La proximidad importa. Antropología downtop del desarrollo JOSÉ NACHER
Profesor Titular Economía Aplicada Universidad de Valencia
«… el plano local es el espacio donde con más probabilidad se puede crear una cultura respetuosa con el medio ambiente y estimular el compromiso ciudadano con lo público.» Juan Antonio Tomás Carpi, 2008.
I. INTRODUCCIÓN La idea, proposición, norma y mensaje de que la proximidad importa y las prácticas que le están asociadas entre los seres humanos son el principal factor explicativo del proceso de civilización, de los procesos de desarrollo y del éxito de las personas y sus organizaciones en el plano material y afectivo. En síntesis, este texto propone la hipótesis siguiente: H1, La proximidad importa En ningún caso se trata de una hipótesis nueva. Pero el lugar dominante en la historia es para otras proposiciones: la eficiencia importa o la libertad importa —la economía liberal—; la igualdad importa —la política de izquierdas—; peor aún, el tamaño importa —la economía centralista— o la seguridad importa —el fascismo—. Quizás la proximidad está realmente en su sitio porque las personas protagonistas de su existencia están escasamente interesadas en su impacto más allá del radio de su acción próxima. Todo lo que sigue es puro euro-centrismo. La proximidad es la probabilidad de que los seres humanos compartan espacio-tiempo, se perciban e identifiquen con los cinco sentidos entre sí, interactúen, se conozcan y confíen entre sí para solucionarse la vida. La vida individual es un hecho social. La sociedad como convivencia es un hecho territorial, materialmente condicionado a la habitabilidad del
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medio natural. El ser humano se civiliza cuando radica, cuando elige un sitio como hogar, como sede de su habitación estable. No hay vida humana sin inclusión de los pares cerca y exclusión de los enemigos anteponiendo obstáculos y fronteras custodiadas. Cualquier conocimiento del estado del arte en ciencias de la vida garantiza la robustez de esta teoría general. Este artículo realiza un inventario no exhaustivo de fuentes y canales a través de los que emana y fluye la proposición de la proximidad importa y su práctica con el fin de evidenciar su significado para el desarrollo y, si es el caso, revelar su condición de núcleo duro aunque inaprehensible de la ciencia social y la Economía Política. Una parte de las fuentes y canales son mediterráneos y los miembros entre sí próximos de la Escuela Valenciana del Desarrollo Territorial en torno a Emèrit Bono y Juan A. Tomás Carpi son una última expresión.
II. NÚCLEO DURO: EL NÚMERO DE DUNBAR Para los practicantes de la proximidad occidental desde hace 2.500 años la cuestión clave de todas consiste en saber cuántos seres humanos nos pueden ser próximos para ser justamente humanos. El tiempo es limitado y nuestra capacidad cognitiva también. Al respecto, el actual liderazgo científico de la primatología en torno a Robin Dunbar y sus 150 seres queridos es indiscutible mientras que, por otro lado, las neurociencias son ya fuente de evidencia empírica de calidad insuperable. El ser humano necesita y puede sentirse parte de un número limitado de pares para tener una vida plena y excelente, en el que hay de forma mayoritaria seres próximos, que están cerca, a través de los que tienen lugar en su caso las interacciones con otros seres lejanos y anónimos. Se puede tener sentimientos positivos hacia el resto de seres humanos con los que no se interactúa diariamente con los cinco sentidos, pero importan poco. La proximidad importa y su práctica ha generado entre los seres humanos ataduras materiales e inmateriales satisfactorias consolidando polis o unidades colectivas de convivencia en el territorio. En todo caso, si nuestra hipótesis ha de ser testada, habríamos de observar patrones de éxito para colectivos de seres próximos y menos éxito entre humanos que interactúan en colectivos donde la proximidad no es relevante. En eso estamos. Al respecto, quizás el corpus teórico en ciencia social y Economía más implicado sea el que sigue. Para que un ser humano capitalice, esto es, invierta tiempo y recursos propios sólo o en grupo con objeto de obtener un retorno diferido e incierto necesita ser parte de una red segura y afectuosa que
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reconozca su afán. Esto es, no hay talento, inversión, capital y progreso sin proximidad. Y, además, una proporción no despreciable de conocimientos, capacidades y afectos individuales se adquieren de modo no explícito, no verbal, inconsciente e irracionalmente. De ahí que su valor no pueda registrarse y constituirse en mensajes y textos para una posterior comunicación intermediada y hasta anónima y un supuesto gobierno central distante de la organización pública o privada. La proximidad tiene dos niveles: instrumental y constitutivo. En su nivel instrumental, se refiere al modo en que el hábitat facilita acceso en condiciones seguras a la satisfacción de las necesidades básicas de todo ser vivo: bebida, alimentación, vestido y vivienda. Marvin Harris y su materialismo cultural, Richard Dawkins y su genética egoísta, Jared Diamond y su geo-antropología, el trío español Arsuaga-Bermúdez de Castro-Carbonell y su evolucionismo a partir de Atapuerca son fuentes claras de pruebas y teorizaciones al respecto. Además, la autodeterminación del ser humano o madurez perceptivo-cognitiva como mamífero requiere un prolongado proceso de socialización. El ser humano necesita adultos próximos para sobrevivir y aprender a sobrevivir. Noam Chomsky o Steven Pinker y la biolingüística de ambos, Edward O. Wilson y su biología social, John R. Searle y su filosofía del lenguaje, la psiquiatría sentimental de Carlos Castilla del Pino o la neurología sentimental de Antonio Damasio son aquí garantías. Finalmente, el ser humano tiene más necesidades que capacidades. Le hacen falta especialistas próximos que faciliten los bienes básicos como regalos, dones, intercambios contingentes —mercado— o diferidos —reciprocidad—. Estar bien supone satisfacer antes que nada necesidades materiales accediendo espacio-temporalmente a los especialistas y sus ofertas. El premio Nobel de Economía Amartya Sen, la literatura del PNUD con su Informes de Desarrollo Humano y más aún la urbanista de la diversidad Jane Jacobs sostienen la evidencia favorable y una reputada teorización al respecto. En su nivel constitutivo, la proximidad se refiere al modo en que la frecuentación con otros seres humanos es valiosa en sí misma al proporcionar reconocimiento, confianza, seguridad, afecto y placer. Estar bien significa satisfacer necesidades inmateriales de identificación, reconocimiento y amor como individuos en el seno de un grupo. Identidad y persona son los estatutos superiores del ser humano capaz de derechos y responsabilidades. Abraham Maslow y su teoría de las necesidades, la psicología humanista de José Luis Pinillos, la ética como amor propio del filósofo Fernando Savater, la teorización de la democracia de Robert Dahl y, sin duda, el capital social de Robert Puttnam, el constructivismo político de Peter Katzenstein, las
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ciudades creativas de Richard Florida o para la gente de Jan Gehl pueden ofrecer pruebas y argumentos sólidos al respecto. Hablamos de dimensión o escala «humana». Si la proximidad importa y existe un número limitado de pares que incluir en una vida constituida por relaciones estables, entonces los colectivos de convivencia en sí —polis— o instrumentales —organizaciones productivas— no pueden ignorar su tamaño y el modo de ocupar espaciotemporalmente el territorio. Desde las ciudades Estado griegas, en aquel caso sólo entre los varones no esclavos, hasta la actualidad, la idea, proposición, norma y mensaje de que la proximidad importa y las prácticas que le están asociadas entre los seres humanos están presentes y las personas que importan las conocen directamente a través de las redes sociales. La propia regla minimiza el interés en exportarla por otro método distinto a la proximidad. Si sólo la interacción directa a través de los cinco sentidos importa, el registro en textos de hechos y normas con el fin de comunicarlos a un público anónimo a través de un medio o canal sin contacto directo entre emisor y receptor no es relevante. Las personas protagonistas de los hechos basados en la proximidad obtienen su sentido de pertenencia y plenitud de un modo que excluye la comunicación anónima. Los textos y, por supuesto, todos los medios de comunicación intermediada entre seres humanos no importan. La huella de la proximidad es, por tanto, difícil de percibir por la humanidad en su conjunto. Ha sido más fácil conocer que la eficiencia importa o la libertad importa o la igualdad importa gracias a los textos económicos y políticos liberales y socialistas generados por los hombres varones desde la existencia de los mass-media a finales del siglo XIX. Peor aún, se ha sabido con horror que el tamaño importa o la seguridad importa desde que hay seres humanos mansos y cobardes bien organizados para prohibir la proximidad inclusiva y con apremiantes estrategias para hacerse grandes, restringiendo la aproximación del otro o apoderándose de territorios por las armas, tal y como Friedrich Nietzsche (1844-1900) explicó a su peculiar modo. De hecho, este artículo existe porque algunas personas sin distinción de género que practican la proximidad han encontrado un valor añadido al relato y difusión de sus hechos y normas. Si para un autor hay placer puro de expresar a un público remoto que la proximidad importa, puede haber huellas. Este placer expresivo prescinde del retorno positivo por proximidad aunque puede generar una aproximación posterior entre emisor y receptor. Se entiende por aproximación el recorrido espacio-temporal elegido para interactuar por vez primera tras haber conocido previamente la existencia de la persona y/o su oferta de modo intermediado. La apro-
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ximación puede comportar posterior proximidad si ambas personas se eligen y generan ataduras. Y, en el proceso, seres próximos dejan de serlo.
III. INVENTARIO DE PROXIMIDAD Un inventario de las actividades que usan la proximidad puede contribuir a evaluar su posible relevancia. Constituye también una agenda de investigación de las humanidades, las ciencias sociales y las ciencias puras en la que existen actualmente procesos y proyectos en marcha, poco conexos entre sí como efecto de la especialización y del escaso vínculo entre la ciencia y la acción real en numerosos territorios. La metodología científica ha mejorado notablemente y la precisión de los conocimientos históricos también lo hace. El relato silencia tristemente todo lo hecho por los géneros no masculinos. En las ciudades-Estado griegas (508 a.C.-322 a.C.) cuaja la polis. Ofrece seguridad colectiva incluyendo/excluyendo y un mercado local de especialistas practicando la democracia y la libertad de elección —la realidad a través de la comunicación directa—, el teatro —la ficción para aprender y entrenar la razón con emoción— y las olimpiadas —la salud como preparación de la guerra— siempre en espacios públicos al aire libre y reuniendoaproximando al ser humano masculino. Hablamos de un tamaño medio de polis con 10.000 habitantes. Se deriva aquí una hipótesis adicional y muy potente: H2, La proximidad es el origen de la civilización En las plazas, los mercados, el ágora, los teatros y estadios de las ciudades-Estado griegas, sitios que frecuentar al mismo tiempo, el comercio y la música se consolidan como canales a través de los que tienen lugar las libres y seguras aproximaciones de primera vez. Si es el caso producen finalmente las ataduras fuertes de confianza entre humanos, el afecto, la lealtad y, en definitiva, la red social que soluciona la vida. Pero la proximidad sostiene polis menores y al cabo sobrevendrá la victoria del tamaño importa o la seguridad importa impulsadas por machos líderes absolutistas obsesionados con ser grandes y conquistar o levantar muros hasta nuestros días. La proximidad reapareció a lo grande en las exitosas repúblicas de la Italia renacentista, en Milán, Venecia y Florencia, núcleos de creatividad y talento colectivo e individual con unos muy elevados niveles de frecuentación cada vez mejor documentados. La geografía y por tanto el hábitat está en el origen de muchas de las pruebas griegas e italianas de república por
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proximidad. Quizás Constantinopla y Bizancio constituyen la continuidad de la proximidad pero el relato oficial no ha recibido suficiente evidencia al respecto. Aunque recicla características del modo de vida clásico, la consolidación del cristianismo como norma y práctica relacional propiciará la ambigüedad etimológico-conceptual entre prójimo y próximo que podemos encontrar en todas las lenguas occidentales, romances o no, y en sus correspondientes identidades nacionales. El amor al prójimo del cristianismo será elevado a norma de la modernidad como regla de oro de la conducta occidental a través de Immanuel Kant (1724-1804) y sobrevivirá como clave ético-política del liberalismo y la democracia moderna en Inglaterra, Francia y EEUU. Se evitará la cuestión territorial de la proximidad y hasta se elegirá un concepto sobre el «otro» exento de lugar y tiempo y, por tanto, de probabilidades de frecuentación, elección mutua, retornos y análisis. Ahí se originan los lemas de la eficiencia importa o la libertad importa o la igualdad importa. El Estado moderno como unidad política contribuye con su propuesta de seguridad y socialización al proceso de paulatina internacionalización del ser humano. Crecen de manera impresionante la eficiencia y la productividad, la democracia y la libertad y, finalmente, la educación universal a través de textos escritos y medios masivos de comunicación, lo que, a su vez, comporta un aumento en la igualdad de oportunidades para contactar y comprender al prójimo distante y/o anónimo y/o por primera vez. Esta evidencia será de una potencia emocional inusitada al generar proyección inconcreta del ser humano en el planeta Tierra y llenar a la humanidad de sueños de la razón. Las ideologías y programas políticos vacíos de voluntad incisiva real en la persona y su situación vendrán de perlas desde fines del siglo XIX a los líderes maquinales, capaces de hablar y planificar abstractamente todo obviando vehementemente su eficacia. La triunfante máquina liberal-socialdemócrata jamás se preocupó por evaluar qué ocasionaba a las personas con nombre y apellidos. La proximidad y el retorno inmediato de la utilidad o afecto personal se irán recluyendo en la vida cotidiana local y sus actores serán observados en sus pequeñas prácticas lugareñas con desdén por los adalides de la grandeza y la universalidad de los propósitos. Pero la importancia de la proximidad ha sobrevivido intacta en las prácticas del federalismo político, el conservadurismo democrático, el cooperativismo y el urbanismo inclusivo, entre sí más afines de lo que el relato oficial puede descubrir. El nacimiento de los Estados Unidos de América en 1776 tiene lugar tras un proceso típicamente federal en el que las localidades se reúnen en condados, los condados en Estados y, al cabo, los
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Estados se suman en un macro país. Este es el canónico proceso down-top a través del que grupos de tamaño menor y donde se practica la proximidad establecen también las normativas del tamaño importa, la eficiencia importa, la libertad importa o la igualdad importa pero a través de una democracia muy directa y preservando altas dosis de autonomía. En la base del federalismo estadounidense está el conservadurismo democrático —sobre todo, británico y, más tarde, italiano— para el que la humanidad sólo es viable en comunidad y compartiendo un sitio con mucha frecuentación, solidaria orgánicamente y con una distribución aceptada por todos los miembros de funciones de liderazgo, directivas y operativas. Sobrevive aquí el cristianismo del amor al próximo, que orienta la solución de la vida en términos de bienestar e inclusión y minimiza la relevancia de las cosas, la propiedad, el dinero y las relaciones con el «otro» externo, aunque sin encerrarse. El cooperativismo consiste en la reunión libre e igualitaria de personas en sitios compartidos para producir y consumir y, desde su origen en Reino Unido, 1844, incluye una explícita priorización de la proximidad porque la toma de decisiones exige frecuentación y el hábitat y las relaciones extraeconómicas entre cooperativistas son relevantes en sí para solucionar la vida. Protagoniza éxitos, incluida la capacidad de expansión territorial en un mundo global, como la Corporación Mondragón vasca. Conservadores y cooperativistas varones reconocen explícitamente al género femenino. El urbanismo inclusivo tiene su punto de partida fijado también en Reino Unido con Robert Owen (1771-1858) y aquí la vida buena está asociada a la proximidad. Emerge a través de profesionales del urbanismo con capacidad para producir ciudad o barrio, situación infrecuente en un contexto a-territorial cuyas únicas fronteras son las estatales y responden al miedo o el odio. Existe una versión liberal —en torno a Jane Jacobs (1916-2006)— que sitúa en la diversidad y la mezcla social y cultural de la ciudad compacta con alta densidad de población la piedra angular del proyecto occidental. Se maximizan así las alternativas de aproximación y se ayuda a constituir redes mejores de ocupación, bienes y afecto. Se trata de mezclar usos del suelo y las calles y las plazas actúan como conductores de esa diversidad. La versión socialista en torno a Manuel Castells (1942), David Harvey (1935) o Jan Gehl (1936) facilita accesos al asociacionismo, la educación y la salud para poder ser elegido y elegir en ese marco de diversidad y, por tanto, convierte los espacios públicos al aire libre y los equipamientos públicos accesibles en hitos de proximidad. Una síntesis magnífica se halla en la obra y el activismo mediterráneo de Manuel Delgado (1956) La Organización de Naciones Unidas es un proyecto institucional para la paz y la vida en el planeta en sí mismo contradictorio. Supuestamen-
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te promueve el desarrollo pero comparten agenda países democráticos con toda clase de regímenes autoritarios donde sólo importa el macho. Al revés, las organizaciones no gubernamentales de ayuda humanitaria y, más aún, de cooperación al desarrollo diseñan y ejecutan acciones in situ para empoderar comunidades afectadas por déficits en ocupación, bienes y afectos con perspectiva de género. El criterio de acceso de la sociedad local a las capacidades que permitan solucionar su vida espesando la trama de relaciones de coordinación y cooperación aplica claramente la norma de proximidad. Amartya K. Sen es el pensador y activista de referencia. El impacto sobre la opinión pública del activismo de las ONG’s sucede entre emisores y receptores muy remotos y a través de un largo proceso de intermediación pero activa la conexión audiovisual entre prójimos no próximos de un modo inédito. Puede estar contribuyendo a configurar la real modernidad kantiana por medio de la aproximación —turismo cultural, solidario, idiomático, profesional, joven, LGTBI+—, al tiempo que absorbe la buena energía política desde el aparato de presunta pertenencia al Estado-nación y sus aburridas fronteras, deslegitimándolo. Quizás el grupo humano más poderoso aplicando la norma son las empresas y empresarios expertos que, además, se han hecho muy grandes y hasta mundiales al modo down-top. El académico Philip Kotler, Ingvar Kamprad con IKEA, Juan Roig con Mercadona y Amancio Ortega con Inditex son ejemplos. En efecto, la práctica empresarial del último período en los países avanzados se ha ido terciarizando en paralelo al proceso de urbanización. PIB y empleo son muy mayoritariamente terciarios. El acceso siempre espacio-temporal desde el hogar a la ocupación, alimentación, vestido, equipamiento doméstico, seres queridos y los medios de transporte para conectarlos es la cuestión clave, como previó Pierre J. Proudhon (18091865). La distribución, transporte, logística, marketing y comunicación intermedian y aproximan oferta y demanda y posibilitan así el contacto por vez primera de las personas entre sí. Se habla de servicios de proximidad privados o públicos. Lograr atraer al sitio a la persona para que conozca y acabe por confiar en una propuesta in situ comprando el producto o teniendo la experiencia es el objetivo de las principales cadenas de valor de la economía contemporánea. Los conceptos manejados disuelven las fronteras entre mercado y afectividad. La experiencia ha sustituido al servicio. El protagonismo pasa de la oferta a la demanda. Hay personas. Hacer entrar al público para convertirlo en cliente es arte del bueno con tantas alternativas espacio-temporales y una capacidad cognitiva limitada. Vuelven al centro neurálgico de las prácticas económicas las categorías morales de resonancias greco-latinas y conservadoras. Se pone el acento en
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el respeto, la decencia, la emoción, el sentimiento y el amor como normas de conducta con todos los grupos de interés, empezando por los clientes. Fidelizar al público en el vecindario y en el área de influencia espaciotemporal requiere afecto. Las estrategias y prácticas de marketing y comunicación empresarial utilizan profusamente el networking y los eventos en detrimento de la publicidad o comunicación intermediada, anónima, impersonal. El networking contiene las prácticas orientadas a conectar persona y entorno relevante por motivos de orden profesional o afectivo o social. La reunión de público en torno a un evento, un acontecimiento extraordinario capaz de atraer y aproximar seres desconocidos, pasa a ser también una herramienta clave para el objetivo de tejer red relacional. Vuelven así el teatro, el estadio, la música y el deporte como sitios/experiencias desde los que espesar la polis y producir bienestar estimando y amando al próximo. De hecho, han surgido en el deporte profesional las prácticas más avanzadas de cooperación y coordinación entre seres próximos, actualmente reunidas en la actividad conocida como teambuilding. Al fin y al cabo, el origen antropológico del deporte está en su condición sucedánea de la guerra. El grupo lo forman próximos entre sí y han de aprender a ser equipo con el mejor reparto posible de funciones según sus capacidades para actuar como organismo. Hay afinidad inequívoca entre cristianismo, conservadurismo, solidaridad orgánica y deporte. Y en los últimos años territorios del mundo libre han protagonizado episodios bien conocidos de éxito con presencia incontestable de prácticas orientadas por la proximidad. Si bien sobre ciertos casos del ámbito industrial —los distritos— existen dudas razonables, las ciudades de Las Vegas (EEUU) y Benidorm (España), la región autónoma del País Vasco (España), la ciudad de Austin en (Texas, EEUU), el distrito de Chueca (Madrid, España), y la ciudad-Estado de Singapur son ejemplos. El inventario presentado no contempla las prácticas inscritas en las humanidades y el arte, muy influyentes. Merecen mención aparte. La obra y vida profesional de William Shakespeare (1564-1616), Jane Austen (1775-1817), Charles Dickens (1812-1870), Honoré de Balzac (1799-1850), Emile Zola (1840-1902), Lev Tolstoi (18281910), Benito Pérez Galdós (1843-1920), Fernando Fernán-Gómez (19212007), Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928), John Ford (1894-1973), Howard Hawks (1896-1977) y Clint Eastwood (1930) ofrece fuentes y canales muy frecuentados sobre la relevancia de la proximidad. Otras hipótesis a contrastar en el inmediato futuro por los practicantes son: H3, Funcionan más las ciudades que los Estados-nación. H4, Funcionan más las empresas próximas
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IV. SIGNIFICADO DE LA PROXIMIDAD PARA EL DESARROLLO El número de Dunbar existe sin género. El ser humano tiene capacidades limitadas para importar, amar y ser importante y amado. No debemos eludir el hecho de que la proximidad importa. Aprender a vivir y vivir sucede en sitios. Ahí podemos conectar y llegar a confiar porque interactuamos con la mayor frecuencia y, tal y como sabemos con bastante robustez, la mayoría de personas de confianza tiende a residir cerca de nosotros. El desarrollo sólo puede ser local y sostenible. Lo grande ha de llegar a serlo en una evolución down-top y obviamente orgánica. La vida es conservadora y federal. La biografía de Juan Antonio Tomás Carpi constituye un ejemplo impecable de que la proximidad importa. El autor se considera su discípulo, le gusta escribir y se siente muy afortunado de ser un valenciano en el paraíso mediterráneo. Por eso existe este texto, pero siempre preferiré contárselo al público de cerca y el que no esté ya se apañará. A la tipografía Times New Roman con que escribo y, sobre todo, al aparato estatal de reconocimiento y promoción les ofrezco mi más escrupuloso respeto de la ley. No los tengo suficientemente próximos. Referencias bibliográficas Arsuaga, Juan L. y Martín-Loeches, M (2013): El sello indeleble. Pasado, presente y futuro del ser humano. DeBolsillo. Random House Castells, M. (Ed). (2006): La Sociedad-Red. Una Visión Global. Alianza Damasio, Antonio (2012): Y el Cerebro Creó al Hombre. Destino. Delgado, M. (1999): El animal público. Hacia una antropologia de los espacios urbanos. Anagrama. Diamond, Jared (2013): Armas, Gérmenes y Acero. Breve Historia de la Humanidad en los últimos 13.000 años. DeBolsillo. Random House. Diamond, Jared (2013): Colapso. Porqué unas sociedades perduran y otras desaparecen. DeBolsillo. Random House. Dunbar, R. (2010): How many friends does one person need? Faber and Faber. Florida, Richard (2008): Las ciudades creativas. Por qué donde vives puede ser la decision más importante de tu vida. Paidós. Gehl, Jan (2010): Ciudades para la Gente. Infinito. ONU Hábitat. Harris, Marvin (2011): Antropología Cultural. Alianza. Jacobs, Jane (2000): La economía de las ciudades. 62. Kotler, Philip y Armstrong, Gary (2008): Principios de Marketing. Prentice-Hall. Putnam, Robert (2003): El declive del capital social. Un estudio internacional sobre sociedades y el sentido comunitario. Galaxia Guttenberg. Savater, Fernando (2008): Ética para Amador. Ariel. Sen, Amartya K. (2000): Desarrollo y Libertad. Planeta.
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Tomás Carpi, Juan. A. (2008): «El desarrollo local sostenible en clave estratègica» CIRIEC-España. Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa. Nº 71, págs. 73-101. Wilson, Edward O. (2012): La conquista social de la Tierra. Debate.