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“La vida y la lírica cuánticas” por Manuel Ballester

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Haikus

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La vida y la lírica cuánticas

Ediciones Tres Fronteras nos ofrece Lírica cuántica (2021), la última obra de David López Sandoval (1975).

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El cuerpo central del libro consta de una serie de Haikus y de unas ilustraciones muy atinadas. El resultado es una obra bella y de un acabado de gran calidad. Cabe felicitar por ello tanto a la editorial cuanto a los ilustradores.

Ante semejante título uno puede ponerse a suponer de qué irá. Algo sabemos de la lírica y algo de la física cuántica. El lector se prepara, anticipa un contenido y estructura.

El autor, no obstante, parece recordar la célebre sentencia de Humpty Dumpty: «cuando yo empleo una palabra […] significa lo que yo quiero que signifique… ¡ni más ni menos!». Humpty Dumpty, también llamado en español Tentetieso o Zanco Panco, sabe cuál es el asunto esencial: «la cuestión está en saber […] quién manda aquí… ¡si las palabras o yo!».

El autor es dueño de su escritura, naturalmente. Y guía al lector para evitar desviaciones. Comienza con una “advertencia al lector” donde explica qué NO es lírica cuántica. Que saber los caminos que no hay que tomar es ya saber mucho. Vemos, por tanto, desde el mismo principio que López Sandoval es más de indicar que de explicar.

Al final se rinde, o hace una concesión, a la simple prosa y nos regala un glosario cuántico. Si podemos definir al poeta como aquel que hace poesía, nada impide que «aves cuánticas [sean] todas aquellas que se mencionan en este libro», máxime si nos adherimos a las tesis de Humpty Dumpty.

La vida es complicada, el cosmos mismo está lleno de contradicciones. Y el mundo cuántico no va a ser una excepción: «las paradojas del mundo cuántico han de aceptarse, no resolverse intentando averiguar qué demonios ocurre en este nivel. Esta ley es uno de los axiomas fundamentales de la lírica cuántica».

La forma de esta lírica es el haiku, el verso breve, la intuición no desplegada u otros nombres que, con la venía del autor, vendrían a significar lo mismo. El contenido son las variaciones que sobre la vida ha producido la humanidad a lo largo de los últimos milenios.

Ya saben: la muerte (“Hoy no será. / Que los gusanos sigan / Pasando hambre”) que aún no llega. Y, mientras no llega, la vida es como los ríos que van a dar al mar; por eso, el fluir y su sentido, si lo hubiere (“No te desbordes, / Río, sin descubrir / De qué eres símbolo”), sin olvidar, por supuesto, disfrutar del olor y sabor de las frutas del camino, sin olvidar el carpe diem (“Cuida este día. / Aprende de la mosca. / Hoy es la vida”).

La vida, el sentir y vivir, en suma. Ese es el contenido. ¿Y es eso todo? Podríamos dejarlo así y no darle más vueltas: “Joven poeta, / No la caves ya más / Que así es la fosa”. Pero ocurre que en estos milenios no ha faltado quien ha formulado las preguntas esenciales: quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos. Y leemos: “¿Hacia qué blanco / Esta flecha que soy? / ¿De qué ballesta?”.

Contradicciones. Variaciones. Atisbos. Intuiciones. Así es la lírica cuántica. Y así es la vida. Un conjunto de piezas que David López Sandoval ha reunido para nosotros mientras jugueteaba con el gato de Schrödinger. «La lírica cuántica es un puzle al que le faltan todas las piezas menos una», pero la visión global, el puzle tiene que montarlo cada lector. Así es la vida. Así es la lírica cuántica, según parece.

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