La Ley del Aborto en la calle Pulsamos la opinión de jóvenes y padres sobre este asunto tan controvertido
Después de sufrir en los medios de comunicación, día tras día, la polémica generada en torno a la aprobación de la Ley de Reproducción Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, más conocida como Ley del Aborto, por parte del Congreso y del Senado, hemos decidido pulsar la opinión de nuestro entorno más cercano acerca de la misma. Desde su aprobación en el Senado, el aborto queda regulado así: 14 semanas de plazo libre; hasta la semana 22 en caso de grave riesgo para la vida o salud de la embarazada (que tendrá que determinar un único médico, distinto del que practique el aborto) o graves anomalías fetales (en este caso se exige el dictamen de dos doctores); pasada la semana 22, sólo podrá interrumpirse el embarazo por anomalías fetales incompatibles con la vida (diagnosticadas por un médico) o cuando se detecte en el feto "una enfermedad extremadamente grave e incurable" y así lo "confirme un comité clínico". Las mujeres entre 16 y 17 años no están obligadas a tener el permiso de sus padres, pero sí deben comunicárselo. La polémica está servida y nuestros políticos ya se han enzarzado. Asistimos con rubor a las peleas constantes entre PP y PSOE, no sólo en este tema, sino en otros muchos. La Iglesia ha llegado a amenazar con la excomunión a los católicos que voten a favor de la ley. El clima de enfrentamiento ha llegado hasta a la calle, donde se han manifestado los contrarios a esta normativa. Sin ninguna intención partidista, ni interés material que nos guíe (al contrario que la mayoría de los grandes poderes sociales y morales), sino con la única intención de aclarar ideas, sometimos a esta encuesta tanto a adultos como a jóvenes para comparar sus opiniones e intentar establecer cuál es el estado actual de la cuestión entre la población. Sólo pretendemos dejar constancia de la opinión de 200 personas de amplio espectro de edades, como muestra de lo que se respira en la calle sobre este tema, y a los que habitualmente no se les tiene tan en cuenta como sería deseable, pues a menudo se anteponen motivos distintos a los de conseguir el bienestar cuando se trata de
enfrentamientos políticos. 1. Opinión sobre la ley. No sabemos hasta qué punto se conoce a fondo la nueva Ley del Aborto por parte de nuestros entrevistados, pero casi todos contestaron como si tuvieran conocimiento de ella. Se puede observar (tal vez con asombro) que los jóvenes son menos tolerantes con la Ley del Aborto que los adultos. No apoyan íntegramente los principios en los que se basa y rechazan de plano algunos aspectos. 2. Suministro de la píldora del día después. Por el contrario, la mayoría de los jóvenes, sí que se muestran favorables al suministro de la píldora como solución a los embarazos no deseados, mientras que los adultos no. La mitad de los mayores encuestados no lo ve como una medida que pueda paliar el descontrol juvenil. Según ellos, se debería informar más ampliamente sobre los riesgos que conlleva, a la larga, la ingesta de este tipo de fármacos y sobre los que se ha informado poco.
3. El papel de la Iglesia. En cuanto al papel que la Iglesia Católica debería jugar en la aplicación de esta ley, tanto jóvenes como adultos coinciden mayoritariamente en que esta institución no debería tener el poder ni la capacidad de interferir en las decisiones del Gobierno. Cabe destacar la opinión de uno de los adultos encuestados que nos respondió:”A Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César”. 4. La madurez de los 16 años. Ni jóvenes ni padres creen que una joven tenga la suficiente madurez como para tomar la decisión de abortar por sí sola a los dieciséis años a ojos de la ley, y no la de votar hasta los dieciocho. En este aspecto, todos están de acuerdo y aparece aquí el principal error en el que, para la mayoría de los entrevistados, incurre esta nueva Ley 5. Abortos por violación. Los jóvenes encuestados piensan mayoritariamente que sí debería estar aceptado el aborto en el caso de una violación. Sor-
prendentemente para nosotras, ante la misma proposición de realizar un aborto por causa de una violación, la totalidad de adultos encuestados nos respondió afirmativamente. 6. Libertad y derechos humanos. Por otra parte, adultos y jóvenes están enfrentados en cuanto a la opinión sobre la libertad de la mujer y los derechos humanos, ya que una mayoría aplastante de adultos opina que La Ley del Aborto supone un avance en la libertad de la mujer, mientras que los jóvenes no mantienen esta postura: sitúan esta ley como un retroceso para los derechos humanos. Resulta paradójico que la postura defendida por los más progresistas (la de la libertad de la mujer) sea la adoptada por los mayores, y la defendida por los sectores más conservadores coincida con la de nuestros jóvenes. 7. El Gobierno y la opinión pública. Como conclusión final, según la mayoría de los encuestados, el Gobierno no ha actuado de manera consecuente. Tanto jóvenes como adultos están de acuerdo en que no se ha valorado la opinión colectiva del país, y en que se está poniendo en peligro la salud pública y el equilibrio social. Según hemos podido percibir a lo largo de las encuestas realizadas, casi todos manejaban una información similar, tanto jóvenes como mayores. En algunos aspectos coinciden, pero si estableciéramos un balance general, parece que nuestra juventud tiene un concepto más conservador en el caso del aborto que los mayores encuestados. Sólo en la pregunta sobre la píldora del día después se manejan datos que inclinan la balanza hacia el lado de los aspectos defendidos por los más progresistas. Esperemos que sigamos gozando, por lo menos, de una información eficiente y que se dejen los partidismos de lado.
Inmadurez _____________________ PAULA MEDINA Casas de Fdo. Alonso _____________________ Se considera a los adolescentes fieles representantes de la inmadurez, protagonistas del caos, anfitriones de la lujuria, irresponsables; y no precisamente dotados de sentido común. No se nos permite votar porque no tenemos la suficiente capacidad para decidir aquello en lo que queremos creer y confiar para representarnos. No podemos consumir bebidas alcohólicas ni tabaco. Se nos define como menores, incapacitados para tomar las decisiones más convenientes para nuestra vida, y, sin embargo, podemos entrar en una farmacia y conseguir la píldora. Podemos abortar sin que sea necesario el consentimiento paterno. Podemos operarnos los pechos, la nariz o todo aquello que nos distancie de los cánones de belleza socialmente impuestos. Podemos arrebatarle la vida a una persona, y la ley nos ampara. Promulgan leyes que defienden al menor. Porque el menor es débil, alocado e irracional, se deja llevar por impulsos y cede ante las tentaciones de los vicios y de los excesos, e, irónicamente, nos abren las puertas que nos llevan a tomar el camino más fácil.
Lejos de estar a favor o en contra del aborto, el hecho que se cuestiona es otro: se trata de reflexionar ante esas grandilocuentes directrices que marcan nuestros gobiernos, sobre lo ridículo de sus palabras, de sus contradicciones, de su falsa moral. De esta forma no consiguen proteger a una generación joven y liberal, sino promover el absurdo y generar soluciones zafias para paliar problemas complejos, con el único fin de mejorar los datos estadísticos. ¿No somos tan irresponsables? ¿Por qué poner a nuestro alcance medios que quizá no sepamos controlar? ¿Qué se pretende conseguir? ¿Qué se quiere prevenir?