Aventuras que pueden enseñar

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Aventuras que pueden enseñar Escrito por Maricela Zurita Cruz (Graduada del Fondo Guadalupe Musalem en el periodo 2006-2009).

Desde que era pequeña tuve claro que quería hacer muchas cosas de mi vida. Quería conocer otras cosas, claro, no sabía qué cosas eran exactamente aquellas. Con el paso del tiempo me he ido convenciendo de que la vida tiene muchas facetas, es efímera, mágica, intempestiva, a veces muy triste y algunas otras veces ingenua. Facetas de la vida con que he construido mi historia en estos años.

He intentado dar respuesta a muchas preguntas que me inquietan, preguntas para hacer de mí una mujer anhelosa de un mundo de mejores oportunidades, algo que no es fácil. Descubrí que me hace feliz conocer otras culturas, otras personas con quienes pueda aprender. En muchas ocasiones observé las revistas de agencias de viaje, a veces veía pasar un avión y creía complicado gozar de esos privilegios algún día.

Pero ya estando en ese panorama, alguien me dijo que era muy importante el ritmo que le das a tu vida, decidí entonces dejar atrás mis tristezas, mi enfado, mi depresión ante crisis existenciales y decido que también deseo viajar, despejar mi mente en ocasiones para retomar después las cosas con más serenidad y mejor entendimiento.

Soy bastante persistente en las cosas que deseo lograr, lo que me permite tomar decisiones responsables. Fue así que en 2011 me propuse viajar a Cuba, la fecha era incierta pero, ¿por qué Cuba? Tenía inquietud, día a día escuchaba con amigos, amigas, compañeras y medios de comunicación hablar de la Isla de cosas buenas y malas. Yo podría decir algo al respecto después, me interesaba con ello conocer cómo era un régimen socialista, qué era vivir en un país donde todas y todos tienen las mismas cosas. Empecé a leer un poco sobre Fidel Castro, la Revolución, y como dije, lo demás lo conocería después, así que me iría sin prejuicios.

En una noche de diciembre soñé Cuba, supe entonces que estar en Cuba ya era un hecho. La oportunidad de viaje se presentó en febrero con el Octavo Congreso Internacional de educación “Universidad 2012: la Universidad por el desarrollo sostenible” del 13 al 17 de febrero en la Habana Cuba.


Emprendí mi viaje sola, con la adrenalina que siento cuando quiero descubrir cosas nuevas, con la certeza de que todo saldría muy bien. Con la misma emoción de aquella vez que viajé por primera de Juquila a la capital de Oaxaca. Con esa emoción con la que entré a la Universidad y tener la certeza que a partir de ese momento tendría oportunidad de conocer gente maravillosa, si era en un congreso de educación mucho mejor.

Aventuras como éstas son las que marcan mi vida para siempre. Llegué a la Habana un domingo y desde que pasé por migración me percaté que el universo no se olvidó de ningún cubano, ni de ninguna cubana, ya que a todas y todos les dio una belleza extraordinaria.

Supe al fin cómo funcionaba un CUC y un peso cubano normal, desde luego que no dudé en acercarme a alguien que ya conociera un poco o al menos para que nos hiciéramos compañía. Todos los días siguientes fueron así, era la ventaja de andar sola puesto que me daba la libertad de irme un día con mexicanas, otros con colombianas y colombianos, otros más con cubanos, era imposible no hacer eso estando para el evento representantes de 52 países, la delegación Mexicana era la segunda más grande.

Las conferencias eran bastante interesantes, todos con la temática relativa del aporte de las universidades al desarrollo sostenible, fundamentales para tener una percepción más clara de los problemas que “demandan una proyección, una gestión y un accionar caracterizados por procesos universitarios estratégicos y racionales que nos lleven a garantizar calidad con eficacia y eficiencia, y con inclusión social”1 y así aproveché para tomar notas de lo que decía el pedagogo brasileño Frei Betto, quien recordó a las y los delegados presentes el principio fundamental de su compañero transmisor de la pedagogía de la esperanza, Paulo Freire: “no hay nadie más culto que otro, sino que hay culturas distintas y socialmente complementarias”, la misma naturaleza del congreso daba testimonio de ello. Frei Betto recalcaba y hacía ver que la desigualdad social no es la voluntad de Dios, hay que buscar las causas en las sociedades actuales, desde luego que yo estaba de acuerdo con ello.

Estar ante la presencia de pedagogos y pedagogas de América Latina y el Caribe era sumamente interesante, así que no perdí oportunidad de tomar un curso de aprender a aprender en la vida universitaria impartido por una doctora cubana que me dio las pautas para entender y hacer conciencia de mi postura como estudiante y la de mis docentes, entre muchas otras cosas. 1

Palabras de inauguración del congreso por el Ministro de Educación Superior de la República de Cuba Miguel Díaz‐Canel Bermúdez, 2012.


Durante los días del congreso también pude hacer visitas especializadas a la Universidad de la Habana y la Escuela de Ciencias Pedagógicas, universidades en donde pude conocer el sistema educativo cubano, que a mi criterio es mucho mejor que el mexicano.

Fueron 7 días que no olvidaré por todo lo que ello significó. Pude ver muchas cosas malas y buenas, de las cuales rescato las segundas. Estar en la Habana Cuba me enseñó muchas cosas, admiré el hecho de que todas y todos puedan ir a la escuela y tener servicios de salud sin costo. Comprendí con mi viaje que necesitaba valorar las cosas que tengo, las cosas en las que nunca me detengo a reflexionar, cosas simples pero básicas como el hecho de comer.

Estuve en un país donde las cosas eran diferentes, pero cada día que permanecía en la Habana seguía mi travesía con la misma emoción que llegué, disfrutando del mar, de las calles, en fin. Además de conocer otras formas de vida, personas de otras nacionalidades, ir a un lugar desconocido sola, me hizo conocerme y sorprenderme de mi persona. Aproveché entonces cada momento no evadiendo las injusticias, pero tratando de ser positiva con la firmeza que no podré resolver los problemas, pero sí contribuir a que mejoren.

Decido entonces quedarme con lo que tengo y luchar por aquellas cosas que anhelo, seguir sonriendo cada mañana, seguir conociendo a más personas, abriéndome con ellas a nuevas oportunidades.

Ciertamente que las experiencias de un viaje o alguna otra cosa también depende de la historia personal, vemos las cosas desde nuestra realidad, en mi caso es lo poco que puedo compartir, los demás detalles sólo los conocerá mi libreta y aquellas personas con las que lo viví.


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