Primer Congreso Nacional de Riegos II

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fNDICE DEL TOMO 11 PON.ENCIAS

LETRA

SE?IONES GENERALES

Necesidad de extender y mejorar los regadíos, de D. JosÉ CASCÓN .. Necesidad de extender y mejorar los regadíos, de D. JosÉ CRUZ LAPAZARÁN.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

A

B

La constitución de la propiedad y la colonización en relación con el establecimiento de nuevos regadíos, de D. FRANCISCO BERNAD PARTAGÁs. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Nacionalización de las obras públicas, de D.

MANUEL . MARRACO..

e D

SECCIÓN PRIMERA

Medios conducentes a la implantación rápida de los riegos: enseñanza, experimentación agrícola, de D. MIGÚEL PADILLA ERRUZ . Mejoras económicas obtenidas por la implantación d_el regadío; aumento de riqueza, de D . ANTONIO LASIERRA. . . . . . . . . . . . . . . . . Aprovechamiento de las aguas españolas, de D. PEDRO M. GoN-

E

F

ZÁLEZ QUIJANO, .. . . . ·. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

H

La Politica Hidráu,lica Nacional; exigencias fundamentales que demanda, de D. LUIS DEL VALLE PASCUAL..................

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SECCIÓN SEGUNDA

Medios de efecución de las obras hidráulicas y auxilios del Estado, de D. JosÉ NICOLAU....... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . La intervención del Ingeniero agrónomo en los proyectos de Riegos, dentro de la legislación vigente, de D. GUILLERMO QuINTANILLA.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Coste de las obras hidráulicas en España, del

ExcMo. SR.

D.

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VERINO BELLO. . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Máquinas elevadoras de agua para riego, de D. MIGUEL MILANO.. Régimen de las aguas subterráneas, su aplicación al Riego y a la Industria, de D. JosÉ MESA . . . . . . . . . . • • . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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ÍNDICE DEL TOMO II LET RA

SECCIÓN TERCERA

Normalización de las corrientes fluviales, principalmente mediante embalses, y la industria de producción de fuerzas hidráulicas, de D.

Lurs SÁNCHEZ CuERVO. .. . . . . . . . • • . . . . . . . . . . . . . . . .

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Las industrias del A .z-úcar y del Alcohol, de D. GONZALO CALAMITA Influencia del regadío en el aumento de la riqueza pecuaria y medios de industrializar esta producción, de D. SANTOS ARÁN.. . La industria de los abonos. Suinfluenciaenel Regadío, de D. JuAN

O

GAVILÁN... . .. . .. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Q

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SECCIÓN CUARTA

La Mancomunidad Aragonesa y el regadío en Aragón, de D.

JUAN

MoNEVA Y PuvoL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

R

Relación entre la densidad y el arraigo de la población y el regadío, de D.

EcEQUTF.L URIÉN DE VERA.. . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

S

La implantación del regadío y las medidas higirnica, a tener presentes para salubridad de personas )' ganados, de D. lLDEFONSO GONZÁLEZ COLMENARES ... . . . . . .. .. . .. . . . . . . .. .. . . . . . . . . . . .

Administración de los riegos, de D.

JosÉ GASCÓN Y MARÍ~......

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TEMA:

Necesidad de extender y mejorar los regadíos PONENTE:

D. JOSÉ CASCÓN INGENIERO AGRÓNOMO, DIRECTOR DE LA GRANJA ESCUELA DE AGRICULTURA DE PALENCIA

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Necesidad de extender y mejorar los regadíos

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el largo proceso de la reconquista seguido sin solución de continuidad por el descubrimiento de América con toda su secuela de conquistas, exploraciones y aventuras en busca del soñado país del oro, y las prolongadas campañas en Europa y allende de los mares, que mantuvieron y acrecentaron ha ta lo indecible nuestro espíritu aventurero, puede explicar que hayan pasado siglos y siglos sin pretender siquiera sangrar los ríos que surcan las mesetas centrales, sin más misión efectiva que producir la erosión continua de la tierra fertilizada arrastrada por las lluvias y por las periódicas hecatombes con el desbordamiento de los ríos. La despoblación y más que nada la incultura que han seguido a estos interminables iglos de luchas y sueños locos, basta a nuestro juicio para explicar el abandono del problema capital de nuestra existencia que es la captación del agua, no tan sólo la de los ríos que atraviesan las mesetas, sino la subálvea y las que periódica e irregularmente nos envían las deseadas nubes. En el período, de mayor actividad vegetativa durante la primavera y verano, vemos año tras año secarse nuestras míseras cosechas de cereales y agostarse la e casísima vegetación espontánea por la falta de este precioso elemento que a lo mejor discurre sin aprovechamiento ninguno por entte estos campos cuyas cosechas salvaría a veces con un sólo riego. Es más, podría citaros alguna provincia de Castilla en donde la lluvia media no llega a 300 % al año, qu e en el siglo XVIII había buscado con afán y conducido pequeños veneros de agua suficientes a sqstener una población mucho mayor que la actual, a pesar de desconocer el cultivo y aprovechamiento de muchas p lantas hoy insu sÓLO


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tituibles en todo cultivo de riego, donde todo este trabajo de generaciones al producirse la despoblación que obedeció a causas completamente ajenas a la explotación de la tierra se abandonaron completamente, convirtiéndos~ estas pequeñas vegas en bosques de maleza impenetrables sino es por las alimañas, azote de la ganadería. Llamadas no atendidas como la del malogrado Torres Campos, que en su descripción de los ríos de la Península cita como la zona regable más extensa de España la de 2000 k 2 , o sean 200.000 hectáreas en el Alto Aragón y sobre todo la voz desgraciadamente apagada del inolvidable Costa va conquistando el ánimo de los más en esta tierra aragonesa, persuadiéndoles de que la salvación de sus comarcas más fértiles estriba y sólo tiene una solución beneficiosa para todos en los riegos. Aun en Castilla, a pesar de ser más los años en que como el presente desde r. 0 de Octubre a 31 de Julio no han caído más que 189 %, distribuídos sobre todo en la primavera en un gran número de días, que han sido causa para que la tierra no la aproveche, porque se ha evaporado antes de penetrar en aquellos suelos tenaces de Campos, privándoles en muchos pueblos, de la cosecha y siendo muy mermada en los más, a pesar de estas repetidas desgracias no ha llegado colectivamente el convencimiento de la necesidad de los riegos y a ello se oponen una porción de concausas, entre las q1:1e reputamos como principal la forma de la tenencia de la tierra, el ausentismo permanente y temporal y más que nada la ignorancia, porque desterrada ésta, haría desaparecer todos los obstáculos que se oponen al único fin de la tierra, que es el producir alimentos para el hombre. Con lluvias menores de 300 % anuales la vegetación es tan fugaz y el número de plantas que se avengan a desarrollarse en estas condiciones tan limitado, que se hace sumamente difícil establecer rotaciones en las que pueda armonizarse la producción económica, la conservación y aumento de la fertilidad y el equilibrio entre la producción cereal y la ganadería, base y fundamento de aquélla. Fuera de los cereales del gran cultivo, ávidos de nitrógeno y empobrecedores de este rico y caro elemento en las tierras y de algunas muy limitadas leguminosas en tierras de consistencia media y ligeras, las demás plantas anuales, tubérculos, raíces y forrajeras que ocupan por lo menos las ª / 4 de la superficie en todas las explotaciones del centro de Euro-


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pa, están de hecho eliminadas · en estas tierras siempre sedientas por carecer del elemento esencial de la producción vegetal; y como consecuencia, el desequilibrio entre la ganadería y el cultivo nos lleva aceleradamente al empobrecimiento de la tierra y la despoblación. Este hecho, que percibe el menos observador de las cosas de campo, no es suficiente para reputar el gravísimo problema del desequilibrio entre la ganadería y el cultivo como insoluble en los secanos, pero sí de más dificil y lenta solución que el establecimiento del riego allí donde sea factible, ya sea en pequeña o en gran extensión. El americano Winttsoe, gran propagandista del Dry-Framing o cultivo de secano, reputa como ideal del cultivo en las regiones secas, la posibilidad de establecer, aunque sea en una pequeña superficie, el riego, porque por este medio pueden producirse forrajes en abundancia y restablecer el equilibrio entre ambas ramas de la producción, la ganadería y el cultivo. Una comprobación de esto precedió al conocimiento del libro de \i\Tinttsoe, en la Granja de Palencia, donde tuve la suerte de hallar una corriente de agua a los 6,20 metros de profundidad que elevo por fuerza eléctrica y me produce en el tiempo que funciona el motor un poco más de 6 litros por segundo, suficiente para regar una extensión de 4,50 hectáreas, dedicadas todas a una alternativa puramente forrajera, en la que figuran leguminosas, plantas, raíces, cereales (el maíz), para forraje, coles y cardo, con la que se obtienen anualmente un promedio de r50 toneladas de forraje verde, suficiente para mantener más de 500 kilos de peso vivo por hectárea de superficie total de la finca; producción que seguramente rebasaría de las 200 toneladas, a no tratarse de una tierra de condiciones físicas tan contrarias a la vegetación, por su tenacidad extremada, debida a la asociación de la cal y la arcilla que la convierte en un mortero natural. Por este medio, sin más pradera natural que unas 40 áreas dedicadas a eras y para solaz de ganado, cultivada toda la finca en la parte de secano con una _alten1ativa de cereales, leguminosa y barbecho; allí donde antes no se sostenían más que un par de mulas, ha sido posible, como consigno más atrás, mantener todo el año un peso de más de 500 kilos de toda clase de ganado, vacas, yeguas, ovejas y cerdos, que a pesar del clima tan duro, comen forraje verde desde comienzos de Mayo a fin de


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Febrero y el resto ensilado o henificado; advirtiendo que las ovejas~ de Noviembre a fines de Abril, han de sostenerse a pienso en el aprisco. El total de la finca son, incluyendo el riego, 26 hectáreas. Por este medio se producen una cantidad abundante de abonos, aunqu e no suficiente para modificar en breve espacio de tiempo las condiciones físicas de la tierra, pero sí para sostener y acrecentar la fertilidad de la rnisn;ia, completando su acción con los abonos mine-

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rales. El establecer la alternativa en riego puramente forrajera, a pesar de hallarse la finca en el término municipal de la capital, se hizo en previsión del establecimiento del riego en toda la zona que recorre el Canal de Castilla, ley ya aprobada y en ejecu ción porque, desde el momento que el riego abarca grandes extensiones alejadas de los centros de consumo con escasez de comunicaciones y dificultad de proveerse de abonos orgánicos en abundancia, como las basuras de las grandes urbes, para sostener y aumentar la fertilidad de las tierras asociadas aquéllas a los abonos minerales, mejorando al propio tiempo las condiciones físicas del suelo, hasta trasformarlo en mantilloso, ideal de la tierra cultivable, reputamos como la mejor solución el predominio de la explotación forrajera para alimentar el máximum de ganado de la misma finca ya sea para carne, ya para productos derivados de la leche. Sostener el roto y funestísimo desequilibrio entre la ganadería y el cultivo, destinando al mercado cereales y forrajes producidos en las regiones en que se establezca el riego, lo consideramos un error de los más perniciosos para la riqueza del país, y creemos firmemente que la solución económica más conveniente para todos, puesto que lleva aparejada el enriquecimiento de las tierras, la mejora de las mismas, el aumento de la producción y el abaratamiento de las carnes y los productos derivados de la explotación ganadera por el acrecentamiento de la ganadería, está en consumir los forrajes en la misma finca en que se producen. La base, el asiento en toda explotación de fincas de riego, pequeñas o grandes, alejadas de los grandes centros o en comarcas extensas, creemos que debe ser la producción animal, eligiendo en cada caso, según las circunstancias, aquella explotación

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que se halle más en armonía con las condiciones de la misma, mercados, hábitos y gustos del país, pa~á que resulte fácil y lucrativa. En confirmación de estas afirmaciones podría citarse numerosas explotaciones en las provincias de Valladolid, León, Salamanca y Madrid, alejadas unas de los centros de consumo, próximas otras a los mismos, regadas por los canales del Duero, del Esla y del río Tajo, y otras por aguas subálveas alumbradas en la misma finca, en las que a pesar de las increíbles producciones en los primeros años de explotación, de hallarse algunas en la esfera de acción de azucareras que pagaban a buen precio la remolacha producida, el problema económico no halló solución despejada hasta tanto que no le asoció la producción ganadera con diversos fines , según las condiciones de cada finca, en unas, la producción de leche; en otras, la de carne, de queso, manteca, etc., consumiendo en la misma finca los forrajes producidos y proveyendo a la tierra de abundante materia orgánica. El tema se presta a un desarrollo extenso, luminoso y convincente pero además de caFecer de condiciones para lograrlo, el apremio de tiempo nos ha obligado a sintetizarlo a lo expuesto, haciendo notar la grandísima importancia que tiene en las regiones secas la extensión del riego, del que depende la vida y crecimiento de la población. Las conclusiones del tema pue.den formularse en la siguiente manera: ecesidad de extender los riegos. I.ª 2.ª Necesidad y conveniencia de mejorar éstos asociando a los mismos la producción ganadera hasta conseguir el sostenimiento de un mínimum de I.ooo kilogramos de peso vivo por hectárea de superficie regada. . Ciudad Rodrigo, Septiembre de 1913.



SESIONES GENERALES

B TEMA:

Necesidad de extender y mejorar los regadíos PONENTE :

D. JOSÉ CRUZ LADAZARÁN INGENIERO JEFE DEL SERVICIO AGRONÓMICO - - DE LA PROVINCIA DE ZARAGOZA - -

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Hern!idad de extender y meiorar lo! regadío! El tema así enunciado es un axioma, es la evidencia misma y por lo tanto no parece exigir demostración. Pero la palabra axioma no entra en el marco del dicciona1io agrícola, no porque no pueda existir, puesto que el productor de objetos de naturaleza animal o vegetal es, por ser producto, esencia de factores, sino porque la naturaleza es todavía dueña de muchos secretos que desnaturalizarían el empleo de tal palabra, y sin ~mbargo, la Federación Agraria Aragonesa consideró tal tema esencial, importante, necesario para discusión y ello es lógico. Como la convocatoria del Congreso lo indica, existen comarcas españolas como son las comprendidas en la Costa Cantábrica y otras que por su altitud o topografía especial gozan del beneficioso influjo normal de las lluvias, en cuyas zonas la cuestión del agua para la vegetación, salvo raras excepciones, no es problema; tierras hay en que el cauce de los ríos es tan profundo o el agua tan escasa, que se resignan y no prestan atención porque comprenden que para ellos la ley del mínimun es inexorable. Pero es natural que las tierras que en sus proximidades (más o menos relativas), tienen ríos de abundante caudal, por lo menos en invierno y ven la factibilidad de que el agua llegue a sus secarrales con esfuerzo mayor o menor, se entusiasmen con los proyectos que a tal fin tienden, entusiasmo que crece correlativamente a la ilustración progresiva y al aumento de la vida de relación. Esta es la causa de la inclusión del terna. Vé la Federación el germen de vida del Canal Imperial, del de Tauste, el que el Esera lleva al canal de Aragón y Cataluña, difundiendo el precioso líquido en

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USTIFICACIÓN DEL TEMA:


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roo.ooo hectáreas que en lapso de tiempó no muy lejano serán emporio de riqueza, vé la posibilidad del empleo del agua del Cinca, del Gállego, del Arag6n ..... y vé asímismo las abrasadas llanuras de Grañén, de Violada, de Monegros, de Cinco Villas, etc., etc., y comprende que es preciso un esfuerzo gigantesco para que orientándose la opini6n, percatándose de la trascendencia del problema, de su beneplácito para la ejecuci6n de los proyectos, o se estudien éstos, ganando para la producci6n y por lo tanto a la riqueza nacional ese sinnú- . mero de hectáreas, privilegiadas en general por sus condiciones agro16gicas, pero huérfanas del agua por las anom1alidades meteorológicas. Esta es indudablemente la orientaci6n de la Federaci6n y ello es plausible en grado sumo . El pretender despertar energías dormidas, el rescatar a la usura de los tiempos terrenos poco productivos, es altruísta, es querer con ansia el bienestar de su tierra, de su naci6n en una palabra. Necesidad de extender los regadíos.-La necesidad traducida en el deseo de extender las zonas de riego puede demostrarse bilateralmente, por el aumento de riqueza y subsiguiente bienestar de las poblaciones, sitas en tales zonas o por la penosa vida de las personas que habitan los secanos, consecuencia del anormal desarrollo de las plantas cultivadas predominantemente. El primer aspecto se estudia en otra ponencia yo me atengo al segundo aspecto. Para ello tomo como fundamento la ley del mínimum enunciada para este caso del modo qu_e sigue: desarrollándose los fenómenos meteorológicos (excepto la caída del agua) entre límites que permitan la vida normal de las plantas cultivadas, las cosechas serán proporcionales al menor elemento que ha contri buído a su obtención en este caso al agua. Los factores que intervienen en la obtención de productos de naturaleza vegetal, se encuentran por lo general en cuantía suficiente en el cultivo de secano para cosechas remuneradoras; las condiciones agrol6gicas, los grados actinométricos y lumínicos, el mismo cultivo con sus imperfecciones permiten una producci6n media mayor de la obtenida, pero la escasez del agua caída hace que las cosechas sean aleatorias en grado sumo. Se riegan en la Península I.340.000 hectáreas o sea un 6 por roo escaso de la superficie total cultivada. Teniendo presentes circuns-

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tancias de orden técnico, muy en particular los datos hipsométricos eudiométricos, recursos hidráulicos, etc., puede calcularse que sin grandes dificultades para los tiempos que corremos podrá aumentarse más del doble de esta superficie regada y sería deseable que este Congreso y los sucesivos insistan muy directamente para que sea realidad en el plazo más breve posible tan halagüeño porvenir. La caída del agua por bajo de 300 % al año abarca una superficie infinitamente mayor, pero las corrientes de agua disponibles no guardan relación con dichas superficies y la fantasía no debe remontarse más allá de la realidad. Es indudable que de la superficie factible de regarse casi la tercera parte corresponde a Aragón. La cantidad de agua caída anualmente en esta zona central de Aragón es de 298 %, media de 40 años de observaciones repetidas, repartida como sigue: Invierno ... . .......... . . . . . . . . .. .. . Primavera ........ . . . .... . ...... . . . Verano ... .. ........... . .......... . Otoño . .. ........ . ....... . ..... . . . .

59% 94 )) 58 )) .137 ))

Presentados los datos de esta manera, pudieran inducir a error y así ocurre, puesto que en el otoño las lluvias vienen retrasadas para una buena siembra, presentándose muy adelantado el mes de Noviembre y no en Octubre como fuera de desear, cuando no se presentan en Enero impidiendo toda siembra. A ello, se añaden lluvias poco frecuentes en el invierno lo que hace se encuentren las tierras sin saturación al llegar la primavera en cuya estación, la irregularidad y escasa cantidad de aquéllas, hacen que la producción cereal sea desigual, y muy pequeña en la mayoría de los · años, siendo verdaderamente raros aquéllos en que se presenta una buena cosecha. Examinemos anatómicamente con el auxilio de la ciencia agronómica, para ver si las consecuencias de los campos de experimentación están acordes con El resultado práctico de la labor ordinaria. Experiencias regionales enseñan la necesaria contribución para producir un kilogramo de materia seca de 700 próximamente de agua y por lo tanto para un hectolitro de trigo catalán de monte de peso medio 80 kilos, se requieren 56,000 de agua. El hectolitro de grano lle-


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va consigo paja y tamo en la proporción de r,20 por roo (experiencias propias en la zona del Canal de Aragón y Cataluña. Secano;, exigiendo en conjunto un total 123,500 kilogramos de agua. Si el agua de lluvia se aprovechase hasta el límite máximo y su oportunidad fuera conveniente los 298 % de agua bastarían a subvenir las necesidades de 24 hectólitros de trigo y cantidades equivalentes de los restantes cereales adecuados por año y hectárea. Pero observando el agua de lluvia vemos qu : Parte resbala a lo largo del terreno perdiéndose por el curso de los torrentes, arroyos y ríos. Parte se infiltra en las zonas bajas del terreno, constituyendo las capas artesianas. Otra parte se mantiene en la tierra de labor que es la fijable por las raíces de las plantas, para constituir sus tejidos, y Otra parte que se pierde por evaporación directa del terreno o por intermedio q.e las mismas plantas. Demos valores a cada apartado y veremos que en tierras . algo fuertes como son la mayoría de las que constituyen los SE.canos de esta región, corresponde al 4. 0 un coeficiente del 55 por roo del agua caída, un 27 a los apartados r. 0 y 3. 0 quedando el resto un 17 por roo utilizables por las plantas o sean 89 % capaces de dar cosechas de 6 a 7 hectolitros por hectárea y perfeccionando las labores aprovechándose de las reservas del subsuelo, pueden llegar a la cifra nada fantástica de 12 hectólitros. Que éstas no son elucubraciones nos lo demuestran las experiencias que a continuación se expresan, contrastadas por la Granja Agrícola de esta ciudad por ser finca de secano de su propiedad, sometida al cultivo corriente en gran número de años y si bien no puede generalizarse por no ser el tipo medio de las tierras de secano, marcan sm embargo una orientación.

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Producción de uo campo de secano de la 6ranja Agrícola de Zaragoza Decenio

AÑOS

Producción en hectólitros

I893-894

3,o9

894-895

I,I6

895-896

0,00

896-897

I ,25

897-898

9,22

898-899

4,79

899-900

0,00

900-90I

o,oo

90I-902

2,98

902-903

7,98

d e 189:3-1894

OBSERVACIONES

La sequía de prima vera fué la causa de la poca producción. Razones análogas exacerbadas dieron lu gar a esta raquítica cosecha. La pertinaz sequía de Noviembre a Mayo anuló en su totalidad la cosecha. Buena nascencia, pero la continuada sequía de primavera anuló la cosecha. Buenas condiciones de siembra y lluvias regulares en primavera. Las condiciones de siembra fueron defectuosas. La falta total de lluvias impidió las labores preparatorias de siembra. Se sembró en buenas condiciones pero la pertinaz sequía de primavera anuló la cosecha. La falta de lluvias primaverales contribuyó a la mala cosecha. Las buenas condiciones de siembra contribuyeron a regular cosecha.

En estas condiciones, en esta penuria de agua de lluvia y con las pocas, muchas veces intempestivas, tiene nada de particular que las cosechas no puedan pagar los gastos de cultivo y que el interés del capital de explotación sino negativo sea irrisoiio. A estos h echos se nos puede objetar de diversa manera; seguramente la de más peso descansará en la imperfección de los métodos de cultivo que no aprovechan el agua caída aun siendo poca y que no saben conservar la absorbida por el terreno reduciendo el coeficiente


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de evaporación al mínimum. Y esta objecicfm ha de tener más fuerza en esta región porque tenemos el ejemplo viviente de D . Saturnino Bellido, que con sus arrestos y entusiasmos ha demostrado lo que se puede conseguir en el secano siguiendo los sanos consejos de la ciencia agronómica; yo tengo que aplaudirle y desear que los terratenientes que en sus condiciones se encuentren sigan el ejemplo. Pero para la generalidad de los casos lo que es la masa del secano, la solución es difícil, no puede generalizarse el sistema, oponiéndose a ello la diseminación de la propiedad, la falta de capitales y la de ilustración. No dudo que se seguirá aunque lentamente en este camino porque no ha de pretenderse transformar todos los secanos en rega dfos y el que tiene que seguir habitando tales zonas debe prevenirse con am1as de doble filo que neutralicen la roñosería del clima en agua. Otra objeción la pretendida producción fabulosa de algunos terrenos de secano, producciones que son un mito · si se observan cosechas medias de varios decenios . Estas producciones se obtienen en las tierras excesivamente arcillosas cada diez años por término medio, por lo mismo que por su natural constitución física requieren gran cantidad de agua para saturarse por su poder absorbente extraordinario. Así ocurre que en años excepcionales, anormales en lluvias abundantes, den cosechas notables por las reservas fertilizantes almacenadas y no utilizadas y la supemitrificación de las tales tierras; los labradores se ilusionan, pagan por las mismas rentas altas para el secano, ponen más esmero en su cultivo y a la larga se arruinan porque en zonas áridas estos terrenos son impropios para el cultivo cereal. Unicamente las tierras. intermedias, las de regular consistencia, algo calizas, profundas y de relativa fertilidad permiten al labrador defenderse con probabilidades de éxito. Son objeciones respetables pero que no solucionan el problema de la vida corriente. La sucinta relación que antecede demuestra las dificultades de un normal desarrollo de las plantas cultivadas. Veamos si las personas pueden satisfacer las más perentorias necesidades de la aliment ación y de los restantes elementos indispensables para una vida aunque sólo sea de conservación.

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La finalidad de la alimentación se trate de personas o de animales, es mantener íntegras las funciones fisiológicas, puesto que de su equilibrio nace la salud. Una alimentación suficiente surte de las calorías necesarias a las pérdidas de calorificación, de los gramos de carbono, de úrea, etc., necesarios a la economía animal, con lo cual puede desarrollarse la vida de relación y un sobrante aprovechable para el trabajo en todas sus manifestaciones. No da la estadística grandes claridades para la alimentación del secano, admitid sin embargo por las costumbres y los datos recogidos que una familia sin grandes lujos, compuesta de cinco individuos, necesita para su sustento un día con otro de Pan (z kilogramos) ............. . Tocino, bacalao, carne .. . .... . . Patatas, judías, cebollas . At;eite, vino, azúcar, etc. . .....

o,7optas. 0,60 )} 0,50 )} 0,30 ))

Total. . . ........ . ...... .

z,Io ptas.

Pero no es este el único gasto, precisa vestir, hace falta lumbre, luz ... y para ello algo hace falta. Pudiéramos resumir los gastos de una familia por lo que sigue para todo el año: Alimentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Vestir. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Lumbre, luz. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Utensilios, varios ....... . .. . . . .. .

766,50 ptas. Izo,oo >> 60,00 >> 40,00 >)

Total.............. . ......

986,00 ptas.

La única fuente de ingresos de la familia es lo que produce el patrimonio propio o arrendado, admitiendo, por ser término medio aceptable, la superficie de 40 hectáreas con par de mulas para el laboreo de las mismas, no en coto redondo sino diseminada la propiedad en diez, doce y aun más parcelas. Para las cuentas he tenido presentes los datos del archivo de la Región Agronómica, los de la Granja Agrícola y los recogidos en los diversos viajes por la región, teniendo presente para el rendimiento la cooperación del abono mineral.


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Cuenta de gastos y productos de una hectárea de secano. Trigo

Labores de preparación

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72,00

75,00

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Abonos

200 kilos de superfosfato I8/20 a II pesetas los rno kilos ...... ... .... .. . 22,00 I,00 Medio jornal voleando abonos . ...... . 1

23,00

Siembra

I8o litros de trigo catalán a 43 pesetas 1 cahíz ...... .. . . _. .. ..... ... .. ... . 43,00 Tres tercios de obrada atablando ... . 5,32 I,00 Un tercio de jornal de sembrador ....

49,3 2

{ Cuidados de cultivo

Cu atro jornales de E.scarda (hombres y chicos) ..... .... .. ..... ....... . . Cuatro jornales ele siega ... . ... .... .

Recolección

Trilla, limpia, aventado y condu cción al almacén a 2,25 pesetas H . .. .. . . Condu cción de mies a la era. . . . . .. . . Aborguilado de la paja .. . . ... .... .. .

Renta y \ gastos gene- . rales /

Por ambos conceptos . . . ....... . .

6,50 I8,oo

24,50

27,00

42,00

7,00 8,oo

4I,00

4I,00

254,82

Total de gastos. PRODUCTOS

I2 .hectólitros d~ trigo a 22 pesetas hectólitro.... . . . . I.200 kilos ele paja a peseta los rno kilos. . . . . . . . . . . Total de productos. . Beneficio en la hectárea de

264,00 I2,oo 276,00 2I,I8

En la mayoría de los secanos siguen el cultivo de año y vez; los ejemplos de disminución de barbechos al tercio o la supresión en parte de éste por el cultivo de leguminosas son casos excepcionales, lo general es año y vez.


11 B

Vemos por lo tanto que de las 40 hectáreas cultivadas 20 llevan cereales y 20 barbechera. El resumen de gastos y productos es como sigue: GASTOS

Ascienden los gastos en las hectáreas cultivadas a. Id. Id. en las barbechadas (labor somera). . .

5.096,40

Total . . . . . . . . . . . . . . . .

5 .796,40

700,00

PRODUCTOS

Valor de la cosecha . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Agostadero (cantidad alzada) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Valoración de los jornales suplidos por la familia. . . . . .

5 .520, 00

Total.. . . . . . . . . . . . . . . .

6.290,00

Beneficio que queda a la familia clel labrador de secano ..

493, 00

20 , 00 750,00

Las consecuencias a deducir son curiosas, si bien nada tienen de halagüeñas. Por la enumeración de los gastos necesarios a una familia vemos que si ésta, ha de subvenir a sus necesidades viviendo en e1 rango de personas racionales, requiere elementos y productos por día, del valor de 2,70 pesetas y el beneficio qhle su explotación de secano le proporciona es I,35 quedando un déficit a suplir de I,40 pesetas, poco más, poco menos. La obtención de este suplemento exacerba la lucha por la vida, traduciéndose en arrancar a los pequeños de la escuela en el momento más preciso para su educación, enviándolos a escardar cuando no a merodear; obligando a rudas faenas a la mujer e hijas, arruinando en pocos años sus existencias, dedicándose él mismo a trabajos temporales fuera de la finca a jornal, en una carretera, en un túnel, en un canal, donde se pueda. Esta es la realidad de la vida, contribuyendo a este estado de cosas, independientemente de la penuria del agua, otros factores como es la diseminación de la propiedad y sus distancias a los poblados, los contratos .de arrendamiento, etc., etc. No queremos pasar revista a todas ellas, pues harían el trabajo interminable, como demostración, sólo compararemos un patrimonio


;

12 B

1

de secano y otro de regadío para deducir la 'influencia que esta diseminación tiene en el precio de coste de las yuntas. Para ello comparamos un patrimonio de 40 hectáreas, de Cinco Villas, con otro de zo, del regadío (Ejea de los Caballeros y Pina de Ebro). Las yuntas del secanero para labrar de año y vez sus fincas, tienen que recorrer 465 kilómetros que traducidos en pesetas suponen recargar el precio de coste en 90 pesetas. Mientras tanto el labrador del regadío, para cultivar sus tierras, obteniendo cosechas más numerosas y abundantes, sólo recorren 97 kilómetros con la economía subsiguiente. Esto puede generalizarse para el trabajo útil de los peones, precios de transporte de estiércoles y abonos y de todos los factores que en el cultivo intervienen, deduciéndose en consecuencia las condiciones desventajosas en que el labrador de secano se mueve. No debe generalizarse esta exposición por exisir secanos altos donde la humedad del ambiente, la sobriedad de las personas y otras causas favorecen en parte la vida . Pero en las llanadas amplias, en lo que es esencia y corazón del secano, donde se encuentran las es~ pléndidas tierras cerealistas por sus condiciones agrológicas, estas condiciones son las usuales; a ellas nos referimos. ¿Y no es natural que si estas zonas consideran factible el acceso del agua por construcción de obra hidráulica que les saque de este marasmo, se entusiasmen y pretendan llevarlo a la práctica? ¿No es lógico que debe prestárseles apoyo y aliento en este patriótico empeño? No pretendemos la ejecución de proyectos fantásticos; donde los recursos hidráulicos lo permitan y los terrenos se presten por su valor a transformarse, hacerlo en el plazo más breve posible. Un poco arriesgado es el asegurar que el aumento de riqueza en el regadío progresa en progresión geométrica y en el secano en progresión aritmética pero no nos separaremos mucho de la realidad al afirmarlo. En estos momentos de luchas económicas el aumentar el solar patrio geométricamente, sino por la extensión por la producción, nos parece necesario. No quisiéramos con estas líneas llevar el desaliento a los secanos no factibles de regarse, nada de eso, la ciencia agronómica con sus pro-

i


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gresos de gigante, permite solucionar muchos problemas ahora parecían inresolvibles. 1Ojalá que lo mismo que este Congreso, a mi entender de una serie de los que en España deben celebrarse, sirva para otro donde se debatan los problemas del cultivo de áridas y secas.

que hasta el primero de acicate las tierras

NECESIDAD DE MEJORAR LOS REGADIOS

Los eventuales.-Si clara y terminante es a mi entender la ex-

I!

posición de hechos para demostrar la conveniencia de aumentar, donde sea factible el área del regadío, más sencillo parece aún, el demostrar la conveniencia, mejor dicho, la necesidad de mejorar los existentes. No puedo nsistir en este lugar a citar las palabras que aquel gran patricio aragonés D. Maiiano Royo, vidente de estos problemas, que en sus maravillosas <<Cartas sobre Riegos>>, dice: <<Muchos son los proyectos que para establecer nuevos riegos, se han ideado en España, pero muy pocos proyectistas se han fijado en tantas comarcas, de varia extensión, como existen en nuestro país que, suficientemente socorridas en las estaciones medias (Primavera y Otoño), desfallecen de sed, hasta caer en la esterilidad, durante el verano. >>Si las personas, cuyo patriotismo y desinterés no he de poner en duda, que dedican su actividad e inteligencia a fomentar los 1iegos, no olvidasen el axioma vulgar de que es más fácil perfeccionar que crear, y que la materia concreta que tratamos tiene segura y evidente aplicación, la agricultura adelantaría más y los capitales privados perderían menos. >>En las comarcas, donde los riegos carecen de suficiente permanencia, el propietario tiene hechos los gastos fijos de explanación, brazales, plantaciones, etc.; la población es más densa que en los terrenos de secano y el labrador conoce, porque lo practica, el ejercicio ele los riegos.>> Pero el patriotismo que se cita encontró encarnación en esta Región y como nada corrobora un aserto y aún demuestra lo que se desea manifestar, como la exposición de hechos prácticos, basta para ello

.


14 B

citar, siquiera sea ligeramente, lo efectuado en los riegos alimentados por el río Gállego en esta provincia de Zaragoza. El problema era el mismo de otros muchos ríos, aguas abundantes en invierno y primavera, escasez en el estío, en plazo suficiente para que los cultivos de verano corrieran al albur. La solución, un pantano. Las gestiones practicadas para la construcción del pantano, la ~olución técnica de las dificultades de construcción y otros factores que han contribuído de manera notoria a que este pantano de La Peña pueda citarse como modelo, no son de este lugar. Queremos hacer resaltar el hecho. Veamos lo que el pantano asegura en estos riegos que eran eventuales. Nacen del río Gállego en la parte que nos interesa las siguientes aceqmas: Camarera, que facilita el riego de ... . 5.980 hectáreas. )} Candevania .... . .............. . . . 968 )) 62 Del Salz .. . ......... . ........... . )) Rabal . .. . ... . ................. . 3.300 )) Urdán ......................... . 6.596 o sea un total de I·6.946 hectáreas. Las cosechas llamadas de verde o de verano, el aseguramiento del riego de los rastrojos para su levantamiento, la movilidad de las rotaciones, el desahogo que a la vida prestan, no son fáciles de valorar, pero por los datos recogidos, bien puede asignársele cifra superior a la de tres millones de pesetas. Pueden estar tranquilos los de estas zonas, no pasarán incertidumbres análogas al secanero, tienen la seguridad de que salvo contingencias atmosféricas imprevistas, el capital que emplearon producirá su interés. · ¿Exige demostración más terminante esta espléndida conquista de estos tiempos, a la cual creemos que ni los mismos interesados le dan la importancia social que tiene, sirviendo de estímulo y acicate a las restantes zonas en que el problema es análogo sino agudizado? De las rn5.537 hectáreas que disfrutan de riego en esta provincia más o menos seguro, restando las beneficiadas por el Canal Imperial, el de Tauste, las citadas hectáreas del Gálleg~, las aseguradas en el Huerva por el Pantano de Mezalocha, las del río Jiloca por ser de régimen seguro y localidades que por prelación en el curso de los ríos

,'

'


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tienen agua suficiente, el remanente sufre los agobios de falta de agua en esta provincia. El río Jalón con sus 24.834 hectáreas beneficiadas auxiliadas en parte por el Canal Imperial. El Huecha . . ............ . . El Queiles ........... . . . .. . El Arba ....... . ...... . ... . El Piedra .. . .......... . ... . El Mesa . .......... . ...... . El Manubles ... . ..... . .... . El Grío ..... . .......... . . . El Martín . ...... . ........ . El Guadalope ............. . El Matarraña . . .. . .... .. .. .

4-557 4.I78 3.480 2 54 I62 I06 I.050 832 3 .400 I.SI7

y otros ríos que dan ui1 total de 50.000 hectáreas son asiento de este problema latente. · Por la manera de ser los cultivos de estas vegas, las cosechas a las cuales afectan los riegos estivales, pueden valorarse en II.600.000 pesetas. De esta cifra bien puede asegurarse que la mitad por lo menos peligra, por la escasez del agua; podrán salvarse si las circunstancias meteorológicas fueron favorables, caso poco frecuente, pero podrán perderse con detrimento de la riqueza pública. Si estos datos estadísticos los generalizamos a las 340.000 hectáreas de regadío eventual de la Nación, parece lógico buscar solución a estos problemas por lo mismo que la modalidad peculiar de estas zonas permite el resolverlos con más facilidad que en las tierras de secano. Además, esta escasez de agua se traduce en perpetuo encono de localidades próximas sitas en las mismas riberas, porque los de arriba consumen el agua y los de abajo sufren con más intensidad esta penuria; las luchas, que pudiéramos llamar fratricidas, son constantes; la construcción de presas ilegales, la de toda clase de medios para aumentar el caudal escaso del agua, se traducen en enemistades que a la larga acarrean hechos delictivos. ¿ o sería más racional que en lugar de gastar las energías en esas


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luchas las emplearan en un esfuerzo mancomunado para buscar solución armónica, creando p?-ntanos reguladores que almacenando el agua en épocas oportunas llenara las necesidades del estío?

Mejora de los regadíos de agua segura.- La necesidad de mejorar estos regadíos, puede interpretarse en el sentido de aumentar el caudal de agua actual, en el de aprovechar el agua de los riegos y en mejorar independientemente de estos elementos, todos los factores que intervienen en una explotación agrícola. Bajo el primer aspecto, la necesidad de aumentar el caudal de aguas es manifiesta; la agricultura de las vegas progresa de manera notable y este progreso como es lógico, es paralelo al consumo gradual del agua. Las necesidades de agua de las rotaciones de antaño en que el cultivo se reducía a cereales, forrajes en no gran escala por la dificultad del transporte, olivares y viñas, permitía atender con creces a estas necesidades; pero la su presión casi total del barbecho, el progresivo aumento de praderas artificiales con predominio de la alfalfa, el de la raíz industrial, verdadera panacea por el momento de estas zona , la remolacha azucarera, el cultivo de plantas hortícolas por el establecimiento de fábricas de conserva en las vegas, etc., hacen pensar en que aun los canales como el Imperial de Aragón, el de Tauste y otros que se alimentan de ríos caudalosos en casi todo el año como el Ebro, pero con estiajes peligrosos, tienen que preocuparse de aumentar para el porvenir la dotación de los mismos por contribuir el estiaje del citado río a mermar la dotación ordinaria de los canales de manera sensible, llegando en determinadas zonas a resentirse cultivos exigentes en agua. Investigaciones propias practicadas en la zona del Canal de Tauste nos demuestran que los cultivos actuales ocupan la siguiente distribu ción en la superficie beneficiada por el Canal, que es de 9 . 999 hec táreas . Remolacha azucarera. . .. . . . I.900 hectáreas )) Trigo . . . . . ... . ... . .. . .... . 3.000 )) Barbecho .. . ... . ...... .. . . I.300 )) Alfalfa . .. .... ... . . ... . . . . . 2-400 >) Olivar.. 700


17 B

Hortalizas . . . ............ . Maíz . . .................. . Viña . .... . . ...... . . . .... .

400

hectáreas

90

>)

200

>)

Conduce el citado Canal en épocas de estiaje 5.225 litros por segundo, que para adores de quince días dan un total de 6 .836.400 metros cúbicos. Las necesidades de las cosechas, como se ven en el cuadro que sigue, son próximamente para ese lapso de tiempo de 5 .000.000 próximamente, sin hacer intervenir al coeficiente de aguas perdidas, que en muchas de estas zonas llega al 30 por Ioo y que hace subir la cantidad total de agua de 6.500.000 m etros cúbicos. Demuestra una y otra cifra la necesidad de aprovechar el agua en m u chas zonas en riegos nocturnos, y en pueblos llamados coderos, los apuros son grandes.

NECESIDADES DE LAS COSECHAS EN LOS MESES DE ESTIO

PLANTA CULTIVADA

Superficie

-

Hects.

Remolacha azucarera. Rastrojo-barbecho . . . Alfalfa y praderas .... Olivar .. .. . . . . . ....

-

Junio

-

Julio

-

Agosto

-

Septiembre

-

Mts. cbs. Mts. cbs. Mts. cbs . Mts. cbs. Mts. cbs.

1000000 4000000 3600000 2000000 1000000 1580000 1000000 4300 2400 2880000 3000000 3000000 1632000 1440000 490000 490000 490000 700 1900

Hortalizas ...... . ...

400

Maíz .... . . . . ......

90

Viñas. .......... ..

200

TOTALES .. . .

Mayo

320000 320000 480000 320000 220000 90000 90000 90000 45000 100000 100000 9480000 8270000

Esto que decimos del Canal de Tauste, p u ede generaliz_a rse para el Imperial de Aragón y otros Canales derivados del Ebro . Es indudable, en puridad de criterio, lo que debiera recomendarse es el mejor aprovechami nto del agu a, no el despilfarro, como ocurre en muchos de los casos en que si se tienen presentes las p érdidas, resultan riegos por hectárea de 900 metros cúbicos, excesivos a todas luces. 2 B


18 B

¿Podrá considerarse por lo tanto corno capricho regional o lujo, la construcción de pantanos que cual el de Reinosa, aseguran en toda época el caudal necesario para esta marcha progresiva y alentadora de los regadíos? Creernos que no, y por lo mismo que cualquier esfuerzo es factible de desarrollarse en estas zonas, más fácilmente que en las que no conocen el beneficio del agua o por lo menos su posición económica no les permite cooperar tan directamente, considerarnos en esta ponencia necesario poner de relieve este aspecto del problema que a nuestro entender requiere solución, y no en largo plazo. Hablar de mejora en el regadío y no estudiar las condiciones defectuosas de algunos de los factores que intervienen en la producción agrícola parecería anodino, pero conviene tener presente que por la misma generalidad del terna, por la amplitud que abarca el pasar revista a cada uno de ellos sería en primer lugar inacabable y en segundo coartaría el campo de otros ternas que cual el del r. Bcrnad, el del Sr. Lasierra, el del Sr. Urien de Vera y otros, tienen íntima relación con esta exposición. Por esta razón sólo considerarnos varios de los problemas que a juicio del ponente se prestan a mejoramiento y que influirían de manera directa en la marcha progresiva de las zonas de regadío. Desearnos en primer lugar hacer resaltar la defectuosa organización y distribución de las construcciones rurales. Es indudable que en tiempos pasados, cuando las energías ·se empleaban en luchas fratricidas o contra invasores extraños, la acumulación de viviendas · en poblados precisaba por la misma falta de seguridad de los campos. Pero hoy que son tiempos afortunadamente de paz interior, aquellas causas desaparecieron, y sin embargo, el error susbiste, se siguen amontonando las casas en las poblaciones que, en general nada tienen de higiénicas y las vegas están rasas de construcciones . o podrá negarse que esto ~s una rémora para la mejora de las tierras fuera del ruedo de las poblaciones, recarga de manera notable todas las operaciones de transporte, contribuye al aumento del vicio y al espíritu de holganza. Las mismas consideraciones que expusimos para demostrar las desventajas que existen entre el secano y el regadío, estudiando para ello el recorrido de las yuntas para patrimonios equivalentes y vien-


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do que en el secano caminan 465 kilómetros, mientras que en el regano sólo andan 97, pueden establecerse entre labradores que en el pueblo viven y los que habitan un coto acasarado. Nuestro deseo de documentamos nos ha llevado a investigar en la espléndida vega de Calatayud estas diferencias y deducir la parte correspondiente del reca~go en todas las operaciones; para ello compulsamos dos patrimonios anendados de análoga superficie: en uno vive el cultivador en la ciudad, en el otro por ser coto acasarado, vive en él (tone del Sr. Celonio Anchis), y se deduce, que casi exactamente, las yuntas del coto, andan la décima parte que las otras y, análogamente, la familia delcolono puede aprovechar nueve décimas partes del tiempo perdido en el reconido, en beneficiar con las labores las tierras de labor de la finca. Por ello el descongestionamiento de las poblaciones buscando la verdadera rida del campo, lo creo orientación necesaria; uniendo esto a otros factores, fácilmente puede transformarse la agricultura, de semi-extensiva en super-intensiva; de cereal-f~rrajero-industrial, en hortícola. Concadenado con esto que enumeramos, se encuentra el examen del estado lamentable de los caminos, nos referimos, no a las caneteras ni caminos vecinales, sino las complementarias, las que hacen de enrejado con las anteriores para servir las diversas partidas que constituyen el término municipal. La producción verdaderamente notable de remolacha azucarera, de afalfa, de trigo, etc., etc., que se traduce en considerable número de toneladas de transporte, cualquier entorpecimiento en los caminos, debido a la incuria general, origina pérdida de tiempo, que tienen su valor, aunque los meridionales nos empeñemos en no dárselo; se deterioran lo vehículos o canos de manera sorprendente; se estropea el ganado; el derecho de propiedad sufre detrimento en las fincas colindantes a los caminos, y todo esto influye en el recargo del precio de coste. Todo el que frecuenta las poblaciones del regadío, conoce el estado de estos caminos, que muchas veces más parecen esconederos que demuestran. despilfarro de agua y desconocimiento del valor que· representa una buena y fácil comunicación; desearíamos llevar al ánimo de los labradores la necesidad de una acción colectiva para mejorar este factor que de manera tan directa ins fluye en la producción. No basta producir mucho, es preciso ademá-


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poder vender barato, rebajando para ello' al máximum toda causa que influya desfavorablemente en el precio de coste. Considerados estos elementos que influyen en el mejor aprovechamiento del capital territorial, examinaremos a grandes rasgos algunas de las mejoras que convienen introducir en los elementos constitutivos del capital de explotaci6n. Uno de ellos se refiere al abandono por el agricultor de los sanos principios que la ciencia agron6mica recomienda en lo referente a rotaci6n de cultivo y manera de organizarlos para obtener el máximum deproducci6n con las plantas que a ello se prestan en estos tiempos. Idénticamente nadie podrá negar que la ganadería no guarda relaci6n con los recursos forrajeros ni con las necesidades del estiércol y que la remolacha azucarera parece haber traspasado los límites de la ley del máximum. Sin hablar del temor a limitaciones, si algún fracaso industrial repercutiera en el cultivo de la citada raíz industrial, sin pretender que se modifique radicalmente la manera de ser de los regadíos, pues ello sería pueril, s6lo pretendemos fijar la atenci6n en el lento agotamiento de las tierras en materia orgánica, pudiendo llegar a faltar la normal productividad de estas tierras. Se alardea de cultivar remolacha en la misma tierra, año tras año, transformándose el labrador de regadío, casi en monocultivador; esto que pudiera hacerse cuando la divisi6n de la propiedad es grande y el cultivo hortícola (nunca recomendable) , es desastroso en el semi-intensivo de la mayoría de las zonas regables. Estudiando una zona bien delimitada, por ejemplo, la del Canal Imperial, compulsando los datos estadísticos de ganadería de las poblaciones comprendidas dentro del perímetro del Canal y el Ebro; teniendo presentes la alimentaci6n peculiar y subsiguiente producci6n de estiércol, observaremos lo que sigue:


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ZONA DEL CANAL IMPERIAL DE ARAGON Estiércol necesario a los cultivos de la zona Hectá reas cultivadas

Planta cultivada

Remolacha azucarera Alfalfa, praderas Maíz Olivos Viñas C. hortícola Varios

5500 4000 I200 44º 440 800 500 22800

Estiércol por hectárea Tonelada

30 24 24 IO 7

55 40

Promedios total.

Ca n tidad tota l Tonelada

Observaciones

I65000 I5984 2880 2000 I400 40000 20000

666 hectáreas sólo Cada dos años Id. Id.

272384

Estiércol producido en la zona Clas~ de ganado

Vacuno Mular y caballar Asnal Lanar y cabrío Cerda Deyecciones humanas Aprovechamientos residuos

Toneladas

Observaciones

6930

Teniendo en cuenta tiempo de pastor. Id .. el tiempo de trabajo . Id. íd . íd. Se aprovecha en regadío 3.ª p. Aprovechables los ª h del total.

2I337 I437 8598 5335 2000 I5500

Empleados en mejorar el estiércol.

Resu lta de este examen qu e las exigencias en estiércol independientemente del complemento de los abonos minerales es de 272.000 toneladas y la producción de estiércol sólo de 62.000. No puede beneficiarse a esta zona como a la del J alón con entarquinamiento o corren tías que practicadas en b u enas condiciones aportan légamo o


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B

limo en cantidades notables; se suple el déficit con los restos de vegetales de todo género con las turbias de los riegos, pero de todas maneras queda un remanente de más de r50.ooo toneladas para esta zona con detrimento de sus cualidades físicas y químicas, embasteciéndose aun con enmiendas y empobreciéndose paulatinamente como lo demuestra la estadística de producción de remolacha. Defecto es éste, que a la larga puede dar lugar a anormalidades en la industria azucarera obligando a las fábricas a buscar zonas vírgenes del cultivo de esta raíz, donde la materia orgánica se encuentre en cantidad que permita obtener remolachas de alta densidad. Creemos que la elección de una rotación racional es una de las claves para la marcha próspera de la agricultura, pocas son las plantas que el labrador puede emplear con esta finalidad, pero en regadío las suficientes para establecer una armónica en que por ejemplo intervenga el trigo en un 50 por roo, plantas •forrajeras o industriales y aun hortícolas ya casi industriales para la efectividad del mercado consumidor. Se ha limitado de tal manera el cultivo del trigo y la tendencia es a seguir en el mismo camino, conviniendo llamar la atención sobre tal punto . Se acusa al trigo de que no paga los gastos de cultivo dadas las altas rentas de las tierras de regadío. El error es palmario; es indudable que con producciones risibles de r5 a r6 hE.ctolitros nada se consigue, pero cuando la producción llega a los 30 hectolitros paga con creces y permite obtener un buen beneficio, todo estriba en la manera de organizar la alternativa. A las plantas que pu· diéramos llamar nuevas para el labrador, como es la remolacha, se la trata con mimo, esmerándose en las labores, en los abonos, en la elección de los mejores terrenos; al trigo, por lo mismo que es planta la más familiarizada con el labrador, indudablemente por la misma confianza, se la trata con poco cariño, de ahí esas producciones bajas. r o puede tomarse esto como regla general, pues es indudable que en agricultura, se tiende rápidamente a la especialización en el sentido de producir aquello que mejor se adapta a las condiciones de clima y suelo; por ello debe prestarse particular interés a los ensayos de lbs centros técnicos encargados de la experimentación y demostración agrícolas sin ser rutinarios, mejor dicho, rígidos, tener la ductilidad ele no aferrarse a cultivar plantas que, si simpáticas por costumbres


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ancestrales, no llenan la finalidad de la inclustria agríco1a, que por lo mismo que es industria; debe buscar el mayor beneficio del capital comprometido. Como complemento de estos razonamientos tenemos que excitar el aumento de la ganadería. Sería infantil el pretender que se co~suman los forrajes producidos en las vegas cu ando la alfalfa se paga a 9 y IO pesetas los roo kilos y el mercado constituído por las grandes poblaciones lo exige cada vez en más cantidad. o. Lo que aconsejamos es, que una cuarta o quinta parte de lo producido se consuma en l a explotación; de ello resultará beneficiada la tierra, seguidamente los cultivos, y como síntesis, el beneficio industrial rural, será mayor. Pasemos finalmente a otro orden de cosas, dando grandes saltos, pues de lo contrario, parecerían estos datos disertación impropia del lugar y de la finalidad que aquí nos reune. Factor indispensable en la manera de ser de los regadíos es el ejercicio del colectivismo en todas sus formas. Este espíritu de asociación, falta por completo; lo que domina es un individualismo exacerbado y con ello se infiere grave quebranto al desarrollo de riqueza. Si examinamos las estadísticas de asocia.ciones, parecen estar en contradicción con este aserto, las entidades de todo carácter (excepto las que fomentan el ahorro): son numerosas y todos los días interveni• mos en forn1ación de otras nuevas; pero salvo raras excepciones, todas ellas son agrupaciones ficticias que no se aprovechan del fecundo campo que la cooperación y la mutualidad les presta; en más de un caso, han servido para transforn1ar en necesidades, gastos que hasta ahora eran superfluos. Obtener los productos necesarios para los gastos de cultivo al más bajo precio posible y con garantía d~ bondad, n,unir los produc • tos para obtener cantidad y calidad que permita la supresión de intermediarios por venta directa, organizar el seguro en todas sus modalidades evitando esta parte de pura pérdida, moralizar las costumbres por el conocimiento íntimo de unos y otros, sacudir la apatía y el pesimismo .. _, tantas cosas pueden conseguirse con la asociación bien entendida que si se dejara pasar sin advertirlo, parecería haber olvidado este elemento primordial del progreso de estos tiempos. Y siguiendo el procedimiento de hacer resaltar de entre todo, uno


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sólo de los aspecto de la cuestión, llamaré la atención acerca del grave defecto que a la agricultura de regadío causa la ausencia de capitales de reserva, consecuencia natural de la falta de espíritu de ahorro. No exige grandes demostraciones esta afirmación; basta estudiar la manera de ser y las costumbres de las localidades; la divisa es, en cuanto se tiene dinero, gastarlo; sin pensar en los días futuros; no somos nosotros quienes han de criticar las mejoras palmarias que en la vida social se observan, de ello nos congratulamos, pero al lado de estos gastos que demuestran la influencia del regadío en el bienestar general, nos gustaría ver parte del capital sobrante destinado a reservas para las épocas calamitosas. Lo delicado del asunto, averiguar lo que una zona produce, lo que gasta y lo que ahorra es difícil, a pesar de ello lo hemos pretendido, sin ser muy afortunados en obtener datos concretos ele grandes zonas; pero basta observar una y la generalización podrá admitirse, los defectos son generales: así vemos en una de las poblaciones situadas en la zona del Canal Imperial de 2284 habitantes, ingresar en estos últimos años productos por valor de cahíces de trigo . ... . ... . ........ . Otros cereales. Maíz . . . . . .... . . ..... . ............. . 15000 toneladas remolacha ........ . . roo vagones alfalfa. . . . ... . ........ . 5000 arrobas de aceite ...... . ........ . Vino, su valor. . . . ................. . Productos hortícolas . ...... . ....... . Productos pecuarios. Industrias rurales. . . ......... . ..... . Varios . ........ . ........ . ....... . ... . 1700

Total ............ . ......... . . .

62900 8800

pesetas. ))

1300

)}

600000

))

70000

>)

65000

>)

2000

))

10000

))

15300

))

5200

>)

77500

))

848000

pesetas.

El sustento de las familias (4ro agrícolas), necesidades satisfechas pago de rentas, total 698000 pesetas. Remanente factible de ahorrarse' 150.000 pesetas . De estas pesetas se aprovechan algunas l:'n la compra de nuevas tierras (los que ya tienen suficiente), que podrá ser considc-


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rado como capital de reserva, pero que en muchos casos no solucionael problema, el resto se gasta buenamente, mejor dicho, malamente, puesto que en mi información han coincidido muchas contestacionesque dicen: <,Tiene usted diez, doce o veinte casas, según la importancia de la población, que viven con desahogo; las demás están entrampadas,>. Terminamos, por no hacer pesado este modesto trabajo, con lo quey a indicamos, mejorar el regadío es perfeccionar las dotaciones de los canales, aprovechar el agua a la perfección y modernizarse en los procedimientos culturales como lo exigen los tiempos presentes-

CONCLUSIONES En los secanos de baja altitud, dondE. el agua de lluvia caída_ no sobrepasa la cifra de 300 % al año, el desarrollo de las plantas en el cultivo (los cereales), es aleatorio con los procedimientos actuales, no bastante para pagar apenas los gastos empleados en su obtención .. z.a Correlativamente es casi imposible la vida de las personas .. La carencia de beneficios en las explotaciones agrícolas se traduce en la insuficiencia de la alimentación, favoreciendo esto la emigración de manera gradual y paulatina a zonas de regadío o a países de distinta nacionalidad. Contribuyen a recargar esta vida penosa, los contratos de arrendamiento, la diseminación de la propiedad y otros fact-ores de menor cuantía que hacen sea la agricultura de esas zonas rutinaria y misérrima. 3-ª Es obra altamente patriótica el buscar la manera de transformar estos secanos en regadíos, siempre que los recursos hidráulicos. lo consientan y todas las energías deben coadyuvar al logro de estos resultados. Los que en zonas próximas gozan de beneficio del agua deben prestar apoyo y aliento a estos deseos, que deben ser unánimes, en las regiones interesadas. 4.ª En las zonas de regadío eventual, por ser los ríos alimentado_ res de poco recorrido y nacer en sierras de no muy gran altitud, las poblaciones sitas en tales zonas sufren, aunque en menor grado, los inconvenientes de los secanos, corriendo al albur con las cosechas de I.ª


verano. Siendo estas zonas factibles de mejora (en la mayoría de los <:asos), por pantanos reguladores, en lugar de luchar individualmente por la consecución del agua escasa, deben emplear sus energías en buscar solución armónica y m ancomunada. 5-ª La pretensión de mejorar, aument ando el caudal en las zonas de regadío seguro, p e.ro insuficiente en los estiajes por la intensificación de cultivos, no debe mirarse como lujo, sino como necesidad que requiere solución en no largo plazo. Conjuntamente deben desaparecer prejuicios de los agricultores de estos regadíos, de tal manera, que los factores que intervienen en la agricultura guarden correlación con el progreso de los tiempos.


SESIONES GENERALES

e TEMA:

La _constitución de la propiedad y la colonización en relación con el establecimiento de nuevos regadíos PONENTE:

D. FRANCISCO BERNAD PARTAGÁS PRESIDENTE DE LA ASOCIACION DE LABRADORES DE ZARAGOZA, VOCAL DE LA COMISIÓN PERMANENTE DEL C. S. DE FOMENTO - -

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Lu constitución de lu propiedod y lo colonizución en relución con el estoblecimiento de nuevos regodíos - - - - • ·• - - --

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definitio in jure periculosa est, sed in jure civile periculosísima. Este apotegma jurídico tiene exacta aplicación al caso actual en que litigan intereses de tanta cuantía, la propiedad t erritorial, el trabajo y la acción que el Estado ha de ejercer interviniendo en la regulación de sus conexiones. Acrecentando la dificultad las diferencias existentes entre poseedores y no poseedores, entendiendo los unos ser sacrílego todo ataque a su derecho de propiedad y alegando los otros, el mayor número, su derecho a obtener lo que George Elliot describía como la más grande cuestión que en el mundo existía <<how to give every man a man's share of what goes one in life>>. Y añadiendo debía ser una participación! acomodada a lo mandado por la dignidad humana <<not á hog's share and not a dog's share» (7.ª sesión, Diciembre 7-r9n. 19° {::ongreso Nacional de irrigación de Norte América. For a nation of little landers) que no se puede de tal modo tratar a quien tiene en su mano el poder público, aunque sea desfigurada y anulada su eficacia por aquellos métodos, reveladores de la influencia económica, en el ejercicio de la po~estad general que tan admirablemente describe Achille Loria en su antiguo libro (las bases económicas de la constitución moderna). Contribuyendo más y más a aumentar las dificultades del problema, el hecho consignado por el Sr. Pazos, <<La cuestión agraria en Irlanda>> (cap. XIII. Variedad de problemas agrarios y cuál es el principal en España), <<Sería grave error el creer a la hora presente existe planteado un sólo problema agrario en España>>. Son muchos MNIS


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y muy varios los existentes; pero entr~ todos ellos, qu1zas sea el principal, originador de todos, el de la distribución de la propiedad para su explotación que es el más substancial y el que más interesa por de pronto al mayor número de ciudadanos; porque si bien es cierto aplicando la máxima americana (El principal efecto de la irrigación está en levantar las situaciones a niveles de excelencia), no es menos cierto que semejante hecho implica primordialmente la existencia de esos niveles. Este es problema substancial enlazado con el principio de si la tierra ha de ser para el cultivador o puede darse también al capitalista; de si el fundamento de la propiedad es el trabajo; en qué consiste éste, si el mero trabajo material o el intelectual aplicado a la producción agrícola. La facilidad de comunicaciones, influyendo en esto, como en tantas otras cosas, ha· variado radicalmente el concepto del absentismo, hecho del cual aun no se han dado cuenta quienes pasan por entendidos en estas cuestiones agro-sociales. La facilidad de exteriorizar la actividad humana son hoy tan grandes, la-vida tan llamada cada vez más a ser más viva y más varia, que no hay términos hábiles para limitar la esfera de acción a nadie, a no intervenir suprema razón de interés social. Por ello se ha pedido ya al Gobierno Federal Norteamericano la modificación de aquellos preceptos contenidos en la sección 5.ª de la Ley de r7 de Junio de rgoz, solicitando que de las dos limitaciones en la misma establecidas: extensión territorial y exigencia de vecindad (residencia material) en el sitio de la explotación: quedando en pie la primera, desapareciese la segunda, porque esto llevaría consigo <,nuevos y exteriores capital y trabajo para el interés de la comunidad>>. (Discurso del Presidente Fowler del rgº Congreso antes citado al leer las conclusiones que debían elevarse pidiendo la reforma de la Ley de irrigación). Esta doctrina había encontrado ya expresión en España con licencia de la autoridad eclesiástica en el libro «El absolutismo y los latifundios>>, publicado en r905 en Salamanca, por D. José de la Mano Beneito, quien afirma: <<yo en caso extremo iría derecho a la desamortización de los latifundios que el amo no cultive por sí o bajo su dirección>>. Todo ello se enlaza con el profundamente diferencial concepto


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que de la propiedad territorial tiénese hoy día, no ya sólo entre la gente culta, sino hasta en las elevadas esferas del Gobierno, siquiera muchas veces aquella enorme fuerza de los <<intereses creados>> se oponga con incontrastable temporal imperio al triunfo de las nuevas ideas. La diferencia no consiste tanto en a quien pertenece la propiedad; con ser este importantísimo extremo requerido de posteriores aclaraciones, como al modo de entender el ejercicio del derecho de propiedad; la diferencia existente entre la propiedad quiritaria y la propiedad función social. Conforme a las antiguas disposiciones jurídicas, vigentes hoy todavía en los Códigos, aunque no tanto en el ambiente social, ya por ser nuevos, ya po_r la forma especial de constitución de los parlamentos, en la cual tanta influencia tiene el capitalismo (Loria: <<La bipartición de la renta y del poder>>) y que de tan poderoso modo defiende sus provechosos statuo quo, la propiedad de cada uno es intangible esfera que no puede sufrir influencias de nadie que no sea su dueño; continuando así en pie la doctrina romana, <<nsque ad crelum.>> Esta creencia en completo vigor dentro del derecho constituído, es el principal obstáculo, se encuentra en todas las obras en que los intereses de la comunidad no se armonizan, al menos de aparente manera con los intereses individuales-. Sin discutir si es progreso o no, parece no sería aventurado afirmar no tenía el Estado antaño la esfera de acción que hoy tiene. A pesar de la constante enseñanza de ser el Estado la nación organizada para el cumplimiento del derecho, siendo peculiares de la acción social todos los demás fines, lo cierto es que hoy todos acuden al Estado cuando de cualquier empresa se trata, sin duda, en justa respuesta a lo hecho por el Estado al apoderarse fiscalmente de todas las fuentes de riqueza, muchas veces, las más, de excesivo modo. Esta cooperación del Estado representante de la Comunidad, determina un aumento de sus derechos ampliando su esfera de · acción. Y así, en nombre de estos intereses aportados, unido al superior derecho de la comunidad, origina restricciones grandes que culminan en la expropiación forzosa . Este concepto de propiedad, función social, es muy antiguo. En


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la península española tiene la sanción histórica que en <<Colectivismo agrario>> explica D. Joaquín Costa, sanción histórica cuya desaparición fué el origen de las mociones que a partir de la de García Herreros en las Cortes de I8II (fué la ley de 6 de Agosto I8rr), se reprodujo en I8zo y I8ZI, por los diputados Priego, Cuesta, Luján y otros, llegando algunos como el insigne Martínez Marina a considerar la propiedad, como una pura <<obra de la ley>>. P ero esto ·eran, a nuestro juicio, verdaderas estridencias, originadas por }a gravedad del mal, siendo tanto como negar la legitimid ad d e la propiedad privada, quedando sólo con un aspecto puramente legalista, y con este criterio, no es extraño llegara el diputado asturiano a afirmaciones tan _rotundas cual <<El Legislador y la ley no están sujetos a la propiedad, ejercen su imperio sobre ella, y pueden por m edios directos o indirectos, alterna rla, modificarla o disponer de aquellos derechos, si así lo pidiere la salud pública>>. Es d ecir, que en este caso, considerando la propiedad función social, llegab a a todos los extremos. Mas sin necesidad de atacar el principio de propiedad, es lo cierto qu e su función social, se halla proclamada por S. S. León XIII en la Encíclica <<Rerum Novarum>> (IS Mayo I89I}, en que luego de con signar el derecho a poseer algunos bienes en particular, añade: «lVIas si se pregunta qué uso se debe hacer de esos bienes, la Iglesia sin titubear responde: <<Cuanto a esto no deb e t ener el hombre las cosas externas como propias, sino como comunes, es decir, d e tal su ert e, que fácilmente las comunique con otros cuando éstos las n ecesiten »; Doctrina repetida más tarde por el famoso filántropo Carnegie, Gladstone, los Cardenales Manig y Gibbons, el gran rabino Hermann Adler y el protest ante Price Hughes. Este es, a nuestro juicio, el verdadero concepto de la propiedad función social; la comunicación de sus efectos con los desposeídos. No quisiéramos alarmar a nadie, pero como dice el Consejo Provincial de Cáceres en su informe ante la Comisión de concentración parcelaria, creada por R. D. de zz de Mayo de I90T <<El Consejo reconoce que el concepto rígido e íntegro de la propiedad, según el derecho romano, va evolucionando tanto en la esfera de la teoría como en la obra legislativa de los pueblos cultos, pero como esta evolución


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tiene que arrancar de la conciencia pública, no se atreve a proponer medios radicales que pudieran alarmar a la opinión, hoy muy asustadiza ante las audacias de ciertas escuelas>>. Por no existir esta comunicación <<por el régimen imperfecto que efectúa la distribución de la riqueza producida e impide que llegue al mayor número el efecto progresivo total, manifestado en su mayor estado de bienestar y cultura, se producen las quejas actuales. De ser más perfecto el régimen distributivo, se evitaría <<the fear of want>> de que nos habla George, temor fundado en la desconsideración social que alcanza quien carece de medios económicos de vida, fuera de su trabajo (Fili in tempore vita tua ne indigias, melius est enim morire quan indigere). Son muchos aquellos a quienes la mise • ria hace delinquir>>. (Ecclesiastés XI, 29, XXVII, I). Poco tiempo después lo repetía Silio Itálico: <<La miseria, mal horrible espantable y que conduce al crimen>>, <<deformae malum ac sceleri, proclivis egestas>>, (Punicorum, lib. XIII, v . 585). • Si esto es cierto y la observación diaria lo confirma, dedúcese ser una de las primeras exigencias la de hacer propietarios al ma y or número posible. <,Dos problemas económicos de obvia importancia demandan el examen de la población rural, hoy, afirma B lanchard, el jefe de estadística en el servicio de irrigación Iorteamericano; aumentar las oportunidades para nuestros ciudadanos de adquirir casa propia y una mayor producción por acre. No hemos todavía alcanzado el estado agudo en las luchas por la existencia que prevalece en muchas partes del viejo mundo y en el Oriente; pero no estamos lejos de este período, cuando un exceso de población y una infraproducción hayan llegado a ser una vital cuestión entre nosotros>>. Esta es la indicación del error de los que afirman ser tan sólo el aumento de producción motivo bastante para remediar la crisis agrícola sin llegar a la adjudicación de propiedad como medio de repartir sus productos. La opinión norteamericana había sido antes la de nuestro Costa. En su libro <1La tierra y la cuestión social>>: <<La cuestión de las tierras a propósito del caso de la Solana>>, sostiene idéntica y prior teoría. El estudio de las condiciones en que vive el obrero agrícola en


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aquellas regiones españolas, donde la gran propiedad existe, lo demuestra. La información relativa a los obreros de Jerez de la Frontera en I892, arrojó un presupuesto para una familia compuesta de padre, madre y tres hijos, un presupuesto por el cual tocaban por alimentación a 35 céntimos diarios por persona y el precio del pan varía entre 29 y 40 céntimos el kilo, según la comisión nombrada en 22 de Enero de I907 para el estudio de la cuestión del trigo, y, sin embargo, véase lo que dice la Junta consultiva agronómica: <<Como dato que sintetiza su riqueza (la de esta región décima, Córdoba, Sevilla, Cádiz, Huelva, Jaén), puede consignarse el dato del importe de lo que el distrito en que se halla, satisface al Estado por contribución directa de cultivo y ganadería y que asciende a la cifra de pesetas 20.569.3I8, cuando el impuesto en toda España es de n8.929.95I, es decir, que representa la riqueza de las cinco provincias el I7,30 de la total amillarada. Ahora bien (sigue diciendo la Consultiva), la superficie de éstas, siendo de 5.874.9I8 hectáreas, representa menos del I2 % del solar español, que es en nú_m eros redondos de 50 millones, y basta comparar las cifras anotadas para deducir la cuantía relativa de la riqueza rural del distrito en cuestión. En él, podemos añadir nosotros, no es raro que los problemas se presenten con más pavorosos caracteres que ninguna otra región de la península, tanto, que cual afirma el Sr. Bernabé Herrero, en su bien meditado discurso sobre <<La cuestión agraria>> (inauguración del curso I907-I908 de la Universidad de Valencia), se ha caído en el error de circunscribir al mediodía el problema agrario, afirmando que en las demás provincias de España no ha aparecido este fenómeno, <<cuya razón atribuye al hecho de ser el sitio donde las doctrinas del socialismo revolucionario han germinado y tienen raíces, manifestándose en son de amenaza y de conflicto a corto plazo>>. No hay por qué traer a colación hechos tristes y por todos en el momento actual recordados. Basta para legitimar nuestra afirmación, sostener como base el hecho indiscutible de que la superficie de regadío no llega a 45.000 hectáreas, o sea el 0,9 (nueve décimos) por ciento de la total del distrito, <<y aunque el progreso en los últimos 30 años (vuelve a hablar la Junta consultiva agronómica) ha sido mucho más notable de lo que


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generalmente se cree, no son la ignorancia ni la rutina lo que entorpece su desarrollo, sino obstáculos del orden social y económico, insuperables para el esfuerzo individual>>. Después de estas afirmaciones, cuyos corolarios son tan claros, huelgan cuantas indicaciones quieran hacerse y más atendiendo la concisión forzosa en los actuales momentos. Comprueban las anteriores afirmaciones de la Junta consultiva agronómica, las contenidas en las memorias de los Registradores de la propiedad, en cuyo resumen, hecho en I906 por la Dirección general del ramo, se consigna: El valor del suelo varía mucho, no por ser de regadío o secano, sino por su escasez cada vez mayor, y el efecto que esta carencia de terreno donde emplear sus actividades produce entre los pobladores, lo dicen claramente los Registradores de Alburquerque, Alcántara y Logrosán (Extremadura), con fincas de IO y I4.ooo hectáreas en una sola mano y <<donde la gente del país vive miserable, según el Registrador, en la esclavitud del colonato>>, y en la misma región, allí donde hay tierra asequible, se produce el fenómeno contrario, avalmoral, donde afirma el informante <<que todo el mundo posee a1go, siendo esto causa de la paz social que se disfruta>>. El término de Jerez de los Caballeros, en su inmensa mayoría, y casi el de los otros ocho pueblos del partido, pertenece a títulos del Reino, residentes en la Corte, y otras grandes poblaciones que por excepción conocen y visitan sus propiedades; quienes se limitan al cobro de sus rentas (algunas de las que se aproximan hoy al precio en que adquirieron las fincas del Estado), llevando a la consecuencia de que las clases trabajadoras en ciertas épocas del año tengan <<que ser repartidos entre los vecinos de las clases acomodadas y medias para que no perezcan de hambre ellos y sus familias>>. (I). Dedúcese de aquí cuán enorme había de ser el aumento de producción para llenar este espantoso déficit . Quedando además en pie la cuestión de si las leyes de la oferta y la demanda dejarían llegase (r) Datos para el estudio de la propiedad inmueble de España,Dirección general de los registros, pág. r8 del prólogo y 338 de los resúmenes de las Memorias de los Registradores de la Audiencia de Cá ceres.


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al trabajador toda la remuneración correspondiente a esa mayor producción. Y cabría todavía añadir, que de esta suerte y si lamayor producción por sí sola diese la solución, podría llegar hasta a legitimarse la existencia de un solo propietario con tal que diese como resultado el aumento de producción, sin que ésta llegase al mayor número por su imperfecto régimen distributivo. Por ello, quienes en el concurso abierto en r906 por la iniciativa regia (Sres. San Bernardo y Moret, p1incipalmente), mantuvieron este criterio, pecaron de parciales. Hay que llegar al cultivo propio, hay que llegar a un régimen en que el instrumento tierra produzca para los que trabajan <<regaré mi huerto poblado de frutales y hartaré de agua las hierbas de mis prados>>. (Ecclesiastés XXIV, 40) .. Mudó el Señor el desierto en lagunas de agua y la tierra seca en manantiales y alojó allí a los hambrientos, se fundaron éstos una ciudad, sembraron los campos, plantaron viñas y dieron el fruto natural>>. (Sal~. CVI, 35). Todos los males nacen de que el capital y el trabajo no se compenetran, no se tocan, se hallan separados por un abismo, siendo el natural remedio hacer desaparecer ese obstáculo, haciendo, en la medida prudente y en las condiciones debidas, propietario al cultivador. Porque el caso del legado de D. Juan Quintanilla en favor de los pobres de Lora del Río, es un caso demostrativo de cómo ciertas generosas ilusiones de reparto social son inútiles, dañosas, y vuelven prontamente las cosas al ser y estado que tenían antes de su realización. Prueba mayor de ser el problema de comunicación de la riqueza, se halla en las vegas valenciana y murciana. <<En la vega que circunda a la capital y en los pueblos comarcanos puede decirse que los arriendos son vitalicios, pasando de padres a hijos el cultivo de las mismas parcelas, de las que dispone el arrendatario como si realmente le perteneciera el dominio útil y la renta fuera únicamente del canon convenido>>. A esta seguridad en el disfrute de las fincas débese el prósp1::ro estado de la huerta, así como las mejoras que han ido allí acumulando una tras otra generación. <<El regadío en España>>, J unta consultiva agronómica, r904. La propiedad de secano (dice respecto de Murcia la publicación


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oficial antedicha), está agrupada en haciendas de 200 a 800 hectáreas, pero en el regadío se encuentra más dividida aún que en la huerta de Valencia; hay propietarios que poseen gran número de tahullas, que las arriendan a colonos o huertanos; son éstos tan formales y respetados en sus contratos verbales, que viene trasmitiéndose de padres a hijos, desde tiempo inmemorial, el disfrute de las mismas. Y ved, cabe añadir, las ventajas que para el propietario tiene este régimen de conservación de la riqueza, <,es frecuente que cuando entra un nuevo arrendatario, se obligue éste a pagar los atrasos de su antecesor, y que también se cedan las tierras unos a otros mediante primas de bastante consideración autorizadas por el p1,opietario•>. Las tierras actualmente en regadío alcanzan precios que, salvo contados casos, las ponen fuera del alcance del cultivador, que sólo cuenta con ·su trabajo; precio debido al factor comunidad social en unión con el esfuerzo individual, y siendo barrera imposible de saltar, a no darse el caso contado por D' Avenel (Decouvertes d'histoire sociale), de ser mayores la extensión territorial que el número de trabajadores en cuyo caso se daría el hecho de la liberación de los siervos, emancipándolos en la lucha por los señores mantenida para alcanzar el mayor número posible de trabajadores. Con relación a la huerta de Valencia, según los datos reunidos por el Ingeniero agrónomo Sr. J anini y remitidos al IX Congreso Nacional de Agricultura, hay sitios en que la hectárea tiene un valor medio de 9.000 pesetas y un máximo de 30.000 (los naranjales se han llegado a pagar 48:000 pesetas la hectárea). Es verdad, hay población de I6o vecinos, cuyo término no excede de 40 hectáreas y existen casos de sostenerse una familia con el producto de una parcela de I6 áreas de superficie (Sanz Bremont: <<Cultivo de regadío en la provincia de Valencia•>, I893). Es verdad que el cultivo de regadío llega a ser tan intenso en la huerta de Valencia, que ejemplos hay en la huerta de Gandía, en los cuales el labrador trabaja con la esperanza de ganar en el tiempo de una cosecha (de tomate, de pimiento o de judías verdes) para atender al sustento de su familia durante el año y pagar el arrendamiento de la tierra y se cogen dos cosechas. Términos hay, como el de Benifairo de Valldigna, que pagan los


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labradores arriendo (hasta 405 pesetas hectárea) de terreno secano, poniendo por su cuenta los trabajos de nivelación, roturación, etc., y pagan aparte el importe del agua, dándose por satisfechos cuando el importe del agua consumida no llega a 300 pesetas por hectárea, unas Izo pesetas el cahíz de 38 cuartales. Cierto que todo esto hace haya muchos casos, tal vez sean los que más abunden, en los cuales el huertano de Valencia!no alcanza más retribución que la corriente de los braceros, pero es libre e independiente. Es la realización de lo que Abraham Lincoln decía en 30 de Septiembre de I859: <<El más apreciado de todos los artes será el de obtener una confortable subsistencia de la más pequeña área del suelo. Iinguna comunidad donde todos los miembros poseen este arte, será nunca víctima de la opresión en alguna de sus formas; será igualmente independiente de las testas coronadas y de los reyes del dinero y de los de la tierra>>. En las tierras plantadas de naranjos (riego industrial), llega a pagarse cual en Alcira, desde 750 hasta 3.500 pesetas la hanegada (8,3I áreas), siendo los t érminos extremos más generales de I.ooo a 3.000 pesetas y pudiéndose calcular el promedio en I.400 p esetas. Y ved la influencia del regadío; estas mismas tierras, cuando eran de secano, se vendían desde IZ5 hasta 500 pesetas la hanegada. Verdad es que como este resultado se alcanza tan sólo merced a una intensísima labor, el fraccionamiento de la propiedad es grande en todo el regadío en toda la provincia. Son muy numerosas (<<El regadío en España>>, I904, Junta consultiva agronómica) las fincas de una y dos hanegadas (8,3I áreas la hanegada) y en la región de Ademuz, cuenca del Turia, se ven piezas de tierra que sólo miden I,40 áreas y hasta 60 metros cuadrados, siendo lo más grave que la división aumenta día por día con las nuevas particiones por herencia. Esto lleva consigo una gran densidad de población trabajadora y así en la comarca fertilizada en la región inferior del Turia, especialmente en las partidas próximas a la capital (Alboraya, Ruzafa, etc.), llega a 700 habitantes por kilómetro cuadrado. R epitiéndose el mismo fenómeno en la provincia de Castelló'.1, por ser la división grande en el regadío de la provincia, llegando, principalmente en el litoral, a predominar las fincas de una hectárea, con una densidad de I45 habitantes por kilómetro cuadrado, que se reduce a 38,3I y 38 en


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las vegas del Palancia, Mijares y región del Maestrazgo, respectivamente. Pero no creáis es patrimonio excl usivo del privilegiadísimo clima levantino, allí donde andan en feliz consocio, el sol y el agua con la tierra, aun donde el clima es más duro, si hay agua, se da este fenómeno de la división de la propiedad y la posible creación de núcleos familiares que hagan factible el consejo de D. Fermín Caballero, que tan conocidísimo es (el coto acasarado) en su adaptación a cada una de las distintas regiones españolas y se den masas trabajadoras en condiciones de vida independiente . No hemos d e ir muy lejos para la demostración. Los términos de Almozara, Rabal y Urdán, nos dirán cómo en el primero hay 448 propietarios para r.669 hectáreas; que Urdán cuenta r.I52 propietarios para 6-436 hectáreas y 860 y 3.468, respectivamente, para la de Rabal, figurando el Sindicato de <<El Burgo de Ebro>>, con 396 y r.296, todo ello, a pesar de la distribución del número de propietarios por el hec;:ho de la concentración parcelaria que lentamente se va verificando en provecho, según los datos conocidos del elemento trabajador agrario, unido al fenómeno demostrativo de gran riqueza de haber término cual el de Rabal, en que unidas las naturales transmision es por herencia con las de convención hayan hecho cambiar en un período breve (20 años) la propiedad de mano sin la intervención de ese gran propietario por d ébitos de contribución que se llama el Fisco. Pero con ser a nuestro juicio interesantes estos datos, no lo son tanto como el hecho revelado por la manera como está distribuída la propiedad y demostrativo de la capacidad para sostener un gran número de familias que tiene el regadío por la menor extensión que necesita. De los 448 propietarios de Almozara, entre una y cinco hectáreas, figuran 242 y de éstos cultivan sus tierras I7I, debiendo añadir que la propiedad de esta extensión en poder de los barrios rurales se cultiva toda por sus dueños, y la no cultivada lo es por formar parcial parte de patrimonio de personas residentes en la población, no obstante existir en ésta 86 propietarios cultivadores con una extensión de I67 hectáreas, figurando además en el cabreo del t érmino seis personas jurídicas con residencia en la capital.


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Análogo fenómeno se da en el Rabal, más marcado si cabe. De 860 propietarios, 639 varían entre menos de una hectárea y tres hectáreas y los de menos de una hectárea son 350, cultivando entre unos y otros 753 hectáreas. Añadiendo para completar estas indicaciones que las 6.463 hectáreas de ürdán se hallan divididas en 4.4I3 parcelas, las 3-468 hectáreas del Rabal en 2.I38 parcelas y las I.669 de Almozara en 3.I80. Todos estos datos vienen a declarar la enorme influencia que el regadío tiene en la propiedad, como el agua es un gran disolvente, pero fertiliza al propio tiempo las partículas disueltas, dándoles condiciones de vida, como por analogía el agua que por la tierra corre vivificándola, sirve para el cumplimiento <<Ín sudoris vultrus tuis, vesceris panero>> y llega tan grande a ser el afán por asegurar la vida mediante el riego que a veces, por encima del propietario, quien así paga su absentismo, se da el extraño caso de que paguen una fuerte prima de seguro en su antieconómico desinterés de querer asegurar tan sólo el cobro de la renta, arrendando relativas grandes extensiones, a quien, mediante un subarriendo posterior, sino es previo concertado a veces, pero siempre mucho más caro que el arriendo, encuentra medio de burlar la santa ley del trabajo y vive así con el sudor de la frente de otro. Todo esto había que acabarlo; había que terminar también con el fenómeno de la enúgración, no la emigración natural nacida del legítimo deseo e incontrastable derecho de mejorar las condiciones económicas, sino la emigración del hambre ocasionada a veces por hechos como el de Campocerrado en I902 y Boada en I905, ambos de la provincia de Salamanca, emanado el uno del uso de la propiedad conforme a la doctrina quiritaria y el otro de la desdichada intervención de la Hacienda pública, que a cambio de unos míseros ingresos, quitó las tierras y con ellas los medios de vida a 950 personas, para no abonar ni aun el tanto por ciento de propios, que por el carácter de las tierras vendidas tenía obligación de abonar al pueblo. Y surgió en seguida la idea, colonizar. Dar a todos ocasión para que unido su esfuerzo al elemento pasivo tierra, dé sus naturales frutos. Cuando Arturo Young hablaba de la energía de la propiedad, convirtiendo los arenales en oro, quería indicar que el efecto de la


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seguridad en el goce del producto de la labor en la tierra, llevaba a los hombres a realizar su trabajo con más asiduidad e inteligencia aumentando así la producción y remediando los efectos de un mal régimen distributivo. Cuestión esencial por que en ella está el nudo de todas las diferencias económicas. <<Todas las disputas, dice George, en cuanto a la naturaleza de la riqueza y su producción, se hallará finalmente tener su verdadero asiento en la distribución de la riqueza>>. (The Science of Political Economy, by Henri George). Y para ello era preciso crear el mayor número de propietarios, porque siendo la tierra la fuente principal de toda producción su concesión era el remedio del mal tantas veces lamentado. Fácil de alcanzar esta solución en los nuevos países que tan gran ventaja alca nzan temporalmente por las enormes extensiones territoriales sometidas al dominio del Estado, no alcanzaba tan,fácil solución en aquellos otros, el nuestro en el caso actual, donde la propiedad privada había ya acaparado las mejores tierras impidiendo así el remedio soberano, por su inaplicabilidad de presente. Esta fué una de las causas que hicieron en cierto modo infructífera la ley de colonización de I907, tan felizmente ideada. Y allí donde no producía sus efectos la propiedad legalmente adquirida, producíalo la roturación arbitraria, hasta tal extremo, que en la Memoria elevada en 22 de Enero de Igog por el Gobierno de S . M. a las Cortes, cumpliendo el art. I2 de la ley de 8 de Septiembre de I907, al tratar de aplicar la ley a los montes no forestales, propiedad del Estado <<se puso sobre el tapete, dice el Gobierno, la cuestión de roturaciones arbitrarias, pues en algunos de los montes catalogados con gran extensión de hectáreas, apenas sólo una pequeñísima parte de lo que oficialmente aparece o ne, existe en rE'alidad>> . Y no eran meras teorizaciones. El monte enajenable del pueblo de Hornos (Jaén), llamado La Laguna, de extensión 448 hectáreas, se halla totalmente roturado o dedicado al cultivo; los montes Portazgo, Royera, Robledo y Carne, enajenables, del pueblo Beas de Segura (Jaén), midiendo oficialmente 500, I.OOO, 5.000 y 7.000 hec táreas, se hallan realmente roturados en sn totalidad y con extensos y magníficos .olivares, cortijos, fábricas de aceite y caseríos, y por este orden pueden citarse otros varios. Donde la ·naturaleza ofrece


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condiciones aceptables y la lucha con sus naturales inclemencias era posible, la acción del trabajo, se había hecho dueña de la tierra, respondiendo a la natural tendencia humana. (Junta de Colonización. Memoria antes citada). De todos es conocido el problema planteado a la ganadería española _en constante disminución por las dificultades de sostenerla salvo en las grandes dehesas de deL rminadas regiones, en la forma de trashumante, hasta el presente empleadas y causando graves daños al agro español por utilizar temporalmente las reservas de muchos años para una vez agotadas abandonar el terreno, dando así validez al reconocimiento de este hecho que lamentado por todos, fué proclamado oficialmente en I9Io al exponer la Junta de colonización en su Memoria anual, <<pues aunque todo el campo está muy mal labrado y muy poco poblado, no cabe considerarlo como un país virgen y nuevo que por primera vez va a ser ometido a cultivo. Si había de cumplirse el fin que principalmente interesa a las colectividades modernas, difundir la propiedad privada, aumentar los terratenientes y llegar al dominio familiar era preciso cambiar de norma, había que intervenir en la propiedad privada. Era un extraño contraste, atacar la propiedad privada para aumentar el número de dominios de carácter particular. Y, sin embargo, todo ello desaparece ante la consideración de tratarse tan sólo de remediar la defectuosa organización- de la distribución de la tierra, reconociéndose así una vez más y de palpable manera la verdad de las afirmaciones contenidas en el proemio del libro cuarto de la Ciencia de la Economía política de George. Repitámoslas <<todas las disputas en cuanto a la naturaleza de la riqueza y su producción, se hallará finalmente en tener su verdadero asiento en la distribución de la riqueza,>. Por ello el proyecto de reforma de la ley de colonización interior del reino de 28 de Junio de I9IO (ved que poco tiempo necesitan los hechos para imponerse cuando realmente tienen fuerza), habla de la necesidad del desdoblamiento de los principios consignados en la ley vigente, enderezando en ese sentido la obra de la colonización, aplicando su principio informante a las propiedades corporativas, municipales y a la propiedad privada. Y no ha sido una petición


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de los desheredados, un organismo oficial compuesto de personas todas en situación privilegiada, la Junta central d e Colonización ha proclamado la n~cesidad de que las fincas así distribuídas <<adquieran una potencialidad económica al destinarlas al ser repartidas eritre familias que al colonizarlas aportarán a las mismas la energía y el interés que rnbre todo dominio propio, pone y pondrá perpetuamente el hombre cuando sobre él se instala>>. Mas d realizar esta misión había que hacerla de modo tal y con tales garantías que se eviten los excesos de la pequeña propiedad y la acumulación en superficies tales que equivalgan a la desnaturalización de la idea>>. Porque lo deseado y constitutivo de investigaciones en todos los países, ya expresado en orte América en el Homestead, Smal Holding ingleses, o Husmandsbrug dinamarqués, Retenguter alemán, es la r.onstitución d e la propiedad rural, en condiciones y en extensión aptas <•para alimentar a una familia que con su trabajo y con el necesario peculio que emplear en su hacienda, halle el sustento propio y dé ;i la Sociedad el asiento firnw de sus clases laboriosas, columna inconmovible de la estabilidad nacional,>: :i\femoria de -la Junta Central de Colonización de I7 de Mayo de I9Io. La extensión, tratándose de regadío, era y es asunto a discutir. En aquellos países donde la propiedad de enormes superficies pertenece todavía al Estado, podía adoptarse como medida aplicable la superficie marcada en la Ley de I7 de Junio d e I902 orteame ricana (Irrigation Act), ante la necesidad de poblar el territorio mediante la creación de granjas de superficie bastante para hacer productivo el regadío extensivo, pero tal condición no se da de un modo general en España. Debiendo añadir que por efecto de nuestra organización estatal, la acción de la comunidad social se ejerce sólo de fragmentario modo, no pudiendo llegarse a organizaciones perfectas que reclamarían ayudas e instituciones como las del crédito . Así se ve en la ley de 7 de Julio de I9II, la última palabra sobre este a unto, constru cciones hidráulicas, ley perfecta con arreglo al punto de vista técnico pero altamente defectuossa si con ella quiso solventarse por entero la cu estión . De una rectificación necesaria hablaba el Sr. Corella (D. antia 2 e


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go) en I9Io; <<La iniciada por la ley Gamazo y el Real decreto del Sr. Gasset de II de Mayo de I900 no son todavía suficientes para lo que debe ser el plan de transfomrnción en España de las regiones aridas por el regadío. Esta transformación abarca tres principalísimos aspectos: el económico para la construcción; el de colonización interior para la emigración y el social agrario, de no llegar a la muerte económica del cultivo ni por el atomismo de la. propiedad ni por excesiva acumulación>>. inguna de esta.s inteligentísimas observaciones se atendió en la ley. Tan sólo en los artículos I4 al I7 quiere tratarse de este aspecto agrosocial unido con la defensa de los intereses generales, sujetando al propieta1io al uso forzoso del agua proporcionada por las obras realizadas. Y no era razón alegable la de existir una ley de Colonización interior, por cuanto en ésta· quedaba limitada su esfera de acción al especial indicado por su nombre, pero sin atender al social agrario de modo completo en su relación con la propiedad comprendida en 1~ zona regable por las nue_v as obras hidráulicas. Y no era faltasen antecerl.entes aprovechables. Prescindiendo de aquellos datos tan fáciles de adquirir por la lectura de las leyes extranjeras, admirablemente recopilados en la exposición de motivos que precede a la ley de colonización vigente y completados en la memoria de la Junta de Colonización de 28 de Julio de I9IO, anterior por lo tanto a la ley antecitada, por cuya razón pudo afirmar aquel organismo oficial. <<Y a tal respecto (El de la constitución de la propiedad rural en las condiciones aquí estudiadas), quien conozca toda la legislación dictada en el extranjero, copiosamente extractada en la memoria de la ley de Colonización presentada al Parlamento, pondrá al corriente y completará sus papeletas de estudio, si tiene a la vista las leyes posteriores más salientes e instructivas>>, teníamos en nuestro país una vera efigie de la constitución de la propiedad en los resultados de la Junta de Concentración Parcelaria, creada por Real decreto de 22 de Mayo de r907. En el interrogatorio formulado, una pregunta, la 6.ª, se refería al cultivo de regadío en el aspecto que nos interesa, abarcando bien lo términos del problema. En el cultivo de regadío, preguntaba la Comisión, ¿qué superficie o extensión


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media calcula se necesita para el sostenimiento de una familia labradora compuesta de cinco o seis individuos, según que sea el cultivo hortícola u otro menos intenso si existe también en esa comarca? A pesar de las diferencias existentes por tratarse de regiones diversas, con clima muy diferente <<que al permitir en algunas regiones productos tempranos de mayor valor destinados a la exportación, originan casos como los existentes en las huertas de Levante y alguna zona del Mediodía•> (Junta Concentración Parcelaria. Memoria de sus trabajos, pág. 44). Se llega a un término medio general de los datos numéricos de todas las regiones en conjunto de I,25 hectáreas, cifra de la que se separan muy poco los t érminos medios de cada región. Esta casi unanimidad alcanzada para el cultivo hortícola, desaparece al tratarse del regadío extensivo; las diferencias se acentuan de tal modo, que << Se aproxima en algunos casos al hortícola propiamente dicho y llegando en otros a asemejarse al cultivo intensivo d e secano>>. Memoria antedicha, pág. 44. Sirve Aragón, la estepa aragonesa principalmente, como base de cálculo para el extremo contrario al hortícola, prueba bien clara de lo necesario que es aquí la acción de la obra hidráulica si han de utilizarse las condiciones d el factor tierra desprovisto, desgraciadamente, en su :forma actual de todos los elementos cooperadores de la producción, . por ser en este caso la ley d el mínimo invertida casi un máximo negativo. <<Así se observa que en las grandes zonas regables (habla la Junta de Concentración Parcelaria), como ciertas comarcas de ragón y de la Provincia d e Lérida constituyen los cereales la base de cultivo alternando con el barbecho reducido a una pequeña proporción, siendo necesario para sostener una familia labradora hasta el máximum de I5 hectáreas de regadío, como se consigna en la Memoria de la Cámara Agrícola de Zaragoza. Descartando, la a nuestro juicio exagerada extensión, fijada por la Cámara zaragozana, es más aceptable la extensión fijada por las demás regiones, variando ordinariamente entre cuatro y ocho hectáreas. Mas si en el cultivo de regadío hay diferencias en cuanto a la extensión, afirmando todos ser posible la vida de una familia en las marcadas condiciones, existe perfecta unanimidad en el cultivo de


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secano. ¡Qué trist e una nimidad! La de la muerte. <•R esulta del examen que en las regiones de las dos Castillas, Extremadura, Andalucía, Levante y en la mayor parte de Aragón, Cataluña y Navarra, n o se prest a el cultivo a la utilización del trabajo de una familia labradora en la forma expresada, por ser el cultivo de secano dominante el cereal extensivo con barbecho en unión de la vid y el olivo>>. En cambio, zonas muy limitadas de Aragón y Cataluña en las proximidades del Pirineo, permiten la vida de grupos familiares . Sirvan para complementar estas indicaciones la cont enida en la obra del Sr. Alcáraz, Ingeniero J efe del Servicio Cat astral; <•A cada propietario sólo corresponden 3,76 h ectáreas, cifra que, aun tratándose de regadío, seria pequeña para representar algún bienest ar, t rat á ndose de una provincia que t odavía tiene inculta la mitad de su superficie, esa cifra media de la ext ensión de la propiedad, sólo puede ser sign o de pobreza y de miseri a>>. Esta contest ación a la pregunta tercera ¿entre qué límite m áxi mo y mínimo y constituyendo una sola la°?or o la principal de ella, fluctú a la ext ensión necesaria para el sost enimient o de una familia en el cultivo de secano? demuestra la necesidad de convertir en regadío el t erren o· árido, aprovechando la corriente invernal perdida para el suelo y podría ser retenida para transformar fructíferamente los t errenos. Cierto que ést os entrañan grandes y transcendent ales problemas. Esta transformación de las condiciones físicas del terreno, en cierra problem as econ ómico-sociales de en orme tra nscenden cia para el GobierIJ.O y la Comunidad social. L a obra más reciente de este gén ero en España, en período de ini ciación y de la cu al no puede hoy decirse nada, esperando los resultados que den los esfuerzos hechos en orden colonizador por los Sres. Alvarado, Marqués de Soto-H ermoso, Nougués, T eresa y otros varios, el Canal de Aragón y Cataluña, hace exclamar al Gobierno de S . M. al dirigirse a las Cortes, haciendo suya en 28 d e Junio de I 9IO la Memoria de la Junta Central de Colonización Interior de I909: <<Los cuantiosos millones gastados por el E stado en la obra, forzoso es rindan alguna utilidad, sopena de constituir un fracaso despilfarrador, la enorme extensión (rn5.ooo hectáreas de la zona rega-


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ble, la fisonomía especial de cada propiedad, grandes unas y sin ca.. pital sus dueños para ponerlas en condiciones de riego, si bien se hallan :prestos a utilizarse de sus colonos presentes o futuros para obtener el aumento de valor que el tránsito de secano a regadío supone, sin anticipo alguno por su parte y a costa tan sólo del trabajo personal de sus arrendatarios, que serán quienes los nivelen y pongan en condiciones sin perjuicio de tener luego por todo pago el aumento de renta que suponga esa transformación que ellos mismos hayan ejecutado; la tenencia por parte de muchos propietarios medianos de mayor cantidad de tierra de la que les será dado cultivar directamente en un sistema intensivo, teniendo que resolver lo que hayan de hacer con ese exceso de t erreno laborable, la existencia de otro lado de jornaleros que podrían transformarse en cultivadore~, merced a arriendos tomados a unos y a otros, pero faltos de medios económicos para establecerse, la escasez del número de éstos para tanta tierra como deberá ofrecerse en arrendamiento, etc., todo esto, junto y entrelazado, es ese problema que la terminación del Canal de Aragón y Cataluña plantea. Y con razón formulaba la consiguiente pregunta: ¿Será mucho pedir que en él se paren mientes para ver si ofrece el interés nacional suficiente que legitime una acción soéial por la intervención del órgano que a la colectividad r epresenta, el Estado? No contestó a ella la ley d e rgn, dejándolo sin duda para otra reforma legislativa, no obstante iniciar E.l asunto en el artículo r4, al establecer que el propietario no utilice las obras practicadas dentro de determinado plazo, poniendo sus tierras en cultivo, aprovechando las ventajas ofrecidas, ha de ser expropiado. Con todas las salvedades, el sistema es injusto. Viene a acentuar más y más la nota de mala distribución; allí donde hay un resquicio se salva al capital alejando al trabajo de la posibilidad de convertirse en propietario. Aquella mala organización de trabajo agrícola de la que nos hablaban en aquel primer Congreso de esta Federación Agraria Aragonesa, tiene su más exacto origen en preceptos legales c;:omo el acabado de indicar. <<Si una tal reforma (la de que el trabajador obtenga íntegramente el producto de su trabajo) choca aun con la opinión general, es tan sólo porque se halla habi1


22 e tuada a que el impe1io del mundo pertenezca al capital y no al trabaj~. . Para estos casos de grandes extensiones territoriales, sería justa declaración por el Estado la de incautación de todas aquellas extensiones cuyos productos excedieran a los obtenidos por el cultivador en el anterior régimen, salva la justificación palmaria de contar con elementos suficientes para poner en la nueva y debida marcha cultural mayores extensiones. Leo en vosotros unas palabras: Investigación, fiscalización de las fortunas de todos y cada uno . Analicemos, que su ele ser el mejor medio de poner las cosas en claro: distingue tempore et concordaveris inre. El Estado fiscaliza todo con exceso, investigando todo para los fines de exacción de tributos y en el caso actual, lo pedido se limita a una declaración del dueño del terreno, cuya comprobación se halla en varios registros fiscales: cédula personal, riqueza amillarada, im-puesto de utilidades, contribución industrial, repartes generales. Ved si escapa algo a la acción examinadora del fisco. Además ¿no establecéis claramente la declaración por el mero lapso de tiempo? ¿no sería más conveniente evitar la pérdida de ri qu:>za que esta forzada inacción supone? Claramente lo decía el Go bierno de S. M. en la Memoria antecitada: <<Se hr11lan prestos a utilizarse de sus colonos presentes o futuros para obtener el aumento de labor que el tránsito ele secano a regadío supone, sin anticipo alguno por su parte>>. Digámoslo claramente: es la consagración del concepto quiritario de la propiedad, porque a lo que se aspira es a dar tiempo qu~ el propietario, utilizando y valiéndose de los medios que la acción social ha establecido para crear nueva riqueza, pueda perpetuar el pernicioso régimen de la distribución de la riqueza. Tanto que un proyecto de ley, pendiente de la aprobación parlamentaria, pero habiendo obtenido ya la sanción gubernamental acogió estas ideas dándoles fonna legislativa. Al tratar de la colonización- de las fincas de propiedad particular, establece el artículo I3 de la proyectada reforma de la ley de Colonización de 28 de Junio d e I9IO: La colonización de esta clase de fincas podrá hacerse de lasformas siguientes: I. ª Colonización por el Estado mediante la previa adquisición de la finca correspondiente, cuya adquisición podrá obe-


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decer. 2.ª Enajenación obligatoria para el mismo en el caso que se detalla en el artículo I4. Y aquí viene una prueba más de la discontinuidad de la acción del poder público en España; demostración palpable del desorden gubernamental en que vivimos sin unidad de criterio. Porque fijaros, señores, que la ley· es de I9II y a las mismas Cortes se presenta · una ley con doctrina enteramente dh·ersa. Porque el artículo I4 de la proyectada reforma colonizadora dice así textualmente: <<Pero será de la exclusiva iniciativa de la Junta y la enajenación tendrá un carácter obligatorio para el propietario, en aquellos terrenos que estando comprendidos en las zonas convertidas en regables, rn.ediante obras hidráulicas costeadas en todo o en parte por el Estado, estime la Junta, conveniente al interés general, llevar a ellos las prescripciones de la vigente ley>>. Claramente se ve, que en poco tiempo, no ha tenido lugar de conocerse siquiera la ley vigente y en la ley especial dedicada tan sólo al caso concreto debatido, llega más allá el propósito del legislador. Y comparando uno y otro ¿decidme, quién resulta más radical, el legislador o la masa acial, que somos nosotros? Con el sistema ideado por la ley de I9II (compromisos entre el constructor, sea quien fuere, y los propietarios, y caso de no tenerlos, el hecho de negarse a pagar el canon del agua), que no sería título bastante quizá por sí sólo para expropiar, con este sistema, hay que reconocer tienen razón los que afirman: <<El Estado dificulta el trabajo próspero y libre, por convertir las tierras en especulación, dándoles con el esfuerzo ajeno gran valor y poniéndolas fuera del alcance del trabajador>>. Esta doctrina del r. Marraco en I9Io, tiene su sanción en el proyecto citado. Porque para evitar e tos inconvenientes <<poner las tierras fuera del alcance del cultivador>>, pide la Junta de Colonización medios económicos y autonorrúa. <<Por esto, dice la exposición de motivos de la expresada reforma, la autonomía e independencia en su gestión del organismo llamado dar vida a la ley, será la mayor garantía para la Sociedad de su apartamiento absoluto de toda ingerencia extraña a la labor pura y exclusiva de progreso agrícola social y económico que_con la reforma se persigue y que tiende a dar consistencia a la propiedad privada mediante su difusión y


24 e merced a los medios que la pongan al alcance del mayor número posible de individuos o miembros de esa misma Sociedad. Porque la idea perseguida, el leif motif de todo este conjunto armónico es aumentar el número de propietarios, poner esta propiedad rústica privada al alcance del mayor número de hombres que del campo vivan, con cuya reforma, ningún factor se desdeña, a todo se tiene en cuenta y cual dice la memoria de Colonización de 19n: <•No habrá deseo lícito y progresivo que no . quede satisfecho•>. Tenía ya sanción legislativa este principio en la ley de Aguas de 13 de Junio de 1879, cuyo artículo 197, al establecer que las empresas de canales de 1iegos tendrán el derecho de adquirir el terreno cuyos dueños rehusen el pago del canon establecido en el párrafo I. 0 del citado artículo, hoy modificado por el artículo 17 de la ley de 19n, donde prescindiendo de la riparian doctrine californiana hace consubstanciales la tierra y el agua, lo hace sin duda para evitar los casos del Canal de Castilla y dar condiciones de vida a la propiedad. Esta imposición del agua a la tierra, esta socialización del agua es antigua en España. La constitución de los Sindicatos de regantes se funda en la socialización del agua y esta apropiación colectiva de disfrute y uso de este elemento, recibió formas jurídicas en cuanto la conquista llegó a la huerta valenciana y hubo necesidad de constituir un estado político sobre la base de la producción agrícola de regadío; estado político cuya primera declaración fué la propiedad en común del agua, tanto, que pudo por la conquista el Rey Don Jaime repartir las tierras entre los prohombres de su ejército, a cuya codicia, según afirma J aubert de Passá (Canales de riego de Cataluña y Reino de Valencia, tomo I , pág. 91), fué preciso poner límites a fin de que el soldado pudiera obtener así como el Jefe, la porción que se le había prometido, viéndose obligados los repartidores _a · reducir la medida agraria de concesión y desde entonces la jobada no consta más que de seis cahizadas o sean 14.580 metros cuadrados (una hectárea 45 áreas 80 centiáreas), pero no hicieron lo mismo con el régimen y uso de las aguas, sobre las cuales se suscitaron numerosas dificultades después de la conquista y de las enajenaciones por la corona consentidas. (El señorío protegía los abusos, porque estaba interesado en multiplicar las concesiones y por mucho tiempo


25 e fiel a este principio fiscal, puso los derechos de la tierra a merced de los grandes feudatarios» (Jaubert de Passá, ob. cit ., pág. 98). Hasta que la unión de todos los injustamente atacados ruzo prevalecer la antigu a doctrina y el Infante Don Pedro de Aragón, por ordenamiento hecho en Valencia a I3 de las calendas de Abril de I346, concedió de nuevo a las comunidades el uso de las aguas del Mijares, como ya en I252 Alfonso X clió a los pobladores cristianos de Alicante, conquistada entonces, <<las aguas, fuentes y ríos en su término para bene ficio común del cultivo>>, datos que demuestran cómo la escuela eco nómica muy discutida que sostiene la inapropiabilidad de los elementos naturales, el agua entre ellos, no carece de bases históricas, racionales en que apoyarse; fué preciso repetir las ordenanzas en I360 y I433 para evitar el espectáculo aflictivo de una población activa que luchaba sin cesar, y las más de las veces inútilmente, contra los agentes del patrimonio a pesar de la cédula de Don J aime I en I239, por cuya virtud cedía l a propiedad de" los canales y el uso gratuito de las aguas a los pobladores de la comarca valenciana según las costums des serrahins, reservándose tan sólo la acequia de Moneada (Llauradó: Aguas y ríos de España, t. II, pág. 3m). Desde esta fecha las leyes sancionan en toda ocasión la antigua costumbre y hoy, to dos cuantos de obras hidráulicas se ocupan, reconocen <<que la nece sidad justifica suficientemente el derecho del Estado a imponer a las tierras el riego que con esas obras proporcionan>>. Esta, la propiedad del agua, es otra de las causas que determinan la participación que el Estado tiene para intervenir en la propiedad beneficiada por las obras hidráulicas. El agua, cuyo carácter comunal está reconocido en el artículo 339 número I.º del Código civil vigente y pr~clamado en el Real decreto de 25 de Abril de I902, en los que se afirma la inaplicación de la propiedad privada a este elemento natural y lleva a la consecuencia lógica de convertir en servicios municipales todos cuantos con el agua se relacionan en el servicio de poblaciones y en concesiones puramente graciosas las otorgadas por el Estado a las empresas y canales de riego. <<No tiene la Administración pública, dice el. decreto antes citado, obligación legal de otorgar necesariamente concesiones de dominio público en general y de aguas en particular, y por tanto, no cabe atribuir a los par-


26 e ticulares el derecho a obtenerla>>. <<El Gobierno, no puede en ésta, como en otras importantes ramas de la riqueza adscritas a las prerrogativas del Estado, favorecer el desarrollo de intem1ediarios>>; y por eso dice en el párrafo 4. 0 del artículo I. 0 de la ley de 19n, hablando de los proyectos de riego; <,al propio tiempo o separadamente, se fijarán las condiciones por la concesión de las aguas públicas que en los riegos hayan de utilizarse>> . Son, por tanto, comunes la tierra y el agua; comunes, la una en el sentido que hemos indicado, comunicación de sus resultados económicos, aun en las de propiedad particular, pudiendo llegar hasta la cesión forzosa, cuando el supremo interés social así lo demanda, como la otra en todas sus fases. En la séptima sesión del Congreso Nacional de Riegos orteamericano, celebrado en los días 5 al 7 de Diciembre de 19n, se proclama este único principio, pero detallándolo, y se aportaban al debate las declaraciones contenidas en el libro Egipcio de los muertos (capítulo 125), Ecequiel 1, cap. 134, ver. 18 y 19, Código de Justiniano, libro 6. 0 , tít. I.º, sec. I.ª y libro 8. 0 , tít. 3. 0 , sec. 17, proclamándose además por el artículo 14, sección 1:a de la Constitución, <ffhe use of all wat er. .. is hereby declared to be a public use>>. Y obtenida dP.claración concreta en la conclusión 17 del perito del departamento de Agricultura del gobierno federal. Ved sus t érminos: <<Como la común propiedad y posesión de todo, el agua, en cualquiera de sus formas junto con las tierras pertenecientes u otros recursos, debe ser administrada en interés público por municipalidades, estados y el nacional Gobierno, pero ningún agente público puede en equidad enajenar o desposeer al pueblo de parte alguna de común interés en el agua ni parece equitativo transferir ningún derecho al uso del agua en justa consideración al públÍco beneficio. Como primordial necesidad de la vida y el primer recurso, y cual común posesión, el agua es en sí misma una especial propiedad, y su equitativa administración es justamente er más sagrado depósito confiado por el pueblo a sus representantes electivos y empleados públicos,> . No es extraño por ello que la reforma de la ley de colonización en 1912, sentase en su preámbulo aquellas afirmaciones conducentes


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a la intervención en la propiedad privada considerándolo como hecho natural. Finalmente, dice el proyectado texto legal, era forzoso fijar la atención en el hecho que salta a la vista, de extensiones de terreno mejoradas en sus condiciones agrícolas por obras hechas por el Estado, obras que entiende el Gobierno de S. M. no _pueden dejarse abandonadas una vez hechas, sin procurar se reintegre de las sumas empleadas en su construcción que salen del fondo general del contribuyente <<y en tal caso, dice, es permitido al Estado atribuirse la facultad de expropiación sobre esas fincas o extensiones, para distribuirlas entre familias campesinas que de ellas lleguen a ser propietatarias•>; con cuya constante idea, ha solventado el legislador la cuestión de cuál de los dos sistemas, arrendamiento o propiedad, es el mejor para la constitución de estos núcleos sociales. Aunque no hubiera sido ociosa declaración, al tratar en el artículo r8 de la proyectada ley, se hubiese hecho referencia a la cuestión de las mejoras practicadas por los colonos que en nuestro juicio, y en todo caso, deberían serle abonables. Ya se ha visto el valor que esto tiene y es lo que sucede en los regadíos antiguos. Y hasta aquí llegaba, señores, cuando repitiendo frases bien conocidas, miré a lo escrito y comprendí no tenía derecho a imponeros castigo por mayor tiempo. Y a fe que son todavía tentadoras las cuestiones pendientes, figurando de modo primordial entre éstas la cuestión de la renta que representaba en 1790 el 40 por roo y hoy sólo lo es el 24 por roo (Zolla, Escuela de Grignon, La Agricultu ra Moderna), y reduciendo a roo el valor de ambas cosas se las ve equilibradas en 1790, para en 1894 quedándose en 274 el valor de la tierra, alcanzan los salarios el de 370 y regiones hay (las cercanías de París), el arriendo pagado al propietario se queda en 150 francos, en tanto que el producto bruto en la cultura, varía de 500 a r.ooo francos y como aplicando estos datos a Zaragoza se paga como máximum 247 pesetas la hectárea y el producto bruto queda como tér-mino medio en el cultivo hoy predominante en 23 X 40 = 920 pese_ tas, para alcan zar a veces el de r.400 pesetas. Los progresos técnicos han aprovechado tanto al cultivador como al propietario, y merced a ellos y a la riqueza que h an puesto


28 e a disposición del cultivador, le han hecho el amo en la enajenación de propiedades desde una a cinco hectáreas, pudiendo pagarlas a precios imposibles para el rentista. Esto conduciría a hablar del asalariado rural, a tratar de sus condiciones, a detallar los propietarios y no propietarios en las regiones españolas, o como el hecho consignado por nosotros de ser preciso unir la tierra y el trabajo, se da siendo grande la emigración allí donde no puede darse esta unión y no existe donde se da, a hablar de las teorías sobre el valor del trabajo de Kauski, Boln, Flora, Van der Bruisel, Margan y otros, a pesar de su carácter meramente doctrinal; de la renta media del jornalero agrícola comparada con la media del español; de la constitución y condiciones de asociación de las entidades a constituir; de si el sistema ha de ser arrendamiento o propiedad; pero todo ello me alejaba de la concreción a que naturalmente propende mi espíritu, si había de sujetarme al tema y preferí terminar, sometiendo, como res1,1men del trabajo, a vuestra deliberación las siguientes

CO CLUSIONES r.ª El Estado, como supremo representante de la comunidad social, tiene derecho a intervenir en todas las manifestaciones productoras de riqueza, y siendo uno de los principales elementos de producción la tierra, tiene facultades para regular la propiedad territorial, procurando en nombre de la justicia que el mayor número posible de ciudadanos tengan las condiciones de propietarios, llegando hasta intervenir la propiedad privada cuando el supremo interés social lo demanda. z.ª Esta intervención adquiere caracteres de condominio, aparte del general y eminente propio del Estado, allí donde la propiedad mejora sus condiciones agrbnómicas en virtud de la aportación del agua y del importe de las obras ejecutadas por el Estado, ya sólo, ya en unión con los poseedores en sus diversas categorías por hallarse comprendida dentro de la zona de influencia de la obra realizada. 3.ª En este último caso, el Estado adquiere el derecho de expropiar al poseedor particular, abonándole el valor del terreno, ex-


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cepto en casos en que palmariamente demuestren se baila en condiciones de reintegrar a la comunidad social de las sumas adelantadas para la realización de la obra y llenar los fines que la propiedad impone considerada como función social. 4. 8 La expropiación forzosa, si se hiciere a pesar de la existencia de las condiciones marcadas anteriormente, implica para el propietario un derecho de indemnización comprensivo del mayor rendimiento que el empleo de su actividad hubiera podido darle, tomando en cuenta los dos factores, trabajo y capital. 5-ª La constitución de propiedades se hará atendiendo a las diversas condiciones de cada región agronómica del territorio español, tomando como base las infon11aciones practicadas hasta la fecha o aquellas otras que el Gobierno estime necesarias para la realización de este propósito. 6.ª Las leyes se dictarán complementando todo lo necesario para ponerlas en vigor, y en tal concepto se atenderá a dotar las nuevas propiedades de todos los medios necesarios para su vida, tomando al par las medidas indispensables para asegurar al Estado el reintegro de las sumas anticipadas. 7.ª Se declarará la indivisibilidad por todo concepto de las propiedades constituídas en virtud de lo anteriorment e expuesto, no pudiendo, en caso alguno, imponerse gravamen mayor del 50 por IOO del valor de la propiedad.

Difícil tarea la obtención de datos .relativos a cuestiones agrarias, y de todo imposible alcanzarlos de manera metódica organizados. Por reunir esta t1.ltima importantísima condición, de extraordinario modo, darnos a la publi cidad el trabajo resumen de la distribución de la propiedad en la huerta de Zaragoza, debido a D. Luis Jordana de Pozas, actualmente pensionado por el Gobierno Español para el estudio de estas cuestiones, en Inglaterra. D e tal modo se halla metodizad.o el trabajo, aclarando los varios aspectos del problema, que cuesta trabajo resistir a la idea de ampliar, de modo fácil, las consecuencias que la simple lectura ofrece. '


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Pe ro estimamos ser ju sto dejar la t area a car go del autor del t rab a jo, limitándonos a darle la publicidad que la labor m erece . 1 uestros lectores nos agradecer án est e respet o a la originalidad del t rabajo, y por nuestra p a rte h a brem os dem ostra do, d e modo práctico, la verdad de gran parte de las afirmaciones contenidas en la pon encia presentada al Congreso Nacional de Riegos, en el t em a <<Organi zación de la propiedad y colonización en relación con el regadío.>>


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Alm otilla ... ... ... . . . . .. . . ... . . . . ..

-

l Parcelas 1144

----

-

Propielaríos.

44

-

RIO DE QUE DERIVA

Jalón

-

SINDICATOS DE RIEGOS

Alm ozara ....... . .................

,-

11

ESTADO que comprende el número de propietarios, de parcelas y de hectáreas de ti~rra que pertenecen a cada uno de los Sindicatos de riegos de la huerta de Zaragoza

()


32 e

33 e

ESTADO que expresa por grupos el 11úmero de propietarios de tierra en pueblos próximos, según la división por Asociaciones o Si11dicatos de

Í:nmms DE mm

AGUAS DEL

De I a 3 H, as

Menos de I H.ª

Dy

De 3 a 5

Propie- Hectá- Propie- Hectá- Propie- H tarios reas !arios reas tarios

-- -- -- -- --

5al0H.as

De IO a 30 H.as De 30 a 50

pie- Hectáos reas

Propie- Hectá- Propie- Hectá!arios reas tarios reas

-

-

Almozara ........ .. ......

Jalón

153

56

162

303

58

J2

293

Almotilla ................

Huerva

106

50

20

36

4

,1

9

Miralbueno Viejo .... . .....

Id.

23

12

28

56

4

6

32

Alfaz . .... . ......... . ....

Id.

19

8

13

25

1

Mozarrifar ... .. .. ... .....

Id.

6

2

4

7

1

Miraflores ... .. . ..... .....

Canal Imp .

329

144

208

375

61

Miralbueno Nuevo .... .. . .

Id.

357

177

242

470

126

El Burgo ... _. . . .. . .. . . ....

Id .

208

104

89

168

Mamblas . . ....... ...... .

Gállego

115

60

83

Jarandín ................ .

Id .

21

13

31

Rabal ........... . . . .....

Id.

351

175

289

Urdán-Zaragoza ..........

Id.

44

22

65

Urdán-Pastriz .... .. . ... ..

Id.

59

31

31

Urdán-La Puebla . . ...... ..

Id.

104

42

Urdán-Alfajarín ...........

Id.

137

67

Villamayor. ... . ........ . . TOTALES ••.•..

1

405 .. . . . . . . . . . 2437 Id.

202

.

-

-- --

H,as

De 50 a IDO H.ªs De más de IDO Propie- Hectátariús reas

-- -- --

H,as

Propie- Hectá!arios reas

-- -- --

23

459

5

193

3

182

5

75

1

32

1

90

2

24

1

TOTAL

446

1659

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1

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11

13

665

1802

819

2395

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93

336

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2

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4

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19

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2

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861

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1556 18451

1


I•


SESIONES GENERALES

D TEMA:

NACIONALIZACION DE LAS OBRAS PÚBLICAS PONENTE:

D. MANUEL MARRACO AGRICULTOR Y ABOGADO

--==@i==-


1


@J·-··-··-··-··-·lm~=@

Nacionalización de las obras públicas --•·•--

!.-Definición del tema.

LA idea expresada con el anterior concepto, lo se ría con mayor precisión diciendo Estatización de las Obras Públicas, ya que en realidad de lo que se trata solamente es de una diferente modalidad en su realización y administración. Las obras públicas no son todas nacionales, y, en consecuencia, su incorporación a los organismos administrativos no siempre equivale a la nacionalización. No obstante, como no hemos de abarcar en toda su extensión lo que bajo el enunciado del tema podría ser tratado, pues nos obligaría a dar a esta exposición un alcance excesivo, habiéndonos de limitar a tratar preferentemente de las obras públicas de transcendencia nacional, bien podemos admitir la man.era vulgar de ser expresada la idea y la tendencia favorables a la ejecución y explotación directas por los organismos administrativos nacionales, -de aquellas obras p_úblicas cuya utilización interesa a todos los habitantes de la nación. Por otra parte, esa expresión presenta, en opinión nuestra, la venfaja de limitar la tendencia a interpretar d e una manera de masiado burocrática y oficial, la teoría que propende a la nacionalización de las obras públicas. Cada día es mayor la intervención en las funciones públicas de organismos que son oficiales, tan solo porque en su organización son regulados por disposiciones de tal origen, pero constituidos por elementos no burocráticos, agrupados corporativamente por razón de la identidad de su profesión libre. En rigor, no pert enecen tales corporaciones a la organización del Estado, y su misión, en lo pertinente a la ejecución y administración d e las obras-


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públicas, ha de ser más importante en a quellas que fueren nacionalizadas. E ste t ema tiene un carácter esencialmente político. La Administración pública es fun ción del E stac1.o y según sea su constitución política , será también la organización administrativa. Por ra zones que más adelante expondremos al referimos a las reformas a dministrativas que la nacionalización de las obras públicas exige, si los más inmediatamente interesados han de intervenir en su administración, será necesario descentralizar el r égimen actual de tal manera que la decisión y acuerdo, y consiguientemente la imposición de las cargas tributarias con cuyo rendimiento hayan de ser satisfechos los gastos que aquellas originen, corresponda libremente a los interesac~os principalmente en ellas, representados por la organización a dministrativa encargada de gobernar el grupo n a cional a quien la obra corresponda; y que será el Estado, la Provincia o Mancomunidad regional o el Municipio, según el alcance y carácter de la obra de que se trate. R ecient e t oda vía la implantación del régimen representativo, perduran los pre juicios arraig.1 dos por largos siglos ele organización na cional unitaria. Las leyes son jurídicamente , lo mismo que a quellas que expresan la realización de los fenómenos naturales, de finición de hechos. Al legisla dor corresponcl.e inventarlas, dando a esta p alabra su verdadero vs,lor de hallazgo o descubrimiento de lo que es buscado mediante el raciocinio, como correspondientes a las costumbres establecidas o a las que deben est ablecerse se gún la n aturaleza de los hombres cuyo gobierno le est á atribu ído. Aquellas que no son expresión fiel de esas costumbres o que no pueden crearlas por no aco modarse a la naturaleza de quienes debieran se guirlas, qued an más o m enos pronto incumplidas y p asan al archivo de las cosas olvicl_3.cl: s por in útiles. Tan solo a rra igan las que se conforman a los hábitos y cultura de los ciucl. 1danos, a d ~más de convenir a sus ne cesicl::i cl: s sociales . Las leyes, pues, así las jurídicas corno las naturales, están ya to uas hechas . Las verdades morales no se crean , se cescubren y lo que a llegislador, guiado por la ética, corresponde, es tan solo acertar a formularlas en palabras, ele tal manera, que todos los hombres las conozcan y puedan ajustar a ellas su conducta. Cuando la ignorancia o la 0


5 D

presión de los intereses privados son causa de que sea formulada una ley injusta, contraria a las eternas verdades de la ética, sus efectos son contrarios al orden moral. cuya conservación corresponde al legislador. La resistencia surge necesariamente y según sea la perfección del organismo administrativo, la modificación o la abrogación de una mala ley será más o menos rápida y obtenida ¡:or procedimientos pacíficos y legales o violentos e ilegales; pero tan. imposible como sería en el orden físico contrariar la ley de la gravedad, lo es en el orden jurídico imponer una ley injusta, de una manera permanente. El tiempo transcurrido desde que la constitución política española instituyó la soberanía popular como fuente única del derecho, es poco todavía para que las funciones del Estado se hayan acomodado al nuevo orden de cosas. Hoy, como antiguamente, cuando la voluntad del soberano era el origen inmediato de la ley, se pretende que las obras públicas, sean de interés nacional o regional, nazcan por obra del organismo legislativo central. Nada importa que las Diputaciones y los Municipios tengan teóricamente la facultad de decretarlas. Su aprobación última, existan o no reclamaciones en contra de ellas, corresponde a los organismos centrales y, sobre todo, la libertad para la provisión de fondos no existe , desde el momento en que mediante leyes de aplicación general, se pretende organizar las haciendas loca"Ies sujetándolas a un mismo patrón a todas ellas, con la única excepción, derivada de los hechos y no de las doctrinas, de las administraciones regionales y locales de los territorios aforados. Lógicamente no hay razón ninguna para determinar que la soberanía delegada por los ciudadanos en los legisladores, sea de mejor calidad que la que depositan en los concejales y en los diputados provinciales. Tan solo un atavismo centralista determina aún la organización de nuestro rudimer.tario sistema legal en lo que a obras públicas se refiere, y es de esperar que el crecimiento incesante de las necesidades en este orden, engendre el sentimiento de lo anacrónico e improcedente de dicho sistema, promoviendo el crecimiento de la opinión contraria que, al ser mayoría, determine la necesaria reforma constitucional exigida ya hace tiempo por la insuficiencia de los actuales medios y servicios públicos . Creyendo necesario para mejor fundar las opiniones que hemos de


,..,) 6 D

emitir det erminar primeramente nuestro concepto del Estado, me acuparé brevemente de fijarlo. De él hemos el.e derivar la justificación el.el procedimiento nacionalizacl.or el.e los servicios públicos. Determinado esto, el.educiremos cuál deba ser la organización administrativa más adecuada a la ampliación de los servicios oficiales de carácter público y, finalmente , trataré de las modificaciones más necesarias en la legislación vigente para preparar el advenimiento del ré.gimen más conforme a la nueva concepción del Estado y de sus funciones.

II.-Concepto ·del Estado. La diversidad de opiniones en esta materia deriva de la diferente de concebir la libertad individual. Como una natural reacmanera ,, · ción contra el absolutismo, la idea motriz de los reformadores que inspiraron la revolución, cuya consecuencia fué el advenimiento del r égimen constitucional, fué demasiado lejos en sus afirmaciones fundamentales. Rousseau, lo mismo que los enciclopedistas, afirma que el hombre nace libre y en todas partes se halla aherrojado por la sociedad. Estuvo en boga durante largo tiempo la pasión por el estado natural, y las ideas filosóficas, económicas y políticas se inspiran en ese movimiento cuya última manifestación fué el romanticis,rno de principios del siglo x1x. En el primer capítulo del Contrato Social, después de sentada tal afirmación, asegura su autor que desconoce el proceso en virtud el.el cual pasa el hombre del estado inicial de libertad al ele servidumbre a que lasociecl.acl. lo somet e. En consecuencia, aconseja que, obedeciendo a la autoricl.ad mientras se vea forzacl.o a ello, sacu da ese yugo en cuanto pueda a fin de recobrar su libertad por razón de la fuerza, que fu é el derecho único que hubo para limitársela. Esta doctrina, génesis de las t eorías anarquistas, nace el.e un confesado descono cimiento , efecto a su vez de una errónea afirmación fundamental. El hombre no nace libre, sino esclavo de la naturaleza por efec.to ele la limitación de sus facultades. La manera única ele liberarse es precisamente constituirse en sociecl.acl. y a ello se debe el instintivo gre-


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garismo, así entre los humanos como entre algunas especies animales. Estos no han pasado de constituirse en rebaño; el hombre instituyó la familia, como primera sociedad natural, y sucesivamente fué ampliando la esfera de acción d e la sociedad política, s iguiend0 un proceso que no ha terminado toda vía, pues no es difícil cl.escubrir sus efectos en la acción compulsiva que sobre algunas n aciones e jercen otras más avanzadas en la civilización, no sola m ente en virtud de pactos librem ente establecidos, sino por la influencia constante ele una nueva especie d e anfictiona do , constituído por grupos de naciones que por acuerdos ocasionales actúan e ficazmente en la solución de los más graves problemas internaciona les, el.e una manera en la que cad a vez influye la ética d e modo más efectivo. Cuando por el incremento de las necesidades huma nas, efecto natural ·d el progreso de la cultura, la familia no bastó a asegurar su satisfacción, nació el cambio d e p roductos entre unas y otras familias, de donde procede el origen d e las ciudades, que en su principio no fueron otra cosa que mercados o centros de contratación. Este fe nómeno se realiza todavía en aquellos pueblos primitivos en trance de transformación civilizadora, como el Rif entre otros, en donde pue de verse hoy mismo c .:: mo los e jércitos franceses, m~ claramente que el español, avanzan y pueblan las nuevas colonias, comenzando por la creación de los m ercados. La paz basta para asegurar el crecimiento de esas nuevas ciudades, pues ella es tanto como justicia, sin la cual a quella no existe; y el hombre no puede progresar y crecer, una vez vencidos los obstáculos naturales para su desarrollo, por ·efecto tan solo d e la acción solidaria familiar. Asegurada la satisfacción de las más elementales ne cesidades, es cu ando surgen otras de orden más elevado cuyo logro obliga al trabajo más intenso, que es causa de nuevos a vanees culturales. El Estado, en su origen, no fué pues una institución para la defensa, sino p a ra la cooperación. La conquista, y consiguientemente la defensa, fueron consecuencias posteriores del proceso de asimilación que todas las nacionalidades han seguido en su marcha progresiva tras del engrandecimiento, para el cual necesitaban y tomaban lo que a los más débiles pertenecía, siempre que creyesen poder así obtenerlo con m enor esfuerzo que mediante el trabajo o e l cambio.


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Si el Estado tuvo como principal finalidad el establecimiento del derecho, fué como una neccesidad par,a el aseguramiento de la paz, en medio de la cual puede únicamente desenvolverse el comercio. El fun'd amento originario de su misión fué, y continúa siendo aún, la satisfacción de las necesid'.3.des económicas de la sociedad. Organo y representación de la persona social, el límite de su acción se encuentra determinado por la extensión de las necesidades económicas el.e los ciudadanos que lo constituyen, y en cuanto tales necesidades son ge neralmente sentidas, su realización es función social cuyo cumplimiento corresponde al Estado, representante ·de la sociedad organizada para el cumplimiento de todos los fines de carácter general. La concepción del Estado como la sociedacl. organizada para la realización del derecho, es demasiado limitada. En ningún momento se ha de jado de confiar al Estado el cumplimiento de todos los fine s sociales exigidos por la generalidad de los ciudadanos. Por lo que a las obras públicas se refiere, siempre fué él encargado de su ejecución, en las primeras organizaciones políticas que la historia registra. Si no lo hizo en todos los casos con la extensión debida, no fu é por error o diferencias en la m anera de concebir su constitución, sino por defectos inevitables entonces en cuanto a la técnica o en _lo que a la · organización administrativa se refiere. Hoy mismo, después del inmenso caudal de experiencias y conocimientos que nuestra generación debe a todas las anteriores de cuyos hechos consta un registro suficiente, la organización administrativa dista mucho de ser la que debiera a fin de acomodarse a las necesidades sociales. No es otra la causa de la intranquilidad general que se manifiesta en movimientos de reforma no siempre pacíficos e incruentos. La política no ha d icho aún su última palabra y desde luego puede adelantarse el fracaso innegable del vjgente sistema parlamentario, que no ha dado satisfacción bastante a los anhelos formulados ya en reglas de mayor justicia, por lo que se refiere a la distribución de la riqueza pública. Para que la voluntad general, origen de la ley, se manifieste fácilmente y en todo momento, no tienen flexibilidad suficiente los mecanismos gubernativos vigentes hoy. Entre los legisladores y los ciudad:tnos poderdantes, se alzan, desde los primeros momentos que siguen a una elección, demasiados obstáculos


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que impiden la relación directa de tales órganos de gobierno. En algunos países funcionan, encaminados a subsanar ese defecto, los derechos de referendum e iniciativa, por los cuales los electores pueden en todo tiempo obtener las medidas legislativas necesarias o la modificación y consiguientes derogaciones de aquellas que estiman imperfectas. Sobre este interesante extremo es curiosa la interpretación que el nuevo Presidente de los Estados Unidos de América del Norte, Mister \i\Toodrow \Vilson, da al fenómeno social de que nos ocupamos. Según expresa en su última obra, The New Freedom, que es una recopilación de sus discursos de propaganda en la camgaña que precedió a su elección para la presidencia de la república, las constituciones vigentes en todos los países que se rigen por el sistem.a representativo, reflejan, como toda la obra filosófica de su época, la influencia de la última teoría dominante en el tiempo en que tales cuerpos legales fueron concebidos. Reciente el descubrimiento de la ley newtoniana ele la gravitación universal, todas ellas conciben el Estado y sus organismos administrativos a la manera de una máquina movida por fuerzas extrañas a ella y que actuasen a semejanza de como en el Universo lo hacen las fuerzas centrífuga y centrípeta. En mecánica esa teoría sirve perfectamente para explicar el funcionamiento de una máquina, impulsada por una fuerza motriz condicionada por las resistencias y limitaciones de los mecanismos que la encauzan en las órbitas ele movimiento de cada una de sus partes componentes. Así, en las constituciones de ese tipo, la fuerza impulsora, voluntad popular, es encauzada por un sistema de frenos cuya misión se dice ha de ser la de dirigirla de la manera más eficaz para el fin que pretende lograr. Pero la sociedad no es un mecanismo, sino un ser vivo integrado por todas las facultades homogéneas de los ciudadanos que la componen y cuya resultante ha de ser una acción social. En el hombre la acción tiene como antecedentes la ideación y la volición. Cuanto más sano y mejor constituído, física y moralmente sea un hombre, más inmediata será la relación consecutiva de esos fenómenos psicológicos generadores de la acción personal del sujeto. No es preciso sino inconveniente, que en su desarrollo intervenga ningún sistema-de resortes motores y frenos retentivos, y, analógamente,


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en la acción social no el.e ben e xistir soluciones de continuidad en las fases el.e su generación . Esos mecanismos administrativos son obstáculo interpuesto en el camino de la realización de la voluntad popular y ello explica que entre nosotros, poco educados políticamente para poder vencer esos obstáculos, la consecuencia más evidente de t al sistema de gobierno, sea el caciquismo burocrático al servicio de la oligarquía plutocrática, que con mayor tiranía que en los tiempos de algunos reyes absolutos, suplanta todas las :funciones de la gobernación encaminándolas a fines totalmente distintos de los que la voluntad popular desearía. No tienen otra causa los fenómenos sociales que todos unánimemente aprecian, achacándolos a insensibilidad social, ineducación política o carencia de energías y que se traducen en abstención del ejercicio de los derechos políticos (inútilmente combatida mediante el voto obligatorio) y en la invet erada desconfianza con que generalmente es mirado y t e mido el poder público. El caciquismo es un producto necesario de nuestro deficiente régimen político. Los gobiernos necesitan organismos legislativos para el Estado , las Provincias y los Municipios, y como el cuerpo electoral no sabe dárse los, es preciso que él se cuide de fabricarlos, n aturalmente a su gusto. La costumbre ha arraigado de tal manera que la máquina electoral marcha casi automáticamente. Es ya trad-icional que quien posee la Gaceta obtiene siempre la mayoría en la composición de tales organismos . gubernativos. liJ}i~ · .. ;L i_La causa no es tan honda ni irremediable como vulgarmente se cree o se propaga por quienes en lá continuación de tal sistema tienen interés. No ha sido siempre así; y cuando los electores podían, como en los concejos de la Edad m edia, acercarse a su voluntad al pode r público, constituyéndose e n comicios generales que libremente manifestaban su que rer, la administración m vnicipa l sirvió a sus fines con una perfección que hoy n os p a rece envidiable . A la teoría de Newton, ha sucedido actualmente en cuanto a la influencia en la filo sofía y aun en la literatura, el vitalismo evolutivo de Da rwín . Si concebimos el Estado, representante de la sociedad, como un ser animado, debemos lógicamente dotarlo de órganos que aseguren la más inmedianta y constante relación entre sí, para la

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continua transmisión de los moti vos funcioi1ales que determinan su acción. A tal fin pueden servir el referendum y la iniciativa, que en paises en donde funcionan substituyen con notoria ventaja a los comicios, consellos y concejos abiertos , que hoy no podrían obrar acertadamente dado el número de ciudadanos con derecho de soberanía. Dentro de este régimen es más nece;;ario que en otro alguno , todo aquello que sirva para proporcionar a los electores el más co mpleto conocimiento del asunto puesto a la decisión de su voluntad Se impone por tanto la división del trabajo entre los organismos administrativos, a fin de que ninguno decida otras cuestiones que aquellas que los electores tienen al alcance de su conocimiento, por tener en ellas interés directo. Buen ejemplo de e to son las administraciones de los Sindicatos y Términos de regantes, que gobiernan intereses de mayor cuantía en muchos casos que los que se hallan adscriptos a la administración de muchos municipios rurales. Tales entidades háUanse organizadas según reglas y tradiciones procedentes directamente de los tiempos medioevales . En ellas el elector conoce plenamente la relación inmeciata que hay entre su derecho de sufragio y su economía particular. Cuida bien de ejercer aquél debidamente y procura conegir él por su cuenta los errores en que pudiera incurrir. La vigilancia constante con que la administración es intervenida y la inmediata sanción con que las incorreciones son remediadas·, aseguran de tal modo la eficacia de la acción social, que la responsabilidac:1 es efectiva siempre; así como la libertad e.e los gE:stores que no aceptarían gratuitamente los cargos ejecutivos sin la garantía correspondiente el.e una libre acción directiva, olidarizada con el consejo de las Juntas en cuanto a las decisiones administrativas se refiere. Para atribuir al Estado, en sus d ferentes manifestaciones administrativas , la .e jecución y gerencia de funciones más complejas que las que actualmente realiza, no siempre de modo satisfactorio, es necesario reformar su actual org:1nización. El :h.mcl.amento jurídico ele la nacionalización de las obras públicas, es evi,lente por cuanto los intereses generales deben ser administrados por la generalidad, representada únicamente por el Estado, Ór§,ano de la persona social.


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Como t al generalidad , las decisiones legislativas no deben nunca ser origen de privilegios, como siempre suce de en los acuerdos en virtud de los cu ales se otorga una concesión pública a u na person a privada. Pero si la administración de los intereses generales ha de ser siempre realizacl.a por el Estado, su buen éxito depende de la invención de las fórmulas más perfectas que la p olítica , como resumen y expresión del derecho y de la economía pública, pueda hallar. Así, pues, si la misión principal del Estado es la satisfacción de la necesicl::i des econ ómicas ele sus ciud-;. c1 anos, puest o que aun ho y no lo ha n sido t ot alment e, a quellas que son sentidas de un modo general, t an solo por la generalidad puede ser dirigida su administra ción . La misión del Estado se amplía a med:da que la mayor cultura de sus ciudadanos acrece las necesid ades de carácte r gen~ral. Para nosotros el Estado es, pues, el órga no de la person a social, constituído para la realización de las fun ciones que por ser generales en los ciudad an os y susceptibles de una satisfacción solida ria, pueden ser e jercidas en cooperación. La justicia, la cultura, la defensa y otras sem ejantes fun ciones, son no más que condiciones previas coadyuvantes a la consecución de los fines económicos. La oportunidad de la nacionalización de un servicio dependerá t a n solo de la generalida d con que sea exi gido . La posibilidad de nacionaliza rlo, de la invención del procedimiento más eficaz para su me jor a dministración .

• m .-Caracteres de la persona social. Para idear un proyecto de b ases constitutivas del E stado , la regla más se gura, p artiendo de los anteriores postulados, es analizar los caracteres de la person a social, de la que es órgano representativo. Desde luego aparecen como los más distintivos para su diferenciación de la persona individual, la singularidad, la magnitud y la longevidad . De estos caracteres deduciremos reglas precisas para la determinación de los se~vicios y obras que deben ser nacionalizados. La persona social, política m ente constituída, es única dentro de la nacionalidad. En cada uno de los gnipos administrativos en que por


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razón d el territorio y de la función se subdivide hoy el Estado, es {mica t a mbién . Un solo municipio, una sola provincia o región, caben en cada porción de territorio considerado aisla dament e. De est o se deduce que con relación a ella es necesario e inevit able el privilegio, así como por lo que a las personas individuales se refiere, el privilegio es contrario a toda regla de justicia distributiva. En consecuencia, t odos aquellos servicios de carácter general que se funnen en una con cesión que implique privilegio, deberán siempre ser n acion alizados . Igualm ente los que sean de tal naturaleza que exijan el monopolio para su mejor funcionamiento , habrán de ser a dministra dos di.rectament e por el E stado . En cuanto a la m agnitud , el Estado, la Región y el Municipio son las mayores entre las asociaciones con stituídas por personas privadas. Su constitución es además exclusiva, pues no nacen de p acto ni de cuasi contrat o alguno. Cierto es que actualme nte se cl.an algu nos casos que confirman est a regla . En a lgunos países especialmente, se han constituído agrupaciones de intereses sindicados en la fo r ma lla m a d a trust, que han alcanzado, o puecl.en alcanzar , magnitud mayor que la d el mismo Estado, cuanto más la de mu chos municipios. Este caso es sen cillam ent e una aberración a la que t an solo se ha podido llegar por incumplimiento de la regla cl.ada ant eriorment e . Los trusts nacen sie mpre del monopolio de algím servicio o empresa, cu ya realización d ebió hacer el Estado si hubiera cumplido dicha regla. En cuanto a las sindicaciones voluntarias para la explot ación de empresas que anulan la regla de la oferta y la demancl.¡;¡., tienen t ambién su origen en las disposiciones aduaneras concebidas con desconocimiento de las invulnerables leyes econ ómicas, que no pueden ser infringidas impunemente, o en e l incumplim.iento de las disposiciones jurídicas que en todos los E stados consagran la absoluta liberta d de concurrencia en los m ercados, castigando las confabulaciones para a ltera r el precio d e las cosas . Estas excep ciones , son, pues, casos de mala a dministración, que no ocurrirían si se cumpliesen est as leyes que la economía, el d erecho y la política señalan con la misma seguridad que las leyes físicas descubiertas p or las cien cias naturales. La misión d el gobernante es, por tanto , una vez ya descubiertas por las ciencias políticas, formularlas acertadamente y exigir su cumplimiento

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a pe ar de la resistencia que pudieran oponer los intereses creados. En virtud de esta regla , toda empresa que por su naturaleza y en beneficio del público exija el monopolio , debe ser nacionalizada. Se trata de algo que es necesario a la mayoría de los ciudadanos y en tales empresas, si son explotadas por particulares, la tendencia a la sindicación es mayor que la que impulsa a la concurrencia, pues esta suele hallarse en tales casos extinguida por la imposibilidad o la dificult ad el.e competir. Evidentemente sería una causa de pérdidas económicas la existenci:t de dos servicios de correos o de mayor número de líneas ferroviarias que las necesarias para cada servicio. El capital empleado en exceso en tales instalaciones, se hallaüa amortizado sin producir incremento alguno para la riqueza general. Por razón también de la magnitud, las empresas que requieren un gran capital deben ser explotadas por el Estado, por regla general. Ningu11a empresa privada se prestará fácilmente a hacer grandes sacrificios que signifiquen un avance, de reintegro no muy segurodependiente de causas aleatorias, sin que se le otorguen franquicias y privilegios suficientes a garantizarle una compensación . Esto . equivale a cargar a la riqueza general el cuidado de reembolsar el capital invertido y los provechos naturales de ese capital. Las franquicias otorgadas permiten a veces exagerar los rendimentos imponiendo a ~í a la riqueza pública una carga excesiva, pues los técnicos que calculan y proyectan la instalación de tales empresas procuran no equivocarse en perjuicio de éstas, exagerando las garantías pedidas para la conservación del capital de instalación y el aseguramiento de los intereses y provechos. Por lo que al tiempo de vjda de las sociedades se refiere, el Estado, de hecho, es inmortal, pues , aun cuando puede desaparecer, es tan sólo para transformarse en otro que asume las responsabilidades de su antecesor. E l, mejor que nadie, puede acometer empresas que requieran una muy larga capitalización. Las personas privadas calculan siempre sus negocios con relación a un tiempo de desarrollo, que no exceda de la duración media de la vida humana útil para el trabajo. En las asociaciones suele ya contarse con más tiempo, pues no dependen tanto de la vida de quienes las dirigen, por cuanto en ellas la sustitución de la gerencia suele ser más fácil. Pero, en términos


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generales, siendo el Estado el prototipo de las enticl.acl.es de vida más larga, él mejor que nadie debe acometer las obras y servicios de duración indefinida para cuya instalación sea con ver iente no contar con cuota alguna de amortización de capital, o calcularla lo más baja posible, por razón del largo tiempo a invertir en su realización. El desconocimento de todas estas reglas deducidas del análisis de los caracteres de la persona social-, ha dado lugar a todos los errores de los que · se derivan las causas del malestar económico, indicio cierto de una defectuosa distribución de la riqueza general. No es otra la causa de todas las revoluciones y trastornos sociales por los que, a ciegas casi siempre, se busca el remedio de males conocidos, sofocando sus efectos o buscando en tópicos políticos la evitación de injusticias de origen económico. Los derechos que garantizan el ejercicio de la soberanía popular, son eficaces tan solo en cuanto pueden asegurar al ciudadano la percepción últegra del producto de su trabajo. La finalidad de la igualdad política es principalmente la imposición de la más perfecta regla de justicia distributiva: a cada uno lo suyo. I i.nguna de las conquistas de la libertad ha bastado hasta hoy a conseguir el advenimiento de un buen régimen y por ello susbsisten todavía el descontento y las protestas de los que se consideran perjudicados. Por lo que a las obras y servicios públicos se refiere, los errores cometidos en este orden han traído las más funesfas consecuencias. En cuanto una persona privada tiene interés en lá explotación de un servicio público otorgado en virtud de concesión, ese interés será siempre contrario al de la colectividad, pues si a esta conviene el buen servicio al menor costo posible, a aquella le interesa el rendimiento mayor, aun a costa de la calidad del servicio. Esta pugna de intereses será una causa de que en el ejercicio de sus derechos políticos no sea la misma para todos los ciudadanos la finalidad buscada. La relación de estas empresas de servicio:, con el poder público, apoyada por la acción política de los partícipes en sus beneficios, tenderá de modo natural a la corrupción de los gestores de la administración pública. No es la política la que perjudica a los negocios particulares; son éstos, puestos en oposición con el interés público, los que conom.pen la 'política .

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~o es preciso insistir mucho en este punto, pues es bien sabida la relación fundamental que el caciquismo tiene n España con esta clase de negocios. Gran número de políticos profe ionales encuentran ahí sus medio de subsistencia. En vano cree el ciudadano que por no pesar sobre el pre upuesto nacional, el costo de las funciones de representación política no carga sobre él. La red de intereses propios de las empresas de obras y servicios públicos abarca en sus mallas al número de hombres políticos de todos los partidos, dinásticos o no, necesarios para el mejor desenvolvimiento de sus intereses particulares. Es pública la composición de los Consejos de Administración de las Compañías de ferrocarriles. Conocida es tambián la ele los organismos directores de la Constructora Naval. Casi tan público es que la Compañía Trasatlántica pone a ueldo a numerosos abogados y profesionales de todas clases que, casualmente, son a la vez representantes en Cortes. Además de esto, en el anendamiento de la cobranza de contribuciones, que antes estaba encomendado a los municipios, hallan provecho más o menos equitativo y relacionado con la importancia del servicio, buen número de caciques y subcaciques. Otros se sustentan con las agencias de negocios que se ocupan con preferencia del canje y liquidación de las láminas de la deuda consolidada, emitida para el pago de las propiedades desamortizadas. Los intereses y capital debidos por ese concepto, constituyen una buena suma de millones que anualmente han venido a caer en manos de la oligarquía política dominante. Aparte de todos estos procedimientos de la política picaresca, gran número de abogados que han ejercido altos cargos públicos y que se espera han de volver a ejercerlos, son solicitados para la defensa de los intereses de las grandes empresas de obras y servicios. Es este un medio lícito, al parecer, de ejercer la profesión jurídica, pero es evidente que en el importe de sus minutas tendrán en cuenta la mayor demanda de servicios que por esperanzas de favor, fundadas o no, ~uele concentrarse con preferencia en los bufetes de los más eminentes políticos, vistan o no _la toga para informar ante los tibunales, compuestos por hombres=que están, como vulgarmente se dice, en el secreto. De esta manera los inveterados defectos de las leyes civiles y penales y de la orgánica del poder judicial, son indirectamente fuentes de obvenciones copiosas para quienes pudiendo corregirlos simplificando·


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esas funciones, no Jo hacen y aún las complican más cada día, con nuevas trabas opuestas al libre desenvolvimiento de la acción privada de los ciudadanos. En otras profesiones de carácter técnico, de las que salen para gestores, consejeros o empleados los hombres que intervienen en la administración de los servicios públicos, sucede exactamente lo mismo . Es en vano que en algunos de esos cuerpos se hayan instituído tribunales de honor encargados de velar por el colectivo de la clase. Tales tribunales cuidan únicamente del interés corporativo, pero entienden sin duda que la promiscuidad de servicios en las empresas públicas y en la política, no implica riesgo alguno para el honor profesional. Todas las tasaciones verificadas para expropiar bienes privados o para incautación de los que pertenecen a empresas de servicios públicos, encuentran siempre, por elevadas que sean, un técnico que por su honor asegura hallarse estimadas en su precio justo. La causa fundamental de -todas e¡;as com1ptelas es únicamente el abandono por el Estado de su natura l función en materia de servicios públicos, que debiendo por su naturaleza haber siclo nacionalizados no lo son. Es natural por tanto, que los ciudadanos que presencian todos estos escándalos, se aparten del ejercicio de sus derechos políticos, cuya eficacia saben positivamente que no alcanza a corregir vicios tan antiguos como el sistema p a rla mentario, que no ha dado otro fruto que la instauración de un centralismo completamente irracional y contrario a todo principio científico. En él se abroquela la burocracia que, al servicio de la oligarquía caciquil, explota el complicado retablo de nuestra Administración. · Las relaciones económicas entre la personas privadas son de tal naturaleza, que exig n para el mejor juego de las leyes que las rijen, la más completa libertad. Las leyes consagran esta libertad a fin de que la oferta y la demanda funcionen sin estorbo alguno, al menos dentro del territorio nacional, que por lo que hace al tráfico internacional, las disposiciones aduaneras son causa también de sindicaciones y monopolios que alteran lo mismo los precios de las mercancías extranjeras, que el de las nacionales protegidas . El servicio comercial lo paga siempre, no obstante, el consumidor, pues, cuando por exceso de concurrencia y haberse dedicado dema2

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s iados capitales a una producción , quieb ra a lguna industria o comercio, la desapa rición de uno o de m ás concurrentes se tra duce ne cesariamente en la disminución de ofert as y en la ele vación de los pre cios . La ley econ ómica de la oferül y la demanda, es pues un procedimiento automático de regulación de precios a su justo límite , que funciona m e jor o peor, a m en or o m ayor cost o p a ra el consumidor, seg(m sean la cultura de los ciudadanos, sus leyes mer cantiles y de policía de m ercados y, en definitiva, el sist em a t ot al de su legislación . No se ha encontrado aún un p roce dimiento de regulación m ás p erfec t o que ést e, y las lu c ubraciones socialist as basadas en la naciona lización de todos los capita les, pertenecen a ún al mundo fant ástico de la quimera. No su cede así en lo que respecta a la persona social en carna da en e l E st ado. Siendo ella ímica no necesita el juego de la oferta y la de manda p ara reducir los precios de las obras y ervicios a su just o v alor . E s posible y fácil calcula r el costo de ca,!la servicio, si se ha de contratar, o est ablecer oficialmente la organización administra tiva necesaria para su realización directa p or el E st a do. No es preciso ni conve niente el est ablecimento de empresas concurrentes, pues si los recur sos que a ello se de dican son excesivos por buscar la duplicidad de inst alaciones, e quivale a t anto como la a mortización sin provecho, de capital que altera el precio de las disponibilidades o que impone al consumidor un a carga no compensada si a su costa ha n de reinte gra rse a la empresa los gastos hechos . Todo lo ya dicho acerca de est a m a teria es suficiente para deducir en conclusión que de los caracter es de la persona social se despren de por razones económicas, la neces idad y convenien_cia de n acionaliza r los servicios públicos . Co n ello se logra en primer luga r moraliza r la política librá ndola de la influencia corruptora que la presión de los intereses p articulares e jerce en la Administración pública . Se me jora n los servicios, pues se h ace posible el acceso de la acción política de los ciudadanos que los utilizan a la obra de corrección de su s de fectos, siendo esa t a rea un estímulo y una enseñ anza de ciudadanía que conviene difundir p a ra la e vitación de los actuales vicios en est a ·m at eria. Y , finalmente, se reduce el costo del servicio a lo e xtrict amente just o y necesario, ya que no es preciso dedicar a su inst alación


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más capital del indispensable, :¡-ii in1poner por razon ele intereses y amortización cantidad alguna que agrave su precio.

IV. - La GeograHa

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la Ad~inistración.

Con decir que el hombre es prodl\cto de la tierra donde né!-ce, basta ya para comprender la relación directa e inmediata que existe entre su naturaleza y la geografía de su país. Bellamente expresó esta idea el poeta que dijo: La terra molle e lieve simile a se l'habitator produce. En España tiene esta relación una importancia excepcional, p-qe 10s errores en la gobernación y el rastro de las ca usas de decadencia, cuyo continuo influjo es tan incesante como antiguo, han impedidQ la unificación de ideas, aspiraciones y cultura de lps pobladores de sus diferentes regiones. La unidad nacional es una ficción difícilmente sostenida. En el orden adminstrativo es evidente la diversidad de condición de lps tfrritorios aforados y del resto de las provincias sometidas al régimen co_ mún. En lo tributario, la desigualdad consistente antiguamente rn la exencion para algunas regiones del devastador impuesto de la alcabala, subsiste de hecho por efecto del régimen arancel~rio, que estudiado y construído q.eliberadamente para fomentar la ventaja quf aquella y alguna otra franquicia asignó a cierj:as comarcas, ha consolidado el encauzamiento de las riquezas de unas a otras por la depreciación inevitable que el desequilibrio protector produce. En cuanto a la legislación en materia civil, los antiguos fueros y costumbres informan todavía la constitución de la sociedad familiar de modo· diferente en casi todos los territorios que constituyeron distintos estados hasta los comienzos de la edad moderna. La disposición geográfica del país aumenta este efe~to de disociación y detem1ina peculiaridades económicas de no muy fáctl conciliación . Todo esto es causa de que no existiendo un ideal verdaderamente nacional, el su jeto político se interese poco o nada en las cuestiones de tal carácter, siendo en consecuencia de mala adaptación para asi-


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milarse los derechos de cuyo uso no alcanza a ver la influencia que para su interés particular pueda derivarse. Por añadidura la violencia con que se sostiene todavíaelcentralismo implantado por los monarcas absolutos, creyendo así mejor servir a 1 a causa de la unificación nacional, contribuye poderosamente a hacer indiferentes y aun odiosas en muchas regiones, todas aquellas cuestiones que a ellas particularmente no se refieran. Los ferrocarriles no han sido construídos con intención de hacer desaparecer estas causas, sino que procuraron tan solo unir la corte, no la capital, pues Madrid no puede ser estimada como la cabeza de España, con las provincias; nombre que, como Macías Pica vea recuerda, tiene una etimología poco grata para los sujetos al yugo centralizador: procul victis, territorio lejano sometido . La mayoría de las grandes líneas de nuestra pobre red ferroviaria, han servido hasta hoy tan solo para traer y llevar go bernadores extraños a su ínsula y para acarrear a Madrid el peso· de los tributos que desde allí salia caprichosamente repartido, después de dejar en la corte la parte del león. El accidentado relieve de la península determina condiciones climatológicas muy diversas en su territorio. De ahí que las obras destinadas a corregir las deficiencias naturales para llegar al mejor "aprovechamiento de la tierra y de sus riquezas obtenidas por el trabajo, sean de muy diferente índole en cada región. Dentro de la misma política hidráulica, se dan variedade's muy notables en la calidad de las obras. En Aragón nos apasionan los grandes embalses destinados al aseguramiento del curso de nuestros ríos torrenciales, de los que podemos derivar canales merced al desnivel del suelo. En Levante son las pequeñas obras las que permiten la mejor utilización del agua para el riego de tierras privilegiadas por su situación cerca del mar, camino del mundo, y por su clima casi tropical. En Cantabria y Basconia no · s el agua el elemento cultural determinante del mínimum en las variables que integran el producto. La mayor densidad de su población, la abundancia de sus pastos, productores de carne y su riqueza minera, hacen que sus habitadores concentren su interés en las industrias y en la minería. Galicia posee igualmente población más numerosa aún y riqueza pecuaria sobrada para sus necesidades. Sus costas y sus praderías bastarían para una vida idílica, si la tierra


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no se hallase aún sujeta al derecho señorial que desde los tiempos feudales es mantenido vigente por el foro, de hecho irredimible. En cuanto a Andalucia, que en superficie constituye casi la cuarta parte de España, tiene dentro de sí misma no menos diferenciaciones, pero en ella el anarquismo agrario basta para revelar que hasta llegar a preocuparse por estas cuestiones de obras públicas, necesita resolver previamente problemas sociales que ni aun en Rusia, dentro de Europa, se encuentran en tal estado de abandono . De Castilla valiera más no hablar. Esa despoblada y mísera región, ha fundado toda su economía en el cultivo de una planta anual: el trigo. Para obtener con el sistema de año y vez lo indispensable para sostener fisiológicamente a sus habitantes, acepta una ilusoria protección-la menor que el arancel asigna a los productos- que de limosna le arro jan los que por encargo de la plutocracia industrial confeccionan las tarifas; lo cual es tanto como duplicar el precio del pan, o sea partir por la mitad, la ración de los trabajadores españoles, en beneficio de los terratenientes que perciben renta por la propiedad del suelo. Eso en cuanto a la población rural. La ciudadana se satisface con enriqueñas mercedes, tales como arzobispados, audiencias, universidades y academias militares. Así vegeta ese país en la ilusión de que ejerce toda via la hegemonia de las demás regiones españolas, y por ello se agarra con toda la fuerza de su inercia, a so~tener el centralismo que tan solo a Madrid, la menos castiza entre sus ciudades, aprovecha y nutre. ¿Cómo es posible que en este abigarrado conjunto humano se forme una opinión dominante en materia de obras públicas, capaz de vencer la natural inercia de gobiernos constituídos sin una verdadera e inme·diata procedencia del pueblo, sedicente soberano? No ha mucho que dos representantes del país, exministros ambos, pertenecientes cada uno a diferente bando político de los dos únicos disponibles para el gobierno, se pronunciaban resueltamente contrarios a las grandes obras de riego que Aragón exige perentoriamente para su reconstitución. La cosa es muy natural dada la posibilidad de que a la gobernación del país asciendan quienes no conocen más geografía que la de su región y a lo sumo la francesa. Uno y otro prohombres eran oriundos de Basconia en donde las gentes se harán cruces al sa-


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ber que hay tierras españolas en las que no llueve en catorce meses consecutivos. En esta situación el motor de la acción social política no actúa, pues la mayoría de los ciudadanos sujetos de derechos políticos, desconocen totalmente la relación que el poder público, tan absoluto hoy como en pleno sigloxv1, aun cuando con mucho mayor número de oligarcas, puede tener con los servicios destinados a darle aquello a que por los impuestos satisfechos tiene derecho: obras y servicios principalmente. Conocer es querer; la voluntad supone el previo conocimiento y cuando éste no existe el sufragio no puede expresar la voluntad del pueblo. Los gobernantes españoles muévense en el vacío; es decir, que esa primera materia necesaria para el fundamento del régimen representativo, ha sido substituída por las mixtificaciones villanas de las que la oligarquía y el caciquismo son las manifestaciones evidentes. Mal ejemplo es la administración municipal para ser presentado como contraste demostrativo del fundamento de nuestra argumentación. Suenan respecto a ella más las excepciones que promueven quejas que la reglá general de una administración que aún no ha acabado ele perder su carácter original de honradez y eficacia . Mejor sería que nos fijásemos en la administración de las provincia privilegiadas con un régin1.en de excepción que les da la libertad de que los demás no gozamos. Sin embargo, es innegable que respecto a los negocios comunales existe en cada pueblo una opinión claramente definida, que si no siempre se traduce en buena administración, no es por otra causa que por defectos constitutivos .en las leyes orgánicas que ni les dejan libertad ni rhucho menos medios económicos con que atender a sus fines . En la mayo ría de las ciudades y pueblos de España su jetos al régimen común , no hay servicios por que la ley no permite la recaudación de más impuestos que los destinadbs a pasar a las cajas del tesoro central o a las del contingente provincial. Las haciendas locales pertenecen a la categoría de la carroza, el cepillo y el lacayo que vi6 Sten1.e en su Viaje sentimentál: son no más sombras de lo que fueron. En esta materia el desánimo y la des-esperanza han llegado ya a lo inconcebibie, pues como la admin istración comunal no puede fácilmente rendír los provechos que cerca del poder central-pueden alean-

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zarsc, ni a tm lo logreros de ean acercarse a ella. Si fun cionan esos organismos es t an sólo porque en donde no hay restos de la propie dad comunal, los caciques necesitan que esa pieza del tinglado se mantenga en pie. Su sost enimiento lo confían a a quellos de sus agentes a quien es pueden pagar en esperanzas de superior ascenso o con ab alorios y cintas decorativas de una· vanidad insu t ancia l. Cono cida la causa d el m a l, no es difícil proyectar el rem edio. Ko es otro que el planteamiento sobre sus verdade.ras bases del sistema repre entativo, falseado ho y. Si los electores no pueden conocer ni interesarse por todas las cuestiones más importantes pa ra ellos, que el centralismo somete actualmente a la resolución de las Cortes, es preciso remitir a la decisión de las corporaciones locale y regionales, emanación directa de los mismos electores, los acuerdos referentes a obras y servicios de carácter local y regional, que t an solo a una población o a una comarca inspiran interés. Con ello la gestión de estas corporaciones recobraría la importanci1. que tuvo en tiempos; y la relación natural y d irecta que cada econonúa particular de los ciudadan os tiene, por lo que a sus intereses afecta de un modo inmediato , con la economía pública, bastaría para promover en ello e lestímulo que hoy falta p a ra el buen e jercicio de sus derechos políticos. No se h a dado ja más el caso de que en la elección de directores de los indicatos y Juntas de regantes, se incurra en la venalidad ni en la indiferencia, y es lógico suponer que si en los tiempos antiguos la posibilidad de ·corregir fácilmente los errores y defectos por los acuerdo. e imposiciones del Consello de v ec-in os y las m aya re facultades de los Concejos, encontraban adecuado empleo en ]a gestión de los n egocios públicos, con la autonomía local y regiona l como base fundamental del nue vo régin1en y el refer ndum y la iniciativa como procedimientos complementarios y correctores de las deficiencias y obstáculos que el consabido sistema de los frenos y resortes impone hoy al r égimen representativo , se llegaría a mejorar notablemente la actual constitución política, que tan mal resultado da en cuanto hace relación a los servicios que el contribuyente tiene derecho a recibir a cambio de los tributos que el Estado le impo!le- Por el sistema actual la riqueza arrebatada a los ciudadanos por la tributación, no solo no les produce r ndimiento


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alguno en forma de serv1c10s públicos, sino que encauzada torcidamente y contra justicia por las necesidades de la oligarquía reinante, sirve no más que para limitar la libertad y suplantar la justicia. No hay mejor fomento que este para las revoluciones, y cuando en un país los que faltan a la ley tienen más razón que los encargados de hacerla cumplir, el desorden es la consecuencia natural de la gestión gubernativa, condenada a una vida precaria, sean los que fueren los medios y esfuerzos que el pober público ponga en juego para sostenerse. La política es, en su esencia, el arte de realizar en el gobierno de los pueblos las reglas deducidas de las leyes sociológicas . Para aplicarlas con buen éxito desde el primer momento y sin promover los trastornos que los intereses creados pudieran suscitar, es conveniente que las nuevas reglas choquen lo menos posible con las prácticas usadas hasta ·entonces en la administración. Las nuevas organizaciones administrativas resultantes de las modificaciones legales aconsejadas en las disposiciones por que las actuales son regidas, deberán ser instauradas con plena soberanía en sus funciones peculiares, única manera de evitar competencias con las demás coexistentes. En principio esto es indiscutible, pues si la facultad gubernativa emana únicamente del ciudadano sujeto de derechos ~líticos, las únicas limitaciones que en derecho pueden ser impuestas a la soberanía de las organizaciones locales, no deben ser otras que las necesarias para evitar confusión de funciones u obstáculos de procedimiento por invasión de facultades entre unas y otras. El criterio geográfico evita esto mejor que otro ninguno y la mayor importancia de los fines económicos entre todos los que el Estado tiene por misión, sirve para delimitar el territorio a que cada uno de los Estados regionales habría de circunscribirse. Siendo las obras públicas el servicio más abandonado hoy entre los que el Estado debiera prestar, cual lo prueba el contraste entre las administraciones provinciales de los territorios aforados en frente de los sometidos al régimen común, las características geográficas determinantes de iguales necesidades en obras públicas destinadas a facilitar la utilización de los elem,entos naturales, habrán de ser la norma seguida para la delimitación de las nuevas organizaciones .


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Quedarían entonces a las atribuciones del Estado aquellas de interés general destinadas a los servicios interregionales y las que por su excepcional importancia no pudieran ser realizadas por una o varias administraciones regionales interesadas en ellas. Una ley de relaciones habría de fijar claramente estos extremos, así como las facultades del poder central para la resolución de las cuestiones surgidas entre los Estados regionales. En este punto el problema no es en sí diferente al que en otros países ha sido bien resuelto hace mucho tiempo. En los -Estados Unidos de América del orte surgió esta cuestión cuando en el primer tercio del siglo xrx, bajo la presidencia de Jackson, el criterio de gran economía y modestia que en los servicios públicos quiso imponer el Estado central, chocó con las aspiraciones sentidas por muchos de los Estados federales. Fué entonces cuando la ley resolvió la dificultad con la creación de la Interstat.e Commerce Comúsion, destinada a resolver y disponer el régimen de los ferrocarriles de interés interreg:onal que los Estados deseaban construir. En ella tienen intervención los representantes de los productores sindicados en las Cámaras de Comercio, y, a manera de jurado, da a los tribunales federales el veredicto de la estimación de los hechos sobre los cuales aquellos aplican libre y fácilmente sus sentencias, interpretando las leyes. Cada uno construyó los que creyó necesarios para su desarrollo, pagados con el importe de los impuestos cargados a sus ciudadanos y en convención y arreglo libremente establecido con los Estados vecinos. En nuestro país el problema más difícil, dado el desconcierto del sistema tributario, sería la provisión de fondos para las haciendas locales y regionales, que habrían de ser organizadas con absoluta in dependencia de la del Estado central, pues ella es la base única pos_ible de la verdadera autonomía. La circunstancia de ser las obras públicas la finalidad fundamental de los mencionados Estados re¡;rionales, facilitaría mucho la disposición de su hacienda, pues si las nuevas obras habían de crear una riqueza, de sus rendimientos y supervalías habría necesariamente de nutrirse el presupuesto regional. Sabido es, y sobre esto no hemos de insistir, pues se halla sobra-


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<lamente demostrado por los más ilustres economistas, que el aumento de riqueza se refleja y acumula neceseriamente en aquella de las variables que entre las que integran la producción se hallan limitadas al mínimum. En España y siendo las obras públicas destinadas a asegurar los rendimientos de la ·agricultura, de la minería y de las industrias y transportes que sus productos necesitan, la tierra es hoy entre todos los elementos naturales necesarios el que determina el mínimum de las posibilidades existentes. El agua fué ya socializada desde muy antiguo y la costumbre, antes que la ley, impuso en su a provechamiento el criterio dominante de la necesidad pública . obre todo interés particular. La persona social existe y se sostiene porque de su acción se deriva naturalmente una supervalía de riqueza que, corno acabarnos de decir, se acumula en el valor venal del suelo, deducidas las m e joras debidas al trabajo personal de su poseedor. Para fundar una explotación económica, la primera pa rtida con que la contabilidad es abierta está constituída por los capitales detallados en el inventario . Por lo que al Estado se refiere, ese capital consiste únicamente en la estimación de dicha supervalía y rendimientos y frutos de él son los tributos para cuya exacción no e xiste otro derecho racional que el ser debidos a la exclusiva acción de quien para sostener las funciones públicas tiene facultad de imponerlos a los ciudadanos. o hemos de referirnos aquí a la t eoría de la r nta pura establecida por David Ricardo, prosiguiendo trabajos de los fisiócratas, y de Adani Smith, completado posteriormente por Henry George y basados en los mismos princip ios que integran las doctrinas divulgadas entre nosotros por Flórez Estrada. Todos esos economistas h a n demostrado de una manera firme e irrebatible que la contribución sobre la renta ricardiana de la tierra es la única que no se difunde a los productos del trabajo. Toda la riqueza de que el hombre puede disponer de bida a l esfuerzo de su trabajo , procede necesariamente de la tierra . Consiguientemente, un sist ema tributario que castigue el producto d-el 1rabajo, favorece y fomenta la creación de una supervalía territorial, que si no va al erario público es acaparada por. una clase, constituída por ese solo hecho en poseedora de un privilegio del que se deriva hecesariamente la oligarquía.

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La contribución territorial en España ni distingue ambos valores , renta de l:i tierra y producto del trabajo de su poseedor, ni se ba~a en una estimación exacta. Es posible por tanto, sin crear ninguna perturbación en la vida conómita del Estado central, fundar las haci'endas locales y regional s en el aumento de valor de los te1Te rl.ós por efecto de la mayor estimación que las obras públicas de terhunarían para ellos al aumentar sus rendimientos. Al proyectar un nuevo régimen destinado a corregir las deficiencias del actual y aumentar su eficacia económica, es necesario que las nuevas instituciones no sirvan para acrecer los daños que los actuales errores han producido yc1., y de los que son consecuencia los vicios a que nos hemos referido . Aparte de todo lo dicho, el privilegio arancelario y la de s igual repartición de los tributos, son bastantes para la creación de cuasi rentas, no ganadas por quienes las perciben y que significan una expoliación injusta del producto del trabajo de quienes las produ cen y no las cobran. Esta es la causa del malestar económico que 1c siente entre los trabajadores, pero en esta exposición hemos de limitarnos tan solo a indicar el origen de tales injrsticias para justifica r que al proponer nuevas fuentes de tributación para el sostenimiento de servicios que hoy no existen, nos veamos forzados a indicar los que, a nuestro parecer, son los únicos capaces de dar rentas públicas 1 sin incurrir en los errores señalados, y aun sirviendo para corregirlos . No se nos oculta que toda nueva institución tiende a crecer y aumentar su poder. Seguramente la misión de los nuevos Estados regionales podría hallar más aplicaciones que la de instaurar servicios y construir obras públicas para uso de süs ciudadanos. Jo vemos en ello ninguna desventaja, si la misión que hubieran de realizar era por ellos mejor cumplida que por el Estado central lo es hoy. Desde luego en la ordenación del derecho familiar existe hoy una laguna por cuanto ni se ha reformado el Código civil, como p cr precepto legal debió hacerse, ni se han promulgado los apéndices en los que hubiera debido codificarse el de los territorios aforado , condenados actualmeli.te y sin causa alguna a la fosilización de sus instih:ciones y a la adulteración que en ellas introducen lbs jueces alienígenas, d~sconoced'Ores de su derecho e inclinados a aplicar el común aun cuando en manera alguna 'e sté indicado .

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Me limito a señalar esta grave deficiencia, como un motivo más que reco]Jlienda la reforma por mí propuesta. Por otra parte, los profesionales más interesados en correg;rla, no parece que se ocupan de ello grandemente. Los alborotos promovidos cuando la promulgación del Código Civil, se han extinguido totalmente. Con razón dijo Goethe que <dos hombres que en los tiem¡:os de indecisión tienen también un intelecto vacilante, aumentan el mal y lo extienden más aún. Tan solo los que poseen una inteligencia firme pueden hacerse una exacta representación del m.u ndo>>. De estos, escasea mucho nuestra tierra y son los otros precisamente quienes aparecen elevados a los puestos directivos. No es otra la causa primordial de nuestra lamentable decadencia, que parece sometemos a una inacabable agonía nacional.

V.-El problema de los ferrocarriles.

En la historia de la técnica aplicada a los servicios públicos, y desde luego en los anales de la cultura humana, que encuentra entales avances una causa.de fomento y difusión, formará época la aplicación del vapor a la tracción sol?re caminos de hierro. Inglaterra que fué el país en donde ese acontecimiento ocurrió por vez primera, se hallaba bien preparado para que desde el primer momento tu viese una utilización suficiente para promover el constante estímulo de perfeccionamiento y extensión de aplicaciones. A fines del siglo XVIII las vías navegables se habían aumentado con el Grand Trunk Canal, de 96 millas de longitud, entre el Trent y el Mersey. Un canal unía también a Hull con Liverpool, puertos situados en distintas costas y por el que se comunicaban los mares Atlántico y de Irlanda. Otro más, ponía en comunicación al anterior con el puerto de Bristol y, finalmente, el llamado Grand Junction, de 90 millas, se extendió entre Londres y Oxford, por el centro de la isla. Simultáneamente, y para complemento de esta red fluvial que cruzaba lo mejor y más poblado del territorio inglés, los caminos son mejorados yse construyen otros nuevos por más de mil millas de longitud. En esta época fué cuando la invención de la máquina de vapor)


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coincidiendo con el descubrimiento de su gran riqueza hullera, es aplicada a la industria y a la navegación marítima, a la vez que J:Iargrea ves y Arckwright in ventan y perfeccionan el telar mecánico. Cumplióse entonces el augurio de Aristóteles, que en su Política anunció que mientras la lanzadera no anduviese sola no sería posible suprimir la esclavitud. Sin embargo, por causas a las que luego aludiremos, la esclavitud de hecho, si no de derecho, subsistió y perdura todavía. La locomotora fué inventada en I822, pero hasta I82.5 no se construyó el primer ferrocarril entre Darlington y Stockton, que hubo de ser movido por caballos, pues la primitiva locomotora fué incapaz de hacerle subir una pequeña pendiente del camino. En I832 la invención de la caldera tubular permite aumentar el coeficiente de tracción útil y entonces el vapor reemplaza en todas las ferrovias a la tracción animal. En tanto , en el continente, los hombres de Estado no se dieron cuenta exacta de la transformación que aquellos inventos significaban y de la base firmísima que constituían para la futura hegemonia de Inglaterra, creadora de industrias, de caminos y de flotas que habrían de envolver al mundo entero en una red de líneas inglesas, comunica.ndo posesiones inglesas también, consumidoras de mercancías inglesas. Bastante tiempo después, Thiers negaba la influencia del fcnocarril en lo que al transporte de mercancías habría de referirse, dejándolo reducido no más que a un medio de deporte para la locomoción de personas con fines de turismo. Bien es verdad que Francia poseía también por entonces una red de canales na vegables en el interior de todo su territorio. En Alemania, así mismo, Federico List, el creador del sistema nacionalista en economía, se entregaba a una tenaz propaganqa en propuesta de la construccción de ferrocarriles por el Estado, y a la vez que cimentaba los fundamentos doctrinales de la unión aduanera ale:rn.:1.na, elaboraba un plan completo de ferrocarriles con miras de una política económica de aplicación especial a su país. Estas teorías fueron al fin realizadas por Bismarck que terminó la adquisición para el Estado de las principales líneas de ferrocarriles


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y que constitu yó a dem ás del Zollverein, la unión de los ferro carriles alema nes con los de Austria y Ruma nía, dirigidos todos ellos por la gestión superior de un comit é central est ablecido en Alemania . Est a acción co mún y la polít:ca de prot ección a Turquía ha n pern útido a Ale ma nia ext ender su influen cia por el Asia m enor acercándose a Persia, uno de su s objetivos, por medio del ferrocarril de Bagdad. El sist ema seguido en Ingla t erra pa ra la construcción de su s líneas férreas, se aparta esen cialmente del e¡_u e fu é adoptado en el continente. Inglaterra otorgó con cesiones a perpetuidad confia ndo ?- la fuerte iniciativa individual de la raza sajon a, la tarea de dotar al país de los caminos más necesarios, en virtud del estímulo que la iniciat iva particular sintiera p or los provechos se guro.s en a quel país pob la do y lleno de recu rsos industriales. En su especial situación no puede decirse que le haya salido mal la cu enta, pero no obstante, la influen cia que en los problem as obreros tiene allí la peculia r constit u ción de la propieda d de la tien a , acapa ra da en manos de los seí'ípres, a cu ya clase d an gran fuerza los privilegios de que disfrut¡m p ara la gob ernación !fel país, ha sido causa de que a~tualmente , agu dizada la pobre za por la presión constante del alza de las rentas, efecto del crecimientp de la ri qu e za general, h a t enido que sufrir tras t ornos y perturbaciones sociales, revela das en gra vísimas huelgas de fe rrovia rios y mineros . l os ferrocarriles en manos del E stado hubieran quizá e vitado o aliviado en gra n pa rte todos e!'\OS peligros . Francia se decidió desde el primer momento por las concesiones t empora les con reversión final al E stado. E st e sitema no puede de cirse que .en absoluto sea m e jor que el µigl és, pues en ést e es siemp.re posible la in cautación m ediante expropiación indemniza da en su just o valor, mientras que el sist em a fran cés ligéj. a l Estado en virtud qel contrat o de con cesión que 11-0 suele estar dispuesto y estudici.do a su 'favor, p or las ra zones que he mos ya apuntado al trata r de la ne cesidad de nacionaliza r todos los servicips públicos cu ya inst ala ción exija grandes desembolsos . Est e fué efectiva mente el escollo en donde tropezc.ron los franceses que, al fin , y gracias a la gran rique za de su p aís pudieron ven cerlo y a·dquiri.r 1as líneas principales, no sin que en alir3no de esos casos,

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como en el del Oeste, incurriera el Estado en graves errores de mala administración. En España, entretenidos en la guerra carlista, que menos tenía de dinástica que de reg:onalista y descentralizadora, como lo pruela que su transac~ión final dió satisfacción a estas demandas de las provincias alzadas en armas, pero no hubo coJUpensación a lguna en otras cuestiones; hubimos de emprender la construcción de los ferrocarriles, imitando servilmente a Fr¡:1.ncia, como en tantos otros casos, y, lo que es peor, confiando a capitalistas franceses y por añadidura judíos, la empresa de las comunicaciones ferroviarias. o es justo sostener prejuicio alguno de religión ni ~ raza contrario a los judíos, pero es preciso reconocer que , sea por efecto de la. s~lección que las constaµtes persecuciones han hecho entre ellos, sea por la carencia inevitable de todo ideal patriótico, religioso o de otrq orden tan elevado, que esa misma persecución ha impuesto a la r 4 za judía, sus aptitudes se han desarrollado rqaravillosamente especializadas en las artes financieras, que desde muy antiguo dominan mejor que toda otra especie de hombres unidos por vínculos de religión o de patria. Nuestros antiguos reyes así lo reconocieron, pues muchos de sus tesoreros o ministros de hacienda, judíos fuerpn y fielmente sirvieron a sus señores en su oficio . Pero si fué acertado a viso p1plear en su especialidad a tan útil s servidores, a la ma ner a como una herramienta ~s utilizada para su fin especial, no fué muy cuerdo en nuestros gober11antes del siglo x1x pactar con la banca judía de París para entregarle casi totalmente las líneas de nuestros ferrpcarriles. El resultado fué el que lig ramente vamos a indicar y para cuya m e jor comprensión y como antecedente explicativo de los sucesos, hemos de analizar la clave: la t eoría del nuevo conce:i=to del capitalismo, obra exclusivamente judáica. aplicada en Espa11a de una manera desenfrenada. No hace muchos años aún, que entre nosotro el capital era cor.s ide1ado exclusivamente como la existencia de nurn rario o de valo res fácilmente realizables. En la constitución de las empresas de nego cios, tenía tal carácter la representé¡.ción de los valores efectivame11 -


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te de embolsados por los accionist as y en poder de los gest ores de la Empresa . P ero co incidiendo con la creación de compa ñías para la explotación en grande de los ser vicios públicos, se echó de ver por los financieros que las planearon , que la sola concesión, otorgando la exclusiva por muy largo tiempo de la posesión y explota ción de un negocio destina do a acrecer sus rendimientos por el solo hecho de los progresos t écnicos y del incesante aumento de la población y d e la riqueza, significaba un capital que, con casi absoluta seguridad, habría de ingresar en poder de la empresa explota dora . En consecuen cia, se d ió en la idea de representar ese aumento n atural del ca pital con los correspondientes signos de su valor, emitiendo mayo r número de tít u los que los e quivalentes a l capital a porta do por los accion ist as, o dando a quéllos p or libera dos con un desembolso parcial o bien , sencillam ente, en algunos casos, como el que recientem ente se refiere de la Cana diense, emitiendo acciones sin desembolso , representativas t an solo del valor de las concesiones y puest as en garantía de las obligaciones constitutivas únicam ente de la a portación en numerario . Existen multitud de combinaciones que no es pr ciso det a llar ; pues los fracasos numerosos ocurridos recientemente por exa geración de est a fácil manera de crear capita l, est án bien frescos en la me moria de t odos . E n las empresas particulares, t odo est o no ti<'; ne otra trascendencia, si bien puede ser muy grande, que los t rast ornos y p érdidas para los especula dores atre vidos, y su inevit able repercusión en el m ercado finan ciero . Pero en lo que se refiere a las empresas de servi cios públicos, concesionar ias de privilegios otorga dos en compensación de los extraordinarios sacrificios supuest os por sus fundadores, aguar el cap it a l, como se dice en el argot finan ciero , es t anto como imponer una excesiva carga a la explotación del servicio, que sirve de pret ext o p ara la elevación de las t asas y para la resist encia a la acción fiscali zadora que, nominalmente al m enos, se reserva el p oder público . No hay que decir que en el sist em a de c0n cesiones, inicia do en

Francia y seguido fielmente por E spaña , el peligro es inmensam ente m ayor , pues como en los pliegos de condiciones e quivalentes al con-

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trato entre el Estado y la Empresa, se estipulaba la facultad a favor del Estado de re;v:isar las tarifas cada cinco años para reducir las tasas, garantizando en todo caso a la empresa la percepción de determinado interés a su capital, la cifra en que éste fuera estimado no era cuestión tan baladí para que quedase abandonada a la conciencia judáica de los fundadores . Hoy esta práctica abusiva y temeraria es cosa corriente, y no se funda una sola empresa de esta índole sin qlile en previsión de la incautación, que en los pliegos de condiciones y en las leyes de policía se admite como posible por incumplimiento del contrato, no se simule un capital mayor que el efectivamente aportado. Veamos cómo en el caso de los ferrocarriles españoles, fué aplicada la teoría expuesta. Comenzando por las líneas que constituyeron luego la red de la Compañía del Norte, y que fueron las primeras construídas, el primer balance de esta empresa, de 3I de Diciembre de I859, presenta en el pasivo una suma de recursos disponibles, por capital, acciones y subvenciones percibidas del Estado, por 98 millones y medio de pesetas, aproximadamente. En obligaciones figuran a su vez poco más de nueve millones, con tituyendo un total de ro7.656.425,25 pesetas.;, El activo comprende los gastos por construcción, material móvil, mobiliario, administración dirección e intervención del Estado; en junto 43.405.476,75 pesetas. A ¡rimera vista puede observarse qu siendo los recursos disponibles por acciones y subvenciones ya percibidas, más de 98 millones de pesetas, mientras que los gastos de construcción y a dministración no excedían de cuarenta y tres y medio, no hubo nece idad de emitir obligaciones por cantidad alguna. La partida de nueve millones del rasivo y la de tres y medio millones del activo por intereses, cambios y comisiones, constituyen dos fraudes evidentes . Analizando más, observaremos que en los cuar nta y tres millones figurados como invertidos en la construcción, hay también una exageración, por cuanto la cantidad recibida por subvención, proporcional a los desembolsos realizados en las construcciones, no corresponde a la que debió ser recibida si efectivamente se hubiera desembolsado e invertido aquella suma . Dada la proporcionalidad existente entre 3

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el presupuest o y la su b ven ción, en ve z de los tres millones y medio recibidos y figura dos en el p asivo, debieron per cibirse algo m ás de quince millones, si el gasto efectivo en construccicnes hubiese sido realmente de 43, t al como ap a rece en el a ctivo. Aquí está la clave y el secreto de la maniobra financiera, consist ente en emitir obligaciones que no hubieran sido precisas si el capital acciones fuese cierto , b alancean do esa p a rtid 01 con la simulación de gastos en construcciones, mayores de los efectivam ente realizados. E st e h echo se repite const antem ente en t odas las líneas, y el reresulta do final por lo que a est a Compa ñía corresponde, ap arece en el balance de 31 de Diciembre de 1864 en el que figuran p artidas por obligaciones y deudas a b anqueros acree dores, por una suma de 173 millones 673.677,25 peset as, pa rte supuest a de un capita l total estima do en 322 -446 .912, 75 peset as, entre acciones, obliga ciones y subvención recibida del E st a do . En el activo figura como invertido en la construcción de las líneas una suma tota l que da un costo kilométrico de 527.750 p eset as, e videntem ente muy superior a l efe ctivo realizado, pues, es innegable que entre franquicia a duanera, t errenos públicos y particulares, entrega dos a b a jos precios y, da do el est a do en que las líneas fueron t ermina das y abiertas a la explot aciÓJ1, no de bieron cost ar esa cantidad, superior a la que a p arece invertida en t odas las líneas de fe rroca rriles de Europa . Pero sobre est e extremo t an interesante , no es preciso hacer cáb a las ni supuestos t em era rios . E n la memoria de 1859 leída a los accionist as en la reunión ordinaria anua l, dicen los ingenieros refiriéndose a la línea de Madrid a Irún y al ra mal de enlace de las estaciones del Me diodía y Norte en Ma drid, que su costo había sido inferior al presupuest o, estima do en 236.132 peset as . De n o ha berse cometido todas esas false dades, la re visión de t a rifas que previene el pliego de condiciones hubiera podido hacerse a los cinco a ños de la explot a ción de las principales líneas de esa Compa ñía, es decir, que reducido su capital a m enos de la mita d por deducción de lo no aportado ni invertido en la construcción , las líneas del Norte podrían ser hoy del E st a do en casi su totalidad y con sus rendimientos se po dría abona r el 12 por roo a los con cesionarios, queda ndo un buen rem anente pa ra el tesoro público.


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Por lo que se refiere a la compañía d e M. z. A ., cuya red es muy poco menos extensa que la del Norte, comprendiendo entre ambas más del 90 por Ioo de todas las líneas españolas, podríamos .repetir exactamente lo ya referido. En su balance de 3r de Diciembre de I866, aparecen igualmente obligaciones emitidas por r92 millones de pesetas, cuando los recursos disponibles, o sea el saldo del capital acciones, más la subvención, excedían a los gastos en cinco millones de pesetas. En esta empresa el total del pasivo por acciones, subvenciones, beneficios en la explotación, obligaciones y disponibilidades, ascendía en esa fecha a 402.500.000 pesetas, siendo I92 millones la suma de obligaciones e mitidas sin necesidad alguna. La proporción del fraude es menor, pero varía muy poco con la anterior. La consecuencias deducidas serían equivalentes.

VI.- Examen de la legislación ferroviaria Hemos de limitamos a poner de relieve la característica de nuestra legislación en cuanto ha contribuído a la consumación de los errores a que hemos hecho referencia. Es ella la de una evidente relajación de las atribuciones y derechos del Poder público, abandonados en frente de los intereses, a veces ilegítimos, de las empresas extranjeras, concesionarias de las principales líneas. Se ha tratado este asunto multitud de veces en la prensa, política o profesional, y también han recaído graves acusaciones que han sido publicadas en foll etos. Todo ello ha sido insuficiente. La opinión no se ha dado por advertida ni siquiera las representaciones de los que utilizan los transportes como elemento indispensable de la función comercial, han hecho nada por librarse de los gra vísimos males que sobre ellos recaen por esta causa. En España, los precios del transporte ferroviario, son excesivamente elevados. No guardan proporción con la pobreza de los medios nuestros y contribuyen a mantener a la nación en una constante insuficiencia productora que pone en riesgo su independencia política, como consecuencia de la falta de independencia económica por todos reconocida. Esa desmedida elevación de las tarifas, ocasionada por la necesidad de calcular la tasa del peaje sobre


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una base artificialmente elevada, por suponer inversiones no realizadas, no puede ser evitada sin llegar al fondo de la cuestión mediante la total reforma del espíritu de la legislación ferroviaria. El error de origen consistió en entregar la construcción de los ferrocarriles a la iniciativa de empresas privadas, en virtud del sistema de concesiones temporales, cuyas condiciones han sido constan temente falseadas por infracciones saneadas posteriormente en disposiciones cada vez más laxas. La tradición en esta materia era completamente conforme con 10s principios que anteriormente hemos afirmado. Los grandes caminos fueron siempre construídos por el Estado, y a los Municipios correspondía atender a la construcción y conservación de las vías de menor importancia. La Novísima Recopilación inserta disposiciones dictadas por Enrique III y posteriormente por los Reyes Católicos, relativas a las obligaciones correspondientes a cargo de las diferentes autoridades. La limitación de los recursos técnicos y la menor intensificación de la economía pública permitía en aquellos tiempos una sencillez mucho mayor en cuanto a las necesidades y, consiguientemente, a los medios de satisfacerlas. La amplitud del radio de acción del Poder público crece constantemente siguiendo los avances que el progreso permite hacer en los medios de transporte. El vapor, la electrL cidad y la aplicación de las materias hidrocarburadas a la obtención de fuerza, han producido en el orden político y administrativo consecuencias no sospechadas en aquellos tiempos, pero los gobernantes que regían a España cuando en el resto del mundo comenzó la aplicación de tales elementos a la tracción , no se mostraron a la altura de las circunstancias. España carecía de canales de navegación por no prestarse a su construcción la orografía de nuestro país. Esa circunstancia hacía que los ferrocarriles fuesen entre nosotros un recurso importante para la nacionalización de la economía pública. Faltó aquí quien comprendiese la gravedad del problema y los Gobiernos se abandonaron fácilmente al sistema de las concesiones, en la creencia de que los recursos necesarios para la más rápida construcción de una red fenoviaria eran muy superiores a nuestros escasos medios .


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La primera disposición de carácter orgánico, relativa a las obras públicas, es la Instrucción de .ro de Octubre de I845. Incluye entre ellas los caminos, canales, puertos, faros, desecación de terrenos pantanosos, la navegación en los ríos y todas las obras de interés general. Su construcción correspondería al Estado, provincias o Municipios, según el alcance de las mismas fuese general o local. En su artículo 7. 0 admite ya las concesiones si los fondos necesarios hubieren de ser cuantiosos. Esta idea ha sido sin duda la causa de la variación en el procedimiento. Los gobernantes no se dieron cuenta de que si los recursos, por cuantiosos que fueran, se invertían bien, producirían seguramente una supervalía que sería base suficiente para la obtención de los medios económicos utilizando el crédito, que siempre se concede a quien sabe emplear un -capital. No era realmente necesario el empleo de grandes capitales, desproporcionados con la potencialidad económica de España. Las perturbaciones políticas preocupaban preferentemente a la nación, abandonada en materias económicas a un pesimismo lamentable que fué explotado por la banca extranjera. La extranjerización ~e España se inició en lo político por el entronizamiento de dinastías extrañas, comenzado con la casa de Austria y continuado con la de Borbón. Algunos de los reyes de ésta hicieron grandes esfuerzos por introducir la cultura y las artes mediante la influencia de maestros extranjeros . Todo ello pare cía justificado por la conveniencia de promover los adelanto.3 en la producción, pero esa experiencia no llegó a ser aplicada a lo económico. Se hacía entonces poco uso del crédito y si bien algunos em.: préstitos fueron contratados con banqueros extranjeros, su cuantía no llegó nunca a comprometer nuestro porvenir como nación independiente. La construcción de los ferrocarriles fué sin duda el primer caso de una decidida desnacionalización económica. Todo parece expresamente dirigido a la obtención de ese resultado, que ha de traemos funestas consecuencias, pues, no sólo se otorgaron las concesiones a empresas dirigidas por extraños, sino que para responder a los compromisios contraídos por las subvenciones, fué emitida deuda pública en tal cantidad, que hubiera bastado para la construcción de las

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líneas por el Ecitado o por empresas nacionales. La consecuencia de ese absurdo sistema fué quedar sujetos al gravamen de la deuda, sin llegar por ello a ser dueños de las líneas. Todas las disposic!ones posteriores reinciden en el mismo error, si bien no en la medida en que después ha sido perfeccionado. El Decreto-ley de r4 de Noviembre de r868 permite también las concesiones para obra,; de interés público y advierte, no obstante, que la concesión no constituirá nunca monopolio. En lo que a los ferrocarriles se refiere suprime el sistema de las subvenciones. La ley de obras públicas de 29 de Diciembre de r876 dispone que si se hiciere concesión de una obra pública, será siempre temporal y, una vez extinguida, pasará a ser de dominio de la corporación que la concedió. La ley de r3 de Abril de r877 amplía la posibilidad de la conce-;ión a las construccione;; de carreteras y ferrocarriles en general, a los puertos , los canales, las desecaciones y saneamientos. En cuanto a las disposiciones que concretamente se refieren a los ferrocarriles, la ley de 20 de Febrero de r850 fué dada con carácter provisional, pero por ser la primera en esa materia, e3 también la menos defectuosa en cuanto hace relación al abandono de los derechos del Estado. Según ella, para promover esas construcciones, el Gobierno puede conceder franquicias y exenciones, y garantizar al capital invertido un interés del 6 por roo anual y uno por ciento por la amortización d 1 mismo. En tal concepto, esta garantía sería siempre aplicable, pero la relativa al interés tan sólo en el caso de que las utilidades de la empresa fuesen inferiores al 6 por roo. Si llegasen a exceder del 8 por roo, la mitad del exceso sería destinada a reintegrar al Estado el anticipo que hubiera hecho anteriormente para asegurar las utilidades. Ley de 3 de Junio de r855. Se aparta ya completamente del sistema iniciado en la ley anterior y no tiene en cuenta cuan,.to en el proyecto de pliego de condiciones, redactado por los Ingenieros del Estado en r844, se proponía respecto al régimen de las concesiones . Declara del dominio público todas las líneas de :interés general. Las 'Concesiones serán por plazo de 99 años, al final de los cuales se procederá a la incautación por el Estado. Los capitales extranjeros :invertidos en la construcción, tienen la garantía del Estado y se hallarán


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exentos ele represalias o embargos por causa de guerra. 1 o prevé el caso ele adquisición por el Estado en plena propiedad, ni establece garantías suficientes si ocurrí e el incumpJimicnto de los términos de la concesión . El derecho del Estado a imponer la revisión y reba ja ele las tarifas e condicionado en. forma favorable para la e mpresa, toda vez que si bien impone la revisión cada cinco años <<si el Gobien10 creyese que sin perjuicio de la empresa pueden rebajarse las tarifas, y ésta no conviniere en la reducción, podrá sin e mbargo llevarse a efecto por una ley, garantizando a la e mpresa los productos del último año y además el aumento progresivo que hayan tenido , por término m edio en e l último quinquenio>>. En el proyecto de pliego de condiciones de I844 ,;e partía de la base del interés al capital realmente invertido y no de los productos del último año, como con una vaguedad excesiva y peligrosa en estas materias, dice la ley del 55. Asegurado el interés al capital, el Estado puede impóner la rebaja que juzgue necesaria en el precio de las tarifas, pero convenía sin duda desfigurar todo cuanto pudiese servir para investigaciones molestas, que hubieran clado a l traste con la índole verdadera del negocio. La Instrucción de I5 de Febrero de I856, vuelve en parle a los buenos principios. Las empr sas no podrán hacer directa ni indirectamente contratos con otras empresas de transportes. Esta disposición, suficiente para evitar las sindicaciones, ha desaparecido d e la legislación posterior sin dejar ya n ella rastro alguno. En cambio, en cuanto a la rebaja de las tarifas nada se dice en es ta Instru cción. Admite sí la adquisición de las líneas por el Estado, reco11ocida la cmtsa de 1,tt1.lidad pública, cuya justificación ant las empresas por parte del E stado, no es fácilmente admisible en un régin1 n de plena soberanía autónoma. Por otra parte, la forma de apreciar la incautación s enormemente depresiva para el Estado. El precio erá fijado seg ún el término m edio de los productos obtenidos en los cinco años precedentes y ese promedio sería el importe de la anualidad a paga r hasta el término de la concesión. Si ~se término m edio fuese menor de un tanto por ciento que la Instrucción no determina, la e mpresa podrá e xigir mayor cantidad, que sería definitivamente fijada por


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peritos de ambas partes. La vaguedad de tales disposiciones, que no precisan claramente cómo habían de ser fijados los productos ni tampoco la estimación del capital realmente invertido, indican de un modo evidente que tales garantías fueron adoptadas en la seguridad de que nunca serían aplicadas, pues si algún Gobierno hubiera intentado acogerse a ellas, daban lugar a cuestiones inextricables y a ' que reclamaciones sin fin. Es de notar que esta Instrucción establece si por la empresa se conceden rebajas a los particulares, estas deducciones habrán de ser calculadas proporcionalmente sobre los precios del peaje y los del transporte. La ley del 55 dejaba a las empresas en completa libertad para otorgar rebajas. Este es el criterio que ha prevalecido posteriormente en la legislación y que ha sido causa de enormes diferencias y privilegios, en virtud de los cuales las Compañías, atendiendo a sus intereses exclusivamente, favorecen a unas u otras industrias a su antojo y hasta llegan a modificar sensiblemente la geografía del país, acercando o alejando unos pÚeblos de otros para los efectos del costo del transporte entre ellos. La ley de I6 de Julio de I864 dispone que el Gobierno puede revocar en cualquier tiempo la concesión, indemnizando a la empresa . Real orden de 6 de Diciembre de I866. Los precios especiale·, otorgados libremente por las empresas no modificarán en nigún caso las condiciones generales del transporte; no se limitará la responsabilidad de la Empresa; no se dejarán indefinidos los plazos y no se impondrán derechos de carga o descarga, si la concesión expresamente no lo autoriza . Todas estas disposiciones relativas a la posibilidad de la incautación por el Estado han desaparecido de la legislación vigente. En cuanto a la rebaja de las tarifas, han sido modificadas en sentido favorable para 12:s empresas, quedando únicamente en vigor el mismo principio establecido en la ley del 55. La ley de 23 de Noviembre de I877, que es la que se halla hoy vigente, remacha todavía más las garantías para las empresas, disponiendo que, en las revisiones de tarifas a realizar cada cinco años, si el Gobierno impone por la lEfy la rebaja, garantizará los productos totales del último año y el aumento progresivo del último quinquenio. La ley de ferrocarriles secundarios de I9I2 no discrepa en esas


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materias. Recogeremos de ella únicamente un detalle importante, a saber: el artículo I7 determina que nunca el Estado podrá admitir costo kilométrico superior a 250.000 pesetas . Es de advertir que el carácter de sec~ndarios de estos ferrocarriles no está determinado por su estructura,-sino tan sólo por ser ellos los que formarán el segundo plan de los reconocidos como de utilidad pública, y esa tardía previsión pone de relieve la negligencia enormísima de la anterior legislación que, al no determinar nada sobre ese extremo tan importante, ha hecho po ,ible que las principales compañías explotadoras de las concesiones en vigor, hayan figurado en sus cuentas un costo kilométrico de 385.000 pesetas en algunas líneas y 527.000 en otras, cuando en realidad no excedió de I37.ooo. Sabido es que las líneas fueron entregadas a la explotación a medio construir; es decir, sin doble vía, con estaciones provisionales, con material fijo excesivamente pobre, incapaz de soportar los pesos y velocidades de los trenes de hoy, y con material móvil escaso y malo. Advirtamos de paso que, según datos tomados de una revista financiera francesa, el costo kilométrico fué en Alemania de 370.000 francos, de 360.000 en Austria, 376.000 en Suiza, 286.000 en Rusia, 2Ig.ooo en Hungría y I93.ooo en los Estado.; Unidos. En Francia, Inglaterra, Bélgica e Italia, el costo excede a alguno de los figurados por las empresas españolas, pero hay que decir también que, además de otra-; muchas diferencias, la red principal de esos países es toda de doble vía. La línea de Madrid a Irún se pretende haber costado a 527.750 pesetas, que es el precio medio más elevado conoéido en todo el mundo. En lo relativo a la constitución del capital social de las empresas, la marcha seguida por nuestra legislación es, igualmente, cada vez más favorable a ellas hasta consentirles expresamente la consumación de los mayores abusos, que han de facilitarles la resistencia a la rebaja de las tarifas y la imposibilidad de la incautación por el Estado previa indemnización. La ley de I855, en su artículo 46, autorizaba la constitución provisional de las Compañías concesionarias si el capital social era al menos igual al importe total de las obras y material ·de explotación . El 48 consentía que una vez suscritas las dos terceras partes del capital constitutivo <<Y realizadas e invertidas en las obras de la línea, si


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la Compañía no podía h a cer efectiva la otra t ercera pa rte del capita l por la emisión de las a cciones no suscritas , podrá obtener autoriza ción del Gobierno para adquirir dicha t ercera p a rte del capita l, por medio de empréstitos contraídos con la hipoteca de los rendimientos del ferrocarril, a cuya construcción o e xplota ción se destinan.>> Es sabido que en casi todos los casos, el capita l, la subven ción y el a nticipo reintegra ble bast an holga da ment e pa ra la construcción y e xplotación de una línea . No debía por lo t anto , en modo alguno, h ab erse consentido la emisión de obliga ciones por cantida d mayor que el capita l. Sin e mbargo , las disp osiciones posteriores v an a mpliando esa faculta d y, desde la tercera p a rte que consentía la le y del 5I , es a dmitida h ast a la mita d del capita l en el a rt. 7. 0 de la ley de IZ de Julio de I 856; h ast a la tota lidad del capita l realizado y de la subvención recibida, por le y de II de Julio de I86o, y la de 29 de Enero de I 862 v a m ás allá toda vía, pues consiente la emisión de obligaciones por una suma igua l al capita l m ás la subven ción , si el inter és reconocido a las obligaciones fuese de n por rno , y h ast a el doble del capital más la subvención , si el inter és fuese del 3 por IOO, y prop orcionalmente se re duciría la cua ntía de las obligaciones entre una cantida d igua l a l capita l m ás la subvención o el doble de ese importe, si el inter és estuviera entre el 6 y el 3 por IOO. H e aquí el truco en virtud del cual las Compa ñías ferrovia rias espa ñolas han aguado su ca pital dificultando con ello la incautación de las líneas por el Est a do y la aplicación de la fa culta d que t eóricamente se reservó r a ra re visa r las t a rifas cada cinco a ños, a l objeto de imponer su reducción y de la que nunca h a h ech o u so. Cierto es que t odo ello ha sido aut orizado p or la ley, pero a p a rte ele la posibilidad que en derecho exis te de rescindir los contratos que causan lesión, si h an sido h ech os en fraude de quien no puede contrat a r por s í mis mo sino por representación , las leyes a que h emo 3 h echo referencia consentían esas emis iones pa ra que los recursos por ellas obtenidos fuesen destina dos a la construcción o e xplota ción de las líneas. Si se dem ostrase que est os fines fueron sobradamente atendidos con el importe del capital más la subvención, la falsedad cometida sería e vidente y posible la e xigencia de responsabilidades. L a ímica dificulta d que e xiste para poder imponer esa justa san-


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ción, consiste en la condición de extranjería que asiste a las empresas y en las garantías ele indemnidad que a sus capitales otorgaron todas las leyes. El Sr. Sánchez Toca, siendo 1:inistro de Fomento, dictó un Real decreto en 21 de Diciembre de 1900, que atendía a evitar para lo sucesivo la oposición de tal obstáculo a la acción fiscalizadora del Estado. En él se disponía que no podrían ser concEsionarios de ferrocarriles o tranvías sino quienes reuniesen la calidad de ciudadanos españolee; con domicilio permanente en España, o las Compañías que se sujetaren a estas condiciones: tener su domicilio en España y regirse en todas lac; manifestaciones de su actividad exclusivamente por las leyes españolas; expr -ar el valor nominal de sus ac-ciones y obligaciones n moneda española y verificar en la misma el abono de intereses y el pago de dividendos; constituir sus onsejos de administración con la condición de que por lo menos sus dos ter~ ceras partes estén formados por ciudadanos españoles con domicilio permanente en España; elegir también ciudadanos españolEs para los cargos de Directores Gerente y Facultativo, así como para los de Ingenieros y Jefes superiores de los servicios, salvo en casos excepcionales y justificados a juicio del Gobierno y, con aprobación expresa de é te. Si esto se hubiera hecho al otorgar las primitivas concesiones, el gravísimo problema de los ferrocarriles españoles sería de fácil solución, pues exigiría únicamente la existencia ele un Gobierno patriota y enérgico que, por difícil que parezca su hallazgo, quizá no sea imposible algún día. Este remedio no es ya aplicable ni aun para lo futuro, pues, no más tarde de un año después, llegó al ministerio el Sr. Villanueva y con pretexto de que esa disposición era una dificultad para la afluencia de capitales a la construcción de las obras públicas, la derogó pura y simplemente, dejando las cosas en el mismo estado en que se hallaban antes. Por una feliz casualidad, el mismo Sr. Villanueva era también Ministro de Fomento cuando en 1912 una huelga ferroviaria perturbó hasta e 1 fondo la vida económica de España. Las empresas, resistiendo el otorgamiento de las mejoras que su personal exigía, con harta razón según el juicio público, causaron al país enormes daños y, cuando la Prensa solicitaba contra llas enérgicas medidas, el Ministro de Fomento hubo de alegar la


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imposibilidad de hacerlo por ser extranjeras estas Compañías concesionarias. Si nuestro régimen de Gobierno fuese realmente representativo, ese caso hubiera bastado para anular para siempre la representación que ostenta el Sr. Villanueva . Al continuar con ella, cada día con mayor influencia en la política, se prueba plenamente que en España el régimen es exclusivamente oligárquico por carecer de una democracia capaz de imponer las soluciones exigidas por el interés general.

VII.-Necesidad de una reforma radical en la legislación La situación actual no puede continuar sin poner en grave riesgo el porvenir de la nación. Nos hallamos encerrado-, dentro de un círculo vicioso que es preciso romper por alguna parte. Las tarifas son excesivamente elevadas y se dice por las empresas que .;u rebaja no es posible sin el auxilio del Estado, pues las dificultades que a ello se oponen no son imputables a las Compañías sino provinientes de la configuración del sue4> español, de la escasa densidad de su población y de su repartición desigual. Ya h emos visto que, aparte la influencia que todas esas causas puedan t ener en el fenómeno que se trata de corregir, los concesionarios han cometido falsedades que, alterando la cifra aparente del capital de las empresas las inducen a calcular el precio del peaje exce,;ivamente elevado, si han de dar utilidades a esa masa de capital. Trataremos luego este aspecto de la cuestión y, en tanto veamos cómo se presentan estos problemas en aquellos países que por haber incidido en análogos errores o por hallarse en situación más comparable con la nuestra, pueden damos alguna enseñanza. La casi imposibilidad en que noc; hallamos de disponer de caminos navegables en el interior de España, hubiera hecho más necec:.ario que los ferrocarriles fueran construidos y explotados por el Estado. Cuando se puede disponer de ríos o canales navegables, la situación es completamente distinta que cuando es preciso confiar únicamente en los caminos artificialmente construídos, en los que la tracción ha de hacerse empleando una fuerza no provista por la naturaleza.


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La circunstancia de que las vías na vega bles son en muchos casos naturales, en otros exigen pocas obras para su adaptación y de que sean, por regla general, propiedad del Estado, dueño de las aguas, hace que en los transportes fluviales el peaje tenga una importancia muy pequeña y tan sólo sea preciso atender al precio material del transporte, del cual se obtiene la utilidad, por la diferencia entre su costo y su precio. Por el contrario, siendo los ferrocarriles, en la mayoría de los casos, propiedad de empresas privadas, que los han construído para reintegrarse de los gastos durante un período de tiempo, es preciso incluir en el precio de las tarifas una parte destinada a ser derecho de peaje y cuya importancia será tanto mayor cuanto menor sea la intensidad del tráfico. De ahí que en España la dificultad de disponer de vías fluviales · debió impulsar al Estado a la construcción de los caminos de hierro para hacer de ellos una propiedad nacional dedicada principalmente al fomento de la riqueza pública. La penuria económica no debió ser para e llo un obstáculo, si.no antes bien un acicate, pues, merced a esa clase de estímulos, hubiera podido la producción acrecer en la medida necesaria para reponer la riqueza buscada, dejando además un remanente que hubiera sido bastante para el reintegro de las sumas invertida5 en esas obras públicas. En los demás países europeos a;;í se entendió generalmente y si bien algunos de ellos poseían ríos má5 o menos navegables, las grandes construcciones de canalización fueron emprendidas en épocas en que los apuros económicos eran mayores. En Francia, la red de sus grandes canales, comenzó a ser construída después del 70. Alemania, que posee en este punto inII1ejorables condiciones por el caudal de sus ríos, su ligero desnivel y la gran extensión de sus planicies, sobre todo en la parte norte, que evitan lo.; gastos y los retrasos determinados por las esclusas, fué desde I886 cuando realizó notables trabajos de mejora en sus ríos y canales. Austria-Hungría no tenía otros ríos navegables que el Elba y el Danubio, pero en I90I el Gobierno hizo aprobar un programa que comprendía I.600 kilómetros de canales, algunos de ellos para salvar trayectos con desniveles hasta de 400 metros. Rusia posee río., de gran caudal y escaso desni-

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vel. Su red de navegación fluvial alcanza a 83.000 kilómetros. Bélgica pó5 e una red de 2.000 kilómetros, administrada por el Estado. Holanda, entre ríos y canales, rew1e 5.000 kilómetros. Inglaterra, a demás de fa g,:-an extensión de sus estuarios de mucha penetración, posee desde muy antiguo una vasta red de canales, alguno.;; de los cuales han sido construídos por empresas particulares, en extensión que alcanza a unos 8.000 kilómetros y que datan de la época comprendida entre I766 a I840. Antes de la construcción de los ferrocarriles el tráfico fluvial había ya alcanzado una gran importancia . En los E stados Unidos de América, la in1portancia de los ríos navegables es decisiva. Tan sólo el Missisipí con sus afluentes proporciona una red de I5.ooo kilómetros . Los diferentes Estados han construído una completa red de canales que unen entre sí los grandes ríos y ésto:; con los lagos del interior del continente que, a su vez, tienen sa lida al mar. Por las razones ya apuntadas, el precio del transporte por esos medios es 5umamente económico, en algunos casos ínfimo. En los ríos llega has ta I mil ésima por tonelada kilómetro y en los canales oscila entre 4 milésimas a ;r céntimo la misma unidad. En Francia aJcanzan a veces tipos más elevados, llegando a I,5 y 2 céntimos, pero allí la cuestión se halla en tales t éqninos que la Administración protege a los ca1,ales impidiendo que los ferroca rriles desciendan a tipos de concurrencia con ellos. La defensa la encuentran los caminos de hierro en la rapidez del transporte y en los pe queños recorridos y masas reducidas de tonelaje. Limitan su acción a reintegrarse solament e del precio de tracción, obteniendo un pequeño b eneficio en concepto de peaje y, en tal forma, compiten con los canales, pues, con los trenes actuales transport¡mdo hasta 700 toneladas, se ha llegado al precio co~ercial de 7 milé imas tonelada kilómetro, para el transporte de series de vagones completos, de mercancías que no imponen a la empresa ni la carga ni la descarga. Preciso es advertir que en los canales se trata de chalanas que cargan a veces 700 toneladas de mercancía no fraccionada hasta su destino. Para hacer estas comparaciones hay que calcular cargas completas y en caminos de hierro cuyo perfil no tenga desniveles mayores de 5 a IO por I.ooo, pero lo cierto es que los ferrocarriles se defienden cada día mejo•r y


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luchan con los canales v entajosamente, gracias sobre todo a la velocidad del transporte. Para comprender la enorme desventaja de nuestra situación, basle decir que en España los precios má ; bajos para mercancías brutas, en vagones completos y en largos recorridos, no suelen bajar de 4 céntimos tonelada kilómetro, aplicado a los carbones. Lo;; trigos llegan al de 7 céntimo:;, y algunas otras mercancíac; de e caso valor y de buenas condiciones para el transporte , son tasadas hasta IS cént.imos, por tarifa especial de largo plazo de transporte. Este precio era casi corriente en Francia para los transportes por carretera antes de la construcción de los caminos de hierro. Así se compren . de que en España el transporte po~ carros haga toda vía concurrencia al ferrocarril en algunos recorridos . Esto equivale a decir sencillamente que, a pesar de los sacrificios pecuniarios hechos por la nación, España no ha alcanzado toda vía los beneficios que el transporte por los modernos medios de tracción es capaz de proporcionar a la agricultura y a las industrias, influyendo de una manera radical en la ampliación de los mercados e intensificación de sus producciones. La tendencia es en todos los países a la nacionalización de los ferrocarriles. La cue'>tión está en el modo de llegar a ella para que el Estado no se imponga tales cargas que signifiquen en forma de intereses de deuda, a satisfacer con el rendimiento de los impuestos, un gravamen poco diferente al que hoy· soportan sus ciudadanos mediante los precios excec;ivos del transporte. De todos modos, la nacionalización presenta siempi:e ventajas, pues aparte de que la carga es repartida sobre todos los contribuyentes y no de una manera exclusiva sobre los que trabajan y producen transporte5, esa es la única manera de llegar a la unificación sin caer en loe; peligros graves del monopolio en mano., de empresas particulare;;. Para argüir sobre lo que se ha hecho, evitando incurrir en lo que pudiera ser tachado de ilusión irrealizable, examinaremos el régimen legal adoptado en los Estado Unidos ele América, que por tener sus ferrocarriles en poder ele empresas que han llegado, como entre nosotros, a formar sindicaciones poderosas; por tratarse también de un territorio de población poco densa hasta poco ha y por haber acometido la construcción de suc; vías férreas cuando contaba, como nos-

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otros, con pocos recursos propios, nos presem:a ejemplos de posible imitación. En cuanto a los términos de las concesiones, tenemos un e jemplo en la carta de concesión del ferrocarril de Baltimore al Ohio, otorgada en 28 de Febrero de 1827. Es uno de los casoc; típicos entre los numerosos que se nos presentan en ese paí5 organizado en Estados federales, libres cada uno para adoptar la forma que mejor se adapte a su caso. La Asamblea general del Estado de Maryland concede a un comité compuesto por nueve comisionados, la facultad de abrir una suscripción de capital destinado a suministrar los fondos necesarios para la construcción del ferrocarril. Determina la cuan tía de ese capital constituído por tres millone5 de dólares en acciones de cien, de las cuales diez mil, o sea la tercera parte, quedarán reservadas para el Estado y cinco mil para la ciudad de Baltimore, durante los doce meses transcurridos desde la apertura de la suscripción. Una vez suscritas por particulares diez mil acciones, se dará por constituída la Compañía. Si el público suscribiere más de las quince mil accio nes ofrecidas, se procedería a la prorrata. Si durante doce meses no se hubiese cubierto la suscripción, la concesión quedaba nula y el capital entregado sería devuelto a los suscriptores deducidos los gastos ocurridos. Una vez constituída la Compañía, si, quedando por .m scribir alguna parte del capital, el Consejo creyese necesario emitir más acciones, podría hacerlo, pero nunca a un precio inferior a la par, quedando la diferencia, en caso de mayoración, en beneficio de la Compañía . Igualme~te podía en tal caso emitir obligaciones con la garantía del capital desembolsado e invertido en las obras. Se concede a la empresa libertad para la construcción, compra de terrenos, ampliación de la línea con otras paralelas o continuación de ella, cruzar caminos y propiedades, mediante indemnización, emplazamiento de edificios, terraplenes y puentee; y para el uc;o de vagones , locomotoras y otrac; máquina · y elementos que juzgue necesario. El precio máximo del transporte de mercancías generales de cualquiera clase, se fija en un centavo tonelada y milla, como peaje,

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y tre centavos µor tracción, cuando el transporte sea de Oeste a Este y tres cenlavo5 por transporte y i.res como peaje, cuando fuere de Este a Oeste. o explica la causa de esta diferencia, que tal vez ea debida a la dirección de la pendiente . En cuanto a los pasajeros no excedería el precio de tres centavos por milla. Las a ccione5 de la Compañía· c:;e r án estimadas como propiedad personal y quedarán exenta<; de todo gravamen tributario. Los b e neficios netos, deducidos los gastos y las reservas que juzguen necesarias, serán libremente distribuídos a los accionistas . Se fija e l plazo de dos años para comenzar las obras y el de diez para terminarlas, bajo pena de nulidad de la concesión. Todo ciudadano o empresa del mismo Estado, concesionario de alguna otra línea, tendrá derecho a conectarla con ésta, previa garantía de indemnidad. En el sistema de concesiones, esa ley presenta evident es ventajas sobi·e los procedimientos seguidos entre nosotros. En muchos casos algunos Estados otorgaron a las empresas subvenciones consistentes en grandes extensiones de tierras del Estado a lo largo de las líneas que aqu éllas construían. Este sistema da hoy lugar a gra ve inconvenientes, pues una vez apropiada particularmente toda la superficie del territorio de la U nión, las Compañías sindicadas disponen de una enorme masa de tierras concentradas en una sola mano que influ ye y desnivela los precios de las ~ierras destinadas a la agricultura. Cierto es también que algunas Compañías realizan colonizaciones, entregando esas tierras a cultivadores que satisfacen su importe en plazo de un precio módico. L a transmisión de una concesión h a de ser objeto de una nueva ley. El Estado de"\ i:..ginia, el 18 ele Junio de 1894, autorizó la con"'titución de la Soutliern R ailway Company para la adquisición de varias líneas. Se fija en la ley e l capital de la e mpresa en 180 millones de dólares autorizándole a emitir obligaciones por 120 millones, a medida que sus operaciones lo hiciesen necesario. En cu a nto a la intervención del Estado en la administración ele las Compañías es e jercida por m edio de Comision s e pecialmente destinadas a ello . Su misión es cuidar del cumplimiento de las leyes por parte· de las e mpresas, recibir las quejas y reclamaciones de las autoridades y particulares, investigar las causas de los accidentes 4

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y recoger informes en cuanto a l est a do y uso de l as lfoea . P a ra ello pueden examin ar los libros y documentos de las Compa ñías, publicar la situación fina n ciera de las mismas , exigir la exhibición de la lista de accionist as _. pedir y obtener t estimonios a cu a lquie r ciuda da n o e imponer pena lida des por d esobe d ien cia a sus ma nda tos . De todas estas comision es la principa l es la que hubo necesida d de est a blecer p ara regular las relaciones de los ferro carriles de ]os diversos E st a dos y u nificar e l r égim en a que ha brían de at enerse las líneas que circulan por m ás de uno de ellos . Instituída en r887, se rige por diferentes le y es especiales que constituyen un s ist em a orgánico . L a fo rman cinco co misiona dos nombra dos por el Presidente ele la Confederación a propuest a del Sen a d o, no pudiendo ser empleados ele las empresas n i t enedores de acciones . L a duración del car go es de se is a ños y pueden ser clestituíclos p or el Presidente por ma l cumplimiento de sus funciones . E st as son e vita r cua lquier cla e de preferencias a fa vor de a lguno de los carga dores; impe dir la concesión de p recios d iferen ciales a fin de e vita r que nunca se perciba menos por mayor d ist an cia . R ecibe declaracion es y que jas y puede imponer a las Compa ñías penalidades pecunia rias h ast a 5.000 d óla res y prisión a sus gest ores si el caso constituyese infracción crimin al. Si e xcede a sus facultades p u ede imponer la sumisión del infract or a los tribuna les de justicia. Anu a lmente redacta un informe dirigido a l Congreso y que es h echo público para t odos los que lo deseen. En m at eria d e t a rifas todas las m odificaciones h a n de serle som etidas y en caso de no aprobación e mite un veredict o que s irve a los tribuna les de estimación de h echos so bre los que a plican su senten cia . E st e r égimen de inter ven ción direct a y const ante, n o h a basta do pa ra e vitar a busos. Son frecuentes las combinacione;:; entre las e mpresas y t a mbién el otorgamiento de fra nquicias que s irven de b ases para la constitución d e poderosas s indicaciones de productores que h an llegado a domina r por complet o el tráfico ele muchos artículos . H a n sido frecu entes las a gitaciones popula res por est e motivo y en ocasión de una ele ellas p romovida entre los ag..:icultores , un alto funciona rio llamó la pública a t ención h acia el buen resulta do producido por una inicia tiva de la Cáma ra de Comer cio de la ciudad de


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:Mulhouse, en Alsacia, que promovió una conferencia entre repre5entantes suyos y de las empresas ferroviarias . El resultado fué tan favorable que inclujo al Ministro de Comercio a establecer estos Consejos mixtos con carácter permanente. Prusia instauró estos Consejos ferroviarios en 1882 y el resultado durante más de veinte años ha sido excelente. En ellos se establece una íntima relación entre los funcionarios que administran los ferrocarriles y los representantes del comercio. principal usuario de ellos . Unos y otros están mejor informados en cuanto a los puntos de vista de cada cual y las reclamaciones justas del comercio encuentran por ese medio más fácil sati5facción. Fueron creados Consejos de circuito compuestos por 25 a 75 miembros electivos, y uno nacional integrado por 40 miembros, de los cuales 10 son de nombramiento ministerial. Estos Conjesos evacuan consultas y pueden hacer investigaciones y recomendaciones a las empresas y al Gobierno en materia de ferrocarriles. No tienen autoridad alguna sobre los funcionarios de la Administración pública ni sobre los de las empresas. Sus funciones son gratuitas, excepto las del secretario . Han sido creados también en forma análoga en Japón y en Suiza, con buen resultado. Para nuestro caso todo esto es muy interesante, pero no bastaría como eficaz remedio. Todos esos cuerpos consultivos y comisiones administrativas no lograrían sanear los efectos de los graves errores de nuestra legislación ni anular el poderío oligárquico de las empresas. Precisa que un Gobierno, fuerte de suyo y apoyado decididamente por la opinión, consciente de los daños ya sufridoc:; y de los que han de agravar aun la situación, se decidiese a imponer una total revisión de la legislación ferroviaria, encaminada a preparar la nacionalización de todas las lú1eas de interé;; público en condiciones justas y convenientes. Aparte de las disposiciones de las leyes civiles relativas a la rescisión, de una aplicación no muy indicada, las actuale5 leye5 dan poco;; medios para proceder contra las Compañías . El artículo 61 de la ley de obras públicas de 13 de Abril de 1877, considera como caso de caducidad de una concesión que la empresa pida subvención después de otorgada . El 69 autoriza para declarar la caducidad por faltas imputab]e5 al concesionario. Otras disposiciones de la legislación fe-


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rroviaria aplican también esa sanción por faltas· imputables al concesionario. Es evidente que varios de estos motivos concurren contra las principales Comp9-ñías concesionarias, pero la aplicación de clisposiciones de carácter general, prescindiendo de las especiales que constan en lá ley de concesión para cada línea, parecería tal vez un castigo poco justificado. Más lo estaría por la efectiva sindicación realizada entre ellas burlando los preceptos legales que prohiben la transferencia de las concesiones, que a tanto equivale la constitución de una nueva entidad para dirigir de acuerdo la gestión de varias Compañías, pero también sería una manera forzada de realizar lo que debe hacerse clara y resueltamente con la suficiente autoridad que puede dar a los Gobiernos el cumplimiento del deber en defensa de los interese.3 generales y con pleno uso de la soberanía nacional, decidida a utilizar las facultades que le son privativas. La tendencia hacia la nacionalización es general y entre las naciones de Europa la han realizado o se hallan en camino de terminarla, Alemania, Austria-Hungría, Francia, Bélgica, Italia y Suiza. Ya nos hemos referido a las-favorables circunstancias en que el problema se presentaba en algunas de esas naciones por la existencia de los canales y ríos navegables. La riqueza representada en ellos por sus ferrocarriles les ha permitido ir a la expropiación mediante indemnizaciones cu.=t-ntiosas, de las que los Estados se han reintegrado en casi todos los casos por el incremento de los ingresos. En Suiza el_problema se presentaba de manera diferente y con menos fe lices augurios. El relieve de su sue lo determinó un costo kilométrico de sus líneas lo bastante elevado para que aun sin sanear abusos, fuese imprescindible un sacrifici_o cuantioso para ir a la expropiación. Este caso es digno de observación y debiera servirnos de antecedente merecedor de imitación. Veámoslo.

VIIl. - Procedimiento para la nacionalización Si los errores que hemos someramente puntualizado no hubieran sido cometido.3, las facultades que el derecho de soberanía asigna al Estado para adquirir por causa de utilidad pública los bienes pri-


53 o vados que estime necesarios, bastarían para resolver el problema de la nacionalización de los ferrocarriles, en cuanto el convencimiento de su necesidad hubiese llegado al Poder público. Adquiridas las concesiones en el verdadero valor que les resta, dado el tiempo transcurrido desde el comienzo de su explotación, no echarían sobre la Hacienda pública una carga desproporcionada con los rendimientos que son capaces de producir sin tener que mantener excesivamente elevadas las tarifas. La enorme supercapitalización realizada en el caso de los ferrocarriles españoles hace imposible esa solución. Calculados al precio medio kilométrico figurado por las empresa!", y deducidos los importes de la subvención'. y de la amortización necesaria por el tiempo transcurrido, los trece mil kilómetros de la red española exigirían una suma mayor quizá de tres mil millones ele pesetas. Es evidente que los productos netos de la explotación no rinden el interés equivalente a esa cantidad y, en consecuencia, planteada así la operación sería ruinosa para el Estado que, no disponiendo de otros ingresos que los de los impuestos, habría de echar sobre el contribuyente la pesadumbre del déficit resÚltante entre los ingreso,:; por la explotación y las cargas de la deuda contraída para la adquisición del capital de expropiación. Un ligero ·examen del procedimiento seguido por la Confederación Suiza, para resolver este problC::_ma, que en su país se planteaba con caracteres muy semejantes a los que presenta en España, podrá servirnos de ejen1plo. En Suiza la importancia de los ferrocarriles como medio de transporte es decisiva, pues si bien los lagos son navegables, no pueden servir de medio concurrente con los ferrocarriles por no ser susceptibles de unión mediante canales, haciendo de ellos una red de comunicaciones. Las pendientes derivadas del accidentado nivel de su suelo, determinaron un elevado costo en la construcción y también gastos de tracción superiores a los normales. Las empresas constructoras y explotadoras eran, como entre nosotros, extranjeras y además de todo esto, algunas líneas de tránsito que interesaban a los países fronterizos habían sido subvencionadas por Alemania y por Italia.


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La tendencia a la nacionalización se manifestó ya débilmente en las Cortes Constituyentes de 1848. En el territorio suizo no existía entonces má,; ferrocarril que el de Estrasburgo a Basilea, línea extranjera totalmente, por ser una penetración francesa, pero, por entonces, no se hizo más que autorizar a la Confederación para la construcción de obras.públicas de interés general y asignarle plena potestad para determinar el régimen legal de los ferrocarriles. En 1850 el Conse jo F ederal confió a un t écnico inglés, Mr. Stephenso~, y a dos financieros suizos, la misión de elaborar un proyecto de plan de ferrocarriles, y es de notar que, no obstante su nacionalidad, el perito se decidió resueltamente a favor de la construcción de las líneas por el Eslado . El Consejo Federal hizo snyo el proyecto pero no logró la aprobación en el Consejo nacional que se resolvió decididamente por _la abstención u.el Esta do , no ya de la constru cción sino aun para la subvención de ninguna línea . Esta cuestión fué abandonada a los Cantones y muchos de ellos hicieron concesiones a Compañías extranjeras para la construcción de diferentes líneas, que llegaron a constituir la red de los fen:ocarriles suizos . Entre las empresas surgió poco a poco la idea de la sindicación y últimamente el número de ellas ,e hallab a reducido a cinco, pero, a pesar de ello, las cuestiones por empa lmes, horarios, tarifas, etc., entre unas y otras Compañías y entre éstas y los cantones, eran numerosas y comenzó a manifestarse la opinión favorable a la adquisición que, por su parte, las Compañías intentaron derivar a favor suyo pretendiendo que la materia de ferrocarriles fuese atribución de la Confederación y no de los Cantones. En 1862 el Presidente de la Confederación, J. Staempfli, publicó un libro preconizando la adquisicón de los ferrocarriles por la Confederación, y desde entonces las soluciones y las polémicas en pro y en contra. de la nacionalización, fueron numerosas y apasiona das, con ;tituyendo un motivo para lo:; programas de los partidos políticos . En 1872 la Confederación privó a los Cantones, reservándolopara sí, del derecho de otorgar concesione.-; ferroviarias y hasta 1897 la red de caminos de hierro continuó desarrollándose bajo el régimen de ias concesiones federales. De 1 69 a l 71 el Ministerio del Interior realizó un a información


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pública a la que hubieron de concurrir por escrito las Compañías, después de haberse el Gobierno negado a toda conferencia especial con ellas solas_. En sus memorias mantenían la tesis de que siendo las concesiones un contrato bilateral, el Gobierno no podía modificar]a5 ni anularlas sin el consentimiento de ellas y en caso de expro piación las indemnizaciones habrían de ser acordadas en juicio arbitral. Por otra parte, reconocían la necesidad de la unificación y el Gobierno, ateniéndose a esta manifestación, hizo constar resueltamente su opinión de que el Estado es siempre dueño de su potestad legislativa en materiac; de interés público. La.: concesiones hechac; por la Confederación daban a ésta la facultad de denunciarlac; en I de Mayo de I883, a fin de incautarse de las lú1eas en I888. En 6 de Marzo ele I883, el Conc;ejo Federal dirigió al Nacional un mensaje en el que, sin decidirse resueltamente por la nacionalización, pretendía imponer a las empresas una forma de contabilidad que la preparase en conclic;iones aceptables. Seg(m la5 cuentas de la..; Compañías, sus gastos de establecimiento se elevaban a 675 millones de franco5, pero en opinión del Consejo esas cuentas estaban exageradas en 85 millones . En cuanto a l valor del capital, según el producto neto medio de los diez últimos años, no excedía de 492 millones y como por 105 términos de las concesiones la incautación habría de hacer.;e t eniendo en cuenta los productos netos, pero por una suma no inferior al capital de establecimiento, e l Estado se veía obligado a comprar por 675 millones un negocio que no valía más de 500. En consecuencia, el Consejo Federal proponía no tratar de la compra sino 'de dictar una ley para organizar la ins¡:ección de las Compañías, ampliándola a la contabilidad, a fin de preparar la incautación en plazo má-; o menos próximo. El proyecto propuesto partía ele la base de que tan sólo figurarían en la cuenta de construcción las cantidad es realmente invertidas en ella . Las nuevas cantidades dedicadas después de la apertura de la explotación a nueva., vías, material, etc ., no podrían ser llevadas a la cuent a ele construcción c;ino en cuanto hubiesen acrecido el valor de la empresa y sus rendimientos. Todos los gastos no pertenecientes a la cuenta de construcción serán cubiertos co_n los ingresos anuales de la explotación. Los gastos de fundación, los de administración, los de emisión y las pér-


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didas de capital por la emisión bajo la par, así como los gastos indebidamente llevados a la cuenta de construcción, serán amortizados en varias anualidades. Las condiciones de la amortización serán fijadas por el Consejo Federal que aprobaría los balances y cuentas anuales de administración, quedando a las empresas el recurso contencioso ante los tribunales, para alzarse de las decisiones gubernativas en esta materia . El resultado de esta ley, aprobada en I883, fué desde luego disminuir los beneficios aparentes de las Compañías y bajar la cotización de sus valores . El Consejo Federal acometió seguidamente la empresa de adquirir acciones de una Compañía, en vista de que la mayoría del Consejo Nacional negó su aprobación a la inmediata nacionaliza.ción de los ferrocarriles. La empresa del Nordeste, que se encontraba en situación difícil, trató con el Gobierno, pero no estando autorizado para la compra, adquirió 30.000 acciones que poseía el Cantón de Berna, a 600 francos, pagados en títulos de la deuda al 3 por I00 a 90 de emisión, lo cual hacía 5 73 francos por acción de 500. Otro conato análogo intentado con otra Compañía a un tipo superior fué rechazado por referendum y, tras de varias alternativas en las que el Consejo Federal proseguía tenazmente sus propósitos nacionalizadorec;, dió el segundo golpe a la intervención mediante la ley de I896, que logró pasar por todos los Consejos y ,:;er aprobada en el referendum por una mayoría de 40.000 votos. Esta ley señala el gra do máximo de imposición cerca de la administración de las empresas . Les obligó a llevar una contabilidad distinta para cada una de las líneas concedidas, determinando la manera de calcular el producto neto y el capital de establecimiento, con tendencia encaminada resueltamente a disminuir el producto neto. A fin de asegurar la aplicación de estas disposiciones, fueron a_nuladas la-:; que en las leyes de concesión sometían al arbitraje las diferencias entre las Compañía:; y el Estado, remitiéndolas en lo sucesivo únicamente a lo , tribunales federales . La consecuencia de esta ley fué ya la de I 5 de Octubre de I897, autorizando al Gobierno para la adquisición de las líneas. · La obra de la nacionalización de los ferrocarriles suizos, ha sido un caso de notable perseverancia de los gobernantes de las derechas.


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La batalla final para ganar el referendum fué decidida merced a la entrada en el Gobierno de un representante de las izquierdas y en virtud de esta transacción y de la promesa de la apertura del Simplon a los cantones interesados, el voto popular aprobó la nacionalización por una mayoría de 380.000. A pesar d~ la fuerza que las leyes de intervención dieron al Conse jo Federal, éste obró con justicia en el trato con las Compañías. En el mensaje de I897 calculó en I.02I millones de francos el costo de la nacionalización, y en realidad importó I.065 millones. Además de algunos elementos no comprendidos en las concesiones y que hubo necesidad de adquirir, entran en ese aumento de precio las supervalías adquiridas por los valores de las empresas, por efecto de los mayores beneficios que obtuvieron en los años últimamente transcurridos entre la ley y la compra, no ultin1ada hasta I9I3. En general, el pago del capital convenido con cada una de las empresas fué hecho en obligaciones del Estado al 3 ½y al 4 por rno, calculadas a la par. Para fijar los precios se capitalizó al 4 por IOO la cifra media de los productos netos en los diez años anteriores. El resultado de la operación, por lo que hace a los intereses generales del país, no ha podido ser más lisonjero. E11. el curso de la nacionalización, las alte1nativas e incidentes han sido numerosos . Comenzó la recaudación a dar aumentos y hubo también déficits aprovechados por los pesimistas. Hoy el alza es constante y general. La amortización e interés de la deuda son cubiertos con exceso por los ingresos netos. Las tarifas han sido reducidas y áumentado el personal y su retribución. Las instalaciones han sido mejoradas y se piensa ya en la electrificación de la tracción. La administración ha sido organizada de una manera autónoma incluso en cuanto hace relación a los servicios de caja. Ni el Consejo Federal ni las Cámaras intervienen en las cuestiones relativas al personal. El Ministerio de los ferrocarriles se limita a fiscalizar e intervenir la administración del Comité de dirección, que disfruta de una a utonomía casi completa y desde luego la mayor conocida entre los países que poseen sus ferrocarriles. Este sistema de nacionalización ha sido imitado últimamente por e l Japón, con buen éxito . Para no otros es esa una lección de aplicación tanto más necesa-


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ria cuanto que los errores que la administración pública tuvo que corregir en Suiza, son exactamente los mismos con que aquí habríamos de tropezar. La empresa no está fuera de la potencialidad económica de España. La red de ferrocarriles suizos es aproximadamente de 4.800 kilómetros. El precio medio resultante será poco más o menos 220.000 francos y teniendo en cuenta el precedente establecido en nuestra ley de Igiz, de que ya hemos hecho mención, y también que, en cuanto a las instalaciones se refiere las líneas suizas llevan a las españolas una inmensa ventaja, no es temerario calcular que los nuestros no valen hoy una cantidad superior. A ese precio necesitaríamos un capital de unos tres mil millones para realizar la nacionalización de los ferrocarriles y hemos de recordar que en las guerras coloniales se invirtieron inútilmente más de cinco mil y que en la de Marruecos excederá ya de mil millones lo gastado con pleno convencimiento de su absoluta infructuosidad. El impulso para est a empresa no puede venir de los partidos políticos tun1antes, ninguno de los cuales incluye en su programa soluciones para los problemas de esta índole, ni se atreve a condenar el imperialismo ridículo que se nos impone. Es absolutamente necesario que entren en la vida política los productores mismos, convencidos de que el cumplimiento activo de sus deberes de ciudadanía exige esta directa intervención en la gobernación del país. Las cuestiones que se refieren a la nacionalización de las obras públicas, a los aranceles de aduanas y a l sistema tributario, debieran ser objeto de estudio para las organ izaciones sindicales de los productores, a fin de adoptar soluciones sobre ellas y proponerlas a sus representantes en Cortes. En cuanto a la conveniencia y aun la justicia de adoptar un procedimiento compulsivo para reducir a las Compañías, baste indicar que al precio a que ellas suponen el costo kilométrico, el capital necesario para la nacionalización se elevaría a cinco mil millones de· pesetas. Dos mil millones de econo mía valen la pena de que los contribuyentes m edit en bien si son ellos o los tenedores de acciones quienes han de perderlos. Se suele decir al tratar estas cuestiones que los actu a les tenedores poseen de buena fe y no debe en manera alguna imponérseles a ellos el castigo que m erecerían en todo caso los primi-


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tivos suscriptores que consintieron a los Consejos la comisión de las falsedades referidas. El porvenir de España no puede quedar sometido a la pe,adumbre irredimible de las tarifas que hoy soportan nuestros productores enfrente a los de todo el resto del mundo. Para reducir esas tasas y, más aún, para acometer problemas como el de la normalización de las vías en la anchura internacional y el de la electrificación de la tracción, es preciso convencerse de que no podemos confiar en la buena voluntad de las empresas, cuyas disposiciones nos son conocidas sobradamente, por lo que con· posterioridad a la conferencia ferroviaria de r905 ha dicho acerca de todas esas cuestiones el más autorizado de sus representantes. Es inevitable que alguno sufra las consecuencias de los errore-; cometidos y la economía nacional no consiente imponer una carga más a los elementos productores, cuya penuria y escaso rendimiento son consecuencia de una despiadada explotación como no hay ejemplo en ningún país del mundo. Las reformas políticas han logrado la liberación efectiva de los trabajadores, en el terreno del derecho, pero no en las prácticas de la economía. La civilización y la cultura no pueden adquirirse sino destruyendo todos los monopolios que permiten la explotación de unos hombres por otros. Es preciso a toda costa inspirar a los productores españoles ese alto ideal. La lucha económica es, aparentemente, . menos cruenta que la lucha armada, pero no es menos despiadada. Hay que escoger entre ser martillo o yunque.

IX - Las obras hidráulicas Los ferrocarriles y las obras para la canalización y embalse de los ríos son entre todas las públicas, las de mayor in1portancia. Por eso mismo la necesidad de modificar la legislación por que se rigen, con tendencia a preparar su nacionalización, es más urgente. El sistem~ de subvenciones a los ferrocarriles ha perjudicado enormemente el desarrollo de las obras hidráulicas. El daño es tanto más sensible cuanto que la tradición en esta materia ha creado una opinión firmeme~te resuelta a intervenir en este problema. Si hacia él


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se hubiera encauzado la acción del Poder público, la producción hubiese aumentado lo bastante para hacer remuneradores desde el. primer momento los esfuerzos dedicados a las vías de comunicación Al mismo tiempo hubiera sido posible instaurar con el apoyo de1 Estado el crédito agrario y, entre tanto, poco importaba que las primeras empresas constructoras de los ferrocarriles hubiesen sido exclusivamente obra de la iniciativa privada, sin más apoyo oficial que el que en materia de ocupación de terrenos públicos y ·1as necesarias facilidades para la expropiación de los particulares, puede y debe prestar el Estado, obligado siempre a facilitar y regular ordenadamente el funcionamiento de todo servicio público. Esta dirección, iniciada en el Decreto-ley de I868, fué abandonada por la restauración con los resultados funestos que hemos relatado. Entre el sistema inglés, de absoluta libertad a las empresas y el francés de intervención y apoyo, el primero presenta menos dificultades llegado el caso de la incautación . En cuanto a las obras hidráulicas, las concesiones a empresas particulares son inconvenientes en mayor grado todavía que en los ferrocarriles. El carácter de estas empresas, cuya amortización ha de ser necesariamente muy lenta, las hace esencialmente nacionales. El caso del Canal de Urgel es sobre este punto de una fuerza concluyente. Sobre la conveniencia de su construcción por el Estado, se ha dicho ya lo suficiente . Los elocuentes razonamientos de Costa son irrefutables. No es preciso hacer historia de los regadíos en España, para demostrar que siempre se ha entendido entre nosotros que esta clase de obras públicas son fundamentalmente una función social de interés general, cuya realización debe ser confiada al Estado en cualquiera de sus manifestaciones. En ésto, como en otros casos, la iniciativa particular se adelantó a la oficial. Las primeras obras de riego, que eran también las de menor extensión y alcance, fueron debidas a la asociación de los interesados o tuvieron carácter municipal, en tiempos en que estos organismos disponían de mayor libertad• y consiguientemente de medios más amplios y eficaces . L as Comunidades de regantes son, en gran parte, instituciones medioevales regidas por constituciones inspiiadas en los sanos principios de aquella época fecunda para el floreciiniento de la vida local. La obra del


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Estado ha sido principalmente la de respetar y recoger aquellos restos dándoles forma legal y adecuada a las actuales instituciones de gobierno. En ello ha sido más bien tardo que apresurado, como si temiese intervenir en esa cuestión por no adquirir compromisos, pues la lentitud en el desarrollo de las grandes obras de riego realizadas en el período de la monarquía absoluta daba pocas esperanzas de éxito a esta clase de empresas. En Aragón se encuentran las más antiguas entre las grandes ob"ras de canalización para el riego . Son ellas el Canal de Tauste y el Imperial. El de Tauste fué hecho por iniciativa y a expensas de las villas regantes, sin que el Estado tuviera en él otra intervención que el otorgamiento de la concesión de las aguas públicas . El Imperial se debe a la iniciativa del Municipio de Zaragoza, recogiendo una aspiración pública anterior a la época en la que su construcción fué concordada entre el Concejo de la ciudad y el Emperador Carlos I. Su construcción fué tan lenta e interrumpida por tan largos espacios de tiempo, que no se terminó hasta 179ó. Corrió a cargo del Estado en su última época, pues, si se acudió a un concierto financiero con una Compañí.a holandesa, éste fué denunciado luego. Ha sido pues un caso de la aplicación de la tendencia estatista. Su importancia para la navegación ha sido siempre escasa. Es esencialmente una obra de riego, necesitada ya de complementos que aseguren su dotación de agua en todo tiempo, y principalmente en el estiaje. Ultimamente la resistencia a modificar prescripciones reglamentarias notoriamente inconvenientes, lo ha anulado totalmente como vía fluvial, pues en virtud de repetidos conciertos con la Compañía de ferrocarriles del Norte, el servicio de navegación le es adjudicado a ella con libertad para elevar las tarifas y evitar la concurrencia que para el transporte de los cereales de Cinco Villas hacía antes al ferrocarril. Así, pues, en cuanto a navegación, y aparte de las pequeñas rías del litoral Cantábrico y Atlántico, fuera del Guadalquivir, no existe hoy otra vía fluvial que el Canal de Castilla . Los antecedentes legales en materia de obras hidráulicas, aparte de los ya mencionados al referirnos a las obras públicas en general, comienzan en la ley de aguas de 1866. Definía el carácter público


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de la s aguas conientes y superficiales y por lo que a lac; obras de riego se refiere, obligaba a lo::. dueños de las tienas a ponerlas en disposición de utilizar las aguas para el riego, pues a tanto equivale el derecho otorgado a las empresas constructoras, si las obras habían sido objeto de concesión, a adquirir los terrenos que el propietario dejara de poner en condición. Claro es que esta disposición aseguraba la puesta en cultivo de regadío de las tien-as aptas para él y que, hecha la obra, adquirirían el valor suficiente para que sus dueños las mejorasen o las ena jenarnn a quien hubiere de hacerlo. Este principio es fundamental, pues, declarado el carácter público de las aguas, es preá,o llegar a la compulsión sobre los derechos privados para asegurar los conciertos entre los regantes haciendo obligatoria de hecho la sindicación. La revolución del 68, imponiendo los principios de la economía individualista, pretendió acabar con los abusos cometidos en materia de subvenciones para obras públicas. Dominaba entonces la idea de abandonar esta clase de empresas a la iniciativa particular y pudo temerse un retroceso antes que la mejora co,1siguiente a la corrección de los en-ores del antiguo sistema. o obstante, la ley de 30 de Enero de r870 dejó a salvo los buenos principios, pues, autorizaba el otorgamiento de auxilios a las obras estimadas como de utilidad pública . COI?. esto quedaba derogada la radical disposición del Decreto-ley de I4 de Noviembre de r868 y todavía llegaba a mejorar las disposiciones de la ley de 24 de Junio de r849, que eximía de contribución por diez años a los terrenos puestos en regadío . La ley del .70 no ponía límite de tiempo a la exención, consintiendo que fuese ampliada mientras se juzgase conveniente. Declaraba genéricamente de utilidad pública todas las obras de riego que alcanzasen a más de 200 hectáreas y con ello les daba derecho a la aplicación de los beneficios de las leyes de expropiación forzosa. El largo período de paz interior logrado desde la terminación de la guerra civil en r875, ha sido favorable a la obra de la nacionalización de las empresas de riego, pues la opinión ha podido influir en las posteriores disposiciones legislativac;. La ley de aguas de r876 respeta la situación de las cosas en esta materia y se limita en lo relativo a la policía de las aguas públicas a reconocer las Comunidades


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y Asociaciones de regantes, existentes desde tiempo inmemorial y que constituyen por sí solas la forma más perfecta de la nacionalización de esa riqueza. En general, la Administración no ha perturbado nunca el flmcionamiento autónomo de estas instituciones . Su obra ha sido favorable en este punto y el efecto, de la desorganización política que en otros aspectos de la vida pública ha realizado tan grandes estragos, no se ha dejado sentir en lo relativo a la policía de las aguas, más bien por imposición de la realidad, poco propicia a los abusos en estas materias, que por buena voluntad de los partidos políticos deseosos 'iiempre de robustecer sus medios de acción sin a tender a consideraciones de orden moral. Señalemos algunos detalles de interés para nuestra tesis . El artículo I42 dispone que <<en los ríos navegables o flotables no se podrá autorizar la construcción de presa alguna sin las necesarias esclusas, portillos o canalizos para la navegación y flotación ... siendo la conservación de esas obras de cuenta del dueño de ellas>> . Sería conveniente la ampliación de este principio, en el sentido de impedir totalmente la construcción de presas para embalse en la parte inferior de los ríos navegables. El Ebro es hoy tal vez el único que, con el Guadalquivir, puede ser utilizado para la navegación interior. La extensión que ésta alcanza hoy es muy corta y pequeña 1~ capacidad de las embarcaciones, pero mediante las obras de embalse proyectadas en la cabecera del río, se podría asegurarle un e5tiaje mínimo de 50 metros cúbicos por segundo, suficiente ya, previos los trabajos de encauzamiento, para permitir la navegación hasta Zaragoza. La transcendencia de esa mejora es tal, que hace necesaria una gran vigilancia a fin de evitar que por una concesión se otorguen derechos que algún día pudieran significar un obstáculo para la navegación. La ley favorece la nacionalización de las obra3 hidráulicas, declarando en su art. I88 que las concesiones de aguas hechas a particulares serán siempre temporales, pasando a poder de las Comunidades de regantes todas las obras realizadas por -las empresas en cuanto la concesión haya expirado. Las que se hicieren individual o colectivamente a los propietario;, de las tierras, serán a perpetuidad. Aplicando el principio del interés público de las obras de riego,

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las leyes de r883, su Reglamento de 27 de Julio de r885 y las de 26 de Julio de r888 y 8 de Febrero de r907, modificando la de 27 de Julio de r883, se refieren a facilitar el_ otorgamiento de auxilios a las obras de riego con caudal de más de zoo litros por segundo. La de 7 de Julio de r905 y su Reglamento de I5 de Marzo de r906, tienen aplicación a las obras de riego con caudal de menos de zoo litros. Todas esas disposiciones son bastante conocidas para que sea preciso detenerse en su examen. Son también favorables a la nacionalización de esas obras, pues diferencian los auxilios según se trate de empresas o de los mismos interesados. Los Decretos de 5 de Abril de r907, 28 de Junio de rgrn, II de Julio de rgn y Real orden de r. 0 de Julio de r908, regulan la concesión de auxilios para alumbramiento de aguas. Finalmente, la ley de 7 de Julio de rgn y la Instrucción de zz de Enero de rgrz, amplían los auxilios para la realización de algunas obras de grandes riegos, acogidas a las franquicias especiales que en ella se conceden . La más importante de todas las obras cuyos proyectos se han acogido a esas ventajas son los Riegos del Alto Aragón. Todo ese conjunto de disposiciones constituye un sistema suficiente para asegurar la ejecución de las obras hidráulicas en su aspecto teórico. En lo que a la nacionalización de las mismas hace referencia, es de una orientación muy satisfactoria y para que fuera perfecto bastaría con excluir totalmente la posibilidad de las concesiones a particulares. La causa de que todavía insista la opinión en dejar libre el acceso de esas empresas a la realización de estas obras, es únicamente el recelo de que el Estado resista el otorgamiento de los fondos necesarios para la construcción . El plan de las proyectadas es suficiente para las necesidades de esta generación; basta únicamente que el Estado abandone resueltamente otra clase de empresas menos convenientes y se decida a emprender esta nueva dirección reclamada con instancias vehementes en algunas regiones, pero a las que otras resisten por entender tal vez que la aplicación de los fondos públicos a la realización de obras de riego, es darles un privilegio cuyos efectos son acrecer la riqueza de los particulares, poseedores de las tierras beneficiadas, sin ver que eso mismo acontece con todas las obras públicas y que no existe hoy otra manera de


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acrecer la rique za general. Para corre gir las parcia lidades que puedan e xistir b ast a ría la re forma de las disposiciones tributa rias, haciendo que los impuestos re coja n las supervalías creadas. En resumen , en lo re lativo a obras públicas hidráulicas, la re forma más necesaria en e l sis tema le gislativo estriba en modificar la corntitución. B a jo el r égimen centralista es poco proba ble que las re giones necesita da s, que por serlo car e cen de riqueza y con e lla de la fuerza necesaria p a ra imponerse a la indiferencia de l Poder y a la codicia y egoísmo de las que no tien en intereses de esa n a tura leza, a lcancen nunca la satis facción de s us ne cesida des . Esta es, pues, un a cuestión política y t a rdará en resolverse cu a nto cuest a lo n atura les de esas r e giones cono cer la ve rdad y entra r resu e lta m ente en est a dirección. Aquí tiene aplicación cu anto o bre esto h e m o dicho en e l epígrafe núm. IV. Siendo dife rentes las necesida des de las distintas re giones en m at eria d e obras públicas , es n ecesario acomo da r las instituciones político-a dminist rativas a lo que la n aturaleza del p aís e xige en ese punto, de t a l m a ne ra, que las a tribuciones ne cesarias p a ra legislar y a dministrar en esa m at eria corresponda n ínte grament e a· los regiona les a quien es interese . Todo estriba en est as do~ pala bras : n11,ton omía regional.

X. - Conclusiones

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P ara r ealizar la primer a n ecesida d so cia l, e l E st a do hubo de I.ª ser , en e l principio de las n a ciona lida des p olíticas, e l órgano p a r a dicta r y h acer cumplir e l dere cho . L a condición socia ble de l h ombre , h ace de las organiza cion es políticas ntida des natura les con un a bien m a r cada su st a ntivida d , y e llo det e rmina e l carácte r e volutivo de la constitución de lo::; estados . L a misión de l Esta do , limitada en su origen t a n s ólo a los fines jurídicos, se a mplía continua m ente, compren diendo todos aque llos ne cesarios a la vida d e la cole ctivida d , a m e dida que e l a umento de la cultura impone a la n ación m ayor suma de necesida des socialec;. 2 .ª L a. importa n cia ele la funciones a dministr ativas, cuyo cum-


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plimiento en cooperación es necesario a la vida de la colectividad, acrece constantemente con el progr so de la cultura gen€:ral de los ciudadanos. En cuanto alguna de esas nuevas necesidade se hace general, se impone su realización por medio de la en~idad política, única manera de asegurar que ella sea hecha conforme a la conveniencia general, pues siendo el soberano 1 pueblo mi mo, la función administrativa que a todos interesa, habrá de ser iempre ejercida mediante di posiciones de carácter general, sin posibilidad alguna de privilegio. 3.ª En consecuencia, los recursos naturales cuya utilización convenga a la colectividad, serán exclusivamente explotados por la entidad política más directamente interesada. Igualmente, los servicios públicos cuya importancia y magnitud impongan su monopolización, no serán nunca entregados a empresas privada que pueden derivar de su ejercicio un poder suficiente para otorgar privilegios, perjudicando a la normal y justa distribución de la riqueza general. 4. ª Nacido el hombre en la tierra, en la que ha de transcurrir toda su vida y en donde únicamente puede desarrollar su actividad, la constitución que rija el gobierno de sus organizacione políticas, ha de ser adecuada a la geografía del país . La e casa densidad de la población española y su necesaria agrupación en las comarcas má habitables de su territorio, determinan condiciones diferentes para cada una de las regiones, en orden a sus necesidades colectiva . Esto impone a alguna de esas regiones la ineludible necesidad de dedicarse preferentemente a la industria agrícola, exigiendo consiguientemente del Estado, como una necesidad general, la corrección de aquellas deficiencias naturales que impiden que el trabajo de la tierra sea ejercitado con buen éxito. 5.a. La organización político-administrativa del E tado, dentro de esta concepción social de sus funciones, ha de ser ajustada a esta misión más amplia. La diversidad de condiciones naturales ele cada región exige desde luego la organización d Estados regionales, cuya función principal sea la e jecución de las obras públicas especialmente indicadas por las características geográficas del país. La delimitación de estas regiones se hará atendiendo principalment a la uniformidad geográfica , comprendiendo en cada una la superficie con-

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tinua cuyo suelo constituya un sistema geográfico uniforme dentre del territorio nacional. fi.ª Una ley de relaciones entre los estados regionales y entre ellos y el central, dispondrá que las obras púl:1licas de interés n acional sean exclusivamente atribución del Estado n acional. En ella se regularán los casos en los que interesando únicamente a una región una obra pública situada total o parcialmente en territorio de algu_ na otra, deba ser e jecutada por la administración regional que la acuerde; así como la manera de establecer los conciertos para la ejecución y administración de las que interesen a dos o más regiones y no sean ejecutadas por el E:;tado central. 7.ª Los recursos económicos de donde se provea la haGienda de los Estados regionales, serán los que se deriven del incremento de riqueza creada por las obras públicas que constituyan su inmediata finalidad. Será preciso para e vitar todo rozamiento entre la hacienda general y las locales y regionales, así como también una relación de innecesaria dependencia de éstas respecto a aquélla, la reforma total del sistema tributario, sobre nuevas bases según las cuales el rendimiento de los impuestos se obtenga únicamente de lo que constituya el capital de la persona social, por ser consecuencia inme diata de su acción política, económica y administrativa. La evaluación de la riqueza territorial p(?r procedimientos uniformes en toda la nación , permitirá fácilmente apreciar los incrementos de valor debidos a la acción social, que habrán de servir d e base única impositiva para e l establecimiento de los tributos . 8.ª El comienzo de esta transformación podrá más fácilmente hacerse si se conceden a los Municipios y a las administraciones re gionales, facultades suficientes para formar el catastro estimativo del valor de su territorio, sujetándose topográficamente al plan trazado para toda España por el Instituto Geográfico. Constituí da de ese modo la hacienda regional, cada uno de estos Estados podrá libremente acordar las obras públicas necesarias a sus ciudadanos, ejecutándolas con medios propios y de acuerdo con sus necesidades, conocidas por ellos más completamente. 9.ª A fin de preparar el advenimiento de ese nuevo régimen , será preciso disponer desde luego, mediante pequeñas modificacio-


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n es de la lega lidad vigente lo que a continuación se especifica : A ) En lo su cesivo no serán otorga das a los pa rticula res con cesiones para la e xplota ción de los recursos n atura les ni de los servicios de ca r ácter público , s in imponer la condición de la inmediat a caducidad en cu a nto las a dministra ciones regiona les o el E stado centra l acordasen la e jecución de obras públicas pa ra lns que t a les recursos n atura les fuesen necesarios. Se h a r á una re visión escrupulosa de las concesiones a e rn.B) presas priva das pa ra e xplota r servicios públicos, para a v erigua r si fueron estrict a m en ::e cumplidas las le yes especiales por las que fue ron otorga das . E sa re visión det ermina r á de un m odo preciso el capital realmente invertido por t a les e mpresas en el conjunto total de sus inst a laciones y servicios, a fin de que el Poder público pueda juzgar si procede la rescisión p or lesión o la incauta ción del servicio mediante las indemnizaciones prescritas en las leyes , pero con a plicación e xclusiva a l capita l realment e invertido . C) L a unificación com ercial de las e mpresas explot adoras de servicios públicos, implicando con relación a l público u na substitución del cesiona rio , con infracción de lo dispuesto en el a rt. Z I de la ley de 23 de Noviembre de I877, dará lugar a la caducida d .de las con cesiones. Toda conven ción entre ellas, cu a lquiera qu e sea su forma, conducente a su p rimir la concurren cia, ser á estima da como una confabulación pa ra a lterar fraudulenta m ente el precio de las cosas . El E st a do intervendr á pa ra e vitarlo llegando , si preciso fuera, a la incauta ción del servicio, que nunca deb e ser utili zado como m edio de ]imita r la libertad de los ciuda da nos, de u ya sobe ra nía em an a la con cesión. D ) P or lo que se refi re con cret a m ente a las obras hidrá ulicas, se proscribirá en a bsoluto toda con cesión para construir presas en la parte inferior de los río:; navegables, que deb en quedar expeditos para ser v ir de caminos públicos por donde extraer los frutos p roducidos en los t errenos irrigados por los embalses de la pa rt superior de l río y p or los de s u s a fluentes . E ) L as concesione5 pa ra la construcción de obras públicas destin a das a la irrigación de tierras de cultivo, se ot orga r án e xclusiva mente a las Comuni dades de regantes const it uidas seg ún las le y es .

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Entre los habitantes de la zona regable podrán ser constituídas sociedades para· solicitar y obtener la concesión, independientemente de su condición de propietarios de tierras, siempre que presenten compromisos hipotecarios de los propietarios de los terrenos, en la forma prescrita por el art. I2 de la ley de 27 de Julio de r883 y el artículo 5 del Reglamento de 9 de Abril de r885. Unicamente la provisión de capital podrá ser objeto de convención con los particulares, mientras la modificación de los sistemas administrativo y tributario permite más fácilmente la emisión de valores públicos destinados a esos fines.

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SECCIÓN PRIMERA

E TEMA:

Medios conducentes a la implantación rápida de los riegos; enseñanza, experimentación agrícola PONENTE:

D. MIGUEL PADILLA Y ERRUZ INGENIERO AGRÓNOMO, DIRECTOR DE LA GRANJA ESCUELA DE AGRICULTURA - - - DE ZARAGOZA - - -

-===@i==::==-



[ 9 ] ~ = [ 9 ]·- · · - · · - · · - · · - ·[9]

Medios conducentes olo implontoción rúpido de los riegos: enseñonzo, experimentación ogrícolo SEÑORES CONGRESISTAS:

ERA

indispensable que en esta Asamblea fuera tratado el asunto objeto del presente tema. La importancia de la cue tión que entraña es de toda evidencia: si la empresa de transformar radicalmen_ te una más o menos extensa zona mediante la aportación del agua de riego es beneficiosa, lógico, natural y necesario es poner por obra cuantos medios se precisen para abreviar en lo posible el plazo que · exije tal transformación y lograr con ello el pronto disfrute de sus fecundos resultados. Así lo comprendió la Comisión organizadora, cuyo único desacierto fué confiar a mi insuficiencia el desarrollo del presente trabajo, sin tener en cuenta más que mi buena voluntad y vuestra benevolencia, de la que procuraré no abusar demasiado. Jo será ocioso dejar consignado en primer término el carácter de mejora agrícola que han de revestir las obras de riego, consideración fundamental que ha de presidir a su planteamiento. Con ellas sé per. sigue un aumento de riqueza, que si no es real y efectivo, el agricultor no adoptará tal pretendida mejora y serán inútiles cuantos esfuerzos se hagan para la implantación del regadío, que no se llevará a cabo . Por esta razón es absolutamente necesario tener muy en cuen ta el criterio económico cuando se trata de proyectar una obra hidráulica, cuyos beneficios no se conseguirán jamás si no compensan los


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gastos necesarios para su obtención. Y no bastará que tales beneficios los logre la riqueza pública: es preciso que los alcance también el cultivador, con cuyo concurso no habrá que contar para implantar el regadío, lenta ni rápidamente, si con ello realiza una operación antieconóm.ica. De lo dicho se deriva la necesidad de no emprender ninguna obra de esta clase sin un previo y detenido estudio agronómico de la zona regable, en el que se demuestren con toda evidencia las ven~ajas que a la industria agrícola ha de reportar la ejecución de la obra en proyecto. En tal caso, pronto y con toda su poderosa eficacia entrará en juego el interés personal del labrador y la utilización agrícola del agua será un hecho en plazo más o menos largo. De los procedimientos para abreviar este plazo habrá de tratarse seguidamente, pero quede consignado que el regadío no puede ni debe implantarse si no constituye una mejora agrícola permanente, una operación económica. Examinada en conjunto toda obra de riego, puede considerarse compuesta de dos grupos de trabajos o construcciones. Uno de ellos, que puede llamarse general o colectivo, comprende todas las obras que afectan por igual a toda la zona regable . El segundo grupo, que no reviste aquel carácter de generalidad, está constituído por todas aquellas obras o trabajos que sólo interesan a limitado número de regantes y las que corresponden exclusivamente a cada una de las fincas . Inútil es decir que mientras no estén totalmente ultimados tan-· to los trabajos generales como los privados, no podrá juzgarse la obra completamente terminada. o sería oportuno tratar ahora de las múltiples e interesantes cuestiones relacionadas con la realización de las obras que hemos llamado generales, objeto de otros temas de este Congreso . En el momento presente hemos de suponer ultimada la parte general de la obra hidráulica y nos referiremos únicamente al segundo de los grupos con siderados, a los trabajos que habrán de verificarse para conducir las aguas desde los cauces principales hasta los linderos de cada finca, así como de los que deban practicarse en cada uno de los predios para emplear debidamente aquellas aguas en el riego, trabajos que son el


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imprescindible complemento de los primeros y con los que quedará implantado el regadío en la zona de que se trate. La conversi6n del secano en regadío constituye, si está bien estudiada, una mejora permanente que, como tal, queda incorporada al suelo, aumentando el valor de este agente de la producci6n. Es indudable, por lo tanto , que los gastos que origine esta conversi6n deben ser satisfechos por el propietario de la tierra objeto de la mejora. Ciertamente, el Estado, partícipe en no pequeña proporci6n de los beneficios alcanzados, auxilia esta clase de obras, pero su ayuda se contrae a la parte general de la construcci6n, no a los trabaios complementarios, que han de ser sufragados exclusivamente por el propietario. Tan convencido se encuentra éste de tal verdad, que el s6lo anuncio de un proyecto de riegos que pueda afectar a sus propiedades produce en su ánimo los más opuestos sentimientos. Por una parte, el deseo, más aún, el afán de lograr un aumento de beneficios en sus fincas, de sustituir el eventu al producto de sus secanos por el ordenado cultivo y más seguro rendimiento de la huerta, le convierte en determinados momentos, en apasionado partidario del proyecto; mien tras que en otras ocasiones, el temor de que sus medios sean inferiores a la tarea qne le corresponde, la idea de que tal desproporci6n produzca la p érdida de su propiedad y cause su ruina, le impulsan a mantener ]a secular explotaci6n de sus tierras y a mostrarse indiferente, cuando no hostil, a toda transformaci6n. Y ambos extremos son explicables. Verdad sabida es que las obras de riego, cuando vienen a llenar una necesidad y están bien estudiadas en todos sus aspectos, son beneficiosas: natural es la satisfacci6n, el entusiasmo con que la poblaci6n rural recibe su anuncio y el interés con que sigue su gestaci6n. Pero se sabe igualmente que tales beneficios no se logran sin duro sacrificio de los más directamente interesados y siendo éstos los dueños de las tierras, está justificado que vacilen ante la escasez o equivocada direcci6n de sus esfuerzos, cualquiera de cuyas causas les conduce a un fracaso cierto y difícilmente remediable. Casi involuntariamente acaban de señalarse los dos obstáculos


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que dificultan la implantación y desarrollo del regadío de una zona, que no son otros que la insuficiencia de medios materiales y la errónea orientación de los trabajos que el propietario debe ejecutar para aplicar el agua a sus cultivos. Señalar estas causas equivale a decir us remedios; hay que proporcionar al propietario, principal factor de la transformación, el capital necesario y la dirección, o Ínejor la instrucción adecuada, si se quiere que lleve a rápido término su pesada empresa. · Consiste tal labor en la construcción de los cauces que han de completar la distribución de agua y en la modificación del relieve topográfico de.las fincas en la forma que demande el sistema de riegos que haya de adoptarse. Este es generalmente en nuestro país el de riegos por submersión (I), que exige la disposición del terreno en bancales o tablares casi horizontales, de donde se deduce la imposibilidad de calcular, ni aun entre límites muy distantes, la cuantía del dispendio que el movimiento de tierr3:s puede ocasionar, variabilísimo para cada finca y aun muy diferente en cada una de ellas según la forma y dimensiones de los tablares. Lo mismo puede decirse respecto a las acequias, brazales y regueras, cuyo coste no puede cifrarse sino para cada caso particular, nunca de un modo general. Puede, sin embargo, afirmarse que siempre representa una cantidad relativamente importante por hectárea el conjunto de estos gastos y solamente en casos muy contados, verdaderamente excepcionales, puede disponer de ella el propietariq en el momento preciso. De aquí la lentitud con que de ordinario se verifica la explanación del terreno y la defectuosa aplicación del riego por imperfecta horizontalidad del suelo . Ante esta falta de capital para llevar a efecto estos trabajos, se impone en primer término reducir todo lo posible los gastos de establecimiento de la mejora y dedicar a ella todos los recursos disponibles. No es dudoso que pueden minorarse en gran parte las necesidades inmediatas de capital: el movimiento de tierras para la formación de (1) Es sensible que no se prefiera, en muchos casos, el de regueras horizontales, muy ventajoso en determinadas circunstancias.


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tablares o bancales estrechos es menor, a igual pendiente, que el que exige la explanación de los de mayor anchura; 'ta defectuosa nivelación del suelo es tolerable para el cultivo si se multiplican los poyos o caballones de labor, trazados según las líneas de nivel; las costosas obras de fábrica pueden no pocas veces ser sustituídas por rudimentarias obras de tierra. Sería fácil citar muchos ejemplos de este tenor en demostración de que es factible reducir los gastos de la implantación del riego. Lo importante, lo esencial, es regar la mayor superficie posible, distribuyendo bien el agua y abaratando el coste de tlos trabajos, aunque los procedimientos sean rústicos y en cierto•modo imperfectos. Con igual fin, preciso es convencer a los agricultores de que deben prescindir de toda otra mejora permanente en sus fincas mientras en ellas no se halle totalmente establecido el riego . Distraer en tal caso el insuficiente capital en aventuradas plantaciones de arbolado, en edificios cuya construcción pueda demorarse, en innecesarios cerramientos y, menos que todo, en vanos ensayos de fantásticos sistemas de cultivo intensivo, es verdadero delito que sanciona con la ruina la Economía rural. No se repetirá bastante que lo conveniente es regar el máximo de tierra con el mínimo de tiempo y de capital. Mas si, a pesar ele todo, el capital resulta deficiente (y así sucede casi siempre) es forzoso acudir al crédito. Sería ahora poco pertinente revisar las múltiples formas que puede revestir el préstamo hecho· al labrador, pero no es inoportuno recordar que el cultivo de regadío, al asegurar la producción, facilita el pago de intereses y la amortización: del capital; y que siendo precisa, indispensable, la asociación entre los regantes, éstos pueden utilizar tan poderoso medio de acción para lograr ventajosas operaciones ele crédito . Pero no basta la obtención del capital. Requiérese además, como queda dicho, encaminar debidamente 'los trabajos y ejecutarlos con inteligencia, fines que no pueden ser alcanzados sino mediante una acertada dirección, que si en ciertos casos habrá de confiarse al técnico, en otros muchos será función obligada del propietario, único capaz, siempre que para ello posea los necesarios conocimientos, de ejercer sobre estas operaciones la acción constante, interesada, efi-


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caz, que exigen la perfección y la economía de semejante labor. Para el propietario de secanos es materia desconocida cuanto se refiere al establecimiento del regadío y a la utilización del agua en el riego. Difícil será por lo tanto su situación y no pequeñas sus vacilaciones ante el cúmulo de problemas que a cada paso se le presentarán y cuya resolución habrá de confiar a la casualidad. Evitar o remediar estos inconvenientes, que retrasan más de lo debido la total aplicación y pleno establecimiento de los riegos, es absolutamente necesario y no requiere costosos medios. Se trata de orientar, de instruir al labrador en los procedimientos conducentes a la instalación del regadío en sus fincas, evitando las falsas maniobras a que le puede conducir su desconocimiento de tal asunto; nada puede llenar este objeto más que un centro agronómico situado en la zona regable y dotado de los medios suficientes a su fin, que ha de ser principalmente servir de consultor a todo el que demande su consejo. Misión de tal establecimiento sería el estudio del clima y suelo lo-· cales, la experimentación agrícola para la determinación de los cultivos y rotaciones más convenientes en la zona de que se tratara, la difusión de plantas y animales seleccionados y cuantos servicios pueden prestar a la agricultura este género de centros, principales impulsores del progreso de esta industria, sin olvidar, claro está, el más importante de aquellos servicios, la instrucción, por todos los medios y pocedimientos, de los interesados en los riegos, desde el propietario más acaudalado hasta el bracero más humilde. Grandísima es por lo tanto la utilidad que pueden prestar estos establecimientos para lograr la pronta y acertada implantación del regadío y no es menor seguramente la influencia que han de ejercer en el ulterior desarrollo y sucesiva intensificación del cultivo, asunto este último que no hemos de tratar, a pesaF de su interés, por salirse del cuadro de nuestro tema. Con lo dicho quedan expuestas imperfectamente las dificultades que se presentan en la implantación del regadío y los medios que a nuestro juicio pueden emplearse para remediarlas en parte, ya que · no sea posible hacerlas desaparecer por completo. Las precedentes consi-


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aerac10nes que con tanta bondad habéis escuchado pueden sinteti_zarse en las siguientes CONCLUSIONES No deberá e mprenderse ninguna obra de riego sin un deteni-<lo estudio agronómico de la zona regable en el que queden demostradas las ventajas que a la industria agrícola ha de reportar la obra en.. proyecto. 2 .a Tenninada la construcción de la obra hidráulica, en la parte -que afecta a toda la zona regable, los propietarios deben proceder a completar la distribución de las aguas y a ejecutar los trabajos que -den por resultado la implantación del riego en sus fincas. 3.ª Para llevar a cabo debidamente estas operaciones es preciso que los propietarios dispongan del capital necesario y posean los conocimientos precisos. 4.ª Deben reducirse al mínimo el capital y el tiempo invertidos en los mencionados trabajos, siguiendo el criterio de preferir, por el momento, la economía y la rapidez a la perfección; emplear cuantos medios sea posible en la implantación del riego, sin distraerlos en otras mejoras permanentes de menor urgencia; y recurrir al crédito, dentro de prudentes límites y mediante la asociación con preferencia, si fue re necesario para obtener el capital preciso. 5-ª· En toda zona regable ci.e alguna extensión deberá instalarse un centro de enseñanza y experimentación agrícolas, con aplicación .a los cultivos de regadío. I.ª



SECCIÓN PRIMERA

F TEMA:

Mejoras económicas obtenidas por la implantación del regadío; aumento de riqueza PONENTE:

D. ANTONIO LASIERRA INGENIERO DE CAMINOS, CANALES Y PUERTOS , CON DESTINO EN EL CANAL IMPERIAL DE ARAGÓN

-======@===--



[ E ] ~ = [ E ] · - · ·- · ·- ·· - ·· - ·[E]

MEJORAS ECOff OMICAS OBTENIDAS POR LA IMPLANTACION DEL REfiADID: AUMENTO DE RIQUEZA

LA

·c omisión organizadora ele este Congreso, aceptando lo único que podíamos ofrecer, nuestro decidido entusiasmo por las obras de riego, nos dispensó el honor, que agradecemos en lo que vale, ele encomendarnos la ponencia del tema que se ha copiado a la cabeza d e estas "líneas. Para cumplir nuestro cometido, nada nos ha parecido mejor que tratar ele demostrar, la verdad que encierran en cuanto a los riegos, los sigui en tes conceptos emitidos p.or el insigne J ovellanos, en el informe que la Sociedad Económica Matritense, elevó al Real y Supremo Consejo de Castilla en el expediente de Ley Agraria (Página rn7, párrafo 32r¡. «La Agricultura en una ación puede ser considerada bajo dos grandes respectos, esto es, con relación a la prosperidad pública y a la felicidad individual. En el primero, es indispensable, que los graneles Estados, y señaladamente los que como España gozan de un fértil y extendido territorio, deben m irarla como la primera fuente de su prosperj.dad, puesto que la población y la riqu eza, primeros apoyos del poder nacional, penden ·más inmediatamente de ella que de cualquiera de las demás profesiones lucrativas, y aun más que de todas juntas. En el segundo tampoco se podrá negar, que la agricultura sea el medio más fácil, más seguro y extendido de aumentar el número de los individuos del Estado y la felicidad particular de cada u no: no sólo por la inmensa su ma de trabajo que puede emplear en su s varios ramos y objetos, sino también por la inmensa suma de trabajo


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que puede proporcionar a las demás profesiones que se emplean en el beneficio de sus productos,> . Pero antes de dar principio a nuestra tarea, séanos permitido decir que intentamos llevarla a cabo con un criterio que no será ni político, ni profesional siquiera, sino científico exclusivamente; único modo de apreciar el asunto sin pasión, y de llegar por tanto al conocimiento de la verdad. Para ello no pensamos aceptar más datos de carácter general, que los contenidos en estadísticas y documentos oficiales; ni utilizar en los de carácter particular más que los que nos sean especialmente conocidos. ¡Ah!. .. si pudiéramos lograr igual conducta en los que hablan de los liegos, guiados por la pasión política o por lo que ven en su país, suponiéndolo cierto para_todos los demás que no conocen! No oiríamos entonces con relación a las obras hidráulicas los despropósitos que al parecer van poniéndose de moda. Por desgracia las estepas españolas, con su extensión superficial nada menos que de 35 .000 km. 2 , es decir, el 7 por IOO de la superficie total de España, no tienen el menor encanto para excitar la curiosi: dad de los acomodados y felices . Por eso ha y muchos españoles que no conocen las angustias de los desgraciados hijos del secano_. Si las conocieran, s:i pudieran comprender como éstos comprenden, por las comparaciones que les sugieren los pequeños oasis que alguna vez pueden contemplar, que lo que el agua produce es precisamente lo que por falta de agua no se puede producir, rectificarían su opinión, y no creerían como creen que el problema de los riegos no tiene la importancia que se le pretende atribuir. No saben que mientras la población del regadío rebasa los 50 y aun los IOO habitantes por km. 2 , la del secano se reduce w- I6. Conocen por experiencia que en el regadíb se puede vivir, por la seguridad con que la tierra brinda las cosechas, con arreglo a un presupuesto más o menos amplio, pero suficiente para satisfacer en todo tiempo las necesidades de la vida. Pero no se dan cuenta de que los del secano no saben cómo viven, porque en él, lo mísero y lo incierto son las características de la producción. Conocen de igual manera que en el regadío se pueden realizar las


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propiedades capitalizando las rentas con arreglo a un interés razonable (un 4 y hasta un 3 % ); pero no han podido pensar que para encontrar dinero sobre una finca de secano ha de caerse en manos de la usura, o ha de meterse uno de cabeza en las tenebrosidades de la terrible carta de gracia (I). Los que venimos a este Congreso, conociendo bien la vida del secano y la eficacia del agua en la producción, pedimos con el mayor entusiasmo el fomento del regadío, pero no del modo desordenado y rápido que muchos pretenden atribuirnos, sino mediante una acción seria y perseverante por parte de la Administración pública y sin pretender la omisión del detalle más nimio que pueda contribuir al éxito de las obras hidráulicas. Y hecha esta salvedad indispensable, ya podemos pedir con la cara levantada, conociendo como conocemos los deberes en que se hallan los Gobiernos de combinar como se pueda el interés público con el interés individual, y de establecer el poder y la fuerza de la Nación sobre la fortuna y el bienestar de los ciudadanos, y estando como estamos convencidos de que el fomento de los riegos constituye uno de los medios más eficaces para conseguir ambas cosas . Por desgracia, esta opinión que nosotros con tanta fe sustentamos, no está todo lo generalizada que debía estar en nuestra patria; unos porque, si bien comprenden que los riegos son beneficiosos, no tienen sin embargo la menor idea de su importancia; otros porque suponen que con ellos sólo se beneficia el interés particular, y otros, en fin, porque no ven en su implantación más que escollos y dificultades por todas partes, ello es que el problema se desarrolla en un ambiente perjudicial, que nosotros, los convencidos, estamos en el deber de purificar, y que purificaremos Dios mediante, con nuestra sinceridad, con nuestro entusiasmo y con nuestra perseverancia. Vamos a ver, entrando ya en materia, si logramos proyectar sobre tan capital problema, un rayo de luz, para que vislumbren, siquiera, los tibios y los hostiles, la considerable riqueza pública que los riegos determinan. (r) Venta con pacto de retro.


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Empecemos para ello por el examen de lo que significa nuestra actua] producción agrícola. El territorio español (con las Baleares y Canarias y sin las posesiones del N . y costa Occidental de Africa y las del Golfo de Guinea), comprende una superficie total de 50-467.931 hectárrns de las cuales 3,5 millones son rocas peladas o terrenos en los que nada se produce; . 5 millones constituyen nuestro patrimonio forestal declarado de utilidad, y el resto, o sean 42 milones, se dedican a los diferentes cultivos y a pastos y forrajes. En el siguiente cuadro se detalla la e~tensión correspondiente a cada una de las producciones, y las valoraciones de los respectivos productos. Las cifras consignadas representan los promedios de un quinquenio (1903 a 1907) y se han tomado de la Memoria de 1912 relativa a los servicios de la Dirección general de Agricultura (:página 25, donde se hace la prudente observación, que no debemos omitir, de que a pesar de los esfuerzos hechos para llegar a las cifras verdaderas, esfuerzos que honran en efecto al personal agronómico de España, las que se consignan no se deben considerar más que como muy próximas a ]a realidad, porque la base de este género de trabajos está en el catastro, que para afrenta de la Administración no se ha hecho todavía. Cultivos o productos

Hectáreas

Valor en pesetas

Cereales y leguminosas .. . .. . ..... . Viñas (uvas y mostos). . .... . . . ... . Olivo (aceitunas y aceites) ......... . Arboles frutales .. .................. . Tubérculos, raíces y bulbos. . .. . ... . Plantas . hortícolas. . ............. .. . industriales. . . . ............ . Id.

13.192.587 r.454.494 r.338 .879 453.899 394.96r 106.212 300.741

r.943.980.538 332.604.097 213 .927 .299 181.450.940 354.037.776 169.183.152 95.505.585

Sumas . . . Pastos y forrajes .

17. 2 41.773 2 4.751.548

3.290.689 .387 384.792 .557

Sum a. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41.993 .321 Industrias anejas. . ... .... ....... ........... .

3.675.481 .944 148.905.301

Total de la producción agrícola ....... . ... .. .

3.824.387 .245


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Sin desconocer la importancia extraordinaria de esta última cifra, no vacilamos en afirmar que el examen de los datos que anteceden constituirá para muchos una verdadera decepción; la de ver que 3 millones de hectáreas no producen nada y que 24.75r.548 hectáreas, o sea la mitad próximamente de la extensión total de nuestro suelo (dedicada a pastos y forra jes) sólo produce por término medio a razón de 15,50 pesetas por hectárea. Por algo el ilustre ingeniero de Minas D. Lucas Malladas, formuló de esta manera hace ya tiempo la pobreza de nuestro suelo, egún declara la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico en la Reseña Geográfica de España que publicó en rgrz: Rocas enteramente desnudas. . .... . . . . . . . . . . . . . . . . . . ro por roo Terrenos muy poco productivos, o por la escasa altitud o por la sequedad, o por su mala composición.. . . . . . 35 por roo Terrenos medianamente productivos, escasos de agua o de condiciones topográficas algo desventajosas, o de composición algún tanto desfavorable . . . . . . . . . . . . 45 por roo Terrenos que nos hacen suponer que vivimos en un país privilegiado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ro por roo Pero es E.l caso que aun siendo esto así, el suelo patrio puede dar mucho más de lo que a primera vista parece: El rendimiento de la producción agrícola indicado anteriormente, representa un incremento extraordinario con relación al calculado para el quinquenio de 1897 a rgor. ¿Y qué es lo que ha producido este incremento? Pues sencillamente un paso, desgraciadamente no muy largo, que han dado nuestros agricultores en la mejora de los cultivos, con el empleo de los abonos y el perfeccionamiento ele las labores, entre otras cosas. El progreso está iniciado, pero nada más que iniciado; y es forzoso continuar hasta llegar al fin, pensando que queda mucho por hacer y que el porvenir ele la agricultura está principalmente en ensanchar y perfeccionar el regadío actual, en mejorar el cultivo del secano con el empleo de abonos y la práctica de labores más profundas para aprovechar bien el agua ele lluvia, y en no desatender el importante problema ele las comunicaciones que abren los mercados.


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En España se vive por regla general, pobremente; tenemos planteados problemas de orden interior y de carácter internacional cuya resolución es cada día más apremiante; somos además deudores de sumas importantísimas .. . ¿Cómo se va a hacer frente a todo esto? ¿Acudiendo al consabido remedio de las economías? Macías Picavea dijo y dijo muy bien en su incomparable libro <<El Problema Nacional>>, que las economías fundadas y de orden administrativo, no resuelven la cuestión; y las forzadas o mentidas, la embrollan y dificultan más, según han enseñado tantas experiencias dolorosas ... Pues si las economías no resuelven el problema, ¿lo resolverán tal vez los recargos? De ningún modo. Creemos que el fisco está a punto de ' rebasar, si no ha reba¡;ado ya, lo que en términos constructivos llamaríamos Límite de elasticidad de los tributos; y si la Mecánica aconseja no llegar nunca a este limite cuando de la resistencia de materiales se trata, la Dinámica social reclama asímismo que no se exija a nadie aquello que pueda perturbar la marcha ordenada y progresiva de la vida de los negocios. El eminente economista Sr. Graell, afirma, en nuestra modesta opinión con verdadero acierto, en el número 4 correspondiente al mes de Abril último de la interesante revista <<Estudio», que se publica désde hace poco tiempo en Barcelona, que los progresos del Tesoro no deben ser otros, ni a la postre serán nunca otros, que los de la riqueza. Esta es en efecto la suprema regla. Pues si esto es así, habremos de convenir que en España, se impone una política económica que mire con singular predilección la agricultura y la minería, porque ambas constituyen la base principal de nuestra riqueza. Apena el ánimo ver lo que significa la exportación de las materias primas de nuestras abundantes y ricas minas, y lo que significa a la vez la importación de los productos con esas materias elaborados. Lo apena también el ver, como demostraremos más adelante, qu e en España la tierra podría producir muchas cosas que el consumo nacional requiere, y que por falta de riego no se pueden producir. Y no se olvide, circunscribiéndonos a la agricultura, por ser este


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el campo donde únicamente debemos trabajar ahora, que su prosperidad importa mucho para aquellas naciones que aspiren a una vida feliz e independiente, porque en la poblaci6n y en la riqueza que esta prosperidad supone, encontrarán s61ido fundamente 1a industria y el comercio, que de otra suerte estarán a merced de aquellos pueblos de quienes reciban sus mateiias o consuman sus productos. Sin producci6n nacional abundante, comercio e industria serán por necesidad precarios y pendientes de mil acasos y revoluciones. Ello explica, como dice Jovellanos (I), el por qué la gloria de Tiro y el inmenso poder de Cartago pasaron como un sueño, y por qué desaparecieron d e la sobrehaz del mundo político los de Pisa, Florencia, Génova y Venecia. Dedúcese de todo esto la conveniencia indiscutible de forzar donde se pueda y en la medida que se pueda, la producd6n del suelo de la patria. Y siE-ndo esto evidente, y constituyendo los riegos uno de los medios más eficaces para conseguirlo, como vamos a demostrar, lo 16gico será acometer el perfeccionamiento y la extensi6n del regadío actual, siempre que razones poderosas no se opongan a ello. Que la potencia productiva de la tierra aumenta con el riego, cosa es de la que no puede dudarse. · Todos sabemos que el cultivo característico de los secanos es el cereal de año y vez. Ahora bien; según datos de la Junta Consultiva Agron6mica, en los nueve años transcurridos desde I892 I900, el promedio de la superficie nacional destinada a cereal€ s, fué de 3.504.684 hectáreas y la producci6n media por hectárea de 7,5I quintales métricos. En el decenio de I90I a I9Io ambas cifras fueron, respectivamente, 3.709.488 y 9,02. Aceptando para los secanos el promedio de 8 quintales métricos por hectárea, en consideraci6n a que las cifras anteriores resultan de considerar en conjunto las ti, rras que se riegan y las que no disfrutan de igual beneficio, y va~orando el quintal métrico a raz6n de 28 pe-

a

(r)

Informe sobre Ley Agraria.


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setas, precio remunerador sin duda alguna, el valor de la cosecha sería de 224 pesetas, a las que habría que aumentar el de unos I.OOO kilogramos de paja (el r ,25 del peso del trigo) , que a razón de 2 pesetas los roo kilogramos, representan 20 pesetas más. En total el valor bruto de la cosecha por hectárea sería igual a 244 pesetas; y como se ha supuesto que el cultivo era de año y vez, el valor anual quedaría reducido a r22 pesetas. Una hectárea de regadío produce mucho más. Para apreciarlo, no iremos a buscar los datos a Valencia, ni a Barcelona, ni siquiera a los pueblos de nuestra región aragonesa, como Calanda y otros análogos, donde el agua determina la obtención de cosechas increíbles . Los vamos a sacar de la propia vega de Zaragoza, eligiendo den• tro de ella, no las tierras más fértiles sino las clasificadas de segunda clase, para tener de este modo un término medio prudencial. Al propio tiempo para poder generalizar nuestras deducciones, supondremos una rotación de cultivos de tal naturaleza, que se pueda aceptar en la mayoría dE' los casos por adaptarse perfectamente a las condiciones más corrientes de las diferentes vegas españolas. La rotación que podemos aceptar con arreglo a este criterio es la siguiente, aconsejada, entre otras, por la Granja de Zaragoza y seguida por labradores inteligentes de esta vega. r.er año, remolacha.-2. 0, trigo-trébol rojo.-3. 0, trébol rojo.,4.0, trigo . Como se ve, se trata de una rotación que proporciona cuatro cosechas en cuatro años, lo que nadie puede reputar de extraordinario, desde· el momento en que las hay para cultivos más intensivos con dos y hasta tres cosechas anuales. La producción media por hectárea de tierra de 2.ª clase en la vega de Zaragoza, puede representarse, si se cultiva con esmero por las siguientes cifras. Remolacha sobre trigo.=25 toneladas. Trigo sobre remolacha. = r9,5 quintales métricos y el r,9O de paja o sean 2.705 kilogramos. Trébol sobre trigo.=r3.ooo kilogramos de heno seco en todo el periodo.


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Trigo sobre trébol.=23 quintales métricos y el I,90 de paja o sean 4 .370 kilogramos. Los valores brutos de estas cosechas, a los precios medios que se indican (inferiores a los que rigen actualmente), serán: I.er

año

_0

>>

2

3. 0 _ 40

>> >>

25 toneladas de remolacha a 35 pesetas...... . . 875,00 I9,5 quintales métricos de trigo a 26 p . 507,00 I,I0 56 2.750 kgs. de paja a 2 pts. los rno kgs. 54,rn , •• I3.ooo kgs . de heno a 6 pts. los I00 >> • • . . • . • 780,00 23 quintales métricos de trigo a 26 pts. 598,00 685 , 40 l 4.370 kgs. de paja a 2 pts. los rno kgs. 87,40 1 ---Valor de las 4 cosechas, pesetas . . . . . . . . . . 2.9m,50

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Resultando para valor bruto medio de la producción por hectárea 725 pesetas en números redondos . Según estos valores medios obtenidos, la hectárea de regadío, proporciona una riqueza bruta por año seis veces superior a la hectárea de secano . Examinemos ahora la cuestión según las rentas que una y otra producen. Los colonos de las tierras de regadío de segunda clase, como las en que venimos apoyando nuestro cálculos, suelen pagar I25 pesetas al año; y deduciendo de esta cifra el 28 por I00 para pago de la contribución y ca,non de riego, guardería, etc., queda una renta líquida de 90 pesetas, que capitalizada al 4 por I00 nos lleva a un valor para la hectárea supu esta de 2.250 pesetas. Creemos que todas estas cifras que venimos adoptando no podrán ser por nadie tildadas de excesivas . Si acaso podrán considerarse escasas; pero téngase en cuenta que este trabajo, no tiende a consignar el valor exacto de la producción, sino a demostrar la importancia del regadío en relación con la riqueza que crea, y por consiguiente, si los resultados a que llegamos son buenos a pesar de nuestro criterio pesimista, es claro que, apreciadas las cosas en su valor verdadero, los resultados serían mejores indudablemente. Ahora bien; ¿cuánto renta una hectárea de secano? Según datos que nos facilita amablemente el Sr. Lapazarán, Ingeniero agrónomo muy distinguido y secretario diligente de este Congreso, las tierras de segunda clase análogas a las que hemos t enido en cuenta al tratar


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del regadío, producen una renta media de I5,50 pesetas al año, que reduciremos en 3 pesetas para pago de contribución, guardería, etc., quedando entonces en I2,50 pesetas la renta liquida. Capitalizando esta renta al 6 %, tipo que no admite rebaja para el secano, el valor de la hectárea de las condiciones supuestas, sería igual a 208 pesetas. La relación entre esta cifra y las 2.250 pesetas relativas a la hectárea de regadío, es la de I a IO, lo que está de acuerdo con la estadística administrativa de la riqueza agrícola y pecuaria publicada por la Dirección general de Contribuciones, según la cual es también de IO a I la relación entre la riqueza imponible en el regadío con la correspondiente al secano (Ubeda, Política hidráulica, pág. 39 y Costa, Fórmula de la Agricultura, pág. 222). La hectárea de regadío, en condiciones medias, produce seis veces más que la de secano y sin embargo, el valor de aquélla es diez veces al de ésta. La explicación de esto está no sólo en al seguridad de la producción en la primera con relación a lo incierto de la producción en la segunda, sino en que el precio de coste se encuentra recargado en el secano, por la escasa producción y por la diseminación de la propiedad. El Sr. Lapazarán nos dice a este propósito que de un estudio efectuado por él sobre un patrimonio de 40 hectáreas en secano y otro en regadío de 20 (término medio de la tierra necesaria al sustentp de una familia con cultivo de año y vez y cultivo semi-intensivo de regadío) resulta que las yuntas del secano, en ir y volver a la finca, recorren 465 kilómetros, mientras que las del regadío, para labores de cosecha superiores sólo recorren 97 kilómetros. El patrimonio de secano que se ha tenido en cuenta al hacer este curioso estudio, está en Cinco Villas, y el de semi-regadío en Pina, donde la huerta está muy poco recogida. Como se ve el establecimiento de los riegos, origina desde luego un considerable aumento en el valor de las fincas regadas. Y henos aquí en uno de los argumentos de mayor efecto que hemos oído formular contra las obras hidráulicas. ¡Cómo es posible tolerar, que el dinero de la Nación se invierta


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en mejorar de semejante modo el valor de la propiedad particular! Parecerá increíble, pero esta exclamación la hemos oído muchas veces a personas de cultura diferente; y lo que es más doloroso a políticos que debieran saber cómo se forma la riqueza pública. Por esto querernos aprovechar este momento para decir a los que se duelen de que la Nación contribuya con sus recursos al fomento de los riegos, que la famosa sentencia de Virgilio sic vos nom vobis mellificatis apes no reza con ellos para nada. Para justificar este aserto conviene dejar sentado que si bien es verdad que el Estado, contribuye con una parte importantísima para el suministro del agua, los propietarios de las tierras beneficiadas, contribuyen también con la suya (Véase la vigente Ley de 7 de Julio de IgII).

. P ero además de esto, tienen que construir las acequias secundarias, nivelar las tierras, crear albergues e intensificar después los cultivos, con su capital, con su inteligencia y con su t rabajo. H echa esta aclaración necesaria y no olvidando que tratarnos la cuestión desde el punto ·de vista económico exclusivamente, ya pod ernos preguntar: ¿Qué concepto formaríamos del Director del Banco de España, si al pedirle dinero para acometer una empresa, nos dijese que no nos lo quería prestar porque en ella íbamos a ganar demasiado? Pues el mismo concepto deben inspirarnos los que miran de aquel modo el problema de los riegos. El Director del Banco, se preocuparía de ver si el interés del dinero que prestaba estaba suficientemente garantizado, y despu és de a dquirir este convencimiento, su celo le inclina.ría a desear que la empresa fuera lo más próspera posible, seguro de que esta prosperidarl llevaría al Banco otros n egocios. La Nación, que en nuestro caso sustituye al Banco, debe ver si las empresas de riego, que hayan de acometerse, reunen las garantías necesarias para que el regadío se implante con éxito en un plazo de tiempo prudencial, y una vez adquirido este convencimiento, su interés está ~n que los directamente afectados po1. las obras alcancen grandes utilidades, porque nadie se beneficia tanto con la prosperidad de los ciudadanos corno la misma Nación. El caso de la industria Azuca-


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rera con otros muchos, que podríamos citar, prueba que es verdad lo que decimos: Prosperamos en Aragón no ha mucho tiempo, y nuestras ganancias fueron a parar a la industria referida y a otras- varias por desgracia semejantes. ¿Qué de beneficios no obtiene el Estado de todas estas industrias? Para gana¡; un céntimo por kilogramo los fabricantes de azúcar, tienen que luchar desesperadamente, mientras el Estado, con sus manos lavadas, sobre cobrar por mil conceptos, se lleva además 35 céntimos por la misma unidad de peso . Concedido que los propietarios de las tierras ganan mucho con la implantación del regadío, pero concédase a ellos de igual modo, que sus ganancias pueden no ser incompatibles con el in~erés de la Nación. Para apreciar mejor la armonía que existe entre el interés particular y el ~el Estado cuando de los riegos se trata, pongamos de relieve la riqueza pública que el regadío produce. La Junta Consultiva agronómica, redac~ó en 1904 una Memoria sobre El Regadío en España de la que resulta que 794.550 hectáreas tienen riego constante con agua de pie y 96.928 lo tienen de igual modo con aguas elevadas. Existen además 339.616 hectáreas de regadío e-ventual. En junto tenemos una superficie total regada de r.231.094 hectáreas. En dicha Memoria se divide la ación en diferentes zonas y se aprecia el valor de las cosechas en la mayor parte de las provincias; pero al ocuparse de las de Gerona, A vila, Segovia, Soria, Huelva y Málaga, se consignan las producciones, omitiendo su valor. Nosotros hemos efectuado las valoraciones respectivas de un modo prudencial, y teniendo en cuenta además los progresos evidentes que en la agricultura en general y especialmente en el regadío se vienen observando de diez años a esta parte, llegamos a poder afirmar que el valor total de la producción de nuestra superficie regada, rebasa hoy los 800 millones de pesetas, sie:ido el valor medio de la producción por hectárea de unas 650. Si comparamos la extensión de nuestro regadío con la que en el cuadro anteriormente copiado aparece dedicada a toda la producción agrícola (41.993.321 hectáreas) nos encontramos que aquella extensión


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representa tan sólo el 2,9 por IOO de ésta. Si la comparación se establece con los I7.24I.773 que suman las hectáreas destinadas a los diferentes cultivos, la proporción se eleva al 7 por IOO . Con una y con otra cifra tenemos que reconocer la insignificancia, en cuanto a la extensión, del regadío español, debiéndose a ello sin duda alguna, el que muchos no le concedan la importancia que en realidad le corresponde. En cuanto al valor de los productos, la cuestión varía por completo. Los 800 millones del regadío suponen el 2I por IOO de la produc_ ción agrícola (incluso pastos y forrajes) y el 24 por rno del valor de las cosechas obtenidas en los I7 millones y pico de hectáreas que constituyen la superficie de los cultivos. · El valor de la producción en el I.23I.094 de hectáreas regadas llega a más del doble del que alcanzan los productos de los 24 millones y pico (casi la mitad del territorio nacional) dedicados a pastos y forrajes. Si los que no dan importancia a los riegos por la escasa extensión que en la actualidad alcanzan, reflexionaran un poco sobre las cifras que acabamos de consignar, seguramente variarían de criterio. Estos resultados se obtienen hoy contando con que el regadío no es constante sino en las dos terceras partes de su extensión aproximadamente. El día que el regadío eventual se convierta en seguro, el valor de las cosechas experimentará el aumento consiguiente, y si se extiende y perfecciona en la medida de lo posible, su importancia llegará a ser verdaderamente extraordinaria. Para darnos cuenta de ello, vamos a insistir con brevedad sobre la producción media de una hectárea dotada de agua segura y abundante. No ha mucho, al fijar esta producción en las tierras de 2 .ª clase de la huerta de Zaragoza, con la rotación de cultivos adoptada, obtuvimos la cifra de 725 pesetas, demostrando que podía tomarse como término medio prudencial. El promedio de la producción en el regadío actual, incluyendo el eventual lo acabamos de suponer igual a 650 pesetas por hectárea.


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No será pues exagerado adoptar aquella misma cifra de 725 pesetas, para valor medio de la riqueza bruta creada por una hectárea de tierra dotada con agua suficiente para poder admitir la implantación de un cultivo intensivo, llevado a la práctica con inteligencia y con esmero . Téngase en cuenta que esta cifra, no es la que corresponde a la provincia de Barcelona, donde I4.077 hectáreas de regadío, de las cuales I .688 sólo tienen riego eventual, producen una riqueza bruta, valorada en la indicada Memoria-Resumen de la Junta Consultiva Agronómica de I904, en 22.669.800 pesetas; ni la que se obtiene en la de Castellón, cuyas 24.688 hectáreas de regadío seguro y 5.432 de regadío eventual, o sean en junto 30.I20 hectáreas, producen 40.I93.I66 pesetas; ni tampoco la que se deduce de las cifras correspondientes a la provincia de Valencia cuyos terrenos regados, constante y eventualmente, suman 89.500 y n.500 hectáreas y rinden n6.325.ooo pesetas. En todos estos casos relativos a la producción más intensa, el valor bruto medio rebasa bastante las I.ooo pesetas por hectárea. Ahora bien; nuestro querido amigo, el distinguido ingeniero de Caminos, D. Pedro M. González Quijano, nos decía hablando de los problemas relacionados con los riegos, problemas que él conoce como pocos, que los ríos españoles desaguan inútilmente en el mar más de 50.000 millones de metros cúbicos al año. Sorprendidos por lo extraordinario de la cifra, quisimos comprobarla, y en efecto con los datos que el Servicio Central Hidráulico posee relativos a I9I2, para los ríos principales, pudimos apreciar el fundamento de lo afirmado por el Sr. Quijano. Contando con un volumen de Io.ooo metros cúbicos para el riego de una hectárea de tierra, los 50.000 millones indicados permitirían ampliar nuestro regadío actual en 5.000.000 de hectáreas más. o es esta cifra sin embargo, la que vamos a adoptar para poner de relieve la importancia del regadío futuro . Vamos a contentarnos con el I.600 .000 hectáreas que D. Pablo Alzola, eminente ingeniero y reputado economista, ya difunto, indicaba en su interesante libro <<Historia de las Obras públicas en España>>. Y vamos a hacerlo así en consideración a que se trata de una cifra generalmente admitida, y a que nuestro propósito no se extiende más allá de lo que puede ser


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realizado en un plazo relativamente no muy largo. Dejemos los aumentos que el agua perdida inútilmente nos hace vislumbrar, para que las generaciones venideras puedan seguir ocupándose de estos intere _ santes problemas. En tal supu esto la superficie del regaclío español alcanzaría la suma total de 2.83I.094 hectáreas. Recordando ahora que las cultivadas son en número de 4I.993.32r; que el valor de su producción se eleva a 3 .675.48I.944 pesetas; que la superficie regada hoy es de I.23I.094 hectáreas y que su produeción se eleva, según antes calculamos a 800.000.000 de pesetas, podemos formar el siguiente estado relativo a la producción agrícola actual.

r

Valor de los productos

Producción medial por hectárea

Pesetas

Pesetas

Número de hectáreas

En R egadío ...

I. 2 3I.094

800.000.000

650

En Secano . ...

40.762 .227

2.875.48r.944

70

4I.993.32r Suma ...

3.675-48r.944

87,5~1

Suma ... .....

Si el regadío se perfecciona y extiende a los 2.83I.094 de hectáreas supuestos, aceptando el promedio de 725 pesetas para la producción bruta de la hectárea y conservando la cifra media de 70, del estado anterior para el secano, J?Odremos formar este otro cuadro correspondiente a la producción futura.

r

Valor de los productos

Producción media por hectárea

Pesetas

Pesetas

Número de hectáreas

En Regadío...

2.83r.094

2.052.543.250

725

En Secano.. ...

39.r62.zz7

z.74I.355 890

70

Suma. . . . . .

4I.993.3zr

4.793.899.r40

II4 11

La extensión del regadío representaría entonces el 6,7r por roo de la superficie total cultivada, pero el valor de sus productos repre2 F

. 1

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sentaría el 42 y pico, es decir, que la pequeña superficie dedicada al regado produciría casi tanto como la superficie restante ocupada por los demás cultivos y por los pastos y forrajes. El valor bruto anual de los productos experimentaría un aumento sobre el actual de I.II8-4I7.I96 pesetas, lo que equivale a un aumento del 30,3 por I00. Y si miráramos nuestro territorio según el mapa agronómico en vez de mirarlo según el geográfico, el suelo de la Patria se habría ensanchado en esa misma proporción . A poco que se aumente la superficie antes admitida, a pesar de la escasa extensión que con ello podría alcanzar, relativamente a la superficie total cultivada, se ve que las cosechas del regadío tendrían mucha más importancia que las del secano, aun contando con que en éste caben muchas mejoras todavía. Los que no dan importancia al problema de los riegos, por la escasa extensión del regadío actual, y de la del futuro, que reflexionen nuevamente sobre las cifras a que hemos llegado con nuestros prudentes cálculos y verán cómo no está con ellos la razón. ¿No demuestra todo esto, puesto en relación con lo que .mtes dijimos acerca de la necesidad de aumentar en lo posible la producción del suelo de la Patria que los problemas relacionados con el fomento de los riegos, son problemas de carácter nacional que tienen un interés grandísimo para la totalidad ele los españoles? Este interés resulta tanto más extraordinario cuando se piensa que el aumento obtenido en la producción de la tierra, trascenderá a las demás fuentes de riqueza, lo mismo a la indushia nacional que al comercio, tanto interior como exterior. Respecto a la primera nos encontramos desde luego con las industrias anejas a la producción agrícola que representan hoy un valor de I48.905.30I pesetas, valor que si fuéramos a desentrañar veríamos que en buena parte era debido al regadío actual. Después tenemos las industrias del alcohol y del azúcar, debida ésta a los riegos en su totalidad y en gran parte la primera. Una y otra, además de los ingresos correspondientes por contribucion industrial, impuesto ele utilidades etc., etc., han dado lugar a que se recaudara en Igiz, por el


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impuesto sobre el primer pro~ucto IS. ~00.000 pesetas y sobre el segundo 4I.700.ooo. Todas estas cifras, con algunas más que podríamos citar, si no nos consideráramos relevados de la obligación de ahondar en este punto, por estar dedicada la Sección 3.ª de este Congreso a la Trascendencia del ?'egadío en las industrias, prueban la importancia de los riegos, desde el punto de vista del interés público, no sólo por lo que son ya hoy sino por lo que podrán ser mañana si el regadío se perfecciona y ensancha. Con la agricultura y con el regadío por tanto, se crea riqueza britta, que vale mucho, porque para convertirla después en riqueza neta, hacen falta una serie de transformaciones que requieren trabajo, capital e inteligencia. Por eso dijo Jovellanos que la agricultura es una gran fuente de prosperidad no sólo por la inmensa suma de trabajo que puede emplear en sus varios ramos y objetos, sino también por la inmensa suma de trabajo que puede proporcionar a las dt'más profesiones que se emplean en el beneficio de sus productos. Así, por ejemplo, el trigo da origen a las industrias de la harina y del pan; la remolacha a las del azúcar y del alcohol; las leguminosas y las frutas a las de conservas; el algodón, a las de hilados y tejidos, y los forrajes al desarrollo de la ganadería, que es a su vez la base sobre que descansan otras varia industrias. ¿Quién es capaz de aquilatar el extraordinario interés que para la riqueza total de la Nación implica esta serie de transformaciones sucesivas? La consecuencia inmediata de todo esto sería el incremento de la población industrial, el cual coincidiría con una actividad mayor e~1 el campo, reclamada por el aumento de mano de obra correspondiente al regadío, que determinaría asímismo el crecimiento de la población rural. El aumento de ambas poblaciones, industrial y agrícola, acarrearía un aumento en el consumo, habría más circulación de productos y más intensidad en los transportes, o lo que es lo mismo, más comercio. No nos incumbe hablar del aumento de población ya que en el cuestionario del Congreso figura el tema correspondiente, cuya ponencia


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se encomendó a persona especialmente apta para desarrollarla; pero no renunciamos por ello a copiar el cuadro siguiente, en donde se han recopilado los datos relativos a la mano de obra, exigida por el regadío y el secano, con las rotaciones que se indican, según los resultados que arrojan los libros de Contabilidad de la Granja Instituto de esta ciudad.

ROTACION PARA EL REGADIO Remolacha, Trigo-trébol, Trigo, Trébol. Mano de obra por hectárea para los diferentes cultivos. Remolacha. Labores de preparación . .... . pts. 42 1 )) I6 Abonos, repartición, etc . . .. . ~ ( )) Semillas trasplante , etc. . ... . 6I,I2 \ 28:.J,37 )) Cuidados de cultivo. . ...... . 65,25 )) Recolección . . ........... . ... . IOI Trigo-trébol . )) 22 Preparación .... ...... .. ..... . 1 )) Abonos, repartición, etc ...... . 9 ( )) Siembra ................ ·.. . . 6 \n8,oo )) Cuidado de cultivos ............ . I8 )) Recolección. . .............. . 63 / Trébol (incluído todo el período). )) Siembra . . . ............... . I ,I.1 ~ )) Cuidado de cultivos. . ....... . 38,25 I,I2 'I54,50 )) Repartición ...... . ..... .... . )) Recolección. . ..... . . .. . . ... . II4 Trigo sobre trébol. )) 26 Preparación. . . .......... ... . ' )) I Abonos .. . .... ... ....... . .. . ( )) 6 iembra .. . ..... .. .. . .. . ... . )) 22 Cuidado de cultivos .... ... .. . )) R ecolección ................ . 67

\X22,00

TOTAL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 679,87 El promedio de la mano de obra por año y hectárea es de I70 pesetas.


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ROTACIONES PARA EL SECANO Barbecho. Gasto de mano de obra ........ )) )) )) )) ........ >) Cebada. )) )) )) )) )) .. . . . ... Barbecho. )) )) )) )) >) Trigo. ....... . ..... .. ...... . .. . . .... TOTAL.

22, pesetas. )) 6I )) 22 >) 53 )) I58

El promedio por año y hectárea resulta de 40 pesetas. egún estos datos la mano de obra es cuatro veces mayor en el regadío que en el secano, contando con qu e la rotación elegida para el regadío no es de las más exigentes. En cuanto al desarrollo de los transportes, nada serio hemos podido intentar, porque metidos por exigencias del deber en un lugar ais1aclo, con pocos libros y sin ninguna estadística, hubiéramos tenido que obtener por correo los copiosos datos necesarios, como nos ha ocurrido con los pocos que hemos utilizado para redactar estas cuartillas . Esto no obstante, nos ha sido fácil averiguar que en las estaciones de Ribaforada y Tudela, próximas ambas al Bocal (origen del Canal Imperial) donde estamos trabajando , los productos del regadío dieron origen durante I9I2 al siguiente tráfico, cuya importancia es evidente. En pequeña velocidad; Loneladas.-Riba/orada.-Paja, 49,50; Alfalfa, 2 .347; remolacha, 9.7I8; hortaliza, 42,30; fruta, 6,9 y trigo, 266,9 . Tudela.-Alfalfa, 64I; hortaliza, I62; patatas, Io3; remolacha, 2 .858; trigo, 3 .I20. Se ha incluído el trigo también porque en el monte la cosecha fué escasísima . En gran velocidad.-Tudela expidió en el mismo año 427.375 kilogramos de fruta y I.242.882 kilogramos de hortaliza. En resumen; nuestro comercio interior experimentaría también el influjo bienhechor del aumento de la producción y del consumo, porque evidentemente, donde la producción es escása, escasa tiene que ser la circulación de los productos y mísera la vida de los consumidores.


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Satisfech as las necesidades del consumo interior, el aumento de producción nos proporcionaría un sobra nte que podríamos exp ortar, p orque la índole de los p roductos de nuestro su elo, est á det erminada por la influen cia de elem entos n aturales t an especiales, que por fortuna constituyen p ara nosot ros una verdadera prot ección. Las est adísticas de la Dirección gen eral de Adua nas confirman est e aserto; mientras la importación de a nimales vivos, primeras m at erias y artículos fabricados, se elevó a 874.535.014 p eset as en el a ño 1912, siendo esta cifra superior en 262 .159.220 peset as a la de la exp ortación de los mismos product os, el valor d e las de subst an cias alimenticias exp ortadas alcanzó la resp et able cifra de 431.635.166 p eset as, excediendo en 261.812.293 peset as al de las substancias alimenticias importadas. El saldo anterior en contra, se com pensa con esta última diferen cia. E xamin an do al det alle las subst ancias export adas se ve qu e las cifras m ás importa ntes corresp onden , a las cebollas, a rroz, almendras, aceitunas, avellanas, higos secos, pasas y frut as secas, gran adas, m elon es, limon es, n aranj as, u vas frescas, p ulpas de frutos, aceites, vinos y a las conser vas de hortalizas, de legumbres y de frutas de todas clases, es decir, a los pro duct os agrícolas, much os de ellos exclusivos del regadío. Y no h ay que decir que la exp ortación de est os productos h aya llegado ya al m áximo . o exp orta mos m ás porque no p roducim os t odo lo que el m ercado mundial recibiría . Pruébanlo la avidez con que son b uscadas las frutas de Valen cia, y en general de t eldo el litoral Me diterrán eo, y las ciruelas clau dias, los m elocot ones y las pocas u vas frescas de nu est ra región aragonesa. R ecordam os a est e prop ósito h ab er leído en cierta ocasión una carta de una importante casa in glesa, dirigida a un resp et able fabricante de conservas ya difunto, en la que se pedía. a ést e t oda la m ermelada de melocot ón que fab1icase, con tal que fuese igu al a la muestra qu e había remitido a Londres. La influen cia del fomento del regadío , en nuestro comercio ext erior, n o se reduciría solam ente al aumento de la exp ortación de pro-


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duetos agrícolas y principalmente de frutas como acabamos de ver, sino que alcanzaría a una parte considerable de la importación. Examinando las substancias alimenticias importadas durante los años I9Io, I9II y I9I2 nos encontramos el trigo figurando con pesetas 33.907.56I pesetas en el primer año, con 29 .033.Io8pesetas en el 2. 0 y sólo con 9 .09I. 008 pesetas, efecto de la abundancia de cosecha en el 3. 0 ; (en los siete primeros meses del año actu al la importación se ha elevado a I4.703.582 pesetas). El maíz figura con 32 y ·1; 2 , 23 y ·½ y 28 millones de pesetas; y en los siete primeros meses de este año con 4I.764.948 pesetas. Los garbanzos, con I3.378.767 en I9IZ; las demás legumbres secas con I.400.627 en el mismo año; la leche conservada con 4.848.346; los quesos con 5.052 .I63 pesetas, y los huevos con 8.024.040 pesetas. Pues qué, ¿no podríamos producir todo esto si nuestro regadío se ex t endiese y perfeccionase en condiciones parecidas a como nos resulta trayéndolo del extranjero? ¿ Jo podría así mismo, u¡1a vez ensanchada la vida del campo, realizarse aquello de un huerto, un par de vacas, cuatro o seis cabras de leche, una puerca de vientre y un gallinero que J avellanos considera en poder de una familia como indiscutible manantial de riqueza pública tan poco conocido como mal apreciado en la mayor parte de España? Pues con esto y con la mejora de la ganadería por el aumento de los prado , disminuiría la importación de animales vivos. En la de primeras materias figura el algodón en rama con un valor de n2 millones y 1/ 2 , I27 y 1 / 3 y I30.750.762 pesetas en los años I9Io, I9II y I9I2 respectivamente y en los siete primeros meses del año actual con 79.9Io. 496 pesetas; lo que demuestra la conveniencia _de cultivar este producto en España, máxime si se tienen en cuenta los interesantes datos que ha tenido la bondad de darnos en carta que reproducimos pal'a decoro de este escrito, nuestro compañero el ilustrado Ingeniero de caminos D. P. lVI. González Quijano, previa consulta al Sr. Ingeniero J efe que fué de la Granja de J erez, D . Eduardo Noriega, Ingeniero agrónomo competentísimo en todo y de un modo especial en el asunto ob jeto de la consulta. Dice así la carta del Sr. Quijano: <•Sr. D . Antonio Lasierra: Mi


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querido amigo y compañero: Para contestar a su grata del 23 del actual ví anoche a D . Eduardo Noriega, que está con un pie en el estribo, porque lo han destinado a la Granja de la Moncloa. Como está muy atareado para hacer la entrega y como además V. pide los datos con urgencia, no puede hacer una corta Memoria como pensaba para enviársela a V ., pero desde luego medió su opinión favorable al cultivo del algodón en nuestros re_g adíos, especialmente en esta zona con respecto a la cual me dió de memoria algunos datos que yo le trascribo a continuación y que no por ser de memoria son menos dignos de confianza.-Me dice que en Huelva no ha hecho ensayos.-En Sevilla, en el año rgro a rgrr , obtuvo por hectárea 800 kilogramos de fibra y r.600 de semilla. En el mismo año en Jerez 750 y r.500, respectivamente . En ambas estaciones ha sido la cultivada la variedad Upland. Esta producción se vendió en Málaga a 2,ro pesetas el kg . de fibra. La semilla no tiene precio por falta de mercado, pero tiene grandes aplicaciones como alimento del ganado y para fabricación del aceite; y establecido el cultivo en gran escala podría valer como mínimo de 0,08 a o,ro p esetas, kilo. Con cultivo práctico y perfeccionado cree que podrían superarse estos resultados y llegar a los r.ooo kilogramos de fibra y el doble de semilla. Todos estos datos se refieren al regadío, pues se han hecho también algunos ensayos de secano, que han resultado algunos años bien, a unque sin llegar nunca a esas producciones, pero que la irregularidad de las lluvias en las épocas oportunas no permiten considerar como definitivos para poder juzgar de la importancia del cultivo sin riego.-En r grr-rz, en la colonia de San Pedro Alcántara, en Málaga, en regadío, se han obtenido 800 y pico de kilogramos de fibra, a pesar de ser un año malo y se ha vendido a r,75 pesetas el kilo. Los gastos de cultivo han ascendido próximamente a 750 pesetas por hectárea, pero estos gastos, deducidos de superficies relativamente reducidas, podrían disminuirse para grandes extensiones, especialmente cuando los obreros hayan adquirido más práctica en las labores, como asímismo en las faenas de la recolección. El b eneficio sería en todo caso considerable. Por los datos consultados la producción aquí sería mayor que en los Estados Unidos, que en Argelia y que en Egipto: pero es claro que los resultados no podrían generalizarse fuera de la región donde se han hecho los ensayos. Cuéntame


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D. Eduardo que unos mejicanos que están estableciendo el cultivo en evilla están asombrados de esta producción y que como cosa curiosa habían mandado a su país una mata con I4 capullos obtenida en la Granja de Jerez. En San Pedro Alcántara, en vista del buen resuL t a do obtenido en los ensayos se han plantado este año I4 hectáreas y 30 en la vega de Motril.-En secano ha hecho también en Sevilla don Anselmo Rodríguez Rivas ensayos favorables.-Los resultados, como usted ve, no pueden ser más halagüeños, aunque no h a y que olvidar que se está todavía en período de pruebas. >> Calcúlese la importancia que todo esto encierra para la producción agrícola del Sur de España, y para cuando se lleve a la práctica el plan de riegos del Guadalquivir, en cuya Memoria hemos visto indicada una rotación de cultivos en la que figura el algodón con una extensión nada m enos que de 7.000 hectáreas . Cualquiera pensaría, por lo que venimos diciendo, que el aumento en la producción agrícola, lo juzgábamos beneficioso para nuestro co _ mercio exterior, porque merced a él, la exportación habría de aumentar y la importación disminuiría. Pero no hay tal cosa. Lo interesante está en que la suma total del valor de todos los productos importados y exportados, alcance la mayor cifra posible, pero a condición de no comprar al extranjero todo aquello que nosotros podamos producir en condiciones ventajosas o a lo sumo iguales. Esto es precisamente lo que sucedería como consecuencia del incremento en nuestra producción agrícola: las condiciones especiales de nuestro sol y de nuestra luz sobre todo, favorecerían la exportación de muchos de los productos de nuestro suelo. Otros productos como el trigo, maíz, garbanzos, algodón, etc., dejarían de importarse o se importarían menos; pero la disminución que nuestra balanza mercantil hubiera de sufrir por ello encontraría sobradamente la debida compensación en los aumentos que experimentarían las importaciones de otras primeras · materias y productos elaborados como consecuencia del perfeccionamiento y de la extensión de los mismos cultivos, del aumento de población y de la mayor intensidad con que la vida nacional habría de desarrollarse. El resultado final sería la elevación de la cifra total de nuestro comercio exterior, con lo que se demostraría también, desde este


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nuevo punto de vista, el interés general que las obras de riego encierran. Queda demostrada la riqueza enorme que los riegos determinan y ahora ocurre preguntar: ¿los beneficios que esto supone, guardan la debida proporción con los sacrificios que las obras hidráulicas exigen? De tal modo es afirmativa la respuesta, que cuando estas obras se piensan y ejecutan bien, crean anualmente, al llegar al período de plena explotación, una riqueza bruta cuyo valor se aproxima y en muchos casos excede al coste total de las mismas obras. El valor medio de las cosechas, con regadío seguro, ya vimos que podía suponerse igual a 725 pesetas por hectárea. El coste de las obras, en términos generales, según demostrará el eminente ingeniero Sr. Bello al desarrollar la ponencia de que está encargado, no llega a la e_ presada cifra. Es verdad, según datos que dicho Sr. Bello nos ha facilitado, que el Canal Imperial de Aragón costó 825 pesetas por hectárea y el del Duero 665; pero esto no destruye aquella afirmación, porque, aparte de que hoy con los medios de construcción que para estas obras se emplearían, las indicadas cifras bajarían mucho, ambos canales fueron ejecutados para navegación, lo que exigió mayores gastos. Los demás canales principales han costado: el de Tauste, 506 pesetas por hectárea; el de Urgel, 407; el de la Infanta, 34I; y el Canal de Aragón y Cataluña, tan cacareado cuando se trata de demostrar lo caro de estas obras, 304 pesetas. Es verdad que casi todos estos canales necesitan más o menos regulación con embalses; pero lo es asímismo, que hasta llegar a la cifra de 725 pesetas asignada para valor de las cosechas del regadío seguro, hay mucho camino que recorrer, desde el momento en que se trata de obras, que aunque de esencia, no son como los canales mismos la parte principal de los planes o proyectos. Respecto al coste de los pantanos debemos decir, que, aun cuando los hay que, para reducidísimas zonas de cultivo, han costado por encima de I.500 pesetas la hectárea, como los de Benavolar y Rincones en la provincia de Málaga, que riegan respectivamente 70 y 30 hectáreas y que se construyeron cuando el cultivo de la caña de azú-


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car daba margen para muchos gastos, y el de la Gargüera en la provincia de Cáceres, que riega con éxito 3I2 hectáreas dedicadas a hortalizas, los demás pantanos, según el Sr. Bello, nos dice, no han alcanzado la cifra de 500 pesetas por hectárea. El excepcional de La Peña, situado, como es sabido , en un río de grandes caudales y en un valle importante, circunstancias que han exigido sobre los 2 millones de las presas, otros z millones porlos desagües y otros 2 por la necesidad de variar un ferrocarril de ancho normal y una carretera, ha costado 4I3 pesetas. El de Puentes 288 pesetas; el de Buseo 2I7; el de Mezalocha 374; el de Gasset 477; el de Híjar I72; el de San Bartolomé (Egea), 300; el de Monteagudo (Soria), 368; el de Calahorra 60; el de Valdelafuen (Sádava), rn9; el de Guadalcacin, I42, etc., etc ... Todo esto está muy bien. Hay en efecto concordancia entre el coste de las obras de riego y la 1iqueza bruta que crean; y, sin embargo, son muchos los que, pareciéndoles verdad lo que decimos, se muestran pesimistas, considerando que las obras son difíciles, que ha habido muchos fracasos, que los particulares difícilmente pueden dar lo que se les pide para mejorar los 1iegos existentes, y que el Estado malbarata o poco menos sus recursos cuando ejecuta obras para la transformación de los secanos en regadío, porque a tener en cuenta el interés del dinero gastado en las obras hasta que la transformación se efectúa, la concordancia anterior entre los gastos y los beneficios, dejaría de existir, apareciendo en su lugar el mayor de los fracasos. En todo ello se ha exagerado mucho, y conviene puntualizar las cosas para que queden en su lugar debido. Es demasiado importante el aspecto económico de los riegos para que dejemos estos cabos por atar. Puntualicemos pues, empezando por el caso más sencillo, el de la construcción por el Estado con auxilio de los particulares interesados, destinándose las obras a mejorar o ampliar regadíos existentes (Art. 4.0 , párrafo 2. 0 de la Ley). Los particulares interesados en la empresa, deberán garantizar al Gobierno una aportación mínima durante la ejecución de las obras de un 20 por I00 de su coste, más otra de 40 por I00 también como mínimo aumentado con un interés del 2 por I00 al año en un plazo


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máximo de 20, contados a partir de un año despu~s de terminarse las obras. (Son las mismas palabras de la Ley) . Supongamos que las obras cuestan por hectárea regada, la cifra de 500 pesetas, que es elevada, según lo dicho anteriormente. La dist ribución de esa cifra podrá hacerse como sigue: 20 por Ioo a cargo de los interesados.. . . . . . . . . . . . . . . I00 pesetas . 40 por I00 que anticipa el Estado y que los particulares devuelven en la forma indicada . . . . . . . . . . . . zoo >> 40 por I00 que el Estado da como subvención )) 200 Vamos a suponer que las obras se llevan a cabo en cinco años, y que los gastos se efectúan por quintas partes. Por el momento el Estado facilita un 80 por I00 ínterin no llegue a los seis años de empezadas las obras, o sea un año después de concluídas, el momento de empezar a hacer efectivo el reintegro del 40 por Ioo correspondiente a las particulares . El 80 por I00 de 500 pesetas son 400 pesetas y la quinta parte de estas resulta igual a 80 pesetas. Veamos ahora en qué se convierten al cabo de los seis años indicados, al 3 por rno de interés compuesto, las 400 pesetas que el Estado facilita desde luego . Las 80 ptas. del primer año se convertirán al cabo de los cinco años siguiente en pesetas. . . ................. .. . Las 80 del segundo año al cabo de los cuatro años siguientes en. . . ........ .. ... . .... .. .. . . . .. . . . . . ..... . . Las 80 del tercer año al cabo de los tres años siguientes en . Las 80 del cuarto año al cabo de los dos años siguientes en. Las 80 del quinto año al cabo del año siguiente en ... .... . En total las 400 pesetas se habrán convertido en . . . .... .

92,80 90,40 87,40 84,80 82,40

- --

437,80

Al llegar a este momento los pa:rticulares empezarán a reintegrar, con el interés convenido, las 200 pesetas correspondientes al 40 por I00 primitivo que anticipó el Estado, resultando que el desembolso real que éste efectúa en definitiva es de 237,80 pesetas por hectárea. Bastaría pues que la contribución territorial se elevase en 7,I3 pesetas por hectárea para que el Estado obtuviese el 3 por IO0 de inte-


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rés al capital por él invertido. Además se lucraría con ·todos los ingresos indirectos que se originaran del aumento de riqueza . Veamos el sacrificio que habrán de hacer los particulares interesados. Para abonar éstos el 20 por roo, es lógico suponer que tomarán a préstamo durante cinco años la quinta parte de dicho 20 por roo al interés corriente del 5 por roo anual, d~uda que no podrá amortizarse ínterin no se toquen los beneficios de la obra. Será prudente establecer, que se amortizará con un interés del 5 por roo en los mismos 20 años en que ha de reintegrarse al Estado el 40 por roo que adelantó para la construcción. Este 40 por roo es claro que no necesitará empréstito; se abonará con lo que produzca el riego. Calculemos a cuánto ascenderá la deuda al cabo de los cinco años: Pesetas

Primer año ... 5-ª parte de roo pesetas ... . .... . . . . . . \ Intereses de las 20 pesetas del año Segundo año. 1 anterior al 5 % .. . . ... . ...... . I r 5. a parte de I 00 pesetas. . . . . . . . . 20 ~

¡

20

l

Suman . .. .. . . . ..... . ... . ..... . Int:reses de las 41 pesetas ante(

Tercer ano.... .J~-ªnpoarertse. d.e. . .a.s. . . . . . . . . . . . . . . . . 1 roo pesetas... . . . .

2, 05 \ 20 •

un1an ... ... ... . ............ . Intereses de las 63,05 pesetas al Cuarto año... 5 % ... 3,I5 1 5.ª parte de roo pesetas .. . ..... . 20

l

Suman .... ... . ... . . ........ . Intereses de 86,20 pesetas al 5 %-. 4,31 ( Quin to año ... 5.ª parte de roo pesetas.. . . . . . . . 20 \

¡

2I

..¡.r 22,05

23,r5 86,20

Suman. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Sexto año.. . . Intereses de rro,51 pesetas al 5 % . . . . . . . .

rro,51 5,53

La deuda por hectárea sería al cabo de seis años igual a..

rr6,04

Y el gasto anual con que se gravaría la hectárea para convertir el regadío eventual en seguro el resultante de las partidas iguientes:


30 F Amortización de n6 pesetas en 20 años al 5 ~º (anualidad por hectárea) ...... . ............. . Amortización de 200 pesetas en 20 años al 2 % (reintegro al Estado). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Contribución territorial (aumento sobre la que se pagara antes con regadío eventual).......... . ... . Total. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

9,28 pesetas. 12,20

»

7,13

>>

28,61

>>

Con regadío eventual, la contribución, como veremos luego, podría suponerse igual a 7,70 pesetas por hectárea, y con el aumento de las 7,13 pesetas antes dichas, se elevaría a 14,83 pesetas, o sean 15 pesetas en números redondos. Y si como canon de riego se pagaran ro pesetas por hectárea, lo que es ya bastante, desde el momento que esta cifra habría de responder no más que a la conservación de las obras y a los gastos generales del Sindicato concesionario, los gastos totales por hectárea durante 20 años ascenderían a 46,48 pesetas, lo que es perfectamente admisible para cultivos intensivos. Pasados 20 años, esta cifra se reduciría a 25 pesetas por hectárea. Auméntese la contribución hasta donde sería posible aumentarla, y el interés del dinero del Estado crecería en la misma proporción. Como se ve con arreglo a la Ley vigente, la mejora de los riegos existentes, constituye un negocio pingüe para el Estado y para los particulares. ¿Hay en esto nada que pueda justificar el más pequeño recelo? ¿El hecho de que los particulares pongan el 60 por roo del coste de las obras ¿no constituye una verdadera y eficaz garantía para los intereses del Estado? ¿Habrá todavía quien considere injusto e irritante este modo de proteger el interés particular? Pasemos al caso de transformar el secano en regadío, examinándolo para no hacer interminable este trabajo con relación al Estado únicamente . Supongamos que éste otorga para una obra de r iego la subvención máxima que el art. ro de la Ley consiente: 400 pesetas por hectárea. No nos fijemos en que esta subvención tiene comprendido el anticip o que los interesados o la empresa reciben en calidad de reintegro;

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supongamos que éste no se efectúa y supongamos además que, a pesar de lo despierto y diligente que anda por el mundo el interés, la obra (que indudablemente se habrá planeado en forma que el interés pueda actuar, convenientE,mente encauzado por la acción bienhechora dE. la Administración), no surte sus efectos hasta después de treinta años de terminada. ¿Queréis más suposiciones todavía, señores detractores de las obras de riego? Pues supongamos para que no quedéis descontentos, que hasta los treinta años indicados no se observa el más leve indicio que demuestre la actividad en todos los órdenes y el trabajo, que son siem_ pre los compañeros inseparables de las obras de este gél).ero, y que por esta razón (contraria a la realidad) el Estado no recibe un céntimo en todo el largo período de tiempo supuesto. Así las cosas, terminados 30 años, cuando el sacrificio de la ac10n empiece a recibir alguna utilidad, las 400 pesetas de la subvención se habrán convertido al interés compuesto del 3 % en 972 pesetas· Parece natural pretender que después de un período de explotación de 30 años, cese la tributación como secano y vengan las tierras a pagar la contribución correspondiente al regadío . Pues bien ; la Diputación de Navarra, que ha cuidado bastante de aquilatar estas cosas, tiene asignadas las siguientes cifras para líquido imponible según los casos; Regadío permanente.-Huertos .-40 pesetas por robada.-440 pesetas por hectárea. Tienas de labor.-II pesetas por robada .-rzr pesetas por hectárea. R egadío eventual.-Tierras de labor 4 pesetas por robada.- 44 pesetas por hectárea. Secano.-Tienas ele labor r peseta por robacla.-II p esetas por hectárea . Nuestro pueblo natal, Tamarite de Litera, tributa por el regadío eventual con arreglo a un líquido imponible de 48, 36 y 24 pesetas por hectárea, según sean las tierras der.ª, 2.ª ó 3.ª clase, y por el secano con 14, 9 y 2,50 pesetas, respectivamente . Se ve, pues, que las cifras adoptadas en Navarra pueden aceptarse como cifras medias razonables.


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El r7,50 % correspondiente a la contribución territorial por hectárea, sería: I,925 pesetas. Para el secano igual a . . . . . . . . . . . . . . . . . . >> 7,700 ...... a.... igual eventual regadío el Para » 2r,r75 a............ Para el regadío seguro igual que representan sobre la contribución del secano un aumento de r9,25 pesetas. Para facilitar los cálculos, elevaremos esta cifra a 20, teniendo en cuenta, que la diferencia se reputa generalmente de 22 pesetas (Ubeda . Política hidráulica, pág. 44), y que en el regadío se cobra o se puede cobrar mejor (I) tanto por la seguridad e importancia de las cosechas como por la facilidad de poder hacer el catastro, puesto que los Sindicatos tendrán necesariamente sus planos parcelarios. Examinemos ahora después de ver que el Estado obtendría un aumento de 20 pesetas por hectárea por contribución territorial, lo que percibiría por el tributo correspondiente a los derechos reales y trasmisión de bienes. El período necesario para que toda la propiedad rústica de una co marca cambie de mano, es variable según las condiciones del país, la riqueza del mismo, el fraccionamiento de la propiedad, su proximidad o lej anía a los centros de población, etc., etc. Probablemente podría sentarse que la propiedad más fraccionada y más valiosa se trasmite mayor número de veces en el mismo tiempo que la gran propiedad poco valiosa. En Alemania, para ciertos efectos tributarios, se ha considerado que cada IS años cambia de dueño toda la propiedad, pero esto probablemente no es aplicable en-España. En nuestra huerta de Zaragoza, aproximadamente, puede afirmarse que este cambio se realiza cada 25 años. Buscando esta comprobación, nuestro excelente amigo D. Luis Jordana, nos ha fac.i lita do el siguiente dato: El término de Rabal, const a de 3.465 hectáreas, divididas en 2.r38 parcelas poseídas por 850 a 870 propietarios. En el plazo transcurrido de r888 a r9r3, han cambiádo de nombre r.726, (1) En la provincia de Zaragoza desde 1869 a 1897 se ad judicaron al Estado por débitos de contribución nada menos que 121.035 fincas. Los expedientes posteriores a 1897 están sin resolver todavía.


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lo cual, habida cuenta de que las fincas pertenecientes a personas jurídicas no se trasmiten y de que en las oficinas del Término se ignoran no pocas transmisiones de padres a hijos, _viene a comprobar lo antes supuesto. La Estadística Administrativa de 1 impuesto de derechos reales y transmisión de bienes, enseña que, en I9II , se han exigido por transmisiones a título lucrativo o herencias, 30,50 millones de pesetas, mientras que por adquisición a título oneroso se han exigido 22, pero esto no demuestra que sea mayor el número de las primeras, sino que el contribuyente, acogiéndose a los beneficios de perdón de multas y a los de tributar por antiguas tarifas, otorgadas a la sazón por la ley de presupuestos, presentó a liquidación antiguas trasmisiones. Suponiendo igual ingreso por ventas que por herencias, como las primeras pagan el cuatro por ciento, y las segundas del dos al veinte, no será exagerado suponer que el Estado obtiene cada 25 años el 4 por rno del importe total de los bienes o el o,I6 por % al año . El impuesto de las personas jurídicas se estableció para que devengasen sus bienes el 0,20 %, tipo que hoy es de o,I5 % al año, y como este cálculo es desde luego aplicable a las personas individuales, resulta con ello justificada nuestra hipótesis anterior. Ahora bien, después de 30 años de explotación de una obra de riego el valor de las tierras habrá subido por lo menos a I.500 pesetas término medio por hectárea, y el ingreso que las trasmisiones de dominio producirían al Estado sería igual según la hipótesis que acabamos de razonar a 2,40 pesetas por cada hectárea de la zona regable. En junto, el Estado por contribución territorial, y por el impuesto de derechos reales obtendría 22,40 pesetas por hectárea y año, lo que para las 972 pesetas a que habrían llegado las 400 dadas por el Estado, como subvención , por igual superficie, después del tiempo transcurrido, representa un interés del 2,30 por I00. Omitamos por ser ajenos a. esta ponencia, los incalculables beneficios de orden soci ~l y político que el establecimiento de los riegos produce. Pensemos sólo en lo que dijimos poco hace respecto al influjo de las obras de riego , por la riqueza bruta que crean, en la vida de la 3

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Nación, en el comercio, en la industria, en los transportes, etc., etc. Y como la acción del fisco alcanza a todo sin piedad, se ve claramente, aun cuando no pod~mos aquilatar el ingreso que esto supone, que las 400 pesetas otorgadas por el Estado, a pesar de las hipótesis absurdas que hemos sentado al principio, no habrían sido tiradas a la calle ni mucho menos . Si de las 972 pesetas indicadas, se rebajara lo que fuese de razón, por lo que el Estado percibiera, desde que los contratistas de las obras pagaran el impuesto correspondiente a sus respectivas escrituras de contrata; por los ingresos que el Estado tuviera con motivo de las obras y los que les correspondieran por el movimiento que experimentaría la propiedad al sólo anuncio de que las tierras habían de regarse, y por los demás ingresos que le proporcionarían 30 años de explot a ción más o menos intensa, durante los cuales, las cosas no pasarían como hemos supu esto, las zz,40 pesetas correspondientes a aquellos dos tributos que hemos tratado de valorar, por sí solas, representarían un interés aceptable . Ahora vendrían como anillo al dedo unas cuantas consideraciones encaminadas a probar que 30 años del siglo XX, en que los capitales y las enseñanzas viajan con la velocidad del telégrafo, equivalen a un siglo de otros tiempos en que ambas cosas viajaban cuando más en galera acelerada. La experiencia que hoy se tiene en materia de riegos es muy grande. Sabemos a qué son debidas las vicisitudes del Canal de Urgel y los fracasos de otras obras hidráulicas semejantes, empezadas sin el estudio necesario, poco menos que a la ventura, y sin contar con la cantidad de agua necesaria para efectuar una buena intensificación de los cultivos; y sabemos además que en este género de construcciones no se puede correr demasiado, porque la producción debe forzarse contando con mercados que consuman los productos. No ha mucho, un notable publicista, decía en el Ateneo de Madrid, y sus palabras fueron premiadas con calurosos aplausos, que si en su mano estuviera el convertir de un golpe toda la E's paña de secano en regadío, él, a pesar de su amor a España, mantendría cerrado el puño. Pero .. . si no es así cómo pretendemos crear la riqueza! I osotros somos más modestos que todo eso ; nos contentamos con perfeccionar el


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regadío actual y ampliarle en I,5 millones de hectáreas solamente, y además queremos que las cosas vayan por sus pasos contados, con orden y perseverancia por parte de la Administración; y si pedimos con entusiasmo toda la actividad posible desde luego, es porque como dijimos al tratar de la influencia del aumento de la producción en las demás fuentes de riqueza, importamos mucho que podríamos producir, y no exportamos todo lo que podríamos exportar, y porque sabemos además que el consumo interior crecería a medida que la intensificación de los cultivos se fuese efectuando. Técnicamente hemos de igual modo avanzado mucho como lo prueban las dificultades vencidas en los pantanos de La Peña, Cueva-Foradada, en el primer tramo del Canal de Aragón y Cataluña y en los sifones del Sosa y de Albelda en esta última obra, según reconocen los extraños y por lo visto no se sabe reconocer en España, justificando esto también, aquello que con tanta razón como amargura decía no ha mucho en el Congreso el ilustre Mella, refiriéndose a un extranjero que le habló de la falta de patriotismo de los españoles. En la manera de proyectar las obras hidráulicas no se ha progresado menos, sin duda porque así como en la mayor parte d~ los asuntos administrativos, se pierde la tradición en los ministe.cios con la salida de los Ministros y Directores generales, la permanencia de un Servicio Central para los asuntos hidráulicos, ha determinado que la tradición no se pierda en lo relativo al aspecto técnico de las obras de este género. El Canal de Aragón y Cataluña se llevó a cabo mediante un proyecto que se iba redactando con muy escasa anticipación a la ejecución de las obras; y lo digo así para honor y gloria de los ilustres ingenieros que triunfaron a pesar de lo difícil que resulta trabajar de esta manera. Todos hemos visto las brigadas topográficas tomando datos para fijar la traza y planear las obras, y a muy poca distancia los obreros ejecutando lo que apenas se había podido proyectar. osotros, al redactar el primitivo proyecto del pantano de La Peña, hubimos de hacer el trabajo a expensas de los particulares, en un tiempo brevísimo (tres meses), sin disponer de una mala sonda para estudiar el sitio donde hoy se alza la presa, al cual por otra parte no hubiéramos podido llegar sin construir previamente caminos adecua-

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dos gastando tiempo y dinero de que no podíamos disponer. Esto, las mejoras importantísimas introducidas en el proyecto ejecutado y los considerables medios auxiliares adoptados en la construcción, medios que ahora se utilizan con provecho en otros pantanos, explican el mayor coste de las obras con relación a lo previsto en el proyecto primitivo, aumento de coste que ha facilitado muchas armas (siquiera sean como la carabina de Ambrosio) a los que discuten diciendo lo que les conviene, y callando lo que no favorece a su intención. En cambio hoy, para proyectar el gran pantano del Ebro en R einosa, se han montado en la cuenca receptora cuatro estaciones meteorológicas, se ha construído una admirable estación de aforo, y se llevan dos años estudiándolo todo, con la minuciosidad que supone el haber practicado con sondas rotato1ias adquiridas por el Servicio Central, diferentes sondeos que en junto suman más de 300 metros. En resumen : Tenemos en España ciencia y experiencia bastante para planear el establecimiento de los riegos con toda se1iedad; y como obrando de este modo el éxito se asegura, ninguna consideración podría justificar el desvío y menos la oposición hacia las obras hidráulicas. La ciencia y la experiencia dirán, si se las deja obrar con libertad, dónde, cómo y en qué extensión se han de establecer los riegos para alcanzar el éxito . Allí donde puedan establecerse en condiciones aceptables, serán preferibles a toda otra manera de forzar la producción; donde estas condiciones falten, acúdase a las labores profundas, al empleo de abonos y a todos los demás medios de perfeccionar los cultivos de secano . Lo esencial es sacar de la tierra todo el partido posible; con el riego artificial donde se pueda, y donde no se pueda con el agua de lluvia después de almacenada en el subsuelo ele los campos. La importancia de los riegos, única que nos incumbe a nosotros en estos momentos, resulta precisamente ele considerarlos en relación con las conveniencias del bien público, puesto que de interés general deben reputarse la consider~ble riqueza bruta que a su establecimiento es debida, las transformaciones sucesivas que esta riqueza puede sufrir hasta convertirse en riqueza neta y el influjo que todo ello significa para el desenvolvimiento de la economía nacional.


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¡Qué importa siendo esto verdad como lo es que los particula res ganen mucho con la implantación o mejora de los riegos! Es en efecto verdad que con ambas cosas gana mucho el interés privado; pero se .equivocan los que ven en ello un mal para el interés públieo y un privilegio irritante, creyendo, sin duda, que en el hecho de contribuir el Estado de un modo eficaz a la ejecución de las obras hidráulicas, se da ya el caso de crear una mejora que sólo al esfuerzo de la comunidad es debida. Los particulares contribuyen de igual modo a su logro, según rezan las disposiciones legales correspondientes no sólo con la mitad y aun el 60 % del coste de las obras, sino con cosas tan esenciales como el agua misma, puesto que las construcciones de las acequias secundarias, la nivelación de las tierras, y la explotación del riego, que supone inteligencia, capital y trabajo, representan una participación en la creación de la riqueza bastante mayor que la que a la comunidad corresponde. ¿Se va a depurar hasta el céntimo, lo que una y otra participación significan, para fijar en definitiva el justo tributo que debe imponerse a los particulares? En esto como en todo, lo mejor es enemigo de lo bueno; y habiéndose demostrado antes que la Iación gana mucho con las obras de riego, cuando se plantean y realizan con acierto, ¿no sería preferible en vez de hilar tan delgado, sin duda por un exceso de celo digno del mayor respeto, que el Estado se preocupara de estimular la más pronta utilización del agua, dejando obrar al interés que es el que realiza siempre los más grandes prodigios? No olvidemos que la riqueza individual es el elemento de la riqueza pública. ¡Quiera Dios que este celo que hemos adivinado en algunos hombres de ciencia y en algunos políticos influyentes, no sirva para entorpecer la actividad y los progresos del cultivo! CONCLUSIONES I.ª Toda obra de riego bien concebida en plena explotación, crea anualmente una riqueza bruta cuyo valor se aproxima y en muchos casos excede al del coste total de la obra mi ma.


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2.ª El aumento obtenido en la producción de la tierra por la implantación del regadío, contribuye eficazmente a la prosperidad de las demás fuentes de la riqueza pública. 3.ª Los problemas relacionados con el fomento de los riegos, por la riqueza que éstos crean, son problemas de carácter general, que tienen un interés muy grande para la totalidad de los españoles .

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SECCIÓN PRIMERA

H TEMA:

Aprovechamiento de las aguas españolas PONENTE:

D. PEDRO M. GONZÁLEZ QUIJANO INGENIERO DE CAMINOS, CANALES Y PUERTOS, DIRECTOR DE LAS OBRAS DEL PANTANO DE GUADALCACIN - - - - -

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APROVECHAMIENTO DE LAS AGUAS ESPANOLAS

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LAS LLUVIAS Y LAS AGUAS CORRIENTES

Es la lluvia el origen de todas las aguas utilizadas en la agricultura. De ellas toma el suelo la humedad que comunica a la planta, permitiéndole llevar a cabo su evolución y rendir la cosecha que ha de compensar los gastos y desvelos del labrador. Labores inteligentemente conducidas pueden reducir las pérdidas, llevando el aprovechamiento al máximo. Trabajando en esta dirección, todo un sistema de cultivo, el Dry farming, que no carece de antecedentes en nuestras prácticas culturales ha tomado gran desarrollo en aquellas regiones de los Estados Unidos que, como la mayor parte de España, padecen por la sequía . Pero el Dry farming es ·sólo aplicable a terrenos suficientemente profundos y homogéneos, donde la humedad pueda acumularse en cantidades suficientes para subvenir a las necesidades de la planta. En todo caso, las excelencias del sistema vendrán limitadas por los recursos disponibles y, si la lluvia es escasa, difícilmente podrá el terreno llevar cosecha todos los años. El barbecho, en tales circun tancias, será imprescindible. (1) Los datos meteorológicos medios citados en esta Memoria, son los consignados en los Cuadros numéricos que acompañan al primer tomo de la <<Reseña Geo~ráfica y Estadistica de España,> del Instituto, a los cuales se han añadido algunos otros de distinto origen y especialmente del libro <<Las aguas de España y Portugal,) del Sr. Bentabol, del «Tratado de aguas y riegos» de Llauradó y de las observaciones efectuadas en los observatorios de San Fernando y Canal deAragón y Cataluña. Los de lluvia, referentes a l año de 1912, nos han sido facilitados por el Director del Observatorio central meteorológico, Sr. D. José Galbis, y los de aforos, han sido recogidos por el Servicio Central hidráulico. .


4 H

Es lo que ocurre en una gran parte del territorio español. Si se prescinde de la región Cantábrica y Pirenáica de lluvias continuas, donde las precipitaciones exceden de 700 milímetros, el resto de la Península, salvo reducidas regiones, no llega a recibir 500. La escasa cuantía de la lluvia se acentúa más especialmente en cuatro zonas que corresponden a las depresiones del Duero y del Ebro, a una parte de la cuenca media del Guadiana y a una extensa región comprensiva de la provincia de Almería y antiguo reino de Murcia. Corresponde la lluvia mínima a la primera de las zonas citadas, donde su altura apenas si alcanza a 250 milímetros en el punto más seco, situado aproximadamente en Palencia; vienen después los mínimos aragoneses _y levantinos, donde el término medio anual de la lluvia desciende hasta 300 milímetros próximamente, y cuyos centros se encuentran en Zaragoza y Almería, por último, el mínimo del Guadiana tiene su centro hacia Badajez, donde la lluvia media es ya de 383 milímetros. Estas regiones de lluvia mínima se hallan separadas entre sí por máximos, en correspondencia más o menos estrecha con los grandes relieves del s-qelo, donde los vientos húmedos, obligados a ascender, se enfrían y precipitan su humedad, de la que se ven naturalmente privadas las vertiente~ opuestas. Elévase con frecuencia la lluvia en estas regiones hasta 700 y más milímetros, alcanzando así valores totales comparables a los de la zona cantábrica; pero la regularidad del fenómeno es ya muy deficiente, tendiendo a repartirse la lluvia en el año de una manera tanto más desigual cuan.to más se avanza hacia el Sur. De ordinario, obsérvanse en el año en toda España dos máximos y dos mínimos de lluvia; corresponden los primeros a otoño y primavera y los segun.dos a invierno y verano. Es el mínimo de verano el más marcado de todos, especialmente en Andalucía, donde la mayor parte de los años no llueve absolutamente nada en tres meses, ocurriendo cosa parecida en una buena parte de Extremadura y Castilla la Nueva. El mínimo tiene lugar por lo c"omún en Julio; pero se retrasa hasta Agosto 'e n una faja que atraviesa a la Península de Oeste a Este y cuyo l~mite Norte pasa entre Coruña y Santiago, deja fuera toda la región cantábrica y, envolviendo a Pamplona, excluye a Huesca y


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Lérida para terminar en el Mediterráneo al Sur de Barcelona. Por el Sur, la faja está limitada por una línea que, pasando al Sur de Coimbra y Salamanca y al Norte de Madrid, se pierde en el mar al Mediodía de Valencia. Queda así dividida la Península en tres zonas. A la zona meriodinal de mínimo de Julio corresponde la mayor sequía del verano, pues en la mayor parte de ella la lluvia no alcanza al ro por roo de la que correspondería al mes si la altura anual se repartiera uniformemente sobre todo el año, y aun desciende la proporción al I por roo en Sevilla y en J aen, no llegando en el punto de mayor lluvia que es ...\lbacete, sino a 34. La zona norte de mínimo de Julio se encuentra mucho mejor regada, pues la proporción excede en casi toda ella del 50 por roo, del que desciende sin embargo al 39 en la Coruña para llegar al 85 en Jaca, en la falda del Pirineo . Esto, unido a las altas pn·cipitaciones de la región, hacen que el mínimo estival. no represente aquí dificultad grave. En la zona central de mínimo de Agosto la proporción alcanza casi todos los valores, pues oscila entre el 9 por roo para Salamanca hasta el 79 para Teruel; pero, como esta zona es por lo general una zona seca por comprender los mínimos del Duero y del Ebro, el mayor coeficiente no representa gran ventaja y, cuando éste desciende a 9 y ro por roo, como en la depresión del Duero, la irregularidad de la distribución contribuye a exagerar la sequedad del clima. El mínimo de invierno se produce por lo general, en Febrero; pero se adelanta hasta Enero en algunas localidades, y en una extensa zona • que cubre una gr.an parte de Aragón, Cataluña y Valencia se presenta también adelantado, llegando el adelanto hasta el mes de Diciembre en casi toda la parte más septentrional de esta zona. Este núnimo no · desciende sin embargo tanto como el de verano, pues en el punto donde aparece más marcado, que es Molina de Aragón, la media del mes del mínimo representa el 22 por roo de la media mensual general, y la proporción excede de esta última media en casi toda Andalucía y en una buena parte de Extremadura, Portugal y Galicia, llegando al máximo en Badajoz, donde el coeficiente se eleva hasta 1,39. Pero si así ocurre haciendo la comparación sobre la totalidad del territorio, hay localidades sin embargo, donde el mínimo de invierno es aun más bajo que el de verano, y es lo que ocurre en Molina y Teruel y en una


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zona catalano-aragonesa que viene casi a coincidir con la de mínimo invernal de Diciembre. De los máximos es el más importante por lo general el de otoño, en el que la proporción varía entre l,IO (León) y 2,06 (Palma de Mallorca), aunqüe son pocas las estaciones en que desciende de 1,30. Se presenta en Septiembre en toda la costa oriental de Alicante al Pirineo y en la zona inmediata que comprende ca i todo Aragón, Cataluña y Reino de Valencia. A occidente de esta zona, el máximo se produce en Octubre, Noviembre o Diciembre en zonas de límites bastante sinuosos, y la última de las cuales comprende las costas meridionales y occidentales del Estrecho a Lisboa y la mayor parte de las de Galicia. En esta última región, hay finalmente una pequeña zona alrededor de Santiago en la que se presenta un sólo máximo anual en el mes de Enero. El máximo de primavera ocmTe de ordinario en Marzo, Abril o fayo, corriendo las líneas más o menos onduladas que dividen las distintas zonas en la dirección general de Este a Oeste. La zona de máximo de Mayo comprende la mayor parte de las depresiones del Duero Y, del Ebro, y queda rodeada por la zona de máximo de Abril que deja fuera de su recinto por el Sur a toda Andalucía con la parte m eridional de Portugal y porciones extensas de Extremadura, Castilla la Nueva, Murcia y Valencia, y por el Ioroeste casi toda Galicia y Norte de Portugal. Dentro de la zona de máximo de Mayo hay • dos pequeñas manchas (León y Lérida) donde el máximo se retrasa hasta Junio, y en la zona meridional de mínimo de Marzo queda enclavada también otra alrededor de Badajoz en que el máximo se adelanta hasta Febrero. La proporción de lluvia que corresponde al máximo primaveral oscila entre el 1,01 (Santander) y el 1,89 (Jaén) de la media mensual. Aunque más importante para la generalidad del territorio el máximo de otoño, hay localidades, sin embargo, en las que el de primavera, predomina ocurriendo esto en tres zonas, una de ellas, pequeña, que tiene por centro a Igualada y otras dos bastante más extensas; comprensiva la una del reino de León, desde donde se extiende has- ' ta Zaragoza, ocupando una buena parte de Castilla la Vieja, y limitada la mayor por una línea que pasa por Madrid y se derrrolla dejan-


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do dentro dto u recinto a ácere , Badajoz, Granada, Albacete y Teruel. Descrita así en término g nerales la pluviometría de la península, no ba ta sin embargo para dar exacta idea de las condicione de humedad de su clima, pues esas mismas cantidades de lluvia, que, en otras latitudes, serían suficientes para asegurar el éxito de las cosechas, son aquí perdidas en gran part por evaporación. La medida de este fenón'l.eno presenta grandes dificultades, y los número obtenidos en lo ob ervatorios, en condiciones muy distintas a la que tienen lugar en la aturaleza, no pueden dar de él sino una idea muy imperfecta; pero a falta de datos más eguro , pueden ervir como expresivos término de comparación. Ahora bien, si de la lluvia de cada mes se resta la evaporación que corresponde al número de días lluviosos, e tendrá un número que será aproximadamente proporcional a la cantidad de agua que podrá útilmente almacenar el suelo, y ser aprovechada por las cosechas. Ahora bien; este número queda por bajo de 100 milímetros en una gran parte de Castilla, de León, de Aragón, de la Mancha y de Murcia, llegando a reducir e a 46 en La Vid, a 57 en Valladolid, a 58 en Zaragoza y a 60 en Murcia, y aun habrá que deducir de aquí las pérdidas por filtración . _ í se comprende que nuestra producción de trigo no alcance en los secano por término medio ino a 7,6 quintales métrico por hectárea y que aun quede reducida a la mitad en la provincia d Almería; y e to a pe ar del barbecho . Y todavía no es esto todo. No hemos hablado hasta ahora más que de términos medios pero de uno a otro año las precipitaciones varían entre límites muy extremos . Las series más larga de ob ervaciones pluviométricas registradas en España son las de an Femando y Gibraltar. R esulta de ellas que la relación entre la máxima y la mínima de las alturas anuales de lluvia ha llegado en el tran curso de poco más de un siglo a 4,41 para la primera estación, a 5,17 para la egunda. En est as condiciones, la m edia tiene mucho de artificial y por lo general exagera algo las verdaderas condiciones de clima. En an Fernando hay en 95 años, 55 en los que la lluvia ha sido inferior a la media, y sólo 40 en la que é ta ha sido excedida. En Gibraltar de rng,64


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han sido relativamente secos para 45 lluvio o . En uno y otro caso, próximamente la cuarta parte de los años llueve menos del 75 por IOO de la media. Y ni aun la cifra total del año representa el verdadero carácter del mismo, considerado desde el punto de vista agrícola. Su repartición entre las distintas estaciones alcanza de ordinario importancia preponderante y la in-egularidad de esta repartición es todavía mayor que la de los totales anuales, siendo especialmente marcada en primavera, cuyo máximo, por lo general menos importante que el de otoño es, sin embargo, por la época en que se produce, el que má puede influir en el éxito de la cosecha. En estas condiciones, _apenas si hay otro cultivo posible que el cultivo de invierno, y aun éste con resultados bastante aleatorios. Durante el verano, la escasa lluvia es pasto de la evaporación y el cultivo es casi imposible, como no se trate de plantas arbustivas cuyo más profundo enraizamiento les permite atravesar los rigores de la estación. La elección de cultivos y la adopción de adecuadas prácticas culturales permitirán sacar los m ayo res resultados posibles de condicio • nes t an desfavorables; pero el rendimiento h a de ser por fuerza escaso. Para mejorarlo y obtener de la tie1Ta todo el provecho que podría dar, no cabe otro recurso que el riego, y para regar, lo primero que hace falta es el agua. Para obtenerla hay que acudir a los ríos; pero con los ríos ocurre algo análogo a lo que ocune con la lluvia . De ésta proceden sus aguas y el caudal reflej a rá por consiguiente, aunque con alguna atenuación , todas las irregularidades del fenómeno original; así es que precisamente hacia fines del verano, cuando el riego pudiera ser más necesario, es cuando el gasto de las corrientes es más reducido, si no llega por completo a anularse como ocu1Te en ciertas cuencas pequeñas. Hasta en los ríos más importantes, la relación entre los estiajes y los máximos de las avenidas es excesivamente pequeña. Rarísima vez llega algún año a

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y se mantiene de ordinario entre

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t ésimas, cuando no desciende de estos límites y sólo en milésimas


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puede ser expresada. Aun limitándose a las medias mensuales, con lo que los valores excepcionales se eliminan en gran parte, la relación es todavía bastante reducida. Su mayor valor ha sido el año de 1912 ~e 0,21 para el Ebro, descendiendo a 50 milésimas para el Duero, a 38 para el Tajo, a 24 para el Guadalquivir, y a sólo 6 para el Guadiana. Las menores medias mensuales observadas en estos ríos en las estaciones de aforos situadas respectivamente en Tortosa, Toro, Talavera de la R eina, Cantillana y Prado Ruano han sido de 179,4, 34,2, 15,5, 17,0 y 4,0 metros cúbicos por segundo, que hacen un total de 250,1, desagüe de una total superficie de 257.000 kilómetros cuadrados, o sean 97 centilitros por segundo y kilómetro cuadrado de cuenca, sobre la cual el témúno medio de la lluvia del año ha sido de 426,1 milímetros. Ahora bien, si se prescinde de las vertientes cantábrica y gallega, la superficie total de la península española mide 440.238 kilómetros cuadrados, sobre los cuales la lluvia media ha sido de 424,9 milímetros, de donde se deduciría, admitiendo la proporcionalidad a la superficie y a la lluvia, que el estiaje total de toda la España árida alcanzaría sólo a 427,I metros cúbicos por segundo, con el que, contando todo género dE. pérdidas, sólo podrían regarse 427.000 hectáreas. A r.231.094 ascendía en 1904 la total superficie regada de la península, y aun de ellas 339.6r6 eran de riego eventual y muchas de las restantes con dotación escasa. Si se hubiera de transformar en permanente el regadío eventual, y se hubieran de completar las dotaciones deficientes, poco sobrante podría quedar de los estiajes actuales para ampliar la superficie regada, y esta ampliación exigiría probablemente además, si se limitaba la alimentación de los canales en los límites expresados, una obra de distribución probablemente costosa con relación a la superficie servida. Cabria aprovechar las aguas en riegos invernales· sobre ser entonces abundantes, habría al parecer la ventaja de la menor necesidad del riego, lo que permitiría llevar el beneficio a una superficie mayor. Pero el riego de invierno es mucho menos remunerador que el de verano y, si se tiene en cuenta lo costoso de la transformación y las dificultades de todo género que la implantación del regadío exige, sería muy de temer que la empresa resultara, cuando no ruinosa, por lo menos muy poco lucrativa.


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En cambio, si las aguas invernales estuvieran disponibles para ser aprovechadas en el momento más opo1;tuno, las superficies rega das con el máximo de eficacia, podrían aumentar considerablemente. La extensa superficie cuyos desagües han sido medidos en las estacione de aforos arriba mencionadas ha dejado correr en el año de 1912 un volumen total de 29.666 millones de metros cúbicos, que, aumentado en la proporción de la lluvia y la superfici , supondrían para el total de la España árida 50.651 millones, volumen más que suficiente para el riego de 5.000.000 de hectáreas. Y el año de 1912 ha sido un año relativamente seco, especialmente en una zona que corre de Teruel a Ciudad Real, donde las precipi taciones apenas si han alcanzado la mitad de las de los años medio . En su conjunto, la lluvia de 1912 repn·sentaría en la España árida el 77 por roo de la lluvia normal, y como el coeficiente de aprovechamiento de los ríos crece por lo general, con la entidad de la lluvia, bien puede aceptarse que, habiendo sido dicho año de 0,27, excederá de 0,30 en los años medios, aproximándose al tercio que, como fracción sencilla, ha sido tomada con mucha frecuencia como medida de la indicada relación. Se llegaría así a los 7.000.000 de hectán:as. P .ro como hemos vi. to que aun los 1iegos actuales exigen mejoras, como además conviene contar con la dotación calculada, no sólo en los años medios sino también durante las sequías más frecuentes, y como, por último, algunas pérdidas habría que tomar en cuenta, puede reducirse la extensión de la superficie prácticamente regable en España a 6.000 .000 de hectáreas, contando en ellas la superficie actual, que quedaría por supuesto considerablemente mejorada. ¿Y qué supondrían para la riqueza española esos 6.000.000 de hectáreas? D e las evaluaciones aproximadas contenidas en la Memoria sobre <<El Regadío en España>>, publicada en 1904 por la Junta consultiva agronómica, se deduce que el valor total de la producción de r.231.094 h ectáreas del regadío actual asciende a unos 854 millones de pesetas, lo que daría un rendimiento medio por hectárea de 693,9 y, aplicado este término medio a los 6 .000 .000 de hectáreas, darían un total de 4.163 millones de pesetas. En la <<Memoria relativa a los ser-


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vicios de Agricultura, Minas y Montes>>, publicada en r9r2, se evalúa la producción agrícola total de España, incluyendo las industrias anejas, en 3.824 millones y, como de ellos más de 850 corresponden al regadío, resultaría que el producto de los secanos, que perderían además 5.000.000 de hectáreas de sus mejores tierras, quedaría reducido a unos 2.250 millones. e ve bien que esos 6.000.000 de hectáreas de regadío, aun representando sólo el I2 por roo del territorio nacional, habrían de producir sin embargo casi el doble que el resto. Sin duda se puede esperar todavía mucho de las mejoras a introducir en el secano, aunque siempre se han de reflejar sobre él la escasez y la irregularidad de nuestro régimen pluviométrico; pero es evidente que no podría ser salvada tan colosal diferencia, y mucho más si se tiene en cuenta que el término medio de 693,9 pe etas, que hemos aceptado para el regadio, podría ser aumentado hasta las r.245 que, según los mismos datos oficiales resultan para las provincias de Levante, o las r.547 que es el término medio en la región BéticoOccidental. Y entrando de lleno en las vías del progreso agrícola, más se podrá conseguir en el regadío que en el secano, porque e habrá suprimido una de las principales causas de fracaso. Esto en cuanto al aspecto puramente económico. Esos 6.000.000 de hectáreas supondrían además rescatar en el interior de la península de los rigores de una Naturaleza inclemente una extensión casi tan grande como la de Aragón con Navarra y la Rioja, y próximamente triple a la de nuestra zona de influencia en Marruecos; supondrían casi duplicar nuestra población, ensanchando el mercado interior y proporcionando a nuestras industrias salidas fáciles, al mismo tiempo que les suministraban primeras materias baratas; supondrían en suma dar base segura a nuestro poderío en el mundo, convirtiéndonos de hecho y de derecho en nación de primer orden, preparando hoy y dando eficacia mañana a las futuras expansiones de la raza.

LOS MEDIOS DE REGULARIZACION Si se quiere asegurar el riego en invierno y verano, concentrando el cultivo y dando a la tierra el máximo valor, es preciso vencer la irregularidad natural. Para ello habría que modificar o la lluvia o su


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desagüe. Lo primero es imposible en el estado actual de la técnica. Se ha pretendido conseguirlo, provocando detonaciones en la región de las nubes que lograran re olverlas en lluvia. El sistema ha de ser forzosamente ineficaz. Las nubes, contra lo que vulgarmente se cree, encierran cantidades de agua muy pequeña . La explosión por otra parte no podría producir más que un efecto local muy reducido. Sería además muy difícil darse cuenta de su acción. Se ha querido dar a entender que produciría una expansión y originaría el enfriamiento del aire. Realmente el aire sería desalojado por los gases de la explosión. En vez de una exl)ansión, lo que habría, por lo menos en el primer momento, sería una compresión. Esta compresión_podría originar más tarde dilataciones y , en suma, un sistema de ondas que acabaría por disiparse en la atmósfera; pero el efecto de estas ondas sería nulo, de ser el aire completam nte elá tico, y como esto no ocurre, al atenuarse, cederían energías que aparecerían bajo forma de calor. También ha querido justificarse el efecto suponiendo que la explosión producirá partículas de polvo que servirán de núcleo a la condensación de gotitas líquidas; para ello, sería preciso que el aire se encontrara sobresaturado y esto ocurrirá rarísima vez, y probablemente a alturas sobre el suelo a donde difícilmente podrían elevarse las cargas de explosivos. Porque, si es cierto que la condensación de la lluvia parece exigir la presencia de partículas de polvo, no es menos cierto que éste no falta casi nunca en la atmósfera. Nada puede, pues, esperarse del procedimiento que examinamos. Apesar de todo se ha puesto a prueba y los experimentos del general Dyrenforth, en los Estados Unidos, condujeron a su completo fracaso. Se ha preconizado también para aumentar las lluvias plantar bos_ ques, pretendiendo que, por los abundantes vapores que los árboles envían a la atmósfera y por el enfriamiento que esta evaporación determina, se lograrían las dos c~ndiciones necesarias y suficientes para producir la lluvia a saber: humedad en exceso y temperatura baja. El argumento sería aplicable a todas las superficies evaporatorias: lagunas y pantanos, zonas regables. Pero desde luego se echa de ver que las condiciones de la evaporación han de ser precisamente inversas a las de la condensación, y que no podrá la primera ser causa


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de la segunda sin que intervenga algún nuevo factor que invierta las condiciones. Recurrir para provocar la condensación al enfriamiento que la evaporación produce no parece más congruente. Con él no se • podría conseguir, en el mejor de los casos, sino volver las cosas a su estado primitivo, y nunca se alcanzará tanto porque el efecto se difundirá. •Si pues nunca se hubiera de obtener más agua que la que primero se hubiera evaporado, y ésta hace falta, parece que sería lo más cuerdo utilizar el agua recogida primero, sin empeñarse en verla oscilar entre el suelo y la atmósfera con riesgos de que desaparezca en el camino. Y que el riesgo es efectivo lo demuestran las numerosas regiones del globo situadas a orillas del mar donde la evaporación es activa y d<?nde la lluvia es escasa o nula, comc;i las costas del Sahara o las de ambas orillas del Mar Rojo. Porque lo que principalmente determina la lluvia es el régimen de los vientos, y sólo en las regiones de absoluta calma sería posible ver caer sobre el suelo el agua que en él se hubiera evaporado. Es lo que ocurre con frecuencia en las regiones ecuatoriales. En España, donde la mayor distancia al mar apenas si llega a 400 kilómetros, y donde el recorrido diario del viento alcanza con frecue.l).cia a la misma cifra, y en ocasiones la excede, no deja de llover por falta de agua evaporable, puesto que en el mar existe un depósito indefinido. o llueve cuando los vientos son secos, y si lo son, poco importará evaporar agua porque los vapores serán arrastrados. Pero se dice también . Es que en ocasiones el viento sopla del mar. Así ocurre normalmente durante el verano, y sin embargo, la lluvia en esta estación es considerablemente escasa, porque los caldeados terrenos de la meseta calientan el aire que, en vez de enfriarse al ascender, eleva cada vez más su temperatura, apartándose de su punto de saturación. La cubierta forestal reduciría la temperatura del terreno, que no podría calentar al aire y éste, ascendiendo, se dilataría, se enfriaría y precipitaría en lluvia el vapor recibido a su paso por el mar. Tendríamos así la lluvia de verano _q ue haría al riego -inútil. Olvídase al pensar de este modo que es precisamente la elevada temperatura de la meseta la que, calentando el aire, le obliga a elevarse ejerciendo hacia las costas una llamada de vientos marinos.

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Si la diferencia de temperatura se borrara, con ella desaparecería también la circulación centrípeta, que caracteriza a la estación, y que es sólo un accidente en la .circulación general de la atmósfera. Si se prescinde, en efecto, del reducido centro de bajas presiones que obre la península se establece en verano, como consecuencia de su configuración topográfica, los vientos que se establecerían sobre toda la península serían del NO. al NE. y no regarían más que la región cantábrica, dejando el resto de la Nación sin lluvia que, aunque escasa, no es completamente nula, ya que en Julio tampoco deja dellover, pues cae sobre la península una lluvia media de 19 milímetros próximamente, aunque distribuída con tal desigualdad que es casi nula en la provincia de Cádiz y llega a 80 milímetros en la región cantábrica. Si la lluvia no es más importante, depende de que la humedad relativa de los vientos marinos es reducida en esa época del año. Sólo hacia el Cantábrico, donde el recorrido marino del viento es mayor, llega a exceder la humedad relativa del 80 por roo. En el Mediterráneo no llega de ordinario a 70, y es bastante inferior e!1 pleno día cuando la corriente hacia la costa es más intensa. Depende también de que, por ser accidental el mínimo de presión de la península, sus efectos deben borrarse a poca altura sobre el suf'lo y los vapores serán arrastrados por la corriente de vuelta en el sentido de la circulación ·general. Lejos de corregirse este inconveniente por la refrigeración de la meseta, se lo agravaría, de donde resulta que habría de ser lo más eficaz, si esto fuera posible, el acentuar el efecto continental. Si en todo caso la acción de escasa superficie de bosque no fuera insignificante desde el punto ~e vista meteorológico'. más se conseguiría en España la lluvia de verano arrasando el bosque que repoblándolo. Pero ya que no es posible aumentar la cantidad de lluvias ¿no ca_ bría recurrir a otras reservas para acrecentar el agua disponible para riegos? Se ha pensado en las aguas subterráneas. I o podrá negarse que en algunos casos particulares pueden ser un recurso precioso; pero no es menos cierto que no son susceptibles de una apli cación general: Su investigación es difícil y costosa: su elevación hasta la superficie del terreno puede ser más costosa todavía. Si se trata de pozos artesianos su caudal es forzosamente limitado. En muchos casos las aguas


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subterráneas no son utilizables por su excesiva mineralización. Es casi seguro que no puede obtenerse de las reservas . del subsuelo la solución al problema nacional de la penuria de aguas estivales. Ade~ más, las aguas subterráneas de las lluvias provienen y a sus internútencias están sujetas, aunque su mínimo se retarde algo. Muchas surgen a la luz por afloramientos naturales en los manantiales, y es a ellos a los que deben los ríos su caudal permanente. Pero éstas son ya utilizables y no hay por qué tratar de ellas a parte. Otras siguen hasta el mar su curso subterráneo y es a ellas a las que principalmente nos referimos. Quizás no sean muy importantes, pues el escaso rendimiento de nuestras cuencas podría ser explicado en muchos casos por la evaporación sóla. No hay que ilusionarse tampoco mucho con los primeros resultados obtenidos: los caudales disnúnuyen con frecuencia después del alumbramiento por tratarse de reservas en gran parte estacionarias de agitas fósiles. Podría pensarse en el mar, pero para privar sus aguas de las sales que contienen y que las hacen impropias para el riego no hay actualmente procedimiento más barato que la destilación y, si a ello se añade la necesidad de elevar las aguas 600 ó más metros para alcanzar los niveles de las mesetas centrales, se comprenderá la imposibilidad de apelar a tales recursos. Menos caro sería enfriar directamente el aire atmosférico hasta condensar el vapor que contiene, a razón de algunos gramos por metro cúbico, pero claro es que una cosa y otra están por completo fuera de las posihilidades prácticas .

LA REPOBLACION FORESTAL '

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Hay pues que contentarse con las aguas que naturalmente llegan al suelo y estudiar el mejor modo de regular su curso para tenerlas disponibles en las épocas convenientes. El procedimiento que desde luego salta a la vista consiste en retener en grandes depósitos las aguas abundantes para darles salida en las épocas de escasez. Es el procedimiento mismo que la Naturaleza emplea en determinadas cuencas, donde, gracias a él, quedan consider.a blemente atenuadas las irregularidades meteorológicas. Los grandes lagos y las nieves perpetuas


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son en tales casos los grandes reguladores de las corrientes superficiales, y si no -p odemos reproducir los segundos, es siempre posible merced a grandes embalses constituir los primeros. Pero para obtener análogos resultados se han propuesto igualmente otros procedimientos que ligeramente hemos de examinar. Es el que ha alcanzado más boga la repoblación forestal. Los bosques, según sus partidarios, además de devolver por evaporación a la atmósfera una parte del agua caída, que volverá más tarde a precipitarse bajo forma de lluvia, retendrían en su suelo y en la cubierta de hojas muertas y demás despojos del bosque una cantidad importante que entregarían lentamente a los cau ces, prolongando así el desagüe hasta la época de escasez, al mismo tiempo que lo reducirían en el período de abundancia, evitando de este modo o reduciendo considerablemente los peligros de un desagüe ex~esivo. Ya hemos visto antes que esa recuperación del agua evaporada era completamente ilusoria y que, con toda probabilidad, los vapores serían arrastrados por las corrientes secas, y el agua que representaran perdida en definitiva. Y la cantidad podría ser importante . Del 15 al 20 por roo puede apreciarse la proporción de la lluvia anual que queda retenida por las copas y es evaporada por ellas, y todavía el bosque, para prosperar, . necesita tomar del su elo cantidades importantes de humedad, que entregará también a la atmósfera por clorovaporización. No bajaría esta última cantidad, para una producción de madera no muy abundante, de r.500 a 2 . 000 metros cúbicos por hectárea. En una cuenca donde la lluvia media no excediera de 500 milímetros, y es un término medio más bien elevado para la mayor parte de la España árida, podrían las dos causas de pérdidas absorber 3 .000 metros cúbicos por hectárea, o sea el 60 por roo de la lluvia; y todavía la evaporación por el su elo del bosque, aunque reducida por la acción protectora de las copas, no por eso dejará de tener lugar, sin que pueda asegurarse que en definitiva haya de ser menor, pues puede ser compensada la intensidad por la duración . En vista de estos datos, no parece que haya posibilidad de dudar de que el bosque ha de reducir el volumen total desaguado en el año por el río. En cuanto al estiaje, no podrá elevarlo tampoco de manera


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sensible, porque el agua que la cubierta muerta retiene, y que apenas si llega a filtrarse en el suelo sino para ser captada en seguida por las raíces, fS una cantidad insignificante que, en ·u, mayor parte, humedece las hojas muertas o está contenida en sus vasillos capilares. La que pudo correr hacia la vaguada, ya corrió en los primeros días siguientes a la lluvia. Ni siquiera a cambio de su enorme consumo puede el bosque preservar de los estragos le la inundación. Es cierto que el arbolado absorbe una cantidad de agua considerable; pero es considerable en el año y la inundación dura a lo más uno o dos días, de ordinario tan ólo horas. Si el bosque hubiera de mantener integra su facultad de absorción hasta el incierto momento en que la inundación hubiera de producirse, la sequía, que es el fenómeno normal, acabaría con los árboles. El bosque es pues por completo ineficaz para regular de un modo apreciable el caudal de las corrientes superficiales, aunque pue de en cambio reducir, en magnitud proporcionada a su extensión , el Yolumen total que llegue a los cauces.

LA FILTRACION DE LAS AGUAS

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Otro procedimiento e ha propuesto para obtener la regulación perseguida. El estiaje de los ríos está mantenido por los manantiales . La corrientes subterráneas, por su más lento desagüe, no aportarán sus máximos a los ríos sino cuando las aguas superficiales hayan bajado, contribuyendo así a prolongar la crecida y a sostener el caudal. Las cavidades subterráneas y las grandes masas de terreno permeables que pueden ser empapadas constituyen verdaderos embaises subterráneos que vienen a añadir su función reguladora y, como a cierta profundidad la renovación del aire es difícil, y el que se encu entre entre los poros de los terrenos permeables y mojados estará saturado de humedad, las pérdidas por evaporación serán nulas y el agua íntegra llegará al manantial. En vista de tales ventajas, podría parecer que todo lo que contribuya a faci litar la filtración de las aguas vendría a regularizar el régimen de los ríos y a di minuir las pérdidas por evaporación. La eva2 H


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poración, que es para los partidarios de los bosques el gran recurso para aumentar las lluvias y humedecer el clima, es aquí el gran enemigo que hay que combatir, y nada más adecuado para ello que sustraer las aguas del contacto con el aire libre. Para conseguirlo, propone el Sr. Bentabol, que es el más decidido partidario en España del procedimiento que nos ocupa, una porción de obras y trabajos, tales como la práctica de arar por surcos horizontales en los terrenos secos, la apertura de zanjas y el establecimiento de muretes y vallados a lo largo de las líneas de nivel, la ejecución de pozas donde el agua se detenga y sedimente, la disminución de la pendiente general del terreno disponiéndole en bancales, la construcción de pequeñas presas de piedra en seco a través de los barrancos o la plantación en ellos de matorrales y chumberas, la mezcla con el terreno de substancias higroscópicas que sin perjudicar al cultivo permitieran fijar la, humedad atmosférica y, como complemento de tan complicado sistema, el establecimiento de grandes embalse~ s1,tbterráneos, aprovechando cavidades naturales del te1'reno o practicándolas por excavación d-irecta, con especialidad en los pa1,ajes donde la roca sea bastante consistente para que se sostenga el te1'reno con poco o ningún gasto de fortifi·Cación. Muchos de los medios indicados ni son cosas nuevas ni dejan de emplearse para retener el agua en los terrenos cultivados en provecho de las cosechas; pero, cuando así ocurre, es claro que poco o nada podrán esperar de este recurso las corrientes subterráneas, ya que el agua se retiene para consumirla in sitit, y si tan abundante fuera que aun sobrara agua después de atender a las necesidades de las plantas, el interés del cultivador habría probablemente desaparecido, cuando no fuera precisamente el contrario, es decir, desembarazar a su terreno del exceso de agua, que podría entonces perjudicar a sus recolecciones. Y si de los terrenos cultivados pasamos a los incultos, que forma.n para nuestra desgnicia parte considerable del territorio nacional (más del 40 por IOO), la generalización de tal procedimiento presentaría dificultades sin cuento por la multiplicación de las obras que , por baratas que se las suponga, habrían de representar enorme gasto que repartir sobr,._ superficies sin valor, sin beneficios direétos de don-


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de pudieran obtenerse recursos, y sin otra compensación que la esp eranza más o menos problemática ele recuperar las aguas filtradas a un nivel inferior, en sitios a priori desconocidos y perjudicadas quizás en su recorrido subterráneo al cargarse de sales que disminuirían su valor agrícola, y que tan abundantes son en nuestro suelo, especialmente en las éxtensas manchas miócenas que cubren el 20 por IOO del te -rritorio nacional. Y a parte de estas dificultades, la eficacia no dejaría ele ser dudosa. Es claro que, reteniendo el agua sobre el terreno, la filtración debe aumentarse pero, ¿en qué medida? Si se trata de terrenos permeables, las obras resultarían inútiles en la mayor parte de los casos, porque, como apenas si el agua corre sobre su superficie, no haría falta detenerla: la filtración tendría lugar sin necesidad de recurrir a médios artificiales. Podrían éstos, sin embargo, aumentar d volumen filtrado e,n la época ele grandes lluvias y, si el desagüe de éstas se hubiera de prolongar ele modo considerable, quizás resultara algún beneficio; pern entre la absorción en la superficie del te1Teno y ·l desagüe por los manantiales no suele el plazo ser tan largo. Con frecuencia la ere_ cicla del manantial se presenta a los 8 ó IO días de ocurrida la lluvia, y es claro que es mucho mayor el lapso d tiempo que separa las grandes lluvias y las épocas de estiaje. Además la capacidad del manantial es limitada: cuando recibe agua en exceso, la devuelve con rapidez y en abundancia, pero estos grandes caudales son ele corta duración y pronto se presentan los gastos medios que disminuyen lentamente y que son los que dan _la medida de la importancia del manantial. Las aguas obtenidas con la filtración forzada serían pues desaguadas en corto plazo, sin que llegaran a aliviar las penurias del estiaje. Quedarían todavía los terrenos permeables que tuvieran su desagüe natural bastante lejano para que los graneles caudales alcanzaran la época del estiaje superficial. Estos terrenos constituirán siempre um1. excepción y, si están situados en sitios b~jos, donde el desagüe no sea fácil, las obras tampoco mejorarían gran cosa la situación actual; 'pero, aun en el caso de máxima c-ficacia, como las lluvias tan copiosas no representan sino una cierta parte del agua caída, que rara vez excederá del 40 por IOO, y que quedará en el mayor número de casos


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por debajo del 30 por 100, sólo se podría esperar ver aumentar en análoga proporción el caudal de los manantiales correspondientes; y siendo estos poco numerosos, el aumento del estiaje de los ríos , supuesto generalizado el sistema sería, por este concepto y en términos generales, completamente insignificante . Los terrenos impermeables en cambio contribuyen con muy poca cosa a las corrientes subterráneas. ¿Qué se podrá esperar de ellos mediante esos forzados procedimientos ele filtración? Claro es que en ab soluto casi no hay terrenos impermeables, pero prácticamente pueden considerarse corno tales la mayor parte de las rocas y aquéllos en que la arcilla predomina. Estos terrenos son bastante más extensos que los permeables; pero su capacidad de filtración es por lo menos 100 veces menor. Aunque los terrenos permeables cubrieran tan sólo el 10 por 100 de la superficie nacional, todavía la aportación subterránea ele los mismos no equivaldría al 10 por 100 de la de los terrenos permeables. Los aumentos en aquella aportación sólo podrían ser importantes cuando fueran considerables. Ahora bien, podrá admitirse que la filtración fuera proporcionada a la duración del contacto del agua sobre el suelo; pero si, gracias a las obras, se consiguiera el ideal de extender la lluvia uniformemente sobre el su'--lo y mantenerla inmóvil en él, con lo cual se utilizaría la máxima superficie, no se podría mantenerle mojado sino el doble , el triplo o a lo sumo poco m3s del cuádruplo del tiempo que le mantendrían mojado las lluvias: la evaporación se opondría a ello. Si se divide en efecto, la lluvia de cada mes por la evaporación diaria correspondiente, se ten_d rá el número de días que podría mantenerse el suelo mojado en el mes de referencia. Si se prescinde de los meses en los que la evaporación abrnrbe la totalidad de la lluvia, por ser mayor la evaporación diaria que la lluvia r de un día, se obtendría para Zaragoza 65,6 días de suelo mojado contra 33,8 días de lluvia, para Valladolid 58,3 contra 23,7, para Madrid 174,4 contra 72,8, para Ciudad Real 206,7 contra 88,6 y para Sevilla 267,7 contra 31,1, habiendo escogido las estaciones en las cuencas de nuestros cinco ríos principales. La media para España quedaría por debajo del triplo, y todavía esto no sería posible sino cuando la filtración fuera realmente insignificante; porque cu anto más importante fuera, menos agua quedaría para evaporar y más pronto


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quedaría la superficie seca . Además, una gran parte de este agua no sería realmente filtrada, sino simplemente absorbida por el terreno, y quedaría siempre próxima a la superficie y dispuesta a ser evaporada en los períodos de sequía. Hechas todas las convenientE.s correcciones, quizás no llegara a obtenerse en la verdadera filtración ni un aumento de 50 por IOO. Como además la hipótesis de inmovilidad absoluta sería completamente irrealizable, a poca pendiente que tuviese d suelo, es decir, en casi la totalidad del quebrado terreno de nuestra península, el efecto quedaría aun disminuído y especialmente en la época de aguas abundantes y aun excesivas, cuyos estragos apenas si serían reducidos. En resumen que, por sustraer el agua a la evaporación, se la entregaría casi en totalidad, salvándose sólo las procedentes de lluvias torrenciales que, no encontrando obstáculos en zanjas, ni en pozas, en surcos, ni en vallados, alcanzarían como hoy los cauces, produciendo avenidas extraordinarias ·o inundaciones desastrosas; de suerte que , lejos de remediar la irregularidad, se la habría agravado, pues, a cambio de reducir, en el mejor de los casos, en proporciones infinitesimales los límites extremos, se habrían disminuido considerablemente los caudales medios. Peligro considerable se correría también por estos medios de agravar el paludismo y aun propagarlo, pues, aunque el Sr. Bentabol se preocupa de ello y preconiza para evitarlo que la detención del agua sea sólo temporal, esto no podría conseguirse de un modo absoluto sin obras de saneamiento de los terrenos bajos, los cuales vendrían a encharcarse con las filtraciones de los superiores que, sin ser suficient es para producir verdaderos manantiales, mantendrían allí una humedad perjudicial, circunstancia que se daría con frecuencia en la base de las laderas, donde el agua encontraría más fácil salida que penetrando hacia el interior de la tierra. Nos encontraríamos así empeñados en una lucha contradictoria, obligados como Penélope a tejer y destejer la legendaria tela. Obtenido de la filtración el máximo efecto posible, veamos cuáles pudieran ser los resultados en cuanto al agua disponible. Una parte reaparecerá en los manantiales y ríos. Hemos visto que los manantiales no sufrirán en general grandes alteraciones, y que sólo una parte de ellos podría ver aumentados sus estiajes en un 30 por roo como


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máximo. Suponiendo que éstos constituyeran la mitad, se tendría para la totalidad de los terrenos permeables un aumento medio de 15 por 100. En los terrenos impermeables hemos visto que el aumento podría llegar a un 50 por 100; pero aunque las aportaciones de los terrenos impermeables llegaran a constituir el 10 por 100 de los estiajes, el aumento medio no podría llegar sino a lo sumo a un 20 por 100. Todavía no sería posible contar con este aumento, porque las obras nunca podrían extenderse a la totalidad del territorio nacional. Los terrenos cultivados habrían de ser excluídos por las razones ya dichas. Ni sería posible esperar gran cosa para la filtración cuando las obras fueran útiles, ni inducir a los propietarios para ejecutarlas cuando no lo fueran, por sólo una esperanza, bastante insegura, de contribuir al bienestar general a costa de su propio interés, ni pensar siquiera en imponer por el Estado la obligación de realizarlas con las consiguientes indemnizaciones. Habría pues que limitarse a los turenos sin cultivo. Pero, aun extendiéndose sobre el 40 por 100 de la Península, el aumento quedaría reducido a un 8 por 100 que supondría otro equivalente en la superficie regada. No toda el agua filtrada va a parar a los manantiales: alguna no encuentra su salida sino en el mar. También estas corrientes vendrían aumentadas en una proporción análoga; pero la recuperación de esas aguas cuando su mir:eralización no las hubiera hecho inútiles para fines agrícolas, exigiría largos y costosos trabajos de investigación, obras de alumbramiento, en muchos casos instalaciones especiales para su elevación. Se habría perdido así la energía representativa de la caída que, ahora habría que gastar con exceso, se perdería también mucha agua, pues no sería posible evidentemente utilizarla toda, no sólo por las condiciones químicas adquiridas, sino porque mucha pudiera descender a niveles inexplotables, y porque sería imposible, hasta después de muchos años de investigaciones, y aun multiplicando éstas extraordinariamente, conocer de una manera exacta la dirección y el caudal de las <corrientes subterráneas. A cambio de tanta desventaja y de tan exiguo resultado, el gas_ to de los trabajos sería enorme. Si las hipótesis se hubieran de realizar con sólo una mediana aproximación, el coste por hectárea bajaría difícilmente de 100 pesetas y, extendidos a 20.000.000 ele hectáreas


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upondrían z.ooo millones, y eso sin decir nada de los pantano subterráneos, cuyo coste, el mismo Sr. Bentabol, concede que puede llegar hasta 6 pesetas por metro cúbico de capacidad. Agréguense a esto los gastos de investigación y de alumbramiento, y e comprenderá la enorme desproporción que existiría entre el gasto y el provecho. 1 o resultaría cada hectárea regada por menos de 15.000 pesetas, sin contar los trabajos de canalización, la preparación de las tierras, las edificaciones, ni las demás obras que la hubieran de poner definitivamente en valor. 1 o quiere esto decir que los métodos no pudieran tener aplicación en algunos casos particularísimos y en reducidísima escala. Podrá quizás obtenerse la mejora de algunos manantiales situados en conJiciones e peciales; pero como recurso general para remediar la irr~gularidad de nuestros ríos no puede tener el menor valor.

LOS PANTANOS Demuestra lo dicho que no hay más que una solución po ible; el pantano. Con É:l, si su capacidad es proporcionada, el efecto regulador llega al mrximo y, lo que es más importante, queda por completo subordinado a la voluntad humana, y dispuesto, por consiguiente, para la mejor satisfacción de las necesidades sentidas . Aunque con la. repoblación se lograra modificar prácticamente el desagüe, aunque la filtració11 permitiera resultados más importantes y más fáciles de conseguir, los efr cto no se distribuirían en el tiempo de la manera más conveniente; podría a lo sumo obtenerse alguna ventaja e.n el momento oportuno, pero sería verdadero milagro que, abandonada al fin el agua a una cicculación natural, hu bi ra de acomodarse su curso a la mejor satisfacción de las necesidades humanas. Por eso es el pantano la olución más racional, y por eso a ella e acude en todas pactes, cuando se trata de regularizar el caudal de los ríos y de obtener grandes reservas para alimentar los riegos de los terrenos secos. Adémás, el pantano, dadas las condiciones de nuestro territorio, e encuentra en muchos casos indicadísimo . La profundidad de nuestros ríos es con frecuencia un obstáculo para el establecimiento eco'


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nómico del riego. La elevación directa del río mismo es cara y aplicable, en todo caso, sólo a las orillas; la zona ha de ser forzosamente pequeña, y sus productos, por su escasa masa y su alejamiento de los centros de consumo, difíciles de colocar. Ese mismo aislamiento hace la guardería precaria. Sólo sería posible mediante pequeños huertos guardados por el cultivador mismo . Ello supondría una estrecha faja de propiedad pequeña al borde de propiedades más amplias, considerablemente extensas quizás. Sería poner en contacto inmediato al grande y al pequeño cultivo, y ambos se consideran de ordinario como vecinos molestos. La influencia del grande, la astucia y la tenacidad del pequeño, en constante lucha, son causa de enemistad y de disgregación social, y el equilibrio inestable acaba por romperse por e,l punto más débil. El riego desaparece, reducido a lo sumo a pequeño huertecillo complemento de la gran finca, objeto más bien de recreo que de utilidad y que queda por completo abandonado si el absenteísmo aleja al dueño de su propiedad. Para extender el riego sobre una zona extensa, único medio de darle estabilidad, es preciso salvar el desnivel y, si se va a buscar nivel en el río mismo, habrá que avanzar demasiado aguas arriba por medio de un largo canal muerto que encarece la obra. Si se establece una gran central elevatoria, el gasto perma nente de la elevación encarece el riego que se desarrollará con lentitud, y esta misma lentitud será causa de nuevo encarecimiento, porque la maquinaria no podrá funcionar con toda su carga, como la economía exigiría. Convendrá para huir de estos inconvenientes buscar el nivel con la obra misma de derivación que deberá ser importante y, por consiguiente, costosa. Si el precio de la hectárea regada no se ha de recargar demasiado, será pues preciso también que la zona sea extensa, y lo exiguo de los estiajes dificulta esta extensiÓN. La solución natural será entonces, si el terreno lo consiente, establecer el pantano, convirtiendo la presa de derivación en presa de embalse. Tal es el caso que suele presentarse con frecuencia en las cuencas secundarias, y he ahí por qué la idea de los pantanos ha surgido especialmente en España, como consecuencia de una necesida~ nacio nal, constituyendo una solución genuinamente española, como lo han reconocido los franceses al venir a estudiar nuestras antiguas presas ,


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cuando la obra de colonización de Argelia les hizo llevar la atención sobre el mejor aprovechamiento de las aguas superficiales, asunto que es allí como aquí de vital interés para el desarrollo de la riqueza pública. Pero no son sólo los pantanos situados en la misma corriente alimentadora los que pueden prestar útiles servicios de regulación y embalse. En ocasiones las condiciones de emplazamiento faltan allí o son defectuosas, y entonces puede ser ventajoso cerrar un vaso que carezca de alimentación propia, pero al cual pueda dársela con una simple derivación. Se tendrá entonces el pantano lateral. No han dejado, sin embargo, de hacerse objeciones a los embalse : las pérdidas por evaporación subsisten, las filtraciones y la absorción por el terreno no son tampoco completamente evitables. Cierto es lo uno y lo otro, pero no menos cierto es que esos inconvenientes son de todos los sistemas, por responder a hechos naturales que, por mucho que se disminuyan, no e podrán suprimir, y también que en el caso de los pantanos pueden reducirse a un mínimo. La evaporación, en efecto, sólo tiene lugar por la superficie libre del agua; mientras más reducida sea ésta con relación al volumen total, menor será la proporción de agua perdida por este concepto. Si la superficie libre fuera la misma con todas las alturas de agua, la pérdida sería la misma, cualquiera que fuera la altura, y es claro que, mientras mayor fuera ésta, mayor sería también la cantidad de agua salvada de la evaporación, y menor el coeficiente de pérdida. En los pantanos, la superficie va aumentando con la altura; pero, por lo general, y sobre todo si el vaso permanece cóncavo en la mayor parte de su extensión, el coeficiente de pérdida disminuye con la altura y, por consiguiente, con la capacidad del vaso: habrá pues ventaja en que ésta sea la mayor posible. La filtración crecerá con la altura y podrá considerarse como proporcional al volumen; pero aquí la reducción de las pérdidas hay que buscarlas en la adecuada elección de emplazamiento y, desde este punto de vista, podrán también convenir los pantanos grandes, porque, a igualdad de volumen, será siempre más fácil encontrar un buen emplazamiento que variqs. Otra objeción importante se ha he.cho también a los pantanos y es


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la posibilidad de aterramientos producidos por los acarreos de la corriente alimentadora. Acumulándose constantemente, más pronto o más tarde cegarán el pantano. Su capacidad estará en todo caso en descenso continuo. El inconveniente es muy real; pero insuficiente para privar ele eficacia al sistema. No hay obra cuya permanencia esté asegurada, si constantemente no se lucha contra los efectos que tienden a destruirla: aun las mismas obras de la aturaleza son transitorias. ¿Cómo pedir la eternidad a las obras humanas? Siempre será más difícil conservar que crear: pero se conseguirá al cabo, si se mantiene viva la actividad creadora . La capacidad primitiva podrá mantenerse si los acarreos se desalojan a medida que van depositándose. Es claro que la necesidad de mantener cerrado el pantano durante la época de los riegos dificultará la práctica del sistema; pero siempre habrá algún período utilizable para limpias. No hay, se dice , ningún procedimiento de limpias que sea eficaz. Es sin duda generalizar demasiado. Vamos por partes. Será caro o barato según los volúmenes que haya que extraer, y esto dependerá de que las aguas del río sean más o menos ucias. En determinados casos, el problema no presentará gravedad alguna, por lo menos dentro de los límites que las previsiones humanas puedan alcanzar. La gravedad aparecerá sólo en determinadas cuencas, donde los fenómenos de erosión alcanzan importancia extraordinaria y los acarreos de los ríos son considerables. Entre estos acarreos habrá también que distinguir los acarreos gruesos de los finos. Los primeros quedarán en la cola del pantano. No habrá que preocuparse gran cosa ele ellos. No será difícil impedir su progresión hacia el interior del vaso. Los segundos no serán ya fáciles de detener: su suspensión sólo requiere velocidades mínimas: su avance será inevitable, aunque manteniendo abierto el desagüe durante la avenida sucia pueda reducirse mucho su depósito; pero el pantano no puede quedar abierto demasiado tiempo si ha de llenar el objeto a que se destina. No se podrá en la mayor parte de los casos desperdiciar tanta agua y aun así los depósitos no habrían sido del todo evitados. Si el embalse es pequeño, se podrá quizás perder agua sin inconveniente; pero las necesidades del acopio obligarán al cabo a cerrar, y,


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pasan do por el vaso toda el agu a del r ío, los dep ósitos podría n alean zar p roporción considerable, porque t odas las avenidas podrían deja1 algo . P odría pensarse en desviar el r ío desde la cola por un canal, qu e desaguara en el vert edero de superfi cie, dejando así el pantano reducid o a p a nta no la t eral ; pero la impo rt a n cia del can al ten dría qu e ser considerable y su cost o excesivo sí, con la p equeña pendient e qu e habría qu e da rle, hubiera de condu cir, por terreno por lo general qu eb rado, el cau dal d e las grandes crecidas . Alguna vez se h an propuesto est os can ales, p ero con d istinto objet o: li mitados a con du cir el cau dal de estia je qu e.qu ed aría así su st raído en su mayor parte a la evaporación, este can al o can ales podría n servir en la época de las limpias para fo rm ar verdaderos t orren tes artificiales que, socavan do los depósitos, contribuyera n a su a rras t re . En los gran des emb alses, el peligro no es de t an u rgente rem edio . Aun qu e fuera p reciso em balsar el agua toda del río para gastarla e n la época de escasez, como será el casó frec uente en muchas partes del :Mediodía de España, don de las agu as invernales son por lo com ún su ficie n tes par a los cultivos usu ales, pero don de el verano la lluvia es casi rigurosam ent e nula y los estiajes apen as si podrían com pen sar las pér didas por evaporación , todavía el t otal ent arquinamien to del pant a no exigiría un p eríodo bastante largo . Aunqu e du rante algu nas ciecidas la proporción de arrastres sea considerable, por lo general, si el v olumen t ot al d e los a rrastres se supon e diluído en el t ot al volu m en desagu ad o p or el río, la p ro p orción n o su ele ser m ás qu e de algun as milésimas . E n el Duran ce, río que se h a solido cita r entre los torren ciales, el poder colma t a nte a nual d el met ro cúbico contínuo n o se h a elevado po r en cim a de 45.835 m et ros cúbicos, y eso en un a ño excepcion al, lo que corresponde a una prop or ción media de r,6 por r.ooo. En el Gu adalcacín n o se h a n observad o d ep ósitos m ayores de 6,r 5 m etros en cin co a ñ os, a p esar de que las avenidas salen del p a n tan o casi limpias, lo qu e supon dría un período d e 560 años para u tot al colma t ación . L a cifra d é} Durance conduciría a 625 años, y est o en ausen cia de t odo procedimiento de limpia, y suponiendo que se alm acen a n en el pa nta n o t odos los a rrastres del río; p orque a m edida que fuera p erdien do capacida d iría también depositando m enos, p or ser m en or el agu a embalsada . L ejos d e disminuir la altura utilizable


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como una progresión aritmética, que acaba por anular e, disminuiría como una progresión geométrica decreciente, qm sólo se anula en el infinito. Si con los mismos datos apuntados del Durance y del Guadalcacín se calculara, en este supu esto, el período necesario para reducir el embalse a la mitad, se tendría, para el prime;o 433 años y para el s1:-gundo 383. Así se comprende que, empleando proceclimientos de limpia, aunque de resultados incompletos, se hayan podido conservar hasta nuestros días y presten toda vía algunos útiles servicios ciertos pequeños pantanos construídos hace tres y cuatro siglos. El plazo podría alargarse además por la constitución de una cierta reserva que recógiera los depósitos de los primerns años, durante los cuales la empresa se desarrolla, y en los qu t los desembolsos no pueden ser cuantiosos, por exigir todos los sacrificios la honda transformación que tiene que operarse en las fincas, en los cultivos y hasta en las costumbres y en la organización social. A ello conduce también la necesidad de colocar la toma de aguas a altura suficiente para dominar una extensa zona por las razones apuntadas más atrás. En el pantano del Guadalcacín el túnel de toma se encuentra a II metros por encima del de fondo, y el volumen de embalse comprendido entre ambos niveles es de unos 6 . 000.000 de metros cúbicos, donde podrían acumularse todos los depósitos de 45 años. Los depósitos no llegarían naturalmente hasta la toma sino en un transcurso de 276 años, pero entonces el volumen utilizable habría disminuído en la proporción de 1,52 a I. Esta reserva por el fondo, donde los volúmenes utilizables son pequeños, y mucho más importante el nivel alcanzado, podría venir acrecentada por el recrecimiento . En la parte superior, la superficie es amplia, pequeños aumentos en la altura de la presa suponen grandes aumentos en el volumen embalsable. En el Guadalcacín, por ejemplo, los dos últimos metros de la presa recrecida suponen I6.6oo.ooo metros cúbicos, mientras que los II inferiores no representan, según hemos dicho, sino 6.000.000. Son todos estos, sin duda, paliativos, pero que permitirían aplazar considerablemente el planteamiento del problema. Si se le ataca de frente tampoco es insoluble . La extracción de los depósitos, aun con11

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siderada como un desmonte ordinario, no podría costar mucho más de 0,50 por metro cúbico. Si cada metro de depósito hubiera de corresponder a 500 metros embalsados, el costo de los ro.ooo metros cúbicos, amplia dotación para una hectárea, aun sometida a un cultivo muy intensivo, no sería mayor de ro pesetas, carga anual que no resultaría seguramente muy pesa:da para una hectárea de terreno de huerta, que puede pagar 200 y :300 pesetas de renta, y cuyo producto bruto puede llegar a muchos miles. Todavía calculado así el costo resultaría exagerado. En explotación el pantano, la presencia del agua puede facilitar las operaciones para reblandecer los depósitos y facilitar su arrastre. El empleo de aparatos especiales dragadores movidos por la energía eléctrica producida por la caída del agua de reserva destinada a limpias sería una solución perfectamente indicada, y que no dejaría de hacerse práctica cu a nto que los pantanos se generalizaran y la necesidad se hiciera sentir con suficiente intensidad para reclamar y sostener la atención de los especialistas. La cifra dada antes podría quedar muy reducida. Este problema de los aterrarnientos ha sido uno de los más explotados por los impugnadores de los pantanos, y también para resolverlo se ha preconizado la repoblación forestal. Para apreciar el efecto que de la repoblación pudiera esperarse es preciso conocer antes cuál es el origen de los arrastres y acarreos. ,Proceden éstos en parte de los terrenos cultivados; removidas y desmenuzadas por el arado, las tierras superficiales, serán arrastradas a poca velocidad que el agu a alcan ce en los t errenos algo pendientes, cosa fácil de ocurrir, porque la lluvia no correrá en lámina delgada y uniforme por toda la superficie, sino que se acumulará en las inevitables desigualdades, formando hilos de agua perfectamente visibles, por los que discurrirá el agua turbia. Estos arrastres constitu yen una pérdida muy sensible para las tierras cultivadas, cuyos su elo disn:pnuirán en profundidad si un subsuelo inexplotable se en cu entra próximo a la superficie . Los materiales arrastrados llevarán también consigo granos de mantillo y otras substa n cias fertilizantes, aunque muchas de éstas, perfectamente solubles podrían ser t ambién arrastradas aun por el agua rriás cristalina, y tanto sobre la superficie como en las profundidades del suelo. Está


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pues en interés de los propietarios el reducir estos arrastres, y ciertas prácticas como la de arar por surcos horizontales en los terrenos ele panllevar o las gavias de embalse y. depósito en las viñas, pueden atenuar el mal; pero no se podría evitar en absoluto sino reteniendo toda el agua y disminuyendo por lo tanto el caudal ele la corriente, cuya proporción de arrastres no habría disminuícló por este motivo. En todo ca so es ésta una causa ele turbias sobre la que nada cabe hacer, pues es claro que no habían ele dejarse cultivar las tierras para reploblarlas. Habría en ello seguramente una pérdida, que no podría ser compensada por el escaso beneficio que se obtuviera con la supresión ele tarquines. Procede otra parte de los arrastres de los tenenos incultos. Si éstos están completamente :yermos, se encontrarán sometidos en su superficie a acciones análogas a las ele los terrenos cultivados, y los efectos dependerán ele la mayor o menor resistencia que opongan, a consecuencia de su composición mineralógica. Si el terreno es bastante firme, dará menos arrastres que los_terrenos cultivados; si es fácilmente clesagregable, no dará mucho más, como consecuencia al menos de la acc~ón puramente superficial del agua. Alguna eficacia podría tener entonces la repoblación forestal, por la capa de hojas muertas que cubriría el terreno y que, retardando el movimiento del agua y quebrando fácilmente su curso, reducirían a un mínimo el volumen ele materias arrastradas; pero esto ocurrida especialmente en las lluvias medias y cuando la cubierta ele hojas cubriera todo el suelo. Si el terreno es quebrado y los vientos fuertes, las hojas pueden ser arrastradas y quedar muy desigualmente repartidas; en las lluvias torrenciales, el efecto protector es insuficiente, y sort precisamente las que arrastran mayor cantidad ele materiales, pues las lluvias tranquilas son absorbidas en gran parte por el terreno, y desaguan el resto con tan pequeñas velocidades que sus efectos son poco temibles. • Ya sería quizás mucho suponer que la repoblación redujera en este caso los arrastres a la mitad; pero por el sólo efecto ele la erosión superficial los arrastres son bastante escasos: apenas si podrían alcanzar a la mitad del término medio ele la turbia anual y representar el I por I .ooo del agua desaguada. Si u11a hectárea recibiera al año 5 . 000 metros

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cúbicos de agua de lluvia y desaguara el 40 por roo, o sean 2.000, el volumen correspondiente de arrastres sería de 4 metros cúbicos y el evitado ascendería sólo a uno, cuya extracción no costaría más de 0,50 pesetas, equivalente a un capital de ro. La repoblación de una hectárea costaría por término medio 150, sin contar el valor del terreno , donde habría que suprimir todo otro uso, ni los gastos de guardería, sin los cuales el repoblado no tardaría en desaparecer, ni la remuneración del personal técnico, ni los riesgos de todas clases que habría que correr procedentes de las inclemencias atmosféricas, de la pobreza del suelo y de los tanteos inevitables en materia tan ardua (rJ ni los intereses del capital, por lo menos durante los cinco o seis primeros años, mientras llegaba a formarse la cubierta protectora de hojarasca. Sin contar algunos de estos extremos, Mr. Daubrée, el Din,ctor General de Aguas y Bosques de Francia, cifraba en 450 francos el coste de repoblación de una hectárea en la Memoria pre ·entada al Congreso internacional de Agricultura de Madrid de rgrr, y sabido es que en España, ni el clima nos favorece, ni están resuelto todavía muchos de los problemas que en Francia son ya materia conocida. Se dirá que, frente a este gasto, y para responder a él, se encuentran los ingresos a que daría lugar la producción forestal; todo lo tomaba en cuenta Mr. Daubrée, y deducía que el capital empleado en montes podí"ía rentar el 3 por roo, con lo que creía que debían refluir hacia la repoblación los capitales que se contentaban con ese interés, y se invierten para alcanzarlo en las deudas del Estado . En España, el interés legal del dinero es del 5 por roo y se considera con razón como un mal negocio el que rinda menos que eso, cuando se trata de empresas en las que hay que correr el inenor riesgo; pero, a un contentándose con e¡ 4 por roo, es claro que, si sólo se recoge el 3, se habrá perdido la cuar_ ta parte del capital, de suerte que rr2 pesetas en las lúpóh sis de Mr. Daubrée serían las que deberían ser compensadas por el provecho indirecto, que quedaba evaluado en ro, es decir, la onceava parte del gasto. Hay puntos donde, cualquiera que fu era su costo , la repoblación (1) Estos tanteos, que en materias agrícolas exigen maduros estudios, son en selvicultura forzosamente más largos y costosos por lamayor duración de la vida d e los árboles .


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no es posible, corno ocurre en los sitios de excesiva altitud, donde las nieves dominan y donde, si los terrenos son deleznables, también ¡meden producirse erosiones de una manera lenta por lo heleros o durante el derretimiento de las nieves, y en forma violenta en los aludes y avalanchas, cuando no ocurre que las filtraciones, empapando el terreno , son causa de corrimientos peligrosos o de arrastres en masa que pres· tan materiales a los torrentes inferiores. Son éstos uno de los orígenes más importantes de arrastres; pero, para que el torrente se forme, a parte de la naturaleza deleznable del terreno, y de la intensidad de las lluvias, es preciso también que la configuración topográfica sea adecuada. El agua sólo produce socavaciones de importancia donde se reune en grandes masas, y esta acumulación depende de la forma de la cuenca, aunque las condiciones puedan agravarse o atenuarse con el transcurso del tiempo, siguiendo las distintas fases tlel fenómeno torrencial, que es en definitiva una transición, de duración más o menos larga, entre dos sucesivas situaciones de equilibrio. Iniciado el torrente, y si las circunstancias le son favorables, su trabajo de erosión irá en aumento hasta que la ocavación llegue a capas más resistentes o adquieran las laderas un talud de equilibrio, que les dé una mayor estabilidad y pernúta ya tan sólo esa erosión superficial yde volumen insignificante de los terrenos menos quebrados. Esta!! materias arrancadas del lecho y de las orillas del torrente y ele sus barrancos afluentes son las que llegan al cono de deyección, quedando allí los arrastres más gruesos y todos aquellos que no es capaz ya de mantener en suspensión , al reducirse su velocidad con la menor pendiente del cauce en la parte última de su curso, y vertiendo el resto en las corrientes inferiores. En estos casos, la intensidad de las turbias es ya muy superior a las indicadas hasta ahora, y el volumen definitivamente arrastrado por hectárea puede llegar a ser IO ó I2 veces mayor que el allí expresado; pero no basta ya aquí la repoblación forestal para evitar, ni aun para disminuir sensiblemente los arrastres. Serán precisas obras de corrección que impidan la socavación en los cauces, sin lo cual los árboles mismos, atacados por su pie, irían cayendo uno tras otros en e¡ torrente, y estos trabajos de consolidación de lecho y orillas son enormemente caros, a poca importancia que tenga el fenómeno to-


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rrencial. Jo es nada· difícil llegar y aun exceder de r.ooP pesetas por hectárea en el ga to de primer establecimiento, a. las que habría que agregar los intereses hasta obtener resultados definitivos; y toda vía no sería la hectárea la unidad más apropiada a que referir el costo, que estaría quizás en mejor relación con la longitud del cauce. Cuando estas correcciones tienen por objeto detener las nieves, el gasto puede ser todavía mayor y no es difícil encontrar ejemplos de defensas con_ tra las avalanchas en que se ha gastado por hectárea 4.000 y más pesetas, y en las que todavía las reparaciones tienen que ser incesantes. Evidente es, a todas luce , que tales gastos no podrían ser compensado por la pequeña ventaja obtenida con la reducción de acarreos; aunque se la cifrará para este caso en 50 ó en Ioo pesetas. Pero todavía una última causa de arrastres puede encontrarse en la socavación de las orillas mismas de la corriente alimentadora del pantano, que habría también que fijar y consolidar, sin lo cual, aun suprimidos los arrastres de la cabecera, quedarían todavía fuente abundante de ellos en los de antiguo depositados en las vegas inmediatas al cauce. Vemos pues que la repoblación, aplicable tan sólo a una parte de la cuenca, e ineficaz en la que sería más importante fijar, si no viene acompañada de obras de corrección, que tomarán en ese caso el papel predominante, sólo podría, en el mejor de los casos reducir algo los arrastres, y eso a un precio evidentemente ruinoso. El problema de las limpias persistiría él mismo, y aun agravado respecto al costo unitario, que se habrá aumentado, si se reparten sobre un menor número de unidades los gastos de mecanismos y disposiciones y los de organiza ción general de los trabajos, cirqmstancia que por sí sola sería suficiente para encomendar la empresa a un procedimiento (mico; y de todos los procedimientos es claro que, aun a igualdad de coste, el de las limpias sería preferible, porque es el sólo el que, atacando directamente el mal, pueden concluir con él en absoluto. Esto no quiere decir que las repoblaciones no pudieran ser útiles y convenientes en aquellos sitios donde, en la imposibilidad de cultivos más lucrativos se obtengan de ellas productos directos que compensen los cuantiosos gastos que ocasionan, ni que las correcciones de torrentes no puedan estar indicadas en algunos puntos donde consti-

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tuyan serio peligro de cuantiosos intereses, que por su importancia justifiquen la inversi"ón de grandes capitales. Así lo ha reconocido el último Congreso forestal internacional celebrado en París; y acabamos de ver que no está en ese caso la defensa de los pantanos contra el entarquinamiento. . Como resumen de las objeciones examinadas bien puede afirmarse que no constituyen verdad~ra negación de la eficacia del sistema. Dan sólo en cierto modo la m edida del rendimiento que, en todo caso puede considerarse como satisfactorio, e indican al mismo tiempo un aspecto importante ele la conservación que no deberá ser descuidado. En todos los casos, se ha visto que los inconvenientes se atenúan mucho con la magnitud de la obra; desde todos esos puntos de vista los grandes pantanos serían los más convenientes. Sus ventajas son por otra parte innegables desde el punto de vista de la magnitud posible de la zona regable y de la mayor eficacia del poder regulador. Pa;ece, pues, que no debiera haber otro límite que el de los recursos de agua disponibles en la cuenca y que, aun para fijarlos, no habría que atender sólo a los años secos o medios, sino que deberían tenerse más bien a la vista los máximos más frecuentes. Pa ra ello pueden encontrarse dificultades por la falta de emplazamientos adecuados. Esta deficiencia podía tener importancia considerable cuando aun se juzgaba temerario exceder de ciertos límites en la altura de las presas. Hoy estos límites se han elevado considerablemente. o hace muchos años que alturas de 40 a 50 metros se con ideraban como imposibles de exceder; hoy ya hay construíclas presas de 80 metros, y no parece quimérico atrevimiento proyectarlas de I30 , como la propuesta por Mr. vVilhelm, para el pantano de SerrePonc;on en el Duran ce (I). Y es que de entonces acá la teoría de las presas de embalse ha hecho progresos extraordinarios, y el espectro ele la ruina de la obra ha dejado de ser la pesadilla de proyectistas y constructores. Todos los numerosos casos de roturas de presas que, como argumento supremo, se presentaban en otra época contra esta clase de obras pueden ser perfectamente explicados por causas conocidas . La falta de firmeza del cimiento, la mala confección de morteros y (r )

Inclúyese en esa altura la del cimiento.


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mamposterías, la insuficiencia de los vertederos o la debilidad del perfil son los puntos por donde han flaqueado todas las obras arruinadas, y contra ellos es siempre fácil precaverse en la inmensa mayoría de los casos; de suerte que, aun sin afirmar en absoluto que todo fracaso haya de ser atribuído a negligencia o imprevisión culpable, bien puede asegurarse que los que no t engan ese origen habrían de constituir siempre minoría insignificante y no podrían representar, por consiguiente, riesgo mayor que el que por fuerza hay que correr en las más prudentes empresas humanas. A pesar de todo, son recientes en los Estados Unidos algunos accidentes que han producido cierta alarma y han dado origen a campañas ardorosas a favor de una mayor intervención del poder público en la construcción de obras que de modo tan considerables pueden afectar a la tranquilidad y a la riqueza de las poblaciones inferiores . Y es que, en efecto, la mayor parte de las deficiencias observadas han obedecido al temor a un gasto, que de momento ha parecido excesivo como prima contra un peligro remoto, arrostrando en muchos casos por la falta de capital o por la necesidad de dar prontos y elevados dividendos a accionistas impacientes. Y he ahí también cuán ciegos son los ataques de la ignorancia, cuando se censuran motivados aumentos de gasto ante dificultades imposibles de prever, pero que la más elemental prudencia exige atacar de frente, cuando se las encuentra, cualesquiera que sean los sacrificio que ello suponga. Objeciones de otro orden se han hecho también contra el sistema, que vendrían principalmente a acentuarse contra las grandes obra , se refieren a la mayor dificultad de armonizar los intereses que hubieran de nacer a su sombra, y que serían tanto más inarmónicos, cuanto más se alterara el régimen natural por medio de las obras. En realidad la regulación por el pantano no está necesariamente ligada al aprovechamiento del riego , aunque éste tome de aquél el agua que necesite. Si su poder regulador fuera suficiente, sus beneficios llegarían a extenderse por toda la cuenca, y podrían justificar en muchos casos la construcción exclusiva por el Estado, que podría dejar en este caso a los particulares, sólos o convenientemente auxiliados, las obras de distribución. Pero de hecho los intereses de que se trata no son tan antagónicos


36 H como se los supone . La objeción ha tornado principalmente cuerpo de los juicios emitidos hace algunos años por el distinguido geógrafo francés Mr. Bruhnes, acerca del pantano de Lorca en su libro <<L'Irrigation•> . Hacía notar alli la incompatibilidad de intereses entre los regantes y la empresa explotadora, origen de una lucha que en gran parte anulaba las ventajas a esperar de la obra. Aunque algo quizás se exageraba el cuadro, claro es que esto nada podía ir contra la solución técnica, y sí sólo contra la organización administrativa, que ciertamente no es de las más perfectas. Pero el inconveniente está completamente salvado con el sistema usado casi exclusivamente hoy de indicatos de Regantes que , asociados con el Estado, y por intermedio de Juntas de Obras, son los que llegan a establecer o a perfeccionar el regadío, en el que, según la fórmula clásica que ha contribuído a dar a nuestras más famosas huertas la prosperidad de que gozan, el agua queda adscrita a la tierra y, ligada a ella por las trabas del derecho, el elemento permanente y el fugitivo se confunda y completan, convertidos en manantial de constante riqueza; los mismos que, separados, sólo presentaban a nuestra vista la triste aridez del desie...--to o los estragos terribles de la asoladora inundación. Que las críticas de Bruhnes no tenía otro alcance, lo demuestra la rectificación hecha posteriormente por él mismo. Había recogido la objeción el Sr Gasset en discurso pronunciado en Jerez, poco despu és de la publicación del libro, y Bruhnes contestóle con una carta que publi có más tarde en el prólogo que precede a la colección de varias ordenanzas de comunidades españolas de riego , publicada por el Instituto colonial internacional de Bruselas . En dicha carta, después de declararse fervoroso partidario de la llamada política hid;áulica protesta de que quiera presentársele como- un enemigo de los pantanos, y concreta su pensamiento en las siguientes palabras: <<Yo no digo no construyais pantanos•>, sino que afirmo: <<Si construís pantanos, no creáis que vuestra obra ha terminado cuando, tras largos y costosos esfuerzos, hayáis colocado la última piedra de la cornisa superior de vuestra enorme fábrica•> . Y a esta declaración nada hay que reprochar; nadie entre nosotros sostiene que, resuelto el problema constructivo, no haya ya nada más que cruzarse de brazos. Todo menos que eso . Es entonces cuando ha de empezar la transformación m ás honda


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en las prácticas del trabajo, en las costumbres y hasta en la organización social; pero para que toda esa enorme y fecunda labor se realice lo primero que hace falta es el agua, y el agua, dentro de las irregularidades de nuestro clima inclemente, y dada la extensión de nuestros aprovechamientos actuales, si se ha de obtener en las proporciones que conviene para influir de una manera decisiva en la riqueza y en la prosperidad del país, sólo el pantano la puede dar. Hagamos el pantano y no descansemos después. CONCLUSIONES I.ª No es posible un aumento importante de la superficie regable de España sin proceder antes a la regularización por medio de pantanos del caudal de nuestros ríos. z.a Esta regularización no puede obtenerse de un modo eficaz y práctico ni por repoblaciones forestales ni por obras o trabajos dirigidos a favorecer la filtración de las aguas de lluvia.


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SECCIÓN PRIMERA

TEMA:

La Política Hidráulica Nacional Exigencias fundamentales que demanda PONENTE :

LUIS DEL VALLE PASCUAL CATEDRÁTICO NUMERARIO POR OPOSICIÓN DE DERECHO POLÍTICO DE LA UN!- - VERl'\IDAD DE ZARAGOZA - -

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La Política Hidráulica Nacional Exigencias fundamentales que demanda _,,,

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CONCLUSIONES r.ª Es urgente que el Estado español tenga una Política ag1'aria de acuerdo con el ideal económico nacional y entendida como un sistema de medidas, continu.a y eficazmwte realizadas en beneficio de los intereses culturales de la tierra y dentro de tal Política, urge asimismo una Política hidráulica, sistemática, continua y positivamente eficaz también, de acuerdo con las exigencias de la Política agraria de que forma esencialísima parte y por tanto, con el ideal económicoagrario nacional, para cuyo logro representa magno sistema de esfuerzos, gubernamentales y sociales, encaminados a extender los positivo,s b eneficios del riego, por el área cultivable del tenitorio de la Nación.

2.ª Esta acción del Estado entero, nacional, ordenada, persistente y positiva, para reducir progresivamente el secano nacional, requiere medios económicos estables y suficientes, para que por su falta o deficiencia, no pueda interrumpirse una actuación que debe fluir repetimos, incesante, continua de la actividad del Estado, y por su importancia y magnitud actual, dentro de la finalidad de éste, en beneficio de la economía nacional, que supremamente rige, reclama asimismo o cuantiosa dotación normal en los pres u puestos generales del Estado o mejor un presupuesto extraordinario, como extraordinaria e inaplazable es la necesidad, por el retraso de siglos en su satisfacción, postergada a otras necesidades menos importantes en la


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Política general del Estado, cuando precisamente esta de la intensificación de la vida económica y la de la cultura, constituyen las dos supremas necesidades, los dos grandes ideales a realizar, y a los cuales deben subordinarse todos los demás, si es que de una manera positiva, real, inmediatamente fecunda, deseamos contribuir, como es nuestro deber, a la verdadera prosperidad de España. 3.ª Para obtener estos recursos económicos, estables y suficientes, a emplear, lo más rápidamente que la técnica lo permita, y por tanto, de una magnitud que no podrá bajar de 500 millones de pesetas, no hay más remedio,_ que apelar al crédito del Estado, nunca más justificado que para gastos reproductivos, gravando, es verdad, no solo a las generaciones actuales, sino a las venideras, mas teniendo en cuenta que unas y otras habrán de aprovecharse de las construcciones hidráulicas, que han de aumentar considerablemente la productividad del suelo y con ello elevar la importancia y valor de las cosechas, el precio de los terrenos, la cuantía de las rentas, con notorio beneficio de los intereses particulares y colectivos, de esta y de las sucesivas generaciones, cuyo interés total, constituye el de la nación misma, en su más alta significación ~n el tiempo, como una obra progresiva, material y moral, de que l~s diversas generaciones son los órganos transitorios, que va de.rramando sus beneficios sucesivamente sobre todos, que por ello, tenemos el deber de ir soportando en el tiempo las correspondientes cargas. El Sr. del Valle justifica oralmente las conclusiones de su ponencia en los siguientes términos : SEÑORES CONGRESISTAS:

Me proporgo abusar lo menos posible de vuestra atención, huyendo de todo fectismo retórico y ciñéndome a la exposición de conceptos fundamentales, como demanda cada día con más imperio, el espíritu positivo de los tiempos modernos .


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Concepto de la Política en general.-LaPolítica agraria.-La agricultura postergada siempre en la Política del Estado. Ante todo, conviene fijar el sentido de la palabra Política, para huir de apreciaciones inexactas y sobre todo, reaccionar contra aquella concepción innoble del uso corriente, que se apoya sobre elementos indiscutiblemente reales, demasiado reales por cierto, en los que conviene infiltrar la idealidad que entraña, el sentido científico de la palabra, lo mismo desde el punto de vista meramente especulativo, que desde aquel otro puramente teleológico, que son los fundamentales en tal concepto, uno de los más altos y controvertidos en las Ciencias del Estado. Me atendré, porque así lo reclama la índole de la ponencia que desenvuelvo, al segundo de estos conceptos, es decir, a aquel que considera a la Política, desde el punto de vista del fin mismo del Estado y por tanto, de la actividad, de la actuación de éste, en la existencia y desenvolvimiento nacional. Desde tal punto de vista, la Política aparece como la acción del Estado, para desenvolver su propio contenido jurídico, y auxiliar la realización de los diversos fines sociales, procurando que tanto aquél como éstos, se cumplan de acuerdo con el supremo ideal nacional. En tal concepto se habla de Política cultural, de Política económica, de Política religiosa, etc., etc., y aún más concretamente de Política pedagógica, de Política comercial, de Política de transportes, etc. Dentro de la Política general- del Estado, en tal sentido concebida, como determinación teleológica de su actividad entera, ocupa en los pueblos modernos un principalísimo lugar la Política económica y dentro de ésta, muy particularmente en naciones como España, la Política agraria, que podemos definir, de acuerdo con el concepto general expuesto, como la acción del Estado para impulsar y desenvolver los intereses culturales de la tierra, de acuerdo con el -supremo ideal económico nacional. La acción del Estado español con respecto a la Agricultura, denuncia el abandono más escandaloso, la incuria más censurable que


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puede darse en un Estado culto, cuando la agricultura constituye, como ha dicho muy bien el economista alemá!1 von der Goltz, el fundamento de la economía nacional. Es esta la primera afirmación que debe salir de este Congreso importantísimo: que es urgente que el Estado español, tenga una Política agraria . Que es urgente, repetimos, que es inaplazable, porque lo demanda imperiosamente la más importante fuente de la riqueza nacional y la más numero2a y más sana clase de la población española. La Economía agraria nacional entregada a sí misma, sin el impulso vigoroso de un Estado consciente de sus vitales exigencias interiores, nos muestra a todas horas la cronicidad de sus males, que los órganos de gobierno ni han querido ni han sabido remediar. Así se explica, como hemos observado en otra ocasión, que están planteados hoy, en la realidad agraria de España, casi los mismos problemas, que al comenzar, para no remontamos más lejos, el siglo xrx. El informe- sobre la ley agraria de Jovellanos continúa siendo de actualidad. De 1863 es la Memoria de Fermín Caballero, sobre el fomento de la población rural y el cuadro que refleja de la agricti..ltura de su tiempo es casi el mismo que presenciamos. Continúa, clamando en el desierto, el gran libro de nuestro inolvidable maestro Macías Picavea, sobre el Problema Nacionali escrito, como sabéis, a raíz de una tremenda desdicha para la Patria, fruto de nuestra secular incuria, tras de cuya catástrofe como la hemos denominado, escribimos millones de veces un lema, el de regeneración, el de levantamiento, el de redención, y este lema, lleva quince años ·esperando, quien lo convierta en hechos poderosos, en realidades fecundas ... Finalmente, alú está la obra fuerte, vigorosa, vibrante y sugestiva del gran Costa, otro de nuestros insignes maestros, esperando ciudadanos capaces que la impongan a los Parlamentos y a los Gobiernos ... Así hemos vivido, así vivimos, así viviremos quizá, estérilmente, sin agricultura, sin bienestar nacional. Y mientras Parlamentos y Gobiernosno se preocupan de las exigencias imperiosas de la Agricultura española, desde 1899, los labradores y los agrarios, vienen laborando fecundamente, por el mayor progreso de los intereses de la tierra. Como hemos probado en otra ocasión, a pa1iir de 1899, comienza


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una nueva era para la agricultura nacional, como se revela en estos dos hechos salientes: progresivo desenvolvimiento de la organización social agraria; creciente preparación técnica y económica de los labradores. De esta progresiva intensificación de la fuerza social agraria y de su cada día mayor capacitación técnica y económica, es decir, de su elevación cultural, brota una esperanza y un temor: la esperanza de que tal fuerza orgánica consciente, recogida, aprovechada por Gobiernos activos y capaces, pueda ser el cimiento más sólido de la ación y de su Estado; el temor de que abandonada a sí misma, constantemente olvidada en la Política general del Estado, eternamente postergada a otros intereses menos fundamentales, sin escuchar ni atender sus continuas exigencias legítimas, llegue a degenerar en una fuerza peligrosa. Ko se olviden los Gobiernos, ele que como nosotros hemos oído n un Congreso Agrario, en Castilla, con el asentimiento general, a uno de esos labradore , de capa parda, eten1os esclavos del tenu.ño, miserables siervos de la gleba, la única huelga que falta en España, es la de los labradore . ¡Y cuando esto lo dice ya la clase más conservadora y más disciplinada de un pueblo!

* ** La Política Hidráulica.- Exigencias fundamentales de toda Política y por tanto de la Política hidráulica nacional. Dentro de la Política agraria nacional, ocupa un lugar importantísimo, la llamada Política Hidráulica, que de acuerdo con el concepto general de Política expuesto y el particular de Política agraria, podemos concluir diciendo que representa, la acción del Estado, para extender los po itivos beneficios del riego por el área cultivable del territorio español, de acuerdo con las exigencias fundamentales de la Política agraria nacional. Ahora bien, esta acción del Estado de que se habla ¿puede ser una acción cualquiera, incoherente, fragmentaria, caótica o ha de reunir detenninados caracteres, para que resulte verdaderamente útil, positivamente f cunda?


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La acción del Estado, para que pueda ser provechosa a los intereses generales, ha de reunir los siguientes caracteres: ha de ser sistemática, continua, positiva y nacional. La_acción del Estado, y por lo tanto su Política, debe ser sistemática, es decir, ordenada, producida con arreglo a un plan preestablecido. Este plan, lo mismo tratándose de la Política agraria en general, que de la Política hidráulica, tiene que ser, técnico y económico. El Estado español no dispone hoy de un plan completo de Política agraria: así, su acción es incoherente, desordenada, caprichosa. R especto de la Política hidráulica, malo o bueno, que nosotros somos incompetentes para juzgarle, disponemos del plan elaborado por los ingenieros por virtud del R. D. de Gasset de II de Mayo de r900, reorganizando el servicio hidrológico, y mandando se encargase inmediatamente de la formación del plan de canales y pantanos sobre la base del avance de r899. Este plan fu é aprobado, como sabéis, provisionalmente, por R. D. de Canalejas de 25 de Abril de r902 y comprendía 205 obras hidráulicas, cuya importancia, a vosotros ingenieros, no necesito yo encomiar. Este plan de canales y pantanos, mientras no haya otro, puede prestar, para actuales y futuras labores, señalados servicios, porque en él se dice obra por obra en tal cuenca cabe establecer un pantano o un canal que aproximadamente embalsará o llevará tantos metros cúbicos; hay zona regable de tal calidad y de tantas hectáreas y el coste podrá ser de tantas pesetas. Aquella obra, hecha por los técnicos, recorriendo el territorio nacional, es, repito, el único trabajo serio de que podemos disponer por ahora, constituyendo un plan general de obras hidráulicas . La acción del Estado debe ser, así mismo, continua, es decir, no fragmentaria y lo será, si se compone de retazos, de elementos aislados, de medidas sueltas; lo será, si estas medidas o providencias políticas, no están lógicamente enlazadas las unas a las otras, coordenadas entre sí, en la continuidad del tiempo , sin intem1pciones dañosas; lo será, si unos Gobiernos suspenden o deshacen la obra de los anteriores, sin fundamento serio, sin motivo legítimo. La acción del E stado debe ser coherente, encadenada, seguida,


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sin vacilaciones, sin desmayos: sin abandonos censurables y perturbadores. Toda la Política española, es, no solo insistemática, sino fragnientaria. Toda la obra del Estado cristaliza en providencias sueltas, sin orden ni concierto alguno. No se puede recoger el f~to de ninguna experiencia, porque no se deja que ésta produzca su pleno efecto. Antes de ello se rectifica, intentando una experiencia nueva, cuyos resultados tampoco se han de esperar. Cualquier medida que se adopta es reflejo, de ese tejer y destejer continuo, en que infecundamente entretienen su acción, los incompetentes Gobiernos españoles! La acción del Estado ha de procurar además ser positiva, es decir, realmente eficaz. En todo pueblo, es esta condición indispensable, pero en las naciones rezagadas como la nuestra, es absolutamente necesaria . Los Gobiernos españoles han adormecido constantemente, la de por sí poco despierta opinión nacional, con buenas palabras y con bellas promesas y así no podemos seguir. España no puede perder más ~l " tiempo . Cada día que pasa sin añadir un nuevo jalón a la gran obra del levantamiento material y moral de España, es de una responsabilidad tremenda para las generaciones indolentes o ineptas que tienen el deber sacratísimo de aportar su grano de arena a la formación y desenvolvimiento nacional; y dentro de tales generaciones, la responsabilidad es inmensamente mayor para los gobernantes, que consagraron su actividad especialmente a la obra del Estado. Desde este punto de vista, el lema de la Política debe ser este: estudiar y hacer. Estudiar para conocer bien cuáles son las necesidades reales de la nación y cuáles pueden ser las soluciones más fecundas . Hacer, hacer siempre, de acuerdo con los resultados de los estudios acometidos, de las investigaciones realizadas. · Desde este punto de vista del estudio de las exigencias nacionales, mucho pudiéramos decir; pero sabida es la falta de preparación en general de los Gobiernos de España. Mientras están en el Poder, la mayor parte de su labor se reduce a nombrar contisiones de estudios y centros de información, a exigir de los negociados respectivos, datos, documentos, estadísticas; a pagar, generalmente con fondos

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del presupuest o, a personas más o menos compet entes, para que realicen traba jos de investigación , que luego cristalizan en Memorias, que duermen en magníficos armarios abandonados y polvorientos ... Y mientras t anto , toda su acción se redu ce a cuestiones de personal o a los puramente formales . ¿Cu ántos son los ministros que nada más llegar al Poder pueden realizar u.na obra su ya, resultado de una int ensa preparación anterior? En E spa ña, o los Ministros no hacen nada positivamente eficaz o si pret enden realizar inmediat amente algo, su obra, es resultado de una improvisación , las m ás de las veces funest a . Finalmente, la Política del Estado debe ser nacional, es decir, debe est ar de perfecto acuerdo con las condiciones particulares, caracte1isticas, distintivas de cada nación. Est o no quiere decir, que no po damos aprovecharnos de la experiencia de otros países, pero , sin olvidar que la palabra <<europeización>> debe ir, indispensablemente acompañada de est a otra «nacionalización•> . Todo pueblo adem ás, precisamente porque tiene condiciones características, lo que det ermina problemas de fisonomía propia, que piden una solución especial también, una solu ción n acional; t odo pueblo, repito, tiene, con respecto a cada uno de los problemas de su vida, un cierto deseo, una común especial aspiración, que constituye su desideratum , su ideal. Así cada pueblo, cada n ación tiene un ideal de cultura o un ideal económico particularmente propio, derivado de las condiciones cara cterísticas en que, como n ación, se desenvuelve su vida toda. Así, por t anto, no puede confundirse desde el punto de v ist a espiritual, el ideal actual n acional de cultura de Espa ña con el de Inglat erra o Alemania, ni mucho menos, en el de los intereses, nuestro ideal económico nacional, con el ideal económico de Francia o Italia. Así por t anto, toda la Política del Estado debe marchar de perfe cto acuerdo con las condiciones n acion ales y con el supremo ideal nacional. Así pues, resumiendo lo dicho, podemos completar el concepto de Política, y muy especialmente el de Política Hidráulica, que es el que ahora nos interesa, · diciendo que debe entenderse por tal, la a cción sistemática, persistente y positiva del Estado pa~a la cons-


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trucción de las obras de riego demandadas por la Política agraria y de acuerdo con el ideal económico-agrario nacional. Con esto y para no fatigar mucho vuestra agobiada atención, creo haber dicho lo suficiente para justificar la primer conclusión de mi ponencia.

Naturaleza de los medios que reclama la Política .hidráulica nacional Esta acción del Estado, nacional, ordenada, persistente y positiva , para reducir progresivamente el secano nacional, requiere. medios económicos estables y suficientes, para que no se interrumpa y fluya continuamente, produciendo de este modo todo su efecto útil. Mas se trata de una obra magna, en desproporción notoria con el actual presupuesto del Estado, desproporción todavía mayor en los actuales momentos, en que e l gasto extraordinario de una guerra mal planeada, absorbe una parte considerable de los ingresos públicos. Reclamar, en tales instantes, del gobierno del Estado 500 o 600 millones de pesetas para obras Ji.idráulicas, puede parecer perfecta_mente absurdo, lógicamente inconcebible y sin embargo, de este Congreso, debe salir la afirmación categórica, rotunda, de que España debe consagrar inmediatamente, a la satisfacción de esta necesidad interior imperiosa, los recursos que anualmente reclama el cumplimiento positivo del plan hidráulico nacional. ¿Cómo, por tanto, sin elevar bruscamente el presupuesto de ingresos a una cifra que permita la satisfacción de gastos tan importantes, como reclama, de un lado, nuestra Política exterior, de otra nuestra actuación interna, vamos a poder salir de este doble compromiso, contraído con Europa y con nosotros mismos, y que sobre todo este último, de ser aplazado indefinidamente, podría dar al traste con la nación, en cuya prosperidad descansa, el poder vigoroso, la fuerza real del Estado? Creemos firmemente, y así lo declaramos con toda sinceridad, que el Sr. Gasset ha encontrado el paso para salir, de este al parecer callejón sin salida, afirmando que se impone adoptar un criterio de subordinación, sobre la base, de que no pudiendo el presupuesto ac-


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tual del Estado con toda la carga, hay que ir reduciendo progresivamente el gasto exigido por la Política africana, porque el sacrificio mayor debe ser, para la creación, para el fomento de la riqueza interior, condensando su pensamiento en esta forma categórica, que nosotros escuchamos de sus propios labios, en la inauguración del Pantano de la Peña: <<No para España lo que sobre de Marruecos, sino para Marruecos lo que sobre de España>>. Este Congreso debe sancionar solemnemente este criterio de distribución, para que no siga el Estado, en esa su Política, absurda, de una tremenda responsabilidad en la Historia, de sacrificar, en todo momento, en la Política general del° Estado, la prosperidad int erior, los intereses económicos nacionales y muy principalmente los intereses de la tierra, que por algo hemos oído decir mil veces que la agritura española era la cenicienta del Estado. Reclamamos por tanto medios estables y suficientes en el presupuesto ordinario del Estado o mejor un presupuesto extraordinario, como extraordinaria es la necesidad, por el retraso de siglos en su satisfacción, postergada a otras necesidades menos importantes, cuando precisamente esta del fomento de la riqueza interior, como aquella otra de la cultura nacional, constituyen los dos supremos ideales, dentro del ideal total de España, a cuyo logro deben encaminarse todos los esfuerzos, a cuya sistemática realización deben consagrarse urgentemente los mayores medios. Seria este el momento de entonar un canto fervoroso en honor del ·riego nacional, repasando una por una las utilidades económicas de su extensión por el árido territorio de España y que tantos <<misioneros del yermo>> como se dice en Castilla, han ido difundiendo por los pueblos, convirtiendo a esta nueva fe positiva y bienhechora, a esta religión del agua, tantos espíritus descreídos, tantas voluntades rebeldes. Pero seria fatigar innecesariamente vuestra atención, porque en las ponencias repletas de datos y en los discur~ss documentados de este Congreso, constan ya, estas ventajas innumerables de la Política hidráulica, que Macías Pica vea consideraba como una empresa gigantesca, hacia la cual debían convergir todas las fuerzas nacionales, capaz, de hacer posible y reprodudiva toda explotación agraria; que Costa consideraba como la piedra angular de la Política


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española y desde luego como la condensación de toda la Política agraria, que Gasset, que Jordana, que Corella, etc ., cuantos han tratado de este problema, así como cuantos han intervenido en este Congreso, han considerado necesa1ia para evitar la emigración, esa corriente de energías humanas que se pierde en tierra extranjera, como nuestros ríos, esa otra corriente de energía material, se pierde estérilmente en el Océano. Ahora bien, ¿cuál es próximamente la cuantía de esos medios que reclama imperiosamente la Política hidráulica? ¿Cómo pueden obtenerse estos medios? He aquí los puntos que nos restan por examinar brevemente.

Cuantía de los recursos que es preciso consagrar a obras de riego.Procedimiento de obtención . Calcúlase la realización del plan provisional de canales y pantanos en una cifra aproximada de 500 millones de pesetas, es decir, la tercera parte[del_presupue sto actual del Estado. 500 o 600 millones de pesetas, es la cifra que ha venido defendiendo siempre el Sr. Gasset como necesaria para la realización de la magna empresa. 450 millones de pesetas pidió un día la Federación Agraria de Castilla la Nuexa, cuyo digno Presidente Sr. Costa, nos escucha, para la pronta construcción de todos los canales y pantanos de ri~go proyectados y posibles en España, petición que fué sancionada en la Asamblea Agraria de Alcalá de Henares de Junio de I9IO y a la que como ponente tuvimos el honor de asistir. Se trata por tanto de una cantidad magna, dados nuestros medios económicos, que claro es, habrá de repartirse entre varios presupuestos, según lo exija la realización técnica de las obras en ejecución, de tal modo,~quercada una de ellas cu.ente con los recursos necesarios, pues sabido es que tratándose de obras de esta clase, cualquier suspensión o interrupción puede ser costosa . Se ha calculado que p. ej . cada año que se retrasaba la construcción del Pantano de la Peña, equivalía a una pérdida de 2 millones de pesetas. Por eso nosotros no nos cansaremos de reclamar medios estables y suficientes y para ello lo mejor es, en el estado actu al de la Hacienda, en que los im-


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puestos están sobreforzados, no esperar de éstos cantidades progresivas que aplicar a la construcción de estas obras, sino más bien buscar en otras fuentes, medios cuantiosos, reunidos de antemano, que podemos ir invirtiendo sucesivamente, en la cantidad que reclamen las exigencias técnicas. Mientras no llegue al Ministerio de Hacienda un hombre capaz de volver ~ ésta de arriba abajo, permitidme la expresipn, variando radicalmente los moldes arcáicos de su estructura empírica, mientras como con;ecuencia de esta revolución financiera, los impuestos no se encuentren en directa relaci0n con el progresivo desenvolvimiento de la economía nacional, de los impuestos, actualmente en acción, no podemos esperar lo que urgentemente demandan necesidades fundamentales inaplazables. o l}ªY más remedio que acudir al crédito, pero éste tropieza con dos graves dificultades, a saber: r.ª QÜe con los intereses y amortización se aumenta el peso muerto de la deuda . z.ª Que se grava a las generaciones futurns . Permitidme que conteste brevemente a estas dos objeciones, con lo que os prometo no seguir abusando de vuestra fatigada atención. Cierta es la primera objeción y cierto también que la Política financiera moderna reclama la progresiva reducción de la deuda del Estado, poniendo un dique a aquella concepción peligrosa de que todo gasto extraordinario reclama un presupuesto extraordinario . Los principios modernos piden la conversión en ordinario de todo gasto por cuantioso que sea, que responda a u.na necesidad fundamental del Estado, considerando extraordinario tan solo el exigido por una grave necesidad que racionalmente no se pudo prever. Todo esto es cierto, pero hay tan solo que advertir, que la conversión en ordinaria, de toda obligación del Estado, supone un sistema de impuestos, cuya elasticidad le permita ir su cesivamente graduándose según la importancia ele la riqueza nacional y que allí, donde este sistema de impuestos, ya excesivamente recargado, no permite obtener de él recursos más potentes, no hay más remedio que acudir a fuentes extraordinarias de ingresos. Pero en segundo lugar, si algún gasto del Estado re< lama legí-


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timamente apelación al crédito, es el gasto reproductivo, es decir, aquel que se emplea en la , reación o fomento de la riqueza nacional, que es el m.anantial perenne de los recursos del Estado. Habéis de tener en cuenta, que toda la deuda contraída por el Estado para auxiliar el desenvolvimiento de la economía nacional, como sería la consagrada a obras hidráulicas, es una deuda que se paga a sí misma. Todo capital consumido productivamente, como el Ave Fénix, renace de su propias cenizas. Del acrecentamiento de la riqueza nacional por la construcción de las obras hidráulicas, que aumentan las posibilidades económicoagrícolas y establecen los fundamentos para una explotación más U} · tensa de la tierra, transforma.ndo la Agricultura de empírica en racional y haciendo posible con ello la áplicación a las explotaciones agrícolas de las instituciones más útiles, de los medios más poderosos, de los resortes más fecundos de la economía moderna; de este acre centamiento, repito, de la riqueza agrícola nacional, el primer beneficiado es el Tesoro, como se ha probado en las documentadas ponencias aportadas a este Congreso. Por ello, nosotros tenemos que defender la urgencia de aumentar la deuda del Estado para realizar sin interrupciones el plan hidráulico nacional, afirmando a la vez, la urgencia de reformar hondamente los viejos cauces de la Hacienda española. Pero se dice también: es que contrayendo deudas, echamos una carga, no solo sobre las generaciones actuales, sino sobre las futuras. Cierto, pero es preciso que tengan en cuenta los que así hablan, que el efecto útil de las obras hidráulicas, no se extingue en un cierto plazo de tiempo, sino que se prolonga indefinidamente, extendiéndo su acción fecunda a otros tiempos y a nuevas g neraciones. Lo mismo las generaciones actuales qué las venideras habrán de aprovecharse de los grandes beneficios de las obras de riego, que han de aumentar la productividad de la tierra y con ello, acrecentar la importancia y valor de las cosechas, el precio de los terrenos, la cuantía de las rentas con notorio beneficio, como decimos en nuestras conclusiones, de los intereses particulares y colectivos, de ésta y de las sucesivas generaciones, cu yo interés total, constituye .el de la nación misma en su alta representación en el tiempo, como una forma-


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ción social progresiva, espiritual y material, de que las diversas generaciones son los órganos transitorios, que van intensificando su valor y sobre las que ella va derramand, sucesivamente sus beneficios, por lo que todos correlativamente tenemos el sagrado deber de ir soportando en el tiempo las co1Tespondientes cargas .

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Y no quiero añadir nada más, porque no me perdonaría a mí mismo, el haber contribuído a aumentar vuestras fatigas en este Congreso, a todas horas, mañana, tarde y noche, solicitada vuestra atención, por la compleja materia técnica, económica y jurídica, sometida a vuestro competente acuerdo, de cuya labor ímproba ha de ser algún día testimonio imperecedero las actas de este importantísimo Congreso . Pero no he de concluir, sin embargo, sin evocar el recuerdo de mi inolvidable maestro Joaquín Costa, para deciros a todos: No es cierto que esta sea la primera condensación de las aspiraciones nacionales en torno a la Política hidráulica; la primera es aquella qt:e figura en las páginas inmortales de la gran obra de Costa, en que para no faltarlas nada para ser geniales, tienen hasta la adivinación, el atisbo del genio, porque Costa escribió en ellas algo profético, que después de este Congreso es una verdad consumada: del Ebro ha 4e partir el impulso redentor. HE DICHO. (Leídas las conclusiones que figuran al principio, fueron aprobadas por unanimidad.)

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SECCIÓN SEGUNDA

J TEMA:

Medios de ejecución de las obras hidráulicas y auxilios del Estado PONENTE:

D. JOSÉ NICOLAU INGENIERO DE CAMINOS, CANALES Y PUERTOS - - - Y DIPUTADO A CORTES - - -

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Meoios 00 ejecución 00 las •oras niaráulicas ~ auxilios oel rstaao

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¿QUIEN DEBE EJECUTAR LAS OBRAS ffiDRAULICAS? a un lado prejuicios doctrinales sobre los fines del Estado y manera de realizarlos, en lo que se refiere a sistemas de ejecución de obras de riego puede admitirse (siempre que reunan la condición esencial de ser remuneradoras, es decir, que la suma de todos los gastos que el establecimiento del regadío represente sea inferior al incremento en la riqueza con él creada) que lo mejor será aceptai:: el sabio y práctico eclecticismo profesado y aplicado por los gobernantes ingleses en las distintas partes del imperio británico, y que igualmente ha sido seguido en España, según comprueba el estudio histórico de la implantación de nuestros riegos. Así, las obras fáciles, que afectan a cortas extensiones, deberán confiarse a los propietarios mismos de las tierras; en los demás casos conviene encomendar la ejecución a las Compañías particulares que se propongan explotarlas o, preferiblemente, a los propietarios mismos de la zona regable asociados al efecto, facilitando o haciendo posible la empresa, en uno y otro caso, con la concesión de auxilios por parte del Estado. Cuando éstos hayan de ser muy considerables, constituirá con frecuencia la mejor solución que el Gobierno mismo se encargue de la constn1cción de las obras, pues este sistema, si bien no exento de inconvenientes, representará la más sólida garantía de la necesidad y buena inversión del auxilio; sólo cuando los interesaclos en los riegos no puedan en modo alguno contribuir a los gastos de la construcción, o que afecten las obras a intereses muy complejos, o que ninguna entidad se preste a llevar a cabo por su cuenta la DEJANDO


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ejecución, convendrá confiar esta exclusivamente a la gestión y auspicios del Estado, siempre que existan garantías que demuestren que la obra ha de ser remuneradora y que habrá de ser debidamente utilizada. Obvia será sin duda la justificación de estas conclusiones: no sólo en las de utilización particular, sino en toda suerte de obras de aprovechamiento colectivo, singularmente en las de riego, puede la acción eficaz y despierta de los propios interesados, y aun quizás más la de las Compañías particulares, sustituir, de ordinario con ventaja, a la más perezosa y no siempre acertada de la administración pública. Además, si en España ha constituído un vicio grave y un mal que será irreparable, la torpe selección con que han sido distribuídas por todo el territorio las obras públicas de carácter general, cuando su construcción ha corrido a cargo exclusivo del Estado, el peligro que entrañaría el mismo sistema aplicado a las de riego se1ia tan inmediato y positivo que de seguro conduciría rápidamente a un total, y justificado descrédito. Por último, siendo siempre escasos y con dificultad reunidos los recursos que el Tesoro nacional puede dedicar a estas empresas, constituirán una ayuda no despreciable los que puedan a ellas aportar propietarios y Compañías interesados. o siempre, sin embargo, será posible ni conveniente eludir la intervención del Estado para lograr la realización de grandes obras de riego, útiles y necesarias. Desde luego, cuando los auxilios representen una fracción muy considerable del valor total de las obras a él convendrá confiarle la construcción para que la inversión se halle sólidamente garantida . Pero aun fuera de este caso, si se trata de obras de gran importancia o que afecten a intereses varios, de muy distinto orden, cuyos rendimientos directos pueda preverse que han de ser escasos en comparación a los gastos, sobre todo en comarcas donde la necesidad y conveniencia de introducir el riego no sean intensamente sentidas, la intervención no ya preponderante, si no exclusiva, del Estado, será punto menos que inevitable. La carencia de capitales y la imposibilidad en que generalmente se encuentran de arbitrarlos los terratenientes del secano en la cuantía necesaria, la forzada lentitud (por


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fortuna cada vez menor) con que se desarrollan las grandes empresas de riegos y alcanzan el estado de rendimiento normal, la oposición que, en nuestro país sobre todo, encuentra generalmente toda entidad particular que asume la prestación de servicios de carácter colectivo, muy especialmente los de riego, son causas más que suficientes para que haya necesidad, a veces, de confiarse exclusivamente en la acción del Estado sin la cual puede decirse que no habría en la India inglesa I5 millones de hectáreas regadas y no existiría Egipto. España mismo debe a esa acción poderosa varios de sus más importantes regadíos. Hay una parte en lo que acaba de proponerse que no concuerda con el criterio hace cerca de medio siglo sustentado por D. Mariano Royo, que con autoridad y competencia verdaderamente de maestro, trató en aquella revuelta época estas importantes cuestiones, aconsejando que las obras de riego se realizaran, o por el Estado, o por la industria privada, desechando el sistema intermedio de ejecución, mediante concesiones a Compañías particulares subvencionadas por el Tesoro nacional con·una parte del coste de las obra=. A la luz de la experiencia ganada en tanto tiempo no parece que sea hoy posible sostener tan radicales conclusiones, pues sin negar que el sistema de subvenciones es susceptible de engendrar abusos, hay que reconocer que no siempre esto ocurre y que, en fin de cuentas, su proscripción conduciría a la adopción de otros no menos defectuosos. En materia de obras de riego ello equivaldría actualmente, casi sin excepción, a ejecutarlas todas por cuenta exclusiva del Estado lo que significaría privación del aliento vivificante y poderoso que supone la iniciativa particular, sustracción de los capitales que pueden arbitrar y aportar las empresas particulares, riesgo gravísimo de que se emprendan sin los recursos suficientes un número de obras excesivo, de que su desarrollo sea lento con exceso y de que se acometan las que cuenten con más poderosos valedores, no las que puedan ser más beneficiosas y necesarias. Por lo demás, las garantías de que, para la concesión de subvenciones, puede rodearse el Tesoro nacional, son cada ve;i más eficaces por ser mejor conocidas, y a ello tiende en buena parte la ley de 7 de Julio de I9II, pudiendo asegurarse que recta y severamente aplicadas no colocarán el interés del Estado en fren-


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te del interés de empresa en condiciones más desventajosas que las que se ofrecen en las restantes obras y servicios públicos de todas clases y aun en los contratos a que la administración tiene que recurrir cuando es la encargada de llevar a cabo directamente una obra pública. No sería, pues, prudente proscribir un sistema que, a la par de otros, no deja de ofrecer ejemplos de haberse aplicado con éxito indudable, sobre todo considerando el asunto desde el punto de vista de interés general y del Estado, pues si fracasos ha habido son preci- , samente las empresas sólo las que han sufrido las consecuencias. Los fecundos principios del sano eclecticismo que se han expuesto y que se preconizan en esta Ponencia, contrarios sustancialmente a los moldes unifom1istas en que han solido wciarse las fórmulas de nuestra legislación, encaman de seguro la realidad actual que sería peligroso desconocer llevados por halagadoras teorías o aspiraciones generosas cuya adopción conduciría hoy al fracaso o a la inacción.

EJECUCION DE LAS OBRAS DE RIEGO CON AUXILIO DEL ESTADO Los beneficios que produce una obra de riego remuneradora se distribuyen no menos ampliamente que los que proporciona otra cualquiera destinada a satisafcer necesidades de carácter colectivo; pero acaso en ninguna resulta tan elevada la proporción con que de ellos participa el Tesoro nacional que, en forma de contribuciones directas e indirectas principalmente, obtiene desde el primer momento rendimientos muy considerables con relación al capital de establecimiento. De aquí, pues, la evidente conveniencia, cuando se trata de aumentar los ingresos de la Hacienda, cimentándola sobre bases sólidas, de que las obras de riego se acometan . Por otra parte, construídas ya, por punto general, las fáciles en que concurrían circunstancias favorables para producir elevados beneficios con relación al coste, tienen que emprenderse ahora las que exigen explotaciones costosas, derivaciones difíciles o reclamen la construcción de embalses, por estar ya comprometidos los caudales ordi-


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narios de nuestras corrientes, resultando de todo ello que las nuevas obras de riego que cabrá ejecutar en lo futuro, sin excluir las pequeñas, habrán de resultar generalmente caras, lo que implicaría la fijación de cargas por interés del capital o de cánones de riego excesivamente altos, inaceptables para los regantes si hubiesen de ser pagados exclusivamente por ellos, haciéndose así prácticamente imposible la constitución de nuevos regadíos y aun la mejora de muchos de los actuales. Para salvar esta dificultad se necesitará que el Estado, que ha de ser un partícipe importante en los beneficios, contribuya también a los gastos de establecimiento, otorgando los auxilios necesarios. ¿Cuál debe ser la cuantía de éstos? Es esta cuestión ardua que sólo cabe trabar estableciendo limitaciones de carácter general, pero cuya resolución en cada caso concreto debe encomendarse a la discreción del Gobernante. Es evidente que desde el punto de vista del interés nacional, el auxilio puede ser tanto más elevado cuanto mayor sea el incremento de riqueza que de la obra pueda esperarse, y que este incremento constituye un límite superior al que casi nunca se acercará el importe de los auxilios, prudentemente fijados, por elevados que sean; pero es evidente también que conviene que éstos no pierdan el carácter de complemento indispensable al esfuerzo posible que hagan los directamente interesados en la obra y que, por tanto, guarden con el coste de ésta una cierta relación, o quizá mejor, que varíen con los sacrificios y beneficios que supongan para sus constructores y explotadores. Esto justifica muchas de las prescripciones de la ley de auxilios de 7 de Julio de I9II (modificación en gran parte de la ley análoga de 27 de Julio de I883)) que fija limites superiores en relación con el presupuesto de las obras, más elevados para los nuevos riegos que para completar los antiguos, señalándose en ciertos casos límites absolutos al auxilio por hectárea, distintos para los riegos permanentes y para los estacionales. Cuando las obras se ejecutan por cuenta exclusiva del Estado, puede decirse que el auxilio llega al límite máximo porque él aporta íntegramente su valor y hace frente a los gastos de explotación, tan pe-


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sados en los primeros años en que, además, los ingresos son muy reducidos; pero justo será que en tales condiciones el Gobierno, bien directamente, bien por medio de una subrogación a favor de una empresa particular, someta la explotación de la obra, después de ultimada, a una administración severa, aunque de miras amplias, que tienda a obtener de los capitales invertidos aquel razonable beneficio directo que sea compatible con el más rápido desarrollo y prosperidad del regadío.

SISTEMAS DE AUXILIOS Los sistemas de auxilios hasta el presente practicados o ideados pueden agruparse en la siguiente forma: a) Exención de contribuciones e impuestos a las empresas de obras de riego. b) Cesión a las empresas del aumento de contribuciones y tributos a que dé origen el nuevo regadío. e) Concesión de terrenos de dominio del Estado o de dominio público, situados en la zona regable, y facultad de expropiar terrenos de secano de propiedad particular, para convertirlos en tierras de regadío. d) Auxilios directos: formación del proyecto por el Gobierno: concesión de subvenciones en metálico; ejecución de parte de las obras. e) Premios. /) Anticipos reintegrables. g) Garantía de interés para los capitales invertidos en la empresa. h) Emisión por las empresas de valores fiduciarios con garantía subsidiaria bel Estado. i) AQxilios indirectos: Exención a los regantes de contribuciÓnes e impuestos durante un cierto plazo a contar desde que empieza el riego; establecimiento de nuevas vías de comunicación, del crédito agricola y de la enseñanza y experimentación agrícolas; fomento de la colonización de la zona regable; otros auxilios indirectos. i) Sistemas mixtos.


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CONDICIONES QUE DEBEN LLENAR LOS SISTEMAS DE AUXILIOS QUE SE ADOPTEN Antes de someter a un examen crítico los diferentes sistemas de auxilios, conviene indicar las condiciones que deberían llenar en cuanto fuera posible, y que son principalmente éstas: a) Facilitar, en primer término, la construcción de las obras, proporcionándolos a medida que se necesite hacer los desembolsos que aquélla vaya exigiendo. Basta considerar que el beneficio que proporciona la obra no empieza a tocarse hasta algún tiempo después de quedar ultimada, y aun al principio con poca intensidad, y que las empresas de esta clase disponen difícilmente del crédito en condiciones favorables, para comprender que el au xilio perderá gran parte de su eficacia si no se concede en la forma indicada. b) Ser para el Tesoro nacional lo menos onerosos posibles. Es evidente que la exención de contribuciones, por ejemplo, que no puedan imponerse sin la ejecución de las obras o sin la introducción del regadío, constituye una forma de auxilio que, en realidad, no significa gravamen para el Tesoro. e) Ser prácticamente eficaces, sin que representen para las empresas trabas innecesarias, ni peligro de inversiones infecundas para la Administración. R ecu érdase a este propósito que los premios que garantizaba la ley de au xilios a los pequeños riegos, antes de ser modificada por la_ de 7 de Julio de I9II, resultaban en no pocos casos ineficaces y entorpecedora su concesión, porque los gastos que la instrucción del expediente requería no era raro que fuesen superiores a la cuantía del auxilio, al paso que ello retrasaba la concesión de las aguas y sometía al concesionario a molestas intromisiones de la Administración. La formación d e los proyectos por los Ingenieros del Gobierno, la fijación d e límites absolutos del auxilio referido a la hectárea de zona r egada, el abono de la subvención a medida d e la ejecución efectiva de las obras, la limitación de las subvenciones a una fracción no muy elevada del presupuesto y, finalmente, el otorgamiento de éstas


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y aun la ejecución de las obras mediante licitaciones públicas que versen sobre la cuantía del presupuesto, he aquí una serie de medidas eficaces que ponen a cubierto los intereses del Fisco cuando se trata de au xiliar las obras de riego. d) Poderse aplicar a los distintos casos de la práctica en la forma más conveniente a cada uno, lo que exige el empleo de sistemas múltiples y mixtos. Parece indudable la conveniencia de adoptar este principio, huyendo de fórmulas simplistas y uniformes que no pueden incorporarse siempre a la realidad. e) Comprender entre los auxilios, en todos los casos, los que tiendan a dar facilidades a las empresas para su constitución y funcionamiento, para la ejecución de las obras y para estimular la adopción del riego y el rápido desarrollo y prosperidad del regadío. Es obvia la necesidad de adopt,ar este principio con objeto de hacer eficaz la acción de la Administración pública, evitando que, como sucede no pocas veces, constituya una de las dificultades contra las que hay que luchar para conseguir la realización de las obras.

EXAMEN CRITICO DE LOS DIFERENTES SISTEMAS DE AUXILIOS

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a) Exención de cont·ribuciones e impuestos a las empresas de riegos .-La supresión, o por lo menos reducción, de los tributos de distint as clases que pesan sobre los particulares, Asociaciones y Compañías que acometen la construcción de obras de riego, al aminorar en definitiva sus gastos, contribuye eficazmente a hacerlas posibles, sin gravamen verdadero para el Tesoro que tan sólo cede lo que, de no otorgarse, tampoco percibiría probablemente. b) Cesión a las empresas del aumento de contribuciones y tributos a que daría origen el nuevo regadío .-La ley de 20 de Febrero de 1870, fundaba el au xilio en la con cesión a las empresas de canales y pantanos de riego del aumento de contribución que había de imponerse, pasados dos años de haber regado los t errenos, h ast a completar la suma de 150 pesetas por hectárea, agregando a esta cifra, en con-


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cepto de intereses, el aumento de contribución en tres años más. Esta ley recibió escasa aplicación, y su manifiesto fracaso , al que cooperaron otras causas secundarias, debe atribuirse: I. 0 A la insuficiencia, en general, de la subvención; z .0 A la dificultad e inoportunidad de cobrar el aumento de contribución casi al mismo tiempo de ser introducido el riego; 3 .0 A lo tardío que el auxilio había de resultar para las empresas las que necesitan invertir el capital principalmente al tiempo de la construcción, por lo cual los auxilios diferidos representan para ellas la necesidad de arbitrar fondos, generalmente con intereses elevados, que vienen a mermar en proporción considerable su cuantía. Jo hay duda que este sistema, que cabría extender a toda clase de contribuciones e impuestos, tendría el mérito grandísimo, si fuese aplicado exclusivamente, de librar al Tesoro del riesgo de que los auxilios pudieran exceder a los beneficios realmente percibidos; pero ello requeriría encomendar a la misma empresa constructora de las obras la implantación de toda mejora susceptible de proporcionar aumentos en la recaudación fiscal, tales como nuevas vías de comunicación, enseñanza y experimentación agrícolas, formación del catastro, colonización de la zona, etc., etc., dando tal importancia y alcanzando a tan complejas esferas el cometido económico, social y político de dicha empresa que de hecho constituiría un poder efectivo, no emanado del pueblo ni encaminado exclusivamente a proporcionarle su bienestar, lo que es de temer traería aparejada una irreconciliable enemiga entre semejante organismo y la población que de él dependiera. Por eso, aun reconociendo en este sistema ventajas teóricas importantes, habrá de admitirse que resultaría, en general, de imposible aplicación práctica, sobre todo cuando se trate de obras de gran magnitud en que, precisamente, su adopción podría resultar más interesante. c) Concesión de terrenos de do·m in·io del Estado o de dominio pú-

blico situados en la wna regable, y facultad de expropiar terrenos de secano de propiedad particular para convertirlos en tierras de 1'egadío.La concesión de t errenos, a título de auxilio, que tan excelentes resultados da en países nuevos (Canadá, Estados Unidos, Argentina,


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Australia, etc.), rara vez será posible en España porque generalmente entre los susceptibles de riegos no los suele haber de dominio del Estado o de dominio público. Convendría, sin embargo, que la ley autorizase al Gobierno para hacer esta cesión por si se prestase algún caso en que fuese posible otorgarla. La vigente ley de aguas y la de auxilios de 7 de Julio de I9II confieren a las empresas de riegos, mediante ciertas condiciones, el derecho a adquirir las fincas de la zona regable, cuyos dueños no satisfagan el canon de riego, al precio que tuvieran en secano. Esta prescripción que pudiera tener gran alcance social y económico, destinada a acelerar la adopción del riego, no ha tenido hasta el presente aplicación, debido principalmente a la necesidad que hay de seguir las prescripciones de la ley de expropiación forzosa para verificar el justiprecio de las fincas, lo que conduce generalmneete a precios exageradamente elevados. Sería probablemente más práctico y no más injusto realizar la expropiación mediante la subasta de la finca entera entre los licitadores que pretendieran adquirirla, estableciendo al efecto un precio mínimo de adjudicación, fijado de antemano por el mismo propietario, en la inteligencia de que la falta de postores habría de implicar su adopción como base de la contribución territorial que la finca habría de pagar en lo futuro, mientras no fuese regada, dando en todo caso al propietario todas las garantías posibles y necesarias para que no resultara indebidamente perjudicado. No parece justificado, de todas maneras, que la facultad de expropiar haya de constituir precisamente un privilegio a favor de la empresa de riego. Se ha pensado por algunos que para poder llevar a cabo las obras de riego bastaría otorgar a los concesionarios que se encargasen de su construcción y explotación el derecho a expropiar las tierras de la zona regable por su valor en secano para beneficiarse con el producto de la venta a los precios de las de regadío; pero aun prescindiendo de que la parte más considerable del incremento que experimenta en tales casos el valor en venta de las tierras suele corresponder a los gastos que absorben los trabajos para ponerlas en condiciones de ser regadas y explotadas como de regadío, es evidente que todo lo que sea encarecer su valor constituiría un obstáculo y un contraestímulo para la introducción del riego haciendo la empresa más difícil, proba-


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blemente imposible en la generalidad de los casos, máxime si a la vez se suprimen, como se propone, otros auxilios y se imponen al concesionario obligaciones pesadas y riesgos onerosos. d) Auxilios directos: formación del proyecto por el Gobierno; concesión de subvenciones en metálico; ejecución de parte de las obras por el Estado.-La cesión a las empresas por parte del Estado del proyecto de las obras, formado a expensas de éste por los Ingenieros del Gobierno, más que por la cuantía del auxilio, tiene importancia por la garantía de imparcialidad, y aun de acierto, que suelen reunir tales trabajos. Un buen proyecto constituye una base segura para ulteriores resoluciones de las zonas interesadas y del Gobierno. No debe, pues, renunciarse a la posibilidad de que se conceda este modesto auxilio, ni menos proscribir la obligación de estudiar los proyectos de obras de riego que la ley impone hoy al Gobierno; pero visto la lentitud con que la cumple y a fin de no eliminar en esta materia las provechosas y acaso insustituibles iniciativas de particulares y Compañías, sería de desear que en consonancia fuese modificado el artículo primero de la ley de 7 de Julio de r9n. De cuantos auxilios cabe conceder en España a una entidad cualquiera encargada de la realización de una obra de riego, los metálicos otorgados al tiempo de la construcción constituyen la ayuda más eficaz que puede proporcionar el Estado. Porque para todo ulterior propósito es necesario, ante todo, construir las obras que distribuyan el agua en la zona y esto exige la inversión del capital casi íntegro que la empresa requiere mucho tiempo antes de que haya medio de lograr ningún ingreso ni de obtener las ventajas que otros sistemas de auxilios suponen. En vez de concederse la subvención en metálico, cabe otorgarla en forma de obra parcialmente ejecutada por cuenta del Gobierno, según autorizaba la ley de 27 de Julio de r883. Pero no parece este sistema recomendable porque la coexistencia de dos administraciones distintas para la ejecución de una misma obra que constituye un todo orgánico, no deja de ofrecer inconvenientes, sin contar con que en la parte que corra a cargo del Estado se ofrecerían las mismas dificultades y desventajas cuya eliminacián justificara el que la obra entera no fuese encomendada a su s cuidados.


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Por estas razones la ley de 28 de Julio de I888 autorizó que en todos los casos el auxilio pudiera concederse en metálico, y no hay duda que con ello las Compañías y Asociaciones de propietarios quedan con una libertad de acción que tiene un valor positivo y de que carecen cuando el auxilio consiste en la construcción de parte de las obras. e) P1'emios.-Ateniéndose a una concepción simplista de lo que debe ser un sistema de auxilios para fomento de los riegos, se ha preconizado el empleo de premios, es decir, la concesión de auxilios en metálico a medida que se hace efectivo el riego de las tierras. Tiene este sistema el mérito de la sencillez y constituye para el Estado una fuerte, aunque no absoluta, garantía de la eficacia del auxilio . En cambio ofrece, en grado máximo, el inconveniente ya apuntado en otros de dejar sin resolver el problema principal de arbitrar fondos durante la construcción que se ofrece a las entidades constructoras las que reciben el auxilio en extremo mermado por los intereses que suponen los capitales que tienen que adelantar. La ley del 83, cuando se trata de obras a cargo de Compañías, divide el auxilio en subvención, otorgada al tiempo de la ejecución, y premio, que se satisface a medida que se acredita el empleo del agua para el riego, tratando de esta suerte de garantizar la eficacia del auxilio. Pero ni aun en esta forma, en que los inconvenientes señalados se atenúan tanto más cuanto menor es la parte del auxilio que se reserva al premio, debe admitirse éste como fon11a ventajosa. Tan sólo cuando se trate de obras poco importantes para regar superficies reducidas, en que las subvenciones abonadas a medida que se ejecutasen darían margen a grandes dificultades en la práctica y aun a posibles quebrantos para el Tesoro, podrá el sistema de premios estimarse preferible a cualquier otro, debiendo por tanto, considerarse acertada su adopción por la ley de auxilios a pequeños riegos de 7 de Julio de I905 . Por cierto que conviene llamar la atención acerca de la necesidad de modificar el Reglamento de esta ley, de fecha IS de Marzo de I906 para que no se halle en contradicción, como ahora sucede, con lo dispuesto en el artículo ZI de la de 7 de Julio de I9II, que además de extender el auxilio a los riegos con aguas de propiedad particular,


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preceptúa que el premio versará tan sólo sobre el número de hectáreas regadas y que los gastos de confrontación, informes, etc., que a la Administración le origine la instrucción del expediente, serán de cuenta del Estado. f) Anticipos 1'eintegrables.-La ley de 27 de Julio de I883 autoriza al Gobierno para conceder a las Comunidades de regantes o Asociaciones de propietarios que ejecuten obras de riego, préstamos o anticipos reintegrables con interés anual del 3 por IOO, equivalentes al 50 por IOO de los gastos de establecimiento de acequias secundarias, brazales y nivelación de tierras. Análogamente, faculta la ley de 7 de Julio de I9II para otorgar anticipos con uno y medio o dos por IOO de interés anual, destinados a la ejecución de las obras principales, de cuantía variables según los casos, pudiendo llegar hasta el 40 por IOO del coste de la obra cuando de la ejecución de ella se halle encargado el Gobierno . Por último, la ley de obras de riego autoriza al Gobierno federal de los Estados Unidos, para adelantar, sin interés, el coste total de las obras que los regantes han de reintegrar en IO anualidades, corriendo la construcción a cargo del Gobierno. La concesión de anticipos es una forma de auxilio práctica y eficaz· aun sin llegar a la supresión o reducción del tipo de interés por debajo del efectivo a que resultare en las deudas del Estado; con ellos Compañías y particulares se benefician del crédito de éste, casi siempre muy superior al suyo propio. Es este un sistema practicado desde hace años en Inglaterra para la construcción de obras públicas a cargo de Corporaciones, que no debe resultar oneroso para el Tesoro nacional. g) Garantía de interés para los capitales invertidos en la empresa. La garantía de interés para los capitales invertidos en empresas de obras públicas ofrece a las Haciendas no normalizadas la ventaja transitoria de no exigir sacrificios de momento; mas éstos, para el Tesoro público no son distintos, con frecuencia mayores, que los que implican las subvenciones directas. En cambio, la garantía resta a la entidad o empresa a que se concede, el estímulo, interés y celo que constituye la razón fundamental de su existencia, hasta el punto · de que si bien se mira se reconocerá


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que carece de lógica el hecho de que el Estado tránsfiera a otra entidad el cometido que le es peculiar de prestar un servició colectivo a título de que la última, por interés propio, desplegará mayores y más acertadas iniciativas en la gestión y a la vez que el primero garantiza un rédito normal a los capitales que se inviertan, rédito que se sabe de antemano que con grandísima dificultad ha de ser obtenido. La garantía de interés constituye en realidad un seguro que paga el Estado, a favor de las empresas, contra los errores y mala administración de éstas. Los resultados poco satisfactorios que en otros países ha dado este sistema y los verdaderamente detestables que ya está proporcionando en el nuestro su aplicación a los ferrocarriles secundarios y estratégicos, aconsejan que no sea empleado en las obras de riego donde los inconvenientes serían ·aun mayores por tratarse de empresas de desarrollo más lento y menos acreditadas como remuneradoras que las de ferrocarriles entre los capitalistas, sin que baste a convencer que sería posible atenuar las evidentes desventajas que hay que reconocerle, arbitrarias combinaciones que no responden a finalidad alguna y que evidentemente no habían de encajar en las condiciones de 1a realidad . En Francia se han otorgado algunas concesiones de obras de riego adoptando el sistema mixto de subvenciones directas para una parte del auxilio y de garantía de interés para la restante; pero con ello no se consigue más que reducir los inconvenientes en la proporción misma en que se reduce la garantía, sin lograr ninguna ventaja especial. Vistos los malos resultados obtenidos, ha sido abandonado todo sistema con garantía de interés. Ji) Emisión por las empresas de valores fiduciarios con ga1 antía subsidiaria del Estado .-El crédito de las Compañías o Asociaciones que se encarguen de la ejecución de las obras de riego, aun contando con la garantía subsidiaria del Estado, es seguro que será siempre inferior al de éste; por eso, en vez de tal sistema de auxilio parece más recomendable el de los anticipos que conduciría a obtener el dinero con tipo de interés más reducido . A quienes no hayan examinado de cerca lo que representa el proceso de la transformación del secano en regadío, podría seducir la 1


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idea de utilizar el crédito de las Asociaciones de propietarios de una zona regable ofreciendo en primer término la garantía hipotecaria de sus tierras para el levantamiento de fondos. Las fincas de secano, no pocas veces, se hallan ya gravadas con cargas reales, pero aunque esto no sea suelen constituir la única garantía de que disponen sus dueños para obtener los fondos necesarios que requieren la construcción de acequias secundarias, brazales y azarbes, la nivelación de tierras, las nuevas viviendas y caminos, el aumento de· aperos, el mayor capital flotante exigido por el nuevo cultivo, etc. Es cierto que las tierras con la transformación adquieren un aumento de valor, a veces considerable, pero esta elevación no suele ser rápida y en todo caso es consecuencia en gran parte de las mejoras realizadas en las fincas _ con los gastos consiguientes. De todas suertes, por bajo que n.sulte el interés efectivo de las emisiones, casi siempre será superior al beneficio que en fin de cuentas obtendrá para sus capitales la Asociación o Compañía y, por tanto, la operación no puede ser recomendable. (i) Auxilios indirectos.-Entre los sistemas de auxilios posibles merecen especial atención algunos que, sin afectar directamente a las entidades encargadas de la ejecución de las obras, al favorecer y fomentar el regadío pueden contribuir muy eficazmente, de una manera indirecta, a que la realización de la empresa sea posible. En general, cuanto favorezca al regante y a la producción ha de constituir un auxilio conveniente. La exención de contribuciones e impuestos. Esta se refiere a contribuciones e impuestos o a los aumentos de que éstos sean susceptibles que tengan su base precisamente en el riego; pueden ser parciales o temporales. Actualmente la exención comprende en España los derechos reales por traslación de dominio con motivo de expropiaciones, así como la de los aumentos de contribución territorial durante los diez primeros años de la adopción del riego. Son estas franquicias que, sin ser onerosas para el Tesoro, facilitan mucho la implantación del nuevo sistema de cultivo. Establecimiento de vías de comunicación. Es sabido que la creación de vías, ya de ordinario escasas, será generalmente requerida 2J


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por el aumento de producción, y que con ello se favorecerá el nuevo regadío. Establecimiento del crédito agrícola. Para la conversión de los secanos en tierras de regadío y aun para la contribución que con destino a las obras principales se exige a los terratenientes, necesitan éstos arbitrar un capital de que generalmente no disponen y que sólo podrán obtener en condiciones favorables con la creación del crédito agrícola que proscriba los préstamos usurarios a que hoy, casi siempre, tiene que recurrir el labrador. Cuestión es ésta de solución ardua, pero con necesidad y urgencia reclamada por la agricultura en general y muy especialmente por aquella que ha de transformar el cultivo de secano en el de regadío. Establecimiento de la enseñanza y experimentación agrícola. Lo antes que en cada caso consientan las circunstancias, debe implantarse en toda nueva zona de riegos de alguna importancia la enseñanza y experimentación agrícola y pecuaria, difundiendo las mejores prácticas de riego y los medios racionales de emplear el agua con prudente economía, propagando los m étodo~ más recomendables para la cría de ganados (que tan gran papel ha de jugar en los regadíos), determinando, en fin, los cultivos y especies preferibles, mejor adaptables y más remuneradores. Constituye este medio , a no dudar, uno de los más poderosos a que cabe recurrir para facilitar la introducción del riego y para obtener de su aplicación los más altos provechos de que sea susceptible. Fomento de la colonización de la zona regable. La colonización de las nuevas zonas regables bajo los auspicios del Gobierno, al paso que pudiera dar solución al problema que la actual ley d e colonización interior ha planteado, y que en vano hasta el presente se ha buscado en montes y secanos, habría de contribuir también a acelerar la introducción del riego. A más de esto, convendría mucho fomentar con franquicias especiales y otras medidas protectoras la constitución, en las zonas nuevas de regadío, de fincas con la extensión estrictamente necesaria para el sostenimiento de una familia dedicada a su cultivo. Con ello se acrecentaría la productividad del suelo, se atajaría la emigración y se descongestionarían nuestras ciudades, donde multitud de fami-


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lias arrastran una vida precaria, antihigiénica, llena de miserias y privaciones, que es causa de degeneración en la raza y de la mortalidad elevadísima que se registra en los centros urbanos de España. Otros auxilios indirectos. La práctica de investigaciones sistemáticas y cuidadosas sobre aforos de las corrientes de aguas públicas, la determinación de la ubicación y recursos de las subterráneas, principalmente en aquellos parajes en que los riegos puedan ser más beneficiosos, la estadística de los aprovechamientos establecidos, la fijación de módulos y reglas que marquen el consumo dentro de lo.s limites del derecho de cada uno, evitando los despilfarros, la publicación de todos los anteriores datos, la supresión de trabas burocráticas y legales que bajo formas y con pretextos múltiples cohiben e infecundizan a veces la iniciativa particular mejor intencionada, la prestación gratuita ·de los servicios y funciones encomendadas a la Administración del Estado en lo que atañe a riegos: he aquí una serie de medidas que fomentando éstos representan una ayuda efectiva para la iniciativa particular a la que, sean cualesquiera las corrientes y prejuicios que imperen en estos momentos, conviene favorecer, pues ella engendrará siempre estímulos poderosos en pueblos y Gobiernos, será origen de soluciones y de energías, constituirá, en suma, fuerza que conviene utilizar y no enervar para llevar a cabo la ardua, titánica labor de rectificar las condiciones naturales de un clima adverso para el cultivo, ensanchando los regadíos hasta donde consientan los recursos hidráulicos disponibles, por desgracia harto limitados en España. 7") Sistemas mixtos.-Casi estará de más indicar que lo más conveniente, según se ha venido haciendo en general, será no limitar a un sólo sistema de auxilios los que se adopten para concederlos; la mayor parte de los sistemas reseñados son compatibles entre sí y unos pueden muy bien considerarse complemento adecuado de otros. Además, es de la mayor importancia huir en esta materia de toda idea de uniformidad, que con tan nocivas consecuencias ha venicl.o predominando en nuestra legislación; por el contrario, las fórmulas de auxilios, deben ser múltiples, variadas, para que en cada caso puedan aplicarse las más convenientes y eficaces.


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CONCLUSIONES Como síntesis de cuanto se acaba de exponer, pueden presentarse las conclusiones siguientes acerca del tema a que se contrae esta Ponencia: I.ª Conviene encomendar exclusivamente a los propietarios de las tierras, la ejecución de las obras de riego cuando la extensión sea pequeña. En los demás casos deberá confiarse a Asociaciones formadas por los propietarios de la zona regable o a Compañías particulares al efecto constituídas. Si para hacer posible la realización de las obras hubiesen de ser muy grandes, con relación al coste total, los auxilios del Estado, debe reputarse preferible qu€ éste se encargue de la ejecución con la cooperación e intervención de los restantes partícipes en los gastos. Finalmente, cuando se trate de obras muy importantes, o que afecten a intereses muy complejos, que no sea posible realizar por los sistemas anteriores, deberá encomendarse su ejecución exclusivamente al Estado, siempre que se adopten las garantías necesarias para tener la seguridad de que serán utilizadas, que se demuestre que han de ser remuneradoras y que, una vez ultimadas, se sometan a una explotación severa que, sin cohartar el desarrollo y prosperidad del regadío, produzca los rendimientos de que sean susceptibles. z.a Es conveniente, desde el punto de vista del interés nacional, por cuanto afecta al Tesoro, a la economía general, a la expansión y mejora de la agricultura, la industria y el comercio, a. la restricción de la emigración proletaria, al mejoramiento de las condiciones de la población agrícola y a la posibilidad dC' dar útil y sano empleo a los excedentes obreros de los centros urbanos, que el Estado auxilie la ejecución de las obras de riego que no se ejecuten por su exclusiva cuenta, bajo la condición de que se trate de obras remuneradoras, entendiendo por tales, aquéllas en que la suma de todos los gastos que representa el establecimiento del regadío correspondiente, · sea superior al incremento de la riqueza con el mismo creada. 3.ª La cuantía del auxilio debe ser la estrictamente necesaria para que las obras puedan llevarse a cabo por los propietarios


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interesados o por las Compañías particulares constituídas al efecto . 4-ª Los auxilios, en cuanto sea posible, conviene que llenen las condiciones siguientes: a) Facilitar, en primer término, la construcción de las obras, proporcionándolos a medida que se necesite hacer los desembolsos que aquélla vaya exigiendo . b) Ser para el Tesoro nacional lo menos onerosos posibles. e) Ser prácticamente eficaces sin que representen para las empresas trabas innecesarias, ni peligros de inversiones infecundas para la Administración. d) Poderse aplicar a los distintos casos de la práctica, en la forma más conveniente en cada uno, lo que exige el empleo de sistemas múltiples y mixtos. e) Comprender entre ellos, en todos los casos, los que tiendan a dar facilidades a las empresas para su constitución y funcionamiento, para la ejecución de las obras y, para estimular la adopción del riego y el rápido desarrollo y prosperidad del regadío. 5. Con arreglo a la conclusión anterior, cabe considerar, en general, como sistemas preferibles de auxilios los siguientes: a) La concesión de subvenciones en metálico. b) Los anticipos reintegrables, sin interés, o con interés a lo sumo igual al efectivo que pague al Tesoro por las deudas nacionales, deducidos impuestos. Entre los anticipos recomendables, cabe incluir el que puede hacer el Estado construyendo directamente las obras en su totalidad, a reserva de reintegrarse de la parte que hubiesen de aportar otros partícipes en los gastos. e) Auxilios indirectos: Exención para los regantes de contribuciones e impuestos durante un cierto plazo a contar desde que empiece el riego; establecimiento del crédito agrícola, de la enseñanza y experimentación agrícolas y de vías de comunicación; fomento de la colonización en la zona regable; publicación de los resultados relativos a los trabajos que sobre aforos, investigaciones de aguas subterráneas y estadística de aprovechamientos debe realizar el Gobierno; fi jación ele módulos y reglas que marquen el consumo de los aprovechamientos dentro del derecho de cada uno; supresión de trabas buro-


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cráticas y legales que no sean indispensables a la defensa del interés público, y prestación gratuíta al público y empresas de todos los servicios encomendados a la Administración del Estado en materias de riegos. d) Exención parcial o temporal de contribuciones e impuestos a las empresas de riegos. e) Formación por cuenta del Gobierno y cesión gratuíta a las empresas constructoras de los proyectos de obras de riego, pero sin excluir la facultad, negada actualmente a los particulares, de que puedan estudiar por su cuenta proyectos de esta naturaleza subvencionables. /) Concesión de terrenos de dominio del Estado y de dominio público situados en la zona regable, y facultad de expropiar terrenos de secano de propiedad particular para convertirlos en tierras de regadío . 6.ª A pes'.1-r de hallarse en contradicción con la condición (a) de la conclusión cuarta, cabe aconsejar el empleo de premios como sistema de auxilios para las obras que construyan los propietarios cuando se trate de superficies regables de corta extensión, a la vez que la exención temporal de contribuciones e impuestos. En este caso es de la mayor importancia que sea absolutamente libre de gastos para el propietario todo servicio a que dé lugar la intervención de la Administración pública con motivo de la concesión, construcción de las obras y establecimiento del riego. 7.ª No se pueden considerar, en general, como recomendables, los sistemas de auxilios siguientes· a) Cesión a las empresas del aumento de contribuciones y tributos a que d é origen el nuevo regadío, y menos aún, cesión de todo aumento de recaudación que correspondiera percibir al Estado a cambio de que la empresa se encargara de la implantación de las mejoras que fueren susceptibles de proporcionar aumento en la recaudación del Fisco . b) Garaºntía de interés para los capitales invertidos en la empresa. e) Emisión por las empresas de valores fiduciarios con garantía subsidiaria del Estado. d) Ejecución parcial de las obras por el Estado. ro de Septiembre de I9I3.


SECCIÓN SEGUNDA

K TEMA:

La intervención del Ingeniero agrónomo en los proyectos de Riegos, dentro de la legislación vigente PONENTE:

D. GUILLERMO QUINTANILLA •

INGENIERO AGRÓNOMO, PROFESOI~ DE LA ESCUELA ESPECIAL DE INGENIEROS AGRÓNOMOS DE ALFON- - - - SO X I I - - - -

-===@)::===-



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Lo intervención del Ingeniero ogrónomo en los proyectos de Riegos, dentro de lo legisloción vigente _____, _,____ _ SEÑORES CONGRESISTAS:

MUY discutida ha sido la importantísima cuestión de la implantación de nuevos riegos, ya se considere bajo el punto de vista más general de un plan comprensivo de toda una nación, o ya se trate de una zona o comarca limitada, más o menos extensa. Pero si en los anteriores tiempos ha dado lugar este asunto a grandes dudas y discusiones, más aún ha de serlo en lo porvenir por efecto, principalmente, de los grandes progresos realizados en el m~do de explotar las tierras secas o dicho en lenguaje castizo, en la agricultura de secano. Dejemos aparte esta cuestión que se prestaría a largo desarrollo y que se puede considerar como peligrosa de tratar en estos momentos, no siendo quizá además propia del tema que me ha cabido el honor de desarrollar, y admitamos como lo mejor, la necesidad de regar la mayor parte posible del territorio, como medio sino exclusivo, más hacedero para fertilizar las tierras estériles o semiestériles, así caracterizadas por la sequía del clima. Mucho espera el país de todas aquellas iniciativas que tengan por objeto el planteamiento del regadío y no hemos de desarrollar en este modesto trabajo, las numerosas razones que en su apoyo existen, pues con ello no haríamos más que parafrasear los abundantes argu mentos que ya puede decirse son del dominio general, sin aportar nada nuevo, y entrando en los límites de otros temas que autorizadísimos Congresistas, han de tratar en sus ponencias. Los Gobiernos de nuestro país, no cabe duda se han preocupado


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constantemente de este asunto, pero hasta hace pocos años no los ha acompañado la opinión general y por esto quizá no han puesto en ello todo el calor que fuera de esperar. El escepticismo, el apocamiento y ¿por qué no decirlo? en ciertos casos, la ignorancia, han rodeado de un círculo de hielo la acción oficial. Este hermoso acto de iniciativa aragonesa, significa por sí sólo un resurgimiento, un principio de resurrección al que sin duda se asociará la nación entera, dando alientos a sus directores para acometer empresas que en épocas recientes, no hubieran podido soñarse. Ahora bien; para que la acción oficial sea eficaz no bastará en modo alguno que disponga de elementos para saber encontrar el agua necesaria para regar y disponerla a este uso mediante importantes obras construídas para su captación; a nadie se le puede ocultar, y estamos precisamente en un país en que bien claro se ha visto esto, que se necesita algo más tan importante como el agua y que puede definirse en una frase: el modo oportuno de aplicarla. En cuanto a la primera parte o sea a todos aquel¡os estudios que tengan por objeto la captación de las aguas, puede el país estar tranquilo y seguro de que cuenta con el elemento más interesante para llegar siempre a la solución más acertada. Una colectividad oficial formada por hombres avezados a estos trabajos, entre los que se destacan inteligentísimos y distinguidos especialistas en esta clase de obras, cual es el Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, es garantía más que suficiente, sobrada de que esas obras reunirán todas las condiciones que pudiera pedir el más exigehte para asegurar su eficacia. Empero no podrá juzgarse la utilidad de esa obra, teniendo exclusivamente en cuenta aquella parte facultativa del proyecto, que por referirse a la construcción no puede aportar más datos que los necesarios para mostrar la posibilidad material de la obra y para justificar el costo de la misma: dicha utilidad exige para ser advertida que se aprecie con la mayor justicia posible la situación económica a que habría de acomodarse la explotación agrícola futura. No cabe dudar que la cuestión más compleja del arte agrícola es el establecimiento del regadío, pues el cambio radical que supone afecta no sólo


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a la constitución de la propiedad rural, sino a las condiciones del trabajo y a la producción y distribución de la riqueza. El estudio del terreno, comprensivo de su orientación: topografía, propiedades físicas y campos ición que integran su fertilidad; el del clima, el conocimiento de la inteligencia y aptitudes de los agricultores, la determinación del cap ital necesario relacionándolo con el crédito agrícola e hipotecario, la posibilidac1 de disponer de los abonos precisos, las vías de comunicación, los mercados, la emigración y falta de brazos para el intenso trabajo de la tierra que el cultivo de regadíos supone, son cuestiones que en importancia van pareadas a la determinación del agua disponible, de la calidad de las obras para su captación, y del ·capital que supone la ejecución de estas obras. Dos caminos son por consiguiente los que se ofrecen para escoger al tomar la iniciativa en estos trabajos; los dos hay que seguir. ¿Cuál será el primero? Según los casos deberá serlo uno u otro. Cuántas fértiles campiñas sometidas al régimen escaso y variable de las lluvias inspiran al que las contempla la idea de la necesidad de regarlas! Cuántos caudales de agua perdidos hacen pensar en tierras que pudieran beneficiarse con ellos! En el primer caso deberá buscarse el agua y saber cuánto cuesta hacerla llegar hasta la planta; pero ni aun así podrá excusarse el estudio cultural y económico de esa campiña. En el segundo deberá preceder el estudio de las tierras en posibilidad de regarse, al de las obras necesarias para conseguirlo . En todos los casos, bien sea antes ya sea después es ineludible la acción del técnico agrónomo si ha de esperarse que el beneficio del riego sea real y efectivo y que en innumerablPs casos no resulte un desastre económico, lamentable en el caso concreto en que pudiera ocurrir, pero más lament able todavía por la impresión que pudiera causar reclutando · adeptos al ejército de escépticos que es necesario destruir para dar paso a la fe en el trabajo y en la iniciativa humana. Y con todas estas garantías que se busquen al éxito de las obras, sólo se habrá conseguido colocarse en la posición del que perseverando en llegar a los resulta dos prácticos puedan éstos encontrarse. Puesta el agua en el lindero de las tierras, queda mucho que hacer, y sería peligrosísimo dejar al particular abandonado en el momento critico en que más ha de necesitar de la mano protectora yvigilante del Estado.


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Sin la severa observancia de una reglamentación bien estudiada para el uso de las aguas, sin un reparto concienzudo de las mismas formando para cada campaña los llamados cuadros de riego, hechos en vista de las necesidades de las tierras en sus múltiples variedades de permeabilidad y soltura, hechos también teniendo en cuenta las distintas exigencias de los distintos cultivos, sin el eficaz auxilio del consejo dada a tiempo por el personal competente, sin el ejemplo de los campos de demostración, sin la experimentación bien orientada que abra al cultivador nuevos horizontes para la explotación de su tierra, y siendo también un fin de los mismos lo que Mr. Carpenter, Profesor de la Escuela de Riegos de Fort-Collins (E. U. A.), denomina potencia de riego de las aguas, sin los medios de recurrir al crédito, sin la enseñanza de los medios más apropiados de regar, podrá convertirse una obra costosa de riego en una causa de desesperanza y ruina de una comarca. Oigamos lo que no hace muchos años decía el eminente Ingeniero Agrónomo D. Gumersindo Fernández de la Rosa: <<La adopción de un sistema de riegos exige, como es notorio, el concurso de circunstancias económico-agrícolas, cuya falta ha dado origen en varios casos a que entre la fecha de la construcción de los grandes canales y la del aprovechamiento de su caudal de aguas, haya transcurrido largo tiempo. Tal aconteció con el Canal Imperial de Aragón, que, construído por el célebre Pignatelli hacia fines del siglo XVIII, sólo ha fecundado amplia y fructuosamente las vegas de Zaragoza, haciendo renacer en ellas la prosperidad de aquella agricultura hacia los últimos años del XIX y bajo la influencia de las enseñanzas agronómicas dispensadas por la Granja Experimental de la Región. <<Menos afortunados los Canales de Urgel, que lleva en costosísimas y atrevidas obras las aguas del Segre por campos deLéiida, y el de Esla, destinado a regar con su abundante caudal varios términos de las provincias de León y Zamora, después de bastantes años de ejecutados, todavía se utilizan en tan corta e imperfecta manera, que han puesto en estado de ruina a las empresas que los explotan y aun levantan en su contra el clamor de los ribereños por los perjuicios que creen recibirán de las filtraciones de unas aguas que en las estrecheces de su situación


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no encuentran modo hábil de emplear con resultados positivos en los regadíos de sus tierras. La canalización del Henares por campos de la provincia de Guadalajara y algunos de la de Madrid-obra recientemente acabadaha sido también funesta para sus constructores y casi estéril de todo punto para los intereses agrícolas, puesto que su cauce no lleva en los estiajes agua suficiente para regar la décima parte de la superficie en que se proyectara hacerlo, imponiéndose la necesidad de embalses que lo alimenten y enriquezcan y de realizar, por consiguiente, nuevos y cuantiosos dispendios ... <<Los hechos del pasado pueden, pues, suministrar preciosas enseñanzas para lo porvenir en cuanto respecta a la construcción así de canales como de pantanos. De los primeros ya en este trabajo se han indicado las múltiples causas que pueden retardar más o menos el aprovechamiento de las aguas, determinando que la empresa obtenga beneficios en el cumpimiento de sus fines o llegue a situaciones ruinosas que afectan al mismo tiempo a los intereses particulares y a los más categóricos de la riqueza pública.>> Tanto en el estudio, como en la explotación de las obras de riego deberá tenerse muy en cuenta las expuestas consideraciones, sin olvidar que hay otras de índole muy delicada cuales son, el estudio del estado jurídico de la propiedad territt>rial, que puede hacer posible en ciertos casos la parcelación de las grandes propiedades y en otros la concentración y el cambio de pequeñas parcelas que no podrán dividirse. Estudios y trabajos son todos de alto interés, que sin duda realizarán con la perfección y el celo posible aquellos funcionarios facultativos a quien legalmente compete su averiguación y su ejecución con la mayor garantía de acierto. Al estudioso y competente Cuerpo nacional de Ingenieros Agrónomos, corresponde hacerse cargo de esa importante fase del problema del regadío, y si las razones expuestas, · no fueran por sí suficientes para hacerlo creer así, bastaría por otra parte examinar las disposiciones legales que en muy diversas épocas se han dictado reconociendo su aptitud para ello y que son en resu men: Real decreto de 4 de Diciembre de 1871, determinando los dere-


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chos que concede el título de Ingeniero agrónomo, en cuyo art. r. 0 , apartado 7. 0 , se dice: <<La intervención administrativa-agro nómica en los canales de riego y distribución de aguas cuando sean costeados por el Estado; saneamientos de terrenos pantanosos o cualquiera otro trabajo que aquél costée.>> Real decreto de 9 de Diciembre de r887, aprobando el Reglamento orgánico del Cuerpo de Ingenieros agrónomos, apartados 4. 0 , y 5. 0 del artículo 2. 0 , que dicen así: <<4. º Informar los expedientes de aprovechamientos de aguas, es lo que se refiere a las necesidades y exigencias de los cultivos a que se destinen. 5-ª Informar los expedientes de saneamientos de terrenos y los de toda clase de cultivo que por la ley tenga zona limitada y necesite inspección facultativa agronómica.>> Real decreto de 29 de Julio de r892 aprobando las Instrucciones de servicios para el Cuerpo de Ingenieros agrónomos, en cuyo artículo r5 consigna como obligaciones de los Ingenieros de Provincia el apartado 4.0 siguiente: <<las que determina el art. 2. 0 del Reglamento orgánico del Cuerpo de Ingenieros agrónomos de 9 de Diciembre de r887, que no estén modificadas por estas Instrucciones.>> Real decreto de 2r de Marzo de r895 del Ministerio de la Gobernación dictando disposiciones para el debido cumplimiento del art. 62 de la ley de Aguas sobre declaración de insalubridad de lagunas y terrenos pantanosos y encharcados, en cuya disposición 6.ª se prescribe, como informe que debe pedir el Gobernador de la provincia <<el del Ingeniero agrónomo acerca de los perjuicios que ocasion a la agricultura la existencia del terreno en la forma indicada, y beneficio que pudiera obtenerse de plantaciones como medio absorbente y de evaporación.>> Real orden del Ministerio de Fm;nento de r6 de Agosto de r895, adicionando 1 art. 20 de la Instrucción de r4 de Junio de r883 sobre aprovechamientos de aguas para riego en el sentido siguiente: <<Cuando se trate de aprovechamiento de aguas para riegos, el Ingeniero jefe del Servicio agronómico informará sobre las necesidades y exigencias de los cultivos a que se destinan,>> Real decreto de rr de Mayo de rgoo reorganizando el Servicio Hidrológico y creando siete Divisiones del Trabajo Hidráulico, en cuyo art. 4. 0 se dice textualmente lo siguiente: <<En armonía con lo


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que preceptúa el art. 7. 0 del Real decreto de 4 de Diciembre de r87r, los Ingenieros agrónomos que prestan servicio en las provincias que comprenda la demarcación de cada una de las Divisiones de Trabajos Hidráulicos, suministrarán los datos referentes a su especialidad, concernientes a la calidad de los terrenos regables, cultivos adecuados, cantidad de agua necesaria, abonos naturales y químicos que puedan proporcionarse, precios de transporte de los mismos, e indicación de los caminos rurales que conceptúen más indispensables para el desarrollo de la riqueza agrícola.>> Ley de 7 de Julio de 1905, autorizando la concesión de auxilios con el fin de fomentar el aprovechamiento de las aguas públicas para riegos y determinando en qué ha de consistir y las circunstancias necesarias para obtenerlo. El art. 5.0 dice: <•Las concesiones con derecho a auxilio se otorgarán en todo caso por el Ministerio de Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas, previa la tramitación que se siga para las demás concesiones de aprovechamiento de aguas públicas, siendo obligatorio el Informe del Ingeniero encargado del Servicio agronómico, en la parte que le incumba, versando los informes oficiales no sólo sobre la concesión sino también sobre la cuantía del auxilio, y oyéndose necesariamente a los Consejos de Obras Públicas.>> Y Reglamento para la ejecución de esta Ley, aprobado en r5 de Marzo de 1906, que dice en sus artículos 8.0 y 9. 0 , lo siguiente: <<8.ª Realizada la información pública que ha de preceder a la concesión de todo aprovechamiento de aguas públicas, el Gobernador remitirá el expediente al Ingeniero encargado del Servicio agronómico, a fin de que informe acerca de la conveniencia de otorgar o denegar la concesión, para implantar los riegos, en vista de los beneficios probables que con ellos podrían obtenerse, una vez realizada la mejora, y de los perjuicios que pudieran preverse. <<9.ª Dicho Ingeniero, presentará, además, una tabla en que aparezca para cada uno de los cultivos de regadío de que sea susceptible la zona r~gable el caudal medio anual del agua necesaria deducido del número de riegos, y de la altura de cada uno (incluídas las pérdidas), qu por término medio pueda admitirse para los diferentes terrenos y cultivos .>) Y si aún no fuera suficiente todo esto, no podrá negarse autoridad


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a la organización dada por el Ministerio de Agricultura de Francia a los servicios de la Hidráulica agrícola, en donde fué preciso que el Decreto de 27 de Enero de I903 viniese a dar como expresaba el propio Ministro de Agricultura en la exposición del mismo, una orientación más claramente agrícola a la dirección hidráulica mediante la creación de un nuevo servicio técnico que se encomendó a los ingenieros agrónomos cuyo objeto era dirigir la iniciativa privada no solamente en los trabajos de riego y drenaje, sino también en los cambios y reuniones de parcelas y en los perfeccionamientos que puedan seguirse entre ellos y muy principalmente los trazados de nue_vos caminos d_e explotación. Esta organización es análoga a la que hace más de cuarenta años existe y da excelentes resultados en las naciones de .A.Jemania y Austria. Terminaremos este trabajo transcribiendo las nobilísimas y levantadas frases del Sr. Fernández de la Rosa: <<Los complejos problemas del cultivo y de la producción constan siempre de dos términos necesarios e imprescindibles que no pueden ser determinados por un sólo orden de conocimientos, y ya notaba nuestro ilustre J ovellanos, que la Agricultura era una reunión de muchas artes y de muchas ciencias. Así es, circunscribiéndonos ahora a lo que afecta a los sistemas de regadío de las tierras, que en las soluciones posibles, como queda indicado en el prólogo de este trabajo¡ han de intervenir el saber del hidráulico, del agrónomo y del estadista, y de ello dependerá el más cumplido éxito de la empresa que ha de abordarse sin ningún linaje de exclusivismos. Hay, pues, que buscar la convergencia de todos los esfuerzos de modo qué su resultante sea la mayor y más favorable para realizar en cada caso el efecto útil a que se dirigen las más nobles y patrióticas aspiraciones; y esto podrá sin duda conseguirse levantando el corazón y la mente por encima de todo interés de clase y poniéndolos sólo en el anhelado engrandecimiento de la patria>>. Como consecuencia de lo expuesto y con objeto de obviar los inconvenientes y peligros que acarrea la falta de los estudios agronómicos cuando se trata de establecer el riego motivada por deficiencia de nuestra legislación en la materia que no da al Ingeniero agrónomo


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de una manera concreta y determinada la intervenci6n necesana para que queden garantizados tantos intereses como se cruzan siempre que se trata de obras de tanta trascendencia para el país, pues aun cuando en las numerosas disposiciones citadas no ha podido menos que reconocerse constantemente, la necesidad de que coopere, al éxito el personal agron6mico, nunca ha hecho más que pretender cubrir las apariencias quitando toda eficacia al concurso de dicho per onal y prescindiendo realmente de él en la práctica, por haber predominado la equivocada idea de que un Cuerpo que, aunque meritísimo, no puede reunir el caudal de conocimientos tan diversos como son los que se le atribuyen y se necesitan para llevar a cima asuntos de tanta complejidad y que requieren sin duda el concurso de varias especialidades, el que suscribe, tiene d honor de proponer al Congreso apruebe las siguientes

CONCLUSIO ES I.ª En toda obra de riego que se proyecte en lo sucesivo por el Estado, se efectuará el estudio econ6mico-agrícola al mismo tiempo que el de construcci6n de la obra, determinándose la zona regable por el concurso de los datos topográficos y los agrol6gicos. En los proyectos de riegos que estén terminados o en vías de 2 .a ejecuci6n, se procederá al estudio agron6mico de que trata la conclusi6n anterior, que se considerará como complemento indispensable de dichos proyectos. o se otorgarán en lo sucesivo concesiones de aguas a las 3.ª empresas, sindicatos o particulares, sin oir el informe agron6mico, que deberá emitirse, mediante el estudio sobre el terreno de la superficie qué se proyecte regar. 4.ª En todas aquellas obras de riego que se hayan ejecutado a costa del Erario público. o con su auxilio, se establecerá un servicio agron6mico de direcci6n y vigilancia en el empleo de la aguas. 5.a E l Estado deberá proveer con la mayor urgencia a la creación de Estaciones de estudios de aplicación del riego en dotar aquellas comarcas en que se hayan implantado o se proyecten implantar obras de importancia reconocida.


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6.ª El Congreso Nacional sobre Riegos e Industrias anexas reunido en Zaragoza, recabará de los Poderes públicos, como asunto de interés general y urgente, se dicten las disposiciones conducentes a dar fuerza legal y la organización debida, a las precedentes conclusiones. Madrid, 8 de Septiembre de I9I3.


SECCIÓN SEGUNDA

L TEMA:

Coste de las Obras Hidráulicas en España PONENTE:

EXCMO. SR. D. SEVERINO BELLO INGENIERO DE CAMINOS, CANALES Y PUERTOS, DIRECTOR DE LAS OBRAS -

DEL PANTANO DE LA PEÑA -

-====:j@l=====-



Bo!oueio preliminar de Ioi Obrai de Riego en el Mundo - --••·~--

LAS zonas templadas son el asiento más importante de la humanidad, especialmente la extensa zona boreal. Pero contiene la zona boreal templada una inmensa subzona est éril, no alcanzada por las lluvias: serie de desiertos comprendida entre el trópico y el paralelo 47°, que abarca la mayor parte de Mongolia y del Turkestan y que se bifurca en la cuenca del lago Araal; continuando una rama, por el Norte, hasta Rusia y ocupando otra rama, por el Sur, la casi totalidad de Persia, Afganistan, Mesopotamia, Arabia, el centro de Anatolia y el norte africano hasta Túnez. Del otro lado del Atlántico, reaparece hacia el O. de los Estados Unidos de . A.-En la zona templada austral, las partes desérticas se manifiestan al SO. de Africa, hacia el centro de América, por Perú, Argentina y Patagonia, y en el interior australiano . Y estos desiertos están rodeados de la estepa, más inmensa aún, que hacia el norte de Asia y Europa termina en el mar Artico y que, bordeando el Sabara, alcanza, de Europa, sólo a España, en la costa levantina, la cuenca del Ebro y las mesetas castellanas. Son asímismo esteparios el O. de los Estados Unidos, el interior del Canadá y las fajas más o menos anchas que rodean a los desiertos australes. Las estepas, caracterizadas por lluvias inferiores a 500 milímetros anuales, sostienen, en los lugares menos secos, cultivos precarios y pueblos por consiguiente reducidos; en general, sólo pueden alimentar, por modo directo, ganados sobrios y aduares de pastores o tribus deambulantes en grandes extensiones t erritoriales. Los habitantes de las estepas, doblemente sanos por la sobriedad y por el medio favorable de mucho sol, aire puro y suelo limpio, vi-


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gorizados por la vida nómada, prolíficos y audaces, son los que, excedida la menguada capacidad sustentadora del suelo y codiciosos de la mayor riqueza de los pueblos agricultores, determinaron las irrupciones famosas de la Historia, mediante las cuales se realiza el mejoramiento de las razas. Pero, en definitiva, aunque esto sea a la vez ineluctable y conveniente, es sin duda conveniencia, de orden superior también, ensanchar el área de producción abundante, para acrecentamiento y bienestar de la Humanidad. A la postre, ese objetivo, por el cual luchan ciegas las especies inferiores, es más señalado en nuestra especie, que cuenta con el recurso de la inteligencia para modificar el medio. La fórmula del riego mediante canales y pantanos, tan antigua como la civilización y siempre de actualidad, no puede alcanzar, ciertamente, sino a la pequeñísima parte del-mundo árido que, sobre ser soleada y ofrecer tierra laborable, es inmediata a ríos. Ya es bastante tarea esa. Una buena parte de la actividad humana se ha dedicado a ella, y queda aun muchísimo para darla por terminada. Torpeza fuera esquivar la continuación, y particulam1ente lamentable en pueblos necesitados de riego y con recursos para dárselo; pues que son los inmediatamente obligados a ejecutar las posibles obras hidráulicas y de ellas cosecharán el más inmediato beneficio. Veremos que, pueblos de tales condiciones, fueron felices e ilustres en la Historia, mientras contaron con directores capaces de sentir y practicar aquellas conveniencias supremas. Y nuestros ejemplos no serán de casos sueltos y aislados; por el contrario, con la enumeración de los regadíos viejos y modernos, vamos a repasar todos los territorios que antes han quedado enumerados como constituyendo el mundo á rido. En Egipto no llueve. El valle del Nilo es parte de la zona desértica norte-africana. Egipto no ocuparía lugar preeminente en la historia de la civilización, ni acaso fuera mencionado, sin el aprovechamiento agrícola de las avenidas del Nilo, mediante canales sabiamente dispuestos. El genio y la pericia de los hidráulicos egipcios, alentados por los faraones de la XII dinastía, supieron aprovechar una


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depresión lateral al valle, que el ilo llenaba con avenidas, convirtiéndola en el gran lago Moeris, una de las maravillas del mundo antiguo: pantano de 20.000 millones de metros cúbicos, que ha prestado servicio a los riegos durante 2.000 años: aterrado hoy casi totalmente, se revela en el desierto Líbico por hermoso oasis que ciñe un pequeño lago. Maltrechos los regadíos por prolongado descuido en las Edades Media y Moderna, y caído el país al más ínfimo rango, débese su renacimiento a grandes hombres de la época contemporánea. El genio de Napoleón lanzó la idea de represar el Nilo en el origen del delta, para que, durante los estiajes, penetrara el agua en los canales. Mehemet Alí, libertador del país, empezó a practicarla, ejecutando las presas de Roseta y Damieta, del tipo feliz, en forma de viaducto, imaginado por el ilustre ingeniero franco-egipcio Mougel-Bey. Luego, la intervención inglesa, personificada por fortuna en la sabia y bienhechora influencia de lord Cromer, ha acabado de transformar el decaído pueblo en una nación moderna, mucho más poblada que Bélgica y Sajonia que son las más pobladas de Europa, sobre la base fundamental de las nuevas obras en el Nilo. Entre los anejos al presente escrito se incluyen datos de estas obras, émulas de las antiguas, que acreditan también a la ingeniería inglesa y muy especialmente a sir vV. Vlillcocks, encarnación de la enorme experiencia acumulada en los regadíos de la India. A este Ingeniero se debe también el proyecto gigantesco de restablecer el lago Moeris. En la India, medio año, de noviembre a mayo , sopla viento NE., continental, sin una gota de agua. El restante medio año está surcada por vientos del océano Indico, los cuales atraviesan la península con dirección SO. y depositan lluvias, principahnente en las caras al SO. de los Gates occidentales y orientales que erizan las costas; luego, giran al N. y, al tropezar con la barrera del Himalaya, como los directos del golfo de Bengala, se elevan y desprenden las mayores lluvias conocidas, que suman altura pluviométrica de ro a 20 ·metros; produciendo una vegetación irreductible por el fuego y por todo esfuerzo humano. Cuando las lluvias no alcanzaban al Coromandel o a las Provincias centrales y Bombay, las cosechas se perdían en estos


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inmensos territorios; y muchos millones de seres humanos han perecido de hambre , hasta que se extendió suficientemente el regadío, mediante obras hidráulicas, en general, y algunas especiales llamadas <<protectoras», porque su fin es evitar tales hecatombes .Y n o el inmediato económico-agrícola. La India es vivo testimonio de la lucha secular de muchas razas allí reunidas, para mantenerse en un suelo de lluvias irregulares, gracias a regadíos. En una provincia, Madrás, se cuentan hasta 51.000 pantanos d e todas edades; sus presas, generalmente de tierra, suman longitud de unos 40.000 kilómetros o sea la del Ecuador terrestre. En Ceylán, hacia el siglo V, a. J. , se ejecutaron pantanos gigantescos, con presas de tierra hasta de I9 kilómetros de longitud, como la de Kalaweva: del aliviadero de piedra de esta presa, dice el historiador Tennet ser uno de los más estupendos monumentos del ingenio y del trabajo humano en la isla. . También en la India desde hace tres siglos, vienen continuando los ingenieros ingleses las tradicionales obras de riego, y en ellas han puesto el vigor y la laboriosidad de que tan pródigos se manifiestan los británicos. Entre los anejos a este trabajo citamos las más importantes obras modernas del gobierno indio. Pero el tipo de las obras de riego , decía nuestro insigne Costa, se remonta a Caldea, Asiria y Persia. Los reyes agricultores de Babilonia crearon naciones poderosas, sin más base que canales para aprovechar las lluvias y- nieves de las montañas de Armenia, que escapaban sin freno por el Tigris y el Eufrates. Y el profeta Ezequiel pudo d ecir, del imperio asirio, que aventajó a los demás y congregó a muchísimas gentes, por la abundancia de sus aguas. Hammurabi (I700 a I645 a. J.) fundador de la grandeza de Babilonia, que sometió a toda la Caldea, gloriábase tanto de sus conquistas sobre la naturaleza como de las políticas. Ocho siglos después, continuaban sus su cesores aumentando los regadíos. En esta escuela se formaron· ilustres personalidades de Isr:ael durante su cautiverio , como el profeta citado. Transformado por bancales artificiales, un terreno como medio Aragón mantuvo población densísima y dió ejércitos numerosos. Actualment e, Mr. W illcocks, el ilustre ingeniero inglés constructor


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de las grandiosas obras del Nilo, ha estudiado durante varios años la :Mesopotamia, como consejero del gobierno turco, para redactar un magno proyecto de riegos, que comprende la reconstrucción de muchas de las admirables obras de la antigüedad, reparaciones y reformas de las que aun sirven (canales y vegas del río Dyala) y terminación y ampliación de las que se están ejecutando por los turcos. Y se espera fundadamente que, ejecutado el proyecto, pase el país, de la desolación casi completa en que cayó tras su conquista por los árabes, a la extraordinaria prosperidad que supieron darle los memorables gobernantes de Caldea, Asiria y Persia. También Arabia regó del pantano de Al Aram, comparable al lago Moeris de Egipto, y superior en cabida y antigüedad a los famosos pantanos de Ceylan. Desgraciadamente, una rotura de la presa inutilizó el pantano y arruinó por completo la ciudad de Mareb. Otro ejemplo de la trascendencia de los regadíos nos ofrece Oriente en el Turkestan. El río Murgab, nacido en las altas y nevadas cumbres de la cordillera Hindu-kush, corre hacia el norte y termina en las dunas arenosas del desierto de Kara-kum, cerca de Byram Alí, capital hoy del estado imperial ruso. En el siglo XII, el sultán de San jar construyó el canal de su no1n:bre, para regar 20.000 hectáreas que destruyó Gengis-kan, determinando la ruina de la comarca. Reedificadas en el siglo XV por un ni_e to de -Tamerlan, fueron arrasadas a fines del XVIII por el Emir Bokhara, y la comarca volvió a despoblarse. En el siglo XIX, ya bajo el dominio ruso, un ingeniero polaco deportado por revolucionario, restableció algunos regadíos con modestas presas de ladrillo y cal del país. Durante los últimos años, se han rehecho y ampliado las antiguas obras, por cuenta del Czar de Rusia. Siendo escasos los datos de que disponemos, no los incluímos en los cuadros anejos a este escrito. Constituyen un sistema de seis embalses que suman 183 millones de metros cúbicos y varios canales que riegan más de 40 . 000 hectáreas. Las cosechas se reparten por mitades entre los colonos y el Czar. El cultivo más remunerador es el del algodón, que produce sobre 670 kilos por hectárea virgen;

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pero baja rápidamente y, a los pocos años, el suelo queda agotado, hasta el punto de convenir abandonarlo y cultivar nuevas tierras. Se espera que en pocos años, quizá menos de 25, se cieguen los pantanos principales por los enormes arrastres de las avenidas; pero, en todo caso, la producción de algodón habrá amortizado ampliamente y justificado la ejecución de las obras. Para terminar esta brevísima ojeada sobre el Oriente, recordaremos que los Chinos, aislados hasta muy recientemente en su vasto ·país, aportan al esfuerzo común, entre otros muchos regadíos, losantiquísimos del dilatado curso del Hoang-Ho; y que, en nuestros días, se inician riegos considerables en Siam y Tonquin, para prevenir, cual en la India, lluvias irregulares y escasas; como también empiezan a señalarse zonas de regadío en Siberia, a lo largo del ferrocarril transiberiano, lenta y penosamente instauradas por los deportados rusos, con aguas en general alumbradas de pozos. Finalmente, son de anotar las obras para riego de 53.000 hectáreas de la llanura de Konia, en la meseta desértica de Anatolia, con aguas del lago Bey-Cheir; las cuales, empezadas por el gobierno turco en I908, deben terminar en I9I4, con gasto presupuesto de I9,5 millones de pesetas oro, no incluídas expropiaciones. Ya en Europa, los regadíos más viejos son probablemente los españoles. España, el país más ele1/ado de Europa después de Suiza, tiene costas erizadas de montañas que dificultan el acceso de las nubes del Océano hasta muchos ,puntos del interior. El Pirineo y la cordillera Cantábrica son barrera en que se condensan los nublados del Atlántico: en la falda norte la maleza invade los caseríos y el arbolado no se agota aun en aquellos países que, cuales el gallego y el vasco, consumen madera para construcción, hogares, barcos, etc., en proporción a sus numerosos pobladores; mientras que a sotavento de las montañas condensadoras, en el Alto Aragón por ejemplo, uno de los países más áridos del mundo civilizado, con I8 habitantes por kilómetro cuadrado, lo que presume mezquino consumo de madera, las vertientes pirenáicas aparecen generalmente peladas.


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Magistralmente abocetó Costa el carácter de los ríos pirenaicos. Declarada la guerra civil entre César y Pompeyo, los generales de éste, Petreio y Afranio, no llegaron a cerrar el paso del Pirineo al general Fabio de César. Los pompeyanos acamparon junto a Lérida, y Fabio avanzó a acampar en la estrecha faja entre Cinca y Segre, debajo de Escarpe. Llegado César en primavera, aceptó el campamento, desconocedor del régimen de los ríos. Estos, por efecto de un viento cálido y fuertes tonnentas, acrecieron sus mayencos (r), inundaron el terreno, y el ejército de César quedó aislado y a punto de perecer: salvóse y venció por su genio y por errores de los generales de Pompeyo. A su vez, sitió a los pompeyanos en un cabezo entre Segre y Ebro, obligándoles a capitular, por sed, a la vista de ameos profundos ríos. Corrientes que por tales extremos pasan y dañan, pueden y deben regularizarse y canalizarse, para bien de un país, precisamente el más seco de la muy seca tierra española (2), pero susceptible de dotarse con los mayores canales posibles en nuestra patria (los ya ejecutados canales Imperial, de Urgel, de Aragón y Cataluña, y del delta del Ebro y los canales en proyecto de las Bardenas, de Lodosa y del Alto Aragón). César, para pasar el Segre, lo repartió en canales. Si tal hubiera hecho en aquellos ríos que tanto afectaron a sus planes militares, pero mirando a regar cien, doscientas o trescientas mil hectáreas, por inspiración análoga a la que Napoleón tuvo veinte siglos después , al asomarse, también como guerrero y rápidamente, al Egipto , seguramente le debieran más España y la Humanidad. El establecimiento de regadíos en el litoral mediterráneo y en la cuenca del Ebro se remonta a la Edad Media y acaso antes. De los 50 millones de hectáreas que mide el territorio patrio se cultivan 21 y ·½ ; y de éstas se riegan 1.250.000 hectáreas, o sea un 6 por roo (más (r) Caudales grandes de mayo, más bien de abril a julio, provinientes del derretimiento de las nieves en la cordillera. (2) Consta que en el siglo XVIII no llovió ni hubo cosecha en ese pais de la Litera los años de r7r8 a r725, de r748 a r755 y por último, r779 a r784 , en los cuales nubes de literanos fueron a trabajar al canal de Pignatelli. Ahora, rescatada gran parte del pais por el canal de Aragón y Cataluña, los aun infelices monegrinos han hallado jornal para ellos y sus bestias de labor, durante el presente año de r9r3 y el anterior, en las obras, también hidráulicas, que ejecuta la Sociedad <•Riegos y Fuerzas del Ebro,> en tierra de Lérida.


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de la quinta parte del regadío es completamente eventual). Pues bien, la Edad Media nos legó cerca del un millón de las hectáreas regadas: debemos a aquellos antepasados esa rara excelencia de la economía nacional. Nuestras obras e instituciones de riego no copian formas ni tradiciones de procedencia extranjera: de ellas cabría decir que no separecen a las orientales sino en cuanto es forzoso que se parezcan las obras de riego de todas partes. Es erróneo dar a los regadíos españoles el carácter de invención árabe. Los árabes, indiferentes, cuando no destructores brutales de los regadíos de Oriente, contribuyeron a fornen tar el regadío, que ya existía en nuestro suelo, creado por la raza dominada. Los árabes dieron, sí, abundantísimos maestros para las obras hidráulicas, como dieron para los diversos ramos de la construcción, . por la extraordinaria cultura que aquí alcanzaron en todas las disciplinas. Tan vitanda mejora del territorio no debió detenerse con la política imperial inaugurada por Carlos I. Antes bien, pudo esperarse, para emprender los grandes canales de riego y navegación, la facilidad, con-· siguiente a un fuerte poder, para concentrar inteligencias, arbitrar recursos, subvenir con el Tesoro imperial, vencer resistencias, etc. Algo de esto se bosquejó, precisamente para mejorar la cuenca del Ebro; pero la política de expectati:vas europeas, inaugurada por el espíritu complicado del emperador, resultó para la metrópoli de agotamiento extremo, consentido durante dos centurias de dinastía austriaca, y a duras penas atajado por los primeros Borbones, en tres cuartos de siglo más. El buen sentido de la raza se reveló, mejor, en los hombres audaces y serenos, mezcla de sabios, religiosos y guerreros que colonizaron América; no sólo fundando inmediatamente misiones catequísticas, fortalezas y universidades, sí que, también, manifestándose agricultores perspicaces, al introducir obras y prácticas del riego, con maestría tan adelantada a la de los extranjeros coetáneos y con tan buena elección de las comarcas, que ha sido preciso llegar a las exigencias contemporáneas de la civilización, para que los Estados Unidos de N. A. y la Argentina vengan a reconocer y glorificar el acierto de aquellos españoles; muy distintos en verdad del género de exportación que,


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andando el tiempo, prodigaron los directores de la desastrosa política colonial acabada el triste año de 1898. Hasta que gobernantes buenos y sabios, amparados por Carlos III, se preocupan de las conveniencias supremas del país, inaugurando el canal Imperial, terminando el de Tauste, etc., la tan necesaria mejora del t erritorio peninsular progresó poco: a los regadíos legados por la Edad Media no añadió la Edad Moderna , anterior a Carlos III, lo suficiente para alcanzar el millón de h ectáreas. Las principales obras de riego ejecutadas desde fines del siglo XVIII se relacionan en los anejos. bien que atendiendo de preferencia al aspecto del coste, que es tema del presente trabajo.

Italia

ocupa el primer lugar en Europa por la extensión regada. Los magnHicos regadíos del Piam_onte y de Lombardía, alimentados por las corrientes de los Apeninos y, m ejor aún, por las abundantfsimas de los Alpes, suman por sí solos un millón ciento veinte mil hectáreas, y constituyen uno de los sistemas hidráulico-agrícolas m ás galano del mundo. En los anejos se incluye desde nuestro especial punto de vista.

Francia, no obstante su privilegiada situación respecto a los húmedos vientos oceánicos, que copiosamente la riegan, convirtiendo su t erritorio en lo que justamente se ha llamado jardín de Europa, ha encontrado mejora de cosechas, con el riego de algunas comarcas menos lluviosas, y a favor de las grandes facilidades que ofrecen ríos caudalosos, tierras generalmente llanas y abundantes reservas económicas. Su extensión regada, casi toda de tiempos recientes, excede la de España. D el resto de Europa, puede decirse que ahora empieza a preocuparse de las mejoras territoriales por el riego. Casi todos los paí ses han hecho y hacen algo en tal sentido, según las exigencias del clima, generalmente mucho menos apremiantes que en España e Italia. Hungria, que es, después de ambas penínsulas, la tierra acaso más obligada a recurrir al riego, no reunía, en 1908, más de unas 1I.ooo hectáreas regables, y sólo una tercera parte efectiva-


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mente regada. Rumanía trata de regar carest y el Danubio.

60.000

hectáreas entre Bu-

En América, existen vestigios de obras de riego ejecutadas, antes del descubrimiento, por los aztecas en Méjico y por los Incas del Perú; obras que hoy tratan de restaurar y aumentar los gobiernos de ambas naciones. Posteriormente, son de citar los trabajos de los holandeses en sus Antillas. Pero, en el continente americano, después de las obras hidráulicas de las misiones españolas, no se ha hecho nada apreciable hasta ahora, que han sido acometidos los regadíos, con gran empuje, en Canadá, la Argentina y principalmente en los Estados Unidos. Estos últimos están en plena realización del plan que llaman <<Conquista del Oeste>>, con obras extensas y enormes, en las que, de conformidad con el pensamiento que informa sus actividades, así se lucen los trabajos más acabados y ejc,mplares de la ingeniería de canales y pantanos, cuando lo creen económicam ente oportuno, como inician las empresas de riego con obras provisionales, precarias, atrevidísimas, que rinden contingente tan elevado a la ruina y a la catástrofe, como difícilmente comprendemos los europeos. De las obras americanas, como de las también modernas de Australia, de Africa colonial y de las posesiones holandesas de Oceanía, hemos procurado allegar datos en los anejos a este escrito. Termino tan ligero proemio, manifestando que los datos que aporto son defectuosos, como míos, y por el angustioso plazo de días en que han sido buscados y obtenidos. Así y todo, espero contribuyan a llamar la atención sobre el interés que la mejora de la producción agrícola por el riego de las comarcas áridas o con lluvias demasiado irregulares, despierta en todos los ámbitos del mundo civilizado; preocupando especialmente, y ello es muy ejemplar, a los gobernantes de los países más progresivos: así los que tienen la estepa en su solar, cual los Estados Unidos, como los cuidadosos de sus colonias, desde la Gran Bretaña hasta la modesta Holanda. En cambio, la menor preocupación por el riego se da solamente en los países más atrasados, siquiera estén interesadísimos en librarse de la estepa, y alguno haya dado ejemplo de cómo eso se logra en días más venturosos.


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1.- COSTE DE LAS OBRAS HIDRA ULICAS MODERNAS EN ESPAÑA Y OTROS PAISES Para basar este estudio hemos recogido los datos, que se incluyen anejos, referentes a más de 500 canales y pantanos (r) construídos desde fines del siglo XVIII hasta la fecha en todo el mundo: no hemos prescindido, sistemáticamente, sino de los canales con dotación menor de un metro cúbico por segundo y de los pantanos cuya cabida es inferior a 50.000 m. 3 ; porque, a causa de su propia pequeñez, no deben figurar, para comparaciones ni deducciones de precios medios, en la línea de las demás obras hidráulicas; por otra parte y principal, es punto menos que imposible hallar datos siquiera del número de esas pequeñas obras, ejecutadas casi siempre por particulares. Las obras de grandeza extraordinaria, como el pantano de Asuan y las de la India, son las más conocidas. Su cita es inexcusable en todo estudio de conjunto de las obras hidráulicas; pues se prestan a grandes y fecundas consideraciones, incluso desde el punto de vista económico, v. gr. para deshacer la opinión, antes tan generalizada, favorable a pequeñas obras de riego. Por lo demás, esas obras, que por su capacidad exceden con mucho los tipos corrientes, no deben figurar tampoco en la deducción de costes medios, so pena de falsearlos (2). (1) La ponencia considera, casi exclusivamente, obras aplicadas o aplicables al riego y, de ellas, canales y pantanos. (2) Los 29 canales registrados en la India costaron 405.510.777 pesetas oro, para 4.134.850 hectáreas; con costes por hectárea de, pesetas oro: 22, mínimo; 98, medio; 1630, máximo . Estos canales aparecen como los más económicos de nuestro tiempo; porque aun pueden establecerse en terrenos fáciles, surcados por corrientes caudalosas; de modo que, predominando las obras de tierra sup':)rficiales, y siendo abundantisimos y baratos por consiguiente los jornales, resultan obras extraordinariamente económicas; también, la expropiación es casi insignificante; además, hechos los trabajos directamente por el Gobierno indio, no aparece recargada la ejecución con gastos de dirección y administración ni con quebrantos de empréstitos, intereses intercalares, etc. Los 29 pantanos registrados de la India, con cabida de 1.735.689.580, metros cúbicos, costaron 63.348.086 pesetas oro; resultando costes por metro cúbico <le, pesetas oro: 0,009, mínimo; 0,036, medio; 0.248, máxi-


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I..:

En cuanto a prescindir de las obras anteriores al final del siglo XVIII, hemos tenido varios motivos: la dificultad invencible, al menos en el plazo de preparación de este Congreso, de presentar datos suficientemente completos para que fueran eficaces; que, bajo el punto de vista de comparaciones de costes actuales, no ofrecen interés las obras más antiguas; finalmente, que, al término del siglo XVIII, es cuando comienza la construcción de las modernas obras de riego en nuestro país, subvencionadas cuando no ejecutadas.-directamente por el Estado, y más trascendentes, por tanto, en nuestra actual situación económica. Las obras hidráulicas relacionadas en los anejos son: r5 canales y 35 pantanos de España; 8 y 3, respectivamente, de Italia; 2() y 23 de Francia; 30 pantanos en Alemania; 5 en el resto de Europa y ro en el Africa colonial; r47 canales y 45 pantanos en los Estados Unidos; 84 y 5, respectivamente, en Argentina; 2 y 4 en Australia; 30 y 29 en la India; y 5 pantanos en Egipto. Entre estas obras figuran, sin duda, las hidráulicas más importantes de la época, para riego y también para algunos otros usos; pues estas últimas pueden aportar elementos de juicio acerca del coste. La mayor utilidad, si alguna tiene este trabajo, está en los cuadros anejos y en sus anotaciones, que he procurado sean suficientemente aproximados, para que constituyan lo que pudiéramos llamar hechos. Así, he querido dejar el más ancho campo a los comentarios de cada cual. Los míos se van a concretar a tres: r. 0 el coste de nuestras obras de riego en cu anto al Tesoro público; 2. 0 los costes de las obras hidráulicas comparados entre sí; 3. 0 algunas consideraciones sobre precios de ejecución.

Primer comentario:

El coste de las obras en cuanto al Tesoro pú-

blico.-Desde r778, fecha en que el Estado tomó a su cargo construir el canal Imperial de Aragón, obra la más antigua de nuestras relaciones, los recursos ordinarios anuales allegados por el Estado, mo. También estos pantanos resultan los más económicos de la époc;i. presente (con el de Asuan). Su baratura es excepcional, por las mismas razones que lo son los canales, incluso porque, consistiendo en presas de tierra sus obras esenciales , el elemento decisivo del costo es el jornal del bracero.


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más los productos de la venta de bienes eclesiásticos y de propios, exceden de 50.000 millones de pesetas; y los gastos no cubiertos por los anteriores, que han ido a aumentar la Deuda pública , pueden estimarse, por bajo, en Io.ooo millones, admitidos los diversos cortes habidos en esta cuenta. Lejos de mí la idea de agitar los ánimos contra tamañas cifras; al contrario, ere o sinceramente que no es exagerado ese gasto total. en I35 años, para una nación que, por riqueza rústica, urbana, obras públicas, montes, buques, fábricas, numerario , etc., se v.¡i.lora en cerca de otro tanto. Lo sensible, lo irritante, es que aquel tesoro , necesario precisamente para fomentar riqueza rústica y urbana, obras públicas, material para la eventualidad de guerras, etc., y, además, instrucción, justicia, sanidad, etc., etc., en la ordenada normalidad de la paz, se ha mermado sin piedad para pagar las guerras, que han durado un tercio de los I35 años. En los 60.000 millones de pesetas, las guerras representan, tal vez, 20.000; contando los correspondientes intereses de Deuda y Clases pasivas, pero no los gastos ordinarios de Guerra y Marina. Y más representa aún , sólo como dinero, la falta de 200.000 familias, perdidas con otros tantos mozos, arrebatados ¡a una nación tan poco poblada! (I). Pues bien, las inversiones de todo género efectuadas por el Estado en obras de riego , es decir, los costes de las por él ejecutadas directamente, con todos los gastos adherentes a los de ejecución, y los auxilios y subvenciones a las ejecutadas por particulares o entidades, suman un total aproximado de I30 millones ds pesetas (2). (1) Por triste que resulte, es edificante recordar que, salvo la guerra de la Independencia, más pagada por el pais que por el Tesoro, y la primera guerra de Africa, victoriosa aunque estéril, todas las demás guerras han sido infelicísimas; hasta el punto de haber perdido, en este lapso de tiempo, el grandioso imperio colonial, que teníamos cuando se hincaba el último pico en el canal de Pignatelli. (2) Para deducir esta cifra, se ha partido de los costes de las obras expresados en las relaciones anejas y en sus correspondientes anotaciones. El Estado ha invertido en los canales Imperial y de Tauste los totales recursos arbitrados; en el de Aragón y Cataluña su coste; además, inversiones posteriores a la ejecución de los dichos, estimadas en 6 millones. En el canal de la derecha del Llobregat, su coste más los intereses hasta la incautación. En el de Urgel, los anticipos. En el delta d erecho del Ebro,


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La ruin relación de IJ0 a 60.000, tratándose de un país estepario, que no es industrial ni comerciante, sino esencial y pobremente agrícola, se comprende sólo por la fatalidad de sufragar las guerras con los recursos que, en buen gobierno, debieron ir al campo, a la escuela, etc. Sale fuera de mi tema analizar cómo esos IJ0 millones para obras de riego, estirados a siglo y tercio, han remunerado al Estado, aumentando el número de españoles y la riqueza pública.

Segundo comentario: Costes comparados de canales

y

pantanos.-

Los costes de '10s canales son comparables referidos a la hectárea regable. Tomando en la relación aneja de canales españoles todos los que riegan, incluso los que fueron ejecutados para navegación y costaron, por consiguiente, más que hubiesen costado construídos sólo para riego; no prescindiendo, más que del canal del Guadalentín, hecho para desaguar avenidas, y del canal de Castilla, que no riega nada; resulta, en I3 canales, coste total de I25. 2I6.500 pesetas, para 28I.030 hectáreas, y costes por hectárea de, pesetas: 74, mínimo; 446, medio; 825, máximo. Los canales extranj eros suficientemente definidos en nuestras relaciones, que son 3 de Italia, 6 de Francia, I37 de los Estados Unidos, 3 de Argentina y 2 de Oceanía, suman ISI obras; en las que resulta coste total de I.553.739.480 pesetas oro, para 2.574.392 hectáreas, el 31 por roo del coste, más 500.000 pesetas de subvención al primer concesionario. Para los restantes canales (salvo el del Guadalentín que no es de riego), subvención de la mitad del coste; pero, añadiendo al coste, todos los demás gastos habidos en los del Henares y el Esla, y tomando como coste del canal del Duero la mitad del efectivo, por ser a la vez canal de navegación. En los pantanos de Valdeinfierno, Alfonso XIII y Talave, casi acabados para defensa contra avenidas, se carga como obras de riego la mitad d e su coste. En los demás pantanos de riego ejecutados por concesionarios, el 50 por roo. Respecto de las obras en ejecución, se parte de los gastos realizados hasta fin de 1912, que en los pantanos de Gasset y del Agujero, ejecutados directamente por el Estado, son 885 .065 y 251.000 pesetas, respectivamente. En l as obras de concesionarios, que son canal del Guadalquivir y pantanos de Riudecañas, Foix, La Peña, Cueva Foradada, Belsué, Moneva, Pena, Buseo, María Cristina, Andrade y Guadalmellato, suman los gastos realizados 16.197 .178 pesetas, de las cuales los concesionarios han aportado ro por roo. La suma se aproxima a 124 millones. Y para salvar omisiones, como para tomar en cuenta los auxilios a las obras menores de riego, calculamos otras 27.000 hectáreas, al coste medio de 45opesetas; y estimando auxilio de 50 por roo,que son 6 m illones, resulta inversión total de 130 millones de pesetas .


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y costes por hectárea de pesetas oro: 47, mínimo; 604, medio; 3230, máximo. Para comparar los costes de pantanos los referiremos al metro cúbico de cabida. Los pantanos españoles de que hay datos bastantes son 27, con cabida total de 368 .345.910 metros cúbicos, coste total de 33.784.960 pesetas y coste por metro cúbico de, pesetas: 0,012, mínimo; 0,092, medio; 2,273, máximo. (Este máximo corresponde al pantano de la Parrilla, para el servicio de un coto hullero y es valor excepcional: el inmediato coste inferior es de 0,285) . Los pantanos extranjeros, que en los cuadros aparecen con datos bastantes, son: r de Italia, 17 de Francia, 2 de Inglaterra, l de Bélgica, 30 de Alemania, 5 de Africa colonial, 32 de los Estados Unidos, 3 de Argentina y l de Australia; en suma 92 obras, que embalsan metros .cúbicos 4.734.287 .982, con coste total de 640.943 .595 pesetas oro, y coste por metro cúbico de, pesetas oro: 0,003, mínimo; 0,135, medio; 3,300, máximo. En resumen: El coste medio, por hectárea, de nuestros 13 canales de riego modernos, es ¾ del resultante en 151 obras extranjeras modernas de que tenernos antecedentes (excepto de la India). El coste medio, por metro cúbico de cabida, en nuestros 27 pantanos modernos, no llega a 3 / 4 del resultante en 92 pantanos extranjeros cuyos datos conocemos (salvo los de la India y el pantano de Asuan).

Tercer comentario: Algunas consideraciones sobre precios de ejecución.-Un análisis del detalle de los precios de ejecución de las obras hidráulicas sería sin duda abrumador, aunque sólo usáramos los datos muy fragmentarios que hemos recogido. Más comprensivo, más claro y también más eficaz será el examen de ciertos precios medios. En cuanto a las obras de canales, carecemos de detalles para formar otro concepto de precio medio más apreciable que el coste referido a la hectárea, sobre el que no hemos de volver. Pero respecto de los pantanos cabe comparar, y se hace en algunas estadísticas, precios medios del metro cúbico de presa, comprendido todo lo que a este elemento se refiere, es decir, excavaciones para su emplazamiento y cimentación, ataguías y agotamientos, cos2 L

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te de la fábrica propiamente dicha, medios auxiliares de todo género, accidentes del trabajo, etc. Hecha la separación entre las presas de fábrica y las de tierra, resulta que r4 presas españolas de fábrica~ que cubican 526.57r metros cúbicos, han costado r6.946.644 pesetas; y por metro cúbico de presa, pesetas: r7,50, mínimo; 32,r9, medio; 47,7r, máximo. r8 presas extranjeras, que suman 3.r9r.336 metros cúbicos de fábrica, han costado r8r.436.3r5 pesetas oro, y por metro cúbico de presa, pesetas oro: rz,09, mínimo; 56,85, medio; r52,94, máximo. Las 4 presas españolas de tierra, de las que tenemos datos, cubican 226.658 metros cúbicos y costaron a 3,92 pesetas por metro cúbico. 4 extranjeras de tierra, que suman 693.888 metros cúbicos, resultaron a 6,03 pesetas oro por metro cúbico. Otras 4 extranjeras, de escollera, con .537.369 metros cúbicos, costaron a 6,92 pesetas oro por. metro cúbico. uestra ejecución resulta más barata, no obstante sufrir la construcción de obras, las consecuencias de un régimen arancelario que, obligándonos a pagar primeras materias como el hierro, a precios de los más altos de Europa, encarecen una porción de materiales, las herramientas, las máquinas y medios auxiliares en general. Así, los motores Diesel, que representan un paso gigante en la producción barata de energía con combustible, que están extendiéndose por todos los países, incluso en el vecino Portugal, no pueden penetrar en España porque el arancel impone derechos prohibitivos; y la Aduana dificulta la entrada de su coµibustible, por cuanto suele .clasificarlo como aceite refinado. La ley de protección .a la industria nacional, con sus disposiciones reglamentarias, equivale prácticamente a sobreelevar el arancel con un ro por roo del valor de los efectos protegidos. Y aun existe algún privilegio especial, como el de la venta de explosivos, por el cual éstos han llegado a triplicar el precio. De modo que nuestra producción resulta más barata exclusivamente por la mano de obra: porque en un orden de consecuencia lógica, aunque inicua, a nuestros braceros de los secanos, a quienes de niños se regatea la escuela, les regateamos de hombres el jornal ; aun a sabiendas de que tras cada hombre queda una familia a la que no puede llegar lo necesario para salir de estado tan miserable. Pero esto

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no debe, no puede continuar así. Desde que empezaron las obras del pantano de La Peña, hasta ahora que terminan, el jornal del bracero ha subido en ·1¡3 , sin contar pluses contratados, candiles y zuecos gratuitos en ciertos trabajos, servicio gratuito de médico y botica para ellos y sus familias, establecimiento gratuito de Cooperativa obrera de consumo y escuela, asímismo gratuita, para sus hijos y nocturna para los obreros. Tales mejoras han de continuar en aumento, afortunadamente, y acaso pronto tendremos jornales bastante elevados para igualar los costes de nuestras obras con los de las obras extranjeras. De desear es que, para entonces también, haya subido la escuela y bajado el arancel. Porque, en fin de cuentas, no es lo fundamental construir obras hidráulicas más baratas: podíamos suscribir a una situación económica como la de los Estados Unidos, aunque las obras nos resultaran a los precios de aquel país.

11.- MONOGRAFIAS DE LAS OBRAS DE RIEGO La ardua labor empleada para poder ofrecer al Congreso las relaciones de obras que se acompañan, aun limitada a los datos económicos, que son acaso los más fáciles de conservar y de encontrar, me ha convencido de la urgente necesidad de que se publiquen, por modo sistemático, monografías de las obras ejecutadas y que se ejecuten en lo sucesivo. Tal publicación debe hacerse por orden y cuenta del Ministerio de Fomento, puesto que en sus dependencias han de encontrarse los principales antecedentes. La información ha de interesar al público en general. Ello es tanto más necesario, por cuanto, fuera de algunas . personas bastante aficionadas a la materia para empeñarse en pesquisas lentas y trabajosas, la generalidad de las gentes yace en la más lastimosa ignorancia de las cosas de regadíos. Claro está que hay que huir de la práctica, tan común entre nosotros, de comenzar otra publicación más, senda y magnífica, pero muerta a los pocos tomos. No, monografías concisas, claras, dirigidas al doble objeto de hacer conocer y de divulgar los múltiples aspectos de esta clase de obras: técnico, administrativo, económico y social. Tal vez no fuera inoportuno, proponer al Gobierno que, las monografías sueltas, se pusieran a la venta por el precio del coste.


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ID.- EL IMPREVISTO TECNICO EN LOS PROYECTOS DE OBRAS lllDRA ULICAS En el Senado español, en alguna revista financiera, en algún periódico autorizado, se han manifestado fuertes quejas de la deficiencia de los proyectos y de la escasez de los presupuestos de las obras hidráulicas; quejas que alcanzan a los técnicos encargados de los proyectos y a la Administración pública que los sanciona y ejecuta. Acaso fué injusta la queja por algunas particularidades, pero debemos reconocer que, efectivamente, suelen ser deficientes los proyectos de las obras hidráulicas. La cuestión pierde de gravedad; puesto que, a la postre, se ejecutan tan pocas obras hidráulicas, que son una insignificancia dentro de los gastos generales del Estado, y porque resulta demostrado, además, que esas pocas obras ejecutadas, lo han sido con economía. Pero es evidente que los proyectos y presupuestos demasiado desajustados traen perturbaciones a la gestión técnica y económica de la ejecución y pueden determinar engaños financieros. Lo que ocurre es que el imprevisto técnico resulta fatalmente considerable en muchos proyectos ingenieriles. Las previsiones son difíciles para las obras en que la naturaleza del suelo juega como factor importante: por la necesidad de establecer sólidas cimentaciones, cual ocurre en las presas; por los grandes volúmenes a desmontar, que es el caso de los canales; por la distancia a la superficie del suelo, que es el de los túneles. En todos estos casos, suelen resultar deficientes las exploraciones más minuciosas y sabias. Bue1~ ejemplo es el de los grandes túneles, como el del Simplón, en el que se convocó a geólogos autorizados de tres países, para establecer previsiones que la realidad estuvo muy lejos de confirmar. Entre nosotros, es bien conocido el caso del pantano del Pontón de la Oliva, que resultó fuertemente permeable después de afirmarse su probable impermeabilidad por una autoridad en geología. Especialmente, en los proyectos de nuestras obras hidráulicas, las deficiencias han procedido de muchas causas, entre las que cabe


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señalar, además de las citadas: haber aplicado a estas obras los precios conocidos por la práctica de las obras de carreteras y de ferrocarriles; no prevenir, que, de ordinario, las obras hidráulicas, por su cuantía, desequilibran el estado de jornales en las comarcas y también la producci6n de alguna primera materia, como el cemento; la introducci6n del cemento Portland artificial, desconocido hasta ha poco en los trabajos de carreteras y ferrocarriles, y del cual entra hasta un cuarto de tonelada por metro cúbico de fábricas voluminosas; finalmente, la norma de proyectar barato, impuesta por una Administraci6n de pocos recursos, causa de que los presupuestos, en general, sean tendenciosos. No se crea, sin embargo, que esta tendencia sea privativa nuestra. Cuando en la empresa del canal de Panamá se arruin6 la primera compañía (fuera más propio decir que se reconocieron impotentes los recursos de todo género acumulados por la actividad francesa) era de suponer que los continuadores yanquis, al acumular sus colosales elementos, tras la ejemplar lecci6n, presupusieran ajustadamente en cerca de 800 millones de francos la terminaci6n de la obra. Pues ocurri6, que una comisi6n especial rebaj6 el presupuesto a menos de 700 millones; y el hecho final es que, ahora, pr6xima la terminaci6n, se calcula coste total superior a 2.000 millones de francos. Los mismos yanquis nos ofrecen otro testimonio de la dificultad de ajustar los presupuestos de las obras hidráulicas. El <<Reclamation Service,> directamente encargado de todas las que estudia, ejecuta y subvenciona el Gobierno Federal, se cre6 después de una larga e intensa.. labor preparatoria de los proyectos, designaci6n de personal especial, etc., para ejecutar desde luego un plan de obras, por valor de 50 millones de dollars, que ha resultado por 150 millones. El expresado centro es tenido como ejemplar, por las muchas comisiones que los Gobiernos extranjeros envían para estudiar su organizaci6n y por los muchísimos ingenieros de todo el mundo que le visitan. No obstante, el hecho de resultar triplicado el coste presupuesto de las obras hidráulicas, conmovi6 la opini6n, en términos que el Presidehte Taff dispuso se hiciera una informaci6n, por in-

.


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L

genieros completamente extraño . Estos, despué de minucioso es• tudio, manifestaron no haber hallado inmoralidad ni torpeza sino omisiones, sólo imputables a ser aun corta la experiencia en tales obras. Si ejecutando obras por 750 millones de francos, en una generación y en el seno de aquella civilización activísima y perspicaz, no se dan por experimentados aquellos ingenieros especialistas ni aquel centro administrativo ¿qué podernos esperar de nuestros ingenieros y de nuestr a Administración, no habiendo ejecutado sino una sexta parte de aquella labor en siglo y tercio? Y, sin embargo, no llegó aquí a tanto el imprevisto. Resulta de todo lo expuesto, que en los proyectos de obras hidráulicas, hay algo reductible por la experiencia y algo que acaso se vaya reduciendo tambi én, pero que constituye fuerte dosis del imprevisto que bordea toda la técnica y todo trabajo humano. Y confirmación de ello encontramos examinando el proyecto general de riegos de la Mesopotarnia, redactado por Mr. W'illcocks. Este ingeniero, excepcionalmente singular por haber tenido ocasión de ilustrar su preclaro talento con la experiencia de las gigantescas obras egipcias: este especialista que, familiarizado con el delta del ilo, pasa a estudiar el delta de los lios Tigris y Eufrates, cuando, tras madura elaboración, redacta el presupuesto, añade, al pie de la valoración de cada obra parcial, un renglón de imprevistos que generalmente es el ¡33 por roo! A los ingenieros españoles, encargados de redactar los proyectos y presupuestos de las obras hidráulicas, corresponde evaluar el imprevisto, ese imprevisto que para Mr. \ iVillcocks su ele ser un tercio. En cuanto al Gobierno, debe preocuparse de asunto que tanto le interesa y conviene. Ya los ingenieros, anticipándose a las queja salidas del Senado y de los periódicos, le han propuesto repetidamente mejoras de procedi,rniento, para reducir aquellos imprevistos: la asamblea d e ingenieros d el Servicio Hidráulico, reunida por el Ministerio de F omento, en mayo de 1910, presentó conclu siones al efecto; en mayo de r9rr , la Asociación de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, insistió para que se llevara a la práctica lo propues -


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to, traduciéndolo en reglas concretas que entregó al ministro de Fomento (r). (1) Proyecto de instrucción acerca del estudio, redacción e información de los proyectos generales de obras hidráulicas, formulado por la Asociación de Ingenieros de Caminos, en mayo de 19II y propuesto al Ministerio de Fomento. «I. Designado para redactar el proyecto un ingeniero encargado, >>Se hará un primer reconocimiento dtl terreno, para dar noticia de las >>circunstancias características del mismo y de las futuras obras al Servi•> Cio Central Hidráulico.-II. En vista de esta noticia, el Jefe del Ser>>vicio Central Hidráulico designará entre los ingenieros de caminos, sin ,> distinción de situación ni de categoría, uno, dos, o a lo sumo tres indi>>viduos que, juntamente con el ingeniero encargado y con el Jefe de la >>División Hidráulica correspondiente, constituirán la Comisión de estu>>dio.-III. La Comisión de estudio reconocérá el terreno y formulará por >> escrito una pauta de las obras a proyectar, terminando por el momento >>SU misión.-IV. El Ingeniero encargado queda en libertap de redactar >>el proyecto, siguiendo o no la pauta trazada por la Comisión de estudio. >>En el segundo caso , deberá justificar los motivos de su desistimiento o >>discrepancia.-V. En los proyectos generales de un canal, de un panta•>no, etc., deben ser exactos los datos fundamentales o de partida para >>Cualesquiera soluciones, tales como aforos, nivelaciones, capacidad e im>>permeabilidad de vasos, posibilidad de cimentar presas, caminos, ma>>teriales disponibles, etc. En cuanto a las obras componentes del proyec>> to general, como puentes, sifones, presas, desagües, etc., bastará razo>>Ilar la elección de tipos, presuponiendo los grupos o masas de obra con >> Cifras alzadas, por comparación con otras análogas ejecutadas. Los pro>>yectos parciales y sus correspondientes presupuestos se detallarán al ,>ejecutar las obras.-VI. Terminado el proyecto general, el Jefe de la Di»visión reunirá a los individuos que formaron la Comisión de estudio y, >>Sin excluirse ni excluir al autor del proyecto, constituirán la Comisión >>dictaminadora, que informará y propondrá sobre la aprobación.-VII. El ,> procedimiento que establece la presente instrucción podrá ser aplica>>do también a proyectos parciales de obras, cuando lo solicite el Ingenie>>ro encargado, o lo determine el Jefe del Servicio Central Hidráulico.» Los comentarios con que la propuesta fué sometida al voto de la Asociación, deben conocerse. Decían: <<La mejora y extensión de nuestros regadíos son hoy exigencia apre»miante para atajar la miseria nacional; evidenciada, entre otros sínto»mas, en una emigración enorme, simultánea con importación de prcduc>>tos agrícolas extranjeros, por valor anual de unos 200 millones de pese- , ,>tas. Es base de la empresa redentora ejecutar obras hidráulicas en vasta ,>escala, con grandes sacrificios del país, acaso supremos. Si desacertando »los ingenieros provocáramos errores en el Gobierno y en la realidad de ,>las obras, no sólo se malograría la parte correspondiente de fondos pú>>blicos o privados, sí que fracasaría la empresa entera, al disiparse la >>fe vacilante del país en los organismos oficiales.-Porque las obras hi»dráulicas versan ~obre materia ardua y poco experimentada por muchos ,>ingenieros, el modo actual de redactar los proyectos y de informar so>>bre ellos al Gohierno, no ofrece suficientes garantías de acierto. Dicho ,>de otro modo: la competencia técnica en esa especialidad. puede y debe >>ser empleada de suerte que los proyectos sean mejores y la información


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IV. -LA LENTITUD DE LAS OBRAS La lentitud con que se ejecutan las obras hidráulicas, como en general todas las del Estado Español, es debida a muchas concausas: la organización administrativa, no establecida para hacer, sino más bien para informaciones documentales; las indecisiones de la inteligencia y de la voluntad, producto natural de una educación demasiado libresca; los agobios de presupuesto; la dificultad de toda clase de suministros, a causa de estar montadas nuestras industrias, en general, para una producción reducida; la escasez de braceros que, por efecto del trabajo irregular de nuestra agricultura de secano, cargan sobre las obras públicas en invierno, cuando las jornadas son cortas, y resultan escasos durante el verano para las faenas de recolección. Sólo el progreso del país, paralelo en los diversos órdenes, puede ir corrigiendo estos factores de la lentitud de las obras y el gra~e daño que significa, en las hidráulicas, adelantar el capital y retrasar el beneficio del riego. Otros obstáculos existen puramente legales y, por consiguiente, más fáciles de remover. Tales son: ciertas dificultades de expropiación; >>Una más sólida garantía de acierto en las resoluciones del Gobierno.>> La Comisión de estudio, dando entrada a especialistas, significa llevar, >> a l lado del Ingeniero encargado del proyecto, cierta representación téc>> nica, muy autorizada para advertirle una orientación. En todo caso, >>la libertad reconocida al Ingeniero encargado, permitiéndole toda inicia>>tiva personal, deja campo a la controversia inteligente, y fecunda, por >>tanto, para evitar amaneramientos y mantener el progreso ingenieril. »Distinguir entre el proyecto general de una obra compleja y los proyec»tos parciales en que deba desdoblarse cuanto se ejecute, parece extremo >>muy necesario. Porque es corriente que los proyectos parciales no pue>>den en verdad precisarse sino cuanclo la ejecución de unos detei;mina »la de otros; de modo que suele ser inútil, cuando no engañoso, detallar »demasiado los proyectos generales. Además, el objeto inmediato de un >>proyecto general, comúnmente, no es ej ecutarle, sino aportar un elemen>>to de jui.cio para planear o no el negocio de la construcción.-Finalmen>>te, la Comisión dictaminadora, formada por los mismos individuos q u e >>la de estudio, informará con l a eficacia que supone el conocimiento de >>los lugares, la especialización y la controversia.-Convencidos de que el ,¡uniformismo es comodín de la rutina, antirreal e infecundo, ni estamos >>conformes con lo vigente ni intentamos extender nuestra propuesta a los proyectos de toda clase de obras.>>


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inconvenientes de la libre licitación en las subastas; repartir entre demasiadas obras la consignación destinada para las hidráulicas en los presupuestos de fomento; limitaciones establecidas por la vigente ley de contabilidad, etc. Acaso no es práctico querer remover todos los obstáculos legales de una vez, ni siquiera los enumerados. Creemos preferible atacar los dos últimos citados, cuya desaparición parece más urgente. Así, propondremos que la consignación presupuesta anualmente para obras hidráulicas se acumule en las mejor dispuestas para avanzar. Así mismo, propondremos que se reforme la ley de contabilidad, para que los fondos públicos destinados a las obras se inviertan efectivamente en éstas con la oportunidad conveniente.

CONCLUSIO JES Las obras de riego españolas resultan clasificables entre las más baratas ejecutadas. Para conservar esta ventaja, como para allegar otras, al desarrollar los regadíos cuanto requiere el país, estima mos n ecesarias las medidas que, en las conclusiones siguientes, se interesan de los Poderes públicos; puesto que éstos, muy especialmente el Gobierno, tienen a su cargo o ejercen elevada autoridad en tales empresas. Se interesa del ministro de Fomento la publicación sistemá2. tica de monografías de las obras de riego ejecutadas y que se ejecuten en España; publicaciones que, con la mayor concisión posible, pero con toda claridad, hagan conocer y divulguen la historia y los aspectos técnico, administrativo, económico y social de cada obra. 3. Las deficiencias de los proyectos y la escasez de los presupuestos, tan frecuentes tratándose de obras hidráulicas, radica en la índole de tales obras; generalmente, aquellos defectos no son allanables por la técnica de ningún país; pero cabe reducirlos, haciendo intervenir oportunamente, en la preparación y la información del proyecto de cada obra, ingenieros precisamente experimentados por .el estudio y la ejecución de otras construcciones análogas. A este objeto, se recomienda al ministro de Fomento que dicte una instrucción para estu · I.


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dio, redacción e información de los proyectos generales de obras hidráulicas , del tenor de la que se cita en el cuerpo de esta comunicación. 4. Ya que la lentitud con que se ejecutan las obras hidráulicas, como en general todas las españolas, sea efecto de muchas concausas, sólo atacables por el progreso del país en los diversos órdenes, puede aminorarse el doble daño de adelantar el capital y retrasar el benefi cio del riego, simplemente con evitar o remover algunos de los obstáculos más accesibles: a) Instando al ministro de Fomento a que abandone resueltamente la norma antieconómica de diseminar la consignación legislativa, en pequeñas porciones, entre otras tantas obras de marcha lenta; cuando, por el contrario, se impone acumular los recursos en contadas obras preparadas para avanzar, y en la proporción adecuada para que efectivamente progresen con la mayor celeridad posible; b) Reformando la ley de cont abilidad, a propuesta de los ministros de Fomento y de Hacienda, a fin de que, sin menoscabo de una excelente salvagu ardia de los fondos públicos, resulte oportuna su inversión en las obras: de ningún modo sacrificar esto, que es la finalidad esencial del servicio, a aquello que, siendo de procedimiento, debe solu cionarse en consecuencia. Si el actual Congreso de Riegos dejare constituída alguna representación permanente, ésta sería la encargada de someter a ambos citados ministros el proyecto de reforma de la ley de contabilidad. La Peña, septiembre de I9I3.

,


. DATOS ESTADÍSTICOS -t-¼•~-


.

. 28

L

29

CANALES MAS IMPORTANTES CONSTRUIDOS 11

11

NOMBRE DEL CANAL CORRIENTE DE DONDE DERIVA CONCESIONARIO .

Longitud del canal principal

EN ESPA:8A DESDE FIN DEL SIGLO XVIII (1)

ZONA

CAUDAL

COSTE Por hectárea regable

FECHA del término de las obras

Pes etas

Año

Regable

-

-

Kilómetros

Hectáreas

Regada

Hectáreas

L

Capacidad de derivación

Habitual

-

Litros por 1" - -- - - - - Litros por 1"

En estiaje

Total

-

-

Litros por 111

Pesetas

----

1

-

-

VERTIENTE ORIENTAL DEL PIRINEO Izquierda del Llobregat o de la Infanta (riego) .... Del rio Llobregat, en Barcelona. Asociación de Propietarios.

17,5

3230

2938

4400

4200

4200

1100000

341

1824

(2)

Derecha del Llobregat (riego) ........... .... .. .. Del río Llobregat, en Barcelona. El Estado (por incautación).

14

7500

1200

3750

800

100

557000

74

1865

(3)

Imperial de Aragón (navegación y riego) .... . .. Del Ebro, en avarra. El Estado (por incautación).

96

28000

28000

30000

25000

10000

23100000

825

1790

(4)

Tauste (riego) .. . .. . ........................ .. Del Ebro, en avarra. Sindicato de Riegos (por entrega del Estado).

44,5

9000

6700

9000

6000

5000

4550000

506

1790

(5'!

CUENCA DEL EBRO

Urgel (riego) ................................. Del río Segre, en Lérida. Sociedad Canal de Urgell.

144

69000

60000

33000

15000

7860

28080000

407

1861

(6)

Aragón y Cataluña (riego) ............ , . ........ Del río Esera, en Huesca. El Estado (por incautación).

124

105000

53854

35000

-

12000

31940000

304

1910

(7)

Delta derecho del Ebro (navegación y riego) ..... Del Ebro , en Tarragona. Comunidad de R egantes, Sindicato Agricola del Ebro.

29

12400

7500

16000

-

-

11200000

700

1866

(8)

Delta izquierdo del Ebro (riego) .. . ... ..... . ... . . Del Ebro , en Tarragona. Comunidad de Regantes, Sindicato Agricola del Ebro.

27

12600

4000

19000

-

-

10500000

553

1912

(9)

200000

-

-

989700

CUENCA DEL SEGURA

Guadalentín (desviación de avenidas)............ Del río Guadalentin, en Murcia. El Estado.

5,8

-

-

-

-

(10)


31 L

30 L

11

NOMBRE DEL CANAL CORRIENTE DE DONDE DERIVA CONCESIONARIO

Longitud del canal pdncipal Kilómetros

--~----Regable

Hectáreas

COSTE

CAUDAL.

ZONA

Regada

Hectáreas -

lf--------------------- ---- ---- ----

-

Capacidad de derivación

Habitual

Li tros por l"

Litros por l"

-

En estiaje

-

Por hectárea regable

de las obras

Pesetas

Pes etas

Año

Total

. Litros por I"

FECHA del término

-

- - - - - - - - - - -- -1 1 - - - - - -

1

-

-

-----

VERTIENTE MERIDIONAL Dos Canales del Guadiaro (riego) .......... .. .... Del río Guadiaro, en Málaga. Marqués de Larios, Hijos y Sobrinos.

20

1800

1800

1800

37

11500

8500·

5000

.

--

800

-

-

668000

371

(O:mcesión de 1883).

(11)

5650000

491

1870

(12)

-

1848

(13)

1870

(14)

CUENCA DEL TAJO Henares (riego) ............................... Del río Henares, en Guadalajara. Compañía Ibérica de Riegos.

<

CUENCA DEL DUERO

11

Castilla (navegación) .... ...... ...... ..... .. .... . 227 De los ríos Pisuerga y Carrión, en Palencia. Sociedad Canal de Castilla. 42 Esla (riego) .. ............. ............... ... . Del río Esla, en León. Sociedad Canal del Esla. 52 Duero (navegación y riego) . .. ... . ." ............ Del Duero , en Valladolid. Sociedad In~ustrial Castellana.

-

4470

13000

1500

6480

8000

1200

-

-

(r) Se comprenden en la relación canales cuya dotación es superior a un metro cúbico por segundo y de los que se han logrado antecedentes.-Para formar la relación se ha recurrido a la Estadística de Obras públicas y varios libros que se citan oportunamente, y se han recogido datos de los Jefes de los servicios hidráulicos y de otros Ingenieros que también se citan. Los canales de riego ejecutados en el mismo tiempo, con caudal más reducido, son muy numerosos. Las obras de riego comprendidas en un plan general, formulado por los ingenieros de caminos y adoptado como provisional por el Gobierno en r902, más algunas adicionadas posteriormente, signifi-

-

17450000

4000

-

2550000

196

4200

-

5321500

665

-

1

1

(Concesión (15) de 187:JI

1

can aumentar el regadío nacional en r,6 millones de hectáreas, con gasto de unos 700 millones de pesetas.-De este plan hay en construcción algm;10s pantanos, que se enumeran en la nota (r) sobre pantanos españoles, y varios canales que son: el del Guadalquivir en Palma del Río, con presupuesto de 6,3 millones de pesetas para la presa de derivación y los primeros 32 kms.; el derivado del pantano del Guadalcacín, presupuesto en 6,8 millones; el derivado del pantano de Gasset; la reconstrucción del canal del Gran Prior, derivado del Guadiana en Ciudad Real, hecho a fines del siglo XVIII, pero luego casi destruído; etc. Entre los grandes proyectos, ya aprobados, cabe mencionar: el


32

L

plan formulado por una comisión presidida por el Ingeniero de caminos D. Enrique Martínez, para regar 68.ooo hectáreas de la región inferior del Guadalquivir, con presupuesto de 38 millones de pesetas, y del cual es parte el antes citado canal de Palma del Río; el canal de Lodosa, estudiado por el ingeniero de caminos D. Cornelio Arellano, para regar 29.000 hectáreas, y presupuesto en II,3 millones; el proyecto <<Riegos del Alto Aragóm> para 300.000 hectáreas, con presupuesto de I6o millones de pesetas: sistema de riegos el mayor de Europa y uno de los más grandes del mundo, debido a la iniciativa privada y estudiado por los ingenieros de caminos Sres. Izquierdo, Ríos y icolau, etc. Aparte canales de riego, han sido ejecutados desde fin del siglo XVI~I varios de abastecimiento, tan importantes como el de Isabel II, para servicio de Madrid, e infinidad de canales para saltos de agua, muy notables algunos de ellos por su cu antía y por su interés técnico. (2) Izquierda del Llobregat o de la Infanta. Deriva en Molins de Rey y riega tierras de 7 municipios de Barcelona, con caudal de unos I.6I5 litros; dedicándose el res.t o de la dotación a usos industriales. Siendo sobrado el estiaje del Llobregat, no padece escasez de agua.-Construído de I8I7 a I824, por los propietarios de las tierras, con el nombre de Canal del general Castaños, tomó luego el de canal de la Infanta (por gratitud a su protectora Doña Luisa Carlota de Borbón). La concesión del canal de la Derecha, en I855, le arrebataba, el derecho a las aguas que venían aprovechando; pero quedó reintegrado en este derecho por sentencia de I859 en pleito contencioso. (Datos del libro <<Aguas y Riegos•>, de D. Andrés Llauradó, ingeniero de montes y de la Estadística de O. P.). (3) Derecha del Llobregat. Deriva en San Vicente, y la zona regable comprende terrenos de 7 pueblos barceloneses.-Concedido a D. Eusebio Soler, en I855, con caudal de 3.750 litros, quedó terminado en I865, incluso la red de distribución; pero, por la sentencia citada en la nota anterior, quedó reducido al aprovechamiento de aguas sobrantes hasta I.200 litros, caudal tan precario, que el Estado hubo de incautarse de la obra en I874, pagando:


33 L Pesetas

Por obras y expropiaciones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Por intereses intercalares, próximamente. . . . . . . . . . . . . . .

485.284 72.000

SUMA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

557.284

Además, por intereses simples al 6 por IOO en 9 aiíos, próximamente. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

262.500

(Datos del libro citado de A. Llauradó y de la Estadística de O. P.). (4) Imperial de Aragón. Deriva en Fontellas (Navarra), por la derecha del valle. Se ejecutó para navegación, riego, fuerza motriz y aprovechamientos industriales; pero hoy su objeto primordial es el riego, y a éste se supeditan todos los demás. Resultan las explanaciones y obras con anchuras excesivas, como para caudal de 32 metros cúbicos, mientras que normalmente deriva en aguas medias 25 metros cúbicos, y ro metros cúbicos en los veranos más secos.-. Riega en cuatro términos municipales de Navarra y r9 de Z_aragoza. -En tiempos de Carlos I se ejecutó la acequia llamada Imperial, de antiguo deseada. Para ampliarla a canal de navegación y riego, se otorgó la concesión formal de _r768, al empresario Badin, que empezó las obras en r770. Abusos y despilfarros obligaron al Gobierno a intervenir la empresa en r772 y a la incautación en r778. Quedaron las obras bajo la dirección del canónigo Pignatelli; el cual, tras edificante lucha con penurias y gentes aviesas, las terminó en r790 hasta El Burgo. Los cuantiosos gastos empeñados en la continuación del canal hacia Sástago, con las esclusas de Valdegurriana, han sido estériles para mantenerle en la zona yesosa. Coste del canal: Pesetas

Gastos de la empresa Badin, anteriores a la intervención del Gobierno en mayo de r772 ............. . Obras, incluídas las del trozo final abandonado. . .... . Expropiaciones. . . . .. ..... ....... ... . .... ....... . . Gastos de administración. . ...................... .

I.000.000 2r.r25.560 239.6r4 73 2 .587

TOTAL ... . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 L


34

L

Recursos arbitrados durante la ejecución: Procedentes de empréstitos y emisiones.... . ...... . .. Productos del canal (regadíos de la acequia Imperial, etc.)

3r.777.698 r.622.32I

TOTAL. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

33-400.0I9

La diferencia de I0.302.258 pesetas se consumió, principalmente, en quebrantos de negociaciones para levantar fondos y pagos de intereses, y el resto en gastos de una junta central establecida en l\fadrid y de giro de letras.-El Sr. Royo, en su libro <<Cartas sobre Riegos>>, hace observar que la concesión a una empresa no excusó al Gobierno de construir la obra, puesto que la incautación fué inmediata; pero al cargarse con las obligaciones de la empresa, gravó perpetuamente al Tesoro con carga de r.449.I79 pesetas (intereses de los empréstitos al 3,5 por IOO y de las emisiones al 4 por IOO, pu esto que los préstamos no han sido restituidos); si, más perspicaz, el Gobierno hubiera acometido directamente las obras, que costaron 23.097.76I pesetas y produjeron r.622.32I pesetas, habríale bastado destinar a ellas, sólo durante los 20 años de la construccón, anualidad media

z3.097.7for.6zz.3zI = r.073.772 pesetas. (Datos del11bro . de ----=---'~ -'------=----<<Car20 tas sobre Riegos>>, por D. Mariano Royo, completados por D . An · tonio Lasierra, ambos ingenieros de caminos) .-El coste por hec- • tárea resulta de 23 •~97 -7 6I = 825 pesetas, el más elevado de los caz ·ººº nales españoles que consideramos; pero nótese que el Imperial lleva, , 1 . 25 .000 . por hectarea, cauda medio de - - - = 0,893 litros X I , esto es 2 8 .000 una dotación que, por su cuantía y su constancia relativa, tampoco tiene igual en los demás grandes canales; además, las explanaciones y obras miden anchuras excesivas para canal de riego , y se han cargado a éste los gastos del trozo final abandonado.-El canal asegurará completamente su dotación con el gran pantano de Reinosa, en estudio .- La zona de este ca~al es hoy uno de los trozos más valiosos de España, por la densidad de población y el b ienestar que en ella reina . 1/


35

L

(5) Tauste. Deriva en Cabanillas (Navan-a), por la izquierda del valle. Según el estado de nivel del Ebro, puede tomar de 5 a 9 metros cúbicos.-Riega en avarra cinco términos municipales y siete en Zaragoza.-La villa de Tauste tomó animosa a su cargo, a mediados del siglo XVI, la empresa de agrandar una acequia vieja de tres siglos. Agotados los recursos y a punto de perderse los trabajos realizados por falta de medios para conservarlos, Pignatelli se encargó de ejecutar la obra, en I78I, a la vez que el canal Imperial. En I848, el Gobierno entregó el canal de Tauste al Sindicato, previa tasación en 6.500.000 pesetas, efectuada el año I833. Se invirtieron en los trabajos 4I5.450 pesetas, producid'as por el canal hasta I790. El coste propiamente dicho de las obras fué de unos 4.550.000 pesetas, y la diferencia de I.950.000 correspondería a quebrantos de negociaciones de empréstitos, pagos de intereses, etc., como en la empresa paralela del canal Imperial. (Datos del citado libro de M. Royo). (6) Urgel. Derivado en Tosal, juzgado de Balaguer (Lérida), sigue la izquierda del valle. La distribución comprende I0Z km. en cuatro acequias generales y 3.000 km . en la red de acequias menores. Riega tierras de 46 pueblos de Lérida.-El má:,,..imo caudal, que se alcanza todos los años de abril a julio, es de IS metros cúbicos; el convenido con los regantes, de septiembre a mayo, es de 7,860 metros cúbicos.-Iniciada la idea de este canal en tiempo del emperador Carlos I, fué en I8I7 cuando se empezó por cuenta de los pueblos. Penurias y dificultades técnicas paralizaron, repetidas veces, trabajos que no pasaron de insignificantes. En I853 formóse la sociedad anónima <<Canal de UrgeL>, en gran parte compuesta de los propietarios regantes, sobre la base de la concesión otorgada el año anterior. Tras muchos sacrificios, terminó la obra en I86I, gracias a la perseverancia de los empresarios y a su administración modelo . El capital social, 8.000.000 de pesetas, era el presupuesto del anteproyecto, base de la concesión, que no comprendía el interés del dinero adelantado. Mediante detenido estudio del canal, se fijó el presupuesto t écnico en I4.4rn.674 pesetas, por el ingeniero de caminos D. Domingo Cardenal. Con tanto esmero fué estudiado e invertido, que resultó economía de algo más de rno.ooo pesetas. El canal


36

L

principal resultó a 74.000 pesetas por km ., sm contar túneles. La obra y coste por metro lineal fué, en términos medios: Pesetas

---

Desmonte .. . ... 22,730 mts. cúbs. ( 37,09 rr:ts . cúbs., a . . >) Terraplén ...... r4,360 )) Obras de fábrica 1 )) a. ...... ... .. .. .. 0,735 )) de todas clases Í 30,ro mts. cuads., a . . . . . . . . . . . . . . . Expropiación. . .

r,375 22,50 0,02

El coste por metro lineal de túneles, comprendido entre 609 y 850 pesetas, resultó notablemente menor que el promedio del coste habido en 30 túneles construídos en los anteriores 50 a11os én canales y ferrocarriles extranjeros y alguno español. El coste total fué así: Pesetas

Canal principal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Las cuatro acequias principales (próximamente 2,5 millones) y la red de distribución. . . . . . . . . . . . . . . . . . . Desagües, puentes, casillas, telégrafo , arbolado y demás obras complementarias. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Expropiaciones, dirección y administración, quebranto de empréstitos, intereses de préstamos y gastos de explotación hasta el término de las obras en novien1bre de r86r. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

r4.306.500

TOTAL ........... ·.........

28.072.767

Los recursos fueron : Acciones . . . . . . . . . . . . ....... . . . . ........ . . . . . ... . Obligaciones. . . . ................ . .. . .. .. . .. .. ... . Anticipos reintegrables. . . . ..... . ... . ....... . ..... .

8.000.000 r4.ooo.ooo 6.500.000

TOTAL .... . .... .. .. . ..... .

28 .500.000

4 .522.344 760.657

8.483.266

(Datos del citado libro de M. Royo y del ingeniero de caminos D. Carlos Cardenal). . . I2.000 S e trata d e un cau d al muy lirrntado, de 6 9.000 = o.r74 litros


37

L

por hectárea, que con dificultad llega a las colas de acequias larguísimas. Esto contribuye a explicar cómo, medio siglo después de terminadas las obras y regándose el 87 por I00 de la zona, con una administración ejemplar, los intereses no pagados asciendan a unos 62 millones de pesetas, que sumados al coste de las obras hacen un total de capital y deudas de 90 millones. Si el Estado, en vez de conceder la obra a empresarios, la hubiera ejecutado directamente en I0 ó 20 años, gastando entre dos y un millón por año, no arrastraríamos el espectáculo de una empresa m ártir, que, no obstante su denuedo, acaso imposibilita soluciones definitivas. Y si la imposición del país para allegar un mejor regadío (con pantanos, etc.), determinase la incautación, la tasación del negocio, sin dejar de ser en todo caso fatal para la empresa, reproduciría para el Estado daño análogo al que se produjo incautándose del Canal Imperial, pero agravado, por llegar a esa solución con retraso de más de medio siglo. A vueltas del disgusto que, por esta situación de la empresa, alcanza a todos sin excepción, de las malevolencias acumuladas en años tristes de ruina y desaparición de los antiguos propietarios de secanos extensos, de pestes producidas por la falta de saneamiento, etc., es lo cierto que una masa social numerosa vive: con gran actividad, en terrenos antes ruines, para bien propio y general utilidad del país. (7) Aragón y Cataluña. Derivado en Olvena, sigue por la izquierda de los valles del Esera y del Cinca y, salvada la divisoria entre éste y el Segre, continúa por la vertiente derecha del Segre. Riega en I8 municipios de Huesca y I3 en Lérida.-Los primeros estudios t écnicos del canal, antes llamado de Tamarite de Litera, se hicieron en I783 por D. Manuel Inchaus~e. En I8o6, presentóse un proyecto, más completo, suscripto por D. Francisco Roche. La iniciativa particular obtuvo, en abril de I834 1 una real cédula, con multitud de gracias y concesiones que no bastaron para que se acometiese la obra. Pasada la primera guerra civil, y aprobado en I864 un proyecto del ingeniero Mr. Barry, se modificó la concesión por real decreto de 3 de septiembre de I866 y, luego, por el de I7 de noviembre de I876. F0rmada la sociedad <<Canal de Aragón y Cataluña,>, se otorgó en 3 de febrero de I888 otra nueva concesión y, caducada también ésta por R. D. de IZ de junio de I892, la ley de 5


38 L

de septiembre de 1896 encargó al Estado la continuación de las obras. Estas duraron hasta 31 de diciembre de 1909, con coste detallado así: Pesetas

Trabajos anteriores a 1896 (concesión caducada) ..... . Canal principal, 124 km. para 35 mts. cúbs. X 1" ... .. . Rama de Zaidin, 47,5 kms. para 15 mts. cúbs. X 1" ... . Acequias principales (descontadas tomas sufragadas por particulares), 139 kms. hasta para 4 mts. cúbs. X 1 Desagües y azarbes, 65 kms. hasta para 8 mts. cúbs. X 1" Pruebas y reparaciones. . ........ . .. . ........ . .... . Explotación desde que empezó el riego en 1906 hasta que terminaron las obras . ..... .. ............. .. . Expropiaciones. . . . .......... . ..... . ............. . Plano de la zona y plan de riegos . .. . ........... . . . . . Estudios . .. .. .... . .... . ............. . .......... . Concurrencia a exposiciones .. ..... . .... ... ... . ... . . Dirección y administración .... .......... . .... . .... . 11

TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

r.668.794 22.217.950 2 -477-799 r.810.127 614.299 10.349 122.995 777.332 75.189 107.484 16.527 2.040.925 31.939.770

Contiene las siguientes obras de fábrica: 8 sifones, 305 caños y 30 grupos de íd., 31 tajeas y 14 grupos de íd. , 19 alcantarillas y 4 grupos de íd. , 15 pontones y un grupo de íd., 366 pasos superiores, 43 túneles con longitud total de 12,7 kms., 159 saltos y no rápidos. Como obras especiales figuran, en el canal principal: presa, casa de compuertas, medio kilómetro de muros de sostenimiento, en parte con cajero de hormigón armado; 1 túnel artificial de hormigón armado; 17 puentes acueductos y 2 sifones, obras singulares de la ingeniería moderna, uno con dos tubos de 3,80 metros de diámetro y otro con un tubo de 4,00 metros; todos de hormigón armado. En el canal de Zaidín, el partidor y tres puentes acueductos.-Hay 150.000 árboles plantados en todos los cauces.-Las diversas concesiones del canal establecían que el caudal otorgado de 35 mts. cúbs. X 1" se tomara de los ríos Esera y Cinca; pero en la construcción se ha derivado sólo del Esera, cuyo caudal anual, que en siete año·s ha oscilado entre 672 y r.074 millones de metros cúbicos, es bastante para


39

L

las necesidades del cultivo probable en muchos años.-Ahora bien, es menester regularizar en breve el régimen del Esera, con un pantano ya previsto en Barasona. Además, son precisas obras de consolidación, especialmente importantes en la zona de los yesos. (Datos de los ingenieros de caminos D. José Sans Soler y D . Rafael de la Escosura).-Es muy de notar el rápido desarrollo del regadío de este canal, en una comarca como la Litera, de triste celebridad secular por la pobreza y despoblación a que la condenaban sus sequías: cuatro años antes de acabar el canal, en I906, los propietarios suscribieron riego para 5.989 hectáreas y para el corriente año de I9I3 han suscripto 53.854 hectáreas, más de la mitad de la zona regable total. Y no obstante el sacrificio que supone para los propietarios de secano hacer la red de acequias, preparar las tierras, etc., adviértese el crecimiento de los pueblos y de su bienestar. (8) Delta derecho del Ebro. Derivado en Cherta (Tarragona), se sigue llamando de Alimentación hasta Amposta; porque en el primitivo proyecto tenía por objeto hacer navegable la prolongación desde Amposta hasta el puerto de los Alfaques, en donde desembocaba al mar. En Amposta se divide en dos, llamados Marítimo y de Riegos, de IO y ZI,5 kms. respectivamente. Siete acequias principales suman 3I,6 kms.-Riega principalmente arrozales.-Por la ley de concesión, de 26 de no,v iembre de I85I, a la <<Real Compañía de Canalización y Riegos del Ebro>>, ésta se comprometió a regar los terrenos de la vega que técnica y económicamente fuesen susceptibles de tal beneficio. En puridad, estos terrenos eran principalmente los del delta: vasto cuadro aproximado, de I6 kms. de lado, llano, encharca,do por el Mediterráneo, salitroso y turboso, productor sólo de malos pastos, insano y despoblado.-La compañía empezó ejecutando el dicho canal de Alimentación, para hacer de riego y navegable la prolonga · ción hasta San Carlos de la Rápita, ya construída en tiempos de Carlos III, y que también modificó; y quedó construída esta primera parte de las obras en I858.- La ley de 5 de julio de I867 otorgó a la compañía subvención de I25.ooo pesetas por cada millar de hectáreas regadas.-A pesar del enérgico y eficaz apoyo que la Administración central dió a los arrozales, contra preocupaciones y pasiones aunadas en contra, y siendo este cultivo favorabilísimo para


40

L

mejorar el suelo del delta, por cuanto los riegos frecuentes lavan de salitre el terreno y los abundantes sedimentos le elevan y modifican su naturaleza turbosa, la compañía no logró poner en cultivo m ás de la mitad de la zona del canal hecho; por lo cual, y por no alcanzar buen éxito la navegación, fracasó Ja empresa y se declaró caducada la concesión.-Por ley de 15 de abril de 1906, se concedió nuevamente el aprovechamiento a la <<Comunidad de Regantes, Sindicato Agrícola del Ebro>>, que ha llevado a término todas las obras bajo la dirección del malogrado ingeniero de caminos D. Rafael Izquierdo, con singular maestría y brevedad desusada, tal, que se anticipó a los plazos establecidos. La subvención a esta comunidad ha sido del 31 por roo del importe de las obras hechas. (Datos del citado libro de M. Royo y de D. Alberto Aguilar, ingeniero director de la compañía constructora) . (9) Delta izquierdo del Ebro. Derivado de la misma presa que el canal de la derecha, en Cherta.-Co,rnprende tres acequias principales, que suman 37,7 krns.-Su historia queda envuelta en la nota anterior.-Ejecutado totalmente por el actual concesionario, su coste ha sido: Pesetas

Obras . ........ . .......... . . . . . . . .. . ...... '!' ..... . Expropiaciones. . ... . ......... . ........ . ........ . Dirección y administración. . .. . .. : ..... . .... . ... ·.. Otros gastos, corno conservación y reparación hasta el término de las obras, etc . ........ . . . .... . .... . . . TOTAL . . . .. .. . . . . . . . . . . . . .

9.140.000 960.000 200.000 200.000 ro.500 .000

La subvención fué del 50 por roo del importe de las obras. (Datos del citado ingeniero Sr. Aguilar) .-El progreso del regadío en esta parte del delta resulta verdaderamente extraordinario: los propietarios empezaron a regar-principalmente arrozales-en cuanto pudo dárseles agua, el año 1912; y hasta ahora, o sea en un año, han aumentado los riegos tanto corno ha permitido el adelanto de las obras; alcanzando el último verano a 4.000 hectáreas, tercera parte de la zona. El auge de la localidad de Tortosa es evi dente.


41 L

(IO) Del Guadalentin, en Totana. Forma parte de un vasto plan de defensa de la Huerta de Murcia contra las avenidas del Segura y sus afluentes, especialmente las del torrencial Guadalentín, formulado por los ingenieros de caminos D. Ramón García y D. Luis Gaztelu. La Huerta se extiende hacia la desembocadura del Guadalentín. De antiguo se ciñó este río, en los zo kms. finales de su curso, a un cauce artificial, llamado Sangonera en los cinco primeros kms. y Reguerón en lo demás; aprovechándose el resto del valle para huertas y edificios; bien que arrostrando las inundaciones, con catástrofes tan señaladas como las de r879 y r884. El plan, en ejecución ya muy avanzada, comprende: recrecer IS metros la presa del pantano de Valdeinfierno y limpiarle, para obtener vaso de 40 millones de metros cúbicos; modificar el aliviadero del pantano de Puentes y limpiarle, para obtener otra capacidad de 3r millones de metros cúbicos. Las riadas grandes son otoñales y encontrarán los pantanos vaciados por los riegos. Pero calculando, desfavorablemente, ciertas concurrencias de avenidas naturales y transformadas por los embalses, resulta caudal de 400 metros cúbicos a evacuar por el Gu adalentín. El canal derivado de este río en Totana, que es el expresado en la relación, hecho a través de la divisoria con el Mediterráneo, desaguará caudal de zoo metros cúbicos en una rambla directa al mar; los restantes zoo metros cúbicos seguirán por los cauces Sangonera y Reguerón, convenientemente reformados en r7 kms., es decir, hasta 3 kms. antes de su confluencia con el Segura, que tiene lugar a 6 kms. por debajo de Murcia. Completan la defensa 6 pantanos en el Segura y sus afluentes; los que, al propio tiempo, sobre regular riegos actuales deficientes, permitirán aumentar la zona regable en 40.000 hectáreas. Entre los pantanos que se citan en la relación respectiva, son de este plan el de Valdeinfierno, recrecido, y los casi acabados de Alfonso XIII y Talave. (Datos de los citados R. García y L. Gaztelu y del ing~niero jefe D. Manuel Maese). (n) Del Guadiaro. Derivados por derecha e izquierda con caudales de I.200 y 600 litros respe,c tivamente. (Datos de la Estadística citada, del libro <<El Regadío en España>> de la Junta Consultiva Agronómica y del ingeniero de caminos D. Manuel Giménez Lombardo).


42 L

(12) Del Henares. Derivado en término municipal de Humanes (Guadalajara), sigue la izquierda del valle en 37 kms.; no contados los 8 últimos del proyecto, de cuya construcción fué relevado el concesionario. ;La zona regable comprende tierras de ro pueblos de Guadalajara y Madrid.-La primera concesión, de 1863, fué traspasada en 1865 a la <<Compañía Ibérica de Riegos>> que, con capital inglés en su mayor parte, ejecutó en cinco años las obras existentes. El coste fué aproximado de: Pesetas

Obras. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Gastos generales e intereses. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

4.400.000 r.250.000

TOTAL . ........... . .......

5.650.000

Pero se gastaron, además, próximamente, r.900.000 pesetas en retribución al primer concesionario, establecimiento de empresa, etc. Sin embargo, el canal fué después valorado por el Jefe de obras públicas de Guadalajara, Sr. Castañeda, en 3.227.145 pesetas por orden de la Dirección general del ramo, y, en la Estadística de obras públicas de 19n, se anota haber sido tasado pericialmente en pesetas r.757.500, y adjudicado a la propia Compañía Ibérica en tercera subasta por 30.000 pesetas.- El hecho es que, en verano, el agua del río llega a no exceder el caudal de 1,5 metros cúbicos, que por real orden de 8 de mayo de 1869 debe dejarse para riegos preferentes, y que la suspensión de riegos dél canal suele prolongarse en otoño. Se comprende como, en tales condiciones, la suscripción de regantes no alcance ni para conservar debidamente las obras. (Extractos del citado libro de M. Royo y datos del ingeniero jefe D. Enrique Bartrina).-Los secanos del Henares, por su suelo y por tener lluvias algo más copiosas y regulares que la región del Ebro, pierden pocas cosechas de cereales, siquiera sean cortas. Ante un canal que no puede ofrecer más que riegos de primavera y otoño, tan eventuales éstos como puedan serlo las lluvias, explicase la resistencia de los propietarios a empeñarse en la costosa operación de nivelar tierras y abrir cauces, quizá no remunerada por el problemático aumento de cosechas. Hay que ofrecer riegos no eventuales, para lo que basta completar la obra hidráulica con pantanos, ya indicados en el plan ge-


43 L

neral, y aumento de coste relativamente moderado. Para esta natural solución, acaso es obstáculo el concesionario; pero el Estado viene obligado a realizar efectivamente una mejora entrevista hace medio siglo y en la que ya empeñó fondos públicos. (13) De Castilla. Consta de tres ramales: el de Alar del Rey a Serrón, o canal del Norte, derivado del Pisuerga, mide 71 kms.; el segundo nace en Calahorra, se alimenta del Carrión y termina en Ríoseco, con 77 kms.; y el del Sur, o canal de Campos, corre desde el Serrón a Ríoseco y Valladolid, con 79 kms.; en junto 227 kms., con 49 esclusas. Empleado principalmente en navegación y fuerza motriz de algunas fábricas, a penas riega; pero una dependencia de Fomento estudia su conversión en canal de riego para cuando revierta al Estado.-Se emprendió al mediar el siglo XVI, paralizándose a poco. Estudiado de nuevo en 1751, comenzaron las obras en 1753, invirtiéndose unos 17,5 millones de pesetas hasta 1779, quedando entonces en explotación 28 kms., hasta Paredes ele Nava. Tem1inaron en 1848, a vuelta de muchas interrupciones y desmayos. (Datos de las citadas Estadística y obra de A. Llauradó y del libro <<Las Obras públicas en España>>, por D . Pablo de Alzola, ingeniero de caminos). (14) Del Esla. Derivado en Valencia de D. Juan (León). Se consigna como caudal habitual el destinado a riegos; los restantes 2.480 litros, hasta completar la dotación, se destinan a fuerza motriz de los molinos de Valencia.-La concesión primera, de 1857, se traspasó en 18_65 a la <<Compañía Ibérica de Riegos•>, que terminó las obras en cinco años, con gasto aproximado de: Pesetas

Obras. Gastos generales e intereses intercalares . . . . . . . . . . . . . .

2.000.000 550.000

SUMA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

2.550.000

Además, se gastaron próximamente 1.150.000 pesetas en retribuir al primer concesionario, establecer la empresa, etc. (Datos de la Estadística de O. P. y del libro del Sr. Royo). (15) Del Duero. Construído para navegación. Se empezó a aprovechar para riego en 1891. (Datos de la Estadística citada).


44

45

L

PANTANOS MAS IMPORTANTES CONSTRUIDOS

11

Cuenca OBJETO DEL alimen- PANTANO

NOMBRE DEL PANTANO

CORRIENTE ALIMENTAOORA CONCESIONARIO

CABIDA tadora Mts. cbs.

Km.2

---

-----------COSTE

-

-

de cabida.

Hects.

Pesetas

Pesetas

-

--

DE

FÁBRICA

IPOR M.3

TOTAL Zona regable

EN ESPABA DESDE FIN DEL SIGLO XVIII

ALTURA ~

cimientos

alzado

Metros

Metros

-

-

---------LONGITUD

cimientos I coronación

LA

PRESA

CLASE Y VOLUMEN

-

-

-

Metros

Metros

Metros cúbicos

(1)

COSTE ~

TOTAL

POR M.3

Pesetas

Pesetas

-

-

-

- --

L

FECHA 11 del término de las obras ----

.

VERTIENTE ORIENTAL DEL PIRINEO Riudecañas .................. Riera de Riudecañas, en término de id. (Tarragona). Sindicato de Riegos.

3446000

30

1500

y abastecimiento supletorio de Reus.

2842600 0,825

35,50

9,00

220,00

30,00

72500

mampostería hormigonada.

1998400

27,56

1914 probable

(2)

CUENCA DEL EBRO La Nava .......... ... .... .. . Laguna de Anavieja y barranco de La Nava (Soria).

-

-

-

Riego de Cintruénigo (Navarra).

242000

-

-

1

17,00

-

-

230,00

-

-

1858

(3)

-

-

1880

(4)

200000

La Grajera ................... Río Iregua, en Logroño. Ayuntamiento de Logroño.

1754110

-

865

60000 0,026

-

10,00

-

San Bartolomé . .............. Río Arba de Luesia, en Ejea de los Caballeros (Zaragoza). Ayuntamiento de Ejea.

2800000

-

1200

360000 0,129

-

15,00

-

-

-

-

-

(Proyecto de 1879).

(5)

Monteagudo . ... .............. Rio Valbnena, en Fuentelmonge (Soria). Sociedad anónima del Pantano.

4546000

612

225000 0,049

-

-•

-

-

-

-

-

1881

C(6)

11,00

-

-

1885

:(7)

-

-

-

1889

(8)

--

-

-

1896

(9)

10

27000

tierra, perfil homogéneo .

1

Calahorra ....... . ... . ........ Rio Cidacos, en Calahorra (Logroño), Asociación de Propietarios.

1100000

-

2500

149270 0,136

-

Val de la Fuen. . ............. Río Riguel y barranco Busal, en Sádava (Zaragoza). Junta de Regantes.

!2049000

-

1252

136300 0,066

4,20

4,60

Híjar (inferior) . .............. Arroyo Escoriza, en términos de Alloza y Oliete (Teruel). Sindicato de Riegos.

3560000

238

3620

623000 0,175

1,10

33,00 1

,

275,00

Tierra.

-

.

Tierra.

mamposteria con bastardo ¡, mortero

140000

-

529800


. 46

47

L

L

1

COSTE . Cuenca OBJETO DEL -~ ·a1imen- PANTANO IPOR M.3 -CABIDA ' tadora de TOTAL ;regable Zona 1 cabida. 1

11

f,{OMBRE DEL PANTANO

CORRIENTE ALIMENTADORA CONCESIONARIO

Mis. cbs.

.

1 1

Km.<

Hects.

Añamaza ..... . ........ . .... . . Río Alhama, en Cervera del Río Alhama (Logroño) . Ayuntamiento de Cervera.

-

-

540

La Molineta .. .. . ... ...... . ... Río Alhama, en Montes de Tambarría (Logroño ). Sindicato de Riegos del Río Alhama.

385000

-

600

Mezalocha . .. ....... . ....... Río Huerva, en Mezalocha (Zaragoza). Sindicato de Riegos .

3916000

La Peña ..................... Río Gállego, en Triste (Huesca) Sindicato de Riegos.

Pesetas

-

-··-

---------ALTURA

Pesetas

~

cimientos coronación

alzado

Metros

Metros

-

-

-

5,00 8,00

7,00 8,60

-

1

-

DE

LONGITUD

cimientos

---

--

FABRICA

-

-

Metros

Metros

-

LA PRESA

11l

1

1 738

18000000 1620

-

- TOTAL

-

Metros cúbicos

P esetas

-

-

11

128430 0,334

183,50 250,00

14869 35986

FECHA 11 del término de POR M,3 obras las P esetas

COSTE

CLASE Y VOLUMEN

¡

-

-

(10)

72220

1,42

1904

(11)

dos presas, tierra.

21710

1722

644700 0,165

6,00

27,00

48,50

102,00

453550

20,89

1903

(12)

16000

6602000 0,377

! 17,90 0,00

41,00 19,00

10,00 47,50

1925512 43555 111,701 71 20 dos presas, mam-

44,21

1914 probable

(13)

11,50

40,00

15,00

42077

1863000

44,27

1914 probable

(14)

24,00

48,00

-

84124

2031000

24,14

1884

(15)

-

15,00

-

11900

235260

19,77

1897

(16)

6,80

41,00

33217

1584940

regadlos de Zaragoza.

-

'

mamposteria con mortero de cemento natural.

postería, ciclópea c o n mortero de c em en to Portland .

CUENCA DEL JUCAR

7501800

Buseo . ... . . ................ Río Chera o Rambla de Sot, en Chera (Valencia). Sindicato de Riegos .

248

10500

2281000 0,304

150,00 probable.

mampostería con mortero de cal hidráulica.

CUENCA DEL SEGURA Puentes .... ... .... . .... . ..... 32360000 2000 Ríos Vélez, Lucbena y Turrillas, en Lorca (Murcia). Sociedad Pantano de Puentes.

.

Valdeinfierno (recrecimiento) .. Río Luchena, en Lorca. El Estado.

20000000

625

Alfonso XIII. ................ Rio Quipar, en Calasparra (Murcia). El Estado.

23112000

825

(máximo 39 170000)

12000

(regables

3461500 0.107

-

mampostería .

24000).

regulación de avenidas

Regulación de aven id as y mejora de riegos.

-

Regulación, avenidas y mejora de riegos.

235260 0,012

2214600 0,096 0,057

'I

11

,i ll

21,50

158,50

88,00

mamposteria .

mampostería cictópea hormigonada.

47,71 Constm,ció1 (17) adelantada. 1


. 48

1

49

L

NOMBRE DEL PANTANO

CORRIENTE ALIMENTADORA CONCESIONARIO

Cuen ca OBJETO DEL alim en - PANTANO CAB IDA tadora - Zona regabl e Mts. cbs.

Km .1

--------.. . . ----- -

T OTAL

-

-

Hects.

P e set a s

POR M.3 de cabida.

-

Pesetas

-

Talave . .. ... .. ....... ... ..... 19892000 Rio Mundo, en Liet or (Alb a- (máxim o 38616000) cete) . E l Estado . VERTIENTE MERIDIONAL Benabolar . ... .. .. . . . ...... .. Río Benabolar, en Marb ella (Málaga) . Colonia Agrícola del Angel. Medranas . ..... . .. . . .. ...... Cañadas de Medranas . y Zajarilla, en Marbella (Málaga). Colonia Agrícola de San Pedro Alcántara. Taraje . . . ... . . ........... ... Arroyo Taraje, en Benaharis (Málaga) . Colonia Agrícola de San Pedro Alcántara. Rincones . .. Arroyos Macl~~l~j ~~lrt~~ Ú~ rallán, en Marbella (Málaga) . Colonia Agrícola del Angel. La Leche . . . .. . ... . . . . . . .... . Cañadas, Torrecilla y Aguilares, en Benaharis (Málaga) . Colonia Agrícola de San Pedro Alcántara.

·y·

.

CUENCA DEL GUADALQUIVIR Cam_pofrío. .... . ... . . .. . . .. Minas de Río Tinto (Huelva) . Marismilla (Huelva) .. . ...... . San Pedro . .... .. . . .. .. . ..... Arroyo S. Pedro, en Fuenteovejuna (Córdoba) . Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya.

3137

Re¡¡ulaci ón avem9as y me¡ora riego.

FÁBRICA

COSTE

-

2743000 0,138 0,071

A L'rURA .

-~

Metros

Metros

Metros

8,00

38,00

30,00

-

18,0v

e---

-

70

450000

-

51

-

-

-

500000

·-

60

-

-

-

-

-

LA

PRESA

CLASE Y VOLUMEN

FECH A

-

COSTE

-

-

TOTAL

Metros

Metros cúbicos

P esetas

cimientos coronación

alzado

480000

204000 0,425

LONGITUD

imientos

-

DE

-

PORM,3 ·Pesetas

--- ---

190,00

probable.

-

-

-

-

-

-

-

L

53275

mampostería.

9000

del término de las obras -----

39,54 Constru cción (18)

2106511

a delantada.

159000

17.67

1880

(19)

38475

-

1884

(20)

111271

-

1886

(20)

63400

17,50

1890

(19)

-

96529

-

1903

(20)

1883

(10)

mamposteria con mortero de cal hidráulica.

Mamposteria.

-

·1 1

Mamposteria.

1

220000

-

30

75900 0,345

-

300000

-

35

-

-

2570000

-

858700 500000

100

Lavado de minera les.

Lavado de minerales .

-

Abastecimi ento de un F. C. e industrias.

-

18,00

-

-

-

-

-

3623

mamposteria con mortero de cal hidráulica.

Mampostería.

.

2044520 0,796

-

25,00

-

-

-

-

-

433800 0,505

-

17,55

-

-

-

-

-

123050 0,025

-

-

-

-

-

-

-

(10)

-

(21)

1898

1 1

4 L


I ~

51

1

50

11

L

NOMBRE DEL PANTANO

CORRIENTE ALIMENTADORA CONCESIONARIO

Cu enca OBJETO DEL alimen- PANTANO CAB ID A t adora -Zona regabl e Km .2

Mis. cbs.

Hects .

----COSTE

-

POR M.a de cabida.

Pes e t a s

Pesetas

TOTAL

...

-

-

-- -------- -

-

600

imientos

alzado

Metros

Metros

12-!00

-

Metros

-

LA

Metros cúbicos

Metros

---

6,00

-

..

PRESA

CLASE Y V OLUMEN

cimientos coronación

L.-

113650 2,273

Servicios del coto hullero «El Porven ir de la lndustria».

DE

LONGITUD

ALTURA

- - - --~

50000 La Parrilla. . . .... . .. . ....... Arroyo La P arrilla, en Fuenteovejuna (Córdoba). Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya. Guadalcacín. ... . .. .. ........ 93021000 Río Guadalcacín o Majacelte, en J erez y Arcos de la Frontera (Cádiz). Sindicato de Riegos .

FÁBRICA

-

COSTE PORM.3

TOTA L

L

Pesetas Pesetas -- ----

FECHA 11 del término de las obras

3600

93536

25 ,98

1905

(22)

22790

632535

27,75

1912

(23)

mampostería y hormigón.

1

1757100 0,019

13,80

26 ,90

30,00

94,23

mampostería.

-

.

CUENCA DEL GUADIANA Gasset . . .. ... . .............. 22169600 Ríos Becl:'a y Bañuelos, en Fernan-Caballero (Ciudad Real) . El Estado.

558

2200

-

1035670 0,047

37,00

13,00

76231

180 ,00

tierra con pantall a y revestido.

1915 probable

(24)

-

1858

(25)

2000000

40 ,00

1880

(25)

1800000

24,00

1908

(26)

-

1909

(2 7)

1910

(28)

5,31

405112

CUENCA DEL TAJO

3000000 Pontón de la Oliva . .. . ........ Río Lozoya (Madrid). E l Estado. Villar . . . .. .. .. ....... .. ..... 21900000 Río Lozoya, en Manjirón y Robledillo de la Jara (Madrid) . El Estado. Santillana. . ......... .. ...... 45000000 Río Manzanares, en Manzanares el Real (Madrid). Sociedad Hidráuli ca Santillana. Bolarque . . .. . . . ... . ..... . ... 32000000 Tajo, en Sacedón y Almonacid de Zorita (Guadalajara). Don J. Ron. 2252700 Gargüera . . . .. . ... . .... . .. .. Arroyo Garganta de Gargüera, en Gargüera y Tejeda (Cáceres). Don lVI. Delgado y Gómez Nadales.

782

240

-

27,00

-

78 ,80

2050000 0,094

5,00

45,50

-

-

2645000 0,059

10,00

28,00

-

-

6,00

19,00

-

-

5,00

17,50

-

-

-

50000 mampostería con mortero bastardo

75000 mampos tería horm igonada con mortero de Portland.

Abastecim ien to de ª!,ua y energia e Madrid.

-

-

312

- 1

75000

-

horm igón ciclópeo.

~ 1

530610 0,236

32,50

301,80

93572

ti erra, con pantalla y revestida.

386718

. 1

.

.

-

Mampostería, sillarejo y sill ería.

Abastecim iento de Madrid .

Industria Hidro-eléctrica.

140

-

10,00

-

Abastecimiento de Madrid.

'l

4.13

1


52 L

53 L 1

~

OMBRE DEL PANTANO CORRIENTE ALIMENTADORA CONCESIONARIO

CABIDA

1Cuenca OBJETO DEL alimen- PANTANO -tadora

-

-

Zona regable

Mts . cbs.

Km.2

Hects.

·-

-

COSTE

- -----------TOTAL

Pesetas

POR M.a de cabida

-

--------LONGITUD

ALTURA i------

imientos

alzado

Metros

Metros

-

Pesetas

--

DE

FÁBRICA

,____

-

cimientos coronación

-

-

Metros

Metros

'

LA

PRESA

CLASE Y

-COSTE

VOLUMEN TOTAL

-

-

Pesetas

Metros cúbicos

- --

---

POR M.3

-

Pesetas

FECHA del término de las obras

----

CANARIAS Honduras . . ... .... : . ........

120000

-

461000

-

Barranco del Santo, en La Laguna (Canarias). Don T. Expósito Barrios. Valle de Vega . .. . . . ........ . .

Barranco de Thaodio, en Santa Cruz de Tenerife (Canarias). Don R. Calzadilla.

-

65000 0,542

Riego

-

-

Riego

1

-

-

-

-

-

-

-

(Concesión de 1899)

-

-

-

-

-

-

-

(Concesión 1 (10 de 1902)

1,

1

(r) Se comprenden en la relación pantanos cuya cabida no baja de 50.000 metros cúbicos y de los que se han logrado antecedentes. Para formar la relación se ha recurrido a la Estadística de Obras pú · bricas, y se han recogido datos de los jefes de los servicios hidráulicos, varios ingenieros y otras personas que se citan. Son numerosísimos en muchas regiones de España y en Canarias los pantanos modernos pequeños, albercas, balsas, etc. También abundan los riegos recientes con aguas elevadas, especialmente en Castilla y Levante, con aguas captadas en galerías, como en tierras de Tarragona, y con aguas artesianas. El Estado construye actualmente por su cuenta,, además <le los pantanos incluídos en la relación, como muy adelantados, el del Agufero, en el río Guadalmedina, para defender a Málaga de inundaciones y aplicable además a riegos, con cabida de 5 millones de metros cúbicos. Entre los pantanos en construcción por el Estado, con auxilio de los concesionarios, que suele ser de ro por 100 de su valor durante la ejecución de las obras y hasta el 50 por 100 en los 25 años siguientes a la terminación, pueden citarse: Foix, para riegos en Villanueva y Geltrú, Barcelona; Belsué, en el río Flumen, con cabida de 13 mi- .

(10)

i

1

11

llones de metros cúbicos, para asegurar riegos de r6 pueblos de Huesca; Cueva Foradada, en el Martín, Teruel, con cabida 18 millones de metros cúbicos, para asegurar riegos de 4.000 hectáreas e instaurar otros nuevos; Moneva, en el Aguas Vivas, Teruel, con II millones, para asegurar riegos de 4.500 hectáreas; Pena, en el río Pena, Teruel, con 14 millones, para regar r.ooo hectáreas; Andrade, en el Turón, Málaga, con 7 millones, para riego de r.650 hectáreas; Guadalmellato, en el río de este nombre, Córdoba, con 73 millones, para regar 9.500 hectáreas. Citaremos, como pantano en construcción por ·concesionario, el de Mar-ía Cristina, en la rambla de la Viuda (Castellón), de 19,5 millones de metros cúbicos, para regar 4.500 hectáreas, concedido con arreglo a la ley de 27 de julio de 1883. Finalmente, son muchos los pantanos proyectados y a estudiar que figuran en el plan general de obras hidráulicas. Valga nombrar como importantes: Chorro, en el Turón, Málaga, con 23 millones de metros cúbicos; Mediano y Sotonera, en Huesca, con IOl y 189 millones, que forman parte del sistema de <<Riegos del Alto Aragón>>; y el enorme de Reinosa, de 600 millones de metros cúbicos, para regularizar el caudal del Ebro.


54 L (2) De Riudecañas.· Caudal anual de la riera alimentadora, 5.52I.ooo metros cúbicos.-Regará en cinco municipios de Tarragona.-Concesión de r2 de julio de r 904.-El detalle del presupuest o actual, es: Pesetas

Presa (con un probable adicional de 30.000 pesetas) .. . . Desagües. . . . ........ : ..... . ...... .. ...... .. .... . Canal (acueducto cubierto). . ...................... . Expropiación para el embalse ....... . .. . ....... . .. . para el canal ............ .... ....... . Id. Gastos de dirección y administración ......... . ..... .

I.998.4 25 36.750 _383.r73 r77.r7r 40.000 207.067

TOTAL .. . . . . . . . . . . . . . . . . . .

ias obras empezaron en octubre de r904.-En fin de r9r2 había ejecutados 60.663 metros cúbicos de presa, y los desagües con sus compuertas: el gasto por todos conceptos era de I.872.966 pesetas.Ejecuta el pantano el Estado. El Sindicato contribuye con ro por roo durante la ejecución y completará hasta 50 por roo en los 25 años siguientes al término de los trabajos.-El metro cúbico de agua venía pagándose en Reusa 0,048 pesetas, o sea entre 5 y 6 por roo del valor del metro cúbico embalsado. (Datos del ingeniero director D. José P. de Petinto). (3) De La Nava. Parece darse el nombre de canal de San Salvador al alimentador derivado de la laguna de Anavieja, y que el coste de la obra fué: Pesetas

Presa . . . . . . ....... . . . ....... . ............... .. ... . Desagües ................................. .... . . .. . Accesorias. . . . . . ...... .. ....... .. ................. . Expropiación. . .................".................. . Dirección y administración. . .. . ..................... .

200.000 r8 .ooo 8 .000 r0.000 6.000

TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

242.000

(Datos del alcalde ejerciente de Cintruénigo D. Florencio Ayensa). (4) De La Grajera. Datos de la Estadística de O. P . y del ingeniero de caminos D. Manuel Lorenzo.


55

L

(5) De San Bartolomé. Datos de la Estadística y del informe de la antigua Junta Consultiva de Caminos, Canales y Puertos al Gobierno de Prusia en abril de I888. (6) De Monteagudo. El cauce lleva sólo agua de tronadas. La presa está incompleta. (Datos del citado informe de la Junta Consultiva y del alcalde de Monteagudo D. Segundo Beltrán). (7) De Calahorra. Coste: Pesetas

Presa............................................ . Desagües y accesorias. . ............................ . . . ' (?) . . . . . .... . .-.: . .... ... . . . .... . ......... . E xprop1ac10n Dirección y administración. . .. . ... . .. .. ...... . .. .. .. .

I40.ooo 7.208

SUMA..... .... ......... .. . .

I49.270

2.062

La presa es de tierra y grava; los desagües, de fábrica. En I897 se gastaron 41.755 pesetas, incluídas en el total anterior, para recrecer la presa un metro, con lo que se aumentó la cabida en unos 500.000 metros cúbicos y pudieron regarse I .800 hectáreas de regadío eventual. A la vez, se ejecutó un sifón de hormigón armado, de 87 metros de longitud, para regar, en la izquierda del Cidacos, tierras que con dificultad producían cereales de año y vez, y que hoy son de primera calidad; pues producen toda clase de frutos locales y especialmente pimiento y tomate. Antes de la construcción del pantano trabaja- . ban 8 ó I0 fábricas de conservas; ahora, trabajan 36 a 40, con 2.500 obreros de ambos sexos y todos los modernos adelantos: sólo de tomate, compran en la época I6r.ooo kilogramos diarios, a unos cinco céntimos de peseta. (Datos del gerente de la Asociación de propietarios, D. Carlos F. de Bobadilla y de la Revista de Obras Públicas ·de I899). (8) De Val de la Fuen. El embalse se compone de dos sucesivos; el de agua-arriba, llamado Estanca, procede del siglo XVIII. (Datos de D. Policarpo úñez, secretario del ayuntamiento de Sádava). (9) De Híjar (inferior). La presa se ejecutó por el Sindicato hasta una mitad de su altura . Agotados los recursos del Sindicato


56

L

se terminó por el Estado, con subvención-de 243.042 pesetas. Parece que el coste total fué: Pesetas

529 .800 88.200 8.000

Presa . . ................ . ... ... ... .. .... . ... . ... . . . Desagües . . . .. . ... . ..... .. .......... .. .... . ....... . Otras obras ......... . .. . .................. : ..... .. . Expropiación, se ignora. Gastos de dirección y administración: no aparecen detallados para esta obra los del Sindicato ni los del Estado.

(Datos del ingeniero jefe D . Alejandro Mendizábal y del ayudante que fué afecto a las obras, D. Gregorio Franco). · (ro) De Añamaza, de Campofrío, de Marismilla, de Honduras, de Valle de Vega. Datos de la citada Estadística de O. P.; también, para el segundo y tercero, datos del citado informe de la Junta Consultiva al Gobierno de Prusia. (n) De La Molineta. Datos del citado informe de la Junta Consultiva y de los ingenieros de caminos D. Cayetano Ubeda en su libro <<Política Hidráulica>>, D . Eduardo Elío en la Revista de O. P. de 1904 y D. Manuel Lorenzo Pardo. (12) De Mezalocha. Caudal anual del Huerva, 8 millones de metros cúbicos.-Riega en nueve municipios de Zaragoza.- Concesión de 5 de septiembre de 1896. Las obras empezaron en noviembre de 1896.-El coste ha sido: 7.186 7.186 Desmonte: 4.790, en restos de la presa antigua. 5.220, en cimientos ..... . .... . ... 18.000 Agotamientos . . ..... . . .... 120351 Presa, 21.710 453.551 metros 14.915, interior . . . . cúbicos. r.448, paramentos • •. • • • • • - • • - • •· • 315.200 127, coronación. ) ·

~

¡

176, en galerías. .. . ... . ....... íd. 60, 1 cierres Aliviadero) primitivo . . ... ... ............. . aumento de capacidad en 19n ... .

1 ·· D esagues-..

25 .3531 69.914 17.999 \ 26.562 .

Suma y sigite: . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

530.65r


57 L

Anterior .... .................... .

530.651 15.000

Me dios auxiliares. . Accesorios, incluso comprobación del plano de la zona. Dirección y administración. . . . . . . . . . . . . . . . . . . Expropiaciones

l

16.500 50 .000

primitiva.. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 .000 1 por el aumento de r9rr . . . . . . 26.524 ( TOTAL . . . . . . . . . . . , . . . . . . . . . .

32.524 644.675

Ejecutó las obras la Junta del Canal Imperial, por el Estado. No aparecen incluídos en el coste muchos medios auxiliares prestados por la Junta expresada ni sueldos de su personal.-El Sindicato ha de reintegrar al Estado el 50 por roo del importe de las obras a razón de 4 pesetas anuales por hectárea.-El valor de las cosechas aseguradas desde el primer año de riego (1903) superó al coste del pantano. (Datos del ingeniero encargado de la construcciún, D. Antonio Lasierra). (13) De La Peña. Su objeto es embalsar en primavera el agua procedente de la fusión de las nieves del Pirineo, para asegurar los riegos de verano en 16.000 hectáreas de vega, existentes en Zaragoza y 15 pueblos más de su provincia desde hace ocho siglos.-El caudal del Gállego en primavera podría colmar cinco pantanos como el de La Peña. Según la concesión, de 15 de octubre de 1903, el Estado ha ejecutado las obras, a las qu e el Sindicato ha aportado el proyecto hecho a sus expensas, 700.000 pesetas en metálico y rzo caballos hidro-eléctricos continu os; el resto de la contribución, hasta el 50 por roo del t otal, deberá quedar abonado al Estado en los 30 años siguientes al término de las obras.-Inauguradas éstas el 17 de nov iembre de 1903, empezaron de hecho en 1904 y están terminadas, a falta de pequeños detalles; habiendo prestado ya servicio complet o de riegos en el verano de 1913.-Coste: Pesetas

Presas .. ... .... . . . .. ... . .... . . . ... ... ... ...... ... . . r.925.512 Desagües ... •.. .. . . . .... . .... .... ....... . ..... .. .. . r.947.060 Variantes de ferrocarril, carret era y caminos . . . ... .. .. . r.862.770 Expropiaciones ... . 3zr.33r

Suma y sigite . . . . . . . . . . . . . . . . . .

6. 056.673


58

L

Anterior .... ... . .. ... . . . . .

6.056.673

. . . .

23.400 23.800 6.000 49r.888

TOTAL .. . .... . .. . . . . . . . . . . . .

6.6or.761

Conservación y reparación, hasta entregar las obras ... Estudios . . . . . .. .... . ........ . ........... . ... . ... Gastos de liquidación ... . . ... . . . ....... . ... . ....... Dirección y administración .......... . ......... . ....

Han recargado singularmente el coste: la precisión de cimentar presa a 18 metros bajo aguas ordinarias, con avenidas de más de 2.000 metros cúbicos por segundo, que elevaban el nivel del río hasta 20 metros sobre el nivel ordinario; la necesidad de proporcionar el aliviadero y las galerías de limpia, con sus cierres, al caudal álgido de 2.900 metros cúbicos en avenidas; la obligación de reponer las vías de comunicación ocupadas por el embalse, con variantes extensas y obras costosas.-El verano del corriente año de 1913 ha sido el primero que ha funcionado el pantano de La Peña, cumpliendo su misión de suplementar la corriente estival del Gállego, para completar las dotaciones de cuatro canales. Ante esta perspectiva de riego, seguro con cualquier estiaje, la huerta inferior, hasta aquí condenada a precarios cultivos de verano, los ha intensificado como la cabecera; y todos han presenciado, tranquilos, cómo la mengua del río dejaba en seco el día II de julio el último canal y a media agua el canal penúltimo, que a su vez quedaba seco también en fin del mismo mes, y cómo ha seguido en baja el caudal fluvial, cual muchos otros años, hasta no cubrir desde agosto la dotación de los primeros canales. Pues bien, las cosechas del verano, fiadas exclusivamente al recurso del embalse, representan, sólo en la zona de los dos últimos canales, valor de 6.000.000 de pesetas. Por consiguiente, cabe afirmar que el pantano de La Peña, asegura desde el primer año de em pleo una riqueza anual igual por lo menos a su coste íntegro. (Datos del autor). (14) De Buseo. Caudal anual del Chera, 15 millones de metros cúbicos. -Asegurará los riegos de más de 40 pueblos de Valencia.Concesión de 30 de octubre de 1903 al Sindicato, que deberá contribuir con el 50 por roo del valor total.-El detalle del presupue¡:;to actual es:


59 L Pesetas

Presa .. . . .. . . .... .. ..................... . ....... . Compuertas y válvulas . . .... . ...................... . Aliviadero. . . . . ............... . .. . ........... . ... . Expropiaciones. . . . . ... . ........ . ...... . ......... . . Dirección y administración .. .... .. .... .. ........... .

I.863.025 30.000 70.465 90.753 227.000

TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

2.28I.243

Las obras se inauguraron en noviembre de 1903. En fin de 1912 había ejecutados 27.785 metros cúbicos de presa, y el gasto por todos conceptos se aproximaba a I.623.000 pesetas. (Datos del ingeniero director D. Enrique González Granda). (15) De Puentes. Para regar los campos de Lorca, se construyeron de 1785 a 1791, por 2.000.000 de pesetas, dos pantanos de 54 millones de metros cúbicos en junto, el de Valdeinfierno y el de Puentes. En este último, el mayor entonces de Europa, se cimentó sobre pilotes la parte central de la presa. El 30 de abril de 1802, cuando el embalse alcanzaba 47 metros, de los 50 que medía la presa, cedió el fondo de grava, fueron arrastrados los pilotes, que no llegaban a la roca, y el torrente precipitado por el boquete inferior a la presa asoló cuanto se opuso a su paso, causando la muerte de 608 personas, entre ellas el director de las obras, y produciendo daños por más de 5 millones de pesetas. En 1884 qu edó hecha una nueva presa, con coste de: Pesetas

Presa, de mampostería con paramentos de sillería ..... . Desagü es . . . . . . . . ..... . ..... . ....... .... ..... .. .. . Obras accesorias. . . . . ...... . ..... . ... .... .... .. . . . . Expropiación. . . . . ....... . .. .. .. . .... . .......... . . Dirección y administración .......... . .............. .

2.030.938 476.747 209.882 439.869 303.900

TOTAL .. .. . . . . . . . . . . . : .. ... .

3-461.336

(Datos del libro <<Aguas y Riegos>>, del ingeniero de montes don Andrés Llau radó y del delegado regio actu almente en el pantano, ingeniero D. Francisco Manrique de l.ara) . (16) De Valdeinfierno. Este pantano, ejecutado como in dica


60 L

la nota anterior, está completamente entarquinado desde hace 50 años. Pero la antigua presa, de unos 50.000 metros cúbicos vistos y 30 metros de altura, hecha de mampostería en el interior, y paramentos de sillería, presentaba resistencia bastante para aguantar el recrecimiento, alto de r5 metros, que se expresa en la relación.-La nueva obra tiene también por objeto defender la Huerta de Murcia de las temibles avenidas de otoño (véase la nota (ro) en la relación de canales españoles).-Se proyecta limpiar el vaso antiguo y dotarle de desagües y compuertas bastante capaces para alejar el riesgo de nuevos aterramientos. (Datos del ingeniero jefe D . Manuel Maese). (r7) De Alfonso Xill. Forma parte del plan de defensa de la Huerta de Murcia contra las avenidas (véase nota (ro) en la relación de canales españoles), y le ha ejecutado el Estado por administración directa, con gasto de: Pesetas

Presa . ............... . .. . Desagües (sin compuertas) . . Expropiaciones. . ....................... . .. . ..... . . Gastos de dirección y administración (no se han detallado los correspondientes a esta obra) ..... . . . ......... .

r.584.940 164.052 465.576

SUMA .. . .. . ..... . . . .... . .. .

2.214.568

Se le van a poner compuertas a fin de utilizarle también para riegos. (Datos del ingeniero jefe D. Manuel Maese). (r8) De Talave. Asimismo figura en el plan de defensa de la Huerta de Murcia contra las inundaciones (ver nota (ro) en la relación de canales españoles). Se ejecuta directamente por el Estado, con presupuesto de: Pesetas

Presa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Desagües (sin compuertas) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Expropiaciones .. .. .. : . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Gastos de dirección y administración (no se han detallado para esta obra) ..... . ... .. ..... . .... . ......... . .

2.ro6.5rr 222.600 413.993

SUMA. . .... . .. . ...... .. ....

2.743.ro4


61 L

La obra se encuentra muy adelantada: en fin de 1912 había ejctados 35 .790 metros cúbicos de la presa.-También se dotará de compuertas a este pantano, con objeto de utilizarle a la vez para riego. (Datos del ingeniero jefe D. Manuel Maese y del ingeniero encargado de la construcción D . Francisco Benavides). Proyectados y construídos (19) De Benabolar y de Rincones. por el ingeniero de caminos D. Luis Vasconi, para servicio particular de la colonia, con coste de: Benabolar

Rincones

Pesetas

Pesetas

Presa. . . Accesorios. Acequias . . . Expropiación (terrenos de la colonia ?) Gastos de dirección y administración (envueltos en otros generales ?) . .......... . ... .

159.000

63.400

15.000

5.000

30.000

7.500

SUMAS . . . . . . . . . .. , . .

204.000

75.900

El perfil de las presas, con paramento de agua-arriba vertical y agua-abajo poligonal cóncavo, de 18 metros de altura y espesor de 13,40 metros en la base, se calculó con la condición de que la curva de presiones no saliera del núcleo central. Hechas de mampostería con mortero de cal de Teil, señaláronse al principio algunas filtraciones, que luego desaparecieron. Han resistido perfectamente, habiendo llegado el embalse hasta la coronación de las presas.- El precio medio del metro cúbico almacenado en ambos pantanos resulta 0,40 pesetas, y se estima el costo del metro cúbico de agua para riego en 5 por rno de 0,40, o sea 0,02 pesetas. Para la cosecha de caña dulce, los terrenos, en aquel país, necesitan, además de la lluvia (unos 600 milímetros al año), 7.000 metros cúbicos de agua de riego por hectárea, en los cinco meses que no llueve o llueve poco; así que, ambos pantanos, abastecen de riego a 100 hectáreas. Resulta, pues, el riego de la hectárea a 140 pesetas, o bien de 150 a 160, tomando en cuenta gastos de conservación de pantanos y acequjas, guardería, etc. Este elevado precio, triple del corriente, era soportable por el cultivo de


62 L

la caña dulce mientras no descendió demasiado el precio del azúcar(D atos del citado r. Vasconi). (20) De Medranas, de Taraje y de La Leche. Datos del Sr. Díaz Alonso, ingeniero de la colonia agrícola de San Pedro Alcánt ara. (21) De San Pedro. Concesión de 9 de diciernbre de 1896. (Datos del ingeniero de la División Hidráulica, D. J osé López R odríguez y de la Estadística de O. P.). (22) De La Parrilla. Concesión de 17 de enero de 1902, al Banco de Castilla. La presa tiene cimiento de hormigón y alzado de mampostería ordinaria hidráulica, con paramentos de sillería.-Coste: Pesetas

Presa y desagües. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Obras accesorias. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Expropiación, dirección y administración (?) ..... .. . . .. . SUMA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

93 .536 20.108

- - -rr3.644

(Datos del ingeniero Sr. López Rodríguez). (23) Del Guadalcacín. Caudal anual del río en 1906-07, 82 millones de metros cúbicos; en r9ro-rr, 291,75 millones.-Regará en los términos de Jerez de la Frontera y Arcos.-Concesión de ro de enero de 1906.-Las obras empezaron en febrero de 1906.-El pantano está t erminado, a falta de las compuertas. Su coste ha sido: Pesetas

Presa . . . . . . .... .. ...... ... . ... ..... .. .. • • • • • • • · · · Desagües y accesorias. . ........................... . Expropiación (815 hectáreas) . . ...... ............... . Dirección y administración ......................... .

632.535 298.042 676.500 150.000

TOTAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ·

r.757.077

El Estado, que ejecuta los trabajos, construye actualment e por contrata el canal de distribución, presupuesto en algo más de 7 millones de pesetas. El Sindicat o concesionario contribuye con el ro por roo del valor de las obras, durante su ejecución, y ha de completar hasta el 50 por roo en los 25 años siguientes a su término.-Este pantano, el más grande de España y uno de los mayores modernos


63 L

en Europa, es también de los más baratos. (Datos del ingeniero director, D. Pedro M. González Quij ano). (24) De Gasset. Caudal anu al del Becea, r g millones de metros cúbicos; del Bañuelos, 52,5 millones.-Están construídas la presa y obras accesorias y casi terminado, por contrata, el canal alimentador. Coste: Pesetas

Presa. . . . . . . . .... ......... . ..... .. ........... .. . . Canal alimentador. . . . . . . . . . . . . . . . . ... . .......... . Expropiación. . . . ............................... . Dirección, administración y estudios. . ..... ... ...... .

405.n2 482.953 rno.596 47.006

TOTAL ...... . . . ... . ...... .

r.035.667

Falta construir el canal de distribución, que se va a subastar en breve. (Datos del ingeniero jefe, D. Miguel Milano). (25) Del Pontón de la Oliva, del Villar. Datos del citado informe de la Junta Consultiva de Caminos al Gobierno de Prusia y de la Dirección del Canal de Isabel II. (26) De Santillana. Falta elevar la presa 2 metros. (Datos del ingeniero de caminos, D. Antonio González Echarte). (27) De Bolarque. Datos del constructor, D. Cipriano Ereño. (28) De Gargüera. Datos del ingeniero de caminos, D. José de Granda.


64

L

CANALES MODERNOS EXTRANJEROS DE RIEGO 11

NOMBRE YOBJETO DEL CANAL

CORRIENTE DE DONDE DERIVA

Longitud de canales.

------ZONA

regabl e

regada

-

-

-

Kms .

Hects.

Hects.

Capacidad de derivación

-

Litros por I"

(1)

cos TOTAL

por

-

h ectárea

Ptas. oro

Pts. oro

ITALIAC2> Dei Molassi (riegos y energía) .................. Rio D ora Riparea.

-

1

Casale (riego) .. .... . ... Rio Pó. Alfieri, Cario-Alberto, etc. (riego) . . . . .......... Río s B ermida y Tanaro.

21

-

85

Cavour (riego) .......... Rios Pó y Dora Baltea.

-

300

-

12000

-

7000

-

5000

-

10000 1600000 7500

160000 110000!

41182000

-

18900

12500

-

-

2700

4000

-

Gigliano (riego) ......... Río Dora Baltea.

-

-

25000

50000

-

Varios canales (riego) ...

-

-

7000

6000

-

San Gallo, etc. (riegos y energía) . . .. . .. . ..... . Rio Stura di Lanzo.

FRANCIA 20000 Pierrelatte (riego)., ...... ' 77 Río Ródano.

Forez (riego) .... .... .... Rio Loira.

56

26000

Cadenet (riego) ... .. . .... Rio Durance.

23

4000

Les Alpines (riego) .. .. . .. Rio Durance .

27

Marsella (riego y abast ._,cimient-:i) .... ........ Río Durance.

133

-

-

Carignano, etc. (riego). .. Pio Pó .

(3)

(4) (5)

230

(6)

(7)

(8)

8000 8000000

400

(9)

15000 7000000

269

(10)

960000 240

(11)

4200

3720 1357000 7800

6000 25198000 3230

(12)


65

1NOMBRE YOBJETO DEL CANÁL CORRIENTE DE DONDE DERIVA

Longitud de canales.

------------ZONA

regable

regada

-

-

-

Kms.

Hec ts.

Capacidad de derivación

- ~-!I cos

TOTAL

-

-

Litros por l"

Hects.

L

Ptas. oro

h

e~~~e1 I

p ts. oro'

--

. .. ...

-

4773

Peyrolles (riego) .. . .. . . .

-

-

-

-

-

4000 2097000

(14)

miento de Aix) ........ Río Verdon.

-

8000

2325

6000 13159000 1645

(15)

Gignac (rie go) .... ...... Rio d'Herault.

-

4200

-

5000 4300000 1024

(16)

Lucsur-Orbieu (riego) ....

-

1060

-

1500

-

(17)

-

2610

-

2600

-

(18)

Canet (riego) .. . .. . . .. . , Rio el' Audc .

-

1740

-

2800

-

(1 9)

Cuxac-Lespignan (riego) ..

-

4600

-

6440

-

(20)

Saint Martory (riego) . . ..

-

32344

2727

10000

-

(21)

Beaucaire (riego) .. .. .. ..

-

7500

1350

2500

-

(22)

Albares (riego) .... . . ....

-

-

816

1200

-

(23)

Rivesaltes (riego). ......

-

-

503

1921

(24)

Romanche (riego). ..... .

-

806

Carpentras (riego) . .... . .

-

8000 1 6000

-

Manosque (riego). Rio Durance.

651

Rio D u rance

Neste (riego) . . .. ... . ... Río Neste .

Verdon (riego y ahasteci-

2000

-

2000

-

Rio Orhieu.

Raonel (riego) .. .. . .. ... Rio Rohine de Narhonne.

Rio d'Aude. Río Garona.

~191

-

ESTADOS UNIDOS de N. A.

Yuma

(~~::~~-~ . .. . .. .

1

-

1 530031

-

1

-

(13)

(25) (26) (27)

141054090 1 775 5 L


66

L

11

NOMBRE YOBJETO DEL CANAL CORRIENTE DE DONDE DERIVA

Longitud de canales. Kms.

Z O N A regable

regada

Capacidad de derivación

Hects.

Hects.

Litro s por 1"

~

-COSTE

TOTAL

por hectárea

Ptas. oro

Pis. oro

CALIFORNIA Escondido (rio San Luis Rey).................

60

5261

5.J.0

lumne)...............

37

32978

20250

Turlock (íd. íd.).. . . . . . . .

158

75335

40500

198

1042704

Modesto (riegos del río Tou-

<28 ) (29)

(28) (30) (28) (30)

Southern California Mountain Water C.0 (riego y abastecimiento. Torrente Cottonwood) .. . .

(28) (31)

70

COLORADO Denver Land and ~ Water C. 0 (a. C. A.) . .."'. .... .

Amity Canal

(a. C.

A.) . . .

64

6474

2025

341

2210000

32368

41440000 1280

C. 0 (a. C. A .) ... ... .. . .

8092

18130000 2240

Catlin Canal (a C. A.) . .. .

10115

12950000 1280

Beaver Landandirrigation

1

Colorado Cooperative C. 0 ( a . C. A .) ............... .

2104

1616160

768

Den ver Reservoir and Irrigation C. 0 (a. C. A.) . . . .

80920

'46620000

576

East Palissade Irrigation District (a. C. A .) ..... .

261

210489

806

Fort Lyon Canal (a. C. A.).

28322

36260000 1280

GrandValleyCanal (a. C. a.)

16184

12432000

768

Greely P oudre I rrigation C. 0 (a. C. A.) .. . .. . ..... .

50575

576

Mesa County lrrigation District (a. C. A.) . ...... .

1039

935

(28) (32)


67

11 NOMBRE

YOBJETO DEL CANAL CORRIENTE DE DONDE DERIVA

Longi- , ~1Capacidad tu d de de canales. regabl e regada derivación Km s.

Orchard ~ Mesa Irrigation District (a . C. A .) .. ....

Hects.

Hects .

Litros por 1"

L

-~

11

TOTAL

por 1 hectárea

Ptas . oro

Pts~o J

3691

5622983 1523

8092

4144000

512

(a . C. A .) ...... . ......

2428

1274280

525

Paradox Valley Irrigation C. 0 (a. C. A .) ........ . .

12138

6993COO

576

Pueblo-Rocky Ford Irrigation C.0 (a . C. A .) .... ..

40460

77700000 1920

Redlands Irrigation andPower C. 0 (a. C. A.) . . ... .

2023

2590000 1280

!

Routt County Development C. 0 (a. C. A.) . ........

15779

i

South Palissade Heights Irrigation District (a.

Otero lrrigation District.( a. C. A .) . .. . ....... . ...

Palissade Irrigation District

1:

9090900

576

C. A.) .. ... ... . . . . . . ..

283

460502 1627

Great Northern Irrigation and Power C.0 • • • . • • • .

858

384537

448

Colorado Realty and Security C. 0 . . . . . . . . . . . . . .

18561

10693462

576

6009

3077542

512

Colorado Land and Water Supply C. 0 . . . . . . . . . . .

6586

3794402

576

Two-Butte lrrigation and Reservoir C.0 . . . . . • • . •

8901

3988600

448

Valley Investment C.

9710

7459200/ 768

Toltec Canal C.0

•..• . • • •

0 .. . . .

IDAHO American Falls Canal and Power C. 0 . . . . . . . . . . . · 1 Big Lost Ri ver lrrigation C. 0

,~ 23160 31657

111860542 16211 742

512 512


68 L

11

NOMBRE YOBJEfO DEL CANAL CORRIENTE DE DONDE DERIVA

Longitud de canales.

Km s.

--

Birch Creek Irrigation C. 0 • Blackfoot North Side Irrigation C. 0 • • . . • . . . . . . . Black Canyon Irrigation District .. ...... . .....

ZONA regable

regada

-

Hects.

--

Hects.

Capacidad de derivación

Litros po r 111

·-

cos

TOTAL

Ptas. oro

p or hectárea

p ts. oro

---

-

8092

-

-

9014

-

-

--

-

39850

-

-

36733576 304998..J.

.

-

5180000

640

922

Blaine County Irrigation C.0 Boise City Carey Act Project ... .... . ..... . .....

-

5956

-

-

-

-

-

Bruneau Irrigation C.

-

61095 16184

-

-

12432000

768

-

2347

-

-

1502200

640

-

405 19218

-

-

-

-

-

336700 15993250

831 832

-

1398

-

716083

512

Hegsted Victor Project .. . High Line Pumping e.o Ltd .. . ..... ...... .... -

1380

-

-

706552

512

1562

-

899766

576

-

-

341569 2797200

448

0 ••.

Emmett Irrigation District. Grandwiew Extensión Irrigation C. 0 . . . . • . . • • . • . Grassmere lrrigation C. 0 • • • Hansen C. V. Mackay Project .... . . .. .. ..... . ...

Houston Ditch C. 0 Ltd .. . .

-

512

-

Idagon lrrigation C. 0 Ltd.

-

762 3641

-

-

Idaho Irrigation C. 0 Ltd . .

-

52598

-

Keating Carey Land C. 0 ••

-

6310

-

-

33670000

-

3906

-

-

3250838

832

-

5405 1416

-

-

-

-

4497975 906500

832 640

-

8092

-

-

3108000

384

-

2482

-

-

635482

256

Kings Hill Extension lrrigation C. 0 . . . . . . . . . . . . Kings Hill Irrigation and Power C. 0 . . . . • . . . . . . . Lemhi lrrigation C. 0 • • • • Little Lost River Land and lrrigation C. 0 . . . . . . . . . . Marysville Canal and Improvement C. 0 Ltd . .. . .

768

640 6463397 1024


69

L

Longi- ~ Cap~~idad - ~ ~-,, tud de NOMBRE Y OBJETO DEI. CANAi. canales. regable regada derivación TOTAL por hec-1 _ _ tárea CORRIENTE DE DONDE DERIVA Litros Kms. Hects. Hects. por 1" Ptas. oro Pts. oro 11- - -- - -- - - - - - - - - - - - -

I

Owsley Carey Land and Irrigation C. 0 • • • . • • • • • • • •

3480

1559180

448

Owyhee Land and Irrigation C. 0 • • • • . • • • • • • • • •

11950

8414521

704

Owyhee lrrigation C. 0 Ltd.

1334

768298

576

Pahsimerai Project .... . .

2428

932400

384

Portneuf-Marsh Valley Irrigation C. 0 • • • • • • • • •

4820

2160008

448

Pratt Irrigation C. Ltd ...

1891

968453

512

Shake River Irrigation C. Ltd .. . .. ........... .

2630

Thousands Springs Land and Irrigation C. 0 • • • • •

2549

Twin Falls Land and Water C. 0 • • • • • • • • • • • • • • •

98722

31598000

320

Twin Falls NorthSide Land and Water C. 0 • • • • • • • • •

83810

48285266

576

Twin Fans Oakley Land and Water C. 0 • • • • • • • •

18207

15151500

832

Twin Falls Raft River Irrigation C. 0 . . . . . . . . . . . .

40326

25814G12

640

Twin Falls Salman River Land and Water C. 0 . . .

51670

26460890

512

West End Twin Falls lrrigatión C. 0 • • . . . . . . • . . .

18612

11914000

640

Minidoka (G. F.) ....... .

48026

15986516

333

0

0

16 3500 1 640 9790-WI

384

MONTANA Conrad Land andWater C. 0 (a. C. A.) ..... ... .. . .

207

Great Falls and lrrigation C. 0 (a. <:.A.) ... ... . . . .

14566

9324000

640


70

L

1

NOMBRE YOBJETO DEL CANAL CORRIENTE DE DONDE DERIVA

ZONA

regable

-

-

Kms.

--

1

-

Longitud de canales.

Sun River (G. Js .) .. . .. ...

-

Lower Yellowstone (G. F .) Billings Land and Irrigation C. 0 ........ . ..... .

-

Big Timber Project ...... Valier Project .. . ........

Hects.

1 1

regada

Hects.

Capacidad C OS T E 11 de - ----- 1 de rivaciรณ n T OTAL por hec!รก rea 1 Litros po r I" Ptas. oro Pts . oro

--

87534 24323

-

-

36982185 1401 3040

768

-

422 576

-

-

-

10924 6957

-

-

5594400 5343895

-

46570

-

-

23848720

512

tion District (a. C. A.) . .

-

320

-

13053600

-

52303

-

-

25900()0

-

8092 24276

-

Tristate Canal (a. C. A .) .. North Platte (G. f.) ... ..

33480930

538 640

-

83348

-

-

27744080

333

NEBRASKA Belmont Canal and Irriga-

NEVADA Truckee-Carson (G. F .) .. . NUEVO MEJICO French Land and Irriga-

-

512

.

tion C. 0 (a. C. A .) . . . . ..

-

16184

-

-

10360000

640

Carlsbad (G. F.) . . . ......

-

8204

-

-

4043840

493

Pecos Irrigation and Improvement C.0 (H. c. A .)

107

44506

-

61

23871.

-

8100

8092

-

-

8780 2428

-

-

-

-

Pecos Irrigation and Improvement C. 0 (a. C. A.) orthern Can.11 (Rio Hondo) ........... . . .

OREGON Bonanza Project (a. C. A.) Eagle Valley (a. C. A .) . . . Furnich (a. C. A.) .. .... . .

-

35000 2080000 -

47 (28) (33)

-

40404 00 499 8992480 1024 1864800 768

(28) (34)


71 L

NOMBRE YOBJETO DEL CANAL CORRIENTE DE DONDE DERIVA

Longitud de ca nales.

- - - - - - --

zo NA

regable

regada

Hects.

Hects.

Kms.

11 - --

---------

Capacidad de derivac ión Litr os por I"

-~~-11 TOTAL

P tas. oro

por hecJ !á rea

Pts. oro

--- ---

Paradise (a. C. A.) . . . . . . Willamette Valley (a. C. A.)

40460 8092

Umatilla (G. F.) .. ..... . Klamath (G. F.) . ...... .

10115

-

31080000

-

-

5180000

768 640

29131

-

-

8417500 11188800

832 384

Central Oregon Irriga tion C. 0 • •• • • • • • • • • • • •

56322

-

-

28843069

512

Central Oregon Irriga tion C. 0 • • • •• • • • • • • • • •

30020

-

-

23060738

-

-

768 640

-

-

6993000 57961 71

461

265216

512

-

Columbia Southern C.

0

Deschutes Land C. 0 •

••••

10924 12576

Deschutes Reclamation & Irrigation C. 0 • • • • • • • • •

518

-

-

1092--1

-

4855

-

-

26299

-

-

33670000 1280

Red Water lrrigation Association (a. C. A .) . .

1618

-

-

Belle Fourche (G. F.) ....

40--160

-

-

828800 16835000

4855

-

-

4972800 1024

3237 3237

-

-

1657600

-

-

512 6216000 1920

40--16

-

-

2590000

••

Desert Land Board . . . . . . Portland Irrigation C. 0 • • • Power Land & lrriga tion C. 0 • • • • • • • • • • • • • .

-

2859360

-

589

SOUTH DAKOTA

512 1 417

UTAH Provo Reservoir (a . C. A.). Ut a h

Lake

Pumping

(a . C. A.) ... ........ .

Mosida Pumping Plant . . WASHINGTON Cascade Canal (~ . C. A.) ..

(

640


72 L

11

NOMBRE YOBJETO DEL CANAL CORRIENTE DE DONDE DERIVA Congdon CanalC. 0 (a. C. A.) Kennewick Canal (a. C. A . Lower Yakima I C. 0 (a.

ZONA

Longitud de canales.

regab le

r egada

Kms.

Hects.

Hects.

Capacidad I C O S T E 11 de -----derivación TOTAL por hec-j tárea Litros por I" Ptas. oro Pts. oro

1699

2632476 1549

5664

11820760 2087

C. A .) ..... .......... .

5057

8352750 1652

Selah Moxie (a. C. A.) ... . Selah Valley Development C. 0 (a. C. A .) ..... .. . . Union Gap Irrigation C. 0

2832

3118360 1101

4046

7770000 1920

2023

3496500 1728

(a . C. A.) ..... .... .. .

Washington Irrigation C. 0 (a. C. A.) . .......... .

2G230

Ok~nogan (G. F .) ...... .

4006

2820510

704

Sunnyside (G. F .) . .... . .

41384

27551218

666

Tieton (G. F .) .. ...... . .

14004

16674467 1191

11914000

589

WYOMING

Big Horn County lrrigation C. 0 • • • • • • . • • • • • .

8258

5286449

640

Boulder Canal. ... . .... .

2476

951048

384

Burh Canal. . .......... .

14520

9294733

640

Carbon County Land & lrrigation C.º· . . .....

3153

1211032

384

68451111

624

7 61615

384

Cody and Salsbury Canal. Cody Canal . .. ...... .. .

31235

East Fork lrrigation C. 0 •

109631 1983

EdenLand &Irrigation C. 0 •

38703

H865253

384

Elk Canal. ........... .

1102

4 23310

384

Fisher Ditch. . ........ .

129

16576

128

Green River Land & Irrigation C. 0 • • • • • • • • • • •

30449

13644094

44.8


73 L

1

Longitud de canales.

NOMBRE YOBJETODEL CANAL CORRIEN fE DE DONDE DERIVA

Kms . --

_ _z~-~

-

Cap~~ dad - ~

regable

regada

derivaci ón

Hects.

Hects.

Litros por I"

---

~ ~1

7

TOTAL

por hectá rea

Ptas . oro

Pts . oro -

- -- - -

Hammitt Canal. ...... . .

2547

1956486

768

Hannover Canal. . . ... . .

4322

2.766638

640

Hawk Springs Project. . .

4951

3169642

640

Hubbard Canal. . . . . . ...

15619

7998749

512

James Lake Irrigation C. 0

5888

2638640

448

La Prele Ditch & Reservoir C. 0 . . . .. . . . . .. ..

7509

4806522

640

Lovell Irrigation C.0 . .

4580

1465940

320

6133

3926181

640

. ..

Me Donald Canal. ... ... Medicine Wheel Canal C. 0 .

8901

North Laramie Canal C.

0.

1672

1070447

640

North Platte Canal & Colonization C. 0 . • . . ... .

5836

2241490

384

Big Horn Basin Development C. 0 . . . .. .... .. .

82801

53004350

640

Paint Rock Canal. ... . . .

21509

13768958

640

Platte Valley Canal. . . . .

7352

2823773

384

Rok Creek Irrigation C. 0 •

4732

2726338

576

Sahara Ditch C. 0 • . . . • • •

3204

2051280

640

Sidon Canal and Extensions . .. .. ... . .. ....

831 8

3194869

384

Tihs1'3ep-Bonanza Canal..

6670

3415899

512

Uinta County Irrigation C. 0

10520

471 3800

448

Wheatland Industrial C. º·

vi393

7719106

576

Wyoming Land and Irrigation C. 0 . .. .. ......

1831

111223,1

640

Shoshone (G. F .). ... .. .

66404

40382218

608

. .


74

11 NOMBRE

L

Y OBJETO DEL CANAL

CORRIENTE DE DONDE DERIVA

Longitud de canales

Kms.

-

ZONA

regable

regada

-

-

Hects.

Hects.

--

ARGENT! NA

Capacidad de derivación

cos ~

-

Lit ros por 1"

TOTAL

Ptas. oro

por hec-' tárea Pts. oro

- - - -- (35)

ZONA DEL RIO MENDOZA (36)

... ..... . ... .. ............ Naciente

40 14

-

Bajada de Araujo ......

2

-

. . ........ Chachingo . . . . ......... .. . ....... . . Corvalán . . .. .. . ... Santander Flores . . .. ... ....... . . Barrancas . .. ......... .

23

-

8 10 8

-

Zanjón.

San Pedro . .

-

-

13 10

-

36

-

-

29586 4545

37000 5680

-

(37) (38)

3741 2796 2381 1709 1310 1220 1039

4680 3500

-

2980 2140 1640 1 1525 1300

-

-

(38) (38) (38) (37) (37) (37)

-

(38)

1795,3 11257

14360

-

(40)

-

ZONA DEL RIO TUNUYAN (39)

r

San Martín ...... .. ..... Reducción . .. ... .. .....

.. ..... . Independencia. . ... . .... Constitución. Consulta.

. ..... . .....

San Isidro. . .. ......... Santa Rosa. Melocotón . .

. . . ....... .. .. ......

La Dormida. . .. .. . . ... La Paz .. .............. Manzano .. .. . .. .......

-

-

13

10032 7722 4131 3684 2701 2596

-

20 10

-

7 17

-

6 22 53 15

-

-

-

1

2310 2;1.20 2,045

9000 8000 6200 3300 2950

-

(40) (40) (40)

-

(41)

-

(40) (41) (41) (41) (41) (41)

-

2160 2070 1850

-

1700 1640

-

-

-


'i

i 75

11

-----

ZONA Longi... .--- tud de regada canales. regabl e

NOMBRE YOBJETO DEL CANAL CORRIENTE DE DONDE DERIVA

-

-

Kms .

Hects.

-Vista Flores

...... . .. .

12

Chacabuco.

... ... ....

11

Río Bamba.

.. . ... . ...

12

Cobos . . . .... . . .. .... . .

4

1

Capac idad de derivación

~

-

-

Litro s por 1"

Hects.

T OTA L

-

L

por hec tárea

1 1

-

Ptas. oro P ts. oro

- -

-

1979

1580

-

-

(41.)

1828 1313

-

(40)

-

1178

950

-

(41)

-

1460 1 1050

-

(40)

. . . ...... . . . ..

-

-

20250

20200

-

... .. .. ... Caucete . . . . .......... .

-

-

11803

11800

-

-

-

11627

11600

-

-

Angaco Sur . . . .. .. ... ..

-

-

10667

10700

-

-

Angaco Norte . . . .......

-

8832

8900

-

-

8048

8100

-

-

Ciudad . . . .. . . . . . . ... . .

-

4456

4500

-

-

Albardón . . . ... .. . . . .. .

-

-

4404

4500

-

-

Las Playas.

25 de Mayo . . ......... .

1

ZONA DE VILLA MERCEDES (43) Canales del Rfo Quinto . .

16

10000

10000 1251450

1460

125

ZONA DE CORDOBA 1

Canales del Norte (riegos, abast3cimiento y energf.a) . . . .... . ... .. . . R io Prime ro.

141

-

9478

--

-

-

(44)

Canales del Sur (rieg os y .. . ... ... . energía). Río Primen .

122

-

8331

-

-

-

(44)

400

-

Del Salto . .... . ... .... R íu Te rcero .

-1

14

1200

1512000 1260 '

1

1 1

ZONA DEL VALLE DEL TULUM (4~) Pocito.

i

(45)


76

L

1-

-------

ZONA Longi- 1 tud de 1 regada canales. regabl e

1 NOMBRE YOBJE1'O DEL CANAL CORRIENTE DE DONDE DERIVA

Capacidad de derivació n

TOTAL

-

Litro s por I"

Hects .

K:s. 1 Hects.

COSTE

-

-

-

-------Ptas. oro

por hec tácea

Pts. oro

--- --

--

ZONA CENTRAL DEL RIO DULCE 84

Canales de la Cuarteada . . 20 Canales particulares . . Tarapaya . . .. ...... . . . .

-

24 Canales particulares . .

-

3

-

-

(46)

-

-

-

(47)

700

-

-

-

(48)

1200

-

-

-

-

-

(49)

648000

130

(51)

70000

7000

65000

6500

7000 12000

10500

ZONA DEL RIO SALI Canales del Departamento de Cruz Alta. . .. .. .

38

-

26

5000

20000

27644

PROVINCIA DE CATAMARCA (50) Canales del Río Albigasta ..

350

-

·o c E A N Í A ISLAS HA W Al (52)

1

1

1

Canales de la Isla de Mani.

30

2500

-

2315 1250000

500

:17

5950

·-

12000 2088450

351

(54)

INDIAS ORIENTALES HOLANDESAS (53) Canales de Tjihéa. . ... .. Río Sokkan, i sla de Java .

1

1N

DI A

(55)

PROVINCIA DE BURMA

1

Mandalay (riego). . ... .. R 10 Madaya.

63

36009

-

40500 6591331

183

(56) (57)

Swebo (riego) .. . ... . . ..

:124

60690

-

70200 5:l 43082

85

(56) (5 7)


77 11

NOMBRE YOBJETO DEL CANAL CORRIENTE DE DONDE DERIVA

Longitud de canales.

-~-----ZONA

-

L

Capacidad C OS T:;:JI de - ------------ derivación TOTAL por hec_ tárea Lit ros por 1" Ptas. oro Pts. oro

regable

regada

-

-

-

Kms.

Hects.

Hects.

450

111265

-

1620001335415-10

301

Midnapore (riego) ....... Rio Cossye .

116

50575

-

40500 9662959

191

Canales Sone (riego y navegación parcial). . ... Rios Sone y Ganges .

591

242760

-

172800 30190526

125

Canal Dhaka (riego) .. ...

29

5462

-

Canal Trebeni (i"iego) .... Rio Gunduk.

97

461.24

-

5-1000 5-1-2954-!

708

525980

-

216000 41516273

79

Canal del Ganges Inferior (riego) . . ........ 1236 Río Ganges.

503323

-

135000 55539373

110

Canal Agra (riego y navegación parcial). .... Rio Jumna.

175 1126235

-

5..J.000 13568:?2~

107

Canal Jumna Oriental ...... .... .. (riego). Rio Jumna.

20

136350

-

4 6 O

Canal Betwa (riego) ..... Río Betwa.

270

42888

-

27000 6732263

157

558

327322

-

172800 17439631

53

PROVINCIA DE BEN GALA Canales Orissa (riego y navegación parcial). . . Rios 'lahanadi y Brahamini.

PROVINCIAS UNIDAS Canal del Ganges Superior (riego) .. . .... . .. Rio Ganges.

PROVINCIA DE PUNJAB Canal Jumna Occidental (riego y nayegación parcial) .. .............. Rio Jumna.

-

8100

--

255355

-

47

(56) (57)

118 (56) (57)

-


78

11

L

NOMBRE YOBJETO DEL CAUL CORRIENTE D& DONO& DERIVA

Longi- - ~ ~- - Cap~~idad - ~ ] tud de canal es . regable regada derivación TOTAL por hec tárea Litros Kms . Hects. Hects. por I" Ptas. oro Pts . oro

-

--

---- -·-

594

343505

-

175500 25735121

75

vegación p a r cial) . . . .. Río Sutlej .

866

473382

-

221400147112079

100

Canal Chenab (riego) .. ..

685

647360

-

291600 38920447

60

Canal Jhelum (riego) ... .

182

107826

-

102600 17438812

161

109

78897

-

64800 170 7636

22

50

58869

-

45

11 248

-

11

2347

58

Canal Bari Doab (ri ego). Rio R avi .

Canal Sirhind (riego y n a -

Rio Cbe nab.

Río Jhelum .

Canal Sidhnai (riego) .. ..

Rio R a vi .

PROVINCIA DE MADRAS Canales del Penner (rie-

go, trab aj JS de amp liación) .. . .. ......... .. Rí o Penner.

Canales Srivaikuntam Anicut (riego). ..........

189000

53 (58)

3139779

64800 1951942

173

-

-

288899

123 (58)

44870

-

-

. 3297614

129

41269

-

-

3897338

161

45841

-

12150 9548919

Canal del Pantano Barur

(riego, t rabaj:>s de amp liación) ..... . ... . . . . Rio Barur.

38 canales del Pantano de Periyar (riego, t ra-

b ajos rle ampliación) .. Río Periyar .

Canales

de

Rushikulya

(riego, trabajos de arnpliació11) . .. ... . .. . . . Rio Mahanadi y Río R u shik ulya .

73

(58)

l

94 (58)

PROVINCIA DE BOMBA Y Canal Nira (ri ~go) ...... . Ríos Yeiwandi J _Jira .

208 l

(59)


79

r

NOMBRE YOBJEfO DEL CANAL CORRIENTE DE DONDE DERIVA

Longitud de canales.

ZONA ~

regada

regab le

-

Kms.

Hects.

Hects.

Capacidad de derivación

Litros por I"

L

cos TOTAL

Ptas. oro

por hectárea p ts. oro

- --

1

11085083 1630 (59)

Canal Mutha (riego) .....

142

6797

-

-

Canal del Pantano Mhasvad (riego) .. ...... . .

106

10034

-

-

1333788

133 (57)

Obras en el Río Kadva (riego) .. ...... ... . . . Río Kadv~.

40

5907

-

-

214533

36 (57)

Canal Jamrao (áego) ....

290

102809 .

-

86400 8914975

87 (57)

Canal Desert (riego) .....

407

-

158

99900 4277481 62100 1036231

81 (57)

Canal Unharw ah (riego).

52598 22658

Río Mutha .

PROVINCIA DE BOMBA Y (Sind. )

1

-

(1) Por escasez de tiempo, no han podido completarse los datos de las obras que se citan: faltan otras muchas importantes de riego y absolutamente las de algunas regiones. ITALIA (z) Datos de M. Alfred Salles en <<Les Annales des Ponts et Chaussées>>. (3) Inaugurado en 1775. (4) Inaugurado en 1874. (5) El canal Cado-Alberto se inauguró en 1839. (6) El canal se comenzó en 1863 y se hizo tan rápidamente que se inauguró en 1866, con un caudal de 80.000 litros por segundo. Desde 1870 un canal de 3 km:, derivado del río Dora Baltea, puede aportar en verano 70 .000 litros al canal Cavour. (7) Inaugurado en 1785.-Vierte ro.ooo litros por segundo en el canal ele Ivrea y algunas veces 25 .000 litros en el Elvo.

4611(57)


80

L

FRANCIA

(8) Los datos de los canales de Francia están tomados del <<Bulletín de la Direction de l'Hydraulique Agricole>>, salvo otras indicaciones. (9) Inaugurado en 1885.-Concedido en 1880 a una compañía con una subvención del Estado consistente en 2.000.000 de pesetas oro y garantía de interés del 4,65 por roo sobre otros 6.000.000. (ro) Inaugurado en 1871.-Concedido en 1863 al Departamento del Loira con una subvención del Estado consistente en el 33 por roo y un anticipo, reintegrable, devengando interés garantizado del 4 por roo, hasta el resto del coste. (n) Inaugurado en 1885.-Concedido en 1854 a dos Sindicatos, con una subvención del Estado de 342.000 pesetas oro. (12) Comprende acequias secundarias y algunas obras de abastecimiento de Marsella. (13) Concedido a la Sociedad Nueva dd canal de Peyrolles en 1894. (14) Inaugurado en 1887.-Alimentado por el pantano del Lago Oredón, de 7.270.000 metros cúbicos de cabida, que se proyecta ampliar hasta 16.800.000 metros cúbicos, para dar al canal dotación de 7.000 litros por segundo. (15) Comprende acequias secundarias y algunas obras de abastecimiento de Aix.-(Datos del ingeniero M. Tournadre, <<Les Annales des Ponts et Chaussées>>, París, 1881). (r6) Comprende acequias secundarias.-El Estado subvencionó con r,4 millones y garantizó al resto interés de 4,65 por roo.-(<<Annales Travaux Publiques de Bélgique>>, Bruxelles, 1908). (17 Concedido a un Sindicato en 1888. en 1886. íd. íd. Id. (r8) 1886'. en íd. íd. Id. (19) en 1890. íd. íd. Id. (20) (21) Concedido a la Compañía de los Canales Agrícolas en 1882, ha pasado a pertenecer a la Compañía General de las Aguas en 1888. (22) Concesión a un Sindicato por decreto, 1864.


81 L

(23) Concesión a un Sindicato de regantes por decreto, 1864. (24) Concesión de 1850. (25) Concedido en 1789 a una Sociedad constituída por siete ayuntamientos. (26) Concedido a un Sindicato de regantes, que comprende II ayuntamientos, en 1852.

ESTADOS UNIDOS DE N. A. (27) Datos del <<Reclamation Service>>, publicados en la Revista <<Engineering News>>, de 15 de mayo de 1913, salvo las indicaciones (28). (28) D atos del libro <<Reservoirs for irrigation water-power and domestic water-supply>>, por J aµies Dix Schuyler. (29) Obra ejecutada por una Sociedad de obligacionistas del Distrito de riego de Escondido. Comprende: el pantano Escondido, ubicado en el barranco de San Eligio; alimentado por un canal de derivación del río San Luis Rey, de 9 km., con capacidad de 756 litros, que costó 602.634 pesetas oro, y que, en la quinta parte de la longitud, es una canal de madera yuxtapuesta a un acantilado; el canal de distribución, que arranca de una presa de derivación, costó 440.070 pesetas oro, riega limonares y sirve además 225 tomas de usos domésticos, principalmente en la población de Escondido. Se inauguró en 1895. (30) Derivados del pantano La Granja, que embalsa las aguas del río Tuolumne. Este pantano fué construído por los regantes asociados de los distritos Modesto y Turlock. (31) La misma Compañía tiene, además, los pantanos Otay superior y Otay inferior en el barranco Otay y los Barret y Morena en el río Cottonwood.- El canal arranca del pantano Barret; a los 15 km. cruza la divisoria llamada Dulzura pass. Allí se divide en dos: uno alimentador deI pantano Otay, de 13 km., con dotación de 1.620 litros por segundo, y otro, de 42 km., de distribución a la zona de riegos y abastecimiento. (32) Esta Compañía tiene, además del pantano de Castlewood, 6 L


82

L

de r4.907.ooo metros cúbicos en el río Cherry, otro auxiliar de 849.800 metros cúbicos, con presa de tierra y una presa de derivación. (33) Este conjunto de obras comprende los pantanos de Me Millan y Lago Avalan y los canales principales, con coste total de pesetas oro 4.035.200.-Las obras fueron inauguradas en r897. (34) Inaugurado en r896.

ARGENTINA

'

(35) Datos del libro <<La irrigación en la Argentina>>, por F. A. Soldano. (36) La superficie regada en toda la zona es de 53.782 -hectáreas por 20 canales principales, que suman r8o km. de longitud. (37) Derivados del río por el dique de Luján. (38) Derivados directamente del río. (39) La superficie regada en toda la zona es de 77.305 hectáreas por 26 antiguos canales principales, que suman 300 km. de longitud. (40) Comprenden una zona de 49.455 hectáreas y se derivan del dique nuevo del río Tunuyán; su costo fué de r.5r2.ooo pesetas oro. (4r) Derivados directamente del río. (42) La superficie regada en toda la zona es de 80.086 hectáreas; siendo administrados los riegos por los municipios. (43) Del canal principal, que arranca del dique Villa Mercedes, con longitud de 4.689 metros y dotación de ro metros cúbicos por segundo, se derivan los canales secundarios Norte y Sur; el primero de 7.506 metros y dotación de 6 metros cúbicos por segundo, y el segundo con 3.563 metros y 4 metros cúbicos por segundo. Estas obras son modernas, ejecutadas y explotadas por el Estado. (44) La superficie regable en toda la zona es de 40.582 hectáreas por medio de 40 canales que miden 250 km. Las obras, construídas y explotadas por el Estado, son modernas. (45) Obras de riego llevadas a cabo desde r886 a r906 por el Dr. Pedro C. Malina, para regar su finca <<La Ventura>>. Consisten en una presa vertedero de derivación y el canal citado en el cuadro. que tiene obras de fábrica de mucha importancia.


83

L

(46) Son en número de 7, construídos desde I905 hasta I9IO, excepto uno, denominado Clodomira, que fué construído en 1879. Ejecutados y administrados por el Estado. (47) Los más importantes son los llamados Colonia Pinto, Santa Rosa, Simbolar y Lomitas, cuyas longitudes respectivas son 45, 60 y 40 km. (48) Administrado por el municipio de Santiago. (49) Derivados de la presa moderna llamada de la Aguadita.Los canales secundarios son en número de 30 con I40 km. (50) La superficie total regada en la provincia de Catamarca es de I7.ooo hectáreas. (SI) Estas obras, construídas de I885 a I888 por el Sr. L. B. Sotomayor, han sido ampliadas por los Sres. Ameghino y Guido Lavalle.-Comprenden una presa de derivación, un canal principal y tres acequias derivadas de éste.-Todo el caudal del río Albigasta está concedido para estos riegos.

OCEANIA

(52) Terminados en IgOI.-(Del libro <<Política Hidráulica>>, por C. Ubeda, ingeniero de caminos) . (53) Los riegos se desarrollan principalmente en las islas de Java, Bali y Madoura, para mejorar el cultivo del arroz, que es casi el único alimento de sus pobladores.-Todas las obras de riego las costea el Etado, sin más beneficios que el aumento conseguido en la tributación.-El coste por hectárea para todas las obras modernas varía entre I36 y 35I pesetas oro: coste medio, 240. (Del libro <<Compte Rendu de la Session tenue a \iViesbaden>>, año I904, publicado por el Instituto Colonial Internacional, en Bruselas. (54) En las islas de Java se riegan I.243.000 hectáreas dedicadas al cultivo del arroz.-Existen obras de riego, realizadas por los indígenas, que cuentan 8 ó ro siglos de existencia.-Después, la Compañía de las Indias realizó obras de riego dirigidas por ingenieros europeos (a mediados del siglo XVIII) .-Ultimamente (desde I850) el gobierno ha llevado a cabo: ·1os trabajos importantes de


84

L

Glapanne; la presa de Lengkong, para regar el delta de Sidhoardyo; la creación del lago Klakah, con Ir.300.000 metros cúbicos de cabida, y el riego de 63.500 hectáreas en Demak.-La llanura de Tjihéa está comprendida entre los ríos Taroun y Sokkan.-La presa de derivación está situada en Tji-Sokkan. El canal principal conduce caudal mínimo de 8.000 litros.-(Del <<Compte Rendu>> antes· citado).

INDIA (55) Administrados por el Gobierno indio y construídos por él, excepto algunos que, siendo antiguos, sólo han sido reparados y ampliados modernamente.-En los costos se comprenden las obras de toma, salvo advertencia en contrario.-Datos del libro <<The Irrigation vVorks of India•>, por R. Burston Buckley, 2.ª edic. · (56) Obras no terminadas: por tanto no se consignan costes, sino presupuestos. (57) o figura en el coste total el importe de las obras de toma. (58) No figura en el coste el de las obras de toma que son muy antiguas. (59) Se incluyeh las obras de toma y los pantanos Lago Whiting, para el Nira, y Lago Fife, para el Mutha.


'

PANTANOS MODERNOS EXTRANJEROS


. . '

86

87

L

PANTANOS MOD E Cu enca OBJETO DEL 11 NOMBRE DEL PANTANO alimen- PANTANO -CORRIENTE ALIMENTADORA CAB ID A tadora Zo na regable CONCESIONARIO Mts. cbs.

Km. ~

Hects.

--~-----COST E

TO T AL

-

-

-

1000000

Lavezze .. .. . ..... . ........ Río Gorzente . Sdad . del Aquedotto de Fe rrari Galliera.

2260000

-

Lagolungo ... . . .... ... ... . . Río Gorzent e. Sdad. del Aquedotto de Ferrari Galli ~ra.

4640000

-

------------

alzado

P ts. o

Metros

Metros

-

-

Metros

Abastecim iento de Génova.

Abastecimiento de Génova.

PRESA

CLASE Y VOLUMEN

ci mientos coronación

-

Metros

-

Metros cúbicos

.i

-

----- COSTE

TOTAL

-

Ptas . oro

1

-- A 1 FECH del término 1

de:]

POR M ,3

las ~ras

Ptas . oro

Año

-

- --

µIA 0,35

-

-

-

-

-

-

21,15

-

103,35

-

-

-

1866

(2)

-

-

-

1883

(3) (4)

-

-

-

1903

(3) (4)

-

-

-

1811

(5) (12)

-

-

1838

(6) (1'3)

-

-

1843

(14)

22,93

1866

(10) (15)

Mampostería, con cal hidráulica .

Abastecim iento de Cagliari .

-

LA

----

,_

3,3

3300000

-

LO N GITUD

ALTURA

-

(1)

DE

FÁBRICA

-- imientos

-

P tas. oro

EXTRANJEROS

POR M de cabid:

I T Cagliari. .. .. . .... . .... . . . . Rio Corrongius. Isla de Cerdeña.

os

37,00

44,25

-

147,60

-

-

-

220 ,00

Mampostería, con mortero de cal hidráulica.

Ma mpostería, con mortero de cal hidráu lica.

F R J KT" O I . A Couzon . . .... . ........ ..... Río Couzon. Compañía del canal de Givors.

1600000

Gros-Bois . ...... . . . .. . . .. .. Brenne .

9220000

-

Zola . . . ... ... ......... ... . Valle Tholonet. Furens . . .. .. . .. ........ . .. Rio Furens . Gobierno y Ayuntamiento de Saint-Etienne. Ternay . . .. . ..... . ..... . . . . ' Río Ternay.

2000000

-

Verdon . ... . . ....... . . . ... . Río Verdon.

... Ban. Ri-:) Ban. 1!

•:

..... .. .... . .. .. .

25

-

0,7

-

32,00

360000

0,0

6,25

22,30

500000

0,2

-

36, 50

1590000

o,g

2,94

51,18

1020000

o,:

-

38,00

-

5,64

12,06

Abastecimiento de Aix .

25

3000000

28

1850000

1238000

Tierra y mamposteria.

-

541,38

-

-

-

-

Abastecim iento de Aix.

18

62,50

Regu l a r iza ción y abastec imiento de Sain tChamond. ·

950000

0,5

[1, 20

Ma mpos tería.

-

97,80

R eg ul a ri z ación y abastecimi ento de SaintEtienne. Abastecimiento de Ann onay.

-

7,00

Mampostería

Navegación.

1620000

-

Abas tecimiento de Rive de Gi er.

L

47,00

-

161 ,00

-

39,39

-

165,00

39225

900000

Ma mpostería, con mortero de cal hidráulica.

(6)

-

-

-

1868

(5)

-

-

-

1869

(10)

-

-

1870

(5)

Ma mpostería. Presa-vertedero, ma mpostería y hormigón. ·

Mampostería.


'

88

11

89

L

_____,_ _ _ Cuen ca OBJE1'0 DE~ alimen - PANTANO

NOMBRE DEL PANTANO

CORRIENTE ALIMENTADORA CONCESIONARIO

CABIDA tadora Mts . cbs .

Km.2

TOTAL

Zona regable

-

-

POR M.J de cabida.

Hects.

P tas. oro

Pis. or

- - -

Pas-du-riot. Rio F urens.

... . .... . ... . .

Wassy . . .. . ... . ...... . .. RíJs L eschéres y BJaise.

1350000

24

..

21 46000

-

Pon t .. . . . .. . ........ . .... . R ío · Armancon.

3500000

-

Lago Oredon . ........ . .. .. .

7270000

28

. . .... . . . ..... .. .. 15374000

34

La Mouche . . . ... . . .... .. . .. Rio Mou che.

8648000

65

.. . ... . ... ... ...

4500000

14

. ... .... .. .

950 000

14

Settons . ... . .... ...... .. .. . Rio Cure.

2200 0000

-

Bouzey . .. .. . . . . .... ... .... Arroyo Aviere.

1500000

-

Liez . . . .. Río Liez.

Chartrain . . Rio T áche.

L'Echapre . .. ... Arroyo Echap re.

Avignonet . . . . . .. . .... .. .. . R ío Drac. Sdad. Grenobloise de Force et Lumi ere.

-

-

Sauviat . . . . . . .. . .... .. .. . .. Arroyo Mio deix y R io Dora. Sdad . Forces Motrices d' Auvergne .

1200000

-

Turdine . . . . .. .. ........... Arroyo Turdine.

817000

-

La Sioule . . . . . . . .. . . . ..... . R io Siuole. Co mpañia Gas de ClermontFerra nd.

3000000

-

-

--

----ALTURA

imientos

-

alzado ~

-

-

TOTAL

POR M.3

Metros

Metros

-

Metros

Metros cúbicos

P tas. oro

Ptas. oro

.....--

Afio

LONGITUD ~

c imientos coronación

-

Metros

-

1290000 0,96

5, 00

34,50

-

694710 0,32

7,75

17,90

-

467, 75

-

2óooooo 0,571

6,00

21,00

-

150,00

710000 0,10

7,00

20 ,00

-

95,00

2992079 0,19

5,70

16,53

-

459,30

-

5019287 0,58

9, 27

24,60

-

410,25

-

2100000 0,47

7,00

47,00

-

241,00

1100000 1,16

13,00

37,00

1327000 0,06

2,50

18,50

-

271,00

-

525,00

~

-

Abas teci miento de Saint-Etienn e

Navegación.

-

Regularización y abastecimiento de Roanne.

Abasteci miento de Firmin y.

Navegació n.

-

-

Elevación y regularización.

-

-

4,00

19,00

-

-

-

24,50

6,00

19,00

50,00

120,00

-

30,00

60,00

120,00

68510 6 0,84

Elevación y regularización.

-

-

-

Mampostería con mortero d e c a l hidráulica .

86779

4,81

417622

1878

(5) (16)

1882

(7)

-

(6) (17)

-

-

1883

-

-

1884

Mampostería.

-

1030173

5,60

1888

(5) (18) (7) (19)

3649171

35,34

1890

(5) (20)

Tierra.

182084 103260

-

-

-

1892

(5)

-

-

-

1898

(11)

-

-

-

1899

(8) (21)

-

-

--

1902

(10) (22)

-

-

-

1902

-

-

-

1903

-

1904

-

1904

Mampostería.

-

-

-

1

Mampostería .

15,60

Abastecimiento de Tarare.

-

165,00

-

45,0 0

-

Mampostería con mortero de cal hidráulica.

-

Elevación y regularización.

-

COSTE ~

mampostería.

-

Navega ción .

-

45,00

CLASE Y V OLU M EN

tierra.

Navegación. Navegación.

LA

ti erra.

Navegación.

Riegos del canal Neste.

PRESA

L

FECH A del término de las obras -

DE

FÁBRICA

COSTE

--

- - --

.

-

Mampostería.

60,00

Hormigón.

-

Mampos tería.

-

561106

Mampostería.

Mampostería.

-

.

-

(11)

(23)

(11 )

(24)

(9) ~(11)

(25)


90

~

L

91

Cuenca NOMBRE DEL PANTANO 1 alimen CORRIENTE ALIMENTADORA CABIDA tadora CONCESIONARIO

11

Mts. cbs.

Km.2

OBJETO DEL PANTANO

COSTE

------........___---- -

--

TOTAL

Zona regable

-

-

POR M.J de cabida.

Hects.

Ptas. oro

Pts. or

-

- - - - ,_

- - - - - --

FÁBRICA

-

------------- ~

DE

-

ALTURA

LONGITUD

cim '..:_ntos 1 alzado

cimientos coronación

-

Metros

Metros

-

LA

CLASE Y VOLUMEN

-

-

-

Metros

Metros

Metros cúbicos

- - --

--

PRESA - --

-

-COSTE

TOTAL

POR M.3

Ptas. oro

Ptas . oro

-

-

L

7

FECHA del término 1 de las obras Año

-- ----

--

1

850000

Cotatay . . .. ... . ....... .....

11

¡ ¡ L'Ondenon . .

-

1170000

Abastecimiento de Chambon Feugerolles.

Río Cotatay.

......... .. .. ..

400000

5

-

40

38,00

24,00

7, 00

37,5d

12,00

. É I

G I

5550000 0,467

7,00

Abastecimient o de Verviers y rE gularización.

-

Gobierno B elga.

-

7, 00

o

Remscheid . .. . ... .... ......

984554

Einsiedel.

. .. . ...... . . .. . .

353274

AL E

1\..~

472177

0,4!

-

Abastecimiento de Remscheid.

-

-

-

-

45 ,00 1

Urfthal. . .. ................

45500000

, Maner. . . .................

50000000

-

-

1210

6250000

-

82,00 1

1 1

75

0, 14

8300000 0,1 6(

36000000

Lago Thirlmere. Blackbrook. .

.... ... ... ....

Río Blackbrook.

2300000

-

-

17270120

0, 32

70000000 1,944

Abas tecimiento de Manchester.

Abastecimiento de Longborough

(8)

-

-

1904

(11)

18,571

1875

(26)

27,50

1.89'.?.

(28)

-

-

1894

(28)

-

-

1904

(29) (30)

1\1\ ampostcría ,

con mortero de cal hidráulica .

235,00 1

248750

silleria desbastaIda y horm1gon.

-

-

-

6,00

24,60

-

1

19,50

-

-

17164

18,00

48,50

17,84

1

30,30

,172177

mampos tena cicl ópea, con mortero puzolana.

58,00

7,00

9, 23

177,00

-

226,00

23700

-

280,00

-

Mamposteria, con mortero puzolana.

254000

1

-

-

23,23

351,70

195000

15317260

78,55

1889

(33) (35)

-

1894

(34)

-

1906

(34)

si ll eria.

16,83

-

23,77

-

(31)

5900000

(32)

-

-

Hormigón y silleria .

160,00

Mampostería.

• 1

45 273201

1

mampostería hidrá ulica .

Abastecimiento de Liverpool.

RíJ Vyrnwy (Pais de Gales). Thirlmere . .. ......... ... ...

-

1904

..... N I A (27)

Regularización y energia .

54253660

-

128,00

1

I N GL .A rr E R R A Vyrnwy . . .. . .. . ...... . . ...

1

mamposteria ciclópea.

Regularización.

Río Bober. Estado y un Sindicato Provincial.

-

6.

~

8,10

Abastecimiento de Chemnitz.

Río Urft.

1

-

-

Mam pos te ria.

A

1

Río Eschbach.

-

155,00

'

-

-

E

fil~':l',\;¡,p¿_ ......... .... · 1 11812220

1 1

Abastecimiento de La Ricamarie.

Río Ond,enon.

1,3

.

-

'


93 L

92 L

11

Cuenca NOMBRE DEL PANTANO alimenCORRIENTE ALIMENTADORA CABIDA tadora CONCESIONARIO

Mis. cbs.

OBJETO DEL PANTANO

COSTE

-~-

Km. ~

Hects.

FECHA del término COSTE de CLASE Y las obras VOLUMEN TOTAL POR M.a

DE

LA

PRESA

- - - - - -- - - - - - -

LONGITUD

ALTURA

POR M.J

Zona regable

-

FABRICA

-

TOTAL

de cabida

cimientos

alzado

Pe setas

Pis. oro

Metros

Metros

cimientos coronación Metros

Metros

Metros cúbicos

Ptas. oro

Ptas. oro

Año

- - - - - - - - - - - - - - - - - ·- -1 - - - - - - - - - 11- - - - , -

,-

A U SI'R I A Francisco José (Bohemia) .... ,

700000 1

Abastecimiento! 1de Komotau .

ÁFRICA

~-~~~~~~ ~~~)-

Tlelat . . Río Oued-'J;'lelat.

..

... -1

540230

132

Rie~os -;-;;bastecimtento de santa Bárbara .

1

16,00

1

34,00

1

52,00

1

155,00

1

-

Hormi~ón y mampostena.

1

5000000

Djidionia . . ... .. . . .. . ..... .

4856000

850

-1

97,50

20,70

1

Del Habra . . . ..... .... . .... . Rio Habra. Sdad . particular.

295366.20

9995

Hamiz . ........ ... ....... . Río Oued-Hamiz.

12747000

Gran Cheurfas . . Rio Mekerra .

15782000

140

1869

(39)

1870

~40)

1875

(41)

1882

(38) (44)

1885

(42)

1892

(38)

1900

(40)

1901

(40)

1905

(43)

1907

(43)

Mampostería.

-

Riegos del Cheliff. Abastecimiento de Saint-Aimé y Amadema.

(36)

O :::) L O N I A L

ll,75

Del CheliU .. Río Chcliff.

1903

450000 0,09

8,40

24,51

Mampostería.

37,50

5400000 0,18

319 ,80

Riegos del Habra y Macla .

2850000 0,224

3,00

38,00

1000000 0,06

9, 84

20,16

8,00

33,00

27,35

30,65

39,30

-

Mampostería con mortero de cal hidráulica.

159,60 Mampostería.

Riegos de Mitidja.

Mampostería.

Riegos.

AFRICA DEL SUR Consolidated Gold Fields. . ... Minas de Rand (Transvaal).

3000000

Río Elena .. ............... . (Minas de Coolgardie).

20000000

Río Sand . . . . .. . .......... . (Colonia del Cabo).

830000

Río Bulk . ................ . (Colonia del Cabo).

563000

137,00

Presa vertedero, de hormigón.

Usos mineros.

53

713000 0,86

19,50

121,00

30,20

110,00

700

53550

76,50

mampostería, hormigonada y armada.

Abastecimiento de Port-Elí sabeth . Abastecimiento dePort-El isabeth.

Mampostería.

Usos mineros.

Mampostería horm igonada, armada y bloques hormigón.


94

95

L

Cu enca OBJETO O&L NOMBRE DEL PANTANO alimen- PANl'ANO -CORRIENTE ALIMENTADORA CABIDA tadora Zona regable CONCESIONARIO , -

1

Mts. cbs.

Km. 2

Hects.

o s

ESTAD ARIZONA Williams . . . .. ............. Compañía de! ferrocarril Pacific-J Santa Fé.

410332

-

-

592432

Seligman . . ................ Compañía del ferrocarril Pacífico Santa Fe.

854442

328

47

49

Ptas. oro

ALTURA

de cabida.

1-------.....__--- -

Pts. oro --

imien tos

alzado

Metros

Metros

-

LONGITUD

-

-

-

780000 0,91 2

146

. 16109780

130

San Leandro . .... ........ ... Rio San Leandro.

27395000

. .. ....... 206380000 -

81000

-

17500000 0,011

787909 0,0 31

482

-

Riegos.

-

-

TOTAL

POR M.3

Metros

Metros

Metros cúbicos

Ptas. oro

Ptas. oro

Año

-

1894

(46) (52)

54,58

1898

(46)

-

s

DE

N_

-

13,80

15,00

106,50

8,40

15,00

36,00

80,40

-

20,40

43,50

3,05

79,25

76,00

-

30,00

-

1.27,00

4,80

14,21

-

90,00

192,90

1

196,00

-

8000

1375400 0,050

-

27,00

45,00

14,00

780000 0,004

-

4,50

-

37,50

de elevación.

2860000

-

1

-

24,00

A_

(45)

3920

-

mampostería.

-

108313

-

1

36,00

Riegos.

COSTE

CLASE Y VOLUMEN

FEC~ del término de las obras -

-

-

-

-

-

4680000 0,291

abastecimiento de la Ciudad Nacional.

PRESA

-

cimientos coronación

-

!Abastecimiento de Oakland.

LA

- -

'U N 1 :> O 274758 0,670

-

-

DE

Usos mineros.

48560000

La Granja . .. .... . ... . ... .. Rio Tuolumne. Distritos de Riego de Turlock y Modesto.

-

POR M.3

Abastecimiento del ferrocarril.

CALIFORNIA Bowman .. ... .. ... . .. . . . . . 25578980 Río Yuba. orth Bloomfield. Compañí.a

Lago Buenav,ista. Río Kern .

Abastecimiento del ferrocarri l.

Rooselvet . .. ..... .. ... . ... 1560000000 15000 Río Salt. Senicio Federal de Riegos.

Sweetwater . . ...... . ....... Rio Sweetwat ~r . Compañía San Diego Land and Town.

TOTAL

FÁBRICA

-

Abastecimiento del ferrocarril.

Walnut Canyon . . .......... Barranco ,,ra1nut. Compañía del ferrocarril Pacífico Santa Fe.

Bear Valley . . ... .. .... . .. . . Rio Santa Ana . Compañía de Redlands of the B<!ar V.i.lley Irrigation.

---------

COSTE

L

5240

mamposteria y sillería.

286000

.

13621

-

-

1898

(46)

261860

-

-

1911

(47) (53)

-

-

1875

(46)

hormigón y mampostería (vertedero). mamposteria ciclópea .

41250 escollera en jaulas mad.ª

2550

390000

152,94

1884

(48)

2730000

6,70

1888

(46)

136790'3

94,65

1888

(48)

mampostería, con mortero de portland .

407025 tierra.

14452 mampostería.

8850,00

-

-

-

1890

(46) (54)

29625

-

-

1894

(46) (54)

Tierra.

93,00

mampostería.


97 L

-

96 L

Cu enca ~MBRE DEL PANTANO alimenCORRIENTE ALIMENTADORA CA BIDA tadora CONCESIONARIO Mts. cbs.

Cuyamaca . . . . .. . . ..... . . . . Co mpañia de San Diego F lume

13851740

La Mesa ... . ... ... ... . ... .. Río San Diego . Compañia de San Diego Flume.

1578200

Hemet . . . . . . . . .. Lago H emet.

Km.2

28

OBJETO DEL PANTANO --

Zona regable

-

Hects.

P tas. oro

2280

12747000

180

Escondido . ..... .. . .. . . . ... Barranco de San E ligio y rio San Luis Rey . Sdad. de obligacionistas con arreglo a la Ley Wright .

4294000

565

Alpine . . ... . .. . ... . . .. . . . . Barranco Little Rock. Compañia South Antelope Valley Irrigation.

6677000

179

Otay Inferior. . .. . .. . . . .. . .. Barran co <le Otay. Compañia Sout hern California Mountain Water.

51218660

259

,_

ci mientos

alzado

Metros

Metros

-

-

2832 abastec imiento de Hemet.

5261 abastecim iento de Escondido, etcétera.

88400 0,05!

1,50

CLASE Y cimientos coronación V OLUMEN

-

Metros

-

14,40

780000 Q,061

3,90

570106 0, 13:

3,60

19,80

TOTA L

POR M.3

P tas. oro

-

FECHA del t érmino de las obras -

Ptas. oro

Año

PRESA ---- COSTE

LO N GITUD

-

-

Metros

Metros cúbicos

--- -

28'2880 0,0 21

LA

--- ·---------ALTURA

-

Pts. on

-

190,50

-

- - - -

1894

(46)

-

-

1895

(46) (56)

-

-

1895

(46)

16,1 6

1895

(46) (57)

T ierra y fáb ri ca.

ri egos y abastecimi en to de San Di ego Riegos y abastecimiento de San Diego.

... .. .....

de cabida

DE

FÁBRICA

-

POR M,3

: TO TAL

·-

-

-

----COSTE

12,00

141,00

28500 Escollera y t ierra

36,75

78,00

12,00

23329 mampostería hormigonada .

22,80

114,00

30,00

450381

27869 escoll era.

¡ 4046

-

520000 0,0 78

-

-

Riegos y abasteci miento de San Diego y otras.

-

9,30

-

39,00

-

--

-

-

1896

(46) (58)

135000

-

-

1897

(46) (59)

-

-

-

1890

(60) (46)

-

-

-

1.892

(46) (61)

-

-

1.894

(46) (62)

-

1895

(46) (63)

1200 ,00 Tierra .

25 ,50

169,50

esco llera y panta lla de acero .

'

COLORADO

... .. . .. . . .. .. Castlewood. R ío Cherry. Compañia Denver Land and Water.

1490 7000

453

Apishapa . . .. . ... . . . .. . . . . . Barranco Metate y Barranco T ruji.llo. E l E st ado de Colorado .

557226

78

.. .. . . ........ Monument. Barranco Monument. E l Estado de Colorado.

1074390

57

Larimer and Weld . ..... . . . . R io Cach ~ la Poudre .

14021700

6474 .

Ri egos.

-

-

-

-

6, 60

21,00

-

180,00

escollera , mam posteria y tierra.

76814 0,1 3'1

.

172229 0,1 60

-

4,20

-

12,00

-

-

-

256,50

T ierra .

T ierra

Ri egos .

-

466866 0,0 33

1Ri egos

del canal L a r i me r and Weld .

-

9,00

-

600,00

'

Tierra.

113339

7 L

. 1


98 L

11

99

Cuenca OBJETO DEL NOMBRE DEL PANTANO alimen - PANTANO CORRIENTE ALIMENTADORA CABIDA tadora Zona regable CONCESIONARIO Mts. cbs.

Km.2

Hects.

-------COSTE

POR M.3

TOTAL Ptas . oro

de cabida

6863960

Twin Lakes . ... . ......... . . Rí::> Arkansas . Compañia Twin Lakes Res ~rvoir.

58272000

South Platte. . . . .......... . Río South Platte y Barranco Goose. Compañía Denver UPi.on vVater.

8 1540000

Lago Cheesman. . Río South Platte .

50575

ALTURA

DE

LA

PRESA

LONGITUD

CLASE Y cim ientos coronacíón VOLUMEN

Pts. oro

imientos

alzado

IMetros

Metros

573383 0,084

Metros

Metros

Metros cúbicos

11 ,40

100000000

1-

1040000 O,018 Riegos.

2600000 0,032

4261

Abastecimiento de Denver.

del término de

TOTAL

POR M.a

las obras

Ptas. oro

Ptas. oro

Año

7,62

(46) (64)

424440

2,70

1900

Ma mpostería y ti erra .

63,00

Abastecimiento de Denver.

- ,

COSTE

L--- - - - - --1----1-- --·- ¡----- -- - - - - -- --ll T ierra.

1006

1 FECH A

-

~

- - - - - - - - - - -- -1-----1---- ----------- --Cache La Poudre . ....... : .. . Canal Cache La Pou dre. Unión Colony of Greeley.

FÁBRICA

L

61,57

12,90

15,00

180,00

J 69000 escoll era con pantalla de acero.

213,00 Mamposte ría.

1820000

10,80

(46)

(46)

1904

(49)

1911

(50)

1906

(49)

1895

(46)

1904

(49)

IDAHO

Salmon. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 218520000 Río Salmon. Compañía Twin Falls Salmon River Land and Water.

51670

8480000 0,039

68,85

riegos con elevación de agua.

96,00

144,60

114000 hormigó n en masa.

MASSACHUSET

Wachusett .. Rio Nashu a.

250000000

11130000 0,044

18,00

Abasteci miento de Boston.

45,40 20,00

296,00 3200,00

Mampostería. Ti erra.

MONTANA

Basin Creek. . . ..... . ... . .. . Barranco Basin .

900000

8,40

Abas tecimien to de Butte.

18,00

77, 70

8625 mampostería hormigonada.

NEW-JERSEY Presa Boonton. • • • • · • · · · · · · · 1 28000000 y Presa Parsipanny . .. .. . . .. . ( Rio Rcckaway.

6,00

Abastecimiento de j ersey City.

30,00

-

Ma m pos t er ía horm igonada y

9 15

r

1135,CO

tierra. T ierra.

) '


100

101

L

L

F Á B R I C A DE LA PRESA FECHA 11 -______.. ________ .__ - COSTE - del término Cuenca OBJETO DE~ ALTURA LONGITUD COSTE alimen- PANTANO POR M.a de CLASE Y -de TOTAL CORRIENTE ALIMENTADORA CABIDA tadora VOLUMEN las obras timientos alzado cimientos coronación Zona regable I TOTAL POR M,a cabida CONCESIONARIO -

11 NOMBRE DEL PANTANO

1

~

Mts. cbs.

Km .2

Hects.

Ptas . oro

Pts. on

Metros

Metros

NEW-YORK

.

2300000

-

Boyd's Corner . . . .. . ........ Río Croton. Croton Aquedu ct Board.

12361058

-

.. ... . .... .. ..

26500000

-

L'Amawalk .. Río Mu scoot.

' '

Metros

Metros cúbicos

Ptas. oro

Ptas. oro

Año

:

.. .. ........

Lago Croton . . . Río Croton .

.

(65)

Metros

---

-

1

~

Sodon . .. . .. ........ .. ... . . Río Croton del Este . Aquedu ct Comission.

18185000

Bog Brook. . . .... ..... . .. .. Río Bog Brook. Aqueduct Comission.

15442000

Titicus . . . ................ R io Ti;ticus.

26708000

.

-

Abasteci mi ento de New-York.

Abastec imi ento de New-York.

Abastecimiento de New-York.

-

-

0,90

-

-

-

10,00

22,50

60,00

-

--

1905748 0,10·

Abastecimiento de New-York .

3,60

-

25,00 6,10 23,40 ~,70

-

-

201,00

2025'.)

387,oo¡ OO \Tierra con tabique 1 24 · , de mampostena 150,001

26910

mampostería.

180,00 1

-

Tierra.

, 2654236 O, 17í

-

9

Abastecimiento de New-York.

-

Indian River . . . . .. .. ..... .. 124493270 Lago Indian. Forest Preserve Board of NewYork State.

378

New-Croton . ... ... ...... ... 119214800

936

4851890 O, 181

-

-

18,00 7,50

-

-

7,80

32,70

-

455, 70

l

Fábrica y tierra. (V ertedero) .

-

434486 0,0 03

1

6,00

14,10

-

-

~

Tierra--; núcleo 1 \de mampostería.

Abastecimiento de New-York. Abastecimiento industri al y navegación del rio Hud son.

-

-

1842

(49)

-

-

1872

(48)

-

-

-

-

-

-

-

-

1895

, (48)

18,98

1898

(46)

Mampostería hormigón y tierra. (Vertedero). si llería y hormigón .

-

-

191

5,25

1

62,10

Fábrica.

60,00

-

-

38105000 0, 321

i

1·1

38, 10

-

48,90

-

-

219,00

43425'.) mampostería ciclópea.

1.32,CO

24346000

-

1

-

-

(48) 1

1

(48)

-

56,061

-

19(:6

(48)

)

Ti er ra .

1

(49)

1893

1

Tierra.

Abastecimiento de New-York.

-

NUEVO-MEJICO 1

Lago Avalon . ......... . .. .. Rio Pecos. · Compañia Pecos Irrigation and Improvement . Lago Me. Millan . . . . . . . . . . . . Rio Pecos. Compañia Pecos Irrigation and Improvement.

915200 0,1 21

76 48200 63196 \ !

60700000

-

-14506

15,90

-

340,50

119700

466200

3,89

1899

(46) (66)

984200

4,46

1893

r•)

escollera y tierra,

1

¡

15,60

1092000 0,01

1

-

5,64

-

º(

508 8 , 1560,00

220800 escollera y tierra .

1

1

1

1

1

(66)


103 L

102 L

Cuenca OBJETO DE~ NOMBRE DEL PANTANO alimen- PANTANO -CORRIENTE ALIMENTADORA CABIDA tadora Zona regab le CONCESIONARIO Mis. cbs.

COSTE

---------------

Hects.

Km. 2

Ptas. oro

-

-

LONGITUD

ALTURA ·

de cabida

cim~ntosl alzado

Pis. or

Metros

cim~ntos coro~ción

-

-

PENNS YLV ANIA

DE

---------- ---I

POR M,3

TOTAL

FABRICA

-

Metros

---

Metros

Metros

LA

PRESA

CLASE Y VOLUMEN

Metros cúbicos

--COSTE

TOTAL

1 PORM. 3

Ptas. oro

Ptas. oro

-

-

-

1

1

Round Hill .. .............. Compañia Spring Brook Water Supply.

6000000

-

2148780

-

-

-

!

-

-

31,70

-

9,60

-

145,00

-

172,50

-

-

)

Mampostería y tierra.

Riegos ty abaslecimiento.

-

FECHA 1 del te<mino de las obras 1

~

(49)

TEJAS Tyler . . . .. ... ... ... ... Compañia Tyler Water.

.. ..

-

5905 0,003

Abastecimiento de Tyler .

1894

(46)

-

l899

(46)

-

-

l904

(49)

-

-

1907

(51)

-

-

1909

(5l)

18GO0

5905

tierra (procedímiento hidráu- , llco)

0,33

1

UTAH East Canyon Creek. . .. ...... Torrente East Canyon. Compañia d'31 canal de los C:mdados Davis y Weber.

6919800

-

500000(-

-

-

-

-

9,00

20,40

15,00

30,00

-

-

-

29,26

3,00

125,00

2, 15

64,30

-

l30,00

-

40,00

33,00

100,00

25, 00

75,00

21,00

60,00

Riegos.

Escollera, hormigón, con tabique de acero .

208000

WYOMING Granite Springs. Barranco Crow.

.. .... .. ..

Pathfinder . ................ 1215000000 Rio North Platte. Servicio Federal de Riegos. La Prele . . ..... ...... .. . ... Rio La Prele. Compañia L<t Prele Ditch et Reservoir.

30000000

Shoshone . ........... ... ... 570000000 Río Shoshone. Servicio Federal deRiegos.

Abastecimiento de Cheyenne.

6000000 0,005

52303

28600

riegos e n l Nebraska.

-

-

7509

i

Río Charcas.

41250 mampostería .

-

Hormigón armado .

1

-

-

66404

riegos y abastecimiento de Cody

-

-

1ri egos1000 y abaste-

cimiento de San Luis .

1

-

6000000

¡Mampostería hormigonada.

ARG-E N Potrero de Funes . .... . ... .. · 1 10000000

M ampo s ter ia hormigonada.

135000 0, 01L

T INA 22,00 1

1

1

-

-

(67)

-

1

21,6'2

-

Mampostería.

-

-

1875

1

. 1

(51)

(68)


-

-,

105 L

104 L

Mts. cbs.

San Roque . .. .............. 195000000 Río<. Cosquín y San Roque. 1

Km.2

-

La Carolina. . . . . . . . . . . . . . . . Rio Conlara.

-

-

.. ....... ...

-

3800

Villa Mercedes . . Río Quinto.

.................. Zonda. Arroyo del Estero.

15000000

Beetaloo.

................ 36000000

Barossa . .. Río Para.

................

. .. ............. Cataract. Ríos Cataract y Loddon. Geelong . . .. . .............. '

95000000

-

-

TOTAL

-

---40582

22988513 0,118

Hects.

riegos y abastecimiento de Córdoba.

-

ALTURA

mientos

-

!Metros

-

-

POR M.3

-

Metros

Metros cúbicos

Ptas. oro

Ptas. oro

Año

LONGITUD

Metros

14,00

37,00

22,30

-

-

14,00

10000

1956150

-

4,20

11,00

8, 00

10,001

-

-

-

29,00

-

-

-

2, 19

56,94

-

-

-

-

Abastecimiento de Victoria.

-

1

-

-

-

1890

(69)

-

-

1903

(70)

-

1904

(71)

-

1905

(72)

65,99

18 90

(73)

-

1903

(7<!)

-

-

1903

(74) (76)

-

-

-

(75)

-

-

1871

(78)

3263400

12,09

1872

(78) (80)

5117840

16,59

1891

(79) (81)

-

1891

(78) (82)

1661418

46000

-

tierra y mampostería.

45000

2969694

hormigón.

-

143,86

Mampostería hormígonada.

18,00

-

Bloques de hormigón y tierra.

180,00

Abastecimiento de Sydney.

--

COSTE

Mampostería.

224,00

40,CO

A U S T R. A L I A 33,5:3 2969694 0,082 -

mampostería hidráulica.

42,00

98,60

-

52247

133,35

-

980154 0,065

Riego y abastecim_iento.

CLASE Y VOLUMEN

cimientos coronación

Metros

270000

80086

-

TOTAL

--

alzado

400

-

-

PRESA

1--.

riegos y regulación .

-

-

LA

~

POR M.3 de cabida.

Ptas. oro Pts. oro ---- - -

FECHA del término de las obras -

DE

FABRICA

COSTE

---------------

Cuenca OBJETO DEL 11 NOMBRE DEL PANTANO alimen- PANTANO -CORRIENTE ALIMENTADORA CABIDA tadora Zona regable CONCESIONARIO -

-

247,00

-

-

Mampostería.

Hormi gón.

85GOOO

1

A

IND

(77)

PROVINCIA DE BOMBA Y

. ..... ..... ..... 89370000

412

........ 103493700

508

63941380

134

Bhatgarh o Lago Whiting .... 143451000 Río Yelwandí.

332

.. Ekruk. Rfo Ashti.

Poona o Lago Fife . . Río Mutha.

Tansa . ....... . . .. .........

6854

1852354 0,021

-

22,80

6797

6278899 0,061

2,61

29,40

5117840 0,080

13, 75

4984382 0,035

-

riego y abastecímiento de Poona

-

35,40

-

2100,00

-

1106,10

-

2640,00

38,10

-

897,90 1

1

270000 mampostería concertada . con mor1tero de cal hidráulíca.

Abastecimiento de Bomb~y.

45836

Tierra.

308520 mampostería con certada, con mortero de cal hidráulíca.

-

Mampostería y hormigón.

-


106

107

L

1-

Cuenca OBJETO DEL NOMBRE DEL PANTANO alimen- PANTANO CORRIENTE ALIMENTADORA CABIDA t::>dora -CONCESIONARIO Zona ~gable Mts. cbs.

11- -- - --

Km.2

Hects.

- - - - - - - • - -- - - - - - --

1

COST E POR M,

TOTAL

de cabid1

Ptas. oro

Pis. a

-- ----,-

FABRICA

ALTURA --------cimientos alzado

DE

--

CLASE Y VOLUMEN

cimientos coronación Metros

Metros

18,00

18,00

126,30

Metros

Metros cúbicos

67

1381

208726 0,01

Chankapur. . . . . . . . . . . . . . . . .

29700000

259

4230

1219750 O,Ol

36,00

480,00 1

-

Mukti. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

9242100

89

-

636412 0, 06

19,50

900,00

-

Mhasva. . . . . . . . . . . . . . . . . . .

4282200

35

688

166362 0, 03

13,23

448,20

Parsul. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

3204900

45

405

359380 0,11

18,66

831,00

Sirsuphal. . . . . . . . . . . . . . . . . .

9855000

60

728

273938 0,02

16,29

656,40

Mataba. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

6183000

26

1315

287425 0, 04

1.4,52

1828,50

f.Bhadalwadi. . . . . . . . . . . . . . . .

5994000

60

809

262438 0, 04

16,50

777,00

Pashan... .. . . . . . . . . . . . . . . .

1971000

41

397936 0, 20

15,60

825,00

Ashti. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Río Ashti.

36396000

238

Año

Pandharpur . .. . ......... . . .

2133000

26

Mhasvad ............... . .. .

71082900

1243

Nehr . .................... .

Mampostería. Mampostería.

Riegos.

Tierra.

Tierra. Tierra. Tierra. Tierra. Tierra. Tierra

Riegos y abastecim1en to.

1107854 0, 031

17,31

3810'00

256326 0, 12

13,20

1050,00

10034

2256583 0,03

23,94

2724,00

13221900

154

2217

678138 0,05

22,20

1446,00

Pingli. . . ....... . .......... .

5270400

52

842

500443 0'09

16,05

1665,90

Maini. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

4284900

140

1871

668970 0,15

18,39

1081,50

Medleri. .................. . Rlo Kistna.

1555200

28

243

112812 C,O1

12,30

675,00

Bhatodi. ........ ........ . . .

2160000

114

4905

535993 0,24

15,00

694,80

Dedargaon . .. . ....... . .... .

3186000

36

223006 0,07

14,28

426,00

. .. ..... . .

16335000

75

1006390 0,06

28,80

1218,00

Pangaon . .. . ............ .. .

13300200

772

3029264 0,02

23,04

4503,00

Gokak .................... .

18943200

2797

1298528 G,O6

8,70

1051,50

Waghad (Lesser)

Ptas. oro

COSTE

-

16842600

-

POR M.a

Ptas. oro

-

- - - _ _ _ ,____ -----1- - -- - - - - - - - - ·- -•- - -- -·' •

Muchkundi. . . . . . . . . . . . . . . .

4766

TOTAL

FECHA del término de las obras

PRESA ·--

.-- - - -:--- --

LONGITUD

Metros

LA

L

Riegos.

1

Tierra. Tierra. Tierra. Tierra. Tierra. Tierra. Tierra.

Tierra. Tierra. Tierra. Tierra. Tierra.

(78)


108

109 L

L

1

COSTE

--

.Zona regable

CONCESIONARIO Mts. cbs.

Km. 2

- - - -- - -- - - - - - - - - - - - -PROVINCIA DE MADRAS Baracona. . . . . . . . . . . . . . . . . . Rios Mahanadi y Gullery .

61 965000

Soorada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . R Í) Rushiknlya.

58320000

440

cabida.

Hects .

P tas. oro

¡

777

Marikanave . .... .. . .. . . . .. . 756000000 R ío Vedavati .

5374

Metros

Metros -

--,

Metros

80900

16018480 0,0 87 6750000 0,009

18207

G

1

(

6, 00

46,50

64,50

7,50

42, 60

72,60

10,00

372,30

P tas. oro

P tas . oro

Año

(83)

138750

(83)

¡

1896

(78) (84)

190 6

(85)

106,62

1890

(87)

33,13

1900

(88)

hormigón con mortero de cal hidráuli ca .

355,50

Mampostería co n mortero de cal hi dráulica .

(86)

9,25 1 465,00 ) 535,00

455 ,00( 113397 12090000 5 35, 00 ( hormigón, s illa-

_

jpara comple 1mento de las anteriores.

8, 50

3,30

Í

500,00

, 418,00

o'062

12,00

28,00 1966,00

500,00/ , 329000 10900000 418 00 lho rm igón, mam '

196~00

gos .

Presa de Zifta. . . .. . ... . ... . (De derivación en el brazo de Damieta). Río Nilo.

Metros cúbicos

rejo, si llería, ladrillo y escollera.

770000

1

-

11

23811900

-

-

del tér~:10 CLASE y COSTE de las obras V OL U MEN TOTA L POR M .3

T ierra , con muro núc leo de mampostería.

nivel de los cana les.

P resa del Pantano de Asuan . . 1065000000 22220001 840000 66657400 para sup lir escaR io Nilo. 1seces de los rie-

Presa de Asiut. Río Nilo.

PRESA

Ti erra , con muro núcleo de mam postería.

I p TO

l 770000 I 1elevadoras del

L A

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1 - - - - - - - 11

13,50

1

Presas Ver- \Brazo R oseta . . .. tederos del ; Delta .. . . . !Bra zo D amiet a . .. (Completamente m od ernas) . Río Nilo.

-

cim'.:_ntos coro~ción

6859457 0,0 5?

48552

E -

-----~ I

alzado

Metros -

647 )

Periyar . . . . .. .. . . .. . . .. . ... 184005000 Río Periyar .

Presas del) Brazo R oset a . . . . Delta. . . . . B razo Damiet a .. . (Consolidaciones y reparaciones) . Río Nilo .

Pts. oro

- - - - -,, - - -- - --

DE

L ONGITUD

ALTURA cimíentos

FE¿~I

--~-------~-----I------

F Á BRICA

Cuenca OBJETO DE~ - -----....,___-- alimen- PANTANO POR M.3 de CORRIENTE ALIMENTADORA CAB IDA tadora T OTAL NOMBRE DEL PANTANO

200000

23228600

-

3,00

elevadora del ni1vel en un canal.

12,50

833,00

83 3,00

posterfa, arci lla. y esco llera.

545443

66657400

122, 21

1902

(89)

270385

23228600

85,90

1902

(90)

1903

(91)

sillería y mampostería hidráulica con portland. hormigón, mampos ten a, ladrillo y esco ll era .

10877200

378,00

Para derivar y elevar el niv el en un canal.

378,00

Hormi~ón, ma mpos ten a, ladrillo y esco ll era .

1

1

7439230


110 L

(r) La premura del tiempo ha imposibilitado completar los da· tos de las obras que se citan; faltan pantanos importantes y por completo los de algunos países. ITALIA De los libros <<Barrages en ma<_;:onnerie et murs de reser-voirs>>, por H. Bellet, <<Reservoirs for irrigation water-power and domestic water-supply>>, por James Dix Schuyler, y <<Política hidráulica>>, por C. Ubeda, ingeniero de caminos. (3) De los libros citados de H. Bellet y de Dix Schuyler. (4) Presas sucesivas del mismo río (vertiente orte del Apenino de Liguria) que abastecen a Génova de agua potable y energía eléctrica. (2)

FRANCIA (5) De los libros citados de H. Bellet y de Dix Schuyler y de << Bulletin de la Direction de l'Hidraulique Agricole>>, París. (6) De los libros citados de H. Bellet, de Dix Schuyler y de C. Ubeda. (7) Del libro de Dix Schuyler y del <<Bulletin•>, citados anteriormente. (8) De los libros citados de H. Bellet y C. Ubeda. (9) Del libro citado de H. Bellet y de la <cRevista de Obras Públicas», año r908. (ro) De los libros citados de H. Bellet y Dix Schuyler. (rr) Del libro citado de H. Bellet. (r2) Presa de tierra con pantalla o muro central de mampostería.-Desagüe en galería de fábrica que atraviesa la presa.-Reparada con éxito en r896 para disminuir las filtraciones.-Pasó a ser propiedad def Estado en r886. (r3) Para alimentar el canal de navegación de Bourgogne.Ofrece la particularidad de tener el perfil invertido, por lo que, a pesar de ser trapecial y muy grande, no resistió bien. Se reforzó con contrafuertes y, finalmente, en r898, con una presa de tierra aguas


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abajo, para contrarrestar parte de la carga con el nuevo embalse. (I4) A causa de la permeabilidad y oquedades de las paredes rocosas del vaso, este pantano está casi inutilizado. (IS) Llamado también Goufre d'Enfer o de la Rochetaillé.La ciudad de Saint-Etienne contribuyó con 988.000 pesetas oro. -400.000 metros cúbicos son disponibles para almacenar avenidas. (I6) Presa análoga a la de Furens en el mismo río y a 2 kilómetros de ella. Para completar el abastecimiento de Saint-Etienne. (I7) Para alimentación del canal de Bourgogne.-Tiene ocho contrafuertes por agua abajo. Como los desagües deben dar siempre un cierto volumen para los usuarios industriales, la limpia se realiza continuamente. (I8) Destinado a elevar el nivel del lago Oredon de los Pirineos. La presa de tierra está revestida, agua arriba, de hormigón yuxtapuesto a otro revestimiento de mampostería concertada en seco. (I9) Pantano destinado, con el de la Mouche yel de Vingéanne _ a la alimentación del canal navegable del Mame al Saona. (zo) También llamado de Saint-Ciergues. Fom1a parte de un grupo de tres pantanos, en los ríos Mouche, Liez y Vingéanne, destinados a alimentar el canal navegable del Mame al Saona. Los otros dos tienen presas de tierra de pequeña altura. (2I) Para mejorar la navegación del canal de Yonne. En I899 se le añadió un revestimiento para aumentar su impermeabilidad, dejando aligeramientos visitables a fin de evitar subpresiones. (22) La antigua presa de Bouzey, construída en I88o, para alimentación del canal de navegación del Este, tuvo ya una importante avería en I88r. Terminada la restauración en I889, se rompió la presa a los seis años, en una longitud de IJO metros, produciendo grandes daños materiales, rotura de una presa de derivación, arrastre de una vía férrea y muerte de 86 personas. Causó el primer corrimiento la permeabilidad de la base del cimiento y produjo la rotura la tensión a que trabajó la fábrica en el parámento de aguaarriba.- Los datos apuntados en el estado corresponden a la presa reconstruída de I90I a I902. (23) Para producción de energía eléctrica.-Presa vertedero construída desde I899 a r902, con grandes dificultades a causa del


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reg1men torrencial del río. Está cimentada en grava impenneable y provista de un zampeado externo de hormigón armado para alejar las socavaciones por agua-abajo. (24) Pantano en el valle del Miodeix, pero alimentado con aguas derivadas del río Dora. Destinado a la producción de energía eléctrica consumida en Thiers y sus alrededores. (25) Una central eléctrica está colocada al pie de la presa. La misma compañía ejecutó otro pantano mayor, en el mismo río, con el mismo objeto. BELGICA

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De los libros citados de H. Bellet y Dix Schuyler. ALEMANIA

(27) Pantanos alemanes.-De 20 años a esta parte se han hecho todos los existentes en número de 30, que embalsan 130 millones de metros cúbicos y han costado unos 70· millones de pesetas oro, con una superficie total de embalses de r.300 hectáreas y r.300 km. 2 de cuencas alimentadoras.-En ejecu ción hay 20, con 480 millones de metros cúbicos. El mayor, en la cuenca del Rhin, embalsa 45 millones de metros cúbicos; pero se proyecta uno de 200 millones de metros cúbicos en el Oder, el mayor de Europa después del que se proyecta en el Ebro (Reinosa), que alcanza a 600 millones de metros cúbicos. Se utilizan para riegos, navegación y aprovechamientos industriales. La capacidad del conjunto es sólo un 27 por roo del caudal anual de las corrientes respectivas, y debería ser del 40 6 50 por roo para el mejor aprovechamiento. El precio por metro cúbico de cabida oscila entre o,rr y 2,14 pesetas oro: medio 0,54 pesetas oro.-De 26 presas, son: 21 de mampostería, r de hormigón y 4 de tierra. El precio medio por metro cúbico de presa de mampostería resulta ser de 46,75 pesetas oro. (<<Anales de obras públicas de Bélgica>>, diciembre r9rr). (28) Del citado libro de Dix Schuyler. (29) De los libros citados de H. Bellet y de C. Ubeda.

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(30) Para producción de energía eléctrica. (31) El Sindicato contribuyó con 1 / 5 del coste total, mas todos los gastos de las instalaciones eléctricas. (Datos de la <<Revista de O. P.>> de 1913, tomados a su vez de la revista alemana <<Zentralblatt der Banverwaltuny>>). . ' INGLATE~RA (32) Para el abastecimiento de Birrninghan, ha construído su ayuntamiento, en el Radnorshire (País de Gales), cinco pantanos que embalsan un total de 7.000.000 de metros cúbicos. Tres de las presas están situadas en el valle del río Elan, otra en el río Clearwen y la de Graig Goch, la más importante, aguas abajo de la confluencia de ambos ríos. Son pre as vertederos análogas a la de Vyrnwy· (33) Del libro citado de Dix Schuyler. (34) De los libros citados de H. Bellet y de C. Ubeda. (35) Presa vertedero coronada por un hermoso camino apoyado en arcadas. El precio medio del metro cúbico de fábrica fué de 69,07 pesetas oro.

AUSTRIA

(36)

Del libro citado de H. Bellet. AFRICA COLONIAL

(37) De la <<Nota sobre la Hidráulica Agrícola en Argelia>> enviada por la Unión Colonial Francesa a la Asamblea del Instituto Col_o nial Internacional reunida en Wiesbaden en mayo de 1904, tomamos los siguientes datos generales acerca de los riegos en Argelia. Las obras hidráulicas se construyen generalmente por el Estado, el cual exige la asociación previa de los interesados, en Sindicatos, y su ayuda pecuniaria, en lo posible; sistema que, aunque tiene el inconveniente de la lentitud en su gestión, da buenos resu1tados. 8 L


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Desde 1889 a 1898, la media anual de los gastos hechos para abastecimientos de ciudades y pueblos fué de: 773.000 pesetas oro, de las cuales, 304.000 fueron suministradas por el Estado y 469.000 por los ayuntamientos. Hasta 1900 había: 576 obras de riego, no contando las realizadas . sin ningún auxilio del Estado, y 350 pozos artesianos. Los pantanos m:is importantes son siete, que han costado, en junto, II millones de pesetas y embalsan 65 millones de metros cúbicos. En aqu ella fecha había proyectados dos pantanos más, el de Zondejas y el de Athenia. (Del libro de la Biblioteca Coloniale Internacionale <<Compte Rendu de la Session tenue a Wiesbaden les 17,18 et 19 mai 1904>>). Según <<La Nature>>, 1912, las empresas de riego regaban 156.000 hectáreas en 1906 y 210.000 en 1910; y la mayor parte de los regantes son españoles. (38) Datos de las obras citadas de H. Bellet, de Dix Schuyler y de C. Ubeda. (39) De la obra citada de Dix Schuyler. (40) Del libro citado de H. Bellet. (41) De las obras citadas de Dix Schuyler y de C. Ubeda. (42) De los libros citados de H. Bellet y de Dix Schuyler. (43) De la <<Revista de O. P. >> del año 1909. (44) La presa primitiva fué terminada en 1871 y, después de una avería importante en 1872, fué arrastrada por completo en 1881. Ha sido de nuevo reconstruída, con m ejor perfil, y presta servicio.

ESTADOS UNIDOS de N. A. (45) A continuación se exponen precios de obras hidráulicas en el Ooeste de los Estados Unidos, tomados del libro <<Las obras de riego en los Estados Unidos de , América>>, por J. Nicolau y N. Puig de la Bellacasa, ingenieros de caminos, Madrid, 1908.


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Metro cúbico: de presa de tierra, por el procedimiento hidráulico .. de desmonte, con ara~o movido por 4 a ro caballos . . de desmonte en terreno de bloques sueltos (menores de 0,75 metros cúbicos y después de desmenuzados con explosivos) no arable, pero sí desmontable con arrobadera .................. .. ..... . de desmonte en roca, con barrenos y explosivos ... . íd. íd. íd., debajo del agua ............... . de adoquinado . . ............ .. .... . ...... . .. . de obra de hormigón homogéneo y armado (sin contar cemento ni acero) ....... . ....... . .. . .... . de hormigón, con grandes cantos embebidos (sin el cemento) .. . ................. . ......... . . . . de mampostería ciclópea, en la presa de Roosevelt (sin contar cemento, arena ni fuerza) . . ....... . Tonelada: de acero, en armaduras de hormigón .......... . .. . de compuertas metálicas corrientes (con marcos y guías) . . .. .. . . . ............ • • • • • • • • · · · · · · · · de cemento Portland artificial en los puntos de producción . . . . . ...... . . . . . .............. . . . . . íd. íd. íd. en estación férrea próxima a la obra, unas. de carbón en íd. (lignitos con una tercera parte de las calorías de la hulla inglesa y asturiana) ..... . Jornales: (jornada intensa de 8 horas efectivas). Peón bracero . . . . . . . .... . ... . ......... . . . .... . Capataz . . . . . . ........ . . .. .. . ........... ... .. . Barreneros, carreteros, albañiles, oficiales de los diversos oficios, etc. . ...... . ................. . Maquinistas. . . . . . ... . .. . .... . . . ............. . Carro con dos buenas caballerías ....... . ....... . Mensualidades: Maquinista de escavadora de vapor ......... . ... . Otros maquinistas y fogoneros ........ . . . . . .... .

0,50 a I,30 I,17 a 2,30

3,00 7,56 2I,30 45,30

58,00

32,00

20,70

280,00

700,00

40,00 6I,OO

30,00

II,25 a I3,75 20,00 15,00 a 20,00 30,00 25,00

750 500

a a

IOOO 600


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Sobrestante (superitendent). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 625 Encargado de grúas . ......... . ................. 575 Herrero. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 500 Ayudante de herrero. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 375 Estos jornales se refieren a 1907. Años antes eran 85 % de los dichos. En el Este, 70 %Los <<Annales des Travaux· Publics de Belgique>>, abril de 1913, consignan, para el último año económico, los siguientes precios en las esclusas del Canal de Panamá: Pesetas oro

Metro cúbico: de desmonte. 3,33 a 5,05 de mampostería. . . . ........................ . . . 42,30 a 50,75 de mano de obra del hormigón . .. .. . . . ...... ... . 5,49 a ro,09 Pilotaje hincado: 25.rr9 metros lineales de pilotes de hormigón a . . . . 25,77 15.692 íd. íd. íd. de madera. ..... . . . ro,68 La obra arriba citada de J. Nicolau y N . Puig de la Bellacasa, expresa que la superficie regada en los EE. UU. era de 4-450.000 h ectáreas en 1907 y quedaban en disposición de regarse, en 1908, otras 2.025.000 hectáreas. (46) D el libro citado de Dix Schuyler. (47) De las obras citadas de H. Bellet, de Dix Schuyler y de la <<Revista de Obras Públicas>> de 1912. (48) D e los libros citados de H. Bellet y Dix Schuyler. (49) D e la obra citada de H. Bellet. (50) De la R evista «The Irrigation Age>>, Chicago, agosto r9rr. (Sr) De la <<Revista de Obras Públicas>> de los años r9rr y 1912. (52) La compañía del ferrocarril Pacífico-Santa Fe, tiene, además de los depósitos o pantanos de Williams, Walnut y Seligman, que se citan, el de Ash Fork, de 133.650 metros cúbicos, con presa de acero de 13,80 , m etros de altura, y la presa sumergida de Kingman, de 4,80 metros de altura. (53) Presa situada en lugar casi inaccesible, que ha exigido hacer caminos especiales y montar, a más de numerosas instalacio-


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nes, una fábrica de cemento. El precio calculado para el metro cúbico de mampostería ciclópea, sin incluir el cemento, la arena ni la energía eléctrica necesaria, es de 20,70 pesetas oro. (54) El empedrado de la presa de este pantano costó más que. el resto de la obra. (55) Presa vertedero construída por contrata al precio de 70,70 pesetas oro metro cúbico, sin incluir el cemento. (56) Aplicación afortunada del procedimiento hidráulico, que produjo una economía de I9.500 peset~s, respecto al sistema de escollera, que fué el del proyecto. (57) Ubicado en el barranco San Eligio, pero alimentado con las aguas del río San Luis Rey, por un canal de 9 kms. largo y 756 litros de capacidad. El canal principal de riego y las acequias suman SI kms., con capacidad máxima de 540 litros por segundo. El coste total del sistema (pantanos y canales) asciende a I.6I2.8rn pesetas oro. (58) Alimentado con las aguas del barranco Little Rock, por medio de un canal de I3.676 metros largo y 8.Ioo litros por segundo de capacidad máxima, con varios saltos en su recorrido. (59) La Compañía cuenta, para sus necesidades de riego y abastecimiento de San Diego y otras poblaciones, con los pantanos Otay superior (inmediato al inferior), de I8.625.ooo metros cúbicos de cabida, Barret, de 58.235.000, y _Morena, de 56.734.000; estando estos dos últimos destinados a almacenar las aguas del río Cottonwood y conducirlas al pantano Otay inferior, por medio del canal Dulzura Pass, de 57 kms. de longitud total y 2.700 litros por segundo, como máximo. Este canal se divide, a IS kms. de su origen (en el pantano Barret), en dos: uno para alimentar el pantano Otay y otro de conducción a la zona regable y a las poblaciones servidas por la Compañía. (60) El agua almacenada en este pantano es derivada, con una presa pequeña, por canales de 64 kms. de longitud y 2.025 litros por segundo de capacidad máxima. Estos canales la conducen a la zona regable y a un pequeño pantano auxiliar, de 849.800 metros cúbicos. El costo total de los dos pantanos ascendió a 2.2Io.ooo pesetas oro.


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(6I) Pantano alimentado por el barranco Trujillo, mediante un canal de 3.2I8 metros de longitud. (62) El Estado de Colorado ha construído por su cu enta, además de los dos pantanos que se citan, los más pequeños de Hardscrabble, Boss y Saguache. El importe total de los cinco pantanos fué de 533.229 pesetas, para cabida de 3.I24.836 metros cúbicos. (63) Pantano de la Compañía del Canal Larimer and Weld, la cual proyecta ampliar el pantano vVindsor, hasta darle una capacidad de 27.922.000 metros cóbicos. También utiliza otros seis pantanos naturales, con una capacidad total de IZ .8I9.840 metros cúbicos. (64) Este pantano salvó el primer año la cosecha de patatas, que valía I.723.rn3 pesetas.- El canal alimentador tiene I3 kms. · de largo y capacidad de 4-?5º litros por segundo. (65) Todos para abastecimiento de New-York , salvo el Indian River. (66) El ·costo total de los dos pantanos y los canales que de ellos dependen fué 4.035.200 pesetas oro.-La misma compañía construyó el canal Hagerman, para regar 2.023 hectáreas, con aguas del mismo río Peces, y otro canal, derivado del río Hondo, de 6I kms. de longitud y 8.Ioo litros por segundo, para el riego de 23.87I hectáreas.-El Gobierno federal se ha hecho cargo de estas obras, posteriormente, reparando la presa del lago A valon.

ARGENTINA (67) Del libro <<La irrigación en la Argentina>>, por F. A. Soldano. (68) Presa vertedero construída por el Gobierno de la provincia, con subvención del Estado de rn8.ooo peretas oro,para sustituir a la destruída por avenidas. (69) Para regar la zona llamada Los Altos del Norte y del Sur, en las orillas del río Primero .- Construídos por una empresa constituída en I883 y explotados y conservados por el Estado.-La presa de derivación del Mal Paso y los canales de la Zona de Córdoba se sirven de las aguas de este pantano.


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(70) Presa vertedero de propiedad particular. (7r) Construído y explotado por el Estado, es ampliación de la zona municipal de riego de Villa Mercedes. Empezaron los trabajos en r902.-Costo de todas las obras (presa y canales), 3.207.600 pesetas oro. (72) Construído por el Estado, según ley de septiembre de r902, principalmente para evitar inundaciones de la ciudad de San Juan, capital de la provincia, y departamentos inmediatos. Los trabajos empezaron en r903. Se surten de él todos los canales del Valle del Tulúm.

AUSTRALIA (73) De los libros citados de H. Bellet y de Dix Schuyler. (74) Del libro citado de H. Bellet. (75) Del libro citado de Schuyler. (76) La ciudad de Sydney cuenta 9-demás, para su abastecimiento, con el pantano de Prospect.

INDIA (77) Pantanos administrados por el Gobierno indio y construídos generalmente por él, salvo algunos antiguos, rehechos en parte. (Datos del libro <<The Irrigation works of India>>, por R. Burston Buckley, 2.ª edic.). (78) Datos de las obras antes citadas, de R. B. Buckley y de Dix Schuyler. (79) Datos de las citadas obras de Dix Scpuyler y de H. Bellet. (80) Para disminuir sensibles filtraciones, se ha reforzado con un terraplén por agua-abajo. En el precio medio del metro cúbico están incluídos los desagües. (8r) En el precio medio del metro cúbico de presas se incluyen los de?agües. (82) Para asegurar riegos que mitiguen las crisis del hambre. Perfil muy bien estudiado. (83) Ambos forman, con los canales de distribución que figuran


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en otro estado, el plan de riegos del Rushikulya.-La zona regada actualmente es de unas 35.000 hectáreas.-En el costo expresado se ha incluído el de los canales de distribución, y el costo total asciende a rr.900.000 pesetas oro. (84) Regadíos del Valle Vaigai, distrito lVIadura.-Pantano ali1:1-entador que embalsa las aguas del río Periyar en este río. Luego se conducen, por medio de un túnel y un canal, al río Suruliyar, afluente del Vaigai. En el precio del pantano se incluyen los del túnel, canal . y toma de la conducción al río Suruliyar.-Presa construída con enormes dificultades, a causa de estar situada en un desierto, sin caminos, a 137 kms . del ferrocarril, en medio de bosques llenos de fieras y elefantes salvajes, los cuales hacían grandes d estrozos a pesar de la vigilancia; en un clima lluvioso, que no permite el trabajo nada más que durante medio año y en donde la fiebre amarilla es permanente. El coste total de todas las obras, incluso canales, etc., se elevó a 21 -420.000 pesetas oro. (85) Regadíos del distrito Misore.-La capacidad de este pantano es muy superior a la que puede depositar la cuenca; pero ha resultado más barato hacer la presa más alta, para almacenar las enormes cantidades de agua debidas a tormentas ciclónicas; reduciendo a un mínimo el aliviadero que resultaba muy caro. La zona regada <!,Sciende a 13.138 hectáreas. La presa está muy bien estudiada.

EGIPTO (86) Del libro <<Las obras de riego en Egipto>>, por J. Nicolau y N . Puig de la Bellacasa, ingenieros de caminos, Madrid. Obras emprendidas en el último tercio del siglo XIX, a fin de mejorar y ampliar los antiquísimos regadíos de Egipto. (87) Obras realizadas por el primer jedive Mehemet-Alí, desde 1843 a 1863, bajo la dirección del ingeniero Mougel-Bey, para asegurar las dotaciones a los canales, haciendo perennes los riegos en esa zona.-Presas en forma de viaducto, con claros cerrados por dobles compuertas movibles. Se incluyen solamente las fábricas hechas por los ingleses para las consolidaciones realizadas desde 1884


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a I890. Los costos totales y por metro cúbico se refieren exclusivam ente a las consolidaciones, no a la obra primitiva . (88) Forman parte de los trabajos verificados para asegurar la estabilidad de las presas h echas por Mehemet-Alí y su mayor efi cacia. Son presas vertederos semejantes a algunas de la India. E l precio especial del m etro cúbico de escollera macizada con lechada de cemento, empleada en los muros de núcleo, fu é de 62,40 pesetas oro. (89) Proyect ado primitivamente con una capacidad de 2.500 millones de m etros cúbicos.-Presa con r8o aberturas regulables con compuertas Stoney, para dar paso a las avenidas y permitir la regulación y limpia . Presupuesto de contrata 37.500.000 pesetas oro. El aumento se debió a que, por falta de estudios, las excavaciones fueron dobles y las fábricas un 45 por I0O mayores que la presupuestas.-Según la <<R evista de O. P. >>, de I9I 3, com enzó el recrecimiento de esta presa en I907 y h a t erminado en I9I2. La altura se ha aumentado en cinco m etros; el nivel del embalse en iete metros , con lo que ést e resulta ser de 2.300. 000 .000 de metros cúbicos. E l perfil se conserva sem ejante, pero muy reforzado. (90) Para levantar el nivel del canal Ibrahimía.-Presa en form a de viaducto, análoga a las del D elta. Pre upuest o de contrata I2.500.ooo p esetas oro. La ejecución resultó muy cara, debido a su cimentación, sobre arena, uma mente difícil. Precio por m etro lineal ele presa, 23 .085 pesetas oro. (9I} Para alimentar en punto intermedio algunos canales del D elta, por medio del canal auxiliar Abbas.- Disposición en forma ele viaducto, con dobles compuert as m óviles, como las a nteriores citadas. Precio por m etro lin eal de presa, I9.685 pesetas oro.

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CORRECCIONE S, ACLARACIONE S Y ADICIONES

Pág. 4 L. El regadío en Egipto. Se aproxima a un total de 3,25 millones de hectáreas. Pág. 5 L. El regadío en la India. Suma unos 22,26 millones de hectáreas. Pág. 11 L. El regadío en Italia. Comprende más de 2 millones de hectáreas. Pág. II L. El regadío en Francia. Suma aproximadamente 2,5 millones de hectáreas. Pág. II L. Los riegos en Alemania. Existían sólo algunos riegos de prados, que se remontaban al siglo xv1. Pero el Instituto agrario del Emperador Guillermo, fundado en Bromberg el año 1906, ha demostrado, con sabios expe1imentos, la conveniencia de regar 3.300.000 hectáreas del Imperio, en las cuales la lluvia media anual no alcanza a 500 milímetros; a pesar de la escasez y carestía del agua disponible para el riego y del costoso sistema de riegos de aspersión, obligado por la escasez del agua. Ha probado, también, la conveniencia en tales circunstancias de carestía de regar, no forra jes, sino los cultivos más valiosos de legumbres, tubérculos y frutales; y que para estos últimos no conviene el sistema por aspersión, según ya se comprobó en los Estados Unidos de N. A., sino e l riego de pie, con caceras. Ya hoy se cuentan cerca de 2.000 hectáreas regadas con 15 instalaciones de agua a presión por me-dio de la electricidad, una de las cua les es capaz para 1.000 hectáreas. Se espera un rápido desarrollo de estos tan perfectos regadíos alemanes, explicables allí en donde son tan elevadas la cultura media y la técnica en todas sus manifestaciones. (Datos del Profesor E. Kruger, de Berlín . Boletín del Instituto Internacional de Agricultura. Roma, Marzo, 1913). Pág. II L. Los riegos en el Imperio Ruso. Existen en Europa los de Crimea, y otros menos extensos entre los ríos Don y Ural alimentados con pequeños pantanos, cu ya multiplicación se estudia actualmente. Pero el vasto plan del Gobierno imperial en punto a obras hidráulicas, que comprende inversión de 500 millones de pesetas oro en siete años, se refiere principalmente a l Asia: a l Cáucaso, que ya viene regando un millón de h ectáreas, y más ampliamente a l Turkestan, en donde son colonizables más d e 30 millones de hectáreas, de las cuales se riegan 3 millones, y van a regarse, según el plan, unos 5 millones de hectáreas más; d estacándose por su importancia, aparte los riegos del río Murgab, citadas en el texto, el gran proyecto para regar las tan incultas cuanto fera-


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ces llanuras de la región de los Siete Ríos, con la~ caudalosas aguas de éstos, y los vastos planes de derivación de los Amur-Daria y Sir-Daria, tales como el de aumentar hasta 180 metros cúbicos la capacidad de un canal que actualmente deriva 50 del último río citado.-Los cultivos serán muy variados: hortícolas, viñas, forrajes, etc.; pero principalmente frutales y algodón, que se consideran el porvenir de aquellos regadíos. Alguna de las fincas ya regadas y dedicadas a frutales, mide 600 hectáreas. Hace 30 años no se producía algodón en el Imperio, y hoy las últimas cosechas alcanzan a 200.000 toneladas; pero éstas no bastan para el consumo nacional, y lo que se pretende es anular la importación extranjera. Pág. 12 L. El regadío en los Estados Unidos de N. A . Se hace ascender a unos 9 millones de hectáreas. Pág. 12 L. Los riegos en el Canadá. Afectan los principales a la provincia occidental de Alberta; se promovieron en 1892 y están hoy muy adelantados en tres zonas. Una, de 100.000 hectáreas, en el río St. Mary, distrito de Lethbridge. Otra., de 140.000 hectáreas, hacia la confluencia de los ríos Bow y Belly. La tercera, de 1.250.000 hectáreas, a lo largo de la línea troncal del Ferrocarril Canadian Pacific, se extiende al E. de Calgary. El terreno es de la citada Compañía ferroviaria, la cual empezó las obras de riego en 1903 y las terminar á. en 1915. Tiene ya en riego y colonizadas 800.000 hectáreas, y lleva gastados 250 millones de pesetas oro. Es la empresa particular de riego más vasta del mundo (A . S. Dawson y J. O. Doyle, Calgary, Canadá, Revista I nternacio_ nal Dun). Pág. 12 L. Los riegos en el Imperio japonés. El Japón adquirió por sus recientes victorias las islas de Formosa y Yeso, la península de Corea, la parte meridional de la isla Sakkaline y Puerto Arturo . Prescindiendo de ciertos derechos económicos sobre parte de la Mandchuria, el nuevo imperio colonial representa más de 386.000 kilómetros cuadrados, con cerca de 19 millones de habitantes; y el Gobierno japonés desarrolla una activísima y muy estudiada colonización sobre la base de establecer en él los excesos de población japonesa, cuya emigración a las Colonias favorece por los más ingeniosos y eficaces procedimientos. Al efecto, una de las mayores preocupaciones del Gobierno es implantar los posibles regadíos.-Er riego en Formosa. Es esta isla lo más poblado y rico de las recientes adquisiciones, aunque sólo está cultivado el 54 % de su territorio. Durante la dominación china, abandonados los particulares a s us iniciativas, empezaron hace dos siglos a e jecutar canales y pantanos, con los que no pasaron d e regar unas 10.000 hectáreas; muy ricas, puesto que producen anualmente dos abundantes cosechas de arroz. Pero el Gobierno japonés, para impulsar más las obras de riego, asumió en 1901 la dirección de las más importantes y subvencionó o a u xilió a


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empresas particulares. Esto no bastó, y en 1909 acordóse invertir 51 millones d e pesetas oro en 13 años, para ejecutar 14 obras capaces de regar II6.ooo hectáreas, casi todas susceptibles de dar dos cosechas de arroz por cada año. La situación de las obras era, en 19n: 72.000 hectáreas regadas con 12 .369 obras de particulares; 157.000 hectáreas con 180 obras subvencionadas; y 8.000 hectáreas regadas por las 14 obras empezadas por el Gobierno; en suma, 237.000 hectáreas. De 1900 a 1910, la superficie cultivada de arroz creció de 232.000 hectáreas al doble y la producción alcanzó a 7.200.000 hectolitros. Sigue en importancia el cultivo de caña de azúcar, rudimentario desde el siglo xvr: en el citado decenio sextuplicó la producción, que ha llegado en 1910 a 240.000 toneladas; p or donde, el Japón que antes importaba el azúcar de las Indias Holandesas es hoy exportador, principalmente a China. Tiene · también importancia el cultivo del té.-El riego en las demás colonias. En Yeso, según estadísticas de 1902 a 1906, se establecen por año unos 40.000 japoneses, espl éndidamente favorecidos por el Gobierno. El plan d e coloni zación comprende obras d e 1iego, expe1imen.tación agrícola, comunicaciones, saneamientos, enseñanza, etc. Salvo en Corea, en donde aun no han.comenzado obras importantes, las demás colonias gozan de clima tal que no precisan del riego. (Boletín del Instituto Internacional de Agricultura, Roma, Diciembre, 1913). Pág. 13 L . Valor global de los modernos regadíos. Se calcula en más de cinco mil millones de pesetas oro el gasto global en obras de riego ejecutadas modernamente en el mundo, y que supera a esta cifra el valor anual de las cosechas en las zonas beneficiadas. (Dawson y Doyle). Pág. 33 L . Canal Imperial de A ragón . Recientemente se ha inaugurado una prolongación del canal en 12 kilómetros, con coste de pesetas 1.300.000. Pág. 38 L. Canal de Aragón y Cataluñ a . Conviene aclarar la primera partida del coste. En realidad, los gastos anteriores a 1896 fueron: estu dios y gastos preliminares, o sea el proyecto, que se tasó en 1 .000.000 de pesetas; obras ejecutadas por el concesionario, según liquidación de 20 de Diciembre de 1884, 2.826.742 pesetas; y obras por la Administración desde 1894 a 1896, 275.713 pesetas; total, 4 .102.455 pesetas. Pero del importe de la obra del concesionario se rebajó la fianza, que era de 2.433.661 pesetas, como sanción de la caducidad en que incurrió, aparece cu a l gasto efectivo del Estado la diferencia de 4.102.455 2.433.661 = 1.668 .794 pesetas. Pág. 42 L. Canal del Henares. Los p u eblos en que riega son: Humanes, J unquera, Fontanar, San Martín, E l Cañal, Marchamalo, Cabanillas, Alo vera, A zuqueca, Villanueva, Meco, Ca rmona y Alcalá. Pág. 54 L. Pantano de La Grajer a . La presa, de t ierra, mide hasta 10 metros de altura, y su coste, con desagü es, acequia general, expropia-


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ciones, dirección y administración, fué de 100.000 pesetas, según datos del ingeniero de caminos que la ejecutó, D. Amós Salvador. Desde 1909, el ingeniero de caminos D. Manuel Lorenzo, ha ,rehecho el dique en 50 metros de longitud, saneando toda la base, ensanchando la sección, recreciendo la altura y demoliendo y reconstruyendo la toma de agua, con nuevo gasto total de 220.000 pesetas, en el que se incluye dirección, y administración. Pág. 56 L. Pant ano de La Molineta. Se terminó en 1903 y no 1904. Pág. 64 L. Canales de los Estados Unidos de N . A . La abreviatura G. F. significa Gobierno Federal; la abreviatura a. C. A . significa anterior a la Carey Act, ley de 1894, primera de intervención gubernativa en concesiones de regadíos. Pág. II2 L. Pantanos alemanes. El mayor pantano de Alemania , ha sido construído en los últimos ocho años, en Maner (Silesia), sobre el río Bober, para embalsar 50 millones de metros cúbicos, con destino a riego y producción de energía eléctrica para 14 ciudades y 154 pueblos. La presa mide 280 metros de longitud en la coronación y 60 metros de altura; su espesor en el cimiento es de 50 metros y de 7,20 metros en la coronación. El coste total de la obra ascendió a 10 millones de pesetas oro.


SECCIÓN SEGUNDA --1•1--

M TEMA:

Máquinas elevadoras de agua para riego PONENTE:

D. MIGUEL MILANO INGENIERO DE CAMINOS, CANALES Y PUERTOS

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MA~~ INA~ ElEVAílílR~~ ílE AG~~ P~RA RIEGíl -1•1 - -

para regar un terreno no se dispone de agua a altura suficiente para llevarla hasta aquél por la acción de la gravedad y sí sólo de agua a nivel inferior al de las tierras que se trata de regar, es preciso elevarla para obtener los beneficios del riego. Esto supone, naturalmente, un aumento de coste en la implantación del 1iego que encarece éste y puede llegar a hacerlo económicamente imposible, aunque bien estudiado el problema, ocurre esto menos veces de las que generalmente se cree. Cuando este problema se presenta a un agricultor o a la entidad propietaria o explotadora de unos terrenos que se trata de regar, es muy frecuente que, a priori, se estime muy difícil obtener una solución satisfactoria sobre todo bajo el punto de vista económico. Esto es natural, en vista del número relativamente importante de instalaciones de elevación de aguas para riegos que han costado cantidades desproporcionadas, o lo que es peor, que no llenan completamente el objeto para que se establecieron. Esto, sih embargo, no quiere decir que en la mayor parte de los casos las instalaciones de elevación de aguas para riegos sean anti-económicas, basta para convencerse de ello examinar las causas que generalmente motivan el mal éxito de algunas de esas instalaciones: No es raro, por ejemplo, que se proyecte una elevación de aguas sin que se conozcan perfectamente todos los datos fundamentales. Recientemente, un agricultor de la provincia de Málaga, abogado de profesión y person a de cultura nada común, encargó a una casa instaladora, el estudio de una elevación de aguas para establecer el riego en terrenos de su propiedad que suman una superficie de 8 a ro hectáreas. El agua debía elevarse de un pozo en cantidad suficiente para el rieCUANDO

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go. El propietario daba por seguro que el pozo podía suministrar sobradamente la cantidad de agua nece aria, ma la casa instaladora le aconsejó que el pimer gasto que debía hacer era para aforar el volumen de agua que del pozo podía extraerse. Si ese propietario, en lugar de dirigirse a e a casa lo hubiera hecho a otra menos escrupulosa, es muy posible que la instalación se hubiera hecho y que luego hubiera faltado el agua. Otras veces, el propietario que ha visto los buenos resultados de alguna elevación de aguas, quiere copiarla para su finca, y claro está, que las disposiciones acertadas en unas circunstancias pueden no serlo en otra . No e raro que las instalaciones s e hagan de más potencia elevatoria de la realmente necesaria, que tengan complicaciones inútiles y sobre todo que la instalación no marche bien por disposición defectuosa, mala calidad del material empleado o vicio de montaje. Causas como las indicadas y otras análogas, son las que principalmente motivan el mal éxi~o de algunas instalaciones de elevación de aguas para riegos, y se ve por tanto, que planteando bien el problema y resolviéndolo persona con conocimientos y práctica suficientes, no hay razón para temer malos resultados; por el contrario, esta clase de instalaciones, son generalmente sencillas; su dificultad no es generalmente comparable a la que presentan la mayor parte de las instalaciones de desagüe de minas y algunas de agotamientos para cimentación. En las elevaciones de aguas para riegos, basta generalmente el empleo de bombas de baja o media presión y el volumen de agua es relativamente considerable en relación con la altura. Al pensar en la instalación de una elevación de aguas para riegos, deberían los propietarios o agricultores, confiar la dirección del asunto, no a un práctico o aficinonado, como ocurre muchas veces, ni siquiera a un ingeniero cualquiera, sino a un ingeniero con verdadera práctica, especializado en la resolución de problemas de este género. Sólo de este modo, puede tenerse el máximo de garantía de éxito, porque sólo un ingeniero especialista puede apreciar todas las circunstancias del caso y proyectar la instalación adaptándose a ellas, tan sencilla, económica y perfecta como es posible. o es raro encontrar a lo largo de un curso de agua bastantes estaciones elevatorias, poco separadas entre sí y varias de ellas de un mismo propietario, utilizan-

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5M do cada una como motor una locomóvil de vapor, de tipo anticuado, cuando el establecimiento de una central eléctrica, de potencia proporcionada y de un transporte de energía a las mismas estaciones elevatorias, resolvería probablemente el problema, de modo mucho más sencillo y económico . Así se ha visto con frecuencia ejemplos de instalaciones de concepción defectuosa h echas por ingenieros muy distinguidos, pero los cuales les faltaba ser especialistas en el ramo . Por ejemplo, se da con frecuencia el caso, de haber un salto de agua próximo al lugar de la elevación y se adopta desde luego la resolución de aprovechar ese salto para obtener la fuerza motriz necesaria, siendo así que hay muchos casos que, aun estando al lado un salto de agua, es todavía conveniente el empleo de un motor térmico, por ejemplo, de un buen motor Diesel. Si por ejemplo el salto a que aludimos es de escaso caudal y de gran altura, la turbina apenas cuesta nada, es de sencillísima instalación y hasta tal vez podría accionar por acoplamiento directo la bomba, es decir, la instalación será sencilla y económica, mas si por el contrario el salto es de pequeñísima altura y gran caudal, la turbina será muy grande, exigirá tal vez costosas obras hidráulicas para su instalación y pudiera ser que el interés y amortización que ésta exigiera, fuera mayor que el exigido por una instalación de un motor térmico, más el gasto de combustible. El ingeniero que proyecte una instalación de riegos, para darse cuenta exacta de todas las circunstancias locales y adaptar a ellas la instalación, ha de tener una larga práctica de instalaciones mecánicas en general y especialmente de las del género de que se trata, además de conocimientos muy completos de los múltiples ramos de ingeniería que entran en estos problemas. En esta industria, como en la mayor parte de las de nuestro país, gran número de instalaciones, son defectuosas y no puede por tanto esperarse de ellas brillantes resultados; pero esto, no quiere decir que ' stos no se hubieran conseguido de estar esas instalaciones bien ejecutadas. En la mayor parte de los casos, aun cuando las circunstancias locales no sean muy favorables, cuando se estudia bien el problema, suele encontrarse una solución que puede considerarse como satisfac-


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toria. Citaremos algunos ejemplos de coste de instalaciones en condiciones medias y desfavorables: Para establecer el riego de un terreno de próximamente 12 hectáreas qne requería elevar el agua a una altura manométrica de 10 metros, se estableció una pequeña estación elevatoria compuesta en esencia de un transformador. trifásico y un grupo <le motor-bomba con sus accesorios, que era capaz de elevar 10 litros por segundo a la altura indicada, absorbiendo 3 HP. El valor de todas las máquinas, fué, de 1.400 pesetas, es decir, poco más de II5 pesetas por hectárea. Recientemente se ha inaugurado una elevación de aguas del Duero en que la estación elevatoria comprende una turbina de tipo Francis de 100 HP, accionando una bomba centrífuga de media presión qUE, eleva 200 litros de agua por segundo a 21,5 metros de altura manoméhica, en esta instalación que podría bastar para el riego de 300 hectáreas, han costado todas las máquinas, incluso montaje, próximamente 33 .000 pesetas, es decir, próximamente no pesetas por hectárea. Una instalación para riegos con aguas del Tajo de dos fincas distantes entre sí unos IO kilómetros, situadas en las inmediaciones de Villamanrique, siendo la superficie total regable de unas 750 hectáreas, para lo que se elevan 425 litros por segundo y requiere una fuerza en el árbol de las bombas de próximamente 180 caballos, se hizo una instalación hace ya algunos años que se componía esencialmente ele una estación generatriz aprovechando el salto de un antiguo molino situado en la finca de aguas arriba. Una turbina hidráulica Francis, doble, accionaba la bomba que suministraba el agua para el riego de la finca superior y además un alternador trifásico, con el cual se hacía el transporte de energía hasta la finca de aguas abajo en que se instaló un grupo de motor-bomba para el riego de la misma. Esta instalación se aprovechó además para distribución de energía eléctrica, pero los gastos imputables al establecimiento del riego, por lo que a coste de máquinas se refiere, ascendieron a próximamente n2.ooo pesetas, o sea cerca de 150 pesetas por hectárea. Los casos citados, pueden considerarse como en circunstancias desfavorables, el primero por su pequeñez, el segundo por la altura relativamente importante de elevación y el tercero, por las malas con-

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diciones del salto que se utilizaba para el motor, que sólo tenía una altura de 2 metros y exigía un relativamente largo transporte de energía, a pesar de ello, se ve .que el interés y amortización del capital empleado en máquinas no constituye un obstáculo económico para la implantación del riego. Se ve, por lo expuesto, que hay que desechar la idea, desgraciadamente muy extendida, de que las instalaciones de elevación de aguas para riegos son en muchos casos económicamente imposibles, por el contrario, en la mayoría de ellos y aun en circunstancias de favorables como las que quedan anotadas, si el problema se plantea y desarrolla por persona verdaderamente competente, se encontrará casi siempre una solución aceptable. Entrando en el examen de los medios de elevar el agua, se observa que una instalación de este género, comprende material que puede clasificarse en tres gn1pos: Máquinas elevatorias, motor y tuberías y accesorios. Las máquinas elevatorias, aun dejando a un lado las accionadas por motor de sangre únicamente aprovechables para riegos de pequeñísima importancia, son en tan gran número y de tipos tan diversos, que es difícil una clasificación, sin embargo, en la práctica corriente para riegos desde algunas hectáreas hasta grandes zonas regables, no se emplea corrientemente más que bombas y muy pocos de los otros mecanismos que para el caso se han propuesto, tales como los pulsometros, arietes, tornillos de Arquímedes, etc. No puede negarse la posibilidad de que se presenten casos en que convenga instalar algunos de estos mecanismos que hemos clasificado en el segundo grupo, pero en general, son únicamente las bombas las que encuentran empleo coniente. Si, por ejemplo, en el lugar de la elevación se tiene ya para otros fines una instalación de vapor y se dispone de éste, podría tal vez ser conveniente el empleo de un pulsonietro; si se dispone de un salto de agua y la relación entre la altura y volumen del salto y de la elevación son apropiadas, podría convenir el empleo de un ariete, mas todos estos casos son poco frecuentes y generalmente mecanismos como los indicados, son sólo utilizables para elevaciones de poca importancia. Limitaremos por tanto el examen detenido de la máquina eleva-

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toria al de la bombas que son también de gran variedad de tipos que clasificaremos en los tres grupos siguientes: Bombas de pistón. Bombas rotatorias. Bombas centrífugas. Las bombas de pistón, en sus muchas variedades, están constituídas en esencia, como es sabido, por un cuerpo cilíndrico, dentro del cual se mueve un embolo, que :nediante juego de válvulas apropiadas, aspira el agua, la impulsa o la aspira y la impulsa. E l movimiento alternativo del pistón supone, en general, transmisiones desde el motor que complican y encarecen la instalación y disminuyen su rendimiento, excepto en los casos en que es posible emplear una bomba de pistón de acción directa de vapor, pero esto supone o disponer ya de un a instalación de calderas en el lugar de empleo o que allí sea posible obt ener vapor a precio muy reducido. El empleo de las bombas de pistón, por su dificultad de instalación, su complicación relativa y por prestarse mal a la elevación de aguas con arenas en suspensión, se ha ido restringiendo cada día más y aparte de casos especiales, como, por ejemplo, elevaciones de muy pequeño caudal a alturas muy considerables, hoy se prefieren las bombas de movimiento rotatorio. Las bombas rotatorias se emplean sólo para pequeños gastos y son una adaptación de la b omba de pistón al movimiento rotatorio teniendo escasa aplicación para riegos que no sean de muy pequeña importancia. Las bombas centrífugas pueden clasificarse con relación a la .altura de elevación como de baja, media y alta prE.sión o bombas turbinas. La bomba centrífuga de baja y media presión consta en esencia de un árbol que gira en dos cojinet es, atraviesa por prensa estopas la cámara o cuerpo de bomba dentto de la cual lleva dicho árbol la rueda de alabes que aspira e impulsa el agua. No tiene válvulas ni hay más rozamiento ni ajustes que los de los de dos cojinetes. De est a sencillez, que supone economía de coste y de entret enimiento, de su flexibilidad que permite elevar el agua a alturas muy diferentes sólo variando la velocidad, de la facilidad de elevar con ellas


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grandes volúmenes y de ser fácilmente accionada por motores eléctricos, hidráulicos o t érmicos, depende su gran aceptación y el enorm e desarrollo de las instalaciones de bombas centrífugas. Hace 20 años, la bomba centrífuga era considerada en el art e del ingeniero como cantidad casi despreciable, pero desde entonces h a sido tan cuidadosamente estudiada, que hoy es la más empleada y hay instalaciones que sin ellas no hubieran podido ejecutarse obt eniendo los brillant es resultados que se h an obtenido, como por ejemplo las grandes inst alaciones hechas en Egipto de elevación de aguas para riegos. Sólo una casa h a est ablecido desde el año 92 al 907, siet e instalacion s de elevación de aguas del Nilo que elevan en doce horas prqximamente un millón de m etro~ cúbicos de agua absorbiendo una fuerza d e 7.000 caballos, estas instalaciones hubieran ido imposible o po o m enos con bombas d e pistón dada la considerable cantidad de limo que llevan las aguas del Nilo . Las bombas centrífugas de alta presión o bombas turbinas, difieren principalmente de las bombas centrífugas de baja presión en la adición de un istema de alabes durectrices, así se ha llegado a elevar el agua a más de IOO metros de altura con una sóla rueda de alabes obteniendo un alto rendimiento y como además pueden acoplarse varias cámaras una al lado de otra con las ruedas de alabes correspondientes caladas sobre el mismo árbol, puede ya con las bombas centrífugas de alta presión llegarse a las mayores alturas de elevación . En general, la característica de las elevaciones de aguas para riegos es el de volumen relativamente considerable, altura de elevación qu rara vez pasa de 30 metros y agu as limosas en muchos casos, de lo que se deduce, con lo ya e::-..-puesto, que, en general, la bomba centrífuga es la máquina elevatoria más a propiada p ara las elevaciones de aguas para riegos. E n cuanto al motor para accion a r las m áquinas elevat orias propiamente dichas, p arece natural recurrir en primer término al em pleo de las fu erzas naturales cuando es posible. Práctica mente se aprovech a la fuerza del viento o un salto de agua. ¡_a acción del viento es tan insegura, se obtiene con él tan escasa fuerza, aun con aparatos de gran tamaño, que la a plicación de los mo-


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linos de viento muy extendida en América del Norte principalmente, es muy limitada en nuestro país, donde sólo se emplea para riegos de muy poca importancia. Los saltos de agua es sabido que son de frecuente aprovechamiento en todas partes y se utilizan para riegos, accionando el motor hidráulico la máquina elevatoria por una transmisión mecánica o eléctrica. Como motores hidráulicos hoy puede decirse que prácticamente apenas se emplean más que las turbinas de los tipos Francis y Peltón. Cuando no se dispone de un salto de agua o aun cuando e disponga, está bastante alejado para exigir la transmisión eléctrica, es preciso adoptar para accionar las. máquinas elevatorias ya sean motores eléctricos o motores ténnicos. Las ventajas de los motores eléctricos son de todos conocidas; su sencillez, facilidad de manejo, pequeño coste de adquisición y de entretenimiento, s~ facilidad para accionar por acoplamiento directo las bombas centrífugas hacen que se prefieran a cualquier otra cuando se dispone de corriente eléctrica o puede producirse ésta en condiciones económicas. Especialmente los motores eléctricos trifásicos acoplados directamente a una bomba centrífuga, constituyen el grupo elevatorio más sencillo, económico, fácil de instalar y de manejar que puede emplearse. Cuando no puede disponerse de corriente eléctrica ni de un salto muy próximo, hay que pensar en el empleo de un motor térmico. Estos son de tipos muy variados, pero en la práctica corriente, sólo cabe examinar los motores de vapor, los de explosión y los de combustión interna. Los motores de vapor son universalmente conocidos ya sean de movimiento alternativo o sea de cilindros, ya sean de movimiento rotatorio o turbinas de vapor, éstos últimos, sólo tienen aplicación conveniente para grandes fuerzas que se cuenten por varios miles de caballos y por tanto es difícil que convengan para instalaciones de elevación de aguas para riegos. Las máquinas de vapor de movimiento alternativo han llegado a tan alto grado de perfeccionamiento que todavía sostienen brillantemente la competencia con todos los motores ténnicos modernos,

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tienen sobre todos o casi todos una enorme ventaja, la seguridad del servicio y esto sólo les da la preferencia en muchas ocasiones, además sus perfeccionamientos han ido elevando constantemente el rendimiento, primero con la condensación, después con el empleo del vapor recalentado y últimamente creando el tipo de máquinas de flujo contínuo última palabra hoy 'de esta rama de la mecánica. Las grandes instalaciones de elevación de aguas del Nilo antes indicadas han sido ejecutadas todas con máquinas de vapor de mqvimiento alternativo. Entre los motores de explosión cabe emplear los motores de gas ya sea de alumbrado o gas pobre y los motores de gasolina, petróleo, et cétera . Estos últimos de combustible líquido pueden en algunas ocasiones ser convenientes para pequeñas fuerzas hasta ocho o diez caballos, pero su combustible es carísimo en España, resultando imposible económicamente su empleo, aun para máquinas de m edia potencia. Señalaremos, sin embargo, que en algunos casos de instalaciones provisionales puede convenir el empleo de locomóviles de gasolina o de petróleo, especialmente si es difícil el transporte del carbón. Los motores de gas convienen generalmente para fuerza de IO a IOO caballos pero su funcionamiento no es regular más que siendo un motor muy bien construído, muy bien montado y manejado por excelente maquinista. Desde hace relativamente pocos años, aparecieron en el mercado unos motores de combustión interna de tan excelentes condiciones, que se han extendido por el mundo entero, con una rapidez que no ha conseguido ninguna otra máquina motriz, con la sola excepción de muy pocas de las naciones más atrasadas que han opuesto a su implantación derechos de aduanas prohibitivos. Estos motores tomaron el nombre de su inventor el ingeniero alemán Rodolfo Diesel, cuyas primeras patentes datan de hace unos veinte años, pero sus motores no fueron lanzados verdaderamente hasta la Exposición de Milán el I906, que fueron la admiración de cuantos se interesaban por instalaciones de fuerza motriz. . Estos motores son de extrema sencillez, no necesitan caldera ni gasógeno, sus accesorios se reducen a unos depósitos del combustible y a unas botellas de aire comprimido; son de marcha sumamen-

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te regular y segura, arrancan simplemente con abrir una válvula; no tienen aparato alguno de encendido de m ezcla de combustible y han sido ideados para quemar un combustible que hasta ahora no tenía apenas valor, resultando, por tanto, la fuerza con ellos, sumamente barata. Consumen combustible líquido que en algunos puntos de Europa se v ende a 30 francos la tonelada y por término m edio a 50, y consumen próximamente 2 00 gramos por caballo hora. Los motores Diesel se construyen en muchos p aíses y por gran número de constructores y ya hay algunos instalados en España, de fuerza desde zo hasta 600 caballos. Estos m otore , sólo convienen a partir de 20 caballos de fuerza y en España est á algo restringido su empleo por la dificultad de aprovisionamiento de combustible, que es casi imposible importa r por la. inseguridad de los derechos de adu ana que debe aplicársele. Dicho combustible se produce ya en varios puntos de España y aumenta sin cesar esta clase de destilerías, en Barcelona, en Bilbao, et c., puede obtenerse este combustible a próximamente I20 pesetas la tonelada. Para instalaciones de elevación de aguas para riegos en que sea preciso emplear motor térmico, la elección de tipo tiene que depender de las circunstancias locales, no pudiendo afirm arse en general la conveniencia de los de una clase sobre los de otra. En la redacción de un proyecto de elevación de aguas para riegos, en que la pimera condición h a de ser la seguridad del servicio, requiere calcular con amplitud todos los elem entos de la instalación, muy especialmente las pérdidas de carga, la velocidad de la bomba y sobre todo la fuerza del motor que en todo caso debe ser por lo menos IO por IOO superior a la que dé el cálculo como necesaria, para t ener en cu enta resistencias momentáneas adicionales que se presentan frecuentemente. Si en toda instalación bien ejecutada deben cuidarse los detalles y seguir las reglas de buena construcción y las precauciones que señala la hidráulica práctica para el . establecimiento de:- tuberías de conducción de agua a presión con más razón deberán exigirse estos cuidados y precau ciones cuando se trate de elevaciones de agua en que forzosamente, el régimen es irregular, aun empleando bombas centrífugas.


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Una instalación de elevación de aguas bien establecida con todos los accesorios necesarios, es de la mayor sencillez porque lo es el útil la máquina elevatoria y por ser sencilla, es de fácil manejo relativamente a su importancia y de larga duración y puede confiarse plenamente en su eficacia. Resumirnos lo expuesto, proponiendo al Congreso las conclusiones siguientes: r.ª El empleo de máquinas para elevar agua no encarece ni dificulta generalmente los riegos de modo que pueda considerarse un obstáculo para establecerlos, cuando las instalaciones están bien concebidas y ejecutadas, lo que exige la intervención de un ingeniero con verdadera práctica. 2.ª La máquina elevatoria generalmente preferible para riegos es la bomba centrífuga. 3 .ª El motor que generalmente conviene en esta clase de instalaciones cuando se dispone de corriente es el eléctrico acoplado, si es posible directamente a la bomba. 4.ª Las instalaciones de elevación de agua exigen para su seguro funcionamiento estar calculadas con amplitud las p érdidas de carga, velocidad de la bomba, etc., y sobre todo la fuerza del motor. 5.ª Todas las reglas y precauciones que señala la hidráulica práctica para la colocación de tuberías de condu cción de agua a presión, deben cumplirse exageradamente en las tuberías de impulsión de las elevaciones de agua, en razón de la irregularidad del régimen. 6.ª Las instalaciones de elevación de aguas bien hechas son en general fáciles de manejar, de seguro funcionamiento y de larga duración, dando por su eficacia completa satisfacción a sus propietanos.


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SECCIÓN SEGUNDA

N TEMA:

Régimen de las Aguas subterráneas

Su aplicación al Riego y a la Industria PONENTE:

D. JOSÉ MESA INGENIERO DE CAMINOS, CANALES Y PUERTOS

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Régimen de las Aguas subterráneas. Su aplicación al Riego y a_la Industria. I

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REGIMEN DE LAS AGUAS SUBTERRANEAS

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capas alternativamente permeables e impermeables que constituyen la corteza terrestre, ocupan cuencas subterráneas, superpuestas, análogas y próximamente paralelas hasta profundidades generalmente grandes a las cuencas superficiales que están sobre ellas.Interrumpidas estas capas por las montañas que sirven de cerco a las cuencas, siguen las ondulaciones del suelo y asoman sus cabezas o afloramientos en puntos tanto más elevados cuanto mayor sea la profundidad a que se encuentren. Así, descendiendo desde las cimas de las cordilleras hasta los puntos más bajos de los valles, aparecerán en el suelo los afloramientos de las capas subterráneas, dispuestos en fajas alternativamente permeables e impermeables, que seguirán direcciones próximamente paralelas a las del valle a que pertenecen, constituyendo las permeables las zonas de absorción por donde entrará el agua de las lluvias y de las nieves que se depositará en el interior de la tierra, acumulándose en los puntos bajos de las capas correspondientes. El agua subterránea cuando circula lo hace tan lentamente, con tanta dificultad, filtrando a través de materiales muchas veces sumamente tenues, con velocidad tan insignificante, en circunstancias tan especiales, que los fenómenos que a ella se refieren deben asimi-


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larse más bien a los de las aguas contenidas en balsas, estanques o depósitos que a los de las corrientes que se presentan en la superficie de la tierra. Los ríos y arroyos subterráneos sólo existen cuando en el interior de la tierra se encuentran grutas o cavernas por donde el agua pueda correr libremente sin que nada entorpezca su curso; algunos casos de éstos existen pero son escasos en relación al general. Las aguas subterráneas se encuentran, salvo la excepción indicada, impregnando los ·materiales de que se componen las capas o lechos permeables y su movimiento, a consecuencia de los alumbramientos, se verifica no en forma de corriente determinada sino de afluencia alrededor del pozo de donde sale o de donde extrae, o en las proximidades de los manantiales naturales que se forman en los sitios donde la capa aparece al descubierto en puntos más bajos que el nivel del liquido dentro de ella. Si en un punto cualquiera de un lago o de un estanque extraemos agua por medio de una bomba el liquido durante el agotamiento se agitará alrededor del tubo de aspiración de la misma hasta cierta distancia; en el resto del estanque permanecerá tranquila; dentro de la zona de agitación o absorción afluirá de todas partes sin una dirección determinada. Para que haya corriente ha de tener ésta una dirección, como son infinitas las direcciones, m ás que corriente es, como hemos dicho, una afluencia del liquido alrededor del tubo de aspiración que alcanza cierta distancia a partir de la cual en el resto del estanque no hay movimiento alguno y si lo hubiese seria únicamente un descenso de la superficie liquida cuando el agua que entra en el estanque o lago es menor que la que se saca o una elevación de dicha superficie en el caso contrario . Lo mismo sucede en las capas acuíferas ya sean freáticas, así llamadas las de los pozos ordinarios, ya sean artesianas. La extracción o salida del agua origina, por la afluencia de este líquido al pozo o al m anantial, una depresión o una agitación de la superficie líquida alrededor del mismo; no hay corriente sino agitación hasta cierto límite, pasado el cual, el agua permanece tranquila. El agua que impregna las arenas y guijarros de las capas permea-


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bles no se mueve o tiene en general un movimiento muy lento, pudiéndose considerar para los efectos que producen, no como corrientes sino como depósitos. Si las capas permeables o las rocas agrietadas afloran o asoman a la superficie terrestre en puntos más bajos que el nivel del agua de estos depósitos, se formarán manantiales. De estos depósitos subterráneos procede, pues, el agua de los manantiales naturales que nacen en las márgenes y cauces de los ríos, arroyos y barrancos, en las montañas y en las grutas, y los manantiales artificiales alumbrados por la mano del hombre en las excavaciones y perforaciones de los desmontes, túneles, pozos ordinarios, galerías filtrantes, pozos artesianos o de cualquiera otra exploración subterránea. Los manantiales no son exclusivos de ninguna clase de terreno; en todos los terrenos se encuentran. Hasta hace poco tiempo se creía que las rocas graníticas y las volcánicas no podían contener aguas a cierta profundidad y menos ascendentes. Hoy se tienen pruebas de que eso no es cierto; donde hay grietas, donde existan conductos que permitan el paso del agua, allí se encontrará el preciado líquido. Así es que los manantiales artificiales y naturales pueden esperarse no sólo en las capas permeables de todas las épocas, sino en las rocas más compactas, siempre que estén agrietadas. Los depósitos subterráneos de aguas freáticas y artesianas no son de carácter local, sino general. Incurriría en grave error quien creyese que a cada pozo ordinario o artesiano corresponde un depósito especial y más grave aún si imagina corrientes especiales. ada más lejos de la realidad. Las aguas subterráneas forman depósitos o corrientes de extremada lentitud asimilables a depósitos generalmente de muchos kilómetros de extensión; en un valle o comarca, para las aguas freáticas no hay más que un depósito común de donde toman el agua todos los pozos ordinarios de la región, y para las aguas artesianas serán tantos depósitos como capas permeables acuíferas atraviese la sonda; de manera que si a los 20, 40, 60 metros se han encontrado capas artesianas, habrá tres depósitos subterráneos alimentadores de todos los pozos artesianos que aproximadamente a las citadas profundidades se perforen.


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Cuanto antecede es elemental, pero si con las consideraciones expuestas nada nuevo se dice, no se repetirán bastante estas verdades para combatir la t endencia ya abandonada por sus fracasos y que actualmente se intenta resucitar de explicar los fenómenos más sencillos por lucubraciones fantásticas, que pugnan con la razón y el buen sentido, como sucede con el uso de varitas y aparatos que pretenden descubrir manantiales y corrientes subterráneas, perjudicando así a los que inocentemente se dejan inducir por estos procedimientos contra los cuales, sin negar que haya personas que crean en ellos de buena fe, debemos ponernos en guardia, sobre todo cuando fácilmente se prestan a la superchería y al engaño. De las consideraciones expuestas y de los conocimientos que actualmente se tienen acerca de las aguas subterráneas se deducen las siguientes conclusiones: I.ª Las aguas subterráneas están en reposo o si circulan lo hacen generalmente con tan extremada lentitud, que en vez de corrientes deben considerarse como depósitos que alimentan a los manantiales naturales y a. lo.s artificiales. 2.ª En todo valle, a pliegue del terreno, hay siempre agua subterránea. 3.ª Todo suelo permeable contiene aguas freáticas. 4.ª En todo suelo permeable o impermeable las perforaciones después de atravesar la primera capa impermeable darán aguas artesianas. 5.:i. La probabilidad de encontrar aguas subterráneas será tanto mayor cuanto más• bajos se elijan los puntos del suelo donde hayan de practicarse las excavaciones o las perforaciones. 6.ª La investigación de manantiales naturales debe hacerse en los cortes naturales de los terrenos sedimentarios, y en las grietas de las rocas compactas, encontrándose el agua tanto en éstos como en los artificiales en el contacto de las capas permeables con las impermeables que les sirven de apoyo o fundación, y en el contacto de las grietas con la parte de la roca compacta no agrietada. 7.ª En los valles sinclinales la investigación de manantiales debe hacerse en ambas márgenes de los ríos o arroyos correspondientes.


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En los valles anticlinales no se encontrarán manantiales o serán poco importantes, debiendo hacerse la investigación en los valles sinclinales o monoclinales contiguos a aquéllos. En los valles monoclinales la investil'?ación de los manantiales naturales debe hacerse en las márgenes superiores y la de los manantiales artificiales en ambas márgenes. 8.ª Los pozos ordinarios construídos en la misma capa permeable suelen tener profundidades aproximadamente iguales aunque se hallen muy distantes. 9.ª La perforación de pozos artesianos en la misma cuenca encontrará en todos ellos igual número de capas acuíferas que estarán situadas a profundidades análogas. ro.ª Los pozos ordinarios darán tanto mayor caudal cuanto más se profundice en la capa permeable hasta llegar a la impermeable qne le sirve de apoyo o fondo. II .ª A igualdad de pE.rmeabilidad y de espesores de las capas acuíferas los pozos artesianos perforados en los puntos bajos del suelo daran más caudal que los perforados en los puntos altos. rz.a No debe efectuarse ningún trabajo de alumbramiento importante sin que preceda el estudio geológico e hidrológico de la localidad correspondiente.

II

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APLICACION DE LAS AGUAS SUBTERRANEAS AL RIEGO Y A LA INDUSTRIA En muchas comarcas donde el agua de lluvia o de las corrientes superficiales de que se podía disponer era insuficiente para las múltiples necesidades de la vida, se ha recurrido a las aguas artesianas que, encerradas dentro de inmensos depósitos en las profundidades de la tierra, surgen espontáneamente cuando la sonda dirigida por la mano del hombre perfora la capa impermeable que las cubre. De las Memorias publicadas por la Comisión geológica de los Estados Unidos ele América, se deduce que se han construído allí más de


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20.000 pozos artesianos, concediéndose por algunos de los Estados de aquella nación auxilios a los particulares que lleven a cabo las primeras perforaciones en cuencas no exploradas todavía, para que sirvan a la investigación general, beneficiosa para todos. En Australia se han construído más de 2.000, gran parte de ellos por cuenta del Estado. En Argelia la Administración francesa ha propagado su construcción haciendo desde mediados del siglo pasado hasta hoy, trabajos de investigación y de construcción, dirigidos por su personal técnico, que ha conseguido numerosos alumbramientos, con los cuales extendieron el riego, hicieron habitables los oasis del desierto, abandonados por la falta del agua, y convirtieron en colonias agrícolas a las tribus nómadas, que antes sólo vivían del merodeo y de la caza, contribuyendo así a consolidar su prepond_e rancia y dominio en estos territorios. En Alemania son innumerables los pozos artesianos construídos; solamente en Hamburgo hay en la actualidad más de r.50Ó. Casi todas las naciones se valen de este medio para obtener y completar el agua que necesitan en las regiones de escasa lluvia, donde las corrientes superficiales (ríos, arroyos, etc.), no proporcionan el volumen necesario, o que su aprovechamiento resulta muy difícil, técnica y económicamente considerado. Podemos, pues, considerar este asunto de universal importancia. En España existen unos 600 pozos artesianos en los deltas de los ríos Llobregat y Besós (Barcelona); más de r.ooo, incluyendo los abisinios, en la población de Valencia y sus alrededores; algunos centenares en otras provincias que suministran grandec; caudales de agua en beneficio de la agricultura, la industria y la alimentación. Las potentes capas acuíferas subterráneas de donde proceden, representan una inmensa riqueza que para explotarla debidamente exige costosos trabajos de investigación, que han de tener por base un estudio detenido de las condiciones geológicas, hidrológicas, topográficas y meteorológicas de las cuencas que se examinen, relacionando convenientemente los datos que se recojan. Tales trabajos, no pudiendo evidentemente hacerlos los particulares ni las Corporaciones locales, deben emprenderse por el Estado,


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pues de lo contrario las aguas artesianas quedarían abandonadas o se explotarían imperfecta y desordenadamente, como ahora se hace, originando frecuentes fracasos y ruinas fácilmente evitables con su intervención. En España se intentó esta intervención del Estado con un Real decreto de 15 de Julio de 1905, encomendando a la Comisión del Mapa geológico los trabajos de investigación de las cuencas hidrológicas para el alumbramiento de las aguas subterráneas. Por Real decreto de 28 de Junio del año r9ro la Comisión del mapa Geológico cambió su nombre por el de Instituto Geológico, estableciéndose en dicha disposición auxilios a particulares y Corporaciones con el criterio de otorgarlos en los casos que los alumbramientos que se intenten ofrezcan probabilidades de éxito. Creemos que el estudio de las cuencas artesianas no puede hacerse en debida forma sin la construcción de suficiente número ele pozos para el descubrimiento y conocimiento más perfecto posible de las capas acuíferas, y que la subvención a los pozos particulares sólo procede otorgarla cuando fundadamente se suponga que la construcciqn será útil a ese estudio . . En cuanto a la investigación de las aguas freáticas no se ve la necesidad de que en ella intervenga el Estado, porque se sabe que, en la comarca donde un pozo proporcione este líquido, los demás que se construyan también la darán a profundidades análogas, siempre que se realicen en el mismo suelo permeable, y como los trabajos que exigen tales alumbramientos no son generalmente muy costosos ni existe la incertidumbre de los artesianos en el éxito, pueden fácilmente ejecutarse_ por los particulares. Por consiguiente, el que suscribe, tiene la honra de proponer las conclusiones siguientes: r.ª El Estado, aparte de los demás procedimientos que tiendan al mismo fin, puede-intervenir en la transformación de las propiedades particulares por medio de los riegos y en el progreso de la industria realizando las perforaciones y cuantos trabajos sean necesarios para la investigación general de las aguas artesianas y el estudio de las cuencas donde éstas se encuentran. z.a Si para la investigación se necesita ocupar alguna propiedad


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particular, se obtendrá previamente el permiso del dueño, abonán_ dole la indemnización correspondiente, si la pide. 3.ª Cuando se suponga fundadamente que algunos pozos artesianos de particulares y de Corporaciones convienen al referido estudio, el Estado subvencionará su construcción, sin perjuicio de los auxilios que se otorguen al riego efectuado con aguas artesianas. Madrid 23 de Agosto de r9r3 .

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SECCIÓN TERCERA

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TEMA:

Normalización oe las corrientes fluviales, ~rinci~almente meoiante emoalses, ~ la inoustria oe ~rooucción oe fuerzas nioráulicas PONENTE :

D. LUIS SÁNCHEZ CUERVO IN G EN I E RO DE CAM INO S , CANA L ES Y P U ERTOS

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normolizoción de los corrientes nuvioles, p~incipulmente medionte embol~es, y lo industrio de producción de tuerzos bid:óulicos § !.-GENERALIDADES época muy remota, cuando ni aún se soñaba con la existencia de otras fuentes utilizables de energía, fuera de la energía animal y la del viento, fué conocida y aprovechada la potencia hidráulica de las corrientes fluviales. Pero es preciso llegar a una época muy reciente, casi ayer, para que este aprovechamiento alcance importancia y proporciones tales, que su influencia en el desarrollo del progreso humano viene a equipararse con la que han ejercido los ferrocarriles en el pasado siglo, y probablemente la ha de exceder. La revolución se ha hecho gracias a la electricidad: la mercancía trabaio hidráitlico tenía hasta hace pocos años-un cuarto de siglo o poco más-un radio de transporte económico sumamente reducido. Nos parecía un colmo de las aspiraciones, y admirábamos la distribución de fuerza mediante agua en presión, que la ciudad de Ginebra estableció desde un salto del Ródano. Los aprovechamientos de la energía hidráulica debían hacerse in situ, limitando el campo de las aplicaciones (r). Hoy, aquella mercancía tiene una movilidad y facilidad de transporte igual o superior a la que a otras mercancías les prestan los caminos ordinarios y los caminos de hierro. Si aún a los que desde el principio de su desarrollo han venido siguiendo estas utilizaciones y transportes de energía, se hubiera hablado, quince años ha, de las colosales proporciones que tan rápidamente habían de DESDE

(1) El célebre transporte de energía entre Lauffen y Francfort data solo de 1891.


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alcanzar, lo hubieran juzgado utópico. Hoy están en funcionamiento normal transportes eléctricos de energía hidráulica, que, como el de la Southern Power C. 0 ( Torte y Sur de Carolina, EE. UU.), llevan I40.ooo caballos, que distribuyen hasta a distancias de 750 millas(I.200 kilómetros) de la fuente productora (I); es decir, una distancia semejante a la que supone atravesar nuestra Península siguiendo una de sus diagonales. Este desarrollo, que por lo rápido pudiera llamarse explosivo, prueba la fecundidad del sistema, que, seguramente, aún no ha alcanzado su grado de máximo desenvolvimento. Gracias a la electricidad que sirve de enlace con los grandes centros de consumo, se han valorizado enormes fuentes de energía, antes de valor nulo o despreciable por la imposibilidad de darlas empleo útil, y ello es causa de que, tanto la organización administrativa en lo que se relaciona con el estudio de las corrientes fluviales, como la legislación misma en lo que afecta a los aprovechanuentos de energía, resulten anticuadas y difíciles de sostener, como más adelante intentaré probar. Este valor considerable que las fuerzas hidráulicas han alcanzado, haciendo posibles múltiples industrias y el consiguiente desarrollo de la riqueza, ha determinado que se conceda atención creciente al e,studio del régimen de los ríos bajo este aspecto especial, es decir, con miras a la obtención de energías constantes y econónucas. Países naturalmente paupérrimos, como oruega, que con una extensión igual a los dos tercios de la de España sólo cuenta con 2,3 millones de habitantes, está en camino de crear una colosal riqueza industrial, mediante el aprovechanuento de sus energías hidráulicas. Es lógico que, lo mismo un Estado que un particular, al encontrarse con lo que juzgaban de valor nulo lo tiene, y grande, en el mercado moderno , traten de hacer el recuento de sus disponibilidades, el cómputo exacto de lo que poseen en todo instante, y traten también en lo posible de mejorarlo. Para formamos idea de cómo el régimen de las corrientes fluviales puede influir en el valor o precio de la energía, forzoso será que recorqemos algo, aunque sea muy someramente, sobre los factores(1)

Engim,ering Magazine.-Abril 1913.


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.que en aquél régimen intervienen, allegando datos que fundamenten y justifiquen nuestras conclusiones.

§ II.- DISTRIBUCION DEL AGUA DE LLUVIA Origen de las corrientes fluviales son las preciptaciones atmosféricas, principalmente en forma de lluvia. De estas totales precipitaciones, al ingeniero sólo interesa, para los efectos de aprovechamiento de energía, la parte que de ellas discurre superficialmente por el coJector o thalweg de la cu enca. Es dificilísimo, por no decii imposible, adoptar coeficientes que, aunque sólo fuera de un modo aproximado, ·permitan fijar aquella proporción; no obstante lo cual en muchas obras especialistas se indican cifras que exponen, si se adoptan, a graves errores. La simple enunciación de los factores que intervienen basta a hacerlo comprender; factores cuyo campo propio está, además, mal definido, invadiendo los unos el de los otros. Aquellos factores pueden clasificarse como sigue: (r) r. ° Cantidad total de precipitacion~s en la cuenca sirviente. Régimen o ley de distribución en el año, de esta cantidad 2. 0 iotal. 3.° Condiciones físicas del terreno que recibe las precipitaciones. 4. ° Condiciones de los estratos subyacentes. 5. 0 Temperatura atmosférica. 6. 0 Dirección y velocidad del viento. 7. 0 Naturaleza y extensión de la vegetación. 8 .° Condiciones topográficas. 9 . 0 Evaporación. No hay para qué aludir a la influencia del primer factor. Respec1o al segundo, es evidente que, según las precipitaciones se distribuyan en el curso del año, así será mayor o menor la proporción en que aquellas contribuyan a las corrientes superficiales. Una precipitación total que alcance en el curso del año 730 % de altura, que es consi.derable para nuestra latitud y clima, no proporcionaría corriente :Superficial alguna si la supusiéramos uniformem ~nte distribuída a (1)

W. Mead.-Water Pover Engineering.-1908.


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razón de z % diarios, siendo toda ella filtrada o evaporada. Sí, en. cambio, aquella altura de lluvia se produjera en sólo pocos días del año, y más si son seguidos, la proporción que correspondería a las. aguas corrientes sería enorme. Los efectos de los demás factores señalados se superponen más amenos, corno ya se dijo, y dichos efectos se traducen desde nuestro punto de vista en aumentar .o dis~inuir la proporción que de la lluvia anual recogen las corrientes superficiales. El viento por su dirección y por su velocidad influye mucho en la evaporización, es decir, en la parte del agua precipitada que vuelve nuevamente a la atmósfera. Según los escasos datos meteorológicos que en España se catalogan, las medias de las velocidades diarias varían desde un mínimo· de 62 kilómetros en Lérida, hasta un máximo de 546 kilómetros en Santander, refiriéndose ambas cifras al recorrido del viento en 24 horas (I). Esta diferencia tan considerable, unida a lo más o menos saturado de humedad que, según la dirección del viento, esté el aire, influye en la evaporización tanto o más que las elevadas temperaturas. La extensión y naturaleza de la vegetación y cultivos en la cuenca ejerce marcada influencia en la distribución del agua de lluvia, no sólo por la que absorben para su desarrollo, sino también por la transpiración y la evaporación. La cantidad absorbida por los cultivo~ y por la vegetación de todo género, es relativamente muy pequeña, y no debe juzgarse de su importancia por las cifras de altura de lámina de agua que se recomiendan para los riegos, pues en éstos el agua, en su casi totalidad, no tiene otra misión que la de llevar los alimentos solubles del suelo al contacto con las raíces de los vegetales. La máxima cantidad de agua retenida por éstos corresponde, con gran diferencia, a los cereales y a los prados (2) . La existencia o la carencia de bosques en la cuenca influye también en la cantidad total de agua que trasciende a las corrientes (prescindiendo por ahora de la influencia sobre la importancia de las precipitaciones y sobre el régimen de caudales) en el sentido de dis(r) Reseña Geográfica y Estadística de España.-1912 . (2) Puede verse un detalle de esto en el <<Report of the Kansas. State Board of Agriculture>>.-Diciembre 1889.


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minuir la evaporación . La figura I.ª, es un diagrama dibujado por M. W . Harrington (r), que pone de relieve esta protección contra la evaporación, según los meses del año. La curva superior representa la evaporación en superficies líquidas y en teneno libre de vegetación, mientras la curva inferior se refiere a esa misma evaporación en los bosques, ambos para una latitud aproximada de 48°. El área comprendida entre ambas curvas, representará, por tanto, la disminución del agua evaporada por efecto de los bosques. Claro es que, refiriéndose dichas curvas a evaporación en superficies líquidas libres, las curf i g ~ 1~ Evaporación

media

vas no tienen sino un valor comparativo, puesto que no reflejan condiciones naturales. Es probable que la protección que así dispensan los bosques contra las p érdidas por evaporación es debida, en sumayor parte, al abrigo contra el viento. Las condiciones topográfica del terreno influyen de un modo indudable en la proporción que de las aguas caíd_as, llega a los cauces. Con laderas tendidas o t errenos llanos, el agua filtrada alcanzará proporciones mayores que en terrenos de pendientes fuertes. En el mismo sentido influyen las condiciones físicas de porosidad, no sólo del terreno superficial, sino de los estratos subyacentes. Al mismo orden de efectos corresponde el de la temperatura; si las precipitaciones son en forma de nieve, la filtración será más acentuada que cu ando aquellas afectan la forma de lluvia; también en tiempos de heladas, aún (1)

Boletín n. 0 7. U. S. Dept. of Agriculture, pag. 97.


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tratándose de terrenos naturalmente muy poro os, el agua llovida puede casi íntegramente ir a parar a los cauces. Innecesario es recordar el importantísimo papel de la evaporación, origen muy principal de pérdidas del agua precipitada. En la ya citada Reseña Geográfica y Estadística de España, pueden verse los precarios datos que sobre el particular se recogen, los que muestran que la evaporación en todo el interior de la Península es de mucha consideración. Dice la mencionada Reseña que alguno de lo datos recopilados son dudosos y conducen al absm:do de que en muchos lugares la evaporación es superior a la precipitación; pero es claro-así al menos se entienden siempre las cifras sobre evaporación- que los valores de aquélla se refieren a las superficie libres líquidas. La evaporación en la superficie de los terrenos sólo tiene lugar ocasionalmente cuando éstos están impregnados de humedad o después de las lluvias, de modo que en todo lugar la total evaporación anual es siempre muy inferior a la total precipitación. El tema de esta Memoria no me permite consagrar más espacio a las causas que influyen en la cantidad de agua que discurre superficialmente, con relación a la cantidad de precipitaciones de la cuenca. A falta de los pobres datos que las estadísticas de nuestro país nos pueden suministrar, creo que pueden consultarse con fruto los completos datos recopilados en los EE.UU., cuyo clima, para diversas partes del territorio, se acerca al de algunas regiones de nuestra Península (I) . Son recomendables a este fin la <<Monthly \Veather Review>>, las <ffrans. Am. Soc. C. E.>> (volúmenes XV y XVII), las _publicaciones de la <<Geological Survey>> y otras en que es pródiga la literatura norteamericana. Como más útiles que los coeficientes de escorrentía que, generalmente, insertan las obras francesas, reproduzco en la figura 2.ª, y transportadas a unidades métricas, las curvas que, como resultado de muchas experiencias (en 2I cuencas), publicó Mr. F. H . ewell, quien por su cargo goza de gran autoridad (2). La línea recta diagonal re(1) Véase «Las obras de riego en los EE. UD,>> , por J. Nicolau y N. P. de la Bellacasa. (2) Proceedings Engineering Club of Philadelphia, 1895.-Vol. 12, pag. 144.


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presenta las condiciones límites, para las que todas las precipitaciones van a parar al cauce; por contra, el eje horizontal de coordenadas corresponde al otro caso límite en que toda el agua caída se pierde por filtración o evaporación. Las dos curvas comprendidas entre estos dos casos límites pueden considerarse como representati':as de las condiciones prácticas límites de las cuencas. La curva superior corresponde a laderas de pendientes fuE.rtes, valles estrechos, permeabi-

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lidad escasa, evaporación reducida, etc.; mientras la curva inferior se refiere a cuencas en las que estos factores tienen un carácter con trario. Se deduce de las curvas que con la reducción de la precipitación total anu al, la proporción de aguas corrientes disminuye rápidamente, tanto que, en tenenos accidentados, alturas anuales de lluvia de IOO % dan lugar a corrientes insignificantes y lo mismo precipitaciones anuales de 250 % en cuencas llanas. Se exceptúan, naturalmente, los casos en que dichas precipitaciones son bruscas o · en forma de aguaceros o tormentas, que aun siendo de pequeña entidad pueden originar corrientes importantes de pequeña duración, a modo de ondas. Aunque, como antes se dijo, las curvas de Mr. Newell son preferibles al empleo de coeficient es absolutos, el margen d e variación que


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comprenden es muy amplio y, aun así, sólo a título de primera y quizá grosera aproximación pueden ser empleadas. Un estudio profundo de las observaciones muestra siempre que, no ya para el período anual, sino que ni siquiera para cada estación del año ni para cada mes, puede el volumen de aguas corrientes expresarse por un determinado tanto por ciento de las precipitaciones. Cada corriente superficial ofrece particularidades inherentes a ella, que prohiben otra cosa que no sean consideraciones de índole demasiado general. E l margen de incertidumbres es grande, y la apreciación de la amplitud de éstas es necesaria al ingeniero para deducir conclusiones que no sean erróneas, siquiera haya partido de datos absolutamente exactos .

§ III.- CAUDALES MÁXIMO, MÍNIMO Y MEDIO En el párrafo II de esta ponencia he <l.icho que al ingeniero sólo interesa, con vistas a los aprovechamientos de fuerza motriz, la fracción de las precipitaciones que discurre por los cauces. Añadiré, ahora, que, dentro de ese total volumel). de agua que los ríos conducen, le interesa especialísimamente el régimen que sigue la distribución de caudales dentro del curso del año; y todavía, dentro de este régimen distributivo, como puntos singulares, los valores de los caudales máximo, mínimo y medio . Tiene importancia especial el máximo en el cálculo de las presas, en la determinación de aliviaderos de superficie, en la del volumen de los embalses reguladores y en la del más alto nivel que el remanso puede alcanzar hacia aguas arriba. Muchas fórmulas y datos prácticos contienen las obras que tratan de esta especialidad, para fijar el valor de las crecidas en los ríos; pero ni las fórmulas, ni menos aún las cifras absolutas, tienen en cuenta los múltiples factores que en la cuestión intervienen, y, por ello, no deben usarse sino a título de apro~mación y con las consiguientes reservas. Donde quiera que para ello haya posibilidad, debe el ingeniero basarse en el conocimiento directo del máximo caudal en la cuenca que interese o al menos en cuencas adyacentes y similares; tomando siempre un margen de previsión tan elevado como lo aconsejen las condiciones de cada caso.


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Pacoret (1), indica como valor aproximado del caudal de máxima crecida, en litros por segundo y hectárea, el suministrado por la fórmula:

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en la cual se supone ser 150 litros por Ha. la máxima lluvia caída en un segundo (54 % en una hora); n es un coeficiente de p érdidas variable de l a 0,70, según que el terreno sea, respectivamente, menos o más permeable; 5 es la superficie en Ha. ele la cuenca sirviente; y N otro coeficiente de valor comprendido entre 4 y 6, según que las. laderas son suaves o escarpadas. Esta fónnula da valores excesivos. para cuencas de alguna extensión y, a mi juicio, sólo debe ser aplicada en cuencas alpinas de reducida área, en que las precipitaciones pueden ser abundantes y repentinas (2). Otras fórmulas son las recomendadas por Mr. E. Kuichling ( JewY ork State Canals Survey, 1901), que concuerdan con muchos casos que él pudo estudiar. Estas fórmulas son: , . .d d. . Q = M44.000 + 20 Para las max1mas crec1 as or manas + r70 127.000 O , . .d d. . Para las maximas creCI as extraor manas , = M 7,4· 370 En ambas fórmulas el caudal viene expresado en piés cúbicos por segundo y por milla cuadrada de cuenca sirviente . La letra M representa la extensión de dicha cuenca en millas cuadradas. El caudal máximo por unidad de superficie de cuenca disminuye rápidamente cuando la extensión de esta crece. Los resultados de estas fórmulas parecen también muy elevados en la mayor parte de los casos, sobre todo en cuencas de pequeña extensión, lo que las hace aconsejables para el cálculo de aliviaderos de superficie . En la figura 3.ª he dibujado las hipérbolas a que corresponden las fómmlas de Kuichling, transportadas a unidades métri-

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(1) Applications techniques de la Houille B lancht. 19r I,-Tomo I, pág. 94. (2) Lo mismo en los valores del coeficiente n que en la aplicación a un ejemplo, el citado texto parece incurrir en erratas que juzgo salvadas en la interpretación que de dicha fórmula hago.


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cas, y también la fórmula de Pacoret aplicada al caso n

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N =5En la obra ya mencionada de los ingenieros de Caminos Sres. Nicolau y Puig (página I6g) se indican las capacidades de desagüe de los aliviaderos de algunas presas importantes en los EE. UU., capaFi g~ 3~ 3.50 o

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cidades inferiores siempre a 2,5 m 3 por segundo y km 2 de cuenca; pero no se menciona, para cada caso, la extensión de ésta, que sería de interés. Por lo que se refiere al mínimo caudal, aun es más difícil fijarlo a priori sin observaciones directas de muchos años. El error relativo es, siempre, de gran entidad en la apreciación de este mínimo, cuyo valer influye en la capacidad de los vasos reguladores y, a falta de éstos, en el partido que con aplicación a fuerza motriz puede obtenerse de un río.


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La citada obra de Pacoret, da como un mínimo a usar a falta de otros datos, el caudal de 5 a ro litros por segundo y km 2 de cuenca. Este dato es indudablemente exagerado y sólo puede aplicarse con garantías de aproximación en cuencas muy pequeñas (50 a 250 km 2 ) de gran altitud media. El río Lozoya, que abastece de aguas potables a Madrid y que es el más importante de los que nacen en la vecina y nevada Sierra de Guadarrama, tiene en la presa del Villar una cuenca sirviente de 780 lm12, toda ella de elevada altitud m edia. Sin embargo, los estiajes medios (no mínimos) de 1903 (mes de septiembre) y r 904 (mes de agosto) fueron , respectivamente, de 50:-) y 255 litros por segundo (r) , es decir, de o,66 y 0,33 litros por segundo y kilómetro cuadrado de cuenca, cifras que están bien distantes de las de Paco_ret. Proporcion es semejantes he t enido ocasión de compro bar en el río Cega que, naciendo en la misma Sierra, vierte sus aguas a Castilla la Vieja (Segovia y Valladolid). Respecto al valor medio del caudal, aunqu e casi todos los autores hablan de él como de un concepto que cabe considerar en t érminos • absolutos, es evidente que no corresponde a un estado perfectamente definido del río, al contrario de lo que su cede con los caudales máximo y mínimo. Su definición es convencional y algo arbitraria, por lo cual tiene tantas acepciones como definidores. En t érminos aritméticos, el caudal medio puede ser la ordenada media de la curva de caudales, pero esta ordenada no tiene significado alguno para evaluar la importancia de un aprovechamiento industrial, el cual no puede establecerse con una capacidad correspondiente al máximo caudal, y trabajar luego todo el año con el factor de carga que le permita el régimen del río. De aquí nace la fijación del número mínimo de m eses durante los cuales debe existir un determinado caudal, para qm: entre en la línea de cuenta con los inferiores a él, a lo efectos de fijar un caudal medio; despreciando en este cómputo los excesos so bre el caudal escogido. También de aquí se derivan esas denominaciones convencionales, como la de caudal ca1'acterístico y otras. _Bajo el aspecto de los estudios para aprovechamientos de energía, (r)

Memoria d e l Canal de I sabel II, correspondiente a r907.


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lo que especialmente interesa es una noción, tan exacta como sea posible, del máximo y del mínimo caudal, juntamente con las variaciones que este caudal sufre entre los valores extremos, unidos a la duración, en el curso total del año, de cada valor intermedio. Pueden servir de información los estados que inserta la obra de Pacoret en la página 49 y siguientes (tomo I), siquiera no aparezca en ellos claramente la extensión de la cuenca, y falte, sobre todo, la altura media anual de lluvia. Son, igualmente, muy instructivos respecto a caudales de ríos alemanes, en relación con la extensión de la cuenca y la altura de precipitaciones, lo que inserta la obra de. E. Mattern, Die A ussnutzung der W asser kraefte, r908. Para torrentes o cuencas muy pequeñas y pobladas de bosque (Selva Negra) merecen particular mención los datos contenidos en la página 7r de dicha obra.

§ IV.- NECESIDAD Y CONVENIENCIA DE ORGANIZAR LAS OBSERVACIONES En la primera parte de esta ponencia se ha dicho ya el interés que para el Estado presenta la evaluación y estadística de la riqueza hidráulica. Podia, el hacerlo así, ser función potestativa de la Administración pública hace algunos años; hoy es obligación ineludible, de tanto interés y conveniencia como la formación del catastro parcelario. No ya sólo bajo el aspecto de las colosales fuentes de energía natural, sino bajo otros muchos aspectos (riegos, previsión de crecidas, evitación de inundaciones, etc.), la base de todo plan, de toda enmienda o corrección de la obra ciega de la Naturaleza, de todo aprovechamiento consciente, tiene que ser una estadística, tan perfecta como sea posible. Es la Estadística, en todas sus ramas, uno de los más eficaces a uxiliares del progreso humano; es la experiencia de nuestros antepasados, almacenada y puesta al servicio de las nuevas generaciones; es el aparato registrador que inscribe, indeleblemente, la variación de una función según la de todas y cada una de las variables de que depende. Sin su auxilio se carnina siempre a oscuras, se dan en el aire palos de ciego y se agotan en pura pérdida, o con escasísimo rendimiento, energías y recursos.


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Triste, pero forzoso, es confesar, que en nuestra patria estamos todavía en época caótica, en período de nebulosa informe para cuanto se relaciona con la meteorología o hidrología. No obstante los meritísimos E-sfuerzos de los centros a quienes esta misión incumbe, la escasez y hasta indigencia, de los medios de que disponen, y la falta de sistematización y encauzamiento de los esfuerzos aislados, se traducen por la insignificancia de los resultados. Al tratarse de estadísticas de la índole muy compleja que caracteriza a ·las que afectan a esta materia, todo tiempo perdido es doblemente doloroso por las numerosas y largas observaciones que aquéllas exigen; obligando, forzosamente, a contar con el factor tiempo, y sin que, por consiguiente, quepa abreviar el período de información a costa de sacrificios y trabajo. Naciones tan jóvenes, extensas y de tan escasa población media como orte América poseen catalogados datos y observaciones desde remota fecha. Naciones tan pobres como Noruega conceden a esta parte de la estadística el interés vital que merece. Y aun si se habla de dispendios y sacrificios a hacer, aparte lo justificados que están, no hay duda de que son siempre remuneradores, no ya sólo indirecta sino directa y hasta inmediatamente. Hasta ahora la Administración española ha regalado, con prodigalidad algo inconsciente, toda clase de concesiones de aprovechamientos hidráulicos a perpetuidad. Podía esto pasar en época en que la mercancía fuerza hidráulica era a modo de bienes raíces adheridos al sitio de su generación, sin posibilidad de traslado y con entidad limitadísima. Hoy que es posible la exportación a todo sitio, y en cantidades calosa_ les, de esta riqueza móvil, no cabe ya tal desprendimiento. No trato, ni remotamente, de preconizar ni aconsejar nuevos gravámenes fiscales que servirían de freno a la creación y expansión de la riqueza; creo, sí, que el otorgamiento de una concesión puede no hacerse a perpetuidad, sino por un período que consienta una fácil amortización, tal como el de 60 años que se fija para los tranvías, o el de 99 años por que se conceden los ferrocarriles . También, sin perjuicio para el desarrollo de las industrias, cabe al Estado imponer un precio de concesión, de una sola vez, representado por una pequeña cuota por caballo de concesión . Este pago, por


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1ma sola vez, no es carga que pese demasiado en las empresas que aprovechan fuerzas hidráulicas. Casi siempre aquella cuota, y aun más, e paga a un intermediario, en dinero o en aportaciones que gravan el pasivo, in otro mérito ni trabajo que haber e adelantado, hábilmente, a adquirir un derecho prácticamente gratuíto, colocándose a modo de revendedor entre el Estado y el ciudadano emprendedor e industrioso que quiere poner en valor esas energías potenciales. Así se dificultaría también, aparte otros medios de fácil aplicación, que durante años y años conserven su situación privilegiada estos factores para ita1ios. La cláusula de reversión no sería obstáculo para el desarrollo de estas riquezas, corno no lo es para el de los ferrocaniles, tranvías, centrales de gas, etc. Además, la importancia y valor creciente que en la ación tienen y tendrán, el alumbrado de poblaciones, los servicios públicos de tranvías y ferrocarriles, la esterilización de las aguas potables, etc., unido a la invasión y a las servidumbres, cada vez mayores, que imponen a la propiedad privada y al dominio público, y sumado, finalmente a la facilidad del sabotage: son todas causas que obligarán a que la producción y el transporte de las grandes energías hidráulicas entren en el cuadro de lo que debe reservarse al Estado socialista, Estado que vernos llegar a pasos rápidos, sin que ello deba causarnos temor ni recelo, corno una consecuenóa natural del progreso y de la complejidad de la red social moderna. P ero para exigir todo eso, debe el Estado dar algo más de lo que . ahora da con una concesión de aprovechamiento hidráulico. Si no posee estadística sobre caudales, regímenes de variación, estiajes, crecidas, etc., es decir, si ignora en absoluto qué es y cuánto vale aquello que se le pide; si el ciudadano peticionario debe hacer por sí mismo, sin tiempo ni medios, aquello que el Estado debiera tener hecho, nada puede éste, equitativamente, exigir. Se trata de un billete de lotería, por el que se puede pagar muy poco . En muchos casos falta también así el Estado a su misión tutelar, incumpliendo uno de sus fines, al no evitar empresas temerarias o no advertir de los errores en que se basan los cálculos de la energía disponible. La indiferencia, el encogimiento de hombros ante la disipación del ahorro y la riqueza no son propios de un Estado bien regido . Todos hemos visto algunas veces


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en prospectos de emisiones extranjeras que tenían por base concesiones de aprovechamientos otorgadas por el Estado español, dar a las cifras de potencia existentes un relieve y un carácter de seguridad que no tienen, pero que aparentemente les presta el supuesto contraste de la administraci6n pública española. El rápido aumento, a que repetidamente vengo aludiendo, que ha sufrido el valor de las grandes energías hidráulicas, es motivo suficiente para qúe los Estados se preocupen de hacer la Estadística exacta de éstas, con una organizaci6n adecuada (I). Si un Estado, como el nuestro, ignora y se desinteresa de cuanto a esta materia se refiere, la labor de los argonautas, buscadores y detentadores de concesiones de saltos, es meritoria y hasta necesaria.

§ V.-NECESIDAD IMPRESCINDIBLE DE LOS EMBALSES Los máximos y mínimos caudales, comparados con la totalidad de las aguas superficiales (figura 2.ª), así como los cuadros análogos que insertan muchas obras, algunas de las cuales he citado, permiten apreciar la ridícula importancia del caudal mínimo con relaci6n al régimen uniforme que consentiría el total de volúmenes que por el cauce discurren en un año. Es presumible que esta pequeña importancia del mínimo se agrave, en general, en nuestra patria a causa de la accidentada orografía, del régimen más acentuadamente torrencial de los ríos y de la enorme evaporaci6n del verano. Para algunas cuencas alpinas francesas, se considera el estiaje como equivalente a ¼ del caudal medio, subsistiendo la indeterminaci6n que ya he señalado, respecto a le que debe llamarse caudal medio (2) . Si por este caudal se entendiera el cociente de dividir la cantidad total de agua que en un año pasa por el cauce, por el número de segundos que el año tiene, aun me parecería elevada dicha fracci6n en esos casos particulares, según mis observaciones de cuencas altas en el Pirineo central; y desde luego lo es siempre en cuencas algo ex(1) Pacoret.-Tomo I, pág. 107.-Servicio de estudios en Francia, de las fuerzas hidráulicas disponibles. (2) Pacoret.-Tomo I, pág. 107. 2Ñ


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tensas no regularizadas, a las cuales habría mejor de aplicarse una fracción comprendida entre 'h y 1/ 10 , sin pecar de pesimista. En el río Lozoya, según la memoria ya citada en el párrafo III de esta ponencia, los caudales mínimos medios de los meses de septiembre I903 y agosto I904, fueron, respectivamente, de 509 y 255 litros por segundo . En esos mismos años, los caudales medios, definidos como más arriba se dice, fueron , correspondientemente, de 5.750 (año seco) y Io.300 (año lluvioso) litros por segundo; es decir, que los 1 1 estiajes respectivos correspondieron a / 11 y / 40 de los respectivos caudales medios; siendo, en valor absoluto, el estiaje del año lluvioso la mitad del que correspondió al año seco. Y aquí no cabe decir qu.e los riegos, que prácticamente no existen, mermaron y casi anularon el caudal ele estiaje. Mientras los aprovechamientos de energías hidráulicas han tenido una importancia pequeña, ele aplicación local y limitada, el mal se ha so brellevaclo como se ha podido según los casos (ej. represadas); pues, entre otras razones, no permitía la modestia de dichos aprovechamientos la inversión de las cuantiosas sumas que, aun acometida en pequeña escala, exige la regularización anual del régimen. Pero cuando se ha pretendido explotar grandes energías hidráulicas, aquella insignificancia relativa del mínimo caudal, comparada con los recursos medios anuales que ofrece una cuenca, ha impuesto, ineludiblemente, la necesidad de normalizar el régimen de las corrientes. Sólo dos medios se preconizan como posibles para 1ograr este resultado, que son la repoblación de las cabeceras de las cuencas y la construcción de embalses reguladores. Desde el punto de vista de los aprovechamientos hidráulicos, el bosque es, sin embargo, totalmente ineficaz. Es indudable que, aparte los mil beneficios inapreciables que a los bosques se deben, aun incluyendo en ellos el aumento bastante discutido, que puedan determinar en las totales precipitaciones anuales, su efecto sobre el régimen irregular de los ríos se refleja, casi exclusivamente, en los máximos o avenidas, acumulando hasta cierto límite las aguas a modo de volante de inercia, para cederlas con relativa lentitud, matando o redondeando así los picos de la curva de caudales y contribuyendo a evitar en muchos casos, los efectos devastadores de las crecidas.


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Pero sobre los valores mínimos, su influencia es insignificante; quizá elevan algo el mínimo estiaje de verano (r), aunque no todos aceptan esta influencia como indiscutible; y en todo caso la mejorasi~mpre desde nuestro punto de vista--es de pequeña monta. En cambio, se admite por todos que el bosque no mejora en nada y hasta empeora, según muchos, el sequiaje de invierno, el más molesto o perturbador para las industrias (z) . Hay indudable falta de ponderación cuando se afirma por algunos, con miras a los aprovechamientos de energía hidráulica, que el bosque es seguramente el medio más ejectivo de regularización (3), pues esto no pasa de ser una afinnación que nunca vemos confirmada en la práctica. Nada tiene tanta fuerza como los hechos, y no conozco de ningún caso en que la existencia de bosques dispense de la construcción de embalses regularizadores para el aprovechamiento de grandes energías hidráulicas y, mucho menos, de casos en que se pretenda acudir o se haya acudido a la repoblación como medio de mejora de dichos aprovechamientos. Aun elevada al máximo la influencia regularizadora de los bosques, en cuanto al estiaje, siempre los grandes· aprovechamientos utilizan ríos que se nutren, en mayor o menor medida, de las precipitaciones en cuencas nevadas o de hulla blanca, que se almacena hasta la época del deshielo, y contra la irregularidad y la penuria del sequiaje invernal, determinadas por esta causa física de temperatura, nada puede influir, como no sea para agravarlas, la acción del bosque. Difícilmente pudieran imaginarse cuencas más pobladas de bosque que las de los ríos noruegos, con más la circunstancia extremadamente favorable de poseer en su curso extensos lagos naturales. Y sin embargo, todos los grandes aprovechamientos de fuerza acuden obligadamente a los embalses artificiales para obtener la deseada regularidad de régimen. Estos embalses se logran allí con relativa facilidad mediante la construcción de presas en los exutorios o umbrales de evacuación ele los lagos sucesivos escalonados en el curso de cada río. (1) Véanse, a este propósito, las publicaciones del ingeniero de Caminos Sr. González Quijano. (2) Pacoret.-Tomo I, pág. II3. (3) J. de Igual. Saltos de agua, 1913.


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El relativamente pequeño costo de la normalización del caudal, se traduce-por la baratura de la energía hidráulica en aquel país y por la posibilidad de la máxima regularización (caudal prácticamente constante), pero no en aquel pequeño coste la razón fundamental de que se apele a los embalses que, de todas suertes, serían necesarios. Pruebas de esta necesidad, tan precisa que de no poder satisfacerla se impone el abandono de los grandes aprovechamientos, la ofrecen los importantes trabajos de creación de fuerzas hidráulicas que en España están llevando a cabo las Sociedades Riegos y Fuerza del Ebro y Energía Eléctrica de Calatuña, en los cuales la regularización juega un papel importantísimo y justifica dispendios de tanta monta como son la construcción de presas de 80 metros de altura y la expropiación de pueblos enteros. Y, sin embargo, las cuencas altas de los ríos utilizados (Pirineo Central) pueden pasar en España por ser de las más densamente pobladas de bosque. Donde quiera que existe un aprovechamiento de importancia, aun limitándonos a España, donde los gastos que la regularización demanda no han estado hasta ahora al alcance de la mayo ría de las empresas, se ha reconocido la necesidad de acudir a los embalses artificiales, haciendo para ello sacrificios de mucha consideración (ejemplo, la Sociedad Hidráulica Santillana). En cambio, allí donde estos embalses no existen, siquiera la cuenca esté saturada de bosque (ejemplo, el salto de Molinar, en el Júcar, perteneciente a la Hidroeléctrica Española) se oyen las más justas lamentaciones sobre la penuria de los sequiajes y sobre la irregularidad en los caudales. Mucho se ha agitado, cuando de embalses artificiales se trata, el riesgo de aterramientos, dándole una importancia que, de ser cierta, impondría tan rápida amortización de estas obras, que su construcción vendría a ser en muchos casos absolutamente antieconórnica. La experiencia ha venido a destruir estas prevenciones, y son muy interesantes los datos que a este propósito contiene la varias veces citada, obra de los Sres. Nicolau y Puig (página 257) (r) . Si esta cuestión se considera en relación con aprovechamientos de energía, los (1) También los artículos del Sr. González Quijano contienen cálculos muy originales sobre esta materia.


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inconvenientes se reducen todavía mucho. En efecto, siempre qlle es posible, y lo es casi siempre, se utiliza una gran fracción de la altura de presa de embalse para ganar parte del desnivel del salto. La ganancia es proporcional a la altura as[ obtenida para el arranque.del canal, mientras que la capacidad de embalse crece, aproximadamente, con la tercera potencia de la altura de la presa. De aquí, la conveniencia de la disposición indicada, que permite mirar como desprovisto de todo inconveniente el aterramiento, al menos durante un número de años muy superior al que requiere la amortización de la obra, según muestra toda experiencia recogida hasta el día. Una prueba del excesivo y no justificado temor a los aterramientos, es la existencia durante siglos de lagos y lagunas de poco fondo situados, no solamente en zona de montañas y de bosque, sino en co marcas de tierra de labor, como la que da nombre a Laguna de Duero en la provincia de Valladolid . A más de la regularización, en el ciclo anual, interesa mucho a los aprovechamientos hidráulicos de importancia, poder introducir en el caudal instantáneo de cada día una variación escogida a priori, si bien conservando el valor medio diario de dicho caudal. Esta contraregulación intencionada, que los americanos designan por pondage y que puede traducirse genéricamente por represada, equivale a reemplazar el régimen rectilíneo por redientes o senoides con duración de ciclo de un día, siendo la línea media de ellos la recta de caudal constante, Esto da una gran elasticidad y eleva considerablemente el factor de utilización de la potencia disponible; pues hay muchas aplicaciones (alumbrado, tranvías, etc.), cuyo consumo es eminentemente variable, con uno o más mínimos en el curso del día; y aun la mayoría de las industrias que consumen fuerza tienen duración de jornada de diez a doce horas . Ejemplo notable de esta disposición elástica, con ciclo diario, de los medios de producción de energía hidroeléctrica, lo ofrece el salto de Aytona (Lérida), que construye la ya mencionada Sociedad Riegos y Fuerza del Ebro . Su elasticidad, merced a embalses laterales al canal, ~n valles secundarios que éste atraviesa, es tal que la potencia del salto podrá variar como se desee, entre los límites extremos de 30 .000 HP, durante 24 horas y 60.000 HP. durante I2 horas. Otro no-


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tabilisimo ejemplo de salto regulado en esta forma, es el del Canal de Isabel II, que posee en su cabecera el embalse del Villar y, en su pie un gran depósito que permite enviar al canal de abastecimiento un caudal constante, a pesar de las variaciones diarias en el consumo de la energía. Al hablar de la necesidad absoluta de los embalses para hacer posibles los grandes aprovechamientos de energía hidráulica, encuentra su sitio adecuado el decir algo sobre las facilidades legislativas que a aquellos hay que prestar. Nuestra legislación no permite la expropiación forzosa de terrenos o propiedades cuando éstas se han de ahogar en un embalse cuyo objeto es crear fuerza motriz. Esto puede ser una importante barrera opuesta al desarrollo de las grandes y valiosas energías naturales. Estaba justificada esta falta de protección cuando, como repetidamente vengo diciendo, los aprovechamientos tenían un carácter limitado y local, que afectaba poco o nada a la masa social. El concepto de utilidad pública es muy elástico, de límites imprecisos y cambiantes, y dado el carácter actual de enorme difusión de la energía hidráulica, gracias al vehículo electricidad, es difícil asegurar que no haya tanta razón de utilidad pública en un gran salto de agua como en un ferrocarril. Ya hoy pudiera decirse sin hipérbole que, suspendido el abastecimiento de electricidad a una capital, casi su vida entera amenazaría quedar en suspenso. Desde los servicios públicos de alumbrado y tranvías hasta las industrias que ocupan miles de obreros, todos sufrirían grave perturbación, que será tanto mayor cuanto más vayan caducando los viejos medios de producción de energía eléctrica, que constituyen ya insuficiente reserva, y vayan perfeccionándose y asegurándose los grandes tr;msportes de energía, combinados los de diferentes orígenes o saltos, con múltiples líneas y con elevado factor de seguridad en todos sus elementos. Tiempo llegará, y sin tardar mucho, en que esta rápida infiltración de la electricidad en todos los momentos y aspectos de la vida civilizada, lo saturará todo, y de ello nos damos quizá escasa cuenta por lo mismo que lo vivimos. Desde el ferrocarril de interés general, el alumbrado público y privado y la depuración y esterilización de las aguas potables, hasta el termocauterio y el modesto herramental del dentista, nada habrá que no esté pendiente en las grandes aglome-


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raciones humanas de esa energía, antes tirada, que el ·padre sol nos envía pródigo en forma de saltos de agua. Mayor utilidad pública es difícil idear, y como creo haber puesto de manifiesto que sin grandes embalses no hay posibilidad de grandes aprovechamientos económicos, juzgo razonable la ayuda legislativa para la expropiación, cuan· do la necesidad de ésta aparece justificada. Riegos y saltos forman el aprovechamiento integral de las aguas corrientes y para ambos la normalización del caudal es condición indispensable al buen rendimiento. Alguien ha dicho, confundiendo la causa y el efecto, que no hay mejor abono para los campos que los humos expelidos por las chimeneas ele las fábricas; pero, en realidad, la riqueza madre de todas es la riqueza agrícola, siempre fecunda, perpetuamente renovada en su parto anual. Ella es la única que crea, siendo las industrias meras transformaciones y no creaciones, y quedando a cargo del comercio la circulación de unas y otras. Si en una región la industria y el comercio se desarrollan prósperos, es porque se apoyan sobre la prosperidad de la agricultura. Un año de mala cosecha significa un año de crisis para industriales y comerciantes. Es claro, sin embargo, que no hay acción sin reacción, y todo a la postre viene a compenetrarse y fundirse. Al lado de los campos fértiles y junto a las potentes energías hidráulicas, se fundan industrias que, como la de fijación del nitrógeno atmosférico, toman estas e'nergías como primera materia y entregan sus productos fertilizantes a la tierra, contribuyendo así, a su vez, al mayor rendimiento y prosperidad de la agricultura. CONCLUSIONE

r.ª El conocimiento, tan exacto como sea posible, del régimen de nuestras corrientes fluviales forma parte integrante y principal del catastro de la riqueza pública; y requiere muchos años de observaciones sistematizadas que sólo el Estado puede realizar. z.a El régimen eminentemente variable de los ríos en general, y especialmente de los ríos españoles, de no ser corregido o normalizado, imposibilita todo aprovechamiento económico de las grandes fuerzas hidráulicas; disipándose, casi en pura pérdida, esta fuente de


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riqueza, cada día de mayor valor en la vida moderna de las naciones. 3.ª No hay solución práctica y eficaz para normalizar aquellos regímenes, desde el punto de vista de los grandes aprovechamientos de energía, que la construcción de embalses reguladores. 4.ª Todo dispendio hecho por el Estado-a través de una organización adecuada-para lograr el conocimiento del régimen de los ríos, así como los que requieran las obras de corrección y normalización del caudal de éstos, serán ampliamente remunerados por el desarrollo de la riqueza agrícola e industrial. 5-ª Estas riquezas-agrícola e industrial-son las únicas fuentes de progreso positivo y permanente, y a su desarrollo debe contribuir se por todos sin distinción de política pequeña. Los caminos y demás vehículos y cauces de la riqueza, y hasta el poderío político y militar, nacen espontáneamente y sin esfuerzo cuando aquella se desarrolla. Madrid, Septiembre 1913.


SECCIÓN TERCERA

o TEMA:

Las Industrias del Azúcar y del Alcohol PONENTE :

DR. GONZALO CALAMITA CATEDRÁTICO DE LA FACUL TAO DE CIENCIAS - - - - DE ZARAGOZA - - - -

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I.tas Indostrrias del Azúeatt y del Aleohol es el marco que el presente lema ofrece y merecedor de obra maestra para presentar ante el Congreso lo que la menta~ lidad de sus individuos merece, pero no es culpa del que suscribe, que el dibujo a que sirve de adorno tal moldura, sea tan débil de color, tan falto de vida, y de tonos tan fríos, que a la par que defrauda al auditorio , deja en lugar poco envidiable a su autor y casi en evidencia a la Comisión organizadora, que guiada por apariencias fatales para mí, creyó oportuno encargarme de tema tan hermoso, creyendo que mis relaciones con el asunto podrían dar alguna autoridad a lo trataclo. Caiga sobre mí, pues, toda censura y sirva de disculpa a mi trabajo el deseo de contribuir aunque fuese con mi ignorancia, a la magna obra de la Federación Ag;aria Aragonesa. Pero antes de entrar en materia, debo hacer hincapié cobre un punto para mí interesante, única observación hecha a los Sres. Jordana y Lapazarán, como representantes de la Federación-la libertad de opinión sobre est e tema.Ligado a una empresa industrial azucarera en la que presto mis pequeños servicios, tenía necesidad de recabar mi libertad de acción para el de~arrollo del tema y lógico era proceder en igual forma con la Federación ... Conseguida de ambas partes la independencia necesaria, he hecho este trabajo. Poco hay en él, porque poco puede sacarse de mi inutilidad; si alguna idea ex.is.t e, constitu ye el criterio personal del ponente y buena o mala, equivocada o cierta, con libertad la expongo, y como sólo fué mi objeto iniciar la discusión de tema tan in~eresante para España y de t anta trascendencia para Aragón, contento est aré de haber intervenido en el Congreso, si de esta labor G RANDE


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personal mala, resulta una obra buena para la riqueza de la región y de la patria .

INDUSTRIA DEL AZUCAR Nadie ignora la marcha seguida en España por tan importante Industria Agrícola. Hasta I897, la producción azucarera estaba localizada en la región Andaluza, donde el cultivo de la caña era complementado por una regular producción de remolacha, que trabajaban las pequeñas fábricas establecidas en las provincias de Granada, Málaga y Almería, sin más excepción que la de existir una fábrica en Aran juez (:Niadrid) y ot ra en Zaragoza (La Azucarera de Aragón). El presentimiento de lo que había de ocurrir en I898, y el estado floreciente de la mayoría de los industriales que existían, originó las dos fábricas Asturianas de Veriña y Villalegre que funcionaron en dicho año, creándose ocho más para trabajar en I899. De estas ocho, una se montó en Aranjuez (Madrid); dos en Asturias (Siero y Villaviciosa); tres en Zaragoza (La Nueva, I bérica y Rabal); una en Santander (Torrelavega) y otra en Valladolid. La instalación de estas fábricas; implicó un aumento de cultivo de remolacha y en 3I de Diciembre de I899 se habían recibido 24.000 toneladas en Asturias; I2.ooo en Aranjuez; 8.000 en Santander; 5.000 en Valladolid y 40.000 en Aragón; que sumadas a las 28.000 que en dicha fecha llevaba trabajadas la antigua azucarera, da para Zaragoza una producción de 68.ooo toneladas de remolacha. El totál de fábricas de azúcar existentes en I899, era el de 2I y un trapiche, de caña y 26 de remolacha. En esta fecha el furor industrial o especulativo por las azucareras alcanza su valor máximo y ·demostrando una vez más nuestra impresionabilidad meridional, se ponen en circulación enormes cantidades de numerario para el fomento de la industria azucarera, creándose I4 fábricas de azúcar de remolacha que su madas a las existentes hacen un total de 40. Fueron dos en León (Bañar y Veguellina), una en Madrid (Poveda); una en Astu rias (Pravia); otra en Galicia (Portas); otra en Soria (Osma); una en Cataluña (Menarguens); otra en Cádiz


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(Jerez); cuatro en Zaragoza (Alagón, Gallur y las dos de Calatayud) y dos en avarra (Tudela y Marcilla). La instalación de estas fábricas, implicó fuerte aumento de cultivo y aunque no sea posible comparar las campañas por falta de datos, sabemos que en 3I de Diciembre de I900 se habían trabajado 624.000 toneladas de remolacha, envasando 42.000 toneladas de azúcar, contra 420.000 de remolacha y 33.000 de azúcar en 3I de Diciembre de I899. Las fábricas de caña sufren alguna modificación; se crea una en A<l.ra; se fusionan tres de Almuñecar y quedan en funciones 20; se montan 8 trapiches de los que tres hacen azúcar y cinco mieles, y se trabajan 356.000 toneladas de caña, envasando 34.000 de azúcar con un aumento de 4.000 respecto al año I899. En este año de I900, se ensaya el cultivo de un nuevo vegetal, el sorgo, trabajándose en la dos fábricas malagueñas, Ingenio Ordóñez y San Pedro Alcántara, 4.300 toneladas con producción de 225 de azúcar. Como consecuencia la fabricación aumenta extraordinariamente, y en I900 se producen 94.639 toneladas de azúcar que sumadas a las 24.488 que existían sobrantes de I899, hacen un total de n9.I27 toneladas. En el mismo año, salieron de las fábricas para el consumo 88.487 toneladas lo que implica un sobrante de 30.000 toneladas, a pesar de lo cual, en I90I sufren las azucareras nuevo aumento, creándose dos fábricas de caña y un trapiche, aunque en realidad este aumento es sólo de una, por la baja de otra fábrica de Motril incendiada por los cultivadores y elevándose a 48 el número de las de remolacha por fundación de ocho nuevas, situadas una en Vich (Cataluña); tres en Granada (San Torcuato, San Isidro y Baza); una en Burgos, otra en Galicia (Padrón), una en Palencia y otra en Vitoria. A la vista salta el desatino de crear nuevas fábricas y en el año I902 que no se monta ninguna dejan ya de trabajar cuatro: Nuestra eñora de Monserrat en Almería, la de Vich, Santa Isabel (Córdoba) y Pra vía, pasándose la remolacha de esta última a la fábrica de Villalegrc que trabajando lo suyo y lo ajeno hace una campaña de I6.ooo toneladas!!!


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En las fábricas de caña, no hubo más variación que la apertura de un trapiche para mieles, pero se muelen 69.000 toneladas menos, porque los elementos siempre sabios, se encargaron con las bajas temperaturas de reducir la producción, proporcionando a los españoles una lección de economía, que no quisimos· aprender. Como consecuencia, la producción total de azúcar se redujo a 84.473 toneladas en I902 y como el consumo fué idéntico-84.238persistió el sobrante anterior de 30.000 toneladas. En I903 deja de trabajar una fábrica de caña, se muelen 21.600 toneladas menos, pero como los fríos no redujeron la riqueza sacarina, se obtuvieron 4.700 toneladas más de azúcar. En la fabricación de azúcar de remolacha, siguen cerradas las fábricas de Vich, Santa Isabel y Pravia; se cierra otra (Bañar) León; pero se trabaja más, obteniéndose 94.900 toneladas de azúcar contra 67.000 en I902; 59.500 en I90I y 60.700 en I900, siendo el total de azúcar fabricado en dicho año I903 el de n6.742 toneladas. El consumo aumentó a consecuencia de la baja en los precios, elevándose de 84.000 en I902 a 97.350 en I903, pero como el exceso de producción fué de 32.000 toneladas nos encontramos con un stock de 50.I22 toneladas de azúcar. Este hecho tan claro de aumentar el consumo, no fué tomado en cuenta por los economistas e industriales de aquel tiempo. Tampoco se debieron fijar en la situación que las estadísticas oficiales señalaban para buena parte de las fábricas establecidas. La Estadística en España no ha representado un trabajo acabado durante muchos años y no hubo hasta ha muy poco i"nterés en desarrollar este elemento económico de la nación, por el convencimiento de que los españoles no disponemos de tiempo para estudiarlos y así lo confirmaron los intuesados en la Industria Azucarera., que no se preocuparon de hacer estudio alguno de la estadística que entonces existía. En I903 se constituyó la Sociedad General Azucarera con 57 fábricas, quedando fuera cuatro de remolacha, siete de caña y los trapiches. La faz general de la industria debió cambiar no siendo necesario recordar en este instante cuál fué el resultado. Se suprimi ó el cultivo del sorgo y dejaron de trabajar en I904, cuatro fábricas y tres trapiches de caña, forzándose el trabajo en las res-


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tantes y moliendo 56.000 toneladas más quP en la zafra de I903, pero los elementos sabios siempre, se encargaron de no aumentar la producción nada más que en 500 toneladas de azúcar. En la fabricación de azúcar de remolacha, dejaron de funcionar I8 de la Sociedad General, pero se crean dos nuevas, La fábricas, 20 Vega, en Granada, y el Jalón, en Zaragoza, y como consecuencia de tanto cierre, baja la cifra del cultivo y producción, obteniéndose I6.ooo toneladas menos de azúcar, no obstante lo que la fabricación de este producto alcanza la cifra de Ioo.9n toneladas. El consumo que en I903 fué de 97.350 toneladas, bajó en I904 a 88 .049 como consecuencia de la subida que por la existencia de la Sociedad General experimentó, y como el exceso de fabricación sobre el consumo fué de I2 .ooo toneladas, nos encontramos en I904 con un sto.:-k de 62.988 toneladas. Mientras en I903-4 se molieron 843,497 toneladas de remolacha, . con valor aproximado a 33.000.000 de pesetas, en I904-05 sólo se trabajaron 639.3I5 toneladas, con un valor aproximado de 25.000.000 de pesetas, es decir, una baja de 204.I82 toneladas que represPnta en números redondos 8.000.0000 de pesetas. Las variaciones que el cultivo experimentó con tal motivo fueron: Supresión total en Galicia; aumento de r8.503 toneladas en Andalucía y 3.547 en León, y disminución de 6.628 toneladas en Castilla la Vieja; 4.526 en Cataluña, ~2.973 en Navarra, 3I.I84 en Asturias, 20.973 en Castilla la Nueva y 85.72:4 en Aragón. Como vemos el sacrificio lo experimenta casi exclusivamente Zaragoza que deja de percibir en este cultivo más de 3.000.000 de pesetas. En r904-5 aparecen tres nuevas fábricas de azúcar de remolacha, ueva Rosario y Purísima Concepción, en Granada, y la del Gállego en Zaragoza, experimentando el cultivo un incremento de 39.000 toneladas, pero variando la proporción en las principales zonas, pues en Andalucía experimentó una baja de 50.000 toneladas, aumentando en Navarra (28.000) y en Aragón (56.000). Reahnente el aumento en esta última región fué bastante mayor, pues las Azucareras de Madrid y Valladolid acudieron a Zaragoza para elevar su cifra de producción, pero no especificándolo las estadísticas oficiales, ni poseyendo datos particulares, me es imposible precisar


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cuál fué el aumento real de la producción de remolacha en dicha zona. El azúcar obtenido en I905-6 fué de 98.000 toneladas y como el consumo no pasó de 96.472, quedó un superávit de 56.000 toneladas a pesar de haber procurado la exportación de 6.500. El período I906-7, sostiene el aumento iniciado, elevándose a 703.000 las toneladas trabajadas, correspondiendo principalmente a Andalucía, que trabaja 50.000 más que en I905-6, y elevándose algo en avarra (n.ooo) y Aragón (I9.ooo). Las fábricas Andaluzas, muelen en esta campaña (6-7) la cantidad de 245.000 toneladas, mientras que Zaragoza sólo trabaja 2I9.ooo, pero en cambio ésta elabora 28.000 toneladas de azúcar, mientras aquélla sólo obtiene 25 .000. En el año I906 salen para el consumo Io4.ooo toneladas de azúcar, debido al bajo precio respecto a los dos años anteriores, quedando un sobrante de 50.000. Durante el año I907 no se establece ninguna fábrica y se dan de baja definitivamente varias, pero los fabricantes inician una lucha encarnizada, preparando una campaña enorme para I907-8, que efectivamente alcanza el valor máximo conocido hasta entonces, 978.000 y en el aumento de 275.000 toneladas que esa cifra representa, corresponden 5Looo más a Andalucía, I8.ooo a Navarra y I36.ooo a Aragón, que sólo para sus fábricas obtiene 355.000 toneladas. En I907, se produjeron III.ooo toneladas de azúcar, salieron para el consumo ro2.ooo, quedando un. excedente de 58.000. La gran campaña de I907-8 fué precursora de otra no menos importante, trabajándose en I908-9 la cantidad de 88I.700 toneladas, suficiente a aumentar el stock que la industria viene arrastrando. En el citado año de I907, se aprueba un nuevo régimen de azúcares, constituído por la Ley Osma, al amparo de la cual, los fabricantes se asocian, disminuyéndose el cultivo para aligerar las existencias, puesto que las dos grandes campañas 7-8 y 8-9, hicieron que el año I908, no obstante salir como en I907 Io3.ooo toneladas de azúcar para el consumo, suba el stock a 78.883 toneladas. La baja en el cultivo en I908-9, la experimentó exclusivamente Zaragoza, que aparece como víctima en el convenio de los fabricantes, pues disminuyó el trabajo de sus fábricas en 89.000 toneladas, y


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como la Azucarera de Valladolid, en totalidad, y la de Madrid casi totalmente dejaron d cultivar en Aragón, no es aventurado decir que a Zaragoza le costó el primer año del convenio de los fabricantes 4.000.000 de pesetas o sean Ioo.ooo toneladas de remolacha producidas en menos. Pero como persistió el gran stock del año I908, fué preciso rebajar aun el cultivo en I909-rn que alcanzó la cifra de 667.000 toneladas con reducción de 2I5.ooo respecto a la campaña de I908-9. Todas las regiones sufrieron los efectos de esta disminución, correspondiendo a Zaragoza 40.000 toneladas. Al mismo tiempo, la caña experimentó fuertes variaciones pasando de 305.000 toneladas en I905 a I86.ooo en I906, 205.000 en I907, I27.ooo en I908, 2II.ooo en I909 y I88.ooo en I9Io. En I9II sube a 234.000 toneladas para quedar reducida en I9I2 a I5I.000 y en I9I3· a I39.ooo, demostrándose con ello, la honda crisis del cultivo de esta gramínea, que parece tiende a desaparecer como resultado de su producción antieconómica, por lo escaso de su rendimiento, que impide satisfacer un precio remunerador, en comparación con el que alcanza la remolacha y el valor del azúcar en el mercado. El año Igio, aparece en Andalucía una nueva fábrica de azúcar de remolacha (San Pascual); en I9II una de caña y otra de remolacha (Azucarera del Jiloca) que sólo hace una campaña demostrativa de su existencia, trabajándose en I9rn-II, la cifra mínima de remolacha 483 .000 toneladas, que es de I83.ooo menos que en I909-Io; 398.000 que en I908-9 y 495.000 menos que en I907-8, lo que supone para el labrador una merma de cerca de 20.000.000 de pesetas. El consumo elevadísimo de I909 {I20.ooo toneladas) y el casi idéntico de I9II (n5.ooo), juntamente con el menor cultivo, reducen el stock a 52.000 toneladas, pero derogada la Ley Osma, y construídas o en preparación dos nuevas fábricas para trabajar en I9I2 (La Puebla y Luceni), y roto el convenio eµtre los fabricantes, se inicia la competencia, y en la· campaña de I9II-I2 aumenta el cultivo en la enorme proporción que representa el trabajo de 792.000 toneladas, contra las 483.000 trituradas en I9I0-II. De las 300.000 toneladas de aumento corresponden la mayor parte a Andalucía y 98.000 a Aragón, que sube de 202.000 a 300.000; más el aumento real lo experimentan todas las regiones, en la cam-


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paña de I9I2-I3 en que perdida por los fabricantes la brújula industrial se alcanza para el cultivo un esplendor tan extraordinario que llegamos a un trabajo de r.200.000 toneladas, cifra no igualada en ninguna de las campañas anteriores. El bajo tipo de cotización del azúcar por la terrible competencia entre los fabricantes, eleva las salidas de las fábrica a I30.ooo toneladas en I9I2, subiendo sin embargo el stock en las mi mas a 76.000, cifra que indudablemente se elevará, si el enorrne cultivo de remolacha para I9I3-I4 proporciona en raíz y en azúcar, un rendimiento tan grande como esperan los interesados . o se necesita ver muy claro, para comprender que la situación originada por la: lucha entre industriales, aun repercutiendo de momento y modo favorable sobre el cultivo, no puede conducir a fin beneficioso para nadie, si medidas sabias y radicales no colocan la industria en condiciones de sobrellevar la lucha actual en forma productiva. En efecto: según la Memoria de la Dirección de Aduanas <le I912 el 31 de Diciembre de este año, había una existencia de azúcar constitutiva del verdadero stock, de 107.379 toneladas, distribuíclas del siguiente modo: 76.123 toneladas . En las fábricas ...... .. ........ . En los depósitos .. . ........ . . . . >) 7-594 )) En las refinerías ...... . .... . .. . >) En poder de los almacenistas . .. . Total. . . . . . . . . . . . . . . . . .

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Desde r. 0 de Enero a 31 de Marzo de 1913 en que estuvieron terminados los trabajos de molienda en las azucareras de remolacha, se hicieron 41.000 toneladas de azúcar y como hasta 30 de Junio iban fabricadas 12 .ooo toneladas procedentes de la caña, tenemos un total para esta fecha de 160.000 sin haber comenzado ni la remolacha en Andalucía ni en el resto de España, de manera que no siendo_exagerado suponer que hasta 31 de Diciembre de 1913 se fabriquen 70.000 toneladas d, azúcar, tendremos un total de 230.000 toneladas, que cubrirán el consu mo de todo el 19I3 y todo el 1914, por lo que p u ede dejarse de fabricar durante un año, sin que peligre el abastecimiento d< 1 mercado . ¿Cuál será la consecuencia de esta situación? Piensen en ello agri-


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cultores y terratenientes, economistas y sociólogos, gobernantes y gobernados que el asunto tiene más importancia de lo que muchos creen, y merece ser estudiado sin prejuicio y con desinterés. La industria azucarera pone en circulación un capital extraordina1io en épocas bien críticas para el obrero y el agricultor y contribuye al sostenimiento de las cargas nacionales con una respetable cantidad, cuya recaudación no cuesta 1:ada, representando uno de los ingresos más saneados del Erario Público.

La sucinta revista del desarrollo de l;:, fabricación, da clara idea de la importancia de la industria y los datos numéricos on suficientes a demostrar la necesidad de su existencia, porque siendo la producción agrícola el fundamento de la riqueza nacional, debemos procurar su florecimiento. Las regiones en que se ha implantado el cultivo de las plantas azucarera en general y de la remolacha principalmente, han visto aumentar su riqueza agrícola, elevarse el valor de los terrenos cultivables mejorando de un modo sorprendente la situación de los cultivos y del agricultor, y si es cierto que el capital empleado en la industria, experimenta actualmente grave crisis, no lo es menos que comenzó pujante, y sin las exageraciones que antes se indicaron, debidas a la especulación, a nuestra ligereza o a la falta de hábitos industriales, no habría llegado a situación tan lamentable. La influencia del cultivo de la remolacha sobre la riqueza agraria, resalta de las cifras de cosechas y valores aproximados. En los comienzos de la industria, el precio asignado sensiblemente armónico con el que alcanzaba en Francia, resultaba poco productivo para el labrador, pero elevado, a fin de extender la zona cultivable necesaria al abastecimiento de las numerosas fábricas instaladas, apareció para el cultivador una fuente de ingresos extraordinaria, porque al precio remunerador de la remolacha se unió el auxilio pecuniario que representa el anticipo de metálico y abonos, que le facilitó la solución de sus problemas económicos, sustrayéndole de las garras del usurero . La simple inspección del estado núm. I demuestra la importancia


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del cultivo. A partir del año I902, en que he podido tener alguna cifra para valores aproximados, vemos crecer el de la remolacha cultivada desde 25.000.000 de pesetas en I902-3 hasta 39.000.000 en I907-8 sin más variación notable que el brusco ascenso a 34.000.000 en I903I904 para volver a 25.000.000 en I904-5 y elevarse progresivamente hasta el citado periodo de I907-8. Desciende al fusionarse los industriales por aplicarse la Ley Osma, a 32.800.000 en I908-9; 26.700.000 en I909-IoyI9.ooo.oo oo en I9Io-n, elevándosenuevam enteen I9u-I2 hasta la cifra de 27.720.000 pesetas. Roto el convenio entre los fabricantes, por ta derogación de la Ley Osma, y prestos a la lucha en que se encuentran, aumenta el cultivo de la remolacha en el grado extraordinario que representa el trabajo de I.200.000 toneladas en la campaña de I9I2-I3 con un valor de 47.000.000 de pesetas. Para las grandes regiones productoras, Andalucía y Aragón, el cultivo representa un ingreso extraordinario. No permiten las estadísticas oficiales hacer un resumen siquiera aproximado del trabajo de cada región o provincia hasta I904-5. En el cuadro o estado número II, va especificado y puede verse, que la cifra media del cultivo en Andalucía es de 265.000 toneladas, con variaciones muy pequeñas en el período de las nueve campañas que el estado comprende (4-5 a I2-I3). Calculándolas al precio de 40 pesetas representa en Andalucía este cultivo una cantidad casi constante, no inferior a Io.500.000 pesetas. En Aragón el promedio es casi idéntico al de Andalucía-258.00 0toneladas, pero las oscilaciones son tremendas. En I904-5, primero de la Sociedad General, se recolectan en Aragón para sus fábricas I45.ooo toneladas, con valor aproximado de 5.800.000 pesetas; siguen ascendiendo hasta 355.000 toneladas en I907-8; desciende hasta I72 .ooo en I9Io-II y se eleva rápidamente para alcanzar su máximo en I9I2-I3 con la cifra de 467.000, siendo los valores correspondientes, según indica el cuadro primero, de 8-I4-Io-9-6-rn y I8,7 millones de pesetas desde I905-6 a I9I2-I3 . En el decenio de I903-4 al I9I2-I3 el término medio del valor anual de la remolacha resulta de 30.000.000 de pesetas y claramente se ve que los máximos corresponden a los períodos en que las fábricas


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han trabajado en porfiada lucha y los mínimos a la unión de los fabricantes. En el estado núm. Ibis, se hace un resumen comparativo del trabajo de la caña, análogo al que para la remolacha se señala en el estado núm. I, refiriéndole a años naturales, por la época en que las zafras se verifican, dando a la caña un valor arbitrario, para tener números comparables. En él se ven las variaciones de producción demostrativas de la tendencia a desaparecer de la industria azucarera de Europa, el trabajo de esta gramínea, que cultivada en zona límite, y expuesta por lo mismo a variaciones de temperatura incompatibles con su vida normal, no puede competir en rendimiento cultural y fabril, con su poderoso contrincante la remolacha. Es evidente que con la asociación de fabricantes se imponía, limitar la fabricación, no tan sólo para defenderse de la constante amenaza de nuestros hacendistas que resuelven el problema de la Hacienda Pública simplemente con forzar el tipo de los impuestos más fácilmente recaudables, sino para rebajar el considerable stock que en las fábricas existía y representa un capital improductivo. La simple inspección del estado númrero III nos pone de manifiesto la producción y el consumo desde 1900 a 1912. El máximo consumo corresponde a este último año en que han salido de las fábricas 130.000 toneladas, debido al bajo precio del azúcar, muy inferior al que dan las estadísticas oficiales, que es 97 pesetas, lo que demuestra la necesidad de disminuir su coste hasta alcanzar una cifra aceptable para la Agricultura. Para conseguir esa cantidad de azúcar al rendimiento medio del decenio 1903-4, 1912-13 que es rr,9 por roo de la remolacha trabajada, se necesitan r.090.000 toneladas, es decir, 100.000 menos que en 1912-13, lo que implica una merma de 4.000.000 de pesetas al precio actual. Ahora bien; de no elevarse el consumo, esta pérdida de ingresos para el labrador, irá en aumento, porque existiendo un stock de azúcar tan considerable, necesariamente hay que rebajar la producción. Como aunque poco, algo mejora el trabajo agrícola, y la selección de semillas es cada vez más delicada, seguramente que el rendimiento medio rr,9 tenderá a elevarse, pues el fabricante va perfeccionando


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más y más su instalación, a fin de compensar con ello la baja en el precio de la materia elaborada, no siendo aventurado presumir que la remolacha ha de experimentar una disminución de 250 a 300.000 to- , neladas, o sea una pérdida de IO a Iz.000.000 de pesetas en un cultivo que ejeucta el labrador en las inmejorables condiciones de mercado y precio. Es por tanto evidente que hay necesidad de forzar el consumo, para producir mucho azúcar y España es uno de los países en que menos se consume, pues en el período de I900 al I9I2, el promedio es de 93.000 toneladas, que representa 5 kilogramos por habitante y año, cifra insignificante y que en buena ley económica no debemos conservar. Es cierto que difícilmente llegaremos a los consumos de los países anglo-sajones, no sólo porque nuestras condiciones climatológicas no son tan. favorables como las de aquéllas para el uso de productos azucarados, sino porque el coste del azúcar en España la eleva a la categoría de artículo de lujo lo que, sólo ocurre en Italia y otras naciones que nos igualan o están aun en peor situación . Aun cuando _los españoles seamos frugales, hemos de consumir de los artículos de primera necesidad lo suficiente para cubrir las atenciones nutritivas indispensables a una buena producción del trabajo. Los economistas y sociólogos modernos de acuerdo con la higiene, preconizan para esto el empleo de los hidrocarbonados y mal puede con • sumirse f 1 más agradable de los hidratos de carbono-azúcar-con los elevados precios que en España tiene. La baja que experimentó en I9I2, ha permitido vender al detall a 0 , 80 pesetas el kilogramo, cifra nunca alcanzada por los azúcares blancos, que ha elevado el consumo por habitante año hasta 7 kilogramos. Un esfuerzo más nos llevará al mínimum económicamente tolerable a que debemos aspirar de I2 kilogramos, y como este consumo al rendimiento del I2 por IOO , necesita cultivar I.800.000 toneladas de remolacha, habremos aumentado éste en 50 por IOO sobre el máximum trabajo efectuado y tendremos resuelto el problema de la extensión cultivable y de la cantidad que la industria necesita, para llevar el trabajo que la capacidad fabril actual requiere.


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¿Es hoy posible esto? Al fabricante en la actualidad casi le debe ser indiferente. La pérdida por unidad de azúcar es tan considerable, que su ruina es inminente, y si no ha de hallar solución al probíema azucarero, lo mismo ha de importarle ir a la quiebra unos días antes El sostenimiento del estado presente ES imposible, como lo demuestra el citado cuadro primero. En la campaña de I9I2-I3 se han trabajado I.I8L957 toneladas de remolacha, y se han obtenido I54.9I3 de azúcar; que represen ta un rendimiento de I3, I por I00, excepcional por lo elevado. El precio oficial de la remolacha, fué de 40 pesetas por rno kilogramos, luego los rno kilogramos de azúcar han costado 30,53 pesetas. El impuesto de 35 pesetas por rno kilogramos da al azúcar un valor inicial de 65,53 pesetas. Por las condiciones de lucha encarnizada en que la remolacha ha sido recibida, la merma en la recepción no ha bajado en ninguna fábrica del 8 al I0 por I00, los que eleva el coste de la primera materia a 44 pesetas. Por esa misma competencia, los fabricantes han invadido para contratar, las zonas alejadas de sus fábricas, recibiendo todos remolacha aun en las mismas poblaciones donde otros tenían las suyas, viéndose obligados a satisfacer las 40 pesetas, más a cargar con los gastos de transporte que admitamos representan sólo una peseta por tonelada de trabaio total. El coste aproximado de los mil :kilogramos de raíz, ha sido el de 45 pesetas que da para los I00 kilogramos de azúcar un valor de 34,34 pesetas, y sumado al impuesto hace un coste inicial para el producto de 69,34 pesetas. El precio en venta durante mucho tiempo ha estado comprendido entre 70 y 75 pesetas los I00 kilogramos y aun admitiendo que estos precios sean libres de los descuentos comerciales, siendo el de partida 69,34 queda para los gastos de fabricación, amortizaciones, interés al capital , etc., una cantidad por I00 kilogramos comprendida entre o,66 y 5,66 pesetas. Con decir que sólo de carbón gasta el fabricante de 3 a 4 pesetas por cien kilogramos se comprende el beneficio que obtendría vendiendo a 70 pesetas lo que en el año más favorable para la fabricación le costaba sólo de primera materia, combustible e impuesto 73 como mínimum. Los terratenientes y cultivadores que suponiendo a sus bienes elevado valor, o trabajando rutinariament e, obtienen mucho interés


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del capital tierra, y fuerte beneficio al trabajo que ejecutan, deben convencerse que la continuación de la industria en este estado es imposible. Será lógico que el fabricante cuando gane, reduzca su interés, al prudencial que la naturaleza comprometida del negocio requiere, pero no es menos cierto que todos los interesados en la industria, han de contribuir al abaratamiento del azúcar, permitiendo beneficio al capital, que si muere y la industria desaparece, de nada servirá al terrateniente y al cultivador haberse obstinado en llevar la explotación agrícola por el camino que conduce al exagerado coste de la remolacha. ¡¡Cuánto más beneficio habría alcanzado el país y el labrador, si los cultivadores y propagandistas de campañas en ese sentido, hubiesen dedicado el tiempo a enseñar o hacer que se enseñara a los cultivadores a abtener de la tierra el fruto que un metódico trabajo proporciona!!

El valor que en la actualidad se asigna oficialmente, para el capital tierra, resulta pequeñísimo dado el interés que produce y como dicho capital aumenta constantemente de valor, pues gana siempre, falta la exposición que explicaría el coste actual de los arrendamien tos, resultando un negocio extraordinario la posesión de tierras laborables apropiadas al cultivo de la remolacha, muy superior a la riqueza urbana, que recargada de tributaciones, sufriendo por el tiempo y los descuidos, deterioros que obligan a hacer gastos y expuesta a infinitos peligros, es muy corriente no produzca nada más que un interés del 3 ó 4 por roo. En cambio, los terrenos que tanto ganan cuanto más se cultivan, si los cultivos están bien ordenados, que tanto suben de valor por los aumentos de vías y riegos, que en vez de exposición a deterioros tienen la casi seguridad de hallar mejoras, rinden 6-8-ro y más por roo, haciendo imposibles las industrias agrícolas. in poder precisar cuanto quisiera y dispuesto a rectificar todos los datos, establezco como valor medio a la hectárea 3.000 pesetas. El coste del arriendo en los que no establecen para ellos beneficiosos medianiles, oscila entre 200 y 300 pesetas, es decir, del 7 al ro por roo. Los que llevan participaciones en las cosechas mediante las más rarísimas combinaciones de indudable beneficio para el capitalista, hacen


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seguramente que el beneficio esté más cerca, si no rebasa al ro que al 6 por roo. Por este camino cuantos esfuerzos haya que hacer para abaratar la producción, se hacen imposibles por ser el colono y el pequeño propietario los que han de forzarla, y faltos de luces o de medios, casi siempre con sus trabajos mermados por el terrateniente y acosados a veces por la usura no están en condiciones de llevar los cultivos del modo necesarios .

No se comprende la imposibilidad de obtener de la producción de remolacha un rendimiento razonable que asegure buen interés al labrador y al propietario, si no perciben al menos la cantidad de 40 pesetas por mil kilogramos, nada más que teniendo planteada una explotación agrícola deficiente, pues la cifra indicada para precio de la dulce raíz, ni aun en sueños aparece en ninguno de los países azucareros cuya riqueza agrícola está bien organizada. Los valores 22-27 francos, r8 marcos, r9 coronas, permiten cultivar la remolacha en naciones que tanta importancia tiene la fabricación del azúcar y producen ocho, diez y más veces que nosotros, y así se explica que puedan fabricar con beneficio a 28-32 francos, y vender el azúcar de consumo a 65-70 pesetas roo kilogramos, incluídos los impuestos. Es corriente en Europa alcanzar un rendimiento medio de 35-40 y más toneladas de remolacha por hectárea; en Aragón no pasa de 22 a 24 y en algunas estadísticas de Aduanas, se señala corno media la cifra de 20 toneladas. Difícil es poseer datos precisos de cultivos para fijar el rendimiento por unidad de tierra. Los de las azucareras son de escaso valor, pues los cultivadores contratan con todas las fábricas y no siempre se ajusta a la realidad la cifra contratada. Sin embargo, dos de los años en que los fabricantes estuvieron unidos y hubo seña_ ladas zonas de cultivo, se obtuvieron rendimientos de 22-24 toneladas corno medias, habiendo zonas en que la cantidad superaba a las mejores esperanzas. La diferencia de 24 toneladas en España a 35 en el extranjero, explica claramente porque resulta cara la raíz en nuestra patria, siendo de lamentar que esa diferencia se sostenga y aumente por la disminución 2

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de rendimiento, como consecuencia de la repetición años seguidos del cultivo de la remolacha en los mismos terrenos. Necesitando sostener por lo menos la producción de r.200.000 toneladas y sabiendo que más de un r.000.000 procede de terrenos de regadío, se ve que el cultivo actual en esas condiciones exige 4.000 hect áreas, lo que da para la hectárea al rendimiento de 24 toneladas, un producto de 960 pesetas a 40 pesetas la tonelada. En el extranj ero, este mi roo cultivo 1inde 35 toneladas y como se paga a un precio medio de 27 pesetas (o francos o su equivalente en marcos), produce 945 peseta , francos, etc. por hectárea. En España tenemos, como se ve, una pérdida horrorosa, pues si cultiváramos n condiciones, con m enos tierra, obtendríamos el mismo o más producto y los beneficios serían positivos. Si llevamos a forzar la producción a 35 toneladas, el gasto del cultivo será poco mayor, pongamos un ro por rno del rendimiento que obtenía; a las 960 pesetas habría que umar 96 lo que exige elevar la producción a r.050 pesetas por hectárea y como esto puede conseguirse vendiendo a 30 pesetas resultaría que el labrador había tenido el mismo beneficio con 24 que con 35 toneladas, pudiendo dedicar a otro cultivo, el 50 por roo de la tierra que a remolacha tenía destinada y el beneficio en ést e, por pequeño que fue_ ra, seria valor a sumar al reportado en el cultivo de la raíz azucarada . Las IO pesetas de baja que se podría tener en la producción, llevaría a 25 peseta el coste de los rno kilogramos, de azúcar contra 33,33 en el caso de ser a 40 pesetas y los ocho céntimos por kilogramos unidos a la baja por pequeña que fuese del interés al capital tierra y a la que el Estado haría en el impuesto, permitirían un precio análogo al que tiene en el extranjero normalmente y la cifra de consumo y ele cultivo subirían. La primera condición esencial que necesitamos para forzar la producción por unidad de tierra, es el planteamiento de la rotación ele cosechas. Eligiendo éstas en armonía con las condiciones del t erreno y ele los mercados todos los cultivos serán remuneradores, por estar la producción equilibrada, pero repitiendo sin cesar el mismo vegetal en un terreno, sólo se consigue tener 20-22 toneladas ele remolacha por hectárea, ó I2-I3 cahíces ele trigo ó 20 de maíz como pro-


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medios, cuando por lo menos debieran elevarse en 50 por roo el rendimiento de todas las cosechas. Como la implantación de la rotación verdad, debe establecerse con vistas a fomentar el consumo del azúcar, es decir, a sostener la cifra de producción de remolacha, lo primero que precisa, es disponer de tierras laborables apropiadas a ese cultivo . Las condiciones climatológicas del país en general y de la producción remolachera en particular, obligan a cultivar en regadío la casi totalidad de esa raíz, pues a excepción de las pequeñas producciones en Vascongadas, Santander y Asturias, todo lo demás coincide con regiones en que es indispensable darle a la tierra la humedad apropiada, y necesitando de éstas, 40.000 hectáreas actualmente, y 34.000 el día que por un buen cultivo se obtengan 35 toHeladas por hectárea, se deduce que para poder implantar una rotación mínima de tres períodos, sería indispensable disponer al menos de 100.000 hectáreas de regadío para el cultivo de la remolacha. Al aumentar la producción por unidad _de tierra abaratando el cultivo y el azúcar, forzaremos el consumo para aproximarnos al de 200.000 toneladas, y aun rindiendo 35 toneladas por hectárea, necesitaríamos ampliar la zona regable hasta disponer de 150.000 hectáreas, dentro del perímetro pequeño que forman las regiones donde las fábricas se hallan instaladas, puesto que a todo trance, hay que economizar gastos de transportes en beneficio del precio del azúcar. Este aumento posible e imperioso en el cultivo, exige que se piense con detención en los medios hábiles y económicos de ampliar la extensión regable, ysu estudio y preparación no debe ser descuidada por los elementos directivos, pues la posibilidad de extenderle implica inmensos beneficios. El mayor ingreso del impuesto de azúcares por aumento de consumo, beneficia al Erario público; la rebaja del precio del azúcar por mejora de cultivo beneficia a todos, y la disminución del coste del arriendo, por falta de competencia para poseer parcelas regables, beneficia al agricultor, sin que el terrateniente deba quejarse de la merma en los ingresos, si obtiene del capital tierra, el interés que legalmente le corresponde, que seguramente será superior al que se merecen los que abandonan su explotación , en contra de toda ley


20 o

económica, causa eficiente del atraso y escasa producción de nuestra riqueza agrícola. Dos elementos más intervienen en la producción azucarera, y lo hacen de tal modo, que parece se han propuesto disminuirla o anularla, dada la forma especial con que miran tan importante riqueza agrícola. Son las grandes empresas de transportes y el Estado. Las primeras, hacen imposible toda explotación agrícola en España. Construídas las líneas con exceso de capital y organizadas cuando la riqueza pública era escasa, no se han preocupado de seguir paulatinamente avanzando en armonía con los progresos de nuestra industria, y se encuentran verdaderamente atropelladas, imposibilitadas de prestar servicios apropiados a las exigencias de la producción, por faltarles medios para hacer los transportes y las operaciones con siguientes, con la economía y rapidez que el desarrollo de la riqueza nacional exige . Como consecuencia, el tráfico sigue costando mucho, y las tarifas elevadísimas contribuyen al atraso industrial que no consiente el trabajo en condiciones económicas . En la relación entre las Compañías y la Industria Azucarera salta a la vista su influencia negativa para el abaratamiento del azúcar. ecesita la fabricación de este producto un promedio de I2 por roo de combustible, de la cantidad de remolacha en trabajo, es decir, que en la campaña última emplearon las azucareras I50.ooo toneladas de hulla de 7.000 calorías o su equivalencia en carbones inferiores. Toda esa cantidad, hay que transportarla por ferrocarril, pues las fábricas en su casi totalidad están situadas en el interior. El precio del transporte del combustible, llega a ser el I33 por roo del coste del mismo, cifra económicamente intolerable. La región Andaluza, encuentra ventajas en el empleo de carbones ingleses, y a ellos acude de preferencia, mas en las i:_estantes, alejadas del mar, no hay más remedio que consumirlos del país con enorme recargo por transporte . El precio medio de la hulla Asturiana conveniente al trabajo de las Azucareras es el de I8-19 pesetas por I.ooo kilogramos sobre vagon origen y en Zaragoza alcanza el de 42-43 pesetas por ser de 24, el cost e medio del transporte de la tonelada. En las regiones Europeas donde la industria está bien organizada


21

o

cuesta el combustible 25 francos dicha unidad, sea cual fuere el punto de destino, incluso los transportes, y a ese precio se calculan los gastos para cualquier proyecto industrial que se formule. En estas condiciones ¿es posible intentar la exportación de nuestro azúcar, compitiendo con los demás países azucareros, si hemos visto que la materia prima aparece recargada en 50 por roo y el aumento en el principal auxiliar de la fabricación, el combustible, rebasa del 60 por roo? Del Estado ¿qué podríamos decir que no conozcan todos los industriales? ¿Se puede asegurar que nuestros hacendistas se hayan ocupad.o alguna vez de estudiar la' riqueza verdad de la nación para fijar su potencia contributiva? Pasemos la vista por la relación de ministros de Hacienda que ha habido en medio siglo (seguramente más de uno por año), y se comprenderá que no es posible que hayan tenido tiempo de enterarse del estado de nuestra producción. Ligados únicamente al Ministerio por afinidades políticas, las más de las veces sin haber hecho una preparación previa del asunto, se preocupan sólo de forzar los ingresos para igualar-si igualan-a los gastos, y como las perentorias atenciones del Estado, obligan a cumplir los conpronisos, establecen o aumentan los impuestos según la facilidad de recaudarlos, sin tener en cuenta cuál podrá ser la inmediata consecuencia de un tributo en tal forma establecido . Esto precisamente ha ocurrido con los azúcares. Perdidas las colonias y rescindidos los conciertos celebrados con los fabricantes que existían en 1898, era necesario modificar la tributación para hacerla algo equitativa, estableciéndose reglas provisionales hasta que las Cortes aprobaron el proyecto de ley, presentado en Junio de 1899, que fijó en 25 pesetas el impuesto de los roo kilogramos de azúcar, en las condiciones establecidas en el reglamento de 2 de Enero de rgoo. El cuadro núm. III demm.stra los ingresos que el Estado obtuvo desde 1900 hasta r9r2 en la adi;ninistración del impuesto de azúcares. El aumento de cargas del Erario, hizo preciso reforzar los ingresos¡ y como era natural, los hacendistas fijaron su atención en los impuestos establecidos y mejor recaudados y en :i:907 propusieron la elevación del impuesto de azúcares a 50 pesetas los roo kilogramos, quedando reducido a 35 y dando a la industria como solución a la grave cri-


22 o si de sobreproducción que ya existió, la llamada Ley Osma que to-

dos conocemos . El ingreso que el Tesoro Público obtenía, siempre en constante aumento, convidaba a recargar aún más este hibuto, y al derogar la ley de I907 se trató de elevar hasta 50 las 35 pesetas que pagaba, no consiguiéndolo por la ruda oposición que dentro y fuera de las Cortes se hizo. En la marcha de la Administración pública, este hecho es muy corriente. Si mientras el impuesto fué de 25 pesetas se recaudaron hasta 26.000 .000; elevándole a 50 pesetas seguramente se recaudarán más de 50 millones, según los hacendistas que gastamos, que no tienen presente que tanto va el cántaro a la fuente que ..... Ni el fracaso de la tributación Osma sobre alcoholes les sirve de

: I',

escarmiento . Tan rutinario y antipatriótico procedimiento, conduce a números tan vergonzosos, económicamente hablando, como los contenidos en la última columna del estado núm. III, en la que, la relación entre el impuesto y el ficticio valor oficial de venta del azúcar, se aproxima hasta el 50 por IOO . Este sistema no tiene nada más que un país que nos imite o nos preceda a la vez que nos aventaja. La bella Italia tiene establecido un impuesto de 70 liras por IOO kilogramos, lo que da al azúcar en el mercado un valor de I,50 el kilo. Esta cifra indica que a la mayor parte del pueblo italiano se prohibe el consumo de azúcar. Los restantes países europeos, procediendo en inverso sentido, consiguieron el aumento de consumo rebajando el impuesto. Si los administradores de la riqueza nacional establecieran para cada una de las fuentes de ingreso el canon mínimo con que habrían de contribuir a las cargas del Estado, teniendo en cuenta para calcularle el valor del producto, la necesidad de fabricarle, su influencia general en la riqueza, su eficacia social, etc., etc., no cometiendo el gran desatino de gravar con exceso lQs que es impescindible para la vida, seguramente habría mayor recaudación para el Estado . Procediendo así con el azúcar y llevando el impuesto a un valor prudencial, no es aventurado admitir que en poco tiempo, por el aumento de consumo se rebasaría la cifra actual. Pero aunqu e esto en absoluto no sucediera ¿dejaría de representar


23 o un aumento de riqueza en la nación, la extensión del cultivo, con todas 1as consecuencias del aumento de potencia contributiva de los elementos que en la Industria Azucarera toman parte? Otro punto interesante y manoseado de las relaciones entre el Estado y la Industria azucarera, es la pers·e cución de la venta y empleo de los edulcorantes artificiales prohibidos por la Legislación Sanitaria. Aunque no fueran tan perjudiciales como la higiene indica, resulta positivo que constituyen un fraude en la economía animal, por no poseer las funciones de los hidratos de carbono, y representar a la vez una merma de nuestra producción agrícola, dado su gran poder edulcorante (300-500 más veces que el azúcar). La aplicación de las medidas sanitarias, debe ser tan enérgica, que en poco tiempo desaparezca el arraigado hábito del fraude, y sofisticación de alimentos y bebidas, que por desgracia en nuestra Patria existe en mayor intensidad que P,n otras partes, imitando a la democrática Inglaterra, que no ~olera ni el más pequeño viso de adulteración o impureza en los artículos de primera necesidad para la vida. Seguramente que en nuestra Patria se habrá legislado sobre el asunto, tanto o más que en Inglaterra pero ..... no será muy difícil hallar alimentos o bebidas ... que en Inglaterra estarían recogidos y los autores fuertemente castigados . Doy por terminado cuanto puedo exponer en este a unto, dado e1 escaso tiempo disponible y la dificultad de adquirir datos, resumiendo lo dicho en las siguientes conclu iones que a tan esclarecida asamblea presento, como base de discusión, pero antes de exponerlas creo un deber de conciencia, rendir público tributo a uno de los hombres de ciencia que más contribuyeron al desarrollo en Aragón de la Industria Azucarera. Cuando estas cuartillas emborrono, llega hasta mí la noticia del fallecimiento del que fué insigne Agrónomo el Excmo. Sr. D. Manuel Rodríguez Ayuso . Cuanto de su ilustre personalidad quisiera decir, sería pálido ante la magnitud que su haber representa, e imposibilitado de hacer un apunt e biográfico, por falta de tiempo, de aptitudes y elatos, me li-


24 o

mito a recordar que Rodríguez Ayuso fué el punto inicial del actual movimiento agrícola e industrial de Zaragoza. Sus esfuerzos se encaminaron a hacer de Aragón un emporio de riqueza agraria, transformando su agricultura, y fundando o contribuyendo a la formación de las actuales industrias agríoclas. Su obra, ha sido transcendental, correspondiendo a la inmensa labor efectuada; su nombre será orgullo del Cuerpo de Ingenieros Agrónomos; su recuerdo ... .. La tumba fría donde moran sus restos, no ha recibido ni una sencilla flor de Zaragoza. Casi seguramente desconoce la masa labradora la muerte del meritísimo maestro ..... Si en lugar de crear hubiera destruído; si en vez de un gran patriota hubiera sido deshonra de su patria, quizá su nombre atronara los espacios y su efigie en todas partes figurara . Descansa en paz, Agricultor insigne, y desde la inmensa altura donde tu alma se halla, al contemplar tu obra en esta tierra, pide a Dios por la prosperidad de nuestra Patria.

INDUSTRIA DEL AZUCAR La industria azucarera representa en las naciones agrícolas una fuente de riqueza importantísima y tiene un valor económico y social de tal transcendencia que se hace indispensable su sost enimiento y expansión. Para conseguirlo, hay que poner en práctica medios totalmente opuestos a los que algunos preconizan actualmente o e jecutaron con anterioridad; lo que significa que es indispensable sostener y fomentar la producción y por lo tanto el cultivo, sobre todo de la remolacha, buscando sustituyentes a la cada vez menor producción de caña que no desequilibren la riqueza agrícola de las zonas dedicadas al cultivo de tan dulce gramínea, aunándose los esfuerzos de los elementos constitutivos de la industria-agricultor-fabricante-obrero-empresas de transportes y Estado-en vez de considerarse o ser considerados como opuestos, pues por inter 's los unos, por obligación los otros y por patriotismo todos, deben intervenir para salvar la industria azucarera de la gravísima crisis que atraviesa.


25 o Para llegar al sostenimiento mínimo de la cifra actual de producción, y procurar el aumento progresivo que lógicamente debe experimentar se necesita: La ampliación de la zona regable para dedica1' al cultivo de I. 0 la remolacha un mínimum de Ioo.ooo hectáreas, con lo cual se conseguirá: a) Asegurar el grado de humedad necesario al cultivo, índispensable en casi todas las regiones españolas en que la remolacha se cultiva. b) Establecer rotaciones de cosechas, que eviten la casi necesidad actual de repetir el cultivo de la remolacha en un mismo terreno, en contra de los buenos principios agronómicos y cuyo inmediato resultado, será el aumento de rendimiento por unidad de tierra, haciendo posible la reducción del precio, hasta aproximarse al que alcanza en los demás países azucareros. c) Rebajar el coste del terreno dedicado a este cultivo, porque siendo grande la extensión regable, cesará la competencia que hoy existe para poseer parcelas apropiadas al cultivo de la remolacha, contribuyendo de este modo el terrateniente al abaratamiento de la primera materia. z. 0 Disminución del precio del azúcar para aumentar el consumo y procurar hacer posible la exportación, con lo que se forzará el cultivo de las plantas azucareras, para lo cital se hace preciso: a) Rebajar el precio de la primera materia, según se ha establecido en los apartados b y c de la conclusión primera. b) Rebaja por el Estado del impuesto que grava los azúcares para el consumo interior, hasta un límite prudencial y armónico entre los intereses del Erario y el valor que debe alcanzar un artículo de primera necesidad. c) Disminución del fabuloso coste de los transportes, que imposibilita la mayor partE' de las industrias y supera con frecuencia, al valor de la materia transportada (Ejemplo: los combustibles). 3. 0 Persecución de la venta y empleo de los edulcorantes artificiales prohibidos por la legislación sanitaria, aplicando con rapidez penalidad subida, legislando si es preciso en condiciones tan claras y terminantes que no sea posible para imponer las penas, interpretar


26 o

la legislación. evitando que con esto quede impune lo que es no sólo un peligro para la salud y un fraude al Era1'-io, sino un atentado a la riqueza pública: Cuadro núm. 1

FABRICACION DE AZUCAR DE REMOLACHA DURANTE LAS CAMPABAS

CAMPAÑAS

RemolaPrecio Valor apro- Azúcar cha aproxima- ximado obtenido trabajada do Pesetas Toneladas Toneladas (1)

Rendimiento

-

%

Precio medio

-

Ptas. %

Valor total incluido impuesto

(2)

-----

1900-01

709600

?

?

638 15

8.99

?

?

1901-02

553336

?

?

51263

9.26

?

?

1902-03

670700

37'5

25151000

71-±72

10.65

100.6

7150'l00

1903-04

43500

40

33736000

!:15207

11.2

105

99960000

1904-05

639316

40

25573000

70829

11.08

107

75756000

1905-06

678000

40

27120000

75997

11.20

105

79800000

1906-07

703000

40

28120000

80262

11.41

99

79200000

1907-08

978000

40

39120000 113917

11.64

105

119700000

llü

114140000

1908-09

882000

40

32800000

98459

11.17

1909-10

666700

40

26700000

86147

12.92

118

101480000

1910-11

483427

40

19300000

62363

12.90

116

71920000

1911-12

791829

35

27720000

93313

11.78

98

91140000

1912-13 1181957

40

47300000 154913

13.10

97

150350000

(1) Como se indica, son valores aproximados. (2) Estos precios están tomados de las memorias de la Dirección General de Aduanas y son valores medios de sus cifras.


27

o

Cuadro núm. 1 b i s

FABRICACION DE AZUCAR DE CAÑ'A DURANTE LOS AÑ'OS

A

Val or total con impuesto

A zúca r obteni do

Rendimien-

P recio

T oneladas

Val or a¡1roximado ( 1)

Tone l adas

to %

medio

1900

356000

12 100000

134;i48

!1,70

H/01

295000

11000000

2800:)

9,47

?

101

17[50000

105,4

22848000

xtos

Caña t rabaj ada

-

-

?

1902

226000

7700000

17000

7,50

1903

205000

7000000

21676

10,50

l!J04

261000

9000000

22175

8,49

111

24614000

1905

309000

10500000

28820

9,32

103

:286 '5000

1906

185000

6ñ00000

17522

8,4:í

9 ,8

15541000 17228000

1907

205000

7000000

16092

7,83

107

190

127000

4500000

14057

11,03

116

16356000

1D09

251000

500000

21670

8,62

119

25 23000

1910

188000

6500000

20300

10,76

117

23750000

1911

2340()0

8000000

20295

8,66

IH12

151000

5500000

16175

10,67

9

1913

139000

4726000

12087

(2)

?

99,5 ,7

ººº

2019 15~89000 ?

(1) Sin m edios, dada la premura con que se ejecuta este t rabajo, p ara adquirir datos respecto a la fabricación de caña, h e d ado a la tonela da de esta m ateria el valor de 34 pesetas, por tener algún dato numérico que no r esulte en ningún sentido ex agerado. (2) No puede precisarse por estar recién terminada la zafr a o a punto de concluir restando por turbinar b ajos productos. (3) Estos precios están tomados de las memorias de la Dirección de Ad uanas y son valores medios de sus cifra s.


29 o

.

28 o

Cuadr o

c,ú n-,.11

en cada re ión o pro1Jincia desde la campaña de 1904-05 a la de 1912-13 ambas inclusiNúmero de fábricas de Azúcar de Remolacha que funcionaron \Je ? cantidad de Remolacha que trabajaron en toneladas.

11 CAMPAHAS Fábs.

Asturias

Aragón

Andalucía

Alava

6alicia

Cataluña

RemoRemoRemo- Fábs. Remo- Fábs. Remo- F~bs. Remo- Fábs. lacha Fábs. lacha lacha lacha lacha lacha

- - - -- - -- - -- - -- 5271

13

265000 5

1904-05 ...

1

H.105-06 ...

1

1906-07 .. .

1

11500 10 187000 6 5000 11 243000 7

1907-08 ...

1

14500

1908-09 ...

1

15000

1909-10 ...

1

3000

13

1910-11 . ..

1

3388

1911-12 ...

1

17000

111912-13 ...

1

36000

]2 276000

8

Havarra

<2>

Remo-

Palen~ia

Santander

RemoRemoFábs. lacha lach a

1

12160

2

37000

2

53500

1

9900

1

10400

--

Fábs . lacha

Fábs.

1

31000

200000 3

40000

1

15000

1

12660

2

51000

2

71000

1

15850

1

i 10987

3

21000

1

17000

1

18000

2

60000

2

60000

1

16000

1

8700

355005

3

57000

1

t6(100

1

23000

Valladolid <1> \I

2

81500

2

77000

1

14500

1 114000 1 16000

1

18000

1

28000

1

1

21500

13000

1

18500

1

13000

1

:J0000

1 ¡ 16000

1

16000

1

22800

2

50000

2

68000

1

18000

1

1100

2

38000

2

49000

1092

1

15000

1

23600

tl00

1

1500

2

63000

2

35500

~1 1

626

1

1

30000

1

9400

1

10000

1

51500

2

68600

1

5500

1

~ººº 14000

1

37000

1

26500

1

15000

2

82000

2

118000

1

14000

1

14500

l

350001

265000 2

32000

1

18000

298000 6

230000 2

2886

1

1582

15 162000 7

172000 2

4500

1

13 283000

7

260000 3

29000

11 321000

9

467000

3

51000

1

3000 1

(1) Hasta las campaña de 1908-9 que se estableció el convenio entre los fabricante\

s Azucareras de Madrid y Valladolid, adquirían remolacha en Aragón. En 1912-13 la de

Madrid ta.mbién contrató en Aragón. Estas Azucareras de Soria y Nava,rra, por su situación topográfica y constitució1 bcial (las de Navarra) trabajan también remolacha de Aragón.

(2)

"' 1

i

¡

.

<2>

-- - - -- -- -- - -- - - -- - - -- ,_

38000

220000

Saria

RemoRemoRemoRemoFábs. Fábs. Fábs. lacha lacha lacha lacha

ábs.

4

145000

6

12 355000

Madrid <1>

león

'

:,


30 o

31 Cuadro

o

núrn. 111

Producción, consumo, stock, 1Jalor del azúcar en 1Jenta V del mpuesto especial recaudado durante los años naturales de

rAÑOS

Azúcar producido Toneladas

PRECIO Valor en Pesetas por IOO kigmos. incluido impuesto (2)

Azúcar salido a consumo Toneladas

Stock

Valor en Pesetas incluido impuesto

- - - - - -1 -- - - - - 1 1 - - - -1 - - - - - - - - - - - - - - - -

Toneladas 1

-

RECAUDACIÓN

Valor en Pesetas

Impuesto

incluso impuesto

por% kilog.

- - -1 - - - - - - - - 1- - --

Tesoro

Relación del impuesto al valor%

Navarra

- 1 - - - - -- - - -- - - - -- - - -

1900........ .

!14743

000.0

?

84594

?

52471

25

12541053

?

HlOl. ... . ... .

47623

000.0

?

84671

?

50196

»

19332608

?

1902.. ...... .

84474

100 6

, 9542440

87690

92951400

47741

50605-160

»

21680206

25

1903 . ... .. .. .

116743

105

1225 0150

95940

100737000

70977

,4525850

»

23376495

23.8

1904.... . ... .

100912

108

108984960

88239

95302120

81442

87957360

»

22658388

23

2356+M2

24 25.2

1905 ........ .

977P3

104

101694320

96472

100330880

76278

79329120

»

1906 .... . ... .

97234

99

()6261660

105975

104915250

73546

7-2810540

»

26168990

1907 ....... . .

111065

106

117728900

102571

108725260

84873

89965380

2669G711

410407

33

1908.. ... .. . .

122340

116

141914400

96472

111907520

106749

123828840

\25 (3) )35

32358891

448626

31

1909........ .

107600

118

126968000

94267

111235060

115184

135917120

35

33763844

255672

1910........ .

91365

1m

105983400

120247

139486520

94916

110102560

35

38893806

714327

31

1611.. . . . . . . .

106424

98

104295520

117693

115335140

83427

81758460

35

41722889

554905

35.8

1912. . . . . . . . .

154950

97

150305500

130849

126923530

107356

104135320 -.

35

41665607

62817L

36.0

1 1913. . . . . . . . .

(1) 53000

80

42400000

?

?

?

1,

20.6

43~

(1) Esta cifra corresponde al azúcar de remolacha envasada hasta 31 de Marzo Ya e caña hasta 30 de Junio. (2) Estos precios están tomados de las memorias de la Dirección General de Adua as, en las que no figuran los de los años 1900 y 1901 ni la de 1913, aun no publicada. (3) En este año se aprobó la llamada Ley Osma que elevó a 35 pesetas el impuesl obre el azúcar.

.

11

1


32 o Cuadro

.

33 o

v

núm. IV

tlzúcar de Remolacha-en toneladas-v rendimiento por cien de prime ra hate ria obtenida en las distintas regiones o pro1Jincias desde la campaña de 1904-05 hasta la de 1912-13 inclusi\7e . Alava CAMPAÑAS

6alicia

Madrid

león

Azúcar Rent. 0 Azúcar Rent, 0 Azú car Rent. 0 Azúcar Rent° AzúcH Rent. 0 Azúcar Rent. 0

- -- -- -- - - -- -

11

Cataluña

Asturias

Aragón

Andalucía

Navarra

Soria

Valla~

zúcar Rent. 0 Azúcar Rent. 0 Azúcar Rent.• Azúcar Rent. 0 Azúcar Rent. 0 Azúcar Rent. 0 Azúcar Rent. 0

-- -- -- -- - -

- -- -- - - -

- - -- -

12.4

10.5

2130

1292

1990

12.5

1096

10.0 1978

12.3 3325

11.8

1654

10.3

1164

13.3 1678

12.9

2835

13.1

707

:i.3.4 30820 11.6 16416 11.3

4625 12 1

2839

91

1307

10.7

3711 10.1

6503 12.1

1038

1905 06 ...

1512

13.1 23876 12 .3 25183 12.6

3400

1486

9.9

1569

12.4

5760 11.2

S743 12.3

1

-- -- -- -- -

10.5

1904-05 . ..

85

Santander

Palencia

1481

11.8

1906-07 ...

597

ll.9 24446 10.0 27856 12.6

2460 11 7

1761 10.3

1942

10.8

6335 10.5

7619 12.7

1907-08 . . .

1827

12.5 29278 10.6 43805 13.1

5709

9.9

1564

98

2330

101

9108 11.2

1(1245 13.3

1599

11.0

1966

10.6

1630

12.5

3851

12 8

1908-09 ...

1738

13.3 38483 10.8 29783 11.2

3253

10.1

1749

9.7

24S0

10.9

5789 11.5

8009 118

149

?

1637

9.1

2017

12.6

2092

13 O

1909-10 . ..

417

13 9 37249 12.5 30972 13.4

511

?

171 10.7

294

?

4593 12.0

6541

13.3

402

?

1964

13.0

3027

12.9

1910-11 ...

472

13.9 18519 11.4 24280 14.1

568 12.6

112 10.2

214

14 O

8296 131

4686 13.3

123

?

1156

12.8

3934

1911-12 ...

2162

12.7 33777 11.9 31270 12.0

2857

99

1156 12.2

11343

13.4

5698 11.0

7825 11.5

487

9.6

2016

14 4

4721

13.1 1 12.8

111912-13 ...

4979

13.8 36220 11.3 66083 14.1

6215 12.2

3123 11.8

2095

13.7 10461 12.7

17230 14.6

1700

12.1

2035

14.0

4747

13.51

271

9

· Los rendimientos señalados con el signo ? no se especifican por ser erróneos, debi os seguramente a aprovechamientos de resíduos de campañas anteriores que, sumados a la cifra pequeñísima de la campaña efectuada, dan un tanto por ciento inadmisible.

~

1

30

1


34

o INDUSTRIA DEL ALCOHOL

El deseo de corresponder a la inmerecida invitación de esta Asamblea me hizo aceptar el honroso cargo de ponente de esta industria con la que no me ha ligado hasta la fecha relación alguna, desconociéndola en su aspecto íntimo, tan necesario para ocuparse de ella. Acordada la celebración del Congreso, en la época más ~ifícil para encargar trabajos, ha sido necesario proceder con rapidez a prepararlos, siendo esto la cau a de que no haya podido figurar firmando la presente ponencia una persona inteligente y práctica, por lo que aparecen las conclusiones desprovistas de autoridad, siendo simplemente ideas personales, nacidas de criterio particular que tengo del asunto, tal vez influenciado por lucubraciones teóricas desprovistas de realidad. Imposibilitado de adquirir los datos precisos para documentarlas, por la falta de tiempo y la dificultad de encontrar estadísticas apropiadas, me limito a exponer en las siguientes páginas cuatro ideas acerca de la razón en formular las conclusiones, que sólo se encaminan a que los interesados en el asunto expongan con el sano y claro criterio que caracteriza a los congresistas, cuanto conduzca a la formación de una industria potente y productiva para los que en ella intervienen desde el cultivador hasta el Estado.

La fabricación del Alcohol es actualmente en los países en que está bien organ izada la riqueza agrícola, una explotación que aprovecha los resíduos de otras industrias, o cultiva primeras materias apropiadas, en terrenos de humedad suficiente, natural o adquirida por los riegos. Durante !_argos años en nuestra Patria ha partido de un producto antieconómico-el vino-siendo preciso que la naturaleza, siempre sabia, se encargara de destruir la riqueza vitícola, para que la fabricación del llamado alcohol industrial tomase el incremento que en el último decenio ha conseguido.


35 o

'

Todos los interesados en la vinicultura, han luchado en los períodos de superproducción, porque el Estado fijase un régimen diferencial entre el impuesto que gravaba los alcoholes llamados vínicos y los alcoholes industriales y las campañas que en este sentido se hicieron siempre, encontraron eco en las esferas oficiales, porque representaban un movimiento de opinión de las empobrecidas regiones vitícolas. Si este movimiento, lesivo para la industria y el Estado, hubiera reconocido como base única el desequilibrio entre la prodµcción vinícola y el consumo, hubiera sido aceptable de momento, pero obedeciendo unas veces a la necesidad de quemar vinos, alterados en el período de la segunda fermentación por deficiencias de origen, y otras a la falta de condiciones- marca-y siempre al afán de los españoles de imitar a los demás, si en sus negocios van pujantes, resulta antieconómico proteger una industria con perjuicio de otras explotaciones tan lógicas y aun más ligadas a la riqueza nacional. Nadie ignora el origen de la superproducción vinícola, y el escaso partido que se obtuvo del exceso del cultivo de la vid, del mismo modo que todos conocemos la imposibilidad de competir en precio , y a veces en pureza, el alcohol fabricado con el vino con el procedente de otros productos agrícolas. Pero salta a la vista que teniendo el 'v ino aplicación directa y representando los cultivos de plantas feculentas o azucaradas, una riqueza agronómica inmensa, con resultados económicos más importantes que los debidos a la fabricación del alcohol de vino, debe disminuir o desaparecer .esta industria, para dar paso a la que emplea resíduos o aprovecha cultivos de mayor rendimiento. Los pocos datos que he podido adquirir bastan a evidenciarlo. Suponiendo que los terrenos dedicados al cultivo de la vid, no puedan tener otra aplicación agrícola productiva, e lógico extender las plantaciones, para evitar que esté el terreno inculto. En estas condiciones pudiera existir la superproducción en tal escala que ni bien fabricados fuera posible colocar los ·vinos ni en los mei-cados interiores y exteriores que con gran interés procurarían alcanzar nuestros Gobiernos, y aunque creo difícil que todas estas circunstancias puedan tener lugar, admito la necesidad de aplicar la superproducción a fabricar alcohol y de establecer margen diferencial.


36 o

¿Pero todos los terrenos dedicados al cultivo de la vid, no pueden producir otra cosa de igual o mayor rendimiento? Suponiendo que no se hayan dedicado a la actual repoblación, como se hizo anteriormente, extensiones regables, ¿es que todos los terrenos de secano donde actualmente se cultiva están imposibilitados de convertirse en regadío para dar productos de superior valor que dan las vides cuyo fruto termina en la caldera del alambique? Cuando se demuestre la imposibilidad de dedicar esos terrenos a otra cosa, consideraremos como mal menor)a destilación de los vinos, de lo contrario como demostraré a continuación, seguiré opinando que es antieconómico. Según datos obtenidos de un vinicultor y a la vez viticultor y fabricante de alcoholes vínicos, las vides cultivadas en secano, dan actualmente 3.000 kilogramos de uva por hectárea; como la repoblación está reciente, aumentará y es de presumir que dentro de algunos años se encuentren en plena producción, alcanzando cifras mayores. Sea en término medio 4.500 kilogramos, a la hectárea correspondiendo a las cifras, por lo visto corrientes en la viticultura de que r.ooo cepas dan I8 cargas (r.800 kilogramos), pues una hectárea contiene 2 .500 cepas, que proporcionarían 45 cargas. De cada carga, se obtiene un alquez o IZO litros de vino y las 45 cargas, darían para la hectáre¡3.; una cantidad de vino de 5-400 litros de ISº alcohólicos. Si la vid se cultiva en regadío, aumenta la producción de uva, pero la riqueza alcohólica del vino es menor, viniendo a compensarse próxima mente, para los efectos de la destilación. Destilado el vino y admitido que todo su alcohol es d( buen gusto, supondremos, y sólo como tal suposición es admisible , para no complicar con ·datos nuevos, que se obtiene el IS por IOO de alcohol corriente 94-96 G. L., luego los 5.400 litros de vino darían 8IO litros de alcohol. Si ese terreno se cultiva en regadío y se destina también a fabricar alcohol, podrá dar remolacha, algún tubérculo (patata o pataca) o un cereal aprovechable, haciéndose posible alguna rotación con dos de estos cultivos y algún otro de aplicación distinta. Supongamos de momento que le destinamos a remolacha. A pesar del escaso producto que en España se consigue por unidad de tierra,


37

o

se obtendrá un término medio de 22 a 24 toneladas. La riqueza variable nos va a permitir tomar como cifra media de azúcar alcoholizable I4,6 por IOO ósea I46 por 22 igual 3 .2I2 kilogramos de azúcar, que a 58-60 litros de alcohol por IOO de azúcar, representa un mínimum de I.800 litros de alcohol por hectárea. Asignemos al alcohol un valor cualquiera, una peseta litro. La hectárea de cultivo de vid produce en alcohol de vino 800 pesetas contra I .800 la misma extensión de cultivo de remolacha. Se objetará que la vid deja el orujo aprovechable y los productos tartáricos, pero también la remolacha deja la pulpa, y las vinazas utilizables para productos amoniacales y potásicos, cuyo valor tampoco es despreciable. Estas cifras dan a simple vista las ventajas de fabricar 'a lcohol industrial, sin contar la inmensa que representa el cultivo de las plantas anuales, sobre las permanentes. Fijémonos en los demás cultivos para alcohol. La patata, empleando variedades especialmente seleccionadas para esto, da hasta 60.000 kilogramos por hectárea. Dejándola en 45.500, al 20 por IOO de fécula ó I2 por IOO de alcohol (calculo un rendimiento de 60 por rno de lamateria amilácea) da en la hectárea 5.400 litros de alcohol. De suponer es que nuestro cultivo se reduciría más, pero aun llegando a 22,5 toneladas, ·que ya es bajar, daría 2.700 litros de alcohol. La pataca o topinambur, menos útil, dará 30 toneladas a la hectárea a I4 por IOO de materia amilácea, o sea 8 por IOO, por lo menos 2-400 litros de este líquido. De los anteriores datos se deduce, por errores que en ellos haya, que es necesario pedir margen diferencial para el alcohol de vino, protección que como la mayor parte de las que en la industria se establecen, restringen la riqueza, son una rémora para el progreso y lesionan los intereses del Erario. Los dos estados finales de este trabajo, entresacados de los datos que contienen las Memorias de la Dirección general de Aduanas, ponen de manifiesto las variaciones de las' primeras materias empleadas en la industria y la recaudación de varios años. Recordando, fechas, se ve coincidir con las pérdidas vitícolas, la disminución del vino destilado, subiendo paralelamente a ella, el empleo de otras materias dedicadas a la llamada fabricación del Alcohol Industrial. Si se elimina la partida de orujos, única dependiente de la vinicultura que


38

o

debiera figurar en el estado, los demás representan un .alivio verdad para otras industrias, ·como la azucarera, y si de momento no lo son para la Agricultura, débese a que en España se cultiva mal y caro, haciéndose preciso importar las primeras materias feculentas con detrimento de la riqueza agraria, que debiera y no puede proporcionarlas, constituyendo sin embargo un beneficio para el industrial y para el Estado. La lectura de dichas Memorias de la Dirección de Aduanas, pone de manifiesto cuanto digo respecto al origen del alcohol. Se puede resumir diciendo que es imposible fijar ni aproximadamente cifra de ingresos para la tributación de alcoholes, porque si la cosecha de vino es grande, como hay que destilarla, baja el alcohol industrial fabricado, por tener el de vino un impuesto inferior, y claro es, que cuanto más alcohol vínico se produzca, como circula más barato, tanto menor es el rendimiento del tributo, sin contar que cuando el vino abunda, sufre el Erario importante fraude por la dificultad de perseguir la pequeña fabricación clandestina, que facilita por ser muy numerosa, fuelies dosis de líquidos alcohólicos que no satisfacen tributación alguna. Esta pérdida, ocasionada por la destilación de vino, tiene socialmente otra desventaja. El margen protector de una palie y de otra el inevitable contrabando de productos alcohólicos deficientemente elaborados, facilitan el consumo del alcohol, en perjuicio en general, pues ayudan al sostenimiento del terrible azote social del alcoholismo, tanto más grave, cuanto más impuros son los líquidos alcohólicos consumidos. Por lo dicho se comprende que cuanto se haga para desterrar la destilación del vino, será un beneficio real para la patria, debiendo procurar el cultivo de vegetales azucarados y feculentos, que convenientemente escalonados permitirán un trabajo intensivo, beneficioso para la Industria y la Agricultura, llegando al establecimiento de racionales rotaciones de cosechas, en armonía con las condiciones económicas del país, climatológicas de la región, y sanos principios agronómicos. La explotación agrícola así establecida, representaría para el cultivador el medio de obtener un interés remunerador al capital empleado en el cultivo y para el obrero la eguridad de hallar tra-


39

o

bajo, solucionánd6se un problema ocial importantísimo que contribuirá a evitar la emigración facilitando brazos para la e xpansión de la riqueza agrícola. Mas esto exige en casi toda España, la preparación de zonas aptas a intensa producción agrícola, y como a excepción de la región Cantábrica que posee en su mayor parte suficiente grado de humedad natu ral, las restantes carecen de lo que es a veces más indispensable para su limitada producción, se hace preciso la construcción de obras hidráulicas, económicas y de resultado~ positivos, previo el estudio concienzudo que tan costosos medios requieren, con lo cual, el cultivo de plantas para la industria del alcohol lo mismo que se dijo para el azúcar, alcanzará un esplendor extraordinario, y ambas industrias hermanas, se desanollarán dentro de un ambiente económico tan natural, que no es difícil augurarlas un porvenir halagüeño y un desanollo tan grande como la riqueza nacional requiere.

Las ense ñanzas obtenidas de la fabricación del alcohol en · el último decenio demuestran que los intereses del Erario público cpinci-den precisamente con el desarrollo de la fabricación del alcohol in dustrial, y éste co~ el cultivo de vegetales distintos de la vid (que no sólo compiten económicamente con ella, sino que permiten asegurar el empleo de alcoholes de pureza extraordinaria, condiciones que difícilmente concurren en parte del alcohol vínico consumido, demostrándose la superioridad económica de aquéllos, por la necesidad de establecer un margen diferencial en favor del llamado alcohol vínico. Entre los vegetales que se aplican a la fabricación del alcohol, los hay cosechables en épocas distintas y cultivables en los terrenos má diversos (remolacha, patata, pataca, maíz, etc.) , lo que implica un trabajo intensivo para la industria y para la producción ágraria, demostrándose con ello la ventaja que reportará el empleo y generalización de dichos vegetales, no sólo porque proporciona un mayor rendimiento a la tierra, sino porque facilitan el trabajo agrícola, y resuelve en las regiones industriales el problema de la emigración.


40 o

Como dichos cultivos no son posibles en la generalidad de las regiones españolas, sino proporcionando artificialmente a la tierra ~l grado de humedad que necesitan, se comprende la íntima relación que debe existir entre la zona regable y la fabricación del alcohol, por lo cual se hace necesario para el desan-ollo de esta industria: r. 0 El fomento de las obras hidráulicas que extendiendo la zona regable, permitan el cultivo económico de vegetales azucara.dos o f eculentos prop1:os para la fabricación del alcohol, 2, 0 La disminución gradual de la destilación del vino, hasta conseguir su total supresión, para lo cual es indispensable: a) Organizar la repoblación de viñedos limitándolo a lo que económicamente se precise, dedicando a ello terrenos apropiados en los que no sean posibles otros cultivos agronómicamente más productivos. b) Estimular la fabricación del vino, con enseñanzas prácticas y apoyos oficiales beneficiosos para el vinicultor, que permitan dar a la riqueza viti-vinícola el valor que necesariamente debe alcanzar. c) Procurar la apertura de mercados exteriores para los vinos españoles mediante tratados comerciales beneficiosos a nuestra producción. d) Elevar gradualmente el impuesto sobre el alcohol procedente de los vinos y piquetas, hasta igualar al que grave el alcohol industrial, medio seguro de disminuir y anular la destilación de los vinos altamente lesiva a los intereses nacionales. e) Persecución de la destilación fraudulenta de los vinos, imponiendo con rapidez fuertes penas aflictivas y pecuniarias a los que con ese trabajo no sólo lesionan los intereses del Estado y de los que fabrican en condiciones legales, sino que atentan generalmente a la salud pública, con la elaboración defectuosa de líquidos alcohólicos .


41 o

TRIBUTACIÓN DEL ALCOHOL Consumo ~ recaudación durante los años AÑOS

CONSUMO

RECAUDAClÓN

Hectólitros

Pesetas

-

-

..... ... ..

1.781.768

1898 ...........

2.400.581

1899 ...... . ....

1.952.309

1900 .. . ...... ..

2.694.948

1901 .. ... ... ...

2.311.016

1902 ....... ...

4.093.049

1903 ..........

8.482.808

1904 .... ... ....

9.786 520

1905 ... . ... .. ..

15 021.984

]906 .... ... ....

15.233.945

. ....... ..

18 324.039

1897

1907

1908 . . . .. ... ...

371.460

15.232.498

1909 . ........ ..

467.000

12 566.655

1910 ..... . . .. .

392.000

15,180.357

1911 .......... .

469011

15.793.558

377.299

16 684.799

1912 . . ........ .

.


l42r O

JN!l:)'US T R_IA _DEL ALCO~H O L PRIMERAS Mf\TEfü'f\'S ·oESTINF\Df\S F\ Lf\' FRBRICf\CIÓN DEL ' 5LCOHOL EN LOS f\ÑOS

-

AÑOS

Granos

Vino·s y piquetas

Orujos

Remolacha

Melaza

y otra_s mate-

Heclóliiros

Toneladas

Hectáreas

Toneladas

Toneladas

-

-

-

- - -- - - - - --

-

nas

-

---- ---

71.75i:S

13 536

63

85.820

37.320

95

94.330

32 480

4.00

2062.886

100 252

34.771

fi4

1909

6311.991

142.000

35 511

80

1905

2479.135

1906

2096.901

1907

1160.385

1908

' !

18 776

1910

1093.330

141.000

256.907

48.054

17.870

1911

679.483

127.405

134.451

34 343

4:<.444

1912

1238.580

188.360

212.142

53.323

19.410


SECCIÓN TERCERA

p

TEMA:

lniluencia del regadío en el aumento de la riqueza pecuaria y medios de industrializar esta producción PONENTE:

D. SANTOS ARÁN INSPECTOR DE HIGIENE PECUARIA -

DE LA PROVINCIA DE SEVILLA -

--=====@1==:.-



Influencio del regodío en el uumento de lo riquezu oecuoriu y medios de industriolizor esto producción

u

SEÑORES:

deber de cortesía, más inexcusable en este caso que en ningún otro, me obliga a distraer vuestra atención, para expresar con mi gratitud sincera, las más rendidas gracias, por la importancia~ que vuestra presencia confiere a este acto, y por lo que significa de atención hacia mi persona, siempre modesta, pero mucho m~s al lado de los ilustres ponentes, que tantas enseñanzas han aportado a este Congreso. Quizás os extrañe que no pida benevolencia. Sin embargo, ello tiene una sencilla y creo que racional explicación. Al invitarme para que me encargara de esta Ponencia, se hacía un cariñoso llamamiento a mi condición de aragonés. No se me ocultaba la importancia del trabajo, y hasta la falta de tiempo, datos y estadísticas para presentar una labor documentada, al estilo yanqui, es decir, traducida en cifras y conclusiones esencialmente obtenidas de la práctica. El excusarme, además de no haber sido procedente, se hubiese conceptuado como olvido, como desatención, como desagradecimiento hacia la patria chica, tanto más notorio aquél cuanto que pudiera creerse motivado por mi ausencia de este suelo y de este medio tan amante de su libertad, de su prosperidad y de su engrandecimiento . Acepté, pues, gustoso. La responsabilidad de mis desaciertos no puede imputárseme . Obedecí en cuanto se me ordenó, y no será mía la culpa por entero, si defraudo vuestras esperanzas, pues, si mi condición de aragonés me obligaba a aceptar vuestra invitación, vosotros, N


4 p

en cambio, debisteis medir mis fuerzas para convenceros de que no era yo la capacidad que necesitabais para tamaña empresa. Por eso estimo, que mi desacierto al trabajar, será antes que todo, vuestro desacierto al elegir. Perdonad, pues, est e lato entretenimiento de presentación y obligada cortesía, y procedamos a desarrollar la Ponencia al t em a que ha de ser objeto de discusión. Por razones de método consideramos el tema dividido en dos partes: una que se refiere a la influencia del regadío en el aumento de la riqueza, otra comprensiva de los medios de industrializar la produc • ción pecuaria.

I INFLUENCIA DEL REGADIO EN EL AUMENTO DE RIQUEZA PECUARIA Sin agua no hay ganadería Sin agua ni hay ganadería ni h ay posibilidad de proceder a su implantación, fomento y mejora. E s uno de esos principios fundamentales, que todos aceptamos sin réplica. Unos comprendiéndolo, otros, m erced a una intuición plausible que llega hasta a las inteligen cias in cultas . I osotros, los que estudiamos est as cosas y contribuímos a la difusión de los principios que h a n de impulsar la ganadería, no podemos conformarnos con ello. H ace falta algo más. Se impone enseñar en qu é consisten esos principios fundamentales, en qué leyes se basa e l hecho inapelable de que, sólo con agua se funden en condiciones económicas esos inmensos capitales que se clenominan carne, lana, leche, huevos, que transform an, acumulan y nos ofrecen los a nimales domésticos . Ese es un principio de est a Naturaleza, de este m edio qu e nos brinda en más o m enos orden los elem ent os de producción, que estamos obliga dos a acondicionar a las n ecesidades de nuestras fuentes de riqueza, pa ra elevar la capacidad productiva de la Nación .

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En el medio encontramos elementos minerales cuya preexistencia puede aceptarse. De estos minerales se nutre el vegetal; el vegetal es la materia prima que consumen nuestros animales y que luego nos ofrece en suculenta carne, en aromática manteca, en excelente lana, en sabrosos huevos, en nutritiva leche. El animal es un aparato de transformación. Transforma el alimenesta particularidad: cuanto más transforma más rinde; cuancon to to más consume más se perfecciona. La base de toda ganadería es, pues, su alimentación, y hemos visto con gran sencillez el mecanismo y el papel de los elementos del suelo y de la planta en la alimentación de los animales. Importa mucho conservar los principios del suelo; interesa sobre manera producir abundantes vegetales para alimento de la ganadería. Ambas cosas sólo se consiguen por el agua, por los riegos, que significan captación metódica de manantiales, ríos, arroyos y torrentes. Los ríos, arroyos, manantiales, etc., abandonados, no hacen sino empobrecer el suelo, llevarse su fertilidad, robar cuanto tiene de energía para alimentar vegetales. Esas inundaciones, esas turbias, ese constante arrastre de tierras por nuestros ríos, se llevan al Océano miríadas de toneladas de carne, miríadas de hectolitros de leche ; se llevan nuestra redención. Ese ruido lúgubre de los ríos en su desatada carrera, nos parece el ruído de las cadenas que oprimen al pobre labrador, y el responso obligado a una tradición suicida en materia agro-pecuaria. El agua inculta, se lleva los elementos indispensables para la producción, cuando pudieron servir para crear inmensas riquezas y afianzar una ganadería próspera y floreciente. Captemos el agua, hagámosla discurrir por cauces de creación, llevémosla a nuestros campos sedientos, procuremos que esa energía que nos brinda el sol, que esas reservas químicas que guarda el suelo, se fundan en amable consorcio, para crear riqueza que liberte al labrador de la miseria y la emigración, al animal de alternativas de abundancia y de escasez, al país del oprobio de ver comprometida su libertad y su prosperidad, porque no es posible tener ganadería sin

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agua, ni agricultura in ganadería., ni dinero sin agricultura, ni lib rtad sin dinero ..... Primavera permanente.-Observador incorregible, siquiera sea de los menos perspicaces y aprovechados, vengo notando desde hace tiempo, que la mejor época para la ganadería es la primavera. Calculad, con un poquito de imaginación, el canto primoroso que podíamos entonar en loor de la primavera símbolo de juventud y de vida. Pero dejemos a un lado flores, aromas y adjetivos. El hecho en toda su sencillez es este : Llega la primavera, muyansiada por cierto, y los ganados se reponen, encuentran alimento por todas partes, experimentan menos enfermedades, no reclaman los desvelos de sus dueños en busca de alimentos costosos, cual sucede en otoño e invierno, rinden abundantes y ópimos productos, presentan la alegría y excelente aspecto inherentes a una alimentación adecuada, a un régimen de vida favorable. E sta alegría del ganadero dura tanto, como le cuesta al sol dar intensidad a sus ardores en el curso de la estación. El sol y el agua, crearon esa hierba y erns prados que hi cieron por la ganadería mis que la ciencia de los hombres tradu cida en principios de higien e y zootecnia. La Naturaleza sola fu é suficiente y eficaz. En tres meses nos ofrece año tras año una lección práctica que no aprovechamos. Continúa el sol abrasando y el agua sigue en sus cau ces sin que el hombre se preocupe por mitigar sus excesos. El agua y el calor en la locomotora determin an el movimiento, la fuerza. Retirad el agua y hasta el hierro quedará abrasado; suprimid el carbón y la locomotorá quedará a lo sumo anegada. Así en la Naturaleza hace falta la ponderación y armonía de las energías que nos brinda para acondicionarlas a las exigencias productivas de la -ación. En nuestra mano está el hacer un a primavera constante. Con el agua de nuestros ríos y los aprovechamientos de que son susceptibles las subterráneas, basta y sobra para fomentar la formación de prados, el culti vo de raíces y tubérculos, y, dedicar, en una palabra, a la alimentacón de los animales la extensión que realmente les corresponde, para acrecent;;i.r <>l número de cabezas, determinar su mejora y redimir al labrador de esa penosa tarea, c1e esa lu-


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cha estéril, titánica por lo intensa, lastimosa por lo inútil, que consiste en ese empeño de redimirse sin ganadería: Hay que llegar a la creación de abundantes prados . Hay que provocar la alimentación verde . Hay, en una palabra, que conquistar una primavera permanente. La base de todo esto radica en el agua. Ved, pues, cómo sin agua no hay ganadería.

El trabajo estéril.-De día en día el labrador realiza una labor más negativa. Obstinado en extender el cultivo ·cereal, ha roturado extensiones, ha talado bosques, ha realizado f'sfuerzos diferentes, por poner en cultivo la mayor cantidad posible de ten-eno. Pero ese cultivo no ha sido de plantas forrajeras, no ha sido de tubérculos y raíces, no se ha hecho con vistas a la alimentación delganado, y menos todavía a su producción y mejora, ha sido para producir trigo y producir a lo sumo ocho hectolitros por hectárea, cuando en otros países producen 25 ó 30 y hasta 40 hectolitros. Este escaso rendimiento se debe a que no hay agua, entre otros motivos, a que no hay prados, a que no hay ganadería. A medida que los labradores han extendido el cultivo cereal, sin percatarse del daño quE, inferían al interés público, reducían los animales de renta, llegando en casi todos los pueblos a la supresión de los hatos de ganado, que tantos beneficios habían de depararles. Claro está, roturados los montes y sin aportar agua para otros Cultivos, quedaba suprimido el pastoreo, sin que se haya sustituído por la estabulación la explotación de los animales, ante la carencia de alimentos para sostenerlos. En cambio, se adquirían costosos mulos y se cultivaban y siguen cultivando grandes extensiones con motores pagados a peso de oro, teniendo que luchar contra la sequía, contra el hielo, contra la inundación y contra ... la desidia y el abandono, que sólo permiten recolectar cosechas mezquinas e inciertas. Ya hemos visto cómo son necesarios los riegos para tener ganadería. Ahora hay que decir que es indispensable tener ganadería para intensificar los demás cultivos que se implanten en una bien me_ ditada rotación.


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A medida que tengáis ganadería dispondréis de más abono, comeréis mejor, podréis aportar al cultivo de la tierrra el capital necesario, trabajaréis menos y cosecharéis mucho, puesto que es más lucrativa la transformación que de los productos operan los animales, que lo que supone el rendimiento de nuestros cerealEs de secano. Me produce pena indecible el oir lamentarst. a nuestros labradores de lo penoso que es su trabajo, de la lucha que tienen que sostener para alcanzar tan mezquinos productos. Todavía es muy común oir entre nuestros labrador~s: ¡Hay que trabajar mucho! Yo digo, no ; no es preciso trabajar mucho, lo que importa es trabajar bien. Quisiera saber a qué conduce el arar la tierra día tras día, el consumir todas las energías y actividades en trabajos del campo, el pasar un año de incertidumbre, el experimentar las desazones del pedrisco y el hielo, los desalientos de los crecientes tributos ... si todo eso tan sólo sirve para obtener ¡ocho hectolitros de trigo por hectárea!. .. cuando llueve. Esa no es ciertamente labor consciente. Para esfuerzos extraordinarios de orden material domesticaron nuestros antecesores el sufrido asno y el paciente buey. Para eso en estos tiempos de progreso , la mecánica nos brinda complicadas máquinas que tienden a libertar al hombre de su condición de motor. Si la química, la mecánica y los conocimientos agropecuarios no habían de servir más que para ligar al hombre a un trabajo cada vez más penoso y menos productivo, pudiéramos pasar sin su estudio y aplicaciones. Afortunadamente no sucede así. A condición de disponer de agua, dice la Química: compréndeme y te enseñaré a restituir la riqueza que robas a la tierra y levantas en forma de cosechas, para que no falten alimentos para tí ni para tus ganados. La Mecánica a su vez, ofrece máquinas y aparatos que perfeccionan el trabajo, que lo intensifican, que elevan la fertilidad, que cosechan y transforman productos . La Zootecnia, en fin, enseña los métodos de mejora, la multiplicación de los animales, el modo de obtener el mayor producto de los alimentos ...


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Lanzarse a ser agricultor sin agua y sin ganados es una lucha estéril, una temeridad que suele costar la ruina, o por lo menos la desgracia de verse sometido a un trabajo sobrehumano, teniendo frente, en constante acecho, el espectro de la miseria o un trasatlántico para la emigración. Mientras no dispongáis de agua y de ganado, no será posible realizar una agricultura racional, ni elevar la ganadería al rango que demandan nuestras actividades. Por algo dijo nuestro extraordinario Costa, que el cultivo del trigo en las condiciones actuaJes nos estaba dejando sin patria y sin camisa.

El agua y la propiedad pecuaria.-Uno de los efectos más decisivos y eficaces que el riego ejerce, desde el punto de vista de la ganadería, es la división de la propiedad ganado, factor indispensable y decisivo para aumentar el número de animales y para intensificar su explotación. Hoy, en general, vive la ganadería o sometida a trashumancia, o soportando las alternativas de abundancia y ~scasez como ganado estante, que son dos mani,festaciones distintas, pero una finalidad única: pasar hambre y enfermedades. La existencia de prados y cultivos hortícolas, son incompatibles con los grandes rebaños trashumantes que hoy conocemos. El ganado trashumante se haría estante, reduciendo el número de cabezas en explotación y asegurando su sustento; en las épocas d e abundancia con los productos naturales o cultivados de su suelo: en las de escasez, con los henos, tubérculos, raíces, granos, harinas y residuos diversos, que a precios ventajosos se cosechasen y vendiesen en las zonas más favorecidas por el riego y las condiciones de su suelo, para este género de cultivos. Los ganados de estas zonas de abundancia, quedarían reducidos a unas cuantas cabezas, en relación con la importancia de los cultivos, que no podrían ser grandes en extensión por el capital que necesitan . Divididas las tierras y reducidos los rebaños a pequeños hatos,. no perdería por ello la capacidad productiva del país en lo pecuario. Antes por el contrario, serían muchos pequeños rebaños que acre-


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centarían el número de cabezas, y lo que es más interesante, el número de toneladas de carne y productos de la explotación, merced a la alimentación segura, constante y racional que permiten los cultivos pratenses y hortícolas.

Mejora por el alimento.-Dividida la propiedad pecuaria, habría poquísimos ganaderos con miles de cabezas, pero, en cambio, aparecerían por millares los ganaderos con decenas de animales, y siendo a la vez verdaderos labradores. De la abundancia de productos vegetales, nacería la necesidad de recurrir a los animales para obtener su transformación beneficiosa. Lo que primero resaltaría sería la mejora de los animales. No es ocasión de extendernos en largas consideraciones acerca de esto que se halla al alcance de todos, pero si fuese posible establecer prioridad en los métodos de mejora, diríamos, que el alimento es más import a nte que el reproductor, sobre todo tratándose de animales de abasto. De un deficiente reproductor, pero con buenos alimentos, hay la esperanza de obtener un buen rendimiento. De un excelente reproductor, pero con escasos recursos para alimentar, hay la seguridad de perder dinero . El riego, pues, permite alimentar racionalmente, con lo que se consigue, entre otras ventajas, la precocidad en los animales, que como sabéis, mejora las formas, perfecciona las aptitudes, aumenta el rendimiento, activa la circulación del capital, reduce el riesgo, etcétera, etcétera ... Además, como todo se relaciona en las explotaciones agropecuarias, resultaría que bien alimentados los ganados, se alimentarían bien las plantas, pues si el agua da forraje para el animal, el animal da estiércol para el forraje, de donde se deduce, intensidad de cultivo para el vegetal, intensidad de cultivo para el animal, y en último término, beneficios para la economía nacional. Donde hoy vive un animal precariamente y con incertidumbre, vivirían con riego y cultivo racional, cien animales en la abun dancia. No regando se reduce el suelo patrio, pues, si bien es cierto que la tierra siempre es la misma en cantidad, disminuye el producto que en


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ella se obtiene, desaparecen los rebaños que debiera sustentar, y con ellos desaparecen los brazos rendidos por una acción común de la miseria y de la incultura. Hoy no puede vivir ni mucho menos una cabeza de vacuno por hectárea, cuando con el riego se podría disponer el cultivo para que se nutrieran tres. Pensad en el cultivo ele alfalfa. En nuestros campos se cosecha algo. Las vegas del Canal Imperial, del Canal de Aragón y Cataluña y de los ríos de Aragón, son objeto de este género de cultivo. Sin embargo, me diréis, ¿por qué no se ven esos efectos que. señalas? Muy sencillo . Lo que producen esas vegas es en extremo remunerador, hasta el punto, de que en poco tiempo ha cambiado la faz de las comarcas que riegan, pero en relación con las necesidades son pocas las hectáreas que han recibido los beneficios del riego. Cuanto producen tiene demanda remuneradora para las graneles ciudades, donde surten de alimento los establos, los contingentes que sirven para los transportes que motivan las grandes industrias, los caballos del ejército, perdurando además cierta adversión tradicional hacia las explotaciones pecuarias. Haciendo investigaciones de este género, hemos comprobado, que gran parte de la cosecha ele alfalfa en esta provincia, se consume en Madrid. Quisimos saber si la influencia del riego recientemente establecido por el Canal de Aragón y Cataluña, había sido correlativa en la población animal y humana, y vimos que no. Se han establecido cultivos forrajeros, pero su consumo se efectúa en Barcelona y principales localidades de Aragón y Cataluña. Los efectos se verán cuando de nuestros ríos y de los aprovechamientos subterráneos se obtengan aguas para quintuplicar el riego, pues entonces no habrá demanda para todo lo producido, y se acogerán por fuerza al ganado para que consuma los forrajes, raíces, granos, etc., y aumente el valor de los mismos.

Mejora por la hjgiene.-Al dividirse la propiedad ganado y quedar sometido a un régimen mixto de explotación (libertad y estabu-


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!ación), se obtendrían dos efectos de gran influencia en la prosperidad de la ganadería. · Uno de ellos es, la mayor atención por lo que se refiere a la higiene de los individuos, otro, la influencia que había de ejercer en la higiene de los establos, porquerizas, apriscos, etc., dedicados a los animales. El sistema que hoy permite el cultivo de secano, motiva, como se ha dicho, grandes contingentes. En España, no es raro contar por miles las cabezas de lanar y cerda de un sólo propietario, y por cientos las de vacuno y caballar. Toda la norma higiénica y sanitaria consiste en efectuar la em-igrac-ión, tan pronto aparece una enfermedad contagiosa, pasando si es preciso hasta por las veredas. Se vacuna, cuando obliga la fuerza de las circunstancias y muchas veces ni aun entonces. Otras atenciones racionales son punto menos que imposibles, por tratarse de animales indómitos, cerriles, con frecuencia peligrosos. El riego ejercería la importante misión de amansar los animales, base de toda explotación y mejora, pues al reducir el número y ser sometidos a la estabulación, se harían verdaderamente domést-icos. Es muy fácil aislar un hato de cincuenta cabezas; resulta cómodo limpiar y prestar cuidados a diez reses bovinas; es económico vacunarlas; se hace factible aislarlas, observarlas, prestarlas cuidado en los estados de salud y de enfermedad, mas esto se complica muchísimo, y hasta se hace imposible, cuando se trata de un sistema puramente pastoral, que abarca cientos o miles de cabezas. Y no hacemos sino indicar con la rapidez que permite un trabajo de esta naturaleza, la facilidad con que nacen sociedades mutuas de seguro del ganado cuando éste se encuentra muy repartido y se tiene la seguridad de poder alimentarlo y atenderlo. Entonces, por medio de bien estudiados Reglamentos, se perfeccionan los procedimientos , higiénicos, se cumplen las disposiciones sanitarias, y la ganadería es explotada de un modo racional, reduciendo el riesgo y ofreciendo garantías para la salud pública. Esto sin contar con que el riego· permite alimentar, y que el alimento o la lucha contra el pauperismo, es el fundamento de toda acción profiláctica.


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Supresión de las veredas o cañadas.-Hace mucho tiempo, que al considerar las ventajas del riego en el fomento pecuario, concebimos la idea de que pudieran suprimirse las veredas . Tuvimos siempre algún recelo en lanzar esta manifestación, ante el temor que p roduce el verse tildado de intrigante o interesado en una cuestión, cuando sólo se persiguen innovaciones que afectan al interés común . Mas en esta ocasión, no pasamos sin exponer aquí la idea, a fin de que qujenes conozcan mejor este asunto, o cuenten con argumentos y datos para ello, nos demuestren el error e improcedencia de esta pretensión . Lejos de molestarnos, agradeceremos la lección, y, con nosotros, todos los ganaderos, principales interesados .en que se consoliden las buenas prácticas y se destierren las arcáicas y rutinarias, enranciadas por la acción fecunda del progreso. Hay tres factores que pueden decidir su supresión: El riego que divide la ganadería, asegura la alimentación y hace innecesario el mover o trasladar los animales; el aumento de kilómetros de carreteras y caminos vecinales; la construcción de caminos de hierro y la adopción de tarifas especiales para el ganado en cuanto al precio del transporte y a la rapidez del mismo. Se va hacia la consecución de esas finalidades, pues no es lógico pensar, por grande que sea el pesimismo, qu e permanezcamos así siempre. Se ha hecho mucho en carreteras, algo en riegos, y hay mucho estudiado en caminos vecinales y carreteras. Las necesidades de la ganadería pueden llenarlas mejor que las veredas, las carreteras, or las que tienen derecho a circular los ganados y a recibir el auxilio de los camineros, según la ley de· 28 de Octubre de 1820 y el R eglamento de Carreteras de 30 Diciembre de 1909; mejor que las carreteras el ferrocarril, más rápido, seguro, cómodo para el ganado, y con mayores garantías para la higiene pe-· cuana. La enajenación de ese enorme patrimonio nacional que se denomina ve1 edas o cabañe1'as, permitiría, si se hacía con acierto, acmnular recursos para muchas empresas agro-pecuarias de las que estamos bien necesitados, y, que, al parecer, no se hacen por temor a recargar los presupu estos. 1


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Números pasados por agua.-No somos ni mucho menos país ganadero, sobre tido en relación con la extensión de nuestro suelo . Todo los países tienen una densidad de población animal muy superior a la nuestra por kilómetro cuadrado . Ya dijimos en otro trabajo, que se conceptúa como pobre la Nación en cuyo territorio ólo se producen diez vacunos por cada cien hectáreas o kilómetro cuadrado . En España, Sevilla que figura a la cabeza, sólo tiene seis vacunos por kilómetro, y sumando todas las especies, un poquito más de medio animal por hectárea, o sea cincuenta y seis centésimas. Aragón posee en sus tres provincias, contando todas las especies de animales 2.784.488 de cabezas, y como su extensión es próximamente de tres millones de hectáreas, corresponden noventa y dos centésimas de animal por hectárea. Considerando tan sólo la población bovina, el resultado es más deplorable todavía, pues tan sólo poseemos, 0,0165 diez milésimas de animal por hectárea, es decir, un animal y medio por kilómetro cuadrado . De esto habría que descontar todavía, los animales importados para producir leche, contingente no despreciable. ¡ i se conceptúa pobre el que sólo tiene diez por kilómetro cuadrado; en qué categoría podemos figurar con uno sólo y .. . hambriento! Poniendo Aragón en riego unas 200.000 hectáreas, empresa al parecer viable, y admitiendo tan sólo un vacuno y medio por hectárea, resultaría, que las 49.500 reses bovinas, hambrientas, rústicas y de desarrollo lento , que hoy posee, se convertirían en trescientas mil precoces, mejoradas, de gran rendimiento. Sin tener para nada en cuenta la enorme cantidad de producto que pudieran dar, y ateniéndonos tan sólo al valor de cada animal, resulta, que 49.500 vacas a 300 pesetas una valen, 14.850.000 pesetas, y, en cambio, implantando el regadío las trescientas mil cabezas valdrían noventa millones de pesetas. De modo que la riqueza pecuaria pasaría de 14 a 90. Estas cosas, generalment e las leen personas peritas; por eso creemos suficiente un- corto comentario, para demostrar la posibilidad de sostener tres animales por hectárea, mejor dos, y con certeza absoluta uno y medio, que ha sido la base de nuestro cálculo.


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Todo ello sin perjuicio para la explotación del lanar, cerda, aves, etc ... Quienes conocen los cultivos forrajeros, saben, perfectamente, que no es excepcional obtener 80.000 kilogramos por hectárea, que en heno, representan justamente, la cuarta parte, unos 20 mil kilogramos. Una res de 500 kilos, peso vivo, puede alimentarse con I8 kilogramos de heno diariamente. Tres reses consumirán 54 k. por día, I.620 por mes y Ig.440 kilos por año, es decir, aproximadamente el rendimiento de una hectárea. Mas no violentemos el cálculo . Suponed que no se pueden sostener tres vacunos por hectárea, no admitáis tampoco dos, dejadlo reducido a uno y medio como base práctica. Siempre resultará, como decíamos antes, que en cada kilómetro cuadrado, o sea en cada IOO hectáreas, habrá ISO reses vacunas como mínimum en lugar de seis que se cuentan ahora en las regiones ganaderas. Lo repetiremos una vez más: ¡Trescientas mil cabezas de aumento en 200.000 hectáreas de regadío; noventa millones de pesetas tan sólo en ganado vacuno! Generalizad el cálculo a todas las regiones españolas susceptibles ele riego y quedaríais asombrados ante la riqueza que se crea. No dudo. que alguien argüirá de este modo: ¿Pero es que todo va a dedicarse a plantas forrajeras? Claro que no. La mayor superficie debe dedicarse a ellas, y la que no, rendirá por ~edio de otras plantas de un modo equivalente, efecto ele la acción beneficiosa que los forrajes y ganado ejercen en la evolución de los cultivos. Si el rendimiento es en trigo, raíces, tubérculos, etc., para lo que se persigue resulta igual. Automáticamente, por decirlo así, se irán distribuyendo los diferentes cultivos, y poco puede importar que a algunos les falte forrajes, si han obtenido trigo en cantidad y condiciones económicas que permitan acumular ganancia, con la que adquirir las raciones que falten donde haya abundancia de ellas.


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II

MEDIOS DE INDUSTRIALIZAR LA RIQUEZA PECUARIA Contestaré a esta segunda parte del tema, con una perogrullada. <,Hacer industriales>> . En efecto, en España no llegan a diez los que positivamente se encuentren en condiciones de dirigir una explotación pecuaria, y m enos todavía atesorando criterio pecuario para dirigir el movimiento ganadero nacional. Si la enseñanza hubiese sido adecuada y en las alturas hubiese dominado el sentido práctico que impone nuestra especialísima condición pecuaria, ·h abría quiénes conocerían de un modo positivo la explotación de los animales domésticos, y conocida ésta, la acometerían. Pero no sucede así. Si se exceptúan unos pocos, también contadísimos, que por dedicarse a la enseñanza están al tanto de los progresos de la ganadería en otros países, los d emás se fundan en una tradición llena de empirismo, o por lo menos, trabajan aisladamente, sufriendo los envites de los descuidados e ignorantes . os hemos obstin_ado en decir que fomentando la agricult u ra se fomentaba la ganadería, y los hechos han demostrado lo erróneo de tal criterio, pues a medida que en España se han extendido los cultivos ha disminuído la ganadería. Una cosa es decir que ambas producciones se complementan, y otra muy diferente afirmar que tienen técnica distinta, métodos diferentes, exigencias variadas, legislación especial. Y si esto es cierto, hay que cambiar por completo de criterio y organizar sobre bases nuevas y más racionales, la Dirección de la ganadería, con miras industriales, perfeccionando la enseñanza superior en las Escuelas de Veterinaria y estableciendo especialidades, bien prácticas y reglam entadas, para recoger esas inmensas riquezas, hoy dispersas y desorganizadas, que se llaman, Avicultura, Sericicultura, Apicultura, Piscicultura, etc., etc.


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Para estas riquezas pedimos la racional cooperación de la mujer rural, ser más bien desgraciado, por el peso de una labor ruda y tan estéril como la del hombre. La riqueza del mundo en leche, queso, manteca, aves, seda y miel, asombra cuando se leen estadísticas. Pues bien, todo eso está en mano de la mujer rural, que con su educación adecuada, realza los encantos de la vida en el campo, y presta una colaboración grata y utilísima. No sabemos de nadie que implante una industria sin hacer su aprendizaje, plantearla, acumular medios económicos, elegir el lugar de la implantación, etc., etc. Y, si algún insensato no sigue tales bases racionales, paga con la ruina su inexperiencia. En cambio, al industrial pecuario, se le exige que produzca mucho sin enseñarle; que se defienda contra la usura, la enfermedad, el intermediario, etc., sin leyes protectoras y sin dinero; que venda barato, pagando muchos tributos, viajando mal , caro y tarde las mercancías en los ferrocarriles, experimentando abusos en los mercados y mataderos y quedando sin la debida representación para defenderse en los Aranceles, siquiera se haga la justicia de admirar el tesón y talento de los pocos que figuran en la Junta. Para que la enseñanza sea eficaz hay que hacerla elemental, práctica, agradable y gratuíta. Importa mucho conocer España pecuariamente y dar preferencia a los estudios prácticos. El dinero lo encontrarán los ganaderos en cuanto rieguen, porque no hay mejor garantía que la seguridad en las cosechas, además del aumento en valor que adquiere la propiedad al pasar de secano a regadío. En esta materia hay en España ejemplos notabilísimos de lo importante y eficaz que es la asociación para obtener dinero. Lo demás se lo sabrán conquistar; será sólo cuestión de tiempo. En cuanto al ganadero se le enseñe a producir y tenga dinero, aumentarán sus legítimas ambiciones cifradas en el trabajo, estudiará, se desvivirá por la cultura de los suyos, y al descubrir las causas quemotiven los entorpecimientos en la marcha de los negocios agro-pecuarios, se agruparán para defenderse, porque siempre se han relacionado mejor la riqueza que la miseria y la cultura que la ignorancia. 2 p


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Con riqueza y cultura·, se consigue una relativa independencia, que permite marcar orientaciones saludables en la d isciplina ocial, en las costumbres y en todos los factores capaces de determinar el aumento de la capacidad productiva de la .r ación. La industrialización de la riqueza pecuaria representa, en suma, un problema complejísimo de cultura y comercio, a resolver por el encauzamiento de la energías económicas hacia el campo y el ganado. Lo difícil es, encontrar quién las encau ce, pues hasta la fecha en materia pecuaria, se opera con el pre upuesto la inundación, en lugar de la corriente lenta, fertilizante y dócil, que deriva del conocimiento exacto de nuestras necesidades y de la implantación ele medidas eficaces y bien adaptadas.

LA ESTADISTICA BASE INDUSTRIAL Siempre había tenido gran fe en el adagio castellano «qmen vive con cuenta vive con renta>> y hasta pensamos en más de una ocasión, que resulta tan verídico y oportuno tratándose del individuo, la familia o la razón social, como aplicado a registrar la marcha de la riqueza y actividades nacionales. Pero esta creencia arraigó más en nosotros al estudiar la organización que en los Estados Unidos se imprime a los trabajos de estadística, con objeto de averiguar el estado de las cosechas, precios, valor de lo destruído por las plagas y enfermedades, etc .... Para todo esto existe un verdadero e jército, perfectamente compenetrado de su misión. Unos directores, bien retribuídos, otros honoríficos, que percatados de la transcendencia del servicio, lo prestan gratuítamente, enviando semanalmente a los centros recopiladores datos referentes al movimiento de productos agropecuarios en la localidad, y recibiendo en cambio, boletines de cotización que marcan las fluctuaciones en los precios y las existencias de productos en los mercados nacionales y principales centros de contratación del mundo. Este y otros trabajos, realmente, debieran hacerse a lo yanqui . Menos literatura y más números, puesto que la ganadería que no se traduce con exactitud a cifras, ni es ganadería, ni es industria, ni puede prosperar.


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o hemos querido recurrir a cifras porque tratándose de España, son inexactas todas las que se refieren a la agricultura y ganadería. Ni remotameri.te reflejan la realidad . ¿Queréis dos botones de muestra? Pues, allá van. En la provincia de Sevilla mueren muchos más cerdos de los que figuran como total de cabezas en la •estadística oficial. Al hacer estudios referentes al tratado comercial con Portugal, encontramos la novedad de que no son ni remotamente parecidas las estadísticas de los centros español y portugués, etc. , etc. o sabemos lo qué tenemos; ignoramos lo qué perdemos; desconocemos lo qué producimos. Si hemos de industrializar la producción pecuaria, hay que empezar por tener estadísticas verdad y trabajar a ba e de números. Ni para los ministros, ni para nadie es un secreto la forma de ha cer hoy las estadísticas. Se recurre a las cifras de años anteriores, au mentando o disminuyendo un tanto por ciento prudencial, según haya sido la marcha del tiempo. Entendemos que no debemos seguir más tiempo engañándonos. Háganse estadísticas y búsquese para cada especie o producto, la colaboración de los organismos que racionalmente pueden hacerlas Y terminamos por donde precisamente debe empezarse para conocer y mejorar nuestra producción.

CO.r CLUSIONES

I I ª El riego influye en el fomento p ,.cuario, porque mejora la condición de quienes practican cultivos de regadío, elevando su cultura y su bienestar, factores indispensables para todo género de empresas. z.a El riego es el único medio para restablecer la armonía perturbada entre la ag1icultura y la ganadería. 3 .ª T ener riegos es t ener prados, y tener prado s, disponer


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de carne, de leche, de lana, de salud y riquezas para intensificar los cultivos. 4.ª Por una ley natural y automática, los prados perfeccionan y aumentan los animales, y los animales perfeccionan e intensifican los cultivos . 5.ª La existencia de recursos alimenticio , no sólo influye en la cantidad y calidad de los productos, sino que e refleja poderosamente en la conformación dc los animales, en su capacidad para transformar ventajosamente cuanto comen, en la rapidez con que evolucionan o se desarrollan (precocidad), en la mayor eficacia procreativa del capital, en su rendimiento y en su seguridad. 6.ª El riego divide la propiedad pecuaria, suprimiendo el régimen pastoral de alimentación escasa . e intermitente, y haciendo, en cambio, eficaces y fáciles, las atenciones del hombre en la reproducción, alimentación racional, preceptos higiénicos, etc., indispensables para producir y mejorar la ganadería. 7.ª La división de la propiedad pecuaria significaría además, aumento enorme en la capacidad productiva de la Nación, pues no sólo crecería el número de cabezas, por la necesidad de máquinas que transformaran la hierba, tubérculos, raíces, granos, etc., obtenidos en régimen de regadío, sino que efecto de la racional alimentación, los animales alcanzarían un peso medio mucho mayor que el actual , con superior rendimiento no sólo en carne sino también en leche, lana, etc ... 8 .ª Dividida la propiedad pecuaria y suprimida por innecesaria la trashumación, no tendrían razón de existencia las veredas y cañadas, cuyo valor serviría para emprt.sas de fomento pecuario.

II 9.ª Hacer industriales. Tal empeño reclama: enseñanza técnica práctica; medios económicos para desenvolver las iniciativas q u e derivan de esas enseñanzas; garantías para la conservación, circulación y consu mo de la riqueza obtenida. · a) La enseñanza técnica se alcanza: Modificando en absoluto


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nuestra tradición pedagógica en m a t eria pecu a ria, y , especiali zando la enseñanza según las regiones y condición de los habita ntes, de m odo que se d é cultura que aproveche, no t-ítulos que destruyan. Creando escu elas agro -pecu arias rurales, esen cialmente 'gra tuítas, fo menta ndo la idea del a horro, pa ra impedir que los jóvenes emigren a ot ras profesion es y acumulen p or el contrario, un pequeño capital con el que pueda n dar independen cia al t rab a jo y realidad a sus inicia tivas. Buscando la racional cooperación de la muj er agrícola, edu cándola en conson a n cia con su misión p ara la vida rural. Organiza ndo con cursos de ganados y product os pecu a rios; facilit a ndo las excursiones de enseñanza pecu a ria ; creando el intercam b io intelectual entre los organismos de defensa y fo m ento pecu a rio . b) Los m edios económicos se consigu en: D efendiendo la producción pecu aria con las se .uidades del riego . Buscando la solidaridad , t a nto m ás eficaz, cu a nto mayores son las garantías y solven cia que se ofrece. e) L as garantías para la conser vación y circulación de la r iqueza obtenida se conquist an: Alejando la ruina _del ganadero por medi o d e institucion es ele s~guros contra la m ortalidad de animale . Con cediendo subven ciones el Est ado a las sociedades mutu as de seguros, que en sus reglam entos, consigna ra n garant ías profilácticas y sanitarias contra la difusión ele las enfermed ades. Promulgando una L ey el.e epizootias esen cialmente española, con el decidido p ropósito de hacerla cumplir, pues el actu al R eglam ento de P olicía sanitaria, es im perfecto e in adecu ado para nuest ra t radición p ecu a ria . R eglamentando los m ercad os y m a t aderos . Confecciona n do est a dísticas verídi cas de p rodu cción , co nsumo y mortalidad , como base racion al de toda industria.

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SECCIÓN TERCERA

Q TEMA:

La industria de los Abonos Su influencia en el Regadío PONENTE:

D. JUAN GAVILÁN PUBLICISTA AGRÍCOLA

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La industria de los Abonos Su influencia en el Regadío

EN todos los países del mundo agrícola

el riego es la mejora más importante que puede proporcionarse a las tierras de cultivo. La imprescindible necesidad del agua para la formación de la materia orgánica por las plantas, hace del regadío el más poderoso elemento de la producción del suelo. Aun en los países donde llueve con frecuencia y abundantemente, como ocurre en algunas comarcas del Cantábrico, el riego desempeña un papel importantísimo en la producción vegetal dando extraordinario valor a las tierras por él beneficiadas. o basta que llueva con abundancia, es necesaria la oportunidad en la repartición de las aguas; no es suficiente que la cantidad de agua caída durante el año bajo la forma de lluvias y nieves, sea superior a las necesidades de un cultivo exigente en este líquido; puede muy bien suceder y sucede con frecuencia, que en ciertas épocas críticas de la vida de la planta falta la humedad suficiente para desarrollarse con el vigor que es necesario para que el cultivo sea económico. Esto ocurre por regla general cuando la actividad vegetativa es mayor, cuando mejor puede aprovechar el organismo vegetal las energías naturales que le proporciona el medio que le rodea; cuando una luz intensa, un calor vivificante, una gran actividad de lo microorganismos del suelo, pueden propor' cionar a la planta abundantes elementos para la síntesis de los principios inmediat~s qu<:. integran los órganos del ser viviente. Estos elementos son inútiles o, mejor dicho, permanecen inactivos si la planta no puede absorber la cantidad de agua necesaria para responder a las pérdidas intensísimas de este líquido, que uponen la transpiración


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estimulada por la luz intensa y elevada temperatura del ambiente de la época estival y determina la muerte por la falta de vehículo que lleve a los órganos del vegetal los principios nutritivos que el suelo y el aire le proporcionan. Con agua y sol es siempre exuberante y rápido el desarroll·o de las plantas si en el suelo no faltan los principios nutritivos necesarios para la formación de la materia vegetal; es preciso que los líquidos que circulan por su organismo vayan cargados de los elementos minerales indispensables para la formación de los principios inmediatos ricos en estos elementos nutritivos, que son precisamente los que constituyen la casi totalidad de los órganos de las plantas que la agricultura utiliza con mayor provecho; las semillas, las raíces, los frutos; no basta disponer de agua abundante y luz y calor intensos, es preciso que existan elevadas dosis de principios nutritivos en el suelo para que las cosechas sean remunerativas. Cuanto mayor es la actividad vegetativa de las plantas, mayores son también las cantidades de estos elementos que las mismas necesitan; cuanto mayor sea la masa vegetal que se obtiene en el cultivo por unidad de la superficie, mayor será la riqueza natural que el suelo debe contener en estos principios o los fertilizantes que es necesario agregar para responder a las necesidades de la alimentación de un cultivo intenso. Todo cultivador de terrenos de regadío sabe que no es posible cultivar con éxito sin abonar con abundancia. La fertilidad natural de las tierras se agota muy rápidamente en cuanto se las somete a un cultivo intensivo, que es siempre esquilmante. Ni aun en los países tropicales, donde son frecuentes las tierras de una fertilidad natural, verdaderamente extraordinaria, se puede prescindir de la fertilización artificial intensa a cabo de unos años de cultivo. Díganlo si no las explotaciones de caña de azúcar, de café y de arroz de las Antillas y del Brasil, y Filipinas, donde se consumen ya cantidades elevadas de abonos para reparar la fertilidad perdida de sus tierras, vírgenes no hace muchos años. Una de las razones, si no la principal, por la que la extensión del regadío en España se ha hecho con relativa lentitud en aquellas zonas que estaban dotadas de agua por la construcción de alguna gran -


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obra hidráulica que llevase esta importante mejora a aquellos terrenos, es porque los agricultores del país encontraban poco productivo el cultivo de regadío con relación al de secano, si no se le abonaba abundantemente y como los abonos naturales, únicos conocidos en España hace unos cuantos lustros, no se producían en la comarca en la proporción necesaria para abonar la nueva superficie regable, el problema no tenía solución y se prescindía del aprovechamiento de esta mejora. Las tierras esquilmadas por el cultivo de secano durante siglos, sometidas despué a un cultivo más esquilmante aun con el beneficio del riego, no producen en relación al coste de las diversas operaciones que el cultivo de regadío exige, tanto para su implantación como para su explotación. olamente resultaba económico este cultivo cuando se disponía de abonos naturales en abundancia, lo cual supone la existencia de una cierta ponderación entre la ganadería en gran parte en estabulación y la agricultura. propian1ente dicha, muy difícil de realizar de momento, puesto que para ello se necesitaban no solamente aptitudes distintas por parte de su explotador (la del agricultor y la del ganadero) sino también capitales cuantiosos. Por eso nada tiene de extraño, dejando aparte otras consideraciones de orden eco. nómico, que hayan pasado períodos de 20 y 30 años sin que algunas zonas dominadas por grandes obras de riego de mediados del siglo pasado, hayan dejado de beneficiarse de esta mejora, pues en buena contabilidad no era económica su implantación, mientras no dispusieran de elementos para cultivar de una manera intensiva, para pasar, concretando ya en cifras la expresión de nuestro pensamiento, de un rendimiénto bianual de 8 a ro hectolitros de trigo por hectárea en secano, a un rendiminto anual de 25 a 30 en regadío . E ta última cifra no se consigue sin abonar de una manera abundante, y sin llegar a esta producción en cereales y a otra equivalente en cultivos más exigentes de los que entran en la alternativa, no se puede cultivar económicamente la tierra de regadío. Los trabajos de nivelación, conducción del agua, desagües, el pago del canon de adquisición ele agua, el aumento conside::.rable, con relación al secano, de huebras y jornales, exigen un producto bruto medio que en los casos más favorables no debe ele bajar de 600 a 700 pesetas. Esta produc-


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ción, repetimos, todos los agricultores saben que no se consigue sm abonar. Ahora bien; ¿es posible abonar abundantemente toda la superficie cultivada en una extensa zona de regadío, aumentando de una manera proporcional la riqueza pecuaria? Desde luego que sí aun cuando no es económico. Para abonar una hectárea dedicada al cultivo de regadío en fonna tal que pueda producir cosechas remunerativas en el grado que hemos indicado, se necesitan anualmente 20 a 25 toneladas de estiércol normal, lo cual supone '2 a 3 cabezas de ganado mayor estabulado y, por lo tanto, la justa ponderación sería que por hectárea de cultivo existiesen en la comarca para atender a las necesidades de fertilización 3 de estas máquinas vivientes como factor obligado de toda explotación sean o no las condiciones locales adecuadas al desarrollo de la industria ganadera. Se necesitaría aumentar el cultivo forrajero reduciendo el industrial y frutero que tan elevados rendimientos proporciona a nuestra agricultura de regadío y lo que es más grave aumentar el capital de explotación ya elevado en el cultivo intenso aspiración difícilmente realizable por los pequeños cultivadores que son y serán siempre los que explotan la casi totalidad de los terrenos regables. Pero todavía hay más, aunque la explotación agro-pecuaria llegase a estar organizada en las condiciones óptimas que acabamos de indicar, nunca podrían obtenerse abonando con estiércoles los grandes rendimientos que se obtienen con los abonos químicos porque en aquellos no existe la conveniente ponderación entre los elementos útiles para las plantas y no puede cumplirse la ley de mínimum en condiciones económicas. iempre habrá deficiencia de ácido fosfórico con relación al nitrógeno y la potasa. Además existen cultivos en España, tales como el del arroz y hortalizas en Levante y Andalucía y de plátano en Canarias en los que se emplean cantidades de abonos químicos que, oscilan entre r.ooo y 2.000 kilos por hectárea, obteniéndose con esta fertilización abundantes rendimientos, verdaderamente asombrosos, no superados por ninguna región agrícola del mundo e indispensables para cubrir los cuantiosos gastos que estas explotaciones originan . ¿Cómo puede sustituirse económicamente con abonos naturales


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la elevada cantidad de principios nutritivos que supone 2.000 kilos de abono concentrado? Sería preciso agregar 60 a So toneladas de estiércol por hectárea y por cosecha cuyo transporte solamente representa un gasto en algunos casos mayor que el coste del abono químico. Es preciso, es absolutamente necesario acudir a los abonos artificiales de todas clases cuya producción es hoy superior a las exigencias del consumo mundial y lo será por espacio de muchos años. Con abonos químicos está resuelto perfectamente el problema del cultivo intensivo. Ningún agricultor moderno dejará de hacer regables sus tierras por no disponer de abonos para fertilizarlas. Ahora bien; demostrada la necesidad imprescindible del empleo de los abonos químicos en el cultivo intensivo, al cual se dedica la ca i totalidad del cultivo de regadío en nuestro país, debe de ser una legítima aspiración de los agricultores con eguir estos poderosos elementos de producción en las mejores condiciones de economía, para lo cual es de interés suprimir las trabas que dificultan o pueden dificultar el comercio de los abonos químicos, tanto nacional como extranjero, y garantizar al consumidor la bondad del producto. A este fin van encaminadas las Conclusiones que e insertan al pie de e ta ponencia, relativas a derechos aduaneros, transportes e inspección, sobre lo cual hay ya mucho hecho y legislado en nuestro país, pero aun puede perfeccionarse más, perfilando las leyes y obteniendo nuevas concesiones de los Gobiernos y grandes Empresas de transportes. o tenemos la fortuna ele que en el territorio español exi tan yacimientos, de importancia al menos,cle materias que puedan utilizarse como abonos, resultando, por lo tani.o, que es preci o importar del xtranjero la casi totalidad de los fosfatos minerales para la fabricación del superfosfato, supuesto que las minas 1:acionales clan un rendimiento insignificante, la totalidad ele las escoria y nitratos que no se procliicen en España, casi todo el sulfato amónico , del cual hay tan1bién una pequeña producción en nuestro país, y todas las sales de potasa, de las que hasta el presente no existen n España minas, al menos en explotación normal. Ningún perjuicio se causa, por consiguient a la industria minera española con impedir gravámenes aduaneros a los producto naturales utilizados como fertilizantes, y en cambio reporta a la agricul-


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tura un gran beneficio el que las partidas del Arancel correspondientes impongan a estos modernos y poderosos auxiliares de la agricultura insignificantes derechos, como lo son, con efecto, 25 céntimos por tonelada a los fosfatos, 50 a los superfosfatos y escorias Thomas y una peseta a los nitratos, sulfato amónico y sales de potasa. Dado el precio de estos productos, tan exiguo recargo en nada puede influir en su empleo económico. Desde luego que mejor sería que desapareciese, que fuese su entrada libre, pero las necesidades imperiosas de nuestra Hacienda y la conveniencia de la conservación de este pequeño impuesto, para que adeudando pueda formarse una exacta estadística, creemos hace necesaria la modificación de estas partidas del Arancel de aduanas, siempre y cuando que se tenga buen cuidado de poner los medios para impedir que nuevas leyes aduaneras eleven los derechos de entrada de los abonos . Los frecuentes fraudes de que son objeto los agricultores por la venta de abonos químicos, cuya riqueza en principios fertilizantes no corresponde a la garantizada por las etiquetas, o bien que estas mismas indicaciones presenten la garantía en fonna dudosa prohibida por el Real decreto de abonos . vigente, deben evitarse a todo trance. Los industriales extranjeros, lo mismo que los nacionales, o sus intermediarios, faltan con frecuencia a estos preceptos de la ley, y el medio de evitar que los abonos de otros países lleguen al nuestro sin que tengan la garant:ía que la ley exige, es impedir que se despache por las Aduanas ningún cargamento que no tenga en sus envases la etiqueta de garantía y que ésta corresponda a la riqueza real que el producto contiene, para lo cual deben someterse a un análisis químico, lo mismo que se practica en Cuba y en cierto modo también en Filipinas y los Estados Unidos, e igualmente que se verifica con nuestros vinos en averiguación de las sustancias prohibidas que pudieran contener. Esta inspección debe practicarse también en las fábricas y almacenes nacionales, por el Servicio Agronómico, de una manera regular Y frecuente. Cierto que a todo comprador le asiste el derecho de hacer practicar un análisis de los abonos que adquiere, pero también es cier to que es irrealizable, o al menos en muchos casos difícil, practicar esta investigación cuando se trata de adquirir pequeñas cantidades.


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De aquí que el pequeño consumidor no esté garantizado si no velan por él las Autoridades, que tienen el deber moral de impedir estos fraudes. En España existe una importante y creciente industria de abonos químicos que produce algunos cientos de miles de toneladas de superfosfatos. Es la única, por excepción, que no tiene defensa aduanera según hemos visto y es justo que así sea, porque la más importante industria de nuestro país es la agricultura y defender la producción de unos cuantos millones de pesetas en perjuicio de algunos miles de millones que representan los productos agrícolas, seria antieconómico, pero cabe una protección indirecta a la industria nacional que al propio tiempo beneficie a la agricultura, y a esto se refieren dos de las Conclusiones de esta ponencia, relativas a las tarifas de ferrocarril e impuestos de transportes que, con su reducción o desaparición, mejorarían los precios de los abonos, aumentando el consumo en beneficio de todos. Esta gran industria de los abonos, casi en su totalidad, se halla establecida en España en la periferia. Se trata de una industria en la que se emplean materias de poco valor con relación a su piso y, por lo tanto, es preciso huir de gravarlas con el transporte antes de ser elaboradas. Por eso estas fábricas están y estarán siempre situadas en las proximidades de los puertos, donde tengan fácil y económico acceso las embarcaciones que transporten los fosfatos, las piritas y el carbón, que son los elementos indispensables para la fabricación del superfosfato, único abono que hasta el presente se fabrica en nuestro país, excepción hecha de algunos miles de toneladas de sulfato amónico que elaboran las grandes fábricas de gas e industrias del carbón de cok. Los abonos extranjeros se hallan en el mismo caso por lo que al transporte se refieren; e ingresan en España por los puertos y la frontera francesa y como los elaborados en el país han de penetrar al centro haciendo un recorrido medio no menor de 200 kilómetros. La actual tarifa de transporte por ferrocarril de los abonos, a pesar de ser de las más económicas que conceden las Compañías ferroviarias, recarga a la mercancía en 70 céntimos, término medio, los roo kilos, llegando y aun pasando del doble de esta cantidad en las zonas agrícolas del centro, dP donde resulta que una mercancía que


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tiene un precio en puerto de 7 u 8 pesetas, en la estación más próxima al centro del consumo llega gravada muchas veces, solamente por el transporte por ferrocarril, en un 20 por Ioo, al cual hay que agregar otros gastos de carga, descarga, etc., que bien pueden elevarle al 25 por IOO. No dejamos de comprender que las Empresas ferroviarias de alguna manera se han de indemnizar de los cuantiosos gastos que supone su explotación, pero tratándose de los abonos interesa a estas mismas, todo lo que sea dar facilidades para el consumo . La disminución de las tarifas de transporte para abonos, redundaría en beneficio inmediato de las Compañías. Téngase en cuenta que una tonelada de abono aplicada a las tierras, no supone menos que dos o tres de productos agrícolas, que necesariamente han de transportar los ferrocarriles en sentido inverso al que transportaron los abonos, es decir, del centro a la periferia. No queremos imponer a estas Compañías un gran sacrificio, no aspiramos a que el transporte sea gratuíto, como en algunas ocasiones se ha solicitado, basta con que su tarifa por tonelada y kilómetro no exceda del costo que a estas Compañías le resulta el arrastre de mercancías de pequeña velocidad. Según datos que tenemos a la vista, de personas competentísimas en esta materia, el costo medio por tonelada y kilómetro del arrastre de alguna de las grandes Compañías de España, oscila alrededor de 2 céntimos y medio . Con la disminución de un céntimo por tonelada y kilómetro, la agricultura española se beneficiaría al cabo del año, supu esto un recorrido medio de 200 kilómetros, que antes indicábamos, y un consumo de 700.000 toneladas, en I.400.000 pesetas, que devolvería con creces a las Compañías en plazo breve y sobre todo tendrían más fácil acceso los abonos en las regiones del centro, donde el cultivo por razón del clima no podrá ser nunca tan remunerador como en el litoral mediterránico y tiene además en su contra un recorrido para los abonos de 500 a 600 kilómetros. En verdad que existen algunas Compañías españolas que cobran algo menos de tres céntimos por tonelada y kilómetro, pero no son todas ni en todos los trayectos, y el interés de la agricultura está en la unificación de estas tarifas estableciendo el máximum de dos a dos y medio céntimos tonelada y kilómetro. Del impuesto de transporte con que están gravadas las mercancías


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se hallan exceptuados los abonos; pero son los abonos compuestos de cualquier origen, naturales o artificiales, no las primeras materias para elaborarlos, que son las que el agricultor emplea en mayor escala, y aun cuando el espíritu de la ley sea que en esta excepción se encuentren los superfosfatos, nitratos, etc., su redacción se presta a diversas interpretaciones, que dan por resultado que el impuesto se paga y la agricultura no se beneficia de esta disposición protectora. Una aclaración sencilla y terminante, comprendiendo taxativamente en la excepción a todas las materias que el cultivador utiliza como abono, sería de gran interés para la industria agrícola. Con la aprobación de las Conclusiones que sintetizan las ideas expuestas, y que con las de otros más interesantes temas se han c;tado a conocer a los Congresistas, no pretendemos haber resuelto ningún trascendental problema agrícola; pero si la Asamblea, con su superior conocimiento y autoridad, las perfila y hace suyas, recomendándolas a los Poderes públicos para que las dén forma legal, habremos contribuído a desbrozar el camino del progreso de la producción de nu~stro suelo, facilitando el éxito de esas grandes obras hidráulicas que Aragón y España entera desean ver realizadas en breve plazo y para las que se necesitarán enormes masas de fertilizantes desgravados de todo impuesto, que en un corto espacio de tiempo se transformen en pan con que mitigar el hambre de los hoy escasos y mañana numerosos moradores de las estepas del Alto Aragón; y la Agricultura nacional tendrá que estar reconocida al Congreso de. Riegos de Zaragoza por haber puesto los medios para que lleguen a sus manos las materias fertilizantes con las mayores garantías de pureza y en las mejores condiciones de economía. CONCLUSIONES

r.ª Está fuera de duda la gran conveniencia, si no la imprescindible necesidad, del empleo de los abonos químicos, minerales o artificiales en el cultivo de regadío. z.ª Los abonos químicos han influído de una manera notabilísima en la extensión del cultivo de regadío, porque solamente empleando estos poderosos fertilizantes puede ser económico transformar los se-


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canos en regadíos en algunos casos en que resulta muy costosa la adquisición del agua para el riego. 3.ª Los derechos arancelarios actuales de los fertilizantes químicos son tan insignificantes que pueden considerarse tan sólo como derechos estadísticos, y, por lo tanto, ·no es precisa la modificación de estas partidas correspondientes del Arancel, pero sí deben de estar alerta los agricultores para el caso improbable de que se tratase de modificarlas en el sentido_de aumento, oponiendo entonces toda la resistencia posible para su realización. 4.ª Los abonos de todas clases que lleguen a nuestras fronteras deben llenar los requisitos que previene el Real decreto de abonos vigente, no permitiéndose su circulación hasta que se haya comprobado, por medio del análisis, que· contienen la riqueza garantizada. Estos análisis deben practicar_se en brevísimo plazo a fin de evitar los trastornos que puede acarrear la demora del despacho. 5.ª El Servicio Agronómico debe practicar frecuentes visitas a las fábricas y almacenes de abonos, para la toma de muestras en las condiciones establecidas por el Real decreto que nos rige, con el objeto de comprobar por medio del análisis si los abonos tienen la riqueza garantizada, quedando de esta manera equiparados los abonos extranjeros a los nacionales, por lo que se refiere a la inspección, y más garantizados los intereses del agricultor. 6.ª La tarifa de transportes de abonos por ferrocarril, a pesar d e que es hoy una de las más económicas que tenemos en España, debe de reducirse aún hasta un límite mínimo, que no exceda del costo a que resulta la tonelada-kilómetro a las Compañías ferroviarias, el arrastre de las mercancías de pequeña velocidad. 7.ª Todos los abonos deben exceptuarse del impuesto de transporte, sin los distingos que establece hoy el Fisco entre los que son com_ pletos y los que no lo son. MadriJ, 29 de septiembre de I9I3.

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SECCIÓN CUARTA - - • ·• - -

R TEMA:

La Mancomunidad Aragonesa

y el Regadío en Aragón PONENTE:

D. JUAN MONEVA Y PUYOL CATEDRÁTICO DE LA UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA

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la Manrnmunidad Arauoneia y el Regadío en Araoón I.

Aragón es, hoy, un país principalmente agrícola; su mejora económica, factor de su mejora integral, consiste en intensificar y_ perfeccionar sus cultivos, y en preparar, al mismo tiempo, la conexión inmediata de su Agricultura con su industria. ·

ande la ribera del Ebro desde Cortes de abarra hasta Fayó, visite la huerta de Zaragoza, cuasi primera entre las Ciudades del mundo por ese concepto, recorra el país encabezado por Bílbilis Augusta y al cuál fertilizan los ríos J alón, Jiloca, Isuela inferior, Piedra, Mesa, Manubles y Peregiles, o contemple algunas huertas de nuestra Tierra Baja, creerá ser Aragón un país opulento de Agricultura, ya que, al alcanzar con la vista sus Ciudades, aun la misma Metrópoli, sus p ueblos, aun los inmediatos a los ferrocarriles que cruzan el país, el horizonte, ralo, cu ando no limpio, de chimeneas, le anuncie una escasez de industrias desgraciadamente no contradicha por la total inspección de la realidad. Mas cuasi solo en los referidos ejemplares consiste el contemplado bien, y a toda la tierra aragonesa se extiende el observado mal; cuasi no tenemos más Agricultura que la de esas huertas; la falta de industria es predicable de todo el Reyno. Contraria impresión a la de esas zonas privilegiadas de la aturaleza produce al espectador el resto del país; el tren que vá de Zaragoza hacia Canfranc,-a donde anhela llegar pronto,-apenas deja al S. la fecunda Galleguera semejante a nuestras tierras altas de la huerta de Zaragoza, se interna en el erial interrumpido únicamente por pequeños cultivos de huerta en algún abrigo somontano;

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estepa es lo demás de la llanura; viene luego desarrollándose en creci!:!nte el sistema pirenáico aragonés, desde su primera nota gallarda, los mallos de Riglos, hasta sus más osadas cúspides, Uruel, Collarada, Pi dou Mieijour d' Ussan, y, allí, naturales, graduadas cimas de monte alto, donde la Economía rural, atávica y perezosa, es mera industria extractiva como la que ocupa la actividad de las primeras sociedades humanas. Las mismas impresiones produce la tierra septentrional de Barbastro y de Monzón, toda la Alta Ribagorza; allí, al cultivo substituye el recrio; y quien, aun con los grandes riesgos de la ganadería, mayores aún en el ganado grueso, logra cada año un razonable número de ejemplares, puede tenerse por afortunado explotador. Otro tanto en la aspereza del Maestrazgo, en todo el país divisable desde Sant Just, Gudal o Penyagolosa; otro tanto en los desarrollos orográficos del nudo de Albarracín, donde Sierra Palomera o J avalampre; pero no precisa buscar esos rincones; el reciente ferrocarril de Utrillas que cruza un país cercano a la Metrópoli, es testigo de un espectáculo desolador, que hace pensar en la Arabia pétrea; y, antes de él, un viaje de Zaragoza a Torrecilla de Valmadrid, lugar próximo al Polvorín militar de Torrero, angustiaba el ánimo; parecía aquello un país maldito. No es cuestión de agua; agua sobra en Aragón, y es un postulado agrícola abominar de país con muchas fuentes; algo sirven los ríos, mas no todo lo que su caudal significa; muchas tierras, asomadas a ellos, reproducen desesperadamente, con sequías pertinaces, la leyenda de Tántalo. Esto ha sido, en Aragón, mal de siempre; sus monarcas han acudido, pródigos, al remedio; Don J ayme I, rápido conquistador en felices campañas, breves en proporción a su éxito, celoso gobernante toda su vida, fué amplio en conceder las licencias reales que sus súbditos le demandaban para riegos, y generoso en acompañarlas de condonaciones de tributos, forma primitiva de las subvenciones del Estado . El agua del Río de Jalón goza entre nuestros labradores, desde antigüedad incalculable, fama conjunta de riego y abono: con el Nilo la comparan quienes oyeron celebrar la virtud fertilizante del


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hierático Aygiptos; útilmente comprueban sus efectos en riegos y escorrentías la vega bilbilitana y circundantes, y tanto que, por las cosechas que el río les otorga, un año tras otro, de cultivos con que ellos invadieron el cauce, se atreven a los peligro~ -Y daños de haciendas y aun de vidas, connaturales a las avenidas extraordinarias que provienen de las grandes lluvias o de los rápidos deshielos. Torrencial el río, no pr~visible su régimen, único su caudal para dar el riego a la Agricultura de un país exclusivamente agrícola, veI1ementes y astutos también los ribereños, o por moriscos o por defensores, en ese caso, de la propia vida, poca el agua para satisfacer a todos, los Señores Reyes nuestros, primero de ellos Don Pedro el Grande, dieron al conflicto soluciones rápidas y definitivas; fueron éstas, fijar las cuotas de agua de cada huerta regante ya ppr aforo de cantidad ya por días de ador, conque, automáticamente, cada grupo usuario tomase la suya; remediar la detentación de aguas por la acción de los perjudicados inferiores, mediante el derecho reconocido a éstos para romper con picos, dextrales y otras análogas herramientas, las presas, nunca más fuertes que de encofrado de madera lleno de mampuesto, cuyas corporaciones propietarias fueran renitentes o morosas en su obligación de dejar pasar el agua a predios inferiores. Si de ello subsiguiese contienda, habrían de arbitrarla, como buenos varones, los Magníficos Jurados de la Ciudad de Zaragoza, salvo el contrafuero tocante siempre a la Corte del Justicia Mayor, pero sin que proceso arbitral pudiese servir en ningún caso como artificio dilatorio. Dichosa edad y siglos dichosos aquéllos en que seguramente no existía el recuerdo de la Arcadia conque se burló de nosotros el señor Miguel Cervantes, pero existía vivo un modo y arte de regir pueblos, consistente en buscar en la Ley antes una eficacia de la razón que un vano adorno de la Potestad; así, la detentación de agua en daño de ajeno fundo, daño quizá mortal a una cosecha, y, por eso, ruina de uno o más hogares, a veces de una población entera, tenía sanción inmediata en la rotura que el mismo perjudicado verificaba en la presa detentadora; luego, el avidez por el agua de ador ajeno era duramente reprimida con privación de regar, para que fuese mayor la pérdida que el injusto logro; eso es el Tribunal de Aguas de


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Valencia, y de igual sistema, con menos poder, cualquiera Corporación regante de Aragón. Por esa norma son gobernadas aún las Comunidades que tornan agua del Jalón o del J iloca, cuando menos desde La Almunia . de Doña Godina hasta la Puerta de Sancho, en la Ciudad; aparte ésto, R eyes de Aragón presintieron el Canal de Tarnarite para el riego de toda la Litera, y dieron posibilidad al regadío de la Huerta del Bayo en Cinco Villas. Concedió el Señor Rey Don J ayrne II a la Ciudad de Zaragoza, año de I322, su Real Protección para la presa que tornaba el agua del Ebro a pro del Término de Alrnozara, desde las Peñas de Calvera, entre Cabañas y Alcalá; de nuestros días ha sido el ensayo, hecho por Ingenieros a instancia de regantes anhelosos, para derivar agua hacia el mismo T érmino, con los mismos propósitos, desde el _mismo lugar; y no lo han hallado visible nuestros contemporáneos; ¿dá ésto la razón a quienes abandonaron aquel recurso hidráulico que ya explotaban, o más bien celebra por más expeditiva la Administración medieval que hizo posibles empresas hoy irnprácticas por sus dificultades legales? Vestigios del influjo de Aragón cuando aún era reciente la memoria del Rey Católico, lograron, en los comienzos del r égimen estatal y centralista moderno, la iniciación del Canal que salvase, a lo largo del Ebro aragonés, las cotas altas de su ribera; dos siglos más tarde podía el empuje de una voluntad aragonesa, que era Pignatelli, lo que no había podido en bien de Aragón, aun benévolo, contra costumbre, el Estatismo. Detened reverentes el ánimo y saludad la obra del Canal Imperial; ved la huerta que riega; contad los motores que actúa y la fuerza que infunde en ellos; comparadlas ~on las tienas de actual secano nombradas más arriba; el presente de estos secarrales es el pasado de la zona del Canal hasta que el agua del Ebro corrió desde el Bocal a Casablanca. Vosotros, próceres de la Ingeniería, Jefes de la Administración del Estado en órdenes diversos, saludad el esfuerzo de los proyectistas, constructores, gobernantes, de hace más de cien años; nosotros, ciudadanos de Aragón, laudemus viras gloriosos et parentes nostras; yo, peón vuestro, ahora, por superior encargo, en esta obra del discurrir a pró de mi Patria, me distraeré un momento recordan ·•


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do que con el Canal Imperial me ligan afectos muy hondos; humilde empleado temporero de aquella casa fué mi padre, y, así, indirectamente, un poco de aquella prosperidad que Pignatelli dió a su Aragón, sirvió para darme los estudios primeros. Perdonad; estoy sintiendo como hombre y me habéis mandado aquí para que discurra como Ponente. Continúo. Casi siglo y medio ha pasado, y el Canal Imperial sigue siendo la obra hidráulica más grande de Aragón; Pignatelli, si viviese, tendría en sí la pena, tendría contra las generaciones que lo han seguido el reproche de una falta de continuidad en su obra; de un desaprovechamiento del ejemplo suyo; cuando ménos, de una desproporción, que es mezquindad, entre las muchas necesidades de la Agricultura aragonesa J los poco remedios aplicados a ella en forma de regadío. Crece la población, y aun puede crecer más; prospera el mundo; vence el Arte a la aturaleza, y, sin embargo, el viajero que cruza este país vé los mismos picachos, esquerdas, ramblas, desierto y abandono que sirvieron de muralla de hambre para detener moros en muchas tierras de Aragón, señaladamente entre el Ebro y el Pirineo. Hemos dedicado gratitud a los muertos; dediquemos esa justicia también a los aún vivientes que han trabajado en la medida de sus fuerzas, por la mejora del país; son los que han hecho el pantano de Mezalocha y el de la Peña, y el Canal de Aragón y Cataluña; son los que laboran para conseguir y para construir los pantanos de Santa María de Belsué, de Covaforadada, de Moneva, de Santolea, de Huesca, de Sádaba, de Valdelafuente, de San Bartolomé y de Pena de Monroyo. Prosperidad vierte sobre Aragón cada una de estas obras que hemos visto llegar hasta el fin; pero son muy pocas; anhelo vehemente hay en nuestro país por las que aún están luchando con las dificultades de construcción, que son las menos, y con las dificultades de oficina, que son las más. Esta doble situación de aprovechadores de las mejoras conseguidas y de incansables esperanzados por las que queremos conseguir, nos dá una enseñanza respecto ele los destinos de nuestra gente. Aragón es un pueblo agrícola, y no quiere ser otra cosa, seguramente


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porque no puede ser otra cosa; si fuera capaz de actuar en otros óraenes, ya, buscando la línea de menor resistencia, hubiese derivado hacia otras ocupaciones lucrativas; no lo ha hecho; no hay indicio para suponer que lo haga; en nuestro horizonte visible y previsible, sólo se vislumbra Agricultura; vendrán industrias después de ella, pues un pueblo meramente agrícola no es un pueblo culto; pero no vendrán mientras la opulencia no se derrame por fuera de nuestros cultivos. Recordemos los que ya sumamos medio siglo o algo más o algo menos de vida, que cuando nuestra viticultura enriquecía grandes comarcas del Reyno, colaboraban en la fabricación de nuestros vinos la Naturaleza aragonesa y el arte francés. Seremos, pues grandes, fuertes, ricos, por la Agricultura opulenta, de donde ha de salir la Agricultura industriada, multiplicadora de todos esos bienes; por la Agricultura hemos de salvarnos como Nación, o con nuestra Agricultura hemos de perecer como fracasados. Ved si el caso merece estudio, reflexión y esfuerzo.

II.

La intensificación y mejora de los · cultivos, ya para producir especies nuevas, ya para depurar las actuales, exigen ampliar la zona regable de Aragón.

Ciudad y pueblo, serán durante mucho tiempo aún, aquello que señalaba como un mal de injusticia Don Antonio Maura, mientras laboraba el remedio en el Proyecto de Ley de R égimen local: <<la derecha y la izquierda del Padre>>. Las Ciudades de Aragón han irradiado a cada campiña circundante los beneficios que han logrado hacer suyos por superioridad de cultura y de influencia. La huerta de Zaragoza, primordial ejemplo de estos casos, ha podido aprovechar las lecciones de sabios agrónomos, de donde luego han provenido ríos de oro, porque aquí había riego fácil, abonos a mano, campos de experimentación a distancia de paseo, consejeros de agronomía al alcance del oído de todos los cultivadores; y, entre todas esas ayudas del acierto, la principal ha sido, seguramente, el regadío . No hemos agotado las mejoras de nuestra huerta al implantar en ella la remolacha sacarina; queda mucho por hacer; quedan las


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frutales; quedan las hortalizas tempranas, primor del mercado; queda la alimentación de la riquísima industria conservera; queda el cultivo de nuevas, atractivas especies; donde haya riego seguro, la Agricultura inteligente será innovadora; donde el agua sea meramente aleatoria, la Agricultura prudente vivirá en una prudente rutina; y aun habrá que alabarla llamándola prudente, cuando ménos; a veces, su persistencia merecerá los títulos de abnegada y heróica. No sale el sol a un mismo tiempo para todo el planeta, ni cada siglo ilumina por igual a todo un país; mientras nuestras huertas depuran su agronomía, existen territorios para los cuáles es primordial aspiración salir de la categoría de estepas, o mejorar gradualmente en la calidad y cantidad de sus cultivos; todo Aragón, en varias proporci9nes y grados, se encuentra en estas circunstancias.· Y para todos esos casos, para que comiencen los que aun no han comenzado, para que mejoren los que ya se hallan en camino de perfección agrícola, precisa primordialmente el fomento del regadío en todo el suelo aragonés; donde no lo hay aún, para que exista; donde ya lo hay para que aquellas comarcas adelanten, al par, cuando ménos, de otras cuyas inferiores condiciones naturales han sido suplidas con exceso por el trabajo humano.

IIl.

La preparac10n de un cercano porvenir industrial de Aragón que permita elaborar los productos del suelo, aconseja arbitrar manantiales de fuerza motriz, y éstos pueden hallarse en la misma agua canalizada para el regadío.

Días llegarán en los cuáles la Ingeniería hablará de la combustión, hecha manantial dinámico , como de un arcaísmo funesto a la Economía industrial; la luz fría es aspiración de la óptica; la energía sin consunción de combustible sería siempre la solución de un gran problema; lo es más cuando ya los geólogos forman el inventario de la riqueza carbonífera del globo terrestre, y anuncian su extinción para tiempo largo a la vida de un hombre, corto a la vida de la Humanidad. Podemos darnos por dichosos de haber logrado en el Bajo Aragón,


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para contrarrestar carestías propias de la mercancía carbonera, y también del agio y de la guerra de tarifas, el carbón mineral; quiero dedicar otro recuerdo de gratitud a otro muerto ilustre, a quien deben mucho las minas de Utrillas y más el Aragón del Sur; Domingo Gascón y Gimbao; descanse en paz. Pero Utrillas no es Cardiff; además, Utrillas necesita mineros que arranquen y arrastren, y laven, y carguen y descarguen y elaboren; una crisis obrera, una huelga persistente, pueden crear a la industria bloqueos por hambre de combustible; aunque tal no fuese de temer o, siquiera, de prevenir, siempre la adquisición de nuevos manantiales de fuerza motiiz enriquece; más aún si esos manantiales de fuerza motriz, la dan, prescindiendo de toda combustión, por transformación de fuerzas naturales. El Gállego, sin daño de las vegas que fertiliza, mueve muchas industrias; otro tanto el Jalón; más aún el Canal Impe1ial; cada canalización que logremos no sólo dará vida a las plantas, sino a la industria; mas, como ésta multiplica el valor de los frutos de la tierra, la instauración del regadío donde no existe, su aumento donde ya lo tienen, producirá, por muchos conceptos, la mejora de la industria agrícola; mejora justa; mejora rápida también. Debemos trabajar incesantes por conseguirla.

1111. Aragón, colocado entre Francia, Cataluña, Valencia, Castilla y Nabarra, países con Economía propia, necesita, siquiera por eliminación de otras soluciones todas imprácticas, formar Economía propia también. Aragón es un país pobre; esta afirrnación tristísima no tiene contradictores, porque no hay ni apariencias de argumentos con que objetarla; mas lo grave de su situación no finca en su pobreza, lo cuál es remediable, sino en que el remedio de ella no está en nuestras manos; Aragón puede llegar a ser rico, debe llegar a ser rico; mas para llegar a ese término,-o etapa siquiera,-de su vida, necesita enterrar en la cimentación de su opulencia futura una riqueza que hoy no tiene.


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• Y ésto no es caso de depuración espiritual hacia la santidad, ni de resignación hecha ingeniosa por el humo1ismo; la pobreza puede hacer de un individuo un Francisco de Asís; de un pueblo, solamente una raza de esclavos; el humilde podrá hacer broma con su fortuna venidera, esperada de la lotería a la cuál quizá no pone; un país ha de mirar su pobreza, si la padece, como una enfermedad mortal que, poco a poco, y a veces mucho a mucho, amenaza acabar con haciendas, honras y vidas de sus ciudadanos. La Grecia de Pericles padeció al Turco y el Egipto de esostris tiene hoy que agradecer su cultura a los ingleses. Analicemos, para agotar las soluciones del problema o para convencernos de que tiene, cuando más, una sola, todas las hipótesis imaginables . . Aragón no es un país cerrado por fronteras geográficas naturales; no es frontera el Noguera occidental, ni el Mata.rraña, ni la sierra del Maestrazgo, ni la de Albarracín; no lo es siquiera el Pirineo, cuanto menos la plana de las Bardenas. Aragón no está poblado por una raza excepcional, con vínculos sociales meramente endógenos; hablan catalán una cuarta parte de aragoneses; son indivisos de habla y ocupaciones con los nabarros y los castellanos todos los que vú.:1.n a Nabarra o Castilla; de Teruel al S. todo aquél país tiende a Valencia más que al interior del Reyno ; Calatayud no siente ni quiere la influencia de la nominal Metrópoli; Zaragoza no es, moral ni económicam~nte, Cabeza ni Casal del Reyno de Aragón. ¿Cabría, pues, buscar colaboradores de nuestra mejora, socios capitalistas de la Economía aragonesa, ultra de las mugas de Aragón? Tampoco; ménos mal que, ya que eso no quepa, ni siquiera cabe que nos engañemos con ilusiones; el desahucio es patente. Tenemos, hacia el E., la vecindad de un pueblo rico, laborioso, industrial, sabio de su propia Economía; no contemos con él; ni se entienda este aviso juzgarlo mal; aquí el juicio económico no vá unido a un juicio ético. No nos sacará de apuros económicos Cataluña, y hará bien; siente su existencia como pueblo, tiene su Economía particular, y, t endiendo primero a salvarla, después a engradecerla, cumple bien su fin; , desdichada suerte tendría aquel pueblo que, sin plenas fuerzas para


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mover su propia vida, se empeñase o se aviniese a remolcar otro. A esta dificultad, que es, en absoluto, dirimente, precisa agreg.i.rle otra razón, que es culpa nuestra; desdichadamente, Aragón siente contra Cataluña una repulsión, no aparatosa, pero sí constante y pertinaz, como un fuego de tizones, que no alumbra pero quema; y ese fuego es tanto más vivo cuanto lo sopla sin cesar, por lo menos desde hace un siglo, el viento de Poniente. Nada esperemos de Valencia; la Plana es pobre; la Marina, lejana de nosotros, tampoco es rica; el Reyno, puesta toda su atención en huerta y mar, nos vuelve la espalda: no; ni Valencia nos salvará tampoco. Nabarra menos aún; goza, bien ganada, su autonomía; sumar intereses nabarros y aragoneses valdría como sumar valores heterogéneos. La Extremadura castellana oriental, fronteriza nuestra por el W. no tiene interés común con Aragón, ni riqueza que aportar a una sociedad; no pensemos en ella. Francia, no obstante la cuestión de soberanía, influyente también en los negocios, algo ha hecho por Aragón, aunque no estemos en el caso de agradecerlo. Más parte pondrá el capital francés que el cispirenáico en la Empresa del Canfranc. Pero no son los negocios comunes a todo Aragón tan claramente reproductivos, hoy por hoy, que atraigan -capitales extranjeros; ni eso convendría sin grandes precauciones. Queda la Rioja por discutir; la orilla del Ebro, desde Baskonia a Cataluña tiene un modo de ser uniforme; no debemos negarnos, por testarudez histórica a las actuaciones de la biología; entró Teruel, hace siglos, a ser Aragón, con no mayor motivo que la Rioja tiene para ser aragonesa; pero tampoco olvidemos ésto; las uniones ocasionales son efímeras; y las uniones mal trabadas por la Naturaleza, antes producen males que ventajas. Además, la ribera riojana del Ebro no es toda la Rioja; los intereses de la Rioja montañesa distan mucho de los nuestros, y más se aproximan a Soria que a cualquiera comarca de Aragón, aun la que lo es II_J.ás inmediata y similar. Hemos, pues, de valer con nuestras propias fuerzas para nuestra


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propia debilidad, o rendirnos. Nos h acen, ap arte ese dilem a, u na invitación. ¿Acaso el E st ad o esp añol...? Veamos.

V.

La actual organización política del Estado español, independientemente de la forma de gobierno, hace imposible que Aragón consiga, por consecuencia lógica de su derecho como condueño de los destinos del País, la satisfacción de sus necesidades económicas; más fácil le sería obtener de amigos temporeros, poderosos en la Política central, gratuitas mercedes, que satisfacción a justas vindicaciones económicas; pero las mercedes gratuitas, demás de ser en daño del procomún, serían estériles para Aragón, y sólo la satisfacción a las necesidades de un sistema económico racional y consciente pueden serle útiles.

E l estudio comparativo de lo social con lo oficial dentro de la vida imperada por el Estado español, h alla ent re ambos órdenes contradicción t an grave q u e, al notarla recaer sobre los más im port ant es intereses h umanos, la entidad de aquellas contradicciones dá el índice de temibles confli ctos con los cu áles vienen aparejadas. Lo principal y lo m ás p enoso d e est a P onencia es e~plicar algunos de esos conflictos y p roponer solución a ellos. El siglo xv1n1 p odría ser llamado, en relación con el Estado español, siglo constitucional o constit u yente, y au n le serían predicables cu alesquiera otros adjetivos que p rocediesen de la palabra CONSTITUCI ÓN .

E l sólo significado de esta palabra impone reflexiones hondísimas; con stituirse una sociedad es t om ar form a connatural a su mat eria, es integrar un organism o qu e sea cap az , m ejor qu e ningún ot ro, para actu ar con el m ayor ap rovech amiento posible las fuerzas biológicas d e aquella gente y los t esoros n aturales de aquel país; la Constitución d e un E st ado nos dirá si el p u eblo para el cu ál est á hecha es étnicam ente, t erritorialmente, confesion almente, históricam ente, homogéneo o het erogéneo; ella deberá revelarnos las con diciones de


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la sociedad para cuyo servicio fué labrada; ésto es la forma respecto de la materia en todos los órdenes naturales; sabemos, aun sin pasar de lo rudimentario de la Ciencia, cuál animal es marino y cuál terrestre, cuál anfibio y cuál volátil; no cubre la aturaleza con una misma piel la foca y el reno alegando excelencias de uniformismo ni analogías de vecindad; hoy todavía no llegamos a comprender cuál sea la necesidad que la materia pirita de cobre tiene de ser exaédrica, y la materia carbonato de cal tiene de ser prismática; pero ya se nos alcanza que entre esas materias y sus formas respectivas, hay la misma relación de necesaria congruencia que entre las plumas y el vuelo, entre las branquias y la inmersión, entre la gruesa piel y el clima helado. Así es lo natural; las Constituciones por las cuáles ha sido regido o intentado regir el Estado español, son, de seguro, contrarias a lo natural, pues son totalmente antagónicas a los precedentes ejemplos; más que Constituciones de pueblos históricos, parecen formularios impresos, mediante los cuales, llenados en cada ejemplar los huecos relativos a nombres geográficos y a denominaciones de magistraturas, pueda ser regido calquier pueblo sin precedentes, que acampe, con intención de permanencia, en cualquier país del globo terráqueo. Pueblos sometidos a esas normas de gobierno, semejan inverosímiles Empresas de producción en cuyo régimen fuese principalísimo aquello que se refiere a los accionistas, al Consejo de Administración, al modo de funcionar éste, a los derechos útiles y honoríficos de su s Consejeros, y solamente unas cuantas reg~as, pocas, secundarias y despectivas, aludiesen al objeto principal de la explotación de modo tan impreciso que indistintamente pudieran ser aplicables a un laboreo de minas, a una fábrica de tejidos o a un Banco de emisión y descuento; cualquiera opinaría que, allí, la ganancia estaba en gobernar, no en producir; que la actividad de aquellos administradores tenía su objetivo en el Consejo de Administración, y no en la Empresa misma, tal cual oficialmente aparentaba ser. Así son las aludidas Constituciones; un artículo solo de entre n4, uno de entre 145, tres de entre 78, tres de entre 89, tres de entre 93, catorce de entre 384, van destinados en ellas a tratar de todo orden de gobierno que no sean los organismos centrales; y lo tratan incon-


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cretamente, remitiéndose, aun para lo fundamental de ello, a leyes venideras, movedizas a voluntad de los Partidos, variables a empujes de las pasiones, expuestas a servir de rehen o de precio a exigen cias incongruentes con los respectivos intereses sociales. Este aparato absurdo tiene lógica explicación en los periodos constituyentes cuya síntesis más o menos fiel ha sido cada una de esas Constituciones; todas las crísis contenidas en ellos son monótonamente iguales; primero, apasionadas luchas; después, astutos regateos; finalmente, dolosas transacciones entre los dos grupos antagonistas, cuyos nombres, diversos en cada etapa, rotulan variamente dos no variadas modalidades: los que gobiernan y los q_ue aspiran a gobernar; logran éstos garantías individuales; para contrarrestarlas oponen los otros resortes de gobierno; los conspiradores de ayer, hoy gobernantes, amparados de un estado posesorio igual al que repudiaban~usan esos resortes extraordinarios cuando conviene a su estabilidad; los gobernantes de ayer, hoy conspiradores, nunca confiesan que sea legítimo aplicar a las ordinarias libertades el régimen de excepción que ellos mismos legislaron a ventaja propia; la única síntesis posible de estas crisis políticas agudas, han sido esas Constituciones cooperativas de Gobierno, destinadas a reglamentar, mediante los organismos centrales y sus derivados centralizadores, la carrera de gobernante por el aprendizaje de conspirador. Pónese al argumento condenatorio de esas Constituciones formales sin materia y políticas sin realidad social, una argucia de método, la cuál dice no ser defecto de las leyes fundamentales su carencia de materia social, pues ellas, por su naturaleza, son solo forma y aparato por donde han de circular, ordenadamente, los intereses comunes. Fácil es destruir esta objección con pura teoría, pero es más convincente que eso quebrantarla a golpes de realidad. Las Constituciones no se han cuidado de ordenar la actividad social; ni siquiera han dedicado un artículo a reconocer que esa actividad existía; pero su existencia se ha impuesto como una necesidad imperiosa que exigía reconocimiento, y como una realidad complejísima que pedía reglamentación; el Estado se ha visto, sin elección posible entre el prohijamiento y el repudio, obligado a dar ley y tutela a esos órdenes de actividad.


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Ni es cie,rto tampoco que el interés social caiga fuera de las Constituciones; ~01:istitucionales son las leyes municipales de la Edad Media, y en ellas aparecen definidos los intereses sociales con más empeño aún que los políticos. En el principio del régimen constitucional, esa tutela de los fines sociales, causó, casi siempre, tedio a los directores de la Política; aquello a que, con una prontitud de lenguaje mal razonada, llamaron Administración, era, comparado con la Política pura, un prosaismo, solo tolerable cuando proporcionaba recursos a la Hacienda. Luego, la experiencia despertó a la malicia; el gremio gobernante halló convenirle que cada orden de la vida social le estuviese sujeto discrecionalmente; que nada se moviese en la sociedad súbdita sin la venia de sus moderadores, ya para que la masa social no se volviese contra ellos, ya porque, hechas la justicia y la tutela social <<recursos de gobierno>> en manos de los gobernantes, los gobernados· tuvieran que agradecerles hasta el propio vivir. Coloraban este sistema razonados pretextos, que, a ser limpia la intención, hubieran podido valer como verdaderas razones; la convivencia de los intereses sociales es necesaria a éstos aun a costa de su merma proporcional; esa convivencia requiere un criterio de equiparación simultánea o sucesiva; de graduación, dentro de esas mis mas etapas; y eso es labor jurídica, función primordial del Estado. Requiere también suplementos de la actividad privada mediante el auxilio de la comunidad para el logro de bienes, también comunes, a los cuáles no basta el esfuerzo privado; y eso es función tutelar, transitoria, pero efectiva, del organismo político. Quedaron así la Sociedad y aun la Naturaleza esclavas del Poder. Bajo este régimen VlVlmOS.

Usando una frase habitual, cabría decir que los continuadores de la obra de la Revolución en el siglo xvnn padecieron un error de teorizantes; precisa tornar las palabras a su llano valer, y decir que el error fué suy.o y que lo padeció la sociedad. Veamos ahora cuál error fué . Todo el sistema constitucional, liberal, revolucionario o multitudinista, que es el contenido político del siglo anterior, descansa en un precedente greco-romano y en una entelequia centralista; el pre-


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cedente es el ágora de Atenas y su homólogo el foro de Roma; la sociedad, imponiendo sus respectivos valores en el gobierno de la República; la comunidad política, interviniente en todo lo que fuera interés de más de un individuo; declarar guerras, conceder paces, establecer alianzas; y también dar valor jurídico a la voluntad testamentaria de cada ciudadano. Esto, traducido de la leyenda heróicodemocrática al siglo xvnn, se llama <<soberanía nacional». Pero esa traducción proviene de una gran ignorancia de la Historia; ya es sabido de todos que Grecia y Roma no fueron democracias, sino oligarquías; y, aunque no lo atestiguara la Historia, lo descubriría el sentido común, el cuál se alarma de que, siendo la dignidad atributo humano, la dignidad política tuviese realidad activa para solo atenienses, para solo <<romanos de Roma>>, no para todos los hombres ni aun para todos los demás pueblos; es decir, que de aquella <<soberanía nacional», fueron actores, cuando más, el número de voceros y votantes que cabía en el ágora o en el foro; fueron meramente súbditos todos los restantes ciudadanos; una democracia en favor de cientos de hombres, a costa de millones de ellos. Además, raras veces los plebiscitos políticos siguen la razón, y, aun esas raras veces, el seguirla no procede de deliberación acertada, mas de coincidencia. Ser ciudadano no implica entender de todo lo que puede afectar al interés público, ni siquiera entender cuándo la propia ignorancia debe inhibirse; quien tai hiciese sería del todo justo, mas no del todo ignaro; mucho sabe quien sabe sus propios límites. No finca el peligro solo en la ignorancia o en la pasión consciente; más está en la psicología de las multitudes, fatal siempre, aun sin detrimento del libre albedrío de sus individuos; uno y más hombres, que forman parte de una multitud de la cuál disienten, están expuestos a seguirla, ya por miedo, ya por temor de la impopularidad, ya por desaliento de la propia impotencia, ya por respeto instintivo a la fuerza moral de una gran mayoría, ya por contagio pasional de imitación; a esas asechanzas vá sujeto un representante en Cortes a quien sus mandantes han concedido discrecional poder; con más, a la autoridad inexcusable de uno de los tres o cuatro jefes de grupo cuya voz siguen los restantes. 2 R


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La Revolución, con sus copias greco-romanas y sus propias ideas, si las tuvo propias, dijo librar a los hombres de muchos yugos, mas no libró a los pueblos del yugo de sus ciudades capitales; París después del 89 y del 93, dominó a Francia, desde luego, tanto, y, andando el tiempo, más, que bajo los Reyes absolutos; Cádiz pesó más éomo capitalidad que el Madrid-Corte primitivo; aparecieron en Francia, y aquí y en todos los países análogamente regidos el ius civitatis y el ius italicum, el derecho quiritario y el derecho pretorio; el privilegio para unos pocos y los gravámenes de la ley para los restantes; la eterna ficción de la democracia centralista. Estaba hecha la Constitución; precisaba desarrollarla sin descubrir sus contradicciones; conservar la ficción sin daño de los intereses para los cuales había sido creada; las leyes políticas seguirían enriqueciendo de ventajas la carrera de gobernante, y conservando a esas ventajas la apariencia de conquistas hechas para el pueblo; así surgieron, vestidas de leyes, estas dos entelequias: «Sufragio universal>>, <<Soberanía nacional>> fundidas en una sola: Poder legislativo, cuasi omnímodo en teoría, atribuído por el sistema constitucional al Parlamento de cada país. <<Sufragio universal>>: todos los ciudadanos, sin excepción, designarán por voluntad de la mayo ría o de ésta y de las minorías más fuertes, sus representantes; y la mayoría de esos representantes expresará, con su voluntad, la del país, la cuál será ley; soberanía primaria en el pueblo votante; soberanía secundaria, en sus mandatarios. Pero ni la una ni la otra; no soberanía del pueblo en el sufragio, porque, antes de dar al pueblo el instrumento soberano del voto, fué calculado y puesto por obra todo lo que había de hacer imposible esa soberanía; voto igual, indistinto, a cada varón ciudadano para que no predominen los selectos; votantes aislados individualmente, agrupados en porciones amorfas del Censo electoral, alejada toda inteligencia que se funde en organismos sociales colectivos, capaces de interés consciente; así la fuerza social ha quedado canalizada para que, aumentando de esa manera su impulsión, mueva las máquinas de los políticos de oficio que están cursando o que ya explotan la dicha carrera de gobernante; y no pueda mover ninguna otra máquina.


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o soberanía de los mandatarios en Cortes, sin que el no tenerla provenga del veto Real, ni aun de la imposición del Gobierno responsable que declara cuestión de Gabinete el resultado de una votación; no hay soberanía donde no hay acto consciente; y no lo hay donde la decisión de los asuntos está encomendada a quienes, en la mayoría de los casos, no pueden juzgarlos según la razón, porque no los entienden, pero propenderán a juzgarlos según la pasión, en lo que favorezca o perjudique su interés directo o indirecto, próximo o remoto Sarcasmo es la proclamación de la soberanía <<nacional>> o, más exactamente, <<soberanía del pueblo,>. Tendrán en conflicto los pescadores de la costa gallega la rivalidad entre la traiña y el xeito; los del país productor de la ñora, las pretensiones, incompatibles, entre mezclistas y no mezclistas; Aragón, la vindicación de sus Fueros y libertad civil; y serán soberanos de la resolución hombres de tierra adentro que no conocen el mar, ni la pesca, ni el xeito ni la traiña; hombres del N. o del W. que ni de nombre saben la ñora, ni se les alcanza la ventaja o el daño de agregarle aceite; hombres que ignoran lo que son Fueros y para qué sirven. Aumenta la dificultad cuando el asunto debatido implica favorecer a una región; es pura hipocresía el precepto de Derecho político según el cuál cada personado en Cortes representa todo el país; la realidad enseña cómo cada Senador o Diputado representa su distrito discrecionalmente, como a un feudo; grosería será en un Diputado invadir con sus recomendaciones el distrito de otro, y nunca, sino en caso de hostilidad excepcional, contrariará el Gobierno, en cada Distrito, ni aun al Diputado de oposición situado fuera de la legalidad constituída, cuanto menos a los ele la oposición de S. M. y a los adictos al Gobierno imperante. Llega el conflicto a su mayor tensión al tratarse del repartimiento de dineros pertenecientes al Tesoro común, y no es espíritu de economía el freno de los representantes en Cortes; es solo la rivalidad positiva por conseguir para sus distritos, o la rivalidad negativa de no dejarse aventajar por otros. Ese es el caso de los riegos, presentado a las Cortes como motivo de subvención a costa de fondos públicos del Estado. Los políticos del Centro que anhelan el aplauso y el apoyo de


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las masas no son enemigos de las regiones, ni de cada región, ni de tal Región,-salvo, tal vez, un solo caso,-por ideas ni por pasiones; lo son por el criterio que profesan y practican de que nada salga del depósito de los favores comunes sino cobrados por ellos, no en moneda,-cada político de esos que muere pobre deja desmentidas muchas calumnias de venalidad;-sí en gratitud; sí en reconocimiento y confesión de la omnipotencia del oligarca; los hombres del gremio gobernante practican el cohecho de la sumisión con tal candidez, que han formado de ello una nueva Moral, compuesta de dos preceptos a su modo; uno d escendente: <<ser muy amigo de sus amigos>>: otro ascendente: <<ser agrade<;:ido>> y esta gratitud consiste en pagar con nuestros votos, que son actuaciones de conciencia, favores recibidos por conducto del oligarca, pero no a costa del oligarca; unos, que son justicia; otros, que son merced, pero a costa del país. Historia y memoria dan la comprobación; millones del Estado han sido dados a regiones y a Ciudades, no para atenciones necesarias, sino para festejos; y no los que aquel país pedía al Tesoro, sino muchos más; y ha sido declarado patriótico el juego de azar legal de la Lotería, y algunos otros que no son materia del Derecho administrativo, sino del Derecho penal y de la aversión pública. No hallarán esa misma generosidad los riegos de Aragón; en las Cortes han de tener su mayor enemigo; ved porqué el estudio del problema de los riegos sugiere la idea de una revisión de valores políticos. La mayoría de los representantes del País en la? Cortes, viven habitualment e en Madrid; casi todos ellos son civitatenses; poquísimos son agricultores; las leyes políticas, como h echas para utilidad y comodidad de políticos profesionales, no para bien del país, omitieron muy pronto la exigencia del carácter de íncola de cada distrito a quien hubiese de representarlo; éste es el derecho actual en ese orden. Falta, pues, en Senadores y Diputados, amor al respectivo país que representan, pues les falta el conocimiento de él, que había de ser previo al amor; otro tanto desconocen la Agricultura y sus necesidades, el regadío y su función económica y s~ transcendencia social. Tran;;igirían, por reciprocidad· expresa o tácitamente pactada, con -


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la cesión de unos pocos millones a una comarca o a una Región, que para ellos es un grupo de distritos; no se avendrán al número de millones necesarios para el regadío nuestro; y no valdrá demostrarles que la colocación de esos millones en esa empresa es una buena colocación del capita1 del Estado; hechos a la idea uniformista, no comprenderán una justa distribución de los gastos públicos sino empleando aproximadamente la misma cantidad en cada porción del territorio, como si fuese rancho el Presupuesto y reclutas los órdenes sociales de la cultura y la riqueza. Políticos gobernantes y políticos parlamentarios pertenecen a una misma carrera; coexisten en los principales de ellos esas dos actuaciones; otras veces las alternan; por necesidad han de sentir las cosas políticas del mismo modo. El Parlamento pesará sobre el Gobierno para impedir que en una sola parte del territorio del Estado sean invertidos mucho más de roo millones de pesetas; y habrá Gobierno que, para eludir su personal responsabilidad, convierta el Parlamento en Convención contra todas las normas conocidas y enseñadas en el Derecho público. Estaremos solos; menos mal si la entereza de nuestro ánimo nos produce la impresión y el efecto de una amigable compañía.

VI.

Aragón debe constituirse en Mancomunidad para organizar su Economía propia, fundada en su Agricultura y en sus industrias agrícolas; la misión del Organismo mancomuna} debe ser, ante todo, dar a la Agricultura el total de medios generales que necesita para su desarrollo, y que no pueden ser logrados por la iniciativa particular; así hará sistemáticamente y con opción a grandes provechos, ·lo que plausiblemente pero sin sistematización, sin conexión entre ellas, y, por eso, con resultados sociales relativamente exiguos, vienen haciendo el Alto Aragón y el Aragón Central mediante las Diputaciones de Huesca y Zaragoza.

Voy a hablar según la razón, que es, en Política usual, hablar según la utopia. Sr las Cortes obrasen lógicamente, no aprobarían la subvención enorme y justísima que Aragón pide para su plan de riegos .

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Disponen las leyes procesales que jamás el juzgador rehuya juzgar por no encontrar previsto en la ley el caso juzgable; y esas leyes aciertan, _por que cada conciencia particular es un jurisperito. Pero este criterio no es aplicable a las leyes políticas; no basta la conciencia personal, ni aun quizá la del técnico, para resolver, mediante el voto ca-soberano de Representante en Cortes, un expediente de construcción de canales, por sola la lectura de unos pliegos de papel y el auxilio .aclaratorio de unos planos inertes y de unos Presupuestos inelocuentes. Podrá ser que las negativas de los impugnadores de ese ·proyecto sean todas conscientemente injustas; pero más fácil nos sería hacer triunfar el Proyecto en unas Córtes cínicas de inmoralidad, que en otras donde cada mandatario· del país votase según buena conciencia; en este caso, los más se inhibirían. Tocam.os, pues, la ilógica del sistema político en el cuál estamos viviendo; podemos comprobar que esta vida nuestra, dependiente de tales organismos, no es consecuencia de una biología natural, sino de una serie de accidentes casuales; un Ministro amigo; un jefe de mayoría imperioso; una coincidencia de intereses; un momento d e paz en la Política; y hemos de reconocer también, con susto, que, persistentes las mismas circunstancias, pretensiones menos justas también triunfarían; y que, invariable la justicia de nuestra aspiración, circunstancias diferentes la harían fracasar. Séanos este estado de inseguridad en que vivimos, lección política, y aprovechémosla para el remedio de esta actual situación. En e~ momento presente, sin culpa moral de los llamados a intervenir en nuestra vida, por sola incompetencia de ellos en asuntos en los cuáles la ley los hace supremos decisores, Aragón tiene entregado su porvenir a un juego de azar, y puede perder, en esa traza de sorteo de la decisión, la riqueza y los intereses de más alto orden que van comprendidas en todo un plan económico. Hemos de valer para nosotros mismos; hemos de labrar, por nosotros mismos, el resurgimiento aragonés; si nuestros comarcanos no nos son útiles, si el Estado no nos da concesiones grandes, ni siquiera las pequeñas, ni aun por actos de estricta e inexcusable justicia, hagamos nosotros lo que no han hecho los demás, y restauremos por las propias fuerzas, el nombre de Aragón .


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Valgamos para nosotros mismos; trabajemos para lograr que nuestros asuntos interiores vayan a resolución de quienes los conozcan por estar dentro del ambiente aragonés, por vivir en el País, por saber sus recursos y sus necesidades; en vez de suplicar a la amistad, de forzar la condescendencia, de obligar a la disciplina política de senadores y diputados, traigamos la decisión de estas cuestiones a un organismo propio, consciente, interesado, y principal interesado en el bien de nuestro País. Para ésto no precisa la revisión constitucional, ni la revolución, ni la extorsión de lo existente; basta que Aragón se decida a optar por el Régimen de Mancomunidades en los términos en que hoy el proyecto de Mancomunidades tiene estado parlamentario. Supongamos constituída la Mancomunidad Aragonesa; casi seguramente no sería votado por unanimidad y aclamación el gran proyecto de riegos que hoy ocupa el ánimo alto aragonés; el caso no es evidente; hay allí, de seguro, mucho que estudiar y mucho que discutir; somos hombres acá; admitamos, para nuestros Diputados mancomunales, las cuotas de insuficiencia mental, de insuficiencia ética también, que son, con variada entidad, desdicha de todo grupo humano; aun .con ésto, nuestra situación sería muy más ventajosa que la presente. Ante todo, no padeceríamos dilaciones por causa extrínseca; ni el cambio total de gobernantes ni una crisis parcial del Ministerio de Fomento ni una disidencia en el interior de un partido ni la venida de un personaje ilustre ni aun las imperiosas vacaciones estivales detendrían nuestra gestión; en plena canícula, y con la Corte en fiestas y mientras luchaban entre sí los hombres de un partido y caía una situación y ora se levantaba, Aragón labraría su riqueza futura, la cuál depende de cosas de pública administración mas no del estado interior de un partido ni del predominio de una política determinada,-en lo que es político, al uso,-ni de la visita ceremoniosa de un Jefe de Estado. No s_olo ganaríamos en rapidez, sino en continuidad; no sería posible, en la Mancomunidad aragonesa, la variación diametral que proviene de un cambio de Política y de una disolución de Cortes; el ejemplo de los tres años perdidos en la discusión fatigosa y, luego, estéril,


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de la ley de Régimen local, es la más grave condenación del sistema político de España; la Mancomunidad no habría de ser así, porque sus mismas funciones administrativas alejarían el peligro de la manera de luchar que caracteriza a los políticos del Centro . Ganaríamos, y ésto es más, en aptitud de los decisores para decidir; los representantes de Aragón en la Mancomunidad Aragonesa serian ciudadanos de Aragón, conocedores, por propia vista y propio padecimiento y propio goce, de las circunstancias, de las necesidades y de los recursos del País. Ganaríamos, sobre todo, en interés de los gobernantes de estas cosas de nuestro País, a pró del País mismo; y aquí precisa denunciar por falaz o por idiota un personaje cuyo valor, nunca superior a la vulgaridad, alterna casos entre la hipocresía y el absurdo: ese personaje es el político <<desinteresado>>. Protesta el lenguaje usual contra ese artificio: cuando recomendamos a otro un asunto nuestro, le rogamos que en él ponga <<el mayor interés>>; y, cuando a más se atreve nuestra intimidad, le pedimos que lo mire <<como a cosa propia>>; los hombres más expertos en el arte de negociar no hallan mejor modo de prosperar con sus negocios que <<interesar>> en ellos a sus colaboradores; frente a estas realidades, una Política vestida de etiqueta pretende ensalzar la figura del Representante popular cuyos intereses no han de cambiar por sus votos, pues son intereses absolutamente diversos de los de sus representados. Ese es hoy nuestro mal: nuestros parlamentarios ca-legisladores no son nuestros consocios en las empresas públicas de cada País a donde alcanza su poder; tienen interés propio, mas en las leyes profesionales de su carrera de políticos; lo ponen en pagar con sus votos en el Parlamento, y, por consiguiente, a costa del País, las complacencias que, también a costa del País, tiene con él, en las oficinas públicas, el Gobierno imperante; así triunfan, sin protesta, proyectos de ley que otorgan haberes pasivos a parientes, y menos mal si lo son, de personajes, y se dá el caso de artificiar, para obtener una pensión, una o más leyendas de heroísmo, y, para preparar el ánimo de las Córtes, es traído desde los antípodas el cadáver de un oficial que murió en campaña de enfern1edad común .

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Sobran libelos; sobran anuncios lucrativos con aspecto de artículos periodísticos y de noticias; falta publicidad aún; si la lograse el proceso interior de cada disposición soberana que ocupa lugar en la Gaceta, los elegidos para Representantes del País necesitarían expatriarse para no mqrir a manos de sus electores. Y también, si esos mismos Senadores, Diputados, Ministros, presenciasen el espectáculo de las necesidades de cada País que gobier- · nan bajo el Estado español, fuesen capaces de hallar remedíos para ellas, supiesen presentir el cuadro futuro de los pueblos restaurados por esos remedios, seguramente gobernarían bien, pues los más de ellos, aun los manchados de improbidad, no son malos; son aquello mismo que la embustera cortesía les alaba: hombres <<sin interés>> en los asuntos que resuelven; ni aun tienen en ellos el interés de la compasión, porque no padecen con la visión triste de la necesidad. No sucedería así bajo el régin1en de Mancomunidad Aragonesa; sus altos representantes, hombres de Aragón, próceres de Aragón, tendrían legítimo interés, parciario del interés común, en las empresas que rigiese la Mancomunidad; su propia Economía sería fianza de la nuestra; y cuando, por sus decisiones, ganase Aragón, ganarían ellos también, a veces directamente, por una canalización que mejorase sus fincas, por un ferrocarril que comunicase su pueblo; en todo caso, porque ganancias o pérdidas para la Economía aragonesa, serían ganancias o pérdídas para todos. Queda una objeción rudimentaria, propia de cualquier lector autodidacto de obras de Derecho político elemental y octocentista: esos hombres interesados polarizarían su gestión en el sentido de su ventaja; no, porque no todos tendrían el mismo estado económico y social; no, porque, ya que no el imperativo de s{i. honradez, los contendría de prevaricar la atrición de .publicidad inevitable que es consecuencia de ad ministrar a la vista de los administrados. Ganaríamos, pues, demás de lo dicho, en responsabilidad efectiva de nuestros gobernantes; pero, volviéndonos a esperanzas optimistas, ~anariamos, más que en nada, en amor: en vez de ochocientos Representantes divididos en dos Cámaras, y, entre ellos, casi todos sin afecto al País para quien concretamente legislan en cada 3 R


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caso, decidirían la vida económica y la prosperidad socia.l de Aragón medio centenar de aragone es. Venga, pues, la Mancomunidad Aragonesa.

VII. Una de las primeras labores de la Mancomunidad ha de ser la ampliación de la zona regable de Aragón con urgencia y con esplendidez que seguramente han de ser recompensadas por los resultados de la empresa; para ese fin habrá de utilizar empréstitos con garantía de la Hacienda Mancomuna!; y habrá de contar con la cooperación económica directa o indirecta del Estado español, como partícipe que ha de ser, por grandes cantidades, en el aumento de la riqueza de Aragón. Si somos un Pueblo agrícola; si de la Agricultura depende nuestra vida sobria y de la Agricultura ha de provenir nuestra vida opulenta, y no podremos seguir siendo ni aun labradores si no transformamos la estepa en regadío, si no aseguramos a las actuales huertas de Aragón un régimen de aguas constante y suficiente, la obra de la Economía aragonesa ha de comenzar por la ampliación del regadío al secano, y por la mejora del regadío en las huertas, hoy semidichosas, de Aragón. No hay entre nosotros, aun juntando ca1:1dales, riqueza disponible para tal empresa; ni sería justo cargar sobre la presente generación lo que han de lucrar muchas generaciones futuras; para este caso es de elemental aplicación el sistema de los empréstitos. No hay esperanza de lograr esos empréstitos sin tener previamente constituída la Mancomunidad, pues sólo ésta puede personificar Aragón; pero, demás de necesaria, la Mancomunidad es suficiente para negociar empréstitos, porque su responsabilidad económica, que es solvencia y éxito, subseguirá inmediatamente a su existencia legal. Y seguiría entonces la Economía aragonesa siendo acreedora del Estado, como copartícipe de él, como coadyuvante a los gastos pertinentes a la Soberanía, como corresponsable de las cargas del Presupuesto General; podríamos, pues, reclamarle cooperación de cau-


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··•dal y de trabajo, porque la riqueza que aquí creasen las Empresas de la Mancomunidad habrían de ser aumentos considerables de riqueza tributaria por muchos conceptos a la Hacienda del Estado · español. ¿Qué falta, pues? Mancomunidad; ¿y para tenerla? una ley del Estado; ¿y para lograr esa ley? ni siquiera el esfuerzo de iniciativa, ni el trabajo de elaboración; el proyecto existe; está aprobado en su totalidad por el Congreso; un artículo de él-y tiene ocho-por el Senado; ningún Partido poütico se atreve a serle adverso; algunos lo _¡patrocinan; ¿qué hará, por él, nuestro Aragón?



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SECCIÓN CUARTA

s TEMA:

Relación entre la densidad y el arraigo de la población y el regadío PON E NTE :

D. ECEQUIEL LiRIEN DE VERA INGENIERO DE LOS CUERPOS DE AGRÓNOMOS Y GEÓGRAFOS . JEFE DEL CENTRO GEOGRÁFICO Y ESTADÍ:'\TICO DE -

LA PROVINCIA DE ZARAGOZA -

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Relación entre lo densidod yel orroigo de lo pobloción yel regodío ()) CONCLUSI ON ES I.ª Cuando por realización de nuevos proyectos de riego, en una superficie considerable se haya implantado el regadío, será conveniente comenzar los trabajos necesarios para obtener, lo má:; brevemente posible, el plano parcelario de la superficie regada. Y si la realización de esta labor planimétrica ofreciese dificultades con relación al tiempo, se procederá, por- lo pronto, a deslindar, en la zona regable, la parte sometida a cultivo de regadío, de la superficie que no disfruta todavía de los beneficios del riego. 2.ª Los aumentos de valor de las tien-as enclavadas en la zona regable, y que no disfruten toda vía de los beneficios del riego, podrán ser gravadas con un impuesto moderado, cuyo destino se determinará por acuerdo del Estado y comunidad de regantes; pudien do tales recursos, cuando las leyes lo permitan, acrecer la hacienda municipal respectiva. 3.ª Para favorecer la explotación directa de la tierra por su propietario, que es forma más adecuada para el arraigo de la población rural que el sistema de an-endamiento, se creará un impuesto moderado sobre el aumento de la renta en las superficies, deducidos los gastos anuales o anualizados del capital invertido para la implantación de l riego . Los hechos económicos subsiguientes, determinarán, si conviene, a este impuesto, darle carácter de progresivo con débil intensidad de crecimiento . 4.ª Con el ob jeto de favorecer la. implantación del riego, si la mejora se lleva a cabo en la pequeña propiedad, cultivada_directa -

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Ponencia pronunciada y no preparada en tiempo háb il para la tirada.


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mente por su dueño <l.urante un ci.erto número el años, las tic.rras en las condiciones que anteriormente se señalan, no sufrirán aumento en la tributación que se les asignó cuando no disfrutaban de los beneficios del riego. Los límites en superficie para las tierras que hayan ele disfrutar ele los beneficios que e eñalan en el párrafo anterior, y la duración de éstos, se fijarán también por acuerdo entre el Estado y la comunida.d de regantes. La ordenación de estos recur o e hará también mediante acuerdo del Estado y comunidad de regantes; y también estos recursos podrán acrecer cuando las leyes lo permitan la hacienda municipal respectiva; y por último, para la obtención de normalidades tributarias, se tendrán muy en cuenta los valores en u so que deriven de formas de arrendamiento corrientes . 5.ª Con los terrenos propiedad del Estado que forman parte de la zona regable y con algunos otros de carácter comunal que se hallen en el mismo caso, e ensayarán formas de explotación social, previo acuerdo de los Ayuntamientos y del Estado representado para estos fines por la junta de <<Colonización interior>>. 6.ª Una mayor eficacia en las Leyes d Sanidad del campo, cuyo escac;o efecto útil en la actualidad no es seguramente impu table al personal encargado de hacerlas cumplir, y una seria inspección del trabajo agrícola, para atenuar demasías y rigores de la oferta y de la demanda, harían más amable la vida del campo. 7.ª Conclusión-ruego: Para aumentar el coeficiente social de España con ejemplos de abnegación y éticas colectivas, fuera empeño noble y generoso (de los que andamos muy necesitados), y muy conforme a vida y leyenda de la raza aragonesa, que una vez iniciadas las obras de riego, se solicitase por la comunidad de regantes-ade lantándose a progresos de otras naciones-la inclusión íntegra-no condicionada-de los obreros del campo en la Ley de accidentes del trabajo . Ei proletariado del campo tiéne como la tierra, sed, pero de jusjusticia. La tierra que por su naturaleza es de todos, no debe abandonarle.


SECCIÓN CUARTA

T TEMA: ·

La implantación del regadío y las medidas higiénicas a tener presentes para salubridad de personas y ganados PONENTE:

D. lLDEFONSO GONZÁLEZ COLMENARES INSPECTOR DE SANIDAD DEL CAMPO DE LA REGIÓN DE LEVANTE. VALENCIA

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Lo implontoción del regudío y los medidos higiénicos o tener presentes poro sulubridod de personos y gonodos SEÑORES CONGRESISTAS:

EL concepto moderno de la Higiene, la importancia social, concedida a sus aplicaciones, en todos los pueblos cultos, y los beneficios que reporta el combatir causas colectivas de insalubridad, principalmente si afectan a las pequeñas agrupaciones urbanas del medio rural, justifican la oportunidad del tema, que de ello se ocupe, en un Congreso como éste, donde se trata de buscar solución a uno de los más interesantes problemas de la nación, como es el de la explotación de la tierra. A las modificaciones que en él se introduzcan, mucho más si ella es de la importancia que supone el variar por completo, el sistema, con la implantación del regadío, n ecesariamente ha de seguir, una transformación en las condiciones de vida, y por tanto higiénicas de los habitantes de la zona donde se realiza, y aun sobre los de la totalidad de la región, por causas diversas, que habremos de dilucidar. Para protección de la salud y la vida, en esos casos, hasta hace bien poco, únicamente se tenían las elementales reglas de higiene general, obsesionados todos por el saneamiento urbano, que era el más asequible a intervención regularizada y reglamentación. El curso del progreso y la expansión a todos los medios, de los beneficios de la higiene, han traído a los profesionales, a preocuparse, de las condiciones en que vive la población rural y especializando estos estudios, a consagrar la atención que merecen, las causas morbosas que la afectan, procedentes del medio, para tratar de suprimirlas.


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Mencionar, lo que en este sentido, llevan adelantado, otros países, sería ofender la reconocida ilustración de los congregados; lo que falta en el nuestro, tampoco, porque habría que consignar la dolorosa confesión de punible abandono . o es necesario consumir el tiempo en demostrar, su grandísima importancia; afecta a la conservación de la raza, al incremento de la población y al de la riqueza nacional; es de los distintos aspectos del complejo problema agrario, el más digno de la consideración de los hombres altruístas y de gobierno. Un poco tarde pero al fin , parece que los Poderes público , se van enterando, y preocupando de la importancia del asunto. Y al lado de otras necesarias protecciones concedidas a la da e rural, se coloca en lugar preeminente todo lo que hace referencia a conseguir que obtenga en el medio en que vive, la mayor salubridad. A conseguir este objetivo, dirigió su s esfuerzos, un Ministro de la Corona, que iempre se distinguió por sus inclinaciones a buscar la regeneración, del país por el verdadero camino, el de la emancipación de la clase agraria, nervio y sabia de todas las demás, comprendiendo la mejora social, que significa, con la creación de un cuerpo facultativo, el de Inspectores de Sanidad del Campo, al cual tengo la honra de pertenecer, confiriéndoles, el estudio detallado de cuanto se relaciona con la salubridad del medio rural y todas sus consecuencias. Dos años lleva, desde su creación, que son bien poco tiempo para abarcar tan complicado problema; los trabajos están en los comienzos y apenas planteados; lo que no ha sido obstáculo para que ya pueda darse cuenta de la magnitud de tanto mal; y E-S de esperar que notardando mucho, concretando en solu ciones prácticas las investigaciones, dé pruebas evidente de su actividad, presentando, re ueltas solucione , para suprimir las principale causa d e in alub1idad colectivas, que diezman el m ed io rural. Tiene t a mbién , medidas que proponer, cumpliendo misión preventiva; a lo t écnicos que actúan en el medio, de sus directas intervenciones. Esa es la razón de la nuestra en este Congreso. Al recibir atenta invitación, del ilustre Ingeniero, cuyos éxitos, en obra que no hay para qué nombrar, por ser de todos conocida y


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elogiada, cariñoso e indulgente amigo D. Severino Bello, vocal de la Junta organizadora de este Congreso, en nombre de la misma, para desarrollar la ponencia del tema de la sección IVa que trata de <<La implantación del regadío y las medidas higiénicas a tener presentes para salubridad de personas y ganados.•> No dudamos, honrándonos con ello, en aceptar. Contando en r-rimer lugar, con vuestra anticipada benevolencia. Un buen deseo, nos lleva a molestar vuestra atención algunos instantes, sin haber parado cuenta en la escasez de recursos y tiempo, para hacer un trabajo digno de los que aquí se encuentran: aun cuando sea el último, para contribuir, al hermoso alarde de esta Región, celebrando un Congreso de e:;ta naturaleza; y para que cunda la idea . de que existe, una medicina social, aparte de la que se ocupa de rendir y dispensar servicios individuales, con misión tan trascendente como es, la de pretender suprimir las grandes causas de insalubridad colectiva y finalmente para pedir a los hombres de ciencia y altruistas, aquí reunidos, el concurso inapreciable de sus conocimientos, para mejor realizar la misión humanitaria que tenemos encomendada. Antes de entrar en el desarrollo del tema, parece conveniente exponer la manera cómo hemos de llevarlo a cabo, y distribuir sus ma~ terias, formulando un programa. De tratar con alguna extensión, todos los puntos que comprende, y las excursiones necesarias, para dilucidar completamente, las cuestiones que entraña, resultaría, que habría,.de recorrerse toda la Higiene rural; las proporciones del trabajo serían, inadecuadas para los fines de un Congreso, y de todo punto imposible, en el tiempo, de que se puede disponer. Consignar, enumerándolas, una serie de medidas higiénicas, sin dar razón científica de su adopción, sería impropio, y sin virtualidad ni eficacia, porque aun sabiendo el por qué de muchas transgresiones, no se corrigen, cuánto menos se corregirán, si se toman sólo como elucubraciones científicas, sin finalidad práctica. En la necesidad de optar por un camino, ha parecido el más adecuado el de exponer primeramente el estado actual de nuestro medio


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rural en ias regiones de secano, por lo que respecta a las condiciones higiénicas; seguidamente el que se observa en las zonas de regadío más o menos importantes, para deducir por las diferencias la influencia beneficiosa o perjudicial que ha de ten<::r al implantarlo. Como esta influencia es debida a factores diversos: pasando revista ordenad a a cada uno (aunque por esta razón, y la mucha influencia que unos sobre otros tienen, imprescindiblemente habrá que hacer repeticiones sobre un mismo tema) completar, mos el conjunto, lo más .seriadamente posible, para facilidad de exposición. En todo ca o, se impone una concentración, en las materias, difusas por sí mismas, que trataremos de conseguir consignando en cada párrafo, lo que a tratarse en un libro, daría para un capítulo completo. D esa manera hemos tratado de salvar el escollo de lo difuso y extenso del tema.

EL MEDIO RURAL EN LAS REGIONES DE SECANO BAJO EL PUNTO DE VISTA HIGIENICO Características del medio rura.1 .-Difiere y tiene condiciones e peciales que le caracterizan, el medio 1'ural, bajo el punto de vi ±a higiénico, de los demás medios, urbano, industrial, m ilitar, etc., porque en él, es la regla el individualismo; la autoridad que en otros ejerce acción tutelar y mantiene las prescripciones, llega muy atenuada J dilu ída a la colectividad rural y al caserío aislado, y el egoí mo, la ignorancia y otras causas, que están en la mente de todos y no hay para qué nombrar; al fin, en el momento que debieran resolverse en la práctica, anulan su eficacia. Si el medio es nocivo, generalmente extiende su acción a va1ios pueblos, que difícilmente, llegarían a ponerse de acu erdo, si alguna vez lo int entaran, para una obra común de saneamiento, y optan, por lo más cómodo, que es pedir que el Gobierno la realice por su cu enta, aunque el coste sea insignificante y sólo lo fuera con un poco de buena voluntad. Sü1 embargo, hay . que confesar, que en mucho casos, es exacto que la falta de recursos y el no disponer, de un técnico q u e aconse je,


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en obras y saneamientos costosos y difíciles, son obstáculos insuperables, para la mísera condición de los habitantes de ciertas comarcas insalubres. La Higiene en los pueblos.-A pesar de su variedad, según su situación, clima, terreno, producción, costumbres y riqueza, aun dentro de una misma región; en una ojeada general, con un criterio de exposición algo restringido por muy contadas excepciones, puede exponerse en síntesis y pocas palabras el estado de la higiene en los pueblos rurales, de zonas de secano. Son en España los comprendidos en diez y nueve millones de hectáreas de las veinte que se cultivan, aparte de los que existen en otras treinta, que no se cultivan por improductivas u otras causas; descanta dos el escaso cuarto de millón también, que ocupan las urbes, muchas de ellas en las mismas condiciones que los pueblos de que tratamos. El total general de población genuin_amente rural, es difícil de fijar; por lo confuso de las estadísticas y la mezcla en las pequeñas poblaciones y suburbios de las grandes: Bien puede estimarse en cerca de dos tercios de la población de España. Viven lo mismo, con insignificantes diferencias, los habitantes de un pueblo de la Mancha, de las fosetas de Castilla, de los secanos de Aragón o de los barros de Extremadura. Su asiento en todos los terrenos geológicos, da a los pueblos, variedad de matices en la acción de este detalle sobre la salubridad. Desde los que en las montañas descansan sobre rocas, con el inconveniente ele impermeabilidad y gran declive, para la absorción de las aguas, hasta los situados en terrenos dE- aluvión muy penneables, los ha y de todas variedades. La orografía variadísima de la península; además de conferir clima distinto según su altura y exposición, convierte nuestros ríos en torrentes; las preciptaciones atmosféricas, careciendo de regularidad, dificultan y trastornan la producción, en variadísima escala de feracidad, aun en términos próximos. Aguas potables.-Aparte de las generales, debidas a condiciones de suelo, clima, exposición, etc., la causa más frecuente de insalubridad, en los pueblos, es el defectuoso servicio de aguas potables; ele--


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vado al mayor grado en los caseríos y habitantes diseminados. Si en las inmediaciones existe un manantial, tienen agua, dependiendo su bondad, de la captación; en muchos se toma sin obra ninguna, con una teja por caño o cosa parecida; en otros se recoge en una arca, de piedra o mampostería de donde la emite un caño, de hierro o bronce; en algµnos, porque está distante, se conduce en canal o acequia al descubierto, y muy pocos, por tubería de barro, o hierro hasta las fuente.s. En muchos, el arroyo o río, cercanos, sin más instalación, conducida a domicilio en cántaros y cubas, provee a la necesidad: en mayoría respetable el pozo en el corral, o en la plaza pública, excepcionalmente extrayendo el agua con una bomba, o más frecuente con pozales o con las vasijas que aporta el vecindario. Cuando nada de esto existe, las aguas de un barranco conducidas a un aljibe o depo itadas en una charca que denominan bal<a, sirve para. cubrir el expediente de tener agua. para personas y ganados. En regiones por nosotros estudiadas a este respecto: son escasamente el cinco por ciento los pueblos que tienen bien establecido y protegido su servicio de aguas potables. La cifra media de mortalidad, por infecciones hídricas, hace subir diez a doce por mil, la de los pueblos, que tienen ~ste senricio deficiente o mal establecido. En caso de epidemia exótica, como el cólera, difusible por infección de las aguas potables, es una grave preocupación este estado, en la mayor parte de los pueblos . Focos de paludismo.-Otra de las causas de insalubridad, en muchos pueblos, es la existencia en sus alrededores, o dentro del término, de lagunas o charcas, de grandes o pequeñas dimensiones, naturales o en cierto modo sostenidas artificialmente, provocadas por la disposición topográfica, y sostenidas por algún manantial o por las lluvias: cuando no son salobres suelen aprovechar, para abrevadero, o algún pequeño riego. Circunstancias de localidad, temperatura, vegetación, acción del sol, etc., hacen con pocas excepciones, que sean intensos focos de paludismo, cuya acción sufren los habitantes de un contorno más o menos limitado. Son en mayor número, de las que a primera vista pudiera presumirse, las diseminadas en toda España.


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Evacuación de residuos.-La evacuación de los escreta, en los pueblos, suele realizarse de manera la más primitiva, parodiando, pudiera decirse, que en ellos, todo a la calle, al corral, o a la cuadra, que generalmente se halla dentro de la casa. _El estercolero en el corral, no se extrae, más que para llevarlo a las entradas del lugar, a fin de que allí termine el proceso de su putrefacción. Contados pueblos tienen alcantarillado; muy pocos, pozos negros y letrinas; su defectuosa instalación, cuando existen, es un grave perjuicio y causa de contaminación. Limpieza pública y privada.-La limpieza, suele ser deficiente, los an imales en las calles, el arrastre del polvo por el viento, y las lluvias, son los encargados de suprimir las inmundicias. Viviendas.-La vivienda, variable por multitud de circunstancias, posición, costumbres, clima, etc., es generalmente poco higiénica por poco soleada, pequeñez de sus huecos e insuficiente capacidad . Es variable también, su estado de limpieza; no obstante es donde se coleccionan la mayor variedad de parásitos molestos o peligrosos del hombre y de los animales. Ganaderías y animales de labor y domésticos.-Suele ser la ganadería un recurso para aprovechar los pastos de barbecho y montes comunales (en donde los hay¡. Los apriscos donde se la alberga, llenos de sus deyecciones, nunca se desinfectan aunque la peripneumonía, el carbunco u otra enfermedad contagiosa diezme los rebaños. Las vacunaciones preventivas, son excepcionalmente aplicadas. Las bestias de labor, aloj adas en la misma casa generalmente, en cuadras lóbregas y sucias, donde todas las deyecciones van a parar, sufren todos los parasitismos intestinales y de la piel. El abrevadero más frecuente, es el arroyo, el río o la charca; e n algunos, los sobrantes de la fuente, en un pilón, que se limpia raras veces. Los a nimales domésticos, casi siempre mal alojados, sufren frecu entemente las enfermedades propias y las provocadas por su mal entretenimiento. Industrias.- D esgraciadamente en nuestros campos y más en los


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secanos, poco influyen las industrias en la salubridad, porque apenas ex isten. I.a que produce algún lavadero de mineral, fábricas de at:onos, aprovechamientos de animales muertos, etc., son en limitado número, tan exiguo, que casi no merecía la pena de consiimarla:;. Alimentación.-Lo s alimentos, otro motivo de insalubridad en los pueblos; porque falta o por dificultades de tal naturaleza que son casi imposibles de vencer, no se hallan sometidos a vigilancia, repec..to a su condiciones y pureza. Se aprovechan las carnes, cuando una enfermedad contagiosa mata al ganado, y se consume o se da a los jornaleros en las épocas de grandes faenas. Por lo general es deficiente; aunque no esté demostrado en lisio logia experimentalmente , hay que admitir en el trabajador del campo una aptitud especial para tomar de los medios naturales, el carbono y nitrógeno que falta en su alimentación para completar las calorías que representa el equivalente mecánico del trabajo que produce. Esa es la explicación del decaimiento físico de la raza, la poca talla de nuestros reclutas y la desproporción de su desarrollo físico. Enfermedades alimenticias.-Exis te un grupo de enfermedades alimenticias, poco conocidas, propia de los habitantes de tierras de secano, pincipalmente; dependientes de la mezcla de semillas d e plantas extrañas con las que sirve para su alimentación, en especial en el pan; que son afecciones propias del medio rural, en el que, el modesto molino de lugar movido por el antiquísimo rodete, no cuenta con los medios de selección que cuentan las fábricas. Muchos pueblos, más de los que se supone, comen pan de trigo con centeno o de centeno la mayor parte. Ergotismo.-El hongo parasitario que produce el cornezuelo (claviceps purpúrea), que en los años lluviosos invade mucho los sembrados de esa gramínea, produce en el hombre el ergotismo, que en la forma aguda de intoxicación, proporciona una especie de borrachera o atontamiento, vértigos y trastornos de la vista y del oído. Al tomar la forma crónica por seguir haciendo uso del pan tóxico, o bien aparecen los accidentes gangrenosos de las extremidades que acarrean la muerte o las convulsiones intermitentes de los miembros, trastornos cerebrales, delirio. y coma, que conducen al mismo fatal resultado


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Latirismo.-La semilla de arveja (lathirus cicera y otras del género) por su mezcla con los granos, reducida a harina, produce una lesión en la médula espinal, inflamatoria o hemorrágica (sobre ello hay discrepancias), que acarrea, por degeneración secundaria de los cordones laterales, tabes dorsal espasmódica, que recibe el nombre de latirismo. Temulentismo. -Afección transitoria, intoxicación aguda, que produce la cizaña ·(I olium temulentum) que crece entre los trigos, llamada temulentismo, caracterizad a por somnolE-ncia, vómitos violentos, acres, que se disipan en pocas horas. Githagismo y Melampirismo.-El trigo d vaca (melampirum arvense) y la niebla de los trigos (agrostema ghitago), producen trastornos e intoxicación, h emorragias esta última, mezcladas con 1 pan y en los an imales suprime la secreción láctea. Y otras menos conocidas, o tan f~co frecuentes que no ha lugar .l mencionarlas. Incumplimiento de las prescripciones legales en materia de higiene Y salubridad.-El re to de lo servicios sanitario , desinfeccione- , vacunación, aislamiento en la e1:ifermedades contagiosas, forma de sepelios, destrucción de cadáveres de anímale , etc., suele reinar en ellos la más libérrima libertad, para no hacer nadie más que lo que personalmente le convien e, y nada que suponga algo de molestia o represente interés, se cumple si el que lo ha de cump lir, es amigo del que m angonea en la cosa pública. Si aprovecha echar a la vía_ pública lo que escurre del estercolero, calle ab a jo, se ech a aunque lo prohiba la más elemental regla de limpieza. Si conviene situar junto a la escu ela la letrina de la casa municipal, allí se establece, etc., etc., y si por acaso una circunstancia cualquiera h ace que intervengan en asunto sanit ario las autoridades, al ordenar un a medida, no se cumple, si en algo modifica un interés creado a la sombra de la transgresión que la produce . Es el rural un m edio, en que el espíritu de ob ediencia en estos asuntos deja mucho que desear.

Escasa producción y pobreza, causa del estado de los pueblos en materias higiénicas.-Para justificar est e estado en cu ya descripción no creemos haber puesto n ada de pesimismo, h a de alegarse además de


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la falta de interés, por parte de los que más habían de tenerlo , la ignorancia, falta de cultura general y la pobreza, por escasa producción, y ésta insegura, de los terrenos de secano.

LA HIGIENE EN LOS PUEBLOS DE REGADIO Existen cultivadas, con regadío, próximamente un millón de hectáreas en toda España. Las mismas causas de insalubridad que dejamos señaladas en los cultivos de secano, existen en los de regadío; algunas aumentadas. El aumento de riqueza, no se traduce en la adopción de medidas de protección de la salud (más que en la vivienda tal vez), ni en la aceptación de las prácticas higiénicas. Los mismos a bastecimientqs de aguas potables; la misma forma de evacuación de inmundicias; las mismas faltas de servicios sanitarios y profilaxia colectiva: agravado todo eÍlo por la intervención del agente agua: que es elemento inapreciable de producción y a la vez de difusión de las infecciones de todo género y parasitismos. La acción de los abonos, en tanta cantidad como exigen los cultivos, por su manejo y aporte a la tierra, aumenta bastante la insalubridad. La constante humedad del suelo, procura a los gérmenes de enfermedad una de las condiciones indispensables de adaptación a la vida saprofítica y a su desarrollo, impidiendo la acción beneficiosa de la desecación. Todo ello se traduce en un aumento de morbilidad y mortalidad, por infecciones, mayor en los pueblos con regadío, que en los de secano. Si las condiciones del terreno son abonadas al estancamiento de las aguas, mucho más si el regadío procede de la roturación y aprovechamiento de terrenos naturalmente pantanosos, existe ya o se desarrolla el paludismo, con mayor intensidad. De la misma manera los parásitos intestinales del hombre y de los animales, hallan en el agua y humedad del suelo, medio de propaga-· ción, y para sufrir las evoluciones de su existencia. El regadío es causa de mayor insalubridad.-Por todo lo que resul-


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ta que la implantación del regadío en una zona acarrea una transformación en las condiciones de salubridad, desfavorables, en el sentido de aumentar las causas de enfermedad y la difusión de las mismas.

FACTORES QUE INFLUYEN EN LA SALUBRIDAD DEL REGADIO Influyen en la salubridad múltiples factores, que habrán de tenerse en cuenta, por la distinta acción que cada uno es susceptible de aportar al conjunto. El suelo, el subsuelo, la calidad del agua de riego, las obras necesarias para establecerlo, la intervención que en el régimen de las aguas potables ha de tener después de implantado; el cultivo, la nueva protección que exigen las habitaciones, la variante que sufre la higiene local y la individual, la nueva forma del trabajo, el régimen alimenti cio, son los principales y de los que vamos a ocuparnos: tratando de deducir, al señalar, su acción, las medidas higiénicas a tener presentes al tratar de la implantación del regadio.

EL SUELO El suelo es uno de los más p1incipales: es la parte superficial de la corteza terrestre formada a expensas de lo elementos alterados de los terrenos, modificado const antemente por la acción de los agentes naturales e intervención del hombre. Es la capa vegetal (tierra arable), la qu e confiere la fertilidad o pobreza según sus condiciones y regulariza la diseminación de los habitantes en un país. Según disposiciones topográficas y origen, varía en espesor y se forma una capa superficial activa donde tienen lugar las culturas y se verifican los fenómenos de nutrición de los vegetales y otra inerte más profunda, de la misma naturaleza, a la que no llega la acción de los agentes exteriores . Abandonado el su elo a la naturaleza, dedicado al cultivo u ocupado por las agrupaciones urbanas ofrece distintos aspectos para el higienista por la diversa acción que ejerce sobre los seres vivos.


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E ta tiene lugar en razón de us condiciones físicas, origen geológico y composición química y b iológica .

CONDICIONES FISICAS DEL SUELO Entre las condiciones físicas merece especial mención la declividad o desnivel topográfico, que permite el libre deslizamiento de las aguas por la superficie o provoca su estancamiento . Declividad.-La desaparición rápida, sin apenas retención, da lugar a sequedad y aridez incompatible con la vida de ningún ser. En exceso, es nociva, cuando queda estancada en la superficie, fom1ando lagunas, turberas, pantanos, etc., porque producen paludismo.

Cohesión.-Intervienen en este resultado, otras propiedades físicas del suelo: la cohesión y estado de división de sus component es, aunque cambian constantemente en el suelo cultivado, tienen acción directa en el régimen de absorción de las aguas. Densidad y adherencia.-La densidad, tenacidad y adherencia, aparentemente, sólo interesan al labrador y no al higienista; no obstante, conviene a los dos, un suelo blando y suelto, por lo que facilita las labores y por -más accesible a los agentes exteriores. Absorción de radiaciones solares.-La absorción de calor y radiaciones solares, depende de su coloración, principalmente; régimen de humedad, etc. Tiene lugar hasta determinada profundidad, y esto en relación directa con la temperatura de la atmósfera y de los rayos solares. La pérdida por irradiación del calor es demostrable en las capas superficiales. Porosidad para los gases y vapores.-La porosidad para los gases y vapor de agua, es muy importante: por ella contiene el suelo una cantidad variable de oxígeno, nitrógeno, ácido carbónico, vapor de agua, hidrógeno carbonado, etc., que fluctúa y puede llegar a diez veces su volumen (Hervé Mangon): es y representa esta cantidad la suma del poder absorbente y el resultado de procesos de descomposición, para los que sirve de medida. Capilaridad.-Resultante de la atracción intramolecular, es la capilaridad, q~e favorece o contraría la acción de la gravedad, en la


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desaparición de las aguas, regida por la fórmula de ser inversamente proporcional a la quinta potencia del diámetro de los vacíos capilares; es la que atrae a la superficie desecada las·aguas profundas y gradúa la circulación en las masas compactas de las rocas, siempre conteniendo variable cantidad de líquido . Poder fijador del suelo.- El poder fijador del suelo para ciertas sustancias es una de sus propiedad¡,s físicas, más interesante: · Es la selección de las sustancias que a través de su ma a se deslizan; reteniendo algunas y dejando a otras que sean arrastradas. Pasando por sus capas un líquido pútrido, purín, sales amoniacales, soluciones de silicatos alcalinos u otras, se observa, que el líquido ha perdido la mayor parte de las sustancias que llevaba disueltas o en suspensión; se ha clarificado y perdido su olor y coloración, por acciones ele contacto y selectivas sobre los cuerpos, de modo análogo al. poder fijador de ciertos elementos para las sustancia colorantes. La materias coloides, quedan retenidas en mayor cantidad que las cristaloides, y aun de éstas; la selección se verifica para los compuestos de acidificante de atomicidad más elevada. Los elemento del terreno cuanto más poro os y más superficie molecular ofrezcan, con más intensidad producen el fenómeno. Gracias a esta propiedad, filtrante, selectiva, retiene el suelo, en ventaja de su fertilidad, notable cantidad de materia orgánica y gérmenes, que si no son destruídos, son causa de su insalubridad . Influencia general de las propiedades físicas del suelo.-En resumen, las propiedades físicas del suelo, son en general, favorables, si concurren a la salul;>ridad, siendo, permeable, suelto, poroso y de gran poder selectivo, por fina división de sus componentes. Al implantar el regadío, se procurarán estas propiedades, si es necesario, con las enmiendas convenientes para obtener estos resultados.

ORIGEN GEOLOGICO DEL SUELO Por su origen geológico, t iene el su elo propiedades diversas que pueden influ ir e ·influyen sobre la salubridad. Ya queda dicho que procede de la disociación de los terrenos y sus elementos son los mismos que constituyen aquéllos. Las alteraciones que han sufrido para


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formar el suelo dependen de muchas circunstancias; grado de disociación, densidad relativa de sus componentes, solubilidad parcial de alguno y solidariamente, las reacciones físicas y químicas de unos con otros.

Tendencia del suelo a ser cada vez más arcilloso.-La p1imera circunstancia que debe mencionarse, en este sentido, es la tendencia de todo suelo donde abundan las aguas, a hacerse, cada vez más arcilloso . Es proceso dependiente de la solubilidad de los silicatos alcalinos y de la disociación de los silicatos en general; los de base alcalina son arrastrados, y los de alúmina, quedan. La arcilla roja en _la superficie de yacimientos calcáreos, el limo de las cavernas, etc., son produ ctos de esa alteración. La consecuencia práctica a deducir de este hecho, es que u n suelo, pudiendo ser poroso y permeable, al dedicarlo a ser de regadío, puede convertirse en todo lo contrario, por esa transformación ar· cillosa, y como se da la circunstancia, que la arcilla finísima que se produce, es retenida en forma de manto en las capas profundas, este depósito sin cesar acrecido, da lugar, siendo como es impermeable, a la estancación demasiado superficial de las aguas: y convierte en teneno pantanoso, el que antes no lo era. Este fenómeno, más o menos graduado, se verifica en todos los suelos; si la calidad del agua que se emplea por su composición facilita el que se produzca, los terrenos de regadío sufren esta transformación de manera ostensible. Tal ocurre, para nuestra interpretación, en la Huerta de Lorca, actualmente improductiva y convertida en terreno encharcado y pantanoso, en una buena parte de su extensión con tendencia a extenderse. Esta transformación del suelo, provoca su insalubridad y al implantar el regadío, deberá tenerse en cuenta previniéndola, con nmiendas, pozos de absorción,--.drenajes profundos, etc., u otros medios que la agronomía proporciona. Fijación profunda de cuerpos arrastrados del suelo.- Silicofijación.-Por un mecanismo análogo, pero con la intervención de ciertas propiedades químicas de los element os del suelo, tiene lugar otra alteración, en que la sílice, disuelta en pequeñísima cantidad, en u nión


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de ciertos elementos (entre ello los óxidos de hierro), endurecen la capa profunda, forman un manto impermeable y da resultado idéntico al que señalábamos para la alteración arcillosa. Es el conocido fenómeno de insalubridad de las Landa Francesas, en que a la capa impem1eable se denomina alias; el que fija y endurece la. dunas; y que en mayor o menor grado tiene lugar en todo suelo procedent e de la disociación de terrenos primitivos y de areniscas. Decalcificación del suelo.-En los que proceden de los sedimentarios, casi siempre predomina la caliza; los fenómenos de nutrición de los vegetales, en el suelo, ponen por su reacciones, en funciones de movilidad cierta cantidad de sales de cal, que una se aprovecha y otra arrastran las aguas; con lo que el suelo sufre disminución de la cantidad que contiene . Precipitación de las sales de cal en las capas profundas.- iendo las sales de cal solubles a beneficio del ácido carbónico, en las capas profundas se produce u precipitación, sirviendo de cemento que aglutina los elem ntos del terreno; este fenómeno es propio de todo los uelos y se gradúa y aumenta con la implantación del regadío; supone una modificación desfavorable en las propiedades culturales de lo mismos y provoca la insalubridad por modificación del r 'gimen de absorción de las aguas por las capas profundas.

Intensidad de estas transformaciones, en terrenos muy accidentados.- Todas estas modificaciones del suelo, por razón de su origen y composición geológica, en zonas de relieve muy accidentado, por traston1os geológicos, se marcan con mucha intensidad; y local,mente tienen, notable influencia sobre la alubridad aµnque sea limitada; en ellos deben tenerse más en cuenta que en otros, al im_ plantar el regadío.

COMPOSICION QUIMICA DEL SUELO Lo mismo para el agricultor que para el higienista tiene la composición química del suelo mucha importancia: Entran en su constitución elem entos minerales, su st ancias orgánicas y elementos orgánicos V1VOS . Esta composición caract eriza el u elo o capa vegetal. 2 T

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Elementos minerales.-Las combinacione de elementos minerale principal€s, son: los silicatos que con sus múltiples variedades sirv1cn de armazón física del suelo, sin dejar de intervenir en las transformaciones que sufre, químicamente: la sales de cal, principalmente los carbonatos, en us múltiples estados, con los anteriores, son los predominantes del suelo: en menores proporciones, diversamente combinados con ellos, la magnesia, la alúmina, sosa, potasa, óxido de hierro , etc. En conjunto ofrecen, respecto a u estado de combinación, la particularidad, de que todos e presentan en el mayor grado de oxidación; y aparte de intervención artificial o tran itoria, la reacción, es básica. Materia orgánica.-Mezclada íntimamente, con los elementos minerales existe en el suelo la materia orgánica, ele origen en su mayor parte vegetal. Síntesis de la materia orgánica.-La síntesis de esta materia orgánica la realizan los vegetales, a expensas principalmente de los elementos de la atmósfera, con la gran variedad ele sus combinacione infinitas en la célula viva y secreciones, de moléculas tan complejas como la clf' los albuminoides, último término ele estas reacciones. Llega a formar parte del suelo como detritus, o con el organismo que la elaboró, contribuyendo casi en totalidad a formar ese grupo indeterminado que se denomina materia orgánica del su elo o humtts, ele variable composición, característica y que confiere valor agrícola a un terreno. Procede11cia de los elementos de la materia orgánica.-Procede su carbono, del ácido carbónico de la atmósfera, tomado por los vegetales, bajo la acción ele la luz, por la función clorofílica, el nitrógeno también de la atmósfera, aunque no en su totalidad, y el oxígeno e hiclró_ geno del agua. En el estado de constitución molecular más compleja, albuminoide, al llegar al suelo, se desorganiza, pasando por desagregaciones sucesiva , cada vez de moléculas más sencillas, hasta su resolución final en los elementos que dieron lugar a su formación, nitrógeno o nitratos, carbono o ácido carbónico, hidrógeno, oxígeno y agua.


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La materia orgánica es de reacción ácida; en presencia de las bases, cal, magne.sia, sosa, potasa, etc., la adquiere alcalina. Por reacciones del medió, suministra a l crecimiento de los vegetale_, el mentos de vitalidad. Desintegración de la materia orgánica.-Su estado de divi ión, facilita, su desintegración. Esta se vnifica a beneficio de células vivas vegetales o animales, contenidas en l suelo, obrando por sus secreciones y reacciones de sustancias elaboradas con el 1nedio, interviniendo, peptonas, amidas, leucomaina , ureidos; fenómenos aerobios y anaerobios, diastásicos, hiclrolíticos, etc., que e continuarán, por reacciones uce ivas, al destruirse los organi mos que las provocan, en sus despojo . Bacteriología del suelo.- La regresión total de todo los re iduos orgáni co. complejos en productos simples elementales, se verifica a virtud de gérmenes bacterianos que residen en el suelo. Gérmenes de la desintegración de la materia orgánica.- Al igua¡ que la síntesis de la materia orgánica, es proceso de oxidaciones y reducciones sucesivas, sn desintegrnáón es también fenómeno de reducción y oxidación, iendo ésta, finalmente lo que completa la transformación. 1 o se conocen , con precisión, las etapas sucesivas de la tran formación de la materia orgánica, ni de una manera terminante puede seña1arse qu' grado de desintegración ignifica la aparición o predominio ele determinados gérmenes (algunas aún se presentan bastante claras, como la forménica de las celulo a vegetales), porque no son susceptibles de disociarse con tanta claridad como por ejemplo, la conversión de azúcar en glucosa, ésta en alcohol, luego en ácido por los gérmene que caracterizan estas transformaciones: en aquéllas, intervienen simultáneamente multitud de especies variadas, que concurrentemente provocan reacciones mutua , que hacen imposible señalar el predominio de una sobre otra ; pudiéndose llegar únicamente a diferenciar globalmente, en las grandes fases de oxidación o reducción, ciertos gér -menes, que según las exigencias del medio scin facultativamente aerobios o an aerobios. Nitrificación.-Bajo todas estas múltiple influencia la materia orgáni ca ~e va reduciendo a elementos de molécula mucho más sim-


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plificada, sales amoniacales, aminas, etc. , pa ra llegar más adelante a la fase de la nitrificación que es la última de la desintegración de las sustancias orgánicas nitrogenadas. Es también proceso microbiano que se verifica en etapas su ~esivas. Lo más generalmente admitido es, que primeramente el nitrógeno amoniacal sufre oxidación por un fermento nitroso (nitrosoma, nitroscocus, nitrosmonada) y en otra segunda se complet a la oxidación de los nitritos , formándose nitratos, por interven ción de otros gérmenes (nitrobacteria, nitromonada). La particularidad de éstos es, que pueden desarrollarse, en ausencia de toda materia orgánica tomando del ácido carbóni co o carbonatos el elemento carbono n ecesario a su constitución (Bonjeam). Son cultivables en medios artificiales y tienen propiedades biológicas, que no h emos de especifi car , por no ser pertinentes a nuestro punto de vista: únicamente señalaremos la particularidad de que no ejercen acción sobre el nitrógeno orgánico (Omeliansky). Este es descompuesto por otros exist entes en el suelo, que preparan los compu estos carbo-nitrogen ados, a los de la nitrificación. La resolución final de este complicado proceso, de destrucción de la materia orgánica en el su elo ; que es el de su depuración, es aprovechada al estado de cuerpos de constitución m olecular simplificada, por las células vivas, que vuelven a comenzar el complejo problema de constituir edificios moleculares de complicada a rquitectura atómica, rest ableciendo el círculo de la m ateria y el equilibrio de la naturaleza en la composición del su elo. DepUl'ación del suelo.-Las deducciones prácticas que se d spren den de todo esto, para nuestra especial determinación, respecto a la influencia de facto r tan importante para la salubridad com o es el proceso natu ral de depuración del mismo, por las propiedades intrínsecas de la materia orgánica y con la intervención de los gfrrnenes que concurren a su desint egración, se reducen a las siguientes: todo hecho qu e perturbe o a nule la desintegración de las materias orgánicas en el suelo, es causa grave de insalubridad . Ese poder depurador se h alla condicionado por cierto límite res pecto a su capacidad aun no bien ni del todo determinada. H ay sust a ncias que agregadas al su elo le perturban o a nula n.


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Entre éstas se hallan los antisépticos, los cuerpos que confieren al medio reacción ácida, etc., y como más interesantes para nuestro objeto el mismo exceso de materia orgánica, la falta de evacuación de los productos solubles, que no fije el suelo, o el exceso de dilución por abundancia de líquidos en el medio donde tiene lugar, es decir, el encharcamiento del suelo, por defectos que el drenaje resuelve con bastante facilidad. Al implantar en una zona el regadío, debe fijarse si existe la necesidad de realizar previamente el drenaje para no provocar una causa de insalubridad por insuficiente poder depurador del suelo, porque en él no e realice en buenas condiciones, la desintegración de lamat eria orgánica hasta su fase final , la nitrificación. Gérmenes bacterianos en el suelo.-Además de los anteriormente señalados, existen en el suelo otros gérmenes, que sin dejar de intervenir en las acciones y reacciones, pasadas en revista, hallan en él su medio natural o por lo menos transitorio. Entre ellos se encuentran todos los saprófitos. La hipótesis de que esta es la forma de los patógenos, antes de su adaptación parasitaria, no tiene confirmación, aunque sí partidarios, que suponen debe ser éste su estado previo, natural. De todos modos al suelo van a parar procedentes del hombre y de los animales, aunque en él hallen o no, según su cualidad específica, condiciones para sostener su vitalidad. Distribución.-Son depositados o retenidos en las capas superficiales, donde las determinaciones cuantitativas señalan el mayor número y variedad de especies; mucho mayor, en el suelo cultivado. u número disminuye paulatinamente a medida que se desciende en el su lo, y casi desaparecen, bruscamente, al llegar a la capa inactiva; los suelos porosos los contienen en mayor cantidad que los compactos.

Gérmenes no patógenos.-Predominan las especies que transforman las sustancias orgánicas en productos asimilables para los vegetales y los saprófitos. Desempeñan un papel beneficioso la mayor parte, en la depuración · del suelo . ·

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Gérmenes patógenos en el suelo.-De los patógenos existen al


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estado de esporo , el vibrión séptico, el del tétanos y el del carbunco bastante diseminados; muchos esfatilococos, el pyociánico, pneumobacilo, el diftérico y alguno más no tan frecuente, se encuentran también. Los tres primeros, es de antiguo ya conocida su existencia. Otros patógenos, encuentran en el su elo, medio impropio para conservar sus propiedades nocivas, y o se atenúan o desaparecen por la concurrencia vital, acción de la luz, oxigeno y demás agentes naturales. El bacilo tífico, y los de su género, coli, para, etc., resisten bastante y mantienen su virulencia, sobre todo en la capas profundas, a r sguardo de la acción de la luz. El de la tuberculosis, tanto humano como de otras especies, Yive meses, en estiércol, en materias fecales, etc. El melitensis (de la fiebre ondulante) halla en las deyecciones abandonadas del aprisco y encerradero de ganados, medio de mantener su vüalidad y en los corrales en el estiércol. De los exóticos, el vírgula del cólera, se halla demostrado que se desenvuelve en el suelo húmedo y mantiene su virulencia en la capas profundas, durante un tiempo que varía, entre unos días y dos o tres meses según distintos observadores. El de la peste bubónica, se ha hallado en el suelo, y para Yersin la forma mortal pneumónica sería debida a la aspiración de polvo que le contiene. Emigración de los gérmenes en el suelo.-La emigración de los gérmenes en el suelo, por intermedio de los seres vivos, es un hecho demostrado; las lombrices, caracoles, etc., ingieren y transportan bacilos numerosos, que di eminan con sus cuerpos y deyecciones, en estado de virulencia. Los insectos, las larvas que se arrastran por el suelo; toda la fauna que en él vive, sirve para llevar de un punto a otro, todos los que allí existen. Los vegetales mismos, son capaces de extraer de la. tierra y fi jar en sus tejidos gérmenes del su elo (Wi,rt.2 y Fourges): el de la tifoidea, tuberculosis y carbunco, las leguminosas. Parásitos anímale~ en el suelo.-Al lado de los gérmenes bacterianos pululan en el suelo, mult it u d de esporozoarios, amibas, flagela-


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dos, infusoi-ios, etc., constituyendo una numerosa fauna patógena, que ataca con frecuencia al hombre y a lo animales. Con ella convive otra de seres de organización más superior, de múltiples e tados en su ciclo vital, de lo que alguno d~ ello se de ·envuelve en el aparato intestinal o músculos y ví ceras del hombre, ganados y animales doméstico . U nos al estado de huevos y otros al de larva . Entre los primeros, los cestodos, el ci ticerco, el equinococo (en us estados adultos las tenias distintas), comprende un numero o grupo muy diseminado en la tierras de labor inten iva. Los nemátodos, ascarides, oxiuros, tricocéfalo : los liguatulos, pentastorna, porocéfalos y bastantes más. Entre los segundos, los trematodos, distomas, bilarzias, anquiios_ toma , strongilos y filarias. Toda la fauna del suelo, encuentra en el regadío, un elemento necesario a su existencia, que es la humedad, y en el cur o de las corrien tes de las a~as del mismo el medio de difusión más abonado para e parcirse .

EL SUBSUELO El subsuelo, es otro de los factores que interviene en la alubridad , al implantar el r gadío. Es el soporte del suelo, y ha concurrido en gran parte a u formación e influye en la naturaleza del mi mo, de quien a u vez ufre alguna aunque limitada influencia. u naturaleza geológica, le confiere propiedades que tienen importancia, bajo el punto ele vista, del estudio que venim.o realizando. De terrenos primitivos.-En el de t errenos primitivos e observa una descomposición superficial y disociación física de su componente , que sigue en la profundida::l, con la fisuracione , bajo la forma de lechos de arenas graníticas, sobre terreno impermeable de relieves variados que da lugar a depóc:.itos y estancamientos de aguas por falta de de agües. El fenómeno natural dt: clecalciii.cación del uelo, entraña para los a entados sobre roca primitivas, una pobreza en t>ste elemento que


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influye en las culturas y en la salubridad, si no se remedia con enmiendas. De terrenos calcáreos.-El subsuelo calcáreo, tiene opuestas condiciones: es excepcional que no ofrezca y tenga fisuras y quebrantamientos, para dejar paso a las aguas filtradas del suelo. La descomposición superficial, que en él tiene lugar, y depósito de arcilla, pueden ocluir sus fisuras y la red de conductos de evacuación, en cuyo caso las aguas ácidas detenidas, producen transformación completa en las condiciones culturales del suelo y en su salubridad. De esquistos.-En el subsuelo esquistoso a pesar de la impermeabilidad de sus componentes, la estructura hojosa, facilita el curso y absorción de las aguas; especialmente cuando plegamientos y trastornos geológicos, han variado su horizontalidad y aparecen en la superficie los bordes de sus estratos. De areniscas y gravas.-El subsuelo de aluvión, de areniscas y gravas de acarreo, es el más conveniente para recibir por filtración las aguas del suelo, y el más aceptable para la higiene. De donde se deduce que el subsuelo, según su naturaleza geológica, puede influir en la salubridad al implantar el regadío principalmente por sus condiciones de permeabilidad para las aguas que se filtran del sudo.

Remociones profundas, que aporten elementos del subsuelo.Aunque no es lo corriente, que el suelo sea de escasa profundidad, en una zona donde se trate de implantar el regadío , no obstante, pudieran ser mínimas y en labores profundas o remociones aportar al suelo en parte sus componentes. Son detalles, que basta consignar, para tenerlos en cuenta, y no transformar la composición del suelo, haciendo con ello variar las condiciones favorables para la cultura y la salubridad. Capa impermeable más superficial.-La existencia de una capa impermeable a las aguas, más o menos superficial, implica, un motivo de estudio al implantar el regadío. El papel del subsuelo como venimos observando, es principalmente dejar paso a las aguas procedentes del suelo; si la capa impermeable existe naturalmente, muy superficial, el hecho de quedar detenidas implica una causa grave de insalubridad.


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Lo mismo ocurre cuando ha sido producida por precipitaciones o depósitos por la acción de las aguas sobre el suelo. Trastornos geológicos en el subsuelo, simas, fallas, etc.-En el subsuelo pueden existir trastornos geológicos, inclinaciones, plegamientos, fallas de los extractos, que sería conveniente conocer, en lo posible, como accidentes de verdadera importancia para darse cuenta como luego más adelante, al tratar de la influencia del regadío en las aguas potables, veremos, de las contingencias de una contaminación de un manantial lejano, que debe prevenirse. La existencia en la zona, de simas o cuevas, o en la región, impone un estudio especial sobre el que como decimos, hemos de insistir más adelante .

AGUA DE RIEGO El agua de riego, es otro de los factores capaces de influir sobre la salubridad, de la zona o región donde se vaya a implantar el regadío. De lluvia.-La procedente de las nubes o meteórica es el riego espontáneo y natural del su elo puesto en cultivo o abandonado. Por su origen es pura o poco menos. Higiénicamente, cuando embalsada, en reposo, en vaso que preste pocas sales y esté poco aireada, necesitará largo re·corrido antes de ser empleada para que resulte útil y favorezca la desintegración del contenido de los abonos, que de otro modo no se verifica con la debida regularidad. De río.-El agua de río, empleada para riego, es beneficiosa para la agricultura, por el poder fertilizante de sus arrastres en forma de légamo, lo aireada que está, y sales que lleva, en disolución, etc., para la salubridad general, por la exposición en superficie extensa a la acción depu radora de los agentes naturales, de los agentes nocivos que pudiera contener, procedente de contaminaciones en su curso; y localmente en la zona regada, porque poniendo el su elo en funciones de producción, favorece la destrucción de restos orgánicos contenidos en el mismo. Aguas residuales de la Industria.- Las aguas residuales de la industria, m ezcladas a las aguas de regadío, pueden ser nocivas y peligrosas según su naturaleza y cantidad.


26 T Las procedentes de fábricas de· féculas, destilerías, azucareras y otras donde la primera materia es vegetal, resultan perjudiciales a la ag1;cultura e in alubres, sin previa depuración biológica; porque contienen ustancias orgánicas cuya desintegración ha de verificarse con una fase previa especial de la sustancia de que e trate que perturba o anula la de la nitrificación, en el suelo. Otras, pueden constituir, bien establecidas, un buen medio de irrigación fertilizante, que al tratar de la acción de los abono sobre la alubridad, tendrán sitio más adecuado para tratar de sus ventajas y peligros, que en este lugar. De una manera general, han de considerar e ospechosas o peligrosas todas las aguas contaminadas por otras, procedentes de las industrias, para usadas en el riego, si llevan en suspen ión una gran cantidad de materia orgánica residuaria en relación con u volumen, reacción ácida o productos químicos especiales mezclados con ella . La higiene no pretende que se pierdan los productos que contenga útiles para el cultivo, e invita a utilizarlos con ventaja y rendimiento, proponiendo depuraciones previas, precipitaciones, neutralizacion es en cada caso especial, que nosotros no podemos detenernos a exponer en este momento, ni cabe en un trabajo de líneas generales como éste. Aguas profundas.- Las aguas profund?,s, artesianas o elevadas mecánicamente hasta la superficie, no ofrecen otra particularidad, para el higienista, aplicadas en el riego, que la que puede resultar de su temperatura o de un exceso de sales en disolución, que, si entonces son defectuosas para el ag1;cultor, también lo son para. la salubridad por lo que puedan perjudicar a la acción depuradora del suelo. Aguas filtradas de tierras regadas.-Las aguas, procedentes de filtraciones de tierras de regadío, pueden utilizarse para riego en otras que se hallen a nivel inferior (Huerta de Murcia y Dolores, Alicante). Estas aguas, llevan disueltas muchas sales, que tomaron a su paso por el suelo; después de cierto recorrido, se oxigenan y recuperan casi todas las cualidades primitivas, sirviendo al cultivo; para la higiene, tienen el grave inconveniente de la lentitud de su corriente, especialmente en los primeros azarbes donde se van acumulando.


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LAS OBRAS iertos detalles, en las obras, que exige la implantación del regadío, son también factores de insalubridad. Velocidad de la corriente; pendiente mínima.-Al hacer los estudios de un proyecto y fijar la extensión de la zona regable, existe el natural interés de ampliarla lo posible; para evitar el que sea causa grave de insalubridad no debe sacrificarse la velocidad de la corriente en los canales y acequias de di tribución ll egando a mínimas pendientes, por las que el agua siga su curso remansada; si la t empera tu ra es favorable, aparece el paludismo. Paludismo.- Es concepto indiscutible para la ciencia que el paludismo es producido por el hematozoario de Laveran: que este parásito, en su vida monogónica, asexual, vive en el hombre y otros vertebrados, y para cumplir el ciclo de su vida sexual, necesita verificarlo en un huésped, que es w1 mo quito del género anophele; lo m o quitos ponen sus huevos y pasan un p eríodo de su vida en el agua, precisamente de poca corriente o encharcada de relativa pureza y determinada temperatura: esa es la razón de insalubridad indirecta, de la mínima co rriente en los regadíos, en los que deb e suprimirse, para evitarlo, todo remanso, embalse o detención que pueda ser yacimiento de larvas.

Medidas sanitarias en el período de construcción de las obras.En el período de construcción, cu ando la importancia de las obras exige gran remoción de tierras, si el terreno es pantanoso, se recrudece el paludismo, y cuando no, viene enseñando la experiencia que aparece con mucha facilidad, a í como otras infecciones de carácter tífico, a poco que las condiciones de localidad sean abonada para ello; por la aglomeración de obreros en condiciones de alojamiento deficientes y por el trasiego del personal de unas regione a otras en busca de trabajo, etc. ·Este estado para modificarlo después, exige trabajos de aneamient o, muchas veces costosos y por lo regular qu eda endémico, hasta qu e, obliga a realizar u na camp aña seria de saneamiento tn toda la zona. Cuantas medidas tome el director de la obra, durante la realización de la m isma, para evitar la formación de charcos, depósitos, de


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agua, acúmulo de filtraciones, estancamientos de las aguas de lluvia, etcétera, todo motivo de detenci6n de aguas en canteras, zanjas de préstamo y en cuantos sitios haya motivo para suponer facilidad de que sea yacimiento de larvas, serán de resultado para evitar la aparici6n del paludismo. Las aguas potablE.s, de que se surt an los obreros, se protegerán contra toda contaminación . Así como será debidamente atendido el servicio de evacuaci6n de heces y residuos . Para completar esta indicaci6n, tal vez fuera, acert ada medida, si la importancia de la obra lo hiciera tolerable , que de la misma manera que por prescripción legal, se busca y a veces se contrata, el servicio de asistencia facultativa para los accidentes del trabajo, los mismos u otros facultativos, dotados con los medios de investigación y demás necesarios, se encargaran de velar por la salubridad y estado sanitario de la zona, mientras duran las obras, a fin de evitar para después cualquiera de las endemias mencionadas; como es de precisión y se h ace en sitios, donde se han de emprender grandes trabajos, y de notoria insalubridad. Disposición y materiales de algunas obras.-Los canales y acequias, debieran construirse, a ser posible, de materiales sobre los que no pudieran desarrollarse algas y plantas entre las que hacen sus puestas los mosquitos y en disposición, los ángulos y fondo, d e que en la época que no funcionen queden completamente en seco. Las acequias de saneamiento, complementarias de toda implantaci6n de regadío deberán tener iguales condiciones; el destino de las aguas recogidas en éstas, si no se han de aprovech ar en otros riegos a más bajo nivel, se tendrá en cuenta en el proyecto evitando los encharqu es, aguas muertas, etc. Las de drenaj e, cuando exista, y las de filtraciones, si la necesidad obliga por disposiciones topográficas a conducirlas a arroyos o ríos, se estudiará, relacionando su caudal y el recorrido para la depuraci6n, si en el curso inferior de ellos se emplean para bebida y demás usos domésticos. Los sobrantes, en las épocas de m áximo caudal y en las lluvias excesivas, deberán dirigirse por cauces dispuestos en condiciones análogas a las indicadas para los canales de conducci6n, de modo que


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pasados los caudales máximos no queden como resíduos, lagunas y charcas. Pantanos y embalses.- Los gr.andes embalses o pantanos, en general, no suelen ser focos de insalubridad. Depende de la disposición del vaso, de la de sus orillas, de las derivaciones del mismo, de las colas y régimen de su nivel. La corriente que alimenta un embalse y la superficial-establecida hacia el aliviadero a vaso pleno y la que proporciona el viento y oleaje, impide por lo regular que sea foco de paludismo. Los restos flotantes, o son arrastrados, o van a engrosar el légamo semiorgánico del fondo . En los primeros tiempos, hasta que la capa vegetal contenida en el vaso es destruída, la calidad del agua, es un peligro, que más adelante se regulariza y queda de la misma que la de que se alimenta el embalse; por eso sería lo mejor suprimir la tierra vegetal, antes de llenar el vaso. Las orillas de éste, seria lo ideal, que fueran muros de fábrica, limpios y dispuestos en fonna que al descender el nivel no queden fangos al descubierto; en todo caso, no se dejará ninguna vegetación crecer en las orillas; si no hay otra posibilidad, con talud conveniente, se convertirán en praderas. Las colas y derivaciones en superficie, lo mismo que los arroyos y barrancos que afluyan, y las entradas de agua, deberán ser de iguales condiciones, en la forma de sus orillas y disposición deJ. fondo, a las indicadas para el vaso principal; desprovistas de toda vegetación, y al descender el nivel, no dejar aguas muertas, n i remansos, que serían focos de paludismo. Los arrastres de la cuenca de alimentación, pudiendo variar el régimen de alimentación, y los aterramient os la disposición de los fondos, así como las limpias periódicas, pueden ser motivo de insalubridad: lo mismo que ocurre con las de los canales y acequias. La exposición al aire de los légamos y productos de limpieza: y el nivel múümo en el vaso, son las principales contingencias, que eA'Ígen medidas de precau ción, y en todo caso, el uso de medios especiales, petrolización, etc., cuando la importancia y gravedad de la situación exigiera, medidas de acción rápida y eficaz.


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ACCION DEL REGADIO EN EL REGIMEN DE LAS AGUAS POTABLES Es factor, de los rná importantes, para la salubridad, el agua potable. Al variar el régimen hidrológico en una zona, por implantarse en ella el regadío, necesariamente, ha de tener alguna influencia sobre la pureza y potabilidad de la misma. Favorable o adversa es digna de que la concedamos el importante lugar que merece, bajo el punto de vista higiénico. Ciclo del agua.- El agua, en resumen, procede de las precipitaciones atmosfé1icas; al llegar a la superficie del suelo, u na parte, se evapora; otra se desliza formando las corrientes, ríos, arroyos, etc., y otra se infiltra y desaparece en el terreno, y constituye la red hidrológica de las aguas subterráneas. La evaporación tiene lugar en los m a res, y corrientes; se suma a ella las exhalaciones de los vegetales, etcétera, y forma las nubes, que los vientos distribu yen según sus direcciones por todo el globo, para resolverse en lluvias y demás meteoros acuosos. Corrientes superiiciales.- Al implantar el regadío, el aumento de agua que aporta a una región, influye en proporción de su cantidad y extensión en el régimen de las aguas superficiales y profundas y en los abastecimientos de agua de la región. Ríos y arroyos.- Las aguas superficiales, sufrirán la influencia perjudicial de los arrastres del uelo cultivado, que contiene, como se dijo, gérmenes nocivos y parásitos, que infectan las aguas y las hacen insalubres e impropias para usarlas como potables por el hombre, ganados y animales . Las aguas corrientes, por este motivo, no deben usarse en bebida sin previa filtración y depuración que aconseja la ciencia. Aunque hay que contar con el proceso natural de depuración que sufren eu su curso por la acción de la lu z, el oxígeno, la concurrencia vital, etc., esto exige determinado recorrido; en las inmediaciones de lugar habitado, donde se suman a las causas de polución señaladas por los arrastres del suelo, las contaminaciones de otro orden por los escre ta de hombres y animales, siempre contienen por lo 111enos el coli,


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Y parásitos que las hacen insalubres e impropias para la alimentación. Las medidas que al implantar el regadío, exigen estas circunstancias son: el aprovechamiento de las aguas de filtración en otros riego ; toma de aguas para bebida, por encima de los sitios de contaminación; filtración ya apuntada, o en todo caso, su supresión en absoluto, buscando recurso en aguas de otra procedencia. Acequias de riego.-Las aguas que discurren por canales y acequias de riego, son perjudiciales para bebida; además de la contaminaciones que pueden sufrir por su origen; en la red de u conducción so,n su ceptibles de adquirirlas, por múltiples motivos, que no es necesario señalar, por er evidente .

Aguas subterráneas.- Las aguas subterráneas, son de circulación mux complicada, y hemo de tratar de señalar sus principales variedades, para determinar la influencia que sobre su potabilidad puede ejercer la implantación del regadío. Como viene deduciéndose de muchas de las cuestiones tratadas, resulta en conjunto que el suelo y el subsuelo, por intermedio de las aguas tienen acción sobre la salubridad, según u naturaleza y propiedades más atrás señaladas.

Absorción en los terrenos detríticos y sueltos.- En los terrenos detríticos, compuestos de elementos no conglomerados, el agua de llu,·ia y la de riego, atravesando las capas del suelo, en virtud de la gravedad, desciende impregnando el terreno y llenando los vacíos en toda su extensión, hasta encontrar, a mayor o menor profundidad una capa o estrato impermeable. La altura de esta impregnación, depende de la abw1dancia de agua. La disposición del estrato impermeable, horizontal, inclinada, cóncava o convexa y la dirección de sus curvas de nivel, determina mayor o menor facilidad para los deslizamientos y aparición en los extremos de la fom1ación, que regulan disposiciones topográficas y geológicas diversas. Capa rreática.-Es ésta, la capa freática o de los pozos que existe en todos los terrenos de aluvión. La condiciones que caracterizan esta disposición, y el nivel piezométrico que alcanza, imprimen a su pureza y salubridad, una transformación considerable al implantar el regadío.


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Como dependen del poder depurador de la capa detrítica en que se encuentra, y cu anto más cerca del suelo llegue, menos volumen y espacio existe para la depuración, resulta que puede fácilmente albergar gérmenes nocivos, procedentes de la superficie donde tanto? motivos hay de infección. Con el regadío es indudable, que la capa freática, aumenta, y si concurre la circunstancia de ser bastante estable, porque el fondo sobre que descansa es sensiblemente horizontal, puede sufrir contaminaciones. Las aguas de esta procedencia, son sospechosas por lo menos, mientras no se compruebe que la masa detrítica de que procede, tiene poder depurador bastante para sanear la de agu a que contiene. Pozos.-Así los pozos y perforaciones para obtenerla aparte de la contingencia de contaminaciones directas por falta de protección, erán tanto más salubres cu anto más inferiormente obtengan el agua, por la mayor masa depuradora de terreno superpuesto y al contrario cuanto más superficial sea el nivel acuífero menos salubres serán: el regadío eleva este nivel; por esta razón influye desfavorablemente, su implantación , sobre la pureza del agua potable de la capa freáti ca de la zona regada.

Influencia del nivel freático en el desarrollo de infocciones.- La_s variaciones bruscas de nivel, particularmente descendiendo (de estas aguas subterráneas, cerca de la superficie) deja al descubierto, según Ja hipótesis d :~ Petenkofer, los gérmenes del su elo y del subsuelo, que al recibir posteriormente las primeras porciones de líquido, se desarrollan notablemente y son causa de expansión de infecciones rápidas, en forma epidémica; sin ser aplicable en todos los casos, indudablemente en muchos es la única explicación plausible, en vez de achacarlo a la diseminación por las moscas, etc . E l régimen de regadío, por esta causa, debe ser todo lo regular posible, evitando estiajes máximos, que ª<::arrearían esta causa de insalubridad, que actualmente produce en casi toda E'."-paña, numerosas víctimas, debido a la sequía exagerada del pasado verano. (En la región de Levante son más de trescientos los pueblos infestados por tifoideas, no en todos ach acables a la contaminación de las aguas, que al análisis, aparecen puras, siendo la causa apuntada la más probable).


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Absorción en los terrenos sedimentarios.-En las formaciones sedimentarias, se observa una disposición general, bajo el punto de vista que venimos estudiando, que alternativamente se suceden capas permeables e impermeables, que albergan o pueden albergar impregnaciones de aguas, como las que hemos visto, en las capas más superficiales. Capas de aguas estáticas.-Si se hallan las mencionadas impregnaciones entre dos capas impermeables, en disposición sensiblemente horizontal, serán durmientes, sin movimiento apreciable, se llaman capas estáticas . Capas dinámicas.-Si la inclinación permite el deslizamiento, estas aguas tienen un movimiento de traslación que varía; son las capas dinámicas. Manantiales .-Fluentes, cuando obra la gravedad, por un punto infe rior, o con presión bidrostática cuando circunstancias especiales, hacen que actúe la ley de los vasos comunicantes. Aguas artesianas.-Son las aguas artesianas o ascendentes a nivel determinado que tanta aplicación pueden tener en la agricultura y para usadas en bebida. Las aguas de estas procedencias, suelen ser bastante puras; su alubridad se halla subordinada a la del punto de ab orción, muy difícil de determinar, cuando se quiere hacer aplicación a un manantial y al recorrido subterráneo que tienen. Las obtenidas de estas capas por medios artificiale (artesianas, abisinias), suelen ser puras dependiendo este detalle de la profundidad y pureza de la capa de que se obtenga. (En la vega valenciana, pasan de diez mil, los pozos ascendentes que existen, y de las cinco capas de agua conocidas, de donde se pueden obtener, sólo dejan de estar contaminadas las procedentes de las dos más profundas. Las de la primera, segunda y aun tercera, contienen muchas bacte1ias, y aun el coli y Ebert en ocasiones) . Absorción en los terrenos impermeables, fisurados .- En los terrenos fisurados impermeables (con p lanos de estratificación, lítoclasas, rupturas, etc.), se infiltran y absorben las aguas de manera distinta. e verifica por la serie infinita de intersticios de rupturas y planos, que sirven de conductos, bajo la acción de la gravedad, h asta llegar 3 T


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a otros no fisurado , o de distinta naturaleza, que los detiene. Por p lanos o grietas o rupturas, según disposiciones topográficas, aparece, al exterior, y es lo que se llama una emergencia o resurgencia. Resurgencias.-El recorrido su bterráneo de estas agu as en igu al forma que lo harían, por una cañería artificial, a grandes d ist ancias, a veces, que no se pueden precisar, sin que en todo su trayect o sufran por parte de una capa depuradora la acción filtrante y selectiva, que sobre sus componentes y cuerpos en suspensión ejercen los terrenos, hace qne se consideren como las menos puras, porque conservan todas las impurezas de su origen y las que aumentan, para nuestro punto de v ista higiénico, los reposos y embalses de que es susceptible en el trayecto donde, aunque sufran decantación física y se hagan claras y transparentes, pueden también a resguardo de la luz y demás agentes destructores ser medio en condiciones para la procreación de gérmenes nocivos . El regadío en zona de ubsuelo fisurado, es motivo de insalubridad para las resurgencias que de él se deriven, por el aporte de aguas contaminadas.

Depósitos contaminables, entre anticlinales, impermeables

y

sin

salida.-Disposiciones geológicas especiales, pueden concurrir para formar, en terrenos con plegamientos muy acentuados, entre anticlinales impermeables, un terreno no importa de qué naturaleza, mu cho peor si es de los fisurados, que dé lugar a un depósito cerrado por todas partes, un verdadero vaso sin vertedero donde el agua aprisionada no tenga escape más que por un nivel superior, cuando lo alcance . Esta aguas, son muy contaminables; las obtenidas en estas con diciones son causa de insalubridad, y el regadío establecido en zona de estas condiciones aumentaría notablemente el peligro . Particularidades del terreno calcáreo.-Los terrenos calcáreos, • cualquiera que sea la formación a qu e pertenezcan, contienen una serie de oquedades, cavernas, galerías subten-áneas y condu ctos de infinita variedad. Unos en comunicación con el exterior y otros invisibles y cu biertos por acarreos, otro terrenos, etc. , etc. El régimen de corrien tes, verdaderos ríos en algunos de ellos, que discurren por estos accidentes,


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es motivo y causa de contaminaciones de muchas que aparecen en la superficie. Las simas y abismos que con ellos comunican y absorben las aguas , arrastrando del suelo todos los materiales y restos vegetales susceptibles de causar perjuicios por su diseminación, al implantar un regadío, serán motivo, si existen o se presumen en la región, de un estudio especial y detenido como causa grave de insalubridad que puede ir a producir efectos muy lejanos; )'encaso necesario, cuando su explo-ración sea difícil o imposible, el procedimiento experimental por las sustancias colorantes, revelará hechos que por ninguno otro hay posibilidad de conseguir. Por todas estas circunstancias, las aguas de esta procedencia son siempn muy sospechosas y aun rechazadas por la higiene para bebida y usos domésticos.

Medidas al instalar un regadío, con las aguas potables.- Resumiendo; la influencia que ejerce el regadío sobre las aguas potables es perjudicial, si no se toman algunas precauciones y medidas, que pueden ser: En las de origen freático, espontáneas, asegurarse del poder depurador de las capas que las originan; rechazándolas cuando resulte insuficiente. En las obtenidas artificia.lmrnte por medio de pozos, perforaciones, etc., desechar para la alimentación las demasiado superficiales. En las de capas estáticas o dinámicas, susceptibles de captado geológico, deberá procederse a su protección por este medio, como medida necesaria de protección para evitar que sean contaminadas.

EL CULTIVO El cultivo es otro de los factores de salubridad que hace variar notablemente la implantación del regadío. Cualquiera que sea la extensión de un dominio, el género de cultivo variará al disponer de un elemento como el agua que permite forzar la producción hasta llegar a lo que se entiende por cultivo intensivo. Cultivo intensivo.-En éste, la tierra alcanza un máximum de rendimiento, a costa de proporcionarla, en forma de abonos, los ele-


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mentos que le falten en esa superproducción para el desaITollo de lo · vegetales.

Abonos.-El origen orgánico de la mayor parte de los abonos ofrece el medio de mejorar las condiciones físicas y químicas del suelo, tanto en sentido cultural como higiénico; pero estas ventajas se hallan desfavorablemente compensadas por los peligros de in_s alubridad que llevan consigo en su manipulación y después extendidos en la superficie de la tierra cultivada_· . Estiércol.-El estiércol, es el tipo, producto de deyecciones de animales, restos vegetales y resíduos de toda especie; incorporado al suelo, con exacto conocimiento de sus propiedades, cantidad, . humedad, etc., se salvan muchos de sus inconvenientes, que son una inquietud para la higiene, por su procedencia. E l transporte inmediato a las t ierras evitando su acumulación en las viviendas o depósitos en malas condiciones, sería una ventaja para la higiene de las viviendas y un medio de modificar favorable, cultural e higiénico, a las fuertemente arcillosas, en las que, la lenta descomposición de este abono, sería un medio de modificar sus condiciones físicas y químicas.

Abonos líquidos.-Los abonos líquidos de origen orgánico, utilizados directamente por una distribución especial o transportados a la tierra, por cualquier medio, son muy ricos en materia fertilizante y peligrosos para la salubridad. La incomodidad de sus emanaciones, el peligro de diseminación de su nocividad, por los insectos, la impregnación de los vegetales que se han de consumir sin cocción previa, la facilidad de sobrepasar el poder fijador, y depurador del suelo, hace que la higiene los rechace en esa forma, e invite a emplearlos· en formas menos peligrosas y adecuadas para evitar todos esos inconvenientes. Abonos orgánicos secos.- Al estado seco, mezclados con tierra u otros cuerpos (pudrette, sangre desecada, guano animal, etc.), se resuelven parte de los inconvenientes; siempre son insalubres por su origen y los gérmenes nocivos que los acompañan. Abonos industriales de origen animal. --Los abonos, contituídos por desechos industriales de origen animal, tienen su modo de acción sobre la salubridad, según su estado y forma de su empleo . Los resí-


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duos del lavado de lanas, de plumas, raspaduras córneas y de huesos, negro de refinerías, etc., etc., usados, en tierras permeables, muy aireadas, con bastante humedad y bien envueltos, ofrecen pocos peligros para la salubridad. Abonos de desechos industriales de origen vegetal.-Los desechos industriales, de origen vegetal, se suelen emplear para convertir en sólidos los abonos líquidos, mezclándolos. on más o menos insalubres, según su composición definitiva, cantidad empleada y facilidad de desintegración del cuerpo que entre en su composición como predominante, celulosas, etc. Abonos verdes.-Los abonos en verde, cuando económicamente los permite el cultivo, en especial con leguimnosas, son salubres porque dan al suelo mucha permeabilidad y abundantes gérmenes nitrificantes que aumentan su poder depurador. Abonos químicos.- Los abonos químicos tienen como ventaja hi.giénica sobre muchos de los otros usados, su origen; aunque el inconveniente de su uso exclusivo, lo sea dfsfavorable, cuando en la tierra hay escasez de materia orgánica, entonces se solubilizan y aumentan las sales de las aguas con pérdida de los fertilizantes. Enmiendas.-Las enmiendas son, bien entendido, una forma de abono. El encalado, el ~nyesado y otras enmiendas, además de sus efectos agronómicos favorables, tienen la ventaja d~ procurar la mejora de las condiciones del suelo, que redundan también en beneficio de la salubridad. _Cultivos especiales.-Para completar lo concerniente al cultivo, nos toca examinar, dejando a un lado lo que no tenga relación con nuestro punto de vista especial, de influir en la salubridad, al implantar el regadío, las circunstancias que concurren en algunos de ellos y ciertas prácticas que llevan anejas, por ser causa de insalubridad. Plantas industriales.-La cultura del suelo, tuvo por objeto proporcionar medios de alimentación al hombre y los animales; progresos posteriores, la hicieron proveedora de primeras materias industriales; entre éstas algunas no reclaman nuestra atención, porque no exigen, preparaciones del suelo ni prácticas por las que tenga que intervenir la higiene: como el cultivo del ta_baco, caña de azúcar, remo-


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lacha, túpulo, etc., otras en cambio, bien por las condiciones en que se verifica el cultivo, bien por ciertas operaciones que lleva anejas, necesitan alguna consideración por nuestra parte. Plantas textiles.-Tal sucede con las plantas textiles lino, (apenas cultivado actualmente) y en especial el cañamo, por la operación a que se le somete para separar sus fibras (enriado). Enriado' del cáñamo.-Es una operación que consiste en tenerlo depositado en haces dentro del agua, corriente o más frecuente en agua estancada o renovada de tarde en tarde. Un fermento particular, la pectasa, destruye la pectosa, que transforma en pectina y ácido péctico, que satura el amoníaco resultante de la putrefacción, formando pectatos solubles; se desprende hidrógeno sulfurado: En el agua corriente es lenta la fermentación y sus productos y emanaciones se extienden a distancia; en agua estancada, es más rápida y causa de mayor insalubridad. Se verifica en balsas o pequeños estanques que por su número pueden convertir una región en muy insalubre, mucho más si como acontece se dejan en abandono completo, llenas de agua en el tiempo que no se emplean en dicha operación. Dan lugar a una verdadera laguna de aguas putrefactas, focos intensos de paludismo; como ocurre en el centro comercial más importante de este producto, Callosa de Segura y Orihuela, Alicante, donde se cuent an más de cuatro mil, y el paludismo es una endemia grave. Para defensa de los intereses creados a la sombra de esta práctica (innecesaria porque la grande industria, realiza la operación por procedimientos sin este inconveniente), se dice que en las aguas putrefactas del enriado no hace sus puestas el mosquito anophele, que es el que trasmite el paludismo, que éste exige aguas más limpias y con menos materia orgánica; que en ellas no se desarrollan más que culex y st egomyas; el hecho es exacto con una salvedad, apart e de que estos géneros trasmiten otras enfermedades, durante la época que no se tie_ nen empleadas en el enriado, las balsas son yacimientos de larvas de anopheles. Mientras no llega el día que se supriman, por insalubres, las balsas


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del cáñamo, se debieran prohibir cerca de poblado, y obligar a sostenerlas en seco cuando no se usen. Cultivo del arroz.- Otro de los cultivos, insalubres, es el del arroz. Restringido por la ley, sólo se permite en determinadas condiciones: te1Tenos pantanosos impropios para otro cultivo, a lo menos mil quinientos metros de lugar habitado, sin bosques, ni accidentes que impidan la acción de los vientos en todas direcciones y con dotación de agua suficiente para riego continuo. El saneamiento previo que necesita el teneno y drenajes: los abonos en verde en la preparación del campo y los químicos; el encalado, el agua continua corriente, protección mecánica de viviendas; horario especial agrícola en la faena de la siega, quinización preventiva y protección mecánica individual; han producido en los arrozales valencianos una variación beneficiosa, para lo que fué en tiempos pasados, en que no se tomaba ninguna precaución y el abono pl"incipal era el estiércol de cuadra. De todos modos el estricto cumplimiento de lo dispuesto en la concesión de cotos, es de suma necesidad, y la restricción de autorización de planteles en tenenos de huerta junto a las casas de los pueblos, también. Aunque muy atenuado para lo que ha sido, la endemia palúdica provocada por el cultivo del arroz, es lo bastante intensa para que preocupe al higienista y digna de tenerse en cuenta por su insalubridad. CONDICIONES DEL TRABAJO AGRICOLA

Ligeramente, por las relaciones que tiene con la higiene del trabajador del campo, no podemos dejar de hacer alguna cvnsideración sobre las condiciones en que tiene lugar en una zona de cultivo de regadío. Aun no ha llegado entre nosotros, la agricultura al estado industrial con todas sus consecuencias, a que llegó en otros países. La población rural no obstante ouenta como en cualquiera otra con patronos y asalariados y otra intermedia de pequeños propietarios entre patronos y trabajadores.


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El jornalero.-El obrero jornalero agrícola, al implantar el regadío, saldrá ganando con el aumento de trabajo y subirá su jornal en relación con la oferta y la demanda, y la perentoriedad de ciertas faenas del cultivo intensivo. Luchará con la invasión de máquinas y de trabajadores extraños. En conjunto, saldrá ganancioso económica e higiénicamente por el progreso que a todo alcanza. Por la misma calidad de las faenas regularizará sus jornadas, y dejarán de ser desde el amanecer hasta la noche. Tal vez la asociación, le consiga otras ventajas, que no hemos de mencionar. El pequeño propietario obrero.-El pequeño propietario cultivador por sí mismo de su predio, con ayuda de la familia o jornalero, saldrá beneficiado al implantar.se el regadío y ganará mejorando las condiciones de vida e higiénicas, si como es lo frecuente sabe aprovechar especialidades culturales lucrativas. El propietario.-El propietario o patrono no trabajador materialmente y arrendador importante en iguales condiciones, habrá de luchar con la parte económica de la transformación de las tierras; esto aparte, defenderá sus intereses, pagando lo menos posible al obrero, empleando máquinas para economizar, etc., y bajo nuestro punto de vista resultará al fin un industrial, un negociante como otro cualquiera, cuya fábrica es la tierra que posee; y por la que compra, produce, vende y obtiene al final un beneficio. La higiene que a toda industria, en favor de la salubridad de los que la ejercitan y en beneficio de todos impone sus prescripciones, no puede por menos de pedir en la agr-ícola, su•parte de intervención. Cuanto más lucrativa, más razón existe por el margen económico que consiente, para exigir, y más razón moral, para conceder. Al implantar el regadío se crea más riqueza; y a mayor riqueza e1 higienista puede pedir, más obras de saneamiento que la escasa producción de la tierra no consiente en los secanos.


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WGIENE LOCAL La higiene urbana, de los pueblos enclavados en la zona donde se implante el regadío ha de sentir la influencia de esta modificación. En general será favorable, por el progreso y aumento de las poblaciones. Viviendas.-Donde más pronto se hará sentir es en la mejora de las condiciones higiénicas de las casas. En la elección de materiales; en la disposición de las construcciones deberá contarse con un nuevo factor que es la humedad. Humedad.-'---Ejerce sobre los organismos, lo mismo del hombre que de los animales superiores, una acción imprecisa general, que crea predisposición para las enfermedades y agrava ciertos estados patológicos. La casa con paredes húmedas es más fría, porque aislan menos de la temperatura exterior y porque parte del calor se consume en la evaporación. Si la humedad es habitual, los gérmenes patógenos encuentran en los resquicios y asperezas, medio adecuado para conservar su vitalidad: vegetaciones criptogámicas múltiples se desarrollan averiando alimentos, granos, forrajes y piensos para el ganado. Los muros y enlucidos se destruyen por eflorescencias salitrosas y acarrean la ruina de las contrucciones cuando por la situación, profundidad de las fundaciones, etc., es posible la ascensión del agua por capilaridad en los muros de casas, establos y en todas las construcciones. Servicios de evacuación de escreta.-De existir servicios de evacuación establecidos, alcantarillado principalmente, al implantar el regadío pueden modificarse en favor de la higiene, combinados con la irrigación, aprovechando el cultivo los productos fertilizantes. Establecimientos insalubres.-Sobre otros establecimientos públicos, insalubres, mataderos, lavaderos, etc., puede el regadío al implantarse ejercer una influencia favorable si racionalmente se modifican y aprovechan en beneficio agrícola sus productos de desecho . Cementerios.-Uno de los que pueden sufrir también influencia desfavorable es el cementerio; bastará hacer mención de esta posibi-

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lidad para procurar evitarla y en todo caso remediarla con los medios conducentes.

HIGIENE INDIVIDUAL El labrador y el habitante de las casas aisladas en el campo, tiene tendencia a convertir los alrededores de su vivienda ei1 sitios destinados a arrojar toda inmundicia; y en las zonas de regadío a convertir la acequia más cercana, en lavadero de ropas y utensilios y alcantarilla donde arroja todo lo que le estorba, lo mismo sus deyecciones que los desperdicios de los vegetales de que se alimenta, pequeños animales muertos, etc., sin perjuicio de habilitarla para abrevadero de sus ganados de labor y hasta usarla él mismo en bebida si se le antoja. La cultura sólo, puede evitar esta mala costumbre, contra la que no cabe otra medida que la vulgarización de los más elementales conocimientos higiénicos.

REGIMEN ALIMENTICIO El reg1men alimenticio, al implantarse el regadío, también ha de sufrir variación para el habitante de la zona. Sin dejar de ser eminentemente vegetal, el aumento de los vegetales verdes; el aprovechamiento de todo lo que tiene menos valor en el mercado, o resulta averiado, el consumo de frutos a que anteriormente no estaba acostumbrado, etc., etc., aportan a la patología local, una serie de afecciones, que dan mayor morbilidad y algún aumento en la mortalidad. De ellas, algunas quedan indicadas anteriormente y otras son debidas a la uniformidad del régimen o uso de alimentos en malas condiciones. La patata, por ejemplo, alimento ordinario del jornalero, al echar tallos, desarrollando sus yemas, en malas condiciones almacenada, produce trastornos e intoxicaciones imprecisas y mal determinadas. Más que medidas sanitarias piden estos hechos divulgación de

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conocimientos, cultura; para que el agricultor llegue a saber los perjuicios que origina a su salud el uso de alimentos averiados o mezclados con vegetales tóxicos o peligrosos: el seguir sin ninguna variante un régimen aunque sea tan sano como el vegetal, cuando con los desperdicios de sus cultivos, podría criar animales que le proporcionaran la carne que falta en su alimentación, etc., etc., y para no dejar nada atrás, el perjuicio de su tendencia a abusar de las bebidas alcohólicas. Al llegar al final del programa que nos propusimos, para desarrollar el tema, que tan variadas disquisiciones, nos ha obligado a hacer, por el extenso campo ele la Higiene, y antes ele resumir en unas conclusiones lo que ele ello resulta, hemos ele hacer segunda vez manifestación del más profundo reconocimiento, a la benevolencia con que habéis acogido nuestra modesta labor en la que nos ha contenido el temor ele abusar de la atención otorgada, pudiendo asegurar que la mayor dificuitacl ha consistido en condensar en cada párrafo materia que a formar parte ele un libro ocuparía un capítulo completo . Tal vez en alguno no hayamos podido ni sabido expresar claramente, buscando la mayor concisión, lo que nos proponíamos, y en otros haya repeticiones innecesarias; sirva de excusa la extensión y complejidad de la materia del tema (señalado por la Junta organizadora), la premura de tiempo, para su confección y el buen deseo de corresponder a requerimientos de la amistad, hechos con atenciones y manifestaciones, que no podíamos, ni debíamos dejar desatendidas. De todo lo consignado, para sintetizar, creemos poder deducir las siguientes

CONCLUSIO IES r.ª La implantación del regadío en una zona produce variación en sus condiciones higiénicas y en la salubridad de las personas, ganados y animales domésticos. La principal transformación se refiere a la facilidad de difusión de las infecciones de medio de transmisión hídrico, a la diseminación


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del parasitismo intestinal y vi ceral del hombre y animales, y a la expansión o aparición del paludismo. z.a Son factores que influyen en esa variación y deben tenerse en cuenta al estudiar un proyecto de regadío: El suelo, capa vegetal o laborable: a) Por sus condiciones físicas: declividad, estado de división, densidad, absorción de radiaciones solares, porosidad, capilaridad, poder fijador del suelo; en cuanto resulten favorables o dificulten el acceso del aire y del agua precisos para la desintegración de la materia orgánica y proceso total de nitrificación. b) Por su origen geológico, proporción de materiales que entran en su composición ; variaciones en los elementos e intensidad de estas transformaciones. c) .Por su co"!Lposición química; elementos minerales orgánicos y organizados que lo constituyen: procesos de desintegración de lamateria orgánica y depuración. Para que estudiado, pueda proponerse en el periodo de parcelamiento y preparación de las tierras, las enmiendas y correcciones conducentes a procurar que la capa laborable, sea por su naturaleza física, materiales que la forman y composición química apta en el mayor grado para el desarrollo de los vegetales que se cultiven y medio natural de depuración de los residuos orgánicos nocivos ,que a ella vayan a parar. El subsuelo: a) Por su naturaleza y formación geológica. b) Por las variantes que pueda aportar al suelo en remociones y labores profundas. c) Por la existencia más o menos superficial de capa impermeable, natural o producida por precipitaciones o sedimentaciones que tienen lugar por la acción de las aguas. d) Por la presencia de trastornos geológicos, simas, fallas, etc., y otros locales. Para que conocidos estos datos pueda prevenirse y evitar una modificación del suelo que haga variar sus condiciones higiénicas; que por retención de las aguas demasiado cerca de la superficie, se convierta en impropio para la agricultura, sino en panta •


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noso insalubre (caso de la huerta de Lorca: alíos de las Landas Fran-cesas). El agua de riego: a) Por su procedencia: de lluvia, de corrientes superficiales, contaminadas, residuales de la industria, etc., en relación con los productos que:arrastre su cantidad y el poder depurador del suelo. b) Por su origen profundo; en los aprovechamientos de la subterránea, sales disueltas, temperatura, en cuanto puedan modificar las condiciones físicas y químicas del suelo. Para proponer en caso necesario, depuraciones parciales, decantaciones, filtraciones, etc., que impidan el perjuicio de determinados productos, la excesiva acumulación de otros o corregir defectos en la composición de las aguas que acarrearían la insalubridad ele la zona: Determinadas circunstancias de las Obras, para implantar el regadío. a) Por la velocidad mínima que se dé a las aguas en canales de conducción, acequias de distribución, etc., que deberán proyectarse con pendientes que eviten remansos y estancamiento . b) Por la disposición y materiales de los cajeros que no serán susceptibles de producir vegetación, en contacto del agua, que ob truya acequias, etc. e) Por el modo de recoger las escorrentías, drenajes, sobrantes y distribuir los azarbes, en lo que se impedirá la formación ele aguas muertas, encharcamientos y retenciones, sin corriente. d) Por la disposición que se dé a las orillas de los pequeños y grandes embalses, pantanos y depósitos permanentes o temporale en la disposición- de las colas y derivaciones en superficie y entrada de aguas, en donde se evitarán vegetaciones y en los descensos de nivel la exposición al aire del fondo con charcos o semi desecado. yi. Son también factor importante en las condiciones higiénicas que varía al implantar el regadío, las aguas potables. La influencia de éste en las de la zona y en resurgencias más o menos lejanas, al estudiar un proyecto, se determinará en cada uno de los manantiales existentes (y otra clase ele abastecimientos) la naturaleza y condiciones. a) En los de origen freático (manantiales, pozos, perforaciones)


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se determinará la protección y si precisa, experimentalmente, se tratará de conocer el poder depurador de la capa y estratos de que proceden . b) En los de origen profundo, susceptibles de captado geológico, se realizará éste como medida preventiva de protección. e) En el estudio geológico general de la zona se tendrá en cuenta la posibilidad de que las aguas de regadío, filtradas en el suelo, lleguen a originar o contribuyan al caudal de corrientes subterráneas de emergencia lejana y susceptibilidad de contaminaciones, según la naturaleza y disposición de los terrenos; especialmente si se trata del calcáreo. d) La existencia de cuevas, grietas, simas, abismos, fallas u otros parecidos accidentes, impone investigaciones especiales, sobre este motivo de insalupridad . 4.ª Si además del cultivo corriente intensivo, se han de emprender en la zona, los que llevan aneja una práctica insalubre (plantas textiles, enriado del cáñamo) u otros restringidos por la ley (arrozales). a) En los primeros ya que no se suprima la rutinaria práctica del enriado relegando a la grande industria esta operación; de tolerarla, debiera obligarse a situar las balsas a distancia de lugar habitado y a que cuando dejen de funcionar queden en seco para evitar la enorme laguna pantanosa que constituyen cu ando son numerosas. (Más de cuatro mil balsas existen en los términos limítrofes de Orihuela y Callosa de Segura, Alicante, que forman un extenso foco de paludismo). b) En los segundos, cumpliendo lo preceptuado por la ley al hacer la concesión de coto e imponiendo ciertas prácticas (agua contínua, encalado, protección individual y de viviendas, etc)., se modifica notablemente su insalubridad. 5.ª La protección higiénica de las viviendas, al implantar el regadío en una zona, exige ciertos saneamientos en las construcciones existentes, en las nuevas, detalles, en la elección de materiales, construcción, etc., que garanticen contra la ascensión de la humedad en muros y en pisos de las habitaciones, establos, graneros, etc., por ser motivo de insalubridad para el hombre y animales de labor y domésticos y de avería en alimentos, granos y forrajes conservados, por el


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desarrollo de vegetaciones criptogámicas, perjudiciales a su buena conservación y uso. ,S _a El labrador de zona de cultivo intensivo, adquiere con facilidad, la costumbre antihigiénica, de usar la acequia más cercana a su vivienda, para lavar las ropas y utensilios, arrojar inmundicias, desechos vegetales de sus alimentos y pequeños animales muertos, convirtiéndola en alcantarilla: sin perjuicio de usarla para abrevadero y usarla él también para bebida. Mayor cultura y la vulgarización de nociones de higiene, le harían aprovechar racionalmente y sin peligro, sus desechos, con valor agrícola; la construcción de lavaderos, abrevaderos en la zona, etc., suprimirían esta causa de insalubridad y difusión de variadas infecciones y parasitismos del hombre y animales . 7.ª El cambio de régimen alimenticio, que tiene lugar en una región al implantar el regadío, aunque siga siendo casi exclusivamente vegetal, aporta o puede aportar a la patología local determinadas afecciones de origen alimenticio, que más que medidas sanitarais, piden divulgación de conocimientos y de los peligros de todo régimen exclusivo. Valencia, 28 de septiembre de I9Ii -



SECCIÓN CUARTA

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u TEMA:

Administración de los riegos PONENTE:

D.

JOSÉ GASCÓN Y MARÍN CATEDRÁTICO, DELEGADO DEL INSTITUTO

DE

REFORMAS SOCIALES

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f\DMINISTRf\CIÓN DE l OS RIEGOS

LA

administración satisface intereses públicos, intereses generales, sirve tales intereses con medios colectivos y sus servicios reciben la denominación de servicios públicos que tienden al funcionamiento regular, contínuo, de éstos, dejando así satisfechas necesidades colectivas, generales, para las quP la iniciativa privada sería insuficiente o medio inadecuado. Lo hace así la administración pública por considerar tales servicios indispensables para la vida nacional, por evitar en los mismos i ntem1itencias, por asegurar del mejor modo posible, con medios e~ armonía con la naturaleza de las necesidades a satisfacer, estas mismas que para constituir servicio público requieren finalidad pública. general, a la que se debe atender general y continuamente, desarrollando un régimen juridico especial, determinado por leyes y reglamentos, no dependiente de la voluntad de lós interesados requiriendo así mismo una serie de órganos tal, que constituyan verdadera organización pública, a la que bien puede o afectarse recu rsos salidos de los generales de un presupuesto del Estado o entidad local o recu rsos propios peculiares del organismo encargado de regir el servicio públi co de que se trate, independientemente de los generales o utilizando ambas clases de recursos, con subvención de los fondos públicos y recursos particulares dimanantes directamente de los interesados en el servicio. No hay para qu é tratar en este traba jo de si los rifgos deben cons}ituir servicio público. Lo son, lo constitu yer, tienEn todos los caracteres de tal y como se indicaba en el preámbulo del proyecto de ley, sancionada en 7 de Julio de r9n las obras necesarias para ellos, de Verdadera enmienda de la Geografía, competen, por tanto al Estado'


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siendo prueba de ello, evitando así toda controversia de escuela, que aun en pueblos individualistas se emprenden labores de hidráulica, se construyen obras de irrigación por cuenta de los t esoros centrales y aunque el Estado no acudiera con sus fondos generales a auxiliar la r~alización de tales obras, aun construídas por p articula.. res con fondos de empresa o recursos de los mismos interesados, siempre la explotación t endría que organizarse en forma de servicio público p ara asegurar su no1malidad, su regularidad, su continuidad. No es est e punto, el de si corresponden al Estado, a la región, provincia o municipio o a la iniciativa priva da el propio de esta ponencia. Ya fué discutida t al cuesti ón en el Congreso Internacional de Agricultura celebrado en Madrid en 19n y en él fué la t endencia que prevaleció la favorable al auxilio del E st a do , a la intervención de ést e y ya nuestro derecho positivo tiene tomadas posiciones en el problema, en forma bast ante definitiva, mediante las disposiciones de las leyes de 27 de Julio de 1883, 26 de Julio de 1888, 7 de Julio de 1905, 8 de Febrero de ·1907 y ley de 7 de Julio de 19n favorables al auxilio por el Estado para la construcción de canales y pant a nos de inter és público que h ayan de ser objeto de concesión , a subvención a Comunidades de regant es y asociaciones de propietarios que quieran co nstrnir canales o mejorar los riegos exist entes y la declaración contenida en el artículo r. 0 de la última ley favorable a que el Gobierno realice la redacción de los proyectos de pantanos y canales ele riego p or orden de m ayor utilidad al fomento de la riqueza nacional, pudiendo ejecutarse las obras ya por el Estado, con auxilio de las localidades interesadas, ya por Asociaciones o empresas con auxilio del Estado, ya por cuenta exclusiva. El problem a a examina r no es el discutir si el auxilio es o no legítimo, si es necesario, si corresponde a est a o a la otra entidad política o admüústrativa el prestarlo, es el examinar, supuesta la existencia del fin general, dado el criter io en que se inspira nuestra legislación administrativa, cuales deben ser los principios fundamentales qu e se mantengan, cu ales algunas de las principales reformas a introducir en el r égimen administrativo de nuestros riegos. Y tratándose de administración de servicios y especialmente de los de riegos en que ya nuestra ley de aguas sient a en la exposición de motivos de la misma, que la <m1ancomunidad de intereses a que dan


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lugar los aprovechamientos colectivos de aguas públicas exive una administración común>> que <<ésta, desde la más remota antigüedad ha sido encomendada a Juntas elegidas por los mismos interesados, que con la denominación de Sindicatos u otra equivalente han cuidado de la administración de los fondos comunes y de la buena distiibución de las aguas con arreglo a Ordenanzas especiales, institución que la Comisión creía necesario, no sólo conservar, sino ampliar, haciéndola obligato1ia», hay que referirse forzosamente en primer término al problema orgánico del servicio, al de determinación de los órganos encargad.os de la administración de los aprovechamientos colectivos de aguas públicas, al de si han de funcionar en virtud de normas inspiradas en criterio centralizador o descentralizador, de si ha de predominar el funcionarismo técnico y buroc1ático en una administración centralizada o si ha de realizarse la descentralización tan generalmente defendida a .base de una descentralización funcionarista, por la agrupación rorpor:itiva y patrimonializada de los funcionarios encargados de la prestación del servicio o a base de la roo peración en mayor o menor grado, desde el momento inicial del servicio, de los interesados en el mismo. Copiado queda lo que la ley de aguas indica favorable a la formación necesaria de Comunidad de regantes y no pueden quedar en olvido manifestaciones favorables a la administración corporativa del servicio, a la creación de verdaderos establecimientos públicos, de entidades institucionales que sean órganos principales de la administración. En la defensa de las tendencias regionalistas hablábase de la obra fecunda de fortalecer energías colectivas, de integrarlas en organismos públicos y de llevar la energía social salvadora a las funciones que solamente por invasión del Estado o por atonía de la iniciativa social habían pasado a ser funciones administrativas delegadas o directas del Estado (se citaba entre ellas las obras públicas) constituyendo línea de saturación y confluencia de la acción del cuerpo social y la acción política del Estado, y en la exposición de motivos del Real decreto de IJ de Mayo de I907 tras de referirse a la transformación político social que se venía operando, se sentaba la afirmación de que no se detenía la tendencia en que los Consejos representativos fueran


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un mero auxilio o consejo, sino que se avanzaba hasta pedir que <<se encargase a la representación corporativa oficial de desenvolver la vida agraria, m ediante la creación y vigilancia de los órganos que a esta función respondan» y la de que <<el Poder público requería cada día con mayor apremio las asociaciones para una funci ón de colaboración, persuadido ya de que su auto1idad no padece, antes se fortifica, poresas delegaciones de su soberaní ai>, at ento a <<acallar las quejas contra la democracia por rendir sobrado culto al funcionarismo que convierte al E stado en protector de cuantos coadyuven a sus fines políticos y electorales, que no siempre se inspiran en la conveniencia del común de los intereses sociales,>> Si se busca esa confluencia de la acción del cuerpo social y de la acción política sana, si se apetece esa colaboración de los elementos sociales organizados, si al trat arse hoy de descentralización no sólo se tiene en cuenta la m era desconcentración, ni la delegación o dejación de funciones que encomendadas al Estado pasan a otros organismos político administrativos, sino que se entiende que hay una verdadera descentralización por servicios, confiriendo personalidad a organismos compuestos de p.na parte de funcionarios t écnicos y de otra de los int eresados en el servicio mismo y que la a dministración puede y debe ser encom endada a tales elementos descentralizados orgánica, institucionahnent e, no ha de extrañar que al tratar de la administración de los riegos, de aprovechamientos colectivos de aguas públicas, el pri m er principio a sent ar sea favorable al m antenimiento del principio fundamental de la ley de aguas que debe m antenerse a toda costa, desenvolvi éndolo lógicamente, a plicándolo en todas sus consecuencias desarrollando la descentralización orgánica de tal servicio público, factor esencial de la economí a nacion al. Advi értese la t endencia en tal sentido en nuestro derecho positivo, mas no todo lo ampliamente que fuere de desear. . La ley de aguas sienta en su artí culo 228 el principio fundamental de se~ obligatoria la forrnaci-ón de una Comunidad de regantes en pasar de 20 el número de éstos. y no b aj ar de doscientas el número de hectáreas regables y lo amplía facultando a los Goberna dores para imponerla si a su juicio lo exige así el interés local de la agricultura. La de 27 de Julio de r883, en su artí culo r2, admitía la posibilidad de sub-

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vencionar las Comunidades de regantes para construir canales o pantanos mas indicaba que la subvención <<consistiría siempre en ejecutar una cantidad equivalente de obras prefiriendo las de mayor importancia o dificultad•>, admitiendo también el auxilio a asociaciones de propietarios que presentasen compromiso hipotecario. Las obras serian entregadas a la Comunidad para realizar su explotación conforme a las Ordenanzas que se hubieren aprobado. A muy poco tiempo, en 26 de Julio de 1888 se hizo una modificación importante: la subvención a que refiérese el artículo 12 citado, podría también abonarse en metálico y en la misma forma se concedían auxilios por la ley de 7 de Julio de 1905. Supone un avance en esta tendencia la ley de 19rr que aspiraba a algo más que el voto de una ley y al de una cifra de recursos para las obras, ley que aspiraba como decíase en el proyecto a la compenetración, al abrazo del Gobierno central y de las comarcas todas el día que se decidieran a trabajar unidos, a que se construyeran las obras mediante la eficaz coloboración del Estado y las provincias representadas por las Asociaciones y Sindicatos interesados, ya que sólo en tales condiciones creía poder salvar los obstáculos que separaban del resurgir económico agrícola e industrial de España y en efecto, no sólo concede auxilios a las Comunidades de regantes, Asociaciones de propietarios, Sindicatos agrícolas, etc., pudiendo otorgárseles sin subasta la concesión de toda obra hidráulica a riego de terrenos de mano, sino que en las obras a ejecutar por el Estado con auxilio de las localidades interesadas declara que pasarán a ser de la propiedad exclusiva de los propietarios o Comunidades de regantes que hubieren garantizado los auxilios y que la administración de los fondos mixtos. con que de ben construirse las obras podrá ser confiada en tanto lo con- _ sideren conveniente ambos partícipes a una Junta especial que aunque dependiente y delegada del :Ministerio de Fomento, siempre supone la conveniencia de reconocer el elemento corporativo en la administración del servicio de riegos conforme se venía ya practicando para la realiza,ción de obras antes de_la promulgación de esa ley. Pero no basta sostener la tendencia en los límites actuales, hay que aplicarla debidamente en todas sus consecueñcias, desarrollando más y más la descentralización orgánica de tal servicio, no sólo para

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la mera explotación de las obras ya realizadas, sino para la ejecu ción de las obras mismas, no sólo en los casos ya previstos legalmente de ejecución de obras por el Estado con auxilio de las localida des interesadas y de la concesión a Comunidades de regantes, asociaciones de propietarios, Sindicatos agrícolas, etc., etc., sino a los de ejecución por cuenta exclusiva del Estado, previstos en el art. I2 de la ley de I9II , cuando no sean factibles los procedimientos de ejecu ción que acaban de mencionarse. Cierto que no cabe pensar desposéase el Estado de todas sus atri. buciones, que la tutela administrativa ha de existir, pero entre esa misma tutela y la libre gestión cabe exista un predominio de una u otra y según sea ese predominio el régimen será centralizador o descentré!,lizador. Desde el momento mismo en que se inicie la realización de una obra hidráulica debe existir la intervención oficial de los interesados, no limitándola a la inorgánica intervención de poder acudir a información en las que las más de las veces sólo tienen audiencia en realidad los intereses particulares y a veces los egoísmos individuales, sino imponiendo la organización de los interesados en el proyecto para la información obligatoria del formulado para que el estudio reuna todas las m ayores garantías de acierto. Potestativo es en el artículo 7 de la ley de I9II el confiar la administración de los fondos mixtos con que deben construirse las obras, a una Junta especial. De potestativo debe el precepto convertirse en obligatorio, que ya es sobrada garantía para el Estado el que la Junta sea delegada y dependiente del Ministerio y el que todo lo técnico sea resuelto sin intervención de la Junta por el Ministerio de Fomento. Sin que pueda temerse que la acción de las Juntas pueda constituir rémora ni peligro de mala administración, que a más de administrar caudal en el que se tiene participación hay que temer más muchas veces a la acción de los conciudadanos y de los coterratenientes, que a la de un expediente administrativo y por póco despierta que se suponga la conciencia social, no ha y que olvidar que siempre estimula el despertar los daños que por una mala gestión se experimenten.

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Mas no basta que se dé intervención a los interesados desde el momento en que se trate de construir una obra para 1iegos, hay que ir más allá, hay que remover todos los obstáculos que en nuestro sistema legal existen para la prontitud, para la mayor rapidez en el servicio, como consecuencia del régimen basado en la desconfianza, de las múltiples precauciones que se adoptan en el orden económico administrativo y a las que forzosamente están sujetos del mismo modo aquellos que fieles cumplidores de sus deberes por nada ni por nadie dejarían de realizar lo que estiman procedente y justo y aquellos que con desaprensión puedan examinar cómo se burla una ley, unas veces en beneficio mismo del servicio encomendado si la ley contiene errores de procedimiento todavía no remediados legalmente y en algunas excepcionalmente por fortuna, para tratar de burlar no sólo la ley, sino las responsabilidades de diverso orden en que se pudiera incurrir por ciertos actos. Es en ocasiones más fácil dar con la trampa legal, que ateniéndose estrictamente a lo que la desconfianza burocrática ha impuesto, realizar pronto y bien un servicio. El Estado designa funcionarios técnicos directores de las obras. Al designarlos es señal de que confía en su honorabilidad y en su competencia, hay pues que rendir tributo a ambas dotes dándoles mayor libertad de acción para. resolver ciertos particulares, para decidir de ciertas medidas de ejecución, para poder contratar en mayor cuantía que actualmnete, máxime si junto a tal elemento técnico existe una Junta administrativa en la que si hay mayoría de Vocales representantes de los interesados y coadyuvantes en la- construcción, hay también Vocal director técnico y Vocal administrativo, representante del Estado. Al sistema de desconfianza a ultranza, al de centralización todavía encarnado en nuestras prácticas administrativas, hay que sobreponer el de c01úianza, no ciega ciertamente, pero sí en la medida debida para que las ventajas descentralizadoras se puedan sentir. El temor de adoptar tal sistema debe desaparecer ya que en cambio como contrapartida de la descentralización por servicio, puede existir como Duguit expresa, la responsabilidad personal de los agentes respecto de los administrados expresamente reconocida y fuertemente sancionada y además hay siempre la responsabilidad ante la administración pública.


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Mejor que adoptar tantas medidas de prev1s10n, tanta fiscalización y tanto límite a la libre gestión, aun en lo que se atribuye a cada órgano, es la efectividad de la responsabilidad, que no hay mejor garantía administrativa que la general creencia de que todo acto antireglamentario, de que toda mala gestión, ha de ir acompañada de la sanción previamente determinada y exigida con la conveniente rapidez sin que ella vaya en merma del derecho de defensa de aquel a qui"en se dirijan los cargos. No dejo de reconocer que no en todas las comarcas el espíritu público está lo suficie ntemente avisado para que tal sistem a pueda imperar y para que la sola intervención de los mismos regantes en la a dministración de las obras constituya por sí sola garantía de mejor resultado que con el régimen funcionarista exclusivo, pero si se ha despertado el espíritu de asociación de tal suerte en el elemento agiirola que unido a la historia brillante de la Comunidades de regant es, hay base para que allí donde sea necesaria la labor educativa se acometa para. que donde existieran ya Comunidades y Asociaciones que sean las que t engan interés directo en la ejecución de obras haya mayor número de facultades, sea mayor la libre gestión y sea en cambio la tutela más intensa donde por carecerse de tales ant ecedentes de actuación social precisa rodear la gestión de mayores garantías para asegurar el éxito.

** * La experiencia, según la exposición de motivos de la ley, había dado a conocer la ventaja de los Sindicatos centrales, compuestos de representantes de todos los parciales e¡ue existan en el curso del un mismo río para la defensa de los derechos, conservación y promoción de los intereses comunes y el artículo 24r de la ley vigente faculta la formación por convenio mutuo de uno o más Sindicatos centrales o comunes, compuestos de representantes de las Comunidades interesadas . • Autorizábase la creación a instancias de los interesados y no se impo1úa como obligatoria por entender que sin esta voluntaiiedad, lejos de contribuir a mantener la armonía serían tal vez un manantial de · discordias entre ellos. Reconocida la conveniencia, admitido que la administración de los

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rit!gos se encQmiende a Juntas de los interesados, es.natural se piense en la constitución de esos Sindicatos comunes y es en mi opinión natural también que el principio llévese a su,s consecuencias natu.rales pues si hay ventaja en tal sistema para la defensa de los derechos y promoción de los in ter ses comunes, lo que como voluntario se indi- caba en la exposición de motivos debería dejar de tener tal carácter facultativo, para convertirse en obligatorio. El artículado de la ley ele r 3 de Junio de r879 fué orientando el asunto en el sentido a qu.e me refiero, más allá de lo que se consignaba en la exposición de motivos pues mientras ésta al autorizar la creación de tales sindicatos centrales estimaba que su imposición pudiera ser manantial de di cardias entre ello~, el precepto po~.itivo admitió pu,dieran imponerse obligatoriamente por el íinistro a propuesta del Gobernador de la provincia, siempre que lo exigieran los intereses de la agricultura . El pr~cepto hay que ampliarlo. La extensión que alcanzan las obras hidráulicas, su plu.ralidad ea el curso de un mi mo rio exige que puesto que hay comunidad de orig nen lo que proporciona el riego haya la uni ón necesaria entre los interesados en el aprovechamiento de las aguas de tal rio, que más fácil es que la concordia exista si hay órganos adecuados para que las dificultades que surjan puedan ser examinadas y solucionadas, que si hay separación completa de los órganos administrativos que pueden en un momento tener intereses comunes. Muchas veces en conflictos que surgen en la vida, el amor propio influ.ye en demasía en su agravación o en la dificultad para solución, discútese quién es el que debe demandar a la otra parte tal o cual cosa o propo·n er esta o la otra solución y si hay órganos propios para el estudio de intereses comunes, es más fácil evitar que se vayan desenvolviendo las co as en condiciones en que por la agravación del mal este sea de difícil remedio. Si la ley admite que pueda imponerse ministerialmente el sindicato central o común, en muchas ocasiones cuando la administración se dé cuent a de la necesidad, lo hará por haber surgido dificultades o por tratar de prevenirlas y si puede caber el temor de . er objeto de discordias, contra el mal uso que pu.diera hacerse de las facultades adrniiústrativas conferidas a tales Sindicatos basta el utilizar los mismos recursos que la legislación ofrece en materia de tutela administrativa, tanto para separar de sus cargos a los que en


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ellos no se comportan conforme los intereses públicos requieren, como para otorgar recursos contra los acuerdos de tales Sindicatos Centrales, como para suspender su funcionamiento temporalmente por acuerdo de la autoridad judicial, nombrando quién se encargara durante ese lapso de tiempo de la administración de los intereses comunes. No tan sólo deberían establecerse tales Sindicatos centrales entre Comunidades o Sindicatos existentes en el curso de un mismo río, sino que dada la forma de preparación y utilización de las reservas hidráulicas tanto o en algunos casos más que en el curso de un río debe existir la sindicación entre las Comunidades y Sindicatos de un mismo valle. La ley estima que los Sindicatos centrales deberán estar constituídos por representantes de las Comunidades interesadas siendo el número de tales representantes proporcional a la extensión de terrenos regables comprendidos en las demarcaciones respectivas y este criterio, debe ser objeto de estudio detenido, po.r si resultare ser más conveniente la representación el.e cada Sindicato por un número igual de representantes. No se trata de resolver lo_ asuntos por la fuerza numérica en relación de la extensión regable, con lo que pudiera resultar favorecido el interés del Sindicato de jurisdicción más extensa, todos los intereses, los de Comunidades de riegos de pequeña extensión, como los de riegos de gran aI:_nplitud territorial, deben estar igualmente representados y los acuerdos deben resolverse no por fuerza numérica del mayor número de interesados que exista en cada Sindicato, sino por lo que la representación de cada entidad sindicada crea más justo y oportuno.

*** Consecuentemente con el criterio favorable a la acción corporativa de las Comunidad.es y Sindicatos he de exponer el deseo de que la acción de tales entidades no quede limitada a cuanto afecta a cauces y presas, a sus obras propias y a los cajeros y márgenes en los terrenos limítrofes a los cauces de la Comunidad, sino que se extienda a todas aquellas obras que los particulares quieran realizar y que por afectar a la economía de los riegos interesan a la generalidad. No basta con-

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ferir faculta d para autorizar o no como lo hace el artículo 26 del modelo para Ordenan zas de Comunidades de regantes aprobado en 1884 obras o trabajos en las presas, toma de agu a, canal y acequias generales, brazales y dem ás obras comunes de los regantes, sino qu e hay mu ltitud de actos que realiza dos por parti culares fuera de los cajeros y márgenes pueden afect ar a la forma de obtener un regant e el riego con m ayor ventaja que otros, con p érdida de agua o colocando sus tierras en desventajosas condi ciones para el riego o dificultando en cierto modo el de los que le sigan en turno. En todo aquello que la Comunida d demuestre hay perjuicio para los intereses que est á llam a da a defender , debe admitirse t enga compet encia y deben estar garantiza dos los intereses de los particulares con la a dopción de procedimientos sencillos en que sea oí da la parte que estimase lesiona da por el acuerdo del Sindicato . Es m ás, si como ya se ha reconocido en documentos oficiales, no se debe perder j am ás el contact o de las cuestiones hi dráuli cas y las de caminos vecinales y ferocarriles secundarios por qu é deja r una zona regable sin medios de exportación constituirí a u n graví simo en or, la acción posible, facultativa, de las Comu nidades no puede ni debe qu edar limita da a lo que ho y lo está, según la ley y el modelo de Ordenan zas . Hay convenien cia y pudiera decirse que precisió'n t ambi én, de que para la realización de obras como las de caminos rurales, las Comunidades y los Sindicat os t engan personalidad jurídica reconocida expresamente y sus faculta des legales ampliadas en lo necesario. Son las Comunidades personas jurídicas a las que puede aplicarse el principio de la especialidad, de que sólo tienen capacidad para aquellos fines que han motivado su creación y deben t enerla para t odo a quello que suponga la verdadera utilización , la debida y adecuada explotación de lo que se les encomendó. Una administración cuidadosa debe obtener de un servicio todos los debidos rendimientos y para ello tiene que colocarlo en medio de las condiciones a decuadas para que rin da cuanto del mismo hay posibilidad de esperar. Si t an faltos est amos de medios de comunicación, si el problema del t ransporte de prodvctos obtenidos en la zona regable es realmente inseparable del problema hidráulico, si en las leyes se ha que1ido que la acción ofi cial sus citara la reunión de Juntas de los interesados para la reparación y


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conservación de los caminos rurales de distinta significación legal qne los vecinales, ¿por qué no utilizar este elemento de asociación tan experimentado, tan útil de las Comunidades, no sólo para la conservación y mejora de los caminos rurales existentes en la zona regable, sino para la construcción de nuevos caminos? ¿Por qué si se admite por el derecho positivo que para la conservación de los caminos vecinales de segundo orden podrán imponerse subvenciones forzosas a particulares Empresas o Corporaciones por el deterioro de cami nos . n.o admitir este principio de contribución obligatoria para que existan caminos rnrales ql\e merezcan el nombre de tales? ¿Por qué no aplicar el mismo principio en que se informa, por ejemplo, la le gislación francesa, de asociaciones sindicales autorizadas para la apertura, ensanche, prolongación de vías públicas? De esta suerte la mis- _ ma comunidad constituída para la explotación de una obra hidráulica, podría encargarse de la construcción de ciertos caminos rurales necesarios para la mejor utilización de los beneficios obtenidos con el riego. Cierto que la acción de la comunidad deberia tener límites fijos, que debería exigirse que la obra a efectuar se considerase como de utilidad general por mayoría absoluta de los por ella afectos, para que el contribuir a su realización fuere obligatorio, pero todo esto que seria elemento reglamentario, únicamente tendería a dar garantías de una buena in versión de lo recaudado por la Comunidad y a que éstá sólo acometería aquella empresa que los regantes estimasen conveniente. Deséase por nuestra legislación favorecer la administración corporativa de determinados intereses sociale_s e impónese la existencia de la Comunidad en determinadas condiciones para los fines de policía rural y así puede llegarse a la constitución forzosa, para ciertos elementos, de Comunidades de labradores de.seadas o aceptadas por mayoría de propietarios. Este deseo de encomendar ciertas funciones a organismos constituídos por los propios interesados en ciertos servicios públicos, de delegar en cierta suerte en las mismas funciones administrativas tan importantes cual las de policía, podría tener una mayor efectividad si en lugar de esperar la constitución de las Comunidades de Labradores que han tropezado en la realidad con las dificultades de aprobación de sus ordenanzas, por no resultar claramente definí-


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dasu competenciaen materia de declaración de faltas, se utilizaran los organismos existentes que cual los de las Comunidades de regantes verdaderas Comunidades de Labradores, pudieran extender su campo de acción en mate1ia propia de la natural competencia de una administración corporativa y que en realidad, haciendo uso de las posibilidades legales habían de estar ejercidas o atendidas por las mismas personas, constituyendo otras entidades, aumentando así las dificultades inherentes a duplicidad de órganos administrativos. En mate1ia de policía rural, las Comunidades de regantes con sus acequieros, celadores, guardas, regadores, etc., en una palabra con el personal encargado de la prestación del servicio de riegos y sobre todos del de su policía, podrían constituir unos auxiliares muy útiles para el servicio de guardería rural tan necesario de una definitiva organización adecuada y suficiente a las necesidades imperiosas que tiene que satisfacer entre nosotros. En Ordenanzas para el régimen y gobierno de determinados términos de riego, cuyos propietarios, asociados, están constituídos en Capítulo general de Herederos se encuentran preceptos que muestran que no es esta materia asunto extraño a la realidad de la actuación de las Comunidades de regantes y que convendría tenerlo muy en cuenta en la reforma del modelo de ordenanzas para poder así, estimular más y más a que reconocido expresamente el carácter oficial de tales empleados pa1a funciones de guardería rural general dentro del territorio a que se extiende la jurisdi<,ción de la Comunidad, fueran los guardas del Sindicato auxiliares oficiales del servicio encomendado a la Guardia civil y completado por los guardas particulares jurados. Y ya en este orden de consideraciones referentes a la personalidad de los Sindicatos y Comunidades y a su competencia, hay que consignar la conveniencia de que toda Comunidad de regantes por el mero hecho de tener sus Ordenanzas aprobadas debe merecer la consideración legal de Sindicato agiicola a los efectos de la ley de 28 de Enero de r906, ya que en su texto del aliículo primero adviértese que toda Comunidad de regantes es Sindicato af'TÍcola puesto que constituye objeto de su actividad la construcción o explotación de obras aplicables a la ag1icultura y el Sindicato declarado oficialmente Sindica-


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to agrícola pu ede gozar de beneficios que no alcanzan a las entidades que carecen de tal reconocimiento oficial. En suma, tratándose de la acción de las Comunidades de regantes, el criterio en que debe inspirarse la modificación del derecho vigente debe ser el de no considerar el riego como un elemento aislado en el problema agrícola, el de no ir dividiendo la personalidad de los propietarios, entre Comunidades varias o Asociaciones distintas que tienen una misma finalidad general: el fomento de la producción agraria, el intensificarla o extenderla según los casos, el utilizar del mejor modo posible lo producido y que facilitando la ampliación de la acción de las Comunidades existentes en todo aquello· que interesa a la consideración de agricultores de los Comuneros podrían ser t ales entidades no las que sustituyeran por completo a otros organismos qt1 e tienen r::izón n atural de ser, sino qu,e fueran auxiliares muy útiles y colaboradores eficaces de los mismos, constituyendo mediante federaciones comarcales, provinciales o regionales ségún los casos, potente organizaci"ón que debidamente encauzada sólo beneficios habría de produci~.

** * Extremo inte_resante en la organización de las Comunidades de regantes es el referente a cómo deban intervenir los que teniendo interés en el riego, tienen desigual condición cu antitativa como propietarios y no es menos importante cuanto afecta a la representación que en la organización del Sindicato deba tener el elemento propietario no labrador y el labrador. Respecto de lo primero, el artículo 240 de la ley indica que a las Juntas generales tendrán derecho de asistencia todos los regantes de la Comunidad y los industriales interesados y que resolverán sobre los asuntos árduos de interés común que los Sindicatos y algunos de los concurrentes sometan a su decisión. Parecería que el criterio legal fuese que todo interesado, todo regante asistíese y resolviese sobre los asuntos sometidos a la Junta general, pero no es así en las Comunidades sometidas al régimen de la ley ele I879, toda vez que el" artículo 239, al indicar que las Ordenanzas ele las Comunidades fijaran las condiciones requeridas para tomar parte en las deliberaciones y el


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modo de computar los votos, establece preceptivamente que lo sea en proporción a la propiedad que representan los interesados, por lo que el artículo 48 del modelo de ordenanzas de Comunidades publicado por R. O. de 25 de Julio de I884 determina que para cumplir el precepto legal se computara un voto a los que posean la proporción mínima que se exija y otro voto más por cada cantidad máxima de propiedad adoptada para un voto, disponiendo que los que no posean la participación o propiedad necesaria para un voto podrán asociarse y obtener por la acumulación de aquélla los votos correspondientes, que los emitirá el que elijan los asociados. Criteriq es éste, que no está muy conforme con el carácter administrativo de las Comunidades de regantes, a las que dado el carácter de -organismos administrativos que obran por delegación de la administración, corresponde aplicar el criterio de que los votos sean por cabeza, no por el interés cuantitativo. En nuestras Comunidades aragonesas existen las que así proceden y en ellas a pesar del número de años de vigencia de sus Ordenanzas y prácticas consuetudinarias no se ha sentido la necesidad de modificar tal punto. La ley no debiera limitar la personalidad de los pequeños regantes, ni imponer el predominio de ciertos grandes propietarios que muchas veces no son los que directamente cultivan las tierras; el interés en el gobierno de la Comunidad es general y la intervención de todos muy conveniente sin limitar a nadie su condición de interesado que deba poder hacer oir y dar valor resolutivo a su opinión. Si no se creía prudente implantar tal criterio con carácter obligatorio que sería el lógico y el que hace difieran las entidades administrativas de las de interés privado, debe desaparecer el precepto que impone el principio contrario y el modelo de Ordenanzas en el que se priva de participación de votantes a los pequeños propietarios por la fijación de cuantía de propiedad míni ma para poder emitir un voto.

*** Digno de ser tenido en cuenta en la materia examinada es el criterio en que se inspiran ciertas Ordenanzas para constitu.ir sus Juntas o, Sindicatos, exigiendo que en las mismas est én representados las dos 2 U


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categorías ele interesados: las de los propietarios no labradores y la ele propietarios labradores del término, como se dispone por ejemplo en la Ordinación sexta ' de las del término de Urdán y en la sexta y séptima del Rabal de la ciudad de Zaragoza, al señalar la primera que de los cuatro Procuradores, dos sean de cada categoría y las segundas que el Procurador mayor o primero de hacendados dos de los visitadores y uno de los contadores se elegirán entre la clase de propietarios o hacendados no labradores de profesión, cultiven o no las tierras por _su cuenta y que los otros Procuradores Visitadores y Con~. tador sean elegidos de la clase de labradores de profesión, exigiendo menos cantidad de tierra poseída para éstos qPe para los primeros y atribuyendo la Ordenanza 19 del Rabal y la r8 de Urdán, respectivamente, la vigilancia y cuidado de las obras del awd, acequias, paraderos, puentes_y demás para dar cuenta al Procurador mayor presenciando las obras, limpias, desbroces y reparos que se hicieren por administración y la ejecución de obras y cuidado de que no falte el agua que el término necesita para el riego y beneficio de las tierras. Algo parecido a este criterio debiera existir en el modelo de Ordt:nanzas, puesto qué los dos elementos, el de hacendado no labrador ele profesión y el del labrador habitual, es conveniente tengan intervención en la dirección y administración de los intereses de la Comunidad.

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: ** * Deja la ley, según el aliículo 237, al Sindicato, la facultad de nombrar y separar sus empleados en la fom1a. que e:;tablezca el reglamento y en el modelo de reglamento para Sindicato la Administración se ha limitado en el aliículo 27 a decir que en las Secciones necesarias y en diversos aliícu los se definirán para los empleados del Sindicato c9mo Acequieros, Celadores, Guardas, Regadores, etc., Poliero o Alguacil las condiciones que se requieran para desempeñar sus respectivos cargos, las obligaciones, forma de retribución, etc. Nada se indica en la ley ni en los modelos de Ordenanzas que pueda servir de base a las garantías que deben otorgarse a los funcionarios. Si tanto ha cambiado la situación legal de los del Estado desde la publicación de la ley de aguas a hoy, en lo referente a la inamovilidad en cuanto

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a la funci6n y deséanse garantías en cuanto a la de residencia, con arreglo al mismo criterio ha debido señalarse alguna norma para los reglamentos de los Sindicatos, que fuera a modo de principio fundamental de garantía para los empleados que se citan en ese artículo 27, que constituyera el estatuto jurídico de los mismos. Ello no sería mermar los derechos de los Sindicatos para determinar condiciones y facultades de cada uno de sus empleados, sino meramente consignaci6n del principio de que si la situaci6n de todo funcionario debe ser legal y reglamenta1ia y no estar a merced de quienes ejerzan las funciones de autoridad, pudiendo cometer alguna arbitrariedad o hacer un uso indebido de las facultades discrecionales que tengan según reglamento, las garantías de esa situaci6n reglamentaria deben constar expresamente en el estatuto del Sindicato. Sirva de ejemplo la Ordenanza 4 del término de Urdán que al establecer que en el Capítulo general ordinario todo miembro concurrente al mismo tendrá facultad de denunciar las faltas que hubieren notado en sus empleados o dependientes, añade, <<a los que será permitido, en el acto, defenderse y sincerarse de lo que se les atribuyere>> y la 22 del mismo término que confiere la inamovilidad de no mediar justa causa en contrario.

*** La organizaci6n corporativa de un servicio público requiere para que resulte definida, establecer con toda claridad el régimen jurídico de las resoluciones o acuerdos de las entidades institucionales, de los recursos que contra las mismas puedan intentarse en defensa, de los derechos que por los mismos estimáranse lesionados. Y este punto está dejado en la ley de aguas con una vaguedad, con una falta de precisión que importa remediar. La ley en nada refiérese a los acuerdos de las Comunidades . Indica oué resolverán sobre los asuntos árduos de interés común que sean sometidos a su decisi6n, pero no menciona el carácter jurídico de tales acuerdos, que habrán de ser ejecutados por el Sindicato al que la ley encomienda esta funci6n. Respecto de las resoluciones que el Sindicato adoptare, el artículo 237, en su último párrafo, dice que las que lo fuéren dentro de sus Ordenanzas cuando procedan como


20 u delegados de la adnúnistraci6n serán reclamables ante los Ayuntamientos o ante los Gobernadores según los casos. Salta a la vista que el precepto no puede ser más vago, pues ni se indica el plazo dentro del cual haya de interponerse el recurso, ni se menciona por enumeraci6n o mediante indicaci6n del criterio general, cuáles son los casos en los que la competencia para el recurso sea del Ayuntamiento o del Gobernador. En R. O. de 9 de Julio de r88o al examinar un recurso referente a acuerdos de la Comunidad de regantes de la Huerta de Alicante, el Consejo de Estado decía en su dictamen, que tratándose de un acuerdo de la Comunidad que no E'S delegada de la adnúnistraci6n como sucede con el Sindicato y con el Jurado, no hay términos hábiles para establecer, ni en la ley ni en los reglamentos, plazo alguno para prescindir· de unos acuerdos que generalmente son obligato1ios, a menos que la Junta no se haya celebrado con los requisitos prevenidos o que la Comunidad se exceda de sus atribuciones, como ocurría en el caso que se examinaba, si bien se proponía como resoluci6n, que se acept6, la de que fuera revocado el acuerdo del Gobernador de la provincia que había desestimado una instancia de varios regantes que renunciando a un aumento de aguas, entendían ,.10 estaban obligados a pagar la cuota señalada. En sentencia de ro de Mayo de 1902 resolviendo recurso contencioso contra una resoluci6n del Gobernador que declaraba válidos ciertos acuerdos de la Junta de regantes de Mislata, sobre nombramiento de una comisi6n interina, se resolvía que dicha providencia gubernativa no causaba estado, ya qtie no declaraba derechos y se limitaba a interpretar y aplicar las Ordenanzas de riegos, por lo que no pasaba de ser una resoluci6n de p1imera instancia, contra la que cabfa recurso de alzada ante el Ministerio conforme al artícu lo 248 de la ley. Otra sentencia de r9or, referiase expresamente a las deficiencias de· la ley, entendiendo que suplir la omisi6n de ésta era funci6n del gobierno en facultades discrecionales, por atañer a reglamentaci6n de un precepto legal y que el Gobierno había hecho uso de estas facultades estableciendo disposici6n de carácter general, fij ando el plazo de quince días para reclamar contra las resoluciones de los Sindica-


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tos, doctrina confirmada por otra Sentencia de 29 de Mayo de I906, según la que las resoluciones de los Sindicatos e qui valen tes a las adoptadas por la administración municipal en materia de aguas causan estado si no se reclama de ellas ante el Gobernador en el plazo de quince días con arreglo a lo dispuesto en el artículo 25I de la ley de I3 de Junio de I879, doctrina, dice, confirmada en varias sentencias y especialmente en la ya antes mencionada, reconociendo otra sentencia de 22 de Abril de I9IO, que la Administración debe respetar ejecutorias dictadas a favor de determinados regantes y que está en su lugar un acuerdo del gobernador dejando sin efecto lo resuelto por el Sindicato a fin de que los regantes sean mantenidos en la posesión y disfrute de las aguas. La Real orden a que se refiere la sentencia precitada es la de IS d Julio de I899 que como medida general resolvió conforme al artículo 25I de la ley de Aguas y al 75 del reglamento de 23 de Abril de I890, que el plazo para reclamar contra resoluciones de l@s Sindicatos y por conducto de éstos era el de quince días y ante los go bemadores. Se hace, pues, aplicación del artículo 25I de ley, pero no dispone la ley como debía haberlo hecho, cuál es el carácter de las resoluciones dictadas por Comunidades y Sindicatos a los efectos de los recursos que contra las mismas pudieran interponerse y es simplemente una Real orden resolviendo un caso particular la que ha tenido que aplicarse como medida general. Admitido como lo está en los anteriores párrafos el criterio favorable a la autonomía de las Comunidades, hay que evitar el convertirlas de hecho en meras dependencias de la administación general burocrática. Los inconvenientes de los recursos gubernativos, si en ellos puede resolverse acerca del fondo del asunto, son bien evidentes para que haya necesidad de insistir en ellos. La preocupación electoral a que algún autor francés refiérese al hablar de su administración, no falta en la nuestra y todo lo que sea rodear de verdaderas garantías jurídicas la acción de organismos que por creer conveniente la administración corporativa de un servicio se les encomienda éste, debe, en mi opinión, ser aceptado. Ni puede quedar sin reforma adecu ada un precepto como el del último párrafo del artículo 237 de la ley


22 u de aguas, ni es posible que no se defina claramente la naturaleza de los acuerdos adoptados por una Comunidad. Los proyectos de reforma de nuestro régimen local en los que el problema de la descentralizaci6n orgánica, de la autonorrúa, del selfgovernment no podía ni debía pasar como desapercibido nos ofrecen guía para solucionar el asunto. La ley debe declarar ejecutivos los acuerdos de las Comunidades y de sus Sindicato adoptados en las materias que por la ley y por las Ordenanzas aprobadas oficialmente son asuntos de rn exclusiva competencia, sin mencionar para nada si obran o no como Delegados de la Administraci6n. En todo aquello que sea materia propia de la Comunidad, así declarada en sus Ordenanzas, sus acuerdos o los que reglamentariamente pueda adoptar el Sindicato, deben declararse ejecutivos sin posibilidad de recurso de carácter gubernalivo contra ellos. Deben causar e~tado y contra los mismos si la lesi6n. por ellos causada es. de índole administrativa el recurso que constituya garantía de los derechos que la ley y disposici~nes legales, las Ordenanzas reconozcan, deberá ser de índole contenciosa. Si se creyera que en el acuerdo existía extralimitaci6n o se había adaptado sin cumplir•las formalidades reglamentarias el recurso podría ser gubernativo pero tan solo con el carácter de recurso de nulidad, sin que la autoridad gubernativa pudiera hacer otra cosa que reponer todo al estado en que se hallara en ~l momento en que con extralimitación de atribuciones, con incompetencia o falta de requisitos reglamentarios se adopt6 el acuerdo recurrido . Si la lesi6n causada por el acuerdo fuere de derecho civil la acción naturalmente tiene que ser la de los tribunales ordinarios de justicia, pero ya que en el orden civil la ley exige el trámite previo del acto de conciliaci6n, seria conveniente el conceder a las Comunidades el derecho de revocar los acuerdos contra los que ante las mismas se reclamase por lesi6n civil, si el revocar no suponía perjuicio de tercero. Ello podría equivaler al acto conciliatorio, facilitariase el que obtuviera satisfacci6n en ciertos casos el particular reclamante sin necesidad de plantear el asunto contenciosamente. Innegablemente que para adoptar este criterio favorable a la descentralizaci6n en el sentido de self government de las Comunidades y Sindicatos de riegos tenía que modificarse la ley vigente de lo con -

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23 u tencioso adrrúnistrativo, puesto que el procedimiento establecido en la misma para la interposición y tramitación de los recursos no es el apropiado a los de la índole de los que se trata. Habría necesidad de reducir los plazos señalados en la ley y de modificar la forma de tramitación, adoptando la de juicio verbal o la in- terposición de recurso e!:crito, renunciando el interponente a la comparecencia ante el Tribunal. Así, la rapidez necesaria en asuntos administrativos podría obtenerse con ventaja del servicio y de los mismos interesados, lográndose la baratura del procedimiento haciendo aplicación del principio de qu.e la justicia es servicio fundamental que debe administrarse gratuítamente, exigiendo sólo la utilización de papel sellado. Contra la interposición de recursos infundados con temeridad manifiesta o mala fe, la imposición de costas a modo de multa, s;:i_nción de la t emeridad o mala fe, podría ser suficiente. ro constituiría esta reforma una novedad en disposiciones legales. Ya se intentó a fines análogos a los que ahora examínanse, en el Real decreto de 15 de Noviembre de 1909, llamado de descentralización. El Sr. Moret acometía en él la reforma del procedimiento contencioso-administrativo en el orden provincial para la resolución de recursos en materias de administración local y tal reforma que tenía el vicio de origen de consignarse en un Real decreto sin derogarse legislativamente en lo que a ella afectaba las disp.ositiones de l<J- ley de lo contencioso administrativo, no ha prevalecido siendo de lamentar que no se haya acometido en forma la subsanación de tal dificultad legal.

** * La ley de aguas confiere a los Jurados de riego el imponer a los infractores de las Ordenanzas de 1iego las correcciones a qtie haya lugar con arreg lo a las mismas, consignando que las penas que establezcan las Ordenanzas serán pecunia1ias y se aplicarán a los perjudicados y a los fondos de la Comunidad en la forma y proporción que las mismas Ordenanzas establezcai,, indicándose en el modelo de Ordenanzas que las faltas se corregirán imponiendo a los infractores la indemnización de daños y perjuicios causados a la Comu.nidad a uno o más partícipes o a a quélla y a éstos a la vez y una multa además por vía


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de castigo que en caso alguno excederá del límite señalado en el Código penal para las faltas. Mas existen casos en los que hay dificultad para poder apreciar la cuantía del daño causado, siendo en cambio evidente la del beneficio obtenido y en éstos debiera poderse graduar la cantidad a abonar por el infractor, en beneficio de la Comunidad y de algún regante o de éstos, sólo por razón del beneficio logrado mediante la infracción. No sólo cuando se trate de infracciones que caigan en las Ordenanzas debería poderse seguir este criterio, sino en a quellos otros que por su mayor importancia caen bajo la acción de los Tribunales de Justicia, en los que graduase la pena y consiguientemente la indemnización por razón del daño causado, difícil de t asar en mat eria de riegos en ciertas ocasiones; criterio que se sigue en el Código para ciertos delitos como el de usurpación, por ejemplo, en el que al autor de la cosa inmueble o derecho real de ajena pertenencia con violencia o intimidación además de la pena por razón de las violencias que cometiere, se le impondrá una multa del 50 al roo de la utilidad que le haya reportado, señalando cuantía máxima y mínima de la multa para en el caso de que no fuera estimable. Finalmente el procedimiento para la efectividad de las multas y penalidad impuesta por el Jurado de riegos debe ser judicial encomendándolo a los Juzgados municipales. ~u anto signifique dar propia personalidad a los Sindicatos y Jurados y separar su acción de la de las autoridades administrativas locales, contrib1 irá a realzar su prestigio entre los interesados y el fallo de un Jurado debe hacerse efectivo por los mismos medios que los utilizados para la efectividad de las sanciones impuestas por la jurisdicción penal en materia de faltas . CONCLUSIONES

r.ª El principio en que se inspira la ley de aguas de encomendar la administración de los aprovechamientos colectivos de aguas públicas para riegos a los mismos interesados, mediante la organización de Comunidades y sus Sindicat os, no sólo debe ser mantenido, sino aplicado debidamente en todas sus consecuencias desarrollando la descentralización orgánica de tal servicio público.


25 u 2 .a Dicho · criterio descentralizador debe tener aplicaci ón desde el momento ~n que se trate de la construcción de las obras públicas con destino a riegos, haciendo desaparecer sin prescindir de la natural inspección, todos aquellos preceptos que implican desconfianza administrativa en los funcionarios y organismos encargados del servicio a dministrativo de construcción y facilitando el hacer efectiva la responsabilidad en aquellos casos en que ésta existiera . 3.ª Impónese la necesidad de convertir en obligatorios los Sindicatos centrales o comunes a que se refiere el artículo 2 41 de la ley de aguas, imponiendo la sindicación a todos los de un mismo valle o río. 4.ª La acción de las Comunidades de regantes debe ser ampliada ext endiendo sus facultades no sólo a los cauces y obras propias de la Comunidad y a los cajeros y m árgenes limítrofes a éstas, sino a t odas las obras que por afectar a la economí a de los riegos interesan a la generalidad. 5.ª Igualmente la personalidad jurídica y las facultades legales de Comunida des y sus Sindicatos, deben ser ampliadas comprendiendo e n su finalidad posible la realización de obras referentes a caminos rurales, con las naturales limitaciones, como la de que interese la obra a los propios regantes y que una mayoría absoluta de los afectos por la obra preste su, corúormidad a ella, para declara r obligatorio contribuir a su realización. 6 .ª Toda Comm1idad de regantes, por el sólo hecho de la aprobación de sus ordena nzas, debe t ener la consideración oficial de Si ndicato agrícola . 7.ª La acción de las Comunidades de regantes que en m ateria de policí a limítase n aturalmente a la de las aguas y obras para el aprovechamiento de éstas, debe ser utilizada como au xiliar ofi cial en mat eria de guardería rural. 8.ª El principio en que se inspiran varias orden anzas de las Comu,11idades de regantes aragonesas; contrario a limitar la person alidad de los pe queños regantes y a conce der predominio en la adop_ ción de resoluciones a la n1inori a personal, que represente mayoría t rritorial, debe ser auto1izado porla ley, desapareciendo el carácter obligato1io consignado en el a rtí culo 239 de 1:=t ley de aguas .


9.ª · En cónsonancia cori el.criterio sustentado en anteriores conclusiones ac.erca de la descentralización en materia administrativa de riegos, debe modificarse nuestra ley de aguas en cuanto afecta a los recu rsos contra acuerdos de Sindicatos y Comunidades reconociendo que los acuerdos adoptados por éstos dentro de su competencia legal, son ejecutivos y que contra ellos sólo debe darse recurso contencioso administrativo, salvo cuando haya lesión de derecho civiles . ro.ª Dicho recurso, que debería establecerse reduciendo los plazos de la actual ley y simplificando el procedimiento, podría adoptar la forma de juicio verbal o la de recurso por escrito, renunciando el interesado a la comparecencia ante el Tribunal. Sólo en los casos de temeridad manifiesta podría imponerse costas al recurrente . rr.ª Dada la dificultad existente en muchos casos para apreciar la cuantía del daño causado, debería preferirse tener en cuenta el beneficio obtenido con la comisión de la falta o delito, graduándose la indemnización en tales casos por tal beneficio, si su apreciación era más factible que la del perjuicio . rz.ª El procedimiento ejecutivo para el cobro de las multas y penalidades impuestas a los regantes debe ser judicial, encargando de la efectividad de las sanciones a los Juzgados municipales.



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