PUBLICADO POR LA OFICINA DE DESARROLLO – PROCURA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS, PROVINCIA DEL PERÚ. ESTE ANUARIO HA SIDO POSIBLE GRACIAS AL APOYO DEL CENTRO MAGIS Consejo Editorial: Carlos Cardó Franco SJ Carlos Cenzano de los Ríos Miguel Cruzado Silveri SJ Rómulo Franco Temple SJ José Ramón González Écija SJ José Francisco Navarro Huamán SJ Jerónimo Olleros Rodríguez-Arias SJ Luis Peirano Falconí Javier Quirós Piñeyro SJ Xavier Urios Huigens Edición General: Kurth Mendoza Gutiérrez Diseño y diagramación: Karla Quispe Huamaní Corrección de estilo: Agustín Cortegana Gonzales Colaboración: José Manuel Balta Velarde Pre-prensa e impresión: GMC Digital Agradecemos a Daniel Giannoni Succar por haber colaborado con algunas de las imágenes que aparecen en esta obra. Portada: Capilla de la Compañía de Jesús ubicada en Yamakai-éntza, Bagua (Amazonas). URL: http://www.jesuitasperu.org © Compañía del Perú, Provincia del Perú Lima, Perú, febrero del 2008. Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº: 2005-6784
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ANUARIO Compañía de Jesús Provincia del Perú
Índice Presentación
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░ Fe
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Espacios de fe
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Hacia un cristianismo por opción y compromiso
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Carlos Rodríguez Arana SJ
Jeffrey Klaiber Lockwood SJ
Alberto Simons Camino SJ
“Fátima soy yo, Fátima somos todos”
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Zoraida Portillo Martínez
Ilo: Desafío y tareas de los laicos ignacianos
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░ Especial
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Pedro Arrupe, hombre de todos
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El padre Jean-Yves Calvez en el Perú
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Gestión empresarial y cultura social
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Óscar Ramos Toala
Ignacio Iglesias SJ
Jean-Yves Calvez SJ
░ Justicia
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Elegimos la solidaridad
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░ Educación
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Los 45 años del colegio Cristo Rey de Tacna
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Proyecto de Justicia Juvenil Restaurativa Óscar Vásquez Bermejo
Protegiendo los derechos de los desplazados James Stapleton / Coordinador Internacional de Comunicaciones Servicio Jesuita a Refugiados
La preocupación ambiental Monseñor Pedro Barreto Jimeno SJ / Arzobispo Metropolitano de Huancayo
Eva Boyle Bianchi
Francisco de la Aldea López SJ
Fe y Alegría en Quispicanchi
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José María García García SJ
El Caballero de la Torre Bermeja J. Enrique Rodríguez Rodríguez SJ
░ Arte
Los autos sacramentales, el teatro y los jesuitas
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66 68
Lucila Castro de Trelles
Una ventana del alma
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Arte y Espiritualidad Jesuita en el Perú
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Mapas
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Directorio de obras e instituciones jesuitas
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José Francisco Navarro Huamán SJ
Ricardo L. Falla Carrillo
Presentación A
l presentarles una nueva edición del ANUARIO, pensamos en Uds. amigos y amigas, quienes nos apoyan de distintas maneras en nuestra misión. Su publicación es el vínculo por el que nos ponemos en contacto, por el que nuevamente tienen noticias nuestras.
Aún hoy, defender la equidad no se ve con buenos ojos. Luchar por la inclusión está mal visto. Inquirir por el cuidado de nuestro planeta, de nuestra casa amenazada por la contaminación de ríos y lagos, mares y montañas, bosques y selvas se tilda de innecesario. Todos estos puntos nos atañen, eso es innegable. Muchas de nuestras acciones en el ámbito nacional abordan esos problemas y lo hacemos porque estamos convencidos que es lo que Dios nos pide en estos momentos.
Nuestra labor a lo largo y ancho de nuestro país es diversa como el Perú mismo. No es fácil, pues todo lo que tiene que ver con la fe va de la mano con la justicia que debe brotar de ella. Para nosotros, fe y justicia son dos caras de la misma moneda.
El tema de la lucha contra la pobreza se encuentra entre nuestras prioridades. Todos concordamos en la necesidad de esa batalla. Pero, ¡cuánto cuesta hacer lo que a cada uno le toca! Si fracasamos en esa contienda, la violencia, la muerte y la inestabilidad política seguirán siendo una amenaza permanente. Nuestros esfuerzos educativos, pastorales y evangelizadores se encaminan hacia esa meta. Educar es vencer la pobreza. Promover el trabajo digno es ir contra ella. Buscar los recursos necesarios para que nuestro pueblo tenga más posibilidades de autoempleo, de trabajo que le provea de alimentación y recursos para vivir sanos, es evangelizar.
No hay fe cristiana sin justicia ni justicia cristiana sin fe. Ambas tienen que ir de la mano para que cobren su significado justo. Así lo ha afirmado con gran sencillez y contundencia en Aparecida (Brasil), su santidad Benedicto XVI en la V Conferencia del CELAM. El camino de nuestra Iglesia Latinoamericana ha sido reivindicado por él y por eso estamos contentos. Sabemos, sin embargo, que esta vía no es fácilmente comprensible para muchos. Todavía hay entre nosotros a quienes les incomoda hablar de justicia, pues en el Perú abunda la injusticia. Algunos no quieren dialogar sobre una sociedad inclusiva, es decir, que contenga a todas las culturas (el Perú es pluricultural), donde se cultiven todas las lenguas que se hablan (el Perú es un país plurilingüe), donde se respeten todas las religiones (el Perú es un país multireligioso), donde se acojan todas las etnias (el Perú es un país multiétnico).
En ese objetivo se unen nuestros esfuerzos y deseos. Por ello, tenemos que apostar por ese nuevo Perú que vemos emerger a trancas y barrancas. Nuestra contribución será efectiva en la medida en que sea nuestra fe la que nos haga comprender que todos somos de la misma familia, hijas e hijos de un mismo Padre quien nos da el sol, la lluvia, las flores y todo lo existente con un amor que no tiene fin.
Carlos Rodríguez Arana SJ Padre Provincial
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fe 256. Jesús está presente en medio de una comunidad viva en la fe y en el amor fraterno. Allí Él cumple su promesa: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt. 18, 20). Está en todos los discípulos que procuran hacer suya la existencia de Jesús, y vivir su propia vida escondida en la vida de Cristo (cf. Col. 3, 3). Ellos experimentan la fuerza de su resurrección hasta identificarse profundamente con Él: “Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Ga. 2, 20). Está en los Pastores, que representan a Cristo mismo (cf. Mt. 10, 40; Lc. 10, 16). V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (Aparecida, 13-31 de mayo de 2007). Lima: Conferencia Episcopal Peruana, 2007.
Fe
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Espacios de fe
Los templos de la Compañía
Jeffrey Klaiber Lockwood SJ
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ara un jesuita moderno la palabra “conquista” evoca sentimientos no particularmente agradables, y se puede afirmar que prácticamente la ha eliminado de su vocabulario normal. Sin embargo, este término gozó de cierta respetabilidad en la historia de la Compañía de Jesús, desde la célebre crónica de Antonio Ruiz de Montoya, Conquista espiritual… de Paraguay hasta el no tan lejano libro de Luis Martín sobre el Colegio de San Pablo, La conquista intelectual del Perú (1968).
mismos como conquistadores. Sin embargo, muy pronto destacaron por su fervor misionero, sus sermones, su labor sacramental –especialmente en el confesionario–, su dedicación a la enseñanza, y su abnegada entrega al cuidado pastoral de los indios en el Cercado, Huarochirí, y más tarde en Juli. Ellos se distinguían por una nueva manera de evangelizar que, sin duda, despertó la admiración general. Pero fue sobre todo en sus templos donde los recién llegados jesuitas expresaron su intención de “conquistar” al Perú espiritualmente. Los grandes templos –San Pedro en Lima, la
Seguramente, los jesuitas, que en 1568 recién llegaron al Perú, tampoco se imaginaban a sí
Templo de la Compañía del Cusco. / Foto: Daniel Giannoni
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Sacristía de la Iglesia de San Pedro, Lima. / Foto: Daniel Giannoni
Compañía en Arequipa, Cusco, Ayacucho, Trujillo, Pisco y las cuatro iglesias en Juli– anunciaban la presencia de la Compañía de Jesús de una forma visualmente impactante. Tal vez los jesuitas no pensaban precisamente en conceptos como el de “conquista” cuando construyeron tales templos, pero lo que pretendían se aproximaba a su significado. Su intención fue impresionar a los infieles, conmover sus sentimientos, formar sus conciencias, elevar sus espíritus, y llamarles a participar en una gran misión que se expresaba en lemas tales como Ad Majorem Dei Gloriam. Pero antes de levantar el templo, habría que ubicarlo en un espacio apropiado. En toda América Latina las grandes órdenes religiosas –franciscanos, agustinos y dominicos– construían sus templos de una forma equidistante a la plaza mayor. De esta manera respetaban la primacía de la catedral. Pero los jesuitas rompieron este esquema desde el momento en que construyeron sus templos en la misma plaza 13
mayor, como queriendo hacer la competencia a la catedral. En Lima, San Pedro se ajusta más bien al esquema normal, puesto que, junto con las iglesias de Santo Domingo, San Francisco y San Agustín, forma un cuadrado alrededor de la plaza mayor. Pero en Arequipa, Cusco y otros lugares los jesuitas colocaron su templo justamente en la plaza mayor. Este gesto provocó numerosas polémicas con las autoridades eclesiásticas y civiles de la época puesto que lo consideraban como un acto de atrevimiento por parte de una orden religiosa que, además de llegar a América con posteridad a las otras órdenes, era nueva y no contaba con siglos de tradición como las otras. Casi todos los templos de la Compañía de esa época se inspiraban más o menos en la iglesia del Gesú en Roma, aunque cada uno desde su propia identidad también refleja la cultura local. En ellos, igual que en el Gesú, predomina el estilo barroco, aunque no exclusivamente. Así por ejemplo, el templo de San Pedro en Lima
Templo de la Compañía de Arequipa. / Foto: Daniel Giannoni.
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(edificado en 1638) combina varios estilos –barroco, plateresco y neoclásico– y comparte ciertas semejanzas con la iglesia de la Compañía en Quito, hecho que se puede atribuir a que los dos fueron diseñados por el mismo arquitecto, el hermano Martín de Aizpitarte. San Pedro se convirtió en la iglesia preferida para ciertas devociones y asociaciones. Fue la sede de la Congregación de Nuestra Señora de la O, que reunía a personalidades ilustres de la sociedad desde la época colonial hasta mediados del siglo XX. Poco conocido es el hecho de que desde el siglo XIX San Pedro fue el centro espiritual para la evangelización de los inmigrantes asiáticos. Cierta mujer piadosa, Dominga Gazcón, se dedicó a la evangelización de los chinos y escogió San Pedro como centro de sus actividades. Ella murió en 1879 pero su labor continuó bajo la dirección del padre Juan Chávez, de descendencia china. El sucesor a su vez fue el padre José Pineda SJ, quien amplió su trabajo para incluir a los japoneses. Finalmente, es bien conocida la labor del padre Luís Martínez, como asesor y capellán de la colonia japonesa durante años. Actualmente, algunas devociones han perdido algo de su popularidad, debido en parte al hecho de que muchos fieles han abandonado el centro de la ciudad, pero también porque la Iglesia misma ha cambiado mucho desde el Concilio Vaticano II y algunas de las antiguas devociones ya no reflejan los nuevos tiempos. Sin embargo, hay una realidad que no ha cambiado desde la época colonial: San Pedro sigue siendo la iglesia preferida para confesiones. Esto se debe a la fama que tienen los padres de ser suaves y comprensivos, así como cumplidos y puntuales. La Compañía en Arequipa, construida a fines del siglo XVI, es el ejemplo de un estilo netamente mestizo, que refleja la realidad de la Ciudad Blanca. En la fachada aparecen rostros de indios y una cabeza indígena con una corona de plumas. En el portal lateral figuran dos sirenas con alas de ángeles: una creación artística que hace pensar en el Lago Titicaca, fuente de inspiración para varios mitos incaicos. Pero 15
en Arequipa los mitos han sido bautizados por una mano ingeniosa y una mente con instintos artísticos mestizos. En la Compañía, siempre repleta de fieles, sobre todo durante la Semana Santa, se celebra una misa para la juventud todos los domingos. La participación entusiasta de los jóvenes contrasta con la solemnidad del interior del templo. Pero, así es Arequipa, orgullosa de sus tradiciones (dice ser la “Roma de América”) y a la vez abierta a los vientos del cambio. Aunque no han estado en manos de la Compañía desde la expulsión en 1767, los cuatro templos de Juli, si bien medio destruidos hoy, siguen siendo testigos silenciosos de una utopía andina, inseparable de la historia de la Compañía de Jesús en el Perú y en América Latina. Al contemplar estas cuatro iglesias, construidas algunas originalmente por los dominicos pero luego reelaboradas por los jesuitas, uno pregunta: ¿por qué se esforzaron tanto en levantar templos tan majestuosos en medio del duro altiplano rodeados de indios aymaras? La respuesta es sencilla: Juli constituyó el primer gran proyecto de la Compañía en el mundo indígena fuera de Lima. Y era preciso hacerlo bien. Para los 14 mil indios que vivían en las cuatro doctrinas de Juli, los templos formaban el centro de su vida espiritual, y las suntuosas liturgias que se celebraban entre los grandes muros inspiraban todas sus actividades seculares. En el siglo XX la Compañía construyó o tomó bajo su cuidado iglesias de construcción moderna: Nuestra Señora de Fátima, Desamparados, Virgen de Nazaret en El Agustino, etc. En ellas ya no destaca el estilo barroco; más bien, prevalece una gran variedad de estilos. Lo importante es el ambiente de orden, armonía y acogida que los fieles sienten al entrar en una iglesia de la Compañía. Sermones bien preparados; confesores asequibles; liturgias básicamente sencillas pero con buena participación; cursillos y múltiples actividades para todas las edades: estas son algunas de las notas características de las iglesias de la Compañía hoy. Los estilos cambian, mas no la mística ignaciana original que se siente tanto en los templos coloniales como en las iglesias modernas.
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Hacia un cristianismo por opción y compromiso Alberto Simons Camino SJ
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a búsqueda de identidad, su crisis y su pérdida constituyen un centro de preocupación de la investigación actual. El individuo, el grupo, las sociedades y naciones aspiran a encontrar aquello que los identifique. El tema afecta a todas las agrupaciones y a la mayoría de las instituciones. La identidad es una necesidad básica del ser humano. Poder responder a la pregunta de quién soy yo o quiénes somos, es tan necesario como el afecto o el alimento.
Sabemos, por otra parte, que actualmente se vive, en general, una crisis de identidad en casi todos los ámbitos y esto afecta sin duda al cristianismo. La ventaja de las crisis es que manifiestan que un determinado paradigma ya no es válido y que se hace necesaria una recreación para no perder identidad y vigencia. El sistema de cristiandad o de un cristianismo meramente sociológico, en que bastaba ser bautizado o tener alguna práctica sacramental, ya no tiene validez, pues el individuo no asume lo fundamental del cristianismo; por el contrario, se conforma con las creencias y prácticas heredadas, sin haber asumido personalmente lo fundamental del cristianismo.
Identidad es lo que le es propio a la persona y la caracteriza. En sentido colectivo, es la conciencia o el sentimiento de vinculación. El grupo tiene un conjunto de características que permiten distinguirlo del resto de la sociedad y, por la identificación con una composición de elementos, puede autodefinirse como tal.
Por ello es necesario recrear el estilo de vida y compromiso propios del cristiano para nuestro mundo y la realidad de hoy. En nuestro cristianismo se
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produce, en buena parte hay que reconocerlo, un divorcio entre una fe supuesta (“sociedad occidental y cristiana”) y una práctica que es, muchas veces, vergonzosamente antievangélica e inhumana; de ahí los signos de corrupción, amoralidad, desmoralización, injusticia y finalmente de muerte que se dan en nuestra sociedad supuestamente cristiana. En ese mismo sentido, y sobre todo en nuestro país, es necesario recordar que el compromiso con la justicia y la opción por los pobres y excluidos atraviesa toda la Biblia y no se puede eludir.
sus dimensiones. De esta manera se podrá lograr que haya coherencia entre la fe y la vida cotidiana para que la fe no aparezca como algo paralelo a la vida, sino dinamizando e impregnando todos sus espacios: la profesión, el estudio, el matrimonio, la familia, la cultura, la economía y la política entendida como búsqueda del bien común. Por ello, resulta cada vez más necesario acertar con un proceso de reconstrucción de la comunidad eclesial que haga posible la vivencia de una fe personalizada y experimentada, acogida e inculturada, de tal manera que pueda ser vivida con sentido de misión. Es necesario, al mismo tiempo, personalizar y hacer más comunitario nuestro cristianismo. La personalización supone descender a las raíces donde se fragua el ser humano, allí donde somos interpelados en nuestra conciencia por lo que nos trasciende.
En efecto, el ser cristiano no consiste en aceptar un conjunto de verdades teóricas, sino en la identificación con Jesucristo; no por su imitación mimética, sino por el seguimiento en su estilo de vida y su modo de ser y de actuar; teniendo su mismo modo de pensar (1 Cor. 2, 16) y sus mismos sentimientos (Fil. 2, 5), es decir su mismo Espíritu. Lo fundamental en la vida de Jesús, los dos ejes que constituían su vocación y misión fueron su experiencia de Dios como Padre, y el Reino de Dios para los hombres. Pues bien, fue tal su identificación con ellos, que su unión constituyó su ser y su quehacer. Así, la identidad del cristiano se ilumina en el ser de Jesús que constituye la verdad profunda de nosotros mismos y de nuestro mundo y nos da sentido y significado pues, como sugiere la carta a los Colosenses, el secreto de nuestra vida está escondido con Cristo en Dios (Col. 3, 3).
Pero, al mismo tiempo, el cristianismo y la misma persona tienen una identidad relacional, comunitaria. La persona es “alguien ante Dios”, pues su relación fundamental es con Dios. La dignidad del ser humano le es intrínseca; sin embargo, para su realización necesita del Otro y de los otros a nivel afectivo, cultural, artístico, procreador, etcétera. Debemos saber y sentir que nos pertenecemos los unos a los otros en la fe; que la fe no se puede vivir en solitario, que es siempre algo compartido que se recibe y se transmite. La fe cristiana se vive y se realiza comunitaria y solidariamente, o sencillamente no es evangélica. La vida de la comunidad es la continuación de la vida de Jesús, pero lo es porque Jesús es el meollo de su identidad. En esta identificación con Jesús es esencial la Eucaristía sentida y vivida como centro de la comunidad.
La fe cristiana no consiste tampoco en observar fielmente unas leyes morales, sino tener a Jesús como referencia. Por ello hay que superar una fe moralista y perfeccionista (tipo fariseo del Evangelio) para escuchar el llamado de Jesús “no a los justos sino a los pecadores” (Mc. 2,17) a entrar en el camino del amor, el servicio y la misericordia.
Es indispensable, por ello, forjar una identidad común en la que sea posible reconocernos y de la cual podamos sentirnos parte. En general, no se da entre nosotros un sentido claro de pertenencia y adhesión al conjunto de la Iglesia. Por el contrario, la mayor parte de cristianos se siente ajena a la vida eclesial, o su pertenencia es meramente pasiva porque no siente que es tenida en cuenta en ella; es impostergable, pues, generar mecanismos de participación, de tal manera que todos sintamos que somos importantes en la comunidad y en la que “ya no hay judío ni griego, siervo ni libre, hombre ni mujer, ya que todos y todas son uno en Cristo Jesús” (Gál. 3, 28).
Cristianos somos aquellos que “hemos experimentado el amor que Dios nos tiene y hemos creído en ese amor” (I Jn. 4, 16) y, a partir de ahí encontramos que nuestra vocación cristiana exige ser renovada, redescubierta y confirmada durante toda la vida. Esta vocación se despliega a través de la misión que es, para nosotros los cristianos, lo que da sentido a nuestras vidas, nos hace salir de nosotros mismos y polariza todas nuestras facultades y potencialidades para buscar el reinado de Dios y su justicia en nuestro mundo. La misión se convierte así en un estilo de vida que abarca todas 18
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Por otra parte, necesitamos, comunitariamente, discernir los “signos de los tiempos”, como pedía Jesús, y encontrar aquello que nos haga sentir convocados, para poder salir de una fe convencional y pasiva, hacia un cristianismo por opción y compromiso. Es preciso recobrar la mística que nos dinamice y nos permita enfrentar la interpelación que nos hace el Señor desde el Evangelio y des-
de nuestra realidad. No faltan en nuestro medio, y en concreto en el Perú, retos y problemas, que leídos desde el Evangelio, requieren una respuesta de nuestra parte. Tenemos, pues, que salir de la inercia en la que nos encontramos y enfrentar esos cuestionamientos. Sólo así, y no meramente a través de un análisis abstracto, recobraremos nuestra auténtica identidad cristiana.
Reflexión comunitaria en la Casa de Retiro “Santa María”, Chiclayo. / Archivo SJ
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“Fátima soy yo, Fátima somos todos” Una parroquia formadora de fe y con compromiso social Zoraida Portillo Martínez
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Junto con los laicos estamos procurando poner una verdadera calidad espiritual para que la gente no se limite a venir a Fátima los domingos a oír Misa, sino que su cercanía se proyecte en la transformación de sus hogares y de su vida”, es lo primero que dice Carlos Cardó Franco SJ, cuando le preguntamos sobre su experiencia al frente de la parroquia Nuestra Señora de Fátima, en Miraflores. La aseveración parece demasiado optimista; sin embargo, basta darse una vuelta por el templo, por el Despacho Parroquial, por los consultorios pero, sobre todo, conversar con algunas personas para comprobar hasta qué punto la expresión “vivir la fe” va calando en sus fieles. No se crea que la parroquia bulle de gente. Es más, alguien desprevenido podría opinar que no hay mucha, en comparación con otras parroquias. Pero los que encontramos acometen su trabajo con entusiasmo y voluntad. “La gente está en el campo, trabajando...”, nos dice una amable secretaria. “Gracias a la formación espiritual que estoy recibiendo en Fátima he comprendido que vivir la fe no es estar en la iglesia dándose golpes de pecho... significa mantenerla viva allí donde te desenvuelves, en tu casa, en tu trabajo, entre tus amigos, tienes que ser la sal de la vida, un ejemplo constante”, nos dice uno de los participantes de los cursos de formación cristiana que se imparten regularmente en la parroquia. “Fátima soy yo, Fátima somos todos”, añade con convicción. “Formación” parece ser, pues, la palabra clave. Pero no se crea que se trata de una experiencia nueva. Fátima puede catalogarse como una parroquia “trabajada” desde hace muchos años, con un grupo de hombres y mujeres comprometidos 21
con la labor litúrgica y social desde hace décadas, pero que viven la mística de la renovación continua. Esto es lo que motiva la participación en los grupos de reflexión, de profundización teológica, bíblica y de práctica espiritual a la vez que impulsa la consolidación de los grupos humanos, como espacios de encuentro para el intercambio de conocimientos y experiencias. Estos fieles de Fátima aspiran a convertirse, en virtud de esta dinámica, en referentes activos para otras personas, conforme al espíritu ignaciano de animar y acompañar el crecimiento de la fe de quienes nos rodean. Una de las participantes en esa experiencia lo sintetiza muy bien: “Yo tengo muchos años haciendo labor social en la parroquia, pero continuamente me siento renovada, los Ejercicios Espirituales de San Ignacio me cambiaron la vida, estoy como más sensible hacia los demás, más tolerante y al mismo tiempo más convencida de mi fe”, nos dice. Para hacer de Fátima una parroquia formadora de fe y espiritualidad con un claro compromiso social de sus integrantes, existen varios ejes, que comienzan por la catequesis de niños que se preparan para recibir a Jesús por primera vez en la Comunión y tiene su hilo conductor con los confirmandos, un grupo de jóvenes que se prepara para la Confirmación y que luego se convierten ellos mismos en animadores de otros grupos de catequesis y acción social. Son estos jóvenes, por ejemplo, los que apoyan con entusiasmo la tradicional actividad navideña “Una Caja de Amor” que, apelando al espíritu generoso y solidario de los fieles de la parroquia, logra repartir en cada Navidad más de mil cajas con víveres y regalos entre las familias más pobres de Manchay, Jicamarca y la zona más pobre de la jurisdicción de la parroquia.
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Se espera que muchos de esos jóvenes, cuando se vuelvan profesionales, pasen a integrar las Comunidades de Vida Cristiana, o CVX. En Fátima existen 4 CVX, que responden a los distintos carismas de sus miembros y reciben permanente asesoría espiritual de los padres jesuitas. De aquí salen muchos voluntarios y voluntarias que realizan su apostolado en hospitales, cárceles, orfanatos o en el acompañamiento personal y silencioso de quienes lo requieren.
matrimonios jóvenes y de mediana edad para el acompañamiento espiritual a parejas en conflictos y orientación prematrimonial. Para atender las necesidades específicas de los adultos mayores, existen grupos de reflexión teológica y de apoyo. Y es que una característica distintiva de esta parroquia es tener entre su población un porcentaje muy significativo de jubi-
Además, se viene preparando a un grupo de
Una de las primeras misas en la Parroquia de Fátima, década del 70. / Archivo SJ
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Ceremonia de Confirmación 2007. / Archivo SJ
lados y personas mayores de 65 años, gran parte de los cuales –además– tienen una trayectoria muy activa de participación en las actividades parroquiales. Esa experiencia es canalizada y aprovechada debidamente por los más jóvenes. A los adultos mayores se les brinda también apoyo espiritual a través de la pastoral de salud, mediante entrevistas domiciliarias o en visitas para el Viático de los Enfermos los primeros viernes de cada mes. Como actividades de proyección a la comunidad se realizan periódicamente campañas de salud preventiva contra el cáncer y enfermedades cardiovasculares, y se cuenta con un ecógrafo para realizar despistajes de cáncer de cuello uterino y otras enfermedades ginecológicas, a precios que sólo cubren los costos, y se brinda consejería psicológica personal, familiar y a drogadictos y alcohólicos (se cuenta con un centro de Alcohólicos 23
Anónimos), así como asesoría jurídica, servicios de conciliación extrajudicial, acompañamiento en duelos y a personas enfermas y discapacitadas. Con los ingresos que la parroquia genera por medio del columbario, de los velatorios y de las bodas se atiende económicamente a cuatro parroquias: Manchay, Jicamarca y El Agustino, en Lima, y a la de Santa María de Nieva en la Misión Jesuita de San Javier del Marañón, en plena amazonía peruana. Para atender específicamente las grandes demandas de esta última, una vez al mes se realiza una colecta en las misas dominicales. Finalmente, cuenta con la página web www.parroquiafatima.org que, además de brindar información y orientación específica sobre los servicios y la vida de la parroquia, ofrece una serie de novedades sobre las actividades jesuitas en el Perú y el mundo, descargas de música y hasta la Biblia en línea, con un buscador que facilita su lectura.
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Ilo: Desafío y tareas de los laicos ignacianos Óscar Ramos Toala
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asumiese las aspiraciones de los pobres.
rancisco Chamberlain y Roberto Dolan, fueron los primeros jesuitas que llegaron a Ilo en 1976. Ellos, junto a un grupo de colaboradores laicos, fundaron el Cenecape Ilo1 para atender las necesidades de capacitación técnica para jóvenes y adultos y además para impulsar los procesos de investigación y desarrollo de la provincia. En 1980 se inició el Centro Pastoral San Pedro Pescador (hoy Centro Loyola Ilo). Su objetivo se centró en promover a los pobres a través de las organizaciones como actores sociales, tanto en el ámbito social como eclesial. El centro se inscribió desde sus orígenes dentro de la educación popular y se planteó impulsar una corriente de la iglesia que
Eran tiempos de utopías movilizadoras para el cambio social, de auge del movimiento popular en su dimensión socio-política y, de una perspectiva eclesial, que desde el Concilio Vaticano II, Medellín y Puebla promovía la dimensión de fe y justicia, innovando las maneras de actuar de la Iglesia en la sociedad. Desde su fundación, el Ceop Ilo y el Centro Loyola Ilo formaron un solo equipo institucional liderado por una comunidad jesuita, la comunidad de religiosas Hermanas del Servicio Social de La
El trabajo de los laicos en Ilo es asumido con responsabilidad y compromiso. / Archivo SJ 1
Hoy Centro de Educación, Organización y Promoción - CEOP Ilo.
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Instalaciones del Centro Loyola de Ilo. / Archivo SJ
Inmaculada y un equipo de laicos y laicas que a través de un Comité Directivo común, discernían el proyecto institucional para servir más y mejor a la población que atendían. Este modelo de trabajo permitió madurar y construir un proyecto compartido y asumido de manera conjunta. Asumimos un compromiso con la fe y la justicia desde una opción por los pobres, entendida como la promoción humana y organizacional de los desposeídos como actores sociales a fin de que participen activamente en la construcción de una sociedad justa, fraterna y de una iglesia solidaria que asume las aspiraciones de los pobres por una vida digna. Opción entendida también, como solidaridad con sus justas demandas para erradicar la pobreza infrahumana y generar estilos de vida solidarios y fraternos que impacten en el acontecer social y eclesial. Al cumplirse los 15 años del Ceop Ilo y 11 del Centro Loyola Ilo, la dirección de las obras pasó a manos de los laicos. El Ceop asumió cambios internos dejando los cursos técnicos y la vincula25
ción con el Ministerio de Educación. En el intento de responder a las demandas de la población inició un área de Economía con experiencias piloto de generación de ingresos que luego derivaron en el programa de crédito que actualmente maneja. Ante la decisión de la Compañía de Jesús de cerrar la comunidad de Ilo y fortalecer la de Tacna, se formuló una nueva propuesta institucional para el Centro Loyola Ilo, cuya responsabilidad quedaría en manos de laicos. El proyecto fue presentado al Provincial por el superior de la comunidad de Tacna, padre Pedro Barreto SJ, propuesta que fue aceptada. En marzo del 2000 nace la tercera obra de la Compañía de Jesús en Ilo: el Colegio Fe y Alegría 52 “Pedro Arrupe”, fruto de las reflexiones, estudios y gestiones realizadas en común entre jesuitas y laicos. Las obras en manos de laicos ignacianos continúan y profundizan una evangelización integral, actuando en campos como la educación, formación
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Primer Encuentro Regional de Jóvenes Ignacianos de Ilo. / Archivo SJ
integral, promoción del desarrollo y la promoción social. Se insertan también en la problemática local y regional y en la apuesta por la descentralización y desarrollo regional, participando en la planificación del desarrollo regional y en los procesos de mejoramiento de la calidad de la educación, en la formación de sujetos sociales y en el fortalecimiento de una Iglesia comunitaria.
El trabajo en conjunto es parte fundamental dentro del sistema de gestión institucional. Los equipos se organizan a través de áreas de trabajo y desarrollan un sistema de coordinación, planificación, gestión y evaluación de proyectos y actividades. Sus planes son presentados en una asamblea y aprobados por el Comité Directivo.
La conformación de la Coordinadora Regional Apostólica Jesuita del Sur (CORAJE) impulsó una manera de trabajo compartido que nos permitió, además, trascender nuestras propias obras y realidades locales y nos comprometió en crear sinergias entre las obras ignacianas con otras de la sociedad civil. Respondimos así ante los retos regionales y los objetivos planteados por la Compañía de Jesús en la Congregación General 34.
Los jesuitas son portadores de una manera particular de vivir la fe al servicio de la justicia. Ver a Francisco abogando por dirigentes detenidos en una marcha pacífica y en demanda de derechos, a Juan Luis educando a dirigentes y organizaciones populares, a Santiago recorriendo en una moto los barrios populares para animar las emergentes comunidades cristianas, nos dieron una nueva lectura, una muestra de que la tarea de evangelización debe unir fe y vida, fe y justicia.
Lo aprendido en este lapso nos abre un nuevo desafío de trabajo entre laicos y jesuitas en las obras de Ilo. Se plantean cambios en varias dimensiones, sostenidos por la espiritualidad ignaciana, los ejercicios espirituales y los principios del discernimiento apostólico para la nueva misión.
Sacerdotes, religiosas y laicos compartimos trabajos de apostolado social y espiritual, buscando articular una mística de la fe con lo social y lo político, ante los retos económicos y sociales de Ilo, desde los barrios, capillas y comunidades que se fueron formando. 26
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Fe
Desafíos para los laicos ignacianos Nos dejamos inspirar hoy en el nuevo Plan de la Provincia2 que nos plantea opciones centrales para los jesuitas y sus obras en el Perú. “Como cuerpo apostólico estamos urgidos a afirmar la Vida en el Espíritu que dinamizará todas nuestras obras y comunidades”. Esto debemos traducirlo a nuestra vida laical fomentando en nuestros equipos una mística de amor y servicio alimentada desde la práctica de los Ejercicios Espirituales, aprendizaje y práctica de discernimiento, programas de formación teológica, social y ética, etc. Trabajar y fortalecer identidad y espiritualidad ignaciana en las obras para poder actuar como cuerpo apostólico y en red. Debemos hacer nuestras obras atrayentes y provocadoras para generar la identidad en nuestros propios equipos, para que como laicos podamos ser referentes e inspiradores de un estilo de vida y compromiso, que sean espacio de inspiración para la misión, para suscitar vocaciones para la SJ o para vivir un laicado comprometido.
Fortalezcamos la vida de equipo en la CORAJE. Procuremos mayor cohesión, coordinación y una mejor comunicación que permitan dar respuestas para la lucha contra toda forma de injusticia y exclusión. Desarrollemos propuestas y planes que influyan en las políticas públicas y en el acontecer de la iglesia. Formemos comunidades significativas para la sociedad y para la Iglesia, integrando fe y justicia. Demos impulso a las CVX3 y al surgimiento de un trabajo con jóvenes que desde lo pastoral y social dinamice una participación activa y comprometida de la juventud en la renovación de la Iglesia y el Desarrollo Social. Busquemos la empatía con la realidad de los pobres y de los jóvenes de hoy y, en fidelidad con el Evangelio y la propuesta ignaciana del Magis, elaboremos propuestas participativas e incluyentes que nos permitan dar fuerza a una labor que desea seguir siendo compartida entre laicos y jesuitas en Ilo.
Celebración del Año Jubilar de la Compañía de Jesús, 2006. / Archivo SJ 2 3
Documento de la Compañia de Jesús - Provincia del Perú, que marca los lineamientos de la institución para los próximos años. Comunidades de Vida Cristiana.
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P edro Arru pe, hom bre de tod os Ignacio Iglesias SJ
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e conocí personalmente en mayo de 1965, en el momento mismo en que era elegido General de la Compañía de Jesús. Tenía entonces 58 años y yo 40. Traía sobre sí una historia movidísima: alumno de los Escolapios (Bilbao), universitario (Madrid), jesuita en formación (Loyola, Bélgica, USA), jesuita en activo, más de veinte años de misionero en Japón (maestro de novicios, Provincial, etc.) Le había frecuentado previamente a través de las cautivadoras páginas de su autobiografía “Este Japón increíble”. La obra constituye el autorretrato de un hombre capaz de vivir en encarnación permanente, haciéndose todo a todos. Esta idea, que luego él divulgaría como inculturación y sobre la que, desde la hondura de su experiencia personal, escribiría páginas definitivas. Me impresionó su primer gesto, apenas llegado a Japón, el de arrinconar sus apuntes de filosofía y teología, laboriosamente preparados en Occidente para la evangelización que imaginaba, porque “a esta
gente sólo le interesa experimentar cómo viven ésos que dicen que creen en Dios”. Y simplemente se dedicó a eso: a vivir su fe viendo como vivió Jesucristo. Así lo en-
samaritano de la parábola (Lc. 10, 29-37). Poco después pude conocerle más, en el día a día, durante nueve años y medio, (sus últimos como General), hasta el umbral mismo de su enfermedad terminal. Necesito afirmar que, después de la fe (en la que incluyo la llamada del Señor a la Compañía de Jesús); los años que viví con Arrupe entre 1972 y 1981, han sido la gracia más importante de mi vida:
contró el estallido de la primera bomba atómica. Y no pensó en otra cosa que en desvivirse por todos hasta la extenuación. Como lo había contemplado muchas veces en el autorretrato de Jesús, el buen
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• Porque es una gracia vivir con un hombre apasionado del mundo, apasionado de un Dios que no tiene otra voluntad que salvar al hombre liberando su libertad, la huella más divina que todo ser humano lleva dentro de sí. Por lo que esta salvación no se impone por ningún tipo de violencia, se ofrece, se “derrocha” (Ef. 1,8) y ha de ser libremente recibida. • Es una gracia vivir con un hombre humilde que, debido a que cada día experimenta la opción de Dios por él, por su pobreza, es decidido y valiente a la hora de
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optar por los pobres de todas las pobrezas y vive continuamente arriesgándose por encima de todo cálculo e interés personal. Como evangélicamente pequeño que es, todo lo debe, todo lo tiene, todo lo da. • Es una gracia vivir con un servidor voluntario a quien no hace falta decirle dónde está la necesidad, porque él mismo se anticipa a descubrirla y moviliza toda su capacidad de respuesta y de recursos en ello (refugiados, ateismo, inculturación, ecumenismo, problemas teológicos de naturaleza y transmisión de la vida, marxismo, diálogo interreligioso). • Es una gracia vivir con un hombre que rebosa el optimismo de
la misericordia, que no cierra los ojos al mal, pero los abre, penetrantes, al bien. El bien que obra Dios presente y activo en todo corazón humano. Por eso cree en el hombre, se fía, aunque le engañen, (¡y le engañaron!), hace creer a todos a costa de sí mismo. A su lado se crecía. • Es una gracia vivir con un amigo fuerte de Dios, un apasionado de Jesús, a quien se refiere de continuo en páginas bellísimas. Como quien se explica por Él, no se explica a sí mismo sin Él, se justifica únicamente por Él y necesita decirlo, con la vida y la palabra, como la razón de su esperanza. “En Él sólo la esperanza” fue el lema de Ignacio de Loyola y de
Pedro Arrupe nació el 14 de noviembre de 1807 en Bilbao, en el “Casco Viejo”, como se llama hoy a la parte antigua de la villa. Al día siguiente recibió el bautismo en la basílica de Santiago. El 25 de enero de 1927 ingresó en la Compañía de Jesús, en el noviciado de Loyola. Cinco años más tarde, llegó el decreto de disolución de la Compañía en España. Arrupe partió al destierro y continuó sus estudios en Marneffe (Bélgica) y Valkenburg (Holanda). El 30 de julio de 1936 recibe la ordenación sacerdotal. Dos años después recibe una carta del Padre General destinándole a la misión de Japón, la cual había solicitado ya muchas veces a sus superiores. Al día siguiente de entrar Japón en la II Guerra Mundial, 8 de diciembre de 1941, lo encarcelan acusándole de “espía”. Al poco tiempo de ser puesto en libertad es nombrado maestro de novicios de Nagatsuka, que se ubica en una colina a las afueras de Hiroshima. El 6 de agosto de 1945 fue testigo de la explosión de la bomba atómica y convirtió el noviciado en un hospital de emergencia. Más de ciento cincuenta personas, abrasadas por la irradiación, fueron atendidas. Más adelante fue nombrado superior de todos los jesuitas de Japón, con el cargo de Viceprovincial el 24 de marzo 1954. Luego Pedro Arrupe fue elegido Prepósito
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Arrupe, la sentencia dará título más tarde a un compendio de páginas íntimas suyas. • Es una gracia vivir con un seguidor de ese Jesús, que, por eso, no se reserva, no excluye, busca abiertamente a los discriminados. • Finalizo aquí estas reflexiones, sin haber agotado la gracia de Dios de ese hombre, ambulante por todos los caminos del mundo y por todos los escenarios de los hombres que fue Pedro Arrupe, hombre de todos y para todos. O, más todavía “por” todos. Como el Maestro. Todos se sintieron importantes a su lado. A nadie hizo sombra. Quienes le conocimos, le tuvimos, y le seguimos teniendo, por nuestro.
General de la Compañía de Jesús el 22 de mayo de 1965. Supo afrontar los tiempos azarosos y renovadores en los que entraba la sociedad humana y la Iglesia después del Concilio Vaticano II. Lleno de valor, de visión del presente y del futuro y, sobre todo, de una inquebrantable fe en Dios, tuvo que sufrir incomprensiones y contradicciones de todas partes, incluso, a veces, de las más altas instancias de la Iglesia. El 2 de diciembre de 1974 se convocó a la Congregación General Nº 32. Este encuentro fue un hito fundamental en la historia de los jesuitas, sobre todo por la proclamación de que la fe en Dios ha de ir insoslayablemente unida a la lucha infatigable para abolir todas las injusticias que pesan sobre la humanidad. El 7 de agosto de 1981, sufrió una trombosis cerebral que le dejó incapacitado del lado derecho. El 3 de septiembre de 1983, en la Congregación General Nº 33, Arrupe presentó su renuncia al cargo y Peter-Hans Kolvenbach fue elegido General de la Compañía. Finalmente, el 5 de febrero de 1991 entregó su alma a Dios en la casa generalicia de los jesuitas en Roma y sus ultimas palabras fueron: “Por el presente Amén y por el futuro Aleluya”.
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El padre J ean-Yves Calvez en el P eru
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l padre Jean-Yves Calvez es uno de los jesuitas más reconocidos en la actualidad, tanto en el ámbito religioso como en el mundo académico. El motivo principal de su visita a nuestro país, en octubre del 2007, fue compartir con nosotros los recuerdos más valiosos que guarda de su experiencia de trece años como asistente del padre Pedro Arrupe, en ese entonces Superior General de la Compañía de Jesús. “Él era de una sencillez extrema. A veces me parecía el niño a quien Jesús mira en el Evangelio quien, sin embargo, conocía la condición humana y sus limitaciones. Arrupe también ha sido para mí, en forma ejemplar, el hombre para los demás. No enseñaba mucho de palabra, sino por su vida, por la expresión de su rostro, por su mirada”, recordó el sacerdote. Asimismo, el padre Calvez tuvo la oportunidad de exponer sus reflexiones y nuevos trabajos académicos sobre los temas de ética económica y social, a los cuales se ha dedicado a estudiar y desarrollar en los últimos años ante los retos que se presentan en esta sociedad globalizada de 1
inicios del siglo XXI. En nuestra capital dictó dos conferencias los días 30 y 31 de octubre. La primera trató sobre la ética en el mundo de la empresa y la segunda giró en torno a la visión que Pedro Arrupe tenía del mundo. Mientras que el 3 de noviembre, en la ciudad de Arequipa, habló sobre la gestión empresarial para una nueva cultura social. Aparte de esas actividades, el padre Calvez compartió sus experiencias con otros jesuitas y personas allegadas a la Compañía en el Perú. Asimismo, concedió entrevistas en Radio Filarmonía y al periodista César Hildebrandt en Radio San Borja1. Durante la homilía de la misa que se celebró en la Parroquia Nuestra Señora de los Desamparados en Breña, el padre Calvez destacó que existen tres cosas fundamentales de la vida de San Ignacio y de la vocación jesuita que aparecen subrayadas en las lecturas que la Iglesia nos ofrece para la ceremonia por el aniversario del fundador de la Compañía. “Hay, primero, en el Deuteronomio la propuesta misma
Puede ser escuchada en: www.jesuitasperu.org/pags/index.asp?id=148&m=3&p1=860
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de Dios al hombre, que en la práctica es el principio y fundamento de los Ejercicios Espirituales. Después, en la lectura de San Pablo, aparece la conversión que es uno de los temas que está íntimamente asociado a San Ignacio. La tercera lectura es la del Evangelio de San Lucas. El hombre, dice Jesús, debe cargar con su cruz. Pero se trata de algo más que eso, la vocación jesuita es estar con Jesús cargando su propia cruz y que seamos sus amigos”, manifestó el padre Calvez. Más adelante, brindó su testimonio sobre la forma en que el padre Arrupe percibía el mundo y cómo veían a los jesuitas: “Quería a África, a América del Sur y del Norte. No quería que se despreciara a Europa, en cierto sentido descristianizada, pero que había sido la evangelizadora de tantos pueblos y la tierra de varios santos. Mientras que Asia tenía un lugar privilegiado en su corazón por haber pasado veintisiete años como misionero en el Japón. Pude ver a este hombre llevando a la Compañía de Jesús entera sobre sus espaldas, inquieta ante las sospechas que podían tener acerca de ella los Vicarios de Cristo. Hemos po-
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dido vivir momentos difíciles en el tiempo en que era Padre General pero ¡que gran suerte ha sido haberlo tenido a él en el cargo precisamente en ese instante! ¿Qué habría sido ella
sin él y sin la inmensa confianza que le tenían la mayoría de nuestros compañeros?”. En conclusión, la visita del padre Calvez nos ha permitido
conocer con mayor detalle su pensamiento y reflexiones sobre la sociedad contemporánea y su testimonio cercano y fraternal sobre un jesuita ejemplar como fue Pedro Arrupe.
El padre Jean-Yves Calvez SJ nació en Francia en 1927. Fue testigo, durante su infancia y adolescencia, de importantes cambios políticos, económicos y sociales en el mundo. Su vocación religiosa lo llevó a ingresar a un noviciado jesuita para luego ordenarse como sacerdote y convertirse en un destacado filósofo y teólogo. Ha sido Superior de los jesuitas de la provincia de Francia y es un experto en temas del Concilio Vaticano II, donde participó activamente en la redacción de la Constitución Gaudium et spes. Actualmente es profesor de Filosofía Social y director del departamento de Ética Pública en el Centro Sèvres de la Compañía de Jesús en París. También ejerce la docencia en la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas del Institut Catholique de dicha ciudad. Asimismo, es consultor de la Santa Sede del Secretariado para los No Creyentes y del Consejo Pontificio de Justicia y Paz. Uno de los cargos por el cual es más recordado es el de Asistente por trece años del Prepósito General, cargo que ejercía el padre Pedro Arrupe. El padre Calvez ha publicado más de treinta libros durante su carrera académica y religiosa. Entre los títulos más destacados se encuentran: El pensamiento de Karl Marx (1956), Eglise et société économique, L’enseignement social des papes de Léon XIII à Pie XII (1961), Eglise et société économique, L’enseignement social de Jean XXIII (1963), La politique et Dieu (1985), L’Eglise pour la démocratie (1992), Le père Arrupe, l’Eglise après le Concile (1997), Ética económica y ética política (1998), Socialismes et marxismes, Inventaire pour demain (1998), Compagnon de Jésus, un itinéraire (2000) y El horizonte del nuevo siglo. Reflexiones sobre la justicia y la paz en el mundo (2004). Actualmente, su atención se centra en la concepción de la gestión empresarial para una nueva cultura social. Según el padre Calvez, en un pasado reciente se consideraba que existía una autonomía casi absoluta de lo económico con respecto a la vida social. Sin embargo, de acuerdo con su pensamiento, ambos aspectos están íntimamente relacionados.
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Gesti o ón i empresarial y cultura so cial N uevos cam inos** * Jean-Yves Calvez SJ Centre Sèvres y CERAS - Centro de Investigación y Acción Social, París.
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n la actualidad se precisa de una nueva concepción de la gestión empresarial y, más aún, de una renovada cultura social a nivel mundial. Ambos aspectos, profundamente interrelacionados, serán motivo de este análisis, el cual intentará abrir el diálogo sobre el significado real de los conceptos.
SIGNOS DEL CAMBIO En un pasado reciente, lo económico ostentaba casi una autonomía absoluta. Muchas personas presuponían que había una separación total entre lo económico y las preocupaciones sociales y políticas. Esta idea era percibida, por ejemplo, de forma más nítida en Argentina que en Europa hacia la década de los 90. Sin embargo, hoy se redescubre que las decisiones importantes para las personas son las políticas. Muchas de ellas han cambiado la vida de la gente e incluso de grandes agrupaciones económicas ¿Por qué nuestra mentalidad, nuestra percepción
general de lo económico y lo político, ha cambiado tanto estos últimos años? Hasta alrededor de los años 1989-1991 se podía pensar en una pacificación apolítica. Se postuló el “fin de la historia”, es decir, la instalación definitiva de un mercado libre favorable a todos y de una forma blanda de Estado democrático (no tenía que intervenir en cuestiones difíciles). Sabemos que pasó después: la inclusión (inevitable) de China en el circuito de los intercambios mundiales; el 11 de septiembre de 2001 (Nueva York y Washington); Atocha, 2004 (Madrid); los atentados en el subterráneo de Londres en 2005; las guerras de Afganistán e Irak (esta última sustentada en una confusa justificación); el resurgimiento del problema de la abolición de las armas nucleares. Todo esto describe un mundo difícil, muy político, y con evidente incidencia sobre la economía entera. Han surgido también los riesgos ecológicos, que la economía an-
terior podía ignorar, pues se propalaba la teoría de la irresponsabilidad empresarial (la empresa se abocaba solo a conseguir ganancias). Además, la protección social tocaba al Estado que, desde luego, se creía autosuficiente (como si los recursos le llegasen sin la intervención del trabajo de la población y de las empresas). Por estas razones se habla hoy más frecuentemente de “empresa ciudadana”. Esta concepción cristaliza el hecho que las empresas, como también los individuos (consumidores), participan en la responsabilidad del bienestar ecológico. Los problemas se agravan si observamos que las empresas (sobre todo las más grandes) son más dependientes de los grandes grupos financieros y de especuladores. Estos, directa o indirectamente, toman las decisiones relacionadas con las empresas productivas. La influencia de las finanzas es hoy decisiva, para bien o para mal, en la economía productiva. Hablamos de financiarización, con sus ventajas y sus peligros.
* Texto condensado y editado de la conferencia “La Ética en el mundo de la empresa” desarrollada por el autor en la Universidad del Pacífico en octubre del 2007
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Ilustración: Carlos Pedreros
“Los daños que se pueden sufrir en una economía sin regulación son tan grandes que invitan a acudir a aquella sociedad política muchas veces desvalorizada.”
tica empresarial en la enseñanza social de la Iglesia Católica se produjo en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. La importancia de este ámbito de reflexión radicó en que se plantearon una serie de problemas, entre ellos la reforma y construcción de una empresa humana y comunitaria.
HACIA UNA EMPRESA HUMANA
En aquel tiempo casi no se tocaba la relación de la empresa con las finanzas. La empresa obtenía las finanzas, si se puede decir, básicamente dentro de ella misma. Un concepto muy fuerte en aquel tiempo era el de reinversión o autoinversión. Casi se hubiera podido pensar en una empresa sola en el mundo y no inmersa, como lo está hoy, en el océano de las finanzas, de múltiples operaciones y con multitud de actores fuera de su control.
La introducción de la problemá-
La contradicción principal pro-
El cuadro anterior altera y cambia la gestión empresarial en muchos sentidos. En particular, destruye su independencia. En cierto sentido, antaño todo era estable; hoy, todo está fluctuando. Psicológicamente, los directivos empresariales se encuentran en una situación de incertidumbre y experimentan una pérdida de su iniciativa.
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venía del carácter inhumano que muchos atribuían a la empresa. Esa percepción emanaba de un conocimiento circunscrito solamente a la sociedad de capitales o al capital patrimonial como dueño único. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial el enfoque cambió, fruto de una cultura paternalista y porque todos los países habían sufrido las consecuencias bélicas: se afirmó que la empresa era una comunidad y debía organizarse de manera comunitaria. Era preciso considerar los aportes individuales cuantificables y la presencia de las personas mismas, todas implicadas y con verdadero derecho de gozar de un campo de iniciativa y decisión, como es propio de toda persona humana. En consecuencia, la doctrina social de la Iglesia consistió durante ese período en la afir-
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mación del carácter comunitario de los integrantes de la empresa: accionistas, administradores y trabajadores. La solidaridad de los integrantes de la empresa (solidaridad interna) se entendió como un elemento fundamental de toda la economía. Se pensó que su crecimiento también originaría el incremento de la solidaridad externa o global. Extendámonos sobre la nueva cultura social que se considera
“No se trata de oponer la sociedad al individuo. Se trata de reconocer que no hay existencia individual sino por y con otro: somos redes de relaciones interpersonales.”
hoy día como imprescindible y que, además, parece haberse ya iniciado. Su origen no es sino el resultado de las interdependencias mundiales en muchos aspectos. La palabra “mundialización”, término de amplio uso y abuso, se corresponde con algo real. Sin embargo, la misma palabra parece, a veces, suponer casi una disolución o disgregación de toda sociedad como tal. Debemos añadir que en las últimas décadas se ha producido un fuerte crecimiento del individualismo en la búsqueda de mayor autonomía e independencia personal. Ello como consecuencia del progreso de la educación escolarizada (el paso, en un corto lapso, de un gran número de personas a un nivel de educación secundaria); el acceso individualizado a inmensas fuentes de in-
Ilustración: Carlos Pedreros
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formación (Internet ha devenido en un acontecimiento decisivo) y la miniaturización tecnológica de instrumentos adaptados al individuo mismo. A partir de esta visión de progreso individual se concluye fácilmente que no tiene sentido hablar de sociedad, sino de solo una relación contractual. Recuerden a Margaret Thatcher proclamando no haber encontrado nunca “la sociedad”. Tampoco yo, es verdad, la he encontrado en este sentido. Sin embargo, aún el consumidor poco enterado de los misterios de la economía, al visitar los supermercados y comprar sus camisas y pantalones, hoy se da cuenta de la presencia universal de los textiles chinos; reconoce, en consecuencia, su pertenencia al mismo mundo que los productores asiáticos; deduce
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que, directa o indirectamente, tiene que discutir o negociar con ellos, descubre que forma con ellos sociedad, lo quiera o no. De tal suerte que la apertura comercial misma es una instancia de creación de sociedad mucho más que de disolución social. Y, en consecuencia, requiere de una nueva cultura social, solamente que a un nivel más amplio que antes.
Lo político, después del episodio ideológico del “Estado mínimo”, también está de vuelta. Los daños que se pueden sufrir en una economía sin regulación son tan grandes que invitan a acudir a aquella sociedad política muchas veces desvalorizada. Al momento de constatar los desequilibrios de la situación económica actual, no se puede ignorar el servicio que puede prestar una comunidad política en escala mundial.
En cada nación, la interacción social ha crecido muchísimo en los últimos 50 años. En ese lapso toda la atención reformadora y ética –también la de la Iglesia– se centró en la empresa entendida casi en sí misma, como si el mundo económico y la sociedad civil entera estuviesen constituidos por “mónadas” (celdas incomunicadas entre sí) que solamente se encuentran a través de la presencia de los productos en el mercado. El movimiento de mundialización descubrió, por el contrario, que no podemos desinteresarnos de los otros. Por lo tanto, nuestras empresas están llamadas también a desconcentrarse, formando así parte de una gran sociedad o comunidad.
Por otro lado, hoy en día nuestra comunidad tiene una percepción más aguda de su participación en el campo ecológico: la idea de que no podemos vivir y convivir sino socialmente y haciendo sacrificios unos para otros. En este sentido, el tiempo del individualismo radical debería estar en sus últimos momentos, a pesar de la autonomía humana en muchos aspectos. Todo esto llama a formar sociedad en un sentido nuevo, a desarrollar una cultura social.
NUEVA SOCIEDAD Y NUEVA CULTURA Esta gran sociedad necesita de humanización, como la precisaba la empresa en el tiempo de la postguerra. Es la tarea del momento: se nos propone, por no decir que se nos impone, una cultura social de nuevas dimensiones. En la actualidad, hay una sociedad, en lugar de muchas sociedades. También hay una nueva cultura social de la que participamos a través de una amplia red común de información, obras culturales y artísticas, que refuerza nuestro sentido de mutua pertenencia.
LA RESPUESTA EMPRESARIAL El ámbito empresarial puede contribuir al reto de una nueva cultura social de muchas maneras. Lo primero es, evidentemente, tomar conciencia de esta realidad y sus posibilidades. Las empresas pueden responder a través de la cooperación entre ellas, incluso para defenderse de su disolución por razones financieras. Además, están en condiciones de organizarse ellas mismas, o de exigir regulaciones que impidan los abusos. Se entiende que las normas constituyen, a largo plazo, una ventaja. La empresa participa de la nueva cultura social si contribuye a la toma de conciencia de los peligros ecológicos que se deben de enfrentar, en vez de situarse en una posición defensiva, que protege sólo 35
el corto plazo. La razón estriba en que gran parte de las soluciones están efectivamente en manos de las empresas mismas, sin que medien autoridades externas o por una coacción política. REPERCUSIONES INTERNAS Todo esto se debe desde luego reflejar en el contenido mismo de la discusión entre los integrantes de la empresa. En el mejor de los casos, en nuestro tiempo hay un cierto intercambio de información con los representantes del personal en algunas materias sociales de solución inmediata, pero muchas otras cosas se mantienen en reserva (despidos, reubicaciones, etc.). La participación en las respuestas que se pueden dar a las exigencias de una cultura social será algo muy constructivo para toda la vida de la empresa ciudadana. Una característica preocupante de la mentalidad contemporánea es que muchos aún se desentiendan de la gestión del capital, contentándose con protestar en el momento de sufrir decisiones de origen externo. Sin embargo, la nueva cultura social comporta la corresponsabilidad de las decisiones. RECONOCIENDO AL OTRO Se debe entender claramente la recuperación de la dimensión social que implica la nueva cultura hoy exigida. No se trata de oponer la sociedad al individuo. Se trata de reconocer que no hay existencia individual sino por y con otro: somos redes de relaciones interpersonales. No vivimos como las entidades espirituales que somos sino por el reconocimiento del otro o de los otros. Tal vez la nueva cultura social que se impone cada vez más, nos lleve a una concepción mucho más equilibrada de la relación entre persona y sociedad.
JUSTICIA 384. Ser discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos, en Él, tengan vida, nos lleva a asumir evangélicamente y desde la perspectiva del Reino las tareas prioritarias que contribuyen a la dignificación de todo ser humano, y a trabajar junto con los demás ciudadanos e instituciones en bien del ser humano. El amor de misericordia para con todos los que ven vulnerada su vida en cualquiera de sus dimensiones, como bien nos muestra el Señor en todos sus gestos de misericordia, requiere que socorramos las necesidades urgentes, al mismo tiempo que colaboremos con otros organismos o instituciones para organizar estructuras más justas en los ámbitos nacionales e internacionales. Urge crear estructuras que consoliden un orden social, económico y político en el que no haya inequidad y donde haya posibilidades para todos. Igualmente, se requieren nuevas estructuras que promuevan una auténtica convivencia humana, que impidan la prepotencia de algunos y faciliten el diálogo constructivo para los necesarios consensos sociales. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (Aparecida, 13-31 de mayo de 2007). Lima: Conferencia Episcopal Peruana, 2007.
Justicia
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Proyecto de Justicia Juvenil Restaurativa Restableciendo el vínculo con la sociedad Óscar Vásquez Bermejo
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os peruanos percibimos que cada día el crimen avanza, se organiza mejor y se torna más cruento, mientras que el sistema penal, por el contrario, se muestra incapaz de responder oportuna y efectivamente a la necesidad ciudadana de seguridad.
También, se observa que la violencia delincuencial está aumentando (60%) y los niveles de desaprobación de la actuación policial se incrementan (53%). Frente a ello, son cada vez más las voces que nos dicen que las leyes son demasiado permisivas, que es necesario establecer penas más duras que intimiden a los delincuentes; pero… ¿es la salida? El sistema penal asentado en el modelo retributivo no encuentra más salidas. Las recetas son las mismas, pero sus efectos son inocuos. Cuanto más dura es la respuesta punitiva, pareciera que la criminalidad se fortaleciera. Continuar en la misma senda pareciera llevarnos al fracaso.
Las encuestas así lo corroboran. En la Primera Encuesta Anual sobre Situación de la Violencia en el Perú, realizada en Lima y Callao, por la Universidad de Lima en marzo del 2007, el 84% coincide en que la sociedad peruana es violenta o muy violenta. De igual modo, en otra encuesta de Imasen-IDL sobre seguridad ciudadana en Lima y Callao en febrero del mismo año, se percibe que la mayor preocupación de la ciudadanía son los robos en la calle (80%), el pandillaje (55%), el consumo y comercialización de drogas (41%), entre otros.
Hoy en día se vienen ensayando caminos distintos al retribucionismo. Por ello es que en muchos países la justicia restaurativa ha entrado con mucha
Los jóvenes que habitan los conos de Lima se encuentran en riesgo social. / Archivo SJ
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Justicia
El equipo del proyecto trabaja conjuntamente con la Policía y el Poder Judicial. / Archivo SJ
fuerza, como una alternativa interesante, creativa y constructiva, como una posibilidad que entusiasma tanto al operador de justicia como al ciudadano. A este tipo de justicia se le denomina de diversas maneras: justicia conciliadora, reparadora o restitutiva, pero existe consenso en preferir llamarla restaurativa o restauradora, principalmente porque busca, al fin y al cabo, restablecer el vínculo social quebrado por el acto trasgresor de la ley. La justicia restaurativa que se ha inspirado en diversas formas de justicia de pueblos y culturas de países como Canadá, Nueva Zelanda o Australia, se asienta en tres dimensiones importantes que involucran activamente a tres actores distintos: responsabilidad del autor, restauración de la víctima y la reintegración del infractor en la comunidad. A diferencia de la justicia retributiva, en la cual la vulneración a la ley y el castigo consecuente constituyen el eje central, la justicia restaurativa se centra en las consecuencias que el delito ha supuesto para una persona en concreto y la necesidad de repararlo. Busca, pues, que el ofensor se haga
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responsable de las consecuencias de su acto, procurando que en el encuentro con la víctima haya una reconciliación basada en la restitución del daño y el perdón; y también que se restituya el vínculo social, procurando la reintegración del infractor en la comunidad, fortaleciendo así el sentimiento de seguridad quebrantado. La justicia restaurativa se basa en los siguientes principios de la participación activa del ofensor, de la víctima y de la comunidad; la reparación material y simbólica del daño; la responsabilidad completa y directa del autor; la reconciliación con la víctima y con la comunidad y el compromiso comunitario para enfrentar integralmente el conflicto social y sus consecuencias.
Proyecto piloto Con el propósito de poner en práctica la justicia juvenil en el Perú, a inicios del 2005, Encuentros, Casa de la Juventud, y la Fundación Tierra de Hombres, impulsan un proyecto piloto con la finalidad de validar un modelo de justicia juvenil restaurativa, adaptado a la realidad peruana, capaz
El proyecto trabaja de puerta en puerta en los conos de Lima. / Archivo SJ
Justicia J e s u i t a s d e l Pe r Ăş
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Justicia
de ser asumido por el Estado y replicado en el ámbito nacional. La experiencia se ejecuta en los distritos de El Agustino (Lima) y José Leonardo Ortiz (Chiclayo). Cuenta en cada lugar con 3 componentes: Equipo de Defensa Inmediata (EDI), Equipo de Acompañamiento Educativo (EACE) y un Equipo de Redes. Para su implementación se firmó convenios con el Poder Judicial, Ministerio Público, Ministerio de Justicia, Ministerio del Interior, Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social, Defensoría del Pueblo, la Academia de la Magistratura y los gobiernos locales de los distritos donde se ejecuta el proyecto. Cuando un adolescente que ha cometido una infracción es detenido, el Fiscal y/o la Policía comunica al EDI sobre el hecho. El EDI se apersona inmediatamente a la comisaría con la finalidad de proteger sus derechos, asegurar la presencia de la familia, verificar su situación jurídica y hacer una evaluación preliminar sobre su condición sociofamiliar. En los casos de mayor gravedad (homicidio o violación) se coordina con el defensor de oficio para que asuma su defensa; en los otros casos, si hay disposición del adolescente y su familia, la defensa es asumida por el proyecto. El EDI con ese mandato promueve la remisión (apartar al adolescente del proceso judicial) y la aplicación de medidas alternativas a la privación de la libertad (especialmente la prestación de servicios a la comunidad), para lo cual toma en cuenta las capacidades y posibilidades del adolescente y su entorno familiar. El EDI cuenta con un equipo multidisciplinario, conformado por abogados, psicólogas, trabajadoras sociales y colaboradores comunitarios. En caso que el adolescente sea remitido a un programa de orientación o se le imponga una medida socioeducativa no privativa de libertad, el EACE interviene con el propósito de recuperar y reinsertar al adolescente a través de un proceso educativo. Considerando la situación personal y particular del adolescente, el Equipo de Acompañamiento diseña un programa de orientación o socioeducativo, lo presenta al operador judicial (fiscal o juez) y luego asume la responsabilidad de implementarlo, informando permanentemente a la autoridad sobre los 41
avances o dificultades que se pueden presentar. El EACE emplea los diversos recursos de la comunidad para la realización de los programas socioeducativos y de orientación que diseña y acompaña. Por ejemplo, servicios de salud, capacitación laboral, deportivos, pastorales, etc. El Equipo de Redes se encarga de identificar, evaluar y establecer convenios y acuerdos de colaboración. El proyecto de justicia juvenil restaurativa, además, de manera especial promueve la mediación entre la víctima y el agresor. El EDI, cuando interviene en la comisaría, evalúa y propone al adolescente y a la víctima la posibilidad de llegar a una mediación. En caso que haya disposición de ambos lados, el EACE prepara a las partes informándoles y acompañando el proceso de mediación. Una vez que los involucrados llegan a un acuerdo de reparación del daño (sea material o simbólico), se firma un acuerdo con pleno conocimiento de la autoridad jurisdiccional y el EACE supervisa su cumplimiento.
Resultados y proyecciones El proyecto culminó exitosamente su primera fase en el 2007. Los principales resultados son los siguientes: - Se atendieron a 335 adolescentes infractores a nivel policial. De ellos el 57% fueron asumidos por el Proyecto, siguiendo un programa socioeducativo o de orientación. - Las infracciones que en mayor proporción cometieron los adolescentes fueron: robo agravado (29%), pandillaje (22%) y hurto (11%). El 84.4% de ellos tiene entre los 15 y 17 años de edad. - El proyecto, además, publica la revista Justicia para Crecer, dirigida a operadores y profesionales vinculados a la justicia juvenil restaurativa. - Para la siguiente fase (2008 -2010), el programa buscará profundizar los instrumentos fundamentales de la justicia restaurativa (remisión, mediación y prestación de servicios a la comunidad); desarrollará un servicio especializado de atención a las víctimas (especialmente los menores de edad); promoverá diversos programas de capacitación a operadores de justicia y buscará mejorar las políticas públicas.
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Protegiendo los derechos de los desplazados El Servicio internacional jesuita a los refugiados James Stapleton
Coordinador Internacional de Comunicaciones Servicio Jesuita a Refugiados
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l 2007 ha sido de transición y continuidad para el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS). El 1 de noviembre, tras siete años de servicio, el padre Lluís Magriñà SJ entregó la responsabilidad de director internacional al padre Peter Balleis SJ. Bajo el vivificante liderazgo del padre Magriñà, el JRS amplió rápidamente su atención a las personas desplazadas por la fuerza, caminando hacia una organización humanitaria, sin perder ninguno de los valores de acompañamiento y servicio inspirados en la fe.
refugiados y desplazados forzosos. La misión confiada al JRS comprende a todos los que han sido apartados de sus hogares por los conflictos, los desastres humanitarios o las violaciones de los derechos humanos, de acuerdo con la enseñanza social católica que define como refugiado “de facto” a múltiples categorías de personas.
Proyectos El año pasado, los 1,200 voluntarios del JRS ayudaron a más de medio millón de personas. Los servicios, que incluyen programas de atención pastoral, educación de niños y adultos, servicios sociales y de asesoría, y cuidados médicos, son di-
El JRS trabaja en 50 países y casi siempre en condiciones muy difíciles. Tiene como objetivo, acompañar, servir y defender los derechos de los
Detención de niños en Tailandia. / Foto: JRS Asia Pacífico
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Programa de salud en Cote-d’Ivoire. / Foto: JRS África Oeste
señados para hacer frente a las necesidades locales teniendo en cuenta los recursos disponibles. Durante el periodo referido, el JRS realizó varios proyectos en los cinco continentes. Para enfrentar la situación de violencia en la frontera entre el Chad y Sudán, nuestros equipos reforzaron sus programas de formación de maestros con el objetivo de responder a las necesidades generadas por la llegada de refugiados y de chadianos desplazados. Como consecuencia, se abrieron proyectos de educación en dos nuevos campos para desplazados internos. En los últimos 12 meses, 150 mil refugiados sursudaneses han regresado a sus hogares. Por ello, se han empezado a cerrar proyectos del JRS en Uganda, mientras otros nuevos se han iniciado en Sudán. Una vez más, nuestro principal objetivo es formar profesionales de la educación, fortalecer las estructuras organizativas. Sin embargo, los nuevos proyectos no solo se restringen a la educación. Para responder a las necesidades de los cada vez más numerosos re43
fugiados colombianos en Ecuador, los equipos del JRS abrieron una nueva oficina en la frontera entre ambos países. A menudo en condiciones que ponían en riesgo sus vidas, el personal acompañó a los refugiados a lo largo de todo el proceso de asilo, ofreciéndoles asesoramiento legal de especialistas y concienciando sobre los abusos a los derechos humanos tanto a las autoridades locales como a las nacionales. En la República Democrática del Congo, el JRS ha abierto un segundo proyecto para antiguos niños soldados. Nuestros equipos les ofrecen asistencia psicosocial para ayudarles a reintegrarse en las comunidades locales y la estructura familiar. Por desgracia, el deterioro de las condiciones de seguridad sigue impidiendo el regreso de los refugiados a sus hogares y fuerza la huida de muchos otros. Parece que los conflictos no finalizarán en el corto plazo en Sri Lanka y en el occidente de Sudán. Los equipos del JRS ofrecen ayuda de emergencia en Sri Lanka y servicios educativos en la región sudanesa de Darfur. Se estima que la cifra
Niños de Sudán. / Foto: Don Doll SJ
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de muertos en Sri Lanka llegó durante este año a los 5 mil. A ese número se deben adicionar las 70 mil víctimas mortales y a los 350 mil desplazados desde que estalló la guerra en 1983. En Darfur, la situación es catastrófica. Desde el 2004, han sido asesinadas unas 200 mil personas, 2,5 millones se han convertido en desplazados internos y 300 mil se han visto forzados a huir al vecino Chad. Este panorama, por su parte, ha contribuido a la desestabilización del Chad y al desplazamiento de otras 180 mil personas.
Reconocimiento Un claro signo de la calidad de nuestro trabajo fue la obtención por parte de la abogada Katrine Camillieri, del JRS Malta, del Premio Nansen. El galardón es entregado anualmente por la ONU a las personas u organizaciones que se han distinguido por su labor en favor de los refugiados. A pesar de los ataques incendiarios contra la casa y el vehículo de la doctora Camillieri, ella sigue su lucha por aquello en lo que cree, brindando asesoramiento legal a cientos de detenidos, ayudándoles en sus solicitudes de asilo o iniciando recursos ante su detención.
Un riesgo asumido Muchas de las personas que trabajan con nosotros llegan a poner en riego su vida acompañando y sirviendo a los refugiados. Mientras la doctora Camillieri recibía su premio, nos llegó la noticia de la muerte del coordinador del JRS en Sri Lanka, el padre Ranjit. Estaba llevando alimentos a las familias desplazadas en la tierra de nadie que separa al ejército srilankés de los rebeldes tamiles, cuando una mano anónima detonó intencionadamente un dispositivo explosivo al paso de su vehículo. El padre Ranjit tenía solo 40 años, era de la Diócesis de Mannar. Él se unió a la larga lista de víctimas inocentes de la guerra sin sentido de Sri Lanka. Sirvan estas palabras no solo para recordarnos las esperanzas del mundo o sus horrores. Nos interpelan a actuar, a acompañar, servir y defender los derechos de los refugiados olvidados. Como dijo nuestro fundador, el padre Pedro Arrupe, cuyo centenario de nacimiento hemos celebrado este año: “Sólo siendo un hombre para los demás, nos convertiremos plenamente en hombres, no sólo en el sentido natural, sino también en el espiritual”.
REFUGIADOS Y DESPLAZADOS De acuerdo con la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados, un refugiado es una persona que “debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de su país; o que careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores no quiera regresar a él”. Los desplazados internos (IDPs por sus siglas en inglés) son personas atrapadas en un círculo interminable de violencia que, como una reacción natural ante las amenazas, huyen de las zonas de conflictos o persecuciones civiles, como los refugiados. Su número es alto, aproximadamente entre 20 y 25 millones alrededor del mundo. La diferencia con los refugiados radica en que cuando un civil que huye cruza la frontera internacional de su país, él o ella se convierte en un refugiado y como tal recibe protección internacional y ayuda; pero si una persona en circunstancias similares es desplazada dentro del país, se convierte en desplazado interno. Fuente: Página web de la Agencia de la ONU para los Refugiados. http://www.acnur.org/index.php
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La preocupación ambiental Responsabilidad misionera y global
Monseñor Pedro Barreto Jimeno SJ Arzobispo Metropolitano de Huancayo
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no de los temas de la Congregación General 35 de la Compañía de Jesús (CG35) que se realiza en Roma1 es la preocupación por el ambiente. Pienso que la elección del nuevo Superior General y otros temas son también de gran importancia. Sin embargo, debido a mi situación personal como Arzobispo de Huancayo y jesuita, deseo profundizar este punto que pone a la Compañía de Jesús en el camino de un servicio específico a la misión evangelizadora de la Iglesia y en un espacio que se nos presenta sumamente urgente a nivel global y nacional.
Los postulados2 sobre la Ecología recomiendan que la CG35 ofrezca una especial atención al tema enfatizando el lazo íntimo entre justicia y ecología. Ya Benedicto XVI afirmaba el 1° de enero del 2007: “la humanidad, si tiene verdadero interés por la paz, debe tener siempre presente la interrelación entre la ecología natural, es decir el respeto por la naturaleza, y la ecología humana. La experiencia demuestra que toda actitud irrespetuosa con el medio ambiente conlleva daños a la convivencia humana, y viceversa”3. Siguiendo el espíritu de
Los postulados2 sobre la Ecología recomiendan
La preocupación por los recursos naturales debe ser un imperativo social y cristiano en el mundo de hoy (Flor de Retama, Ayacucho). / Archivo SJ Este artículo fue escrito a fines del mes de enero del 2008, fecha en la cual se celebraba en Roma la Congregación General. En esta reunión se toman decisiones importantes sobre la misión de los jesuitas en los lugares donde están presentes. 2 Propuestas de los jesuitas para que la Congregación General las considere en sus reflexiones. 3 Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de Oración de la Paz, 1° de enero del 2007, N° 8. 1
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Niños de Ocangate, Cusco. / Archivo SJ
los postulados, la CG 35 de la Compañía de Jesús debe asumir la dimensión ecológica no solo como una prioridad apostólica propia y de colaboración con otros, sino llegar incluso a considerarla como parte constitutiva de su Misión. Los desastres ecológicos cada día más frecuentes reafirman los estudios que van señalando el agravamiento de la situación y de los riesgos del mismo planeta. Los efectos de la contaminación ambiental afectan a todos, pero especialmente a los más pobres, a las familias y también a las generaciones futuras. “La familia –dice Benedicto XVI– necesita una casa a su medida, un ambiente donde vivir sus propias relaciones. Para la familia humana, esta casa es la tierra, el ambiente que Dios Creador nos ha dado para que lo habitemos con creatividad y responsabilidad. Hemos de cuidar el medio ambiente: éste ha sido confiado al hombre para que lo cuide y lo cultive con libertad responsable, teniendo siempre como criterio orientador el bien de todos”4. 4 5
La degradación ambiental (recalentamiento del planeta, deforestación, desertificación, inundaciones, etc.) afecta a la naturaleza y a las generaciones futuras. “La explotación desaprensiva de los recursos naturales y del medio ambiente degrada la calidad de vida, destruye culturas y hunde a los pobres en la miseria”5. Es muy significativo indicar que la contribución más importante de la Compañía de Jesús se remonta a 1999 con el documento: “Vivimos en un mundo roto: reflexiones sobre la Ecología (Promotio Iustitiae 70). Hay un silencio largo que ha ido disipándose en las diversas instancias jesuitas y que sin duda enriquecerá la misión evangelizadora de la Iglesia con el aporte decisivo de la Compañía de Jesús. “A este respecto, –dice Benedicto XVI– es fundamental sentir la tierra como nuestra casa común y, para ponerla al servicio de todos, adoptar la vía del diálogo en vez de tomar decisiones unilaterales. Los problemas que aparecen en el horizonte son
Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz, 1° de enero del 2008, N° 7. CG 34. Decreto 3, 9.
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Justicia complejos y el tiempo apremia. Para hacer frente a la situación de manera eficaz es preciso actuar de común acuerdo”6.
Cristo es vida para el mundo Somos y nos definimos como “compañeros de Jesús” no sólo por la creciente intimidad con Él. El lema de la pasada V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe nos recuerda que ser discípulos misioneros de Cristo es ser portadores de vida, y vida en abundancia (Jn. 10,10), “para que nuestros pueblos en Él tengan vida”. Este es el grave y urgente desafío que debe enfrentar la Iglesia Latinoamericana en los próximos años.
El envenenamiento de los suelos, del aire y del agua (situación que vivimos en la Región Junín con el Lago Chinchaycocha, la ciudad de La Oroya, una de las diez ciudades más contaminadas del mundo y toda la cuenca del Río Mantaro); el recalentamiento de la atmósfera, el declive de la biodiversidad, la utilización irracional y privatizadora del agua, la destrucción de la Amazonía y de los bosques son señales inequívocas de la gravedad de la situación que afecta la calidad de vida y la salud de la población urbana, campesina y de la selva, tanto del presente como del futuro.
Somos testigos en el Perú de la creciente explotación minera, forestal, energética y pesquera, con fines sólo de lucro, en desmedro y despojo de numerosas poblaciones campesinas y nativas de la selva.
Esta realidad, contemplada desde la fe en Jesús, involucra tanto a la explotación de la gran industria extractiva como también al daño ambiental generado por la falta de decisión política del Estado para cuidar la vida y salud de la población.
Hoy día la defensa del medio ambiente se ha convertido en una nueva manera de practicar la opción preferencial por los pobres, porque son ellos, los pobres, los primeros afectados por el maltrato de la creación que Dios nos ha dado.
Un manantial del cielo, Cusco. / Archivo SJ 6
Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz, 1° de enero del 2008, N° 8.
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Tucán en el SAIPE, Jaén. / Archivo SJ
El documento de Aparecida expresa su preocupación al respecto, así: “La riqueza natural de América Latina y El Caribe experimenta hoy una explotación irracional que va dejando una estela de dilapidación, e incluso de muerte, por toda nuestra región. En todo ese proceso, tiene una enorme responsabilidad el actual modelo económico que privilegia el desmedido afán por la riqueza, por encima de la vida de las personas y los pueblos y del respeto racional de la naturaleza. La devastación de nuestros bosques y de la biodiversidad mediante una actitud depredatoria y egoísta, involucra la responsabilidad moral de quienes la promueven, porque pone en peligro la vida de millones de personas y en especial el hábitat de los campesinos e indígenas, quienes son expulsados hacia las tierras de ladera y a las grandes ciudades para vivir hacinados en los cinturones de miserias”7.
Ante esta realidad muchos nos hacemos estas preguntas: ¿Quién podrá ayudarnos a esta conversión que nos invita Aparecida? ¿Quién está dispuesto a dejar programas pastorales, actitudes y modos de vida que nos fijan a un pasado para buscar respuestas creativas y audaces a los desafíos actuales que nos presenta la sociedad y la misma Iglesia? ¿Cómo ser “signos de esperanza y de amor” en un continente lleno de pobreza, angustias e injusticias que claman al cielo”? Por eso podemos decir que ha llegado el momento en que la sociedad organizada alce su voz para exigir el respeto al derecho de una vida digna y saludable y lanzar una propuesta integral y solidaria que erradique las causas que generan la grave contaminación ambiental que amenaza al planeta entero. Y en este campo –como en otros– la Compañía de Jesús no puede eximirse de su responsabilidad misionera y global.
V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Documento de Aparecida, No 473. En: http://www.celam.info/download/Documento_Conclusivo_Aparecida.pdf. 7
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Elegimos la solidaridad Terremoto en el sur Eva Boyle Bianchi
“Te pido, Señor Jesús que, al oír tu voz, no me haga el sordo, sino que esté preparado para poner en acción tu voluntad.”
Nació entonces una inquietud: ¿qué podíamos hacer en estas circunstancias? La realidad exigía una respuesta. La situación nos llevó a asumir el reto de acompañarlos en su dolor y en el camino de su recuperación.
San Ignacio de Loyola
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El primer paso fue acercarse a los demás y reconocer nuestras posibilidades limitadas y concretas. Lo importante de todo este trabajo es que no estuvimos solos. La ayuda empezó a llegar de diferentes partes del país y del mundo. Después del terremoto muchas personas, incluso afectadas ellas mismas por el sismo, se ofrecieron como voluntarios y voluntarias para poder ayudar en la distribución de las donaciones y atender a las personas en sus necesidades.
uando en Lima nos recuperábamos del susto por el terremoto del 15 de agosto del 2007, la vida había cambiado dramáticamente para muchas personas en Chincha, Pisco, Ica y Cañete. Al salir de los escombros muchos constataban que habían perdido a sus familiares, amigos, vecinos; otros, sus casas, sus pertenencias y hasta sus trabajos. Al día siguiente del sismo, viajamos para verificar los daños ocurridos en el Colegio Fe y Alegría N° 30. Cuando llegamos a la zona del desastre lo que vimos nos conmovió y movilizó. Como siempre los más golpeados por la naturaleza habían sido los más pobres.
Los cuantiosos daños en los alrededores del colegio nos plantearon la necesidad de ampliar nuestra intervención a Chincha, específicamente hacia el distrito
Una ilusión en escombros. / Archivo SJ
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Luego del terremoto la ayuda humanitaria no tardó en llegar. / Archivo SJ
de Pueblo Nuevo donde se encuentra el colegio Fe y Alegría Nº 30, para mostrar nuestra solidaridad. Las preguntas constantes eran: ¿dónde estaba la mayor necesidad?, ¿podríamos hacer algo mejor?, ¿cuál era el bien mayor? Hubo que observar, escuchar, priorizar y decidir. La Oficina de Desarrollo – Procura de la Compañía de Jesús envió un equipo de emergencia para trabajar en la zona e iniciar su participación colaborando desde la parroquia y en coordinación con Cáritas del Perú. Se aunaron luego los representantes de la Comisión 51
Episcopal de Acción Social. Con estas dos instituciones firmamos convenios de mutua colaboración. La iglesia de Cristo Rey se constituyó en el almacén a donde llegaban los alimentos, frazadas, ropa, medicinas, expresiones de la solidaridad venida de lejos. Allí fuimos acogidos por el párroco Carlomán Gonzales, quien nos permitió colaborar en la atención a las personas. La situación de las primeras dos semanas en el almacén fue agobiante debido a la constante recepción de
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las donaciones. Las largas jornadas duraban hasta la madrugada. Una de las principales preocupaciones fue cómo ordenar y distribuir la ayuda, de tal manera que llegara a los menos favorecidos, a quienes más la necesitaban.
Se contó con la sólida organización de la Parroquia Cristo Rey, la que está dividida en 14 sectores dentro del distrito de Pueblo Nuevo. Sus coordinadores se convirtieron en nuestra más valiosa ayuda. Esto nos permitió trabajar con efectividad en la constitución de “ollas comunes” (50 raciones por día), las cuales pasaron a ser “comedores de emergencia” (200 raciones) luego de un seguimiento, acompañamiento y capacitación. En total se pudo atender a 2 mil 700 familias.
La presencia de la hermana Lida Prado –de la Congregación de las Hermanas de San Pablo de Chartres– y de Esther Cevallos –Cáritas Tacna– orientaron la gestión eficiente de la ayuda que llegaba al almacén de la parroquia. El 11 de septiembre asumimos directamente el ingreso y salida de las donaciones. Desde el inicio tuvimos el apoyo de los jóvenes pertenecientes a los grupos parroquiales.
Debemos mencionar el importante aporte de las integrantes del “Centro Organizado de Mujeres de Año Nuevo” del distrito limeño de Comas, quienes transmitieron su experiencia en la organización de “comedores”, dejando a sus familias para ir a vivir a Pueblo Nuevo.
Para nosotros fue muy importante vigilar el buen uso y disposición de las donaciones, procurando defender los intereses de las personas afectadas. Quizá este ámbito es uno de los temas o realidades que requieren de un mayor “discernimiento continuo” para evitar situaciones de aprovechamiento y engaño, trastocando de esta manera los fines y objetivos de la ayuda enviada.
Hasta el 9 de noviembre se atendieron a los comedores de emergencia desde la parroquia. Después de un proceso de supervisión se redujo su número a 46. Todos ellos, luego de firmarse un convenio con la Municipalidad de Pueblo Nuevo, fueron asumidos
Niños del Colegio Fe y Alegría Nº 30 de Chincha en aulas prefabricadas luego del sismo. / Archivo SJ
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Rostros que muestran que la esperanza no se acaba luego del caos. / Archivo SJ
por el Programa Nacional de Asistencia Alimentaria (PRONAA).
aulas provisionales y se entregaron módulos pedagógicos y kits educativos en ocho colegios públicos.
De igual manera se atendieron las necesidades del colegio Fe y Alegría, fuertemente afectado por el terremoto. Las Hermanas de San Pablo de Chartres desde el inicio se dedicaron a conocer la situación de los alumnos y alumnas, de los profesores y también distribuyeron la ayuda que les llegó de la solidaridad de los demás colegios de Fe y Alegría y de las parroquias. Tres semanas después del terremoto, se construyeron 22 aulas provisionales para el reinicio de las clases y se estableció un comedor en el colegio que proporciona desayunos y almuerzos a más de mil personas diariamente.
El tiempo de emergencia terminó, pero se ha avanzado poco en resarcir a las personas en sus pérdidas. La Compañía de Jesús, movida por el sufrimiento de la gente y apoyada por la continua colaboración de los donantes, ha decidido seguir trabajando por y con las personas afectadas por el terremoto.
Un primer balance nos permite conocer que en Chincha se logró distribuir cerca de 200 toneladas de suministros; se hicieron arreglos de emergencia en la Parroquia de Pueblo Nuevo (torres, techo, pozo de agua), convertida en centro de acopio para todo el distrito. Además se instalaron siete aulas en el colegio parroquial y 16 aulas en cinco colegios públicos del distrito. A través del Consorcio para la Emergencia y Reconstrucción Educativa en Ica (CEREI), también apoyamos en la ciudad de Ica donde se instalaron 36 53
Se han iniciado proyectos que buscan llevar esperanza a aquellos que lo han perdido todo. Soñamos con nuevos colegios Fe y Alegría, apoyaremos la reconstrucción de escuelas públicas y acompañaremos a nuestros amigos de Pueblo Nuevo en las tareas de reconstrucción tanto física como emocional del distrito más grande de Ica. Durante estos meses el equipo de la Oficina de Desarrollo – Procura dejó de lado sus tareas habituales y se concentró en atender lo mejor posible las necesidades que iban surgiendo. Fueron días muy largos, de interminables tareas y coordinaciones constantes. En todo este tiempo no estuvimos solos, contamos con la presencia atenta y constante de nuestros amigos y colaboradores dentro y fuera del Perú. Gracias a todos por estar ahí, compartiendo la tarea en la distancia.
EDUCACION 328. América Latina y El Caribe viven una particular y delicada emergencia educativa. En efecto, las nuevas reformas educacionales de nuestro continente, impulsadas para adaptarse a las nuevas exigencias que se van creando con el cambio global, aparecen centradas prevalentemente en la adquisición de conocimientos y habilidades, y denotan un claro reduccionismo antropológico, ya que conciben la educación preponderantemente en función de la producción, la competitividad y el mercado. Por otra parte, con frecuencia propician la inclusión de factores contrarios a la vida, a la familia y a una sana sexualidad. De esta forma, no despliegan los mejores valores de los jóvenes ni su espíritu religioso; tampoco les enseñan los caminos para superar la violencia y acercarse a la felicidad, ni les ayudan a llevar una vida sobria y adquirir aquellas actitudes, virtudes y costumbres que harán estable el hogar que funden, y que los convertirán en constructores solidarios de la paz y del futuro de la sociedad. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (Aparecida, 13-31 de mayo de 2007). Lima: Conferencia Episcopal Peruana, 2007.
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Los 45 años del colegio Cristo Rey de Tacna Francisco de la Aldea López SJ
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n el 2007 celebramos los 45 años de la fundación del colegio Cristo Rey. A continuación reseñamos algunos aspectos fundamentales de la historia y experiencia educativa de nuestro colegio y damos gracias al Señor por la vida entusiasta de nuestros alumnos, profesores y padres de familia.
rroquia más antigua de Tacna. El padre Green expresó al Superior su inquietud por comenzar una escuela primaria. No existía un colegio de la Iglesia para varones en Tacna y el sacerdote opinaba que una labor más eficaz de evangelización de las familias podría lograrse a través de un centro educativo. El Superior dio su aprobación y comenzaron los preparativos.
El nacimiento Los padres Fred Green Fernández y Ernesto Mc Clear arribaron a Tacna el 17 de noviembre de 1959. Fueron los primeros jesuitas norteamericanos que llegaban a estas tierras. Green, de 37 años, era natural de Hawai y se había ordenado de sacerdote el año anterior. Monseñor Alfonso Zaplana Belliza, obispo de Tacna y Moquegua, les propuso encargarse de la Vicaría San Pedro Apóstol, la pa-
El colegio surgió en abril de 1962, con un reducido grupo de alumnos y en un pequeño local de la “Vicaría” Parroquia San Pedro. Eran cuarenta niños (transición y primer grado). En los primeros meses de 1963 llegaron dos religiosas de la Congregación Madres de Loreto. La
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Padre Roberto Doland SJ en misa con alumnos. / Archivo SJ
superiora, madre Catalina Concannon, se encargó de la Primaria. Simultáneamente, el colegio Cristo Rey se trasladó a una casa vieja de adobes en un callejón cerca del colegio Santa Ana. Ya había un total de 93 alumnos. Recién el 31 de julio de 1965 se inauguró el local actual.
Las bodas de plata
Director durante 25 años
Uno de los últimos actos de Gróver Pango Vildoso, ex profesor del colegio Cristo Rey, como ministro de Educación fue la firma de un documento otorgando al padre Green las Palmas Magisteriales en el Grado de Educador. Ellas fueron conferidas el día 7 de junio de 1987.
El padre Fred estuvo en la dirección del colegio durante sus primeros 25 años. Cristo Rey nació en pleno Concilio Vaticano II, cuando la Iglesia vivía una etapa de renovación y cambio. Se daba mucha importancia al papel del maestro laico y a su integración con los jesuitas. Con el tiempo se fue dando a los laicos puestos de responsabilidad, a diferencia del típico colegio preconciliar.
El acto central tuvo lugar el jueves 8 de octubre. Comenzó con una misa de acción de gracias presidida por el padre Adolfo Franco Pomares SJ, Provincial de la Compañía de Jesús en el Perú. La misa se celebró en el nuevo coliseo con unas 2 mil personas (alumnos, ex alumnos, padres de familia y amigos del colegio). Después de la misa se inauguró y bendijo el nuevo coliseo.
Desde 1963, hasta la llegada de Eduardo Sunshine SJ en 1967 como “maestrillo”, el padre Green fue el único jesuita que trabajaba en Cristo Rey. El padre Charles Murtaugh, de Chicago, fue el primer sacerdote que laboró como asesor espiritual de los alumnos de la secundaria. Fue reemplazado por el padre Pedro Barreto, joven sacerdote peruano.
El martes 13 de octubre de 1987, el programa de las Bodas de Plata terminó con la ceremonia de cambio de director del colegio. La actividad contó con la presencia de todo el alumnado, profesorado y buen número de padres de familia. El padre Fred se despidió y presentó al padre Juan Foley SJ, su reemplazo, quien ya tenía más de veinte años trabajando en el Perú.
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Nuestro modo de proceder
podían pagar la pensión de enseñanza. El padre Green en el folleto “Metas” explicó, hacia 1969, los propósitos de Cristo Rey: “Los fines que proponemos no se pueden lograr en un colegio que sirve sólo a las clases privilegiadas; tampoco se puede lograr en un colegio exclusivamente para los pobres. La segregación de las clases sociales es un mal que tenemos que eliminar de nuestra sociedad. Este mal se comienza a combatir en la niñez dentro de un ambiente escolar donde todas las clases sociales aprenden a vivir y trabajar juntos. Para que este sistema tenga éxito, Cristo Rey facilita por medio de becas y otras ayudas, la entrada de un alto porcentaje de hijos obreros y campesinos. El Colegio, entonces, es una escuela práctica de convivencia democrática que prepara a los muchachos a vivir en una sociedad de distintas clases y razas, sin discriminaciones ni prejuicios, con justicia para todos”.
Sería largo enumerar los recuerdos de tantos profesores y alumnos que pasaron por nuestras aulas. No podríamos olvidar tampoco aquí a quienes desde trabajos menos públicos (administrativos y de servicio) han contribuido a que el colegio sea la “familia Cristo Rey”. Quiero centrarme en los rasgos constantes de nuestro “modo de proceder” que se ha ido construyendo a través de los años. La preocupación social Imbuido del espíritu del Concilio Vaticano II, Cristo Rey siempre ha procurado formar en sus alumnos una conciencia social sensible a las injusticias de nuestra sociedad. A partir de 1974, propuso a sus alumnos el lema de “ser hombres para los demás”. Esta consigna no quedó sólo en palabras pues nuestros estudiantes participaron desde un inicio en obras comunitarias de bien social.
Mes de Servicio Social El “Mes de Misión” tuvo su inicio en enero de 1971, cuando se envió a un grupo de ocho alumnos bajo la dirección de Daniel Hartnett SJ al Callejón de Huaylas. El 31 de mayo de 1970, un terremoto destruyó la zona, dejando 66 mil 800 muertos. Armados con
La integración social La preocupación social del colegio lo llevó a buscar una mayor integración de sus alumnos. Desde el principio, se procuró dar oportunidades educativas a los desfavorecidos, ofreciendo becas a los que no 58
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J e s u i t a s d e l Pe r ú música y humor, visitaron los pueblos de la región, entreteniendo y alentando a los damnificados. La excelencia académica y deportiva Los logros en el campo académico y en el deportivo indican una respuesta positiva a las exigencias del colegio. Revelan tesón, disciplina, constancia, espíritu de cuerpo, generosidad. Cristo Rey es un colegio que representa menos del 2% de la población escolar de Tacna. Sin embargo, en actividades y concursos académicos, muchas veces ha ganado la mayoría de los primeros puestos. La cercanía entre la escuela y el hogar Desde los inicios, el colegio hizo grandes esfuerzos para lograr una colaboración estrecha entre la escuela y hogar. En 1964 se inició la costumbre de visitar los hogares de todos los candidatos que se presentaban para matricularse. El fin de la visita era conversar con los padres y averiguar si existía un deseo sincero de colaborar con el colegio Cristo Rey en la formación de su hijo. Para fomentar esta colaboración, el colegio tiene
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un programa de reuniones como la Escuela de Padres y de Formación en la Fe. La labor de los tutores juega un papel muy importante en esta colaboración entre el colegio y las familias. La tutoría Con el comienzo de la Secundaria en 1967, el colegio dio mucha importancia al tutor. Este tenía el papel de consejero espiritual y académico de los alumnos. En 1973, se enfatizó aún más el rol del tutor con la creación del Departamento de Tutoría. Se organizó un fichero bastante completo de cada alumno. Se organizó el Departamento de Tutoría y se definió el papel del tutor: acompañar a sus alumnos en las actividades extracurriculares, ser consejero y amigo, visitar los hogares de los estudiantes una vez cada semestre, salir en campamento con sus educandos dos veces al año, enseñar por lo menos una asignatura con ellos, entregar a los padres de familia informes que les ayuden y orienten en la formación de sus hijos. La tutoría luego se extendió al 5º y 6º grado de Primaria, situación que duró hasta 1980, en que se abarcó todos los grados.
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Fe y Alegría en Quispicanchi José María García García SJ
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esde 1968 los jesuitas de Urcos han transitado por múltiples caminos. En uno de ellos nace el “Proyecto de Educación Rural Fe y Alegría 44” (Perfal 44), que concretó el interés de la comunidad por el servicio al mundo infantil, pobre y marginado, junto con el de Fe y Alegría del Perú.
Nacimos con 825 alumnos, 27 docentes y 4 componentes del equipo base. Poseíamos todo el ánimo e ilusión del mundo, pero en aquello a lo que llamaban escuelas nuestras carencias eran extremas. Aún hoy, muchas no cuentan con luz y se accede a ellas a través de caminos de herradura.
El 6 de abril de 1995 la Dirección Regional de Educación emitió la resolución que oficializó este proyecto. El Perfal 44 se inició en 9 escuelas rurales y en los galpones que acogían el San Ignacio de Andahuaylillas. El Ministerio proporcionó los docentes y Fe y Alegría todo lo demás.
El promedio de asistencia a la escuela en esta zona rural era de 2.7 años y la inequidad de género lo reflejaba aquel 84% de niños y 16% de niñas matriculados en 6º grado de primaria. Hoy contamos con 3 mil 480 niños y niñas en Primaria, 145 en Inicial y 288 en Secundaria, con 156 docentes.
Desde aquel momento el Perfal 44 adquirió la misma dinámica que tienen los niños y las niñas: crecen, desarrollan vida, la comparten, la enriquecen y terminan por reproducirla. Ese es el espíritu que nos moviliza.
Además, el equipo base lo componen ahora 20 personas. Trabajamos en 30 escuelas y con dolor dejamos 3, pues nada hay sin sombras. En cambio, hay múltiples solicitudes para ingresar al Perfal 44 que no podemos atender.
Comedor escolar del Fe y Alegría Nº 44, Cusco. / Archivo SJ
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Un dato clave es que nada se realiza sin la contribución de los padres de familia. Por ejemplo, cuando se entregan carpetas, al menos deben comprar un kilo de clavos para arreglar y reutilizar las antiguas. Intentamos evitar que el padre de familia deposite a la wawa en la escuela y que deje de ser su responsabilidad. No deseamos hacer un país de mendigos sino de personas con orgullo y dignidad.
Para mejorar la situación hubo que multiplicarse. Cada miembro del equipo asumió varias funciones: fueron pedagogos, ingenieros, editores, consejeros, carpinteros. Construimos 34 aulas nuevas y refaccionamos 59, además de la Inicial, Primaria y Secundaria de Andahuaylillas. Distribuimos 2 mil 565 carpetas unipersonales y pizarras, estantes, mesas de docentes y otros servicios.
Desde el principio tuvimos que optar por una educación bilingüe intercultural, con educación para el trabajo, con equidad de género, humanista y personalizada. Como Fe y Alegría queremos que el modelo que encontremos pueda ser replicable en zonas similares a ésta. Para llegar a este punto hemos dado los pasos que a continuación reseñamos.
El listado de materiales creados para las distintas áreas de aprendizaje suma 49 títulos y 2 videos para reforzar la propuesta de Derechos Humanos. Además, se instalaron 54 bibliotecas de aula para mejorar la comprensión lectora en castellano.
Hacer de la escuela un espacio humano
Estamos incorporando baños de primera calidad, con duchas de agua caliente, para atender dignamente a niños y niñas en la escuela. Este servicio ya existe en 11 de las escuelas más alejadas.
Las ventanas de las escuelas no tenían vidrios, las paredes de adobe carecían de revestimiento, unos troncos de eucalipto se empleaban como asientos y mesa. El material escolar era inexistente. Había maltrato infantil, los niños difícilmente hablaban con extraños. En esas condiciones ¿podía la escuela ser un lugar atractivo al cual asistir?
En la línea de educación para el trabajo y mejoramiento de la dieta de los niños y de sus familias instalamos invernaderos escolares (38) y familiares (210). 62
Ed u ca c i ó n
J e s u i t a s d e l Pe r ú Para optimizar la calidad de vida docente, construimos 26 pequeñas casas con mobiliario completo.
Capacitacion permanente Mejorar los logros educativos en el aula, pasa necesariamente por la capacitación permanente de docentes y padres y madres de familia. En ese sentido desarrollamos varias propuestas. La primera de ellas es el acompañamiento y monitoreo mensual de todas las escuelas, lo que se complementa con la capacitación docente en micro talleres pedagógicos por pequeñas redes de escuelas. Otro planteamiento es la educación en Derechos Humanos y Equidad de Género en colaboración con el Instituto Peruano de Educación en Derechos Humanos y la Paz (IPEDEHP), para mejorar las capacidades personales en la perspectiva de “Una Escuela con Equidad Educativa”. Este aspecto se trabaja en conjunto con los docentes, los alumnos y sus respectivas familias en las “escuelas de padres y madres”.
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Logros cualitativos Junto a los logros cuantitativos, mencionaremos algunos cualitativos. En la actualidad, acaban la primaria el 80% de niños y el 61% de niñas, en comparación con el promedio de 2.7 años de asistencia escolar con el que comenzamos. No menos espectacular es el hecho de que en el 6to grado la matrícula ha pasado a ser en los niños de 56% y en las niñas de 44%; frente al anterior 84% y 16%, respectivamente. En el 6to grado de primaria, el San Ignacio de Andahuaylillas triplica el promedio nacional de logro en comprensión lectora. Lo que no es suficiente todavía y mucho menos con el inmenso “analfabetismo funcional” que sigue existiendo en la escuela rural. Tenemos ya aulas bien implementadas, escuelas atractivas, niños y niñas alegres y una mayoría de docentes comprometidos con la educación. Los resultados cualitativos tendrán que seguir llegando.
Ed u ca c i ó n
J e s u i t a s d e l Pe r ú
El Caballero de la Torre Bermeja Porfirio Martín Turrión SJ
J. Enrique Rodríguez Rodríguez
S
us juegos de niño lo llevan por la calzada romana hacia el recinto fortificado de origen vetón. El enemigo difícilmente accederá a las formidables murallas defensivas. Hombres y caballos deberán superar primero grandes y puntiagudas barrenas de granito, o intentarán superar el fuego cruzado en el estrecho callejón que marca la entrada al castro. En la meseta castellana poblada de encinas, contempla de cerca los hatos de toros de lidia y las montoneras de cerdos ibéricos. Corretea las cigüeñas blancas aposentadas sobre tocones de chopos o encinas, casi al nivel del suelo, y admira en el verano las esquivas cigüeñas negras, de picos y patas rojas, antes de emigrar en invierno. El niño ha aprendido a aguzar la vista, ha descubierto la nutria, el lobo, el gato montés e incluso el lince. También trabaja y aprende para cada menester y aparejo la palabra precisa. Sabe “colocar la cabezada para destetar al buche y al domón, espeta los estanjos del carro para que cargue más gavillas del cereal guadañado”1. Lengua y naturaleza son como dos madres putativas que acompañan a la propia y lo conducen al seminario de Salamanca, luego a la Compañía de Jesús. Quedan atrás la niñez y la villa. Entonces comienza a vislumbrar las huellas del espíritu y como zahorí percibe las corrientes de agua viva que no son obvias a los legos. Se enriquece de literatura, de filosofía e historia. Ensaya la métrica castellana y compone versos latinos. Traduce textos griegos y estudia sin cesar mientras una ardilla domesticada lo acompaña frotándose las manos desde su hombro en el frío destierro de Bélgica. Los alumnos mayores hacían largas colas durante las misas en su confesionario y a la salida de clases Alusión al minucioso lenguaje campesino castizo del padre Porfirio. Cabezada: collar con puntas de fierro que se coloca para destetar a las crías del burro (buche) o ternero para la trilla (domón); estanjo: estaca curva que se coloca en los laterales de los carros del heno. espetar: forma de clavar los haces en los estanjos para ampliar la capacidad del carro. 1
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Ed u ca c i ó n
J e s u i t a s d e l Pe r ú rodeaban al joven sacerdote. La primera vez que hablé con él fue en 1957. Nos invitó a acompañarlo al reino que gobernaba en la azotea del colegio de los jesuitas. Silbando repetidamente, hacía círculos con el brazo. Una bandada de palomas que sobrevolaba los edificios bajó a su llamado; él las esperaba con puñados de maíz. Luego nos llevó a los nidales: “Gladys Zender”, “Ruborosa”, “Brígida Bardot” son los nombres que recuerdo. Comenzaron inolvidables lecciones informales acerca de la naturaleza. En tercero de secundaria fue mi profesor de Elementos de Moral. Su pedagogía partía de los casos. Hacía preguntas complejas que requerían respuestas complejas. Con él aprendí a los catorce años a responder: “distingo: en tal caso sería así, en tal otro así”. La doctrina era sólida, pero la hacía ágil. La realidad nunca aparece a simple vista; para acertar, debíamos aguzar la mirada para descubrir lo oculto en la lejanía y en la profundidad. Convivimos nueve años en Piura. Recorrimos bosques de algarrobo observando los nidos de chilalo, las orillas del río entre pacazos que dormitaban, y las del mar de Colán desde las Peñitas a la bocana del Chira. Visitamos las lagunas de Ramón y Ñapique, el estuario de Virrilá, rehicimos el trazado del antiguo tren a Paita, disfrutamos de expediciones por los caseríos del Bajo Piura. Intercambiábamos vocabulario quechua e imaginábamos las lenguas sec y tallán investigando las toponimias, de acuerdo a la teoría de Alfredo Torero. Hacíamos inventarios verbales de las culturas de desierto y costa, y extrañábamos juntos que hubiera obispos a la altura de Baltazar Martínez de Compañón. Un secretario debía anotar en sus clases cada llamada de atención (“García invade el espacio aéreo. Juárez mugió como vaca parida. Santiváñez hizo la pájara zonza”) con una pena en minutos de castigo acumulables. También nombraba un “defensor de pobres”, porque –decía– el profesor también se puede equivocar y una sociedad bien ordenada debe tener sus controles. Un ombudsman cuando nadie hablaba de tal oficio. Este criterio lo traía quizás de sus lecturas sobre las Cortes de Valladolid de 1312, o sobre el Derecho Indiano del siglo XVII. El sentido de la justicia lo trasmitía por la experiencia, 65
como el de la limitación humana. Si un alumno le ofrecía “un kilo de mostaza para que me suba un punto”, solía decir con énfasis que por un kilo no vendía su alma, pero solía agregar con alegría: “pero si me ofreces un vagón, lo pensaré”. El aula donde estaba era reconocible por el murmullo continuo (“fervet opus” –decía). Sus clases eran divertidas, aunque no exentas de abusos de los hijos de gamonales poco proclives a la intelectualidad. Como profesor de geografía que era, enseñaba a conocer y amar al Perú, y no lo hacía con fervorines ni clisés, sino razonando (“Pasé un día con su noche en Colán. ¿Cómo sopló el viento y por qué”?). En 8 mil 961 palabras resumió el conocimiento geográfico imprescindible sobre la tierra y sobre el Perú. Un ejemplo textual: “AMAZONAS: Rey de los ríos, formado por la confluencia del Marañón y del Ucayali. En sus orillas se asienta Iquitos. UCAYALI: La segunda vía acuática de la Selva con más revueltas que una boa enroscada. Sus primeras aguas manan en los Nevados de Arequipa. En sus orillas se asienta la ciudad de Pucallpa. Los dos ríos que se juntan para formarlo son el Urubamba y el Apurímac-Tambo”. Parte de la explicación y del aprendizaje se centraba en la estrofa que el poeta Carlos Germán Amézaga recitara en el teatro Politeama el 15 de abril de 1890: “Hay un río, monarca de los ríos, único, inmenso, de beldad sin par, humilde nace entre picachos fríos, soberbio muere rechazando el mar”. El padre Porfirio explicaba el significado de los nombres como indicio de lo que es cada persona, y a él le había tocado ser Caballero (Martín) de la Torre (Turrión) Bermeja o Roja (color del pórfido). Y lo fue ciertamente, de modo que a veces parecía salido de un libro de caballerías. El premio en la historia es el recuerdo ilusionado de sus alumnos. En 1982 recibió las Palmas Magisteriales. En 1992, a los 81 años, tuve la dicha de acompañarlo cuando recibió las palmas del hombre justo. Lo recuerdo en Caucato Alto, en una noche de campamento, recitando con pasión el haraui de la despedida de Ernesto en Los ríos profundos de José María Arguedas.
ARTE 499. Les cabe también a las Iglesias de América Latina y de El Caribe crear oportunidades para la utilización del arte en la catequesis de niños, adolescentes y adultos, así como en las diferentes pastorales de la Iglesia. Es necesario también que las acciones de la Iglesia en ese campo sean acompañadas por un mejoramiento técnico y profesional exigido por la propia expresión artística. Por otro lado, es también necesaria la formación de una conciencia crítica que permita juzgar con criterios objetivos la calidad artística de lo que realizamos. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (Aparecida, 13-31 de mayo de 2007). Lima: Conferencia Episcopal Peruana, 2007.
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Los autos sacramentales, el teatro y los jesuitas Lucila Castro de Trelles
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Mientras se hacían las ceremonias religiosas para esta importantísima y central celebración del culto católico, se representaban por las calles de las villas españolas piezas teatrales que exaltaban el tema eucarístico. Esta mezcla de fe, teatro y fiesta religiosa durante el Corpus Christi llegó tempranamente a América y fue celebrada con todo su boato y esplendor en las principales ciudades del virreinato durante la colonia.
fines de noviembre del 2007, la Pontificia Universidad Católica del Perú presentó por sus 90 años, en el atrio de la iglesia de San Francisco, un nuevo auto sacramental: La vida es sueño de Pedro Calderón de la Barca. Fue dirigido magistralmente por Luis Peirano, director de formación escolar jesuita que tiene en su haber tres montajes anteriores de El gran teatro del mundo, auto sacramental también escrito por Pedro Calderón de la Barca y que fueron presentados en el atrio de la Catedral de Lima.
De tal manera que en la colonia la celebración de la fiesta del Corpus Christi tuvo un gran arraigo popular, y según Lohmann Villena fue una forma de reforzar el proceso evangelizador con una católica
El origen de las representaciones de los autos sacramentales estuvo en la fiesta del Corpus Christi.
Escenificación de “La vida es sueño” en el Atrio de la Iglesia San Francisco (2007). / Foto: Giovanna Fernández, PUCP
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Personificación del “Agua”, “La vida es sueño”. Foto: PUCP
demostración que adquirió “relieves todavía más espectaculares que en la Metrópoli”1 . La fiesta del Corpus Christi se convirtió así, en el siglo XVII, en la expresión popular de la fe y estuvo impregnada del espíritu barroco en todas sus manifestaciones. Un elemento que puede haber influido en la historia del Perú para desarrollar y reforzar la tradición teatral parece haber sido los jesuitas. A lo largo de su historia, los jesuitas consagraron sus mejores energías a la educación tanto en Europa como en Hispanoamérica. Desde sus inicios, con su fundador, Ignacio de Loyola, los jesuitas tuvieron una gran preocupación e intuición en hacer de la pedagogía un medio educativo a lo divino2. Esta orientación hizo que los jesuitas introdujeran, desde sus inicios, el teatro escolar en las aulas con una triple finalidad: didáctica, moralizante y propa-
gandística3. El teatro en los colegios, se convirtió así en un excelente medio para ejercitar la memoria, para facilitar el dominio de la lengua latina e inculcar los valores morales a sus alumnos. La Compañía de Jesús llega al Perú en 1568, y se distingue rápidamente por su actitud promotora del arte teatral, llevándolo a la población indígena con fines de evangelización4. Por ello a finales del siglo XVI era muy común ver en los centros de enseñanza de la Compañía, tanto en Europa como en América, las representaciones de Églogas, Tragedias, Autos, Comedias y Diálogos. Estas se hacían en las ceremonias de comienzo y final de curso, en las fiestas del Corpus y en las de los patronos de los lugares donde se asientan los religiosos. Se representaban tanto obras de carácter piadoso, como profanas, con música, danzas y lujosos vestuarios y notable escenografía5. Los autores más represen-
Guillermo Lohmann Villena. “El Corpus Christi, fiesta máxima del culto católico”. En: La fiesta en el arte. Catálogo editado por el Fondo Pro Recuperación del Patrimonio Cultural de la Nación. Lima: Banco de Crédito del Perú, 1994. Ver también Jorge Bernales Ballesteros. El Corpus Christi: Fiesta barroca en Cuzco. Primeras Jornadas de Andalucía y América. La Rábida, 1980: 277-292. 2 Fidel García Martínez, “San Francisco Javier y San Juan de la Cruz discípulos cualificados de la”ratio studiorum” p.3, http://www.hispanista.com.br/ revista/san%20juan.pdf. 3 Julio Gonzáles Montañés, “El teatro de los jesuitas en Galicia en los siglos XVI y XVII”, p: 1-2, http://dialnet.unirioja.es/servlet/ articulo?codigo=2472463 4 Jorge Cornejo Polar, Historia General del Perú, cap. V. Las Letras, 1994. Ed. Brasa. 5 Julio Gonzáles Montañés, Art.cit. 1
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J e s u i t a s d e l Pe r ú donde estuvo desde 1608 hasta 1613. Luego continuó sus estudios en las universidades de Alcalá y Salamanca, pero en 1620 abandonó los estudios religiosos por la carrera militar, ganándose con ello la animadversión de su padre. Muchos años mas tarde abandona la carrera militar, y vuelve al sacerdocio en 1650 entrando a la Orden Tercera de San Francisco con la que se ordenó de sacerdote6. De manera que el autor más importante de los autos sacramentales tuvo una formación religiosa jesuita que se verá reflejada en muchas de sus obras. Las reflexiones filosóficas sobre la condición humana y los problemas de la libertad y culpa son temas que lo acompañarán durante toda su obra. En el análisis del desarrollo de la historia de los autos sacramentales, resulta interesante observar que éstos tuvieron su auge durante el siglo XVII hasta principios del siglo XVIII. Luego en la España borbónica fueron muy cuestionados alegando que eran piezas “irreverentes y blasfemas”, que atentaban “contra las buenas costumbres” y que constituían una “interpretación cómica de las Sagradas Escrituras, llena de alegorías y metáforas violentas, de anacronismos horribles”7. Estas críticas lapidarias llevaron a la Corona española a prohibir la representación de los autos sacramentales mediante una real cédula firmada por Carlos III, el 11 de junio de 1765. Curiosamente, dos años después de esta prohibición, en 1767 se produce otro hecho más traumático todavía: la expulsión de los jesuitas de España y de todas las colonias españolas. El mismo Carlos III, por iniciativa de su ministro Aranda, firma la orden de expulsión de todos los territorios españoles el 27 de febrero de 1767. En el Perú, el virrey Amat fue el encargado de llevar a cabo dicha orden tomando posesión de todos los colegios y haciendas jesuitas y procediendo a su inmediata deportación. Las repercusiones en las colonias fueron inmediatas sobre todo en el ámbito de la enseñanza. El nivel educativo decayó enormemente ante la falta de buenos maestros y nos imaginamos que muchas actividades teatrales promovidas por los jesuitas también fueron dejadas de lado.
Leonardo Torres interpretando a el “Hombre”. / Foto: PUCP
tados fueron Lope de Rueda, Cervantes, Lope de Vega, y otros autores del siglo de oro español, siendo el más importante Pedro Calderón de la Barca, autor de más de 80 autos sacramentales. Los jesuitas debieron de tener una notable influencia en la formación inicial de este gran dramaturgo, pues don Pedro Calderón de la Barca había sido destinado por su padre al sacerdocio a fin de que se hiciese con una herencia que sólo así podría ser cobrada. Hizo sus primeros estudios a los 8 años en el Colegio Imperial de los jesuitas de Madrid
Durante dos siglos los autos sacramentales estuvie-
Calderón de la Barca, El autor y su obra. Cuadro Cronológico en: http://www.cervantesvirtual.com/bib_autor/calderon/cuadrocrono.shtml “Cronología, formación y crisis del auto sacramental”. Atlas histórico-escénico del teatro español de los siglos XVII y XVIII, http://www.uco. es/~l72gaagi/htxts_espcall/cron_auto.htm 6 7
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J e s u i t a s d e l Pe r ú ron en el olvido de las calles y plazas. Solo a principios del siglo XX fueron recuperados, revalorados y representados nuevamente en España gracias a las corrientes vanguardistas. Según Andrés Peláez Martín8, el vanguardismo tiene eclosión en España entre 1914 y 1936, período de “entreguerras”, con nuevos conceptos teatrales de dirección escénica, interpretación, repertorios y recuperación del teatro clásico español. En el Perú los autos sacramentales vuelven a los atrios de las iglesias a partir de la década del 40, con la participación de la Asociación de Artistas Aficionados. Pero estos recién cobran su verdadero auge en los años sesenta bajo la dirección de Ricardo Roca Rey, considerado el padre de los autos sacramentales en el Perú. Llegó a dirigir 7 montajes de diversos autos sacramentales. Según Ricardo Blume, “todo montaje de un auto sacramental en Lima entraña, sépase o no, un homenaje a la memoria de Ricardo Roca Rey, el maestro, el amigo, el iniciador de una tradición”9. Felizmente
esta tradición encontró un gran discípulo en la figura de Luis Peirano para suerte del teatro, del arte y del espectáculo. En sus montajes, Peirano, incorporó más de 500 personas en escena entre actores, coros, ballets, bandas, comparsas, danzantes y caballería, logrando una puesta en escena espectacular que se iniciaba con las trompetas de ocho arcángeles coloniales desde las alturas de las torres de la Catedral de Lima. Al teatro clásico español se unió un fin de fiesta costumbrista y popular, donde diversos grupos de danzantes pusieron la nota colorida y deslumbrante bajo un marco de fuegos artificiales. Los montajes de estos autos sacramentales estuvieron inspirados en el barroco colonial peruano. Tuvieron como esencia el teatro clásico en verso del siglo de oro español, y sin embargo fueron vistos por miles de espectadores que acudieron masivamente a disfrutar de este bello espectáculo del teatro y de la fe, convertido ya en una verdadera tradición teatral en el Perú que esperamos continúe por muchos años.
Foto: PUCP 8 9
Andrés Peláez Martín. “Cien años de escenarios para Calderón”. http://www.cervantesvirtual.com/bib_autor/Calderon/pelaez.html Ricardo Blume, “Los autos sacramentales en Lima”. En: Teatro y Fe, los autos sacramentales en el Perú, PUCP, 2008 (en imprenta).
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Una ventana del alma La cúpula de la sacristía del templo de la Compañía de Arequipa José Francisco Navarro Huamán SJ
desplegó una fructífera labor marcada por el celo misionero.
“El ojo que se dice ventana del alma, es la principal vía para que el sentido común pueda, de la forma más copiosa y magnífica, considerar las infinitas obras de la naturaleza” (Leonardo da Vinci)1
Una visita reciente
L
a restauración de la sacristía del templo de la Compañía en Arequipa, llamada capilla de San Ignacio o “Sixtina”, se ha convertido en una obra no sólo digna de admiración y un paso obligado para el turismo, sino en punto de reencuentro y recuperación de un símbolo emblemático de lo que somos2.
Si actualmente visitamos “la Compañía”, como se le llama coloquialmente, se comprobará que uno de los puntos del recorrido que despierta mayor curiosidad y asombro es la sacristía. Este recinto tiene una base cuadrada de 8.20 m por 12.35 m de alto, rematada por la cúpula y la linterna, una semiesfera de 7.30 m de diámetro. Está construida de ladrillos pasteleros, cubierta de una capa de yeso de cinco centímetros de espesor y dividida por casetones en ocho secciones o paños que a su vez presentan ocho cruces invertidas.
Los primeros jesuitas llegaron y se asentaron en Arequipa, provenientes del Cusco, en 1578. Particularmente maravillados por las bondades del valle, hicieron extensivas sus observaciones más allá de sus fronteras, exclamando: “fertilísima América”3.
Sobre este soporte se desarrolla una pintura mural, realizada al temple y en seco, el color predominante del fondo es rojo en sus diferentes matices y representa a una exuberante variedad de flores, frutos y aves. En cada cruz invertida con filetes de pan de oro, se aprecian doce querubines subiendo como por una escalera y tres ángeles provistos de cascos emplumados que sostienen este firmamento florido, el que está rematado por una claraboya, desde donde la luz se expande por toda la cúpula, círculos concéntricos enmarcan la composición y refuerzan el movimiento. Finalmente, siete bustos de santos, entre los que se cuentan los de Francisco Javier, Bárbara, Tecla, Luis Gonzaga, Isaac, Catalina de Alejandría y Diego sirven de marco divisorio entre la parte superior ascendente de la sacristía y la inferior, que corresponde a una reelaboración reciente.
El conjunto arquitectónico que conocemos actualmente –el templo y los claustros del antiguo Colegio de Santiago Apóstol–, se consolidó en la segunda mitad del siglo XVII y da cuenta de la fructífera actividad académica y pastoral. A sus claustros llegó el padre Alonso Ruiz, eminente hombre de gobierno, maestro de novicios en Roma y orientador de un joven que se convertiría después en San Estanislao Kostka, probablemente el más famoso santo polaco4. La Orden tuvo en el Perú a tres arequipeños entre sus superiores provinciales en el periodo que transcurre entre 1678 y 17175. Asimismo, aunque Juan Pablo Vizcardo y Guzmán ingresó de novicio en el Cusco, suponemos que decidió su vocación inspirado en los jesuitas vecinos a la plaza Mayor. En suma, la Compañía de Jesús
Tratado de la Pintura, Nº. 23. México: Ramón Llaca, 1996, p.51. Hay que destacar que la restauración es un ejemplo de colaboración entre los Jesuitas, la Municipalidad Provincial de Arequipa, el INC y la Agencia Española de Cooperación Internacional. 3 Vargas Ugarte S J, Rubén. Historia de la Compañía de Jesús en el Perú. Burgos: Imprenta de Aldecoa, 1963. Vol. I, p.123. 4 Ibíd, p.126. 5 Vargas Ugarte. Op. cit. Vol. IV, p. 241. 1 2
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Cúpula de la Sacristía del Templo de la Compañía de Arequipa. / Foto: Daniel Giannoni
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Proceso de restauración
Beatriz Cruz Viza las que, con la dirección de Víctor Quicco Neyra, tuvieron a su cargo la paciente tarea de devolver a las pinturas murales su belleza original8. Todos ellos provienen del mágico Valle del Colca y realizaron, con la ayuda y la formación de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), trabajos previos en diferentes iglesias de su zona: Chivay, Maca, Lari y Madrigal.
Hace veintidós años vi por primera vez esta sacristía, sin embargo, lo emergido después de la restauración no tiene punto de comparación. La remodelación se inició luego del terremoto del 23 de junio del 2001 que azotó Arequipa, e implicó un minucioso estudio multidisciplinario previo. El criterio que primó fue el de “mínima intervención”: se rescató el original en lo posible y en los casos de deterioro definitivo, se emplearon materiales reversibles acordes con el proyecto original6.
Después de la consolidación de la estructura de ladrillos dañada por el terremoto, se cumplió un riguroso procedimiento técnico que evidenció la seriedad y competencia empleadas. El pintado de la cúpula, lo más difícil y arduo del proyecto, se convirtió para los restauradores en una emocionante experiencia que les brotaba espontáneamente “como si fuera parte de mi cuerpo”, según me contó Marith. Se emplearon las acuarelas y en menor grado las temperas, siguiendo los estudios y
Me interesó de manera especial conocer a los pintores que se encargaron durante aproximadamente cinco años de tan delicada labor. El encuentro fue concertado gracias a los esfuerzos del hermano Arístides Estela SJ7 quien me contactó con las maestras restauradoras Marith Yayacachi Sillota y
Detalle de la Cúpula. / Foto: Daniel Giannoni Proyecto de conservación, restauración y puesta en valor del conjunto de la capilla de San Ignacio de Loyola del Templo de la Compañía de Jesús de Arequipa. Municipalidad Provincial, AECI, INC, Compañía de Jesús, (s.p.d.i.). 7 Este sacerdote se ha convertido en el impulsor y guardián del museo, con la ayuda de Rosa Puma Rojas. A ambos y a la Oficina de Desarrollo – Procura de la Provincia que me permitió visitar Arequipa, mi más sincero agradecimiento. 8 Tendría que añadir la lista de los especialistas que participaron en el proyecto, sin embargo, me restringiré a mis entrevistados. Debo agradecer, además, la colaboración del arquitecto Luis Maldonado y del artista plástico y restaurador José Luis Delgado Pacheco, con quien compartí mis intuiciones y recibí una fructífera enseñanza. 6
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J e s u i t a s d e l Pe r ú diseños previos realizados por los especialistas. Así, este trío de artistas dio rienda suelta a su talento y sabiduría seculares, probablemente heredados de sus ancestros collaguas9 que, me imagino, a finales del siglo XVII y principios del XVIII fueron los autores de esta cúpula bajo la dirección y en diálogo con los jesuitas de aquella época, muy conscientes de incorporar la sabiduría indígena y mestiza al trabajo evangelizador.
Una clave Me he detenido básicamente en la cúpula pues, desde mi perspectiva, es la parte más antigua y la que encierra la clave para entender el proyecto decorativo del interior de los templos jesuitas en América Latina. En efecto, los muros que vemos actualmente de “la Compañía” estaban en un inicio decorados con pinturas murales (se ha encontrado vestigios de ellas en las naves laterales). De la misma manera, hay huellas en sus similares del Cusco, Lima, Andahuaylillas, etc. No debemos de dejar de mencionar los vestigios encontrados en la Chiquitanía boliviana o en el noviciado de Tepotzotlán, en México. Lamentablemente, los estragos naturales, el descuido o negligencia, y los criterios de dudoso gusto estético han acabado con las pinturas murales de los templos y casas jesuitas. No olvidemos que la pintura mural, como dice Macera, aunque adherida a la edificación, la modifica creadoramente . No me convence la idea, divulgada muy fácilmente, de que la peculiaridad de la iconografía desarrollada se inspira en la misión jesuita en las zonas selváticas. Esta interpretación se hace principalmente de las pinturas murales recientes de los paños inferiores de la sacristía. Pensamos que la cúpula va en otra dirección. Las paredes diseñadas y pintadas con formas multicolores configuran, por un lado, el imaginario de los “conductores” de las obras, europeos que encontraron fértil, misterioso, fructífero y paradisíaco el territorio americano. Bajo estas “directrices” los artistas indios y mestizos que guardaban en sus mentes los secretos de la pintura mural precolombina y la variedad de combinaciones y matices de los textiles, dejaron aflorar su inspiración y conocimiento.
No es de extrañarnos que a primera vista la cúpula nos recuerde a los textiles precolombinos e inclusive a las actuales lliqllas serranas. Una serie de elementos nos dejan preguntas pendientes que no las resolveremos en estas líneas. El conjunto configurado por ocho cruces invertidas, irregulares y dispuestas asimétricamente no corresponde ni a la numerología hebrea ni hace referencia a los nueve coros angélicos que la teología dogmática desde el siglo VI asignaba a las jerarquías celestes. Sin embargo, el ocho nos remonta al sistema binario andino y su representación gráfica horizontal “al infinito” de la cultura europea. Detrás de la aparente irregularidad, ingenuidad y espontaneidad de los trazos se revela una cuidadosa geometría atípica, donde se conjugan diversos estilos: mudéjar, manierismo, barroco y lo que se ha denominado mestizo andino. Como se interroga y responde Macera: “¿Qué pudieron ver los indios del Perú en la geometría mudéjar, en su abstracción lineal, en su refinamiento aristocrático? Quizás eso mismo: geometría, abstracción, línea, refinamiento, aristocracia. Es decir los componentes que antes de la conquista española, habían impuesto a la cultura andina sus clases dirigentes. ” En síntesis, se vincularon dos dimensiones: el horror al vacío del barroco hispano, su visión de la feracidad americana, con la cosmovisión binaria, la destrucción del imaginario andino y los guiños de sus artistas para invitar al espectador a través de los querubines mestizos a otro tiempo y a otra realidad que debía ser reinventada. La cúpula de la sacristía es una verdadera “ventana del alma” que nos permite acceder a un vasto horizonte y que nos invita a la integración de nuestras diferencias.
La Sacristía en su conjunto. / Foto: Daniel Giannoni
Aunque Colca era una región encomendada a los franciscanos, no se puede ignorar que “la Compañía” sirvió de inspiración a varios templos coloniales de esa zona collagua, como lo refiere Luis E. Tord. 9
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Arte y Espiritualidad Jesuita en el Perú Una galería virtual al alcance de todos
Ricardo L. Falla Carrillo
A
do a gran parte del patrimonio cultural de la humanidad y amplían nuestras posibilidades de enriquecimiento artístico y estético. Es cierto que la experiencia de hallarse ante la obra de arte original es única. Sin embargo, si se trata de divulgar las obras de artistas, escuelas y talleres, los medios actuales se revelan como una oportunidad eficaz de dar a conocer e informar al público general acerca de los logros del talento humano.
ndré Malraux, reconocido escritor francés, publicó en 1947 “El Museo Imaginario”. En este ensayo de carácter visionario, Malraux planteó que los nuevos medios tecnológicos, como la fotografía, iban a generalizar el conocimiento de obras de arte de distintas tradiciones y épocas, creando las posibilidades para que cualquier persona pudiese “construir” un museo singular de acuerdo a sus intereses, gustos y motivaciones. Evidentemente, la evolución técnica ha producido innovaciones impensadas hace unas décadas y ha superado, con creces, los vaticinios certeros de Malraux. En nuestros días, las herramientas informáticas y electrónicas permiten el acceso casi ilimita-
En ese sentido, a mediados del 2006, la dirección del Programa de Humanidades de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, creyó conveniente e interesante, confeccionar una ga-
“La Visión de San Ignacio en el Camino de Roma”, Juan de Valdés Leal, S. XVII, Iglesia de San Pedro de Lima. / Foto: Daniel Giannoni
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“Matrimonio de Martín de Loyola y Doña María Ñusta”, Templo de la Compañía del Cusco. / Foto: Daniel Giannoni
lería virtual que muestre una parte importante del patrimonio artístico concebido en nuestro país bajo el auspicio de la Compañía de Jesús e inspirado en la espiritualidad ignaciana. Las razones para llevar a cabo este proyecto fueron varias. En primer lugar, dar a conocer obras que en su contexto sirvieron como medios de evangelización efectiva. También, mostrar realizaciones artísticas que evidencian un dominio técnico notable, tanto de artistas peruanos como europeos. Asimismo, ponderar la labor de la Compañía de Jesús en la formación y en el establecimiento de tradiciones culturales a lo largo del Perú. De igual modo, brindar información confiable a los interesados y al gran público, sobre las motivaciones religiosas, estéticas y culturales que subyacen en el arte jesuita. Y, finalmente, ofrecer referencias históricas so77
bre las obras, sus creadores y características estilísticas. Sin embargo, hay que resaltar que no se buscaba elaborar una galería virtual que simplemente muestre pinturas y esculturas bajo un carácter estilístico-estético. Más bien, evidenciar las vinculaciones permanentes entre espiritualidad ignaciana, experiencia estética y práctica creadora; relaciones que han constituido una tradición vigente hasta nuestros días, admirada y valorada por muchos. Una vez establecidos los objetivos y criterios de la galería virtual, sobre un material visual previamente seleccionado y catalogado, se procedió a indagar sobre cada una de las obras a partir de investigaciones realizadas por historiadores del arte y estetas. Recabada la información, se llevó a cabo el análisis estético-formal de las
Arte
J e s u i t a s d e l Pe r ú de los Jesuitas en las cuatro partes del mundo. La segunda, del pintor de la Escuela cuzqueña Marco Zapata, se ubica en la Iglesia de la Compañía en el Cuzco y se conoce como Sobre los Santos Jesuitas. Carácter misional de la Compañía de Jesús en los cuatro continentes. Ambas obras, ricas en imágenes simbólicas, nos permiten comprender con mayor intensidad la perspectiva que la Compañía de Jesús tenía sobre su labor y misión durante los siglos XVII y XVIII. También en la galería se exhiben obras interesantes como La Visión de la “Storta” que se encuentra el la Iglesia de la Compañía en Arequipa. Este cuadro se cree que fue pintado por el flamenco Diego la Puente artista que, al igual que Bernardo Bitti, hizo labor misional. En la misma iglesia, se encuentra el extraordinario fresco ubicado en la cúpula del templo conocido como la “Capilla Sixtina”, en alusión al célebre fresco de Miguel Ángel que se halla en la ciudad del Vaticano.
pinturas y esculturas elegidas. Paralelamente, se realizó la explicación de las mismas bajo una perspectiva hermenéutica, tomando como ejes de interpretación los fundamentos básicos de la espiritualidad y estética ignacianas. Finalizada la interpretación y redacción de los artículos que acompañan a cada una de las imágenes, se inició la labor de diseño, confección e inserción de textos de la página web. De este modo, a inicios del 2007, la galería virtual ya se hallaba en el site de la Compañía de Jesús (www. jesuitasperu.org) y podía ser visitada por los interesados desde cualquier lugar del mundo, dando a conocer una parte importante de nuestro legado espiritual y artístico. En ese sentido, el invitado virtual puede observar obras que pertenecen a los siglos XVII y XVIII –época del esplendor del barroco peruano o virreinal peruano– y que se encuentran en la actualidad en las iglesias que posee la orden religiosa en las ciudades de Lima, Cuzco, Arequipa y Ayacucho. Si bien es cierto que el contenido de las imágenes seleccionadas es variado, en ellas se ponen de manifiesto la historia de la Compañía de Jesús, la vida de sus fundadores y el proyecto de civilización cristiana esbozado por la orden desde sus orígenes.
Los objetivos de esta galería en línea todavía están en proceso de alcanzarse plenamente. Por diversas razones, aún no se ha realizado el trabajo de selección, catalogación, investigación e interpretación de las obras de arte que se encuentran en Ayacucho. Esa es una tarea pendiente. Asimismo, al no existir un inventario general que incluya a todas las piezas de arte elaboradas bajo el auspicio de la Compañía de Jesús, ampliar la exhibición virtual de arte jesuita peruano presenta dificultades. Sin embargo, gracias a la colaboración de las comunidades de Arequipa, de Cuzco, a la Parroquia de San Pedro de Lima, a la Oficina de Desarrollo-Procura de la Provincia y a la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, se ha podido construir esta primera versión de la página web Arte y Espiritualidad Jesuita en el Perú. La Compañía de Jesús es la primera orden religiosa que en nuestro país ha puesto a disposición del gran público una parte importante de su patrimonio artístico utilizando la Internet. Así, la orden fundada por San Ignacio de Loyola, contribuye de manera decidida en el reconocimiento cultural del Perú en el mundo y demuestra que el arte, tanto en el pasado como en nuestros días, puede ser un medio eficaz y enriquecedor de evangelización. La invitación esta cursada para todos: www. jesuitasperu.org/artesjperu.
Dentro del catálogo se destaca el ciclo sobre la vida de San Ignacio de Loyola realizado por el importante pintor sevillano Juan Valdés Leal. Esta saga pictórica –ubicada en la Iglesia de San Pedro de Lima– es única en el mundo, pues es considerada la más grande (por sus dimensiones) sobre la vida de nuestro fundador, caracterizándose por la espiritualidad y la belleza de sus formas. También posee importancia el retrato de San Ignacio atribuido al taller de Francisco de Zurbarán, una de las cumbres de la pintura española del siglo XVII. Asimismo por sus implicancias culturales y simbólicas, las diversas versiones del matrimonio entre Martín de Loyola y doña Beatriz Ñusta (que se encuentran en varios templos del Perú), poseen un interés distintivo. Además, la galería virtual muestra dos interpretaciones sobre el carácter evangelizador de la Compañía de Jesús. La primera, de autor anónimo, se encuentra en la Iglesia de San Pedro de Lima y tiene como título Alegoría al triunfo 78
“Alegoría al triunfo de los jesuitas en las cuatro partes del mundo”, Iglesia de San Pedro de Lima. / Foto: Daniel Giannoni
J e s u i t a s d e l Pe r ú
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J e s u i t a s d e l Pe r ú
Obras Jesuitas en el Perú
• Villa Gonzalo • • Piura
Santa María de Nieva
• Jaén • Yamakai - éntza
• Trujillo
• Lima • Cuzco
Emisoras • Ayacucho
Centros Sociales
• Arequipa • Ilo • Tacna
Parroquias
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J e s u i t a s d e l Pe r ú
Obras educativas Jesuitas en el Perú
Red de Colegios Fe y Alegría
Universidad Antonio Ruiz de Montoya
Asociación de Colegios Jesuitas del Perú
Sector de Educación Popular de la Compañía de Jesús (SEPSI)
Universidad del Pacífico
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DIRECTORIO DE OBRAS E INSTITUCIONES DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN EL PERÚ POR ÁREAS DE TRABAJO EDUCACIÓN Colegios Particulares Colegio de la Inmaculada Hno. Santos García 108 – Surco, Lima. A.P. 18-0853, Lima. Telf. (51 -1) 275-1000. Fax: (51-1) 275-0948. Colegio Cristo Rey Av. Cristo Rey 450 – Tacna. A.P. 327, Tacna. Telf. (52) 31-4534 / Fax: (52) 31-4511. Colegio San Ignacio de Loyola Av. Independencia W1-18, Urb. Miraflores - Piura. A.P. 86, Piura. Telf. (73) 34-3185 / Fax: (73) 34-3138.
Fe y Alegría y Colegios Parroquiales Fe y Alegría Oficina Central Cahuide 884 – Jesús María, Lima. A.P. 11-0277, Lima. Telf. (51-1) 471-3428. Fax: (51-1) 470-3088. Colegio Miguel Pro Av. Principal s/n, Ciudad de Dios – Tacna. A.P. 120, Tacna. Telf. (52) 31-7116.
Estudios Superiores Seminario San Luis Gonzaga A.P. 12, Jaén (Vía Chiclayo). Telf. (76) 43-1249 / Fax: (76) 43-3560. Universidad Antonio Ruiz de Montoya Av. Paso de los Andes 970 – Pueblo Libre, Lima. Telf. (51-1) 424-5322. Fax: (51-1) 423-1126. Instituto de Fe y Cultura - UARM Av. Paso de los Andes 970 – Pueblo Libre, Lima. Telf. (51-1) 424-5322, Anexo: 202. Fax: (51-1) 423-1126.
Colegio San José Av. Alfonso Ugarte 977 – Arequipa. A.P. 60, Arequipa. Telf. (54) 23-2757 / Fax: (54) 23-6241.
SOCIAL CANAT Pasaje José Carlos Mariátegui s/n, Pachitea – Piura. Telf. (73) 30-6912. CCAIJO Plaza de Armas s/n – Andahuaylillas, Cusco. A.P. 1199, Cusco. Telf. (84) 83-2136 / Fax: (84) 27-7881. CEOP - Ilo Nueva Victoria, M-H s/n – Ilo, Moquegua. A.P. 77, Ilo, Moquegua. Telf. (53) 49-5785. Centro Cristo Rey del Niño y Adolescente Trabajador de Tacna Prolongación Hipólito Unanue 1365 – Tacna. A.P. 127, Tacna. Telf. (52) 42-5731 / Fax: (52) 24-4081. CIPCA Calle San Ignacio de Loyola 300, Urb. Miraflores - Piura. A.P. 305, Piura. Telf. (73) 34-2860 / Fax: (73) 34-2965.
CTTU San José Jr. Pedro Urraca 448, Urb. San Andrés – Trujillo, La Libertad. A.P. 1355, Correo Central, Trujillo. Telf. (44) 20-1930. Encuentros – Casa de la Juventud Av. Fulgencio Valdez 780 – Breña, Lima. Telf. (51-1) 433-8110. Fax: (51-1) 424-9369. PEBAL Inmaculada Av. Bambarén y Av. Solidaridad s/n, Villa San Luis – Pamplona Alta, San Juan de Miraflores, Lima. A.P. 18-0853, Lima. Telf. (51-1) 285-0337. Radio Marañón Francisco de Orellana 343 – Jaén. A.P. 50, Jaén (Vía Chiclayo). Telf. (76) 73-1147 / Fax: 73-2580.
SAIPE Lambayeque 736 – Jaén. A.P. 10, Jaén (Vía Chiclayo). Telf. (76) 73-1111. SEA Renán Olivera 249 – El Agustino, Lima. A.P. 11-0038, Lima. Telf. (51-1) 327-0784. Fax: (51-1) 327-0175. Centro de Promoción de la Pequeña Empresa (Propyme) Av. Salaverry 2020 - Jesús María, Lima. Telf. (51-1) 219-0132. Fax: (51-1) 219-0149. Instituto de Ética y Desarrollo - UARM Av. Paso de los Andes 970 – Pueblo Libre, Lima. Telf. (51-1) 424-5322, Anexo: 202. Fax: (51-1) 423-1126.
Radio Cutivalú Calle San Ignacio de Loyola 300, Urb. Miraflores - Piura. Telf. (73) 34-2802.
PASTORAL Parroquias
Centros de Espiritualidad y Centros Loyola
Parroquia del Sagrario Triunfo 339 – Cusco. A.P. 276, Cusco. Telf. (84) 23-1241 / Fax: (84) 24-2796.
Centro de Espiritualidad Ignaciana Av. Fulgencio Valdez 780 – Breña, Lima. Telf. (51-1) 433-7337.
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Parroquia Jesús de Nazaret Manzana G s/n – Truijillo, La Libertad. Telf. (44) 20-3501.
Centro de Espiritualidad Manresa Av. Alfonso Ugarte s/n – Arequipa. A.P. 595, Arequipa. Telf. (54) 23-7352.
Parroquia Nuestra Señora de Fátima Av. Armendáriz 350 – Miraflores, Lima. Telf. (51-1) 446-3119 / Fax: (51-1) 445-4918.
Casa de Ejercicios Villa Kostka (Anexo 8) – Jicamarca, Lima. A.P. 4654, Lima. Telf. (1) 371-1327 / Fax: (1) 371-0001.
Parroquia San Pedro Azángaro 451 – Lima. A.P. 387, Lima 100. Telf. (51-1) 428-3010 / Fax: (51-1) 426-0507.
Centro Loyola de Ilo Urb. Magisterial M-6 – Ilo, Moquegua. A.P. 77, Ilo. Telf. (53) 48-1819.
Parroquia San Pedro Apóstol Av. Bolognesi 444 – Tacna. A.P. 120, Tacna. Telf. (52) 41-1531.
Centro de Reflexión Loyola – Piura Calle San Ignacio de Loyola 300, Urb. Miraflores - Piura. Telf. (73) 34-5573.
Parroquia San Pedro de Cangallo Cangallo – Ayacucho. A.P. 261, Ayacucho. Telf. (66) 83-1633.
Centro Pastoral Loyola – Arequipa Álvarez Thomas 106, Arequipa. Telf. (54) 28-6805.
Parroquia Santa María de Huachipa – Lima Jicamarca - Lima.
Centro Pastoral Loyola – Ayacucho Prolongación Manco Cápac, Urb. Sta. María Magdalena, 2do. Pasaje Lote 8 – Ayacucho. A.P. 261, Ayacucho. Telf. (66) 31-4693.
Parroquia Santa María de Nieva Condorcanqui – Amazonas. Parroquia Santiago Apóstol Calle Belaunde s/n – Urcos, Cusco. Telf. (84) 30-7041.
Casa de Retiros “Santa María” Calle Juan XXIII 160 – Chiclayo, Lambayeque. A.P. 77, Chiclayo. Telf. (74) 23-4310.
Parroquia Virgen de Nazaret Renán Olivera 249 – El Agustino, Lima. A.P. 11-0038, Lima. Telf. (51-1) 327-0483.
Programa Pastoral Río Santiago – Amazonas Centro de Espiritualidad TUNAANTS Santa María de Nieva, Amazonas.
Templo de la Compañía de Arequipa Álvarez Thomas 106 – Arequipa. A.P. 595, Arequipa. Telf. (54) 21-2141 / (54) 28-1409. Templo de la Compañía de Huamanga Jr. 28 de Julio, 1º cuadra – Huamanga, Ayacucho.
Oficinas de Coordinación Jesuita Curia Provincial Costa Rica 256 – Jesús María, Lima. A.P. 11-0124, Lima 11. E-mail: sjperu@telefonica.net.pe Telf. (51-1) 461-8803 / (51-1) 463-5006. Fax: (51-1) 461-9368.
Apostolado Social de la Provincia Las Dalias 246 – Miraflores, Lima. Telf. (51-1) 446-4465. Fax: (51-1) 446-4465, Anexo 104.
CONSIGNA Las Dalias 246 – Miraflores, Lima. Telf. (51-1) 446-4465. Fax: (51-1) 446-4465, Anexo 104.
Oficina de Desarrollo – Procura Las Dalias 246 – Miraflores, Lima. Telf. (51-1) 446-4465. Fax: (51-1) 446-4465, Anexo 104. E-mail: odp@odpjesuitas.org.pe
Oficina de Pastoral Vocacional Av. Fulgencio Valdez 780 – Breña, Lima. A.P. 05-0052, Lima 5. Telf. (51-1) 331-0046 / (51-1) 9800-1006.
Red Apostólica Ignaciana - RAI Las Dalias 246 – Miraflores, Lima. Telf. (51-1) 446-4465.
P á g i n a
W e b :
Voluntariado Universitario Jesuita E-mail: joserecharte@gmail.com Telf. (51-1) 423-3562 / (51-1) 9800-1006.
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Altar mayor del Templo de la CompaĂąĂa de Ayacucho. / Foto: Daniel Giannoni
Este Anuario se termin贸 de imprimir en febrero del 2008, en los talleres gr谩ficos de GMC Digital, con un tiraje de 1,500 ejemplares.