El signo verbal del poema es cuerpo, sensación. Esto es, regresar al lenguaje, al estado puro de la poesía. La ruptura con los géneros (desde el punto de vista conceptual) nos entrega al ritmo, a las formas, a las texturas y a las condiciones de la percepción: la literatura se hace por ejemplo cuerpo sentido en el actor. Como sabemos, cualquier revelación artística es, en principio, signo y luego significado, símbolo. Pero hemos sustituido el medio por el fin. El arte hecho ardid pierde su capacidad de hallazgo cuando se ha desconocido en un objeto alienado a la técnica. Y en ese caso de la literatura la técnica ha sustituido a la novedad. Claro, siempre hay excepciones cuando emergen modelos estéticos que sustituyen a los discursos hegemónicos (el giro continuo hacia la tradición).