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Argentina por Aline Bruzas
from Edición 70
España y Argentina Dos orillas unidas por millones de letras
Rebelde con pollera
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Ema de la Barra dedicó su vida a escribir, tarea poco común en los ocasos del siglo XIX. Y tan ensañada con esa idea estaba que salió con la suya, publicó “Stella”, el primer best seller argentino que vendió mil ejemplares en tan solo tres días. La tirada total llegó a nueve mil ejemplares en dos meses.
Esta novela romántica, sin embargo, no lleva su nombre en el espacio dedicado para el autor, quien la firma es Cèsar Duayen, seudónimo masculino entre otros tantos que utilizò para poder publicar sus escritos.
Otra historia la liga a la ciudad de La Plata, junto a su marido construyó el primer barrio obrero de Sudàmerica en cuatro manzanas de Tolosa (barrio de la periferia de La Plata), cercanas a los talleres ferroviarios. La dama de las mil casas, la llamaron por estos pagos. El barrio además contaba con cine, iglesia, teatro y almacén en cada esquina.
“Para asombro de la crítica académica, la tirada inicial de Stella -conformada por mil ejemplares- se agotó inmediatamente, por lo que hubo que recurrir a sucesivas reimpresiones que intentaron aplacar la voraz demanda de los lectores. Tanto éstos como la crítica hacían cábalas sobre la auténtica identidad del autor que se ocultaba tras el pseudónimo de Carlos Duayen, y muchos estimaron que el responsable deStella era el susodicho Julio Llanos, quien no pudo desmentir los trámites realizados por él mismo en la imprenta donde se había estampado la obra. Pero el revuelo y la expectación generados por la novela -que, en buena medida, se debían a que la historia narrada secretamente por Emma de la Barra recordaba, por su verismo y cercanía, episodios vividos por muchos seres reales de la sociedad argentina del momento- propició que la responsabilidad autorial de la escritora de Rosario no continuase encubierta durante mucho tiempo.
La sorpresa del mundillo literario bonaerense fue mayúscula cuando se supo queStella había sido escrita por una dama, y aún más cuando Emma de la Barra confirmó que se trataba de su opera prima. A muchos críticos, escritores y estudiosos de la literatura les costó admitir que una viuda de mediana edad, a la que sólo se conocía -hasta entonces- por sus actividades sociales, hubiese sido capaz de alcanzar, en la primera ocasión que tomaba la pluma, tanto interés y calidad como atesoran las páginas de Stella. Para colmo, los comentarios sobre la autora y su novela se reanudaron con mayor insistencia cuando se supo que Julio Llanos, al que se había identificado erróneamente con el anónimo autor escondido tras el nombre falso de César Duayen, estaba ligado a Emma de la Barra por muchos más vínculos que los derivados de los meros trámites de imprenta, como quedó patente cuando ambos se unieron en matrimonio.
Los elogios inmoderados de la crítica y la respuesta en consonancia de los lectores argentinos propiciaron, como ya se ha indicado, numerosas reediciones y traducciones de Stella, con el consiguiente medro económico de Emma de la Barra, que pasó de verse viuda y pobre a saberse en posesión de una estimable fortuna, y en compañía de un nuevo esposo. Su fama y prestigio se extendieron de tal manera que, en 1906, la empresa editora Maucci, con sede en la ciudad española de Barcelona, pagó cinco mil pesos a la escritora de Rosario en concepto de adelantos por los beneficios que pensaba obtener con la edición y comercialización de esta novela en Europa -donde, en efecto, vio la luz en 1908 con un prólogo de uno de los escritores más afamados de su tiempo, el italiano Edmundo d’Amicis.”
Aline BRUZAS
Artista, escritora (Argentina)