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Al viento de Teo Revilla
from Edición 70
La inseguridad del poeta
El poeta pobre , una de las primeras obras de Spitzweg , es seguramente una de las más conocidas del pintor , perteneciente al Biedermeieryace temblando de frío en la cama. Sobre él, un paraguas abierto le protege del agua que gotea del techo . Paro enfrentándose a su adversidad y con su pluma entre los dientes,como una daga , continúa trabajando en un hexámetro cuyos acentos aparecen marcados en la pared por encima de la cama.
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En aquella época , el hexámetro era el verso básico de la poesía épica, considerada la forma lírica más noble . Los títulos latinos son de las obras amontonadas a los píes de la cama Gradus al Parnassum ( El camino al Parnaso ) demuestran el mismo espíritu grandilocuenteSu anhelo de eternidad , sin embargo, no las salvará de la quema . Así, una vena humorística incluso caricaturesco determina esta descripción de la vida bohemia , que en su época recibió una interpretación romántica: el artista es un individuo que vive al margen de la sociedad. Nos lo explica, Mercedes Tamara
La poesía es siempre un acto de paz. El poeta nace de la paz como el pan nace de la harina. (Poesía, Sociedad Anónima).
El poeta habla desde la inseguridad, ya que no posee otro asidero que no sea el de la propia realidad y ésta es incierta siempre como lo es la misma verdad que proclama. Quizás aún más en la actualidad, donde sentimos que las épocas de las grandes causas compartidas terminaron en la crisis de unos valores que se desvanecieron como naipes. El poeta, en esa realidad que se desmorona, se siente desamparado, nota que nada de todo cuanto está establecido le sirve: ni religiones, ni inflexibles rígidas ideologías, ni movimientos artísticos o literarios en boga siempre cambiantes; todo eso, antes bien, le desasosiega y descoloca. Se acabaron para el poeta, tras la gnosis alcanzada, los broqueles y banderas que constriñen la espontanei-
“El poeta pobra” Spitzweg ÓLeo sobre lienzo Berlin, Staatlic Museen Berlin
dad. Al intentar liberarse para batallar de manera personal y sensible, ansía hacer posible - poniendo su granito de arena- todo aquello que esas ideologías y religiones dicen defender, como son la sensibilidad, la mística, las buenas acciones, el progreso, el amor, los nobles ideales... La voz del poeta, surgida de un silencio pertinaz, intenta liberarnos, desde la teoría poética personalizada a través de la forma y del lenguaje, de esas mordazas sociales que cree nos constriñen y traicionan. Valiente, opta por la libertad y el derecho a vivir -en imperiosa necesidad orgánica- en paz con los otros, volcándose hacia las fuentes primordiales de donde siente se mana la misma existencia humana.
La inseguridad del poeta
“El poeta pobra” Spitzweg ÓLeo sobre lienzo Berlin, Staatlic Museen Berlin
El fondo poético, es el fondo sublime de la propia vía a seguir. El poeta no hace ni escribe el poema, sino que éste se hace y le busca irremediablemente a él. Esto, quien escribe desde la templanza y humildad que da el saber que no se sabe nada, lo percibe claramente poniéndose a trabajar la palabra en su beneficio. El poema nos libera de lo que nos atormenta en el interior, de aquello que es contestable y nos acerca a nosotros mismos, a los otros, a la naturaleza. Por eso el mejor poema es aquel que sentimos palpitar con la sabia de la vida a través de su belleza natural, de su amor, de su gran dolor de madre. El poeta, de este modo, siente que va de lo útil a lo bello, lanzado, como diría Goethe, hacia donde brota lo infinito.
La poesía, siendo como es necesaria por sus muchas probidades, es una verdad, una postura estética y valiente que cada vez escondemos más porque cada vez es más difícil sacarla a la luz y hacerla extensible al plano público. Interpretar el bronco silencio que rodea la tierra, hallar el eco forestal del mundo y hacerlo canto, es la labor y la trascendencia de este dudoso e inseguro poeta que sabe que la veracidad de sus sentimientos siempre es relativa y hay que tomarla, a la hora de escribir, con el debido tiento y respeto. Por eso, inseguro pero tenaz, el poeta tan sólo expone y canta sentimientos; ni explica ni da lecciones a nadie, pues sabe que la poesía no da potestad ni autoriza a nada, pero sí que sirve para inquietar, para remover evidencias intelectuales o morales, para desde el gozo de la lucidez lanzar la voz al viento y sentir la belleza y la profundidad de las vocablos, intuir retazos de libertad, y enunciarlos. La poesía, como diría el poeta vasco Kepa Murua, “Es nada pero al final sirve”. Sirve para saber dónde habita la razón, para provocar una emoción al enfermo o al anciano, para que canten a coro y rían los niños, para que se agiten las conciencias de los hombres, para disfrutar de un paseo y saber observar la belleza de la naturaleza, para contarnos que es posible respetar el medio en que vivimos y defenderlo, para estar alejado un rato en las nubes también, para lanzar mensajes de amor, para la convivencia social y la solidaridad, para evidenciar la injusticia, para vivir y denunciar cómo se degrada miserablemente todo, cómo sufren y se extinguen perseguidos y acosados por el hombre, leones, osos, ballenas…
Barcelona. Septiembre. 2015.