Certamen literario 2010

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XIII Certamen Literario Centenario del nacimiento de Miguel Hernรกndez 1910 - 2010 Jumilla, Abril de 2010

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RELACIÓN DE GANADORES E. Infantil 5 años. ESTHER SIMÓN MUÑOZ: ”El Lápiz Mágico” Mágico” 1º Curso Primaria. Primaria. MARTA LASTRAS TORTOSA:: “La Princesa Hechizada” Hechizada” 2º Curso Primaria. Primaria. JOSÉ VERDÚ HERNÁNDEZ: “El Viaje en Cohete” Cohete” 3º Curso primaria. primaria. PEDRO JOSÉ ALONSO ROMÁN: “En Busca de la Zanahoria Perfecta” 4º Curso Primaria. Primaria. MARÍA PÉREZ PÉREZ: “La Búsqueda Imposible” Imposible” 4º Curso primaria (Apoyo) poyo). Mª CRISTINA ESCOBAR GARCÍA: “El Duende de las Flores” Flores” 5º Curso primaria. primaria. AMELIA ARENAS OLIVARES: “El Libro de los Sueños” 6º Curso primaria. CHRISTIAN ZHINGRI PIEDRA: “El Reloj del Tiempo” Tiempo” 1º ESO. ESO. VICTORIA GONZÁLEZ GUARDIOLA: “El Mundo de la Fantasía” Fantasía” 1º ESO (Apoyo (Apoyo) poyo). FADOUA BESSOUR: “La Pequeña Isla de Parapatú” 2º ESO. ESO. EDUARDO LÓPEZ BERNAL: “¿Serías un Gusano?” Gusano?” 3º ESO. ESO. Mª VICTORIA NAVARRO SALINAS: “Los Misterios de la Mente” Mente” 4º ESO. ESO. ADRIÁN IBÁÑEZ MONREAL: “Juegos que cambian la Vida” Vida” ------------------------------------------------------------------------------------- 2 -------------------------------------------------------------------------------------


Había una vez unos niños que estaban jugando en el campo. Se lo estaban pasando muy bien con sus bicis cuando, de repente, encontraron un lápiz mágico. Con aquel lápiz podrían dibujar cosas maravillosas y hacerlas realidad.

Susana, Daniel y Pepe no se lo podían creer y le pidieron al lápiz mágico que les dibujara un castillo. Los niños se quedaron con la boca abierta. Dentro había una niña llorando. Susana le preguntó por qué lloraba y ella le contestó que porque estaba allí atrapada y quería volver a casa de sus yayos y no sabía. Así que Susana, Daniel y Pepe la ayudaron y la niña se puso muy contenta. Autora: Esther Simón Muñoz Muñoz ------------------------------------------------------------------------------------- 3 -------------------------------------------------------------------------------------


Educación Educación Infantil 5 años

Érase

una vez, una princesa que vivía en un hermoso palacio. Ésta era muy guapa y tenía unos ojos muy brillantes. Un día la princesa decidió ir sola al bosque a pasear y cuando estaba por el bosque una bruja, que le tenía mucha envidia porque era muy guapa, le hizo un hechizo. La convirtió en rana y toda aquella persona que se acercara a ella para cambiar el hechizo también se convertiría en rana. Mientras tanto, en palacio estaban muy preocupados ya que la princesa no aparecía. Un día, estando la princesa en el bosque saltando, un pequeño príncipe la cazó, pero como no la tocó no le paso nada. Cuando el príncipe llegó a su palacio, metió a la rana en un barreño y la tocaba, pero con un palo ya que le daba miedo. Un día el príncipe tocó a la rana con un objeto suyo, y como si fuera magia, la rana se convirtió en la hermosa princesa que era al principio. Y la princesa volvió a su palacio y le dio un buen regalo al príncipe y fueron muy, muy, muy buenos amigos. Autora: Marta Lastras Tortosa 1º Curso de Primaria ------------------------------------------------------------------------------------- 4 -------------------------------------------------------------------------------------


Un

día que estaba muy

cansado, me fui a la cama deseando dormirme pero no fue así, empezaron a ocurrirme cosas muy extrañas. En el colchón había un cohete que me llevó al espacio, allí había unos extraterrestres; estos seres eran gigantes y muy malos, empezaron a atacarme tirándome estrellas y planetas. Como no podía evitarlos cogí el cohete, di la vuelta y busqué el camino de vuelta a casa. El viaje de regreso fue un poco largo, pero a la vez muy divertido porque fui viendo todos los planetas que hay en nuestro sistema solar, reconocí algunos de ellos como Júpiter, Saturno y otros que no supe reconocer. Por fin aterricé y llegue junto a la puerta de mi casa, al bajar ¡SORPRESA! Un extraterrestre me esperaba, lo invité a quedarse y de repente… escuche la voz de mi madre que me llamaba para ir al colegio. ¡Qué pena! Todo había sido un sueño. Y colorín, colorado, este malvado cuento se ha acabado. Autor: José Verdú Hernández ------------------------------------------------------------------------------------- 5 -------------------------------------------------------------------------------------


2ยบ Curso de Primaria

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Érase una vez un conejo que buscaba una zanahoria perfecta y estaba decidido a hacer todo lo posible para encontrarla. Recorría muchos campos sufriendo todos los peligros que hay: cazadores, cepos y perros; pero sus ganas de ver esa zanahoria hacía que, después de que los cazadores le pegaran tiros y los perros corrieran detrás de él, siempre pudiera escapar. Él soñaba con comérsela y pensaba que debía estar en algún lugar, quizás tenía que ir al monte de la zanahoria perfecta. Llegó

al

monte sin darse cuenta de que no

era

un

monte, sino el huerto de un hombre

lleno

de zanahorias, lechugas

y

tomates. Se fijó en una de ellas, la más hermosa que había visto en su vida; por fin se comió la zanahoria que tanto soñaba y fue el conejo más feliz del mundo. Autor: Pedro José Alonso Román ------------------------------------------------------------------------------------- 7 -------------------------------------------------------------------------------------


3ยบ Curso Curso de Primaria

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Érase una vez dos niños llamados Juan y Paco. Eran muy obedientes y muy organizados. Siempre estaban en su habitación planeando la búsqueda de su perro Covi. Covi es un pastor alemán rojo y blanco. Toda su familia lo estaba buscando porque hace unos días se había perdido. Paco hizo un mapa del bosque y de su barrio y Juan estaba ayudando a Paco con el mapa de la cueva. Esta cueva era la cueva más grande de su pueblo. Cuando terminaron se pusieron su traje y su mochila y empezaron la búsqueda. Primero estaban buscando por el bosque, pero no aparecía. Después buscaron por su barrio y tampoco apareció. Por último buscaron en la cueva. La cueva era muy larga y tenían una gran profundidad. En el fondo de la cueva se oyó un ladrido. Cuando oyeron el ladrido corrieron pero no llegaban al fondo de la cueva. De repente se oyó una voz que decía: ------------------------------------------------------------------------------------- 9 -------------------------------------------------------------------------------------


- No lo conseguiréis, tendréis que estar andando horas y horas. A Paco y Juan les daba igual. Tanto anduvieron que Juan empezó a tener mucha hambre y decidieron acampar en la cueva. Allí pasaron la noche y cuando se despertaron desayunaron y se pusieron a comprobar el mapa. Pero el mapa se lo habían comido los ratones durante la noche. Paco le dijo a Juan que no pasaba nada, porque se había estudiado el mapa de memoria. Siguieron andando y andando pero no lo encontraban. Entonces Juan dijo: - ¿Seguro que te has estudiado el mapa? Yo creo que estamos dando vueltas. Paco le dijo: - Lo siento, te he mentido, no se dónde estamos. Juan estaba cabreado porque le había mentido y encima se había comido los cacahuetes. Todo el camino de vuelta a la entrada de la cueva lo hicieron enfadados y no se hablaban. De repente Paco oyó el ladrido de su perro. Siguiendo el ladrido entraron en un reino que no podían ni imaginar. En él había todo lo que ellos querían: golosinas, una televisión gigantesca, videoconsolas con muchos juegos y un millón de cosas más. Los niños seguían enfadados, pero comiendo golosinas ocurrió algo mágico, la tele se encendió sola y les dijo: - ¿Os queréis quedar aquí para siempre? Los niños no sabían que hacer. Paco quería irse a su casa con su madre y su padre. Juan quería quedarse allí para ------------------------------------------------------------------------------------- 10 -------------------------------------------------------------------------------------


siempre. Los dos hermanos no se ponían de acuerdo y una voz dijo: - Tenéis un día para pensarlo. Mañana lo preguntaré de nuevo. Al día siguiente los niños no durmieron y estuvieron hablando para ver qué decisión tomaban. Al final dijeron: - Nos vamos a ir, pero si no te importa nos das la televisión, las videoconsolas, los videojuegos y tres sacos de golosinas. La voz le contestó: - De acuerdo, cerrad los ojos e imaginar que estáis en la cama. Las cosas las dejaré en el salón. ¡Hasta siempre! Cuando se despertaron buscaron a sus padres. Los padres tenían una sorpresa. Era su perro, Covi. Los niños estaban contentos y decidieron no pelearse jamás y decidir las cosas siempre juntos. Autora: Autora: María Pérez Pérez 4º Curso de Primaria

Érase una vez un duende llamado Chipi. Chipi estaba triste porque no tenía amigos para jugar y se le apareció un hada y le dijo: - ¿Qué te pasa pequeño duende? ¿Cómo te llamas? - Me llamo Chipi. Lo que me pasa es que no tengo amigos para jugar y no tengo trabajo para entretenerme. ------------------------------------------------------------------------------------- 11 -------------------------------------------------------------------------------------


El hada le dijo: - Yo te daré una misión, que será pintar las flores de colores. Chipi empezó a prepararse los botes de pintura mágica y entonces se dio cuenta que faltaban más botes de pintura mágica y empezó a buscar por todas partes. Salió al bosque a buscar los botes de pintura mágica y encontró a un duende y lo llamó. - ¿Cómo te llamas pequeño duende? - Me llamo Peter. ¿Quieres ayudarme a pintar las flores de colorines? Los dos duendes pintaron las flores y se hicieron muy amigos. Chipi se puso muy contento porque encontró un amigo para jugar. Fueron felices y Chipi nunca más se encontró solo y triste. Fue muy feliz. Autora: Mª Cristina Escobar García 4º Curso Primaria. Apoyo.

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Érase una vez dos niños llamados Juan y Carlos, eran hermanos. Juan era el mayor, tenía 10 años y más travieso que Carlos. Carlos tenía 8 años y era muy miedoso. Siempre pasaban las vacaciones en la playa pero ese año sus padres decidieron ir a un pueblo muy pequeño que habían oído hablar bien de él. Cuando llegaron al pueblo los niños encontraron personas mayores y como no tenían con quién jugar se iban todos los días a explorar los alrededores. Un día, algo les llamó la atención, era un hueco en la roca de una montaña, Juan quería entrar pero Carlos no. - No pasa nada Carlos, si te da miedo salimos- dijo Juan. Entraron a la cueva y al hacer ruido asustaron a unos murciélagos. - Juan, vámonos que tengo mucho miedo. - Carlos, vamos a entrar un poco más, pero no grites. La cueva era muy bonita, tenía un pequeño puente y pasaba agua por abajo; al cruzar el puente vieron en un rincón una caja pequeña, estaba cubierta de telarañas y ------------------------------------------------------------------------------------- 13 -------------------------------------------------------------------------------------


polvo. Juan cogió la caja y salieron corriendo los dos hermanos. Cuando llegaron a su casa abrieron la caja, contenía objetos de una niña: una muñeca, un collar, una comba y un mapa que llevaba escrito el nombre de Carmen. - Carlos, tenemos que investigar de quien son estos objetos- dijo Juan.

Cogieron el mapa y fueron preguntando a las personas mayores del pueblo, hasta que el mapa los llevó a una casa abandonada y le preguntaron a un hombre que pasaba por allí. - Sí, se llamaba Carmen, creo que ahora vive en el pueblo de al lado. ------------------------------------------------------------------------------------- 14 -------------------------------------------------------------------------------------


- ¡Gracias! - respondieron. Al día siguiente, fueron a ese pueblo y después de preguntar a muchas personas encontraron la casa de Carmen. Llamaron a la puerta y salió una mujer con un niño en brazos. - ¿Es usted Carmen? – preguntó Juan. - Sí – respondió la mujer. - Esto es suyo – y los dos niños le dieron la caja. La mujer con lágrimas en los ojos le entregó otra caja más grande. Cuando volvieron a su casa la abrieron, era un libro titulado “El libro de los sueños”. Al terminar las vacaciones decidieron leer el libro, pero llevaba una nota: “Deben de leerlo sólo niños”. Al pasar dos años lo guardarían en su caja y en otra meterían los datos personales de los niños que hubieran leído el libro, objetos suyos y un mapa. Después la llevarían a la cueva donde encontraron la anterior. Todas las noches lo leían, eran historias muy bonitas de niños, conforme lo leían las letras se borraban y aparecían otras nuevas. Pasaron los dos años y guardaron el libro. Metieron sus datos personales, algunos objetos queridos y el mapa en una caja y lo llevaron a la cueva. ------------------------------------------------------------------------------------- 15 -------------------------------------------------------------------------------------


Estaban bastante tristes pues ya no podían leer el libro, pero lo que no sabían era que todas las historias que contenía ese maravilloso libro que habían leído pertenecían a sueños reales de otros niños que al leerlos se habían cumplido. Pasaron algunos años y unos niños llamaron a su puerta, al abrir recibieron con alegría la caja de la cueva y ellos con lágrimas en los ojos les entregaron “el libro de los sueños”. Autora: Am Amelia Arenas Olivares 5º Curso de Primaria

Había una vez un niño que se llamaba Martín. Era un niño muy simpático y amable y, aunque no tenía mucho, siempre compartía sus cosas con los demás. Martín deseaba con todas sus fuerzas tener un reloj, pero nunca pudo comprarse uno. Un día Martín iba paseando por el parque con su amigo Gilberto, de pronto vieron en el suelo un reloj muy raro. Era de color plateado, con las manecillas doradas y con números romanos, parecía estar hecho a mano. Martín se lo quedó, pero no podía ser suyo del todo hasta que supiera que su dueño no lo echaba de menos. Colgó carteles en los árboles, en las farolas, en las puertas de las casas, etc.…Hasta que un día apareció su dueño. ------------------------------------------------------------------------------------- 16 -------------------------------------------------------------------------------------


Fue a la casa de Martín. Era anciano y con un aspecto amable, parecía inteligente. Le dijo a Martín que podía quedárselo, pero que nunca moviera las manecillas del reloj o pasaría algo desastroso. Después de oír esas palabras, Martín sintió un poco de curiosidad. ¿Qué ocurriría si moviese las manecillas? Pero nunca llegó a hacerlo, hasta que un día se produjo el cambio de hora y había que adelantar todos los relojes. A Martín le dio un poco de miedo tocar las manecillas de su reloj, pero pensó que de qué servía un reloj si no marcaba la hora exacta. Así que las movió, y de repente escuchó un ruido horrible, como si sonaran mil relojes a la vez. Cuando paró el ruido, se sintió un poco raro y salió de la casa para ver qué había pasado. Cuál no sería su sorpresa cuando comprobó que todo había cambiado. Los coches podían volar, la gente llevaba trajes de metal y unas gafas que parecían digitales. Martín preguntó a un hombre:- Disculpe señor, ¿sabe en qué fecha estamos? - Es el 3 de abril del 2032.- respondió el señor. Entonces Martín supo que había viajado al futuro.

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Martín no sabía qué hacer. Lo primero que se le ocurrió fue llamar a su casa. Encontró una cabina telefónica en la que no se podía llamar a nadie, sino que te llevaba a casa de la persona a la que querías llamar. Había una especie de ordenador en el que se mostraban los nombres de todas las familias que vivían en la ciudad. Martín buscó su apellido que era Alfred. Encontró una casa en el centro de la ciudad; pidió un taxi que lo dejó en la puerta. En esa fecha, con sólo decir gracias se pagaba todo lo que se utilizaba. Martín tocó el timbre y al abrirle todos gritaron a la vez: - ¡Es Martín! Martín se impresionó y preguntó como sabían quién era. Ellos le contaron que hacía mucho tiempo se perdió un familiar que era igual que él y que habían estado muy preocupados. Martín se sintió muy triste por no haber hecho caso al anciano. Se quedó a vivir en la casa en la habitación de sus primos que tenían 32 y 34 años. Pero Martín tenía que volver a su época, así que probó moviendo las manecillas del reloj hacia atrás, pero no sucedió nada. Intentó buscar al anciano, pero nadie le conocía. Martín llegó a pensar que jamás volvería a su época, hasta que un día encontró en la calle a un hombre que sabía lo que le había pasado. Aquel hombre le dijo que tenía que romper y quemar el reloj, además de recordar todo lo posible sobre su vida para volver a su época. Martín se lo estuvo pensando durante tres días, pero al final se decidió e hizo lo que aquel hombre le había aconsejado, regresando así al día en que se produjo el cambio de hora. Martín se encontró en su casa, sin el reloj, pero no le importaba, había vuelto a su casa con su familia y eso era lo más importante. Además, al día siguiente era su cumpleaños. Recibió un reloj de regalo y Martín se sintió muy feliz. Christian Zhingri Piedra 6º Curso de Primaria ------------------------------------------------------------------------------------- 18 -------------------------------------------------------------------------------------


Me

desperté muy tarde, me extrañó que mi madre no me hubiese despertado ya que esa mañana íbamos a visitar a mi abuela. Mi abuela se llamaba María, estaba ingresada en el hospital, le había dado un ataque al corazón pero ya se encontraba mucho mejor. Mi abuela era maravillosa, ella cuenta las mejores historias del mundo, es muy activa y siempre sabe lo que me gusta. -¡Beatriz! -me gritó mi madre- ¡Vístete y baja rápido si quieres ir a ver a la abuela! - ¡Ya voy! – le dije. Mi madre estaba muy nerviosa y desviaba la mirada de un sitio a otro como si estuviese loca; siempre se ponía así cuando íbamos a ver a la abuela, hace muchos años que tuvieron una enorme discusión y desde entonces no se hablan mucho. Me miré sonriendo en el espejo, mi ropa combinaba con mis ojos y mi pelo, camiseta verde como mis ojos y pantalones negros como mi pelo. Bajé los escalones de dos en dos, mi madre me esperaba en el coche, antes de salir dediqué una mirada a la foto de mi padre, él abandonó a mi madre cuando yo nací, jamás le conocí y sinceramente no querría hacerlo. Me subí en el coche mientras mi madre se maquillaba para intentar encubrir las ojeras. Al cabo de una hora y media llegamos al hospital de Madrid, entré dando grandes zancadas, pero mi madre arrastraba los píes e iba tan lenta que parecía que iba al juicio para ir al mismísimo infierno. -¡Mamá, date prisa! -le dije algo molesta, el tiempo de visitas solo dura una hora. -Ve tú -me respondió, yo voy a tomarme un café.

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Se dio la vuelta y se marchó, yo me quedé mirándola, ¿Era capaz de ignorar a su propia madre? No fui capaz de entenderlo pero me di la vuelta y fui a la habitación. - ¡Hola abuela! -dije asomando la cabeza por la puerta. - ¡Pasa, pasa cielo! -me contestó ella. - Me senté a su lado y comenzamos a hablar hasta que. . . - ¿Quieres que te cuente una historia de cuando yo era de tu edad? -me preguntó mi abuela. - ¡Sí, por favor! -le respondí, ella carraspeó teatralmente y comenzó su relato. - Hace ya 68 años que me ocurrió algo increíble -dijo con voz de presentadora- Yo tenía 10 años, como tú, me encontraba en la casa de campo de mi abuela Garganta, un día me encontré una especie de pozo, pensé que sería de allí de donde mi abuela sacaba el agua, pero no. El problema fue que me asomé al borde, me subí en una piedra y me caí dentro. Cuando desperté me encontré sobre hierba, lo cual me extrañó mucho ya que pensaba aterrizar sobre agua o al menos sobre piedras. Miré a mí alrededor y me di cuenta de que ya no estaba en el campo de mi abuela. Me encontraba frente a una cueva, por pura curiosidad decidí entrar, el interior no era como lo había imaginado, estaba cubierto de velos indios de todos los colores adornando los techos y las paredes de la cueva; había una gran mesa en el centro llena de flores y especias aromáticas, sillones y sofás adornados con conchas y corales. Pero de pronto, un ladrido interrumpió mis pensamientos, me encontré frente al dueño de la cueva, ¡un perro gigante! El perro soltó tal ladrido que salí volando, me sujete a una roca saliente pero se desprendió y salí despedida de la cueva. Cuando recobré el sentido, vi que en mi mano aún estaba la roca, pero me di cuenta de que estaba hueca, la abrí y dentro había una bonita llave de oro, y también un viejo pergamino, que decía: “Sí de fantasía quieres salir, las 7 llaves debes encontrar para que la puerta puedas hallar “ ¡Qué fastidio! ahora me tocaba encontrar las otras 6 llaves. ------------------------------------------------------------------------------------- 20 -------------------------------------------------------------------------------------


Anduve y anduve hasta que ya no pude más. Me senté al lado de un bonito lago, y al asomarme vi otra de las llaves reflejadas. Sin pensarlo dos veces me lance al agua y bucee, salí dos veces a tomar aire pero luego me di cuenta de que podía respirar bajo el agua. De pronto, frente a frente me encontré con una piraña, gigante por supuesto, es que todo tiene que ser a lo grande, pensé, pero cuando la piraña abrió la boca, se me escapó una sonrisa, tenía una llave encajada en los dientes, de repente tuve una idea lo suficientemente loca y estúpida como para matarme o salvarme. Me deje tragar por la piraña esquivando sus puntiagudos dientes y cogí la llave, le hice cosquillas hasta que abrió la boca para estornudar y yo escapé. Continué andando y me encontré con un toro, gigantesco, en el cuerno otra llave, dejé que el toro corriera hacía mí y en el último instante salté y me subí a lomos del animal, cogí la llave y salte a una rama, pero sentí como unas garras que me agarraban del pelo y me elevaban hasta que me dejaron caer sobre un nido, había un montón de huevos que empezaron a romperse, vi algo dorado y lo cogí , ¡sí ! otra de las llaves, y de nuevo las enormes garras me sujetaron, miré hacia arriba y vi un pajarraco enorme que gruñía.

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Se detuvo justo encima de un volcán y me soltó, conseguí agarrarme a una roca y vi otra llave, la cogí y escale, me deslice por la ladera del volcán, era un tobogán. Solo me faltaban dos llaves, así que continué andando, de pronto me encontré delante de una tienda de sombreros, entré, había todo tipo de sombreros, boinas, gorras, incluso pelucas. Detrás de un sombreo de china encontré otra llave, la cogí. Al instante la tienda tembló y apareció una puerta de oro que relucía más que las estrellas. Coloqué las llaves en sus respectivos candados pero faltaba una, algo brilló en mi bolsillo y saqué la llave, muy contenta la coloqué en la puerta y se abrió…. Mi abuela respiró hondo mientras bebía un vaso de agua. - ¡Guau! Abuela – dije, ha sido…. - Una perdida de tiempo, interrumpió mi madre desde la puerta. - ¡Oh, cállate! – le contestó mi abuela, le ha gustado. - ¡Vamos Bea! – me dijo sin hacer caso a la abuela, nos tenemos que ir ya. Ella salió, pero mi abuela me hizo señas para que me acercara. - ¿Te has creído la historia?- me preguntó. - Lo cierto es que no, lo siento abuela -le dije. - ¡Oh! Bueno, toma un regalo -me dijo sonriendo. Cuando lo vi, me quedé paralizada, era el colgante con una llave de oro macizo. ¿La historia que me ha contado mi abuela es cierta o se la ha inventado para tomarme el pelo? Supongo que nunca lo sabré, pero me gustaría pensar que es cierta, así, sí que creería en la magia. Autora: Victoria González Guardiola 1º Curso de Secundaria

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Había una vez una familia muy pobre. La madre se llamaba Isabel y estaba enferma del corazón. El padre, Alejandro, era pescador. La hija se llamaba Ana, tenía siete años e iba al colegio. Un sábado, Ana acompañó a su padre a pescar en el barco. Cuando tiraron de la caña, en vez de sacar un pez, sacaron unas llaves de oro muy brillantes. Ana y su padre se quedaron muy sorprendidos. - Mira, papá ¡qué bonitas!, -dijo la niña. - Sí que son bonitas, -contestó su padre. - ¿Sabes qué vamos a hacer?: las guardaremos aquí en el barco y luego se las venderemos a alguien que sea rico y, con el dinero que nos den por ellas, compraremos medicinas para que mamá se ponga bien. Siguieron navegando muy contentos, cuando de pronto vieron un delfín jugando muy feliz en el agua. Ana cogió un poco de pan que llevaba en una bolsita y se lo tiró. El delfín se acercó a comerse el pan, y Ana le dijo a su padre: - Papá, ¡mira qué delfín más bonito! ¿Lo podemos llevar a casa, por favor? Su padre le contestó: - ¡Ay, hija!, ya me gustaría, pero somos pobres y no tenemos dinero para ponerle una piscina. - ¡Jo, qué lástima!, - dijo triste la niña. ------------------------------------------------------------------------------------- 23 -------------------------------------------------------------------------------------


El delfín, que estaba bastante cerca del barco, vio las llaves que brillaban bajo el sol y, para sorpresa de Alejandro y su hija, habló y dijo: - ¡Oh, Dios mío! ¿Qué es eso? - Son unas llaves de oro que hemos encontrado en el mar cuando estábamos pescando, - dijo Alejandro. - Sí, - añadió Ana. – Pensábamos que íbamos a sacar un pez, pero en la caña se habían enganchado las llaves. - Pero, ¿sabéis de dónde son? – preguntó de nuevo el delfín. - No, - contestó Alejandro, - pero pensábamos venderlas, pues necesitamos dinero para comprar medicamentos para mi mujer, que está enferma. Y el delfín dijo de nuevo: - ¡No! No las vendáis. Esas llaves abren los cofres del tesoro.

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- Pero, ¿qué tesoro?, - dijeron a la vez Ana y su padre, que no salían de su asombro. - El tesoro de la isla de Parapatú, - siguió diciendo el delfín. - Un montón de piratas han estado detrás de conseguirlo, pero el tesoro está custodiado por los animales salvajes de la isla y éstos dicen que sólo será de aquel que tenga las llaves de oro. - Pero, ¡no puede ser! ¿Estás seguro de lo que dices?, preguntó Alejandro todavía más sorprendido. - Claro que estoy seguro – afirmó el delfín. – Y además os digo otra cosa: el que pueda abrir el tesoro será el príncipe de Parapatú. Alejandro dijo muy contento: - ¡Qué bien! Seré el príncipe de la isla de Parapatú. No tengo palabras para expresar lo feliz que estoy. - Creo que me voy a morir aquí mismo de tanta felicidad, - dijo también Ana muy contenta. El delfín dijo que le siguieran y les indicó el camino para llegar a la isla. Cuando se estaban acercando y vieron todos los animales que allí había, Ana y su padre tuvieron mucho miedo. Pero enseguida se les pasó cuando todos los animales gritaron a la vez: - ¡Viva el príncipe de la isla de Parapatú! Alejandro, Isabel y Ana fueron desde entonces muy ricos y muy felices. Isabel se curó de su enfermedad, pues tuvo los mejores médicos y las mejores medicinas del mundo. Y todos gobernaban en la pequeña y maravillosa isla de Parapatú. Autora: Fadoua Bessour ------------------------------------------------------------------------------------- 25 -------------------------------------------------------------------------------------


1º Curso de Secundaria. Apoyo

Un

atardecer un gusano iba por el campo. No por su condición, como creían los humanos, había tenido una vida fácil. Iba recordando las penurias de su vida a la vez que el sol iba cayendo del cielo. Cuando apenas había vivido, se casó con una gusanita e inconscientemente ahora pensaba… bueno el caso es que lo hecho, hecho está. Fruto de este matrimonio un gusanito salió y como para mofa del gusano en “bakala” se convirtió y, como rebeldía cambiose el nombre de Carlos por Kevin. Mientras tanto el matrimonio iba de mal en peor, pues ninguno de los dos sentía amor. En su juventud inconsciente ambos se habían dejado llevar, pero ninguno de los dos lo tenía ya. Una hija –pensaba el gusano-, ¡una hija nos alegrará! Y así una niña nació, pero por desgracia, ¡Qué pija y tonta nos salió! Pues, si apenas dejaba la cuna y ya se pintaba, y cuando casi no andaba, la tarjeta ya fundía y como otro acto de rebeldía Yoli se puso de nombre. Para colmo de colmos, la mujer convirtiose en mariposa y alzando el vuelo y la voz, dejó al marido con estas palabras: - ¡Ay Remigio que tonto eres, y que tonta yo por aguantarte tantas veces! Y ahora que soy libre, ojalá y no vuelva a verte, ni al hijo “chundachunda” ni a la hija “sinoescaronolollevo”. Y alzó el vuelo y su promesa cumplió. Remigio no volvió a verla y se quedó solo con sus dos hijos. Tuvo que buscar otro trabajo, pues la hija no hacía más que pedir y el hijo más que coger. Terminó de recordar y de apenarse, cuando se dio cuenta que una gusana llamaba a su puerta: - Oiga usted, ¿le gustaría librarse de un hijo? ------------------------------------------------------------------------------------- 26 -------------------------------------------------------------------------------------


Remigio escuchó atónito y la miró perplejo: - ¿Y cómo es eso?, quiero decir, no es que no me gusten mis hijos; en fin son mis hijos, pero si me dan la oportunidad… en fin dígame que es todo esto, por favor. -Yo soy María Juana y mire usted, hemos creado una iniciativa para hijos como… bueno no sé como decirle, pero que son un pelín problemáticos. No es que yo quiera ofenderle ni mucho menos, pero hemos estado observando a sus hijos, y pensamos que encajarían muy bien. Una luz pareció abrirse en el oscuro túnel de la vida de Remigio, pero no quiso ilusionarse: - ¿Y cómo es esa iniciativa? - Pues mire, nosotros acogemos a los chicos en una casa e intentamos reformarlos –ahí Remigio se hecho a reír, no podía imaginar a sus hijos cabestros reformándose-, la gusana siguió como si nada- bueno el proceso podría durar años y los padres no pagan nada: ¿acepta? - ¿Qué si acepto? –en medio de su arranque de felicidad por librarse de sus cabestros, cogió a María Juana y le dio un beso¡por supuesto que acepto! Y así, una semana después vino un autobús a la casita de Remigio y se llevo a Kevin y a Yoli de donde seguramente no volverían, como sabía Remigio, pues los conocía bien y sabía que no era posible que se reformaran. Cuando se fue el autobús, tocaron a su puerta. Remigio temiendo que hubieran descubierto como eran sus hijos y los trajeran de vuelta, miró por una rendija, pero no eran Kevin ni Yoli; era María Juana. Abrió la puerta y le dijo: - Hola señorita. ¿Qué le trae por aquí? Pase usted. - Pues mire Remigio tengo que confesarle algo, verá es que… bueno, resulta que yo no tengo nada que ver con esa iniciativa de los hijos problemáticos. La verdad es que solo lo hice por ti. Remigio la miró confuso. - ¿Cómo? ------------------------------------------------------------------------------------- 27 -------------------------------------------------------------------------------------


- Pues mira, es que resulta que llevo enamorada de ti desde el día que te vi en el trabajo, y bueno, tú eras muy infeliz por culpa de todo lo que te había pasado y por los malos hijos que tenías… Bueno sé que no tendría que haberme metido en nada de tu vida porque no tengo derecho ni nada, pero quiero que sepas que lo hice con mi mejor intención. - Entonces, ¿todo esto es gracias a ti? - Bueno pues sí, inscribí a tus hijos en ese proyecto. Diciendo esto Remigio volvió a besarla y unas semanas más tarde decidieron casarse. Ya no por obligación, por presión o por nada de eso, sino porque se querían de verdad y tuvieron un hijo al que llamaron Dionisio y que les salió responsable y muy parecido a ellos. Cuando estaban ya casi al final de sus vidas, ¡oh maravilla! renacieron en mariposas y volvieron a vivir otra vida feliz, y estoy seguro de que si tuvieran una tercera vida volverían a pasarla juntos. Y os preguntaréis qué fue de los hijos “problemáticos”. Pues bien, os lo diré: Kevin al llevar un par de años allí, conoció a una gusanita y se enamoró, pero la gusanita se reformó y ya no quería estar con él, así que por el amor que le tenía a la gusanita dejó de ser garrulo y gracias a ello se convirtieron los dos en mariposas y, algún tiempo más tarde, se reencontró con su padre y, aunque no tuvieron una relación padre hijo, se llevaron bien. Y bueno, Yoli pasado un tiempo allí, se escapó y ya no se supo más de ella. Y así acaba la historia de Remigio en el mundo de los gusanos. Con este cuento, intento decir que no por ello estos animalillos son inferiores a nosotros y que no subestimemos a los animales simplemente por ser animales. ------------------------------------------------------------------------------------- 28 -------------------------------------------------------------------------------------


Autor: Eduardo López Bernal 2º Curso de Secundaria

Hola,

me llamo Maddie y tengo 17 años. En el Estado de Washington, bajo un cielo casi siempre encapotado y lluvioso, se encuentra un pequeño pueblo llamado Forks. Hace unos meses que me he mudado a vivir aquí con mi padre, después de que él y mi madre se separaran. Mi padre se llama Charlie. Con él la verdad es que vivo bien y no me falta de nada. Vinimos a Forks después del verano. El instituto empezó poco después. De amigos no me quejo: tengo bastantes y son todos muy simpáticos. Con la que más confianza tengo es con Alice. Una tarde caminaba sola por el bosque. Como casi siempre, el cielo estaba muy nuboso. Se desató una tormenta y, de repente, un rayo rompió la rama de un árbol y cayó sobre mí. No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, pero cuando desperté, Edward estaba ahí. Edward es mi mejor amigo. Era extraño, ya que oía su voz, pero sus labios no se movían. No me lo podía creer, pero estaba escuchando lo que pensaba. Algo sorprendente me había ocurrido para poder hacerlo. Me incorporé y Edward me abrazó mientras me preguntaba una y otra vez si estaba bien. Cuando pude andar, me acompañó a mi casa. Por el camino me di cuenta de que no sólo podía leer en la mente de Edward, sino que, además, yo me sentía mucho más ágil y veloz. Me despidió en la puerta de mi casa. Entré en ella y me acosté, pero no pude pegar ojo en toda la noche. Estaba alucinando. Lo que me estaba ocurriendo no podía ser real. Estas cosas no pasan. A la mañana siguiente, antes de ir al instituto llamé a Edward y a Alice y quedé con ellos para irnos juntos. Les conté lo que me ocurría y se quedaron boquiabiertos. No sabían si creérselo o no. Podía leer sus mentes. Estaban totalmente sorprendidos. Les ------------------------------------------------------------------------------------- 29 -------------------------------------------------------------------------------------


demostré lo rápida que era. Podía trepar por las paredes sin esfuerzo. De pronto, algo ocurrió: mi mente volaba. Se representaban ante mí escenas que no conocía y que nunca antes había visto. Me veía a mí, con Edward. Es como si estuviera presenciando mi futuro. Nunca me había sentido así. Era algo nuevo y totalmente emocionante. Después de la comida, Alice tenía ensayo, así que Edward y yo nos quedamos en el gimnasio esperándola. Edward me dijo que era fantástico que me pasaran estas cosas, aunque yo no estaba totalmente segura de que fuera así. Me dijo que me tenía que decir algo, pero que no era el lugar. Su mente estaba confusa. Parecía como si me quisiera contar algo importante. Así que esa noche, después de cenar quedamos en el bosque. Me dijo que todo lo que me había pasado era muy emocionante, y que nosotros teníamos que utilizar esos “poderes” para cosas buenas. Cuando pronunció la palabra “nosotros” me quedé pensativa. “Nosotros”, había dicho…Sólo se me ocurre una explicación para que me dijera eso. Él era igual que yo, seguro. Pero si era eso… ¿por qué no me lo había dicho antes? ¿Tendría miedo a que lo contara? No sé, estaba muy confusa. Me cogió las manos y me dijo que hace tiempo, cuando yo todavía no había llegado aquí, le sucedió algo fantástico. Como en Forks casi siempre llueve, una noche corría por la calle. A Edward le encanta el deporte. Llovía bastante, se resbaló y cayó en un agujero. Se dio un golpe con una roca y quedó inconsciente. Cuando se despertó estaba empapado, así que volvió a su casa lo antes posible. Cuando me lo contó no podía dar crédito. Le pregunté por qué no me lo había contado antes y me dijo que cuando se lo comentó a sus padres no le creyeron y había decidido no revelar su secreto a nadie más. Él controlaba muy bien sus poderes. También podía leer las mentes y corría más rápido que nadie. Claro, por eso le gustaba tanto correr, pensé yo. ------------------------------------------------------------------------------------- 30 -------------------------------------------------------------------------------------


A la mañana siguiente, Alice no fue a clase. No le dimos importancia. Pasó una semana y Alice no aparecía. Era como si se la hubiera tragado la tierra. La llamamos a casa, pero nadie respondió. Sus padres tampoco estaban. Era extraño, no se irían sin decir nada, sin despedirse. A Edward también le parecía raro. Empezamos a buscarla. Le preguntamos al Director del instituto si les habían avisado de algo. No nos contestó. Algo estaba pasando. Decidimos entrar en su casa. Lo hicimos por una ventana que no estaba bien cerrada. Parecía que todo estaba en orden, pero en sus armarios no había ropa, estaban todos vacíos. Nada, no encontramos ninguna pista sobre lo que había pasado. Al día siguiente, el hermano de Alice, Jim, vino corriendo a nuestra clase. Jim es mayor que nosotros y trabaja de ayudante en un taller mecánico. Le pidió al profesor que nos dejara salir un momento, pues tenía que hablar urgentemente con Edgard y conmigo. Nos contó todo lo que había pasado desde el último día en que habíamos visto a Alice. Esa noche, cuando regresaba a su casa después de haber salido con unos amigos, vio a unos hombres desconocidos que entraban en ella. Se detuvo o observar escondido tras una esquina y vio que poco después salían con maletas. Enseguida se dio cuenta de que sacaban a sus padres y a su hermana a la fuerza y los montaban en un coche. Cogió su moto y les siguió. No sabía a dónde iban. Llegaron a una fábrica abandonada, donde dejaron a su familia y luego se fueron. Entonces aprovechó y entró en la fábrica. Sus padres estaban inconscientes, pero Alice no. Habló con ella y le dijo que acudiera a mí, ya que yo era la única que les podía salvar. Uno de los hombres le vio y Jim tuvo que huir de allí tan rápidamente como pudo. Nos quedamos impresionados. Habían sido unas semanas muy intensas. Primero, tengo estos poderes, después descubro que Edward también los tiene, Alice y su familia desaparecen… Todo ------------------------------------------------------------------------------------- 31 -------------------------------------------------------------------------------------


aquello no era normal. Pero tenía que salvarlos. Volvimos a clase y esa tarde fuimos a la casa de Alice con Jim para tratar de trazar algún plan. Esa noche ninguno de los tres pudimos dormir. Era sábado por la mañana y había quedado con Edward y Jim para ir por la tarde a la fábrica. Cogimos el coche de Charlie. Yo iba con Jim en el coche y Edward detrás con la moto de Jim. Había dos puertas de entrada a la fábrica. Ante la puerta delantera había un hombre. Dimos la vuelta para entrar por la otra puerta y vimos a otro hombre. Justo en la fachada del lateral derecho había otra puerta semiescondida, por la que había salido Jim cuando escapó. Intentamos entrar por ahí, pero estaba cerrada con llave. Era el momento de utilizar mis habilidades. Yo no estaba del todo segura, pero Edward me animó. Al cabo de un rato, pude abrir la puerta. Entramos. Edward se quedo fuera por si venia alguien. Dentro estaba todo oscuro. Estábamos un poco asustados. De repente, vimos una luz encendida, que nos permitió ver que la fábrica estaba dividida en varios sectores: en el lado derecho había una serie de puertas, que conducirían seguramente a otras tantas habitaciones o despachos, y en el izquierdo, máquinas viejas y rotas. La luz que vimos salía de alguna de las habitaciones. Nos dirigimos hacia allí, pero antes de llegar la luz se apagó. Estábamos perdidos, pues de nuevo nos encontrábamos en la más absoluta oscuridad. A tientas, fuimos hacia una de las puertas. Detrás no se oía nada. Pero yo sabía que alguien se encontraba al otro lado porque estaba oyendo su mente. De pronto, escuchamos unos pasos que se acercaban desde el interior y nos apresuramos a escondernos detrás de una pila de cajas que había enfrente. Se abrió la puerta y salió uno de los hombres. Rápidamente nos metimos en la habitación. Allí se encontraba el padre de Alice y Jim, pero estaba inconsciente. Llamamos a Edward, quien lo cogió sin esfuerzo y lo llevó hasta el coche. En un momento ya estaba de vuelta con nosotros. ------------------------------------------------------------------------------------- 32 -------------------------------------------------------------------------------------


Salimos de esa habitación y nos dirigimos a otra. No había nada, ni tampoco en las cuatro siguientes. Oímos pasos de nuevo y Jim se escondió. Edward y yo nos quedamos pegados a la pared. Se acercaban tres hombres delante y otro más que caminaba detrás. Este último tenía un aspecto envejecido. Entraron a una habitación y cerraron la puerta. Les seguimos sigilosamente y pudimos escuchar la voz de la madre de mis amigos, aunque se oía como muy lejana. Edward abrió la puerta con cuidado y pudimos ver que había una silla y unas cuerdas en el suelo. Dentro de la habitación había otra puerta. Intentamos abrirla pero estaba cerrada. Esperamos fuera. Pasó media hora y no aparecía nadie y Edward empezaba a impacientarse. De pronto corrió hacia la puerta y la abrió de un empujón. Allí estaba la madre de Jim. Estaba asustada. Jim la abrazó muy fuerte, pero tenían que darse prisa. Aquellos hombres que habíamos visto no estaban en la habitación. No sabíamos dónde se habían metido o por dónde habían salido. Sacamos de allí a la madre de mis amigos. Ahora sólo nos faltaba Alice… ¿Dónde podría estar? Aquello era todo muy grande. Pero teníamos que intentarlo. No nos podíamos ir de allí sin ella. La madre nos había dicho que la última vez que la había visto se encontraba en una habitación que había detrás de unas máquinas, con una puerta de color blanco que no se veía a simple vista. Jim fue a llevar a su madre al coche junto a su padre y se quedó allí con

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ellos, mientras Edward y yo íbamos a buscar a Alice . Edward caminaba pegado a la pared y yo iba casi arrastrándome por el suelo. Andábamos tan rápido, que las losas del suelo se movían. Sólo faltaban tres puertas más para llegar al final del recinto y al fin encontramos la que buscábamos. Entramos y la vimos…, pero también estaba aquel hombre de aspecto envejecido. El hombre, cuando nos vio, supo enseguida quiénes éramos. Mandó a tres hombres a que nos siguieran. Edward se ocupó de ellos, mientras yo intentaba llegar hasta Alice. El Viejo, como los otros hombres le llamaban, se puso delante de mi amiga para impedir que se fuera. Su mente me decía que yo ya no podía hacer nada. Volví la cabeza y vi que Edward estaba atrapado, sujeto por los tres hombres. Pensé que estábamos perdidos sin solución posible. Tenía la cabeza hecha un lío y no podía pensar. Intenté calmarme y una voz dulce sonó dentro de mi cabeza. Era la de Alice, que intentaba ayudarme. Me decía que todo se iba a solucionar. “Tranquila y piensa, tranquila y piensa”, me decía sin parar… Eran casi las diez y media de la mañana del sábado. Me dolía mucho la cabeza. Bajé de mi habitación con la idea de tomar algo y, cuando iba hacia la cocina, llamaron a la puerta. Abrí y era Edward. Le pregunte por Alice y me contestó que estaba ensayando, como cada sábado. Me preguntó si me ocurría algo y yo me quedé muy extrañada… Mi mente estaba confusa. Parecía como si Edward no se acordara de nada. Me preguntó que si aún me dolía algo por el golpe de la otra noche. ¿La otra noche? Si lo del bosque me había ocurrido hace una semana… Le pregunté que cómo habíamos conseguido salir de aquella fábrica. Edward no tenía ni idea de lo que le estaba contando. Todo era muy extraño. Yo lo recordaba todo a la perfección, pero Edward, al parecer, no. Aquello tenía que haber sido un sueño o tal vez una alucinación. Pero es que… ¡era todo tan real! Autora: Mª Victoria Navarro Salinas ------------------------------------------------------------------------------------- 34 -------------------------------------------------------------------------------------


3º Curso de Secundaria

Érase una vez un chico llamado David. David tenía diecisiete años y estudiaba Bachillerato. Era alto y musculoso, moreno, con ojos marrones y pelo corto. Era muy responsable y no faltaba ningún día al instituto porque quería sacar buenas notas para poder estudiar la carrera de Ingeniería, la cual le encantaba. David era muy tímido y vergonzoso, solo tenía un amigo llamado Ricardo que estudiaba con él en el mismo instituto. Todos los días, Ricardo y David hacían los deberes y estudiaban juntos, después jugaban a la videoconsola. Los padres de David estaban separados, de modo que David era compartido por sus progenitores, pasaba los fines de semana con su madre y los días de la semana, con su padre. Su madre se llamaba Paula, era de estatura media y tenía un buen cuerpo, pero lo que más resaltaba de su belleza eran los preciosos ojos azules que contrastaban con su largo pelo castaño oscuro. Paula se pasaba el día trabajando, era financiera de una sucursal bancaria y siempre estaba muy ocupada asistiendo a reuniones y a congresos fuera de la ciudad, por eso solo se ocupaba de David los fines de semana. Su padre, Ginés, era alto y robusto; tenía el pelo corto y muy oscuro, casi negro, y grandes ojos marrones. Él era escritor y trabajaba en casa todos los días, de ahí que se ocupase de David durante la semana. Ginés había vivido en su juventud en Estados Unidos y tenía costumbres muy americanas; una de ellas era tener un arma en casa por si en alguna ocasión de agresión o peligro debía utilizarla como defensa. ------------------------------------------------------------------------------------- 35 -------------------------------------------------------------------------------------


David y Ricardo tenían muchas cosas en común; además de ser buenos estudiantes y obtener muy buenas notas, de lo cual sus padres se sentían muy satisfechos, compartían la afición por los videojuegos que utilizaban las armas de fuego como principal entretenimiento. A este pasatiempo se dedicaban la mayoría de las tardes, aunque eso sí, después de terminar sus deberes. Con el paso del tiempo David y Ricardo fueron dejando de lado los videojuegos y su atención se fue centrando en las pistolas de balines. Llegaron a hacer “miniguerras” entre ellos, procurando siempre ir bien protegidos para que no tuvieran ningún percance. Durante esta época pasaron muchas cosas, y todas muy buenas, que llenaron de felicidad la vida de David. Su padre ganó un premio por una novela que escribió, sus padres se reconciliaron y volvieron a vivir juntos, David y Ricardo hicieron un proyecto de tecnología y les concedieron el primer premio en su instituto, además aprobó el curso con muy buenas notas y le concedieron una beca para los estudios posteriores; incluso Ginés, el padre de David, le regaló dos entradas para un “torneo de paintball” que se realizaba en su ciudad; David le dio una entrada a Ricardo y fueron juntos al torneo. Los dos se proclamaron campeones y lograron el suculento premio de un cheque de 2000 euros. Una tarde, aprovechando que los padres de David no estaban en casa, Ricardo preguntó a su amigo: - ¿Por qué no me enseñas la pistola de la que tanto me has hablado? Tu padre no se enterará de que la has cogido. - No, ni lo sueñes. Es un arma de gran calibre y muy peligrosa. Mi padre me tiene terminantemente prohibido tocarla –respondió David. - Vamos, solo será un instante, enseguida la volveremos a guardar en su sitio – insistió Ricardo con mucha curiosidad.

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David dudó unos instantes, pero al final sacó el arma. Ricardo quedó impresionado y le dijo a su amigo: - Déjame que la sostenga en mis manos solo un momento, por favor -suplicó Ricardo. - De acuerdo, pero rápido. Las armas las carga el diablo -sentenció David casi con intuición premonitoria. Ricardo apuntó a David e hizo como si disparara. - No vuelvas a hacer eso nunca más, ni de broma, ¿vale?, con estas cosas no se juega -respondió enfadado David. Ninguno de ellos se dio cuenta de que el arma estaba cargada y de repente, de manera inesperada, la pistola se disparó y la bala impactó en el pecho de Ricardo. David se quedó inmóvil, muy asustado y conmocionado. En ese mismo momento, el padre de David entró en casa y bajó al sótano donde estaban ellos. Al entrar al sótano y ver aquella horrible escena, el padre de David supo reaccionar y llamó a una ambulancia, pero no sirvió para nada, Ricardo murió desangrado. Los padres de Ricardo denunciaron al padre de David por la muerte de su hijo, pero lo peor de todo fue el estado de desánimo y hundimiento en el que se hallaba sumido David. El chico pasaba todas las tardes acostado en su cama escuchando música para poder dejar de pensar en la muerte de su amigo. No podía centrarse en los estudios y suspendía todos los exámenes. En el instituto no se relacionaba con sus compañeros y en casa no hablaba a sus padres, era impresionante la huella que Ricardo había dejado en David. Sus padres estaban muy preocupados y le ofrecieron ayuda psicológica para tratar de superar esa tragedia, pero fue ------------------------------------------------------------------------------------- 37 -------------------------------------------------------------------------------------


imposible, seguía culpándose de la muerte de su único amigo. Ellos temían que su hijo se suicidara por pensar que él había sido el causante de la muerte de Ricardo. Pasado un tiempo, David fue afrontando lo ocurrido aquella fatídica tarde y, poco a poco, comenzó a aprobar exámenes, aunque seguía sin hablar con nadie y pasaba la mayor parte de las tardes en su cama acostado, escuchando música y mirando el techo de su habitación durante horas y horas. Finalmente, David recapacitó sin ayuda de psicólogos y comprendió que la muerte de su amigo Ricardo no había sido culpa suya, sino un desgraciado accidente. De modo que, decidió seguir estudiando duramente para hacer la carrera de Ingeniería en honor a su amigo Ricardo. David terminó su carrera y consiguió un proyecto de ingeniería para un gran edificio, al cual le pondría el nombre de su amigo fallecido con la intención de no olvidarlo nunca: Ricardo Gómez Martínez. Autor: Adrián Ibáñez Monreal 4º Curso de Secundaria

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