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Editorial
from Edición 70
El ser humano precisa del conjunto para ser fuerte, para aprender, para aprovechar la experiencia, para conversar sobre lo que hacemos bien y mal, para tomar opciones que nos permitan la firmeza y la voluntad que necesitamos para salir adelante. Todo lo que hemos logrado históricamente parte de un concepto más o menos entendible de sociedad, de grupo, de estructura mancomunada.
Hay personas, líneas, invitaciones, hechos, análisis, leyendas, realidades, consideraciones, re-currencias, acontecimientos cotidianos o excepcionales, que nos invitan a lo contrario: a vivir en soledad, a andar en pos de lo individual. Como excepción nos vale, pero únicamente como algo ocasional. Desde la autonomía, por supuesto, meditemos en conjunto, por favor, como clan, pero no como un círculo cerrado, sino más bien abierto de par en par, y donde la disparidad sea una seña de identidad desde el respeto a los demás, a la ley y a los derechos humanos.
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Reconociendo el valor de cada cual, hemos de pensar que la unidad nos da más posibilidades de futuro. Juntos podemos solventar mejor los errores e identificar de manera más óptima todo aquello que se complete con aciertos a partir de los buenos inicios, que también se producen.
Siempre hemos apostado en Letras de Parnaso por este tipo de miradas amplias, variadas, llenas del gozo de las luces compartidas, porque “el otro”, con sus ópticas distintas, nos ayuda a ver un panorama más evocador, más rico de mudanzas en un sentido ilusionante y sorpresivo. Repetimos: ello ha de ser desde el consenso, el pacto, esto es, por un mundo de valores colegiados.
Divisar entre varios contribuye a que las sombras sean menos y a que las luces sean más intensas y brillantes. Además, lo relativo se percibe más convenientemente cuando nos regalan los demás sus análisis y perspectivas.
El empeño en el que estamos desde el primer momento con esta publicación pasa por lares cercanos, colmados de proactividad y credibilidad, de fe en las artes y en las culturas de todo el planeta, siempre en una defensa de la transformación tranquila y repartidora de formación y contento.
Contamos todos, sí, pero en paralelo busquemos el liderazgo que nos brinda nobleza y solidaridad genuinas. Hay mucho que aportar, mas sin excesivos ruidos, sin luchas fratricidas que nos rompan y coloquen en un continuado desasosiego. Seamos firmes para evitar a los locos que nos atan a columnas frías y poco sólidas.
El repertorio ofrece placer, siempre que ese deleite no choque con la verdadera amistad, con el sostén a los más necesitados, con el aprendizaje continuo, con la duda metódica y con los espacios de intersección que permiten mejorarnos como especie. Intentemos sumar. Nosotros, en cada entrega, ponemos nuestro granito de arena. ¿Estamos en esa sintonía? Por favor.