La terapia gestalt comentario crítico publicación

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LA TERAPIA GESTALT (Marie Petit) COMENTARIO CRÍTICO

JOSÉ MADRIGAL MORENO Mayo 2016 LA TERAPIA GESTALT, Marie Petit. Edit. Kairós, Barcelona, 2009 2ª edición. 1ª Edición LA GESTALT – THERAPIE DE L’ICI ET MAINTENANT (La gestalt - Terapia del Aquí y Ahora), Edit. ESF, París,1984

INTRODUCCIÓN Antecedentes de la autora y trabajos previos. Marie Petit, doctora en Antropología, psicoanalista de orientación junguiana es miembro titular y fundadora de la Societé Française de Gestalt (SFG) en 1981, puesta en marcha por un grupo de Gestalt-Terapéutas formados en el Centre International Gestalt de Quebec, entre ellos Serge y Anne Ginger. En 1982 Marie Petit y Hubert Bidault crean en París el Centre d’Evolution que junto a otros institutos de Gestalt en Burdeos y Grenoble ofrecen formación teóricopráctica para terapeutas de 500-600 horas, distribuidas en tres o cuatro años. La Societé Française de Gestalt (SFG) edita un boletín anual reservado a sus miembros, difundido a través de librerías, donde Marie Petit ha publicado algunos artículos sobre temas relacionados con la práctica de la Gestalt-terapia (Nº 2, 1991 y Nº, 21, 2001). Otros artículos suyos se publican en diversa revistas como Cahiers de Gestaltthérapie (Nº 9, 2001/1) y en Gestalt (Nº 23, 2002/2 y Nº 38, 2010/2). Marie Petit publicó La Gestalt: Therapie de l’ici et maintenant en 1980, constituyendo el primer libro publicado en Francia sobre esta materia. En esos primeros años los libros publicados sobre Gestalt no excedía de 25, ahora son más de 400.

Temas principales

Marie Petit, escribe La terapia Gestalt (La Gestalt: Therapie de l’ici et maintenant, en la primera edición francesa), según sus propias palabras, intentando responder a una serie de preguntas fundamentales: ¿Cómo y porqué encontramos tan poca satisfactorios el sabor de nuestra vida, nuestras relaciones con el mundo, con los demás, con nosotros mismos? ¿Cómo podemos remediarlo? ¿Qué soluciones originales pueden aportar a este problema la terapia Gestalt?. La autora se coloca deliberadamente en la problemática de una persona interesada tanto en comprender aquello que no funciona en su vida, y deseosa de iniciar un cabio, como de familiarizarse con lo que en este proceso pueda aportarle la terapia Gestalt y ofrece al lector una visión de lo que ocurre en el transcurso de un trabajo Gestalt y de la forma en que ocurre. El libro se divide cuatro partes, en la primera: Individuo sano, individuo enfermo, muestra como el ser humano, en el curso de su evolución a lo largo de la vida para alcanzar su autonomía, se ha ido construyendo a base de reacciones de supervivencia para evitar frustraciones y miedos a ser abandonado, haciendo que estos esquemas se repitan incansablemente hasta perder el contacto con la realidad.

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En la segunda parte: Restaurar la unidad del ser, la autora muestra cómo a través de la terapia Gestalt la persona puede reencontrar el contacto consigo mismo y con lo que le rodea. En la tercera parte: Campo terapéutico, campo de experiencias, muestra cómo se desarrolla la terapia grupal, cuáles son los temas que se repiten con más frecuencia, donde se sitúa la intervención del terapeuta y de qué instrumentos dispone, finalizando con una breve síntesis de los campos de aplicación de esta terapia. En la cuarta parte: La terapia gestalt, una terapia de pleno derecho, la autora expone una breve biografía de Frederick Perls, así como los fundamentos teóricos de la terapia Gestalt.

RESUMEN

Parte I: INDIVIDUO SANO, INDIVIDUO ENFERMO 1. En relación directa con lo real

La terapia Gestalt, según Perls, tiene como objetivo “desarrollar el proceso de madurez y el potencial humano y repara los fallos de la personalidad para restituir al individuo en su totalidad”. Como se aprecia, se trata más de favorecer un proceso de crecimiento y de toma de conciencia que de curar en el sentido de eliminar un síntoma molesto. Más allá de satisfacer las necesidades primarias (hambre, protección,..) existe una necesidad profunda de realizarse, es decir, de utilizar plenamente las capacidades creativas. Esta necesidad de realizarse, al igual que las demás necesidades, pasa por el contacto; lo que vive en las fronteras del individuo, en el presente y en ninguna otra parte. El contacto (con los demás, con los seres, consigo mismo), es una constante a lo largo de la existencia como ser humano. Es gracias al contacto como puedo tomar de mi entorno aquello que es necesario para mi crecimiento, tanto en el plano biológico como en el plano mental. Es retirándome en mí mismo como me doy la posibilidad de integrar, de “digerir” las experiencias precedentes y como doy al deseo la posibilidad de experimentar cosas nuevas, la posibilidad de emerger. El contacto utiliza las funciones motrices y sensoriales. Tanto si el contacto tiene lugar entre un elemento del mundo exterior como si lo tiene con un elemento del mundo interior, necesita la intervención de una consciencia activa0 que sitúe los límites, las fronteras de uno u otro objeto. Así, por ejemplo, estaré en contacto con mi tristeza o con mi dolor de estómago en la medida en que lo haya localizado, identificado, y en que haya aceptado conscientemente su existencia. En esta operación de diferenciar una entidad del resto de su entorno a fin de entrar en contacto con ella, interviene lo que se denomina las fronteras del yo. Que son un resultado del conjunto de experiencias vividas por una persona y que determinan la gama finita de respuestas que dicha persona puede aportar a una situación dada, así como el tipo de contactos que así misma se permite, y constituye la mayor parte de la personalidad. Algunas personas se permitirían un contacto verbal, pero no táctil. Otras buscarán el contacto en vacaciones, pero no fuera de ahí, con mujeres más que con hombres. Otras darán preferencia a la proximidad física, pero serán incapaces de expresar sus sentimientos.. Muchos hemos tenido que sufrir para ir construyendo a lo largo de nuestra vida una imagen social coherente, que constituye la constancia de la imagen de sí: El mal chico.

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La niña lista. El militante político… Para hacerlo, hemos eliminado los comportamientos y contactos que nos parecían que no pegaban con esta imagen ideal, privándonos así de una cierta cantidad de respuestas creativas, con ello garantizamos la consideración de nuestro entorno y una mejor inserción en la sociedad. Es solamente cuando nuestra censura llegar a ser excesiva y se convierte en generadora de conflictos y de angustias, cuando nos cuestionamos a nosotros mismos. Es aquí cuando se produce el dilema: ¿Sería abandonado por los que me rodean si dejo de ofrecerles la imagen a la que están acostumbrados?. Por miedo a quedar hundidos o a ser rechazados, la mayor parte de nosotros renuncia a utilizar los medios de que dispone para ser auténticos. Así, se mira sin ver, se oye sin entender, se habla sin significar, y se pasa la mayor parte del tiempo de vida sin vivirla. Inmersos en el ambiente grisáceo que me rodea y del que formo parte, no distinguiré ya mi dimensión de “estar en el mundo” , no separaré lo real de lo imaginario y cuanto más se confundan ambos, más tenderé hacia la enfermedad mental. Que tal y como la definía Perls es una disfunción en grados más o menos importantes de las facultades de relación tanto con el mundo como con uno mismo. Las dificultades de relación con el mundo no solamente atañen a las funciones de contacto: miedo al rechazo ó a ser engullidos, sino también a la función de retirada: función que autoriza, una vez satisfecha la necesidad, a alejarse de su objeto, a retomar la medida de sus ser, la consciencia de su totalidad, lo que permitirá ocupar su lugar a un nuevo proceso de contacto. En el caso de no tomar consciencia de su necesidad de retirada (por miedo a herir, rechazar, ser rechazado, etc..) utilizará una parte de su energía para bloquear , su deseo de retirada y encontrarse escindida en dos partes: la que quiere alejarse y la que se lo prohíbe.

2. La huida de lo real

Sin ser conscientes de ello, utilizamos todos los procedimientos que nos permiten evitar lo real, separarnos de nuestras emociones y sensaciones, huir del contacto y refugiarnos en el pasado o en el futuro. La pérdida del contacto con el entorno se muestra en la dificultad de experimentar la realidad del aquí y ahora. Un ejercicio familiar a la Gestalt consiste en describir aquello de lo que se es consciente en el momento presente. Otro procedimiento de perder el contacto es el apego a los propios estereotipos, tanto en lo que se refiere a los objetos (una mesa, por ejemplo, tiene múltiples usos) como en lo referido a las personas o a los múltiples aspectos de nosotros mismos que nos impiden dar una respuesta creativa a los problemas. La desmovilización sensorial, es otra forma de perder el contacto con el entorno a través de nuestros sentidos para acabar viviendo en un mundo gris. La negativa a focalizar la atención es considerada en nuestra sociedad como algo que uno se obliga a hacer. Es el reino terrible del “hay que”, que escinde la personalidad en tres partes: la que ordena, la que obedece y se aplica, y la que se siente llamad por una actividad más atrayente. El resultado es que la energía dividida se pierde y la persona se ve abocada a una situación de fatiga difusa de tristeza general, que la hace perder todo el interés por la tarea propuesta. Este modo de hacer “programado” hace que perdamos contacto con la concentración espontánea, aquella que nace de la excitación de satisfacer una necesidad, un interés,

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que no precisa más esfuerzo que permanecer en contacto con ese sentimiento de excitación. La palabra: mensaje trucado o mensaje truncado que en lugar de expresar la realidad de lo que somos, de lo que pensamos, nos sirve a menudo de pantalla o de barrera que levantamos contra nosotros mismos y contra los demás. Algunos artificios a los que recurrimos para desviar la palabra de su función primitiva son el hablar del otro en lugar de hablar de sí mismo, el utilizar el modo impersonal, la falsa implicación... Otra forma de perder el contacto es por medio de desmentir la palabra con la postura o con el gesto, resultando una gran confusión entre lo que oímos y lo que vemos. Al sofocar la palabra emocional nos privamos de esa función natural del lenguaje que simultáneamente puede descargar las emociones y elaborar su significado, reduciendo o perdiendo el contacto con los demás y con nosotros mismos al evitar ofrecer esta información sobre nuestro estado emocional. Otra forma de no contactar es preferir la jerga a la expresión simple de la realidad, caracterizando “lo fuerte” que ha sido una experiencia terapéutica o “el complejo de Edipo mal integrado” que se confiesa a las demás en vez de expresar que “me siento terriblemente dependiente del amor de mi madre”. La verborrea o el parlotear mentalmente aísla a la persona de sí mismo y de los demás. Con ello nos proyectamos hacia el futuro sin colocarnos en él y evitamos tomar consciencia del aquí y ahora. Por ultimo, las defensas constituye otro medio de evitar el contacto con lo real haciendo síntoma de un conflicto interior entre el deseo de “ir hacia” y la prohibición de satisfacerlo. Una defensa que se expresa en la rigidez de la postura, en la frialdad de la voz, tendrá su equivalente en una prevención a nivel de la palabra: empleo de pronombres impersonales, referencia a lugares comunes y estará acompañado de intelectualización poderosa, así como de una imposibilidad de experimentar e identificar las emociones.

3. Los mecanismos neuróticos de prevención

Los mecanismos neuróticos son los procesos repetitivos que todos utilizamos para sustraernos al dolor. Dolor que se resume la mayor parte de los casos en el hecho de ser rechazado, no amado. Estos procesos tienen su origen en un comportamiento infantil, justificado en su momento, son legítimos en la edad adulta cuando se trata de una situación excepcional en la que pueden constituir la respuesta más adecuada, pero son patológicos cuando se utilizan de manera repetitiva. Son los siguientes: La proyección, que constituye la defensa que con mayor frecuencia encontramos en la práctica clínica, consiste en atribuir a los demás los pensamientos y deseos propios. La deflexión consiste en desviar sobre otra persona u objeto los sentimientos que no podemos expresar. La introyección es una forma de sentir, de juzgar, de valorar, que hemos tomado prestada de alguien (muy a menudo de nuestros padres) y que hemos integrado en nuestro comportamiento sin asimilarlo nunca. Estos mecanismos son muy difíciles de atacar puesto que forman parte de nuestra personalidad y las reivindicamos como nuestras. La mayor parte de los juicios de valor son introyecciones. La retroflexión consiste en hacerse a sí mismo lo que se desearía hacer a las otras personas.

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La confluencia consiste en no distinguir los propios límites y los del entorno. Este mecanismo se da con otra persona o en el seno de un grupo humano, ya sea ideológico, político o religioso. La persona que está en confluencia patológica bloquea sus necesidades, sus emociones y sus actividades en un paquete de confusión total hasta que ya no es consciente de lo que quiere hacer y de la forma en que a sí mismo se impide hacerlo.

4. Angustia y Gestalts inacabadas

La angustia es un resultado del desequilibrio entre el papel que nos gustaría desempeñar y el que realmente desempeñamos. El papel que nos gustaría desempeñar se ha ido construyendo poco a poco agolpe de imposiciones de los padres, de situaciones imaginarias destinadas a paliar las insuficiencias de la dura realidad de la vida y en las que siempre somos los héroes o heroínas triunfantes. El hecho es que cuando queremos enfrentarnos a una situación nueva, al habernos construido como un héroe imaginario, nos enfrentamos con las mismas de timidez y culpabilidad que nos enfrentábamos en nuestra niñez y con ello nuestra angustia estará en relación directa con el grado de excitación que provoca en nosotros una situación nueva. Los fenómenos fisiológicos de la angustia se manifiestan en una constricción de las vías respiratorias a consecuencia de la excitación provocada por una fuerte preocupación o un contacto intenso que impulsa un aumento de la necesidad de oxígeno, a lo que el organismo reacciona aumentando el ritmo cardiaco y respiratorio. La angustia, parece ser, el síntoma íntimamente ligado a la respiración que responde a un conflicto entre la excitación provocada por la posibilidad de una experiencia nueva y el miedo de afrontar lo desconocido. La desaparición de la angustia puede suceder cuando se toma conciencia de un conflicto. El tratamiento de la angustia no puede hacerse más que de forma indirecta. Implica que la persona tome conciencia de su estado de excitación y supere sus resistencias al aceptarla como suya. No se debe olvidar que en la constitución de las resistencias interviene también lo que Perls llama Gestalts inacabadas, que orientan los comportamientos repetitivos que tienden a reproducir un mismo modo de reacción en lugar de hacer frente a una situación nueva, a una excitación nueva, en una tentativa desesperada por terminar de forma gratificante una Gestalt antigua. Estas Gestalts inacabadas están presentes en la formación de las resistencias y en la estructuración de las neurosis. Aquí y ahora se desarrollan siempre las Gestalts inacabadas ya que todos somos portadores inconscientes de estas Gestalts que nos dictan nuestro comportamiento en la tentativa repetida de controlar una situación difícil. La observación clínica pone en evidencia la influencia de una tarea no terminada en el comportamiento y en el dominio afectivo, así por ejemplo: Una Gestalt inacabada produce comportamientos repetitivos que tienen como objeto provocar su conclusión. Esta búsqueda de la conclusión, con frecuencia dolorosa, puede ser momentáneamente aliviada por una actividad o comportamiento sustitutorio. Las Gestalts inacabadas influyen en lo que corrientemente denominamos carácter. Así los comportamientos que permiten calificar a una persona de colérico, tíemido, sensible,.. son tentativas desarrolladas sobre un registro único, de completar Gestalts inacabadas.

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La función de la terapia será permitir la conclusión satisfactoria de estas Gestalts inacabadas a fin de hacer posible que la persona “beba” libremente en el “vacío fértil” de su entorno, tras haberse liberado de estas Gestalts inconclusas que le impiden la emergencia de cualquier otra Gestalt.

5. La neurosis

¿Qué es una neurosis?, podríamos definirla como la dificultad de contacto consigo mismo y con el mundo exterior, ¿Cómo se constituye la neurosis? El individuo en la consecución de su realización como tal, recibe múltiples presiones (familia, sociedad,..) para no alcanzar su autonomía. A fin de satisfacer las presiones que sobre él se ejercen, el individuo se forja una serie de obligaciones, simulaciones, juegos, papeles desprovistos de autenticidad en diferentes grados, interrumpiendo el libre flujo de su consciencia mental y corporal. Renunciando a su propio proceso de maduración por temor a sufrir, refugiándose en actividades fóbicas que desvían su atención en cuanto percibe algo desagradable. Convirtiéndose su comportamiento en una defensa contra la angustia. El neurótico prefiere imaginar el futuro porque tiene miedo de afrontarlo. El tratamiento de la neurosis pasa por drenar el sistema de ilusiones (proyecciones, introyecciones, confluencia,..), la zona intermedia (donde hablamos en silencio, recordamos, hacemos proyectos y en definitiva estamos fuera de contacto con la realidad), el yo, los complejos, y poner esta energía a disposición del sí mismo. Los cinco estratos de la neurosis. Antes de llegar a la persona real que somos, auténtica, viva, sensible, que no teme ampliar su campo de experiencia, es necesario pasar por la forma de consciencia que Perls describe como los cinco estratos de la personalidad neurótica. 1. El estrato de los clichés. En terapia Gestalt se entienden las relaciones socializadas, superficiales y sisn significación que obstaculizan nuestra vida cotidiana. 2. El estrato de los papeles y juegos. Es aquel en el que representamos el buen empleado, la ama de casa, el enamorado, el patrón,.. Incluye nuestros personajes sociales y la forma en que los escenificamos. 3. El Impass o estrato neurótico. Es aquel en el estamos atrapados , bloqueados paralizados de miedo y de confusión. 4. El estrato implosivo o estrato de la muerte. Cuando toda nuestra energía está reunida y contenida, sintiéndonos contraídos, comprimidos, y nos retiramos a ese centro inmóvil de nosotros mismos, percibiendo con frecuencia algo semejante a la muerte. 5. El estrato explosivo o de vida. La energía contenida empieza a moverse. Entramos en contacto con nuestro ser real, la parte auténtica de nosotros mismos. Perls, enumera cuatro clases de explosiones: resentimiento, cólera, orgasmo y alegría. A estas se podrí añadir el éxtasis. Pocos de nosotros, acaso nadie, se mantiene permanentemente en uno solo de estos estratos de la personalidad. Nos desplazamos de uno a otro a veces en progresión hacia la autenticidad, a veces en regresión.

Parte II: RESTAURAR LA UNIDAD DEL SER 6. Reintegrar todas las partes de la personalidad. La terapia Gestalt utiliza una serie de reglas y de juegos que son propuestas al participante como experiencias cuya utilidad radica en que sirven para desarrollar su consciencia.

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Las reglas atañen a la franja más exterior de la personalidad: la de los clichés y su observación conduce al paciente a que tome conciencia de su autenticidad, de su negativa a asumir la responsabilidad de sus sentimientos, de sus opiniones, de sus necesidades e incluso de su propio cuerpo. Los juegos sacan a la luz los procesos más complejos de prevención: proyección, retroflexión, introyección,.. Permiten al paciente poner fin a Gestalts no terminadas y hacer evidentes sus contradicciones, sus polaridades. Vivir el aquí y ahora. La idea del presente, de la inmediatez del contenido y de la estructura de la experiencia presente es el principio fundamental de la terapia Gestalt. Lo que siento, lo que percibo se estructura con relación a lo que soy aquí y ahora, a mis deseos, a mis necesidades. Tomar conciencia del “cómo” más que del “porqué”. Consiste en seguir punto por punto las manifestaciones somáticas de la experiencia psíquica mientras que ésta se desarrolla. El paciente entrará en contacto con con los lugares del cuerpo donde están impresos sus miedos y las imágenes y sentimientos que le están asociados. Para ello necesita: - Apoyarse en informaciones proporcionadas por la consciencia del cuerpo. - Suprimir palabras parásitas que edulcoran el discurso. - Poner en evidencia las falsas preguntas. Asumir la responsabilidad de lo que se es. Para la Gestalt se manifiesta en la utilización del lenguaje utilizando una serie de reglas, por ejemplo: - Utilizar la primera persona al referirnos a partes de nuestro cuerpo. - Sustituir los “no puedo” por “no quiero”. - No chismorrear sobre otra persona y dirigirse directamente a él. - Tomar conciencia de que el cuerpo y su discurso son coherentes. Respetar el ritmo de contacto y retirada. La terapia Gestalt concede gran importancia a la polaridad del funcionamiento vital. La inclinación natural a cortar un contacto, que experimentará a veces el participante, no es percibido como una resistencia que deba ser dominada, sino como un ritmo que se debe respetar. Aceptar la frustración, no se corresponde ni con una regla ni con un juego, es una técnica que consiste en proponer al paciente que ha traído a su consciencia una experiencia particularmente dolorosa, y que está manifiestamente impaciente por cortar, lo siguiente: “Trata de quedarte con ese sentimiento”. Se le preguntará entonces cuales son sus percepciones, sus deseos, sus construcciones imaginarias, a fin de ayudarle a separa lo que imagina de lo que percibe. Los juegos de la terapia Gestalt. Los juegos se presentan como una especie de comentario, lúdico o dramático, una metáfora en la que pueden expresarse los múltiples aspectos de la personalidad. Están concebidos para sacar a la luz las resistencias y conducir a un estado de conciencia superior. Algunos ejemplos son los siguientes: Los diálogos. La terapia Gestalt da la palabra a las personas ausentes, a los síntomas, a las partes ocultas de la personalidad. Frecuentemente será un cojín quien haga de interlocutor imaginario al que se dirige el paciente. Este interpretará alternativamente dos papeles, cambiando de lugar según sea la persona a la que encarne. Los protagonistas más célebres de los juegos de diálogo son los que Perl denomina: Perro de arriba (top dog) y Perro de abajo (under dog). El perro de arriba moraliza y abunda en consejos: “debes hacer esto”, “debes ser aquello”. El pero de abajo se resiste, se justifica y encuentra buenas razones para aplazar cualquier hecho o decisión.

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El final de situaciones no terminadas. Perls se refiere a estas como Gestalts incompletas que es importante llevar a su fin, pues son el origen de todo tipo de resentimiento. Pueden ser completadas por el diálogo, por el juego imaginario, o incluso desarrolladas realmente utilizando a los participantes o los elementos de la habitación. El juego de la proyección. Muchas opiniones y juicios, son en realidad, expresión de las proyecciones del paciente. La técnica es simple, se pide al paciente que exponga por qué realiza determinada opinión o juicio. A continuación debe aceptar como suyo todos esos argumentos. Desvelar su secreto. Este juego tiene como objetivo explorar los sentimientos de culpabilidad y de vergüenza, así como el apego inconsciente que a ellos se tiene. Jugar a los contrarios. La terapia Gestalt intenta hacer percibir al paciente que alguna de sus actitudes representan de hecho lo inverso de sus impulsos ocultos. Así se pedirá aun tímido que haga de exhibicionista, aun charlatán que escuche atentamente,.. Al aceptar la entrada en un dominio generador de ansiedad, estará en contacto con esa parte de sí mismo que había negado y rechazado. Amplificar o disminuir. Cuando se le pide a un paciente que amplifique o exagere un movimiento o una frase, conduce al desarrollo espontáneo de un sentimiento oculto que había expresado mediante un gesto truncado o una palabra mecánica.

7. El trabajo del sueño.

La terapia Gestalt considera el sueño como una representación de nuestra existencia en el momento en que se manifiesta. El trabajo con los sueños tendrá como objetivo integrar las partes alineadas o dispersas de nuestro ser, para ponernos de nuevo en contacto con su totalidad. El planteamiento del sueño en Gestalt. Cuando una persona cuenta un sueño, con frecuencia hace de él un relato privado de emoción y vitalidad. Es indispensable devolver al sueño toda su realidad y llevar a la persona a revivirlo en su imaginación de forma tan completa como sea posible. Para ello la persona relata el cuento como si fuera el protagonista y lo hace empleando el tiempo presente en lugar del pasado. La etapa siguiente consistirá en la escenificación del sueño por parte de la persona que lo ha soñado. Para ello se identificará sucesivamente con cada uno de los elementos del sueño. A menudo cuando la identificación lleva a un Impass en el que queda bloqueado el paciente, la consigna será mantenerse en contacto con su sentimiento de vacío, de impotencia, y observar lo que surja. Ejemplos de sueños: Anne (Bamboleada y enraizada). Florence. (Las dificultades de una relación). Cécile (El reconocimiento del padre).

8. La aportación de la terapia Gestalt a otras técnicas terapéuticas

La Gestalt y las otras técnicas. En Francia (¿en España?) la Gestalt está asociada con otras técnicas, principalmente con: la bioenergética, el análisis transaccional y, en ocasiones, con el grito primal. ¿Por qué la asociación de técnicas terapéuticas? La asociación de diferentes técnicas responde a ampliar el campo de experiencia del paciente y ello le permite aprehenderse a sí mismo desde un ángulo diferente. El criterio de validez para asociar múltiples técnicas es el mismo que el de intervenir desde una específica. Gestalt y bioenergía. Perls, como Reich y Lowen, ve en las técnicas musculares el resultado de traumatismo del pasado; necesidades no satisfechas, contradicciones no resueltas, etc. Estos traumatismos impiden la libre circulación de la energía e inmovilizan un potencial energético importante. A nivel psíquico, los procesos de

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prevención y de rechazo de estos mismos traumatismos movilizan la mayor parte de la actividad de la persona. Estos dos fenómenos están íntimamente ligados y se puede considerar que a la liberación de una tensión corporal corresponderá un alivio psíquico, de la misma forma que una toma de conciencia provocará una disminución de la tensión muscular. En bioenergía se actúa preferentemente de forma directa sobre el cuerpo con u trabajo físico que tiene un efecto sobre la psique y en particular a nivel emociona. En Gestalt se trabaja sobre los tres niveles a la vez: corporal, emocional e intelectual. La conjunción de la bioenergética y la Gestalt permite al paciente rxpresarse verbal y corporalmente, llegar de la forma más completa posible a la profundidad de los sentimientos que expresa. Gestalt y análisis transaccional. La mayor parte de los terapeutas Gestalt consideran que basta con que el paciente viva planamente la experiencia para que esta se integre por sí misma. Los analistas transaccionales puros postulan que si el paciente recibe suficiente información sobre sí mismo, sosbre sus estados del yo, sus juegos, sus transacciones y su escenario, se rá capaz de integrarlo y tomar nuevas decisiones referentes a su vida. La asociación de estas dos técnicas hace coincidir el marco teórico y la toma de conciencia de la experiencia para una mejor integración de lo vivido. El análisis transaccional considera que los impases con que se encuentra el paciente están ligados a órdenes o a contraordenes (imposiciones) antiguas, emanadas de su entorno, o bien a la incompatibilidad entre los diferentes estados del yo en la consciencia que él tiene de sí mismo. Al utilizar la Gestalt para establecer un diálogo con la persona ficticia que está en el origen de la imposición o entre los diferentes estados del yo del paciente, éste añadirá a un conocimiento intelectual de lo que en él ocurre, un fuerte efecto emocional que completará su experiencia. Gestalt y sueño despierto. El sueño despierto, tal y como lo plantea Robert Desoille, ofrece un soporte metafórico a la imagen que el paciente tiene de sí mismo. Nadie desciende de la misma forma que otro a la caverna, etapa clásica del viaje a que invita el sueño despierto. Cada cual hace allí un descubrimiento diferente. Uno se encuentra allí con lo que lleva. La toma de conciencia que provoca esta representación de sí puede ser considerablemente mejorada por la asociación con la Gestalt. Gestalt y psicodrama. El psicodrama permite vivir de manera intensa las reacciones emocionales por las interacciones entre los actores del drama y el que representa el papel principal. La libertad de cada uno para asumir su papel, la posibilidad de proyectarse en él es un factor global de toma de conciencia.. Gestalt y psicoanálisis. A la toma de conciencia de la mente que propugna el psicoanálisis, la Gestalt añade la del cuerpo. Lo que el cuerpo dice, lo que se calla, pequeños gestos incontrolados, reticencias, abandonos, son otras tanats informaciones que confirman o niegan lo que dicen las palabras. Se puede considerar que la Gestalt procede al “desbroce” de los problemas relacionales, establece a la vez la asunción de la responsabilidad personal y da lugar al incremento de la energía y a una nueva relación con lo real, bases indispensables para un cambio perdurable. Puede prepara el camino para un tratamiento analítico o estar asociado a el., en la medida en que las vías de acceso a la toma de conciencia son para la Gestalt muy distintas a las del psicoanálisis. El arte en la terapia Gestalt. La razón por la que el dibujo o la pintura pueden ser terapéuticos es que cuando son experimentados como procesos, permiten al artista conocerse como una persona total en un lapso de tiempo relativamente corto.

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Ya se trate de dibujo, de pintura o de escultura, el proceso se desarrolla en vrias etapas. Una primera es la toma de conciencia por parte del individuo con la realidad de su cuerpo, en sus gestos, de sus tensiones y de sus zonas distendidas, de la forma en que se mueve, en que se llena el espacio. Toma entonces contacto con la materia y el color de los materiales que utilizará. A continuación, con los ojos cerrados, transcribe sobre el papel lo que siente por medio de figuras simples, expresando lo que está ahí. En una segunda fase, utiliza el color para animar las superficies ya delimitadas. La persona está entonces en contacto con sus moralidades, sus zonas de sombra y de luz, cuya representación progresa al tiempo que la realización de la obra. Finalmente, cada obra será expuesta y su autor describirá en tanto que proyección de sí mismo. Esta misma técnica se podrá aplicar a la música, a la escultura, al teatro o a cualquier otra creación artística individual o colectiva. La vídeo-Gestalt es una técnica diseñada por Barry Goodfield que en el año de la edición del libro (1980) está bastante restringida tanto en Francia como en Estados Unidos y que en España es casi inexistente. En líneas generales, consiste en la grabación por cámaras de TV en circuito cerrado de las interacciones del paciente con otras personas. Posteriormente, el paciente se observa como le ve ven los demás y compara esta visión con la percepción que tiene de sí mismo y toma conciencia de las de la contradicción reveladora de conflictos entre su lenguaje y los mensajes no verbales que emite.

Parte III: CAMPO TERAPÉUTICO, CAMPO DE EXPERIENCIAS0 9. Aquí y ahora: un grupo. 0, Una jornada en la vida de un grupo En este apartado se relata la experiencia vivida por un grupo de personas en una jornada. Se comienza con una Ronda de nombres y a continuación se enuncia las reglas básicas. Terminados estos prolegómenos se pasa a definir el objetivo de lo que cada cual desea sacar del grupo en ese fin de semana, que van reformulando los animadores para convertirlos en objetivos admisibles para el conjunto del grupo. Después de un breve descanso se hace una ronda sobre lo que sienten corporalmente. El trabajo comienza, enfocando la atención sobre alguna de las sensaciones de los presentes (dolor, angustia). La jornada va transcurriendo, encadenando las sensaciones que expresan unas y otros. En un determinado momento la participación baja hasta que se hace un silencio que sube la tensión hasta que se propone realizar un ejercicio por parejas, para describir al otro el momento más feliz de su vida. El ejercicio suscita reacciones diversas entre los participantes: éxtasis en alguna pareja, acoso en otra.. que sirven para ir desmarañando los sentimientos contradictorios de alguna persona. Se hace una breve pausa que sirve para relajarse y comentar. Se comienza, nuevamente, con un silencio de tres minutos para volverse a centrar el grupo y se les pide a aquellos que no se sienten aprovechen para deshacerse de lo que les preocupa y para anunciar que al día siguiente se tratarán los “asuntos pendientes” que han salido en la jornada. Hay una intervención muy emotiva que sirve para que cada persona del grupo tome contacto con el punto fundamental de su deseo de vida o de muerte. Nada de feedback, unos se acercan a otros, a su calor. Otros se aíslan. Es el momento del repliegue, de la reflexión, hacia dentro o hacia fuera, según el temperamento de cada uno. Se finaliza con la pregunta ¿Qué es lo que hace que tenga ganas de vivir, de ser, de crecer?. La respuesta viene del ejercicio respiratorio donde se toma contacto con el suelo y con el cielo. ¿Qué son los grupos de Gestalt? Los grupos se conforman por personas de todas las edades y condiciones, de las cuales dos terceras partes son mujeres y su procedencia

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profesional y motivación es muy variada: empujados por una lectura o consejo; liberarse de un malestar generalizado; dar un sentido a su vida; reponerse de una larga terapia psicoanalítica,.. Otros presentan síntomas dolorosos o molestos. Impotencia, frigidez, timidez enfermiza, fobias, angustias, conflictos agudos con personas próximas, miedo de la propia violencia,.. Todos estos que presentan una demanda relacionada con un malestar difuso o síntoma constituyen la mitad del grupo. La otra mitad lo constituyen gente joven, marginal y de izquierdas que decepcionados de la política, habían optado por “cambiarse así mismos antes de cambiar el mundo” Se encuentran entre los grupos a un buen número de “hijos del mayo del 68”, de parados también, a los que sus dificultades económicas han llevado a un cuestionamiento radical. Hay quienes viven en comunidad y esperan que la participación en un grupo mejore sus relaciones interindividuales, evite las tensiones y defina sus limites con relación a los otros. Algunos antiguos drogadictos o alcohólicos viene, después de su desintoxicación, a buscar soporte afectivo. Otros, atraídos por las modas del pensamiento oriental, combinan su búsqueda espiritual con un caminar hacia el autoconocimiento. Están los que militan en grupos ecológica no-violenta que intentan responder a las múltiples preguntas que se le plantean, como por ejemplo: ¿Quién soy yo en mi militancia?. Finalmente quedan aquellas personas que cuya profesión supone una ayuda a los demás –médicos, psicólogos, asistentes sociales, profesores, etc- que les pone en contacto con las dificultades de relación, con la necesidad de definirse claramente con respecto a sus pacientes o alumnos y se preguntan ¿Quién soy yo ante este ser que sufre y hasta donde puedo ir para aliviar su sufrimiento? De manera general se observa como el desarrollo del grupo se van modificando las motivaciones , que partiendo de hacer desaparecer un síntoma, de resolver un problema de relación,.. se va operando un suave desplazamiento hacia la búsqueda de un sí auténtico, que acaba siendo el verdadero motivo de la participación regular en un grupo. ¿Por qué la Gestalt en grupo? El proceso terapéutico en sí –individual o en grupo- es enormemente complejo. Pone en juego no sólo la motivación de la persona, su deseo real de cambio, su coraje para afrontar situaciones difíciles, proceso que cada escuela psicológica ha elaborado en función de su concepción del funcionamiento del ser humano. En lo que se refiere a la Gestalt: la finalización de Gestalts inacabadas, la restauración del continuum de la consciencia, el respeto del ritmo contacto-retirada, la integración de polaridades, etc, así como las influencias de diferentes condiciones que se pueden calificar como “factores curativos”, siendo algunos más bien condiciones favorables al cambio, y otros, mecanismos que conducen al cambio. Estos factores curativos se encuentran en diferentes grados en una terapia individual, pero que las condiciones de trabajo en grupo los fomentan con mayor intensidad. - La esperanza: “Si tu cambias, también yo puedo hacerlo”. - La universalidad: “Creía que yo era el único que tenía esos problemas” - Una mejor información: “Si respiras más fuerte, quizás vas a temblar, es normal”. - El altruismo: “No me daba cuenta de que verdaderamente podía dar algo a alguien”. - La puesta en escena de grupo familiar original: “No me daba cuenta de que te tomaba por mi madre” - La enseñanza interpersonal: “Me dejas indiferente, nadie me interesa”. - La calidad de la experiencia emocional - El grupo, microcosmos social. - El grupo, amplificador y testigo.

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El grupo, financieramente al alcance de todos.

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Los grandes temas.

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El terapeuta.

Ya sea en un trabajo individual o de grupo, los mismos temas se repiten con frecuencia: la toma de conciencia de estar vivo y de forma completa en el mundo, el dolor tras la separación de un ser querido, la dificultad para cortar el cordón umbilical con un de los padres, incluso en la edad adulta, la amenaza que representa la creciente autonomía de un niño, las dificultades que entraña una relación en pareja, muy a menudo ligadas a la imagen a la imagen de los padres, el apego indefectible al sufrimiento, etc. La aparición de cada uno de estos temas está precedido frecuentemente por una intensa angustia y por fenómenos dolorosos a nivel corporal, como si la persona se defendiera de tales síntomas de la toma de conciencia de estas Gestalts. La consciencia de ser en el mundo. Se trata de la evidencia de la propia unidad, de la propia individualidad como ser humano que algunos autores la denominan seguridad ontológica. El dolor por la pérdida de un ser querido. En ocasiones esta pérdida nos bloquea entrar en contacto con la consciencia de la realidad de nuestra vida. La dificultad para cortar el cordón umbilical. Cualquiera que sea la edad y el grado de evolución de la persona, toda terapia pasa por una etapa de confrontación con los padres. Reviviendo cada experiencia negativa es como se tomando forma la autonomía real de la persona adulta. La terminación de estas Gestalts inacabadas aboca en el perdón y en el posterior reconocimiento de lo que hay en el otro digno de ser amado. La amenaza de los hijos que crecen. En ocasiones estas amenazas esconden Gestalts no resueltas con los propios padres y que se proyectan en las relaciones con nuestros hijos. Las dificultades en una relación de pareja. Muchas de estas dificultades se ponen en evidencia a través de pequeños gestos inconscientes. Es como sí más allá del discurso racional, se expresara a nivel del cuerpo una verdad profunda diferente, que sale a lauz a pesar de la censura individual. El apego al sufrimiento. Según Gurdjieff, “lo único que un hombre está dispuesto a abandonar son sus sufrimientos”. Este sufrimiento es aquel que nos ata después de que el miedo y la angustia hayan anestesiado sensaciones y sentimientos quedando como único modo de expresar la vitalidad de nuestro ser. Toda terapia pone en juego de forma velada las ideas del terapeuta o de la escuela a la que éste pertenece. Estas ideas condicionan su actitud y sus intervenciones. La terapia Gestalt pretende desarrollar la consciencia y amplia la gama de los comportamientos posibles del individuo. El proceso está destinado a permitirnos examinar el contenido y las dimensiones de nuestra vida interior. En otros términos, si llegamos a colmar nuestros vacíos, a reactivar las zonas muertas, emocionales, físicas e intelectuales, a asumir el riesgo de responder a una situación dada con otros comportamientos distintos a los habituales y entonces nos convertimos en sede de un proceso creativo que es la vida misma. El aquí y el ahora. Cada ser tiene su propia experiencia del mundo. La dimensión del presente, del aquí y ahora, d a esa experiencia su carácter de inmediatez. Aquí y ahora experimento mis sensaciones del calor del sol en mi espalda, el sentimiento de excitación que me asalta cuando leo,..

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Aquí y ahora experimento el tiempo de una manera que no me es familiar. Se trata de un tiempo continuo diferente al habitual que re orto en rodajas centradas en el pasado y en el futuro y que se me escapa de las manos. Aquí y ahora soy el único responsable de las experiencias que configuran mi vida. Nadie puede hacerme sentir lo que no siento. Nadie me hace hacer lo que hago. Nadie es responsable de mi comportamiento. Estoy en contacto con mi risa, con mi alegría, con mis capacidad de maravillarme ante las mil y una astucias del ingenio humano. Pero también estoy en contacto con mis propias trampas: el miedo al fracaso que bloquea mi visión creativa de la situación y me impide confiar en mi intuición, mi dificultad para utilizar la frustración y para dejar que alguien chapotee en una situación difícil, mi reticencia a ejercer influencia sobre los demás. Deberé ser capaz de integrar dos modos de conciencia, dos modos de estar en el mundo: ser activo, y ser pasivo y receptivo, analizar las particularidades y ver la totalidad, estar controlando y también inmerso en el desarrollo de lo que sucede, estar serio y utilizar mi sentido del humor, del juego, estar seguro de mí y autorizarme a improvisar cuando lo crea oportuno. Utilizaré los instrumentos que tengo a mano con rigor y flexibilidad, no olvidando que el objetivo es la ampliación del campo de la consciencia y de las posibilidades de éste. No puedo ayudar al paciente a “hacerlo”, pero puedo proporcionarle el espacio donde él podrá hacerlo. La implicación personal. Yo soy yo –el terapeuta- presente al otro en mi realidad. No le pido nada, me complazco en aprender, en observar, en comprender su experiencia exactamente como es. Respeto lo que és. Puedo disponer de mi atención, de mi intuición, de mi ingenio para proporcionarle situaciones nuevas que él podrá experimentar. El contacto con el otro me despierta el sentimiento de existir ala vez, en tanto que entidades distintas, y difiere de una simple adición de nuestras dos personas. Formamos una Gestalt. Yo acepto la emoción que despierta en mí el compromiso del otro con un camino difícil. El aburrimiento me inmoviliza cuando él se enreda una y otra vez en una vía sin salida y yo le comunico lo que sucede en mí, factor creador de situaciones nuevas en nuestra relación, al mismo nivel que lo que pasa en él. La observación: principal instrumento del terapeuta. La observación tiene lugar a dos niveles: la percepción minuciosa de los detalles ( el contenido del discurso, el tono de voz, el lugar y la amplitud de la respiración, la coloración de la piel, la vivacidad, la profundidad o atonía de la mirada, las rupturas del dic¡scurso, la armonía de los gestos, la presencia de los movimientos inconscientes que desmienten el significado de la postura) engendra toda una serie de imágenes y sentimientos en el terapeuta. El conjunto de todos ellos lleva a una formulación interior del problema presente. Por fin, un elemento significativo del comportamiento de la persona, el resonador (una palabra, un gesto, una actitud que habrá resonado en el terapeuta, suscitándole imágenes particularmente fuertes), servirá para sugerir la experiencia que le será propuesta al paciente. Siendo la finalidad de esta experiencia el favorecer n el curso de su desarrollo una toma de conciencia nueva del problema. (Ejemplo de Elizabeth sobre “el puré”) Es muy importante que la persona aprenda a reconocer la fluidez del proceso de toma de conciencia y el placer de encontrar un elemento nuevo en el descubrimiento de sí misma.

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Los diversos campos de aplicación de la terapia Gestalt

La Gestalt supera ampliamente el marco de la terapia individual o de grupo. A fecha de la primera edición del libro (1980) y en el contexto francés, la terapia Gestalt se empleaba en tres ámbitos destacados: la institución psiquiátrica, la terapia familiar y la empresa. La terapia Gestalt en la institución psiquiátrica. Veamos cuales son las condiciones de la particulares de la institución, los aportes para los pacientes (percepción y responsabilización) y las modalidades de aplicación. Las condiciones particulares de la institución. La situación de hospitalización implica de hecho la no-responsabilidad del sujeto. Obien ha sido puesto en manos de la institución por voluntad de otras personas (jueces, médicos, familia,..), o bien, en el mejor de los casos , se trata de un “enfermo voluntario”, porque el sujeto ha constatado por sí mismo su impotencia para tomar las riendas de su vida, para asumir sus responsabilidades, y va al hospital psiquiátrico en busca de un refugio. Esta situación particular está en contradicción con la terapia Gestalt que lleva a la persona a encontrar en sí mismo su propio punto de apoyo, más que esperarlo de su entorno. Por otra parte, el funcionamiento mismo del hospital implica que el enfermo acepte su estado de enfermedad y se deje cuidar y curar. La práctica de la terapia Gestalt podrá levantar el temor de algunos internistas a perder su poder y con ello poner dificultades para su implicación personal. Así mismo, el funcionamiento de un grupo producirá reacciones de rechazo de los pacientes que queden excluidos. Estas y otras consideraciones pueden llevar a pensar que, efectivamente, no es posible utilizar la Gestalt en el interior de la institución, entonces ¿Cuál puede ser el beneficio para los pacientes?. Más allá de la relación institucionalizada con la enfermedad que es el hecho actual del paciente, en el curso del trabajo en grupo emerge un material significativo de su relación consigo mismo: duelos, antiguas frustraciones, esquemas repetitivos de comportamiento, etc. La toma de conciencia de estas Gestalts inacabadas y de la forma en que influyen sobre su concepción de sí mismo y sobre sus relaciones con los demás y con el mundo, puede ser directamente utilizable por el paciente, incluso en el marco rígido en que se mueve y que está en contradicción con la búsqueda de la responsabilización individual que subyace cada intervención en terapia Gestalt. La práctica de percepción activa. La insistencia de la terapia Gestalt en llevar de nuevo al paciente a lo que emerge a nivel de su cuerpo constituye un favor terapéutico importante, máxime en los enfermos mentales que se han desconectado prácticamente de la percepción de su cuerpo en la medida en que ésta engendra en ellos una angustia intolerable. La responsabilización. La participación activa en un grupo implica ya un paso activo hacia un cambio de estado. Esta responsabilización que se pide durante el desarrollo del grupo a nivel de palabra, de la vivencia corporal, emocional y cognoscitiva constituye una experiencia limitada pero que podrá ser utilizada en la vida cotidiana, en las relaciones con la familia, con los facultativos, con los otros enfermos. Las modalidades de aplicación. La terapia Gestalt en el seno de la institución se puede concebir como un paso, una transición, entre el estado de “persona asistida” y el de “individuo de pleno derecho”. Puede parecer irreal pedir a los participantes una implicación totalmente voluntaria, en ese caso, sería necesario concebir un modo de trabajo menos frustrante,

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asociando Gestalt con otras técnicas: relajación, masaje, sueño despierto, bioenergía, análisis transaccional, grito primal, etc. Según la configuración y necesidades del grupo. Idealmente, se podrían concebir pequeñas unidades terapéuticas autónomas en las cuales, al salir del hospital psiquiátrico, fuera posible trabajar en la línea de la responsabilización personal. La terapia familiar. Una familia es semejante a un archipiélago, compuesto de islas diferentes cuyos contornos son permanentemente remodelados por las corrientes que circulan entre ellas. El objetivo de la terapia familiar es levantar de alguna forma el mapa de estas corrientes invisibles –tanto benéficas como corrosivas- a fin de permitir que cada uno reaccione en el sentido de su propio destino. La terapia familiar Gestalt tiene como finalidad restaurar la familia en sus funciones en tanto que principal fuente de recursos para las necesidades personales de cada uno, tanto adultos como niños. Las indicaciones de la terapia familiar. Es susceptible de terapia familiar toda pareja en peligro. En la medida en que los hijos no estén directamente asociados al problema y no presenten síntomas d desequilibrio, la terapia se limitará únicamente a la pareja. En caso contrario, incluirá también a los hijos. Las técnicas en la terapia familiar. La terapia familiar se basa en reglas simples que tienen por objeto abordar los problemas de relación de una familia o una pareja desde un ángulo distinto al que le es habitual: - Cada persona intentará comprometerse tan realmente como le sea posible en lo que dice. - Se referirá a lo que personalmente siente y no a lo que juzga o condena. - La escucha del otro estará garantizada por la repetición del contenido del discurso “Entiendo lo que tu dices es que sufres por…” El trabajo del terapeuta es comparable al de un perro guardián: - Vigila para que cada uno tenga su espacio para expresarse. - Favorece la confrontación en lo que pueda tener de positivo pero denuncia la reaparición de antiguos esquemas de relación. - Pone en evidencia las caídas de la atención, las miradas ausentes y todos los medios utilizados para eviat el contacto. - Vigila para que las reglas semánticas de la Gestalt se respeten : frases simples y directas, empleo del “yo”… Además utiliza sus recursos para hacer pasar del nivel de conversación a la expresión más afinada de sus propias necesidades y de lo que esperan de los otros para satisfacerla, y después a un compromiso personal con relación a la demanda, poniendo en juego el contexto emocional que con ello se relaciona. En este nivel de implicación se entablan las negociaciones entre los miembros de la familia. Las posibilidades y deseos de cada uno han sido delimitados y expresados. Cada uno ha definido sus límites y los de los otros y ha tomado conciencia de las frustraciones y gratificaciones que de ellos espera. El terapeuta deberá también facilitar la expresión de las proyecciones de cada uno y su toma de conciencia. La Gestalt en la empresa. Un cierto número de conceptos psicoanalíticos son utilizados en la vida de la empresa. La intervención en la empresa. Sus condiciones. En general, la intervención recae sobre un grupo interdisciplinario compuesto por diferentes miembros del personal. Se plantea la pregunta de cuál es el objetivo de la intervención. Si los síntomas de una empresa son comparables a los de un ser humano, las “condiciones terapéuticas” son

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muy diferentes. La pregunta que se hace cualquier consejero de empresa es ¿A quien va a beneficiar esto, a ellos o a mí? Una vez respondida se pasa a ocuparse de los síntomas. El objetivo del terapeuta. “Mi objetivo… es ayudar al individuo a reconocer, desarrollar y llevar a cabo la experiencia de su potencialidad y de su posibilidad de cooperar con el mundo de su organización, sea cual sea su condición actual. Los datos. Más allá de las características socioeconómicas que confieren su particularidad a cada empresa, los elementos que se deben considerar son los siguientes: - El miedo. El miedo preside el conjunto de relaciones entre parejas tanto como el de las relaciones jerárquicas. Bloquea la mayir parte de las innovaciones, diluye las responsabilidades y pone freno a la creatividad individual de cada uno. - La omnipotencia del jefe. Su estilo de dirección, su capacidad de liderazgo, su actitud, sus enfados, sus decepciones , sus rencores,.. y la energía a gastar para equilibrar todo ello - La tiranía del pinche. Considerando el término pinche como perro de abajo. Los gemidos, las quejas, no quiere hacer nada y goza de siu impotencia, usando la energía para combatir al “jefe”. El diagnóstico. Si consideramos la empresa como una persona, se observa que la formación de las Gestalts (tareas comunes, decisiones, realizaciones,..) y su realización están bloqueadas como en una persona neurótica. El miedo mantiene a los colaboradores en una zona intermedia , la de los juegos y las esperas. Como en una terapia individual, el trabajo de empresa consistirá en que los protagonistas lleguen a tomar conciencia de los medios de prevención que utiliza, a dejarlos hundir en el Impass, allí donde sus juegos habituales ya no funcionan, favoreciendo después la explosión que les permita activar de nuevo sus energías bloqueadas. La intervención de tipo Gestalt. Una gran parte del tiempo estará destinada a resolver las tensiones generadas por la condiciones mismas de la intervención, otra parte del tiempo se dedicará a valorar el problema preciso objeto de la intervención. Por ultimo, el resto del tiempo se empleará en la conformación del grupo de trabajo, en permitir a cada uno la definición de sus propios límites, la valoración de su implicación en relación al problema planteado, así como a su deseo o no de funcionar de un modo diferente con sus colaboradores. La intervención en la empresa no tendrá por objeto favorecer un lenguaje más cordial entre los protagonistas, un modo de relación más suave, ni llevarles a la formulación de buenos propósitos. Por el contrario, favorecerá la salida a la luz de los conflictos, la responsabilización de cada cual respecto a lo que dice, hace o siente. La meta perseguida es permitir que cada uno encuentre sus propios límites, se defina mejor y se establezca con los demás una relación que movilice la agresividad y el conflicto en tanto que fuerzas que revitalizan el contacto.

Parte IV: LA TERAPIA GESTALT: UNA TERAPIA DE PLENO DERECHO 13. Fritz Perls, posible fundador de una “nueva terapia” La biografía de Fritz Perls, su lucha, sus anhelos, su pesimismo y su inmensa vitalidad se va describiendo siguiendo los cuatro grandes espacios geográficos donde se desarrolló su vida. Europa: nacimiento en el seno de una familia modesta con una madre judía ortodoxa, infancia de un niño inteligente y rebelde, juventud como estudiante de medicina y

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soldado voluntario en la Iª Guerra Mundial, su comienzo como terapeuta psicoanalítico y su posterior matrimonio con Laura en Alemania y su huida a Holanda ante el acceso del nazismo. África: Instalado en Sudáfrica, después de su salida de Holanda, adquiere popularidad como psicoanalista regresa a Europa donde resulta rechazado por la escuela psicoanalista clásica, para regresa a Johannesburgo y escribir su primera obra “El yo, el hambre y la agresión”. América: Se instala en Nueva York y comienza su exploración con Laura Perls y Paul Goodman de un nuevo enfoque terapéutico. Descubre la dianética, se inicia en el zen y viaja por el mundo. Abandona N. Y. y a Laura Perls para instalarse en Miami y poco después en Florida, sigue viajando mostrando su forma de aplicar la terapia Gestalt y comienza a experimentar las drogas. Nueva huida a California y profundiza en su deterioro físico. Se instala en Los Angeles y renace su voluntad de instalarse como terapeuta y su necesidad de viajara alrededor del mundo. Esalen. A la vuelta a Los Angeles funda con un grupo de terapeutas el Instituto Esalen en el Big Sur, donde Perls reina como maestro ofendiendo a unos y seduciendo a otros, trabaja con Ida Rolf la quiropráctica y las tensiones musculares. Su relación con el resto del equipo se deteriora y se instala finalmente en Cowichan fundando el Instituto de Gestalt en Canadá. Vuelve a viajar a Europa con una salud muy deteriorada y regresa a Estados Unidos para ser ingresado en Chicago muriendo pocos días después.

Fundamentos teóricos de la terapia Gestalt

Marie Petit, reconoce que es muy difícil determinar con precisión los fundamentos teóricos de la terapia Gestalt. Es la teoría Gestalt, el psicoanálisis, el existencialismo, las filosofías orientales y corrientes terapéuticas como el psicodrama de Moreno, la terapia rogeriana, el análisis transaccional de Berne y la semántica de Korsybsky los que proporcionaron a Perls elementos significativos para conjuntar y desembocar en una práctica terapéutica específica. Los diferentes elementos que configuran esta terapia y que proceden de estas corrientes psicológicas, se podrían resumir en los siguientes: ¿Qué es una Gestalt? Tomado de la psicología alemana (teoría Gestalt) , designa una entidad de percepción, un todo, algo completo. La Gestalt de percepción. Según la teoría Gestalt, la percepción se organiza espontáneamente en estructuras bien definidas (Gestalts), constituidas por una forma (el objeto percibido) y un fondo, el campo de percepción en el que está situado el objeto (su entorno). La percepción depende de la forma en que el sujeto organiza su campo perceptivo de acuerdo a sus necesidades. El todo es diferente a la suma de las partes. Los diferentes elementos que configuran una imagen están unidos por relaciones cambiantes. La atención se irá desplazando entre los distintos objetos en función del interés que cada uno nos despierta en cada momento. Todo ello configura una percepción cambiante según las partes en las que ponemos nuestra atención más que un todo global y cerrado. La Gestalt del comportamiento. El concepto de organización del campo de percepción (teoría Gestalt) se ha extendido al campo mental. En el psiquismo, los pensamientos, los sentimientos, los recuerdos, se organizan en Gestalts, con una forma dominante que se determinará claramente sobre su fondo. ¿Cómo se articulan la terapia Gestalt y la teoría Gestalt? La terapia Gestalt ha tomado dos conceptos de la teoría Gestalt: 1) Su definición de Gestalt, entidad constituida por las relaciones dinámicas entre una forma y un fondo, que permite a la persona organizar sus percepciones en un todo. Perls se refiere a dos niveles

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diferentes: Gestalt de la personalidad (la totalidad que se manifiesta en la necesidad de realización y de integración de las partes), Gestalt del comportamiento (la totalidad que emerge cuando una tarea emprendida ha sido llevada a buen término). 2). El concepto de Gestalt no terminada que implica que una persona noo puede estar disponible para otro tipo de experiencia hasta que haya llevado a término las experiencias incompletas de su vida. En tanto la Gestalt no está terminada, la persona la reproducirá compulsivamente.. La terapia Gestalt considera que una persona sana es aquella en la que se desarrolla de forma permanente y sin trabas un proceso de formación y posterior destrucción de Gestalts. El ciclo de formación-destrucción de una Gestalt . El ciclo se puede representar en un esquema de dos ejes: uno vertical con la energía desarrollada durante el proceso; otro horizontal con el tiempo. A lo largo de un área sinodal se muestran los diferentes estados de flujo del organismo: 1) vacío fértil ; 2) déficit que se manifiesta; 3) ésta necesidad que engendra tensión; 4) Esta tensión que engendra a su vez una excitación que moviliza las funciones sensoriales y motrices; 5) Contacto con la persona u objeto; 6) Experimentación del placer de contacto; 7) Resuelvo la necesidad; 8) Experimento la satisfacción de la necesidad cumplida 9) Me separo de la persona u objeto y entro en un nuevo periodo de reposo. El ciclo patológico es el resultado de la interferencia de las experiencias mal asimiladas del pasado, de las Gestalts inacabadas. La terapia Gestalt y el psicoanálisis. El psicoanálisis freudiano proporcionó a Perls un soporte práctico y teórico para sus reflexiones. Constituyó una constante, una especie de patrón al que se refería, le gustara o no. Cada uno de los teóricos de esta corriente aportó su particular visión a la terapia gestáltica. Freud. Perls mantuvo una relación de profundo respeto hacia su figura y su pesar por no ser reconocido. De Freud y su teoría freudiana, Perl disiente en diversos aspectos: Tratamiento del hecho psicoanalítico como aislado del organismo en su totalidad; teoría de la neurosis; la preeminencia del instinto sexual; el concepto de transferencia; Rechazo de la existencia del inconsciente… Jung. La terapia Gestalt de integrar las polaridades complementarias en cada característica del individuo se aproxima a la visión junguiana de que el individuo no estará completo en tanto no haya integrado los aspectos contradictorios de su personalidad. Adler. Perls comparte la concepción del hombre que se crea por sí mismo en la consciencia y la aceptación de lo que es, coincidiendo con la visión de Adler, aunque rechaza su fascinación por la construcción de su futuro. También coincide con la atención a los pequeños hechos de la vida cotidiana. Rank. La terapia Gestalt intenta, como en la visión de Rank, llevar a la persona a realizarse integrando sus miedos gemelos de separación y unión. Así mismo coincide en el énfasis que pone Rank sobre el desarrollo de la relación terapéutica como interacción entre dos personas comprometidas en un proceso terapéutico. Reich. Tuvo una influencia decisiva sobre Perls, al incitarle a interesarse por el comportamiento de la persona, a observar sus características lingüísticas, sus posturas, sus actitudes musculares y gestuales. Sullivan. Aporta la importancia de la autoestima. Berne. Porta la la evidencia de los juegos transaccionales en las relaciones humanas. Rogers. Aporta el valor esencial del feedback.

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La Gestalt y la semántica general. La semántica de Korsybski pone de manifiesto la ligazón entre la forma que pensamos y la forma en que nos expresamos. El desorden imperante en la utilización del lenguaje conlleva un desorden correspondiente de nuestro pensamiento, de nuestra reflexión y de nuestra facultad de valoración, de la misma forma que la comunicación entre los individuos resulta por tal causa insegura o deformada. La terapia Gestalt ha puesto en marcha una serie de juegos semánticos que ponen en evidencia la forma en que evitamos exponernos personalmente en lo que decimos y cuánto proyectamos en lo que decimos. La Gestalt y el psicodrama. Desl psicodrama de Moreno, Perls sacó la enseñanza de que es más fecundo participar en una experiencia que hablar de ella y tomó de él la técnica del intercambio de papeles entre protagonista y antagonista, que permite ver lo que puede sentir el otro así como la idea de representar, tan fiel como sea posible, un episodio imaginario o conservado en la memoria. La Gestalt y las teorías filosóficas. El existencialismo aportó una serie de conceptos básico a la terapia Gestalt “Cada uno debe asumir la responsabilidad de su propia existencia. En un momento determinado nadie puede ser diferente de lo que en ese momento es”. Así mismo, en la relación terapéutica aplica lo que Buber describe como relación “yo-tú”, una relación subjetiva donde dos personas muy distintas coexisten, en contraposición a una relación de sujeto a objeto en la que el saber y las decisiones son unilaterales. El holismo, Perls toma este término para elaborar un sistema filosófico en el que la evolución reposa sobre la realización de la totalidad del ser. Maslow, Perls incorpora la concepción del hombre en búsqueda de su realización, formulada por Maslow al distinguir dos tipos de necesidades, las básicas y las de autorrealización. Friedlander esta filosofía contiene dos ideas importantes, “la indiferencia creativa” y el “pensamiento diferencial” que Perls ha incluido en su concepción de la terapia Gestalt. La Gestalt y el pensamiento oriental. La terapia Gestalt reconoce la unidad de la forma y del fondo, que no tienen sentido fuera de este contexto y que se aproxima la idea del yin y el yang: el universo es un flujo constante de movimientos que se suceden perpetuamente: lo único constante es el cambio.

EVALUACIÓN CRÍTICA

REFLEXIONES Y ANALISIS DE LOS TEMAS PLANTEADOS La primera parte del libro: Individuo sano, individuo enfermo, la autora trata de responder a la pregunta planteada en el prefacio de ¿Cómo y por qué encontramos tan poco satisfactorios el sabor de nuestra vida, nuestras relaciones con el mundo, con los demás y con nosotros mismos?. Para ello parte de un concepto fundamental en la terapia Gestalt que es la relación directa con lo real, cómo es y se manifiesta esta huida de lo real, los mecanismos neuróticos que se utilizan para evitar la angustia y construyendo una serie de Gestalts inacabadas que en definitiva configuran nuestras neurosis. A lo largo de este periplo, la autora va desgranando los conceptos teóricos en los que se basa la terapia Gestalt, tales como, la necesidad fundamental de realizarse como ser humano y como esta necesidad pasa por el contacto con los demás, con los seres y consigo mismo; las fronteras del contacto y como éste implica una consciencia activa;

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las fronteras del yo como resultado del conjunto de las experiencias vividas por una persona; la constancia de la imagen de sí mismo, construida a lo largo de la vida, para asegurar la aceptación de las personas de nuestro entorno y como las dificultades de relación con el mundo no solo atañen a la función de contacto, sino también a la función de retirada. En: La huida de lo real la autora expone como utilizamos todos los procedimientos que están a nuestro alcance para evitar lo real, separarnos de nuestras emociones y sensaciones, huir del contacto y refugiarnos en el pasado o en el futuro. Comienza con un breve relato de cómo transcurre la primera media hora de la mañana en la vida de un hombre para evidenciar la pérdida de contacto con el entorno a través de la dificultad de experimentar la realidad y como se puede ejercitar el aquí y ahora a través de diversos ejercicios; el apego a los propios estereotipos que nos priva del contacto con los múltiples aspectos de nosotros mismos y de formular respuestas creativas a los problemas; la desmovilización sensorial fruto de las prohibiciones familiares en nuestra infancia; la negativa a focalizar la atención al considera la concentración como un esfuerzo coercitivo y obligado a realizar; utilizar la palabra como barrera que levantamos contra nosotros mismos y los demás y utilizando determinados artificios para desviar la palabra de su función primitiva como son: hablar del otro en lugar de hablar de si mismo, codificar los mensajes, desmentir la palabra con la postura, sofocar la palabra emocional, preferir la jerga a la expresión simple de la realidad, parlotear mentalmente; finalmente, la autora expone como las defensas son el principal medio para evitar el contacto con lo real. Los recursos utilizados y muy especialmente el relato inicial, ilustran de una forma clara y precisa cómo es esta pérdida del contacto con la realidad, así mismo, se presentan de forma alternativa reflexiones y ejercicios, bien para ejemplarizar la pérdida del contacto, o bien como entrenamiento para evitarlo. A mi modo de ver, se podrían haber integrado ambos aspectos en cada apartado y con ello tendríamos una visión más completa y práctica de este capítulo. Los mecanismos neuróticos de prevención, según Marie Petit, son aquellos mecanismos que utilizamos para sustraernos al dolor. Estos mecanismos formulados como procesos por la autora, son los ya conocidos: proyección, deflexión, introyección, reflexión y confluencia. Nuevamente, en la explicación de los mecanismos neuróticos, además de la definición de cada mecanismo, Marie Petit, utiliza una experiencia que lo ilustra y con ello se acerca a la teoría de una forma más atractiva que la simple definición. Finalmente y para terminar esta primera parte del libro, la autora, describe la neurosis, definiéndola a través de los diversos fenómenos observados, es decir, de las causas de la misma, como son: la dificultad de contacto consigo mismo y con el mundo exterior, la identificación imaginaria con un personaje ideal, la manipulación del entorno, la angustia. A continuación describe cómo se constituye la neurosis para evitar el temor al sufrimiento o a vivir una experiencia nueva. Finalmente, enumera y define los cinco estratos de la neurosis: El de los clichés. El de los papeles (roles) y juegos. El impasse o estrato neurótico. El implosivo o estrato de la muerte. El explosivo o estrato de la vida. En este caso, la autora, no utiliza experiencias que ilustren estos conceptos, no obstante, su forma de explicarlos es breve, directa y clara, lo cual se agradece.

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En la segunda parte del libro: Restaurar la unidad del ser, la autora trata de responder a la pregunta ¿Cómo podemos remediarlo? (la poca satisfacción del sabor de nuestra vida y de nuestras relaciones con el mundo, con los demás y con nosotros mismos) y muestra cómo a través de la terapia Gestalt la persona puede reencontrar el contacto consigo mismo y con lo que le rodea, reintegrando todas las partes de la personalidad, utilizando el trabajo con los sueños y describiendo cual es la aportación de la terapia Gestalt a otras técnicas terapéuticas. En el capítulo, reintegrar todas las partes de la personalidad, Marie Petit expone como la terapia Gestalt utiliza una serie de reglas y juegos para desarrollar la consciencia. Estas reglas son las siguientes: Vivir el aquí y ahora que supone estructurar lo que sentimos y percibimos con el momento presente y el estado actual; tomar conciencia del “cómo” más del “porqué”, siguiendo las manifestaciones somáticas de la experiencia psíquica mientras esta se desarrolla, es decir: apoyarse en las informaciones proporcionadas por la consciencia del cuerpo, suprimir las palabras parásitas que edulcoran el discurso, poner en evidencias las falsas preguntas. Otra regla sería, asumir la responsabilidad de lo que se es, es decir, utilizar el lenguaje en primera persona, el resto de las reglas serían, respetar el ritmo del contacto y retirada, aceptar la frustración. Para terminar, estarían los juegos que la terapia Gestalt utiliza, como son: los diálogos –dando la palabra a las personas ausentes-, el final de las situaciones no terminadas (Gestalts incompletas) por medio de diálogo o el juego imaginario, el juego de la proyección, desvelar un secreto para explorar los sentimientos de culpabilidad o vergüenza, jugar a los contrarios o amplificar o disminuir – exagerando la postura, entonación o gesto-. A lo largo del capítulo, la autora, describe la mayor parte de las “reglas” y “juegos” que se utilizan en la terapia Gestalt y lo hace de forma clara y directa, utilizando ejemplos en cada una de ellas. Se me hace muy evidente que todas estas reglas y juegos los he experimentado de forma directa a lo largo de la formación en Gestalt y ahora comprendo en mayor medida su utilidad. El siguiente capítulo: el trabajo del sueño, la autora lo presenta como una técnica que tiene por objetivo integrar las partes alienadas o dispersas de nuestro ser, para ponerlas de nuevo en contacto con la realidad. Para ello es indispensable que la persona reviva ese sueño de la forma más completa posible, narrándolo como si fuera la protagonista de la historia y empleando el tiempo presente. En la etapa siguiente se escenifica el sueño por parte de la persona que lo ha soñado, disponiendo los diversos elementos en el espacio e identificándose con cada uno de ellos. En este capítulo, además de una breve explicación sobre esta técnica, toma tres experiencias de sueño para ilustrar la técnica. La simple transcripción de la experiencia resulta suficiente, no obstante, hecho de menos alguna explicación puntual del proceso y de alguno de sus elementos. El último capítulo de esta segunda parte del libro trata sobre la aportación de la terapia Gestalt a otras técnicas terapéuticas, y la autora lo dedica a precisar cómo la asociación de otras técnicas terapéuticas permite ampliar el campo de experiencia del paciente y a describir brevemente las asociaciones de Gestalt con diferentes técnicas, como: la bioenergética, el análisis transaccional, el sueño despierto, el psicodrama, el psicoanálisis , y cómo el arte experimentado como proceso permite el autoconocimiento y la toma de conciencia y cómo la video-Gestalt, como circuito cerrado de TV, es

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utilizada en Estados Unidos y Francia para la propia observación de uno mismo en sus interacciones, movimientos, expresiones y movimientos posturales. Este capítulo, a mi parecer, está un poco desfasado de la realidad actual en nuestro país. Algunas de las técnicas como el análisis transaccional o la video-Gestalt, no me resultan familiares en nuestro país e incluso la técnica del sueño despierto me resulta completamente desconocida. Es más que evidente que desde la primera edición a esta segunda edición han pasado veinte años y alguna de estas técnicas pueden resultar un tanto anacrónicas. En la tercera parte del libro: Campo terapéutico, campo de experiencias, Marie Petit, espera responder a las preguntas de ¿Cómo se desarrolla un grupo Gestalt?, ¿Cuál es la influencia de los otros participantes?, ¿Quiénes son ellos? ¿Cuáles son sus problemas, sus anhelos, los temas que con más frecuencia evocan?, ¿Dónde se sitúa la intervención del terapeuta? ¿De qué instrumentos dispone? En el primer capítulo: Aquí y ahora: un grupo, la autora describe una jornada de un grupo terapéutico, qué tipo de ejercicios se realizan, cuales son las interacciones que se producen entre los participantes y el terapeuta y cómo se producen. El haber recogido en el libro la experiencia de un grupo terapéutico durante una jornada, así como alguno de sus momentos más intensos, me resulta sumamente ilustrativo e interesante. A continuación describen la composición de los grupos de Gestalt que según su experiencia lo configuran dos terceras partes de mujeres, el porqué de la Gestalt en grupo y cuáles son los factores curativos, tales como: la esperanza, la universalidad, una mejor información, el altruismo, la puesta en escena del grupo familiar, la enseñanza interpersonal, la calidad de la experiencia emocional, el grupo: microcosmos social, amplificador y testigo, financieramente al alcance de todos. A lo largo del capítulo, la autora, responde a algunas de las cuestiones que se plantea al comienzo del mismo. A destacar la composición de los grupos y cómo se muestra la influencia mutua entre los participantes y a través de que factores “curativos” se muestra esta influencia. Nuevamente, me resulta me resulta muy satisfactoria la forma clara y amena con que se describe este aspecto tan singular de los grupos terapéuticos. En el siguiente capítulo: los grandes temas, Marie Petit, utiliza algunas experiencias de terapia para ilustrar y comentar cuáles son los temas que se repiten con mayor frecuencia: la toma de consciencia de ser en el mundo, el dolor por la pérdida de un ser querido, la dificultad para cortar el cordón umbilical, la amenaza de los hijos que crecen, las dificultades en la relación de pareja, el apego al sufrimiento. A mi modo de ver, hecho de menos algunas reflexiones que enriquezcan cada uno de los grandes temas que se presentan en la terapia Gestalt. La simple referencia al momento del paciente no es suficiente. En el capítulo: el terapeuta, la autora expone cuatro aspectos básicos sobre la actuación del terapeuta: cómo su propio ideario o adscripción ideológica a una determinada escuela psicológica, condicionan su actitud y sus intervenciones; cómo la dimensión del presente, del aquí y ahora, da a la experiencia terapéutica su carácter de inmediatez; cómo su implicación personal está presente en su propia realidad, sin pedirle nada al paciente, simplemente observarle, comprender su experiencia tal y como es, respetarle y disponer de su atención, intuición e ingenio para proponerle

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situaciones nuevas en las cuales puede experimentar y finalmente, cuáles son los instrumentos del terapeuta, ya enunciados anteriormente (observación, atención,..). En este capítulo hecho de menos una reflexión y trabajo más profundo con respecto al terapeuta y la falta de identificación de otros instrumentos que utiliza el terapeuta, además de la observación. En el ultimo capítulo de esta parte: los diversos campos de aplicación de la terapia Gestalt, la autora describe algunos de los ámbitos donde se aplica la Gestalt, más allá de la terapia individual o de grupo, como son: la institución psiquiátrica, la terapia familiar, y la empresa. Cada uno de estos ámbitos con sus condiciones y particularidades. Este capítulo, a mi modo de ver, adolece de una cierta actualización a la actual realidad española. La cuarta y ultima parte del libro: la terapia Gestalt: una terapia de pleno derecho Marie Petit, realiza una breve descripción biográfica de F. Perls, su lucha, sus anhelos, su pesimismo y su inmensa vitalidad, así como un análisis de los fundamentos teóricos de la terapia Gestalt, es decir; la terapia y la teoría Gestalt (que son y como se articulan, la influencia del psicoanálisis (Freud, Jung, Adler, Rank y Reich), de la semántica general (Korsybski), de las teorías filosóficas (existencialismo, holismo, Maslow, Friendlander) y el pensamiento oriental. Es de destacar el interesante resumen que hace la autora sobre la vida de F Perls y sobre los principios terapéuticos de la Gestalt, hasta el momento no he encontrado en mis lecturas una síntesis tan breve, clara y directa como la recogida en este libro.

VALORACIÓN CRÍTICA El libro “La terapia Gestalt” me ha resultado sumamente interesante por ello he realizado un concienzudo y extenso trabajo (tal vez en demasía) de resumen y síntesis con objeto de que pudiera servirme como manual de referencia, ya que expone con sencillez y claridad muchos aspectos de la terapia gestáltica con abundantes ejemplos de experiencias terapéuticas. Esta lectura me ha aportado una serie de aspectos positivos como son: − Una comprensión más completa y global de los fundamentos teóricos de la terapia Gestalt. − Una visión directa y de primera mano de la Terapia Gestalt y de la casi totalidad de los elementos que la configuran, desde la perspectiva de una de las representantes más destacada de la psicoterapia gestáltica francesa. − Una selección de ejemplos del trabajo terapéutico, grupal e individual, sobre diversos temas y experiencias que permiten apreciar la particular forma de trabajar de la autora y que no se diferencia en gran medida de las conocidas por mí. − La posibilidad de estructurar sesiones y esquemas de trabajo que Marie Petit aplica en sus terapias gestálticas individuales y grupales Por el contrario, he echado de menos algunos aspectos cómo: − Una edición revisada y actualizada del libro ya que la segunda edición publicada en abril del 2009, es una reedición de la primera edición francesa del año 1984 y que se nota un tanto desactualizada.

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Un prólogo o presentación de algún/a terapeuta Gestalt español que contextualizara y estableciera semejanzas y diferencias con respecto a la práctica y al campo terapéutico gestáltico en España. Eso mismo ocurre con la aportación de la terapia gestáltica a otras técnicas terapéuticas en España. Algunas reflexiones sobre las experiencias terapéuticas reseñadas que me permitieran comprender mejor el trabajo terapéutico puesto como ejemplo. La posibilidad de extenderse en alguna de las técnicas y juegos terapéuticos expuestos en el libro y sobretodo en el capítulo denominado “los instrumentos del terapeuta” que solamente recoge la observación y de una forma muy somera.

JMM julio 2016

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