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Paloma Chamorro, la impulsora de la "Movida"

"Cuando Almodóvar se ponía la bata de guata y los pendientes y se subía al tablado, con ese ingenio increíble, lo pasábamos pipa"

Viene de la página anterior. que en realidad vive mal. Se trata de atontarnos, dormirnos. Y el problema es que se lo consien­ tan. Que la gente intente ganar dinero a costa de la basura es relativamente fácil de entender, lo que a mí me resulta más difícil de comprender es que se lo permitan. Cuando yo hacía "La Edad de Oro", tenía un fin en sí mismo, en parte, porque me gustaba mucho lo que llevaba al programa y pretendía que los músicos que siempre había visto hacer "play­back", pudieran tocar en directo. Era un intento de hacer una televisión pública digna. Creía que una televisión pública tenía que trabajar en dignificar sus programas, cultu­ rizar a la gente, desarrollar su técnica de la mejor manera posi­ ble. Creía que con esto, aunque fue muy sacrificado, estaba con­ tribuyendo a hacer una televi­ sión pública digna y al estilo de la BBC británica, donde la pública es muy buena y la priva­ da no está nada mal porque hay un control sobre los contenidos y la calidad. Luchábamos por ese modelo británico y huíamos del modelo italiano de concur­ sos, publicidad y alienación sistemática. Después de la era Calviño, después del 86, esto cambió por completo: las inten­ ciones de unos fueron muy mal vistas por los que llegaron al poder y se fue en dirección con­ traria. La televisión pública se convirtió en lo más parecido a la RAI (que ya nos parecía enton­ ces una porquería) y a las televisiones que vinieron des­ pués se les consintieron todo tipo de desmanes y así estamos. P: Radio Futura, Alaska y los Pegamoides, Zombies, Rubí y Los Casinos, Gabinete Caligari, Almodóvar y McNamara, Kaka De Luxe, Esclarecidos, Ilegales, Loquillo y Los Trogloditas, Si­

niestro Total... Todos estos grupos nacieron en la "Movida", pero han llegado hasta nuestra genera­ ción, la de finales de los 80. ¿Fuisteis conscientes de la re­ percusión que podría tener en generaciones posteriores? R: Yo sí pensaba que iban a llegar tan lejos e incluso más. Me parecía que apoyar en aquel mo­ mento a Alaska y los Pegamoi­ des era apoyar a unos músicos y a unos creadores extraordinarios. Desgraciadamente, Carlos Ber­ langa murió pero hizo hasta el final una música de una calidad increíble, y Olvido (Alaska) y Nacho Canut siguen haciéndolo con Fangoria. Lo tienen muy cla­ ro y no paran de renovarse. También era consciente de que Almodóvar es un creador de una dimensión que no había conoci­ do nunca y yo había tratado a artistas inmensos. Sí, tenía el privilegio de tratar con gente que era la cultura del futuro, por eso los apoyaba. P: El juicio en el que te viste involucrada por el vídeo en el que aparecía un Cristo con cabe­ za de cerdo, ¿podríamos relacio­ narlo de alguna manera con el conflicto actual sobre las carica­ turas de Mahoma? R: Hay una utilización descara­ da, en los dos casos, de la reli­ gión. En mi caso, el señor que consiguió que me procesaran, lo hacía para darse publicidad co­ mo abogado, exclusivamente. Él alegaba lo de la cabeza de cerdo porque parecía lo más escanda­ loso; pero en realidad iban con­ tra la ideología de este grupo inglés, Psychic Televisión. Ha­ bían fundado una religión, legal­ mente constituida, con el propó­ sito declarado de luchar contra el resto de las religiones, porque consideraban que tienen la culpa de la mayor parte de los proble­ mas del planeta. Esto, expuesto a través de los textos de sus can­

ciones y de la entrevista, es lo que realmente molestó, más que la imagen que aparecía un segundo y que incluso es parte de la iconografía cristiana anti­ gua. La cabeza de cerdo y la de asno, una de ellas significa que Cristo pertenece a la casa de David y la otra que pertenece a la casa de José. Era un vulgar pretexto. El mismo abogado se querelló también contra una obra de “Els Joglars”, pero a ellos les venía también muy bien porque así les hacía publicidad y llena­ ban teatros. A mí la publicidad no me apetecía nada, yo iba a seguir con mi sueldo cutre en cualquier caso. No tenía un minuto libre y cuantas más entrevistas me hicieran y más veces tuviera que ir a ver al juez, menos tiempo me quedaba para trabajar. En cuanto a las caricatu­ ras, hay intereses de todo tipo. De hecho, ya se habían publica­ do anteriormente y no había pasado nada. Por otra parte, te enteras de que uno de los carica­ turistas es de extrema derecha y está muy mosqueado con que los musulmanes invadan Europa. Yo creo en la libertad de expresión, en la libertad de ideas total, y las religiones..., en fin, no es que me vaya a dedicar a combatirlas, pero las encuentro bastante dañinas para la Huma­ nidad. Es verdad que también juegan un papel importante de consuelo, pero a través de ese papel se introducen abusos de poder. El escándalo me parece pura hipocresía: si publicar las caricaturas es una ofensa terri­ ble, ¿por qué luego los que pro­ testan y piden muerte a Occiden­ te las exhiben? En estos asuntos, piques donde piques, sacas la contradicción enseguida, en los que dicen que sí hay que publi­ car las caricaturas y en los que dicen que no. Nunca puedo dar una respuesta clara a estas pre­

"Creía que una televisión pública tenía que trabajar en dignificar sus programas, culturizar a la gente"

guntas, porque no la hay. ¿Tú qué harías? ¿Prohibir las carica­ turas? ¿Publicarlas?. Yo , en prin­ cipio, no prohibiría la publica­ ción de nada nunca, pero el tipo que hace esas caricaturas me parece un mentecato, francamen­ te. Entre otras cosas, porque creo que hacer una caricatura de Mahoma con una bomba en el turbante tiene la intención de equiparar Islam y terrorismo, lo que me parece una aberración. No quiero decir que el Islam me parezca una religión estupenda, pero me parece una aberración insinuar que musulmán es equi­ valente a terrorista y no me pare­ ce ninguna casualidad que el que hace esa caricatura sea un señor al que le parece preocu­ pante que haya tantos musulma­ nes en Europa. P: ¿Cómo recuerdas la actuación de Almodóvar y McNamara en la Edad de Oro? R: Desternillante, estuvieron dos veces, y eran las fiestas más divertidas que he visto. Cuando Almodóvar se ponía la bata de guata y los pendientes y se su­ bía al tablado, con ese ingenio increíble que tiene, lo pasábamos pipa, eran maravillosas, irrepeti­ bles. Eso es lo que hecho yo de menos ahora. P: ¿Crees que nuestra genera­ ción podría llegar a “mover” el panorama actual y dar lugar a una nueva época de esplendor como la de los 80? R: Por supuesto que sí; cual­ quiera puede hacerlo. Además es que tiene que pasar, ahora mis­ mo el panorama está muy triste, y tiene que resurgir. Sin duda ha­ brá gente que en este momento esté escribiendo, que esté ha­ ciendo música, que esté pintan­ do... y que van a ser los Almo­ dóvar y los Barceló del siglo XXI. Además, ahora te puedes dar a conocer por Internet, rela­ cionarte. Yo tenía que ir a París a

por libros, discos, a ver películas y exposiciones que aquí estaban prohibidas. Ahora cada vez es más fácil, vosotros vivís en un pueblo pero tienes el mundo al alcance de tu ordenador y eso es muy importante. Cuando hacía los primeros programas de arte, reclamaba a las autoridades que esas exposiciones de artistas contemporáneos que yo tenía que ir a ver a París, nos las traje­ ran algún día. P: ¿Corren buenos tiempos para la libertad de expresión? R: Cuando terminó la dictadura, se decía que en España había más libertad de expresión que en otros sitios porque nuestra de­ mocracia era más joven, más moderna...eso era una tontería. Todo era producto de la anar­ quía de la época. Recuerdo, por ejemplo, a los grupos británicos que venían a "La Edad de Oro". Cuando les decíamos que nos mandasen la letra de la canción, enviaban una censurada y yo les decía que así no, que había escuchado en el disco otra cosa. Me respondían que, como en la BBC no podían aparecer esas pa­ labras, creían que aquí tampoco. Pensaba que éramos más moder­ nos, pero no, éramos más pobres, estábamos menos con­ trolados. La libertad de expresión no es necesariamente poder de­ cir hasta la última palabra ni en­ señar todo. No es lo mismo un programa de televisión a las cin­ co de la tarde en una televisión pública, que un programa a las tres de la madrugada en un canal de pago. Todo hay que adecuar­ lo al medio de expresión; el pro­ blema está en que esos medios son propiedad de grupos que utilizan la libertad en su favor. Hay mucha hipocresía. P: ¿En la televisión actual también? R: Claro, en la gente, en la sociedad, hay mucha hipocresía.

"Volver", una mirada desde La Mancha hacia la muerte

Almodóvar y sus "chicas". / Archivo. ESTRELLA JOVER, Landete. Como nos dijo Paloma Chamorro, seguidora y amiga de Pedro: "Estupenda la película. Almodó­ var me parece un creador de primera magnitud. Es un recital magnífico de Penélope Cruz. Me gustó muchísimo verla. También me dio mucha pena porque las fiestas de sus estrenos eran siem­ pre divertidísimas y ahora, pues...

ya no lo son tanto.""Volver" es el retorno del cineasta manchego a su tierra tras su exitoso paso por Hollywood. El director sorpren­ dió a todos realizando el prees­ treno mundial en un modesto cine de Calzada de Calatrava. El cine de Almodóvar ha alcanzado cotas altísimas, incluso crítica y público se han puesto de acuerdo a la ho­

La última película de Pedro Almodóvar devuelve al director a la tragicomedia de sus orígenes ra de considerar "Volver" como una de las grandes películas de 2006. Es nuestro cineasta más auténtico y original, y se conver­ tirá en nuestro siglo en lo que significó Buñuel para el siglo XX. París acaba de realizar una exposi­ ción sobre el director manchego de dimensiones insospechadas para alguien todavía vivo. Nadie

Un fotograma de la película, con Penélope en primer plano. / Archivo. como él para plasmar la realidad "mágica" del pueblo manchego: los modernos molinos de viento (en Sisante) giran mientras las ancianas barren las tumbas del cementerio de Granátula de Cala­ trava; Penélope Cruz cava una fosa junto al río Júcar, en Casas de Benítez; esos besos pequeños y repetidos; el acento de una ex­

celente Penélope; los abanicos del velatorio... Madurez y conocimiento se asocian con la osadía e irreverencia propias de un director que, con cada una de sus películas, gana peso en la configuración dramática de sus criaturas. La muerte y La Mancha se dan la mano en esta extra­ ordinaria producción.


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