Madrid, s e p t i e m b r e 1934.
AÑO X I I . - V O L . X I I . - N Ú M . 141.
Puente de Aragón sobre el río Turia, en Valencia Por
J.
(1)
BURGUERA(2>
SUPERESTRUCTURA Y DECORACIÓN D E L P U E N T E
L a s u p r a e s t r u c t u r a (figs. 12, 13 y 14), salvo la oblicuidad, no es más que la ampliación del tipo corriente de puente de hormigón armado sobre bóvedas múltiples. Parece que, dada la anchura del puente, se debió estudiar una solución que tendiese a aprovechar mejor la g r a n superficie del cimiento, disponiendo, en lugar de pilas corridas de 40,25 m e t r o s de longitud de cimiento, grupos de t r e s o c u a t r o p a r a cada pila de cuatro o cinco m e t r o s de largo y ma- ¡ yor anchura, a fin de t r a n s m i t i r mejor los empujes ' al terreno. ' ' La decoración del puente también se t u v o que modificar, pues a p a r t e la que se desarrollaba con detalle en el proyecto municipal (fig. 17), se acompañaban en el mismo otros modelos incluidos por su autor, según decía en la Memoria, en atención a que por los arquitectos de la J u n t a de Sanidad no había sido considerada como apropiada o b a s t a n t e monumental la decoración proyectada. A n t e s de e n t r a r en la justificación de las mejoras introducidas en la decoración, voy a hacer algunas consideraciones sobre la materia. Obras de a r t e se llamaban antiguamente en la Ingeniería a las que a h o r a modestamente llamamos
biéndolo ser, y los que e s t á n en situación de poder influir sobre el público deben tender a crear u n ambiente sobre la estética del puente que obligue al in-
l £ j E DEL T R A M O
F i g u r a 13 D i s t r i b u c i ó n de l o s a r c o s .
F i g u r a 12 S e c c i ó n Iiorizontal y p i a n t a dei p u e n t e .
o b r a s de fábrica, de hierro y de hormigón a r m a d o y, sin embargo, obras de a r t e siguen siendo, o de( 1 ) V é a s e l a p r i m e r a parte de e s t e a r t i c u l o CONSTRUCCIÓN, vol. X I I , p á g . ira, a g o s t o 1 9 3 4 . (2) I n g e n i e r o de C a m i n o s .
e n INGENIBRIÍ Y
geniero proyectista a considerar que su obra no va ' a ser juzgada solamente por el pequeño círculo de sus colegas desde el punto de vista de la técnica, sino que es preciso que sea bien recibida por el público. E s t e estímulo lo tenían los antiguos constructores de puentes, cuando el a r t i s t a construía palacios, monumentos, catedrales y puentes, pero al desaparecer el a r t i s t a y surgir el técnico de la vivienda, el Arquitecto, y el técnico de la obra pública, el Ingeniero, el puente se h a considerado como obra exclusivamente técnica y, aunque ésto en algunos casos h a dado resultados detestables, en generan, como la belleza depende esencialmente de la forma y de su armonía con el fin que tiene que cumplir, puede afirm a r s e que no se ha perdido mucho al m i r a r el puente como construcción ingenieril. E l arco es la forma m á s estética de puente y el 537