Un aforismo es siempre un despropósito, aunque parezca lo contrario. Un aforismo se toma el recogimiento de algún dios despistado. Asoman en medio de las nubes y caen sin ningún aspaviento sobre el viento o la eternidad.
En este libro de Alberto Hernández alguien habla y se esconde. El autor salta como una liebre, oculta los ojos en la sombra y regresa a la luz, a una aparente luz donde las palabras se apiñan y salen airosas, como animales agitados por la brisa...