O ECUATORIANO DE CIENCIAS NATURALES QUITO, ECUADOR
APARTADO 408
CONTRIBUCION NQ 80
JUNIO, 1973
E,:. PAISAJE Y LA CUBIERTA VEGETAL DEL REINO DE QUITO AL ARRIBO DE LOS CONQUISTADORES ORIG~N
Y GEOGRAFIA DEL "CAPULI" (Prunus serotina)
Po·r Dr . Misael Aco.>ha-So1ís Geibotánioo FoTe3t·ll Pt'E::id-emte d•el Instituto E cua-to•r ialllo d e Ciencias N'<.lturales
SEPARATA DEL "BOLETIN DE INFORMACIONES CIENTIFICAS DEL ECUADOR", Vol XIV NQ 105-106, Ene!l.'o -Junlo, 1973 QUITO, ECUADOR, 1973
Unrveosdad NacQnal de Col::mbia- Bog;>tá
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EL PAISAJE Y LA CUBIERTA VEGETAL DEL DE LOS REINO DE QUITO .AL ARRIBO ....... CONQUISTADORES ESPANOLES Po1· Dr. MISAEL A COSTA-SO LIS, Geobotánic o Forestal y Con.se1-vacionista, P1·esidente dd Instituto Ecuato1·ianó de Ciencias Nattwales
Cua·n.do los europeos, descubrid ores y coll!quistadores, ·Comenzar on a explorar nuestras tierras, abservaron que aunque algunos sectores estaíban densamen te poblados, s u cubierta: v·egetal y el paisaje mismo, estaban prístinos; sus r ecursos naturales estaban prácticamerute intaotoSJ; sus bosques estaban ricos de caza y de vida si11vestre; es decir, todo lo· contrario de lo que entonces sucedía en l-é'J Península U:bérica, ·donde sus bosques estaban talados y sus dehesas y pastizaJes muy degradado s por los num erosos rebaños d e ovejas. Las tierras del Nuevo Mundo de entonces, parecían que hubieran sido tratadas con los consejos de 1a moderna técnka c onservaci onista, pues, Garcilazo de }a Veg.a nos dic·e que en el Re·yno de los Incas (desde el Sur ·d e Colombia h asta Bolivia•y pa·r te de 1a actual República Argentina ) estaba prohlbido matar a las aves marinas que proporcio nan •el "guano" usado como a1bono y que se podía recogerlo so1amemte en la cantidad necesaria para su propio campo de traba1o, ·cosa que hoy día con la gran. explotació n comercia•l , Jos depósitos natuTales de "guano" han sido destruídos , y aún más, las aves guaneras e~tán amenazadas por la explotación masiva de la pesca que proporcio na el alimento diario.
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Antes .de pasar al objetivo de este artí-culo, tenemos que contestar a una pregunta• muy inquietante: Desde cuando estuvo el hombre en e·l actua..l ter?'itorio ecuatm·iano? Por algunos datos paleo-ecológicos obtenidos recientem ente, en base a1 •estudio del pólen fósil •encontrado en algún sedar del Valle del Cauca y en: Panamá, se h a. demostrado que el maíz, por ej·empll(), ya fue ·cultivado 7 mil años antes de ahora•, y en base al carbón d·e madera encontrado junto a•l polen, se ha establecido que el '}' agnco ' }1a•, es ·de·crr, . ·en j ia "t umPa " Y fuego ya fue utilizad10 como aux11a·r "quema"; si esto .está comprobado, quiere decir que los .t rabajo.s agrícolas del hombre ecuatoriano se remoilltan a los 10 mil a.ñ o·s antes de ahora. Unao segunda pregunta, complementarúa a la a:ruterior: De dónde vinieron los primeros pobladores del Reino de Quito Y cómo lLegar'Oin aquí? C asi todos pensamos que vinieron del Norte, de Mesoamérica, sea en grupos de cazadores que :busca,ban nuevos cotos o de guerreros Y conquistadores que buscaban nuevas y üerras y dominios. Y cómo IQ·ega·ron a estas tierras equinocciales ? El mar y l a Costa parecen ser las probables vías, para luego ascender por las gar.gantas de los grandes ríos hacia l•a Región Interandina . Esta ·e s una teoría. Los poblados o caseríos de los primeros ·emigrantes estuvieron ·en la costa, como se h a clem.ostrado .p or los descubrimientos arqu eol1ógicos, d esde 1a costa• col>ombiana, toda la costa esmeraldeña, Manabí ·y Guayas, hasta el Perú, Y por deducción geomorfol-ógica se cree que muchas otras antiguas poblaciones de pescadores de la coSita ecuatoriana, deben estar debajo de la.s actuaies playas, entr·e 10 y 30 metros de profundida·d o hada más adentro• de•1 actual nivel del .oleaje. Esta suposición se ha h echo realidad con el encuentro de objetos de cerámica y -de piedras-herramientas en las playas bajas y durante las :b ajas mareas, no so1'amenrt.e en la: Costa Central Y Sur del Pacifico Colombiano, sino también en toda la proiVincia ecuatoriana de Esmera>Mas y en Manabí y Gua.yas. Los estudi:osos de los halQa:z:gos de las pl·a yas creen que dichas muestras puedJerr .corresponder a los primeros inmigrantes del Norte del Corntinente, probablemente a 10 mil' o más años. Segúrn a·lgunas hipótesis, la agri<:uiltura e·cuatoriana o, m ejor dicho }a del antiguo Reino de Quito, par·e ce que se inició 3 mi~ años de.s pués del asentamiento de los primeros hombres que H>egaron a nuestras costas y cuando e·l los ya sabían cultivar la: yuca (Manihot utilissimw) y, cuand•o estos inmigrantes arribaron a los fértiles valles interandinos, observaron 2
que ya los n ativos cultivaban la papa y lo•s otros tubér•culos andinos ("oca", "melloco" y "mashua" y también las rafees de "arracacha", "mauka" y "jícama"), asi como también ·el maóÍz, la quinua y alguna especie del g.é nero Ama1·anthus; estos cultivos se practicaban desde Pasto, Tulcán, San Gabriel, El Angel, al1uras de C ota·c achi, Otavalo, Mojanda, Cayamhe, Ma•l chinguí, Tabacundo, Co-chasquí, Muyurcu, e•l valle de los Chillas, Macha.chi y los otr·os contrafuertes andinos, etc'., etc. La agricuU!tura de las especies ellltonces existentes, no realizaban con herramientas metáli-cas, porque no existían; pero entonces, cómo cl.est1·uían la selv.a o los montes pa?'a hacer agricultum? Tenían la arma máxima para limp~ar J,os t errenos antes de hacer las siembras: el fuego; utilizaban las quemas o incendios durante la época de se·quía para luego preparar con anticipación a 1as lluvias ·estacionaLes.
D espués del D escubrimiento de América por CoLón y de los viajes posteriores de reconocimiento, los conquistadores español·es tuvieron abundante información de la existencia de ricos imperios: el de México al Norte y e•} de los Incas al Sur de la L·mea Equa~to-rial. Errtonce,s, lo..s1 soñador·es en el oro y .en las otras riquezas, se propusieron conquistar estas tierras y, en efecto, lo ·consiguieron, a'un:que v endendo cientos de obtáculo materiale y dificulta.de, no ólo de la nafi;uraleza tropical y morutañosa, sino tam:bién la resistencia de .los habitantes nativos, Aztecas y Ma•y as en México y Chibchas o Incas en los territorios que hoy consrtituyen Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Este h echo de haber existido en América, tanto a•l Norte como al Sur de la Línea Equatoria1, cu1turas notablemente ev·olucionadas, ha sido la causa para. que irrliVestigadores hayan .concentrado sus esfuerzos y ·t entativas por COI!locer mejor a los Mayas y Aztecas, asi como a los Chihchas y a los Incas, respectivamente, aunque al principio ·de la Conquista, la ambición de los primeros "chapetones" por encontrar oro y otras riquezas pr·eciosas, hi,zo desc·uidar completamente la investigación de las dif,erentes -cuJ:turas indfgenas ecuatoriales.
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Las informaciones y los relatos fantásti<!os, cuentos y leyendas d-e los indios, asi como la notori·edad de los halla-zgos a1,queológicos Y los obsequios de oro (en po1vo y labrado) que los españoles redbieron a lo largo de sus incursiones, hizo que ésto-s se d-espreocuparan completa.. m ente de los pueblos y tribus n etamente tropicales; los españoles creían que poco o nad:a espectacular podrían encontrar en esta faja ecuatorial, donde el clima "ardiente· y lluvioso", según: ellos, h a desltruído muchos rema11<entes culturales. Es esta la causa por la· que poco o casi nada se haya investigado en estas tierras sobre fitoarqueología y mucho menos sobre las técnicas agrícolas, la domesticación y cría. de animales del área equinoccial, c·omo tampoco sobre el tapiz o cubierta vegetal Y su flora; es tan cierto esto, que en ningún libro o narración de los cronistas del Descübrimento y Conquista, de los Siglos XVI Y XVII, se encuentra alguna nescripción sobre la v egetación y flora características de los lugares por ellos atravesado-:; ; cuando más mencionan el u sn de los frutos alim enticios y toscas descripciones sobre las plantas medicinales; p ero en este aspecto merecen especia,} reconocimiento: Pedro Cieza de León (1478- 1557) con su "Crónica del P erú", Gonza-lo Fernández de Oviedo (1478 -1;5•57) ·c onsiderado como el primer cronista; el Padre Bartolomé de las Casas que en E spaña publicó la "Histoll'ia General ·d e las Indias"; e.J Padre Jnsé de Acosta, r eligioso jesuita y cosmógrafo adelantado considerado como el Humboldt del Siglo XVI, publicó interesarntes da tos' en su "Historia Natural y Moral de Ias Indias" (1 ~ edición: Sevilla, España, 1590); Francisco H em ández, naturaJista Español del Siglo XVii y Protomédico de Indias, publicó ·en 16]5 ''Qua:tro li-bros de •l a Naturalella y virtudes de las plantas y animares en la Nueva España~"; el Padre Bernabé C'obo, S.J. escribió la "Historia del 'Nuevo Mundo y con notas e ilustraciones de D. Marcos Jiménez de la Espada, oo cuatro tomos, se publicó solamente a fines del siglo pasado (el primero de 53{) páginas en 1890; e•l segundo, de 467 pgs. en 1891; el tercero, de 31511 pgs. Y ·el cuarto, de 245 pgs. en 18915, todos estos tomos publicados bajo los auspicios de la Socie dad de Bibliófilos Andaluces). El Inca Gal'lcilazo de la Vega• (15391:617) publicó en Lisboa en 1·609 sus célebres "Comentarios Reales" con impol'ltantes informaciones sobre algurnos frutales (Capittulo IX Y siguien~ tes del Libro VIII); y ·en et Ecuador, el Padre Juan de Velasco·, S.J., en su "Historia del Reino .de Qui:to" publicada en 1789, tiene en su tomo I ,
parte primera, .amplia información sobre historia natural de este sector g-eográfico; pe·r o tampoco, como los otros escr.itores mencionados, nada de orientación ecológica ni descripción de las ve.getadoilles en.. forma fitogeográfica; -es por esto que los historiadores y geógrafos modernos no tienen el material necesario para poder comentar o interpretar sobre la cubierta vegetal de nuestro país ni de los vecinos, sencillamente porque no existen reseñas o descripciones al r especto. E11. Ia actualidad, los que podemos reconstruir aJgo de lo que fue la vegetación que cubría, por ;;jemplo varios sectores de la Región Interandina del Ecuador o· de las áreas ahora sem.idesérticas de la costa d-e este parÍs, de,l Perú, .etc., s omos los geo.botánicos, los ecólogos y lo.s fitoa·r queólogos, a base de la presencia de .algunos relictos vivierutes en las quebradas, laderas y en los hondones adyacentes del lugar estudiado. El geobotánico y ec.ólogo reconocen por medio de las llamadas sucesiones vegetales, si éstas son postclimax, de regresión o simplemente estáticas 'Y resistentes al medio .desfavorable por medio de a-lguna a.dle cuación morfo-'fisiológica y, ·el fitoarqueólogo establece o confirma la ·existencia de cierto grupo de plantas económicas (frutos comestibles, granos, semillas, especies medicinales, etc.) por los haHazgos arqueológicos en tumbas, dep651iftos fluviales en valles y en rellenos, en "tolas" y cementerios, donde se ha localizado no solamente muestras conse·rvadas o fosilizadas de frutos, semHlas y otras partes vegetales, sirno te.mbién piezas de .coerámica con. represen:ta·c iones fitog eográficas, etc. En este a'l iículo presento una reconstrucción de lo que fue o h abría sido el tapiz vegetal -en: los alre-dedo·r es -de las poblaciones actuales, solam ente a base de la: observación de los 1·elictos •b otánicos y su distribución, aunque esporádica, -den:tro y en los alreded<lres de l as áreas estudiadas, pero eso sí adarando que los lugares que han tenido más población o· nuevos asentamientos demográficos, h an sido los más afe-ctados en la destrucción d e su cubierta vegetal, como son los casos de Tulcán, San Gabriel, Otavalo, Caranqui, Quito, Patate, Cuenca, Loja, etc., pa>ra cita·r solamente unos pocos ejemplos, donde su paisaje o fisonomía genera•l han variado mucho y más a-centuadamente con la: explosión demográfica del presente siglo, que ha sido fácil demostrar objetivamente :por medio de fotografías comparadas, desde que este medio se conoce y se ha utilizado:
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del resultado de estas .comparacion es, fácilmente podemos da·r nos cuenta de la gran eliminación de la cubierta vegetal primitiva, ·en menos de un siglo transcurrido y más aún en e1 milenio. Durante el Incario y cuando arribaro.n !!os conoquista"dor·es españ oles a nuestr o terr~torio ecuatoriano, las especies botánicas que h abitaban en sus r egiones na.t urales eí'an las mismas que viven. en el presente, menos las económicas introducidas d esde la Colonia. y hasta ahora (frutale-s, cereales, oleaginosas, fibrosas, medicinales, árboles maderaibl.es, etc.) Y las "malas yerbas" de latitudes dilfer entes; pero la distribución Y la asociación de las plantas nativas, fue estr echa o más .compa!Cta que en la actualidad· las biocenosis vegetales y las comunidades estuvieron en su ' , . vevdadero climax, deíbido a que los factores que l e r odeaban ·er.an optimos· varias de las .comunidades y asociaciones se eXJtendieron en más sup~rficie que ahora, así por ejemplo, los alrededores de TuJ:cátn, S an Ga.b riel, ·en la provincia de Ca·r chi, al Norte del Ecuador y linderando con Colombia, fueron selváticos, con bosques meso y micro-té.r micos suhigráfilos e higrófilos, formaciones for estales que prO'Venían de leña Y carbón madera y otros productos forestales, e inclusive ·b uena cacería a .}os h abitantes, materiales y cacería que h an ido disminuyendo a medida que los •b osques fueron destr uí<ios p or las talas, quemas Y ·desmontes concentrados por la cr eciente •p oblación. La .cubierta veg·eta.l de} n or te del Ecuador estuvo todavía intacta dur ante la: visita de los geodésicos fr anceses que vinieron a m e-dir un arco de m er idiano, despu és .de 1735, según los r elatos de los mismos viajer os. El naturalista colombiano C a·1das, anota que a'trarvesó de Tulcán a Guaca y Puntales "pasando por b o,sques d ensos" y lo mismo A1ejandro von Humboldt y A im é Bonpland, cuando al año siguiente pasaron de Colombia a Quito (Diciembre de 1800); gra.n parte ·del.camin'O atravesado eran bosques meso y mi.c rotérmicos y las poblaciones de San Ga-briel, Guaca, prácticamente estaban r odea·das de b osques naturales 'húmedos Y con frecuentes asociaciones de h elechos arborescentes de Ios gén eros Cyathea y Alsophylla y cuyos estípites proporcionaoban buena madera para l'Os puntales de las casas, puntales dur.ables dentro -de la tierra húm eda y fría. Humboldt a principios del siglo pasado cruzó el Ecuador de N orte a Sur siempre observando bosqu es desde el mismo Quito hasta el nud'o de Tiopullo y lo mismo a lo largo del camino d1e Ambato a 6
Gu.aranda y mucho más denso y tropical al descender de San M~gue1 y Chimbo a Balsapamba y el rfo Cristal. Chi11an es, San Pablo de Aten as, Bilován, etc. dp }a Provincia de Bol.í var, mat erialmente est aban dentro de selva subtropical y temperada. N o debemos olvidar que al arribo de los españoles al E cuador durante el primer tercio del Siglo XVI, Quito estuvo rodeado d"e bosques primarios y n o solamente en las falda·s orientales del volc•áon Pichincha qu e miran a la ciudad, sino también en los cerros -del llc'h imhia y Luhmcoto y el Sm·este del P anecillo. P ero cómo estuvieron constituídos estas formaciones y los bosques .acha parados qu e r odeaban a Quito? Además de que Quito estaba r odeado de m ontañas con bosques, tenía ch aparrales en las l aderas empinadas y sotobosqu es en las quebradas con much os árboles y arbustos, h asta entonces botánicame.nte d esconocidos no solamente para los "chapetones" sino para la ciencia mundial D esde estas formaci-ones que casi encerraoban a las pobladones, lo9 habitantes indígen as tenían la l eñ a y la madera n ecesarias para· sus n ecesidades; se penetraban a ,e stas formaciones por m edio de "ch aquinianes" o caminillos de sendero. Estas formaciones fueron también fuentes d:e cacería . L as poblaci:ones de las ár eas temper adas y secas de la R e.gión I.nterandina, como las d'e Imbabura, C otopaxi, Tl.IDgurahua y Chimborazo, ten ían como ahor a solam ente ·á rboles esporádicos o aislados, per o en varios sectores el capttlí, el guarango, el algan'obo, el molle, el Cholán> el quishua1·, el sauco, el pinllo o leche1·o y las chilcas, materiahnente convivían con ·los indígenas local es, puesto que ·estas ·especies estaban pegada·s o formando parte de las heredades y casas, ·com o algunos cronistas y viajeros han representado en sus toscos dibujos; en .las ár eas más secas como en Pansaleo, Yambo, Ambato, S alasaca, Pelileo, Guan o, etc. el "cabuyo negro" (Agave americanct) y la "cabuya blanca" (Fourcroya spcs.) y las "tunas" (Opunti.a spcs.) constituyeron las especies inseparables del h ogar ind·ígena, pero también junto a la casa no faltaba el arbolito coposo del capuH (P1·unus se1·otina var. capullín ) y el tan p opular "guarango" Coulth eTia tincto1·ia). Estos lugar-es presentab an casi el mismo paisaje semidesér.tico que en la actualidad y poblado en tiempo de la estación de las lluvias temporales con cultivos o semen teras de maíz, quinua (Chenopodium quinua), e•l "Qui-tomoso" o "zamho" (Cucu1·bita pepo) , el "zapallo" ( Cucurbita máxima) . Junto o pegado a las casas
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mantení an cultivos de ají (Capsicu m Longum y Ca(JJsicu m spcs.j, pl·a ntitas de "ashpa-a niz", " uviollas" (PhyM-llis peruvian a) y alguna planta medicinal, plarutas man.teni das con r iego a mano, ·COn agua acarread a en "pondos" y "charnel as" de ba rro. De una manera gen eral, de•be tenerse en cuent a que América. Trop andina (tropü::al y andina), donde está loca.Uzad a la actual R epública del Ecuador, es una de las r egiones del mundo, donde la vegetaci ón ha alcanza·do su plenitud de forma viviente , su CL1MAX; esta plenitud viene desde algunos mileños atrás, ·con la sola diferencia que desde la Conquis ta Español a y últimam ente con el crecimiento poblacional en los lugares que fundaro n asie.n tos humanos , la composición veg·etati va y sus asociaciones h a sido muy alter ada por ·1a tala, los ·desmont es y la agricult ura anticons ervacion ista. LO·S botánico s y los genetist as consideran a n uestra América como uno de los centros más importan tes de domesticación de especies útiles, .con :> o 4 focos principa les; pero nuestros cronista s e 'historiad ores de los siglos XVI y XVlli, desgraciadament e no hicieron descripc ión de la vegetaci ón n ativa ni fitobio.grafías concisas y morto}ógi.cas detallada s, en tanto que abundan las obr as de literatur a, narracion es de las guerras, apología s de conquist a.dores, historias parcia1es, descripc iones folk1óricas y costumb ristas. Si los cronista s de l a Conquis ta se hubieran in t eresado por los problem as rfitoló.gicos apa·r te de la descripc ión vegetal, ahora no estuviér amos ·d ando rodeos para d et erminar la autenticidad y origen geográfi co d e ciertas especies económicas; pa·r a conocer algo sobre la materia, se r equier e de e·x cabacion es arqueoló gica-'1, del estudio de la H.nguística indígena , de la colecció n y determin ación cientific a de las plantas selváiticas y protocult.ivadas, y mientras no se hagan estos estudios en forma detenida·, t"Ocla tenta·tiva sobre el or igen de ·n uestras plantas económicas, al men os de varias de ellas, no pasará de meras hipótesis. Er R eino de Quito que los espa-ñole s con ocieron, n o era solamen te el valle de los quitus, sin'O todo lo que es el a ctual t erritorio de la Repúbli.ca ·del Ecuador , con excepción del Sur de Loja. Estuvo dividido en varias tribus y comunid ades, tanto en la Región I.ntera.nd ina como en la Costa; pero ·c uando llegaron los conquist a dores españole s, el Reino de Quito estuvo formand o parte del gr an Impexio Incásico, qu e compren día d esde el Sur de C olombia, todo el Ecuador , P e11ú y Bolivia, incluyen do 8
la actual cost a Norte de Chile (la parte arrebata da a Bolivia con la lliarn.ada Guerra del P acífico) y parte .del Noroeste argentino-. Si los cronistas de entonces hubieran presenta do el pa.isaj.e con la· descr i:Pci&n fi:togeográ.fica y florística , no tuviéram os las di.ficulta des de ahora para poder intel'pr etar los biomas y ecosistem as del Siglo XV; pero de esto n o se preocup aron los que escribier on r el atos histórico s y de leyenda~ de luch as Y aventura s; por esto, tenemos qu e recurrir a observac iones Y comparacio•nes de la cubieDta. vegetal entre un sector y otro a la misma altitud, sea en lugar·es planos o jnclina·dos, sohr.e todo, cua.ndo la vege.ta'Ción primitiv a ha sido destruí-da para reempla zar con cultivos, pastizales, etc. En esta tare·a, juega papel muy importan te e·l conocim iento de los relictos, es de.cir la presenci a de especím enes aislados que han quedado como "librado s" de la destrucc ión; estos relictos h an quedado en l aderas, quebrad as, cursos de agua, etc. P or ejemplo, en los campos de Chillanes y San Pablo de Atenas, de la Provinci a de Bo-lívar, a ba.se de los r elictos que han que·dado en a1gunas quebrad as y la·dera.s d:aladas, se h a logrado establ ecer que la "cascari lla" (Cichon a pubesce ns V ahl.) y las siguiente s: "o1ivo" {Podoca rpus oleifolitt s), "guala" (Miconia an dinct), "tiumbil " (Clusia alata), "tar qui" (Hedyos mum spc.) , "chichar rón" (Delostoma 1·oseum), "palo zapallo" (Aegiphi,la montioo'La), "aguacat illo" (Persea ferrugin ea), etc. constitu yer on los bosques de dichos lugar es. L a r econstru cción del paisaj e y de la cubi.erta vegeta·l a base de los relictos botánicos, es hasta el moment o, el único método para decir cómo estuv.o distribui da y asociada la vegetación, antes y durante el arribo de los ·españ oles a nuestra América Tropandina.
REC ON:STRU CCION DE LA CUBIER TA VEGET AL DESDE TULCA N A TIOPUL LO, A BASE DE LOS RElLICTOS BOTANilOOS
Con el cr ecimiento po.blacional y el avance d!e la colonización agrícola d esde los pohlados ha.cia la montaña , l as tierras han sido p oc;q· a poco despejad as de su vegetaci ón natural, sellva, sotobosqu es, saba·rtas, formaciones achapar radas, etc.; en muchos casos la destrucción ha sido casi 9
total no solamente por la tala y quema d'e un año a otro, sino por la repetici·Ón frecuente, al ex;tremo que el paisaje vegetaüvo ha cambiado completamente y, las especies que constituían la <formación y consocieta;, casi han desaparecido y han sido sustituídas po·r otras y hasta por exor ticas ·O foráneas, como ya ha suce·dido a lo largo de toda la R egión Inter andina del Ecuador y varios sectores .de la Región Occidental o Costa, donde las poblaciones crecen rápidamente . Si es .cierto que el cambio de la cu:bierta vegeta1 ha venido realizándose desde ]a Colonia, la m ayor transformación s e ha realizado durante las últimas décadas; pero la curiosidad es mayor para los ecólogos y fitogeógrafos, el conocer como habría· sido dicha cubierta o tapiz vegetal en los difer entes sectores del R eyno de Quito al momento del arribo de los conquistado.r es españoles, esto es, a prindpios del Siglo
XVI. Explicación del método La reconstrucción del paisaje v egetal de un -lugar puede hacer solamente el geobotánico y el ecó1o.go con .e xperiencia, aparte de los conocimientos fitogeográficos y de la Sistemática altitud!inal; de aquí que para el geobotánico .es fundamental establecer "rellenamientos" de difer entes. áreas, v aliéndose de la composición de olas asociaciones circunve.cinas y sobr.e todo de l·os relictos o especfmenes que han quedado como v estigios de las formaciones desaparecidas; muchas veces los relictos no se encuentran en las áreas transformadas en ·c ultivos o ya abandonadas porque las •t ier.r as han sido agotadas, pero se pue·d!en ·e ncontrar en algunos sectores muy próximos o adyacentes, como por e·j.e mplo en las quebradas y laderas poco accesibles para el ganado y el hombre destructor. En el estudio de los 1·elictos será necesario saber difer enciar de las especies que v iven asociadas en forma secundaria o que h an sido incorporadas posteriormente con ·e l traba,j•o agrícola, por venir dentro de las semillas importadas o por ·e l acarreo dentro ·d!e las patas y lana de los animales y aún en los sacos y otros envases. Muchas veces, las nuevas espe·cies asociadas y procedentes de otras localidades geográficas, 1ogrando aclimatarse o encontrando el medio óptimo para su vida, desarrollan mejor que las na·t ivas locales o autóctonas, de tal manera que 1'()
desorienta al naturalista o botánico que no tiene experiencia, haciéndole creer que esas plantas son tamb1én indígenas del -lugar estudiado·; ·de aquí la necesidad de saber conocer la flora local como paso previo para la determinación de las espedes dudosas del lugar. Conociendo la flora de un lugar, sector •O Región, se podrá ·e stablecer si las espe·c ies existentes asociadas a los cultivos del presente, son o no relictos o "libradas" de la destrucción de la antigua formación vegetal. P ero lo más positivo en este rec·onocimiento, es la presencia de especímenes aislados o asociados en las áreas adyacente3 a los campos transformados por la agricultura y los pastizales, como en las ·laderas y quebradas próximas; genera.l mente estos especímenes aUí encontrados representan a las formaciones desapareddas, y son lo que en geobotánica y fitogeografía representan los Telictos de los biomas y ecosistemas destruídos, las más ·de las veces por el mismo hombre. Las ·e species y ·1os especímenes existentes en un campo tal o cual (árboles, arbustos, leñosas, etc.), cómo se sabe que son relictos? Cuando se trata de árboles, arbustos y l eñosas en general, el re.cono.cimiento de las especies autóctonas o indígenas ·del lugar no presenta dificultad, si el que trata de h acerlo es un conocedor de la flora locaJ y de las áreas parecidas; pero el que confirmará .e l indigenismo de las especies será el fitogeógrafo y ·el geabot.án ico; las más de las veces, prestan magnílfica ayuda en la determinación de las famiHas y géneros, la presencia de "tocones" y "retoños" de especies forestales que han logrado sobrevivir; si son solamente to.cones, se r econo·ce el géner.o botánico por ·c ortes hechos en la madera y si tienen "reto·ños" laterales, ya no existirán dificultades: las ho·jas y los otros órganos externos permiten su determinación. A base de los relictos ha sido posible establecer ola presencia y las asociaciones de ciertas especies ahora casi desaparecidas, dentro de las formaciones que existieron en varios campos y ahora transformados en pastizales y tierras de cultivo; asi por ejemplo, por los r elictos sab emos como estuvieron formados los montes arbolados de los alrededores de Tulc·á n y San Gahri:el: "pe-lotillo" (Vibumum pichinchensis Benth. ) , "amarillo" (Tibouchina mollis Bonpl. Cogn.), "cascarilla" (Cinchona pubescens VaM.), "igüilán" (Monnina equatoriensis Chod.), "quinua"
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de "mor as" del gé(poly lepis aff. subse1-icans Macb r. ) y cuatr o espec ies rable s. D e la. prenero Rubu s) adem ás de los árbol es propi amen te made ía vivien do casi en senci a de las espec ies menc ionad as y que están todav radas y linde raqueb las e loo pobla dos de la provi ncia de Carch i (entr y carac teriza ndo nte cione s) se deduc e que ellas vivie ron más estrec hame n sirvió duran te la a la ecología húme da, húmioca y fría; ~sta obser vació ontañ as de la Prov. Segun da Guer ra Mund ia·l para afirm ar que en las m come rciar con los a par table de Carch i deber ía h aber "casc arilla " explo zados a poco·s locali n fuero Estad os Unido s, y asi fue: los "casc arilla les" Cucho, etc. !El a, kiJóm etr·o s al Orien te d-e los pobla dos de Cu:nq uer, Guac " de cerca de l os La úni.ca difere ncia entre Jos ejemplares d e "casc arilla árboles de ·Cascarilla pobla dos con los de la mont aña húme da, es que los y sellaginella s en -es líquen de la mont aña estab an cubie rtos de musg o, filo. sus rtroncos y rama s gruesas, debid o al ambie nte higró de la pa1·te De la mism a mane ra que se r econs truyó la veget ación para Cumb ar y m ás norte de la Provi ncia del Car:e'hi y que es 1a mism a pued e recon struir al norte , ·e n el t errito rio Colom biano , asi tamb ién se r tempe rado y secto del con los relictos existe ntes, cual fue la veget ación (f.or:mado de Groseco de Alub uro, Prov. de Imba bura: "mos quera les" de Duod ona viscos•a ton wagn e1·i M. Arg.) , "~hamanales" (asoci ación " ( Jatro pha gossiJacq. ) , la Eufor biáce a Uama da localm ente "cinc o dedos cordi folia L .), l a (Sida, pan" pifoli a L .) , l a Malv ácea llama da "'limp ia das (Lyci anmora e Solan ácea de .atrac tivas fl.ores azulin as o ligeramenrt ium u1·ba.nianum thus candicans Dun Hasl. ) , la Borra gi:nác ea (Heli otrop ameri cana L.), el Krause), y entr e los árbol es: el "quis huar" (Budd leia rrobo" (Ac-acia "alga. el , ina) florid o "cho1 án" (Teco ma stcms var. volut ficado "guaraThrami.! pella,c antha ), el "moll e" (Schi nus molle ) y el muy as siemp re vivie ron go" (Coul theria tinctorla.). Las espec ies mend onad asociada que en el en estas áreas xerofíl1cas y .e n la mism a forma asocia das, no solaprese nte, con la única difere ncia que estuv ieron más S. ment e ·en las queb radas , sino tambi én en bs ladera< que miran R econs trucci ón parec ida se podr·í a hacer -en las áreas ejemp lo en Cuico cha hacia la Cord illera O ccide ntal d e l!barr a, como. por a l os 3.200 metro s de alti-y las fald as del cerro de Cotac achi, de los 2.8'00 ies que pobla ron, véase ·espec tud. Para una orien tación gener al sobre las (PRIM ERA LIST A la Publi cació n NQ lO del D epart amen to Fores tal
DEL ECUA DOR ) NUM ERAD A DE LAS MAD ERAS Y LEÑO SAS ' Enero 30 de 1951, en las págin as 44 y 45. formacion-es de A base d e las mues tras botán1cas colec tadas en las es posib le ncha, Moja nda, cerca de Otavalo, Prov. de Imba bura y Pichi b osque s andin os en a·firmar o mejor dicho recon struir cómo fuero n estos e en la actua e1 Siglo XV (del D escub rimie nto· de Amér ica); y aunqu ente (frent e Occid al nde descie lidad los bosqu es de t·odo lo que mira o ada para realiz tala a San José de Mina s), están casi acaba dos por la ales pastiz tierra s en aprovechar las made ras y para transforma r didhas estuv ieron forma dos Y agric ultura incontrolad a, se puede indi<!ar cómo espec ies colect adas estos bosqu es andin os Y fríos. H e a quí la lista de las los árbol es utiEntre os: enrtre las áreas destru fdas y ·los camp os abiert -neoides) el alchcn lizado s como mader abl·es: el "moti lón" (H~e?~onyma ) ia O ( ., " reopa nax muc1·onula tum)) el: "mata che" (Wein mann puma maqm palo bor ra.cho" (Heapm·i macen sis) , el "laurel" (M y1·ica pub.escens), el " ) el "yura yuash cacens) canes dyosm um scabr um)) el "guat zic" (F1·ez iera ; con la lista de caspi " (Gyn oxys Hallii ) y el "aliso " (Alnu s jorull ensis) r en la xefore stació n estos árbol es colec tados en su habita t, se puede pensa tierra s de acuer do dirigi da, cuand o se piens e utiliza r nueva mente estas s de otro me·dio a su capac idad edáfic a y ecológica ; ·despu és de meno r educi rán a los se o rán siglo, las especies menc ion adas casi desap arece rinoo nes mejor proteg idos. encue ntran las Dent r.o de la vegetación casi frítvida del Moja nda, se idea exact a de lo siguientes esp ecies arbus tivas y leños as que darán una Siglo XV: la del tercio que es todavía la cubie rta veget al en el ú ltimo (Siph ocamo'' "puca -cha.glla" (Tibo uchin a molli s), el "cauc ho ·de páram (Euge nia spcs.)) el pylus giga11teus)) ·e l llama tivo arbol ito del "arra yán" hyotu m canes " " mor t'ma l" (Rapa.nea d epend ens ) , eJ puca~fuchana" (B1·ac a" (Baccharis blanc a "dhilc h~ ), cens) , el "shan shi" (CoriaTic¿ thyrn ifolia asqui llo" "carr el )) fVCYri bunda ), el "rome ril'lo" (Hyp cricu m larici folium ucoirca" "quil'l ana)) e} (Berb erís papilo sa), "~a guash gua" ( Ps01·olea ·a.cost> , e•tc. L as espec ies (A xiniae meria nicw) , el "guanrtug" (Datu ra sanguínec~) se puede prono smencionad as son las carac terísti cas, pero a hase de .éstas Otava lo, hasta h&cia ticar lo que serían las faldas dtel Mojo oda que miran letam ente de bosantes de la Conq uista Españ ola: faldas cubie rtas comp que higrófilo y tempe rado- frío. 13
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Cómo estaría cubierta o formada la vegetación en tre Cayambe, Cangagua y Otón de la Provincia de Pichincha? Este sector es temperado y con escasa vegetación arbórea natura.! desde sigJ.os antes de la Conquista Españo·l a; }.os eucaliptos son solamente desde fines del Siglo pasado, cultiovado p or introducción. L as especies que se mencionan a continuación son autóctonas del sector Cayambe~Otón Y estas mismas especies existieron desde hace más de 3 mil años antes, según las pruebas hechas en }os horizontes edáfi.cos a lo largo de la carre•tera, desde luego -con Hgeras modificaciones debido a la agricultura desde la Colonia· a esta tparte. He aquí la Lista: e1 "cholán" (Tecoma stans var. velutina) como arbolito destacado por sus llama.tiovas floraciones amarillas, principalmente hacia las quebraads y cercos protegidos del camino; ·e l "chinchín" (Cassia tomnetosa) en forma libre y asociada; el "toma·l ón" (Lycianthus lyci.oides), el "iso" (Parosela caerula) y el "igi.iilián" (Monnina cestrifolia), etc. se encuentran a lo lar-go de los cercos del camino y en las asociacrones de las partes mejor protegidas contra la sequía y los vientos; la "chilca" (Baccha1·is glutinosa) sigue siendo la especie común de todas estas tierras temperadas y secas. El "chámano" (Dudonae viscosa) Y el "chivo-caspi" (BuettneTia geminifolia) se presentan en las tierras más secas o semidesérticas, asi como tambikn la "mosquera" (Croton aff. menthodm·us) y el "iso" (Pm·osela caen.Lla). Be1·beris engle1·iana, Du?·antha triacantha y Lantanc¿ ntgulosa son al'bustivas y l•eñosas comunes del sector , como .t ambién lo fueron mucho antes de la Conquista. Entre los ·á rboles esporádicos del área, además d!el ya mencionado "chalán", son característicos el "guarango" (CoultheTia ti11to1·ia) y el tan respetado árbol de los indios "quishuar" (Buddleia ve1·Leysemian.a), pero este último parece que fue traído de las alturas por los antiguos indios, precisamente como el "árbol de Dios" ; la planta tendida y espinosa Uama.da "guaranga" (Mimosa qu.itensis) es común en todas estas tierras secas de la línea equinoccial. En cuanto a la vegetación desde abajo ·de Otón hacia el valle del Guayllabamba., como el lugar es seco, la cubierta vegetal fue la misma desde h ace siglos: manchas enormes d e "mosquera" (Croton menthodorus), ".chamanales" constituídos por asociaciones de Dodona.e viscosa ry hada abajo de los 2.4'00 metros de altitud, asociaciones de "algarrobos" tformados por " Acacia pellacantha, espinales de cactus de los géneros
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Opuntia, Ce1·eus y Borzicactus. Este valle de GuayHabamba ha sido completamente modificado de su fisiognomía primitiva con la introducción del riego desde el tiempo de la Colonia y su paisaje es en la actuaJidad agrícola y de frutales subtropkales. Oon r especto a QuHo y su valle, que se extiende desde C otocollao a Turubamba, de Norte a Sur y de las fald>as del Pi.chincha a las :lomas de Puengasí o lchimbía, de Occidente a Oriente, su vegetación natural ha sido completamente alterada debido a la preS:.ón poblacional, agricultura Y ganadería; sin embargo, valiéndose de los 1·elictos que h an quedado entre las quebradas que decurren desde las faldas del Pichincha h acia ChiJ.logallo, Cotocollao Y Nono, se puede esta·b lecer al menos la existencia de tales Y cuales especies de la flora, aunque no exactamente la forma Y porcentaje de las asociaciones, pero por la existencia de las raquíticas sobrevivi erutes y por las informaciones existentes aunque en forma muy general, se conoce que en las faldas que miran a Quito, entre los 2.900• Y los 3.200 m etros sobre el nive·l d el mar, existieron "motilones" (Hieronyma aspe1·ifolia), "encinos" (Weinmannia spc.), "pumama.quis" (01·eop~~a~ sp,:s.), arrayane~ (Eugenia spcs.), algunos "cedros" (Ced1·ela spc.) Y ahsos (Alnus gluttnos·a) y entre ellas, muchas asociadas de las que existen en forma natural h asta ahora en las faldas occidentales del mismo Pichincha¡ las "manchas" de "suro" o bambú andino del género Chusquea, nunca faltaron, sobre todo hacia la CEJA ANDINA. A base de las esp ecies mencionadas y que todavía existen como relictos en la h oya y valle de Quito, se podría establecer y realizar los programas de reforestación, SO'bre todo prefiriendo las esp::cies más valiosas como maderables. En la misma forma como se ha establecido las :f.loras de los lugares m encionados de Tulcán al Valle de Quito, se pued·e restaurar la cubier ta vegetal del lado Oriental de la Hoya del Guayl'labamba, como por ejemplo las tierras ·que actualmen te han sido completamente .d espejadas de su vegetación natural·, por la agricultura, la pasticultura y el crecimiento demográfico, como Pataichuhamba, S ebritana, P edre.gal, Yanaurco, etc. que est-án so.b re el lado ori·e ntal del valle de Los Chillas. Precisamente con este objeto, el Autor de este artíc ulo colectó el material suficiente durante las explora.ciones Cinchoneras, de 1942 a 1:!145; pero sus r.e sultados serán publicados posteriormente y a ·b ase de nuevas confronta-
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decu rren haci a ·e l vall e éLe Los don es en las que brad as y lade ras que Chil1os y el vall e de Machadhi. en tierr as que toda vía .no han El Mét odo de los r elictos es apli cable en los caso s d€ las prov inci as de sido dest ruíd as com plet ame nte, p ero don de una vez dest ru1ído los bos... C otop ax i, Tun gura hua y Chi mbo razo, casi ya no vue lven a r esta blec er se, que s y las otra s form acio nes vege tales , o y luego p or la ·e rosió n, ento ndebi do a la sequ ía por el cam bio ecológic o buen os r epresentantes de la ces ya no es posi ble encontrar r ehct os bradas han sido mod ifica das casi flor a desa pare cida , porq ue hast a las quences se tien e que r ecur rir a las com plet ame nte en su ecología . Ento info rma cion es con los más. viej os topo nimi as, fiton imia s, zoon imia s y a las deja dos por algu nos habi tant es ha-bitantes y a los escr itos desc ripti vos , pres tará n valio sísim as a<yudas "cur ioso s". En esto-s casos de info rma ción y los vest igio s -e-nco ntra dos en las la cerá mic a anti gua, la fitoa rque olog ía llam ados "puc arás "; muc has vece s "tol as" y "tum,b as" anti guas y en los io de los p edazos de ma.dera Y nos orientar emo s simp lem ente por med algllll!as sem illas y frut os enco ncuescos fosil izad os o casi fosilizados -de as incá sicas y prei nc•á sicas. E s por trad os en las exca vaciones de las ruin el "cap ulí" (Pru nus serotinia o esta s pruebas que se pue de afirm ar que las prov inci as Inte rand ina9 dell P. capt~llín) es nati vo o autó cton o de disp ersió n alca nza desd e casi Jos Ecu ador y cuya área geográfic a de asi com o el "mo lle" (Soh inus, Esta dos Uni dos y México hast a Bolivia, que boldtic~na o Sali x chile nsis ) molDe) y el "sau ce criollo" (SaU x hum ero prim visto el "cap uH" fue tien en casi la mism a fitogeogr afía. Que ya o iemp t o , pero que al' mism en Méx ico y Cen tro Am érica , es una cosa bién , Perú y Bolivia, es tam exis tió en el Sur de Colombi a, Ecu ador verd ad. Sudam éric a muc'ho antes de P r ueba s de que el "cap ulí" exis tió en q u e h asta ah ora existen con el la Con quis ta Esp añol a, son los lugar es lies) tant o en la Sier ra d~l Ecuanom bre de Ussupambct (tier ra de capu a del C uzco; esto s luga res a veces dor como en ef Per ú, espe cialm ente cerc los espa ñoles) con el sinó nim o h an sido cam biad os (con la lleg ada de lo mismo, tierr a o llan o de los fitol ógi.co de Capulis·p amb a que significa desde siglos antes de la veni da de capuJ.íes. El "uss um o capu lí" exis tió 1 de . ; p ero e1 " cap ul'" ' ico com o en S u dame' nca los espa ñoles, .tanto en Mex ciak nent e el de las tierr as de la r egió n inte rand ina del Ecu ador , espe
enco ntra ndo un harbitat o med io Salc edo, Amb ato, Hua chi, !zam ba, etc., or calidad que su cong éner e de más favo rabl e, prod uce frut as de mej México. "cap ulí" o anti guo "uss um" Com plet ando la info rma ción sobre el el capu lí de Sud amé rica es una deho indi car que está ya esta blecido que aL ca.pu lí suda mel' icano se le espe cie dife rent e del capu lí de México; salicijolia. H .B .K . y al d'e Méx ico cono c-e hotá ni.camen te com o Prn nus tina; cada una de esta s esp ecie s como P1·u nus capuli Cav. o P1·unus sero es o raza s dife renc iada s por su cong-én eres de P1·unus pres en ta varieda-d . y asi por ejem plo, el capu1í sud:. mor folo gía folia r , flora l y p or el frut o, uye 7 vari edad es, el capu lí m ex iame rica no o Pru nus snlicifolia se le incl otro tant o de vari edad es; pero es cano o Pru nus serotina tamb ién tien e diiferenc iar -en form a cien tífic a sola men te el' taxó nom o el que pue de ados en los cria dero s de Cas tela r' pues to que los estu dios gené ticos r ealiz con vari edad es traíd as de Mexic~ Arg enti na, por el Agr . Milá n Dimitri, fina l las vari edades correspo nden a una Y del P erú, demostra•ron qu:= a la ión geog ráfic a. y asi com o se ha sola espe cie pero con amp lia distr ibuc rpre tar sobr e ·el orig en y la e~pl~cad~ ,del capu~í,_ pod emos expl icar o intecies económic as de nues tro espe drstn buc wn g.eogra1rca de vari as ot ras prop io con tinen te.
QUIN TA EQU!I.NüOCIAJL : ABR IL, 1972
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