes reír. E incluso en lo finito puedes tener la sensación, la percepción de lo infinito. Entonces puedes llevarlo contigo. Prueba. Y será bueno si lo intentas con la cabeza, porque es la base de toda enfermedad. Cierra los ojos, túmbate en el suelo o siéntate en una silla y relájate. Mira dentro de la cabeza. Siente que los muros de la cabeza se extienden, se expanden. Si sientes que será demasiado asombroso, entonces inténtalo lentamente. Primero piensa que tu cabeza ha llegado a ocupar toda la habitación. Sentirás realmente que tu piel está tocando las paredes. Si has podido trabar tus manos, sucederá esto. Sentirás
el frescor de las paredes que está tocando tu piel. Sentirás la presión. Sigue avanzando. Tu cabeza ha ido más allá; ahora la casa está dentro de tu cabeza, luego toda la ciudad está dentro de tu cabeza. Sigue expandiendo. En tres meses, lentamente, puedes llegar al punto en que el Sol salga en tu cabeza, empiece a moverse en tu cabeza. Tu cabeza se ha vuelto infinita. Esto te dará una profunda libertad que nunca has conocido, y toda la desdicha que pertenece a esta mente estrecha desaparecerá. En un estado tal, los iluminados de los Upanishads podían decir: «Aham Brahmasmi: soy lo divino, soy lo absoluto.» En semejante éxtasis, se profería: «Ana'l haq». Mansoor gritó en éxtasis: «Ana'l haq, ana'l haq... -soy Dios-.» Los musulmanes no pudieron entenderle. En realidad, ningún sectario podrá comprender semejantes cosas. Pensaron que se había vuelto loco, pero no estaba loco; era la persona más cuerda posible. Pensaron que se había vuelto un egotista. Decía: «Soy Dios.» De modo que le mataron. Mientras le estaban matando, con las manos cortadas, él se reía y decía: «Ana'l haq, aham Brahmasmi... –soy Dios-.» Alguien le preguntó: «Mansoor, ¿por qué te estás riendo? Te están asesinando.» Él dijo: «No podéis asesinarme. Soy la totalidad. Sólo podéis asesinar una parte. ¿Cómo vais a asesinar la totalidad? Hagáis lo que hagáis, dará igual.» Se cuenta que Mansoor dijo: «Si realmente queríais matarme, deberíais haber venido hace al menos diez años atrás. Entonces yo existía. Entonces podríais haberme matado, pero ahora no podéis matarme, porque ya no existo. Yo mismo he matado el ego que podríais haber matado y asesinado.» Mansoor practicaba ciertos métodos sufíes de este tipo, el tipo en que uno sigue expandiéndose hasta que la expansión se vuelve tan infinita que uno ya no existe. Entonces existe la totalidad y no existe el individuo. En las últimas décadas, estas dos o tres décadas pasadas, en Occidente se han vuelto muy importantes las drogas psicodélicas. Y lo que atrae realmente es la expansión, porque bajo la influencia de la droga, se pierde tu estrechez, tus limitaciones. Pero es un cambio químico; no sucede nada espiritual con ello. Es sólo violencia forzada sobre el sistema,
fuerzas al sistema a romperse. Puedes tener un vislumbre de que ya no estás confinado en nada, de que te has vuelto infinito, liberado. Pero esto se debe a la imposición química. Una vez que vuelvas, volverás a estar en el cuerpo estrecho, y ahora este cuerpo te parecerá más estrecho que antes. Volverás a estar confinado en el mismo aprisionamiento, pero ahora el aprisionamiento será más intolerable, porque has tenido un vislumbre. Y como ese vislumbre se debió a una substancia química, no tienes control sobre ello, te volverás un esclavo, un adicto. Ahora necesitarás más y más. Esta técnica es un psicodélico espiritual. Si la practicas, tendrá lugar un cambio espiritual que no será químico y del que tendrás control. Considéralo un criterio, si tienes el control, entonces es espiritual. Si eres esclavo de ello, entonces ten cuidado, es posible que parezca espiritual, pero no puede serlo. Cualquier cosa que se vuelve adictiva, poderosa, esclavizante, aprisionante, te está conduciendo a más esclavitud, más falta de libertad..., independientemente de cuál sea la apariencia. De modo que adopta el criterio de que, hagas lo que hagas, tu control debe crecer con ello. Debes tener cada vez más control de ello. Se dice, y lo repito una y otra vez, que cuando la meditación te haya sucedido realmente, no necesitarás hacerla. Si todavía necesitas hacerla, no ha sucedido realmente, porque también eso se ha vuelto una esclavitud. Incluso la meditación debe desaparecer. Debe llegar un momento en que no necesites hacer nada. Entonces, tal como eres, eres divino; tal como eres, eres la dicha, el éxtasis. Pero esta técnica es buena para la expansión, para expandir la consciencia. Antes de intentarla, prueba el experimento de trabar las manos, para que puedas sentir. Si tus manos se traban, tienes una imaginación muy creativa; no es impotente. Entonces puedes hacer maravillas con ella. Capítulo 66 Un Buda no es Nadie
PREGUNTAS ¿Qué quieres decir con «misterio»? Me siento corriente, pero no transformado. ¿Existe lo bueno y lo malo? ¿Podemos invertir la imaginación? Primera pregunta: Anoche dijiste que cuando no hay pensamientos en la mente, la mente se vuelve un espacio vacío, y se abren las puertas a todos los misterios. Siento honda y claramente este espacio interno, pero no hay nada especial que perciba como un misterio. ¿Podrías explicar qué quieres decir con «misterio» y cómo se percibe? El vacío interno mismo es el misterio. No puedes sentirlo y no puedes conocerlo. Eres él. Cuando está el espacio interno, tú no estás. No puedes observarlo. Si lo observas, entonces el espacio interno aún no ha aparecido. ¿Quién lo observará. Si puedes observarlo, estás separado de él, de modo que no es interno, sino externo. Está fuera de ti. Lo interno aún no se ha vuelto vacío; está lleno. Está ahí el ego..., de una forma muy sutil; como observador o espectador, está ahí. Lo interno aún no está vacío, porque cuando lo interno está vacío, tú no estás. De manera que lo primero que hay que recordar es que no serás un testigo del misterio, sino el misterio. No podrás observad¡rlo porque no puedes estar separado, no puede haber ninguna dualidad. Una cosa... Cuando lo interno está realmente vacío, tú no estás, porque tú eres lo que llena lo interno. No está vacío debido a ti; debido a ti, el espacio está cubierto, ocupado. Cuando tú te disuelves, cuando simplemente desapareces..., sólo entonces está ahí el vacío interno. De modo que no serás un testigo del misterio. Hasta que tú no estés, el misterio no será revelado; cuando tú no estés, el misterio será revelado. De manera que si
dices que sientes el vacío interno, eso significa que no eres el vacío; el vacío es algo que está sucediéndote, en torno a ti, pero tú no estás vacío. Así que, en realidad, este vacío es sólo un pensamiento del vacío; por eso puedes decir que ahora tu espacio interno se ha vuelto vacío. Esto es un pensamiento; este vacío no es real, este vacío forma parte de la mente. El observador está ahí, de modo que el objeto debe estar ahí. Puedes hacer del vacío un objeto, un pensamiento. Se cuenta que Bokuju se volvió vacío de este modo. Debió de encontrar este tipo de vacío. Fue a su maestro y le dijo: «Ya no hay nada, me he vuelto vacío.» El maestro dijo: «Vete y desecha también esta nada. Esta nada aún es algo, ¿por qué la estás llevando? Si realmente te has vuelto nada, no podrás contarlo. ¿Quién la llevará? ¿Quién sentirá en ello un cierto logro?» El maestro le dijo a Bokuju: «Has progresado, te has vuelto vacío; ahora vete y descarta también este vacío.» Puedes estar lleno de vacío; éste es el problema. Y si estás lleno de vacío, no estás vacío. Lo segundo. ¿Qué quiero decir con «misterio»? Cualquier cosa que entiendas, no es lo que quiero decir, porque piensas que un misterio será algo muy inaudito, asombroso, estremecedor, que te sacudirá completamente. No es eso. El misterio es la simple existencia pura sin nada inaudito, nada asombroso. No serás echado a un lado, lanzado, sacudido, desconcertado. En realidad, el misterio no es nada misterioso. Esta misma existencia ordinaria... acéptala tal como es sin crear ningún problema. Cuando no creas un problema, esta existencia es el misterio; cuando creas el problema, estás destruyendo el misterio. Ahora estás en busca de una solución, alguna respuesta. La misma mente continúa. Si me oyes hablar del misterio, piensas en algo muy especial. No hay nada especial en la existencia. Sólo para el ego existe la palabra «especial». Se cuenta que cuando Lin Chi alcanzó la iluminación, se rió. Sus discípulos le preguntaron: «¿Por qué te ríes?» Él dijo: «Me río por esto. Durante miles y miles de vidas he estado esforzándome por esto... Es tan corriente...» Éste es el misterio: nada especial.
Se dice de Dogen, otro maestro Zen, que cuando alcanzó la iluminación, los discípulos le preguntaron: «¿Qué es lo primero que quisiste hacer después?» Se cuenta que Dogen dijo: «Quise tomar una taza de té.» Era tan corriente. Pero para el ego estas cosas no son atractivas. Si digo que la iluminación es tan corriente que querrás una taza de té después de alcanzarla, entonces te parecerá que todo el asunto es una tontería... ¿Por qué esforzarse? Entonces entra el ego. El ego quiere algo especial, algo excepcional, algo que no suceda de ordinario, que sólo te haya sucedido a ti, que no le haya sucedido a cualquiera. El ego quiere algo especial, extraordinario. La realidad no es extraordinaria; está sucediendo en todas partes. ¡Y si no te ha sucedido a ti, entonces eso es especial! Porque está aquí, siempre presente. No está ausente ni un solo momento. La iluminación está sucediendo en todo momento, es el núcleo mismo de la existencia; pero estás sordo y ciego. No es nada especial. Ser un buda, estar iluminado, es el fenómeno más corriente. Cuando digo «corriente» quiero decir, debe ser así. Si parece muy extraordinario es debido a ti, porque creas tantos impedimentos..., y te encantan. Primero creas el obstáculo, y luego tratas de cruzarlo. Y entonces te sientes muy eufórico. En primer lugar, no hay ningún obstáculo. Pero tu ego no se sentirá bien, debes crear una ruta larga para llegar al punto que estaba más próximo, que era el más íntimo. ¡Y nunca habías estado sin él! Así que no busques algo misterioso. Simplemente se simple e inocente, y entonces toda la existencia se abre a ti. No te volverás loco; simplemente puedes sonreír ante lo absurdo de todo el asunto, que estaba tan cerca pero no podías alcanzarlo. Y no había ninguna barrera. En cierto sentido, estaba siempre dentro de ti. Era un milagro cómo seguías perdiéndotelo. Si el vacío es real, todo lo que existe, todo ello, la realidad, se abrirá a ti. No es que esté cerrado ahora mismo; está abierto, no está cerrado. Tu mente está ocupada. Cuando tu mente esté vacía, desocupada, estarás abierto a ello, y habrá un encuentro. Y entonces todo es bello en su total normalidad. Por eso se dice que alguien que sabe se vuelve absolutamente corriente. Es uno con
la realidad. Estar anhelando lo especial es el camino del ego, y todos los caminos del ego crean espacios y distancias entre tú y lo real. Estate vacío y todo te habrá sucedido. No es que vayas a tener mucho que contar, no hay nada que contar. Se piensa que los Budas o los Krishnas, o los que han alcanzado lo supremo, no pueden describirlo porque es muy complejo... No, no pueden describirlo porque es muy simple. Las cosas complejas se pueden describir; recuerda. Las cosas simples no se pueden describir. Cuanto más complejo es algo, más fácil es la descripción, porque en una complejidad puedes dividir, contrastar, comparar. Con algo simple no puedes hacer nada. Por ejemplo, si te pregunto: «¿Qué es el amarillo?», ¿qué dirás? Que amarillo es muy simple; no hay nada complejo en ello. Si pregunto: «¿Qué es el agua?», puedes decir: «H20.» Es complejo, hay hidrógeno, hay oxígeno, de modo que puedes definirlo. Pero si te pregunto: «¿Qué es el amarillo?», como mucho puedes decir que el amarillo es el amarillo. Pero eso es una tautología, no tiene sentido. ¿Qué harás si digo: «¿Qué es el amarillo?» Puede que señales una flor amarilla, puede que señales un sol naciente amarillo, pero no estás diciendo nada; estás señalando. Una cosa simple sólo puede ser señalada; una cosa compleja puede ser definida, dividida, analizada. Los budas guardan silencio, no porque hayan encontrado una realidad muy compleja; están en silencio debido a un fenómeno tan simple que sólo puede ser señalado, no definido. De manera que pueden conducirte hacia ello, pero no pueden decir nada sobre ello. Ese misterio no es algo complejo, sino muy simple, lo más simple posible. Pero sólo puedes encontrarlo cuando tú también te has vuelto simple. Si eres complejo, no puedes encontrarlo. No hay punto de encuentro. Sólo cuando te has vuelto simple, totalmente simple, inocente, vacío, os encontráis la realidad y tú. Entonces hay un reflejo de ella en ti. Reverbera en ti. Entra en ti. Pero no esperes algo especial. El nirvana no es nada especial. Cuando digo esto, ¿qué está sucediendo en tu mente? Cuando digo que este nirvana no es nada especial, ¿qué sientes? ¿Cómo te sientes? Te sientes un poco decepcionado. En la mente debe estar surgiendo la pregunta: «Entonces, ¿por qué esforzarse? Entonces, ¿por qué hacer ningún esfuerzo? Entonces, ¿por qué
meditar? Entonces, ¿por qué estas técnicas?» Observa esa mente; esa mente es el problema. La mente quiere algo especial. Y debido a ese deseo, la mente sigue creando cosas especiales. En la realidad no hay nada especial, o toda la realidad es especial o nada es especial. Debido a este deseo, la mente ha creado cielos, paraísos. Y no está satisfecha con uno; sigue creando muchos. Los cristianos tienen un cielo, los hindúes tienen siete..., porque hay tanta gente buena que debe haber una jerarquía. Los buenos supremos, ¿dónde deberían ir? Es interminable. En la época de Buda había una secta que creía en setecientos cielos. Tienes que situar los egos, el ego más alto debe ir al cielo más alto. Estuve mirando un libro de los Radhaswamis. Dicen que hay muchas divisiones: catorce divisiones. Sólo su gurú ha alcanzado la última. Buda está en alguna parte de la séptima, Krishna en alguna parte de la quinta, Mahoma en alguna parte de la tercera. Sólo su gurú ha alcanzado la decimocuarta. Y a todos los demás se les da un lugar, se les clasifica. Sólo su gurú es especial. Éste es el deseo de ser especial. Y todo el mundo es con arreglo a este deseo. He oído una anécdota. En una catequesis, el cura estaba dando una lección religiosa a chicos muy pequeños del barrio. Hablaba mucho de lo que conseguirá la gente buena, las coronas de gloria y una recompensa celestial. Los que son buenos serán coronados en el cielo. Entonces, al final de su charla dijo: «¿Quién conseguirá la mayor corona?» Hubo un silencio durante un rato; entonces, un chiquillo, el hijo del sombrerero, se levantó con mucha seguridad y dijo: «El que tenga la cabeza más grande.» Esto es lo que estamos haciendo todos. Nuestra definición de la mayor cabeza puede que difiera, pero tenemos una idea de algo especial al final, y seguimos avanzando debido a eso «especial». Pero recuerda, debido a eso «especial» no estás avanzando en absoluto; te estás moviendo en los deseos. Y un movimiento en el deseo no es un progreso; es circular. Si todavía puedes meditar -sabiendo que no va a suceder nada especial, que simplemente llegarás a una reconciliación con la realidad ordinaria, que estarás en armonía con esta realidad ordinaria-, si puedes meditar con esto en mente, entonces la
iluminación es posible en este mismo momento. Pero con esto en mente no te apetecerá meditar; dirás: «Déjalo todo si no va a suceder nada especial.» La gente viene a mí y dice: «He meditado durante tres meses y todavía no ha sucedido nada.» Un deseo..., y ese deseo es la barrera. Puede suceder en un solo momento si no hay deseo. Así que no desees lo misterioso. En realidad, no desees nada. Simplemente siéntete a gusto, en casa, con la realidad tal como es. Se corriente; ser corriente es maravilloso. Porque entonces no hay ninguna tensión, ninguna angustia. Ser corriente es muy misterioso porque es muy simple. Para mí, la meditación es un juego, una diversión; no es un trabajo. Pero para ti sigue siendo un trabajo; piensas desde el punto de vista del trabajo. Será bueno comprender la distinción entre trabajo y juego. El trabajo se orienta a un fin; no es suficiente en sí mismo. Debe conducir a alguna parte, a alguna felicidad, a alguna meta, a algún fin. Es un puente, un medio. En sí mismo no tiene sentido. El sentido está oculto en la meta. El juego es totalmente diferente. No tiene ninguna meta, o es la meta en sí mismo. La felicidad no está más allá de él, fuera de él; estar en él es ser feliz. No te proporcionará ninguna felicidad fuera de él, no hay ningún sentido fuera de él; todo lo que hay es intrínseco, interno. Juegas, no por ninguna razón, sino porque lo disfrutas ahora mismo. No tiene ningún propósito. Es por eso que sólo los niños pueden jugar realmente; cuanto mayor te haces, menos capaz eres de jugar. Debido a más y más propósito, preguntas más y más por qué, por qué deberías jugar. Te vas orientando más y más a un fin, hay que lograr algo con ello; no tiene sentido en sí mismo. El valor intrínseco pierde sentido para ti. Sólo los niños pueden jugar, porque ellos no piensan en el futuro. Pueden estar aquí intemporalmente. El trabajo es tiempo; el juego es intemporal. La meditación debe ser como un juego, no orientada a un fin. No debes meditar para lograr algo, porque entonces es totalmente irrelevante. No puedes meditar en absoluto si estás meditando para algo. Sólo puedes meditar si estás jugando con ello, si es bello en sí mismo. La meditación por la meditación misma... Entonces se vuelve intemporal. Entonces el ego no puede surgir.
Sin deseo, no puedes proyectarte a ti mismo al futuro, sin deseo no puedes empezar a tener expectativas, y sin deseo nunca estarás decepcionado. Sin deseo, el tiempo desaparece realmente vas de un momento de eternidad a otro momento de eternidad. No hay secuencia..., y entonces nunca preguntarás por qué no está sucediendo nada especial. Por mí mismo, aún no he llegado a conocer el misterio. El juego mismo es el misterio; estar sin tiempo, sin deseo, es el misterio. Y ser corriente es la «meta», si me permites usar la palabra. Ser corriente es la meta. Si puedes ser corriente, estás liberado; entonces no hay sansara para ti, no hay mundo para ti. Todo este mundo es un esfuerzo para ser extraordinario. Algunos lo intentan en la política, algunos lo intentan en la economía, algunos lo intentan en la religión. Pero el deseo sigue siendo el mismo. Segunda pregunta: No sólo en la meditación, sino también en la vida habitual, siento constantemente una unidad con la existencia, una ausencia de ego, una intemporalidad. Sin embargo, siento que soy corriente. Y no encuentro en mí la transformación total de la que hablas tan menudo. Esto es bueno. Éste es el objetivo. No deberías convertirlo en un problema. Deberías relajarte y ser corriente. Pero ¿por qué te sientes así? ¿Por qué sientes que sigues siendo corriente? En alguna parte debe de haber el deseo de ser extraordinario, de no ser corriente. Sólo contrastado con eso puedes sentirte corriente, y entonces se producirá una cierta tristeza. Pero ¿por qué no ser corriente? ¿Qué quiero decir con «se corriente»? Quiero decir que, seas lo que seas, sélo. Un joven vino a mí hace unos pocos días y dijo: «Soy un egoísta y, siempre que te escucho, siento que voy por mal camino. Así que ¿cómo no tener ego?» Le dije: «Simplemente se egoísta, y acepta el hecho de que eres así, y no luches. No intentes no tener ego. Eres un egoísta, así que siéntelo y sélo.» Se sintió decepcionado, porque, en realidad, estaba buscando
una nueva vía para el ego. Estaba buscando no tener ego. Y le dije: «Debes ser lo que eres», para que ese deseo quedase truncado y el ego no pudiera moverse. Y le dije: «Durante tres meses, no vengas a mí y no luches con el ego; acéptalo, está ahí. Forma parte de ti; así es como eres. No luches con ello, y no pienses en función de lo contrario, cómo no tener ego, porque eso es lo que quiere el ego. Acéptalo. La aceptación es su muerte.» Pero el joven dijo: «Pero todas las religiones dicen que no hay que tener ego, y yo quiero ser así.» ¿Quién es este «yo» que no quiere tener ego? Los caminos del ego son muy sutiles. Cuando le estaba hablando, sentí que no me estaba escuchando. Si le daba alguna técnica para hacer para no tener ego, estaría dispuesto y receptivo, porque entonces el ego podría empezar a trabajar. Pero le estaba diciendo: «No hables de no tener ego; simplemente se lo que eres. Y durante tres meses, no luches con ello; luego ven a verme.» Lo intentó. Volvió después de tres meses y me dijo: «Ha sido muy difícil aceptar, pero como me lo dijiste, lo intenté. Ahora dame alguna técnica, dame alguna clave para ir más allá de este ego.» Todo el esfuerzo era falso, porque si aceptas, entonces no hay ningún deseo de ir más allá. Cuando sientes que eres corriente, tratas de ser extraordinario de alguna manera. Pero todo el mundo es corriente; ser corriente es ser real. Puede que alguien te parezca extraordinario porque le comparas contigo, pero un genio en sí mismo es tan corriente como cualquiera, y se siente corriente. Una rosa es corriente, una flor de loto es corriente, pero si la rosa empieza a comparar y empieza a pensar en cómo ser una flor de loto, entonces surgen los problemas. Y si el loto empieza a pensar en el bello perfume que sale de la rosa, entonces la rosa se vuelve extraordinaria. Cuando comparas, en la comparación sucede la cualidad de extraordinario; si no, todo es corriente. En sí mismo, todo es como es. No compares y no lo anheles. Si anhelas, entonces la meditación te decepcionará, porque la meditación te llevará a un punto en que percibes lo totalmente corriente que eres. Se receptivo a ello, dale la bienvenida. Es bueno. Muestra que la meditación está progresando, haciéndose más profunda. Pero el deseo de lo extraordinario todavía está ahí en alguna parte, y eso
está creando la barrera. Si ese deseo desaparece, no te sentirás corriente. Simplemente serás. ¿Cómo vas a sentir que eres corriente? Simplemente serás, y ser, ser tan simplemente que no sientes si eres corriente o extraordinario, es alcanzar. Es bueno, no te sientas decepcionado por ello. Si estás decepcionado, entonces recuerda que estás llevando un deseo, y ese deseo está creando veneno. ¿Por qué hay esta locura? ¿Por qué llega y les sucede a todos? Todo este mundo está loco debido a esto, todo el mundo está tratando de ser especial, de ser alguien. La vida te sucede cuando no eres nadie. Cuando estás tan vacío que no hay nadie; entonces la totalidad de la vida fluye por ti sin ninguna barrera, sin ningún obstáculo, sin ningún impedimento. Entonces el flujo es total y completo. Cuando eres alguien, te vuelves una roca, perturbas el flujo; la vida no puede pasar por ti. Hay una lucha, una resistencia, y, por supuesto, creas mucho ruido. Y puede que pienses que como estás creando tanto ruido, eres algo extraordinario. Se un recipiente vacío, un pasadizo sin ninguna resistencia, para que la vida pueda fluir por él, pueda fluir por él fácilmente. Entonces no se creará ruido. Es posible que no puedas sentir que existes, porque sólo sientes que existes cuando luchas. Cuanto más luchas, más sientes. La vida fluye con tanta facilidad por ti que puede que incluso te olvides completamente de que existes. No hay ninguna barrera, ninguna resistencia, ningún rechazo, ninguna negación. Y eres tan receptivo que incluso te olvidas de que existes. He oído acerca de un maestro Zen que pronunciaba su propio nombre muchas veces al día. Por la mañana decía: «¿Bokuju?», y entonces decía: «Sí, señor, estoy aquí.» Se llamaba Bokuju. Y sus discípulos le preguntaban por qué hacía esto. Él decía: «Me sigo olvidando. Me he vuelto tan leve que tengo que recordarme a mí mismo: «¿Bokuju?» Y entonces digo: «Sí, señor, estoy aquí.» La vida puede volverse un flujo tan suave, un río tan silencioso, que no se crea ningún ruido. Pero si estás resuelto a ser algo, alguien, extraordinario, especial, entonces la vida no puede fluir por ti. Entonces hay una lucha constante entre la vida y tú, entre tu pequeño ego y el cosmos.
Esto está creando locura. Toda la Tierra se ha vuelto un planeta loco. Y esta locura no puede remediarse con tratamientos, terapias, porque es un estilo de vida tan básico que no es una patología. Así es como estamos viviendo. Todo nuestro estilo de vida está loco. De modo que las terapias no te pueden ayudar a menos que cambie todo el estilo de vida. Sólo hay dos estilos de vida, el orientado al ego y el no orientado al ego. Debes ser alguien... Éste es un modo de vida. Entonces la locura es el resultado. En realidad, el loco es el hombre más extraordinario. Ha logrado lo extraordinario porque ahora está completamente desarraigado de la realidad, no está implicado en la realidad en absoluto. Ahora vive aislado en sí mismo, ha creado su propio mundo. Ahora el sueño es real y lo real se ha vuelto sólo un sueño. Todo está patas arriba. No puedes concebir un loco que esté equivocado, porque es muy lógico. Los locos son muy racionales y lógicos. Un loco solía salir de su casa todos los días por la mañana y entonar algunos mantras y hacer algunos gestos. De modo que, naturalmente, todo el que pasaba le preguntaba qué estaba haciendo. Y el loco decía: «Estoy protegiendo este barrio de los fantasmas.» Así es que la persona que estaba preguntando decía: «Pero no hay fantasmas en este barrio.» Y el hombre decía: «¿Lo ve? Gracias a mis mantras no hay fantasmas en este barrio.» Es racional, no puedes convencerle, no hay fantasmas gracias a que entona mantras. Pero ahora vive en su propio mundo subjetivo de ensueño y no puedes sacarle de él. Si piensas que eres alguien -nadie puede ser alguien; eso no puede ser-, entonces una parte de ti se ha vuelto loca. Ese «ser alguien» es tu locura. Y cuanto más crezca este cáncer de «ser alguien», más distanciado estarás de la realidad. Un buda no es nadie. Todas sus puertas están abiertas. El viento llega y sopla, las lluvias llegan y caen, los rayos de Sol entran y pasan, la vida fluye, pero él no está. Esto es a lo que me refiero cuando digo que te ha sucedido la meditación. Y esto es muy corriente, natural, real.
Tercera pregunta: Dices a menudo que algo es bueno o malo, o que es correcto o erróneo; ¿Es esto un lenguaje que usas sólo para nosotros porque no podemos percibir la unidad de todo, o existe algo como lo bueno y lo malo? No, es simplemente un lenguaje. Para mí no hay nada bueno y nada malo. Pero esto será demasiado peligroso para vosotros. La verdad puede ser peligrosa. En realidad, sólo la verdad puede ser peligrosa; las mentiras nunca son tan peligrosas, porque no son potenciales. No tienen fuerza en ellas. La verdad puede ser muy devastadora. Es la verdad que no existe lo bueno y lo malo, que nada es correcto y nada es erróneo. Todo es cómo es; toda condena, toda división es fútil; pero esto será peligroso para ti. Esto será demasiado para ti, lo malinterpretarás. No puedes comprenderlo; cuando no hay nada bueno, nada malo, no puedes comprenderlo, y tendrás tu propia interpretación de ello. Si digo que nada es bueno, nada es malo, pensarás que todo lo que has estado considerando malo hasta ahora, ya no es necesario seguir considerándolo así. De modo que esto se volverá una licencia para ti y empezarás a tener un pensamiento doble. Pensarás que para ti no hay nada bueno, nada malo, pero a los demás no les permitirás lo mismo. Si puedes permitirles lo mismo también a los demás, entonces has comprendido; entonces no es una licencia, sino libertad. Pero la mente debe ser una; no debería haber estándares dobles. ¿Por qué digo que no hay nada bueno y nada malo? Porque lo bueno y lo malo son interpretaciones, no son la realidad. Si hay una flor en el jardín, puedes decir que es bella, y otro puede decir que es fea. La flor no es ninguna de las dos cosas. La flor existe ahí tal como es en su autenticidad, y no le preocupan tus interpretaciones. Pero para ti, o es bella o no lo es. Esa belleza y fealdad es una interpretación, no una realidad. Es tu mente la que dice que es bella o fea. La flor no será afectada por ello, pero tú, sí. Si dices que es bella, tu conducta será de un cierto tipo; si dices que es fea, tu conducta será diferente. Serás afectado por
tu interpretación. Y te estoy hablando, de modo que tengo que recordar constantemente que cualquier cosa que diga afectará tu conducta. A no ser que llegues a un punto en que todo el énfasis haya pasado de hacer a ser, cuando no estés interesado en hacer y sólo estés interesado en ser, no puedes comprender a qué me refiero cuando digo que nada es bueno o malo. Las cosas son como son. Pero esto sólo es posible entenderlo cuando estás profundamente centrado en el ser. Y si estás centrado en el ser, entonces, hagas lo que hagas, será bueno. Entonces no hay peligro. Pero ahora mismo no estás centrado en el ser, sino en la periferia. Estás eligiendo continuamente qué hacer y qué no hacer. Verdaderamente, no has hecho la pregunta: «¿Qué ser?» Siempre has estado preguntando qué hacer y qué no hacer, y si será bueno o no. Nunca haces la pregunta: «¿Qué ser?» Y a no ser que ser se vuelva más importante que hacer, entonces existe lo bueno y existe lo malo..., para ti. Entonces hay que hacer algo y hay que no hacer algo. ¿Cómo hago esta distinción y por qué? Si en realidad no existe lo bueno y lo malo, entonces, ¿cómo y por qué se hace esta distinción? Para mí, esto es de nuevo una distinción que hago para vosotros: llamo bueno a algo si te lleva a tu ser, donde todo se volverá bueno, y llamo malo a algo si te aleja de tu ser. Si sigues estando lejos de ti mismo, todo se volverá malo. Para ayudarte a llegar a ti mismo, a tu hogar, digo que algo es bueno o malo, o que algo es correcto o erróneo. Es mejor usar las palabras «correcto» y «erróneo» que las palabras «bueno» y «malo», porque estoy más interesado en las técnicas que sirven para llevarte a tu ser. De modo que una técnica puede ser correcta si te lleva a tu ser; una técnica puede ser errónea si no te lleva a tu ser o si se convierte en un obstáculo, o si te desvía, o te lleva por caminos que se volverán callejones sin salida y no te llevarán a ninguna parte. Pero si me lo preguntas, esencialmente no hay nada bueno, nada malo, nada correcto, nada erróneo. Y si puedes comprender esto ahora mismo, entonces empieza a vivir de un modo en el
que nada es correcto y nada es erróneo; y esto es para ti con respecto a los demás, y para los demás con respecto a ti. Jesús dice: «Trata a los demás como quisieras que te tratasen a ti.» Éste es el principio básico de «un único estándar», y ésta es toda la enseñanza de todos los que quieren ayudarte a ir a ti mismo, hay un único estándar, en el que nada es bueno y nada es malo; no sólo para ti, sino para todos. Es fácil decir que robar no es malo si estás robando, pero si otro te está robando a ti, entonces se vuelve más difícil decir que robar no es malo. He oído acerca de un ladrón. Le habían pillado por cuarta vez, y el juez le preguntó: «Te pillan una y otra vez. ¿Qué pasa? Si no eres tan eficiente, ¿por qué sigues haciéndolo?» El hombre dijo: «No es cuestión de eficiencia. Estoy solo y es demasiado trabajo.» Así que el juez dijo: «Entonces, ¿por qué no tienes un compañero, un socio?» El ladrón dijo: «El nivel moral ha bajado tanto que no te puedes fiar de ningún socio.» Incluso un ladrón piensa en términos de moralidad... para los demás: «El nivel moral ha bajado tanto que no te puedes fiar de un socio. Así que tengo que hacer todo el trabajo yo mismo, y es demasiado trabajo.» Ésta es la enseñanza más profunda de todos los que saben, no hay nada que elegir. Todo es aceptado. Si puedes aceptarlo en su totalidad, te transformas. Pero si eres astuto y quieres engañarte a ti mismo, entonces esta aceptación total será peligrosa. De modo que os digo muchas cosas debido a vosotros, y entremedias sigo también comunicando lo que quisiera deciros realmente. Pero sólo puede darse muy indirectamente. Sois tan peligrosos, tan suicidas, que podéis hacer algo que será dañino para vosotros. Estoy hablando de una verdad más elevada; no sólo una verdad más elevada, sino una verdad suprema. Naropa, en su canción, dice que sólo un centímetro de diferencia separa el cielo del infierno. Y un centímetro de diferencia entre lo que es bueno y lo que es malo separa el cielo del infierno. Y tendrás que vivir angustiado, porque tú has creado la división. Aproxima todas las cualidades, acércalas, y deja que se
fundan. Deja que lo bueno y lo malo se fundan lo uno en lo otro, que la oscuridad y la luz se fundan la una en la otra, que la vida y la muerte se fundan la una en la otra. Entonces hay advaita, entonces hay unidad. Esa unidad trae la libertad, la transformación. Cuarta pregunta: Es nuestra imaginación la que, mediante autosugestiones, nos ha fijado en el mundo de lo finito, en el mundo de los nombres y las formas, en el mundo de los dolores y los placeres. ¿Puede usarse el mismo instrumento para alcanzar lo infinito, lo absoluto, la dicha? ¿El mismo instrumento en sentido inverso? Has venido a esta casa; pronto te irás de vuelta, y usarás de nuevo el mismo camino..., pero en sentido inverso. Cuando venías para aquí, me dabas la cara, y cuando te vayas, me darás la espalda. Pero el camino será el mismo. No es necesario ningún otro camino para volver a casa. Sólo cambia la dirección. El camino que has recorrido para entrar en la oscuridad será el camino, es el camino, el único camino, tendrás que volver atrás por ese camino. El camino que te ha llevado a la desdicha y la angustia será el camino que te conducirá a la dicha y el éxtasis. No hay otro camino, no hay necesidad. Y recuerda, no sigas ningún otro camino; de lo contrario nunca llegarás a casa. Tienes que estar alerta para seguir el mismo camino otra vez. El único cambio está en la dirección, es una media vuelta total. La hipnosis, la autosugestión, crean este mundo; la deshipnosis, la desautosugestión, te llevarán de vuelta a lo real. No hay ningún mundo finito; el mundo es infinito. Es tu superposición, tu hipnosis, lo que hace que parezca finito. Quita tu hipnosis y el mundo es infinito, siempre lo ha sido. Todas las técnicas de meditación son similares a la hipnosis. Esto crea un problema. Crea un problema cuando la gente sigue preguntando acerca de la diferencia entre la hipnosis y la meditación. No hay diferencia. El camino es el mismo, pero la dirección es diferente. En la hipnosis estás durmiéndote más y más, perdiendo consciencia; en la meditación estás despertando, adquiriendo
consciencia. Es el mismo camino. En la hipnosis te estás condicionando, en la meditación te estás descondidonando; pero el proceso es el mismo. La meditación es hipnosis a la inversa. De modo que todo lo que has hecho contigo mismo tienes que deshacerlo; eso es todo. Intenta hacer un experimento muy simple que será revelador: puedes hipnotizarte a ti mismo. Cierra tu habitación y ponla completamente a oscuras; luego pon una pequeña vela enfrente de tus ojos. Entonces, sin pestañear, mira fijamente la llama, y sigue pensando que te estás durmiendo, te estás durmiendo. Un dormir, profundo está llegando a ti... Simplemente deja que este pensamiento flote ahí, dentro. Sigue mirando la vela y deja que este pensamiento esté ahí como una nube rondando sobre ti. Te estás durmiendo, te estás durmiendo. Cuando lo hagas, tienes que decir: «Me estoy durmiendo. Está llegando el sueño. Mis miembros se están relajando.» Sentirás inmediatamente un cambio sutil, y en tres minutos sentirás que el cuerpo se ha vuelto pesado. Puedes caer en cualquier momento. Los párpados son pesados y ahora es muy difícil seguir mirando la llama. Los ojos quieren cerrarse. Todo se ha entumecido. Ahora puedes sentir que esto es la hipnosis, adormecerse más, caer en la inconsciencia, volverse más inconsciente. Siente cómo es, lo que está sucediendo, cómo tu mente se ha nublado. La claridad se ha ido, la vitalidad se ha ido; estás, cada vez más mortecino. Sientes el cuerpo más pesado. Esto te dará la sensación de cómo tu consciencia puede volverse inconsciencia. Prueba esto durante siete días para poder sentir completamente lo que es, y cómo bajas al pozo. Con más y más oscuridad, más sueño, más inconsciencia, de pronto en el último momento no estarás ahí y la llama habrá desaparecido. Estás profundamente dormido. Puedes sentir la tumba. Luego, después de una semana, prueba otro experimento. Con la misma habitación, la misma llama, la misma manera de mirar, pero un pensamiento diferente en la mente: «Me pondré más alerta, estoy cada vez más alerta, más vivo, más alerta. El cuerpo está cada vez más ligero.» Deja que esté ahí este pensamiento y sigue mirando la llama; sentirás una oleada repentina de vida, consciencia y consciencia.
En siete días puedes llegar a un punto en el que te sientas tan alerta como si no tuvieras cuerpo. En un polo de todo el espectro está el dormir profundo, en el que te olvidas completamente de ti mismo; en el otro polo hay consciencia profunda, en la que todo es olvidado; sólo te acuerdas de ti mismo. Luego hay muchos estadios intermedios. El estadio en el que estamos está justo en el medio, medio dormidos, medio despiertos. De modo que todo lo que haces lo estás haciendo medio dormido, medio despierto. Ambos procesos son lo mismo; son el mismo proceso. El pensamiento en un estado intenso se vuelve realidad; el pensamiento condensado se vuelve una cosa. Un pensamiento mantenido continuamente en la consciencia te transforma, se vuelve una semilla. De modo que si estás esforzándote para estar cada vez más alerta, te estás descondicionando a ti mismo, yendo en la otra dirección. Gurdjieff lo llama recuerdo de uno mismo; dice: «Recuérdate a ti mismo continuamente.» Buda dice: «No te olvides a ti mismo; independientemente de lo que estés haciendo, sigue repitiendo continuamente que lo estás haciendo.» Y es tan específico, que les dice a sus monjes: «Cuando estés andando y se eleve tu pie izquierdo, recuerda que tu pie izquierdo está elevándose. Ahora el pie está bajando, ahora el pie derecho está elevándose, ahora el derecho está bajando. Recuerda que la respiración está entrando, que la respiración está saliendo. Recuerda continuamente, independientemente de lo que esté sucediendo, y usa todo lo que suceda como una situación para recordar. No hagas nada en un estado inconsciente, adormilado.» Y Buda dice que esto es suficiente. Si puedes funcionar así las veinticuatro horas, tarde o temprano te habrás deshipnotizado a ti mismo. Te habrás vuelto consciente, alerta. La hipnosis y la meditación son el mismo proceso en direcciones diametralmente opuestas. Puedes usar la hipnosis para despertar; puedes usar la hipnosis para dormirte profundamente. Y si llegas a dominar el arte de la hipnosis, tienes la llave que abre todas las puertas de la vida. Si no dominas la llave de la hipnosis, entonces eres víctima de muchísimas fuerzas. Esto merece la pena comprenderlo, si no sabes qué es la hipnosis, entonces eres una víctima. Todo el mundo está tratando de hipnotizarte, ¡todo el mundo, te digo!
Puede que no lo estén haciendo a sabiendas, pero todos lo están intentando. Hay formas, métodos diferentes. El mundo entero está lleno de trucos hipnóticos, el mismo anuncio en el periódico, en la televisión y en la radio. Sigue machacando; se vuelve hipnótico. Sigues repitiendo en la mente: «Lux es el mejor jabón.» Sigues repitiéndolo. Dondequiera que vas, está escrito en los muros; lo ves en el cine, está en la pantalla del televisor, está en la radio, en las revistas, en los periódicos, en cualquier cosa, «Jabón de tocador Lux.» Sigue y sigue. Quedas hipnotizado por ello. Entonces vas a la tienda y el dependiente te pregunta: «¿Qué jabón necesita?» y dices: «Jabón de tocador Lux.» Estás dormido. No lo estás diciendo conscientemente; te lo han metido a fuerza de repetir y ahora lo llevas dentro. Se han gastado millones en publicidad para hipnotizarte. Esos anuncios tienen que ser repetidos continuamente. La repetición es el método. Entonces quedan grabados en ti, y no eres consciente de ello; luego, de pronto sale de tu boca: «Jabón de tocador Lux.» Y piensas que tú estás eligiendo. No eres tú el que elige. Todo el sistema educativo es hipnótico. Por eso el profesor debe estar en un lugar más alto. Hay que medirlo científicamente, porque hay un punto concreto... Como yo estoy sentado aquí es un punto inapropiado, no es el correcto. Tus ojos deberían estar tensos al mirarme, muy tensos, no relajados; entonces puedes ser hipnotizado fácilmente. Hitler usó todas las proporciones. Tenía un comité de expertos para medir qué distancia desde la audiencia y cuánta altura eran necesarias para que los ojos estuvieran con una tensión correcta en la que fuera fácil hipnotizarlos y adormecerlos. Y entonces apagaban todas las luces; en la sala de conferencias de Hitler las únicas luces alumbraban a Hitler. Nadie podía ver nada más, y así te forzaban a mirarle sólo a él. Se creaba una tensión específica para una situación específica. En esa tensión, seguía diciendo algo durante un tiempo. Las cosas que quería grabar en ti las diría después, cuando toda la audiencia estuviera adormilada. Entonces las palabras entrarían simplemente en el inconsciente y empezarían a funcionar. Ahora han inventado la publicidad subliminal en las películas. Mientras estás viendo una película, entre dos fotogramas, durante
justo una fracción de segundo, destellará el anuncio. No podrás leerlo; ni siquiera sabrás que ha sucedido. Simplemente mirando la película, de repente, durante unos segundos, habrá publicidad..., pero no tendrás consciencia de ello. Sólo dos de cada cien personas pueden notar que ha pasado algo. Sólo los que tienen ojos muy agudos pueden percibir que hubo algo en medio. El noventa y ocho por ciento de la gente no lo notará, pero el inconsciente lo ha leído. Ha entrado en ti. Hubo un experimento con ello en una película americana. Hicieron destellar momentáneamente en la pantalla una marca concreta de refresco, algo nuevo. Sólo el dos por ciento de la gente se dio cuenta de que había habido un anuncio publicitario; el noventa y ocho por ciento fue totalmente inconsciente de ello, pero en el descanso mucha gente salió a comprar esa bebida. No eran conscientes de que había habido un anuncio, porque había sido fulgurante. La hipnosis está por todas partes. La educación la usa, el comercio la usa..., todo el mundo la está usando. Y si no eres consciente, entonces eres una víctima. Toma consciencia. Si tomas consciencia, puedes usarla; no para hipnotizar a los demás, sino para deshipnotizarte a ti mismo. Y si puedes llegar a estar completamente deshipnotizado, eres libre, estás liberado. Y no hay ningún conflicto entre la meditación y la hipnosis. El conflicto está en las direcciones; el proceso es el mismo. Capítulo 67 Ve Más Allá de la Mente y la Materia Los Sutras 94 Siente tu substancia, huesos, carne, sangre, saturados con la esencia cósmica. 95 Siente las sutiles cualidades de la creatividad permeando tus pechos y asumiendo delicadas configuraciones. Los filósofos de todo el mundo han estado debatiendo durante
siglos acerca de qué substancia básica compone el universo, cuál es su substancia. Ha habido proposiciones, sistemas, que dicen que la materia es la realidad básica y la mente es sólo una excrescencia, que la materia es básica y la mente es sólo un producto secundario, que la mente también es material, sólo que sutil. Charwaka propuso esto en India, Epicuro en Grecia, y, aún hoy, los marxistas y otros materialistas siguen pensando en términos de materia. Opuesto a esto, ha habido un segundo sistema de pensamiento que dice que la substancia básica es la mente y no la materia, y que la materia no es más que una forma de mente. El Vedanta y otras filosofías idealistas del mundo lo han reducido todo a mente. A comienzos de este siglo, se pensaba que los materialistas habían salido victoriosos, porque la física y otras investigaciones científicas estaban probando, o parecían estar probando, que la materia es la substancia básica. Pero hace sólo dos o tres décadas, todo cambió completamente. Uno de los científicos más insignes de esta época, Eddington, dijo: «Ahora podemos decir que el universo parece ser más como un pensamiento que como una cosa.» Y cuando los físicos Max, Planck y Einstein profundizaron en su trabajo, llegaron a darse cuenta de que cuanto más profundamente se penetra en la materia, más desaparece la materia; algo más que la materia, más allá de la materia, parece estar ahí. Puedes llamarlo mente más fácilmente que materia, porque es una forma de energía. Una cosa es segura, no es material en absoluto en el viejo sentido. Para el tantra, para el yoga, no ha habido elección. El tantra no dice que la materia o la mente es la realidad básica. El tantra tiene un tercer punto de vista, y yo pienso que ese punto de vista va a triunfar al final. El tantra dice que tanto la mente como la materia son formas de algo que podemos llamar «X». Ni la materia ni la mente sus substanciales, sino que lo real es una tercera entidad, que existe en ambas pero que no está confinada a ninguna; las dos son sus manifestaciones. La materia y la mente no son realidades, sino formas de una tercera realidad, una realidad básica, que permanece oculta. Siempre que se manifiesta a sí misma, se manifiesta como materia o como mente. De modo que todo el conflicto entre la mente y la materia, y
sus seguidores, no tiene fundamento, porque el substrato último que la física ha llegado a conocer ahora no es en realidad ni como la materia ni como la mente. La división ha desaparecido, la dualidad ha desaparecido. El comportamiento de la substancia básica es muy indeterminado; a veces se comporta como materia, y a veces se comporta como mente. Puede que te sorprenda saber que la física no puede decir nada sobre los átomos individuales, son imprevisibles, como cualquier ser humano. No se puede decir nada sobre el átomo individual y sobre cómo se va a comportar. Parece que tiene una cierta independencia; ninguna causalidad puede predecir cómo va a comportarse. Podemos predecir el comportamiento de la masa, pero no podemos predecir el comportamiento de un átomo individual. A veces se comporta en términos de causa-efecto, como la materia, y a veces se comporta como mente, como si tuviera una voluntad propia, como si tuviese elección. Esta idea de la física encaja muy bien con el tantra. Pero ¿por qué dice el tantra que la realidad básica es lo tercero, lo desconocido, «X»? No es porque el tantra esté interesado en proponer alguna teoría sobre la realidad, no. Lo propone simplemente como una ayuda para el sadhana, como una ayuda para el crecimiento espiritual. Si esto es así -que la realidad es lo tercero, y que la mente y la materia son sólo dos manifestaciones-, entonces puedes entrar en la realidad por dos puertas: o por la materia o por la mente. Si intentas entrar por la materia, entonces hay ciertas técnicas que se pueden usar. El hatha yoga es una técnica para entrar en la realidad por la materia, mediante el cuerpo. Tienes que hacer algo con el cuerpo, tienes que transformar el cuerpo, tienes que cristalizar ciertos fenómenos químicos en el cuerpo, y entonces entrarás en la realidad. O puedes entrar directamente por medio de la mente. El raja yoga y otros métodos se usan para entrar por medio de la mente. Y para el tantra, ambos medios son correctos. No puedes decirle al tantra: «¿Cómo va a ser útil una postura corporal, una postura corporal específica, para entrar en la realidad?» El tantra dice que puede ser útil. Un cierta postura corporal no es una mera postura corporal, porque el cuerpo es la manifestación de la realidad. De modo que cuando le das al cuerpo una cierta postura, le estás dando una cierta forma a la
realidad. Y hay posturas con las que puedes entrar en ti mismo fácilmente. Una cierta comida puede ser útil. Una cierta práctica de respiración puede ser útil. Éstas son cosas materiales -la comida, la respiración, el cuerpo-, pero puedes entrar por medio de ellas. Y el caso es similar con la mente, trabajando con la mente también puedes entrar. Puede que haya surgido en tu mente muchas veces el hecho de que Shiva le diga a Parvati ciertas técnicas que parecen imaginarias. Surgirá la pregunta: ¿cómo puede ser útil la imaginación? Incluso la imaginación es un modo de realidad, porque la mente es una manifestación de la realidad. Y cuando cambias de imaginación en la mente, estás cambiando el modo de la realidad. Para el tantra, nada es irreal. Incluso un sueño tiene su propia realidad; y te afecta. De modo que un sueño no es un mero sueño. Un sueño es tan real como cualquier otra cosa, porque te afecta, te cambia. Eres diferente debido a que lo soñaste; no volverás a ser el mismo, porque ha sucedido cierto sueño. De manera que si sueñas que eres un ladrón, por la mañana dirás que da lo mismo, que sólo fue un sueño. Pero para el tantra no es así. Un sueño de robo, de hurto, te ha cambiado. Tu realidad es diferente por la mañana; no puedes ser el mismo. Lo reconozcas o no, te ha afectado. Afectará tu comportamiento, tu futuro se ha convertido en una semilla. Ni siquiera un sueño es irrelevante. Y piensas que los sueños son sólo sueños. Eso no es así, porque no puedes crear un sueño conscientemente, no puedes elegir un sueño. Te sucede como te sucede cualquier otra cosa. ¿Puedes elegir un sueño? ¿Puede pensar en un sueño que soñarás esta noche? ¿Puedes elegirlo? ¿Puedes escogerlo a voluntad? No puedes, porque escoger un sueño a voluntad requerirá muchos cambios en tu realidad. Sólo entonces vendrá un sueño. Un sueño es como una flor. Una rosa sale en un rosal, y no puedes cambiar la flor a menos que cambies todo el proceso, de la semilla en adelante. No puedes simplemente cambiar la flor. Un sueño es un florecimiento. Si puedes cambiar el sueño, puedes cambiar la realidad. De modo que muchas veces, muchas técnicas parecerán imaginarias; pero también son reales. Y el tantra está tratando de cambiar tu imaginación. Si se puede cambiar la imaginación,
entonces la realidad oculta detrás de ella será diferente automáticamente. Las técnicas de las que hablaremos hoy empiezan en tu imaginación, en tus sueños, en tu mente. Hay que recordar tres cosas. Una: nada de lo que le sucede a tu mente es superficial; está sucediendo debido a ti, está sucediendo porque tú estás en una cierta situación. De modo que se pueden hacer dos cosas: cambiar la situación, en cuyo caso tendrás que empezar con el cuerpo, porque el cuerpo es la situación; o si no empiezas con la situación, entonces cambia lo que pasa. Persistirá, no será fácil cambiarlo, pero si haces un esfuerzo y sigues haciendo el esfuerzo, si eres testarudo y no te das por vencido, entonces el esfuerzo mismo lo cambiará. Una cosa es segura, puede que no alcances la meta en la que estabas pensando, pero el hecho de que hagas este esfuerzo traerá consigo un cambio. Serás diferente, triunfes o fracases, serás diferente. El esfuerzo mismo contará. En tercer lugar, no pienses que la mente es sólo mente, y no pienses que soñar es sólo soñar. Si puedes dirigir tus sueños directamente -y ahora hay una terapia en Occidente llamada «ensueño dirigido»-, si puedes dirigir tus sueños, te estás dirigiendo a ti mismo. Y cambiarán muchas cosas. Hay una antigua técnica tibetana llamada «el rugido del león». Si estás enfadado, sexual, lleno de odio, celos, entonces el maestro tibetano te dará esta técnica, «el rugido del león». Tienes que sentarte ante un espejo, y tienes que imaginar que eres un león, no un hombre. Tienes que poner la cara como un león, tienes que sacar la lengua, y tienes que rugir. Y tienes que practicarlo de tal manera que la imaginación se vuelva tan real que olvides que eres un hombre imaginando que eres un león. Y cuando llega el punto en que has caído presa de tu propia imaginación, y te has vuelto un león, y sale de ti un rugido auténtico, de pronto estás transformado. En ese rugido, todo el odio, la ira, el sexo, desaparece, y caes en un silencio profundo que nunca antes has conocido. En los viejos monasterios tibetanos tienen una habitación especial con muchos espejos. Siempre que alguien está sufriendo por algo como la ira, el odio o los celos, es enviado a esa habitación de los espejos y tiene que permanecer allí hasta que
llegue a un clímax. Y cuando llegue al clímax, todo el monasterio lo sabrá, porque habrá un león auténtico rugiendo allí. Para nosotros, se ha vuelto loco. Todo el monasterio se congregará y acogerá al hombre, que saldrá siendo un hombre totalmente diferente. Puede que tarde tres días, puede que tarde siete días. Se le lleva comida, pero no se le permite salir. Tiene que perseverar imaginando que es un león, hasta que desde las raíces mismas del inconsciente salga el rugido. Todo el cuerpo está implicado, cada una de sus células; cada célula en él ruge, y en ese rugido se expulsa todo. Es la catarsis más profunda posible. Y nunca volverás a ver enfadado a ese hombre, porque el veneno ya no está ahí. Por primera vez, el rostro se volverá humano. Tu rostro no puede ser humano, porque hay innumerables cosas reprimidas en él. Los celos, el odio, la ira que has reprimido están ahí: capas y más capas están ocultas bajo la piel. Forman tu rostro. Pero pueden sacarse..., simplemente con esta imaginación, esta imaginación dirigida. En Occidente ahora tienen otra técnica que llaman psicodrama. También ese es uno de los métodos budistas más antiguos: volverse parte de un drama, representarlo tan totalmente que olvidas que simplemente estás actuando. La actuación se convierte en acción, y no eres un actor; te vuelves un ejecutor real en ella. Te cambia. El tantra dice que si puedes cambiar tus sueños, tu imaginación, si puedes cambiar tu mente y su pauta, la realidad detrás de ella será diferente. Debido a que está profundamente enraizada en la realidad, puedes avanzar por medio de la mente. Estas técnicas son sólo para cambiar la manera y el estilo en que tu mente ha estado comportándose hasta ahora. 94 Siéntete saturado. Primera técnica: Siente tu substancia, huesos, carne, sangre, saturados con la esencia, cósmica. Prueba con experimentos simples. Durante siete días prueba un experimento simple, siente tu sangre, tus huesos, tu carne, tu cuerpo, llenos de tristeza, cada célula del cuerpo está triste; te rodea la noche oscura; muy pesado, deprimido; ni un sólo rayo de
luz; ninguna esperanza, pesaroso, como si te fueras a morir. La vida no está latiendo en ti; estás simplemente esperando la muerte. Es como si la muerte ya se hubiese asentado, o estuviera asentándose. Durante siete días, contempla la sensación de que la muerte ha entrado por todo el cuerpo; ha penetrado hasta lo hondo de los huesos, hasta la misma médula. Sigue pensando de esta manera; no alteres este estado de ánimo. Y luego, después de siete días, ve cómo te sientes. Serás un peso muerto. Todo sentimiento habrá desaparecido, no sentirás el cuerpo vivo. ¿Y qué has hecho? Has comido, has hecho todo igual que siempre lo has hecho; el único cambio ha estado en la imaginación: hay una nueva pauta de imaginación en torno a ti. Si lo consigues... Lo conseguirás. En realidad, ya lo has conseguido; lo estás haciendo, eres un experto en hacerla, sin saberlo. Por eso digo que empieces con la tristeza. Si digo que estés lleno de dicha, será muy difícil. No puedes concebirlo. Pero si puedes hacerlo con la tristeza, entonces tomarás consciencia de que si puede sucederte la tristeza, ¿por qué no la felicidad? Si puedes crear una atmósfera triste en torno a ti y volverte una cosa muerta en ella, entonces ¿por qué no vas a poder crear una atmósfera viva en torno a ti y estar vivo, bailando? Lo otro se vuelve concebible. En segundo lugar, tomarás consciencia de que toda la tristeza que has estado padeciendo no era real. Tú la creaste, tú fuiste el autor; sin saberlo, has estado haciendo esto. Parece difícil de creer que tu tristeza es tu imaginación, porque entonces toda la responsabilidad recae sobre ti. Entonces nadie más es responsable, entonces no puedes echárselo encima a Dios, al destino, a los demás, a la sociedad, a tu mujer, a tu marido... No puedes echárselo encima a nada. Tú eres el creador, y todo lo que te está sucediendo, lo estás creando tú. Pruébalo durante siete días. Y entonces, te digo, no volverás a estar triste nunca más..., porque habrás conocido la clave. Luego, durante siete días intenta estar en una corriente de dicha flotando en ella, cada respiración dándote éxtasis. Siéntelo. Empieza con la tristeza durante siete días y luego durante siete días vete a lo contrario. Y cuando vayas a lo opuesto, lo sentirás mejor, porque habrá un contraste.
Sólo entonces puedes probar este experimento, porque es más profundo que la felicidad. La tristeza es la superficie, la felicidad es el medio, y esto es el centro ultimo, el centro más íntimo, la esencia cósmica. Siente tu substancia, huesos, carne, sangre, saturados con la esencia cósmica, con la vida eterna, con la energía divina, con la esencia cósmica. Pero no empieces con ello directamente, porque entonces no podrás tocarlo. Empieza con la tristeza, luego vete a la felicidad, y luego prueba el origen, el origen mismo de la vida: la esencia cósmica. Y siéntete lleno de ella. Al principio tomarás consciencia una y otra vez de que simplemente lo estás imaginando, pero no pares. Incluso la imaginación es buena. Incluso que puedas imaginar algo que vale la pena es bueno. Estás imaginando, y en la imaginación misma estás cambiando. Eres tú quien está imaginando. Sigue imaginando, y con el tiempo te olvidarás completamente de que estás imaginándolo, se habrá hecho realidad. Uno de los libros más insignes que han sido escritos es la Escritura budista Lankavafara Sutra. Buda le dice una y otra vez a su discípulo Mahamati, le sigue diciendo una y otra vez: «Mahamati, esto es sólo mente. El infierno es mente. El cielo es mente. El mundo es mente. La iluminación es mente.» Mahamati pregunta una y otra vez: «¿Sólo mente? ¿Sólo mente? ¿Incluso el nirvana, la iluminación, sólo mente?» Y Buda dice: «Sólo mente, Mahamati.» Cuando comprendes que todo es sólo mente, estás liberado. Entonces no hay ninguna atadura, entonces no hay ningún deseo. En Lankavafara Sutra, Buda dice que el mundo entero es como un mundo mágico, una ciudad de Gandharva, como si un mago hubiese creado un mundo. Todo parece existir, pero es sólo debido a la forma del pensamiento. Pero no empieces con la realidad externa; eso está demasiado lejos. Eso también es mente, pero está muy lejos de ti. Empieza con lo muy cercano, tus propios estados de ánimo, y tendrás dominio sobre ellos si puedes sentir y saber que son tu propia creación. Siempre que empiezas a pensar acerca de la tristeza, te pones triste, y te vuelves receptivo a toda la tristeza que te rodea. Entonces todo el mundo te ayuda a estar triste. Todo el
mundo te ayuda, el mundo entero está siempre listo para ayudarte, independientemente de lo que hagas. Cuando quieres estar triste, el mundo entero es servicial, cooperativo. Te has vuelto receptivo. En realidad, entras en una cierta longitud de onda en la que sólo puede recibirse tristeza. De modo que incluso si alguien viene a animarte, te pondrá más triste. No te parecerá afectuoso, no te parecerá comprensivo; sentirás que te está insultando, porque estás muy triste y está intentando animarte. Piensas que tu tristeza es superficial. Que no te está tomando en serio. Y cuando estás listo para ser feliz, te sitúas en una longitud de onda diferente. Ahora estás armonizado con toda la felicidad que puede proporcionar este mundo, ahora empiezan a salir flores por todas partes, ahora todos los sonidos y los ruidos se vuelven musicales..., y no ha sucedido nada. El mundo entero sigue igual, pero tú eres diferente. Tienes una manera diferente de mirar, una actitud diferente, una perspectiva diferente; a través de esa perspectiva, llega a ti un mundo diferente. Pero empieza con la tristeza, porque eres un experto en eso. Estuve leyendo una frase de algún antiguo místico Hassida; me gustó muchísimo. Dice que hay ciertas personas que, si toda su vida se vuelve un camino de rosas, no estarán contentas hasta que se vuelvan alérgicas a las rosas. Las rosas no pueden hacerles felices a menos que se vuelvan alérgicas a ellas. Las rosas no pueden hacerles felices; sólo cuando tengan alguna alergia empezarán a sentirse vivas. Sólo están sintonizadas con la tristeza, con la enfermedad, con el malestar; no pueden ser conscientes de nada más. Siguen encontrando tristeza. Son buscadores de lo malo, algo malo, algo triste, deprimido, oscuro. Se orientan a la muerte. He conocido a cientos y cientos de personas profundamente, íntimamente, estrechamente. Cuando empiezan a hablar de su tristeza, tengo que estar serio; de lo contrario no les parecerá que soy comprensivo, no se sentirán bien. Y no volverán a recurrir a mí. Tengo que estar triste con su tristeza y serio con su seriedad para ayudar a sacarlas de ello..., y es su propia creación, y están haciendo todo tipo de esfuerzos para crearlas. Y si intento sacarlas, crean todo tipo de barreras; no intencionadamente, por supuesto, porque nadie lo hace intencionadamente.
Esto es lo que los Upanishads llaman ignorancia. Sin saberlo, sigues perturbando tu propia vida, sigues creando más problemas y ansiedades, y no importa lo que suceda; dará lo mismo, porque tienes una pauta..., no importa lo que suceda. Hay personas que vienen a mí y dicen: «Estamos solas.» De modo que son desdichadas. Y al momento siguiente viene alguien y dice que no puede encontrar un sitio en el que estar sólos, así que es desdichado. Luego hay personas que tienen demasiado trabajo en su mente, así que son desdichadas, y hay personas que no tienen trabajo, así que son desdichadas. Una persona que está casada es desdichada; una persona que no está casada es desdichada. Parece que al hombre le resulta imposible ser feliz. Eso es a lo que me refiero cuando digo que sois expertos...; eres muy eficiente encontrando maneras y medios para ser desdichado. Y siempre lo logras. Empieza con la tristeza, y durante siete días se completamente desdichado por primera vez. Eso te transformará totalmente, porque una vez que sepas que puedes ser desdichado conscientemente, serás consciente cada vez que te sientas desdichado. Entonces sabrás lo que estás haciendo, lo estás haciendo tú. Y si puedes ser feliz por tu propia mente, entonces ¿por qué no vas a poder ser feliz? No hay diferencia; la pauta es la misma. Y entonces puedes probar esto. Siente tu substancia, huesos, carne, sangre, saturados con la esencia cósmica. Siente que lo divino está fluyendo por ti; tú no existes, sino que lo divino existe en ti, Dios existe en ti. Cuando sientes hambre, él siente hambre, entonces, darle alimento al cuerpo se convierte en adoración. Cuando sientas sed, él siente sed, lo cósmico en ti. Cuando sientes sueño, él siente sueño, quiere descanso, relajación. Cuando eres joven, él es joven en ti. Cuando le enamoras, él se enamora. Satúrate con él, y estate totalmente saturado con él. No hagas ninguna distinción. Bueno o malo, lo que está sucediendo le está sucediendo a él. Simplemente retírate; ya no estás ahí, sólo está él. De modo que, bueno o malo, infierno o cielo, todo lo que sucede le sucede a él. Toda la responsabilidad recae sobre él y tú ya no existes. Ese «ya no existir» que puede traerte esta técnica es lo supremo en la religión. Pero tienes que estar saturado con ello. Y no conoces ninguna
saturación, no sientes que tu cuerpo es poroso, no sientes que en tu cuerpo está fluyendo una energía vital. Te consideras algo sólido, muerto, cerrado. La vida sólo puede suceder cuando eres vulnerable, abierto, no cerrado. La vida se mueve por ti, y todo lo que sucede le está sucediendo a la energía vital, no a ti; tú eres sólo un fragmento. Y todos los lindes que has creado en torno a ti son falsos, no son reales. No puedes existir solo. Si estás solo en la Tierra, ¿cómo vas a existir? No puedes existir solo. No puedes existir sin las estrellas. Eddington dice en alguna parte que toda la existencia es como una tela de araña; toda la existencia es una tela de araña. Si tocas la telaraña en cualquier parte, toda ella vibra; si tocas la existencia en cualquier parte, toda ella vibra. Es una. Si tocas una flor, has tocado todo el cosmos; si miras a los ojos a tu prójimo, has mirado el cosmos. Como toda la telaraña es una, no puedes tocar cualquier parte sin tocar la totalidad, y ninguna parte puede existir sin la totalidad. Cuando empieces a percibir esto, el ego desaparecerá. El ego sólo existe cuando consideras una parte como el todo. Cuando haces de una parte el todo, el ego existe. Cuando llegas a conocer la proporción correcta, el ego desaparece. El ego es sólo un malentendido. iY esta técnica, sentirse a uno mismo saturado con lo cósmico, es simplemente maravillosa! Desde la mañana temprano, cuando sientas que la vida está despertando, cuando sientas que el sueño se ha ido, el primer pensamiento debe ser sobre esta saturación, ahora lo divino está abriéndose, volviendo del sueño, no tú. De modo que los hindúes, que han sido una de las culturas más influyentes del mundo, empiezan su primera respiración con el nombre de Dios. Ahora se ha vuelto una formalidad y lo esencial se ha perdido, pero esto constituía su raíz, que en el momento en que te vuelves alerta por la mañana no debes recordarte a ti mismo, sino recordar lo divino. Lo divino debe pasar a ser lo primero que recuerdes; y lo último, por la noche, cuando te estés durmiendo. Lo divino debe ser recordado; debe ser lo primero y lo último. Y si es realmente lo primero por la mañana y lo último por la noche, estará contigo todo el día, también en el medio. Debes dormirte saturado con él. Te sorprenderá, porque la
cualidad de tu dormir será diferente. Cuando te estés durmiendo esta noche, por favor, no seas tú el que se duerme; deja que se duerma lo divino. Cuando estés preparando la cama, prepárala para lo divino, llega el huésped. Y cuando estés tumbado en la cama, deja que esté lo divino, no tú, trátate a ti mismo como el huésped. Y cuando estés durmiéndote, sigue sintiendo que existe lo divino, que satura cada respiración, que late en la sangre, que palpita en el corazón. Ahora está cansado después de todo un día de trabajo, ahora quiere dormir. Y por la mañana sentirás que has estado durmiendo de un modo diferente. La cualidad del dormir será cósmica, porque el encuentro sucederá en lo profundo de la fuente. Cuando te sientes a ti mismo como lo divino, caes al abismo, porque entonces no hay miedo. Si no, incluso por la noche, cuando estás dormido, tienes miedo de caer profundamente en él. Mucha gente padece de insomnio; no debido a ninguna otra tensión, sino porque tienen miedo de dormirse, porque dormir les parece un abismo, algo sin fondo. He conocido a varias personas que tienen miedo. Un anciano vino a mí y me dijo que no podía dormir porque tenía miedo. Le pregunté: «¿Por qué tiene miedo?» Él dijo: «Tengo miedo porque si duermo realmente, y me muero, no estaré consciente, alerta. Y puedo morir, porque ya soy viejo; y no me gusta la idea de morir mientras duermo. Al menos, que esté consciente y alerta de lo que está sucediendo.» Sigues aferrándote a algo para no dormirte, pero cuando sientes que existe lo divino, has aceptado. Entonces el abismo también es divino. Entonces caes muy profundamente en las mismas fuentes originales de tu ser..., y la cualidad será diferente. Y cuando te levantes por la mañana sientas que ya no estás dormido, recuerda que se está levantando lo divino. El día entero será diferente. Y estate saturado -independientemente de lo que hagas o no, deja que lo haga lo divino-; simplemente deja que se haga. Come, duerme, trabaja, pero deja que lo haga lo divino. Sólo entonces puedes estar saturado, puedes hacerte uno con ello. Y una vez que sientes, aunque sea un solo momento -aunque sea un solo momento, digo-, que ha llegado el cenit, que no estás, que lo divino te ha saturado completamente, estás iluminado. En
ese único momento, ese momento intemporal, tomarás consciencia de todo el misterio de la vida. Entonces no hay miedo y entonces no hay muerte. Ahora te has vuelto la vida misma. Sigue y sigue; nunca termina, nunca comienza. Entonces la vida es éxtasis. Y los conceptos de moksha, de cielo y paraíso, son infantiles, porque no son realmente algo geográfico. Son símbolos de este estado supremo de ser, cuando el individuo se ha disuelto en el cosmos o cuando el individuo ha permitido que el cosmos se disuelva en él; cuando los dos se han hecho uno, cuando la mente y la materia; las dos manifestaciones, han vuelto a la fuente original, lo tercero. Toda la búsqueda es por eso. Esa es la única búsqueda, y no estarás satisfecho hasta que logres esto. Nada puede substituirlo. Puedes seguir pasando por vidas y más vidas, pero a no ser que se logre esto, tu búsqueda seguirá persiguiéndote constantemente. No puedes descansar. Esta técnica puede ser muy útil y no hay ningún peligro en ella; puedes practicarla sin un maestro. Recuerda esto, todas las técnicas que empiezan con el cuerpo son peligrosas sin un maestro..., porque el cuerpo es un fenómeno muy complejo, muy complejo. Es un mecanismo, y sin alguien que sepa exactamente lo que está sucediendo, es peligroso empezar; puede que perturbes el mecanismo, y entonces será difícil repararlo. Todas las técnicas que empiezan directamente con la mente se basan en la imaginación, y no son peligrosas, porque no se afecta al cuerpo en absoluto. Pueden hacerse sin un maestro; aunque será difícil, porque no tienes ninguna confianza en ti mismo. Un maestro no va a hacer nada realmente, pero se convierte en un agente catalizador. No va a hacer nada -en realidad, no se puede hacer nada-, pero su presencia misma afecta tu seguridad en ti mismo y tu confianza, y eso ayuda. Simplemente con la sensación de que el maestro está ahí, avanzas con confianza. Porque él está presente, no tienes miedo; porque está contigo, puedes entrar en lo desconocido, lo inexplorado. Pero con las técnicas corporales, el maestro es muy necesario, porque el cuerpo es un mecanismo y puedes hacer algo que no pueda remediarse fácilmente. Puedes dañarte a ti mismo. ¡Vino a mí un hombre que hacía shirshasana, estar cabeza abajo durante horas. Al principio eso era muy bueno y se sentía
muy relajado y calmado todo el día. Pero luego surgieron problemas, y se alteró mucho cuando la calma desapareció y se acaloró completamente. Casi se volvió loco. Y como pensaba que shirshasana le ayudó al principio, y se volvió muy calmado, y se sintió muy sereno; silencioso, relajado, lo hizo más, porque ahora se sentía muy alterado. Pensó que más shirshasana le ayudaría..., y, en realidad, shirshasana era la causa. El mecanismo de la mente, el cerebro, sólo necesita que una cierta cantidad de sangre circule por él; si circula menos sangre, estarás en dificultades. Y esto es diferente con cada uno. Depende. Por eso no puedes dormir sin almohadas. Si intentas dormir sin almohadas, no puedes, o dormirás menos porque fluye más sangre a la cabeza. Esas almohadas te ayudan. La cabeza está alta para que fluya menos sangre, y para dormir es necesaria menos sangre. Si fluye más sangre, entonces el cerebro está alerta, no puede relajarse. Si haces demasiado shirshasana, puede que pierdas completamente el sueño. Puede que no seas capaz de dormir en absoluto. Y hay peligros. Se ha registrado que siete días es lo máximo que puedes estar sin dormir; sólo siete días. Después te volverás loco, porque tejidos muy sutiles del cerebro se romperán, y no pueden ser reparados fácilmente. Cuando estás cabeza abajo en shirshasana, toda la sangre está bajando a la cabeza. Así es que no he visto a nadie que haga shirshasana que sea inteligente en modo alguno. Si una persona hace mucho shirshasana, se volverá estúpida, porque se destruirán tejidos muy sutiles del cerebro. Con tanta sangre pasando, los tejidos sutiles no pueden existir. De manera que tiene que ser decidido por un maestro que sepa cuánto tiempo será útil para ti unos pocos segundos, o varios minutos. Y esto es sólo un ejemplo. Todas las posturas, asanas, técnicas corporales hay que hacerlas con un maestro. No hay que hacerlas nunca solo, porque no conoces tu cuerpo. Tu cuerpo es algo tan grande que ni siquiera puedes concebirlo. La pequeña cabeza, tu cabeza, tiene millones de células. Y esos millones de células están interrelacionadas. Los científicos dicen que la interrelación es tan compleja como el universo entero. Los antiguos iluminados hindúes han dicho que todo el cosmos existe en miniatura en la cabeza. Toda la complejidad del universo está ahí en miniatura. Si puedes comprender toda la
relación de todas las células, has comprendido toda la complejidad del universo. No eres consciente de ninguna célula, y no eres consciente de ninguna relación. Y es bueno que no seas consciente; de lo contrario te volverás loco con semejante guerra en curso. Sólo puede proseguir inconscientemente. La sangre circula, pero no eres consciente de ello. Hace sólo tres siglos que se descubrió que la sangre circula por el cuerpo. Antes se pensaba que la sangre era estática, que no se movía. La circulación es un concepto muy reciente. Y el hombre ha estado existiendo durante millones de años, pero nadie podía sentir que la sangre estriba circulando. No puedes sentirlo. Mucha velocidad, mucho trabajo está teniendo lugar ahí. Es una gran fábrica, tu cuerpo, y una de las más delicadas. Está constantemente reparándose a sí mismo, renovándose continuamente. Durante setenta años, si no le creas problemas, funcionará como una seda. Hasta el momento no hemos creado ningún mecanismo que pueda mantenerse a sí mismo durante setenta años. De modo que cuando empieces a trabajar de alguna forma con tu cuerpo, recuerda estar cerca de un maestro que sepa de qué está hablando. Si no, no lo hagas. Pero con la imaginación no hay problema. Es un fenómeno simple. Puedes empezar con ello. 95 Concéntrate en los pechos, o en la raíz del pene. Segunda técnica: Siente las sutiles cualidades de la creatividad permeando tus pechos y asumiendo delicadas configuraciones. Unos pocos puntos importantes antes de entrar en esto... Shiva le está hablando a Parvati, a Devi, su cónyuge, de manera que esta técnica es específicamente para las mujeres. Hay que comprender varias cuestiones. Una, el cuerpo masculino y el cuerpo femenino son similares, pero diferentes en muchísimos aspectos. Y la diferencia es siempre complementaria. Todo lo que es positivo en el cuerpo masculino será negativo en el cuerpo femenino; y todo lo que es positivo en el cuerpo femenino será negativo en el cuerpo masculino. Por eso, cuando se unen en un orgasmo profundo, se vuelven un organismo. Lo positivo se
une a lo negativo, lo negativo se une a lo positivo, y ambos se hacen uno..., un círculo de electricidad. De aquí que haya tanta atracción por el sexo, tanto atractivo. Este atractivo no se debe a que el hombre sea un pecador o inmoral, no es porque el mundo moderno se haya vuelto demasiado licencioso, no es debido a las películas y la literatura obscenas...; está muy hondamente arraigado, es muy cósmico. La atracción se debe a que tanto lo masculino como lo femenino son dos semicírculos, y hay una tendencia inherente en la existencia a trascender todo lo incompleto y a completarlo. Ésta es una de las leyes supremas: la tendencia a completar. Siempre que sientes que falta algo, sientes que te gustaría rellenarlo, completarlo. La naturaleza aborrece el estado incompleto, cualquier tipo de estado incompleto. El hombre está incompleto, la mujer está incompleta, y sólo pueden tener un momento de estar completos: cuando sus circuitos eléctricos se hacen uno, cuando los dos se disuelven. Por eso, las dos palabras más importantes en todas las lenguas son amor y oración. En el amor te haces uno con un sólo individuo; en la oración te haces uno con todo el cosmos. Y el amor y la oración son similares en lo que respecta a su funcionamiento interno. El cuerpo masculino y el femenino son similares, pero sus polos positivo y negativo son diferentes. Cuando nace un bebé en el útero de su madre, durante varias semanas. Creo que al menos seis semanas, es neutro: no es ni varón ni hembra. Tiene la tendencia, pero el cuerpo aún está justo en el medio. Luego, después de seis semanas, el cuerpo se volverá masculino o femenino. Si se vuelve femenino, entonces la polaridad de la energía sexual estará cerca de los pechos, el polo positivo, porque la vagina es el polo negativo. Si el bebé es varón, el centro sexual, el pene, será el polo positivo, y también tendrá pechos -tiene todo el mecanismo-, pero son negativos. En el cuerpo femenino existe un equivalente al pene, el clítoris, pero no es funcional. Igual que los pechos masculinos, el clítoris femenino no es funcional, no tiene ninguna función. Los fisiólogos han estado planteando preguntas con respecto a por qué hay pechos en el cuerpo masculino cuando no parece haber necesidad, porque no van a alimentar a un bebé. ¿Qué necesidad hay de ellos? Son polos negativos. Por eso hay tanta
atracción de la mente masculina hacia los pechos femeninos son electricidad positiva. Tanta poesía, literatura, pintura, escultura, todo, se ocupa de los pechos femeninos. En realidad, parece que el hombre tiene menos interés por el resto del cuerpo femenino, y más interés por los pechos. Y esto no es algo nuevo. Las pinturas primitivas más antiguas, en las cuevas, son de pechos; tan enfáticamente de pechos que todo el cuerpo gira en torno a ellos. Los pechos son básicos. Esta técnica es para las mujeres, porque su polo eléctrico positivo está en los pechos. En realidad, por lo que respecta a la vagina, es más o menos insensible. Los pechos son las partes más sensibles, y toda la creatividad del cuerpo femenino gira en torno a los pechos. Es por eso que los hindúes han venido diciendo que a no ser que una mujer sea madre, no está realizada. Lo mismo no es cierto para los hombres nadie dirá que a no ser que un hombre sea padre, no está realizado. Ser padre es accidental. Se puede ser, se puede no ser. No es muy básico, y un hombre puede seguir sin ser padre sin perder nada. Pero una mujer perderá algo, porque toda su creatividad, todo su funcionamiento, llega sólo cuando es madre. Cuando sus pechos se vuelven el centro de su ser, ella se vuelve total. Y no puede ir a los pechos a menos que los llame un bebé. De modo que los hombres se casan con las mujeres para tener una esposa, y las mujeres se casan con los hombres para ser madres, no para tener un marido. Su único interés básico es tener un hijo que despierte su feminidad. De manera que, en realidad, los maridos siempre tienen miedo, porque en cuanto nace el niño, ellos pasan a la periferia del interés de la mujer el niño se vuelve el centro. De modo que los padres siempre se sienten celosos, porque los niños se interponen, y ahora la mujer está más interesada en los niños que en el padre de los niños. Él se ha vuelto una existencia periférica, necesaria para la supervivencia, pero no esencial. Ahora se ha satisfecho la necesidad básica. En Occidente hay ahora una tendencia, una moda, de no alimentar a los niños directamente con los pechos. Esto es muy peligroso, porque significa que la mujer no irá al centro creativo de su ser. Cuando un hombre ama a una mujer, puede amar sus pechos, los amará, pero no puede llamarlos «mamá». Sólo un
niño pequeño puede llamarlos «mamá». O si el amor es muy profundo -tan profundo que el marido se vuelve como un niño-, entonces es posible. Entonces la mujer se olvida completamente de que es sólo un cónyuge y se vuelve una madre para su amante. Entonces no habrá necesidad de un niño; ella puede volverse una madre y el centro del ser puede suceder junto a los pechos. Esta técnica dice: Siente las sutiles cualidades de la creatividad permeando tus pechos y asumiendo delicadas configuraciones. Toda la creatividad de la existencia femenina está enraizada en la maternidad. Por eso las mujeres no están interesadas en ningún otro tipo de creatividad. El hombre es un creador; la mujer no es una creadora. Ella no ha pintado, ella no ha creado gran poesía, no ha escrito grandes libros, no ha creado grandes religiones; ella no ha hecho nada, realmente. Pero el hombre sigue creando, está loco. Sigue inventando, creando, haciendo, construyendo. El tantra dice que esto se debe a que el hombre no es un creador, por naturaleza permanece insatisfecho, tenso. Quiere ser madre, quiere ser un creador, así que crea poesía, crea libros, crea muchas cosas: «dará a luz» muchas cosas. Pero una mujer está a gusto. Si puede ser madre realmente, está realizada; no está interesada. Es sólo cuando una mujer no puede ser madre, no puede amar, no puede llegar realmente al cenit de su creatividad, que empezará a pensar en hacer otra cosa. De modo que, básicamente, las mujeres no creativas se volverán creadoras -poetisas y pintoras-, pero siempre serán de segunda categoría; no pueden ser de primera categoría. Les es tan imposible ser creadoras de pinturas y poesía, y otras cosas, como le es imposible al hombre crear un niño. Él no puede ser madre; eso es biológicamente imposible, y él siente el vacío. Para llenar el vacío, sigue haciendo muchas cosas; pero incluso un gran creador sigue sin estar tan realizado, o sólo muy raramente, como lo está una mujer si realmente es una madre. Un buda está realizado porque se ha creado a sí mismo. Ha renacido, se ha dado a luz a sí mismo, es un hombre nuevo; ahora es tanto su padre como su madre. Puede sentirse realizado. Una mujer puede sentirse realizada más fácilmente. Su creatividad está en torno a sus pechos. Por eso, en todo el
mundo, las mujeres se ocupan mucho de sus pechos es como si toda su existencia estuviera concentrada allí. Siempre están alerta con respecto a sus pechos: ocultándolos o exhibiéndolos, pero siempre pendientes de ellos. Los pechos son su parte más secreta, su tesoro, su centro de ser..., de ser madre, de ser una creadora. Shiva dice: Siente las sutiles cualidades de la creatividad permeando tus pechos y asumiendo delicadas configuraciones. Concéntrate en los pechos, hazte una con ellos, olvida el resto del cuerpo. Lleva toda tu consciencia a los pechos y te sucederán muchos fenómenos. Si puedes hacer esto, si puedes concentrarte totalmente junto a los pechos, todo el cuerpo perderá peso, y te envolverá una dulzura profunda, muy dulce. Latirá en torno a ti, dentro de ti, encima, debajo, en todas partes... una profunda sensación de dulzura. En realidad, todas las técnicas han sido desarrolladas más o menos por el hombre, de modo que siempre dan centros que les resultan más fáciles de seguir a los hombres. Que yo sepa, sólo Shiva ha dado algunas técnicas que son básicamente para las mujeres. Un hombre no puede hacer esto. En realidad, si un hombre trata de concentrarse junto a los pechos, se pondrá muy nervioso. Pruébala. Aun en cinco minutos empezarás a sudar y te pondrás muy nervioso, porque los pechos masculinos son negativos, te darán negatividad. Te sentirás nervioso, incómodo, te parecerá que algo va mal en el cuerpo, te sentirás enfermo. Pero los pechos femeninos son positivos. Si las mujeres se concentran junto a sus pechos, se sentirán muy felices, muy dichosas; una dulzura se extenderá por todo su ser y su cuerpo perderá pesadez. Se sentirán ligeras, como si pudiesen volar. Y con esta concentración cambiarán muchas cosas; te volverás más maternal. Puede que no seas madre, pero te volverás más maternal. Tus relaciones con todo el mundo serán más maternales; habrá más compasión, más amor. Pero esta concentración junto a los pechos debería hacerse muy relajadamente, no de manera tensa. Si te pones tensa, habrá una división entre tú y los pechos. Relájate y disuélvete en ellos, y siente que ya no existes; que sólo existen los pechos. Si un hombre tiene que hacer lo mismo, tendrá que hacerlo con el centro sexual, no con los pechos. De aquí la importancia
del primer chakra en todos los yogas de kundalini. Él tiene que concentrarse justo en la raíz del pene, él tiene ahí la creatividad; él es positivo ahí. Y recuerda esto siempre, nunca te concentres en algo negativo, porque con lo negativo vendrá todo lo negativo. Con lo positivo, vendrá todo lo positivo. Cuando los dos polos del hombre y la mujer se unen, lo negativo está en la parte de arriba del hombre, y lo positivo en la parte de abajo; y lo negativo está en la parte de abajo de la mujer, y lo positivo en la parte de arriba. Estos dos polos de lo positivo y lo negativo se unen y se crea un círculo. Ese círculo está lleno de dicha, pero no es corriente. En los actos sexuales corrientes, el círculo no sucede; por eso te sientes tan atraído por el sexo y también tan repelido. Lo buscas mucho, lo necesitas mucho, lo pides mucho, pero cuando se te da, cuando está ahí, sientes frustración, no sucede nada. Sólo es posible cuando ambos cuerpos están muy relajados y muy abiertos al otro sin ningún miedo, sin ninguna resistencia. Entonces la relajación es tan completa que las electricidades pueden fusionarse y unirse y volverse un círculo. Entonces hay un fenómeno muy extraño... El tantra lo ha registrado, pero puede que no lo hayas oído. Este fenómeno es muy extraño. Cuando dos amantes se unen realmente y se vuelven un círculo, sucede una oscilación. Por un momento, el amante se vuelve la amada, y la amada se vuelve el amante, y en el momento siguiente, el amante vuelve a ser el amante, y la amada vuelve a ser, la amada. Lo masculino se vuelve lo femenino por un momento; entonces lo femenino se vuelve lo masculino por un momento..., porque la energía se está moviendo, y se ha vuelto un círculo. De modo que sucederá que el hombre será activo durante unos minutos, y luego se relajará y la mujer se volverá activa. Eso significa que ahora la energía masculina ha pasado al cuerpo femenino, y ella actuará, mientras que él permanecerá pasivo. Y esto continuará. Normalmente, sois hombre y mujer; en el amor profundo, en el orgasmo profundo, sucederá que por algunos momentos el hombre se volverá mujer, y la mujer se volverá hombre. Se sentirá, se reconocerá y se sentirá absolutamente que la pasividad cambia. En la vida hay ritmo; hay ritmo en todo. Cuando respiras, la respiración entra; entonces, durante unos segundos se detiene,
no hay movimiento. Entonces vuelve a moverse, sale; y de nuevo hay un alto, un intervalo, ningún movimiento. Movimiento, no movimiento, movimiento. Cuando late el corazón, hay un latido, un alto, otro latido, un alto. El latido significa los masculino; el intervalo sin latido significa lo femenino. La vida es ritmo. Cuando dos personas se unen, hombre y mujer, se forma un círculo, habrá intervalos para ambos. Serás una mujer y de pronto habrá un intervalo y ya no eres una mujer; te has vuelto un hombre. Serás hombre y mujer y hombre. Cuando se perciben estos intervalos, podéis sentir que habéis logrado un círculo. Este círculo se representa en el símbolo de Shiva, el shivalinga. Este círculo está representado por el yoni de Devi y el linga de Shiva. Es un círculo. Es uno de los fenómenos culminantes de dos altas energías uniéndose. Esta técnica será buena. Siente las sutiles cualidades de la creatividad permeando tus pechos y asumiendo delicadas configuraciones. Simplemente relájate, entra en los pechos, deja que los pechos se vuelvan todo tu ser. Deja que el cuerpo entero sea tan sólo una situación para que existan los pechos; tu cuerpo se ha vuelto secundario, tan sólo un trasfondo, y se pone el énfasis en los pechos, y te estás relajando totalmente en ellos, entrando en ellos. Entonces surgirá tu creatividad. La creatividad femenina surge sólo cuando los pechos se vuelven activos. Fúndete en ellos y percibirás que surge la creatividad. ¿Qué significa cuando surge la creatividad? Tendrás muchas visiones en torno a ti. Buda y Mahavira dijeron en sus vidas pasadas que, cuando nacieran, sus madres tendrían ciertas visiones, ciertos sueños. Debido a esos sueños, se pudo predecir que iba a nacer un buda. Habrá dieciséis visiones consecutivas. He estado experimentando con esto. Si una mujer se funde realmente en sus pechos, tendrá ciertas visiones en una determinada secuencia. Empezará a ver ciertas cosas. Las secuencias serán diferentes para diferentes mujeres, pero te diré unas pocas. Una, habrá figuras, figuras humanas, y si la mujer va a dar a luz, entonces aparecerá la figura del hijo. Si ha habido una fusión total en los pechos, entonces la mujer puede ver qué tipo de hijo va a nacer de ella. Aparecerá la figura, y luego será
más clara. Si no va a ser madre pronto o si no está embarazada, entonces habrá en torno a ella fragancias, perfumes muy desconocidos. Los pechos pueden volverse fuentes de perfumes muy delicados que no son de este mundo, que no pueden crearse químicamente; se oirán sonidos, sonidos armoniosos; todas las esferas de la creatividad pueden aparecer en nuevas y muy diversas configuraciones. Todo lo que les ha sucedido a los grandes pintores y poetas le sucederá a la mujer si puede fundirse en sus pechos. Y esto será tan real que cambiará toda su personalidad; se volverá diferente. Y si sigue con estas visiones, con el tiempo cesarán, y llegará un momento en que sucederá la nada, el vacío, la vacuidad: sucederá shunyata. Este shunyata es la más elevada de las meditaciones. Así que recuerda esto, si eres una mujer, no te concentres en el tercer ojo. Será mejor para ti que te concentres junto a los pechos, en los pechos, justo en los dos pezones de los pechos. Concéntrate ahí. Y lo segundo: no te concentres en un pecho; concéntrate en ambos simultáneamente. Si te concentras en uno, tu cuerpo se desestabilizará inmediatamente. Incluso es posible que se produzca la parálisis si te concentras sólo en uno. Así que concéntrate en ambos simultáneamente, fúndete en ellos, y lo que suceda, deja que suceda. Simplemente sigue observando y no te apegues a ningún ritmo, porque los ritmos serán muy bellos, celestiales. No te apegues. Sigue observándolos y se un testigo. Llegará un momento en que empezarán a desaparecer; y cuando sucede Shunyata, la nada, cuando sólo queda el espacio, sólo espacio, y los pechos han desaparecido, entonces estás bajo el árbol bodhi. Capítulo 68 La Energía se Deleita Jugando Preguntas ¿No es la imaginación también deseo? Ayer dijiste que la mente es realidad...
¿Por qué enfatizas en cambiar el centro? ¿Por qué técnicas diferentes para los hombres y para las mujeres? Primera pregunta: Se ha dicho que ningún deseo, ya sea mundano o religioso, puede conducir a la libertad. Pero una imaginación positiva de la felicidad y la dicha también es un tipo de deseo. ¿No es cierto, entonces, que también la imaginación es deseo y, por lo tanto, crea tensiones? La imaginación no es deseo. La imaginación es sólo un juego. El deseo es algo totalmente diferente. Puedes besar tu imaginación en el deseo, puedes proyectar tu imaginación mediante el deseo...; entonces será una atadura. Si simplemente juegas con la imaginación sin ningún deseo..., no para llegar a ninguna parte, no para conseguir algo con ello, sino sólo como un juego, entonces no hay deseo y no hay atadura. Estas técnicas de imaginación sólo pueden ser útiles si estás jugando con ellas. Si te pones serio, pierdes la oportunidad. Pero la pregunta es relevante, porque, en realidad, no puedes concebir nada que puedas hacer sin deseo. Incluso si estás jugando, juegas sólo para llegar a alguna parte, para conseguir algo, para ganar. Si no hay nada en el futuro, perderás el interés. Dirás: «Entonces, ¿por qué? Entonces, por qué jugar en absoluto? Estamos tan orientados a un fin que lo convertimos todo en un medio. Esto hay que recordarlo, la meditación es el juego supremo; no es un medio para alcanzar nada, no es un medio para alcanzar la iluminación. La iluminación sucede en ella, pero no es un medio para alcanzarla. No es un medio para alcanzar la libertad suprema. La libertad suprema sucede en ella, pero no es un medio para alcanzarla. No puedes usarla como una causa para producir un efecto. Ésta ha sido una de las cosas más enigmáticas, a través de los siglos, los que han sabido siguen insistiendo en la meditación por la meditación misma. No desees conseguir nada con ella, disfrútala en sí misma, no te salgas de ella..., y la consecuencia será la iluminación. Recuerda, la
consecuencia..., no el efecto. La meditación no es una causa, pero si estás en meditación profunda, sucede la iluminación. En realidad, estar en meditación profunda es la iluminación. Pero la mente dice siempre que lo conviertas todo en trabajo. Dice: «Haz algo porque; éste será el beneficio que obtendrás de ello.» Imaginario o real, la mente necesita algo a lo que agarrarse, a lo que proyectarse. Sólo entonces puede aplicarse. Así es como funciona la mente, funciona en el presente para el futuro. Puede que el futuro sea ilusorio, puede que nunca suceda, pero si la mente puede tener puesta la esperanza en el futuro, entonces puede funcionar. A esto es a lo que se llama deseo: hacer algo en el presente para el futuro. El fin siempre está en alguna otra parte; los medios están aquí, pero el fin está en alguna otra parte. Esta división del fin y los medios, esta brecha, es el deseo. Si estás jugando, no hay deseo, porque el fin está aquí y los medios también están aquí. Mientras estás jugando no hay futuro; simplemente estás tan fundido en ello que el futuro desaparece. Mira a los niños jugando. Miras sus rostros, sus ojos. Ahora están en la eternidad. Son felices porque están jugando. La felicidad no resultará como un fin; está aquí ahora mismo. Momento a momento, son felices, no es que algo estupendo vaya a suceder después; ya está sucediendo. Están en la eternidad. Pero sus mentes aún no están desarrolladas. Las forzaremos a desarrollarse porque este juego no será útil en el mundo. Tendrán que aprender a trabajar. Tendrán que dividir el fin y los medios. Tendrán que crear una brecha entre este momento y el futuro, y les enseñaremos a sacrificar el presente por el futuro. Así es como funciona el mundo, como funciona el mercado, como funciona el deseo. El deseo lo vuelve todo utilitario. En la meditación te volverás un niño de nuevo, jugando, sin ninguna idea de futuro, disfrutando este mismo momento, disfrutando el acto en sí mismo, intrínsecamente. Entonces la imaginación no es deseo. Entonces puedes jugar con ella, y es una de las cosas más bellas posibles. Y este jugar, este estar en el momento, totalmente absorto, es la iluminación. En el momento en que sucede, estás transformado. De modo que la iluminación nunca está en el futuro, siempre está en el presente; y no es un trabajo que hay que hacer, sino
un juego que hay que jugar. Ese es el significado del concepto hindú de leela. Dios está jugando; no está enfrascado en un trabajo. Este mundo no es utilitario, sino sólo un juego de energía. La energía se deleita jugando; se divide a sí misma y luego juega al escondite. De modo que, en realidad, los iluminados hindúes nunca han dicho que Dios es el creador, sino que Dios es el jugador..., porque la palabra misma «creador» lleva consigo mucha seriedad, como si hubiera algún fin y algo que conseguir. ¿Dios creando el mundo? Esto es absurdo, porque significa que falta algo, de manera que Dios está creando el mundo para conseguir algo. O significa que hay un futuro, de modo que Dios también vive deseando. Los jainas y los budistas no pudieron comprender el concepto hindú de leela, así que negaron completamente a Dios, porque si Dios crea el mundo, entonces desea. De modo que los jainas y los budistas dicen que si Dios desea, entonces Dios forma parte del mundo; él mismo no es libre, él mismo no está liberado. Así es que negaron completamente el concepto de Dios, porque dicen que Dios significa uno que está más allá del deseo. Y dicen que Mahavira es un dios, está más allá del deseo, pero Brahma no es un dios porque crea el mundo, desea el mundo. No pudieron entender el concepto de leela. El concepto de leela es totalmente diferente del concepto de la creación. Dios está simplemente jugando y no puedes preguntar «¿Por qué?», porque un juego no tiene que responder a ningún «¿Por qué?». Si los niños están jugando y preguntas: «¿Por qué estáis jugando?», dirán: «Estamos jugando, así que estamos jugando.» Jugar es bueno en sí mismo, la energía está moviéndose; está desbordándose la energía abundante. Cuanto mayor te haces, menos juegas. ¿Por qué? Porque ahora tu energía no es tan desbordante. Ahora te has vuelto económico. Ahora sabes que tienes una cierta cantidad de energía y has de canalizar esa energía para trabajar, para conseguir algo. Los niños están simplemente rebosantes. Disponen de tanta energía que tienen que jugar. El juego es sólo energía desbordante, energía excesiva moviéndose. Entonces disfrutan el momento mismo. Un niño está saltando, corriendo, pero no para alcanzar alguna meta. Correr es en sí mismo una bella experiencia de energía vital, una experiencia de vitalidad, una
experiencia de estar vivo, de rebosar tan abundantemente que puedes expulsar la energía sin ninguna mente económica detrás de ello. Dios significa energía absoluta, energía infinita. Dios no puede ser económico. Tiene tanta, infinitamente tanta, que sólo puede jugar. Y este juego sigue y sigue, no tiene fin. No puede tenerlo, porque la energía es infinita. Y no puedes preguntar «¿Por qué?». La energía se mueve, no tiene ningún «porqué». Si Dios creó el mundo puedes preguntar: «¿Por qué? ¿Por qué has creado el mundo?» Pero si simplemente está jugando, no puedes preguntar «¿Por qué?» Cuando te conviertes en un jugador, te vuelves divino. Si eres un trabajador, eres humano; si eres un jugador, te has vuelto divino. Entonces participas en el juego. Por eso hemos llamado a Krishna el avatara absoluto. No hemos llamado a Rama el avatara absoluto; le llamamos un avatara parcial, una llegada parcial de lo divino al mundo. Pero de Krishna decimos que es una llegada absoluta. La diferencia es que Rama es serio. Aún es utilitario, está orientado a un fin, esto está bien y eso esta mal. Lo bueno y lo malo sólo existen en el trabajo, se debería hacer esto y no se debería hacer eso, esto es bueno y eso es malo. Para Krishna todo se ha vuelto un juego, de modo que todo es arbitrario, tan sólo reglas del juego. Si sigues las reglas, si sigues sabiendo que esto es un juego y que hay que seguir las reglas, eso es bueno. Si no las sigues, no hay nada de malo en ello; en realidad, estás jugando el juego contrario, el de no seguir. Si obedeces, sigues el juego de la obediencia; si no obedeces, sigues el juego de la desobediencia, el juego de la rebelión. Pero no hay nada malo. A lo que quieras jugar, es tu elección. Y si no te lo tomas en serio y eres feliz, independientemente de lo que hagas, estás iluminado. Hay reglas porque un juego hay que jugarlo con otros. Si estás jugando solo, no surge la cuestión de las reglas; entonces puedes cambiar tus reglas cuando quieras. Pero como estás jugando con otros, hay que seguir ciertas reglas para poder jugar con ellos. No hay ninguna otra razón detrás de ello. La moralidad es una regla, el amor es una regla, la sociedad es sólo una regla..., reglas acordadas, vamos a jugar a algo, de modo que las acordaremos. Si no quieres observar las reglas, entonces puedes
ser rebelde, pero no te lo tomes en serio. Entonces juega al juego de ser rebelde. Y si alguien te mata, te asesina, o te sacrifica, sabes que estabas jugando al juego de ser un líder rebelde, así es que te han matado. No hay ninguna condena. No estabas a favor de las reglas establecidas, de modo que las reglas establecidas estaban contra ti; está bien. Entonces no hay nada malo, y no tienes que quejarte. Una vez que tomas consciencia de que el concepto del trabajo, la utilidad, llegar a alguna parte, la meta, es la esclavitud, eso no significa que dejas de jugar el juego en el mercado. Sigues jugando, pero sabes que esto es un juego. Eso no significa que te divorcias de tu mujer; sigues jugando al juego del matrimonio. Pero ten muy claro que es un juego. No te lo tomes en serio. Y si quieres jugar al juego del divorcio, puedes jugar a eso, pero, recuerda, no te lo tomes en serio. Divorcio o matrimonio..., éstos son juegos alternativos; ser mundano o hacerse sannyasin..., éstos son juegos alternativos. Pero no te los tomes en serio. Se risueño, festivo. Y elijas lo que elijas, puedes jugar; independientemente de cuáles sean las consecuencias, les darás la bienvenida, porque no te las tomas en serio. Una vez que esto profundice en tu consciencia -y profundizará si empiezas a jugar con la meditación-, será un buen comienzo. Porque en la meditación tú eres el único jugador; por eso puede ser un buen comienzo, el comienzo adecuado. Estás jugando solo, de modo que puedes olvidarte de la sociedad, y la sociedad no vendrá a interferir. Es un juego a solas, la meditación, un juego a solas. Lo juegas solo. De modo que puedes jugar a lo que quieras, pero olvídate de los fines. Si hay fines; también has convertido la meditación en un trabajo. Simplemente juega, disfrútala, ámala. Es bella en sí misma. No hay necesidad de ningún otro fin para embellecerla. La gente viene a mí y me dice: «Estamos disfrutando de la meditación, pero dinos qué va a suceder. ¿Cuál será el resultado final?» Les digo: «Éste es el resultado final, que estás disfrutando. iDisfrútala más!» Pero siguen insistiendo: «Dinos algo sobre ello. ¿Cuál será el resultado final? ¿Dónde llegaremos?» No les interesa en absoluto dónde están; lo que les interesa siempre es adónde llegarán. La
mente no puede existir en el presente, así que sigue dándote excusas para entrar en el futuro. Esas excusas son los deseos. De manera que si deseas ser un dios, ser un buda, tu meditación será un tipo de deseo, y entonces no será meditación. Si no deseas nada, si simplemente disfrutas estando aquí, celebras estar vivo, disfrutas la energía interna jugando en la imaginación, en visiones, en el vacío, independientemente de lo que elijas, y eres totalmente uno con este momento de deleite, entonces es meditación. Entonces no hay deseo, y sin deseo el mundo cesa. Con una mente que no desea, una mente juguetona, has entrado. Ya estás ahí. Pero hay que machacar esto en tu mente una y otra vez, porque tu mente es un transformador. Lo transforma todo en un deseo; todo; puede transformar incluso el no-deseo en un deseo. La gente viene a mí y dice: «¿Cómo se consigue el estado de nodeseo? ¿Cómo conseguir el estado de no deseo?» Ahora éste se ha vuelto el deseo. Tu mente tiene un mecanismo transformante: todo lo que pongas en ella saldrá como un deseo. Estate alerta y deléitate tanto en los momentos, que no quede energía para irse al futuro. Entonces, cualquier día, en cualquier momento, te sucederá que, de pronto, toda la oscuridad cae; de pronto, todo lo que es una carga desaparece; de pronto, estás liberado. Pero el énfasis debería recaer cada vez más en el juego, el presente, aquí y ahora; y cada vez menos en el futuro. Segunda pregunta: Ayer dijiste que la mente es realidad, el sueño es realidad. Entonces, ¿por qué los gurús como tú os tomáis la molestia de enseñarnos que la mente es la única barrera, que la mente es el único obstáculo? Los gurús y los discípulos son fenómenos de la mente. Hay gurús porque tu mente necesita gurús. Tú los creas. Hay maestros porque quieres que te enseñen. Tú los necesitas. Es un juego. Cuando digo que el matrimonio es un juego, no pienses que no diría que un gurú y unos discípulos conforman un juego. Es un juego. Algunas personas lo disfrutan, así que lo juegan. Si lo disfrutas, juégalo profundamente; si no lo disfrutas,
olvídalo. Pero éste es uno de los juegos más hermosos. Va aún más hondo que el matrimonio. Es uno de los juegos más hermosos, más refinados; y sólo cuando una cultura alcanza el cenit, se desarrolla este juego, nunca antes. De modo que, en realidad, el juego sólo se ha desarrollado en India. El juego del gurú y el discípulo fue creado aquí. Occidente lo está descubriendo ahora por vez primera, porque ahora Occidente está llegando a un cenit. Este juego es el más lujoso. No es corriente, de modo que sólo puede jugarlo la gente que se lo puede permitir. Y si sabes que éste es un juego muy hermoso y lo disfrutas, puedes jugarlo. Pero no te lo tomes en serio. Y se puede perdonar a los discípulos si son serios, pero cuando los maestros son serios, es ridículo. No se puede perdonar si ni siquiera son conscientes de que esto es un juego. En la realidad, todos los juegos desaparecen, pero para la mente los juegos existen. Con esto no estoy diciendo que deberías dejar de jugar; tan sólo estoy diciendo que deberías tomar consciencia de que esto es sólo un juego, y entonces, si lo disfrutas, sigue jugándolo. Si no lo disfrutas, entonces para. Una vez que caes en la cuenta de que todo en la vida, toda relación, es un tipo de juego, ya eres libre, porque sólo estás atado debido a la seriedad. Estás atado porque piensas que todo es muy serio. Nada es tan serio. Pero es difícil concebir toda esta vida como un juego. ¿Por qué es tan difícil? Porque entonces el ego cae de golpe. Si todo es un juego, el ego no puede mantenerse. El ego necesita comida. La seriedad es la comida. Se alimenta de ella. De modo que cuando te haces discípulo, si simplemente estás jugando, tu ego no puede fortalecerse con ello, porque sabes que esto es un juego. ¿Sobre qué te vas a sentir tan egotista? La gente empieza a pensar que son discípulos de un gurú muy portentoso. Puede que el gurú sea portentoso o puede que no lo sea, no se trata de eso; pero el discípulo piensa: «Soy el discípulo del más grande de los gurús.» Eso se convierte en una vitamina y el ego crece con ella, se fortalece. Por eso los discípulos siguen luchando en relación con los gurús. Nadie puede creer que su gurú sea el número dos; es siempre el número uno. Y la cuestión no es si es el número uno o
no...; no, no es eso; es porque tú sólo puedes ser el número uno si tu gurú es el número uno. El ego del discípulo depende del encumbramiento del gurú. Si alguien dice algo contra tu gurú, ¿por, qué te sientes tan herido? Tu ego está herido. Tu gurú significa tu ego, encarnado, y si alguien dice algo contra tu gurú, no puedes tolerarlo. Es imposible, porque es un golpe directo a tu ego. Pero esto se puede tolerar en los discípulos. Son ignorantes, y hagan lo que hagan, lo harán mal. Eso se da por supuesto. Pero los supuestos gurús también están jugando el juego muy seriamente. No pueden reírse; les resulta imposible reírse de todo el juego. Un gurú es realmente un gurú cuando sabe que todo el asunto es un juego y que el juego te está ayudando a hacerte más consciente. Y llegará un momento en que tú también te reirás, llegará un momento en que podrás mirar atrás..., y entonces te sentirás muy agradecido, porque para ti todo era muy serio, y para el gurú nunca fue nada. Pero estaba jugando el juego tan en serio contigo y haciendo todo tipo de esfuerzos..., como si estuviera llevándote a alguna parte. Recuerda, es «como si», porque no hay ninguna parte a la que llevarte. Tienes que estar aquí. De modo que todos los esfuerzos que parece que te están llevando a alguna parte son sólo artificios. No se te puede llevar a ninguna parte. Ya estás en casa; nunca lo has percibido. Estás enraizado en la realidad, en la verdad. Así es que todos estos juegos de llevar, guiar, ser un gurú, son para ponerte en situaciones en las que descubrirás que todo lo que querías encontrar ya está aquí. Pero no puedes comprender la falta de seriedad. El ego no conoce ese lenguaje. Toda religión nace como un juego, y toda religión se vuelve una iglesia, muy seria, mortalmente seria. Toda religión nace como una danza, como una canción, como una celebración, y luego todo se vuelve muerto y serio. En realidad, la religión no puede ser seria. Debe ser extática, debe ser la cumbre más alta de la dicha. ¿Cómo va a ser seria? Los cristianos siguen pensando y creyendo que Jesús nunca se rió. Mira a Krishna, no se puede encontrar nada en común entre ellos. No es que Jesús fuera así, pero los cristianos le han hecho serio porque sólo en torno a un Jesús serio es posible una iglesia seria. Y entonces todo el juego de los Papas..., tan serios, tan
agobiados. Jesús debió de haber sido un hombre muy alegre, riendo, disfrutando, comiendo, bebiendo, bailando. Debió de haber amado la vida profundamente. Ese fue su pecado. Esa fue la razón por la que fue crucificado. Los que le crucificaron eran muy serios. Eran la vieja iglesia establecida. En realidad, no crucificaron a Jesús, crucificaron su celebración; y no habría habido cristianismo si no hubiera sido crucificado, porque era un hombre muy alegre. En el momento en que los judíos le crucificaron, todo se volvió muy serio; la muerte se convirtió en lo importante. Y, por supuesto, la figura en la cruz está muy seria, la muerte. El cristianismo surgió en torno al cuerpo muerto y la cruz. La cruz se volvió el símbolo; no Jesús riéndose en un pueblo, bebiendo en una fiesta, comiendo con amigos, o quedándose en casa de una prostituta. No, esos no se convirtieron en los símbolos. La cruz se convirtió en el símbolo, y con la cruz, la seriedad..., la seriedad de la muerte. Y debido a esa cruz y a Jesús crucificado, el cristianismo se volvió contrario a la vida. Todo lo que está vivo se convirtió en pecado. Y toda religión sigue haciendo esto a su manera. Los que son muy sofisticados no lo harán de esa manera; lo harán de otra forma. Nosotros no hemos transformado a Krishna -India es un país muy sofisticado, y no hará semejante cosa-, pero nunca le hemos considerado real. Es sólo un mito hermoso. El Gita se volvió más importante que Bhagavad; la vida de Krishna no es tan importante para los hindúes, pero el mensaje que trasmitió en el campo de batalla es muy importante. ¿Por qué? Porque es algo serio. Un campo de batalla está más próximo a la muerte que a la vida. La vida de Krishna está muy llena de vida, pero se ha convertido en un mito y nadie se preocupa por ella. Las pocas palabras que pronunció en el campo de batalla se han vuelto más importantes que toda su vida. Y entonces hay especialistas que siguen explicando que su vida es sólo simbólica, que no es real. Que jugase con sus gopis no es real, las gopis son sólo símbolos de los sentidos, no son reales. No son mujeres reales de carne y hueso, no. Las gopis no son mujeres; son simbólicas. Y los especialistas son muy eficientes haciendo tales trucos. Dicen que Krishna es el alma y las gopis son los sentidos del cuerpo, los sentidos están bailando alrededor del alma. Éste es un país sofisticado. Matan a Krishna, crucifican a
Krishna, pero de una manera muy sofisticada. Se mata su celebración; se vuelve simbólica, sin sentido, y se aparta a un lado toda su vida real. Él bailaba con mujeres reales, pero eso es escandaloso, porque no podemos concebir a Krishna bailando con mujeres reales. Le podemos permitir bailar con mujeres simbólicas, pero no con mujeres reales. Estaremos escandalizados. La vida nos escandaliza. Nos hemos vuelto tan mortecinos que cualquier cosa viva nos escandaliza. Toda religión nace en la celebración; y cuando la celebración muere, ten muy claro que la religión está muerta. Siempre que nace una nueva religión, todas las viejas religiones estarán contra ella, porque volverá a estar presente la celebración. Igual que cuando nace un niño -todo niño nace juguetón, alegre, vivo, celebrando, celebrando irresponsablemente, no creyendo en el futuro, creyendo en el aquí y ahora- toda la sociedad estará contra él; toda la sociedad intentará reformarle antes de que se pierda. Hay que traerle al buen camino. Lo mismo sucede con toda nueva religión. De manera que cuando digo que la meditación es una danza, cuando hablo de sannyas como una celebración y una felicidad internas, una afirmación de la vida, por supuesto, todos los que pertenezcan a antiguas tradiciones dirán: «¿A esto le llamas sannyas?» Y en cierto modo tienen razón, porque todo lo que han venido creyendo que es sannyas, no lo es. Han estado creyendo en nombres muertos: cuanto más muertos, más dicen: «Esto si que es renuncia auténtica...» Cuando se ha renunciado a la vida, lo llaman sannyas; pero yo lo llamo sannyas cuando se está viviendo la vida en su totalidad. Pero así es como será siempre. Cuando yo ya no esté, lo convertiréis en algo serio. Daréis explicaciones sobre cuál es el significado real. Pero el significado real siempre es obvio; no hay necesidad de dar ninguna explicación. Todas las explicaciones son para justificar, para poner algo que no había. Gurús, discípulos, iluminados e ignorantes... Éste es un gran juego, un juego cósmico. Los ignorantes necesitan iluminados; los iluminados no pueden jugar a solas, solos, necesitan a los ignorantes. Pero el maestro sabe que esto es un juego y no se lo toma en serio.
Tercera pregunta: Dijiste anoche que un cambio en los aspectos externo o interno y físico o mental puede traer consigo un cambio en la consciencia. Eso significa que los cambios en la periferia también afectan la consciencia, el centro. Pero entonces, ¿por qué enfatizas en cambiar el centro, en vez de cambiar lo externo, la periferia? Éste es el problema, seguís agarrándoos a las palabras, pero os perdéis el sentido. La periferia también te pertenece; forma parte del centro. La periferia forma parte del centro, es la parte externa del centro, pero no es diferente del centro. ¿Puedes crear una periferia sin centro? ¿O puedes crear un centro sin periferia? No están separados, son uno. La periferia es el centro mirado desde fuera. Si cambias tu periferia, el centro también será afectado, por dos razones: en primer lugar, la periferia forma parte del centro, y, en segundo lugar, ¿qué cambiará la periferia sino el centro? ¿Qué cambiará la periferia? El centro cambiará la periferia. Pero mi énfasis en empezar a trabajar desde el centro sigue ahí, porque si empiezas a cambiar la periferia se tardará más tiempo en llegar al centro. Puede que se tarden muchas vidas en lo que se puede hacer en un solo momento, porque tienes que ir desde la periferia al centro, hacia atrás, de lo superficial a lo profundo. Si empiezas a trabajar desde el centro, la periferia cambia automáticamente. Cuando el centro es diferente, la periferia le sigue, porque la periferia no puede alejarse de ti. Por ejemplo, no te diré que intentes ser no-violento en la periferia, es una pérdida innecesaria de tiempo y esfuerzo. Se no-violento en el corazón, se compasivo, amoroso, en el corazón..., y la periferia vendrá detrás. Puedes olvidarte completamente de ella, porque todo lo que sucede en la periferia viene del centro, de modo que si eres compasivo en el centro, la periferia vendrá detrás. Y esta compasión será totalmente diferente, porque la periferia no sabrá que esto es compasión; la periferia no se sentirá alborozada por que esto sea compasión; la periferia será dichosamente ignorante, la compasión te seguirá como una sombra. Éste es el camino más
fácil. Lo que quiero decir es esto: si quieres cambiar un árbol, cambia las raíces. Por supuesto, las hojas del árbol también son el árbol, y también puedes intentar cambiar las hojas. Si cambias las hojas, las raíces serán afectadas, pero va a ser un largo proceso, porque el flujo es de la raíz a las hojas, el flujo no es de las hojas a la raíz. Estás siguiendo una dirección inversa a la de la naturaleza. Si sigues cambiando las hojas, después de muchísimas vidas puede que afectes la pauta de las raíces, pero esto va a ser innecesariamente largo. Puedes hacerlo inmediatamente si cambias la pauta en las raíces. Las hojas cambiarán y se volverán diferentes. De modo que cuando pongo el énfasis en el centro, no quiero decir que la periferia está separada del centro. Y cuando pongo el énfasis en el centro, no quiero decir que no se puede afectar el centro desde la periferia; se puede, pero es la ruta más larga posible. Si eliges ir por la ruta larga, eso depende de ti. No hay nada de malo en ello. Si disfrutas del viaje, entonces la ruta larga es buena; si simplemente quieres ver las vistas, entonces la ruta larga es buena. De lo contrario, empieza desde el centro. Es de esta manera, estamos sentados aquí y me estáis escuchando, de modo que se crea un centro en esta habitación, vosotros os volvéis la periferia, yo me vuelvo el centro. Existe un alma de grupo. Os centráis en mí. Si alguien quiere afectar esta habitación y esta alma de grupo, es mejor empezar por mí que por vosotros. Porque si yo cambio de parecer, los efectos no tardarán en producirse, pero si alguien empieza por vosotros, va a ser un esfuerzo muy prolongado. Porque, para empezar, sois muchos, y primero tendrá que cambiaros uno por uno, y luego debe tratar de cambiarme por medio de vosotros. Esto va a ser muy prolongado, y puede que nunca suceda. Lo otro es más fácil. Si me cambia a mí y si vosotros estáis ligados a mí como centro, los efectos se producirán inmediatamente. En tu cuerpo, en tu ser, está sucediendo el mismo fenómeno. Hay el centro y hay la periferia de tu vida. Tocando tu centro directamente, la periferia seguirá; tiene que seguir, no hay otro camino. Cambiar la periferia es un asunto fragmentado, cambias un fragmento, y otros noventa y nueve fragmentos permanecen como antes; entonces, cuando pasas a otro fragmento, esos
noventa y nueve fragmentos restantes cambiarán el que intentaste cambiar; volverán a hacerlo como era antes. Toda la pauta estará contra ello. Puedo cambiar un hábito -será necesario mucho esfuerzo-, pero no toda tu pauta, porque tu centro sigue dándote todos los viejos hábitos. He cambiado sólo un hábito y hay miles de hábitos. Este hábito cambiado lo está sólo desde la superficie, forzado. En cuanto estés desprevenido, todos los demás hábitos y la pauta lo volverán a cambiar a como era antes. Se desperdicia mucho esfuerzo trabajando en la superficie. He visto a personas que han estado esforzándose toda su vida por cosas corrientes. Por ejemplo, alguien ha estado toda su vida intentando dejar de fumar, ésta ha sido su aspiración, su única aspiración, y no lo ha conseguido. A semejante persona le digo que, incluso si lo consigues, ¿qué has conseguido? Toda la vida se pierde tratando de dejar de fumar. No merece la pena. Cuando llegues a la fuente divina, a Dios, sólo podrás decir que has dejado de fumar. Esto no vale la pena decirse. Y toda la vida se ha pasado intentado dejar de fumar, y ni siquiera eso se ha conseguido. Esto es trabajo fragmentado. Y el problema no es fumar; estás luchando contra una corriente cambiando una pequeña ola..., y todo el río sigue fluyendo. Si cambias una ola, el río entero volverá a cambiar la ola a lo que es, porque la pauta, la pauta inherente, sigue siendo emitido desde el centro a la periferia. En un programa inherente, todo lo que está sucediendo en la periferia ha sucedido ya en el centro. Por eso está sucediendo ahí. La periferia llega a enterarse de cosas que han estado sucediendo muy profundamente. Vete a la causa y no te preocupes demasiado por el efecto. Esto es científico. Cambia el centro. No intentes dejar de fumar, no intentes dejar esto y aquello... Sigue la pauta más profunda. ¿Por qué fumas? ¿Por qué tienes esta obsesión con el centro sexual? ¿Por qué tienes esta obsesión con el dinero? ¿Por qué eres un tacaño? ¿Por qué te sigues aferrando a dinero muerto? Puedes donarlo; eso no cambiará nada. Donarlo no ayudará; volverás a acumularlo. Y donar será en sí mismo una inversión para el futuro, formará parte de el saldo bancario. No puedes donar simplemente jugando. ¿O sí? Puedes donar muy seriamente cuando se dice que la donación te llevará al cielo. Entonces, puedes donar. Para mí, un donante que está dando su
dinero por un futuro en el paraíso se está aferrando más a su dinero que una persona que puede dilapidar toda su fortuna en un juego de naipes. Esta persona es menos avariciosa. Puede jugar con él, y su logro es más profundo. Puede que parezca inmoral, porque la moralidad la han creado los donantes. Éstos dirán: «Estás derrochando el dinero». Ellos nunca derrochan el dinero; ellos siempre lo invierten. Y este hombre está loco, es inmoral, está derrochando dinero. Pero este hombre es menos avaricioso, y este hombre puede profundizar más fácilmente que el hombre avaricioso que está donando por algún paraíso o algo similar. Puedes cambiar las cosas externas, pero, en el fondo, incluso el cambio tendrá la misma pauta. Hay que sacar de raíz y transformar la pauta. Por eso pongo el énfasis en empezar desde el centro. Pero no pienses que quiero decir que si no puedes empezar desde el centro, no empieces desde la periferia. No es eso lo que quiero decir. Si no puedes empezar desde el centro, por favor, empieza desde la periferia. Algo es mejor que nada. Tomará mucho tiempo; puede que nunca puedas hacerlo, pero aun así, el esfuerzo mismo será bueno. Recuerdo un incidente. En la sala de espera de un aeropuerto, una joven lloraba sin parar. Todos los que estaban por allí eran conscientes de ello, pero nadie sabía qué hacer. Entonces, un hombre se armó de valor. Se acercó a la mujer, trató de consolarla, dijo cosas confortadoras, la estrechó con su brazo, y le preguntó: «¿Qué puedo hacer? ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte a dejar de llorar?» Pero ella no estaba escuchando. Seguía llorando, así que él la estrechó aún más y volvió a preguntarle: «Puedo hacer algo para que dejes de llorar?». La mujer dijo por fin: «Me temo que no. Esto es fiebre del heno, pero, por favor, sigue intentando.» Eso es lo que yo te digo. Desde la periferia es difícil, porque es como la fiebre del heno. Es casi imposible, pero, por favor, sigue intentando. Puede que suceda algo. ¿Quién sabe? Pero si realmente estás interesado, empieza desde el centro. Cuarta pregunta: ¿Por qué debería haber una diferencia entre técnicas para
hombres y para mujeres? Porque son diferentes. Son todo lo diferente que se puede ser. Son polos opuestos. En realidad, una pregunta más relevante sería ésta: ¿Por qué debería haber técnicas similares? Hay técnicas que están siendo usadas tanto por hombres como por mujeres, no porque sean adecuadas para las mujeres, sino, en realidad, porque nunca se crearon técnicas especiales para ellas. Han sido una parte desatendida de la humanidad. Todas las técnicas fueron creadas por hombres. Básicamente, el hombre estaba experimentando consigo mismo: conocía la pauta de su energía, las trayectorias de su energía, los pasajes de su energía. Trabajó con eso. Y estaba hablando con otros hombres; de modo que las técnicas fueron creadas por hombres para hombres. Nunca se consideró a las mujeres. Las mujeres no pueden entrar en una mezquita musulmana. En realidad, no tienen que formar parte del islam; la mezquita sólo existe para los hombres. Durante muchos años, Buda negó insistentemente la iniciación a las mujeres. Mahavira inició a muchas mujeres, nunca les negó la iniciación, pero no se desarrollaron ningunas técnicas para ellas. Todas las técnicas eran para los hombres. Las mujeres trabajaron con dificultad con ellas. Es por eso que los resultados nunca fueron tan milagrosos, nunca fueron, siempre medianos; tenían que serlo. En realidad, no hay necesidad de trescientas religiones en el mundo; sólo se necesitan dos religiones; una para los hombres y una para las mujeres. Y esas dos religiones no necesitan estar en conflicto; pueden estar juntas. Se volverán una. No habrá necesidad de ningún conflicto. Si un hombre y una mujer pueden enamorarse y vivir juntos como una sola unidad, esas dos religiones pueden enamorarse... Deberían. Toda la fisiología, toda la psicología, cada capa de la consciencia femenina es diferente de la del hombre; no sólo diferente, sino justo la contraria. Por ejemplo, el kundalini yoga... no es en absoluto para las mujeres. Pero muchos se escandalizarán si digo eso..., sobre todo las mujeres. Pensarán que les han quitado algo de las manos. No es para ellas en absoluto porque se basa en el centro sexual que es positivo para el hombre. El centro sexual positivo está en la raíz del pene...,
para los hombres, no para las mujeres. Para las mujeres, ese centro es negativo, y no se puede hacer subir la energía de un centro negativo. De modo que casi siempre se da el caso -ésta es mi observación- de que cuando las mujeres dicen que están sintiendo que les está subiendo la kundalini, lo están imaginando. No puede suceder, pero son muy imaginativas, más imaginativas que los hombres. De manera que si trabajo con diez mujeres y diez hombres, nueve mujeres sentirán que la energía asciende, y sólo un hombre sentirá que la energía asciende. iEsto es milagroso, porque no puede suceder! Siguen viniendo a decirme: «Sí, está sucediendo.» ¿Qué se puede hacer? Es imposible, científicamente imposible, porque la energía sólo puede salir de un centro positivo. Se deberían desarrollar técnicas diferentes, técnicas totalmente diferentes; pero como el hombre y la mujer viven tan cerca, siguen olvidando que son diferentes. Nada es similar, y es bueno que nada sea similar, porque es por eso que se pueden volver un círculo de energía. Son complementarios, encajan el uno en el otro. Pero que encajen no significa que sean similares; encajan porque no son similares. Y cuando dos tipos similares de cuerpos y mentes intentan encajar el uno en el otro, esto es una perversión. Así es que digo que la homosexualidad es una perversión. En Occidente, ahora se ha vuelto más y más prevaleciente. Ahora los homosexuales piensan que son progresistas, tienen sus club, fiestas, instituciones, revistas, propaganda, todo. Y su número está creciendo. En ciertos países ha llegado a alrededor del cuarenta por ciento. Tarde o temprano, la homosexualidad se convertirá en una pauta en todas partes, una pauta normal. Si la gente insiste, tienes que permitirlo; porque el gobierno tiene que servir a la gente. Si dos hombres quieren vivir juntos en matrimonio, no es asunto de nadie crear obstáculos. Está bien. Si dos mujeres quieren vivir juntas, casadas, no es asunto de nadie. Es asunto suyo. Pero esto es básicamente acientífico. Es asunto suyo, pero es acientífico. Es asunto suyo y nadie necesita interferir. Pero sus mentes son ignorantes de la pauta muy básica de la energía humana y su movimiento. Los homosexuales no pueden desarrollar la espiritualidad; es muy difícil. Toda su pauta del movimiento de energía está alterada. Todo el mecanismo está
conmocionado, pervertido. Y ahora, si la homosexualidad crece demasiado en el mundo, tendrán que ser creadas técnicas muy diferentes, desconocidas antes, para ayudarles a ir hacia la meditación. Cuando digo que un hombre y una mujer son dos contrapartes de un todo, quiero decir que son complementarios. Y la complementariedad sólo es posible cuando sus polos opuestos se unen. Considéralo de esta manera: la vagina es el polo negativo en el cuerpo femenino y los pechos son el polo positivo. Ésta es la banda del magnetismo, el polo positivo junto a los pechos, el polo negativo junto a la vagina. Para el hombre, el polo negativo está en los pechos, y el polo positivo está en el pene. De modo que cuando los pechos se unen -los masculinos y los femeninos-, se están uniendo el positivo y el negativo; y cuando los centros sexuales se unen en el coito, se están uniendo el negativo y el positivo. Ahora ambas bandas magnéticas se están uniendo en sus polos opuestos, ahora hay un círculo, la energía puede fluir, la energía puede moverse. Pero este círculo sólo sucederá cuando un hombre y una mujer estén enamorados. Si no hay amor, entonces sólo se unirán sus centros sexuales, un polo positivo se unirá a un polo negativo. Habrá un intercambio de energía, pero lineal. No se puede hacer un círculo. Es por eso que sin amor nunca te sientes satisfecho. El sexo sin amor se vuelve una bagatela, no va muy hondo. La energía se mueve, pero en una línea, no se crea un círculo. Y cuando hay un círculo, os hacéis uno; no antes. Cuando estáis profundamente enamorados, entonces se unen también los pechos; nunca antes. De modo que el acto sexual es muy fácil; el acto de amor es más complejo. El acto sexual es sólo físico: dos energía que se unen y se disipan. Por eso, si sólo hay sexo, tarde o temprano te sentirás frustrado, desperdicias energía y no se gana nada. La ganancia sólo sucede cuando hay un círculo. Si hay un círculo total, entonces los dos miembros de la pareja saldrán del acto sexual con más energía, más vivos, más colmados, con más energía fluyendo. Si sólo hay el acto sexual, ambos miembros de la pareja saldrán de ello vacíos, desfallecidos. Han perdido energía. Se dormirán, porque lo único que se sienten es débiles.
En este «encuentro de un solo polo» los hombres pierden más que las mujeres. Es por eso que las mujeres pueden hacerse prostitutas: porque el polo positivo es el hombre y el polo negativo es la mujer. La energía fluye del hombre a la mujer, pero no a la inversa. De modo que una mujer puede tener veinte o treinta actos sexuales en una noche; un hombre, no. Un hombre puede tener dos. Depende de la edad, de cómo se mueva su energía..., porque no se gana nada. De manera que, para mí, si la prostitución es mala no es debido a la prostitución; es porque es imposible un círculo. No te recargas; simplemente desperdicias tu energía. Si hay amor, entonces el hombre y la mujer se unen en dos polos. El hombre le da a la mujer, y la mujer se lo devuelve. Es recíproco, mutuo. Para las mujeres, la meditación será buena si empieza en los pechos. Ese es su polo positivo. Debido a esto, muchas cosas extrañas se vuelven posibles, suceden. Al hombre siempre le gusta entrar en la mujer inmediatamente. No está interesado en el jugueteo previo, porque su polo positivo siempre está listo. Y las mujeres están siempre poco dispuestas a entrar en el acto sexual inmediatamente, sin ninguna estimulación previa, porque su polo negativo no está listo. Y no puede estar listo; a menos que el hombre empiece a amar a la mujer empezando por los pechos, el polo negativo no estará listo. Pueden ceder, pero no participarán. Y el hombre piensa que el acto sexual es simple. ¿Por qué perder tiempo? Entra en la mujer, inmediatamente..., y acaba en unos minutos. Pero la mujer no participó, no estaba excitada. Por eso las mujeres tienen un anhelo de que sus amantes les toquen los pechos, amen sus pechos..., un hondo anhelo. Sólo cuando sus pechos se han llenado de energía responde su segundo polo de la banda magnética, que es negativo. Entonces están vivas en ello, entonces pueden participar, entonces es posible la comunicación..., y entonces se disolverán. El jugueteo previo es primordial. Los matrimonios se secan porque al principio, cuando te unes a una nueva mujer, juegas con su cuerpo antes. No estás seguro de si ella te permitirá una aproximación directa, de modo que juegas. Tientas el terreno para ver si ella está lista. Pero cuando
es tu mujer, lo das por descontado, no hay necesidad. Las esposas están insatisfechas con sus maridos, no porque sus maridos no sean amorosos, sino porque son amorosos desacertadamente. No piensan que una mujer existe de manera diferente, que su cuerpo responde de un modo diferente, opuesto al de ellos. Esta concentración en los pechos, disolverse en ellos, proporcionará una nueva sensación a la mujer meditadora, una nueva percepción de su propio cuerpo, porque ahora, desde el centro, puede sentir todo el cuerpo vibrando. Simplemente amando los pechos de una mujer se le puede llevar a un profundo orgasmo, porque el polo negativo responderá inmediatamente, Hay muchas otras cosas. Si empiezas por los pechos, meditando en los pezones... No sigas la ruta que has leído en los libros, porque eso es para los hombres. Simplemente no sigas ningún gráfico; tan sólo deja que la energía se mueva por sí sola. Sucederá de esta forma: con sólo una vaga sugestión, tus pechos se llenarán de energía, radiarán energía, se calentarán, y entonces tu vagina responderá. Y sólo después de que tu vagina responda y vibre empezará a funcionar tu kundalini. La ruta será diferente y la manera en que ascenderá la kundalini será diferente. En el hombre asciende muy activamente, drásticamente. Por eso la han denominado «serpiente que sube». Muy drásticamente, repentinamente, con una sacudida, la serpiente se despliega. Y se siente en muchos puntos. Esos puntos se llaman chakras. Donde hay resistencia, la serpiente se abre camino a la fuerza. Igual que el pene entra en la vagina, de la misma manera es similar el pasaje para el hombre. Cuando la energía asciende es como si el pene se estuviera moviendo dentro. Y la serpiente es un símbolo fálico. En realidad, para no usar el lenguaje directo, para no llamarlo pene, lo han llamado serpiente. Debes haber oído la historia del Paraíso Terrenal, donde la serpiente persuadió a Eva para que comiera el fruto del árbol de la ciencia. Ahora los estudiosos están trabajando y dicen que esta serpiente es también un símbolo fálico. De modo que, en realidad, no es una cuestión de comer el fruto del conocimiento; es una cuestión de sexualidad. El mismo símbolo ha sido usado de manera similar en India:
la serpiente sube como un pene entra en erección, en sacudidas, y yendo hacia dentro. Esto no es lo que sentirá una mujer. La sensación será la opuesta. Al igual que una mujer siente cuando el pene ha entrado en la vagina –la sensación de disolverse, la acogida, la vagina cediendo, vibrando muy, muy delicadamente, en un estado receptivo, amoroso, acogedor-, el fenómeno será el mismo dentro. Cuando la energía ascienda, será un ascenso receptivo, pasivo, como si se estuviera abriendo un pasaje: no una serpiente subiendo, sino una puerta abriéndose, y un pasaje abriéndose, y algo cediendo. Será pasivo y negativo. Con los hombres, algo está entrando; con las mujeres, algo está abriéndose, no entrando. Pero nadie se ha ocupado de ello nunca antes, porque nadie ha tenido en cuenta a la mujer. Pero para el futuro, pienso que ahora es indispensable; el cuerpo femenino no debería ser desatendido. Son necesarios mucha investigación y mucho trabajo, pero es muy difícil trabajar debido a tantas tonterías puritanas, moralistas. Es muy difícil trabajar y crear un mapa de cómo responderá a los fenómenos el cuerpo femenino. Pero así es como creo que será, todo será justo lo opuesto. Tiene que ser así. No puede ser similar. Pero el punto culminante será el mismo. Capítulo 69 Eres un Desconocido para Ti Mismo. Los Sutras 96 Mora en algún lugar ilimitadamente espacioso, libre de árboles, colinas, viviendas. Así llega el final de las presiones de la mente. 97 Considera que el espacio pleno es tu propio cuerpo de dicha. El hombre nace solo y muere solo, pero entre estos dos puntos vive en sociedad, vive con otros. La soledad es su realidad básica; la sociedad es sólo accidental. Y a no ser que el hombre pueda vivir solo, pueda conocer su soledad en su total
profundidad, no puede conocerse a sí mismo. Todo lo que sucede en la sociedad es sólo externo; no eres tú, es sólo tu relación con los demás. Tú permaneces desconocido. No puedes ser revelado desde el exterior. Pero vivimos con otros. Debido a esto; el conocimiento de uno mismo es totalmente olvidado. Sabes algo sobre ti mismo, pero indirectamente, te lo han dicho otros. Es extraño, absurdo, que otros hayan de hablarte sobre ti mismo. La identidad que tienes te es dada por otros; no es real, sino sólo una etiqueta. Se te da un nombre. Ese nombre se da como una etiqueta, porque a la sociedad le resultará difícil relacionarse con una persona sin nombre. No sólo se da el nombre; la imagen misma que piensas que eres es dada por la sociedad, que eres bueno, que eres malo, que eres guapo, que eres inteligente, que eres moral, un santo, o lo que sea. La imagen, la forma, también es dada por la sociedad, y tú no sabes lo que eres. Ni tu nombre revela nada, ni la forma que te ha dado la sociedad. Sigues siendo un desconocido para ti mismo. Ésta es la ansiedad básica. Existes, pero eres un desconocido para ti mismo. Esta falta de conocimiento sobre ti mismo es la ignorancia, y esta ignorancia no puede ser eliminada por ningún conocimiento que te puedan dar otros. Pueden decirte que no eres este nombre, que no eres esta forma, que crees una «alma eterna», pero eso también te lo dan otros; tampoco eso es inmediato. A no ser que llegues a conocerte a ti mismo directamente, permanecerás en la ignorancia; y la ignorancia crea ansiedad. No sólo les tienes miedo a los demás, te tienes miedo a ti mismo; porque no sabes quién eres y qué hay oculto en ti. No sabes qué es posible, qué saldrá de ti en el momento siguiente. Sigues temblando, y la vida se vuelve una honda ansiedad. Hay muchos problemas que crean ansiedad, pero esos problemas son secundarios. Si penetras hondamente, entonces todo problema revelará finalmente que la ansiedad básica, la angustia básica, es que te desconoces a ti mismo; desconoces la fuente de la que vienes, el fin hacia el que vas, el ser que eres ahora mismo. De aquí que toda religión diga que entres en la soledad, para que, por un tiempo, puedas dejar la sociedad y todo lo que la sociedad te ha dado, y te afrontes a ti mismo directamente. Mahavira vivió doce años solo en el bosque. Durante esos días
no hablaba, porque en el momento en que hablas, has entrado en la sociedad. El lenguaje es la sociedad. Permaneció completamente silencioso; no hablaba. Había cortado el puente básico para poder estar solo. Cuando no hablas, estás solo, profundamente solo; no hay manera de ir al otro. Durante doce largos años vivió solo sin hablar. ¿Qué estaba haciendo? Estaba tratando de descubrir quién era. Es mejor repudiar todas las etiquetas, es mejor alejarse de los demás para que no haya necesidad de la imagen social. Estaba eliminando la imagen social. Estaba deshaciéndose de toda la basura que le había dado la sociedad; estaba intentando estar totalmente desnudo, sin ningún nombre, sin ninguna forma. Eso es lo que significa la desnudez de Mahavira. No era sólo tirar la ropa; era más profunda. Era la desnudez de estar totalmente solo. Las ropas también las usas para la sociedad, son para esconder tu cuerpo, o son para cubrirte ante los ojos de los demás, porque la sociedad no apruebe todo tu cuerpo. De modo que todo lo que la sociedad no aprueba, tienes que esconderlo. Sólo se permite que determinadas partes del cuerpo estén al descubierto. La sociedad te elige en partes. No aprueba, no acepta tu totalidad. Lo mismo está sucediendo con la mente; no sólo con el cuerpo. Se aprueba tu cara, se aprueban tus manos, pero no se aprueba todo tu cuerpo, particularmente las partes del cuerpo que pueden sugerir el sexo. Esas partes no se aprueban, no se aceptan. De aquí la importancia de la ropa. Y esto está sucediendo también con la mente, tu mente total no es aceptada; sólo partes de ella. De modo que tienes que ocultar la mente y reprimirla. No puedes abrir tu mente. No puedes abrir tu mente a tu amigo más íntimo, porque te juzgará. Dirá: «¿Esto es lo que piensas? ¿Esto es lo hay en tu mente?» Así es que le tienes que decir sólo lo que puede ser aceptado -una parte muy diminuta-, y todo lo demás que hay en ti tiene que estar completamente oculto. Esa parte oculta crea muchas enfermedades. Todo el psicoanálisis de Freud consiste sólo en sacar la parte oculta. Puede que se tarden años antes de que una persona se cure. Pero el psicoanalista no está haciendo nada; simplemente está sacando a la luz la parte reprimida. El mero sacarla a la luz se vuelve una fuerza curativa. ¿Qué significa esto? Significa que la represión es la
enfermedad. Es una carga, una pesada carga. Querías confesárselo a alguien; querías decirlo, expresarlo; querías que alguien te aceptase en tu totalidad. Eso es lo que significa el amor: que no serás rechazado. Seas, o que seas -bueno, malo, santo, pecador-, alguien te aceptará en tu totalidad, no rechazará ninguna parte de ti. Por eso el amor es la mayor fuerza curativa, es el psicoanálisis más antiguo. Cuando amas a una persona, estás abierto a ella, y con sólo estar abierto, tus partes cortadas, divididas, se juntan. Te haces uno. Pero incluso el amor se ha vuelto imposible. Ni siquiera con tu esposa, puedes decir la verdad. Ni siquiera con tu amante puedes ser totalmente auténtico, porque incluso sus ojos están juzgando. Él o ella también quiere una imagen que seguir, un ideal, tu realidad no es importante; el ideal es importante. Sabes que si expresas tu totalidad serás rechazado, no serás amado. Tienes miedo, y debido a este miedo el amor se vuelve imposible. El psicoanálisis saca a la luz las partes ocultas, pero el psicoanalista no está haciendo nada; simplemente está ahí sentado escuchándote. Nadie te ha escuchado, según parece. Por eso ahora necesitas ayuda profesional. Nadie está dispuesto a escucharte, nadie tiene tiempo, nadie tiene mucho interés en ti. De modo que se ha creado la ayuda profesional, estás pagando a alguien para que te escuche. Y entonces, año tras año, te escuchará todos los días, o dos veces a la semana, o tres veces a la semana, y te curarás. iEsto es milagroso! ¿Por qué deberías curarte sólo con que te escuchen? Es porque alguien te presta atención sin juzgarte y puedes decir todo lo que hay en ti. Y con sólo decirlo, sale a la luz y se hace parte de lo consciente. Cuando cortas algo, ciegas algo, prohíbes algo, reprimes algo, estás creando una división entre lo consciente y lo inconsciente, lo aceptado y lo rechazado. Hay que desechar esta división. Mahavira buscó la soledad para poder ser como era sin tener miedo a nadie. Como no tenía que poner ninguna cara para nadie, pudo desechar todas las máscaras, todas las caras. Entonces podía estar solo, totalmente desnudo, tal como es, bajo las estrellas, junto al río y en el bosque. Nadie le juzgaría y nadie diría: «No se admite que seas así. Deberías comportarte. Deberías ser de este modo.» Dejar la sociedad significa dejar la situación en la que la
represión se ha vuelto inevitable. De modo que la desnudez significa ser como uno es, sin barreras, sin refrenarse. Mahavira entró en el silencio, en la soledad, y dijo: «A no ser que me encuentre a mí mismo - no el ser que otros me han dado, que es falso, sino el ser con el que he nacido-, no volveré a la sociedad. A no ser que sepa quién soy, no volveré a la sociedad. A no ser que me enfrente directamente a mi realidad, a no ser que haya encontrado lo esencial en mí, no lo accidental, no hablaré, porque es inútil hablar.» Eres lo accidental. Todo lo que piensas que eres es la parte accidental. Por ejemplo, has nacido en India; podrías haber nacido en Inglaterra o en Francia o en Japón. Esa es la parte accidental. Pero por haber nacido en India, tienes una identidad diferente. Eres hindú, te consideras hindú; pero podrías haberte considerado budista en Japón, o cristiano en Inglaterra, o comunista en Rusia. No has hecho nada para ser hindú; es sólo un accidente. Allí donde hubieras estado, te habrías afiliado a la situación. Te consideras religioso, pero tu religión es sólo accidental. Si hubieras nacido en un país comunista, no habrías sido religioso, sino tan irreligioso allí como eres religioso aquí. Has nacido en una familia jaina, así que no crees en Dios..., sin haber descubierto que no existe Dios. Pero justo al lado de tu casa nace otro niño el mismo día, y él es hindú. Él cree en Dios, y tú, no. Esto es accidental, no es esencial. Depende de las circunstancias. Hablas la lengua hindú, alguien habla guajarati, alguien habla francés... Éstos son accidentes. La lengua es accidental. Tu alma es esencial; tu «yo» es accidental. Y encontrar lo esencial es la búsqueda, la única búsqueda. ¿Cómo encontrar lo esencial? Buda estuvo en silencio durante seis años. Jesús también se fue a lo profundo de un bosque. Sus seguidores, los apóstoles, querían ir con él. Le siguieron y en cierto momento, en cierto punto, dijo: «Deteneos. No deberíais venir conmigo. Ahora debo estar solo con mi Dios.» Entró en el bosque. Cuando volvió, era un hombre totalmente diferente; se había enfrentado a sí mismo. La soledad se convierte en un espejo. La sociedad es el engaño. Por eso tienes siempre miedo de estar solo, porque tendrás que conocerte a ti mismo, y tendrás que conocerte a ti mismo en tu desnudez, en tu desabrigo. Tienes miedo. Estar solo
es difícil. Siempre que estas solo, inmediatamente empiezas a hacer algo para no estar solo. Puede que empieces a leer el periódico, o puede que enciendas la televisión, o puede que te vayas a algún club a reunirte con tus amigos, o puede que vayas a visitar a algún familiar..., pero, tienes que hacer algo. ¿Por qué? Porque en el momento en que estás solo, tu identidad se disuelve, y todo lo que sabes de ti mismo se vuelve falso, y todo lo que es real empieza a aflorar. Todas las religiones dicen que el hombre debe entrar en la soledad para conocerse a sí mismo. No es necesario permanecer allí para siempre, pues es fútil, pero hay que estar en soledad durante un tiempo, un periodo. Y la duración del periodo dependerá de cada individuo. Mahoma estuvo en soledad varios meses; Jesús sólo unos días; Mahavira durante doce años y Buda durante seis años. Depende. Pero a menos que llegues al punto en que puedas decir: «Ahora he conocido lo esencial», es imprescindible estar solo. 96 Mira el espacio ilimitado. Esta técnica se ocupa de la soledad. Mora en algún lugar ilimitadamente espacioso, libre de árboles, colinas, viviendas. Así llega el final de las presiones de la mente. Antes de adentrarnos en esta técnica, hay que comprender otros tres puntos acerca de la soledad. Uno: estar solo es básico, fundamental; así es como es tu ser. En el útero de la madre estás solo, totalmente solo, y los psicólogos dicen que el anhelo del nirvana, de la iluminación, de la salvación, del paraíso, en realidad es una memoria profundamente grabada de la experiencia del útero de la madre. La has conocido, la soledad total, y su dicha. Estabas solo, eras Dios. No había nadie más. Nadie te molestaba, nadie interfería. Solo eras el dueño y señor. Sin ningún conflicto, la paz era intrínseca. Había silencio, no lenguaje. Estabas en lo profundo de ti mismo. No te das cuenta conscientemente del hecho, pero está profundamente grabado, está oculto en el inconsciente. Debido a esto, los psicólogos dicen que todo el mundo piensa que la vida era bella en la infancia. Y todo país y toda raza piensa
que en algún momento pasado hubo una edad de oro, en algún momento pasado, la vida era dichosa. Los hindúes lo llaman satyuga, la era de la verdad. En el pasado, en algún momento, en el pasado muy, muy remoto, antes de que empezara la Historia, todo era bello y dichoso. No había ningún conflicto, ningún antagonismo, ninguna violencia. Sólo prevalecía el amor. Esa fue la edad de oro. Los cristianos dicen que Adán y Eva vivían en el Edén, en el jardín, en absoluta inocencia y dicha. Entonces llegó la caída. De modo que la edad de oro es antes de la caída. Todo país, toda raza, toda religión, cree que hubo una edad de oro en algún momento pasado, y lo extraño es que, independientemente de lo profundamente que te adentres en el pasado, esto siempre se ha creído... Siempre. En Mesopotamia se ha encontrado una piedra que tiene seis mil años de antigüedad. Hay una inscripción en ella. Si la lees, te parecerá que es el editorial de un periódico de hoy. La inscripción dice que esta era es la era del pecado, que todo ha ido por mal camino, el hijo no cree en el padre, la esposa no cree en el marido. Se ha asentado la oscuridad.. ¿Qué ha sido de aquellos días, los días del pasado, aquellos días dorados? iY es una inscripción de hace seis mil años! Lao Tsé dice que en el pasado, en los tiempos antiguos, todo es hermoso. Entonces prevalecía el Tao, entonces no había nada malo, y como no había nada malo, nadie predicaba. No había nada malo que cambiar, transformar, y no había ningún sacerdote, ningún predicador, ningún líder moral, porque todo estaba tan bien que Lao Tsé dice que en aquellos tiempos, aquellos tiempos antiguos, no había ninguna religión. No había necesidad, porque prevalecía el Tao. Todos eran tan religiosos que no había necesidad de religión. No había sabios entonces, porque no había pecadores. Todo el mundo era tan sabio que, naturalmente, nadie era consciente de quién era un sabio y quién era un pecador. Los psicólogos dicen que este pasado nunca existió. Este pasado es tan sólo la profunda memoria del útero que hay en todo individuo. Existió, en realidad. El Tao estaba en el útero, y todo era hermoso, todo era como debía ser. Completamente ignorante del mundo, el niño es dichoso. La situación del niño en el útero es como la de Vishnu en su shesnaga. Los hindúes creen
que Vishnu está tendido en su sofá, un sofá de serpiente; flotando en el océano de la dicha. En realidad, esa es la situación del niño en el útero. El niño flota. El útero de la madre es como el océano. Puede que te sorprenda saber que el agua en la que flota el niño en el útero de la madre tiene los mismos componentes que el agua del océano, muy similares, las mismas sales, todo. Es agua del océano, sosegadora. Y el útero mantiene siempre la temperatura adecuada para el niño. Puede que la madre esté temblando de frío; eso da lo mismo. Para el niño siempre hace la misma temperatura en el útero. Con una temperatura cálida, está flotando dichosamente, sin ninguna preocupación, ninguna ansiedad, ninguna responsabilidad, solo. No es consciente de la madre; la madre no existe para él. Este sanskar, esta impronta, persiste en ti. Ésta es la realidad básica, cómo eras antes de entrar en la sociedad, y ésta volverá a ser la realidad cuando salgas de la sociedad y mueras. Volverás a estar solo. Y entre estos dos puntos de soledad, tu vida se llena de muchos eventos. Pero esos eventos son accidentales. En el fondo sigues estando solo, porque esa es tu realidad básica. En torno a esa soledad puede que sucedan muchas cosas, te casas, os volvéis dos, luego tenéis hijos y os volvéis muchos. Todo sigue sucediendo; pero sólo en la periferia. El estrato profundo sigue estando totalmente solo. Esa es tu realidad. Puede que llames a esto tu alma, tu esencia. En profunda soledad, hay que recuperar esta esencia. De modo que cuando Buda dice que ha alcanzado el nirvana, en realidad ha alcanzado esta soledad, esta realidad básica. Mahavira dice que ha alcanzado kaivalya. La palabra misma kaivalya significa soledad, lo que está solo. Justo debajo de la agitación de los eventos, está esa soledad. Atraviesa tu vida como un hilo atraviesa un mala.* Las cuentas son visibles, pero el hilo, no. Pero las cuentas cuelgan del hilo, y las cuentas son muchas y el hilo es uno. En realidad, el mala es un símbolo de esta realidad. El hilo es la realidad y las cuentas son tan sólo los eventos que van pendiendo de él. Y a no ser que penetres y llegues al hilo básico, estarás angustiado, sufrirás. * Mala: collar de 112 cuentas, por lo general de madera, llevado tradicionalmente en India por los sannyasins. o «renunciantes». (N. del T.)
Tienes una historia, esa historia es accidental. Y tienes una naturaleza, esa naturaleza no es histórica. Naces en una cierta fecha, de ciertos padres, en una cierta sociedad, en una cierta época; eres educado de una cierta manera. Luego entras en una determinada profesión, te enamoras de una mujer, tienes hijos. Estos acontecimientos son cuentas, eventos, historia, pero en el fondo estás siempre solo. Y si te olvidas completamente de ti mismo debido a estos eventos, te has perdido el propósito mismo de estar aquí. Entonces te has perdido a ti mismo en el drama de la vida y te has olvidado del actor, que no formaba parte de él, que simplemente estaba representando un papel. Todas estas cosas son papeles. Debido a esto, India no tiene historias escritas. En realidad, es muy difícil tener certeza acerca de cuándo nació Krishna, cuándo murió; cuándo nació Rama, cuándo murió..., o si nació alguna vez o no, o si es sólo un mito. No hemos escrito su historia, y ésta es la razón, en India estamos interesados en el hilo y no en las cuentas. En realidad, en el mundo religioso, Cristo es la primera persona histórica, pero si hubiera nacido en India, no habría sido histórico. En India estamos siempre buscando el hilo; las cuentas son irrelevantes. Pero Occidente se orienta más a los eventos, los hechos -las cosas temporales-, que a lo esencial y lo eterno. La historia es el drama. En India, decimos que siguen naciendo Ramas y Krishnas en todas las épocas. Se han repetido muchas veces antes y volverán a repetirse muchas veces después, así que no hay necesidad de ocuparse del historial. Es irrelevante cuándo nacieron. Lo significativo es qué es su ser: el hilo. De modo que no nos interesa si fueron realmente personas históricas o no, no nos interesan las cosas externas que le suceden a un ser; nos interesa el ser mismo y si le sucede algo o no. Cuando entras en la soledad, estás yendo al hilo; cuando entras en la soledad, estás entrando en la naturaleza. Si estás realmente solo, sin ni siquiera pensar en los demás, sentirás por vez primera el mundo de la naturaleza a tu alrededor. Te armonizarás con él. Ahora mismo estás armonizado con la sociedad. Si te desprendes de esta armonización con la sociedad,
te armonizarás con la naturaleza. Cuando llegan las lluvias -siempre llegan, pero no comprendes el lenguaje de las lluviasno te dicen nada, no significan nada para ti; como mucho, caes en la cuenta de algo utilitario sobre la necesidad de agua. De modo que hay alguna utilidad, pero no hay ningún diálogo, no puedes comprender el lenguaje de las lluvias, la lluvia no tiene ninguna personalidad para ti. Pero si dejas la sociedad durante un tiempo y permaneces en soledad, empezarás a sentir un nuevo fenómeno, las lluvias vendrán y te hablarán. Entonces sentirás sus estados de ánimo, un día la lluvia está muy enfadada y otro día es muy sosegadora y amorosa. Un día todo el cielo está deprimido, y otro día está bailando. Un día el Sol sale como a disgusto, forzado, cumpliendo su trabajo; y otro día, por su cuenta, ahora no es un trabajo, sino un juego. Sentirás todos los estados de ánimo a tu alrededor. La naturaleza tiene su propio lenguaje, pero es silencioso, y a no ser que tú seas silencioso, no puedes entenderlo. El primer estrato de armonización es con la sociedad, el segundo estrato de armonización es con la naturaleza, y el tercer estrato, el más profundo, es con el Tao o el Dharma. Esa es la existencia pura. Entonces los árboles, entonces las lluvias, entonces las nubes, también se dejan atrás. Entonces, sólo existencia... La existencia no tiene estados de ánimo. La existencia es siempre la misma. La existencia es siempre la misma, siempre festiva, rebosando energía. Pero primero hay que pasar de la sociedad a la naturaleza; luego de la naturaleza a la existencia. Cuando estás armonizado con la existencia, estás totalmente solo, pero esta soledad es diferente de la del niño en el útero. El niño está solo, pero no es que esté realmente solo, sino que no tiene consciencia de nada más. Su soledad es la de la ignorancia. Cuando te vuelvas conscientemente silencioso, uno con la existencia, tu soledad no estará rodeada de oscuridad, sino rodeada de luz. Para el niño en el útero, el mundo no existe, porque no tiene consciencia de él. Para ti, el mundo existirá, porque el mundo y tú os habéis vuelto uno. Cuando alcanzas el ser más profundo, vuelves a estar solo, porque ya no hay ego. El ego lo da la sociedad. Puede persistir un
poco incluso cuando estás en la naturaleza, aunque no será tanto como en la sociedad. Cuando estás en soledad, el ego empieza a desaparecer, porque siempre existe en relación. Observa este fenómeno, el ego cambia con cada individuo. Si estás hablándole a tu sirviente, mira dentro de ti, observa el ego, ve cómo es. Si estás hablándole a tu amigo, mira dentro de ti, ve cómo es el ego. Si estás hablándole a tu amada, mira dentro de ti, mira a ver si está el ego o no. Si estás hablándole a un niño inocente, mira dentro de ti, no habrá ego, porque será estúpido ser egotista con un niño inocente. Te parecerá que eso sería estúpido, de modo que mientras juegas con niños te vuelves un niño. El niño no conoce el lenguaje del ego. Y siendo egotista con un niño parecerás estúpido. Así es que cuando juegas con niños, éstos te hacen bajar, te llevan de vuelta a tu propia infancia. Cuando estás hablándole aun perro, o jugando con un perro, el ego que te ha dado la sociedad no puede existir, porque con un perro el ego no viene al caso. Si vas andando con tu perro -un perro precioso y muy caro y alguien cruza la calle, incluso el perro parece darte ego. Pero el perro no te está dando ego, sino el hombre que pasa. Te pones tieso, te sientes muy contento porque tienes un perro muy bonito y ese hombre parece celoso. El ego está ahí. Si te vas a un bosque, el ego desaparece. De aquí la insistencia de todas las religiones en que te vayas, al menos durante un tiempo, al mundo de la naturaleza. Este sutra es sencillo: Mora en algún lugar ilimitadamente espacioso..., en la cima de alguna colina, desde donde puedas ver ilimitadamente, desde donde la vista nunca encuentre horizonte. Si puedes ver ilimitadamente y tu vista no tiene fin, el ego se disolverá. El ego necesita límites, lindes. Cuanto más definidos estén los lindes, más fácil le resulta existir al ego. Mora en algún lugar ilimitadamente espacioso, libre de árboles, colinas, viviendas. Así llega el final de las presiones de la mente. La mente es muy sutil. Puedes vivir en la cima de una colina donde no haya nadie, pero si puedes ver una casa abajo, en el valle, empezarás a hablar con esa casa, tendrás una relación con ella, ha venido la sociedad. No sabes quién vive allí, pero alguien vive allí, y ese se vuelve el linde, empezarás a soñar sobre quién
vive allí y tus ojos buscarán todos los días para ver quién vive allí. La casa se convertirá en un símbolo de la humanidad. Así es que el sutra dice sin viviendas; incluso sin árboles, porque se sabe que la gente que vive sola empieza a hablar con los árboles. Entablan amistades, crean un diálogo. No puedes comprender la dificultad de un hombre que ha ido a estar solo. Quiere que haya alguien, así que dirá «hola» al árbol, y «¿qué tal estás?». Y los árboles son seres. Si eres realmente honesto, empezarán a contestar, habrá una respuesta. De modo que puedes crear una sociedad. El significado del sutra es éste, quédate en algún lugar y estate alerta para no volver a crear una sociedad. Puede que empieces a cuidar un árbol, a amar un árbol. Puede que sientas que el árbol tiene sed, y que quieras traer algo de agua... Has empezado una relación, y con una relación no estás solo. De modo que éste es el énfasis: vete a un sitio semejante, pero ten la intención de no crear ninguna relación. Deja atrás todas las relaciones y el mundo de las relaciones, y permanece solo allí. Al principio va a ser muy difícil, porque tu mente está creada por la sociedad. Puedes dejar la sociedad, pero ¿dónde dejarás la mente? La mente te seguirá como una sombra. La mente te perseguirá. La mente empezará a torturarte. Aparecerán rostros en tus sueños, tratarán de arrastrarte. Intentarás meditar, pero los pensamientos no cesarán. Empezarás a pensar en tu casa, empezarás a pensar en tu mujer, o en tus hijos. Esto es humano. Y no te sucede sólo a ti, le ha sucedido a Buda y a Mahavira. Le ha sucedido a todo el mundo. Incluso un Buda está abocado a pensar en Yashodhara durante los seis largos años de soledad. Al principio, cuando la mente le estaba siguiendo, debió de estar sentado bajo un árbol simulando meditar, y Yashodhara debió de seguirle. Amaba a esa mujer, y debió de haberse sentido culpable, porque la había abandonado..., y sin decirle nada. No se menciona en ninguna parte que pensara en Yashodhara, pero yo digo que debió de pensar en ella. Eso es humano, es muy humano; pensar que nunca volvió a pensar en Yashodhara sería muy inhumano y no sería justo con Buda. Sólo con el tiempo, tras una larga pugna, habría sido capaz de deshacerse de la mente. Pero la mente persistirá, porque no es otra cosa que la
sociedad, la sociedad internalizada. La sociedad ha entrado en ti, eso es tu mente. Puedes escaparte de la sociedad, de la realidad externa, pero la interna te seguirá. Buda debió de hablar muchas veces con Yashodhara, con su padre, con el niño pequeño que abandonó. El rostro de su hijo debió de seguirle. Lo tenía en su mente cuando se fue. La noche que se fue, fue a la habitación de Yashodhara, sólo para ver al niño por última vez. El niño sólo tenía un día; Yashodhara estaba durmiendo y el niño estaba aferrado a su pecho. Miró al niño. Quiso coger al niño en sus brazos, porque ésta era su última oportunidad. Aún no lo había tocado, y era posible que nunca regresara, y entonces no habría ningún encuentro. Estaba dejando el mundo. Quiso tocar y besar al niño, pero entonces se asustó porque si cogía al niño en sus brazos, Yashodhara podría despertarse. Entonces le resultaría muy difícil irse, ella empezaría a llorar y a sollozar. El tenía un corazón humano. Es hermoso que pensara en ello, que si ella empezaba a llorar, le resultaría muy difícil irse. Entonces, todo lo que había creado en su mente -que este mundo era inútil y fútildesaparecería. No sería capaz de ver llorar a Yashodhara. Amaba a esa mujer. Así que se fue, salió de la habitación sin hacer ruido. Este hombre no pudo dejar a Yashodhara y al niño fácilmente. Nadie pudo. Cuando estaba mendigando, le tendría que volver a la mente, su palacio, y todo. Era un mendigo por voluntad propia. El pasado persistiría, le machacaría la mente una y otra vez: «Vuelve.» Pensaría muchas veces,«He cometido un error.» Tiene que ser así. Esto no se menciona en ninguna parte, y a veces pienso en hacer un diario de lo que le sucedió a la mente de Buda durante esos seis años, un diario de lo que le sucedió a su mente, de lo que estaba pasando. La mente te seguirá como una sombra dondequiera que vayas. Así que no va a ser fácil; nunca ha sido fácil para nadie. Será una larga pugna una y otra vez para ponerte alerta; una y otra vez para ser un testigo; una y otra vez para no ser víctima. Y la mente te sigue hasta el último momento. A no ser que estés desesperado, a no ser que sientas que eres incurable, que no se puede hacer nada, la mente seguirá persiguiéndote. Lo intentará por todos los medios. Creará fantasías, ensoñaciones, sueños; creará todo tipo de atracciones, de seducciones. Está escrito en la
vida de todos los iluminadas que viene Satanás, viene el Diablo, a seducir. No viene nadie, sólo tu mente. Tu mente es el único Diablo, y nadie más. Lo intentará por todos los medios. Te dirá: «Te daré el mundo entero; vuelve.» Te deprimirá: «Eres un tonto, todo el mundo está disfrutando y tú has venido a la cima de esta colina. Estás loco. Todo ese rollo religioso es una pamema; vuelve. Mira, todo el mundo no está loco y está disfrutando.» Y la mente te dará imágenes muy bellas de todos los que están disfrutando, y el mundo entero te parecerá más atractivo que nunca. Todo lo que has dejado atrás tirará de ti para que vuelvas. Ésta es la pugna básica. Y esto es sólo porque la mente es un mecanismo de hábitos, de persistencia mecánica. En la cima de la colina, la mente se sentirá como en el infierno, no hay nada bueno allí, todo está mal. La mente creará negatividad a todo tu alrededor, «¿Qué estás haciendo aquí? ¿Te has vuelto loco?» El mundo que has dejado atrás se volverá más y más bello a tus ojos, y el lugar en el que estés se volverá más y más feo. Pero si persistes y permaneces consciente de que esto es lo que está haciendo la mente, de que esto es lo que la mente está destinada a hacer, y si no te identificas con la mente, llega un momento en que la mente te abandona, y con ella, todas las presiones. Cuando la mente te abandona, te quedas sin carga alguna, porque la mente es la única carga. Entonces no hay ninguna preocupación, ningún pensamiento, ninguna ansiedad; has entrado en el útero de la existencia. Despreocupado, flotas. Un profundo silencio explota dentro de ti. El sutra dice: Así llega el final de las presiones de la mente. En semejante soledad, hay que recordar una cosa más, el gentío ejerce una honda presión sobre ti, lo sepas o no. Ahora, después de haber trabajado con animales, los científicos han llegado a una ley muy básica. Dicen que todo animal considera un cierto espacio como su territorio. Si entras en ese espacio, el animal se pone tenso y te atacará. Todo animal tiene un cierto espacio a su alrededor. No permitirá entrar a nadie, porque en cuanto entra alguien, siente la presión. Oyes muchos pájaros cantando en los árboles. No sabes lo que están haciendo. Los científicos dicen ahora, tras años de estudio, que cuando un pájaro está cantando en el árbol, está haciendo muchas cosas. Una: está llamando a su novia. Otra: está
avisando a todos los machos competidores que éste es su territorio: no entréis. Y si alguien entra en el territorio, habrá una lucha. Y la novia simplemente esperará para ver quién gana, porque el que consigue el territorio la conseguirá a ella. Simplemente esperará, y el que gane se quedará y el que pierda tendrá que irse. Los animales crean territorios de muchas maneras, por medio del sonido, cantando, con el olor corporal. Ningún competidor debería entrar en ese territorio. Puede que hayas visto perros meando por todas partes. Los científicos dicen que los perros crean su territorio meando. El perro irá a mear en este poste y en ese poste. No meará en un solo lugar... ¿Por qué? Se puede hacer en un solo lugar ¿Por qué moverse tanto? Está creando su territorio. Su orina tiene un olor específico y con ella crea su territorio. Nadie debería entrar; es peligroso. Vive retirado en su propio territorio; es el amo ahí. Se están haciendo muchos estudios. Han probado poniendo animales en una jaula con todas sus necesidades satisfechas; mejor que como pueden satisfacerlas ellos mismos en un bosque. Pero se vuelven locos, porque no tienen espacio. Cuando alguien está siempre alrededor, están tensos, asustados, dispuestos para luchar. Esta constante disposición para la lucha les produce tales tensiones que tienen insuficiencias cardiacas o se vuelven locos. Los animales incluso se suicidan, porque la presión aumenta enormemente. Y se desarrollan muchas anormalidades que nunca se encuentran en estado natural. Los monos en estado natural son totalmente diferentes. Cuando están enjaulados en un zoo, empiezan a comportarse de manera anormal. Al principio se pensó que era el cautiverio lo que estaba creando el problema. Ahora se sabe que no es el cautiverio. Si les proporcionas el espacio adecuado que necesitan en una jaula, son felices. Entonces no hay problema. Pero tienen un instinto intrínseco del espacio. Cuando alguien entra en ese espacio, surge la presión en sus mentes. Sus mentes empiezan a estar tensas, estresadas; no pueden dormir bien, no pueden comer bien, no pueden amar bien. Debido a estos estudios, los científicos dicen ahora que toda la humanidad se está volviendo loca y desquiciada a causa de la superpoblación. La presión es tan grande... Nunca te quedas solo en el tren, en el autobús, en la oficina, en todas partes, montones
y montones de gente. También el hombre tiene una necesidad de espacio, de quedarse solo. Pero no hay sitio, nunca estás solo. Cuando vas a casa, tu mujer está allí, y los niños, y los parientes siguen viniendo. ¡Y aún piensan que el huésped es Dios! Ya estás loco porque la presión es excesiva a todo tu alrededor. No puedes decirle a nadie: «Déjame solo.» Si le dices a tu mujer: «Déjame solo», se enfadará: «¿Qué quieres decir?» Te ha estado esperando todo el día. La mente necesita espacio para relajarse. Este sutra es realmente hermoso y muy científico. Así llega el final de las presiones de la mente. Cuando te vas a vivir solo a la cima de una colina solitaria, tienes espacio a todo tu alrededor, espacio sin fin. La presión del gentío, la presión de otros a tu alrededor, se va. Dormirás más profundamente. Tu despertar tendrá una cualidad diferente por la mañana. Te sentirás libre. Ya no hay un círculo de presión interna. Te sentirás sin confinar, sin restricciones. Esto es bueno. Pero nos hemos vuelto tan adictos al gentío que sólo te sentirás bien durante unos pocos días -tres o cuatro días-; luego surgirá el deseo de volver a la masa. Siempre que te vas de vacaciones, a los tres días quieres volver. Debido a la pauta, al hábito, te sientes inútil. Cuando estás solo, te sientes inútil; cuando estás solo no puedes hacer nada, e incluso si haces algo, nadie lo sabrá, nadie te verá hacerlo, nadie lo apreciará. No puedes hacer nada solo porque toda tu vida has estado haciendo algo para los demás. Te sientes inútil. Así que, recuerda, si alguna vez intentas esta locura solitaria, abandona la idea de la utilidad. Se inútil. Sólo entonces puedes estar solo. Porque, en realidad, la utilidad ha sido impuesta en tu mente por la sociedad. La sociedad dice: «Se útil; no seas inútil.» La sociedad quiere que seas una unidad económica, una cosa, eficiente, utilitario. La sociedad no quiere que seas como una flor. No, incluso si eres una flor, debes valer lo suficiente para ser vendida. La sociedad necesita que estés en el mercado, que tengas alguna utilidad. Sólo entonces eres necesario; si no, no. La sociedad sigue predicando que esa utilidad es la meta de la vida, el propósito de la vida. Esto es una tontería. No estoy diciendo que seas inútil. Estoy diciendo que esta utilidad no es la meta. Tienes que vivir en sociedad, ser útil para ella, pero tienes que seguir siendo capaz de ser inútil en cualquier
momento. Hay que conservar esa capacidad; de lo contrario te vuelves una cosa y no una persona. Cuando te vayas a la soledad, esto se convertirá en un problema. Te sentirás inútil. He estado trabajando con mucha gente. A veces les sugiero que estén tres semanas o tres meses en soledad, en silencio, totales. Y les digo que después de siete días querrán volver y su mente encontrará todas las razones para no estar allí, para que puedan volver. Les digo que no escuchen esos argumentos y que estén resueltos a no irse durante el tiempo que hayan fijado. Me dicen que van por su propia voluntad, así que, ¿por qué iban a irse? Les digo que no se conocen a sí mismos. Como mucho, se quedarán allí de tres a siete días; luego ansiarán volver, porque la sociedad se ha vuelto alcohólica, es un estupefaciente. En los momentos sobrios puedes pensar en estar solo, pero cuando estés solo, en tres días pensarás: «¿Qué estoy haciendo? Esto es inútil.» Así que les digo que sean inútiles y no piensen desde el punto de vista de la utilidad. A veces ha sucedido que han permanecido allí tres semanas o tres meses, y luego vienen y dicen: «Ha sido hermoso, he sido muy feliz, pero esta idea continuó machacando: "¿De qué sirve esto?"» Dicen: «Fui feliz, muy silencioso, lo disfruté. Pero esta idea estaba constantemente en el trasfondo: "¿De qué sirve? ¿Qué estoy haciendo?".» Recuerda, la utilidad es para la sociedad. La sociedad te usa y tú usas la sociedad. Es una relación recíproca. Pero la vida no es para la utilidad. No es utilitaria, no tiene propósito; es un juego, una celebración. De modo que, cuando te vayas a la soledad para hacer esta técnica, estate preparado desde el principio porque vas a ser inútil, y disfrútalo; no te sientas triste por ello. No puedes concebir los argumentos que presentará la mente. Dirás: «El mundo tiene tantos problemas y tu estás aquí, sentado en silencio. Mira lo que está sucediendo en Vietnam, y lo que está sucediendo en Pakistán, y lo que está sucediendo en China; y tú país se está muriendo, no hay comida, no hay agua. ¿Qué estás haciendo aquí meditando? ¿De qué sirve? ¿Traerá esto el socialismo al país?» La mente presentará bellos argumentos; la mente es la gran argumentadora. Es el Diablo, intentará persuadirte, te convencerá de que estás perdiendo el tiempo. Pero no le escuches. Estate
preparado desde el principio: «Voy a perder el tiempo. No haré nada útil. Simplemente disfrutaré de estar aquí.» Y no te preocupes por el mundo. El mundo sigue. Siempre está en apuros, siempre ha estado en apuros y seguirá siempre estando en apuros. Así es el mundo. No puedes hacer nada, así que no intentes ser un gran reformador del mundo, un revolucionario, un mesías. No lo intentes. Simplemente se tú mismo y disfruta de tu soledad, igual que una roca o un árbol o un río... ¡Inútil! ¿Para qué sirve una roca tendida bajo las lluvias, bajo el sol, bajo las estrellas? ¿Qué utilidad tiene esta roca? Ninguna; la roca disfruta siendo así. Simplemente se una roca. Hay jardines de rocas en Japón, en los monasterios Zen; hacen jardines de rocas particularmente para esto. No hay árboles en el jardín; sólo arena y roca. Hay una roca solitaria, y el maestro le dice al discípulo: «Vete y se una roca, como esa roca. No te preocupes por el mundo. Esa roca permanece ahí independientemente de lo que le pase al mundo. No está preocupada. Está siempre en meditación.» A no ser que estés realmente preparado para ser inútil, no puedes ser solitario, no puedes estar en soledad. Y una vez que conozcas su profundidad, puedes volver a la sociedad. Debes volver, porque la soledad no es un estilo de vida; es sólo un adiestramiento. No es un modo de vida, sino sólo una relajación profunda para cambiar de perspectiva. Es salirse del ritmo de la sociedad para mirarte a ti mismo, quién eres, solo. Así que no pienses que esto es un estilo de vida. Muchos lo han convertido en un estilo de vida. Están equivocados, están absolutamente equivocados. Han convertido una medicina en comida. No es un estilo de vida; es sólo medicinal. Te alejas por un tiempo para tener una perspectiva, una distancia, para ver qué eres y qué te está haciendo la sociedad. Cuando te sales de ella, puedes mirar mejor. Puedes observar. Sin estar involucrado, sin estar en ella, puedes volverte un observador desde la cima de una colina, puedes volverte un testigo. Estás tan lejos... imparcial, ecuánime, puedes mirar. Así que toma nota, esto no es un modo de vida. No estoy diciendo que dejes el mundo y te hagas ermitaño en alguna parte de los Himalayas; no. Pero, a veces, vete, relájate. se inútil, permanece solo, existe como una roca, se independiente, libre del
mundo, se parte de la naturaleza..., y rejuvenecerás, volverás a nacer. Luego vuelve y muévete otra vez en la sociedad y en el gentío, y trata de llevar contigo esa belleza, ese silencio que te sucedió cuando estabas solo. Llévalo contigo ahora, no pierdas contacto con él. Entra profundamente en el gentío, pero no te vuelvas una parte de él. Deja que el gentío esté fuera de ti; tú permaneces solo. Y cuando te vuelves capaz de estar solo entre el gentío, has alcanzado la soledad real. Es fácil estar solo en la cima de una colina; toda la naturaleza te ayuda, y nada es una barrera. Volver al mercado, a la tienda, a la oficina, a la familia, y permanecer solo...; esto es un logro. Entonces es algo que has logrado y no es sólo accidental, algo que sucedió debido a las colinas. Ahora ha cambiado la cualidad de la consciencia. Así que permanece solo entre el gentío. El gentío estará fuera, pero no dejes que entre. Protege lo que has conseguido. Defiéndelo, no dejes que sea alterado. Y cuando sientas que la sensación se ha apagado, que se está yendo, que la sociedad la ha alterado, que ha acumulado polvo, que el manantial fresco ya no está fresco, que está contaminado..., vete otra vez. Distánciate de la sociedad para renovar esa sensación, para revivirla de nuevo. Luego vuelve y entra en el gentío. Y entonces llegará un momento en que el manantial original permanecerá fresco y nadie podrá contaminarlo o hacerlo impuro. Entonces no hay necesidad de irse a ninguna parte. De modo que esto es sólo una técnica, no un estilo de vida. No te hagas monje, no te hagas monja; no te vayas a vivir para siempre a un monasterio. Si vives para siempre en un monasterio, nunca podrás saber si has logrado lo que has logrado, o si simplemente te lo ha dado el monasterio. Puede que sea accidental, no esencial. Lo esencial hay que ponerlo a prueba. Lo esencial hay que contrastarlo con la sociedad, hay que llevarlo a la piedra de toque. Y cuando nunca se rompe, cuando puedes contar con ello. Cuando nada puede cambiarlo, entonces se ha vuelto una cristalización. 97 Llena el espacio infinito con tu cuerpo de dicha. Segunda técnica: Considera que el espacio pleno es tu propio
cuerpo de dicha. Esta segunda técnica tiene que ver con la primera. Considera que el espacio es tu propio cuerpo de dicha. Meditando en la cima de una colina con un espacio sin fin ante ti, puedes hacerla. Considera que está lleno de tu propio cuerpo de dicha. Hay siete cuerpos. El cuerpo de dicha es el último cuerpo, de modo que cuanto más entras en ti, más sientes que eres dichoso. Estás acercándote al cuerpo de dicha, a la capa de dicha. Rodea tu alma esencial, que es el primer cuerpo desde dentro hacia fuera, o el último cuerpo desde fuera hacia dentro. Rodeando tu ser, el alma esencial, está la capa de dicha. Se la llama el cuerpo de dicha. Sentado en la cima de una colina, mirando el cielo infinito, siente que todo el espacio, todo el espacio pleno, se llena de tu cuerpo de dicha. Siente que tu cuerpo de dicha se ha agrandado y todo el espacio está lleno de él. ¿Qué sentirás? No sabes lo que es la dicha, así que ¿cómo imaginarla? Será mejor intentar sentir primero que el espacio está lleno de silencio, no de dicha. Siéntelo lleno de silencio. La naturaleza será útil, porque en la naturaleza incluso los ruidos son silenciosos. En las ciudades, incluso el silencio es ruidoso. Los sonidos naturales son silenciosos porque no perturban, son armoniosos. Así que no pienses que el silencio es necesariamente la ausencia de sonido. No; un sonido musical puede ser silencioso, porque es armonioso. No te perturba. Más bien, hace más profundo tu silencio. De modo que cuando entras en la naturaleza, la brisa que sopla, el arroyo, el río, el viento o cualesquiera sonidos que haya, son armoniosos, crean un todo. No son perturbadores. Puedes escucharlos y la escucha misma hará más profundo tu silencio. Así que primero siente que todo el espacio está lleno de silencio; siente hondamente que cada vez es más silencioso, que el cielo se ha vuelto silencioso a tu alrededor. Y sólo cuando sientas que el cielo se ha vuelto silencioso deberás tratar de llenarte de dicha. Cuando el silencio se haga más profundo, tendrás el primer vislumbre de dicha. Cuando aumenta la tensión, tienes el primer vislumbre de desdicha, estrés; cuando el silencio se haga más profundo, te sentirás a gusto, en casa, relajado, y vendrá a ti el primer vislumbre de
dicha. Y cuando llega ese vislumbre, puedes imaginar que ahora todo el espacio está lleno de esa dicha. Considera que el espacio lleno es tu propio cuerpo de dicha... Todo el cielo se vuelve tu cuerpo de dicha. Puedes hacerla separadamente; no hay necesidad de conectarlo con la primera técnica, pero son necesarios los mismos requisitos, espacio ilimitado, silencio, ningún ser humano a tu alrededor. ¿Por qué esta insistencia en que no haya seres humanos a tu alrededor? Porque en el momento en que veas a un ser humano, empezarás a reaccionar como antes. No puedes ver a un ser humano sin reaccionar. Te sucederá algo inmediatamente. Te vuelve a traer todas tus viejas pautas. Si no ves a seres humanos, te olvidas de que eres humano, y olvidar que eres humano, parte de la sociedad, es bueno. Es bueno recordar simplemente que eres, incluso si no sabes qué. No le perteneces a nadie, a ninguna sociedad, a ningún grupo, a ninguna religión. Este «no pertenecer» será útil. De modo que será bueno que te vayas solo a alguna parte y hagas esto, practiques esto. Esta técnica sola será útil, pero recuerda empezar con algo que puedas sentir. He visto a gente haciendo técnicas que no pueden sentir. Si no puedes sentirlo, si no tienes ninguna experiencia de ello, ni siquiera un vislumbre, entonces todo el asunto se vuelve falso. Un hombre vino la decirme: «Estoy practicando que Dios está en todas partes.» Así que le pregunté: «¿Cómo puedes practicarlo? ¿Qué imaginas? ¿Has conocido, has sentido a Dios? Sólo entonces será fácil imaginar; si no, simplemente estarás pensando que estás imaginando, y no sucederá nada.» Recuerda esto para cualquier técnica que hagas. Al principio debes hacer algo con lo que estés familiarizado; puede que no estés totalmente familiarizado con ello, pero será necesario un pequeño vislumbre. Sólo entonces puedes avanzar, paso a paso. Pero no te lances a algo que te es absolutamente desconocido, porque entonces no puedes sentirlo y no puedes imaginarlo. Debido a esto, muchos maestros, particularmente Buda, descartaron completamente la palabra «dios». Buda dijo: «No puedes trabajar con ella. Es el final mismo, y no puedes poner el final al principio. De modo que comienza por el principio mismo.»
Dijo: «Olvida el final; el final vendrá automáticamente.» Y dijo a sus discípulos: «No penséis en Dios. Pensad en la compasión, pensad en el amor.» Así es que no dice que uno debería sentir que Dios está en todas partes; uno simplemente debería sentir compasión por todos los que existen, por el árbol, por los seres humanos, por los animales. Simplemente siente compasión. Siéntete comprensivo, crea amor, porque el amor lo conoces, aunque sea sólo un poco. Ha habido algo como el amor en la vida de todos. Puede que no hayas amado, pero puede que alguien te haya amado, al menos tu madre. Debes haberle mirado a los ojos: ella te amaba. «Simplemente se maternal con la existencia», dice Buda: «Y siente una honda compasión. Siente que el mundo entero está lleno de tu compasión. Entonces todo lo demás vendrá por sí solo.» Recuerda esto como una ley básica: empieza siempre con algo que puedas sentir, porque sólo entonces puede entrar lo desconocido a través de ello. Capítulo 70 Sufre el Dolor de la Soledad PREGUNTAS La soledad es muy dolorosa. ¿Qué se puede hacer? ¿Cómo conciliar la soledad con la totalidad? ¿Minimizar o maximizar? ¿Es el sexo el anhelo de volver al útero? ¿A quién te refieres al decir «nosotros»? Primera pregunta: La confrontación con uno mismo en la soledad es aterradora, muy dolorosa. ¿Qué se puede hacer?
Es aterradora y es dolorosa, y hay que padecerla. No se debería hacer nada para evitarla, no se debería hacer nada para distraer la mente, no se debería hacer nada para escapar de ella. Hay que sufrirla y hay que pasar por ella. Este sufrimiento, este dolor, es una buena señal de que estás cerca de un nuevo nacimiento, porque todo nacimiento es precedido por el dolor. No se puede evitar, y no se debería evitar, porque forma parte de tu crecimiento. Este dolor y este sufrimiento se conoce tradicionalmente como tapascharya, austeridad. Éste es el significado de tapas: austeridad, esfuerzo arduos. Pero ¿por qué hay este dolor? Esto debería comprenderse, porque comprenderlo te ayudará a pasar por ello, y si pasas por ello a sabiendas, saldrás de ello más fácilmente, y antes. ¿Por qué hay este dolor cuando estás solo? Lo primero es que tu ego se pone enfermo. Tu ego sólo puede existir con los demás. Ha crecido en relación; no puede existir solo. De modo que si hay una situación en la que ya no puede existir, se siente asfixiado, se siente al borde de la muerte. Éste es el sufrimiento más hondo. Sientes que te vas a morir, pero no eres tú quien está muriendo, sino sólo el ego que has considerado que eres tú mismo, con el que te has identificado. No puede existir porque te lo han dado los demás. Es una contribución. Cuando dejas a los demás, no puedes llevarlo contigo. Considéralo de esta manera, cuando estás en la sociedad, la gente piensa que eres muy buena persona. Esta bondad no puede existir cuando estás solo y solitario, porque eso es lo que la gente pensaba de ti. Ahora esa gente ya no está. No se puede prestar apoyo a tu imagen. Se ha quedado sin base. Con el tiempo, desaparecerá, y te sentirás muy triste, porque eras tan buena persona, y ahora ya no lo eres. Y no sólo sufrirá la gente buena; si eres una mala persona, también eso te fue dado por los demás. También eso es una manera de conseguir atención. Cuando mucha gente te considera malo, te dan atención. No pueden ser indiferentes a ti; tienen que tenerte en cuenta. Eres alguien, una mala persona, peligroso. Cuando entras en la soledad, te vuelves un nadie. Esa mala imagen desaparecerá, y te estabas nutriendo de ella, tu ego se estaba nutriendo de ella. De modo que los
malos y los buenos no son básicamente diferentes, ambos están obteniendo sus egos. Sus medios son diferentes, pero su meta es la misma. El malo depende de los demás; el bueno, también. Existen en la sociedad. El santo y el pecador existen en la sociedad. Solo no eres ni un santo ni un pecador. De modo que en soledad todo lo que sabes acerca de ti mismo se vendrá abajo; poco a poco, desaparecerá. Puedes prolongar tu ego durante un cierto periodo –y eso también tendrás que hacerlo con la imaginación-, pero no puedes prolongarlo mucho tiempo. Sin la sociedad, estás desarraigado; no existe el terreno del que obtienes nutrición. Éste es el dolor básico. Ya no estás seguro de quién eres: eres sólo una personalidad que se disgrega, una personalidad que se disuelve. Pero esto es bueno, porque, a no ser que desaparezca este falso tú, el real no puede aflorar. A no ser que seas completamente lavado y quedes limpio de nuevo, lo real no puede aflorar. Este falso tú está ocupando el trono. Hay que destronarlo. Viviendo en soledad, todo lo que es falso puede irse. Y todo lo que es dado por la sociedad es falso; en realidad, todo lo que es dado es falso, todo lo que nace contigo es real. Todo lo que eres por ti mismo, a lo que no ha contribuido nadie más, es real, auténtico. Pero lo falso debe irse. Y lo falso es una gran inversión; has invertido tanto en ello, has estado cuidándolo tanto... Todas tus esperanzas dependen de ello, de manera que, cuando empiece a disolverse, te sentirás atemorizado, asustado, tembloroso. ¿Qué te estás haciendo a ti mismo? Estás destruyendo toda tu vida, toda la estructura. Habrá miedo. Pero tienes que pasar por este miedo; sólo entonces dejarás de tener miedo. No digo que te volverás valiente, no; digo que dejarás de tener miedo. La valentía es sólo una parte del miedo. Independientemente de lo valiente, que seas, el miedo está oculto detrás. Digo que dejarás de tener miedo. No serás valiente; no hay necesidad de ser valiente cuando no hay miedo. Tanto la valentía como el miedo se vuelven irrelevantes. Ambos son caras de la misma moneda. De modo que vuestros valientes no son otra cosa que vosotros cabeza abajo, haciendo shirshasana. Tu valentía está oculta dentro de ti y tu miedo está en la superficie; su miedo está oculto dentro de ellos y
su valentía está en la superficie. De modo que cuando estás solo eres muy valiente, cuando piensas en algo eres muy valiente, pero cuando llega una situación real eres miedoso. Se dice acerca de los soldados, de los más insignes entre ellos, que antes de ir al frente tienen tanto miedo como cualquiera. Están temblando por dentro, pero irán. Empujarán este temblor al inconsciente; y cuanto más temblor haya por dentro, más crearán una fachada de que son valientes. Crearán una coraza. Ves la coraza, parecen valientes, pero en el fondo están llenos de miedo. Uno sólo deja de tener miedo cuando ha pasado por el miedo más profundo de todos, el de la disolución del ego, la disolución de la imagen, la disolución de la personalidad. Esto es la muerte, porque no sabes si va a aflorar una nueva vida de ello; durante el proceso sólo conocerás la muerte. Sólo cuando estés muerto tal como eres, en cuanto entidad falsa, sólo entonces sabrás que la muerte era sólo una puerta a la inmortalidad. Pero eso será el final. Durante el proceso, simplemente estás muriendo. Todo lo que has valorado tanto te está siendo arrebatado, tu personalidad, tus ideas, todo lo que pensabas que era hermoso. Todo te está dejando. Estás siendo desnudado. Todos los roles y las vestimentas te están siendo arrebatados. En el proceso, habrá miedo, pero este miedo es básico, necesario, inevitable; hay que pasar por él. Deberías comprenderlo, pero no trates de evitarlo, no trates de escaparte de él, porque toda escapada te traerá de vuelta, volverás a entrar en la personalidad. Los que van a entrar en el silencio y la soledad profundos, me preguntan siempre: «Habrá miedo, así que ¿qué se puede hacer?» Les digo que no hagan nada, que simplemente vivan el miedo. Si llega el temblor, tiembla. ¿Por qué impedirlo? Si hay un miedo interno, y estás temblando con él, tiembla con él. No hagas nada. Deja que suceda. Se irá por sí solo. Si lo evitas..., y puedes evitarlo, puedes empezar a entonar «Rama, Rama, Rama»; puedes aferrarte a un mantra para distraer la mente. Te apaciguarás y no sentirás el miedo. Lo has empujado al inconsciente. Estaba saliendo -lo que era bueno; ibas a liberarte de él-, estaba abandonándote, y cuando te abandone, temblarás. Eso es natural, porque desde cada célula del cuerpo, de la mente, está saliendo una energía que siempre había estado presionada
ahí. Habrá un estremecimiento, un temblor; será como un terremoto. Toda el alma se agitará con ello, pero deja que suceda. No hagas nada. Ese es mi consejo. Ni siquiera entones el nombre de Rama. No intentes hacer nada con ello, porque lo único que puedes hacer es, de nuevo, la represión. Permitiendo que suceda, dejando que pase, saldrá de ti. Y cuando haya salido, serás un hombre enteramente diferente. El ciclón se ha ido y ahora estarás centrado, centrado como nunca antes lo habías estado. Y una vez que conozcas el arte de dejar que las cosas sucedan, conocerás una de las llaves maestras que abre todas las puertas internas. Entonces, independientemente de lo que sea, deja que pase, no lo evites. Si durante sólo tres meses puedes estar en soledad total, en silencio total, sin luchar con nada, permitiendo que suceda todo, sea lo que sea, en tres meses lo viejo se habrá ido y estará presente lo nuevo. Pero el secreto es dejar que pase, al margen de lo aterrador, doloroso, que sea, al margen de lo peligroso, mortal, que parezca. Llegarán muchos momentos en los que sentirás que te vuelves loco si no haces algo, y empezarás a hacer algo involuntariamente. Puede que sepas que no se puede hacer nada, pero no te controlarás y empezarás a hacer algo. Es como si estuvieras pasando por una calle oscura por la noche, a medianoche, y sientes miedo, porque no hay nadie alrededor y la noche es oscura y no conoces la calle..., así que empiezas a silbar. ¿Para qué puede servir silbar? Sabes que no sirve para nada. Entonces empiezas a cantar una canción. Sabes que no sirve de nada cantar una canción, no se puede ahuyentar la oscuridad, que seguirás estando solo, pero, distrae la mente. Si empiezas a silbar, con sólo silbar tienes más seguridad y te olvidas de la oscuridad. Tu mente se va al silbido y te empiezas a sentir bien. No ha sucedido nada. La calle es la misma, la oscuridad es la misma, el peligro, si es que hay alguno, sigue ahí, pero ahora te sientes más protegido. Todo es igual, pero ahora estás haciendo algo. Puedes empezar a entonar un nombre, un mantra, «Rama, Rama», que será una especie de silbido. Te dará fortaleza. Pero esa fortaleza es peligrosa, esa fortaleza se convertirá de nuevo en un problema, porque esa fortaleza va a ser tu viejo ego. Estás reavivándolo otra vez.
Permanece como testigo, y deja que suceda cualquier cosa que esté sucediendo. Hay que afrontar el miedo para ir más allá de él. Hay que afrontar la angustia para transcenderla. Y cuanto más auténtico sea el encuentro, cuanto más cara a cara, cuanto más estés mirando las cosas, antes llegará el suceso. Sólo lleva tiempo porque tu autenticidad no es intensa. Así que puede que tardes tres días, tres meses, o tres vidas..., según la intensidad. En realidad, tres minutos también pueden bastar... tres segundos también pueden bastar. Pero entonces tendrás que pasar por un infierno tremendo, con tanta intensidad que puede que no seas capaz de soportarla, tolerarla. Si uno puede confrontar todo lo que está oculto en uno mismo, sale, y cuando se ha ido, eres diferente. Porque todo lo que ha salido de ti, antes formaba parte de ti, y ahora ya no forma parte de ti. Así que no preguntes qué hacer. No es necesario hacer nada. No hacer, ser un testigo, confrontar sin esfuerzo alguno todo lo que hay, sin ni siquiera hacer un ligero esfuerzo, simplemente dejando que esté... Permanece pasivo y deja que salga. Siempre sale. Cuando haces algo, eso es lo que no le deja salir, porque entonces interfieres. ¿Y quién interferirá? ¿Quién tiene miedo? El mismo que es la enfermedad es el que interferirá. El mismo ego que hay que abandonar es el que interferirá. Te dije que el ego forma parte de la sociedad. Abandonas la sociedad, pero no quieres abandonar la parte que te ha dado la sociedad. Está enraizada en la sociedad; no puede vivir sin la sociedad. Así que tienes que abandonarla o tienes que crear una nueva sociedad en la que pueda vivir. De modo que puedes crear una sociedad alternativa; ese es uno de los mayores trucos de la mente. Siempre ha sido así. Puedes crear una sociedad diferente, puedes crear un ashram. Veinte personas que piensan que quieren vivir en soledad pueden crear un monasterio; entonces el monasterio se ha vuelto una sociedad alternativa. De manera que salen de la sociedad, pero crean otra sociedad, de modo que básicamente no cambia nada. Siguen siendo los mismos. Más bien, por el contrario, puede que se vuelvan más egotistas, porque ahora son el grupo de los elegidos, los escogidos. Han dejado el mundo, pero han creado otro mundo, y vuelve a haber la misma pauta de relación. Hay el
jefe, hay los discípulos, hay un maestro, y toda la jerarquía y todo está ahí, en miniatura. Y entonces hay buenos discípulos, hay malos discípulos, los que tienen éxito y los que no lo tienen..., de modo que es lo mismo. En un pequeño grupo existe toda la sociedad. Eso no servirá. Esto está sucediendo ahora en Occidente. Un gran número de jóvenes está dejando la sociedad porque sienten que esa sociedad está podrida, es decadente, se está muriendo, y sienten que es tan decadente que no se puede cambiar. Esto es algo muy nuevo. Los jóvenes siempre piensan que la sociedad está podrida, pero piensan que se puede cambiar, transformar, de modo que es necesaria una revolución. Esto sólo sucede en la última fase de una sociedad o civilización, la gente empieza a pensar que no se puede hacer nada, que la revolución es una tontería, que la sociedad está tan muerta que nadie puede reavivarla, que no se puede cambiar. De modo que simplemente te sales de ella. No puedes hacer nada, la casa está ardiendo... Así que simplemente te escapas de ella. Esto es lo que está sucediendo en Occidente: hippies, beatniks, yippies; todos saliéndose de la sociedad. Pero están creando otra sociedad, una sociedad alternativa. Los mismos hippies se han convertido en una sociedad alternativa. En la sociedad corriente, si tienes el pelo largo, los demás te mirarán como si te hubieras desviado del buen camino. Algo va mal. En la sociedad hippie, si tienes el pelo corto, ¡no estás bien! No vas por buen camino. ¿Qué diferencia hay? En la sociedad corriente, si vives sucio, no estás bien, eres descortés, inculto, maleducado, inaceptable. Pero en una sociedad hippie, si vives de manera muy limpia, entonces no estás bien. Entonces todavía estás aferrándote a la vieja mentalidad que dice que la limpieza está muy cerca de Dios. Dios ha muerto hace mucho tiempo; ahora lo segundo, la limpieza, también ha muerto. No puede existir sin Dios. Hay ahí la misma condena y la misma apreciación. Creas una sociedad alternativa con justo las reglas opuestas, pero eso da igual, tu ego puede nutrirse de nuevo. Ha sido transplantado, se ha formado un nuevo terreno. Estar en soledad significa no crear una sociedad alternativa. Simplemente sal de la sociedad, y entonces todo lo que te ha
dado la sociedad saldrá de ti. Sólo puede existir en un ambiente, en el ambiente social; no puede existir fuera de él. Tendrás que abandonarlo. Será doloroso, porque estás tan adaptado a él, todo está tan planificado. Se ha vuelto tan cómodo estar adaptado; todo es conveniente. Cuando cambias y te vas solo, estás dejando todas las comodidades, todas las conveniencias, todo lo que la sociedad puede ofrecer; y cuando la sociedad te da algo, también te quita algo, tu libertad, tu alma. De modo que es un intercambio; y cuando estás intentando alcanzar tu alma en toda su pureza, tienes que concluir la negociación. Será doloroso, pero si puedes pasar por ello, la dicha más alta está cerca. La sociedad no es tan dolorosa como la soledad, la sociedad es tranquilizadora, la sociedad es conveniente, cómoda. Pero te deja como dormido. Si te sales de ella, tendrá que haber inconveniencia. Habrá todo tipo de inconveniencias. Esas inconveniencias hay que padecerlas comprendiendo que forman parte de la soledad, parte de recuperarte a ti mismo. Esto es tapas, esto es austeridad, y saldrás de ello nuevo, con una nueva gloria y dignidad, una nueva pureza e inocencia. Segunda pregunta: Anoche dijiste que la soledad total es la naturaleza esencial, es la realidad última del hombre. Otro día explicaste que la individualidad es falsa y que el hombre es una ola en la totalidad orgánica de la existencia. ¿Cómo es posible una conciliación entre la soledad y la totalidad? No hay necesidad de conciliación. La soledad es la totalidad. Pero soledad no significa individualidad. Eres un individuo debido a la sociedad. Cuando estés totalmente solo no serás un individuo. Un individuo representa una parte de una sociedad. Cuando estás en la multitud eres un individuo; cuando te sales de la multitud, no sólo queda atrás la multitud, sino también la individualidad. Esa individualidad te fue dada. La individualidad y la sociedad son dos polos de un mismo fenómeno. Solo no eres un individuo; el individuo tiene que existir en una pauta de la
sociedad. Es como cuando dije que solo no eres ni bueno ni malo, solo no eres ni santo ni pecador, solo no eres ni guapo ni feo, solo no eres ni sabio ni tonto. Ambos pares de cualidades cesan. La dicotomía cesa. El individuo existe en la sociedad; el individuo es la unidad componente de la sociedad. Solo no eres un individuo, así que no pienses que te volverás un individuo cuando estés solo. No, no serás un individuo. Si no hay sociedad, ¿cómo vas a ser un individuo? Tú estarás ahí, y esa soledad será la totalidad. El ego cesará, y es el ego lo que te da la sensación de individualidad. Solo no significa que seas un individuo; solo significa que ahora la dicotomía de sociedad e individuo ya no existe. Esto te dará totalidad. Ahora no eres parte de nada, te has vuelto el todo. Esto es difícil de expresar porque en lenguaje parece absurdo. No puedes imaginar cómo no serás un individuo si estás solo, porque si piensas y te imaginas a ti mismo en la cima de una colina, sentado solo en una cueva en los Himalayas, pensarás en ti mismo como un individuo..., porque no sabes lo que es la soledad. Soledad significa que todos los pensamientos, toda la mente, toda la individualidad que te dio la sociedad han quedado atrás. Te volverás tan sólo un espacio, un vacío, nadie. Sentado en una cueva en los Himalayas, no habrá nadie que esté sentado; sólo un espacio. Buda estaba meditando bajo un árbol. Era una noche de luna llena y algunos jóvenes habían venido al bosque. Habían traído mucho alcohol y a una joven prostituta. Pero bebieron tanto alcohol y se emborracharon tanto que la prostituta se escapó. Cuando se dieron cuenta de que la chica se había ido, empezaron a buscarla. ¿Dónde había ido? En su búsqueda, llegaron a Buda, que estaba meditando sentado bajo un árbol. Así que le dijeron: «Debes de haber visto pasar por aquí a una chica joven, hermosa, desnuda, porque éste es el único camino y es una noche de luna llena. Así que debes de haber visto pasar a una chica joven, guapa, desnuda. ¿La has visto?». Buda abrió los ojos y dijo: «Pasó alguien, pero no puedo decir si quien pasó era una mujer o un hombre. No puedo decir si la persona que pasó era hermosa o fea. Y no pueda decir si la persona que pasó estaba vestida o desnuda. Pasó alguien... He
oído pasos.» Estaban asombrados y dijeron: «¡Eso es imposible!». Buda dijo: «Yo mismo no lo hubiese creído antes. Cuando formaba parte de la sociedad, esto habría sido imposible, pero ahora que he dejado la sociedad, he dejado también todas las concepciones de la sociedad. Ahora sólo sucede la naturaleza a mi alrededor. Así que oí el sonido de que pasaba alguien; hubo tan sólo un sonido que llegó a mi espacio interno, eso es todo. Pasó alguien.» Te vuelves un espacio interno silencioso. No eres un individuo porque no eres una mente. Para que cese la mente, se sugiere la soledad. Y con la mente, cesa todo. Llega un momento en que no sabes quién eres..., y ese es el momento en que empezará el conocimiento real. Llega un momento en que te olvidas completamente de quién eres, y todo lo que sabías antes ya no está, todas las hojas viejas han caído. Ahora éste es el momento, y ahora habrá un intervalo durante un tiempo. Este intervalo será de mucha angustia, porque lo viejo se ha ido y lo nuevo aún no ha llegado. Cuando las hojas viejas caen del árbol, el árbol estará desnudo durante algunos días, esperando a que surjan las nuevas. Las hojas nuevas están viniendo, están en camino; las viejas han dejado sitio. Ahora que ese sitio está vacío, las nuevas están fluyendo hacia ese espacio, y tarde o temprano surgirán. Pero tendrás que esperar. Cuando estés meditando en soledad, la sociedad cesará, la mente cesará, el ego cesará y habrá un intervalo. Tendrás que pasar también por ese intervalo. Ahora el árbol está esperando a que vengan las hojas nuevas..., pero no se puede hacer nada. ¿Qué puede hacer el árbol? No se puede hacer nada para traerlas antes; seguirán su propio curso. Es bueno que lo viejo haya cesado; porque ahora hay sitio, hay espacio para que aflore lo nuevo. Ahora no habrá ninguna barrera. De modo que hay un otoño de la mente interna. Las hojas caerán. Será doloroso. Has vivido tanto tiempo con esas hojas viejas que sentirás que estás perdiendo algo. Y entonces habrá un invierno de espera, un invierno interno, en el que estarás desnudo -sin hojas, un árbol desnudo contra el cielo-, y no sabes qué va a suceder. Ahora todo se ha detenido. Ahora ningún pájaro viene a
cantar en sus ramas; ahora nadie viene a sentarse debajo de ti, bajo tu sombra, para esperar, para relajarse. Ahora no eres consciente en modo alguno de si estás muerto o si te va a suceder una nueva vida. Éste es el paréntesis, el intervalo. Los místicos cristianos lo han llamado la noche oscura del alma..., antes del amanecer. Todas las luces artificiales han sido apagadas. La noche se ha vuelto muy oscura. Y el momento más próximo al amanecer será el más oscuro. De modo que hay un invierno del alma interna en el que no hay hojas, y ningún pájaro canta, y nadie viene a esperar y a relajarse debajo de ti. Te sientes muerto. Todo se ha detenido. Todo movimiento ha cesado. Hay que pasar por esto..., porque entonces vendrá la primavera, vendrán nuevas hojas, nueva vida, nuevas flores. Una dimensión totalmente nueva aparecerá dentro de ti. Pero recuerda el otoño, recuerda el invierno; sólo entonces es posible la primavera. El otoño también forma parte de la primavera -si puedes comprender-, está abriendo camino para que suceda la primavera. De modo que el otoño no está en contra de la primavera; es sólo el comienzo de ella. Y el paréntesis también es necesario, porque en el paréntesis te preparas. Lo viejo se ha ido. Ya no estás atormentado por ello, agobiado por ello. Estás embarazado, pero el embarazo es esperar; el nuevo niño está creciendo. Antes de que aparezca, de que se manifieste en el mundo, tendrá que ocultarse en lo profundo del inconsciente, porque toda semilla tiene que ir a lo profundo de la oscuridad, por debajo, oculta. Sólo entonces le sucede la vida. Si pones la semilla al sol, no le sucederá nada. Necesita oscuridad profunda, un útero. De modo que será invierno cuando estés embarazado, todo movimiento cesa, tienes que cargar con el peso... conscientemente, comprensivamente, amorosamente, confiando, orando, esperando. Y entonces llegará la primavera. Siempre ha sido así. El hombre también es un árbol. Y, recuerda, la soledad es la totalidad; no son contradictorias. El ego es parte, el ego está fragmentado, el ego no puede ser total, el ego está en contra de la totalidad. En soledad, el ego desaparece. Te haces uno con la totalidad y el linde desaparece. Cuando estás realmente solo, eres el cosmos, eres Brahma.
Tercera pregunta: En la primera técnica tratada anoche se dice que morar en la soledad es minimizar la relación. Pero en ocasiones previas dijiste que uno debería maximizar la relación con la expansión ilimitada. Haz cualquiera de las dos cosas. Expándete tanto que no quede nada que no esté relacionado contigo; entonces desaparecerás. O permanece tan totalmente solo que no quede nada que esté relacionado contigo; entonces también desaparecerás. Estás en medio, donde algo está relacionado y algo no está relacionado, donde alguien es un amigo y alguien es un enemigo, donde alguien te pertenece y alguien no te pertenece, donde hay una elección. Estás en medio. Vete a cualquiera de los dos extremos. Relaciónate con todos, con todo lo que existe, y desaparecerás. Estar relacionado con todo es un fenómeno tan tremendo que no puedes existir; te desbordarás. Tú ego es tan estrecho que sólo puede existir con unas pocas relaciones, y también en ellas está en contra de algo; de lo contrario no podría existir. Si eres amistoso con todo lo que hay en el mundo, desapareces. Si quieres existir como un ego, puedes ser amistoso; pero también tienes que ser hostil a alguien; debes amar a alguien y debes odiar. Entonces puedes existir entres estas dos contradicciones, el ego puede existir. Ama todo lo que existe y desaparecerás, u ódialo y desaparecerás. Parecen cosas contradictorias. No lo son. La técnica es la misma. La técnica es la misma, lo ames todo o lo odies todo. El odio a todo se conoce en Oriente como vairagya, como renunciamiento. Éste es el odio a todo, retirar completamente tu amor, sentir que todo es inútil, que no vale nada. Si puedes odiar tan totalmente, te volverás total; entonces no puedes existir. Sólo puedes existir cuando hay dos contradicciones, el amor y el odio. Te balanceas entre los dos. Es como un hombre caminando sobre una cuerda floja, tiene que balancearse entre la derecha y la izquierda. Si va completamente a la izquierda, se caerá; si va completamente a la derecha, se caerá. De modo que da igual que te vayas a la derecha o a la izquierda. Elige una, y te caerás de la cuerda.
Si quieres ser un hombre sobre una cuerda, tienes que balancearte, a veces a la izquierda, a veces a la derecha. Y, en realidad, el equilibrio es una ciencia. Cuando te inclines a la izquierda, tendrás que inclinarte inmediatamente a la derecha, porque la izquierda creará la posibilidad de caerse. Para reequilibrar, tendrás que inclinarte a la derecha, y cuando te inclinas a la derecha llega la posibilidad de que te puedas caer. De modo que tendrás que inclinarte a la izquierda. Por eso sigues moviéndote entre el amor y el odio, entre el amigo y el enemigo, entre esto y aquello, entre el gusto y el disgusto, entre la atracción y la repulsión. Te estás moviendo sobre una cuerda, continuamente. Si no comprendes esto, tu vida será un total malentendido. He estado estudiando a muchísima gente y éste es uno de los problemas más básicos. Aman, luego odian, y no pueden comprender por qué odian cuando también aman. Así es como se balancean; y este balanceo te da el ego, tu personalidad. Si realmente quieres estar sin el ego, elige cualquiera de los dos extremos. Vete a la izquierda, ama, y no lo compenses con la derecha, te caerás de la cuerda. O vete a la derecha, odia, y odia totalmente, y no te vayas a la izquierda. Te caerás de la cuerda. Mahavira dice que estés desapegado de todo -eso es el odio-, y Krishna dice que ames. Es por eso que los jainas nunca pueden entender el mensaje de Krishna... Imposible. Y los hindúes han hecho caso omiso de Mahavira. Ni siquiera han mencionado su nombre en sus Escrituras, ni una sola mención, ni siquiera han reparado en él, porque dice que uno esté tan desapegado de todo que eso se vuelve odio. Krishna dice que ames, y que ames tan profundamente que el odio caiga completamente de la mente. Ambas cosas son lo mismo. Te parecen contradictorias, pero no lo son. O te inclinas a la izquierda o a la derecha, da lo mismo, te caerás al suelo, no estarás sobre la cuerda, eso es seguro. Esa cuerda es el ego o el mundo, el sansara, y tú te estás balanceando. Mucha gente me ama, pero se que tarde o temprano se balacearán y odiarán. Y cuando odian se ponen ansiosos. No deberían ponerse ansiosos, porque es así como pueden estar sobre la cuerda. Pero no pueden odiar mucho tiempo. Tendrán que volver a balancearse.
Por la mañana amas, por la tarde odias, por la mañana vuelves a amar. A no ser que estés dispuesto a dejar el ego, el balanceo continuará. Puede continuar infinitamente..., infinitamente puede continuar, la cuerda no tiene fin. Pero una vez que te hartas de todo el juego, una vez que sientes que esto es una tontería -balancearse cada vez con el odio y el amor, e irse cada vez a la dirección contraria, una y otra vez-, entonces puedes irte a uno, al amor o al odio, y saltar de la cuerda. Y una vez que saltas de la cuerda, estás iluminado. El balanceo es sansara, el mundo. Cuarta pregunta: El hombre tiene un anhelo inherente de entrar en el útero. Por favor, explica si el deseo del hombre por el acto sexual, por la penetración, simboliza o no su anhelo inherente de volver. Sí. Forma parte de ello. Todo en la naturaleza quiere volver al origen. Ésta es una de las leyes. Todo lo que sucede entremedias es irrelevante; todo círculo llega al final o al principio mismo, a la fuente original. El hombre nace del útero. Cuando está angustiado o deprimido, cuando tiene demasiada responsabilidad, demasiada carga, y todo se vuelve pesado, quiere volver al útero. De aquí esta atracción, este deseo de entrar en la mujer. No puedes entrar, no puedes volverte un niño de nuevo, de modo que el acto sexual se vuelve un acto simbólico, la penetración se vuelve simbólica. Estás otra vez en el útero. Por eso el sexo es tan relajante, tan sosegador. Todas las tensiones se han ido, tu mente se ha aligerado. Al menos en este momento estás extático. Es una catarsis, te purgas de mucha suciedad. De modo que el sexo se vuelve una descarga, una relajación, y la mujer se vuelve un útero. Esto forma parte de la atracción, parte del deseo. Puede que no seas consciente de ello, pero todo lo que hemos creado para la comodidad es como el útero. En una habitación, cerrada, a la temperatura del cuerpo, silenciosa, te puedes relajar fácilmente. Es como el útero. Y si tu dormitorio tiene todas las cualidades del útero, dormirás profundamente. Incluso un reloj en la pared te ayuda. Sigue haciendo tictac,
tictac; es igual que el corazón de la madre haciendo tictac, tictac, para el niño en el útero. El niño sigue escuchándolo. El ritmo del tictac es útil; el colchón, las almohadas, todas las cosas que usamos son realmente como el útero. Ahora los científicos piensan que tarde o temprano haremos dormitorios exactamente como el útero, exactamente iguales, porque te harán dormir lo más profundamente posible. La concepción suprema del nirvana también es como el útero. El niño en el útero es tan libre... libre de toda responsabilidad. Nunca llega a conocer ningún deseo. Antes de que haya un deseo ya ha sido satisfecho. Eso es lo que los hindúes llaman kalpavriksha. En el cielo hay árboles bajo los que te sientas y cuando surge un deseo en tu mente, es satisfecho inmediatamente. No hay intervalo, no hay intervalo de tiempo entre el deseo, la demanda y el suministro. No hay intervalo. En cuanto surge el deseo es satisfecho. Esto sucede en el útero; es kalpavriksha, el árbol que cumple los deseos. Un niño nunca cae en la cuenta de que tiene hambre, antes de que haya hambre, es saciada. El niño nunca cae en la cuenta de que tiene sed, antes de que haya sed, es saciada. Nunca cae en la cuenta de ningún esfuerzo, ninguna pugna; es servido silenciosamente por el cosmos que le rodea. Los psicólogos dicen que es por eso por lo que el niño no puede ser consciente en el útero, porque para la consciencia es necesario el esfuerzo, es necesaria la pugna. La consciencia sólo crece cuando hay una demanda, luego un intervalo de tiempo, y luego el suministro. Ese intervalo te hace consciente. Si no hay ningún intervalo, si todo lo que necesitas es suministrado inmediatamente, te dormirás. Así es que el niño está dormido durante nueve meses seguidos; no se pone alerta ni un solo momento. No hay necesidad de estar alerta. Todas las necesidades están satisfechas. No hay dolor, sufrimiento, tensión, de modo que la alerta no es posible. El niño duerme, y cuando nace es una conmoción tal que, según Freud, nadie se recobra nunca de ello. Es traumático. Permanece en ti como una herida. Y creo que tiene razón. iCuando el niño nace es una conmoción! Es expulsado del Jardín del Edén, del Paraíso. Todo era tan hermoso..., era tan hermoso que el niño estaba dormido. Era tan cómodo que no había
necesidad de estar despierto ni un solo momento. Era un mundo de ensueño, y ahora es expulsado por la fuerza. Existen todas las posibilidades de que el inconsciente del niño luche por permanecer en el útero. Es difícil decir si es así o no, pero existen todas las posibilidades de que el inconsciente del niño luche por permanecer en el útero. Crea todo tipo de dificultades para salir. De aquí el dolor y la lucha; está siendo expulsado, echado. Y en el primer momento fuera del útero tendrá que ser el mayor sufrimiento que el niño padecerá nunca -ni siquiera la muerte será un sufrimiento tal-, porque en el primer momento, por su cuenta, tendrá que respirar, y ha comenzado el mundo con todas sus preocupaciones. Ahora él será el centro y será responsable y tendrá que llevar su propia carga. Es expulsado de la madre. Tendrá que respirar, y llorar cuando tenga hambre, y ahora nada es seguro; si será alimentado cuando tenga hambre, no es seguro. Dependerá, se ha vuelto dependiente. Ahora tiene que luchar por cada necesidad. Pero entonces proporcionamos todo el bienestar a nuestros hijos, en todos los aspectos, para que la conmoción no sea tanta, no sea excesiva. La madre sigue satisfaciendo sus necesidades inmediatamente. Debido a esto, el niño empieza a sentir que es el centro del mundo y que el mundo entero tiene que hacerle caso. Un solo grito y el mundo entero tiene que caer a sus pies. Esto produce un principio muy egoísta. De modo que todo niño es muy egoísta. Y entonces tendrá que haber otras conmociones, porque éste es sólo el primer nacimiento, tan sólo el principio de los nacimientos. Los que conocen profundamente los fenómenos humanos dicen que toda la vida es un continuo nacimiento. Hay muchos nacimientos. Llegará un día en que la madre se negará a dar de mamar al niño. Ahora él tiene que depender de la comida, tiene que masticarla. La responsabilidad crece. Ahora la comida tiene que ser masticada, digerida. La leche era otra cosa. El niño no hacía nada, simplemente chupar. Era un chupón. Las responsabilidades crecerán cada día, y será apartado, apartado cada vez más lejos de la madre. Y cuanto más apartado es, más le rodea el mundo. El mundo es hostil; el útero nunca era hostil, sino muy acogedor. El mundo no es acogedor; hay competición, y todo el mundo está interesado en sí mismo y nadie está interesado en ti. El mundo no es tu madre.
Cuando un niño va a la escuela, está entrando en un mundo hostil, con traumas y más traumas y muchas conmociones. Y continúa. La última ruptura sucede cuando el niño se enamora de una mujer. Se está haciendo adulto. Ésta es la última ruptura con la madre; ahora se ha roto el último enlace. Sin embargo, este hombre-niño seguirá comportándose como si su mujer fuera su madre. No lo es. Ella está interesada en sí misma, y él está interesado en sí mismo. Los dos están interesados en sí mismos. Son egos. Y todo marido sigue intentando que la mujer se comporte como su madre. Esa es la lucha. Ella no puede comportarse así... Ella tiene sus propios intereses. La madre estaba totalmente dedicada. De modo que todo hombre está frustrado con su esposa, porque ninguna esposa puede ser una madre. No es una cuestión de esposas buenas y malas, ninguna esposa puede ser una madre. Todo hombre está frustrado. Todavía no he visto un hombre que no esté frustrado con su esposa. Parece imposible no estar frustrado, porque el deseo es imposible. Pero el marido se siente bien cuando entra en la mujer, en la esposa. Está otra vez en el útero. Ésta es una penetración simbólica. En esos pocos momentos olvida todas las preocupaciones, el mundo, todo. Vuelve a ser un niño. Mira a un hombre profundamente enamorado de su mujer, o de su amada, su rostro parecerá como el de un niño. Todas las tensiones se han ido. De modo que no es una coincidencia que, cuando están enamorados, la mujer llame al marido «nene», «amorcito». Leí una anécdota. Era medianoche y la casa estaba ardiendo. En el último momento, sacaron de ella a una mujer. Estaba como loca gritando: «Mi nene se ha quedado dentro.» Y, entonces, el nene apareció de pronto. Salió al balcón un hombre de ciento cincuenta kilos y dijo: «No te preocupes, estoy vivo y ahora salgo.» ¡Y todo el gentío se preguntaba qué pasaba! Pero estaban profundamente enamorados, acostados juntos, y el hombre era un nene en ese momento. La mente está buscando de todas las maneras un estado como el del útero de nuevo, pero no puedes entrar en el útero, ni siquiera en un acto sexual. Sólo parece que lo estás. La única posibilidad de volver a entrar en el útero no es física, sino psicológica, o, en los estratos más profundos, espiritual. Si
puedes ser uno con el cosmos, estarás de nuevo en el útero, y esto es algo que no se te puede arrebatar. Entonces toda la existencia se vuelve una madre. Así que, para mí, las religiones que han dicho que Dios no es un padre, sino una madre, son más científicas. Las que han llamado «padre» a su Dios no son tan científicas, porque un padre no es algo muy esencial, sino sólo accidental. El padre no ha existido siempre. La palabra «madre» es muchísimo más antigua que «padre». Incluso la palabra «tío» es más antigua que «padre», porque hace cinco mil años no existía el matrimonio. Había grupos que vivían juntos, el niño conocía a su madre, pero no sabía quién era el padre, de modo que todos los hombres del grupo eran tíos. «Tío» es una palabra más antigua que «padre». Todos los hombres eran tíos, porque no había ninguna certeza acerca de quién era el padre. El padre apareció más tarde. Cuando un hombre dominó a una mujer y apartó a la fuerza a todos los demás hombres, se creó el padre. Y no es seguro si va a permanecer, porque la familia se está dispersando. No es algo eterno; es sólo institucional. Parece que el padre está desapareciendo; no puede permanecer en el futuro. iNo hay esperanza para el padre! Desaparecerá poco a poco. Los tíos volverán a ser importantes. La madre es básica; el padre es social y puede ser descartado. Depende de la institución, del modo de pensar de la sociedad. Pero la madre no puede ser descartada. De modo que las religiones que consideran a Dios una madre son realmente más profundas. Cuando entras en Dios madre y te haces uno con ello, has entrado en el útero eterno. Ya no habrá dolor, no habrá sufrimiento. Ya nunca serás expulsado. Última pregunta: Dijiste que nos atañen los hilos, la esencia. Pero ¿a quién te refieres al decir «nosotros»? Porque, tal como somos, nos atañen las cuentas, los eventos. Vivimos en los eventos. Cuando digo que nos atañe el hilo, la esencia, lo fundamental, lo real, al decir “nosotros” no me refiero a ti; tú tal como eres, no, pero tú como puedes ser, sí. Eres doble, y lo que eres ahora mismo no es lo real. Es sólo una cosa falsa, sólo una imagen que
puede ser desechada fácilmente. El auténtico tú es lo que sólo se puede conocer cuando se han eliminado todas las máscaras. Así que cuando digo que a «nosotros» nos atañe el hilo, os incluyo en vuestra realidad, no como egos, sino como almas. Eres dos, uno como pareces ser, y uno como eres. A la apariencia le atañen los eventos, le atañen las cuentas, lo superficial. A lo interno, lo que eres, no le atañen los eventos, no le atañe el tiempo en absoluto. Le atare lo eterno. Te contaré una historia de una de las vidas pasadas de Buda, cuando aún no era un buda; en esa vida, Buda era tan ignorante como cualquiera. Oyó hablar de un hombre que se había iluminado, así que fue a tocar sus pies y a tener un darshan. Tocó los pies del iluminado, y cuando se estaba levantando, se quedó atónito al ver que el iluminado le estaba tocando los pies a él. Dijo: «¿Qué estás haciendo? Soy ignorante, no estoy iluminado, soy un pecador, y tú estás iluminado, eres la luz más pura que he visto. ¿Por qué deberías tocar mis pies? Yo he venido a tocar sus pies. ¿Por qué deberías tú tocar los míos?» El iluminado se rió y dijo: «No estoy tocando tus pies. Estoy tocando los pies de lo esencial, del alma que está oculta dentro de ti. Eso ya está iluminado. Puede que lo sepas más tarde, y cuando lo sepas, recuerda. Un día llegarás a conocer la realidad ante la que me he inclinado. No lo conoces ahora mismo, no conoces tu propio tesoro, pero yo conozco mi tesoro, y en el momento en que he conocido mi tesoro, he conocido el tesoro de todos los demás.» El iluminado le dijo a Buda: «En el momento en que me iluminé, conocí la realidad esencial de todo. Puedes seguir engañándote a ti mismo si esa es tu decisión, pero yo puedo penetrar y puedo ver dentro de ti la luz más pura. Recuérdame cuando tomes consciencia de ella.» Y cuando Buda se iluminó en su vida siguiente, les dijo a sus discípulos: «No comprendí lo que estaba diciendo el iluminado. Era un misterio. Pero ahora veo lo que quería decir. Ahora ha aparecido, y todo lo que soy ahora lo era también en aquel momento. Él se debió de inclinar ante esto.» De modo que cuando digo «nosotros», te incluyo en tu posibilidad, no en tu apariencia. Tu apariencia es sólo un sueño, pero no eres consciente de ello porque si tomas consciencia de
que estás soñando, el sueño ha cesado. No eres consciente de lo que eres realmente. Si tomas consciencia, la apariencia desaparecerá. Yo soy consciente..., así que puedes imaginarte mi dificultad. Os veo como iluminados. Ya sois eso. Estáis jugando al juego de ser ignorantes, intentando engañaros a vosotros mismos, pero para la realidad más íntima da igual lo que hagáis. Permanece inocente, pura, absolutamente pura. Estás aquí. Si miro tu superficie, hay que enseñarte muchas cosas. Pero si miro lo que tienes dentro, no hay necesidad de enseñarte nada, no hay necesidad de hacer nada. A eso es a lo que me refiero cuando digo: «A nosotros nos atañe el hilo, la esencia; no las cuentas, los eventos, lo externo.» Recuerda esto. Algún día, cuando te ilumines, sabrás a qué me refería cuando dije «nosotros», y a quién incluía. Es cierto que no estás incluido tal como eres aquí, ante mí, la apariencia, no; sino como siempre has sido y como serás siempre cuando se quite esta cortina, cuando desaparezcan estas nubes y salga el Sol. Yo puedo ver el Sol detrás de las nubes. Tú estás tan identificado con las nubes que ni siquiera puedes creerme. Si te digo que ya estás iluminado, ¿cómo vas a creerlo? dirás que debo de estar engañándote o gastando una broma. Es la verdad, pero la verdad es difícil de entender. Y tienes que dar muchas vueltas antes de llegar a ti mismo, tienes que dar muchas vueltas antes de llegar a darte cuenta de que tu hogar es la meta, de que siempre has estado en el lugar al que querías llegar.
El Libro de los Secretos Vol. 6
OSHO CapĂtulo 71 Olvida la Periferia Los Sutras
98 En una posición fácil, gradualmente impregna de una gran paz un área entre las axilas. 99 Siéntete a ti mismo extendiéndote por todas las direcciones, lejos, cerca. Por fuera, la vida es un ciclón, un conflicto, una agitación, una lucha constantes. Pero esto es así sólo en la superficie; sólo en la superficie del océano hay olas, ruido enloquecedor, lucha constante. Pero esto no es toda la vida. En lo profundo hay también un centro sin ruido, silencioso, sin conflicto, sin lucha. En el centro, la vida es un flujo silencioso, relajado, un río moviéndose sin forcejeo, sin lucha, sin violencia. La búsqueda se encamina a ese centro interno. Puedes identificarte con la superficie, con lo externo. Entonces habrá ansiedad y angustia. Esto es lo que le ha sucedido a todo el mundo, estamos identificados con la superficie y con la lucha que hay ahí. La superficie tendrá que ser perturbada; no hay nada de malo en ello. Y si puedes estar enraizado en el centro, la perturbación en la superficie se volverá hermosa, tendrá una belleza propia. Si puedes estar en silencio dentro, entonces todos los sonidos de fuera se vuelven musicales. Entonces nada es malo; todo se vuelve un juego. Pero si no conoces el núcleo interno, el centro interno, si estás totalmente identificado con la superficie, te volverás loco. Y todo el mundo está casi loco. Todas las técnicas religiosas, las técnicas de yoga, de meditación Zen, son básicamente para ayudarte a estar de nuevo en contacto con el centro, para entrar en ti, para olvidar la periferia, para dejar la periferia por el momento y relajarte en tu propio ser tan profundamente que lo externo desaparezca completamente y sólo permanezca lo interno. Una vez que sabes cómo retroceder, cómo entrar en ti mismo, no es difícil. Se vuelve tan fácil como cualquier otra cosa. Pero si no sabes, si sólo conoces la mente que se aferra a la superficie, es muy difícil. Relajarse en uno mismo no es difícil; no aferrarse a la superficie sí lo es. He oído una historia sufí... Sucedió una vez que un faquir sufí estaba viajando. Era una noche oscura y se perdió. Estaba tan oscuro que ni siquiera podía ver dónde estaba. Entonces, de re-
pente cayó en un abismo. Estaba aterrorizado. No sabía qué había abajo en la oscuridad, o cuán profundo era el abismo, así es que se agarró a una rama y empezó a rezar. Era una noche muy fría. Gritó, pero no había nadie que le escuchase; sólo su propia voz devuelta por el eco. Y era una noche tan fría que se le estaban congelando las manos y sabía que tarde o temprano tendría que soltar la rama... Iba a ser muy difícil seguir agarrándose. Sus manos estaban tan congeladas que empezaban a resbalarse de la rama. La muerte estaba absolutamente cerca. En cualquier momento caería y moriría. Y entonces llegó el último momento. Te puedes imaginar lo aterrorizado que estaba, muriendo momento a momento. Entonces llegó el último instante y vio que la rama se zafaba de sus manos. Y tenía las manos tan congeladas que no había forma de agarrarse, así que tenía que caer. Pero en el momento en que cayó, empezó a bailar, no había ningún abismo; estaba sobre tierra firme. Y había estado sufriendo toda la noche. Ésta es la situación. Sigues aferrándote a la superficie, con miedo a sentirte perdido si dejas la superficie. En realidad, aferrándote a la superficie estás perdido. Pero lo profundo está oscuro y no ves el suelo; lo único que ves es la superficie. Todas estas técnicas son para hacerte valeroso, fuerte, aventurero; para que puedas dejar de agarrarte y caigas dentro de ti mismo. Lo que parece un abismo oscuro, sin fondo, es fa base misma de tu ser. Una vez que dejes la superficie, la periferia, estarás centrado. Centrarse así es el objetivo. Una vez que estás centrado, puedes ir a la periferia, pero serás totalmente diferente. La cualidad de tu consciencia habrá cambiado enteramente. Entonces puedes ir a la periferia, pero nunca volverás a ser la periferia, permanecerás en el centro. Y permanecer centrado estando en la periferia es hermoso. Entonces puedes disfrutarla; se volverá un bello juego. Entonces no hay ningún conflicto; es un juego. Entonces no creará tensiones dentro de ti y no habrá angustia ni ansiedad en torno a ti. Y en cualquier momento en que se vuelva demasiado... demasiado agobiante para ti, puedes volver a la fuente original; puedes darte una zambullida. Entonces te sentirás refrescado, rejuvenecido, y puedes volver de nuevo a la periferia..., y el camino no es largo. No vas a ninguna parte que no sea dentro de tu propio ser, de modo que el camino no es
largo. Está muy cerca. La única barrera es que te agarras, te aferras a la periferia, con miedo a morir si la sueltas. Ir al centro interno es una muerte, muerte en el sentido de que tu identificación con la periferia morirá, y surgirá una nueva imagen, una nueva percepción de tu ser. De modo que, si queremos decir en pocas palabras qué son las técnicas del tantra, podemos decir que son una profunda relajación en uno mismo, una total relajación en uno mismo. Siempre estás tenso; ese es el agarre, el aferramiento. Nunca estás relajado, nunca en un estado de dejarte ser. Siempre estás haciendo algo; ese hacer es el problema. Nunca estás en un estado de no-hacer, en el que las cosas están sucediendo y tú simplemente estás ahí sin hacer nada. La respiración entra y sale, la sangre circula, el cuerpo está vivo y palpitando, la brisa sopla, el mundo sigue girando..., y tú no estás haciendo nada. No eres el que lo hace; simplemente estás relajado y las cosas están sucediendo. Cuando las cosas están sucediendo y tú no eres el que hace, estás totalmente relajado. Cuando eres el que hace y las cosas no están sucediendo, sino que están siendo manipulas por ti, estás tenso. Te relajas parcialmente cuando estás dormido, pero no es total. Incluso dormido sigues manipulando, incluso dormido no dejas que todo suceda. Observa a un hombre durmiendo, verás que está muy tenso, todo su cuerpo estará tenso. Observa a un niño pequeño durmiendo, está muy relajado. U observa a un animal, un gato, un gato siempre está relajado. Tú no estás relajado ni siquiera mientras duermes; estás tenso, forcejeando, moviéndote, luchando con algo. Hay tensiones en tu rostro. Puede que estés luchando en sueños, protegiendo..., haciendo las mismas cosas que haces cuando estás despierto, repitiéndolas en un drama interno. No estás relajado; no estás en un profundo estado de dejarte ser. Por eso dormir se está volviendo cada vez más difícil. Y los psicólogos dicen que, si esta misma tendencia continúa, no tardará en llegar el día en que nadie pueda dormir naturalmente. El dormir habrá que producirlo químicamente, porque nadie logrará dormirse naturalmente. Ese día no está muy lejos, ya estáis en camino hacia él, porque incluso dormidos sólo estáis parcialmente dormidos, parcialmente relajados. La meditación es el dormir más profundo. Es una relajación
total y algo más, estás totalmente relajado y, sin embargo, alerta. Hay consciencia. Estar totalmente dormido con consciencia es meditación. Completamente alerta, las cosas están sucediendo, pero tú no te estás resistiendo, no estás luchando, no estás haciendo. El que hace no está ahí, el que hace se ha dormido. Sólo hay un testigo, sólo hay una alerta que no hace. Entonces nada puede perturbarte. Si sabes cómo relajarte, entonces nada puede perturbarte. Si no sabes cómo relajarte, entonces todo te perturbará. Digo todo. No es ninguna otra cosa lo que te perturba; todo lo demás es sólo una excusa. Siempre estás listo para ser perturbado. Si no te perturba una cosa, entonces te perturbará otra; te sentirás perturbado. Estás listo, tienes una tendencia a sentirte perturbado. Incluso si todas las causas son apartadas de ti, te sentirás perturbado. Encontrarás alguna causa, crearás alguna causa. Si no viene nada de fuera, crearás algo dentro -algún pensamiento, alguna idea- y te sentirás perturbado. Necesitas excusas. Una vez que sabes relajarte, nada puede perturbarte. No es que el mundo vaya a cambiar, no es que las cosas vayan a ser diferentes, el mundo será el mismo, pero tú ya no tienes la tendencia, no tienes la locura; no estás constantemente listo para ser perturbado. Entonces todo lo que sucede a tu alrededor es sosegador; incluso el ruido del tráfico se vuelve sosegador si estás relajado. Incluso el mercado se vuelve sosegador. Depende de ti. Es una cualidad interna. Cuanto más vas hacia el centro, más surge la cualidad, y cuanto más vas hacia la periferia, más serás perturbado. Si te sientes demasiado perturbado, o si eres propenso a sentirte perturbado, eso muestra sólo una cosa, que estás existiendo junto a la periferia; nada más. Es una indicación de que has hecho tu morada junto a la superficie. Y ésta es una morada falsa, porque tu verdadero hogar está en el centro, en el centro mismo de tu ser. 98 Siente la paz en tu corazón. Ahora nos adentraremos en las técnicas. En una posición fácil. gradualmente impregna de una gran paz un área entre las axilas.
Éste es un método muy simple, pero funciona milagrosamente. Pruébalo. Y cualquiera puede probarlo; no hay ningún peligro. Lo primero es estar en una posición muy relajada; relajado en una posición que sea fácil para ti. No intentes una posición determinada o asana. Buda se sienta en una postura determinada; es fácil para él. También puede volverse fácil para ti si la practicas durante un tiempo, pero al principio no te resultará fácil. Y no hay necesidad de practicarla. Empieza con cualquier postura que te resulte fácil ahora mismo. No luches con la postura. Puedes sentarte en un sillón y relajarte. Lo único importante es que tu cuerpo esté en un estado relajado. Así que cierra los ojos y siente todo tu cuerpo. Empieza por las piernas, siente si hay alguna tensión o no. Si sientes que hay alguna tensión, haz una cosa, ténsala más. Si sientes que hay alguna tensión en la pierna derecha, haz que esa tensión sea lo más intensa posible. Llévala a un cenit; luego, de repente, relájala para poder sentir cómo se asienta allí la relajación Luego recorre todo el cuerpo buscando en todas partes alguna tensión. Cada vez que sientas la tensión, ténsala más, porque es fácil relajarla cuando es intensa. En un estado a medias, es muy difícil, porque no puedes sentirla. Es fácil pasar de un extremo a otro, muy fácil, porque el extremo mismo crea la situación para pasar al otro. De modo que si sientes alguna tensión en la cara, tensa los músculos de la cara todo lo que puedas, crea tensión y llévala a un cenit. Llévala a un punto en el que sientas que no es posible más; entonces, de repente, relájala. De esta forma, haz que todas las partes del cuerpo, todos los miembros del cuerpo, estén relajados. Y pon especial atención en los músculos de la cara, porque cargan con el noventa por ciento de las tensiones; el resto del cuerpo sólo carga con el diez por ciento. Todas las tensiones están en la mente, de modo que la cara se convierte en el almacén. Así que tensa la cara todo lo que puedas; no seas tímido con ello. Ponla intensamente angustiada, ansiosa; y luego, de repente, relájala. Hazlo durante cinco minutos para que puedas sentir que cada miembro de todo el cuerpo está relajado. Esta es una postura fácil para ti, puedes hacerla sentado, o echado en la cama, o como sientas que es fácil para ti. En una posición fácil, gradualmente impregna de una gran paz un área entre las axilas.
Lo segundo, cuando sientas que el cuerpo ha alcanzado una postura fácil, no le des demasiada importancia. Simplemente siente que el cuerpo está relajado; luego, olvídate del cuerpo. Porque, en realidad, recordar el cuerpo es un tipo de tensión; por eso digo que no le des demasiada importancia. Relájate y olvídalo. Olvidarse es relajarse. Siempre que te acuerdas demasiado, ese recuerdo mismo lleva tensión a tu cuerpo. Puede que no hayas observado esto, pero hay un experimento muy fácil de probar. Tómate el pulso. Luego cierra los ojos, pon la atención en tu pulso durante cinco minutos, y luego tómatelo otra vez. Ahora el pulso será más rápido, porque prestarle atención durante cinco minutos le da tensión. De modo que en realidad, cuando un médico te toma el pulso nunca es el pulso real, es siempre más que antes de que el médico empezase a tomarlo. Cuando el médico ha tomado tu mano, te has puesto alerta. Y si el médico es una doctora, estarás aún más alerta, y será más rápido. De modo que siempre que una doctora te tome el pulso, réstale diez; entonces ese será tu pulso exacto. Si no, habrá diez pulsaciones más por minuto. Siempre que llevas tu consciencia a alguna parte del cuerpo, esa parte se pone tensa. Te pones tenso cuando alguien te observa; todo el cuerpo se pone tenso. Cuando estás solo eres diferente. Cuando alguien entra en la habitación no eres el mismo. Todo el cuerpo se acelera, te has puesto tenso. Así que no des demasiada importancia a la relajación, o te obsesionarás con ella. Durante cinco minutos, simplemente relájate con facilidad y olvídate. Tu olvido será útil y traerá una relajación más profunda al cuerpo. ... Gradualmente impregna de una gran paz un área entre las axilas. Cierra los ojos y siente el área entre las axilas, el área del corazón, el pecho. Primero siéntela entre las dos axilas con toda tu atención, con toda tu consciencia. Olvídate del resto del cuerpo, recuerda sólo el área del corazón, entre las dos axilas, el pecho, y siéntela llena de una gran paz. En el momento en que el cuerpo está relajado, la paz sucede automáticamente en tu corazón. El corazón se vuelve silencioso, relajado, armonioso. Y cuando te olvides de todo el cuerpo y pongas tu atención sólo en el pecho y lo sientas conscientemente lleno de paz, mucha paz sucederá inmediatamente.
Hay áreas en el cuerpo, centros específicos, en las que se pueden crear conscientemente sensaciones específicas. Entre las dos axilas está el centro del corazón, y el centro del corazón es la fuente de toda la paz que te sucede, independientemente de cuándo suceda. Siempre que estás en paz, la paz viene del corazón. El corazón irradia paz. Por eso, la gente de todo el mundo, de todas las razas, sin distinción de casta, religión, país, culta o inculta, ha sentido esto, que el amor surge de alguna parte cerca del corazón. No existe ninguna explicación científica. Siempre que piensas en el amor piensas en el corazón. En realidad, siempre que amas estás relajado, y como estás relajado, estás lleno de una cierta paz. Esa paz surge del corazón. De modo que la paz y el amor se han unido, asociado. Cuando amas estás en paz; cuando no amas estás inquieto. Debido a la paz, el corazón ha sido asociado con el amor. Así es que puedes hacer dos cosas. Puedes buscar el amor; entonces a veces sentirás paz. Pero este camino es peligroso, porque la otra persona, a la que amas, se ha vuelto más importante que tú; la otra persona es la otra persona, y te estás volviendo dependiente en cierto modo. De modo que el amor te dará paz a veces, pero no siempre. Habrá muchas perturbaciones, muchos momentos de angustia y ansiedad, porque ha hecho su entrada la otra persona. Siempre que se introduce otra persona, tiene que haber alguna perturbación; sólo puedes unirte a la otra persona en tu superficie. La superficie será perturbada. Sólo a veces, cuando los dos os estéis amando muy profundamente sin ningún conflicto, sólo entonces estaréis relajados a veces y el corazón fluirá con paz. De modo que el amor sólo puede darte un vislumbre de la paz, pero nada realmente establecido, enraizado. No es posible la paz eterna con él; sólo vislumbres. Y entre dos vislumbres habrá hondos valles de conflicto, violencia, odio e ira. El otro camino es encontrar la paz, no mediante el amor, sino directamente. Si puedes encontrar la paz directamente -y éste es el método para ello-, tu vida se llenará de amor. Pero ahora la cualidad del amor será diferente. No será posesivo; no estará centrado en torno a uno. No será dependiente y no hará a nadie dependiente de ti. Tu amor se volverá simplemente una afectuosidad, una compasión, una profunda empatía. Y ahora
nadie, ni siquiera un amante, puede perturbarte, porque tu paz ya está enraizada, y tu amor llega como una sombra de tu paz interna. Todo se ha vuelto al revés. De modo que Buda también ama, pero su amor no es una angustia. Si tú amas, sufrirás; si no amas, sufrirás. Si no amas, sufrirás la ausencia de amor; si amas sufrirás la presencia del amor, porque estás en la superficie y todo lo que hagas sólo puede darte satisfacción momentánea; luego, otra vez el valle oscuro. Primero asiéntate en tu propia paz; entonces eres independiente, entonces el amor no es una necesidad para ti. Entonces nunca te sentirás aprisionado cuando ames; nunca sentirás que el amor se ha vuelto un tipo de dependencia, una esclavitud, una atadura. Entonces el amor será simplemente dar, tienes demasiada paz, así es que quieres compartirla. Entonces será simplemente dar sin ninguna idea de devolución; será incondicional. Y uno de los secretos es que cuanto más das, más te sucede. Cuanto más das y compartes, más tuya se vuelve. Cuanto más profundamente entras en el tesoro, que es infinito, más puedes seguir dando a todo el mundo. Es inagotable. Pero el amor debe sucederte como una sombra de la paz interna. Normalmente, pasa lo contrario, la paz te sucede como una sombra del amor. El amor debe sucederte como una sombra de la paz;, entonces el amor es hermoso. De lo contrario, el amor también crea fealdad, se vuelve una enfermedad, una fiebre. ... Impregna de una gran paz un área entre las axilas. Toma consciencia del área entre las axilas y siente que está llena de una gran paz. Simplemente siente paz ahí y sentirás que está llena. Siempre está llena, pero nunca te has dado cuenta. Esto es sólo para aumentar tu alerta, para acercarte a casa. Cuando sientes esta paz estás más lejos de la superficie. No es que las cosas no estarán sucediendo ahí..., pero cuando pruebes este experimento y cuando estés lleno de paz, sentirás una distancia; llega el ruido de la calle, pero ahora hay una gran distancia, un gran espacio. Sucede, pero no trae ninguna perturbación; más bien te trae un silencio más profundo. Éste es el milagro. Los niños estarán jugando, alguien estará oyendo la radio, alguien estará peleándose, y el mundo entero seguirá girando, pero sentirás que ahora hay una gran distancia entre tú
y todo. Esa distancia llega porque te has retirado de la periferia. Las cosas están sucediendo en la periferia y te parecerá que le están pasando a otro. No estás involucrado. Nada te perturba, así es que no estás involucrado, has trascendido. Esto es la trascendencia. Y el corazón es naturalmente la fuente de la paz. No estás creando nada; simplemente estás llegando a la fuente que siempre está ahí. Esta imaginación te ayudará a tomar consciencia de que el corazón está lleno de paz; no es que la imaginación vaya a crear la paz. Ésta es la diferencia entre la actitud del tantra y la hipnosis occidental. La hipnosis piensa que la estás creando con la imaginación, pero el tantra piensa que no la estás creando con la imaginación; simplemente estás armonizándote con algo que ya está ahí. Cualquier cosa que puedas crear con la imaginación no puede ser permanente, si no es una realidad, es falsa, irreal, y estás creando una alucinación. De modo que es mejor estar inquieto y ser real que estar en una alucinación de paz, porque eso no es un desarrollo; simplemente estás intoxicado con ello. Tarde o temprano tendrás que salir, porque tarde o temprano la realidad destrozará la ilusión. La realidad tiene que destrozar todas las ilusiones; sólo una realidad mayor no puede ser destrozada. Una realidad mayor destrozará la realidad que está en la periferia; por eso, Shankara y otros dicen que el mundo es ilusorio. No es que el mundo sea ilusorio, sino que ellos han llegado a conocer una realidad más elevada, y desde esa altitud este mundo parece como soñado. Está tan lejos, la distancia es tan infinita, que no puede sentirse como real. El ruido de la calle será como si lo estuvieras soñando, no es real. No puede hacer nada. Simplemente sucede y pasa y tu permaneces sin afectar. Y cuando permaneces sin ser afectado por la realidad, ¿cómo vas a sentir que es real? La realidad sólo se siente cuando penetra hondamente en ti. Cuanto más hondamente penetra, más sientes que es real. Shankara dice que el mundo entero es irreal. Debe de haber llegado a un punto desde el que la distancia es tan inmensa, tan tremendamente inmensa, que todo lo que sucede ahí se vuelve como un sueño. Llega, pero no llega ninguna realidad con ello, porque no puede penetrar en ti. La penetración
es la proporción de realidad. Si te tiro una piedra, te golpea. El golpe penetra en ti y esa penetración hace que la piedra sea real. Si tiro una piedra y te toca pero no penetra en ti, en lo hondo de ti oirás el ruido de la piedra cayendo sobre ti, pero no habrá perturbación. Sentirás que es falsa, irreal, maya, ilusoria. Pero estás tan cerca de la periferia que, si te tiro una piedra, te dolerá. No el cuerpo; al cuerpo le dolerá en cualquier caso. Si le tiro una piedra a un buda, a su cuerpo le dolerá igual que al tuyo, pero un buda no está en la periferia, sino enraizado en el centro. Y la distancia es tan grande que oirá el ruido de la piedra sin que le duela. El ser permanecerá sin afectar, sin ninguna cicatriz. Este ser sin cicatrices sentirá la piedra como si la estuvieran tirando en un sueño. Es ilusoria. De modo que Buda dice que nada tiene substancia, todo carece de substancia, no tiene ninguna substancia, que es lo mismo que lo que dice Shankara de que el mundo es ilusorio. Prueba esto. Siempre que puedas sentir la paz entre las dos axilas, llenándote, impregnando tu dentro del corazón, el mundo parecerá ilusorio. Esto es una señal de que has entrado en meditación, cuando el mundo se siente y aparece como ilusorio. No pienses que el mundo es ilusorio, no hay necesidad de pensar eso, lo sentirás. De repente se le ocurrirá a tu mente: «¿Qué le ha sucedido al mundo?» De pronto el mundo se ha vuelto como un sueño. Está ahí, una existencia como soñada, sin ninguna substancia. Parece tan real... igual que una película sobre la pantalla. Incluso puede ser tridimensional. Parece algo, pero es una proyección. No es que el mundo sea una proyección, no es que sea realmente irreal; no. El mundo es real, pero tú creas la distancia, y la distancia se vuelve cada vez mayor. Y puedes comprender si la distancia se está haciendo cada vez mayor, o no, sabiendo cómo sientes el mundo. Ese es el criterio. Ese es un criterio meditativo. No es una verdad que el mundo es irreal; si el mundo se ha vuelto irreal, te has centrado en el ser. Ahora la superficie y tú estáis tan lejos que puedes mirar la superficie como si fuera algo objetivo, algo aparte de ti. No estás identificado. Esta técnica es muy fácil y no te llevará mucho tiempo probarla. Con esta técnica, a veces sucede que incluso con el primer esfuerzo sentirás su belleza y su milagro. Así que
pruébala; pero si no sientes nada con el primer esfuerzo, no te decepciones. Espera, y sigue haciéndola. Y es tan fácil que puedes seguir haciéndola en cualquier momento. Puedes hacerla simplemente echado en la cama por la noche; puedes hacerla por la mañana cuando sientas que te has despertando. Primero hazla y luego levántate. Incluso diez minutos serán suficientes. Durante diez minutos por la noche, antes de dormirte, hazla. Haz que el mundo sea irreal, y dormirás tan profundamente que puede que nunca antes hayas dormido así. Si el mundo se vuelve irreal justo antes de que te duermas, soñarás menos, porque si el mundo se ha vuelto un sueño, entonces los sueños no pueden continuar. Y si el mundo es irreal, estás totalmente relajado, porque la realidad del mundo no tendrá efecto sobre ti, no te golpeará. He sugerido esta técnica a personas que padecen de insomnio. Ayuda profundamente. Si el mundo es irreal, las tensiones se disuelven. Y si puedes salir de la periferia, ya has ido a un profundo estado de dormir; antes de dormirte, ya estás profundamente en él. Y, entonces, por la mañana es muy hermoso, porque te sientes tan fresco, tan joven; toda tu energía está vibrando. Es porque estás volviendo a la periferia desde el centro. Y en el momento en que te des cuenta de que ya no estás dormido, no abras los ojos. Primero haz este experimento durante diez minutos; luego abre los ojos. El cuerpo está relajado después de toda la noche y se siente fresco y vivo. Ya estás relajado, de modo que no llevará mucho tiempo. Simplemente relájate. Lleva tu consciencia al corazón, justo entre las dos axilas; siéntelo lleno de una profunda paz. Durante diez minutos, permanece en esa paz; luego abre los ojos. El mundo parecerá totalmente diferente, porque esa paz también será irradiada por tus ojos. Y el día entero será diferente; no sólo te sentirás diferente, sino que sentirás que la gente se está comportando de manera diferente contigo. En cada relación pones tu parte. Si esa parte ya no está; la gente se comporta de manera diferente, porque sienten que eres una persona diferente. Puede que no sean conscientes de ello, pero cuando estás lleno de paz, todos se comportarán de manera diferente contigo. Serán más cariñosos y más amables, menos duros, más abiertos, más íntimos. Hay un imán. La paz es el imán. Cuando
tienes paz, la gente se acerca más a ti; cuando estás alterado, todos se sienten repelidos. Y éste es un fenómeno tan físico que lo puedes observar fácilmente. Siempre que estés en paz notarás que todos quieren estar más cerca de ti, porque esa paz se irradia, se vuelve una vibración en torno a ti. Hay círculos de paz a tu alrededor y todos los que se acercan quieren estar aún más cerca de ti; igual que quieres ponerte bajo la sombra de un árbol y relajarte allí. Una persona que tiene paz interna tiene una sombra a su alrededor. Dondequiera que va, todos quisieran estar más cerca de él, abiertos, confiados. Una persona que tiene agitación, conflicto, angustia, ansiedad, tensión internos, repele a la gente. Todos los que se acercan se asustan. Eres peligroso. Estar cerca de ti es peligroso, porque darás lo que tienes. Estás dándolo constantemente. De modo que puede que quieras amar a alguien, pero si estás muy alterado por dentro, incluso tu amante se sentirá repelido y querrá escaparse de ti, porque agotarás su energía y no se sentirá feliz contigo. Y siempre que te vayas, le dejarás cansado, agotado, porque no tienes una fuente vivificadora, sino una energía destructiva dentro de ti. Así es que no sólo te sentirás diferente; los demás también sentirán que eres diferente. Todo tu estilo de vida puede cambiar si te acercas un poco más al centro..., y todo el punto de vista y todos los resultados. Si estás en paz, el mundo entero se vuelve pacífico para ti. Es sólo un reflejo. Lo que eres se refleja en todas partes. Todo el mundo se vuelve un espejo. 99 Expándete en todas las direcciones. Segunda técnica: Siéntete a ti mismo extendiéndote por todas las direcciones, lejos, cerca. Tanto el tantra como el yoga piensan que tu estrechez es el problema. Debido a que te has vuelto tan estrecho, tan apretadamente estrecho, siempre te sientes atado. La atadura no viene de ninguna otra parte; la atadura viene de tu mente estrecha, y se va haciendo cada vez más estrecha y estás muy confinado. Ese confinamiento te da la sensación de atadura.
Tienes un alma infinita y un ser infinito, pero ese ser infinito se siente prisionero. De modo que, independientemente de lo que hagas, sientes limitaciones por todas partes. Dondequiera que vas hay un callejón sin salida. No puedes ir más allá. En todas partes hay un linde. No hay un cielo abierto en el que volar. Pero ese linde lo creas tú; ese linde es tu propia creación. Lo has creado por ciertas razones, por seguridad, certidumbre. Has creado un linde, y cuanto más estrecho es el linde, más seguro te sientes. Si tienes un linde muy amplio, no puedes cuidar de todo él, no puedes estar alerta y vigilante en todas partes. Se vuelve vulnerable. Estrecha el linde y puedes vigilarlo, puedes permanecer cerrado, no eres vulnerable, te sientes seguro. La seguridad, la certidumbre, ha creado el linde. Pero entonces sientes una atadura. Así es como la mente es paradójica. Sigues pidiendo más seguridad y sigues pidiendo más libertad. Ambas no pueden estar juntas. Si quieres libertad, tendrás que perder la seguridad, la certidumbre. En cualquier caso, la seguridad es sólo ilusoria, no existe realmente. Como la muerte va a suceder -hagas lo que hagas, vas a morir-, toda tu seguridad, tu certidumbre, es sólo una fachada; nada ayudará. Pero, asustado de la inseguridad, creas lindes, creas grandes muros a tu alrededor y entonces el cielo abierto está cerrado. iY entonces sufres! Y entonces dices: «¿Dónde está el cielo abierto?», y «¡Quiero libertad y quiero moverme!». Pero has creado estos lindes. De modo que esto es lo primero que hay que recordar antes de hacer esta técnica; de lo contrario, no será posible hacerla. Con tus lindes intactos, no puedes hacerla. A no ser que dejes de crear lindes, no podrás sentirla o hacerla. ... Extendiéndote por todas las direcciones, lejos. cerca. Sin lindes, volviéndote infinito, haciéndote uno con el espacio infinito... Esto será imposible con tu mente. ¿Cómo vas a sentirlo? ¿Cómo vas a hacerla? Primero tendrás que dejar de hacer ciertas cosas. Lo primero es que, si estás demasiado preocupado por la seguridad y la certidumbre, entonces permaneces atado. En realidad, la prisión es el sitio más seguro. Nadie puede hacerte daño ahí. Nadie fuera de la prisión está tan seguro, tan protegido, como los prisioneros. No puedes matar, no puedes asesinar a un
prisionero. Es difícil. Está más protegido que un rey. Puedes asesinar a un presidente o a un rey; no es tan difícil. Los matan a diario. Pero no puedes matar a un prisionero. Está tan seguro que, en realidad, los que quieran sentirse seguros deben estar en prisiones, no deben vivir fuera. Vivir fuera de una prisión es peligroso, está lleno de peligros. Puede suceder cualquier cosa. Así es que hemos creado prisiones mentales en torno a nosotros, prisiones psicológicas en torno a nosotros, y llevamos esas prisiones con nosotros, son portátiles. No necesitas quedarte con ellas; ellas van contigo. Vayas donde vayas, tu prisión va contigo. Estás siempre detrás de un muro. Sólo a veces, muy raramente, sacas la mano para tocar a alguien. Pero sólo una mano...; tú nunca sales de tu prisión. De modo que cuando nos juntamos, simplemente juntamos las manos fuera de las prisiones. Sacamos una mano por la ventana, asustados, temerosos. Y listos para retirar la mano en cualquier momento. Los dos estamos haciendo lo mismo... Sólo se tocan las manos. Y ahora los psicólogos dicen que incluso eso es sólo una apariencia, porque las manos tienen su propia coraza en torno a ellas. Toda mano está enguantada. No sólo la reina Isabel usa guantes; tú también usas guantes para que nadie pueda tocarte. O incluso si alguien te toca, hay sólo una mano muerta. Ya te has retirado, asustado... porque el otro produce miedo. Como dice Sartre: «El otro es el enemigo.» El otro parecerá un enemigo si estás tan acorazado. Con un apersona acorazada no puede haber amistad. La amistad es imposible, el amor es imposible, la comunión es imposible. Tienes miedo. Puede que alguien te convierta en una posesión, puede que alguien te doblegue, puede que alguien haga de ti un esclavo. Temeroso de esto, has creado una prisión, un muro de seguridad en torno a ti. Te mueves cautelosamente, das cada paso cautelosamente. La vida se vuelve una pesadez, la vida se vuelve un aburrimiento. Si eres demasiado cauteloso, la vida no puede ser una aventura. Si estás protegiéndote demasiado, anhelando demasiado la seguridad, ya estás muerto. Así que recuerda una ley básica, la vida es inseguridad. Y sólo estarás vivo si estás dispuesto a vivir en la inseguridad. La inseguridad es libertad. Si estás dispuesto a estar inseguro,
constantemente inseguro, serás libre. Y la libertad es la puerta a lo divino. Asustado, creas una prisión, te vas quedando cada vez más muerto. Y entonces dices: «¿Dónde está Dios?». Y entonces cuestionas: «¿Dónde está la vida? ¿Qué significa la vida? ¿Dónde está la dicha?». La vida está ahí, esperándote, pero tienes que unirte a ella según sus propias condiciones. Tú no puedes tener tus propias condiciones; la vida tiene sus propias condiciones. Y la condición básica es, permanece inseguro. No se puede hacer nada al respecto. Sólo puedes crear una ilusión, y puedes derrochar tu vida en esa ilusión. No se puede hacer nada al respecto. Todo lo que hagas será un engaño. Si te enamoras, te asustas de que esta mujer pueda dejarte o de que este hombre pueda dejarte. El miedo surge inmediatamente. No tenías miedo cuando no estabas enamorado. Ahora estás enamorado, la vida ha entrado y la inseguridad ha entrado con ella. Alguien que nunca ama a nadie nunca tiene miedo a que alguien le deje. Puede dejarle el mundo entero; él no tiene miedo. No puedes hacerle daño. Está seguro. En el momento en que amas a alguien, ha entrado la inseguridad porque ha entrado la vida. Y con la vida, ha entrado la muerte. En el momento en que amas, te asustas, ¡esta persona puede morir, esta persona puede irse, esta persona puede amar a otro! Ahora, para asegurar las cosas, debes hacer algo, debes casarte. De modo que se crea una sujeción legal para que ahora a esta persona le resulte difícil dejarte. Ahora la sociedad te protegerá, la ley te protegerá, el policía, el juez, todos te protegerán. Ahora, si esta persona quiere irse, puedes llevarla a los tribunales, y si quiere un divorcio, tendrá que probar algo contra ti. Incluso entonces llevará tres o cinco años. Ahora has creado seguridad en torno a ti. Pero en el momento en que estás casado, estás muerto. La relación no está viva. Ahora se ha vuelto una ley, no una relación. Ahora es un fenómeno legal, no algo vivo. Los tribunales no pueden proteger la vida; la ley sólo puede proteger las leyes. Ahora el matrimonio es algo que está muerto. Puede ser definido; el amor no puede ser definido. El matrimonio es definible; el amor es indefinible. Ahora estás supeditado al mundo de las definiciones.
Pero el fenómeno ya está muerto. En el momento en que quisiste que fuera seguro, en el momento en que quisiste contenerlo para que no le sucediera nada nuevo, quedaste aprisionado en él. Entonces sufrirás. Entonces dirás que esta mujer se ha vuelto una atadura para ti. El marido dirá que esta mujer se ha vuelto una atadura para él. Y entonces lucharéis, porque cada uno se ha vuelto un encarcelamiento para el otro. Ahora os peleáis. Ahora el amor ha desaparecido; sólo hay conflicto. Eso es lo que sucede debido al anhelo de seguridad. Y esto ha sucedido en todo. Recuérdalo como algo básico, la vida es insegura. Ésta es su naturaleza misma. Así es que cuando haya amor, padece el miedo de que tu amada pueda dejarte, pero no crees seguridad. Entonces el amor crecerá. Tu amada puede morir y no puedes hacer nada, pero eso no matará el amor. El amor crecerá más. La seguridad puede matar. En realidad, si el hombre fuera inmortal, yo digo que el amor sería imposible. Si el hombre fuera inmortal, sería difícil amar a nadie. Sería muy peligroso enamorarse. La muerte existe y la vida es tan sólo como una gota de rocío sobre una hoja trémula. En cualquier momento llegará la brisa y la gota de rocío caerá y desaparecerá. La vida es tan sólo una fluctuación. Debido a esa fluctuación, debido a ese movimiento, la muerte está siempre presente. Le da intensidad al amor. El amor sólo es posible debido a que hay muerte. El amor se vuelve intenso porque hay muerte. Piensa... Si sabes que la persona a la que amas va a morir al momento siguiente, toda la mezquindad desaparecerá, todo el conflicto desaparecerá. Y este único momento se convertirá en la eternidad. Y habrá tanto amor que todo tu ser entrará a raudales en él. Pero si sabes que la persona a la que amas va a vivir, no hay prisa. Puedes pelearte y puedes posponer el amor para después. Si la vida es eterna, si el cuerpo es inmortal, no puedes amar. Los hindúes tienen un hermoso mito. Dicen que en el cielo, donde rige Indra -Indra es el rey del cielo- no hay amor. Hay chicas hermosas, más hermosas que las de la Tierra, y deidades. Tienen relaciones sexuales, pero no hay amor porque son inmortales. Así que se cuenta en una de las historias indias que Uravasi, la jefa de las chicas celestiales, le pidió permiso a Indra para irse
a la Tierra durante una temporada para amar a un hombre. “¡Qué tontería!”, dijo Indra. “¡Puedes amar aquí! Y no encontrarás personas tan hermosas en la Tierra.” Uravasi dijo: “Son hermosas, pero son inmortales, así que no hay encanto. Están realmente muertas”. Están realmente muertas porque no hay muerte para hacer que estén vivas. Siempre existirán. No pueden morir, así que ¿cómo van a estar vivas? Esa viveza existe en contraposición a la muerte. Un hombre está vivo porque la muerte está ahí constantemente, luchando. La vida existe contra el trasfondo de la muerte. Así es que Uravasi dijo: «Dame permiso para ir a la Tierra. Quiero amar a alguien.» El permiso le fue dado y ella bajó a la Tierra y se enamoró de Pururva, un joven. Pero Indra había puesto una condición. Indra puso la condición de que podía ir a la Tierra, podía amar a alguien, pero debía decirle al hombre que la amara que no debía preguntar quién era. Esto es difícil para el amor, porque el amor es curioso. El amor quiere saberlo todo sobre la persona amada, todo. Todo lo desconocido hay que hacerlo conocido. Hay que entrar y penetrar en todo el misterio. De modo que Indra astutamente puso una condición cuyas malas mañas Uravasi no comprendió. Así es que ella dijo: «De acuerdo. Le diré a mi amante que no tenga curiosidad sobre mí, que no pregunte quién soy. Y si pregunta, le abandonaré inmediatamente, volveré.» Y ella le dijo a Pururva: “No preguntes nunca sobre mí, quién soy. En el momento en que preguntes tendré que irme de la Tierra.” Pero el amor es curioso. Debido a esto, Pururva debió de tener aún más curiosidad acerca de quién era ella. No podía dormir. No dejaba de mirar a Uravasi. ¿Quién es? Una mujer tan hermosa, es como un sueño; no parece terrestre, no parece substancial. Quizá venga de alguna otra parte, de alguna dimensión desconocida. Se sintió cada vez más intrigado. Pero también tuvo cada vez más miedo, porque ella podría irse. Se atemorizó tanto que por la noche, cuando iba a dormir, cogía un trozo del sari de Uravasi en su mano, porque no se fiaba de sí mismo. En cualquier momento podría preguntar; la pregunta siempre estaba presente. Podría preguntar incluso mientras dormía. Y Uravasi dijo que ni dormido podía preguntar acerca de
ella. Así que dormía con un trozo de su sari en la mano. Pero una noche no pudo contenerse..., y pensó que ahora ella le amaba tanto que no se iría. Así que preguntó. Y Uravasi tuvo que desaparecer; sólo quedó un trozo de su sari en la mano de Pururva. Y se dice que él aún la anda buscando. En el cielo no puede haber amor porque no hay vida realmente. La vida existe aquí en la Tierra, donde existe la muerte. Cuando haces que algo sea seguro, la vida desaparece. Permanece en la inseguridad; esa es la cualidad misma de la vida. No se puede hacer nada al respecto. iY esto es hermoso! Piensa, si tu cuerpo fuera inmortal, la vida sería fea. Empezarías a encontrar maneras y medios para suicidarte. Y si es imposible, contra la ley, sufrirás tanto que ni lo puedes imaginar. La inmortalidad es algo muy largo. Ahora en Occidente están pensando en la eutanasia, porque ahora la gente está viviendo más. De modo que una persona que llega a los cien años quiere tener el derecho a matarse. Y, verdaderamente, habrá que conceder el derecho. Hicimos una ley contra el suicidio cuando la vida era muy corta. En realidad, en tiempos de Buda tener cuarenta o cincuenta años era mucho; la duración media de la vida era de unos veinte años. En India, hace sólo dos décadas, la duración media de la vida era de veintitrés años. Ahora en Suecia la duración media de la vida es de ochenta y tres años. De modo que algunas personas pueden llegar fácilmente a los ciento cincuenta años. En la Rusia soviética, hay mil quinientas personas que han alcanzado los ciento cincuenta años. Ahora, si dicen que tienen el derecho a matarse, porque ya es demasiado, tendremos que darles el derecho. No se les puede negar. Tarde o temprano, el suicidio será uno de los derechos básicos. No puedes negarlo si una persona quiere morir; no por ninguna razón, sino simplemente porque la vida ya no tiene sentido. Ya ha sido demasiado larga. A una persona que ha vivido cien años no le apetece vivir. No es que esté frustrada, sino que la vida no tiene sentido. Así que piensa en la inmortalidad. La vida no tendrá ningún sentido. El sentido llega con la muerte. El amor tiene sentido porque el amor se puede perder. Entonces late, vibra, palpita. ¡Puede perderse; no puedes darlo por seguro! No puedes pensar
nada sobre él para mañana, porque puede que ya no exista. Tienes que amar al amante y a la amada teniendo en cuenta que puede que nunca haya un mañana. Entonces el amor se vuelve intenso. De modo que, primero, desiste de tus esfuerzos por crear una vida segura. Simplemente desistiendo, los muros que te rodean caerán. Sentirás por vez primera que las lluvias llegan a ti directamente, el Sol sale para ti directamente. Estarás bajo el cielo abierto. Es hermoso. Y si te parece horrible, es sólo porque te has acostumbrado a vivir en una prisión. Tendrás que acostumbrarte a esta nueva libertad. Esta libertad te hará estar más vivo, ser más fluido, más abierto, más substancioso, más radiante. Pero cuanto más radiante seas, cuanto más alta sea la cima de tu vitalidad, más profunda será la muerte cerca de ti..., cerca. Sólo puedes elevarte en contraposición a la muerte, al valle de la muerte. La cima de la vida y el valle de la muerte siempre están cerca y en proporción. Por eso digo siempre que hay que seguir la máxima de Nietzsche. Es una máxima muy religiosa. Nietzsche dice: «Vive peligrosamente.» No es que tengas que buscar el peligro positivamente; no es necesario buscar el peligro positivamente. No crees proyecciones. No crees muros a tu alrededor. Vive naturalmente, y eso será peligroso, suficientemente peligroso. No es necesario buscar ningún peligro. Entonces puedes hacer esta técnica. Siéntete a ti mismo extendiéndote por todas las direcciones, lejos, cerca. Entonces es muy fácil. Si no hay muros, ya estás sintiendo cómo te extiendes por todas partes. Entonces no hay ningún punto en el que terminas. Simplemente comienzas en el corazón y no acabas en ninguna parte. Tienes un centro y ninguna periferia. La periferia sigue expandiéndose... más y más. Todo el espacio está rodeado por ella. Las estrellas se mueven en ella, las tierras nacen y se disuelven, los planetas salen y se ponen. Todo el cosmos se vuelve tu periferia. En esta inmensidad, ¿dónde estará tu ego? En esta inmensidad, ¿dónde estará tu sufrimiento? En esta inmensidad, ¿dónde estará tu mente mezquina? La mente mediocre, ¿dónde estará? No puede existir en semejante inmensidad; simplemente desaparece. Sólo puede existir en un
área estrecha. Sólo puede existir cuando está amurallada, cercada, encapsulada. La encapsulación es el problema. Vive peligrosamente y estate dispuesto a vivir en la inseguridad. Y lo bello es que, incluso si decides no vivir en la inseguridad, ¡lo harás! iNo puedes hacer nada! He oído acerca de un rey. Le tenía mucho miedo a la muerte... Los reyes tienen más miedo. Tienen más miedo porque han explotado a mucha gente, han empujado, aplastado, han jugado tantos juegos políticos con tanta gente...; han hecho muchos enemigos. Un rey verdadero no tiene ningún amigo, no puede tenerlo, porque el amigo más allegado también es un enemigo, que espera una oportunidad para matarle, para estar en su lugar. Un hombre en el poder no puede tener amigos. Un Hitler, un Stalin, un Nixon, no pueden tener amigos. Sólo tienen enemigos que están alardeando de ser amigos, y están esperando la ocasión adecuada para apartarlos del trono. Siempre que tienen la oportunidad, hacen de todo. Hace sólo un momento eran afectuosos, pero su cordialidad es una estrategia, su cordialidad es una táctica. Un hombre que está en el poder no puede tener amigos. Así es que Lao Tsé dice: «Si quieres amigos, no estés en el poder.» Entonces el mundo entero será amistoso contigo. Si estás en el poder, entonces tú eres tu único amigo, todo el mundo es tu enemigo. "...Así es que el rey tenía mucho miedo. Estaba muy atemorizado ante la posibilidad de la muerte, que estaba por todas partes. Estaba obsesionado por la idea de que todos los que le rodeaban iban a matarle. No podía dormir, así que preguntó a sus asesores, a sus consejeros; qué debía hacer. Le dijeron que hiciese un palacio con una sola puerta. En la puerta debía poner siete círculos de soldados, el primero vigilando el palacio, el segundo vigilando al primero, el tercero vigilando al segundo. Con una sola puerta, nadie podría entrar y el rey estaría seguro. El rey construyó el palacio con una sola puerta, y con siete círculos de soldados vigilándose unos a otros. La noticia se extendió por todas partes, y otro rey de un estado cercano vino a verlo. Él también tenía miedo. Le había llegado la noticia de que su vecino había construido un lugar tan seguro que era imposible
matarle. Vino a visitar a su vecino y juntos admiraron mucho la idea de una sola puerta y toda la seguridad... Ningún peligro. Mientras estaban mirando la puerta, un mendigo que estaba sentado en una esquina de la calle empezó a reírse. De modo que el rey, el dueño del palacio, le preguntó al mendigo: «¿Por qué te ríes?». El mendigo respondió: «Me río porque ha cometido usted un error. Debería entrar y cerrar, precintar también esta puerta. Esta puerta es peligrosa, alguien puede entrar por ella. Una puerta significa que alguien puede entrar. E incluso si no entra nadie, al menos puede entrar la muerte. Así que haga una cosa, entre y haga que se cierre también esta puerta. Entonces estará realmente seguro, porque no puede entrar la muerte.» Pero el rey dijo: «Eso significa que ya estaré muerto, si cierro también esta puerta.» El mendigo dijo: «Ya está en un noventa y nueve por ciento muerto... Sólo está tan vivo como esta puerta. Ese es el peligro; estar así de vivo. Deje también esta viveza.» Todo el mundo está creando a su propia manera un muro a su alrededor, en el que nada puede entrar y donde puede permanecer en paz. Pero entonces ya estás muerto. Y la paz sólo les sucede a los que están vivos, la paz no es algo muerto. Permanece vivo, vive peligrosamente, vive una vida vulnerable, abierta, para que pueda sucederte todo. Cuanto más te suceda, más rico serás. Entonces puedes practicar esta técnica. Entonces esta técnica es muy fácil; ni siquiera necesitarás practicarla. Simplemente piensa, y estarás extendiéndote por todo el espacio. Capítulo 72 Empieza a Vivir en la Inseguridad Preguntas Por favor, explica el amor de Buda. ¿No se convierte el amor espiritual en un matrimonio?
¿Puede uno vivir en la inseguridad y no estar ansioso? ¿Qué necesidad hay de trascendencia? Primera pregunta: Dijiste que el amor sólo es posible con la muerte. Entonces, por favor, explica el amor de Buda. Para una persona ignorante, el amor siempre forma parte del odio, siempre acompaña al odio. Para la mente ignorante, el amor y el odio son dos caras de la misma moneda. Para la mente ignorante, el amor nunca es puro. Y ese es el sufrimiento del amor..., porque el odio se vuelve un veneno. Amas a una persona y también odias a la misma persona. Pero puede que no lo hagas simultáneamente, de modo que no eres consciente de ello. Cuando amas a una persona, te olvidas de la parte del odio, se va abajo, se va al inconsciente y espera allí. Entonces, cuando tu amor está cansado, cae al inconsciente y surge la parte del odio. Entonces odias a la misma persona. Y cuando odias, no eres consciente de que también amas, ahora el amor se ha ido a lo profundo del inconsciente. Esto continúa así, igual que el día y la noche. Va moviéndose en círculo. Se convierte en un sufrimiento. Pero para un buda, para alguien que está iluminado, la dicotomía, el dualismo, desaparece. En todo -no sólo en lo referente al amor- la vida se vuelve una unidad. Entonces no hay dicotomía, lo opuesto no existe. Así que, en realidad, llamar «amor» al amor de Buda no está bien, pero no tenemos otro término. Buda mismo nunca usó la palabra «amor». Usó la palabra «compasión». Pero tampoco eso está muy bien, porque tu compasión está siempre mezclada con tu crueldad, tu no-violencia está siempre mezclada con tu violencia... Todo lo que hagas tendrá su opuesto muy cerca. Existes entre contradicciones; de aquí la tensión, la angustia, la ansiedad. No eres uno; siempre eres dos. Eres una multitud, estás dividido en muchos fragmentos, y esos fragmentos se oponen los unos a los otros. Tu ser es una tensión; el ser de Buda
es una profunda relajación. Recuerda, la tensión existe entre dos polos opuestos y la relajación está justo en el medio, donde los dos polos opuestos ya no se oponen. Se anulan mutuamente... y hay una trascendencia. De modo que el amor de Buda es básicamente diferente de lo que conoces como amor. Tu amor es un mal-estar; el amor de Buda es una total relajación. No tiene una parte de odio, de manera que su cualidad cambia completamente. En el amor de Buda habrá muchas cosas que no puede haber en el amor corriente. Primero, no puede ser caliente. El calor viene del odio. No es pasión; más bien, es compasión. No es caliente, sino fresco, calmado. Para nosotros, un amor calmado significa que algo ha ido mal. El amor de Buda es calmado, no tiene calor. No es como el Sol, sino como la Luna. No creará pasión en ti, sino una profunda calma. En segundo lugar, el amor de Buda no es realmente una relación; tu amor es una relación. El amor de Buda es su estado de ser. En realidad, no te ama; es amor. Esta distinción debe ser entendida claramente. Si amas a una persona, tu amor es un acto, haces algo, te comportas de una cierta manera, creas una relación, un puente. El amor de Buda es su ser, es lo que es. No es amoroso contigo; simplemente es amor. Es como una flor en el jardín, pasas junto a ella y te llega el perfume. No es que la flor te esté enviando su perfume a ti especialmente, cuando no pasaba nadie, el perfume existía. Y si nunca pasa nadie, el perfume seguirá existiendo. Cuando tu amante no está contigo, cuando tu amada no está contigo, el amor desaparece, no hay perfume. Es un esfuerzo por tu parte; no es simplemente tu ser. Tienes que hacer algo para que salga. Cuando no hay nadie y Buda está sentado solo bajo su árbol bodhi, también entonces ama. Parece absurdo, pero también entonces ama, no hay nadie a quien amar, pero sigue amando. Amar es su estado. Y como es su estado, nunca es una tensión. Buda no puede cansarse de su amor. Tú te cansarás, porque es algo que estás haciendo. De modo que los amantes se cansan el uno del otro si hay demasiado amor; se cansan, necesitan descansos, intervalos, para recuperarse. Si estás con tu amante las veinticuatro horas del día, te hartarás, porque es
demasiada atención. Veinticuatro horas haciendo algo es demasiado. Buda no está haciendo nada, no se cansa de su amor. Es su propio ser, es como respirar. Igual que tú nunca te cansas de respirar, nunca te cansas de ser, así él no se cansa de su amor. Y entonces viene lo tercero, tú serás consciente de que amas. Buda no será consciente en absoluto..., porque la consciencia requiere lo contrario. Buda está tan lleno de su amor que no será consciente. Si le preguntas, dirá: «Te amo.» Pero no es consciente de ello. El amor está fluyendo tan silenciosamente de él, se ha vuelto una parte tan intrínseca, que no puede ser consciente de él. Tú serás consciente de que ama, y si estás abierto y receptivo serás más consciente de que te ama más. Depende de tu capacidad, de cuánto puedes recibir. Pero para él no es un regalo. No te está dando nada, es su manera de ser; simplemente es así. Cuando tomas consciencia de tu ser total, iluminado, liberado, la dicotomía desaparece de tu vida. Entonces no hay dualidad. Entonces la vida se vuelve una armonía, nada está en contra de nada. Debido a esta armonía, hay mucha paz. No hay perturbación. La perturbación no se crea desde fuera; está dentro de ti. La contradicción sigue creando la perturbación, aunque puede que encuentres disculpas fuera. Por ejemplo, observa lo que sucede con tu amante, o un amigo, un amigo de confianza, muy íntimo, allegado. Vive con él, y simplemente observa qué te está sucediendo. Cuando os encontráis estás muy contento, eufórico, bailando. Pero ¿cuánto puedes bailar? ¿Y cuán eufórico te puedes sentir? Unos minutos después estás mustio, la alegría se ha ido, y después de unas pocas horas estás aburrido, estás pensando en escaparte a alguna otra parte. Y después de unos pocos días, estaréis peleándoos. Simplemente observa lo que está sucediendo. Todo esto viene de dentro, pero encontrarás excusas fuera. Dirás que ahora este hombre no es tan cariñoso como cuando llegó; ahora este hombre me está molestando, me está enfadando. Y siempre percibirás que te está haciendo algo; nunca serás consciente de que tu dicotomía, la dualidad de tu mente, los opuestos que tienes dentro, están haciendo algo. Nunca somos conscientes de lo que está haciendo nuestra propia mente.
He oído que una actriz muy famosa y carismática de Hollywood fue a un estudio a recoger su foto. La foto la habían tomado el día anterior. El fotógrafo le entregó la foto, pero ella se enojó, se puso furiosa. Dijo: «¿Qué has hecho? iMe habías hecho fotos antes y eran divinas!» El fotógrafo le dijo a la actriz: «Sí, pero usted olvida que cuando le hice aquellas fotografías yo era doce años más joven. Yo tenía doce años menos; se está olvidando de eso.» Nunca miramos qué está sucediendo dentro. Si no te gusta la fotografía, el fotógrafo ha hecho algo mal, no es que hayan pasado doce años y seas más viejo. ¡Es un proceso interno; el fotógrafo no se siente afectado en absoluto, pero el fotógrafo debe de haber sido un hombre muy sabio! Dijo: «Usted olvida que entonces yo era doce años más joven.» El amor de Buda es totalmente diferente, pero no tenemos ninguna otra palabra para él. La mejor que tenemos es «amor». Pero si puedes recordar esto, entonces la cualidad cambia completamente. Y observa una cosa, piensa hondamente en ella. Si Buda fuera tu amante, ¿estarías satisfecho? No lo estarías, porque te parecería que es frío, que no hay pasión en ello. Sentirás que te ama como ama a todo el mundo, no eres nada especial. Sentirás que su amor no es un agasajo, él es así por eso está amando. Sentirás que su amor es tan natural que no estarás satisfecho con él. Piensa internamente. No puedes estar satisfecho con un amor que no tiene odio, y no puedes estar satisfecho con un amor que tiene odio. Éste es el problema. En cualquier caso, estarás insatisfecho. Si el amor tiene odio, estarás insatisfecho, estarás siempre enfermo, porque la parte del odio te perturbará. Si el amor no tiene odio, sentirás que es frío. Y le está sucediendo a Buda tan naturalmente que, incluso si no estuvieras ahí, estaría sucediendo; de modo que no es nada especial para ti. De manera que tu ego se sentirá insatisfecho. Y tengo la sensación de que si puedes elegir como amante entre alguien que es un buda y alguien que no lo es, elegirás al que no es un buda..., porque puedes comprender su lenguaje. El que no es un buda, al menos es como tu. Estaréis peleándoos, estaréis discutiendo, todo será un embrollo, un loco embrollo, pero elegirás al que no es un
buda..., porque un buda está tan alto que no puedes comprender la manera en que ama a menos que te eleves. Con alguien que no es un buda, con una persona ignorante, no necesitas transformarte a ti mismo, puedes seguir siendo el mismo. No es un desafío. En realidad, a los amantes les sucede justo lo contrario. Cuando dos amantes se encuentran y se enamoran, ambos tratan de convencer al otro de que están en un estado muy elevado. Sacarán lo mejor que tienen dentro. Parece que están en un cenit. iPero eso requiere un arduo esfuerzo! No puedes permanecer en este cenit. De modo que cuando empezáis a asentaros, bajáis de las nubes y ponéis los pies en la tierra. Así es que los amantes siempre se sienten frustrados el uno con el otro, porque pensaban que el otro era divino, y cuando se asientan, cuando todo se vuelve mundano, corriente, piensan que el otro les estaba engañando. No, no estaba engañando; sólo estaba mostrando su mejor cara, eso es todo. No estaba engañando a nadie, no estaba haciendo nada conscientemente. Simplemente estaba mostrando su mejor cara..., y el otro estaba haciendo lo mismo. Pero no puedes seguir mostrándote así durante mucho tiempo, porque se vuelve arduo, difícil, pesado. De manera que bajas. Cuando dos amantes se asientan, cuando empiezan a dar por supuesta la presencia del otro, parecen muy mezquinos, muy mediocres, muy corrientes; justo lo contrario de lo que parecían antes. Antes parecían ángeles; ahora parecen discípulos del diablo. Caes, vas a tu nivel corriente. El amor corriente no es un desafío, pero es raro enamorarse de alguien que esté iluminado. Sólo los muy afortunados encuentran un amor semejante; es poco frecuente. Sólo sucede cuando has estado buscando a una persona iluminada durante muchas vidas. Sólo si ha sucedido esto te enamoras de una persona iluminada. Enamorarse de una persona iluminada es en sí mismo un gran logro; pero entonces hay un problema. El problema es que la persona iluminada es un desafío. No puede bajar a tu nivel; eso no es posible, eso es imposible. Tienes que ir a su cima; tienes que avanzar, tienes que transformarte. De modo que el amor se vuelve una sadhana si te enamoras de un buda. Se vuelve una sadhana, la mayor sadhana que es posible. Debido a esto, siempre que hay un Buda o un Jesús, o un
Lao Tsé, muchos de los que les rodean pueden alcanzar en una vida cimas que no habrían podido alcanzar en muchas vidas. Pero el secreto es si pueden enamorarse. No es inimaginable; es imaginable. Puede que hayas existido en tiempos de Buda; debes de haber estado en alguna parte. Puede que Buda pasara por tu pueblo o ciudad y puede que ni le hayas oído, que no le hayas visto. Porque incluso para oír a un buda o para ver a un buda o para acercarte a él, es necesario cierto amor, es necesaria una cierta búsqueda por tu parte. Cuando alguien se enamora de una persona iluminada, eso es significativo, muy significativo, pero el camino será arduo. Es fácil enamorarse de una persona corriente, no hay desafío; pero con una persona iluminada el desafío será grande, y el camino será difícil, porque tendrás que ir continuamente hacia arriba. Y esas cosas serán molestas. Su amor será frío, su amor parecerá ser para todo el mundo, su amor no tendrá la parte del odio. Ésta ha sido mi experiencia. Mucha gente se enamora de mí, y luego empiezan a jugar el juego..., el juego corriente. A sabiendas o no, empiezan a jugarlo. En cierto modo, es natural. Empiezan a esperar cosas de mí, las expectativas corrientes, y su mente opera en la dualidad. Por ejemplo, si me amas te sentirás feliz si puedes hacerme feliz. Así es el amor, quiere hacer feliz al otro. Si puedes hacerme feliz, te sentirás feliz; pero no puedes hacerme feliz. ¡Ya lo soy! Si te enamoras de mí, te sentirás abatido, te sentirás muy decepcionado, porque no puedes hacerme feliz, no puedes hacerme más feliz. No hay nada más. Si no puedes hacerme feliz, te sentirás infeliz, iY entonces intentarás que me sienta infeliz! Porque si al menos puedes hacer eso, también eso será una satisfacción. Intentarás hacerme desgraciado... sin darte cuenta; no estás alerta, no eres consciente de ello. Si eres consciente, no lo harás. Pero lo intentarás, tu mente inconsciente intentará hacerme desgraciado. Si puedes hacerme desgraciado, entonces puedes estar seguro de que también puedes hacerme feliz. Pero si no puedes hacerme desgraciado, estás totalmente decepcionado. Entonces sentirás que no estás relacionado conmigo en absoluto, porque eso es lo que una relación significa para ti. El amor corriente es una enfermedad, porque la dualidad sigue persistiendo. Y comprender el amor de una persona
iluminada es difícil. No hay manera de entenderlo intelectualmente. Tienes que enamorarte, y entonces tienes que estar alerta con respecto a tu propia mente, porque esa mente seguirá perturbando. Buda se iluminó, luego volvió a su hogar; volvió después de doce años. Su esposa, a la que había amado muchísimo, estaba muy enfadada, furiosa. Todos esos doce años había estado esperando y esperando, algún día este hombre volverá. Y en su mente había muchas ideas de venganza, porque este hombre se había portado injustamente con ella, no había sido justo. De pronto desapareció una noche. Al menos podría haber dicho algo, lo cual habría sido justo, pero simplemente desapareció sin decir nada, abandonándola a ella y a su pequeño hijo. Esperó durante doce años, y entonces llegó Buda. Ella estaba muy enfadada, furiosa. El discípulo más cercano, más próximo de Buda era Ananda. Ananda le había seguido siempre como una sombra. Cuando Buda estaba entrando en el palacio le dijo a Ananda: «Por favor, no vengas conmigo.» Ananda le preguntó por qué..., porque era una mente corriente, no estaba iluminado. Sólo se iluminó cuando Buda murió. Dijo: «¿Por qué? ¿Todavía estás pensando en términos de marido y mujer?». Estaba escandalizado. ¿Cómo podía un buda, una persona iluminada, decir: «No vengas conmigo. Voy a reunirme con mi esposa»? Buda dijo: «No se trata de eso. Ella se pondrá más furiosa viendo que vengo con alguien. Ha estado esperando doce años. Deja que se ponga furiosa sola. Pertenece a una familia muy antigua, muy culta, de modo que no se pondrá furiosa ante ti, no expresará nada..., y ha estado esperando doce años. Así que deja que explote; no vengas conmigo. Yo ya no soy un marido para ella, pero ella aún es una esposa. Yo he cambiado, pero ella no ha cambiado.» Buda fue solo. Por supuesto, ella estaba furiosa, empezó a llorar y a sollozar y a gritar y a decir cosas. Y Buda escuchaba. Ella preguntaba una y otra vez: «Si me amabas aunque fuera un poco, ¿por qué te fuiste? ¿Por qué te marchaste? iY sin decírmelo! Si me amaste, dímelo.» Y Buda dijo: «Si no te amara, ¿por qué habría vuelto?».
Pero éstas son dos cosas diferentes, totalmente diferentes. Ella no estaba realmente dispuesta a oír lo que él decía. Ella seguía insistiendo: «¿Por qué me dejaste sola? Dime que nunca me amaste; entonces todo quedará claro.» Y Buda decía: «Te amaba. Aún te amo; por eso, he vuelto después de doce años.» Pero este amor es diferente, ella estaba enfadada y Buda no estaba enfadado. Si él también hubiese estado enfadado porque ella estaba gritando y llorando y sollozando, ella lo habría podido entender. Si él también se hubiera enfadado y la hubiese pegado, ella lo habría podido entender. Entonces todo habría estado bien, él todavía era el de antes. Los doce años habrían desaparecido completamente y ellos se habrían amado otra vez. No habría ningún problema. Pero él estaba en silencio y ella estaba furiosa. Sólo ella estaba furiosa; él estaba sonriendo. ¡Esto era demasiado! ¿Qué tipo de amor es éste? Debe de haber sido muy difícil de comprender para ella. Tan sólo para provocar a Buda, ella le dijo a su hijo, que ahora tenía doce años: «Éste es tu padre, mírale, es un escapista. Sólo tenías un día cuando él se escapó. Éste es tu padre. Es un mendigo, y él te dio la vida. Ahora pregúntale acerca de tu herencia. Extiende tus manos ante él, es tu padre. Pregúntale qué tiene que darte.» Ella estaba provocando a Buda, estaba enfadada, naturalmente. Y Buda llamó a Ananda, que estaba fuera, y le dijo: «Ananda, ven y trae mi cuenco de mendigar.» Cuando le trajo el cuenco de mendigar a Buda, éste se lo dio a su hijo, Rahul, y dijo: «Ésta es mi herencia. Te inicio en sannyas.» Éste era su amor. Pero Yashodhara se puso aún más furiosa. Dijo: «¿Qué estás haciendo? Si amas a tu hijo, no le convertirás en un mendigo, en un sannyasin.» Buda dijo: «Le hago un mendigo porque le amo. Se lo que es la herencia real, y eso es lo que le estoy dando. Mi padre no fue tan sabio, pero yo se lo que merece la pena darse y se lo estoy dando.» Éstas son dos dimensiones diferentes, dos lenguajes diferentes, que no se juntan en ninguna parte. Él está amando. Debió de haber amado a su esposa; por eso volvió. Debió de haber amado a su hijo; por eso le inició. Pero ningún padre puede
entender esto... Cuando el padre de Buda oyó esto -era un anciano, enfermo-, llegó corriendo y dijo: «¿Qué has hecho? ¿Es que te has propuesto destruir toda mi familia? Te escapaste de la casa, eras mi único hijo. Ahora tengo puestas mis esperanzas en Rahul, que es tu único hijo. Y le has iniciado en sannyas. Así que mi familia esta cortada. Ya no hay ninguna posibilidad para el futuro. ¿Qué estás haciendo? ¿Eres un enemigo?» Y Buda dijo: «Porque amo a mi hijo, le he dado lo que vale la pena. Ni tu reino ni tu familia y su árbol genealógico son importantes. Al mundo no le afectará que este árbol siga creciendo más o no. Pero el fenómeno de sannyas en el que Rahul está iniciado es importante. Yo también amo a mi hijo.» Dos padres hablando... El padre de Buda le estaba rogando de nuevo: «Vuelve. Soy tu padre. Estoy viejo, estoy enfadado. Me has defraudado. Pero aún tengo corazón de padre y te perdonaré. Ven, mis puertas están abiertas. Vuelve. Deshecha este sannyas, vuelve, mis puertas están abiertas. Este reino es tuyo, estoy esperando. Soy muy viejo, pero siento un profundo amor por ti y puedo perdonar.» Esto es amor. Luego está el otro padre, el propio Buda Gautama, dando la iniciación a su hijo para que deje el mundo. Eso también es amor. Pero ambos amores son tan diferentes que no es bueno darles el mismo nombre, una sola palabra..., pero no tenemos ninguna otra. Segunda pregunta: Anoche dijiste que el amor está vivo porque es inseguro, y el matrimonio está muerto porque es seguro. Pero ¿no es cierto que el amor en la profundidad espiritual se convierte en un matrimonio? ¡No! Nunca se vuelve un matrimonio. Cuanto más profundo va, más se vuelve amor, pero nunca un matrimonio. Al decir «matrimonio» me refiero a un vínculo externo, una sanción legal, una aprobación social. Y digo que el amor nunca se vuelve un matrimonio porque nunca es seguro. Sigue siendo amor. Se vuelve más amor, más y más, pero cuanto más es, más inseguro
es. No hay ninguna seguridad. Pero si amas, la seguridad no te importa en absoluto. Sólo cuando no amas te preocupa la seguridad. Cuando amas, el momento mismo es tan intenso que no te importa el momento siguiente, no te preocupa el futuro. No te preocupa lo que suceda mañana..., porque lo que está sucediendo ahora mismo es mucho. Es demasiado, es insoportablemente mucho. No te preocupas. ¿Por qué llega a la mente la idea de la seguridad? Llega debido al futuro. El presente no es suficiente, así que te asustas del futuro. En realidad, no estás enraizado en el presente. No estás viviendo en el presente. No estás disfrutándolo. No es una dicha. El presente no es una dicha, entonces pones tu esperanza en el futuro, entonces haces planes para el futuro, entonces quieres asegurar completamente el futuro. El amor nunca quiere asegurar nada; está seguro en sí mismo. Esa es la cuestión. Está tan seguro en sí mismo que nunca piensa en ninguna seguridad; lo que suceda en el futuro no es una preocupación en absoluto, porque el futuro va a brotar del presente, y si el presente está tan vivo, tan lleno de dicha, el futuro brotará de él. ¿Por qué preocuparse por él? Cuando el presente no es una dicha, cuando es una desdicha, entonces estás preocupado por el futuro. Entonces quieres hacerlo seguro, sin riesgo. Pero, recuerda, nadie puede hacer que nada sea seguro. Esa no es la naturaleza de las cosas. El futuro seguirá siendo inseguro. Sólo puedes hacer una cosa, vivir el presente más profundamente. Eso es lo único que puedes hacer. Si surge alguna seguridad de eso, esa es la única seguridad. Y si no está sucediendo, no está sucediendo; no se puede hacer nada. Pero nuestra mente funciona de una manera totalmente suicida. Cuanto más desdichado es el presente, más piensas en el futuro y quieres asegurarlo. Y cuanto más te vayas al futuro, más desdichado será el presente. Entonces estás en un círculo vicioso. Este círculo se puede romper, pero la única manera de romperlo es vivir el momento presente tan profundamente que este momento se vuelva la eternidad en su profundidad. El futuro va a nacer de él; seguirá su propio curso, no necesitas preocuparte por él. De modo que digo que el amor nunca piensa en la seguridad
porque el amor está muy seguro en sí mismo. El amor nunca tiene miedo a la inseguridad. La vida es insegura, pero el amor no tiene miedo a la inseguridad. Más bien, el amor disfruta de la inseguridad porque ésta da color a la vida, cambiando las estaciones y los estados de ánimo; da tono. Es hermosa. La vida cambiante es hermosa porque siempre hay algo que descubrir, siempre hay algo nuevo que encontrar. En realidad, dos amantes entran en un descubrimiento constante el uno del otro. Y el paisaje es infinito. Un corazón que ama es un paisaje infinito. Nunca puedes acabarlo. No tiene fin, sigue y sigue, extendiéndose más y más. Es tan espacioso como el espacio mismo. El amor no está preocupado por la inseguridad, el amor puede disfrutarla. Da emoción. Sólo los que no pueden amar tienen miedo a la inseguridad, porque no están enraizados en la vida. Los que no pueden amar están siempre seguros en la vida. Malgastan su vida haciéndola segura..., y nunca es segura. No puede serlo. La seguridad es la cualidad de la muerte; la certidumbre es la cualidad de la muerte. La vida es insegura, y el amor no le tiene miedo. El amor no tiene miedo a la vida, a la inseguridad, porque está sólidamente enraizado. Si no estás sólidamente enraizado y notas que llega un ciclón, tendrás miedo. Pero si estás sólidamente enraizado, le darás la bienvenida al ciclón, se convertirá en una aventura. Si estás enraizado, el ciclón que pasa se convertirá en un desafío. Te sacudirá hasta tus mismas raíces; cada una de tus fibras se llenará de vida. Entonces, cuando el ciclón haya pasado, no pensarás que fue malo, una desgracia. Dirás que fue afortunado, una bendición, porque el ciclón se llevó todo lo que estaba muerto. Todo lo que estaba muerto se fue con él y todo lo que estaba vivo se ha vuelto más vivo. Mira los árboles después de que ha pasado un ciclón. Están vibrantes de vida, palpitantes de vida, radiantes, vitales; están llenos de energía. Porque el ciclón les dio la oportunidad de sentir sus raíces, de sentir su «enraizamiento». Fue una oportunidad para sentirse a sí mismos. De modo que alguien que está enraizado en el amor nunca tiene miedo a nada. Todo lo que venga es bello, un cambio..., inseguridad. Todo lo que viene es bello. Pero nunca se vuelve un
matrimonio. Cuando digo que nunca se vuelve un matrimonio no quiero decir que los amantes no deberían casarse, sino que el matrimonio no debería convertirse en un sustituto del amor. Debería ser tan sólo el atuendo externo; no debería ser el sustituto. Y nunca se volverá un matrimonio, porque los amantes nunca dan por sentada la presencia del otro. Lo que quiero decir es que esto es profundamente psicológico, los amantes nunca dan por sentada la presencia del otro. Una vez que empiezas a dar por sentada la presencia del otro, el otro se ha vuelto una cosa. Ya no es una persona. De modo que el matrimonio reduce a sus miembros a cosas. Un marido es una cosa, una esposa es una cosa, previsible, muy previsible. Me he estado hospedando con muchas familias por todo este país y he llegado a conocer a muchas esposas y a muchos maridos. No son personas en absoluto. Son previsibles. Si el marido dice una frase, se puede saber lo que dirá la esposa; es previsible cómo reaccionará la esposa. Y si la esposa dice algo mecánicamente, el marido responderá mecánicamente; eso es seguro. Están representando el mismo papel una y otra vez. Su vida es como un disco rayado; la aguja se estanca en un punto y sigue repitiendo. Es tan previsible como eso. Se puede decir qué va a suceder una y otra vez, el marido y la esposa están estancados en alguna parte; se han vuelto discos rayados. Entonces siguen repitiendo. Esa repetición crea aburrimiento, Me estuve hospedando con una familia... El marido me dijo: «Tengo miedo de estar solo con mi mujer. Sólo somos felices cuando hay alguien más. Ni siquiera podemos ir de vacaciones sin llevar a alguien con nosotros, porque ese alguien pone algo nuevo. De lo contrario, sabemos lo que va a suceder. Es tan previsible que no merece la pena. Ya lo conocemos.» Es como si estuvieras leyendo el mismo libro una y otra y otra vez. Los amantes no son previsibles, esa es la inseguridad. No sabes lo que va a suceder, y esa es la belleza. Puedes ser fresco y joven y estar vivo. Pero queremos convertirnos en cosas el uno al otro porque una cosa puede ser manipulada fácilmente. Y no necesitas tener miedo de una cosa. Conoces su paradero, su funcionamiento. Puedes planear de antemano qué hacer y qué no hacer. Al decir «matrimonio» me refiero a un arreglo en el que dos personas caen al nivel de cosas.
El amor no es un arreglo, sino un encuentro momento a momento, vivo. Lleno de peligro, por supuesto, pero así es la vida. El matrimonio es seguro, no hay peligro; el amor no es seguro. Nunca sabes lo que va a suceder; el momento siguiente es desconocido, permanece desconocido. De modo que el amor está entrando en lo desconocido a cada momento; a eso se refiere Jesús cuando dice: «Dios es amor.» Dios es tan desconocido como el amor. Y si no estás dispuesto a estar vivo y a amar y a estar inseguro, no puedes entrar en Dios, porque esa es una inseguridad mayor; es aún más desconocido. De modo que el amor te prepara para la oración. Si puedes amar, y permanecer con una persona desconocida sin reducirla a una cosa, sin volveros previsibles, encontrándoos momento a momento, te estás preparando para la oración. La oración no es otra cosa que amor, amor por toda la existencia. Estás viviendo con la existencia como estás viviendo con tu amante, no conoces el estado de ánimo, no conoces la estación, no sabes qué está viniendo. Nada es conocido. Sigues descubriéndolo... Es un viaje sin fin. Tercera pregunta: ¿Puede alguien que no esté iluminado vivir en la inseguridad total y no estar ansioso, deprimido y afligido? La inseguridad total y la capacidad de vivir en ella son sinónimos de la iluminación. De modo que alguien que no esté iluminado no puede vivir en la inseguridad total, y alguien que no pueda vivir en la inseguridad total no puede iluminarse. No son dos cosas, sino sólo dos maneras de decir lo mismo. Así que no esperes a iluminarte para vivir en la inseguridad, ino! Porque entonces nunca te iluminarás. Empieza a vivir en la inseguridad; ese es el camino hacia la iluminación. Y no pienses en la inseguridad total. ¡Empieza donde estés. Tal como eres, no puedes ser total en nada, pero hay que empezar en alguna parte. Al principio creará ansiedad, al principio te sentirás afligido..., pero sólo al principio. Si puedes pasar el principio, si puedes tolerar el principio, la aflicción desaparecerá, la ansiedad desaparecerá.
Hay que comprender el mecanismo. ¿Por qué sientes ansiedad; cuando te sientes inseguro? No es debido a la inseguridad, sino a la exigencia de seguridad. Cuando te sientes inseguro, te sientes ansioso, surge la ansiedad. No está surgiendo debido a la inseguridad, sino debido a la exigencia de hacer que la vida sea segura. Si empiezas a vivir en la inseguridad y no pides seguridad, la ansiedad desaparecerá cuando cese esa exigencia. La exigencia está creando la ansiedad. La inseguridad es la naturaleza misma de la vida. Es un mundo inseguro para un Buda; para Jesús también es inseguro. Pero ellos no están ansiosos porque han aceptado ese hecho. Se han vuelto lo suficientemente maduros para aceptar la realidad. Ésta es mi definición de la madurez y la inmadurez. Una persona a la que llamo inmadura es alguien que sigue luchando contra la realidad a favor de ficciones y sueños. Este hombre es inmaduro. Madurez significa asumir la realidad, desechar los sueños, y aceptar la realidad tal como es. Buda es maduro. La acepta así. Por ejemplo, aunque existe la muerte, una persona inmadura sigue pensando que puede que todo el mundo vaya a morir, pero no ella. Una persona inmadura sigue pensando que para cuando muera se habrá descubierto algo, algún elixir médico, lo que significa que no morirá. Una persona inmadura sigue pensando que morir no es la regla. Por supuesto, el hombre tiene que morir, pero en todo hay excepciones, y sigue pensando que ella es una excepción. Siempre que muere alguien te sientes comprensivo, sientes: «Pobre hombre, ha muerto.» Pero nunca se te ocurre que su muerte es también tu muerte. No, lo evitas. No te acercas a semejantes asuntos delicados. Sigues pensando que una cosa u otra te salvará, algún mantra, algún gurú milagroso. Sucederá algo y te salvarás. Estás viviendo en historias, historias de niños. Una persona madura es alguien que afronta el hecho y acepta que la vida y la muerte están juntas. La muerte no es el final, sino la cima misma de la vida. No es algo como un accidente que le sucede a la vida; es algo que crece en el corazón mismo de la vida. Crece y llega a un cenit. De modo que lo acepta y entonces no hay miedo a la muerte. Esa persona acepta que la seguridad no es posible. Puedes crear una fachada, puedes tener un saldo bancario,
puedes donar mucho dinero para tener alguna seguridad en el cielo, puedes hacer de todo. Pero en el fondo sabes que nada es realmente seguro. El banco te puede estafar, y nadie está seguro de que el cura no sea un fullero, el mayor de los fulleros. Quién sabe. Escriben cartas... En India hay una secta musulmana cuyo sacerdote principal escribe cartas a Dios. Donas una cierta cantidad de dinero y él escribirá una carta. Pondrán la carta en tu tumba, en tu sepultura. La pondrán contigo para que puedas presentar la carta. El dinero es para el sacerdote; la carta va contigo. Pero nada es seguro. Una persona madura asume la realidad, la acepta tal como es. No exige. No es exigente. No dice: «Debería ser así.» Observa el hecho y dice: «Sí, es así.» Este asumir la realidad hará que sea imposible que te sientas desdichado, porque la desdicha llega cuando exiges. En realidad, la desdicha no es otra cosa que una indicación de que estás yendo contra la realidad. Y no puedes cambiar la realidad; tendrás que ser cambiado por la realidad. Tendrás que aceptar, tendrás que ceder. Éste es el significado de la entrega, tendrás que ceder. La realidad no puede ceder, la realidad es como es. A no ser que cedas, sufrirás. La desdicha la creas tú porque sigues luchando. Es como si la corriente de un río está fluyendo hacia el mar y tú estás intentando nadar contra corriente. Te parece que el río está contra ti. El río no está contra ti. Ni siquiera ha oído hablar de ti; no te conoce en absoluto. El río simplemente está fluyendo hacia el mar. Es la naturaleza de un río fluir hacia el mar, ir hacia el mar y caer en él. Tú estás intentando ir contra la corriente. Y puede que haya algunos locos sentados o de pie en la orilla que sigan animándote: «Lo estás haciendo bien. No deberías preocuparte, porque tarde o temprano el río tendrá que ceder. iEres simplemente genial, sigue haciéndolo! Los que son geniales le han ganado al río.» Siempre hay tontos que siguen dándote ánimo, dándote más entusiasmo. Pero ningún Alejandro, ningún Napoleón, ningún gran hombre, nadie ha sido nunca capaz de ir contra la corriente. Tarde o temprano, la corriente se impone. Pero cuando estás muerto no puedes disfrutar de la dicha que era posible cuando estabas vivo, la dicha de entregarse, de aceptar, de fundirse tanto
con la corriente que no hay ningún conflicto. Pero esos tontos de la orilla dirán: «Has cedido. Estás vencido, has fracasado.» No les escuches; simplemente disfruta la libertad interna que llega al ceder. No les escuches. Cuando Buda dejó de intentar ir contra la corriente, todos los que le conocían dijeron: «Eres un escapista. Eres un fracasado, has aceptado la derrota.» No escuches lo que digan los demás. Siente la sensación interna. Siente lo que te está sucediendo. Si te sientes bien fluyendo con la corriente, ésta es la manera. Esto es el Tao para ti. No escuches a nadie; escucha sólo a tu propio corazón. La madurez acepta lo que hay, sea lo que sea. He oído una anécdota... Se les hizo una pregunta a un musulmán, un cristiano y un judío. La pregunta era la misma. Alguien les preguntó a los tres: «¿Qué harías si un maremoto hiciera que el océano cubriese la tierra y te ahogaras en él?». El cristiano dijo: «Haré el signo de la cruz sobre mi pecho, y rezaré a Dios para que me permita entrar en el cielo, para que abra las puertas.» El musulmán dijo: «Diré el nombre de Alá y pensaré que esto es kismet, que esto es el destino..., y me ahogaré.» El judío dijo: «Daré las gracias a Dios y aceptaré su voluntad, y aprenderé a vivir bajo el agua.» Esto es lo que hay que hacer. Hay que aceptar la voluntad de la existencia, la voluntad del universo, y aprender a vivir en ella. Éste es todo el arte. Una persona madura acepta todo lo que hay aquí, no exige, no habla de ningún cielo. El cristiano estaba haciendo eso, estaba pidiendo, estaba diciendo: «Abre las puertas del cielo.» Pero tampoco era un pesimista que simplemente acepta y se ahoga. El musulmán estaba haciendo eso. El judío lo aceptó, más bien le dio la bienvenida, y dijo: «Ésta es la voluntad; ahora debo aprender a vivir bajo el agua. Ésta es la voluntad de Dios.» Acepta la realidad como es y aprende a vivir en ella con un corazón que cede, con un ego entregado. Última pregunta: Dijiste ayer que la vida existe con la muerte. Entonces, por
favor, explica qué necesidad hay de trascendencia. Ésta es la necesidad. Ahí está la necesidad. La vida existe con la muerte... Si puedes comprender esto, has trascendido. Tú aceptas la vida; no aceptas la muerte. ¿O sí? Aceptas la vida pero rechazas la muerte, y debido a eso siempre estás en dificultades. Estás en dificultades porque la muerte forma parte de la vida. Cuando aceptas la vida, la muerte va a estar ahí, pero tú rechazas la muerte. Cuando rechazas la muerte has rechazado también la vida, porque no son dos cosas. Así que estarás en dificultades. Acepta la totalidad, o rechaza la totalidad. Eso es la trascendencia. Y hay dos maneras de trascender. O aceptas ambas, la vida y la muerte juntas, o rechazas ambas, la vida y la muerte juntas; entonces has trascendido. Éstos son los dos caminos, el negativo y el positivo. El negativo dice: «Rechaza ambas.» El positivo dice: “Acepta ambas”, pero el énfasis recae en que ambas deberían estar ahí, ya aceptadas o rechazadas. Cuando ambas están ahí, se anulan mutuamente, igual que las cifras negativas y positivas. Se anulan mutuamente, y cuando ya no están, has trascendido. Estás apegado a la vida o apegado -a veces- a la muerte, pero nunca aceptas ambas. He conocido a muchas personas que están tan desanimadas con la vida, que han empezado a pensar en suicidarse. Primero estaban apegadas a la vida, y la vida les frustró -no es que la vida frustre; lo que frustra es el apego, pero ellas piensan que la vida es frustrante-, así que se apegan a la muerte. Ahora empiezan a pensar en cómo destruirse a sí mismas, cómo suicidarse, cómo morir. Pero el apego sigue ahí. Antes era a la vida; ahora es a la muerte. De modo que una persona que está apegada a la vida y una persona que está apegada a la muerte no son diferentes. Hay apego, y ese apego es el problema. Acepta ambas. Piensa, ¿qué sucederá si aceptas la vida y la muerte? Inmediatamente vendrá un silencio a la mente, porque se anulan mutuamente. Tanto la vida como la muerte desaparecen cuando las aceptas, entonces has trascendido, has ido más allá. O rechaza ambas, es lo mismo. Trascendencia significa ir más allá de la dualidad. Apego
significa permanecer en la dualidad, apegado a una contra la otra. Cuando aceptas ambas o rechazas ambas, el apego cesa, tu atadura se suelta. De pronto flotas en una tercera dimensión de ser, en la que no hay vida ni muerte. Eso es el nirvana, eso es moksha, donde no hay dualidad, sino unidad, ser. Y a menos que trasciendas, siempre serás desdichado. Puedes cambiar tu apego de esto a lo otro, pero serás desdichado. El apego crea desdicha. El rechazo también crea desdicha. Lo que elijas, depende de ti. Puedes elegir un camino positivo, como Krishna. Él dice: «Acepta. Acepta ambas.» O puedes elegir un camino como Buda, que dice: «Rechaza ambas.» Pero haz algo con las dos juntas; entonces la trascendencia llega inmediatamente. Incluso si piensas en ambas, habrá trascendencia. Y si puedes hacerla en la vida real, nace un nuevo ser. Ese ser no pertenece a la tierra de la dualidad; ese ser pertenece a un ámbito desconocido, el ámbito del nirvana. Capítulo 73 El Miedo a la Transformación es Profundo Los Sutras 100 La apreciación de los objetos y los sujetos es igual para una persona iluminada y una persona no iluminada. Aquella tiene una grandeza, permanece en el estado de ánimo subjetivo, no se pierde en las cosas. 101 Cree omnisciente, omnipotente, omnipresente. Mucha gente parece estar interesada en la meditación, pero ese interés no puede ser muy profundo, porque son muy pocos los que son transformados por él. Si el interés es realmente profundo, se convierte en un fuego por sí solo. Te transforma. Simplemente mediante el interés intenso empiezas a ser diferente. Surge un nuevo centro de ser. Mucha gente parece estar interesada, pero no surge nada nuevo en ellos, no nace ningún centro nuevo, no se logra ninguna nueva cristalización. Siguen
siendo los mismos. Eso significa que se están engañando a sí mismos. El engaño es muy sutil, pero es seguro que existe. Si sigues tomando la medicina, siguiendo el tratamiento, y l a enfermedad sigue igual -más bien, por el contrario, sigue aumentando-, entonces tu medicina, tu tratamiento, tiene que ser falso. Puede que en el fondo no quieras ser transformado. Ese miedo es muy real, el miedo a la trasformación. De modo que, en la superficie sigues pensando que estás hondamente interesado, pero en el fondo sigues engañando. El miedo a la transformación es como el miedo a la muerte. Es una muerte, porque lo viejo tendrá que irse y nacerá lo nuevo. Tú ya no estarás; nacerá de ti algo totalmente desconocido. A no ser que estés dispuesto a morir, tu interés en la meditación es falso, porque sólo los que estén dispuestos a morir volverán a nacer. Lo nuevo no puede volverse una continuidad con lo viejo. Lo viejo debe ser interrumpido. Lo viejo debe irse. Sólo entonces puede surgir lo nuevo. Lo nuevo no es algo que crece de lo viejo, lo nuevo no es continuo con ello, lo nuevo es totalmente nuevo, y sólo llega cuando muere lo viejo. Hay un espacio entre lo viejo y lo nuevo; ese espacio te da miedo. Tienes miedo. Quieres ser transformado, pero simultáneamente quieres seguir siendo el de antes. Éste es el engaño. Quieres crecer, pero quieres seguir siendo tú. Entonces el crecimiento es imposible; entonces sólo puedes engañar; entonces puedes seguir pensando y soñando que está sucediendo algo, pero no sucederá nada porque no se ha entendido la cuestión básica. De modo que hay mucha gente en todo el mundo que está muy interesada en la meditación, moksha, el nirvana, y no está sucediendo nada. Hay mucho ruido en torno a ello, pero no está sucediendo nada real. ¿Qué pasa? A veces la mente es tan astuta que, como no quieres ser transformado, la mente creará un interés superficial para que puedas decirte a ti mismo: «Estás interesado, estás haciendo todo lo posible.» Y sigues siendo el mismo. Y si no sucede nada, piensas que la técnica que estás usando no es buena, que el gurú al que estás siguiendo no es bueno, que la Escritura, el principio, el método, no son buenos. Nunca piensas que incluso con un método erróneo es posible la transformación si hay un interés
real; incluso con un método erróneo serás transformado. Si estás realmente interesado en la transformación, llegarás a ser diferente incluso siguiendo a un gurú erróneo. Si pones tu alma y tu corazón en el esfuerzo, nadie puede engañarte, excepto tú mismo. Y nada es una barrera a tu progreso excepto tus propios engaños. Cuando digo que incluso un maestro erróneo, un método erróneo, un principio erróneo, puede llevarte a lo real, quiero decir que la transformación real sucede cuando estás intensamente implicado en ella, no debido a ningún método. El método es sólo un ardid, el método es sólo una ayuda, el método es secundario, lo fundamental es que tu ser esté implicado en ello. Pero sigues haciendo algo... Ni siquiera haciendo algo; sigues hablando de hacer. Y las palabras crean una ilusión, piensas tanto en ello que empiezas a sentir que estás haciendo algo. Las personas supuestamente religiosas han creado muchas estratagemas engañosas. He oído que un automovilista que iba conduciendo por una carretera vio el edificio de la escuela ardiendo. El profesor de la pequeña escuela era Mulla Nasruddin, que estaba sentado bajo un árbol. El automovilista le gritó: «¿Qué está haciendo ahí? ¡La escuela está ardiendo!» Mulla Nasruddin dijo: «Ya lo se.» El automovilista se puso muy nervioso. Dijo: «Entonces, ¿por qué no está haciendo algo?» Mulla Nasruddin dijo: «Desde que empezó, he estado rezando para que llueva. Estoy haciendo algo.» La oración es un truco para evitar la meditación; la mente supuestamente religiosa ha creado muchos tipos de oración. La oración también puede convertirse en meditación, pero normalmente la oración es sólo un escape. Para evitar la meditación, la gente sigue rezando. Para evitar hacer algo, rezan. Rezar significa que Dios debe hacer algo, otro debe hacer algo. Rezar significa que nos quedamos pasivos, se nos tiene que hacer algo. La meditación no es oración en ese sentido; la meditación es algo que te haces a ti mismo. Y cuando estás transformado, todo el universo se comporta de manera diferente contigo, porque el universo no es otra cosa que una respuesta a ti, seas lo que seas. Si estás en silencio, todo el universo responde a tu silencio en
miles y miles de maneras. Tu silencio se multiplica infinitamente. Si eres dichoso, todo el universo refleja tu dicha. Si eres desdichado, sucede lo mismo. La matemática sigue siendo la misma, la ley sigue siendo la misma, el universo sigue multiplicando tu desdicha. La oración no servirá. Sólo la meditación puede ayudar, porque la meditación es algo que haces auténticamente, es una acción por tu parte. De modo que lo primero que quisiera decirte es que estés constantemente pendiente de que no te estás engañando a ti mismo. Puede que estés haciendo algo y sigas engañándote a ti mismo. He oído que una vez Mulla Nasruddin entró corriendo en una oficina de correos, agarró al empleado por la solapa, le sacudió, y dijo: «Me he vuelto loco. ¡Mi mujer ha desaparecido!» El empleado sintió lástima y dijo: «¿De verdad? ¿Ha desaparecido? Desgraciadamente, esto es una oficina de correos. Tiene que ir a la policía para denunciar esa desaparición.» Mulla Nasruddin negó con la cabeza y dijo: «No me van a pillar otra vez. En el pasado también desapareció mi esposa, y cuando lo denuncié la policía, la encontraron. No me van a volver a pillar. Si puede tomar nota de la denuncia, hágalo, si no; me voy.» Quiere denunciarlo para sentirse bien, para sentir que ha hecho todo lo posible. Pero no quiere denunciarlo a la policía porque tiene miedo. Sigues habiendo cosas para sentirte bien, para sentir que estás haciendo algo. Pero, en realidad, no estás dispuesto a ser transformado. De modo que todo lo que haces pasa como una actividad inútil; no sólo inútil, sino también dañina, porque es una pérdida de tiempo, energía y oportunidad. Estas técnicas de Shiva son sólo para los que están dispuestos a hacer. Puedes considerarlas filosóficamente; eso no significa nada. Pero si estás realmente dispuesto a hacer, entonces te empezará a suceder algo. Son métodos vivos, no doctrinas muertas. Tu intelecto no es necesario; se requiere tu totalidad de ser. Y cualquier método servirá. Si estás dispuesto a darle una oportunidad, cualquier método servirá. Te convertirás en un hombre nuevo. Lo repito otra vez, los métodos son ardides. Si estás listo, entonces cualquier método puede servir. Son sólo trucos para
ayudarte a dar el salto, son como trampolines. Puedes lanzarte al océano desde cualquier trampolín. Los trampolines son insignificantes; es irrelevante de qué color son, de qué madera están hechos. Son simplemente trampolines y puedes saltar desde ellos. Todos estos métodos son trampolines. Sea cual sea el método que te guste, no sigas pensando en él, ¡hazlo! Surgirán dificultades cuando empieces a hacer algo; si no haces nada no habrá ninguna dificultad. Pensar es muy fácil, porque no estás avanzando realmente, pero cuando empiezas a hacer algo, surgen las dificultades. De modo que si ves que han surgido dificultades, puedes sentir que estás en el buen camino, te está sucediendo algo. Entonces las viejas barreras se romperán, los viejos hábitos se irán, habrá cambios, habrá perturbación y caos. Toda creatividad sale del caos. Sólo serás creado de nuevo si todo lo que eres se vuelve caótico. De manera que estos métodos al principio te destruirán; sólo entonces se creará un nuevo ser. Si hay dificultades, considérate afortunado; eso muestra que hay crecimiento. Ningún crecimiento es suave..., y el crecimiento espiritual no puede ser suave; esa no es su naturaleza. Habrá dificultades porque el crecimiento espiritual significa crecer hacia arriba, el crecimiento espiritual significa entrar en lo desconocido, entrar en lo inexplorado. Pero recuerda que con cada dificultad que se pase, te cristalizas. Te vuelves más sólido. Te vuelves más real. Por vez primera, sientes que algo se centra dentro de ti, algo se vuelve sólido. Tal como eres ahora, eres un fenómeno líquido, que cambia a cada momento, nada estable. En realidad, no puedes decir que eres un «yo», no eres uno. Eres muchos «yos» en un flujo, un flujo como el de un río. Eres una multitud; aún no eres un individuo. Pero la meditación puede hacerte un individuo. Esta palabra, «individuo», es hermosa; significa indivisible. Tal como eres ahora mismo, estás dividido. Eres sólo muchos fragmentos aferrándose unos a otros de alguna forma sin que haya ningún centro, sin ningún amo en la casa; sólo sirvientes. Y por un momento cualquier sirviente puede volverse el amo. Eres diferente a cada momento porque no eres; y a menos que seas, no puede sucederte lo divino. ¿A quién va a sucederle? No estás presente. La gente viene a mí y me dice: «Nos gustaría ver a Dios.» Les pregunto: «¿Quién verá? No estás presente. Dios
siempre está presente, pero tú no estás ahí para ver. Es sólo un pensamiento pasajero que quieres ver a Dios». Al momento siguiente ya no están interesados; al momento siguiente se han olvidado completamente de ello. Es necesario un esfuerzo y un anhelo persistentes, intensos. Entonces cualquier método servirá. Ahora deberíamos entrar en los métodos. 100 Permanece desapegado. Primer método: La apreciación de los objetos y los sujetos es igual para una persona iluminada y una persona no iluminada. Aquélla tiene, una grandeza: permanece en el estado de ánimo subjetivo, no se pierde en las cosas. Éste es un método muy bello. Puedes empezarlo tal como eres; no es necesario ningún otro requisito. El método es simple, estás rodeado de personas, cosas, fenómenos; en todo momento hay algo a tu alrededor. Hay cosas, hay sucesos, hay personas, pero como no estás alerta, no estás presente. Todo está ahí, pero tú estás profundamente dormido. Las cosas se mueven a tu alrededor, las personas se mueven a tu alrededor, los sucesos se mueven a tu alrededor, pero tú no estás presente. O estás dormido. De modo que todo lo que sucede a tu alrededor se vuelve una fuerza controladora, se vuelve una fuerza que te domina; eres arrastrado por ello. No sólo eres impresionado, condicionado por ello, sino que eres arrastrado por ello. Cualquier cosa puede atraparte, y la seguirás. Pasa alguien, miras, el rostro es hermoso, y te pierdes. Pasa, un coche... y te pierdes. Cualquier cosa que sucede a tu alrededor te atrapa. No eres poderoso. Todo lo demás es más poderoso que tú. Cualquier cosa te cambia; tu estado de ánimo, tu ser, tu mente dependen de otras cosas. Los objetos te influyen. Este sutra dice que las personas iluminadas y las personas no iluminadas viven en el mismo mundo. Un buda y tú vivís y os movéis en el mismo mundo, el mundo sigue siendo el mismo. La diferencia no está en el mundo, la diferencia sucede en el buda, él se mueve de una manera diferente. Se mueve entre los mismos objetos, pero se mueve de una manera diferente. Es dueño de sí
mismo. Su subjetividad permanece distante e inalterada. Ese es el secreto. Nada puede causarle impresión; nada puede condicionarle desde fuera, nada puede apoderarse de él. Permanece desapegado; permanece él mismo. Si quiere ir a alguna parte, irá, pero seguirá siendo dueño de sí mismo. Si quiere perseguir una sombra, la perseguirá, pero es su propia decisión. Esta distinción hay que comprenderla. Con «desapego» no me refiero a una persona que ha renunciado al mundo, entonces el desapego no tiene sentido ni significado. Una persona desapegada es una persona que está viviendo en el mismo mundo que tú, la diferencia no está en el mundo. Una persona que renuncia al mundo está cambiando la situación, no a sí misma. E insistirás en cambiar la situación si no puedes cambiarte a ti mismo. Esa es la indicación de una personalidad débil. Una persona fuerte, alerta y consciente, empezará a cambiarse a sí misma, no la situación en la que está, porque, en realidad, la situación no puede cambiarse. Incluso si puedes cambiar la situación, habrá otras situaciones. Las situaciones seguirán cambiando a cada momento, de modo que el problema existirá en todo momento. Ésta es la diferencia entre la actitud religiosa y la irreligiosa. La actitud irreligiosa es cambiar la situación, lo circundante. No cree en ti, sino en las situaciones, cuando la situación esté bien, tú estarás bien. Dependes de la situación, si la situación no es buena, tú no estarás bien. De modo que no eres una entidad independiente. Para los comunistas, los marxistas, los socialistas, y todos los que creen en cambiar la situación, tú no eres importante; en realidad, tú no existes. Sólo existe la situación, y tú eres sólo un espejo que refleja la situación. La actitud religiosa dice que, tal como eres, puede que seas un espejo, pero ese no es tu destino. Puedes llegar a ser algo más, alguien que no es dependiente. Hay tres fases de crecimiento. En primer lugar, la situación es la que manda; tú eres arrastrado por ella. Crees que existes, pero no existes. En segundo lugar, existes, y la situación no puede arrastrarte, la situación no puede influirte porque te has vuelto una voluntad, estás integrado y cristalizado. En tercer lugar, tú empiezas a influir en la situación, simplemente porque estás ahí, la situación cambia.
El primer estado es el de la persona no iluminada; el segundo estado es el de la persona que es consciente constantemente pero aún no está iluminada, tiene que estar alerta, tiene que hacer algo para estar alerta. La alerta aún no se ha vuelto natural, de modo que tiene que luchar. Si esa persona pierde consciencia o atención un solo momento, estará bajo la influencia de las cosas. Así es que tiene que mantenerse alerta continuamente. Esa persona es el buscador, el sadhak, el que está practicando algo. El tercer estado es el del siddha, el iluminado. Él no está intentando estar alerta; simplemente está alerta, no hay ningún esfuerzo en ello. La alerta es como la respiración, sigue, él no tiene que mantenerla. Cuando la alerta se vuelve un fenómeno como la respiración, natural, sahaj, espontáneo, entonces este tipo de persona, este tipo de ser centrado, influye automáticamente en las situaciones. Las situaciones cambian en torno a él; no es que él desee que cambien, pero es poderoso. El poder es lo que hay que recordar. Tú no tienes poder, de modo que cualquier cosa puede dominarte. Y el poder llega con la alerta, la consciencia, cuanto más alerta, más poderoso; cuanto menos alerta, menos poderoso.. Mira..., cuando estás dormido, incluso un sueño se vuelve poderoso, porque estás profundamente dormido, has perdido toda la consciencia. Incluso un sueño es poderoso, y tú eres tan débil que ni siquiera puedes ponerlo en duda. Ni siquiera en un sueño absurdo puedes ser escéptico; tendrás que creerlo. Y mientras dura, parece real. Puede que veas cosas absurdas en el sueño, pero mientras estás soñando no puedes ponerlas en duda. No puedes decir que esto no es real, no puedes decir que esto es un sueño, no puedes decir que esto es imposible. Simplemente no puedes decirlo porque estás profundamente dormido. Cuando no hay consciencia, incluso un sueño te afecta. Cuando estés despierto, te reirás y dirás: «Era absurdo, imposible, esto no puede suceder. Este sueño era simplemente ilusorio.» Pero no te has dado cuenta de que, mientras estaba pasando, te estaba influyendo, estabas totalmente absorbido por él. ¿Por qué era tan poderoso un sueño? El sueño no era poderoso, tú no tenías ningún poder. Recuerda esto, cuando tú no tienes poder, incluso un sueño se vuelve poderoso. Cuando estás despierto, un sueño no puede influir en ti, pero la realidad, lo que llamamos la realidad, sí lo hace. Una persona
iluminada, despierta, se ha vuelto tan alerta que tu realidad tampoco puede influir en ella. Si pasa una mujer, una mujer hermosa, de pronto te pierdes. Ha surgido el deseo, el deseo de poseer. Si estás alerta, la mujer pasará, pero el deseo no surgirá, no has sido influenciado, no has sido dominado. Cuando esto suceda por primera vez, cuando las cosas se muevan a tu alrededor y no seas influenciado, sentirás una alegría sutil de ser. Por primera vez sientes realmente que existes; nada puede sacarte de ti. Si tú quieres seguir, eso es otra cosa. Eso es tu decisión. Pero no te engañes a ti mismo. Puedes engañarte, puedes decir: «Sí. La mujer no es poderosa, pero yo quiero seguirla, quiero poseerla.» Puedes engañar, muchas personas siguen engañando, pero no estás engañando a nadie más que a ti mismo. Entonces es fútil. Mira atentamente, sabrás que hay deseo. Primero viene el deseo, y luego empiezas a racionalizarlo. Para una persona iluminada, las cosas están ahí y ella está ahí, pero no hay ningún puente entre ella y la cosa. El puente se ha roto. Esa persona va sola. Vive sola. Se sigue a sí misma. Ninguna otra cosa puede poseerla. Debido a esta percepción, hemos llamado a este logro moksha: libertad total, mukti. Es totalmente libre. En todo el mundo, el hombre ha buscado la libertad; no se puede encontrar a un hombre que no esté anhelando la libertad a su manera. Por muchos medios, el hombre trata de encontrar un estado de ser en el que pueda ser libre, y le molesta todo lo que le da la sensación de atadura. Lo odia. Lucha con cualquier cosa que le obstaculiza, que le aprisiona. Lucha contra ello. Por eso hay tantas luchas políticas, tantas guerras, revoluciones; por eso hay tantas luchas familiares continuas, marido y mujer, padre e hijo, todos luchando, los unos con los otros. La lucha es básica. La lucha es por la libertad. El marido se siente confinado; la esposa le ha aprisionado, ahora su libertad ha sido cortada. Y la esposa siente lo mismo. Ambos se culpan mutuamente, ambos luchan, ambos tratan de destruir la atadura. El padre lucha con el hijo porque cada fase de crecimiento del hijo significa más libertad para éste, y el padre siente que está perdiendo algo, poder, autoridad. En las familias, en las naciones, en las civilizaciones, el hombre está anhelando sólo una cosa, libertad. Pero no se consigue nada con las luchas políticas, las
revoluciones, las guerras. No se consigue nada, porque incluso si consigues libertad, es superficial; en el fondo permaneces atado. Así es que toda libertad resulta ser una desilusión. El hombre desea intensamente la riqueza, pero, como yo lo entiendo, no es un ansia de riqueza, sino un ansia de libertad. La riqueza te da una sensación de libertad. Si eres pobre, estás confinado, tus medios son limitados, no puedes hacer esto, no puedes hacer aquello. No tienes dinero para hacerlo. Cuanto más dinero tienes, más sientes que tienes libertad, que puedes hacer todo lo que quieras. Pero cuando tienes todo el dinero y puedes hacer todo lo que deseas, imaginas, sueñas, de pronto sientes que esta libertad es superficial, porque por dentro tu ser sabe muy bien que no tienes poder y que cualquier cosa puede atraerte. Eres impresionado, influenciado, poseído por cosas y por personas. Este sutra dice que tienes que llegar a un estado de consciencia en el que nada te impresione, en el que puedas permanecer desapegado. ¿Cómo hacerla? Durante todo el día está presente la oportunidad para hacerla. Por eso digo que este método es bueno para que lo hagas tú. En cualquier momento puedes tomar consciencia de que algo te está poseyendo. Entonces respira profundamente, inspira hondamente, espira hondamente, y vuelve a mirar la cosa. Cuando estés espirando, vuelve a mirar la cosa, pero mira como un testigo, como un espectador. Si puedes lograr el estado de ser un testigo aunque sea un solo momento, de pronto sentirás que estás solo, que nada puede influir en ti; al menos en ese momento nada puede crear deseo en ti. Respira profundamente y espira cuando sientas que algo está impresionándote, influyendo en ti, sacándote de ti mismo, volviéndose más importante que tú mismo. Y en ese pequeño intervalo creado por la respiración, mira la cosa, un rostro hermoso, un cuerpo hermoso, un edificio bonito, o cualquier cosa. Si sientes que es difícil, si no puedes crear un intervalo simplemente espirando, entonces haz algo más, espira, y detén un momento la inspiración para que salga todo el aire. Para, no inspires. Entonces mira la cosa. Cuando el aire está fuera, o dentro, cuando has dejado de respirar, nada puede influir en ti. En ese momento no hay un puente a ti; el puente se ha roto. La respiración es el puente. Pruébalo. Tendrás la sensación de ser un testigo durante un solo momento, pero eso hará que sepas
cómo es, eso hará que conozcas la sensación de ser un testigo. Entonces puedes buscarla. Durante todo el día, siempre que algo te impresione y surja un deseo, espira, detente en el intervalo, y mira la cosa. La cosa estará ahí, tú estarás ahí, pero no habrá ningún puente. La respiración es el puente. De pronto sentirás que eres poderoso, que eres fuerte. Y cuanto más poderoso te sientas, más te volverás tu. Cuanto más cese la cosa, cuanto más cese su poder sobre ti, más cristalizado te sentirás. Ha empezado la individualidad. Ahora tienes un centro al que ir, y en cualquier momento puedes ir al centro y el mundo desaparece. En cualquier momento puedes tomar refugio en tu propio centro, y el mundo no tiene poder. Este sutra dice: La apreciación de los objetos y los sujetos es igual para una persona iluminada y una persona no iluminada. Aquélla tiene una grandeza: permanece en el estado de ánimo subjetivo, no se pierde en las cosas. Permanece en el estado de ánimo subjetivo, permanece dentro de sí mismo, permanece centrado en la consciencia. Hay que practicar la permanencencia en el estado subjetivo. En todas las oportunidades que se presenten, pruébalo. Y en todo momento hay una oportunidad, en cada uno de los momentos hay una oportunidad. Una cosa u otra está impresionándote, está arrastrándote, tirando de ti, empujándote. Recuerdo una vieja historia. Un gran rey, Bharathari, renunció al mundo. Renunció al mundo porque había vivido en él totalmente y llegó a darse cuenta de que era vano. No era una doctrina para él, sino una realidad vivida. Había llegado a esa conclusión por medio de su propia vida. Era un hombre de fuertes deseos, había disfrutado la vida todo lo posible, y entonces de pronto se dio cuenta de que era inútil, fútil. De modo que dejó el mundo, renunció a él, y se fue a un bosque. Un día estaba meditando bajo un árbol. Estaba saliendo el Sol. De repente, se percató de que en el camino, el pequeño camino que pasaba junto al árbol, había un diamante muy grande. Como estaba saliendo el Sol, se reflejaban los rayos. Ni siquiera Bharathari había visto antes un diamante tan grande. De pronto, en un momento de inconsciencia, surgió un deseo de poseerlo. El cuerpo permaneció inmóvil, pero la mente se movió. El cuerpo estaba en la postura de meditación, siddhasana, pero
ya no había meditación. Sólo estaba el cuerpo muerto; la mente se había ido, se había ido al diamante. Antes de que el rey pudiera moverse, llegaron dos hombres a caballo de direcciones diferentes y se dieron cuenta simultáneamente del diamante que había tirado en el camino. Sacaron sus espadas; los dos afirmaban que habían visto el diamante antes. No había ninguna otra manera de decidir, así que tuvieron que luchar. Lucharon y se mataron el uno al otro. En unos momentos, había dos cadáveres tendidos junto al diamante. Bharathari se rió, cerró los ojos, y volvió a entrar en meditación. ¿Qué sucedió? Volvió a darse cuenta de la futilidad. ¿Y qué les sucedió a esos dos hombres? El diamante se volvió más importante que toda su vida. Esto es lo que significa la posesión: perdieron su vida por una piedra. Cuando hay deseo, tú ya no estás, el deseo puede conducirte al suicidio. Cuando estás bajo el poder de un deseo, no estás en tus cabales, estás loco. El deseo de poseer surgió también en la mente de Bharathari; en una fracción de segundo surgió el deseo. Y él podría haberse movido para cogerlo, pero, antes de que pudiera, llegaron las otras dos personas y lucharon, y había dos cadáveres tendidos en el camino con el diamante en su sitio. Bharathari se rió, cerró los ojos, y volvió a entrar en su meditación. Durante un solo momento, su subjetividad se perdió. Una piedra, un diamante, el objeto, se volvió más poderoso. Pero volvió a recobrar la subjetividad. Sin el diamante, el mundo entero desapareció, y cerró los ojos. Durante siglos, los meditadores han estado cerrando los ojos. ¿Por qué? Es sólo simbólico de que el mundo ha desaparecido, de que no hay nada que mirar, de que nada merece la pena, ni siquiera mirarlo. Tendrás que recordar continuamente; que cuando surge el deseo has salido de tu subjetividad. Esto es el mundo, este movimiento. iRecupérate, vuelve, céntrate de nuevo! Podrás hacerlo, todo el mundo tiene la capacidad. Nadie pierde nunca el potencial interno; siempre está ahí. Puedes moverte. Si puedes salir, puedes entrar. Si puedo salir de mi casa, ¿por qué no voy a poder volver a entrar en ella? Hay que recorrer la misma ruta; hay que usar las mismas piernas. Si puedo salir, puedo entrar. Estás saliendo a cada momento, pero cuando salgas, recuerda; y vuelve de pronto. Céntrate. Si te parece difícil al principio,
entonces respira profundamente, espira, y detén la respiración. En ese momento, mira lo que te estaba atrayendo. En realidad, nada te estaba atrayendo; tú te sentiste atraído. Ese diamante tirado en el camino en el bosque solitario no estaba atrayendo a nadie; simplemente estaba tendido allí siendo él mismo. El diamante no era consciente de que Bharathari se había sentido atraído, de que alguien había salido de su meditación, de su subjetividad, había vuelto al mundo. El diamante no era consciente de que dos personas habían luchado por él y habían perdido la vida. De modo que nada te está atrayendo, tú te sientes atraído. Estate alerta y el puente se romperá y recobrarás el equilibrio interno. Sigue haciéndolo más y más. Cuanto más lo hagas, mejor. Y llegará un momento en que no necesitarás hacerlo, porque el poder interno te dará tanta fuerza que se perderá la atracción de las cosas. Es tu debilidad la que se siente atraída. Se más poderoso y nada te atraerá. Sólo entonces, por primera vez, eres amo y señor de tu propio ser. Eso te dará libertad real. Ninguna libertad política, ninguna libertad económica, ninguna libertad social puede ayudar mucho. No es que no sean deseables..., son buenas, buenas en sí mismas, pero no te darán lo que tu fuero más interno está anhelando, la libertad con respecto a las cosas, a los objetos, la libertad de ser uno mismo sin ninguna posibilidad de ser poseído por nada o por nadie. 101 Cree que eres omnipotente. La segunda técnica es similar en cierto modo, pero es de una dimensión diferente. Cree omnisciente, omnipotente, omnipresente. También esto se basa en el poder interno, en la fortaleza interna. Es como una semilla. Cree que eres omnisciente, que lo sabes todo; cree que eres omnipotente, que lo puedes todo; cree que eres omnipresente, que estás en todas partes... ¿Cómo puedes creerlo? Es imposible. Sabes que no eres omnisciente, eres ignorante. Sabes que no eres omnipotente, que eres absolutamente impotente, incapaz. Sabes que no eres
omnipresente; estás confinado en un pequeño cuerpo. Así que ¿cómo vas a poder creerlo? Y si lo crees, sabiendo muy bien que no es así, la creencia será inútil. No puedes creer contra ti mismo. Puedes imponer una creencia, pero será inútil, sin sentido. Sabes que no es así. Una creencia sólo resulta útil cuando sabes que es así. Esto hay que comprenderlo. Una creencia se vuelve poderosa si sabes que es así. No es cuestión de que sea verdadera o falsa. Si sabes que esto es así, una creencia se vuelve verdadera. Si sabes que esto no es así, entonces ni siquiera una verdad puede volverse una creencia. ¿Por qué? Hay que comprender muchas cosas. En primer lugar, todo lo que eres es tu creencia, crees de esa manera, has sido criado de esa manera; has sido condicionado de esa manera, de modo que crees de esa manera. Y tu creencia te influye. Se vuelve un círculo vicioso. Por ejemplo, hay razas en las que el hombre es menos poderoso que la mujer, porque esas razas creen que una mujer es más fuerte, más poderosa, que un hombre. Su creencia se ha convertido en un hecho. En esas razas, el hombre es más débil y la mujer es más fuerte. Las mujeres hacen todo el trabajo que normalmente, en otros países, harían los hombres, y los hombres hacen el trabajo que en otros países harían las mujeres. No sólo eso; sus cuerpos son débiles, su estructura es débil. Han llegado a creer que esto es así. La creencia crea el fenómeno. Una creencia es creativa. ¿Por qué sucede esto? Porque la mente es más poderosa que la materia. Si la mente cree algo realmente, la materia tiene que seguir. La materia no puede hacer nada contra la mente porque la materia está muerta. Suceden incluso cosas imposibles. Jesús dice: «La fe puede mover montañas.» La fe puede mover montañas. Si no puede, eso significa solamente que no tienes fe; no que la fe no puede mover montañas. Tu fe no puede moverlas porque no tienes fe. Ahora se está haciendo mucha investigación acerca de este fenómeno de la creencia, y la ciencia está llegando a muchas conclusiones increíbles. La religión siempre creyó en ellas, pero la ciencia está llegando finalmente a las mismas conclusiones. Tiene que hacerlo, porque hay muchos fenómenos que están siendo investigados por vez primera. Por ejemplo, puede que hayas oído
hablar de las medicinas placebo. Hay cientos y cientos de «patías» en el mundo -alopatía, ayurveda, yunani, homeopatía, naturopatía..., cientos-, y todas afirman que pueden curar. Y curan; sus afirmaciones no son falsas. Esto es lo raro, su diagnóstico es diferente, su tratamiento es diferente. Hay una enfermedad y hay mil, y un diagnósticos, y mil y un tratamientos, y todos los tratamientos ayudan. De modo que tiene que surgir la cuestión de si es realmente el tratamiento lo que ayuda o es la creencia del paciente. Esto es posible. Están trabajando de muchas maneras, en muchos países, en muchas universidades, en muchos hospitales. Se da sólo agua o algo no medicinal, pero el paciente cree que le han dado una medicina. Y no sólo el paciente; también el médico lo cree, porque tampoco él lo sabe. Si el médico sabe si es una medicina o no, eso tendrá un efecto, porque el médico le da una creencia al paciente más que una medicina. De modo que cuando pagas más y tienes un médico más importante, te curas mejor y antes. Es cuestión de creencia. Si el médico te da una medicina barata, de unas cuantas monedas, sabes muy bien que no va a suceder nada. ¿Cómo va a curarse con unas cuantas monedas un paciente tan enfermo, con semejante enfermedad, con un fenómeno tan enorme? iImposible! No puede crearse la creencia. Todo médico tiene que crear en torno a sí un aura de creencia. Eso ayuda. De modo que si el médico sabe que lo que está dando es sólo agua, no dará su creencia con fe. Su rostro lo mostrará, sus manos lo mostrarán, toda su actitud y su conducta mostrarán que está dando sólo agua, y el inconsciente del paciente se verá afectado. El médico debe creer. Cuanto más crea, mejor, porque su creencia es contagiosa. El paciente mira al médico. Si el médico tiene mucha confianza -«No se preocupe, éste es un nuevo tratamiento, una nueva medicina, y le va a ayudar. Es totalmente seguro, no hay ninguna duda al respecto»-, si la personalidad del médico transmite la impresión de absoluta esperanza, entonces, incluso antes de tomar la medicina, el paciente ya está siendo curado. La cura ya ha empezado. Ahora dicen que, independientemente de lo que se use, el treinta por ciento de los pacientes se curarán casi inmediatamente; al margen de lo que se use -alopatía, naturopatía, homeopatía, o cualquier «patía»-, el treinta por ciento de los pacientes se curará
inmediatamente. Ese treinta por ciento es el de los que creen. Esa es la proporción. Si os miro, si miro dentro de vosotros, el treinta por ciento de vosotros es potencial, es el de los que pueden ser transformados inmediatamente. Una vez que tienen la creencia, ésta empezará a funcionar inmediatamente. Un tercio de la humanidad puede ser inmediatamente transformada, cambiada, a nuevos niveles de ser sin ninguna dificultad. La cuestión es sólo cómo crear la creencia en ellos. Una vez que la creencia está ahí, nada puede detenerles. Puede que seas uno de los afortunados, uno de ese treinta por ciento. Pero una gran desgracia le ha sucedido a la humanidad, y es que ese treinta por ciento es condenado. La sociedad, la educación, la civilización, todos les condenan. Se piensa que son estúpidos. No, son personas con mayor potencial. Tienen un gran poder, pero son condenados, y se alaba a personas intelectualmente impotentes; se les alaba porque son potentes con el lenguaje, las palabras, la razón. En realidad, son simplemente impotentes. No pueden hacer nada en el mundo real del ser interno; sólo pueden permanecer en su mente. Pero ellos poseen las universidades, poseen los medios de información, son los amos en cierto sentido. Y son artistas de la condena. Pueden condenar cualquier cosa. Y este treinta por ciento de humanidad potencial, los que pueden creer y ser transformados, no saben expresarse tan bien; no pueden saber hacerlo. No pueden razonar, no pueden argumentar; por eso pueden creer. Pero como no pueden presentar convincentemente sus argumentos, empiezan a condenarse a sí mismos. Piensan que algo no está bien. Si puedes creer, empiezas a sentir que no estás bien del todo; si puedes dudar, piensas que eres genial. Pero la duda no es una fuerza. Mediante la duda nadie ha llegado nunca al ser más íntimo, al éxtasis supremo; nadie, nunca. Si puedes creer, entonces este sutra será útil. Cree omnisciente, omnipotente, omnipresente. Ya eres eso, de modo que, simplemente por creerlo, todo lo que te está ocultando, todo lo que te está cubriendo, caerá inmediatamente. Pero será difícil incluso para ese treinta por ciento, porque también ellos están condicionados para creer en algo que no es la realidad. También ellos están condicionados para dudar, también ellos están adiestrados para ser escépticos; y conocen sus
limitaciones, así que ¿cómo van a poder creer? O, si creen, la gente pensará que están locos. Si dices que crees que dentro de ti está lo omnipresente, lo omnipotente, lo divino, lo que lo puede todo, entonces la gente te mirará y pensará que te has vuelto loco. ¿Cómo vas a creer semejantes cosas a no ser que estés loco? Pero prueba algo. Empieza desde el principio. Siente un poco de este fenómeno, y entonces la creencia vendrá por sí misma. Si quieres usar esta técnica, haz esto. Cierra los ojos y siente que no tienes cuerpo, siente que el cuerpo ha desaparecido, se ha esfumado. Entonces puedes sentir tu omnipresencia. Con el cuerpo es difícil. Por eso, muchas tradiciones siguen enseñando que no eres el cuerpo, porque con el cuerpo entra la limitación. No es difícil sentir que no eres el cuerpo, porque no eres el cuerpo. Es sólo un condicionamiento, es sólo un pensamiento que ha sido impuesto en tu mente. Tu mente ha sido impregnada con el pensamiento de que eres el cuerpo. Hay fenómenos que demuestran esto. En Sri Lanka, los monjes budistas caminan sobre el fuego. También lo hacen en India, pero el fenómeno de Sri Lanka es muy excepcional, caminan durante horas y no se queman. Sucedió una vez, hace sólo unos pocos años, que un misionero cristiano fue a ver a los que caminan sobre el fuego. Lo hacen la noche que se iluminó Buda, una noche de luna llena, porque dicen que ese día se reveló al mundo que el cuerpo no es nada, que la materia no es nada; que el ser interno es omnipresente y que el fuego no puede quemarlo. Pero para hacer esto, durante un año los monjes que caminan sobre el fuego purifican sus cuerpos, mediante el pranayama, procesos respiratorios, y ayuno. Meditan para purificar sus mentes, vaciar sus mentes. Durante un año, se preparan continuamente. Viven en celdas aisladas sintiendo que no están en el cuerpo. Durante un año, un grupo de cincuenta o sesenta monjes piensa continuamente que no están en el cuerpo. Un año es mucho tiempo. Pensando en todo momento sólo una cosa, que no están en el cuerpo, repitiendo continuamente que el cuerpo es ilusorio, llegan a creerlo. Tampoco entonces se les obliga a caminar sobre el fuego. Se les lleva al fuego, y el que piensa que no se quemará, salta a él. Unos pocos permanecen dudando, vacilando, no se les
permite saltar, porque no es una cuestión de que el fuego queme o no, sino de su duda. Si dudan un poco, no se les deja saltar. De modo que sesenta se preparan, y a veces veinte, a veces treinta, saltan al fuego y bailan en él durante horas seguidas sin quemarse. Un misionero vino a verlo en 1950. Estaba muy sorprendido, pero pensó que si la creencia en Buda podía hacer este milagro, ¿por qué no la creencia en Jesús? Así que pensó un poco, dudó un poco, pero entonces, con la idea de que si Buda podía ayudar, Jesús también lo haría, saltó. Se quemó, se quemó gravemente; tuvo que ser hospitalizado durante seis meses. Y no podía entender el fenómeno. No era una cuestión de Jesús o Buda, no era una cuestión de creer en alguien; era una cuestión de creencia. Y esa creencia tiene que ser repetida continuamente en la mente. A no ser que llegue al centro mismo de tu ser, no empezará a funcionar. Ese misionero cristiano regresó a Inglaterra para estudiar la hipnosis, el mesmerismo, y los fenómenos relacionados, y lo que sucede mientras se camina sobre el fuego. Luego invitaron a dos monjes para que dieran una demostración en la Universidad de Oxford. Los monjes fueron. Caminaron sobre el fuego. El experimento se repitió muchas veces. Entonces los monjes vieron que un profesor les estaba mirando, y estaba mirando tan intensamente y estaba tan absorto que sus ojos, su rostro, eran extáticos. Los dos monjes se acercaron al profesor y le dijeron: «Usted también puede venir con nosotros.» Inmediatamente, el profesor corrió con ellos, saltó al fuego, y no le pasó nada. No se quemó. El misionero cristiano también estaba presente, y sabía muy bien que este profesor era un profesor de lógica, un hombre que duda profesionalmente, cuya profesión se basa en dudar. Así que le dijo a ese hombre: «¡Qué es esto! Ha hecho usted un milagro. Yo no pude hacerlo, y soy creyente.» El profesor dijo: «En ese momento, yo era creyente. El fenómeno era tan real, tan fantásticamente real, que me cautivó. Era tan claro que el cuerpo no es nada y que la mente lo es todo, y me sentí tan extáticamente en armonía con los dos monjes que, cuando me invitaron, no hubo ni una sola duda. Era sencillo caminar, era como si no hubiese fuego.»
No hubo ninguna duda, ninguna vacilación, esa es la clave. Así que primero prueba este experimento. Durante varios días, siéntate con los ojos cerrados pensando que no eres tu cuerpo; no sólo pensando, sino sintiendo que no eres el cuerpo. Y si te sientas con los ojos cerrados, se crea una distancia. Tu cuerpo va alejándose más y más. Vas yendo hacia dentro. Se crea una gran distancia. Pronto puedes sentir que no eres el cuerpo. Si sientes que no eres el cuerpo, entonces puedes creer que eres omnipresente, omnipotente, omnisciente, que lo sabes todo, que lo puedes todo. Esta omnipotencia o esta omnisciencia no tiene que ver con lo que llamamos conocimiento; es una sensación, una explosión de sensación, que sabes. Esto hay que comprenderlo, especialmente en Occidente, porque cuando digas que sabes, dirán: «¿Qué? ¿Qué sabes?». El conocimiento debe ser objetivo. Debes saber algo. Y si es una cuestión de saber algo, no puedes ser omnipresente, nadie puede serlo, porque hay infinitos hechos que conocer. Nadie puede ser omnisciente en ese sentido. Por eso, en Occidente se ríen cuando los jainas afirman que Mahavira era sarvagya, omnisciente. Se ríen, porque si Mahavira era omnisciente, entonces debió de saber todo lo que la ciencia está descubriendo ahora, e incluso lo que la ciencia descubrirá en el futuro. Pero ese no parece ser el caso. Dice muchas cosas que contradicen obviamente a la ciencia, que no pueden ser verdad, que no son factuales. Su conocimiento, si es omnipresente, nunca debería ser erróneo, pero hay errores. Los cristianos creen que Jesús era omnisciente. Pero la mente moderna se reirá, porque no era omnisciente; no era omnisciente en el sentido de saberlo todo sobre los hechos del mundo. No sabía que la Tierra era circular, que la Tierra era un globo; no lo sabía. Pensaba que la Tierra era un terreno plano. No sabía que la Tierra había existido durante millones y millones de años; creía que Dios la creó sólo cuatro mil años antes. En lo referente a los hechos, en lo que concierne a los hechos objetivos, no era omnisciente. Pero esta palabra, «omnisciente», es totalmente diferente. Cuando los sabios orientales dicen «omnisciente», no se refieren a saberlo todo acerca de los hechos; quieren decir absolutamente consciente, absolutamente alerta, completamente dentro, completamente consciente, iluminado. No les interesa saber algo;
sólo les interesa el fenómeno puro de saber no los conocimientos, sino la cualidad misma de saber. Cuando decimos que Buda sabe, no queremos decir que sabe lo que sabe Einstein. No sabe eso. Sabe. Conoce su propio ser y sabe que ese ser es omnipresente. Esa sensación de ser es omnipresente. Y sabiendo eso, no queda nada por saber; esa es la cuestión. Ya no hay curiosidad por saber nada. Todas las preguntas han cesado. No es que se hayan alcanzado todas las respuestas, todas las preguntas han cesado. Ya no hay ninguna pregunta que hacer. Toda la curiosidad se ha ido. No hay ningún problema que resolver. Esta calma interna, este silencio interno, lleno de luz interna, es conocimiento infinito. Esto es lo que se quiere decir con «omnisciente». Es un despertar subjetivo. Esto lo puedes hacer. Pero no sucederá si sigues añadiendo más conocimientos a tu mente. Puedes seguir añadiendo conocimientos durante vidas y vidas; sabrás algo, pero nunca lo sabrás todo. El todo es infinito; no puede saberse de esa manera. La ciencia siempre permanecerá incompleta, nunca puede ser completa; eso es imposible. Es inconcebible que pueda ser completa. En realidad, cuanto más sabe la ciencia, más llega a saber que queda más por saber. Esta omnisciencia es una cualidad interna del despertar. Medita, y deja tus pensamientos. Cuando no tengas ningún pensamiento, sentirás lo que es la omnisciencia, lo que es saberlo todo. Cuando no hay ningún pensamiento, la consciencia se vuelve pura; en esa consciencia purificada no tienes ningún problema. Todas las preguntas han cesado. Te conoces a ti mismo, tu ser, y cuando conoces tu ser, lo has conocido todo, porque tu ser es el centro del ser de todos. En realidad, tu ser es el ser de todos. Tu centro es el centro del universo. En este sentido, los Upanishads han declarado: «Aham Brahmasmi: Soy el Brahma, soy lo absoluto.» Una vez que conoces este pequeño fenómeno de tu ser, has conocido lo infinito. Eres como una gota del océano, si se conoce siquiera una gota, todos los secretos del océano quedan revelados. Cree omnisciente, omnipotente, omnipresente. Pero esto llegará con la fe, esto no puedes argumentarlo contigo mismo. No puedes convencerte a ti mismo con algún argumento; tendrás que escarbar profundamente dentro de ti para encontrar
semejantes sensaciones, las fuentes de semejantes sensaciones. Esta palabra, «cree», es muy significativa. No significa que tienes una convicción, porque convicción connota algo racional. Estás convencido, has argumentado acerca de ello, tienes pruebas sobre ello. Creencia significa que no tienes ninguna duda acerca de ello, no que tienes pruebas. Convicción significa que tienes pruebas. Puedes probarlo, puedes argumentarlo. Puedes decir: «Esto es así.» Puedes razonarlo. Creencia significa que no tienes ninguna duda. No puedes argumentarlo, no puedes racionalizar, tendrás que darte por vencido si te preguntan. Pero tienes una base interna, sientes que es así. Es una sensación, no un razonamiento. Pero recuerda que semejantes técnicas sólo pueden funcionar si trabajas con tu sensación, no con tu raciocinio. De modo que ha sucedido muchas veces que personas muy ignorantes, sin educación, incultas, alcanzan cimas de la consciencia humana, y los que son muy cultos -educados, razonables, racionales- se las pierden. Jesús era sólo un carpintero. Friedrich Nietzsche escribe en alguna parte que en todo el Nuevo Testamento sólo hay una persona que merece realmente la pena, que es culta, educada, con conocimientos filosóficos, sabia, ese hombre era Pilatos, el gobernador romano que ordenó que Jesús fuera crucificado. Efectivamente, era el hombre más culto, el gobernador general, el virrey, y sabía lo que es la filosofía. En el último momento, cuando Jesús iba a ser crucificado, preguntó: «¿Qué es la verdad?». Era una pregunta muy filosófica. Jesús permaneció en silencio -no porque este enigma no mereciera la pena ser respondido; Pilatos era la única persona que podría haber comprendido la filosofía profunda-. Jesús permaneció en silencio porque sólo podía hablar a los que podían sentir. Pensar era inútil. Pilatos estaba haciendo una pregunta filosófica. Habría estado bien si la hubiese preguntado en una universidad, en una academia, pero hacerle a Jesús una pregunta filosófica no tenía sentido. Permaneció en silencio porque era inútil responder. No era posible ninguna comunicación. Pero Nietzsche, él mismo un hombre de razón, condena a Jesús. Dice que no tenía educación, ¡que era inculto, nada filosófico, y no podía responder; por eso permaneció en silencio.
Pilatos hizo una pregunta hermosa. Si se la hubiese hecho a Nietzsche, éste habría hablado y discutido durante años. «¿Qué es la verdad?». Esta única pregunta es suficiente para hablar y discutir durante años. Toda la filosofía es sólo este asunto: «¿Qué es la verdad?». Una pregunta y todos los filósofos están ocupados con ella. La crítica de Nietzsche es en realidad una crítica hecha por la razón, una condena hecha por la razón. La razón siempre ha condenado la dimensión de sentir, porque sentir es algo muy vago, misterioso. Está ahí, y no puedes decir nada sobre ello. O lo tienes o no lo tienes, o está ahí o no está. No puedes hacer nada respecto a ello y no puedes hablar de ello. Tú también tienes muchas creencias, pero esas creencias son sólo convicciones; no son creencias, porque tienes dudas sobre ellas. Has aplastado esas dudas con tus argumentos, pero siguen ahí. Sigues luchando con ellas, pero no están muertas. No pueden estarlo. Por eso, puede que tu vida sea la de un hindú, o un musulmán, o un cristiano, o un jaina, pero es sólo debido a la convicción. No tienes fe. Te contaré una anécdota. Jesús dijo a sus discípulos que fueran a la otra orilla de un lago junto al que se estaban hospedando, y añadió: «Yo iré más tarde.» Se fueron. Cuando estaban en medio del lago, surgió un viento muy fuerte, y hubo mucha agitación, y se asustaron. La barca se estaba bamboleando y empezaron a gritar y a llorar. Empezaron a gritar: «¡Jesús, sálvanos!». La orilla en la que estaba Jesús estaba muy lejos, pero Jesús vino. Se dice que vino corriendo sobre el agua. Y lo primero que dijo a sus discípulos fue: «Hombres de poca fe, ¿por qué estáis gritando? ¿No creéis?». Estaban asustados. Jesús dijo: «Si creéis, salid de la barca y caminad hacia mí.» Él estaba sobre el agua. Vieron con sus propios ojos que estaba de pie sobre el agua, pero aún les resultaba difícil de creer. Debieron de pensar que era un truco, o que quizás era sólo una ilusión, o que éste no era Jesús. Quizás era el diablo, tentándoles. Así que empezaron a mirarse los unos a los otros: «¿Quién caminará?». Entonces, un discípulo saltó de la barca y caminó. Efectivamente, podía caminar. No daba crédito a sus ojos. Estaba andando sobre el agua. Cuando llegó junto a Jesús, dijo:
«¿Cómo? ¿Cómo está sucediendo?». Inmediatamente, todo el milagro desapareció. El «¿Cómo?»..., y cayó bajo el agua. Jesús le sacó y dijo: «Hombre de poca fe, ¿por qué preguntas cómo?». Pero la razón pregunta «¿Por qué?» y «¿Cómo?». La razón pregunta, la razón cuestiona. La fe es el cese de toda pregunta. Si puedes dejar todas las preguntas y creer, entonces esta técnica puede hacer milagros contigo. Capítulo 74 La Sensibilidad es Consciencia Preguntas ¿Cómo ser sensible y, sin embargo, desapegado? ¿Por qué no curas tu propio cuerpo? ¿Hacer esfuerzos fervientes o «Déjalo en mis manos»? ¿Creía Jesús realmente que la Tierra es plana? Primera pregunta: Según la meditación se hace más profunda, uno se vuelve más y más sensible a los objetos, los sucesos y las personas. Pero debido a este aumento de sensibilidad uno siente una especie de intimidad profunda con todo, y normalmente esto se convierte en causa de apegos sutiles. ¿Cómo ser sensible y, sin embargo, desapegado? ¿Cómo ser sensible y, sin embargo, desapegado? Estas dos cosas no son contrarias, no son opuestas. Si eres más sensible, serás desapegado; o si eres desapegado, te volverás cada vez más sensible. La sensibilidad no es apego; la sensibilidad es consciencia. Sólo una persona consciente puede ser sensible. Si no eres consciente, serás insensible. Cuando eres inconsciente,
eres totalmente insensible; cuanta más consciencia, más sensibilidad. Un buda es totalmente sensible, tiene una sensibilidad óptima, porque sentirá y será consciente con su capacidad total. Pero cuando seas sensible y consciente no estarás apegado. Estarás desapegado. porque el fenómeno mismo de la consciencia rompe el puente, destruye el puente entre tú y las cosas, entre tú y las personas, entre tú y el mundo. La inconsciencia, la falta de consciencia, es la causa del apego. Si estás alerta, el puente desaparece de pronto. Cuando estás alerta, no hay nada que te relacione con el mundo. El mundo está ahí, tú estás ahí, pero ha desaparecido el puente entre los dos. El puente está hecho de tu inconsciencia. Así que no pienses y sientas que te apegas porque eres más sensible. No. Si eres más sensible, no te apegarás. El apego es una cualidad muy burda, no es sutil. Para el apego no necesitas estar consciente y alerta. No es necesario. Incluso los animales pueden apegarse muy fácilmente; en realidad, más fácilmente. Un perro está más apegado a su amo que lo que puede estarlo cualquier hombre. El perro es completamente inconsciente, lo que hace que se produzca el apego. Por eso, en los países en los que las relaciones humanas se han empobrecido, como en Occidente, el hombre está buscando la relación con animales, con perros u otros animales, porque las relaciones humanas ya no existen. La sociedad humana está desapareciendo, y todo hombre se siente aislado, alienado, solo. Existe la multitud, pero no estás relacionado con ella. Estás solo en la multitud, y esta soledad asusta. Uno se asusta y se atemoriza. Cuando estás relacionado, unido a alguien, y alguien está unido a ti, sientes que no estás solo en este mundo, en este extraño mundo. Hay alguien contigo. Esa sensación de pertenecer te da una especie de seguridad. Cuando las relaciones humanas se vuelven imposibles, los hombres y las mujeres intentan entablar relaciones con animales. En Occidente están profundamente relacionados con perros y otros animales, pero aquí en Oriente, aunque puede que estéis adorando a la vaca como animal sagrado, no os relacionáis con ellas. Puede que vayáis diciendo que adoráis a la vaca como animal sagrado, pero vuestra crueldad no tiene fin.
En Oriente sois tan crueles con vuestros animales que Occidente no puede siquiera concebir cómo podéis seguir pensando que sois no-violentos. En todo el mundo, especialmente en Occidente, hay muchas sociedades para proteger a los animales de la crueldad de los hombres. En Occidente no se puede pegar a un perro. Si le pegas, será un acto criminal y serás castigado por ello. Lo que está sucediendo en realidad es que las relaciones humanas se están disolviendo; pero el hombre no puede vivir solo. Debe tener una relación, una sensación de pertenecer, una sensación de que alguien está con él. Los animales pueden ser muy buenos amigos porque se apegan; nadie, ningún hombre, puede apegarse tanto. Para el apego, la consciencia no es necesaria; más bien, la consciencia es la barrera. Cuanto más consciente te vuelvas, menos te apegarás, porque la necesidad de apego desaparece. ¿Por qué quieres estar apegado a alguien? Porque sientes que solo no eres suficiente. Te falta algo. Algo está incompleto en ti. No estás entero. Necesitas a alguien que te complete. De aquí el apego. Si eres consciente, estás completo, eres una totalidad; ahora el círculo está completo, no te falta nada, no necesitas a nadie. Tú, solo, sientes una total independencia, una sensación de totalidad. Eso no significa que no amarás a nadie; más bien, por el contrario, sólo tú puedes amar. Una persona que depende de ti no puede amarte; te odiará. Una persona que te necesita no puede amarte. Te odiará, porque te vuelves una atadura. Esa persona siente que sin ti no puede vivir, que sin ti no puede ser feliz, de modo que tú eres la causa de su felicidad y de su desdicha. No puede permitirse perderte. Esto le dará una sensación de aprisionamiento, está aprisionada por ti y albergará resentimiento por ello, luchará contra ello. Las personas odian y aman a la vez, pero este amor no puede ser muy profundo. Sólo una persona que es consciente puede amar, porque no te necesita. Pero entonces el amor tiene una dimensión totalmente diferente, no es apego, no es dependencia. No es dependiente de ti y no te hará dependiente de ella; seguirá siendo libertad y te permitirá que sigas siendo libertad. Seréis dos agentes libres, dos seres totales, completos, que se unen. Esa unión será una fiesta, una celebración; no una dependencia. Esa unión será una diversión,
un juego. Por eso hemos llamado a la vida de Krishna, Krishna-Leela, el juego de Krishna. Él ama a muchas personas, pero no hay apego. No se puede decir lo mismo de las gopis y los gopals, los amigos y las amigas de Krishna. No se puede decir lo mismo. Ellos se han apegado, de modo que cuando Krishna se va de Vrindavan a Dwaraka, lloran y sollozan y sufren. Su angustia es grande, porque piensan que Krishna les ha olvidado. Él no ha olvidado, pero no hay dolor porque no había dependencia; está tan completo y es tan feliz en Dwaraka como lo era en Vrindavan, y su amor está fluyendo tanto en Dwaraka como fluía en Vrindavan. Los objetos del amor han cambiado, pero la fuente del amor permanece igual. De modo que independientemente de quién venga, recibe el regalo. Y este regalo es incondicional; no se requiere nada a cambio, no se pide nada a cambio. Cuando el amor llega a través de una consciencia alerta es un puro regalo sin ninguna condición, y la persona que lo está dando es feliz porque lo está dando. El acto mismo de dar es su dicha, su éxtasis. Así que recuerda que si sientes que por medio de la meditación te has vuelto más sensible, inmediatamente te volverás menos apegado, más desprendido. Como estarás más enraizado en ti mismo, estarás más centrado en ti mismo, no usarás a nadie más como tu centro. ¿Qué significa el apego? El apego indica que estás usando a otra persona como centro de tu ser. Majnu está apegado a Laila, dice que no puede vivir sin Laila. Eso significa que el centro de ser ha sido transferido. Si dices que no puedes vivir sin esto o aquello, entonces tu alma no está dentro de ti. Entonces no estás existiendo como una unidad independiente; tu centro se ha ido a otra parte. Este movimiento del centro, de ti a otra cosa, al otro, es el apego. Si eres sensible, sentirás al otro, pero el otro no se volverá el centro de tu vida. Tú seguirás siendo el centro, y gracias a que estás centrado, el otro recibirá muchos regalos de ti. Pero serán regalos; no serán tratos. Simplemente darás porque tienes demasiado, estás rebosando. Y agradecerás que el otro lo haya recibido. Eso será suficiente y eso será el fin. Por eso sigo diciendo que la mente es una gran embustera. Piensas que porque estás meditando te has vuelto sensible.
Entonces surge la cuestión de por qué te apegas. Si te apegas, es un síntoma claro de que la sensibilidad no se debe a la consciencia. En realidad, no es sensibilidad en absoluto. Puede que sea sentimentalismo; eso es algo totalmente diferente. Puedes ser sentimental, puedes llorar y gemir por pequeñas cosas, puedes conmoverte, y se puede crear muy fácilmente una tormenta dentro de ti; pero eso es sentimentalismo, no sensibilidad. Déjame que te cuente una historia. Buda se estaba hospedando en un pueblo; vino a verle una mujer, llorando y sollozando y gritando. Su hijo, su único hijo, había muerto de repente. Como Buda estaba en el pueblo, la gente dijo: «No llores. Vete a ver a ese hombre. La gente dice que es compasión infinita. Si él lo quiere, el niño puede revivir. Así que no llores; vete a ver a ese Buda.» La mujer fue con el hijo muerto, llorando, sollozando, y todo el pueblo la siguió, todo el pueblo estaba afectado. Los discípulos de Buda también estaban afectados; empezaron a rezar en sus mentes para que Buda tuviera compasión. Debía bendecir al niño para que reviviera, resucitara. Muchos discípulos de Buda empezaron a llorar. La escena era muy conmovedora, profundamente enternecedora. Todos estaban quietos. Buda permaneció en silencio. Miró al niño muerto, luego miró a la madre llorosa, sollozante, y le dijo a la madre: «No llores; haz tan sólo una cosa y tu hijo vivirá de nuevo. Deja a este niño muerto aquí, vuelve al pueblo, vete a todas las casas y pregunta a todas las familias si alguien ha muerto alguna vez en su familia, en su casa. Y si puedes encontrar una casa en la que nunca haya muerto nadie, entonces pídeles algo de comer, un poco de pan, algo de arroz, o cualquier cosa..., pero sólo de esa casa en la que no haya muerto nunca nadie. Y ese pan o ese arroz revivirá al niño inmediatamente. Ve. No pierdas tiempo.» La mujer se puso muy contenta. Sintió que ahora iba a suceder el milagro. Tocó los pies de Buda y corrió al pueblo, que no era muy grande, unas pocas casas, varias familias. Fue de una familia a otra, preguntando. Pero todas las familias le decían: «Eso es imposible. No hay una sola casa -no sólo en este pueblo, sino en toda la Tierra en la que nunca haya muerto nadie, en la que la gente no haya padecido la muerte y el sufrimiento y el
dolor y la angustia que resultan de ella.» Poco a poco, la mujer se dio cuenta de que Buda estaba haciendo una artimaña. Esto era imposible. Pero todavía tenía esperanza. Siguió preguntando hasta que hubo estado en todo el pueblo. Sus lágrimas se secaron, su esperanza murió, pero, de pronto, sintió que llegaba a ella una nueva tranquilidad, una serenidad. Entonces se dio cuenta de que todo lo que nace tendrá que morir. Es sólo una cuestión de años. Alguien morirá antes, alguien después, pero la muerte es inevitable. Volvió y tocó los pies de Buda de nuevo, y le dijo: «Como dicen todos, tienes realmente una profunda compasión por la gente.» Nadie entendía lo que había pasado. Buda la inició en sannyas, se hizo una bhikkhuni, una sannyasin. Fue iniciada. Ananda le preguntó a Buda: «Podrías haber revivido al niño. Era un niño tan hermoso y la madre estaba tan angustiada...» Pero Buda dijo: «Incluso si el niño hubiera resucitado, habría tenido que morir. La muerte es inevitable.» Ananda dijo: «Pero tú no pareces ser muy sensible con la gente, con su sufrimiento y su angustia.» Buda respondió: «Yo soy sensible; tú eres sentimental. ¿Piensas que eres sensible sólo porque te echas a llorar? Eres infantil. No comprendes la vida. No eres consciente del fenómeno.» Ésta es la diferencia entre el cristianismo y el budismo. Se cuenta que Jesús hizo muchos milagros de resucitar a gente. Cuando Lázaro estaba muerto, Jesús le tocó y volvió a la vida. En Oriente no podemos concebir a Buda tocando a un muerto y trayéndole de vuelta a la vida. Para las personas corrientes, para la mente corriente, Jesús parecería más amoroso y compasivo que Buda. Pero yo os digo que Buda es más sensible, más compasivo, porque incluso si Lázaro fue revivido, eso no cambió nada. Aún tuvo que morir. A la postre, Lázaro tuvo que morir. De modo que este milagro no tuvo valor, no tuvo valor postremo. No se puede concebir a Buda haciendo semejante cosa. Jesús tuvo que hacerlo porque estaba trayendo algo nuevo, un nuevo mensaje a Israel. Y el mensaje era tan profundo que la gente no lo entendía, de modo que tuvo que hacer milagros en torno a su mensaje; porque la gente puede entender los milagros,
pero no puede entender el mensaje profundo, el mensaje esotérico. Pueden entender los milagros, de modo que mediante los milagros puede que se vuelvan abiertos y capaces de ser receptivos al mensaje. Jesús estaba llevando un mensaje budista a una tierra que no era budista; un mensaje oriental a un país que no tiene ninguna tradición de iluminación, de muchos budas. Podemos concebir que Buda era más sensible que sus discípulos, que estaban llorando y gimiendo. Eran sentimentales. No confundas tu sentimentalismo con la sensibilidad. El sentimentalismo es muy común; la sensibilidad es extraordinaria. Sucede mediante el esfuerzo. Es un logro. Tienes que ganártela. El sentimentalismo no hay que ganárselo; naces con él. Es una herencia animal que ya tienes en las células de tu cuerpo y tu mente. La sensibilidad es una posibilidad. No la tienes ahora mismo. Puedes crearla, puedes esforzarte por conseguirla; entonces te sucederá. Y cuando suceda, no te apegarás. Buda era totalmente desapegado. Estaba ante el niño muerto, pero no pareció afectarle en absoluto. La mujer, la madre, era desgraciada, y él estaba haciendo una artimaña con ella. Este hombre parece ser cruel, y esta artimaña parece ser demasiado para una madre cuyo hijo ha muerto. Le dio un enigma, y sabía muy bien que ella volvería con las manos vacías. Pero digo de nuevo que él era compasión verdadera, porque estaba ayudando a esta mujer a crecer, a ser madura. A no ser que puedas comprender la muerte, no eres maduro; y a no ser que puedas aceptar la muerte, no tienes un centro dentro de tu ser. Cuando aceptas la muerte como una realidad, la has trascendido. De modo que en Oriente sólo los sadhus de tercera clase han hecho milagros; los de primera clase nunca ha hecho ninguno; ellos trabajan en un nivel más elevado. Buda también está haciendo un milagro, pero el milagro se está haciendo en un nivel muy elevado. La madre está siendo transformada. Pero es difícil de comprender, porque nuestras mentes son burdas y sólo comprendemos el sentimentalismo; no comprendemos la sensibilidad. Sensibilidad hace referencia a la alerta que permite sentir todo lo que sucede alrededor. Y sólo puedes sentir cuando no estás apegado. Recuerda esto, si estás apegado ya no estás presente para sentir, has salido de ti. De modo que, si quieres saber la verdad acerca de alguien, no les
preguntes a sus amigos; están apegados. Y no les preguntes a sus enemigos, ellos también están apegados, en sentido inverso. Pregúntale a alguien que sea neutral, ni un amigo ni un enemigo. Sólo él puede decir la verdad. A los amigos no se les puede creer, a los enemigos no se les puede creer; pero creemos o a los amigos o a los enemigos. Ambos están abocados a equivocarse, porque no son testigos neutrales, no tienen una visión desapegada. No pueden mantenerse distantes y mirar, porque tienen una cierta inversión en la persona. Los amigos han invertido algo y los enemigos han invertido algo. Ven conforme a ciertos puntos de vista, y están apegados a esos puntos de vista. No puedes sentir la vida en su totalidad si estás apegado. En el momento en que sientes que estás apegado, has adoptado un punto de vista. Se ha perdido la totalidad; sólo hay algo fragmentario en tus manos. Y los fragmentos siempre son mentiras, porque sólo la totalidad es verdad. Medita, vuélvete más sensible, y toma como criterio que te irás volviendo cada vez más desapegado. Si sientes que el apego está creciendo, entonces estás errando en alguna parte en tu meditación. Éstos son los criterios. Y, para mí, el apego no puede ser destruido y el desapego no puede ser practicado. Sólo puedes practicar la meditación..., y el desapego vendrá como una consecuencia, como una secuela. Si la meditación florece realmente dentro de ti, tendrás una sensación de desapego. Entonces puedes ir a cualquier parte y permanecerás sin perturbar, sin miedo. Entonces, cuando dejes el cuerpo, lo dejarás sin ningún rasguño. Tu consciencia será absolutamente pura; no habrá entrado en ella nada ajeno. Cuando estás apegado, entran impurezas en ti. Ésta es la impureza básica, que estás perdiendo tu centro y otra persona u otra cosa está volviéndose el centro de tu ser. Segunda pregunta: Si la fe puede mover montañas, ¿por qué no puedes curar tu propio cuerpo? No tengo ningún cuerpo.
Esta sensación de que tienes un cuerpo es absolutamente errónea. El cuerpo le pertenece al universo; tú no lo tienes, no es tuyo. Así es que si el cuerpo está enfermo o si el cuerpo está sano, el universo cuidará de él. Y una persona que está en meditación debería permanecer como un testigo, esté el cuerpo sano o enfermo. El deseo de estar sano forma parte de la ignorancia. El deseo de no estar enfermo también forma parte de la ignorancia. Y ésta no es una pregunta nueva, ésta es una de las preguntas más antiguas. Se la hicieron a Buda; se la hicieron a Mahavira. Desde que ha habido personas iluminadas, los no iluminados siempre han hecho esta pregunta. Mira... Jesús dijo que la fe puede mover montañas, pero murió en la cruz. No pudo mover la cruz. Tú o alguien como tú debe de haber estado presente allí esperando. Los discípulos estaban esperando, porque conocían a Jesús, y había estado diciendo una y otra vez que la fe podía mover montañas. Así que estaban esperando que sucediera algún milagro..., y Jesús simplemente murió en la cruz. Pero éste fue el milagro, pudo ser testigo de su propia muerte. Y el momento de ser testigo de la propia muerte es el momento máximo de estar vivo. Buda murió de intoxicación alimentaría. Sufrió continuamente durante seis meses, y había muchos discípulos que estaban esperando que hiciera un milagro. Pero sufrió en silencio y murió en silencio. Aceptó la muerte. Había discípulos que estaban intentando curarle; muchos discípulos estaban dedicados a él. Un gran médico de aquellos días, Jivaka, era el médico personal de Buda. Solía ir con él a todas partes. La gente debió de preguntar muchas veces: «¿Por qué va contigo este Jivaka?» Pero era el propio apego de Jivaka. Jivaka iba con Buda debido a su propio apego, y los discípulos que estaban tratando de ayudar a que el cuerpo de Buda permaneciese vivo más tiempo en este mundo, aunque fuera sólo unos pocos días más, también estaban apegados. Para el propio Buda, la enfermedad y la salud eran lo mismo. Eso no significa que la enfermedad no causará dolor. ¡Lo causará! El dolor es un fenómeno físico, sucederá. Pero no perturbará la consciencia interna. La consciencia interna permanecerá sin perturbar, permanecerá tan equilibrada como siempre. El cuerpo
sufrirá, pero el ser interno permanecerá siendo un testigo de todo el sufrimiento. No habrá identificación..., y a esto lo llamo un milagro. Esto es posible mediante la fe. Y no hay montaña mayor que la identificación; recuerda. Los Himalayas no son nada; tu identificación con el cuerpo es una montaña mayor. Puede que se pueda mover los Himalayas mediante la fe o puede que no, lo cual es irrelevante, pero tu identificación puede ser destruida. Pero no podemos concebir nada que no conocemos; sólo podemos pensar conforme a nuestras mentes. Pensamos conforme a donde estamos; la pauta permanece igual. A veces mi cuerpo está enfermo, y la gente viene a mí y me dice: «¿Por qué estás enfermo? No deberías estar enfermo; una persona iluminada no debería estar enferma.» Pero ¿quién te ha dicho eso? Nunca he oído hablar de ninguna persona iluminada que no estuviese enferma. La enfermedad forma parte del cuerpo. No tiene que ver con tu consciencia o con si estás iluminado o no. Y a veces sucede que las personas iluminadas están más enfermas que las no iluminadas. Hay razones... Ahora que ya no le pertenecen al cuerpo, no cooperan con el cuerpo; en lo más profundo se han separado del cuerpo. De modo que el cuerpo permanece, pero el apego y el puente se han roto. Muchas enfermedades suceden debido a la separación que ha tenido lugar. Están en el cuerpo, pero ya no cooperan. Por eso decimos que una persona iluminada no volverá a nacer, porque ya no puede volver a hacer ningún puente con ningún cuerpo. El puente se ha roto. Mientras está en el cuerpo, en realidad también entonces está muerto. Buda alcanzó la iluminación cuando tenía alrededor de cuarenta años. Murió cuando tenía ochenta, de modo que vivió cuarenta años más. El día que se estaba muriendo, Ananda empezó a llorar y a decir: «¿Qué será de nosotros? Sin ti, caeremos en la oscuridad. Estás muriéndote y aún no nos hemos iluminado. Nuestra propia luz no se ha encendido y te estás muriendo. iNo nos abandones!». Se cuenta que Buda dijo: «¿Qué? ¿Qué estás diciendo, Ananda? Morí hace cuarenta años. Esta existencia era sólo una
existencia fantasma, una existencia espectral. Estaba continuando de alguna manera, pero la fuerza no estaba allí. Era sólo un impulso del pasado.» Si estás pedaleando en una bicicleta, y luego paras y no pedaleas, no estás cooperando con la bicicleta, pero ésta seguirá moviéndose un rato debido al impulso, a la energía que le diste en el pasado. En el momento en que alguien se ilumina, la cooperación se rompe. Ahora el cuerpo seguirá su propio curso. Es un impulso. Se le ha dado impulso en muchas vidas pasadas. Tiene una duración de vida propia que será completada, pero ahora, como la fuerza interna ya no está en él, el cuerpo es propenso a estar más enfermo que de ordinario. Ramakrishna murió de cáncer; Ramana Maharshi murió de cáncer. Para los discípulos fue una gran sorpresa, pero, debido a su ignorancia, no pudieron comprender. Hay que comprender una cosa más. Cuando una persona se ilumina, ésta va a ser su última vida. De modo que todos sus karmas pasados y todo el conjunto tienen que ser completados en esta vida. El sufrimiento -si tiene algo que sufrir- se volverá intenso. Para ti no hay prisa; tu sufrimiento se esparcirá por muchas vidas. Pero para un Ramana Maharsi ésta es la última. Todo lo que queda del pasado tiene que ser completado. Habrá una intensidad de todo, de todos los karmas. Esta vida se volverá una vida condensada. A veces es posible -esto es difícil de comprender- padecer en un solo momento los sufrimientos de muchas vidas. En un solo momento, la intensidad se vuelve muchísima, porque el tiempo puede ser condensado o expandido. Sabes ya que, a veces, cuando duermes, ves un sueño, y cuando te vuelves a despertar sabes que sólo has estado dormido unos segundos. Pero has visto un sueño muy largo. Es posible que incluso toda una vida pueda verse en un solo sueño. ¿Qué ha sucedido? ¿Cómo pudiste ver un sueño tan largo en un periodo de tiempo tan pequeño? No hay una sola capa de tiempo como lo entendemos normalmente; hay muchas capas de tiempo. El tiempo de los sueños tiene su propia existencia. Incluso cuando estás despierto, el tiempo sigue cambiando. Puede que no cambie conforme al reloj, porque un reloj es una cosa
mecánica, pero el tiempo psicológico sigue cambiando. Cuando eres feliz, el tiempo fluye rápidamente. Cuando eres desdichado, el tiempo va más despacio. Una sola noche puede ser la eternidad si estás sufriendo, y toda la vida puede ser un solo momento si eres feliz y dichoso. Cuando una persona se ilumina, todo tiene que ser concluido; es un tiempo de cierre. Muchos millones de vidas tendrán que ser concluidas y todas las cuentas tienen que ser saldadas, porque no volverá a haber una oportunidad. Después de su iluminación, una persona iluminada vive en un tiempo enteramente diferente, y todo lo que le sucede es cualitativamente diferente. Pero permanece como un testigo. Mahavira murió de dolor en el estómago, algo como una úlcera; sufrió durante muchos años. Sus discípulos debieron de tener dificultades con ello, porque crearon una historia en torno a ello. No podían entender por qué Mahavira debía sufrir, de modo que crearon una historia que dice algo acerca de los discípulos, no acerca de Mahavira. Dicen que una persona que tenía un espíritu muy maligno, Goshalak, fue la causa del sufrimiento de Mahavira. Lanzó su fuerza maligna a Mahavira, y Mahavira la absorbió debido sólo a su compasión; y por eso sufrió. Esto no dice nada acerca de Mahavira, sino acerca de la dificultad de los discípulos. No pueden concebir a Mahavira sufriendo, así que tienen que encontrar una causa en alguna otra parte. Un día yo estaba padeciendo un catarro; es mi compañero constante. Así que vino alguien y dijo: «Debes de haber tomado el catarro de otro.» Eso no dice nada sobre mí; dice algo sobre él. Le resulta difícil concebirme sufriendo. Así que dijo: «Debes tener el catarro de otro.» Intenté convencerle, pero es imposible convencer a los discípulos. Cuanto más tratas de convencerles, más creen que tienen razón. Al final me dijo: «Digas lo que digas, no voy a escuchar. ¡Lo sé! Has tomado la enfermedad de otro.» ¿Qué se puede hacer? La salud y la enfermedad del cuerpo son asunto suyo. Si quieres hacer algo respecto a ello, aún estás apegado a él. Seguirá su propio curso; no necesitas preocuparte mucho por él. Soy sólo un testigo. El cuerpo nace, el cuerpo morirá; sólo quedará ser un testigo. Eso permanecerá para siempre. Sólo ser
un testigo es algo absolutamente eterno; todo lo demás sigue cambiando, todo lo demás es un flujo. Tercera pregunta: Anoche explicaste detalladamente cómo los buscadores se engañan a sí mismos no haciendo esfuerzos fervientes y sinceros por la meditación. Pero a muchos de los buscadores que te piden fervientemente técnicas de meditación les dices simplemente que lo dejen todo en tus manos y que tú te ocuparás de su progreso espiritual. Pero muchos buscadores sienten insatisfacción sobre su transformación espiritual de esa forma. En este caso, por favor, explica cómo estos buscadores se están engañando a sí mismos. En primer lugar, cuando piden una técnica, les doy una técnica. Esto es una técnica: Déjalo todo en mis manos. Ésta es una de las técnicas más poderosas posibles. Y no pienses que es fácil; es muy difícil, a veces imposible. Es difícil dejarlo todo en manos de alguien, pero si puedes, en esa entrega tu ego ha desaparecido; en esa misma entrega, tu pasado ha desaparecido; en esa misma entrega, nace un nuevo punto, eres diferente. Hasta ahora estabas viviendo con tu propio ego; a partir de ahora vivirás sin el ego, seguirás un camino de entrega. ¡Así que no pienses que esto no es una técnica! Es una técnica, una de las técnicas muy básicas. Y no se la doy a cualquiera. Se la doy sólo a personas concretas que son muy egotistas, porque para ellos cualquier técnica creará problemas. Su ego sacará provecho de ella. Se volverán más egotistas con ella. Pueden practicar cualquier cosa menos esto, pero con esa práctica su ego no va a ser destruido; más bien, quedará más satisfecho. Se volverán grandes meditadores. Pueden renunciar al mundo, pero su ego se fortalecerá independientemente de lo que hagan. Cuando siento que este buscador tiene un ego tan sutil que cualquier método será venenoso para él, sólo entonces digo: «Déjalo todo en mis manos.» Esto no sólo no va a ser el fin, sino que va a ser el comienzo. Y esto va a ser el comienzo adecuado para todos los que son egocéntricos. Si pueden dejarlo todo en mis manos, entonces empezaré a darles otras técnicas; pero sólo entonces. Entonces otras técnicas no resultarán venenosas. Una
vez que el ego no esté ahí, esas técnicas les transformarán. Y si su entrega es tan total que no queda nada por transformar, entonces no habrá necesidad de ninguna otra técnica. También esto es posible, y esto sólo es posible para los que son muy egotistas; sólo ellos pueden entregarse totalmente. Esto parecerá confuso, paradójico; pero, recuerda, sólo puedes dejar algo si lo tienes. Si no tienes un ego muy fuerte, ¿qué puedes dejar? ¿Qué puedes entregar? Es como pedirle a un mendigo todas sus riquezas. Estará listo; dirá: «De acuerdo», pero este acuerdo no significa nada. Es absolutamente fútil, porque no tiene nada que perder. Y si tienes un ego muy fuerte, significa que también es un ego muy concentrado, cristalizado; puedes dejarlo totalmente porque será difícil dejarlo en partes. Está tan concentrado y cristalizado que será difícil dejarlo en fragmentos. O lo dejas o no. Es una de las paradojas de la vida que para la entrega se requiere que haya un ego muy auténtico en primer lugar. De modo que, para mí una educación correcta consistirá en crear egos fuertes, hasta el extremo mismo en el que surja un gran sufrimiento de ellos, y entonces... la entrega. Sólo entonces es posible la entrega. Esta ha sido mi experiencia. La gente occidental tiene el ego más fuerte que la oriental, porque en Occidente no existe el concepto de la entrega, el concepto de la obediencia, el concepto del gurú y la disciplina. En realidad, la mente occidental no puede concebir qué es un gurú. Y no pueden concebir que alguien se entregue a alguien. Toda la educación, la cultura y la civilización occidentales se basan en el ego, en la satisfacción del ego. Y los psicólogos occidentales dicen que, para estar mentalmente sano, necesitas tener un ego fuerte. De modo que todas las psicologías occidentales ayudan al ego a hacerse fuerte, el ego de un niño debe ser fortalecido por todos los medios; de lo contrario estará mentalmente enfermo. Pero las religiones orientales dicen que, a menos que dejes el ego, no puedes conocer la verdad suprema, no puedes conocer el misterio de la vida. Ambas parecen contradictorias, pero no lo son. Para mí, el adiestramiento occidental debe existir al principio para todas las personas de todo el mundo. Se debería dar un ego fuerte a toda persona. Para la edad de treinta y cinco años deberías alcanzar el cenit de tu ego; a la edad de treinta y cinco
debería estar en su cenit, fuerte, lo más fuerte posible. Sólo entonces sucederá la entrega. De modo que cuando los buscadores occidentales vienen a mí y les digo que lo dejen todo en mis manos, se muestran muy indecisos, reacios. Y parece imposible, pero a veces, cuando sucede la entrega, alcanzan una realización más profunda. Con la gente oriental la entrega no es muy difícil. Están listos. Les dices: «Entrégate», y ellos dicen: «Sí.» No hay ni una vacilación por su parte. No tienen egos muy fuertes, muy desarrollados. Pueden entregarlo; pero esa entrega es impotente. No ayudará. De modo que sucede casi siempre que a la persona oriental le doy inmediatamente una técnica para que trabaje con ella, para que ayude a su ego. A la gente occidental le digo inmediatamente: “Entrégate.” Ya han llegado a ese punto dentro de ellos en el que pueden entregarse; su misma vacilación muestra que pueden entregarse. Pero su entrega va a ser una lucha, y cuando es una lucha, es un sadhana. Cuando hay lucha, eso significa que algo va a transformarles. Así que, en primer lugar, cuando les digo: «Déjalo todo en mis manos», esto es una técnica; y sólo se lo digo a las personas que tienen egos muy desarrollados. En segundo lugar...: pero muchos buscadores sienten insatisfacción sobre su transformación espiritual de esa forma. Exacto, esa es la gente a la que digo: «Entrégate.» Se sienten muy disconformes. Quieren algo que hacer; no quieren entregarse. Se que se sentirán disconformes, porque su ego se resistirá; intentará por todos los medios no entregarse. Pero eso no puede evitarse. Tendrán que pasar por esta insatisfacción, y tendrán que comprender que dejarlo todo en mis manos es sólo el principio. Si no pueden hacer eso, no voy a darles ninguna técnica ahora mismo. Pueden dejarme, o dejarlo todo en mis manos. No hay otra alternativa. Una vez que le digo a alguien: «Déjalo todo en mis manos», no voy a darle ninguna técnica. Se que será difícil y arduo..., pero tiene que ser así. Cuanto más difícil, cuanto más arduo, mejor, porque eso significa que tiene un ego desarrollado, y está luchando. Algún día tendrá que venir -a mí o a otro, eso es irrelevante- y tendrá que entregarlo. El maestro no es relevante; la entrega es relevante. Dónde te
entregues no es importante. Puedes entregarte a un buda de piedra; eso servirá. La entrega te transforma. Es poner tu ego de lado, descargarte; vivir por vez primera, no desde el pasado, sino entrando en el presente, fresco y joven, aligerado. Y lo tercero: En este caso, por favor, explica cómo estos buscadores se están engañando a sí mismos. Pueden engañarse a sí mismos. Pueden decirme: «Sí, lo dejamos todo en tus manos», y seguir reteniéndolo todo. Pueden engañarse a sí mismos con que se han entregado y pueden seguir insistiendo en salirse con la suya. La entrega no puede ser parcial, sólo puede ser total; y entonces no puedes imponer tus condiciones, lo que te gusta y lo que no te gusta. Ha sucedido hace unos pocos días. Vino a mí un hombre y me dijo: «Lo dejaré todo en tus manos. Digas lo digas, lo haré.» Le dije: «Repítelo otra vez lentamente: "Digas lo que digas, lo haré.» Lo repitió. Le dije que lo repitiera de nuevo y más despacio. Se molestó un poco y dijo: «¿Por qué?» Y también se dio cuenta de por qué le estaba diciendo que lo dijera más despacio. Dijo: «Puede que tengas razón. No debería decir esto, porque es muy difícil dejarlo todo en tus manos y será muy difícil obedecer todo lo que digas.» Así que le dije que lo hiciera condicional, que fuera exacto para no tener que cambiar. Dijo: «Muy bien. Lo que me guste... Dame la libertad de elegir.» Así es como te puedes engañar. Dentro, tú sigues siendo el maestro; sigues eligiendo qué hacer y qué no hacer. Y se da el caso de que todo lo que elijas va a ser erróneo, porque la mente que está eligiendo es errónea; de lo contrario, no habría habido necesidad de venir a mí. Cuando digo que te entregues quiero decir que ya no elegirás; ahora elegiré yo y tú obedecerás. Y si puedes obedecer totalmente, no está lejos el día en que te diré: «Ya no es necesario. Ahora puedes elegir.» Debes desaparecer; la superficie, el ego superficial debe desaparecer. Entonces aparece tu propio ser. No voy a mantenerte siguiéndome para siempre jamás. Esa no es una práctica muy feliz. Cuando tu ego ya no existe, ha aparecido tu propio gurú, el maestro interno. El gurú externo no es más que un representante del interno. Una vez que está ahí el interno, el externo no es necesario. Y tu propio gurú te dirá: «Ahora síguete
a ti mismo. Avanza solo. Ya no necesitas a nadie que te guíe; ha aparecido el gurú interno. Ahora tienes tu propia luz interna, puedes ver con ella. Te mostrará el camino.» Pero ahora mismo, tal como eres, no es posible. No tienes ninguna luz. No puedes ver. Y dondequiera que te conduzca tu mente, será erróneo. Esta mente ha estado conduciéndote durante vidas, y siempre te conduce a determinadas pautas. Tiene viejos hábitos y te conduce conforme a ellos. Es una cosa mecánica. Para crear una discontinuidad, es necesaria la entrega. Si te entregas a algo, aunque sea por unos pocos días, habrá una discontinuidad entre tú y tu pasado. Ha entrado dentro de ti una nueva fuerza. Ya no puedes continuar con el pasado; la manera de hacer las cosas de uno, tal como ha sido siempre, ya no puede existir. Se producirá un giro. Esta discontinuidad es a lo que nos referimos al hablar de «entrega». Pero puedes engañar. Puedes decir: «Sí, me entrego», y puede que no te hayas entregado. O puede que pienses que te has entregado pero inconscientemente estés luchando. No sólo en la entrega, sino en todo en lo que se necesita un estado de dejarse ir, luchamos. En Occidente se está haciendo mucha investigación acerca del fenómeno del sexo, porque la gente se está volviendo cada vez menos capaz de tener orgasmos profundos. Tienen relaciones sexuales, pero no resulta de ellas ningún éxtasis. Se ha vuelto un asunto aburrido. Sólo se sienten frustrados, sólo se sienten debilitados con ello. Y entonces se convierte en una rutina. No saben qué hacer. Un éxtasis profundo por medio del orgasmo es su significación. Si no sucede, es fútil, inútil e incluso dañino. Muchas escuelas de psicología están trabajando con las preguntas: «¿Qué le ha pasado al hombre? ¿Por qué no está consiguiendo el orgasmo con el sexo? ¿Por qué hay tanta insatisfacción?». Todas las investigaciones indican que la razón es que el hombre no puede entregarse; por eso no puede alcanzar el orgasmo. Incluso al hacer el amor, en medio del acto sexual, tu mente permanece en control. Sigues controlando. No estás en un estado de dejarte ir. Tienes miedo de dejarte ir porque, si permites que la energía sexual se mueva sin control, no sabes a dónde te conducirá. Puede que te vuelvas loco, puede incluso que mueras. Ese es el miedo. De modo que permaneces en control.
Sigues manipulando tu cuerpo. Esta manipulación desde la mente no permite que todo el cuerpo esté involucrado; todo el cuerpo no está en una danza interna; no consigues el éxtasis. Pierdes energía y no ganas nada, tendrá que haber insatisfacción. Así es que los psicólogos dicen que no alcanzarás un profundo éxtasis a menos que estés en un profundo estado de dejarte ir, a menos que la mente no esté presente y el ego no esté presente; a menos que el cuerpo tome el control con su propia fuerza, su propio impulso, y se mueva con sus propias fuentes inconscientes; a menos que tú no estés. Ese éxtasis puede darte un primer vislumbre del éxtasis supremo que sucede en un estado total de soltar el ego con lo divino, con el universo. El samadhi, el objetivo final de todo el yoga y el tantra, es un profundo orgasmo con el universo mismo, con la existencia misma. El gurú sólo está tratando de ayudarte, de llevarte a un punto en el que al menos puedas entregar el ego. Entonces sucederá un profundo éxtasis entre tú y tu maestro: esa es la ley. De modo que si puedes entregarte a un gurú, no escuches a nadie. Incluso si el mundo entero dice que este gurú es erróneo, no escuches. Si puedes entregarte, este gurú es el apropiado. Alcanzarás un momento extático con él. Y si el mundo entero dice que este gurú es el apropiado, y no puedes entregarte, él es inútil para ti. De modo que dondequiera que tengas la sensación de la entrega, ese es tu gurú, tu maestro. Busca el lugar, busca la persona en cuya presencia puedes permitirte dejarte ir, en cuya presencia dejas la mente aunque sea un rato. Una vez que esta fuerza externa entre en ti, tu camino será diferente, tu vida habrá dado un nuevo giro. Puedes engañarte a ti mismo, puedes seguir pensando que te has entregado, pero por dentro sabes muy bien que no te has entregado. Y recuerda, no puedes engañar a un maestro; él sabe. Y seguirá insistiendo a menos que suceda realmente el estado de dejarte ir. Puedes escurrir el bulto, puedes jugar un juego, pero no puedes engañar a un maestro. Puedes postrarte a sus pies, pero ese gesto no significa nada. Puede que sea sólo un gesto superficial; no te estás postrando en absoluto. Pero si la postración sucede realmente, el maestro puede trabajar. De modo que siempre que digo: «Entrégate», o «Déjalo en mis manos y yo me ocuparé», lo digo en serio. Quiero decir
exactamente lo que digo. Quiero crear una laguna dentro de ti, una discontinuidad con el pasado. Una vez que exista la laguna, tarde o temprano serás capaz de seguir solo. Pero antes de eso, si sigues solo, continuarás la historia pasada. No es posible nada nuevo. Para lo nuevo, algo debe entrar en ti desde fuera, debe empujarte a un nuevo camino. Última pregunta: Dijiste que Jesús no sabía que la Tierra era redonda. Así es que para los cristianos que creen que Jesús era Dios, esto parece muy extraño. Un iluminado como Jesús, que conocía ciencias ocultas profundas, ¿no debía conocer también muchos hechos astronómicos y astrológicos acerca de los planetas, el universo y la interrelación de los cuerpos celestes? Por favor, explica. No, a Jesús no le interesaba. Cuando Jesús dijo que el mundo era plano, estaba usando los conocimientos que eran prevalecientes en aquellos días. No le interesaba si el mundo era redondo o plano; eso era insignificante para él. Le interesaban más las personas que estaban viviendo en esta Tierra plana o redonda. Ese interés hay que entenderlo. Es absolutamente fútil para Jesús hablar de estas cosas. ¿Qué más da? Por ejemplo, sabes por los libros de geografía que el mundo es redondo. Si tus libros de geografía estuvieran enseñando que el mundo es plano, como enseñaban en el pasado, ¿qué más te daría? ¿Serías un hombre mejor? ¿Serías más meditativo en un mundo plano o en una Tierra redonda? ¿Qué más le dará a tu ser y a la dualidad de tu consciencia? Es irrelevante. Jesús estaba interesado en tu consciencia, y no hablaría innecesariamente de cosas que son inútiles. Sólo las personas no iluminadas son arrastradas a cosas innecesarias. Si le hubieras dicho a Jesús que el mundo era redondo, habría dicho que sí. Le da igual, porque no era eso lo que le interesaba. La idea prevaleciente era que el mundo era plano. Y, en realidad, para la mente corriente, el mundo todavía es plano. Parece plano. La redondez es un hecho científico, pero Jesús no
era un científico. Por ejemplo, se que es un hecho científico que el sol nunca sale y nunca se pone. La Tierra se está moviendo alrededor de él; el Sol no se está moviendo. Pero, sin embargo, uso las palabras «puesta de Sol» y «salida del Sol». «Salida del Sol» es básicamente incorrecto, porque el Sol nunca sale. «Puesta de Sol» es incorrecto, porque el Sol nunca se pone. Así es que, después de dos mil años, alguien puede decir que este hombre no estaba iluminado, porque dijo que el Sol sale, salida del Sol, puesta del Sol. ¿No sabía estas pequeñas cosas? Pero si tengo que cambiar todas las palabras; estaré luchando innecesariamente, y eso no va a ayudar a nadie. Jesús simplemente usó los conocimientos prevalecientes; y la idea prevaleciente era que la Tierra era plana. No le interesaba. Si estuviera aquí hoy, diría que la Tierra es redonda. Pero ni siquiera eso es exactamente científico, porque la Tierra no es exactamente redonda. Ahora dicen que es como un huevo, no exactamente redonda. La forma es como la de un huevo. Pero ¿quién sabe? Al día siguiente puede que cambien y digan que no es así. La ciencia sigue cambiando, porque, según se vuelve más precisa, según alcanza más conocimientos, según se conocen más hechos, según se hacen más experimentos, las cosas cambian. Pero una persona como Jesús o Buda no está interesada en estos hechos. Recuerda una cosa, la ciencia está interesada en los hechos, la religión está interesada en la verdad. Los hechos no son su interés; la verdad es su interés. Los hechos son sobre los objetos; la verdad es sobre ti, tu consciencia. De modo que toda persona iluminada tiene que usar los conocimientos prevalecientes sobre los hechos. Pero no deberías juzgar a Jesús o a Buda por eso; estás juzgando erróneamente. Sólo se les puede juzgar por lo que han dicho sobre la verdad, sobre la verdad intrínseca de la consciencia humana. Sobre eso siempre son absolutamente certeros aunque sus lenguajes cambien. Buda habla en un lenguaje, Jesús en uno diferente, Krishna en otro. Usan diferentes conocimientos factuales, usan técnicas, ardides diferentes, pero el núcleo central de su enseñanza es el mismo. Y es, si me permites decirlo, cómo alcanzar la consciencia total. La consciencia es la enseñanza básica de todos los iluminados.
Usan muchas parábolas, técnicas, ardides, símbolos, mitos, pero esas cosas son irrelevantes. Puedes recortarlas, puedes ponerlas de lado, y simplemente resaltar el núcleo básico. El núcleo básico de todas las personas iluminadas es la consciencia. De manera que Jesús sigue diciendo a sus discípulos cómo estar más despiertos, no estar tan dormidos, no estar en sueños, sino estar alerta, despiertos. Jesús solía decir una parábola. Decía que sucedió una vez que un gran señor, un gran caballero, un hombre muy rico, salió de viaje. Les dijo a sus sirvientes que tenían que estar siempre alerta, porque volvería en cualquier momento, en cualquier momento, y cuando volviera, la casa debía estar lista para recibirle. Podría regresar en cualquier momento. Los sirvientes tenían que estar alerta; ni siquiera podían dormir. Incluso por la noche tenían que estar listos, porque el amo podía volver en cualquier momento. Jesús solía decir que es necesario estar alerta en todo momento, porque en cualquier instante lo divino puede descender sobre ti. Puede que te lo pierdas. Si lo divino llama a tu puerta y estás profundamente dormido, te lo perderás. Tienes que estar alerta. El huésped puede venir en cualquier momento, y el huésped no va a informarte con antelación de que está viniendo. Jesús decía que, igual que los sirvientes de ese señor, permanezcas alerta continuamente, permanezcas consciente, esperando, vigilante, porque en cualquier momento puede penetrar en ti lo divino. Y si no estás alerta, vendrá, llamará, y se irá. Y puede que ese momento no se repita pronto; nadie sabe cuántas vidas pueden pasar antes de que lo divino vuelva a llamar de nuevo a tu puerta. Y si normalmente estás dormido, puede que ya te hayas perdido esa llamada muchas veces y puede que te la pierdas una y otra vez. Estate alerta. Ese es el núcleo básico. Todo lo demás sólo hay que usarlo para llegar a eso. De modo que Jesús no deja de estar iluminado por que diga que la Tierra es plana. Y simplemente por saber que la Tierra es redonda, tú no te vuelves iluminado. ¡No es tan fácil! Capítulo 75
Busca el Ritmo de los Opuestos Los Sutras 102 Imagina el espíritu simultáneamente dentro y alrededor de ti hasta que todo el universo se espiritualice. 103 Con toda tu consciencia en el comienzo mismo del deseo, del saber, sabe. 104 Oh, Shakti, cada percepción particular es limitada, desapareciendo en la omnipotencia. 105 Verdaderamente las formas están fusionadas. Fusionadas están el ser omnipresente y tu propia forma. Cae en la cuenta de que cada uno está hecho de esta consciencia. Uno de los poetas más sobresalientes, Walt Whitman, dijo: «Me contradigo a mí mismo porque soy grande. Me contradigo a mí mismo porque contengo todos los opuestos, porque soy todo.» Lo mismo puede decirse de Shiva, del tantra. El tantra es la búsqueda del ritmo de los opuestos, de las contradicciones. Puntos de vista contradictorios, opuestos, se vuelven uno en el tantra. Esto hay que comprenderlo profundamente; sólo entonces podrás comprender por qué hay tantas técnicas diferentes, contradictorias. La vida es un ritmo entre opuestos: masculino y femenino, positivo y negativo, día y noche, nacimiento y muerte. Entre estos opuestos se mueve el río de la vida. Los opuestos son las orillas, parecen contradictorios, pero son cooperativos. La apariencia es falsa. La vida no puede existir sin este ritmo entre los opuestos. Y la vida lo contiene todo. El tantra no está a favor de esto ni de lo otro, el tantra está a favor de todo. En realidad, el tantra no tiene un punto de vista propio; todos los puntos de vista posibles están contenidos en él. Es grande. Puede contradecirse a sí mismo porque lo contiene todo. No es parcial; es la totalidad. Por eso es sagrado. Todos los puntos de vista parciales están abocados a ser profanos; no pueden ser sagrados porque no contienen lo opuesto. Puede que sean lógicos y racionales, pero no pueden
tener vida. Donde existe la vida, existe mediante su opuesto. No puede existir sola; lo opuesto es indispensable. En la mitología griega, dos dioses son los polos opuestos, Apolo y Dionisos. Apolo es el dios del orden, la disciplina, la virtud, la moralidad, la cultura, y Dionisos es el dios del desorden, el caos, la libertad, la naturaleza. Son polos opuestos. Casi todas las religiones se basan más o menos en el punto de vista apolíneo. Creen en la razón, creen en el orden, creen en la virtud, creen en la disciplina, en el control...; en realidad, creen en el ego. Pero el tantra es básicamente diferente, contiene a ambos. Contiene también el punto de vista dionisiaco. Cree en la naturaleza, cree en el caos, cree en reír y bailar y cantar, no es sólo serio; es ambas cosas. Es serio, no serio. Nietzsche escribe en una de sus cartas: «Sólo puedo creer en un dios que baila.» No pudo encontrar ningún dios que bailara. Si hubiera sabido algo sobre Shiva, la historia de su vida habría sido totalmente diferente. Shiva es el dios que baila. Nietzsche sólo conocía el dios cristiano. Ese es el único punto de vista, muy serio. A veces la seriedad del dios cristiano parece absurda, infantil, porque lo opuesto es completamente negado. No puedes concebir a un dios cristiano bailando. ¡Imposible! Bailar parece demasiado mundano. Y no puedes concebir a un dios cristiano riéndose, ¿o sí? Es imposible. El dios cristiano no puede reír. La risa parecerá demasiado mundana. El dios cristiano es el espíritu mismo de la seriedad, y Nietzsche no podía creer en él. Y pienso que nadie puede creer en un dios semejante, porque es una mitad, no es la totalidad. Sólo personas como Billy Graham pueden creer en él. Billy Graham dice muy seriamente en alguna parte que cuando estés leyendo revistas porno debes recordar que Dios te está mirando. Esto es una tontería. ¡Estás leyendo una revista porno y Dios te está viendo leyendo las revistas porno! Esta actitud misma es estúpida. Es estúpida porque no contiene lo opuesto. Te volverás estúpido y sin vida si se niega lo opuesto. Pero si puedes pasar fácilmente a lo opuesto sin ninguna contradicción, si puedes ser serio y puedes reírte, si puedes sentarte como Buda y puedes bailar como Krishna..., y no hay ninguna oposición inherente entre los dos, puedes pasar de ser un
Buda a ser un Krishna fácil y suavemente. Si puedes hacer esto, estarás vivo. Y si puedes hacer esto, serás un tántrico, porque el tantra es la búsqueda básica del ritmo que existe entre los opuestos, del río que fluye entre los opuestos. De modo que el tantra trabaja con todas y cada una de las técnicas posibles. El tantra no es para algunos, sino para todos. No todo tipo de mente puede ser cristiano, no todo tipo de mente puede ser hindú, no todo tipo de mente puede ser budista. Un tipo específico de mente se sentirá atraído por Buda, un tipo específico de mente por Jesús, un tipo específico de mente por Mahoma. Shiva los contiene a todos. Shiva puede ser atractivo para todos los tipos posibles. Ha sido incluido lo total, la totalidad; no es un punto de vista parcial. Por eso el tantra no tiene ninguna secta. No se puede crear una secta en torno a la totalidad; sólo se puede crear una secta en torno a un fragmento. Puedes vivir la totalidad, pero no puedes crear una secta. Sólo se puede crear una secta cuando estás a favor de algo y en contra de otra cosa. Si los dos opuestos están contenidos, ¿cómo vas a poder crear una mente sectaria? El tantra es la religión esencial; no es una secta. Por eso hay tantas técnicas. La gente sigue viniendo a preguntarme: «Hay muchas técnicas, y una técnica contradice a la otra...» Sí, contradice a la otra porque no es para una mente en particular. En estas ciento doce técnicas han sido incluidos todos los tipos, todos los tipos posibles de humanidad. Por favor, no estés pendiente de todas las técnicas; de lo contrario te harás un lío. Simplemente encuentra la que te vaya bien, la que te atraiga. Sentirás una profunda afinidad, una atracción por ella; te enamorarás de ella. Entonces olvídate de las ciento once técnicas restantes. Olvídalas. Cíñete a la que funcione para ti. Entre estas ciento doce técnicas, sólo una es para ti. Si pruebas muchas técnicas, te harás un lío, porque para probar tantas técnicas necesitarás una mente muy grande que pueda absorber la contradicción. Eso no es posible ahora mismo. Puede que un día sea posible. Puedes llegar a ser tan completo, tan total, que puedas avanzar fácilmente con muchas técnicas. Entonces no habrá ningún problema. iPero entonces tampoco las necesitarás! La necesidad es ahora mismo. Encuentra tu técnica. Yo puedo ayudarte a descubrir qué técnica será adecuada
para ti. Y si te parece que otras técnicas son contradictorias con la técnica que se ajusta a ti, no pienses en ellas. Son contradictorias, pero no son para ti. Al menos, no son para ti ahora. Puede que un día sea posible que, cuando no tengas el ego dentro, puedas pasar a lo opuesto sin ningún problema. El ego crea el problema. Está estancado en alguna parte, se aferra a algo, no es líquido, no puede fluir. Y Shiva está fluyendo en todas las direcciones. Así que recuerda, no empieces a pensar en estas técnicas, que esta técnica va en contra de aquella. Shiva no está tratando de crear un sistema, no quiere construir un sistema. Shiva está dando todas las técnicas sin ninguna sistematización. No pueden ser sistematizadas, porque un sistema significa que lo contradictorio, lo opuesto, debe ser negado, y aquí lo opuesto está incluido. Es Apolo y Dionisos, es serio y se ríe; es inmanente y trascendente, es mundano y sobrenatural, porque es todo. Ahora deberíamos adentrarnos en las técnicas. 102 Imagina el espíritu dentro y fuera. Primera técnica: Imagina el espíritu simultáneamente dentro y alrededor de ti hasta que todo el universo se espiritualice. Primero debes entender qué es la imaginación. Se la condena mucho en nuestros días. En el momento en que oigas la palabra «imagina», dirás que esto es inservible, queremos algo real, no imaginario. Pero la imaginación es una realidad, es una capacidad, es una potencialidad que hay dentro de ti. Puedes imaginar. Eso muestra que tu ser tiene la capacidad de la imaginación. Esta capacidad es una realidad. Por medio de esta imaginación puedes destruirte o puedes crearte a ti mismo. Depende de ti. La imaginación es muy poderosa. Es poder potencial. ¿Qué es la imaginación? Es entrar en una disposición tan profundamente que la disposición misma se hace realidad. Por ejemplo, puede que hayas oído hablar de una técnica que se usa en el Tíbet. La llaman el yoga del calor. La noche es fría, está nevando, y el lama tibetano estará desnudo al aire libre. Está helando; tú simplemente empezarías a morir, te congelarías. Pero
el lama está practicando una técnica concreta. Esa técnica es que está imaginando que su cuerpo es un fuego ardiente, y está imaginando que está sudando; el calor es tan intenso que está sudando. Y comienza realmente a sudar aunque está helando, e incluso la sangre debería congelarse. Empieza a sudar. ¿Qué está sucediendo? Este sudor es real, el cuerpo realmente está caliente; pero esta realidad es creada por medio de la imaginación. Prueba alguna técnica simple para poder sentir cómo puede crearse la realidad por medio de la imaginación. A no ser que lo sientas, no puedes trabajar con esta técnica. Tómate el pulso. Siéntate en una habitación cerrada y tómate el pulso. Y luego, durante cinco minutos, imagina que estás corriendo. Imagina que estás corriendo, tienes calor, estás respirando profundamente, estás sudando, y tu pulso está acelerándose. Después de imaginar esto durante cinco minutos, vuelve a tomarte el pulso. Verás la diferencia: tu pulso será muy rápido. Has trabajado sólo con la imaginación; no estabas corriendo realmente. En el antiguo Tíbet, los monjes budistas solían hacer ejercicio sólo en la imaginación. Y esas técnicas pueden ser muy útiles para el hombre moderno, porque es difícil correr en la calle, es difícil dar un paseo largo, es difícil encontrar una calle vacía. Simplemente puedes tumbarte en el suelo de tu habitación e imaginar que durante una hora estás andando rápida y continuamente. Sigue andando en la imaginación. Y ahora, incluso los médicos dicen que el efecto sería el mismo que si estuvieras caminando realmente. Una vez que te armonizas con tu imaginación, el cuerpo empieza a funcionar. Ya estás haciendo muchas cosas sin saber que eso es tu imaginación trabajando. Muchas veces creas enfermedades sólo con la imaginación; imaginas que ahora esa enfermedad contagiosa está por todos lados. Te has vuelto receptivo; ahora existen todas las posibilidades de que te pongas enfermo..., y esa enfermedad es real. Pero ha sido creada con la imaginación. La imaginación es una fuerza, una energía, y la mente actúa con ella. Y cuando la mente actúa con ella, el cuerpo le sigue. Sucedió una vez en una residencia universitaria en los Estados Unidos que cuatro estudiantes, estaban haciendo un experimento con la hipnosis. La hipnosis no es otra cosa que el poder de la imaginación. Cuando hipnotizas a una persona, en realidad estás
entrando en la imaginación profunda, y todo lo que sugieras empezará a suceder. Así es que le sugirieron muchas cosas a un muchacho que había sido hipnotizado. Cuatro chicos probaron la hipnosis con uno. Probaron muchas cosas, y el chico obedecía todo lo que le pedían inmediatamente. Cuando le dijeron: «Salta», el chico empezó a saltar. Cuando le dijeron: «Llora», el muchacho empezó a llorar. Cuando le dijeron: «Están cayendo lágrimas de tus ojos», empezaron a caer las lágrimas. Entonces, de broma, le dijeron: «Ahora túmbate. iEstás muerto!» El chico se tumbó y murió. Esto sucedió en 1952. Después de eso hicieron una ley contra la hipnosis en los Estados Unidos. Nadie debía probar la hipnosis a menos que tuviese que ver con algún trabajo de investigación, a menos que fuera autorizado por algún departamento de psicología de alguna universidad. Sólo entonces se puede experimentar. De lo contrario, es peligroso, el muchacho simplemente creyó, imaginó que estaba muerto, y murió. Si la muerte puede ocurrir mediante la imaginación, ¿por qué no la vida, por que no más vida? Esta técnica se basa en el poder de la imaginación. Imagina el espíritu simultáneamente dentro y alrededor de ti hasta que todo el universo se espiritualice. Simplemente siéntate en un lugar solitario en el que nadie te moleste; una habitación vacía y apartada bastará. O si puedes conseguir algún sitio fuera, será mejor, porque cuando estás cerca de la naturaleza eres más imaginativo. Cuando sólo hay cosas hechas por el hombre a tu alrededor, eres menos imaginativo. La naturaleza está soñando, y te da una fuerza soñadora. Solo te vuelves más imaginativo; por eso tienes miedo cuando estás solo. No es que vayan a molestarte los fantasmas, pero cuando estás solo, tu imaginación puede funcionar, y tu imaginación puede crear fantasmas o cualquier cosa que quieras que haga. Cuando te quedas solo, tu imaginación es más potencial; cuando hay alguien más, tu razón tiene las riendas, porque sin la razón no puedes relacionarte con los demás. Cuando no hay nadie más, la mente se relaja y regresas a una capa más imaginativa del ser. Cuando estás solo, la imaginación empieza a funcionar. Se han hecho muchos experimentos con la privación
sensorial. Si se puede privar a una persona de todo estímulo sensorial -si se te encierra en una habitación insonorizada en la que no entre nada de luz, sin ninguna posibilidad de relacionarte con ningún otro ser humano; sin imágenes en las paredes sin nada en la habitación con lo que puedas relacionarte-, después de una, dos o tres horas empezarás a relacionarte contigo mismo. Te volverás imaginativo. Empezarás a hablarte a ti mismo. Preguntarás y te contestarás. Empezará un monólogo en el que estarás dividido. Entonces, de pronto, empezarás a sentir muchas cosas que no puedes comprender. Empezarás a oír sonidos, pero la habitación está insonorizada, no puede entrar ningún sonido. Lo estás imaginando. Puede que empieces a oler perfumes, pero no hay ningún perfume. Lo estás imaginando. Después de treinta y seis horas de privación sensorial, no puedes distinguir entre lo real y lo imaginario; imposible. Después de treinta y seis horas de privación sensorial, la imaginación se vuelve realidad y la realidad se vuelve ilusoria. Por eso, en la antigüedad los buscadores se iban a las montañas, a lugares solitarios, en los que podían perder la capacidad de distinguir entre lo real y lo irreal. Una vez que se pierde, tu imaginación cobra toda su fuerza. Ahora puedes usarla y puedes ser creativo con ella. Para esta técnica, siéntate en un lugar aislado; si el entorno es natural, eso es bueno; si no, una habitación también servirá. Entonces cierra los ojos e imagina que sientes una fuerza espiritual dentro y fuera. Está fluyendo dentro de ti un río de consciencia y está yendo por toda la habitación, rebosando. Dentro y fuera, alrededor de ti, en todas partes, el espíritu está presente, la energía está presente. Y no lo imagines sólo en la mente; empieza a sentirlo dentro del cuerpo, tu cuerpo empezará a vibrar. Si sientes que tu cuerpo ha empezado a vibrar, eso muestra que la imaginación ha empezado a funcionar. Siente que poco a poco todo el universo es espiritualizado, todo, las paredes de la habitación, los árboles que te rodean, todo se ha vuelto no material, se ha vuelto espiritual. Ya no existe la materia. Además, eso es la realidad. Los físicos dicen que la materia es ilusoria y la energía es real, y cuando ves cosas sólidas, esa solidez es sólo una apariencia, no existe. Según los físicos profundizan en el mundo de la materia, la materia desaparece.
Sólo la energía, la energía inmaterial, permanece indefinible. Por medio de la imaginación estás llegando a un punto en el que, mediante tu esfuerzo consciente, estás destruyendo las estructuras del intelecto, las pautas del intelecto. Sientes que no hay materia, sólo energía, sólo espíritu, dentro y fuera. Pronto sentirás que «dentro» y “fuera” han desparecido. Cuando tu cuerpo se vuelve espiritual y sientes que es energía, entonces no hay distinción entre dentro y fuera. Los lindes han desaparecido. Ahora sólo hay un flujo, un océano, vibrando. Además, esto es lo real, estás llegando a lo real por medio de la imaginación. ¿Qué está haciendo la imaginación? La imaginación sólo está destruyendo los viejos conceptos, la materia, las viejas pautas de la mente que siguen mirando las cosas de una cierta manera. La imaginación los está destruyendo. Y entonces la realidad será revelada. Imagina el espíritu simultáneamente dentro y alrededor de ti hasta que todo el universo se espiritualice; hasta que sientas que todas las distinciones han desaparecido, todos los lindes se han disuelto y el universo se ha vuelto un océano de energía. Además, eso es la realidad. Pero cuanto más profundices con esta técnica, más te asustarás. Te parecerá que te estás volviendo loco, porque tu cordura la constituyen las distinciones, tu cordura la constituye esta supuesta realidad, y cuando la realidad empiece a desaparecer, sentirás que simultáneamente está desapareciendo tu cordura. Los santos y los dementes entran en un mundo que está más allá de lo que llamamos realidad. Ambos entran, pero los dementes caen y los santos van más allá. La diferencia es muy pequeña, pero también muy grande. Si sin ningún esfuerzo por tu parte pierdes tu mente y la capacidad de distinguir lo real de lo irreal, serás un demente. Pero si destruyes los conceptos con un esfuerzo consciente, te volverás no-mente, no demente. Esa no-mente es la dimensión de la religión. Está más allá de la cordura. Pero es necesario el esfuerzo consciente. No deberías ser una víctima, sino seguir siendo el amo y señor. Cuando es tu esfuerzo el que está destruyendo las pautas de la mente, miras la realidad sin pautas. La realidad sin pautas es la única realidad; la realidad con pautas es una imposición. Por eso, los antropólogos dicen ahora que toda sociedad, toda cultura, mira la misma realidad pero ve
una realidad diferente, porque sus pautas, sus conceptos, son diferentes. Hay muchas culturas en el mundo, culturas primitivas. Miran el mismo mundo de una manera muy diferente; su interpretación es totalmente diferente. La realidad es la misma para nosotros y para ellos, pero la pauta por la que se mira es diferente. Por ejemplo, los budistas dicen que no hay substancia en el mundo, que el mundo es un proceso. No hay nada substancial. Todo está en movimiento; o puede que ni siquiera esa sea la expresión correcta. El movimiento es lo único. Cuando decimos que todo está en movimiento, está presente otra vez la vieja falacia, es como si hubiese algo que se está moviendo. Buda dice que no hay nada que esté moviéndose, sólo hay movimiento. Eso es todo lo que existe. De modo que en un país budista como Tailandia o Birmania no tienen ninguna palabra equivalente a «es» en sus lenguas. Cuando se tradujo por primera vez la Biblia al tailandés, supuso un problema, porque en la Biblia se dice que «Dios es». No puedes decir que «Dios es» en birmano o en tailandés; no se puede decir. Lo que digan significará: «Dios está formándose.» Todo está moviéndose, nada es. Cuando un birmano mira el mundo, ve movimiento. Cuando miramos nosotros, especialmente cuando mira la mente occidental basada en el pensamiento griego, no hay proceso, sólo substancia. Hay cosas muertas, no movimientos. Incluso cuando miras un río, ves el río como «ser». El río no existe, el río es simplemente un movimiento, algo que está formándose continuamente. Y nunca llega un punto en el que puedes decir que ya se ha formado; es un proceso sin fin. Cuando miramos un árbol, decimos que el árbol «es». La lengua birmana no tiene nada que decir. Sólo pueden decir que el árbol está formándose, el árbol está fluyendo, el árbol está creciendo, el árbol está en curso. Si se cría al niño con esta pauta en la cabeza, entonces todo es un proceso; el mundo, la realidad, será totalmente diferente. Es diferente para ti..., y la realidad es una y la misma. Pero ¿qué mente aplicas para interpretarla? Entonces cambia. Recuerda una cosa básica, a no ser que deseches la pauta de tu mente, a no ser que seas «despautado», a no ser que tu condicionamiento sea desechado y seas desacondicionado, no sabrás qué es la realidad, sólo conocerás interpretaciones. Esas
interpretaciones son la elaboración de tu propia mente. La realidad sin pautas es la única realidad. Y esta técnica es para ayudarte a quitar las pautas, a desacondicionar, a disolver de la mente las palabras que se han acumulado en ella. No puedes mirar debido a ellas. Todo lo que te parece real, deja que se disuelva. Imagina energía, no substancia -nada estático, sino proceso, movimiento, ritmo, danza-, y sigue imaginando hasta que todo el universo se espiritualice. Si persistes, en un plazo de tres meses de trabajar intensamente durante una hora al día, puedes entrar en esa sensación. En un plazo de tres meses puedes tener una sensación diferente de toda la existencia que te rodea. Ya no hay materia; sólo existencia inmaterial, oceánica, sólo ondas, vibraciones. Cuando sucede esto, sabes qué es Dios. Ese océano de energía es Dios. Dios no es una persona, Dios no está en alguna parte sentado en un trono en el cielo; no hay nadie sentado allí. Dios es la totalidad de todo lo que existe. La totalidad de la energía creativa de la existencia es Dios. Pero tenemos una pauta de pensamiento. Decimos que Dios es el creador. Dios no es el creador; más bien, Dios es la fuerza creativa, la creación misma. Ha sido metido a la fuerza en nuestras mentes una y otra vez que, en algún momento pasado, Dios creó el mundo... y en ese momento acabó la creación. Los cristianos sostienen que Dios creó el mundo en seis días y el séptimo día descansó. Es por eso que el séptimo día, el domingo, es un día de descanso. Dios se tomó un descanso ese día. En seis días creó el mundo, para siempre jamás, y desde entonces no ha habido creación. Desde el sexto día no ha habido creación. Éste es un concepto muy muerto. El tantra dice que Dios es la creatividad misma. La creación no es un suceso histórico en algún momento pasado, está sucediendo en todo momento; Dios está creando en todo momento. Pero, de nuevo, el lenguaje crea un problema y decimos: «Dios está creando.» Parece que Dios es alguien que está creando. No, la creatividad misma que sigue sucediendo y sucediendo en cada momento es Dios. De modo que estás en la creación en todo momento. Éste es un concepto muy vivo. No es que Dios haya creado algo en alguna parte y desde entonces no
haya habido ningún diálogo entre el hombre y Dios, no haya habido realmente ninguna conexión, ninguna relación, él creó y se acabó. El tantra dice que estás siendo creado a cada momento; a cada instante estás en una honda relación con lo divino, con la fuente de la creatividad. Éste es un concepto muy vivo. Mediante esta técnica tendrás un vislumbre de la fuerza creativa, dentro y fuera. Y una vez que puedas sentir la fuerza creativa y su contacto, su impacto, serás totalmente diferente, no volverás a ser el mismo. Dios ha entrado en ti. Te has vuelto una morada. 103 No luches con el deseo. Segunda técnica: Con toda tu consciencia en el comienzo mismo del deseo, del saber, sabe. Lo básico acerca de esta técnica es toda tu consciencia. Si puedes poner toda tu consciencia en algo, se volverá una fuerza transformadora. La transformación sucede cuando estás enteramente en algo..., en cualquier cosa. Pero eso es difícil, porque dondequiera que estamos, sólo estamos ahí en parte, nunca enteramente. Estás aquí escuchándome. Esta misma escucha puede volverse una transformación. Si estás aquí enteramente, aquí y ahora este mismo momento, si escuchar es tu totalidad, esa escucha se volverá una meditación. Entrarás en un ámbito diferente de éxtasis, una realidad separada. Pero no estás enteramente. Ese el problema con la mente humana, siempre es parcial. Una parte está escuchando; puede que otras partes estén en algún otro sitio, o puede que estén dormidas, o puede que estén pensando en lo que se está diciendo, o discutiendo por dentro. Eso crea una división y la división es un despilfarro de energía. Así es que, cuando estés haciendo algo, pon todo tu ser en ello. Cuando no estás inhibiendo nada, cuando ni siquiera una pequeña parte está separada, cuando has dado un salto, total, entero, todo tu ser ha entrado en él, entonces cualquier acto se vuelve meditativo. Se cuenta que un día Rinzai estaba trabajando en su jardín
-Rinzai era un maestro Zen- y se le acercó alguien. El hombre había venido a hacer algunas preguntas filosóficas. Era un buscador filosófico. No sabía que el hombre que estaba trabajando en el jardín era el propio Rinzai. Pensó que debía de ser un jardinero, un sirviente, así que preguntó: «¿Dónde está Rinzai?». Rinzai dijo: «Rinzai siempre está aquí.» Por supuesto, el hombre pensó que parecía que este jardinero estaba loco, porque dijo que Rinzai siempre estaba aquí. De modo que pensó que no estaría bien volverle a preguntar algo a este hombre, y se apartó para preguntarle a algún otro. Rinzai dijo: «No vayas a ninguna parte, porque no le encontrarás en ninguna parte. Siempre está aquí.» Pero el hombre se escapó de este loco. Entonces preguntó a otros, y le dijeron: «El primer hombre con quien te encontraste es Rinzai.» Así que volvió y dijo: «Perdóname, lo siento, pensé que estabas loco. He venido a indagar acerca de algo. Quiero saber qué es la verdad. ¿Qué debo hacer para saberlo?» Rinzai dijo: «Haz lo que quieras, pero hazlo totalmente.» Lo importante no es lo que hagas; eso es irrelevante. Lo importante es que lo hagas totalmente. «Por ejemplo», dijo Rinzai, «cuando estoy cavando este agujero en la tierra, mi totalidad está en el acto de cavar. No queda fuera nada de Rinzai. La totalidad está en la cavada. En realidad, no queda nadie que cave; sólo queda la cavada. Si queda el que cava, entonces estás dividido.» Me estás escuchando. Si queda el que escucha, entonces no eres total. Si sólo hay la escucha y no queda nadie que escucha, entonces eres total, aquí y ahora. Entonces este mismo momento se vuelve una meditación. En este sutra, Shiva dice: Con toda tu consciencia en el comienzo mismo del deseo, del saber, sabe. Si surge un deseo dentro de ti, el tantra no dice que luches con él. Eso es fútil. Nadie puede luchar con un deseo. Es también una tontería, porque siempre que empiezas a luchar con algo dentro de ti, estás luchando contigo mismo, te vuelves esquizofrénico, tu personalidad está dividida. Y todas estas supuestas religiones te han dicho: «Esto es malo. No hagas esto.» Si llega el deseo, ¿qué hay que hacer? Sigues luchando con el deseo. El tantra dice que
no luches con el deseo. Pero eso no significa que te entregues a él. El tantra te da una técnica muy sutil. Cuando surja el deseo, estate alerta justo al principio con tu totalidad. Míralo con tu totalidad. Vuélvete la mirada; no dejes atrás al que mira. Pon toda tu consciencia en este deseo que surge. Éste es un método muy sutil, pero maravilloso. Sus efectos son milagrosos. Hay que comprender tres cosas. En primer lugar, cuando el deseo ya ha surgido no puedes hacer nada. Entonces seguirá todo su curso, completará su círculo, y no puedes hacer nada. Justo al principio se puede hacer algo; hay que quemar la semilla inmediatamente. Una vez que la semilla ha germinado y el árbol ha empezado a crecer, es difícil, casi imposible, hacer algo. Hagas lo que hagas creará más angustia, derroche de energía, frustración, debilidad. Cuando surja el deseo, justo al principio, a la pequeña titilación de que está surgiendo un deseo, lleva toda tu consciencia, la totalidad de tu ser a mirarlo. No hagas nada. No es necesario nada más. Con la totalidad del ser, la mirada es tan ardiente que la semilla se quema, sin ninguna lucha, sin ningún conflicto, sin ningún antagonismo. Sólo una mirada profunda con la totalidad del ser, y el deseo que llega desaparece completamente. Y cuando un deseo desaparece sin lucha, te deja tan poderoso, con una energía tan inmensa, con una consciencia tan tremenda, que no puedes imaginarla. Si luchas, serás derrotado. Incluso si no eres derrotado y vences al deseo, eso también equivaldrá a lo mismo. No quedará energía. Te sentirás frustrado venzas o seas vencido. En ambos casos, estarás débil al final, porque el deseo estaba usando tu energía para luchar y tú estabas usando la misma energía para luchar. La energía venía de la misma fuente, estabais tomando de la misma fuente, de modo que la fuente se debilitará independientemente de cuál sea el resultado. Pero si el deseo desaparece justo al principio, sin ningún conflicto -recuerda, esto es básico, sin ninguna lucha, con sólo una mirada, ni siquiera una mirada antagónica, ni siquiera con la intención de destruir, sin hostilidad, sólo una mirada total-, en la intensidad de esa mirada total la semilla se quema. Y cuando el deseo, el deseo que surge, desaparece, como el humo en el cielo, te quedas con una energía tremenda. Esa energía misma es la dicha. Te dará una belleza propia, una gracia.
Los supuestos santos que están luchando con sus deseos siempre son feos. Cuando digo feos me refiero a que siempre son mezquinos, siempre están luchando. Toda su personalidad se vuelve sin gracia, y siempre son débiles, siempre les falta energía, porque toda su energía se consume en la lucha interna. Buda es totalmente diferente, y la gracia que ha llegado a la personalidad de Buda es la gracia de los deseos desapareciendo sin ninguna pugna o lucha sin ninguna violencia interna. Con toda tu consciencia en el comienzo mismo del deseo, del saber, sabe. En ese mismo momento, simplemente sabe, mira, ve. No hagas nada. No es necesario nada más. Lo único que se necesita es que la totalidad de tu ser esté ahí presente. Es necesaria tu presencia total. Éste es uno de los secretos de alcanzar la iluminación suprema sin ninguna violencia. Y recuerda, no puedes entrar en el reino de Dios con violencia. No, esas puertas nunca se abrirán para ti, independientemente de cuánto llames. Llama y sigue llamando; puede que te rompas la cabeza, pero esas puertas nunca se abrirán. Pero para los que en lo profundo de sí son no violentos y no luchan con nada, esas puertas están siempre abiertas; nunca estuvieron cerradas. Jesús dijo: «Llama y las puertas te serán abiertas.» Yo te digo que ni siquiera es necesario llamar. Mira, las puertas están abiertas. Siempre han estado abiertas. Nunca estuvieron cerradas. Simplemente mira profundamente, enteramente, totalmente, completamente. 104 Los límites de la percepción. Tercera técnica: Oh, Shakti, cada percepción particular es limitada, desapareciendo en la omnipotencia. Todo lo que vemos es limitado, todo lo que sentimos es limitado, todas las percepciones son limitadas. Pero si puedes ser consciente, entonces cada cosa limitada está desapareciendo en lo ilimitado. Mira el cielo. Verás una parte limitada de él, no porque el cielo es limitado, sino porque tus ojos son limitados, tu enfoque es limitado. Pero si puedes tomar consciencia de que esta limitación se debe al enfoque, se debe alojo, de que no es el cielo lo que es limitado, entonces verás los límites fundiéndose en lo
ilimitado. Todo lo que vemos se vuelve limitado debido a nuestro ser. De otro modo, la existencia es ilimitada; de otro modo, todo está fundiéndose en otra cosa. Todo está perdiendo su límite; a cada momento las olas están desapareciendo en el océano; y nada tiene fin y nada tiene comienzo. Todo es también todo lo demás. La limitación la imponemos nosotros. Es debido a nosotros, a que no podemos ver lo infinito, que la dividimos. Lo hemos hecho con todo. Haces una cerca en torno a tu casa y dices: «Esta tierra me pertenece y más allá de la cerca es la tierra de otro.» Pero en el fondo tu tierra y la de tus vecinos son una. La cerca existe debido a ti. La tierra no está dividida; los vecinos y tú estáis divididos... debido a vuestra mente. Las naciones están divididas debido a vuestra mente. En alguna parte, India acaba y empieza Pakistán, pero hace sólo unos pocos años India estaba donde ahora está Pakistán. Entonces India continuaba hasta los límites de Pakistán, hasta los límites actuales. Pero ahora Pakistán está dividido; hay una barrera. Pero la tierra sigue siendo la misma. He oído una historia que sucedió cuando India y Pakistán fueron divididos. Había un manicomio, un hospital psiquiátrico, justo en la frontera entre India y Pakistán. A los políticos no les preocupaba dónde iría el manicomio, a Pakistán o a India, pero el director estaba muy preocupado. Así que preguntó dónde iba a estar el manicomio, si iba a estar en India o en Pakistán. Alguien le informó desde Delhi que debía preguntar a los internos, a los locos, y que votaran adónde querían ir. El director era el único que no estaba loco, y trató de explicarlo. Reunió a todos los locos y les dijo: «Ahora depende de vosotros; podéis ir a donde queráis. Si queréis ir a India, podéis ir a India. Si queréis ir a Pakistán, podéis ir a Pakistán.» Pero los locos dijeron: «Queremos quedamos aquí. No queremos ir a ninguna parte.» Él intentó e intentó explicarlo. Dijo: «Os quedaréis aquí; no os preocupéis por eso. Os quedaréis aquí, pero ¿dónde queréis ir?». Aquellos locos dijeron: «La gente dice que estamos locos, pero tú pareces más loco. Dices que te quedarás aquí, y que nosotros nos quedaremos aquí, así que ¿por qué preocuparse por ir a ninguna parte?»
El director no tenía ni idea de cómo explicar todo el asunto. Sólo había una manera. Construyó un muro, y dividió el manicomio en dos partes iguales. Una parte se volvió India; la otra parte se volvió Pakistán. Y se cuenta que algunos locos del manicomio de Pakistán saltaron el muro, y los locos de India también saltaron el muro, y todavía están confusos sobre lo que está sucediendo. «Estamos en el mismo sitio, y vosotros os habéis ido a Pakistán y nosotros nos hemos ido a India, ¡y nadie ha ido a ninguna parte!». Esos locos están abocados a permanecer muy confusos; nunca podrán comprender, porque en Delhi y en Karachi hay gente más loca. Seguimos dividiendo. La vida, la existencia, no está dividida. Todas las demarcaciones las ha hecho el hombre. Son útiles si no te vuelves loca con ellas y si sabes que son simplemente artificiales, hechas por el hombre, utilitarias, no reales, no verdaderas; que son sólo mitos, que pueden ayudar pero no tienen más profundidad. Oh, Shakti, cada percepción particular es limitada, desapareciendo en la omnipotencia. De modo que, cuando veas algo limitado, recuerda siempre que, más allá, el límite está desapareciendo, la limitación está desapareciendo. Mira siempre más y más allá. Esto puedes convertirlo en una meditación. Simplemente siéntate bajo un árbol y mira, e independientemente de lo que veas, verás allá, mira mas allá, y no pares en ninguna parte. Encuentra dónde se está fundiendo este árbol. Este árbol, este pequeño árbol de tu jardín, tiene toda la existencia en él. Está fundiéndose a cada momento. Si el Sol no sale mañana, este árbol morirá, porque la vida de este árbol está ligada a la vida del Sol. La distancia entre ellos es muy grande; los rayos tardan un tiempo en llegar a la Tierra, tardan diez minutos. Diez minutos es mucho tiempo, porque la luz viaja a una velocidad muy elevada, tremenda. La luz viaja a casi trescientos mil kilómetros por segundo, y la luz tarda diez minutos en llegar desde el Sol a este árbol. La distancia es tremenda, enorme. Pero si el Sol deja de existir, el árbol desaparecerá inmediatamente. Existen juntos. El árbol está fundiéndose con el Sol a cada momento, y el Sol está fundiéndose con el árbol. A cada momento el Sol está fundiéndose
con el árbol haciendo que viva... La otra cosa aún le es desconocida a la ciencia, pero la religión dice que también está sucediendo otra cosa..., porque la vida no puede existir sin respuesta. Si el Sol le está dando vida al árbol, el árbol debe estar devolviéndole vida al Sol, porque en la vida siempre hay una respuesta, y la energía se equilibra. El árbol debe de estar dándole vida al Sol. Son uno. Entonces el árbol ha desaparecido, la limitación ha desaparecido. Dondequiera que mires, mira más allá y no pares en ninguna parte. Sigue y sigue y sigue, hasta que pierdas tu mente, hasta que pierdas todas tus pautas limitadas. De pronto estarás iluminado. Toda la existencia es una. Esa unidad es la meta. Y de pronto la mente se cansa de la pauta, la limitación, el límite..., y según insistes en ir más allá, según vas empujándola más y más allá, la mente va menguando, de pronto cesa, y miras la existencia como una unidad inmensa, todo transformándose en lo otro. Oh, Shakti cada percepción particular es limitada, desapareciendo en la omnipotencia. Puedes convertirlo en una meditación. Siéntate durante una hora y trabaja con ello. No crees limitaciones en ninguna parte. Independientemente de cuál sea la limitación, intenta encontrar el más allá, y sigue y sigue avanzando. La mente se cansa pronto, porque la mente no puede hacer frente a lo ilimitado. Sólo puede relacionarse con lo limitado. Con lo ilimitado no puede relacionarse, se aburre, se cansa, dice: «¡Ya basta!, ¡para!». Pero no pares, sigue avanzando. Llegará un momento en que la mente quede atrás y sólo se mueva la consciencia. En ese momento tendrás la iluminación de la unidad, de la no-dualidad. Esa es la meta. Esa es la cima más alta de la consciencia. Y ese el mayor éxtasis posible para la mente humana, y la dicha más profunda. 105 Cae en la cuenta de la unidad de la existencia. Cuarta técnica: Verdaderamente las formas están fusionadas. Fusionados están el ser omnipresente y tu propia forma. Cae en la cuenta de que cada uno está hecho de esta consciencia. Verdaderamente las formas están fusionadas. Parecen separadas, pero toda forma está unida con otras formas.
Existe...; en realidad, es más correcto decir que coexiste con otras formas. Nuestra realidad es una coexistencia. Es realmente una inter-realidad, una inter-subjetividad. Por ejemplo, imagínate solo en la Tierra. ¿Qué serás? Toda la humanidad ha desaparecido; te has quedado solo después de una tercera guerra mundial, solo en el mundo, solo en esta gran Tierra. ¿ Quién serás? Lo primero es que es imposible concebirte solo. Es imposible, digo, concebirte solo. Lo intentarás y lo intentarás y verás que hay alguien ahí -tu mujer, tus hijos, tus amigos-, porque no puedes existir solo, ni siquiera en la imaginación. Existes con otros. Ellos te dan existencia. Contribuyen. Tú contribuyes con ellos, y ellos contribuyen contigo. ¿Quién serás? ¿Serás un hombre bueno o un hombre malo? No se puede decir nada, porque la bondad y la maldad existen en relación. ¿Serás guapo o feo? No se puede decir nada. ¿Serás un hombre o una mujer? No se puede decir nada, porque todo lo que eres, lo eres relacionado con alguien más. ¿Serás sabio o tonto? Poco a poco verás que toda forma ha desaparecido. Y con estas otras formas han desaparecido también todas las formas dentro de ti. No eres ni tonto ni sabio, ni bueno ni malo, ni feo ni guapo, ni hombre ni mujer. Entonces, ¿qué serás? Si sigues eliminando todas las formas, pronto te darás cuenta de que sólo permanece la nada. Vemos las formas como separadas, pero no lo están. Toda forma está conectada con otras. Las formas existen en un patrón. Este sutra dice, Verdaderamente las formas están fusionadas. Fusionados están el ser omnipresente y tu propia forma. Incluso tu forma y la forma de toda la existencia están fusionadas. Eres uno con ella. No puedes existir sin ella. Y lo otro también es verdad, aunque es difícil de concebir, el universo no puede existir sin ti. El universo no puede existir sin ti, de igual forma que tú no puedes existir sin el universo. Has estado existiendo siempre en muchísimas formas, y siempre existirás en muchísimas formas. Pero existirás. Eres una parte intrínseca de este universo. No eres ajeno, no eres un extraño en él, no eres un extranjero. Eres una parte integrante, una parte intrínseca. Y el universo no puede permitirse perderte, porque si te pierde, se perderá a sí mismo. Las formas no están separadas, están inseparadas. Son
una. Sólo la apariencia da demarcaciones y lindes. Esto puede convertirse en una realización si reflexionas sobre ello, si ahondas en ello; se convierte en una realización, no una doctrina, no un pensamiento, sino una realización de que «sí, soy uno con el universo y el universo es uno conmigo». Esto es lo que Jesús les estaba diciendo a los judíos. Pero se sintieron ofendidos porque Jesús dijo: «Yo y mi padre del cielo somos uno.» Los judíos se sintieron ofendidos. ¿Qué estaba afirmando? ¿Estaba afirmando que él y Dios son uno? Esto era una blasfemia. Debía ser castigado. Pero simplemente estaba enseñando una técnica, nada más. Simplemente estaba enseñando la técnica de que las formas no están separadas, de que tú y la totalidad sois uno: «Yo y mi padre del cielo somos uno.» Pero esto no era una pretensión, sino sólo una técnica sugerida. Y cuando Jesús decía: «Yo y mi padre somos uno», no quería decir que tú y el padre y lo divino estáis separados. Cuando, decía «yo», estaban representados todos los «yos». Siempre que existe un «yo», ese «yo» y lo divino son uno. Pero puede entenderse mal, y tanto los judíos como los cristianos lo entendieron mal. Incluso los cristianos lo entendieron mal; porque dicen que él era el hijo unigénito de Dios, el unigénito, de modo que nadie más puede afirmar que él también es un hijo de Dios. Estuve leyendo un libro muy divertido. Se titula Tres Cristos. En un manicomio había tres hombres, y los tres afirmaban que eran Cristo -esto es un hecho real, no una historia-, así es que un psicoanalista estaba estudiándoles a los tres. Entonces se le ocurrió que sería muy divertido presentarles mutuamente para ver qué pasaba: cómo se presentarían y cuál sería su reacción. De modo que los reunió y los dejó en una habitación para que se presentaran a sí mismos. El primero dijo: «Soy el hijo unigénito, Jesucristo.» El otro se rió, ¡y pensó para sí que este hombre debía de estar loco! Dijo: «¿Cómo puede ser eso? Yo soy Jesucristo. Tú también formas parte de esa totalidad. También hay en ti un fragmento de esa consciencia. Pero Jesucristo, el hijo único de Dios..., ese soy yo.» El tercero pensó que los dos eran tontos, que ambos se habían vuelto locos. Dijo: «¿De qué estáis hablando? Miradme. Aquí está el hijo de Dios.»
Luego el psicoanalista les preguntó por separado: «¿Cuál es tu reacción?». Todos ellos dijeron: «Los otros dos están locos. Los otros dos se han vuelto locos.» Y esto no sucede sólo con los locos. Si les preguntas a los cristianos qué piensan acerca de Krishna -porque él afirma que es Dios-, dirán que sólo hay una penetración del más allá, que es Jesucristo. Y sólo una vez en la Historia penetró Dios en el mundo, y fue con Jesucristo. Krishna es bueno, es un gran hombre, pero no es divino, no es Dios mismo. Si les preguntas a los hindúes, se reirán de Jesús. Está sucediendo la misma locura, y la realidad es que todo el mundo es el hijo unigénito de Dios..., todo el mundo. Lo contrario no es posible. Vienes de la misma fuente, ya seas Jesús o Krishna o A, B, C, cualquiera o nadie, vienes de la misma fuente. Y todo «yo», toma consciencia, está inmediatamente relacionada con lo divino. Jesús sólo estaba dando una técnica se entendieron mal. Esta técnica es la misma. Verdaderamente las formas están fusionadas. Fusionados están el ser omnipresente y tu propia forma. Cae en la cuenta de que cada uno está hecho de esta consciencia. No caigas sólo en la cuenta de que tú estás hecho de esta consciencia; cae también en la cuenta de que todo lo que te rodea está hecho de esta consciencia. Como es fácil caer en la cuenta de que tú estás hecho de esta consciencia, puede darte una sensación muy egotista, puede ser una profunda satisfacción para el ego. Pero date cuenta de que lo demás también lo está; entonces se convierte en humildad. Cuando todo es divino, no puedes tener una mente egotista. Cuando todo es divino, tienes que ser humilde. Entonces es imposible ser alguien, o estar por encima; entonces toda la existencia es divina, y dondequiera que mires, miras lo divino. Tanto el que mira como lo mirado son divinos, porque las formas no están separadas. Debajo de todas las formas está oculta una ausencia de forma. Capítulo 76 La Vida es Energía Sexual
Preguntas El tantra no parece tener mucho que ver con el sexo. ¿Cómo se relacionan la ignorancia y la iluminación? ¿Por qué está Krishnamurti en contra de las técnicas? Los pros y los contras de crear sistemas. Primera pregunta: Siempre hemos oído que el tantra tiene que ver básicamente con la energía sexual y con técnicas del centro sexual, pero tú dices que el tantra lo incluye todo. Si hay algo de verdad en la primera afirmación, la mayoría de las técnicas que hay en el Vigyam Bhairav Tantra no parecen ser tántricas. ¿Es esto verdad? Lo primero es comprender la energía sexual. Tal como tú la entiendes, es sólo una parte, un fragmento de la fuerza vital, pero tal como la entiende el tantra, es simplemente un sinónimo de la vida. No es una parte, no es fragmento, es la vida misma. De modo que cuando el tantra dice «energía sexual», quiere decir «energía vital». Esto también es así en el concepto freudiano de la energía sexual. Freud también fue muy mal entendido en Occidente. A la gente le pareció que estaba reduciendo la vida al sexo, pero estaba haciendo lo mismo que el tantra ha venido haciendo durante tanto tiempo. La vida es sexo. La palabra «sexo» no se reduce a la reproducción; todo el juego de la energía vital es sexo. La reproducción es sólo una parte de ese juego. Siempre que se unen dos energías -negativa y positiva- ha entrado el sexo. Es difícil de entender. Por ejemplo, me estás escuchando; si preguntas a Freud, o si preguntas a los maestros tántricos, dirán que escuchar es pasivo, femenino, y hablar es masculino. Hablar es una penetración, y tú estás receptivo a ella. Entre el que habla y el que escucha está sucediendo un acto sexual, porque el que habla está tratando de penetrarte y el que escucha está recibiendo. La energía en el que escucha se ha vuelto femenina, y
si el que escucha no se ha vuelto femenino, no habrá ningún fenómeno de escucha. Es por eso que el que escucha tiene que estar totalmente pasivo. No debería pensar mientras está escuchando, porque pensar le hará activo. No debería estar argumentando por dentro, porque argumentar le hará activo. Mientras esté escuchando, debería estar simplemente escuchando, sin hacer nada más. Sólo entonces puede penetrar el mensaje e iluminarse. Pero entonces el que escucha se ha vuelto femenino. La comunicación sólo sucede cuando uno se ha vuelto masculino y el otro se ha vuelto femenino; de lo contrario no puede haber comunicación. Cada vez que se unen lo negativo y lo positivo, sucede el sexo. Puede que sea en un plano físico, la electricidad positiva y negativa se unen y sucede el sexo. Siempre que se unen las polaridades, que se unen los opuestos, es sexo. De modo que sexo es un término muy amplio, muy extenso; no tiene que ver sólo con la reproducción. La reproducción es sólo un tipo de fenómeno que se incluye en el sexo. El tantra dice que cuando llegan dentro de ti la dicha y el éxtasis supremos, tus propios polos positivo y negativo han llegado a unirse; porque todo hombre es hombre y mujer, y toda mujer es hombre y mujer. No has nacido sólo de la mujer o del hombre, sino de la unión de los opuestos. Tu padre ha contribuido, tu madre ha contribuido. Eres mitad tu madre y mitad tu padre, y ambos coexisten dentro de ti. Cuando se unen dentro, sucede el éxtasis. Buda sentado bajo su árbol bodhi está en un profundo orgasmo interno. Las fuerzas internas se han unido, se han fundido la una con la otra. Ya no será necesario buscar una mujer fuera, porque ha sucedido el encuentro con la mujer interna. Y Buda no está apegado, no tiene apego a la mujer externa, no porque esté en contra de la mujer, sino porque el fenómeno supremo ha sucedido dentro. Ya no hay necesidad. Se ha completado un círculo interno; ahora está entero. Por eso hay tanta gracia en el rostro de Buda. Es la gracia de estar completo. Ya no falta nada, ha sucedido una profunda realización, ya no hay más viaje. Ha alcanzado el destino supremo. Las fuerzas internas han llegado a una unión y ya no hay conflicto. Pero es un fenómeno sexual. La meditación es un fenómeno sexual; por eso se dice que el
tantra se basa en el sexo, se orienta al sexo..., y todas estas ciento doce técnicas son sexuales. En realidad, ninguna técnica meditativa puede ser no-sexual. Pero tienes que comprender la amplitud del término «sexo». Si no la comprendes, estarás confuso, y habrá malentendidos. De modo que cuando el tantra dice «energía sexual» se refiere al étan vital, a la energía vital misma. Son sinónimos. Lo que llamamos sexo es tan sólo una dimensión de la energía vital. Hay otras dimensiones. Y, verdaderamente, debería ser así. Ves una semilla germinando, en alguna parte están saliendo flores en un árbol, los pájaros están cantando...; todo el fenómeno es sexual. Es la vida manifestándose de muchas formas. Cuando el pájaro está cantando, es una llamada sexual, una incitación. Cuando las flores están atrayendo a las mariposas y a las abejas, es una incitación, porque las abejas y las mariposas llevarán las semillas de la reproducción. Las estrellas se están moviendo en el espacio... Nadie se ha ocupado aún de ello, pero uno de los conceptos tántricos más antiguos es que hay planetas masculinos y planetas femeninos; de lo contrario, no habría movimiento. Debe ser así, porque es necesaria la polaridad, es necesario el opuesto para crear magnetismo, para crear atracción. Los planetas deben ser masculinos y femeninos. Todo debe estar dividido en estas dos polaridades. Y la vida es un ritmo entre estos dos opuestos. Repulsión y atracción, acercarse y alejarse...; éstos son los ritmos. El tantra usa la palabra «sexo» siempre que se unen los opuestos es un fenómeno sexual. Y todo el propósito de la meditación es cómo hacer que se unan los opuestos internos. De modo que estos ciento doce métodos son sexuales. No pueden ser otra cosa, no hay ninguna otra posibilidad. Pero trata de comprender la amplitud del término «sexo». Segunda pregunta: Dijiste que la existencia es una totalidad, que todo está relacionado, que las cosas están fundiéndose entre ellas, que el árbol no puede existir sin el Sol y el Sol tampoco puede existir sin el árbol. Con respecto a esto, explica, por favor, cómo la ignorancia y la iluminación están relacionadas entre sí.
Están relacionadas. La iluminación y la ignorancia son dos polos opuestos. La iluminación sólo puede existir porque existe la ignorancia. Si la ignorancia desapareciera del mundo, la iluminación desparecería simultáneamente. Pero, debido a nuestro pensamiento dualístico, pensamos siempre que los opuestos son opuestos. Son complementarios, no son realmente opuestos. Son complementarios; porque uno no puede existir sin el otro. De modo que no son enemigos; el nacimiento y la muerte no son enemigos, porque la muerte no puede existir si no hay nacimiento. El nacimiento crea la base para que exista la muerte. Pero si no hubiese muerte, el nacimiento no podría existir. La muerte crea la base; de modo que siempre que alguien está muriendo, otro está naciendo. En un punto hay muerte; en el punto siguiente inmediatamente hay nacimiento. Parecen opuestos, funcionan en oposición en lo que concierne a la superficie, pero en el fondo son amigos ayudándose mutuamente. Es fácil no entender bien lo referente a la ignorancia y la iluminación, porque pensamos que cuando un hombre se ilumina, la ignorancia ha desaparecido completamente. Éste es el punto de vista corriente con respecto a la iluminación, que la ignorancia ha desaparecido completamente. No, eso no es correcto. Más bien, por el contrario, cuando una persona se ilumina, la iluminación y la ignorancia han desaparecido, porque si hay una, tendrá que haber la otra; una no puede existir sin la otra. Existen juntas o desaparecen juntas. Son aspectos de una sola cosa, los dos lados de una moneda. No puedes hacer que desaparezca un lado de la moneda y que permanezca el otro. De modo que cuando una persona se vuelve un buda, en ese momento han desaparecido, en realidad, las dos, la ignorancia y la iluminación. Sólo queda consciencia, sólo queda puro ser, y los opuestos conflictivos, contrapuestos, que se ayudaban, han desaparecido. Por eso, cuando se le pregunta a Buda qué le sucede a un hombre iluminado, muchas veces permanece en silencio. Dice: «No preguntes esto, porque cualquier cosa que diga no será verdad. Cualquier cosa que diga será falsa. Si digo que se ha vuelto silencioso, eso significa que debe existir en él lo opuesto al silencio; si no, ¿cómo se va a sentir el silencio? Si digo que se ha vuelto dichoso, entonces debe de haber también
angustia. ¿Cómo vas a poder sentirte dichoso sin angustia?». Buda dice: «Cualquier cosa que diga será falsa.» De modo que permanece consistentemente en silencio acerca del estado de una persona iluminada, porque todos nuestros términos son duales. Si dices «luz» y alguien insiste: «Defínela», ¿cómo vas a definirla? Tendrás que introducir la oscuridad; sólo entonces puedes definirla. Dirás que hay luz donde no hay oscuridad..., o algo por el estilo. Uno de los mayores pensadores del mundo, Voltaire, solía decir que sólo puedes comunicarte si primero defines tus términos. Pero eso es imposible. Si tienes que definir la luz, tendrás que introducir la oscuridad. Y entonces, si se pregunta qué es la oscuridad, tendrás que definirla usando la luz, que está sin definir. Todas las definiciones son circulares. Se solía decir: «¿Qué es la mente?», y la definición era: «Lo que no es materia.» Y «¿Qué es la materia?», y la definición era: «Lo que no es mente.» Ambos términos están sin definir y estás utilizando una artimaña contigo mismo. Defines un término con otro término que, a su vez, necesita definición. Todo el lenguaje es circular y es necesario lo opuesto. De modo que Buda dice: «Ni siquiera diré que la persona iluminada existe», porque la existencia sólo es posible si también está presente la no-existencia. Así es que ni siquiera dirá que existes después de la iluminación, porque la existencia tiene que ser definida con la no-existencia. Entonces no se puede decir nada, porque todo el lenguaje consta de polos opuestos. Por eso se dice en los Upanishads que si alguien dice que está iluminado, ten muy claro que no lo está, porque ¿cómo puede sentir que está iluminado? Debe de haber quedado algo de ignorancia, porque es necesario un contraste. Si escribes en una pizarra con tiza blanca, cuanto más negra sea la pizarra, más blanca será la escritura. No puedes escribir en un encerado blanco con tiza blanca. Si lo haces, no habrá escritura; es necesario el contraste. Si sientes que estás iluminado, eso muestra que hay una pizarra ahí mismo; sólo así podrías sentirlo. Si la pizarra hubiera desaparecido realmente, la escritura también habría desaparecido. Sucede simultáneamente. De modo que un buda no es ni ignorante ni sabio; simplemente es. No
puedes ponerle en ningún polo de ninguna dualidad. Ambos polos han desaparecido. Cuando desaparecen... ¿cómo sucede? Cuando ambos polos se unen, se anulan mutuamente y desaparecen. Puedes expresarlo de otra forma diciendo que Buda es tanto la persona más ignorante como la más iluminada. La polaridad ha ido a su punto extremo, ha habido una unión, y la unión ha anulado ambos. Lo negativo y lo positivo se han unido. Ya no hay negativo ni positivo, porque se anulan mutuamente. Lo negativo ha anulado lo positivo, y lo positivo ha anulado lo negativo; ambos han desaparecido y queda un ser puro, un ser inocente. No puedes decir que es sabio, no puedes decir que es ignorante..., o puedes decir que es ambas cosas. Iluminación significa el punto desde el que das un salto a lo no-dual. Antes de ese punto, hay dualidad. Todo está dividido. Alguien le preguntó a Buda: «¿Quién eres?» Él se rió y dijo: «Es difícil decirlo.» Pero el hombre insistió. Dijo: «Algo se podrá decir, porque existes. Algo significativo se podrá decir, porque existes.» Pero Buda dijo: «No se puede decir nada. Existo; sin embargo, incluso decir eso me conduce a lo falso.» Entonces el hombre lo intentó por otro lado. Preguntó: «¿Eres un hombre o una mujer?». Buda dijo: «Es difícil decirlo. Antes era un hombre, pero entonces todo mi ser estaba atraído por las mujeres. Cuando era un hombre, mi mente estaba llena de mujeres, y cuando las mujeres desaparecieron de mi mente, mi hombre también desapareció con ellas. Ahora no puedo decirlo. No se quién soy y es difícil de definir.» Cuando ya no hay dualidad, nada puede ser definido. De modo que si eres consciente de que te has vuelto sabio, eso significa que la necedad persiste. Si piensas que te has vuelto dichoso, eso significa que todavía estás en el mundo, en el ámbito de la angustia. Si dices que sientes un profundo bienestar, salud, eso significa que la enfermedad aún es posible. Lo opuesto te seguirá; si llevas uno, el otro te seguirá. Tienes que dejar ambos. Y eso sucede cuando ambos se juntan. De modo que la ciencia básica de toda religión es cómo permitir que se unan tus opuestos internos para que
desaparezcan y no quede ni rastro. Tú desaparecerás con la desaparición de lo opuesto. Tú, tal como eres, ya no existirás, y surgirá algo totalmente nuevo y desconocido, algo inimaginable. A ese algo se le llama Brahma; puedes llamarlo Dios. Buda prefiere el término nirvana. La palabra nirvana significa simplemente cesación de todo lo que era, cesación total del pasado. Y no puedes usar tu existencia y tu conocimiento pasados para definir esto nuevo. Esto nuevo es indefinible. La ignorancia y la iluminación también forman parte de la dualidad. A nosotros, Buda nos parece iluminado porque estamos en la ignorancia. Para el propio Buda, él no es ninguna de las dos cosas. A él le resulta imposible pensar en términos de dualidad. Tercera pregunta: Por favor, ¿puedes decimos por qué Krishnamurti está en contra de las técnicas, mientras que Shiva está a favor de tantas técnicas? Estar en contra de las técnicas es simplemente una técnica. No sólo Krishnamurti está usando esa técnica, sino que ha sido usada muchas veces antes. Es una de las técnicas más antiguas; no tiene nada de nuevo. Hace dos mil años la usó Bodhidharma. Él introdujo en China lo que ahora se conoce como Ch 'an o budismo Zen. Era un monje hindú, un monje de India. Creía en la no-técnica. El Zen se basa en la no-técnica. Los maestros Zen dicen que si haces algo, errarás, porque ¿quién lo hará? ¿Tú? Tú eres la enfermedad, y de ti no puede nacer otra cosa. ¿Quién hará el esfuerzo? Tu mente, y tu mente tiene que ser destruida; y no puedes destruir la mente misma con la ayuda de la mente. Hagas lo que hagas, tu mente se fortalecerá más. De modo que el Zen dice que no hay ninguna técnica, ningún método, no hay ninguna Escritura y no puede haber ningún gurú. Pero lo bello es que el Zen ha creado los gurús más sobresalientes, y los maestros Zen han escrito las mejores Escrituras del mundo. Y por medio del Zen, miles y miles de personas han alcanzado el nirvana; pero ellos dicen que no hay ninguna técnica.
De manera que hay que comprender que la no técnica es, en realidad, una de las técnicas fundamentales. El énfasis está en el «no», para que tu mente sea negada. La mente puede tener dos disposiciones: sí y no. Éstas son las dos posibilidades, las dos alternativas, de igual forma que lo son en todo. «No» es lo femenino, y «sí» es lo masculino. De modo que puedes usar el método del no, o puedes usar el método del sí. Si sigues el método del sí, entonces hay muchos métodos; pero tienes que decir sí, y puede haber muchos síes. Si sigues el no, entonces no hay muchos métodos, sólo uno, porque no puede haber muchos noes. Observa esto, hay tantas religiones en el mundo, tantos tipos de teístas. Existen al menos trescientas religiones ahora mismo. De modo que el teísmo tiene trescientos templos, iglesias, Escrituras. Pero sólo hay un tipo de ateísmo; no puede haber dos. Los ateos no tienen sectas. Cuando dices que no hay Dios, se ha terminado. No puedes diferenciar entre dos noes, no puedes poner ninguna diferencia. Pero cuando dices: «Sí, Dios existe», entonces hay una posibilidad de diferencia, porque mi sí creará mi propio Dios, y tu sí creará tu propio Dios. Puede que tu sí sea dicho a Jesús, puede que mi sí sea dicho a Krishna; pero cuando dices no, entonces todos los nos son similares. Es por eso que en la Tierra no hay sectas en el ateísmo. Los ateos son todos semejantes. No tienen ninguna Escritura, no tienen ninguna iglesia. Cuando no se tiene ninguna actitud positiva, no hay nada sobre lo que diferir; un simple «no» es suficiente. Lo mismo ha sucedido con respecto a las técnicas, el “no” tiene sólo una técnica, el «sí» tiene ciento doce, o son posibles incluso muchas más. Puedes crear nuevas combinaciones. Alguien ha dicho que el método que yo enseño, el método dinámico de meditación, no está incluido en estos ciento doce métodos. No está incluido porque es una nueva combinación, pero todo lo que hay en él está en los ciento doce métodos. Algunas partes están en una técnica; otras partes están alguna otra técnica. Estos ciento doce son los métodos básicos. Puedes crear miles a partir de ellos; no tiene fin. Cualquier número de combinaciones es posible. Pero los que dicen que no hay ningún método sólo pueden tener un método. No puedes crear mucho a partir del no. De
modo que Bodhidharma, Lin Chi, Bokuju, Krishnamurti tienen sólo un método. En realidad, Krishnamurti sigue a una sucesión de maestros Zen. Está hablando Zen. No hay nada nuevo en ello. Pero el Zen siempre parece nuevo, y la razón de ello es que el Zen no cree en Escrituras, no cree en la tradición, no cree en las técnicas. De manera que cada vez que vuelve a surgir el «no», es fresco y nuevo. El «sí» cree en la tradición, en las Escrituras, en los maestros. Siempre que esté el sí, tendrá una larga tradición sin comienzo. Los que han dicho sí, Krishna o Mahavira, siguen diciendo que no están diciendo nada nuevo. Mahavira dice: «Antes que yo, veintitrés tirthankaras han enseñado lo mismo.» Y Krishna dice: «Antes que yo, este iluminado le dio este mensaje a ese iluminado, ese iluminado le dio el mensaje a aquél, y ha ido llegando. Yo no estoy diciendo nada nuevo.» El «sí» siempre será viejo, eterno. El «no» siempre parecerá nuevo, como si hubiese surgido de repente. El “no” no puede tener raíces tradicionales. Está desarraigado. Esa es la razón por la que Krishnamurti parece nuevo. No lo es. ¿Qué es esta técnica de negar la técnica? Puede ser usada. Es una de las formas más sutiles de matar y destruir la mente. La mente trata de aferrarse a algo que sea un apoyo; la mente necesita que haya un soporte, no puede existir en el vacío. De modo que crea muchos tipos de soportes: iglesias, Escrituras, la Biblia, el Corán, el Gita. Entonces es feliz; tiene algo a lo que aferrarse. Pero entonces, con este aferramiento, la mente se mantiene. Esta técnica de no-técnica insiste en eliminar todos los soportes, de modo que recalcará que no hay ninguna Escritura. Ninguna Biblia puede ayudar, porque la Biblia no es más que palabras; ningún Gita puede ayudar, porque todo lo que llegues a saber por medio del Gita será prestado, y la verdad no puede ser prestada. Ninguna tradición puede ayudar, porque la verdad tiene que ser alcanzada auténticamente, individualmente. Tienes que llegar a ella; no puede serte transferida. Ningún maestro puede dártela, porque no es algo como una propiedad. No es transferible, no puede ser enseñada porque no es información. Si te enseña un maestro, sólo puedes aprender palabras, conceptos,
doctrinas. Ningún maestro puede hacerte realizado. Esa realización tiene que sucederte a ti. Y tiene que suceder sin ninguna ayuda. Si sucede mediante alguna ayuda, entonces es dependiente, y entonces no puede conducirte a la libertad suprema, a moksha. Éstas son las partes de esta no-técnica. Por medio de estas críticas, negaciones y argumentos, los soportes son destruidos. Entonces te quedas solo, sin ningún gurú, ninguna Escritura, ninguna tradición, ninguna iglesia, ningún sitio al que acudir, ningún sitio al que ir, nada de lo que ser dependiente. Te quedas en un vacío. Y, en realidad, si puedes concebir este vacío y estás dispuesto a estar en él, serás transformado. Pero la mente es muy astuta. Si Krishnamurti te dice que éstas son cosas -ningún soporte, ningún aferramiento, ningún maestro, ninguna Escritura, ninguna técnica-, te aferrarás a Krishnamurti. Hay muchos que se aferran a él. La mente ha vuelto a crear un soporte, y entonces todo ha sido en vano. Mucha gente viene a mí y me dice: «Nuestras mentes están angustiadas. ¿Cómo alcanzar la paz interior, cómo alcanzar el silencio interno?». Y si les doy alguna técnica, dicen: «Pero las técnicas no pueden ayudar, porque hemos estado escuchando a Krishnamurti.» Entonces les pregunto: «Entonces, ¿por qué habéis venido a mí? ¿Y qué queréis decir cuando preguntáis: "¿Cómo alcanzar el silencio?". Estáis pidiendo una técnica y vais a seguir escuchando a Krishnamurti. ¿Por qué? Si no hay ningún maestro y si lo real no puede enseñarse, entonces ¿por qué seguís escuchándole? No puede enseñaros nada. Pero seguís escuchándole y estáis siendo enseñados. Y ahora habéis empezado a aferraros a esta notécnica. De modo que cuando alguien os dé una técnica, diréis: "No, no creemos en técnicas." Y aún no estáis silenciosos. Así que, ¿qué ha sucedido? ¿Dónde habéis perdido el tren? Si realmente no necesitáis ninguna técnica, si no tenéis ninguna técnica, deberíais haberlo alcanzado. Pero no lo habéis alcanzado.» No se ha entendido el punto básico. El punto básico es que, para que funcione esta técnica de la no técnica, debes eliminar todos los apoyos, no debes aferrarte a nada. Y eso es muy arduo. Es casi imposible. Por eso tanta gente ha estado escuchando a
Krishnamurti estos últimos cuarenta años pero no les ha sucedido nada. Es muy arduo y difícil, casi imposible, permanecer sin soportes, permanecer totalmente solo y estar alerta para no permitir que la mente cree ningún soporte. Como la mente es tan astuta, puede crear soportes sutiles una y otra vez. Puede que tires el Gita, pero entonces llenarás ese espacio con los libros de Krishnamurti. Puede que te rías de Mahoma, puede que te rías de Mahavira, pero si alguien se ríe de Krishnamurti, te enfadas. De nuevo, con ambages, has creado un soporte, te estás aferrando. No aferrarse es el secreto de este método. Si puedes hacerlo, es bueno; si no puedes hacerlo, entonces no engañes. Entonces hay métodos. ¡Úsalos! Entonces ten claro que no puedes estar, solo, así que aceptarás la ayuda de alguien. Es posible la ayuda. También mediante la ayuda es posible la transformación. Hay los opuestos: no y sí; éstos son opuestos. Puedes ir desde cualquiera, pero debes decidir acerca de tu propia mente y cómo funciona. Si sientes que puedes hacerlo, hazlo... Sucedió una vez, cuando estaba quedándome en un pueblo, vino un hombre y me dijo: «Estoy confuso. Mi familia está intentando concertar un matrimonio para mí.» Era un hombre muy joven, recién salido de la universidad. Dijo: «No quiero estar metido en todo eso. Yo quiero ser un sannyasin, quiero renunciar la todo. ¿Cuál es tu consejo?» Le dije: «Yo nunca fui a preguntarle a nadie, pero tú has venido a consultarme. Que hayas venido a consultarme muestra que necesitas apoyo, que necesitas ayuda. Te resultará difícil vivir sin una esposa. Eso también es un apoyo.» ¿No puedes vivir sin una esposa, no puedes vivir sin tu marido; y sin embargo, piensas que puedes vivir sin un gurú? ¡Imposible! Tu mente necesita todo tipo de soportes. ¿Por qué vas a Krishnamurti? Vas a aprender, vas a que te enseñe, vas a tomar prestados conocimientos; si no, no hay necesidad. Ha sucedido muchas veces que los amigos dicen: «Estaría bien que tú y Krishnamurti os reunierais.» Yo les contesto: «Id a preguntarle a Krishnamurti, y si quiere que nos reunamos, iré. Pero ¿qué va a suceder? ¿Qué haremos? ¿De qué hablaremos? Podemos permanecer en silencio. ¿Qué necesidad hay?».
Pero ellos dicen: «Sería bueno que os reunierais. Sería bueno para nosotros. Nos encantará escuchar lo que digáis.» Así que les cuento una historia. Sucedió una vez que un místico musulmán, Farid, estaba viajando. Cuando llegaron cerca del pueblo de Kabir, que era otro místico, los seguidores de Farid dijeron que sería bueno que ambos se reunieran. Y cuando los discípulos de Kabir se enteraron, ellos también insistieron en que, cuando pasara Farid, debían invitarle a que entrase. Así que Kabir dijo: «Está bien.» Farid también dijo: «Está bien. Iremos; sin embargo, no digáis nada, cuando yo entre en casa de Kabir; permaneced totalmente en silencio.» Se quedaron dos días en casa de Kabir. Hubo un silencio total. Se sentaron en silencio durante dos días, y luego Kabir fue al linde del pueblo a despedir a Farid..., y se separaron en silencio. En el momento en que se separaron, los seguidores de ambos empezaron a hacer preguntas. Los de Kabir le preguntaron: «¿Qué pasó? Fue un aburrimiento. Estuvisteis sentados durante dos días, no os dijisteis ni una palabra, y estábamos tan deseosos de oíros...» Los seguidores de Farid también dijeron: «¿Qué pasó? Pareció muy extraño. Hemos estado dos días mirando y mirando y esperando y esperando continuamente que pasara algo en este encuentro. Pero no pasó nada.» Farid dijo: «¿Qué queréis decir? Dos personas que saben, no pueden hablar; dos personas que no saben, pueden hablar mucho, pero es inútil, incluso dañino. La única posibilidad es una persona que sabe hablando a una que no sabe.» Y Kabir dijo: «El que hubiera dicho una sola palabra habría probado que no sabía.» Sigues pidiendo consejo, sigues buscando apoyos. Cae en la cuenta de que si no puedes permanecer sin apoyo, entonces es bueno encontrar un apoyo, un guía, deliberadamente. Si piensas que no hay necesidad, que eres suficiente en ti mismo, entonces deja de buscar a Krishnamurti o a nadie. Deja de ir y permanece solo. También les ha sucedido a personas que estaban solas, pero el fenómeno es muy excepcional. A veces le sucede a una persona entre un millón... Y eso tampoco es sin alguna causa. Puede que esa persona
haya estado buscando durante muchas vidas; puede que haya estado encontrando muchos apoyos, muchos maestros, muchos guías, y que ahora haya llegado a un punto en el que puede estar solo. Sólo entonces sucede. Pero siempre que a una persona le sucede que sola alcanza lo supremo, empieza a decir que también te puede suceder a ti. Es natural; como a Krishnamurti le sucedió solo, está diciendo que también te puede suceder a ti. ¡No te puede suceder a ti! Andas en busca de apoyo, y eso muestra que solo no puedes hacerlo. ¡Así que no te engañes a ti mismo! Puede que tu ego se sienta bien con que «¡no necesito ningún apoyo!». El ego siempre piensa en función de «yo solo soy suficiente», pero ese ego no ayudará. Eso se volverá la mayor barrera posible. La no-técnica es una técnica, pero sólo para gente muy específica; para los que han estado esforzándose durante muchas vidas y ahora han llegado a un punto en el que pueden estar solos, esa técnica es una ayuda. Y si fueras ese tipo de persona, se muy bien que no estarías aquí. Así que no me preocupo por esa persona; no estará aquí. No puede estar aquí. No sólo aquí; no puede estar en ninguna parte con un maestro, escuchando, buscando, indagando, practicando. No se la encontrará en ninguna parte. Así que puedes dejarla; no necesitamos hablar de ella. Estas técnicas son para ti. De modo que así es como concluiré. Krishnamurti está hablando para la persona que no puede estar allí, y yo estoy hablando para personas que están aquí. Todo lo que Krishnamurti está diciendo es absolutamente correcto, pero a las personas a las que se lo está diciendo son absolutamente incorrectas. La persona que puede estar sola, que puede llegar sin ningún método, ningún apoyo, ninguna Escritura, ningún gurú, no va a escuchar a Krishnamurti, porque no hay necesidad, no tiene sentido. Y los que van a escuchar, ellos no son de ese tipo, estarán en profundas dificultades..., y lo están. Necesitan apoyo y su mente sigue pensando que no hay necesidad de apoyo. Necesitan un gurú y su mente sigue diciendo que el gurú es una barrera. Necesitan técnicas y han concluido lógicamente que las técnicas no pueden ayudar. Tienen un serio problema, pero el problema lo han creado ellos mismos. Antes de empezar a hacer algo, debes tratar de comprender
qué tipo de mente tienes, porque, a fin de cuentas, el gurú no es significativo; a fin de cuentas, tu mente es significativa. La decisión final va llegar por medio de tu mente; el destino tiene que cumplirse por medio de tu mente; así que compréndela, sin ningún ego que te confunda. Comprende si necesitas apoyo, guía, técnicas, métodos con los que trabajar. Si los necesitas, encuéntralos. Si no los necesitas, no hay duda, estate solo, sin aferrarte, avanza solo, sin aferrarte. Sucederá lo mismo con ambos caminos. «Sí» y «no» son dos opuestos y tienes que descubrir cuál es tu camino. Última pregunta: Dijiste que Shiva no es un creador de un sistema, y que no pueden formarse sectas en torno a sus enseñanzas. Pero personas como Buda, Mahavira, Jesús, Gurdjieff, parecen ser grandes creadores de sistemas. ¿Por qué tienen que serlo? Por favor, explica los pros y los contras de crear sistemas. ¿Eres tú el creador de un multisistema? Hay dos posibilidades, puedes crear un sistema para ayudar a la gente, crear multisistemas para ayudar a la gente, o puedes tratar de destruir los sistemas para ayudar a la gente. De nuevo sí y no. De nuevo los polos opuestos. Y puedes ayudar a la gente de las dos maneras. Bodhidharma es un destructor de sistemas, Krishnamurti es un destructor de sistemas, toda la tradición del Zen es destructora de sistemas. Mahavira, Mahoma, Jesús, Gurdjieff, son grandes creadores de sistemas. El problema es siempre que no podemos comprender estas dos cosas contradictorias simultáneamente juntas; pensamos que una de las dos puede ser buena, pero no las dos. Si los creadores de sistemas tienen razón, entonces nuestra mente dice que los destructores de sistemas deben estar equivocados. No, los dos tienen razón. Un sistema significa una pauta a seguir, un mapa preciso a seguir para que no surja ninguna duda, no surja ninguna indecisión y puedas seguir con fe absoluta. Recuerda esto, un sistema se crea para crear fe, para crear confianza. Si todo está claro, entonces habrá confianza más fácilmente. Si todas tus
preguntas son respondidas matemáticamente, entonces estarás en un estado sin ninguna duda y puedes seguir adelante. De modo que, a veces, Mahavira responde también tus preguntas absurdas. Son preguntas fútiles, sin sentido, pero responderá. Y responderá de manera que te ayude a tener confianza, porque esa cualidad de la confianza es necesaria. Cuando alguien intenta entrar en lo desconocido, es necesaria una profunda confianza; de lo contrario, será imposible entrar. Será tan peligroso que te asustarás. Está oscuro, el camino no claro, todo es un caos y cada paso te lleva a más y más inseguridad. Por eso es necesario crear sistemas, para que todo esté planificado, lo sabes todo sobre el cielo y el infierno y el moksha supremo, y desde dónde avanzarás, por dónde pasarás. Hay un mapa de cada centímetro. Eso te da una seguridad, una sensación de que todo está bien. La gente ha estado ahí antes que tú y no estás entrando en tierra de nadie, no estás entrando en lo desconocido. Un sistema hace que parezca conocido. Eso es para ayudarte, para darte apoyo. Y si tienes fe, entonces tendrás energía para avanzar. Si estás dubitativo, perderás energía y el movimiento será difícil. Los creadores de sistemas han tratado de responder todo tipo de preguntas y han creado un mapa nítido y limpio. Con ese mapa en las manos, sientes que todo está bien; puedes seguir. Pero yo te digo que todo sistema es artificial. Todo sistema es tan sólo para ayudarte. No es verdadero. Ningún sistema puede ser verdadero. Es un ardid. Pero ayuda, porque toda tu personalidad es tan falsa que incluso los ardides falsos ayudan. Vives entre mentiras y no puedes comprender la verdad. Un sistema significa menos mentiras, y luego incluso menos mentiras, y luego, poco a poco, poco a poco, te acercarás más y más a la verdad. Cuando la verdad te sea revelada, el sistema se volverá sin sentido, simplemente caerá. Cuando Sariputta se iluminó, alcanzó la meta suprema, miró hacia atrás desde ese punto y vio que todo el sistema había desaparecido. Todo lo que le habían enseñado ya no estaba allí. Así que le dijo a Buda: «Todo el sistema que me fue enseñado ha desaparecido.» Buda le dijo: «¡Guarda silencio; no se lo digas a los demás! Ha desaparecido, tiene que desaparecer porque nunca existió, era
una ficción, pero te ayudó a llegar a este punto. No se lo digas a los que aún no han llegado, porque si saben que no hay conocimiento de adónde van, se pararán. No pueden ir a lo desconocido indefensos, no pueden ir solos.» Sucede muchas veces. Ha sido mi propia experiencia que la gente viene a mí y dice: «Ahora la meditación está yendo muy profundo, pero tenemos miedo.» Tendrá que llegar una sensación final en la que sientas un miedo mortal, como si estuviese acercándose la muerte. Cuando la meditación llega a su cenit, es como la muerte. Les digo: «No te preocupes, estoy contigo.» Entonces se sienten bien. Esto no es verdad. Nadie puede estar ahí; estarás solo. Ese es un punto de soledad total. Pero cuando digo: «Yo estaré ahí, no te preocupes, sigue», se sienten bien y avanzan. Si digo: «Estarás solo y nadie estará ahí», retrocederán. El abismo está ahí y van a caer, debo ayudarles a caer. Así que digo que “estoy ahí, salta.” iY saltan! Después del salto, se darán cuenta de que no había nadie allí, pero ahora, ahora todo ha terminado. No pueden echarse atrás. Esto es un ardid. Todos los sistemas son ardides para ayudar, para ayudar a personas llenas de dudas, para ayudar a personas que no tienen confianza, para ayudar a personas que no tienen fe. Para ayudar a la gente a entrar en lo desconocido, sin miedo, se crean sistemas. En esos sistemas todo es como un mito; por eso hay tantos sistemas. Mahavira crea el suyo propio, ese sistema está creado conforme a las necesidades de sus seguidores. De modo que crea un sistema. Es un mito, pero muy útil, porque muchos avanzaron con él y alcanzaron la verdad. Y cuando llegaron, supieron que el sistema era falso..., pero funcionó. Buda define la verdad como lo que funciona. Su definición de la verdad es lo que funciona, si una mentira puede funcionar, es verdad, y si una verdad no puede funcionar, es falsa. Hay muchísimos sistemas, y todo sistema ayuda. Pero todo sistema no puede ayudar a todo el mundo. Es por eso que las antiguas religiones insistieron en que una persona no debería convertirse a una nueva religión, porque, aunque la mente, con el tiempo, puede ser condicionada en un sistema y puede ser cambiada, en el fondo nunca cambiarás, y un nuevo sistema nunca resultará útil para ti. Un hindú puede hacerse cristiano, un cristiano puede hacerse hindú, pero después de cumplir los siete
años la mente está casi fija, condicionada. De modo que si un hindú se hace cristiano, en lo más profundo seguirá siendo hindú, y el sistema cristiano no le ayudará. Y ha perdido el contacto con su propio sistema, que podría haberle ayudado. Los hindúes y los judíos siempre han estado en contra de convertir. No sólo en contra de convertir, si alguien quiere entrar en su religión voluntariamente, se opondrán. Dirán: “No, sigue tu propio camino.” Porque un sistema es un gran fenómeno inconsciente, tiene que estar en lo profundo del inconsciente; sólo entonces puede ayudar. De lo contrario, no puede ayudar y es una cosa artificial. Es como una lengua. Nunca puedes hablar ninguna lengua como hablas tu lengua materna; es imposible. No se puede hacer nada al respecto. Independientemente de lo eficiente que te vuelvas en otra lengua, seguirá siendo artificial. En el fondo, tu lengua materna seguirá influyendo. Tus sueños serán en tu lengua materna; el inconsciente funcionará con la lengua original. Se puede imponer cualquier cosa sobre ella; sin embargo, no puede ser reemplazada. Los sistemas religiosos son como una lengua, son una lengua. Pero si van muy hondo, ayudan, porque te sientes confiado. El sistema es irrelevante, pero la confianza es relevante. Te sientes confiado, así que avanzas con paso seguro, sabes adónde vas. Y este conocimiento ayuda. Pero también hay destructores de sistemas y ellos también ayudan. Hay un círculo rítmico, igual que el día y la noche, vuelve el día, vuelve la noche. Ayudan porque, a veces, sucede que cuando hay tantos sistemas, la gente se hace un lío y, en vez de avanzar con los mapas, los mapas se vuelven tan pesados que no pueden llevarlos. Sucede siempre. Por ejemplo, una tradición, una tradición muy antigua, es útil porque te dará confianza porque es tan antigua. Pero como es tan antigua, también es pesada; se ha vuelto un peso muerto. Así que, en vez de ayudarte a avanzar, no puedes avanzar debido a ella. Tienes que ser aligerado. Así que hay destructores de sistemas que eliminan el sistema de la mente y te aligeran y te ayudan a avanzar. Ambos ayudan, pero depende. Depende de la época, depende de la persona a la que se está ayudando. En esta época, los sistemas se han vuelto muy pesados y confusos. Por muchas razones, se ha perdido todo el propósito.
Antes, cada sistema vivía en su propio mundo, un jaina nacía jaina, vivía jaina, moría jaina. No estudiaba las Escrituras hindúes; estaba prohibido. No iba a la mezquita o a la iglesia, pues era un pecado. Vivía dentro de los muros de su sistema. Nunca penetraba en su mente nada ajeno, de modo que no había confusión. Pero todo eso ha sido destruido, y todo el mundo está familiarizado con todo lo demás. Los hindúes están leyendo el Corán y los musulmanes están leyendo el Gita. Los cristianos están yendo a Oriente, y Oriente está yendo a Occidente. Todo está confuso. La confianza que solía resultar de un sistema ya no existe. Todo ha penetrado en tu mente y las cosas están desbarajustadas. Ya no está ahí sólo Jesús; ha entrado Krishna y también ha entrado Mahoma. Y se han contradicho mutuamente dentro de ti. Ahora nada es certero. La Biblia dice esto; el Gita dice exactamente lo contrario. Mahoma dice esto; Mahavira es justo lo opuesto. Se contradicen. Ya no estás en ninguna parte. No encajas en ninguna parte; simplemente estás parado ahí, confuso. Ningún camino es el tuyo. En semejante estado mental, la destrucción de los sistemas puede ser útil. De aquí el gran atractivo de Krishnamurti en Occidente. No tiene tanto atractivo en Oriente porque Oriente aún no está tan confuso como Occidente, porque Oriente aún no está tan educado sobre los demás. Occidente está obsesionado con saber acerca de los demás. Saben demasiado. Ahora ningún sistema es real, saben que todo es una ficción; y una vez que lo sabes, no funcionará. Krishnamurti les atrae porque dice que dejes todos los sistemas. Si puedes dejar todos los sistemas, dejarás de estar confuso; pero depende de ti. Puede que suceda, como sucede casi siempre, que todos los sistemas seguirán ahí, y, además, entrará este nuevo sistema de destruir todos los sistemas. De modo que se añade una nueva enfermedad. Jesús sigue hablando, Krishna sigue hablando, Mahavira sigue hablando..., y entonces entra Krishnamurti. Tu mente se vuelve la Torre de Babel, tantas lenguas, y no puedes entender qué está sucediendo. Te sientes loco. Si puedes creer en un sistema, hasta aquí muy bien; si no puedes creer en ningún sistema, entonces deséchalos todos.
Entonces quédate completamente limpio, aligerado. Pero no estés en el medio de estas dos alternativas. Y parece que todo el mundo está en el medio. A veces te vas a la derecha, a veces a la izquierda, luego otra vez a la derecha y luego a la izquierda, igual que el péndulo de un reloj. Vas de un lado al otro, de un lado al otro. Puede que este movimiento te de la impresión de que estás avanzando. No estás avanzando nada. Cada paso anula algún otro paso, porque cuando te vas a la derecha y luego a la izquierda, sigues contradiciéndote a ti mismo. Al final simplemente estás confuso, perplejo, hecho un caos. Descárgate completamente; eso será útil. Te quedarás limpio, inocente, como un niño, y puedes volar. O si ese entendimiento te parece demasiado peligroso, si tienes miedo de descargarte completamente porque eso te llevará a un espacio en blanco, a un vacío, si esa descarga te parece peligrosa y estás asustado, entonces elige un sistema. Pero hay muchos que siguen diciéndote que todo es lo mismo, el Corán dice lo mismo, la Biblia dice lo mismo, el Gita dice lo mismo, su mensaje es el mismo. Esas personas son los grandes «confundidores». El Corán, la Biblia, el Gita, no dicen lo mismo; son sistemas, sistemas definidos, diferentes. No sólo diferentes, sino, a veces, contradictorios y opuestos. Por ejemplo, Mahavira dice que la no-violencia tiene que ser la clave. Si eres violento, incluso ligeramente violento, la puerta de la realidad suprema está cerrada para ti. Esto es una técnica. Volverse totalmente no-violento requiere una limpieza completa de tu mente y de tu cuerpo, de ambos. Tienes que ser completamente purificado; sólo entonces te volverás no-violento. Este proceso de volverse no-violento te purificará tan totalmente que el proceso mismo, se volverá el fin. El mensaje de Krishna es justo el contrario. Él le dice a Arjuna: «No tengas miedo de matar, porque el alma no puede ser matada. Puedes matar el cuerpo, pero no puedes matar el alma. Así que ¿por qué tener miedo? Y el cuerpo ya está muerto, de modo que lo que está muerto estará muerto y lo que está vivo seguirá vivo. No necesitas preocuparte. Es sólo un juego.» Él también tiene razón, porque si puedes llegar a caer en la cuenta de eso -que el alma no puede ser destruida-, entonces toda la vida se vuelve un juego, una ficción, teatro. Y si toda la
vida se vuelve un teatro, incluso la muerte y el suicidio se vuelven teatro para ti; no sólo en el pensamiento, sino que caes en la cuenta del hecho de que todo es sólo un sueño. También la muerte hará que seas un testigo, y ese estado de ser un testigo se convertirá en trascendencia... Trascenderás el mundo. El mundo entero se vuelve un teatro, no hay nada bueno, nada malo, sólo un sueño. No necesitas preocuparte por ello. Pero estas dos cosas son totalmente diferentes. Conducen al mismo punto al final, pero no deberías mezclarlas. ¡Si las mezclas, sufrirás. Los creadores de sistemas han existido para ayudarte, los destructores de sistemas han existido para ayudarte. Pero parece que nadie ha podido ayudar. Eres de tal manera, tan testarudo y tan astuto, que siempre encuentras algún subterfugio con el que escapar. Buda y Krishna y Jesús... en cada siglo siguen enseñando ciertas cosas. Sigues escuchando, pero eres muy listo. Sigues escuchando, pero eres muy astuto. Escuchas y, no obstante, no escuchas. Y siempre encuentras algo, algún agujero por el que te puedes escapar. Ahora el truco de la mente moderna es que si hay un sistema, si Gurdjieff está enseñando, entonces la gente irá a él y dirá: «Krishnamurti dice que no hay que seguir ningún sistema.» Esas mismas personas irán a Krishnamurti -Krishnamurti enseña el no-sistema- y dirán: «Pero Gurdjieff dice que sin un sistema no se puede hacer nada.» De modo que mientras están junto a Gurdjieff usan a Krishnamurti como subterfugio para escapar; mientras están junto a Krishnamurti usan a Gurdjieff como truco para escapar. Sin embargo, no están engañando a nadie; simplemente se están destruyendo a sí mismos. Gurdjieff puede ayudar, Krishnamurti puede ayudar, pero no pueden ayudar contra ti. Debes estar seguro acerca de ciertas cosas. Una, o necesitas ayuda o no la necesitas. Segunda, o puedes entrar en lo desconocido sin miedo o no puedes. Y tercera, ¿puedes avanzar un solo centímetro sin ningún método, sin ninguna técnica, sin ningún sistema, o no? Tienes que decidir estás tres cosas en tu interior. Analiza tu mente, ábrela, examínala, y decirle qué tipo de mente tienes. Si decides que no puedes hacerlo solo, entonces necesitas un sistema, un maestro, una Escritura, una técnica. Si piensas que puedes hacerlo solo, no
hay necesidad de nada más. Tú eres el maestro, tú eres la Escritura, tú eres la técnica. Pero se honesto, y si sientes que es imposible decidir -no es tan fácil decidir-, si te sientes confuso. entonces primero prueba un maestro, una técnica, un sistema. Y pon mucho empeño, hasta el extremo, para que si algo va a suceder, que suceda. Si no va a suceder nada, entonces llegas a un punto en que puedes decidir que ahora lo dejarás todo, ahora estarás solo. Eso también será bueno. Pero mi sugerencia es que empieces siempre con un maestro, con un sistema, una técnica, porque eso será bueno de las dos formas. Si puedes llegar con ello, es bueno; si no puedes llegar con ello, entonces todo el asunto se vuelve fútil y puedes desecharlo, y entonces puedes seguir solo. Entonces no necesitarás que Krishnamurti te diga que no es necesario ningún maestro, lo sabrás. Entonces no necesitarás que ninguna enseñanza Zen te diga que tires todas las Escrituras y las quemes, ya las habrás quemado. De modo que es bueno empezar con un maestro, con un sistema, con una técnica; pero se sincero. Cuando digo que seas sincero quiero decir que debes hacer todo lo que puedas con un maestro, para que si algo puede suceder, que suceda. Si no puede suceder nada, entonces puedes sacar en conclusión que éste no es el camino para ti y puedes avanzar solo. Capítulo 77 Vuélvete Cada Ser Los Sutras 106 Siente la consciencia de cada persona como tu propia consciencia. De modo que, dejando de lado el interés por uno mismo, vuélvete cada ser. 107 Esta consciencia existe como cada ser, y no existe nada más. 108 Esta consciencia es el espíritu de guía de cada uno. Se éste.
La existencia en sí es una. El problema surge debido a la autoconsciencia humana. La consciencia les da a todos la sensación de que están separados, y la sensación de que estás separado de la existencia crea todos los problemas. Básicamente, esta sensación es falsa, y todo lo que está basado en una falsedad creará angustia, creará problemas, creará confusión. E independientemente de lo que hagas, si está basado en esta falsa separación, saldrá mal. De modo que hay que afrontar el problema de la angustia humana desde el principio. ¿Cómo surge? La consciencia te da una sensación de que eres el centro de tu ser, y la consciencia te hace consciente de que los demás son «otros», de que eres diferente de ellos. Esta diferencia es sólo porque eres consciente. Mientras estás dormido no hay diferencia, estás fundido de nuevo con el universo. Por eso hay tanta dicha en dormir. Por la mañana te sientes refrescado, rejuvenecido, vivo de nuevo, fresco. ¿Qué está sucediendo al dormir profundamente? Estás perdiendo tu ego, te estás perdiendo a ti mismo, estás entrando en una unidad con el universo. Ese regreso a la unidad te refresca y te vivifica, y por la mañana te sientes dichoso. Toda la angustia desaparece, toda la muerte desaparece; porque la muerte sólo es posible si estás separado. Si no estás separado, la muerte es imposible. ¿Quién va a morir si no estás separado? ¿Quién puede sufrir si no estás separado? De manera que todo el tantra, el yoga y otros métodos de meditación son sólo para hacerte consciente de que la separación es falsa y la «inseparación» es real. Y si puedes tomar consciencia de eso, serás totalmente diferente, porque el centro habrá desaparecido de ti y tomará su lugar correcto en el universo. Serás tan sólo una ola en este enorme océano. No estarás separado, así que no tendrás miedo. No te sentirás inseguro. No sentirás que se acercan la angustia de la muerte y la aniquilación. Todo eso desaparece con el ego. Los hindúes han creído siempre que el samadhi es dormir conscientemente. Al dormir, sucede automáticamente que tú ya no estás. Está la existencia, y tú ya no estás; pero estás profundamente inconsciente, así que no sabes lo que está sucediendo. Si este mismo fenómeno puede suceder conscientemente, te iluminas. Buda va a la misma fuente, a la misma fuente a la que vas tú todas las noches al dormir profundamente, al dormir
sin sueños. Pero Buda va a esa fuente conscientemente, alerta, despierto. Sabe dónde está yendo, sabe qué está sucediendo y cuando vuelve de esa fuente profunda, vuelve completamente diferente. Lo viejo ha desparecido y un nuevo ser, una nueva energía, ha surgido de ello. De este ser, el centro es el universo; y con esta transferencia del centro, toda tu preocupación, toda tu angustia, todo tu infierno desaparece; simplemente desaparece. No es resuelto; simplemente no existe. No puede existir sin el ego. De modo que, ¿cómo estar profundamente dormido conscientemente? ¿Cómo entrar conscientemente en el estado de dormir? ¿Cómo permanecer alerta mientras estás perdiendo el ego? El ego es un subproducto, un subproducto de toda tu educación, un subproducto del curso natural de la vida. Tiene que existir. No hay otra forma. Ningún ser puede desarrollarse sin involucrarse con el ego. Pero llega un punto en que el ego puede ser abandonado y debe ser abandonado, y el ser debe trascenderlo. El ego es como la cáscara del huevo. Es necesaria, protege. igual que la cáscara de una semilla, el ego es necesario, protege. Pero la protección puede volverse también peligrosa si protege demasiado. Si sigue protegiendo y no permite que germine la semilla, entonces se convierte en un obstáculo. Debe disolverse en la tierra para que la vida interna pueda desarrollarse. Debe morir. La semilla debe morir. Todo hombre nace como una semilla. El ego es el revestimiento externo; protege al niño. Si un niño nace sin ego, sin la sensación de que «yo existo», no puede sobrevivir. No podrá protegerse a sí mismo, no podrá luchar, no podrá existir en forma alguna. Necesita un centro fuerte. Incluso si es falso, es necesario. Pero llega un momento en que esta ayuda se convierte en un obstáculo. Te protege del exterior, pero se vuelve tan fuerte que no permitirá que tú, el ser interno, te expandas, vayas más allá, germines. De manera que el ego es necesario..., y luego es necesario trascender el ego. Si alguien muere con el ego, ha muerto como una semilla. Ha muerto sin alcanzar realmente el destino que era posible, sin alcanzar la existencia conscientemente. Estas técnicas son para destruir esta semilla.
106 Vuélvete cada ser. Primera técnica: Siente la consciencia de cada persona como tu propia consciencia. De modo que, dejando de lado el interés por uno mismo, vuélvete cada ser. Siente la consciencia de cada persona como tu propia consciencia. Es así en realidad, pero no se siente así. Sientes que tu consciencia es tuya, y la consciencia de los demás nunca la sientes. A lo más, deduces que los demás también son conscientes. Lo deduces porque piensas que, como tú eres consciente, otros seres como tú deben ser conscientes. Esto es una deducción lógica; no sientes que son conscientes. Es igual que cuando te duele la cabeza; sientes tu dolor, tienes consciencia de él. Pero si le duele a otro, deduces, no puedes sentir el dolor de cabeza del otro. Simplemente deduces que lo que está diciendo debe de ser verdad y que debe de tener dolor como tú. Pero no puedes sentirlo. La sensación solo puede llegar si te vuelves consciente de la consciencia de los demás; de lo contrario, es una deducción lógica. Crees, confías en que los demás están diciendo algo honestamente, y que lo que dicen es digno de crédito porque tú también tienes tipos similares de experiencias. Hay una escuela ilógica que dice que no se puede saber nada sobre los demás; es imposible. A lo más, puede haber una deducción, pero no se puede saber nada con seguridad acerca de los demás. ¿Cómo vas a saber que los demás tienen dolor como tú, que los demás tienen ansiedades como tú? Los demás existen, pero no podemos penetrar en ellos; sólo podemos tocar su superficie. Su ser interno permanece desconocido. Permanecemos cerrados en nosotros mismos. El mundo que nos rodea no es un mundo sentido, sino sólo deducido..., lógicamente, racionalmente. La mente dice que existe, pero no toca el corazón. Por eso nos comportamos con los demás como si fueran cosas, no personas. Nuestra relación con las personas es también como con las cosas. Un marido se comporta con su mujer como si ésta fuera una cosa; la posee. La mujer se comporta con el marido como con una cosa. Si nos comportásemos con los demás como si fueran personas, no
intentaríamos poseerlos, porque sólo las cosas pueden ser poseídas. Una persona significa libertad. Una persona no puede ser poseída. Si tratas de poseerlas, las matarás, se volverán cosas. Nuestra relación con los demás no es realmente una relación de yo a tú; en el fondo, es una relación de yo a yo. El otro es sólo una cosa para ser manipulada, para ser utilizada, explotada. Por eso el amor se vuelve cada vez más imposible, porque amor significa considerar al otro una persona, un ser consciente, una libertad, algo tan valioso como tú. Si te comportas como si todo fuera una cosa, entonces tú eres el centro y las cosas son para ser usadas. La relación se vuelve utilitaria. Las cosas no tienen valor en sí mismas, el valor es que puedes usarlas, existen para ti. Puedes relacionarte con tu casa, la casa existe para ti. Es una utilidad. El coche existe para ti, pero la esposa no existe para ti y el marido no existe para ti. El marido existe para sí mismo y la esposa existe para sí misma. Una persona existe para sí misma; eso es lo que significa ser una persona. Y si permites que la persona sea una persona y no la reduces a ser una cosa, poco a poco empezarás a sentirla. De lo contrario, no puedes sentir. Tu relación seguirá siendo conceptual, intelectual, de mente a mente, de cabeza a cabeza..., pero no de corazón a corazón. Esta técnica dice: Siente la consciencia de cada persona como tu propia consciencia. Esto será difícil, porque primero tienes que sentir a la persona como una persona, como un ser consciente. Incluso eso es difícil. Jesús dice: «Ama a tu prójimo como a ti mismo.» Esto es lo mismo; pero primero el otro debe volverse una persona para ti. Debe existir por derecho propio, no para ser explotado, manipulado, utilizado, no como un medio sino como un fin en sí mismo. Primero, el otro debe volverse una persona; el otro debe volverse un tú, tan valioso como tú. Sólo entonces puede aplicarse esta técnica. Siente la consciencia de cada persona como tu propia consciencia. Primero siente que el otro es consciente, y entonces puede suceder esto; puedes sentir que el otro tiene la misma consciencia que tú. En realidad, el otro desaparece, sólo fluye una consciencia entre tú y él. Os volvéis dos polos de una consciencia que fluye, una corriente.
Cuando dos personas se aman profundamente sucede que no son dos. Ha surgido algo entre las dos y se han vuelto dos polos. Algo está fluyendo entre las dos. Cuando exista este flujo, os sentiréis dichosos. Si el amor da dicha, sólo lo hace debido a esto, que dos personas, por un solo momento, pierden sus egos; el «otro» se pierde y por un momento surge la unidad, y eso puede ser transformante. Esta técnica dice que puedes hacer esto con toda persona. Enamorado, puedes hacerla con una persona, pero en la meditación tienes que hacerlo con toda persona. No importa quién esté cerca de ti; simplemente disuélvete en él y siente que no sois dos vidas, sino una vida, fluyendo. Esto es simplemente cambiar de gestalt. Una vez que sabes, una vez que lo has hecho, es muy fácil. Al principio parece imposible, porque estamos estancados en nuestros propios egos. Es difícil perderlo, es difícil volverse un flujo. Así que será bueno si al principio lo intentas con algo que no te asuste mucho, a lo que no le tengas miedo. Tendrás menos miedo a un árbol, así que será más fácil. Sentado junto a un árbol, siente el árbol y siente que te has vuelto uno con él, que hay un flujo dentro de vosotros, una comunicación, un diálogo, un encuentro. Sentado junto a un río, siente el flujo, siente que tú y el río os habéis vuelto uno. Tumbado bajo el cielo, siente que tú y el cielo os habéis vuelto uno. Al principio, será sólo imaginación, pero poco a poco sentirás que estás tocando la realidad por medio de la imaginación. Y entonces inténtalo con personas. Esto es difícil al principio porque hay miedo. Como has estado reduciendo a las personas a cosas, tienes miedo a que, si permites que alguien sea tan íntimo, él también te reduzca a ti a una cosa. Ese es el miedo. De modo que nadie permite mucha intimidad; siempre hay que mantener una distancia y protegerla. Demasiada cercanía es peligrosa, porque el otro puede convertirte en una cosa, puede tratar de poseerte. Ese es el miedo. Estás intentando convertir a los demás en cosas, y los demás están intentando convertirte a ti. Y nadie quiere ser una cosa, nadie quiere convertirse en un medio, nadie quiere ser utilizado. Es el fenómeno más degradante ser reducido a ser un medio para algo, no valioso en ti mismo. Pero todo el mundo lo está intentando. Debido a esto, hay un profundo miedo y será difícil empezar esta técnica con personas.
Así que empieza con un río, con una colina, con las estrellas, con el cielo, con árboles. Una vez que llegues a conocer la sensación de lo que sucede cuando te vuelves uno con el árbol, una vez que llegues a saber qué dichoso eres cuando te vuelves uno con el río, cómo, sin perder nada, ganas toda la existencia..., entonces puedes intentarlo con personas. Y si hay tanta dicha con un árbol, con un río, no puedes ni imaginar cuánta más dicha habrá con una persona, porque una persona es un fenómeno más elevado, un ser más altamente evolucionado. Con una persona puedes alcanzar cimas más altas de experiencia. Si puedes volverte extático incluso con una roca, con una persona puedes sentir que te está sucediendo un éxtasis divino. Pero empieza con algo que no te asuste mucho, o, si hay una persona a la que amas, un amigo, una amada, un amante, a la que no le tengas miedo, con quien puedas ser realmente íntimo y cercano sin ningún miedo, con quien puedas perderte a ti mismo sin asustarte en el fondo de que pueda convertirte en una cosa, si tienes alguien así, entonces prueba esta técnica. Piérdete a ti mismo conscientemente en esa persona. Cuando te pierdes a ti mismo conscientemente en alguien, ese alguien se perderá a sí mismo en ti; cuando estás abierto y fluyes en el otro, el otro empieza a fluir en ti y hay una unión profunda, una comunión. Dos energías se funden. En ese estado no hay ego, no hay individuo..., sino simplemente consciencia. Y si esto es posible con un individuo, es posible con todo el universo. Lo que los santos han llamado éxtasis, samadhi, es sólo un fenómeno de amor profundo entre una persona y todo el universo. Siente la consciencia de cada persona como tu propia consciencia. De modo que, dejando de lado el interés por uno mismo, vuélvete cada ser. Siempre estamos interesados por nosotros mismos. Incluso cuando estamos enamorados, estamos interesados en nosotros mismos; por eso el amor se vuelve un sufrimientos. Puede volverse el cielo, pero se vuelve un infierno porque incluso los amantes están interesados en sí mismos. El otro es amado porque te da felicidad, el otro es amado porque te sientes bien con él, pero el otro aún no es amado como si fuera Valioso en sí mismo o en sí misma. El valor llega con tu disfrute. Disfrutas, te satisfaces de alguna manera; por eso el otro se ha vuelto significativo. Esto también es usar al otro.
Interés por uno mismo significa explotación del otro. Y la consciencia religiosa sólo puede llegar a existir cuando se ha perdido el interés por uno mismo, porque entonces dejas de ser un explotador. Tu relación con la existencia deja de ser una relación de explotación y se vuelve una relación de puro compartir, de pura dicha. No estás utilizando, no estás siendo utilizado, se vuelve una pura celebración de ser. Pero el interés por uno mismo tiene que ser desechado..., y está muy arraigado. Está tan arraigado que ni siquiera eres consciente de él. En uno de los Upanishads se dice que el marido ama a su esposa, no por la esposa, sino por sí mismo; y la madre ama al niño, no por el niño, sino por sí misma. El interés por uno mismo está tan arraigado que todo lo que haces, lo haces por ti mismo. Esto significa que siempre estás satisfaciendo el ego, alimentando el ego, alimentando un centro falso que se ha convertido en una barrera entre tú y el universo. Pierde la preocupación por ti mismo. Si aunque sea a veces, si aunque sea por unos pocos momentos, puedes perder la preocupación por ti mismo y puedes interesarte por el otro, por el ser del otro, entrarás en una realidad diferente, una dimensión diferente. Por eso se pone tanto énfasis en el servicio, el amor, la compasión, porque la compasión, el amor, el servicio, significan interés por el ser del otro, no por ti mismo. Pero, mira..., la mente humana es tan astuta que ha convertido el servicio, la compasión y el amor en interés por uno mismo. Un misionero cristiano sirve, y su servicio es sincero. En realidad, nadie puede servir tan profunda e intensamente como un misionero cristiano. Ningún hindú puede hacer eso, ningún musulmán puede hacer eso, porque Jesús ha puesto mucho énfasis en el servicio. Un misionero cristiano está sirviendo a los pobres, a los enfermos, a los dolientes, pero, en el fondo, está interesado en sí mismo, no en ellos. Este servicio es sólo un método para alcanzar el cielo. No está interesado en ellos, no está realmente interesado en ellos en absoluto; está interesado en su propio ser. Mediante el servicio puede lograr un ser mayor, de modo que está sirviendo. Pero no ha entendido el punto básico, porque servicio significa interés por el otro, el otro es el centro y tú te has vuelto la periferia. Pruébalo de vez en cuando. Convierte a alguien en el centro,
entonces su felicidad se vuelve tu felicidad, su sufrimiento se vuelve tu sufrimiento. Todo lo que sucede, le sucede a él y fluye en ti. Pero él es el centro. Si una vez, aunque sea una vez, puedes sentir que el otro es el centro y tú te has vuelto simplemente periferia de él, has entrado en un tipo diferente de existencia, una dimensión diferente de existencia, porque en ese momento sentirás una profunda dicha, antes desconocida, nunca antes experimentada. Con sólo poner el interés en el otro, perderás todo el sufrimiento. En ese momento no habrá infierno para ti; has entrado en el paraíso. ¿Por qué sucede esto? Sucede porque el ego es la raíz de todo sufrimiento. Si puedes olvidarlo, si puedes disolverlo, todo el sufrimiento se disuelve con él. Siente la consciencia de cada persona como tu propia consciencia. De modo que, dejando de lado el interés por uno mismo, vuélvete cada ser. Vuélvete el árbol, vuélvete el río, vuélvete la esposa, vuélvete el marido, vuélvete el hijo, vuélvete la madre, vuélvete el amigo... Se puede practicar en cada momento de la vida. Pero al principio será difícil. Así que hazlo al menos una hora al día. En esa hora, vuélvete todo lo que pase a tu alrededor. Te preguntarás cómo puede suceder. No hay otra manera de saber cómo puede suceder, tienes que practicarlo. Siéntate con el árbol y siente que te has vuelto el árbol. Y cuando llegue el viento y todo el árbol empiece a agitarse y a temblar, siente esa agitación y ese temblor en ti; cuando salga el Sol y todo el árbol cobre vida, siente esa vitalidad en ti; cuando llegue un chubasco y todo el árbol esté satisfecho y contento, cuando una prolongada sed, una larga espera haya desaparecido y el árbol esté completamente satisfecho y contento, siéntete satisfecho y contento con el árbol. Y entonces tomarás consciencia de los sutiles estados de ánimo, de los matices del árbol. Has visto ese árbol durante muchos años, pero no conoces sus estados de ánimo. A veces está feliz, a veces está infeliz. A veces está triste, sin vida, preocupado, frustrado; a veces está muy dichoso, extático. Tiene estados de ánimo. El árbol está vivo y siente. Y si te vuelves uno con él, entonces lo sentirás. Entonces sentirás si el árbol es joven o viejo; si el árbol está insatisfecho con su vida o satisfecho; si el árbol está enamorado de la existencia o no está en contra, furioso, enfadado; si el árbol es
violento o hay una profunda compasión en él. Igual que tu estás cambiando a cada momento, el árbol también está cambiando. Si puedes sentir una profunda afinidad con él, lo que llaman empatía... Empatía significa que te has vuelto tan sensible a él que, en realidad, te has vuelto uno con él. Los estados de ánimo del árbol se vuelven tus estados de ánimo. Y, entonces, si esto profundiza más y más y más, puedes hablar, puedes tener comunicación con el árbol. Una vez que conoces sus estados de ánimo, empiezas a comprender su lenguaje, y el árbol compartirá su mente contigo. Compartirá sus agonías y sus éxtasis. Y esto puede suceder con todo el universo. Durante al menos una hora al día, intenta estar en empatía con algo. Al principio te parecerá que estás haciendo el tonto. Pensarás: «¿Qué tipo de estupidez estoy haciendo?» Mirarás a tu alrededor y sentirás que si alguien te mira o alguien ve o alguien se entera, pensará que te has vuelto loco. Pero sólo al principio. Una vez que entres en este mundo de la empatía, te parecerá que el mundo entero está loco. Se están perdiendo muchas cosas innecesariamente. La vida da con abundancia, y ellos se lo están perdiendo. Se lo están perdiendo porque están cerrados; no dejan que la vida entre en ellos. Y la vida sólo puede entrar en ti si tu entras en la vida de muchísimas maneras, por muchos caminos, a través de multidimensiones. Estate en empatía durante al menos una hora al día. Éste era el significado de la oración en los inicios de toda religión. El significado de la oración era estar en afinidad con el universo, estar en profunda comunicación con el universo. En la oración estás hablando a Dios, Dios significa la totalidad. Puede que a veces estés enfadado con Dios, a veces agradecido, pero una cosa es segura, estás en comunicación. Dios no es sólo un concepto mental; se ha vuelto una relación profunda, íntima. Eso es lo que significa la oración. Pero nuestras oraciones se han podrido porque no sabemos comunicarnos con los seres. Y si no puedes comunicarte con los seres, no puedes comunicarte con el Ser, el Ser con S mayúscula; es imposible. Si no puedes comunicarte con un árbol, ¿cómo vas a poder comunicarte con toda la existencia? Y si te parece una tontería hablarle a un árbol, te sentirás más tonto hablándole a
Dios. Reserva una hora al día para un estado de ánimo de oración. Y no conviertas tu oración en algo verbal; siéntela. En vez de hablar con la cabeza, siéntela. Ve a tocar el árbol, abraza el árbol, besa el árbol; cierra los ojos y estate con el árbol como si estuvieras con tu persona amada. Siéntelo. Y pronto alcanzarás una profunda comprensión de lo que significa dejar de lado a uno mismo, de lo que significa volverse el otro. Siente la consciencia de cada persona como tu propia consciencia. De modo que, dejando de lado el interés por uno mismo, vuélvete cada ser. 107 Sabe que sólo existe la consciencia. Segunda técnica: Esta consciencia existe como cada ser, y no existe nada más. Los científicos solían decir que sólo existía la materia, nada más. Surgieron grandes sistemas de filosofía basados en el concepto de que sólo existía la materia. Pero incluso los que creían que existía la materia tuvieron que admitir que había algo como la consciencia. Entonces, ¿qué es eso? Dijeron que la consciencia era sólo un epifenómeno, un producto secundario de la materia. No era más que materia disfrazada, algo muy sutil, pero, no obstante, material. Pero este medio siglo ha visto suceder un gran milagro. Los científicos trataron y trataron de descubrir qué era la materia, pero cuanto más lo intentaron, más se dieron cuenta de que no había tal cosa como la materia. La materia fue analizada y se descubrió que había desaparecido. Nietzsche había dicho cien años antes: «Dios ha muerto.» Con Dios muerto, no puede haber consciencia, porque Dios significa la totalidad de la consciencia. Pero, en menos de cien años, la materia ha muerto; y ha muerto, no porque la gente religiosa crea que es así, sino porque los científicos han llegado a la conclusión categórica de que la materia es sólo una apariencia. Parece que es como es porque no podemos ver muy profundamente. Si podemos ver
profundamente, desaparece, y entonces sólo queda energía. Este fenómeno de la energía, esta fuerza energética inmaterial, ha sido conocida por los místicos desde hace mucho tiempo. En los Vedas, en la Biblia, en el Corán, en los Upanishads..., en todo el mundo, los místicos han penetrado en la existencia y siempre han concluido que la materia es sólo una apariencia; en lo profundo no hay materia sino sólo energía. Ahora la ciencia está de acuerdo con esto. Y los místicos han dicho una cosa más con la que la ciencia aún no está de acuerdo, ipero con la que un día tendrá que estar de acuerdo! Los místicos han llegado también a otra conclusión. Dicen que cuando penetras profundamente en la energía, la energía también desaparece y sólo queda consciencia. De modo que éstas son las tres capas. La materia es la primera capa, la superficie. Si penetras en la superficie, entonces la segunda capa se vuelve visible; puedes percibir la segunda capa, que es energía. Entonces, si penetras en la energía, se ilumina la tercera capa. La tercera capa es consciencia. Al principio, la ciencia decía que los místicos simplemente estaban soñando, porque la ciencia sólo veía materia y nada más. Luego la ciencia intentó penetrar, y se descubrió la segunda capa de los místicos, la materia es sólo aparente; en lo profundo sólo hay energía. Y la otra afirmación de los místicos es: penetra más en la energía, y la energía también desaparece; entonces sólo queda consciencia. Esa consciencia es Dios. Ese es el núcleo más profundo. Si penetras en el cuerpo, están ahí estas tres capas. En la superficie, está tu cuerpo. El cuerpo parece material, pero en lo profundo hay corrientes de vida, prana, energía vital. Sin esa energía vital, tu cuerpo sería sólo un cadáver. Está vivo, con algo que fluye en él. Ese algo que fluye es energía. Pero más profundo, aún más profundo, eres consciente, puedes ser un testigo. Puedes ser un testigo tanto de tu cuerpo como de tu energía vital. Eso que es un testigo es tu consciencia. Toda existencia tiene tres capas. La más profunda es la consciencia que es testigo. En el medio está la energía vital, y en la superficie está la materia, un cuerpo material. Esta técnica dice: Esta consciencia existe como cada ser, y no existe nada más. ¿Qué eres? ¿Quién eres? Si cierras los ojos e intentas descubrir quién eres, al final tendrás que llegar a la
conclusión de que eres consciencia. Puede que todo lo demás te pertenezca, pero no eres eso. El cuerpo te pertenece, pero puedes ser consciente del cuerpo, y lo que es consciente del cuerpo se separa. El cuerpo se vuelve un objeto de conocimiento y tú te vuelves el sujeto. Puedes conocer tu cuerpo. No sólo puedes conocerlo, sino que puedes manipular tu cuerpo, puedes activarlo o puedes hacerlo inactivo. Estás separado. Puedes hacer algo con tu cuerpo. Y no sólo no eres tu cuerpo; tampoco eres tu mente. También puedes tomar consciencia de tu mente. Si hay pensamientos, puedes verlos, y puedes hacer algo con ellos, puedes hacerlos desaparecer completamente, puedes quedarte sin pensamientos, o puedes concentrar tu consciencia en un pensamiento y no dejar que se mueva de ahí. Puedes concentrarte en él y hacer que permanezca ahí, o puedes permitir un flujo de pensamientos. Puedes hacer algo con tus pensamientos. Incluso puedes disolverlos completamente hasta que no haya ningún pensamiento..., pero tú aún existes. Sabrás que no hay pensamientos, que ha surgido un vacío; pero tú seguirás ahí, siendo testigo de ese vacío. Lo único de lo que no puedes separarte es de tu energía, que es un testigo. Eso significa que eres eso. No puedes separarte de ella. Puedes separarte de todo lo demás, puedes saber que no eres tu cuerpo, ni tu mente, pero no puedes saber que no eres el testigo, porque independientemente de lo que hagas, serás el testigo. No puedes separarte del testigo. Ese testigo es consciencia. Y a menos que llegues a un punto desde el que la separación se vuelva imposible, no has llegado a ti mismo. Así que hay métodos con los que el buscador sigue eliminando. Sigue eliminado..., primero el cuerpo, luego la mente, y entonces llega al punto en que no se puede eliminar nada. En los Upanishads dicen: Neti, neti, «Esto no es, eso no es»; éste es un método muy profundo. De modo que el buscador va sabiendo: «Esto no es, esto no es yo, esto no soy yo.» Sigue y sigue hasta que finalmente llega a un punto en que no puede decir: «Esto no soy yo.» Sólo queda un ser testigo. Queda consciencia pura. Esta consciencia pura existe como cada ser. Todo lo que existe es un fenómeno de esta consciencia, una ola, una cristalización de esta consciencia; y no existe nada más.
Pero esto hay que sentirlo. El análisis puede ser útil, la comprensión intelectual puede ser útil, pero hay que sentir que no existe nada más, sólo consciencia. Entonces compórtate como que sólo existe la consciencia. He oído hablar de Lin Chi, un maestro Zen. Un día que estaba sentado en su cabaña vino alguien a verle. El hombre que vino estaba enfadado. Puede que hubiese tenido una pelea con su mujer o con su jefe, o algo similar, pero estaba enfadado. Abrió la puerta de un golpe violento, tiró sus zapatos airadamente y luego se acercó, muy respetuosamente, y se doblegó ante Lin Chi. Lin Chi dijo: «Primero vete a pedir perdón a la puerta y a los zapatos.» El hombre debió de mirar a Lin Chi de manera muy extraña. Había más personas sentadas allí, y se echaron a reír. Lin Chi dijo: «iBasta!», Y luego le dijo al hombre: «Si no lo haces, entonces vete. No tendré nada que ver contigo.» El hombre dijo: «Parecerá una locura pedir perdón a los zapatos y a la puerta.» Lin Chi dijo: «No fue una locura cuando expresaste tu ira. ¿Será una locura ahora? Todo tiene una consciencia. Así que vete, y a no ser que la puerta te perdone, no voy a permitirte entrar.» El hombre se sintió incómodo, pero tuvo que ir. Más tarde, se hizo monje y se iluminó. Cuando se iluminó, contó toda la anécdota y dijo: «Cuando estuve ante la puerta, pidiendo perdón, me sentí incómodo, como un tonto. Pero entonces pensé que si Lin Chi lo decía, debía de haber algo en ello. Confiaba en Lin Chi, así que pensé que, incluso si es una tontería, hazlo. Al principio, todo lo que le estaba diciendo a la puerta era superficial, artificial; pero poco a poco empecé a enardecerme. Y Lin Chi estaba esperando, y dijo que miraría. Sólo podía entrar si la puerta me perdonaba; si no, tenía que quedarme allí hasta que convenciera a la puerta y a los zapatos de que me perdonaran. Poco a poco, me enardecí. Me olvidé de que había mucha gente mirando. Me olvidé de Lin Chi; y entonces el interés se volvió sincero y real. Empecé a sentir que la puerta y los zapatos estaban cambiando de humor. Y en el momento en que me di cuenta de que la puerta y los zapatos habían cambiado y se sentían felices, inmediatamente Lin Chi dijo que podía entrar. Me habían perdonado.» Este incidente se convirtió en un fenómeno transformante en
su vida, porque por primera vez tomó consciencia de que todo es realmente una cristalización de consciencia. Si no puedes verlo, es porque estás ciego. Si no puedes oírlo, es porque estás sordo. No les pasa nada a las cosas que te rodean; todo es consciencia condensada. El problema es tuyo, no estás abierto y no eres sensible. Esta técnica dice: Esta consciencia existe como cada ser, y no existe nada más. Vive con esta noción. Se sensible a esto y, vayas donde vayas, ve con esta mente y este corazón, que todo es consciencia y no existe nada más. Tarde o temprano, el mundo cambiará de rostro. Tarde o temprano, los objetos desaparecen y empiezan a aparecer personas en todas partes. Tarde o temprano, de pronto el mundo entero se llenará de luz y sabrás que estabas viviendo en un mundo de cosas muertas debido a tu insensibilidad. De otra forma, todo está vivo. No sólo vivo; todo es consciente. En lo más profundo, todo no es otra cosa que consciencia. Pero si lo dejas como una teoría, si crees en ello como teoría, entonces no sucederá nada. Tendrás que hacerlo un modo de vida, un estilo de vida, comportarte como que todo es consciente. Al principio será un «como que» y te sentirás como un tonto, pero si puedes perseverar en tu tontería, y si puedes atreverte a ser un tonto, pronto el mundo empezará a revelar sus misterios. La ciencia no es la única metodología a usar para entrar en los misterios de la existencia. En realidad, es la metodología más burda, la más lenta. Un místico puede entrar en la existencia en un sólo momento. La ciencia tardará millones de años en penetrar tanto. Los Upanishads dicen que el mundo es ilusorio, que la materia es ilusoria, pero sólo después de cinco mil años puede decir la ciencia que la materia es ilusoria. Los Upanishads dicen que en lo más profundo la energía es consciente; la ciencia tardará otros cinco mil años. El misticismo es un salto; la ciencia es un movimiento muy lento. El intelecto no puede saltar; tiene que argumentar, argumentar cada hecho, demostrar, refutar, experimentar. Pero el corazón puede saltar inmediatamente. Recuerda, para el intelecto es necesario un proceso; luego llega la conclusión lógica, primero el proceso, luego la conclusión. para el corazón, la conclusión llega primero, luego el proceso. Es
justo a la inversa. Por eso los místicos no pueden demostrar nada. Tienen las conclusiones, pero no tienen el proceso. Puede que no seas consciente, puede que no te hayas dado cuenta de que los místicos simplemente hablan de conclusiones. Si lees los Upanishads, sólo encontrarás conclusiones. Cuando se tradujeron por vez primera a las lenguas occidentales, los filósofos occidentales no podían entender su sentido porque no había ningún argumento. Los Upanishads dicen: «Existe Brahma»..., sin ningún argumento. ¿Cómo se llega a esta conclusión? ¿Cuál es la prueba? ¿Con base en qué premisas declaras que “existe Brahma”..? Los Upanishads no dicen nada; simplemente llegan a una conclusión. El corazón llega a una conclusión inmediatamente. Y cuando se ha alcanzado la conclusión, puedes crear el proceso. Ese es el significado de la teología. Los místicos llegan a la conclusión y los teólogos crean el proceso. Jesús llegó a la conclusión y los teólogos -san Agustín, santo Tomás de Aquino- crearon el proceso. Eso es secundario. La conclusión ha sido alcanzada; ahora tienes que encontrar las pruebas. La prueba está en la vida del místico. No puede argumentar sobre ello. Él mismo es la prueba..., si puedes verla. Si no puedes ver, entonces no hay prueba. Entonces la religión es absurda. No conviertas estas técnicas en teorías. No lo son. Son saltos a la experiencia, saltos a la conclusión. 108 Vuélvete tu propio guía interno. Tercera técnica: Esta consciencia es el espíritu de guía de cada uno. Se éste. Lo primero es que tienes la guía dentro de ti, pero no la usas. Y no la has usado durante tanto tiempo, durante tantas vidas, que puede que ni siquiera seas consciente de que existe una guía dentro de ti. Estuve leyendo el libro de Castaneda. Su maestro, Don Juan, le asigna un bello experimento. Es uno de los experimentos más antiguos. En una noche oscura, en un sendero muy montañoso, el
maestro de Castaneda dijo: «Simplemente cree en el guía interno y empieza a correr.» Era peligroso. Era un sendero montañoso, desconocido, con árboles, arbustos, barrancos. Se podía caer en cualquier sitio. Incluso a la luz del día tenía que estar alerta al caminar allí, y por la noche todo estaba oscuro. No veía nada, y su maestro le dijo: «No andes, ¡corre!» ¡No podía creerlo! Era sencillamente suicida. Se asustó; pero el maestro corrió. Salió corriendo como un animal salvaje, y volvió corriendo. Y Castaneda no entendía cómo lo estaba haciendo. No sólo estaba corriendo en esta oscuridad, sino que cada vez venía corriendo directamente hasta él, como si pudiese ver. Entonces, poco a poco, Castaneda se armó de valor. Si este anciano podía hacerlo, ¿por qué no él? Lo intentó, y poco a poco sintió que le llegaba una luz interna. Entonces empezó a correr. Sólo estás cuando dejas de pensar. En el momento en que dejas de pensar, sucede lo interno. Si no piensas, todo está bien; es como si un guía interno estuviera operando. Tu razón te ha guiado mal, y la peor guía ha sido ésta, no crees en el guía interno. En primer lugar, tienes que convencer a tu razón. Incluso si tu guía interno dice: «Sigue», tienes que convencer a tu razón, y entonces pierdes oportunidades. Porque hay momentos...; puedes usarlos o puedes desaprovecharlos. El intelecto requiere tiempo, y mientras estás pensándotelo, reflexionando, cavilando, te pierdes el momento. La vida no está esperándote. Hay que vivir inmediatamente. Hay que ser realmente un guerrero, como dicen en Zen, porque cuando estás luchando en el campo con tu espada, no puedes pensar. Tienes que moverte sin pensar. Los maestros Zen han usado la espada como una técnica para la meditación, y en Japón dicen que si dos maestros Zen, dos personas meditativas, están luchando con esas espadas, la lucha no puede concluir. Ninguno puede ser derrotado y ninguno va a vencer, porque ninguno de los dos está pensando. Las espadas no están en sus manos, sino en manos de su guía interno, el guía interno que no piensa, y antes de que el otro ataque, el guía sabe y defiende. No puedes pensar en ello porque no hay tiempo. El otro está apuntando a tu corazón. En un instante, la espada penetrará en el corazón. No hay tiempo para pensar en ello, en qué hacer. Cuando a él se le ocurra el pensamiento «penetra en el corazón»,
simultáneamente se te debe ocurrir a ti el pensamiento «defiende»; simultáneamente, sin ningún intervalo:.., sólo entonces puedes defenderte. De lo contrario, ya no existirás. De modo que enseñan la esgrima como una meditación, y dicen: «Estate en todo momento con el guía interno; no pienses. Permite que el guía interno haga todo lo que te suceda. No dejes que interfiera la mente.» Esto es muy difícil, porque estamos muy adiestrados con nuestras mentes. Nuestras escuelas, nuestros colegios, nuestras universidades, toda la cultura, toda la pauta de la civilización, enseña a nuestras cabezas. Hemos perdido el contacto con el guía interno. Todo el mundo nace con ese guía interno, pero no se le permite trabajar, funcionar. Está casi paralizado, pero puede ser reavivado. Este sutra es para ese guía interno. Esta consciencia es el espíritu de guía de cada uno. Se éste. No pienses con la cabeza. En realidad, no pienses en absoluto. Simplemente actúa. Pruébalo en algunas situaciones. Será difícil, porque el viejo hábito será empezar a pensar. Tendrás que estar alerta, no pensar, sino sentir internamente que está llegando a la mente. Puede que estés confuso muchas veces, porque no podrás saber si está viniendo del guía interno o de la superficie de la mente. Pero pronto conocerás la sensación, la diferencia. Cuando algo viene de lo interno, sube desde el ombligo. Puedes sentir el flujo, el calor, subiendo desde el ombligo. Cuando piensa tu mente, está sólo en la superficie, en la cabeza, y luego baja. Si tu mente decidió algo, entonces tienes que forzarlo a que baje. Si decide tu guía interno, entonces algo sube burbujeando en ti. Va del núcleo profundo de tu ser hacia la mente. La mente lo recibe, pero no es de la mente. Viene de más allá..., y esa es la razón por la que la mente está asustada de ello. Para la razón no es digno de confianza porque viene de atrás, sin ninguna razón, sin ninguna prueba. Simplemente sube burbujeando. Pruébalo en ciertas situaciones. Por ejemplo, te has perdido en un bosque. Pruébalo. No pienses, simplemente cierra los ojos, siéntate, se meditativo, y no pienses, porque es inútil; ¿cómo vas a pensar? No sabes. Pero pensar se ha vuelto un hábito tal que sigues pensando incluso en los momentos en que no puede salir nada de ello. Sólo se puede pensar acerca de algo que ya se conoce. Estás perdido en un bosque, no tienes ningún mapa, no
hay nadie a quien preguntar. ¿En qué estás pensando? Pero sigues pensando. Ese pensamiento será sólo una preocupación, no un pensamiento. Y cuanto más te preocupas, menos competente puede ser el guía interno. No te preocupes. Siéntate bajo un árbol, y deja que los pensamientos cesen y se asienten. Espera, no pienses. No crees el problema, simplemente espera. Y cuando sientas que ha llegado un momento de no pensamiento, levántate y empieza a avanzar. Dondequiera que vaya tu cuerpo, deja que vaya. Simplemente se un testigo. No interfieras. El camino perdido puede ser encontrado muy fácilmente. Pero la única condición es, no dejes que interfiera la mente. Esto ha sucedido muchas veces sin que te hayas dado cuenta de ello. Los grandes científicos dicen que siempre que se ha hecho un gran descubrimiento, nunca fue hecho por la mente; siempre fue hecho por el guía interno. Madame Curie estaba intentando e intentando resolver un problema matemático. Hizo todo lo que pudo, todo lo posible; entonces se hartó. Había estado trabajando durante días, semanas seguidas, y no había conseguido nada. Se sentía furiosa. Ningún camino llevaba a la solución. Entonces, una noche, exhausta, se quedó dormida. Y por la noche, en un sueño, brotó la conclusión. Estaba tan preocupada por la conclusión que el sueño se rompió; se despertó. Inmediatamente, escribió la conclusión; porque en el sueño no había ningún proceso, sólo una conclusión. La escribió en un cuaderno y se volvió a dormir. Por la mañana estaba desconcertada; la conclusión era correcta, pero no sabía cómo había sido alcanzada. No había ningún proceso, ningún método. Entonces intentó encontrar el proceso; ahora era más fácil, porque ya tenía la conclusión, y es fácil ir hacia atrás desde la conclusión. Ganó el Premio Nobel a raíz de este sueño..., pero siempre se preguntó cómo había sucedido. Cuando tu mente se agota y no puede hacer más, simplemente se retira. En ese momento de retiro, el guía interno puede dar indicios, pistas, claves. El hombre que ganó el Premio Nobel por la estructura interna de la célula humana, la vio en un sueño. Vio toda la estructura de la célula humana, la célula interna, en un sueño, y luego, por la mañana, la dibujó. Él mismo
no podía creer que pudiera ser así, así es que tuvo que trabajar durante años. Después de años de trabajo, pudo concluir que el sueño era cierto. Con Madame Curie sucedió que, cuando llegó a conocer este proceso interno del guía interno, decidió intentarlo. En cierta ocasión había un problema que quería resolver, así que pensó: «¿Por qué preocuparme por ello, y por qué intentarlo? Vete a dormir.» Durmió bien, pero no hubo ninguna solución. De modo que se sintió perpleja. Lo intentó muchas veces. Cuando había un problema, inmediatamente se iba a dormir. Pero no se produjo ninguna solución. Primero hay que intentarlo completamente con el intelecto; sólo entonces puede brotar la solución. La cabeza tiene que estar completamente exhausta; de lo contrario sigue funcionando incluso en un sueño. De manera que ahora los científicos dicen que todos los grandes descubrimientos son intuitivos, no intelectuales. Esto es lo que se quiere decir con el guía interno. Esta consciencia es el espíritu de guía de cada uno. Se éste. Pierde la cabeza y cae en este guía interno. Está ahí. Las Escrituras antiguas dicen que el maestro o el gurú -el gurú externo- sólo puede ser útil para encontrar el gurú interno. Eso es todo. Una vez que el gurú externo te ha ayudado a encontrar el gurú interno, la función del gurú externo ha terminado. No puedes llegar a la verdad por medio de un maestro; por medio de un maestro sólo puedes llegar al maestro interno; y entonces este maestro interno te llevará a la verdad. El maestro externo es sólo un representante, un substituto. Él tiene su guía interno y puede sentir también tu guía interno, porque ambos existen en la misma longitud de honda, ambos existen en la misma sintonía y la misma dimensión. Si he encontrado mi guía interno, puedo mirarte y sentir tu guía interno. Y si realmente soy un guía para ti, toda mi guía será llevarte a tu guía interno. Una vez que estás en contacto con el guía interno, yo ya no soy necesario. Ahora puedes avanzar solo. De modo que lo único que puede hacer un gurú es bajarte de la cabeza al ombligo, de la fuerza razonadora a la intuitiva, de la mente argumentativa a tu guía confiado. Y esto no es así sólo con los seres humanos, sino también con los animales, con los pájaros, con los árboles, con todo. El guía interno existe, y se han descubierto muchos nuevos
fenómenos que son misterios. Hay numerosos casos. Por ejemplo, el pez madre muere inmediatamente después de poner los huevos. Entonces el padre ayuda a fecundar los huevos, y luego muere. Los huevos permanecen solos sin madre ni padre. Maduran. Entonces nacen nuevos peces. Estos peces no saben nada sobre su padre, su madre, sus padres; no saben de dónde vinieron. Pero aunque estos peces específicos viven en una parte específica del mar, irán a la parte de la que vinieron el padre y la madre para poner los huevos. Irán al origen. Esto ha estado sucediendo una y otra vez, y cuando quieran poner huevos vendrán a este banco, pondrán los huevos, y morirán. De modo que no hay ninguna comunicación entre los padres y sus hijos, pero los hijos saben de alguna forma dónde tienen que ir, adónde tienen que mudarse..., y nunca se equivocan. Y no puedes desorientarles. Se ha intentado, pero no se les puede desorientar. Llegarán al origen. Está operando algún guía interno. En la antigua Unión Soviética experimentaron con gatos, con ratas, y con muchos animales pequeños. Una gata, una gata madre, fue separada de sus hijos y llevaron a éstos a las profundidades del mar; no había forma de que ella supiera lo que les estaba sucediendo a sus hijos. Le pusieron todo tipo de instrumentos científicos para medir lo que pasaba en su mente y en su corazón, y entonces mataron a uno de los hijos, en las profundidades del mar. La madre se dio cuenta inmediatamente. Su pulso cambió. Se quedó perpleja y preocupada; su ritmo cardiaco se aceleró... en cuanto mataron a su hijo. Y el instrumental científico indicó que estaba sintiendo un dolor intenso. Luego, al cabo de un rato, todo volvió a ser normal. Entonces mataron a otro de sus hijos, de nuevo el cambio. Y lo mismo con el tercer hijo. Sucedió cada vez, exactamente al mismo tiempo, sin ningún intervalo. ¿Qué estaba sucediendo? Ahora aquellos científicos dicen que la madre tiene una guía interna, un centro interno que siente y está unido a sus hijos, independientemente dónde estén. Y siente inmediatamente una relación telepática. La madre humana no sentirá tanto. Esto es extraño. Debería ser justo al revés, la madre humana debería sentir más porque está más evolucionada. Pero no lo sentirá porque la cabeza se ha hecho cargo de todo y los centros internos
están todos paralizados. Esta consciencia es el espíritu de guía de cada uno. Se éste. Siempre que estés desconcertado en una situación y no puedas ver cómo salir de ella, no pienses; simplemente estate en un estado profundo sin pensamientos y deja que el guía interno te guíe. Al principio te sentirás asustado, inseguro, pero pronto, cuando todas las veces llegues a la conclusión correcta, cuando todas las veces llegues a la puerta correcta, cobrarás ánimo y te llenarás de confianza. Si sucede esta confianza, yo la llamo fe. Esto es realmente la fe religiosa: la confianza en el guía interno. Razonar forma parte del ego. Eres tú creyendo en ti mismo. En el momento en que vas a lo profundo de ti, has ido al alma misma del universo. Tu guía interno forma parte de la guía divina. Cuando le sigues, sigues a lo divino; cuando te sigues a ti mismo, estás complicando las cosas, y no sabes lo que estás haciendo. Puede que pienses que eres muy sabio. No lo eres. La sabiduría viene del corazón, no del intelecto. La sabiduría viene de la profundidad más íntima de tu ser, no de la cabeza. Córtate la cabeza, estate sin cabeza... y sigue al ser, te lleve a donde te lleve. Incluso si te lleva al peligro, entra en el peligro, porque ese será el camino para ti y tu crecimiento. Mediante ese peligro crecerás y madurarás. Incluso si el guía interno te lleva a la muerte, entra en ella, porque ese va a ser el camino para ti. Síguele, confía en él, y avanza con él. Capítulo 78 El Guía Interno Preguntas Algunas de estas técnicas parecen demasiado avanzadas. ¿Cómo reconocer el guía interno? ¿No se volverá intelectualmente débil la persona intuitiva? Primera pregunta:
Algunas de las técnicas en los ciento doce métodos parecen ser resultados finales y no técnicas, como las que dicen «vuélvete consciencia universal» o «se esto», etc. Parece que necesitamos técnicas para llegar a estas técnicas. ¿Se crearon técnicas como esas para personas muy avanzadas que podían volverse cósmicas con una mera sugerencia? Semejantes técnicas no fueron creadas para personas muy avanzadas, sino para personas muy inocentes, sencillas, inocentes, confiadas. Entonces una sugerencia es suficiente. Tú tienes que tener algo que hacer porque no puedes confiar. No tienes fe. A menos que hagas algo, no puede sucederte nada, porque crees en la acción. Si te sucede algo de repente, sin ninguna acción por tu parte, te asustarás y no lo creerás. Incluso puede que lo ignores; puede que ni siquiera tomes nota en tu mente de que ha sucedido. A no ser que hagas, no puedes sentir que te está sucediendo algo, así es el ego. Pero para una persona inocente, para una mente inocente, abierta, una sugerencia es suficiente. ¿Por qué? Porque, en realidad, el ser más íntimo no es algo que hay que lograr en el futuro, está aquí y ahora, ya es la realidad. Todo lo que hay que lograr está aquí, presente en ti en este mismo momento. Si puedes confiar sin ningún esfuerzo, puede ser revelado. No es una cuestión de tiempo, de que tengas que encontrarlo. Es tú. Puedes llamarlo Dios, puedes llamarlo nirvana o lo que quieras, ya es tú. De modo que, incluso una sugerencia, si se cree totalmente, puede revelártelo. Por eso se da tanta importancia a shraddha, la confianza, la fe. Si una persona puede creer en el maestro, sólo una alusión, una sugerencia, una indicación..., y en un instante todo será revelado. Lo básico que hay que comprender es esto: hay cosas que no puedes lograr ahora mismo porque hará falta tiempo para producirlas. No las tienes. Si te doy una semilla, no puede volverse un árbol inmediatamente. Hará falta tiempo, y tendrás que esperar y trabajar. La semilla no puede volverse el árbol inmediatamente. Pero tú ya eres realmente el árbol. No es una semilla de la que tengas que ocuparte, sino un árbol oculto en la oscuridad, un árbol que está encubierto, un árbol al que no estás prestando atención; eso es todo. Tu falta de atención es lo que lo
encubre. No estás mirándolo; eso es todo. Estás mirando a otra parte, y por eso te lo estás perdiendo. En un momento de confianza, el maestro puede decirte, sólo como sugerencia, que está ahí. Y si puedes creer, si puedes mirar en esa dimensión con confianza, te será revelado. Estas técnicas no son para personas avanzadas; son para personas sencillas, inocentes. Las personas avanzadas son, en cierto modo, difíciles. No son inocentes; han estado trabajando, han logrado algo, y tienen un ego sutil detrás de ello. Saben algo, así que no son inocentes, no pueden creer. Tendrás que debatir y convencerlas; y, aun así, tendrán que esforzarse. Con «mente inocente» me refiero a una mente que no está debatiendo. Es como un niño pequeño. El niño va de la mano de su padre, no tiene miedo. El padre le está llevando, debe de estar llevándole en la dirección correcta. El padre sabe, así que el niño no necesita preocuparse. No está pensando en el futuro, no le preocupa lo que va a suceder. Está disfrutando el viaje mismo; el objetivo no es el problema en absoluto. Para el padre puede que sea un problema. Puede que tenga miedo. Puede que esté preguntándose si se han perdido o no, si van por buen camino o no. Pero para el niño no es un problema. Sabe que el padre sabe. Eso es todo. Y a donde le lleve el padre, él le seguirá..., y es feliz en este mismo momento. Un discípulo confiado, una mente inocente como un niño..., y el maestro es más que un padre. Una vez que el discípulo se entrega, confía. Entonces, en cualquier momento, cuando el maestro sienta que el discípulo está en armonía, está compenetrado, simplemente le dará una indicación. He oído hablar de un maestro Zen, Bokuju... Se esforzó duramente para conseguir la iluminación, pero no sucedió nada. En realidad, con un duro esfuerzo a veces no sucederá nada, porque el duro esfuerzo se debe al ego. Y con el duro esfuerzo el ego se vuelve más duro. Bokuju hizo todo lo que se podía hacer, pero el objetivo no estaba más cerca. Más bien, por el contrario, estaba más lejos; más lejos que cuando había empezado el viaje. Estaba perplejo, confuso, así que fue a ver a su maestro. El maestro dijo: «Durante unos pocos años, simplemente cesa todo esfuerzo, todo objetivo, todo rumbo. Olvídalo, y vive momento a momento junto a mí. No hagas nada. Simplemente come,
duerme, camina, y permanece junto a mí. Y no hagas ninguna pregunta... Simplemente veme, ve mi presencia. Y no hagas ningún esfuerzo, porque no hay nada que lograr. Olvida la mente que quiere lograr algo, porque esa mente siempre está en el futuro; por eso sigue perdiéndose el presente. Olvida que tienes que lograr algo.» Bokuju creía en su maestro. Empezó a vivir con él. Durante unos días, unos meses, le venían ideas, le llegaban pensamientos, y a veces se sentía inquieto y pensaba: «Estoy perdiendo el tiempo. No estoy haciendo nada. ¿Cómo va a suceder sin hacer nada? Si no pudo suceder con un esfuerzo tan duro, ¿cómo va a ser fácil de lograr sin hacer nada?». No obstante, creía en el maestro. Poco a poco, la mente empezó a ir más despacio, y empezó a sentir que en presencia de su maestro fluía una sutil calma, fluía un silencio del maestro a él. Empezó a sentir una fusión. Pasaron los años. Se olvidó completamente de que existía. El maestro se volvió el centro y él empezó a vivir como una sombra. Entonces es posible el milagro, que esto suceda es el milagro. Un día, de pronto, el maestro le llamó: «Bokuju, ¿estás aquí?». Sólo esto: «Bokuju, ¿estás aquí?». Y él dijo: «Sí, maestro.» Y se dice que se iluminó. No hubo nada parecido a una técnica, ni siquiera una sugerencia; tan sólo: «Bokuju, ¿estás aquí?». Había sido llamada la presencia total: ¿Estás aquí, sin irte a ninguna parte, sin irte a otro sitio? ¿Estás presente aquí con total intensidad? Y Bokuju dijo: «Sí, maestro.» En ese «sí» se volvió totalmente presente. Se dice que el maestro se echó a reír y Bokuju se echó a reír, y el maestro dijo: «Ahora puedes irte. Ahora vete de aquí y ayuda a la gente con tu presencia.» Bokuju nunca enseñó ningún método. Simplemente pedía esto: «Estate cerca. Permanece presente.» Y cuando un discípulo estaba en armonía, decía el nombre del discípulo y preguntaba: «¿Estás aquí?» Ésta era toda la técnica. Pero esta técnica requerirá un asentamiento de tu mente, una profunda inocencia. Hay muchas técnicas que son sencillas, lo más sencillas posible; tan sólo decir: «Se esto», una mera indicación. Pero eso debe ser dicho por el maestro en un momento determinado. «Se esto» no se puede decir siempre. Debe de haberse dicho en una determinada sintonización, cuando el
discípulo era totalmente uno con el maestro, o totalmente uno con el universo, fundido. Entonces el maestro dice: «Se esto», y el enfoque cambiará de pronto, y la última parte del ego se disolverá. Estos métodos funcionaron en el pasado, pero ahora es difícil, muy difícil, porque sois tan calculadores, sois tan listos... Y ser listo va en contra de ser inocente. Eres tan calculador; sabes demasiada aritmética. Este cálculo sigue y sigue en la mente; todo lo que haces, siempre es calculado, planeado. Nunca eres inocente, nunca eres abierto, receptivo; crees demasiado en ti mismo. Por eso sigues errando. Estos métodos no serán útiles para ti a menos que te prepares. Esa preparación puede ser muy larga, y eres muy impaciente. Esta época es básicamente la época más impaciente que ha sucedido nunca en esta Tierra. Todo el mundo es impaciente, todo el mundo está pendiente del tiempo, y todo el mundo quiere hacerlo todo inmediatamente. Pero con semejante consciencia del tiempo, es imposible. La gente viene a mí y dice que ha venido sólo a pasar un día. Al día siguiente se van a Sai Baba, y después de estar con él se irán a Rishikesh, y luego irán a alguna otra parte. Luego regresan frustrados y piensan que India no tiene nada que ofrecer. No es cuestión de si India puede dar algo o no; la cuestión es siempre si tú puedes recibirlo o no. Tienes tanta prisa y quieres algo inmediatamente. Al igual que en el café instantáneo, piensas en la meditación instantánea, el nirvana instantáneo. No es posible. El nirvana no puede ser empaquetado, no puede ser instantáneo. No es que sea imposible hacerlo instantáneo, puede serlo; pero sólo puede ser instantáneo con la mente que no anda en busca de lo instantáneo. Ese es el problema. Puede ser instantáneo. Puede suceder inmediatamente, en este momento. No es necesario siquiera un momento. Pero sólo a alguien que está completamente relajado con respecto al tiempo puede sucederle instantáneamente. Esto parece paradójico, pero es así. Si puedes esperar eternamente, no necesitarás esperar en absoluto. Pero si no puedes esperar ni un solo momento, tendrás que esperar eternamente. Tendrás que esperar, porque la mente que dice: «iQue suceda inmediatamente!», es una mente que ya se ha ido del momento. Está corriendo, no está en ninguna parte, está de
acá para allá. Una mente que está de acá para allá, en movimiento, no puede ser inocente. Puede que no seas consciente de ello, pero las personas inocentes nunca tienen consciencia del tiempo. El tiempo se prolonga pausadamente. No hay prisa por ir a ninguna parte; no están corriendo. Están disfrutando momento a momento. Están mascando cada momento. Y cada momento tiene su propio éxtasis que entregar. Pero tienes tanta prisa que no puedes entregarlo. Mientras tú estás aquí, tus manos están en el futuro, tu mente está en el futuro, te perderás este momento. Y esto siempre será así; siempre te perderás el ahora. ¡Y ahora es el único tiempo! El futuro es falso, el pasado es sólo un recuerdo. El pasado ya no existe, el futuro está aún por llegar..., y lo único que sucede es el ahora. Ahora es el único tiempo. De modo que si estás dispuesto a ir un poco más despacio, a ser menos calculador, a jugar como los niños, aquí y ahora, entonces estas técnicas sencillas pueden hacer milagros. Pero este siglo es demasiado consciente del tiempo. Por eso preguntas: Parece que necesitamos técnicas para llegar a estas técnicas. No. Éstas son técnicas; no resultados finales. Parecen resultados finales porque no puedes concebir cómo pueden funcionar. Pueden funcionar en una mente específica; no pueden funcionar en otros tipos de mente. Y, en realidad, los que saben dicen que al final todas las técnicas te llevarán a la inocencia en la que sucede el fenómeno. Cuando suceda el fenómeno, será porque las técnicas te habrán llevado a esa inocencia..., si hay inocencia. Pero ahora es difícil, porque en ninguna parte se incentiva la inocencia; en todas partes estamos incentivando la astucia. Las universidades no son para hacerte inocente, sino para hacerte listo, astuto, calculador. Cuanto más listo seas, mejor serás en la lucha de la vida. Puedes conseguir mucha riqueza, prestigio, poder, si eres calculador. Si eres inocente, resultarás ser estúpido; si eres inocente, no llegarás a ninguna parte en este mundo competitivo. Éste es el problema, en este mundo competitivo puede que no llegues a ninguna parte, pero en el mundo no competitivo del nirvana, si eres inocente, llegarás a alguna parte. Si eres calculador, no llegarás a ninguna parte en el mundo del nirvana, pero llegarás a alguna parte en este mundo. Y hemos
elegido este mundo como nuestro objetivo. Las antiguas universidades eran completamente diferentes, su orientación era totalmente diferente. Nalanda o Takshsila no instruían sobre la astucia, no instruían la listeza. Instruían la inocencia. Su orientación era diferente a la de Oxford, o Kashi, o Cambridge; su orientación era totalmente diferente. Estaban creando un tipo diferente de mente. De modo que sucedía casi siempre que, al final, una persona que estudiaba en Takshsila o Nalanda se volvía un bhikkhu, un sannyasin. Para cuando se licenciaba en la universidad, renunciaba a este mundo. Esas universidades eran antimundo; preparaban para alguna otra dimensión. Te preparaban para otra cosa que no puede medirse en términos de este mundo. Estas técnicas eran para esos tipos de gente. O eran inocentes por naturaleza o se estaban adiestrando para ser inocentes. Cuando Jesús les dijo a sus seguidores: «Si alguien te golpea en una mejilla, ofrécele la otra», ¿qué estaba intentando hacer? Está intentando hacerte inocente. Sólo un tonto haría eso. Cuando alguien te golpea en una mejilla, una mente calculadora dirá: «Pégale fuerte, inmediatamente.» Y una mente realmente calculadora dirá: «Antes de que te pegue él, pégale tú. Porque el ataque es la mejor defensa.» Pregúntale a Maquiavelo; él es la mente más astuta. Él dice: «Antes de que alguien te ataque, atácale tú, porque el ataque es la mejor defensa. Una vez que alguien te ha atacado, ya eres débil; ya te ha ganado terreno. Ya no estáis en igualdad de condiciones. Te lleva la delantera. Así que no permitas que el enemigo te lleve la delantera. Ataca antes de que alguien te ataque a ti.» Ésta es una mente calculadora, ésta es una mente lista. Todos los príncipes y todos los reyes de la Europa medieval leían a Maquiavelo, pero éste era una persona tan lista que ningún rey quiso darle empleo. Le leían -su libro era la Biblia de la política del poder, todo príncipe leía su libro El Príncipe y lo seguía-, pero ningún rey estaba dispuesto a darle empleo, porque era un hombre muy listo. Era mejor mantenerle alejado; era peligroso, sabía demasiado. Decía: «La virtud no es buena, pero simular que se es virtuoso sí lo es. No seas virtuoso, pero simula siempre que eres virtuoso. Eso es lo realmente bueno, porque entonces ganas por los dos lados, ganas con el vicio y también con la virtud.»
Ésta es la mente calculadora. Sigue fingiendo que eres virtuoso y alaba siempre la virtud. Pero nunca seas realmente virtuoso. Alaba siempre la virtud para que los demás sepan que eres una persona virtuosa. Condena siempre el vicio..., pero no tengas miedo de usarlo. Jesús dice: «Cuando alguien te golpee en una mejilla, ofrécele la otra. Si alguien te coge el abrigo, te lo quita, dale también tu camisa. Y si alguien te obliga a llevar su carga un kilómetro, di le que estás dispuesto a llevarla dos kilómetros.» Esto es una tontería evidente, pero muy significativa. Si puedes hacer esto, estas técnicas serán para ti. Jesús está preparando a sus discípulos para la iluminación repentina. Piensa en ello. Si puedes ser tan inocente, tan confiado que si el otro te está pegando, debe de estar pegándote por tu bien... así que ofrécele también la otra mejilla, y déjale que te golpee en ella. Hay que creer, confiar, en la bondad del otro; nadie es tu enemigo. Cuando Jesús dice: “Ama a tus enemigos”, éste es el significado. Nadie es tu enemigo; no veas enemigos en ninguna parte. Eso no significa que no habrá enemigos y que no habrá gente que se aprovechará de ti. Los habrá. Te explotarán. Pero se explotado..., y no seas astuto. Mira esa dimensión: se explotado pero no seas astuto. Se explotado pero no seas desconfiado, no seas escéptico, no pierdas la fe. Eso es más valioso que todo lo que los demás te puedan quitar. Ninguna otra cosa es tan valiosa. ¿Pero cómo funcionan nuestras mentes? Si un hombre te engaña, toda la humanidad es mala. Si un hombre es deshonesto, o piensas que es deshonesto, entonces no crees en absoluto en la humanidad. Entonces toda la humanidad se ha vuelto deshonesta. Si un judío es un avaro, entonces toda la raza judía es avara. Si un musulmán es intolerante, entonces todos los musulmanes lo son. Sólo uno es suficiente para que perdamos la fe en todos. Jesús dice: «Incluso si todos son deshonestos, no deberías perder la fe, porque la fe es más valiosa que lo que esa gente deshonesta pueda quitarte con su deshonestidad.» De modo que, en realidad, si pierdes la fe estás perdiendo algo; si no, no se pierde nada. Para gente tan inocente, estas técnicas son suficiente; no pedirán nada más. Se las dices, y les sucede. Muchos se han iluminado con sólo oír al maestro..., pero en el pasado, no en esta
época. He oído una historia acerca de Rinzai. Era un bhikkhu pobre, un sannyasin pobre, un mendigo. Mientras dormía en su cabaña, entró un ladrón. No había nada en la cabaña excepto una manta que él estaba usando. Estaba durmiendo en el suelo, cubierto con su manta. Entonces se sintió incómodo y empezó a pensar: «¡Qué hombre tan desventurado! Ha venido hasta aquí desde el pueblo para encontrar algo, y no hay nada en mi cabaña! ¡Qué infortunio! ¿Cómo puedo ayudarle? Lo único es esta manta.» Y estaba debajo de ella, así que se deslizó fuera de ella, la dejó allí y se fue calladamente a una esquina oscura. El ladrón cogió la manta y se fue. Era una noche muy fría, pero Rinzai estaba contento de que el ladrón no se hubiera ido con las manos vacías. Entonces se sentó a la ventana de su cabaña. La noche era fresca, y se veía la luna llena. Escribió un pequeño haiku, un pequeño poema. En el haiku decía: «Si hubiese podido darle esta Luna al ladrón, se la habría dado.» ¡Esta mente! ¿Qué ha perdido? Sólo una manta. ¿Qué ha ganado? El mundo entero; todo lo que puede ganarse. Ha ganado inocencia, confianza, amor. Para este hombre no es necesaria ninguna técnica. Su maestro diría: «Mira. Se consciente. Estate alerta.» Y eso bastaría. Segunda pregunta: ¿Cómo diferenciar entre los dictados de la mente inconsciente y los del guía interno? ¿Cómo puede uno reconocer que el guía interno ha entrado en función? Lo primero: debido a Freud, ha surgido mucha confusión en torno a la palabra «inconsciente». Freud la entendió completamente mal, la interpretó mal. Y se ha vuelto la base del conocimiento moderno de la mente. Para Freud, el inconsciente significaba tan solo el consciente reprimido, la parte reprimida del consciente. De modo que todo lo que es malo y dañino, inmoral, ha sido reprimido. Como la sociedad no lo puede permitir, tiene que ser reprimido dentro. Para Freud, esa parte reprimida es el inconsciente; pero no para los místicos. Freud no es un místico; no ha entrado en su propio
inconsciente. Simplemente ha estado observando casos de pacientes, gente enferma, gente anormal, loca, demente, patológica. Ha estado estudiando la mente patológica, y mediante el estudio de la mente patológica –y eso, también, desde fueraconcluyó que justo debajo del consciente hay una mente inconsciente. Esa mente inconsciente contiene todo lo que ha sido reprimido desde la infancia, todo lo que la sociedad ha condenado. La mente lo ha reprimido; tan sólo para olvidarse de que existe. Pero existe..., y sigue funcionando. Y es muy poderoso, sigue cambiando el consciente, sigue haciendo trucos con el consciente. El consciente es realmente impotente ante ello, porque todo lo que está reprimido lo está sólo porque es tan poderoso que la sociedad no puede afrontarlo. De manera que la sociedad ha estado reprimiéndolo y la sociedad no sabe qué otra cosa hacer con ello. Por ejemplo, el sexo. Es tan poderoso que, si no lo reprimes, no sabrás qué hacer con ello. Te conducirá a caminos peligrosos. Y es una energía tan poderosa que toda la sociedad se volverá caótica si es completamente permitida. No podría existir el matrimonio, no podría existir el amor; todo sería un caos si se le permitiese la libertad total, porque entonces el hombre se comportaría como un animal. Si no hubiese matrimonio, familia, toda la sociedad se destruiría. La sociedad depende, de la unidad de la familia; la familia depende del matrimonio; el matrimonio depende de la represión del sexo. Todo lo que es natural, vigoroso, ha sido inhibido, declarado tabú..., tan drásticamente que te sientes culpable de ello y sigues luchando con ello. La sociedad no sólo ha creado policías fuera; ha creado policías internos, tu consciencia: una regulación doble para que no te descarríes, para que no puedas ser natural, para que tengas que ser antinatural. Ahora los psicólogos modernos dicen que la locura forma parte de la civilización, la civilización no puede existir sin locura. Pero los locos están sufriendo, porque les habéis impuesto un orden tal que sus instintos naturales están aplastados. Han sido imposibilitados. Puede que vuestros locos sean más fuertes que vosotros; por eso sus instintos se han sublevado y han dado al traste con su consciencia, con su mente, con todo. Un concepto mejor de humanidad, una mejor organización, una mejor
disciplina con más conocimiento y sabiduría, puede usarlos. Puede que resulten ser genios; puede que resulten ser gente de talento. Lo son. Pero tienen tanta fuerza dentro de ellos que no pueden reprimirse. Y la sociedad no les permitirá que se muevan porque son salvajes. Freud llegó a la conclusión de que la civilización necesita el inconsciente, la parte reprimida. Pero, en realidad, para el tantra y el yoga este inconsciente no es el inconsciente; está sólo entre el consciente y el inconsciente, una pequeña frontera. Es subconsciente. El consciente ha empujado algo hacia abajo, pero el consciente está al tanto. No es realmente inconsciente; estás al tanto de ello. Puede que no quieras reconocerlo, puede que no quieras prestarle atención, porque tienes miedo de que si le prestas atención, surgirá. Lo has compelido a la oscuridad, pero eres consciente de ello. El inconsciente freudiano no es realmente inconsciente, sino sólo subconsciente. No es una noche oscura, está a la luz, puedes verlo. El tantra habla del inconsciente real que no está reprimido por ti, sino que es tu ser más profundo. Y tu consciente es sólo una parte de él que ha salido a la luz, una décima parte que ha salido a la luz, que se ha vuelto consciente. Nueve partes, nueve décimas partes, están ocultas debajo. Ese inconsciente es realmente tu fuente de energía vital, de ser. Tu mente consciente es una décima parte de toda la mente, y esta mente consciente ha creado su propio centro. Ese centro es el ego. Este centro es falso, porque no pertenece a toda la mente, no es el centro de toda la mente. Es sólo un centro de la parte consciente, un fragmento. El fragmento ha creado su propio centro y ese centro sigue pretendiendo ser el centro de todo el ser. No, tu mente total tiene un centro, ese centro es llamado el guía. Ese centro está en el inconsciente y sólo se revelará cuando cinco fragmentos, o la mitad de la mente, salgan a la luz. Entonces el centro que es el guía se revelará. Está oculto en el inconsciente. De modo que no necesitas tener miedo al inconsciente; es al inconsciente freudiano al que le tienes miedo. Es algo a lo que tenerle miedo. Pero este inconsciente freudiano puede ser expulsado en la catarsis. Por eso pongo tanta insistencia en la catarsis. Este inconsciente freudiano puede ser expulsado en la catarsis, todo lo que querías hacer y no has hecho hazlo
meditativamente. No se lo hagas a alguien, porque eso crea una cadena de sucesos, y no la controlarás. Hazlo en un vacío. Si estás enfadado, hazlo en un espacio vacío. Si sientes sexualidad, lánzasela al cielo. Si sientes cualquier cosa, deja que salga de dentro hacia fuera. Exprésala. Una catarsis meditativa te liberará del inconsciente freudiano. Si se sigue la técnica que yo enseño, el inconsciente freudiano simplemente desaparecerá. Y sólo cuando desaparece este inconsciente freudiano puedes penetrar en el inconsciente real. Está justo en medio, entre el consciente y el inconsciente. Sigues tirando toda tu basura a una habitación y la cierras; vas acumulando una chatarrería, el inconsciente freudiano es una chatarrería. No metas nada en ella; te digo yo, sácalo todo. Cuando entra algo, se vuelve patológico, te puedes volver loco. Cuando salga, te sentirás fresco, joven, aliviado. Para esta época, la catarsis es indispensable. Nadie puede llegar al guía interno sin catarsis. Y una vez que estás en una catarsis profunda no necesitas tener miedo. Entonces el inconsciente real empezará a revelarse a sí mismo, entonces penetrará en tu consciente, y entonces tomarás consciencia por primera vez de tu enorme territorio. No eres un fragmento tan pequeño; tienes un ser muy inmenso, y este ser inmenso tiene un centro. Ese centro es el guía interno. ¿Cómo diferenciar entre el inconsciente y el guía interno? ¿Cómo diferenciar entre el inconsciente freudiano y el guía interno? Será difícil si no pasas por la catarsis. Pero puedes notar una diferencia poco a poco, porque el inconsciente freudiano es una cosa reprimida. Si aparece algo en ti con una fuerza violenta, ten muy claro que esta fuerza violenta está viniendo porque primero la has reprimido. Si algo simplemente aparece en ti sin ninguna violencia, brota silenciosamente, sin dificultad, sin ningún ruido, incluso sin sonido, entonces sabe que esto es el inconsciente real. Está llegándote algo del guía. Pero sólo lo sabrás con claridad cuando pases por la catarsis. Entonces sabrás lo que está sucediendo. Cuando algo venga del inconsciente freudiano te sentirás perturbado, te hará sentirse inquieto, incómodo; y cuando algo venga del guía, tendrás una serenidad tal, te sentirás tan feliz, tan a gusto, tan en casa, que no lo puedes ni imaginar. Simplemente sentirás que esto es exactamente lo apropiado. Todo tu ser
está en armonía con ello; no hay ninguna resistencia. Sabes que esto les lo correcto, esto es lo bueno, esto es la verdad... y nadie puede convencerte de lo contrario. Con el inconsciente freudiano nunca puedes sentirte sereno, nunca puedes estar tranquilo y en calma; estarás perturbado. Es una especie de enfermedad que ha surgido, y habrá una lucha con ella. De modo que es mejor que pases por la catarsis profunda; entonces el inconsciente freudiano se volverá silencioso, poco a poco. E igual que suben burbujas del cauce de un río, suben a la superficie misma del agua, sentirás que suben burbujas del cauce de tu ser. Llegarán a tu mente consciente. Pero la propia llegada te dará una honda tranquilidad, una sensación de que nada puede ser mejor que esto. Pero antes de que suceda esto tienes que descargarte del inconsciente freudiano. Y eso sólo puede suceder si estás en un estado de dejarte ser, porque el ser más íntimo es tan no-violento que no se impondrá. El inconsciente freudiano querrá imponerse; está intentando imponerse en todo momento y tú estás empujándolo hacia atrás. Ésta es la diferencia. Quiere imponerse, quiere activarse, quiere llevarte a alguna parte, quiere manipularte..., y tú estás resistiéndote, luchando con él. El inconsciente real, el guía, no trata de imponerse. Si se lo permites, si le invitas, devotamente, vendrá a ti como un huésped invitado. Tienes que estar en un estado de dejarte ser. Sólo entonces vendrá. Cuando sienta que estás listo, cuando sienta que no será rehusado, rechazado, cuando sienta que, será bienvenido, entonces vendrá a ti. De modo que tienes que hacer dos cosas, catarsis para el inconsciente freudiano, y practica de dejarse ser y de entrega para el guía real, el inconsciente real. Cuando hayas hecho estas dos cosas, sabrás la diferencia. En realidad, no se te puede enseñar la diferencia, la sabrás. Cuando suceda, lo sabrás. ¿Cómo sabes la diferencia entre cuando hay dolor en el cuerpo y cuando todo el cuerpo siente bienestar? Cuando todo el cuerpo está lleno de bienestar y cuando tienes dolor de cabeza, ¿cómo sientes cuál es la diferencia? Simplemente la sabes. No puedes definirla; simplemente la sabes; sabes lo que es un dolor de cabeza y sabes lo que es el bienestar.
El guía real siempre te dará una sensación de bienestar; y el inconsciente freudiano siempre te dará una sensación de dolor de cabeza. Es una agitación, es un conflicto interno, es angustia, es dolor reprimido. De modo que siempre que llegue te sentirás dolorido por todas partes. Debido a este inconsciente freudiano, se han vuelto dolorosas muchas cosas que no son naturalmente dolorosas; por ejemplo, el sexo. Debido a que la sociedad ha reprimido el sexo, se ha vuelto doloroso. Una de las cosas más dichosas de la vida natural es el sexo. Pero se ha vuelto doloroso. Si entras en el sexo, te sentirás frustrado, te sentirás culpable, al final te sentirás debilitado, y decidirás no volver a tener relaciones sexuales. Esto no se debe al sexo natural, esto se debe al inconsciente. El sexo se ha vuelto doloroso. Ha sido tan reprimido que se ha vuelto feo y doloroso. De otra forma, es uno de los mayores éxtasis naturales. Si a un niño nunca se le enseña que el sexo es malo y un pecado, lo disfrutará, sentirá cada vez un profundo bienestar fluyendo por todo su cuerpo. Los hombres sienten más bienestar que las mujeres..., porque las mujeres están más reprimidas. Nadie requiere que un chico sea virgen, pero todo el mundo requiere, incluso el chico mismo, que la chica con la que se va a casar lo sea. Incluso los donjuanes requieren que la chica sea virgen. El inconsciente de las mujeres ha sido reprimido más que el de los hombres; por eso sólo unas pocas mujeres alcanzan el orgasmo. Y eso, también, en Occidente, en Oriente no más del cinco por ciento de las mujeres, como mucho, logra disfrute alguno en el sexo. El noventa y cinco por ciento simplemente están hartas de ello. Por eso, cuando los sadhus y los monjes enseñan que el sexo es pecado, las mujeres siempre están de acuerdo. Se congregan en multitudes en torno a los monjes porque lo que dicen les atrae, es certero. Porque están tan reprimidas que nunca han conocido ninguna dicha con ello. En India, mientras se hace el amor, las mujeres no deben moverse, no deben ser activas, tienen que quedarse inmóviles como cadáveres. Si son activas, su hombre empezará a ponerse suspicaz, están disfrutando el sexo, y esto no es señal de que es una mujer buena. Una mujer buena es una que no disfruta. En Oriente dirán que si quieres casarte, cásate con una mujer buena, y si quieres disfrutar, ten amistad con una mujer mala, porque
sólo las mujeres malas pueden disfrutar. Esto es nefasto. La mujer no debe moverse, no debe ser activa, debería estar como muerta. ¿Cómo va a alcanzar el orgasmo cuando la energía no está moviéndose? Y si no puede disfrutar, se pondrá en contra del marido y pensará que el marido es malo. Todos los días vienen a mi mujeres indias a decirme que están hartas del sexo y que sus maridos las están obligando una y otra vez a hacer el acto sexual. A ellas no les gusta; les da asco. ¿Y por qué los maridos no están tan asqueados? ¿Por qué están asqueadas las mujeres? La razón es que ellas tienen un mayor inconsciente reprimido con respecto al sexo que los hombres. El sexo se ha vuelto doloroso. Si lo has reprimido, es un dolor de cabeza. Cualquier cosa se puede volver un dolor de cabeza simplemente reprímela; ese es el truco. Se volverá un sufrimiento. Y cualquier cosa puede volverse una dicha, simplemente exprésala, no la reprimas. Este inconsciente freudiano es lo único que conoces ahora mismo. No conoces el verdadero inconsciente, el inconsciente tántrico; por eso tienes miedo. Y con miedo no puedes dejarte ir. Con miedo no puedes perder el control. Sabes que si pierdes el control, inmediatamente los instintos reprimidos cogerán las riendas. Inmediatamente, todo lo que has reprimido llegará a la mente e insistirá en ser manifestado en acciones. Por eso tienes miedo. Primero es necesaria la catarsis para que se vaya el miedo. Y entonces puedes dejarte ir. Y si te dejas ir, una fuerza muy silenciosa empezará a fluir a tu mente consciente y sentirás un bienestar, sentirás que estás en casa, sentirás que todo está bien, sentirás que estás colmado de bendiciones. ¿Cómo puede uno reconocer que el guía interno ha entrado en función? Ésta será la primera señal, empezarás a sentirte bien, bien con respecto a ti mismo. Recuerda, siempre te sientes mal respecto a ti mismo. Casi nunca me encuentro con una persona que se siente bien con respecto a sí misma. Todo el mundo está condenándose a sí mismo, todo el mundo piensa que es malo. Y cuando piensas que eres malo, ¿cómo supones que otro va a amarte? Y cuando nadie te ama, te sientes frustrado. Pero tú mismo no te amas. Nunca has tocado tu mano con cariño, nunca has sentido tu cuerpo cariñosamente, nunca le has dado las
gracias a Dios por haberte dado un cuerpo tan hermoso, un organismo tan hermoso. No, te sientes asqueado. Y todas las religiones, las denominadas religiones, te han enseñado a sentirte asqueado, este cuerpo es un fardo de pecados. Estás cargando con un fardo. Cuando te liberes del inconsciente, de pronto sentirás que eres aceptado, que no eres malo. Nada es malo. Toda la vida se vuelve una bendición en el fondo. Te sientes colmado de bendiciones. Y en el momento en que te sientes colmado de bendiciones, todos los que te rodean se colman de bendiciones; puedes bendecirles, te puedes sentir feliz. Como te sientes condenado, te sientes más respecto a ti mismo y piensas lo mismo acerca de los demás. ¿Cómo vas a poder amar el cuerpo de otra persona si condenas tu propio cuerpo? Si estás en contra de tu propio cuerpo, ¿cómo vas a poder amar otro cuerpo? Condenarás; en el fondo, condenarás. En realidad, las religiones os han preparado para ser sólo fantasmas. No quieren que estéis con el cuerpo; quieren que seáis espíritus incorpóreos. Todo ha sido tan objeto de condena..., y lo das por sentado. He visto en las Escrituras, en muchas Escrituras, que está escrito que tu cuerpo no es más que sangre, grasa, flema..., sólo para condenarlo. No se qué querían estas personas que estaban escribiendo estas Escrituras. ¿Querían que hubiese oro en él?, ¿plata?, ¿diamantes?, ¿o qué? ¿Por qué se condena la sangre? ¿Por qué es mala la sangre? ¡La sangre es vida! Pero la han condenado y hemos aceptado la condena. Deben de estar locos, dementes. Los jainas dicen siempre que sus tirthankaras nunca orinaban, no defecaban. Unas cosas tan malas... Pero ¿por qué es mala la orina? ¿Qué quieres orinar en vez de orina? ¿Y qué hay de malo en ella? Pero es algo tan malo... Y los psicólogos dicen que, como el centro sexual y el órgano de orinar son el mismo en el hombre, se ha condenado el sexo. Y en la mujer el centro sexual está justo en el medio; en un lado la defecación y en el otro lado la micción. El sexo no puede ser bueno si está entre dos cosas tan malas. La condena del sexo se ha producido porque hemos condenado la defecación. Pero ¿por qué? ¿Por qué condenarla? ¿Qué es malo? Pero aceptamos la condena, y cuando la aceptamos, entonces hay problemas.
Todo tu cuerpo es condenado por personas neuróticas. Puede que hayan aportado Escrituras, pero eso no cambia nada. Puede que hayan sido grandes líderes...; los neuróticos casi siempre lo son. Son grandes líderes porque son tan fanáticos que pueden conseguir un grupo de seguidores inmediatamente. Y siempre hay gente que adora el fanatismo. Cualquiera que diga algo con fuerza tendrá gente cayendo a sus pies diciendo que es el líder apropiado. Y puede que sea sólo un neurótico, que esté loco. Estos neuróticos te han condenado y tú los has aceptado, has estado condicionado por ellos. Cuando el inconsciente fluya en ti, llegará un sutil bienestar. Te sentirás bien, todo es bueno, y todo es divino. Tu cuerpo procede de lo divino, tu sangre también, tu orina también. Todo es divino. Cuando el inconsciente fluye en ti, todo es divino, todo se vuelve espiritual. Nada es malo, nada es condenado. Esto será lo que sientas; y entonces volarás. Te volverás tan ligero que no podrás andar. Entonces nada es una carga sobre tu cabeza. Entonces puedes disfrutar las cosas pequeñas de una manera muy grande. Entonces toda cosa trivial se vuelve una belleza. Pero esa belleza la aportas tú, todo lo que tocas se vuelve de oro porque estás lleno de dicha en lo profundo de ti. Esto será lo primero que te sucederá, una benevolencia hacia ti mismo. Y cuando el inconsciente empiece a fluir en tu consciente, lo segundo será que te volverás menos orientado hacia el mundo, menos intelectual, más total. Entonces, si eres feliz no dirás simplemente que eres feliz, bailarás. Decir simplemente: «Soy feliz», es soso, sin sentido. ¡Veo a gente que dice: «Soy feliz», ¡pero mira sus rostros! Conozco a gente que dice: «Te amo», pero su cuerpo no está expresando nada. Las palabras están muertas, pero hemos substituido la vida por ellas. Cuando el inconsciente fluya en ti, ésta será la diferencia, vivirás con tu ser total. Cuando te sientas feliz, bailarás. Entonces no simplemente dirás: «Soy feliz»; serás feliz. Esa es la diferencia. No dirás: «Soy feliz»; no es necesario decirlo porque serás feliz. Entonces no habrá necesidad de decirle a alguien: «Te amo»; serás amor. Todo tu ser mostrará el sentimiento, vibrarás de amor. Cualquiera que pase cerca sentirá que amas; cualquiera que simplemente sea tocado por tu mano sentirá que una energía sutil ha entrado en él. Hay una calidez en tu presencia, una
felicidad. Esto será lo segundo. Primero, sentirás una benevolencia hacia ti mismo y hacia todo; y, segundo, te volverás total. Cuando el guía te tome, serás total. Tercera pregunta: Cuando esa intuición empieza a funcionar, ¿es la entrega la única técnica para esa intuición, o el guía interno? ¿Triunfa siempre una persona que vive mediante la intuición? ¿Cómo valoras el éxito y el fracaso? ¿No es cierto que la persona que vive intuitivamente se volverá intelectualmente débil? La entrega es la única técnica para que el guía interno se active. ¿Triunfa siempre una persona que vive mediante la intuición? No, pero siempre es feliz, triunfe o no. Y una persona que no vive intuitivamente siempre es desdichada, triunfe o no. El éxito no es el criterio porque el éxito depende de muchas cosas. La felicidad es el criterio, porque la felicidad sólo depende de ti. Puede que no triunfes, porque hay otros competidores. Incluso si estás trabajando intuitivamente, puede que otros estén trabajando más astutamente, más sagazmente, más calculadoramente, más violentamente, más inmoralmente. De modo que el éxito depende de muchas otras cosas; el éxito es un fenómeno social. Puede que no triunfes. ¿Quién puede decir que Jesús triunfara? La crucifixión no es un triunfo, sino el mayor fracaso. Un hombre crucificado cuando sólo tiene treinta y tres años... ¿Qué tipo de éxito es éste? Nadie le conocía. Sólo unos pocos aldeanos, personas incultas, eran sus discípulos. No tenía posición, ni prestigio, ni poder. ¿Qué tipo de éxito es éste? No puede decirse que la crucifixión sea un triunfo. Pero era feliz, era totalmente dichoso..., incluso cuando estaba siendo crucificado. Y los que le estaban crucificando seguirían vivos durante muchos años, pero seguirían siendo desdichados. Así que, en realidad, ¿quién estaba padeciendo la crucifixión? Esa es la cuestión. ¿Estaban padeciendo la crucifixión los que crucificaban a Jesús? ¿O Jesús, que estaba siendo crucificado? Él era feliz. ¿Cómo vas a crucificar la felicidad? Él estaba extático.
¿Cómo vas a crucificar el éxtasis? Puedes matar el cuerpo, pero no puedes matar el alma. Los que le crucificaron vivieron, pero su vida no fue más que una larga, lenta crucifixión, sufrimiento y sufrimiento y sufrimiento. Así que lo primero es que no digo que, si sigues al guía interno, triunfarás siempre, en el sentido en que el mundo reconoce el éxito; pero en el sentido en que un Buda o un Jesús reconoce el éxito, sí triunfarás. Pero ese éxito se mide por tu felicidad, tu dicha; lo que suceda es irrelevante, serás feliz. Da lo mismo que el mundo diga que has fracasado o que el mundo te haga una estrella, un triunfador. Serás feliz en cualquier caso; serás dichoso. Para mí, la dicha es éxito. Si puedes comprender que la dicha es éxito, entonces te digo que siempre triunfarás. Pero para ti la dicha no es éxito; el éxito es otra cosa. Puede que incluso sea una desdicha. Incluso si sabes que va a ser una desdicha, anhelas el éxito. Pregúntales a los líderes políticos. Son desdichados. Nunca he visto ningún líder político que sea feliz. Son desdichados; y, sin embargo, están tratando de conseguir puestos más altos, tratando de seguir subiendo peldaños. Y los que ya están por encima de ellos son desdichados, y lo saben. Pero estamos dispuestos a ser desdichados si nos llega el éxito. De manera que ¿qué es el éxito para nosotros? El éxito es la satisfacción egotista, no la dicha. Sólo así dirá la gente que has triunfado. Puede que lo hayas perdido todo, puede que hayas perdido tu alma; puede que hayas perdido toda esa inocencia que da dicha; puede que hayas perdido toda esa paz, ese silencio que te acerca más a lo divino; puede que lo hayas perdido todo y que te hayas vuelto sólo un loco..., pero el mundo dirá que tienes éxito. Para el mundo, la gratificación del ego es el éxito; para mí, no lo es. Para mí, ser dichoso es el éxito; seas conocido o no. Es irrelevante que alguien te conozca o no, que vivas totalmente desconocido, sin renombre, que pases desapercibido. Pero si eres dichoso, has triunfado. Así que recuerda esta distinción, porque hay muchas personas que quisieran ser intuitivas, que quisieran encontrar el guía interno, tan sólo para triunfar en el mundo. Para ellas, el guía interno será una frustración. En primer lugar, no pueden encontrarlo. En segundo lugar, incluso si lo encuentran, serán
desdichadas, porque lo que intentan lograr es el reconocimiento del mundo, la satisfacción del ego..., no la dicha. Se claro en tu mente, no te orientes al éxito. El éxito es el mayor fracaso del mundo. Así que no intentes triunfar; de lo contrario serás un fracasado. Piensa en ser dichoso. Piensa en todo momento en ser más y más dichoso. Entonces puede que el mundo entero diga que eres un fracasado, pero no serás un fracasado. Lo habrás logrado. Buda fue un fracasado a los ojos de sus amigos, su familia, su mujer, su padre, sus profesores, la sociedad; fue un fracasado. Se había vuelto un mendigo. ¿Qué tipo de éxito es éste? Podría haber sido un gran emperador, tenía las cualidades, tenía la personalidad, tenía la mente. Podría haber sido un gran emperador, pero se volvió un mendigo. Fue un fracasado, obviamente. Pero yo te digo que no fue un fracasado. Si hubiera llegado a ser emperador, entonces habría sido un fracasado, porque se hubiese perdido la vida auténtica. Lo que alcanzó bajo el árbol bodhi fue lo real, y lo que perdió era irreal. Con lo real triunfarás en la vida interna; con lo irreal... no se. Si quieres triunfar en lo irreal, entonces sigue el camino de los que operan con astucia, listeza, competitividad, envidia, violencia. Sigue su camino; el guía interno no es para ti. Si quieres obtener algo en el mundo, entonces no escuches al guía interno. Pero al final sentirás que, aunque hayas ganado el mundo entero, te has perdido a ti mismo. Jesús dice: «¿Y qué consigue un hombre si gana el mundo entero y pierde su alma?». ¿A quién llamarás triunfador, a Alejandro Magno o a Jesús el Crucificado? De modo que si -y este «si» hay que entenderlo bien- estás interesado en el mundo, entonces el guía interno no es un guía para ti. Si estás interesado en la dimensión interna del ser, entonces el guía interno, y sólo el guía interno, puede ayudar. Capítulo 79 La Filosofía del Vacío Los Sutras 109 Supón que tu forma pasiva es una habitación vacía con paredes de piel: vacía.
110 Criatura encantadora, juega. El universo es un caparazón vacío en el que tu mente retoza infinitamente. 111 Criatura de dulce corazón, medita sobre saber y no saber, existir y no existir. Entonces deja de lado ambas cosas para poder ser. 112 Entra en el espacio, sin soporte, eterno, en calma. Estas técnicas se ocupan del vacío; son las más delicadas, las más sutiles. Incluso concebir el vacío parece imposible. Buda usó todas estas técnicas para sus discípulos y bikkhus. Y debido a estas cuatro técnicas fue completamente incomprendido. El budismo fue completamente extirpado de India debido a estas cuatro técnicas. Buda decía que Dios no existe. Si existe Dios, no puedes estar totalmente vacío. Puede que tú no existas, pero existirá Dios, existirá lo divino. Y tu mente puede engañarte. Porque puede que tu Dios sea sólo tu mente haciendo trampas. Buda decía que no existe el alma, porque si existe alguna alma, atma, puedes esconder tu ego detrás de ella. Tu ego será difícil de abandonar si sientes que hay algún yo dentro de ti. Entonces no puedes estar totalmente vacío, porque tú estarás ahí. Para preparar el terreno para estas técnicas del vacío, Buda lo negó todo. No era ateo, pero parecía que era ateo porque decía que no hay ningún Dios, decía que no existe el alma, decía que no hay nada substancial en la existencia: la existencia está vacía. Pero eso era sólo para preparar el terreno para estas técnicas. Una vez que entras en tu vacío, has entrado en todo -puede que la llames lo divino, puede que lo llames Dios, o atma, el alma, lo que quieras-, pero sólo puedes entrar en la verdad cuando estás totalmente vacío. No debe quedar nada de ti. Los hindúes pensaron que Buda estaba destruyendo la religión, que estaba enseñando irreligiosidad. Y ni siquiera la gente que le oía podía ser guiada porque siempre que vas a alguna parte, vas a buscar algo, nunca vas a buscar el vacío. Así es que los que iban a verle estaban buscando algo: el nirvana, moksha, el otro
mundo, el cielo, la verdad, estaban buscando algo. Habían venido para complacer su deseo final, encontrar la verdad. Ese es el último deseo. Y a menos que estés completamente sin deseos, no puedes conocer la verdad; la condición misma para saber es estar totalmente sin deseos. De modo que una cosa es cierta: no puedes desear la verdad. Si la deseas, el deseo mismo se convertirá en la barrera. Hubo maestros antes de Buda, que enseñaban: «No desees, permanece sin deseos.» Pero hablaban de Dios, del reino de Dios, el cielo, el paraíso, moksha, la libertad y la liberación supremas..., y decían: «No tengas deseos.» Buda sintió que no puedes permanecer sin deseos si hay algo que lograr. Puede que simules que no tienes deseos, pera esta pretensión de no tener deseos viene también de algún deseo que satisfacer. Es falsa. Los maestros dicen que no puedes alcanzar la dicha suprema con deseo, y como tú quieres alcanzar la dicha suprema.., empiezas a no tener deseos, intenta no tener deseos, para poder alcanzar la dicha suprema. Pero sigues deseando. Estás intentando no tener deseos debido al deseo. De modo que Buda dijo que no hay ningún Dios que alcanzar. Incluso si deseas, no hay nadie que alcanzar...; así que no desees. No hay moksha en ninguna parte, no hay ningún objetivo. La vida no tiene significado ni objetivo. Su énfasis es bello y admirable: nadie lo ha in tentado de esa manera. Destruyó todos los objetivos para ayudarte a no tener deseos. Si hay objetivos, ¿cómo no vas a tener deseos? Y si tienes deseos, no alcanzarás el objetivo: ésta es la paradoja. Él destruyó todos los objetivos; no es que los objetivos no existan; existen y pueden ser alcanzados, pero si quieres alcanzarlos, si deseas alcanzarlos, se vuelve imposible. La condición básica misma es que no debes tener deseos; entonces te sucede lo supremo. De modo que Buda dice que no hay nada que desear; los deseos son inútiles. Abandona todos los deseos, y cuando no haya ningún deseo, estarás vacío. Imagina: si no hay ningún deseo dentro de ti, ¿quién serás? No eres más que un manojo de deseos. Si todos los deseos se van, simplemente desapareces. No es que no vayas a existir... Existirás, pero como un vacío. Existirás como una habitación vacía: no hay nadie, sólo un shunya, una nada. Buda ha llamado
a esta nada anatma, anatta, ausencia de alma. No sentirás ningún centro, que «yo soy»; habrá simplemente que ser, sin ningún «yo», porque «yo» no es otra cosa que deseos acumulados, deseos condensados, deseos cristalizados: muchísimos deseos se han vuelto tu «yo». Es como en la física. Los físicos dicen que si analizas la materia, la materia no es sino átomos. No hay nada que una los átomos, cada átomo está rodeado de espacio vacío. Si tienes una piedra en la mano, no hay piedra, sólo átomos; de energía, y entre dos átomos, espacio infinito. Incluso una piedra es espaciosa, porosa. Dicen que pronto podremos extraer ese espacio de cualquier cosa. H. G. Wells ha escrito una historia... En el siglo XXI, un pasajero empieza a llamar a culis en una gran estación. Otros pasajeros que están viajando en el mismo vagón que este pasajero no comprenden lo que hace, porque no tiene equipaje; sólo un paquete de cigarrillos y una pequeña caja de cerillas. Ese es todo su equipaje, y sigue llamando a culis. Se congrega un gran grupo, y un pasajero pregunta: «¿Por qué? ¿Por qué está llamando? No tiene nada. Puede llevar esta caja de cerillas y este paquete de cigarrillos usted mismo. ¿Qué va a hacer con estas dos docenas de culis?» El pasajero se ríe y dice: «Intente; intente coger esa caja de cerillas. Esa caja de cerillas no es corriente. Hay una locomotora condensada en ella.» Pronto será posible. El espacio puede ser extraído y luego puede volver a ser introducido, y la locomotora volverá a adquirir su forma. Entonces se pueden llevar cosas grandes sin mucho problema. El peso permanecerá igual, pero la forma, la configuración, se volverá cada vez menor. Una caja de cerillas puede contener una locomotora, pero el peso permanecerá igual, porque el peso está contenido en los átomos, no en el espacio. Dicen que toda la Tierra puede ser condensada en la forma, la configuración de una manzana, pero el peso seguirá siendo el mismo. Y si separas todos estos átomos, si sacas un átomo, y luego otro, y luego otro, si sacas todos los átomos, no quedará nada; de manera que la materia es sólo una apariencia. Buda ha analizado la mente humana de una manera más sencilla; es uno de los científicos más grandiosos posibles. Dice
que tu ego no es más que deseos, deseos atómicos. Hay millones de deseos; te forman. Si sigues extrayendo deseos uno por uno, llegará un momento en que no quede ningún deseo; has desaparecido…, sólo queda espacio, espacio vacío. Y esto, dice Buda, es el nirvana. Esto es la cesación completa de tu ser; ya no estás. Y Buda dice que esto es el silencio: a no ser que te hayas ido completamente, el silencio no puede descender a ti. Buda dice que no puedes estar silencioso porque tú eres el problema; no puedes estar en paz porque tú eres la enfermedad; nunca puedes ser dichoso porque tú eres la única barrera. La dicha puede llegar en cualquier momento, pero tú eres la barrera. Cuando tú no estés, habrá dicha; cuando tú no estés, habrá paz; cuando tú no estés, habrá silencio; cuando tú no estés, habrá éxtasis. Cuando tu ser interno está totalmente vacío, este vacío mismo es dicha. Por eso, las enseñanzas de Buda son llamadas shunyavad, la filosofía del vacío, o la filosofía del cero. Estas cuatro técnicas son para alcanzar este estado de ser, o puedes llamarlo estado de no-ser: es lo mismo. Puedes darle un término positivo, como los hindúes y los jainas, que lo han llamado alma, o puedes darle un término más apropiado pero negativo, como Buda, que lo ha llamado anatta, no yo o no-alma. Depende de ti. Pero, lo llames como lo llames, no hay nadie a quien nombrar y llamar; sólo hay espacio infinito. Por eso digo que éstas son las técnicas supremas, las más delicadas, las más difíciles..., pero las más portentosas. Y si puedes trabajar con cualquiera de estas cuatro técnicas, alcanzarás lo inalcanzable. 109 Siente que tu cuerpo está vacío. Primera técnica: Supón que tu forma pasiva es una habitación vacía con paredes de piel: vacía. Supón que tu forma pasiva es una habitación vacía con paredes de piel... , pero dentro, todo vacío. Ésta es una de las técnicas más bellas. Siéntate en una postura meditativa, relajado, solo, con la columna recta y todo el cuerpo relajado: como si todo el cuerpo colgase de la columna vertebral. Entonces cierra los ojos. Durante unos pocos momentos, sigue sintiéndote relajado, más relajado, volviéndote cada vez más y más calmado. Haz esto durante algunos momentos, para armonizarte. Y entonces, de
repente, empieza a sentir que tu cuerpo es sólo paredes de piel y no hay nada dentro, no hay nadie dentro, la casa está vacía. A veces sentirás que pasan pensamientos, nubes de pensamientos, pero no pienses que te pertenecen. No estás. Piensa que están vagando por un cielo vacío: no le pertenecen a nadie, no tienen raíces. Es así realmente: los pensamientos son sólo como nubes moviéndose en el cielo. No tienen raíces y no le pertenecen al cielo; simplemente vagan por el cielo. Vienen y van y el cielo permanece sin ser afectado, sin ser influido. Siente que tu cuerpo es sólo paredes de piel y no hay nadie dentro. Los pensamientos continuarán aún; debido al viejo hábito, al viejo impulso, la vieja cooperación, los pensamientos seguirán viniendo. Pero piensa simplemente que son nubes sin raíces moviéndose en el espacio: no te pertenecen a ti, no le pertenecen a nadie. No hay nadie a quien le puedan pertenecer: estás vacío. Será difícil, pero debido a los viejos hábitos, nada más. A tu mente le gustaría coger algún pensamiento, identificarse con él, irse con él, disfrutarlo, abandonarse a él. iResiste! Di que no hay nadie para abandonarse, no hay nadie para luchar, no hay nadie para hacer algo con este pensamiento. En unos días, en unas semanas, los pensamientos irán más despacio: habrá cada vez menos. Las nubes empezarán a desaparecer, o, incluso si llegan, habrá grandes intervalos de cielo despejado en los que no habrá ningún pensamiento. Pasará un pensamiento, y no volverá a haber otro durante un periodo. Entonces vendrá otro y volverá a haber un intervalo. En esos intervalos sabrás por primera vez lo que es el vacío. Y el vislumbre mismo te llenará de una dicha tan profunda que ni la puedes imaginar. En realidad, es difícil decir algo sobre ello, porque todo lo que se diga con lenguaje se referirá a ti, y tú no estarás. Si digo que te llenarás de felicidad, será una tontería. No estarás, así que ¿cómo puedo decir que te llenarás de felicidad? Habrá felicidad. Dentro de tus cuatro paredes de piel, habrá felicidad, vibrando..., pero tú no estarás. Un profundo silencio descenderá a ti, porque si no estás, nadie puede crear una perturbación. Sigues pensando siempre que otro te está perturbando: el ruido del tráfico en la carretera, los niños jugando a tu alrededor, tu mujer trabajando
en la cocina...; alguien te está perturbando. Nadie te está perturbando; tú eres la causa de la perturbación. Como estás ahí, cualquier cosa puede perturbarte. Si no estás, entonces las perturbaciones vendrán y pasarán por el vacío sin tocarlo. Estás muy susceptible, una herida; cualquier cosa te hiere inmediatamente. He oído una historia científica... Sucedió que después de la tercera guerra mundial todos estaban muertos; no quedaba nadie en la Tierra, sólo había árboles y colinas. Un gran árbol pensó en crear un gran ruido, como solía hacer en el pasado. Cayó desde una gran roca, hizo todo lo posible, pero no hubo ningún ruido: porque para que haya ruido son necesarios tus oídos, para que haya sonido son necesarios tus oídos. Si tú no estás, no se puede crear sonido. Es imposible. Estoy hablando aquí; estoy creando sonido porque estás aquí. Si no hay nadie aquí, puedo seguir hablando, pero no se creará ningún sonido. Pero puedo crearlo yo mismo porque yo mismo puedo oírlo. Si no hay nadie para oír, no se puede crear sonido, porque el sonido es una reacción de tus oídos. Si no hay nadie en la Tierra, el Sol saldrá, pero no puede crear luz. Parece absurdo. No podemos concebirlo porque pensamos siempre que saldrá el Sol y habrá luz. Son necesarios tus ojos. Sin tus ojos, el Sol no puede crear luz. Puede que siga saliendo, pero será en vano, porque los rayos pasarán en el vacío. No habrá nadie que pueda reaccionar y que pueda decir que esto es luz. La luz es un fenómeno de tus ojos; reaccionas. El sonido es un fenómeno de tus oídos; reaccionas. ¿Qué piensas...? Hay una rosa en el jardín, pero si no pasa nadie, ¿habrá perfume? Una rosa sola no puede crear perfume; imposible. Sois necesarios tú y tu nariz: alguien que reaccione e interprete que esto es perfume, esto es perfume de rosa. No importa cómo lo intente una rosa; sin una nariz no será una rosa en absoluto. La perturbación de la calle no está ahí realmente; está dentro de tu ego. Tu ego reacciona y dice que esto es una perturbación. Es tu interpretación. A veces, en un estado de ánimo diferente, puede que lo disfrutes, en cuyo caso no será una perturbación. Puede que lo disfrutes en un estado de ánimo diferente, y entonces dirás: «Esto es bello. iQué música!». Pero en un momento triste incluso la música se volverá una
perturbación. Pero si tú no estás, sólo hay espacio, vacío; no puede haber ni perturbación ni música. La cosas simplemente pasarán por ti inadvertidas, porque sin ser herido, no hay ninguna herida que reaccione, no hay nadie que responda; ni siquiera se creará un ego. Esto es lo que Buda llama nirvana. Y esta técnica puede ayudarte. Supón que tu forma pasiva es una habitación vacía con paredes de piel: vacía. Siéntate en un estado pasivo, inactivo, sin hacer nada..., porque cuando haces algo, entra el que hace. En realidad, no hay nadie que haga. Tan sólo debido a la acción imaginas que hay alguien. Buda sólo es difícil debido a esto. Sólo debido a las formas lingüísticas han surgido problemas. Decimos que un hombre está caminando. Si analizas esta frase, significa que hay alguien que está caminando. Pero Buda dice que sólo hay un proceso de caminar; no hay nadie que esté caminando. Estás riéndote. Debido al lenguaje, parece que hay alguien que está riéndose. Buda dice que hay risa, pero no hay nadie dentro que esté riéndose. Cuando te rías, recuerda esto, y descubre quién se ríe. Nunca encontrarás a nadie: hay simplemente risa. No hay nadie detrás de ella haciéndola. Cuando estás triste, no hay nadie que esté triste; simplemente hay tristeza... Observa esto. Simplemente tristeza. Es un proceso: simplemente risa, simplemente felicidad, simplemente desdicha. No hay nadie detrás de ello. Sólo debido al lenguaje seguimos pensando en términos de dos. Si hay movimiento, decimos que debe de haber alguien que se ha movido: el que se mueve. No podemos concebir el movimiento solo. Pero ¿has visto alguna vez al que mueve? ¿Haz visto alguna vez al que ríe? Buda dice que hay vida, el proceso de la vida, pero no hay nadie dentro que esté vivo. Y luego hay muerte, pero nadie muriendo. Para Buda, no eres una dualidad: el lenguaje crea una dualidad. Estoy hablando. Parece que soy alguien que está hablando; pero Buda dice que sólo hay habla, no hay nadie que esté hablando. Es un proceso; no le pertenece a nadie. Pero para nosotros esto es difícil, porque nuestra mente está hondamente enraizada en el dualismo. Siempre que pensamos en alguna actividad, concebimos a alguien que actúa dentro de ella, alguien que la hace. Por eso es buena en la meditación una forma
pasiva, inactiva, porque entonces puedes caer en el vacío más fácilmente. Buda dice: «No medites; estate en meditación.» La diferencia es enorme. Lo repetiré. Buda dice: «No medites; estate en meditación», porque si meditas, ha entrado el que hace; seguirás pensando que tú estás meditando. Entonces la meditación se ha vuelto un acto. Buda dice: «Estate en meditación.» Eso significa que estés totalmente pasivo, que no hagas nada, y que no pienses que hay alguien que hace. Por eso, a veces, cuando el que hace se pierde en la acción, sientes una explosión repentina de felicidad. Llega porque te has vuelto uno. Con un bailarín llega un momento en que la danza toma las riendas y el bailarín desaparece. Entonces sucede una bendición repentina, una beatitud repentina, un éxtasis repentino. Se llena de una dicha desconocida. ¿Qué ha sucedido? Sólo permaneció la acción y el ejecutor ya no estaba. En la línea de combate de una guerra, los soldados a veces alcanzan una dicha muy profunda. Es difícil de concebir, porque están muy cerca de la muerte; pueden morir en cualquier momento. Al principio les asusta, tiemblan de miedo. Pero no puedes seguir temblando y temiendo todos los días, continuamente. Uno se acostumbra, uno acepta la muerte; entonces el miedo desaparece. Y cuando la muerte está tan cerca y con cualquier movimiento erróneo puede que mueras inmediatamente, el que hace es olvidado, y sólo queda la obligación, sólo queda la acción. Y hay que estar tan profundamente en la acción que uno no pueda seguir recordando que «yo soy.» Ese «yo soy» creará problemas; errarás. No estarás totalmente en la actividad. Y está en juego la vida, así que no puedes permitirte la dualidad. La acción se vuelve total. Cuando la acción es total, de pronto eres feliz como no lo has sido nunca antes. Los guerreros han conocido corrientes muy profundas de alegría que la vida ordinaria no puede darte. Puede que esa sea la razón por la que la guerra es tan atractiva. Y puede que esa sea la razón por la que los kshatriyas, los guerreros, han alcanzado más el moksha que los brahmines, porque los brahmines están siempre pensando y pensando...: mucha actividad mental. Los veinticuatro tirthankaras jainas, Rama, Krishna, Buda, eran todos ellos kshatriyas, guerreros. Han llegado a la cima más alta.
Ningún hombre de negocios ha oído siquiera hablar de llegar a esa cima. Vive con tanta seguridad que puede permitirse ser dual. Independientemente de lo que esté haciendo, nunca es total. La ganancia no puede ser una actividad total. Puedes disfrutarla, pero nunca es un problema de vida o muerte. Puedes jugar con ella, pero no se arriesga nada. Es un juego. Un negocio es jugar a un juego, el juego del dinero. El juego no es muy peligroso, de modo que los hombres de negocios casi siempre permanecen mediocres. Incluso puede que un jugador de apuestas alcance cimas de dicha más altas que un hombre de negocios, porque un jugador de apuestas entra en el peligro. Arriesga todo lo que tiene..., y en ese momento de riesgo total, el que hace desaparece. Puede que esa sea la razón por la que apostar es tan atractiva, la guerra es tan atractiva. Tal como yo lo entiendo, detrás de todo lo que es atractivo debe de haber algún éxtasis rondando por alguna parte, algún indicio de lo desconocido por alguna parte, algún vislumbre del profundo misterio de la vida oculto ahí, en alguna parte. De lo contrario, nada puede ser atractivo. Pasividad... Cualquier postura que adoptes en la meditación debería ser pasiva. En India hemos desarrollado el asana más pasivo, la postura más pasiva: el siddhasana. Y su belleza es que en esta postura del siddhasana, como se sienta Buda, el cuerpo está en el más profundo de los estados pasivos. Incluso cuando estás acostado no estás tan pasivo; incluso mientras duermes, tu postura no es tan pasiva, es activa. ¿Por qué es tan pasivo el siddhasana? Por muchas razones. En esta postura, el cuerpo está trabado, cerrado. El cuerpo tiene un circuito eléctrico: cuando el circuito está cerrado, la electricidad da vueltas y vueltas dentro del cuerpo; no se escapa. Ahora es un fenómeno científicamente demostrado que en ciertas posturas tu cuerpo pierde energía. Cuando el cuerpo está perdiendo energía, tiene que crear energía continuamente. Está activo. La dinamo del cuerpo tiene que trabajar continuamente porque estás soltando energía. Cuando la energía está escapándose del cuerpo externo, el cuerpo interno tiene que estar activo para reponerla. De modo que el estado más pasivo se producirá cuando no se esté perdiendo nada de energía.
Ahora, en los países occidentales, especialmente en Inglaterra, tratan a pacientes haciendo un circuito con su electricidad corporal. Estas técnicas se están usando en muchos hospitales y son muy útiles. Una persona se tumba en el suelo sobre una red de cables. La red de cables es para hacer un circuito con su electricidad corporal. Media hora es suficiente, y se sentirá tan relajado, tan lleno de energía, tan fuerte, que no podrá creer que cuando llegó estaba tan débil. En todas las culturas antiguas, la gente solía dormir con una orientación específica por la noche para no perder energía: porque la Tierra tiene una fuerza magnética. Para usar esa fuerza magnética, tienes que acostarte con una orientación determinada: entonces la fuerza de la Tierra te magnetizará durante toda la noche. Si estás tumbado en sentido opuesto a ella, la fuerza está luchando contigo y tu energía será diezmada. Mucha gente se siente muy deprimida, muy debilitada por la mañana. Esto no debería ser así, porque dormir debe rejuvenecerte, darte más energía. Pero hay muchas personas que tienen mucha energía cuando van a la cama, pero por la mañana están agotadas. Puede haber muchas razones para ello, pero puede que ésta sea una: se acuestan en la dirección errónea. Si están yaciendo contra la fuerza magnética de la Tierra, se sentirán desvanecidos. De modo que ahora los científicos dicen que el cuerpo tiene un circuito eléctrico que puede ser cerrado, y han estudiado a muchos yoguis sentados en siddhasana. En ese estado, el cuerpo está perdiendo el mínimo de energía; se está conservando la energía. Cuando se está conservando la energía, las baterías internas no necesitan funcionar, no hay necesidad de ninguna actividad. De modo que el cuerpo está pasivo. En esta pasividad puedes volverte más vacío que si estás activo. En esta postura de siddhasana, tu columna vertebral está recta y todo el cuerpo está también recto. Ahora se han hecho muchos estudios. Cuando tu cuerpo está recto, totalmente recto, te influye menos la gravitación de la Tierra. Por eso, si te sientas en una postura que es inconveniente, que te parece inconveniente, la inconveniencia se debe a que tu cuerpo está más afectado por la gravitación. Si estás sentado erguido, entonces la gravitación tiene menos efecto, porque sólo puede tirar de tu columna, nada más. Por eso es difícil dormir de pie. Es
casi imposible dormir estando en shirshasana, estando cabeza abajo. Para dormir tienes que acostarte. ¿Por qué? Porque, entonces, la Tierra tiene el máximo de influencia en ti, y esa máxima influencia te pone inconsciente. Para dormir, tienes que estar acostado, para que la gravitación afecte a todo tu cuerpo y atraiga a todas sus células. Entonces te pones inconsciente. Los animales son más inconscientes que el hombre porque no pueden estar erguidos. Los evolucionistas dicen que el hombre pudo evolucionar porque pudo estar erguido, sobre dos pies; la fuerza de la gravedad es menor. Debido a eso, pudo volverse un poco más consciente. En siddhasana, la fuerza de la gravedad alcanza su punto mínimo. El cuerpo está inactivo y pasivo, cerrado por dentro; se ha vuelto un mundo en sí mismo. No está saliendo nada, no está entrando nada. Los ojos están cerrados, las manos y los pies están trabados: la energía se mueve en círculo. Y siempre que la energía se mueve en círculo, crea un ritmo interno, una música interna. Cuanto más oyes esa música, más relajado estás. Supón que tu forma pasiva es una habitación vacía, como una habitación vacía, con paredes de piel: vacía. Sigue cayendo en ese vacío. Llegará un momento en que sientas que todo ha desaparecido; no hay nadie, ninguno, la casa está vacía, el señor de la casa ha desaparecido, se ha esfumado. En ese lapso, en ese intervalo, cuando no estés presente dentro, estará presente lo divino. Cuando tú no estás, está Dios. Cuando no estás tú, está la dicha. Así que intenta desaparecer. Intenta desaparecer de dentro. 110 Juega en la actividad. Segunda técnica: Criatura encantadora, juega. El universo es un caparazón vacío en el que tu mente retoza infinitamente. Esta segunda técnica se basa en la dimensión del juego. Eso hay que comprenderlo. Si estás inactivo, es bueno caer en el vacío profundo, en el abismo interno. Pero no puedes estar vacío todo el día, y no puedes estar pasivo todo el día. Tendrás que hacer algo. La actividad es un requisito básico; de otra forma no
puedes estar vivo. Vida significa actividad. De modo que puedes estar inactivo unas pocas horas, pero el resto de las veinticuatro horas tendrás que estar activo. Y la meditación debería ser algo que se vuelve tu estilo de vida; no debería ser un fragmento. De lo contrario, la lograrás y la perderás. Si estás inactivo una hora, entonces durante veintitrés horas estarás activo. Las fuerzas activas serán más, y destruirán todo lo que logres en tu inactividad. Las fuerzas activas lo destruirán. Y al día siguiente volverás a hacer lo mismo: durante veinticuatro horas acumularás al que hace, y en una hora tendrás que dejarlo. Será difícil. De modo que tu mente debe cambiar de actitud respecto al trabajo y la actividad. De aquí la segunda técnica. El trabajo debería ser considerado un juego, no un trabajo. El trabajo debería ser considerado un juego, una recreación. No deberías tomártelo en serio; deberías ser como los niños jugando. No tiene significado; no hay nada que lograr; se disfruta la actividad misma. Puedes sentir la distinción si juegas a veces. Cuando trabajas, es diferente: estás serio, agobiado, responsabilizado, preocupado, ansioso, porque el resultado, el resultado final, es el motivo. El trabajo mismo no vale la pena disfrutarse. Lo que importa está en el futuro, en el resultado. En el juego no hay realmente ningún resultado. El proceso mismo está lleno de dicha. Y no estás preocupado, no es algo serio. Incluso si pareces serio, es todo fingido. En el juego disfrutas el proceso mismo; en el trabajo el proceso no está siendo disfrutado: lo importante es el objetivo, el fin. El proceso hay que aguantarlo de alguna manera. Hay que hacerlo porque hay que conseguir el fin. Si pudieras conseguir el fin sin esto, abandonarías la actividad y te lanzarías al fin. Pero en el juego no harías eso. Si pudieras lograr el fin sin jugar, entonces el fin sería fútil. Sólo tiene sentido mediante el proceso. Por ejemplo, dos equipos de fútbol están en el terreno de juego. Pueden decidir, echándolo a cara y cruz, quién ganará, y quién será derrotado. ¿Para qué poner tanto empeño, esforzarse innecesariamente? El asunto se puede decidir muy fácilmente echando una moneda a cara o cruz. Llegará el fin. Un equipo puede ganar, otro puede perder. ¿Por qué trabajar por ello? Pero entonces no tendrá sentido, no tendrá significado. El fin no es significativo, el proceso mismo es lo significativo. Incluso si
ninguno gana y ninguno pierde, el juego merece la pena. Se disfruta la actividad misma. Esta dimensión, del juego tiene que ser aplicada a toda tu vida al margen de lo que estés haciendo estate en esa actividad tan totalmente que el fin sea irrelevante. Puede que llegue, tiene que llegar, pero no está en tu mente. Estás jugando, estás disfrutando. A eso es a lo que se refiere Krishna cuando le dice a Arjuna que deje el futuro en manos de lo divino. El resultado de tu actividad está en manos de lo divino; tú simplemente haces. Este simple hacer se vuelve un juego. Eso es lo que Arjuna encuentra difícil de comprender; porque dice que, si es sólo un juego, entonces ¿porqué matar, por qué luchar? Comprende lo que es el trabajo, pero no puede comprender lo que es el juego. Y toda la vida de Krishna es sólo un juego. No se puede encontrar un hombre menos serio en ninguna parte. Toda su vida es sólo un juego, una recreación, una obra de teatro. Está disfrutándolo todo, pero no se lo toma en serio. Está disfrutándolo intensamente, pero no está preocupado por el resultado. Lo que suceda es irrelevante. A Arjuna le resulta difícil comprender a Krishna, porque calcula, piensa en función del resultado final. Dice al principio del Gita: «Todo este asunto parece absurdo. En ambos bandos, mis amigos y mis parientes están alineándose para luchar. Gane quien gane, será una pérdida, porque mi familia, mis parientes, mis amigos, serán destruidos. Incluso si venzo, no valdrá nada, porque ¿a quién voy a mostrarle mi victoria? Las victorias son significativas cuando los amigos, los parientes, la familia, las disfrutan. Pero no habrá nadie; la victoria será sólo sobre cadáveres. ¿Quién la valorará? ¿Quién dirá: "Arjuna, has realizado una gran hazaña"? Así que, venza o sea derrotado, parece absurdo. Todo el asunto es una tontería.» Quiere renunciar. Es extremadamente serio. Y cualquiera que calcule será tan extremadamente serio. El trasfondo del Gita es único. La guerra es el asunto más serio. No puedes jugar con ella, porque hay vidas en juego, hay millones de vidas en juego: no puedes jugar. Y Krishna insiste en que incluso ahí tienes que jugar. No piensas en lo que sucederá al final; simplemente estás aquí y ahora. Simplemente eres un
guerrero jugando. No te preocupes por el resultado, porque el resultado está en manos de lo divino. Y ni siquiera se trata de si el resultado está en manos de divino o no. De lo que se trata es de que no debería estar en tus manos. No deberías cargar con ello. Si cargas con ello, tu vida no puede volverse meditativa. Esta segunda técnica dice: Criatura encantadora, juega. Deja que toda tu vida sea sólo un juego. El universo es un caparazón vacío en el que tu mente retoza infinitamente. Tu mente sigue jugando infinitamente. Todo es como un sueño en una habitación vacía. Mientras se medita, hay que mirar a la mente retozando, como niños jugando, saltando debido a la energía desbordante; eso es todo. Pensamientos saltando, retozando, sólo un juego: no te los tomes en serio. Incluso si hay un mal pensamiento, no te sientas culpable. O si hay un gran pensamiento, un pensamiento muy bueno -que quieres servir a la humanidad y transformar el mundo entero, y quieres hacer que sea el cielo en la Tierra-, no adquieras demasiado ego con él, no consideres que te has vuelto grande. Esto es sólo una mente retozona. A veces baja, a veces sube. Es sólo energía desbordante, adoptando muchas formas y configuraciones. La mente es sólo un manantial desbordante; nada más. Juega; dice Shiva: Criatura encantadora; juega. La actitud del que juega indica que está disfrutando de la actividad; es buena en sí misma. No hay ningún afán de lucro; no es calculador. Pero mira a un hombre de negocios: independientemente de lo que esté haciendo, está calculando la ganancia, lo que va lograr con ello. Llega un cliente. El cliente no es una persona sino sólo, un medio. ¿Qué ganancia se puede obtener de él? ¿Cómo puede ser explotado? En el fondo de sí está calculando lo que hay que decir, lo que hay que hacer. Todo se calcula sólo para manipular, sólo para explotar. No le interesa esta persona no le interesa el trato ni nada: sólo le interesa el futuro la ganancia. Mira, Oriente todavía, en los pueblos, un hombre de negocios, no es sólo alguien que obtiene ganancias, y el cliente no viene sólo a comprar algo. Lo disfrutan. Recuerdo a mi viejo abuelo. Era comerciante de tejidos y yo y toda mi familia estábamos perplejos: porque, lo disfrutaba tanto. Durante horas seguidas,
era un juego con los clientes. Si algo valía diez rupias, pedía cincuenta rupias por ello..., y sabía que esto era absurdo, y sus clientes también lo sabían. Sabían que debía valer unas diez rupias, y empezaban con dos rupias. Entonces tenía lugar un prolongado regateo: durante horas. Mi padre y mis tíos se enfadaban. «¿Qué pasa? ¿Por qué no dices simplemente cuál es el precio?» Pero él tenía sus propios clientes. Cuando venían, preguntaban: «¿Dónde está Papi, dónde está el abuelo? Porque con él es un juego, una diversión. ¡Qué importa si perdemos una o dos rupias, si es más o menos!» Lo disfrutaban. La propia actividad merecía la pena en sí misma. Dos personas estaban comunicándose con ella. Dos personas estaban jugando a un juego y las dos sabían que era un juego..., porque, por supuesto, era posible tener un precio fijo. En Occidente ahora tienen precios fijos, porque la gente es más calculadora y tiene más afán de lucro. No pueden concebir perder el tiempo: ¿Por qué perder el tiempo? El asunto se puede zanjar en unos minutos. No hay necesidad. Simplemente puedes escribir el precio exacto. ¿Por qué luchar durante horas? Pero entonces ha desparecido el juego y todo el asunto se vuelve una rutina. Incluso las máquinas pueden hacerlo. El comerciante no es necesario; el cliente no es necesario. He oído hablar de un psicoanalista; que era un hombre tan ocupado y que tenía tantos pacientes que le resultaba difícil tener contacto personal con todos. Así es que dejaba mensajes en una grabadora para un paciente determinado y la grabadora decía lo que el psicoanalista quería decirle al paciente. Una vez se dio el caso de que era la hora estipulada para un paciente que era muy rico. El psicoanalista estaba entrando en un hotel. De pronto, vio al paciente sentado allí, así que le preguntó: «¿Qué está haciendo aquí? Es su hora conmigo:» El paciente dijo: «Estoy tan ocupado que he grabado mis palabras en mi propia grabadora. Las dos grabadoras están hablándose la una a la otra. Lo que usted tiene que decirme, lo está grabando mi grabadora, y lo que yo tengo que decirle, su grabadora lo está grabando de la mía. Esto ahorra tiempo y los dos estamos libres.» Si eres demasiado calculador, entonces las personas desaparecen, y cada vez hay más mecanización. El regateo continúa incluso ahora en los pueblos de India. Es
un juego y merece la pena disfrutarse. Estás jugando. Es una contienda entre dos inteligencias, y dos personas entran en contacto íntimo. Pero no ahorra tiempo. Los juegos nunca pueden ahorrar tiempo. Y en los juegos nunca te preocupas por el tiempo. Estás despreocupado, y no importa lo que esté pasando; lo disfrutas justo en ese momento. Ser juguetón es una de las bases más profundas de todos los procesos meditativos. Pero somos serios; estamos adiestrados para ello. De modo que, incluso cuando meditamos, estamos buscando el fin, el resultado. Y, suceda lo que suceda, estarás insatisfecho. La gente viene a mí y me dice: «Sí, la meditación está creciendo, progresando. Me siento más feliz, un poco más silencioso, a gusto, pero no está pasando nada más.» ¿Qué nada más? Se que la gente que es así está abocada a venir a decirme algún día: «Sí, estoy sintiendo el nirvana, pero no está sucediendo nada más. Me siento dichoso, pero no está sucediendo nada más.» ¿Qué nada más? Está buscando alguna ganancia, y a no ser que llegue a sus manos alguna ganancia muy visible, algo que pueda depositar en un banco, no puede estar satisfecho. El silencio y la felicidad son tan vagos...; no puedes poseerlos, no puedes enseñárselos a nadie. Sucede a diario que la gente viene a decirme que está triste. Están esperando algo que no se debería esperar ni siquiera en los negocios..., y están esperándolo en la meditación. La mente de los negocios entra en la meditación con todo el adiestramiento de los negocios: ¿qué ganancia se puede obtener con ello? El hombre de negocios no juega, y si no juegas, no puedes ser meditativo. Juega cada vez más. Pierde el tiempo jugando. Jugar con niños servirá. Incluso si no hay nadie, puedes saltar y bailar solo en la habitación y jugar. Disfruta. Pero tu mente seguirá insistiendo: «¿Qué estás haciendo, perdiendo el tiempo? Puedes ganar algo en este tiempo. Puedes hacer algo, y estás saltando, cantando y bailando. ¿Qué estás haciendo? ¿Te has vuelto loco?». Pruébalo. Roba el tiempo que puedas a tu negocio y juega. Haz lo que sea -puedes pintar, puedes tocar el sitar, cualquier cosa que te guste-, pero juega. No busques la ganancia con ello,
no veas ningún futuro en ello; sólo el presente. Y entonces..., entonces puedes jugar también por dentro. Entonces puedes saltar a tus pensamientos, jugar con ellos, lanzarlos aquí y allá, bailar con ellos, pero no tomártelos en serio. Muchas personas están inconscientes en lo que respecta a sus mentes. Son inconscientes de todo lo que sucede en su mente; van a la deriva sin saber adónde les lleva la mente. Si puedes ser consciente de cualquier ruta de la mente, te quedarás perplejo de lo que está sucediendo. La mente avanza por medio de asociaciones. Un perro ladra en la calle. El ladrido llega a tu cabeza..., y ya has empezado. Puede que vayas hasta el fin del mundo por medio de este ladrido del perro. Puede que recuerdes a algún amigo que tenía un perro. Luego dejas ese perro y te llega a la mente ese amigo, y tenía una mujer muy guapa, y su mujer era muy guapa..., y ya estás en movimiento. Puedes ir hasta el fin de este mundo y nunca recordarás que un perro te ha gastado una broma; simplemente ladró y te puso en ruta, y empezaste a irte. Te sentirás muy incómodo con lo que los científicos dicen acerca de esto. Dicen que esa ruta está fijada en tu mente. Si el mismo perro vuelve a ladrar en la misma situación, volverás a seguir esa ruta: el amigo, el perro, la esposa, la esposa guapa... Volverás a seguir el mismo camino. Ahora han hecho muchos experimentos con electrodos en el cerebro humano. Tocan un punto específico del cerebro y entonces surge un recuerdo específico. De pronto ves que tienes cinco años, estás jugando en un jardín, corriendo tras una mariposa. Aparece toda la secuencia: te sientes bien, todo es agradable, el aire, el jardín, el olor; todo cobra vida. No es simplemente un recuerdo; lo revives. Entonces quitan el electrodo y el recuerdo cesa. Si el electrodo vuelve a tocar el mismo punto, comienza de nuevo el mismo recuerdo: vuelves a tener cinco años, en el mismo jardín, la misma secuencia de sucesos. Cuando se retira el electrodo, el recuerdo desaparece, pero vuelve a poner el electrodo en el mismo punto y el recuerdo vuelve a surgir. Es como si estuvieras recordando algo mecánicamente. Y siempre empieza desde un cierto principio y termina en un fin específico, y entonces empieza desde el principio... Al igual que cuando grabas algo en una grabadora, tu cerebro tiene millones
de recuerdos, millones de células grabadoras, y todo es mecánico. Estos experimentos con el cerebro humano son muy extraños y muy reveladores. Los recuerdos pueden ser revividos una y otra vez, una y otra vez. Un experimentador probó trescientas veces y el recuerdo fue el mismo: estaba grabado. La persona con la que se hizo el experimento se dio cuenta, y le pareció que era extrañísimo, porque no tenía ningún control, no podía hacer nada. Cuando el electrodo tocaba ese lugar, empezaba el recuerdo y tenía que verlo. A lo largo de las trescientas veces, poco a poco se volvió un testigo. Empezó a ver el recuerdo, pero entonces tomó consciencia de que él era diferente y este recuerdo era diferente de él. Este experimento puede ser útil, muy útil para los meditadores, porque cuando sabes que tu mente no es más que una grabadora mecánica en torno a ti, te separas de ella. Esta mente se puede tocar. Ahora los científicos dicen que, tarde o temprano, cortaremos todos los centros que producen angustia, ansiedad, porque se toca lo mismo una y otra vez y hay que revivirlo. He hecho muchos experimentos con muchos discípulos. Haces lo mismo y ellos se mueven en el mismo círculo vicioso, una y otra vez; una y otra vez..., a menos que tomen consciencia de que esto es mecánico. Eres consciente de que si le dices lo mismo a tu mujer –cada semana, lo mismo-, ella reaccionará. Después de siete días, cuando lo haya olvidado, dile lo mismo: ella reaccionará. Entonces grábalo... La reacción será la misma. Tú lo sabes, tu mujer lo sabe: una pauta se vuelve fija..., y continúa. Incluso un perro puede poner en marcha tu pauta simplemente ladrando. Se toca algo; ha entrado un electrodo. Has empezado un viaje. Si juegas en la vida, entonces puedes jugar también dentro con la mente. Entonces se como si estuvieras mirando algo en la pantalla de un televisor: no estás involucrado, eres sólo un espectador, un observador. Mira, y disfrútalo. No digas que es bueno, no digas que es malo, no condenes, no valores, porque esas son cosas serias. Si aparece una mujer desnuda en tu pantalla, no digas que esto es malo, que algún diablo está haciéndote alguna jugarreta. No hay ningún diablo para hacer un truco contigo. Míralo como si sólo estuviera en la pantalla, una pantalla de cine. Y sé juguetón con ello: dile a la dama,
«iEspera!» No intentes echarla fuera, porque cuanto más la empujes fuera, más entrará: las damas son difíciles. Y no la sigas. Si la sigues, entonces estarás en dificultades. No sigas, no luches: ésta es la regla. Sólo mira y juega. Simplemente di «hola» o «buenos días». Simplemente mira y no te alteres en absoluto. Deja que la dama espere. Se irá por sí misma, como vino: se mueve por su cuenta. No está relacionada contigo; es sólo algo en la memoria. Afectada por alguna situación, apareció; es sólo una imagen. Se juguetón con ella. Si puedes ser juguetón con tu mente; cesará muy pronto, porque la mente sólo puede estar ahí si eres serio. La seriedad es el enlace, el puente. Criatura encantadora, juega. El universo es un caparazón vacío en el que tu mente retoza infinitamente. 111 Más allá de saber y no saber. Tercera técnica: Criatura de dulce corazón, medita sobre saber y no saber, existir y no existir. Entonces deja de lado ambas cosas para poder ser. ...Medita sobre saber y no saber, existir y no existir. Medita sobre el aspecto positivo de la vida y luego sobre el negativo; luego deja ambos de lado porque no eres ninguno de los dos. Entonces deja de lado ambas cosas para poder ser. Considéralo de esta manera. Medita sobre un nacimiento: ha nacido un niño, has nacido tú. Luego creces, te haces joven; medita sobre este crecimiento. Luego te haces viejo, luego mueres. Desde el principio mismo... imagina el momento en que tu padre y tu madre te concibieron, y entraste en el útero de tu madre, la primera célula. Desde ahí mira hasta el final cuando tu cuerpo está ardiendo en la pira funeraria y todos tus parientes están a tu alrededor. Entonces deja a ambos de lado: al que ha nacido y al que ha muerto. Deja a ambos de lado y mira dentro de ti. Ahí estás: lo que nunca ha nacido y nunca va a morir. ... Saber y no saber, existir y no existir. Entonces deja de lado ambas cosas para poder ser. Puedes hacerla con cualquier polaridad de positivo-negativo. Estás sentado aquí. Te miro, te
conozco. Cuando cierro los ojos, ya no estás ahí, no te conozco. Entonces deja de lado el conocimiento de que he conocido y el conocimiento de que no conozco: estarás vacío, porque cuando pongas de lado el conocimiento y el no-conocimiento, estarás vacío. Hay dos tipos de personas: unas están llenas de conocimientos y otras están llenas de ignorancia. Hay personas que dicen: «Sabemos.» Su ego está ligado a sus conocimientos. Y hay personas que dicen: «Somos ignorantes.» Están llenas de su ignorancia. Dicen: «Somos ignorantes. No sabemos.» Uno está identificado con el conocimiento, el otro está identificado con la ignorancia; pero ambos poseen algo, ambos valoran algo. Deja de lado las dos cosas, saber y no saber, para que no seas ninguna de las dos cosas: ni ignorante, ni conocedor. Deja de lado lo positivo y lo negativo. ¿Quién eres entonces? De pronto, el «quién» te será revelado. Tomarás consciencia de lo que está más allá, de lo que transciende. Dejando de lado lo positivo y lo negativo, estarás vacío. No serás nada, ni sabio, ni ignorante. Deja de lado el odio y el amor, deja de lado la amistad y la enemistad. Cuando ambas polaridades son dejadas de lado, estás vacío. Pero éste es un truco de la mente: puede dejar una de lado, pero nunca las dos a la vez. Puede dejar una de lado: puedes dejar de lado la ignorancia: entonces te aferras a los conocimientos. Puedes dejar de lado el dolor, pero entonces te aferras al placer. Puedes dejar de lado a los enemigos, pero entonces te aferras a los amigos. Y hay algunas personas que hacen justo lo contrario: dejarán de lado a los amigos y se aferrarán a los enemigos, dejarán de lado el amor y se aferrarán al odio, dejarán de lado la riqueza y se aferrarán a la pobreza, y dejan de lado el conocimiento, las Escrituras, y se aferran a la ignorancia. Estas personas son grandes renunciantes. Todo a lo que tú te aferras, ellas lo dejan de lado y se aferran a lo contrario; pero se aferran de todos modos. Aferrarse es el problema, porque si te aferras, no puedes estar vacío. No te aferres; éste es el mensaje de esta técnica. No te aferres a nada, positivo o negativo, porque no aferrándote te encontrarás a ti mismo. Estás aquí, pero debido a que te aferras, estás oculto. Al no aferrarte, quedarás al descubierto, saldrás a la
luz. Explotarás. 112 Entra en el espacio interno. Cuarta técnica: Entra en el espacio, sin soporte, eterno, en calma. En esta técnica se han dado tres cualidades del espacio. Sin soporte: no puede haber ningún soporte en el espacio. Eterno: no puede tener fin. En calma: será silencioso, sin sonido. Pero la mente siempre pide soportes. La gente viene a mí, y si les digo: «Siéntate en silencio, con los ojos cerrados, y no hagas nada», dicen: «Dame algún avalamban, algún soporte. Dame algún mantra como soporte, porque no puedo sentarme.» Simplemente sentarse es difícil. Si les doy un mantra, está bien. Entonces pueden seguir repitiendo el mantra. Entonces es fácil. Con un soporte nunca estás vacío; por eso es fácil. Debe pasar algo, debes estar haciendo algo. Haciendo, el que hace permanece; haciendo, estás lleno. Puede que estés lleno de omkar, aum, Rama, Jesús, Ave María, cualquier cosa; puede que estés lleno de cualquier cosa, pero estás lleno; entonces estás bien. La mente se resiste al vacío. Quiere siempre estar llena de otra cosa, porque si está llena, puede existir. Si no está llena, desaparecerá. En el vacío, alcanzarás el estado de no-mente. Por eso la mente pide soportes. Si quieres entrar en el espacio interno, no pidas soportes. Desecha todos los soportes, mantras, dioses, Escrituras, todo lo que te de un soporte. Si sientes que estás siendo sustentado, deséchalo, y entra en ti... sin soportes. Será atemorizador, te sentirás asustado. Estás entrando donde puedes perderte completamente. Puede que no seas capaz de volver, porque todos los soportes habrán desaparecido. Has perdido de vista la orilla y nadie sabe adónde te llevará el río. Tu soporte ha desaparecido. Puede que caigas en un abismo infinito. Por eso, te posee el miedo, y pides algún soporte. Incluso si es un soporte falso, lo disfrutas. Incluso un soporte falso es útil, porque a la mente le da lo mismo que un soporte sea real o falso: debe ser un soporte; eso es lo que importa. No estás solo; hay algo y te está sustentando. Sucedió una vez que vino a mí un hombre... Estaba viviendo
en una casa en la que sentía que había espíritus y fantasmas, y estaba muy preocupado. Por culpa de las preocupaciones, empezó a ver más alucinaciones. Por culpa de las preocupaciones, se puso enfermo, débil. Su mujer le dijo: «Si sigues viviendo en esta casa, yo me voy.» Sus hijos fueron enviados a casa de unos parientes. El hombre vino a mí y me dijo: «Ahora es muy difícil. Los veo claramente. Caminan por la noche. Toda la casa está llena de espíritus. Ayúdame.» Así que le di una fotografía mía y le dije: «Cógela. Ahora yo me ocuparé de esos espíritus. Tú simplemente duerme tranquilamente; no necesitas preocuparte. De verdad, yo me ocuparé de ellos, yo me encargaré de ellos. Ahora es asunto mío. Y no interfieras. Ya no necesitas preocuparte.» El hombre volvió al día siguiente. Dijo: «¡He dormido, ha sido estupendo! ¡Has hecho un milagro!». Y lo único que había hecho fue darle un soporte. Con ese soporte, la mente se llenó. Ya no estaba vacía; había alguien. En la vida ordinaria te apoyas en muchos soportes falsos, pero ayudan. Y a no ser que te vuelvas lo suficientemente fuerte, los necesitarás. Por eso digo que ésta es la técnica suprema: ningún soporte. Buda estaba muriéndose, y Ananda le preguntó: «¿Qué haremos ahora que nos estás dejando? ¿Cómo lo alcanzaremos? ¿Cómo proseguiremos ahora? Cuando el maestro se haya ido, vagaremos en la oscuridad durante muchísimas vidas. No hay nadie que nos lleve, que nos guíe; la luz se está apagando.» Así que Buda dijo: «Será bueno para ti.. Cuando yo ya no esté, vuélvete tu propia luz. Avanza solo, no pidas ningún soporte, porque el soporte es la última barrera.» Y sucedió. Ananda no se había iluminado. Estuvo con Buda durante cuarenta años, fue como la sombra de Buda, yendo con él, viviendo con él; fue el que tuvo el contacto más prolongado con él. Durante cuarenta años, la compasión de Buda estuvo cayendo sobre él, lloviendo sobre él: durante cuarenta años. Pero no sucedió nada; Ananda permaneció tan ignorante como siempre. Y el día después de que muriese Buda, Ananda se iluminó: el día siguiente, el mismo día siguiente. El soporte mismo había sido la barrera. Cuando ya no estaba Buda, Ananda no pudo
encontrar ningún soporte. Es difícil. Si vives con un buda, y el buda se va, entonces nadie puede ser un soporte para ti. Ahora no habrá nadie a quien merezca la pena aferrarse. Alguien que ha estado aferrándose a un buda, no puede aferrarse a nadie más en este mundo. Todo este mundo estará vacío. Una vez que has conocido a un buda y su amor y compasión, entonces ningún amor, ninguna compasión se le puede comparar. Una vez que has conocido eso, nada más merece la pena conocerse. Así es que Ananda estaba solo por primera vez en cuarenta años. No había manera de encontrar un soporte. Había conocido el soporte más alto; ahora los soportes más bajos no servirían. Al día siguiente, se iluminó. Debió de entrar en el espacio interno... sin soporte, eterno, en calma. Así que recuerda: no trates de encontrar ningún soporte. Estate sin soportes. Si estás intentado hacer esta técnica, entonces estate sin soportes. Eso es lo que está enseñando Krishnamurti: «Estate sin soportes. No te aferres a un maestro. No te aferres a una Escritura. No te aferres a nada.» Esto es lo que todo maestro ha estado haciendo. Todo el esfuerzo de un maestro es, primero, atraerte hacia él, para que empieces a aferrarte a él. Cuando empiezas a aferrarte a él, cuando te vuelves allegado e íntimo con él, él sabe que hay que cortar el aferramiento. Y ya no puedes aferrarte a nadie más; eso se ha terminado. Y no puedes acudir a otra persona; eso es imposible. Entonces corta el aferramiento y, de pronto, quédate sin soportes. Al principio serás muy desdichado. Llorarás y sollozarás y gritarás y sentirás con todo tu ser que estás perdido. Caerás en lo más hondo del sufrimiento. Pero de ahí uno sube solo, sin soportes. Entra en el espacio, sin soporte, eterno, en calma. Ese espacio no tiene principio ni fin. Y ese espacio es absolutamente silencioso. No hay nada, ni siquiera un sonido vibrando, ni una onda. Todo está en calma. Ese punto está dentro de ti. Puedes entrar en él en cualquier momento. Si tienes la valentía de estar sin soportes, puedes entrar en él en este mismo momento. La puerta está abierta. La invitación es para todos, para todos y cada uno. Pero se necesita valentía; valentía para estar solo, valentía para estar vacío,
valentía para disolverse y fundirse, valentía para morir. Y si puedes morir en tu espacio interno, alcanzarás la vida que nunca muere, alcanzarás amrit, la inmortalidad. Capítulo 80 Todo y Nada Significan lo Mismo Preguntas Si no hay nadie dentro de nosotros ¿por qué llamarlo el ser? ¿Cómo puede un iluminado tomar decisiones? ¿Por qué viven las místicos en lugares tranquilos?
¿Cómo sabes que la consciencia es eterna? ¿Qué hará mi iluminación por el resto del mundo? Primera pregunta: Dijiste que en realidad no hay nadie. Dentro de nosotros; hay sólo un vacío una vacuidad! pero entonces ¿por qué lo llamas menudo, el ser, el centro? Ser o no ser, todo o nada: parecen, contradictorios, pero significan lo mismo. Todo y nada significan lo mismo. En los diccionarios son opuestos. Pero en la vida no lo son. Nadie lo comprende. Considéralo de esta manera: si digo que amo a todos, o si digo que no amo a ninguno, significa lo mismo. Si amo a alguien..., sólo entonces hay una diferencia. Si amo a todos, significa lo mismo que no amar a nadie. Entonces no hay diferencia. La diferencia es siempre de grado, relativa. Y éstos son dos extremos, no tienen grado; lo total y el cero
no tienen grado. De manera que puedes llamar a lo total un cero, o puedes llamar a un cero lo total. Por eso, algunas personas iluminadas han llamado al espacio interno vacío, shunya, el vacío, la nada, el no-ser, anatma..., y otras lo han llamado el ser interno, el ser absoluto, Brahma, atma, el ser supremo. Éstas son las dos formas de describirlo. Una es positiva la otra es negativa. Tienes que incluirlo todo o excluirlo todo; no puedes describirlo con ningún término que sea relativo. Es necesario un término absoluto. Los dos polos contradictorios son términos absolutos. Pero ha habido algunas personas iluminadas que han permanecido totalmente en silencio. No lo han llamado nada, porque lo llames como lo llames –ya lo llames ser o no ser-, en el momento en que le das un nombre, un término, una palabra, has errado, porque incluye a ambos. Por ejemplo, si dices “Dios está vivo” o “Dios es vida”, no tiene sentido, porque entonces ¿quién será la muerte? Dios lo incluye todo. Debe de haber muerte en él tan completamente como la vida; de lo contrario ¿a quién le pertenece la muerte? Y si la muerte le pertenece a otro y la vida le pertenece a Dios..., entonces hay dos Dioses, y entonces habrá muchos problemas que no pueden ser resueltos. Dios debe de ser tanto la vida como la muerte. Dios debe de ser tanto el creador como el destructor. Si dices que Dios es el creador, entonces ¿quién es el destructor? Si dices que Dios es bueno, entonces ¿quién será malo? Debido a esta dificultad, los cristianos, los zoroástricos, y muchas otras religiones han creado a un Diablo junto a Dios, porque ¿a quién le pertenecerá el mal? Han creado un Diablo. Pero no se soluciona nada; tan sólo se empuja al problema un poco hacia atrás, porque entonces se puede preguntar pertinentemente: «¿Quién ha creado al Diablo?». Si Dios mismo crea al Diablo, entonces él es el responsable. Y si el Diablo es algo que es independiente, no relacionado con Dios, entonces él mismo se vuelve un Dios, un poder supremo. Y si Dios no ha creado al Diablo, ¿cómo puede Dios destruirlo? Es imposible. Los teólogos siguen dando alguna respuesta a una pregunta, pero esa respuesta vuelve a crear más preguntas. Dios creó a Adán, y luego Adán se hizo malo. Fue expulsado. Desobedeció a Dios y fue expulsado del mundo celestial. Se ha
preguntado una y otra vez, y pertinentemente, ¿por qué se hizo malo Adán? Dios debió de crear la posibilidad en él, la posibilidad de ser malo, de irse por el mal camino, de desobedecer. Si no había ninguna posibilidad, ninguna tendencia inherente, entonces ¿cómo pudo Adán volverse malo? Dios debió haber creado la tendencia. Y si existía la tendencia al mal, otra cosa también es segura: la tendencia de sobreponerse a ella no era tan fuerte, la tendencia a combatirla no era tan fuerte. La tendencia al mal era más fuerte. ¿Quién creó esta fuerza? Nadie sino Dios puede ser el responsable. Entonces todo el asunto parece una patraña. Dios crea a Adán; crea en él una tendencia al mal, una fuerte tendencia al mal que no puede controlar; entonces se decanta por el mal camino; y es castigado. ¡Dios debería ser castigado no Adán!, o tienes que aceptar que existe alguna otra fuerza más poderosa que Dios, porque el Diablo puede tentar a Adán y Dios no puede protegerle. El diablo puede provocar y seducir, y Dios no puede proteger. El Diablo parece ser un Dios más poderoso. Hay una iglesia, nacida recientemente en América, llamada la Iglesia de Satanás, la Iglesia del Diablo. Tienen un Sumo Sacerdote, igual que el Papa del Vaticano, y dicen que la Historia prueba que el verdadero Dios es el Diablo. Y parecen lógicos. Dicen: «Vuestro Dios, el Dios del bien, siempre ha sido derrotado, y el Diablo siempre ha salido victorioso. Toda la Historia lo demuestra. Así que ¿por qué adorar a un Dios débil que no puede protegerte? Es mejor seguir a un Dios fuerte que puede seducirte, pero que también puede protegerte, porque es más fuerte.» La Iglesia del Diablo es ahora una iglesia en expansión. Y parecen lógicos; esto es lo que demuestra la Historia. Esta dualidad -para salvar a Dios del polo negativo- crea problemas. En India no hemos creado el otro polo. Decimos que Dios es el creador y el destructor, lo bueno y lo malo. Esto es difícil de concebir, porque, en el momento en que decimos «Dios», no podemos concebirle siendo malo. Pero en India hemos intentado penetrar en el misterio más profundo de la existencia; esto es, la unidad. De algún modo, bueno y malo, vida y muerte, negativo y positivo, se juntan en alguna parte, y ese punto de unión es la existencia, la unidad. ¿Cómo llamarás a ese punto de unión? Tienes que usar un término positivo o uno negativo,
porque no tenemos ningún otro. Si usas términos positivos, entonces lo llamas Ser con S mayúscula (Dios, Absoluto, Brahma), o si quieres usar un término negativo, lo llamas nirvana, nada, shunya, no-ser, anatma. Ambos indican lo mismo. Es ambos, y tu ser interno también es ambos. Por eso, a veces lo llamo ser y a veces lo llamo no-ser. Es ambos. Depende de ti. Si te atrae lo positivo, entonces llámalo ser. Si te atrae lo negativo, entonces llámalo no-ser. Depende de ti. Llámalo lo que te parezca bien, lo que sientas que te dará madurez, crecimiento, evolución. Hay dos tipos de personas: uno no puede sentir ninguna afinidad con la negatividad, y el otro no puede sentir ninguna afinidad con lo positivo. Buda es del tipo negativo. No puede sentir afinidad con lo positivo, siente afinidad con lo negativo; usa todos los términos negativos. Shankara no siente afinidad con lo negativo; habla de la realidad suprema en términos positivos. Ambos dicen lo mismo. Buda la llama shunya, y Shankara la llama Brahma. Buda la llama el vacío, la nada, y Shankara la llama lo absoluto, el todo. Pero están diciendo exactamente lo mismo. Ramanuja, uno de los comentaristas más sobresalientes de Shankara, dice que Shankara es simplemente un budista encubierto. No es un hindú; sólo parece serlo porque usa términos positivos. Esa es la única diferencia que hay. Donde Buda dice nada, él dice Brahma; todo lo demás es lo mismo. Ramanuja dice que Shankara es el mayor destructor del hinduismo, porque ha introducido el budismo por la puerta de atrás usando un truco: donde se usa un término negativo, él usa un término positivo; eso es todo. Ramanuja lo llama un prachchanna-buddha, un criptobudista. Y tiene razón en cierto modo, porque no hay diferencia. El mensaje es el mismo. De modo que depende de ti. Si sientes afinidad con el silencio, la nada, entonces llama Vacío al gran ser. Si no sientes afinidad, si sientes miedo, entonces llama a ese vacío El Gran Ser. Pero entonces tus técnicas serán diferentes. Si te asusta el vacío, la soledad, la nada, entonces las cuatro técnicas de las que hablé anoche no serán muy útiles para ti. Olvídalas. Hay otros métodos de los que he hablado. Usa técnicas positivas. Pero si estás listo y tienes la valentía para estar sin soportes,
para entrar en el vacío, solo, dispuesto a cesar completamente, entonces estas cuatro técnicas te ayudarán tremendamente. Depende de ti. Segunda pregunta: Si hay un vacío absoluto dentro de un iluminado, ¿cómo es que parece que está tomando decisiones, diferenciando, gustándole esto o no gustándole eso, diciendo sí o no? Esto parecerá ciertamente una paradoja. Si un iluminado es simplemente vacío, entonces para nosotros se vuelve una paradoja. Entonces ¿por qué dice que sí o que no? ¿Por qué elige? ¿Por qué le gustan algunas cosas y no le gustan otras? ¿Por qué habla? ¿Por qué anda? ¿Por qué vive, en el sentido más amplio de la palabra? Para nosotros, esto es un problema; para el iluminado no es un problema. Todo se hace desde el vacío. El iluminado no está eligiendo. A nosotros nos parece elección: pero el iluminado simplemente se mueve en una dirección. Esa dirección viene del vacío mismo. Es de esta manera. Estás andando. De pronto aparece un coche frente a ti y sientes que va a haber un accidente. No decides qué hacer. ¿Lo decides? ¿Cómo vas a decidirlo? No hay tiempo. Una decisión tomará tiempo. Tendrás que reflexionar y pensar, sopesar los pros y los contras, decidir si saltar de tal o cual manera. No decides; simplemente, saltas. ¿De dónde viene ese salto? Entre el salto y tú no hay ningún proceso de pensamiento. De pronto te das cuenta de que el coche está delante de ti y saltas. El salto sucede primero. Luego puedes pensar. En ese momento saltas debido al apremio; todo tu ser salta sin ninguna decisión. Recuerda: la decisión siempre es de la parte; no puede ser del todo. Decisión implica la existencia de un conflicto. Una parte de tu ser estaba diciendo: «haz esto»; otra parte estaba diciendo: «no lo hagas». Por eso fue necesaria la decisión. Tuviste que decidir, argumentar, y una parte fue apartada a un lado. Eso es lo que significa una decisión. Cuando está presente tu totalidad, no hay necesidad de decidir, no hay alternativa. Y un iluminado es
total dentro de sí mismo, vacío total. De modo que todo lo que sale, sale de su totalidad, no de ninguna decisión. Si dice «sí», no es una elección: no había ningún «no» que elegir, no había ninguna alternativa. «Sí» es la respuesta de su ser total. Si dice «no», entonces «no» es la respuesta de su ser total. Por eso, un iluminado no puede arrepentirse nunca. Tú siempre te arrepentirás. No importa lo que hagas, da lo mismo: hagas lo que hagas, te arrepentirás. Si te quieres casar con una mujer, si decides que sí, te arrepentirás; si decides que no, te arrepentirás. Como cualquier cosa que decides es una decisión parcial; la otra parte siempre está en contra. Si decides: «Sí, me casaré con esta mujer», una parte de tu ser está diciendo: «No lo hagas; te arrepentirás.» No eres total. Cuando surjan las dificultades... Tienen que surgir, porque cuando dos personas diferentes empiezan a vivir juntas, tendrán que surgir dificultades. Habrá conflictos, habrá una lucha por dominar, habrá política de fuerza. Entonces la otra parte dirá: «¡M¡ra! ¿Qué te había dicho? Estuve insistiendo en que no debías hacerlo, y lo has hecho.» Pero eso no significa que, si hubieras seguido a la otra parte, no habría habido arrepentimiento. ¡No! Habría habido arrepentimiento, porque entonces te habrías casado con alguna otra mujer, y se habría producido el conflicto y la lucha. Entonces la otra parte habría dicho: «Te estuve diciendo que te casaras con la primera mujer. Has perdido una oportunidad. Has perdido un cielo, y te has casado con un infierno.» En cualquier caso, te arrepentirás, porque tu decisión no puede ser total. Va siempre en contra de una parte, y esa parte se vengará. De modo que, decidas lo que decidas, si te va bien te arrepentirás, si te va mal te arrepentirás. Si te va bien, entonces tu mente, la otra parte, seguirá diciendo que has desaprovechado una oportunidad. Si te va mal, entonces te sentirás culpable. Un ser iluminado nunca se arrepiente. En realidad, nunca mira hacia atrás. No hay nada a lo que mirar hacia atrás. Lo que está hecho, está hecho con su totalidad. De modo que lo primero que hay que comprender es que nunca elige. La elección se le plantea a su vacío; él nunca decide Eso no significa que sea indeciso. Es absolutamente decidido, pero nunca decide. Intenta comprenderme. La decisión sucede en su
vacío. Así es como actúa todo su ser; eso es todo. Si estás caminando y una serpiente se cruza en tu camino saltas de repente; eso es todo. No decides. No consultas a un maestro y a un guía. No vas a consultar libros en la biblioteca acerca de qué hay que hacer cuando una serpiente se cruza en tu camino: cómo hacerlo, cuál es la técnica. Simplemente saltas. Y, recuerda, ese salto viene de tu ser total; no ha sido una decisión. Tu ser total ha actuado así; eso es todo. No hay nada más. A ti te parece que un iluminado está eligiendo, decidiendo, diferenciando, porque tú estás haciéndolo en todo momento, y no puedes entender algo que no has conocido en absoluto. Un iluminado simplemente está haciendo cosas sin ninguna decisión, sin ningún esfuerzo, sin ninguna elección: no tiene elección. Pero eso no significa que, si le das comida y piedras, se decante por comer las piedras. Comerá la comida. A ti te parecerá que ha decidido no comer las piedras, pero no ha decidido. Eso es simplemente absurdo, no se le ocurre; come la comida. Esto no es una decisión; sólo un idiota decidiría si comer las piedras o la comida. Las mentes estúpidas deciden; las mentes iluminadas simplemente actúan. Y cuanto más mediocre sea la mente, más esfuerzo tendrá que hacer para tomar una decisión. Eso es lo que significa la preocupación. ¿Qué es la preocupación? Hay dos alternativas y no hay forma de decidir entre ellas..., y la mente sigue, un momento a este lado, otro momento a aquél. Esto es la preocupación. Preocupación significa que tienes que decidir y estás tratando de decidir, pero no puedes decidir. Así es que estás preocupándote, desconcertado, moviéndote en círculos viciosos. Un iluminado nunca está preocupado. Es total. Intenta comprender esto. No está dividido, no está partido, no hay dos seres en él. Pero en ti hay una multitud: no sólo dos; hay muchas, muchas personas viviendo en ti, muchas voces, una multitud. Un iluminado es una profunda unidad, es un universo. Tú eres un «multiverso». Esta palabra «universo» es bella. Significa uno: uni. Tú eres un «multiverso»; hay muchos mundos en ti. Lo segundo que hay que comprender es que, independientemente de lo que hagas, antes de hacerlo hay pensamiento, ideas. Al margen de lo que esté haciendo una persona iluminada, no hay pensamiento, no hay ideas. Lo está
haciendo. Recuerda: el pensamiento es necesario porque no tienes ojos para ver. El pensamiento es un substituto. Es igual que un ciego andando a tientas con un bastón por un camino. Un ciego puede preguntar a las personas que tienen ojos cómo tantean, qué tipo de bastones usan para tantear el camino. Y ellas simplemente se reirán; dirán que no necesitan ningún bastón, que tienen ojos. Simplemente ven dónde está la puerta; no necesitan tantearla. Y nunca piensan acerca de dónde está la puerta. Ven y pasan por ella. Pero un ciego no puede creer que simplemente puedas pasar por una puerta. Primero tendrás que pensar dónde está la puerta. Primero tendrás que inquirir; si hay alguien, tendrás que preguntarle dónde está la puerta. E incluso si se te indica la dirección, tendrás que tanteada con tu bastón..., e incluso entonces puede que haya muchos escollos. Pero cuando tienes ojos, si quieres salir, simplemente miras... No piensas dónde está la puerta, no decides. Simplemente miras; la puerta está ahí, pasas por ella. Nunca piensas que esto es una puerta; simplemente, la usas y actúas. La situación es la misma con las mentes no iluminadas y las mentes iluminadas. Una mente iluminada simplemente mira. Todo está claro. Tiene claridad; todo su ser es luz. Mira a su alrededor y simplemente se mueve, actúa; nunca piensa. Tú tienes que pensar porque no tienes ojos. Sólo los ciegos piensan; tienen que pensar porque no tienen ojos: necesitan algo que sustituya a los ojos, y el pensamiento lo provee. Nunca digo que Buda o Mahavira o Jesús son grandes pensadores. Eso sería una tontería. No son pensadores en absoluto; son conocedores, no pensadores. Tienen ojos, pueden ver, y al ver, actúan. Todo lo que sale de un buda sale del vacío, no de una mente llena de pensamientos. Ha salido de un cielo vacío. Es la respuesta del vacío. Pero para nosotros es difícil, porque nos llega de esa manera. Tenemos que pensar en ello. Si alguien hace una pregunta, tienes que pensar sobre ella. E, incluso así, nunca puedes estar seguro de que lo que estás diciendo es la respuesta. Un buda responde; no piensa. Le preguntas, y el vacío simplemente responde. Esa respuesta no es una cosa pensada, sino una respuesta total. Su ser se comporta de esa manera. Es por
eso que no puedes pedirle a un buda que sea consistente. No puedes. El pensamiento puede ser consistente, un pensador será consistente; pero una persona iluminada no puede ser consistente, porque la situación cambia a cada momento, y a cada momento salen cosas de su vacío. No puede forzarlas. No puede pensar. No recuerda realmente lo que dijo ayer. Cada pregunta crea una nueva contestación, y cada pregunta crea una nueva respuesta. Depende de quién pregunte. Buda entra en un pueblo. Un hombre pregunta: «¿Existe Dios?» Buda dice: «No.» Por la tarde, otro hombre pregunta: «¿Existe Dios?» Buda dice: “Sí.” Después, al anochecer, un tercero pregunta: «¿Existe Dios?» Buda permanece en silencio. En un solo día: por la mañana, no; por la tarde, sí; al anochecer, silencio, ni sí ni no. El discípulo de Buda, Ananda, se quedó perplejo. Había oído las tres respuestas. Por la noche, cuando todos se habían ido, le preguntó a Buda: «¿Puedo hacerte una pregunta? En un solo día, has contestado a una pregunta de tres maneras; y no sólo diferentes, sino contradictorias. Mi mente está desconcertada. No puedo dormir si no me contestas. ¿Qué quieres decir? Por la mañana dices que sí, por la tarde que no, al anochece permaneces en silencio. Y la pregunta era la misma.» Buda dijo: «Pero los que preguntaban eran diferentes. ¿Y cómo van a hacer la misma pregunta personas diferentes?». Esto es realmente hermoso, muy profundo. Dijo: «¿Cómo van a hacer la misma pregunta personas diferentes? Una pregunta sale de un ser, es algo que crece en él. Si el ser es diferente, ¿cómo va a ser la misma la pregunta? Por la mañana, cuando dije que sí, el hombre que estaba preguntando era ateo. Había venido a obtener mi confirmación de que Dios no existe. Y yo no podía confirmar su ateísmo, porque estaba sufriendo a causa de él. Y como no podía contribuir a su sufrimiento y quería ayudarle, dije: «Sí, Dios existe.» Así es como traté de destruir su supuesto ateísmo. Por la tarde, cuando vino la otra persona, era un teísta. Y estaba sufriendo por su teísmo. A él no podía decirle que sí, porque eso habría sido una confirmación: lo que había venido a buscar. Entonces se marcharía diciendo: «Sí, lo que yo decía era
cierto. Incluso Buda lo dice.» Y el hombre estaba equivocado. No podía ayudar en su error a un hombre equivocado, de modo que tuve que decir que no para destruir todo lo que es ese hombre, para destruir su mente. «Y el hombre que vino al anochecer no era ninguna de las dos cosas. Era un hombre sencillo, inocente, y no estaba pidiendo ninguna confirmación. No tenía ninguna ideología; era una persona realmente religiosa. De modo que tuve que permanecer en silencio. Le dije: "Permanece en silencio respecto a esta pregunta. No pienses en ella." Si le hubiera dicho que sí, habría sido erróneo, porque no había venido a encontrar una teología. Si le hubiera dicho que no, habría sido erróneo, porque no había que corroborarle ningún ateísmo. El no estaba interesado en pensamientos, en ideas, en teorías, doctrinas, no; era un hombre realmente religioso. ¿Cómo iba a pronunciar ninguna palabra ante él? Tuve que permanecer en silencio. Él comprendió mi silencio. Cuando se fue, su religiosidad se había hecho más profunda.» Buda dijo: «Tres personas no pueden hacer la misma pregunta. Pueden formularla de manera similar; eso es otra cosa. Todas las preguntas eran: "¿Existe Dios?". Su formulación era la misma, pero el ser del que venía la pregunta era totalmente diferente. Querían decir cosas diferentes con ella: sus valores eran diferentes, sus asociaciones con las palabras eran diferentes.» Recuerdo que sucedió una vez que Mulla Nasruddin volvió a casa una noche. Había estado todo el día pendiente de un partido de fútbol. Era un hincha. Cuando entró en su casa al anochecer, su mujer estaba leyendo un periódico, y dijo: «Mira, Nasruddin, hay algo para ti. Dice aquí que un hombre ha entregado a su mujer a cambio de un abono para los partidos de fútbol. Tú también eres un hincha, un hincha loco, pero no puedo concebir que hicieras lo mismo, ¿o sí? ¿Me cambiarías por sólo un abono para los partidos de fútbol?». Nasruddin se lo pensó y luego dijo: «Por supuesto que no; porque es ridículo y criminal. La temporada está medio acabada.» Toda mente tiene su propia orientación. Puede que uséis las mismas palabras, pero, como sois diferentes, dos mismas palabras no pueden ser iguales. Entonces Buda dijo otra cosa, que es incluso más significativa.
Dijo: «Ananda, ¿por qué estás perturbado? El asunto no iba contigo; no deberías haber escuchado, porque ninguna de las respuesta te fue dada a ti. Deberías permanecer indiferente; de lo contrario, te volverás loco. No vengas conmigo, porque me involucraré con muchísimos tipos de personas. Y si escuchas todo lo que no se te dice a ti, te quedarás confuso y loco. Abandóname; o, si no, recuerda escuchar sólo cuando te hable a ti. Las demás veces, no escuches. Lo que diga no es asunto tuyo. No te fue dicho a ti, y no era tu pregunta en absoluto, así que ¿por qué deberías preocuparte? No tenías nada que ver con ello. Alguien preguntó, alguien contestó. ¿Por qué estás preocupado innecesariamente por ello? Si tienes la misma pregunta, hazla, y entonces contestaré. Pero recuerda: no contesto a las preguntas, sino a quien las hace. Respondo. Miro al hombre, veo su trasfondo, el hombre se vuelve transparente..., y ésta es mi respuesta. La pregunta es irrelevante; el que pregunta es relevante.» No puedes pedirle coherencia a una persona iluminada. Sólo las personas no iluminadas, ignorantes, pueden ser coherentes, porque no tienen que mirar. Simplemente siguen algunas ideas. Llevan ideas muertas, coherentemente. Llevarán algo toda su vida, y permanecerán coherentes con ello. No están vivas; están muertas. La vitalidad no puede ser coherente. Eso no significa que sea errónea: la vitalidad es coherente, pero muy profundamente, no en la superficie. Buda es coherente en las tres respuestas, pero su coherencia está en su esfuerzo por ayudar. Quiso ayudar al primer hombre, quiso ayudar al segundo hombre, quiso ayudar al tercer hombre. Hubo compasión para los tres. Quiso ayudarles: esa es su coherencia. Pero es una corriente profunda. Sus palabras son diferentes, sus contestaciones son diferentes, pero su compasión es la misma. De modo que, cuando una persona iluminada habla, contesta, esa contestación es una respuesta total de su vacío, de su ser. Te hace eco, te refleja, es un espejo. No tiene rostro propio. Tu rostro se refleja en su corazón. De modo que si un idiota viene a conocer a Buda, se encontrará con un idiota: Buda es sólo un espejo. Y ese hombre se irá y propagará el rumor de que Buda es un idiota. Se ha visto a sí mismo en Buda. Si viene alguien sen-
sible, comprensivo, maduro, adulto, verá otra cosa en Buda; verá su propio rostro. No hay otra manera; sigues viendo espejos en las personas que están totalmente vacías. Entonces, todo lo que llevas es tu interpretación. Se dice en las Escrituras antiguas que cuando llegues a una persona iluminada, permanece totalmente en silencio. No pienses; de lo contrario perderás la oportunidad de reunirte con él. Simplemente permanece en silencio, no pienses; absórbele, no trates de comprenderle con tu cabeza. Absórbele, bébele, deja que todo tu ser esté abierto a él. Déjale que entre en ti, pero no pienses en él; porque si piensas, tu mente será reflejada. Deja que todo tu ser se bañe en su presencia. Sólo entonces tendrás un vislumbre de con qué tipo de ser, con qué tipo de fenómeno has entrado en contacto. Muchos vinieron a Buda. Vinieron y se fueron. Llevaban sus propias opiniones; y se fueron y las propagaron. Muy pocos, verdaderamente pocos, comprendieron; y así es como debería ser, porque sólo puedes comprender conforme a ti. Sólo si estás listo para fundirte y cambiar y ser transformado puedes comprender lo que es una persona iluminada, un ser iluminado. Tercera pregunta: Dijiste que el ruido y la perturbación no están fuera en el mundo, sino que existen debido a nuestras propias mentes y ego. Pero ¿por qué los santos y los místicos viven siempre en lugares sin ruido y con poca gente? Porque aún no son santos y místicos. Todavía están esforzándose, todavía están trabajando. Son buscadores, no siddhas; no han llegado. El ruido les perturbará, la multitud les perturbará. La multitud les volverá a poner a su propio nivel. Todavía son débiles; necesitan protección. Todavía no se sienten seguros. No pueden enfrentarse a la tentación; tienen que protegerse en la soledad aislada, donde puedan crecer y hacerse fuertes. Cuando sean fuertes, no habrá problemas. Mahavira se fue a la selva. Durante doce años estuvo solo, en silencio, sin hablar, sin entrar en pueblos o ciudades; entonces se iluminó. Y entonces volvió al mundo. Buda permaneció en silencio total
durante seis años. Luego volvió al mundo. Jesús o Mahoma, o cualquiera..., cuando están creciendo, necesitan condiciones protegidas. Cuando han crecido, entonces no hay problema. De modo que si encuentras un místico que tiene miedo de entrar en una multitud, entonces ten muy claro que todavía es un niño, creciendo. De otra forma, ¿por qué iba a tener miedo un místico de entrar en las multitudes? La multitud no puede hacerle nada, ni el ruido, ni el mundo, ni los objetos del mundo. Con toda esta locura a su alrededor, no se le puede hacer nada. No se le puede tocar. Puede actuar y puede vivir: puede vivir en cualquier parte donde se de el caso que esté su vacío. Pero al principio es bueno estar solo, estar en un entorno armonioso, natural. Así que recuerda: no pienses que, como vives en el ruidoso Bombay, eres un místico, o has crecido y te has hecho un siddha. Si quieres crecer, a veces, durante algunos periodos concretos, tendrás que ir a la soledad -lejos de la multitud, lejos de las preocupaciones del mundo, las relaciones del mundo, los objetos del mundo- a un lugar en el que puedas estar solo y no ser perturbado por los demás. Tal como eres ahora, puedes ser perturbado, pero una vez que tengas fortaleza, una vez que tengas poder interno, una vez que estés cristalizado y sepas que ya nadie puede quebrar tu centro interno, puedes ir a cualquier parte. Entonces el mundo entero es un lugar solitario. Entonces, dondequiera que estés es tierra virgen. Entonces el espacio de silencio va contigo, porque eres su creador. Entonces creas en torno a ti, tu propio silencio interno y, vayas donde vayas, estás en silencio. Nadie puede penetrar en ese silencio. Ningún ruido puede perturbarlo. Pero, a no ser que haya sucedido la cristalización, no creas que no puedes ser perturbado. Estás perturbado, lo sepas o no. En realidad, estás tan perturbado que no puedes saberlo. Te has acostumbrado a la perturbación. Tienes los nervios de punta; estás continuamente perturbado. Ahora mismo no sientes la perturbación: para sentir la perturbación necesitas fases de no perturbación. Sólo entonces puedes sentirla por contraste. Estás continuamente perturbado, pero te has acostumbrado a ello, habituado a ello. Piensas que así es la vida. Te vendría bien irte a los Himalayas una temporada. Te vendría bien irte a algún pueblo remoto, a un bosque remoto, y estar solo durante unos días de si-
lencio: como si toda la humanidad hubiera desaparecido. Luego vuelve a Bombay. Entonces sabrás con qué perturbación has estado viviendo. De pronto, estarás perturbado. Ahora tienes un contraste. Tenías una música interna; ahora está quebrantada. Para los buscadores, la soledad es buena; para los siddhas, es irrelevante. Y hay dos tipos de personas equivocadas. Con el primero, si les dices que son ellos los que están perturbados, que la situación es irrelevante, entonces nunca buscarán la soledad para tener un vislumbre de lo que es el silencio. Entonces se quedarán aquí y dirán: «Nada nos perturba. En realidad, somos nosotros, no el entorno. Así que nos quedamos aquí.» Y están perturbados, pero su teoría se convertirá en una racionalización. Luego hay otras personas, el otro tipo de personas equivocadas, a las que, si les dices que vayan al silencio, a la soledad, porque les ayudará, se irán..., pero entonces no volverán nunca. Entonces se convierte en una adición, y permanecerán débiles para siempre, y siempre tendrán miedo de volver al mundo. Entonces su soledad no ha sido una ayuda; más bien se ha vuelto un obstáculo. No son más fuertes debido a ella; se han vuelto más débiles. Ya no pueden volver al mundo. Ambos tipos son erróneos. Se del tercer tipo, que es el tipo correcto. Al principio, ten muy claro que las circunstancias te perturban; así que, a veces, intenta, consigue, salirte de ellas. Entonces, mientras estés fuera de ellas, el silencio que alcances llévalo contigo de vuelta a las circunstancias y trata de conservarlo. Sólo si puedes conservarlo en medio de las circunstancias se habrá convertido la teoría en una experiencia. Entonces sabes que nada perturba. Entonces sabes que, en última instancia, eres tú el que está perturbado o no. Pero conviértelo en una experiencia: sólo como teoría es inútil. Cuarta pregunta: Una cosa es realizar la consciencia cósmica en la Tierra y trascender el cuerpo. Pero ¿cómo saben con seguridad las personas realizadas que esta consciencia es eterna y permanecerá después de la muerte del cuerpo?
Lo primero es que no se preocupan por ello. No les preocupa si permanecerá o no. Eres tú el que está preocupado. Ellos no piensan en el momento siguiente. La próxima vida es simplemente irrelevante; incluso el día siguiente, el momento siguiente, no es un punto de interés. Eres tú el que siempre pide algo en el futuro, algo del futuro. ¿Porqué? Porque tu presente está vacío, tu presente no es nada, tu presente está podrido; tu presente es un sufrimiento tal que sólo puedes soportarlo si sigues pensando en el futuro y en el paraíso y en la vida venidera. Justo aquí y ahora no hay vida, de modo, que lanzas tu mente al futuro para escaparte del presente, el feo presente. Una persona que está realizada está aquí y ahora, totalmente viva. Todo lo que puede suceder ha sucedido. No hay futuro. Que venga o no la muerte a matarle no es una preocupación en absoluto. Es igual que desaparezca o permanezca, da lo mismo. Este momento es tan rico, tan absolutamente rico, este momento es tan intenso, que todo su ser está aquí ahora. Ananda le preguntó a Buda, una y otra vez: «¿Qué te sucederá, cuando muera tu cuerpo?» Y Buda repitió una y otra vez: «Ananda, ¿por qué estás tan preocupado por el futuro? ¿Por qué no me miras, y lo que está sucediendo ahora?». Pero, después de unos pocos días, volvía a preguntar: ¿Qué le sucede a un iluminado cuando muere su cuerpo?». Tiene miedo acerca de sí mismo. Tiene miedo. Sabe que cuando el cuerpo muere no hay ninguna posibilidad de reanimarlo, no hay ninguna posibilidad de permanecer, no hay ninguna posibilidad de ser. Y él, no ha alcanzado nada. La luz, se apagará... Ha sido en vano. Si eso sucede sin haber alcanzado nada, simplemente desaparecerá. De modo que nada tuvo sentido, todo el sufrimiento no tuvo sentido, no condujo a ninguna parte. Estaba preocupado; quería saber si algo sobrevive después del cuerpo, pero Buda dice: «Estoy aquí y ahora. Lo que suceda en el futuro no me preocupa en absoluto.» Así que, en primer lugar, una persona realizada no se preocupa. Esa es una de la señales de que una persona está realizada: no le preocupa el futuro. Y en segundo lugar: ¿preguntaste cómo lo sabe con
seguridad? El conocimiento siempre es seguro. La certeza es inherente, intrínseca al conocimiento. Tienes dolor de cabeza. ¿Puedo preguntarte:«¿Cómo puedes decir con seguridad que tienes dolor de cabeza?»? Dirás: «Lo sé.» Puedo preguntar: «¿Pero cómo estás seguro de que tu conocimiento es correcto y no erróneo?» Pero nadie hace preguntas tan absurdas. Cuando se tiene dolor de cabeza, se tiene: lo sabes. El conocimiento es intrínsecamente seguro. Cuando alguien está iluminado, sabe que está iluminado; sabe que no es este cuerpo; sabe que dentro es sólo un espacio inmenso..., y el espacio no puede morir. Las cosas pueden morir; el espacio no puede morir. Piensa en esta habitación. Podemos destruir este edificio, Woodlands, pero no podemos destruir la espaciosidad de esta habitación. ¿Puedes destruirla? Se pueden destruir las paredes, pero estamos sentados aquí en esta espaciosidad, en este espacio. Las paredes pueden ser destruidas, pero ¿cómo vas a destruir esta habitación...; no las paredes, sino el espacio en ella? Puede que todo Woodlands desaparezca -desaparecerá un díapero este espacio permanecerá. Tu cuerpo desaparecerá y, como, no conoces el espacio interno, tienes miedo. Quieres saberlo con seguridad. Pero un hombre iluminado sabe que es espacio: no el cuerpo, no las paredes, sino el espacio interno. Las paredes se caerán, se han caído muchas veces, pero el espacio interno permanecerá. No es algo para lo que tenga que encontrar pruebas; es su conocimiento inmediato. Lo sabe; eso es todo. El conocimiento es intrínsecamente seguro. Si tu conocimiento es incierto, entonces recuerda que no es conocimiento. La gente viene a decirme: «Nuestra meditación va muy bien. Nos sentimos muy felices.» Y entonces, de pronto, me preguntan: «¿Qué dices tú? ¿Existe realmente nuestra felicidad? ¿Somos realmente felices?» ¡Me lo preguntan a mí! No están seguros de su propia felicidad. ¿Qué tipo de conocimiento es éste? Simplemente están simulando, pero no pueden determinar. Están pensando, están confiando, están deseando..., pero no son felices. De lo contrario, ¿qué necesidad hay de preguntarme? Yo nunca iré a preguntarle a nadie si soy feliz o no. ¿Para qué iba a hacerlo? Si soy feliz, soy feliz. Si no lo soy, no lo soy. ¿Qué otra persona puede darme pruebas de ello? Si yo no puedo ser un testigo, ¿quién lo será por mí, y cómo puede la otra persona ser
testigo? De modo que a veces juego ciertos juegos. A veces digo: «Sí, eres feliz. Eres absolutamente feliz.» Y son más felices con sólo oírme. Y a veces digo: «No, no das ninguna evidencia, no hay ninguna indicación. No eres feliz; debes de haber estado soñando.» Y se hunden, su felicidad desaparece, se ponen tristes. ¿Qué tipo de felicidad es ésta? ¡Con sólo decir que eres feliz, aumenta; y con sólo decir que no lo eres, desaparece! Están tan sólo tratando de ser felices, pero no lo son. Esto no es conocimiento; esto son sólo buenos deseos. Esperan que sea así, y piensan que pueden engañarse a sí mismos. Pensando que son felices, creyendo que son felices, encontrando alguna prueba, encontrando alguna certificación de alguien de que son felices, piensan que pueden crear la felicidad. No es tan fácil. Cuando sucede algo en el mundo interior, sabes que ha sucedido, no necesitas ninguna certificación. ¡No la necesitas! La búsqueda misma de alguien que de el visto bueno es infantil. Muestra que anhelas la felicidad, pero que no la has logrado. No la conoces, no te ha sucedido. Alguien que se ha realizado, siempre está seguro, y cuando digo seguro, absolutamente seguro, no quiero decir que siente alguna inseguridad en alguna parte y se siente seguro en contra de esa inseguridad; no. Simplemente está seguro. No hay ningún tipo de inseguridad. Estoy vivo. ¿Estoy seguro de ello? No hay duda. No es cuestión de seguridad. Es absolutamente seguro; no tiene que ser decidido. Estoy vivo. Sócrates se estaba muriendo y alguien le preguntó: «Sócrates, estás muriéndote con tanta calma, tanta felicidad. ¿Qué pasa? ¿No tienes miedo? ¿No estás asustado?» Sócrates dijo algo muy hermoso. Dijo: «Sólo dos cosas son posibles cuando haya muerto: o existiré o no existiré. Si no existo, entonces no hay duda: no habrá nadie para saberlo, para saber que no existo. Todo el asunto simplemente desaparece. Y si existo, entonces no hay duda: existo. Sólo hay dos posibilidades: o existiré o no existiré, y las dos están bien. Si existo, entonces todo continúa. Si no existo, entonces no hay nadie para saberlo, así que ¿por qué preocuparse?» No estaba iluminado, pero era un hombre muy sabio. Recuerda: ésta es la diferencia entre un sabio y un iluminado. Un
sabio piensa profundamente, penetra intelectualmente en todo, y llega a una conclusión. Él es un hombre muy sabio. Dice que hay dos alternativas. Penetra lógicamente en el fenómeno de la muerte:«Sólo hay dos posibilidades: o simplemente desaparezco, ya no existo; o permaneceré.» ¿Existe alguna tercera alternativa? No existe ninguna tercera alternativa. De modo, que Sócrates dice: «He pensado en las dos. Si permanezco, entonces no hay nada de lo que preocuparse. Si ya no existo, ya no hay nadie para preocuparse. Así que, ¿por qué preocuparme ahora? Veré lo que sucede.» No lo sabe, no sabe qué va a suceder, pero ha pensado en ello sabiamente. No es un buda; es el intelectual más agudo posible. Pero si puedes volverte sabio -no iluminado, porque la iluminación no es ni sabiduría ni ignorancia, la dualidad ha sido transcendida-, si puedes incluso volverte sabio, te sentirás relajado; si puedes incluso volverte sabio, puedes sentirte muy contento. Pero la sabiduría no es la meta del tantra o del yoga. El tantra y el yoga tienen como meta lo sobrehumano, el punto en el que tanto la sabiduría como la ignorancia son transcendidas, en el que uno simplemente sabe y no piensa, en el que uno simplemente mira y es consciente. Última pregunta: No hay duda de que quiero iluminarme. Pero si me ilumino, ¿qué significará esto para el resto del mundo? Pero ¿por qué te preocupa el resto del mundo? Deja que el mundo se preocupe por sí mismo. Y no te preocupes por qué le sucederá al resto del mundo si sigues siendo ignorante. Si eres ignorante, ¿qué le sucede al resto del mundo? Creas desdicha. No es que lo hagas adrede: eres desdicha, de modo que, hagas lo que hagas, plantas semillas de desdicha en todos lados. Tus esperanzas no tienen sentido; tu ser es insignificante. Puede que pienses que estás ayudando a otros: les estorbas. Puede que pienses que amas a otros: puede que simplemente les estés matando y asesinando. Puede que pienses que estás enseñando a otros, pero puede que tan sólo estés ayudándoles a
permanecer ignorantes para siempre; porque lo que esperas, lo que piensas, lo que deseas, no es importante. Lo importante es lo que eres. Todos los días veo a personas que son cariñosas entre sí... pero se están matando las unas a las otras. Piensan que son cariñosos, y piensan que están viviendo para los demás, y que sin ellos la vida de su familia, sus seres queridos, sus hijos, sus esposas, sus maridos, sería desdichada..., pero es desdichada con ellos. Y lo intentan por todos los medios, pero todo lo que hacen sale mal. Tiene que ser así, porque ellos están mal. Hacer no tiene mucha importancia; el ser del que proviene, en el que se origina, sí la tiene. Si eres ignorante, estás contribuyendo a que el mundo sea un infierno. Ya lo es; esto es lo que ha sucedido gracias a ti. Donde toques, crearás infierno. Si te iluminas, todo lo que hagas... -o quizá no necesitas hacer nada: tan sólo tu ser, tu presencia- ayudará a los demás a florecer, a ser felices, a ser dichosos. Pero eso no debería ser de tu incumbencia. Lo primero es cómo iluminarse. Me preguntas: «Quiero estar iluminado.» Pero ese deseo parece ser muy impotente, porque inmediatamente dices «pero». Siempre que aparece el «pero», eso demuestra que el deseo es impotente. «Pero ¿qué le sucederá al mundo?» ¿Quién eres tú? ¿Quién te has creído que eres? ¿Depende de ti el mundo? ¿Lo diriges tú? ¿Lo controlas tú? ¿Eres tú el responsable? ¿Por qué te das tanta importancia? ¿Por qué te sientes tan importante? Esta sensación forma parte del ego, y esta preocupación por los demás nunca te permitirá alcanzar un cenit de realización, porque ese cenit sólo se logra cuando desechas todas las preocupaciones. Y eres tan eficiente acumulando preocupaciones que eres simplemente portentoso. No sólo las tuyas propias; sigues acumulando las preocupaciones de los demás..., como si las tuyas no fueran suficientes. Sigues pensando en los demás, y ¿qué puedes hacer? Sólo puedes estar cada vez más preocupado y más loco. Estuve leyendo el diario de un virrey, el diario de Lord Wavell. Parece ser un hombre muy sincero, profundamente honesto, porque algunos comentarios que hace son simplemente excelentes. Un comentario que hace en el diario es: «A menos que estos tres ancianos, Gandhi, Jinnah y Churchill, mueran, India
estará en dificultades.» Estos tres hombres, Gandhi, Jinnah, Churchill..., ¡y los tres estaban ayudando en todos los aspectos! El propio virrey de Churchill escribe en un diario que estos tres hombres deberían morir pronto -y esperanzadamente escribe sus edades: Gandhi, setenta y cinco, Jinnah, sesenta y cinco, Churchill, sesenta y ocho-, porque los tres son el problema. ¿Puedes imaginarte a Gandhi pensando que él es el problema..., o a Jinnah, o a Churchill? iLos tres están haciendo todo lo que pueden para solucionar el problema de este país! Y Wavell dijo que estos tres son el problema, porque los tres son inflexibles, tercos; cada uno de ellos cree tener la verdad absoluta y que los otros dos están completamente equivocados. Estos tres absolutos no pueden juntarse en ninguna parte: los otros dos simplemente están equivocados. No hay ninguna duda al respecto. Todo el mundo piensa que es el centro y que tiene que preocuparse por el mundo entero, y cambiar el mundo entero, transformar el mundo entero, crear una utopía. Lo único que puedes hacer es cambiarte a ti mismo. No puedes cambiar el mundo. Puedes armar más jaleo intentando cambiarlo, puedes crear más caos, puedes hacer daño, y puedes desconcertar. El mundo está ya demasiado desconcertado. Puedes desconcertarlo más y confundirlo más. Por favor, deja en paz al mundo. Sólo puedes hacer una cosa, y es que puedes alcanzar el silencio interno, la dicha interna, la luz interna. Si logras esto, has ayudado muchísimo al mundo. Con sólo transformar un punto ignorante en una llama iluminada, con sólo llevar a una persona de la oscuridad a la luz, has cambiado una parte del mundo. Y esta parte cambiada tendrá sus propias reacciones en cadena. Buda no está muerto. Jesús no está muerto. No pueden estar muertos porque hay una reacción en cadena, de una lámpara, de una llama se enciende otra llama. Y se crea un sucesor, y siguen viviendo. Pero si tu luz no existe, si tu lámpara no tiene llama, no puedes ayudar a nadie. Lo primero y lo básico es que debes conseguir tu llama interna. Entonces otros pueden compartirla, entonces puedes encender también la luz de otros; entonces se vuelve una sucesión. Entonces puede que desaparezcas del cuerpo, pero tu llama sigue pasando de mano en mano. Sigue y sigue hasta la eternidad. Los budas nunca mueren, las personas
iluminadas nunca mueren, porque su luz se vuelve una reacción en cadena. Y las personas que no están iluminadas nunca viven, porque no pueden crear ninguna cadena, no tienen ninguna luz que compartir, ninguna llama que encienda la llama de otra persona. Por favor, preocúpate sólo de ti mismo. Se egoísta, te digo, porque esa es la única manera en la que dejarás de tener ego, esa es la única manera en la que puedes volverte una ayuda y una bendición para el mundo. No te preocupes por él; no es asunto tuyo. Cuanto mayores son tus preocupaciones, mayores piensas que son tus responsabilidades. Y cuanto mayores son tus responsabilidades, más grande te parece que eres. No lo eres. Simplemente estás loco. Salte de esta locura de ayudar a los demás. Ayúdate a ti mismo; eso es todo lo que se puede hacer. Y entonces suceden muchas cosas..., pero suceden como una consecuencia. Una vez que te vuelves una fuente de luz, empiezan a suceder cosas. Muchos la compartirán, muchos se iluminarán por medio de ella, muchos obtendrán vida, más vida, vida abundante, por medio de ella. Pero no pienses en ella. No puedes hacer nada conscientemente respecto a ello. Sólo se puede hacer una cosa, y es que puedes volverte consciente. Entonces todo viene solo. Jesús dice en alguna parte: «Primero entra en el reino de Dios. Primero busca el reino de Dios, y todo lo demás te será dado por añadidura.» Yo repito lo mismo. Lista de meditaciones l. Observa la pausa entre dos respiraciones 2. Observa el punto de cambio entre dos respiraciones 3. Observa el punto de fusión de dos respiraciones 4. Sé consciente cuando la respiración se detiene 5. Centra tu atención en el tercer ojo 6. Céntrate en la pausa durante tus actividades cotidianas 7. Una técnica para ser consciente en sueños 8. Observa el punto de cambio con devoción
9a. Túmbate como un muerto 9b. Mira sin mover una pestaña 9c. Chupa algo y vuélvete la chupadura 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25.
Vuélvete la caricia Cierra tus sentidos, vuélvete como una piedra Permítete volverte ingrávido Concéntrate totalmente en un objeto Pon tu consciencia en tu columna vertebral Cierra todos los orificios de la cabeza Absorbe los sentidos en el corazón No elijas, permanece en el medio Mira amorosamente un objeto Siéntate sólo sobre las nalgas. Cómo meditar en un vehículo en movimiento. Concéntrate en un dolor de tu cuerpo Mira tu pasado, des-identificado Siente un objeto y conviértete en él. Observa tus estados de ánimo ¡Para!
26. Confronta cualquier deseo. 27. Agótate y caete al suelo. 28. Imagina que estás perdiendo toda tu energía. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37.
Siente devoción. Cierra los ojos y para su movimiento. Mira un objeto como untado. Mira un objeto como si fuera por primera vez. Mira el cielo ilimitado. Un método secreto. Mira a lo hondo de un pozo profundo. Retírate completamente. Más allá de las palabras y los sonidos.
38. 39. 40. 41. 42.
Siéntete a ti mismo en el centro de los sonidos . Entona un sonido y vuélvete ese sonido. Escucha un sonido –mortecino. Escucha un instrumento de cuerda. Usa el sonido como pasaje hacia el sentimiento.
43. Enfoca tu mente en la lengua.
44. Un método para los que tienen el oído sensible. 45. Entona una palabra que termine en «AH». 46. Cerrar los oídos y contraer el recto. 47. Usa tu nombre como un mantra. 48. En el acto sexual, no busques el desahogo. 49. Temblar en el sexo. 50. Haz el amor sin pareja. 51. Cuando surja la alegría, vuélvete alegría. 52. Come y bebe conscientemente 53. Recordarse a uno mismo 54. Siente la satisfacción. 55. Se consciente del lapso entre estar despierto y dormido 56. Considera el mundo una ilusión 57. Que los deseos no te alteren 58. Ve el mundo como un teatro 59. Permanece en el medio entre dos polaridades 60.Aceptación 61.Experimenta la existencia como un ondear 62. Usa la mente como la puerta a la meditación 63. Sé consciente de quién está sintiendo 64. Al principio de una ¡sensación fuerte, se consciente 65. No juzgues 66. Sé consciente de lo que nunca cambia en ti 67. Recuerda que todo cambia 68. No tengas esperanza 69. Ve más allá de la atadura y la libertad 70. Visualiza rayos de luz subiendo por tu columna vertebral 71.Visualiza una chispa de luz saltando de un chakra al siguiente 72. Siente la presencia de la existencia eterna 73. Vuélvete la claridad del cielo sin nubes 74. Siente todo el universo en tu cabeza 75. Recuérdate a ti mismo como luz 76. Disuélvete en la oscuridad 77. Sacando la oscuridad interna 78. Desarrolla la atención pura 79. Concéntrate en el fuego 80. Imagina el mundo entero ardiendo
81. 82. 83. 84. 85. 86. 87.
Todo confluye en tu ser Si ente, no pienses Lleva tu enfoque a los intervalos Disóciate de tu cuerpo Piensa en nada Imagina lo inimaginable Siente «Yo existo».
88. Conoce al que conoce y lo conocido. 89. Inclúyelo todo en tu ser. 90. Tócate los ojos ligeramente 91. 92. 93. 94. 95. 96.
Siente tu cuerpo etérico.. Sé consciente de los momentos de no-pensamiento. Considera ilimitado el cuerpo Siéntete saturado Concéntrate en los pechos o en la raíz del pene. Mira el espacio ilimitado
97. Llena el espacio infinito con tu cuerpo de dicha 98. Siente la paz en tu corazón. 99. Expándete en todas las direcciones 100. Permanece desapegado. 101. Cree que eres Omnipotente. 102. Imagina el espíritu dentro y fuera 103. No luches con el deseo 104. Los límites de la percepción 105. Cae en la cuenta de la unidad de la existencia 106. Vuélvete cada ser 107. Sabe que sólo existe la consciencia 108. Vuélvete tu propio guía interno. 109. Siente que tu cuerpo está vacío. 110. Juega en la actividad 111. Más allá de saber y no saber 112. Entra en el espacio interno. El Autor
La mayoría de nosotros vivimos nuestras vidas en el mundo del tiempo, entre recuerdos del pasado y esperanzas del futuro. Sólo rara vez tocamos la dimensión intemporal del presente, en momentos de belleza repentina, o de peligro repentino, al encontrarnos con una persona amada o con la sorpresa de lo inesperado. Muy pocas personas salen del mundo del tiempo y de la mente, de sus ambiciones y de su competitividad, y se ponen a vivir en el mundo de lo intemporal. Y muy pocas de las que así lo hacen han intentado compartir su experiencia con los demás. La Tse, Gautama Buda, Bodhidharma… o, más recientemente, George Gurdjieff, Ramana Maharshi, J. Krishnamurti: sus contemporáneos los toman por excéntricos o por locos; después de su muerte, los llaman “filósofos”. Y con el tiempo se hacen legendarios: dejan de ser seres humanos de carne y hueso para convertirse quizás en representaciones mitológicas de nuestro deseo colectivo de desarrollarnos dejando atrás las cosas pequeñas y lo anecdótico, el absurdo de nuestras vidas diarias. Osho ha descubierto la puerta que le ha dado acceso a vivir su vida en la dimensión intemporal del presente, ha dicho que es “un existencialista verdadero”, y ha dedicado su vida a incitar a los demás a que encuentren esta misma puerta, a que salgan de este mundo del pasado y del futuro y a que descubran por sí mismos el mundo de la eternidad. Osho nació en Kuchwada, Madhya Pradesh, en la India, el 11 de diciembre de 1931. Desde su primera infancia, el suyo fue un espíritu rebelde e independiente que insistió en conocer la verdad por sí mismo en vez de adquirir el conocimiento y las creencias que le transmitían los demás. Después de su iluminación a los veintiún años de edad. Osho terminó sus estudios académicos y pasó varios años enseñando filosofía en la Universidad de Jabalpur. Al mismo tiempo, viajaba por toda la India pronunciando conferencias, desafiando a los líderes religiosos a mantener debates públicos, discutiendo las creencias tradicionales y conociendo a personas de todas las clases sociales. Leía mucho, todo lo que llegaba a sus manos, para ampliar su comprensión de los sistemas de creencias y de la psicología del hombre contemporáneo. A finales de la década de los 60, Osho había empezado a desarrollar sus técnicas
singulares de meditación dinámica. Dice que el hombre moderno está tan cargado de las tradiciones desfasadas del pasado y de las angustias de la vida moderna que debe pasar un proceso de limpieza profunda antes de tener la esperanza de descubrir el estado relajado, libre de pensamientos, de la meditación. A lo largo de su labor, Osho ha hablado de casi todos los aspectos del desarrollo de la conciencia humana. Ha destilado la esencia de todo lo que es significativo para la búsqueda espiritual del hombre contemporáneo, sin basarse en el análisis intelectual sino en su propia experiencia vital. No pertenece a ninguna tradición: “Soy el comienzo de una conciencia religiosa totalmente nueva”, dice. “Os ruego que no me conectéis con el pasado: ni siquiera vale la pena recordarlo”. Sus charlas dirigidas a discípulos y a buscadores espirituales de todo el mundo se han publicado en más de seiscientos volúmenes y se han traducido a más de treinta idiomas. Y él dice: “Mi mensaje no es una doctrina, no es una filosofía. Mi mensaje es una cierta alquimia, una ciencia de la transformación, de modo que sólo los que están dispuestos a morir tal como son y a nacer de nuevo a algo tan nuevo que ahora ni siquiera se lo pueden imaginar… sólo esas pocas personas valientes estarán dispuestas a escuchar, porque escuchar será arriesgado. “Al haber escuchado, habéis dado el primer paso hacia el renacer. De manera que esta filosofía no podéis echárosla por encima como un abrigo para presumir. No es una doctrina en la que podráis encontrar el consuelo ante las dudas que os atormenta. No, mi mensaje no es ninguna comunicación oral. Es algo mucho más arriesgado. Trata nada menos que de la muerte y del renacer”. Osho abandonó su cuerpo el 19 de enero de 1990. Su enorme comuna en la India sigue siendo el mayor centro de desarrollo espiritual del orbe y atrae a millares de visitantes de todo el mundo que acuden para participar en sus programas de meditación, de terapia, de trabajo con el cuerpo, o simplemente para conocer la experiencia de estar en un espacio búdico.
OSHO COMMUNE INTERNATIONAL