Gracia y Paz

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G r a c i a Paz

Iglesia del Nazareno Hispana en USA-Canada

www.nazarenosuscan.org

RECURSOS ESPIRITUALES DE SANTIDAD PARA PASTORES Y LAICOS

La Santidad y la Imaginación Nazarena Bryon K. McLaughlin

El Arte del Ministerio en la Era Tecnológica Timothy Gaines

Prediquemos el Optimismo Radical de la Gracia Timothy Stidham

Una Teología Wesleyana de la Superintendencia

Por qué predicar la santidad. Cinco principios del llamado de Dios. ¿Puede la santidad cambiar mi temperamento?

Jeren Rowell

Padre Nuestro Jerry Porter

La Santidad es Felicidad David Felter

El Dios Trino R.T. Leupp

Únete a Él

Woody J. Stevens

El Futuro de la Iglesia del Nazareno Jesse Middendorf

1 — 2012

El ADN de la Santidad Wesleyana


RECURSOS ESPIRITUALES DE SANTIDAD PARA PASTORES Y LAICOS

Gracia y Paz, Número 1, 2012 Publicación Cibernética de la Iglesia del Nazareno Hispana Región USA/Canada www.nazarenosuscan.org Bob Broadbooks Director de la Región USA/Canada

Roberto Hodgson Director de Ministerios Multiculturales y de Misiones Hispanas Región USA/Canada rch@aol.com

Byron McLaughlin Director de la Revista Impresa y Cibernética en Inglés Grace & Peace. gpeditor@nazarene.org José Pacheco Editor de Literatura Hispana, Misiones Hispanas USA/Canada Jospacheco@aol.com

Juan Vázquez Plá Traductor de artículos de esta edición

La presente publicación en el espacio cibernético ofrece recursos espirituales de santidad para pastores y laicos, tanto de la Iglesia del Nazareno en USA/Canada como en todo el mundo de habla hispana, así como a los fieles de otras iglesias y denominaciones. Además, se propone servir de enlace principalmente a los nazarenos hispanos de la Región USA/Canada, publicando noticias de iglesias, distritos y ministerios, así como promociones de eventos denominacionales y regionales. Si desea contribuir con artículos y/o noticias le invitamos a visitar la página www.nazarenosuscan.org, en donde encontrará instrucciones para bajar el Manual de estilo de nuestras publicaciones. Dirija toda correspondencia a: nazuscan@yahoo.com

USA/Canada Regional Office Church of the Nazarene 17001 Prairie Star Parkway Lenexa, KS 66220 913-577-0500

SECCIÓN PASTORAL

Contenido

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Cinco principios del llamado de Dios, Roberto Hodgson

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La santidad y la imaginación nazarena, Bryon Mclaughlin

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Por qué predicar la santidad, Bob Boradbooks

El arte del Ministerio en la era tecnológica, Tim Gaines Optimicemos la predicación, Timothy Stidham

La influencia del ministerio social de Wesley, Eric Swanson Ser wesleyano hoy, Howard A. Snyder

Mildred Bangs Wynkoop y el mensaje de santidad, Linda Alexander ¿Santidad posmoderna?, Diane Leclerc

Más que una simple recordación..., Jim Fitzgerald

La Jornada de un pastor..., Andrew J. Lauer

Una teología wesleyana de la superintendencia, Jeren Rowell

SECCIÓN GENERAL 45

Padre Nuestro, Jerry Porter

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Únete a Él, Woody J. Stevens

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El futuro de la Iglesia del Nazareno, Jesee Middendorf

¿Puede la santidad cambiar mi temperamento?

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La santidad es felicidad, David Felter

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Sí, Señor, testimonio

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El Dios Trino, Roderick T. Leupp


SECCIÓN PASTORAL

Cin co Princ i p i o s d e l

LLAMADO

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POR QUÉ PREDICAR LA SANTIDAD LA

PREGUNTA ES LEGÍTIMA. QUÉ ES TAN IMPORTANTE ser

¿POR predicador de santidad? ¿Por qué es usted? ¿Ha decidido que se gana más dinero como predicador de la santidad, o ha descubierto que a un predicador de Bob Broadbooks santidad se le tiene en mayor Director de la Región estima en la comunidad? ¡Claro USA/Canada que no! ¿Es predicador de santidad simplemente por haber nacido en una iglesia de santidad? No, sus razones son diferentes. De alguna manera, por medio de su experiencia y su estudio, ha descubierto que la doctrina y la práctica de santidad es un mensaje lleno de esperanza y optimismo. Usted se ha convencido de que este mensaje satisface el hambre de nuestra generación. Usted ha escuchado el clamor de jóvenes y viejos cansados de la vida ofrecida por la secularidad. Ellos han experimentado la seducción de la vida contemporánea y la han hallado falsa y que no satisface. Uno por uno han dado con usted con dos clamores en sus corazones: “Pastor, quiero conocer a Cristo”, y “Pastor, quiero vivir como Él vivió”. Con felicidad y confianza usted tiene la capacidad de proveerles un mensaje de esperanza. Cuando le dijeron: “Quiero conocer a Cristo”, usted les habló de intimidad. Les dejó saber que son capaces de amar a Dios “con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37). Dios es más que un simple sacerdote que periódicamente les perdona las acciones rebeldes. Ellos pueden conocer a Dios íntimamente, y Él puede remover la inclinación a pecar que infecta sus vidas. Tiene el poder para purificar “por la fe sus corazones” (Hechos 15:8-9), lo cual abre las puertas para una relación profunda y permanente con Cristo. ¡Y usted vive el gozo del momento cuando suspira y se regocija en el privilegio de explicarles que hay un mejor camino! ¡Que hay algo más!

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Y cuando le dijeron, “Quiero vivir como Cristo”, usted les habló de la encarnación. Esa es la manera en que Él vivió. Vino a la tierra como extraño, como extranjero, pero amaba tanto a los demás que estuvo dispuesto a identificarse totalmente con el hambriento, el quebrantado, y el adicto perdido de este mundo. Este Jesús se había encarnado. Personificaba y revestía en su persona al Padre celestial. Podemos explicarles a los que lo buscan que la intimidad con Él ahora les capacita con el poder de encarnar a Cristo en su mundo. El amor y la moralidad humanos pronto se desvanecen cuando el sucio y la depravación de este mundo abofetean a uno en el rostro. Pero el cristiano perfeccionado en amor santo, gracias a que ahora sostiene una intimidad diaria con Cristo, puede ser potenciado para amar y vivir como Él lo hizo. Así que usted un predicador de santidad. Usted ha descubierto que la doctrina bíblica de la santidad suple las necesidades interiores y exteriores más profundas de los hombres y las mujeres. Usted ha descubierto que esa doctrina es tanto libertad como amor. Es libertad del pecado y de la constante lucha, y es amor divino que brota desde adentro para la humanidad. Juan Wesley enseñaba que el arrepentimiento era el “balcón” de la religión. Que la fe era la “puerta”, y que la santidad era la religión en sí misma.* Por eso usted es un predicador de santidad. Usted no desea dejar a nadie languideciendo en el balcón de un arrepentimiento constante. Usted invita a todo el mundo a entrar por la puerta por medio de la fe, y a correr a la casa de la santidad misma. Entonces, este domingo, sea hospitalario. Invite a los que buscan a que entren a la casa de la santidad. Ahí ellos descubrirán la verdadera intimidad y encarnación.


LA SANTIDAD Y LA IMAGINACIÓN NAZARENA

FUERO RAZO ES TEOLÓGICAS las que trajeron a

existencia a la Iglesia del Nazareno, y las misma fueron basadas principalmente en la intención de los fundadores de establecer una denominación en la tradición wesleyana de santidad. Los primeros nazarenos divergieron en ciertas áreas, pero su unidad fue el resultado de un compromiso compartido con la santidad, el cual contenía la llave para la “cristianización” del cristianismo. Su tipo de santidad fue más que una gran fórmula doctrinal: fue una realidad viviente que respiraron y encarnaron, y que les permitió subsanar y reconciliar divisiones regionales para unificar tres cuerpos de santidad, provenientes del oeste, del este y del sur, en una sola familia denominacional, algo poco probable tras una guerra civil en el país. Stan Ingersol, el director de los archivos históricos de la denominación, explica que, “cuando la santidad rebasa las palabras y es puesta en acción, se crean nuevas realidades sociales” que tienen el poder de “reestructurar relaciones y actitudes”. La fundación de la denominación en 1908, en Pilot Point, Texas, permitió esa clase de realidad en un momento en el que muchas familias denominacionales todavía lidiaban con la falta de unidad de la postguerra. La imaginación nazarena rehusó pensar en pequeño, ¡y acontecieron grandes cosas! Claro que, como con toda doctrina, la santidad iba a tener que ser reconsiderada, replanteada, y eficazmente transmitida a cada nueva generación si era que su poder creativo y transformador de la vida iba a continuar manifestándose en el pueblo de Dios. También la Biblia va a emplear vocablos y conceptos diferentes para expresar el significado de la santidad. C. Jeanny Orjala Serräo, profesora de literatura bíblica en Mt. Vernon Nazarene University, señala que el apóstol Pablo escribió de diferentes maneras acerca de la santidad, y que ello dependió del contexto o de su público, si era judío, gentil o mixto. Al querer traspasarles la santidad a sucesivas generaciones, a veces nos ha dado trabajo encontrar palabras y conceptos adecuados para comunicarla a diversas culturas, idiomas y contextos. Esa inhabilidad a veces ha reprimido nuestra imaginación, convirtiendo la santidad más en obstáculo que en esperanza. En dos encuestas efectuadas por la Revista Gracia y Paz, una mayor y otra menor, la santidad afloró como el tópico de principal interés para los ministros nazarenos. Con todo, las respuestas variaron y a veces

marcadamente, dependiendo de la manera en que los encuestados entendieron y expresaron la santidad. Unos destacaron la santidad como pureza, enfocándose en sus dimensiones interiores (lectura de la Biblia, oración, adoración congregacional y así por el Bryon K. McLaughlin estilo), pero otros vieron la santidad Editor de la revista Grace & Peace como amor, enfocándose en sus dimensiones externas (la defensa de los pobres, los marginados y los desaventajados). Ambas expresiones son necesarias, y las dos son bíblicamente correctas. Ron Benefiel, quien sirve como decano de la Escuela de Teología y Ministerio Cristiano de Pt. Loma Nazarene University, dice que la santidad tiene diferentes “lenguajes”, y que cada lenguaje es influenciado por la cultura, el contexto, las costumbres y la práctica de la comunidad de santidad que lo posee. Benefiel emplea vocablos como pureza, poder, carácter y amor para describir dichos lenguajes. Explica que esas “sub-narrativas de santidad” pueden ayudarnos a entender y apreciar mejor la historia de Dios y lo que significa ser un pueblo de santidad. Nuestra diversidad puede resultar en oportunidades para diseminar el amor y la gracia de Dios a todos los sectores y las situaciones. De cara al futuro, ¿estamos ofreciendo un tipo de santidad que sea amplio lo suficiente como para cautivar a una nueva generación? De cara a los retos de nuestro día, ¿dónde puede la santidad crear nuevas realidades sociales que traigan esperanza, sanidad y reconciliación? Si queremos que nuestros jóvenes crean en la santidad y la practiquen, debemos demostrar cómo la santidad puede traer unidad dentro de nuestra comunión, y cómo puede extender amor y reconciliación fuera de nuestra comunión. Ampliemos nuestra imaginación seguros de que la santidad puede traer una palabra de vida, no solo a nuestro reclamo personal, sino a los retos sociales de la pobreza, el racismo, la inmigración, el urbanismo y la internacionalización. En la presente edición de Gracia y Paz, la cual se enfoca en nuestro ADN wesleyano de santidad, vemos la santidad desde una variedad de puntos de vista que nos ayudan a entender mejor lo que todos compartimos en común, y lo que necesitamos compartir con un mundo en necesidad.

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El arte del ministerio EN LA ERA TECNOLÓGICA HACE VARIAS DÉCADAS, EL FILÓSOFO CRISTIANO neas de ensamblaje, las computadores y la Internet—

canadiense George Parkin Grant notó la siguiente tendencia en nuestro mundo: Nos estábamos volviendo tecnológicos. No es que nos estamos volviendo tecnológicos porque usamos cosas como los automóviles y las computadoras, sino que es algo de mayor envergadura. Ahora nuestras inventivas son tecnológicas. Cuando comemos, tomamos, caminamos y dormimos somos tecnológicos.1 Ser gente tecnológica puede que tenga mucho que ver con las veces que tomamos un teléfono móvil para enviarle a nuestros hijos un mensaje de texto en vez de subir las escaleras para decirles que la cena está lista, pero probablemente tiene mucho más que ver con la manera en la cual nuestra tecnología nos ha moldeado para que veamos el mundo. La tecnología que hemos empezado a utilizar —cosas como los motores de gas, las carreteras interestatales, el viaje aéreo, las lí-

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han comenzado a decirnos que el mundo está bajo nuestro control. La naturaleza, la distancia o la ignorancia ya no tienen poder sobre nosotros, antes, somos capaces de forjar el mundo, de emplear nuestras tecnologías para hacerlo menos salvaje, de alisar las arrugas que hacen la vida difícil, y de disfrutar las increíbles promesas de avances en el transporte, la medicina y la información compartida. Aun nuestra adoración y nuestro ministerio se benefician de la tecnología: Usted ya no tiene que conocer el griego o el hebreo cuando está preparando un sermón porque un software bíblico lo conoce por usted. La ausencia del cheque del diezmo de un congregante olvidadizo jamás volverá a ser un problema porque ahora los fondos pueden ser retirados automáticamente de la cuenta bancaria cada semana. Los miembros ocupados


de nuestras congregaciones que viajan los domingos por causa del trabajo, no tienen que perderse su sermón porque pueden descargarlo como un podcast y escucharlo en el automóvil camino a su cita el lunes por la mañana. No hay duda de que la tecnología trae consigo increíbles beneficios, pero todo beneficio conlleva un costo. Quizá por eso era que a Grant le gustaba tanto el viejo proverbio español que dice: “Toma lo que quieras —dijo Dios—, tómalo y paga su costo”.2

Usted ya no tiene que conocer el griego o el hebreo cuando está preparando un sermón porque un software bíblico lo conoce por usted.

entre tanto que la política era una vez entendida como el arte del justo gobierno, ahora es más acerca del empleo de las técnicas propias para uno ser electo —consignas, anuncios comerciales, difamación, y sondeos de opinión— siendo el buen político aquel que pueda emplear la mejor técnica. El líder empresarial, temo yo, no ha sido formado para que piense de su trabajo en términos de introducir nuevos servicios a nuevos mercados de manera creativa e inventiva, sino para que entienda su trabajo en términos del empleo de la técnica correcta para alcanzar resultados. Como gente tecnológica, ahora somos formados por la tecnología que utilizamos. Sentimos que somos mejores cuando mejor aplicamos la técnica. Aquellas cosas que una vez eran nuestras herramientas, ahora sugieren tener la habilidad de hacernos mejores políticos, líderes empresariales, y pastores. El problema es que las herramientas solo pueden llevar a uno tan lejos como la técnica —no pueden convertir al usuario en un artista más imaginativo. ¿Podrá ser que los pastores en un mundo tecnológico estén sujetos a la misma clase de presión? ¿Podrá ser que el ministerio en un mundo tecnológico sea ahora definido en términos del simple uso del método, la destreza o la técnica correctos? A veces me pregunto si nuestra visión tecnológica del mundo ha transformado la vocación del ministro, de un llamado artístico y creativo a predicar las buenas nuevas de Cristo, a un simple trabajo en el que los ministros del evangelio son vistos como buenos pastores si sencillamente emplean las técnicas correctas. El diluvio de libros de mayor venta, de blogs, y de artículos sobre “cómo hacerlo” puede que provean una respuesta a mi pregunta.

¿Cuáles son los costos de ser gente tecnológica? Quizá uno de los costos mayores es que somos personas a tal punto formadas por la tecnología que utilizamos, que ella nos ha privado de nuestra habilidad para ver la belleza de nuestras vocaciones —incluso las vocaciones ministeriales. Si miramos en retrospectiva a las raíces del vocablo “tecnología” veremos que proviene de la palabra griega techne, que significa arte u oficio. En la mente antigua, techne era aquello que uno hacía por razón de la belleza que había en hacerlo. Piense en un escultor sentado frente a una pieza de mármol, con cincel en mano. El escultor observa la tosca superficie de la roca viva, pasa sobre ella la mano, y comienza cuidadosamente a aplicar la sabiduría de su arte. Él sabe cómo el mármol va a reaccionar a sus herramientas, sabe qué herramienta utilizar para lograr el efecto deseado, y lo sabe todo porque está profundamente familiarizado con su oficio. Solo tras una profunda familiaridad con el arte de la escultura, puede él realizar la obra de develar la belleza que se esconde dentro de la roca. Y al develar la belleza de la escultura, también revela la belleza de su arte, de su techne. Pero en la era de la tecnología, techne asumió un significado diferente. En los labios de gente profunda- La identidad pastoral en una era mente tecnológica, la palabra vino a ser “técnica” en lugar de “arte”, cosa que comenzó a moldear nuestra tecnológica Las implicaciones de ministrar en una era tecnoinventiva. Lo que una vez veíamos como vocaciones de arte ahora lo vemos como trabajos técnicos. Por ejemplo, lógica también se aplican a preguntas sobre la identi-

¿Podrá ser que el ministerio en un mundo tecnológico sea ahora definido en términos del simple uso del método, la destreza o la técnica correctos?

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dad. En nuestra imaginación, ¿nos vemos como artesanos pastorales u ostentadores de técnicas? Si su congregación se parece en algo a la mía, probablemente usted pueda detallar las maneras en que nuestra gente ha sido formada para pensar de los pastores como personas a las que se les requiere ejecutar las técnicas correctas: Predicar de la manera correcta, aconsejar de la manera correcta, administrar de la manera correcta para obtener los resultados correctos. Cumplir con las responsabilidades de uno ciertamente es algo bueno, pero me pregunto cuánto de las técnicas que utilizamos en el ministerio empieza a señalarnos lo que somos como pastores. En un mundo tecnológico, los técnicos son los dueños y señores de sus máquinas. Reparan, operan y manipulan hasta que su máquina hace exactamente lo que esté supuesto a hacer. Pero la ironía de la situación es que en realidad la máquina se convierte en la dueña y señora del técnico, puesto que las destrezas y el conocimiento del técnico solo tienen valor con relación a esa máquina en particular. Los técnicos de refrigeradores solo son valiosos si pueden hacer que un refrigerador refrigere. Si después de la visita de un técnico su refrigerador hace otra cosa que no sea refrigerar (sea que ahora haga tostadas o seque la ropa), podría cuestio-

Por supuesto que entender el min i s te r i o e n té r m i n o s de té c n i c a s puede ser tentación especialmente at r ac t i v a p ar a l o s e v an g é l i c o s d e santidad. Tenemos una larga historia del ministerio como técnica...

existencia nuevas expresiones de belleza. La valoración de una vocación artística a menudo incluye la experimentación y la novedad, especialmente cuando esas expresiones surgen de la particularidad de la ubicación y el contexto del artista. Un mundo tecnológico hace ciertas cosas indubitablemente bien. Una de las cosas que mejor hace es producir muchas cosas exactamente iguales. El Chevy Malibú que uno compra en Calgary luce y funciona exactamente igual que el que uno compra en Houston. Las papitas fritas que compro en el McDonald´s de Orlando saben igual que las que me como en Sacramento. Y hay una técnica a la cu Las líneas de ensamblaje, y los técnicos que la mantienen, son extremadamente eficientes en reproducir cosas marcadamente similares. ¿Pero es Cumplir con las responsabilidades esa la visión de la iglesia? ¿Está llamada la iglesia a producir mucho del mismo tipo de comunidad, de modo de uno ciertamente es algo bueno, que la reunión de creyentes en el casco urbano de Sepero me pregunto cuánto de las attle luzca exactamente igual que la congregación en el rural Oklahoma? Si el ministerio es técnica, entontécnicas que utilizamos en el mi- área ces así debe ser, pero si es algo más cercano al arte, ennisterio empieza a señalarnos lo tonces tenderá a verse diferente y tenderá a existir conforme a su situación, localización y contexto particuque somos como pastores. lares. Por supuesto que entender el ministerio en términos de técnicas puede ser tentación especialmente atracnarse seriamente la vocación del técnico. El valor de una tiva para los evangélicos de santidad. Tenemos una vocación técnica es escasamente la novedad. larga historia del ministerio como técnica, la cual viene Los artistas, por otro lado, no se enseñorean de desde los días de las reuniones campestres de avivasus materiales sino que más bien trabajan con ellos para miento. Quizá la manera más conocida de asociar el miextraer el potencial de belleza que el medio propone. nisterio con la técnica lo es el denominado “camino El medio con el que los artistas trabajan no les hace nin- corto” a la santidad de Phoebe Palmer, cosa que a megún tipo de reclamo de valores en caso de que se en- nudo se ha interpretado como un ministerio impulsado cuentre que la vocación del artista no le da forma al por la técnica a fin de traer la santificación como resulmedio de solo una manera en particular. Distinto al téc- tado. Hasta la teología misma de Juan Wesley tendió nico de refrigeración, a los artistas no se les encarga hacia cierta clase de técnica en algunos momentos de su obligar que el medio haga solo una cosa o actúe de solo vida, tanto así que algunos lo veían como alguien obseuna manera, sino que tienen la libertad de traer a la

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sionado con los patrones, las disciplinas y los métodos —de ahí los primeros metodistas. ¿Son los patrones y las disciplinas un impedimento para el ministerio? No lo creo. De hecho, los patrones y las disciplinas existen para formar dentro de nosotros la profunda familiaridad con las cosas de Dios, lo cual es esencial para el ministerio fiel y efectivo. El método nos pone en aprietos cuando comienza a volverse una técnica, cuando nos convierte en productores de línea de ensamblaje de los métodos ministeriales. Si el ministerio es sencillamente emplear un juego de técnicas, nuestra identidad como pastores habrá que encontrarla en el dominio de la técnica antes que en el ser profundamente formados en los caminos de Dios. ¿A qué se podrá parecer la identidad vocacional en un tiempo de tecnología? No a que debamos emplear la tecnología más reciente y mejor para ser buenos pastores, ni tampoco a que utilizar esa tecnolo-

El arte del ministerio en un mundo tecnológico requiere que veamos el ministerio así, como un arte. Que nos entreguemos intencionalmente a los procesos de una profunda formación.... gía signifique que estamos vendiendo nuestras almas. Necesitamos algo más para poder ver la tecnología como lo que es —una útil herramienta. Cuando la tecnología se torne en herramienta, los pastores podrán ser artistas.

Una visión artística del ministerio

No importa cuán bien intencionado sea el “cómo hacerlo” de un seminario para pastores, el mismo no sustituye los profundos y sostenidos procesos de formación que les permiten a los pastores ser artistas del ministerio. Los métodos ministeriales por sí mismos corren el riesgo de ser reducidos a la mera técnica si se ejecutan desde una posición de superficialidad. Una de las características de la fatiga pastoral consiste en la desaparición del gozo ministerial. Ese también tiende a ser el tiempo en el que los pastores cesan de pensar en su ministerio como arte y comienzan a pen-

sarlo en términos de la ejecución de un juego de técnicas. En la modalidad tecnológica, la predicación se convierta en la entrega de un buen discurso, el cuidado pastoral se convierte en una especie de auto ayuda, y nuestra visión pastoral no se extiende más allá que la de un juego de simples técnicas. El arte del ministerio en un mundo tecnológico requiere que veamos el ministerio así, como un arte. Requiere que nos entreguemos intencionalmente a nosotros mismos a los procesos de una profunda formación. Para ver el ministerio como arte antes que como técnica, tenemos que permitir que nuestro oficio sea formado por una profunda familiaridad con nuestro arte, que sea absorbido por la historia bíblica de la redención de Dios, que entre profundamente en diálogo con la sabiduría de nuestra tradición teológica, que busque y por algún tiempo se siente a los pies de aquellos que nos han antecedido y que han sido creativos y artísticos en su ministerio, y que tenga un profundo e íntimo conocimiento del Dios que interviene en la creación. Es así que nos aproximaremos al ministerio con la visión de un artista, y que veremos la belleza que puede surgir del material crudo. Es así que podremos movernos más allá de la práctica de rebotar de una técnica a la otra para ministrar a partir de la profunda posición de una rica formación. Permítaseme animarnos a vernos como artistas antes que como técnicos. Permítaseme animarnos a ir en pos de aquellas prácticas, disciplinas y comunidades de formación y educación que desarrollen profundamente nuestra consciencia de los caminos de Dios, a fin de que nuestro ministerio sea algo más que la aplicación de una técnica; a fin de que sea una gozosa interacción con el medio que representa nuestra ubicación y contexto ministeriales. Permítaseme también alentarnos a hacerlo con un sentido de gratitud por la fidelidad de Dios, porque el Dios que permanece perennemente activo y presente es también el Dios que trae nuevas expresiones de fidelidad a un mundo nuestro necesitado de las buenas nuevas. Un mundo tecnológico nos ha moldeado para que veamos el ministerio como técnica y a los pastores como técnicos, pero en un mundo tecnológico es necesario que conozcamos el deleite de vivir en la fiel novedad de Dios como pastores que ministramos como artistas. TIMOTHY GAINES es ministro licenciado nazareno del Distrito Central de Chicago, y asociado en investigaciones doctorales del Centro Stand para la Ética y los Valores en el Theological Seminary de Evanston, Illinois. George P. Grant, Technology and Justice (Notre Dame, IN: University of Notre Dame Press, 1986). 1

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Optimicemos la Predicación:

Hay que Desatar el Optimismo Radical de la Gracia en la Vida Común

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CUANDO YO ERA NIÑO ME ENCANTABA ensamblar modelos plásticos en maqueta de los iconos de la historia automotriz y militar. Y parece ser que yo no era la excepción, ya que K-Mart y Wal-Mart les dedicaban pasillos enteros a esos modelos. Me emocionaba sacarlos de la caja que los contenía. Pronto empezaba a separar los componentes. El reto inicial era el ensamblaje básico de las piezas. El pegamento que viene con los modelos produce tan fuerte olor que pensaba que podía utilizarse en una guerra química. Asumiendo que sobreviviera al fuerte olor, el ensamblaje inicial resultaría en un pequeño automóvil monocromo que podría pintar a mi gusto. La caja también incluía calcomanías, y adherirlas desafiaba mi imaginación. El producto final era algo lo más parecido posible al automóvil de mis sueños cuando llegara a ser adulto. Tenía tantos pequeños automóviles de plástico que parecía una flota. (Y ni hablar de la colección de naves espaciales que también tenía…) Cuando contemplo mis armarios hoy en día, los pequeños automóviles de plástico han desaparecido para dar lugar a una enorme cantidad de libros. La sección de libros sobre la predicación es la que más crece. Y al igual que los juguetes, los modelos de sermones en esos libros también abundan. Se impone, pues, determinar el modelo esencial de lo que debe ser un sermón. Los modelos plásticos me ayudaron a entender que había una manera rápida de iniciarse en una obra maestra. Fabricantes como Hasbro, Revell, AMT y ERTL producían las estructuras más básicas. Solo ofrecían lo que estimaban esencial en la reproducción de un modelo plástico de un Ford Mustang del año 1969. Lo que pretendían era proveer un modelo clásico a escala para mi área de juego. Algunos de mis amigos se conformaban con jugar con las piezas ensambladas, pero ese no era el objetivo final. En esa etapa temprana el trabajo apenas empezaba; el ensamblado estaba lejos de ser un modelo clásico.


Puede que la gente vacile en responder a nuestro “serLos modelos de sermones vienen en varias formas. A un extremo, en un sábado por la noche dado, món de santidad” por el mismo no encajar con lo que está el sermón que podríamos descargar de la red ci- hemos hablado el resto del año. Puede que carezcabernética y que alguien ha predicado hace tres años. mos de un modelo lo suficientemente robusto como En ese mismo sentido, he visto a colegas llevar consigo para portar esos mensajes y conectarlos con claridad. al púlpito el librito de sermones conteniendo uno que Aquí Juan Wesley nos puede ayudar. A él le ha escogido. Los modelos son útiles, pero tienen como gustaba que la Biblia fuera su propio intérprete. Su teobjetivo constituirse en un primer paso para la elaboología era escasamente sistemática, ya que parecía ración de una obra maestra propia. La gente de la siempre surgir de la teología colectiva de los libros iglesia puede descargar sermones cibernéticos y leerque forman la Palabra de Dios. Siempre estaba buslos en sus casas. Pero carecen de la conexión que les cando iluminación dentro de la teología bíblica como ofrece un pastor. Los mejores modelos solo nos ofrecen un todo, lo cual le proveía una unidad general a su un ángulo desde el cual aproximarnos a la tarea de la predicación. ¿Qué nos está comunicando Dios de tapa predicación. Nos proveen un vehículo capaz de prea tapa en la gran barrida de la Biblia? Hay hilos teosentar el mensaje. lógicos que corren a través de casi toda la narrativa, Los predicadores son tentados a abusar de los la poesía, la historia y el discurso del canon. Por Wesmodelos porque iniciar la preparación de un sermón ley leer regularmente toda la Biblia (guiado por el les es difícil. El año pasado, en un artículo Book of Common Prayer Daily Office [Libro anterior de Gracia y Paz, presenté un del oficio diario de la oración común]), modelo de cómo planificar de antela totalidad de su mensaje se le esA los alummano la predicación. Hacerlo nos cribió en el corazón. A ese mennos y pastores con da más tiempo para escuchar lo saje le hemos llamado el los que me encuentro en optimismo radical de la gracia. que el Espíritu dice. Pero todavía hay pasajes y tópicos que mis cursos de predicación Desde Génesis hasta Apocanos retan a profundidad. La lipsis, vemos que el pecado a menudo les intimida el predicación de la santidad humano ha dado a luz un puede resultar en el mayor de mundo quebrantado, lleno de concepto de la predicalos desafíos. personas quebrantadas. Pero ción de santidad. No Los alumnos y pastores nada puede detener que la con los que me encuentro en mis gracia de Dios perdone, sane, saben por dónde cursos de predicación a menudo les restaure y potencie a las personas empezar. intimida el concepto de la predicación caídas que se sometan al plan de de santidad. No saben por dónde empeDios. Hasta la creación misma será restauzar. Muchos de nosotros tenemos pasajes favoritos rada a la plenitud del Reino por medio de la de santidad los cuales consideramos relativamente cla- cruz y la resurrección. Por lo tanto, siempre tenemos esros. Sabemos que es así porque predicamos sobre los peranza. Podemos vivir en el gozo y la fortaleza de mismos cada cierto número de meses. En esos sermones Jesucristo, aun en nuestra más oscura hora. Esa visión nos enfocamos en la entera santificación, o en la llebíblico-teológica de la vida puede servirnos de trasnura con el Espíritu, o en el proceso de crecer en la fondo para toda nuestra predicación. Es parte de la caja gracia. A menudo nos inclinamos hacia una de esas que contiene un modelo de predicación más eficaz. ideas y la predicamos con pasión. Pero casi en todo los ¿Por qué algo así es tan importante? Conozco demás sermones la santidad está curiosamente aua algunos pastores que casi nunca predican del Antisente. A la gente que en un domingo dado nos escucha guo Testamento. Dado que es una teología que a veces varía de la del Nuevo Testamento, ¿para qué predicar un sermón tan específico, le parece que la mortificarse con eso? Lo más probable es que a la consantidad es la cosa más importante. Pero en la mayogregación todavía se le haga difícil entender mucho ría de los domingos predicamos solo lo que está en el del contenido del Nuevo Testamento. Pero, lo cierto es pasaje bíblico. Si no aparecen vocablos como “santidad” o “santificación” en el pasaje, los mismos quedan que sin el fundamento de la Biblia hebrea no haremos las conexiones. A veces escucho sermones basados en totalmente ausentes de nuestros sermones. Con el el Primer Testamento que nunca hacen referencia a las tiempo, esa práctica envía un mensaje encontrado.

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buenas nuevas del evangelio. Los principios de Isaías o de Proverbios son transferidos directamente del antiguo Israel a la plaza de mercado post-moderna. No hay referencias a la cruz, ni a la resurrección ni a la gracia. Ustedes “deben, están obligados, necesitan” obedecer a Dios. No sean testarudos como los israelitas, etc. O tratamos de predicar a Pablo sin considerar lo que los evangelios nos dicen. Le faltamos al canon cuando ignoramos enormes trozos del mismo o tratamos cada pieza como aislada. El ejemplo de Juan Wesley nos ayuda a pintar un cuadro más amplio. Se nos requerirá un poco más de trabajo, pero dispondremos de una hermenéutica de las buenas nuevas que será más amplia que un versículo en particular. Hemos de decidir cómo el optimismo radical de la gracia se constituye en puente entre un pasaje bíblico dado y la vida contemporánea. Esta es una de las piezas de mayor tamaño y más importante en lograr que un buen modelo sermonario mantenga la unidad. Si Wesley es nuestro guía, no predicaremos “sermones de santidad” de un estrecho enfoque. Ligaremos cada mensaje a nuestra tradición de santidad. En el sentido más amplio, CADA sermón puede ser un sermón de santidad. Cada oportunidad de predicación puede presentar un cuadro imbuido de la gracia de la vida en el Reino. Los mensajes pueden convertirse en películas que muestren el optimismo radical de la gracia encarnado en santos redimidos aunque comunes. Nuestro mensaje de santidad ha de convertirse en algo que permita que la Biblia cristiana haga que la vida tenga enfoque. He aquí otra manera de ver esto: Somos llamados a predicar el evangelio y no sermones miopes basados en pasajes individuales. La mejor predicación siempre coloca un texto en particular dentro de su contexto canónico, a la luz de las buenas nuevas acerca de Jesús, el Cristo. Algunos modelos ayudan más que otros. Una vez, en un museo de modelos de automóviles antiguos en Sarasota, Florida, me hice de lo que pensé era la veta madre. ¡Automóviles modelos de metal fundido con llantas de hule removibles y volantes que giraban! Pero al abrir la caja me encontré que todo era dema-

siado de complejo. Además, muchas de las piezas todavía tenían orillas sin pulir, y pulirlas iba a requerir mucho trabajo. Tratar de que un modelo sea demasiado de bueno conduce al fracaso. Me gusta mantener las cosas simples siempre que pueda. Cuando la armadura de Saúl resulte demasiado de pesada, que baste con una honda. Por eso me apela tanto el libro Four Pages of the Sermon [Las cuatro páginas del sermón], por Paul Scott Wilson. En su modelo hay cuatro piezas que tendrán que encajar en la proclamación del evangelio cada semana: Página 1: Problemas en el texto Página 2: Problemas en el mundo Página 3: Gracia en el texto Página 4: Gracia en el mundo Como en todo modelo, mientras más detallado se pretende ser, menos útil se vuelve. Yo me enfoco en ese modelo amplio y suplo las páginas de la gracia con nuestra visión teológica wesleyana. La fortaleza de ese modelo parte de que permite que la Biblia defina tanto el problema del pecado como su resolución en Dios. Nos reta a predicar el mensaje más amplio del evangelio cada semana. Si solo predicamos nuestros apuntes de estudio, no tenemos un sermón. Si decidimos lo que un pasaje pueda significar basados solo en un capítulo, podemos estar creándole un corto circuito a las buenas nuevas. Ese modelo tampoco nos permite detenernos en ponerle cargas a la gente. Se enfoca en la manera en que Dios estará operando por medio nuestro en el mundo una vez recibamos la oferta de las buenas nuevas esta semana (vida potenciada por la gracia). En otras palabras, se enfoca en que podemos tener éxito en proclamar el optimismo radical de la gracia en su contexto más amplio dentro de nuestro campo misionero en particular. Es un modelo que nos provee un arranque, proveyéndonos un marco de referencia útil que evite la predicación problemática. Con todo, el modelo posee gran flexibilidad y es adaptable. Se presta para apoyar sermones narrativos, los cuales fluyen experimentalmente a través de sus movimientos. O se presta para apoyar sermones expositivos de la mejor clase, los cuales provean conexiones bíblico-teo-

Me domina el prejuicio de que la santidad puede experimentarse mejor en respuesta a la gracia...

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lógicas más amplias para perícopas particulares. Hay movimientos menos optimistas que a menudo piratean el mensaje de la gracia. Es tiempo de que la predicación orientada por la gracia encarne un arrojado mensaje del poder de Dios para transformar las vidas. Me domina el prejuicio de que la santidad puede experimentarse mejor en respuesta a la gracia. La invitación de Dios es positiva: Dejar atrás las maneras de la carne e ir adelante hacia la meta de nuestro supremo llamamiento en Cristo Jesús. Cuando predicamos el mensaje más amplio de la gracia, la gente es traída de las tinieblas a la luz. Yo denomino este modelo híbrido una “predicación optimizada”. Las “cuatro páginas” nos proveen una estructura básica pero desafiante. Nos colocan el texto en su contexto más amplio y desatan el mensaje radical de la gracia. También nos ayudan a evitar la tentación de querer amontonar demasiadas ideas interesantes aunque inconexas dentro del texto, ya que pueden ser ideas que nos atasquen, desperdiciando el verdadero “agarre” del mensaje. Este es un modelo que, por así decirlo, anima la higiene exegética sana. Guía nuestro trabajo interpretativo para que produzca más ideas útiles para el sermón. La unidad del sermón también es clave si es que la gente va a poder recibir gracia de la Palabra. Wilson señala que necesitamos un texto, un tema, una doctrina, una necesidad, una imagen y una misión. Para no perder

estos seis elementos de vista él utiliza la siguiente frase con su acrónimo: “Mi perrito mascota ahora me pertenece” (MPMAMP). Utilícela usted también como una buena guía pero no se obligue cada semana a ella. El punto aquí es la unidad del sermón. Nuestro modelo sigue cobrando forma. Por otro lado, un automóvil Chevy Nova de modelo plástico y monocromo no es algo muy divertido. Así que, con la planificación por adelantado, con pasar tiempo con los santos de carne y hueso, y con la reflexión en oración, Dios nos puede ayudar a pintar nuestro modelo en sus colores locales. Los elevados conceptos de la gracia se afincan en rostros conocidos, historias pertinentes, preguntas honestas, y testimonios oportunos. Cuando las personas reales se vean a sí mismas en la historia de la gracia, el ministerio real habrá comenzado. No hay libro sobre la predicación que haga tal cosa, pero el Espíritu Santo sí puede hacer cosas maravillosas. TIMOTHY STIDHAM reside en el noroccidente de Indiana con su esposa y sus dos hijas adolescentes. Está al frente de la Iglesia del Nazareno New Hope Community, y enseña homilética avanzada en Olivet Nazarene University.

Prediquemos el Optimismo Radical de la Gracia

Entrevista a Timothy Stidham

G&P: ¿Cómo ve Ud. la tarea de predicar la santidad? Timothy Stidham: Yo solía ver el predicar la santidad como la predicación de sermones sobre pasajes de santidad. Buscaba un pasaje que se enfocara en la entera santificación, o quizá en el proceso de la santidad, para luego intentar predicar el mejor sermón posible a fin de ponerlo a usted contra una esquina, sin otra opción que la de rendirse completamente a Dios o marcharse por otro terrible derrotero. Pero a la gente se le dificultaba poner esto en contexto. Mis demás sermones no apuntaban en lo más mínimo en la misma dirección. Por años había escuchado a otros predicadores y notaba la misma tendencia. Empecé a pensar en otro marco de referencia para la predicación. Hice por mi cuenta estu-

dios avanzados en la predicación y además completé un programa de doctorado en ministerio. En uno de los libros leí que estamos llamados a predicar el evangelio, y no simples sermones o textos bíblicos, lo cual me llamó la atención. Pensé acerca de la naturaleza del evangelio y lo que denominamos el optimismo radical de la gracia. Dios me estaba diciendo que cada sermón puede serlo del evangelio. Después de todo, el apóstol Pablo no dijo que no se avergonzaba de los sermones, sino que no se avergonzaba del evangelio. Predicar el evangelio es predicar el optimismo radical de la gracia. El pecado es un problema serio y terrible, el cual no podemos resolver por nuestra cuenta. Aunque no hay solución simple para el pecado, Dios lo resuelve en

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Cristo una vez que nos conectamos con Él. No importa cuán oscuras sean las cosas, Dios siempre tiene un plan para redimirnos y traernos de las tinieblas a la luz, y de la desesperanza a la esperanza. El modelo de predicación que he desarrollado por medio de mis enseñanzas y mis estudios presenta el optimismo radical de la gracia como un sermón de santidad —cosa que ayuda a las personas a conectarse con la historia más amplia del evangelio, y a creer en lo que la gracia puede lograr en nuestras vidas, ya sea en términos de un caminar diario como en un conectarse con lo que Dios hace para conectar nuestras historias con su más amplia historia de la gracia.

G&P: ¿Puede explicar lo que Ud. quiere decir con “optimismo radical de la gracia” y en qué sentido es una atinada frase para la gente a la que le predicamos?

TS: Las buenas nuevas son que Dios puede salvarnos de nuestros pecados, pero también transformarnos. Dios nos ama y nos acepta como somos, pero Dios también posee un amplio cuadro del cual nos quiere hacer parte. Quiere sanar y redimir todas las experiencias que hemos tenido. Quiere imprimir sus huellas en la totalidad de nuestras vidas. Quiere que seamos un testimonio vivo de lo que su gracia puede hacer. Su plan es específico y contiene cada una de las experiencias de nuestra vida diaria. ¿Qué hacer con mis sentimientos irresueltos y con las relaciones irresueltas? El optimismo radical de la gracia dice que Dios quiere redimir esas relaciones en el contexto de nuestra relación con Él y de nuestra relación con el cuerpo de Cristo. Podemos apoyarnos y animarnos unos a otros a medida experimentamos a Dios a un nivel más profundo en nuestras vidas. Yo pensaba en la santidad como un no cometer errores ni nunca hacerle daño a nadie. Pero un enfoque así nos pone a la defensiva en cuanto a nuestra conducta, ya que no deseamos ser culpables de nada. Con los años de trabajar con personas he llegado a creer que una señal más fuerte de la santidad es poder decir, “Dañé la cosa. ¿Podemos empezar de nuevo? ¿Puedes perdonarme? Esta relación me importa. ¿Podemos continuarla?” Es admitir nuestros errores. No es un optimismo a tal punto radical que no le dé espacio a nuestra humanidad o que nos convierta en robots. Es optimismo de gracia porque aún en nuestro quebrantamiento, podemos traer todo a Dios; y Dios puede redimir nuestras relaciones y abrirnos camino adelante en la vida del reino.

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G&P: ¿De qué manera el proclamar “el optimismo radical de la gracia” afecta la manera en que Ud. se entiende a sí mismo? ¿Cómo se relaciona Ud. con las personas como predicador de santidad? TS: Es pasar de un experto en residencia sobre asuntos divinos a un modelo encarnacional. Yo vivo entre personas y respondo a ellas, y trato de alentarlas y ayudarlas y apoderarlas para que experimenten lo que Dios pretende hacer en sus vidas. Me veo como alguien que anima, que escucha, como alguien que le pone atención a la vida. Ese modelo me obliga a poner atención a los detalles de la vida diaria entre la gente de la familia de la iglesia, y a mis propias experiencias. He encontrado, no solo en el contexto de mi ministerio, sino cuando trabajo con ministros jóvenes en las clases de predicación, que eso es lo más trabajoso de todo, a saber, discernir dónde es que Dios está obrando, y el mensaje que hemos recibido y que buscamos proclamar. Hay riesgo en señalar dónde Dios puede estar obrando. Pero pienso que es por eso que Dios necesita pastores. Podemos descargar cibernéticamente brillantes teologías y relatos asombrosos, pero los pastores son más bien teólogos locales que ayudan a su gente a discernir la obra de Dios en donde viven y en su vecindario. No es necesario proponer brillantes ideas obtenidas de un libro. Se trata más de un escuchar la voz del espíritu y un escuchar las historias de las personas. No son pocas las veces que esas personas ya poseen una adecuada idea de dónde Dios puede estar obrando. Sencillamente necesitan a alguien que ponga atención a sus historias y los anime a decir, “Sí, eso suena a la gracia transformadora de Dios en mi vida”. Pienso que eso les resulta emocionante a las personas. Se les empieza a encender el bombillo de que sus historias son parte de la historia de Dios.

G&P: En su obra clásica, Pensées, Blaise Pascal habla de la interrelación entre “los movimientos de la gracia, la dureza de corazón; las circunstancias externas”. En otras palabras, que las circunstancias de la vida y la condición de nuestro corazón pueden afectar positiva o negativamente nuestra habilidad de ver la gracia obrando a nuestro alrededor. ¿Es ese tipo de dinámica lo que Ud. está queriendo modelar


exitosamente en su vida y en su predicación, a fin de que las personas estén más a tono con los movimientos de la gracia en sus vidas? TS: Así es. Lo que pretendo es vivir en una realidad en la que las palabras desde el púlpito no sean tan diferentes de lo que estoy tratando de vivir en mi relación con las personas. Por eso me gusta la imagen de lenguaje de Thomas Long en su libro, The Witness of Preaching [Testigo de la predicación]. Me gusta su idea básica de que a veces el pastor se levanta por sobre la comunidad de fe para responderles con la misma fe de ellos. Ese es un aspecto del asunto, discernir lo que Dios ya está haciendo en las vidas de las personas y afirmándolo como obra de gracia. Así se da lugar a que las personas empiecen a creer que sus historias están conectadas a la historia más amplia de la redención de Dios. Así se incentiva a las personas a invertir en esa relación con Dios y querer estudiar, crecer y compartir. Una vez escuché a alguien discutir los componentes de un buen relato. Decía que es interesante cuando se intenta escribir un relato o un libreto para una película de Hollywood. Hay ciertas clases de relatos que apelan y se vinculan con otras personas. El protagonista del relato deberá ser alguien en quien uno se interese, y la trama deberá tener una meta que uno considere digna, y también deberá haber una barrera significativa entre el protagonista y su habilidad para alcanzar la meta. La energía de la trama se da en su esfuerzo por superar la barrera. En otras palabras, que si esa persona tuviera una meta egoísta, la trama no resultaría. Pero si la trama trata acerca de dar con quién es la persona y su esfuerzo por identificarse con las luchas de otros, la gente quiere ver esa película. Este es un concepto completamente congruente con la clase de trama que Dios nos está alentando a vivir. Dios quiere que vivamos una trama que nos inspire; esa es la clase de trama que Dios puede bendecir. Uno no tiene que ser una superestrella; uno solo tiene que ser una persona que ponga atención, y que permita que la gracia fluya a través de uno hacia las necesidades de los que lo rodean.

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La Influencia del Ministerio Social de Wesley

por ERIC SWANSON y SAM WILLIAMS Es imposible discutir la historia de una iglesia que se enfrasque en las necesidades de la sociedad sin referirse a Juan Wesley. Wesley era un hombre con la misión y la visión de “redimir la nación” y “diseminar la santidad bíblica en toda la tierra”.1

En un país en el que “cada seis casas en Londres poseía licencia para la venta de licor”,2 la Inglaterra de 1736 era un reino de embriaguez, desesperanza y decadencia moral. Niños de hasta tres años y medio de edad trabajaban en las minas, los molinos, las fábricas de ladrillos, y “menos de una de cada veinte y cinco personas tenían educación escolar”.3 A medida que las primitivas ruedas de la revolución industrial empezaban a girar, un número considerable de gente del área rural pobre migraba a la

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ciudad en busca de trabajo, creando barrios marginados nunca antes vistos. “Las riendas del poder económico estaban completamente en manos de los pocos adinerados. Bajo el sofisticado enchape de las clases gobernantes, el populacho inglés se encontraba atrapado en la pobreza, la enfermedad y la decadencia moral”.4 ¿Y dónde estaba la iglesia? La Iglesia de Inglaterra de ese tiempo servía a la alta sociedad. Las iglesias eran subvencionadas por el gobierno, y de los once mil pastores

en nómina, seis mil nunca ponían el pie en una parroquia, sino que arrendaban su ministerio a subordinados.5 La meta de Wesley era enorme, pero su misión estaba clara. Wesley sabía que no era suficiente solo predicarles a las masas. Su contemporáneo, Jorge Whitefield, aunque llegó a predicar a multitudes de más de veinte mil personas, nunca tuvo un mecanismo para la preservación del fruto de su predicación. Hacia el final de su vida les llamaría a sus converti-


dos “una soga de arena”.6 Wesley quiso, pues, aprender de la experiencia de Whitefield, por lo cual añadió a la “predicación de campo”, las reuniones de clases — un sistema de pequeños grupos— y esas reuniones de clases empezaron a forjar caracteres y a cambiar la conducta de los que las formaban. La aproximación de Wesley al ministerio fue influenciada por varias fuentes, incluyendo las de sus propias experiencias como encargado del Club Santo de Oxford, los conventículos pietistas de Felipe Jacobo Spener originados en Alemania, y las sociedades moravas que Wesley encontró en Inglaterra y Norteamérica. Otra influencia fue la de Gaston Jean Baptiste de Renty (1611-1649), un católico de alcurnia cuya biografía Wesley leyó hacia finales de la década de 1720. “Durante toda su vida, Wesley continuó refiriéndose a de Renty como la epítome de una santidad cristiana que se combina con la preocupación por los pobres y con una metodología eficaz”.7 El ejemplo de de Renty de aunar el crecimiento en la piedad con el ministerio activo entre los pobres resonó con las propensiones de Wesley, como ciertamente lo demostraron las prácticas del Club Santo de Oxford. Fue esa integración la formó el eje de las nuevas reuniones de clases metodistas —pequeños grupos que se reunían regularmente para alentarse espiritualmente, y para la rendición de cuentas, aunque se diferenciaron de otras sociedades religiosas gracias a su modelo para el crecimiento espiritual. “El enfoque de los grupos anglicanos era el crecimiento personal por medio de la cuidadosa atención a uno mismo; el de Renty se concentraba en el crecimiento personal por medio de la

ministración a las necesidades de los demás. Los anglicanos confiaban en que el servicio cristiano fuera el eventual resultado de la búsqueda de la santidad personal; de Renty veía el servicio cristiano como el contexto en el cual la santidad personal se desarrollaba… para Wesley, el modelo de Renty de crecimiento-por-medio-del-servicio permitió que sus grupos evitaran los peligros de la introspección mórbida y el misticismo”.8 Wesley practicaba lo que predicaba. Hizo campaña contra el tráfico de esclavos, fue un activista en pro de la reforma carcelaria y laboral (lo que incluyó la mano de obra infantil), estableció fondos para préstamos a los pobres, abrió un dispensario para la distribución de medicinas entre los pobres, laboró para resolver el desempleo, y donó sumas considerables de su propio dinero para las personas necesitadas.9 La vida de Wesley contagiaba. “La iglesia estaba produciendo una clase diferente de laico: Personas que pasaban tres horas diarias trabajando para el reino y dando abundantemente de sus ingresos para edificarlo”.10 En muchos respectos la historia de Juan Wesley bien puede ser el secreto mejor guardado de los últimos dos siglos y medios de la historia de la iglesia. El 24 de febrero de 1791, a los ochenta y ocho años de edad, y seis días antes de morir, Wesley escribió su última carta, dirigida a William Wilberforce, un hermano en la fe. En la carta Wesley felicitaba a Wilberforce por haberse erguido públicamente como campeón de la causa de la emancipación de los esclavos en el Imperio Británico. Los años que siguieron encontraron a Wilberforce presionando incesantemente para que se pusiera fin a la

esclavitud en las Indias británicas orientales. En 1807, el parlamento prohibió la trata de esclavos en todas las colonias, y en 1833, pocas horas antes de la muerte de Wilberforce, se abolió la esclavitud. Hacía mucho tiempo que Wesley había muerto, pero sus sociedades metodistas continuaron siendo parte íntegra de la coalición británica que luchó largamente contra la esclavitud. Los conceptos revolucionarios de Wesley, y su visión de lo que la iglesia podía ser, les dieron forma no solo a las denominaciones que se desarrollaron de sus iglesias, sino a la manera de abordar un ministerio enfocado hacia afuera que continúa influenciando a las iglesias en todo el mundo de hoy.

ERIC SWANSON es especialista en liderazgo misional para Leadership Network, y coautor de, The Externally Focused Church [La iglesia enfocada hacia afuera] (Group, 2004), The Externally Focused Life [La vida enfocada hacia afuera] (Group, 2009), y The Externally Focused Quest [La búsqueda enfocada hacia afuera] (Jossey-Bass, 2010). SAM WILLIAMS es codirector de Visión San Diego, pastor por muchos años, profesor de seminario y fundador de iglesias. También es consultor sobre iglesia y liderazgo. Usado con permiso. Extracto tomado de To Transform a City [Transformar una ciudad] por Eric Swanson y Sam Williams © 2010 Zondervan.

1 Michael D. Henderson. John Wesley’s Class Meetings (Nappanee, Ind.: Evangel, 1997), 35. 2 Ibid., 48. 3 Ibid., 50. 4 Ibid., 19. 5 Ibid., 20. 6 Ibid., 71. 7 Ibid., 48. 8 Ibid., 50. 9 John Telford, “The Life of John Wesley,” http://wesley.nnu.edu/john-wesley/the-life-ofjohn-wesley-by-john-telford/ (accesado el 24 de mayo de 2007). 10 Richard F. Lovelace, Dynamics of Spiritual Life: An Evangelical Theology of Renewal (Madison, Wis.: InterVarsity Press, 1979), 381.

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Ser Wesleyano Hoy por HOWARD A. SNYDER

Las pantallas de nuestros televisores y computadoras, los anuncios de carretera y la prensa diaria, nuestros cines y revistas, todos nos ofrecen incesantemente una manera de ver el mundo. Una visión de la realidad. Pero es una visión distorsionada; una visión de mundo torcida y una narrativa suicida, “un camino que lleva a la destrucción”.

Ver el mundo a través del lente wesleyano ofrece una visión expansiva y audaz. Más que una visión de mundo, es una manera de vivir el plan de Dios en el mundo, y de enfrascarse en la misión de Aquel que dijo, “Como el Padre me envió, así también yo os envío” (Juan 20:21). Una visión wesleyana significa vivir en “ansiosa expectación” de la salvación plena de Dios, del tiempo de la “restauración general” cuando todas las cosas sean traídas a su cumplimiento y el Dios trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, sea glorificado en todas las cosas dignas del Señor, y se le agrade en toda manera: “Llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios” (Colosenses 1:10). Llenos del Espíritu, nos volvemos

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agentes de la realidad que vemos a través del don de la fe. ¿Qué, pues, podría significar ser wesleyano en el día de hoy? Los seguidores de Juan Wesley que encarnen su espíritu y proyecto... 1. Siempre buscarán vivir y actuar en la presencia de Dios, encarnando una vida devota y santa bien ordenada. Sabemos que esto es posible por medio de la llenura del Espíritu y el andar en el Espíritu, confiando que Él nos ayude a vivir y actuar como Jesucristo, llenos de la pasión de Jesús de glorificar a Dios y hacer el buen trabajo del reino. 2. Fundamentarán sus vidas en la Biblia —leyéndola y estudiándola diariamente, buscando obedecer la


Palabra y no solo escucharla. Entenderemos la Biblia por será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad medio de la revelación de Dios en Jesucristo (y viceversa), gloriosa de los hijos de Dios” (Romanos 8:21). conscientes de que la Biblia no es un libro devocional priPor supuesto que esa manera de encarnar el vado sino el libro de la iglesia, el Libro del Pacto, interpreevangelio no es exclusivamente wesleyana. Es bíblica. tado y practicado en la comunidad.i Nuestro objetivo es seguir a Wesley como él siguió a Jesu3. Practicarán un optimismo de gracia, nacido cristo. Buscamos seguir fielmente a Jesucristo en nuestro de las promesas de Dios en la Biblia, en Jesucristo resucimundo, para centrar nuestras vidas en Dios y su reino tado, y en el hecho del reinado de Dios. (Mateo 6:33). Para nosotros en la tradición wesleyana, el 4. Anhelarán la renovación de la iglesia, local, reobjetivo es seguir a Juan Wesley como él siguió a Jesugional y globalmente, practicando ese anhelo por medio cristo. Para todos nosotros, el objetivo es seguir de cerca a de vidas comprometidas en la comunidad cristiana local, Jesucristo, buscando sobre todo glorificar a Dios, y mantey por medio del empleo de nuestros dones espirituales y ner absolutamente centrales en nuestras vidas las prioridaotros recursos que adelanten la vida y la misión de la igle- des del reino. sia en todo el mundo. Quizá la alusión del apóstol Pedro a los dones es5. Tendrán una visión para la obra de Dios en el pirituales en 1 Pedro 4:10-11 se aplica también a los mundo en todas sus dimensiones —especialmente para dones o carismas que compartimos en nuestras diferentes la proclamación y la demostración de las buenas nuevas tradiciones teológicas. “Cada uno según el don que ha de Jesucristo y su reino en todas las ciudades y entre recibido, minístrelo a los otros, como buenos administratodos los pueblos de la tierra. Veremos la imagen de Dios dores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, reflejada en cada persona y cultura, aunque dañadas hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, por el pecado. Trabajaremos para traer a la gente a la fe ministre conforme al poder que Dios da, para que en transformadora personal en Cristo Jesús. Nuestra pasión todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien perteserá “que la voluntad de Dios se haga en la tienecen la gloria y el imperio por los siglos de los rra como en el cielo” en todas las partes de siglos. Amén” (1 Pedro 4:10-11; “multiforme” la sociedad y entre todos los pueblos de se puede traducir literalmente como “de Para todos la tierra. múltiples colores”). nosotros, el objetivo Así, pues, cada uno de nosotros Un día, en uno de sus viajes, Weses seguir de cerca a estará personalmente enfrascado en la ley llegó a la ciudad de Salisbury. Allí misión de Dios conforme a nuestros se encontró con una niña de nueve Jesucristo, buscando dones, llamado, y oportunidades — años de edad llamada Elizabeth Bussobre todo glorificar a testificando con palabra y obra, edifihell. La niña deseó participar del saDios, y mantener absolucando la iglesia y nuestras familias, cramento de la Santa Cena junto a buscando ser la sal y luz de Jesús otros metodistas en la iglesia parrotamente centrales en dentro de esa parte de la sociedad y quial (anglicana) del lugar, pero se le nuestras vidas las de la cultura en la que Dios nos ha denegó debido a su edad. prioridades del puesto. Wesley trepó a Elizabeth sobre sus reino. 6. Poseerán una pasión por la diserodillas, le habló acerca del significado de minación de las buenas nuevas de Jesús entre la Santa Cena, y “ahí mismo le administró el salos pobres, edificando la iglesia, aprendiendo “del cramento de la Santa Comunión”. pobre, la viuda, el huérfano, y el extranjero”. Buscaremos Elizabeth Bushell creció sirviéndole al Señor el resto terminar con la opresión y proveeremos para las neceside sus días.ii Deseo ver el mundo, y ver a las personas, de la dades humanas básicas en todo lugar, trabajando para manera que lo hizo Juan Wesley—a través de los lentes un ordenamiento justo de la sociedad local y globaldel amor de Dios. mente. Estaremos pendientes “del peligro del aumento de riquezas”, no haciendo “tesoros en la tierra” más allá de la prudente mayordomía personal a fin de no serles de HOWARD A. SNYDER funge como profesor distinguido y director de los Estudios de Wesley en el Tyndale Seminary de Toronto, Oncarga a otros. Insistiremos que el gobierno verdaderatario, Canadá. Su más reciente libro es Yes in Christ: Wesleyan mente tome a su cargo “la causa del afligido, y el dereReflections on Gospel, Mission and Culture [Sí en Cristo: Reflexiocho de los necesitados” (Salmos 140:12). nes wesleyanas sobre el evangelio, la misión y la cultura]. 7. Alabaremos “la sabiduría de Dios en la creación”. Adoraremos a Dios en asombro y maravilla al consi- Copyright © 2011 Clements Publishing. Yes in Christ: Wesleyan Reflections derar toda las obras de sus manos, lo intrincado de los on Gospel, Mission, and Culture, por Howard A. Snyder. Usado con perecosistemas de la tierra y el “santuario” universal entero de miso. No puede reproducirse sin el permiso de la publicadora. Todos los derechos reservados. Dios (Salmos 150:1). Estudiaremos la intención de Dios para la creación y cómo se entrelaza con su plan de reNotas bibliográficas: i dención y de la nueva creación. Practicaremos la piaHoward A. Snyder, Liberating the Church: The Ecology of Church and Kingdom (Downers Grove, Ill.: InterVarsity, 1983) capítulo 10, “The dosa mayordomía del cuidado de la creación, no solo Book of the Covenant” [El libro del pacto] (195-204). por obediencia sino porque vemos el vínculo entre el ii Citado en Churnock, ed., Journal of the Rev. John Wesley, 5:291 bienestar del ser humano y el de la tierra, y porque vivimos en la cierta esperanza de que “la creación misma

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Mildred Bangs Wynkoop y el

Lenguaje de la Santidad

por LINDA ALEXANDER

Las ideas, y la manera en que son comunicadas por medio del lenguaje, de las palabras, son cosas que siempre me han fascinado. El lenguaje posee matices, palabras peculiares, modismos, jerga y otros elementos que encuentran su significado solo dentro de los linderos de la cultura. Las palabras están inextricablemente ligadas a las experiencias culturales, las experiencias que se encuentran en las normas y prácticas sociales. En los grupos sociales, las palabras poseen significados abiertos, los cuales son comprendidos, en su mayor parte, por todos en la cultura. Esos significados abiertos pueden encontrarse en casi cualquier cultura. Un policía o un gendarme es de todos modos la persona que mantiene la ley. Un apartamento o un piso sigue siendo un lugar de vivienda, y un ascensor o un elevador puede siempre llevar a uno al piso que desea visitar. No es necesario entender la cultura para entender y emplear esas palabras. Pero a veces las palabras poseen significados más profundos, significados profundamente incrustados en la cultura; son la esencia misma de la sociedad, ya que, para que haya comunicación, esos significados conceptuales abstractos más profundos deberán ser entendidos. Uno tiene que enten-

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der la cultura. Por ejemplo, en los Estados Unidos de América el tema de la libertad individual está tan impregnado en nuestra experiencia cultural que a un individuo que ha sido criado en una cultura más bien orientada hacia el grupo se le podría dificultar entender plenamente los conceptos de la libre expresión, el derecho al voto, o aun las ideas básicas de la constitución de los Estados Unidos. De igual forma, un individuo que ha crecido bajo una dictadura, puede que no posea las palabras para describir, o la experiencia para entender, la manera en la que opera una sociedad democrática.

Un comunicador eficaz entiende esos dos niveles de significados y su relación con la cultura como un todo. Sea que un pastor o un maestro trabajen en una situación multicultural


y étnicamente diversa, o en un contexto multigeneracional, hay que saber que no hay dos perspectivas culturales iguales. La mayoría del tiempo, hay temas comunes o presuposiciones subyacentes en cada perspectiva cultural. Ahora bien, ¿qué si en una de las culturas no existe una experiencia conocida para lo que uno esté tratando de explicar? ¿Qué clase de palabras uno emplearía para describir una experiencia desconocida? ¿Cómo, pues, uno se comunicaría eficazmente?

nucleares, fueron ajustes que tuvo que hacer. Pero esos eran retos pequeños comparados con el más grande de todos: Buscar entender el idioma y la cultura japoneses.

Wynkoop pasó los primeros meses aclimatándose a la cultura y a la vida de Japón. A la edad de 55 años, cuando muchos de sus colegas estaban contemplando la jubilación, Wynkoop estaba aprendiendo un nuevo idioma y aceptando diariamente nuevas responsabilidades. Que fuera aceptada en la cultura japonesa le fue de gran deleite gracias a la alta veneración que se les rinde a las personas mayores, pues, como ella decía, “Yo era una anciana de pelo canoso”. Tener que ir a pie a todo lugar, viajar en trenes tan hacinados de personas que cuando se abrían las compuertas pasajeros literalmente se caían fuera, sobrevivir a temblores de tierra, y aceptar los efectos residuales de las bombas

Wynkoop se persuadió de que los estudiantes japoneses analizaban las ideas y los problemas dentro de un contexto de relaciones personales. La familia, y luego el país, eran las cosas más importantes. Mantener y destacar las relaciones entre miembros de la familia y con el país eran las dos cosas más importantes que sus alumnos querían lograr. Por ejemplo, un número de sus alumnos sentía que jurar lealtad al Dios de la Biblia negaba su responsabilidad hacia la familia y el país. Si se volvían a lo primero tendrían que abandonar lo segundo. Para muchos, era imposible hacerlo. La responsabilidad con la familia y con el país era demasiado marcada. Los estudiantes no podían ser individuos primero y pa-

Como educadora, Wynkoop entendía que la enseñanza implica comunicación, y que la comunicación cambia de cultura a cultura. Para enseñar en una cultura diferente, el educador debe conocer y entender el idioma común. “Cada cultura tiene su hablar propio. Es su manera de juzgar la vida. Es su Esas eran las preguntas que la teóloga concepto básico de lo correcto/incorrecto, lo nazarena Mildred Bangs Wynkoop se hacía bueno/malo, lo verdadero/falso, por cuyo cuando enseñaba en Japón al principio de la medio se forman los valores de las personas. década de 1960. Fue un 23 de octubre de El idioma expresa en esas cosas intangibles 1960 el día que el trasatlántico “Preaquellas otras cosas que un pueblo sidente Wilson” dejó el puerto de considera dignas de vivir o morir San Francisco con destino a por ellas”.1 Wynkoop también Sea que un pasempezó a estudiar los paJapón. Wynkoop era una tor o un maestro trabatrones comunes de pende los pasajeros, y ansamiento entre los siaba la nueva aventura jen en una situación japoneses. Observó dos y vida en Japón. Ella y su multicultural y étnicamente didiferencias que afectaesposo, Ralph, iban a ban su comunicación trabajar y enseñar en el versa, o en un contexto multiefectiva con los alumColegio Universitario generacional, hay que saber nos japoneses: La maCristiano y en el Seminanera de los estudiantes rio Teológico Nazareno que no hay dos perspectijaponeses categorizar las de Japón. Dos semanas y vas culturales ideas, y la interacción de dos tifones después, el iguales. las religiones japonesas en navío entró al puerto japonés las experiencias culturales. de Yokohama.

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cultura japonesa. Sus alumnos no tenían el conocimiento ni la experiencia de la santidad. ¿Qué podía Wynkoop hacer?

triotas después: Tal cosa no era parte de su sistema de creencias. En un caso así, el idioma de la cultura creaba un obstáculo para la conversión. Wynkoop tuvo que aprender ese profundo significado cultural a fin de comunicarse eficazmente con sus alumnos.

La otra diferencia que observó Wynkoop consistía en la carencia total de vocablos y significados para lo que podría denominarse los conceptos básicos del cristianismo occidental. Los estudiantes japoneses procedían de un trasfondo carente de conceptos judeocristianos dentro de su lenguaje o experiencia de vida. Las religiones del sintoísmo, el budismo, y el confucianismo le habían infundido vocablos y significados religiosos a la cultura. Así que, cuando Wynkoop empleaba ciertos términos religiosos, su definición era una, pero sus alumnos pensaban en otra. Ella había venido a Japón para enseñar y predicar el mensaje de santidad, para entrenar a futuros pastores y laicos en las buenas nuevas de Jesucristo, pero no existían vocablos para hacerlo. Sus alumnos no entendían la santidad. Sin embargo, lo más fundamental de su dilema era el hecho de que la experiencia de la santidad le era extraña a la totalidad de la

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Ella decidió que cuando las palabras faltaran o las normas culturales no existieran, las acciones hablarían más fuerte que las palabras. Wynkoop afirmó una vez que los obstáculos para la enseñanza de la teología en Japón parecían infranqueables pero que podían superarse. ¿Cómo? “Con un mensaje robusto del evangelio y un corazón lleno de amor”.2 Buscó, pues, predicarlo y enseñarlo con todo y barreras de idioma y cultura, pero no con palabras sino con acciones que modelaban el amor. Así lo demostró claramente el semestre que oró para que Dios la ayudara a demostrar y enseñar el mensaje de santidad. Sus primeras palabras a la clase ese semestre fueron: “Enseñar y predicar la santidad no puede separarse de la participación de uno en su propia verdad. Somos guiados a situaciones personales que nos obligan a vivir nuestra propia verdad”.3 Wynkoop no pudo imaginarse cuán profética estaba siendo esa declaración.

A principios de la década de 1960 una ola de nacionalismo arropó a Japón, especialmente a las instituciones educativas. Se les requirió a los misioneros y profesores extranjeros que abandonaran el seminario japonés. Los estudiantes se rebelaron y causaron disturbios en el recinto universitario. Wynkoop nos habla así de ese tiempo difícil.

Yo servía como decana del colegio universitario, jefa de la facultad de religión, presidenta del seminario postgraduado, profesora… vivía en una cómoda residencia, con automóvil y hasta un servicio sanitario moderno. Se me respetaba, y la vida me sonreía —pero yo era vulnerable. Un tiempo desconcertante vendría. Perdí la posición de influencia, se me malentendió, y surgieron problemas y desencantos. Desde el punto de vista japonés, yo


había perdido prestigio. Wynkoop sigue enseñándonos Pero en todo tiempo el hoy lo que significa ser santo. poder de Cristo fue Muchos de nosotros nos enSi nunca se han un sustento —yo contramos predicándoles relacionado con la sanhabía perdido a públicos con un cada tidad, ¿cómo enseñársela? prestigio, pero en vez mayor número de Ciertamente no será a través medio del queparticipantes carentes branto, el signifidel trasfondo judeode una pléyade de palabras cado de la cristiano. Las personas que no contengan significado santidad emno familiarizadas con alguno para ellos. Hemos de pezó a libela iglesia crecen en hacer lo que Wynkoop desrarse”.4 número. Si nunca se han relacionado con la cubrió: amarlos con el santidad, ¿cómo enseñáramor de Cristo. Algo sucedió en medio del sela? Ciertamente no será caos y la inestabilidad social. a través de una pléyade de El Espíritu de Dios vino y llenó a palabras que no contengan signiWynkoop a tal punto que ella pudo ficado alguno para ellos. Hemos de demostrar ante sus alumnos japoneses lo que hacer lo que Wynkoop descubrió: Amarlos con significaba la santidad. Podía ser que no enel amor de Cristo. Vivir un evangelio robusto tendieran el lenguaje de santidad, pero encon un corazón lleno de amor. Es una expetendieron cómo actuaba la santidad. riencia así la que le suple significado y sustancia al lenguaje de la santidad. Wynkoop lo explicó así: “Los japoneses son un pueblo sufriente. Sufrir es una virtud — los héroes sufren, y nunca triunfan en la vida, LINDA ALEXANDER funge como vicerrectora pero se identifican con los que sufren. Así que asociada para la educación de posgrado y mis alumnos dijeron, ‘Sra. Wynkoop, usted ha continuada en MidAmerica Nazarene Universufrido. Nosotros le hemos causado sufrimiento sity —pero usted nos amó, y todavía nos ama. Por 1 Mildred Bangs Wynkoop, Ponencia (Noviembre de 1961). favor, regrese”.5 Wynkoop fue restituida, y la fe Japan Christian Junior de sus alumnos se fortaleció gracias a que College. Archivo #2227-8, Archivos Nazarenos, Iglesia vieron la santidad en acción. La teología se del Nazareno. hace práctica en la interacción de la vida y 2 Mildred Bangs Wynkoop, Notes about Japan [Apuntes de las relaciones personales.

En Japón, Wynkoop aprendió que las palabras no bastan. Las acciones dicen más. “En nuestros salones de clases [o desde nuestros púlpitos]… predicar o enseñar la santidad es envolverse personalmente con la santidad, vivir completamente sus verdades”.6 Las palabras pueden fallar, los significados pueden perderse en la traducción, pero las acciones que demuestran el amor hablan con más fuerza que las palabras más elocuentes. La santidad sin palabras es sencillamente amor en acción.

sobre Japón] (Sin fecha). Archivo #2227-23, Archivos Nazarenos, Iglesia del Nazareno.

Mildred Bangs Wynkoop, Sermons and Personal Notes on Japan [Sermones y apuntes personales sobre Japón] (Sin fecha). Archivo #1426-1, Archivos Nazarenos, Iglesia del Nazareno. 4 Ibid. 5 Ibid. 6 Ibid. 3

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¿Santidad Posmoderna? Del oxímoron a la ortopatía, o lo que los posmodernos saben y no saben acerca de la vida santa

Por DIA E LECLERC

Muchos pastores y predicadores se encuentran perplejos con “lo posmoderno”. ¿Está usted también confuso acerca de todo el significado teórico detrás de esa expresión? Quizá. Pero no estoy hablando acerca de la teoría sino de las personas conocidas como “posmodernas”. Fijamos metafóricamente nuestra mirada en ellos como si fueran una nueva especie en un zoológico, o visitantes de otro planeta. En un sentido, la brecha generacional nunca ha sido más amplia, y la iglesia no es inmune a las inmensas diferencias de perspectiva que esa brecha representa. Para algunos de nosotros, el cambio al postmodernismo es la cosa más emocionante que haya impactado a la iglesia en décadas. Para otros de nosotros, el postmodernismo nos resulta tan único que nos pone los pelos de punta, bien de punta. Aún para otros, el postmodernismo se ha hecho lo suficientemente presente como para hacerlo a usted un posmoderno y un pastor, uno que hable su idioma. El resto de nosotros lo vemos a usted reunirse con su grupo de posmodernos en las actividades de distrito. Estamos, pues, tratando no solo de entender cómo ministrarles a los posmodernos, sino cómo ministrar con los posmodernos (y cómo participar de la taza de café de Starbucks que usted siempre tiene en sus manos). Algunos de ustedes son parte de nuestro personal asalariado. ¡Algunos otros son nuestros pastores titulares! Y los superintendentes se rascan la cabeza preguntándose cómo integrarnos a todos.

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ALGUNAS DENOMINACIONES FUERA DEL MOVI-

Henry Knight nos ha presentado compaMIENTO DE SANTIDAD enfrentan muchos de los mis- raciones clave entre la consciencia de ese crismos desafíos, pero nuestra teología y misión, de tiano posmoderno y la teología wesleyana. hecho, nuestra identidad misma, gira alrededor Knight escribe: “Los wesleyanos deben apoyar de la proclamación de la vida santificada, lle- este nuevo movimiento ya que los propósitos y vándonos así a la interesante intersección del los valores que las iglesias [posmodernas] propostmodernismo y la santidad. Cuando se yux- curan encarnar —su visión de discipulado, de taponen esas dos palabras, ¿terminamos iglesia y de misión— [son] altamente conacaso con un extraño oxímoron? Puesto de otra gruentes con los de la tradición wesleyana”.1 manera, ¿cómo marcha la “santidad” bajo el Ese análisis de Knight debe tomarse en serio.. marco de referencia posmoderno? ¿Es acaso Sin duda, “Las iglesias [posmodernas] no están un concepto que ha agotado su utilidad, y respondiendo a una novedad pasajera sino a hasta su pertinencia? A mí me gustaría pensar, un cambio cultural profundo, permanente y pey espero que todos nosotros pensemos, que la netrante”.2 Es un hecho, como Knight e inconsantidad es un estilo de vida que trasciende el tables otros lo han sugerido, que el mundo ha tiempo y el espacio, que es aplicable a todas cambiado permanentemente. Puede que las “culturas” y que, por lo tanto, nunca dejará haya algunos que se apeguen a la idea de de ser relevante. A la misma vez, si no predica- que un regreso a la aproximación modernista mos ni enseñamos la santidad de forma que es necesario para “salvar” la doctrina de la sancautive a los posmodernos —al punto de que tidad, pero un esfuerzo tal resultará inevitablela experimenten, se vuelvan apasionados por mente fútil. Sería equivalente a un meter ella, y a su vez la prediquen y la enseñen— nuestras cabezas teológicas en la tierra. nuestra tradición ya no existirá para la próxima Y ahí es precisamente en donde algunas generación. Tenemos que cumplir con nuestra de las iglesias están atascadas: Los modernos y parte de la carrera en el pase del testigo. La los posmodernos parecen pensar marcadabuena noticia es que no estamos solos, puesto mente diferente, pero nuestras iglesias están lleque el Espíritu Santo está activo y obrando, y es nas de ambos. Es comprensible que algunos más que capaz de mantenernos con vida. pastores sientan que están caminando por un Una manera en la que creo que el Espí- campo minado. En un sentido muy real, los ritu está ya operando para convencer a la pró- pastores deberán hablar ambos idiomas, inxima generación de ese llamado a la santidad cluso quizá hablar dos idiomas acerca de la es que, en muchas formas, los posmodersantidad. La buena noticia es que los nos (en este caso me refiero a los posmodernos ya están intuyendo cristianos posmodernos) desus propias y nuevas metáforas muestran ciertas disposicioque de por sí se entrecruzan Estamos, pues, nes, o intuiciones, que los con la esencia de la santitratando no solo de enpredisponen en favor del dad. Yo he llegado a mensaje y la experientender cómo ministrarles a creer firmemente que cia. Tal cosa nosotros la los posmodernos, sino cómo es posible comunicar el reconocemos como de santidad a ministrar con los posmodernos mensaje una preparación del los posmodernos de corazón que denomi(y cómo participar de la taza maneras que transfornamos gracia prevemen vidas.3 de café de Starbucks que niente. Solo necesitamos Permítanme prestarle usted siempre tiene en ajustar nuestra visión y ver atención a ciertos puntos al Espíritu obrando en un sus manos). de vista que he obtenido mayor número de lugares por medio de mi interacción insospechados. con los posmodernos. Primero

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que nada, deseo aludir a algumuy significativo para ellos. nas de las disposiciones a las Apela a sus preferencias por que ya he hecho referenel misterio, al sentido de la cia —señales de que el percepción (gusto) en la Espíritu Santo todavía adoración, y a la inmesigue preparando a las diatez. Ciertamente los personas para que esposmodernos conocen cuchen y encarnen el intuitivamente que la mensaje. Segundo, ponadoración ha de ser un dré atención a aspecmedio de la gracia santos de la santidad que tificadora de Dios para espero que los posmoellos. Vienen esperando dernos lleguen a entenser transformados. der, aspectos que espero Una de las quejas que ustedes quieran comunique los posmodernos tienen carles, llevándolos así de la santiacerca de la iglesia es que ella dad como oxímoron, a una ortopatía no demuestra una auténtica comuniacerca de la santidad —una pasión santa que dad. Si somos honestos, tendríamos que admilos lleve a diseminar el mensaje a las genera- tir que puede que estén en lo correcto. Por ciones venideras.4 demasiadas décadas la santidad significó la demostración de la perfección del individuo, especialmente los domingos. Esto a menudo nos Lo que los posmodernos ya saben Jay Akkerman ha sugerido que los pos- privó de la interacción de los unos con los otros modernos resisten cualquier cosa que no sea a nivel genuino. Los posmodernos son comuauténtica, y sospechan de cualquier cosa que nales casi por naturaleza. Buscan lugares en los les parezca “enlatada”. Buscan experiencias re- que puedan ser reales y vulnerables. Entienden ligiosas que no sean compartimentadas sino intuitivamente que la santidad es social y relaque afecten la totalidad de sus vidas.5 Eso es cional por necesidad. Si deciden quedarse con especialmente cierto en el contexto de la ado- nosotros, quizá sean capaces de ayudarnos a ración. Parece que saben intuitivamente que la romper con el muro de la pretensión y a enadoración ha de ser acerca de contar la histo- contrar la honestidad radical acerca de nuestra ria de Dios en Cristo. Ello explica el que a algu- peregrinación cristiana que Wesley una vez renas de las iglesias “puramente” posmodernas quería de todo el que se llamara metodista. Yo crecí comprendiendo el sarcasmo del les atraigan ciertas formas del cristianismo antiestribillo, “Por favor, no me envíen al África”, lo guo, las cuales tienden a ser narrativas antes que altamente conceptuales. No quieren tres cual reflejaba el temor de que Dios me llamara puntos conceptuales en el sermón, sino algo a ser una misionera. Pero los posmodernos quieque conecte directamente con sus vidas. En- ren realmente ir al África, ¡y quieren realmente cuentro que la predicación narrativa es a me- ser misioneros! Desean que Jesucristo los use para alcanzar el mundo —algo que les resulta nudo la que mejor logra ese fin. Los posmodernos también saben que la más fácil debido a su experiencia diaria con la adoración ha de ser una experiencia integra- diversidad. De hecho, ese deseo es tan fuerte dora, que sea santa y holística. Traen sus cuer- que a veces a mis colegas y a mí nos es difícil pos, mentes, emociones y sentidos al acto de retenerlos en la universidad: “¿Por qué tengo adoración. Algunos son atraídos por el arte vi- que esperar hasta terminar mi carrera si puedo sual o por las imágenes que los llevan a signifi- irme a Uganda ahora mismo?” Los posmodernos poseen un sentido incados más profundos. Cosa que también explica el que la Comunión pueda ser algo tuitivo profundo de que la fe funciona; todavía

Por demasiadas décadas la santidad significó la demostración de la perfección del individuo, especialmente los domingos...

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más, que la fe puede ser personificada y encarnada. Esperan totalmente que cuando den sus vidas a Dios, Dios los use. En nuestra universidad, ese es el caso indistintamente de la carrera que persigan. No son solo aquellos que están llamados específicamente al ministerio ordenado los que tienen esa pasión. Si el posmoderno es algo, es apasionado; anhela algo que lo apasione. No son los calientabancas de la generación de la postguerra. Quieren realmente cambiar el mundo. Nuestra tarea consiste en dirigir esa pasión hacia una comunicación de la santidad que sea santa una vez salgan a cambiarlo.

era suficiente, por lo que muchos abandonaron la tradición. Creo que es precisamente la generación de pastores que pasaron por ese cambio, y la que nació durante el cambio, las que quizá fracasaron en dar con maneras más sanas de expresar nuestra doctrina. Ciertamente no queríamos continuar predicando el legalismo. Por eso, quizá, desistimos por completo de predicar la perfección cristiana, u optamos por términos y metáforas demasiado diferentes del lenguaje tradicional de santidad, trayendo como resultado que mis estudiantes ahora no puedan reconocer como mensaje único o distintivo lo que escucharon. Encuentro que esto es particularmente agudo en cuanto Lo que los posmodernos necesitan saber a la comprensión del pecado, la integridad y El problema estriba en que los posmo- la santificación. Es perturbador que, aparentemente, el dernos no conocen el mensaje de la santidad. péndulo haya ido del legalismo al cual yo me Comparto la preocupación de muchos por la falta de comprensión demostrada por los pos- opuse —esos profundos sentimientos de culpa modernos en ese sentido, incluyendo a mis es- por uno no ser perfecto— al punto de vista petudiantes. Cuando les pregunto a estudiantes simista respecto a la victoria sobre el pecado, y de denominaciones de santidad acerca de la a una gran disonancia entre la fe posmoderna doctrina de la santidad y la entera santificación, y el estilo de vida. Me sorprende la creencia de resulta claro que no han “escuchado” el men- mis estudiantes de que el pecado es inevitable, saje. No estamos implicando necesariamente persistente, y permanente en la vida del crisque no lo hayan escuchado desde el púlpito o tiano. Es triste que parezca que no están consen las clases de escuela dominical, pero es cientes de que hay una manera diferente de obvio que no han retenido de manera signifi- vivir. Aun cuando yo les defina el pecado de manera wesleyana, y les explique que la victocativa esa clase de enseñanza. ria sobre el pecado es solo por medio Yo tengo una teoría del porqué: de la gracia de Dios, los veo muy Creo que tenemos una generavacilantes, y a veces hasta me ción completa de pastores Me sorprende la polemizan mientras trato de que fueron profundamente llevarlos más lejos. En sus creencia de mis estuafectados por el periodo momentos más privados marcadamente legalista diantes de que el pecado es obvio que luchan en la historia de la tradies inevitable, persistente, y con su falta de integrición wesleyana de sandad. Ciertamente detidad. No pretendo permanente en la vida del sean algo más. Yo entrar en una lección cristiano. Es triste que paquiero que sepan que de historia del siglo 20, rezca que no están consla esclavitud al pecado pero sabemos que el no es algo inevitable. mundo obviamente camcientes de que hay una Un aspecto del posbió de manera dramática manera diferente de tmodernismo que ha sido en la década de 1960. vivir. criticado por los cristianos es Para la generación emerla tendencia hacia el relativismo gente de la juventud de santidad ético. Es cierto que algo de la moral de esa época, el perfeccionismo no

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de los posmodernos luce situacional. Pero la respuesta no es proponerles más reglas; antes, es ofrecerles las razones para uno ser bueno. Ya no basta que una figura de autoridad simplemente diga, “Obedézcanme”. Esas figuras de autoridad deberán primero probar que son dignas de confianza. Aun cuando puedan estar luchando con sus propios escogimientos éticos, los posmodernos no toleran la ambigüedad moral en aquellos que escogen seguir. Saben que la integridad importa. Más aún, tienen la necesidad de entender por qué hacen lo que hacen. Por lo tanto, mis estudiantes necesitan que se les demuestre por qué una ética cristiana es importante en sus vidas. Quiero que mis estudiantes sepan de la ética de un amor como el de Cristo. Quiero que sepan que pueden ser personas de integridad al crecer en Cristo. Quiero que sepan que sus escogimientos tienen un significado y un propósito más profundo que lo que ven en el momento. En última instancia, quiero que sepan que es la gracia lo que los ayudará a ser todo lo que Cristo quiere que sean. Quiero que sean santificados. Permítanme confesarles algo: Mi generación es la generación que ha retrocedido en cuanto a la entera santificación se refiere, o para ser más precisos, en cuanto a cómo la entera santificación se nos enseñó incorrectamente cuando éramos jóvenes. Nos retrajimos de las campañas evangelísticas continuas y de los servicios especiales y de la docena de viajes al altar que nos aseguraba que “la teníamos”. Nos retrajimos en contra de la propuesta de que la entera santificación quitaba todos los problemas, ¡especialmente si la obteníamos antes de la pubertad! Así que entiendo hondamente cómo podemos resistirnos a algunas de esas formas y fórmulas antiguas. Pero el pro-

blema es que nos estamos retrayendo de cosas que hace tiempo dejaron de existir como las conocíamos. Nos estamos retrayendo basados en nuestros propios recuerdos y en nuestras propias perturbaciones. Pero las cosas ahora no son así. Nosotros mismos nos hemos asegurado de que no lo sean. Mis estudiantes no tienen las desventajas nuestras. Algunos no saben qué es una campaña evangelística. Algunos no saben lo que un llamado al altar está supuesto a lograr, ¡si es que alguna vez han visto uno! No entienden que, tras escuchar un cántico en particular, puede venir la convicción del Espíritu. Les pregunto, “¿En qué contexto se sienten ustedes bajo convicción?” Me miran con la vista ida. Temo que les hemos fallado por no querer imponerles lo que nosotros hemos experimentado. El problema consiste en que aunque a nosotros se nos pedía constantemente hacer esa gran decisión, a ellos no. Temo que en el proceso de nuestro retraimiento hemos fracasado en llamar a esta nueva generación posmoderna a la decisión de ser enteramente santificados. Hay una última cosa que yo quiero que mis estudiantes sepan acerca de la santidad, y es que, en efecto, nosotros crecemos diariamente en la gracia. Que, en efecto, el proceso gradual y continuo es vitalmente importante. Que, en efecto, la santidad significa mucho más que un momento en el tiempo. Que, en efecto, ¡necesitamos predicar la santidad de manera sana! Pero, ¿creemos nosotros todavía que las decisiones que cambian la vida son cruciales, y que la decisión de rendirlo todo a Cristo sin importar el sacrificio es una decisión que le permite a Dios cambiarnos y transformarnos aún más plenamente? Puede que alguien me considere de la vieja guardia, pero creo que nuestro “distintivo” necesita en-

En última instancia, quiero que sepan que es la gracia lo que los ayudará a ser todo lo que Cristo quiere que sean. Quiero que sean santificados.

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contrar el camino a los corazones de aquellos que sostienen nuestro futuro en sus manos. DIANE LECLERC es profesora de teología histórica en Northwest Nazarene University, y la autora de Discovering Christian Holiness: The Heart of WesleyanHoliness Theology [Descubramos la santidad cristiana: El corazón de la teología wesleyana de santidad], publicado por Beacon Hill Press de Kansas City. NOTAS: Knight ofrece siete congruencias. Para conocerlas véase, Henry H. Knight III, “John Wesley and the Emerging Church” [Juan Wesley y la iglesia emergente] en Preachers Magazine (Adviento/Navidad 2007): 34.

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Ibid.

El contexto en el que yo trabajo es el de profesora y mentora de estudiantes universitarios. Enseño dos cursos por año sobre la santidad: Uno para estudiantes de gran variedad de carreras, y otro para aquellos que van a entrar al ministerio. En el ámbito de la iglesia, por más de 10 años he enseñado la clase de escuela dominical para universitarios y profesionales, y a pequeños grupos. 3

Aquí cabe una advertencia: Cuando empleo la palabra “saber”, mi intención es emplearla con un sentido muy hebreo, el cual va más lejos que un cuerpo de datos intelectuales, por lo tanto es mucho más holística. La teología wesleyana tiende a inclinarse marcadamente hacia ese significado hebreo. Esto puede verse a través de lo que algunos eruditos llaman indistintamente orthopathos, orthokardia y orthopraxis de los énfasis teológicos de Wesley. El énfasis no está puesto en la ortodoxia —“la correcta doctrina”— como fin en sí misma, aunque ciertamente Wesley sabía dónde estaba parado en cuanto a todo asunto doctrinal. Sin embargo, su énfasis estaba puesto en la correcta adoración a Dios, en las obras correctas de misericordia hacia otros, y en los afectos correctos de amor hacia ambos, a medida Dios cambiaba las profundidades de nuestros corazones y hasta de nuestro carácter por medio de la gracia santificadora. 4

Jay Akkerman, conversación con Diane Leclerc. Akkerman es también co-editor de Postmodern and Wesleyan? Exploring the Boundaries and Possibilities, publicado por Beacon Hill Press de Kansas City en 2009. 5

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Más que una Simple Recordación: La Santa Cena como Medio para Hacernos Santos por JIM FITZGERALD

No puedo recordar la primera vez que recibí la Santa Cena. De hecho, son pocos los servicios de comunión que recuerdo de niño. Con todo, tengo recuerdos claros de la Santa Cena: Una memoria agregada de todos los servicios de comunión en los que participé hasta bien entrado en mis 20 años. En mi experiencia, eso era así no importara en qué región de los Estados Unidos me encontrase, o quién fuera el pastor, o dónde se hubiera preparado para el ministerio. Aparte de esos factores, todos los servicios de comunión tenían tres características distintivas: Eran infrecuentes, sombríos, y la lista de invitados era corta. El término “comunión trimestral” parecía establecer la máxima frecuencia antes que la mínima. Si surgía la pregunta de porqué no observábamos la Santa Cena más a menudo, la respuesta normativa era que estábamos preservando su significado. Recuerdo la mezcla de desdén y lástima que se tenía por las iglesias que celebraban semanalmente la comunión, lo que presuponía que esa práctica las condenaba a privar de “significado” la experiencia de la comunión. Nuestra tenaz determinación de participar de ella infrecuentemente servía un propósito ulterior: Mantener significativa la comunión.

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Mucho antes de que el órgano obtuviera evento sombrío, para Wesley frecuentemente era una celebración. Juan y Carlos Wesley comtanta notoriedad en la guerra de los estilos de pilaron una colección de “himnos para la Santa adoración, era el instrumento predeterminado i para la música de la comunión. Siempre lo toCena”, organizada bajo seis encabezados diferentes. La letra de algunos se prestaba para un caban lo suficientemente suave como para que casi no se notara —como si fuera la versión tono sombrío y reflexivo, pero la gran mayoría de los himnos era de celebración. En contraste cristiana de la omnipresente “Muzak” de la décon los 27 himnos bajo el encabezado, “Es una cada de 1970. Sin embargo, una descripción conmemoración de los sufrimientos y la muerte más fiel sería que sonaba como música de fude Cristo”, 65 de los 166 himnos estaban ubicaneraria, tocada de manera que invocara un sidos en la sección titulada, “Es una señal y lencio impuesto, estuviera o no acompañada medio de gracia”, 23 en la sección titulada, “El por un sentido de reverencia. Aparte de cualsacramento como promesa del cielo”, y nueve quier palabra que se hablara, era una música eran cánticos de triunfo bajo el encabezado, que creaba un tono sombrío. Cuando se hacía la invitación a participar “Después del sacramento”.iv de los elementos, había un marcado hinWesley promovía una amplia participacapié en que no se recibieran los ción en la Santa Cena. A los cristiaelementos “indignamente”. El nos que temían comer o beber Wesénfasis era tan agudo que si indignamente se les advertía ley defendía la usted hubiera discutido con del peligro mucho mayor “comunión constante”, la esposa o con los hijos de no comer ni beber del que en su caso significaba camino a la iglesia esa todo.v Todavía más, no mañana (o hubiera cosemanalmente... ¿Cómo pu- solo los convertidos, sino metido alguna de las dieron las congregaciones que también los pecadores más de cien graves eran invitados a particise identificaban conscienteofensas adicionales) se par.vi mente con la tradición weslele cuestionaba si los ¿Cómo pudieron las podía tomar dignayana terminar percibiendo la congregaciones que se mente. Abstenerse de identificaban consciencomunión de una manera participar, según lo que temente con la tradición tan desviada de la de recuerdo de esos servicios, wesleyana terminar perciWesley? era lo común. biendo la comunión de una No había una enseñanza manera tan desviada de la de en específico para que se hiciera Wesley? La respuesta plena a esa de esa manera. Pero la similitud en todas pregunta es vasta, y requiere rastrear una mis experiencias era tan marcada que asumí serie de cambios en prácticas y perspectivas que era la manera “nazarena” o de la “tradición durante más de dos siglos. Francis Asbury fue de santidad” de representar un servicio de couno de los primeros “culpables”, siendo que munión: Poco frecuente, sombrío, y con una nunca acogió las perspectivas de Wesley sobre corta lista de invitados. la Santa Cena. Con el tiempo se perdió la riCuando tenía unos 25 años de edad de- queza de los himnos eucarísticos de Wesley, y también una multitud adicional de factores.vii cidí empaparme de los sermones y escritos de Pero hay un sumario más conciso de lo que Juan Wesley y de las obras secundarias acerca ii ocurrió: Puesto de manera sencilla, la adoración de Wesley. Fue entonces que descubrí una incongruencia extraordinaria entre la manera “na- nazarena de los servicios de comunión de mi infancia se basaba en un criterio recordacionista zarena” de la comunión y la de Wesley. La perspectiva de Wesley era distinta en todo sentido. que no veía la comunión principalmente como un medio de gracia.viii Wesley defendía la “comunión consPuede que algunos argumenten que una tante”, que en su caso significaba semanaltransición así no significó gran pérdida. Que mente.iii Lejos de hacer de la comunión un

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quizá los puntos de vista de Wesley sobre la coren con las prácticas de Wesley? ¿O tendremos munión puedan colocarse en la misma catego- primero que trabajar en reintroducir el punto de ría que la trayectoria de sus relaciones vista de la comunión como un medio de graamorosas: De interés histórico, mas no digna de cia? No tendría que ser asunto de “una cosa o emularse. Pero yo argumentaría que es de la otra”, pero pienso que el primer punto en la mayor importancia para nosotros recobrar la agenda debe ser recobrar la visión de Wesley perspectiva de Wesley sobre la comunión como de la comunión como medio de gracia. Conmedio de gracia debido a que esos puntos de cuerdo con la evaluación que hizo James White vista son parte integrante de sus puntos de vista hace más de 25 años de que “instituir la celeacerca de la búsqueda de la vida santa. Tirar bración semanal de la eucaristía bajo el espíritu por la borda los puntos de vista de Juan Wesley y la forma en la que se practica hoy en día … sobre los medios de gracia (siendo la Santa resultaría en un irremediable desastre en la maCena el “gran canal” entre esos medios), es yoría de las iglesias protestantes”.x No se necequedarnos con una versión gravemente trunca sita “más de lo mismo”, sino una visión fresca de de la teología de Wesley. Para Wesley, nuestra la comunión como un medio de gracia prevebúsqueda de la vida santa era iniciada y niente, justificadora, y santificadora que sostenida por la gracia de Dios. Aunnutra a todo el que la tome. que Dios podía escoger la maRecobrar un criterio robusto nera que deseara para de la comunión como medio “Por ´medios extender gracia a la humade gracia abriría las puertas de gracia` yo ennidad, había maneras espara que las congregatiendo señales externas, pecíficas en las que ciones acojan la comupodíamos estar seguros nión con más palabras o acciones ordede que la gracia de frecuencia. De hecho, nadas por Dios, y asignadas si nuestra perspectiva Dios estaba activa. Eran medios de gracia que para tal fin, para servir como primaria sobre la comuno estaban “repartidos” nión es que sea un canales ordinarios por los entre un medio de gramedio de gracia antes cuales transmitir a los homcia preveniente, otro que algo estrictamente medio de gracia justificade recordación, la discubres gracia preventiva dora, y aún otro medio de sión toda acerca de la co[preveniente], justigracia santificadora. Antes, munión quedaría ficadora cada uno de esos medios enmarcada en nuevas formas. podía transmitir cada uno de esos Las tres características de mis expe“tipos” de gracia. En palabras de Wesley, riencias tempranas de los servicios de co“Por ´medios de gracia` yo entiendo señales ex- munión (infrecuentes, sombrías y con una corta ternas, palabras o acciones ordenadas por Dios, lista de invitados) quedarían reformadas. Si vemos la comunión principalmente y asignadas para tal fin, para servir como canacomo un medio de gracia, la discusión acerca les ordinarios por los cuales transmitir a los homde lo apropiado de su frecuencia se basaría en bres gracia preventiva [preveniente], ix un conjunto muy diferente de suposiciones. Si justificadora y santificadora”. nos aseguramos a nosotros mismos de algún A medida que los pastores y los eruditos medio diario de gracia (lectura de la Biblia, la se vuelvan más conscientes de la incongruenoración, etc.), y de algún medio de gracia secia entre los criterios de Wesley y la práctica tímanal (el ministerio de la Palabra, la oración púpica de las iglesias que se identifican como blica, el compañerismo cristiano, etc.), ¿por qué pertenecientes a la “tradición wesleyana”, se no ofrecernos a nosotros mismos la comunión nos presentará un inconveniente. ¿Será nuestra como medio de gracia cada semana? Es posiprimera medida aumentar la frecuencia de los blemente cierto que no necesitemos 52 semaservicios de comunión en las congregaciones nas de una observancia sombría y locales a fin de que nuestras prácticas compa-

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exageradamente penitente de la Santa Cena, pero el problema ahí es con el tono de la observancia más bien que con el sacramento mismo. El argumento de que una mayor frecuencia llevará a un menor significado, típicamente no lo manejamos con los otros componentes semanales de la adoración (oración, sermón, ofrenda, etc.). Tampoco se emplea ese argumento fuera del santuario para otras de las actividades en que participamos. Si a alguien le gusta jugar al golf, por ejemplo, ¿trataríamos de convencerlo de que solo jugara cuatro rondas por año a fin de que el golf no se volviera una aburrida e insignificante rutina? Algunas actividades podrían volverse tediosas si se practican semanalmente (por ejemplo, recordar nuestra graduación de escuela secundaria, o conmemorar la muerte de un ser querido), pero no hay que concluir que toda actividad que se repita cada semana pierde por necesidad significado. ¿Nos podemos imaginar presentar ese argumento respecto a cada actividad que traiga alegría —deportes, lectura, relaciones conyugales—, es decir, que repetirla frecuentemente la hace menos significativa? Si no representa otra cosa que conmemorar la muerte de Cristo, quizá la Santa Cena todas las semanas sea algo demasiado frecuente. Pero como medio de gracia, ¿acaso es posible que

se pueda recibir con demasiada frecuencia? Wesley enmarcó así el asunto:

Dios, cuya misericordia es sobre todas su obras, y particularmente sobre los hijos de los hombres, por cuanto sabía que había solo una manera en que el ser humano podía ser feliz como Él, a saber, siendo como Él en santidad; y por cuanto sabía que no podíamos hacer nada a tales fines por nosotros mismos; por lo tanto nos ha provisto ciertos medios para obtener su ayuda. Uno es la Santa Cena, la cual, por su infinita misericordia, nos la ha provisto para ese preciso fin, para que por ese medio podamos ser asistidos en la obtención de aquellas bendiciones que ha preparado para nosotros, para que podamos obtener santidad en la tierra, y la gloria perdurable en los cielos. Entonces, pregunto, ¿por qué no aceptar su misericordia tantas veces como uno pueda? Dios ahora ofrece su bendición: ¿Por qué rehusarla? Usted tiene ahora la oportunidad de recibir su misericordia: ¿Por qué no la recibe? Usted es débil: ¿Por qué no aprovecha cada oportunidad para aumentar sus fuerzas? En una palabra, si lo consideramos como un man-

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dato de Dios, aquel que no comulgue [reciba la comunión] tantas veces como pueda, carece de piedad; si lo consideramos como misericordia, aquel que no comulgue tantas veces como pueda, carece de sabiduría.xi

En los primeros 20 años de existencia de nuestra denominación, el artículo de fe sobre la Santa Cena incluía la frase, “De que haya obligación de participar de los privilegios de este sacramento tantas veces como providencialmente se nos permita, no puede haber duda”.xii Recobrar el punto de vista de Wesley de la comunión como medio de gracia nos permitirá acoger esas nuestras propias raíces nazarenas y su realce de una Santa Cena frecuente.xiii La peculiaridad de la Santa Cena recibe una perspectiva fresca si se considera la comunión principalmente como un medio de gracia. Hay tiempos apropiados para que la comunión atraiga nuestra atención a la muerte de Cristo en la cruz, pero ese enfoque no agota todos los significados de la comunión.xiv Si el enfoque es otro significado específico (anticipación de la fiesta celestial, la comida de la unidad cristiana, la acción de gracias, etc.), el tono deberá ser moldeado por ese enfoque específico. Sin embargo, aparte del énfasis específico, si se aborda la comunión como un medio de gracia, la celebración de esa gracia en sí misma será siempre apropiada. Tanto las palabras de la institución, como la música que acompañe la repartición de los elementos, podrán rescatarse de lo sombrío, permitiendo que la comunión pueda ser realmente celebrada y no solo “observada”. La comunión como medio de gracia ofrece el potencial de una comprensión dramáticamente diferente de a quién se invita a la mesa. Si la comunión es solo una ordenanza “confirmatoria”, entonces se le ofrecerá solo a aquellos que hayan experimentado previamente la gracia justificadora. Sin embargo, si la comunión es vista de manera más amplia, como medio de gracia, se le ofrecerá a todos los que con sinceridad busquen la gracia de Dios —estén donde estén en su peregrinaje espiritual. Wesley insistía en que la comunión era un medio de gracia preveniente, justificadora y

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santificadora. Por lo tanto, los no creyentes eran invitados a recibir la comunión. Wesley articuló claramente esa posición en 1740 en medio del conflicto con los moravos de Fetter Lane. La enseñanza “quietista” de los moravos decía que los medios de gracia debían ser buscados únicamente por los que no solo ya eran justificados, sino por los que también ya habían experimentado la “seguridad” de su salvación. Esa enseñanza le dolió tanto a Wesley que tuvo que dar una serie de discursos diarios sobre los medios de gracia durante toda una semana en Fetter Lane. A continuación el resumen de su diario en cuanto a lo que enseñó el último día de la serie:

Demostré ampliamente, (1) que la Santa Cena fue ordenada por Dios para ser un medio que transmitiera a los hombres tanto la gracia preventiva, como la justificadora o la santificadora, según las distintas necesidades; (2) que las personas para las que fue ordenada son todas aquellas que saben y sienten que quieren la gracia de Dios, ya sea para refrenarlos del pecado, para demostrarles sus pecados perdonados, o para renovar sus almas a la imagen de Dios; (3) que en la medida en que vengamos a su mesa, no para darle nada sino para recibir lo que Él considere mejor para nosotros, no hay una preparación previa indispensablemente necesaria, sino el deseo de recibir lo que Él desee dar; y (4) que no se requiere condición apropiada alguna en el momento de comul-


gar sino un sentido de nuestro visto a fin de alcanzar el objetivo ...un estado, de nuestra extrema que Dios persigue de renovarofrecimiento de pecaminosidad e imponos a la imagen de Cristo. tencia; y que todo La Santa Cena es más gracia que nos aceraquel que sepa que es que una simple recordaque a Dios, nos justifique y apto para el infierno, ción. Dios realmente lo es también para nos santifique. En pocas pa- hace algo en nosotros venir a Cristo, ya sea cuando venimos a su labras, vi que la comunión es de esta o de cualmesa. En su mesa, nosquier otra manera otros no solo recordauno de los medios de Dios xv que Él disponga. mos, sino que en destinados a renovarnos a realidad tenemos “vida y Más de 30 años salvación, y la promesa de la imagen de Cristo, a después, en una carta a todas las bendiciones espirihacernos santos. John Simpson, Wesley se refirió tuales en Cristo”.xviii aún más directamente al asunto de invitar al inconverso a la mesa: ¿Debe todo inconverso orar o comulgar? Sí. “Pedid, y [la fe] se os dará”. Y si usted cree que Cristo murió por pecadores culpables e impotentes, entonces coma de ese Pan y beba de esa Copa.xvi

Está claro que los puntos de vista de Wesley sobre la comunión como medio de gracia preveniente no se redujeron con los años. Cuando leí la perspectiva de Wesley sobre la comunión, recibí una visión de un acto de adoración del que ansiaríamos participar, como opuesto a uno en el que “tuviéramos” que participar. También vi un acto de adoración al que nos acercaríamos con gran anticipación y gozo. Y dejé de ver la comunión como algo que nosotros hacíamos, bien fuera en obediencia al mandato de Cristo, o como medio para algún ambiguo fin espiritual. Se volvió en algo que Dios hace, en un medio para un fin en particular —un ofrecimiento de gracia que nos acerque a Dios, nos justifique y nos santifique. En pocas palabras, vi que la comunión es uno de los medios de Dios destinados a renovarnos a la imagen de Cristo, a hacernos santos. Ofrezco este mensaje como un aliento más que nos mueva en la dirección de un servicio de comunión más frecuente —no solo por la frecuencia misma, sino como un esfuerzo por “reconectar el medio con el fin”.xvii Espero que podamos ser cautivados por la visión de ese maravilloso medio (de gracia) que Dios ha pro-

JIM FITZGERALD es el pastor titular de Trinity Church of the Nazarene en Duncanville, Texas Notas:

“El servicio deberá ser acompañado por música suave o el silencio”, era la instrucción que se daba en un artículo del Herald of Holiness. Fletcher Galloway, “The Ordinances of the Church” [Las ordenanzas de la iglesia], Herald of Holiness, 35 (12 de agosto de 1946): 10. 1

Mi viaje hacia los escritos de Wesley no comenzó por mi cuenta. No tropecé con ellos sino que fui guiado a ellos, principalmente por Rob Staples en su curso del seminario, “La teología de Wesley”. Su obra, Outward Sign and Inward Grace: The Place of Sacraments in Wesleyan Spirituality (Kansas City: Beacon Hill Press de Kansas City, 1991), todavía no había sido publicada, pero el mensaje ya había sido bien elaborado. i

En su sermón, “El deber de la comunión constante”, Juan Wesley escribe, “Es el deber de todo cristiano recibir la Santa Cena tantas veces como pueda” [The Works of John Wesley, Thomas Jackson, ed., 1872. Edición de reimpresión (Kansas City: Beacon Hill Press of Kansas City, 1979), 7:147]. En el sermón, “Sobre el Sermón del Monte de nuestro Señor, Discurso VI”, Wesley afirma que “al principio el sacramento era recibido diariamente por toda la iglesia de Cristo, y altamente estimado, hasta que el amor de muchos se enfrió” [Works (Jackson), 5:338]. El diario de Wesley registra que comenzó su práctica de la comunión semanal en 1725 [Works (Jackson), 1:99]. John Bowmer calcula que desde ese año hasta su muerte, Wesley recibió la comunión un promedio de una vez cada cuatro o cinco días [The Lord’s Supper

ii

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in Methodism, 1791 —1960 (London: Epworth Press, 1961), 55].

J. Ernest Rattenbury, The Eucharistic Hymns of John and Charles Wesley. Timothy J. Crouch, ed., edición de reimpresión en EUA (Cleveland, OH: Order of St. Luke Publications, 1990). iii

iv

Works (Jackson), 7:147.

La invitación a los pecadores para que vengan a la mesa surge claramente en los himnos eucarísticos. Las siguientes letras lo ilustran: “Venid pecadores, a la cena venid, que todavía hay lugar” (himno 8, v. 1); “Pecador, con temor acercaos, y encontrad aquí a vuestro Salvador” (himno 39, v. 1); “Para todos los que a su llamado respondéis, En fe mirad a través del velo exterior; Pecadores, creed, y halladle aquí; Creed, y sentid que por vosotros Él murió” (himno 73, v. 4); Eucharistic Hymns, H-3, H-13, H-23.

v

Para una discusión más amplia de los cambios ocurridos, véase James N. Fitzgerald, Ph.D. disertación, Weaving a Rope of Sand: The Separation of the Proclamation of the Word and the Celebration of the Eucharist in the Church of the Nazarene (Nashville: Vanderbilt University Press, 1999). vi

El punto de vista “recordacionista” de la comunión tiene sus raíces en las enseñanzas del reformador Ulrico Zuinglio. Para Zuinglio, el pan y el vino eran recordatorios visibles de la muerte de Cristo en la cruz, en lo cual el creyente medita. Como reacción en contra del abuso medieval, “que parecía convertir el sacramento en magia, cuantificando de tal manera la gracia que a la misa se le adscribía acción salvadora sencillamente por celebrarse”, Zuinglio sugirió que “la acción eucarística estaba dirigida de la iglesia a Dios, no a la inversa. Por lo tanto, en la Santa Cena los creyentes afirman su fe al contemplar el acto central de salvación” [Laurence Hull Stookey, Eucharist: Christ’s Feast With the Church (Nashville: Abingdon Press, 1993), 57]. vii

viii

Works (Jackson), 5:187.

James F. White, Sacraments as God’s Self-Giving (Nashville: Abingdon Press, 1983), 128. La declaración complete de White es la siguiente: “El recobrar la eucaristía seminal es la más alta prioridad para la reforma de la adoración en la mayoría de las iglesias protestantes. Sin embargo, debe señalarse que claramente que instituir una celebración seminal de la eucaristía bajo el Espíritu y la forma en la que actualmente se celebra mensual u ocasionalmente in la mayoría de las iglesias protestantes sería un inevitable desastre. Como se celebra usualmente (si ese, ix

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en efecto, es la expresión propia), es indebidamente larga, indebidamente lúgubre, e indebidamente penitente. Por lo tanto, es esencial repensar cuidadosamente el significado de la eucaristía y reestructurar completamente la forma en que se celebra. En la mayoría de los casos, especialmente el significado de la oración eucarística necesita estudio, y el método de distribuir la comunión demanda particularmente reparación. Mucho más trabajo deberá ser alcanzado antes de que pueda ser beneficioso la recuperación de una eucaristía semanal”. x

Works (Jackson), 7:150-151.

Manual de la Iglesia Pentecostal del Nazareno (Los Angeles: Nazarene Publishing Company, 1908), 31. La frase permaneció sin cambios hasta la versión del Manual de 1923. Fue dejada fuera del Manual en 1928, aparentemente por revisión editorial (de parte de un editor de trasfondo de los Amigos). xi

Previo a que la denominación se fundara en 1908, la congregación de Bresee en Los Ángeles observaba la Santa Cena una vez cada dos meses. En el noreste, la Asociación de Iglesias Pentecostales tenía servicios mensuales de comunión. Para una breve panorámica del asunto véase mi libro, Weaving a Rope of Sand, 151-153. xii

Una discusión más amplia de la variedad de significados de la comunión aparecerá en el segundo artículo de esta serie. xiii

The Works of John Wesley. Edición del bicentenario. (Nashville: Abingdon Press, 1984), 19:159 (las cursivas están en el original). xiv

La fecha de la carta es 28 de noviembre de 1774. The Letters of the Rev. John Wesley, A.M., Standard Edition, ed. John Telford, 8 tomos. (London: Epworth Press, 1931), 6:124. xv

La frase viene del artículo en inglés de Randy Maddox con el mismo título, “Reconnecting the Means to the End: A Wesleyan Prescription for the Holiness Movement,” Wesleyan Theological Journal 33:2 (Fall 1998):29-66.

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La frase es de los Artículos de Fe, “XIII. La Santa Cena.” Manual de la Iglesia del Nazareno: 20092013 (Kansas City: Nazarene Publishing House, 2009), 33.

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La Jornada de un Pastor con la Santidad y Juan Wesley por ANDREW J. LAUER A veces me gusta comparar la predicación del mensaje de la santidad con una experiencia que una vez compartió el comediante judío Ben Stiller. Siendo todavía muy joven, formó una banda, por lo que decidió que tocaran en la ceremonia de su bar mitzvah. Ben dijo que tocaron la canción, ¡Hey, Judas!. “Mi padre entró en pánico por no entender la letra, pensando que el cantante se había atrevido a usar la expresión, ´¡Hey!, judío’ ante una sala llena de sobrevivientes del holocausto”. Es obvio que eso no era lo que la banda tenía en mente. Como pastores de santidad wesleyana, se nos encarga cada semana la tarea de atrevernos a predicar el mensaje bíblico de la perfección cristiana en un lugar lleno de personas quebrantadas y desilusionadas que apenas sobreviven. Es un mensaje malentendido por muchos y que a menudo suena completamente inalcanzable y hasta no deseable.

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seminario me trajo más cerca a entenderla —pero no Temprano en mis 13 años de ministerio pastoral me percaté de que no vivimos en tiempos fáciles más cerca a experimentarla. No fue hasta que empecé para el pastor de la tradición wesleyana de santidad. estudios doctorales sobre la teología de Juan Wesley Las razones son varias, y las compartimos con que se cayeron las escamas de mis ojos y de mi corazón. todas las iglesias de occidente: entre otras, la creciente Encontrarme tan cerca a Juan Wesley, especialsecularización de nuestra cultura, los escándalos de alto mente al Wesley joven, fue como enfrentarme cara a perfil en la iglesia, el postmodernismo y su desconcara conmigo mismo. Con eso no quiero decir que yo fianza en las instituciones y sus reclamos de veracidad, era tan disciplinado o regimentado (o atormentado) y la globalización que nos expone a otras religiones. como él, sino que en su lucha por descubrir la plenitud Nuestro énfasis en la experiencia bíblica de la de la salvación, vi mi propia estancada búsqueda. perfección cristiana le resulta particularmente probleCuando comencé a leer a fondo los escritos de un mático a la gente de santidad. Por haber pastoreado joven plagado por la desilusión y la duda, sentí que la principalmente a jóvenes adultos, muchos de los cuales solución de sus conflictos era también la de los míos. han sido criados en hogares de santidad, conozco de Wesley al rescate primera mano que la sola mención de la palabra “perfección” a menudo produce temor y disgusto en sus Los años tempranos de Juan Wesley resonaban mentes y en sus corazones. A menudo con las notas de un joven que buscaba ferconfunden la verdadera perfección vientemente el favor de Dios y la paz ¿Cuáncristiana con el legalismo que se interior que ese favor trae. Desde tas veces nosotros, les impuso cuando eran adolesel tiempo en que fue ordenado en la familia wesleyana de centes. La verdad es que no como diácono en la Iglesia siempre hemos explicado la Anglicana en 1725, hasta su santidad, no hemos podido doctrina de maneras entenexperiencia de Aldersgate examinar ni acoger el hermoso dibles o que afirmen la en 1738, Wesley lidió con lenguaje de la perfección crisvida. Incluso nuestra histolo que significa una “comtiana de nuestros antepasados teoria como denominación pleta devoción” a Dios. Al está marcada por debates y principio, tenía que ver con lógicos, ni compartirlo con polémicas sobre la terminoun sincero esfuerzo moral, personas espiritualmente ham- y con recurrir a todos los logía y la aplicación. Por brientas como bebida fría consecuencia, nosotros los medios posibles de gracia, lo pastores a menudo somos tenque reflejaba estrechamente las en un caluroso día de tados a evadir el asunto o desenprácticas y enseñanzas de su proverano? tendernos completamente del pia Iglesia de Inglaterra.i Después de mismo. Pero no tiene que ser así, se los 1738, los puntos de vista de Wesley camaseguro. biaron notablemente en pro de ver la gracia de Dios en Cristo por medio del Espíritu Santo como el Una odisea espiritual único y suficiente medio para entrar a la salvación. Esa salvación, la cual Wesley experimentó con Crecí en un hogar cristiano y en una Iglesia del Nazareno en los que escuchaba predicar el mensaje de seguridad en 1738, fue más que solo salvación del pesantidad. También lo escuchaba cada año en los camcado. Wesley lo expresó así: “Esa ‘salvación del pecado’ … es otra descripción de la perfección, aunque pamentos, y por lo menos una vez durante la semana ciertamente expresa solo su menor y más básica rama, me encontraba misteriosamente atraído a un altar en o solo la parte negativa de la gran salvación”.ii Podemos busca de “la entera santifi-algo”. Pero la experiencia nunca permanecía, distinto a las recetas contra el baile, ser salvados del pecado, pero además somos salvados para Dios a medida que crecemos más y más en su sela bebida y el cine. Más tarde en la universidad contimejanza por medio del proceso de la santificación. El nué buscando la segunda obra de gracia. En contraste pináculo, la rama más alta de esa gran salvación es el con la vida libertina de muchos otros estudiantes, la mía era una sazonada de ascetismo y devoción, y de no- amor, que es “la suma de la perfección cristiana”.iii La entera santificación, o la perfección cristiana, como ches de oración por esa misteriosa experiencia, pero perplejo por lo tenazmente elusiva que me resultaba. El Wesley a menudo la llamaba, es “salvación plena”; es

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“el amor que excluye el pecado; el amor que llena el corazón, colmando la capacidad total del alma”.iv En otros lugares Wesley la describe como el tener “una intención pura del corazón”,v tener un “mirar sencillo”, fijado en Dios.vi La perfección cristiana, según Wesley, era una existencia marcada por una devoción sencilla y completa a Dios, y caracterizada por una plenitud de amor por Él así como por el prójimo. Por fin me hizo sentido Al estudiar la descripción que hacía Juan Wesley de la enseñanza bíblica de la perfección cristiana, empecé a ver claramente lo que por tanto tiempo había malentendido. Antes me era difícil captar conceptos como la erradicación del pecado, el momento de crisis de la entera santificación, y la segunda llenura con el Espíritu Santo, pero ahora me gozaba en lo sencillo y hermoso de todo. Antes buscaba terminología, doctrina y hasta la experiencia de alguna otra persona, pero ahora buscaba a Dios, su amor, y todo ello más y más. Antes sentía miedo y vergüenza por mi propia confusión y la falta de un “momento en el calendario”, pero ahora entendí que la obra ya había sido hecha y que continuaba hasta el día de hoy. Lo que Wesley me enseñó fue que la perfección cristiana no era compleja, ni fuera de alcance, ni no deseable; era sencilla y franca. Era una resuelta devoción a Dios, y el amor de Dios que inundaba el corazón. Nada más ni nada menos. Un mensaje para nuestro tiempo Hace un par de meses tomaba café con un colega fundador de iglesias en Toledo. Jeff pertenece a la tradición reformada, y es inspirador su peregrinaje de fe, de una vida de muchacho-de-fiesta-y-parranda de sus días universitarios al hombre encendido-por-Jesucristo que él ha llegado a ser. Mientras hablábamos de nuestro trabajo y compartíamos nuestras tradiciones teológicas, Jeff me confesó que siempre había tenido una ligera aversión a la gente de “santidad”. Me disgustó y me entristeció oírlo describir el encuentro que había tenido hacía años con un santurrón legalista y fundamentalista y cómo la persona había confundido su comprensión de lo que representaba la gente de santidad. Desafortunadamente, tenía que lamentarme de que a veces su caracterización encajaba con la realidad. ¿Cuántas personas que usted y yo hemos pastoreado no han sido entorpecidas, confundidas o desilusionadas por un cuadro torcido de la perfección? ¿Cuántas veces el bagaje de un lenguaje confuso y legalista ha sido la gota que colmó la copa de alguien?

¿Cuántas veces nosotros, en la familia wesleyana de santidad, no hemos podido examinar ni acoger el hermoso lenguaje de la perfección cristiana de nuestros antepasados teológicos, ni compartirlo con personas espiritualmente hambrientas como bebida fría en un caluroso día de verano? Hoy, el pastor que hay en mí ya no se replega ante la idea de compartir la realidad de la perfección cristiana con los que pastoreo. El mensaje de la perfección cristiana de una devoción resuelta a Dios y un amor que todo lo consume, fluye fácilmente de mis labios, dejando poco espacio para un malentendido. Las palabras de Mildred Bangs Wynkoop, otra heroína de nuestra tradición, expresan bien mi sentir: • • • • • • • • • • • •

El amor libera la santidad de la severidad. El amor libera la perfección de la incredulidad. El amor libera la fe del antinomianismo. El amor libera la obediencia del moralismo. El amor libera la purificación del gnosticismo. El amor libera la verdad de la abstracción. El amor vuelve personal la verdad. El amor vuelve ética la santidad. El amor le pone proceso a la vida. El amor le pone urgencia a la crisis. El amor le pone seriedad al pecado. El amor le pone compañerismo a la perfección.vii

ANDREW J. LAUER es el pastor titular de Emmaus Road Church of the Nazarene de Toledo, Ohio • NOTAS: i Randy Maddox, Responsible Grace (Nashville: Kingswood Books, 1994), p. 92. ii “On Perfection” [Sobre la perfección] Works [BE] 3:76. iii “On Patience” [Sobre la paciencia] Works [BE] 3:175. iv “The Scripture Way of Salvation” [El camino cristiano de la salvación] en Works [BE] 2:160. v “The Circumcision of the Heart” [La circuncisión del corazón] en Works [BE] 1:414. vi “The Character of a Methodist” [El carácter de un metodista] en Works [BE] 9:38. vii Mildred Bangs Wynkoop, A Theology of Love (Beacon Hill Press, Kansas City, 1972) p. 13.

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Una Teología Wesleyana de la Superintendencia por JEREN ROWELL

EL DÍA QUE FUI ELECTO AL OFICIO DE SUPERINTENDENTE de distrito

(SD), la primera pregunta que me hice en mi corazón fue, “Señor, ¿qué me has hecho?” Con gratitud, esa pregunta enseguida le cedió el lugar a otra más útil: “Señor, ¿qué quieres que haga?” No era que no tuviera idea de qué hacer. Durante 14 años tuve el privilegio de servir bajo el liderazgo de Keith Wright, y aprendí mucho del buen ejemplo de lo que un superintendente debe ser y hacer. Pero también sabía que tendría que encontrar mi propia manera de hacerlo.

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Una de mis primeras tareas me ayudó: Me vi frente a la temible tarea de tratar de ayudar a una de las congregaciones más grandes de nuestra denominación a seleccionar un nuevo pastor. Ahí estaba yo, un SD novato, frente a una junta de iglesia de 25 líderes capaces, apasionados y de opinión propia. ¿Cuál era mi responsabilidad? ¿Ejercer mando y control? Aun un novato podría prever el resultado de esa aproximación. ¿Sería mi papel primario en esa situación (y en cada subsecuente situación) proveer un marco de referencia bíblico y teológico para lo que la junta intentaba hacer? Por naturaleza, los líderes de esa iglesia tendrían la tendencia predeterminada a dejarse orientar por sus ocupaciones y abordar la búsqueda pastoral como si fuera una transacción empresarial. No necesitaban mi ayuda en la conducción de sondeos, en el desarrollo de perfiles, en la investigación de candidatos, ni en la conducción de entrevistas. En lo que sí me necesitaban era en proponerles una eclesiología bíblica profunda que los ayudara a hacer las preguntas correctas, y hacerlas de manera correcta. Alguien necesitaba asumir el rol de liderazgo para ubicar y señalar la presencia de Dios en el proceso, el cual sería largo, y sujeto a peligros que irían desde la inocente falta de comunicación hasta el cabildeo carnal. Esa experiencia, y muchas otras menos notorias en la iglesia en general, han moldeado mi pensamiento acerca del trabajo de la superintendencia. Un compromiso con el fundamento de la teología wesleyana ha de moldear a un nivel más profundo la obra del ministerio en particular. Russel Richey, profesor de historia de la iglesia en Candler School of Theology, ha hecho estudios importantes en esa área, y ha alentado a los metodistas a que “reconsideren” la superintendencia.i Richey maneja la noción de episkopos, y define ese oficio como uno que sirva “para expresar y promover la unidad visible del cuerpo”. Eso me suena a algo a lo que puedo dar mi vida. No estoy dispuesto a dar mi vida a este trabajo si solo se trata de manejar conflictos y reunir estadísticas. Estoy dispuesto a darle mi vida a este trabajo si se trata de llamar proféticamente al pueblo a vivir juntos las maneras de promover “la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efesios 4:3). También propon-

dría que ese es un tipo de superintendencia que las congregaciones esperan, aun cuando no lo digan. He experimentado la parte que me corresponde de la resistencia al “distrito” (que con el tiempo he entendido que se refieren a mí), cuando el rol del SD se ha entendido llanamente como el que viene a presionar a una congregación para que crezca más, pague más o se cierre. También he sido testigo de cómo la sospecha se ha desvanecido y la estima se ha afianzado cuando el rol del SD es percibido como el que acompaña en ayudar a restaurar un sentido de imaginación esperanzadora por medio de una nueva articulación de la rica visión bíblica de la participación en la misión de Dios en el mundo. Es esa visión más amplia, esa perspectiva verdaderamente misional, la que capacita a alguien que podría verse como otra cosa que no sea la de “gerente intermedio”, a verse como alguien que llama pastoralmente a la iglesia a vivir en la vitalidad, y a partir de ella, del reino vigente de Dios. En la práctica, pues, el superintendente puede ver cada interacción con los pastores y el laicado como una oportunidad para forjar esa clase de visión del Reino. Necesitamos que los superintendentes se asemejen menos a gerentes y más a maestros. Sea que se hable de una renovación del llamado pastoral con la iglesia local, de predicarle a una congregación, o del esfuerzo por guiar a los líderes de la iglesia a través de un tiempo de conflicto, el rol de superintendente de distrito es llamar a la comunidad de fe a que ordene su vida alrededor de los valores y las prioridades, no de este mundo, sino del reino de Dios, expresados en un pueblo de Dios que vive unido en un pacto de amor que se sacrifica a sí mismo. Aun conduciendo tareas prácticas y hasta mundanales, es posible para el episkopos forjar una cultura de reflexión teológica de fundamento bíblico; una cultura que haga que los pastores y los líderes laicos empiecen a cambiar del pragmatismo (¿qué atraería una buena cantidad de gente esta semana?) al evangelio encarnacional (¿qué significaría servir a nuestro prójimo como Jesús le serviría?). Ese es el sentido en el que quiero ser pastor de distrito. Esa manera de llamarlo que algunos emplean hoy, yo sugeriría que la

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empleáramos de manera precisa. Ciertamente no se trata de que seamos el colega de distrito o el abuelo de distrito. Se trata de cumplir con los roles pastorales clásicamente definidos como los oficios de Cristo, a saber, profeta, sacerdote y rey. Profeta habla del rol del promulgador de la verdad en medio de un pueblo. La superintendencia provee una profunda oportunidad para esa clase de labor, particularmente cuando se trabaja con congregaciones que se han enredado en conflictos. Una cultura sumida en el consumismo y en la autodeterminación ha pintado a los pastores como blancos de insatisfacción del cliente antes que como sacerdotes, profetas y pastores que cuiden del pueblo de Dios. Ante expectaciones altas pero irreales, y demandas impulsadas por el consumismo, los pastores se agotan, pierden de vista su misión, y finalmente se rinden. Hay que invitar a los nazarenos a que se alejen de esa idolatría y vuelvan a la renovación del pacto con el pueblo de Dios. Los superintendentes de distrito pueden tener en esto una fuerte voz profética. Sacerdote es la forma más añorada de nuestro ministerio, en el sentido de que tenemos el privilegio de guiar al pueblo hasta la presencia de Dios. Reunimos al pueblo en el nombre de nuestro Señor Jesucristo resucitado. Proclamamos la Palabra del Señor y gozosamente anunciamos el evangelio. Ayudamos a nuestra gente a aprovechar la gracia divina por medio del don de los sacramentos, y pronunciamos la bendición de Dios sobre ellos en el nombre de Jesús. ¿Puede todavía un superintendente de distrito cumplir con ese llamado sacerdotal? Yo creo que podemos en la medida en que imaginemos diferentemente el rol del superintendente, viéndolo no como el de experto consultor (el modelo empresarial), sino como

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sobreveedor espiritual (el modelo eclesial), uno que enseña, corrige y ama. Por último, la idea de pastor-rey habla de los aspectos más comunes de nuestro trabajo. Nos sentimos cómodos con la metáfora de pastor, pero la idea de rey no debe perderse de vista. Propiamente concebido, no se trata de un rol de “enseñoramiento”. Es más bien un rol de administración cordial; el rol por medio del cual nuestro liderazgo aliente las estructuras de ministerio que promuevan el bien común. Un medio a través del cual nuestro pueblo se sienta seguro, atendido y amado. A medida que los superintendentes nos enfrascamos con la miríada de detalles administrativos que le dan forma a muchos de nuestros roles, es posible dejarlos de ver como una ahogante minucia administrativaii a fin de verlos como un medio de sabia administración de disciplina que ofrezca cariño a nuestro pueblo. Si aceptamos que esos oficios pastorales clásicos son también una descripción precisa de lo que la iglesia tenía en mente cuando concibió la idea de sobreveedor, entonces la pregunta más sugestiva debe ser, “¿Qué se requiere para hacer la obra de superintendente a partir de esa clase de marco de referencia teológico?” Hay muchas maneras de aproximarnos a esa pregunta, pero hay dos implicaciones con las que mi mente ha trabajado durante mi incumbencia como superintendente. Me refiero a la presencia y al tiempo. Con presencia me refiero a la consideración de lo itinerante como algo que le es esencial al trabajo de la superintendencia. Puesto de manera sencilla, los superintendentes tienen que “estar allá” con la gente. Como dice Richey, “es asunto de odómetro”. Ha sido estupendo darme cuenta de la importancia que se le da al que yo llegue de visita a una de nues-


tras iglesias. Es cierto que hay algunas que nunca les impresiona, pero en general he encontrado un genuino sentido de aprecio cuando alguien que representa la naturaleza conectiva de nuestra iglesia llega a un lugar con el ánimo de aprender acerca de lo que está sucediendo localmente. Esa es la reacción tanto de pastores como de laicos. Y es que el vocablo griego episkopos contiene en su esencia el significado de “ir a ver” o “mantenerle el ojo puesto a”. Una presencia pastoral encarnacional tiene que ver completamente con el ocuparse en el rol de presencia, y hacerlo con intención teológica. El tiempo también es un factor crítico. Tiene que ver con lo que Eugene Peterson me dijo cuando tuve el privilegio de sentarme con él un día en su casa y hablar sobre la vida pastoral. Me dijo: “He descubierto que ser pastor me toma mucho tiempo”. Y no estaba hablando de citas, reuniones, y preparación de sermones. Estaba hablando de la oración, de la inmersión en la Biblia, y de la habilidad capacitada por la gracia de “no tener prisa con la otra persona”.iii Cerca de un año después de ser superintendente me enfrenté con la desagradable realidad de que estaba descuidando mi tarea medular y sustituyéndola por la ocupada labor de “atender el distrito” (una idea que ahora me causa risa). Eso hizo que mi alma se secara, lo que también hizo que sintiera que la capacidad de mi hablar imaginativo y profético se estaba secando. Recordé, entonces, lo que dijo Dennis Kinlaw cuando se percató de que el trabajo administrativo le estaba impidiendo nutrir su mente y su corazón en un sentido más profundo. El día en que eso le impactó dijo, “¡Si no leo me muero!” Todo se reduce a la disciplina; es imposible evadirlo. Tengo que adueñarme de mi calendario, antes de que otra persona se adueñe, a fin de separar intencionalmente tiempos para estar solo, leer y reflexionar. Y no me refiero únicamente a las devociones diarias, sino al tiempo para pensar, para orar, y para sumergirme en la Biblia, y para enfrascarme en conversaciones espirituales con hermanos y hermanas que me ayudan a profundizar en mi peregrinaje. Estas son algunas de las maneras de episkopos que me ayudan a encontrar mi ver

dadero arraigue como superintendente de distrito, ya no en las estrategias de los modelos corporativos contemporáneos, sino en los oficios de Cristo. No hay duda de que quiero cumplir con los deberes que el Manual de la Iglesia del Nazareno le asigna mi cargo. Pero, aún más, quiero participar en ayudar a crear una cultura en la que los pastores sean inquietados a fundamentarse en la Biblia, a reflexionar teológicamente, y a enriquecerse relacionalmente en el amor. Quiero ayudar a forjar una familia de congregaciones de distrito que busque funcionar como una auténtica expresión del reino de Dios en el mundo. JEREN ROWELL sirve como superintendente de distrito del Distrito de Kansas City. NOTAS:

Russell E. Richey, Doctrine in Experience: A Methodist Theology of Church and Ministry (Kingswood Books, 2009). Ver también el libro de Richey con Thomas E. Frank, Episcopacy in the Methodist Tradition: Perspectives and Proposals (Abingdon Press, 2004). 2 Esa expresión la tomo prestada de Marva Dawn. 3 Eugene Peterson, Working the Angles: The Shape of Pastoral Integrity, (Eerdmans Publishing Company, mayo de 1987), 4. 1

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Sección General

R

Padre Nuestro De izq. a der., Roberto Hodgson, Octavio Torres, Jerry Porter, Hugo Aldana y esposa.

Por Jerry D. Porter, Superintendente General

ealmente extraño a mi padre, quien falleció hace unos años. Fue un misionero que amaba a toda la gente. Las primeras dos palabras de la oración de Jesús: “Padre Nuestro” (Mateo 6:9), me recuerdan a nuestro Padre celestial y también a mi maravilloso padre terrenal. De hecho, al leer la oración de Jesús, comencé a contemplar esas dos palabras y su significado en diversos aspectos de nuestras vidas.

Mundial Todos los que conocemos al Padre Celestial somos hermanos y hermanas en la familia de Dios. Esta verdad me tocó de manera inusual en una asamblea de distrito en Guyana. Mientras estaba de pie junto al superintendente de distrito, Alfonso Porter, quien no tiene ninguna relación biológica conmigo, con mucho orgullo le dije: “¡Tu Padre es mi Padre!”

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Él y yo, y todos los que llamamos a Dios, “Padre”, tenemos acceso a la gracia divina. Al ser huérfanos por causa del pecado, fuimos adoptados por gracia en esta maravillosa familia cristiana. A pesar de nuestro parentesco, historia o nacionalidad, somos una familia. Al pie de la cruz no hay preferencia de nacionalidad. Las personas marcan fronteras que dividen, pero en Cristo somos uno.

Multicultural El evangelio llega a cada uno de nosotros envuelto en las mantas de nuestra propia cultura. No nos hicimos judíos para abrazar al Mesías de Nazaret. El evangelio tomó los mismos accesorios culturales del idioma, alimentos, costumbres, tradiciones y valores. Históricamente, algunos misioneros por equivocación insistieron en que al convertirse se cambiara de cultura para abrazar la fe en Jesús. ¡Pero la buena noticia es que Dios habla nuestro


idioma y resuena con nuestra cultura! Es el Padre en muchas culturas.

Familia El hecho de compartir un Padre, nos hace hermanos y hermanas. Reflejamos la dignidad innata que Dios nos da de la vida humana cuando amamos fraternalmente. A medida que amamos a nuestros hermanos y hermanas, con compasión respondemos a sus dolores y necesidades y ellos responden a las nuestras. La compasión no es un aditivo opcional

de nuestro Padre y gozar de la vida y de los hermanos que Él nos da.

Honramos a nuestros hermanos en todo el mundo La Iglesia del Nazareno nació en el fuego del avivamiento extendido desde Estados Unidos a comienzos del siglo XX. Las raíces de este movimiento se remontan a Juan Wesley en Inglaterra y a los primeros padres y madres de la Iglesia. Hoy, más de la mitad de nuestra familia mundial, vive fuera de Estados Unidos. La

derse. Esto debe incluir a los que no han nacido, a los niños, a los menos privilegiados, a los inmigrantes, a los minusválidos y a los ancianos, por nombrar unos pocos. Al decir juntos en oración “Padre Nuestro” hacemos un llamado a la justicia sabia en el reino de Dios. “Padre Nuestro” significa que somos una familia mundial y multicultural de hijos que se honran y defienden unos a otros. “Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el

Al decir juntos en oración “Padre Nuestro” hacemos un llamado a la justicia sabia en el reino de Dios. “Padre Nuestro” significa que somos una familia mundial y multicultural de hijos que se honran y defienden unos a otros.

para la familia cristiana, sino el corazón mismo de lo que significa ser cristiano. La compasión es el centro de toda relación.

Hijos Decir “Padre Nuestro” significa que somos hijos. El Señor dijo que debemos ser como niños para entrar en su reino. Los hijos no juzgan a otros por su nacionalidad, color, educación o riqueza. ¡Los niños simplemente quieren jugar, danzar con alegría, reír y sentir la seguridad de los brazos de quien los recoge al saltar! Como hijos, debemos dejar nuestro estrés y luchas en las manos

Asamblea General y la Junta General reflejan muy bien esta diversidad internacional. Ahora los líderes a nivel general administrativo están haciendo uso de esa diversidad cultural en cada nivel de la iglesia para honrar, servir y reflejar ese rico mosaico de nazarenos mundiales. Defendemos a nuestros hermanos Si vemos que abusan de un hermano, instintivamente lo defendemos. Dado el poder dinámico de nuestro mundo y como hijos de un Padre, protegemos a aquellos que no pueden defen-

mayor en el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe” (Mateo 18:4-5).

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¿Puede la

santidad cambiar

mi temperamento?

¿Acaso la entera santificación nos da un nuevo temperamento? ¿Convertirá a un bullicioso extrovertido en un individuo calmado y silencioso? ¿O acaso tendremos siempre el mismo temperamento, sin mucha esperanza de cambiar en esta vida? Estas son algunas de las preguntas que examinaremos aquí. ¿Qué es el temperamento?

El temperamento no es el carácter. El carácter se refiere a cualidades que se desarrollan a través de la disciplina personal, la enseñanza y la gracia de Dios. La honestidad, la lealtad, la amabilidad y la paciencia son cualidades del carácter. Nadie puede decir que ha nacido con la tendencia natural a poseer esas cualidades. El temperamento, por otra parte, es una inclinación natural. Nacemos

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con él. Nuestros genes determinan nuestro temperamento, y el ambiente y nuestra niñez lo afirman. El temperamento es lo que hace que algunos seamos sociables y extrovertidos, y que otros sean reservados, tímidos e introvertidos. Es lo que hace que un niño sea audaz y agresivo, mientras que su hermanita o hermanito es tímido y dependiente. Un análisis de los tipos de temperamento trata de cuatro categorías básicas. Hablaremos de cuatro personas para ilustrar estos tipos básicos de temperamento. Les presento a Ana, Juan, Sara y Jaime. Ana. Cuando Ana entra en una habitación donde hay gente, parece “llenar” el lugar


con su personalidad. Es locuaz, agradable y amigable. Le gusta estar con la gente y a casi nadie considera como un extraño. Va de grupo en grupo y conversa con todos como si fueran sus mejores amigos. Fácilmente reúne a personas y las organiza para realizar alguna tarea. A menudo le piden que sea la líder de algo nuevo. Dondequiera que haya acción, allí encontraremos a Ana. Juan. Pocas personas poseen tanta energía como Juan. Parece que siempre resulta ser el líder de todo grupo en el que participa. Es trabajador, le gusta llevar a cabo lo que hay que hacer. No tiene problemas en tomar decisiones, aún las que otros deberían tomar. La mayoría de las personas reconocen que las habilidades naturales de Juan lo capacitan para ser el jefe de casi cualquier proyecto. Le gusta probar cosas nuevas y siempre está emprendiendo algo diferente en la casa, en el trabajo o en su iglesia local. La mayoría de las personas respetan —y aun temen — a Juan. Sara. Ella trabaja con niños del quinto grado de primaria toda la semana, y luego pasa la mayor parte del fin de semana trabajando con niños en su iglesia local. Es calmada, apacible y casi todos la aprecian. Sara es sistemática y tan organizada que otros se admiran de la cantidad de trabajo que puede hacer sin mayor problema. Aunque no toma parte en todas las actividades de la iglesia, cumple toda responsabilidad que acepta. Es una persona profundamente leal. Jaime. Él es lo opuesto de Ana. No le gusta estar en grupos grandes de gente; si se ve forzado a hacerlo, prefiere sentarse a un lado y mantenerse callado. Es creativo, artístico y un profundo pensador, más que cualquiera de sus compañeros. Siempre está pensando en una mejor manera de hacer las cosas. Se enfrasca en una animada conversación cuando alguien le habla de filosofía y de teorías. Jaime es sumamente sensible. A veces la gente lo hiere sin darse cuenta. Si se necesitan ideas para realizar algo, en sus mejores momentos él puede producir, en pocos minutos, más ideas que las que otros producirían en varias horas. Definitivamente es el más creativo del grupo. Estos cuatro —Ana, Juan, Sara y Jaime— representan los cuatro tipos básicos de temperamento. Jaime es escritor y parte de su tiempo trabaja como artista; Sara es maestra; Juan es jefe; y Ana es gerente de ventas de una compañía inmobiliaria. Usando las antiguas categorías de los tipos de temperamento, Ana sería sanguínea; Juan, colérico; Sara, flemática; y Jaime, melancólico. Cada uno de nosotros por lo general se inclina a uno de estos tipos básicos de temperamento. Por supuesto, nadie corresponde en un ciento por ciento, a uno de ellos. Generalmente tenemos un tipo de temperamento dominante, otro secundario y los otros dos permanecen recesivos. El aspecto negativo de los temperamentos Hasta aquí hemos hablado de los aspectos positivos de los cuatro tipos de temperamento. Por otra parte, en

cada uno hay aspectos negativos o “pecados que nos asedian”. Ana, Juan, Sara y Jaime son miembros de un grupo o “célula” en la iglesia. En cierta ocasión estudiaban la idea de los pecados que nos asedian, y cada uno pidió apoyo en oración por áreas en las que enfrentaban mayor tentación. ¿Cuáles fueron esas peticiones? Ana, la amigable gerente de ventas, confesó que era indisciplinada en su vida devocional, que no se sometía a la autoridad y temía que a menudo era demasiado egocéntrica. Juan, el jefe, confesó que tenía un serio problema en su hogar debido a la ira, que tendía a ser orgulloso y a

Dios necesita una gran variedad de personalidades para llevar a cabo su obra. Él no está interesado en hacernos “cristianos en serie”.

menudo era dominante, exigente e insensible con sus empleados. Sara, la maestra, pidió oración por su inclinación a ser tacaña, por temor a realizar nuevas cosas en la obra del Señor, y por su actitud defensiva cada vez que alguien le ofrecía sugerencias o consejos, especialmente su esposo. Jaime, el escritor y artista, expresó preocupación por su tendencia a criticar –siempre pensando en cómo los otros “deberían” hacer las cosas, por su conducta inestable en la casa y sus actitudes negativas de duda. La santidad y el temperamento ¿Qué tiene que ver todo esto con la santidad y la entera santificación? ¿Puede la santificación cambiar nuestro temperamento? ¿Acaso Ana será callada y sumisa cuando sea santificada? ¿Transformará Dios a Juan en una persona apacible como Sara? ¿Hará la santificación que Sara sea agresiva y generosa? ¿Tendrá Jaime un carácter más estable por obra del Espíritu Santo? ¿Cuál es la relación entre la entera santificación y los temperamentos?

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1. La entera santificación no destruye nuestro temperamento natural. Los extrovertidos no se vuelven introvertidos. Los pesimistas no llegan a ser optimistas. Los agresivos y dinámicos no se vuelven pasivos y tímidos. La santificación produce el refinamiento y la purificación de nuestro temperamento natural. En la santificación, Dios controla y reorienta nuestros aspectos positivos. Además, nos da nuevo poder sobre los pecados que nos asedian. Dios necesita una gran variedad de personalidades para llevar a cabo su obra. Él no está interesado en hacernos “cristianos en serie”.

2. La purificación que Dios realiza nos da nuevo poder sobre el pecado que nos asedia. Esta es una de las razones por las que hay opiniones diferentes sobre lo que Dios hace mediante la entera santificación. Ana, por ejemplo, puede testificar que Dios le dio autodisciplina y espíritu de sumisión. Juan se da cuenta de que ahora ama a sus empleados y es más sensible hacia ellos. Sara está motivada para participar en la obra del Señor. Y Jaime tiene poder para vencer el espíritu de crítica. Todos han experimentado la misma obra de Dios. Sin embargo, la purificación en cada uno ocurrió en un área diferente, relacionada con las características de su temperamento. Cualquiera que sea el pecado que nos asedia, Dios quiere purificar nuestro corazón de la propensión a ese mal. Y lo hace por medio de la entera santificación.

3. A medida que crecemos en la vida santificada, Dios continúa moldeando los aspectos positivos de nuestra personalidad. Dios ayudará a Ana a controlar su extroversión para hacerla una mejor testigo del evangelio. Gradualmente el Señor canalizará la energía de Juan para que dirija a otros creyentes a realizar la obra de Dios. En forma progresiva fortalecerá la lealtad de Sara para que llegue a ser el “brazo derecho” en el ministerio de la iglesia. El Señor seguirá desarrollando la creatividad de Jaime para que se traduzca en trabajo práctico y útil, y no sea sólo teoría. Todo esto se logra cuando la persona santificada se somete cada día al señorío de Cristo. La purificación del corazón es una obra instantánea. Pero el crecimiento continuo, para desarrollar la personalidad cristiana, es obra de toda la vida. 4. El Señor no sólo desarrolla los aspectos positivos de nuestro temperamento, sino que añade aspectos positivos que no son inherentes a nuestra personalidad básica. Esta obra del Espíritu Santo también está en constante desarrollo. Al someternos diariamente a su obra y dirección, Él nos da cualidades ajenas a nuestro temperamento natural. Por ejemplo, a medida que Ana vive en total obediencia a Dios, puede llegar a ser ejemplo de autodisciplina y sumisión, aunque esa no sea una característica de su temperamento básico. Juan, que estaba

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acostumbrado a dar órdenes, puede ser excepcionalmente sensible y amable hacia otras personas. Sara, que siempre estaba a la defensiva, puede ser sumamente franca y exponerse a recibir críticas. Y Jaime, que no era sociable puede llegar a ser amistoso con el vecino al que desea ganar para Cristo. Así que, aunque la obra inicial de la santificación tiene un impacto inmediato en nosotros en cuanto a los pecados que nos asedian, Dios desarrolla nuestras características positivas durante toda la vida. Esta obra progresiva del Espíritu Santo nos dará aun cualidades que no son inherentes a nuestro temperamento natural.

5. En el Cuerpo de Cristo se encuentra la perfecta semejanza a Él. Al evangelista James Johnson le agrada explicar esta verdad de la siguiente manera: (a) Cristo fue la personalidad perfecta: demostró los aspectos positivos de los cuatro tipos de temperamento. (b) Ninguno de nosotros tendrá esa personalidad absolutamente perfecta aquí en la tierra. (c) Los incrédulos de alguna forma, y en algún lugar, deben ver esa perfecta semejanza a Cristo. (d) La perfecta semejanza a Cristo se encuentra en la iglesia, el Cuerpo de Cristo. Al reunimos como Cuerpo –al que cada uno llega con sus cualidades positivas singulares– puede verse a Cristo. Así como examinar un dedo o una oreja no nos da el cuadro total del cuerpo humano, observar a un solo creyente tampoco nos dará el cuadro total de cómo es Jesús. Sin embargo, el cuerpo de creyentes muestra la semejanza a Cristo pura: un creyente manifiesta una cualidad y otro creyente da ejemplo de otra. Esta “santidad corporativa” no nos exime de la santidad personal. Por él contrario, nos motiva aún más a ser como Cristo, al reconocer que somos parte de un gran cuerpo de creyentes, que en conjunto muestran todas las cualidades de Jesucristo. En este sentido, somos realmente parte del Cuerpo de Cristo. Por tanto, la búsqueda de un ejemplo perfecto de santidad nos llevará a la Palabra de Dios y al Cuerpo de Cristo. En la Palabra de Dios vemos a Jesús, el ejemplo perfecto. Y cuando vemos el Cuerpo de Cristo en su totalidad, vislumbramos las mismas características de Jesucristo.

—Tomado del libro, de Casa Nazarena de Publicaciones...


LA SANTIDAD ES FELICIDAD Por David Felter

Hagamos de la santidad un camino lleno de gozo: no nos enfoquemos en el precio.

El mensaje de santidad puede incluir barandas de contención, pero nunca se tuvo la intención de que se enfocara uno solamente en las barandas...

ME CRIÉ VIAJANDO POR LAS RUTAS DE MI PAÍS. Todavía recuerdo los números de algunas de ellas. Esas rutas nos llevaron de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo mientras mi familia compartía el mensaje de santidad y esperanza. En el asiento trasero de viejos automóviles como el Ford, vimos carteles interesantes. Por ejemplo en los techos rojos de algunas granjas, a lo largo de la carretera, recuerdo haber leído: "Vea la Ciudad de Piedra" y "Visite la Caverna Meramec". Las rutas eran lugares amigables donde cansados viajeros en vehículos sin aire acondicionado, paraban a cenar en las cafeterías donde la presencia permanente de algún tocadiscos dejaba escuchar su música. El Camino de Santidad descrito en Isaías 35:8 se asemeja a esas rutas que me llevaron con mi familia a lugares especiales, allí la mente y el corazón se llenaban con imágenes de una belleza indescriptible. Los viajeros que se dirigían hacia el sur de California se encontraban con un paisaje de enorme belleza, como así también les recordaba del gran peligro. Las rutas que cruzaban por el sur se extendían entre profundos precipicios y valles. Solamente una baranda de contención había entre los motoristas y el profundo precipicio. En medio de toda esa belleza, el peligro estaba presente. Los carteles invitaban a la prudencia y a que los automovilistas manejaran con precaución. La presencia de las barandas a la orilla de la ruta daba una silenciosa seguridad y protección del peligro. El mensaje de santidad puede incluir barandas de contención, pero nunca se tuvo la intención de que se enfocara uno solamente en las barandas, sino que debemos enfocarnos en la belleza, en el gozo y en la felicidad de vidas santas conforme a un Dios amoroso, quien desea compartir su vida con cada uno de nosotros. La santidad feliz busca la confirmación de la salvación, el gozo del Espíritu Santo, y la comunión con los creyentes. Es doloroso cuando algunos creyentes se enfocan en las barreras de contención, ensalzando las dimensiones de los peligros, mientras se pierden el espectacular escenario a lo largo del camino de santidad. Si usted no ha reído por algún tiempo, le prometo que la santidad es completamente compatible con la felicidad y la risa

David Felter es el Editor General de la Iglesia del Nazareno Internacional y de la revista Holiness Today

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El Dios Trino El nombre tres veces bendito

ada acto e impulso del cristiano —orar, testificar, creer, cantar, adorar— surge y es nutrido por la confesión cristiana de quién es Dios y de cómo Él mueve al mundo a través del amor. El Dios del cristiano es Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu, el triple bendecido nombre de la Santa Trinidad. Los compositores de los grandes himnos de la iglesia, instintivamente conocían que este es el Dios que tiene que ser alabado. Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Señor Omnipotente! ¡Dios en tres personas, bendita Trinidad!1 Ven, Rey Todopoderoso... Ven, Palabra Encarnada... Ven, Santo Consolador... A Él, el Todopoderoso en tres... 2

Por Roderick T. Leupp

La iglesia ora al Padre, a través del ministerio de mediación del Hijo, en la delegación del poder del Espíritu de Dios. Esta verdad se representaba a menudo en las primeras expresiones artísticas de la Trinidad. Vemos al Cristo crucificado reclinándose sobre el regazo del Padre, porque sólo a través de la sangre del Hijo somos reconciliados con Dios. En medio del Padre y del Hijo, el Espíritu Santo se posa como una paloma, porque Él provee rica y libremente "el lazo de amor" entre el Padre y el Hijo. La doctrina de la Trinidad puede ser esa enseñanza cristiana que pasa de ser una claridad relativa a confusión total en un instante. Aunque la palabra Trinidad no aparece en el Nuevo Testamento y no se conoció hasta que Tertuliano (c. 160-220), padre de la

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iglesia, la llamó en latín Trinitas. Todos los ccristianos conocen la Palabra, y la mayoría puede dar una explicación rudimentaria de los Tres en Uno y de Uno en Tres. Después de eso, sin embargo, la mayoría de las personas —incluso muchos pastores— están perdidos. Prácticamente hablando, los cristianos, abrumadoramente son simples monoteístas enr lugar de trinitarios con completa conciencia. No todos pueden tener la Capilla Sixtina en el jardín de su casa para una meditac i ó n privada.Pero imagínese un lugar a su alcance en donde la belleza va más allá de la descripción y la

verdad más allá de las preguntas. ¿No pasaría usted la mayor parte de su vida en ese lugar?


La simple belleza de Dios como trino consiste en que así es como Dios se revela a Sí mismo. Dios trajo la Capilla Sixtina a nuestro jardín. ¿Por qué no expe-rimentamos a Dios así como Dios quiere ser conocido, amado y adorado por aquellos que creó para este claro propósito? La doctrina de la Trinidad es la declaración teológica, espiritual y aún ética más enfática, que Dios nos pudiera dar. No es la ingenuidad humana ni la curiosidad las que han creado una doctrina desconocida y que no se da a saber, aunque esto ha sucedido con mucha frecuencia. La Trinidad es el evangelio de Dios, la única oferta divina para tomar la vida humana dentro de la vida divina y transformarla. Como lo describió el gran teólogo trinitario Karl Barth: “La Trinidad significa que Dios se corresponde perfectamente a Sí mismo. De nadie más se puede decir esto”. Históricamente, la cabecera de la doctrina de la Trinidad se encuentra en la afirmación valiente de Jesús, de la unidad con su Padre (Juan 10:30), declaración que lo condujo directamente a su muerte. Cuando en la Navidad cantamos: “¡Palabra del Padre, aparece ahora en la carne!” (John F. Wade; ¡Oh Padre, Eterno Dios!”), reconocemos que la Palabra eterna del Padre, que vino en la carne en Jesucristo, es en realidad “muy Dios del muy Dios... siendo de una sustancia con el Padre” (Credo de Nicea). El Espíritu Santo no es de ninguna manera una idea adicional. Este Espíritu es —con el Hijo y con el Padre igual y eterno. Él puede ser la Tercera Persona de la Trinidad, pero Él es la primera respuesta de Dios y la primera sinfonía de paz y de sanidad para este mundo cruel. El Espíritu Santo aparece en el primer párrafo de la Biblia como la Presencia de Dios moviéndose sobre las aguas (Génesis 1:2). ¿Existe una declaración nazarena característica de la Trinidad? No si esto saca a los nazarenos del

gran consenso ecuménico que desde el comienzo de la historia cristiana ha confesado a Dios como el Padre, Hijo, y Espíritu. Sin embargo, el énfasis nazareno del amor y la gracia de Dios y de buscar una conformidad completa del corazón de Jesucristo, es un ajuste perfecto con la naturaleza trina de Dios. El corazón de Jesucristo es hacer la voluntad de su Padre en el abrazo constante de la unción del Espíritu. El Dios trino, como alguien lo expresó muy bien, “no es un Dios solitario”. Más bien es una “comunidad en amor”, en donde cada una de las tres Personas derrama su vida hacia las otras dos y recibe de ellos su vida de regreso. Nuestra mejor analogía humana, cualquier familia que practica constantemente el amor considerando al otro, es sólo un débil destello comparado con el brillo de la Trinidad. C. S. Lewis lo dijo de una manera más apropiada: “Nosotros —como cristianos— confiamos, no porque «un Dios existe, sino porque este Dios existe»” (en “Obstinación en creer” de La última noche del mundo y otros ensayos). Juan Wesley concluyó su sermón “La nueva creación” con un testimonio hermoso centrando el poder de Dios para hacer todas las cosas nuevas exactamente en su mismo ser como trino: “¡Y para coronar todo, habrá una unión profunda, íntima, ininterrumpida con Dios; una comunión constante con el Padre y su Hijo Jesucristo, a través del Espíritu; un gozo continuo del Dios Tres en Uno, y de todas las criaturas en Él!” _____________ 1.Reginal

Heber, “¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Señor Omnipotente!”

.Anónimo, “Ven, Rey Todopoderoso” * Roderick T. Leupp vive en Bartlesville, Oklahoma, con su es2

posa Stephanie y sus hijos Emily y Rebeca.

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