Pentagrama 4 de este año lleva al lector hacia el mundo de los celtas que, en el curso de miles de años antes de Jesucristo, poblaron toda Europa, aunque jamás hayan formado un estado social definido o un gobierno centralizado.
Nuestro periplo a través de este misterioso tema que se pierde en la noche de los tiempos es como la visión de una pintura con numerosos colores y matices, atravesada por manchas luminosas, que se abren a vastos dominios que desvelan girones enteros de una historia secreta, de la que naturalmente no pretendemos decir aquí todo al respecto.
Lo que nos ha inspirado verdaderamente, lo encontrará en las páginas que siguen. Lo que más nos sorprende es la facilidad con la que las ideas liberadoras de los primeros cristianos encontraron eco entre los celtas en Francia, en Inglaterra y, sobre todo, en Irlanda. Como Taliesín, el último bardo del siglo V, lo entona: «Cristo, la palabra del origen, fue, desde el primer comienzo, nuestro instructor; y jamás hemos olvidado