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L INSTITUTO DE INGENIEROS CIVILES DE ESPAÑA
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Primer Conl)re~o Nacional de Ingeniería CELEBRADO EN MADRID DURANTE ·
LOS DIAS 16 AL 25 DE NOVIEMBRE DE 1919
TRABAJOS DEL CO ijG&"E.StQ.1zaóa la venta de est~ - - - - 'libro, prop¡e .._i ad de la Biblioteca de la Escue-fa de Ing~- ní~ros de Caminos . . EL P.1.~0Fi.:.SOR-BlBLIOT EC RlO,
TOMO II
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MADRID SUCESORES DE RIVADENEYRA (S. A.), «ARTES GRÁFICAS-.. Paseo d e San Vicente, núm. J920
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SECCIÓN 4.ª MINAS
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ACTA DE LA SESION DEL· DIA . 17 DE NOVIEMBRE DE 1919 J.
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Se abre la se~iÓn a las diez y_· .trein'.ta de la mañana. Procédese ·jfim~diatámente ·á .1;;\. constit~ci'ó·n de la Mesa, proponiendo Ja PRESib:E:NtfA, ~omo' Vi~~resideritk~: á los Srés.'. Orioi.f Eche;: varría, y Vic:se;~~~ario, al ~!)'~(i:·rizáb~~; propue~t~s- que so~ acep1 tadas p9r la !5ecc10~. ·· "' i ·• :1,r ,f'. - rtC'-~·~rt " P • . • • " ·r ·•l:7urr Queda, por tal:ít ,' constitu1üa --1a M·esa en la s1gu1ente forma: Presi~~nte, .nmo: . ·~ r . . D.~ Fr~ri:i~if;4<>¡ ~~ •-~~~asa~!e! Ingen~er? d~ 1 Minas! V1cepres1dentes: D . .Dommgo;~e eYrueta, Ingeniero de Mmas; D. Jose Luis Oriol y D. Federico ·de .Eche:varría; Secretario; D. Rodrigo tle 1 Rodrigo, Ingeniero ,dé Minak\ Vit esecretario, D. Jo~quín Mendizábal, Ingeniero de Minas. J ' Por aclamación, queda· tldm):¡rado Presidente honorario de la Sección D. Juan Faikó>:Ptesiaenté .del Consejo de Minería. ' A continuación, el Sr. J;>RESIDIENTE lee un discurso. de apertura, en el que ·hace hi~toria .d~' la industriá ' híi'ne~ometalúrgical y qu~ en sumen es como sigve : ;J
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-6EXTRACTO DEL TRABAJO "LA MINERIA Y L A METALURGIA, COMO INDUSTRIAS BASICAS P.ARA EL ENGRANDECIMIENTO ECONOMICO DIE ESPA:&A" Por D.
FERNANDO
B.
VrLLASANTE,
Señores Congresistas :l
Ingeniero de Minas.
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Investido con el inmerecido honor <le la P residencia de la Sección de Minas y Metalurgia. en este primer Congreso que celebra .la Ingeniería española, han ·de ser mis primeras palabras, al comenzar nuestros trabajos, de sincer-0 homenaje de agradecimiento, en nombre propio y en el <le los demás señores q l!,e forman la Mesa, por habernos confir.tpado con vuestros sufragios en " estos cargos, y de cordialís.imo saludo a cuantos .se propongan ac~mpañarnos . en las, tar:eas de la Sec1 ción que nos reúne para coadyuvar con nuestro concurso a 1¿' santa causa <le la regeneración económica nacional. Es la industria minerometalúrgica, por la ·complejidad de sus ap.Iicadones, la que más justificadafuenté pÍiede llamarse industria básica de todas las Economías mundiales. En el amplio .campo de las actividades humanas, que, en isucesivas evolucfones 'históri-cas, han ido tejiendo la extensa urdimbre del progreso universal, fué Clidemá:s el fundamento pr_imario de, todos los des:en0ohi!ll-ien~os 1de la riqueza pública · y propulsor es~nda;lísiín·o en la integracíón de las div~rsas nacionalidades que se han repartido. el, sJ.eminio del ~ndo.. ~iyiliz,adp-. f,. , ,par que . la ~fineríaF ~3iciq)~ ~efa~lprg.¡~,,';~!~~1'.1:!ién1o~- dr sde el, pnm~r ~i¡p~ento el f~c~~qo man4 J F¡.q_e a~~~sr~n.,d~,st.n~s¡.' .q~~ - h~n de coe~1shr siempre ar~Ol;llca,t?,en!fü.IBªra,2, 1a 0 rn~f.ri~~~ªt ~tthzac1~n de la's variadas ·reservas romerales que la Naturaleza ofrfA ce.. · · Los avances ·de la Minería han w~rmitido com?l~\a¡ lo de la Agri~ > . ._¡1 .•lOlTJJ L ~J cultu11a,, da:ndo a ~¡;t.a 1lqs a:~qn0s qmm1~os,,, ne,~sai::.~os ...~ara Ja , f ertihzadón ..<l.e la s tierras.· Las. va~iaicl.'as ,nece1si{jdes d~ l~ e:ipfotac:i.ón. han ím-. Plfesta¡ el aco?dids>n~d,~o concit,r~o d~ ,G\.g~nt~r .dji¡iá~c~s . esP.eciales, c~mo el yqpoi; y~ lq. eler.:;tr,1-c1dad, perf e-cq onan<lo y mult1phcatfd6• sus . a:P1Ica1 '~ • a ~ / c10nes hasta en los menores deta.Jles del laboreo. A ia- Mmena se <le·be~ los prim'eros proyectos de f erroca~rile,s.: y ¡ el movimiento comercial de ·s us productos · 'ha , exigi:de ·el ampJ.io;. ·~e ª! rollo· de todá clase de transpor~es,, hasta · ~1 p,unto ,de .co~·tifoj.~--1~~ ~.edes fef-r;1;>Viarias el mó, il, d 1 . . f ~ .dt d'J. d .. ' T" lO. d d.u o · e ,, a nqµeza -.Y. ?~ º51?~~~ ' a ...·e~, 1.m: ipa.1s;; b~s ;gran es , ,c pncentra: c10nes obreras a ·e sta mdustna ded•1.ca:das, han t i;.a;nsfprma:do por con1pleto el régimen de las antiguas organizaciones s'ot iales, concediendo :·¡
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las masas tvabajadoras ios legiti~os. derech?s de ciudadanía humanitaria que le cerresponden. como f~ct,or ·esencial "d~ la · prod~~cion'. Los beneficios de lQ: Metalurgia han a4canzado a todas las ramas de .la ii}.-;·d:ustria universal, fadlita~do la apli~adón de los m~s ..raros mefa\es y <le las. más. ingenio&as. aleacior¡.es al arte mi.lit.a r, a -la:s. construcdone.s navales, a los transportes aéreos y. terrestres, a i<1; maquii}f-ria y . herr~_mental de trabajo d.e di-ferentes oficios, a la _opulenta Arquitectura, ~a tedas las r.oani{estacienes,_ en fin, y a _·to.d as l~s neces·i dades ·de'. la v{Cia mo~erna. -A la Minería, Y. a. la Metalurgia débese el , porte~tosó :desarr~~ llo de naciones <:oµlO la América del Norte, que sienc;Ío, a •principios del siglo XIX, m~ pu~blQ de agricultores en' su mayor parte, _COI) al.:. g:unas escasas explotacipnes d.e carbón. en Virginia y Pensilvani~, / vió rápidamente crecer pobladqnes -como Cleveland, {le. 6.ooo· a 4Óo.ÜOó habitantes,, y San Francisco de .Cp.lif.ornia, de.- 3·0 0-a 350.opo, ar' mísmó tiempo qt.ie Au.s tralia p;¿11saba,:,, de 400.QOO h~bitantes en 1~51 ,, a mio_s seis millones con- que cuenta en la a<:tu?-!ida·di. · . Bastan estos datos rápidamente expuestos para comprender la transcendencia importantísima que en el -p"r-ogreso humano ejerce fa industria: extractiva, y la razón con que m un principio la llamé ·i ndustria básica; dé obligado concurso en el desen.volvimiento de .l a riqueza pública. Al cesar la horrorosa co.ntie_nda que· 9urante ~is <l~ .cuatro ~ños ha ensangrentado g;ran. parte, del suelo ·europ~o, .t odas las nad9n~s beligerantes bus~an en esté!- loou·stri~ 'los recursos· necesarios . para su rápida r~onetitución, y . procuran intensifica.r las producc.ione~ ~iner.~s, especialmem'te err -carbones, y l¡i.s fabricaciones- metal4rgicas, poniendo en prime.r a línea -1~ Siderurgia. País. que no atiende ~on las deqida_s energías al desenvolvimiento integr<lJ <lt:; e·$tas industrias fundamentales, será un país incompleto, qw~ . qued§l.Fá .arrolla<lo, X v~ncido en la lucha .eeon®'inica . que · actualrniep.te agita al' M:un.do; y por. muy . ~levados que la intelectualidad pouga sus idearis>s de cultura, y aun cua~do :re~;ulnen muy sabias y j1'sti-cieras las nuevas organiza-c!ones sociales que ins,piraµ Las domina¡dera,s yerriente.s de la · D:emocráda. univer$al ,y de lcr dignifieación ·-C!lel Proletariado, no se consegui~á reafüiar el progresó a que se aspir¡i. s i ··no ·se procur-a al "mismo tiempo. utia intensa . indus~ .tria1ización que . ofrf!zca , seg~tro ambiente de posibilidades .a las justas reivindka~iemes 'ob11eras, ' y : de positiva, armonía ent_re .e l, éa.P,i:tali 'y 'el Trabajo, de cuya ·fecunda unión. ha <le' ·s urgir, el engrandecimie.nto de toclos los inter~se¡; ma~17iales.; que son. la medula vivific.a<lora de todos ios org,a.nismqs, qu~ initegratf ;la _'1.rrode;r,n(L civil!,.z~ción., · . . , , En el re;za:go"-.industriaI< · en que -Espa'ñ a, se ~ncuent11a, aceritúase fa necesida•d imperiosa ' d~ ..a.provooh_~r _intensa~en.te ~odas ~u.é~~~as r eservas mineras con una . adecua~ia · y progresiva Metalµrgia, .si hemc:s de .
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coiYseg'uir '[á··~rege~eraciói;i kon:ómi:Ca Jque ·OÓn ·inaplaza1bles apremios á~mafida -fa vida 'JJ.acional. Al congregarse , ahora: por vez primera la Íhgediería española pa~a · estudiar lCls mediíi>s. de fomentar . ·la riqueaa publica, conº una pujant~'' i:novillzación de toclós ·nuestros ·seatores · pto. ductivos, forzoso es conceder . a la Minería el lugar pre"ferente que le corresponde .en esta transcendental labor . reeonstructiva; y· como Presidente d~ eSta $ección!che creído que no podía inhibirme del deber de señalar fas orientaciones que en este o·r den de ideas nos impone el más élementá.l . patriotis!llo, y de enarbolar la bandera del fomento ..minero y metalúrgico ~del País, · como enseña de glorioso abolengo y de f.ecundo porvenir que ha de guiarnos por el camino de nuestro positivo engt~ndecimiento económico.' Pero, para que esta· campaña sea fructífera/ preciso es que hagamos un serio báláncé de nuestra:; situación · ac:tual, deduciendo de ella lo que nos conviene hacer para ~onvertir en fealidades- tos anhelos que a todos nos alientan en esta salv;a<]lora empresa de reconstrucción nacioriaL ~J • L1 ~r;( ti d.'·', i,-,, i'
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'Pocas naciones podrán ostentar con más fundamento que la. nuestra el variado tesoro ·de riquezas minerales que sbr ,stihsuelo encierra. Ellas excitaron las codicias de todas las razas conquistadoras' ·que en las: .primeras edades históricas se disputaban el dominio del Mundo, ._ y a las éxplotaciones mi.neras españolas debió en gran parte el Imperio romano su fastuosa opulencia. Tal raigambre dejaron aquellos trabajos _ ~htre la ráza indígena, que pudieron los árabes cGntinuar algulíl.as labor es, - especi<~J~zándose además en la Metalurgia del hierro, del. plomo, del mercurío, del cobre y d'él alumbre. 'I · Yo os ruego, señores Congresistas, qúe· m~ditéis un rpóc@ sobre el proceso evolutivo de nuestra'. Minería, y sobre la tutela ejercidá por el Estado en su desarrollo. Causas múltiples de pérturbaciones internas, y, tal vez también, el ex.ceso <le tributos· que en algún tiempo se imponían ~ las ex::p'lotacioaes, puede explicar, en. parte, la falta: de inicfa.tivas privadas para. acometer estos trabajos; .pero, al ver cómo, a pesc¡.r de estas di~cultades, se explotaban -,p or capitalistas extranjeros las ·minas de Ríotinto, las de Cazalla y Gtiadalnal, las de Almadén y ·algunas de Linares y las Alpujarras, preciso es re.conocer que los capitalistas españoles no ·se sinrt:ier~n- enfon-ces espontáneafu€pte atraídos á este fact()r de la Economía na:Cional, y que fué ·siempr~ necesari'a. la acción del Estado para estimularlos en· los nuevos horizontes que !habían 'd e trans1ormar las fuentes de la riqueza pública. Complemento eficaz de esta tutela estimuladora en la época moderna fueron , las impo!!iciones de
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de . '1825, confirn;adas ·por las d©- 1849 Y: 1859,. obligando •_al tra::1 ba:'j o constánte de las \minas otorgadas 1 por el Estado; y , es~o hiza cundir automá:ticamente J> la 'afición a los tr.abajos subterránéos, es-pecialrtíeríte .después del descubrimiento del ·filón Jaroso,- en Almagrera; del Pródigib,11 en Mazarrón, y de .algunos otrps · no menos · h:nportantes en LinÚes·, desarrollácldose· al mismo tíempo con capitares exclusivamen-, té españ6ies la , Metalurgia . del · plomo, que constituyó una 1in<lustriar pr'opia del País; especialmente en nuestros distritos de Levant e,. por sus espedales procedimientos de fundición, que llegaron a aplicarse en otras regiones del Extranjero, como el l'..auriun griego. foicióse .así una pr~cti.ca'. ríaciomilizadón de la Minería, que akanzó:· también~" en, gr(!.n parté, " a: las explotaciones ferríferas, liaciendo surgir, , lb mismo qí.ae para el ·pfo'mof ~l obligado enlace entre la mina y la fábrica; que tuvo como primeras conseCt:tendas las instafabion·es siderúrgicas ' con altos horno~;, enLél 'afio -1832, en Milaga; en 1846, 1848 y 1860, en Villa yana y ' Felguera (Asturias); en 1847, en Santander, y en i854, .en Baracáldo·f (Vizcaya),' sirviendo esta última de base, por sucesivas·· fusiones con otras· Empresas;'d e la misma índOile, -pa·ra .la construceión dé la gran sociedad "Altos ' Hornos de Vizcaya", · que es actualmente la más importante de España' en este orden de producciones.1· El decreto-ley de Bases de 1868 vino á truncar· esta s.i mpátiéa na"' cidnalización 1 de- la imhistria exitractiva. Inspirada aquella ref'orma legislativa en un amplfo criterio ' de facilidades para ob:itener la ·concesión -minera, y de seguridad para conservarla mi.entras s·e abonase al EstaíCio un ,ffiódico canon, mal llamado de supérficie, sin obligación ninguna de trabajar la propiedad obtenida, fué desapareciendo casi por completo él clásico r"ebuscadqr de minas que, asociado a los fundidores o a algunos otros entusiastas industriales, se dedicaba afanosamente a sti laboreo, y sargieron, en cambio, los1 registradores, que, por unas ·tuantas pesetas: acapararon grandes extension~s de 't erreno, guardando en cartera sus títulos de propiedad, esperando que el capital extranjero viniera a · solicitárselos para· c€derlos entonces ·c on primas y beneficios que ·.negaron a . hacer d.e la industria, en muchas ocasiones, una verdadera lotería. Y fueron tantos los negocios ' rrrineros ínsisten~ temente ofrecidos, y ~tan positiva la riqueza de nuestros yacimientos, que el capital extranjero fué facilmente atraído, y rápidamente ha ido tomando posesién' -de los más importantes centros productivos. En un extenso 'trabajo' que, eón el título de · "L::r nacionalización ' de la .Minería española", publiqué en la revista Estitdio, ·de Barcelona, en el número corr·espon<liente al mes de agosto último, hacía notar que, según r i!dentes esta<lísticas -formadas en el N egodado de Minas del: ministerio de Fomento, existían en Españq. 5.225 concesiones mineras, con 1
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superfici-e ae· 147·399 lhectár~a:; d~ prop~eda.d. . . 1 de-. C-0mpañías r .,,. - . o súhclitbs extranjero ~ ; . cifras que re.~resentan el 20 1~9r l!OO dél ~úmei;o, to-t-al :de- ooncesiQrles y el .16,70 de fa superficie de111ar.gada en .tpdo,JJel t~; :tlritorio nacional. • ba ,p rovinda' en que resu1ta . mayor 11úmero de:, qm;· cesiones en manos de eXJtranj.,eros es la de Cór~oba ;_pites cuenta, por este coricepto, wm 896 minasr. de las, 1.253 gue - exi.¡¡t~n en tod~ ]~Lte-._ rritorio• provincial; o ·sea, el 71.;51 por 100 ;· sigue Hu~lva, _ cqn, el 58 :por_100; Pontevedra; wn el '5!, y Guipúzcoa., con .el:35· ,;;i 8ie cohipJ~,.: tara :estar !fSta<listica oon las minas prop\eda<l · de ·españQles q't}e q~~aba,..'. jani en arrendamientos .o tras renti<la,des extranjer.as, sería m_uc:ho mayor seguramente el porcentaje medio-;p or este conce;pto ~tqta:J1 qu~ éJ. J;l~A111'r cid0 s<;'>Jo de las ipropiedade.s: ~e e~tos .últimos; y,, ~_t¡eo _que no , habri gran enor. eñ suponer qué más de la mi:ta<l de ,¡a;~ J~xplqtaciones . 'espf!.ñolás ~tán sostenidas por capit_a:les; extranjeros. o: . En el mismo trab:¡i.jo_ de .la r<C~.vista Estudio ,asegu¡¿áq,amos, que GOn; datos' recogidbs 'en d~versas pub}jcaciqnes, y wmprobados cu;i<la<los~;: menfe, · ha:bíatnos llegado a calcular qtJ.e, dura:nite -e:l :a,ñ}Y 19~~~ .sumaba. el capital empleado en las industrias mineras la •ci:fr.a ;ele g84.821 .900, pesetas, de las cuálest .eorrespo,ndén 569.630.0~ .a Empr-ésa~· extran~ ~ ras y 415.191.000 a. Emp.resas· 1¡1adonales. ContriptJ.;Ye, s·egún ·esto,.; el €apital ·extra:njero ccm un 57,84 por 100 a•l esfuerzo financ>iero 3 gu~ im-' pulsa. a la Mil;ler:Ía ~ española, . e~1 f:ormia de socie.dades: anó~imas ·9omi¡ cilia;das . fuera ·de España,; pero si se tiene en cu·e nta _que hay ~demás álgunas sociedades que, á\m cuando aquí raAi€J:uen, están qi.si total- · mente "integradas también por eapitales extraµjerqs) y qQe~ rp.-uchas,, otr~s netamente ·españolas há!llanse ligada!¡ con Ca,sas , expofta<fora:s ·en .diversas naciones, mediante co.ntratos eqmerci:al~ que• as~gur,an la v:~nta de sus produótos a cambio <l~l cr'édito necesarior •p ara §QStener SU§ respectivos pegocios, aquella. proportiopialidrud estadística resul:ta · mu.y infoi:i0r a . la realidad; ~y hemos ·de . reconocer,. <:On amargo desaliento, qu~ nuestra industria extractiva hállase some~ida a. ~xt~ap¡¡>s ppot~ctora~os y a influencias finan.cieras· que la orientan en el s~p.tip9· que más co~ viene a: fos países que ·.en es'l:e · orden de intei;e~e~ .~oIT)linan a mt,e~tra , ., ecOl:!OI11.la .naci<5nai" {1). , • 1: :.- • La -til<,1.yor parte d~ este capital extra;njero sólo .ha buscado en l~ Minería espaílola .la:s primeras materias que neeesi-faba para· 71utrir :poderosas industrias . <le sus respectivas naciones, de orig~n,~ A excepGi-ón de algunas Empresas e~plotadoras de minerale& ·de plom;o ·q ue beneficiam- aquí · sus pwducci1;mes, -las <lemas• .soJJ. casi ·exdusiv9-mente e-~~ .una'.
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Lf!- nacionalizact'ón de la .Minería española, por Fernando B. Villasante .. (Rev~sta Est~d~o, agosto 1919.) < • • • __ : (1)
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portadoras, especialmente en minas <;le hierro, 9.,e cin<;vsle, Vf·\)lÍ¡raip., d <:_ estaño y de piritas ferrocobrizas. Exclu~iv~en,te met?_.lúr·g ic;as -~on e~i casas l~s :C<~mpañías extmnj,erns que aqu1 . pPeran.; Ei:i u~ . inter~sarite artículo' sGYbFe e1 Capita_l y :los Bancos ~x;tré!Jlj.eFos, f?t+bfJ~q~ '.po:r yl coinpefente eéon<;>mista· D. Luis André. en 1~ f?evis_ta de _J;s0¡nom;ía y H.ifiénaa~ . ( se~ consignan• datos tornados de :la Dire~si6n genera,1 .4.~J Timlb re, · según le>s cuales) se eleva a. 747 millones dé ~esefas el <;a.pi.tal. de soéie'da<les extranjeras ~ mineras y metalúrgicas, ,cuya dfra arr9ja. üna <idif eréncia: 'd e I78 millones o©n, los . datos ·de ' nue~tra esta,_dística, que puéd~ atrihui;s.e a estas úlitimas especialidades, en el supuesto de qu$ coincidan los-, rderentes a ·s ociedades exc~ttsivamente minerais1 No es inOportúho ·r écordar además, que en el citado estudio del Si:. ·And'ré se cifrá en ·so millones d capital extranjero en socieda<les de . crédito~ en 201 ef dediccrdo a empresas. de g~s eleetricida<l, en 132 la:s de '· fe-. rrocarriles y trañvía~, en 50 las · de aguas y etj·90 .las de fabri-c:acienes de objetos varios, sumando un 'total de r.277 millorres ~- El><eaí;>ital bart<;:~fi? :ixfra.hJe!o ~-~ ··cifra e~. r.783 millones: y el españBi; en 274, con la· cir·cun~fari~ia · &sfa~ora:ble dé que m,¡-erttras este; t'.tl'Ümo' está disJ 1 1 {rib4ido, e~ir~J.: cinc~entél; ,( Y · de/ s ' ·e nt i'.dades, f l capital ~xtrarijerd esta c9ncentra:9:0 °eJ} ,die~ _gran.des Bancos, :Con !1qde'r osa . fuerza' de' organi.:. zadó'lJ: Com~>' ~iiy aoeitádamente t ómenta eil Sr'. .André; "es ésta utl!i t~rribl¿ fat~iid~d ~u~ nos condena a irre~edfable1e!e~dii'vit'ud ·si';. a'. fiern.Jr po\ no procuramos qrganizar nuestr-os negocios de modo · que, áun .fnio~éndonos p.e or al prindpio, _tengamos µn día la esp,e,ránz!J. ..de' iograr ~ejo:r: résulita<lo;r:porque nos movem<;)S en ,¿asa'". "' ... i) ; No inct~rrirt% yo en la vulgaridaa. de IJ:?¡enosprnciar ·el capital exl t_ranjero, que ~a contribu_ido ..~1 des~rr,<p-po de la~ 7xplotadb:r;ie~ mi~yrá~ en m~·chas regiones españqlas, introdudend_o .en0 _ellas fas más- 'pi-acti~ <:as conquistas ·de la térnica ·moderna; 'pero sí hemos de l~mentá.{J qÜ~ estos progresos en el Jaboreo se hay~n req.lizado a· costa d~i ab~n<lon~ ab,soluto :d~ ~u~;fr~ sobera,nía ~Qhre los v~5iados ~ yaciiP.ient·ps ti;hl.nera'l~s .:4el sµbs~elo, pé!it~!o, .en: vez de :procurar ,,con ac:ertada~ ~ m.egida~, .. de goq¡er.n_9 ~\ ?-p.rqyeeharpi!ento €7ll el País de la m¡,iyor_¡p<¡i.rte :qe los. miner ·:~Jes p~·qduddos. , ,· ·1 " • • • ~!. ;¡F-1 progreso. de la· Minería, c.o n la modaliciad ; e:xpotta<do,ra ,q-ue la ~a racte:\'.'iza, hél ~ido por esto . una fi,etida . ap,ar\en~ia de r.esurgln¡.i~1'1JtQ , industrJal, , pt;testo que 1~ _ha f~lta<;lo eJ compl~mentcr de la inten-sifi,caci~i::t metalúrgica, que ha de ser su compañera inseparable en el armqnico desenv:olvimie,_n to .de la. riqueza ipúbfü.;a, como,. 4e_:trat?-dg ·qe probar en l;i:S" :Bqmeras pÍJ,gi11a~ de . este inf Qfme, :y ~o.m~ v,engo _:.s-osteniendo . ~n diferentes campañas de Prensa, y más detill'adamente: en: 'ia: serie a~
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arl:íeulos ·publicados . sobre este mismo tema en el año 1913, ~n. la Re-~ Vista de Economía y Hacienda. 1,.c_ ~ ' Exportar'._ nuestros, mejeres minerales para que sea.i;i e.e!lverti~q~ en el Extranjéro en maFJ.ufacturas, que luego importamos ep desventajosas · condiciones, ser-á lsiempre una aberración econówica J qu~. ningún Estado conscieii.'te <le sus deberes debe tolerar; pero Io es mucho más ahora, cuando la' lucha comercial planteada .en el Mundo entero, des..'.' pues de la guerra, exige, para ve!1cer en la contienga1 un~ superproduJcion. industrial abundante y barata que domine, fácilment~ . los mercados de más apropiada -ªbsorción de determinados artículos. Cada nación ha ·de procurar· que sus, yacimientos rpineral~s se~n exp}otados íntegramente en beneficio del interé_s general del Pa1s; e$ decir, completando el laboreé con ei beneficio metalúrgico, para que éste. sirva de Q.ase a las variada~s industrias transformadoras que, cor{ sus complejas aplicaciones,, constituY'en el nervio .de la vida económ1ca moderna. No. haciéndolo así, . será tanto como arrojar al mar pydazos del te_rriitorio patrio, en .Jorma · de yacimientos metalíferos de escqgido r.~n dimiento, quedándon~s aquí <;on los de m:ás ·difícil tratamiento po.r su pobreza o por su .defectu6sa composición; y a esto hK ' de oponerse enérgicamente la Ingeniería, es:pañola, invocando con insistentes apre· lrl~o's el concurso de lo.s Pooeres ·públicos para' sa!i~ ~ua~to _rantes de la yerg-0nzosa inferioridad en que noc; encontramos en t,a n, .vital asp·ecto de la Economía nacional. p estácase entre la~ más gravosas e injustificadas exportaciones l~s de l~s piritas ferrocobrizas, de las cuales enviamos al Extranjero un promedio anual ·de dos a. tres millones de .toneladas. Problema es éste que f.ué ya p,lantya·do oficialmente en un extenso informe presentado af ministerio d~ Fomento en junio de 1916 (1), en el que tuve el honor de Jc olaborar. con .otros distir.guidos compañeros, y que, seguramente, no· J1án . teni do tiempo de estudiar .todavía los ilustres políticos que desde: entonces han estado al frente del citado Departamento. Por esto h¡¡. sidq un gran acierto del joven Ingeniero de· ~inas D. Cesáreo d·. Madariaga el insistir sobre .tan interesante asunto, trayendo a vuestra deíiberación un completo estudio · del mismo, en el ·que tendréis ocasión de apreciar las grandes ventajas que ha de reportarnos la utilización completa en el País de todos los elementos minerales que integran nuestras piritas. És verdaderamente vergonzoso que representando· nuestra producción de esta clase de menas el 55 · al 6o por 100 de . ( 1) Memoria sobre·el ap'roveckamtento industrial de lof yk ci:nientos de pirita ferroéobriza de la provincia de Huelvá, por los Ingenieros de Minas D. Ciaudio Guitián, D. Femando B. ViJ!asante y D. José Abbad.
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la producción mundial, sólo beneficiamos un 3 por.. IOO cle lo que aquí Sólo el0azufre contenido en, Jos minerales ~xportados, eléva·se próxirmimente a miHón y medio de tonelada"s, · que, si aquí lo con.v irtiérámos· en ácido. -suil'.fúrico (r ), poaría ·s ervir <le base~ numerosas industrias qüím.icas dei-lM q~e tanta importancia han adquirido en otras riat io,nes, ha~t,i c.el 1.pu.nto' ·de ser consideá<las por a1gunos· ecopomi~tas écimo ''indústffa.s·rfun~j"amenfale's de la riqueza de un país. Con esta e;xpor'.taéióttop-:erdem10s'rtambién un mi.llón de toneladas de hierro, apaJJte tleL quef aq;Üí •r~ae'da inaprovechad9 en las tel{reras· de las fábri€as de -strpe't-fosfatos· comb residuo - ~e la calcinación · de las piritas, cuyo hieri;b ·ei¡)ortado .se beneficia .t ambién· en las fundiciones especiale·s ·,de t nglaterra y los) Estad0s· :Unidos, habiéndose llegado en• esta última n~ -ción a ._fabrll:ar, ::.con nuestras piritas ferrocobrizas :de Huelva, carriles -de acero con pequeñas proporciones de cobre, q_ue ·resultan de' exceleptes condiciones ;prácticas· de resistencia.,rDerlas, piritas exportadas calcú=lasc que s·c extraen en el Extranjero unas 50.000 toneladas de cobre fino, aprovechándose además unos 90.000 ~ilogramos de .plata y I .500 -de oro, que aquí rii siquiera en el coorer m~tálico f)rodu0ido .se QbJkne; y, por últim~, el cobre en torales y e·n €áscara pasa a, ser:.i en~btr:o·s países pcim~ra materia para :l a obtención rdel cobre electrolítico -que aquí rsób se proouce, en la fábrica: de ,,Lugo'nes (0'wédo'~ y . en. algunas otrns más modestas de Madrid, Bilbao y Barcelona, las cuales benefician preferentemente la 'c hatarra de 'cohre para 'lfiacer planchas y tubos. A cambio <le>e.sita derrocha-dora e:Xíportacicíw,· importamos- en c~ndiciones. normales ~(año 1913D, productos ·químicos por valor ' de r.60 millones de pesetas, y cobre etecfrolítico ·por 9;5<$ millones, ·sin contatr la maquinaria .eléctrica y·,otras. manufacturas anáfogas. · ~ No tienen estas cifra¡;i vfrtuai.-lídad :'ba.stant:e.1 paza .golpear con tenaz insisten.eict' en el alma ' ha:donal ·-b.i:sta conseguir; que· gobernantes y gobernados ·despierten <ld cs'uicida letargo ·en · que se ·hallan su.rrridos,c:y recaben .para ~la .Ec"ondh1ía ·patria 1el apró:vechamiento de esa enorme .riq11eza rque cen ··brevé .tiempo pootí·a JS,..:r · fuente fecunda de una va1dada· e iri.fensa · in.dustriali~áción ·? •' - · Conocida es tambifo nuestra lameu-table irífelfiori-dad.'.)en J:!I. :iñaus.trria del hierro', pbr la giart exportación que' de ·stis rninerales') 1l~aé:emos. No be de molestar a los seij.Qres 1Congresistas con la repetición de- ci, ·f1"a°S ·que h.an sido ya i:ns·i stenteménte expuestas con- todo detalle en lós variados estudios ded.icados a este ·as.mi.to, y más · especialmente en ids muy ·d0€u,mienta<los del min(,!ro bilbaíno. D. Julio de Lazurtegui. Basta. a m~ propósito i:ecor:da:r que, a ·pesar de, haber subido· Ia; producción de producim@s. ~
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L4 .naciona!izat;z'ón-lle la Minér:ía española, p or D. Fernando B. Villasante (Revista Estu dio , afio-~I, núm. 80,,) · ',' ~ r '' •·
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merlas· ferr'íferas desd~ t.res miillónes1en eh 'a ño .i88o a cer<;a ,de diez mi1lones en i913, ~la 1_)roducción· de ' firigote, no pasó en este. último aí.}9 de 445.doo toneladas, habiéndose1 exportadom nQ}si nueve::millofles de ~mi: neral para .se-r '1berreficfado en fondiciones · extran jet'a!Í. rObliga<da esta e:X1portación j>or las conexiones que· la rmayor, rparte =de·· nuestrais gran=des ex¡plotaciones ferrí.f:eras ..tienen com capitales extt'anj:eros, es preciso un supremo esfuerzo pará 'organizar la 1Siderurgia•nademal con nuevas agrupadones mineras- -es.cogi·das entre · 10'5 ·yaeimientos' aproyeéhables que todavía queáarr vírgenes ·en algúncis distritos. Anuneios· hi.alagüeños de este desenvolvimi.enfo ·s0n los·_¡proyeatados centros \.siderúngicos del Ponferrada y de"'S agunto,ccon• los ' éúa;les, y con los -ya esitat?l~idos eti Vizcaya, en Sanit:a'o oer, en1Ovledo y en Málaga, puede 'a:spirarse -:al completo abasiedrhi.ento Clel mercado 1nacional • para el néces{l)rio desarrollo de las in:dustrias transformadoras; pero aun caibría: una mayor inténsificación ¡produétóra COR otros establecimientos análog-08. en Ja región Levante de España que aprov~hara los .excelentes · minerales' de Granada,. Mur-cía, Almería y norte de Marruecos, a fin de proveer económicamente a la construcción de la red <ferro-viaria que nuestra reconstitución económica exige, aspiral).do además a s,er exportadores· dt; estos 'productos para el mercá:do rsu<lamericano, en el que habríamos de éncontrar grandes fadfida-Oe5 · de absorción .ae cuantas mamufacturas aquí fabricásemos. · Es tan importante 'este··pwfüema para el rfomento de la riqueza pública, que se' jus·tifica fa preferente atención que ha merecido en esté ·Congreso, como ;'tendréiS' ocasión de apreciar en Ios luminosos trabajos presentados a esta Sección por el Capitán de Artillería· Sr. Fernández -LaGireda, e1 Comandante de Ingenieros militares Sr. Coll y lós "Ingenieros industriales Sre's. Carretero y · Averly. En ·ellos encontraréis atinadísimas consideraciones justificadoras de soluciones1'que, acertadamente apHcadas, hahrían de contribuir eficazmente. á.l progreso de la SMerurgia · riáciona!'l; pero no debe ülv;idarse que este desenvolv·imient@ industrial exige tina prepa:ración adecuada, .que no -debe limitarse a la acéiót?- protécfora d~l Esfado' para 'los nüevc:ís Establecimit-ntos que hayan de crearse ·en las más pertectas ·conrdid'ones técnicas, sino que, ~demás, ' ha dt extender·se :al acondicionamiento -de las exportacione;;, Jimitando las dases ricas en proporciones a<i~u·adas á 'las 'necesidades de la Industria patria, previo un detalla<lo estudio d'e fas calidádes y cantidades de que en ca<la -d istrito· ·p roductor pueda contarse, a la manera éQmo se hace en Sueda, a fin de no encontrarnos, cuando la1 Siderurgia llegase a su pleno desarrollo, con la única disponibilidad de los mineral.es pobres e impuros, sin poderlos mezclar entonces con los má:s escogi·dos que ahora se llevan las fábricas extranjeras.
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'-- ·I•S ~')f iA.í~sol·uta·tnénte tJ.ecesamf es también en España ,fa M-etalurgía d·el ·0inc; cuyo.S ·mineralcis se -destinan: casi totalmente · a 1la; exportad6t:J.,..;~x'epto u:n,a .11equeña cantídad que se 1beneficia en ; Peñarroya;,~ Arqap.; j cómo · lo·s exp®'rta:do.i:es sólo a:ceptan clases de deter.minada_ley :niefálka -y', de QOfntpG>&ición.fescogida, quedatJ. en . nuestras minas .·numernse>s ,yacimientos más ~ p6h'res sin ·explotar, · y entorpeciendo a veoes el aprovechamiento de otrds_ minerales · con los que , suelen venir as oeiad-os, COffiO '-'l os '<le galena, en 'la Sierra <le · Cartagena. Cuando .ci.rcuns.tancias e~tra.f©Fdin:a.iias• r eomo. la:s» ·de la rédente guerra., que {j)lblig'aroti a , cen;a,r ~álgutias' fá,bricais t<le _¿in:é '•d~l. Extfanfercry; o bien las anormalidades>en fos' :mlérca'.dos, ~ue ·restrfo¡1gen la\ .;,f ~hricaci0R, difü:trl<tan Jas- ex']i)6rtad0;' nes,.ni aun las mem.:a:s,:cJ.e:,filejor calida'tl ·pueden la:bor:earse; ·y >S-Ort ..mtichas las e.x:pfotadon~s·;'<}ue súspt:i-ríde.n :@ abandon'an-·sus trabajos.. Aisí ·se ~plica que ha:l;>iendo ·negado ert1·épocas }n0rrnrules la iproducdón <le es•tos mineralés a:·175.ooo temeli:Cdas anuales, li>ajara en 19'17 a· 123.485 toneladas; ~y en -191!$, ra 10g.029. :Esita es· una . riqueza perdida para t la Indüsfria .patria,'•que .serfa muy · fáCiLde ~ aprovechar si ·s·e aplicaran .a esta ·M'etMJr:gia lch modernos proéed.imienfos .cte ·benefi.do, que permiten '.tratar vehta.j osa:iúenté los minerales comrplefos y no. muy. deos de qtie aquí dis!>oriem:os;-' Merece, pot ' últirrio,. ·atención cuidadosa el 'beneficio: meta:lUrgitc» del ma:nganeso, -:tdel · wolfram, del estaño, del cromo, del níquel ::y del · álu<.m inio, .de< cuyos · clinet:ales . tenemos 'ya recomi>cidos vauia'Clos yaaimientos, .<,1J.gunos de relativa imíportanda. El apmvedramiento de e'Sfos· m'~ nérales ~ podría xia:r @rigén a complementar.ias aplicacfones, especialmente .en ferr-0ctl~éiones que~ a1ior-a ·ne{;'.esrtamos traer dél Extranjero, y que, has.tar:::desde e[1 pm!to rde 'vista ñ:Íilitar, convendría f.abficar en iiel .: .P afs !;p:ara · te.ñer en cas0• !nekesari~1 la rindrepeñdetJ.cia de nuestros pr~pfos sumi:nistfros. .r. · • > ' •• Como se Ne, -es amplí:simo el raf.npo ·que 1a 'la fodustriaUzarción -patria .,se <>presenta, n a€ionali,zando !la. Mrnería española 'en rel sentido ·de ·a.pro-~echar ~qu:í rMrr -.todas .s us \:lerivádúne's 1 manufa:eturer~s .ia: mayor patte de los minerales prodtlcidos. Si para elló fu~a - p-reciso ' nacionalizar también las exphtacienes ~ninieras en el riguroso sentido. de ~sta . pa:tahrá, ·a esta sotución debe -orientarse la acdon del Gobierno de 11na manera resuelta, preparandb :ia ·transforfnadóri ; de fa propiedad: 1 y · el régimen del tra'b ajo con una: c0dificición minera, tantas veces anuncia:da y todavía en proyecto, en la: que se· aiitnonicen las muevas tendencías que rápidam1ente van 1imP<>niéndo·s e eri el mundo intlustrial d:m las especiales eircunstanciaJs ·1en que · se déséiwue'lve· la · Mihería :española; •/ que sería temerario perturbar con hrustos cambios que no obedecieran a -1tefle~ivas considerac'iomes · técnicas, 'económicas ··y sociales. La renova• r
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'Gion industrial que .el Pais demaintla, exi-ge además que los 6-obiernos .. tetornén al antiguo .sistema de los estímulos ,protectores, que Stc,tuq.1.mente vcyelven a -aplicarse en casi todas la.s naciones que_,, aspiran a ls. r'ápida .movilización de tbdas sus energías' vitales, y que en' nósotros es más necesario por :d atraso industrial en que nps- eil,contramos; pero ::.e s p--reciso también que ·nuestros capitalistas se organioen té<;nicamentt' respondiendo a los reqt:terimientos del Poder público 'con irticiativé\>S provechosas· y patrióti~as, procurando encauzar la producción de una ,ffianera armónica ron el ·desen..volvimiento de los mercados consumidores, sfo competencias que, anulando o restringiendo los.. b'eneficios de 'Cada Ei;npresa, estrangularían el desarrollo indusj:rial iniciado, y esta;_blreciendo {un régimen de co11l'sórciós ·o 1~e fed~i;a~i©.líl!es a )a man~ra de ·la réalizada recientemente por la Industvia británica. · 1N o páedé ocultársenos, y así espero que habrá de proclamar-lo este Congreso, que la acción dirigente para este rena.i::imienrto · industrial ·fila de patitir. del Gobierno, pero de un Gobierno con matiz marcadamente técnico, y. que .en se;ias informaéiones técnicas ftu~damente ·todas sús resoluciones sobre estos as11ntos·. Como dice ·muy "bien· el distinguidp ' Ingeniero. industri~l Sr. Burgaleta en su notable "Informe sobre el estado y desarrollo de la industria química en España", '.'la . fü:onomía políticiª ha entrad·OI enJtina fasé cle n.a donalismo indu'stuial gue no per· niite á>l'<?s !, Gobietnbs •permanecei; alejados de las cuestiones técnicas, ·yrj3.um1la:s e5crielas más indiv.jdualistas reconocen a1- Estado et derecho -y .el' de-0er 1de, resolver, hasta p,'.ór coacción, las cuestiones ·de interés, e.o-lectivo', -que no "siempr.e puede ·quedar satisfec4á por, la acción individuaL" .. .Yo añado que .esta in'f-et vención oficial <l,ebe ·nevarse · has:a da '.práctica .(le' exper'imentaoiQnes· ae ciertos procedimientos protornetFtlúrgkcs, -. de difícil réalitación porl; su ·dudos0Jéxdt0 o por exig:ír especialés aparatos de ensayos, que no siempre la iniciativa privada hállase ·dispuesta' a costeár. Muéhos ·de .nuestros trtineralés pobres y complejos ne--0esi~an' peculiar.es sistemas de beneficio, que ho han recibid© toda-vía .Ja genera.l 1.sanción <le la ?fáctica industrial española; pero }(maqdo··se .ha-l>la,ten redeñtes- infü.m1es, ·ipublk.ádos en L' Echo de Mina~; de;•ll@s alpTbveth'a mientos, que en _Alemania-. se hacen de minerales .de cobre con .fél re,¡o ·a I· por · 100 de' metál, del· vánadio contenida eh e¿dorfas que rro · ~x;.ceden de· 0 ,70, 'de wolfr:unita:s· pobres de antigtlas;· escombre'ras, de tninerales de níquel de I, t."' de· bauxitas· con ;ei-.'40 de alúmina,' ha·biéndo~. ·11egatlo a extr.aer afü:más el aluminio de r.ta arcilla, se compren<ile -lá· necesidad de probar' aquí apnovechamienfos' analogios que darían vída · a >numerosos ·yacimienfosr abandonados. por no reunir rsus · !'Dlifrerales -oondicfones apropia.das rpara la exportación. P.or es e cé©ncepto es de -~plaµdir qu.e é!i· el ~resupuestc:.. ext11aordiaarforrd.el ministerio de Eo-
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mento presentado a las Cortes se haya consignado una cierta cantidad para la creación de un Centro donde puecdan llevarse a cabo todas estas di-versa:s e'Xperimenta1ciones. Algunos espíritus pesimistas temen que no pueda llegarse a esta intensa industrialización, por las deficiencias de nuestra produ€ción carbonera. Estimamos infundados estos . pesimismos si se consigue modernizar las explotaciones de combustibles en armonía con 'las actuales necesic.lades de la Industria. Desde dos aspectos ·distintos hay que considerar nuestras reservas de carbones, qne son la cantidad y la calidad, En el balance hecho -con motivo del Congreso Geológico internacional, celebrado en Toronto (Canadá) en el>añó 1913, se calculó que España te1i1Ía una· reserva a:etual de 4.500 millones de toneladas de carbón en capas reconocidas con ~lgún valor industrial por su situación y potencia, y una reserva probable de mil millones de toneladas, de posible utilización en el porvenir. Los trabajos hechos- después de aquella fecha en distintos distrit0s. han comprobado la extensión de la formación carbonífera, en condiciones de ·explotabilidad, en zonas mucho tiempo ab:mdonadas, y especiaTinente en lignitos se han descubierto yacimientos in ·.Jspechados hasta en provincias de la parte sur de España, como Granadr., Murcia y Almería, elevándose la producción to·tal ·de esta clase de combustibles a 726.348 toneladas en el año 1918, y habiendo sido sólo de 276.791 en 1913, último año de normalidad en lª explotación. Los interesantes estudios que sobre las ÍOr!Ilac:ones hulleras españolas vienen h~ciéndose por el Instituto Geográfico y por algunos Ingenieros del servicio de distritos, cuyos informes se pui- 1.ican en el Boletín Oficial de Minas y Metalurgia, del Ministerio de Fvmento, permiten además suponer, con grandes fundamentos técnicos, que las cuenc:;.s actualmente explotadas se prolonguen por las provincias limítrofes recubiertas por terrenos más modernos que deberán atravesarse con sondws para llegar a ·descubrir las capas subyacentes en esas sospechadas regiones; y si tán importantes predicciones se realizaran, podría contarse con una extensión de las formaciones hulleras de Asturias, de León, ·de Pa·lencia, de Sevilla, de Córdoba y de Puertollano, que harían subir notablemente fa cubicación hecha en 1913, aun sin contar con los yacimient.:>s lignitíferos descubiertos recientemente, y que, en las condiciones actuales de la Industria, son de perfecta utilización. No sería extraño, con estos antecedentes, que pudiéramos contar bien pronto con una reserva de unos 12.000 millones de toneladas de combustible; y aun cuando el consumo actual se duplicara, llegándose con una intensa industrialización hasta 15 millones anuales, tendríamos asegurada una vida industrial por ·este concepto ~ra ochocit n1
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tos años. Creo inútil advertir que este consu,mo no podría aumentar ·tan rápida y ·notablemente, teniendo en cuenta · la-s aplicaciom~s, cada vez más aoentuadas, de la energía hidroeléctrica, de la cual contamos, según el competente Ingeniero D. Juan Urrutia, con un potencial de IO.úOO millones ,de kilovatios-hora, .· representativo de un consumo <le carbón, en ese tiempo, <le irnos 20 millon·e s de toneladas, y de cuyas reservas dinámica:s sólo se aprovechan actualmente un 8 °p or roo próximamente. No es, pues, la escasez de com:busti.ble lo que puede ·entorpecer el desenvolvimiento industrial <le. España. Tampoco puede entorpecerlo la calidad de los mismos ; pues si en algún tiempo se exigían condiciones muy especia:les para su aproyechamiento 1en 1los antiguos motores, se ha llega·d o afortunadamente- en la época actual a tales perfeccionamientos en este sentido, qtie puede asegurarse que rro hay ya carbofies, .p0r mak>s que sean, <JUe ne} teflgan alguna '.J!l'ISOvechosa aplicae'ión en la Industria. ~ o: Para ju:Zgar .-de la cafüil:ad de los ~rbcmes españoles·, ha de consultarse siempre con ftútG> la documenta:dá .obra ctel ilustre Ingeniero de :fylinas Sr .. _Adaro, t!itttla<la Lo'S e.arbon·es nacionales y .Za Marina de guerra. En ella puede Y.erse qt11e. .eontamosºcon una gran variedad de com" bustibfos; .desde fas .hallas s·ecas de llamé!- larga, hasta fas maigras o antracitosas, encontrándose en los tipos intermedios de hullas grasas algunas qlases -que pH4edem.1c©mp-~tir ventajG>samente con ·l as mejores hu'lla·s inglesas. La patriótica labor el Sr. Ada:ro, encaminada ·a defender el aprovecl;iia miento de -líl!ues'tros carbone~ para t@ cl'as lras necesidades .:i;iadonales, a\iln en época · e;n que ,·era tod:avía imperfodo ' el lavado y preparación del c0m.tbustible, hase v;isto torp.e mente destruida por la codicia de algunos e_xp:lotadores -q_Me, ·durante fas: anor!l!(alidades del mer.cado a :con.secuem;ia ·de la guerra, han expendido sus carbones 'sin la debida .selección f>i'eparnt<:>hia, memlámfolo con tierra:s y rocas ·estériles del r~lll!no de las capas, y <lisminuyend'o de tal modo el rendimientó térmico del combustibl>e, que se ha traducido en un a::umento ficticio del con°s umo, tan ficticio como ha si do el de la ·producción. Ante este resultado, el ronsumidor ha: llegado .a desconfiar ·de la ,e fü:ada de los carbones. españoles, y espera 'á'J!lroveéha:r las importado• nes <l·e carb>@nes ingles'es o americanos, cada día más· difíciles de ·consegujr, para normalizar la .m archa de sus respectivas industriaS'; pero eS; pre<:ise advertir a eS'o& consumidores que el <e:arbótl españ01. TJ.O · es como usualm!:!nte ·Se viene entregando ahora al ·mercado, salvo contadas y honr-a dísimas excepci0m.es, y ·que éuaindo aquí se ejerza la seria iJ;J.spección técmica que la ir,¡.dustria cat:b'Onern necesita para asegurar su porvenir como ·fa0tor esencial de la Econotma profria, no hará farta el1
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-19carbón extranjero para atender a todas nuestras necesidades, pues contaremos con calidades aceptables para las exigencias del mercado. Para ello es pr·eciso, en primer término, perfeccionar el estrío y lavado de los carbones en la forma en que se empieza a realizar en algunas im- . portantes instalaciones de Puertollano, que han permitido r educir las cenizas hasta un IO ó 12 por 100 en clases de carbones que ahora se entregan con 20 ó 25; sabido es que con un b~en lavado puede elimi-1 narse del combustible la mayor parte de sus impurezas, aumentando·. su potencia calorífi.c~ y su poder ·de evaporizaciones, y evitando los inconvenientes que en la combustión ofrece -la presencia .del hierro, del azufre y otras materias extrañas, como pizarra·s, yeso y - carbonatos de cal. Otro perfeccionamiento necesario es la utfüza.ción de los menudos, que ahora se consideran como una carga de la explotación, por· la gran cantidad en que se producen; pues suelen llegar en Asturias a un 70 por 100, correspondiendo el resto a 20 por roo de granos -y 10 por roo de · grueso. Estos menudos no han debido ser nuy.ca un entorpecimiento de la producción, ·s ino parte de ella que ·debiera· contribuir al mayor benefi.do del negocio, no sólo preparándolos convenientemente, en fas clases que a -ello se pr·e5'tara, para el consumo de fas fábricas de gas, sino principalmente utilizándolos en la ·fabricación de -briquetas en la grnn propor.ción •en que en -0trns naciones, y especialmente en Francia · y en Inglaterra, se hace. Bien lava.dos estos me.n udos; y convenientemente mezclados distintas caHdades <le ' ellos,, puedé llegar a obtenerse un producto de excelentes condiciones., y el Estado d~biera estimula1' esta fabricación con protecciones especiales, ·siempre que respondiera a determinadas característicai.:i ·de pureza. No debe olvidarse además que el aprovechamiento de los menudos ha entrado en una fase tan interesante, que acabarán por ser admitidos en el mercado con igual '-facfüdad que los carbones gru:es.0 s; pue·s no sólo se emlplean ya con éxito en los ferrocarriles americanos, y con disposiciones especial·es en los hogares de las máquinas fijas , sino ·que hasta se trata de utilizarlos en los al.tos hornos, en substitución del cok, y en los motores de explosión OOJTI:bina:ndo mezclas inflamables de aire y <l'e carbón pulverizado, que puede ser también Egnito, produciéndose una m~zcla tan detonante -co·m o el · grisú o la esencia de petróleo. Con estas diversas aplicaciones dícese que se consumen· en fos· Estados Unidos de Amérka unos . 12 m.illones de tonelada.is anuales de carbón pulverizado. · Si a estos aprovechamientos se agregan los que 'pueden hacersé de nuestras éxtensas cuencas Jignitíferas, hien destilando esitos carbones, ·o bien ·quemándolos para producir con ellO's energía eléctri<;:a que ~e d:istribuya con' altas , tensiones entre diferentes zonas de consum o, se com-
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prende el amplio manantial de potencia térmica de que podemos disponer para nuestro desenvoiv:imiento industrial, si sabernos sacar partido de los progresos de la moderna técnica, aplicados a la gran variedad de lo3 combustibles españoles. Pero para que estos perfeccionamientos puedan ser posibles en la industria hullera nacional, es de todo punto necesario realizar una compk:a transformación de la mayor parte de nuestras explotaciones, agn1pando en cotos apropiados las concesiones que ahora luchan por la existencia en gravosas condiciones de laboreo, ampliando y concentrandg ~ sus instalaciones de extracción y lavado, y construyendo, entre todas las explotaciones interesadas, los ferrocarriles mineros necesarios para fa 5ali-da de los carbones en cada zona, sin cuyo eomplemento será im·posible intensificar la producción. Sobre esta transformación de la indusrria hullera; debe ejercer el Estado una acción decisi;va y enérgica, pa:ra que su desenvolvimiento resulte de eficaz utilidaid práctica· a todos los intereses nacionales que en la producción carbonera han de apoyarse para ·SU positivo desarrollo; y sin que esta acción gubernativa pueda dar nunca la sensación de ser pesada carga para el explotador, sino, antes al contrario, procurando rodearla de las mayores facilidades para conseguir razonables rendimientos a las Empresas, ha de atender principalmente a ensanchar la escala de las explotadones para la mayor economía del laboreo ·Y <le los transportes, valiéndose de esta int~rven ción para hacer un detallado inventario de ·1a riqueza hullera, clasificada por clases y aplicaciones del consumo, y estudiando además su coste real de explotación en cada caso y el aprovechamiento que de las diversas calidades explotadas puede hacerse. Este intervencionismo del Estado no puede ni debe limitarse a las explot::i.ciones carboneras: ha de extenderse también a los consumidores, para obligarles· a la utilización de los carbones nacionales, una vez conseguida la selección y .mejora de calidad <le la mayor parte de ellos. Durante la penuria de combustible que hemos sufrido en los años de la guerra, nada o muy poco se ha hecho para modificar los generadores de vapor en condiciones adecuadas a los carbones de que disponíamos, y se, daba el cas-e incomprensible de que un ferrocarril situa·do en una región Hgnitífera, de excelentes carbones de esta clase, tuviera que suspender su tr·áfico cuando le faltaba carbón de Asturias. El consumidor ha buscado si.empre las mejores calidades, aun con transportes caros, elevando los precios en esta competencia de compras y dificultando la aplicación de la tasa;. y aun cuando ello ha estaido justificado en gran ¡parte por la mala calidad de los carbones que en muchos casos se lanzaban al mercado, es hora ya de que cesen estas anomalías que tanto perturban la distribución del combustible, y que preparemos. nuestra in-
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dustria para consumir los carbones de que disponemos, clasificán<ló biem. sus · aplicaciones y su rendí.miento-térmico. Si así se transforma y complementa la producción carbonera, 'y si se atiende a las demás ramas de la Minería y de la Metalurgia en la forma indicada en sus líneas generales en lás páginas precedentes, habremos conseguido la verdadera regeneración económica a que aspiramos, convirtiendo a nuestra querida España en fecundo campo <le progreúva industrialización. En la nueva era social que en el Mundo se imcia como resultado de la cruenta lucha .sostenida por las más. poder osas naciones, han de resolverse cuantos problemas afecten a los int erese morales y materiales <le los pueblos con una severa orientación téc1,ica encauzada por organismos oficiales, que el Estado <lebe cuidar de mantener con amplias at ribuciones; y como sería inútil que estos organismos funcionaran sólo en una actuación consultiva, ni aun como centro de iniciativas aisladas, deben completarse con el concurso de elementos finan~ieros capacitados para llevar a la práctica los proyectos que la Ingeniería española presente como de m ás urgente aplicación a la Industria nacional. Algo análogo se ha hecho recientemente en Italia, donde se ha creado un Comité científico-técnico para el desarrollo d e l~ Industria. De más ·i mportancia son las organizaciones creadas en . Inglaterra con subvenciones .del Estado, para la experimentación de los progresos indust riales. Alemania misma, a pesar de su derrota, cuidá ·de este salvador aspecto ·de su reconstitución, y entre otros centros técnicos ha f uridado el Instituto del Lignito, para estudiar todas las aplicaciones que puedan hacerse de este combustible, que allí se p reseh ta en gran profusión de yacimientos. Ante este general movimiento, creador de vitales energías, no puede España permanecer indiferente, y yo os propongo, señores Congresistas, como conclusión práctica de ésta confe~encia, "que solicitemos de los Poderes públicos la creación <le una Cá;nara Minerometal úrgica, integrada por -los Ingenieros que propusiera el Instituto de Ingenieros Civiles, por representaciones de la Banca y por industriales elegidos por los Consorcios o Sindicatos mineros y metalúrgicos que deben formarse en todas las provincias productoras". Esta Cámara, o Comité de Estudios, ep la que intervendrían los elementos técnicos que el Gobierno tuviera por conveniente, e~aminaría todos 16s · complejos problemas ·que la industrié\ extractiva .ha de resolver para su comple°to desenvolvimiento, procurando su r ealhaciórt inmediat a con el auxilio del Estado cuando así proce·diera; y teniendo en'. c~e'uta el 'impulso creador que e?ta in,d ustria imprime a .fodas las .m anifestaciones ,de la actividad humana, según hé tratado de demostrar en la present; diserta..'. ción, es seguro que pronto veríamos realizados nuestros· patrióticos an-
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helos, haciend¡o <le E,spaña una potenci_a industrial con la necesaria independencia económica pára ·satisfac~r a todas las .atenciones, no sólo de su vida interna, sino en fa de ·r elación' con las demás- potencias, · demo5trando qu~ - el vigor de la Raza no se a,gotó con las épicas proezas qe los tiempos medioeviles, Jos cuales dejaron un. sedimento de energías que saben aprovecharse ~n los se.renos dominios de una paz recpnstructiva para 9-Um:entar todas las fuentes <le la riqueza pública al impulso vivificador dre la moderna Industria." El trabajo del Sr. Villasante es aplaudid o, y su propuesta de creación de una ·cámara Minerometalúrgica mereció aprobación unánimie. - Después, lee el Sr. SECRETARIO el trabajo de D . .P~blo Fábrega, cuyo extracto se inserta a continuación:
"ESTUDIO INDUSTRIAL DE LOS CRIADEROS P.E ESTA:&O Y WOLFRAM EN ESPA:t\íA P.or D.
PABLO FÁBREGA,
Ingeniero de M inas.
Después, de .una recapitulación histórica de la exipfotaaión ~e ambos imeta:les des~e fos antiguos tiempos hasta nuestros días, que ocupa el capítulo .p rimero, de ·p at os esta:dí_stioos que ocuP,an d segundo, se d·es.c riben en el tercer-o fas regi001Jes estaJnnífera$' y 'Ydlframíf eraS' de E spaña. En el cuarto, se tr-ªta de fa posición geológica de dichos criaderos con reladón cqn fas i:.ocas plutónicas. · Ocupa· el capítulo quiqto fa gén~sis de los criaderos de es.taño y wolfram, huyerido un poco de la t eoría pneumatoHtica y apuntando :la intervención del proceso meta:somátiw. El capítulo sexto Sf d~ica a ~~tudfar la .r iq uez·a media de los criaderos estannífero~ de Españp., así como la:s de los wolfram, en cuanif:o :Sean filonnianos ; el séptimo, a'l ·¡preoio de 'Venta de ambos metales ; el octavo, al precio Gle c;oste, con :un modelo de instalél!ción grande, cuyo capifa.l se define en ~l capítulo noveno, sólo al obj,eto de •t ener una orientación. Este tra:baj:o se .pll;ede f'es,µm:ir <lide111do : Que en España son abundantisimos, pero de baja ·ley, los criaderos de casiter~ta y de wolfrarnita, armando casi .s iempre en el granulito y i!eniendo por roca <le contado el "greissen" como los de Cornwalles, a cuyo. tipo se aSe.tJ1~jaR, a:unque quizá estén en E &paña m'ás denudados. Que la potenci~ 1J1edi~. varía entre 20 centímetros a u:n metro, con.fa.da toda la caja, "grdssen" incluso, y rara vez es más, orientándose COI) •pr~ferepcia al N qpt:~-Nor<:>e~te ~ . pero con tales varia:i:i,ones y siem~
pre tan verticales, que son criaderos de tipo radial más que de tipo yacente de Zinnwal. La r-iqueza media de los criaderos filonianos de wolf ram y de estaño en España, también tomada toda la caja de filón, "greissen" mduso, oscila del medio al I por 100 de estaño o de ácido ·túngstico. Toda mina de estaño o de wolfram exige en nue9tro país un salto de agua barato, o energía en parecidas condiciones. Son, en general, minas que precisan un fuerte capital de instalación y una relativa normaHdad en los precios del mercado." Leído el orden del día para el siguiente, se levanta la sesión a la una de la tarde.
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ACTA DE LA SESION DEL DIA 18 DE NOVIEMBRE DE 1919 •t
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- Se abre la sesión a las diez y media de la mañana. El Sr. GUARDI(f)U\. (D. Ricardo); Ingeniero de Minas, lee el s1-º1 guiente .trabajo: .1
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"LA MINERIA DE CARTAGENA, ELEMENTO IMPORTANTE DE LA RIQUEZA NACIONAL, NECESITA EL AUXILIO DEL ES:fADp J
Por D. RICARDO GuARDIOLA, Ingeniero de Minas . 1
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"Cartagena-he dicho en otra ocasión-es el distr~to del ·plomo y . de la plata, del cinc, del hierro, del manganeso, <lel cobre y del estaño, y en cantidades no apreciables, comercialmente, del antimonio, el at'séüico, el oro y el mercurio. "Las menas e~lotables so.q aún más variadas, pudiendo contairse los carbon:at~s de:plomo y cinc, óx~dos y carb0natos de cobre, hierro y manganeso (!imonita, oligisto y hierros manganesíferos), ocres, óxidos de estaño, galena, blenda, pirita de hierro, pirita arsenical y calcopirita., hierros argenríf eros y, por último, plata y cobre nativo. "Las -d istintas especies de criaderos constituidos por dichas menas forman una serie tanto o :más · numerosa; se reconocen . masas estratifica-das, en las calizas, de minerales oxidados, como las compuestas por cerusita, calamina y óxidos de hierro, que proceden de gal~nas, blendas, y p:ritas transformados por acciones •secundarias,. y de óxid0s de hierrn manganesífe~o, que p~san en profundidad a siderosa, dialogita y rodoni,t a; por las mismas causas, capas, filones y masas de contado de galena, blenda y pirita en las calizas triásicas o en las. subyacentes del estratocristalino; capas de impregnación y substitución de galena, blenda y pirita~ en las pizarras cloríticas (manto de azulS!s); filones ·de galena muy argentífera con ganga( qe hierro espático en las micascitas (C11bp de Pales, tip.o Ali,nagrera); ,filones en las / pizarras cloríticas ~e galena, blenda y pirita; y filones, en las mismas rocas, de c::asiterita y
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óxido de hierro, que contienen en profundidad pirita f errocobriza, ga: lena y blenda; filones ·de contacto ·e ntre rocas hipogénicas y calizas, que pasan algunas veces al través de éstas y de las pizarras subyacentes, compuestos por galena, iblenda y pirita, y se relacionan .con masas en las calizas, const ituidas por los mismos minerales (tipo Cabezo Rajado); y_ filones de la misma constitución ·en ~as . rocas eruptivas. dichas (Cabez-o del TrujiUo, tipo Mazarrón y Cabo de Gata). "Los referidos criaderos se distribuyen en los distin~os parajes que comprende este distrito, importantísimo por su extensión y riqueza, según una cier.t a ley, que viene a coincidir ev.identemente con las teorías modernas que explican la géne.sis de los criaderos, consideránd~los derivados de ·las rocas volcánicas ; debiéndose éstos a fas emanaciones que. de las minas ·se desprenden en forma de fumar.olas durante su enfría.miento; es decir, que tanto ·en la distribuciqn topográfica die las distintas me11as, cuyos elementos 'mineralizadores son, s'obre todo, el cloro, el azufre y el carbono, como en el relleno de -ca;da uno de los yacimientos, ·se distinguen las tres fases sucesivas que aquéllas ofrecen en su cor!1posición, caracterizadas por la presencia de los tres .c uerpos cita1 dos, y que esto tiene lugar en el espació y en ·el1 tiempd, 0 sea, con relación a la distancia del centro eruptivo y al tieill¡Po .transcurrido después de iniciarse la erupción. "Si dividimos teóricamente· la superficie ·de este impdrtanite campo de fradura 'en .tres z·b nas concéntricas, observaremos,.. que, en la más in.t erior, la más próxima al centro eruptivo, se presentan menas cuyos minevalizaifiliores han podido ser sucesivamente el cloro, el1 azufre y el carbono; en la intermedia predominan , las substancias mineralizadas · por el azufre y el carbono, y en .Ja más exterior, las de est~ último elemento principalmente. "La zona central eruptiva se sitúa en la intersección de fa gran falla qúe limita la Sierra por el Norte, desde Cartagena hasta Cabo d~ Pa1os, con •la más 'ifnportante 'd e las varias transvetsales paralelas que ise arrumban de NE. a SO., y coinciéie con la alineación Escomb.reras a Cabezo Rajado. . "Las toéas hipogénicas que han ascendído por este punto, co.rho · prueba <l.e la mayor profundidad de fas fracturas; se extienden formando .diqNeS, aflorando a manera de islotes -O en interposiciones lacolíticas ·e ntre las pizarras, y akanzan casi hasta el punto más eleva<;lo de fa Sierra, el Cabezo de Bancti Spir.itus, inmed'iato a dicho centro eruptivo, "En comprobación de lo antes manifestado, se ¡presentan como minérales tí:picos de ca.da fase el cobre y -el estaño en esta última zona; los minernlés sulfurados de plome, cinc, hierro y .I~s. óx idos <le hierros secos, o sea, ·sin manganeso, que son productos de trá nsformaciones se-
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cundarias de la pirita, en la intermedia; y en la más alejada, los óxidos de !hierro manganesífero, y óxidos de manga:tJeso, que degeneran en prohmdidad en carbonatos y silicatos de :hierro y manganeso. "Los ·s ulfura.dos fornan también parte de los criaderos de las dos zonas extremas; en la central, con gran -i ntensidad, siendo las galenas más ricas en plata, y con débiles metalizadones en la zona externa; los carbonatos y silicatos de manganeso se hallan rara vez en 1a primera y segunda, y en la ·t ercera forman casi la totalidad de la·s metalizaciones." Hasta aquí .fa relación de estos fenómenos ; ahora, es .preciso darles ex.plica:ción. Habremos de tener en cúenta a tal fin las causas 'originarias, el medio en que éstas actuaron y los efectos producidos :por las variaciones que el segundo ofreció a las primeras. La causa originaria de estas form(l;ciones metafüeras ha sido, sin excepción alguna, -la circulación hidrotermal; el medio fué sumamente variado, por la ·distinta .naturaleza de Jos terrenos que se superponen, y las fuertes dislocaciones sufridas por éstos, casi contemporánea¡:; del flujo de fas aguas termales; y son, ¡por lo tanto, fracturas, ·s iempre con resbalamiento de los hastiales, que han atravesado las calizas y. pizarras de los terrenos predominantes, triásico y estratocdstalino, superpuestos en grandes extensiones dentro del campo metalífero, así como las rocas hipogénicas que rellenan los grandes huecos de id~ slocación, especia•lmcnte _las ácida:s más antiguas ; las desoldaduras de los estratos por los plegamientos; los huecos ¡por disolución ·de las primeras rocas referi. das y, en último término, los poros y cuarteamientos de las mismas, y los huecos sutiles por fisibilidad de las segundas. Lós efectos del relleno .de fracturas han sido los numerosos fiiones que apa·recn en las pizarras, calizas traquita-andesitas; del relleno de fas <lesoldad1i1..rns de los estratos de toda esp.ecie, los huec€>s de las calizas, la pr·e cipitadón ·en sus poros y pequeñas grietas, ¡por inyección, infilt ración y metasomatosis, la's distintas masas que arman en las misma~; y, por último, por inyección e infiltración al través ·de los planos de .fisjbi'Hdad y .cuarteamiento ·de las pizarras, el interesantísimo criadero que se denomina manto de azules, así como las numerosas impregnad9ne~ que ¡por todas partes se muestran en las mismas formando y:erda:<leras redes inextricables ,que enlazan entre sí Ios fi10nes más importam:tes; carácter especial· que ofrecelil. los filones y filones,.,capas del Barranco ·de Mendoza, y lo.s que se -Observan también en algunos puntos .del yacente del rieferido marito. Las emana.eiones originarias de la circulación metalífera hid'rotermal prnceden de las rocas- hip0génica·s que por toda la región aparecen
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en forma de diques puestos al descubierto por las labores mineras, o por el derrubiamiento de los terrenos, formando cúpulas, que ' son restos de lacolitos interpuestos en su origen entre las rocas de las profundidades; pero ni el origen y edad de aquéllas, ni la tectónica de estos terrenos, han sido estudiados al detalle por 1I1adie, ni nos son, por lo tanto, conocí-dos, en grado suficiente, para aceptar un criterio probable, sobre si los criaderos subordinados a las primeras son contemporáneos o ~e han generado en épocas distintas; constituyendo este punto un problema de extremada importancia para el porvenir de aquellas explotaóones, por la posibilidad de que la mineralización de los cria<ileros se prolongue a mucha mayor profundidad que la reconocida hasta hoy, o de que ésta se limite a una zona superficial, como creen muchos mineros sin razones técnicas que avaloren esto, que es sólo una aprensión. Es evidente que las grandes dislocaciones dieron paso a los materiales pétreos fundidos, y que, desde éstos, las aguas termominerales siguieron el curso de las mismas fracturas o de sus derivaciones, difundiéndose, a partir de ellas, por los planos de fisibilidad o las desoldaduras de las pizarras, o por los contactos de las calizas, y de aquí a sus distintos huecos; pero existen particularidades que es indispensable hace:.- notar, por constituir cada una de ellas un problema metalogénico de grandísimo interés didáctico, pero de mucho mayor interés. industrial. Pi)r ello, vengo a exponeros estas modestas consideraciones y a rogaros · me prestéis vuestra atención. El criadero que, en forma de capa, se extiende interestratificado en las pizarras cloríticas, o en contacto de las calizas de la sierra de Sancti Spiritus, al cual hemos denominado manto de azules, ¿pertenece al tipo de profundidad que los metalogenistas modernos llaman impregnaciones difusas? "Se encuentran éstos en los terrenos primarios · (y ahora no particularizo, tratando exclusivamente del caso de Cartagena, sino que hablo en términos generales y por boca del geólogo De Launay), en relación fr,~cuente con rocas eruptivas de la familia de los microgranulitos o microgranitos y diabesas; impregnan una cierta zona plegada, es foliada , rot::i., ya metalizando un estrato de una cierta extensión, ya rellenando sus huecos por desoldaduras de los lechos y hojas en que se subdivide.'' No obstante mi abstracción del casb de Cartagena, me parece estar haciendo la más apropiada descripción de aquel interesante yacimiento, porque s©n esos precisamente sus típicos caracteres. Se trata, por lo tanto, probablemente, de un criadero de profundidad, generado en un per¡odo de descenso de los terrenos estrato-cristalino y triásico, _d urante la deposición de los sedimentos terciarios subsistentes hoy en las z,on;u¡ llanas, desaparecidas por derrubiamientos en las más elevadas. Con-
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viene- con este carácter la presencia en ciertos parajes, como la _Rambla de la Boltada, de la magnetita como ganga de los sulfuros de cinc y de plomo. Y no es éste ex clusivamente el criadero que así se caracteriza: presentan ig ual analogía "aquellas vetas y fil ones sin raíz p r ofun da directa , m uy limitados e_n todos sentidos, -convertidos en much os puntos en filon es-capas, y ofreciendo una extraordinaria subdivisión en ramas, eon ausencia completa de aquella estructura fa jeada tan característica de estas formaciones " ; extensa red de fracturas que abarca todo el paraje que denominamos Barranco de Mendoza y Francés, su confluencia y sus inmediaciones. Las rocas, en toda la región, aflorantes que son ándesitas o <lacitas, pr::>pilitas, liparitas, banatitas o leucotefritas, diabasas, ofitas o afanitas, so11 todas del tipo microlítico o del intermedio con el vítreo, ofítico, denominados ·de profundidad media, pero siempre inferior a la zona superficial en que reconocemos y explotamos aquellos criaderos. Existen también en el Cabezo del Francil andesitas con biotita abundante, .del tipo granudo, que pueden confundirse a la simple vista -con el granito, roca cristalizada a gran profundidad; y aparecen al mismo tiempo basaltos en coladas interpuestas entre conglomerados terciarios, y lavas ·negras basálticas en Galifa y Fuentevieja, que vienen a comprobar la existencia de erupciones modernas completamente superficiales, relacionadas, sin duda, ron -dislocaciones que han levantado el travertino, plioceno o cuaternario, a altur~s de más de 200 metros (Cabezo del Almorchón). Muestran también el carácter de formaciones superficiales descu0iertas por un débH derrubia-miento de los terr enos las manifestadones del mercurio en algún paraje de la Sierra, apartado de la región donde radican las principales minas en actividad, el Cabezo -de la Campana, del término de Alumbres; pero este metal y su frecuente asociado e-1 an timonio no han sido vistos, hasta ahora, en el res ~o de las formaciones metalíferas del distrito, aunque la ex istencia del último en éstas se compr.ueba -constantemente por kis plomos antimoniosos que, como producto secundario, se obtienen en la desplatación de fos argentíferos que proceden de nuestras fundiciones. . ·¿Cabe distinguir en dichos cria.deros entre los que pudieran corresponder a las form:,i.ciones metalíferas hercinianas relacionadas con las ofitas y diabasas, que hemos dkho aparecen en aquellos lugares, y las terciarias procedentes de las andesitas 0 bien de otras más mod'e rnas, como los basaltos? ~ste es un punto por dilucidar todavía, despreciado generalmente por los que han -i do a estudiar aquella regi6n, o, al m enos, no tenido en
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cuenta en sus investigadones; porque, es preciso reconocerlo, muy po-· cos geólogos son lús que han descrito hasta ahora las formaicioneSI metalíferas españolas bajo otro aspecto que el exclusivamente utilitario, considerándolas como simples materiales aprovechables interpuestos accidentalmente en fa corteza terrestre y como originados por influencias.. casuales, y es im,prescindible tener en cuenta que cuando las formaciones metalíferas, que se muestran superficialmente, tienen el carácter de las originadas a grande profundidCl!d es porque la denudación . ha hecho desaparecer una gran parte de su masa susceptible de aprovechamiento, y es prudente considerarlas coµio muy [imitadas en sentido vertical; pero si, por el contrario, se muestran con una composición y textura y con relaciones tectónicas o estratigráficas que acusan una corta profundidad original, resultará que su formación ha debido ser muy retiente, que el derrubiamiento de los terrenos np pudo ser intenso, y las masas minerales interpuestas en aquéllos :deben· permanecer en sus din'iensiones primitivas. Po·r tal m'otivo, es 1ógico. pensar en la probable superpo.3ici6n deritro de un mismo paraje <le .zonas metalíferas de carácter de. profundidad gradualmente creciente: fracturas o filones, impregnaciones difusas, emanaciones y concentraciones periféricas ·y secreciones ígneas, sin que sea indisperisabfo la existencia de todos los tipos sobre una misma vertkaJl, puesto que su· encadenamiento ·depende de condiciones tectónica~ especiales, nD' ·siéndonos quizá permitido alcanzar por los medios Y. procedirn~entos de laboreo dé que disponemos hasta hoy a las más profundas, pero siéndonos verosímilmente deducible que, ert estos parajes, es en donqe mayores probabilidades existen de que las" metalizaciones alcancen a. niveles más bajos. Otro caso que. viene a confirmar el concepto en que se basan estas· consideraciones, y que debo por lo mismo mencionar aquí, es el del particularísimo yacimiento de la caliza cristC1Jlina <lel Gorguel, que encierra, con exclusión de todo otro terreno, al parecer, filones, capas y masas de galena, cuyas metalizaciones se · limitan al espesor d~ aquél. Está constituida esta capa por calizas sacaroides que, examinadas al microscopio, acusan la presencia de granos de cuarzo y fajas grises en que abunda el óxido de hierro. Aunque paree~ ser una roca sedimentaria o elástica, como se intercala concordantemente entre capas de pizarra cloritica, compuesta de cuarzo dorita muyr alterada y algo de esteatita, que pertenecen seguramente aJl estrato cristalino, heme>s de deducir que· forma parte del mismo terreno. Se extiende con los mismos caract~res a todo aquel paraje en una extensión ·de· unas r.500 hectáre.as, y aparéce fuertemente dislocada con numerosos saltos o fallas. Las masas estratificadas en forma irregular o de mantos q~e constituyen un ~nlace entre las fraoturns mineralizadas, se producen por relleno de huecos de'
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-31disolución de las expresadas calizas ; las fallas metalizan en todo el espesor de éstas ; por r·egfa g~neral, muy débilmente, cuando uno de fos hastiales es de pizarra clorítica, cuyos detritus a<lterados rellenan los huecos y . cierran el paso a las -él!guas m.ineralizadoras, o bien con pare• cida o mayor riqueza hasta: ro ó 12 metros por bajo del yacente de las calizas, y nunca más arriba de su pendiente. La profondidad media de la capa que se inclina con el terreno es de unos 150 metros, y las escasas explo.raciones hechas hasta ahora en algunas minas, cuya superficie akanza en conjunto una extensión de 280 hectáreas, no han descubierto metalizaciones a may<>r profundidad-. Tod0s los .caracteres conviernm con los de una forma,ción metalífera .producida ·p or circulación exclusiva dentro de ilas calizas, merced a la,s fraduras y huecos de disolución de que está sembrada y por inyección lateral al través del nivel estratigráfico que aquéllas forman. . La mineralización, muchas veces, es compacta en forma de riñones o nudos ; en las restantes, en mayoría, da lugar a incrustaciones que reflenan incompleta.m ente los huecos,r alter!lando con la ganga, que es principalmente carbonato de hierro y manganesC?, ,Y muchas veces con un recubrimiento moderno de calci~a estalactítica. La carencia casi absoluta de aureolas de la caliza, por alteraciones debidas a la circulación hidrotermal, mostrándose aquélla, por el contrario, .Con el carácter cristalino, lo mismo en el contacto de las metalizaciones que a mayor distancia d~ éstas; las preferencias de ías mismas por las ipizartas ·de1 yacente, y nunca; con fas del .pendiente, parecen demostrar que se deben a idébil~ s _presiones y, por lo 1:a!].to, qu~ se han formado a escasa profundidad:. Se c0mprenderá tla gran itpportancia qu:! tiene él obtener conclusiones ciertas sobre e~te punto, por · 1a extensión de la zona a que hago referenda y por 1a probable exclusión de los terrenos subyacentes a estas metalizaciones que, de comprobarse lo antes expuesto, resultar~a, evitándose la pérdida de capitales en intentos infructuosos, o, por el contrario, el abandono de una riqueza que por un fatalismo sistemático, debido a principios rutinarios que con tanta -ligereza se sientan que dase sin descubrir. . Tan variados e intrincados problemas pueden tener una solución muty ª'Proxi·rnad'a o exacta, pero nunca por simple ex~men superflciail o lo que llamamos inducción geológica; únicos medios de qué dispone:.. me <.: los que, por amor a esta r-ama de las ciencias, aprovechamos nuestras expediciones al campo, con . un fin más :bien de explota-dores de nuestra pr-0f1:sión qtle dé! hc,mbres doctos, para observar y deducir o comprobar hechos supuest©·S y suger.i<los, ó aprendidos por le¡;turas de libros de la especiaHda-d, en nuestros ratos de ocio, sin recursos y sin tiempo además para .poder utilizar los procedimientos · científicos mo-
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d@rnos, siempre de costosa aplkaci6a, 1 el- a,1:_1á1i.;s:is químico y e¡\ -mici:o~ gráfico. í') ·'"' r :n . _, No desconocemos, sin iernbaFgo, que nábrá. que •! 'ecurrir a tan velíltajosos medi@s ;rij para qtie este iestudio resulte eficaz, . deberá ser muy rni;.iuci0so "y·pr@fusamente empleado. !Deberán someterse al aná!lisis químico y al examen del micros-0opi©:t1!odas las substancias del relleno y las irocas de la eaja 'ª e los criadern.s1a distancias ifil'iversas de los hastiales, así como las muy variadas alteraciones que, tanto éstas como lais menas y gangas, pres.e ntan. r Habrá :que completar esta ' :labor· con plan0s y cortes detallados en que se detenhinen·· cfarámente los criadefos; croqui~. sobre la manera de distribwiFse fa mhU.eralíización itle ·los f.r·éntes de lás labores visibles. Señalar en· áquéllos ·los ·asomos de las rocás con todas las variedades de composición y metamorfismo, con que se muestran superficia_lmente, o en los frentes y costados deséubiertos por "las labores minei:as, sus fallas·,' contactos y cFisl0caciones; trabajo que, por los conocimientos que exige, ·sólo es asequible para Jos especial~stas, y por los gastos que of reéé,' no po<lráFl ser sufragados sino por'! el Estado. Ni au~ 1C1.s grandes Emp,resas comprenden fácilmente ' la importancia de estudios llevados a· tal extremo, de comprender su a;lcance y disponer de personal t~c- . ñ;ico i:d'óne_o, po suéÍe ·s er el adecuado para e·s ta cl~se de investigacioríe5, más propiq de acadétRi.c_os que ~e industriales. _, .E s un gra114e atraso el <i\le jenemos en España en esta rama de la Geología; puede de~irse, salvo raFa§ excepciones, que d~sfrutamos de uri absolúto desconqcimiento de nuestros .distritos mineros, file los más int~er~sa.~te; del ~lobo (Cartagena, M~~a¡rón, Almq.grer-a, Gádor, Linares, Hiendelaem;ina, etcétera). . Se han ..escrito muchas Memorias ~sobre criaderos españoles; pero !J;{nguna cumplé ccm ·@tras condicioµes que las que nos es permitido sa,tisfacer . ~ los que de manera tan elemental los llevamos a cab~. Todas !ia!¡'.~n <;iescripci©.n~s f~ter~santes. y deti:¡.lladas de los yacimientos, como podían hacerse de colecciones de cuadros de un museo., completadas a ve<:es con datos .históricos sobre su aprovechamiento por los antiguos (fenicios, 'romano¡¡ ' o cartagineses); condición que muchos juzgan necesaria como pr_esagio favorable· de cualquier buen n:egoeio, J!>r'ecedidas de .:descripciones orográfü:as, liidrográfic::as y estratigráficas, rara vez ;yytpniqi.s, de .los ,to(,!rreQos en que aquéllos se. !hallan, sin deducir consecuencia alguna respecto a la relaeión que entre todos estos elementos d~ juici0, eocisten, sin dar jamá!¡, nip.guna pauta reswecto a los problemas ~f Met;plog.e nia, que, ·en todos k>s distritos mineFOs ·c onstantemente se p;l{lntean ;como, coIJ:.~ecuencia ., de su labor-@0, llegando en cas0 extremo a •V
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la e:x;posidón d~ ·t eorías <liversas sobre su génesis, sin .ac.e ptar re.sueltaninguna. . Peró no es posible exigir por esto i:esponsabilidad a los Ingenieros espafioles: cabe culp~r, si acaso, a.~ Estado, que •l¡.asta muy recientemente no ha propordona<lo medios para hacer eficaces estos estudios; ni siquiera supo estimularnos a seguir este camino en nuestras escu~las, en donde hemos estado sometidos, hasta hace muy pocos años; a métodos arcaicos, que sóló han engendrado incrédulos respecto a las aplicaciones de la Geología, de la que ésta, .la Metalogenia, podía decirse es para no~otros, por su impor.tancia, casi su exclusivo fin. ·
m~nte
En cuanto a la~ otras cuestiones que a~t~s indiqué, ·aas que se refiéren .a las industrias metalúrgicas y derivadas, no he de hacer aquí .. más que ligeras consideraciones; !J:O habiendo sido otro mi propósito · al acu..dir a .este Congreso, como ya os he manifestado, que el hacer notar la importancia e interés que ofrece ~l distrito minero <le Carta~ena por Sl,1 producción y por las aplicaciones industriales de sus minerales ; disti¡ito tan interesante como desconocido u olvidado, a pesar de que todavía éQqstituye . una importante reserva pana la riqueza espafiola, que ha debido ser, y es tiempo aún .de conseguir que lo sea, fuent~ de floreeientes industrias. . Los primeros problemas exigen gran capital y conocimientos especiales; y ya he expuesto y ·r azonado mi opinión, que es que no podrán ser resueltos . ni aun por Empresas poderosas. . Los segundos problemas, los <le Metalurgia y elaboradón de metales y productos químico~;. se ~efieren principalmente a Ía despla~ación del plomo, fabricación de planchas, tubos, perdigones, etcétera; a la fabricación y elaboración del cinc, pinturas <le este metal y del primer9 y a la obtención del Jingote de hierro y el ferromanganeso . . La Met~lurgia del- plomo se ~leva a ~abo en. Cartagena en toda su extensión, hasta el punto ,de fundir toda fa producción de galena de Cartagena y 30.000 toneladas más, que s,e traen de Linares, La Caroli.. na, Sierra ·de Lúcar, ~.azarrón y otros distritos muy .alejados; pues se ba ll~gado a importar .minerales de Australia y Tasinania. . ., La fundición. se realiza en cuatro fábricas; dos de ellas, las de mayor capacidad, perteneciente~ a · sociedades extranjeras, puestas de acuerdo para ejercer un mon.0.[. olio e imponer precios y tarif~s; lo que desfavorece notablemente el labore9- y tiende a fa paralización totaL ~.e las minas. que· ¡vienen disfrutando los criaderos <le este mineral. Se han preconiza·do diversos medios para cre~r · un m~rcado <le..pJ.qToMo II
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mos eh España, con prééio propio; Jo que · parece lógico, puesto qu&· · aomos el segu.ndo país en la escala de product-G>res de este metal con un 20 por ·roo de la producción total del Mundo; y se pretende lograrlo con el auxilio del Estado; es decir, estableciendo una tasa, afmacenanla .pro:ducción y obteniendo de los Bancos, con la garantía de éste, créditos ·para continuar ei laboreo; pero .hay que abrir los ojos a la realidad y comprender. que todos estos artificios no pueden tener más' que un efecto momentát;Ieo. El monopolio de los fundidores de Cartagena no podrá destruirs-e sino con la fundación de una cooperativa de' mineros para fundir sus propios ·minefa,les ; y la posibilidad de tener mercado de plomos exige que haya compradores en España; es decir, que se iha:ga la total desplatadón de los plomos de obra, su elaboración después a precios que permitan su exportación, en competencia con los de otros países. El Estado alemán ha conseguido este efecto subvencionando a sus industrias, para permitir vender _sus productos a precios inferiores a su coste. En nuestro ·país es un obstáculo para el abaratamiento del coste el precio de los transportes y de los· car.bones, y es necesario ·¡legar a dar una solución a estos problemas, si el desarro-· llo de nuestras industrias ha de alcanzar el grado de que son susceptibles. En Cartagena podría quizá darse para esto una solución coquizando los carbones ingleses. El cok resultante tendría aplicación, no sólo a la Metalurgia del plomo, sine también a los altos hornos, y los gases de aquélla y de éstos ayudarían a los gastos de la nueva industria side-· rúrgica, empleándolos en la generación de fuerza eléctrica; fuérza que tiene allí extenso mercado en la Minería, la Metalurgia y la Agricultura. Sobre este punto, dejando aparte la indicación hecha sobre la convetliencia de instalar altos hornos, no creo que sea necesario insistir. En cuanto a esta · nueva "industria, debo limitarme a decir que hace pocos años que empezó la explotación de hierros en aquella sierra sobre masas muy diseminadas, en las que pudieran cubicarse 20 a 25 mi-. llones de toneladas, · bien de hierros secos, bien manganesíferos, y de unes y otros van extraídos ·unos r S millones ; siendo oportuno hacer :notar, para demo.s traros hasta qué punto estamos allí atrasados y ol"Tidamos los verdaderos principios de Economía en que se funda la creación de industrias prósperas, por estar 'racionalm~nte organizadas, que -estos minerales se exportan y embarcan sin cargaderos mecánicos, habiendo perdido los explotadores de hierros por este concepto, en vista del costo actual del procedimie~to arcaico de llevarlo a efecto con capazos elevados a brazo, al borde del muelle o con .barcazas, una peseta -como mínimum por tonelada, ~ sea, rs millones qe pesetas; y no hay que olvidar que esta pérdida equivale a un veto para el disfrute de mudrns minerales pobres..
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L~J mayoría de fosí.min:érales que -nos restan s:~m hema·tfres _pebres ~Y:. manganesífer.as; pero:~abundan en la proximi<lad, en CarI'ascoy:, íR:in.; eón d'e Mqrale~ y Peñasr Blancas, hierros <::a.lizos que permiten la cotllfbinatilSn rcon los-; primetroS! para ofütenei 'buen lingote · y ·fundidoñ.es manganesíferas: Hay- también hierros abundantes, para dar 1vida. a estas· ferrer~as, en locali~ades próximas/ como Bacares, Cobéla:r,· Zúrgena, Sierd de1 Piiar, Sierra de Almagro, Bedar, Sierra de Eninetlro, Larca, Furias, T-ebar, · Morata, Alhama, Almenara, todas <::omprendidas en uri radio máximo <le 150 kilómetios, y la mayor .parte. a menor distancia de 6o; y no cµento los· criaderos de fa provincia de Almería, de ·la costa ~e Argelia· y . de Marruecos. · ·. · . , ¡ · · ·Pero el probilema más t-ranscendent-al ha tiempo 'iti:my·..cf,istutido po.'r los técnicos ·e "industrfales rd~l! ·Paí's es el- de la MeÚ!lia-r~ia~ ·de.I.;Olnci Con;,i -Vertimos uná'.iim.;Jne'rite e~ fa ·necesidad <le · iITI¡l)lantat-1o Íl! ·t.6lio év:~nto ¡ pe.r o algunos des¿onfían de que sea soportable> el apr<mtl'iza}e que:.. ex¡::. ge tan C1elica'<io trata~i'ento, en que 'tanto ' influye;-l'á .aptitudi del J1!>ersona.l, por el tiempo_indiS!l'lerÍsable para allanar obstáiculos, j fatnb'.i"én ,(ie la rosibilida.d de aun:a.r . volunta.<les e interéses, fin de obtener . el" importante capital que para la implá:nfádón de -una fáb.rica cte esfa espe...: ~ie es n~esaiio. • . V-. ··r r-·· r t • . t La transcendencia. del prd.hlema. proviene de ·que· el plomo, parece agotarse, ~Íendo substituido en profundidad ' y.,°a.Iejamiento de -c~iertos centros d~ mineralizad@h pof e1 .cinc ; coligiéndose la probable y fnrás o menos inmediata transformación de aquel distrito en un centro minero exclusiva.mente productor de este metal. ·· · .La compra de los minerales de cinc hace además por intermediarios ' cdligados para imponer precios muy bajos, que les permite lograr un gran provecho; y claro es que, al hacer el tratamiento metalúrgico en Cartagena, [os prec:os resultarían más ·Ventajosos . y ed intermediario <l~sa-parecería, quedando su ganancia a beneficio del minero. · Pero r~ciónalment.e pensa,ndo, el benefic'io (iel dnc debe implantarse siempre ·en el cenfro productor· de carbón; porque exige un gasto de est·a matenia de r .630 kilos ¡}or .término ·medio, por ·tonelada de minerai; y da ro es que el concepto de transporte se grava en la dif ere.ncia del flete de úna y otra ·materia. El material refractario indispensable tendrá tartibÍ~n un sobr~pr.ecio, y, por ~ltimo, fa complejidad de nuestros minerales diÍieultará fa forma~i6n de parvas homogénea:S, cuyas escofias no <leben deteriorar los crisoles; pero estos obstáculos son más aiparentes que reales. En tiempos corrientes, el flete del carbón de Inglaterra .,_ Cartagena era de 8 francos, y el de fa blenda, de este último punto a Amberes, de 9 francos; e'l transporte de primeras materiai resulta.ría coo.
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se
aguellos precios 4,20 fraiacos por tondla:da ~s caro; el precio del materiaJ t¡efra~tarfo aumentaría en el coste <lel fl,e te, que no es una cifra ¡pr.ahiblÜva, sup_oniendo que no se aka:n~se · pronto a falbrkar.lo Espafüa;; e.:n ~atrl;,bio, el intermedi~riQ qptieI,le una fuerte comisión f!Ue, segu_ramente, de ser sq¡primid,a, dejaría mflrgen sobra~p para compensar estas· <lif erencias. . _·~l c.apitalis~a no 9-CUdirá pr9bahl~ent,e 9' r~~li,zar el n~9Cio por las ci.rcqnstansias didl:ias, riespecto al coste del combustible; pero al niiner.e. · 1e tendrá .sie~,p11e <iuehta beneficiar sus propios minera:les, ~s bien que venclerlos en la forma que hoy [o hace. Sería, en mi concepro, 1a fórmula, p~ra h¡:t <:er est-0 viabJ.e, [a constj1.:qción 4e una gran c~p;el°ativa de ex¡plo~adores <le minerales de cinc cuyo -capital se obtuviese emitiendo obligaciónes con la ·g arantía d'e las mina_.s.; o.bli:g~Joll!e$ 'GUJO$ intereses y amortización deberán Ser satisfechos. preferentemente ~oi¡ :los rendimientos de la fabrkación, y cuyo soJ;,ra:nte, ?Í existe, !:ieh,erá prortatea_rse entre ~quéllos en prO!Porción de los minerales que -cad::¡¡ Ünqjiubiese entrega<;l¡0 'P?-ra SI.! tratamiento. · · Quizá 1se ·ebviara el ~nconveriiente de l,a complejidad de las menas X la di~cult~d· de comR9sición <le -parvas, recur~iendo, entre varios pr<:>cedimientos, all conocido en Inglaterra por Bisulfit Process, que, según mis noticias, se practkaba en Swatisea en los años ,¡i.ntetiores a la guerra. Era un tra,taJ!Iliento sencillo ·Y ecgnómico que permitía obtener oi'nc .completaJmente despro\!isto de iplotpo, que, por su -e:i:ccelente ca:lidad, se pagaba en Londres antes de arguella feoha de una a trns libras má? caro que el cinc corriente, y ¡permitía a¡prnvechar separara<lamente aiquel metal a la ve7< que la pl'f!.t,il y el cobr.e. (CJ_Ue suelen · acornpañarle, sumando el importe de su valqr a la mejora del precio del cinc resulta~te; es .decir, que no sólo se remed'iarís- e'l def~to, sino que se aumentaría el rendlmiento, aunque el c"ci..pi,tal de instalación 'hubiese <le ser mayor. No hay que ohiidar tamipoco que la •c iesuHuradón de las blendas, op.eración previa en este trafamiento, constituye ptrq negocio, que se f un<la en la fabricación d~ ácido sulfúrico y superfosfatos·; si bien est(!)s últimos tienen un líimite en su (J?roduoción en el mer·ca·do tegional1 cuya extensión <le¡pende <le las facilidades de tra:ns_porte. No pretendo '.c on fo ·dk:iho -c¡lar por resuelta esta cuestión, sino presentarla .como ,U¡na. enwresa fadible, digna ·d~ e~tudio, por · la !importancia que ofrece para· aquel distrito, cuya defensa xqe obliga a venir aquí a ex¡poneros estas modestas consideraciones. Debo dar por -s uficientemente aclarado, con fo qµ_e queda expuesto, el o_bjetiyo peFsegu_ido en esta comunicadqg, que pued~, en reswnen '. encerrq.rse en ~?-S s~guiientes
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CONCLUSIONES PRIMERA. El distr'ito ·minero. de Cartagena experimenta ·désde h~ce arios una honda crisis .qµe reconoce _p or ¡principal causa la nocesidad de una transformación <le 1os m.Afodos <le laboreo y <le la organizaeión del tra!bajo; siendo indispensable, para ¡pro1ongar fa activid.ad ·de las minas y continuar :la e:x¡plotación d'e sus ricos y multiplicados cria~e ros, el estirrnu!lar a aquellos pequéños y rutinarios industri.ale~ a constituir ·empresas sobre la base de grandes agrupaciones o cotos, con capital suficiente y plan de traba.jo razona.do, y con la ga.ra.ntfa de firmas técnicas acredita.das. Para· 'lograr esto, ·bastaría. quizá el eximir de todo tributo, ¡por un cierto número <lé años, a las que en tal forma se constituyesen. SEGUNDA. Las grandes extensiones de terrenos no explorados que se intercalan entre ilas zonas remov~das por un laboreo relativa.mente superficial, que cop:J¡prende más de 4.000 hectáreas, casi un ·tercio d'e la totalidad del distrito, y aun estas mismas a mayor profundidad~ hacen concebir grandes esperanzas .por sus car~cteres geoghósticos, tectónicos . y metalogénicos, y . constituyen una ,i mportante" reserV'a de minera.les ci.e cinc, plom~, cobr.e y' estaño, especia:1mente de 'fos dos pri- · meros. Sin emb~rgo, su · naturá~eza da lugar !J. problemas. ~lejos que no pueden ser resueitos por 'iniciativa priva.da, a par que, la inseguridad de sus resultados y el coste d'e fas ~a:bores o Sondeos· indispensables, no halbrán de ser inv~stiga.dos por lós particu1¡ue5 sino en un plazo _muy la.rg_o defectuosa. ·'Y for:fuitamente. El Estado · debe hacer -el estudio de a.que~los criaderos con toda la minuciosida.·d . que exigen los métodos modernos que 1e ¡P.resta.n la Mine~a.iogía y ·Mine·r~ logra.fía., la Petrología y aa Química, y concluir por hacer su investiga.-:ión; ·Sin perjuicio <le venir ~ participar, en fa forma que se considere más equita.tlva, de · los beneficios que obtengan aquelios · ~ quienes corresponda disfrutar la riqueza qu,e se de~cubra. . TERCERA. Deberá el Esta.do también subvencionar, ~n la . forma. más eficaz y apropiada., la creación de nueva.·S industrias metalúrgicas.. y sus . deriva.das, garantizando, pbr ejemplo, el interés de . las aCciones u obligaciones que emi:ta toda Empresa crea.da para· este fin con reconod<la responsabilidad ,técnica o pecuniaria.
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Es un deber de los técnicos especialistas desvanecer las preocupa.c10nes que !_)adecemos fa general:i.da.d d'e los españoles, sin exceptuar a nuestros gobernantes, sobre el concepto de la INDUSTRIA MINERA,
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suponii'ndola una indefinida rtserva de recursos para ayudar a nive}ar los· Presupuestos del E~ta<lo; o bien los que, reconociendo nuesi:ro atraso, prietenden contrarrestar la pérdida de .riqueza que origina la exportación de nuestras primerás materias al Extranjer~, estimulando· la- creación de industrias metalúrgicas y sus derivadas por medio de · impuestos prohibitivos sobre aquélla. Mue!ito el espíritu de asociaieión por las viejas leyes de minasJ-aun vigentes, excesivamente liberales para estos tiempos, y con más razón para fa éil>oca en j :¡ue- se promulgaron, ahuyentando .,el caipitaJ1 español Jiacia otras empresas más seguras o menos aleatorias, no podrá ponerse a ello remedio con medidas restrictivas, sino concediendo auxilios o primas al beneficio de tos metales y a fa efa~oración y aplicación de los mismos, no sólo para garantizar las ganancias del capital dedi€3.do a este trabajo, sino ¡para hacer viaible la competencia de los productos -de su elalDoración con los extranjeros en nuestros mercados o en los de otras na._ciones, puesto que el consumo, en el País, de los me"7 tales "más ahundantes (el -cinc, ·el plomo· y el ~ierro) es notablemente inferior a lo que de ellos prod'ucia:nos. ,~Este primer CONGRESO ESPAÑOL DE !NGENIER}~, que se reúne ~n los comienzos·· de una nueva ~ra, que quiera J?ios· ;podamos llamarle - ERA DE Lk'PAZ y I)E Lfi.S GRANDE:t;AS DEL. PROGRESO, no p>1,1ede ,entregar al olvido,° ·sin caer en·-una ,gr-ave res:ponsabiHdad, la solución. de problemas tan transcendentale.s como estos ·¡para el 'engrandecimiento .ftituro de la Nación española; y me ¡permitiréis que insista tanto en este· concepto; ;pues pienso que 1os, que :vivís dedicados a la ·Enseñanza o ·a la Ciencia pura os halláis. abstraídos de 'los h~chos vulgares; así' como los que estáis s.otnetidos por · vuestros cargos, a 1o.; ti-ámftes ·b urocráticos os en: co1itráis excesivamente identifica,dos con los principios que inspiraron nuestrás ieyes mineras, y habéis de· ha-ce.r, con j'~sto derecho, · 1a -def eHsa del pasado; y unos y. otros e:x,per.irnentáis un cierto recelo respecto al ·s entir de los que, aferrados a nuestras ocupaciones industriales, suponeis que, análogamente, corn:::ebi~1os la virtualidaq. . de, nuestros problemas sólo por las realidades que nos circundan." ·· ·Las conclusiones prüpl;lestas :por el ._Sr. Guardi,olf1 ,son aproba<la.s. . , El Sr. MENENDEZ y , PUGET (D. Laureano), Ingeniero de Minas,-lee una· comunicación que dice. así:
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'-' ESTUDIO SOBRE ÚN PROCEDIMIENTO DE UTILIZA¡C):O~ DE FOSfATOS NATURAftES -~ l l
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Ingeniero de Mi'!ps. (
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El problema de los abonos en España, cuya. importancia ~ para la Agricultura n acional es extraordinaria, me ha llevada a practicar algunas experiencias, que, aunque no de gran novedad, creo t engan algún interés y merezcan el d,el Congreso .de Ingeniería. . . Estas experiem;ias· las he heohq sob.re fosfat.os de Argelia y Túnez, que ·son los que pdndpalmente se .prestan a ello. También he operado sobre calizas f.osfatífera:s de España y sobre los fosfatos de Cá:ceres; sdhr e estos últimos más como curiosidad cientLfica qu~ com9 ,cosa prác:.. tica. · ) e Fosfatos· del norte africano.
Estos fosfatos, de ·cuyos yacimientos he estudiado l~s de Tadjerui,ne, Jebel Houde y Majouba Zita, se encuentran en la base- 1 d~ ,.eocew inferior, estande sus capas entre las margas negras c~m .sile~,,- que· s~ p_a Fan aqu!!l terreno del ·cretáceo y la caliza numulítiGa .. Están c<;mstj:; t ajdos .por pequeños ·g.ranos de forma redondeada y colo~ obscur9;· qu~, µnidos~ por un cemento calizo, dan origen a una roca friable, en < la::,cuaJ se oencuentran con· mucha frecuencia ·r estos ~e animales ,(dientes¡ - etc~ tera). La ro·ca, cuyo color varía desde e1 gris claro al negruzco, es reco·n ocida con fachlida<l por los imHgena:s ; pues frotadas una pjedra cqn otra, despiden un olor algo parecido al del asfalto; o1or debido a ~ materia orgánica que contienen, de la cual, en algunos fosfatos, · una pequeña parte es soluble en · sulfuro de carbón. . <Estos pequeños granos, cuya riqueza en fosfato tricálcico. varía con su tamaño, · y en esto ·e stá fandado el método de enriqu.ecimiento que hemos ex perimentado, están · for.rp.ados por un núcleo de carhonat<0 .de cal, alrl}dedor del cua;l se · encuenh a el. fosfato ·que las aguas no h!ln distrnlto y el que ésta:s llevaban en disolución, y ha su.bstit>Uíqo al carbon.ato de cal, enr·iqueciendo de esta manera la caliza fosfatífera. Para comprobarlo, ·hemos separado los granos que quedan sobre el tamiz de 100 (1) de un fosfato del Kouif que ha pasado por el molino Kent para· su · transfonnación en superfosfato. E stos granos acusaron una riqueza <le 6g,6o j)Or 100 de fosfato tricák~co, y tratados con ácido clorhidrico sumamente diluido pará disolver la capa superficial de e.ar -· (1)
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Al citar ~allas de tamices, nos referimos a la numeración francesa:
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bonato de cal, después de algún tiempo de digestión, se<:os y analizad.os, dieron el 72,83 por 100; enriquecimiento que ·Üemuestra nuestra proposición. P-0r otra parte, no hemos ·c onseguido encontrar granos cuya riqueza excediera del 75. a 8o por 100 de tricálcico; lo que comprueba la existencia del núcleo alrededor del cual se encuentra el fos. 'lc1co. . f ato t nea : . : : ·. J ;, ! !f~1 !.u.'....~:' Enriquecimiento~ ~ solubilidad de lo• fosfato• de cal.
Como indicamos anteriormente, la riqueza de los nódulos de fosfato varía en razón directa d:e su tamaño, al ;paso que su solubilidad en ácidos orgánicos .muy- a:@biles varía en razón inversa ·del mismo, no por ser distinta la constitución de . estos nódulos; sino exclusivamente debido a su maiyor superficie ·de ataque. '· Por consiguiente, con tamizados del fosfato, después de pasado éste por el molino, podemos o·b tener, por un fado, clases más ricas que pue.den emplearse en la, fabric~ción de superf05:fatos de graduaciones altas, que son los más apre<:iad-0s por los labradores, y las clases más finas, cuya 's olubilidad en los ácidos orgánicos muy débiles es mayor, y, por C'onsiguiente, son fácilmente asimilables al ser disueltas por los jugos ácid-0s de las raicillas . de las plantas, ser · empleadas dire~tamente sin transformación ·e n ·s uperfosfatos. Este empleo de los fosfatos finamente divididos no es ·ninguna· novedad; pues antes de. ,que Üébig, en 1857, diese a conocer los fosfatos atacados por el ácido sUllfúrico llamados superfosfatos, ya, en 1841, se empleq.ban en Francia: los fosfatos de origen .orgánico, pero atribuyendo sus buenos resultados al nitrógeno que contenían;. y, en 1848, M. de Panies empleó fosfatos del cretáceo inferior, demostrando que :su eficacia era debida al ácido fosfóric-0 y no al nitrógeno. Pero aunque el empleo de estos fosfatos no es una novedad, como esta manera de. empleo ha caído en desuse;>, quiero llamar la atención acerca de fa solubilidad de ciertos fosfatos; pues ·algunos, cuya poca riqueza no ¡permite su transformación en superfosfatos, se·r fan acaso muy útiles y suministra.rían a nuestros terrenos una buena cantidad de ácido fosfórico fácilmente a-similable. En las experiencias de solubilidad de los distintos fosfatós, hemos empleado como ·disolvente una solución de ácido cítrico al 2 por 100, manteniendo el fosfato en agitadón y en contacto (;On el disolvente durante treinta minutos. . La pequeña acidez de esta solución es <:omparaole a la de los jugos de los pelos radicales de a1gunos vegetales, y , por consiguiente, !Os fosfa1os solulbles· en ellas serán fácilmente asimilables; pues; aparte de estos jugos ácidos, las aguas cargadas de ácido car.bónico y la materia orgánica de la tierra contribuyeQ grandemente a su solubilidad.
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Fosfatos del
Kouif~
Estos fosfatos, que contienen muy poca sífü:e (entre uno y dos por ci~nto), .después de pasados por el moliño para su transformación en SÚperfosfáto, dan nódulos de díst~nto tamaño en la siguiente proporción: PROPORCIÓN DE LOS NÓDULOS QUEDADOS SOBRE LOS DISTINTOS TAMICES
Sobre el tamiz de loo .......... : . de 120 ........... . de r6o ........... . de 200 ........... . Pasado el tamiz de 200 .......... ..
4I;90 ipor roo 28,32 8,36 3,75 17,63
La riqueza de estos nódulos sobre seco, partiendo de un fosfato con el 66,43 por roo de fosfato tricákico, es la siguiente:
RIQUEZA DE LOS NÓDULOS QUEDADOS SOBRE LOS DISTINTOS TAMICES A1>hidrido fosf6rico.
Sobre el tamiz de roo .. . de 120.. . de . r6o .. . de 200.. . Pasado el tamiz de 200.
Fosfato tricálcico.
3r,8j por roo 69,6o por roo 65,25 29,88 64,80 29,67 62,20 28,48 6o,67 27,78
Estos nódulos, por su distinto estaño de división, no se disuelven iguallmente en el ácido cítrico, y la proporción en que lo hace su anhidrido fosfórico con respecto al total que contiene es la: siguiente: SOLUBILIDAD DE LOS NÓDULOS QUEDADOS S<?BRE LOS DISTINTOS TAMICES; EN ÁCIDO CÍTRICO AL 2 POR IOO Y TREINTA MINUTOS EN AGITACIÓN
Sobre el tamiz de roo, P20 5 solubilizado...... . de 120 de r6o de 200 Pasado el tamiz de 200
36,64 por roo 49,50 49,88 ' 56,29 6o,66
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Por 'Consiguiente, .tenemos un ..µ por roo de nódulos con los cua!es se puede fabricar superfosfato con un 18 a ?O por loo de anhidride fosfórico soluble al agua y citrato, y un- 17~5 por 100 de nódulos que han pasado por el tamiz de 200,ry qqe tiene el 15 .al 16 por loo de anhidrido fosfórico soluble en cítrü::o al 2 .p or rno, y, per ~onsigqiente, fácilmente asimilable, _quedándole un l 1 .p or roo de anhídrido ·fosf6'riF9 com-0 reserva y demás lenta disolución, pero que siempre queda ~~~~~ terreno como energía acumulada. _ Con el 40 por 100 de nódulos que q_uedan !Obre los tamices de 120, 16o y 200, se pueden fabricár superfosfatos de graduaciones inferiO:. res (16/18),. o :bien llevarlos otra V'ez al mplino hasta que pasen por el tamiz de 200 para emplearlos directamente con el 16 al 17 por 100 de anhídrido fosfórico soluble en cítrico al 2 por 109.
Foafatos de T6nez. 1
Estos fosfatos tie:t)en tamlbié,n muy pocae sí-lice, y su asp~to es muy parecido al de los del Kouif. ' , Sobre -los distintos tamices, d~jan nódulos en la siguiente proporción: Sobre el :tamiz de 8o ...... ... ... . 14,go por loo de IOO ... • ••. .....• l8,o6 de 120 .. . ...... ... . 5,23 de 16o .... .. .. :.. . . 12,86 de 200 ........... . . 29,00 Pasado el tamiz de 200 .. ........... . 19,94 1
La riqueza de estos nódulos sobre s~o; partiendo de un fosfato del (53,43 por 100 de fosfato ~ricálcico, es la siguient,e: r
' t; An.hidrido fosf6rico. .
Sobre el tamiz de de d:e de de PasadÓ el tamiz de
80 .. . 100 .. . 120 .. . 16o .. . 200 .. . 200 ...
..
Fosfato tr!éálcico.
31,70 por 100 6g,22 por 100 31,62 . 6g,05 - .J 67,61 30,96 30;94 67,56 30,So 67,26 27,26 59,53
' !
--,
-
43 -
.
.
SOLUBILIDAD EN CÍTRICO AL 2 POR IOO Y TREINTA MINUTOS EN AGITACIÓN
DE
LOS NÓDULOS QÚEDADOS SOBRE
Lo~ 'n~STINTOS· TÁMICES 1•
Sobre el tamiz de 80 ...•... . .•. . . de IOO ... .. ....... . de I2o ........... .. de IÓO ...... .. . ... . de 200 .......... .. . Pasado el tamiz de 200 . . ......... ..
por
42,13 51,97 56,83 57,04 63,70
•
't
IOO
48,09
I
Este fosfato es algo más soluble que el del Kouif, y nos da con los nódulos que quedan sobre los t amices ,de 8o y 100 un 33 por IOO de nódulos, con una riqueza media de 3I,63 por IOO • de,~P 2 Q 5 , . que ,pueden dar superfosfatos del I8/20 por roo y un I3 por IOO de nódulos que pasan por el tamiz de 2oó, y que tienen ·el 16 a I7 por IOO de P 2 0 5 soluble en cítrico al 2 cpor 1001 quedando un. 10 por IOO en reserva: en el terreno. Con el 54 por 100 restante de nódúlos que se quedan sobre los tamices de ·120, IÓO y 200, podemos, como en ·el caso anterior del Kouif, fabricar superfosfato 16/18 ó llevarlos nueyament~ al molino hasta que pasen por el tamiz de 200 para emplearlos directamente con el 18 a~ 19 por 100 de P 2 0ª soluble en cítric? al 2 por 100. Fosfatos de M 'Zaita. , •;•
Estos fosfa:tÓs, que' contieÍlcn más sílice (alrédedor de un I6 Í>or no se prestan al enriquecimiento; pues, en efecto, aunque los granos de estos fosfatos siguen la ley genera:!, es deéir, más ricos cuanto más grandes son·, como los trozos de sílice ofrecen gran ·resistencia ¡i. 11er triturados por el molino, los nódulos gruesos -de fosfato, o sean, fos más Titos, vienen empobrecidos por la mayor cantidad d.~ sílice, qued~ndo contrarrestada su mayor ·riqueza en fosfatos por ·su mayor ley · en ·sílice. 100),
NÓDULOS QUE . QÚEDAN . SOBRE LOS DISTINTOS TAMICES
Sobre el ,tamiz de 80 . .. .. : ······· de IOO ........... .. de · I20 ........ , ... . ., de IOO ...... ...... ,, r d·e 200 •.•.•...•..... ' .,---: Pasado el tám.iz de ·200 ........,...., ,. -
..1
•
II,95
por
...
'
IOO
38,91
·6,52· 2;;z,82.y 6,52 13,04
.... .....,.
,.
-
44 -
- Partiendo de un .fosfato con el 58,07 de tricákico y el 15,46 por loo de ·sílice, obtenemos l~ siguiente riqueza para los distintos tamaños·:
Sobre el tamiz d:e 8o ... de !OO .. . · de 120.. . de l6o .. . ·de 200 .. . Pasado el tamiz de 200 .. .
La solubiHdad
e~
d'trico al
2
Anhldrido fosf6rico.
Fosfato tric álcico.
27,19 por 27,45 26,57
59,38 por. 59,94 58,02 56,69 56,o8 58,00
25,96 25,68
26,56 por
100
100
IOO
y treinta . minutos en agitacil>n
ae·I-os tnÓ<f:ufos ·quedii'.dos sobre los distintos· ta~ices es Ia siguiente: n
" .
Sobre el' tamÍz r de 80 ... ...... . .. .
..
'" ~
r.
'
-
de
23,24
'IOO . .. .... . .... . .
29,So
de 120 .. . .... . .... . de 16o .... '. .... ... . ...de 200 . .. ... ; .. . . , .• Pasado el _tamiz de 200. . ....... . .. . .
37,29 37,50 38,20 44,36
por . roo
Este fosfato es ..menos 6oluble en cítrico que los . anteriores . .Sin embargo, se pueden emrplear los nMulos que pasan por el tamiz de 200 directamente, con un I l.~ por 100 de. P20~ fádlmente asimila:ble, y el resto, en reserva; y los otro~ nódulos, o !bien utilizarlos en la fabri. cadón pe ·sup'erfosfato 15/17, o pasarlos otra vez por eil molino y .-uti· !izarlos directamente. , Estos . tres fosfatos representan· perfectament.~ los tipos de fosfat:0 del norte afriCa.no, y, como se sobre todo, los dos primera;men.~e estudiados, iS'e prestan a ser utilizadÓs directamente. . · Como con'.secuencia _de estas experiencias, ya hay u_n proyecto para la construcción en Saint-Louis Du-Rhon un talier _de pul'v erizado del fosfato del Kouif, 58/63, para obtener, por una parte, fosfato 63/68, y por otra, ." fosfato agrícoia asin:ilable';.
·ve;
de
Foafatoa de! Eapaña.-Logrosán.
Estos fosfatos, de origen· filoniano antiguo. (Edad Prit11aria), se presentan en masas compactas de· bastante dureza, y su composición es uniforme; por ~onsiguiente, no es posible su enriquecimiento por tamaños, fundado en la mayor riqueza de los granos _gruesos; antes bien,
-
45 -
en algunos ricos en sfiliee, por i1a m.ayor resistencia <le ésta a ser pulverizada en el molino, se efectúa, por el tamizado, µn enriquecimiento de las clases finas; así, en un fosfato <le 74,84 por IQP d~ tric;\\dco o~ tenemos los ·siguientes resultados : Anhldrido fosfórico.
Sobre el .tamiz de 100... ... . de 120...•... de 100...... . <l'e 200...... . Pasado el tamiz de 200 .... .
32,77 por 33,83 33,67 34,22 36,64 -
loo
Fo,sfato tricálc!co.
Sílice.
71,56 por 100
17,6o por 16,80 15,83 14,79 10,77
73,~
73,53 74,73 '80,01
loo
Donde vemos que hay un enriquecimiento en fosfato de las clases finas, debido a su empobrecimiento en sílice. La solubilidad en dtrico al 2 por 100 y en agitacióq durante treinta minutos de Jas ·distintas clases es la siguiente:
1 .
Sobre el tamiz de loo ............ . de 120 ............ . de 16o .......... .. . .de 200 ...•••.•••..• Pasado el tamiz de 200 .. ....... ·.... .
5,40 por 100 5,43 5,85 7,16 10,88
Este fosfato, al igual de :los de form¡i,done~ antiguas, es muy poco soluble en ácidos orgáinicos débiles, y como, por otra parte, su riqu~~a en tricákico es muy grande, no tiene interés la . s~paradón en tama:ños. Pero, aparte de estos fosfatos ricos <le origen filoniaµo, tenemos en España diseminados por distintos p1.l,ntos de la Península . (Córdoba, Navarra, etcétera) caliza·s fosfatí~era-s cuya riqueza en ácido fosfórico (10 al 15 por 100) y carbonato de cal, no permiten su transformación económica en superfosfatos, y, en cambip., finaIT\~nt~ pu1,yerizados, contienen un 6o a un 65 ipor 100. :de su anhi\irido fosfórico ~OhJble en áci::dos orgánicos débiles. . · . i T
GONiCLUSION
De las anteriores manifestaciones se deduce que determ~nados fosfatos, dada su solubilidad en ácidos or~ánicos diluíqos, ptrdi_eran, al par qu~ experimentar un _ enriquecimientp, ser empleados directamente, v-01viendo a las antiguas práeticas, e'n buenas conqicion~s ec0J:!©,mic¡¡.s. Y por lo. que respecta a los fosfatos de España; muchas ·ealizas fosfatífo-
ras que por 'su pequeña ley no :p~eden transformarse, e.n superfosfatos, debierin, con mucha ~entaja, ser utilizadas •tamibién di'rectamente, salvando ·en parte nuestro déficit de ácido fosfórico." La conclusión propuesta en el interesantísimo trabajo que antecede es aprobada. Leída por su autor, el Sr. GIL CAMlPORRO (D. Enrique), una Memoria sdbre "Un extenso coto minero de cobre en fos Altos Pirineos de la provincia <le Huesca", se ponen a discusión las conclusiones del trabajo, que dice así: ~'PROTBCCION .QUE DEBE PRESTARSE POR EL ESTADO A
LAS EXPLORACIONES Y CONSIGUIENTES EXPLOTACIONES MINERAS EN RBGIONf,S INCOMUNICADAS \.
Por D. ENRIQ.UE GrL CÁMPORRO, Ingeniero Industrial. :
r
.
Es un hecho indudable que el suelo español esconde una riqueza minera superior a cualquiera otra riqueza nacional. España es, pues, eminentemente minera, ya que su mayor riqueza, la capaz de rendir a la Economía nadon~l mayores tributos, es la que se esconde en su subsuelo. Contadísimas son las provincias españolas donde no se descubran vestigios de sus antiquísimas exploraciones, que, dt;nunciando evidentes pr:uehas de las explotaciones celtibéricas y romanas, van disminuyendo a · medida que la civiilización tUIVQ en cuenta las distancias y contó con el transporte como medio mercantil por excelencia. Hoy, los yacimientos que han: tenido la fortuna de encontrarse. situados próximos a centros de con'.:umo, o lindantes con vías de comunic~ción, han me'i-écido. los honores del moderno laboreo; y ni la iniciativa oficial, . ni el' estímulo del lucro particular, han intentado crear vía para ila riqueza, sino crear riqueza para ia via, olvídando la gran verdad de que la aistríbución "de lac: riquezas minerales. d~ nuestro suelo no obedeció a ley alguna de comunicación, y que las leyes que deben seguir 1los planes de comunicación, de una nación bien organizad·a son precisamente las que indican los puntos de mayor productividad, del mismo modo que para encauzar un fuerte curso de aguas es preciso elegir buenos tributarios. · · ~ Una rápida mirada ~a la ·historia de la Marina ~pañola nos convencerá de nuestro aserto. De aquellas cantidades fa:bulcsas de oro y plata, prindpalmente, que los 'r omanos nos cuentan extraían d'e fas mé>ntañas de Osca j de los montes de Galicia, ¿qué vestigios tenemos? Ea
,,,.
.:_· 47
I•
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.cambio,· los que ·las historias romanas n~s cuentan ·e~traídos d.e la que hoy. es provincia de Ciudad Real tenemos noticia~ evidentes. Pero elv~damos 1 q.ue esta última provincia, situada en el ceritro de la ·Península, era de fácil exploración: "las transportes no mataban el fiégocio'!. ¿Qué sería de Linares, de Hien<lelaencina, de Ríotinto, de Cartagena; de Bilbao si sus yacimientos, en vez de aflorar en regiones hospitalarias, hubieran a.florado entre los riscos incomunicados del Pirineo? E~te es ;;_uestro lema: poner en evidencia Ía injusticia oficial, el de- · Jito de lesa pati:ia que .comete el Estado condenando a la inacción y es~ terilizanClo1 importantísima· s fuentes de riqueza patria. • • 'Hemos de limitarnos a un perímétro que no por lo reducido .es el menos desgrnciado en protección oficial, ni menos rico que los de mayor fama de Ja Península. A ese rincón deil solar español hemos dedi.cado todos nuestros esfuerzos : en "él hemos enterrado" medios de fortuna e ilusiones, y a él, por lo tanto, que ha ocupado la may-0r parte de nuestra exis.tencia, nos podemos só~o referir. ' En la provincia de Huesca, limitado al Norte por la línea fronte~za cpn la República francesa; por el EsteJ con el -río Noguer~ Riibagorza~a (límite con Cataluña), y por el Oeste, con el ·río CfáUego, y, distando por el Sur 70 kilómetros de la línea férrea del Norte de Españl\, existe · un perímetro dentro del cual contamos los yacimientos inactivos siguientes : Calcopiritas, con la ley media de 3q por 100 de cobre metálico, en los término$ de Bone, Castanesa, Laspaules 'y Castejón de Sos; yacimiento hoy, en parte, cubierto por registros que suman setecientas per.t enencias mineras, y que son susceptibles de aumentar a más del doble .de las registradas. Galenas argentíJferas, con la ley de 68 a 77 por 100 de ~lomo y media de I .6oo gramos de plata por tonelada, que afloran por los términos .de Sahu11; y Benasque, y aparecen en los términos de Biels~, formando los minerales complejos .de galena calcopirita y hierro que cubre enorme número . de hectáreas, . que ·Se aproxima a 6.000. Níquel y coba:lto: Los célebres yacimientos de Gistain, del que se ·han dbtenido minerales del 20 'por 100 de cobalto, y 38 por 100 de ní.quel, sumidos en la inactividad, en espera de protección oficial. El yacimiento de blenda y galena argentífera del Puerto de Benas'que, situado junto a la línea fronteriza con" Francia, y en la que aparecen afloramientos de blenda de hasta 12 metros de espesor y de · una ley de 58 por 100 de cinc y 200 gramos de plata. Afgunos Qtros yacimientos de importancia secundaria, pero suscep1
'
tibles de gran reridimien~o el dia que una mano piadosa 1es facilite '~ movilidad de que hoy están privados. Todo ello, mdeado de grandes cursos de agua, capaces ele produc~r en<.:rgía suficiente para adinerar los minerales en .los mismos y~cirnien-. tos y producir la fuerza suficiente para sus arrastres. Este núcleo importante de riquezas yace .abandonado junto a las puertas de una gran nación, de una nación que ansía reconstruirse y progresar, y que siente la necesidad, impuesta por la experiencia, de poseer metales, de no ser tributaria del Extranjero en primeras materias para la Metalurgia. ¿tCuál es el ré~imen. a que el Estaido somde a los qµ,e en el indica.do perímetro consumen sus energías? Podemos sintetizarlo en ·breves palabras. Todos los funcionarios del Estado, ex~epción hecha de la Jefatura de Minas del distrito, que con un celo digno de mej.or suerte, se desvive en faci.litar la misión del minero, el obstácu'lo oficial es el ¡>rimer enemigo del expforador. . · El obstruccionismo, en form¡i. de "zona polémica", impidiendo tratar de trazar vereda,s sin valor ninguno ·estratégico, o el ramo forestail, inventando perjuicios a arbolados imaginarios, son la traiba legendaria; la ambición ·de los indígenas, exiiiendo la indemnización, el remedo de un país donde la miseria debería ser e1 estigma eterno. Los organismos del Estado encangados de velar · por los interesés nacionales, indfcando con sus estadísticas [as fuentes de· riqueza mineral, nada han hecho o nada han podido hacer. · A la dificultad de fa comunicación se unen las de las nieve·s en aquellas regiones, y el año utilizalble pa,ra el estudio tiene, por las .causas indicadas, aipenas cuatro mesés, en i0s cu.ates las Comisiones oficiales han de estudiar, entre fatigas, subiendo cuestas sin camino alguno ·practicable, . después de emplear. 'largos días en llegar aJ teatro de· sus operaciones. Si se tiene en cuenta que en Qa edad moderna no es lógico trabajar entre . las incomodidades, m~ime itratándose de gentes cultas, se comprenderá el porqué en las Memorias geológicas, ni en los estudios verifi.cados por los centros culturale·s del Estado, haya· apenas :datos · del perímetro que nos ocupa, o, a lo más, se Emitan a negar importancia a lo que allí pueda haber. Los medios que entendemos necesarios para .que este aba:ndon© cese son los contenidos en [as siguientes ·
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rL!roq
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CONQLUSIO;NES 1
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distintbs ·-dí~tt~tos mineros :se proceda a dictaminar sdbre las ~omarcas en los mismos' cornpr~ndi das en que-' existar· regi~t~OS vivos n°1lmerÓ mínimum-de IOO ~ectá. " .,1 • r Q , .¡¡¡r l r ·1 ' reas y no,.sean objet o (le e::lf.gl,?fa~1~n, por o me!l~s, en e 25_ por 100 .d,e sus registros. . · · . · . .- . El dictamen de las Jefatur<!S <letb.erá conte.ner los - s~gu'ieñt.es ex1L · tremos: ' -· a) Ligero esludio geo[ógico, importancia d~ los afloramientos ·y :Probable valor industrial de los yacimientos. b) ·Causas q\le s.e oponen a su cX!p1otación y modo de remediarlas. SEGUNDA. En vista de estos informes, que deberán redactarse' siem·pre que [o soliciten los registradores de las minas vivas, el Consejo de ·Minería pr-0.::ederá a declarar "¡privi legiados" los cotos mineros existentes en. las comarcas que por su importancia lo merezcan, y en su con.secuencia, le serán otorgados los siguientes beneficios : a) Derecho de ocupación para apertura de labores, vertedero de .escombros,-:. edific;ios pai;_a 'a11bergues, depósitos y taUer'es de todos -los terrenos del Estado o Municipio lindantes con las concesiones. b) Limitar el largo trámite ¡para conseguir autorizaciones del ramo <le Guerra, Montes y Servicio Hidrológico, y, en general, todos los que .dependan de fa Administradón general del Estado, a comunicadones .del minero a los centros respectivos, de las obras que se pretenden, y autorización del Centro- a quien correspondan concederlas, para que se realicen, limitando al térIP..ino de un mes, como máximo, el período dentro del cual debe el Centro del Estado .r espectivo conceder la autorización consiguiente. e) Subvención por el Estado a todos los ferrocarriles mineros de menos de 100 ki-lómetros que se consideren precisos para la expfotación .<le una comarca determinada. Dklha subvención debe ser el 50 P<>r 100 de su coste, o asegurando a la Empresa constructora el interés del 6 por 100 al capitai1 invertido. d) Construcción inmediata de todas las carreteras en el plan ge11eral que crucen las comarcas indicadas "privilegiadas", y autorizar a 1os mineros para colocar en las carreteras raí:les para fa circulación por ellas de trenes mineros. TERCERA. ·Cuando una Em¡presa o particufar justifique tener intereses creados en una comarca por espado ·de d-iez a.ñas o más, en el caso <le que, en virtud de los pri\rilegios que se concedan a la coma·rca, efecPRIMERA.
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pÓrJlas Jéíaturas tle 'los 1
0
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1
TOlt!O U
4
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50 -
tuara un tercero registrosi colindantes a Jros que poseen, tendl'á aquélla:. de ¡preferencia pa<ra adquirirlos ro'bre el solidtante. CUARTA. Aplica<:ión a ilas industrias mineras que se creen en los-. perímetros indicados de :todos fos :beneficios concedidos a [a creación, de nuevas iúdustrias. _, ., Estas creemos que son las princi¡pales garantía's que necesitan los; heroicos ex:plorador:es que iban combatido largos años por ailum!brar ri-· quezas imposibles de movilizar en la actualidad, y que, en forma de· conelusiones, sin otro valor que buscar con ellas fa opinión y resolución: autorizada de fos técnicos e~ecialistas, tenemos el honor de presentar a. da importantísima Sec-ción de Minería y Metalur:gia del Congreso Na. . cional de fogeniería." Se entah1a breve discusión e~tre fos $res. ALONSO MARTINEZ, . _RUBIO (D. C), GULLON y GIL CAM:i?ORRO, referente al carácter gtmeral con que deben adoptarse en la Sección conclusiones tan delic:idas y dificiles como las propttestas, que repres~ntan aefensa de in-teres@s particulares. La PRESI~NCIA propone, en vista de que no hay acuer-do en- · de.. una Ponentre. los señores men<:ionados y el Sr. Gil, .Ja formación . . . óa, integrada por tres -señores· 1Congresistas, y que, una vez de acuerdo, ¡propongan las conclusiones definitivas. La Ponencia quéda formada por· · · fos Sres. Gi1 Camporro, Alonso Martínez y Rubio. "· , , Y no habiendo más asuntos de que tratar, se levanta la sesión a lat una y media de la tarde. .de~ho
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- 7
ACTA DE LA SESION DEL DIA 19 DE NOVIEMBRE DE 1919 ·5
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"r Se ~bre la' sesión a las diez y media de la mañana. , Inmediat~ente, el Sr. ALVAREZ MENDILUCE (D. rEzequie>l) ' lee un interesante tra.ibajo que, en extracto, es como sigue: J
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"EDUCA<CION F.INANrCIERA DEL INGEN,IERO ESPA:&OL: TRANSFORMACION QUE DEBIEkKTJSUFRIR LA. Á..SIGNATÚRA DE "ECONQiM1IA MINERA Y LEGISLACION DE M~NAS" QUE SE ESTUDIA EN LA ESCUELA DE INGENIER:OS DE ESTA ESPECIALIDAD. MATERIAS QUE PODRIAN TRATARSE .EN ESTA ASIGNATURA.' · q .)
Por D. E. ALVAREZ i !l U
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MENDILUC~, Ing~niero ak :MiÚas.
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Educa~ión fin~nciera del lnpeni~1,;.-r esp,ño_1. ,., r·
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·i (' La educación del Ingeniero español tiene un -defecto grande, que es: fa deficiencia en las cuestiones económicas. Tan escasa educación .ref.iibe el Ingeniero en ,éstas, y tan poco iniciado está en estfl c1ase de estudios, que generalmente se encuentra sin .preparación suficiente para afrontar muchos problemas y para ei planteamiento de negoc;ios indus· triales: . Esto, qu~ siempre ha tenido una importancia grande en el adelanto de lá. Nación, por estar el fomento y , la Econo~ía de ésta relacionados tota:lmente i;on fa fabor de aquél, .tiene· ~oy .una trans,c;endencja que cada día adquiere mayor relieve. La guerra que aca;ba de tei;minar ha agudizado la .lucha económica de la vida y nos ·ha hecho ver nuestro atraso y deficiencia en muchas jndustrias. Todos se PFCatan de fa necesidad de p,_restar mayor atención a· ·estas caes;tiones y dejar otras muchas en las <J.Ue se gastatba inútilmente nuestra actividad, sin ningún · ·· resultado práctico. El Ingeniero español tiene esta deficiencia ipor qos causas: la priSl,lera .es que toda la educ.ación e.n España es es~aS8:, en este,. sentido. j¡)
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52 -
Todos los organismos, instituciones y escuelas tienen este defeoto. H ay un atraso general en el trabajo y Economía, y es natural que de ese defecto partic:.ipe el Ingeniero es¡pañol. Nos mK>vemos y encauzamos con más facilidad en las cosas teóricas y sentimentales que en las práctÍC.flS y económicas; nuestro carácter encaja mejor en aqué1las que en éstas. A sí es nuestra psicología, con fas 'ventajas e inconvenientes que ello tenga. La otra causa, naJtura..lmente, relacionada ·con la anterior, es : que en ~uestras Escuelas de Ingenieros ·se presta: muy poca: a.tendón a la educaoión económica. · .,,, ' En la ~s ~uela de Ingenieros de Minas se' estudia de un modo deficiente iio refer·ente a la Economía minera: sa1rmos de clla con escasos conocimientos y poco en.:auzados en estas cuestiones : falta por completo la educación financie1a d,el Ingenien?. Como consecuencia de esto, · súce4e generafüi~nte qu é, 'por no haberse iniciado en estos -'estudios, m uchos Ingeni~rós pasan toda: la vida ajenos a· los mismos, como si con leilos náa a tuviera q ue ver lo económico, ·y sí sólo lo .técnico. ESto es ~muy lamentable, y todos debemos prestarnos a hacer algo , éficaz para corregir éste' él~f.ecfo. ' El Ingeniero debe encauzar y desarrollar 1os e1ementos de riqueza de fa Nación, y debe ser un economista, con una educación en este sentido. No só1o debe hacer su labor técnica en la fábrica o en la mina, sino que debe 'tener criterio en los negocios industria'1es para proponerlos, lanzarlos y idesarrollariJ.os, orientando y enseñando a personas que, mudhas veces, n.o se deciden a formar una sociedad indus. ttii.al ipor ¿de"sconoéimientq -y dttdas de fas pfupaJbilidades ·del riegocio. '" 'Si el fin 1d·e1 trabajo ·indu.strialJ es la ohteríciqn de ·b~neficios, ei' ¡nge·niero hacé!>uri p~pd idip'erfecto "desarro11ando _,é ste con su técnica si; no q .,e. l ,,..... .JA dé 1o que a e1llo se reuere. .C. esta,, atento a estel ··un y es conoccuor 1 rEn cualquiera ffá:rfe "de España que - visitamos, hasta 'en los pueblos .más pequeños, no.s encontramos si ~mpre con per~onas que _4.a:blan ~le '.·fa po'si'6Uidad ' <fe e~í<jtar flaJ.gur\.a in,ll11stfi~ ':,e n la 1oc;:q;liqad; UJ?,aS ·'Vl&tes se tf:rata 5 tle ·mguna )nirt~ ; qtfas' de ,instalicién 1'de alguna .:lfáro .ica~ ¡para iptovechar algún p rord'ucto ;. á ireces e's un saító d.e agua .o .. 'u n abast~jmientq. ')Suele .s;e.r '-corri.ente'.1que ·~pasen á'.P,a'q-t~á:ta.rido de lo 1 ~ - tm1pmo, . . atreverse ' p. '·a f ronta;r ' r ' "pur '.L. d ~ . . " 1 sm f!1 a~unto es~o n'oc mren'to •de os 1 · fac:tdre.s .pat a opi1;1ae sobre éÍ, y' por dttdas' y .t emor a-' perde' :S,u éapi3·t1t1~ Allá 1 está.'i nd ica<lísici'a ' ia labor. qel. I ngeniero; oriehtá~dSfos y' moTviéndo~1ós a la 7f ~tfuación ~Cié ;Ja sociedad in:dústriát, s~ qe<F qperel . gocio es bueno. . . . . _ · )~.·: r é$to del:k r&iét "gaucaHón económica · ~estar -süfieientemente o.p~-gpiira~Ó'. N.tucn'ás veées .i;&ésc;nocémo; . tás ' cos~s ~ás < éiemeµtale~ y
la
ne-
-;·.. .rarar
y
-53útiles e;n 'lo que constituy'e el fin de nuestra <:a,rrer.a: por ej.~pJo, l<?_si., mereados de fos.rmineFales; ; caus~s que inflluyetr en el t alZlil!<'Y ibajl} ji sj¡ un mineral que se p.llodqce en nu~stra nación se bene~!a1 e,n dJac o s~ 1 exporta, y en qu~ iproporniónr sucede esto., Sabemos poco .d,el co¡nerci9..s: de minerales yJ metales, elementos <}u.e tá\l.alopsrn o qisminuyen el t P.~efu do de ést0s o imposibifüan su 'Y'e.nt-a ,Y< ben,efido e<wn©mJ~o. ,, etdt7.¡eC: Propong0 qm.e. de este ·CongresQ> de ' Ingeniería salga una -conclu.sión votada pi!>~ los Ingenieros de Minas P,,re$eptes, rde lp, necesidad de que m nuestra EscuC,la se :a tiema más a la educacióti eco.n~rnii:;a,· y que se'ü transforme la actual asignatura rf,e · "EGenomía minera y legislación áe minas", extendiéndola a otras muchas materias su1J1'1;{]111nente prácticas y útiles de las que hoy nada se estudia.. ·; A ·continuación indko a:lgamais · materias que ·podrían rtra:tarse·, x i.se · pueden ag.r ngar seguramente otras de miucha utili><daid .. Están expuesta§ sin orden de rdación entre s~¡ pueS' mi ánimo no es el presentan un prügiraima, sino e1 mover fos animas del Col'l.greso ..a hacer a:lg-0, .en este s<mtido. . , 1J Algunas materias que· podrlal't •trátarse ·en esta as~ gnatura:
IDEA GENERAL DE LA CoNTABILIDAD.---Contabilidaid por partida ~ doQ'le.-Contabilida<l minera:.-•Constitución de una sooietlaa.--:Sociedar des anónimas y comanditarias.-Legislación vigente sobre rlas misinas.'Contrntos · de . artel'l.damiento·.-<-Nociorres de Est axd:ística:,-r;-Esifia41stica: minerometalúrgica de España.-Estadí1stiq. com~aFa:clá'.""'-Idea genera:l de la producción de minerales y metales en las regiones mineras más', impor.t antes ..,___.Centros ·de' consumo y de beneficios de. los mism©s.-Relaición entre ésitos, para un abastecimienrto, y) los'. centrosh'produGtores en Espa:f.í.a y.. en el Exítranjéro.-Tratadds de conierdo enhsu re'ladón con fos minerales y metroles.---Aran0eles· sobte 1los mismos:-"'-Prodúcción del1 carbón en España; rconsumo~e-imp@rlaoión drel mism@.--'-Glases de:- nuéstros carbones en!' ord:en a las necesidades del nuestra industria.--:-=P.roducción, beneficio y exportación ·de ;mine ates de· hieiro y de ó:l:ras dases· en · España.-Estado arctual de nuétJ:ra: ·Side11argia wn relación a ; fa. de fas otras haéiones, desde el punto de< vista: ecofi©rriioéJ. ptin'CÍ;J!>almente.I<lea> gehena1l sobre predos· de algun(j)&i minerales y m.'eta.il~s én los merca<los más importantes.-E1ementos que avaloran y disminuyen :el "pré, cio .de al•g unos miri.erales.--'Escalas iusadas ,en ,a·Lgunas · rventas.-1.te'vistas más importantes en España donde puedeii 0íIDtenerse datos econó1.. micos sobre mineraJes y metales.-Revistas extranj.eras más imp.o rtan'tes.-<Mod0 de ·e ntender Aas cotizaieicmes)' y .ntéttn'11nos usádos.~lguna idea sobre . decfectos y vicias que, a 1-veces, tienen algunas' sóciedades ia.i' <lustriales, por fos que fracasan o tienen una vida económica láHgtii1- ·
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da:-Defectos de erigen.-Idem por exceso de capital.-Idem por la desproporción entre la fabricación y los mercados <>ercanos o nec;:esidades de consumo.-Falta die oportunidad en el planteamiento.-Organización dél traJbajo • en fas minas.-iSistemar de itra:bajo a'J1licahle a las distintas operaciones.-Determinación de costos · unitarios de obra.Costos medios de éada ·oi>eración por tonelada: de mineral b:ruto o en estado de venta.-Rendiiniento del obrero en algunos trabajos . mineros en España:.-'Relacion de éste ·Y de los gastos de explotación con las otras 'riacio~es, etc., etc. .GONCLUSION Ei1 Congreso de Ingeniería acuerda la necesi,dad de que se transforme la asignafüi:a ' de "Economía minera y legislación de minas" del programa de la Escuela especial de este ramo de fa Ingeniería, e]\tew., dié"ndola a otra;sl m'uoha-s rna-teriais sumamente útiles y prácticas, de las que se indica una idea en esta Memori'ar." El Sr. MASCIAS {D. Eduardo) hace a lgunas obser·vaciones s0bre el anterior trahaj-o, en el sentido de que éste debe remitirse, para su deliberación, a la Sección . . 10.ª, que es ia encargada de lo referente a enseñanza. , - El Sr. ALONSO MARTINEZ interviene para dar su opinión en el sentido de que no procede ·reaHzar la propuésta que se hace en el traoaj!o del Sr~ Mendüu:Ce ..porque muchas materias que irldica en su esquema s'e estudian ~n las a:sig·a atlllras que integran el plan de estudios -de la Escuela de Minas. - Intervieríertam'bién el Sr. D'OCQN para decir que este asunto se debe tratar ; en la Sección IO. ª r Rectifican rfos ··· Sres7n M~ENDH:.UCE:' ALONSO ºMARTINEz , y MASC'.:IAS, al5undando todo ellos en que la enseñanza técnica es· ho.y · deficiente y debe procederse a su inmediata revisión. -· El Sr.- GULLG>N, ·elo<mentémente, .defiende el actual plan de enseñanza de la· Escuela Especial de Ingenieros de Minas, Y• se extiende err-"otrasd ::onsideraciones de carácfer pedagógko ·muyr atinadás. El Sr. l?R-ESIDB NTE, recogiendo las d,iversas ideas emitidas en la· discusión, redada una: con€'lusión al trabajo, que queüa aprobada, y' <l.ice así: · '!Nece.sidacl··de .q ue en•,la E5cuela de Minas se <lé más amplitud á la enseñanzai de las etftestiones económicas en fa asignatura <ile Economía mim~Jia :" 1' · Después <ile apr©!bárse la conclúsión anterior, el Viceseci;etario, señor M:END14ABAL, da.r foctura al siguiente · trahajo Cl.el Sr: Car'.-· bónell : ~r· • 1 1
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"'' INTENSIFICACION' DiE L;A PR,OD.UCCION MINERA CORDOBES!A. :Por:' D.
ANTONIO CARBONE'LL Y TRILLO-FIGUEJWA,
Ingeniero de Minas.
E¡ problema cuyo estudio nos interesa para poder ser planteado ::requiere, en primer término, descifrar el e~igma de si es cierto que la :pr;vincia a cuyo estudio nos referimos contiene e~tre sus estratos geológicos esas menas cuya extracción tra:ta de forzarse: si hay en resumen horizonte al desarrollo de .Jas industrias mineras. Y a esta .p ri·mera cuestión hemos de responde r con una afirma:eión categórica. De los yacimientos tniÍneros conocidos en la provincia de Córdoha ·. hasta d día, .de aquellos que por su a,floramiento están plenamente demostrados, sóllo una reducida cantidad de .los mismos· está en período .-d e actividad:. . Fijémonos en '1os combustihles minerales: La .formación geológica ·-del hullero rico, con todas sus rocas cara~erísticas, con todo el cortejo de esas manifestaciones externas que por un cálculo de probabili·dades y en comparación con Jos casos prácticos conocidos nos permite -en Minería formarnos una ¡primera idea, vemos que desde Fuente·Ovej una .sigue a Bélrnez, Espiel, Viillaharta y Adamuz, y que en más .-de 70 kilómetros de recorrido sólo se explota en cuatro centros mineros en iongitudes que en tota:l no pasan de ro kilómetros. Ciertamente ·que en aquellos puntos fué donde las probabi.Jidades en pro del éxito eran las mayores; pero no es menos de notar que el mismo resultado -en ellas logrado da un aliciente de que carecícl:n las exploraciones que ..en _lo sucesiv.o puedan emprenderse en Ja vasta extensión de terrenos senalada. Podemos, pues, decir, por lo que a tan interesante asunto se ·refiere, que sólo se explota en la zona carbonífera de Bélmez la sépti:ma parte de la ~tensión a que se extiende la formación del carbonífero rico de esa mancha geológica. Aun hay más sobre este punto. ¿Se prolonga la formación hullera ~ e la ..rpanoha de Bélruez-Adamuz más allá de la falda del GuadaJquiivir? En nuestra opinión, todos los elementos de juicio están en pro cl.·e ·una contestación afirmativa. Y téngase presente que estando el carbo·n Íifero recubierto, por el triásico en las inmediadones de aquella .línea geológica, parece decirnos que el trastorno que ocu:itó a los estratos hulleros acaeció en los comienzos de la Edad Secundaria o en las .postrimerías de la Primaria, y que, por tanto, Jos estratos ricos quedaron ta2a•dos por los materiales de la erosión antes de que esta misma ero.sión los demoliera y arrasara; y como precisamente esos estratos iU-
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périores es frecuente que en esta región sean losnque acorrrpañan a las; capas de hulla de mayores aplicaciones, a '1as más :grasas, se suman mayores alicientes en esa investigación futura . .Ya en fa caq1piña ~ordo'besª- queda mucho por hacer sobre este¡punto. Si el problema de los petróleos del ba] o valle del Guadalquivir· nd está aún resuelto en definitiva, cuanto sobre él se diga tiene un interés elevado para los problemas del porvenir de la Minería cordobe-· -sa, ya que con las alinea.dones donde se pre;¡entan probabilidades del descubrimiento de hidrocar.buros en diferentes estados se ·rdacionanfas impregnaciones ·aqundantes de fas calit:as '-por l~s ozbqu~ritas y otrocortejo de fenómenos interesantes. ,, • :tas nutnerosa:s manchas carbo11í1feras pir¡alelas a la 'de Bélmez-; donde, como en Val?einfierno, se :explotan carbqÍ1~s con más de 8.ooocalorías; donde, como en los Hatillos, hq.n quedado 'al descubier,to más de catorce afloramientos de capas antracitosas, o ya, como en Qtr.os l~· ga1'es, aparecen .todas las. rocas de la form,ación carbonífera, clásfoas. en. el :.páfa, hos demuestran que, por lo que a este particular hace ref eréncia, el problema de la explotación de los corn,bustiolYles en la provin-· cia de Córdoba tiene en pers,pectiva un amplio horizonte. Numerosas son también fas minas de galena e:iopfot~d~s J recono~· oidas en esta provincia. Fuera de la campiña, raro es el término municipal de· la Sierra donde no se ha notado la presencia de diferentes. líneas de fractura donde encajan yacimientos de esta naturaleza, cuyá importanci~ es, a veces, indiscutible por la correlación de Jos hechos. que ·pueden establecerse por comparación con yacimientos explotados· más o menos intensamente. Así tenemos· la región Oeste de la provincia~ donde el precedente· más interesante para los yacimientos de galena y 'blenda argehttf era' de~·los términos de Córdoba, Posadas, Almodóvar y Hornachuelas fué' 1a metalización· r-ec0nodda en la mina "Casiano de Prado", donde er laboreo resultaJba remunerador hasta los 650 metros de' profunditlad,. continuando aún a columna rica. Si a.ello se unen leyes de :\lasta IO ki-· los de J!>lata por tonelada en los primeros 150 metros y d~ un kilo de· plata a mayor profuqdidad., se comptende que, dad~ el .escaso n\ímero· de r minas trabaj~das en ese campo filoniano, los resultados Jogrados desde el punto <le vista técnico en numerosas minas, como el grupo· de "El Injertal", el de "El Tesoro'', "Calamón" y "'Eil Rincón", existe alicieµte s.uficirente para esperar que denúo de un régimen proteccio-· nista para la industria minera, como lo reclama la necesidad de levantar el ·espíritu nacional en tan importante fuente de riqueza para ef País, y en todo caso dentro <le un régimen que permita vivir a la industria minera fuera de la influencia de las opresiones de un régimen:
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de tru!si~ .p uede llegarse- rápidaménte: con grandes probabilidades de éxito, a una1 elevada cifra pafa fa .producción. ·Más a:l norte del término tie Homadhuelos, en el de Fuenteovej_una. y sus colinHantes', penetra laCprolongación oriental de la zona plo~í fora· de Aznaga; aparte· de minas-, extraordinariamente ricas de curiosa génesis filoniana, dentro de las rotur·as e intercalaciones de formaciones ajenas a la carbonífera, como 'la mina de "Santa Bárbara", en la:s proximida<les de lá a1aea de Cúenca, las características de los yaci , mientóS plumbosos sbn1 las de la regi0ti clásica de la Minería nacionat indicq.da, pres~ntándose, como iam, írregularidades en el relleno, gr,a:nc des alternativas en fas - cól'umhas1 metalizadas, poca conexi©n entre los hechos y las hipótesis; pero ~lo 'mistng que en Azuaga la producción dé ·galenas, durante tantos lustros, fluctúa y se sostiene, tamlbién aqur. se presenta caso análogo. Toda 1a mancha car.bonífera de Béllnez, tanto en la parte central, éofno en el campo de la Pava, ya en sus inmediaciones geológicas, como. en Mirapueno y numerosos parajes del término de Villaviciosa, en el b3.rranco ·de ,Ja Zamlbra ' y offos de los términos de Córdoba y Ovejo, que generalmente tienen sus homólogos en el rumbo NE., como en diferentes parnjes del término de Bélmez, en las estribaci0nes1del puet- ·· to Calatraveño y, aún más al Sur;· ya en el término de Montoro, está. cortadci.' por difererités filones y fürmaciones . diseminaqas rentre~ las ro- ; cas elásticas,_donde la presencia de la galena, en general argentifera:¡ <.on l'eyes de uno o dos· ki:los'l de plata por tonelada, y a:lineaciones, ya norteadas, ya normales, que, 'en ciertos casos, han dádo lugar a explotaciones · importailtés, come las de Mirabuenos, y dto nde las exp1otacio"' nes romanas no faltan, indicio de tan relevante interés. La tona comprendida entre las formaéibnes carboníferas anotq.dC¡l:&. y 1á mancha granítica del Valle de los <Pedtoches merece, desdé el pun-.;; tb de' vista que estarfros· corisid'e randó, J!>articula.lr interés, ya que en lalS' fnmediaciones ·de· aque-1 contacto rad-i<zaú los importarrtísrmos gru~o-' mineros de "El Soldado'', cuya iproduodón diaria 1legó a 300 toneladéis d'e mineral; los de Hinojosa, Fuente Ja Lanéha, Villanueva del Duque,. Alcaracejos, continuando las formaciones filoniartas- comparables por· el térníino de Poz'oblanco y Ovejo -al· de Montoro, en una de lasrpartesmás in!hospitalarias de la proVintia qúe presenta inter-esantes prnbleli tn'ls · por. resolver desde el purito ''de ..,qsta minero. E~ eHa, y en toda la extensión de lai rfianoha hipogenka L!fi'enciona--~ da, otra serie ·de afioramienfos donde la presencia de fa galen"a) ·es visible demuest~ati 'l)iert a ' ~fü¡ rolaras que nb · e·s di fídl el re'bonodrhienfp1 de masas imPorfantes de ese minetat si ·Bien hasta el~ día las éxp>l©ta'~iones Ueva<las á cab0 no han d~11Uóid'a:do por complet0: iia cuesfión.
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:Mas, per· uúi lado, la p>@sibilidad de establecer grandes an_alogías con la .zona de fractura de Linares; por otro, la persistencia y desrn,.esurada long~fud .de' ro·s a:l:il.orami entos, y :6.nalment~, ' d hech.o -. ~;idl!ldaible de. que, .en• ciertos casos, auri por bajo de los roo metr.os, contin1:1aba l~ zona .de ©xi'dación de la formadón, que no Uegó a ser rebasada, nos permi, ten esperar mucho <lel porvenir. Lá exken·s ión die terrenos comprendida enke las descritas y el límite •n<nte .1a: prnviocia .taimhién ha sido obj ~to de in:¡;portantes trabajos mineros, siendo los principales los del grupo de la Solana de .BetakázaF y las minas· de las Mionjas ~n Santa Euf¡emia: si a ,ello se -une la proximidad de otras zonás como las de El Horcajo, la serie de aliineaeion.e·s filonianas puestas , de manifiesto en el: terreno, los aflora-.rQ.iientos metalizados hallados e!} muy diferentes puntos, tendremos una serie de datos que, unidos a los precedentemente consignad.os, nos per:mittm afirmar el interés indudable que prnse~ta para lo futuro~ esta :Provincia d·esde el punto de vista de Minería, tan clásica en el P,aís · .comC!> lo es far d'el plómp.; Al parecer, ·sigüen en ii'lterés a: las manifestaciones ae yacimientos :m~talifero:s ano1a-das, "las ·ct11>ríí erél!s, sh.lmamie.r:ite diseminci:das, como las . ·preeedéntement:é consigm¡.das. ) · Es ·notable '1·a serie cl:e trnbajos roman0s que s0bre· las mismas se 'han recon.oeido, y entre . elles merecen particular menció.._n Íos ntJ~-~ro ·-sQs deL término de Horna-dhuelos, especialmente los _que, por las deso·ladas 'Sierras de· San Ca.Uxto, cer-tan el Benajarafe y el Nevalo, y· pe;ne1fran en ·los términos de Espiel y Villaviciosa; corren otras al sur de 1a aldea'. de la Garranchosa, en Fuenteovejuna, y aun en. Ia parte rtoi;te -del término de Córdoba tienen su representación. Aquí, principalmente; y J en eL-N'aHe .de los PedroG!hes son más constantes y numerosos -estos trabajos; ea Cerro Muriano y en .toda la canal del río Guadiato, pe>f lo que al primer ·p14.nJo se refiere; en Hinojosa del Duque, en El 'Viso, en Tor"recampo Y•Dos Torres, por Jo que ;¡.l segundo a f~cta. Per,o· ni ten el térimino de Adamuz, n.i en el de Mont0ro, ya e111 el río Y eguas, faltan itnpertantes .tra:bajos, que tan alta importancia tienen desde -e l punté de vis.ta minero. Unas ve.aes se trata: de verdaderos filones, de relleno· cuarzoso, .muy .c eúsistente, ;p ero dond·e las menas tienen 'leyes de un 14 .por roo por. término medio, como sucede en Cetto Muriano; mas en el Valle . de fos· Pedroches, la zoha. de oxi<ilaci@n ·prof1:lndiza extraordinariiamente, y Ha presencia Gle la chafoosina, con purez~ comG quizás no 11e dé otro .ejempló en la1Mtinei'Íá, ' la de 19- fi:Hpsita Y· aun· la cuprita; el cobli~ gris· y. r>e1 c0bre na_tivo son minerale·s corrientes en aqu-eUós frlones. -ir' Pern- en · ciertos lugares, come> en el mojón común de Hornachue0
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1os, Villaviciosa, Posadas y Almodóvar del Río, en Alcornoco!as, al .este del Nevalo, se apreda que realmente se trata de una serie de grietas y .fisuras que en realidad determinan un amplio campo de fractura, donde el problema minero a<lquier.e mayor interés, si es posible, ya que muy bien pudiera tratarse de grandes tonelajes de ley importante. Rea•lmente, el problema minero de los cobres en la provincia de Córdoba es de los más interesantes para el técnico, porque esa serie .de labores romanas, el hallazgo de yacimientos bien metalizados en el Valle de los Pedroohes, en la mina "La Romana", en el Osi, en Can- . tos Blancos, en Córdo:ba, en el Cerro Muriano, nos pone en perspec:tiva de una serie de dilemas, dada la irregularidad de -las bols:.¡.das .r kas, la dureza del rellenó, tla cantidad de agua por extraer en ciertos casos y otra serie de factores que complican en estas explotaciones -el problema financiero. Por otro lado, las leyes de metales nobles de los minerales de cobre cordobeses han sido poco estudiadas ; mas es indudable que en 1as minas de "Eil Romano", en Hornachuelos, la cantidad de plata! que contienen las menas es elevada; que en1 el Cerro Muriano los minerales de cobre contienen una pequeña cantidad de oro ; que, en síntesis, los técnicos ·Henen en esil:e aisunto g;ran campo ·de estudio. · · No faltan tampoco en la 1provincia los minerales de cinc; pero, des·de· luego, ya en menor proporción que los anteriores; calam'inas, aun-que en pequeña cantidad, se han encontrado en la sierra de Córdoba, a... corta distancia de la capital; iblendas en cifra importante se asocian .a !as galenas en toda fa zcina de Almodóvar, Posadas y Hornachuelos, y en menor proporción a las de Villaviciosa y Villanueva del Duque. Los minerales de hierro se presentan en numerosos criaderos diseminados por la Sierra y la campiña ; en la primera mencionaremos los yacimientos del término de Hornaohuelos, que por la proximidad de la -zona del Pedrnso y Cerro del Hierro, en la colindante provincia de Sevillá, y por los indicios puestos de manifiesto con las exploraciones rea1izadas, presentan partictl'lar interés. También en la sierra de Córdolba y en la de Santa Eufemia se han anotado algunos crestones de yacimientos de este mineral. Pero en ·la campiña es donde indudablemente se han cubicado hasta el momento las masas ferruginosas de mayor tonelaje, en fos términos de Luque y Priego; siendo de notar la persistencia de los asomos de yacimientos de esta substancia a lo largo del i!leclive <le los· Preaipes Subbéticos, hacia el valle del Guadalquivir, y :aun en los contactos visibles de las margas irisadas del trías· con las <>:alizas del Muschelokal, especialm'ente en el término de ·Baena. ·Y así sucesivamente podríamos ir enumerando la zona de bismutos <¡u~ por Villaviciosa de Córdc>ba, Torrecampo, Conquista y Montoro ha.
dáido' lugar a . una explotació11 : rrn~tal'úr<gij:~" en . esta pr~ovinpia,, ;~a d,~1 1 vol3¡ frfun; qúe;, adtmráis <de salpicarse ~entrQ ~de .10fu té:rmin~s. r. f!;l~iipa~ei:t~ e1<l>uhi.erado.s, ti~ne; :.,profti,imlar inter,ésA en !a. ~.q.'r'.t~ •Sl:l!: _\le~ ~~r:mjfl-O;r ~~ ., Mi©J,111:0(0, ·dolilde, en: fa:m~:na "La- S0r1pr~~-9<" ''º s~ ll;~ge.r{jfü 1 51'. ~.?~tf~~r }iíi-~"". ta 500 tonela~a·s Cjle' v;olfrán y, .300. d~·,cheHta,; Ja~ pi<¡S~lil_s:jg ,de boa tqj; , n dra1'e.s• r~lllioe.ct..ruvus el'J: minas,, <le mill.e.r.a.les ee>mp1ejc¡¡~ situ~q~~ al !!P.i-te de Córddba, en •[q. 1cam:abdeLGuadiá.t!l>, y. en ·unq.( ~ha:e,_ol·it~ e,n :f'.'uent13..p_v~· j.unar? J.ti>, que, unido a 1a <Zona de, m irk;:i.s r•<;¡Ue cJ¡:S<il.e _Badaj.pJ., por l}¡o ~-: . nacliuelos y F uenteovej'una,.i .0r·r e hasta ~ @l 1¡~rrmnp 9,eJJfill~i-fios~i., c~'1Q eJ:'eRl)entos de unar pegmática· exploti,1. ble' por · ~ eldesp,,at~, d9nde el- ~jerrg; <:freh<iadu ha ·s ido r'ec1;mocido; a la e~i·!?tencüi. d_(¿ ¡ la 11}01lib,4,1mita y ·~oVbt , d-ita; .e n· el t érfiliino -4e _<upe jo; á, -los, ra:huF!da,fl!i~~s ·yacit.N.iel!).<j'. Osi:, ge '!Ja;tdta¡,,, itt'cJicios:·'d!r gr.a:fi!to," etcéteta, nos' p~i:111it~m formarm>~· unéJ: - id~a <?.e lsi, :i;i~ . q.ú·eza, de 1esta provincia desde él , p_l!ítato ..¡de vista mi·n~ro, qu~,~ ter¡.i~ndq>;, en cmmta, st!t •fahtp:oi;taneia· isfil I@l m~in~n:to;· es indµ4~b>le_,ique 1le ~M~t i-~~ · serNado un'. p.orv¡eni·r> briHatíte. ~ ~· · '1 13 , (
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- ~Br ' ferroéar-~i1l del carbón dtf ·Bélmez tío ·-.comperts~ el empleo- de este
.1) ~b .•iJ.1 ' cóm' us,t11 ue.·• . · ' L I • •' ::>• r ._.. e • '' , ·E t c. • ,,..... .L ¡ ;l Ahor}i que diferéfites Hneas ' de •e&1n~heliidfilJ t\er.re11~-tlg.ía: e1ééfü:ica'J Vmrt _i ,Fil.za't 1-~ os 1_ t'°érrninosr~ni~i~ales ~~ '1iffiporta~~:s; ·iprnce~~·· pites!º' .Q:q_e ~sH1.mos1 a rti~m¡Yo, fac1htaF ·elº sum11:l1stro 'iee . . flardqc a la mdus.tna _,m1...' néra, ·n 1d ' qµe, r~antes~'d r l a a d.JU a ··rca~1on, .;, ·esíf:a · ' :ew «manos ' de·1 ,.E sta.do .t , .· ~
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~- :. El p:rob:iema qél consorció• de mineros; y- metalúrgic-Os <le .plomo 'ª '.re's olvér en 1toda EspafüC afecta dé una mane:rá· esp€fCÍálr a ~esta provin- tia, que de·. uñ modo especial de'be 'eoricÚrrir ail de:bate ;:de -esa:. .iintere-·sá. tísi·rp.a ¿t.iestj()B; ·hoy ·sé>br,é1ieP-terfe'no. '. • •, · . ,. 0 ::, .A'.igunas: &brils ' públicas · son') de ·inü·i1spénsa·b le 3ej€oítdón: ~1 --ferroca ' 'rr'il flarbonél-o' (le V .aJ<lieinfíerno a · B6imez'1y ·•la elecfrificadón del , r.amal de los ' ferrocariles Andaluce~ de Có:rdol:>~ ª' Bélmez, ·son dos . proyed:os -que deh$!n Sét llevacfos rfbpidamente a la práctiéa' ;'.) Stl~ importancia es ~ríorme pari esta _provincia, -ya ~que .despefáría ei pY.0'blema"del ·ahasteCimj~ntÜ' ~de ca:rbones def sur O.e )Esi>a-ña:1:Póf ·m edié d:e fa 1;>t~1Uecióm de 5 la · cuen~~ d-e Bélm'ez, la sáfraa de · Jos .p róductos metalú.rgieo·s r.e industriaies ela5orados en 'tas f ~O:iicas de Peñattbya, y',' a · la"'vez,1haría po. sible· 'l a salida mefódica ·de ~la' producción .Jde' abonos ·de. aqúel ·imp0r.St_a!iíf.e centro én pro rd~ l~~- inforesés·· gene~a1les de la -.NgticuJtura en el 'vaffe del Gúadalquivfr. ' J ., · • -< ." i. • "'0 · ·. 1 La Jefatura de Minas de ·€órdooa-> récoAfend6 ;lfae·~ áñ_os fa , coms-'trtlcdófi 1'de pnl[,feh .rÓca.rril fn:ine,t o. 9:Ue SUbla COftando .t-@do €1 HtéFmino ecle qff'ó rñachtrélos, ' els é:ual -facHiía·oa'-' el ' a'Cceso· <le las main~Jaas léar.b oní'úras situadas al ·n:ort~ ·de és1~ á. 'fa 111"nea: gener:al ae, 'M~dfÍCÍ a,Sevilla; p-rdyectb que' -no' pasó adelante, "ii. .Pesar: -Ge qae con él se>facilí-ta:lfa la comunicación a una rica ze>~a mfné'-f-a'. 'ap~"f1ás explÓtaodh: e ;;' ~ ·
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Prescindiendo de que aun el mismo mapa geológico de la provincia J:. T , ., \ - r"'\() '· ': rr - ',.,. 1 r-r -- • 1 ... r "' --.. ,- está' por~ ha:cer ~--de que -su~ estudio minet ailógico y· minero' está ~por in1 tentar y de que faltan en consecuencia ant ecieM:éti..fes 8y :_e.lem®.fos de juicio p~ra que el ind'ustrial1 venga a estudia.r el .problema de fas explotaCion~s mineiá~; ~n' 'l°k provfoc ia de Córtl·o"oa °torí el cónoo1miento de causa necesario, es indudable que, en el momento, diferentes problemas de un interés capital para la. Min~ría nacional reclaman el auxilio del Estado. . ;;;I · g;i~Jé:-queLia <éh~ti~¡tC·!Jlfndrá der/BélfüJ~ sigué: hasfa 1a>faHa det Guada,lqqiivir; se . sab~ que.....laS. capas 'd~: cartióri," c<l:n' su r áflórariiientos '.'% ieí{ défin ido§:, coñtinúan?h'ásfa ; A.d.amuz,;· donde ise ocü ltá.n , bafo ¿}. triá1 sico; está admitido la: coñtihuiél~d d'e '1as " f~rmaci~1tfüf 'ífa.1e~zóic~;1 lia:jo ri ' \
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. las formaqones terciarias del vailie de aquel río. Indiscutiblemente, di~ poniendo el Estado de trenes de sondeo, siendo en el sur de España. 1 h;, densidad de fa: ipr-0ducción hullera muy inferior a la densidad de la produc-eión industrial, jque, dada 1a falta de fuentes de energía, no encuentra medio· .propiqie' pata l su desarrollo; a pesar de progresar dentro de un ambiente favorable, teniendo el Estado la facultad de poder • dispon~r . de terrenos que ·no estuvieran .denunciados, siendo , probable que -cwn fos sondeos que en la zona se '.llevaran a efecto pudiéran d~s cubr·irse otras· füéntes de riqueza, aguas artesianas, manantiales saJinos, y siendo seguro que, ail m,ismo tiem¡po, con dichos trabajos, se des. pejarían problemairgeológicos del mafor interés científico; teniendo en cuenta que, además de la -posibilidad <le cortar las capas del hullero' meclio de. la cuenca de Bélinez con los. dtados sondeos es lo más pr.obaible que sobre ellos fopran atravesados los estratos del hullero superior que la .enisión debió arrasar en .la zona carbonífera hoy accesible ·a .nuestras observaciones, parece que esa misión del Estado res-· - ponde a una necesidad que se impone, puesto que, dada la situación de· .fa Industria nacional, ·se ir\a a buscar con las labores necesarias, no la tPOSibilidad de agregar unos ceros a la cifra de nuestras reservas de· . combustible · para el poryeni.r, sino la posibilidad de que la Industria; pueda vi!Vir de momento. No lo accesorio en definitiva, sino lo indispensable, por Jo que a And¡i,lucía afecta." !' · Com0 el trabajo del Sr. Caribonell no trae conclusiones, no es considerado reom<i) po~enda; pero la Sección, Pºt unanimi~a:d y a p¡ opuesta de la Mesa, aGuerda conste en acta la satisfacc\ón con que ha sido pído y el ag):"ado con que vería que fa Secretaría general del CongresO' ordenase la puplicación del referido trabajo. El Sr. HERNANDEZ SAMPELAYO (D. Primitivo) iee el si-· guient~ interesante tra!bajo, que es muy aplaudido: 1
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"GEOLOGL\ y;,,FORMACION DE LOS CRTADEROS ·CATALA·-11' N,E S BE BAUXITA . ,, ,~,,. . J
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GEo'LOGÍA · ·
,EA áreae11: ,que se ·extienden ll()s criaderos .Fe bauxi~ está cdnistituída. ft?licamente Poi: ~os terrenos: :Eoceno y r Tnási<?°'·· . . ¡ · . .~ 1 El :J!¡oceno1e_:;t á repr~entado por rus pisos r.inferiorq, mient ras que el /f rías, aJl OO:t;lt¡:-a¡rio, por. fo$ suyos más·a;itos. ,, · '
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Los tramos furciari.o s forman d:odo el NO. de ·l a z~:>n.<J.n ,y Jo_;; s~c~ dariós representan el SE. Los cuatr-ó' pisos de 1los .dos t~r..~enos tienden~ .orno todos los ~ isleos de ila ipa.r.te meridional de ,fa: provincia, a col9carse en fajas· o 1bandas paralelas y alarga<la:si, <::on ti.m i:.um.bo,_:N. 4g-5pº ~.,. · que 'es, 1eri ·úlit-imo caso, fa, direoci6n ddl litoral, respect~l @.el wal son. 'fpa:fa.klbs;· OOiho 1.línea-s concéntócas, Jos accidentes topogrj¡.ficos y geoló-· gicos, evidenciando una ¡potente f\terza directriz que aotuase 'dle 4n mo}io prol~ngad(i}. , · ·V J,., ' o· e:. " !I Los tramos calizos de ambo's terrenoSI 59n qos que . oqup,an las .crestas de .J.as ·sierra:s, mientra.is que· lbs! vp;Ues .están excavad9s :en; ·los ma-· terialies más 1blandos, como ardlki.Si, yesos ;y ar~ni.scas ;_· en uno y otro caso, Jas calizas son claras, y Tojizas lais arcillas, 1y ésto ~·~f~ qµe al priimer golpe de vista .t engan ~uoha: semejanza de aspectQ~ ~'0S <;los terrenos; son, oSin emba.rg:o,, más enhiestos y elevados los crestones de .lasoa.Hzas numúlític.as y también má:s eneendida:s ·sus ma:rg~s y areni·scas. Así vemos cóm:o fas \5iienras de Rubió y de ila ·C osta ·se d~van más que· tas de fa Llacuha y Rocamur, y el Oot de Miralles es más rojo y llamativo que los de..la Riera Ruidevilles y P.uig Cogul. Las dos series del Eoceno inferior son: una, .J.a más baj(!., de esti:at-0s. roJos, y la: otra .<le calizats. Los estratos rojizos del n~mulí·tic.o int~rio.r· forman toda la depresión marcada: por el Olot de MiFalles, y x.epresentan un piso que ha sido muy deba:ricle en lia ge0ilpgía., de ,Caita.h1fia ;. ~as · n~.éas - q'ao@ 1@ iartegrnFI: 'se ;: ;ven des.file fa ca.isa ¡lama;da . Escolá, en fa carretéia d~ Igup.lada a · la 1:.Jláicuria, 'héllsifa fa sierra de fa Costa, forman-· do : una banda de ceroa de 2.000 metros de an<>ha, al<go pf'l:ls;c·a da en · el. oentro !por la·s formaCiones cuatemiaria•s del fon<lo.,de'l va:lle ..~' 1.Jas' rOGá.s dé este piso .s on: a>rciUas, margas, madñ~s, ··aTeniscas y· oa.1.izas; dominan la:s arciHas y ma:rgas con a~gún maciño. ,:e n c:;l as hilada:si inf érióres; en fa ,pa:rte media !hay C111temancia. <;le arei+iscas y cailizas de' grano fino -con -aspecto k1.cusitre, y son .bancos de ca·1iza, con ailgllitl0.s hi!adas de areniseas rojas!, loo estratQs más 'altos d:el .ti;amo, sobre i0& que ·de&canSa. ta ',ca,ii.z.¡a. de alveolinas. ,Oom0; 1 car~:ctei:es c<;>rnunes a to9.os eilos:· puede citars~ el rtono rojizo, ~uy marcad@ en fas aTeniscas y ar-· , cilla·s, y la 'escisa potencia de· •sius. distintos ni-veles. · Son . J_i>rolongación ·de; tfos que en ola or"i.Ua iizqui•e rda del -Llobr.e gat seiauperponen a: fa.s arcilla:s 'muy rojas oon nódfllQs ca.liro~ y ¡bulimus. ,ge-· rundensis; siendo este fosil, por ·consiiguiente, el determinante en la :fijación de fas capas que estudiamos. Pa:sando por alto fa farga discu-· sión, desde que el ·descubrimiento de ai1gunos lychnus por el Ingeniero D. Eusebio Sánc'hez~ y fos trabajos de M. Matheron indujeron a:l geól&ogc Sr. Vidail a c~r Jos estudios de esta:s rapas inferiores al numulítico, nos encontramos con que resta faja central rojiza está claisifi-
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-eciHa: dé Dánés por 'Ios Sres. Maur.eta y Thos y ,Codina, adoptando el ~riteri0 del -St--.:tV.i dal en.-su estudio s.o breJ el t..erreno ,gp.rugiµense; pos·ferrormente/ eltiha1I1a;zgo -poLel mismo geó)ogo. ¿le)a pp,ludi!'_a aspersa ·d-el pise tolattaeai<mse ·<!lió 1ugai;: . acq ue Ja·s ~apas, .de .b~#spiu~ sn... , l~jgio y rfas a ellas ~upéi:puesitas, que ·son la.S·t:lllUes!bra:s, ~J!.SellJ .ta s,er ¡ consiél_erfl'4a.s ; como eocenas; é@ncepto en: .el q.ue c0inciden J:Qn el Sr. Yidal ~ ' emifl.ente-tJP. 1\lmera y &lt Sr .. Ea11rru..;y Saris.01 . , ._ ,_ . ,1 • El P. Almera, en su mapa de Ca·t aluña, procura ajustar§e ,a Ja ..,d .a rsifieadón dé r•~parent, ª 'IPesar .d'e r1G difídlrn'en.te adaf)ta~Je ..-gµ~_ Jesulta ·la ·divisién dte fa· c"1énca de París.;1 aplka<la a larj zona rpás típica del.., eoceno, en u fade~'medi.terráinea. ·Más H5gicamente~ M,.,Cheva:Ui,ei,:, eµ _su N oie súr.. la ylologie 'de la " Catalogne;.oti.enípJe, , da .)ur¡.a~ cJasifi9si:~i,<im co!11pleta clel terreno, en ,la1Qual los pisos.Landeniet~Ste ,e Iprt!siense 19~ agrupa en urna divisióIIJl eonumulítii;,a; la . . media-1a eq.1.tipaJJa a ·lQP 1tq1.mos ,de ·Parí"s, y én i\la, alit'-a, "comO' .neomulítico, .colocaula.is pr.imera,s· hiladas \iel ~~ligdcen0: 'Fefr completa ;y Jmodeiria,. que sea _eSll:a 'cla·sificaciéWJ, ya el P. Fa:ura y Sans comenta, con alguna _extrañeza, e! ericqentro de neri.tas por D. Luis Mal'-iano' Vida) brujo lais capas .d e alveolf,na~. Sería, larlgo, -y f111era ·1de 1ugai:, ·buiscaot .eL sincronismo .enI las cl.-i.Sitiptas divísiones ··<iué se han lie_c ho de este ~erreiao para Caitafoña y diocutjr_clo~ fuic<lamentos que ·Se tengan al equipararlas; n-0sr limítaremgs a s~_g¡bl,ir !la;.s_más ; -serhejant.es; a:paTt!ando '10.s deFnás. . ) "''~ ·' º::..s0br-e élLtramo de color vinoso hiemJOs 'Vi.sto~cómo ·se c01ioca"Ja, ·_caliza <leíalveelind--melo, ·que es, según el.Sr. ·Alrnera, la representación· -dt la ·~facies m0Jfina, Gequi;val'ente '.. al Ipresíense, y queda: completada CQll los bancos de· cer-Pthium que se sobreponen a lais, cailizas colma.das de µ,lv.eo.linás··y'-míliolites. Esos 1:5ancos de gast-eropodos son, sin duda, los equivalea'tes a 'l-0& -citados ·{ior Mallaqa y , C,ar.ez ·en1, el reoceno @,e ; H uesca. :>Hast~·'á'qü.í nos he·mQls ' aju:sta<lo· !Men{ar«la: clasifioaci~n,fq,ue ;para. el ' p.uª'111ul:ítico tififeriot' -da el P. Al.mera eµ ,Ja¡ ho..ja. de:::Río'J<le Eoix y la LlaE u E.a ;opef.óí1§€>br~ Ie l2<hot-izoflte rde; erithiu,m i~- nát.icas <!oloi:a el piso .ll.,fite€iebse', rrsi-ft ~if!ar· el . i :nuevo ) y. e.potente tramb.:..• oa:liz0 de ;aley:olir;as, ·igaste-f'!eip'o'iieS/'ly' aor:aleS, que. nio · 12s1rá ~p~uidicad.o inás;,·.q.ub enx}a, <livJsi{>n ·de Carez, la cual se"' al<iaptao b~Sti:!JnteI1 bien a ~ :ID.s.ucesi~::de, t capaS!. que 1befiió' : riebrít:radó,.eon··Ia :coliterenbia: de qu·e las)lu-cinas rlas viemos colo- .«aod~sh·~ñTe: ~l'·p·rirnet- f 1lior.iMnte -d ~ ·al'l¿ealinaS.:- D.a~s ~ el•:. cua¡dro 1 de nlc&fezO-patáf rqae>-se :i:preoi€Jfa:;équivalencia: . Y l. ·
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EOCENO INFERIOR
Caliza de Bulimus gerundensis. Areniscas y conglomerados rsj.Gs. Caliza de orbitolites y miliolite-s. Caliza de Lucina corbarica y de operculinas. Caliza de alveolina.s y numulites e.xponens. -.. Margas de cerithium y turritellas. Caliza de ali•eolinas (segundo nivel). El tramo comprobado por nosotros cqnsitaría de :
EOCENO INFERIOR
!~ Caliza de Bulimus gerundensis. Areniscas con ardllas, margas y ca·lizas (tramo vi~oso) . Ca:liza con alveolinas y miliolites. Calizas con algas o pistas. Calizas con Lucinds y Cyrenas-1 Margas y calizas, bancos delgé,tdOs de eerithium. Caliza de alveolinas con gaste.ropodos y corales (segundo nivd).
La:s vicisitudes <le dasificación Aiio.
Autor.
8 6 5 ·• 1857. 1853 . . 1861 •. 1 88 1 • 188 i . ·
88 . 3 · 1891 · • i
1900.
¡pueden condensar a:sí :
Clasiñcación.
Fundamento.
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Confundido por la proximidad y parecido. de estas hiladas con las pudingas rojas del Trías. · · Vezian . . . . .(Epicretáceo)l Comparación con los terrenos de Languedoc · y Provenza. . · Vezian .....• Eoceno (Montse- Las ·· mismas razones y escas0s numulitas en TIIBRSB) • . • • las capas altas de los conglo~erades. J" Verneuil. . . . Triásiq1.s .... Bauzá.. . . . . ? Por lo mismo, entre las capas de Bulimus y las de e arez... . . . . Eoceno . ·. · ) Analogía P.'h M t ul' Maureta y rysas en on © 1eu. Thos Danés \ Analogía con las de Berga, clasificadas por el · .. · · · · · ·· ·¡ Sr. Vidal en 1874. · Vidal. . . . . . . Garumnen~e.\ Analogía con las distintas formaciones catala1 nas y francesas. . v·1dal Eoceno .. •.. \ Por el de~c_ubri,mientó de la Paludz'na aspersa • •• · • • ¡ del parisiense.
1853 • Verneuil 1
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Almera ..• . . Faura y Sans. TOJdO 11
Triásicas. . •
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66-
Prescindiendo de fosi trabajos anteriores a Ca·rez, pues al exponer sus razones no presumía las discusiones que sobrevendrían, tenemos que, aun clasificándolas este geólogo como eocenas, manifiesta sus temores varias veces al hablar de ellas, puesto que dice "p0r arcillas rojas termina e1 cretáceo, y ;p or arcillas ·de:l mismo tono principia el Eoceno", y las agrupa -según .las concordancias, con los · estratos de uno y otro terreno. El Sr. Vidal rebate -los argumentos de Carez, rnchazando la razón geográfica de que puedan ser de distinto terreno las areniscas rujas, según estén en distinto sitio, y por la gran. ahal0gía . entre las fénn aciones de la zona a:lJOrte -con la faja central, y la de ambas con las formaciones del alto Garona, propone la equivaiencia de las margas con lychnus -de Berga, de Tremp y del Ródano, c-0n las de bulimus gerundensis; de este modo se suprimían .• los nombres diferentes, según la localidad que ocupen, pa·ra eslt:ratos a~álogos· y de la misma posiciÓlli es· ·· ' tratigráfica. El encuetro deC·lá paludina ctspersa por el Sr. Vida! en Espinalbet Je hizo modificar su acuerdo al ·ver que · se trataba de un füsil de la poco extendida faunela de la caliza de Rilly, en la cuenca de París, y en un yacimiento de la rp~sma disposición estratigráfica. Según esta idea, y como los grupds inferiores .' con lignitos sion indudablemente gerumnenses, divid:1ó ·1'a s-'•hi1á.das roj ~·s /por ht caliza lacustre <le·:Valcebre y su análoga de la sierra del Portet, quedando como eocenos los estratos intermedios de l'a'>faluaina ha sta la caliza: de alr/eoiinas·; hs capas de lychnus continuaban clasificadas como del gerumnense. Parece ser, pues;·' que el único fundamento pc..ra volver a consider ar las ·c apas de la faj<1- central como eocenas es la presencia de h "-'
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Encontramos artificiosa la di.visión sólo por 1a presencia de este gast'er-op ¿do y sill' 5 tazones=· estratigráficas, mineralógicas o de facies. Además, ,el único ,fósil ,desla ~on~/. <;:entra.J, b.u.z.imus gerundensis, 11.1io tiene relaci0n ~on ras capas éle Berga; así, 'Pues, pai:a nuestro caso, carece . de fuerza el argumento paleqntológko ; f'·- r otta parte, se vuelve a caér en fa falta, mU)'1lógi?m.enté ' señalada: en otro tiempo por el Sr. Vidal, de que sedimentos· 'Oe ufa misma facies .tengan determinación distinta segÍm la ~·lo calidad, y, j>ór fin, ·equiparadas las margas y ca.lizas de -Rognac eon .lychnus a fas margas rojas de bulimus, resultan, no sólo muy parecidas en su compos;~!ón . y . colocación de arcillas rutilantes y floreadas, alternando con . las calizás, en el tramo continental, sino um disposición mucho más <similar de los atloramientos de la ;b auxita de Ba.ux y Arlés con los catalanes.
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CORTE ,GEOLOGICG DE µl ZON. ·BAUXIT~F.;~~· DESDE IGUALADA A ·mEDIONA .
Desde Igualada, cuya cuene::a está en las margas azules de ortitolites y operculinas, coronadas por -ca.m isas de tJJ0.ciños más con~istente~ (r), se va des,cend~engl_o en la . s~i;ie eo15eRa: 1.º ,·Se enc4?ntran estratos caliZQ$ amarillentos con numulites striata, cqr alarios·; y algtmos gdster:,ó pod os, y oomo más infer,ior, up. potente tr.amo de caJizas_ y marga_a.rde color gFis con numulites /ler.fq«ata, .Lucasiana,~ e-.x;ponens, etr'., cestr-s,eis,, pecten, . _a, rcas y otros _labelibra1iquios. En este ~r.an:io ,inferior los e~1:ra
t-Os sue!~n ca¿-gar -fle grarnps ,d e izua.rzo CQ},1 ~ir~,iéndqse · e~ ver..slg.d~~p~ s , areni?cas obscuras, c01;ite.ni~ndocJ J1~stas de ªf!elj d,o,s y _,e n .gene!~l; 3 ~s_, ·". •- :,, tante fosilífe~as: .., . , _ . ~ - . .,, ~· 1 ~'1- r:fTIªYºr.ía de .l~s vec,e~!Jais. c~p,as bu.~.<l;D¡- ~l JN. o hl .~9: , 1 Y ~.f.t¡¡s~n tan~ .en cambio, ~cantqa~.os y escarJ?éi.S cory.o las cqi:e soy,ortq, .el castfll~. . . de Miralles, hacia el S . y SE., formando escal~:mesvsu.t , s~p,ara,ndo los. valles, corren en el sentido de Jos estratos, que e& eLde los isleos geológiws. El aspecto de las ,.. cortaduras señaladas es ei de fallas· lo -cua~ 1 concuerda coniJa repetición de' estrato~, único- modo, de eip1ldar ~\,des~ arrollo que aka~zan: \ Iestle Íg-ualadi h~sta ~asa de Escofá:; pub '-'.a un • , . s.. ~e :.-: . . ;1. ·1~ .1 ·.l~ 1 ? ~ 'º.,. . 10< ... suponien~o, segun C::arez, - que str pote11c1a sea éle unqs mil m~ros, · cantidad que se dohfáría 1próximanf'énfe, p'or la inciíriaéióri cíe' los estrat os, hay q11 e"tener en c ubbtai <f{re se 5tecarr~rán uBos 'l ir\co rª s~is ki16:?. 1 metros· perpeñidicú14,irtl~nte é.á 1a;· diPección de las c~p~s;ny;- solame}Íte' f rr 1 L~ 1.: • adm1trendo irepebc1on • de 1alt~¡¡i;- .se pueden ·nacer <;;oncordlar ambas i'deas. .J • ('\ f" 1
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La sierra ae Sagaheios~ d~nde ~~á ef yacimÍenit:o de ' Rubió/ ' és-:la prolongación al o. de las primeras'.} hi1ad~s.: del eocen o'' y ya perténece a la zona b.auxitíferá. ~Toda '1.a parte -aÍta ·éstá'. formada por las 'cálizas de Í<aJlveolina, .y otras 7a.lg&1 céreas 'y'~ ne gfaho fino 'que'.o pariken fas ¡pfi-' meras' it:onga'Cla-s inferióres de agua dt.ifee i todo ·esite '.trámo · buza '-al ·S. <mrre .hacia el 30,, -tehdiendd ·a fdrrrfar un %11lticlinal, 'y éi:)ñtiene 'el asomo <le bauxitas· de· Rubi6. Casi 'todo "el minerli.1: es· ·fo jo en· su parte exterior, más blanto ·en' su interior y siempre <le g1"ána afgo 'áspet¿~ menos en su ~nvolvente pizarrosa y caolinfaacra, 'q ue se {?.o~e eh co~ tado ' con la -caliza, la cual toma un "torio ·:rosáceo é-6 1sus '· Htoda~·ás,· y este 'Garacter sine para seguir -los ás0mos en cerca de r2oó metros al E. 'Del5ájGJ de esa caliza y poco antes. de llegar al valle, empiez an las' arenis€as 'vin?sas y ·n,:a ~ ª ~ c e col~res abigarrados:; su disposiciOri es 1 '
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( 1)
Sobre ellas descansá. 'e( cástillo¡de. Moxitbuí.•
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horizontal en este sitio, y han su frido grandes erosiones. El color rojo ·s e transmite a todo el valle ·dre MiraUes y apeFdbe desde lejos, de un cambio de terreno; oon los discutidos estratos de la banda central que atraviesan la provincia de NE. a SO., con anchos variables de uno a cuatr-0 · kilómetros. · El valle dé ,M iralles ,se haee nota r, ncr sólo por su ~0lor, sino por la dep:Fesíón especial ·que marca la topbgrafüi.. 'Los estratos viBosos parecen en discoi:dancia con la!s calizas. del eoceno superi0res a ellas, no solamerute en Rubió, sino cerca de la carretera; presumimos que este valle representa una línea -de hundimiento, y la figuramos por una falla. Todo et Clot <le M-il:~les, hasta las primeras hiladas de alveolinas de la ~ierra de la Cosfa, está e:¡¿cava~o en ei tramo tutilante; pero merece citarse un pequeño asomo ·de calizas que muy cer.ca de la carretera provincial, en su parte N., frente a la casa de Font, está colmadd de lamelibranquios, en su mayoría ostieidos. La roca en el banco inferior es i:nuy cérea, de grano fino con tono gris, mientras que en el superior es más ·g ranuda y rojiza. La facies del isldo parece <le un terreno distinto a fos' que en aquella zona hemos reGohocido, quizá jurásko. El cuaternario del fondo está repr esentado por arcillas coloreadas, y por rocas aiglomeradas de detritus x ~sosos y c.qlizos. _ -i El tr~m0 de ~argas y calizas ro]i~as for ma, sigu~endo s.i,e mpre al SE:, toda la subida <le la s1ierr.a <le la costa, ,destaicando como cornisas fos estratos más , duros, qtJte son los calizos y algunos aTeniscos. Esta serie que al NE. de ola sierra llega hasta .la cima, apenas ·s e descubre en el monte al SO., en el sitio conocido por Creux, donde, desde el. mismo pie, se encuentr::¡.· la caliza .de alveolinas, que es, en ·definitiva, la que' -co~na el Jramo del eoteno inferior. Super.puestas a l primer nivel· de alveolinas vemos, s:on poca potencia, los siguientes lechos1: -<0aliza¡s bastas con pistas, margas deleznables con nática patela y cerithium :. eapas de ostreído,s; margas rnn nódulos blancos cretosos, y sobr.e ese ~oúzonte €.S¡;>e<:·ial desc~nsa fa formación más potente <le caliza ·de alveolinas. que conqtituye la planicie del alto. En el acantilado de la iCova parece marcarse una fa'lla. En la -bajada, mirando al SE., encontramqs ~los- yacimientos <le bauxitas del Clot de Miralles, encajados en :Ia.s c;:iliza:s altas,. y aunque en su .contacto parecen careadas ,por parte-s, como carñiolas, ·se la:s ve pasar lateralmente a las calizas eocenas : .tal ocurre en el Clot de Ll<».p y ·sobre la mina .pianq: Al otro lado de la sierra, frente a las 'Vilatas., se vtJtel;ve a ofrecer la ·serie de margas y calizas a·1go marmóreas del eoceno la<:uSll:re, que llegan ha:sta el pie del monte en el valle Ruidevilles. Por esta razón,
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rectificamos el plano del P . .A;lmera, en este sitio, señalando un isleo. del eoceno inferior. Desde el camino de Fahfrag©na, que bordea el pie de la Costa, encontramos carñiolas que, por su asipecto y colocación, cor"responden oon el horizonte de calizas careadas en fa parte alta de tría;s, al ·que suponemos pertenece. Estas calizas son las que, en la bajada del Clot de Llop y en Mas den Torrens, encierran varios asbmos de bauxitas, con los que se pone en contacto Y. adopta pa:sos intermedios. El vaUe de Ruidevilles, desde el Puig a la Llacuna, está apoyado sobre calizas triásicas, la mayor parte de las veces carñiol·as; pero también se descubren en varios sitios del torrente la:s calizas tableadas de nática gregárea, límite -inferior de la denudación que excavó el valle; los yesos se encuentran en pocos sitios, pudiendo citar las proximidades de la Llacuna. El límite Sur del valle de RuideviUes es la sierra de la Llacuna, que recibe el nombre de Roeamur en su prolongación al Norte. El anticlinal que figuran es muy suave, pero está muy bien m arcado; las calizas de fucoides, las más inferioresi que se encuentran, alcanzan una PQtencia de 40 a 50 m., con alguna pequeña falla .y alguna intercalación de areniscas ; en la parte alta de fa sierra se disponen las calizas casi horizontalmente, por lo que las cortadas y quiebras que en ellas se han producido dejan macizos ca:prichos.os y de gran estabilidad por sus leohos horizontales; en el sitio má:s áspero que producen se levanta el castillo de Mager. En la parte alta están las calizas tableadas con nática gregaria; pero, como en Font Cintora, paraje próximo a la Llacuna, he encontrado las ca:lizas de náticas a un nivel inferior, hay que suponer que. alternan ambos hori?'.ontes. Desde los altos de la Llacuna se abarca el valle triásico del Torrente Puig Cógul; es rojizo, como el de MiraUes, pero de tonos más apagados. Abundan en él los yesos y margas abigarradas con algana arenisca , y muchas· calizas careadas formando el nivel · más alt0; en esta potente formación, que, sin duda, comprende algunos cientos de metros, encontramos varios asomos de ·bauxita, los cua.Jes, en cualquier sitio que se considei;en, están en contacto con la:s carñiolas de la parte superior. Esite tramo yesoso forma barrancos ásperos por la denudación, cuyo fondo suele estar representad@ por la caliza de fucoides, de la cual se ven abundantes retazos in situ. Del mismo modo que en la sierra de la Costa, sobre fas ·calizas. triásicas, se colocan las1 eocenas; pero en este caw no son las de aspecto de agúa duke, sino fa:s marinas cle alveolinr s; esta superposición se percibe bastante bien desde la sierra de Orpinell hasta el pueblo de Mediona.
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,.i .Antes de llegar a--1as :-casas (390) la .caliza de alveolinas se coloca sobre la de fucoides, y ésta, a su vez, sobre el tramo yesoso . . En· el río que ipasa p'or Cunill ~ y :en su rr.targiefm).j:tquier.dw, se ve cómo la caliza de alveolinas s·e _coloca inmediatamente en'tima de la de fucoides en un atíticlinal sua·ve, como de.mostración del movimiento transgresivo del mar (}@Cencr: . Por esta razón ha:~eme>S em-~ estos sitios otra modificación al pland del P . .Ahnera. ·. ·:. t
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CRIADEROS .T,.- l
Como descabridor de la bauxita en España hay que considerat" al P. AJmera, :que la· cita en 1900 en ·su plano ' geológico; s!in embargo, en j.usticia, el que ha producido el resurgimiento industrial es el g~ólogo alemán, Sr. Goetz · Phil.ippi. · ,: Todos les aflbramientos están ctomprendidos en un área que tendrá iI ki·l ómetros de larga, <le Rubió a Medio.na; ·c ontados de O. a E., por -escasamente cinco de ancha, de · Mas Bolet a Espina Gosa, contados· de N . .a S.; em es"os 50 kilómetros .cuadrados de trías y eoceno están comprendidos los quince alloramientos que se conecen, y la mayor ·acumulación- es en la ··sierra eocena de la coS1ta, donde se <mentan cuatro. y d©s en ·sus 'laderas. La magnitud ·de est0s afloramientos es pequeña; .pues •en oualquiera de ~los •casos .bastan n o ó 20 m . .tpara medir su mayor dimensión: ~ r e . . La disiposición del mineral, respeCto de las roca·s ·que lo contienen, ·nG> siempre· s~ puede ~exam.inar bien por tratarse ·de rocas blandas que ievantan poco st,ts crestones, y hasta ellos llega la vegetación; pero los casos en que mefor pudimos hacerlo, como en Rubió, Montori y Orpinell, se per.eibía el acañamiento del mineral en la masia caliza, en las fisuras de fa cual entraba-en pequeños trozos formando brecha. Los trafuajos posteriores de explotación parecen haqer confirmado esta sup'0:sición_; pues ¡:¡.~mque se ha:IDrán arfilancad o inás de· 4.000 toneladas ·entre Rubió · y la minar Diana, ya Sie ven agotados algurms tajos de arranque. ,. . ;, ~r · ·' o ·En resumen: 'podría definirse' el .criadero tomo una salpicadura de pequeños aflo.r amientos relacionados _con · las :fracturas del área en que están · contenidos,. sin estratificación1 y reoa1 itend~cia r a ·encajarse · en sus · ro-cas.' ~ '• ~ .,t J ' t J' t~ 20~ r:""~ , , Tal conslf:itución .de ya•oimiento, .parcecida · a la>..'<ié algunos austr.iacos .e italían.os, ·hace a:.a onsejar investigado~-es a lo la:pgo del a!'co' deLMedi·terráneo, rque ·t iene i1a· ·misina: geo1ogÍa!.y" fa misma \tei::t6t:J.ica r.q ue la zona estudiada, parando atención especial en·· 1os afomos ferrug.inos-ós, en 0
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pai;:ticular si s9t;t _ altt.miµo~o.s y pisolíti~os; pu.e s supuestQS hierx:~s de e.s ta. da&,e han ·sido l©-s prepirsores en muchos de .Jos descubr·imJentos de bauxita. ,r ., J _ , ·:. , • ¡·
O ROGE~ 1. A .
De;l estuc;J..io dé l;s movimiitmtos orgánicos "se . deduce que · e.18 C~t.; luña, desde lo.s tiempos.; paleozoicos, han existido porciones con tenden.. ,, J ) ...; • U..1 . cia, a la resistencia, y otras, por el contrario, débi\es1, en la·s que se han localizado hundimientos. Los núcleos. de rigidez h~n •s ido: uho, ~acia la z.Üna. pirenaica, y el segurído., sitt¡tado en ·el Medikrdneo y llega11do hasta la zona .lito·ral catala.na, que consei;va sus restos. Así vemos.' cómo ya. los pliegues he.rcinianos hacen depositarne al carbonlfero ~n fos Pirineos orientales y emerger los esltratos paleozoicos de la: costa. Estos pilares _yq. no tienen rp.odifict;tsi~n es·encial en el seeundari9, puéstq.¡" que .no ·son q1bi•ertos por SUS sedimeq.tos, •sino qu~ Se acuhÍ~\an en j>US bor.des dando lugar a un régimen la.cunar que ~ontiríúa acel,2-tuá,,ndo~e hasta facies daramente marina del jurásico demostrada p(}r SUSI fós'iles, y pierde profundidad hacia el fina•l del sistema, inicjándose otro macizó en el Mediterráneo. · ' Durante el crétáceo inferior deibía existir la cordiÍlera litoral, por los depósitos encontradós, P-enetrando el mar en Francia por ·Proveqza. El terreno continúa sus emergencias hasta producir, en el cretáéeo superior, e'l· régimen de lagunas, ~ezclándose · fos , radiolitos · cóh los lychnus de agua dulce, y esta facies continental se desairo1'1a sobre '~é11 mádzo litoral, mientras que, entré él y el macizo íñeditefráneo, existían las grandes faguna:s que han producido lo·s d~pósitos de Provenza 'y ~·erga, 10s garumnenses. El 'pasd de los últimos· sed{rnentos secund~rios a:,) os primero? éleI terci-ario se hace ·1con gran lentitud· hasíta llega,r a la gran ·caliza de alveolinas, 'que . marca una enérgiea transgresión · sGbre las -a,nfiguas cordi11érns litorales del s.ecundario. En todo :el ferdari'o, en susi tfes 'fas·es <li?ámiéas eséncfaf~s ·: levantamie{to ~iéra.naico (Eoce"no), sierra dd Ca:dí (Oliigoceho) y 'htmdirriiento clet m.acizo · m.editerr~" neo (Pliocéiio), aotúan ·de' un modo const.ante: k>s mismos centros 'N"."--y S., a modo de pilares, y, · aunque ·figúran aislados, en :éstos rriov-imierttos estuvie"ron daran1ente apoyados, up.0, .p or el maci ~o<frahcés./ y o~ro, por e1 central español, en esa' formidable Jucha de encüéhfrósT, que acabO por unirlos, cerrando la éicatriz· 'e~ el ' Ampurdán y. ~ ~Ió iaTgó de '105 Pirineos. -· r · •, ; •. 'I. Las zonas ·déh>'iles \son:, des'de.·Jue·g o; 'fa paralela al P-i,rincto, . ocupada por la gran mancha terciaria de Arágón _y Ea·t aluña ; el _borde meridiO: nal· <'}e las ·sierras cle Pradcts, ·Lla-cuna, Moflt§feny, .ctteét€'ra-;' y.· la fos~ met
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di.terránea. La gran depresión del N., unida a la: clásica del hundimiento del· Ebro, esrtá iniciada desde el paleo:coico, según los sedimentos carboníferos de Seo de Urgel, San Juan de las Abadesa·s, etcétera, y se ha ido haciendo más amplia durante todo el secundario,, lo que a;testiguan fos depósitos cretáceos que la contornean al S. y al N. En la eré\. terciaria, su papel es absolutamente esencial, y c_cmsil:ituye el campo donde ·se manifiestarn. los esfuerzos de los bordes rígidos. Otra zona débil, más acantonada y menos importante· en general, pero má:s interesante, desde nuestro punto de vista, es la paralela a la falda S. <le la cordillera subfüoral, y que, como todas las falla·s y pliegues . paralelos a la costa, proceden del alzamfonto del Cadí" en eí Oligoceno." Nos referimos a las fosas del Vallés y Panadés, colmadas por los últimos depós·itos terciarios y émergidos al final de la era, aun cuando antes habían sufrido hundimientos y sido ocupadas por los .mares cretáceos. Por último, el amplio arco de la costa dibuja fa gran falla curva de la fosa mediterránea, lugar que en el secuooario fué igualmente mar durante los tiempos jurásicos y ·cretáceosi, y que adquirió su as.pecto actual al final del plio.ceno. Aunque con variadón, subsisten las zonas rígidas y débiles a través de todas las épocas; y así ocurre que, aun en- el cuaternario, avanza la coS!ta ·del Ampurdán y se han verificado las erupciones de Olot y Cadaqu~s.
V embs, pues, que la zona de fra-cturas forma un campo de líneas paralelas al borde del Mediterráneo y sii.guiendo el contacto de los terrenos secundarios con el eoceno inf erio'r. Y es muy interesante observar que •si seguimos' esa línea desde la costa del Garraf, se contin(la bordeando el Mediterráneo por Languedoc y Provenza para enlazarse con los Alpes cárnicos y el Apenino central; es decir, qae, de un modo sintético, ·s eñala la traza curva de los hundimientos terciarios, relacionados para nuestra península y el norte de .Africa por los geólogos Marín, Alfonso dd Valle y Novo; l'Os dos prime.ros, en su notable est udio sobre Marruecos, y el Sr. Novo, en su magn.ífica tiraducción de La faz de la Tierra, de Suess, comentada e'111- lo que a nuestro país se refiere. Pues bien: lo curiosísimo es que los yadmientos de bauxita ja.l onan ·l a unión marcada: primero, los catalanes; en segundo lugar, los d~ Ariege, Languedoc, Provenza y Alpesi marítimos ; siguen los cárnicos , y fos del valle Li:ri y Pe scara en Italia. De esta coincidencia se puede razonablemente suponer: I .º Que existe una relación entre las venidas bauxitíferas y los hundimientos posteriores al secundario ; y 2. 0 Que la pn:>l-0.ngación de los yadmiéntos españoles deben sup0'1
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nerse hada Teruel y la:s prOV'Íni<Cias levantinas, donde continúan fos mismos -is:leos geológicos ~on idéntica disposición: CLASE
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Lais muestras mejor tomadas 1o fueron en Montori, pues pueden representa•r unas 500 tonela.qas arrancadas, y sus resultados fueron: MUESTRA MÁS BLANCA
Si02 , 9.40; Fe2 Ü 8 , 7; Ti0 2 , o,g6. A1 2 0 3 , 68,r9; CaO, 0,40; MgO, o,ro; pérdi<la, 1i4,ro. MUESTRA MÁS . ROJA
Si02 , 8,50; Fe2 0 3 , r5,6o; Ti0 2 , 0,9. AJ. 2 0 3 , 6o,40; ·CaO, 0,80; MgO, 0,30; pérdida, 13,6o. Y teniendo en cuenta que las conside1:"adas como menas de aluminio no suelen pasar de un 4 a 5 por roo de Si02 , vemos en realidad que el defecto capital de que adolecen estas menas catalanas es su cantidad de sílice. Sin embargo, últimamente se ha adelantado mucho en la eliminación de esta impur€za, ce>mo veremos, y esto hace esperar que pronto puedan entrar en el mercado, c-0mo menas normales de alumi·nio. . MINERALES
En general, el mineral está representado por una ;pudinga de granos ferruginosos cimentados por una masa compacta de aspecto arcilloso rosáceo. Los granos, siempre redondeados, varían en su tamaño desde unas· décimas de milímetro hasta más de dos centímetros; los más abundantes suelen ser de 5 a 6 miHmetros, y ·aunque muy numerosos, no están en contacto, destacándose muy claramente sobre el fondo que sirve de cimento. Cuando el mineral es blanco, su fractura ·suele ser concoidea y lleva manchas de color la<lrill<ir; a simple vista se ' distinguen granillos que llegan de medio a un milímetro_; te~tura oolítiea y color blanco. Amba-s clases dan reacción coo el nitrato de coli>.a:lto; se) favorece la -operación con una calcinadón previa. Considerados los minerales en su crestón, tienen, como regla casi general, una envolvente arcillosa de masa. más brillante, que es fa que se pone en contacto con la roca estéril.
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Analizados rlos más freeu.entes al mi.eros.copio, se observa que sobre una masa de tono pardo obscuro · se desta-can nódulos .rnjizos con dis... tintos grados de oxidación. Como carácter genérico, a .toda,s las concentraciones ferruginosas se puede señalar el redondeado de sus contornos. Los cuerpos ferruginosos pueden ser de constitución simple Q '9c;>mpues4t., y casi en su totalidad tie:gen textura. oolítica. Las concentra{:iones más· simples son manéhita·s tenue; redondeadas, de dos o tres ceritésiriías de mil'ímetfo, y que, lo~ 2caso~ más ~encillos, se desva~ . necen en el tono pardo d,~l fond9 ·<le la .r..ocq_, y siguiendo atentamente los distintos grados <le estas manclias, vamos siguiendo la historia de las más complicadas concentrnciones. ' · Desde el princ.ipio se· establecen la'ª· dos·cgra;des di:visior.es· de cuerpos ferruginosos simp.les o ·c ompuestos, .y así v.emos cómo las manchitas determinan un anillo exterior ·de ,mayor densidad ferrugino sa, que establece su límite a modo de pelkula, separándole del cemento. En otros casos, por el contrario, . se . h'ase la mal;lcha más extensa, abarcando también pequeñal porciones de menbr ox idaci6n, y en esas masas heterogénea:s se efectúan parcialmente las mismas condensaciones ferrugino.s as para los Íírriites de cada porción,_como 1hemos indicad_o para el caso sencillg, y a~í 1 casi desde el principio, se constituyen los cuer pqs ferruginosos éompuestos. · Vem:os, pues, córiio ya t de un modo inicial, es la remoción del hierro la')gue originl ld fb;ma~ión de lo's nód ulo.s ferruginosos. ·siguiendo el i /róce-'so, se 'va~ l ormando anillos más -ól:fsctfros y centros en lós cue.r¡)os simples, que al mismo tiempo s·e incrementan en extensión, y así · ~esúl ta que al fina.1 las concentraciones f eFrug.i nosas son oolitos. Con frecuencia, la afluencia de hidróxido es grande, y cualquiera de los tipos ·señala-~ os se '~mpasta y hace macizo .por .e.1 minera:! a·e hierro, sea: por érec:imient;.o '<le los anri·Jfos y el centro, ' en el caso del oolito aislado, o p©rr unión de unos bolitas con otros en el caso de los compuestos ; el resu1tado ·es fil ' mistnof y ''estos cm~rpos empastados · llegan a ser masas -Ílilf-O'rme-s '~3fi nem:.a·S:, rque, a vec·és; COfl.S(_!rv;an .;1partes· redondeadas má:s 'dára"'s, hasta del ntcJno· del cementó, · o espa:cios estrellados ra •. modo de por·©s ....Naturalmente, se dan tod0s · ·lós tipos' mixtos posibles: empaste t otal, -cerco exteít:ior más' :Ox:idado y imás daros los elementos, o iNvers·ámen:te). ittt"ét~ra~ Plilr fo ..general, dentro <le icada cuerpo ºcompuesto-, la pa:rte que constituye el cemento está más obscurecida que los pequeños oolitos; , é-Stds rto .15ué1en' ser de gran complicación: a 'lo sumo u® centro de hematites y dos o tres an!llos 1 más bien' esfumados, <le la misma ,maJ
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. - · Del "mismo .modo que ~ observan !:os grados <le . éonstitución de estos nódulos, se pueden ver, aunqt!re más ·escasamente, los de su destruc-
- . 75 dón; se pierderi .f.os bordes, borrámdose parcialmente el contorno, y por entre los flecos y -desgarraduras que dejan las disoluciones penetra la materia amorfa más clara para constituir, a modo de vetas, el rel~eno de las fisuras producidas ; esas fisura's, que tienen todo el ·aspecto de la-s grietas :de · contracción, son muy frecuentes en las maisas ferruginosas empa·s:t adas al empezar su disgregadón. Otras veces, las -disoluciones han debido eirc1itlar a través de las masas fer ruginosas, atravesándolas por fos ·espacios estiellados a que antes hemos aludido, y así se ve cómo, aun ·cwns-ervando el ·c ontorno, .la parte interna toma el aspecto confuso que le da la materia amorfa introducida por las agua's al destruir la textura oolítica. Se comprueba de un modo indudable que aunque en la actua·lidad se prodµzca en las cubetas de Yelowstone las bauxitas oofüicas, no es preciso rncurrir a sus circunstancia_s especiales para justificar esa textura. Al estar estudiando microscópicament e la:SI bauxitas, llegó a mis manos ;el trabajo de J. Mo rrow Cambell sobre las lateritas, y me llamó vivame,nte la atención la gran semejanza, ·rnsi identidad a veces, de algunas .laterita~ ,con las bauxitas . qpe examinaba; se ll~g,a, €1'1 efecto, a 1as mismas complica.ciones oolíticais, cop ·análogos .c~nductos de formaoión y dest rucción de textura, dentro <le los mi s~os c9mponentes·: hidratos de alúmina, de hierro y de titano. E sto hace pensar, como m ás. verosímil, que la formación de las baux itas haya tenido lugar, tal y como se cumple hoy día, por -laterización, que no . por medio de fenómenos, ya desaparecidos o e5'Casamente repres·e ntados, de química difícil y rhecanismo comP,licado. Laterización es el proceso por el c ual siertos hidróxidos, ge.n eralmente los· de híerro, alúmina y titano, son depositados d eLitro de la masa de una rQca porosa cérea de la superf ici e. Los cqmponerntes latedticos son dep ositados en la:s. r ocas porosas, entre los niveles más alto y má!s bajo de las aguas hic}rostáticas, pero solamenfe donde aquel nivel está -cerca <l'e la superficie y el oxígeno puede tener iibr·e a.cceso. La propordón de con stituyentes fate rítk os.,, formados y depo;;ita:dcis, parece aumentar directamente con la temperat ura.' .. · · El hierro se encuentra al principio en .la lat e rita como óxido férrico , amorfo y muy hidratado y proviene de la -ox idaóé..i de las ' sales ferro sas, principalmente el carbonato, ~ontenidas y arrastradas en 'dis~luci6n por las aguas hidrostáticas. Este Í'iidróx ido es a menudo convertido, total º ' ·pa:Í:'d almente, en óx ido férrico anhidro por me·dio <le acciones simultar\.ea:s de calor r y agua actuafid~ contin~amente. La a!úrnina· se depositá' ert su origen com~ trihidra:to amorfo ; se supone que proviene de los silkatos hidratados de alúmina, depositádos lenfafuen te 0por· i'as
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aguas, al ser atravesados por 'las aka:linas, produciép.dose silicato y aluminato alcalino; éste a s.u vez es atacado por el ácido carbónico formando carbonato alcalino y depositando el trihidrato. Las aguas de la zona de laterización, cuando están expuestas al aire, depositan hidratos de hierro y alúmina con hidrosilicato, todos amorfos. Naturalmente que todas estas disoluciones que han producido ·los depósitos pueden también redisolverlos, y este es el origen de las acciones secundarias que tienden generalmente hacia la completa hidratación del óxido férrico, produciendo de un modo lento su emigradón, con el aumento consiguiente en el tanto por ciento de alúmina, y de este modo se llega a los tipos· que, ipor su composición, reciben en el comercio el nombre de bauxitas. El lugar <le cumplirse la formación es entre la zona de saturáción permanente y la superficie; es decir, en la de accesibilidad del oxígeno, y donde alternan los estados <le sequedad e inundación. La ·com.posición de la .Iaterita es rara vez invariable. La interesantísima conclusión del concienzudo trabajo de Cambell es que la·s lateritas pueden cubrir a cualquier clase de rocas, y la proporción de los componentes 1ateríticos no depende de ninguna manera de la composición de la roca que originalmente ocupaba el mismo lugar y de la cual se supone derivada. Puede, pues, deducirse que las acciones prolongadas de las agu'.ls hidrostática·s· cargadas de oxígeno y carbonatos alcalinos producen con sus disoluciones hidratos de hierro y alúmina. Por otra parte, tenemos las deduociones de Laur de que "la presencia de la bauxita coincide con una laguna estratigráfica". Siguen acumulándose datos al ver la identidad de las litomargas inferiores a las bauxita-s. Por ejemplo, en Antrim (Irlanda) y en las que se encuentran bajo alguna-s lateritas de Africa; la existencia de una capa o envolvente alterada o de hidrosilicato de alúmina por bajo del mineral; la diversidad, en cambio, de las diferentes rocas que soportan las bauxitas del centro de Francia. Mas hechos comunes a las· bauxitas son la carencia de fósiles, la diferencia en la constitución de las capas superiores e inferiores al mineral, y por fin, la independencia entre la roca y la mena. Es decir, que, de un la.do, tenemos los hechos (formación <le lateritas) con reacciones ·sencillas y actuales, y, de otro, la gran diversidad de presentadones que, adoptando la teoría de la laterización,' quedan explicadas de idéntica manera, mientras que, recurriendo a la·s formuladas por los distintos geólogos, nos encontramos con la imposibilidad de concordar tantas y tan artificiosas hipótesis como casos distintos de presentación.
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·En el nuestro de las bauxitas de Barcelona, los hechos que no.s pueden servir para formular la génesis son los siguientes : I.º Los numerosos y pequeños afloramientos que se encuentran en el eoceno o en la · unión de los terren<Ys secundarios y terciarios. 2.º Se cumple la regla de ~aur de la laguna estratigráfica marcando una fades continental. 3.º Los afloramientos jalonan las fracturas patalelas al arco ckl Mediterráneo, como se disponen .los asomos de rocas eruptivas, trozos de las cuales se encU'entran próximos a los crestones de bauxitas. 4.º LLevan envolvente caolinizada; pero no son nunca estratificados, sino que tienden a encajar-se en las calizas. 5. 0 Las pordones más rojas y pisolíticas se encuentran hacia la parte superior. 6.0 Micrográficamente se comprueba que los .pisolitos tienen su origen en las concentraciones, y que se verifican en ellas las acciones secundarias destructoras como en las lateritas. La disposición de nuestros yacimientos impone un origen hidrotermal (I.º, 2. 0 y 3.0 ), cuyo .fenómeno parece habría que localizar hacia el eoceno inferior,. sin que esta coincidencia de .presentación con algunos de los :É-ranceses pueda inclinarnos a la' igualdad de génesis. En cambio, la semejanza -con las laterita~ y la oomprobación de que los ooli~os pueden -provenir de conceatradones, nos hace suponer que la laterización se GMimf>lió en sitios det-erminados, de acceso más fádI; y más li.ctivamente por la mayor temperatura de las aguas, y esta acción puede enlazarse cle ci~rto modo con la siderolírf:ica. Cuando a·v ancen . las eXiplotadones se descu>brirá s,i ·actuaron de preferencia ·sobre asomos -de rocas déterminada·s y desaparecidas o en las ' grietas y fisuras de la·s aduales. Los asom-os de bauxita nos parecen ipoco a propósito para tener en consideración la 1hipótesi·s geyseriana, que, a.clemá:s de en la forma del depósito, teadtía que fun<lámentar·se en un ataque intenso a las rocas· sedimentarias. e
APLICACIONES r
ALexp-oner las aplicaci·ones, tenemos p resentes lo·S> últimos tra-t<!,dos s0bre la metalurgia -~el ·aluminio. Las 'bauxitas '5:e aplican directamente para fa fabricadéJ.n· de ladrillos o mampuestos· refractarios que, previa calcinación, sirven para el revestimiento de hornos; se h~n· ensayado en lci alfos -hornos y 'en el Sfom-ens ; -la composición •s eñalada por este metalurgista era 50 .p or roo alúmina, 35 por roo Fe y 3 a 4 Si0 2 , los cuales duraban d oco a seis veces más que los ordinarios; oourre esto
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porque cuando están expuestoS> a un calor intenso, se cubren . de un:i sólida masa de esmeJ!il, <le t?-n graq <l~:r;~zp., que se· labra difícilm~nte por el acero. . , Cuando las tempera~uras que han de alcanzar son mucho menare~, se pueden a<lmitir bauxitas con mucha mayor cantidad de hierro y de sílice, ·s in peligro de la escoria. Sin embargo, la incerti<lµmbr,e de la composición y .razoJ:!eS ec;onómica:s han, hecho que se ".ªYª · reem¡¡>lazando por carbonato de m<¡ignesiq.. 1 La . aplicación principaJ de este mineral e~ la elaboración de la alúmina anhidra; producto qu_e constituye la base . de la fabricación del aluminio. Este metal se obtiene hoy casi exdusivamente p0r el pr9cedimiento Héroult ;,1consiste, en síntesis, en ef ectup.r l;i. eleét,rolisis de la aÍúmina disuelta en un baño de criolita en fusión. . '· Esta ,electrolisis se practica en1 un horn9 eléctrico re:vestid-o interiorm~nte qe carbón y comunicando SI.!, polo n@gativo por un man9'ntiaj. de energía eléctrica exterior; elec_trodos· de. car,l;ión moviqle!?. -yert~GaJmente s'1 sumergen en la masa líGI,uida y .c omunican con el pol;Qi: p9sitivo. La, energía eléctrica ·ep la .que sirve, s~n calefaccióµ ext~rior, 1para ft,tn."d.ir y manten!r_r en fusión las substanci?;S introducid~s en· el horno. Como la cantidad!·de energía es muy importante, no se puede alcanzar un rendimiento ecqnómico más.- que mediante grandes· ~ltos de ;_agua. El,aluminio nace a expensas de la. escis_ión de la molécula <le aJúmiJ.Ja; · puestq en liberta;d el metal en el electrodo negativo, se reúne en el fondq_<le Ja cubeta, ~ientras ,que el oxígeno dcude ,al positivo, quema el carbón del electrodo, y forma óxido de qi.,rbono, cuyo ,gas · se consume al contacto del. aire, trans,formándose en anhídrido. ·. La import~ncia <le la bauxita depende de su mayor q menor aptitud para producir .alúmina :pura; pues es· en tal forma como sirve ._mejor para la obtención del metal, . como materia prima para fabricar· las diferentes sales de aluminio, y para esmeril . si.rtificial. , Respecto a lá obtención d~ alúmina, ¡;e dividen las menas en blalfl.cas y rojas, según sea su impureza dominante, ya que la impúreza es la. regla en este mineral, mezcla de hidratos. Se llamá.n blancas cuando es la sílice el elemento perjudicial dominante, y rojas cuando fo es el sesquióxido <le hierro. Las bauxitas blancas son difíciles de purifie<i;r, . y esta es la razón de que .se utilic.en de preferencia la:s roias, aun cuando tengan · ~n . tanto ;p9r. dento elevado de óxido. En ·'la fabricación se a¿mite C©IT\O · cqrrient~,~del . 16 al 17 por 1.0 0 <le sesquióxido 1 y llegan a 25 por 1001en algunas fábrkas. · Es la sílice el !Verdadero enem~gG> <le la, obtención de la ,alúmina, y es una impureza, de tal mo.do perjuGl.kial, que se arr-a·s tra hasta eL fin, influyendo en la 'PUr~za del metaL ·
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Sin embargo, los precedimientos para la obtención de a:lúmina de menas más silíceas estáa conocidos y aun resueltos en la actualidad.
CONCLUSION En resumen: tenem'Os en explotadón yadmientos de bauxita en una de las regiones más industriales de España, y donde es más abundante la energía eléctrica. Las razones geológicas hacen presumir· que se han de encontrar nuevos criaderos a lo largo de la antigua · cerdillera litoral, ya desaparecida. Creemos precisos estímulos del Estado para la creación de fábricas y laboratorios que, sirviéndose de las· mejores. m enas, vayan ensayórndo, también en nuestro país, el modo de utilizar los minerales más silíceos, estando así al tanto del problema importantísimo que representa la obtención práctica y económica del aluminio de los abnndantísimos yacimientos que le contienen. Y simultáneamente con esta acción químicoin<lustrial, practicar una investigación geológica que, seguramente, obtendría éxito, aumentando nuestra riqueza minera." Se aprueba fa conclu sión propuesta. Y no habiendo más asuntos de que tratar, se levanta la sesión a la una y media de la tarde, después de leído ei orden del dta para ~l siguient e.
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ACTA DE LA SESION DEL DIA
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DE NOVIEMBRE DE 1919
Se abr e la sesión a l~s diez y· media de la mañana. El señor, VICESECRETARJO lee el trabajo de D. Carlos E: Montañés, que, en extracto, es como sigue: "SOBRE :COMBUSTIBLES PULVERIZADOS Por D.
CARLOS
E.
M:ONTAÑÉS,
I ngeniero industrial.
Una de- las primeras materias que afectan con mayor intensidad a la Economía de todas las naciones. en nuestra época. es el carbón. Su producción debe ·ser intensificad~ para que su precio sea m~nor, y el consumo debe ser rigurosamente vigilado para obtener del carbóll' que se consume el máximo rendimiento posible, perfeccionando la com:. bustión. La desti)ación se presenta como sol~cion para evitar coste de transporte y "congéstión" de tráfico; ·p roducida por aglomei,:ación de ' vagones en ciertas zonas. La calidad -de nuestros carbones hace a .veces costosisima la destilación. Los !hogares especiales existen a centenares ; pero es indiscutible que cada clase de carbón requiere manipulación especial cuando se trata de clases pobres. El combustible líquido es indiscutibl>emente el' que mayores ventajas ofrece para el aprorvechamiento perfecto de· las calorías .q ue encierra. La utilización <le los carbones en forma pulverizada, habiendo llegado a ser ya resuelta en la práctica, presentando las ·mismas caraderísticas que los de la combustión de petróleo o mazut, pues se verifica por medio de mecheros ·muy similares, resuelve en España el triple problema de producción-pues economizando gasto .de combµstible re.sulta automáticamente aumentada la ·producción~, de precio-puesto que- consumiendo menos carbón por unidad de energía producida, result a automáticamente menor coste~ y transportes - p'o rque economizando en España un 25 por- 100 <le carbón·, resultan unos dos millbnes r de· toneladas menos a transportar por nuestros ferrocarriles, ya excesiro~
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vamente abarrotados, y permiten el transporte de otras mercancías de mayor 'l"endimiento y provecho a la Economía nadonal. Los ferrocarriles españoles, hoy sújetos al empleo de carbón inglés para sus locomotoras, no solamente se Ebran de utilizar esa calidad de carbón, sino que pueden ya utilizar carbón nacional de sus propias minas, sin temor a las arverías. producidas por la uti1ización de malos car bones en hogares dispuestos para utilizar el carbón inglés, y pueden con facilísimo y cómodo sistema de conducir los fuegos, mantener la presión constante con gran economía en el consumo de carbón y en la conservación de la máquina. Es realmente admirable el servicio de una locomotora provista de los aparatos necesarios al empleo de combustible pulverizado, pues permite al maquinista atender a operaciones y observaciones de mayor importancia en su se11vicio, ya que su atención no está mantenida, como hoy, a la vigilancia y dirección de la conducción de los fuegos; operación hoy difícil, molesta y a la par costosa, tanto para: los intereses nacionales, como para los de las Compañías, pues a todos afecta. Estos son, en líneas generales, los puntos que cubre mi trabajo presentado al Congreso de Ingeniería, fruto de mi personal estudio en los Estados Unidos durante el verano de 1919. Propongo la adquisición de las patentes americanas de esos procedimientos, hoy sancionados en la práctica, o la inme,d iata formación de una so~i.edad que explotara en España, con los medios necesarios, estos procedimientos, que tantos beneficio~ habrían de reportar a zonas de incalculable riqueza minera de carbón, hoy inaccesibles a los· mercados, porque la calidad del carbón no justifica la construcción de ferrocarriles de elevado precio de coste por la topografía de la zona a atravesar entre los cotos mineros y los · centros consumidores. Utilizando este car.bón pulverizado, pueden crearse centros de producción de energía eléctrica más económicos que los saltos de agua en· algunos casos, y complementarios de esos saltos de agua en casi todos los casos (pudiendo suprimir los gastos de regularización por grandes embalses), dando vida y riqueza a regiones hoy pobres y de difícil resurgimiento por sus especiales condiciones." · El Sr. BALZOLA pide la palal;ira, y, una vez concedida por la Pr-esidencia, dice que en la sociedad "Altos Hornos de Vizcaya" se ha hedho una pequeña instalación para combustible pulverizado, y que se pone a la <lis.posición de los señores Congresistas para que la visiten y tomen los datos que crean necesarios. Anuncia también que, según sus informes, una gran Empresa se ha preocupado ya de este problema, y que, por tanto, está hoy iniciado en Esp9-ña. El Sr. GAV ALA (D. Juan), después de oídas las manifestaciones
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bechas por el Sr. Balzolá; .lee el trabajo de que es autor, y que es acogido con calurosos aplaus0s, aprobándose sus con<úusi911es, que son -como sigue :
"''LOS ALUMBRAMIENTOS DE AGUAS SUBTERRANEAS EN LAS MANCHAS TERCI.A'.RIAS ·QUE RODEAN LA ~ BAHIA . DE -CADIZ (1) ' .Por D. JuAN GAVALA, Ingeniero de Minas. PRIMERA. Los pueblos enclavados en las costas de la bahía gadi:tana, Puerto de Santa María~ Puerto Real, La Carraca, San Feman.do, Cádiz, sólo cuentan en a actualidad para su abastecimiento c0n un ·Caudal de 3.000 a -4·000 metros cúbicos de agua diarios, cantidad re·ducidísima para una ipoblación de I28.ooo almas. SEGUNDA. Para la mejora de estos ahastecimientos no se ~mede Tecurrir a los manantiales más importantes de la provincia, cuales son los que brotan al pie del macizo jurásico, .porque en su mayor parte son ya objeto de utilizacióµ y distan de las costas de la bahía 80 kiló:metros en lmea recta. TERCERA. La solución de ese problema debe busca11se en los mantos subterráneos que se o'riginan en las manchas terciarias neogenas q11e rodean a la bahía, y que radican en los términos del Puerto de ~Santa María y Puerto Reail. CUARTA. Los terrenos permeables de esa..s manchas dan lugar a la 'formación de cuatro cuencas subterráneas independientes, cuya pro.-ducción puede alcanzar la importante cifra aL 34.644 metros cúbicos -diarios. QUINTA. Dos de esas cuencas, la de la Piedad y la de Malas No-ches, pueden 1legar a producir en conjunto 20.864 metros por dfa, y ~orno esta cantidad es suficiente para los abastecimientos de que se tra·ta, en ellos deben hacerse con preferencia las obras de captación. SEXTA. Estas obras habrían de consistir esenciálmente en 4.000 -metros de galería filtrante, de ellos 2.000 en la cuenca de la Piedad y 2.000 en la de Malas Noches. El coste aproximado de estas obras pue<de estimarse en un millón de pesetas. SÉPTIMA. La·si nuevas obras que se llevasen a cábo en la cuenca de la Piedad anularían las existentes, cuya propiedad corresponde a los Ayuntamientos de Cá<liz y el Puerto de Santa María, siendo, por lo (1)
Esta Memoria ha sido publicada por el Instituto Geológico.
tanto, necesario ante todo una inteligencia entre estas dos entidades respecto al futuro aprnvecqamiento <le las agua.is." El Sr. ;MONTA:titE:S {D. Carlos) manifiesta que no habiendo podido asistir a la primera parte de la sesión, en la que se leyó su trabajo, se pone ahora a la disposición de los señores Congresistas para facilitar y ampliar cuantos datos deseen, prometiendo entregar a la Mesa unos estados y fotografías complementarios de la Memoria. Llama la atención de la Sección sobre el interés de este asunto, que puede conducir a España a · la independencia, en cuanto se refiere a su consumo de carbón. El Ingeniero militar Sr. BASTOS (D. Antonio} da cuenta del siguiente estudio: "UNlA,S NOTAS SOBRE LA EX·PLOT.A!CION DE UN YACIMIENTO DE ARENISCA BITUMINOSA EN ESPA~A Por D . .ANTONIO BASTOS, Ingeniero militar. Apenas se ha estudiado ihasta ahora, de una manera verdaderamente seria, el desarrollo de la riqueza petrolÍ!f era de España. Alucinados nuestros capitalistas por las noticias fantásticas que llegaban de lejanos países, relativas a los pozos :manando grandes ·canÚdades de petr6:_ leo líquido, trataron de perforar en diversos sitios; y .Si bien es verdad que algunos pozos llegaron a producir, ;como en Lebrija, peq_ueñas cantidades de petróleo, fué <le una manera tan escasa, que no compensó ni remotamente de los esfuerzos hechos para encontrarlo. Para..:. lebmente a esto, se agrava el problema. mundial <le la producción de petróleo . . Los nuevos yacimientos que se encontraban no llegaban a compensar a la suma de los que se agotaban y a los aumentos, cada. vez mayores, de consumo. Y al mismo tiempo que Escocia, brillantemente, y Francia, con el auxilio :de Estado, resol;vían parcialmente eI problema de destilar. sus esquistos bituminosos, en los mismos Estados Unidos se daba impulso a _industrias nuevas que tenían por óbj·eto la separación del petróleo de los minerales que impregnaba en aqucllos casos en que no se encontraba lí~uido, o en qu.e éste se había ,agotado. Este es el problema que ampliamente, a nuestro juicio, hay que resolver en España. Conocido de todos es el hecho experimental de que, salvo ~excep ciones rarísimas, jamás se 'h a encontrado petróleo líquido a ni.veles. superior~s al del mar; y sahiendo las ,altitudes medias del s11elo · d~ nues, -tra península, fácil es comprender la enorme dificultad ·de acud ir a perforaciones · onerosísimas y tan expuestas a error o esterilidad.
-85· Ahora bien: ,,para obtener el petróleo separándolo de los minerales impregnados, hay que resower en cada caso el ·probkma itidustrial; pues, como acontece casi siempre en los albores de las industrias, ªP.ªratos empleados con éxito en un sitio, suelen no servfr para la explotación de otro yacimiento que presentaba caracteres parecidos. Tal ha sido el caso de las .destiladoras de Escocia, fracasadas en algún punt o de España. Por otra parte, la imposibilidad industrial de resolver estos problemas en pequeño, la necesidad de llegar a un precio de e.x tracción de mineral económico, y la necesidad de tratarlo a bocamina, nos hacen .desechar, como posibles hoy de explotación industrial, a todos los yacimientos que no presenten una gran regularidad de formación geológica y de impregnación petrolílfera. En cuanto a estas im¡pregnaciones, las !hemos visto en esquistos o pizarras, en calizas y en areniscas. De fas primeras, esquistos o pizarras, son, sin duda, los más abundantes en España, hasta el ·p unto de que es rara la región de la P enínsula que no cuenta con eUas. So.n, por contra, los de más difícil y costosa explotación, porque exigen el empleo de la destila'ción seca del mineral, la .cual da lugar a aparatos costosísimos para instalación y un gran· gasto de calorías para explotación, auh en los ieasos en que ha llegado a encontrarse la destilación continua. Las calizas bituminosas se tratan hace ya mucho tiempo, sometiéndolas a una corriente de sulfuro de carbono que disuelve el betún, del que se separa luego, elevando la temperatura de la disolución a 50 grados. Este procedimiento sería ideal si no fuese porque la necesidad de recuperar el, sulfuro que quedó impregnado a la roca obliga a inyectar ·un chorro de vapor a presión, que origina a .s u vez un gran gasto de combustible. Respecto a Ja arenisca ibituminosa, podémos .decir que en los yacimientos que la "Sociedad Anónima Española Petrol" posee en Fuentetooa (provincia de .Soria}, hemos -llegado a encontrar un procedimiento de separación del betún que no exige mano de obra ninguna, y que no necesita más que el gasto de una tonelada de antracita por cada cincuenta de mineral tratado. Una vez obtenido el betún, es sometido a destilación directa, dando un 20 por roo de gases incondensables, un 6o por roo de petróleo bruto, sin rastro de azufre, y un 20 por roo de cok de retorta, con el que !hay calor bastante para destilar a su vez a una tonelada de •b etún. En cuanto al petróleo bruto, f qcdonado y refinado, proporciona un IO por roo de gasolina ligera, 5 por roo de gasolina pesada, 25 ¡por roo de petróleo, 20 por roo de aceites para transformadores y de engrase, y un 40 por roo de aceite combustible para motores de combustión Jnterna.
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. La formación soriana, capaz · de .p roporcionar 30,000 toneladas de 'petróleo du;ante varios siglos, ocupa una extensión de más de mil ·hec:... táreas, y ·aparece en el limite del cretáceo inferior y el medio. .. Los' afforamientos, que se han hecho visibles gracias a una doble presión .Norte-Sur y Este-Oeste, que ha levantado los pisos, se s i g ue~ i11intérrumpidamente por espacio de varios kil6me lros. El piso superior calizo tiene una altura de unos 6o metros, y por bajo de él están las capas de arenisca en número de. catorce, con potencias entre dos y ocho metros, y alternadas con capas de arcilla de más espesor. . La extracción del mineral puede hacerse siguiendo procedimientos análogos a los usados en las minas de caflbón de PennsyLvania (EstaCilos Unidos). Por debajo de estas capas, aparece con profusión la greda característica de los ·terrenos petrolJ..f eros. . En cuanto a otros yacimientos posibles, según nuestras observaciones, deben encontrarse, como los de Soria, ·en el límite del cretáceo inferior con el medio; y a juzgar por el éxito con que hemos visto confirmadas nuestras suposid0nes en algunos casos concretos, tenemos la creencia de que el subsuelo español encierra bastante riqueza petrnlíf era, fácil e . industrialmente explotahle, para no necesitar proveer su consumo con los mercados extranjeros." · Como conclusión del anterior trabajo, se aprueba la siguiente: "' S~ · está obteniendo petróleo actuaJ.mente en E spaña destilando el betún obtenido de areniscas bituminosas. Cada 50 toneladas de arenisca necesita:n una tonelada de ántracita, hasta separar el petr6leo bruto. "En los límites dél cretáceo inferior y el medio, deben encontrarse nuevos yacimientos, que resuelven el problema d e abastec~r a España con petróleo de su subsuelo." La Seccién se entera de una comunicación, que lee el Sr. VICESECRETARIO, remitida por la sGciedad "Hullera Vasco-Leonesa"; ·y suscripta por el Ingeniero de Minas D. César Pérez V i.Uarias, titulada "Breves notas sobre la cuenca hullera de Santa Lucía y sus posibles rendimientos" . La SecCÍón demuestra con numerosos aplausos el agrado con que ha oído la lectura de los anteriores trabajos. ' ~ A ·propu.e sta del Sr. PRESIDENTE, se acuerda conste en acta la satisfacción <le la Sección por la lectura de un artículo publicacl.o en El Sol del día 18 <le los corrientes y suscripto por D. Mariano de Ca. Via , como asi:rhismo que s·e .dé a· conocer ·este acuerdo al interesa do. · ' Se levanta · lá sesión a la una• de la tarde, después de leído el. orden del día para el siguiente. ·r . , .-
ACTA DE LA SESION DEL DIA 21 DE NOVIEMBRE DE 1919
Se a:bre la sesión a. las diez y media de la mañana. E1 Sr. PATAC (D. Ignacio) da lectura a un interesante estudio, que, en extracto, es como sigue:
"EXTRACTO DEL TRABAJO TITULADO "LA FORMACION URALlENSE ASTURIANA''. Por D. !GNAcio PATAC, Ingeniero de Minas (1). El hullero superior de fa cordillera Cantábrica, de facies marina, o sean el uraliense, desbordado por diferentes puntos de la misma, ha penetrado en Asturias por el Oriente y por el Oodcloente, formancfo depósitos cariboníkros que plegamientos post-uralienses o -p ermianos y la denudación han dejado reducidos a pequeñas manchas y cubetas, algunas de escaso valor industrial. En fa parte ·o riental de fa provincia han quedado restos de esta formación en Onís, Cabrales, Sebarga, Pría, Campo d~ Caso, la Marea y en otras .Iocalidades donde tan -sólo ofrecen .léchos de pizarras· estériles. cuencas de Tormaleo, Gedrez, Valle de Gillón y Tineo. En el Oocidente, de mayor importancia industrial, han quedado las El estudie de las cuencas aislada,s de Arnao (Avilés), Ferreñes, Santofirme, Viñón, Tarazo, Carrandi ·(Colunga), de los sondeos de la Vega y Cal<lones, en el concejo de Gijón; del de Amandi, eh el de Villaviciosa, y de los aoomos de terreno huUero en el cretá,ceo de Pola de Siero y Lieres, y en el trías' de Fresuelo, conduce a a.dmiit:ir que la zona situad.a al · Norte ' de la cuenca wesafaliero·se astUriana, es -decir, · la . región comprendida entre A<vilés y e.1 puerto de Sueve, contiene también depósitos del hullero suiperip.r por debajo de los terrenos rnesozoicós, y que este hullero sé interna en el· mar. f 'O~
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(1} Este trabajo ha ·sido publicádo aparte por el autor, que lo enviará a quien se lo so1icite, Escb.ela d~ Capataces·, Miere"s (:Asturias). - . . ..
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El 1descubrimie11to de :la flora permiana en Verguei:es (Pola de Siero) con Callipteris conferta, Walchia piniformis Schlt, Walchia lypnoides Brong, asociada a formas propias del hullero •s uperior, .como el Pecópteris arbóreúns Sch1t, y P. Pluckenet~, viene a poner en claro tl problema geológko, ha tiempo plantea.do en ESipaña, acerca de la existencia del sistema permiano, del cual jamás: se habían encontrado especies característi.ca·s en nuestro <Suelo. Estas hiladas permianas, quizi contemporánea ,de las "hiladas de Lebach" de fa cuenca hullera de la Sarre, se presentan, al parecer, como es corriente en este s·istema, sobrepuesta>s, concordantemente a las del hullero superior, de la:s que conservan una gran parte de :su flora. No habiendo ningún indicio hasta la fecha <le que .debajo de estos depósitos hulleros <le dicha zona ·s eptentriona1 se encuentre l·a prolongación de los senos hulleros de la cuenca central, cuyas líneas axiales vienen a reun:r¡_c etl! el valle cretáceo de la Cruz (Pola de Siero), la formación ural'iense (o permo-car.bonífera) asturiana, ha sido completamente transgresiva respecto al carbonHero de Langreo y Mieres:, quedando éste re<lucido, por lo tanto, a una cubeta· aislada de carácter continental, rodeC11da, después de~ :primer .dinamismo herciniano, por los mares uraliense y permiano. · Seria de un gran interés para; la economía de Ia región y de ES¡paña el ·levantamiento de un plaino tectónico 4e toda es.ta zona, al esHilo del que han hecho los geólogos extranjeros M. René Nicklés y Joly (con fa cooperación de los Sres. Marcel Bertrand, Bergeron Villain y Zeiller) de los. terrenos secundarios de Meurthe-et-MoseUe, y que <lió ,p or resultado el descubrimiento de fa prolongación de la cuenca hullera de la Sarre en el territorio de la: Lorena f mnces.a. Los sondeos efectuados en Asturias y los aisomos carboníferos en los terrenos del trías y die fa creta prueban que ell huHeFO .infrayacente está muy plegado y, por fo trutl'Í.'O, el éxito de Ios sondeos dependerá necesar.iamente <lleil conooimi·ento que pueda tenerse deil relieve toctórnico <le este carbonífero. Pero: estJe re:lieve tiene siempre una cierta relación ccrn el de -los terrenos· mesozoioos que lo recubren, y de ahí la convenie!l!cia de efectuair el trazado de un p.Jla..no estratigráfico bien & tallado de estos terrenos y de hacer el estudio de todas las circunstancias que han contribuído a darle su configuración actuat Teniendo en cuenta qU!e toda esta: zona comprendida OO!tre Avilés y puerto die Sueve, Oviedo, Infielsito y el miar, es una zona de hundimiento, es muy posible que -los· dlepó.sitos carhoniferos haiyain adquirido en ella mayor espeso'r, y de consiguiente, puedan existir cubetas huller ras a no muy grande profunrlidad y en excelente situación geográfica para ser susiceptihles de .exiplotacionel.Si .industriales de importan.da."
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Como conclusión del extenso trabajo que precede, se aprueba la siguiente: "Necesidad de ampliar ~os sondeos en Asturias para el descubrimiento de las grandes cubetas hulleras que posiblemente existen a no gran profundidad, y especialmente en la zona entre Avilés y Puerto de Sueve, Oviedo, Infiesto y el mar, así como la formación de un plano tectónico de toda la zona Plrboníf era." El Sr. DE RODRIGO (D. Rodrigo) lee a continuación el siguiente trabajo: "EL A PROVBCHAMIENTO DE LOS LIGN ITOS Y LA FA BRICACION DE ABONOS NITROGENADOS EN ESPA:&A Por D.
RODRIGO DE RODRIGO Y JIMÉNEZ,
Ingeniero de Minas.
El problema de la producción industria·! del ácido nítrico y sus compuestos derivados, partiendo de la utilización del nitrógeno atmoSiférico, viene estudiándose, con más o menos éxito, desde hace unos veinte años, y .han sido halladas para él varias soluciones, cuya aplicación po~ible depende en cada nación d~ -circunstancias muy variadas. La im1portancia de la cuestión justifica perfectamente el interés despertado; -p ues harto conocidas son las aplicaciones del ácido nítrico en las industrias de la Fotografía, de los álca:1is, de las materias colorantes y tantas otras de la Química moderna; el lugar fundamental que ocupa en la fa'bricación de explosivos y, sobre todo, la necesidad imperiosa que todos los pueblos civilizados tienen de emplear los nitratos como elementos fertilizantes de las tierras de cu1tivo, a las que son absolutamente indispensables. · Hasta hoy, puede decirse que la única fuente de que el hombre disponfa para obtener productos tan esenciales para su vida eran los yacimientos de nitratos de Chi1e y Bolivia. Descubiertos estos criaderos en 1830, comenzaron a utiliz?rse en 1850, y su exportación, principalmente a Europa, ha crecido desde entonces según una progresión verdaderamente alarmante, ya que no será posible sostenerla mucho tiempo sin agotar tan preciosas reservas. Estas parece que ascienden a 6oo millones de toneladas en la América meridional, y a 22 millones en los nuevos yacimientos descubiertos. recientemente en California. La imL portación europea, que en 186o representó 225 .000 toneladas, era en 1914 de tres millones y medio. Esta progresión fué interrumpida con motivo de la guerra; pero, de continuar, como es inevitable, los depósitos americanos se agotarán en un plazo, tasado en cuarenta: años por
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-90las sociedades explotadoras, y en ciento cincuenta, según las cubicadones más optimistas. En todo caso, es irremediable su fin próximo; y antes de que llegue, el hombre ha de buscarles una substitución previsora. En parte, podrá suplirse el salitre chileno con el sulfato amónico obtenido en la destilación de las hullas; pero esta producción, por mucho que crezca, no podrá bastar ni remotamente a las exigencias imperiosas de la demanda. Hay, sin embargo, una reserva prácticamente inagotable de nitrógeno, que es la atmósfera; inmenso depósito que contiene 400 trillones de toneladas, y cuya utilización persiguen con ahinco los más- sabios investigadores, tratando de vencer la inercia de este gas, refractario a toaa combinación, en condiciones ordinarias de presión y temperatura. Dos series paralelas de procedimientos !han conseguido llegar a resultados relativamente satisfactorios: uno, fijándolo en forma de ácid0 nítrico, por combustión directa con el oxígeno, valiéndose de la chispa eléctrica, y otro, absor:biéndolo químicamente por intermedio de carbÚros metálicos a elevada temperatura. El primer sistema tropieza con el inconveniente de su escaso rendimiento industrial, que, prácticamente, no puede estimarse en más de 500 kilos de ácido nítrico fabricado por kilovatio-año consumido. El segundo da rendimiento~ ·~S elevados, pero encuentra la dificultad de tener que fijar el nitrógeno valiéndose de substancias de producción limitada, de valor relativamente grande, y que, a su vez, exigen para su fabricación cantidades considerables de energía. Tanto en uno como en otro caso, el problema está, pues, reducido a disponer de fuerza en cantidad suficiente y en condiciones de precio que permitan competir con el que tengan los nitratos chilenos en el lugar de consumo. Respecto a la cantidad de energía necesaria, es tal, que si se pretendiese fabricar ácido nítrico por los procedimientos ·e mpleados en Noruega, en volumen suficiente para substituir a la importación de nitratos, no bastarían, dedicados a ello, todos los saltos de agua actualmente en explotación en Europa, cuya potencia representa unos cuatro millones de caba1los. En .cuanto a;l precio que esta fabricación requiere, si ha de competirse con el salitre de Chifo, dado su valor en condiciones normales antes de la guerra, no debe exceder de 30 a 50 pesetas por caballo-año, según las condiciones locales de emplazamiento, con los rendimientos actuales. Parece, pues, a primera vista, que no es una empresa tentadora, desde · el punto de vista comercial, emprender la fabricación de un producto en lucha con un terrible competidor; que ha de absorber una • cantidad de energía fabulosa, y que ha ~e disponerse de ·é sta a un
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precio inferior al que permiten pagar tantas otras numerosísimas ~plicaciones indus_triales. , ., Mas debe tenerse en cuenta que la Naturaleza nos ofrece inmensos manantiales improductivos de fuerza, a los que es preciso buscarles aplicación; que las reservas hidráulicas inactivas e·n Europa representan unos 45 millones de caba:llos, y más de 25 las estudiadas pai:a los Estados Unidos; que el valor de los nitratos americanos sube gradualmente en la escala que la demanda aumenta, y crecerá más rápidamente a medida que k>s criaderos se aproximen a su ag0tamiento ; y, sobre todo, que el buscar un substituto a éstos es una , necesidad ineludible, si hemos de procurar que ios hombres del porvenir coman pan. Exigen, además, la fabricación de productos nitrogenados, razones de alto interés político y consideraciones impuestas por la gecesidad de alcanzar la independencia económica de los pueblos. Elementos tan esenciales como los nitratos, primer.a materia para la fabricación de pólvoras y explosivos, indispensables para la defensa nacioná.1, y abono imprescindible para sosten ex: la fertilidad y .ta producción del suelo arable, deben fabricarse, necesitan obtenerse, dentro de cada nación, para no estar a merced del suministro extranjero, que puede faltar en el momento más necesario. Sírvanos de ejemplo el caso de Alemania en la pasada guerra. Esta nación, que en 186o 'consumió 55.000 toneladas de nitrato de Chile, importaba anualmente, al estallar la conflagración, · 800.000. Al romperse las hostilidades, tenía en sus almacenes una reserva . de roo.ooo toneladas, que fueron rápidamente consumidas por las fábricas de mpniciones. Para sostener la .p roducción de explósivos, se aprovecharon todos los productos químicos que contenían nitrógeno ; · al mismo fin se dedicó, transformado, todo el sulfato amónico obtenido en la destilación de lhuUas, que fué llevada al límite posible. Mas no bastaba, y hubo de recurrirse al nitrógeno atmosférico ; acertadas investigaciones perfeccionaron los procedimientos iniciados por Frank y Caro, en 1905, y en todas partes donde .f ué posible se instala.ron fábricas, que llegaron a producir cantidades considera.Oles de nitrato de calcio. Pero no pudo improyisarse tan enorme volumen como era necesario, bajo la presión formida:ble de la guerra; y si las fábricas de explosivos fueron atendidas, no hubo posibilidad de hacer lo mismo con las necesidades agrícolas. Los altos rendimientos en trigo de los campos ·alemanes, sostenidos a base de, abonos, descendieron de una manera enorme; y tal vez haya sido el hambre la: causa fundamental que ha hech© g errumbarse el poderío alemán antes de que. pudiera bastarle su prnpia producción ·de nitratos. El · día, bien cercano, que la instalación de estas fábricas. esté ter-
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minada, Alemania producirá más de 500.000 toneladas de nitrato de calcio, y se habrá emancipado de abastecedores extraño&. Simultáneamente con éste, ha resuelto la Química álemana otro problema interesantísimo durante la guerra: la ·fabricación del amoníaco sintético, ·según el procedimiento dé Haber, perfeccionado, implantada i>ºr la "Deutsche Ani:lin und Soda Fabrik", para llegar, por este me-dio, a la producción de nitratos. Este procedimiefitb novísimo, cuyo detalle desconozco, parece ser que consti~uirá una de las más importante'S industrias alemanas, y que los norteamericanos piensán implantarla rápidamente en su país. Tal .vez estos métodos recientes superen de tal modo a los conocidos que ·basten a transformar esta industria naciente det nitrógeno; en todo caso será necesario estudiar en los lugares de aplicación estos y los demás procedimientos ·q ue hayan sido empleados en los distintos países durante el período febril de la guerra; y simplificado o no el problema que estudiamos, seguirá existiendo para nosotros, y no quitará fuerza a lo expuesto, aunque .Jos adelantos hoy desconocidos rectifiquen algo de lo que queda por exponer.
España, por desgracia suya, lha sido hasta ahora una pequeña consumidora de nitratos a.kalinos. ' En r9o8 importó unas 8.ooo toneladas, y en 1914 llegó aproximadamente a 33.000, que en aquella época valían unos 11 m¡i.llones de pesetas.; pues el salitre con 15-16' por 100 de nitrógeno se vendía a 325 pe&etas tonelada en "los d'epósitos de los puertos. Esta cifra es verdaderamente exigua, e indka eil atraso de nuestros cultivos; siendo la superficie agrícola española superior a 200.000 kilómetros cuadrados, resulta un empleo medio de ferti'lizantes nitrogenados de poco más de r ,5 kilos por hectárea, mientra·s que en Alemania e Inglaterra es de cerca de 20, en Francia se aproxima a 10, y en Bélgica pasa de 50. Los resultados de estas diferencias en el empleo de a.bonos nitrados bien claro se ven en cuailquier estadística comparando 1os rendimientos de las tierras. Considerando la extensión de campo dedicada en España al cultivo de cereales, y teniendo en cuenta que éstos s'on los que más nitrógeno necesitan, hasta el punto ·de que en los países progresivos emplean para ·dlos los nitratos en la proporción de roo a 130 kilos por hectárea, creemos qtre en nuestra patria deberían cohsumirse más de 200.000 toneladas de salitre por año. Claro es que por hoy resultaría arriesga:d.o atacar · la fabricación de rétratos para alcanzar esta cifra, y mucho má:s considerando cuáles !ion nuest:i:os elem·entos productores de energía y el precio que ésta al-
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c-anz.a transformada en flúido eléctrico. Nuestras reservas hidráulicas no son de importancia exagerada; y de utilizarlas, puede hacerse en industrias mucho más remuneradoras que la del nitrógeno. Pero el problema no es insoluble: nos queda un manantial inmenso de energía intacto : nuestros yacimientos de lignito. Según los estudios · más det~ nidos hedhos sobre esta cuestión, resulta que la extensión explotable de estos combustibles, en las cuencas exploradas, es de unas 65.exx> hectáreas, que encierran, según las cubicaciones más dignas ·de crédito, !.tnos 850 mfillones de toneladas. La utilización de los lignitos como combustibles directos está, a nuestro juicio, muy lejos de un porvenir bri!Iante: el industrial y el particular preferirán siempre quemar en sus hogares carbones de más alto poder calorífero y menos inconvenientes; y para competir con las hullas en l<>s grandes centros de consumo sería necesaria una red ferroviaria muy c<>mpleta y con tarifas muy reducidas, lo que no puede esperarse en mucho tiempo. A nuestro juicio, el único aprO!V'edhamiento radonal de los lignitos sería su destilación en lugares próximos a los centr<>s de explotación. La destilación de lignitos en gasógenos, con poco aire y mucho varo~ de agua recalentado, produce un gas combustible, utilizable en mot0res de explosión, y una porción de subproductos de considerable valor industrial. Un lignito de calidad mediana puede producir de 2.500 a 3-<X?O metros cúbicos de gas, limpio de alquitranes, por tonelada, con un poder calorífero de unas 2.000 ·Calorías y capaz de producir unos .t.650 caballos ...hora; fo que corresponde a un caballo-hora por cada 1,7 m'etros cúbicos de gas quemado. El gas sale de los motores a una temperatura de 500 grados, y se le hace pasar por calderas tubulares donde se pr<>duce vapor para los gasógenos de destilación, accionar bombas, etcétera. Antes de su combustión, este gas cede por condensación, alquitrán, benzol, aceites pesados y ligeros, naftalina, etcétera; substancias todas de un apreciable valor c<>mercial, y que pueden tener aplicación y aun servir de hase a numerosas industrias derilVadas._ Pero queda también un subproducto de mayor interés: el amoníáco, que, absor!Jido en tor11es de Uuvia pulverizada de ácido sulfúrico, . se transforma en suHato amónico, el cual, empleado <lireotamente, constituye un excelente fertílizante, y puede servir también para la fabricación de nitratos. El .lignito de mediana calida'd que consideramos dará uria cantidad variable de sulfato amóniCo, según el contenido inicial de ázoe, que puede estimarse en unos 35 kilos de sulfato por tonelada y unidad de nirt:rógenp comlbinable. Siguiendo estos métodos de destilación, se apravechan anualmente en los países del centro ·d e Europa muchos cien~ t s de I).f;les de tonetlad~s de, ligpit,0s d~ calidad muy inferior a los
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nuestros; y volúmenes enormes de turbas, coll' excelentes .. resultados económicos y fabriles. . Nuestras cuencas · lígnitírferas son susceptibles · de una e~plotación intensa y fácil: las capas soh regulares, conrtinuas y de potencia .sufi- · dénte para ·permitir un laboreo de poco coste; lá destilació ·. no. requiere dasificac;iones esmeradas rii complejidades de lavado; estimamos, pues, que el predo de la tonelada en las fábricas de destilación debe ser . muy" inferior a ~o pesetas ·tonelada. Aunque no conocemos. exactamen- , te las características ni la composición media de los lignitos de nuestras extensas cuencas, poco estudiadas en detalle, c~eernos que puede con.- · ta·rse con uh rendimiento mínim,0 de r .500 caballos-ho·ra y 52 ~ kilo!f~ d·e sulfato amónico por ·tonelada de combustible gasifi.cadc;i, eq1:;livalente a un contenido de r,5 por roo de nitrógerw ap1'0vec~ado. , El sulfato amónico ·valía antes de la guerra ~- 35. pesetas los roo kilos. Desde .fines de r9.r4; su precio .ha _sufriqo grandísimas oscilacjones, Uegan<ilo a venderse a 2 .000 pesetl:!-S tonelada; según las últimas coti:,. zac10nes, su precio es ahora de rr5 pesetas los roo kilos; y aunque éste , no puede. admitirse corpo definitivo, tampoco es de esperar que llegue nunca al primeramente mencionado; creyendo pecar de optimistas al '" · admitir el .Precio medio entre los dos, que resu~ta. de 75 pesetas·. 101s. rn~ kilos. A · este precio, el sulfato ampnico produc~do por tonel,a da de car~ bón valdrá unas 40 pesetas. Es decir, que asignado a la destilación un precio <le. coste de 20 pesetas por tonelada de lign.i to gasificado, cornprendier:ido gastos !le la operación, amortización de instaladones, inte-rés del capital inv~rtido, etc., et~ .•,, r~~ultará gi:atis la fuerza obtenida en los motores de gas, o, po.r l~ menos, ?- un .precio insignificante. No · ol:>stante, en la:s· aipreciaciones que han de seguir supondremos a la ener- · gía el_éctri~ necesaria un ~alor <le IOO pesetas el kii0VcftiÓ-añÓ: que· gi-rantice .un. ~eficjo .i~~l!st~i?-1 al explotador. ' . . ,: . · A fin de evitar transporfes largos de los lignitos, .podrían i~~tálaniJ f¡l:brica,~ de 'destilaci ón ~paces ; por ejemplo, · para '8o.cm toneladas :inuaÍ~s, que absprbiesen la _prodµcción dert exp-lotado~es limitad~s, con una potencia de Ul).o,s IO.oop. ~ilavatios ;: est¡i. ene.r gía podría "ser · trans~ portada, en forma <le corriente eléctrica 'a alta. ~siL., , al ·rugar de emplazamien.to d~ la fáprica de pr oductos nitrogénados, sóbr~ up.a líneá férrea y reuniendo concj.iciones locale?, determinadas (buen~ situaci_ó n ·geográfica, proximidad de buenas caili'.ds, etcéteta). ·L'a -capacidad p~Crductiva ae"l~~ fábrica, 'si ésta se alimentase con .una sola de est.as centrales generatrices, seríá <le unas 5.000 · toneladas de ácido nítri~o ,' o 7.500 'de nitrato de caki'O, :por aficr:. (·esta substancia se -vendía a~te~ qe la :guerr~ a un · prec;io ·variable de 30 'a 35 pesetas los · 100 Kilos;· hoy se paga a 75 pesetas, y, adrnitiehdb, cómo preeío medio
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para el. ·porven.ir, el de · 50 solamente, la producci©n anual de la• fábrica repr.esen.taríá un valor de 3.750.000 pesetas.' ... Fá:bricas semejantes podrían irse montam:l.o . a medida que ia · de.:. ma:liaa del mer-cado 'lo exigiera, 'en relación cori ·fábricas de destilación reparticfas sobre las ·cuencas ..de lignitos-; serían ási '. necesairiia:s ;4 ó 5 iiá,,, bricas para subst>ituir, con :nuestra propia· producciim, ) a .iinportadfo1 anual, normal, de nitratos· alcalinos de ..pile.. · · Para alGanzár l~ producción de 1 200.000~ toneladas., que hemos apuntado como un mínimo desea:ble de cifra ·d'e . consumo,· a fin de que es- . tuviesen bien atendidas· nuestras necesidades miritar-es;• e"industriales, y · abÓnadas· regularmente nuestFas . . tierras· depJiuperadas, con recursos -exclusivamente . expañoles, . sería preciso es-ta-ble-cer ·.:veinti.séis grupos de fábricas. simüaires á ·los indicados, s@br.e nuestra superficie lignitífera~ ' Q un men01 F. númer0 . de, mayor· capacidad productiva, seg·IÍln la experien:- .. cia lo aconsejase. Conseguida semejanf.e fa.bl'icadón <le.- compuestos nitrogenados, ·representa.fía un valor anual -de roo millones de ' peseta.rs, a los precios que hemos considerado como probables.,ny una riqueza iµcalcl1lable, pero enorm.e, la ,creada como .consecuencia de la sobreproducción agrícola ·y de las industrias derivadas de · la·. a-plicadón de los di iierentes · productos ·db.~nides. ·. .:i <-
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Pasa.remos ahora u.rra ligera revista á los diferentes proce~imíentos empleados pata la oapi'ación·· del nitrógeno- atmos'f érico, indicando, en los más per·fetdonados de los conocidos, los ,rendimientos alcanzados y- sus posibles ,wndieiones de' implafltadón en España. ., ·. '
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PRQC,EDIMIENTOS ELECTRIGOS
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To<;ios-ellos están f,i,mclados en el experimento clásiao de Cavendish, com;ist-enté en ha:eer -sajtar chispas en air'e con un exceso de oxíge11d y vapor· de agua obtenie1;1:do alguna ca.mtidad de ád<lo nítrico; sin CiJ:l1e "se · haya aclarado si esta ·síntesis se produce por imfhi'encia, ·eSP'ecial dé la descarga eléctrica ro pbr la simple elevación de 1temperatúra: que ésta provoca. , Los procedimientos industriales a¡p11can el arco normal, bien· Sea. so..: metido a :la influencia de un campo magnético, o desviado por l-a acción dJe una corr.iente i1J11S'Ufiad-ora, recurriendo, para extender la superficie activa, a <liveroos- dispositivo-S de detalle, que no entraremos a describir. Los más impc>rtantes son •los siguientes: ;;
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PROCEDIMIENT.0 MAc-DouGNLL.-'Con él, se obtuvieron 25 gramos de ácido nítrico por cabaillo~hora, equivallentes a unos 300 kilos· p,or kilovatio-año. PROCEDIMU.'NTO BRADLEY.-Fué aplicaido en r902, sin resultados• satisfact-0rios. Miodificado por r.;.ovejoy, lo empleó la "Atmosferie Productus .co. ", aprovechando, los saltos del Ni'ágara, llegando a rendimientos de 340 kilos de N0 8H por kilovatio-año. PRocEDIMIENTO KowALSKY.-iErnjpleaido en I904, sin gran éxito, porque a fa temperatura drel momo los 'Óxidos de nitr©gieno son inestables y se disocian en los el ementos 'Componentes. Con modificaciones recientes de Mosdld·; se iha Uegado a 525 kilos por kilovatio-año. PROCEDIMIENTO PAULING.~Ufilizadoo para explotar importantes sa1ltos eri 'los Altos A.).:pes franceses, en lnSJbr·uck (Tirol} y cerca de Milán,. de una potencia total de .28.000 -caballos; consíguense rendimie·ntos de unos 6rn kilos por kilovatio-año. PROCEDIMIENTO ScHONHERR.-Instalado en (:'hristiansand (Noruega)1 con a..lito& rendimiientos relativos también., por lo que están ·en construcción en dicho pais varia·s fál!l.Ficas que han de aplicairlo. con una potencia de r25.ooo c·aibaillos. · PROCEDIMIENTO oE 1BrnKELAND-EYDE.-Era el más empleado en Noruega. Las importantes fábricas. de N ottoden üenen instaira:dos unos 40 hornos, que rubsorben cerca die 40.000 ca:baatos y ·dan una pr-oducción de 20 a 25.000 tonelwdas ,de nitratos. En Tdemaken se ·están montando f ábrioa.s para una potencia: equivalente. El resultado dado por esre sistema es die· unos 6oo, kilos de W0 3H por kiJovatio~año. La caractierística de estos procedimientos está en el defidente ren- · dimi•ento práctico, de 500 a 600 kilos por kilovatio-año, muy alejado aún del teórico, qu~ es de 950, y en las difi~ukades q~e encierra la concentnación de las ;oluciones nitradas, por la cantidad de <:ailor que se requiere y los inconvenientes de manejar tan grandes volúmenes. No obstante, en Escand:inavi~, doncie disponen de grandes reservas hidráulica:s (unos I5 millones de ·caballos, cuyo coste es de unos I5 francos el caballo-'é!.ño), se hia.n ext:endi.do bastante y produdrán unas . IS0.000 toneladas de ni'tratos,' con IS por IOO de N, d€Sitinando a ello una pot;encia de unos 400.000 caballos. · Implanta-9.os. en España estos métodqs, el ,precio de costé de la tonei.. lada d~ ácido nítrico de 23 por IOO de N, ca:lculam'os que podríaJ •se el s'iguiente: 1
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Energía .eléctrica (a roo ptas. Kw.-año) ....... : ... Reparaciones . . . .. . . . . .. . .. .. . . .. .. . . . . . . . . . . .. . .. . .. . . . . . Concentraci6n de las lejías........................... Gastos de fabricación y generales................. . Amortización e interés... ....... ............ ... ........
200
Total.................................
375
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r5 50 70 40
Con este precio de coste del ácido, el de la tonelada de nitrato de calcio resultaría próximamente a 400 pesetas. Por lo tanto, en las condiciones anteriormente supuestas, quedaría un margen de unas roo pesetas para competir con el nitrato extranjero, y el beneficio de la fábrica, de 7.500 toneladas de producción, ascendería próximamente a 750.000 pesetas. El precio del kilo ·de nitrógeno sería de 1,65 al estado de á,cido nítrico, y de 2,65 al estado de nitrato de calcio de 15-16 por roo. La cantidad de nitrógeno combinada representa r.150 toneladas. PROCEDIMIENTOS QUIMICOS Se basan en los estudios de Moissan, Otswald, Pfleger, etcétera, y consisten, en esencia, en absorber el nitrógeno por ciertas subslf:ancias calentadas al rojo, que pueden s·er metales susceptibles de formar nitruros, algunos óxidos metálicos, polvo de carbón, etcétera. Pero el resultado más satisfaotorio hasta la fecha se ha oibtenido con carburos de distintos metales, y en particular, con el de calcio, a causa de su mayor facilidad de fabricación. A éste, pues, exclusiamente nos referiremos. PROCEDIMIENTO FRANK-CARo.~En hornos de forma cilíndrica, que contienen unos 300 kilos de carburo de calcio molido, se hace. circular una corriente de nitrógeno puro, que a la temperatura de r.oooº a I.ropº ' se fija en la proporción de un 90 por ioo, bajo la forma de un compuesto cuya fórmula es CN 2Ca, al que se ha dado el· nombre de calciocianamida. . La reacción dura de diez y ocho a treinta y seis horas, y su terminadón se acusa por un máximo muy perceptible, que se manifiesta en la remperatl:ura. La cailciocianamida es un producto negruzco, de olor fosforado, que contiene teóricamente 30 por roo de nitrógeno, y prácticamente, en general, de 20 a 22 por roo. En agua fría se disuelve, aunque se descompone muy lentamente, y con vapor de agua produce amoníaco. Fué adoptado este sistema en la gran fábrica instalada en 1908 en Piano d'Orte (Italia), y por la "Cyanid Gesselscharft", de Berlín, empleando 150 retortas verticales, parecidas a las del gas, de I,40 X 1, con una capacidad de 400 ki.los de cai·buro. La elevación de temperaToJd.o n
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t ura s.e obtenía dbrando la masa de carburo, coml() resistencia eléctrica, entr·e una 'barra de grafito c.entral y la pared del horno, sirviendo de electrodo. Se obtiene una masa, que contiene de 20 a 21 por roo de ni- . . t rógeno, al cabo de veinticuatro horas de operación. También puede hacerse reaccionar el nitrógeno en ef horno sobre l@s elementos constituyent es del carburo, y no sobre éste fabricado de antemano, obteniendo cianamida de calcio, con desprendimiento de óxido de carbono (según la f6rmula C.a ü C2 N 2 = CO CN 2 Ca) ; es entonces un producto con r2-r4 por roo de N en v•ez de 20-22 por roo que se obtiene con el carburo corriente. PROCEDIMIENTO PoLzENIUs.-Empleado en Magdeburgo desde rgo6, consiste en agregar. al carburo pulverizado un ro por roo de cloruro d e calcio, para obt(!ner la llamada' "ca~ nitrogenada" (stikstoffkalk). T iene la ventaja de qll'e la reacción se v erifica a -700 grados solamente, y el inconveniente de que el producto es higroscópico y contiene alguna cantidad dé cloro Chasta 7 por roo), lo que dificulta sus aplicaciones a!grícolas; la oomíposición es de 20 por 100 de N, 45 por 100 de Ca y 20 por roo de C. PROCEDIMIENTO DE CARLS0N.-Consiste simplemente en emplear como agente cat alítico el fluoruro ·de calcio, en vez del cloruro, para evitar la higroscopiddad; pero, •en cambio, desprende álgo de ácido fluorhídrico, que puede constituir un mayor peligro para las plantas. PROCEDIMIENTO PoLLOGr.-Los hermanos de este nombre han prop uesto el empleo de un 4 ·por roo de carbonato potásico, como elemento catalizador, con ro que se consigue la fijación del nitrógeno entre 800 y 900 grados, con gran regularidad si se aumenta un poco la presión ; se obtiene un producto no higroscópico, en el que queda inalterable la sal potásica y que constituye por esito un excelemte abono más co1TI\Plet q; tratado por el ácido sulfúrico, forma también un magnífico fertiliz,ante a base de potasa y sulfato amónico. La calciocianamida ha sido muy discutida como aibono, ~ aochacándo sele que desprende acetileno, que daña a las semillas y se opone· a la germinación. Para evitar el primeir incornveniente, se la granula en fábrica, rociándola con una disolución acuosa de cola o aceite de alquitrán, que descompone los residuos remanentes de carburo y evita la producción de polvo al echarla sobre la tierra; en cuanto a los segun<lios, se eluden empleándola quince días antes de la siembrn. Experiencias de cultivo de Wagnei, Muntz, BeroUi, etcétera, han demostrado plenament e que es un excelente abono de alto valor, comparable a·l sulfato amónico y al nitrato s0dioo, y debe emplearse como éstos, en la proporción de roo a 150 kilos por hectárea; debe echarse . e n la cuoerficie, al comi·enzo de la primruvera, y en otoño, antes de Jas
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labores, enterrándolo a profundidad media; las bacterias fas descomponen en <:arbonato de cal y amonmco, siendo la ni:trificación a los cinco meses de 90 por roo; es, pues, de los abonos nitrogenados el más activo. La calciocianamida se emplea también como agente de cementación de los aceros ("f~errodur"), para Pebajar la .temperatura de detonación de los explosivos y paira obtener la urea, tr~tándola por los ácidos en disolución acuosa. Al comenzar la guerra, hab.í.a, en explotación · fábricas de calciocianamida en Italia, Francia, Alemania, ~ oruega, Suiza y los Estados Unidos, que producían unas 210.000 toneladas, de las· que correspondían r 15.000 a.1 procedi.m1iento Frank-Carn, y unas loo.ooo al método de Polzenius.
La cianamida cálcica ha sido ya empleada en España, con resulta·dos muy satisfactorios, en fos arrozales valencianos y muchos otros cuitivos; ·s u uso está muy indicado en ·n uestro país, donde a:bundan los _terrenos calizos y arcillosos, para los q~e es marcadamente recomendable; su fabricación nacional es de esperar, por tanto, que tendría muy favorable acogida ·e ntre nuestrqs agricultores, si pudiera ofrecerse en condiciones aceptables de .precio. · Para t:alcular éste, debemos tener en .cuenta que la cakiocianamida exige dos fabricaciones previas : la del carburo y la del nitrógeno. La primera ha tomado ya carta de naturaileza en España, donde se producen anualme!11!:e unas r8.ooo toneladas, casi íntegramente consumidas. El carburo, de 300 litros de acetileno por kilo, e;x:ige, para su formación, en hornos Toan como los utilizados en Terni y Bussi (Ita.tia), una potencia de 0,555 Kw.-año por tonelada. Su precio de costo puede, pues, establecrse como sigue: r.200 kilos de ca.Hza ..... ........................ . 6o kilos de cok .... ..... .. ... .... .................. . Reparaciones ...................................... . Mano de obra ...................................... . Gastos generales .................................. . Energía (a roo ptas. Kw.-a:ño) ......... ..... .
.r8,45 6o,oo 25,00 50,00 2r,oo 55,55
Total .......................... .
230,00
En cuanto a~ nitrógeno, obtenido poir destiladón del aire líqJ.tido, puede fabricarse a 0,125 -peseta-s el kilogramo, quedando como subproducto
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100 -
oxíge;10 de 90- <:¡. 93 por 100 de pureza, susceptible ._de aplicac.i?n industrial remuf!eradora. Por CO'n$iguiente, negamos., para precio de coste d_e. la cakiocianarrii, da, al siguiente : Úna t-0nelada 'd e carburo de 80 por loo~ .•..•. ;. : . 230 200 kilos de nitrógeno (a 0,125) ... ..... ............ . 25, Reparaciories ................... : ........................ . 30 Fabricación .............................................. . '"·40 Gastos gene'rales ... :·... ........... :.. .... ............. , .. . (S Amortización e interés .............................. ·: .. 35
· Total ........................... ·..... .
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Vemos, pues, que el precio de fabricación es prácticamente igual al del ácido nítrico, por el procedimiento eléctrko, y sensiblemente .inferior al del nitrato de cailcio; el kilo ·de nitrógeno, al estado éie cianamida, resulta aproximadamente a l,90 pesetc¡..s, considerando la riqueza media de 20 por lOO. · · Consider·enios por otm parte que, mfontras para fabricar una totreladá de nitrato Úan necesarios l,33 kilovaüos-año, para fabriicar la de cianamida sobran con o,88. Por -0011-s iguiente, la central generatriz, que supusimos de ro.ooo Kw., pordrá producir, como mínimum, un tercio más de la s egurtda que de los primeros; es decir, 10.000 toneladas, que repres·entan 2.000 toneladas fijadas de nitrógeno. El margen de competenciá con el nitrato chi1eno es de· ·12,50 pesetas e~. - 100 kilos; y ·el beneficio posible de fa fábrica, en la:s cqndiciones indicadas, de 125 X ro:ooo = r.250.000 pesetas . . Como resumep de lo expuesto, podemos formar el siguiente cuadro comparativo de los resultados que pueden obtenerse de una fábrica de ro.ooo Kw. <le potencia, según la :producción a que se dedique: 1
SALITRE
º/
de mtrogeno . , .... .... ..... ... . Nitrógeno fijado (tonels.) ..... · Precio ·de coste (ptas.) ........ . Producción por rn.ooo kilovatios-toneladas .. .... .... .. . Valor de la produc:eión (:ptas.) Beneficio obtenido (ídem) .... Precio _de ven~ d.el kihde N. (pesetas) ..... , ................ .. 0
·
15,5
" 500
" " "
ÁCIDO
JllTRATO
20
23, r.150 375 5.000 2.5oc:>.000 625.000
2,17
CIAll'AMIDA
2.000
375 7.500 3.750.000 750.000
I0.000 5.000.000 1.250.000 2,50
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TOI
Del examlen de esta:s cifras se dedU'oe que la cakiociana:mida, o la cal nitrog~nada, es el producto cuya fabricación ofoece' má:s garantías, por la sencillez de la operación, el rendimiento, la economía, la capacidad de pr-oducción, la cantidad de nitrógeno fijada y el precio de venta por . unidad. Oaro está que ta:l deducción no es absoluta, y hecha queda la reserva de que modernos procedimientos, ·aµn no divulgados, ha.yan perfeccionado otros métodos que puedan resultar ya más recomendables. Tant o mejor si así fuera; pero, en todo .caso, creemos haber demostrado que la fabricación de productos ñitrogenados es hoy, en España, conveniente, posible y remuneradora." Por aciama:ción son apr-obadas las siguientes conclusiones propuestas en el informe anttrior: "I.ª Las r·e&ervas españolas de lignito constit uyen ·una inmensa riqueza inactiva y encierran una formidable potencialidad dinámica, que debe ser eficazmente aprovechada. "2.ª La única utilización racional de los lignitos españoles es su destilación integral, con r·ecuperación de subproductos y generación de energía, con el combustible gasificado. "3.ª Una parte de la fuerza producida debe ser a:plicada a la fa. bricación de los productos nitrogenados, que exigen impériosas neoesi..: ~ dades nacionales. ' «._~~~ El debe fomentar_!ª rápida ii;:iplantación de esta i .. dustna, prestandole toda la protecc10n que consientan laJS leyes y ha / · .f "(:" intervenir en ella y desarrollarla por sí mismo creando una primera "-~¡ ~\ brica para asegur~r ~l consumo. de las manufactura·s de guerra, o ins _ : · l~~· l~ndo un esta?le~1~1·ento experimental donde pueda demostrarse prá .~\ ... t1camente la v1ab1hdad de la empresa." ·~ . _.'~ El Sr. DE CASTRO (D. Federico) toca de lleno el asunto de los ~1~/ carbones nadonales en la siguiente comunica:ción, que leyó a continua- ?°&?q..__/~ ción de la del Sr. Rodrigp: 4'
"~·ª
~stado
~~~~
" NOTAS SOBRE LA INDUSTRIA HULLERA NACIONAL Por D.
FEDERICO DE CASTRO,
Ingeniero de Mina.s.
La.s conclusiones propuestas por el Sr. De Castro, y que fueron aprobadas por la Sección, son las siguientes : "I.ª Que al plan de reconstitución nacional debe unirse lai construcción de todos los medios de transporte precioos para que la intensificación de la producción en las minas de carbón contribuya en todo lo
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que pueda: al progreso de la Industria nacional, que tan necesitada está de combustibles. "2.ª Que además de esta intensificación en la producción, el Estado debe procurar la mejor calidad de los carbones, aproveohando la variedad de nuestra producción y protegiendo para ello la fabricación e importación de maquinaria apropiada, ya levantando los gravámenes de fabricadón o los de importación. "3.ª Que debe estimularse la agrupación de las pequeñas concesiones de cada cuenca para así normalizar y aunar esta producción, con lo cual se facilitaría la labor del Estado. "4.ª Que para procurar una ordenada distribuaión del combustible mineral y evitar abusivas iventas y reventas, debe procurarse la sindicación forzosa de todas las minas de E spaña en un Sindicato único de ventas que normalizara los precios y los transportes. "5.ª Que, logrado cuanto antecede, podrá evitarse la importación de carbones extranjeros, llegando a una exportación metódica de clases buenas, aprovechando la crisis mundial de mercados, que subsistirá aún durante mucho tiempo. "6.ª Que la legislación del trabajo en las mína:s debe establecer reglas que garanticen ,e n lo posible ·estas mejoras en la producción y calidad de los carbones españoles." Aunque en el orden del día figuraba la discusión del programa de la reconstitución minerometalúrgica, redactado por la Mesa para remitirlo a la Sección 12.ª , se acordó, por lo avanzado. de la hora-una y rnedia de la tarde-, dejarlo para mañana.
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ACTA DE LA SESION DEL DIA
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DE NOVIEMBRE DE 1919
Bajo la presidencia del Sr. VILLASANTE, se abre la sesión a las diez y media de la mañana, con bastante concurrencia de señores Congresistas. El Sr. DE MADtARIAGA procede a dar lectura a un notable trabajo de que es autor, titulado Repatriación del beneficio de las pirita..r españolas, del que :publicamos tan só.lo el siguiente cuadro esquemático, que da idea del mismo. No se inserta íntegro por su mucha extensión y por haberlo publicado ya la Junta de Pensiones de Ingenieros y Obreros.
EXPOSICIÓN ESQUEMÁTICA DEL ESTUDIO CONVENIENCIA - - - POSIBILIDAD - - - REALIZACIÓN
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Forma actual de utilizadón Por qué no ext'ste esta in- Necesidad de crear esta inde 1ma 1·iqueza nacional. dustria en España. dustria nacionalizada. 1 . l Importancia industrial de En qué const'ste esta in- Necesidad de que la gestión los productos de es t a indust1·ia. sea llevada p01- la Corporadustria. ción de Ingenieros. 1
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CONCLUSIÓN CONCLUSIÓN CONCLUSIÓN Conveniencia de establecer Posibi'lidzd de establecer Forma de establecer en Esesta industria en España. esta iná .stria en España. paña esta industda nacionalz'zada.
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CONCLUSIONES
GENERALES
r
Se inicia un interesante deb~te sobre este tema, en el cual todos los Congresistas demuestran sus deseos de que España alcance en esta in-:dustria la independencia que debe tener. Al ponerse a discusión las conclusiones presenta:das pqr el Sr. Madariaga, interviene en primer término el Sr. ALONSO MARTINEZ, el cual, después de mostrarse de acuerdo con la orientación del traba-
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--.
jo y en un todo con sus tres primeras conclusiones, opina que es tal la transcendencia del problema, que debe llevarse a la Cámara minera, cuya constitución se propuso en la primera reunión de esta Sección. Las dos últimas conclusiones, encam.inada,s a dair independencia a los Cµerpos de Ingenieros, desligándolos 9e todo intervencionismo del Esfaido, son rebatidas por el Sr. Alonso Martínez, que ·cree pertinente esta tutela. El Si:. CONDE defiende las cinco conclusi9nes en su totalidad, y el Sr. VALBUENA pide la aprobación de la:s tres primeras. Respecto a las otras dos, dice este señor que no ve S'U neoes.idad, puesto que hay Comisiones nombradas al efecto. Interviene de nuevo el Sr. ALONSO MARTINEZ, apoyando la:s manifestaciones del orador anterior y rebatiendo las del Sr. Conde. Ratifica, llamando la atención de la Sección ·respecto a una f rcvse que debiera desaparecer de la -conclusión primera. Viendo que la discusión no sigue una marcha normal, interviene discretamente el Sr. PRESIDENTE, élogiando la labor del Sr. Madariaga por traer al Congreso un asunto de tan capital importancia; h ace notar, para encauzar lai opinión de la Sección, que el Sr. Madariaga no pretendía dar a ningún Cuerpo de Ingenieros el encargo de patrocinar una industria nacional, s~no al Instituto de Ingenieros Civiles-. Abunda el Sr. Presidente en el cdterio de los Sres. Conde y Valbuena, de _que las dos últimas conclusiones son 'innecesarias, y que para: no herir susceptibilida·des, debe suprimirse la fras·e "de dighic:lad pro~ fesional" que aparece en la primera conclusión. La Sección acuerda, por las razones expuestas, aprobar las tres primeras conclusipne§. con la r:ecti.ficación mencionada a la pr_imera y la exclusión de las dos últimas, quedando así: "I.ª El Congreso declara la industria de aprovechamiento integral de la;s piritas españolas de int·erés nacional y su repatriación como un asunto de urgente resolución. "2.a. El Congreso declara ta necesidad de plantear con carácter urgente el problema de nacionalización de dicha industria. "3.ª La Corporación de Ingenieros debe tomar por su cuenta cl desarrollo del plan más oonveniente para lograr este propósito, y et). consecuencia el Congreso invita al Instituto de Ingenieros Civiles a que designe una Comisión que estudie en el plazo más keve posibie todo lo concerniente a esta industria y elabore el plan de ejecución que crea. conveniente." . El Sr. RUBIO DE LA TORRE (D. Juan), Ingeniero de Mina1s, lee se~idamente una comunicación, de que · es autor, que, ·en ext~ac to, insertamos e. continuadón :
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IOS
"SOBRE CALCINACION D.E MINERALES DE PLOMO
Par D.
I>
JuAN RUBIO DE LA TORRE,
Ingeniero de Minas.
Algunas considera-dones sobre la Metalurgia del plomo, y, especialmente, en lo que se refiere a la calcinación previa de los minerales. ¿Hasta dónde de·be llevarse la desulfuradón? Con los precios actuales de los combustibles y las dificultades con que se lucha paira su adquisición, ¿deben emplearse los modernos procedimientos que preconizan la casi total eliminadón del azufre antes <le pasa·r los minerales al horno de fusión ? La primera cláusula <le los Esitatutos que regulan este Congreso dice que "Será objeto qe>l mismo el estudio de las cuestiones de más interés y urgencia para el desarrollo de toda·s las industrias nacionales que se relacionen con la Ingeniería"; y aunque yo no voy a exponer ningún procedimiento transcendental, me ha parecido, sin e!Jlbargo, que debía someter a 'Vtlestra cons:ideradón el resultado de mis observaciones, que pueden ser de utilidad a los fundidores en los momentos actuales. Cuando, en el año 1896, Tomás Huntington y Fernando Heberlein dier-on a conocer el procedimiento que lleva su nombre, se produjo un cambio muy importante en la Metalurgia del plomo; pues ensayado por primera vez en Petusola (Italia) y paitentado en Alemania por sus autores en 1897, se extendió rápidamente, y a los pocos años era muy rara la fundición que no contaba, por fo menos, con dos hornos rotatorios de tamaño pequeño (6 metros de diámetro), pasando una tonelada por hora, aproximadamente, con un ga.sto de hulla oscilando alrededor del 7 por 100 del peso de ca·r ga. Por medio del tratamiento en el horno, se consigue elimina·r parte del azufre, rebajando el tanto por ciento en cinco o seis unidades; y esta disminución depende, como es natural, del tiempo que permanezca el mineral en el horno y, por -consiguiente, del número de reY.oluciones por hora que dé la plaza del mismo. La <lesulfuración completa se lleva a cabo en el convertidor. Omito la descripción de estos apa!l"atos, a·si como también ciertas confideraciones relaJtivas a la tempera.tura, marcha deil trabaJo y reacdones que se verifican, porque son bien conocidas de cuantos están iniciados en ·esta.is cuestiones ; pero he de llarnaT la atención sobre el hecho de que cuantas tentativas y esfuerzos se han realizado en este rentido bar. tenido siempre por objéto la eliminación de la mayor cantidad posible del azufre de los minerailes éle plomo 'S'Ulfurados, antes de pasar
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ro6 -
éstos al horno de fusión, y al mismo tiempo la previa aglomeración ne· -cesana. Desde el antiguo reverbero, donde los minerales sometidos a un trabajo penosísimo y malsano apenas perdían algunas unidades de azufre, no consiguiéndose en realidad otro objeto que aglomerarlos, hasta los modernos procedimientos de Dwight y Llody y de Schlipenbad1, hay una gran variedad de procesos que han IV'enido a realizar el objeto indicado, reconociendo tooos como principio fundamental la acción del oxígeno del aire sobr·e el azufre para eliminar éste en forma de gas sulfuroso, y se ha llegado a sentar la conclusión de que conviene, en lo po~ .si.ble, evitar fa formadón de mata en el horno de cuba. En tal estado la cuestión, venía yo ajustando mi norma a estos principios en las operaciones metalúrgicas que por razón de' mi cargo me están confiada.is, cuando-como consecuencia de la guerra-vino eI encarecimiento de los combustibles, y las dificultades para el suministro me crearon una situación tan difícia, que tuve que apagar uno de los hornos rotatorios <le que cHsiponía, disminuyendo, como es natural, la producción por falta de hulla. Esto ocurría en febrero del 1918.; y como las dificultades aumentaban de una manera alarmante, pues de 250 toneladas mensuales que eran necesarias se recibían 40 ó 50, traté de calcinar con leña gruesa; pero no obtu:ve resultado satisfactorio; puec: el coste variaba poco y el mineral salía del !horno .con mucho azufre. Antes de llegar a la paralización de la fábrica, intenté el último esfuerzo, y me decidí a poñer en práctica el procedimiento de Savelsberg, que, dicho sea en honor. a la verdad, hasta entonces sólo había sido una tentativa más en materia de calcinación, sin haber encontrado verdadera aplicación práctica, entre otras razones, por el reducido precio que tenía el combustible en los países eminentemente productores de plomo. Pero al aplicarlo en las oondiciones indicadas por su autor, mezclando después el mineral con el l l por 100 de Si0 2 , 19 por 100 de CaO y IO por 100 de fundente ferruginoso, como se intentó en la fábrica de Ramsbeck, y, máis tarde, variando las proporciones, como en la fundición de Saint-Joseph Lea·d Co., de los Estados Unidos, donde el mineral de plomo lo mezclaban con el 13 por loo de Si0 2 , 5,9 por 100 de FeO y 6,6 por 100 de Ca.O, tuve un verdadero fracaso. Después de veinte horas de permanencia en el convertidor, el conjunto resultaba durísimo, casi escorificado (por la gran cantidad de sílice) y con el 4 a 5 por 100 de azufre. Como los fundentes f erroginosos de que disponía para formar la parva de fusión tienen ordinariamente el 20 por 100 de sílice, era preciso añadir grandes cantidades a;l mineral calcinad9 para neutralizar la
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¡•..,
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parte ádda, y la ley de la parva disminuía notablemente aumentando las escorias y el consumo de cok. Después de varias tentativas, en las que estuive a punto de fracasar , principalmente por la resistencia pasiva de los obreros, abiertamente opuestos a todo lo que signifique una variación en fa rutina del trabajo cotidiano, conseguí obtener un resultado bastante aceptable mezclando el mineral con los fundentes en lais proporciones que después diré. Como consecuencia de estas tentativas, puedo afirmar lo siguiente: I.º Que los minerales ricos (del 70 al 80 de Pb) n.o .se desulfuran bien en el coil!Vertidor y se volatiliza bastante plomo aun vigilando ·1a temperatura con frecuencia. 2. 0 Que las proporciones extremada:s de sílice son _p.e rjudiciales; pues si existe en abundancia en el convertidor, tiende la mezcla a escorificarse, y sobr·e ser excesivamente duro el producto, la desulfuración no es completa, porque la parte escorificada envuelve nódulos de mineral, impidiendo su contacto con el aíre, y si la sílice escasea no se logra la cohesión necesaria en la masa sometida a la calcinación y se produce gran cantidad de tierras, que requieren nuevo tratamiento. Estas, sin embargo, tienen la ventaja de que el calcinado que producen es de mejor calidad, pues ya están parcialmente desulfuradas. 3.º Que es muy favorable la adición de agua (S a 6 por roo de humedad), no solamente por su acción química (favorece la formación de ácido sulfúrico, que, por ser un gran oxidante, obra como desulf uran:te), sino también por su acción mecánica; pues evita que los polvos 6ean arrasfrados a-1 canal de humos por el viento. 4.0 Que el éxito de la operación depende especialmente del encendido de la carga inicial. 5.0 Influye también mucho la forma de la parrilla del convertidor, dando mejor resultado las planas o muy ligeramente curvas que las esféricas o cónica:s. 6. 0 El calcinado no es homogéneo si el mineral no va bien mezclado con los fundentes, y las cargas deben darse por capas uniformes de 20 a 30 centímetros de espesor, exceptuando la primera, que puede ser mayor. Los obreros tienen siempre tendencia a cargar el convertidor de una sola vez. Esto les evita mucho trabajo y calor; pues los fuegos tardan bastante tiempo en aparecer en la superficie; y cuando en- ésta ha y varios puntos de ignición, cohsideran .terminada su tarea. Esta práctica es muy perjudicial; pues rarísima vez Uegan los fuegos simultáneamente a los distintos puntos de la superficie; lo que es indicio de una buena <:al<;inación. La resistencia que la ma:sa ofrece al paso del aire no es uniforme, como tampoco lo es la velocidad y, por consiguiente, la presión de los distinto~ filetes que pasan a través de los orificios
rn8 de la pa:rrilla, y el aire que encuerntra la línea de menor resisténcia es· el que primeramente llega a la superficie; habiendo formado una verdadera chimenea, por donde tieI'l:de a salir la mayor parte, quedando gran cantidad de mineral sin atacar. Cuando se opera por capas delgadas, es muy fácil corregir este· defecto por el removido conveni·ente de la masa por medio de rastros o raederas apropiadas, que es precisamente lo que los obreros tratan ·de evitar. Acons·ejan los autor-es que se ponga sobre la parriilla una capa de granza de caliza para que, al convertirse en ca:l viva por la acción del fuego, 'a bsorba parte del calor que, sin este req-uisito, produciría la fusión del mineral que está en <:ont a>Cto con ella, ato·r ándose los orificios de J.a misma, con notable perjuicio para la entrada del viento, y quedaindo adherida parte de la masa al v·olcar el <:onvettidor. Yo he encontrado que es suficiente utilizar, con el mismo fin, los trozos de calcinado de operaciones anteriores, del tamafio de una nuez, que de todos modos, por su escaso volumen, tienen que pasar otra vez por el .convertidor en unión <le las tierras pr.oduci<las. Los minerales de plomo que se tratan en .la fundición que dirijo os'cilan entre ciertos límites; .pero <:orno término medio suelen tener 58 a 60 por 100 de Pb, 6 a 12 por 100 de FeO, 1· a 3 por 100 de Si02 e · igual cantidad de CaO aproximadamente. Para formar la parva de calcinación, conviene que por cada 100 kilos de mineral s·e pongan 6 de Si0 2 , 4,50 de FeO y 9 de Ca O; pero como estos fundentes no se encuentran en el estarlo de pureza que sería de . desear, hay que proceder como sigue para <:akinar.los. El análisis de ellos da el siguient~ resultado: '.E
I.º 2.º
3 .-0
Fundente 'Silíceo ············ Idem ferrug-inoso ··· ········ Idem cálcico ......... ... ..... .
Feo
Si02
90 ipor 13
IOO
7 por 50
IO !
I
CaO 100
o por 100 :J
43·
--;-
Eslf:e es un problema cuyas incógni,ta.s son las cantidades que hay que tomar de cada fundente para Uegar a la composición deseada. ·s¡ llamamos x a la cantidad necesaria del . primer fundente, y d~ signamos por y y z las ~ue se·- ha.n de tomar del 2.0 y 3.º, respectivamente, podemos llega•r a un sisrf:ema de tres ecuaciones con tres incógnitas razonando del siguiente .i nodo : Si en 100 kilos del primer fundente hay 90 de Si02 (según nos dice
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el análisis), en .x k~los que hemos de tomar -habrá una ca,nJ!idad que de momento llama'l"emos a, estaib1eciendo la siguiente proparción : •; · . 100
Z
90
a
de donde 9oz
a =-100
Os l '
Razonando del mismo modo, se pueden obtener las cantidades de Si02 contenidas en los otros dos fundentes mediante las siguientes proporciones: 100
y
10
a''
Pero es evidente número de kilos de como dicha cantidad elementos suficientes
rno z; - 13- -=-- -; a"
, IOJ' ' a=--. 100
--=-·
,,
l 3Z
a=-100
que la suma de la-s cantidades a, a' y a" será el Si0 2 de que disponemos para 100 de mineral; y queremos que sea igual a 6 kilos, ya tenemos los para plantear la primera ecuación :
·I 1
9oz IOO
+
lOy
IOO
+
'I3 Z IOO =
Ó
1
Análogamente se llega a fas otras dos relativas a las cantidades de
FeO y Ca.O: 7:c
soy
z
+ -100 +--45 100 100 '
2y IOO
+
43z , . 100 =
9
que pueden transformarse en estas otras:
90z
7z
·+ rny + 13z = 6oo +soy+ z = 450 2y. + 43z = 900
Resolviendo este sist ema de t:Pes ecuaciones con tres incógnit as, se ::ibtienen los valores siguientes : .X=
2,84
y= 8,r9
z
=
20 ,54
-
IIO -
que son los kilos que debemos tomar de cada uno de los fundente.s para llegar a la composición deseada. Como en la práctica el número de kilos de mineral no será siempre Uf1 múltiplo de roo, es más sencillo, para saber las cantidades que hay qt:.e añadir, multiplicar el número de kilos de mineral por 0,0284, 0,0819 y 0,2054, respectivamente, y tendremos fa seguridad de que hemos agregado al mineral el .6 por roo de Si0 2 , el 4,5 de FeO y el 9 por roo de CaO. Operando c0n la composición citada para integrar la parva de calcinac}ón, llegué a obtener resultados tan aceptaJbles como el que figura en el siguiente análisis :
1 1
Pb ...... ... .......... . ....... ....... . Si0 2 ·.···· · ·······: · · · · · · · · · ·· · • ••• •. F.eO ;.... ..... ... .. ...... ... .. ...... . . CaO ... ... .... . ...... ..... .......... .
54,00 6,50 I5,45
s .... ...... ....................... .. .
7,70 2,64
Otros elementos ........ .. ...... . .
13,71
TOTAL ....... .. , ...... ..
I00,00
Pero la capacidad de los convertidores de que dispor.:a era insuficiente par;i. atender al consumo del horno de fusión, a cor..3ecuencia, corno es natural, del aumento de ti·tl.mpo necesario para efectoor la operación en un solo aparato y una sola vez. Empleando el horno rotatorio, la operación tiene. dos fases, y la permanencia en el convertidor es de unas doce horas ; pues el minernl viene parcialmente desulf~ra.do, mientras que utilizando solamente este aparato, se necesitan diez y ocho o veinte horas para llegar al mismo resultado. Tuve forzosamente que acelernr la operación, reduciendo la duración de la misma a diez y seis horas, a expensas de una eliminación incompleta del azufre. Los análisis que cito a continuación ponen de manifiesto los resultados obtenidos : Pb ... .... ... ... . ... .. ... .. ... . . Si02 . .. .. ......... . . . . . . . . . . .. . Feo ......... .. .. ..... ........ . CaO ... ... ... ... ..... .. ... .. .. .
Pb Si0 2 . ........ .... ...... . ..... .. FeO ... .,.... : .... ... .. ........ . Caü ....... ................... .
Otro.s elementas ........... .
52,00 6,6o 16,71 7,30 6,03 II,,36
Otros elementos .. ..... ... ..
7,13 9,51
Otros elementos .. ......... .
IOO,OC
TOTAL. .... ... .. ..
100,00
s ··· ·· ······ ··· ·················
s .. ..... .............~ ....... .. .
.
---------
57,00 6,oo ,12,86
7,50
III -
Si0 2 •••••• • •••• • ••••••••• •• ••••• FeO ............ ........... ..... . CaO ....... ..................... .
56,00 7,00 1543 640
Otros · elementGs .... .. ...... .
6,97
TOTAL .. .. .. . ... ..
roo,oo
Pb .. .. ...... ............. ...... . .
s .......... ...................... .
.
.
"¡
8,20
La·s cantidades de azufre vienen siempre oscilando enrre las cifras que figuran .e n estos análisis. Algunas veces disminuye notablemente, llegando al 4 ó 5 por roo; pero · esto sucede cuando .g ran parte de la carga del convertidor procede de operaciones anteriores, encorutrán<lose, por ·lo tanto, parcialmente desulfurada. Los hornos de fusión que se utilizan para el tratamiento de estos minerales calcinados son circulares, de l,90 metros de diámetro al nivel ·de las toberas y de 4,50 de altura hasta el piso de carga. Carecen de circuladón de agua, y están cerrados en su parte superior por una bórveda que se llania capilla, pr·ovi•s ta de una o dos puertas de carga a•l nivel del tragante. Tienen •seis toberas, dos €anales o tejas para la evacuación de la escoria a 0,80 metros del piso de trabajo, y un antecrisol o r·e posador practicado en este mismo _piso para ·recoger el plomo, cuya salida es discontinua por no disponer de sifón de Ar~nts . La-s. primeras fundiciones de esta dase de .Oalcinado fueron muy penosas, indudablemente por el exceso de azufre, cuyas manifestaciones eran bien visibles, notándose especialmente por su coloraci'ón amarillenta, en la superficie de la escoria al solidificarse en h>s morteros (1), observándose también sobre ,el plomo contenido en el reposador al hacer fa sangría, y, sobre todo, en las paredes del horno tan pronto como ·se producía una fuga de ga·ses por corrosión del revestimiento. Era preciso dominar el azufre, y para ello podía rec;urrir a clos elementos: el ,oxígeno y el hierro. Aumenté la cantidad de iv:iento inyectada, poniendo dos tobera.is más, y en los cákulos del lecho d:e fusión aumenté la canti<lac! de hierm, suponiendo que una parte muy importante del azufre no podía eliminarse por el t•r agante y quedaba en el hon10 para formar la mata. El resultado fué de1i.ni1;ivo. Bien pronto desaiparederon las manifestaciones a que antes me r-efería; pues parte del azufre en exceso se (1) Así se llama a los recipientes móviles que se emplean para depositar la escoria hasta su completo enfriamiento, antes de ser llevada al gachero o escorial.
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II2 -
eliminaba en forma de anhidrido ·sulfuroso, y fa otra quedaba en la mata enmascarada. La marcha dd horno mejoró notablemente, y la producción aumentó en un 15 por rno, des1cendie'Il!do .también el consumo de cok. De tal manera fueron satisfactorios los resultados, que a continuación expongo .las obtenidos en los meses de enero y junio, para su comparación : Coste de producción de una tonelada de plomo en barras. ENERO
¡
Fundentes, . . . . ..
Calciaación. J orn ~ les . •....•..
l
Hulla ... . .••..•
Pesetas.
3,60 8,51 3Ml
JUNIO
Calcinación
¡
Fundentes •...... Jornales ... .... . • Hi.µJa •.•.. . .....
1
Pese tas.
2,96 8m 3,18
Fundont"'· ••..•. Fusión..... Jornales · ······· ·
Cok ..... • .. ... .•
3,35 8,59 2,50 90,08
Anexos . ...... •• . Cok .•••.• . ....•• .
3,70 8,04 3,16 80,25
Gastos generales . •
24,38
Gastos generales • .
21,72
TOTAL ••• • •
178,43
TOTAL, ••••
131,74
Fun•ento• .• •.••. •.••.... Fusióa ... • Jornales Anexos .....•• • ..
En el mes de enero, todo el calcinado S'e produjo con dos hornos Huntington-Heberlein y sus convertidores correspondientes, y tenía muy .poco azufre, el 2,50 a 3 por 100, mientras que en junio el mineral se calcinó en los convertidor·es solamenrte del modo que ya hemos explicado. En el mes <le junio, el coste de producción ha resultado inferior en 46,69 pesetas al de enero. Pero aun st,tponiendo iguales los valores de todos los elementos de producción, exceptuando la hulla, t-esultaría una economía de 34,24 pesetas por tonelada, que en una fá:brica que produjera mil mensuales r·epres.entaría, al crubo del año, la respetable · suma de 4rn.880 peseta·s . Comparando los resultados precedentes, ·se observa que los jornales de calcinación son mayores en d segundo mes; 1l10 que se explica perfectamente po1' la mayor duración de la operadón. El gasto de fundentes en fusión es también mayor en el mes de junio, habiendo una dif erenda· de Q,35 pesetas por tonelada, resultado concordante con la teoría; pues ya se ha explicadó. la necesidad de añadir má:s hierro a l:as parvas para la formación de matas. El precio de la hulla, en esos meses, fué de 150 pesetas la tonelada (después ha sido y sigue siendo más elevado) ; 'pero suponiendo que,
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al cabo de varios años, llegara a normalizarse la situación, y el .precio des:cerndiera a 50 pesetas~lo que siinceramente no <:n~o--, e!1 cosre de · la hulla para lai cakina'Ción, en el primer caso, sería 9,96 ipeseta·s, y en ei ·segundo, 0,85; todavía existiría una diferencia de 9,I I pes:eta:s; die las que deducida•s las 0,35 pes·etas que representa el aumento del coste de fundentes, qt:t-yc;laría una diforencia de 8,76 .pesetas a faivor del procedimiento, en época normal. Podrá argüirse, .quizá, que es un inconrveniente la producción de maita; pero- yo he de diecir lo siguiente: La cantidaid producida apena'S llega al 4 por roo; y cakinada ésta en pfaza•s muradas con :la venti1ación natural que ·pt·oipo:rciona una sola galería fr.ontal provista de varias ·chimerrea:s cortas, procedimiento sumamente económico, se elimina gran parte del azufre, y ·Se recupera el plomo, la plata y el hier·ro, obteniéndos~ un gran fundente ferruginoso que tiene el 5 por roo die a:zufre y el 45 al 50 de hieuo, que puede emplearse muy bien en la'S parvas .de cakinación triturando Ja parte gruesa, que es muy blanda por cierto; de modo que d exceso de hierro necesario para tfeutraHzar el azufre en el horno de fusión puede decirse que no se pierde. Esto aparte, fas matas pueden concentrarse piara ulteriores tratamientos re'muneratiivos. Además, es indudable que la escoria, en un horno, es mucho más limpia; 1es decir, arra'Stra menos plomo, cuando se produce mata; pues, por •s u densidad, forma un producto intermedio que separa muy bien la escoria doel plomo. En síntesis, y para terminar., yo creo, siefior-es Congresis·ta:s, que los progresos ·en :la Mietalurgia del ?1º1!1º tetiiderán ·siiempre a obtener · el mayor partido pos.ib1e del amfi::e de los minerales, utilizándolo como combustible, y <lejando parte de él para eliminarlo en el a1to horno.» La Seoción 'Se da por enitera:da, y demuestra. con aplauso.s caJurosos el interés con que ha oído el meriüsimo trabajo del Sr. Rubio. Un est'lldio mu.y interesante y completo intitulado "Proyecto de insmfadón de un gran centro 'Siderúrgico" es leído po'l" su autor, el Capitán <l:e Artillería Sr. FERNANDE.Z-LADREDA (D. José). Dioe as1 el referí.do tra!bajo:
TO MO H
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.
"CONSIDER.A!CIONES GENERALES SOBRE PROYECTO DE INSTALA:CI ON DE UN GRAN CENTRO SI DERURGICO P or D. JosÉ. FERNÁNDEZ
DE LADREDA,
Capitár; de Artillería.
Anunciada en E spaña fa celebración de un Congreso de Ingeniería análogo al que ha tenido lugar en otros países, fué desde el primer moment© nuestro prnpó-s·i to hacer ·en sus puntoSt ·esenciales el estudio técni iéb del pr-0blema del estaiblecimiento e111 España de un .g ran Centro siderúrgico; y comprendiendo la importancia del asunto, y haciéndonos perfoctamente cargo de la urgencia qu.e reclama su solución, meditamos má:s y más sobre el •a sunto, illegando a< (111.l!e!sitro. ánimo eil convencimiento de .que es posiible dar un va-lor rea1r a la idea, si ,se tiene la voluntad -de acertar y s·e dan los primerns pasos por camino fácil y seguro. Ignoramos si, al transmitir a los demás fo que nosotros· pensamos, tendremos ·la fortuna d·e hacerlo en forma que seamos1 comprendidos; por si no es así y la to npeza de nuestrb modo de expresión es causa que no resa'1ta cual debiera la seguridad que poseemos en -r;ue el problema puede llevarse a feliz término, vaya por adelantado la afirmación que ·sólo a un aibandono y a un ·desfallecimiento punible puede atribuirse que nuestro país no ocupe en la producción siderúrgica el puesto que debiera ocupar. Nosotros no ignoramos que tenemos que iha:blar en .primer <término a los capitalistas españoles, que forzosamente han de ser los campeones -dé la Industria ; y a ellos debemos decirles que su capital ha de obtener un rendimiento. Creemos que el argumento más fáci•l para ello (despu~s de lo c~ué diremos al final) es poner a fa vista Jos números que indican las importaciones que nuestro país realizó, en época normal,, de productos siderúrgicos, y con tales datos quedará proba·do que el capital que representan podía haber sido fuente de beneficios para el País. Año 1918: Importaciones.
Fundición y productos. ..... .. ..... Toneladas. Acero y productos .... ......... . .. . . ...... .... .. .. ... . Hierro ... . ...... .. ... . .......... . .. ...... ... ....... . ... .
r6.8.oo 70.000
2.969
TOTAL TONELADAS ... .. ...... .. . . .
Si se atiende además a la triste situación de nuestro país en cuanttl concierne a su defensa marítima y te-rrestre, fácilmente se demuestra
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.al ~apital que, además de patriótica, es labor materia·lmente provechosa ia que ha de obtener erbpleando .e n ta1 negocio su dinero. Mas en la situación actual, y convencido que se halle el capital es:... pañol de la posible realidad del problema, ¿basta ello solo para llevado a feliz término? Nuestra conciencié).. nos obliga a .decir que no. Triste, muy triste es, dertarnernte, que España no despierte del letargo siderúrgico en que actualmente se ~ncuentra; pero má.s fo sería, y sus consecuencias aún más dolorosas. si por planteamiento equivoca<lo del ·problema se desplomaba con la fábrica ya en marcha todo el prestigio industrial de la N adán. L a Industria siderúrgica es la resultante de · toda una serie de factores que e}ercen sobre ella una influencia tal, que no .sabría decirse, por ejemplo, cuál es más importante, ·si el horno .alto, propordonando la fundición, o la mina de ihulla, suministrando el agente reductor del mineral; el ·convertidor, en.tregando a 1os. trenes la,min,aidores el acero <COU que se fabrica el fiel, por donde se desliza el ferrocarril, o el sistema de redes ferroviarias, permitiendo el fácH y económico transporte de los diversos productos siderúrgicos; el acero cuya calidad pu.ede ocupar un 11).gar secundario ·en las fabri.cationes- corrientes, o el tratamiento térmico del i:iismo, que exige un estudio de.tenido por parte del elemento dfr.ector y es factor de importancia decisiva ·en 1as diversas aiplicaciones del producto; y, en fin, que .s ería totalmente inútil dar un paso :provechoso en la Industria siderúrgica española si foc¡, tres factores d·e que acahamos de ihablar (Industria minera, transporte por ferroc.arril y personal director) no v1.enen a sumarse al capital disponible. La Industria minera vive en un atraso tal ·en España, que su producción no guarda relación alguna con la riqueza del suelo; y ello nos -0bliga a realizar importaciones que, seguramente, s·erían totalmente innecesarias, empleando en la ·explotación de ellas ·sistemas más •p erf eccionados que fos que actualmente se utilizan. Ligado .íntimamente a este hecho está la penuria con que hoy viven en nuestro país las industrias de los . productos <ler.ivados ·de fa hulla, y que tienen importancia grande, tan.to desde el .punto de vista -civil como militar. Como el establecimiento de un Centro siderúrgico trae consigo otro gran esta·blecimiento productor, esto lleva consig0 el constituir otro ,c onsumidor; pues las orientaciones modernas en la Industria tienden a hacer a los grandes productores ·consumidores• propios, "' fu1 de evitar 1as imposidones ajenas, y, :por eillo, es ·menester que la industria en proyecto cuente ella misma con minas y dé a la ·explotación de. éstas aquellas ideas de perfeccionamiento hoy en boga en fos diversos países., y que ! han de permitirle, además,, obtener un . rendimient9 de consideración en energía y diversos productos químicos. r ·1" .•
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Es proWema que incumbe al Estado el desarrollo de nuestras líneas ferroviarias· y la mási acertada concesión de las tarifas. El sistema actual no permite, en España, .Ja concurrencia en mercados libres con los productos extranjeros; y si a todo esto unimos que las comunicaciones ferroviarias son en las guerras fas arterias que conducen los elementos de vi.da, ata!que y defensa a los ejércitos en lucha, fácilmente se comprenderá que es problema de importancia general el de los ferrocarriles, aun cuando aquí asparezca como caso particular del asunto que nos ocupa. En cuanto al elemento director, es menester confiar la dirección de nuestra industria a ingenieros españoles. Cuando en el •transcurso de la vida se ha puesto uno en relación con los establecimientos industriales y se examina fa tendencia de algunas entidades a emplear personal extranjero, surge la consideración de si en gran parte la tutela ibajo la que nuestras industrias viven no •s erá debida a que al frente de ellas no está •siempre personal que piense en español y que en español respire. Sea o no exada nuestra suposición, nadie ¡podrá poner en duda que hay en nuestro país elementos capaces de dirigir y llevar a feliz término .Ja industria; ·lo que precisa es seleccionarlos y orientarlos, y esto último se Uega a ·conseguir con facilidad mediante el estudio de fas diversas indus.trias, como la de aceros para herramientas de cort~ rápido, planchas de ·blindaje, etcétera, por Comisiones en determinadas fábricas del Extranjero, como se ha efectuado, por ejemplo, en España, con excelentes resttltad-os, en la fabricación del fusi1 Mauser. De no hacerlo así, pretendiendo comenzar fabricaciones tan delicadas e importantes, poniendo al frente de ellas personal que no ha pasado por otn tamiz que el de los textos, es, seguramente, llevar la ruina al nacer; pero no se atribuya después a otra cosa que a falta de voluntad; pues el sacrificio esi bien pequeño y el rendimiento muy grande, dado que durante el establecimiento de la industria hay tiemJ>o para formar ese personal director en la forma que nosotros juzgamos conveniente. No sólo hay en las industrias españolas, sino en la ma.yor parte de las extranj·eras, una organización que ise traduce en un defectuoso rendimiento de las mismas: En lugar de constituir las diversas partes que forman una industria, un todo cuya única aspiración fuese la mayor prosperidad del negocio, caminan por senderos separados, y algun~ veces opuestos,, dando lugar, en ocasiones, al cierre de fábricas que pudieran tfmer próspera vida, y, en otras, a un rendimiento mezquino, de lo que debiera ser más ventajoso. A ello son debidas, en primer lugar, lai& huelgas, lucha entr~ d·os tendencias erróneas: el. capital, que desea mano de obra a hajo ¡precio, y el <Ybrero, que indirectamente pretende la mayor carestía en aquélla. Y en otro orden de ideas, la pa-r.fe
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técnica buscando calidad, y Ia entidad -comercial, sin otra finalidad que la del mayor lucro posible. Mientras no se estudie una organización adecuada en los talleres, estableciendo el procedimiento de primas, sistema Taylor, las industrias españolas vivirán en condiciones de inferioridad manifiesta; y ya que se trata de crear algo nuevo, rechacemos moldes antiguos y demos la importancia debida a este punto, hoy muy olvidado y que sólo emplea (no en todas sus partes) en E spaña la Sociedad Hispano-Suiza, implantado :precisamente por un Ingeniero español en sus talleres de Barcelona. Por tener importancia indiscutible en la mejor orientación del problema cuanto guarda relación con el carácter que la Industria debe tener, creemos oportuno hacer sobre ello algunas indicaciones. Tratándose <le industrias siderúrgicas, no creemios iconveniente que las fábrica•s militares· sean productoras de primeras materias. Un abandono injustificado de ila Industria civil española ha obligado a nuestra fábrica de Trubia a producir los aceros cromo-níquel ~ que han prestado tan valiosos servicios en el material de guerra como en Ia tracción automóvil ; pero tal caso de excepción no debe tomarse como general, y todas las tentativas deben encaminarse a que la Acerería isea una industria privada que surta a la militar, que no es más que una sección especial de la Industria, cuya importancia excepcional radica especial.,; mente en los fines que persigue. Si la contienda actual nos proporciona ya alguna enseñanza, es la de que, en los. períodos de guerra, todas las industrias siderúrgkas se transforman en industrias militares; mas para que aquéllas puedan, en tales casos, responder con buen éxito a fas necesidades del momento, es menester una preparación previa en los períodos de paz, y por ello es preciiso fomentar en la In<lus·t ria privada las co~strucciones militares. Si se une a Jos anteriores el hecho de que la principal misión del oficial de ArtiUería, en su parte técnico-industrial, ha de ser más Ia de inspeccionar, verificar, analizar y ¡proyectar, sirviendo de consejero al constructor que desempeñar este último papel, fácihnente s·e comprenderá que aboguemos por que sea Ia Industria privada la que se encargue de la dirección, establecimiento y desarrollo de la nueva industria, quedando reservada al Cuerpo de Artillería la misión antes señaJada, en lo concerniente a la fabricación para el Ej ército. Bastará leer fas líneas anteriores para com¡prender que no tratamos de una industria civil ni militar, .sino de una fusión perfecta de ambas, designada con la denominación de GRAN INDUSTRIA SIDERÚRGICA. y no podía ·Ser de otro modo: .si el Ejército s·iempre ha vivid-o y desea vivir en íntima relación con el Pueblo, de quien procede, y adonde vuelve defendiénd olo en los momentos de ip eliigro~ más que en parte alguna,
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aparece esa conex10n entre las industrias siderúrgicas civiles y militares. Así se V'e desde antiguo a la fábrica militar d·e Trttbia, recibiendo el lingote de fundición de Ja Industria privada y suministrando a ésta aceros y productos estampados; a la fá!brica de armas de Oviedo, auxiliada por Ia Acerería .de Trubia, proporcionando a Ia tracciéin automóvíl elementos que la ¡ndustria privada 110 está en cond.iciones de suministrar,. y siempre y ·en todos los momentos, a las fábricas de una y otra clase prestándose mutuo auxilio, dedicando todos sus es,fuerzos a complem entarse unas a otras y laborando, quizá sin pensarlo, por el establecimiento de esa gran única industria que la realidad impone con evidencia innegaqle,. Es un hecho, que en los momentos pasados señalaron Ias naciones en focha con todos los caracteres de realidad, que la independencia de un pueblo depende, ante todo, de su producció~ siderúrgica; ·y si en tal concepto examinamos la situación de 1nuestro país, una doiorosa amargura hace presa e11 nuestro ánimo: los ·establecimientos .productores de fundición, primera materia de la industria siderúrgica, se haUan en España, o en las costas, o en las proximidades de ellas; y 'bien pudierá ocurrir que, en los momentos· de tin'.a guerra, nos encontrásemos \Sin medios p·ara producir una tonelada de fundición y, por tanto, no sólo vencidos, sino obligados a rendirnos sin combatir; Io que sería mucho ip.ás triste todavía. Ante tal hipótesis, desgraciadamente posible, como resulta del examen de las factorías 1biibaínas, asturianas, hor·n,o alto de Santander, Málaga, Sagunto, es labor ·de evidente patriotismo estudiar los medios de hacer variar tan peligrosa situación; y .siendo con facilidad posible la solución, deben .los Gobiernos tender a que se lleve a la práctica, asegurando en los primeros años., como en otros casos se ha hecho, y durante cierto período, un interés mínimo al capital empleado, ya que con eilo se ve1:itila la razón de existencia propia, o la de estar •s1iempre expuestos a codicias ajenas a fas· cuales no se pueda resistir. No hace aún muchos años, era el único. factor a tomar en consideración ren el establecimiento de una industria siderúrgica la proximidad a .Jas primeras materias, minas .de hierro y carbón; mas el tiempo ha hecho en esto, .como en todo, evolucionar a las ideas, y ya no es ese punto el que tiene importancia decisiva, sino el más .principal; esto es, 1a situación de la fabrica en ' las mejores condiciones estratégicas. Es ' po:· lo demás perfectamente lógko tal cambio en el modo de pensar: la3 guerras antig uas se desarrollaban con armas de alcance reducido y escasez de elementos de ataque, y ·esto, unido a los ~eficientes medios de comL~·nicación y .transporte, tenían por consecuencia no considerar· éomo un peligro lá ;proximidad de Ja industria al mar, sino, por el contrario, ·como fuente de benefido, permitiendo el intercambio fácil de
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materias y productos; mas cuando el aumento de potencia de la artille-. ría naval, uniéndose al desarrollo de la navegación· aén~a, adquirió la enorme importancia que tiene actualmente, arraigó en el ánimo de todos la firme convicción de que la prox imidad al mar puede originar la destrucción -e n 1breve plaz.o de nuestros aparatos reductores, cuya altu;a, que llega en ocasiones, y aun pasa, de veinticuatro metr.os, contri1b uye aún más a facilitar 1su inutifü:ación, y que tiene caracteres tanto más alarman tes en España,. cuanto que muchas de nuestras costas están en total ind efensión. E s menester, pues, colocándose al corr iente de las neoesidades del mom ento, trasla<lar a ~untos estratégicos fa industria siderúrgica ·e spañola; y sin preconizar la destrucción de la existente, ya que hacerlo sería olvidarse d e la pobreza de nuestra nación en tal extr emo, y no rtener en cuenta, que dte:Sitruir es siempre ma1 icons:ejo en Siderurgia, procurar complementar lo actual y edificar lo nuevo, no sólo con la vista fija en -nosotros, is.ino tam1bién en aquellos que· nos observan desde el exterior. No es, por ·lo d emás, un caso anóma:lo el de colocación de una mdustria siderúrgica lejos. ·de los lugares de obtención de las primera·s materias y atento a condiciones especiales de situación. Chica.go. -situado a distancia corts~derable de las· minas del La¡go Superior y de Jás de Pensilva:nia, ha llegado a ser actuaimente un centro metalúrgico de primer orden, a causa de su condición de metró.poli de'l oeste americano, y es que constituye un error muy grande en Sicleru1°gia atender solamente al precio de las materias primas y olvidarse por c0mpleto de las. condiciones del mercado ; pues hay razones comer·ciales, y más que . en otra parte en España, donde la•s· tarifas ferroviarias son elevadas, q.u e llegan a determinar la preferencia por una situación tail, que, sin un: ex amen . detenido, pudiera juzgarse muy poco conveniente. Si unimos en nuestro p aís las condicione:; estratégicas' a las de si-. tuación de las materias ¡primeras, minas de hierro y carbón, muy dignas amba1s·, según indicamos, de ser tom'a das en consideración, resulta-· rá en el mapa, para 1la Industria !Siderúrgica·, unf triángulo cuy0.s1vértices están sit uados en León, Aranjuez y Cór doba, todos dentro del radio de nuestras probables Eneas de invasión,. L eón, provincia que, desde el punto ·de vista siderúrgico, está poco es,t udiada y menos aún explotada, presenta la ventaja principal -de ser un distrito donde se encuentran minas de hulla y mineral, no muy distantes unas de otras ; Aran juez, en las cercanías del Tajo, proporciona a .la Industria siderúrgica medio de disponer de fa energía eléctrica a precio reducido, y siendo actualmente la Acerería eJ,éctrica una realidad y una necesidad indiscutible ·e n la: obtención de aceros 1especiales, como tendremos ocasión de probar, no. debe perderse de vista situación semejante, cuando de es.ta1
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blecer una industria siderúrgica se ,t rate. La sierra de Bélmez, en Córdoba, es rica en minerales de hulla, y añadiendo a ello que la Industria privada está ya allí orientada en el 1sentido de destilar carbones de calida:d inferior, para aprovechar los productos químicos y obtener energía a precio reducido, crieemos no debe abandonarse sem'e jante situación. Por salir Íl:era de los límites señalados a nuestro trabajo, y esfar además, seguramente, en la coneiencia de todos la ventajosa posición estratégka qu e presenta el triángulo de que hablamos, no nos detenemos más sobre este extremo; pero queremos tem1inar las consideraciones preliminares que venimos hablando diciendo a·lgunas ,palabrass acerca de la naturaleza del coque metalúrgico español. El horno alto, teniendo presente su capaódad y el peso de las cargas, exige emplear un combustible dotado de dureza suficiente a evitar los atascos, de con·secuencias tan funestais en -los aparatos reductores, pero que al propio tiempo no exija una •presión ·demasiado elevada en el aire que se inyecta; por tal razón, hay para fa Siderurgia. española la desfavorable circunstancia dé que los carbones españoles, ·p or su alta proporción de materias volátiles, no son, en su mayor parte, metalúrgicamente cotizables.; y si esto es así, ello justifica también en cierto modo la situación de los hornos altos <le Biilibao, Nueva Montaña de Santander, Málaga, Sagunto, etcétera, en condiciones fáciles para importar carbón inglés. Nuestra modesta opinión es que el hecho señala>do obedece más bien a insuficiencia en fa carbonización que a defecto de la primera materia empleada; mas si nuestro juicio peca de equivocado y, a excepción de los carbones de la cuenca del Sabero, no son lo1s demás aptos para producir coque metalúrgico, no ha de estar fa solución en protecciones extrañas, sino la de dar a la Electricidad en Siderurgia el importante papel que tiene ya cuando de substituir a otros manantiales de energía se trate. Nuestro proyecto de fábrica, expuesto sólo en líneas generales., tiene como punto de partida la producción de 100.000 toneladas anuales de fundición. , todas elias transformables en acero. No es posible, ciertamente, sin un conocimiento pedecto de las necesidades del País, en ·Cuanto respecta a ·s.u defensa marítima y terre~tre, líneas de comunicación, exigencias de la Agricultura y de la Industria, -señailar por adelantado cuál debe ser la verdadera capacidad de producción para satisfacer aquéllas; mas aun siendo ésta conocida, no debe perderse de vista que las industrias siderúrgicas viven tan unidas, que d nacimiento die la que tratamos ha de tener una repercusión en el desarrollo de otras nuevas, y que, po·r tanto, a los pocos años de .su marcha, estará ya, tal vez, respecto a producción, en las condiciones de inferioridad en que nosotros voluntariamente la colocamos; pero crear lo no exis-
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tente y darle una orientación racional, eso es J.o difícil; pues ampliar después lo que .con facilidad funciona , proporcionando rendimientos, es labor que fácilmente puede verse realizada. El número 100.000 toneladas que tomamos como tipo lo hemos establecido teniendo en cuenta que, en el año 13, la importación de productos siderúrgicos ha sido dr de cerca de 90.000 toneladas. Una fábrica · moderna, que emplea personal muy numeroso, no puede funcionar de un modo uniforme, si, paralefamente a su desarrollo industrial y .comerdal, no coloca la cuestión social del obrero. Está €onstittüda la Industria siderúrgica por un sistema de mecanismos tan perfecto, que basta con que uno 1solo altere su marcha para ·d ar lug~r al mal funcionamiento de todo el sistema y, por tanto, a eseaso rendimiento, aun en fas circunstancia:s mejores; y no basta en tal situación acudir a remedios circunstanciales (elevadón de los jornales, etcétera): es que el citado mecanismo no está sólo falto de lubricante, sino de una más perfecta construceión: las cajas de pensiones y retiros, los hospitales, los auxilios para los inválidos, las escuelas, casas de comida y de vivienda, casinos, etc. , etc., son actualmente de necesidad tan vital ·en fas industrias, que no podría pr·escinditse de ellas ·si alguna vez se quiere a:certar. Es natural que sea así: somos tan necesarios los unos a los otros en la vida, que es. una vana ilusión pensar que nuestro bienestar es totalmente independiente del ajeno.
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Organización de la fábrica. Teniendo presente fas razones ya expuestas, una industria siderúrgica que se esta.<blezca a base de asegurar la independencia de la Na.eión ei;i tal extremo, en las circunstancias diversas por que ella pueda pasar, tiene necesidad de crear hornos altos ;propios, dado que aquellos de que actualmente España dispone no ofrecen la garantía de seguridad que sería de desear, por su proximidad a la costa. Esto, atendiendo a razones estratégicas tan sólo; que deteniéndonos en las comerciales, salta a Ia vista que las sociedades productoras hoy,. en España, del lin.gote de fundición tienen menester de él para sus necesidades propias, sin que sea factible puedan pensar, no siendo en escala muy reducida, ·s atisfacer las ajenas. Sin llegar a la enorme capacidad de producción de los hornos altos ai'mericanos, 6oo, y aun se espera 700 toneladas por día, puede tomarse ~o tipo para: nuestra ·fálbrica el de 200 toneladas ; y teniendo eh cuen-
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ta que, predsamente en. 1a mayor potencia de producción del horno alto, descansa que los llama:dos gastos de fabricación de fa fundición tengan en el precio de coste <lel producto una influencia bien pequeña, dada la capacidad que hemos supuesto para nuestra industria, roo.ooo toneladas anuales, pueden proyectarse dos hornos altos de fa produc~ ción ya 'Señalada, que dejarán margen suficiente para ·l lenar las necesidades supuestas, aun teniendo presente hs reparaciones ·que, en ocasiones, pudieran ser necesarias. Admitiendo un consumo medio de tonelada <le ·coque por tonelada de fundición piroducid'a, que es el dato corriient.e con los mine rales y oarbones, españoles, nuestros dos hó'rnos altos .p recisarán 400 toneladas diarias <le -coque meta'lúrgico; y tomando como tipo de produoción d e un horno de cok 6,5 toneladas diarias, resultará que la industria qu e se esfablez.ca tendrá menester de una 1batería ·de 62 hornos· de -cok. Dotando ·cada horno a.lto con ·c uatro aparatos Cowper · de 35 metros de altura, aproximadamente, tendremos menester de ocho de aquéllos para los . dos proyectados; y en cuanto a la:s, máquinas soplantes, teniendo en cuenta que deben tenerse t ambién ·de reserva, podemos admitir dos por horno, que marchen a razón de treinta vueltas por minuto, con10 las modernas de eje veititCal, empliea<las ya en todas partes, to· mando como base de cálculo '<}Ue la pr·oducción de una tonela<la de fundición exige inyectar unos tres metros ·cúbicos. de aire por minuto. Si agregamos a lo· indkado las bomhas p.r ecisas para el agua a presión que es necesaria en el enfriamiento de las paredes <lel horno, y que es de r,5 m .ª por minuto, y los montacargas de que es menester disponer para Jos lechos de fusión, tendremos en líneas generales esboza<la lai 1nstafaJCión en fo que a -l a · ,producción ·de fuooición se refie re. En cuanto a los montacargas, ha existido, y eúste en algunas fáhr1cas tendencia a servirse de uno común a dos hornos altos; tal disposición, aun cuando ·económica, no nos pare-ce acertada ; .pues la regularidad en las condiciones de marcha es de tal modo es·encial, que a toda costa debe evitar·se que la alimentatión de ambos hornos quede interrumpida: por una avería en la máquina o en el cable, siendo preferible que cada horno ª 'l to tenga su montacargas especial. Por lo que guarda relación con el lugar de instalación del horno alto, ha de pr9curarse que sea una extensión plana, servida en condidones. ·v entajosas por vías férreas que permitan fa fácil recepción de las primeras materias y la expe~ición de lo·s· productos ; deben disponerse en línea y ligados entre sí por puentes estrechos de madera; los montacargas se 'Colocarán en una línea :paralela a fa de los hornos y puentes estrechos; ligarán también fas, plataformas de los mont~cargas con laiS de los horños altos ; los . aparatos de aire caliente de·b en colocar"
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se lo más próximo posible a los hornos; pues las conducdones dan lugar a grandes, enfria1nientos; mas ·como o.frecen gran superficie (6 metros de diámetro y 35 metros de altur.a), y para que no dificulten los trabajos necesarios <lel horno a-lto, es más conveniente coloca.rlos ·en una línea ·paralela a la de ,a:quellos aparatos, pero situada a nivel más elevado, r,5 ó 2 metros, por ejemplo; fas máquinas soplantes y calderas tienen una colocación que depende en gran parte de las circunstancias localles; })er.o hay ·siempre ventajw en no aipro·x imar demasi'a<lo estoSJ aparatos a los .principales, a los que debe evitarse, ante todo,, el menor embarazo; una extensión considerable de terreno debe ser dedicada a par-. e¡ue de minerales, fundición y c0mbusüble, pudiendo calcula.rse en unas 20 hectáreas la extensión de terren.G de que será preciso disponer para la instalación amplia de la sección destinada a Ja producción de las 100.000 toneladas ·de fundición, comprendiendo en ella los pa!'ques de primeras materias, fundición y escorias ya mencionados.
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ilcerería . Ha .de comprender los talleres Bessemer, Martín y eléctricos, admitido que, cual debe suceder, la industria en .proyecto tenga los talleres B€ssemer en el Iugar de ins.talación de J.os hornos altos; pues es muy admitido que la fundkiéE pase líquida al convertidor; pero tal práctic-a es, no obstante, sumamente ·p erjudicial, pur cuanto hace depender la acerería del horno alto, y a é~te de aquélla, debiendo desecharse en la instalación que se realice, uti.lizando en su lugar los mezcladores, que son, además, Jugares de desulfuración de la fundición. <;omo, al propio tiempo, los domingos y días festivos, generalmente, no ha de trabajarse en la acerería y sí en el horno alto, cuya marcha es continua, será menester disponer de cubilotes para refundir en lingote procedente de la colada obtenida en !tales días. Tomando de las: roo.ooo toneladas ·de fundición .producida:s el 30 por roo para su tratamiento en el convertidor, que ·es la práctica corriente, entrarán en la acerería Bessemer, anua-lmente, 30.000 toneladas de fundición, o sea, para un promedio de trescientos días de trabajo. Las roo rtoneladas que diariamente deben transformars.e en acero exigen, pr6ximamente, dos convertidores de ro toneladas cada uno, funcionando continuamente, y uno más para substituir a aquéllos durante las reparaciones precisas. Una mezdadora <le 200 tonela<lruSI ·de cwbid'a y otra en reserva, además de <los pequeños cubiJo~es que sean ca:pa:ces d!e funidir cuatro toneladas de
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spiegel-eisen a fa, hora, y un g.ran cubifote que funda veinite toneladas por hora paira fa fundición de :los días festivos, completarán, en uniótt die dos máqninas soplan>teis de vapor y faJ~ .i~1stalaciones auxi:liares, tafos como hornos para fabricar reve'S>timient os, máquinas para apisonar fondos <le convertidores,. etcétera, Qa inst'afación que nos ocupa. 0
Taller Martín.
En este taller debe transformarse en acero el 70 por 100 de la fundición obtenida en fa fábrica; es decir, 70.000 toneladas anualmente, o, lo que es lo mi.smo, unas 250 toneladas diarias; si se admite que sean efectuadas tres operaciones en las veinticuatro horas, podrán disponerse dos hornos Martín de 30 tonela:das de cabida cada uno y un horno Martín de 45 tonelaidas, con margen sufi.ciente para la transformación indicada; para cada horno se establecerán dos genera.dores Siemens, y éstos, con los gasógenos, guías de transbordo y carga, completará la organización del taller que nos ocupa. Acerería eléctrica.
Estará dedicada en •SU totalidad a b fabricación de aceros especiales, y en ella ha de implantarse el sistema Dupl·ez, consistente en afinar el lingote obtenido en los hornos Bessemer o Martín¡ producirá anualmente ro.ooo toneladas, o .s·ea, unas 35 diarias, disponiendo de dos hornos del tipo de resistencia de arco, sistema Heroult, de una capacida·d de cinco toneladas; lo que colocará a la industria en condiciones de aumentar la fabricación de esta clase de acero por encima del 'límite admitido, caso ·de juzgarlo necesario. A continuación <le Ja a.cerería se establecerán los talleres de laminación, que compr·enderán: el· de 1aminación de planchas de blindaje, el de llantas, el de chapas y el de discos ·de ruedas ; se dispondrán diez trenes laminadores tríos y dúos reversibles; con cilindros variando de 300 mm. a I metro y I ,5 metros de diámetro ; existirán además los llamados talleres mecánicos, comprendiendo las forjas para ruedas, el taller de prensa· y embutición de proyectiles, Ios martillos, etcétera; talleres de corazas, material ferroviario y de reparaciones, y, por último, las secciones dedicadas al materia:l de artillería, en donde se obtendrán fos tubos para cañones, cureñoa:s de la artillería terrestre y naval, canos, fabricación de proyectiles y espoJ.etas, polígonos de tiro, salas de revisión y el departamento eléctrico. De propio intento hemos dejado para final de este ligero bosquejo, que acél'bamos de dar de la industria, en ·cuanto a los elementos que han de constituirla, lo que guarda rela:ción con la oficina técnica y
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laboratorios. Son ideas tan nuevas en nuestro país, que casi puede decirse que ninguna fábrica civil, en España.~ ha entrado todavía por ella·s, y, sin embargo, van tan unidas al buen éxito industrial de toda empresa, que estamos por decir que son tan indispensables a la misma como lo es el alimento a la vida animal sobre la Tierra. En la oficina técnica se estúdian los diversos proyectos <le construcción, y, con ellos a la ·vi.st:a, se dan la·s órdenes correspondientes a los diversos talleres, determinando por adelantado las operaciones por que -cada pieza debe ·pasar: . no hay en tal forma, para el Ingeniero-} efe de taller, más preocupación que la mejor marcha de éste y perfocta construcción de lo que se 'le ordena, y se destierra <le la industria el sistema actual , que obliga a los Ingenieros <le taller (que no reciben órdenes técnicas concretas) a erutenderse entre sí, anulando al elemento director que debe asumir la responsabilidad; por 1o que guarda relación con los laboratorios, su importanda es de tal magnitud, que el análisis del lecho de fusión en el horno alto, primero, para regular su marcha; en la a.cerería, después, para comprobar la fabricación en curso; combinando los laboratorios químicos con los gabinetes de ensayo, es lo único que puede hacer a una fábrica vivir con la convicción <le que está su vida asegurada por la .b ondad de sus productos. No debe olvidarse jamás en una industria que tiene aspira.dones de progreso y ansia <le llegar, cuanto guarda relación con los traibajos de inveslf:igadón, hoy casi puede decirse que desconocidos en nuestro país. Atribúyase a ello una gran .p arte ·del retraso <le nuestra nación en la adaptación de todos los métodos modernos industriales; y basta, para cerciorarse de que nuestra afirmación es ex.acta, el -considerar cuán pocas industrias española·s tienen departamentos donde puedan dedicarse los Ingenieros a los experimentos químicofísicos que tienen cada día mayor importancia y mayor aplicación.
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DdaUes de instalación de las diversas partes de la industria y presupueste HORNO ALTO
Es perfectamente sabido que, de todas las operaciones industriales, e.> la reduccion del hierro de sus minerales una de las que consumen más carbón y cuyo precio <le coste es más notablemente inftuído por &.1 gasto de -combustibíe. De aquí que, desde tienii>po muy antiguo, se haya buscado y ·se busque disminuir la cantidad de coque que se pre-
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cisa para la obtención de una tonelada de fundición, y que se haya conseguido en gran. parte con el ·empleo def afre caliente en el apara to r~ductor; mas aun cuando modernament@ sea ya el mismo horno alto et que proporciona las calorías necesarias al aire inyectado y la energía mecánica precisa a las má:quinas soplantes, es ,Jo cierto que, en nuestro país, las instaladones existentes no ihan sabido sacar aún todo el partido posible al horno alto, y esto es, quizá, una de fas causas princiP?-'les de que resulte el lingote de fundición a un precio notablemente más elevado que el que debierá resultar. Continúa aún como práctica corriente en España la de quemar los gases que despide el. ,tragante de los hornos en los ·h ogares de las calderas de vapor; y ello -trae, como consecuencia lógica, el que se pierdan inútilmente 1buen n~111ero de caJorías y, por il:anto, ·de caballos de empleo positivo como energía mecánica; es, pues, de abwluta necesidad que, en la instalación qu.e proyectamos, se substituya completamente el motor. de vapor por el de gas; y a fin de hacer ver cómo nuestra opinión, al llevarla a Ja práctica, será fuente• de positiva economía en la obtención del producto, estableceremos en líneas generales una comparación <le los dos moto·res, desde el punto de vista del rendimiento. Una tonelada de fundición necesita, por ténnino medio, 4.500 :J:. netros 1cúbi oos de gaisi ; y admitiie111tlo, \Siegún ·o curre, que, a lo más, 2.500 metros cúbicos van a utilizarse en la ·calefacción del airn 31 pérdidas por las f~tgas, queda un r,emanente de 2 .000 metros cúbicos por tonelada para ser utilizados. Nuestra práctica corriente consiste, según hemos indicado, -e n quemar estos gases para producir vapor; pero experiencias caforimétrkas hechas con los mencionados gases, en las marchas normales de los altos hornos, han acusado un poder calorífico para los mis·mos de r.ooo calprías po.r metro .cúbico, o sea, 2.000.000 para la tonelada de fundi<Ción producida. El anotar de vapor, comlprendido el generador, da un rendimiento mecánico de 9 por roo, o sea, que los dos millones de calorías quedan reducidas a 180.000; en cambio, el motor de .gas da un rendimiento de 22,5 por loo, o sea, que utiliza, de los ·dos rnill0nes de calorías, 450.000; resulta, pues., a favor del motor de .gas un beneficio de 270.000 calorfas por tonelada cle fundición producida, o bien, sabiendo que el kilova.tio-hora ·s upone 857 calorías, proporcionarán 315 kilovatios-hora, y para nuestra fábrica, que ha de tproducir 400 toneladas diarias de fundición , se obtendrán 126.ooo kilovatios-hora, o l7r.360 caba·llos-hora, que equivalen a 7.140 caeaillos-día; energía hoy completamente perdida, y que, no obstante, i&ería suficiente a activar los motores de una fálbrica anexa al horno alto, traduciéndose .Ja economía 1con ello realizada a un ·descenso considera;ble en. el precio de coste de -la tonelada de fundición, 1
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Pero recuérdese además que nuestra industria ha de disponer d e una batería de 65 hornos para desülar la hulla, de producción diaria de 400 toneladas de coque metalúrgico; y admitiendo, para un térmli.no medi o <le las hullas corrientes, que la destilación da el 80 por 100 <le coque, se preósarán 500 toneladas de hulla. Se sabe que los hornos de coque de recuperación dan por tonelada disponible 270 caballos, y, por tanto, nuestra batería dejará libre 135.000, que, sumados a los que proceden del gas del horno alto, dan un manantial de 'e nergía eléctrica, que debe utilizarse oomo mo tor en la acerería de Bessemer y para producir acero eléctrico. Consideramos, pu.es, que la fábrica debe disponer en esta parte : ~rimero, de <los hornos a:ltos· de 200 toneladas, con los aparatos precisos para el lavado <le gases, a fin de utilizarlos ; s·e gundo, una acerería Bessemer y eléctrica, que debe funcionar a expensas de los gases de los hornos de coque y del de los altos hornos ; y tercero, una batería de 65 hornos de coque, wn una produ·cción diaria de 400 toneladas. Orientado de tal forma el problema, y cualqtÚera que sea el lugar, dentro de ciertos límites, donde se establezca la fábrica, siempre que se disponga de líneas de comunicación convenientes, ha de obtenerse una positiva economía en los productos·.
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PRESUPUESTO Un ako horno de 200 toneladas, con todos sus aparatos accesorios, incluyendo los de lavado de gases pani ser utilizados, cuesta, aproximadamente, l ,.800.000 pesetas. El importe de los dos hornos con que debe contar la industria será, por tanto, 3 .600.000 pesetas. La :batería de los 65 hornos de coque meta:lúrgico, con todos sus aparatos de recuperación de produotos, e incluídos fos talleres de concl·ensa!ción y 11ectificación, cuesta, a¡proximaidamente, dos m.i llones de pesetas. El taller Bessemer, 'con los tres convertidores de IO .t oneladas, las <los mezdadoras <le 200 y .los cubilotes de 'Spiegel-eisen y gran cubi.Jote para fundir el lingote en los días festivos, cuesta alrededor de 3 l/2 millones de pesetas; la acerería eléctrica (afino del Jingote obtenido en el convertidor), con los ·dos 'hornros Her-0ult die 5 toneladas, representa, aproximadamente, un capital de 100.000 pesetas ; de modo que, en total, esta parte de la instalación ·e xige un presupuesto de nueve millones doscientas mil pesetd.s. 1Conveniente será hacer la advertencia, que habiéndose efectuado en 1
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líneas ge nerales un estudio del problema planteado, sin descender a detalles que exigen ya un exan~n detenido y el desglose en presupuestos parciales, no deben tomarse los datos anterior,e s más que como valores aprox imados; siendo menester, si, cual es de desear, se lleva el asunto a vías de hecho, hacer proyectos separados de construcción de talleres, concretando ya el lugar de instalación, factor del que depende, en una cierta medida, el presupuesto de gastos de establecimiento. De la lectura de las anteriores líneas resulta también el hecho de que la industria que nos ocupa ha de llevar anexa otra de productos químicos obtenidos en Ja destilación de la hulla: los alquitranes, base en la fabricación de productos colorantes; el sulfato de amoníaco, p rimera materia en la obten<:ión de la sosa Solvay y abono en la Agricultura; los benzoles, de aplicación cada día mayor en las industrias de automóviles y explosivos, etc., etc. Como es asunto que ofrece una importancia extraordinaria el referente al precio de coste de la fundición, y es nuestra opinión que este producto resulta en nuestro paío& a uno m¡ayor del que realmente debiera tener, con manifiesto perjuicio de la Industria siderúrgica, vamos a deci.r algunas palabras acerca. de los factores de que depende aquél. El precio de coste de la tonelada de fundición depende de tres factore.s : precio de las materias primeras, gastos de fabricación propiamente dichos y amortización e interés del capital del primer establecimiento. Si siempre es preciso en la industria tener en cuenta que el valor que representa e1 capi-tal del primer establecimiento puede ~r . dentro de un plazo más o menos largo, totalme nte distinto y muy s uperior al valor real, siendo men ester la creación de amortizaciones, sube de punto esta necesidad, tratándose de industrias siderúrgicas, dado que el horno alto, por ejemplo, difíciLmen~e ·p uede soportar más de cinco años de campaña sin rehacerlo en gran part·e ; la:s máquinas que es preciso reponer, los progresos de las máquinas operadoras, los nuevos procedimientos de fabricación, etc., etc., todo se traduce en un descenso en el valor del capital empleado, que es preciso compensarle con una amortización : fa práctica corriente señala una amortización e interés reunidos del 10 por 100 sobre el capital emp1eado; y esto, referido a uno de nuestros hornos en proyecto, que han de producir 50.000 toneladas de fundición al año, con un capital de instalación de 1 .800.000 pesetas, da, para cada tonelada pro.ducida, un recargo de 3,6o pesetas, e incluídos· los intereses de . los fondos precisos para asegurar la marcha de la industria, resulta un máximo de 4 pesetas por tonelada en ro referente al capítulo Interés y am,ortización del capital empleado en fo instalación.
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No ~ebe olvidarse en la instalación de la industria siderúrgica que nos ocupa asignar una cantidad para el fondo de marcha, ya que la fábrica debe tener asegurada aquélla, no sólo hasta la ·v enta de los productos, sino hasta el momento de su paigo. El capítulo llamado Gastf¡S de fabricación comprende: los gastoB de mano de obra, los gastos generales de dirección y administración y los diversos objetos de consumo, tales como lubricantes para máquinas, útiles diversos, etcétera. Tomando como gasto de mano de obra un jor•al de obrero por tonelada producida, y teniendo en cuenta el personal numeroso de peones que emplea el horno altJ, podemos tomar 3,50 pesetas como sa!lario medio, y aumentando a esto otras 3,50 pesetas para tener presente lo correspondiente a gastos generales, objetos diversos de consumo, reserva para grandes reparaciones, et<:., etc., resulta recargada la tonelada de fundición en 7 pesetas, en lo que se refiere a los gastos de fabricación. El cap~ulo Precio de las prim.eras materias es el más importante en el precio de coste de la tonelada de fundición, y sobre él no pueden darse reglas fijas, ya que depende del lugar que se adopte para la instalación del horno alto. En general, debe darse la preferencia al transgorte del mineral sobre el del carbón; pues éste pierde en consistencia con los viajes; aparte de que al tener presente que el afino · posterior de la fundidón ha de consumir cantidades considerables de carbón, bien pudiera suceder, al proceder de otro modo, que una pequeña economía en el precio del lingote fuese traducida en una carestía grande para el acero. Las factorías bilbaínas, ·sin em'bargo, ofrecen un ejemplo de altos hornos, establecidos en cuencas de mineral rico en hierro y lejos de las de car:bón; pero ello es debido al bajo flete de los barcos, que en uno de -los viaje& conducen a Inglaterra el mineral y traen a España a su regres-o el coque inglés . .Cuando el minerai es muy pobre, hay, en general, que separarse de la regla anterior y establecer el horno alto a ba&e del mineral de hierro. La razón es muy sencilla: la producción de una •tonelada de fundición exige, en tal caso, más de tres toneladas de mineral y una sola de coque; y siendo, próximamente~ el mismo el. precio de transporte de amba<& materias, claro es que la ventaja radica. en el transporte de combustible; .pero tamlbi6n, según hem-0s indicad.o en un principio, es posible colocar los hornos altos en los grandes centros industriales, aun cuando se hallen situados lejos de los yacimientos. de carbón o mineral; y esto debe tenerse muy presente; si, atendiendo ' a razones estratégicas, se desea establecer la industria en su totalidad en la meseta central de Castilla la Nueva, aun cuando ~osotros damos la preferencia, <leste este punto de vista, a la provincia -de León, donde
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existf:e coque metalúrgico y, seguramente, miner.al de hierro aún sin explotar. El precio de coste del mineral es siempre poco elevado en el lugar de producción; y si bien los t ransportes llegan a duplicarle y triplicar le, el del <:oque depende, sobre todo, del valor y rendimiento de la hulla; pues los gastos, de fabricación, compre ndiendo en ellos la mano de obra y entretenimiento de aparat os, difícilmente pasan de una pe'Seta por tonelada. Para un mineral teniendo el 6o por 100 de hierro, que e~ige el empleo de una tonelada de coque y otra de mineral por tonelada de fundició.n, nos~tros creemos que, incluídos Jos gastos de amortización e interés del capi.ta-1 de establecimiento, no puede pasar el precio de <:oste de la itonelada de 60 pesetas·, y aun quizá resulte demasiad.o elevado. l
tonelada de coque, a 30 peset2.s.. .... . .. . . . . . ídem de mineral, a 15 íd ....................... 1/2 ídem de castina, a 2 íd .......... ...... . ... . . Gastos de fabricación ........ . ............ . ... . .. .. Amortización e interés.. . .. .. .... ... ... ... ....... ...
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Sin embargo, hay que tener presente que, concretando el problema al lingote de fundición , el establecimiento del horno alto influye de un mon o notable en la mayor o menor e-conomía con que se obtenga el producto, si bien creemos que, en nuestro país, se produce 1a fundición, en época corriente, a precio demasiado elevado, por el defi ciente planteamiento técnicoemnómico del problema. Hatlando de una .n ueva industria, y itratándose. del horno alto, no podemos perder de vista el empleo de la electricidad. Como agente calorífico, es perfectamente s abido que, e n el horno alto ordinario, dese mpeña el .coque dos misiones distintas: una , reducción de óx idos, y otra, fusión de productos; e s decir, una, química, y otra, calorífica ; y por más que la primera necesi:t e también el auxilio del calor, la práctica -demuestra que <le'l coque utilizado, un t ercio es dedicado a la reducción, y los dos tercios restantes a la fusión, proporcionando calor; por lo tanto,. si tomamos, en ilas condiciones en que nos hemos <:alocado anteriormente, el precio de la tonelada de coque igual a 30 pesetas, resultará que la energía eléctrica tiene que obtenerse a un precio de 2 0 pesetas por tonelada producida, para que, económicamente, puedan ser comparables los dos hornos altos, ordinario y e1éctrico.
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Efectuando el cálculo de la corriente que · sería necesaria en la obtención de una tonelada <le fundición, partiendo de una magnetita Fe8 Ü 4 , tipo sueca, con 64 por 100 de hierro; admitiendo que el gas sale del horno alto a 150º, que la fundición y escoria tienen, respectivamente, i.300º y i.500° de temperatura, y que la composición de la primera es de 3 por 100 de carbono, l por 100 de silicio y 96 por loo de hierro, .s in azufre ni fósforo para mayor facilidad, resulta, para una marcha del horno alto, dada por una proporción de 30 por 100 en los gases del tragante, un consumo de l .400 kilovaitios-hora por tonelada producida; y comparando este dato teórico, así obtenido, con ejemplos prácticos de hornos altos funcionando en Suecia, hay una diferencia, próximamente, <le 500 kilovatios en favor n.uestro. Si tomamos, pues, un término medio de i.6oo kilovatios~hora por tonelada, según indicamos anteriormente, esta energía debe ·valer 20 peseta-s, y, por tanto, cada kilovativ, 1,25 céntimos de peseta, y todo lo que no sea así, no permite, económicamente hablando, reemplazar el horno alto ordinario por el eléctrico. Ahora bien: ¿es posible obtener energía eléctrica a tal precio? En nuestra opinión, no, y desde Juego mucho menos por las corrientes de .agua, que si bien ·es verdad que no pagan facturas de carbón, tienen los réditos de un capital empleado que es de mucha consideración; por ello, no nos mostramos partidarios, en general, de establecer hornos altos eléctricos en Aran juez, por ejemplo; en cambio, considerando que en una industria que busca ante toqo la independencia siderúrgica, si .siempre es atendible, hay razones poderosas que pueden llevarla a segundo lugar: aparte de la ventaja que resulta en la disminución del azufre que la fundición eléctrica contiene, nos parecería acertadísim0 que, además de fo s altos hornos indicados, se estableciese uno eléctrico en la provincia de ·Córdoba, capaz de una producción de 200 ó 300 toneladas diarias. De tal forma se utilizarían los· carbones de mala calida·d de la sierra de Bélmez, para destilarlos y producir energía eléctrica a bocamina, qúe es el medio más económico de producción; y si fuere posible hacer ent rar en la nueva industria la Sociedad de Peñarroya, ·el problema se facifüaría de modo muy notable. Tiene para España el horno alto eléctrko la ventaja de reducir considerablemente el gasito de carbón, que viene :..L ser de 300 a 350 kilogramos por tonelada producida; y si esto es siempre muy digno de ser tomado en c0nsideración, puede serlo mucho más que en parte alguna en España, donde no parece abunda el coque metalúrgico y, sobre todo, en Peñarroya, donde la hulla no parece se presta a la coquización. La <liferencia de precio, no muy excesiva desde luego, a que puede 'resu[tar el lingote, queda compensada con una protección que debe dispensarle .el Estado, en razón <le los beneficios que para el País· reporta su nn-
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plantación. Un alto horno como el que indicamos, de 200 toneladas diarias de fundición, con todos sus aparatos eléctricos, puede valorarse en unas 700.000 pesetas; precio notablemente inferior al del horno alto ordinario, <lado que el eléctrico no Útiliza los aparatos . de aire, como arnntece al primero, pero que influye poeo en cl precio de coste d~ la fun<lición, toda vez que, según indicamos, el capital no éntra en este fac;tor más que con una infl.t:~encia del ro por 100. Terminamos con esto lo referente al alto horno, en la instalación que nos ocupa, mostrándonos, según &e ha visto, partidarios de establecer dos altos hornos ordi~ario& de 200 tonelada,s diarias de producción, con una acerería B':"~semer y otra eiéctrica en la provincia de León; uni ailto horno eléctriico de 200 tonela:dlais. o, quizá, mejor, dos de 100 en la provincia de CóFdo'ba, utilizando la energía eléctrica producida por la destilación de los car.bones a bocamina, desarrollando en estos doc;. lugares las industrias de productos químicos obtenidos en fa operación de destilar, dicienclo de .paso, aun cuando después •hemos de insistir sobre la idea, que en la meseta central de Castill~. Aranjuez, por ejemplo, deben situarse la acerería Martín, la eléotrl.ca (empleando la energía hidráulica) y Jos talleres mecánicos de artillería, etc., etc. Al 1eer lo que anteriormente· llevamos escrito, seguramente habrá de fijarse el lector que nos hemos mostrado .decididos partidarios del horno eléctrico en la acerería, y, en carp.bio, aceptamos como una solución, tal vez para el País y en determinados casos solamente, el a!tto hornü eléctrico productor de fundición. Son conceptos totalmente distintos; y a.un cuando algunas veces se confunden hablando de hornos eléctricos, para nosotros, a:l tratar de dirigirnos a un capital que debe estab'lecer una industria, es nuestro ·d eber ser perfectamente daros. El horno eléctrico para producir fundición no aventaja económicamente al alto horno ordinario; dad0 que el precio de 1,25 céntim0s de peseta el kilovatio-hora sólo en muy conta~os· ccasos podrá ser obtenido, y 1a solución, cuando venga, habrá de ·obtenerse a. bocamina. En cambio, e1 horno eléctrico, como elemento de· afino de la fundición, transformándola. en acero, p,rese!lll:a indiscutibles ventajas, ya dando un producto de cailidad en gran parte comparable al de acero en crisoles, ya sumi,nistran<lo aceros desprovistos de nitróge.no; ,e1emento que recientemente. ha sido demostrado que es más ·perjudicial ·aún que e1 fósforo.
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En nuestra acerería hemos proyectado establecer tres convertidores de IO toneladas de cabida cada uno; vamos ahora a dilucidar una cuestión, si ellos deben ser ácidos o básicos.: nuestra opinión es que se disponga de dos ácidos y uno hásko; pues el fósforo es, relativamente, póco cle temer en España; y si bien e~ la región asturiana abundan: más los minerales fosfovosos, no- suelen, sin embargo, tener cantidad suficiente de este elemento para que las escorias Thoma·s sean beneficiables, por más que, desde luego, no puedan ser trata<los en aparatos de s0lera ácida. La disposición que creemos más acertada adoptar para el taller e¡,, . supuesto los altos hornos colocados sobre un solo lado dt:i ta vía férrea principal, establecer los mezcladores y convertidores en el lado opuesto, sirviéndose de un caldero de colada de unas 30 toneladas de capacidad, arrastrado por locomotora, para transportar la fundición líquida a los mezcladores. Los convertidores 1se colocarán unos al lado de otros, so-br.e 1a misma línea, pero en una plataforma elevada sabre el suelo, para permitir de manera tómod'a el reemplace de los fondos; el taller de mez'da<lores se situará próximo a los conrvertidores, pero no reunidos, y la · fundición líquida se transportará del primero al segundo en un caldero de colada, arrnstrado por locomotora, sirviéndose posteriormente de una grúa, aproximadamente, de 20 toneladas, para elevar el caldero a la plataforma de convertidores, una vez en e1 cual, basta una locomotora para llevarlo al conV.e rtidor. Las grúas deben asentarse de modo que ·baste una sola para cada par de oonvertidores, y en el e~tremo de su pluma disponer el caldero que eontiene la fundiciqn. Hemos admitido, al: planear en sus líneas :generales la industria en proyecto, que se dispondría de un cubilote capaz de fundir 20 tondadas a la hora, para refundir el 1ingote de la colada verificada en los días festivos en los altos hornos cuyo trabajo es continuo.. Hay, sin embargo, fábricas modernas en donde no proceden de la manera indicada,. sino que utilizan mezcladores d'e gran capacidad, ca1entados por gas. Aun cuando no decimos ·sobre ello la última palabra, creemos no obstante debe 0ptar la industria pm -e-1 cubilote; pues si, como es de desear, se lleva la acerería Bessemer a la .Provincia de León, no habrá grandes facilidades para disponer del gas y, en cambio, sí las hay de modo <iier.to para encontrar e1 coque. No e.s posible hablar de establecer una acerería Bessemer sin con-
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tar con los talleres destinados a la fabricación de 'los productos refracl'arios. Estos pueden dividirse en tres- categorías: primera, materiales formando revestimientos ácidos, de naturnleza siempre siliciosa; segunda, material es que dan lugar a revestimientos bási<:os, en los que predominan [as bases, tales como .cal, magnesia, etcétera, o las substancias de origen minera·l, como la dolomía, carbonato de cal, magnesia y alúmina; y tercera, materiales constitutiv0s de Tevestimientos neutros, formados por minerales de cromo solamente. Con esta última clase, tilos parece prudente no contar, dado que nuestro país carece de minerales de cromo, teniendo que -depender et). tal punto del Extranjero; y no parece prudente aamentar aún más' la cantidad que es de tod9 panto pr-ecisa para ~royectiles perforantes, corazas, etcétera, con la que exigirían 10s revestimientos de los horn_os, máxime cuando, a nuestro entender, es perfectamente posible prescindir de ella para semejante necesidad. Los materiailes ácidos ·s·on los más empleados-, tanto para hacer los revestimientos interiores de los hornos altos, como de los aparatos de aire €aliente, y de los convertidores y hornos Martín, cuanü_o, <mrno es corriente en España, no se busca desfosforar 'la - fundición; se emplean ·:tn forma de ladrillo o de adobe, ya constituídos por la arcilla refractaria ordinaria, que es lo más c0rniente, ya por la sí.!ice casi pura. Cuando los aparatos tienen que estar calentados a muy alta temperatura, nos parece muy oportuno indicar, con el fin de evitar ·fracasos a nuestra industria, en la construccióp <le sus aparatos<metalúrgicos, que 1a arcilla presenta el gran inconveniente de contraerse por la acción del calor, siendo preciso agregarle un elemento, constituído por el cuarzo triturado o el coque pulverizado, para evitarlo po~- completo. Entre los materiales básicos, merece consideración muy especial la dolomia; y debe tenerse muy presente que (€aso sumamente extraordinario) aquí la excesiva pureza del producto es un mal, pues la dalomia pura sufre la cocción muy imperfectamente. La que no-sotros recomendamos más, deducido de experiencias verificadas, es la que encierra l por rno de magnesia para 2 por rno de ca!!; y como no es frecuente encontrar una dolornia precisamente con tal composicipn y la proporción requerida de elementos extraños, es preciso -servirse del análisis químico para invesügar aquellos que le falten y añadírselos antes de someterla a la cocción. , En nuestra industria proyectamos, para esta operación, dos cubilotes de 8 metros de altura por l,50 m. a l,80 m. de diámetro; se calcula, aproximadamente, l .200 ki'l0gramos de cgque por tanela.da · de dol0mia calcinada ; y cuando ese coque sea denso con escasa cantidad de cenizas, debe inyectarse ei viento a la presión de 80 mm. de agua; también 1
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dispondrá la industria de d os muelas de I .500 kilogramos, exigiendo una ·potencia aproximada de 4 caballos de ·vapor para triturar al estado fino, la arciUa' cruda, cocida o el cuarzo. Según nuestros cálculos, que creemos suficientemente aproximados, el rendimiento de cada muela por hora, según los datos supuestos, será: I
.ooo kilogramos de arcilla cruda. 700 de cocida'.. 500 de cuarzo.
Para la mezcla de los elementos deben desterrarse por completo los méb....dos a la paila, utilizados por las pequeñas industrias y disponer de dos mezcladores horizontales, constituídos eh esencia por dos árboles ·paralelos, girando en sentido inverso y provistos -de aletas oblicuas; la velocidad -de rotación debe ser igual a cinco ·v ueltas por minuto; Para e1 amasado hay también que prescindir del procedimiento, muy en boga aún ·y sumamente rudimentario, del pisado, sea por medio de hombres o de caballos, substituyéndalo por el amasado mecánico en un aparato vertical, debiendo nuestra industria disponer de dos. Por último, se establecerá un horno horizontal de'l tipo Hoffman, para la cocción de los ladrillos ; pues si bien este sistema de horno anular es.. mucho más caro en sí y en mano de obra que el :horno• de cuba, da un rendimiento mu·cho mayor, y no están las materias expuestas a los' deterioros por choque, com en los· hornos de cuba acontece. En resumen, nuestro taller de materiales refractarías estará constituído por: cubifotes de 8 X r,50 m. para la cocción de la doio·rpJa. muelas de r.500 kilogramos para trituradó_n de arcillas. ' 2 mezcladores horizontales para la reunión de los elementos. · 2 ·amasadores vertica·les para fa confecdón de la pasta. · Horno horizontal, tipo Ho.ffman, para cocción de ladrillos. 2 2
El presupuesto aproximado pa.ra la instalación de 'este taller puede valorarse en 200.000 pesetas. V
licero eléctrico de Ja acererfa eléctrica del taHer Bessemer. Hemos ya indicado que, unido a los hornos altos y a _los de destilación de la hulla, nuestra industria dispond·r ía de una acerería eléct rica . ' para afinar, mediante el sistema Duplex , parte del acero obtenido en ei eonvertidor. Ha de cons-tar de dos hornos Heroult de 5 toneladas, cuya
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energía eléctrica será proporcionada por la utilización directa en ll'lotores de los gases desprendidos de a'.quellos aparatos : se calcula que, coa el empleo <le batidurns, disminuyendo la canti<lad <le fundición, según después indicaremos, se precisan 8oo kilovatios--hora, como máximo, por tonelada producida; y si suponemos una producción de 5.000 toneladas anuales de acero eléctrico, corresponden a 17 toneladas diarias en trescientos días -de trabajo, o sean, 13.6oo ki'1ovatios-hora o 770 caballos-<lías aproximadamente, mientras que nuestros hornos altos y de coque dan una energía disponible de 145.000 caballos-días próximamente. El acero fabricado en el horno eléctrico puede clasificarse en tres .categoría•s : I .ª Acero obtenido con materialles puros, metal simplemente fundido como en el procedimiento a crisol. z." Acero fabric·:a.do con materiales sólidos fundidos y, -después, ·afinados, proporcionando un acero de calidad superior al de los materiales brutos emlpleados. 3.ª Acero afinado, .fabricado con metal procedente del Bessemer -0 Martín Siemens. · Esta última categoría, que es· la que, a nuestro parecer, debe perseguir la fábrica en proyecto, constituye el procedimiento Duplex y ta -carga que, según la práctica de fábricas alemanas y cálculos por nosotros efectuados, parece la más conveniente.
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Metal procedente del convertidor............... Kg. 4.533 iBatiduras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . 107 Cal........................ ...... ...... .... .. ....... ...... ... .... .. 1·8o Rocarburante .... .... ... ........ .. ..... ........ ..... ... ....... . 20 Espato fluor ................. . .... .... ... ........ .. ........ ..... . 6o Polvos de coque .. ....... ... ... ..... .".... .... ..... .... ....... .. . 3P Ferromanganeso (80 por IOO Mn) ... .. ... ....... .... .... . 30 Ferrosilicio (rn por IOO Si) .... ..................... ...... . 9 ldem (50 por IOO SI) .... .... .... ....... .... ...... .. ... ..... . !2 El precio a que, aproximadamente, debe sa'1ir el acero eléctrico así obtenido será, supuesta la instalación valorada según indicamos, en 1 00 .000 pesetas.
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Amortización e interés {ro por IOO amortizadón y 5 por 100 interés) para una producción anual de 5.. 000 toneladas .. ... . . Entretenimiento y herramientas ...... .... .. ...... ....... ............. ... . Fuerza eléctrica, 800 kil<:>vatios..,horn, a 0,92 (precio a que 5e -calcula la energía sacada de los hornos alt.os) ........ ..... ... .. Energía para los aparatos auxiliares ... ...... ... ...... ..... ..... ...... .. Mano de obra ........................................................ ...... ... . Materias primeras (m,etai líquido del convertidor, a 70 pesetas tonelada) ... ........... ... .... .... ... . ............ . ... ... .. .. .. ....... . . Materias primeras flujo, etcétera ..... ...... ....... ............ ... ....... . Afino en el mezclador ........... .... .. .......... .... ............. .. .. .. .... . Gastos de dirección (50 por roo de la mano de obra) ........... .. .. .
16,00 0,50 2 ,60
63,50 3,50 :20,00
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Total pesetas por tonelada de acero líquido . ... ... .. . .. Claro está que todos esos cálculos anteriores tienen sólo un valor puramente aproximado ; pues la composición de las cargas varía, en muy anchos límites, con ia calidad del acero a producir; y así, para lil.tilizar, por ejemp.1o, el· horno eléctrico en la obtención de ~os aceros para útiles, el mejor método es proceder como si se tratase de un crisol calentado eléctricamente, fundiendo en él materiales de calidad superior y agregando retales de acero a la fundidón: que se trata de afinar.
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Rc.erería martín. Henros ya manifestado que nuestra gran Industria siderúrgica constará de una acerería Martín, que opinamos debe ;estab-lecerse en la meseta central de Castilla. Aprovechando la fuerza hidráulica del Tajo, estará aquélla constituída por dos hornos Martín de 30 toneladas de cabida cada uno y un horno Martín de 45 toneladas. En la fabricación del a cero por el método Martín, pueden seguirse dos sistemas principales : el método de dilución o serap-process, o el de oxidación, ore-process. Sin vacilación, somos partidarios, para nuestra industria, del segundo método; pues conocida la composición de la carga, fundición y chatarra, se calcula fa cantidad de oxígeno precisa para quemar todas las materias extrañas, y de ellas se pasa a la de mineral que fa contiene, procediendo, como se Ye, de modo sumamente raeional.
PRESUPUESTO hornos de 30 toneladas, con chimenea, plataforma y fosa de co[ada a 210.000 pesetas .......... ... ..... : ........ ..... ..... . . I mezclador de 300 toneladas.......................................... . Apa·rato de carga ......................... '. .... .. ........... ... ......... . . 3 grúas .............. ..... ............ '. .'.......................... ............. . 3 calderos de 30 toneladas ........................................... .. Vagones, etcétera ....... ...... .. ...... ... ............... ... . ............. : 6 gasógenos con los conductores y edificios ....................... . Gastos diversos ........................................................... . I horno de 45 toneladas (básico), con los gasógenos y toda ·s.u instalación auxiliar ....... .... ... ........ .. ..... .................... . 2
· 420.~
320.000
40.000 I00.000 30:000
35.000 200.000
00.()()() 700.000
Total gastos de instalación de la acerería, no incluído el terreno, pesetas, aprox1tmadamente .. ...... .......... ..... ....... . Seguramente sorprenderá un tanto que hayamos proyectado el establecimiento de mezcladores, dado que, en España, es práctica usual emplear cargas frías en 1os hornos Martín : es. ung de tantos síntomci.s de atraso de nuestra Industria siderúrgica, que es de desear desaparezca cuanto antes ; y a este fin pensamos que la fábrica en proyecto emplee · los mezcladores calentados .por gas de los gasógenos para que, utilizando las cargas líquidas, se disminuya considerablemente el precio del coste del acero a·l disminuir la ·duración de calefacción y el consumo de combustible. No es opinión del momento. La& acererías inglesas, americanas, alemanas, etcétera, hace tiempo recurren a tal procedimiento en sus talleres Martín, y no hay razón para que :nosotros no hagamos 1o propio. El plan más conveniente de instalación de nuestra fábrica creemos. ha de ser colocar los mezcladores en el mismo ·edificio que los hornos y sobre la misma línea, a fin de que las máquinas de cargar y las grúas puedan servir a fos unos como a los otros. En cuanto al gas :producido en los gasógenos, disponiiendo para éstos, como debe suceder, de sistema de alimentación mecánica de carbón, puede estimarse en 3,50 pesetas por tonelada de acero." Las dimensiones del gasógeno o gasógenos se determinan conocidas la capacidad de producdón del horno y el consumo de hulla por tonelada de acero; este último factor pued.e estimarse igual a 275 kilogramos de hulla; a·sí que los .gasógenos _del horno de 45 tonelactas de producci6n por ocho ·~oras
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consum1ran un total de hulla de 12.375 kilogramos, o sea, por hora, l .547 kilogramos·. Los grandes· gasógenos gasifican 30 toneladas de hulla en veinticuatro horas, o r.250 kifogramos por hora; los gasógenos de los hornos de 30 toneladas consumirán, por hora, r.031 kilogramos de hulla; estos números indican que el horno de 45 toneladas precisa más ·de un gasógeno, y, en cambio, que a 10s hornos de 30 toneladas le basta uno solo; sin embargo, es necesario advertir que, para nuestros hornos de 30, proyectamos tres gasógenos para cada uno, de dimensiones más reducidas; pues el empleo die uno solo ofrece el gran incon. veniente de que, cuando una causa accidental obligue a detener su marcha, queda paralizada toda la fabricación; a.demás, en la práctica, ail cakular las dimensiones de un gasógeno, no se toma su rendimiento garantizado como ibase de cálculo, sino un -d ato algo inferior. El horno de 45 toneladas se establecerá con los grandes gasógenos.
Superficie de parrilla de Jos gasógenos. E ste dato lo hemos calculado para ·los hornos en proyecto, con una cierta aproximación, ya que, así como la -calidad de fas hullas varía, también los diferentes gasógenos dan proporciones de gas por metro cuadrado de ·superficie de parrilla ; el dato- tomado por nosotros como base ha sido que la relación entre las dimensiones del gasógeno y su capacidad, es igual a 0,325 m. 2 de superficie de parrilla por tonelada producida; y de tal forma, resulta, para los hornos de 30 toneladas, una superficie de parrilla igual a 0,468 m. 2 por tonelada, y para el de 45 toneladas, 0,560 m. 2 por la misma unidad.
Hcerería eléctrica martín. Llamamos así '1a que proyectamos establecer en el lugar de la instalación de los hornos Martín. Disponiendo de la energía hidráulica, ·que, aprovechando el caudal del Taj·o, será posible proporcionar a bajo precio, se establecerá esta a-c erería dedicada, en parte, al sistema Duplex, para afinar el producto del horno Martín y emplearte en los lingotes para rieles y, ·en parte, a 1a obtención de fos· aceros espedales, aceros de corte rápido, ete., etc. Estará constituída por un hQrno Heroult de 15 toneladas de capacidad, dedicado a: la obtención del acero de rieles, cables, ejes, etcétera, y dos· pequeños ho-rnos de 2 0 toneladas para la fabricación de los aceros especiales.
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PRESUPUESTO Horno Heroult de 15 tonelada.s-............... Ptas. 2 hornos ídem de 2 .0 íd .............................. .. .
150.000
Total pesetas ...................... ..
230.000
8o.ooo
En cuanto a la energía eléctrica precisa, puede cakularne en 100 kilovatios-hora por tonelada de acero para _el horno grande, y 750 para el pequeño. Con esta acerería se estar_á en condiciones de producir hasta 55.000 toneladas anuales c1e acero eléctrico, dado que el gran horno es capaz de doce operaciones en veinticuatro horas, y los pequeños, de cuatro ; estos últimos proporcionan 5.000 toneladas anuales de a·cero, que, en unión de las otras 5.000 de la acerería· Bessemer, constituyen las· 10.000 toneladas que hemos admitido al comienzo de esta Memoria deben fabricarse cada año, dejando el gran horno Heroult, de modo muy principal, para el pedido de las Compañías ferroviarias." El Ingeniero industrial Sr. A VERLY (D. Fernando) presenta el siguierute traba jo: "LA FUNDICION ENDURECIDA Y SU IMPORTANCIA EN LA INDUSTRIA . Por D. FERNANDO
AvERLY,
Ingeniero industrial.
La fabricación y el empleo ide Qa fundkión endurecida ha alcanzado <mestos últimos cuarenta años un desarrollo y una importancia que era dificil de ·sospechar tan ·siquiera, a pesar de ser conocida de antiguo la ley física en que se baosa la fundición en coquilla y aun, a. veces, empleada. Hace sig!los que ya se fundfa en coquillas de metal, a veceiSI con objeto de evitar la repetición de un mismo moldeado cuando una misma pieza había de ser fundida varias rveces, y 1 en otras ocasiones, cuando se deseaba obtener una superficie dura sobre un fondo tierno. También era conocida la ¡particularidad de ciertas dais.es de hierro <l'e templa·rse al ·s er fundidas en moldes fríos ; pero, a ¡pesar de estos conocimientos, no ·se ha empezado a utilizar fas propi·edades .de la fundición obtenida .con enfriamiento rápido hasta la mitad dd siglo pasado. Se empezó, primero, por. perf eocionar la manera. de obtener el hie-
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rro en loo altos hornos, y, 1luiego, buscaITT.do fa manera d:e conseguir eA fin deseado por medio de 1a mezcla de difererut:es clases de hierro debidamente escogida:s; s.iien1do este ~tltimo sistema el más ~nter.esante, p0r ser ell que ha servido para dar mayor impulso a esta clase die fundición. Sin embargo, y en la primera mitad del s4gilo pasado, se fundían en c-0quiilla cilindros y ruedas, ocupándose ya Mr. Ha-rsten, en 184r, de este aisunto en su obra acerca del trabajo del hierro en fos altos hornos', si bieni lais fundiciones obteni:das no debía,i:i,, ni con mucho, ofrecer las condiciones de solidez exigidas hoy dfa por la Industria y el Comercio. Mencionando dicho aut-0r la:s dificultades que re presentaban para obtener la debida trabazón entre la- capa enduredda y el cuerpo tierno, a fin de que fa primera no se desprendiera del cuerpo de la pieza fundida, e indicando también ailgunia.s dais.es de hierro que, según él, se prestaban mejor a endurecerse, nada decía de 1a solidez que presentaban esa cla:sie de hierros, que tenían la propieda<l. de endurecerse exteriormente y conservar interiormente .La solidez propia del hierro gris. En reailidad, y a :pesar de esos ensayoo, es. Mr. Grusson el primero que en Alemamiia ha reconocido la gran importancia que en la Industria podía tener fa fundidón :eni coqui:lla, si se llegaba a conseguir da,rle un suficiente g.rado de solidez, y a él ·se deben los experimentos más importantes y estudios máiSi detenidos, a fin de conseguir la mayor dureza y, simuiltáneamenúe, la mayor sdlidez de las piezas fundida:s en coquilla. Al mismo tiempo que Grusson, en · AilernaJ111ia, hada: esos trabajQs, .Ja Casa Gauz y Compañía, de Ausitria, empezó también a perseguk el miismo nn, animada . ¡por los re.sulta<los obt·enidos por la Industria americana, que ya empleaba -0on gran éxito d~ fundición end11red<la desde hacía varios años. Es.te adelanto de la Industria americana. sobre la europea era debido a que, en América, se encontraban clases de hierro más a<lecua<las para 1la fabricación de la fundición endun¿cida sin necesida<l <le hacer ningu~a mezcla, 'Sino utiUzán<liolais .tal como salían 1de los ailt-0;s hornos; y, en cambio, en Alemania y Austria, era 'Preciso ha-cer mezclas de composiciones muy d'ifídles y experie.ndas 1arga-s· y precisas. El desarrollo que ha .t omado el empleo de la fundición endurecida ha sido grande, sobr~ todo · cuand-0 is.e ha conseguí.do llegar a producir una materia que respondía ·a las ilJieCesidades ·del mercardo, tanto desde el punto die vista de su dureza, oomo de su solidez ; y a1 ampare d~ desarrollo de \:Íertas industrias, fa fabricación de la fundición endurecida ha seguido progresando, llegando ya a: LSer varios los esitablecimientos que ha;n hecho de dkha fabriica;ción una espécia,lidad.
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En realidad, todavía no se ha expli<;:ado de una manera clara y terminante fo que se entierrdle por fundición endurecida, <le no contentarse con llamarse así sencillamente a 1a fundida en coquilla o · molde metálico.
F ABRICACION DE LA FUNDICION ENDURECIDA Como ya se ha hecho notar, la fabricaieión de la fundición endurecida no 5e ha desarrolla.ido hasta hare unos cuarenta años, en que Karsten empezó a preocupariS,e ·de esta fabricación. De sus estudios y experimentos dedujo Karsten que, con hierro blanco, no se podían fabricar pieza·s templada•s ; porque si bien se obtenía una. gran dureza, ieisas piezas resultaban 1demasiado quebradiza.is y no toman suficiente sOllidez, y, en cambio, el hierro gris fundido en gran masa encontró que se :prestaba mucho más para esa cla·se de trabajo, poseyendo la doblie 'Propie.dad 4e endurecerse y templarse en la super-ficie y conservando al mismo tiempo en su interior la solidez y elrustiódad propias del hierro gris. Y aun dentro de la misma da:se de hierro gris, vió que era más a propósito eil obteni1do en ·altos hornos, da.ro y con poca ventilación, que el espeso obtenido con mucha ventilación. En otra serie de experimentos, Kar,sten ha obtienido, con barras torneadas a 25 milímetros de diámetro, sol~deces de ro,20 a ·r7,6o kil1os por milímetro cuadrado. Karsten deduce die todos estos ensayos que un hierro en bruto que resiste hasta 13,22 kiLs por milímetro cuadrad@ puede consñderarse como sólido y bueno para la fabricación, tanto más, cuanto que, en fa nueva fusión, ese graido de solidez aumenta. Sin embargo, esta solidez no debe considerarse como suficitmte, y prueba de ello es que se iniciaron mtevos procedimientos.. Procedimiento Grusson.
Brocediendo en distinta forma de la empleada en el antiguo proüeQimiento de Karsten, se ha procurado por Mr. Grusson aumentar la solidez de [a fundición endurecida, y, además, hacerse independiente de la clase de hierro suministrado por altos hornos, por medio de un trabajo metódico, a fin de obtener un materia:! de constitudón siempre uniforme, a pesar de lruS1 diferencias · <q>ue se n'6lúan ·siempre en los hierros suministrados en los altos hornos. A este fin, prescindía <le emplear el hierro tal cua:l era, suministrado 1.1 1
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por .Jos altos hornos, y procedía a una mezcla de diferentes clase.s de hierro, haibiendo reconocido que ·eJ. hierro en ·bruto que presentaba más ga.r antías de una mi•s ma ¡pureza y que no contenía mezclas perjudiciaks .era el hie!ro hecho al cairbón v·egetaJ, siendo éste el que Mr. Grusson empleó para sus ensayos. Para preparar un hierro ,s ensible a fa .a cción de la coquilla, mezdaba. hierro blanco y hierro gris, ambos preparados a1 carbón vegetal; ;p ero el ·primerQ puede considerarse que contiene todo el carbón, mientras qure el segundo uni 8o por roo de carbón s.e ha tmn,s.f orma:do en grafito, que se encuentra en üajpas separadas entre hierro y hierro, por ouya razón el hierro blanco eSi tduro y quebradizo, y el gr:is, ·tierno y r'!l-.itivarr.tente flexible. Mr. Grus.son operaba para efectuar la fundición en hornos de depósito, siendo la cantidad que hay que mezrclar de cada una de las dos dlas~s <l~ hierro variable, segfui fa ca•p a más o menos gruesa de hierro endurecido que se desee obtener al fundir en coquilla. _ La fundición gris, al enfriarse 'r epentinamente al <:ontacto de la coquilla, impide la tra.ru;farmación del canbón en grafito, y a:sí se forma en la superficie una capa de hierro 1JjJ.anco, mientras que en el interior de 1a pj.eza que no ha sufrido ese enfriamiento rápido se encuentra el hierro gris. Si rompemos una ¡pieza fundida en coqui.Ila, y examinamos el corte, observaremos: primero, la icapa exterior del hierro endurecida, formada por cri·s.tales regulares·, .Y que siguen una dirección radial de fuera .a dentro, :perdiéndose o disfumándose en Ja mezdla de las d os ckrses <le hierro; y, luego,, en · el oentro, se observa el hierro gris en forma granulosa y grano fino que :le es propia; si esta transformación no es progresiva entre el hierro duro y el hierro gri1s; tierno y flexible, se puede ·deducir con seguridad que 1a pieza es mezcla y no es de soli.dez, porque <lura'111te el uso la capa endurecida se rompe y s:e des¡prend•e. De lo dic_!io ·Se deduce qt11e el espesor de la capa endurecida es varia_.ble a vo1untad, y que puede ser mayor o menor según sea la proporción en que se mezden la1s dos clases de hierro; pero que Ja huena fabricación de la pieza depende enteramente id:e la acertada disposición tomada para la conveniente fun<lidón de la ¡pieza, así como también del grado de calor dado a fa coquiilla~
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E STUDIO DEL PROCESO METALURGICO DURANTE LA FUND:ECION EN COQU:ILLA At ¡parecer, según lo dich9 aa11teri0Tmente, podría creerse que los fenómenos que se operan durante la fundición en caquilla son fádles d·e comprender; mas esto sólo es cierto si nos contentamos; con observar los hedhos sía tratar de indagar las causa:s. La~ [eyes físicas según lais. cua:les el hierro atrae o expulsa el cairbono han si1do ya e:slf:udié!ida·s en diferenites obras modernas; pero, a pe~ar de ello, quedai todavía mucho ter·reno .por explorar, porque, en rea.:d:ad, todas esa-s. explioa.ciones que en .diehais obfa1s; se dan no se fundamentan más que en hipótesis, y aun ihay hechos cot11.Stata:dos de una manera indudable que son verda<lieros ~nigmais .. Eru la ¡práctica, no se emplea hierro químicamente puro, porque las buenas cualidades: que tiene el del Comercio son precisamente de~iid'a:s a la mezcla que tiene con otros elementos, y que Ledebur ha llamade muy acertadamente elementos coootitutivos, ·y que son: El carbón y d silicium, encontrándose también en el hierro dei Comercio, caisi· siempre, un tercer elemento, que es el manganeso, y fijándonos en estos tres ·eiementos., será piás fácil' expli<car el proceso que se opera ail fund~r en coquilla, ocupándonos después de las excepciones a la regla.. Hay hoy día una gran diversidad de hierros, y cuyas prti.>pie<lades son muy diferentes; ¡pero si nos fijamos tan sólo en sus elementos wnis.titutivos, esa gran diversidad desaparece. El manganeso y el si:licio tieµen una influencia diametrailm.ente opuesta, por lo que se refiere a faciJitar Ja unión del hierro con el ca rbón, ma.nteniéndose, ¡por decirlo así, en equilibrio. El silicio impide hasta un cierto límite .la unión .de1l carbono con el hierr~, y produce una expulsión en forma de hoj-a:s muy delgadas· de grafito, ·y, en cambio, el manganeso, por el .contrari-o, paraliza el efecto del siíicio y fadlita la formación del ITT:íerro blanco, prescindiendo del azufre y del f6sforo por sus pequeñas CM11tidades en generall. Como queda dicho, el manganeso dificülta la: formación de! grafito; . pero aumenta ai mismo tiempo el gré!ido de aitinidad del hierro para · · con el ca'l"bón. Según Le<lebur, un hierro puede contener 60 por 100 de manganeso, 5 por roo de carbón y 2 r/2 por roo de silicio, y conócese, por estas propol'Cionies. en que entran dichos elementos., que el efecto ·del -si'licio ·Se encuentra com1>1etamente contrarrestado por ei manganeso. Así, pues, si extraemos de un hierro gris ·01 silióo, se obtendrá
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- hierro blanico, y si, pe>r el contrario,. si a un hierro blanco le quitamos el manganeso, reemplazándolo en su :parte ¡:>or silicio, obtendremos hierro gris.
lNFLUENCIA DEL ENFRIAMIENTO EN LA ESTRUCTURA DEL HliERRO Por el enfri·a~nient0 del hierro, se orbt<iene la separación y expulsión del grafito, y esto, en tanto mayor cantidad, cuanto el enfriamiento es :más lentó; pero si el enfriamiento es rápido, ·se disminuye la expulsión del grafito, notándose, sobre todo, la influencia de este enfriamiento rápido ei el hierro es rico en manganeso o pobre en silicio. Hay, pues, un límite bajo el cual se produce hierro bianco, según lle. .guc el enfriamiento más o mem>s rápidamente a las difei;entes. partes de la pieza fundida; resultando que un hi·err.o, reuniendo las debidas ·condiciones, fundido en icoquiila, produce en la superficie de la pieza oUna capa de hierro blanco endu·recido, y en el interior de fa pieza el hierro es gris blancl@. · · La 1 froporción de manganeso y silido que debe haber en la mez'Cla depende de la profu.ndiclad de Ja capa superficial endureciqa que se -desea obtener. Otro medio que facilita el conocimiento de los productos eSJ la máquina de probar la solid·ez de lo~ hierros . .Como se ve po·r lo dicho, no todos los hierros son aptos para ser. fundidos en ·c0quilla, aun añadiéndolos en mayor o m~nor cantidad el -silido o el manganeso, porque, aunque mejoren <le calidad, ·no pue<l1m, sin embargo, considerarse bajo la denominación de fundición en<l.ur·ecida, por no tener la s©lidez suficiente. Veamos ahora alguna de las caasas que influyen en la mayor o me- nor solidez de la fundición endur-€cida. ·Como he did1e,..es indispensable que exista una completa fusión -del hierro con 10s demás elementos; y esto no se verifica más que cuando el hierro está en estado líquido; pues, enfriándose, desaparece y -se convierte en una mezda, el grafito y el hieno libre se separan, y no queda más que una mezcla de las diferentes fusiones y materia~ -·. primas; y se obsei:va fácilmente la presencia del hierro libre por la formación de cristales carbónicos. Se obs·erva que, añadiendo al hierro carbón disuelto, su solidez ·a umenta; pero, pasado cierto límite, ·se produce un efecto contrario; ·por lo ·q ue se deduce que sería un medio de aumentar la solidez del hierro gris el quitarle carbón si el grafito que contiene no alterase su bomogeneidad. TOMO II
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Sin embargo, el hierro gris es :siempre conveniente para la fabrieaci6n de piezas que han d~ recibir golpes o choques, aumentando su solidez ·con su pureza. · Es, sobre todo, importante que el hierro no contenga más silicio que el necesario para expulsar al maBganeso, ·y de esta suerte se llega con facilidad a dar al hierro la solidez conv·eniente, .siempre que se ¡procure que tenga :las debidas proporciones de carbón y de silicio; y esto explica el porqué piezas fundidas en arena con hierros de esta clase presenten más solidez que las hechas con hierro bruto. Se ha considerado siempre que el hierro fundido al carbón vegetal presenta más solidez, y por eso se usa de una manera prefe1ente parai la fabricación de piezas de fuBdición endurecida. La razóq de esto es deb~da a que el carbón vegetal no produce nunca una temperatura tan elevada como el cok, por cuyo motivo el 1hierro, al tener menor temperatura, ad'mite menos cuerpos extraños, tales como el manganeso, siHcib,1 azufre, etcétera, y, además, se forma con grano mucho más fino. Se comprende fácilmente que, -tanto la gran pureza, c0mo lá gran homogeneida·d, dan como resultado una mayor solidez; y aun cuando es :;.abido que el grano grureso que da al hierro su fabricación al cok desaparece y se va haciendo más fino cada ve.z que se le refunde, esta operación no puede repetirse muchas veces, porque el hierro se ·v a haciendo demasiado duro, y transformándose en hierro blanco, se hace impropio para poder ser trabajado después. · Hoy día s.e ·p repara acero muy fino con mineral que antiguamente era considerado como inlitil; así que no hay que sorprenderse si se le empieza a disputar el hierro fabricado. al carbón vegetal sus · "-entajas como solidez, habiendo hoy hierros fabricados al cok que funden muy bien, sin desmerecer en nada respecto a solídez; presdndiendo de la economía que pueda representar su empleo en la . fabricadón de la fun- . dición endurecida, siempre es muy conveniente no depender en absoluto del hierro fabricado al carbón vegetal, aparte de que, con la ayuda del análisis y de la máquina de probar, se puede hasta presdndir en absGluto de él. Pero como es imposible fijar reglas. para la composición de las mezclas ni para emplear hierros de . tal o cual procedencia, pues se da el caso de que barras fundidas en una misma das.e de hierro dan resultados diferentes en cuanto a resistencia, .. seglin sean sus diámetros y según sea la manera como han sido fundidas, por eso; aun cuando el análisis puede ser una ayuda, no lo es todo, sino que es indispensable la máquina de probar, y aun uno y otro son ínútiles si no se tiene una gran práctica y una gran experiencia para saber dirigir :la preparadóa del molde y 1a operación del fundir de la manera conveniente.
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EMPLEO .DE LA FUNDICION ENDURECIDA La fundición endurecida se emplea principalmente .para la fabricación de cilindros para la Molinería, la icuah fabricación., aunque hace tiempo e& conoc:ida, no había tel!lido giran desarroMo porque el material no poseía la solidez necesaria, y, por otra ¡Darte, ~º'Il?-º n<i se hacía sentir la necesidad de una fabricación en grande escala, ·no .se había puesto gran atención en la misma. · Pero, desde que la Molinería 1;1.a adoptado de un inodo , definitivo para la fabric:adón d~ harinas el sistema de fabricación gradual con cilindros estriados y lisos, ha sido preciso llegar a fabricar '<!ichos .cilindros en grande escala, a pesar de lo cual, por ser una fabricación difícil, son pocas las Casas que los construyen, constituyendo, en la mayoría de los casos, tma espedalidad. Otra aplicación muy' _importante de la fundi.t~'Ó. · endurecida es la fabricación de ruedas para ferrocarril y para tranvías, siendo contad.ísimas las CaSlas que se dedican a esta dase de fabricación; debiendo citar como las m~s importantes las de Miller, en Escocia; la fabrica. ~ión de Filadelfia, en los Estados Unidos, y, principalmente, la Casa Griffin, que es la que las construía con mejor resultado, pero que, por esit ar domiciliada en Bélgica, no se sabe a qué das·e de fabricación ~stará hoy dedicada, constituyendo para los tranvías, hoy día, una verdadera dificultad la adquisición de dicho material, .p uesto que, en España, es completamente nula esta fabricación. En los ferrocarriles americanos, se emplean bastante las ruedas de esta das1e; pero no así en Europa, aun cuando parece que últimamente !Se empezaban a Íldoptar, y hasta en España se dice que reder~temente ha habido informes de Ingenieros proponiend-0 fuera autorizado su empleo. Esta clase de piezas, tanto en lo que se refiere a ruedas de tranvías, como de ferrocarril, presentan una dificultad especial que se de. riva de la ·contracción rápida que ·s ufre el hierro de la llanta al contacto de la coquilla, mientras que en el centro de la r.ueda, que no sufre la acción de la coquilla, la contrncción es más lenta; de donde resulta que, al enfriarse, se raja con facilidad la parte de la llanta, por no dejarle el centro de la rueda hacer su contracción natural. Esto se evita descubriendo el molde en cuanto el hierro ha cuajado, pet·C' sólo por el centro de la rueda y dejando tapada con arena la parte de la llanta, de manera que el centro al ieonta.cto del aire se enfríe con más rapidez. · Podría haberme extendido mucho más 'SObre este asunto, que ofre-
. - q8 c;e ancho campo a la meditación y ·a l estudio, para combinar en debida forma la teoría con las enseñanzas de la práctica·, a fin de obtener los resultados satisfactorios debidos; pero, seguramente, •s e harán cargo de l o justo y natural que es que me reserve extremos, como son las prop0rciones y condiciones de las mezclas, disposkión y forma del moldeado, condici0nes de la fusión y otros muehos detalles, cuya debida combinación .me han proporcionado 1os bueno.s resultados · obtenidos en ·1a fabricación de dlind.ros endurecidos en coquilla para la trituración del trigo y compresión de las sémolas conforme a los numerosos certificados que obran en. mi poder." Tanto este trabajo, como la·s anteriores dos últimas comunkacio-nes, vienen sin conclusiones; pero la Sección aicnrdó que .. consta.se en acta su agradecimiento por la _valiosa cooperación <le los respectivos J autores. Y no habiendo más a:suntos dé que tratar se levantó la isesión a la una de la tarde, después cle leído el orden del día para el siguien~e.
ACTA DE LA SESION DEL DIA 23 DE NOVIEMBRE DE 1919
Se abre la sesión a las d~'ez y cuarenta y cinco ,_de la mañana. El Ingeniero de Minas Sr. ABBAD (D. Manuel) da lectura a su trabajo "Tmt~miento metalúrgico moderno de fo,s suHurns de mercurio, -cinc, ·a ntimonio, etcétera", con exposición de planos, siendo muy áplattdido. Com0 no presenta conclusiones, el- Sr. PRESIDENTE 1o oop,sidera como comunicación, y propone publicarlo y que la Secdón acuer-de ha;ber o1do con gusto su lectm:a, hadéndose así. El Sr. GAMIR ha.ice notar que, además de esto, debe comunicars·e a!l Consejo die Administración de Almadén ·el estudio del horno descrito por el Sr. Abbad; lo ·que se acepta. . Dioe 01sí el traibajo del Sr. Abba·d : , "TRATAMIENTO METALURGICO MODERNO DE LOS SULFUROS DE MER:CURIO, CINC Y ANTifyf ONIO Y DE L05 ARSENIOSULFUROS
Por D. MANUEL
ABBAD,
Ingeniero de Minas.
Chaitillon y Herrenschmid~ fuefon Qos · precursores del tratamiento metalúrgico que vamos a reseñar. El , horno de Herrenschmidt está fundado en Ja calcinación, en un horno de cuba, de Jos mineraJes (sulfurns y arseniosulfuros), con objeto <le quemar el azufre y volatilizar en estado gaseoso los metales (mercurio, cinc, arsénko y antimonio), que pasan a un circuito. ;petálico de, enfriami·ento en el que el me,r curio se condensa y el ciné, arsénico y antimonio ·se oxidan al enfriansie sus va·p0res, ,depositándose fa mayor · p~rte de estos productos eh cámara:s metálic<l!s qui forman parte del cirnuito, y el resto en una torre filtr.~nte de Glow~r, o -en· un estanque de agua. El aillhidrido sulforoso prod't.1dd10 no e3 utilizado por H~r renschmidt, y S'e pierde en la aibnósfem, causando perjuicios a la veg~tación y a economía animal. , Además <le Ja pér<li1da de1 a;nhidrido sulfuroso, ti~ne ~1 inc0nve-
la"
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niente el horno de Herrenschmid:t ·de qué el enfriaJmiiento del circuí• to de condensación, confiado a rlas pérdidas de calor por radiación atmosférica, resulta insuficiente para el fin que se persigue, y de ahí que '1a mayor parte de los productos se recojan en la torre de Glower o en el estanque final. Todos estos inconvenientes se han evitado cuidadosamente en el horno perfeccionado Guillem, patente española número 6r.193. Descripción del o::horno perfeccionado Guillem». ·
Se compone de un horno de .cuba, construído de material refraotario, con armadura exterior metálica y parrilla desmontable. . Los ga:ses que sa.Jen del horno; llevando en su seno los vapore·s procedentes de da volatilización de .Jos metales, pasan a un serpentín metálico formado •p or ocho u once columnas dobles •con aletas, en las que, por radiación aérea icombinada con un sistema adecua.do de refrigera:ción hidráulica, se condensa el azogue o se oxidan, y después se condensan los . óxidos de dnc y antimonio y el ácido arsenioso, depositándose estos productos en nueve o doce cámaras (según los casos), que sirven de .base a J.as columnas del serpentín. Cada cámara lleva dos puertas Jaterales, que permiten extraer los productos condensados, y en fos hornos para azogue un indicadOr del nivel <le éste y un' grifo, que permite llenar directamente el envase donde se expide este producto. Las .c ámaras de condensación van montadas sobre mesas de hierro, .y pueden montarse también sobre otra base de cimentación. La •combustión en la cuba y la circulaci6n continua de la corriente gaseosa se mantienen en actividad por la aspiración incesante de dos ven~iladores montp.do.s .e n serie, construidos de metal o aleación especial, inatacables por los vapores mercuri~les y por el anhídrido sulf uroso. Los ventiladores van montados al final del circuito de enfría-· miento y ·condensación que forman e.J .s erpentín y das cámarasi, aspirando direct?-mente los gases de la últimá. cámara. · A la salid~ de los venti.Ia:dores, los gases pasan directamente a una. cámara filtra~te, donde se lavan y depositan en los filtros las últimas partículas de azogue o de óxidos metálicos que llevan en suspensión. Los gases lavados pasan después a otra cámara, donde 1se verifica su mezcla con vapor_ de agua y el contacto de esta emulsión hidrosulfurosa ·con substancias catalíticas apropiadas y diferentes en cada caso pa~ticular, las cuales, por su acción <le presencia, determin1n la oxida.é.ión. del gas sulfuroso, que se transforma en · ácido sulfúrico hidrata.-
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do, cuya dens:idad depende de .dos factores · esenciales, que son la can~ tidad de azufre que contiene el mineral tra.taido en el horno y la cantidad <;le vapor de agua que se inyecta para que .fa reacción oxidante se verifique. El ácido 'Sulfúrico así produci<lo se recoge en un 1Cl.epósito de plomo, <lel cual es trasvasado para su aprovechamiento industrial. La carga de la cuba del horno se efectúa por medio de una plataforma, situa<la al nivel del tragante. La limpieza de las columnas del serpentín se efectua cómodamente en plena marcha, utilizando una pasarela colocada a la _altura conveniente. Esta altura, por una dis1posición especial, es regulable. La parrilla es móvil, y puede quitarse en un momento ; en caso de marcha anorma·l o de formadón de concreciones, permite 1a limpieza y reparación 1del horno, por .la faciHda.ct. de desembarazar éste de su carga total en caso necesario. La cantidad necesaria de combustible. es variable: osciia: del 3 al 10 por roo. En el caso de minerales muy ricos ~n azufre, llevando el horno buena marcha, el consumo de combustible casi es nulo ; pues el calor de fa combustión die! azufre es a veces suficiente pa:ra que el ho'l"no continúe su trabajo. La capacidad de tratamiento del horno varía de 3 a 7 toneladas por día, pudiendo estimarse Ja ·c apacidad normal <le tratamiento en r.500 toneladas anuales de mineral. El personal necesario son dos obreros en cada relevo, pudiendo aitenderse dos horno.si contiguos con tres operarios por relevo. Los ventiladores consumen de 6 a 8 caballos de fuerza motriz, que puede ser producida por vapor o por energía eléctrica. La cantidad <le agua necesaria . para la: refrigeraición y servicios auxiliares varía 1de I a 2 litro.s por segundo a la pr.esión <le 1,5 a 2 atmósferas. Las pérdidas 1SJon muy pequeñas: no llegan a: un 10 por · 100 de l'a riqueza del mineral ; así es que el rendimiento puede calcularse que oscila del 90 al 95 por 100. · No hay· peligro alguno de intoxicación; .pues el gas sulfuroso se itransforma · en ácido sulfúrico, y el ácido .arsenioso y los óxidos de cinc y antimonio no son aspirados por el personal por impedirlo· la vefocidad de la corriente de circulación gaseosa.
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Aplicaciones a la industria minera.
El horno perfeccionado Guillem se aplica al beneficio de los mine-. rales de mercurio, p or fa ventaja de su mayor rendimiento en azogue . sobre los demás y por aprovechar el azufre que en todos los otros sis-. temas se pierde. · .Calculamos que en ila1S1 minas de Almadén dejan die produdrseanualmente 560 toneladas de ácido sulfúrico que se podrían fabricar con el anhidrido sulfuroso que aictualmente se lanza a Ja atmósfera con grave detrimento ocle fa salud de;l obrero. El horno perfeccionado Guillem es especial .para Ja obtención, por tratamiento directo de Jos minerales, .de .tos óxidos <le cinc (blanco decinc) y antimonio y del ácido arsenioso, aprovechando en los mineralesl sulfurados el azufre que contienen. Se construyen dos tipos de hornos: de nueve cámaras para los minerales de arsénico y antñmoniio, y de doce cámaras para los de mercuri0> y cinc, variando en caida tipo la disposkión especial illlterior. 1
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Hornos construidos.
El primero funcionó en Deusto (Bilbao) hasta Ja disolución de fa Sociedad que [o adquirió. Actualmente funciona en Cataluña. Fabrica óxido de antimonio. El segundo, t~mbién para minerales de antimonio, funciona hace un año en San Clodio (Lugo), con gran éxito, hastta el punto de que el Inspector del Trabajo de aquella región, en su informe sobre "La influencia de Ja Guerra Europea en las industrias españolas'', tomo II, páginia 235 (Publicaciones del Instituto de Reformas Socia·les), recomienda para el porvenir ide Ja industria minera en Galicia la instalación de estos_ hornos. Para terminar, hemos dejado la ventaja prim:jpail del horno perfeccionado Guillem, que es Ja de no necesitar más que un quebrantado y un estrío a mano de fos minerales, pudiendo prescindirse de toda iconcentración mecánka, por no ser necesaria; pues permite tratar toda. dase de minerales de dnc, a.rsénko y antimonio con una Jey de Is, por IOO en adelante y minerales ,¿e mercurio ,desde 0,25 por 100." El Ingeniero Industrial Sr. D'OCON CORTES (D. Emilio) lee ia siguiente Memoria, de que es autor:
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"DATOS PRACTICOS NECESARIOS PARA EL TRABAJO Y ADECUADO EMPLEO DtE LOS ACEROS ESPECIALES Por D.
EMILIO
D'OcóN
CoRTÉs,
Ingeniero industrial.
Es ·p reciso admitir qu1e fos profundos cambios que se pueden obtener en las propiedaides físicas de los· aceros, merced a trall:airnientos térmicos apropiados, <Son debidos a las modificaciones de los elementos que entran en su constitución. Para explicarnos estas modi.fi.cadones, sería preciso poder bucear en .Ja naturaleza del metal, aisJando en cada momento sus distintos elementos para someterlios a un anáHsis · inmediato que nos diera la clav~ de sus ·p ropiedades. Desgradardam'ente, isólo en casos muy excepdolla!les ha podido intentarse un estudio de tal naturaleza por prncedimientos químicos, teniendo que limitarnos en la genera.!lidad de los casos a los <latos que procedimientos indirectos, ta.les como la micrografía, los análisis té.r micos, magnéticos, dilart:ométricos, etcétera, nos pueden proporcionar. De estos procedimientos .indirectos, el que se refiere a la determinación de <Íos puntos críticos itérmicOls es de la má:s alta importancia, ·es fundamental, cuando se quieren ·emplear en la práctica lo?- medios de trnbajo adecuados que facifüan o supriimen la producción <le los constituyentes a que <S'On debidas las pwpiedades físicais de los aceros. Sabido es que, a temperatura>S muy inforiores a la:s de la fusión, pueden producirse en los aceros, tanto a·l calentarlos como al enfriarlos, modificadones profttndas en su constitución. En los aceros ordinarios, el carburo norma.1 (oementita) puede dis·olverse en el hierro formando una .solución sólida; el hierro mismo puede experimentar tra;nsformaciones a.lotrópkas. En los él!ceros especiales, los carburos complejos se pueden además descomponer o . combinar; los compuestos metálicos, formarse o di.sociarse. Toda-s esta.is transformaciones van acompaña:drus de manifesitadones térmicas que las acusan de la manera más clara y rápida. Y estais manifestaciones son J.o que se ha conV'enido en llamar puntos críticos térmicos <le los aceros. 1
Constituyentes de los aceros.
Los aceros eon ,c uerpos constituídos o constituíbles por substancias puras (carburo normal o cementita, ferrita, carburos metálicos diferentes en los aceros especia1es, etcétera), por disoluciones (niartensita., f orma<la ipOir una solución .sólida de carburo en hierro) agregados a mezclrus muy íntimCl!s. <le unos cl~mentos -con otros· (perlita, constirtuída por una mezcla de ferrita y cementita; trostita, etcétera).
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Cada uno de eStos elementos tiene las ·que pudiéramos llamar sus condiciones de vida peculiares ; esto es, su fas~ cara<:terística, en d!eterminadas condiciones de medio, de coexistencia con los otros eons"' tituyentes y d:e temperatura; y, aisladamente, >SUS propiedades características de maleabilidad, de dureza, de resistencia, etcétera. Cada uno de estos elementos se forma a determinada temperatura, y se descompone o se conserva ·según el "trato" que le demos. El .conjunto de estos element0s da lugar, en determinacla:s condiciones de temperatura y de presión, durante .un tratamiento térmico o mecánico, a una fase · o a un sistema de fases, estables o inestables a la temperatura ordinaria, reversibles o irreversibles en otras que pueden ser apr01Vechadas para fos fines a que vamos a destinar el acero, o completamente inservibles paTa los mismos. Pues bien: los puntos críticos d°e que hablarnos, distintos para oeadai variedad de acero,. oon .Jo.s que nos sirv,:en. de guia para :saber cuándo una fase empieza a transformarse en otra; esos puntos ·críticos son Jo:s que noS' avisan cuándo es el momento en que el acero está en condiciones de ser sorprendido por el temple para obtener en él los elementos metalográficos que deseamos desarrollar, o cuándo, por el contrario, ha llegado el momento en que será inútil o · perjudicial :segmr calentándoJo si queremos obtener un ·b uen recocido. Hipótesis.
· Eri lo s aceros, el hierro puede· exis;tir ·b ajo dos variedades aloltrópi~as principalmente interesántes: el hierro a y el hierro y. La primera de · estas variedades, estable en frío (hierro a), es magnética; la segunda, estable en caliente, no 'lo es nunca. El carburo de hierro normal está: o bi.e n en solución sólida en et hierro,· o bien aislado y yuxta:pueslo a él, ~onstituyendo con éste un agrega:do que es la fonna m.ás estable <le los aceros en frío. El paso de agregado a "solución se produce cuando ·se .calienta un acero a una cierta temperatura, que · se revela por el punto crítico térmico generalmwte llama:do Ac1 (diagrama La transformaóón de hi·e rro a erf hierro y es igualmente acusada por 0itro punto crítico (Ac 3 ). En · muchos oasos, estos dos puntos se confunden en uno .solo. Además de los puntos Ac1 y Ac 3 , se encuentra un tercer punto Ac2 que coincide con la desa parición del magnetismo y que también, en muchos casos, viene a confundir5e con los otros dos. Cuando un acero que ha sido previamente calentado S'e enfría lentamente, las tránsforll1a!ciones irwersas se producen a temperaturas ligeramente inferiores a ilas que corresponden a1 calentamiento, seña-: 1
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lándose, en este caso, los puntos- críticos que llamal"emos Ar 3 y Ar1 , y que, con frecuencia, en muchos aceros, también se confunden en uno solo. La reaparidón dd magnetism0 se revela' po.r um· ·punto~ Ar2• a una temperatura que es exactamente la misma que ·l a dd ·· puntó e~ .rrcspondiente durante el calentamiento Ac 2 ; si bien esta reve·rsibiilidiad rigurosa no se produce en aquello,, aceros en que el punto Ar2 no es . independiente de los puntos Ar 3 y Ar1 • En cambio, si se enfría un acero muy ·r ápi<lament·e, es decir, si se templa a partir de una t emp:eratura •s uperior a .la de los puntos críticos, se llega a retardar la precipitaieión del carburo al mismo tiempo que la transformación y ~ - a . Es decir, el paso de la . fa:Be "carburo disuelto'" al sistema "hierro y carburo agregado'" (que es la transfor-
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mación en e1l caso del enfriamiento lento) queda impedido o retardado. En la operación deil temple que aica.hamos de fodicar, el ·reta:rdo de la transformación de hierro y a hierro a puede ef ectuiarse de modo que por consecuencia de ciertas resistencias pasivas se lleve el acero a una temperatura a partir de la cual el carburo normal no pueda ya ser precipitado de s.u solución mi1entrais que .}as variedad ailotrópica y del hierro pueda todavía pasar a:l estado a. Esta transformaición y~- a reta:rdada, se efectúa entonces sin que el cairburo quede puesto en 1 ibertad. La solución <le carburo en el hierro a así obtenida forma la: niartensita como sabemos, y es el constituyente durq ·de los aceros templardos. Si admitimos esta: teoría, que es fa más reciente, fa formadón de Ja martensiita ·s erá puesta en evidenciar por puntos .t érmicos (B) drstinfos en ca:da va;riedaid de acero, que ·s e· producen a temperatura relaitivamente baja, mientras que los puntos crítiic{).S A (Ar11 Ar 8 ) se producen a temperaturas bastante más elevadas. Se puede conseguir también que fa transformación Ar1 se verifique, pero no :tota•l, sino parcia·lmente. Entonces se producen en fos aceros los dos puntos críticos A y B, y el .acero está formado en parte de troostita (agregado de ca·rburo y de hierro), y en pairte de martensita (solución del carburo normaJl en hi:erro a). Finailmente, pueden produdrse taJ111bién metamorfosis intermiediais más o menos complejas, dando luga'l" a produotos metalográficos de interés secundario que no detallamos por ser d~ todos conocidos. De estas hipótesis, lo que aquí nos interesa resumir es: r.0 Que las variedades de aceros que dan un punto térmico bajo B poseen la dureza de fos aceros t emplados. 2. 0 Que las 'Variedades <lre aceros que <lian un punto térmi-co aJto A son relativamente dulces. 1
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Otras inftuencias. ('.
Hasta ahora, sólo hemos tenido en cuenta la influencia de 1a velocidad sobre fa intens1<laid · o el desplazamiento de los puntos críticos de enfriamiento; pero hay ·Oitros procedimiento•s rpara modificar esa.is ciertas resistencias pasivas ·de que ha blábamos, y a las que hemos aitribuído las variaciones de los puntos críticos. De estos procedimientos, sólo citaremos los dos más importantes ; a saber: La adición de metales especiales, como el níquel, el cromo, etcétera. Bl diagrama II señafa un iejempilo. En él 1se ve que las aceros ail níquel p0co carburados con una riqueza en níquel inferior a!l ro ·por roo tienen un punto A y son relatiivamente dulces. Estos aceros estarán, pues, 1
- - 157 constituídos, después <le un enfriwmiento normal, por perlita, origina.da por la cementita y la ferrita. En cambio, aqúellos. aceros que con fa masma riqueza: en oa'rbono tengan más del rn por rno ·de níquel, no tienen más que el pum.to B y serán, por tanto, martensíticos y muy duros, aunque sean enfriados l-e ntamente; siendo austeníticos aquellos cuya riqueza en níquel sea su-
DIAGRAMA 11 8
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Farita y Perlita
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perior al 25 por roo. Todos estos ºJo se refieren al ~cero con 0,2 por 100 de carbono; disminuyendo numéricamente a medida que aumenta el 0 / 0 de carbono, en 1a forma indicada por el diagrama III. (Tomaido de una conferencia del Sr. Gullón sobre aceros especiales.) Vemos, pues, que la adición de meta.les especia•les (tal como el ní« q.úel en el caso que estamb6 of:>servando) tiene por efecto · dar esta!b,iiliiibd a ciertas fases, fortaJecer y d.eSJarrol'lav especies metalogtáfka·s q¡µe antes no tenían "vida estable" sino a temperaturais altas (sobre tocio en los aceros de p€queño ~/ 0 én c;;i.rbono), permitiéndonos obtenerlas y
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poder contar con ellas con toda seguridad y fijeza en los aceros una vez ya fríos, sin necesidad de recurrir al temple. V fase en el <lia,grama eómo la au.stenita, elemento que en los aceros corrientes que no llegan aJ I ~or 100 -de ~rbono sólo tiene su fase característica junto con el )·
DIAGRAMA 111
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hierro 'Y a temperaturas cómprendid'as entre los 900° y los I.300°, puede obtenerse con toda estabilidad ·y persistencia, llegando a ser absoiutamente refractaria a las transformaciones con sólo agregar a dichos aceros la suficiente cantidad de níquel. lntluencia de la temperatura.
El ot-ro procedim'iento de que hem<:>s hablado para modifica,,r las re·sist·encias pasivas a que aitribuímos la variadón de ids puntos· crític0s de enfriamiento, estriba en elevar 11?-ás o menos la temperatura ~xima de caldeo. La.s curvas del diagrama IV muestran claramente esta influencia.
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DIAGRAMA IV
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Curvas de _ puntos críticos de un acero para herTamient~$ ra_pidai
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16oCorresponden •todas ellas a una misma muestra de acero rápido de herramientas. Sobre el eJe <le abcisa·s se han tomado las temperaturas de 100 en 100 grados. Las or<l.ena<lais ·Son valores proporcionales a las diferencia& de temperatura observa<las entre d acero que se estudia y un cuerpo inerte encerrado e~ el mismo re~into que se caldea o se enfría y sujeto, por tanto, a la·s 1niismas variaciones del calor. La muestra ha s.ido enfriaida en todos los casos con la misma ve:locioda<l, pero partiendo de temperaitura•s <listintas, reivelando las curvas obtenidas que a medida que la temperatura inicia1l de enfriamiento se eleva, el punto A disminuye y va deisapar.eciendo, mientras que el B apare.ce y va en aumento. Por lo que acabamos de docir, s.i un acero de corte rápido lo calentamos ipara que se enfríe lentamente, según la curva superior del diagrama, obtendremos un producto relaitivamente blando y trabaja.ble. Si por influencia de estados anteriores de temple o dureza no consiguiéramos este resultado en un primer recocido, toido •s ería cuestión de repetir la misma operación 'Varias veces, enfriando muy lentamente en todas ellas para vencer de este modo lo que llamaríamos inercia de estados anteriores. En cambio, si ese acero lo caldeamos a I.100°, se enfriará según la curva inferior del diagrama, y por muy lentamente que se verifique este enfriam.i ento, siempr.e obtendremos un product0 duro, intrabajable en frío, puesto que e·s e acero será autotemplante o de "temple al aire", como suele decirse en el lenguaje <le taller. El problema fundamental.
Lo que hemos expuesto manifiesta claTamente que el problema que pudiéramos enunciar diciendo: "dado un acero especial, averiguar el partido que podemos .sacar 'de él, teniendo en cuenta el uso a que va a ser destinado", es a l.a pair de los más sencillos y de los más difieiles de reso1ver. El éxito depende, en efecto, de someter cada acero al tra:tamiento térmico y mecánico adecuado a su con:d idón y modalidad'. Para facilitar esta ta·r ea, algunas veces, con cada acero proporcionan los fabricantes-sobre todo aquellos que •sieniten la responsabilidad de sus productos-indicaciones obtenidas en sus laboratorios sobre la manera de comportarse y sobre su composición y tratamiento adecuado. A falta de estas indicaciones, no hay más sino investigar en cada caso las características correspondientes. Respecto a estas investiga.ciones y al uso que de ellas debe hacerse en la prácüca, se comprénde que eil númer0 de variedades distintaiS .de aceros especiales puede ser tan grande como se quiera; bastará alteraT la proporción en que entra cualquiera de los
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·oorn!ponentes, ya sea el níquel, e1l cromo, el moiibdeno, el tungsteno, et· vana1dio, etcétera, o de dos de éstos, o sencillaJm ente el tanto por cie111to de ca.'rbono, pa•ra obtener inntt.meraibiles va·riedades de aceros distñnrt:os; y si a esto aigregamos que el ·empleo de este o aqueil trntamiento térmico puede hacer varia r las propiedades específicas de un mismo tipo, se comprenderá lia imposihilida<l ·de <lar normas rigurosas que permitan ·en todo momento su aplicación a cada ca.sio pa.Tticula.r. Sin embargo, cr·eemos úti·l indicar, siquiera sea brevemente·, a·l gunos ·principios esenciales, baisados en lais teoría:S que acaibarnos die exponer, ·que ipued:aJtl servfr .de guí:ai tpara e1l tr'clJtarnaent-o térttnico ·correcto, no ·mencionando más que -los hechos más generailes y sencillos, sin entrar -en dleta.11les reilaitivos ai cier.tos aiceroo excepcionales que nos Ueivarían a hacer esta oomun~icaición inlf<erminaibile. Habla!l:emos principail.nrente del re cocido, el temple, dl revenido y ia cenientación. RECOCIDO.-El recocido puede emp.learse: I .0 Para odrar bfandura a un acero, con objeto d:e permitir su tra·b a jo en ila.1s máqui:nais·-he·riranlienta:s. z.0 Paira ainufa.r la·s tensiones producid0:s por el ilaminado o el forjado, o por la contrncoión debida al enfiriamietl}to de la co:lad'éli (aceros 11.noldea<los) y para 1U~var el aicern a un estaido de homogeneidad! que -p-ermfiita, 1si , ha de eea: tiemplad:o, efectuar esta- operación en lais condicione•s má,s favora.ibles. 3.º Paira disminuir la grosura del .graino y aifina·r la textura de un acero rieca.1lenta'<lo en operaciones a.n.teriores. Para dar blandura a un a'Oero y permi1tir que pueda ser tra'baja<lo lJO'l" tlas máquinas-herramienfais, baSotai, según hemos iVIÍsto, cal·entarlo, s~n que llegue ai aikanzar el punto crítico de tranisformación. Esta opera.-Oión permfute 1tamlbién diestrui1r la!S tensiones anter.ioces a condkión de -que 'S ea seguida de un .e111friam1iento lento que no pueda provocair tensiones nuevas ; operación característica para ablandar 1los aceros de .·temp:lie a•l air'e. Si [o que se busca es redlllcir fa grosura del grano ai la vez que S'll·prim.ir ·c-cianpiletaimente las tensiones anrt:eriores, es necesa:rio recocer por -encima del punto erítiiico. La temperaiturai no debe, s·i n emlbargo, alejarse muy por encima del punto de transformación; pues, de lo contrario, se con-e el riesgo <le que ell grano se hagai girueso de nuevo y el ·:.:tcero cristalice, de modo que, después de haber mantenido fa temperatura alta por algún tiempo y se haya d'eja<lo et11fria.-r el metal lenta,.... mente, nos encontTenos con una textura grosera y un acero frágil. Esta precaución es necesaria induso cuando hay que somleter e[ acero :a un t emp!le pooterior ; pues el temp1e no destruye nunca por completo TOl\IO ll
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una anterior te~tura grosero, y pudiera suceder que, aun con ün tratamiento finrul correcto, obtuviiéramos una resistencia al Choque pequeña. P.rácticamenrt:e se d.ebe Teoooer a Ioo-I50º por enoima del punto crítico más devado; viéndose aquí ouán necesarias son en fa ·poráctica las curvas de .Jos puntos térmicos de aos aiceros. ·T EMPLE.-Ciertos aceros ·s ün emlplleaidos después <lel temple sin revenido. Esitos son aceros <lu1ces o extradukies a,l carbono, o especiales, a fos que el temple da U1lla resistencia muy grande al choque. Este · es también el caso de los aceros cementados cuya superficie se quiere que tenga fa mayor drurez.a posible. Pero, en genera!l, el temple comunica a Jas piezas una dureza demasiado grande y, por consecuencia, .una r.esistencia al choque insuficienrt:e; de modo que el efecto del temple <lebe ser corregido ipor un reveni:do. . ELECCIÓN DE LA TEMPERATURA DE TEMPLE.-Lo mismo que para el recocido, :es necesario no adopta:r para eil temple una temperatura demasiado ·elevada; pues el -aioerü cristaliza-ría durante ·SU permanenda en tempera.turas elevaidais, y, a pesar die la aoción del enfriamiento rápido, conservaría una textura más o menos grosera, perjudidaJ a la resistencia a:l choque. Por otro tkroo., en ki mayor parte <le los hornos indus. . trirules, se protlwce üna descaFb.ura:ción y ha•s ta una oxidación superfioial <liel metal cuando fa temperatura se eleva demasiado; lo que da por C-Onsecuenrcia qu.e eil temple tenga una a<0ción men()ls enérgica y me:nos uniforme, de mode- que las piezas presentan irregularidades. de dureza, ·s obre itodo en fa superficie. Cada aoero tiene una temperatura determi nada como fo, mejor para el tem¡ple y de fa que no nos debemos separar ·sel1JSiblemente si que·r emos obtener ·l as mejores .condiciones de resisitncia y de textura. Cuan.dio · no 'Se poseen aos .datos teóricos· que deben acompañar a cada acero, se puede determinar esta temperart:ura: óptima en cada rca!so parti1CUlar poor el siguiente métod:01 : se prepaoran muestras dell acero a estudiar y se templan a temperaturas escalonadas, haiciendo el enfriamiento en las condiciones más prureódas a ilas que en la poráctica se van a utilizar. Bastará etlltonces· romper estas muest-rais y examinar su textura para adoptar como . temperatura -de cailda aquella que iba.ya <lado al aicero el grano más fino con fa dureza suficiente. ELECCIÓN DEL MODO DE ENFRIAMIENTo.~Se puede decir que cuanto más enérgico es ·el temple, la. textura o:btenida es má.s fina, y fas caracterísiticas que · resulit an después del itemple son má:s siaitisfactorias. Sin embaTgo, a partir <le una cierta energía de temple, es inú.tiJI. aumentar la velocidad de enfriam~ento, puesoto que, sin obtener ninguna ven.taja sensible. ise correría el riesgo · innítil de doformaT y agrietar las
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piezas. Este es el caso de los aceros que en<l'urecen considernblemenrte por temple al aire o al aceite, y que no hay . por qué .templar all agua. Los aceros fuertemente carburados deben templarse al aoeite por esta razón: sobre todo, cuando se trata die grandes pieza!s, aunque este modio de temple no dé una te~tura tan fina y tan dura como el temple a~ agua. En el límite que permita el temor a las deformaciones y griet-ais, habrá que bus·c ar -s iempre el may;or endurecimiento posible. Se tem!Plarán, pues, a1l agua los aceros poco carburados, ad. agua cailiente o al aceite los más rc arburados, y al aire los a<:eros autotemplantes y que tengan el ipunto de transforma.ción de enfriamiento muy bajo. La condición esencial para producir un gran endurecimiento es en.: fria:r oon rapi·dez antes y mientra.is se efectúa ·La transformación (con objeto de hacer que ésta se produzca a fa temperatura más baja posible); pctro sería .inútil continuar enfriando rápidamente una vez que dicha transformación se haya verifiica<lo. En .la generalidad! <le los casos, se deberán retirar las !Piezais del baño de temple cuando tengan todas sus partes por debajo de rooº o 200° y dejadas enfriar a continuación más lentamente (a'l aire o entre cenizas) para evitar las fisura·s y deformaciones; y, mejor aún, se puede, sii han die ·s er •s ometidas a un revenido, meterlas inmediatamente en el horno <le modo que no se enfríen por completo. 1
REVENIDO.-El revenido tiene por objeto dar a la·s piezas die a:cero, corrigiendo la acción <lel temple, las características mecánicas que requiere su empleo; y tiene por efecto, cuandio se le hace seguir de un enfriamiento •b astante lento, atenuar las tensiones existenrtes des1>ués del temple. De un modo general, eil rev·e nido disminuye ·el fünite elástko, la resistencia y la dureza del acero tlemplado; pero aumenta el alargamiento, la contraJOCión y .Ja resistencia a[ choque. Esta ae<:ión no se hace sentir fuertemente sino a partir <le una cierta temperatura, que suele ser de unos 300°, y va'l"Ía alrededor die este límite según la varieda<l dci acero de que se trate. L o más generail es que el revenido se efectúe entre 400° y el punto critico de calentamiento; es decir, eq la zona de temperatura en que más influencia tiene eJ1 revenido sobre las pro!Piedades mecánicas. Una paTticularidad rtotab1e es que~ ipara ciertos aceros (por ejemplo, 1os aice'· ros ail níquel-cromo), fa resistencia al choque disminuye, en vez de au· mentar, cuando el revenido se efectúa entre 300º y 400°. DETERMINACIÓN DE LA TEMPERATURA DE REVENIDO. - Si se quiere obtener en una pieza templada cte un acero conoci<lo ca·raderísticas me-
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cán.kas determh1a<las, la temperaturai que se debe adoptar para el reve- _ nido de1p ende eseocialmle111te de ila 'ene1;gía del tem:p-le i.niciaI, la, cual de-_ p€_!nde a su vez del si,gtema de- enfriam~ento adoptado- y del tamaño de la -pieza. Cuanto mayor sea la dureza inicial, más ailta debe ser ·la- temperatura del revernido para -bajar fa resistencia ·ail 'Vallor fijado . Así resttlta que haibrá que dar un revenido más elevado a una pieza pequeña que a una grande, s'i con un mi.s mo temple se las quiere llevar a una misma resistencia; y, por otra parte, que las propiedades de la pieza -pequeña serán superior-es a la·s de 'la pieza gra11d:e. Igua1mente, una pieza templada ail aigua exigirá una temperatura de revenido superior, y present~rá, a igualdad de resistencia, mejores cai;acterísücas mecánicas que si se templara al aceite. Según esto, no se puede ·determinar la temperatura de revenido conveni·ente más que opera11rdo sobre las mi1smais piezas o sobre piezas enteramente s-e meja1ni'es a aquella.is que se traita die :trabajar. Eil uso ~ gráficas que dan las ·cara.tctedsticas de un aJcero tempk:i:do y revenido en función de .las ternpera;turas <le reve·ni<lo, no pueden ·s uministrar da-. tos preósos más que .para a;quellas piiezas de dimensiones y de masa análogas a las ·de 'las que han servido para establecer estas gráficas. La ·i nfluencia de 11~ duraición de la temperntura es mu·c ho menor que la deil valor mi,s mo ,de -esfa temperaitura; pero lejos de ser despreciable, hay murchais veces que 1tener'l~ 'e n cue111ta. En la JPrá-otiica, es ind~'spen saJble que ·el call<leo se,a bastante l•enrto y fa tempera-tura máxima suficientemente manteni:da .para que las :pi,ezais Ueguen a estar ca1ldead'as "a f.ondo ", y es te tiempo vairía naituralmiente con fas dimensioJ1es de la.s pie2'ais . Aquellas que ha.ya11 sido c01m.pletame11te enfriadais después del temple; y, sobre todo, si es-tá11 constituídas por aceros de ca:lidades· duras, ·deben ·calentarse muy lentamente, con gra-n reguilaridad al princiipio ,del revenido, si se quieren evitar defonna.ciones peligrosas. Del miismo modio hay que guar-clar·s e de introducfr bru&camente fas piezas fría-s en un horno callien,te. INFLUENCIA DEL ENFRIAMIENTO DESPUÉS DEL REVENIDO.-La velo~ eida<l d('! enfria.mie111to de:sipués del revendido no tiene infiuenoia sobre la textura y la r<esis-tencia a!l ,c hoque; pem en 'Ciertos a:ceros (níquel-cromo) no .sucede así. La textura y la resistencia al choque de es-tos a:ceros depende de fa velocidad con que se franquea dui:ante e[ ·enfriamienrto una cierta rona ,de temperaturas próxi1pa:s a -los 500°. Si es-ta,. v~locidad es suficiente, la textur·a es fibrosa, y fa. resistencia ail ·c hoque es elevaida; si, por el contrario, ,esta velocidad es demasiado débill, ·l a textura pasa totaJl o pardaJlmente de la fibra aJl grano, y la re{;istencia al choque disminuye. Es necesario., pues, en es-te ·caso, ·t erniánar el Tevenidb t?Or un enfriamiento rápido, .p ero sin perder de vista que · esto presenta el
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in<:ollJVeniente de <lesatirollar t ensiones en las piezas, y que ~sas tensiones son itanto mayores cuanto más ·lo son iJa temperatura de inmersión y la vdooida!d de enfriamiento.
LA CEM'ENTACION.-Esta operac10n, que se aipdica [o mismo a '.l os a.ceros pobres en carbono que a .cier.tos aceros al níquel, al níquelcromo y ail níquel-malihdeno, blandos y semiduros, está indicada cuan-d-0 se desea que das ¡piezais tengan después del temple una superficie muy dura resisténte ail frotamiento y al desgaste con un adma d'uke y poco frágiL Respecto de esta conocid~sima operatCión, sólo indicaremos que es necesario evitar el em'plleo de cementos demasia<lo activos, que carburain enérgicrume.nte la •superficie, •s in dejar que el carbono penetre su.ficientemernte en .e;l interior, a no ser que se deseen profun1<Hdades de cementación obtenidas en un tiempo muy corto y, por tant0, muy d:ébi les.. . Como consecuencia die ila absorción del carbono po·r la suiperfi.cie de las piezas, tendremos, en . este caso, dos aceros distintos super.puestos. L uego, teóricament e, serán nec·esarias dos t emperaturas de temple distinta:s para obtener Jo.s mejores resuilotados en el conjunto de la pieza. Por otro· fa.do, en razón de la duraición y de la alta temperatura de la operadón (850º a I.050°), se ¡produrce una icrisfaliza-ción frectrnntefoente importante; y así se ve que, si se d eja enfriar una pieza cementaida al salir de 1a caja y se ila parte, fa fractura presenta un grano grueso, brillante. Por consecuencia, si se templara una pieza cementada inmediatamente a la saHda <le caja, se tendría una mala t extura en las do s pártes, porque, en primer lugar, fa -tem¡perat ura de c~menta ción no conviene genera.Jlmente para el tem¡pie d'e ninguno de los d os aceros que constituyen 1a pieza después de .la cementación, y, en segundo término, p orque .la pieza ha estado sobreca;lentada durante fa operación tanto tjempo que necesiita ser regenerada. E s niecesaorio, pues, empezar por dejar que 'ie enfríen los objetow oementaidos, .por lo menos hasta que las dos capas hayan sufrido su t ransformación de enf_riamiento: prácticam:ente, por debajo dd rojo para fos aceros duloes orrdinari-os o los aceros de poca riqueza en níqueJl, y más tod:aivía para los restantes a ceros especiales. general es dejar enfriar oompletaa11Jente las piezas. Este enfriamiento es conveniente efectuarlo Jentamente en las misma•s cajas de cementación cuando se desea evitar por completo la!s tensiones y prepa'l'ar el acero 'Para ulteriores temples sin riesgo de def orniacioúes y fis uras . A continuación se ca:lienta la pieza ¡por encima del .punto crítico del núcleo, D d e su punto más elevado, si tiene varios (caso general ·en los aceros -d e cemenfa. cíón), y una vez al•oanza<la Ja ·t enlperatura má! indicada petra 1
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d te111iple, se procede a iverifica·r lo para regenerar el alma. Entonces, la capa cementada, cuyo punto crític-9 de calefacción es siempre más bajo que el correspondiente al núcleo, queda cristalina por haber ·sido recalentada. Será prnciso diar un segundo temple cafontando por encima del punto crítico de Ja caipa dura y a una: temperatura conveniente (generalmente haóai 77 5-800°), a fin de dar a la -capa cementada el máximo de dureza y el grano más fino posible. Durante el primer temple, la temperatura debe ser mantenida el menor tiempo neoesa:rio para calentar a fondo el núcleo, con objeto de no hacer cristalizar el ailma y no descarburar la superficie. Los aoeros de cementación aJ níquel-cromo y n~quel-mo.Jibdetio suelre n tener próximos los puntos críticos ·de ~as dos zonas·, dura y dulce, no pasando ambas de los 800°. El dtoble templ·e no es entonces tan necesario como en 1lois demás caisos. Se puede ha:oer lJtlJ temple único a una temperatura superior al punto crítico del núcleo (hada los 850º en genera.a) que conv.iene tamlbién para da capa dura. Lo que sí es necesario siempre es dejar enfriar la:s ·pieza'5 después de la: •cementaición y vOllver a caJentar para el temple, con el fin de hacer <le.saparecer toda cri.sta:lización posiblie. En cuanto ail modo ·de temtplar, se haice aJ aigua o al aceite, según ilos riésgos más o 11'11enos grandes d~deformacioones o fisuras. El tempde al agua es casi siempre preferido des•de el punto de vista de la textura del alma y Ja dureza de ·l a superficie; pero se templan siempre ai1 aceite fos aceros espedailes relatirvament·e duros expuestos a deformaciones difkilles de corregir después del tratamiento. A veces, se hace un JP.,rimer temple al aceite, y un segundo temple al agua, menos peligroso ya a causa de que fa temperatura ·es menos elevada.
Con esto damos por terminadais estas ma1l hilvanadélis nafas. Al trazarlas, sólo nos propusimos ha:cer observar algo que es de grandísimo interés para tod'Os nosotros en estos momentos. En nuestro país, tienen !hoy día una aplicaición muy limitada 1-os aiceros especiaaes, que no siendo casi objeto <le lai Industria nadonal, debieran serlo. EJ campo que se ofrece a la utilizatCión ·de estos aceros' es inmenso. Pues bien : si n.o se estabJ.ece un rigumso paraQ~lismo entre 61 trabajo en los talleres, entre la obra ruda de fas f.o.rja:s y las observadones y estudios del 'laboratorio -de i111Vestigaición; si dejamos <le nuevo que los aiceros especiales caigan en mainos de obreros y contramaestres inexpertos; si fiamos, corno siempre, los resulta.dos a J.a rutfoa . de los que tan mal se llaman ".prácticos", el éxito de estos aceros en España se aJlej ará ind ~1
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;finidamente, la producción nacional continuará por [argos años falta de esrf:e apoyo formidable, y da responsabiilidad de que esto ocurra será nuestra, de los Ingeniero.s." Es muy felicitado el autor del anterior itrabajo, y se aprueban fas conclusiones del mismo, que son las siguientes : "I. ª Necesidad de redactar una Cartil.la de i111Strucciones pFá:cticas para el tratamiento adecua.ido de los aiceros especiales que puedan servir de tipo a todos Jos que se empleen en la Industria. "2.ª Constitución ·de una Comisión formada por Ingenieros competentes en ila materia, con el fin <le redactar dicha Cartilla de instrucciones. "3.ª Que esta Cartilla. sea proporóonaida gratuitamente a quien la solicite por Ja Dirección generaQ die Comerdo, Industria y Trabaj0. "4.ª Que se •soliicite del Estado la subvención neoesaria para atender a los ga·stos que origine fa confecCÍÓill y publicación de las mencionada:s instrucciones, y para desarrollar fos laboratorios es¡pecialmente dedicados al estudio <l'e aceros especiales ." El Sr. GULLON (D. Eduardo) enaltece el nota:bl.e trabajo del señor D'Ocón, Je ofrece tSU iconcurso y eJ del Laboratorio Metalográfico de la Escuela .de Minas, y propuso que la ultima conclusión se ampliase en el• sentido yai marcado de que ·se sub\T<endonen los Laboratorio•s dedicados a esta clase de investigaiciones. El Sr. PRESIDENTE dice que 'habiendo solicitado lai Setdón I2.8, a cada una de las otras, un Programa de Reconstitución nacional, se va a ;;ometer . a dii;s·c usión el traibajo 11edacta<lo .por el Sr. Rodrigo para este fin. El Sr. SECRETARIO lee la siguiente Memoria, que es muy aplaudida, y dice a:sí :
" PROGRAMA PARA LA RJECONSTITUCION N.A!CIONAL: MINERIA Y METALURGIA Por D_.
RODRIGO DE RODRIGO,
Ingeniero de Minas.
La producción minera española a:l.canza, s·egún la·s últimas estaJ<l~·s ticas, un va1or de QOO millones de pesetas, cakulado ¡para los productos a bocamina, y muy cerca de MIL MILLONES para los correspondientes :aft· ramo de beneficio rneta:1úrgko, ta•s ados en las fábricaJS pr.oduc-. toras. Estas cifras podrán elevarsie dte una manera ¡prOldigiosa e~ dia que ·nuestrn nación akance el nivel industrian de otros puebfos eurapeos, que
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ocupan, como productores, los primeros lugares, en condiciones quizá:. menos favorables que Jas nuestras, y aun a costa de nuestr0> propio. aba:ndono. España es, en efecto, un inmenso depósito de materias primas abierto con liberailida:d e:xioesiva a ila voracidad insaciable cLe la gran industria extranj,e ra, que nos las devuelve después, en parte, transformadas en variad•a:s manufacturas. Contamos con yacimientos minera!le.s de casi. todas Jas menas industria-les; pero hemos consentido que, sobre la:s má:s. ricas, se e}erza un acaparamiento por e1e1nentos extraños; y a.sí, mientras dejan en nuestro pais un beneficio insignificante, pasan a enrique-. oer a otra:s na:ciones los productos arrancados a nuestro subsuelo. Nuestras siderurgias no bastan a surtir el mercado naciona l ; pero. exportannos nuestros mejores minerales ·de hierro, para que, me~clad'o s. a los suyos, de ·calidad muy inferior, alimenten do s altos hornos ing;le ses y alemanes. Ocupamos e.1 primer puesto en el Mundo como productores de pi-. ritas; pero éstas se exportan casi íntegramente para mantener esas cofosales industria..s químicas extranjeras. Podía..mos ejercer un monop o~ lio casi abs01luto so'bre el merca,do mundial de mel'curio; pero la produc-ción de Almadén se envía a L onrdilies, para que de allí nos fi jen su precio. Exportamos . gral'l. . parte de nuestras hlenrdas y la toital.ida,d de. nuestra;s .n:uena,s ·de ,c obre, sin que una sola fábrica las beneficie; y esta. corriente emigratoria de nuestro s miner aJles,, que se han deja:do ca,e r en manos de extranjeros, no ha sido encauzél!da en forma que prod ujese. a España fas ventajas que hubiese podido obtener al aprovech ar la ·como. medio de intercambio comercial. Otros minerailes, no tan necesarios a la ind ustria extr anjera, perm anecen en nuestros criaderos esperando una explotadón que debería. ya ·s er importante. Ahí e stán ilas sa.Jes potá:skas de Cata.iluña, una parte de las cua.iles fueron reservaidas a1 Estado ha1ce má:s d e cuatro años ; los yaómientos de bauxita, los ,e staños del NO . y los criaderos de fosfatos, t odaivía apena:s re·conocidos. Queda.in, pues, én España, unos por inexplotados, y otros po.r la abundancia con que se presentan, a pesar d e la rapaz exportación d e que han si.do objeto, enor.m es reserva..s minera'1es, y reciente está el nutable estudio que sobre su inventario !hicieron cuatro Ingenieros d e Minas de los más presti.giosos de nueSltro Cuerpo. Y creernos 11egado el momento de que p or todos sea aplica1do el remedio, para modificar tan lamentable estado de cosas. Las medidas dir.ectas e indirectas que creemos CI!pro.piadas para t·emedl.ar eil maJl, pueden referir.se a cuaJtro caipítu:los principa:les : Legislación, Explotación, Inves~igación y Organización. E n ella! vam os a. 1
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apuntar, ligeramente co.menta<los, fos epígra·fes del programa, que estimamos puede conducirnos a la anhelaaa re<:onstitución minera y metalúrgica de España. LEGISLACION
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Es indispensable la inmediata promulgación de un Código minero f!Ue introduzica normais fijas en nuestra caótica íegisilación y ponga coto ~1 .Ji'bera'lismo actual en iJa concesión de registros. Este Código, que des1de hace siete años· viene presentándose a las Cortes en todas la.is 1l1egis.Jaturas, sin que se haya .nunca discutido, debe estar i·n spirado en el principio de que las minas · son una propie<la<l del Esta:do que no puede ser -<:e<liida a IJ)articulares. Pueden darse sólo concesiones de explotación, con intervención y participación del Estado en los .beneficios, y sujetas a un pliego de condiciones cuyo incumplimiento imphque la inmed~ata ca ducidad. Las concesiones mineras deben recaer exclusivamente en súbditos o enü da<les españoles y rever.fir al Estado, ail cabo de un número die años <ietermtina:do, con todas sus iristala<:iones y Jabores . Eil concésionario debe de.ni.ostrar que se ha-lla en concliciornes ele poder e:x.plota·r el criader9, y, aun antes de acor-d ar la concesión, debiera cclebra:rse un concurso y entregarla a quien más garaintías ofreóera como e:x,plota<lor. El trabajo en olas ·concesiones debe ser continuo y forzoso, bajo pena de caducidad . La intervención del Estado debe ser eficaz y referente, no sólo a :l a ipolicia y seguridad de ilos trabajos, sino a la explota<:ión ordenada y regular del criadero. Todas estas medidas deben tener carácter retroactivo para las concesiones existentes. Debe ser regulado e~ 'lrabajo obrero y estudiada la forma de participación del personal en los beneficios, de una manera se1nejante a como esit á en otras Jegiis.l adones extranjeras . La intervención en l~s explotaciones particulares, fas investigaciones y la expilotación de fas minas del Estado debe depender exolusivamente del Cuerpo de Ingeni eros de Minas, al cual se dará para eJI.o la autonomía necesaria, borrando vieja·s rp~áctica:s e inútilei trabas a·dml.n istrativas. A este fin, diebe ser creada una Dirección general -Oe Minas, esencialmente técnica, y a ella deben pa:sar todos los '5 ervicios mineros que actualmente radican en el Ministerio ·de Hadenda. Si n o se camina firme y rápidamente a la naciona1ización de lai. a:ninas, E spaña 11nalgasta rá estéri·lmenote s t1 inn1ensa riqueza subterránea. 1
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EXPLOTACION Es necesario nacionalizar los mercados de minera1es, fijando dentro de Es¡:aña los precios regulado11es de ilas distintas menas. Claro es que el m edio más eficaz sería estableciendo en España fábricas metailúrgicas que absorbieran nuestra produoción minera. A este objeto dieben tender t odos los esfuerzos del Estado, inicia!fdo y estimulando al Capital, con facilidades para la constitución de socieda·des, rebaja de contribuci<!mes, concesión de primas sobre la producción y garantía de interés sobre el capital invertido, previa aprobadón de [os proyectos y presiÚpueS'tos de instalación . El Estado percibe hoy de la ill!dustria minera unos 40.000.0.00 ·die pesetas, y ded~ca a los servicios correspondientes p oco miás de 4.000.000 . Con tail cifra no es posible labor útil en el sent ido indicado. Debe estudiarse una escala <le impuestos sobre la expo.rtación d e ·Ios distintos minerales, que dificulten gra<luél!lmente su salida, y .dedicar íntegramente es1e producto a ayudar la implantación de industrias metalúrgicas que 1os aprovechen. Puede también ser c reado un. Banco Naciona1l Minrerometalúrgico, constituído e inter•v enido por el~Es'; tado, que patrocine estas empresas y has.t a las desarrolle directamente; en este establecimiento tendrían patriótica y remuneradora aplkación las rg randes r·es~rvas de m etá:Iico que hay lhoy ina:etivas en España. El Tesoro público debe ser partkipe ·e n este Banco, figurando ~n él cQmo un accionista, con ila cantidad que ¡pueda dedicar a esta parte de la reconstitución nadonal. Debe. favorecerse, y hasta obligarse en muchos casos, la ex;plotadón .mancomunada, por un ·s olo sistema de !:abares, de las pequeñas conce-. ·s iones existentes en determinadas regiones. de Espa:fia, como· las sierras de Cartagena y A1lmagrera, donde e!l trabajo aislado no es posible más que ·e n condiciones excepcionales ·de riqueza de los filones, p-e'rdiéndose así una riqueza que sería aprovechable con una explotación en gran escala. Debe estudiarse con urgencia y fomenta:r ila !Constrµcción de ferrocauiles mineros, formando redes regionales" que enlacen con las gran ~ des arterias ferroviarias. Esta cuestión de los transportes es fundamen~ tal en Minería : A lemania no autoriza la construcción. de ningún ferrocarril cuyo t razado no haya iSido re1visado y ap-ro'ha<lo por su Cuerpo ·de Ingenieros de Minas, y otro tanto .debiera hacerse · aquí. En la explotación de nuestras cuencas ·c arboníferas, ya que ellas no sean tan abundantes y buenas .como deseamos, debe tenderse a una utiliza:eión integraQ y completa de las ·h t111las, destilando a hocamina. con aprovechamiento de los subproductos·, alquitranes, benzol, sulfato amónico, et<:étera. Ello daría origen, con substancias t an necesarias, a una.
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enorme energía eléctrica, que en su día <podría ser di.stribuídai por toda la Nación, ·e nlazando fas ·centrales. generatrices a la red eléctrica general proyectada. Nuestros Hgnitos, de los que disponemos de masas inmensas en distinta:s regiones aisladas, y cuya explotación fué apenas iniciada con motivo de la guerra, volverán a ser abandonados. No tienen, en circunstancias normales,. más apliicación radonal que la destilación integral in situ, icon aprovecllamiento de hidrocarburo·s y productüs amoniacales, para accionar motor·es de gas.. La f.ormi·dable fuerza a·sí engendrada serviría, unida a nuestras reservas hidráulicas, para crear y sostener las industrias metalúrgkas que necesitamos, en defecto de los e:x;celentes y abundantes carbones que nos faltan. Otro tanto puede decirse de las areniscas impregnadas y las pizarras bituminosas que tan pródigament·e nos ofrecen varias ¡provincias, como una compensa:ción de los petróleos de que carecemos. Puede así establecer·s e la Electrosiderurgia, cuyo estudio ha sido hedho tan acertadamente en estos últimos años; ello nos permi·t iría emplear nuestros magníficos minerales de hierro mezdados a otros de calidades inferiores y conV'ertirnos en nación constructora y .exportad.tora de manufadura:s y máquina..s, mer·ced a nue15tras resel1V'as de menas beneficiables, .t asadas en 900 millones de toneladas. Es necesario, rpor razones de seguridad nadonal y por necesidades sentidas de la Industria, implantar en España Ia fabri.cación de ferrocromo, ferroníquel, ferrotungsteno, etcétera, y la consiguiente de aceros especiales, ya que disponemos <le todas Ias menas necesarias para ello. Esta fabrka.ción debe ser realizada por el Estado mismo, que recientemente s·e ha reservado Jos ~s ricqs yacimientos de ·cromo ·Y níquel de fa serranía de Ronda. Es también d'e imperiosa necesidad naciona,,lizar fas industrias de lo:; ·s uperfosfatos fabricando en España la cantidad necesaria, no teniendo en cuenta la .que hoy consume, sino la que ·debiera consumirse, dada ·la extensión de nuestras tierras laborables. Para ello debe favorecerse la importación de fosfatos térreos, hasta tanto que pueda bastarnos nuestra producción, hoy muy pequeña. Otro tanto puede decirse de los abonos nitrogenados, <;uya fabricación en Es.pafia podría intentarse, y de las ·s ales potásicas, cuyo abandono constituye una vergüenza para el Estado. Res:pecto a las minas <lel Estado, ya hemos indicado a:lgo. Debe procederse con urgencia a industrializar los esta!blecimientos de Almadén y Arrayanes, hadendo desaparecer las ré!moras administrativas y dotándolos de los créditos globales necesarios a su desenlV'olvimiento. Igurulmente <lebe .ser trabajada por el Estado Ia mina de grafito de Benavis,
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mineral puede compararse en riqueza con los n1lejores del Mundo. Por último, y principalmente por lo que se refiere al plomo, única Minería de cierto carácter nacional, debe favorecerse la Metailurgia por sindicatos de mineros, que fundiendo, así, por su cuenta, .puedan llevar a los hornos, sin perjuicio, minerailes no muy refinados en los lavader-os y utilizar mejor los minerales pobres. Llevado a cabo enérgkamente este iprogrnma, habrían desaparecido las pripcipales causas de nuestro atraso industrial.
INVESTIGACION Simultáneamente con la adopción de las medidas apuntadas para el desarrollo de nuestra Minería actual, debe comenzar un estudio ordenado de nuestras regiones poco conocidas, donde seguramente han de existir riquezas minerailes, según un p'lan basado en algo más serio que el "hallazgo al azar", único seguido hasta hoy . Predsamente en estas regiones inexploradas la acción del Estadio debe preceder a la de los particulares, dando Jos primeros pasos ·difídles, realizando una iruvestigación cientÍl:fi.ca, que forzosamente producirá sus frutos; a trabajos de esta índole responden casi todos los grandes descu'h rimientos mineros de los Estados Unidos, que han colocado a este pueblo a la cabeza de las naciones productorais. Entre estas regiones típicas, que deben encerrar criaderos minerales de •todas olases, podemos citar las sierrns de Gata y Gredas, el núcleo ·de Sierra Nevada, fos de Sierra Menera, Gontraviésa y Alpujura, las sierras del Teleno y de Galicia, y .la falda ;pirenaica del Sur, d_esde el ex.tremo occidenrt:al de la provinda de Huesca al oriental de la de Gerona. Es necesaria la e~plotación de carbones a grandes profundidad~ por hajo de fas formaciones más modernas, en aquellas regiones en que es ~ógico suponer que ·se extiendan 1os ·t ramos carbonÍ'feros, y que, de hallarlos, transfotitnarían de un go1pe la potencialidad liullera e industrial de la Nación. Dos regiones reclaman esta investigación con urgencia : Ja que se extiende desde Ponferrada, por las provincias de León Pa1encia y Santander hasta el sudeste de la de Burgos, y la de fa pravincia de Sevilla, aI sur de Ja failla del Guadailquivfr. E~ preciso también terminar el reconocimiento de la serranía de Ronda y poner en explotación los yacimientos recientemente descubiertos de níquel y cromo; r-ea:nu<lair el la'boreo de fas mina·s de _grafito de( Estado de BenaYÍ&, que, por una desidia inexplicaible, yacen en ttl ·m a-
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yor abandono, e instalar fa fábrica de fenos y energia eléctrica proyectada. Reviste el mayor interés fomentar la explotación de las fosforitas, y descubrir nuevos yacimientos en niveles cretáceos, que lógicamente deben existir, análogos a los explotados en el norte de Africa, Íl1llpulsando la escasa fabricación de superfosfatos, basada hoy en la importaóón <!le fosfatos extranjeros. Esta ex.plotación, como la de sales potásicas, debe ser reélllizada por el Estado. Es urgerntísimo que e'l Estado desarrolle en la cuenca catafana de sailes potásicas, no sólo el plan de investigadón elaborado, sino la explotación subsiguiente, y extender aquélla a otras cuencas de la Península, ipara librar a la Ag_ricuhura nacional dd monopolio extranjero que la oprime. Requiiere también solución inmediata el magno prob1ema deil alumgramiento de aguas subterráneas. Puede resoliverse llevando a cabo el proyecto formulado ,p ara ejecutar los sondeos necesarios en la zona de Levante de España, d~sde Castellón :hasta Almería, en la depresión del Ebro. en fas ,cuencas del Tajo, Duero y Guadalquivir y en la meseta de Ia: Mancha; Deben también fomentarse en gran escala los alumbramientos 'Pºr particulares y sindicatos, · ayudando y subv·encionando sus trabaj os. Ofrece un seña'1adísü110 interés la investigación profunda de la cuenca hullera de ·Ciudad Real, para la que puede admitirse la cooperación ofrecida por los mineros adua:l•es, y e.1 reconocimiento en ·p rofundidad de Jas cuencas ligniitíf eras de Terue1. Deben, finalmente, ser .reconocidas por sondeos la presunta: zona pe. trolífera de Bur.gos y las impregnadones bitumino-sas de Soria y Castellón y algunais otras. Desarrollado, amplia y efi.ca~mente, este vasto plan, España podría ocupar dignamente un puesto entre las primeras naciones .productoras.
ORGANiZACION La reaHzación del programa expuesto compete esencia~mente al Cuerpo de Ingenieros de Minas; pero su ejecudón práctica no ha de ser fácil con nuestra actual organización burocrátka, compleja y .premiosa, ni cabe dentro de nuestra actual 1 d~stdbución de funciones. Se impone, pues, previamente, una reorganización de servicios dotados del personal y material necesarios. Debe ser más activa y más reasl la intervención del Ingeniero del Estado en las explotadones particulares, principa-lmente ·en fas realizadas por extranjeros. En éstas, todo el personal
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1té<:nico y administrativo debe estar compuest9 exdusivamente de españoles, como se hace en Noruega, puesto que una riqueza española explotan. La Dirección de Minas por Ingenieros debe ser efectiva y no nominal, ·como en muchos casos ocurre. Las Je fa turas de. distritos mineros deben estar dotadas para ·r ealizar una misión de investigación y reconocimiento, hoy apenas esbozada. Debe .ser formado un catastro minero exacto y rectificado anualmente. Debe darse gran importancia a la formación de estadí·sticas comple-· tas y comparadas ·con las de otras naciones . Debe -s er modificada la constitución del Instituto Geológico de España, ampliándolo y dotándolo con arreglo a sus nuevas necesidades; construyendo el edificio que necesita, y almacenes y taller-es para el material de <Sondeos ; creando un laboratorio geofísico para: el estudio de rocas y materiales de construcción, y llevando a él un personal exclusivamente competente y apto. Debe ser modificada la enseñanza en nuestra Escuela Especial, dando mayor importancia al estudio <le Jas ciencias químicas industriales y procedimientos modernos metalúrgicos, con trabajos de aplicación. Debe llevarse a ella un Profesorado de especialidades eminentes, seleccionado por oposición, a cada cátedra. Debe formarse personal especializado, enviando Ingenieros al Extranjero a estudiar detenidamente .los· adelantos industriales. Deben crearse ag1:egaciones técnica:s a nuestras Embajadas en las principales naciones productoras, como tienen en Madrid Inglaterra, Italia y los Esta•dos Uni·dos, entre otra·s. Haiy necesidad ·de fundar faooratorios industriales de in'Vestigación y un gran Centro de Experimentaciones mineralúrgicas y metalúrgicas en gran escala, donde ·se ensayen procedimientos nuevos y adecuados a nuestras circunstancias loca:les. Para estos servicios especiales, geológicos, químicos y metalúrgicos, •s ería preferible no aumentar exageradamente nuestras escalas, sino llevar a ·ellos Ingenieros agregados que fueran renovándose y aiplicando ·después, en la esfera de .la industria particular, los conocimientos especiales adquiridos. Estas estimamos que son Jas bases fundamentales sobre la:s· que conviene estudiar el plan de deta11e para nuestra reconstitución minera y metalúrgica; y creemos .que, . par.a obtener d'e él los resultados que se· esperan, ha de realizarse íntegra y rápidamente, dotándolo de los créditos globales necesarios, y no envolviéndolo en las redes leguyescas de nuestra petrifi<:ada Administración, sino dando al organismo encarga.do de..aiplicarlo una autonom~a: tal) que Je pe11m.ita seguir el criterio resolu1
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tivo y rápido que constituye el ·c arácter d'e la activa gerencia de las sociedades anónimas." El Sr. BALZOLA dke que, a su juiicio, la produoción siderúrgica española es ·suficiente para cubrir las. necesidades; pero que, no .obstante, está conforme con lo propuesto en la ponencia. Le ·contestan fos Sres. COLL y RODRIGO, que estiman aquella producción exigua para Espa.ña. El Sr. LARRAGAN afirma que debe . modificarse el sistema actual de concesiones, pero sin a·doptar el propuesto, sino uno intermedio. Le contesta el Sr. RODRIGO aclarando este punto. El Sr. ESCOSURA dice que es urgente anular el actual sistema. El Sr. GULLON hace algunas salvedades, y estima que las minas deben también concederse a extranjeros. El Sr. GAMIR pregunta si ilo pmpuesto ·debe tener ef.ecto retroa.ctivo, y ha.Ge varias observa.dones. El Sr. RODRIGO contesta a ambos aclarando conceptos. Él Sr. RUBIO (D. Juan) propone que para anular las concesiones antiguas sea neóesaria la expropiación. · Intervienen los señores antes· citados en el debate, y s'e acuerda por todos aprobar Ja ponenda por unanimidad y r·emitirla a la Se.cción 12.ª tal como ha si.do presentad.a. · El Sr. PRESIDENTE dice que no habiendo llega-do a un acuerdo Ja Ponencia nombrada el día 18 para modificar las .Conclusiones del trabajo de D . Enrique Gil, va a dar lectura a las redacta.das por la Mesa, siendo aprobadas en la forma siguiente: "I.ª Que se recomiende por el ministerio de Fomento a las Je fa.turas de Jos <listritos mineros que, en los estudios de criaderos minerales .que reglamentariamente están obliga·dos a hacer, se atienda principalmente a aquellas regiones ina.ctivas que por su aislamiento no sean fádlmente accesibles a la iniciativa privada; debiendo consignar en sus informes el.probable valor industrial de los yacimientos que en ellos se encuentran, las causas que se opongan a su explotación y los. medios para vencerlas. ' "2.ª Anáfoga re·comencfaición debe ha•c erse al Instituto Geológico paFa los estudios que con este objeto le ~stén encomendados. "3.ª Cuando la iniciativa privada pretenda hacer investig~ciones en estas zonas de dificil acceso, deberá el Estado protegerlas con subvenciones adecua-das, una vez que se justifique la importancia de los yacimientos mediante Memoria y proyecto de reconocimientos, que ha de ser firmada por un Ingeniero de Minas e informada por el Consejo de Minería y el Instituto Geológico, r·esenvándose el Estado una participación en los beneficios, en a11tl1onía: con la cuantía de la subv.enció~.
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"4.ª El Estado .pr~urará también estimular la construcción de ferrocardles mineros en todas aquella·s zonas en que se justifique la nece"' sidad de ellos para el desarrollo del .la:boreo, incluyendo su ·Cotistrucción en los planes 1generales y con .tos mis~os beneficios y garantías propuestas para rlos secundarios y estratégicos. "5.ª Deberá reformarse la ley ·de Ex.propiación forzosa, facilitando las ocupaciones temporales para fas investigadones de estas zonas, abreviando además Jos trámites necesarios para conseguir la:s autorizaciones necesarias ·del rnmo de Guerra, de los servidos forestales e hidrológicos y, en general, de cuantos dependan de la Adminístración del Estado ." El Ingeniero de Minas Sr. HEREZA (D. Juan) da lectura a la siguiente Memoria: " SOBRE LA NECESIDAD DE APROVffiCHAR LAS FUENTES NIA.TURALES DE ENERGIA DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA INSTALA!CION DE NUEVAS INDUSTRIAS Y, MAS ESPECIALMENTE, DE LAS ELECTROQUIMICAS Y ELECTROMiETALURGICAS Por D.
JuAN HEREZA Y 0RTUNO,
Ingeniero de Minas.
Sefrores Ingenieros : No es posible soñar en el establecimiento de nuevas industrias en España si no procedemos sabia y ordena.damente con las fuentes de energía existentes, y no aplkarmos además nuestra actiividad al aprovechamiento metódico y razonado de las que hoy permanecen inactivas. No nos vamos a ocupar aquí de la uti1izadón de rla energía solar, ni de las fuerzas del vLento y mareas, que, aun cuando pueden figurar en primera línea en el catálogo de las grandes fuentes naturales, su aprovechamiento está íntimamente ligádo con hondos y complicadós problemas, en cuya resolución está muy lejos de haberse di:oho todavía la última .pafabra. Nosotros vamos a descender .a cosas más prá<cticas y ·mis inmediata realización; bien entendido que, en este orden de ideas, tenemos un amplio campo donde desarrollar debidamente nuestras energías. Me refiero a;l descubrimiento de nuevas cuencas carboníferas; al aprovechamiento de toda suerte de saltos de agua y a la explotación de yacimientos de turba con vistas a la producción in situ <le energía gratu1fa. Estos tres puntos capitales, en los cua.tes reside, én gran parte, el rponvenir industrirul de España, ofrecen una cierta gradación desde el punto de vfota económico, y así,' el carbón es, de esas tres fuentes, la qué suministra la energiÍa a mayor precio, .por cuya.
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razón puede y debe ser desplazado por los otros tipos de energía en todas aqueJllas industrias donde sea realizable fa substitución: debe quedar r·educido, y ya es 1basfante, a s u empleo como ·combustible y reactivo en industrias metadúrgkas ; seguirá empleándose también como fuente .de energía térmica en aquellos •casos en que es insubstituíhle, como suoede, por ejemipJo, en Ja navegadón. Pero, fuera de estos casos, es lo cierto que sería <le gran conveniencia ;para el mejor orden, en fa utilización de estas energías, operar -ia substitución en todos los d emás en que es ello posible, con lo cual aludimos de pasada a :la gran conveniencia que tendría, desde el punto <le vista industrial, la rápida electrificadón de los f errocanile;:;. Mas el carbón, con todas estas restricciones, seguirá representando una notalb1e fracción del cneficiente que se tome ·p ara medir el ·desarroillo industrial de un país ; y siendo ello_ así, los Ingenieros todos, sin distinción de especiaHdades, estamos igualmente int·eresados en que se ª'cometa el estudio de este -problema hasta su completa y satisfactoria resolución. La solución <le este problema podemos clasificarla de apremiante, por cuanto 1a Guerra Europea nos ha puesto de manifiesto-, de un modo que no deja lugar a dudas, fa íntima relación que existe entre Jos yacimientos carboníferos y Ja independencia nacionaL Si a esto se agrega las grandes probwbilidades de éxito que nos ofrece la contextura geológica de nues.fra península, se comprenderá que no de.be haber ninguna vaciJación en acometer decididamente la empresa de ·b uscar nuevas cuencas. T<l!n convencido está de todo esto el Ing·eniero que suscribe, que en los meses de octubr·e, nov~em'bre ;y <lkiemhre de 1917 publicó en fa R evista Minera una serie de artículos tratando sobre el descubrimiento de nuevas cuencas carboní:fera·s. No voy a hacer aquí una síntesis de aquel tr.a bajo, porque ello 1s ería fatigar vuestra atención, y porque ~ además, sería someter a vuestra consideración argumentos de cuya importancia esitáis de sobra convencidos ; pero sí debo decir, por si e~tos. ca·sos llegan a personas ajenas a nuestra técnica, pero que pueden influir en fa ma·roha de Jos dest inos nadonal·es, que mucha debe ser la importancia de ·este problema cuando naciones como Inglaterra, ~i\J.e ma.nia y Francia, más impor.t antes que nuestra nación des.de el punto' de :vista· de los ya·cimientos hul1eros, se afanan ip or buscar nuevas cuencas y emplean, con éxito satisfactorio, su actividad y su dinero en sondeos que conducen al ·des·cub.rimiento de -nuevas riquezas; y de esta suerte, Inglaterra, en Dover, y Francia, en Romchamp, Po.nt-a-·M oussou y Mi·ons, han encontrado en estos últimos años impor.tantes y N otables cuencas carbpníferas. Si pues los países que tienen carbón en abundancia buscan todavía TUMO U
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más, ¿a cuánto estaremos obligados los que lo tenemos en tan pequeñas proporciones? , Hay en los eonfines de las provincias de Ciuda<l Real, Albacetc y Jaén un manchón triásico de notable extensión, el cual no ha sido af ecta<lo teetónicamente por los pliegues hima:layalpinos, toda vez que sus estratos se conserv:an sensiblemente horizontailes. Pues bien: las pocas veces que en el curso de mi vida he tenido ocasión de pasar por esa y otras regiones parecidas, en •t odas ellas ha atormentado mi imaginación la misma duda, y en todas ellas me he preguntado: · ¿Qué cubrirán allá, en el fondo <le la formación, · estos notables · manchones triásicos? ¿Serán, durante muchos sigfos todavía, manto insondable que ¡pregone nuestra:. indolencia y nuestra apatía, o podré yo quizá, en el curso de muy pocos años, ver cómo se resuezye el enigma merce-d a ·l a feliz iniciativa: de un Gobierno que, penetra·do del a:lcance <le estos·, problemas, se interese por su resolución, que vale tanto como interesarse por el bienestar y prosperidad nacionales ? _ . Como estas preguntas, me he formulado yo muchas en orden a este y ºotros problemas que se relacionan con la Minería; y todos los dfas, con fe y esperanza, aguardo impaciente. una resolución que fije y fortalezca en mi espíritu, con la fuerza de. la rea:lida<l, fa s ~deas que iaptas veces flotaron en él con el fugaz estremecimiento <le una iJusión tentadora. Y aquí dejo este ,p unto importante, que me llevaría a más amplío; · e interesantes desarrollos, porque con lo dicho creo que basta para dar una idea cabal de su importancia. Entro, pues, a exponer algo acerca de los otros dos interesantes ¡puntos que antes hemos considerado, y que son: apro.vechamiento de desniveles hidráulicos a saltos de ·agua y utilización de depósitos de turba. · Poco he de decir acerca: die los saltos de agua, porque la necesidad de su utiEzación se impone con tan a:premiante exigenda, que esta idea reside en la mente de .Jas personas no técnicas ; más aún: es cosa de dominio popular desde muy remotos tiempos. Porque ¿en qué río, por m odesto que ·s ea su .caudal, no hay algún molino con su adecuado art efacto para el aprovechamiento de un pequeño salto ? El estudio y catalogación de estas riquezas nattfrales es cosa que se debe acometer sin demora:, porque su utilización inmediata está muy estrechamente unida, como des_pués veremos, a la implantación de un gran número de -industrias que, de otra suerte, no tendrían fácil y rápido desenvolvimiento. El aprav:echamiento de Jas turberas es cosa que requiere alguna explicación; pues la novedad de l_as aplicaciones de ·l a turba hace que hoy
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se estime esto en Francia, Italia, Alemania e Inglaterra como un problema al cual dedican atención preferente las naciones mencionadas. En efecto: está hoy fuera de toda duda que un turbal es una fuente de energía gratuita en el sentido que vamos a señalar. La turba debidamente gasificada en gasógenos especiales (Mond, Winterthur, Leomis, Koerting, etcétera), con recuperación de subproductos, de una cantidad' de sulfato amónico y alquitranes que basta para amortizar las instalaciones y para sostener lé!i explotación, quedando como subproductos gratuitos los gases que se utilizan genera1mente en motores de explosión. En todos los países d~ Europa donde se da la turba en abundancia, existen grandes centra.Jes eléctricas sobre la base de estos aprovechamientos. La turba puede ser empleada directamente como combustible; pero, en este caso, se perderían fos subproductos; se puede emplear, y se emplea, como abono, ipor las notables proporciones de nitrógeno y ácido húmico que contiene; pero,· en este caso, se pierde su valor térmico. Lo más racional es proceder a la utilización, que podemos llamar integral, que es la más generalmente extendida en Alemania, Rusia, Italia, etcétera, y .consiste, como su hambre lo indica, en proceder a la gasifi.cación con recuperación <le subproductos. La gasificación puede ser seca, con obtención de cok, o puede ef ettuars·e con insuflación de aire y vaipor -de agua para obtener gas mixto a base de óxido de carbono e hidrógeno, que se suman a los gases policarburados contenidos en el combustible. Como subproductos principa:les1.. ~e recogen aguas amoniacales, aceites Jigeros y pesados, parafina, asfalto, creosota y gases. De las aguas amoniacales se fija el amoníaco, y se pueden obtener, si se ha hedw la gasificación en un gasógeno Mond, hasta cerca de 40 Kg. de sulfato amónico por cada unidá.d- de nitrógeno contenida en la turba. En Rusia y Alemania hay centrales. eléctricas ti~sta de 12.000 Kw., y ~n Italia, país pobre en éombustibles, se aiprwechan muy bien las turberas icon centrales eléctricas hasta de 2.000 Kw. Como hemos manifestado, la turba puede emplearse como abono, ya directamente aprovechando el nitrógeno y ácido húmko, o ya utilizando las cenizas rica.; en ¡potasa y ácido fosfórico; esto último es lo más conveniente, por se1~ perfectamente compatible dentro del aprovechamiento integral. Por su gran poder de absorción, se emplea en los establos como lecho para las caballerías; y de este modo fija las materias fertilifantes contenidas en las deyecciones; por último, en estos últimos años se está empleando con éxito en la industria textil para la confección de paños de abrigo ·por su mala conductibiHdad caJorí.fica. Con lo dicho hasta para comprender que la utilización de tul"beras, como la -de saltos de agua, es un problema de singular imporgm-
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eia que· se debe estudiar con cuidado. para catalogar ta¡.n:bién 1a riqueza ·existente y ¡promover su utiliza:ción mediante ciertas condiciones y garantía:s. . · : ' ! ;j , 'I - i : ~ ·"".,.l · l~ij ~11.:~ Realizado, no más que en par.te, el programa que tratamos ·de esbozar, todo fo demás, o sea el estal:J.lecimi-ento de aquellas indusitrias que exigen y demandan ener.gía a predos re4ucidos, vendría automáticamente a ·establecerse, puesto que el solo dique que hoy encuentra es el de Ia energía a precios· eleivados, .que, no ya dificulta, sino que im:posibilita, eI <!]_Ue tales industrias l·ogren esitaJb.lecerse. Algunos ejemplos, al par que aclararán las ideas precedentes, darán una ligera sensadón a·cerca de lo que podía ser nues·t ro rápido y necesario desenvolvimiento indus1:ria.J. Industrias electr.oquímicas y electronietalúrgicas.-Hoy que, .con motivo de la guerra, cuyos resultados e·s famos .t·ocando todavía, tanto impu~·so t01111aron las indus1:rias siderúrgicas, el empleo del horno eléctrico, ya <le .electrodos o ya de inducción, se ha hecho ust¡tal y corriente en los .países <iJ.Ue han . ne¡cesita<lo ·de este impulso para ·s u a:bastecimiento en materiales bélicos, y .t odo -ello ha s.ido :tan imp0rtante y . se ha llevado a fa -p-r:áctica con ta.1 intensida:d, que el dfa en qu~, serenados com¡p1etamente los ánimos, ·se ordene y se cata:lague 10 hecho en este 's entido, no será qe a<lmirar que, como r·esultado <te estos estudios, ql(lecle ·~l ho.r no eléctrico como órgano superior a los antiguamente empleados para 1a producción de fundiciones y a.iceros ·especiales, no sólo porque esos materiales puedan .producirse en estos hornos con la misma y aun mayor rapidez y pureza, sino también p0r la maiyor movilidad de que ·son. susceptibles 'los horn<;>s eléctricos ·c0n relación a los emp1'ea:dos hasta aquí. Lp. moviJi.dad del mecanismo, juntamente con la mayor movilidad de la energía obtenida por los medios que pr_econiza'µlos, harán fácil, en tiempos futuros, 1a -e:xiplota:ci&n y beneficio in situ de yac~mientos meta·l íferos que hoy se encuentran en notoria situación de inferioridad ·cora relaición a -otros máis imporfantes y priv1.Jegia9.os. Esa economía en la obtención <le fuerza y esa facilidad para su transporte ·colocará a los cri1aideros metaJlíferos en un cierto nive·l .de iguald¡¡,d que no se ve .h oy c0·n .Jos proc;edim.ientos actualmen1:e en práctica, pero que se rvislumbra como una ·rnC1.<lidac;l posihle y hasta cierto punto próxima. Si· de la EleGtrosiderurg.ia ipasanuos. a la Electrometa-lurgia por vía húmeda, bastará considerar, para fijarnos en un solo ejemplo, lo que sucede en España c0n el cobre electr6lí1:ko, y es: que siendo nuestra · nación .l a priméra produotora de ·cobre en Eu.ropa, se ve oblig.a:d'a a ·consumir cobr-e .electrolítico para aiplica·cion es eléctricas, por valor de muohos miillones de pesetas_a•l cabo del año. P ttes b1en: todo esto ·pide
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o, mej>or dicho, exige una fuente de ener:gía ·grattitita mediante la cual puedan establecerse grnndes refinerías electrolíticas que sean siquiera €opia i;educida de las grandes insitaladones norteamericanas. Otrns industrias imposibles de establecer, en casos determin_ados, sin" grandes fuentes de energía, son todas aquellas que se basan en .la molfonda <le materia·s duras. Todos vosotros sabéis que mu<:Jhas especigs mineralógicas se difunden en pequeñas cantidades en cierta clase ck rocas. Tal sucede, .pot ejemp-lo, ·con fa <ea·siteritai. 1en determinados granitos, y con los sulfuros metáHcos en toda suerte de rocas hipogénicas; a veces, ·estas impregnaciones. consitituyen cantidades. no despFeciables, como -lo serían todas las que pasaran del I por 100 para las casiteritas o del 4 al 5 por 100 para los iswlfuros metálkos·. Esta-s cantidaides que aocaba de citar serían notoria-mente irrisorias para ser beneficiadas por .los procedimientos actua~mente ·en práctica ; iper@ con. una molignda barata ·segu1da de •los modernos .procedimientos. d'e concentración por flotación seríain práctica y fructHeramenté .beneficiaibles . En el mismo caso se encuentran las grandes impregnaciones de carbonatos de cobr.e contenidas· en algunas pizarras paleoxoicas, fa:s cua-les no encuentran una utilización adecua.oda si no .prec~de una mv lienda. Por último., las fábrica•s ·de superfosfatos, cemento, etcétera, se prodigairían más y obtendrían me j Olr•es rendiimientoo con ener.gia a poco costo. Y ¿a qué seguir? S~ría molestar sobrndamente rvues:tra atención, y sería prodigar inconsideradamente una multitud de ejemplos cuya importancia está en el ánimo de todos vosotros.- Por es·o .es hora de concretar en is·oluciones prácticas todo cuanto venimos e:ioponiendo, y que, a juicio del Ingeni~ro que sus·cribe, como a·l vuestro seguramente, debe figurar en todo programa que •se ocupe de nuestra re-constitución. Por ello, corno conclits-iones al presente escrito, que no me atrevo a clasificar como Memoria, esta:blez·co las que siguen a continuación : I.ª El Estaido debe ante todo proceder a la catalogación de fas fuentes. de ,riqueza nombrando Comi1siones técnicas que deberán, en un plazo relativamente brme, formar d .catálogo de la riqueza proba:ble. 2.ª Teniendo en cuenta el riesgo que supone la investigación de nuevas cuencas .carbonífera:s, -debe el Es.tado efeotuar por sí snndeos con el expresado objeto, o, a-1 menos, estimular a .las grandes Empresas nac1ona:les, mediante la garantía de un interés mínimo al capital invertido, y previa la presentación de un proyeeto razonado autorizado por tres Ingenieros de Minas. 3.ª Tratándose de saltos de agua, la función del Estado debe Emi-
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tarse a la ya dicha de fa catalogación ; pues para su explotación pu.eden acogerse los que fa solicitaren a Jos beneficios de la ley de · 2 de marzo de 1917 sobre protección a las industrias nacionales. 4.ª En lo que .se .refiere a la explotación de turberas, es este un asunto nuevo en España:, en el cual, por consiguiente, no están educa-dos nuestros capitalistas: Urge, pues, su catalogación, la inclusión de sus yacimientos en ·el grupo de combustibles a los efectos de la clasificación de substancias minerales, y extender a los mismos los beneficios que se otorgan a las hulleras en la mencionada ley de 2 de mar-zo de 1917. · Estos son, en términos generales, los auxilios que el Estado puede y debe presta:ri; y ahora ·que tanto se habla de nuestra reconstitución nacional y de Presupuestos orientados en ese sentido, se ofrece una ocasi6n propicia para tener en cuenta en los mismos algo de lo mucho que seguramente ·s aldrá de este Congreso. Nuestra misión en estos momentos puede ser decisiva para el futuro desenvolvimiento económico e industrial de nuestra patria, y ahora, más que en otra ocasión alguna, debemos ejercer una vigilancia afectuosa cerca del Estado y cerca de .los capitalistas, a fin ,de que las energías puestas en juego por uno y 9tros, lejos de malograrse, caminen derechamente por los senderos que conducen a la prosperidad, al engrandecimiento y a la gloria de ser útiles a fa Humanidad. Si con lo dicho por mí en el ;presente escrit o se estimara por alguien que es ·b astante para aportar un solo grano de arena a la . magna o'bra total, yo me darí'a por sobradamente recompensado, porque ese juicio sería para mí el mejor galardón con que podría enorgullecerme." Las conclusiones del trabajo del Sr. Hereza son .aprobadas. Se lee el orden del día para la próxima sesión, y se 1evanta ésta a la> una y .media.
' NoTA ..,..-Conio ampliación! a esta ses1on, dió una notable conferencia a las cinco de Ia tarde del ·mismo día, en el Ateneo, el Ingeniero de Minas D. Agustín Marín y Bertrán de L is, disertando sobre el interesante tema "Intervención <l'el. Estado en el asunto de las sales potásicas de Cataluña". Tanto la Presidencia, que se había trasladado al Ateneo, como gran número de señores Congresistas, felicitaron calurosamente al Sr. M.arín por su notable trabajo, acordándose por unanimidad que éste debía ser publicado; pues merece este honor, dada la importancia del asunto trata,do y la competenciai con que fué hecho. Dice así, en resumen : _;
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" ALGUNAS CONSIDERACIONES .A!CERCA DiE LA . INTERVENCION DEL ESTADO EN EL ASUNTO DE LAS SALES POTASICAS DE .CATALU:&A Por D. AGUSTÍN
i\i[-illÍN BERTRÁN DE
Lrs, Ingeniero de Min_as.
Em,pezó el conferenciante haciendo ver lo mucho que· perjudica la Política al desarrollo, por parte del Estado, de los asuntoSt industriales, así como también Ja mayor íLhligencia que muestran 5-iernpre en el terreno práctico de los negocios las Sociedades extranjeras con relación a las españolas. Por ambas causas., las !Primeras denunciarc5n la mayor y mejor parte de fa cuenca potásica de Cataluña, descubierta de un modo casual en el año r9r3. El Sr. Rubió y el conferenciante hicieron ver la importancia de la cuenca en dos trabajos publiicados en marzo de 1914 y en junio de 1918, y llamaron la atención de la Superioridad para que tomara todas aquellas medidas conducentes a que el Estado español •s acara el mayor beneficio posible de la riqueza descubierta. . Los sondeos realizados por :la. Sociedad Solvay y Compañía han reconocido la existencia de una cuenca de unos 10 kilómetros cuadrados, con una riqueza mínim'a evaluada por el ¡eonferenciante en 10 millones de óxido !Potásico anhidro, que representa una: riqueza, a los precios anteriores a la guerra, de 3.790 millones de pesetas, y a los actuales, cuatro -veces más. En Vilanova de Aguda, con sondeos realizados por la Sociedad Fodioo, también se han encontrado sales potásicas. Luego hizo ver la·s dificultades qué representa la instalación de la industria potásica, que exige ·grandes desembolsos de capital y que tropieza: con muchos inconvenientes en la práctica, como son: la mucha profundidad de los trabajos, la importancia de las ·aguas que circulan por encima de los .depósitos potásicos, fa mezdla ínrtima en el criadero de la:s ·sales potásicas con la sal común, la expulsión de las aguas salobres. Pero todas esta·s dificultades se salv~ cuando la cuenca ti.ene yacimientos importantes, como ocurre en Cataluña. Expuso a continuación algunos datos sobre la producción y consumo de las sales potásicas en España, haciendo 'V'er cómo antes de la guerra todo el mercado de la potasa estaba eru poder de Alemania, que ejercía un monopolio, por el cual se puede decir que la Agricu1tura del Mundo pagaba a la alemana :los abonos :potásicos. En España se empleó, en el año 1913, 38 kilogramos de óxido potásico anhidro por kilómetro .cuadra:do, y en Alemania, 1.350 kilogramos, y, ipor consiguiente, hizo ver la importancia que tendría para fa Agricultura española el
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tener en su propio suelo abonos baratos y en la medida y forma que se ·quiera. Pero ¡para <wnseguir esto es preciso la acción enérgica y el sa.crificio pecuniaria <le! Estado. Gradas a :J.os. requerimientos de fa Administración, se dictaron leyes y reglamentos, que tienen por objeto principal que fa propiedad no quede sin explotar y garantizar a la Agricultura naicional' el ·emp1eo de abonos baratos. El conferencia11te analizó la ley de Sales potáisikas y -los decretos · sobre el particula:r, y 'considern que la acción del Estado debe ajustarse a las conrdiiciones siguientes : I.ª Obligar a .!os dueños de conceSliones mineras de sales potá;siicas a rtrabajar sus minas, dando toda dase <le facilidades y ayuda a los réferid:os -d ueños para ,que lleven a. cabo sus1 inv·estigaciones en el menor tiempo ¡posible. . 2.ª Efectuar el Esta·do sondeos por su cl:lenta:, que, a la vez, sirvan de inv.estigadón a las otras entidades- mineras, haciendo convenios, ~i e·s posible, para evitar sondeos que pudieran Jlevar el mismo fin que otros realizados. 3.ª Dictar disposiciones ·p ara que,. cuando fas minas se pongan en explota:ción, alcancen J.os productos obtt;nidos dedicados a la Agricultura nacicmal preci©s modera:dos. 4.ª Dktar <lisposiciones1 referentes a la poliúa minera de las con~· cesiones de sales [>©tásica·~ encarninadas a la conservaciórn del criadero y a reglamentar las relaciones mutuas de los mineros colindantes o próximos. El conferenciante hizo, por últi1t1J0, a.!guna·51 observaciones ·s obre cada una de estas coHdiciones, y terminó su .conferencia diciendo que es preciso que, en asunto de tanta im1portaincia como el de las sales potásicas de Cataluña, la inter·v endón del Estado sea enérgica, continua y ajena a toda cue.stión ·polítiica. '·'
ACTA DE LA SESION DEL DIA
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DE NOVIEMBRE DE I9-I9
Se abre i1a sesión a las ·diez y media de la mañana. El Ingeniero industrial Sr. ·CARRETERO {D. Luis) lee su comunicrución que, en e~tracto, dice así:
ESTUDIO SOBRE "UN PROCEDIMIENTO OLVIDADO PARA LA OBTENCION DEL HIERRO QUE PUEDE SER INTERESANTE EN ESPAÑA" Por D. Lurs _CARRETERO; Ingeniero industrial. El gran núm,ero . de yaicimientos españoles <le carbones .de inf eiior calidad, hoy ü~plotados, y lo,s mu~hos de hierros que rtampoco se uti:liza.n, nos ha hecho pensar en el modo de aplicar los unos al beneficio de ·l os otros. Una revista a :los procedimientos ¡propuestos para fa obtención directa ·del hierro nos ha hecho concebir la •e speranza de la posibilidad de esta pretensión. INTENTOS PARA LA OBTENCIÓN DIRECTA DEL HIERRO.-Son numerosísimos, antiguos y modernos. Unos·; •c omo Sieme111s, pretenden haicer la reducción me:oclando mineral ;eon carbón y calentando. La aplicación de los ga;&es pobres, del agua o mixto Ja ha-oen Gurlt, Roger, B1air, Siemens, Adams, Henry Anwil, Janes" MiUs, etcétera ~ Con 1presñón fuerte usan los gases pobres Bulls, .William Arthur, Thieblemont, Schoenberger, etcétera. Los hornos altos eléctricos >Sólo significan la subsiti.tuición por la electricidad del carbón para fundir, pero no para reducir. LÍM:ITES DE NUESTRO TRABAJO.-V.amos a concretarnos a estudfar la obtención de hierros y aceros apticando los ga·ses de combustión incompleta de· los carbone:s1 na1:un1.les; es decir, a aplicar el óxido de carbono que, en resumen, •e s el mismo agente que obra en -10s hornos altos-. PROCEDIMIENTO DE GuRL'I'.---\Entr.e todos fos ensaya.dos hasta hoy, vamos a tomar como tipo el sistema de Gurlt, que fué aplicado en España. En resumen, con;sáste este 'Sistema en hacer pasar ¡por :l a carga cle miner¡i.l en un horno de cuba los gases procedentes de dos gasógenos
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adosados y en .trabajar la esponja que se obtiene comt> en las antiguas ferrerías. ÜTROS SISTEMAs.--Jlemos de omitir susi descripciones; pero citaremos el de las retortas y los de Ireland, Dupuy, Ruthenburgh, Was'S-ily Ivano ff, Projahn, Simrnersbach, Fleischer, Marieu, Heskett-Moore, Hofer, etcétera. FUNDAMENTOS DEL PROCEDIMIENTO.-Es la separación de operaciones. Se ·s eparan el caldeo previo, la reducción y la fusión, y se separa la combustión, apartando al combustible de la mena. En el horno alto eléctrico, se tiende también a la 'Separación de funciones; substituyendo el caÍdeo combustión, por la electricidad. QUÍMICA DEL HORNO ALTo.__,Conio se· sabe, se com::reta a las reacciones entre el carbono, óxido de cairbono, áddo carbónico, óxido ferroso, óxido férrico y esponja de hierro, regidas ·p or las leyes de estabilidad de equilibrio, dé isod~ociación o <le isoequ,ilibrio y de aceión de masas. A estas mismas hemos de recurrir ,para aipliocarlasi a la reducción rpor gases pobres. QUÍMICA DE LOS PROCEDIMIENTOS POR GAS REDUCTOR.~a·s reacciones fundamentales ·Son :las que se verifirnn entre el óxido de carbono y los mineraleSJ de hierro; luego, las del ácido carbónico y fa esponja de hierro, de te'll!dencia contraria a la reducción, y fas del óxido de <;arbono sobre el hierro incandescente originarias de la carburación dé éste. El óxido de carbonó comienza a reducir al Fe 2 0 3 a una temlperatura de unos 250°; pero su acción no es enérgica hasta unos 400º ó 500° cua.n do el ºF e 2 0 8 se convierte en Fe8 04, o mediante una acción prolon.gada en Fe6 0 7 • Las reacciones más generales del horno alto son, correlativamente: ·
por
3Fe2 0 3 Feª04
Fe O ;
+ CO = .2Fe 0 + C0 + CO = JFe O + C0 + CO · .Fe- ' () + CO 3
•• ,
.
4
t
•
2
2
.,
El ácido fa rhónico, forma.do. ~n la reducción de los· óxidos de li.ierr-o, es· agente oxidante que .puede .aar lugar a .úh fenómeno inverso, si athnenta la temperatura ·o disminuyé su propordón, de acuerdo con ]as reiaci~ne.s: .. 2 2 8 2FeO co Fe 0 CO ) . 2FeO + 3CO Fe O 3CO
un
+
+ +
Estas reácdones .dependen de fa temperatura y <le las proporciones . entre ·et óxido de carbono y ácido carbónico; es decir., de fas tensiones parcíale-9 de estós gases. A uná alta temperatura se précisa una· 'gr~n
T
. 隆
Fig. 2~
路'
Planta~
I
'.
1.
-
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cantidad de óxido de ¡::ar.bon-o, para evitar la reoxidación. Eil óxido ferroso, .según. la reacción
FeO
+
CO
= Fe
+
C02
-se reduce a hierro metálico, pero sólo hasta el momento err que se llega al equilibrio entre las proporciones de óxido <le carbono presente y ácido carbónico producido. ·€uando éste llega, tenemos dos cuerpos sólidos (hieFro metálic.o y éxido) y <los cuerpos gaseosos {áddo carbónico y óxido de carbono) . El equiHbrio depende ·de la pro:porción en volumen de ambos gases y <le la .t emperatura, desarrollándose segun ellas las reacciones en uno u otro sentido: .si el óxido de carbono excede a la proporción debid~, habrá reducción, y si no llega a ella, habrá oxidadón. Hay fablas experimentarles muy conocidas que contienen la relación d~ ambos gases para cada :temperatura. . Matemáticamente ·p ueden deternnioo.rse I~ constantes de equilibrio po;- la ecuación de Le Chatelier:
500
f
L
d· T TI
+ (N1 -N)l
.
lcl nc1'n' ... cnc'n'. ·..
const.
o por la relación aproxinµda, menos conocida, de Nernst, que dice: "La disocia'ción de los ,cuerpos gaseosoiS termina cuando la suma de los logaritmos de la pre,sió~ ejercida por los productos de la descomposición· akanza el ·valor del "-logaritmo de la presión del cuerpo que queria todavía por descomponer aumentado en el valor de la constante K." Resumiendo datos experimenta.tes, podemos decir que el ácido carbótüco comienza a oxidar la esp~nja · <le hi-yr~·o a unos 300°, dependiendo fa redúcción del tanto por ciento de ácido caÍ1bónico contenido, pero que la proporción crítica de este ácido carbónico varía con la tempe0ratura de ~ste modo: al calor blanco, un gas con el ro por 100 de ácido ca·r'bónic0 ya no ' es f.éduéfor; al tojo fuerte, un gas 1eon el 32 por' 100 de ácido car·h ónico; ya no es recluctor; i al rojo obscuro, un ga:s ton' ·e-1 6o pOF IOO, ya ·no es reductor: Una mezcla; de partes iguales de. á<údo y óxii:lc»sobre esponja al rojo blanco la oxida en ferroso; pero . si actúa sobre fér·rtco~· le ~educe a ferroso. La reducción del fenofo, que es el óxido más rebelde, conviene aeabarla a 900º, pues má:s árdba las con9.iciones de equilibrio ·s on muy desfavorables. El carbono para el acero, cuando no ·1).a:y· adición de carb6n, se . obtiene por la disociacion : 2 :?CO =
co +e
-
.
I8 8 -
qu~ sólo se efectúa en presencia <le catalizadores icomo el hierro, níquel, c<Ybalto o manganeso. Tiene Jugar mejor a baja:s temperaturas, de 450° a &>oº, en que se ,~etiene, ·si el ácido llega al 7 por 100. Deville dice que calentando hierro en corriente de óxido de carbono a I.300°, no .se deposita carbono, pero• el metal se convierte en a·cero. La acción del óxido de carbono sobre la esponja incandescente produce acero; pero necesita dertas ·condiciones de tiempo y temperatura para penetración, favoreciéndola fas altas y la persisteocia en el caldeo. VENTAJAS DEL PROCEDIMIENTo.~Gurlt concreta esta.is cuatro: I.ª Poder emplearse todos fos carbones que puedan gasificane en gas pobre, del agua, o mixto.-2.ª Posibilidad de poder ahorrar el Gombustible equivalente al óxido ·de icarbono residual de los hor.nos altos.-3.ª Quedar en las cenizas de los ga:sógenos. substancias perjudiciales, como el azufre, el fósforo y el arsénico, contenidas e.n el combustible, y que en otros .procedimientos ·Se mezclan al produoto.-4.ª Obtene;- a voluntad esponja de hierro o a-cero, por cuanto se dispone <le fa función reductora de 10S1 gases· y de fa provisión de carbono de carburación. Nnsotro-s, por nuestra parte, hemos de recorda·r que los recientes progresos logrados en la gasi;fi.cación de los .combustil:;iles y desconocidos en la época en que Gurlt estableció su :s1istema, aumentan el interés y la posibilidad ·de aplicar con éxito estos carbones, hoy despreciados por la Industria, en fa 'O'btención del hier·r o por este método. En España, hay grandes cantidades de tales cai.;bones que no tienen valor comercial en !Circunstancias -ordinaría:s, y entr.e ellos Jos hay que . no pueden estar mueho tiempo almacenados esperando el transporte. Todos estos carbones podrían utilizarse en beneficiar hierros de minas inmediatas, evitándose traslad~r al carbón, ya que este transporte vi.ene dificultado en muchos casos por causas diversas. Hay otra drcunstancia que <la interés a ·estos procedimientos: el horno alto, como indica ·&u nombre, requiere gran a1tura, y .c:omo las restantes dimensione·s tienen que . guardar con aquélla :cierta relación, resulta que el horno alto ha de ser forzosamente aparato de gran capacidad y exige fabricaciones en gran escala. Los hornos que se requier,een para el tratamiento. por el gas pobre no tienen estas exigencias, y pueden adaptarse a tooas escalas de producción; es .decir, que su éxito supone el restablecimiento de Ja pos~bi.Iidad prácti.cá. de trabajar en pequeña y mediana escala, representa la restauradón de establecimientos m.etalúr.gicos del t1po de las antiguas ferrerías y da el medio de que pequeños capitales puedan dedkarse en España a la producción ·s iderúrgica. La combinadón con la fus1ón por electricidad, disponiendo un aparato en el que la reducción y el ·caldeo previo se hagan
-
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por gas pobr·e y la fusión final eléctricamente, constituirá una aplicación 6til para ciertos saltos mal situados.. DEFECTOS DEL .· PROCEDIMIENTO.-<Algunos de ellos ya se ·s eñalan en ilas descripciones de los antiguos aiparatos de Gurlt. En eS!l:e si.stema·, el inconveniente mayor estriba ·en fa poca seguridad de obtene-r la temiperatura pr•e cisa; pues s.i el horno quedaba frío la reducción n<t> tenía lugar, y si .se cal.entaiba de111as.ía.1do, no idesoendían fas •c argas conv~nfon temente, y, a la vez, disminuía la eficacia reductor-a de la. rrnezcla de gases; es decir, de óxido de carbono y ácido carbónico, que decrece al aumentar la temperatura. · Lct esiponja es ipirofórica, si no se inicia un ¡prindpio de fusión en su superficie:.; el áddo -carbónico formado perjudioa mucho con su presencia; no 1se hace bien la dimináción ide los metaloides que no arden en atn1ósfera reduote>ra; no .se hace bien ila penetración ga:SJeosa cuando los minerales ·están muy a¡pelmazados en la cuba; los sistemas propuestos en substitución, como los rotativos, resultan. caros: de instalación, manejo y 1oonservación, a:sí ·como s-on poco ·duraderos fos materia:les refraictarios que hayan de sufrir caldeos alternatÍ'V'os, lo 1tni.smo que los hornos· en que les rninetales ejerzan fuerte.s y frecuentes: rozamientos sobre las pare.des refra:etaFias. CoNSIDE~CIONES SOBRE ESTOS INCONVENIENTES.-La may<:>r parte de ellos pueclen desaparecer, ya que sólo existen por 1-o elemental e imperfecto de las! in_stalaciones. En -el sistema de Curlt, no hay ningún ór1gano que atienda a la !00'tllservación de una temperatura conveniente, ni -p ara la redu-cción, ni pam ila inmunizaioión ·de la esponja, quitándola sus :propi<tda:des pirofórica:s; no hay una efüninadón <le ácido carbónico tan rápida <:5mo es ;nie<:esa-ria; la atmiósfera del horno es en todos sus puntos redudora; el ·calor ·en el horno• de Curlt no puede llegar · nunca al que por s1u tem¡peratura poseen los gases que salen .del gasógeno; .pues no hay reacciones que ¡provean ·de él. PRECAUCIONES PARA EL ÉXITb DE ESTE SISTEMA.-Hay cinco importanüsima:s : Asegurar que la ilinleziela tenga siempre una proporción de óxido de ca-rbono superfor a la: que determina el equi.iibrio para ca,da ilugar. del horno .en rela<Uión coN su temperatura; desalojar rápidamente el áieido .carbónico proqucido; asegurar la tern¡peratura del -laboratorio smninistrarndo el 1cal©1r necesariG>; ip·r evenir el reblandecimiento . superficial <le la esponja de hierro- formada para que pierda sus propiedades pir<:!f óricas y nC!> se r·eoxiide al tocar al a.ir e; ipreparar una zona en la que haya- atméisfern oxida,nte, antes· ·de la zona de -reducoión, para eliminad6-rn _,de iciertO's mefaloicles, ·como, 1p or ejemp1o, el azufre. TGdas· estas ptecauciooes: •Son fundamentales; pero 1h ay otras que., aun cuando mern:i-s .transcehdentales, ho deben deja·r ·de observarne,
la
-Igo como las siguientes: Evitar las grandes presiones <le <:arga; huir de aparatos que hayan de sufrir alteraciones en el caldoo ·y enfriamiento; evitar los frotamientos entre las paredesi refractarias y las cargas; evitar mecanismos complejos e instalaciones complica'Clas; establecer la continuidad de Qperaciones; separar fa1s escorias, a ser .posifüe, por fusión; colocar la zona d~ reducción del gasógeno (último paso de su corriente gaseosa) lo más inmediata !Posible a la zona de reducción del mineral; separar el rtratamiento del gas, para la reducción, de la combustióni del gas ipara caldeo del· producto ; establecer una aspiración para los gases <le reducción y otra para los de caldeo, icon el fin de regular independientemente- ambas operaciones; hacer que· ·l a carga pase inmedia:ta y s:ucesiva..'Tiente <le una operación a otra sin enfriamientos ni trasvases; aprovechar para el caldeo el gas excedente de las operaciones de re lucc-ión; aplicar el tiro mecánico para asegurar y regular las depresiones, y, finalmente, emplear reicu.peradores de oalor para los gases salientes. ÜBSERVACIÓN.---'Para lograr la obtención del acero, ba·s tará con prevenir en el di"S1eño ·del horno un espacio en fa misma columna de la carga de mineral en el que, después de la reducción y caliente el material, haya aflujo de gases reductores para prov.e er el carbono. Con esta consideración puede, desde luego, proyectar.se un horno pata acero teniéndola presente; pero, .si el aparato no estuviere construído al efecto, se lograría la abtención del acero sin más que detener la carga en presencia de los ga·ses carburantes el tiempo necesario para la difusión del carbono en el seno de· la ma•s a metálica. Será preferible llegar al acero y no detenerse en el hierro porque así se facilita la operación de la fusión. Para el caso del hierro dulce, sed.a muy ventajoso hacer .Ja fusión por electriicidad c-0'111Virtiendo el crisol o reverhero en horno eléctrico. MonELO PROPUESTo.-Todos estos considerandos nos han inducido a estudiar un sistema de horno en el que pudiera llevarse a cabo el tratamiento de los ·m inerales de hierro por el ga-s pobre haciendo práctica la idea madre que inspiró el sistema de Curlt. A este fin, se dirige el modelo que hemos imagina<lo, y que dam<>s a conocer al Congreso d'e Ingeniería segú~11 fas adjuntas figuras ·¡ y 2. Empleamos d~s ~olumnas descendentes <le rrtlnerail, M, cerradas extf!riormente por las <tapaderas, T, y que van a descargar en el crisol, reverbero o cánmra áe caldeo, o de fusión, F, en la que se funde la la masa o 'se caldea la esponja, según los casos. Separado tan sólo por una pared de la .c olumna descendente del mineral, está el gasógeno, R, que e'sl de <loble efecto, por cuanto que en él se quema el carbón de arriba a;bajo en la parte superior y de abajo a a-rriba en la parrilla. 'I
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Ambas combustiones se juntan en la altura media del gasógen-0, donde esti la salida de los gases produddqs. Una serie de agujeros, P, abren paso a estos gases ·que atraviesan Ja carga descendente del mineral por la zona de reduoción, B, saliendo ipor Q. En Q se representa una pila de ¡placas de tierra refractaria formando rejal o enrejado y constituyendo la ipared int,erior de fa cuba. (Lo mismo podría formarse con tubos o .con iplaoas de tierra agujereadas pue!¡tas verticalmente.) En Q se queman los gas.es que han atra'Vesado la zona de reducción, B, para lo cual ¡por a llega el aire nrecesario de1 exterior, saliend·o ¡x>r agujeros colocados. en 1los tubos a. Con esto se conserva caliente la cuba en su zona de reducción. Los productos de la combustión en Q p~san por b y ¡por los agujero.s D a la zona oxidante A y se escapan por c. El espacio C que sigue a la zona de reducci&n! será la zona de ·c uburación, si se hace amplio .par·a que fa carga tarde en pasar por él, o si se detiene voluntariamente en él. El mineral, ya reducido y carburado,, si ha 1lttgar a esto úJtimo, ca.e en el crisol o cámara de caldeo, que ·se · calienta ~on los gases que 1Iegan por G dei gasógeno R' y que .se queman con aire que llega por N del recuperador, S. Los productos de .Ja combustión salen por H a dicho recuperaxior S. En el corte en planta no se ven los conductos que se: mal'Can de puntos, y son: g, para el paso -drel gas de fos gasógenos; R', ail oris<ol, y m, para paso del aiire del recuperador al mismo crisol. Con fa d se marca el orificio de entrada <le aire para a y Q. No marcamos en el plaino la salida de gases después de ipa;sar por el rec.uperador ni la entrada d'e aire en el mismo; pues fos cortes dados no pasan por ·ellas, que están situaida·s en fa parte superior, siendo éste un detalle si'lll importancia. RESULTANDos.-Creemos ¡posible con el adjunto sistema que hemos ideado, y de acuerdo con lo estudiado en esta Memoria, Uegar a obterier hierro metálico o acero empleando combustibles de poco valor mediante la ga-s ificadón ¡previa. Un felix éxito de esit:e -sistema supondña poder desde luego emplear provechosa11nente gran número de ya· cimi·entos de carbones de inferior .calidad; significaría ,p oner en inmediata e:x;plotación yacimientos de hierros lejanos de los puntos de fabricación o embaTque y equivaldría a poner las empresas siderúrgicas a1 alcance de pequeños capita1'e'S'. · I
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CONCLUSIONES APROBADAS PRIMERA. Que es de sumo inte·rés, para la más completa utiHzación de nuestra riqueza de carbones y núnera.les die hierro, estudiar el beneficio ·de ésitos 11or los gases llamadosi pobres, y que importa sobremanera •que, por d Gobierno o .p or laS' corporaciones interesadas en la cnestión, se proceda a realizar los ensayos y experiencias necesarios. SEGUNDA. Que se cons~dera igualmente de interés· para la Meta.Jurgia, y ·especialmente para el beneficio de nuestra riqueza ipirítica, el e~tudio de los demás procedimientos ensayados en aqgunos países parn la obtención de Ja esponja de hierro." Los congresistas ArtiJleros Sres. PLANELL y FERNANDEZ LADREDA observaron fa: uti-lidad de este procedimiento para obtener un hierro libre de cuerpos perjudiciailes que sirviese de primer·a, materia para la fabricación .de aceros especiales. El Sr. MADARJ.A GA (D. Cesáreo) hace ver que el estudio anterior tiene un gran interés para la reducción ·de las pi·ritas, por la obtención de la esponja de hierro. El Sr. COLL (D. Jaime), Ingeniero mifüar, diserta· sobre el tema "Orientaciones para el fomento de la Siderurgia e industrias derivadas", que a continuación se publica:
'
1
"ORIENTACIONES PARA EL FOMENTO DE LA SIDERURGIA E INDUSTRIAS DERIVADAS Por D. JAIME CoLL
Y
SORIANO, Comandante de Ingenieros.
Sin a¡:i.elar a ponderaciones-inútiles aquí-'Cle su importancia, y recordando solamente que la Siderurgia es el nervio del ·sistema industrial de un país moderno, sabe muy !bien el ·Congreso que no es posiihle levantar el soñado edificio de la reconstitución nacional sin que una Siderurgia fuerte nutra una de sus más firmes columnas: la prosperidad industrial de España. Y es tanto más inexcusable y urgente f or·talecer y ampliar nuestras industrias del hierro cuanto que, previsto el agotamiento, en un período de veinticinco a treinta años, d'e nuestras wnas mineras tradicionales no podríamos, económicamente, aoometer el aprovechamiento de minera-les más pobres o miás impuros si en ese plazo, y ·sin per-
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der momento ¡para empezar la marcha, no .ponemos a nuestra irudustria en adecuadas condiciones de focha comerciall. Dos jalones de primer orden nos marcan el camino: producción ba-rata y clientela grande. El Estado y la gran Industria deben fijarlos por acción mancomunada, y la Ingeniería esp~ñola ayudar~ con el levantado espíritu que sugirió la celebración de esfa Asamblea·, puesto que, ademáS' de influir en .las disposiciones oficiales y en la gestión de las Empresas industriales, ha de intervenir, cada día más activamente, en las relaieiones entre el Trabajo y el Ca.pita'!. Al desarrollar aquellbs conceptos primordia;les, iremos cviendo la tarea que a cada ·cuail corresponde. Para ello, éontando con la benévola atención del Congreso, entraremos desde luego a examinarlos. Producción barata.
No pudiendo sector industrial alguno sustraerse a ese imperativo que akanza a cuantas actividades prod-uctoras se rigen por las leyes económicas, parecería ocioso ir más all'á del simple enunciado si en el vital problema siderúrgico no nos ·conviniera concretar, como punto de partida, nuestra verdadera sitt:fación · en el concierto universat Importa a tal fin recordar que hoy, a pesar de las trabas arancelari~, no forman cotos cerrados Ios mercados nacionales·; que e~iste realmente un solo mercado universal, y que si un país pone obstácul-0s a: la introducción de primeras materias, por ser las suyas más cara>S o peores, llegará en la escala de los transforma·dos (si por otros conceptos no 'hay compensación suficiente) un punto más o menos próximo a los productos finales-los más kabajados y valiosos-, en el que tendría que subir la barrera de un m1odo inadmisible para el País· y para la misma Liga, expresa o tácita, de .Jas Naciones, o se vería arrollada por la extranjera su industria de mayores rendimientos. Ciñéndonos a nuestro tema, resulitaria concretamente que, si loo países de producción más económka no podían introducir en España su carbón, ..su fund1dón bruta ni S'Us aceros moldeados o 'lamina.dos, seguirían vendiéndonos, en forma <le maquinaria variadísima, todas esas materias, a las que habrían incorporaqo una mano de obra, una suma <le energías y unos rendimientos de todos órdenes que de derecho per·t enecen a las clases ·p roductoras españolas. ¿Y dé qué ·s erviría a nuestra Sid~rurgia que un Arancel absurdo hiciera imposible a los extranjeros la concurrencia a nuestro mercado ·directo de lingote y de acero, si entre todos lo atrofiáramos ·en for.¡:na ta-1 que, ·cqn la produc1
TOMO II
194 ción ordinaria de una o ·dos de nuestrais varias factorías en marcha, en construcción y en ¡proyecto, quedaise completamente saturado? Basta eohar una rápida ojeaida a Jos principales países siderúrgi ~ cos expot"tadores para ver que no son meramente teóricas las prece ~ dentes apreciaciones. En los Estados Unidos se cotiza'ban en agosto, por tonelaida:
Cok de fundición.. ................... .... ........ Dólares. Lingote de fundición bruta (mold'e ría). ........ Idem. Planchas de calderas............ .............. . ..... Idem.
5,50 26,75 53,00
1
.
'
E n Inglater ra :
Cok de fundición.. . .. .. ........... ... .. Oielines. Lingote (molderia) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Libras. PJanchas de calderas ... ..... .. :... . ... .. . . Idem.
52
I/2 a
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8-4 ~I-IO
Nos abstenemos de consignar cifras belgélis, francesas y alemanas p or encontrarse esos países en esta.ido de reeonstitución ¡ pero dejare~ m os senta,.dos como datos harto .significativos que Bélgica comienza a colocar de nuevo •s us transfol."maidos en los mercados vecinos, y que en I nglater.ra se teme ya la competencia del hierro y acero de Lorena. en el propio meroado. Si, a:l mism o tiempo, en España, costaban, por t9nelada:
Cok asturiano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Pesetas. Lingotes de mo!dería.. .... Pesetas, más el transporte. Plandhas de cakleras. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . Pesetas.
'
200
56o 900
y el flete de cabotaje, desde el Cat~tábr~co a Medipdía y Levante, se~ guía invariable a 55 peseta·s , !l.11ientras el de importación, desde In-. glaterrá a Barcelona, había llegado en una oscilación hrusca a 42 che~ Enes, ¿.q!lé ipr~ba:bilidades tiene el panstructor español de maquinaria. d e luchar en _su ,p ropio mercado con firmais acreditadas que, por ser extran jeras, tienen ya medio .gana.ida la lucha en el ánimo de mucha.a g.entes, y que, además, pueden producir a mitad de precio?
-
j
.
-
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Si el desnivel que indican léiis cifras Cilpuntaidais i~pide al transformador español de hierros producir la maquinaria que siempre hemos importado, sin otra .p rotesta u otro remedio <le unos y otros (todos somos cu~pables)~¡ qué elocuentísimias ila.mentaciones puramente literarias !-, ¿a quién van a vender sus productos las f ábric31s siderúrgicas actuales y fas de mayores vuelos ·proyect:adCilS o en vías de ejecución en Sagunto y en el Bierzo, sin contar la que, por consideraciones estratégicas que no son de este lugar, trata el que suscribe de crear en Sevilla, puerto de ca,si media España y,. sobre todo, puerto verdaderamente interior? La conteSltación a. es-ta pregunta, que hoy no puede ser satis:factoria, nos illeva nuevamente al ¡punto de pa1t ida. Pa:ra que la Industria transforma>dora reconquiste en ábsoluto el mercado nacional, es indispensable que produzca barat o o se fa compensen las diferencias a<lmisiMes respecto a la similar extranjera; y ello, aparte de ~ os perfeccionamientos y modernizociones práoticament e ex igibles en sus instalaciones y métodos, sólo puede conseguirlo con materias primas baratas o compensaidaiS. Reconquist:ado para siempre su mercaido por la Sidentrgia transformadora, no se limitará a ella sola el beneficio ; porque, ampliado proporcionalmente el cop.sumo de hierros, la primer favorecida será la Siderurgia productora y, en definitiva, pasando por el Capital y la masa obrera, quedará forta1ecida :la Economía nacional. Pa.r a ver si es posible, en nuestras peculiares condiciones, abaratar los primeros productos de la Siderurgia, que son a su vez materfas pr.in'lais de .Ja Industria transformadora, examinaremos los pr.inciipales materia-les que emplea, sus métodos de opera:ción y sus ccndidones de transportes. Primeras materias. '
Dejando para el final la hulla, y dando ipor sentado que todas las fabricas siderúrgicas españolas produ~en el cok que consumen, quedan oomo materias primas para el horno aho el mineral y la ca:Sltina ; para cl horno de acero, eil hierro IVIÍejo, fer.romangan~so ' y ferrosHicio, y, para ambos, los materiales refractarios. Respecto al miner~·l de hierro: no es España fo 1b~t~nte fuerte para .naciona'1izar ahora sus mejores minas, hoy en manos e::im-anjeras; no Pl;lede, pues, .impedir que muy buenos minerales suyos vayan a fructificar a las fábricas británicas .y continentales de aillende el. Pirinoo, que ha-ce años fos compraron en bloque, gradas a nuestra imprevisión,
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por un plato de lentejas; y en cuanto a las minas cuyos propietarios, , e~tranjeros .también, no son siderú.1rgkos, no· se puede prohibir su explotación exportadora invócando la razón, pueril ante la ausencia de compradores nadona-les, de que debiera beneficiarse en España. De todos modos, con lo que hoy se e~lota, tenemos suficiente mineral de hierro de buena dase para una producción de acero que en muchos años no habremos de akanzar. 'En conjunto no estamos mal; si este trabajo no estuviera destinado a la Asamblea de cuantos conocen el asunto a fondo, se ctie tendría su autor a detallar que tampoco tenemos sobre otros países la superioridad que cree el vu[go, ignorante de que Ingla:terra, nuestra primera consumidora, tiene más mineral que España; y de que Francia, que ya tenía mucho más. el año J4, ha pasado· a ocupar el iprimet lugar en Europa ·con la irtcor.pora:ción de la Lorena, sumando en bloque tmas reservas <le 8.ooo millones de toneladas y una producdón anual de 43, ·c ontra 800 y 'ro, respectivamente, en España; con Ia diferencia a favor de sus minerales, de que, si bien su ley metálica es próximamente r/3 menor que en los nuestros, antes ·d'e la guerra costaba allí la "minette" de z a 3 francos , y aquí pagábamos. los minerales corrientes a 15 y hasta a 20 pes·eta:s. · De [a castina no hay que preocuparse, por ser ma·teria profusamente repartida junto a nuestros centros siderúrgicos. En hierro viejo, nuestra principal desventaja es la enormidad de las ·t arifas de transporte; y si bien aquí escasea más que en los paí.ses donde tanta destrucción hubo estos últimos años, las necesidades del consumo .son incomparablemente menores. Los ferros pueden fabricarse y se fabrican ya en España al hornil eléctrico. De ellos, e.J ferromanganeso, para ser ·de 80 ¡por roo, quizá requiera la importación de manganesos extranjeros; pe~o en esto quedaríamos en condiciones análogas. a las de lais fábricas inglesas, siempre que compensásemos la baratura d'el cok allí con las ventajas del proceso termoeléctrico aquí. La industria <le materiales refractarios especiales 'Va ganando te· rreno en España; en el momento a-ctuaJ se ·produce .Ja buena calidad, pero mucho más cara que en las huenas fabricas belgas e inglesas. Qlmo, además, para el frittage de dolomías y magnesitas tenemos desventaja grande en el precio del combustible, se der~van de aquí· para nuestros siderúrgicos sobrecargas en construcción y r·e paradón de hornos altos, estufas de aire caliente y hornos de acero, que reper·cuten en los precios de coste <le la fundlición y del a<eero, aunque no en tal cuantía que no quede previsto este concepto en µna mqdera:da protecciqn arancelaria. 1
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Pero de todas las materias primas, la que entraña una inferioridad abrumadora en las condi<:iones itécnicas y económicas del trabajo de -nuestros hornos altos, es la hulla. Vaya por delante nuestra afirmación, since·r a y rotunda, de que, en términos generales, somos partidarios decididos die que el País se independice en lo posiible de ·la producción exterior, sea hullera, agrkola, teX:tiil, siderúrgica, química o de cualquier otro orden. No está de más semejante declaración, porque a los fanáticos-que en España no faltan, aunque no -c oncurran a est a· Asamblea-les pa.recerá una enormidad ·l o que vamos a exponer. No negamos que entre las !hullas nadonailes se pueden encontra·r , después de cuidadosa selección, var-ios tipos que adlmitan cotniparaciones como las que el ilustre Adaro publicó respecto a las de Cardiff, clase Almiranta:ogo. Posi·bl-e es que pueda reunirse ca11tidad suficiente en icali<lad adecuada paTa que la.s fábúcas de gas ·se surtan exo1usiva• mente en mercado nacional. Pero lo imposioble de encontrar hoy en España es .Ja cantidad de hu1lla de cok propiamente .dicha que nuestra Siderurgia actual r·eqtüere. N a:da s ignifica y nada demuestra que, durante ilos últimos años, nuestros hornos altos hayan marchado con cok producido exdusivamenite con carbón naóona·l ; téngase ¡presente que entonces no habí·a c:ompete ncia, y que s·i el ci;insumo por tonela·da <le lingote era enorme y la marcha de los hornos lenta y desastrosa, en los precios que el mer.Cado pagaba ·sin remisión estaba compensado con creces el disparate de re<lucir y fuind'ir el hierro con cok cuyas cenizas excedían de 20 por roo. Así ha llega.do a cotizarse a 62.5 pesetas la tonelada de fundición hruta que en N otteamérica, antes de la lilnitación de precios, no pa•só de 50 dólares, y que en Inglaterra, con un ~ubs·idio de poco más de 30 ·chelines que el Estad-o abonaba a los siderúrgicos, no llegó a 5 libras esterlinas mientras rigió la ta·sa. · Pero roto el a·islamiento que la guerra impuso, y r·esta:blecido el intercambio universal, no puede sostenerse otro desniveil que el c0nsti-tuído conjuntamente por unos fletes en baja continua y un Arancel que no puede subirse arbitrariamente. Urge, pues, eliminar o compensar las causas de desventaja d~l hierro español en su precio de cos-te; de· ella.s, fa principal, es la huHa de cok, por su precio y por su cailidftd. Dejando a un lado la cuenca de Vi:llablino, acaso insuficient e para reducir los 200 miUones de 't oneladas de mineral del coto Wagner, y que, por lo tanto, tiene indkado como cliente exclusivo la Compañía Siderúrgica de Ponf errada o del Bierzo; no contando con ias Minas de la Reunión, propiedad de M.-Z.-A., que consume toda la ¡producción
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en sus locomotoras y talleres; ni con P eña rroya, que _destila sus escasas hullas propiamente <le cok ¡para vender ést e en e-1 mercado; ni con Barruelo, p ropiedad del Norte; ni con Figaredo, que coquiza su prodluc~ ción, como hacen con parte <le fa suya las hulleras de Sabero, apenas queda a la vista otra hulla que <lecididamente se pueda clasificar entre las ·de cok que la de Turón, aunque otra.is ni uchas coquicen como coquizan fa s hullas de gas, sin que en buenos principios econó..micos pueda compartirse el error de quienes, olvidando que el producto principal y má~ 'Valioso integralm ent e es el cok, creen que, siendo más alto" el t_anto por ciento die materias voláti.les, lo que se pierda en cok se ganará en subproductos ; aparte de q ue, siendo muy elevada ya la proporción de cenizas en la hulla, resultará ·t anto más incrementada en el cok cuanto mayor sea la resta gaseosa de la destiilación. Con la hulla de Turó1~ y ailgunas otras explotadas en pequeñas cantida<les, apenas llegamos a rebasar 300.000 •toneladas anuales; y como las Siderurgias mont añesa y vizcaína necesitarían, de esa clase, múy cerca de 6oo.ooo, y la que en Sagunto se está montando Uegaría a r equer.ir 300.000 para 200.000 de lingote, y algo habrá que contar para Málaga o Sevi.lla y otros centros, resulta que, dejando ·consum1r a las fábricas ast urianas sus carbones propios con sus inconvenientes, au n tendremos dos desventajas respecto a la Siderurgia extranjera: 1.ª La der.i vada de emplear en parte par-a la coquización hulla nacional con ro por roo de humedad--.que se paga y se transpo:tta al precio del carhón-, r2 por roo en adelante de cenizas y un rendimiento muy escaso en cok cuando las materiais volá:tiles se acercan a 30 por roo, como ocurre en)as fábricas asturianas (excepto las que, añadiendo hullais antracitosas, tocan con el grave inconveniente de disminuir el poder agilutin ante de la mezcla); al paso que en Middlesbroug'h, por ejemplo, los "coking coa..ls" empleados tienen solamente r a 2 por 100 ·de humedad higroscópica, y rara vez exceden Jas cenizas de 8 por 100, las materia·s voláitiles de 25 por roo. 2.ª El ·s obreprecio que en ila hulla inglesa importad:a suponen el flete y el Araincel-hoy en suspenso-, más el recargo que ·el Gobierno inglés impone indirectamente a la exportación ail fijar para ella precios mínimos, pagados, no al cambio corriente, sino a la par intrínseca de fa libra: esterlina. Nuestra inferioridad se acentuaría considerablemente si, en vez d e fas hullas inglesas de los ·c ondados de Nortihumber.tand y Durham, tomásemos como término de comparación las norteamericanas de ilos distritos de Pocahontas y Connelsville; hullas <le cok .propiamente dichas, con mayor rendimiento ·y m~nor pi·oporción de ·cenizas que aquéllas y
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cotizándose hoy a 2,85 dólares la tonelada; es decir, a la quinta parte del precio de nuestros mejores menudos lavados. Visto fo que antecede, y como no es de esperar que de la noche a la mañana se realice el milagro de que· cambie la na1ur.aleza del carbón nadonal, desaparezcan las disfocadones que hacen tan difícil y costosa la explotaoión en nuestras formaciones hulleras y se pueda lanzar en bruto al mercado lo que hoy, después de lavado, encierra todavía tantas. impurezas, forzoso será arbitrar un medio de compensar la desventaja, a: fin de que nuestros hornos altos queden-en d mercado nacidnal cuando . menos-en igua:les condiciones de lu~ha que los extranjeros en lo que al carpón se refiere. Ese medio que, a nuestro entender, no puede ser otro que una justi.ficada y aquilatada defensa arancelaria, se definirá así : Suponiendo que coquicemos exdusivamente hullas inglesas (o alemanas o norteamericanas; eile·gimos a:quéllais con la mira de concretar), el consumo sería con ellas de r .350 Kg. solament e por tonelada de Hngote; tendrían, pues, nuestros siderúrgicos, respecto a los ingileses, la de~ventaja de r,35 veces el flete del carbón, 1,35 veces e'1 arancel que se fije para esa clase de hulla y r,35 veces el re.cargo, mientras el Gobierno inglés lo imponga a la e:x¡portación; en camibio, tendría nuestro lingote una ventaja cifrada en el va}or dlel transporte del ,inglés a España. · · La diferencia entre ambas partidas deberá ser estrictamente el margen arancelario .p ara que ola fundición ing;lesa no invada el mercado nacionaL Si acaso, podrá tomarse también en cuenta el sobreprecio debido a los materiales refractarios que, englobando hornos de cok, horno alto y estufas, no pasaría proba.'blemente de una peseta por tonelada de língote. Parece que, razonando aisí, defendemos la importación de hulla extranjera, con la inoportunidadJ de hacerlo :precisamente cuando para vender fa producción de nuestras minas se aipela a todos los recursos .imaginables .(excepto a bajar el precio y mejorar la ·ca!li-dad). No es ta.il nuestro propósíto; pero no nos duele confesar que esa facilidad de hniportación no la consideramos como un mail, siempre que no alcance más. allá de la hulla pMa cok, que créemos haber demost·r ado no tener en España en cantidad ni eµ calidad adecuad'as. Precisamente nos estamos continuamente <lamentando de que salgan del País otras pri- · metras ma~.erias para transformarse en ei1 1suelo extraño; y .nos lamentamos, por saber que esa transformación crea riqueza, produce salarios y. aumenta fa .tributadón. Si nµestr4s aspiraciones son [ógica:s, dehiéramos, recí~procamiente, celebrar que la•s materias primas que aquí no 1tenemos vinieran de- fuera en su estado más rudimentario p;;tra crear
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riqueza, producir salarios y aumentar la tributación en el Pais. Fomentando la entra<la de buenas hullas ex.tranjera:s p.a ra la fabricación del ·cok metalúrgico, cesarían los fundidores de importar cok inglés, porque se lo sumin~strarían de igual ca.Ji.dad quienes .Jes venden el Iingote, después de haber retirado todos los productos de la desti.Ia:eión, que .quedarían aquí, como quedarían los salarios de ella derivados y la consiguiente tributación. Insistimos en este punto porque recordamos· con dolor que la junta de Inicii:t-tivas impolÚa como condición inexcusable, para proteger· a la iD;dustria s1derúrgica, el aumento progresivo de la hulla na<:ional consumida, hasta · llegar a su emlpleo exdusivo en los hornos a.Jtos; y esto, que a primera v·i•s ta es muy efectista y simpáitico, restüta inactmisiible una vez sabido a conciencia lo que nuestra producción hullera nos puede <brindar para esa a•pJicación determinada, y sabido también que, en parte, ipor no depender d'e una sola zona .proveedora y de un solo medio de transporte y, en parte, por est ar interesadas en explotaciones hulleras las Empresas siderúrgicas, todo cuanto carbón na<:ional simplemente aceptable se ofreica en el mercado será instantáneamente ab·sorbido, aun cuando a igual.dad estricta de precio en ffubrica y hast a a precio notablemente inferior, resulite (por humedad, cenizas, etcétera, de la hulla; mayor ·c onsumo de cok por tonefada: de liingote; lentitud consiguiente en la mar.c ha del ·h orno, y reducoión de ila producción diaria), resulte, en definit iva, más caro .su emipileo que el de las ·buenais hullas de importación, como lo saben prácticamente quienes conducen hornos altos con unos y otros combustibles, y como quedamos a diSJposición del Congreso para aquilatar matemáticamente si la discusión del tema lo hiciera necesario. Al 1pasar del lingote de fund•i dón bruta ail acero laminado, lleva eJ si·derúrgico español, como un pecado original, la carestía de aquél; pern no ipuede ya decirse que el1 País .c;arezca de ma:terfas primas adecuadas para· la transformaición. Si se rerulizan a ~ondencia cuantos aprovecha111ientos y recuperaciones son ya del dominio <le la. 1p raotica industria.J en .Jos hornos de cok y en el alto .horno, una fábrica de hierro y acero modernizada no necesitará quemar una sola .t onelada <l'e carbón en calderas o gasógenos pa;ra producir ~a fuerza motora de sus instalaciqnes todas; y ·día llegará en que pueda substituir en los hornos. de acero, y de recailentar, d combustible sólido inicia•! por los gases sobrantes de las operaciones .prima'l"ias. Mientras a esto se llega, la hulla requerida ipor .Jos gasógenos .del proceso Martin-Siemens y por lós hornos de recalentar, puede suministrarla de ca.Ji.dad' conveniente li:i, producción na:dona·l ; y ·si en su precio, una vez estabiiliza.do, hay desventaja ·r especto a la Siderurg.ia extranjera, puede •tenerse en cuenta, así como :la re~a~
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tiva a:J. lingote y al marterial refractario, ail fijar el Arancel, inspirán:dose en las norma,s antes e:xipuesta>S, para que, en lo que a .primeras materias atañe, al siderúrgico español le cueste su acero lo mismo que al extranjero al suyo :p uesto en E&paña. El mismo espíritu <lebe informar Ja confección del protector de fa Industria transformadora, si bien teniendo al mi&mo tiempo presentes otros aspectos que más adelante examinaremos. Esa orientación que ·propugnam'Os para la graduación de la .barrera arancelaria bien merece algún comentario; pues no ignoramos que muchos miembros ilustres de esta Asambllea eran, antes die fa guerra, convencidos librecambistas. Bermítannos ofrecerles un testimonio de lo que sobre el particular se piensa hoy en la lib-recambista Inglaterra. A fines de agosto anunciaba el "Board of Tra<le" que, al reunirse el Parlamento en Otoño, se presentarían leyes: a) Para Ja protección de artículos fabricados en Gran Bretaña e Irlanda contra el "dumping", tomando medida,s .para impedir la venta de artícufos similares extranjeros por bajo de su .precio en el país de origen. b) Faicultan<lo al "Board of Tra-de" para contener fa irrupción de importadones (de Alemania., por ejemplo) que pudiera derivarse de una depreciación del cambio monetario, tan desproporcionada a fos costes de la producción indígena. e) Para proceder con las industrias claves inestables en la forma siguiente : Catalogar un número limitado tle industrias claves inestables, prohibiendo la importación d'e productos similares, salvo licencia especial. Con lo tra<luddo basta para afirmarnos más en lo que ya sabíamos: que .Jos últimos cinco años imponen una revisión de conceptos económicos. Pero aunque esa experiencia no m'e diara, es innegable que las :discrepancias doctrina·les del georgisrno significan muy poco cuando el ideal que a todos nos reúne es lai 1prosiperida<l económica de España. Y preguntamos : ¿Es posible lograr:la sin una Industria fuerte que nos libre de fa importación de ar-ticufos cuyas materias 1prima:s, en su mayor parte, abundan en nuestro suelo? Decididamente, NO. ¿Queremos· poner a la Siderurgia, jndustria matriz de todas, en condicicmes ele soportar la concurrencia extranjera? Flotando en el ánimo ·de todos la respuesta a.firmait·iva, sólo queda por examinar cuá:l es la solución ~tíos onerosa iparn el consumidor, que no ¡puede resignarS'e tranquilamente a que un Arancel c-onvendonail eleve arbitrariamente el precio de venta de los artículos que 1mprescindiblemente necesifa adquirfr.
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La arbitrariedlad radica en las tarifas "ad valorem", y desaiparece cum<lo el legislador s~ toma la molestia de cakular, teniéndolo todo en cuenta, qué diferencia de precio podrá haber, en el merca.do nadona:l, entre un producto ex<tranjero y el mismo producto fabricado en España con materias primais análogas, disponibles unas e importa<las otras, y por los procedimientos más económicos que, en cada caso, se puéden exigir a:l i:ndustriaI a quien la protección favorezca. ~sa diferencia, que en gran número de casos puede ca..lc:ularse con suficiente exactit ud 1práctica, dará la cifra de protección necesaria para que la Industria nadonaJ ·c orrespondiente pueda vivir; no rebasándola, se ha:brá fija<lo el estricto mínimum, y nadie podrá quejarse de que un exceso de beneficio en un sector de la actividad indus,trial encarece indebidamente los a:rtículos que el paí·s entern consume. Inmediatamente se ocurre que, <lada la actual inestabilidad de precios y de fletes, lo qu.; hoy, siguien.do las normais apuntadas, se hiciera con la mayor exa<etitud, sería seguramente erróneo al poco tiempo. Pero, aparte <le que deben aplicarse esca.las móviJes en todos los casos, no se olvide que este Congreso a.isipira a poner fos cimientos de una nueva España, y que, ante la magnitud de la empresa, no ca.ibe esperair que la:s conclus_iones que aquí se voten vayan todas i·nme<iiatamente a la Gaceta. A pocos meses que medien ea-tre la propuesta y la ejecución, nos habremos acercado 1:anto a la estabilidad de precios, transportes y sa-larios · que, proba:blemente, se podrá cakufar to<lo sin temor· a grandes variaciones ulteriores. , Lo que, en ver<laid, aipenas se conoibe es que en un período de tran<Sición como el élidual se :practique una revisión arancelaria y se estu ... dien tipos de percepción para c:inoo•,. años que tantos misterios encierran; pues si en el Arancel que ahora se está elaborando, y que quizá esté ultimado ya a:l leerse esit:as n1arüllas, ·se fijan !os tipos "ad valorem", una de dos: o quien lo · estudie tiene un maravilloso don profético para adivinar Ios precios «de materia>s, productos y servicios en el próximo quinquenio, o tiene que basarse en precios que serán ilusorios (los anteriores a la guerra), o excesivos {los del último trienio), o arbitrarios (•los que resullt.a-sen de buscar promedios de cifras pretéritas) . Y como una protección insuficiente es perfectamente inútil, y, cuando es exagera.ida, ahoga al País y, a la larga, depaupera a la misma indmrtria protegida, ha:ciendo que vivan espléndidamente una · o dos Empresas donde pudieran y debieran vivir - simplen:~ente vLvir - diez o veinte con producción tota•l mucho mayor, nos permÍtimos encarecer al
Congreso que, al llegar a las condusiones, examine detenidamente este .punto, cardinal a nuestro j u·icio, para orientar acertadamente nuest ra reconstitución industrial. . Métodos
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de operación.
Aunque, una vez estrublecido, en cuanto a primeras materias, un equiJibrio ta:l que, IVÍrtualmente, el s iderúrgico español quede en su país en iguales condicio·nes que el siderúrgico impo rtador, parece que en los demás fac;tores de la producción han de esperarse los ¡perfeccionamientos de la iniciativa particular, <le!l espídtu de empresa y de la competencia de sus Ingenieros y Adminisitradores-a quienes· este Congreso está estimulando desde el momento feliz de su concepción-, aun le queda al E stado en la esfera de este epígrafe una función indeclinable, pan la cual tiene ya órgano adecuado en .la Comisión Protectora de fa Producción nacional. Precisamente, al realizar esa función tal como nosotros la concebimos, se desvirtuarían las protestas y recelos de Jos industriroles existentes, que consideran injusto se otorguen a los nuevos ciertos privilegios y auxilios de que ellos no disfrutan, esta'bl~iéndose así, al parecer, dos castas en distintas condiciones de ludia comercial. Nos e~licaremos, refiriéndonos concretamente a la fabricación so:Hdaria de cok y fundición bruta: Si aquella ha de 'hacerse en forma rudimentaria, el E stado no tiene .p or qué garantizar interés, o hacer préstamos, o renunciar al cobro de trihutos, o conceder curulq,uiera otro de fos ;privilegios que la l'ey de Auxiaios establece. Pero supongamos que se constituye una Empresa de altos hornos, y en su programa figuran todos los aprovechamientos, no sólo .e~ la destilación ·de .Ja hulla, empleo de sus gases y los de horno alto en ·l a forma más productiva, transformación de escorias en cemento y ladrmos ... , recuperaciones todas ipracticadas ya en mayor o menor escala 1por varias de nuestras fábricas, sino que llega a las mayores economías en la calefacción de los hornos de cok y en la del aire. inyectado al horno alto; que recupera la .potéllsa y, cuando ello va·l ga la pena, el mineral, contenidos e.n los · polvos de gases de tragante, que aprove~ha todos los calores per<lidos--<¡ue no son pocos-, y que em-, ;plea en todo el máis perfeccionado maquinismo... ¿ ipued.en, con fundame¡¡.to s·erio, las actuales industrias siderúrgicas oponerse a que el Estad~>, o sea la comunidaicL que consume y ipaga, inlVÍerta su dinero en fomentar una empresa más perfecta que ellas, nacida en condiciones de robaratar el precio de coste? ¿No alcanzan los beneficios de· la Ley
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a esas mismas industrias ex1stentes si necesitan numerario para moder..: nizar sus instrumentos de trabajo? Lo único que podrá exigirse, no ya por la Siderurgia actuaJ, sino, con harto más derecho, por el País, que paga el auxilio, es que éste no se otorgue en uno u otro caso sin aquilatar condenzudamente si en -la instalación o la mejora que se proyecta y para la que se pide la apliración de la ley protectora, se adoptan los mé~odos comprobados como conducentes a la mayor economfa en la producción. Esa apreciación, ese juicio comparativo, bien arduo :por cierto, es fabor que, en su aspecto técnko, debe estar ~n<:omendada a la Ingeniería española, y para eUo es indisipensable darla en la Comisión Protectora de la Producción naóonaJ una intervención, y en la preparación <le los informes un cometido, mucho más intensos de los que hasta ahora ha tenido. Nada más lógico que a•sí como, para fijar el capital, cuyo interés habrá de garantizar el Estado en los ferrocarriles secundarios y estratégicos, es preciso presentar y someter a diietamen los proyectos correspondientes, la Comisión Protectora no se conforme, para someter una resolución al ministerio de Haóenda, con una mera exposición de lo que proyecta producir cada solicitante, y exija, si no un proyecto, por lo menos un programa completo, con avance de presupuesto, que s.frva de base ail informe técnico que oonceptuamos imprescindible, y constituya un ver<ladem piliego de condiciones a cumpli'r, so pena de perder el derecho al subsidio. Cierto que esto, a primera vista, parece una nueva traba burocrática; ¿pero es que sólo porque una Empresa diga que va a ,producir a·cero al tungsteno, por ejemplo, va el País a garantizar ~l 5 por roo aJ capital que tenga a bien emplear, sin que alguien, con capacidad acrediitaida, estudie, en nombre <le ese pais que lo sufraga, si el ca,piital nombrado es proporcional al intento y si los métodos proyectados conducen o no a un precio de ooste ·disparatado? A nuestro juicio, esa es una de las funciones más difíci1les y, a la .par, más fecundas que incumben a la Ingeniería española ·p ara encauzar nuestra reconstitución; y como el nervio de clla en el sector ~ndustrial es el hierro, no hemos vacilado en alargar nuestra ex.posición ¡para puntualizar -aquella función; pues aunque la Jey de Auxilios faculta a la Comisión Protectora para utilizar los conocimientos de todos los funcionarios <le la Administración pública, nosotros . somos un tanto escépticos en cuanto al acierto práctico de las capacidades que todo fo dominan, y nos· parece preferible que esa función la desempeñe un Comi•t é facultativo per~ nente, sin otro cometido adicional que la análoga laibor afirmatiiva en la Junta <le Aranceles, y con a.decua<la consignación y autonomfa, paTa que la mayor parte .de sus juicios .los fundamente en su conocimiento 1
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directo de da Industria de ambos mundos, más que en la lectura asidua de eruditos volúmenes ; y no es esto precisamente fo que prevé eil Reglamento de fa .Com1sión Protectora; pues en él parecen rehuirse cuidadosamente toda clase de ga1stos de personal. No es hora de timideces; y si .presumLn:ios que alguien, gobernante o gobernado, al proponerse fa creación de un organismo necesario y fecundo, rastrea la mira~:la hacia mezquindades de pla·ntillas, ¡tengamos el valor de traducirle en su prnpio rostro el hermoso lema de la Jarretera, e insistamos con más energía en Ja demanda ! Por do demás, fuera de aquellos casos en que al Estado se le pida aJlgo, no tiene motivo para intervenir en .tos métodos de operacióñ de la Siderurgia; pues si la protección general se limita a las materias primas, ya se cuidarán los industriales de transformarlas con la máxima economí.a ante la amenaza de fa invasión extranjera de su mercado; invasión muy justificada si nos empeñamos en trabajar peor o más caro que los competiidores. Las instalaciones pa·r a modernizar sus procedimientos pueden hoy realizanlas nuestras Empresas siderúrgicas con Ia.s reservas allegadas ~n los pasados años de vacas gorda.is; y cuando así no fuera, ya hemos dicho que ahí está Ja ley de Auxilios a la Industria para subve111Ír a las ampliaciones necesarias. Por la íntima rel01ción que guarda con el aspecto que estamos· tra.. tando, digamos, antes de pasar a otro asunto, dos palabras respecto a fa cultura industrial de obreros y patronos, especialmente de los que transforman el hier·ro. La verd'a d es que, hasta ahora, en España ha sido industrial cualquiera; y cuando, por su desconocimiento absoluto de los métodos racionales de compra, producción y venta, ha visto que el negocio no era tan ·b rillante como se lo había o ·se lo habían pintado al comenzar, no se -le ha ocurrido mejor solución, en muchos casos, que buscar obreros baratos. En tales condiciones, el obrero no se ha cuidado, en general, gran ·~ osa de aprender su oficio a conciencia; ni, por su parte, el Estado o la clase patronal le han dado escuelas y facilidades para ello; pues de Jas oficiales de industrias no son obreros l<Qs que salen. La resultante era lógica: el patrono, negándose a pagar cara una labor de poco rendimiento; el obrero, provocando conflictos para la eleva<:ión de su salario y llegando-que es lo más sensible-a declarar guerra sin euartel a:l trabajo a destajo, el más de acuerdo con fa concepción moral, justa y científica del salario. Estos errores urge rectificarlos. AJ patrono no es el jornal barato, sino la producción económ~ca, lo que en definitiva le interesa; dote ail operario de elementos y conocimientos adecuados, rodéele de contj.iciones que le .p ermitan aumentar su rendimiento sin aumento de esfuer-
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zo, aunque fijando, si, más su atención en el trabajo y pague sait.is.fecho el salario resultante, aun cuaindo sea doble del que hoy a:bona, y, sobre todo, empiece por completar él mismo sus conocimientos; pues, sin ir más lejos, es bochornoso que quien refunde el lingote no sepa, en la mayQrÍa de los casos, fa influencia: del silicio o el manganeso, ni conozca más azufre que · el de las pajuelas, o más fósforo que el de fas cajas de cerillas. Por otra parte, el obrero español, que oye haiblar ·de los fabulosos jornales que ganan ·SUS compa.ñeros de ultramar-<londe, dicho sea de paso, la vida es incomparablemente más cara-, aprenda y no olivide que am se trabaja a ola pieza, .forma la más concreta del tr3.!bajo a destajo, que aquí pretende desterr:-i.r, cuando, con él, una vez fijo el jornal mínimo, lejos de perjudiicar·se a nadie, salen favorecidos obreros, patronos y consumidores. La itarea de hacer comprender a la clase patronal sus verdaderos intereses en puntos tan capi·tales corresponde a fa Ingenierí.a,, que debe inmediatamente .i·ruvitar a Jos siderúrg·kos a tarifar y vender el lingote según análisis y no según fractura, como se viene haciendo; y consagrarse con ahinco en su dirección de ta.illeres y en sus con<lidones de recepción de rnateria.J metá.lico a desterrar rutinas <lispendiosas. ¿Y quién mejor que esta br•illante colectividad, más dista~ciada realmente <lel capital que del trabajo, pue<le· ponerse al habla con .la Unión General de T rabajadores, y, sin pretender dirigirla, tratar de encauzar algunas de sus aspiraciones, como la >0itada, en la única dirección que los españoles todos ·debemos seguir sin -distinción de clases : en la de la prosperidad naci.ona:l? Transportes. No está en nuestro ánimo hacer un estudio oomparativo de Jas tarifas ferroviarias europeas y americanas; eso nos llevaría muy lejos, porque también tendríamos que comparar las cargas y .Ios gastos de establecimiento, conser.vación y e~plotaoión de unas y otras redes. Pero no nos abstendremos de lamentar la poca atención que, en general, se presta al hecho de tener 'bastante más eficacia una tarifa protectora en aquellas mercancías que, .comto el carhón, el minera.il y el hierro, se cifran en toneladas, que en artículos que, com ::- las harinas, una vez Pª"' nQfica:das, se venden, cuando más, ¡por kilos; una re:baja <le 10 pesetais en las primeras representa siempre IO .pesetas en la unidad de transacción y de consumo; Ja misma bonificadón en las segundas conduciría a desgi:avar un céntimo el kHo hipotético de pan, si ese céntih:19 no se quedara -en ·l as zar.zas del camino, antes de llegar al consumid'or. Y, sfo ·embargo, una petición <le rebaja en las primeras apenas suele en-
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contrar eco, mientras que, cuando se trata de l!ls segundas, Prensa, Cáde Comercio y lo que hemos dado en llamar fuerzas vivas, coinó den en la campaña, siendo lo !peor que los Gob~ernos les escuchan y t ratan de obligar a fas Empresas de ferrocarriles a rebajas que nunca llegain a:l iverdaidem público. ' E n cambio, una vez graduada racionalmente la protección arancelaria 1para .Jas industrias siderúrgica y transformad'o ra, las Compañías ferroviaTias no dudarían que, siendo ellas sus' .principa,¡es clientes, serían también las principaimente bonificadas con Ja:s tarifas reducidas para fas .p rimeras materias y los semi.productos, o, dicho en otros térm inos que no envuelvan paradojas, gran parte de lo que cobra..rían de m enos por aiplicar tarifas bajas se lo encontrarían de economía al adquirir su materi:a.l metál<ico. R ealmente, en ningún país productor de acero y maquinaria llegan con .mucho a Jas nuestras las tarifas de transporte que aquí tienen que pagar por 1las primeras materias n spectivas. los siderúrgicos y fos transformadores; a eso es debida, en parte no pequeña, la a-cumulación de sobreprecios, que, .p ara una Empresa ferroviaria, es ya muy sensible en el valor de los caniles, se acentúa en el de la tonelada de puente construído y culmiina en el coste de las locomotoras. Mas con no ser de importancia grande el transporte ferroviario , lo más oneroso de nuestra cir<:ulación estriba·, para la industria siderúrgica, en los tipos de flete de caJbota}e, aibsur<lame~·~e desproporcionados a fos que rigen para la contratación · univer.sa:l. De éstos, el flete desde Cardiff a Barcelon~~ llegó a rebasar 450 cheHnes el año 18; entonces se fijó de Real orden un üpo invariaible de 55 pesetas desde Ast urias a cualquier puerto de Mediodía y Levante; hoy se está cot izando 50 chelines Cardi•frf-Barc<::1ona y 40 chelines Cardiff-HueI.va, y nuest ro tipo .sigue invariable. Es de suponer que, andando el tiempo y, desde Iuego, con todos los retrasos posibles, se modifique a-Igo ese tipo; pero, mientras tanto, el consumidor de transformaidos de hi:erro demora sus encargos .p or no estar dispuesto a pagar, además del hierro, caro ya en fabrica del Cantábrico, el gravamen que para los productos fü1a.Jes supone en -casi toda España un transporte de cok, de lingote y de acero a 55 tpesetas tonelada; el · resultaido ~s una notable contracción del consumo, . que, además de poner en peligro la vida de los talleres transformadores, ha determinado ·l a par,ad'a de varios aie nuestros hornos altos. ¡Y esto ocurre cuando unos y otros debieran estar preparándose ¡para la luoha más ruda que q~ Industria conocerá! _Es urgente, ¡por tanto, que el Estado, que puede reglamentar esas tarifas, puesto que es quien autoriza el cabotaje, acuda rápí1damente a ponerlas de m~as
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acuerdo con la realidad presente, sin per1mc10 de estudiar ,con más calma las especiales que, .pa<ra hierros y carbones, sean más adecuadas a:I r desarrollo de nuestra SiaerJ rgia productora y transformadora. Horno eléctrico.
Antes de ·t erminar d epígrafe "Producdón barata", debemos apuntar idos palwbrais rela:.tivas a la Electrosjderurgia. No es ;posible prev.e r exactamente a qué nivel de equHibrio quedarán las <:otiozadones de Ja hulla, una ~ez disipada la incert:j.dum!bre de estos días,, tan revueltos por muchos conceptos. Si ese nivel resu1tara ser muy alto, no habría; la menor duda en la ventaja económJca de reducir el mineral al horno ·eléctrico con energía barata, sea hidráulica, sea producida por <:ombustibles inferiores, así <:orno afinar la fundkión por el mismo procedimiento, para fa: obtenc·ión, no ya de aceros finos y esipecia;les, si.no fra.ncamente para la fabricación del a·cero corriente de construcciones. Conviene, · pues, estar preparados, tanto por esa razón, cuanto porque, de repetirse un bloqueo como el que acabamos de sufrir, o de confirmarse los pesimismos de quienes vaticinan el :fin de la; exportación de hulla que Ingla:terra reailizaha y las dificulté!Jdes de que Norteamérica: y Alemania 1a substituyan en esa función, tendremos que arbitrar recursos ¡para sostener, con solos naestros medios, una producción siderúrgica creciente. Dos caminos podrían seguirse 1para fomentar la producci6n de lingote y acero al horno eléctrico: r. 0 La prima dire<:ta de producción, a serüejanza ·de lo que oon magníficos r·esnltados biza el Canadá, ga•s'ta.ndo en cllas, ·Con tipos decrecientes hasta naturalizar .el procedimiento, cerca de 12 millones de dólares en poco más de un idece1üo. Así se estimularían, indudablement:e, ·1as iniciativas .privci:das, y acabarian de realizarse algun~s ya planeadas, en Zaragoza, ipor ejemplo. 2. 0 La i.nstalaci~n, ipor el Esitado, de una factoxía en ~evina, donde, a más de abundar el mineral de hierro y vislumbrarse, gracias a geniales prnyectos, un preciO' verdaderamente ha.Jo para la energía hidroeléctrica, se da el -caso ·de que, existiendo fábricas de <:añonesi y otro material de guerra, los ipri~n~ ros prod'uctos son elaibo·raic;los en Trubiar; difídl sería, dentro de la Penín1 sula, ir a buscarlos más lejos. Dicha instalacióri t~ndrí~ el c; rácter de ens~yo afici~I'. y d~esiligada de t~do interés de ·empresa, ~lí poc),rían rnco.ger·¡>e }iat9s y compararse resu~tad~s por cuantos quisieran emipren~ er ~1 primer ca:mi~o.
CLIENTELA GRANDE
Para conseguirla, es pr·eciso atender conjtJntamente a ~.estos tres cpn,ceptos cardinales : l.º E stimular el consumo de hierro. 0 2. Eliminar, hasta el límite de lo posible, la concurrencia e~dran j era. 3.º Fomentar la exporfación. 8 . 0 -Estímul~ del consumo de hierrio • .
Aquí, .la acción tutelar del Esta.do puede ser decisiva, ejerciéndose ·en múltiples direcciones, que muy someramente vamos a enumerar, y .-que deben ser todas previstas en ese gran Presupuesto de reconstitución, tantas veces anunciado. El plan general de obras públicas, con todos los puentes y obras metálicas ·c onsiguientes en carreteras; puertos y riegos ; la higienizadón de poblaciones en abastecimiento y evacuación de aguas, con su demanda ,de tuberías y elaborados de hierro, .que debe suministrar precisamente la Industria nacional; la solución, inaplazable, del problema bochornoso, ·e n casi toda España, de .las casas baratas _para obreros y emplea.d'os, .eon el consuµio de hierro y acero que su construcción requiere; el fo_mento de la construcción naval, los g.randes apr-01Vechamierntos hidráuli.·-OOS ·y la p revisora fabricación de toda clase de material de guerra, su.. marían, durante muchos años, un respetable número de miles de tone.laidas que aumentar al medio millón escaso que nuestra Siderurgia actual produce. Pero los mayore~ incrementos habría de darlos, por un _.lada, la realización del plan de ferrocarriles, y, por oitro, las fabricacio.nes nuevas que, con un buen sistema de crédito industrial, acometería la .Industria transformadora . . Aplazando el hablar de esta última .p ara cuando veamos el modó de combati.r- ia concurrencia ex tranj era, anotaremos que, grosso modo, la .importancia que los ferrocarriles tienen como di erutes de la SideT"ttrgia puede .traducirse así : El eq1,tipo en. material fijo y ·móvil se cifra aproximadamente en 100 t oneladas die hier.ro y a,cero por kilómetro en explotación. El consumo para conservación, renovadón y ampliación oscila del .·IO al 15 por 100 de la cifra ~nterior; contaremos el 12,5 por 100. Los 15.000 kilómetros a c0nstruir, en cinco afios, por ejemplo, exi.,girán el empleo de l .500.<XX> to.nela,das a razón de 300.000 anuales. TOMO 1{
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La conservación, etcétera, a:l partir del sexto año, representará cerca:.. de
200.000.
No será, pues, aventurado ipr·edecir que, sumando a estas cifras las correspondientes a la dientela arriba enumerada como resultado de la realizaieión del plan completo de reconstitución nacional, el medio millón anual que hoy produce nuestra Siderurgia podría acercarse mucho· al millón. Roto así el círculo vicioso de la producción cara por la pequeñez del consumo y el consumo pequeño porque el hierro es caro, podrían siderúrgicos y transformadoreS' ampliar por sí mismos su mercado más allá d~ Ja ·esfera de la demanda oficial con só1o suprimdr toda clase de gravámenes y sobreprecios injustificados ·de producción y disitribución, que hoy no invitan, ciertamente, a la difusión en el empleo del hierro, y hacen de España el país dvilizado donde menor es el consumo por habitatllte, y donde se dan casos como el reciente de un almaceni·s ta de hie- · rro, que, teniendo que cubrir unas na'Ves de almacén, después de ped'irprésupuestos de armaduras en ·cuyos hierros hubiera realizado su pin-güe beneficio de intermediario, resolvió ejecutar la obra en ma·dera. Júzguese lo que ocurrirá cuando el que sufrague la construcción sea.. igualmente ajeno al comercio de la madera que al del hierro. 2. 0 -Eliminación de la concurrencia extranjera.
No es suficiente para lograrla que en el País se fabrique cuanto del Extranjero ha venido has.ta ahora; nadie dudará que un taller español que se dedi.case a construir máquinas de fresar podría entregarlas al m ercado tan bue_n.as como las célebres Cincinnati; pero hay que tener en cuenta detalles esencialísimos que, olvidados, nos conducirían a un fra-caso seguro en el terreno comercia-1. N o basit a aquí ya una: adecua.ida protección arancelúia, inspirada en· los principios mismos que sosteníamos en las primeras páginas, es decir, basada en la nivelación virtual de precios de ·coste con iguales métodos de operación; pues aquí nos -encontramos con que, por la exigüidad misma de nuestro mercado actual, es imposible igualar tales métodos en España con los que, en naciones de consumo incomparablemente Jnayor, se aplican a todas aquellas fabricaciones integradas por el hierrocomo materia de mayor peso; por lo menos, es imposible que nuestros transformadores de hierro los igualen con sus propios recursos,. si se exceptúan dos o tres factorías relativamente grandes. El mismo ejemplo de la fresadora nos puede servir para p oner de relieve esa imposibilidad: Un taller, montado a la moderna, para fabricar en serie un itipo <le fresadora excelente, produciría en tres meses una
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cantidad de máquinas. que el mercado nacional no absorbería en tres años, resultando, por un i·ado, que los otros treinta y tres meses, o estaría parado o tendría que dedicarse a otras fabric~ciones similares, de venta igualmente diferida, renunciando así a la especialización, inuy .hermosa teóricamente, p,ero desastrosa en la práctica comercial mientras· el consumo de hierro por habitante, que en los Estados Unid'os pasa de 300 kilogramos, permanez·c a en España alrededor de 25; y por otro fado, antes de :terminar el primer año, :tendría invertidas en maquinaria sin vender tod·as sus disponibilidades, y no ile quedarían recursos para seguir pagando jornales y materiales; pues 111adie prete nderá que el capitail drculanrt:e en un negocio i·ndustr.ial sea equivalenrt:e a la cifra de v.eiita·s que realice en un t rienio. -Quienes conocen algo el mercado nacional saben que, para infinidad de productos que nos convendría nadonalizar, el cuadro bosquej a do no está recargado dertamente; y que, s·i bien tenemos ya en España una factoría de locom otoras, algunas de vagones y se planean ·o tras pocas de productos 1de gran consumo, representa todaivía un tonelaje mayor el hierro que en distintas formas entra como elemento principal en la inmensa variedad de elaborndos a -los que se pueden aplicar las consideraciones apuntadas. La disminución de vuelos en fas Em.pr·esas correspondientes y la variecl.ad ·de fabricaociones ·en cada una de ellas, traerán consigo un sobreprecio en los productos finales, que habrá que agr·egar al debido a las materias primas y tener en cuenta al graduar la protección arancelaria. Pero el problema pavoroso de tener mucha producción en almacén y poc-o o ningún nume rario en caja, sólo .puede resolverlo un sistema razonable de crédito industrial, del que habremos de tratar aparte, por estar ligado a otros interesantes .-:.s.peotos deil asunto. Uno <le ellos; est .c.cialísimo, es el aprO'Visioriam.i ento de materias primas para la Industria de transformación. Si se acuerda que la Siderurgia productora está concentraida en una estrecha faja del lito.r al cantábrico--;por hoy al menos.-, se comprenderá que," en la mayoría die los casos, el .taller transformadoir no puede esperar tres o más meses a redoir los materiales pedidos· directamente a fábrica en pequeñas partidas, y tendrá que recurrir a surtirse de l01s almacenes locales, impricando la distancia y el iti.termed\i. ario un notable sobreprecio y otra razón de inferioridad respecto a la concurrencia ·extranjera; pues ya miremos a Francia, Alemania, Bélgica, Inglaiterra o N orteamédca, puede asegurarse que cada ta1ler transforma·dor tiene cerca un tpf'oveedor sid·erúrgico, y, merced a tarifas r.educidas de transporte, en muchos de esos países es casi el mismo en precio en horno alto que. a pie de fábrica consumidora, .m ientras que en España, para toda la industria establ.ecida 0
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en el Centrn, Modiodia y. Levante, el lingote y el acero tienen en realidad un sobreprecio de casi 6o pesetas en tonelada por transporte maríümo o ferroviario. Esto habrá también de tenerse en cuenta al graduar la protección a la industria nacional; y en cuanto al gravamen que el intermedio del almacenista implica, si bien no podrá suprimirse totalmente---pues no · es de esperar que un órgano indispensable de distribución tra.baje y tenga en circulación su capiital por .puro 9-ltruismo-, pod'ría, a nuestro. juido, ate111Uarse si, para los hierros de consumo más corriente, cada Sociedad Patronal negociase con la Centra.J. Siderúrgica, . a fin ·de tener un depósito con las mismas bonificaciones de almacenista que ya disfrutan aisladamente, po.r su consumo relativamente grande, med'ía docena de nuestros talleres má:s importantes. En todas e~as Patronales hay una lucida representación de Ingenieros, y este Congreso podría invitarlos, a.sí con:10 a la Central Siderúrgica, a esit:udiar serenamente el asunto, con miras a que, abaratándose lr:is productos finales, se fomente su consumo en el País y se resista mejor la competencia extranjera, practicada muchais veces al amparo de un "dumping" que merece párra!fo aparte. No sabemos si la Liga-expresa o secreta-de <la:s Naciones se .qcupará de prohibido para unos y otros; sospechamos que no; pues, como en la casi totalidad. del Globo, las deudas de la guerra han ocasion,ado un desequilibrio que nadie encuentra otra manera de conjurar que for~n<lo la producción, es seguro que todos los países productores .procurarán 1a conquista de mercados ajenos, apelando a todos los medios. En úJ.timo extremo, haiy uno, muy sencillo, de disfrazar el "dumping", llamándole "precio e~pecial de 1a sobreproducción", o cosa parecida. Difícil nos parece que España .ptteda oponerse aisladamente, como vimos que se dispone a hacerlo Inglaterra, a esa práctica internacional, muy convenient.e para los países n<> productores que así compran más barato y cQn fos cuales quizá habremos de realizarla nosotros mismos, puesto que en tales casos el arma es perfectamente lícita; :pero creemos de nuestro deber .señalar aquí el peligro, dejando~ .por lo d.elicado de las circunstancias, que los Gobiernos estudien los medios que .p ara conjurado tiene España a su alcance. Otro aspecto que debe •considerairse atentamente es que, concediéndose plaws relativamente largos de pago por los agentes extranjeros, mer,--ed a un sistema de descuentos y redescuentas que alcanzó en Alemania u:i límite inverosímil y que en España no hay entidades bancarias cuyos e.:tatutos les permitan imitar, ni siquiera en pequeña escala, et fabricante na..:::ional, para poder competir en su propio mercado, ha de con,_ceder plazos a~álogos y no itiene adónde acudir, puesto que el crédito indu6tria I no está twavía organizado. Si a él acuden las entidades 1
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- 2pmás .poderosas, a las cuales es relativamenite fádl abrirse cuentas de crédito, con mayor razón lo necesitarán los innumerables talleres de men~r cuantía, que han de ser la bas·e de nuestro .porvenir industria]; ·p ues. es muy fácil pedir que desaparez-can los pequeños para dejar pasoilas .grap.<les organizaciones; pero como éstas no surgen al conjuro de lo que pudiéramos 11?-niar "retórica profesional'', y, cuando surjan, no han de abarcarlo todo, una la•b or .práctica y prudente será la que se encamine a .consoli<lar y mejorar lo actual como .b ase de lo. venidero, sfü las soluciones de continuidad que se producirían al arrasar o dejar arruinarse lo existente, para r,econstruirlo y "taylor-i zarlo" todo. .. , si es que al final de Ja jornada se encontraba quien lo reconstruyera.
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3. 0 -Fomento de la
expo~tación.
A primera vi·sta, parece que, con ella, el mer~a:do, la dientela, podría aumentarse todo lo apetecible. Pero si recordamos que, según creemos haber demostrado, producimos, y es lógi.co que ,sigamos produciendo, más caro que los competidores, hasta el .punto de necesitar protección para conservar nuestro mercado interior, se comprenderá que los países genuinamente produc;tor.es no serán los que compren nuestro¡¡ elaborados, ni nuestros semiproductos, sa1'vo casos excepcionales de calidad determinada, como en pequeña escala ocurría con la fondición hematites de Vizcaya. En cambio, allí donde la .p roducdón sidetúrgica sea insuficiente para el consumo transformador~incluso e1 afino--, como ocurre en Italia, o donde sea ca•si nula, como en el Mediterráneo orienta[ y en la América española, si el movimiento comercial crea líneas de transporte necesitadas de cargo ·de retorno, podríamos pensar en competir con ofr.os .p aíses pr9ductores, siempl'e que nuestro sobreprecio de origen quedara equilibrado .por una ventaja geográfica que permitiese la compensadón en el valor del transporte (como sería en el caso de Sagunto compitiendo en Italia con las fundiciones ing1esas y escocesas), o bien con una prima de exportación favorecedora del "dumping", que, practicado con rpaísés. no productores, no daría lugar a represalias aduanera.s. El año 1914, cuando en el seno .del Gobierno llegó a tratar~e de fomentar Ja .producción siderúrgica a consecuencia de una campaña en que nos secundaron con rara unanimidad productores y transformadores, tuvimos ocasión de · demostrar en la Dirección general de Aduanas y en .la Junta de Iniciativas que, valiendo entonces el ling-0te 100 peset~s en ·!!Umeros redonc;los, cada tonelada sobreproduci<la allegaba al Tesoro,, por impuestos de varias clases, 16 peseta·s como mínimum; entonqe¡ ba·s taba una prima de ro p,esetas para .poder concurrir a1 r.-1er.cado íibrc
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de fa Argerutina. El contribuyente anónimo que strele invocar·se por los eternos discrepantes no pagaba, por lo ta.nto, un céntimo de la prima, puesto que aun se embdlsaba el Fisco de 6 pesetas en adelante. La·s verdades económkas en que se fundaban nuestros cálculos no han variado; pero sería preciso ponerlos de acuerdo con las cotizaciones actuales, y, además, ampliarlos a todos los productos de la esca'la in· dustrial. La tarea sería larga; pero creemos que el ·Congreso la estimará justificada si recuerda que, valiendo hoy 45 a 50 pes·etas dos toneladas del mineral que alegremente exportamos sin mirar al porvenir, la tonelada de lingote encontraría mercado exterior vendiéndola a 200 pesetas aquí, como lo encontrarían a 500 pesetas el acero laminado y a 3, 4 y hasta 6.ooo pesetas por r .ooo kilos las máquinas-herramientas. Aunque el resulta.do de semejante tarea y, en resumen, la escala de primas o bonos de ex.portación hubieran de ser propuestos al ministerio de Hacienda por la Junta de Aranceles, el in.forine técnico habría de ser redactado con intervención de los administradores de industrias interesada.os, por un Comité de Ingenieros, el mismo que hubiera de estudiar los tipos del Arancel sobre ba:ses racionales y el mismo que debiera aduar como elemento consultivo de la Comisión Protectora de la Producción nacional, :l a cual-<li.cho ·sea de paso-no debi era ser organismo diferente de la Junta de Aranceles. Si el Gobierno, dentro de los llama.dos moldes legales (que no son irrompibles) , no encuentra modo de dar intervención a semejante Comité, o si se abriga el temor de que el organismo haya de servir solamente, como tantos otros, para complacer amistades políticas al hacer unos nombramientos que debieran ser propuestos por el Instituto de Ingenieros Civiles, más valdrá que éste nombre una Ponencia que haga el estudio y se [a presente al Gobierno en nombre de toda la Ingeniería española, que quiere y procura con todo a:hinco la prosperidad industrial del País. Sin embargo, con la prima que compense el sacrificio del precio no basta para concurrir con éxito a los me·rcados extranjeros, los sudameri<:anos sobre todo; pues tanta Ó más importancia: tienen las condiciones de pago. Consideremos, para formarnos perfecta idea de lo que eso significa, dos rasos extremos : Supongamos que una fábrica siderúrgica del Norte se deeida a encender un horno alto suplementario para ex.portar al año, con prima 9 sin ella, 50.000 toneladas de fundición_ bruta a Italia, por embarques aproximados de 4.000 mensuales: vendidas a 200 pes·etas, contra reemlbolso a los cuarenta· y cinco díais del embarque (y a veces los plazos son bastante más largos), a fos dos meses y medio ·de fabricación, próximo el vencimiento del primer reembolso, la fábrica no habrá cobrado
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-todavía un cérutimo, y tendrá en camino, enkegada y en fabricación, ·mercanda por valor de idos millones, conünuando así mientras dure el suministro; pues, <le exigir el pago más breve, o ,perderá el mercad~ o tendrá que -sacrificar su ·escaso beneficio para ~o verse suplantada por la concurrencia extranjera_ Ese capital flotante suplementario de dos mi·nones para 50_000 toneladas más de lingote, no debe, en buenos princi. _píos, tenerlo propio ninguna fábrica siderúrgica. Consideremos ahora a•l constructor de locomotoras. Produciéndose ·más caro en España que en Alemania, .p or ejemplo, no es lógico supo_ner que podamos rebajar el precio de venta <le las nuestras para que nos las paguen en la Argentina en menos meses que al fabricante alemán; todos 1sabemos que éste, gracias· al sistema de redescuentos establecido _¡por la Banca alemana, concedía nueve, doce y hasta quince meses de crédito; y eso, no sólo en América; pues nosotros mismos hemos comprado en España locomotoras alemanas a pagar en un año. Lo mismo .que en el ejemplo anterior, el capital circulante que con tal ·s istema secia ·p recioso no lo tiene ni puede tenerlo negocio alguno, a excepción de los Bancos, que operan con el dinero ajeno. En uno y otro caso, no pue..d~ resolverse el ;problema sin una buena organi:uaición dd CRÉDITO INDUSTRIAL
Es el complemento <le las soluciones propuestas, y puede ejercerse ·en tres direcciones distinta,s. Ya vimos que, 1por la reducida caipacidad de absorción del mercado :nacional para elaborados que económicamente han .de fabricarse en serie, como ocurre con la maquinaria en general, e~ productor inmoviliza .en poco üempo todo su numerario convirtiéndolo en mercaincía que es:pera comprndor. Si ha de seguir trabajando, los recursos nocesar~os se los ha de proporcionar el crédito, en forma ·de préstamo, con prenda sin desplazamiento, una especie de resguardo industriatl, análogo a:l le.gislado recientemente para los productos agrícolas. Y no ha de limitarse esta ayuda al transformador : el siderúrgico mismo podrá ne~esitada en períodos de poca venta, y, con mayor motivo cuanto que el horno ;ai}to debe funcionar sin interrupción a su ma:rcha máxima, y el préstamo puede hacerse con garantía tan sólida sobre maquinaria construída que sobre lingote fabricado, a ·semejan:ua ~e lo que con d nombre de "w{J.rrants" existe en Inglaterra tiempo ha, si bien es preciso llevar el lingqte .:a 1os depósitos públicos·; fo que allí es posible por constituirse éstas· en puntos como Middlesbmugh, que a -un tráfico siderúrgico enorme 1 reúne l~ itircunsfanda ·de ser el p-Yer1 to de servicio de l·os innumerables altos hornos aÍineados en ambas márgenes del Tees.
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Otro aux11io del crédito industrial, para facilitar las venta1S a larg plazo, ha de ser un sistema bancario que haga posible el descuento de-: documentos c-0mer·d ales con vencimiento más remoto qúe <los noventa . día·s clásicos, a fin de evitar que las industrias que, .por la índole de stt. producción, tengan que iv:ender así en el mercado exterior y aun en et interior mismo, se vean en un momento dado con todo su capital flotante invertido y experimenten dificultades hasta que los vencimientosvayan llegando. Finalmente, si se atiende a la economía que las comprns coleetivas-· reportarían, por la ,supresión de intermediarios, y a que eil descuento • comercial de 2 por roo por pago a treinta días equivale a un 12 por IOO· anual sobre el consumo, es indudable que así deben adquirirse las primeras materias, cuando interesa amp1iar la clientela por abaratamiento de la producción. Pero es preciso que los fabricantes de cada agrupación local, en su mayor ¡parte, se encuentren en condiciones de operar· e.sí; y como no es ese el caso, si el verdadero crédito industrial ha dee.plicarse en la acepción neta del concepto, es aquí donde tiene su esfera . de acción, ya que las dos orientaciones antes señaladas, más que ·de crédito, tienen de hipoteca y .descuento. Y aunque la tasa del interés, en1 eemejante operación de crédito fabri-1, llegase al 6 por roo, aun quedaría, hasta el 12, un buen margen de economía, sin contar la .derivada de la compra colectiva directa a los centros productores, que si se valen hoy de intermediarios, lo ha·cen más con la mira ·de garantizarse el reembolso que ·de rehuir la función distribuidora, bien poco onerosa por ·· cierto. Resumiendo todo lo expuesto, tenemos el honor de ·someter a la con-1ideradón del primer Congreso Nacional de Ingeniería las siguientes CONCLUSIONES PRIMERA. Supresión de todas las trabas que se opongan a la im-· portación de verdaderas hullas de cok, mientras el País no las produzca de calidad análoga en la cantidad necesaria. SEGUNDA. Concesión, a fos siderúrgicos, de un plazo improrroga-· ble para que, a cambio de la anterior ventaja, amplíen sus elementos de· destilación hasta el Qímite preciso para suministrar a los fundidores, al-. precio estricto de coste y reservándose únicamente el beneficio de los. subproductos, un buen cok metalúrgico, al mismo tiempo que el lingote.. TERCERA. Oposición rotunda a que, sobre da•tos tan inciertos como fos que las circunstancias a~::.c::.:c:; permiten cor1vce:, se leg.!s~er. "t2.!"ifas.. arancelairias inta'11'¡f..oi·es durante dnco años. ·
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CUARTA. Nombramient0 de un Comité permanente de Ingenieros eon el carácter de organismo consultivo imprescindible ·de la Junta de: Aranceles. QUINTA. Abolición del sistema arancelario "ad va.forero " en los· productos siderúrgicos y sus transformados, substituyéndole por otro· en que se tenga en c uenta únicamente la diferencia entre el va1or del elaborado extranjer.o, en su punto de origen, aumentado en el transport e, y el precio aJ cual (induyendo amortización y serv;ido de int erés al capital) resultaría el simifar español, fabricado con las materias primas· más adecuadas y por los métodos más económicos que en nuestras .p eculiares condiciones sean prácticamente exigibles a la Industria nacional,. L as materias primas y los métodos que hayan de servir de ba:se al estu~io serán fija.dos contradictoriamente, para cada part ida del A rancel,. por el Comité técnico y los representantes de las industrias .interesadas ~ ~revia inspección ocular, para cuya eficacia servirá de .preparación la. visita sistemática de fábricas extranjeras. SEXTA. Intervención análoga de ese ·mismo Comit é en la Comisión P rotectora de fa Produoción naciona11, para infonn ar a:cer.c a de todas las peticiones de auxilio que a ella se eleven, y que deberán ir acompa-ñaqas del correspondiente programa y avance de presupuesto, con cálculo de rendimientos. Los miembros de ese Comité, que, a su ilustración iitula:r, deberán unir una práctica grande, como garantía de acierto, serán propuestos en terna por el Instituto de Ingenieros Civiles, except<Y los pertenecientes al Ejército y A rmada. SÉPTIMA. Propaganda activa de los Ingenieros junto a la clase paironaJ, con miras a perfeccionar los métodos en uso e iniciación de relaciones cordia:les con La Unión General de Trabajadores, ya para eseuchar y apoyar muchas de sus a spiraciones, ya para encauzar las demás por la vía más beneficiosa a la Economía nacional. ÜCTAVA. Fomento gencra1l de la cultura: En las escuelas esp eciales, intensificando el estudio de los problemas sociales y económicos, inseparables de la misión actual del Ingeniero. Para la clase patronal, erganizándose conferencias, de carácter práctico, por las Asociaciones locales de Ingenieros. Para la clase obrera, mediant e la creación o hahilitadón de .talleres-escuela:s de. enseñanza gratuit a, siendo obliga~~ri o para cada patrono cuyos obreros, en número prudencial, ::e matriculen, abonarles como trabajadas las !horas de asisten-.::d. a la E scuela-Taller. NOVENA. Revisión urgente .de ila:; tarifas de transporte en cabotaje y estudio concienzudo d e ~;-,..:; reducidas que en adelante deberán regir, por ~ar y ti':!:::-a, para hulla, cok, minera-!, hierro 'Viejo y semiproductos sklerúrgicos.
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Prima de producción a la fundición, acero y f erroaleaciones obtenidos al horno eléctrico. UNDÉCIMA. Instalación en Sevilla, a cargo dlel Cuerpo de Artillería, <le una fá:br.ica eléctrnsiderúrgica, que comience en fa .reducción deil mineral y dé facil aicceso· para ql:J.e todos 1os industriales e Ingenieros españoles puedan beneficiarne de :su carácter experimental. DuoDÉCIMA. Redacdón de un amplio pifa.n de obrns públkas, construcción inmediata d·e los ferrocarriles del cuad.rn general aprobado y realización del plan general 1de defensa, estimufan<lo desde ahora con ~ conrtratos de suministros a 1a Industria, pequeña y grande, de todas lais regioaes para ha·cer posible, ·cuando convenga, una rápida y eficaz mo1~ vilización industrial. Todo lo que esta conclusión abarca se r.esume en fa necesidad de que se redacte y se apruebe un Presup,µesto magno 'd e verdadera recwnsütución. · ·. DÉCIMOTERCERA. Invitación sinmltánea, por esta Asamblea, a las distintas Sociedades patronales• .de transformadores y a las Empresa-s sid.erúrgicas, para ponerse al habla, a fin de regi1amentar la venta del lingote al análisis y de ·c onstituir en cada •localidad un depósito colectivo de .laminados, con las mismas honifi.caciones que disfrutan .los a·lmacenistas. DÉCIMOCUARTA. Excitaoión al Gobierno para que no pierda de vista la posibitli<lad de que fa Industria extranjera intente practicar el "dumping" en nuestro mer.cado y para que arbitr·e medios prácticos de comlbatirlo o neutralizarlo. ÜÉCIMOQUINTA. Conicesión de pdmas a ila exportación, tomando como 'base, para cakular\las, los ingresos que por todos conceptos recog·e . el Tesoro poT cada. unidad :sobreproduci<la. Ese estudio debe hacerlo el mismo Comité técnico afecto ,~ la Junta de Aranceles y Valo- . raciones y a la Comisión Protectora de la Producción nacional, con audiencia de los administradores o representantes de cada industria que se exaim1ne. DÉCIMOSEXTA. Organización rápida del crédito industria,l .en todas sus modalidades y, especialmente, creación de "resguardos." industriales negociab1es, transferibles y pignorablles en t01das las sucurs·a1es del Banco Industrial y del Banco de España. DÉclMA.
*** · Al llegar aquí, nos asalta el escrúpulo tardío de haber osad@, despMvist6s de autoridad, formular tantas conclusiones. Algo <lice descatge nuestro el intento de enc©ntrar soluciones a difi.cuhades pr.ácti,_ cas; si el Congr.eso estima que en algunos1puntos fo hemos logrado, al
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hacer suyas las condusiones, tal como se presentan o mejorándolas con la.s enmiendas que resulten de ana discusión, luminosa c~ertamente si intervienen cuantos parn ella están capacitados por su ilustración y po•r su íntirno contacto con la· realidaid fabril, no nos preocupará ya nuesitrá. insignidi.cancia, porque lo que de a:quí salga refrendado no será nuestro, sino que emanará de Ja m ás alta autoridad colectiva -del paí>s en estas· cuestiones: fa INGENIERÍA ESPAÑQLA en masa." · Las "conolusiones del tra1bajo del Sr. Coll son objeto de amplio debate. Eil Sr. GAMIR (D. Luis) propone una modificaoión radiical a la conclusión primera. El Sr. ALDECOA ·dice que . en España hay suficientes hulla s de cok, citando ej'emplos. , El Sr . .CHURRUCA h ace oposición a Ja conclusión segunda. En el m ismo sent ido opina el Sr. BENGOA. Después de gran discusión, a propuesta del Sr·. PRESIDENTE, se resumen fas dos primeras conclusiones en Ja siguiente, que es aprobada: " El Estado debe estimula.r fa producción de un buen cok metalúrgico, similar al cok inglés, utilizado por la industria siderúrgica, ofreciendo protección especial a las minas que lleguen a esta perf ecdón en sus :procedimientos." Los Sres. CHURRUCA y BENGOA dicen que la tercera conclusión sólo debe aprobarse con carácter generrul para toda·s las industrias, y así se acuerda. En .Ja discusión de Ja conclusión 4.ª toman parte fos Sres. GULLON, BENGOA y CHURRUCA. Este Ú!l timo da noticia de un Real . decreto publicado el día 2 r <l~ noviembre nombrando Ingenieros que formea par.te de la Comisión pel'manente de la Junta de Aranceles. Dice también que no estima que este punto pertene~ca a la Sección, y propone pase a la correspondiente. El Sr. COLL rebate estos argumentos, y pro.p one retirnr la conclusión si, examinado el Real decreto citado, se <la entrada por él a elementos técniicos en fa Junta <le Ararn:;eles, como se ha hecho. Al discutirse la conclusión 5.ª, intervienen ~os Sr·es. HACAR, ELIZA~DE y COLL. El Sr . .CHURRUCA sostiene que la inspeoción del Comité representaría una fiscalización ineficaz e intolerable para las fábricas. Se aprueba la conclusión en el sentido cle ser conveniente la substitución del sistema "ad va.ilorem'', pero que debe -d ejarse al Comité en libert;ad de fijar el que crea :más beneficioso para tlos intereses generales del Pars. Respecto a la conclusión 6.ª, el Sr. BENGOA dice que cree que ya 1
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figuran Ingenieros en la Comisión Protectora de la Producción, a.probándose a reserva de lo que haya dispuesto. En la conclusión 7.ª se acuerda substituir la frase "La Unión General de Trabajadores" por "Los organismos obreros". La conclusión 8.ª se acuerda pasarila a la Seédón 10.a, donde corre•ponde, a propuesta de los Sres. CHURRUCA y HACAR. La conclusión 9.ª es aprobada. La 10.ª se aprueba, acordando primas de producción a la fundición:' y al acero obtenidos al horno eléctrico y a las ferroaleaciones, cualquiera ·que sea e1 sistema de fabr.icad6n y sin perjuicio para las industrias establecidas. Respecto a la conclusión ~1.ª, el Sr. CASAUS dice que no se debe particularizar. El Sr. ELIZALDE opina que los Cuerpos m~litares tienen otra misión, y que la función industrial debe ser reservada a los Ingenieros de Minas e Industriales. El Sr. FERNANDEZ LADREDA, en frases elevadas y patrióticas, dice que los artilleros sólo quieren estrechar los lazos de compañerismo con los Ingenieros ·civiles, y que no admitirán nada que pued¡¡, despertar suspicacias, y sí sólo trabajando juntos. Intervienen también los Sres. PLANELL y COLL; y éste, final · mente, retira esta conclusión. Sin discusión, se aprueban las condlusiones 12.ª y 13.ª En la 14.n, a propuesta del Sr. COLL, se agr·ega "... teniendo en cuenta las circunstancias originadas en la diferencia del -cambio internacional" . Se aprueban las conclusiones ·15.ª y 16.ª, y quedan todas ellas en la. forma siguiente : "r .ª El Estado debe estimuilar la producción de un buen cok metalúrgico similar al cok inglés, utilizado por la industria siderúrgica,. ofreciendo protección especiail. a las minas que lleguen a esta perfección en ·s us procedimientos. "2.ª Oposición rotunda a que sobre datos tan inciertos como los. que .las circunstancias actuales permiten conocer se legislen tarifas arancelarias en general durante cinco años. "3.ª Conveniencia de abolir el sistema arancelario " ad valorem" en los productos siderúrgicos y sus transformados, substituyéndole por otro en que se tenga en cuenta en lo posible la diferencia entre el valor del elaborado extranjero, en su punto de origen, aumentando el transporte, y el precio al cual (incluyendo amortización y servicio de interés. al capital) ·resultaría el similar español fabricado con las materias primas más adecuada:s y por los métodos más económicos que en nuestras
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peculiares condiciones sean prácticamente exigibles a la industria na.c:ional. "fl-·ª Nombramiento de un C€>mi<té ·permanente de Ingenieros con · el carácter de organismo consultivo imprescindible de fa Comisión protectora de la Pr.oducción nadonal., para informar acerca de todas las peticiones de auxilio que a ella se eleven y que deberán ir acompañadas del correspondie.nte programa y avance de presupuesto con cálculo de rendimientos. Los miembros de ese Comité, que a su ilustración titular deberán unir una práctica grande, como garantía de acierto, serán propuestos en terna por el Instituto de Ingenieros Civiles, excepto los pertenecientes al Ejércit.o y Armada. "5. 11 Propaganda activa de los Ingenieros junto a la cll"ase patro.nal, con miras a perfeccionar los métodos en uso e iniciación de relaeiones cordiales con los organismos obreros, ya para escuchar y apoyar muchas de sus aspiraidones, ya para encauzar las demás por la vía más beneficiosa a la Economía nacionat "6. 11 Revisión urgente de las ,t arifas de transporte en cabotaje, y .estudio concienzudo de las reducidas que ·en adelante deberán regir por mar y tierra para hulla, cok, mineral, hierro viejo y semiproductos .siderúrgicos. "7. 11 Prima <le producción a la fundición y acero obtenidos al hor110 eléctriico y a las ferroaleadones, cualquiera que sea el sistema de fabricación y sin perjuicio para las industria·s establecidas. ' "8.ª Redacción de un amplio plan de obras públi'cas; construcción inmediata de los ferrocarriles del cuadro general aprobado, y realización del plan general de ·defensa, estimulando desde ahora con contratos de suministros a la Industria pequeña y grande de todas las regiones, para hacer posible, cuando coqvenga, una rápida y eficaz movilización industrial. Todo lo que esta conclusión abarca se resume en la necesidad de que se redacte y se apruebe un Presupuesto magno de verdadera reconstitución. "9.ª Invitación simultánea, por esta Asamblea, a las distintas Socieda·des patronales de transformadores y a las Empresas siderúrgicas para ponerse al habla, a fin de reglamentar la venta del lingote al análisis y de constituir en cada localidad un •d epósito colectivo de lamin~ dos con las mismas bonificaciones que disfrutan los almacenistas. "10.ª Excitación al Gobierno para que no pierda de vista la po~i bilidad de que la In.dustria extranjera intente practicar · el "dumping" en nuestro mercado, y para que arbitre medios prácticos ·de combatirlo o neutralizarlo, teniendo en cuenta las circunstancias originadas por la diferencia del cambio internacional. "I I. ª .Concesión de primas a la exportación, tomando como basé,
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para calcularlas, los ingresos que por todos conceptos recoge el1 Tesoro por cada unidad sobreproducida. Ese estudio debe ha!cerlo el mismó Comité técnico afecto a la Junta de Aranceles y Valoraciones y a la Comisión Protectora de la Pmduoción nacional, con audiencia de los administradores o representantes ·de cada industria que se examine. · "12.ª Organización rápida del crédito industrial en todas sus moda!lidades, y, especia1mente, creación de "resguardos" indust riales negociables, .t ransferibles y pignorables en todas las sucursales del Banco InéiustriaJ y del Banco de España." El Sr. PRESIDENTE manifiesta que, para .terminar la labor de la Sección, ésta puede constituirse en sesión permanente. El Sr. PLANELL dice que, 'Visto lo avanzado de la hora (dos y media), renuncia a leer su trabajo. El Sr. RODRIGO propone que ·dé ·su wnf.erencia en el Instituto de Ingenieros Civiles el1 25 , a :las ·cinco de. fa tarde, y allí se termina el trabajo de la Sección, acordándose a sí y !levantándose la sesión.
Se reanuda la sesión a las cinco de la tarde en el Instituto de Ingenieros Civiles, bajo la presidencia del Sr. VILLASANTE. El Capitán de Artillería Sr. PLANELL (D. Joaquín) da lectura a su trabajo, que es premiado con grandes aplausos y f.elicitaoiones. En ·extracto, es como sigue:
"INCLUSIONES NO-METALICAS EN LOS ACEROS ESPECIALES Por D.
JOAQUÍN PLANELL RIERA.
En e1 presente trabajo ·Se estudia la fabricación de aceros especiaJes ·en horno Siernens ácido desde el punto <le vista <le las inclusiones no-metálicas. La influencia <le estas últimas en los r·esultados defectuosos obtenidos en las grandes piezas de forja sometidas a pruebas <:cm banetas transversales, sólo se ha puesto de manifiesto, con toda . su importancia, al tratarse de intensificar la fabricación de tubos y manguitos para cañones, durante la guerra, por aquellas fábricas de los países beligerantes que ya en tiempo de paz se dedicaban a la elaboración de material de artillería y, sobre todo, al acometer esta última las factorías· siderúrgicas, para Jas cuales era desconocida 'y nueva dicha fabricación.
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:Se estudia, en primer 1:ér.m ino, el origen de la:s inclusiones, d~du déndose que éstas .pueden da-sifiicarse, según ·s ea. aquél, en los tres grupos siguientes : FeO <li;;u·elto en el acero 11quido. SiE.catos <le Fe y Mn y MnS en suspensión en .de las¡ mduis11ones . .. el mismo. C) Materiales ir efractarios escorificados.
O~.ígen
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Se expone a continuación la iirufl.uencia de ilas inc1usiones no-metálicas en las cara:eterisücas mecánicas cle ilos aceros y, simultáneamente, se indica su análisis microscópico, cuantitativo y cualitativo, haciendo ver cómo la .e structura del acero puede ser influenciada por las inclusiones. Se acompañan doce microfotografías de aceros especiales al níquel y un cuadro con las• cara-cterísticas mecáil1lioas de tracción correspondientes. Estudiado .el origen del defedo y fa importancia <lei1 mismo, se expone a continuación el proceso de elaboración de fos aceros es.pecialesen horno Siemens ácido. En esta parte deil presente escrito, que es la. más ·i mportante, se indican y discuten lois procedimientos y precauciones que conviene adoptar para evitar el grave defecto de las inclusiones no-11ietálicas, insistiendo, principalmente, en los factores qU'e, a juicio del autor, tienen mayor .influencia en el resúl.tado; a saber: La compos·i doo de la carga del horno. El modo de fundirla y afinarla. Lats adiciones de cal. La tem,peratura, y,, finalmente, La colada en el caldero y lingoterns. Por ser una derivación del tema principal del presente escrito, se trata después brevemente de fas grietas en los .l ingotes de acero, del embudo de contracción y de la .s egregación. · Por último, y como complemento, se indica también, suci'Illt:amente, fa influencia que en la·s fracturas :defectuosas de las• barretas de prueba. transversales pueden tener, además de las inclusiones, los poros de los Hngotes de acero, su composición química y la reducción de área en la forja. CONSECUENCIAS PRÁCTICAS.-Con [os procedimientos actuales es imposible obtener lingotes de aceros especial·es, de ¡peso .Considerable, com-pletamente exentos de inclusiones no-metálicas. Pero es posible dismi-· nuir su número e importancia, de tal suerte, que su influencia, en la. práctica, sea insignificante. La prueba de tracción en barreta transversa1, por sí sola, no es su-
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ñciente para determinar el vailor de una pieza forjada en relación coa .el uso a que se la destine. Es preciso completar aquélla con pruebu de plegado, choque y ensayos metalográficos u otros que, como fos rayos X, permitan cleterminar, no sólo la naturaleza, sino también la extensión de fos defe<>tos. Estos ensayos deben practicarse ·Sobre las piezas de acero en estado de forja o simpil emente recocidas antes de ser trabajadas a máquina; J a:s que presenten <:a'111tidad excesiva de inclusiones- se rechazarán desde 1uego, y se dedicarán a otros usos en que estén sometidas a esfuerzOi longitudinales, en fos cuales son mucho menos- nocivas dichas inolu~iones.
*** La fabricación de aceros es.peciales en horno Siemens se debe sujetar a las siguientes .n ormas para evitar, en .l o posible, la·s inclusiontfs
no-metálicas : Emplear exclusivamente el horno Siemens ácido, cuya solera se preparará cuidadosamente .antes de cargarlo. Emplear primeras materias muy puras, no sólo en Ph y S, sino también, y muy principalmente, en óxido de hierro libre. · Las dosis de Si y Mn en la carga -deben ·ser las in.dispensables para obtener, después de la fusión, una escoria de poco espeS'or, pero · que cubra todo el baño de acero líquido. El C inicial debe ca.Jkularse cuidadosamente en función de los fonites en .que sea posible encerrar las influencias .oxidantes, según las drcunstancia:S' locales. La rarga se introducirá e111 el horno y fundirá en varias partes, empezando por el lingote de hierro. La fusión se hará a alta temperatura, em_r!eando una llama lo menos oxidante posible, para lo cual deben reducirse al mínimo el H 2 y H 2 0 en fos gases y emplear la menor cantidad posible de aire secundario. El afino se hará también a tempera:tura elevada y con exclusión de toda adición oxidante, es decir, por la •s üla acción del óxido fo,rmado <l'Urante la fusión y de la acción oxidante <le los gases; esta última se reducirá, sin embargo, a•I mínimo. El hervido, que al principio debe ser bastante intenso, se terminará con un baño de a·cer·o líquido que, además de estar en equilibrio con la · eseC?ria, contenga la menor cantidad posible de FeO antes de agregarle las adiciones finales desoxidantes. La eliminación del FeO disuelto en el a-cero y en la escoria, debe confiarse, muy principalmente, a la acción reductora del carbono, y, para conseguirlo, son muy eficáces las adicio·nits de cal en ei último período del afino y una tempera·tura eleupda.
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Es l pues, un \grave error confiar a .Jas. adi,G iones Jinales, desoxidantes . 1 1. r:> ru ~ ..de ~ /J., / . . 1r... _ 11~ l a misión de matar ¡el a:cer,o,r mis~ón,,que :debe ser de 1¡i. exdus'lVa mcum11 .J .o , . Tl-t r _ t 1>encia ~el ca_rbono. , .1 • é'." .., , ,, , ·. · , , • _. 1 Se de1'ará transcurrir e• r.ma:xor tiempo posible entre las ad1c1ones J , 1. JJTiT: • r'J ,; 11 " 4 desoxidantes y la col_a:~a d~l acero en el :caldrer9. · ~- _ ... i Es, de la niayor impq1¡tífncia 0¡~ser,vc¿.,r, ~ma gra'111 Empie:a ~n t-Odas ·tas opera.óon€s q.ue 1constituvf'n la1-- 'aolada -',y el empleo1 de materiales reJ! n 1 )1 fractarios de primera cal~dad, en -los revestimiyntos de can~1 y caild~r? de colada, fondos ·de lingoteras, etcétera. Duran~e.la col¡i.da: ~e rrqucira ·todo lo que se pueda e), cpnt~<1to :ei¡nre ,el :¡i.~e~p y el aire. .1
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Pa·i:a atenuar ·l a i· . fluencia . la:; altas t emReratural'l lada en " 1 u, ) _n · ·.,de .t, l> i ¡ , o .• r de / :;¡co 1; ,J n -1as grietas, embudo. :e, coq);f¡icdqn, ¡y segregacio.q e gn¡.au?.-rá c011JVe1.,. & .l. J ~ Í A 1 ..,,{! 1_ , ·nientemente el tiempo que tarden en llenarse [as lmgoteras, en relacion con el peso de los lingotes•, y se emplearán procedimientos que permit an conservar líquida, el mayor tiempo posible, la parte superior de los mismos. De dichos procedimientos, el más sencillo, económico y suficiente en la mayoría de los casos, es el empleo de lingoteras• con la "base mayor de tla parte supe.rior y con revestimientos refradarios en la ..zona ·correspondiente a la mazarota. 1
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*** En los aceros al níquel y cromoníquel con má:s del 2,5 por 100 de este último metal debe tenderse a emplear dosis de carbono inferiores -a 0,35 y aun a 0,30 por 100, aumentando, en cambio, las dosis de los elementos especiales, si fuese .preciso para obtener la resistenda necesaria. La relación media entre el ár-ea de la 1s1ección recta de la pieza forjada y la del lingote origina:!, debe estar comprendida entre 1 / 2 y 1 / 8 • Esto tiene la ventaja de permitir, en muchos casos, el empleo de lingotes más pequeños y, por consiguiente, más sanos.
*** E1 procedimiento duplex de horno Siemens básico y horno eléctrico ácido es el que más pr.obabilida<les tiene de reunir, en el porvenir, la:s mayores ventajas ¡para Ja obtendón de aceros es.pedales sujetos a pruebas con barretas transversales, desde el doble punto de vista técnico y ·e conómico." TOMO lC
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~ Elb:Sr. VILLASÁ~TE 'Presenta al o'brero D. Tomás Hernández'. Rojás; que ilee una comunicación sobre "La soldadura del aluminiocon el . soplete or,d inario", y muestra varios trabaj os mecánicos realizados por él, que son vistos con mucho agrado. La PRESIDENCIA ·da · cuenta de una comunicación ,presentada· ¡)ar D :Eui's Afán de Rivera s'obre el "Aparato ciclón'', que está en la Exposición, y de otra de la Casa "Laguna", de Zaragoza, sobre "El goniómetro de mina Rived", la cual 'no se lee por tratarse de un tra-· bajo ya publicado y conocido. Finalmente, el Sr. PRESIDENTE da itas gracias a todos por la brillante colaboración .prestada al Congreso y por la:s atenciones guar<lélldas a la Mesa en el -curso de los debates, y se levanta la sesión a las siete de la tarde, después ·de leida y aprobada una carta del Sr. Presidente del Congreso, dejando a la iniciativa del Institut o la fijació rrde la fecha 'Pª!ª celebrar el segundo Congreso Nadonal de Ingeniería-
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SECCIÓN 5.ª FISICA Y QUÍMICA INDUSTRIALES
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SECC-ION 5.ª
PRESIDENTE
D. Juain Fu·órez y Posa<lai, Ingeniero Industrial. SECRETARIO
D. Vkenite Burgaileta, fogeiniiero Industria'1.
ACTA DE LA SESION CELEBRADA EL DIA 18 DE NOVIEMBRE DiE 1919 Se a!bre la sesión a las diez y media d e la mañana. El Presidente, Sr. FLOREZ Y POSADA, saluda a los Cong1resistas, y hace voto por el éxito del Congreso en general y, mái; especialmente, por fa,labor encomendada a Ja Sección 5.ª, que .encomia. Añade que, cumpliendo un precepto reglamentario, se permite proponer el nombramiento de Presidentes honorarios a favor de ·los ilustrísimos Sres. D . Blas Cabrera y D . José Rodríguez Mourelo, y para Vicepresidente, al Sr. D. Angel del Campo, enalteciendo después las. . cualidades extraordinarias que adornan a los señores propuestos . Por aclamación, son ~robados 1©ohos nombramientos; y acto · seguido, pasan a ocupar su ·¡puesto en la Mesa los Sreis. Rodriguez Mourelo y Del Campo, qu~ están presentes. Después. !~e algunélls consideraici<:mes hechas ¡por "ta Presidencia· respecto a-1 órden de estudio y discus~ión de los üaibajos, ésta coacede la palabra al Teniente Coronel de Ingenieros Sr. MONTOTO, que da lectura a un interesante trabajo que presenta el Laboratorio del Material de Ingenieros, relativo a ensayos sobre "Heladicidad", cuyo contenido es el siguiente : ·
"ENSAYOS ABREVIADOS DE "HELADICIDAD" Por el
LABORATORid DEL MATERIAL DE INGENIEROS DEL EJÉRCIT0.
Comenzaremos nJUestra ·t area pidiendo perdón a los oyentes por el empleo de un neologismo evidentemente atrevido: "heladicidad". Existe, y es castizo, el adjetivo correspondiente; pero derivar, de heladizo, heladicidacl, es así como llamar quebradiddad a la fragilidad, tornadicidad a la veleidad, y caediódad a la caducidad. Ventilen esta cuestión, si les place, los académkos; nosotros, si lo fuéramos, quizá osáramos proponer la palabra "gelidez" en substitución de "heladicidad". No se nos oculta que tal vocablo ha sido· ya anexionado por los poetas, ni tampoco que sería taichado de galicisme, por su semejanza con "gélivité"; a lo primero contestadamos que tal asociadón de ideas de'be sernos grata a los Ingenieros, acusados, caisi isiem¡pre justamente, de espíritus ¡prosaicos, y a lo segundo, que la 1palalbra propuesta es de puro abolengo latino, y ¡puede, ¡por tanto, figurar dignam.ente en el V<oca:bulario die un idioma que, p6r su estructura y fonétiioa, se a,proxima más que otro cualquiera .de los mode.rnos a la lengua del Lacio. Y acallado este ¡pequefüsimo escrúpulo die Lexicografía, haremos ya uso sin ~acho de esa pafaibreJa que, a failta de propiedaidl y .estética, posee dos cua:lidrudes : brevedad, ¡puesto que con un.a sola palabra expresa un concepto que requería antes cuaitro, y daridaicl!, (Porque todo el mundo la entiende, incluso los que la oyen por primera vez. Ignoramos quién sea el progenitor de la contrahecha 'c riatura; ¡pevo no ¡podemos negar que el advenimiento id'e ésta era necesario, como lo ¡prueba su extendida adopción entre técnicos y profanos. Sospechamos que la ¡propia Academia Esipañola no ¡podlr ía ya end~rezar el entuerto y que estamos condeMdios a "heladioidiaJd" por ios siglos <l'e los siglos. 1
1.-AN'T ECEDENTES
Ante el Congreso Internacional de lqs Miétddos .de Ensayo <le los Materiales de Construoción, reunido en París del 9 a..t r6 de julio de 1900, fué presentada una comunicación por el entonces Coronel die In·genieres D. José Marvá y Mayer, cuyo título era Sur quelques détails d'exécution des épreuves de gélivité des pierres (r). La edición española apareció más taride, en 1902. En este tra'bajo, motivo po-r entonces (1)
París: Vve. Ch. Dunod, éditeur, 49 , Quá.i des Grands-Augustins (1901).
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,,de viva controversia, tras <le una noticia preliminar relaitiva a . los pro. .cedimientos de ensayo de "heladidda:d", entonces admitides, y de ,una ~opiosa a:cumulación de datos relativos a los 'Procedimientos de · qlese.cación, imbibición y congelación, llega el aurtor a las concl~~'ones que ex:traJCtamos : r DESECACIÓN.-.La:s piedrns serán desecada·s en una estufa a (xj> C. !hasta conseguir un peso constante con ± 0,1 gramos de rtoler.a~cia; dato -que deberá, compr.obarse -en dos pesasdas sucesivas. L !MBIBICIÓN.-.Se sacarán los da·dos die ·la estufa y se llevarán a un .recipiente en el que se enraFecerá el aire hasta que el manómetro in,dique una presión de 60 mm:. de mercurio; se d~jará entrar agua destilada hasta la inmersión total de:: !as piedras, manteniendo la presión de 6o mm. durante treinta minutos tú ás. Seguidam ente, se rest.ablec'~ ·r á la presió:.i. atmosférica, y se r-~tirarti ¡a piedra d:el rec:pier.te, sumergiéndola en agua destilada durante el tiempe necesario para que dos pesadas s•1cesi·v as, efectuadas con inkr' -_a lo de sds días, no acuse.n incre.mento de peso superior a o,I gramos. . , CoNGELACIÓN.-Se introducirán las piedras en las cámaras de aire del refrigerndor cuando la temperatura de és.te sea algo inferior a oº, y se hará marchar. la máquina hasta obtener la temperatura de -ISº C., .manteniendo la cámara entre -ISº C. y -IOº C. Durante doce ha.ras. Después de est e tiempo, se retirarán los ejemplares del refrigera.d ar, exponiéndolos a.il aire de la habitación -d urant e media hóra y sumergiéndolos después en agua destilada a +ISº C. durante dos o tres ..h or-as. Esta operación de ccmgeladón y deshielo se ejecutará veinticmoo vieces. CONGELACIÓN ABREVIADA.-.Lrus pruebas descr1ptas son demasiado lentas, y sería conveniente acelerarlas. A este fin, si se dispone de una máquina frigorífica, sie intr&ducirán los .ejemplares, saturados ¡previa .m ente de agua, del modo ya explicado, en la disolución salina faconge-1a1ble que circula ·alrededor de las cámaoras de aire. Si l~s piedras re-sisten dos inmersiones de c uatF-0 a seis horas en salmuera cuya teiinpe·Tatura esté comprendida entre -roº C. y -ISº C., se puede afirmar ..que no son h elaiclizas. ·Antes de ipmceder a la segunda, inmersión, es -indispensable la.ivar perfec1amente el ejiemplar y sumergirlo durante -seis <lfas en gran volumen de agua, para que la sal absorbida se d isuelva completamente. Si la piedra no resiste esif:e ensayo, no por e~o <ltejará .d e practicarse el ordinario. El ¡problema de la resistencia . de las piedras naturales a la intemperie había sido propuesto en el -Congreso de Zurich en I895, con otros -varios, al examen de la Asociación Internacional ipara el Ensayo de ::.'Mat eriailes, la cual designó ¡para su estudio una Comisi<fm eri . 1-ar , que
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figuraban, entr'~ otras p'é·r ~ol:iafiélad'es tlbtorÍas, Hánisch, <5ary; Hirsch. wald y Leá'bc. Este <úl irrfo'; j el.fe de Sección en ~l Labóraforio del. Conservaitóri'o ·de Artes -iDficios, 1dle Paá5, sometió el- resultado de sus observa Íóri~s al V Congreso de 1a Asoit'i~~i~if,fl reunido e~ Copenhague en 1909. Su trabajo tiene este título: Sur la détermination de la gélivité ' ~ .' des pierres (r). '" 1 Ei autor explica sti§~ ¡propósitos en estas ¡palabras : "En la -comunicación ;-de1 SÍ-. Mébrvá y Mayer sobre "helad~cidad " die las 1pii?dras, que nnás"' an1iba hemos ·c itado, se hace constar que no existe acuerido sdbre eJ ¡procedimiento ·de desecación. sobre la imbibición ni ;uh, Wtñadli.remos, s01bre la congelación ni e.I procedimiento\ para el . . 1-o. ! r.f d esh ie "1C on -la" intención de ayudar a <ledudr los iprinci,pos de un método de ensayos, hemos sometido up. número bastante grande de piedras (treinta Y' una C'lases) reconocidas en la iprá1~tica como no heladízas, poco heladizas y heladizas, a diferentes ensayos <le heladici<lad, en los cuales hemos pecho uso de lqs diferentes procedimientos <le inmersión y -congelación.'.' Las palabras del Coronel' M·a rvá, ~ncorn¡pletas y no muy fielmente · citadas, er~n ésta·s, que · re¡producimos en su integrida:d, porque definen e:IDpresi'vannl~te fas de;ficiencias de ¡procedimiento entonc~s existente, quie en gran parte subsisten, to<larvía, y señalan, por consiguiente, la ruta que 1 convendría segtiir .p ara eliminarlas: "Las citadas reglas (de las éonferericias de Munich, Dresd'e y Berlín, <lel La:boratorio d'e Zurich y del de Fuentes y Caminos <le París) no son todo lo ¡precisas -que fuera de desear, pues ni. se determina -cuál es la temperatura más pro~ ipia .p ara la rápida y compieta desecación de las piedras, ni, al resolver· que las piedras han de ser sometidaJS a la congelación cuando estén saturadas '<ie' agua,, se ~spedfica cuál sea este grado d'e saturación, ni aun se 'h aée mención de los :procedillUientos que deben emplearsie ¡para obtenerla, así como lde las caus~s que pueden e jercer influencia respecto a la cantidad total de agua a:bsorbida. "Finalmente, tampoco se concretan los medios para producir la oon- · geliación, la influencia quE; tie11en los distintos :p rocedimientos de saturar de agua las piedras, la .duración de ¡períodos de -congelación, el número de éstos y algunos otros rQ:etalles de ejecución. "Son, éstos, importantísimos problemas <le detalle que debieran re-· sol verse, si se quiere dar a los ensayos de resistel).cia, a los efectos de la.is heladas, toda la precisión necesaria ¡para -conseguir uni formidad en
(1)
H. Dun0d & E. Pinat: 49, Quai des Grands-Augustins. (París, 1909.)
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~33 los resultados, y la 1:na;yor ra¡pidez posible en la ejecución de laspruebas. "De seguir indiferentemente uno u otro de los procedimientos ya. expuestos, sin dar valor a la importancia d'e algunos detalles de ejecución de estos ensayos, se corre el peligro de llegar a conclusiones com..... pletamente contradictorias respecto al ·g rado de resistencia de las piedras ail helarrrtiento." En su Memoria estudia M. E. Ledlttc críticamente las .pruebas de resistencia a las heladas exi-s-tentes en 1909, y . propone un métoclb 1de· ensayo aicelerado que recomienda al Congreso ¡para que sea examina,do por investigadores de d!ístintos ipaíses. El pr:ocedimiento que ¡preconiza consiste en fo siguiente : Los cubos de ¡piedra de 7 cm. de arista son desecados a 100° centí:. grados hasta que su peso 1penmanezca constante; los ejemplares serán colocados seguidamente en agua hasta una altura de dos centímetros. A medida que el agua se eleva por capilaridad, se añade agua de me-· día en media hora, sin rebasar la línea marcada .por la absorción. Cuando las .p iedras están completamente impregnadas, se añélide agua hasta. cubrirlas y se pesan. En el caso de ·no ser visible la absorción o de que ailcance la ·cara superior con excesiva lentitud, se cubrirán los ejempla-· res de agua a las ocho horas de haber comenzado la imbibición. Anota-· do el peso de las :piedras, se coloca:rán de nuevo en el agua, completamente sumergidas, y transcurridas veinticuatro horas, se colocarán ·durante cuatro en una disolución de cloruro de ~a1cio ·de 1,30 ·de densi-· dad a temperatura de -ISº C. y después, durante otro tanto tiempo, en agua destilada a I 5° C. Seguidamente, serán retiradas del agua y se' anotará el estado en que se encuentran. De la comparación entre las .pro,posiciones Marvá y Leduc, reJ.ativas al ensayo acelera,do de "heladicidad", se deduce que la segunda· es· una modificación de la ·p rimera, y así lo manifiesta el autor en la pá-gina 6 de su Memoria.
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Diferencias entre una y otra proposició'.llJ de ensayo acelerado.
DESECACIÓN.-Manvá propone la desecación a 6o0 , y Leduc eleva esta temperatura a 100°, para conseguir un resultado más rá,pido sin. deterioro .del materia:l; pues la experiencia demuestra que esa temperatura no causa alteración en fas ¡piedras que de ordinario se em¡plean ipara la construcción. Respecto de este .p unto, hemos de decir que la temperatura de 00° · fué fij ada únicamente ¡porque, con la estufa Fréttny, de grandes d'imensiones, utiliza.da ¡por el Coron.eil Marvá, nÓ es factible alcanzár tero--
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peratura má:s elevada; :pero, en la práctica corriente del La1boratori& del Material de Ingenieros, en años anteriores al del Congreso de ,Copenhague, se empleó si:em¡pre, para la 1desecación de las ¡piedras destinadas a ensayo, una estufa Wiesnegg a 100º C., y sólo se recurrió a la de Frémy cuando la canüqad de materiales para ensayos era miuy ~onsidernble . .ABSORCIÓN DE AGUA POR DEPRESIÓN NEUMATICA.-Marvá ¡propone .q ue la ;piedra, retirada de la estufa, se lleve inmediatamente a la cámara de depresión, manteniendo la de 60 milímetros de mercurio durante treinta minutos, dando seguidamente entrada al agua en la cámara hasta ,q ue la piedra quede sumergida, y manteniendo después la depresión indicada ·durante treinta minutos anás; se retirará entonces de la cámara cl ejemplar ·sumergido, dentro de su recipiente, y se dejará en esa forma, expuesto a la depresión art:mosférica, hasta que dos pesadas sucesivas, con intervalo de seis rdías, no acusen incremento de peso ma- . yor de o,I gramos. Leduc mantiene también la presión de 6o mm. de mercurio durante una hora, haiciendo llegar graidualmente el agua, en .vez de efectuarle en una sola vez, cuando haya transcurrido treinta minutos desde que se inició la depresión; pero no emplea la imbibición por depresión para .el ensayo rá¡pido, sino la absorción .gradua[ de aigua a la presión atmosférica durante ocho horas, seguirda de inmersión total, que se mantiene veinticuatro horas. CONGELACIÓN POR INMERSIÓN EN LA SALMUERA.-Marvá ¡prescribe la. inmersión durante cuatro a seis horas a temperatura de '--IOº a -ISº, que se reitera una vez si a la primera no se hiende ni . altera en otra forma el ejemplar; entre Ja pri:mera y la segunda prueba se dejará un plazo de seis días, durante los cuales la piedra estará sumergida en ,g ran volumen de agua, a fin de que la sal contenida en los por.os se dirnine casi totaLmente por dilución. Leduc .propone una inmiersión de cuatro horas a temperatura de ~I5º C, y no repite la prueba. Haremos observar que la conservación de una temperatura invariable de -ISº C. es difícilmente realizaible con una máquina frigorífica; sería preciso para ello asociarla .con un tenrnó.stato que automáticamente pusiera el motor en circuito o lo retirara. Aunque el problema no ofrece dificulta<les ins1:1iperables, es muy dudosa la utilidad de su resolución en el caso presente, ya que fas temperaturas atmosférica.s están sujetas . a continuas variaciones. 1
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II.-PLAN DE OPERACIONES Suscitada en el Congreso de ParÍ's la cuestión ·de los ensayos abrevia:dos de "heladiddad", a consecuencia ·d'e los estudios efectuados en el Laboratorio del Material de Ingenieros por su ilustre Director, es, por decirlo así, obligado que dicho establecimiento haya continuaido dedicando su atención al examen de las proposiciones que s e refieren al problema de la " hela<licidad" en general y especialmente al de las moc1ificadones a un procedimiento que en ese laboratorio tuvo su origen; entre esas proposiciones .descuella la de M. Leduc, por su aut oridaid personal y por el prestigio del establecimiento en que ejerce sus . funciones. El Laboratorio asumió, pues, la tarea de comprobar la may or o menor eficad a de los ensayos rápi dos de "heladiódad" comparada con la de los ensayos ordinarios, haciendo variar los distintos fact ores que influyen sobre el resultado de los ensayos y espedalmente dos: la q:i.ntidad de agua absorbida y fa temperatura de la disolución de cloruro de calcio a 25° Baumé, en que se sumergen los ejemplares. E stos dos elementos habrán de ser empleados gradualmente, de menor a mayor severidad, hasta conseguir que las ¡piedras helaidizas, según el ensayo ordinario, lo sean también con el rápido. . En el ensayo ordinario de las piedras ha procurndo el La:b'oratorio del Material de. Ingenieros, en sus veinte años de existencia, ajustarse a las normas ·g eneralmente é!!dmi.tidas, sin m ás alteración que las sugeridas por la experiencia propia y ajena adquirí.das durante ese tiempo. E x aminarern10s los diferentes puntos que comprende dicho ensayo. 1
Ensayo normal emplea do en el Labor1atorio del M.aterial de Ingenieros. I•
Tempera t·ura m ás propia para la rápida y completa desecación de las piedras .--'La de rooº, durante veinticuatro horas, es, en todos los casos, suficiente, puesto que, pesadas las piedras después de ese t iempo y a las cuarenta y ocho horas, la difer encia es inferior a o,r ·g ramos. 2.º Grado de imbibición.-El que se obt iene por una inmersión de veinticuatro hora_s en_ dos centím etros de agua y veintiocho días de 1nmersión total, a la presión ~tmosf érica, y también la que se consigue con la presión de 260 mni. de mercurio durante r5', estando la :piedra sum ergida en agua, segu1da de siete d ías de inmersión total a la presión atmosférka. La presión de 260 mm. fué prescri¡pta en r900 ¡por la Comisión (francesa) de los Métodos de Ensayo, y empl~ada como I.0
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queda dicho, da, aiproximadamente, las misma:s cifras 1de imbibiciórrque las obtenidas ¡por inmersión ·de cuatro sémanas a presión ordinaria(vtéase el estad.o comparativo nfemero r, en el. que aiparecen ejemplares de treinta y dos eanteras distintas tratadas 1pnr unQ y otro procedimiento de absorción). Cuando se ·aplican presiones menores de 26o mm., aumenta la .cantidad de agua absorbida, llegando a ser mayor que fa obtenida ¡por inmersión muy ¡prolongada a h presión atmosf érica. La co-· municación d:el Coronel Marvá :p resenta numerosos ejemplos de ello· y de los efectos ver judiciales <ie esta mayo1" absorción. Es ¡p reciso, por· tanto, no bajar 1de dicho límite, porque, de otro modo, resultarían heladizas muchas piedras que en -la práctiGa no lo son, ni aun contenien-do toda el agua que ¡pueden ah.sorber po·r una inm~rsión ¡prolongada al aire ·l ibre. , 3.º , Modo .de Produc~r la congelación . ~ Se emplea una máiquina . frigor ífica <le cloruro d'e metilo, icon la q.ue pueden obtenerse temperaturas de -23°, que es la de ebullición del éter metylclorhídrico, cuya . fórmula es CH 3CI. Suponiendo una temperatura ambiente de +20°, se · alcanza la de - 20º C. en cuatro horas de tra·b ajo. Las cámaras frigorí- · :ficas ·son cilíndricas, de rr ,5 centímetros de diámetro, y en ellas se . intr.oducen los ejemplares de ei;isiayo en p latillos superpu~stos y unidos-i:nvariahlemente por una .. armla!d'Ura de latón. 4.º Duración de los .Períodos de congelación. y temperatura apli-cada.-Se ha adoptaid o la de cuatro . horas, propuesta p or la Comisión ya citada, y suficiente para que los efectos <le la baja temperatura se· hagan sentir en eL interior de la piedra. En cuanto a la temperatura, seha adoptado la comprendida entre · -15º y - roº; en Francia y Suiza se emplean t:em¡peraturas inferiores en 5°; es decir, comprendídas· entre -r5º y -20°, justificadas, ;por las temiperatura~ aimhientes más baja:s, en general, que en España. 5. 0 Número de operaciones de congelación.-No hay <ludia que, para ponerse en condiciones verdaderame nte naturales, será p reciso reiterar la congelación y el deshielo, si no indefinidamente, un número de· veces que equivalga a Ja acción atmosférica prolongada. Este número ha sido fijado en 25 ¡por casi todos los laboratorios y en la:si normas de · los distintos países. Es el adoptado también por nosotws. 6. 0 Deshielo.--1Se efectúa, ·después 1de cada 1periodo de congelación, retirando los eJ empilares de la cámara frigorífica y :poniéndolos en cubetas .<le agua ·destilada (o del Lozoya, casi exenta .de sales) a temperatura entre +15° y +25º C., en fas cuales p~rmanecen hasta el si-" guiente período de congelación; esto es, veinte horas cuando se hace una.congelación diaria, y ocho ·si se efectúan dos; en uno y otro caso, tiempo suficiente para el d'eshielo. Los ejemplares que antés de la vigésimo-·
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,quinta operación , 1¡:>rgs~11ta11 alterac.ione.s mu;y visibles, son retjrngos y -clasificados como hela:d.izd&. L ;, o , h 1 • ··, 7.0 Ob.ser'Yación y .. j,ttJ,icia ·dte lp.sh.r,esulJ,adas.-mDespués,. 4e las veintidneo aperaciGln;es · de cong~laci(>~ r,V~ 1pe~~1!i~l06¡ Jas piedras c1 9:ll<! no h<¡.µ sufrido · alt~r.aciones mu~ visibl~;; ~!i>P.·;dc:¡~ecada,s ,de nuevo a .J:~º durante vei.nticµaJ r© hGl.ras y pesa-das, a fiJ:t ® ~otpil'lrohar ese PlcS9rf con el primitiv;Q; ·-desp.µé~, S~ !C0loean ~ l,'J¡µevatnenter· en .ftaS cubeta$ COP.:,o aigua a -tem¡peliatura a:mbi~nte, )) tr:anscur~i-dos uno o :variqs., días, se"1!!.,,f!Sayan ·;por a;plasra1niento. E§ta última inmersió~ s;e .prn9tiGa '!- ,fin <le CO}l}parar la ·resistctncia q.~; .los ejernpla1J(f~ §~~e,t~sfos J aL,e13~yg de "I].eladic;1<;la~" con la que a·cusan ·los que ;han"estaido ep 1 ipmers~0n idurant,e cuatro. r¡:;·e ma.nas; si se e•J¡l·S%7a.ran lo-s -ej~wiplar:es 1 <l~§~ad.os, su r resist<mcia serí,a, en muchos -casos., ,s uperior a la -que .,p resenta,n los sa,tu,,r.,ados de ~gua, y iparece1:ía que la, 1.a-<;:ci0n ilel hi1e,lo ~G>s .. ,4a,b!ft. fortaleciP,.o: ,En las piedr~s 1mlocristatinas y, ·en general, eq..las,fi,J,ue ab,sorb«m muy ¡po.cq. agua, esa precaució.n es swperfiqa: La.s ¡pü~q_i;as ·q~e sufren -un'k' considerable pér-0.id;::i. ·de peso o disminución importante ~ e ,re§igte,nci?- _,d~berán se:r;, estimadas como sospechosas pe "hf:'laq~ci1r,;laid" ;1 temen . las heladas, ~egún la expresión <le Leduc; pei;o no soµ dasifieª'das-._,Gom.o heladizas si no ,p resentan alteraoignHs' -(degrada,d@n., , d/escqnG\ha-do;;; grieta.Is,. etcétera) mµy aparentes r?J, ~i¡w,pJe v-i~ta. 2 ; "r· u ne r, -! s Las prueb~-s 1norm:,a.\es de '. 'helq.<lí~i~Cl!d ::' prg:cticaJq~s ~Wl;lq rh€mos <liaho en los :párrafos ant<'.1rio,r~s L;§on com¡idera(i9-s por algun0s 1técniGos, entre ellos ,_J=,e-d~% .q:~mo exc~si:;v¡ameyte,se.y~r..a.s i-;i:;>egún este autor, 1 muchas piedras reputadas como, '/10 ,helar).izq.$ J:?)'.;!r rl9s SQnstm<¡tf~res y que, -c omo tales, le fueron: §l;l¡i;ninistrndas . 13a¡~- .s11s1tensayqs, fueron retiradas .de ·la cá'tn.a ra frigormca q.in ha-bet" .SU·ftf~9o la~ :vein~icinco congeladones, y esto con splo una ,semana de r.~nli)le,~ióµ. a •i]j>r~-si@.g att;a,Q'sf frica. l4d;iemos \hacer n@tar, sLn ¡empargo,I' !d\JS ~i.rcunstal11Gia,s - q_t:J,e carlifican, según la, expresión.,_ .inglesa, ,los· resulta:<ft9s o!;>tenidoS: -por Leduc : pi;imera, - la posibilidad de .que,,,el testimoni@ , de loq €onstructores encargados del suministro n9 foera, .clei todo desinter.es<!do; segunda, '!f muy irn¡portante, 1que , la&. treinta y (una: da§eS de, piedras ensay;?-<las po:r él wn, casi sin .exGep.ción, <l'e .-'Pl~ueña densidaid aparente, gran porosida<íl: absoluta (relación entre el volumen de huecos y ~1 total) .y ,g·i;q.n porosidp.d relativa (volumen de agua absqrbida. en relación con el tetal); ,e l ¡pequeño margen que estasripiedras dejan >para la, ex¡pansión dél agtla al congelarse las constituye- a pripri ~P soS¡p,echosas 1de helél!dicidq.d (véase el estado númerp 2). > La e,xperienciq. q.<l\<qairida •d ur.a nte vari0s .añ0s en este Laiboratorio acredita que las. normas en él adop¡tadas no son excesiyai;nemte severas, sie;mpre que las .piedr.as estén eJWuestas en tal forma a la, a cción
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de las lluvias, que ··p uedan aibsorber cantidades de agua que representen un valor a,proxima:do al de la porosidad a:bsohtta; :Pero sí, por emplearse en interiores o en ¡paramentos expuestos a las lluvias sólo por una cara, no pudieran absorber agua en la ¡proporción ·clicha, no deberán desecharse aunqae, p or ejemplo, alguno d e los ejemplares ensay~dos hubiera sido retirado después de haber sufrido quince o veinte congeladones. Los resultados que co~signainos más adelante, obltenidos con ciento ocho clases de ¡piedra procedentes de todas las regicmes de España, justifioafl, a nuestro entender; que las condidones dttl ensayo nor~at no ¡pecan-de excesiva!mente fuertes. Si al lado de las letras y números con que ~esignamos las canteras, figuraran los nombres de éstas, se veiría que, inva:riablemente,. las reputadas corno · no heladizas entre los constructores no. experimentan alteración por el ensayo nor- · mal, y que se rinden siempre aquéllas que, por el contrario, se estiman generalrriente como ¡peligrosas; entre una.s y otras, hay muchas menos conoddas que deben se:r- juz¡gaidas según los resultados de los ensayos, ya que la iyalidez de éstos queda demostrada por los resultrodos obtenidos con las canteras, por ,filecirlo así, notorias. El plán de nuestros e:xiperimentos se concretó ·a la comparación del ensayo normal con el rápido, aumentando las condiciones <le severidad del segundo si se observan anomalías; esto es, forzando las cantidades de agua absorbida y el descenso de temperatura cuanto fuere preciso hasta conseguir que t©da piedra 'incapaz <le resistir victoriosamente el ensayo lento se rinda también en el r.ipido; de ho alcanzarse esto, el ensayo abrevirudo no tendría valo·r ninguno. Dicho plan fué, en eonsecu•e nda, el siguiente: I.0 Se pedirán ·a las Cornafudancias de I.ngenieros de las distintas regiones es.pañolas de la Península y Baleares seis ejemplares de cruda una de las canteras más conocidas en la región, incluyendo, aodemás de las estimadas como buenas, las reputadas de helafilizas; estos ejemplares habrán de ser cubos de siete centímetros de arista, con las cá.~as de lecho y sobrelecho labradas a cincel y las restantes con martillina. 2.º Los ejemplares recibidos se· marcarán con números correlativos, destinancfo cuatro a los ensayos y reservando dos como muestra y para ser posibles pru.ebas ulteriores. 3.º Todos los ejemplares de ensayo serán .desecados ·a rnoº pesados, colocados en cubetas con aguá destilada y sometidos a la presión pneumática equivalenté a la de 260 mm. de mercurio .durante r5', quedando después en inmersión durante siete días a presión atmosférica. 4.º Los ej'emplares imp ares serán introducidos durante cuatro ho,.. ras en una disolución de cloruro de calcio a 25° Baumé y ~IOº a ~·15° C. Transcurrido ese tiempo, se retirad.n de la salmuera y se la-. '
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varán rápidamente en chorro de agua, observando después y anotandO' las alteraciones que presenten. Sf:guidamente se colocarán los no alterados en grandes depósitos de agua para que, por dilución, pierdan la. sal contenida en sus poros. · 5." Las piedras señaladas con número par serán sometidas al ensay-0 normal de "heladicidad", oomo explicamos más arriha.
III.-EJECUCION Comunicado a las distintas Coma!l!dancias generales de regi©n el deseo de que remitieran ejemplares de distintas canteras con las condiciones especificadas más arriba, fué atendido por todas ellas con lau::.d'able diligencia, y ya en diciembre ·ú-ltimo se di~uso de dados en núme:=.ro suficiente para ensayo ¡procedentes de las regiones ni<encionadas en el cuadro número 3 anexo. El cuadro número 4, también anexo, contiene los nombres de lél>S· eanteras de donde procedían los ejemplares ensayados o de las poblaciones a cuya inmediacióm. se encuentFan. Comprende el estado 99 localidades (alguna da nombre a dos canteras) de las que proceden la-s ciento ocho clases de piedra, clasi.fioadasen los grandes grupos siguientes : Graníticas. Mármoles de construcción. Calizas. Areniscas. Varias. Sin constituir el estado. número 4 un. muestrario completo, ni aurr muy nutrido, de las ·canteras españolas, presenta, sin embargo, suficiente número y !Variedad 1p ara que las consecuencias de su estudio, baj<e)I el aspecto .d e la "heladicidad'' , ofrezea, a nuestro entender, un interés real para los constructores de nuestro país ; pero, antes de ¡pasar más· adelante, hemos de ha.cet una ©bservación relativa a la utilización de los datos contenidos en esta Mer1-0ria. Es ¡posible que en ella aparezca como hefadi2lo ailguno o , algunos ejemplares procedentes de canteras. reputadas ordinariamente comb no helaclfaas ; si ese' resultado corresponde a un ensayo n@rmal, nosotros les adjud~¡¡:aríamos sin dudar el .calificativo · de hela·dizas, pero sólo, como dijimos más arriba, si por su situación en la ol;irn :pueden a·bsorber cantidades de agua equivalentes· .a le que práctica, aunque inexactamemte, se llama saturación; en otra. situación, © en interiores, 1p0drán ser empleado_s sin peligro. 1
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T©dos los ejemplares que habían de ser sometidos a ensayo fueron, ..como se ha dicho ya, desecados a rooº durante veinticuatro horas y pesaidos' inmediatamente, con los resultados cuyos promedios para cubos pares e impares pueden verse en el estado número· 5. Este mismo estado contiene también los promedios de agua absorbida, en absoluto y por ciento del peso;, cj.ebemos, sin e~argo, hacer la a:elaración de que ·los cubos im¡pares de las designaciones a a j inclusive sólo permanecieron en el agua durante veinticuatro horas, pero no en inmersión total, sino gradual, con arreglo al procedimiento recomendado por Leduc para .heladura rá;pida; las escasa·s cantida1des absorbidas hicieron com¡pren.der, en vista de los numerosos datos que, acerca de ese punto, contiene la Memoria del Coronel Marvá, que la inmersión en la salmuera, en .esas condiciones, seria ineficaz y no .permitiría deducir consecuencias respeeto a la resistencia ~e la.? ¡pi11€ir¡¡.s 3: las heladas. Se •decid~ó, por .consiguiente, someter todas las 1piedras, a partir de -las designadas con la letra k inclusive, a la presión de 2 ÓO mm. de mercurio duran~_r I 5' y a la atmosférica <lurarite siete días, en uno y otro caso totalmente sumergidas ; los cubos ¡pares a a j fueron tratados del m;ismo moqo, y todas fueron pesadas a los siete días de inmersión. Las piedras impares rfueron introducidas seguidamente en la . disoluoióri de cloruFo de calcio a 25° Baumé y -10º a -ISº C. durante cuatro horas; las pares sufrieron veinticinco., operaciones de c;ongelación y deshielo en las condiciones especificadas más arriba. Los resultados .obtenidos en esta primera serie d e pruebas se resumen como sigue : 1
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Piedras no heladizas por ningún procedimiento ... Idem heladizas por ambos procedimientos......... Mem heladizas por el ¡procedimiento normal y no en el rápido. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . . .. . . . . .. .. .. .. Id~m heladizas por el procedimiento rápido y no en el lento ....... : ........ ...... .. .. . .. . !.... ........
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_L0s estados números 6 y 7 <;lan a conocer las clases de piedra a que -se refieren las cifras qnterior:es: ._ ., . I Resulta de lo clich0~ que, si s·e limita la, presión a 260 mm. ·de roer.curio y la temperatur.a a -r5°, @odrá ~urrir que algunas piedras heladizas, según el procedimiento normal, es decir, en absoluto heladizas, ·no lo serían según el procedimiento rápido, y en este case, la práctica de tal procedimiento no conduciría a resultados de ninguna utilidad, ya .que, siendo favorable paira la piedra ensayada, no nos ,permitiría indu.cir que no era heladiza. 'E ra, .por -tanto, preciso ensayar nuevamente las siete clases de piedra que habían. sufrido el ensayo ,trápido sin altera · dón, habiéndola tenido en el lento, pero no reiter,ando simplemente ,las
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operadones, sino forzando las condiciones de temperatura y presión o, por mejor decir, depresión. Los cubos ün:pares de las siete canteras citadas en el estado'~nÜ' mero 7 fueron colocados durante siete días en ¡pilas con gran cantidad de agua qne se renoivaba con frecuencia, a fin de que, por diludón, perdieran casi totalmente la sal introducida en sus potqs, quedando de este modo en condiciones para sufrir un nuevo ensayo. Estas ¡piedras en inmersión fueron sometidas seguidamente a una depresión equivalente a la de una col:umna de 60 mm. de mercurio durante 15' y a presión atmosférica durante siete días, intmduciéndofas, recién extraídas del agua, en la disolución de cloruro de calcio la tem¡peratura de ----20° e, y en ella ¡permanecieron durante cuatro horas. :Al extraerlas, se vió que todas, a excepción ·de las a r y a 3, haibíati quedado divididas en idos o más trozos por la acción del hielo. Parece ser, según esto, que sólo uha piedra, heladiza según el procedimiento lento, no lo es con el ráipido, ni aun extremando la severidad del ensayo, y que, en consecuencia, las garantías del procedimiento a:breviado no son arhsolutas; no ocurre así, sin embargo. "Procedimos a examinar los cinco ejetn\Plares de la .piedra a ensayados, y adniertimos que, todos ellos, a excepción del número 2, eran piedras calizas de gran densidad y dureza, algo coquerosas, muy semejantes por su aspecto y constitución a las de la piedra de Colmenar; estos cuatro ejemplares no son heladizos ¡por ningún procedimiento; en cambio, cl ejemplar 2, casi deshecho por el ensayo lento, tiene el aspecto <le una marga arcillosa, exenta de coqueras y de constitución absolutamente distinta de la que presentan los otros cuatro. Se infiere que la cantera de donde fueron extrúdas presenta, como es frecuente, bancos heladizos y no heladizos, y, según que las muestras remitidas ¡para ·ensayo pertenecen a unos u otros, las consecuencias ron distintas ; de donde se deduce la necesidad ensayar ejemplares de distintos bancos y particularmente de a·quellos que, por su a$pecto y pequeña densidad, sean sospechosos · de no resistir la acción de las heladas.
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IV.-CONCL USIONES
De todo lo expuesto, pueden deducirse las · siguientes conclusiones que ofrecen quizá utiHdad práctica para lo·s constructores : PRIMERA. El ensayo de resistencia a las heladas practicado con cu'bos de siete centímetros .de arista, desecados a rooº durante veinticuatro horas; colocados seguidamente en cubetas con agua destilada;· sometidos durante 15' a una presión neumática que equilibre la de una TOMO U
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colUffina de rn.e rcurio de 26o mm¡. de altura y durante siete días a la presión de la atmósfera; extraídos, por último, del agua y sometidos en cámaras frigoríficas durante cuatro horas a temperaturas comprendidas entre -roº C. y ,.-15° C. seguidas de una inmersión de cuatro horas como mínimo en cubetas de agua entre +15° y +z5° C. para deshielo, repitiendo la congelación y el deshielo veinticinco veces, ofrece garantías suficientes de que los ejemplares ensayados no son heladizos, siempre que fa serie de pruebas no cause alteración sensible en forma de grietas, degradaciones, pérdidas de peso o disminución unportante de resistencia al aplastamiento. SEGUNDA. El ensaiyo de resistencia a las heladas practicado con cubos de siete centÍ!lnetros de arista, desecados a 100° C. durante veinticuatro horas ; coloca<los seguidamente en cubetas con agua destilada ; sometidos durante 15' a una presión neumátiica que equilibre la de una columna de mercurio de 6o .mml. de altura y durante siete días a la presión .de la atmósfera; extraídos, ipor último, del ~gua e introducidos bruscamente en una disolución de cloruro de calcio a 25° Baumé y -20° C., en la que se dejan durante cuatro horas, retirándolas después, y lavándolas en chorro de agua, ofrece garantías suficientes de que las piedras ensayadas no son hela<lizas, siempre que la prueba practicada no cause a:lteración sensible en forma de grietas, degradaciones, pérdidas de ·;peso o disminucióp. importante de resistencia al aplastamiento. Si los ejemplares no resisten la prueba rápida, serán ensayados por el procedimiento normal.
V .-PROPOSICION Se ruega al Congreso se sirva declarar la utilidad de los ensa.yos abreviados de "hela<licidad" como se describen en esta comunicación, y estimule el interés de los labo!:atorios nacionales en los ensayos de este género, ipara que confirmen o impugnen las conclusiones apuntadas, a fin de que en el .p róximo Congreso de Ingeniería, o en el de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias, puedan dictarse reglas unificadas para la ejecución de las pruebas de "heladicida<l".
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ESTADO NÚMERO 1 Comparación. entre los •;. de agua absorbida a la presión atmosférica y a la de ~6o mm. de mercurio. (Cada número expresa el promedio de cuatro ~jem plares.) POROSIDAD
ºfo
Peso Piedra5, especifico.
,
--¡_•
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2.ª 3.• 4.• 5.• 6... 7.• 8.ª 9.• 1 10.• ' II.ª
12.ª 13.• 14-ª 15.• 16.ª 17.• 18... 19.ª 20.ª 21.ª 22.ª 23.ª 24.• 25.• 26.• 2'J.ª 28.ª
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I· 1
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1 11
29.a
30.ª 31.• 32.•
2,88 2,70 2,74 2,70 2,64 2,¡1 2,64 2,76 2,69 2,70 2,73 2,77 2,77 2,72 2,68 2,71 2,63 2,68 2,65 2,68 2,73 2,70 2,70 2,69 2,70 2,70 2,69 2,68 2,69 2,65 2,65 2,71
AGUA ABSORBIDA
º/o
Con 15' de pre· En cuatro semanas de si6n a 260 mm . y siete días inmersión de inmersi6n natural. natural,
Absolµta .
Relativa.
{1)
( 2)
21,5 17,4 1,6 5,9 14,7 0,7 18,5 13,4 4.4 18,8 13,5 16,2 28,5 21,4 8,2 2,6 35,0 3,7 21,9 16,o 38,1 33,0 1,5 17,3 18,0 15,6 15,9 14,8 27,5 1,4 17,7 29,5
16,5 1 14,1 0,4 1 3,7 11,5 0,4 1 14,3 1 6,8 2,8 13,3 9,9 15,3 21,0 13,4 7,9 1,6 29,7 3,3 19,3 12,0 32,1 22,2 1,2 11,9 15,l 12,3 II,9 II,O 17,4 l ,O 16,4 23,0
7,30 6,oo 0,10 l,45 5,30 0,15 6,70 2,83 1,10 6,oo 4,20 6,50 10,50 5,90 3,21 0,61 18,48 1,28 9,34 5,35 18,90 12,28 0,47 5,34 6,87 5,41 5,28 4,81 8,94 0,41 7,52 12,10
5,40 5,20 0,12 1,13 4,50 0,15 7,10 3,90 1,45 5,80 4,70 6,50 10,45 6,8o 2,38 0,63 18,70 0,79 8,66 5,75 19,IC 14,35 0,22; 6,o6 7.45 5,30 4,54 4.47 8,o8 0,38 7,10 14,00
CALIFICACIÓN
No heladiza. Heladiza. No heladiza. Heladiza. No heladiza. Idem. Algo heladiza. No heladiza. Idem. Idem. Algo hel~diza. Idem. Idem. No heladiza. Algo ídem. No heladiza. Heladiza. No heladiza. Heladiza. :\lgo ídem. j Heladiza. Algo ídem. • ¡ Idem. 1 1 ;1 -·~ Idem. Ydem. Idem. Idem. Idem. Idem. Idem. Algo heladiza. Heladiza.
Promedio de absorción con veintiocho días de inmersión. . . . . . . Idem pe íd. con presión de 260 mm. de mercurio. . • . . . . . . . . . . (1)
El
0 / 0
S,95 S,97
de porosidad absoluta está definido por la expresión p p D X zoo.
(P y D designan el peso específico y la densidad aparente.) El ·1. de porosidad relativa está definido por la expresión V - e X IOO. V (V y C designan el volumen total de la piedra y el de agua absorbida en vein-tiocho días de inmersión natural.) (2)
-
244 -
ESTADO NÚMERO 2 Caracteres ffsicos de las piedras ensayadas por M. E. Leduc.
POROSIDAD ABSONÚMERO DE ORDEN
PESO ESPECÍFICO
DENSIDAD APARENTE
LUTA
(1)
r.•
2,68
2,~3
2.ª 3.•
l>
2,29 2,16 2,13 2,04
4-º 5.0.
6.a
7... 8.a 9.ª 10. 0
2,66 2,68 2,6g 2,69 2,50 2,68
2,67 2,68
,J2.ª 13! 14-• .15.• 16.a 17! 18.ª 19.•
2,70 2,6g 2,67
21.• i2:2. Q
23.ª 24.a 25.ª 26.ª 27.ª 28.a 29.ª 30. a 3·I.ª
2,26 2,25 1,75 1,61 l,71 1,8o I,90 2,14 1,76
2,6g
! 1l i.ª
20.ª
2,o6
2,68 2,68 2,6g
2,70 2,70 2,6g 2,70 2,70
2,70 2,67 2,67 2,70 2,68
2,67 2,67 2,68 2,68
2,23 2,40
2,o8 2,00 1,73 1,75 r,70 r,61 1,67 I,6z 1,58 I,00 1,68 1,62 1,63 1,50
º/o
9,1 l>
18,7 20,6 23,9 23,3 9,5 16,5 34.5 39,8 3·5,8 33,2 29,2 19,5 3~.5
16,8 II,O 22,7 25,9 35,3 35,2 36,7 40,2 37,0 39,r 41,4 40,4
37,2 39,2 39,2
43.9
(1) Es de advertir que loJs valores dados por M. E . Leduc para las porosidades absolutas son sólo las dif•erencias entre los pesos específicos y las densidades aparentes; estas diferencias, P - D, se han dividido por P y multiplicado por 100 para obtener los º/0 de porosidad absoluta.
<.'
-
245
ESTADO NÚMERO 3 Regiones o posesiones en donde están situadas las canteras que han sum.inístrado los ejemplares ensayados.
NÚMERO
REGIÓN
1
PROVINCIA O POSESIÓN
!~~~~~~~·~~-
Ga!l" · ' icia · · · · · · · .. · · · .. · · · · · · · · · · · · .. · · · · · ·.. V:aiscongadas . . .. .. . .. . .. . .. .. .. .. . .. . .. Cata;luña
· · ...... · " ........ · · ·" · .. · ·.. ... ..
Va:l'enrci ' ·a .. .... ...... · ...... .. .. ".... ... .. Anidlailucía
'
.................... ......... ..
Caistillai [la Nueva .. .. .. .. .. . .. .. .. . .. . Castilla fa Vi'eja . .. .. .. .. .. . .. .. . . . .. León . .. . .. .. . . .. . .. . .. .. .. . .. . .. .. . .. .. .. .. Ar.agón .... .......... ... ..... ... .. ... ... .. . Extrema.dura .......... .. ............. .. BaiJJea:res ....... ... .. ..... ...... ... ........ . Africa .... ... ... . .......... ....... ......... ..
'
S Coruña
. .... ... ....... :...... ... ....... . Ponrtevedra ........... ...... ... . ..... · Guilpúzcoai ......... .. ..... .... ........ . A'lava ................................. .. { Vizcaya ................................ . Gerona ... ......... .... ...... ... ....... . Lérida · ........ ........ .. ......... ...... . Tarragona .... ........................ . l ~a:rceloina .. ..... .................... .. S ALicante ......... , .. ............. .... .. . / Murcia ...... .. ...................... .. . f Córdoba ............................ .. .. J Al~ería ....................... ........ . l Sevilla ..................... ..... : ... .. . l ·Cádiz . .. ............ ... ... ... ........... . f Madrid ......... ...... ...........-...... .. ~ GuaidialaiJ ara; .................... ... .. . [ To•Ledo ............ .. ... ......... ..... .. S Segovia .... ......... .... .. .... .. ...... . }. ·B urgos : ...... ..... .. .................. . ' Valla:do]iid ........................ ... . l Sa;lamanea ........... :-............... . 1 Huesca .. ...... ... ...·.. .. ..... ... .... .. ·. 1 Badajoz ... .. .. .... ............... :... .. 1 Bailea.res .. ........ ... ................ .. 1 Africa .............. ... ...... .... . ..... .
l
~
1
DE CANTERAS
3 3
8 4
I 2
4
4 4 5 I
2 2
4 9
4 3 I
4 6 2
3 4
¡'
6 IO
ESTADO NÚMERO 4 Nombres de las e<anteras y provincias o posesión en. que esfán situadas.
_ _ _ _P_R_o_v__1_N_c_1A_s ____
i
NOMBRES
1
1
Ulló. Matamá. Moeche. Albeiros. Pontevedra ......... ...... ... ... ... ....... .. ...... . Tomeza. San Mauro. U lía. Guadalupe. !gueldo Amarilla. Idem Azul. Guipúzcoa .. .. . .... .. .... . . . .. . .. .. .. . . .. .. . . ..... .. Albistur. San Sebastián. Motrico. Deva. Puerto de Arlabán. Alava .. ........ ......... .. .. .... ....... .. .. ... .... .. Arboró-Atauri (dos muestras) . Fontecha. Vizcaya .... .. .......... :..... ........ .. ... .. :... ... .' Yurre. Gerona. Gerona .. · · · · ... · .. · · · · · · · ·. · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · ·· Figueras. Allés. Floresta. Lérida · · ·· · · · · · · · .. · · · · · · · · · · · · .. · · ·· · · · · ... · · · · ···· ·· Montblanch. Vinaxa. Aigüeros. Vilaseca. Tarragona .... .. ... ..... .. .. , . .. . .. . .. . . . . . ... ...... Sibinosa. Llisós. Montjuich, blancacho. Idem de Raix. Barcelona . . ... ... .. .. . .. . .. . ... .. . . .. ... . ..... ... .. .. Calafell. · Manresa. Novelda. Alicante. Alicante . . . . . .. . . . . .. .. . . .. . .. .. .. .. .. . . . . . . .. . .... . . N ovelda. Villena. Bateig-Novelda. Murcia ....... .. ... ..... ,,.... ... .. ... .... '. ..... ..... 1 Azul. Piedra franca del país. Córdoba .. .... .... .. ......... .... .. ... .... ... .. .... . Puente-Genil. Almería . . . . ... . .. . . . . .. . .. .. . . .. . .. . .. . .. . . . . . . . ... . ~~~ª}¿~~~ar. ' Luque, caliza. Coruña . . . . .. . .. . . .. .. . .. . . .. .. . . .. .... .. .. . . .. .. .. .
Sevilla .. · · · .... ........ .. · .....,.. · .. · .. .... · · · .... · ·
[~~~~~-blanda. Estepa.
·.
247 PROVINCIAS
NOMBRES
1
!----------------~-------~----~
Puerto de Santa María. la Caleta.
Playa de r Colegial.
Conejo. Cádiz . . .. . . . . . . . . . . .. . . . . . . . .. . .. . . . .. . . . . ... . . . . . . . . La Mujer. Caserío de Ossío. Los Guijos. Pelayo. Almoraima. í Morata de Tajuña. Madrid · · · · · · · · · · · · · .. · · · · · · · · · · · .. · ·· .. · · · · · .. · .... Guadal ajara ...... ..... .. ....... ... ...... ... .......
~ g~~~~?~;e d~e ~~ejSÍerra. l f
Corpas. Giebes.
l ~~1;1c~~.n.
Toledo , ..... ........................................ 1 La Rosa. 'f Otero de Herreros.
f~=~~/~eA~a;~:=~os.
Segovia .... .. ... ................ ... .... ............ ..
Idem de íd., encarnada. Miranda. Carcedo (A).
~ ',
Burgos , ... ......... .... .. .. ................... ......
1~~r~e!e~. (B).
1 Ibeas, blanca.
Valladolid
·· · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · ·· · ·
Hontoria. Villanubla. Campaspero.
t
Salamanca ............... ....... .. ......... .. ...... {
~W1~~1~~~drigo. Salamanca. Rapifán.
Huesca .... .... .. .. ... ........... ... ... .... .. ...... .
i ~~~tp~~~~·
'l De la Sagüita. Badajoz .... ...... .......... ...... .. .... ........... ... 1 Badajoz. t .:..,.. . : ( Santañy.
f[edf~:~ Rabasa . i1 A~~l cau ar. Villacarlos.
Baleares .......... ... ........... ... ....... ........ · '
l f
Curnía. Tejar de Ingenieros. 1 Benzu. 1 Puerto. ti Arroyo del Infierno. A frica .......... ........ ........................ .. AArroyób de las Colmen as . 1caza a. . Mallorca. 1 Loma de la Silla. Lazareto. Lazareto (asperón).
···i
l
.·
----~ .
·-·-. -
l
ESTADO NÚMERO 5
Cantidades de agua absorbidas por los ejemplares ensayados al empezar la prueba de "heladicidad ". (Las piedras a a j estuvieron veinticuatro horas en inmersión natural ; todos los demás fueron sometidos a presión de 260 mm. durante quince minutos y siete días de inmersión natural.)
Peso despuéa de d•esecadas a 100° d urante 24 h.
EJEMPLARES
a ...... ....... ..... b... ...............
c......... .... ..... d ......... . .. . .....
e.... : ........ .....
f .................. g ............ .. .. ..
.h ..................
1f
Impares ........ Pares ........... Impares ········ } Pares ........... . Impares ........ Pare.> ··········· Impares ········ 1 Pares ··········· Impares ········ 1f Pares ........... f Impares ........ 1 Pares ··· ·· ······ Impares ........ 'f Pares .. ......... Impares ········ ! Pares .. ... ......
f
f
i:. . ............... }f
Impa~es P~ues
........ <
···· ·······
Impares ········ P.a·res ··········· Impares ........ k .................. Pares ··········· . l .................. 1 Impares ........ P.ares l ··········· Impares ........ m ...... .... .. ..... Paires ··········· Impares ........ t i ......... .. ..... . . 1 Pares ........... Impar·es ········ f o ... ............... 1 Pares Impares ........ p...... ..... .. ..... lf Pares Impares ·· ···· ·· q ......... .. ...... .. l~ Pares Impares ········ 1· .... . ..... . . . . ... . { Pares ........... Impares ........ s ...... ..... .. ..... )f Pares t Impares .. ...... t ............ ..... . 1 Pares ........... J ..... .......... . ..
l lj
t
:.
914,ro 899,55 814,02 838,02 816,76 868,33 818,64 845,05 6o5,35 613,27 524,85 523,54 558,79 553.4I 548,47 547,52 864,82 868,85 825,90 822,10 805,46 836,32 773,38 772,97 8g2,82 885,25 790,24 779,98 705,68 652,59 847,12 846,36 732,21 741,07 870,37 8g5,97
'
Agua absorbida.
o/o de agua refe·
(g )
rido al peso.
9,12 20,28 41,70 38,87 28,73 23,79 21,77 5,79 35,36 !7,92 u7,01 87,74 rr6,39 92,56 II0,04 98,53 26,80 23,54 33,44 27,4I 35,44 29,66 47,42 46,15 33,56 32,66 33,89 33,29 82,65 73,62 55,28 57,78 59,0I 58,76 23,23 25,37
goo,6o
l,6o
917,87 917,18 922,53
I,58 0,48 0,34
0,99 2,24. 5,13 4,66 5,51 2,70 2,67 o,68 5,34 2,92 22,29 16,75 20,82 17,61 20,05 17,99 3,15 2,70 4,05 3,33 4,39 3,54 6,13 5,97 3,75 3,68 4,28 4,26 rr,71 II,28 6,52 6,82 8,05 7,92 2,66 2,83 0,177 0,172 0,052 0,036
-
'
-
EJEMPLARES
f Impares ....... . u............. ..... 1 Pares ... ....... . f Impares ........ . v ............. .. ... l Pares .......... . f Impares ....... . .:r•••. .•..... ..• .••• l Pares ........ .. . 1 Impares ... .... . Y····· ····· ····· ··· 1 Pares ....... ... . { Impares .. ..... . 2 ·••···· · · ······ ·•• 7 Pares ... ....... . f Impares ...... . . w ................. 1 Pares .... .... .. . f Impares ....... . I ················· 7 Pares ...... .... . II f Impares ....... . ······· ··•····· 7 Pares ....... ... . III f Impares ... ... . . ··· ·········· 7 Pares ..... ..... . IV f Impares ... ... . . ·;······ ····· 7 P ares ....... ... . ....... . V ... .......... .. .,f pImpares ares .......... . VI ......... .....
f, Pares Impares ....... . ....... ... .
Impares .. .... . . VII ····· ···· ··· 7f Pares Impares .. .... . . V1II ······•···· 7f Pares IX { Impares ....... . ·············· ? Pares ... ...... . . X ............... lf Pimpares ares .......... . XI f Impares ....... . . ~ ····· ·· ··· ···· 7 Pares ... .. .. .. . . XII ............ 1¡ Impares .. ..... . Pares ....... .. . . XIII .......... . { Impares ....... . . Pares ... .... ... . f Impares ....... . XIV ........... 1 Pares XV ' f Impares ....... . .. .......... l Pares a res ....... . XVI ........... l1 Imp. Pares f Impares ....... . XVII ···· ······ l Pares XVIII ........ 1 Impares ....... . 1. Pares ... ..... .. > XIX .......... . f Impares ....... . 1 Pares ....... ... .
249 -
Peso despt•és de desecadas a 100° durante 24 h.
944,85 955,88 925,o8 941,6! 921,72 945,84 665,43 68g,72 714,46 654,6o 705,23 8o8,76 66g,oo 657,o6 827,51 829,30 1005,71 1006,05 711,22 713,87 636,49 654,93 777,48 782,28 853,05 855,79 959,26 948,36 785,16 761,88 779,24 773,97 628,72 714,65 684,24 642,59 873,94 872,04 840,55 832,17 895,95 913,1~
778,75 790,84 882,05 859,34 g87,23 9Ó3i,85 815,43 82r,01
Agua absorbida.
o/o de agua
<m
0,141 0,141 o,ogo 0,096 0,198 0,273 II,91 10,42 6,g6 8,93 6,84 3,6g 13,38 17,07 3,87
l,34 r,35 0,76 0,91 l ,83 2,59
79,26 72,84 49,76 58,52 48.22 29,91 8g,56 II2,22 32,05 30,12
3,63 0,492 0,494 13,14 13,19 16,21 15,74 7,51 7,27
4,95 4,97 93,52 94,18 103,21 103,ro 58,42
56,Bg 31,78 31,68 1,30 1,30 48,72 53,64 51,58 54,10 94,18 70,51
' !
¡
76,35 74,87
3,72 3,70 0,135 0,137 6,20 7,04 6,61 6,g8 14,97 9,86 II,15
II,65
13,44 13,88 18,44 19,75 1,52 i,6o 30,63 31,19
l,53 1,58 2,19
2,37 I~
lt
II,Sg 13,29 1,25 1,30 40,31 34,94
~efe
rido al peso.
IL i IT •
o,16g 0,175 3,93 3.94 l,34 l,54 0,1216 0,134 4,94 4.25
/
-
EJE:U:PI,ARES
XX ............
.f Impares ...... ..
l
Peso después de desecadas a i'oo• durante 24 h.
Pares ......... .. XXI ........... Ipmpares ....... . ares . ..... .. XXII . .. . . .. ... Impares ...... .. Pares .......... . XXIII ........ Impares ....... . Pares .......... . XXIV f Impares .. ,... .. ........ ) Pares ... ....... . XXV .. ........ Í Impares ...... .. Pares ......... .. XXVI .. ...... } Impares. ....... . l Pares ......... .. XXVII ...... .f Impares :..... ~. l Pares .. ....... .. XXVIII ...... Í Impares ....... . l Pares ..... ..... . XXIX ......... f Impares ,....... . 1 Pares ......... .. f Impares ........ . XXX ......... ? Pares • X XI f Impares X ......... 1 Pares ........ XXXII .. .... f Impares .. ..,, .. l Pares .......... . XXXIII ...... Í Impares ....... . l Pares .......... . XXXIV ...... } Impares .. ..... . Pares .......... . XXXV · Impares ...... .. ....... 1 Pares ......... .. XXXVI ...... í Impares ... .... . } Pares .......... . XXXVII . Impares ........ 1 ..... l Pares ......... .. XXXVIII .. . ~ Impares ...... .. e Pares ......... .. XXXIX ...... J Impares ...... .. Pares ........... :i XL . Impares ....... . ............ Pares ... ........ . XLI ............ } Impares ....... . Pares ......... .. XLII .. .. . .. ... Impares ....... . Pares ......... .. XLIII ......... { Impares ....... . Pares ......... ..
1
~
XLIV .... .....
·
·
l l
Impares ...... .. Pares ......... ..
250 -
798,24
757,70 941,6! 934,67 938,03 966,51 555.43
551,04 896,91 901,66 903,n 943,83 758,36
771,48 Boo,12 8o1,6I 585,52 5g4,88 898.45 890,35 783,16 8o7,92 928,82 934,29
897,31 897,28 954,6o 990,12
941,77. 933,01 883,70 923,83 836,88 859,16
792,64 792,II 873,26 886,14 848,50 861,08 896,6o 889,31 830,22
876,57 734,54 733,79 861,56 840,45 855,9r
245,61
Agua absorbida.
o/o de agua cefe·
rido
(g)
5,65
45,13 45,15 2,52
'
2,07
5,96
0,267 0,221
2,22 1,93 122,13 120,84 14,66 13,82 2,56 2,81 63,00 66,02 46,98 50,00 II6,59 121,86 25,33 25,84 6o,09
,,
0,236
'•
21,98 21,92 1,63 1,53 0,283
¡,
r
T •e : ' _ 11 1.
. !f 11
0,199
0,297 813<3 8,55 5,87 6,23 19,91
20,48 2,81 2,90
7,67
7,o6
57,05 9,03
0,97 0,52
4,88 . 13,47 12,30 1,89 1,48 1,05 1;05
l,So 1,37 0,19 0,14
il
1,87
2,25 21,73 15,82 64,00 53,53 u,91 10,24 20,15 19,49 12,59 13,48
al~.
,_
O,lI O,II
0,18
0,24
2,59 •
1,84
8,07 6,75 1,36 1,15
2,37 2,26 I,40
1,51 '
1,78 1,55
14,85
13,64
53;o7
7,22
66,16
9,01
488
. 425 89,17 91,16
:i~
0,56
o,5e I0,41
,
10,78
-
151 -
Peso después die dlesecadas a 100° du>imte 24 h.
Agua absorbida.
o/o de agua refe· rido al peso.
___ ______ ·-------- ---------·----·--EJEMPLARES
(17)
___,
. t
I
¡-.:.
XLV .......... S Impares ...... . . Pares ........ .. . XLVI .. . . ..... Impares ...... .. Pares .... ..... .. f Impares ........ XLVII ······· 1 Pares . S Impares ........ XLVIII ...... 1 Pares ( Impares ...... . . XLIX .. ....... 1 Pares L f Impares ...... . . ··············· l Pares .. ... ..... . J Impares ...... .. LI .............. l Pares Impares ...... .. LII .... ........ Pares .... ... .. .. Impares ...... .. LIII ........... Pares ......... .. Impares .. ..... . LIV .......... .. Pares .......... . LV Impares ...... . . ...... ...... Pares L\TI } Impare;~".'.'.'.:::: ........... . Pares Impares ...... .. LVII .. ......... 1. Pares .......... . LVIII ........ . J Impa; es ...... .. l Pares ......... .. LIX f Impares ....... . ............ l Pares ......... .. LX f Impares ...... .. .... ........ 1 Pares LXI f Impares ......... ........... ¡ Pares LXII f Impares . .... ... ......... ¡ Pares LXIII f Impares ...... .. ......... 1 Pares .. ..... .. .. LXIV f Impares .. .... .. .... .. ... l Pares .... .... . .. LXV f Impares .....:.. .......... 1 Pares .. ... .... .. LXVI .... ... .. f' Impares ...... .. l Par·es .. ....... .. LXVII ...... .. f Impares ...... .. 1. Pares ... ...... .. LXVIII .... "· Impares ..... . .. Pares ......... .. LXIX Impares ...... .. ......... l Pares .. ....... ..
~
l
1
34,74 38,22 33,35 37,37 !12,47 109,20 126,05 133,59 122,85 • 122,96 7,88 5.48
883,48 870,47 787,50 749,87 565,66 564,64 553,29 53éJ.80 510,47 537,96 go8,03 973,92 943,27 955,25 848,13 821,94 821,43 847,25 607,31 665,04 620,65 606,00 556,99 563,49 384,55 393.47 598,78 522,92 571,02 561,75 620,6o 6;¡2,23 588,87 610,03 6n ,56 623,32 894,39 847,07 914,58 8go,86 . 551,53 550,62 8o4,91 8o4,28 814,91 766,63 75s,80 780,51 812,18
786,77
i•
11
o,86
l,88
1.
2,39 33,12 32,92 29;78 28,96 IOl,45 ll0,58 90,83 87,27 67,79 68,59 59,18 53,48 ÓI,45 51,87 102,16 I03,05 96,73 91,14 I02,49 I04,69 46,27 49,57 l9,9Ó :27,33 16,34 22,65 140,00 136,31 47,94 45,12 46,80 59,7.r ·5 2,74 52,87 37,05 37,17
3,93 4,39 4,23 4,98 19,88 19,33 22,78 25,16 24,o6 23,41
I\ 11
0,56 0,19 0 ,24 3,90 4,00 3,62 3,41 16,79 16,62 14,63 14,40 I2,I7 12,17 15,38 13,59 I0,26 9,91 17,89 18,oz 15,58 14,19 17,40 17,16 7,56 7,95 3,22 ::.l,23 1,7S
2,54 :;15,38 24,75 5,95
s,6o
5,74 7,78
6,97 6,77 4,56 . 4,72
-
252 -
Peso después de <!<esecadas a 100° durante 24 h.
EJEMPLARES
Agua absorbida.
o/o de agua refe ·
(g)
rido al peso.
- - - - - - _ _ _ _ __._, ¡ _ _ _ _ _ _ __
( t mpares ........ LXX ... .. ..... 1 Par.es LXXI .. ...... .
~- ~~~!:es
LXXII .. ..... ( Impares .. ... ... 1 Pares .......... . LXXIII .. .. .. ( Impares ........ ¡ 1 Pares ... .... .. .. LXXIV ·...... f Impares ....... · 1 1 Pares ......... .. LXXV ........ ( Impares ...... .. 1 Pares ...... ..... LXXVI ...... ( Impares ....... . 1 Pares .......... . LXXVH .... ~ Ipmpares ....... .. 1 ares LXXVIII .. . ( Impares . ...... . ) Pares ......... .. LXXIX f Impares ....... . ·: .... ? P. ares ..... ..... . LXXX ....... f Impares ..... .. · ) Pares ...... ... .. LXXXI ... ... Í Impares ........ ) Pares ....... .. .. LXXXII ... .. í Impares ...... .. 1 l Pares ... ,...... .. 1
¡
¡·
8o8,33 805,75 931,41 Sgg,22 933,33 940,31 895,27 884,29 930,03 953,74 963,85 931,95 904,98 . 839,36 952,17 937,33 925,56 9u,33 835,68 831,84 909,46 901,95 936,09 932,48 8or,33 834,55
35,19 35,39 5,56 7,16 8,05
4,35 4,39 0,596 0,796
4,66
0,495 l,75 l,90 0,194 0,123 0,232 0,372 l ,64 3,26
15,74 16,83 l,81 l,18 2,24 3.47 14,89 27,39 0,97 7,20 l ,98 3,01 13,30 16,24 l,54
1,77 1,26 l,II
27,30 27.43
o,862
O,lOI
9,7681 0,2139. 0,33 l,59 l,95 0,169 0,196 0,134 0,1'19 3,406 3,286
1
,.
-
.253 -
ESTADO NÚMERO 6 Ejemplares remitidos para la ejecución de los ensayos y calificación, aegún los resultados obtenidos.
Númefo de ejempla· res.
~
gi
¡;,;
';;
o
"" o
6:
CALIFICACIÓN SEGÚN LOS RESULTADOS MARGA
NATURALEZA
¡:;
:"'
~
·l
s ·5 s ·s
con que se designan
¡ ;, ;"
--r. :_
1
·¡·r,.l-\'.$·-
En ensayo norina.I.
.r
En ensayo abre· En ensay:o abreviado, viado, con .260 mm. con 60 mm. de presión de presión y y -10° a -1so, -15° a -20°
11------~
..
4 CaQ'iza .. "....... .. . . a............ He1adiza ............ No heltád'iza....... No he11ardiz0 4 I<ltern.. ...... .::... ... b ........... . Idem·.............. :.. Heladiza.. ... ....... • 4 Ldlem ... ... .... :.. .. " e ..... " . ".. No heil1aidiZ1a.. ".. . No he<l<a:d-iza. . .... . 4 I<l!ern.. ........... .... d ............ No ídem ............ No ídem .......... ..
s14 5 4 s5144 ss 144 s1 4 s14 sI 4 sI 4
514 ·5 4
5 4 4 4 4 5 4 5 4 s 4 s 4 5 4 s 4
s 5 s
514 5 4
816
s ¡4 5 4 sI 4
Arenisca .......... .. Idlean.... . ....... ..... I<l.lem!.. ............... Id'etn... .... .......... Calliza .............. . Arenisica .. .. ........ Cailizai ............ .'.. I·dletn...... ........... Are1t1i·s'Ca . ........... Ca11izai......... .... .. A·renii!sca ......... ... Iidlem!...... ...... .. J.dlem.............. ::: Idiem................ . Gallizai.............. . Ca1liz·ai mairmórea I·dlem•.. ......... -. ..... Márm-0íl ..... ....... . Id'enll. .. ....... ....... CrJlizai............. .. A·reniilsca.... .. . . .. . • Idietn.... ..... .... .... I<lern..... ..... .. ... .. Galizai .............. . ldem.... .... ... ...... G2.iliza ....... .. .... ..
e ...... ... .. . No ídem ............ No ídem .........: ..
f ....... ..... No ídem . ... ........ Heladiza .......... .. g ........ .... No ídem .. .. ...... ;. Idem ... . .'.......... ..
h ..... .¡ .. ., ... No ídem ............ Idem. .. ... ....... ... .
i.......... ... No íd·em .. ........ ;. No ídem ... .. : .... .. j ............ k .. ....,.. .,... l ............ . m ............
n ..... .. .... . o .. .... ...... p ......... ... q .............
r ...... ...... s ....... ... .. t .. " ......!.. ·•
u ....... .....
v ............ x ........... .. y ..... .. ... ..
z ... ".... .. . w .... ........ I.. ... .. ...... II .... ... .. ... III.......... IV...... .. ...
No íél-em ............ No ídem . ... ........ No ídem ...... -. .. , .. No ÍJdre m ....... . .... N01 Édem ........... . No1 íldre m.......... .. Ne. írl'e m .......... .. No ídem ..... ...... . No ídem ............ No írdlem ..... ..... .. N 0- id'em ............ Na íd'em .. ......... .. No ídlem .......... .. No id'em ............ Heladiza ............ I<l!e:m...... .. .. .. .. . . . No. íd'em ............ Héla:diza ............ No he1aid'i2!a. ..... , N º' í1cl:em............ Helad-iza .... ....... .
N o ídem .. .. ."...... . Heladiza .. ........ :. , No ídem .. .. ..... . .. No Éd:em.......... .. No1 ~d:em ... .... .... . Heladiza .......... .. No ídem .......... .. Allgo ídlem ........ . No helJ-ad-iza.. ... .. No ídem ...... ..... . No ídem ... :.: .... . . No ídem ..... :.:.: .. No ídem .. :.: .... .. . No ídem ........... . Heladiza ......... : .. I-detn........... .... . No írl'e m .......... .. Heladiza .......... .. No N C'i Íldem .......... .. "'Heladiza .........'. ..
m·em .... ... ... ..
I!"!em .... ........... .. V .... ... ... .. Icliem1.. ...... ........ Idiem ............:: ..
Icl"em................. 51 4 Idem ................. 816 Mármol.. :.. .. ...... 8 I 7 Arenis'Ca ............ 816 Id·em................ si 4 C-al!iz-a ...............
VI.......... VLI. ........ VIII....... . IX .. .... .... X ...... ...... XI.. .. .... ..
No ídem............ Helaidiza .......... .'. No íd•e m............ Ai1gio íidem ....... .'. No ídem ... ......... No ídiem .......... ..
Algo ík:Irem......... . 1::I.elardiza... ... .-.... . No Íld'e m.......... .. N OI nd·e m............ He!~. Na Íld'em..: ...... .. . Alg-0 id1em....... :.
Número de
254 -
CALIFICACIÓN SEGÚN LOS RESULTADOS
~jempla
res. MARCA
~ gi "'
!l. 0"'
~
o¡;;
" a.
r
NATURALEZA
~
con que se designan 1
En en sayo norma1·
En ensayo abreEn ensayo viado, con 260 mm, abreviado, con 60 mrn. de presión de presión y y -10° a -15°. -15• a -200
...:__.:_J i-- - - - - - -1
~'1· : Granito Arenisca ............ XII.. ..... ..llA!go heladiza .. .. Algo heladiza ... , .. ............ XIII.. ..... ¡No ídiem .... ........ No íi:iem.......... ..
----
1
XIV....... 1 No ídem .... ........ No Íldom........... . 8 XV.... .. .. . No í!dem ............ No údem.......... .. 8 XVI.. ..... 111Heladiza .......... .. Heladiza........... . 8 XVII.. .... No Íldem .... ........ No ídem ...... .. ... . 8 XVIII.. .. l, No ítdem ............ No ídem .......... . . 7 XIX...... :: No Íldem ............ No ídem .... .. ... . .. 8 6 I<lern.. ........ ...... . XX ........ A·lgo Miem ......... Heladiza .... ....... . 8 6 CaJliza .. ... .......... XXI. ..... .' No helaidlza....... No ídem ......... .. . 8 6 Mero ........ ......... XXII.. .... 'i NOI Íldem ....... ..... N(j ídem.......... .. 8 6 A·ren~sca...... . ... .. XXIII.. .. 11 Heladiza............ HP.!adiza .......... .. 8 6 Cailizá ...... .... ..... XXIV.... . No heJ.aidiza. .. .... N o íd.em ... ....... .. 8 . 6 I<l:em........ ...... ... XXV...... No íidem. ........... No ídem .... .. .. .. .. 8 , 6 Arcnilsca............ XXVI..... Aijgo íid1em........ . Heia:diza .. ......... . 8 , 6 Ioerem.... .. .. . .. . . . . .. XXVII... No hehvcfiza.... ... No Íld'em..... ... .. .. 8 · 6 Id'em!. .... .... ... . . . . . XXVIH .. Hela:diza ............ · Heladiza ........... . 8 · 6 ,· I·d.e:tn. ......... :...... XXIX...... Iclleim............ ... .. Idiem.......... .. .... . 8 6 I.d:erm : ............... xxx ...... J Ailgo ~dlem ......... hliem............... .. 8 , 6 Id!em. .... . .... . .. . . . . XXXI..... No heia.diza:... ... N o idem...... .... .. 8 6 Ld:em.......... .... .. . XXXII... N o Í!dern.... ........ N "-' ídiem ....... .... . 8 6 M.á11ntol............. XXXIII:. No ~d·em ............ N o ídem ...... .. ... . 8 6 Calliza .. ......... .... XXXIV.. No M'em ..... ....... N<> ídem.......... .. 8 6 I.dem. .. .. ............ XXXV... N-:> rdem ............ No ídem ...... ..... . 8 6 Ateniisca ....... ..... , XXXVI.. Xo ídem ............ N o ídem .... .., .... . 8 . 6 CaQiza: .............. XXXVII. No í:d'em ......... ... No ídem ....... .. .. . 8 6 Granito .... ..... ... XXXVIIIj N·::> íidem ............ ¡No ídem ......... .. . 6 5 Mem. .. ... ........... XXXIX... ¡No ídem ............ No ídem .......... .. 7 6 Idem................. XL.........J No id.ero ............ [No ídem ... ........ . 9 i 71Id!e.m:::.. ....... ..... XLI... ..·... 1/N o ídem ......... .. : No ídem...... ..... . 8 I 7 Conglomera.do ... XLII ...... l, No í.dem ...... .. .... fNo ídem .... ....... . 9 I ó Graruto .... ........ XLIII... .. '[ 'fo ídem ......... ... 1No ídem ... .... .... . s 4 Arenisca........... . XLIV..... 1Al.go i'.d1e.m.. ....... Heladiza ........... . 5 4 C'<llliza .. ....... ...... XLV...... I Heladiza ............ Idem:.... ... ....... .. . 8 I, 6 Conglom~ad'O... XLVI. .... 11No helaid'iza...... . No ídem ...... ....... r2 6 Cal!.iz:¡ ............... XlLVII.. .. 1 Helatd_iza..... ..... . . Heladiza .. .. ....... . 12 6 Aremsca:.... ........ 1 XLVIII... ;Algo 1dem .. ..... .. l'cliettn.... .. ....... ... . 12 I 6 Mem. ... ............. , XLIX ..... 1• Hclatdiza ............ Mera... .. ... ........ . 8 f 6 CaiHza.... . ... .. . . .. . L ..... ....·... No ídem.......... .. N l> ídem ........... . 8 , 6 Ird'e!n. .... ......... ... LI. .......... ,N o ídem............. N o idem ........... . 5 4 T·dte.m...... ...... ... .. LII ...... ... ,·No ídem ..... ....... No ídem. ..... .... . . 5 4 I1d!em...... ... . ... .. .. LIII........ No ídem...... ...... No ídem ..... ...... . 5 4 Arienisica..... .... .. . ·LIV.... .. .. Helaidfaa... .. ....... Hclatdiza .. ........ .. 4 3 íl ldiorn. ........... ..... LV ....... ..I 1die11n.... .. :.......... ' Id~ ............. .. 5 4 I dlem. ...... .... ...... LVI.., ..... ' No •hefa1d1za. ...... No tdem ......... .. . 6 5 [tliem..... ... .... .... . L VIl. ... ..! Heladiza ............ H€llad1za .... ...... .. 8
6 I<tem ...... ........... 6 Ca!lizai..... .......... 6 Arenisca ............ . 6 C'<!lliza ...... ...... ... 6 Idem..... ..... .. ..... 6 Arenisca:............
¡
¡ ¡
¡
r
¡
1
...
-
255
Número
CALIFICACIÓN SEGÚN LOS RESUI,.TADOS
de
ejempla· res.
MARCA
NATURALEZA
con que En ensayo nor· se designan 1 1
mal.
·En ensayo abre· En ensayo viado, con 260 mm. abreviado, con 60 mm. de presión de presión y y -10° a -15°. -15° -a -20°
•
8 ~ 6 Cong!omera:do... LVIII..... No rhalaidriza ...... No hellaidiza .... .. 8 1 7 Arenitsoa... ... ...... LIX........ HelAAliza. .. . ....... . No ídem.......... .. 8 [ 7 Idem................. LX .... ..... Iden. ............. ... No ídem....... .... . 8 6 I<liCl!Il.. .............. .. LXI. ....... No í.dem ............ No ídem ........... . 16 f 8 Congl'Ollllera·do ... LXII.. .... No ídem ...... ... ... No ídem ... .......... 8 6 C~i:Da- ... ............ LXIII ..... Heladiza .. .......... No ídem ...... ... .. . 8 : 6 Idiem........ .. .. .. . . . 1 LXIV...... No ídem..... ..... .. No Ílci'em ...... ..... . 8 6 Idiem.... .... ......... LXV ...... Heladiza ............ No Íldem .... .. ..... . 8 ~· 6 I-cliem.... .. ... ... .. . . . LXVI..... No ídem..... ....... No Íldem ........... . 8 6 Ic!Jem...... .. .... .. .. . LXVII... Heladiza............ No í1dtem ..... ...... . 7 6 Mero...... ....... :... LXVIII... Idiem .... .. .... ....... 1Heladiza .. ......... . 6 r 4 IOOm.... ..... .. .... .. LXIX ... .. Na hel13!diza....... ¡No í.dem ........... . 6 4 Idiem... .... ... ..... · ¡LXX ....... No ídem..... ..... .. No ídem ... ..... ... . 7 I 6 IOOm. .... ............ LXXI... .. . 1'No ídem....... .... . •No ídem ........... . 8 6 Idieim........... ...... LXXII .... 1. No ídem ............ ' No ídem ........... . 8 6 Pizarl'a ........... · 1 LXXIII... No ídem........... . No ídem........... . 8 6 •Ca:liza ma-rmórea LXXIV ... No ídem .......... .. No í.dem ... ... ..... . 8 6 ., Gré1J11ito ... ......... ,LXXV..... 1 No ídem............ No !dem........... . 8 6 Ca!•iza.. ... ......... . LXXVI... No ídem... ......... No ítl!em .......... .. 8 6 Mármol ... .... ..... · 1 LXXVII.. No ídem............ No írliem........... . 8 6 CaLiza. . . .. . .. .... . .. LXXVIII No ídem..... ....... No í!dtem ........... . 8 6 1dean............ ... .. LXXIX... No ídem.... .... .... No ídem...... ..... . 8 6 ld.em ............... .. !LXXX ..... No ídem ....... ..... No Íld'em .... ....... . 8 6 Idem.... ........... .. ,LXXXI... I No ídem .......... .. No ídem ........... . 8 6 Arenisca...... ...... LXXXII.. I No ídem....... ... .. No írd'em ........ ....
l
11
1
11
Heiadw.1. Id!em·. Id!em. Idem.
Id!em.
1
1
-
256 -
ESTADO NUMERO 7
Resultados obtenidos en el ensayo rápido a temperaturas entre -15º y --20º C. e imbibición a presión de 60 mm. de mercurio. (Estos ejemplares son heladizos por el procedimiento normal, y no por el rápido, a temperaturas entre -IOº y -15º, e imbibición en 26o mm. de mercurio.)
AGUA ABSORBIDA EJEMPLARES
RESULTADOS OBTENIDOS
Con 260 mm.
Con 60 mm.
~'
A.-Impaires. IX.- Idem ..... .....
9,12
10,17
Sin alltf:eración.
48,72
50,67
Unai ip.icdra c-0n griet".i. grande y otrn rota.
lidero ........
102,16
106,05
Do1s .piecLra:s rotas.
LX.- Mero .. .......
96,73
102,25
Tres P'jeidras :r-0ta•s.
....
19,96
21,58
140,00 .
144,45
Tres pñedr-a;s rotas.
46,8o
50,56
Dos piecLra.s rO<ta:s.
LIX. -
LXIII.- Idem LXV. -
I1dlem .......
LXVIII. -
Idem ....
U.na pied·r a ró·t a.
Es aprobad::i íntegramente la conclusión del ponente, proponiendo que el método que preconiza sea estudiado 1por los demás laboratorios, con el fin de llegar a la unificación de los ensayos. El Sr. PRESIDENTE dice inter:pretar el sentir de la Asamblea felicitando al autor del trabajo; y, después de reseñar el orden del día de la sesión de mañana, declara levantada la presente. Eran las doce horas y cuarenta y cinco minutos de la mañana.
ACTIA DE LA
SES~ON
DEL DIA 19 DE NOVIEMBRE DE 1919
Se abre la ·siesión a las q-nce horas y quince ·minutos de la mañana. El P. NAVARRO NEUMANN, ;;. J., lee una Memo.ria suya, cuyo contenid:o es el siguiente : .
P.
J.
GRANERO, S.
NAVARRO NEUMANN,
S.
J.
~ ' MACROTRERO:M;'ETRO
Por el P.
J.
Entre las ¡princi,pales aplioociones 1de la Sismología a l~ Ingeniería y a la Arquitect~ra, :filg~ra el emipleo deil sis1Ló~rafo; convep.ientemente mpdificado, en ¡provecho de estas dos noblle.s ¡profesiones, indis¡pensalbles para la vida de los pueblos. Como director, desde hace varios años, de una estación sismológica, y un tanto aficionado, Y' aun · forzado ¡por las ciDcunstancias a salir de la marcha rutin!lria, que todo lo subordina, y aun cifra, a la redacción del Boletin, por cierito de utilidad muy esca·sa en la mayoría de los casos, desde los comienzos hube <le ocuparme en la construcción de nuevos aparatos; uno de éstos, de bien modesta, por no decir insignificante apariencia, pero q_ue parece suséeptible de numerosas aplicaciones ¡prácticas, será objeto de esta ibt"eive comunfoación. Salido de los talleres de la Estad6n Sismológica de Cartuja (Granada), que forma parte del Observatorio Astronómico, Geod'inámico y M 1eteorolC»gico deil mismó n0l!l1lbre, que iss el que Hevam1 los otros instrumlentos, también originales, rde i·guail p·rncedericia, con éste y con otro anterior, he preferido honrar fa santa memoria del fundaidor del centro científico antes mencionado, R. P. Juan de la Cruz Granero, S. J., creyendo cU!mplir con ello un, sagrado deber de gratitud . .ComJbinando :principios ha!lto conocidos, gradas a los cua:les pueden exaltar·se, o eliminars~, según 1c®·n1Venga, aligunws 1de sus [ilro¡piefilades, sus aiplicacioneis soa tan numerosa.is como varria<la:s, a ·p esar de su extFemada sendllez, escasa,.s 1dimea.siones, facilfaimo e1m,ple0 y cómodo t<ranspo~. . . .Su nombre de Ma<>ro.treróme·tro clara.mente indiea ·s u objeto primorTOMO II
-
258 -
dia,I, siguiendo rigurosa1111ente la etimología griega: "medir los grandes. estremecimientos"; más propiamente: "registrar los dichos movimientos en condiciones de poder determinar sus ritmos y amplitudes"; lo que ciertamente constituye su ¡prindpal finalidad. Sin embargo, si nos aipr~echamos del fenómeno ide las resonancias, fácil de provocar, cuando el estrem,ecimiento que se pretenda registrar gráficamente sea armó-nico, y su ritmo esté comprendido entre los que sea susceptible de proporcionar el aparato, como en los más de los motores fijos, todavía se podrá utilizar con los ·de pequeñísima amplitud, y que reúnan las ante-. dichas cóndiciones. Si, por el contrario, disminuimos ·'lo sufi.~iente su. sénsibili<l'aid', en vez de exaltada, como en el caso anterior, 0 de ·c0nservarla, como en sus aplicaciones más generales, servirá, y muy cumplí... damente, de cUnod6grafo; esto es, para obtener gráficos ·de las inclinaciones que é:x.perimente un móvil al recorrer una vía, dependientes de la. mi&ma. Instalado a bordo de una em!barcadón/ y en estas últimas condiciones, haría de oscil6grafo, mientras que en las enunciadas primera... mente funcionaría de palógrafo. Todas esas transformaciones, que hacen a este aiparatito equivalente a varios reunidos, de m~nejo mucho más · mdlesto, difícil transporte y elevado ¡precio, se efe5t1tfaq con sólo stibir o bajar la masa .p endular,, cambiar la p<luma inseriptofa,.o cambiair la velocidard de recepción, con. hacerlo con las ¡paletas; cuestión de <Pocos mlinutos, con el regulado de la presión <leJa pluma inscri!Ptora {si ya no lo estaiba de antemano), lle-narla, y dar cuerda al mecanismo de relojería que hace avanzar la. ·banda. Un giro de 90° al aparato, con cambio ,de plum~, le hace seI'!Vir para el estudio de la com:ponente vet:tkal lo mismo qut! par-a las hori-.. zontales. L0s "a!lqlados y desarmad<?s", siempre m.olestos, y )lllás cuando son. evitables, se han excluido cuidadosamente, haillándose el ntacrotrerómetro siempre listo ¡par.a: funcionar, en su caja de transporte, de la que., puede sacarse en pocos segundos, y que t~mbién- ..sirve para pr:otegerle de las corrientes de aire, que pudieran perturíbar· -notablemente sus grá-.. :ficos. Consta esencialmente " de una lámina de ater.o, fuertemente, sujeta. por uno de sus extremos, m¡ientras qué el 0tror remata en un bmme· de latón, que sirve para fijár las ¡plumas inscriptoras. A ·10 largo de la lámina o muelle !Plano de acero, ¡puede correr.se y fijarse, a la altura conveniente, una pesita de latón, que sirve de masa. Un cilind~ó receptor, actuado par un sencillísimo motor rde relojería (la máquina: de un des~. pertador de los ttjás baratos, con algunas adiciones, cambios y supresio-.. nes)' hace awanzar la lbanéla de ipaipel blanco . ordinario. (de ro cm. de an ..
/
•
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259 -
chura por 20 m. de lal'go), y en la que ha de quedar trazado el gráfico, . coñ velocidades variables de 3,2-4,5-15 m'In. por segundo. Más que una minuciosa descripción del .aiparatito, aquí fuera de lugar, y tanto más cuanto que figura entre los expuestos, en unión de unos pocos gráficos obten~dos con su auxilio e incluídos en el álbum de la Estadón Sismológica de Cartuja ~Granada), servirá su reproducción fotográfica, así co'mlo un brevísimo recuerd o de las fórmulas usuaJes, indicadón de sus principales aplicaciones y consejos prácticos, encami111ados a facilitar aún más su ya de por sí tan sencillo empleo. El macrotrerómetro, listo para funcionar, y fuera de su caja de transporte, pesa r.500 gramos, y ésta, cuyas dimensiones son 25 om. de largo por 21 de ancho y 26 de altura, 3.000, por ser de la madera que se halló a mano. Una caja de chaipa de magnalio de 0,7 mm., con armazón muy ligera, aunque rígiida, <lre acero, reduciría el peso t9tal a 3.500 gramos, incluyendo una funda<de lona, con el cornveniente correaje, ¡para poderlo llevar en bandolera. En este modelo varía el período propio de la lámina vibrante entre 0,04 de segundo, correspondiente a r.500 ¡períodos -p or minuto y 0,65, o sea, 96, tratándose de movimientos armónicos; bastando para ello colocar la masa a conveniente altura. Com:o el rnzamiento :puede reducirse mucho y resultar insignificante (sobre todo con.· el sifón inglés), es fácil conseguir aumentos muy considerables en los mooimientos armónicos, con tal de obtener la sintonización. La desaparición de máximos y mínimos, debidos a resonancias, al mismo tiempo que la amplitud del trazado alcanza su máximo, indican claramente haberlo conseguido. Si llamamos L a la distancia que media entre el centro de gra¡vedad de la masa, cuyo peso es M, y la cogiida ·die1 muelle plano que la sostiene, de un acero cuyo módulo ·de elasticidad es E, su 'anchura a, y su .grueso b, hallándose ex.presa<los todos esos valores en unidades cegesima1es, tendremos que el período será: T
=
V~~:; ,·~ór.mula
27r
has-.
tante exacta, en nuestro caso, por haJber substituído en la misma a l = L l, en vez de esta última, para contra'b.atancear la notable influencia ejercida por el peso del borne y de fa pluma, y aun de la porción de lámina vibrante que queda por encima de la: ipesita1 que sirve de masa, y cuyos momentos no son despreciables, contribuyendo consideraiblemente a alargar la masa en muy pequeños ; esto es, cuando la masa dista muy poco de la cogida del muelle. Con esta fórmula se puede calcular aproximadamente el valor de E (en buenos muelles de unos l,8 X 1012). En nÚestro caso, M pesa 445 gramos, y a y b miden, respectivamente, 3,15 y 0,055 cm., siendo va-·
+
-
2ÓO -
riable a voluntad L entre 2 y 16 cm. La fórmula T 0 = o,oo8l*, da el período con bastante exaditUJd, y en fraicciones decimales de segund o. Cuélindo el rnoviunliento que se vaya a reg~strar sea amplio, CQffiO el del traqueteo de un coche, por ejemplo, nO' hay ningún interés en provocar la r·esonancia, sino más bien en evitada, lo que resulta iparticu'larmente útil, cuando lo que principa:lm~nte se pretende es registrar pendientes. También ¡puede sel.1V'Ír la sintonización para separar unos movimientos rítmicos de otros; ¡por ejem¡plo, los dos del estremecimiento del suelo (componente horizontal), con motivo del funcionamiento de un motor que posea órganos de movimiento alternativo, como émbolos, cigüeñales, etcétera, dado por la f Ó11tnuJa: A
=
a cos x
+
b cos 2x
Sólo a títulv de recoroar ideas, y ¡por hacer a nuestro caso, haremo<S jlllguna indliicadón reforente a lqs aumentos pa¡ra los movimientos rítmicos e irregulares; el de estos úJtimos, como bruscas saicudidas, etcétera, es el cociente de dividir ,p or l la distancia (21 c·m.), que media entre el borne ¡porta¡pluma y la cogida 1de la lámina vibrante. Si se tratase de una simple inclinación, el ángulo de la misma tendrá por radio los dichos 21 om., siendo su tangente la demación que presente el trazado, con rela:ción a la ilínea media, o die pendiente nula. El aumento para estremedmientos rítmicos se haJlla íntimamente li1gado con el período del mismo instrumento, el del motor, y con el r:ozamiento; éste tanto mas infl.U!)'ente, cuanto menos se ,diferencien ambo1& período~>. Si de~ués de fijar ·convenientemente, y a una a'l tura ·determinada, la mJa;sa, llenar de tinta la ¡pluma, dar cuerda y disparar el esca¡pe !del mecanismo de relojería, imprimimos ail a¡paratito un moderaido movimiento de vaivén, obtendremos una curva <le extinción, en la cual, si llamamos () a la amplitud d'e una semionda, o lo que es lo mismo, a su s~aración de la línea 1de nula pen!diente, o de reposo, y () + l a la siguiente, al otro lélido de la dicha línea, tenldremos : 6
+a
I
= v; h = 0,733 log v ; A (máx.)=
A
V l-~ ~
y si h es muy ¡pequeño:
, ) A A (max. = 2h
=
o,68A log v
ese aumento máximo eorr·es¡pm.11derá a un movimiento rítmico, cuyo período sea T = T 0 V 1 - 2 h 2 , o sea sensihlen;iente T = T 0 , en el oaso anterior.
-- 261 -
En un ·caso general, llamando A (v) a.1 aumento iver<ladero, y u ail cadente
~o
, esto es, a la relación entr.e el período del movimiento y el
del ¡péndulo, tendlremos : A (v) =V (I _
A u2)2 4 h2u2
fórmula cuyo desarroUo [puede verse en varias Memorias del célebre sismólogo ruso Príncipe B. Galintzin (Kníais Burís Borisovich Golicyn), y en particular, en su magistral obra Leskii po Seismometrei, traducida ya al alemán, y cuya versión caste[lana está en vías de publicación. Pudieran consultarse también la obrita Terremotos, sismógrafos y edificios, a cargo de "Ibérica", y· otros traibajos !Pu'blicaidos por la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias (Congreso de Madrid, 1913, t. IX). , ) ! 1 ¡· -: ~ Pasemos a exponer brevemente al.gunas de las múltiples aiplicadones del "macrotrerómetro P. J. Granero, S. J.", así como de las madi:ficaciones que sería conveniente introducir ,para adaptarle mejor en casos muy especiales, en los que fuese necesario exaltar sobremanera alguna de sus cuail.idades, aun sacrificando bastante otras, y renunciando a lo que pudiéramos llamar su "universailidad". El macrotrerómetro está iprincipalmente adaptado para llenar los fines siguientes: r.º Determinar la máxima aceleración producida .por el funcionamiento de motores fijos y mecanismos que accionen, en los edificios que los cobijen o en los cercanos, para tener una ,ba¡se científica y un criterio objetivo que permita aipreciar justamente la cuantía .de las molestias, y aun ¡perjuicios materiales ocasionados por su funcionaimiento, en casos concretos. 2. 0 Idem, con re$peoto a los estremecimientos producidoo en el interior ·de los edificios por el tránsito cercano de trenes, tranvías y otros vehículos. 3. 0 Obtener datos, com¡parables entre sí, sobre el comportamiento de distintos ivehículos, al recorrer la misma vía, con i·gual velocidad, y ademáis de la influencia de la m~sma sobre cada uno de ellos; die<lucir cuál sea la que pudiéramos llamar "veiocidald óptima" (prescindiendo de otras consideraciones, de or·dien económico, que no hacen al caso), por ser con la .misma menor la fatiga del ll'l¡ateriial móvil, y aun del viajero, conservándose, sin embargo, la rapidez .cada vez mayor que pide las necesidades <le la época y aun sus exigencias. 4. 0 Reconocer el estado die la dicha vía o camino. 0 Obtención -de su perfi1l, sobre todo en las curvas. 1
5:
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6. 0 Estudio comparativo del pandeo y reacción elástica en los puentes. 7. 0 Trazado automático de las pendientes de una vía cualquiera. 8. 0 Estudio de los balances en fos ·b uques. 9. 0 Idem de los estremecimientos :producidos por sus motores. Para la aplicadón ¡primera, si se trail:a de estremecimientos de ritmo muy rápido y de escasí1sima amplitud, a la vez que precisa exaltar la resona:nda, ,para que resul·t en vi·s~bles los gráficos, hay que aumentar la velocidad de recepción si se quiere separar una:s ondas <le otras. Sería mu.y conveniente el poder ivariar dicho avance entre r y 5 cm. por segundo, y aun tal vez má:s, aunque en este Aftimo caso es fácil fuese necesario recurrir al ahumado ·die la banda receptora (en este caso, en forma de correa sin fin), con lo que ·1a.s líneas ¡pueden resu1tat hasta diez veces más finas y aumentar extraordinariamente la resonancia con la disminución del rozamiento, mucho menor en esta clase Kfie reg}stro me· cánico, como ambos suelen apellidaooe en Sismología. Un buen modelo para la mencionarla apJicadón tendría la lámina .vibrante de 35 cm. de largo por 0,2 de gru.eso y 6 de ancho. Con masa de 5.000 g. se ¡podrían obtener todos los ¡períodos comprendidos entre 0,0[56 de segundo (correspondiente a 3.850 vueltas ¡por minuto), y casi 0,50 (120). Otra mélJSa d'e r.ooo g. substituible a la primera, daría ritmos ·de hasta o,oo8 de segundo, y el peso tota;l :del modelo "r " , con todos sus accesorios y su caja de transporte, no pasaría de los 15 Kg. Sería fádl ¡proveerle <le un espejito cóncaivo y de un dispositivo conveniente pára el registro ó¡pti.co, con el cua1, y a:provechando el principio de las resonanciais, el aumento resultaría enorm'e." Al terminar de leer la Memoria que antecooe, el P. Navarro Neumann fúé muy a.¡plaudido .por la concurrencia. El Sr. IGUAL RUIZ i(D. José) lee un extracto de su trnbajo, que <lite así:
"NOTAS DE UN ES•T UDIO SOBRE EL CEMENTO Por D. JosÉ lGuAL Rurz, Ingeniero municipal de Valencia. AceptaJda la hipótesis del fraguado del cemento, y teniendo en cuenta el hidrato de ·ca:I que se forma al fraguar, se deduce: que la ad.ioión de um roo por roo de ~esidu0s cerámicos cocidos entre 800 y r .ooo grados neutraliza fa citada cal desprendid~, formando nuev-os silica:tos dentro del cemento ya fraguado y, por lo tanto, aumenta su resistencia y e;vita los peligros que en el agua del mar pueden proporcionar los
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sulfatos que en dla existen. Este estudio, si bien ya es 'Conocido por fos grandes químicos que al estud~o de estos fenórn,enos se han dedicado, lo hizo el ponente para aplicarlo a la región vailenciana, dond.e, existiendo gran número de fabricas de Cerámica, en que estos residuos :son económicos, comprobar su utiilidad era de gran importanciai. 1
COMPARACIÓN DE LOS MORTEROS
-
Arena,
Residuos Residuos Cemento. cerámicos. silíceos de cantera
> m. 8 500 Kg . • 1 m. 3 250 • 250 Kg . • I m,8 250 • 250 Kg. > l
I m. 3 I m. 3
·r m. 3 I m. 3 I
I .¡
> 500 Kg. 250 Kg 250 > > 250 > > 250
"
I I
I
m.8 250 m .8 250 m,8 250
" ">
J>
250 Kg. > J>
-
7 dÍas. 28días. 90 dÍas. 1 año. 2 años
--Agua. de mit.r. 24 >
12
•
•
>
J>
>
24,50 15 8
250 Kg.
• •
"
•1 m .8 500 Kg.
CARGA DE ROTURA A LA TRACCIÓN · en kilogramos por centímetros cuadrados de la. briquetas de los diferentes mortero estudiados.
·s
> m .3 500 .Kg . > m. 8 250 > 250 Kg . m.ª 250 > 250 Kg •
> I m.8 500 Kg. I m.8 250 250 Kg " > I m .8 250 >
MEDIOS en que se han conservado.
•"
250 Kg. >
>
33 26 13,50
30 27 17
34 27,50 18
27 20 11 9
30 25 15 12
33 26 r6 Il
40 28 21 9
18 9
7
J>
19 13 6
22 17 5,90'
30 22 7
29 26 10
37 31 15
14 16 6
14 16 7
18 16,50 8
22 :io 12
24 25 15
Un mes aire~ 18 J luego mar.
22
23
24
14,90 8 JO
24,50 !·2 9
20 13 7
25 26 17 ro
24 22 12
25,50 21 17
25 20 15,50
26 26 16
>
,,
Aire.
• >
"
»
>
> ·r m.8 500 Kg. > 1 m. 8 250 > 250 Kg. " ·r m.ª 250 ,, " 250 Kg.
28
>
»
250 Kg.
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•
!2 5 8
Agqa de niar. 20
•
>
15 6,50
En donde vemos que si bien fa iSílice de los residuos de cantera no produce caisi ninguna · ventajá, sin embargo, no produce perJu1c1os; 'cosa muy interesante, pues podemos haoer morteros · muy impermeablés con poco cemento. Otro asunto que el que suscr.ibe trata en su Met:Qoria es la e~pH ·cación de la ca~da de resistencia de los cementos; fenómeno que no ·cree satisfactoriamente expl~cado rpor Mr. Candlot, al ·s uponer que estas caida:s de r,esistenci~ ·s on debidas a cambios <le crisfalización, como ocurre con :los aceros. Ksto sería explic~ble si los cementos vibrasen oom-0 vibra. el acero en un órgano de máquina; pero ¿qué v.iibracion~
y qué sa·cudidas .r edbe una l!>riqueta en el seno de una ibailsa de con-
servadón? Sin embargo, e1l ponente ha podido observar que en una porción de historialies en que el cemento ·estaha aireado, si bien c0menzaba:n con débiles resistencias los morteros, tardaban fo menos dos años en apa·r ecer 1os 1puntos' die retroceso, y aquelfois en qllle los cementos no lo estaban apairecían antes de los dos años, y ¡para comJprobarestos estudios preparó una serie de historia·les con cementos frescos, y luego guardó en sac-0s de papel sin cerrar est<?s cementos en el la:bo- . ratorio, y fos tuvo un año, a•l final del cual, fabricó !b riquetas. Pues.. bien: .eJl 1punto de retr0€es<0 de éstas apa:r·eció más t~rde que las primeras. Visito este fenórn.eno ·confirmá:do, ¿qué interpretación darle? Eil que suscribe ·s e eX:plka el fenómeno de la siguiente manera: en una sección de rotura, la: •r esistencia la forman los cristales de silicatos y de aluminatos; pues si cualquiera de éstos se destruyera, disminuí. ría la resistencia. Pues bien : todos están conformes que los cementos. rá:pidos se desgrega:n ·rá¡pidamente, -debido a la: desüomposkión de fos a!luminé!JJ:os. Ptaes si esto •es así, ¿ po•r qué no ·s uponer que .Jos aluminatos que existen en un oeim!en<to no se «descomponen lentamente y van contribu'.}"endo cada !Vez menos a la resi•s tencia a fa rotura en. la sección de la briqueta estudiada?" El autor de la a-nterior Memoriia expone unos gráficos de r·es·i•s ten-cia y fragua.do~, y es tamibién aipfauid.Mo por la concurrenciia. El Sr. IBA:&"EZ ALONSO lee un trabajo del cua·l es autor, y quecontinuación se 1publka :
ª
" PASTAS ·CERAM'ICAS INDUSTRIALES Y CUBIERTAS ARTISTICAS Por D.
FRANCISCO I~ÁÑEZ ALONSO,
Tenier1tte Coronel de lngeniet:os.
INVEST] GACION
J
•
Las Memorias de la A cademia de 1Ciencias de Par~s, ¡puhlicadais en los Anales de Química y de Física (3.ª serie, t. XXXI, ,p . 257), relati:v,as a las materias primera.is, :pastais, cu'h>ierrta:s y esmaltes empleada:s ,en China para la prnpáración y idecora'Ción <de las pottefanas, la:s investigaciones .de Vogt_sobre fas mismas como resülrta<lo de dios materia.les recogidos ;por F. Scherzer en Kin-te-teohen, y el haber en,oontnudo ·a·l gunos yacimientos id.e pecmartita y .de ;petrosi1lex en fos montes de JDiandiz, materias que se comportan al fuego (I.250°), <:orno puede verse en las 1
'\ ,
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' 1
muesrtra·s corresp<mdientes, me instigaron a buscar las complementarias para obtener la pasta: de porcelana. La existenci>a, en la vertiente norte .de .tos Pirineos occidentales, de feldespatos y caolines, éste procedente de la deseomposición de aquel elemento, esenciá!l en la·s. ¡pecm!artitas ya encontraidlas, me hicieron p1"esumir la existencia de ila más "nal!l·l•e " de to·dais la:s materi'a;s eerám~cas: la ·caolinita. Efecti.vamente: idesnmés de langas investigaciones, ha11lé el caolín en dos yadmientos, uno de ·eUos ya e:x.ploraido antiguamente, en katz~sulo, y filones importantes de pecmaitita (pe-tun), en Becoiraga y Goicoira:ga, en Vera, y arena.is feldes¡pátiicas en Tolosa. Asimisano he encontrado arcillas blancas (Hernani) grises y rojas en1 Santiago~mendi, y arenas .cuarzosas, cuarzo y ·cuarcitas, en Goizueta y otros puntos de la provincia de Guipúzcoa. La bonidad ·de estas materias, desde el punto <le vista cerámico, es . bien notable, y muy raro y extraño que ha:bieRd0 existido en Pasajes de San Juan una 1pequeña factoiría de ¡por.celana, lCl!s materias y ¡pa.stas ·que em\pleó en su efímera actuación fueron traídas, en su prim,er período, de Limo.ges, y últimamente, de Inglaterra.
Primeras materi:as. El cao.J.ín ¡pertenece a ila variedad "guijarroso" y se encuentra in sitie .p r·ocedente de ila descomposición de una pecmatita cwsi exenta de m~ca, y a;un la que contiene es de base .p otásica (muscovita) ' y el feldespato -0rth0sa ; presenta algunas ·veces icristales de casiterita; !Pero este metal (sales de estaño), eil titano ox~dwdo (rutilo), la turmalina, etcétera, son inestaibles a lais ailtas tem!peraturas <ife la >cocción de la .porcelana, no em'pob-recen su rica blancura, sometido a mil cuatrocientos grados ¡presenta el as,¡Yeoto del ejempliar número 2, y sin adquirir consistencia alguna, permanece crudo. A base de este caolín, pecmatita elegida y arcfüla hlanoa, he conseguido porcelana dura, blanca y traJSlucida, o sea la n1\ateria más eleva:da ·de las artes cerámicas. He encontra1do en lq. provincia de Gui¡pú210oa arcillas medianamente refractarias, arciillas figulina:s y otras ¡propias para oib tener el grés-cerárnico; también he encontrado , el sílex piroma:co, espato-fluor, espato-calizo, etcétera, etc. · .
Pastas y pr.o·ductos cerámicos. Encontra!das las primeras materias -consegui·das en tra:bajo aleatorio y penoso, traté de iniciar una nueva industria, y conseguida la fórmula de la porcelana (com¡puesto definido y detemninado) lo más elemental era <lar forma a la pasta por sim¡ple ~resión.
l
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Los primeros ensayos se han hecho en la fábrica de pavimentos {mosaicos) que se ha implantado (Imaz y Compañía) en Hernani, dando un resultado magnífico en cuanto a calidad del material, blancura, dureza (veinte veces mayor que la del mármol) y tenacidad. La fabricación es defectuosa ¡por falta de prensas perfeocionadas, que no han podido obtenerse de la industria extranjera por causa del conflicto ·euro:peo; pero terminado éste, se instala maquinaria "ad hoc" que nos permitirá l.legar a la altura del mJejor- material ingilés simila;r. Tann'bién he conseguido fabricar en la citada Cerámica San Miguel -de Hernani material grés .para recipientes termoeléctricos, material refractario, ladriillo raJdfa<lpr para hoir nos y muflas, etc., ·etc. Asimism,lo estoy implantando la fabricación <le un materia·l -que vaya bien al fuego-de empleo culinario, de cocción directa, que evita los inconvenientes del materia.J. de hierro esmaltado y que cuece y sazona como ningún otro los alimentos. El ;problema es dificilísimo si no se acude a· la tosquedad de los barros ordinarios y, siern¡pre, la solución relativa: en este sentido creo hwber llegado a la altura del mejor :material alemán, pues las cacerolas que se eXJponen resisten, sin quebrarse, 250° de cambio brusco d~ temp'e ratura. El mismo material ¡puede hacerse en blanco y con esrmiiltes, y cubiertas de más selecta presentación. La instalación preliminar se ha ef ectua<lo para una fabricación de 3.000 pi:ezais diarias. Cubiert:as. A base de las tierras guipuzcoanas, he tratado de componer cubiertas <le distintas categorías, industriales y artísticas. Tengo e'l honor de presentar al Congreso, en cachanos vmperfectos, a1lgunos de los resultados obtenidos ·que ¡permiten 'Vislumbrar un ancho campo de recurso¡:; -con que pueden exornarse las pastas cerámicaJS·, para aplicaciones arquitectónicas, esculturas y aHarería artistica. Esta dase de cubiertas, dbtenidas a wltas teimperaturas, están compuesta·s a base de caolín, feldespato, arcilla, es.pa;to-fluor y ¡pequeñísimas canitidtades de óxidos metálicos, tales como el de hierro, manganeso, cobailto, cromo, titano y al·g uno más muy raro; la paleta es corta, por ser muy pocos los óxidos estables m-.íJs allá de los i.300º; son, en cambio, baratísilmos y de fácil preparadón. La acción del fuego a ailtas tetn1Peraturas les da la intensidad y hemnosura; son de una basicidad extrema e inaJlteraibles a la acción de los aigentes naturailes, forman un todo con la pasif:a y su duración puede considerarse como indefinida. De esta clase de cubiertas - o esmaltes no se habían hecho· estudios en España. Hago gracia al Congreso de fórmulas y procedimientos que, de no emplear la•s primeras materias de que hago uso, darían resulta1do nulo.
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CONCLUSION Con arreglo a la convocatoria del Congreso, he creído un deber poner de manifiesto que en la región vasca, por la existencia de las materias encoutradais, se abre Caitn\PO a la industria cerámica de ta porcelana y derivadas, siendo de presumir ·tome gran incremento la nueva que ahora nace." El Sr. CARRETERO, Ingeniero industrial, cita los yadmientos de Sargadelos (Lugo), proponiendo que, en unión de los de Guipúzcoa ·e ncontrados por el Sr. IJbáñez, sean estudiados por el Estado. El Sr. IBA:Ñ"EZ se muestra conforme con esta proposición. El Sr. IGUAL hace constar el desarrollo de la industria cerámica 'valenciana, que se ve obligada a adquirir el caolín en el Extranjero, y seguramente no ¡podría adquirirlo en los yacimientos españoles a causa die la carestía de los tran~ortes, que haría repetirse el caso de que Bilbao traiga de Inglaiterra las naranja:s españolas. El Sr. LOPEZ VARGAS ,propone la creación de una Escuela de Cerá;mica donde se hagan estudios subrv'encionados por el Estrudo. El Sr. CARRETERO opina que lo que de'be estudiar.se es el aibastecimiento de las fábricas de Cerft.mica fina con materia·s españolas. Cita nuevamente los yacimientos gallegos, cuyo caolín se emplea en SeviUa, sin que se haya dado im,pulso a la fabricación de pastas, creyendo que · se hace indispensable un inventario de' caolina:s, cuarcitas y demás primeras materias. El Sr. LOPEZ VARGAS rdioe que es preciso hacer estudios industriales, y no solamente de laborart:orios, ,paré!- lo que se necesita ensayar en hornos industriales y no en hornos de laboratorio, por lo que cree ¡preferible crear una fá:brÍca-escuela. El Sr. CARRETERO no cree necesarias estas escuelas porque los ensayos indust•riales corresponde haicerJos al industrial que los emplea, y, por tanto, los hornos industriales, si bien convenientes, no son necesarios. A :propuesta de la PRESIDENCIA, se acuerda que los Sres. Ibáñez, Carretero, Ló.pez Vargas e Iguail formulen una conclusión que será votada en la sesión ,p róxima. Se aprueba por unanimidad'. El Sr. FERNANDEZ LADREDA lee su ponencia, cuyo contenido es el siguiente :
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"PROYECTO DE UNIFICACION DiE LOS METODOS DE ANA- . LISIS DE HIERROS Y ACEROS Y EL LABORATORIO NACIONAL Por D. JosÉ FERNÁNDEZ LADREDA, Capitán-Jefe del Laboratorio Químico del Taller de Precisión de Artillería.
Al Congreso Nacional de Ingeniería. Tal ha sido la importancia que, en el ¡período ide los diez últimos años, la Química anailítica ha alaanza;do en la industria del hierro y el acero, que se consideró obligada una evolución sin ¡preceJdentes de esta rama de la ciencia del químico para hacerla responder con éxito, primero, a la dificultad creciente de asegurar determinaciones precisas, dada la gran oom¡plejidaid rde muchas de las actuailes a:leaciones industriales, y, más tarde, ser necesario que el factor tiempo del análisis se torne en consideración, dlesde el momento que erl químico anafüico ha de intervenir modernamente, no sórlo en las primeras maiterias y en el producto terminado, sino también en las diversas fases del proceso de fabricación. Es una realidad", que los Ingenieros e industriales españoles conocen perfectann,ente, que con la mayor frecuencia se ponen de manifiesto divergencias entre compradores y ven<l'edores, las que nacen prindpa.1mente de la falta de selección en los laJborntorios de análisis químico de los métodos más aiprQPiados <le anáJlisis; consecuencia lógica de que, con erl ¡progreso de la fodus-tria, mucho se exige aJ químico anrulista, y muy poco es en rigor lo que hasta el presente la -Ciencia le ha da<lo. En 27 ·de juli<> idel año próximo paisa:do, M. A. Marinot, Jefe del Laboratorio de forjas y acererías de Saint-Denis, presentó a la SIO'Ciedad de Quírmicos franceses un trabajo tratando el tema "Unificación 1de los m:étod10s de análisis die fundiciones y aceros"; el "Bureau of Standards de Washington", en su circular número 14 de marzo de 1916, recomienda unos determinados métodos, y el libm de la "Society American of Yesting Materiails, 1918" establece los procedimientos tipos de análisis para los ¡productos de la industria ·del hierro; en nuestro país, hasta el presente, lo mismo que acontece en la "Unificación de las Roscas'', sólo hay una 1buena voluntad en los químicos analistas de los la:boratorios, y a ella hay que atribuir los brillantes resultados obtenidos en muchos casos; ¡pero nada se ha hecho por colocarlos en condiciones de facilitarles el trabajo de lectura de la multitud de revistas y
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pubHcaciones por donde los d1:versos métodos, no todos recomen~ables, están ·repartidos, y que son además únicamente asequibles para aquel que posea una biblioteca química com\pleta. Narda ha-y ipara la Industria española, y, 1p or lo tanto, para los Ingenieros que a ella se consagran, <le importancia tan primordial como lo rderente al establecimi,e nto en nuestro país <le un "Laboraito.r io Nacional"; y concretándonos al ¡punto <le vista quínnico, ¡para no molestar la atención del Congreso, diremos que, sin él, serán inútiles cuantos esfuerzos se r.ealicen para que las industrias es¡pañolas tengan una vi1da ¡próspera con annlp¡litucl, de horizo'lllte, vivirán, sí, mientras unas tari'fas de aduanas u otro artificio semejante haga la competencia imposilb~e, pero serán casti11os en el aire a los que, faltando la cimentación técnica, veremos cesar tan ¡pronto como aquellos artificios un Golbierno los haga desaiparecer. Es esencialísilm o, a nuestro entender, que "el Congreso de Ingeniería trate este asunto que a los Ingenieros, más que a nadie, toca; porque, entiéndase bien, los "Laiboratorios Nacionales'', aun cuando sean organism\os del Esta<lo, sólo se sostienen mientras las organizaciones industria.les les a!lientan, les consultan y les siguen en sus consejos; fuera de ahí, serán otros organismos más; que "Laboratorio Naciona;l" -e Industria Nacional deben formar un todo que sea imposible separar. Intervienen en el análisis quíimico, cdlno ·SaJben perfectamente los Ingenieros es¡pañoles, factores variables en gran número (tem!peratura, concentración de soluciones, fenómenos catalíticos, solubi¡idad de precipitados, etc., e.te.); el Jefe del laboratorio de una fáhrica, al que llamaremos químico técnico, cuando tiene que tratar con un materia,! no investiga;do hasta entonces, cQtno el tiemlpo ,d e que dispone es limlitaido, no puede seguir, al igual que el químico investigador, el anáilisis haciendo intervenir una o dos de aquellas variables solamente, y han venido a faci.Htarle la s:c;lución a adoptar Los "la:boratorios naciona'les"', poniendo a su alcance la "muestra-tipo para análisis", defini<la como una substancia que se aproxima lo más .posi'ble a su COltlllPOSición química y naturaleza física al material con que el qtúmico rva a tratar, y que habi,e ndo sido analizada ipor númJero suficiente de métodos y analistas rejputad-os, aseg;urµn su com¡potsición. Glaro es que si la tr1¡uestratipo y la que se examina son al mismo tiennpo analizadas si.g uiendo idénticas operaciones, y se obtienen para la primera resultados conformes a los ·que señala su com¡posición, como todas la's variaJbles se han eliminado por influir en fom1a igual s()lbre las dos muestras, puede a:segurarse que las cifrns o:bitenidas para análisis que se realiza en la fábri~a son buenas; mas si se ocun:e que, al seguir un método determinado el químiico técnico que el anállisis so¡bre 1a .i ;nuestra-tipo le cond'u-
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ce a resultados diver·gentes con los de los certificados, es patente un, error, ya ~r-0venga de la elección de un método no a•propfaclo, sea el resultado de una e<:uación personal, de utilizar no ¡puros reaictivos, etcé-. tcra, etc. De tail forma y por ~l sisteima más sencillo, y en el más corto tiempo posible, .ge han eliminado gran número de variables, bastando. lo anterior ¡para que se comprenda la excepcional importancia de establec·e r en E spaña el "Departamento de Muestras-Tipos" . que, por lo t~ue se refiere ail ramo d:e 1 g uerra, quedó iniciado al crearse el "Tallel" de Precisión -de Artiillerí:a". Sólo nos hemos referido, por entrar dentro de nuestra esfera pro ... fesional de acción, a las "Muestras-tipos para anád.isis"; pero todos los a~!stentes al Congreso sa!ben perfectamente la importancia extraordi-.. naria que tienen las ·destinadas a· medidas físicas, calor de combustión, puntos de fusión, · ekétera, las que guardan relación con la fineza del material pulverizado, y, por último, aquellas destinadas a valorar s0~ luciones en volumetría, punto fundamental de b obtención de r.esultados .precisos en ·los análisis, misiones todas ellas encomendadas en Ingla1:erra, Alemania y los Estados Unidos de Norteamérica a los "La ... boratorios Nadonales" con que cuentan. La lectura <le la Memoria presentada a la Sociedad Quíniica Fran-. cesa por Marinot, y a que anteriormente hicimos referencia, uniéndose a fa afición por nuestra pairte a los estudios químicos, así como a cum1plir con el deber del Jefe de un la!boratorio de análisis;- de estar al corriente de cuanto nuevo se publique en lo concerniente a la e~ecialidad del Ingeniero químicoindustrial de productos metalúrgicos, nos -llevó a seguir en el "TaUer de Precisión Artillería" los métodos de análisis recomendaidos. Confesamos que nos admiró la ilustración química que: supone el trabajo y la oportunidad y ibuena voluntad con que ~ la So-. ciedad.1 Química Francesa fué ¡presentado; mas, por nuestros resultados, no nos es .posi!ble recomendarle en conjunto a la industria metah~r-. gica española; quizás en ocasiones puedan ser a:tribuídos a una ecua-. ción personal; m:a.s pretendemos en este trabajo, fruto de una labore:x,perimental sostenida mucho tiempo, dar las razones científicas del porqué de el~gir unos métodos_solbre otros, y esa dive~gencia con los métodos' que el Sr. Marinot recomienda la hemos visto también patente durante nuestra 1pernnant;ncia en el "Bureau of Standardis", ocupánqonos del asunto en cuestión, confirmándose así nuestro primer' punto ·ae. vista, sobre el cual, con su autoridad, fallará en definitivá para nuestro. país el Congreso de Ingenieros españoles. · · · Las publicaciones de la "American Society for Yestings Maiterials" ._ de la que SO!!lOS miembrQ, y fas circulares d-el "Bureau of Standards", que hemos leído y ex¡perimentado, tampoco, en nuestro modó de ver SI.
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deben de ser seguidas en todas sus partes, principailm:ente por la razón de que en el tiempo transcurrido desde que fueron publicadas, la evolución sufrida por la Química analítica dió lugar a la adopción de otros métodos mejor·~s que en el mismo "Bureau oí Standards" son utiliza-. das, y sobre las cuales, a'Iml!blemente, nos han dejado e:xiperimentar y nos facil.itaron muchais y provechosas etiseñanzas. Uno de los principales caracteres que deben distinguir a los estudios. presentados al ·Congreso de Ingeniería es la de inspirar·s'e en bases cien-. tíficas y tener una :finalidad !Práctica puesta de manifiesto con los resultados obtenidos, o que deban obtenerse, en este orden de ideas; al pre-. senta1" un "Proyecto de u ni:ficadón de métodos de análisis para aceros y hierros", nos aipoyaremos en los principios químicos que justifican la elección del métod_o, y daremos a conocer en caxfa caso los resulta'<;l'os obtenidos p or nosotros, poniéndolos enfrente <le los que en el "Bureau of Stanidar.ds" sdbre las mismas muestras se ha logrado. La mejor voluntad, sin m,e21ola de aimor ¡propio, que, en el terreno científico, no es ¡permitido, guía siempre nuestros ¡pasos cuando de estudios químicos se trata; mas convencidos, sin alardes de modestia, de nuestra falta de preparación, tememos se juzgue gran.de nuestro atrevimiento; ¡pero ipiénsese por todo:s que nuestro mayor deseo sería que el Congr.eso de Ingeniería, a..I que asisten químicos ilustres que siempre consi:deraimt>s nuestros maestros, se nos hagan ¡presentes los errores, si existen, y se modifique cuanto sea preciso el texto, conservando sólo la idea de que sea sólo un hecho la unificación de procedimientos que la Industria y el Comercio eS¡pañoles reclaman con urgencia.
Determin)ación del silicio en los hierros y aceros. En todos los tratados de análisis que conocemos, se recottiienda el ataque ¡por agua regia o por la mezcla de ácido nítrico y ácid'o sulfúrico (Marinot), debido a fa acción oixidante del ácido nítrico, que facilita la transformación rdel silicio en sílice; en el "Bureau of Standards"" en los últimos años, han ¡prescindido del ácido anterior, y utilizan sólo. el sulfúrico ; método que nosotros recomendamos por su rapidez y pre:cisíón. El silicio se encuentra, como es sabido, en los productos siderúrgicos en forma~ de siliciuro de hierro; y en el ataque por ácido. 1 sulfúrico d:iluído, tiene lugar la transfolirnacióri siguiente: .'. J
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formándose en la deshidratación del Si(OJI) 4 = Si0 2 2H 2 0 la sílice directamente sin necesidad de otro oxidante. Siendo el factor pa.ra ¡pasar ail srilicio desd'e la sílice 0,46g, conviene tomar ¡para el análisis un rpeso de muestra igual a 4,69 gi:amos, para · as[ obtener directamente el 0 / 0 de silicio mulüplkando la sílice obtenida por IO; se disuelven en 75 •Gmi.3 de la mezc1a {r1I2S0 4 C0lil.C. 0 4H 2 0), eW;porand0 hasta a'bundantes humos blancos y no dando imrportanciai a la ¡presenóai de un resi'Clil!l.o negr:o cOJ.ílstituícfoi por la materia carbonosa en f'<;mna compileja; se disuelven en aigua los sulfatos, · empleando roo cm.&¡po•r la acción .del cail0r; se filtFa e incinera, l~n do previamente ochq o diez veces con II20 y solución al 1 / 10 d'e HCI. Siem¡pre debe trotarse el residuo ,dte la incineración po,r unas gotas de ácido fluorhídrico, agua para humedecer toda la masa Y. dos o tres gotas de ácido sulfúrico, a fin de evitar quitar por completo el hierro en los lavaid!os; lo cual ofrece en ocaisiones g-ran :dificultad. Sobre un acero tiipo BessenJ\er obtenido en horno ácido con el 0,166 p.or 100 .de Si cer,.tificado, hemos llegarlo en determinaciones swcesivas a loS' números 0,164 y 0,165 utilizando el im·étodo anterior, promedlio de muchos análisis realizsaid!os. Cuando se •detenmJiro.a la sílite emp[eando ácido clorhídrico solamente, es menester eva'P'orar a sequedad y cocer durante una hora sobre el ¡pilaito d'e hierm ca.1'entado al gas para deshidraitar la sílice gelatinosa; aun así, nunca obtuvimos buenos resultados no tratando el l~quido filtrado para separar de él la parte de sílice retenida, por lo cual no l.'lecomenda.lm:os este procedillíNiento, que alarga el tiemp0 de la determlinadón sin ofrecer ventaja alguna.
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Determinación del fósforo ·en los hierros y aceros.
La importancia enorme que ofrece esta .detemnfoación al metalurgista, trae consigo la necesidad cl.~ estailYlecer un método que aúne la precisión con la rapidez ; el tan cqnocido de la mixtl.lra magnesiana es lento; si 'bien seguro el de Ja pesada dii:ecta .(iel á~ido molFqdico, sujeto a la precisión de todas las determinaciones en que se pesan compµestos de coim¡posición varia/ble según la tem¡peratura de seU3,dío, es lento taimJbién, recomendlando de lo~ datos que nuestra experiencia nos sUJtninistra, con algunais variaiciones, el que señala Marinot ¡para esta detemiñnación; métodto voilumétrico que permite efectuar en freinta minutos una determinación de fósforo. S·e funda en que el fosfomOllibdaito amónico tiene 'la reacción ácida del ácido moHbdico (NH 4 ) 8 P04 12Mo03 ; y, por tanto, como todo áci-
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do es susceptible de vaforarse coru un licor de sosa, ¡podremos, pues, disolV'er el fosfomolibda-to preci¡pitado en un licor die sosa N/rn y valorar el exceso de álcali con el licor N/10 HN0 3 • La solubilidaid del fosfomoli.bdato en. la sosa la detennina la siguiente reacción: (NH<1.) 3 P04 12Mo0 3 uNa2 Mo0<1. (NlH 4 ) 2 Mo0 4
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+ 23N010H = + Na(NH" )HP0<1. + 1
uH 2 0
que da la equivalencia entre la sosa N/ro y el fósforo loe. de N/10 NaOH
=
0,0001349 Ph .
.Se trnta :de un granno <le hierro o <los de acero '.POr 50 cm. 8 HN0 3 (1HN0 3 conc.º 3H 2 0) por cada gramo en vasija Erlemmeyer cubierta con vid'rio de reloj; se agregan, cuando la disolución está efectuada, 12,5 cm.ª de una solución de KMn0'1 (12,5 g. por litro), calentando a la ebullición, hasta que ¡predpite el Mn0 2 ; el permanganato destruye la materia car.bonosa reductora y oxida ¡por cottnpleto el fósforo ail estado de á:cido fosfórico; manteniendo la ebullición, se añaden los centfunetros• cúbicos de ·sulfito sódico precisos .p ara aclarar la solución d'iso[viend!o el Mn0 2 , si hierve cinco minutos, y se filtra para separar el .grafito (si es ip reciso) a la trom¡pa y sobre asbesto lartand'o con 50 cm. 3 del masmo áioido de sOilución. 00bsérvese que hierro se disolvió en 50 cm. 3 que, oon otros 50 de los últimos lavados, son los lOO om.ª, que utilizamos en los 2 gramos de acero que no se filtra.) Al líquido se le agregan 40 •otn. 3 de NH 4 0H '.P· e. 0 ,96 y 40 cm.ª de la solución de imolibdato amónico preparada según práctica corriente en los laiboratorios, <!:~pando con tapón de caucho, que obture bien y agitando anérgicamente durante diez minutos; se filtra sobre asbesto (a la trompa) o papel, lavando diez veces con solución al l por 100 de nitrato potásico (el ácido molí'bdico es soluble en agua); se pasa el filtro al vaso de ¡precipitación; se agr·egan 20 am. 3 de agua her.vida, un exceso de solución N/rn Na:OH {se ·emp'1ean generalmente 20 om. 8 ), y se titra en retorno con la solución N/rn de HNOª. Siguiendo los -d etaUes indicados · anteriornnJente sobre muestras de hierros y a-ceros analiza-dla:s en el "Bureau of Standa:rds" hemos logra<lo los resultados siguientes, ,p romedios die numerosas <l'e terminaciones:
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el
Hierro anali~adio en el "Bureau"... . Obtenido ¡por nosotro:s ...... . ............ . A·c ero analizado en el "Bureau" ...1••• Obtenido ¡por nosotros ....... . .......... . . TOMO Il
o,_2 27
por 100 Ph.
0,224 0,064 0,065 18
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Determinación deil
~,zufre.
En el ánimo de todos los a¡sistentes aJ1 Congreso dedicaid:Os a los asuntos metalúrgicos, está la ·imlportancia extraordinaria que esta determinación ofrece en los 'Productos de la in<l'ustria <lel acero, y también que, desgraciadamente, todos los métodos' son poco satisfactorios en cuanto a la ¡precisión del resultado obtenido ; el tan conocido y utilizado de oxidación y sdlución precipitando el azufre en fonma de sulfato bárico · · en licor férrico, Ja ex¡periencia nos ha manifestado siempre está sujeto a errores que nacen <le fa solubilidad dlel sulfato en lais soluciones ácidlas de cloruro férrico, no :pudiendo, ¡por tanto, ·s er recomendado en trahaj os que exigen ¡preoisión; el die evolución sumamente rápido, sólo es relativam¡ente preciso, cuando de aioeros corrientes bajos en carbono se trata, con aceros de altas dos~s en caribono, o con lais modernas aleaciones tain sólo se logra trans·formar una Q)arte del azufre en hidrógeno sulfurndo con el ataque por los áddos diluidos ; la precipitación del azufre en fonma die sulfato bárico, en s01lución de doruro ferroso obtenido mediante la reducción de Ja solución férrica por zinc, le hemos seguidlo en el "Bureau of Standardls" aconsejados por los químicos .del mismo, y iprom{ete resultados más s·eguros, siendo dlesde luego recomendaibte con preferencia a la precitPitación en solución férrka, por ser más oorr~leta y tener menos influencia sobre ella el grado de concentración en ácidio clorhídri<:o; mas en el momento aictual, por nuestra ;parte, mientras una investigación que en el "T'2!Her 1die Precisión de ArtiUería" ·r ealizaremos no nos ¡per11111ita fijar estrecham·e nte los <l'eta!lles de ese procedimiento, que desearíamos también ver estudiar a los Ingenieros químicos metalurgista:s españoles, reco1111fendanrios como d mejor el método Meinecke, fundado en la separación del hierro, antes de precipitar el sulfato bárico, con lo cual desa¡parecen los inoonven1entes de la, precipitaieión en la ·s olución de cloruro férrico deriivados de la solubilidad mencionada anteriormente. Todos los que al análisi1s químko se han dedicado algún tiempo, conocen el método anterior, consistente en disolver 1a muestra a la tem'peratura ordinaria en una solucióir ácida de doruro doble de cobre y potaisio ; mas la teoría del mismo no está siem¡pre lo suficientemente aclarada, así como taim¡poco los detaUes a ,s eguir para obt ener resultados· iprecisos, que , aun .t emie ndo molestar la wt:ención .de:l Congreso, consideramos oportuno hacer una s indicadones sobre el partkular, tanto más, cuanto que el problooia de .la determinadón del azufre en el hierro y acero merece se 1e conceda preferente cotJlsideración. Es hecho pedectamente estableciocl'o en Química que el hierro es m'eta.il Que ¡precipita el
275 - · cobre de sus soluciones; así es que, tratando el acero por una so~ución .de sulfato o cloruro cúprico, el hierro ¡pasa a solución, mientras el cobre se precipita con anegl'o a las reaociones siguientes: Fe+ CuCl2 . = FeCl 2 + Cu .si bien el Cu prPcJ¡pitado puedie disolverse en exceso de cloruro cúprico para formar el cloruro cuproso Cu + .CuCl2 = 2CuCl, lográndose en -definitiva con un acero pasar el hierro a solución, obteniendo como residuo insoluble la materia ca:rbonosa, la síilice y el azufre que forma el sulfuro de .cobre, como es sabid'o, insoluble en las scxluciones de ácido .olior.hídrico; queda ahora por a:clarar la razón ci'e emplear .para la dii.soludón, no el cloruro cú.prico, sino la 1sal doble ·de cobre y potasio y una solución con exceso de ácido dor.Md'rico y no neutra; el primer punto, ·e mpleo del cloruro potásico, queda aclarado por m7.nifestar que facilita la disolución del cobre, cuyo coeficiente de solubilidad es mayor ,en la sal doble, y el em¡pleo .de la solución ácida para prevenir la formación .de sa:les básicas <le hierro y facilitar la 1disolución d:e la muestra. Filitrando la solución, recogeremos· la ttna.teria caribonosa, la sílice y ..el sulfuro de cobre; >lavando .con ácido clorhídrico~ quitaremos el hierro que pueda 1bañar el preciipita!do, obteniéndose el azufre del acero .absolutamente libre <lle aquel meta1l, siendo, en tal estado, la preci¡pita.ción en forma de sulfato b>árico recomendable ipor oom1pieto. El método .es r~ido; pues sólo exige cuatro horas aproximadamente, y los resultadios dbtenidos ofrecen. positiva garantía. Los d:etailles a tener ¡presente son los s~guientes: el factor para pasar del sulfat0 bárico al azufre ., o,r374 X roo . .es 0,1374, y 1a re1aic10n = 3; ¡por tanto, conviene tomar
4,57
.un peso de muestra igual a 4,57 gramos, a fin de obtener el azufre re.ducido a 0 / 0 sin más ·que multiplicar por 3 el peso hallado de sulfato .bácioo; en vaso de 6oo om. 3 de capadda<l se trata por 250 om. 3 de la -soludón de cloruro doble de cobre y potasio; conocida en la deternúnación del · carbono y a la temperatura ordinaria, se efectúa la disolu-ción medianrte agitación enérgica, producida ipor un vástago de vidrio con ip'a4eta:s rnovid'o eléctricamente; en media a una hora, según la daise ·de acero, está la disolución efectua<la; se filtra (a la trompa) sobre as·besto, se laiva .cinco veces con >S>oludón a:l 5 por roo de HCl, pa:sando la .pelota de asbestó con el ipreci¡pitado al 'Vaso donde se verificó la solución; se oxida el azufre con 20 cm. 3 de HN0 3 , agregando algunos ·cristales <l.e clorato potásico para destruir Ja marteria carbonosa; como j>arte del manganeso iprecitpitaría en fornna de óxido, se agrega 5 ·a . IO .cm. 8 de HCl para disolverle; nuevamente se frltra isobre aS'besto;
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recogiendo el líquido filtrado y evaporando a sequeda:d, Si! disuelve -.n 10 om.s de HCl, y se ev~ora a sequedad ·otra vez; ¡para separar la sílice, se disuelve en 10 cm.ª de HGl al 2 por 100 y 20 de agua, y se filtra precipitando en el lí<:i.uido ,f iltrado el azufre con 4 cm. 8 de la solució• al 10 por 100 de BaJC12 • La precipitación :debe hacerse a la ebullición, agitando el líquido mientras el cloruro es añadido, diejándole posterior mente en digestión sobre el ;plato calentado a.:l gas durante media hora antes de filt rar y pesar el. sulfato bárico, ;previo lavar hasta dejarle li'br-e de cloruro. Siguiendlo las prescripciones anteriores, y sobre un acero con dosis de azufre certificado por el "Bureau of Standards" 0 ,042 por 100, hemos obtenido en sucesivas determinadones 0,039, 0,040 ry 0,042 por loó; números que son en a:bsoluto satiisfaciorios en esta clase de determinación. No es QPOrituno dejar de señailar la im!Portancia que tiene el métodlc!> de evolución para el químico técnico, a•l que ¡puede recomendársele en los casos que indicamos, a:l no serle necesaria la .g ran ¡precisión del químico investigador; !PU:es ·s e encuentra, al seguirle, economía;s considcraibles die ti001¡po, con a;proxima>Oi(m sufi.ciente a las exigencias del l~ ratorio de una fabrica meitalúrigka; trrtas, como resul•t ado de nuestros trabajos, recomendamos algunas modificadones a.:l método frecuentemente dado a conocer por químicos ana.:listas d~versos; modificacione!! sugeridas por nuestra ipráctka y las enseñanzas recogidas tralbajand0 en el ya tantas veces cita:do " Bureau of Standards", el "Laboratorio Nacional" de los Estados Unidos de Amlérica d'el Norte. El hidrógeno sulfurado, des¡prendi do en el aita:que p or ácido clorhídrico diluido, preferimos recogerle -sobre una solución amoniacal de sulfato die zinc, en vez de utilizar la sal de cadmio, recomendada por Monell, o el acetato de zinc, que acomseja Marinoit, principa:hnente por las mayores facilidades de preparación y meno-s coste de esta sal en nuestro !País. La valoració1'i del yodo consumi<lo en la oxidación del H 2 S, procedente aquél de una solución de yod'uro ¡potá:sico, en vez de efectuarla toma ndo como base. el dicromato potásico, recomendado por Blair, preferimos realizarla partiendo del ¡permanganato 'Potásioo valorado con la sal de Sorensen, :por ·ser solución de mucho más empleo en los la:boratorios m@talúr·g icos, a.:1 deternniinar e l fósforo, manganeso, hierro, vanadio, ettetera, .en .Jos acero~. La acción d el ¡permanganato se funda en-que en una solución de yo durn po:f:'ásico aoidulaida ¡por ácido cloirhí<lrico, el per manganato ¡pone en libertaid una cantidad• de yodo que rpermite conocer la siguiente reacción : 2KMn0 4
+ rnKI + 16HCl =
12KCl
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+ 2MnCl2 + 8I-I20 + 10!
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~iempre que la valoración del permanganato, o sea su riqueza en Mn por centímetro cúbico, sea conocida, así como también el volumen que se utilizó, generalmente 20 cm. 8 de N/30 KMn0 4 • La solución de KI se prepara tomando unos cristalitos de la sal (no hace falta peso conocido) y disolviéndoles en a-gua; conocido el yodo, se toma como tipo para valorar una solución de hiiposulfito sódico. Si ahora una solución de KI, :!llproximaJdarrnente N/rno, se trata en volumen ¡perfectamente conocido por HCl para poner en libertad su yodo, y valoramos éste con el hiposulfito-tipo, tendremos conocida la equivalencia entre el centímetro cúbico del licor KI y el yodo, y, por tanto, com(o el H 2 S aJCbúa sobre el I2 = 2HI S, pasaremos a la equiúltimo según la reacción H 2 S vaJlenda en azufre ,por centímetro cúbico del licor KI, que es la interesante al análisi,s que nos proponemos efeotuar. DETALLES DEL MÉTOD0.-5 gramos de acero se trata en matraz de 250 cm. 3 ide capacidad que lleva tapón de caucho provisto de tubo de embudo (que llega al fondo), y otro de de~rendim'iento por 80 cm. 5 de &ciclo clorhídrico diluido (rH 2 0 rHCl conc. 0 ) ; el tubo de desprend~miento debe componerse de dos partes unidas por tubo de goma, con el fin de poder se¡pararle a•l final de la operación sin peligro de absorción; se calienta suavemenite ¡para dar tietn¡po a que el hidrógeno sulfurado des.prendido sea retenido po.r la ,solución de sulfato de zinc amoniacal, de la que se emplea 20 cm. 3 , que se diluyen en el agua, a fin de que el tubo de desprendimiento quede sumer-gido en el líquido 6 centímetros aproximaidamente, dando por terminada la operación cuando, disuelto el acero, el tubo de des1pr·endimie~to se calienta :por la condensación de va¡por. Se tiene de tal forma el azufre del acero en estado de sulfato de zinc; agregando 40 C'lll. 3 del ácido clorhíidrico emplea·do en la solución, se solubilizarán el Zn y el azufre, el primero, en forma de cloruro, y el segundo, en Ia de hidrógeno suHurado, valorando rá¡pidamente con la solución de yoduro ¡potásico, claro es que el yodo que el ácidlo clorhídrico pone en libertad se gastar!i. en oxidar el hidrógeno sulfura-do imientra·s existe, hasta que, idesa.parecido, pueda act.uar sobre el almidón. Conocida la equivalencia en azufre de cada cm .3 de yoduro potásico, pasaremos fácilmente al º/ 0 de azufre en el acero. Sobr.e aceros dosificados como tipo·s en el "Bureau of Standards", donde obtUJV:ieron 0,038 por rno de azufre ipor este procedimiento, siguiendo las prescripciones anteriores, nosotros obtuvimos 0,036 por roo, promedfo de ocho determinaciones; y siempre que hemos operad·o si~uiendo este · mlétodo, illegainos a números ·b ajos, si bien lo suficientemente aproximados ¡para el trabajo corriente de un la·b oratorio industt:ial; en los aceros al ~í1quel y al tungsteno es donde lo.s resultados se alejan más de la verdad, hasta el punto de no ser posible recomendarle
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278 en tates casos, o, al menos, el resultado de nuestra experiencia no nos permite hacerlo así. Consideramos muy interesante, cuando se trate ·d'e la precipitación del azufre en licor férrko en formra de sulfato bárico, por ser método muy recomendado, a pesar de que lleva a indudaJbles errores, dar al Congreso de Ingeniería un esquema de las curvas obtenida:s siguiendo este método sobre soluciones de cloruro férrico libres de azufre, y a las que se a•g regan cantidades exactamente conocidas de sulfato sódico y, por tanto, de aquel metaloide, considerando como varia'bles el 0 / 0 de acidez de la solución y el volumen •de la misma como constante; se deja en reposo rveinticuatro horas, a fin de dejar verificarse la reacción. Volumen de 200 cm 3 IO mg cantidad de S puesf:,a nidt:1t:roa a Ba.S O~ ~ 'º'rr~~-y~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~-
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De su examen se desprende: I.º Que la preci.p~tación es incompleta por 1,9 mg. o por 1,2, según el volumen.-2.º Que hay un máximo de precipitación al l por 100 de acidez más alto en el volum¡en de 100 centímetros· cúbiws que en el de 200.--'Y 3.º Que el aumento o decrecimiento <le acidez trae una ráipida variación en la cantidad de azufre precipitada de mayo.r iimportaFlda en el volwmen de 200 que en el de 100 c:m. 3 Resum¡en de este examen es que, en trabajos de ¡precisión, debe prescindirse <l'e un :método que ofrece tantos inconvenientes en la determinación <le un elemento que, como el azufre, es para d metalurgista de tan capital interés. Determinación del manganeso.
Entre todos los métodos para determinar el manganeso que hemos ensayado en el La'boratorio Quílmko del "Tailler de Prec:;~sión de Artillería", de Madrid', y en el "Bureau of Standar<l's'', de Washington, damos la ¡preferencia al conocido ¡por la d'enolminación de método al bismutato sódico, a ipesar de que tambi·é n es muy útil el seña.Jadio· re- , cientemente ¡por Travers, y que recomienda M.a rinot, tomando como base el perstJlfato amónico. El método al bismuto se funda en la oxidación del manganeso al estadG de permanganato ¡por el tetróxiido de ·bismuto; pero dado lo perjudiiciales que son fos clorums en esta determinación y la dificultad de tibtener el tetróxido libre .de e'llos, se prefiere utilizar el bismutato sódico 1pre¡parndo a base del hidrato sódico y subnitrato de hismuto. Tal es la ¡precisión '<le la reacción, que en 50. cmi. 3 de solución nítrica 0,000005 gramos manganeso dian color. -apreciable a 'la vista, y en .los aceros 1bajos, el manganeso es tal su seguridad, que, realmente, no es bien 00111i¡prens.ible, según manifiesta Blair, deje de tener un uso general en tod'os los laboratorios ~etalúrgicos; los detalles a observar son los siguientes: l ·g ramo de acero en vasija Erlenmeyer se ataca por 50 cm. 8 de ácido nítrico (3 partes H 2 0 y l ·HNOª conc·.0 ), hirviendo hasta d'esalo~ar los óxidos de nitrógeno y dejando enfriar, dado que el ácido penrnangánico, muy estable en frío, en la sofoción nítrica de p. e. 1,135 gra.;mos, es descompuesto rápidamente por el calor en presencia del tetróxiclo .de bisrimto, preciipitando el Mn0 2 ; comJo al disoJ.verse un acero en los ácidos se forman, según es saibi:do, compuestos de fo·llllla C:x H,., Ox se hace necesario destruirlos, pues actuarían so'bre el permanganato formado falseando la reacción. (Esto acontece al determinar el hierro volumétricamente con el permanganato; si no se destruyen con el !{lersulfato, etcétera, los números obtenidos para el Fe son altos.) La <lestrucdón de estos cc:mipuestos se verifi~ agre-
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gando en frío medio gramo aproximadamente de bismutato sódico, con lo cual se forma el ¡permanganato, calentanido a la ebullición para descomponer éste y ox idar aquellos compuestos, lo cual precipita el Mn0 2 , que se disuelve agregando unas gotas de solución de sulfito sódico, calentando unos minutos y dejando enfriar para volver a añad ir un ex cesc de bismutato sódico (una cuchara, media de las de .postre y 50 cm .3 .d e una solución al 3 p dr roo HNOª con el áciclo de p. e. r,20) nuevamente; como el bismutato actuaría sobre el sulfato ferroso, falseando el análisis, es preciso .f iltrar sobre asbesto, y al líquido filtrado agregar u n volumen conocido <le solución de FeS0 4 en relación a la cantidad d e manganeso del acero (20 crn'. 8 en general es suficiente) y 3 de solución <le ácido fosfórico de p. e. r,7r para apreciar mejor el can1bio de color, valorando el sulfato ferroso no oxidado con el licor-tipo de perm anganato, según es práctica usual. Ateniénd onos a las prescripciones indicadas, hemos obtenid o sobre aceros tipos valorados en el "Bureau of Standar.ds" con dosis de o ,6r9 por roo y 0,437 por loo los resultados siguientes: 0 ,616 por roo y 0,426 por roo en diversas determinaciones efectuélidas.
t
MANGANESO, EN LOS ACEROS Y ALEACIONES CON CROMO Y VANAD IO.-
No es ¡posible seguir el método anterior, tratando de estas aleaciones, da<J.o que el bism utato, al propio tiempo que al manganeso, ox ida a aquellos dos elementos, for.f üando los óxidos CrOª y V 2 0 5 , que ambos ejercen acción s obre el sulfato ferro so y falsean la detenniinación; es p reciso, pues, hacer sufrir al mé todo una modificación para separar aquellos metales, y eso se consigue ;precipitándolos en fonna de óxidos, cuando la solución está casi t oda ella al estado de sal ferroso, a fin de precipitar la m enor canti<l'a d posible de hierro y facilitar la filtración y, por tanto, la ra;p idez del tmétodo, y ya en el líquido •desprovisto de cromo y vanadio, utilizar el h ismutato como en el caso general. Un gramo <le acern en Erlenmeyer, cubierto con vidrio de reloj, se ataca ;por 5 cm.ª <le H 2 S0 4 (30 por roo) y 20 de agua, calentando hasta que, efectuada la disolución, quede sólo la materia carbonosa; se agregan roo cm. 8 d e agua hirviendo, y sosteniendo la ebullición se vierte de una ·ibureta solución de bicarbonato sódico (80 g. por litro), hasta formar un precipitado perm anente, y después, 5 cm.ª m ás, hirviendo durante tres o cuatro minutos, y dejando deposit ar el precipitado, se filtra, y lava con agua hirviendo seis u ocho veces ; el líquido se utiliza para dete1•minar el manganeso, en tanto que el cromo y vanadio se determina tratando la materia insoluble según más adelante indicaremos. El líquido .d'el filtrado se presenta turbio por la presencia de sales básicas <le hierro, se le agregan 12,5 cm..ª HNOª (p. e . r,42) y se sostiene la ebullición hasta que las sales básicas se dinuelvan; se reduce 1
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el volumen a 25 cm.ª, pasándole a un Erlenmeyer, y se sigue en todas sus partes el método ind.icado anteriormente. Obsérvese que en los aceros corrientes se disuelve un gramo en 50 cm. 8 de HNOª (3H 2 0 y lHNOª conc. 0 ), o se'!, 12,5 de ácído nítrico concentra·do, que es lo que ahora utilizamJos. Sobre un acero cromo y vanadio rvaforado en el "Bureau of Standards" como tipo, obtuvimos una rirq ueza en manganeso de 0,78 por 100 sobre 0,80 por 100 que acusaiba el certificardo, como se ve perfectamente satisfactoria y seguimos en todas sus ¡partes el método que se detalla anteriQrmente.
Determinación del níquel.
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Recomendamos para esta determinación la precipitación en forma de dimetilglioxima de tllÍquel Ni(C4,H 1 N 2 0 2 ) 2 , que contiene, como es sabido, 20,314 por 100 del metal; mas entre los variados procedimientos conocidos, partiendo de esta precipitación, pesada del níquel metálico, voiumetría con el cianuro potásico, pesada de la dimetilglioxima, la exiperiencia de los 'Varios ~málisis efectua:dos, siguiendo todos eUos, nos ·dice que la preferencia debe concederse al último; así que nos ocuparemos ahora de la detenninia.ción del níquel en los aceros por precipitación en forma de dimletilglioxima y pesada de la misma; mas dentro de este sistema, y aun cuando los libros de análisis consultados nada dicen sobre el ¡particular, creemos muy útil señalar que, en nuestro entender, el procedimiento debe variarse según las dosis de níquel del acero; y la razón técnica es la siguiente : Es perfectamente sabido que la <l~metilglioxima 1p recipita al níquel en la solución del acero en un ácido una vez hecha amoniacal ; pero que, como e'l amoníaco precipita al hierro, es ind~spensable la presencia de un agente como el áódo tártrico, cítrico, la glicerina, etcétera, que forma iones complejos con aquel metal, impidiéndole precipitar; pues bien: en caso de un acero con dosis reducida <le níquel, es menester. ir a tomar pesos creódos de materia, 5 gramos, y la cantidad' de hierro es tal, que se precisa mucho ácido tártrico ¡para eyitar la precipitación, y esto origina la formación de sales básicas y contratiempos er.. la operación que pueden y deben evitarse, separando al hierro, siguiendo el procedimiento de Rothe, por medio del éter, sobre el cual haremos algµnas indicaciones, ya que le· hemos visto utilizar muchas 1Veces en los laboratorios, sin tener presente las condiciones a verificar para que la separación que se persigue tenga un valor máximo. Fundado el método de Rothe en que el éter, en una solución acuosa de cloruros, se apod'e ra del férrico y
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deja lfüres los demás, fácilmente se comprende que la densidad de la solución ejerza una influencia extraotidinaria, y que sea preciso procurar quede entre los límites de l,roo a r,105, lo cual se consigue evaporándola en forma que con los lavad1os ·con ácido clorhídrico diluido p . .e. r,r, al pasarla al em'budo separador, no ocupe un volumen ma. yor de 40 cm. 3 , y hasta 125 ó 130 otn. 3 , llenando el último con éter; el éter, al elevar su temperatura, por el simple calor de la mano, puede actuar como reductor cerca del cloruro férrico; y a fin de evitarlo, la mezcla y agitación deben efectuarse teniendo el emlbudo separador bajo la corriente ·de agua fría de una fuente; el lavado final se efectuará con rn om.ª de HO ip. e. l,l, y la agitación y m1ezola debe ser seguida d'e una comunicadón del embudo con la atmósfera, para e!Vitar los inconvenientes de un exceso de ¡presión. Toda la marcha general es .perfectamente conocida, y sería molestar inútilmente la atención del Congreso entrando en sus ·detalles ; tan sólo los que h.e'inos in:dicado fundados en 'bases científicas, no siempre muy tenidas en cuenta, nos pareció útil señalar, a fin <le facilitar la labor del que tenga 'que efectuar separaciones con éter; .problema muy frecuente en la ind,u sria del acero. DETALLES DEL PROCEDIMIENTO A SEGUIR EN EL ANÁLISIS DEL NÍQUEL EN LOS ACEROS ORDINARIOS QUE LE CONTIENEN EN MUY PEQUEÑAS CANTIDADES.~Hemos indicado que la dimetilglioxima tiene una riqueza en níquel que puede suponerse para los cákulos aproximadamente igual a 20 por oo; conviene, pues, en aceros donde sea preciso tomar cantidades crecidas de muestra por fa escasa dosis de níquel, partir de un peso inicial de 5 gramos, y de tal fo~1a, el número obtenido para peso de dimetilglioxima da mµlti,plicado por 4 el :p or 100 de níquel del ace.ro (el verda<l'ero factor es 4,o63). En vaso de 250 cm. 3 , cubierto con '\Tidrio de reloj, se tratan por 25 cm. 3 de HCl concentrado y 25 cm. 3 de agua, agregando, cuando la reaoeción se ha calmado, 10 cm. 3 de HN0 3 para oxidar la solución y obrtener el hierro en forma de cloruro férrico como es conveniente a ila separación con éter; se eiva.pora a sequedad disolviendo en 25 cm. 3 de HO concentrado y filtrando para separar la sílice. El líquido recogido se concentra a consistencia siruposa; y una vez frío, se somete al tratamiento con éter según se ha indicado anterior- · mente. A la solución que contienen los cloruros de todos los metales, excepto el hierro, se agregan 3 gramos de ácido tártrico en cristales, previo desalojamiento del éter por ebullición, volviéndola ligeramente amoniacal; en este estado, y a la ebu~lición, se agregan con ;vigorosa agitación 25 cin. 8 de una solución <le dimetilglioxima al I por 100 y se deja r.eposar .durante una hora, filtrando sobre crisol Gooch previamente tarado y secando a I2o0 •
El resulta:do de nuestros trabajos experimentales nos conduce a recómendar este método sobre el aconsejado por 1rrmchos autores y seguido en el "Bureau of Standards", de agregar la dimetilglioxima en solución débilmente clorhídrica, y hervir en este esta:do y haciéndola después amoniacal, y en los análisis que en el citado "Bureau" practicamos le aplicamos con completa satisfacción. La solución de dimetilglioxima es práctica usual en los laboratorios prepararla partiendo del akohol puro de 96°; no vemos inconveniente, y, en cambio, sí, una economía ¡prepararla a ibase del akohol industrial, y los resultados de nuestros trabajos nos permiten aconsejar esta forma d'e empleo. · En un acero con dosis de o,r2 por roo de níquel certificado por el "Bureau of Standards", siguiendo el ·m étodo anterior, hemos dbitenid'o en varias determinaciones concoroantes un promedio de o,r r por roo; . resultado que es absolutamente satisfactorio. Tra'bajando con el producto denominado "steellita", aleación que contiene más del 30 por roo d'e cobalto, hemos comprobado que las cantidades -crecientes de este metal itn\Piden la precipitación en forma de dimetilglioxima de níquel; y, en este caso, bien poco frecuente en los aceros, haihía que recurrir al conoddo sistema de utilizar el H 2 S y separar con el .nitrito .potásico, que de todos los metalurgistas es perfectamente conocido. Marinot recomendó el año .pasad'O a la S0cierlad Química Francesa, en .el trabajo de que ya nos hemos ocupado, d'el método electrolítko, consistente, como es ·sabido, en la: precipitación por la corriente eléctrica del níqud en solución ácida vuelta amoniacal, y, por tanto, preivia separación del hierro por el éter; en <liversas ocasiones, y principalmente tratando del análisis de las antiguas envueltas de balas de fusil, constituí-das ,p or una aleación de cobre, níquel y hierro, seguimos· el mét~do en nuestro laboratorio con excelente resultado; mas, en la actualidad, utilizamos la dimetilglioxima por las razones si.guientes: r.ª La precipita:ción electrolítica valora el cobalto como níquel.-2.ª No es aplicable a los aceros cromados.-Y 3.ª Es más lenta. En cuanto a exactitud, bien claro ;prueban los resultados dados a conocer que nada es pos·ible ya pedir al méitodo de precipitación que recomendamos. DETERMINACIÓN DEL NÍQUEL EN LOS ACEROS DE ESTA CLASE QUE LE CONTIENEN EN PROPORCIÓN YA MÁS CRECIDA.--.No es a:quí precisa ni conveniente, por razón de .economÍ1). de tiempo, la previa separación del hierro con éter, y se procede de la manera siguiente: Un gramo d'e la muestra se disuelve en 60 om. 3 de ácido sulfúrico p. e. r,22, y se oxida con ácido nítrico .diluido p. e. r,13, empleando 30 cm. 3 , y se hierve hasta obtener un líquido perfectamente transparente; se agregan 30 ..cm. 3 de
solución al IO por rno de ácido tárh ico, y a continuación se procede a. hacerla ligeramente amoniacal, llevando a la eibullición, y agregando lentamente en este esta<lo, 25 cm. 8 de solución al I ¡por IOO de dimetilglioxima, dejándola reposar durante una hora para proceder a la filtración sobre· crisol Gooch, previamente tarado. Tralbajando en nuestro laboratorio con aceros cromo-níquel, hemos observado en diversas ocasiones que la solución en ácido nítrico, recomendada por muchos analistas en la determinación por la dimetilglioxima, da lugar a un líquido tt.lrbio que pifi·\'.ttlta toda la marcha de la operación; y para evitar ese contratiempo y dar una solución general, recomendamos el ataque por ácido sulfúrico, que Blair considera el mejor y nos ha ·dado excelentes resultados. Una adaración nos .e s indispensable hacer en este momento, porque e.lla es precisa a todo aquel que no haya ¡practicado mucha:s veces este método sobre clases di·stintas de acero: es la referente a la previa eliminación de la sílice, que, en el caso de la separación del hierro con el éter, recomendamos efectuar, y, ·en cambio, no en el <le no ser ¡preciso _el aislamiento de aquel metal. La razón es, aparte la diferencia en los pesos de muestra, que en el embudo separador, cuando la sílice gelatinosa existe, se forma un tapón que obtura el orificio por donde se recoge la solución, lo cual constituye grave inconveniente; no és tanta la importancia de una alteración en el .p eso de la dimetilglioximla, dado que la cantidad de sílice recogida no desh1dratando la solución, ejercerá muy pequeña influencia en el resultaJdo; una gran cantidad de análisis ~n que no teníamos aquella precaución, sufriendo los consiguientes contratiempos, nos ha indicado la conveniencia de aconsejar a los demás la tengan presente. Sobre un acero con cromo y vanadio con ¡,roporción de níquel de I , I6 por rno, hemos obtenido, como promedio de una serie de determinaciones concordantes, I,18 por IOO perfeétamente satisfactorio resultado. /
Determinación simultánela del cromo y vana.dio en los aceros.
El fundamento del método de determinación para estos metales, que recomendamos a continuación, es la transformaición mediante un oxidante del cromo en ácido crómico y del vanadio en ácido vaná<lico .; cuando se logra pa·sarlos a tal estado y el óxido férrico es totalmente separaJdo, a fin de que en la reducción con el zinc amalgamado no sufra. él taJm'bién una reducción que falsearía la dosificación del vanadio con el permanganato, se ·determinan sobre ¡porciones distintas el cromo y el vanadio; el primero, mediante el sulfato ferroso, y el permanganato po-
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¡ásico, fundándose en que el áicido crómico, en su oxidación,, actúa pQt molécula sobre tres átomos de hierro,
mientras el parm:anganato obre •SO.bre cinco átomos de aquel meta"!, por molécula también, 2KMn0 4 roFeS0 4 en forma que
+
I
I
átomo Mn , e atomo r
= -35 =
I
. ,66 6 54,93 Mn equivalen a 52
X I ,66 Cr;
es decir, que un gramo de Mn equivale a 52
x
r,66 54,93
----- =
1,57
er
bastando multiplicar el titro del permanganato en Mn por 1,576 ¡para pasar al titro en cromo; el vanadio se dosifica en fa segunda porción C!On el parmanganato potásico, previa reducción con el zinc, teniendo presente que el último ·le Jleva al estado de V 2 0 2 ' y el permanganacto le substituye al de V 2 Ü 5 ; es decir, que se cerífica
v202
+
30
=
v2os
pero es sabido que la doble molécula de ácido crómico también actúa .p or tres átomos <le óxigeno : 2Cr0 3 = Cr 2 Q 3
+
30
en forma que un átomo de vanadio equivale a un átomo de cromo, ó 51 V equivale a 52 Cr; por tanto, X vanad.i c ~quivale a un átomo de Cr; X =
~ =
0,981; es decir, que multi52 plicando el titrn del permanganato en cromo por 0,981, se tiene su titro en rvanadio. La razón de incluir en un solo caso la determinación de cromo y vanadio es que el resultado de nuestra experiencia ha llegado a convencernos que no hay medio de investigar la presencia del vanadio más seguro que comprobar la reduccion del KMn0 4 al valorar el cromo, sin atrevernos a aconsejar a nadie el método colorimétrico, que le llevará a errores lamentables en gran número de casos. Utilizando crisoles <le hierro en la fusión, nos ocurrió, a:l disolver el pr·oducto de ella en agua y calentar en el baño de vapor, ver el color cromo, ó X equivale a
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verdoso; señal de la ¡presencia del manganeso. Ello nos llevó a sospechar si el hierro del crisol le contenía, <lado que el manganeso <l'el acero debió pasar todo al líquido filtraid0 en la precipitaci<ón con N aHC0 8 • En efecto: así ocurría; pero obsérvase que la acción del calor precipitará este Mn en forma <le óxido, y, por tanto, que en el filtrado final, él no ·p erjudicará aun empleando el persulfato amónico, como indicaremos. Nos son conocidos los im¡portantes estudios de Wynkoop respecto al uso de los crisoles 1de hierro y níquel en las fusiones con peróxido de sodio, demostrando que se originan, al tratar el ferrocmmo, compuestos que actúan -a la manera del ácido crómico sobre las sales ferrosas; sin embargo, es tal su economía y tan pequeña la influencia de aquéllos en fos resultados finales, que no vacilamos en aconsejar su em¡pleo en la .determinación de cromo en los aceros aun cuando algunas operaciones sean perdidas por la rotura inesperada de un crisol, como nos ha acontecido varias veces. DETALLE~ A TENER PRESENTE EN LA DETERMINACIÓN DEL CROMO EN LOS ACEROS.-.<En Erlenmeyer de 300 cm. 3 , ·cubierto c·o n vidrio de reloj, se disuelven 2 gramos del acero en ro cm. 8 d'e H 2 S0 4 a 30 por roo y 20 cmi. 8 de agua; y efectuada la disolución, se diluye a 200 crn. 3 eón · agua hirviendo, y se a;grega bicar:bonato sódico de una bureta, hasta producir un precipitado permanente, y después, 4 cm. 3 más (ya manifestamos, al tratar de la determinación del manganeso en los aceros cromo-vanadio, la razón de este sistema de Jilroceder); se hierve dos o tres minutos, y dejando depositarse el precipitado, se filtra y lava cuatro o cinco veces con agua hirvienrqo. En el residuo insoluble están, entre ·otros óxidos, los de cromo y vanadio, que ahora nos interesan. Se incinera el precipitado en crisol de hierro, y se funde con un volumen próximamente diez veces el suyo de peróxido de sodio; la fusióp debe efectuarse con llama baja, y más .p or los costados que .p or el fondo, a fin ·de evitar la rotura del crisol, con la consiguiente operación perdida; fundido el peróxido de sodio, se sigue calentando dos o tres minutos, dando vuelta al crisbl; y una vez frío, se coloca en vaso de 300 can.8 , cubierto con vidrio d~ reloj, p~ra evitar proyecciones en la descampo.sidón del ·p eróxido de sod'io en ex:ceso, agregando roo de · agua caliente, llevándole al 'baño de vapor; quitando el cri>sol, se tiene una hora, para que aquella descomposición tenga lugar por com¡pleto; filtrando el líquido sobre doble filtro; pues el óxido de hierro tiene gran tendencia a pasar a través de él; lo que se evita lavando con solución fuertemente alcalina y procurando que el ipredpitado no ocupe volumen mayor de los 2 / 8 del filtro; se concentra la solución resultante, si es preciso, hasta volumen de 200 cm. 8 , medido en frasco graduado, y se diiv1de en dos
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porciones de roo cm. 8 correspondaentes a un gramo de muestra, una para determinar el cromo, y la otra el vanadio. Es evidente que, como -r:e sultado final de estas dpera·c iones, tenemos al cromo en forma de Cr0 8 , y al vana:dio, eH la de V 2 0 5 , comenzando ahora por ver cómo llegamos a determinar la proporción de cromo del acero. A los primeros roo cm. 3 le agregamos ácido sulfúrico en exceso para caimbiar la reacción de la solución y un volumen conocido, 25 cm. 3 de solución de sulfato férreo amónico (preparad0 como se ¡practica al determinar el Mn); el ácido crómico oxida al sulfato ferroso, y la parte de· éste no ·oxidada la da a; conocer una rvaloración con permanganato, pudiendo venirse fácilmente con operaciones de cálculo que no es <:>portuno detallar y con los datos de titro de KMn04, que indicamos al comienzo a conocer la ·p roporción de cromo en el acero. El apreciar el fin ·de la reacción ofrece algunas dificulta<les por el color verdoso de la sal crómica, y sólo la práctica es capaz ·de señalar el preciso instante en que el tinte púrpura indicador de ~al momento es obtenido; pero como nosotros hemos lügrado vencerlas a los· pocos días de ensayar el método, aconsejamos a los que le utilicen de nuevo no se descorazonen por la incertidumbre ha.Uada al .principio, que al final le -dan la compensación; no olvidando que en la anterior solución se encu~ntra el vana:dio' en forma de ácido ¡vanádico; y sabiendo que el sulfato ferroso le convierte en V 2.04, púdiera, sin meditación detenidia., creerse que los cálculos anteriores eran erróneos, .p or cuanto determinamos la cantida<l de cromo, como si él fuera el único oxidante para el sulfato ferroso, mientras que existe . tam:bién aquel metal o puede, al menos, existir en los aceros sometidos a anáilisis. Tal pregunta nos la hemos hecho mucha'S veces, sin encontrar texto a nuestro alcance que nos diera una elara y razonable oonitesta:cien; mas, en este trabájo, creemos explicar el hecho, a .Jos asistentes al Congreso que se encuentren en · nuestro caso, con toda claridad. El ácido vanádico oxida al sulfato ferroso, según la reacción :
y en la determinación del cromo con el pemn;:inganato, éste lle•va otra
+
'
+
vez el V 2 0 4 al estado de V 2 0 5 ; como 2KMn04 = I<:.20 2MnO 50, el átomo de oxígeno que es preciso para la •Oxida'CÍÓn de V 2 0 4 a V 2 0 5 , se logra con 2 / 5 de KMn0 4 en la oxidae:ión del sulfato ferroso con el permanganato, se sabe también que 2KM:n 0 4 corresponden a ro de sulfato ferroso, los dos de sulfato ferroso oxidados en (r) por el V 20 5 equivalen, pues, a 2 / 5 también de KMn04, en forma que si, por un lado,
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por la oxidación del sulfato ferroso, deben gastarse 2 / 5 KMn0 4 de menos, y de otro, por la oxidación del V 2 04, 2 / 5 de KMn04, además puede prescindirse por completo de .e ste último metal en el dato obtenido para, el cromo, siempre que s.e tenga la precaución, en la valoración con el KMn0 4 , de llegar a la persistencia del color ; !PUes la oxid.a ción del vanadio por el parmanganato es lema. El ·congreso ·de Ingeniería, con su autoridad, iverá si la explicación anterior es o no acertada; pues nosotros no acertamos a solución que ofrezca más claridad. DETALLES 'A TENER PRESENTE EN LA DETERMINACIÓN DEL VANADIO EN LOS ACEROs.~En 100 cm. 5 de solución se determina el vanadio en la forma siguiente: se neutralizan con ácido sulfúrico diluido, agregando después 3 om. 3 más ·CP· e. 1,84); se calienta a la ebuUición, y se reduce por ~1 zinc, empleando el aparato sistema :Tones, de todqs eonocido y sumamente convenien~ e; a la solución reducida se aigregan ro cm.ª de alumbre férrico (r5 g. sal 25H 2 S0 4 por litro) y 5 .cm.ª de ácido fosfórico (p. e. I,7I), titrando al calor con KMn0 4 hasta tinte rosa persistente; de los centímetros -oú'bicos de éste gastados, hay que descontar 1 / 8 de los empleados en la primera ¡porción al valorar el cromo, calculando el resultado en vanadio con arreglo a la equivalencia dada a conocer en los fundamentos de esta determin?,ción. La ·explicación del porqué es menester substraer aquel número de centímetros cúbicos es: que el zinc lleva al vanadio de la forma V 2 0 5 a la V 2 0 2 ; pero como puede haber cromo, también a éste le transforma de Cr0 3 a CrO (fíjese que los estados finales son distintos al redudr con zinc que con FeS0 4 ). Pues bien: el permanganato lleva al ivanadio del. estado V 2 0 2 al V 2 Q 5 ; pero al cromo no es capaz de ¡pasarle del Cr2 0ª {precisamente en esto se funda la determinación del cromo, pasando de CrOª a Cr2 Ü 3 con el FeS04, y quedando en forma de Cr2 Ü 3 con el KMn0 4 ) ; es decir, que el cromo y el permanganato reacdonan en la forma sigiente:
+
2CrO 11
I!
+O
= Cr 2 0ª
mientras que en la oxi<liación del sulfato ferro so, el ácido crómico sufre la <les.composición
es decir, que interviene con triple cantidad de oxígeno ; por tanto, en la determinación de vanadio, se precisa tomar solamente 1 / 8 de cm. ª del caso en que se -determina el cromo, El alumbre férrico tiene .p or objeto que el ivanadio, en la forma de V 2 0 2 , en que va a titrarse, se oxida rápidamente al contacto del aire; si esa oxidación del sulfato férrico del alumbre la verifica, ten-
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d remos · formado el sulfato ferroso, que consume .permanganato, cpntrarnrstando ~l que se obtiene de ·menos por fa iparte .o;x:idada d~ vana-dio. En cuanto al ·á!eido· fosfórico, ies -Ge todos sa!bido~ que hace más preciso el punto final incierto -{i br Ja coloración die! ion férrico. · Al llegar el momento de presentar este traibajo al Congreso, nos ·queda pendiente de completar üli.a! -1 ~.n'Vlelsrt:igación .sobre , la:. reducción parcial del ·ácido crómiéo ·en las · -determinaciones de este metal, debido a las ·filtraciones sobr e .p apel, · eteétera; . los ·análisis hasta ahora efectuados .par·ecen indicar tienen lugar en :parte, y es buena práctica agre-gar _a ntes de la valoración en la solución sulfúrica ro cm. 3 de. solución {aiproximadamente 2,5 g. por litro) · de A1g N0 8 , heriyirla duránte diez minutos, agregando .persulfato amónico rs cm. 3 (solución de 40 g. por litro), ~ llevar la parte redl!lcida al máximo de oxidación. • A los labo·ratorios :de investigación recomendamos seguii- los estudios. en ·este sent ido, que nosotros, .por nuestra parte; hemos de realizar con el mayor -detenimiento en el "TaUer de Precisión de Artillería". En la determinación de vanadio es conveniente hacer un blanco con 1os roo· cm .3 de ácido sulfúrico al 5 ¡por roo que se emplean en las dosificadones -de aquel metal para los lavados -del ¡v'aso que contiene la solución, previo hacerles pasar a tr:i.v.és del red uct or y recogerlos como ·en úna ·determinación ordinaria •sabre ro cm. 3 <le alumbre férrico, y 5 cm.ª de ácido fosfórico. Sobre acero cromo vanadio dosificado en el "Bureau of Standards" ·con tproporció'n de cn>mo r,03 por roo y vanadio 0 ,20 por roo· obtu¡vimos nosotros p or el "método anterior Cr r,or por roo y V o,r8 -por roo; promedio de muchas det erminaciones útiles.
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, Determinación del tungsteno en el acero. Frecuentemente hemos tenido que e fectuar determinaciones de esta dase en el Laboratorio del "Taller de Precisión de Artillería"; y, en caso muy general, con aceros con .p roporciones r.elativamente crecidas de crom:o, llevado siempre de la idea .de investigar qué método de an~ lisis e~ el mlás seguro en cada caso, hemos _operado utilizando el agua regia como disolvente, el áddo nítrico s0lo, y la mezcla de ácido nítrico , y ácido sulfúrico ; esta última, recomendada por Marinot a la Sociedad Química Francesa, ofrece el inconveniente, cuando de aceros al cromo se trata, de que el ácido túngstico arrastra consigo al precipitar cantidades más o menos crecidas de aquel elemento; razón por la cual no aconsejamos su empleo, así como tampoco el del ácido nítrico solamente. Limitados al 11so de la mezcla de ácido clorhídrico y ácido ~ítrico, TOMO U
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seguimos las indicaciones que da el " Bureau of .Standards" en su circular número 14 y las que aconseja Blair en su obra The Chemical Analysis of !ron, que .difieren principalmente en utilizar, el primero, el agua regia desde el momento inicial .de la disolución, y el segundo, en reservar al ácido · clorhídrico el papel de disolvente y al ácido nítrico el de oxidante, y, por tanto, hacerle intervenir cuando · la disolución est~ ya efectuada; este ú1timo nos dió mucho .m ejor resultado suprimiendo en todos los casos la violencia de la reacción, y, por tanto, no vacilamos. en aconsejarle; generalmente, siempre hemos obtenido el ácido túngstico con ·óxirdo de hierro; y c1.:1ando se requiere gréJ:n !Precisión, o si la proporción de aquél es crecida, debe tratarse .por carb@na>to sódico y fundir el contenido del crisol después de haber eiimina<lo la sílice a la. manera ha'bitual con el ácido fluorhídrico, consiguiendo de tal forma, al tratar la masa por agua, solu'bilizar el tungsteno y ·dejar el óxido férrico insoluble susc~püble de ser recogido y .p esado. Las observaciones de Blair respecto a la permanencia en solución utilizando el agua regia de alguna parte del tungsteno las hemos comprobado, mediante la precipitación en los líquidos filtrados, con la «incocina en el "Bureau of Sitandards"; mas aun no hemos llegado a determinar la influencia que ella ejerce en la determinación; y es problema que continuamos estudiando con el fin de ver si es preciso variar el método que detallamos a continuación. · Dos gramos de acero se tratan por 50 cm. 3 de HCl (1H 2 0 l HCl conc. 0 ) ; y efectuada la disolución, se agregan 15 cm. 8 <le HNOª concentrado; cuando se vea aparecer el color amari11o del ácido túngstico, se diluye dos veces su volum en con agua, se hierve y deja enfriar, filtrando y lavando con la mezcla lHCl 6H 2 0, teniendo la precaución de desprender el ácido túngstico que se adhiere al vaso con una tira de paipel de filtro impr~gnada con amoniaco; calcina~do, vendremos en
+
+
conociiniento de la suma W0 8
·
+ Si0 + 2
HFl corriente nos daría la suma WOª
2
~e 0
SI
3
qued a
;
el tratamiento con
2oa + F. queda e ,
y la fusión con
SI
2
Na C0 3 y tratamiento con agua nos suministrará la proporción de W0 3 , que es sabido contiene 79,31 por loo de tungsteno; si quisiéramos determinar la sílice, habría qlJe ·evaporar la sequedad. El método anterior sobre un acero con dosis de 3,231 por loo de tungsteno nos condujo en varias determinaciones al resultado 3,236 por I OO promedio.
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Determina~ión
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del carbono en los hierros y aceros.
Es un hecho perfectamente conocido, para aquellos dedicados al estudio de los asuntos metalúrgicos, que el carbono difiere de los otros elementos en que se encuentra en estados distintos en un mi smo producto (hierro o acero), y también que la Química analítica, en los presentes momentos, no ha sido capaz de llegar más allá de la distribución entre dos de esas formas solamente. Los admhables trabajos de Karsten sobre el grafito, una de las variedades en que se encuentra el carbono en los productos metalúrgicos, ponen <de manifiesto que él no es otra cosa que una variedad de car·bono puro, y que en aquéllos figura como una mezcla mecánica, siendo ésta la diistinción característica con· las otras formas de carJbono que están presentes formando combinaciones químicas con el hierro ; las investigaciones metafográficas llegaron en los últimos años a poner de manifiesto que el carbono combinado existe bajo dos estados diferentes en los aceros; pero hay una laguna que la Química analítica no ha llegado a salvar: decir al químico cómo se distinguen y separan esas <los formas de carbono comlbinad'o es ;problema cuya solución quizá no veamos los que en las épocas actuales nos ocupamos de estos temas; pero nosotros, que siempre miramos benévolamente el porvenir que reserva la Ciencia, no <ludamos que día llegará en que el análisis químko haga tran~arente lo que entre nieblas hoy está. La Química analítica se limita hoy, pues, a decir al químlico que investiga cuál es la proporción de carbono total, cuál la de grafítico y cuál la de combinado, y a esto tenemos que concretar el estudio que en estas línea•s sometemos al Congreso. · 1
DETERMINACIÓN DEL CARBONO TOTAL EN LOS HIERROS Y ACEROS.-La
importanda extraordinaria que ofrece este elemento y, por tanto, su determfoación, se pone de manifiesto recordando que es el punto de partida en la clasificación de los productos de la industria deil hier ro, y aun no teniendo esto presente, al químico analítico le 1b astaría, para descubrirla, considerar el sinnúmero de métodos y procedimientos ideados para dar seguridad, primero, y rapidez, después, en el conocimiento de aquel elemento constituyente del acero. En la pasada guerra, países como N ortearnérica, que conocemos .mas al detalle, por permanecer en ella en los .presentes momentos, •s ufrieron en sus laboratorios químicos tal increpiento en los a:nálisis de acero a causa de los pedidos hechos por el Gobierno, que, siendo reducido el número de químicos útiles para: ser <ledica<los a tal misión, •se creyó conveniente y hasta necesario el estudio <le un procedimdento que, aun sacrificando la seguridad dentro del límite que no ejercieran influencia en las propiedades, aumentara la
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rapidez en la determinación del carbono; y el "Bureau of Standards" consi,g uió la solución perfocdona,ndo el método de ti~i:¡:i;cipn por el carbono várico, y -lÍegando a entregar al químico un sistema que en ocho horas de tra!bajo le permitió realizar cincuenta análisis con una diferen.cia no mayor de. ~,01 por 100 s?bre ef ~,étodo de combustión más preciso. Cuando no sea tan extraor<linario .Ja premura · én los análisis, reoomenda1t11os a los químicos el método de combustión directa en co-rrientes de oxígeno, y, desde luego, siempre que sea utilizable fa corriente eléctrica con preferencia a los hornos de gas; pues la manipulación es µiucho más sencilla, la temperatura requerida se obtiene fácilmente y se regula entre límites muy ,estrechos", y los turbos <le comqus_tj~n de cuarzo fundido, P?rcelana, etcétera, puedep ser utilizados; las cápsulas de alundum, níquel y platino dan buenos resultados; las de níquel, que son muy ·baratas, deben someterse a una ignición én el tuibo de <::om'bustión en corriente de oxígeno ¡para dejarlas libre de carbono N u·e stra recomendación n~ce de un estudio muy detenido y de' níuchísi,mas e~_p~riencias en l~s distintos métodos y sobre 'I?roductos p:ietalúrgicos distintos ; f.ué·. una de las primeras preocrnpaciones que fuvimps <tl encargarnos del L~boratorio en el "TaiUer de Precisión de Artillería" substituir el aparato Whiborgh, entonces ,utilizado, no · susceptiQle .d e empleo en los modernos aceros con dosis crecidas de .cromo y tungsteno, siempr~ dificultoso y no exacto en su manejo, por un horno. 'de combustión; pero, de una parte, la industria española no suministra ni porcelana ni cuarzo apta para la fabricación de tubos, y en aquellos momenL : -. la importanción era <lifícil, y de otra, los hornos eléctricos, con la aleac'..ón "cromo-níquel", muy baratos y muy prácticos, tampoco eran de fabricación nacional ; y decimos eran porque, en la actualidad, el Ingeniero Sr. Haüser, que es;, la vez ·qu_ímico ilustre, con una clara inteligencia y su espíritu .innovador, dispuesto a toda iniciativa, tiene ya sa·l vada la dificultad, y podemos contar con hornos eléctricos de combustión española; las causas enumeradas dificultaron la instalación del nuevo 'Pro.cedí.miento en .el "Ta:ller de Precisión", a pesar de la constante ayuda del ministerio de la Guerra en lo que a investigación se re.fiere; pero sirviéndonos ·de un horno con resfotencia de platino y con tulbos de porcelana extranjera que nos suministraron, puclill.nos dejar en el año 1p róximo pasado una instalación 1provisional del método efectuado .y realizar muchos análisis que aquí,. en el "Bureau of St~ndard's" comlpletamos con instalación muy perfecta. . . ,. Sólo hay una cuestión de temperatura para determin-a r la combustiqp. .completa o incompleta de lélls virutas de acero ; y cuando ella es apropiada al método directo de combustión, asegura ·p ara toda clase de aleaciones la tra.:J.sformación total de su caribono en anMdrido carbó-
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nico, siempre, claro está, que el ¡peso toma<lo guarde relación con la propoción que ~n aquel elemento tenga el acero; es muy cierto que los productos metalúr.gicos tienen, por lo general, azufre, y que, aun cuando en ·g ran parte, éste puede y debe ser oxidado al estado de anhídrido sulfúrico, no hay medio de evitar la formación de anhídrido sulfuroso, y que es preciso prevenirse, por tanto, cosa !bien fácil, contra su absorción ¡por los tubos que retienen anhídrido carbónico; a nosotros, la substancia que nos ofreció mayores garantías de completar la absorción y muchas facilidades en su uso fué el ácido crómico en solución saturada. Un error que se presenta constantemente al seguir el método de combustión, si no se tiene la precaución que señalaremos, es el debido a la condensación de humedad en la superficie de los aparatos que van a ser pesados; por ello, esta operación debe efectuarse siempre con contrapeso constituido por un frasco o tubo de igual forma al que va a servir en la absorción y con una diferenda de 2 a 3 gramos en lo.s pesos respectivos. Como substancia absorbente, nosotros no encontramos ninguna tan recomendable como la cal sodada en un fino estad·o de división. Las virutas de acero y, en gene:.-al, de la muestra, no se colocarán nunca ·en contacto con el material de la cápsula, sino que se utilizará una substancia para revestimiento de la misma, que, generalmente, es el alundum en polrvo, pero que puede ser otra como el ácido férrico, siempre q_ue cumpla con la -oondición de estar libre de ácido carbónico y, en general, de ákali y otra cualquier imipu,r eza orgánica; al alundum' le encontramos la ventaja ·de que, ¡por su naturaleza, no forma glóbulos y permite la combustión total de la muestra fácilmente. El oxigeno ·debe ser puro y libre de aceite y compuestas orgánicas ; y en caso de no llenar esta condición, siempre debe someterse a una calefacción preliminar antes de introducirle en el tubo de combustión; la cáipsula debe cubrirse con una tapadera del mismo metal, abovedada y con cortes semicirculares en la superficie superior ¡para ,p ermitir la fácil entra<la al oxígeno; el fin de esta tapad~ra es evitar durante la combustión que las partículais de óxido férrico expulsen el acero fuera de la cápsula. La presión del oxígeno en el tubo no debe exceder de 20 Kg. por cm. 2 ; y si es mayor, convendrá disponer de una válvula reductora: el gas se hará pasar por un gran tuvo en U con anhídrido fosfóric~ en una rama y cal sodada en la otra, y el aparato de absorción consistirá en un frasquito de vidrio lleno de cal sodada en la forma que indica la figura
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Tap.9 girando circw/armenfe.
es muy manuable en la pesada, y ba•s ta él solo para asegurar la completa absorción del C0 2 , dado su modo <le funcionar en el tubo de combustión, ·para evitar el uso de taJpones de caucho, y, ¡por tanto, para las pérdidas de gas, se utilizará la disposición de la figura
Si no se encuentra en el comerdo tubo con el extremo capilar, pued'e utilizarse uno corriente de porcelana revestido interiormente de vi-
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. drio, y cortándolo a 40 cm. de longitud, dar una forma en bisel, y en un extremo, por fusión, unirle a un tapón de vidrio, en el que se realizará aquella disposición. La temperatura del horno debe conservarse
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entre I.000 · y I.IOO C., y clarn está que la atmósfera del laboratorio no <lebe contener cantidades anormales de gas carbó'nico, muchos mecheros encendidos, etcétera. Un tubo de la forma que indica la figura con anhídrido fosfórico y ácido crómico en solución en contacto con bolitas <le vidrio y •p rovisto de un embudo con llave para renovar el ácido crómico, debe colocarse a la salida del tubo de combustión delante del frasquito que retiene el anhídrido carbónico para evitar el paso de humedad y óxidos del azufre al mismo. Estos aparatos los hemos vist,o por vez .primera en el "Bureau of Stan<lards", y tra:bajando ·con ellos, nos han dado .excelentes resultados en cuantas determinaciones efectuamos; la muestra tomada será, según la clase, variable entre uno y tres gramos, y debe ·colocarse en la cápsula revestida de alundum, .p revio con una espátula a presión hacer una cama en la misma expulsando el alundum hacia el costado; se coloca en el tubo de combustión cuando está caliente y la corriente de oxí.getlo se regula· en forma que pase a raz©n de 200 a 400 cm.ª por minuto durante diez minutos ; con el alundum debe efectuarse ,p rimeramente un ensayo en blanco, y como siempre que se tengan las precauciones indi"Cad'as, la fusión es completa, no consideram:os oportuno, según se ha recomendado ¡por muchos analistas, la segunda fusión de óxido. Siguiendo las precauciones indicadas sobre muestras certificadas en el " Bureau of Standards" como conteniendo o,6 y 0 ,2 ,por roo de carbono, obtuvimos, como promedio, de gran número de terminaciones 0 ;50 y 0 ,2 ·p or roo. '
* '* * Cuand0 este trabajo tiene que ser remitido al Congreso de Ingeniel'Ía tenemos entre manos en el "Bureau of Standards", en su Laboratorio Metalúrgico, la determinación sobre distintas maneras del carbón en el aceto por medio del método de titración por el carbonato bárico, ·de que anteriormente nos ocupamos, y que Cam y Maxvell han dado a conocer en el Jo urnal of Industrial and Egineering Chemist31 (V.en ro, ·número 7, julio 1918). El método nos era ya eonocido en •sus fundamentos, que no difieren "Cie los de la coin:b ustión directa más que en que el carbónico, en vez de r ecogerle sobre cal sodada, se recoge sobre una solución de hidrato bárico; el carbonato bárico es filtrado y tratado por una cantidad en exceso de HCl N/ro, valorando el exceso con el licor N/ro NaOH y el 1'netilo naranja como indicador; mas adolecía del defecto este método de ser largo principalmente por la filtración del carbonato bárico en un aparato especiail; y en atm'ásfera libre, el carbónico y, por tal razón, después de vanos ensayos, lo abandonamos en nuestro la1boratorio. La
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modificación que durante la guerra efectuaron en eJ "Bureau" salva. aquel inconveniente, aun sacrifi,cando algo de la segui;idad; y sin poder dar aún números de"ffenitivos, nuestros en.sayos y ,lq_s resultados obte11idos pM' tos Sres. Cam y Maxwell nos .permiten ª~onsej_§lr a los laboratoFiosU·d@ .fábrica donde los ,análisis se multip,fi,qµen lo 1 estudien,. pues la ecoll<!ímfa de tiempo es de gran ·consideración.,.La rapidez se ha. conseguido teniendo·~las soludonesr;·prepara<las en -; g!fagdes. frasco¡;;, y de las que son servidos m'e diante aire á ,presión, l_i.bre , de caFbónico, y ·en igual forma el .a,gua lilbre de aque!_.igas pa_ra: los lavados del carbonato bárico, aumentando la velocidad de filtrnción <le éste, la de paso de oxígeno y permitiendo a la muestra «altm:tar·se un· mll\uto ea el horno de combustión antes d,e hacer·· entrar en él el gas. No detatlamos todo. el método porque figura en la Rev.ista> que conocesán los que, ocupándose de estos asuntos, asisten ral Congres.o, y s010 hemos considerado oportuno hacer las indicaciones anteriores para llamar la atención de los Cóngresistas sobre un método al que está reservado gran porvenir,. · en momentos de· aumento en el trabajo y escasez en el personal; sin embárgo, sobre éste y todos los procedimientos de análisis que deta;llamos, siempre estamos dispuestos a ayudar en lo qu¿ podemos, que es bien pe><Í0 ·1'oimuestra iruco:mpetencia:,- a 1'0s encal(g,¡:¡,~ps· de los lé].boratorio·; . de las fál!>ricas, y la mayor satisfacción ¡para quien _esto escribe será co11tribu"ir en cuaiquier f órma ,al ·desarrollo ·d e la industria del hierro y acero en España. DETERMINACIÓN DEL GRAFxTO
EN LOS PRODUCTOS METALÚRGICOS.~
La insolubilidad de esta rvarieda·d del carbono en los ácidos es el punto de partida para su ·determinación; y así como a Karsten se debe el ser el primero en señalar la existencia : de grafito: .en el hierro c0lado, fué a :Orown al· qüe es· menester .atribláit en éxito de la determinación,, dado que fué quien mostró un estudio c0mparativo respecto a la acción de los diferentes disolventes sobre aquella variedad de ·carbono; él puso. de ~anifiesto que el tratamiento del acero alto en carbón con ácido clorhídrico lleva a una proporción de grafito. más elevada que cuando es el ácido nítrico utilizado, p orque, con el primeró';r ~iempre hay ·como. residuo final algún «i:arbono noc cristalino y, por tanto, no grafítico que altera el resultado. El método por nosotros seguido ha sido sel ~--s iguien te : 2 gramos de' la • muestra se tratan ·p or 50 cm. 3 de ácido nítrico p. e. I,20; efectuada la <lisólución a un calor m oderado, se filtra sobre . asbesto, lavando ·primero con agua caliente·; después, con 'disolución: caliente de KOH, p. e., I , IO, 'que quitará la sílice; de&pués, con á<:ido. clorhídricá diluído para arrastrar la potasa, y, finalmente, con a.gua, caEente; se seca el residuo a 100º ·c., y se determina ·por com'bustión· el grafito a la manera: que se efectúa para el carbono tótal. Sobre un~
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muestra de hierro analizada en el "Bureau of Standards", conteniendo 2,02 por roo, obtuvimos 2,03 ;por roo, sig_uiendo las indicaciones anteriores como promedio de varias determinaciones. DETERMINACIÓN DEL CARBONO COMBINADO EN LOS ACEROS.-Una vez má", es menester a;dvertir que la Química analítica, haista hoy, da tan sólo al investigador la proporción total de carbono combinado; pero nada le -dice de las dos variedades distintas en que aquél se presenta en los aceros; daro está que, conociendo el car.bono total y el grafítico, pod6Illos cono.c er el combina.<do; pero este método indirecto que nunca es capaz de satisfacer a _cquien iodos se lo pide a la Ciencia, fué substitu~do ; 0 qtüs0 serlo, por un :métod© cLl·r ecto de determinación, que recibe la denominación de "Método Colorimétrico", y es perfectamente conocido de cuantos a estudios qu~micos dedican su atención; lo que quizás no lo sea tanto, si su afición no les llevó a leer los traJ;,ajos de Parker y Hogg en Chem N ews, es que, recientement~, se ha impuesto una limitación al uso del método, rprecisamente por el descubrimiento de las dos variedades de carbono comlbina:do ; y la razón es bien clara: fundado el método colorimétrico en que, al disolverse el acerq en ácido nítrico p. e. r,20, el carbono pasa a soluéión, da a la misma un tinte de to'lor directamente proporcional a ·1a cantidad de carbono combinado, se puede conocer ésta comparativamente a una solución de acrerotipo cuya dosis de carbon.o la dé el -método de com'bustión; pero desde el momento que sea un hecho real, que, bajo la acción de ciertos tratamientos mecánicos, el carbono comlbinado cambia en · parte su condición, y continuando soluble en ácido nítrico, dé a aquélla un tinte más obscuro que en su estado inicial, es evidente que sería menester, para aplicar con ·rigor el método, que el acero-tipo tuviera su carba-no de la misma clase y en las mismas condiciones físicas que la muestra a ensayar; y cuando no se esté cierto respecto a la" c0n<lición del carbono, es un error considerarle como tipo colorimétrico, por más que muchos laibotatorios metalúrgicos en España no tomen este factor en consideración. Es preciso, pues, insistir, y que en el Congreso de Ingeniería se establezca, como norma para la Industria, que un acero al crisol tiene que tener su tipo en otro acero al crisol, también un Martín en otro Martín, etcétera, y que las muestras deben ser tomadas de las barras originales sin ser calentadas, laminadas, etcétera. Los detalles del "Método Colorimétrico" son de m;1a náturaleza tal, y sus resultados guardan tan estrecha relación con el operador, que no creemos oportuno molestar a los asistentes al ·Congreso relatándolos por la índole de este tra:bajo, que pretende aunar la teoría a la práctica, forma de proceder que, a nuestro juicio, ~ebe ser comúñ a los Ingenieros químicos metalúrgicos, hemos creído "indispensa:ble señalar una limitación
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que el "Método CoforimétriG0" ofrece em su· uso, y .que n0sot:Fos 1ílo la hem0s visto aplicar en muchas d~ las fábricas metalúrgicas que conocemos.
*** Y aquí da fin nuestro trabajo en la ¡parte c0ricerniente al "Proyecto de unificación de los métodos -de análisis en hierr@s y aceros". Tal es la importancia que ofrece este Congreso, prirrrern iqJte los In,genieros espafü>les celebran-, tal es las autoridades <!j_Ue a él asisten y tq.l nuestra pequeñez intelectual, qtie tememos, llegado este ·momento,, qucs ou(1,lquiera púeda juzgarhOS atrevid@S creyendo preteHdemos. descUJbdrr aJgo que a: los que se <l'iri·g e· n0 cono:ocan ;- permí.tasenos, ·en· re0om¡pensa a nuestra buena !V'Gluntad, y por si el cas0 llega, una explicación del porqué ·tratamos este tema. Con buena o mala forhma, que la lectura c;l.e estas lineas dará la contestación, existe en el ministerio de Ja Gtaerrn un ·Centro, desgraciadamente i'111suficientemente conocido por da· Intdustri~ .particular, que dediGa su ater:Húón al estudio de .problemas de investigación, no sól0 con el . ramo de Guer,ra, sin.o con la Industria en general relacibnade.s·, y llegad.0. el morrrnntÍ:> en que las aJctivida:des industriales . de la Nación, con ansias <le .p erfeccionamiento, se retitnen, se cree oportuno decirles lo que hay y dónde ¡pueden aeudir, que siempre el . Ejército ha respondid© satisfecho cuand© su aruxilio se ha solicitado para en:grandeeer el País ; este es el primer p.unto ; y, el segundo, nuestro deseo d'e que las grandes concepciones industriales no des:víen la atención de temas que .son sóilo insignificantes a la' vista, pevo que., en rea'Hda·d, constituytm ·los jalones por donde la industria mctalúrgfo:a ha de oaiminar para llegar al .grado de ¡perfección y prosperidad que .los Ingeni~ros españoles ansían para ella. Nada hay intangible· en lo que escrito queda, y es resultado de muclrros meses de preparación en el la,l!Yoratorio; los problemas científicos ya hetlíl.OS dich(') no peFmiten intervenciones d:~ "arnor propio", y libres de él, repetimos, nos juzgaremos satisfechos si del Congreso sale la unifi.cacióa que la Industria y el Comercio reclaman con urgencia, aun cuando el texto haya sufrid© tom¡:>leta variéli<ÚÓn. Y ahora:, muy pooos lírreais soibre el "Laboratorio Nacional". Todos los esfuerzos <de la Intelectualida d es,pañola, y tofilo el dinero del Capital españ0l,. dedicados ambos al pwblenfla del ,p rogreso de Ja Industria, no han cle 1b astar a darle realidad si dicha Jinstituci0n no es creci·da en España. 'Es deber, por tanto, del Congrnsó hace.rlo .conmcer a los Poderes· '{iuib1icos 'c©m'O lma. aspiración de los lhgenieros ; .pero ello ·no 'fu.asta: hay qu·e hacer patente a su necesidad a los industriales; y es, éste, tema que, por 10 que a España se refiere, encontramos de 1
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alg11na m:ay0r dificultad; a sal:varla, en parte, ha de contribuir .poner · de manifiesto ante los que asistan al Congreso la farÍportanda de los problemas que ese Laboratorio ha de estar interesa,do en resolver. La ca•l idad y el precio S(l)n los factores determinante:s de la competencia indt.tstria•l, y el uso de los ·méte>d&s exacfos y resultados científicos ¡;¡ue determiJ:ilan ese>s laboratorios, es el .punto más importante para mejorar d rendirhientb y la -ca:lidad. Cuando las industria.is de productos químilcos se <llesarrollen en Espa,íiía., al "Laboratorio NaciGmal" tocará · estudiar los métados de análisis en uso general, paFa, llevar a los fabricantes e1 medio de mej,ornr y l!>eFÍeccionar su calidad. En la industria <l:el cemento, muchos son los problemas que toca; al "La;boraüirio NadoJ:ilal" resolver, ta.les como la deterFl11inación de la fineza del .g rano, las pruebas de a!hs·orción . y ·permea:bilidad, la a:cdón -de las . sales del a:gua del mar, su hidratación, etc., etc. En el material ferroviario, cuanto ·concierne ai la acción de la violenta calefacción en lais ruedas, las grietas transversales ·e n lo.s raíles, etcétera. En el ma. terial de Aviación, lo rdativo al estudio de las aleaciones ligerais de aluminio, su ·corrosión en algún caso, investigar la composición de la aleación que da mejores resultados, la acción de la temperatura soibre la transf ormadón y microestructura de las aleaciones de acero que forman la ¡parte oottn¡ponente de lais válvulas de los motores de Aviación, etc., etc. Cuanto concierne a 1:a industria ·de los lubrificantes, es .problema cuya solución urge en nuestro país, con el fin de descubrir las propiedades fisica y química del rnlás apropi·a<lo en :ca:da ·caso, y, desde luego, que este punto ;es también de imporfanda extrnordinaria en to que con los motores de Aviación se relaciona. El calilbrado de máquina de prueba para los laboratorios rparticulares, el estwblecimiento de métodos-tipos ;p ara análisis y lo que gua.rda relación ·co~ la detenrrrinación precisa de los valores de constantes físicas, tales como cantidad de oalor para cambiar un kilog.ramo de agua a va,por en condiciones normales, reliaJción entre calor y energía ·m ecánica, de ~mportancia tan extraordinaria en todos los ramos de ios tra:bajos científicos e industriales, el establecimiento de medidas-tipo para la calidad .de un producto determinando las propiedaides fí.sicas o químicas o la cO'mbinación de elementos que definen la buená y mala mlida-d, determinación del valor de traibajo de una mátquina de la que depende 1su precio y que debe ser fijada por comprador y vendedor con arreglo a medidas-tipos estahleci<las y métodos indicados, las med'idas-tipos ·de l•ongitud y peso que en una forma u otra c011T1prenden . en la práctica toda investiigación, proceso industrial. o litigio comercial, etc., etc., son todos problemas que resuelven los lalboratorios nacionales: en Inglaterra, "The
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Stan<lards Department of the Board of Trade" y el "National Physical Labóratory"; en Alemania, el "Normal-Eichungs Kommision",. "Physikalisch-Technische Reichsanstalt" y el "Material pnifungsant"; en Francia, "El Laboratori0• <le EnsayDs", en terreno .rµuy a:µodesto, pero ya en ivías de crear ·s u "Laboratorió Nacional", siend9 de esperar que de este Congreso salga reconocido y tenga pronta y firme realidad por parte de la Industria el "Laboratorio Nacional", de que la Asociación Española· para el Progreso de las Ciencia'S se· ocupa y por el que · sentimo,s profunda admiración}' Sobre la ¡ponencia qúe antecede, y que es muy celebrada, el señor DEL CAMPO (D. Angel) hace ligeras observaciones. Se levanta fa sesión a las doce moras y cuarénta y cinco minutos de la mañana.
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ACTA .. DE LA~ SESION b :É L 'DL( zó .DIE NOVIEMBRE ·DÉ 1919 .
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Se ~bre la ·s esión a las once de la mañana. El Sr. NORE:&A lee ?.u ~en,ioria, cuyo ·contenido es como sigue: ~lt\.
"APUNTES SOBRE LADRILLO ARMADO Por D. JuAN NoREÑA, Ingeniero militar. Hace tiempo que en Hbros y revistas se viene. hablando de una manera s~mera ·y acciclental <le un nuevo sistema constructivo, basado en e_l princi:pio de armar con varilla>s de hi·e rro o acero las fábricas de ladrillo, y que ha pefllllitido re'¡l.li?ar toda>s las piezas que interrVienen en la construcción. . , · Estas varillas son, a veces, delgados alambres que se colocan en los tendeles, o bien se les substituye .por hierros perfilados que se ponen al exterior, o se las incorp0ra a la construcción envueltas en gran cantidad de hormigón, formando unas piezas de hormigón armado que resisten los esfuerzos ·p rincipales. E:r:i uno o en otro caso, se ha dkho que la construcción era d'e ladrillo armado o eregida con ladrillos armados. Con el em¡pileo de mortero de cemento, que suelda íntimamente_el hierro con el la<lrillo, se ha. logrado la realización práctica del sistema, cuya·s ventajas son, en muchos casos, las a:ni1smas que las ~e hormigón armado, sin l~ inconvenientes que origina el empleo de encofrados. Podrán substituir- a este m:a.terial en algunas construcciones rn¡odestas o de pequeña importa,ncia, ya que, por hoy, no es posible 1pre·v er mayores vuelos para el sistema constructivo que vattnQS a comentar. Se comprende desde luego la importancia del 1paipel que puede llenar el hierro en las fáJbricas, 1si es posi'ble que aJbsorba los esfuerzos de tensión que ·s e ori.ginen en muros, bóvedas, etcétera, ya que esta aptitud permite .p-r oyectar sin sujetar el polígono de presiones a los núcleos centrales ; libertad que se traduce en una reducción inmed'iata d'~ espesores.