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Editorial
«Queridos amigos:
No nos hagamos ilusiones. Mi existencia es precaria, por más que el simbolismo pétreo de mi nombre y de mi imagen hagan pensar en pervivencias seculares. Soy un Miliario de papel, y una racha de mal viento puede llevarme con la misma facilidad con que me trajo una ventolera.
En el número anterior pedí alimento literario. Algo ha llegado, pero no es bastante para saciarme. A cuantos han anunciado un artículo o han sugerido la posibilidad de mandar una comunicación, les insto a que no se duerman.
Ahora además, me veo en la precisión de pedir un alimento menos espiritual. En la última página pueden verse las condiciones de suscripción. Si las respuestas son suficientes, podré deciros en el próximo número que mi existencia está asegurada por un año. Pero de veras os digo que no las tengo todas conmigo.
Otra forma en que podéis ayudarme, y no la menos importante, es darme a conocer entre cuantos puedan tener interés por mi contenido. No olvidéis que mi aspiración es servir de correo y de medio de relación entre todos los que se sienten atraídos por el estudio de los viejos caminos romanos en Hispania.
Cuento con vosotros. Cordialmente.»
EL MILIARIO EXTRAVAGANTE.
Ese era el editorial del nº 17 del Miliario Extravagante, editado, dirigido, redactado, administrado y mecanografiado por el Maestro Arias y correspondiente a Julio de 1988, hace exactamente 25 años. El Nuevo Miliario y los Miliarios no somos ajenos a las crisis y, pese a nuestra naturaleza pétrea, pasamos mejores y peores momentos e incluso algunos en los que «una mala racha de viento» puede llevarnos, como a Mary Poppins, «con la misma facilidad con que nos trajo una ventolera». Ya hemos informado a nuestros amigos de las difi cultades que atravesamos, pero de momento, con imaginación, nos adaptamos al ritmo de los tiempos de recortes que nos han tocado vivir y que afectan al «estado de bienestar» que habíamos conseguido con la Democracia y mucho más al «estado de la cultura», a la que, incluso en épocas de bonanza, se le regatearon medios.
En estos tiempos de oprobio y, lo que es peor, de engaños, de corrupciones, de trilerías, de chantajes, cabe volver a recordar las lecciones de otro Maestro, también de pelo canoso, como Arias, Stéphane Hessel, ahora que ya comparten tertulia juntos:
«Os deseo a todos y cada uno de vosotros, que tengáis vuestro motivo de indignación. Es un valor precioso. Cuando algo te indigna, como a mí me indignó el nazismo, te conviertes en alguien militante, fuerte y comprometido. Pasas a formar parte de esa corriente de la historia, y la gran corriente debe seguir gracias a cada uno. Esa corriente tiende hacia mayor justicia, mayor libertad, pero no hacia esa libertad incontrolada del zorro en el gallinero. Esos derechos, cuyo programa recoge la Declaración Universal de 1948, son universales. Si os encontráis con alguien que no se benefi cia de ellos, compadecedlo y ayudadlo a conquistarlos».
Nosotros, la comunidad miliaria, nos indignamos también, pero en sentido dinámico. Rebuscamos en los humildes cajones de la caminería antigua y pasamos a papel las lecciones de la historia y las de los muchos que transitaron por nuestras sendas, veredas o cordeles. Son buenos tiempos para replantear nuestro futuro y para crear nuevas formas de hacer cultura y política, en el sentido más griego del término, «politeia», es decir, como ciudadanos comprometidos que
ejercen su derecho de ciudadanía. En este sentido, decía un cantautor italiano de los años ’60 y ‘70, Giorgio Gaber: «La libertad no estar encima de un árbol, no es tampoco el vuelo de una mosca, la libertad no es un espacio libre, la libertad es participación».
También decía Roberto Bolaños en su famoso libro Los detectives salvajes : «Hay una literatura para cuando estás aburrido. Abunda. Hay una literatura para cuando estás calmado. Esta es la mejor literatura, creo yo. También hay una literatura para cuando estás triste. Y hay una literatura para cuando estás alegre. Hay una literatura para cuando estás ávido de conocimiento. Y hay una literatura para cuando estás desesperado». Pues eso hacemos o procuramos los redactores de El Nuevo Miliario, aburrirlos poco, alegrarles la vida buscando como los protagonistas de la citada novela de Bolaños quimeras inauditas y extravagantes o incluso ayudarles a construir su propia cabaña «Melancolía» fi n de siécle y de mundo, como Lars von Trier, si eso es lo que quieren. En el fondo, Arturo Belano y Ulises Lima son como dos quijotes contemporáneos, que emprenden, al modo de Gilgamesh en Babilonia, una aventura en busca de una cierta inmortalidad, en este caso de revistas perdidas, y de poetas también perdidos, en medio de un paisaje desolado, una Mancha entre California, Arizona y México, una región cuasi imaginaria desleída por el sol y un tiempo pasado, en los extramuros de la civilización. Y transitan absolutamente desolados y «desperados» por México D.F, lo mismo que por los desiertos de Sonora; pero aún en las peores circunstancias, nuestro Héroes, no en vano se llaman Ulises y Arturo, disfrutan de» esas noches frescas, brillantes, pero no frías, noches hechas para pasear o para «coger», noches hechas para platicar sin apuro...», bebiendo cerveza como Gilgamesh con la tabernera Siduri.
En este número de «crisis», paradójicamente solo hay buenos artículos, la calidad se ha mantenido intacta, gracias a la pericia y valentía de nuestros guerreros del Apocalipsis de la «Cofradía de la Tabla Redonda Miliaria». Sin duda, es el caso de un amigo, Luís Benítez de Lugo, que bien acompañado por elfos ecologistas y sabios druidas ha conseguido hacernos ver nueva luz sobre los Vasos de Vicarello en un artículo preclaro, que pone en duda cronologías, signifi cantes y signifi - cados. Se atreve con los Nombres, de los que decía el poeta Jorge Guillén, «que están sobre la pátina de las cosas» para refl exionar sobre cultismos, neologismos y otros «ismos» que afectan a la nomenclatura de la red viaria antigua. Jesús Rodríguez, desde su ÍtacaMóstoles, ataca con acierto los casos gramaticales de las mansiones que aparecen nominadas en los Vasos de Vicarello, como antes ya hizo con buen tino en las mansiones del Itinerario de Antonino. Pedro Alegre, haciendo honor a su apellido, nos alegra desde sus 86 años de historia, con un recorrido por las cañadas vacceas, en el campo Azálvaro, recorriendo cañadas sorianas y segovianas, sin temer montañas ni cuestas y nos ilustra la fi ereza de los carneros merinos, más peligrosos que los mismos toros bravos, así como la dureza de la vida del pastor trashumante. Diego Muñoz nos lleva de paseo por la geografía histórica del Sahara, igual que Ulises Lima y Arturo Belano lo hacían en la novel de Bolaños por el desierto de Sonora, discutiendo mientras conducían por caminos imposibles de zéjeles, tetrásticos, síncopas, gliconios y hemíepes, entre otras zarandajas.
Y como esta historia no puede terminar sin un «Happy End», también la crisis y las tormentas fi nancieras o de las normales, de agua, nos traen a veces una sorpresa fuera de lo común. Una excelente noticia para la «Hermandad Miliaria» ha sido la aparición de un miliario «vivito y coleante», con toda una preciosa inscripción, un «nuevo hermano» perdido y hallado en el Templo de Lorca (Murcia). EFE nos proporcionó la buena nueva:
«Una columna miliaria, empleada para la señalización de la Via Augustea, hace más de 2.000 años de antigüedad, de 1.500 kilos de peso y casi tres metros de altura,ha sido localizada por un senderista en el cauce del río Guadalentín de Lorca (Murcia). La columna de piedra caliza ha aparecido completa y en su fuste es prácticamente visible, una inscripción de seis líneas en latín, en la que fi gura el nombre del emperador Octavio Augusto así como la distancia en pasos romanos, desde Lorca a Cartagena».
Como estamos en Cuaresma, entre la «Misa de Carnes Tollendas» y la «Misa de Lázaro Dicenda» y habiendo Papa emérito mediante, esta buena noticia y el fi nal, no puede ser otro que el del fi nal de la misa Pascual de Resurrección: Ite missa est.