Cuentos 15

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3er Curso Infantil: PAULA PÉREZ PÉREZ. “El Marciano Mariano” 1er Curso Primaria: JUAN GILAR BERNAL. “El Ladrón y el Policía” 2do Curso Primaria: MARÍA PÉREZ MATEO. “El Corazón de Cristal Mágico” 3er Curso Primaria: HOUDA MOUSSA. “Amigos” 4º Curso Primaria: GERARD CAMACHO LAZARTE. “Salimba, Reina de la Selva” 5º Curso Primaria: ESTHER SIMÓN MUÑOZ. “El Clon de Itzíar” 6º Curso Primaria: MARTA LASTRAS TORTOSA. “Los Recuerdos” 6º Curso Primaria. Apoyo: ENRIQUE GARCÍA RODRÍGUEZ. “Un Sueño Cumplido” 1º ESO: JUNIOR VICENTE FLORES. “La Búsqueda” 2º ESO: CRISTINA ALARCÓN HERRERO. “La Cámara de los Misterios” 2º ESO. Apoyo: KHADIJA MAZOUZI . “Una Pequeña Familia” 3º ESO: MARÍA PÉREZ PÉREZ. “Una Amistad que dio Paz” 4º ESO: JUANA Mª ZARAGOZA TORRES. “Para Gustos, los Colores” 2


El marciano Mariano vivía en el Planeta Rojo. Tenía la piel verde, grandes ojos amarillos, además sólo tenía tres pies y sólo tres dedos en sus manos, pero Mariano tenía algo extraordinario, ¡dos corazones! Un día escuchó algo extraño en el planeta Tierra y decidió coger su coche espacial para ir allí. Aterrizó en un cole y preguntó a los niños: - ¿Qué es eso que escucháis que hace que mis corazones se muevan para todos los lados?

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- ¡Música...canciones...!- le contestaron. A Mariano le encantó... Los niños le grabaron las canciones en un USB, Mariano se puso muy contento y se fue rápido a enseñárselo a sus amigos Marcianos. Y esta historia sencilla no la conocen en Sevilla porque la escribí en Jumilla.

Autora e Ilustradora: Paula Pérez Pérez 3º Curso de Educación Infantil

Pedro

era alto, moreno, con bigote y

un poco sucio. No le gustaba trabajar, pero si le gustaba robar bancos. Un día quedó con sus amigos y les propuso robar el banco que había cerca del parque. Sus amigos le dijeron que tenían miedo, porque había un policía que les estaba vigilando. 4


Pedro se fue a su casa, y buscó un disfraz y un antifaz y se fue a por el dinero del banco, entró en el banco y dijo: - ¡Que no se mueva nadie! ¡Denme todo el dinero!, y salió corriendo. El banquero había tocado la alarma y la policía fue en busca del ladrón. Cerca del parque atraparon a Pedro y lo metieron en la cárcel.

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A l d í a s i gu ie n te , Ju an y A n to n io s e e n t er a r on d e l o qu e le ha b ía p as a do a P e d r o, y fu e ro n a v is i ta r l o, P ed r o es t ab a a r r e pe n ti do , le s d ij o qu e no v o lv e rí a a h a ce r lo y su s a mi go s l e c r ey e ro n . A l poc o t ie mpo , Ped ro sa li ó d e la cá rce l y se p uso a b usca r t ra baj o. Aquí un delfín, aquí un pescado y este cuento se ha acabado.

Autor e Ilustrador: Juan Gilar Bernal 1º Curso de Primaria

Había una vez, en un reino, una princesa llamada Silvia y su padre, el rey Jesús. Un día, el reino pidió ayuda a todos los reinos vecinos que conocía porque la princesa Silvia estaba emb ru jad a y el r ey J esú s esta ba d esesp era do . Necesitaba encontrar el corazón de cristal mágico para salvar a la princesa Silvia. 6


Todos los reinos se pusieron a buscar el corazón de cristal. Al fin lo encontró el reino del príncipe Juan, que era el más guapo, el más listo y el más valiente de todos los príncipes. Cuando el príncipe Juan le llevó el corazón de cristal a la princesa Silvia, ocurrió algo mágico: el embrujo de la princesa desapareció.

El rey Jesús, como agradecimiento, quiso que su hija se casara con el príncipe Juan e hicieron una gran celebración en los dos reinos. Y colorín, colorado, este corazón nos ha salvado.

Autora e Ilustradora: María Pérez Mateo 2º Curso de Primaria 7


Había una vez dos niños llamados Mohamed y Manuel; Mohamed era muy bueno y todos sus amigos le querían, pero había un problema, que Manuel era muy malo y todos sus compañeros lo odiaban y no lo soportaban nada de nada. Un día, Mohamed estaba jugando con sus amigos y vio a Manuel sentado en una esquina, solo. A Mohamed le daba pena ver a Manuel tan triste, así que dejó a sus amigos y se fue a preguntarle qué le pasaba. Cuando se sentó al lado de él, le pregunto: -Manuel, ¿qué te pasa? ¿Por qué estas tan triste? -Porque nadie quiere ser mi amigo o amiga, le respondió Manuel. -Pero debe de ser por algo ¿no? , le dijo Mohamed, Mañana en el cole preguntaré por ti, ¿vale, Manuel? Y a la mañana siguiente Mohamed les preguntó a sus amigos: -Oye, amigos, ¿os hace Manuel algo para que no juguéis con él? -Sí, nos hace muchas cosas malas, nos pega, nos insulta y nos hace muchas más cosas, respondieron sus amigos. 8


Cuando Mohamed vio a Manuel, corrió hacia él y le dijo: -Oye Manuel, se lo he preguntado a los niños del cole y me han dicho que tú eres muy malo con ellos, ¿Por qué haces eso, Manuel? Manuel no le respondió y se fue sin decir palabra, mientras que Mohamed le miraba fijamente porque quería saber por qué Manuel se portaba tan mal con los niños de su clase. Un día Manuel paseaba por la calle y vio a Mohamed, que aún se preguntaba por qué se había ido aquel día dejándole con la palabra en la boca. Manuel, al verlo, se escondió porque no quería encontrarse con él, ya que sabía que le iba a hacer otra vez la misma pregunta, que por qué era malo con sus amigos y por qué les pegaba y les insultaba. Se ocultó detrás de un árbol gigante, y Mohamed pasó por delante y no lo vio. De pronto, Manuel oyó una voz muy grave que decía: -Dejadme dormir en tranquilidad. Manuel, al escucharlo creyó que era un fantasma, luego creyó que era un vampiro, no sabía que era y, cuando miró a los lados, resulta que era ¡el árbol donde estaba escondido! Se dio un gran susto, pues no pensaba que los árboles pudieran hablar y, la verdad, le daba un poco de miedo. El árbol era grande, con unos ojos gigantescos y saltones, tenía una nariz alargada y una boca muy larga. 9


Parecía que estaba súper enfadado y gruñón. Con mucho miedo, Manuel lo saludó y le dijo: -Hola, ¿tienes algún problema conmigo? Y el árbol le respondió: -No, perdóname si te he asustado, ¿Cómo te llamas? -Me llamo Manuel, ¿y tú? -Yo me llamo Gonzalo. -¿Gonzalo? Deberías llamarte sólo árbol, ¿no? -No, yo tengo una historia, pero no se lo digas a nadie, te lo suplico. Mi historia es que yo era un chico por lo menos de tu edad. Cuando un día estaba paseando, vi un castillo espantoso y, sin pensarlo dos veces, entré y encontré una mesa muy grande que tenía mucha comida y una gran tarta de chocolate negro y blanco en medio de la mesa, y me puse a comer. Después salió una bruja con un grano en la nariz, cogió su varita mágica y me convirtió en un árbol. -¡Oye, pues podemos ser amigos inseparables! -Sí, me parece una buena idea. Y se hicieron amigos inseparables. Antes de todo esto, Mohamed, que había oído ruido, se había escondido para espiar a Manuel. Cuando oyó toda la conversación ya sabía que Manuel no era un chico malo, era el chico más bueno de la clase y el más

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listo, y él no podía portarse de la forma que lo hacía, insultando y pegando a todo el mundo, así que ahora tenía que espiar a sus amigos para saber por qué no querían jugar con él. Al día siguiente, en el patio, estaba pensando cómo descubrir el misterio oculto, se puso la mano en la barbilla y empezó a pensar qué hacer para solucionar el problema. Hasta que se le ocurrió una idea: ya que había espiado a Manuel y había descubierto cómo era en realidad, ahora tendría que espiar a sus amigos para saber cómo eran estos.

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Tardó ocho minutos en encontrarles, se escondió para que no lo vieran y les oyó decir cosas malas de Manuel: -Jajajajaja, le hemos mentido a Mohamed, nosotros somos los que nos portamos mal con Manuel. Le hemos mentido y se lo ha creído, jajajaja. Mohamed ya sabía que le habían mentido. Y sucedió que un día en el patio del cole, Manuel hizo algo asombroso. Resulta que un pájaro tenía tres polluelos en su nido, y se le cayó uno al suelo. Los niños y niñas de la clase se asustaron y empezaron a gritar. Manuel oyó mucho jaleo y fue a ver qué pasaba. Cuando se acercó, vio a un polluelo en el suelo y también se asustó, pero no gritó como los demás. Lo que hizo fue salvarlo, dio un gran salto y lo devolvió al nido. Desde ese día todos lo llamaron: el héroe Manuel. El resto de niños comprendió que era mejor ser buenas personas, y así lo hicieron en adelante. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Autora e Ilustradora: Houda Moussa 3º Curso de Primaria

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Érase una vez una joven y orgullosa leona llamada Salimba. Esta leona vivía en una selva donde no sabían quién sería el próximo rey. Algunos apostaban a que debería ser la leona Salimba, pero otros decían que la leona no era ni la más rápida, ni la más fuerte, ni la más valiente de la selva. La leona se enfadó al oír a estos últimos y se fue a su casa, que era una cueva, en la que vivía con su hermano y su madre, una leona preciosa. - Dentro de dos semanas coronarán al rey de la selva -dijo-, y estoy muy nerviosa. Me gustaría ser yo y creo que me pueden elegir, pero algunos no están convencidos –siguió diciendo la leona. Sus familiares y amigos la apoyaban, pero no podían tranquilizarla, pues en su mente 13


seguían esas palabras que le habían dicho: que no era la más rápida, ni la más fuerte, ni la más valiente, y ella empezaba a dudar de querer ser reina. Un día, unos cazadores furtivos

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secuestraron a su madre. Cuando Salimba y su hermano se enteraron, fueron en su búsqueda, siguiendo el rastro del vehículo de los secuestradores, el cual les llevó hasta una gran ciudad. Salimba y su hermano nunca habían estado en una ciudad y allí se encontraron perdidos. Los ruidos, los coches, las casas,... No sabían qué hacer y pensaron en esconderse hasta que se hiciera de noche. Al salir de su escondite, encontraron de nuevo el rastro de su madre y pronto vieron el camión. Se acercaron en silencio para que no lo viesen los guardias, pero no lo lograron. Los guardias, cuando vieron a los jóvenes leones, les dispararon pero ellos pudieron esquivar los tiros y Salimba les atacó y los venció. Seguidamente fueron rescatar a su madre y comprobaron que aún estaba viva. Una vez liberada, aunque estaba muy débil, tenían que volver cuanto antes a la selva. Los secuestradores cogieron el coche y empezaron a seguir a los leones, pero no pudieron hacer nada, pues Salimba había rajado las ruedas con sus colmillos.


Salimba, su hermano y su madre llegaron sanos por fin a la selva. Cuando contaron sus aventuras y hazañas a todos los animales, estos se lo creyeron y no hubo duda de quién era la más valiente, rápida y fuerte. Así, cuando pasaron las dos semanas, todos quisieron que Salimba fuera coronada como ¡la primera gran reina de la selva!

Autor e Ilustrador: Gerard Camacho Lazarte 4º Curso de Primaria

Había una vez una familia de científicos que vivían en Francia. Itzíar era la hija mayor. Era alta, delgada, de ojos verdes y pelo castaño, y tenía dieciocho años. Desde pequeña, siempre había rondado por e l l abora torio de s u ca sa , donde 16


continuamente realizaba experimentos e inventos rarísimos, que sacaba de un libro que le había regalado su padre. Itzíar estudiaba en una Universidad de París llamada Zurich Banguten, donde se formaban los científicos más famosos del país. Era muy aplicada en sus estudios y nunca había suspendido ninguna asignatura, debido a su gran interés Una mañana, recién salida de la Universidad, y de camino a su casa, situada en la Plaza de Notre Dame, sintió pena por sus padres, que vivían en Marsella, y a los que echaba mucho de menos, igual que ellos a ella. Así que, toda decidida, pensó en hacer u n c l o n de e l l a mi s ma y ma nd a r l o a Marsella para que sus padres no se sintieran tan solos. En cuanto llegó a su casa, que también contaba con un completo laboratorio, se puso manos a la obra con su experimento. El primer paso fue sacarse sangre para analizarla y, a partir de ahí, continuar 17


hasta completar el clon. Cuando ya lo tuvo l i s t o, l o v i s ti ó y pe i n ó y l o ma nd ó a Marsella en tren, con la esperanza de que no hiciese una trastada por el camino. Cuando la “supuesta Itzíar” llegó a su destino, sus padres la estaban esperando y la recibieron con los brazos abiertos. Un día , I tzía r de ci di ó es tudia r al go diferente y dejar a un lado las Ciencias, y pensó dedicarse a la Literatura, ya que le gustaba mucho leer y desde siempre había soñado con ser una gran escritora. Cuando consiguió cumplir este sueño, decidió viajar a Marsella a visitar a su familia y contarle la verdad de todo lo que había sucedido con su vida. Pero cuando llegó, comprobó que su clon les había hecho la vida imposible a sus padres y les había causado muchos problemas, a causa de su mal comportamiento. Cuando sus padres vieron a la verdadera Itzíar, dijeron que era una impostora y que había ido a aumentar los problemas que ya tenían. 18


I tzía r c om pr endi ó e ntonc es que s u experimento había sido un desastre y que el clon era todo lo contrario a lo que ella quería cuando lo creó.

Intentó buscar una solución, y pensó que solo había dos opciones, a cada cual más difícil: la primera consistía en deshacer el experimento, y la segunda era matar al clon. La chica les explicó a sus padres todo lo 19


que había pasado y les dijo que estaba muy arrepentida, pero que lo había hecho con la mejor intención y, seguidamente, les dio a elegir entre las dos opciones. Ellos eligieron la primera, porque les pareció menos agresiva, pero Itzíar les dijo que eso iba a ser un poco difícil, porque ella ya no era científica, sino escritora. Pero sus padres le dijeron que no se preocupara, que ellos tenían el libro de experimentos científicos original y que sí sabían hacer y deshacer clones. Así que trazaron un plan para engañar a la falsa Itzíar, y ese plan era el siguiente: la verdadera Itzíar le diría al clon que se iban de compras, cuando en realidad la llevarían al laboratorio que tenían a las afueras de la ciudad con el fin de deshacerse de ella. El clon iría con los ojos tapados, con la excusa de que iban a darle una sorpresa porque se acercaba su cumpleaños, y así llegaron al laboratorio. Una vez allí, la acostaron en una camilla y la ataron para que no se moviese. Seguidamente, le pusieron 20


el disolvente de memoria para dejarla sin cerebro y, por último, la metieron en la cápsula de los clones para darle al botón de “desintegración”. Y así fue como Itzíar aprendió una buena lección: no volvería a ser científica jamás porque, de lo contrario, podría provocar un caos.

Autora e Ilustradora: Esther Simón Muñoz 5º Curso de Primaria

Querida Laura: Te envío esta carta para contarte lo que me ha pa sa do. Se qu e no me cr eerá n pero aunque lo veas una tontería confío en que me ayudarás B.F.F. (best friends forever) Todo empezó cuando tú te fuiste, necesitaba amigos y estaba muy frustrada. 21


Dos semanas después, me invitaron a una fiesta. Pensé que serí a una buena idea asistir, pero al preguntárselo a mi padre (como tú ya sabes, está siempre de mal humor desde que murió mi madre) no quería que fuera a la fiesta así que hice lo que nunca, le desobedecí, le mentí y le dije que me iba a hacer un trabajo y que volvería tarde.... Me salió caro desobedecer. En la fiesta vinieron chicos mayores con alcohol y drogas y bebí mucho. Al volver a casa estábamos muy bebidos y el chico que conducía iba muy rápido. Me imagino que ya sabrás lo que pasó. En una curva descarriló colina abajo y.... no recuerdo nada más. Lo extraño fue que al despertar no estaba en ningún sitio familiar lo que vi no era normal. Había luces, sonidos, imágenes de pensamientos, recuerdos de otras personas. Corrí intentando escapar, cada vez el dolor de mis heridas se hacía más intenso, en ese instante pensé en mi padre, si lo que estaba pasando era realidad, si me iba a morir, todo iba demasiado deprisa. A lo lejos divisé algo negro, pensé que sería la salida, pero al aproximarme me desilusioné. Solo parecía un círculo negro 22


pintado en el suelo, de la rabia salté encima de él, no sé porqué, pero lo hice. Antes de tocar el suelo, el agujero se abrió y me caí de rodillas quedando inconsciente. Al despertar vi luces azules y rayos brillantes, era como un remolino alrededor de mí en el que se encontraban mis recuerdos. Me vi a mí en los brazos de mi madre, también cuando nos conocimos y el día en el que te fuiste, en ese momento solté unas lágrimas, y no solo por el fuerte dolor de mis rodillas y mi cabeza. Fue entonces cuando escuché risas, sonidos de ánimo y aliento que me reconfortaban mucho.

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Me dí cuenta que el remolino cada vez se hacía más estrecho e iba más rápido hasta que... no sé muy bien como explicártelo, pero más o menos me succionó. Yo seguía increíblemente consciente, pero el ambiente había cambiado. Se escuchaba mucho ruido y al abrir los ojos me vi en una gran ciudad. Estaba muy confusa y me preguntaba qué día sería, por eso me dispuse a preguntárselo a alguien, pero nadie me hizo caso. De repente noté que no me dolía la rodilla, miré abajo y era como si fuera transparente. No lo entendía ¿Estaba muerta? ¿Eran los efectos de las drogas o el alcohol? No te podría decir. Unos instantes después vi a una niña que me llamó la atención, estaba en un carricoche con su madre, quizás la niña t end rí a 3 a ños y l a mu j er u nos 35 . De repente observé que la niña se cayó al suelo sin que su medre se enterase porque estaba mirando un escaparate. La niña salió disparada a cruzar la carretera, creo que fue porque encontró un quiosco de chuches. Cuando su madre se dio la vuelta observo horrorizada que un coche a toda velocidad se dirigía hacia su hija. Ella dijo: ¡Jessica corre! En ese momento me dí cuenta de que era yo, mi ropa, mi nombre. Entonces comprobé que se trataba de mi madre. Corrí hacia ella, pero no pude hacer nada. Mi madre corrió hacia mí para evitar que me atropellasen y 25 4


me empujó quedando ella en el centro de la calle delante del coche. Yo, yo lo vi todo, fue terrible. En ese momento escuché una voz un poco ronca que decía: Jessie, despierta ¿estás mejor? En ese instante cerré los ojos y los abrí en mi cama. Por cierto, esa era la técnica que utilizo para salir de una pesadilla. A lo que iba, que solo había sido... No te puedo decir nada más, pero fue muy raro. Po lo menos no estaba muerta. Desde ese momento, en el que vi a mi madre pasé todas las noches llorando, triste, la extrañaba mucho. Pero gracias a mi padre, me siento más segura de mí y más unida a él. Creo que te voy a dejar ya, se me están acabando las hojas. Con mucho amor, tu A.P.S. (tu amiga para siempre)

Autora e Ilustradora: Marta Lastras Tortosa 6º Curso de Primaria


H abía una vez un chico llamado Carlos. Vivía con su familia en un pueblo bastante

pequeño. Le encantaba jugar con sus amigos al fútbol por sus calles estrechas. Faltaban pocos días para su décimo cumpleaños y pensaba celebrarlo haciendo una fiesta en casa. Carlos, deseaba tener una bicicleta nueva

para irse con sus amigos por los alrededores del pueblo. Por fin llegó el día, entre todos los

regalos que tuvo, hubo uno que le hizo mucha ilusión, ¡la bicicleta! No se lo podía creer, sus padres con mucho esfuerzo se la regalaron.

Todos los días al salir del colegio, cogía su bici y recorría el pueblo, soñaba con participar en un campeonato del mundo. 26


Cuando llegaron las fiestas del pueblo, se

organizó una competición ciclista. Carlos se

apuntó el primero, tenía tantas ganas de ganar que se preparó mucho. El día de la carrera, Carlos estaba muy nervioso, pero al ver a sus padres animándolo, se tranquilizó. Todos los participantes salieron muy rápido,

pero Carlos, tras mucho esfuerzo llegó el primero a la meta. Sus padres y amigos le

felicitaron por la fantástica carrera. Entre el público, se encontraba un director de un

equipo ciclista que se había fijado en Carlos.

Tras hablar con él y con sus padres, pasó a formar parte del equipo. Tres veces por semana tenía entrenamientos, que a veces eran un poco duros, pero a Carlos no le importaba, porque empezaba a cumplirse su sueño.

Llegó el día de su primer campeonato

regional. Como siempre, había bastantes nervios, pero el empeño y esfuerzo por ser el

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mejor, eran más fuertes. Lo consiguió de nuevo, Carlos volvía a ganar una carrera ciclista y sus padres se sentían muy orgullosos de él. Esta carrera le permitía clasificars e para el campeonato nacional, ¡no se lo podía creer!

Pasaron las semanas hasta que tuvo lugar la

competición, había corredores muy buenos y

Carlos se sentía uno más. Comenzó muy bien, sin embargo, llegando a la última vuelta, se

cayó de la bicicleta, recibiendo un fuerte golpe en la rodilla. No podía continuar, además la

bicicleta quedó destrozada. ¡Con las ganas que le había puesto!, Carlos, rompió a llorar. Tanto sus padres como el resto del equipo lo

animaron mucho en su recuperación, que fue un poco larga. Para sorpresa de Carlos, el

director tras consultarlo con su familia, decidió presentarlo para el campeonato mundial de ciclismo. Cuando se lo dijeron, no se lo podía creer, ¡ por fin se iba a cumplir su sueño! 28


La noche anterior a la competición casi no

pudo dormir de los nervios que tenía. Sus

padres intentaban tranquilizarlo, pero era difícil.

Todo pasó muy rápido, de repente, Carlos se

encontraba con su equipo y el resto de

corredores, preparados para comenzar la carrera.

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El ritmo era duro, pero lo iba aguantando, en

la última vuelta, iba en cabeza y de pronto,

notó algo raro; un pinchazo en la rueda delantera le hizo pararse en seco. Otra vez

volvía a ocurrir, ¡con el trabajo que le había costado llegar hasta allí!

En esos momentos, Carlos se acordaba del

esfuerzo que sus padres habían hecho por él. Sacando fuerzas, continuó hasta que atravesó la meta, ¡Lo había logrado! ¡No se lo podía

creer! Sí, no había ganado, pero cruzó la meta a pesar de las dificultades. ¡Era todo un ganador!

Autor e Ilustrador: Enrique García Rodríguez 6º Curso de Primaria. Apoyo

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Ésta es la historia de Juan, un chico de doce años que solía jugar casi todos los días en el jardín de su casa. Uno de esos días, cuando jugaba al fútbol con su amigo, se cayó dentro de un agujero y, con la caída, se desmayó. Cuando se despertó, miró aterrado el lugar en el que estaba, una oscura cueva llenas de estalagmitas. ¿Qué hago?, se repetía insistentemente. De repente, comenzó a caminar y a explorar la cueva en busca de una posible salida. En un rincón de la cueva vio un papel lleno de polvo y suciedad. Lo recogió y vio que se trataba de un mapa. Estaba escrito en un idioma extraño y tenía impreso un dibujo, en el cual aparecían marcados, por orden, unos lugares. Al lado del mapa, en la pared, había un hueco señalado con un signo raro, como si hubiese que depositar en él algo en concreto. El 31


chico se guardó el mapa en el bolsillo y continuó buscando una salida. Finalmente, comenzó a ver una tenue luz, que se hacía más clara conforme se dirigía hacia ella; sí, se trataba de una salida que, sorprendentemente, lo condujo al parque. Cuando salió de aquella cueva, respiró profundamente, bebió agua y se sentó en un banco a recuperarse del susto. Mientras descansaba, le echó de nuevo un vistazo a aquel mapa. Estuv o un r ato e xaminándolo e inte ntando descifrarlo. Al levantar la mirada, se dio cuenta de que e l pr imer lugar se ñalado e n e l mapa se correspondía con el árbol más alto del parque que, curiosamente, también estaba marcado con una “X”. Miró alrededor del árbol y notó el terreno muy blando; cavó por si hubiese enterrado algún tesoro, pero...¡oh! decepción, únicamente encontró un fragmento plano de piedra. Se lo guardó y volvió a mirar el mapa para ver dónde estaba situado el siguiente lugar; afortunadamente estaba cerca, era el descampado que estaba al lado de su casa. Cuando llegó, estuvo investigando las posibles marcas, pero no encontraba ninguna; se marchaba ya, cuando se dio cuenta de que podría estar junto a 32


la enorme piedra en la que solía sentarse cuando e staba tr iste o lo habían castigado e n casa. ¡Fantástico!, allí, encontró un segundo trozo de piedra, semejante al anterior. Según el mapa, solo le faltaba un lugar para tener la piedra completa, pero este último trozo se encontraba en la montaña, un lugar peligroso al que no podía ir solo. De pronto, se acordó de su mejor amigo, Lucas, un chico que conocía esa zona de la montaña como la palma de su mano. Juan pidió ayuda a Lucas y le contó todo lo que le había ocurrido. Su amigo aceptó ayudarle. Quedaron para ir a la montaña al día siguiente. Gracias a su amigo, Juan logró conseguir el último fragmento de piedra. -¡Por fin!, pero, ahora, ¿qué?- dijo Juan satisfecho. En ese mismo instante, Juan recordó el espacio vacío que había visto marcado con un signo en la cueva. - Lucas, tenemos que ir a la cueva. No sé si te comenté que junto al mapa, en la pared, había un espacio marcado con un símbolo, estoy seguro que hay que dejar allí los tres trozos de piedra unidos – exclamó Juan orgulloso de haber tenido esa idea. - ¡A la cueva!- dijeron entusiasmados los chicos. 33


Juan y Lucas fuer on cor rie ndo al par que y buscaron el hueco por donde Juan había salido de la cueva; los chicos entraron un poco confundidos; por una parte, contentos por tener los tres fragmentos de piedra; por otro, temerosos porque no sabían lo que se iban a encontrar y qué iba a pasar. Cuando depositaron los fragmentos en el lugar marcado, se abrió una puerta que estaba cubierta con enredaderas. Ahora sí que estaban completamente aterrados. Los dos chicos se miraron y, sin pensarlo, la abrieron. Desde la puerta se veía todo nublado, pero aun así, decidieron entrar. Cuando entraron, la puerta se cerró sola. Juan y Lucas se asustar on muchísimo, pue s pensaban que se quedarían encerrados para siempre. Los chicos sintieron verdadero terror. De repente, apareció una mujer con el rostro blanquecino y les dijo que la siguieran. Ellos obedecieron y caminaron detrás de ella hasta llegar a una habitación redonda con bastante claridad. La mujer se situó en el centro y les dijo con una voz dulce: - Me alegro que hayáis reunido los tres trozos de piedra, pero hay uno que me pertenece y debéis entregarme. 34


Al

principio,

dudaron,

pero

después

comprendieron que era la única forma de salir de allí. En el momento en el que entregaron el trozo de piedra a la mujer, las puertas se fueron abriendo y ella se marchó. Juan se quedó pensativo y dijo a su compañero que después de todo lo que habían luchado para conseguir reunir aquellos fragmentos, él no renunciaba al tesoro que, con seguridad, se escondía allí. Lucas tenía mucho miedo y quería irse, pero al final estuvo de acuerdo con su amigo. Los dos decidieron perseguir a la mujer.

Siguieron sus pasos con mucha precaución, pero finalmente la mujer los descubrió. La señora, viendo el coraje y la valentía de los dos amigos, decidió 35


ayudarles a encontrar el tesoro. Los guió hacia el mismo lugar donde habían depositado la piedra, y se detuvo delante del espacio hueco marcado con el extraño signo. Lentamente, dejó los tres trozos de piedra allí y su dedo recorrió la silueta de aquel símbolo. Cuando terminó, las dos gruesas piedras que estaban enfrente de ellos, se abrieron. Los dos amigos se sorprendieron al ver que no había ningún tesoro, estaban confusos y decepcionados. La mujer, al ver las caras de desilusión de los chicos, les dijo: - No tenéis que estar desengañados. Los tesoros pueden ser cosas materiales como joyas, dinero..., pero también valores. La confianza que habéis tenido en vosotros, el apoyo que os habéis dado el uno al otro, la amistad y la cooperación son un tesoro mucho más profundo y verdadero, que, por desgracia, no todo el mundo conoce. Los dos amigos comprendieron el significado del mensaje y, emocionados y orgullosos, emprendieron su camino a casa.

Autor e Ilustrador: Junior Vicente Flores 1º Curso de Secundaria 36


Había una vez, en un bosque solitario y lejano, un castillo muy grande con 200 habitaciones, que estaban, en su mayoría, vacías. Ese castillo estaba ocupado por la familia Grey. La familia Grey estaba formada por: Charly, el padre ; Alice, la madre; Agatha, la hija e Igor, el hijo. Con ellos vivía Demetrius, el mayordomo, y Elsa, que trabajaba como ama de llaves, junto son sus dos hijos: Erik y Karina, que tenían la misma edad que Agatha e Igor. Todo parecía tranquilo en el día a día del castillo, pero la realidad era que entre los dos grupos de hermanos existía cierta aversión de los unos hacia los 37


otros. Agatha e Igor se pasaban el día recorriendo las estancias vacías, pese a que sus padres se lo habían prohibido. La única parte que no habían explorado era el ala Este, una zona que se encontraba cerrada con varias llaves y que tenían terminantemente prohibida. Sus padres les habían comentado que esa ala estaba maldita y que varios miembros de la familia habían desaparecido allí en el pasado. Conociendo esta historia, Erik y Karina idearon un plan para que los dos hermanos entraran en el ala prohibida y así conseguir que desaparecieran, o en el mejor de los casos, que sus padres les sorprendieran y les castigaran severamente. Como quien no quiere la cosa, comentaron a los dos hermanos que habían encontrado en la biblioteca del Castillo, un libro en el que se destacaba el ala este y en el que se hablaba de que había un tesoro escondido, dentro del cual se hallaba una capa que otorgaba poderes mágicos a quien la llevara. 43 0 8 9


Con la excitación y las ganas de encontrar ese tesoro, Agatha e Igor, pidieron a los otros hermanos que robaran las llaves que la madre de estos llevaba siempre consigo. Así lo hicieron, y una noche abrieron las puertas que daban al ala este, entrando primero Agatha e Igor y, en cuanto hubieron cruzado las puertas, Karina cerró las mismas con todas las llaves. Encerrados y sorprendidos decidieron buscar el tesoro y, a la vez, una salida. Durante varias horas fueron explorando habitación tras habitación sin encontrar nada, hasta que llegaron a una sala en la que había una mesa en el centro, preparada como para comer, toda llena de fruta y de dulces. En el centro había un letrero que decía: “No cojas lo que no te corresponde o responderás con tu ser”. Sorprendidos, pero a la vez intrigados, examinaron la mesa y la sala varias veces sin hallar nada sospechoso. Como tenía hambre, Igor cogió una manzana y se la ofreció a su hermana. Justo en


el momento en que esta tocó la fruta, sonó un gran estruendo y el suelo de la sala se abrió, cayendo los dos niños a un vacío oscuro. Después de no se sabe cuánto tiempo, Igor se despertó. No sabía dónde estaba, ni lo que había pasado. Inmediatamente buscó a su hermana, la cual estaba inconsciente, a uno metros de él. Comenzó a moverla y al momento se despertó. Estaban en una especie de calabozo, pero con las puertas abiertas. Salieron de esa sala y comenzaron a caminar, y al cabo de un rato llegaron a otra sala enorme llena de huesos. También encontraron ropas parecidas a las que habían visto en los cuadros del castillo. En ese momento escucharon un ruido que venía del extremo más lejano de la habitación, Comenzaron a caminar sigilosamente sin perder de vista el lugar de donde provenía el sonido y, de repente, apareció el ser más horrible que nunca habían visto. Tenía cuerpo de araña y cabeza de serpiente, y tenía el tamaño de tres bueyes.


Intentaron esconderse entre la ropa que había en el suelo tirada y al coger la primera prenda, encontraron debajo de ella lo que parecía una daga con el sello de la familia. Al coger la daga, esta emitió un resplandor y se transformó en una espada de fuego. En ese momento el monstruo advirtió la presencia de los niños y se lanzó hacia ellos con la intención de matarlos.

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C omo l os n iñ os er a n peq u eños y á g il es c on s ig u ier on es ca pa r del pr i mer a ta q u e, aprovechando para cortar una de las patas de la inmensa bestia. Cuando el monstruo atacó nuevamente, tropezó con los huesos que había en el suelo pues, al faltarle una pata, sus movimientos eran más torpes. Así, en ese momento, Igor aprovechó para cortarle una pata más, dejando muy malherido al animal. La bestia intentó escapar, pero Igor siguió dando golpes con la espada, hasta que el monstruo cayó al suelo, momento que aprovechó Igor para asestarle el golpe fatídico, acabando con su vida. Después de recuperar el aliento, comenzaron a buscar una salida, encontrando un túnel que los llevó hasta la habitación desde la que se habían caído. Allí encontraron varias arcas llenas de objetos valiosos, también hallaron unas escaleras que los condujeron a una puerta oculta a un lado de la chimenea. Fue así como consiguieron salir, encontrando a sus padres nerviosos y preocupados y buscándolos por todos lados. 42


Los otros dos hermanos, al verlos aparecer, se quedaron muy sorprendidos. Aghata e Igor narraron a sus padres la gran aventura que habían vivido, conduciéndoles después hasta la sala del tesoro. Después de saber toda la historia, Demetrius y Elsa castigaron duramente a sus hijos, los cuales, después de pedir perdón, prometieron no volver a perjudicar a Agatha e Igor. Así, el castillo volvió a la normalidad, pero los niños nunca volvieron a ser los mismos.

Autora e Ilustradora: Cristina Alarcón Herrero 2º Curso de Secundaria

H ace mucho tiempo en una lejana ciudad llamada Burgos, había una niña que se llamaba Ana María, que vivía con su padre en una casa en el bosque. Su padre trabajaba en el campo para traer a su hija de comer, pues su madre los 43


había abandonado cuando la niña era pequeña para irse con otro hombre. La niña era muy buena, tenía los ojos de color marrón y el pelo largo y rubio. Era una niña de 11 años, guapa y preciosa. Ella creía que su madre había muerto y su padre siempre le quería contar la verdad sobre su madre, pero no podía porque no la quería ver triste y con los ojos llenos de lágrimas, la quería ver siempre feliz. La niña nunca fue a la escuela porque su padre no tenía suficiente dinero para comprarle los libros. Un día, a su padre le dieron bastante dinero por su trabajo y él decidió llevar a su hija a la escuela para que estudiara como los demás niños. Cuando el padre llegó a la casa y le preguntó a su hija si quería ir a la escuela para estudiar y aprender a leer, Ana María se puso muy contenta y le dijo que sí, que quería ir al colegio y aprender muchas cosas y le dio un gran abrazo a su padre. El padre se fue a la librería a comprar los libros y, de vuelta a casa, se encontró con un profesor de la escuela, al que le preguntó: -¿Puede venir mi hija a estudiar en la escuela? -Por supuesto, tenemos dos plazas disponibles. Si usted quiere, mañana mismo puede empezar las clases - le respondió el profesor. 44


El padre dijo: -Muchas gracias señor. El padre se fue a casa muy contento y se lo contó a su hija, que también se puso muy contenta. Al día siguiente la niña se levantó muy temprano y se preparó para ir a la escuela, aunque estaba un poco nerviosa, ya que era la primera vez que iba a ir al colegio y no conocía a nadie allí.

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Cuando el profesor le presentó a sus nuevos compañeros de clase, todos se emocionaron porque nunca pensaron que vendría alguien nuevo a clase y todos la respetaron, porque era una niña guapa y buena persona. El profesor la puso al lado de una chica que se llamaba Lucía, fueron conociéndose entre ellas y se hicieron amigas. A la hora del recreo, Ana María conoció a oros compañeros llamados Juan y Laura y, de vuelta a su casa, se fue acompañada de sus tres nuevos amigos. Laura les dijo a los tres que pronto sería su cumpleaños y que estaban invitados. Todos aceptaron, excepto Ana María, que dijo que no, porque su padre no podía comprar un regalo. Cuando llegó a casa le contó a su padre que la habían invitado a un cumpleaños, pero que no sabía si ir, puesto que no tenía un regalo; su padre le dijo que no se preocupase, que él le compraría un regalo, pues era la primera vez que le invitaban a una fiesta y no podía dejarla triste. Ella le dio un gran beso y le dijo que era el mejor padre del mundo. Cuando llegó el día, Ana María acudió a la fiesta de cumpleaños con su regalo, y todos lo pasaron muy bien. La niña se sentía feliz. Allí conoció a un chico llamado Ángel, que le pidió 47 6


salir. Ella aceptó y quedaban todos los días un rato por la tarde. Ana María había encontrado la amistad y el amor y todos fueron muy felices.

Autora e Ilustradora: Khadija Mazouzi 2º Curso de Secundaria. Apoyo

Había una vez en un país de fantasía, dos pueblos enfrentados entre sí. Estos eran los humanos y los elfos. Su guerra comenzó muchos años atrás debido al pacto que rompió el rey Rodolfo. Este pacto conllevaba una norma esencial que decía así: “Todos los elfos y humanos no deberán enfrentarse los unos a los otros”. Unos siglos después, un niño humano llamado Louran, tras haber discutido con su padre fue al río Maladian, donde se decía que podías ver el reflejo de tu sueño.


Una vez allí, Louran miró a las aguas cristalinas y brillantes del río y no se reflejó nada, solo su rostro. Era un chico pálido, con los ojos marrones y un gran mentón. El niño llevaba un colgante que simbolizaba a sus bisabuelos en tiempos de guerra. Louran al ver que el río no le mostraba lo que quería introdujo la mano en él y sacó un puñado de piedras. Debido a su enfado, Louran empezó a tirar piedras al río. Revoloteaban una detrás de otra, y cuando lanzo la última piedra se dio cuenta de que en la orilla de enfrente había una figura que parecía ser otro niño. Louran quiso saber quién o que esa figura, así que cogió una barca y fue a mirar. Tras llegar a la orilla, Louran oyó un ruido. El chico desconocido se mostró ante él. Era un chico alto, rubio con el pelo largo y con ojos azules. Louran le preguntó por su nombre: - Ulris- dijo éste. Estuvieron hablando t oda la t arde y conociéndose el uno al otro. Tras caer la noche, volvieron a sus casas y Louran era 48


esperado por su padre. Este tenía cara de enfado. Le preguntó a Louren: -¿Dónde has estado toda la tarde? Me han contado que estás hablando con un chico, en las orillas del río. ¿Es eso cierto? -Sí, papa. Su nombre es Ulris. Parecía amable.

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El padre al oír ese nombre, pensó en el rey Ulris, el Digno, Rey Elfo. Su padre dio voz de alarma y Louran intentó avisar a su amigo corriendo hacia el río, pero desgraciadamente fue abatido al legar a la orilla por mágicas flechas elfas. El padre de Louren se desplomó y atravesó el río con barcas. Louran sufriendo de dolor, fue ayudado por Ulris. De repente una burbuja les rodeó, evitando las lanzas y flechas de ambos pueblos. El niño dio su último aliento, cuando Ulris le colocó una hierba mágica y, segundos después, la herida desapareció. El padre de ambos niños, al haber salvado a Louren, volvió a declarar la paz entre ambos pueblos.

Autora e Ilustradora: María Pérez Pérez 3º Curso de Secundaria

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A ndaba la pequeña Mafer desesperada porque Louis había cambiado su día de vuelta de la ciudad.

Mafer esperaba con ansia las anécdotas que le contaría su tío a su vuelta, y esa tarde estaba debatiendo con Lili La Araña como sería la ciudad. Posadas sobre una roca, Mafer le contaba a Lili cómo imaginaba la ciudad, los amigos que habría hecho su tío, porque era muy simpático, donde y cómo se habría alojado, qué habría comido... Llegó un saltamontes gritando algo sin sentido, que al rato pudo entenderse como "El señor Louis Grillo ha vuelto". Mafer recibió a su tío, y seguidamente comenzó a hacerle preguntas con impaciencia. -¿Cómo es la ciudad, Tío Louis? - Le preguntaba la pequeña una y otra vez. 51


-Es tan grande que no puedes llegar a imaginar ni una tercera parte. -¿Y la gente? ¿Había mucha? -Efectivamente Mafer, había tanta gente que era imposible caminar entre ella. La pequeña estaba emocionada y seguía preguntando a su tío. -¿Y qué comen? -De todo, platos tan grandes en los que podría caber toda la familia. Los mismos frutos que nosotros tardamos días en comer, ellos los comen de un bocado. Mafer estaba muy impresionada. -¿Y tienen río? -Sí, lo tienen, un río enorme. ¡Mil veces más grande que el nuestro! -Pero, entonces, ahí se debe navegar de maravilla. El tío Louis se quedó pensativo. -No navegan por el río, Mafer. -¿Y para qué lo utilizan si no es para navegar? 52


-Para tirar basuras. -¿De verdad?-preguntó incrédula. -Te lo prometo- respondió su tío. Al cabo de un rato, Mafer volvió a preguntar. -¿Y dónde te has hospedado, tío? -No había hospedaje para grillos, así que he tenido que instalarme en el agujero de un viejo amigo.

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-¿Y, al menos, te han tratado bien esas gentes? Su tío suspiró: -No he tenido oportunidad de hablar con ninguna. Siempre van corriendo de un lado para otro, algunos con tanta torpeza que creía que me pisarían el primer día. Tras un largo rato de charla con su tío, Mafer volvió a la roca con Lili La Araña, y le empezó a contar las experiencias de tu tío. -¿Y cómo dices que se hacen llamar? -Humanos.- Respondió Mafer. -Enormes, torpes, brutos... ¿Me estas diciendo la verdad? -Te lo prometo. Además mi tío me ha contado que tienen un río, pero que no lo usan para navegar. -¿Y para qué lo usan entonces? -Para tirar basura. Y también me ha contado que tiran al aire gases malos que hacen que se vea gris y feo. -No me gustan los humanos- dijo Lili55 4


¿Nosotros les gustaremos a ellos? -No lo sé, mi tío no tuvo oportunidad de conocer a ninguno, pero por lo visto hay dos tipos de humanos. -¿Cuales? -Los que cuando nos ven se ponen a saltar y a agitar las manos, y los que comienzan a dar pisotones. -Qué seres más extraños. -Sí, ¿verdad? Estoy convencida de que no me gustarían sus costumbres. -Bueno, para gustos los colores, ¿no? Y la ciudad siguió creciendo. La roca de Mafer y Lili pasó a formar parte de una calle asfaltada y el río siguió llenándose de basura. Mientras tanto, los grillos se iban alejando de la ciudad, huyendo de esos seres tan raros con costumbres tan extrañas, convencidos de que esa vida no era para ellos. Autora e Ilustradora: Juana Mª Zaragoza Torres 4º Curso de Secundaria


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