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EL MUNDO Ci:&NTiFIC"
La figura explica suficientemente el modo de fun· cionaT de esta rueda; las paletas de los bastidores que pasan por encima del eje, se abren al impulso de la
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Rueda hidráulica de Zucow,ki
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corriente y no ofrecen resistencia al agua; en cambio las que pasan por debajo quedan aplicadas contm sus marcos respectivos, é impulsan la :náq uina .
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ÓPTICA EL ANTEOJO ECUATORIAL Por efecto de la rotación de la Tierra, la esfera celeste parece girar en un dia al rededor de uno de sus diámetros, paralelo al eje terrestre. Los astros todos partlcipan de este movimiento diurno, y cuando se les observa a l través de un anteojo fijo, se lPs vé cru· zar el campo del instrumento dirigiéndose de Este á Oeste con una rapidez proporcional al aumento del anteojo. Si éste es de pequeño alcance y de gran cam· po, el movimiento diuruo del cuerpo celeste que se observa es casi insensible; si la ·amplificación es muy grande y el campo visual muy reducido, el astro lo atraviesa en poco tiempo, á veces en una pequeña fracción de minuto.
Teorla de la montura ec uatorial
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Ecuatorial Mailhat para afkionados
Las observaciones astronómicas serian, como se comprenderá fácilmente, imposibles con un gran ins· trumento, si no se le dotara de un mecanismo especial que le haga seguir á los astros en su movimiento diurno , obligándole automáticamente á apuntar sin interrupción á un lugar cualquiera de la esfera móvil. Este mecanismo es el Ila· mado montura ecuatorial. Las personas acostumbradas al manejo del teodolito ó del taquimetro comprenderán inmediatamente la teoría de la monLura ecuatorial si se les dice que un anteojo montado ecuatorialmente es un teodolito, centrado ó excéntrico, cuyo eje vertical se ha colocado inclinado ha· cia la estrella polar, cuyo limbo horizon· tal se ha puesto por tanto en el plano del ecuador celeste y cuyo círculo altimétri· co puede ir coincidiendo á volun tad, al girar el instrumento al rededor del eje p1 incipal, con los diferentes circulos de declinación ó meridianos celestes. Si se· mejante teodolito estuviera dotado de un aparato de relojería que en el periodo de un dia hiciera dar al instrumento una vut'lta corn ple ta de Este á Oeste al rerledor del eje que antes era vertical, la montura ecuatorial seria completa, y un astro cualquiera al cual apuntáramos eon el anteojo, se hallaría constan temen· te en el centro del campo, á pesar del movimiento diurno. Como se ve por esta comparación vulga.r, la montura ecuatorial tiene su eje pdncipal dirigido ~egún Ja linea de los polos celestes; este eje está animado por un movimiento de rotación al rededor de sí mismo, que se completa de Este á Oes· te en un dia, arrastrando consigo las demás partes del instrumento. Un cir· FU'IDACIÓ'JUA,ELO TURRIA'IO