Contenido: Obra en portada Cuervo (acrílico y gouache sobre tela, 80 x 60 cm) por Karla Rojo. Entrevista con el poeta José Ángel Leyva. Ensayos por Diego Isidro Díaz Pérez, Ana Verónica Villarroel Márquez, Mario Islas Campos. Reportaje cultural: “El canto de las sirenas del siglo XXI” por Claudia Cárthaigh. Entrevista con la artista mexicana Rigel Herrera por Claudia Cárthaigh. Traducción del cuento “Caballerosidad” de Neil Gaiman por Diana Morales Morales. Crónicas por Abraham García Alvarado, Reyna Hernández Haro, Jorge Pérez Baca. Reseña literaria “El hombre que te habita, jirón de conciencia abrasadora” por Pedro Luis Ibáñez Lérida. Microselectos por Salvador Castañeda. Relatos: Salvador Castañeda, Joaquín Filio, Jesús Ramírez, Gabriela Quintana Ayala, Gonzalo Zuloaga, Linda Nayeli Tanahirí García Bueno. Minificciones por Juan Alfredo Mercado Estrada, Ricardo A. Vega. Poemas por Margarito Cuéllar, Yunuen Díaz, Chary Gumeta, Beatriz Pérez Pereda, Isolda Dosamantes, Ricardo Venegas, Hanna Figueroa, José Luis Domínguez, José Ángel Higuera, Víctor Bahena, Dan Corona, Consuelo Sáenz, Marinés Scelta, Jorge Enrique Yam Ya, Diego Rodrigo Illescas Díaz, Luis Alfonso González Valdivia, Sandy Silva. Obra plástica por Karla Rojo, Francisco Quintanar /Ilustración digital por Joel Marquina. Serie fotográfica por Christian de la Huerta.
Editorial
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Para este nuevo número hemos agregado un nuevo espacio a nuestras páginas: la sección de traducción. Con ello, Monolito agrega un nuevo integrante al equipo: la joven traductora Diana Morales Morales, quien inicia su participación con nosotros, publicando la traducción del cuento “Caballerosidad” del escritor y periodista inglés Neil Gaiman (al cual se le acredita el haber sido el creador de los cómics modernos. El Diccionario de Biografía Literaria lo nombra como uno de los diez primeros escritores post modernistas aún vivos). Para las próximas ediciones, contaremos con una traductora más que nos presentará una serie de cuentos que creemos serán de su interés. De esta manera, continuamos con la visión plural que ha caracterizado a esta revista, y cuya finalidad es conjuntar la mayor cantidad de voces posibles, en diversos géneros, a razón de entregarles a ustedes nuestros lectores, mejores y mayor cantidad de contenidos. Para finalizar, queremos agradecer a nuestros colaboradores, escritores, artistas y lectores su confianza en este proyecto. Este próximo mes de mayo cumplimos cuatro años de existencia, y tengan la seguridad de que seguiremos buscando nuevas formas de crecimiento. Espera en junio nuestra edición de aniversario.
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Número XXIII. Revista Bimestral. 7 de abril de 2016.
Americanismos en la narrativa de Jaime Bayly
Por Diego Isidro Díaz Pérez
La presente investigación tiene como objetivo recoger aquellos americanismos que se encuentran en novelas de Jaime Bayly (1965), No se lo digas a nadie (1994), La noche es virgen (1997), Yo amo a mi mami (1998), La mujer de mi hermano (2002), El huracán lleva tu nombre (2004) y El Cojo y el loco (2009). La intención es buscar los americanismos dentro de un contexto en el cual se usen y no sean ejemplos aislados como se pueden encontrar en un diccionario; por otro lado, se toman en cuenta sólo aquellos que no están registrados en el Diccionario de Americanismos (2010) elaborado por la Asociación de Academias de la Lengua Española, lo cual sirve al mismo tiempo para saber si tienen un uso en el Perú. Así pues, se aportan significados a los americanismos que no están recogidos en el diccionario antes mencionado con la intención de conocer o en todo caso ampliar su significado; por último, a través de los ejemplos encontrados se da una pequeña introducción a la obra del autor peruano para conocerla. Se eligió a Jaime Bayly porque es uno de los escritores más conocidos en los últimos tiempos de la literatura peruana. Se caracteriza por su peculiar sentido del humor, personajes entrañables y diálogos que lo han llevado a ser considerado uno de los autores más brillantes de la región. Otro de los motivos por los cuales se eligió al autor peruano, fue por el manejo de un léxico coloquial que utiliza continuamente en sus libros, ya que lo hace de manera adecuada dando a conocer palabras y significados que se utilizan en Perú y en algunas partes de América; por lo tanto, en sus novelas se pueden encontrar vocablos referentes a drogas, fiesta y sexo, temáticas a las que recurre normalmente al momento de escribir.
La importancia de esta investigación radica en mostrar el léxico del Perú y ver qué peculiaridades tiene, ya que no hay muchos trabajos relacionados con los peruanismos, sino más bien hay trabajos que tienen que ver con otros países como México, Colombia, Chile o Argentina. Además de conocer como ya se mencionó, si las palabras encontradas están recogidas en el diccionario de americanismos y la significación no recogida. El concepto de americanismo tiene muchos orígenes, algunos de ellos se remontan a la conquista de América hasta nuestros tiempos. Hay algunos autores con diversas opiniones y formas de ver el concepto ya que algunos argumentan que sólo se trata de una variación del español y no de una palabra que tenga origen exclusivo de América, otros comentan que se tratan de voces indígenas, en cambio, algunos más reafirman la idea del americanismo como una palabra que se usa y proviene de América y no de la Península Ibérica. Bohórquez (1984:22) hace alusión a las primeras cartas enviadas por Colón y comenta que “los españoles se acostumbraron a ver en los vocablos indígenas vocablos americanos integrados al sistema de la lengua española de América”, por lo cual, desde ese momento se da un tipo de integración de las voces indígenas que se hablaban en América con el español de España. A través de estos datos se pueden dar dos definiciones de americanismo las cuales Bohórquez (1985: 26) las define de la siguiente manera: “vocablos creados en el español de América que no tienen equivalente en el español peninsular, ni en el significante ni el significado”, lo cual quiere decir que son vocablos que se dan sólo en América y que su invención tiene que ver con novedades lingüísticas que se dan en este continente; al mismo tiempo el autor también da otra definición argumentando que son “vocablos ya existentes en el español europeo para designar cosas exclusivas de la realidad americana comparables a otras conocidas en España”; en este caso lo que se encuentra es que el americanismo es una palabra para designar dos o más objetos. Si se consulta a la Real Academia Española (2011) define al americanismo como: “Vocablo, giro, rasgo fonético, gramatical o semántico que pertenece a alguna lengua indígena de América o proviene de ella” o bien como “vocablo, giro, rasgo fonético, gramatical o semántico peculiar o procedente del español hablado en algún país de América.” Por lo cual, se puede decir que hay dos formas de entender el concepto: desde el punto de vista de que pertenece y proviene a una lengua indígena o como una peculiaridad del español de América, por lo tanto esa sería la primer diferencia que se puede observar respecto al español de España. Otro de los autores que han aportado mucho respecto al tema es Rona (apud. Haensch, 1978) y comenta que “las isoglosas de los diversos elementos del diasistema hispánico pueden estar situadas de diversas maneras, según en qué hablares y dialectos ocurra el elemento en cuestión.”. Por lo cual, el autor aporta algunas posibles definiciones: 1) Se da en toda América y no se da en ninguna parte de España.
2) Se da en toda América y se da en parte de España. 3) Se da en parte de América y se da en parte de España.
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4) Se da en parte de América y se da en toda España. Es decir, este autor sólo acepta el enunciado número uno como americanismo. Otro de los autores que resultan importantes en el tema de los americanismos es Moríngo (1985) el cual define como americanismo al “vocablo o giro propio y privativo de los americanos que hablan español, o de contenido semántico distinto al del español europeo”, como se puede ver es una definición mucho más satisfactoria en comparación con la que da la Real Academia Español aunque no concuerda del todo con la definición propuesta por Rona ya que los puntos de vista son diferentes al momento de hacer la comparación con el español de la península. Como se puede ver, hay muchas maneras de entender el concepto de americanismo; sin embargo, a través de este repaso histórico se pueden comprender de mejor manera los orígenes que tiene el español de América; además de saber en qué consisten los americanismos. Para cumplir con el objetivo de este trabajo que tiene que ver con el léxico del Perú, se entendería como “peruanismo” aquellos vocablos que no se usan en España o tienen un significado diferente al encontrado en las obras así como su uso sea documentado en libros del Perú, en este caso en los de Bayly. Se podría entender de manera similar como lo hace Fajardo (1991: 22) en su trabajo dedicado al léxico de Argentina, en la cual designa a “argentinismo” como un “americanismo documentado en Argentina”, dejando fuera rasgos de difusión. De acuerdo a lo mencionado anteriormente un peruanismo sería entonces en este trabajo todo aquel vocablo que no se usa en España o tienen en ese país un significado diferente al documentado en las obras de Bayly. Martha Hildebrandt (2012) aporta algunas cuestiones mencionando que: “Puede corresponder formalmente a un término de la lengua general, pero con significado diferente por efecto del cambio semántico. Puede ser un latinismo que no circula en la Península, o un préstamo tomado de otra lengua con prescindencia de la norma peninsular”. Por lo cual refuerza la idea de que quizás esa palabra exista en el español de España pero tenga un significado diferente, o bien una palabra que tienen sus raíces en América y que no se usa o se conoce en España. En este caso no se tomó en cuenta la definición proporcionada por el DRAE ya que no satisface totalmente ya que en algunas ocasiones no es estrictamente un modo de hablar del Perú porque puede tener un origen en otro país o han sido adaptado por la lengua de ese lugar, a lo largo del tiempo, como lo dice Hildebrandt (2011): “los peruanismos no son necesariamente usos lingüísticos exclusivos del Perú: en realidad, se cuentan con los dedos de la mano aquéllos que hasta hoy no han sido también documentados en otra región de América o de España.”
A continuación se muestran algunos términos que no figuran en el diccionario de Americanismos o que tienen un significado diferente, por lo cual, se aportó una definición, también, se muestra una tabla con las abreviaturas de los nombres de las novelas utilizadas. Abreviaturas de las obras seleccionadas No se lo digas a nadie: ND
Yo amo a mi mami: YM
El huracán lleva tu nombre: HN
La noche es virgen: NV
La mujer de mi hermano: MH
El cojo y el loco: CL
1. achique. sust. coloq. Orinar. Entro al baño a tirar un achique fugaz (...) (NV, p.75) *En el diccionario de americanismo aparece achique pero está referido al futbol. Se combina con el verbo tirar. 2. anticucho. hacer- intr. Realizar el coito. vulg. El novio se dio cuenta de que el loco quería hacer anticucho a la holandesa (...) (CL, p.98) El significado encontrado en el diccionario de americanismos no concuerda con este sentido encontrado en el libro de Bayly, la entrada se refiere a una comida que se prepara con trocitos de carne de vacuno. Se combina con hacer. También significa trocear la carne o molestar a alguien del cual vienen el sentido sexual que se encuentra en el ejemplo. 3. barro. echar- Hablar mal de alguien o algo. No tiene nombre echarle barro al Perú en el extranjero aprovechando su fama y sus contactos (...) (HN, p.201) 4. bola. dar - loc.verb. Prestar atención o hacer caso a alguien. Ojalá te dé bola porque Dorita tiene su jale (…) (CL, p.78) Ahora no la engreía ni la apachurraba ni le daba la menor bola (…) (YM, p.26)
En el diccionario de americanismo también lo define como "loc. verb. Pe, Bo, Ch, pop + cult – espon; Ar, Ur, espon. Aceptar una propuesta amorosa" sin embargo no tienen el mismo sentido que se encuentra en Bayly.9 5. cachar. interj. euf. Indica contrariedad, enfado. Ve la marca del choque y dice me cachen, ¡nos chocaron¡ (YM, p.137) *Aunque en el diccionario de americanismos se encuentra la entrada no se refiere exactamente a este sentido encontrado, es el equivalente en España a 'me cachis' o en Argentina a 'me cacho'. 6. chamo. sust. Cocaína. Yo tengo mi contacto, Chongo, que vende un chamo de primera (...) (ND, p.166) Oye, antes de que te vayas, ¿no te habrá sobrado un poquito de chamo? (...) (ND, p.193) ¿A ver el chamito para probar? (...) (ND, p.286) Me jode que no me ayudes a dejar el chamo (...) (ND, p.204) 7. chancho. adj. coloq. Cerdo. vulg. Vacilándonos como chanchos en su depa (...) (NV, p.65) No está el mister cara de chancho (...) (NV, p.72) Pues los domingos se vendían allí unos tamales de chancho buenísimos (...) (YM, p.257) Compró una caja de donnuts y se las comió todas. Soy un chancho, pensó (...) (ND, p.428) *Se utiliza en algunas ocasiones para insultar (cerdo), en el diccionario de americanismos se encuentra entradas similares pero ninguna referente a este sentido encontrado. En el diccionario de americanismos se encuentra que se refiere a 'persona de modales groseros, sin urbanidad' o 'Persona que se caracteriza por su falta de higiene personal o de pulcritud con que realiza sus tareas'. 8. chapar. intr. Realizar el coito. vulg. Odios sentarme en la última fila -dijo ella-. Parece que hubiésemos venido a chapar. - Hemos venido a chapar dijo él (...) (ND, p.261)
Eso sí, pochito, antes de chapar contigo, prefiero que me chanque un tren (...) (NV, p.113) 9. chinazo. adj. Referido a persona que se encuentra bajo los efectos de alguna droga. Tiene los ojos chinazos. No es por nada, pero tiene una cara de fumona (...) (NV, p.46) Seguíamos chinazos, y jimmy se reía de cualquier disparate (...) (NV, p.24) Cuando me tomaron la foto yo estaba chinazo (...) (NV, p.81) 10. chino. sust. Tratamiento que se da entre personas que se conocen o son amigos. No importa. no te amargues la vida chino (...) (NV. p.14) Y me palmoteó la espalda y me dijo vacílate, chino (...) (NV, p.25) No te distraigas, chino, estábamos en el haití (...) (NV, p.96) *En el diccionario de americanismos se encuentran entradas referentes a hombre y mujer, sin embargo en los ejemplos encontrados se puede ver que se refiere a un tratamiento entre personas que se conocen o son amigos, un ejemplo de esto lo encontramos con 'tío' en España y 'güey' en México 11. chucha tu madre. adj/sust. vulg. Se usa como simple insulto, vacío de su significado. Y el perro chusco chuchasumay se me venía encima (...) (NV, p.38) Y se roban las mejores biclas importadas, ladrones chucha-de-su-madre (...) (NV, p.45) Para que vengan malandros como tú a faltarme el respeto, no pues chuchatumadre (...) (NV,p.121) 12. cintura. tirar- loc. verb. Referido a persona que es plantada o evitada. Se inventaron una excusa y lo dejaron caliente y tirando cintura(…) (CL, p.58) Si Dorita no le da bola y lo deja tirando cintura(…) (CL, p.80) *En el diccionario de americanismos lo define como: metáf. Esquivar problemas, evitar responsabilidades, sin embargo no concuerda del todo con este sentido del ejemplo. 13. corto, -a.
sentir(se)- No tener confianza en alguien. Claro, con confianza, no te sientas corta (...) (MH, p.202)
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Y no te sientas corto de presentarme a tu amigo (...) (ND, p.421) 14. estón. adj. coloq. Que se encuentra bajo los efectos de alguna droga. Me atrevía apenas hablar. cuando estaba estón (NV, p.13) Lo que me gusta es estar estón, bien estón y no borracho (NV, p.16) Y yo te miré con mis ojos rojazos, estonazos, chinazos (...) (NV, p.22) Todo sea por estar estones, por olvidarnos que la vida en lima es una puta mierda (...) (NV, p.17) Si estoy medio zampado o medio estón, no se me para (...) (NV, p.47) Hemos prendido un batecillo y nos hemos puesto estones (...) (NV, p.50) Y el huevas de mariano soltó una carcajada, simplemente porque estaba estón (...) (NV, p.54) Cuánto tiempo que no estoy estonazo, con una hambruna garrafal (...) (NV, p.59) Odio esa foto, lo que pasa es que estaba estonazo cuando me la tomaron (...) (NV, p.81) 15. huamán. sust. Tratamiento que se da entre personas que se conocen o son amigos. Así nos vio el portero del edificio esa noche, y sólo me dijo buenas, don gabriel, y yo qué tal huamán (...) (NV, p.83) 16. pata. sust. Tratamiento que se da para nombrar a alguien cuando no se sabe su nombre o no se quiere decir. Canta bien ese patita, le dije a jimmy (...) (NV, p.19) Es un cague de risa el patita. Él me vende coca de vez en cuando (...) (ND, p.201) ¿Tú ya has debutado? - preguntó Joaquín. - ¿A qué te refieres? - dijo Miguel. O sea, ¿ya has cachado? (...) (ND, p.75) 17. pichanga. verb. Acción y efecto de consumir cocaína, habitualmente por la nariz.
No empieces, Joaquín. Estamos en la bajada. Eso es todo. - Yo no quiero ser un coquero toda mi vida. Ahora Joaquín estaba llorando. Después de una pichanga siempre terminas llorando (...) (ND, p.204) Aparte que la coca ayuda a franquearse, a hacer amigos. - Pero son amistades falsas, Juan Carlos. - Puta, no sé. Yo no considero falsa nuestra amistad. - Yo tampoco. Pero hay mucha gente que cuando está armada lorea hueva y media. - Sí, pues. En las pichangas se miente mucho (...) (ND, p.286) 18. pichanguearse verb. Acción y efecto de consumir cocaína, habitualmente por la nariz. -No sé si pichanguearme - dijo- . Odio la resaca. - No te preocupes, hombre, que la coca de Chongo no deja resaca. (...) (ND, p.166) 19. pito. seguir- loc. adj. Referente a la persona que es incapaz de tener una erección. Flora recibió su butifarra y le dio un gran mordisco. - ¿Y? ¿Sigues pito? - preguntó, bajando la voz. Habló con comida en la boca. Él pudo ver el pedazo de butifarra en la lengua de Flora. Tuvo asco. Ájá - dijo sin mirarla. ¿No quieres tratar de nuevo? (...) (ND, p.113) 20. privar(se). adj. Referido a persona que se entusiasma por algo o alguien. Dale la sorpresa a Annie va a estar feliz de verte, tú sabes que ella priva por ti (...) (YM, p.57) Tú sabes que yo privo por tus discursitos (...) (ND, p.85)
Relación de otros términos que no figuran en el Diccionario de Americanismos encontradas en las obras de Jaime Bayly Ajos (decir), ancho (sacar), chucha, chupar (un huevo), concha tu madre, culo (un), flojera, fregado, fregar(se), ganso, hambre (estar), huevón, jijunagranputa, pavo y pilla.
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Luchas ideológicas entre Independentistas y Realistas en la Guerra de Independencia de Venezuela
Por Ana Verónica Villarroel Márquez
Para entender la independencia de Venezuela es necesario, como cualquier otro episodio histórico, empezar por analizar el complejo mundo de las ideas el cual estuvo sometido a un continuo debate y transformación que no se limitó al período de guerra, sino que continuó incluso tras la conclusión de la misma. Y es que debemos entender que como en muchos otros países latinoamericanos, todo el siglo XIX fue protagonizado por una fuerte división entre dos bandos antagónicos: conservadores contra liberales, bolivarianos contra antibolivarianos, federalistas contra unitarios, en definitiva, entre distintos modos de entender una patria surgida ex novo en 1823. Y es que la guerra de independencia fue, como dice el profesor Tomás Straka, “una guerra de ideales” (Straka, 2007; 325) en la que el pensamiento colonial asentado en la sociedad venezolana desde siglos atrás tuvo que hacer frente a las nuevas ideas liberales surgidas tras la revolución francesa de finales del XVIII. O como diría el profesor Germán Carrera Damas, “la independencia fue un proceso político, del cual la guerra es una expresión” (Straka, 2007; 91); una sangrienta expresión que reflejó en el campo de batalla lo que ya era un hecho en el ámbito social: la ruptura con el orden colonial establecido hasta la fecha. A manera de introducción al tema de la independencia de Venezuela, debemos señalar en primer lugar cuales fueron las influencias que dieron pie al desarrollo de este proceso y hasta qué punto éstas trastocaron la mentalidad y el orden colonial predominante en la provincia. El primero de los casos a mencionar es la independencia de las Trece Colonias británicas, la cual tiene como causas fundamentales el descontento generalizado de la población, al sostener que no eran tenidos en cuenta por la metrópoli, más que para pagar impuestos. Y es que Gran Bretaña, tras la guerra de los Siete Años (1756- 1763), quedó en un estado de crisis económica tal, que para salir de ella tuvo que aplicar una serie de nuevos impuestos (como el impuesto sobre el azúcar o el té) a sus colonias ultramarinas, lo cual provocó un descontento generalizado entre la población.
Este descontento traerá consigo la creación de una identidad americana que hará alejar a los colonos de las Trece 15 Colonias de los ciudadanos británicos, propagándose la idea de independencia en un contexto de gran debilidad
para el imperio británico. Los principios de libertad y nacionalidad americana, propios del liberalismo, son los que, con la ayuda de una monarquía británica cada vez más opresora con sus colonos, triunfarán finalmente en una sociedad altiva y orgullosa, la cual luchó por lo que consideraba eran sus derechos. En Europa, habrá un hecho que marcará la historia reciente no sólo del continente, sino también de sus colonias de ultramar. Este acontecimiento histórico se da en Francia en el año 1789 y es la consecuencia directa de la “bancarrota de la monarquía francesa” (Prieto, 13), que afectada por los enormes gastos que habían supuesto su participación en la guerra de los Siete Años (1756- 1763) y en la independencia de Estados Unidos (1776), tuvo que introducir una severa reforma tributaria que afectó gravemente a los dos estados privilegiados del país (parte de la nobleza y burguesía). De forma que las protestas iniciales provendrán de los representantes del Estado. Sin embargo, pronto estas protestas parlamentarias se extenderán al resto del país, iniciándose así un fuerte debate ideológico- político que apelaba por la supresión de los privilegios feudales tradicionales y “la igualdad ante la ley” (Prieto, 14). Ante estas peticiones, se convocan Estados Generales para el 1 de mayo de 1789. El propio rey en un afán por mostrarse como un gobernante democrático “autorizaba a los franceses a presentar sus ideas sobre la reforma del Estado” (Prieto, 14), hecho que dio lugar a la aparición de una amplia literatura de propaganda que pedía dos cosas fundamentales al monarca: por un lado, la duplicación de la representación del Tercer Estado y por otro, el voto por cabeza. De las dos peticiones, sólo fue tenida en cuenta la primera por lo cual el descontento entre nobles y burgueses fue generalizado al ver que sus peticiones no eran tenidas en cuenta por el rey. El Tercer Estado proclama una Asamblea Nacional, que se comprometía a redactar una nueva constitución que diera lugar a un gobierno más representativo y justo. La oposición del rey y la nobleza conservadora no se hizo esperar y el enfrentamiento entre asamblearios y monárquicos se endurece cada vez más, hasta que el 14 de julio de 1789 tuvo lugar en las calles de París el suceso conocido históricamente como “la toma de la Bastilla”, el cual dará inicio a lo que más tarde se denominará la “Revolución Francesa”, la cual representa el fin del Antiguo Régimen en Francia. Los principios liberales de este suceso histórico se extenderán a otras regiones del mundo, atravesando el Atlántico y sirviendo de influencia para las colonias americanas. Entre ellas destaca Haití, cuya independencia será un caso particular. En Haití la llegada de las nuevas ideas de la Francia revolucionaria chocarán con los principios de una sociedad feudal de castas, en la que los criterios de igualdad y libertad no eran tenidos en cuenta ni para negros, mulatos y mucho menos esclavos, ya que éstos eran aplicables únicamente al hombre blanco. El problema es que esto ocurre en una sociedad en la que la minoría de la población está formada precisamente por esa élite blanca, la cual tarde o temprano se quedará sola ante una mayoría cada vez más descontenta con el sistema establecido.
Esto fue lo que ocurrió en Haití el 28 de junio de 1790: un grupo de mulatos liderados por Vicent Ogé y Chavannes, se dirige a la Asamblea de Puerto Príncipe a exigir la igualdad de derechos para negros y mulatos. Aunque esta manifestación fue duramente reprimida por las autoridades locales, marcó un precedente porque cuando a Francia llegó la noticia de lo acontecido en la isla, pronto se concedieron estos derechos a los mulatos ricos, algo que a su vez generó un mayor descontento entre el resto de mulatos y negros de la colonia, quienes más adelante se rebelaron contra el hombre blanco y todo el sistema opresor1 que representaban, proclamando así una república libre. En definitiva, la independencia dada en Haití tuvo una fuerte connotación racial, en la que no solamente los principios idearios de libertad e igualdad tuvieron cabida, sino que las bases del sistema colonial y su sociedad de castas entraron en una crisis tan profunda, que sus defensores blancos fueron incapaces de hacer frente a una mayoría negra y mulata cada vez menos conforme con la estructura colonial establecida. Con todas estas influencias ideológicas y políticas, es normal que pronto el ideal revolucionario se haga un hueco entre la sociedad venezolana. Estas ideas tendrán su canal de difusión en los libros llegados de forma clandestina a través del comercio ilegal y a través de la publicación, también de manera clandestina, de una serie de escritos propagandísticos, que al igual que ocurrió en Francia en los momentos precedentes a la Revolución Francesa, generará un estado de opinión cada vez más hostil hacia el sistema monárquico dominante. De esta manera, pronto se distinguirán en Venezuela dos corrientes de pensamiento, una monárquica y absolutista, defensora de la conservación del sistema establecido hasta entonces; y otra independentista y republicana, amante de los principios revolucionarios, los cuales tomarán como modelo. Pero al margen de lo que defendiera un bando u otro, muchas veces lo que hacía irreconciliable ambas posturas no era tanto, o no necesariamente, la diferencia de pensamiento, sino la intransigencia de uno frente al otro. Y esta intransigencia entre venezolanos nos lleva a posicionarnos en uno de los debates historiográficos más arduos que se ha tenido sobre este conflicto; el decidir si se trató de una guerra civil o por el contrario, de una guerra internacional. Citando a Guillermo Morón, sostengo que “la lucha [...] fue civil, sociológicamente hablando, pero internacional en lo que al Derecho se refiere” (Morón 113). Y es que la pugna se produjo entre venezolanos, paisanos que pensaban diferente y que no compartían ciertos conceptos, incluido el de nación ya que se trataba de una idea muy nueva surgida tras el triunfo de la ideología liberal eclosionada a partir de las revoluciones americana y francesa. Esta nueva concepción trajo consigo un problema, “el problema de la nacionalidad”, el cual “era consustancial al del debate ideológico” (Straka, 2007: 328), es decir, no se trataba de que unos se sintieran venezolanos y otros no, sino que el reconocer esta nueva idea de nación, como un estado independiente significaba aceptar las ideas
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Los blancos fueron perseguidos y asesinados y sus haciendas fueron arrasadas e incendiadas.
liberales de soberanía nacional y ciudadanos iguales ante la ley 2.. Esto era algo que los realistas no estaban 17 dispuestos a aceptar, sencillamente porque era algo que iba en contra de su sus más profundas creencias. Pensemos
que todo el orden social y político del Antiguo Régimen deviene de Dios y en consecuencia la alteración del mismo también choca con los planes del Altísimo3. La élite liberal criolla, defensora de la independencia, trabajó por imponer al resto de la población un sentimiento de “nación” o de “nacionalidad” que a los grupos sociales más desfavorecidos les era indiferente por el simple hecho de que su patria era el pueblo o aldea en el que vivían; sin siquiera apreciar o conocer el resto del territorio 4. Lo que los grupos sociales privilegiados pretenden en estos años iniciales del siglo XIX es implantar en el resto de la sociedad lo que Eric Hobsbawm denomina “una tradición inventada” en la cual, por medio de la puesta en marcha de una serie de “prácticas normalmente […] aceptadas en forma explícita o implícita” se tiene por objetivo “inculcar determinados valores o normas de conductas a través de su reiteración” (Hobsbawm, 97) automáticamente se acepte de forma generalizada como una herencia del pasado. Por eso insistimos, conseguir que la mayoría de la gente relacionara independencia con libertad e igualdad, entendiera el concepto de la patria, y por el contrario, viera lo conocido hasta entonces como algo negativo para los derechos de los ciudadanos, fue fundamental para avanzar positivamente en la causa emancipadora. Como dice Straka, recordando el mensaje dejado por José Antonio Páez, la victoria de la causa independentista se debió a dos razones fundamentales: “1) hacer que dejaran los venezolanos de admirar al rey como una divinidad y 2) logrando, […] que veneraran la patria” (Straka, 2007: 76). Este fue un discurso que supo llegar, pasados los primeros años de guerra, a los más desfavorecidos de la pirámide social. Pero esto sólo ocurrió tras el cambio de actitud de los republicanos, una vez que éstos se dieron cuenta que el no contar con la mayoría de la población, -compuesta fundamentalmente por pardos, mestizos, mulatos, negros, indígenas, etcétera.-, suponía una derrota segura en batalla. Este cambio de proceder de los mantuanos5, tuvo que ver con la primera reacción del pueblo, el cual no sentía suyo ese discurso transmitido por los independentistas,
2 Algo que era contrario al pensamiento colonial del Antiguo Régimen, ya que la soberanía residía en el rey y no en los ciudadanos, además los hombres no eran iguales, sino que socialmente eran desiguales por naturaleza, ya que así lo había establecido dios en su plan divino. 3 Pensemos que en 1864 el papa Pio IX denunciará al liberalismo político, social y económico, por su pretensión de separar Iglesia y Estado. 4 Lo que predominaba en la población de aquella Venezuela de inicios del XIX y por tanto, en los primeros años de la guerra de independencia, es el concepto de las “patrias chicas” (Straka 2007; 83), no extensible al concepto de patria o de nación moderna. 5 Como define el profesor Ángel Rosenblat en su obra El español de América, la palabra mantuano tiene su origen en la Venezuela del siglo XVIII y se utiliza para designar a “los criollos nobles de Caracas […] dueños de las haciendas (263). Los mantuanos eran ricas familias terratenientes de raza blanca, propietarias de esclavos que fueron enriquecidas con el comercio del cacao.
sencillamente por el hecho de no verse incluidos en él, por eso es que la élite liberal criolla decidió hacer partícipe a ese sector de la población que todavía no conocía o sentía suyo el discurso emancipador. Tengamos en cuenta pues, que más allá de las pasiones personales o los “fanatismos”, la decisión del pueblo de incorporarse o no al movimiento independentista, estuvo motivado por intereses personales. Los grupos populares no hablaban latín o griego, no leían a los grandes clásicos de la literatura, no conocían a los filósofos modernos y la inmensa mayoría de ellos eran ágrafos. Así lo menciona Straka:
[…] personajes que no eran ideólogos ni representantes de la élite educada, sino […] de ese “virtuosísimo pueblo”, se demuestra hasta qué punto la tensión entre lo que pensaron los ideólogos […] y lo que sentía el pueblo, debió desembocar en la concreción de una propuesta que satisficiese a todos […] (Straka, 2007: 63).
Por tanto, el que la gente defendiera un determinado régimen de gobierno, ya sea monarquía o república independiente, iba más allá de la ideología política que profesara, se trataba sencillamente de la forma que tenían de ver y entender el mundo. Y es que, usando la misma cita de Umberto Eco que Straka reproduce en su libro, por lo general “detrás de un régimen […] hay una manera de pensar y de sentir” (Straka, 2007: 147). Esta lucha ideológica entre monárquicos y republicanos se reflejó en los continuos panfletos, discursos y demás propaganda que ambos bandos tenían como medios de difusión de sus propuestas, desacreditando al adversario como manera de ganarse adeptos a su causa. Por un lado, los independentistas, se encargaban, a través de sus escritos, de difundir los principios básicos de la nueva corriente de pensamiento de carácter liberal, siendo su objetivo primordial acabar con el desfasado pensamiento colonial establecido en Venezuela y difundir los ideales de libertad, igualdad y fraternidad entre todos los hombres. Por otro lado, el bando realista se encargó de hacer la misma tarea de difusión con sus principios, esto es, lograr que en Venezuela se mantuviera el orden colonial y que por tanto, la sublevación independentista fracasara. Esta forma de proceder de los monárquicos, fue su manera de “reaccionar a la independencia” (Nava, 108). Sin embargo, lo que vemos en los escritos realistas, sobre todo a inicios de la guerra, es el ataque y demonización de las ideas patriotas, sin esforzarse “en crear cosas nuevas” (Straka, 2007: 161). Es decir, ellos lo que hacían era atacar todas las novedades planteadas por los republicanos, insultar a los liberales y como sostiene Straka:
defender las ideas heredadas del pasado […] sin ni siquiera intentar una reelaboración real del ideario tomista […] como lo intentarán […] Roscio, […] y otros muchos patriotas […] a partir
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de su catolicismo (Straka, 2007: 161).
Los monárquicos solían emplear una serie de calificativos hacia los republicanos como los siguientes: “viciosos”, “pecadores”, “inmorales”, “locos”, “alucinados”, “criminales”, “delincuentes”, etc. Analizando a continuación cada uno de ellos, veremos qué argumentos daban los godos para llamar así a sus adversarios. Empezando por el primer grupo de calificativos, de viciosos, pecadores e inmorales, los realistas se basaban en la idea de que toda aquella persona que atentaba en contra de la rectitud y buen orden establecidos por Dios, era una persona débil y con ausencia de moralidad, debilitada por las tentaciones del diablo y movida por el pecado y la desobediencia a Dios. Y es que para ellos, como ya se ha dicho anteriormente, el levantarse contra la monarquía española, era “un alzamiento contra Dios” (Straka, 2007: 193), ya que la legitimidad de la Corona procedía directamente del creador y se veía ratificada por el Sumo Pontífice de Roma. Las condenas a este pecado contra Dios y su orden, podían ser la excomunión de la Iglesia católica, su persecución, enclaustramiento, o incluso la muerte. La justificación de los adjetivos “locos” y “alucinados” era sencilla, si unos individuos atentan contra el buen orden de una sociedad, es porque están dejándose llevar por las tentaciones de Satanás “y eso no es cosa de gente sana”. Y es que para los conservadores, esa idea de la igualdad de todos los individuos, era “una contradicción […] con el buen orden” (Straka, 2007: 334) impuesto por Dios desde el inicio de los tiempos. Por tanto, para ellos el proyecto independentista es una ficción, una alucinación de “unos pocos que son unos malvados pecadores, amorales, “monstruos”, los llamó Monteverde (Straka, 2007: 193)”. Y por último, para el atributo de “criminales”, los realistas emplean una lógica jurídica- legislativa razonada y aceptada para la época y para su modelo de sociedad. Se trata de condenar con el delito de incidencia e infidelidad a todo aquel individuo que se levantara en armas contra las leyes establecidas así como contra la máxima autoridad de gobierno: el rey. Pero esta desobediencia no era únicamente contra los órganos de gobierno, sino que también atentaba “también contra el amo, contra los superiores (Straka, 2007: 195)”, en definitiva, contra el estado natural de las cosas. Por tanto, a los que cometían estos delitos contra la patria y el buen orden, había que tratarlos como lo que eran: unos delincuentes y unos criminales, que merecían recibir el castigo necesario por sus malas acciones.
Concluimos pues, que lo que siempre defenderá un realista, será la permanencia del orden, lo que conlleva al inmovilismo de la sociedad, la política, la economía, las leyes, etc. 6 Para un defensor del Antiguo Régimen, este orden no debe ser alterado porque fue establecido por Dios desde tiempos antiguos y por tanto, todo aquel que se opusiera al sistema existente, se estaba oponiendo al “plan divino” y en consecuencia era un apóstata, un pecador y un blasfemo. Y es que según el pensamiento conservador, Monarca e Iglesia eran una misma cosa, ya que el primero, al recibir su poder directamente de Dios, representaba la autoridad divina en la Tierra y la segunda estaba legitimada para hacer cumplir las leyes morales cristianas en la sociedad. Por eso, ir contra alguno de ellos era ir también contra el otro y en definitiva, cuestionar la labor de Dios. En relación a la anterior idea, ese orden establecido, implicaba a su vez dos cosas que iban de la mano: una, la jerarquización y otra, la subordinación u obediencia. Por tanto, el buen cristiano debía cumplir con estos dos principios, ya que la desigualdad y las relaciones de subordinación emanaban “de la voluntad de Dios” e “implicaba la paz y la felicidad de la sociedad” (Straka, 2007: 151)7. Según esta ideología, cada quien tiene su puesto en la sociedad, ya que “hay un orden concreto” (Straka, 2007: 152) que hay que seguir porque esa es la voluntad de Dios, de forma que aquella persona que lo altere, no sólo trastoca la estructura social, sino también todo el cosmos. Hay que tener en cuenta que los dirigentes del bando realista, contaba con un componente a su favor, la religión, la cual supo aprovechar como ya hemos visto, con el manejo de un discurso amenazante dirigido al pueblo, con la intención de atemorizarlo para que así éste no se levantara en su contra. Esta labor de socavamiento del discurso patriótico se realizó a través de los sermones dominicales, predicaciones de sacerdotes, la censura, etcétera. Pero además de las técnicas anteriores, una ventaja que tenían los partidarios del rey, era que contaban con la autoridad legislativa para prohibir “la entrada y circulación de los libros subversivos” (Straka 2007; 331), los cuales consideraban fruto del demonio. Concluimos pues, que el triunfo o derrota de uno u otro pensamiento, implicaba el triunfo o derrota de uno u otro bando en la guerra, de forma que el lograr llegar al grueso de la población era el objetivo de ambas facciones para ganar en el campo de batalla. Así que, si los independentistas ganaron la guerra no fue únicamente por los triunfos en el campo de batalla, sino por su labor de transmitir y explicar las nuevas ideas a aquellas personas que o bien no tenían conocimiento de ellas, o bien, las conocían y en un principio no las aceptaron.
6 A un conservador le parece “una manía el “espíritu innovador” […] de los revolucionarios” (Straka, 2007: 159), ya que para ellos las cosas estaban bien así y no era necesario ningún tipo de cambio. 7 Esta es la conocida como doctrina de la desigualdad natural de los hombres por la cual los tradicionalistas aceptaban que los seres humanos “son iguales ante Dios” (pero) no lo son en el cumplimiento de sus funciones terrenales” (Straka 2007: 150).
Bibliografía:
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Álvarez, S. (1991). “La tradición inventada”. Revista Uruguaya de Ciencia Política, 4, 97-107. De Armas, J. A. (1992). La independencia de Venezuela. Madrid: Mapfre. Morón, G. (1971). Historia de Venezuela. Vol. V. Caracas: Italgráfica. Picón, M. (1984). “Sinopsis de los últimos años”. Formación y proceso de la literatura venezolana. (163- 188). Caracas: Monte Ávila. Prieto, F. (1989). La Revolución Francesa. Madrid: Istmo. Ramírez, R. (2007). “La crucifixión de la opinión pública: la lucha por el dominio de la opinión pública en Caracas, 18111812”. Ensayos Históricos, 19, 73- 87. Straka, T. (2007). La voz de los vencidos. Ideas del partido realista de Caracas, 1810- 1821. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello. (2008). “El Periodismo que nació con la revolución. Un vistazo a los periódicos, a las imprentas y a sus leyes durante la Primera República de Venezuela, 1810-1812”. Temas de comunicación, 17, 13- 34.
San Salvador Atenco y la iniciativa transnacional
Por Mario Islas Campos
“Defenderé la tierra con mi vida si es necesario” José Enrique Espinosa8 La yema de mis dedos sudados y fríos llegaron a la puerta, pero ésta no se abrió; ni el respiro más profundo alivió la densa soledad del no saber y estar perdido. Diez minutos, el tiempo incrustó la sensación de temor ante el propio pasado, aquello no dicho por esas voces sino visto y oído por otras. La bola de nieve, como diría Walter Benjamin, estaba a menos de diez centímetros de distancia sobrevalorando el silencio incómodo en el ignoto rastro de un no-lugar. Abrí la palidez azul que me alejó del principio y hoy, un camino empezó a iluminar la brecha fundiéndola en su variante más sublime. La historia que ocurre aquí es –desde su principio investigativouna hacedora de voces y silencios, engaños, dolor, trauma, violencia, poder, muerte y dignidad. Las palabras no llegarán a rociar una verdad, pero sí tienen la intención de generar una crítica fuerte: replantear la condición academicista por la que atraviesa la historia en México; además de las miles de personas comprometidas en la cotidianidad de la lucha. Entre el año 2013 y 2014 comenzaron a legitimarse las Reformas Estructurales anunciadas desde el Gabinete del Presidente Enrique Peña Nieto 9 . El desmantelamiento de las instituciones inició desde el Tratado de Libre Comercio de 1994, y una de las dinámicas era tanto la privatización de la tierra (1992) como asegurar un campo
José Enrique Espinosa murió el 24 de julio del 2002 después de la paliza que recibió por policías el 11 del mismo mes. VILLASECA, Jesús. Atenco Rebelde. Imagen de un pueblo en lucha. Editorial latitudes. México. 2007. pp. 56-57. 8
“Dejan que las reformas se estabilicen y los proyectos del Estado son autopistas de 8 carriles, ciudad futura, el nuevo aeropuerto, todo por la cercanía y los intereses”. Entrevista realizada por Mario Islas Campos al señor Jesús Villaseca Chávez (´MIC/´JVC). México. Iztapalapa. 5 de abril de 2014. 9
de acción a las empresas transnacionales. La propiedad de miles de habitantes del Valle de México, sería expedida 23 en para la construcción de un “nuevo aeropuerto internacional, ningún ejidatario, jornalero, campesino, pensó
vender sus tierras y menos al precio que daban por ellas”. Las políticas de las reformas estructurales (2014) entrarían en vigor y acelerarían la privatización de los recursos naturales como el agua y el combustible del petróleo con el desmantelamiento de Petróleos Mexicanos (PEMEX) después de que Enrique Peña Nieto ganara la elección como máximo representante de los Estados Unidos Mexicanos en 2012. Pero antes muchas personas mostraron inconformismo y repudio en el proceso de contienda electoral. Alzaron la voz y nacieron movilizaciones como el movimiento 132; intelectuales, dirigentes, luchadores sociales, asociaciones civiles, entre otros no se quedaron callados sumándose a la crítica. Entonces la historia de lo ocurrido en San Salvador Atenco latió fuerte, recobró sentido y significó una alerta para la sociedad, al igual de señalar a los colaboradores de esa batalla – y me atrevo a decir guerra civil- contra el narcotráfico. Esto aún mella entre cada palabra hasta las raíces más profundas de nuestro día a día. En ese mismo año el gobierno volvió a “querer” las tierras de los campesinos del valle del Estado de México, pero esta vez ya no pagarían entre 6 y 7 pesos el metro cuadrado de tierra, sino dos millones de pesos; algunos dueños –por las presiones, represión y vigilancia- concretaron la venta de sus tierras. Después de esto, al pasar un tiempo, empezaron cierto tipo de amenazas que pronto darían al secuestro de alguno de los miembros de las familias que habían hecho el trato. Los captores piden exactamente lo que recibieron por ellas 10. Las autoridades tanto federales como municipales ignoran y omiten este tipo de abusos. Quiero decir, que la lucha nunca cesó. Ni cuando la fiesta aulló ni cuando las cárceles enceguecieron el espíritu. El movimiento del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra ha sobrevivido al secuestro, la división, muerte, violaciones, debilitamiento, la negativa propaganda mediática. Incluso 2012 resuena en muchas mujeres que estuvieron en contra, afuera del Palacio de Gobernación en la toma de posesión de Peña Nieto el 1 de diciembre. Muchas de ellas fueron vejadas sexualmente, jóvenes encarcelados y nuevos presos políticos que solamente expresaban su desacuerdo ante las formas de una simulación política11.
Entrevista (´MIC/´JVC). Para llegar a San Salvador Atenco tomé un taxi en la estación de autobuses de Texcoco. El recorrido no dura mucho, entre 10 a 15 minutos, en eso al charlar con el conductor me comentó que de igual forma a un amigo de la familia le ofrecieron vender sus tierras. Él aceptó, y al paso del tiempo secuestraron a uno de sus familiares. 10
El 3 de mayo de 2015 hubo un evento en la plaza central de San Salvador Atenco. La conmemoración inició con la voz de una persona perteneciente al Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra. Hubo una representación de baile contemporáneo que denunció las violaciones a los derechos de los pobladores, así como las vejaciones sexuales, la represión y el asedio de los medios masivos. En un momento, dos mujeres jóvenes caminaron al frente y hablaron del 1 de diciembre. Ellas y muchas personas más fueron violadas, golpeadas, insultadas ese día en la toma de posesión como presidente de México Enrique Peña Nieto, dándole la distinción Felipe Calderón. 11
Por lo tanto esta historia parte de la tierra y termina en ella. Con personas vivas y muertas; pequeñas historias que conllevan a algo más extremo: la violencia normativa, la culpa, lucha y resignificación de nuestro tiempo pasado/presente y futuro/presente. I El cambio político del 2000 trajo con él ideas de renovación. Los colores eran diferentes y las instituciones necesitaban mejorar por el bien de los ciudadanos que pasaron la Guerra Sucia, impunidad, tortura, desaparición forzada, varios intentos e incluso formas de genocidio, en ciertos estados de la República como Chiapas y Guerrero, por el gobierno que encarnaron los dirigentes del Partido Revolucionario Institucional. Con ello, se explayaron nuevas formas de movilización social en busca de mejores condiciones de vida o de autonomía. Por ese momento, Vicente Fox Quesada12 tomó las riendas del Estado Mexicano, comprometiéndose a hacer que las instituciones ayudaran al pueblo, y ante todo, que fuesen transparentes ante la impunidad que subyació en todo el siglo XX. Era el comienzo de algo nuevo: “democracia”, oportunidades en el campo activo global. De alguna manera, había cierta ilusión ante la propuesta del cambio político que no dejó de ser sólo eso, una llana ilusión. Casi nueve años después, Ignacio del Valle tocaba con su cuerpo los barrotes inocuos de su celda fría. Entonces llegó el cambio, uno desalentador y acuciante: el cambio de las privatizaciones; expropiación de la tierra, la intensificación de la impunidad y de la tortura, la guerra contra el narcotráfico y la violencia. Muchos habitantes de la zona del Valle de México pedían su liberación. Ignacio probablemente pensó cuando ayudó a un niño que necesitó atención médica, o quizá cuando vio a su madre llegar a verlo entristecida, desesperada por la falta de dinero para llevar a su hijo al doctor. Tal vez pensó en su amada Trinidad, su hija América; quizá no pensó en nada o que saldría pronto. Los cargos que le imputaron lo condenaban a más de 100 años en la cárcel. Tal vez recordó su tierra y sus jornadas cuando trabaja y producía zacate. O recordó lo que era el Valle de México en el momento antes de la expedición de terrenos. Hubo más de sus compañeros presos que escribieron cartas y algunas de ellas llegaron a publicarse hasta en los periódicos franceses e ingleses. “¿Cómo habría sido esa planicie?”, quizá preguntaron los extranjeros cuando en Inglaterra había sido privatizada el agua o cerradas las minas de carbón en Gales en los años 80, y muchos años atrás, comenzada la privatización de sus tierras por medio de los enclousures en la época de la Guerra de las Dos Rosas en el siglo XV. Los Franceses exigían la liberación de los campesinos que lucharon por su tierra con menos fuerza que sus ancestros cuando tomaron la Bastilla y trataron de cambiar todo un sistema religioso a uno ciudadano. El capitalismo fue gradual en Inglaterra,
De acuerdo con José Agustín, después del fraude electoral de 1988 donde disputaban la presidencia Manuel Clouthier por el PAN, Cuauhtémoc Cárdenas por el FDN (Frente Democrático Nacional) y Carlos Salinas de Gortari (PRI), hubo una reunión entre las partes directivas de los respectivos partidos para que gradualmente el PAN, ganara elecciones en diferentes estados de la república y en el año 2000 el siguiente presidente de México tendría los colores azul y blanco. Agustín, J. Tragicomedia mexicana. La vida en México de 1982 a 1994. México, Debolsillo. pp. 148-149. 12
con conflictos y revoluciones de antemano; en Francia fue un choque entre el modelo feudal y capitalista; creando 25 rebeliones por varios territorios que concluyeron en la revolución. Leyeron la injusticia que vivieron los presos
mexicanos y quizá se sintieron atraídos ante el siglo XXI de la globalización y donde estos campesinos habían ganado uno de varios conflictos por su tierra, herencia y legado. Mientras tanto, el líder del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra recordó lo que tanto defendió y la causa por la que desde el 2006, sentía el frío, la tortura y el hambre que la cárcel provoca en el cuerpo, así como un lejano del tiempo como Julius Fucik, periodista que trató de evitar la consolidación de ideas por la invasión nazi en Checoslovaquia. Uno campesino, el otro comunista, ambos luchadores pequeños contra sistemas políticos maquinales de diferentes épocas, pero con similares convicciones. Aunque el primero defendió su entramado social antes que nada y el segundo sus ideas. Hubiese sido bueno conversar con ellos y quizá oír del primero sus anécdotas en el campo como una alerta: un recuerdo vivo. II La tierra es fértil porque es verde, tanto que la sonrisa subyace en los hombres que siembran su día en cada semilla. Despiertos desde las 5 de la mañana o desde antes para ver crecer del suelo vida, los campesinos retuercen sus manos en la tierra, la cruzan con palas, la ven alimentarse del agua; próximo sustento indispensable de su haber en la manera de permear el mundo de las posibilidades. San Salvador Atenco es una localidad que limita al norte con Acolman y Tezoyuca, al sur con Texcoco, al este con Chiautla y Chinconcuac y al oeste con Ecatepec13. Los usos de la tierra están distribuidos principalmente para la agricultura temporal 14 que consta de 3,968.82 hectáreas. Atenco es una palabra que proviene del náhuatl y significa “en la orilla del agua” o “lugar de la orilla del agua”; es un lugar propicio al desarrollo de las comunidades agrarias, una zona fructífera para la sociedad. En su nombre yace el acuerdo de su transcurrir histórico, un vínculo envuelto en la tajante huella del dolor, un trauma que no se ha puesto en debate por la disciplina histórica. Cuenta los días para sembrar, cosechar, transportar Ignacio del Valle15. Sí, en San Salvador Atenco se vive del maíz, la cebada, el trigo y el frijol. De marzo a agosto, es el tiempo del cultivo; entre tanto, de agosto a septiembre se cosecha. El 21 de octubre de 2001, el gobierno encabezado por Vicente Fox Quesada (2000-2006), hace el
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Romper el cerco. Dir. Canal seis de julio A.C., imágenes sin censura. Promedios de comunicación comunitaria A.C 2006. DVD.
En ese entonces (sembrábamos) inicialmente maíz. En la niñez frijol, maíz y haba. También cebada. Era el cultivo más frecuente. Aquí se sembraba con puro temporal. Poco a poquito se hicieron las gestiones para que se perforaran ciertos pozos. Entrevista realizada por Mario Islas Campos al señor Adán Espinosa Rojas (´MIC/´AER). México, San Salvador Atenco, 8 de noviembre de 2015. 14
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Romper el cerco. Dir. Canal seis de julio A.C., imágenes sin censura. Promedios de comunicación comunitaria A.C 2006. DVD.
anuncio de la construcción de un nuevo aeropuerto internacional con la inversión de más de 18 mil millones de pesos, expropiando 4 mil 500 hectáreas de tierra cerca de la zona de Texcoco a cambio de una indemnización de 6 pesos por metro cuadrado (La Jornada, 4 de mayo 2006 página 2). Mientras en Texcoco y Lechería, el Plan Puebla-Panamá, quería establecer un corredor industrial carretero para abrir camino a las transnacionales en el sur del país; esto conllevó a que 500 campesinos de Atenco se inconformaran. Las mujeres y los hombres comenzarán el largo camino de la lucha contra la fuerza invisible, abyecta, de la propia mano del poder. Ante el pasmarote del gobernador del Estado de México, Arturo Montiel (1999-2005), la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), la Procuraduría de la Reforma Agraria, la Suprema Corte, la justicia seguía ilusoria el camino al enfrentamiento. Los pueblos afectados por la construcción del aeropuerto y el Plan Puebla-Panamá eran: San Felipe Chimalhuacán en uno de los municipios, Santa Cruz de abajo, San Bernandino, San Martín Nezahualcoyotl, Santiago Cuautlalpan, Huexotla, San Francisco Acuexcomac, Francisco I. Madero, Nexquipayac, Santa Isabel Ixtapan y La Magdalena Panoya; todos localizados en el Estado de México, la cabecera del municipio de Atenco es el centro de lucha16. El movimiento empezó a crecer paulatinamente hasta convertirse en una organización llamada Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra. Esto llevaría un orden simbólico nacional, religioso y de acción con otras organizaciones, las cuales se vendrían uniendo en pos de un beneficio fuera de los partidos políticos, desde huelgas de hambre, bloqueos, plantones contra la operación neoliberal. El proyecto, según el presidente Vicente Fox Quesada, generaría 32 mil empleos temporales en la zona y una inversión de 2 mil 863 millones de dólares. Los pobladores y dueños serían socios del aeropuerto por medio de concesiones de alimentos, transporte, actividades turísticas, entre otros. El Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra negó la alternativa: “la tierra no se vende, se ama y se defiende”17. La iniciativa Foxista quiso que la expropiación de las tierras se cumpliera para construir el aeropuerto porque existe una cercanía entre la zona y la Ciudad de México de sólo 34 kilómetros de distancia; además de captar el 70 % de las exportaciones; a cambio ofrecieron una extensión del lago Texcoco de 4 mil a 10 mil hectáreas. El movimiento negó el trato. Mientras tanto, varias organizaciones empezaron a apoyarlos en contra de la iniciativa: el Consejo General de Huelga de la UNAM (CGH), el Frente Francisco Villa, trabajadores de la empresa Euzkadi,
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VILLASECA, Jesús. Atenco Rebelde. Imagen de un pueblo en lucha, Editorial latitudes, México, 2007, 6-24
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Romper el cerco. Dir. Canal seis de julio A.C.
la Sociedad Cooperativa Pascual, estudiantes de la Universidad de Chapingo 18, entre otras más pertenecientes a diferentes estados del país.
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Con las movilizaciones, la presión, la fuerza que adquiría la causa, las empresas privadas concesionadas aceleraron la introducción de maquinaria y personal para las pruebas en el subsuelo en los campos de cultivo. Un golpe sonó entre los medios periodísticos al notar la maquinaria decomisada, los trabajadores retenidos, entre ellos extranjeros de las empresas TGC y Góticas S.A. La resistencia pacífica duró hasta el 8 de octubre con el resultado de 21 autos y camionetas decomisadas a los gobiernos federal, estatal y municipal por intentar trabajar en la zona. Iniciaron las marchas en la Ciudad de México con la marcha a caballo en la avenida Zaragoza; conatos de bronca, los enfrentamientos colmaron las aceras; el Himno Nacional retumbó entre los llamados “macheteros”; los caballos relincharon entre las calles del Distrito Federal, se azoraron los transeúntes, voltearon y el grito de guerra seguía colmado, vivo, creció explayándose al unísono la voluntad de un pueblo agrario; sus cabecillas montados, con sombreros de palma, con las manos callosas y las uñas oscuras por la tierra, sujetaban en su blandir a la virgen de Guadalupe y a la bandera teñida de verde, blanco y rojo. El canto no cesó porque había dado inicio la lucha por la tierra, por su gente, por ser ejidatarios en contra de un sistema neoliberal salvaje hacedor de fantasías. En Atenco, otra marcha asomaba el radiante sol entre los machetes, las personas seguían el paso el 8 de julio de 2002, con desgaste y cansancio, pero la voluntad sobresalió aquel día. Se propagó tres días la mecha de protesta. El 11 de julio, un grupo de campesinos abordó dos camionetas con destino a presenciar el discurso del gobernador del Estado de México, Arturo Montiel, en Pirámides. Antes de llegar al lugar, en Acolman, las sombras de un grupo de ganaderos, aproximadamente 150, miraron cómo bajaban los “macheteros”. Hubo un diálogo caluroso, sin efecto de solución. Llegaron ejidatarios y uniformados a la zona. Los rostros entre las partes respiraban la tensión, el ardor intensificó el momento hasta estallar un enfrentamiento de mil personas sedientas. El sudor y la sangre no dejaron de separarse ni de correr entre aquellos hombres durante los siguientes tres días. Un saldo de varios policías heridos, camionetas, autos destrozados por ambos bandos, 16 protestantes heridos y 19 detenidos, entre ellos Ignacio del Valle y Adán Espinosa, líderes del movimiento19. Los habitantes, ante tal imagen, decidieron bloquear la carretera Texcoco-Lechería a lo largo de Pirámides hasta el entronque con la de los Reyes Texcoco.
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Ibíd., p.6
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Entrevista (´MIC/´JVC).
Los autos ardiendo, gritos, patrullas, los rostros ocultos por paliacates incendiaron con llantas las bardas temporales. Varios funcionarios públicos, como el subprocurador de Texcoco, Luis Andrés Mendiola, y seis más fueron retenidos por el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra que se declaró en resistencia y en asamblea permanente con guardias en cada momento custodiando las barricadas. El gobierno accedió a liberar a ocho de los detenidos y los demás serían entregados al salir de los hospitales. Esa noche, fueron entregados los siete funcionarios a una comisión con el objetivo de establecer mesas de diálogo, las cuales fracasaron después de intentarlo en el Archivo General de la Nación y la Universidad de Chapingo. El 24 de julio de 2002 murió el ejidatario José Enrique Espinosa Juárez por los golpes que recibió de parte de la policía del Estado de México. El mismo hombre que apenas el 11 de julio se encontraba internado en traumatología de Lomas Verdes, contrajo el inicio de la violencia en la búsqueda de la negociación. Esta respuesta atrajo una reacción. El pueblo tomó la delantera al gobierno enfrentándose directamente con el problema burocrático, los derechos humanos en el uso de la libertad de expresión. El 1 de agosto de 2002, el secretario de Gobernación Santiago Creel, anunció la cancelación de la construcción del aeropuerto; un hecho definitivo y triunfal para las personas de los 13 municipios. Al saber la noticia, el festejo iluminó las calles de las zonas anteriormente expropiadas ahora libres como sus manos. La fiesta reinó con la esperanza de que duraría por mucho tiempo. La visita del triunfo: preámbulo a un golpe Tenía 28 años cuando sucedió. Una de mis hijas estaba recién nacida. Y estaba listo, éramos más fuertes20.
El triunfo volcó los ojos de varias organizaciones al Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra. La amenaza seguía latente, pero el orgullo corría en las venas y rostros esperanzados. La corriente dulce rompió los paradigmas del sometimiento, la dejadez y la aprehensión al mundializar la hazaña en sus propios aparatos de opresión. El daño seguía visible en la campaña partidista. Felipe Calderón Hinojosa (PAN), Andrés Manuel López Obrador (PRD, PT, CONVERGENCIA) y Roberto Madrazo (PRI, PVEM), representaban los candidatos en disputa. El gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto (2005-2011), demostró en su gobierno, el comienzo de las estructuras que sostendrían la caravana panista del próximo presidente: Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012). El movimiento no era aliado de ningún partido político y desde su fundación estuvo involucrado en los procesos electorales. Se presentó en las elecciones municipales de 2003, en las estatales de 2005 y las nacionales de 2006
Integrante del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y ciudadano de San Salvador Atenco. Esto lo dijo en una charla a unos metros de la plaza central del municipio el 8 de noviembre de 2015, describiendo lo que sintió entre los meses de mayo a julio de 2002. 20
ante la ramificación de simpatizantes priístas, los cuales no dejarían que el FPDT creara un síntoma de malestar más; la respuesta y solución fue el enfrentamiento.
29
Aquí inicia la búsqueda de la legitimación en contra de los movimientos sociales y las libertades de protesta por parte de los partidos políticos: con un estallido seco y punzante. Participaron, en lo que vendría siendo unos años más tarde “La Alianza por México”, los partidos políticos PRI, PAN y PRD, representados en los tres niveles de mando: ejecutivo, gobernación, municipal en el Estado de México cuando empezó la revancha. Cualquier resistencia debía ser callada, tergiversada, o enviada a la cárcel para debilitar la movilización. Pero las órdenes no fueron tan sutiles: la lucha fue más profunda. Los recovecos de injusticia plantearon el escenario de la disputa. Mujeres, hombres, jóvenes, ancianos y niños, educados en el saber de su realidad, la naturaleza y el valor de la tierra, emprendieron la llamada de atención al derrotar al sistema de represión desde su propio estatuto. Esto originó, al impedir la construcción del aeropuerto en los años de 2001 y 2002, más violencia desde el poder. Así, la manta roja y pálida cubrió el trascurso de los años en los pobladores de los municipios combatientes: secuestros, extorsiones, violaciones, eran las noticias cotidianas. Las sonrisas fueron debilitándose. El asesinato de José Enrique Espinosa clamó a la investigación de los policías responsables en el fatídico abril de 2002; el silencio engulló el caso. Un suceso tras otro secuestro en el olvido formó tensiones en el movimiento porque la propia seguridad de sus esfuerzos padeció en la muestra de marasmo por parte de las autoridades. Ante esto, la desaparición de compañeros del movimiento, entre otros abusos, provocó la invitación al representante de derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Miloon Kothari para realizar una investigación prudente. El 1 de enero de 2006 “La otra campaña” inició su recorrido por todo el país. Ésta constituía parte del Ejército Zapatista por la Liberación Nacional. En abril del mismo año, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra estableció vínculos estrechos con “La otra campaña”. Con ello, los pueblos de Texcoco y San Salvador Atenco iniciaron los preparativos para recibir al subcomandante Marcos los días 25 y 26 de abril. Los pasos de “La Otra campaña” retumbaron en el Estado de México y Morelos; allí los acompañaron comisiones de campesinos quienes gritaban desde la tierra, el arduo trabajo en condiciones adversas de vida al ser representados por los hombres de mil máscaras. No importaba el calor de la temporada, ni el ayuno; allá, todos, sostenidos en las brasas del calor, eran uno. Las luces tintinearon en los hogares de San Salvador Atenco como olas al recibir la fuerza de la luna; el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra creció; tanto, que poco a poco su voz llegó a un mermado Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZNL). Su líder, el subcomandante Marcos apareció en la breve caricia de los días de abril. El 25 de abril el subcomandante arribó al pueblo de Atenco entre los aplausos de los entusiasmados
ejidatarios de los 13 municipios que combatieron contra la tiránica expropiación de tierras comandada por Vicente Fox Quesada en los primeros años del siglo XXI. Marcos montó a caballo a través de la multitud, cientos lo siguieron, la algarabía no parecía agotarse; el júbilo asomó un rato más hasta llegar al templete de la cabecera de Atenco. Ignacio del Valle en el mensaje de bienvenida en júbilo dijo: “El séptimo batallón de caballería los recibe con los brazos abiertos”. Para lo que Marcos respondió lo siguiente: “En nuestro recorrido por Morelos, cuando nos encontrábamos en un acto, nos comunicaron que integrantes de una organización estaban siendo desalojados por la policía con uso de violencia y que había gente golpeada y detenida. Decidimos suspender el acto y dirigirnos al lugar, llegué de inmediato acompañado de unas cuantas personas, al descender de la camioneta de la comisión sexta, un reportero se me acercó y me preguntó con sarcasmo: ¿Y ahora qué sub, qué pretende hacer para ayudar a esta gente? A lo cual le contesté: esperar. ¿Y esperar qué? Replicó el periodista. Al séptimo batallón de caballería, le dije. Mi sorpresa fue que minutos después allí estaban, hombres y mujeres valientes con machete en mano que ayudarían a rescatar a las personas de los uniformados; eran campesinos de Atenco, el séptimo batallón de caballería, los solidarios21”. Impresión causal de varias emociones en el pueblo de San Salvador Atenco movidas de paso con sus líderes. El micrófono huérfano, retornó a las manos de Ignacio del Valle quien declaró en ese mismo templete del cuartel de Atenco a los integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra adherentes a La otra campaña y a la Sexta declaración de la selva. El 26 de abril, Marcos se halló en el cerro de Tepetxingo, donde los cañones sonaron al ver al subcomandante. Trémulo espectáculo que pronto tendría una premonición de él, afirmando que próximamente habría otro intento por arrebatarles sus tierras, ya que el poderoso las necesita y ambiciona, y si las pierden afectaría hasta la montaña a todo el sureste incluyendo Chiapas, pues la cercanía con la Ciudad de México la convierte en un tesoro político y económico. La unificación de La otra campaña, además de los trece municipios cercanos de campesinos aliados al Frente formó una preocupación latente; configuró los temores de los estratos de poder convirtiendo factible la apertura a un problema mucho mayor: un movimiento a gran escala campesino contra la injusticia, autónomo, independiente del modelo represor: la oportunidad de escisión del control. Esto provocaría, irremediablemente, la venganza furtiva en el siguiente mes: mayo, pues sus primeros días aventarían un sinfín de dolencias.
21
Ibíd., p.68
El mercado Belisario Domínguez 31
En el Mercado Municipal de Texcoco, alrededor de las 7:00 de la mañana, el 3 de mayo de 2006, ocho floricultores ambulantes intentaron poner sus puestos en la banqueta del Mercado Belisario Domínguez; sin embargo, policías municipales lo impidieron. Esto provocó el levantamiento de personas vinculadas con el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra. A las 8:00 de la mañana, Agentes de Seguridad Pública empezaron a sitiar a las personas involucradas en las casas donde se había resguardado. A las 8:10 los integrantes del FPDT bloquearon la carretera Texcoco-Lechería. Desde las 8:00 de la mañana el evento fue transmitido por las grandes televisoras del país, Tv Azteca y Televisa. En ese momento se habló de quince policías secuestrados, la vía de comunicación bloqueada, manifestaciones frente la Secretaría de Gobernación, el uso de bombas molotov, machetes y piedras contra disparos de armas de fuego, gas lacrimógeno, toletes y bombas caseras. A las 15:00 horas, se presentó un suceso significativo e ilustre en las pantallas de la televisión mexicana: varios policías corrían desamparados contra una gresca monumental de civiles, campesinos; la transmisión se detiene ante la caída de un cuerpo inerte de la ASP, con personas vestidas de civiles golpeándole la entrepierna, la cabeza, el pecho. Esto contiene la palabra violencia; el acto inmediato de los informantes de la cadena televisiva Tv Azteca fue denunciar al gobierno efectuar movimientos para detener al grupo que está lastimando al policía. Una pausa, un mensaje directo a la autoridad del Estado de México y al gobierno en el resumen: vergüenza. Los corresponsales tampoco dudaron en demostrar su indiferencia con el desenvolvimiento del conflicto. Los helicópteros circulan, trazan en el cielo su trabajo, aislarse entre las nubes y observar sin más. A las 5:20 de la tarde, las fuerzas policiales comienzan a desalojar personas de sus casas; las allanan, buscan a Ignacio del Valle, el presunto culpable de las movilizaciones del terror. Entre las 6:00 de la tarde, el FPDT, junto con civiles, escondidos tras las pipas de gas que utilizan como amenaza de hacerlas explotar. Ante esto, se presupone la tensión de un acto represivo a gran escala contra los locatarios, la policía se sumerge en una pasmosa mueca totalitaria. Policías como hormigas replegaron su fuerza en la zona. El azul fuerte, las caretas, las macanas y las armas de fuego brindaron un panorama de conflicto más allá de un solo inconveniente político, social y económico. Conviene mirar en las macanas sostenidas las manchas crecientes de la violencia, la corrupción, la impunidad, la dejadez de la orden. Éstos allanaron casas particulares, golpearon a sus habitantes, metieron a la cárcel a personas no involucradas entre vejaciones sexuales. Los medios masivos, expuestos en Tv Azteca y Televisa con una realidad conservadora y conformista, dieron anuncio a una solución acrítica, política y sin un interés de apertura al diálogo con argumentos: la imagen gana. Yace sobre el espectador, en un círculo amnésico, volátil. Recrean el miedo y la inseguridad, en un acto no dialéctico, sino de reacción para someter a los “macheteros”. Esa corriente de miedo proporciona una histeria
generalizada en el propio acto empático-operativo nacionalista, entre el medio comunicativo y el ciudadano, ante el uso utilitarista de la información visual y sesgada. La crítica de los medios fue de acción al gobierno para acallar y someter a los campesinos. El 3 de mayo desglosó la penosa mina de violencia como acto comunicativo; violencia política hegemónica nunca puesta en tela de juicio antes de estar anunciando la mirada del caos. Curiosamente, el 3 de mayo de 2006 salió en la Jornada una entrevista con el sociólogo François Houtart, quien aseveró que la ocupación militar es la única manera de asegurar el imperio Estadounidense, así su hegemonía económica en América Latina (La Jornada, el mundo, miércoles 3 de mayo 2006 página 41). Hecho altamente potencial para suspender el caso de su violencia expansionista e imperialista de los mercados extranjeros, como el que se está desarrollando en México. Sus palabras fueron: “la humanidad debe actuar para prevenir y denunciar el terrorismo de Estado planificado y sistematizado en un país contra otro, como lo aplica Estados Unidos contra los pueblos de Irak o Afganistán”. Esta información genera una crítica contra el instrumental movimiento de las voces en el poder; pero, ¿quién podría decir que ese mismo día se pondría en práctica el suceso catastrófico de parte del Estado y los medios masivos de comunicación contra el Frente de los Pueblos por la Defensa de la Tierra? El 2 de mayo, antes de la destrucción, Ejidatarios de Rancho San Cristóbal, en el municipio de San Francisco del Rincón, se enfrentaron a golpes con las fuerzas de seguridad pública del estado. Los comuneros pidieron la devolución de 900 hectáreas y de la presa San Cristóbal, que posee la familia Fox Quesada en desacato de una resolución presidencial de 1937 (La jornada 3 de mayo página 43). La Jornada colocó en primera plana, el día 4 de mayo de 2006, dos imágenes: la primera era la de agentes heridos socorridos por los pobladores de San Salvador Atenco y llevados a una ambulancia; y la segunda muestra, la indignación ante la muerte del adolescente Javier Cortés Santiago de catorce años; “muerto por un impacto de bomba de gas lacrimógeno en el pecho”. Otro joven, de dieciséis años, estaba grave por el disparo con arma de fuego (La Jornada, 3 de mayo, 2006: página 1, Alfredo Domínguez y Daniel Aguilar tomaron las fotos respectivamente). En la segunda página, demuestra la indignación de la respuesta por parte del gobierno, en un apartado titulado “Texcoco-Atenco: Gobierno inexistente”. El título por sí mismo amerita ponerse en cuestión, ya que el gobierno ejerció el paso déspota al querer introducir la artimaña de quitarles las tierras a los ejidatarios sin consultarlo; el gobierno está allí, plaga que acechó a los pobladores que lograron quitarles de las manos esa ilusión. Los medios, como señaló el diario, fueron desde ese momento tachados de violentos y torcedores de la ley. Presentaron al presidente Fox, como una persona incapaz de darle solución al proceso - aunque el cese de la construcción del aeropuerto es una de las mejores acciones hechas por el Foxismo- igual de irónico y salvaje es meter las manos al fuego por un gobierno lacerado por la inoportuna vigencia partidista del PAN; eran las
elecciones, así que cualquier mal paso tendría consecuencias alarmantes para sumar o irse en picada con los votantes. Los medios tacharon a los insurrectos al clamar la participación estatal contra sus actos.
33
Problemática social del oriente mexiquense: combinación de tierras rurales y urbanas, híbridos, construcciones paralelas, la modernización en progreso con el bulto de tierra al lado, afecto de pobreza y marginación del lugar a la orilla del río. Zona abandonada por las autoridades federales y estatales; curiosa forma para decirle soledad a una zona necesaria para proyectos “integradores” de la fuerza policial (La Jornada, 4 de mayo 2006: 2).
Violencia y represión La violencia, según Bolívar Echeverría en el libro Valor de uso y utopía, es: “la calidad propia de una acción que se ejerce sobre el otro para inducir en él por la fuerza, un comportamiento contrario a su voluntad, a su autonomía, que implica su negación como sujeto humano libre22”. Apoyándose de las teorías de Walter Benjamin, el concepto de violencia se divide en dos: dialéctica y salvaje. La primera es hija de la escasez absoluta; es una violencia benigna que saca de su naturaleza al ser humano. La segunda es la competencia y el “vivir y dejar vivir”: el neoliberalismo. La primera vendría siendo el intento del hombre por crear su propia satisfacción. Ampararse de él para él, con una función de respeto hacia la carencia y su aprovechamiento; al igual que del trabajo. La segunda violencia condiciona al hombre a la escasez artificial “inacabable”, manifestando la proclive marcha del consumismo, la desvalorización, la discriminación del esfuerzo, las materias primas, etcétera. También, Echeverría plantea que es el principio de la sociedad civil: no-política, y la no-historia. Aquí radica lo que considero una aprehensión de Walter Benjamin en su libro titulado Tesis sobre la historia, como el confort social y el decadentismo23, porque una sociedad con sentido apolítico y ahistórico, está violentándose a sí misma. Esto genera cero acercamiento con el poder hegemonizándolo y el abuso violento se hace presente. En sí, al existir un confort o confianza a los medios de comunicación, se regala el convencimiento a un hecho. Es decir, no hay crítica. Siendo ciudadanos políticos se desvirtúa el conocimiento en una pantalla apolítica condicionada a una naturalización del orden dominante. Diciéndolo de otro modo, al no estar conscientes de nuestro panorama se es partícipe de su propio derrumbe.
22
Echeverría, B. Valor de Uso y Utopía. Siglo XXI Editores. México. pp. 106-107 Benjamin propone una visión de la historia en que la idea de progreso ha sido sustituida por la catástrofe, premonición de una tragedia inminente. Benjamin, W. (2008). Tesis sobre la Historia y otros fragmentos. Universidad Autónoma de la Ciudad de México. México. p. 79 23
Walter Benjamin hace varios aportes a la discusión de la violencia. Señala el nacimiento y retención de ella por parte del poder jurídico y el derecho; en contra de cualquier aislamiento humano natural de ejercerla crea estándares dentro de jurisdicciones planificadas. Como señalaría Michel Foucault en Vigilar y Castigar, relaciones estratégicas que han sido estabilizadas a través de instituciones 24 . Tanto el aparato legislativo, ejecutivo y judicial elaboran, representando los intereses de la ciudadanía, una implicación de violencia para contraer una relación igualitaria también han proporcionado elementos para combatirla. Benjamin habla que la posición de la clase obrera desde principios de siglo XX es, junto con los Estados, el único sujeto jurídico que tiene derecho a la violencia. La huelga es un ejercicio del no obrar que puede llegar a una escisión de relación que no necesariamente sea violenta y puede provocar un distanciamiento o un acuerdo entre las partes. También, al notar las constantes formaciones organizadas el Estado, tiende a ser intimidado y las formas de represión volatizan a un cauce de fin: la paz25. Martin Heidegger plantea lo siguiente en su libro Ser y tiempo: “El hombre olvida sus principios respecto a la vida, para ser algo que ciertamente, se ve obligado a ser”. Nicolás Maquiavelo en su obra El Príncipe menciona algo similar: “El mundo nos da un ser (deber ser), olvido mi ser, para ser allí (en el mundo) (Dasein). Así Heidegger explora la mutabilidad del individuo por dejar de ser él en pos de una concatenación de intereses y necesidades productivas del contexto. Allí se hila la cuestión de la voluntad del “otro” como agresor, pero al mismo tiempo “benefactor”. Al notar esto se puede decir que: estudiar para trabajar, trabajar para con la obtención de bienes materiales que condicionan la existencia. Trabajar, para luego vivir. Por lo cual, reside de igual forma, el constante duelo entre el ser político e histórico en el entramado de la vida cotidiana. Según Heidegger: los dos modos de ser de la propiedad y la impropiedad tienen su fundamento en que todo “ser ahí” se caracterizaba por el ser, en caso, “mío”. En efecto, al ver presente la violenta historia viva de los luchadores de San Salvador Atenco e involucrados, existe una tensión duelista, es decir una crisis en el individuo que se dice inefable, es más bien “impropio”. Así el autor afirma que “impropio” es una carga que no significa ser menos o de un grado inferior. La impropiedad puede, antes bien, determinar al “ser ahí” en su plena concreción, en su manera de ocuparse, excitarse, ser capaz de gozar26. En otras palabras: ser vivos entre muertos y muertos entre vivos (reacciones intergeneracionales) tratando narrar las voces que todavía marchan, es decir hablar con la inmediatez de la(s) experiencia(s) (casi) inenarrable.
Consultado es: http://ssociologos.com/2014/03/21/entrevista-a-michel-foucault-sexo-poder-y-la-politica-de-la-identidad/ el 20 de septiembre de 2013 24
25 26
Benjamin, W. (2008). Ensayos Escogidos. México. Ediciones Coyoacán. pp. 188-190 Heidegger, M. Ser y tiempo. Fondo de Cultura Económica. México, pp. 55-56
Por otra parte Max Weber planteó lo siguiente: el poder (re)vivir algo en plano ajeno es importante para la 35 evidencia de la comprensión pero no es condición absoluta para la interpretación del sentido 27. El autor señala
que la interpretación se divide en evidencia endopática y cálculo intelectual con una conexión de sentimientos y sentido formando un dominio de acción, creando degeneración de lo conocido por conclusiones lógicas. Esto es igual al sentido común28. Son en sí, redes intersubjetivas en tránsito de la historia en transmisión por medio del propio sentido del acto. Gramsci adopta el poder de Maquiavelo de coerción y consentimiento. Para el autor, el consentimiento es creado y recreado por el estrato que domina a la sociedad civil, la cual se compone de los aparatos ideológicos del Estado: escuela, iglesia, medios masivos e instituciones29. Con esto la hegemonía es aquella que permite que los valores morales, políticos y culturales del grupo dominante se vuelvan rápidamente dispersos o se difundan a través de la sociedad y que estos principios sean aceptados por los grupos subordinados como propios30. Esto provoca que las ideologías se sedimenten en la sociedad hasta el punto que forma un estatus de incuestionable “sentido común”. En tanto, Slavoj Zizek señala que la violencia depende de las condicionantes y convenciones que permean al individuo. Entonces el acto puede ser priorizado o minimizado por el constante juego del sentimentalismo y la afección de los medios masivos globales. El sujeto tendrá un criterio basado en una percepción lánguida, mecanizada por la intromisión de círculos “belicosos no criticables”. Un ejemplo es la comparación de eventos: no es lo mismo que mueran dos jóvenes “violentos” en San Salvador Atenco a que muera una celebridad del medio artístico. Aunque no tengamos un conocimiento, más bien, un acercamiento con las dos problemáticas directamente, existe una variable que constituirá la categorización del acto como violento, dependiendo del grado de transmisión/recepción y constitución de alcance del sentido. Básicamente, la idea de la ambivalencia denota una particular alianza con la disponibilidad de los medios y sus mensajes; la comunicación interpersonal es sesgada por la comunicación “sensitiva” y la reproducción consumista. Desde el campo de la historia cultural Robert Muchembled reflexiona desde el siglo XIII, hasta el siglo XXI por hallar la relación que existe entre la violencia, sus producciones y castigos con la sociedad. Elabora desde la raíz latina vis (significa fuerza, vigor, caracteriza a un humano iracundo y brutal)31, los inicios de la construcción de las relaciones por medio de ésta; desde las instancias del castigo por robar en Japón –que se castigaba con cortarle
27
Weber, M. (2012). Economía y Sociedad, Esbozo de una Sociología Comprensiva. México. Fondo de Cultura Económica. p.5
28
Ibíd., pp. 5-18.
29
Gramsci, A. La política y el Estado Moderno. Público, PC biblioteca pensamiento crítico. pp. 190-191
Stephen H. y Richard J. (2006) "Marxist theory of International Relations". The globalization of word politics. An Introduction to International Relations. England: Oxford University Press. 236 30
31
Muchembled, R. Una historia de la violencia. Del final de la Edad Media a la actualidad. Madrid. Paidós. p.17
las manos al ladrón- como el quehacer de la picota, estigma evidente de rechazo social. El libro ofrece múltiples formas de aprehensión de la violencia: género, familiar, política y social, para justificar o excluir a los individuos por la cohesión social. Mientras tanto, Bauman indica en su libro Tiempo Líquidos que: “a falta de bien existencial, la gente tiende a conformarse con la protección o con un sucedáneo de ésta. 32 ”. Entonces en el yacer de la incertidumbre posmoderna y en la deconstrucción de las estructuras sociales, económicas y culturales, el hombre ha dejado su condición de gusto por un marco globalizado que permea en las necesidades y no respeta las representaciones de las sensibilidades. La adaptación se ha potencializado en pos de una convención de mercado “individual”. Por lo contrario, la propia existencia de los pobladores de San Salvador Atenco radica en su trabajo, y su entramado social es la tierra, sus tiempos son diferentes, entre cosecha, recolección, autoconsumo, venta. Ellos son jornaleros, campesinos, ejidatarios, personas comprometidas en un medio social, histórico y cultural; queriendo liberarse de las raíces de un sistema nacional, han iniciado un movimiento que pronto vería trasnochar el día del triunfo del 1 de agosto de 2002 por la insaciable ambición de los representantes de la nación. Podría decirse que a pesar de contener sentimientos tanto por la religión católica como un sentir de patria chica, también es viable la presencia de símbolos nacionales. A pesar de manejarse con base a intereses; estos son presupuestos a un modo de vida, cultural e histórico; que no se maneja únicamente en un tiempo de instante, sino que es herencia cultural de interpolaciones experimentales. La forma de ver la vida en el campo no es la política de la estética o la religión civil de las políticas urbanas actuales (y también en muchas zonas rurales explotadas por la desinformación, la falta de recursos públicos, inseguridad y violencia), es el de la comunicación de las partes. El movimiento del FPDT, no ha muerto porque existe un conjunto de interconexiones presentes culturalmente y reproducidas que no dejan que el olvido, la presión, ni represión del Estado o la conveniencia del momento por el dinero, haga que desaparezca. Su constitución comunitaria no es el de una sociedad civil, es de grupos de personas que conviven en el temporal. Un ejemplo es la celebración del día de Santa Cruz. El día en el cual, desde temprano, las personas llegaban a ver lo que acontecía y no se encontraron con un día tranquilo ni divertido. El municipio de Texcoco, gobernado por el perredista Nazario Gutiérrez, autorizó a los comerciantes ambulantes instalarse afuera del mercado Belisario Domínguez. A lo que, con respuesta oficial, colocaron con lo que podían pequeños puestos improvisados de venta de flores. Aunque de un día para otro, el presidente municipal mandó a colocar en las aceras un destacamento de policía local, evidentemente el ayuntamiento renunció a su trato.
32
Bauman, Z. (2008). Tiempos líquidos. Vivir en una época de incertidumbre. México. Tusquets Editores. p. 20
Desde hace dieciséis años en cada temporada de cosecha, los floricultores de los pueblos del Valle de Texcoco 37 bajaban a la cabecera municipal para instalarse en las calles del centro histórico, a un costado del Mercado
Belisario Domínguez, hasta ese día. El hecho condujo a las protestas de los campesinos, encabezados por Rodolfo Cuéllar, quienes pactaron iniciar la negociación. El acuerdo final fue permitir a los vendedores seguir con la vendimia sin ser molestados. El líder Rodolfo Cuéllar y los floricultores invitaron al Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, liderado por Ignacio del Valle, para ser testigos de la instalación de sus puestos en el centro histórico, ya que esa organización colaboró a fundamentar un bloque de apoyo en contra de los excesos de la autoridad. El enfrentamiento inició a las siete de la mañana, provocado por el grupo policial contra ocho vendedores. La policía llegó antes del inicio de la celebración con la idea fija de desalojar a cualquier integrante de los grupos de la tierra. El tiempo corría, los heridos se incrementaron a quince. Ya habían tomado la carretera, demandaron a Carlos Carmona, funcionario de la Secretaría de Gobierno del Estado de México, que se rompiera el cerco policiaco alrededor de la casa donde se hallaba Ignacio del Valle y Rodolfo Cuéllar. A las 13:00 horas fue detenido el líder del FPDT. La foto de su traslado a la Subprocuraduría de Justicia de Texcoco muestra estar rodeado de policías con caretas, escudos, macanas; su rostro masacrado no permite reconocerlo, lo abraza un oficial, lo custodia, lo limita a ser un espectáculo, un arresto particular en la violencia del lugar (La Jornada, 4 de mayo 2006: 5). A las 14:15 horas las policías Preventivas y Estatales, de cuatrocientos efectivos arribaron a la zona para liberar la carretera. Avanzaron hasta hallar un frente, una valla de campesinos enardecidos, con machetes, piedras y bombas molotov. Las llantas llameaban en el cerco, los rostros ardieron ante la batalla. Tanto jóvenes, adultos y ancianos convergieron a evitar el derrumbe del muro humano. La sociedad fue el bastón que marcó la diferencia, contuvo en esencia la vitalidad de un pueblo tocado por la influencia de marcos representativos y mistificados envueltos en la pantalla de las realidades convencionales represivas. El caso de capacitar a un ente dominado en sí mismo en el declive de las consecuencias de un Estado activo a la violencia para desquebrajar la estructura o alejarla de su complejidad. Los policías rompieron a su paso las ventanas, el asfalto se tiño de rojo oscuro. A pesar de ello, del abrumador poder que ejercieron perdieron tanto estatales como federales ante la contención, la voluntad, el dolor de la opresión. A las cuatro de la tarde acabó la primera batalla. El saldo del conflicto: un joven muerto en el instante y otro en el hospital. La PFP se resguardó en Tocuila. “¡Queremos que se sientan dignos de defender a su pueblo!”, dijo la señora Ma. Antonieta Trinidad, esposa de Ignacio del Valle. El gobierno de Enrique Peña Nieto (2005-2011) intervino con las fuerzas antimotines. Su declaración fue: “es obra de grupos minoritarios”. Él, junto con Eduardo Medina Mora, secretario de Seguridad Pública Federal y el comisionado de la agencia de seguridad estatal Wilfredo Robledo veían cómo proceder.
En su búsqueda para tranquilizar demandas masivas, el presidente municipal de Texcoco Nazario Gutiérrez Martínez lanzó un comunicado publicado en La Jornada con el título “Texcoco, la verdad a la opinión pública nacional”, en el cual, acuña al municipio como pacifista y progresista; justifica su acción de trabajo en dos años por el mejoramiento de la ciudad y la reubicación de más de 1,200 comerciantes ambulantes; sus puntos más importantes para rescatar el centro histórico y diversas vialidades. Acto seguido, “la negociación” es la forma para llegar a un tratado mejor. La legitimación apremia a una incapacidad de negociación. Al final señaló lo siguiente: “Los ambulantes y los activistas de Atenco no defienden una causa justa, defienden con violencia intereses particulares. Hacemos un llamado enérgico para que los gobiernos federal y estatal garanticen la estricta aplicación de la ley, no permitiendo nuevamente la violencia (La Jornada, 4 de mayo 2006: 16)”. La violencia institucional giró más allá de su inmediatez de respuesta a una profunda interrogación de acción por medios como la Jornada y Proceso, mientras en la disputa de las elecciones, los cuadros televisivos de Tv Azteca y Televisa hacían hincapié al giro de tuerca; acusando directamente al campesino de su condición, en su haber impropio, en el supuesto contradictorio de “parásito” contra el progreso, las buenas formas y el diálogo. El Secretario de gobernación Benítez Treviño acusó de irracionales a los habitantes de Atenco (La Jornada, 4 de mayo 2006: 7) En el noticiero de Joaquín López Dóriga transmitido por la cadena Televisa, el 3 de mayo alrededor de las 10:00 y 11:00 de la noche hay un invitado estelar: el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto. Su respuesta al acontecer de San Salvador Atenco es la aprensión de 94 personas, incluyendo al líder de la operación: Ignacio del Valle33. Con esto podemos darnos cuenta de lo que Enzo Traverso denominó los tres conceptos básicos por los que atraviesan las sociedades post totalitarias: el antitotalitarismo liberal, el humanitarismo consensual y la naturalización del orden dominante. Al emplear una preocupación latente, el vocero del noticiero se remite a clasificar el acontecimiento en un acto violento, carente de razón e historia: algo que debe ser detenido, y el único capaz de detener a los “macheteros”, es la fuerza de parte de las autoridades. Proclama en sí, la propagación de una ideocracia partidista focalizada en la derecha y la centroderecha en la cadena televisiva; reproduciendo la idea de un mal, una alteración no viable al orden social. La cohesión reside en la represión, pero esta conlleva en su discurso una normatividad expuesta: tanto el humanitarismo consensual y la naturalización del orden dominante se encuentran en los focos de los medios masivos con el poder partidista, conduciendo a todos los actores del Frente de Pueblo en Defensa de la Tierra, como los hombres de La otra campaña, a un duelo: la desmemorización, la represión y la acrítica.
33
Romper el cerco. Dir. Canal seis de julio A.C., imágenes sin censura. Promedios de comunicación comunitaria A.C 2006. DVD.
Corresponde mencionar la desvalorización del suceso, así de las personas involucradas. El dolor ignoto plasmado en la pantalla rodea una interferencia con la búsqueda del por qué, cómo y cuándo. Aquí subyace39una intencionalidad brusca y opaca: la reproducción de la anomia. El contexto social e histórico poco cuenta en la resolución, el diálogo y comunicación promovidas en el arte en cuestión. Nadie señaló lo acontecido en los años 2001 y 2002, tampoco las personas heridas, los muertos. Las violaciones sociales, políticas, naturales contra las garantías individuales y los derechos de propiedad sobre la expropiación en el sexenio panista de Vicente Fox Quesada quedaron cimbradas y el telón apagó la función: la víctima era la fuerza policial, sus acosadores, violentos e irracionales -hombres que debían estar tras las rejas. Enzo Traverso, en su libro La historia desgarrada. Ensayo sobre Auschwitz y los intelectuales, considera que Weber analizó la modernidad como el triunfo de una racionalización con finalidad productiva y utilitarista, basada en la abstracción, la cuantificación y el espíritu del cálculo; destinada a sustituir a la racionalidad con el valor, y a imponerse como la única norma reguladora de la sociedad, liberándose gradualmente todo condicionamiento ético34. Básicamente, crear una cohesión social de violencia gradual, técnica, burocrática, de estado, desapercibida en el contexto, para abrir paso a la racionalización de la violencia por vías legales. Esta racionalización sólo podía conducir a un desencanto del mundo, e incluso, a una sociedad asfixiada por una máquina burocrática, una dominación mundial de la no fraternidad. Esta visión, de una esclavitud –racional burocrática- marcaría la idea de Max Weber de la jaula de acero, donde el hombre era aniquilado por la petrificación mecánica del conjunto de relaciones sociales. Weber no veía ninguna alternativa posible a esta civilización del cálculo, la administración, la frivolidad técnica y la muerte del espíritu35.
El otro día: 4 de mayo En la mañana del 4 de mayo de 2006 se asoman bengalas, gases lacrimógenos y fuego; alrededor las personas se funden sin conocerse en la neblina. Las botas suenan, los cascos y escudos truenan ante la pálida audiencia. La solución ante la petición televisiva de mandar más policías ante la vergüenza de no poder controlar a un “grupo” violento y reaccionario: las fuerzas de la Policía Federal Preventiva, más el Centro de Investigación y Seguridad Nacional y la Agencia de Seguridad del Estado de México, fueron a calmar las llamaradas, a hacer cenizas y no dejarle nada a la tierra.
34
TRAVERSO, E. (2011). La historia desgarrada. Ensayo sobre Auschwitz y los intelectuales. Barcelona. Herder.
35
Ibíd., pp. 64-78
A las 10:50 de la mañana, la televisión encabeza el movimiento del poder. Una persona de chaleco azul, camisa y corbata pisa adelante con un micrófono. Tras él, a unos cinco metros, la fuerza policial desplanta al unísono violento y belicoso a los custodiados, aprehendidos ojos que los observan tras las cáscaras oscuras. El Operativo Control de Población entró en acción con la naturaleza de represión sin miramientos. Roberto Garduño, periodista y actor presencial de lo acontecido, señala que los policías rodearon a los locatarios de la zona sabían moverse porque tenían a un “chivatón” disfrazado de civil quien los orientó para aprisionar, capturar y herir a todo individuo que se encontraran. Los corredores de San Salvador Atenco mostraron un afán, desnudar al oprimido, denunciarlo ante el Estado, orgulloso cometido funesto e irónico: aplaudir el rojo de la piel magullada y abierta. De San Salvador Atenco al penal, aproximadamente son dos horas. Las personas sometidas resistieron seis horas de paso entre las vejaciones sexuales a mujeres, los macanazos a los que resistían y las patadas en cualquier parte del cuerpo. El cuerpo en su propio núcleo y trascendencia lloraba en los coches de batea el olor a sangre. Treinta de las cuarenta y siete detenidas fueron violadas. Enrique Peña Nieto enfrente de las cámaras de Televisa a lo acontecido el 3 y 4 de mayo señaló lo siguiente: “actos de violencia que vimos ayer, fueron un operativo para establecer la paz y el orden en San Salvador Atenco contra un grupo que no representa los intereses de esta población, que en las últimas fechas se había levantado con machetes buscando pretexto para abusar y agredir”36. El discurso del gobernador del Estado de México tiene tres factores contraproducentes: el primero es la idea de paz y orden. La violencia a la que se llegó esos días no permitió la cohesión social, sino la fragmentación de un grupo en formación independiente con recursos económicos para sostenerse (Moore, 1991:); además de provocar una reacción político-simbólica de triunfo ante el gobierno. El segundo factor es la descripción que da sobre un grupo que no representaba los intereses de una población. Ésta fue violentada en su propio espacio, ese espacio se convirtió en un no-espacio donde la ley no existió, donde la razón dejó de serlo para gozar de los horrores del hombre quién determina los intereses de una población, un proceder determinista y déspota. El tercer punto es el uso de las armas; las únicas herramientas para pelear ante la injusticia brotaron de su propio trabajo, ¿los machetes representaban un arma fatal para el orden social? Barrington Moore señaló lo siguiente: “Lo que acontece en el campo resulta importante primordialmente por los cambios sociales, en la medida que puedan o no extenderse a la generalidad de los que siguen constituyendo la mayoría aplastante de la población durante los primeros estadios del desarrollo industrial” (Moore, 1991: 49).
36
Romper el cerco. Dir. Canal seis de julio A.C., Op. Cit., min 32:10.
Lo que sucede a esta referencia es un impulso de modernización impuesta desde el poder fraccionario en la 41 tendencia transnacional como “situación de industrialización y progreso” -anacronismo figurativo del discurso
político en México-. Los ejidatarios no son mayoría en el país, pero sí un aporte que pudo acrecentarse a un valor simbólico e inclusive ideológico de choque contra los intereses políticos creando una invasión en el mismo. La opción sensata ante el acoso era suprimir la expansión del Frente de Pueblos por Defensa de la Tierra promoviendo el terror como instrumento político efectivo; el cual debió someter el impulso popular a cierto control racional y centralizado teniendo como base a los medios televisivos monopólicos (Moore, 1991:91). A Wilfredo Robledo Madrid, jefe de la Agencia de Seguridad del Estado ASE, le exigieron hablar sobre el caso Atenco; él no se inmutó ante el gentío de los sentenciados por delincuencia organizada, ataques a las vías de la comunicación, secuestro equiparado, a su propia marginación y a su exclusión cotidiana. La Otra campaña –parte del EZLN- se unió al enfrentamiento desde el 3 de mayo, causándole a sus filas la detención de los nuevos presos políticos. Su líder, el subcomandante Marcos, junto a miles de personas, gritaron: ¡Atenco no se calla! El 5 de mayo del 2006, tanto en el Distrito Federal como en Atenco, la justicia ciega mostró la maquinaria técnica de las formas de represión. El mural ubicado en el auditorio municipal de Atenco hizo resplandecer las lágrimas de un pueblo mientras un hombre parló ante miles de personas consumiéndose en la oscuridad. El operativo rescate se implantó el 4 de mayo en Atenco. Contó con la presencia de la Policía Federal Preventiva (PFP), el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y la Agencia de Seguridad del Estado de México (ASES). El líder del primer grupo, Wilfredo Robledo Madrid, ligado a Carlos Salinas de Gortari y Carlos Slim, procedió al uso de la violencia. No hubo ningún detenido de estas fuerzas. El CISEN, tenía una base de combate antiterrorista y uno de sus personajes, continuador de la abyecta forma de proceder y arrasar fue Genaro García Luna, director de la AFI. La contienda duró porque la represión cohabitó no solamente en las órdenes, sino también en el acto mismo de ser de los grupos paramilitares como la Agencia de Seguridad del Estado de México, la Policía Federal Preventiva con policía militarizada en la guerra física y psicológica. Esto fue una advertencia para crear una desfragmentación de la movilización campesina por parte del Estado y los poderes partidistas. Lo ocurrido en San Salvador Atenco fue una manera de distracción de la realidad para que el PAN ganara la elección de 2006 y Peña Nieto triunfara en el 2012 por haber reprendido a una fuerza “terrorista” en dos días en una zona gobernada por el Partido de la Revolución Democrática encabezada por Narciso Gutiérrez. El suceso prosiguió en la sombra de sus brazos, el peso intensificó la catástrofe hasta mostrar en sus ojos hambre; se machacó la piel en el pavimento, la acera cubierta retumbó mientras la oleada policiaca siguió su deber hasta las calderas del mismo dolor. Las casas no eran seguras; el refugio, espuma cubierta de ilegalidad era lacerada. Los hombres dejaron en sus cascos la cubierta de su humanidad para reputar un punto: “el orden”.
Pasó el silencio, la trama de un vencedor en su olor a plástico. La herramienta humana contuvo la respiración en la oscuridad de la madrugada, en su piel transpiró la sangre mientras los pies salpicaban rastros desconocidos. La cáscara lunar asomó ante la neblina artificial el inicio de los adioses, aunque los mangos de los machetes seguían sujetos por aquellas manos callosas en la vertiente del tiempo. *
Después del fuego Adolfo Gilly hace de su artículo “Memorias de una infamia: Atenco no se olvida” una reconfirmación y conmemoración de lo sucedido el 9 de junio de 2012 en el periódico La Jornada. En ese tiempo asumieron públicamente la autoría y la responsabilidad en aquellos hechos tanto Enrique Peña Nieto como Vicente Fox Quesada. El primero buscaba la presidencia y el segundo, ex presidente de México, exponía lo sabido en una verborrea de palabras huecas. Por así decirlo, los acontecimientos subyacen en la infamia. Según Gilly, hubo dos jóvenes muertos, heridos y otros pobladores agredidos a golpes; cateos y más de 200 personas detenidas por violencia; mujeres violadas, vejadas y humilladas. Sí, existió violencia, tanto pública como política; violencia en su más extenso uso conceptual y de razón. Brotó en la particularidad del hecho el síntoma doliente del trauma que el autor compone mediante la secuencia de los hechos posteriores del 3 y 4 mayo de 2006 narradas y registradas por algunos pobladores de San Salvador Atenco: a las cinco y media de la mañana del jueves 4 de mayo, la policía sitió parte de San Salvador Atenco. Después se produjo un enfrentamiento para dejar libre la vía Texcoco-Lechería. Hubo bombardeos de gases lacrimógenos; se desataron cateos los cuales repercutieron en los moradores siendo golpeados y violentados. Del 5 al 9 de mayo de 2006 La Jornada recibió varias cartas de ejidatarios presos desde la prisión de Santiaguito donde se prolongaba el dolor en cada palabra. En ellas se avisaba la bajeza de las autoridades para con las personas: las amenazas de muerte, las golpizas, patadas; abuso de autoridad con las mujeres, abuso sexual y detalles que señalan que los granaderos estaban drogados para justificar las vejaciones contra las ciudadanas. La violación a sus derechos humanos era evidente y aun así no ocurrió más que la inmensa y desmedida proliferación de afectados. También recabó información sobre dos ciudadanas españolas, María Sastres y Cristina Valls, las cuales afirmaron su dolencia por parte de las autoridades y fueron deportadas. Valentina Palma, estudiante de cinematografía estuvo ahí, teniendo el mismo destino que las españolas, fue deportada; sus argumentos eran claros: “A varias chavas arrestadas en Atenco, con las que compartí cerca de 12 horas de prisión en Almoyolita, las habían violado durante el traslado de arresto al penal. Más de cinco, sin duda”. Los involucrados eran tanto la Procuraduría General de Justicia del Estado de México, que detuvo aproximadamente a 187 personas por el cargo “delincuencia organizada” entre Texcoco y Atenco, como la Policía
Federal Preventiva de México, la Agencia de Seguridad Estatal del Estado de México, Policía municipal, así como 43 sus habitantes, militantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) y la Otra Campaña del EZLN.
En un artículo de la jornada titulado “Atenco: la revancha”, de Luis Hernández Navarro del periódico La Jornada del viernes 5 de mayo del año 2006, hace hincapié en la historia para poder explicar el porqué de la violencia que permeó a San Salvador Atenco los días 3 y 4 de ese mes. Así mismo señala la cuestión como un principio de cuentas entre la lucha exitosa que tuvieron los pobladores de Atenco en la organización del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) contra la construcción de un aeropuerto en la zona. A ello dice Hernández: “La decisión del Ejecutivo Federal de dejar sin efecto el decreto expropiatorio que afectaba las tierras ejidales para construir un gran aeropuerto, a mediados de 2002, provocó que poderosos intereses inmobiliarios y políticos perdieran un gran negocio”.
Entonces se sobrepone un marco de “modernización” y búsqueda del enriquecimiento. Al fallar la iniciativa se creó una tensión general con los pobladores de Atenco al recibir hostigamientos de parte del gobierno estatal. Mientras tanto, los integrantes del FPDT, siguieron la movilización de resistencia, así “se volvió un doble símbolo profundamente arraigado en el imaginario colectivo nacional”. Desde ese momento, el gobierno fue hermético y clausuró toda posibilidad de diálogo entre las fuerzas. La revancha por parte del estado y sus intereses llegó el 3 de mayo de 2006, cuando poderes policiales abusaron de ocho floristas de Texcoco. Esto provocó la llama de la movilización, tanto de los integrantes del FPDT como de la Otra Campaña; para su desgracia, las estrategias de poder estatal violentaron con el voto del miedo a las personas de la zona, para sembrar en su tierra la clausura. Bolívar Echeverría planteaba, en una conferencia dada en 1997, la apertura neoliberal del estado mexicano a finales del siglo XX como el fin del monopolio de la violencia (el estado) - la fuente legalizada y justificada de su uso- dándole lugar a la “violencia salvaje”, no institucionalizada. En sí, la manifestación de la incertidumbre del control ahora en posición de los individuos abandonados a los propósitos de las virulentas compañías privadas. La “intencionalidad” de finales del siglo decimonónico, principios y mediados del XX, de estado social o de “bienestar”, ha muerto para generar una escisión palpable en las prácticas contemporáneas de la sociedad. La modernidad lánguida, proyectaba su última fumarola sobre los individuos para establecer violentamente el círculo posmoderno de la violencia salvaje. El despliegue acelerado de las mercancías y de la tecnología ha conducido a una desvalorización del trabajo y del hombre: de la persona que constituyó la idea a materia (además de su funcionalidad). Se diversifican los medios, pero el conocimiento vuela en manos de pocos. La técnica da ingreso a la movilidad y mutación de las necesidades (al igual que las aleja). Pero al ser estos procesos tan rápidos, no hay una asimilación ni significación; por tanto, el consumo de hoy en día elabora necesidades renovadoras del presente y el olvido. Esa construcción social
masificada de mercado ha elaborado una ramificación de ideas de duelo entre la consciencia histórica y la social; ya que el sentimiento anodino registrado del pasado hace que el presente se vuelta insustancial o como un día más en un panorama ambiguo y la respuesta ante los cambios bruscos es acrítica-reaccionaria o de parálisis general. Según Alfonso Mendiola y Guillermo Zermeño en su artículo “El impacto de los medios de comunicación en el discurso de la historia”, manifiesta que la autodescripción de la sociedad ha sido envuelta en una pantalla por los medios masivos, creando una identidad a menester de éstos. La violencia radica en la fragmentación de la razón dando paso a un vínculo de incertidumbre e interferencia de la comunicación, la cual es mediada y sopesada por la mano de los medios masivos que “difunden” una idea de las ciencias sociales. Cuya forma de transmisión se trivializa desde el punto de emisión. Por tanto la pluralidad deja recovecos de identidad que la difusión no trata de llenar, sino que pulula entre éstos y lanza virutas. Diciéndolo de otra manera, la fragmentación de la razón de las propias ciencias posibilita la enajenación de la sociedad y de nosotros mismos cediendo paso a los medios masivos y sus formas comunicativas y de “divulgación” penetrantes en el individuo, lo cual también provoca alienación. ¿Qué se entiende con eso? La capacidad de la conciencia del individuo para con él y su contexto se regula al interés que manejan los medios creando una relación contradictoria con su realidad. Esta forma de violencia es el aparador de los sistemas por lo que se está rigiendo la sociedad actual; donde la historia, al ser un fragmento de las razones, manifiesta una escisión social por su narrativa histórica. Además de coexistir en un campo semántico academicista, sus proyectos se orientan a temporalidades “no circunstanciales” a la sociedad pero sí a la institución por la que se rige. El humanitarismo consensual demuestra la capacidad “intrínseca” de la alienación. El hombre rodeado de reproducciones de los medios masivos de comunicación contiene en su respuesta y solución la proximidad de la practicidad, no la duda, ni la crítica sino el espejismo, pantalla de sombras ante la injusticia y postró sus siluetas en la diferencia de siempre: los buenos, comandados por los representantes de la nación; los malos, hombres modestos sin ninguna educación, envilecidos, violentos, caóticos y peligrosos. Los medios usaron el dispositivo de la mercancía y su transmisión en un acto comunicativo de exclusión social para con el movimiento. Un ejemplo lo da Slavoj Zizek con la decisión de elección o de sentido de importancia. Esto es: un caso de dominio público que se convierte en un círculo de dominio que ejerce en su haber una discriminación latente. El punto teledirigido enfoca un sentido del sin sentido, el cual orientó una patente de “legalidad” al punto negativo: la violencia de provocación del Frente de Pueblos en Defensa de los Pueblos. Las protestas reanimaron el pasado presente en los estados de Morelos, Ciudad de México, Tlaxcala, Estado de México, Tabasco, San Luis Potosí, Jalisco, Guerrero, Quintana Roo, Hidalgo, Guanajuato, Zacatecas, Oaxaca, Tamaulipas, Nuevo León, Campeche, Baja California, Yucatán, Tijuana, Chiapas y en varias partes del mundo realizaron manifestaciones en contra de la represión: Estados Unidos, Cuba, Francia, Argentina, Ecuador, Venezuela, España, Guatemala, Bolivia, Canadá, Alemania, Grecia, Dinamarca, Italia, Perú y Austria.
En su gira europea, el presidente Vicente Fox fue abucheado y voceado como asesino. A pesar de ello, el tiempo 45 y la memoria se erosionan en la historia porque este fragmento de ella todavía está impune. La solidaridad nacional
e internacional resistieron esos abates pero las consecuencias estaban aún en la dignidad de la lucha de los pobladores de San Salvador Atenco y Texcoco, lastimada como una espina que no quiere irse, encargada en la brusca piel molida por el ardor. En México surgió una organización de artistas denominadas “Mujeres sin miedo”, encabezadas por las actrices Ofelia Medina, Ana Colchero y el subcomandante Marcos. Las violaciones a 27 mujeres en los virulentos días, no se callaron. El peso de la ley, a pesar de las movilizaciones y la solidaridad no castigó a ningún servidor público de sus atropellos contra las garantías individuales; la persona se humilló en su quehacer del orden. La política, huraña y magra en México atentó contra su propia virtud: la representación de las acciones sociales para cuidar a la ciudadanía. Lloró el día en el papel de los periódicos, la tendencia vendida no pudo detener la indignación ante el atropello. Unos sin voz ante la autoridad del suelo moderno exigían los nombres de padres, hermanos e hijos: un mercado de posibilidades humanas. La revancha por parte del poder ejecutivo radicó en la ejecución de sus actos, los cuales, conducidos por las televisoras, pusieron en evidencia a las personas que luchaban por sus derechos en un operativo de denigración. Al colocar el peligro en las pantallas, la agresión subió el tono de las reacciones, y así, la mirada del mundo para con los habitantes del Estado de México.
Ciudad futura Quizá el futuro deba ser una planicie gris en vez de tierra. Agua embotellada y vendida en vez de surcos de agua potable. Legitimar el progreso con afianzar las necesidades naturales como depósitos de riqueza son propios de las raíces de la ideocracia neoliberal brindada por los partidos políticos en su lejana contienda de la realidad. Hoy la propuesta de parte de Enrique Peña Nieto radica en la construcción en la misma zona de una ciudad moderna. El proyecto llamado “Ciudad futura” rige los movimientos actuales de los pobladores de San Salvador Atenco. El paliativo es reconocerse y luchar; la contraparte, el miedo, el intento por debilitar, agotar, separar, sigue en las entrañas de los sistemas de poder en la vigía cotidiana. Las tierras en vez de ser expropiadas o compradas por 7 pesos el metro cuadrado, se compran entre 2 o 3 millones de pesos, un costo relativamente bueno en comparación con la propuesta de 2001-2002. Los propietarios al vender se hallan en el círculo de la jugarreta,
ya que posteriormente, a unos días de hacer el negocio, algún familiar es secuestrado y el raptor pide la misma cantidad: 2 o 3 millones de pesos37. México vive en una ideocracia. Su cabecilla es el Partido de la Revolución Institucional (PRI); los otros partidos que le siguen y reproducen son: Partido de Acción Nacional (PAN) y Partido de la Revolución Democrática (PRD), quienes han favorecido a las dinámicas de favorecimiento del sector privado, además de ser reproducidos e interiozados a la sociedad por los medios masivos de comunicación, con el propósito de crear pantallas de bienestar ciudadana, seguridad y al mismo la propia división de partido como elemento prioritario de la democracia. Como tal el PRI es un “sujeto” de proyección partidista de derecha nacional. Estas prácticas han penetrado a los demás partidos en intereses: poder, sustento y corrupción. Al pensar que del PRI se creó una ideocracia, se debe replantear el cómo se ha fundido históricamente esta forma de dominio hasta el punto de naturalizarse. Enzo Traverso enviste tales cuestiones con tres conceptos vitales para poder comprender la violencia desde nuestro tiempo presente: antitotalitarismo liberal, humanitarismo consensual y naturalismo del orden dominante. El proyecto “Ciudad futura” contiene el concepto con “el vivir y dejar vivir” de la sociedad civil. Un instrumento de discriminación latente obsolescencia de las necesidades reales de las comunidades del Valle del Estado de México; además de convertir el totalitarismo en una red de libertades e incertidumbre, crea pantallas vivas, lejanas o cercanas de las realidades, cada día más amorfas e inestables. La segunda es la manifestación de reproducciones con tinte estético y de consumo, redes enfrascadas en plusvalía y contención del individuo y el tercer término, como lo vemos en lo acontecido en San Salvador Atenco, es el atentado mismo, los dispositivos de represión existentes. La victimización de los actos es alejarnos de ellos, de su esencia para girar en el determinismo. Por ello, la naturalización del orden es la enajenación la cual conlleva puntos de alienación constantes: la anomia. El aparato represor mantenido en lo que va del siglo XXI en México ratifica la cooperación con los medios televisivos. Las redes sociales, por el contrario, lejos de seguir con este proceder permiten un uso de la información diferente, propagando sucesos, datos, información, opiniones y crítica, en variables de circuitos de divulgación. Aunque sea en demasía, la construcción de conocimiento girará en la identidad de las personas en los contextos de su autocomprensión. Zigmunt Bauman señala en Tiempos Líquidos que el libre comercio ha provocado una deconstrucción de las estructuras sociales o, en el caso de nacer en los tiempos posmodernos, tienden a ser débiles y efímeras porque
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Entrevista (´MIC/´JVC)
no tienen el suficiente tiempo para constituirse; además la diversidad es otro punto para la estructura en pos de solventarse.
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Existe un miedo latente por la incertidumbre en la que estamos caminando. La escisión entre poder y política como pareja del Estado-nación ha provocado que el poder para actuar del Estado Moderno ahora se esté desplazando al políticamente incontrolable espacio global (extraterritorial en muchos aspectos), mientras la política, la capacidad para decidir la dirección y el propósito de la acción, es incapaz de actuar de manera efectiva a escala planetaria, ya que sólo abarca, como antes, un ámbito local. La ausencia de control político convierte a los nuevos poderes emancipados en una fuente de profundas e indominables incertidumbres, provocando un desinterés en las instituciones al quedar a merced de las dinámicas de mercado produciendo una exclusión mayor. Advierte Bauman con el autor Jeremy Seabrook lo siguiente: la descripción gráfica del sufrimiento de los pobres del mundo en nuestros días, a menudo desahuciados de su tierra y obligados a tener que arreglárselas en los suburbios ya que el triunfo global de la modernización es la aguda crisis de la industria de destrucción de desperdicios humanos. Puesto que cada nueva posición que conquistan los mercados capitalistas añade a otros miles o millones de individuos, a la masa de hombres y mujeres privados de sus tierras, de sus talleres y de sus redes de seguridad colectiva38 .
Periódicos: La Jornada Proceso Entrevista: Entrevista realizada por Mario Islas Campos al señor Jesús Villaseca Chávez (´MIC/´JVC) México, Iztapalapa, 5 de abril de 2014. Bibliografía:
Bauman, Z. (2008 ). Tiempos líquidos, vivir en una época de incertidumbre. México: Tusquets Editores Benjamin, W. Ensayos escogidos. México: Ediciones Coyoacán. (p.38) Bauman, Zygmunt, Op. Cit., (p.44) ______________. ( 2008). Tesis sobre la historia y otros fragmentos. México: Universidad Autónoma de la Ciudad de México Mendiola, A. y Zermeño, G. (1995). El impacto de los medios de comunicación en el discurso de la historia. Historia y Grafía. UIA. (núm. 5)
38
Bauman, Zygmunt, Op. Cit., p. 44
Moore, B. (1991). Los orígenes sociales de la dictadura y de la democracia. El señor y el campesino en la formación del mundo moderno. Barcelona: Ediciones Península. (p. 484) Traverso, E. (2001). La historia desgarrada. Ensayo sobre Auschwitz y los intelectuales. Barcelona: Herder ______________. (2007). El pasado. Instrucciones de uso. Historia, memoria, política, Marcial Pons. Madrid: Ediciones Jurídicas y Sociales ______________. (2011). La historia como campo de batalla. México: Fondo de Cultura Económica. Villaseca, J. (2007). Atenco Rebelde. Imagen de un pueblo en lucha. México: Editorial latitudes. (p.137) Zizek, S. (2011). Visión de paralaje. México: Fondo de Cultura Económica. (p.466)
Bibliografía específica: Fuentes primarias: personas involucradas en la contienda de San Salvador Atenco. Gilly, Adolfo, “Memorias de una infamia: Atenco no se olvida”, La Jornada, Sábado 9 de Junio de 2012, consultado vía internet el 2 de noviembre de 2013 en: http://www.jornada.unam.mx/2012/06/09/politica/013a1pol Gonzales, María de la Luz, “Cronología del conflicto de San Salvador Atenco”, El Universal, lunes 21 de enero de 2008, consultado vía internet el 2 de noviembre de 2013 en: http://www.jornada.unam.mx/2006/05/05/index.php?section=opinion&article=018a1pol Navarro Hernández Luis, “Atenco: la revancha”, La Jornada, viernes 5 de mayo del año 2006 consultado vía internet el 21 de octubre de 2013 en: http://www.eluniversal.com.mx/notas/475742.html Vargas, Rosa Elvira, Aranda, Jesús, “Acacha Fox a ejidatarios la responsabilidad de la violencia”, La Jornada, viernes 5 de mayo de 2006,
consultado
vía
internet
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2
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noviembre
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2013
en:
http://www.jornada.unam.mx/2006/05/05/index.php?section=politica&article=017n2pol Moreno Sánchez, Enrique, “El aeropuerto y el movimiento social de Atenco”, Convergencia Revista, Consultado en internet el 11 de noviembre de 2013 en: http://scielo.unam.mx/pdf/conver/v17n52/v17n52a4.pdf Consultas vía internet: Radio la nueva república consultado el 20 de febrero de 2014 http://www.lanuevarepublica.org/?p=96401 Qué pasó en San Salvador Atenco consultado el 25 de enero de 2014 https://www.youtube.com/watch?v=XOVt16plInk Documental Romper el cerco consultado el 2 de marzo de 2014 https://www.youtube.com/watch?v=w7pSm6Nne-o Los diez momentos que estremecieron https://www.youtube.com/watch?v=R5ZH0ZLeEs0
a
CNN
noticias
consultado
el
19
de
febrero
de
2014
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El hombre que te habita, jirón de conciencia abrasadora
Por Pedro Luis Ibáñez Lérida
Antonia María Carrascal hiende con esplendente palabra poética las aguas procelosas en las que naufraga la humanidad. Exquisita y asertiva verticalidad lírica, reveladora del dramático sino al que se encamina.
La naturaleza crecida de alto dolor. Y nuestra pobre palabra sin definición que precise el significado de tamaña involución y cruel destino. No se pronuncia lo que convertimos en estigma. No existe lo que se deja de mentar. La voz del ser humano se asemejaba a la brisa que hace hablar a los árboles en su balanceo. Era mágica. Infundía su liturgia de eco interior. Ahora, escindida de su voluntad vital, es clandestina. Ya no escuchamos a los árboles. Rafael Sánchez Ferlosio afirma que “La palabra nos hace. No podemos percibirnos desde fuera. No existe un exterior de la lengua”. Pero sí del tacto que la escribe y palpa como la inscripción que sobre la corteza de los árboles clama nuestra sed de amor. Los dedos al recorrer el irregular trazo, ritualizan la herida que sangra y nos hermana en la savia de cada tiempo nuevo. “La poesía se escribe a ciegas”. María Victoria Atencia anuncia la oscuridad en la que se adentra, si paradójicamente pretende alumbrar su camino interior. La palabra poética atiende a éste. La tea con la que ilumina su paso por el laberinto de la emoción y el pensamiento arde poderosamente. Ahí dentro nada nos es ajeno. Como lo es en el corazón de la tierra de la que
emerge nuestra existencia y donde se aposentarán las cenizas que seremos. Sin embargo nuestros hechos nos delatan. Olvidamos de dónde venimos: somos hijos que niegan y maltratan a su madre, la Madre Tierra. Entonces, “¿Querrías tú sembrar conmigo un bosque?” El hombre que te habita –editorial Edílica. Colección Orippoesía. 2014- aúna en su itinerario introspectivo la decadencia y la locura del ser humano que aniquila su propio futuro, “En este suelo ya / no determina el rumbo / el barco en el que el hombre / deambula cansado, / y se diría / que en turbada demencia ha decidido / sentir la devoción / del áspid en su entraña”. Aunque también, y por el contrario, la deseada y esperanzadora necesidad de forjar un hombre nuevo, “Otro Hombre que luche, cual bestiario, / contra el hombre que en oro se enriquece / y en su negra olla lento cuece / contento su interés de mercenario”. En esta pugna desigual la cuenta atrás ya ha comenzado. La reciente Cumbre del Clima –COP 21- celebrada en París, de la que se esperaban resultados alentadores, se ha resuelto en una nueva oportunidad perdida. Quizás la última. Una declaración de intenciones que en sus 32 páginas reitera hasta en 141 ocasiones la forma verbal “deberá”. Recomendaciones para continuar atendiendo al festivo himno de la vanidad, “Pero el hombre no sabe, / no inquiere, / no descubre / que sus alas cayeron / truncadas por los hombres / que izaron el cartel / de / se regalan, / (para seis mil millones de inocentes), / confortables porciones del viejo paraíso”.
Esta hermosa obra retuerce la sinrazón por la que deambula el ser humano ciego de egoísmo e insatisfacción, “Hoy el hombre camina conmovido / por las sendas que ya no reconoce. / Alarga la mirada / y contempla la vida en decadencia / al pie del infortunio”. Condensa en su profundo testimonio lírico la visión crítica desde una perspectiva fieramente humanista, que participa del concepto de hombre que no niega su naturaleza caótica y errabunda pero aspira a cortar esas amarras y tomar nuevo rumbo. Miguel de Unamuno en su obra Del sentimiento trágico de la vida renueva la cita del esclavo romano Publio Terencio Africano, “Homo sum, nihil humani a me alienum puto, dijo el cómico latino. Y yo diría más bien, nullum hominem a me alienum puto: soy hombre, a ningún otro hombre estimo extraño. Porque el adjetivo humanus me es tan sospechoso como su sustantivo abstracto humanitas, la humanidad. Ni lo humano ni la humanidad, ni el adjetivo simple, ni el sustantivado, sino el sustantivo concreto: el hombre. El hombre de carne y hueso, el que nace, sufre y muere –sobre todo el que muere-, el que come y bebe y juega y duerme y piensa y quiere, el hombre que se ve y a quien se oye, el hermano, el verdadero”.
Antonia María Carrascal compone el clamor de una voz afligida que infiere un certero y poderoso golpe de ética y humildad, “Yo quisiera encontrar un nuevo credo, / un credo que del hombre al Hombre vaya / y destruya el aliento de metralla / con que al hombre clavaron contra el miedo”. La entonación conmueve por la elegancia de su exposición contraída en el roce furtivo que despierta del ensimismamiento, “Nunca más / la inocencia de la sangre / se destine a lavar / la arrogante conciencia / de aquellos que se sientan humillados / porque solo ante
su propia ignorancia / se arrodillan”. No alude a la compasión, impele a la reflexión. Abriendo el cauce de luz 51 que irriga discernimiento. Apela al corazón del ser humano y a la interrelación que éste mantiene con el medio
natural y espiritual, de los que paulatinamente se distancia y abandona, “Que hacer con estos seres cuando un día descubran / que han extraviado las llaves del planeta”. Una obra cuya irreverente belleza es pulsión de fe poética.
El ruido de los gigantes
Por Abraham García Alvarado
Que compro un boleto solamente de ida y por dos meses el plan fue, irme de Nueva York. Logré ahorrar dos mil dólares y sin poder contar cuantas prendas favoritas de ropa tiré a la basura, me ensañé en meter en dos mochilas de camping la mitad de mi vida. Llevaba veinte libros, mi laptop, mis documentos personales y una tarjeta de crédito por si las duras dudas. Contaba con la misteriosa ayuda de un amigo de la infancia, al que siempre tendré en la memoria como un tremendo y talentoso pintor. Artista, de talla corta pero colores e imágenes simétricas que llevan a cualquiera a visitar mapas de planetas perdidos en la barbarie de la ciudad. Durante las cuatro semanas y media de planeación, pensé y repensé los pros y los contras de marcharme de New York. ¿Qué era lo que me empujaba a dejar la ciudad que me ha cobijado por más de 17 años? Las exorbitantes rentas. Busqué varios barrios en Los Ángeles que se compararan con los de New York. Analicé los medios de transporte, el tiempo que lleva de un lugar a otro. Estudié los diferentes ángulos demográficos de la ciudad e incluso vi cuatro veces Boyz N the Hood y documentales sobre N.W.A. y Guns N' Roses. Siempre me ha atraído Sunset Strip. Pisar los pasos que gente como Jim Morrison y Axl Rose pisaron. La imaginación de analizar sus vidas de verdugos de cualquier época musical a la intemperie entre el final y el inicio de quien sabe qué cosa. Pero eso me atraía de Los Ángeles. Quizá también la cercanía a México, la división del norte entre mi tierra y lo que nunca fue ni será mi cultura, la Chicana. Pero eso, eso mismo me atraía a Los Angeles. El día llegó. Mi vuelo salía a las 12:35 P.M. Como niño bueno y precavido llegué al aeropuerto LaGuardia a las 9:00A.M. Desayuné solamente café y en menos de una hora me enteré de que mi vuelo se retrasaría dos horas. Ni modo, pensé, ya esperé dos meses, qué más da dos horas. Al poco rato Paola me llamó, murió Gustavo Cerati.
Qué fecha para marcharme, la misma en la que se marcha un gigante. El vuelo salió a las 4:00 p.m. rumbo a 53 me Detroit, donde por obvias razones ya me tenían conectado con otro vuelo, éste saldría a las 9:00 P.M. No
importaba, no sentía el tiempo, sentía que dejaba New York, eso sí. Con el pendiente en la garganta, no pude leer nada, no pude comer, no pude pensar en el futuro sino solamente analizar los diferentes tipos de alfombras que usan en los aeropuertos. La soledad en el aeropuerto de Detroit es agobiante, me estaba matando. Cayó una tormenta de agua que obviamente nos atrasó. Despegamos casi a las 10:20 p.m., ya me sentía cada vez más cerca de la costa oeste. Cinco horas mirando la tierra de noche, qué luces, era algo que jamás me había imaginado. Nunca había viajado de noche en avión, creo que nunca he viajado en avión si solo cuento tres veces que guardo en el corazón como si fueran tesoros o pecados. Por fin llegué, de noche, Los Ángeles es infinito, parece que en verdad está conectada la ciudad con México, no solo culturalmente, geográficamente parece un solo país. Una hora pasó en lo que reclamé mis maletas y mi amigo me recogió. Al verlo por fin supe que la gran hora había llegado, que no había vuelta atrás, que New York era mi pasado, aunque aún en los planes estaba regresar por mi familia, pero yo ya tenía el inicio de mi nueva vida bien determinado en California. La primer noche fue la pesadilla. Aunque mi gran viejo amigo siempre me previno de las paupérrimas experiencias en las que podía exponerme en el barrio en el que vivía, yo siempre fui modesto y agradecido con el techo que se me ofreció de hospedaje. Sabía bien qué significaba South Central, o Compton, o East L.A. Eso uno lo ve en películas. Pero llegar ahí fue diferente. En plena noche tuvimos que escalar dos techos de un inmueble de dos pisos usando las escaleras principales para llegar a mitad del segundo piso, pero había que saltar el pasamanos para caminar sobre el techo y usar unas escaleras de madera, llegar a un segundo techo y subir unas segundas escaleras esquivando los cables de alta tensión que suministran la energía eléctrica del barrio. El cuarto, como ya me lo había descrito mi amigo, era humilde, sencillo, virgen y en condiciones miserables. El baño no tenía luz, el escusado parecía el de una celda y las paredes eran de concreto pelado. No había señales de vida, ni siquiera durante las pocas horas que dormí ahí. Al despertar la mañana siguiente salí a la azotea. Vi Los Ángeles por primera vez de día. Descubrí que como en el DF, hay una capa de smog en el cielo que cubre y adorna el paisaje angelino. Algo hermoso que no tengo palabras para describir fue el sentimiento de ver palmeras urbanas. Bien, los murales de la Virgen de Guadalupe y César Chávez eran las que me hablan en inglés de Pocho, Welcome to L.A., puto. ¿Qué no? Sin acceso a WiFi, a una ducha decente y al transporte que necesitaba (o quizá era mi costumbre neoyorquina la que me hacía pensar que precisaba eso) tuve que dejar South Central y con toda la pena del mundo pedirle a mi gran viejo amigo que me llevara a un hotel. Así pasó, y no quedé como el mejor de los amigos. Malagradecido, sentí que las voces me gritaban sobre la espalda. Tenía ya dos entrevistas de trabajo esa misma tarde, tenía ya incluso un trabajo seguro que solo era cuestión de presentarme y ser contratado. Pero quise intentar mi suerte en
todos los medios. Conseguí los tres trabajos, pedí que me dieran un tiempo en lo que compraba un auto. Con dos mil dólares podía comprar uno usado en buen estado, al menos para empezar. Con la tarjeta de crédito podía comer un par de semanas, con trabajo podía conseguir vivienda. Ese era el plan hasta que descubrí que en Los Ángeles todo queda a veinte o quince minutos, pero en carro. Yo no tenía carro, no conocía bien el transporte público, no tenía manera de moverme y el miedo y la inseguridad, o quizá la vergonzosa costumbre neoyorquina de tener todo a la mano, me demostraron que soy un tipo con muy poca experiencia turística. Me encerré todo un día en el hotel a pensar. No podía leer, me la pasaba en el teléfono contándole a Paola los estragos del viaje. Los siguientes días solo salí de día y conocí Hollywood, pero no pude ir al Sunset Strip porque caminé por más de dos horas y me harté. Tomé fotos absurdas como un viejito le toma fotos a un monumento. Regresaba al hotel y comía basura, dizque para ahorrar. Pensé en el amor, en el dolor, en dinero, en fama, en aviones. Manché las sabanas de sudor y de lágrimas. Estaba de vacaciones eso lo determiné, mi sueño de mudanza se desvanecía conforme pasaban las largas horas. En L.A. son más largas y más azules que en NYC. El clima es más rico, se espira el aliento de esas palmeras urbanas que son tétricas y parecen cadáveres de gigantes que en el pasado protegían la costa de invasores. Cuando menos me di cuenta, comencé a extrañar el ruido del subway, los murmullos de las personas aglomeradas en el vagón a la hora pico, que en realidad están murmurando odios a los que van sentados. Extrañé leer durante el viaje en tren. Pasar horas leyendo por el túnel que conecta la isla con el pueblo y la oscuridad que nos transforma en zombis de la urbanidad y la mística veracidad de que los rascacielos son nuestros gigantes y nos protegen de la noche. Extrañé ser uno de ocho millones. Extrañé el frío y la asquerosidad de la nieve hecha lodo. Extrañé la pizza. Extrañé a Citibank, porque en todo L.A. hay solo como tres sucursales (quizá exagero, es lo neoyorquino en mí). Sin más que pensar me gasté la mitad de mi dinero en comprar un vuelo de regreso. Pasé otras veinte horas en aeropuertos, esa vez pisé el de Cincinnati, ahí en los baños dejé mi paño de vaho desahogado en un grito de impotencia. Llegué a New York a las nueve de la mañana y tomé un taxi. Creo que de propina le di al conductor una suma excesiva, no me importó. Corrí a mi casa y abracé a mis hijos, a mi esposa. Dormí mucho. Lo primero que hice al siguiente día fue tomar el subway sin rumbo, sin un trabajo a donde ir, sin querer ser visto por la gente de la que me había despedido con la frase de "nosécuandotevuelvaaver". No habían pasado ni siete días de eso. Me subí al subway y me senté, abrí mi libro y leí, leí, leí, leí hasta que el ruido de las vías del tren rechinando se convirtieron en las letras de la prosa que me encerró en un mundo de gigantes al que nunca puedo abandonar.
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Días santos Crónicas del barrio de Mezquitán
Por Reyna Hernández Haro
Las campanadas del templo de “San Juan Evangelista” anuncian la primera llamada a misa. Ese sonido funciona como reloj de pulsera para algunos habitantes cercanos. San Juanito, como le decimos, se encuentra en la avenida Federalismo; localización propicia para varias ceremonias y a la vez compleja para los autos nupciales o de quinceañeras. Era una estampa común ver carros fúnebres afuera del templo por la estratégica ubicación frente al panteón, así como la misa de las 7:00 de la mañana a la que acudían mayormente las madres de familia del barrio. Mezquitán -como la mayoría de los barrios en México- se nutre de tradiciones, de costumbres, de signos religiosos que entregan cierto sentido de identidad. Algo sucede que cohesiona los sentires, el orgullo de pertenencia. Es entonces cuando surge ese gusto por “volver al barrio”, por vivir ciertas festividades de esa manera, porque así es como se pertenece al grupo. Una de ellas era Semana Santa. Los vecinos cerraban las calles para tapiarlas de alfalfa y otras hierbas olorosas el domingo de ramos. La comitiva se organizaba previamente en la casa de alguno de ellos. Qué alabanzas entonar y cómo llevar la procesión. Ninguna misa era tan concurrida como la de las 12:00 del día del Domingo de Ramos en que la comunidad hacía de ella la entrada a la meditación. Entonces se invitaban a los rezos vespertinos en la casa de alguien o se procuraban el saludo en las calles. Esta unidad se comenzaba en la cuaresma. El barrio se convertía en una gran familia. La vecina frente a la casa llegaba cada dos semanas con una porción de capirotada de picón, la de la tortillería hacía una salsa molcajeteada para probar un taco, el de la frutería nos regalaba un plátano y el de la tienda de la esquina un dulce. Mi abuela entregaba grandes elogios a la preparación del platillo que alguna vecina o vecino le regalaba y respondía con chiles rellenos o tortitas de camarón. En la cuadra, casi todos los días se compartían un bocado; pero era esa semana donde se veían grandes muestras culinarias ir de una esquina a otra. Cualquiera podría volverse loco por los olores que emanaban de cada cocina. Las calles de la cuadra eran de tierra apisonada, acaso las de principal tránsito como Mariano Bárcerna eran pedregosas. Durante los días santos el aire arreciaba y por el barrio se levantaban pequeñas tolvaneras que dejaban el cabello cenizo. Pese a ello, nada detenía que la convivencia se
diera y que los platillos llegaran a buen destino. “Hay que compartir un taquito siempre” me repetía mi abuela cuando le ayudaba a picar el jitomate o a tostar los chiles poblanos. Los días pasaban conforme al ritual, los barrios se cohesionan a partir de ellos. El jueves, tras la comida, mi abuelo organizaba el plan para comenzar la visita de los siete templos. Los niños nos preparábamos para la caminata que podría durar tanto como el patriarca había considerado. En ocasiones visitábamos los más cercanos, en otras los más lejanos, pero siempre llegábamos al templo más significativo “Aquí es donde tu abuela se casó” decía con cierta risa mi abuelo. Casi siempre, nos tocaba el lavado de pies en ese. Nuestro andar por las calles de Guadalajara se coronaba con una empanada de leche o un trozo de alfajor. El sábado santo, el barrio parecía fantasmal. Sólo el viento en las calles, siquiera el pensamiento de salir era sacrilegio del mutismo barrial. “Es tiempo de meditar, de orar, de pensar en lo que sufrió Jesús, recuerden que su cuerpo está tendido” nos repetían los adultos a los más pequeños. Ese día se ponía receso al concepto de gran familia y se integraba al luto. Nadie se miraba, nadie se saludaba, parecía que nadie se conocía. Los pequeños quedábamos confinados a estar en casa y ver la maratón de películas antiguas que transmitían en televisión: BenHur, El manto sagrado, Barrabás, pero Marcelino, pan y vino era la conmoción. Invariablemente, esos sábados el silencio parecía particularmente suspendido en el tiempo. Los niños no podíamos salir de casa. Mis hermanos tenían que guardar sus tiritititos para cuando pasara la semana. Los adultos no conversaban ni escuchaban música. Las tolvaneras afuera parecían muros impenetrables. Al domingo todo cambiaba. Mi abuela se levantaba con particular sonrisa, prendía la radio y nos gritaba a todo pulmón que estaba el desayuno. Debíamos prepararnos todos para misa. Era el único domingo que ella no asistía a la de las 7:00 de la mañana y nos acompañaba a la de 12:00 del día. El barrio se reencontraba, se abrazaba y festejaban. Volvía a la vida y San Juanito, con sus campanas pequeñas vitoreaba esa alegría. Pasada la pascua, el barrio volvía a ser el mismo de siempre: cordial y joven. Parecía decirse “hasta la próxima”. Mi abuelo sigue viviendo en ese barrio y vengo a acompañarlo para hacer la visita de los siete templos. Muchos vecinos han fallecido, como mi abuela; otros, han quedado solos. San Juanito se remodeló y se ve solitario, ya no hay misa de 7:00 de la mañana ni se tapian las calles ahora pavimentadas. Han proliferado, en la zona, los restaurantes de comida económica. De las pocas viviendas existentes ya no emergen olores de la cocina. El barrio muere, como muere la identidad colectiva. La gente prefiere confinarse a la casa, comer lo que encuentren y prevenir algún asalto. Pese a ello y mientras viene la segunda llamada a misa, mi abuelo traza el plan para el recorrido al que sólo le acompañaremos mi tía, mi hermano y yo.
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La Ciudad de los Suspiros Por Jorge Pérez Baca
Cielo panza de elefante. Tradición. Noches mágicas del fantasma de Pizarro que conversa desde su ventana palaciega con la citadina neblina. Aromas madrugadores recorren desde el capirote norte hasta las comarcas australes. Desde los campos soleados del oriente hasta el mar de Grau. Suspiros del niño de junto al cielo convertido en abuelo. Lima de miel. Los albores de un virrey soñador que vive durmiente en su pecho. Ciudad añeja. Señorial. El jirón de la Unión en su corazón. Asoma su salmo emocional; una criolla canción con fugas de marinera, mazamorra, guitarra y cajón. Del puente a la alameda. Del Rímac al Chillón. Desde el Cerro San Cristóbal irradia una polvorienta bendición que se desploma junto a la escarcha. Son las 6 de la mañana y según Ribeyro a esta hora la ciudad se levanta de puntillas y comienza a dar sus primeros pasos. El viejo hollín volátil náufrago en un mar de vientos timoratos atraviesa la avenida Abancay en busca de emoliente caliente, ardiente, ferviente. En cada esquina el custodio del desorden fiscal incauta las carretillas para justificar su vara inservible colgante en su vientre. Serpiente. Bandido convertido en héroe. Saluda con un ademán campechano al usurero del pasaje. La palomillada. El otro, acróbata de la calle, hace piruetas a la vez que aterriza victoriosamente del microbús, mientras se queja la anciana que va sentada en el asiento reservado por la pensión del Fonavi. En los kioskos los diarios arco iris colgantes colorean la vista. Sentimiento chicha. Paneles de magenta que anuncian los conciertos de música popular. Sonido mestizo, acordes de la costa, de la selva, de la montaña. Lima provinciana. Lima de los provincianos. Lima que me gustas. Urbe cubierta de desierta belleza. Los espacios que se vuelven míos y que apenas se dejan acariciar. Mirada perdida en el Parque Universitario cubierta del vapor que se escapa de miles de pulmones. Bohemia temprana antes del almuerzo. Cebiche macerado en alcohol. Pisco con P de Perú. Los compadres encontrándose en el Queirolo y vagando inertes y putrefactos por Quilca minutos antes que un alma envenenada los ponga a volar; luego han de renacer moribundos al alba, y han de adornar con sus cantos lastimeros en salsa criolla la oscuridad. La locura de cada sábado por la madrugada al ritmo de un vals pagano que libera a las almas encantadas. Cada domingo a las 12 los ladinos peleles hacen latir el corazón y asoman sus narices ansiosas por la ventana, para observarte como antes, después de la misa. Corre a prisa tapada, derrama lisura en flor, mi doncella de piel canela, que el Cristo Moreno desde su altar de octubre te perdona la vida azarosa
en esta villa puritana. Calles agobiadas a la hora exacta. Lima angustiada. Los vehículos hambrientos del humo maligno que despide el viento, se agrupan apilados ocupando el paisaje de cemento. Me gustan tus hijos, espurios e inocentes, salvajes e inclementes, que toman, sembrando el temor, lo que de ellos no es propiedad. Sangran ignorancia y mueren, y a veces matan, a la luz de la desgracia, la misma luz que hoy se apaga. Un fantástico vuelo de cuchillos en los barrios que conforman tu piel, y que dejan en violencia los rostros más feroces y en llanto las voces más reprimidas. Gente que recorre los caminos de esta Lima fatigada con las heridas más profundas en el espíritu, y que por hipócrita, sonríe a su pesar. Cielo perdido en el espacio alumbrado por un sol melancólico, durmiente del colchón de nubes plateadas que no le permiten brillar. El perfil de una bahía bañada por lágrimas de un mar lacerado, y la colina de la cruz reinante al extremo de la vida traficante de billetes. El punto de encuentro entre uno y otro. El límite entre el paraíso perdido y el limbo de muchedumbres. Dos espacios hermanos que se miran y se escupen. Mesas hambrientas que a pesar de la escasez alimentan, gracias al ingenio de las manos bendecidas, tanto de la dueña, como de la sirvienta. Camiones con mensajes de progreso. Caminatas a pie por el núcleo de esta Lima ostentosa que guarda celosa el escudo real. Un puente habitado por suspiros melancólicos confundidos con la brisa barranquina. El firmamento descrito por el poeta Eguren se incendia en el combate de dos reyes rojos con lanza de oro. Cae la tarde afligida en su alcoba de ensueño. La luna se viste de noche. Lima se vuelve un sendero de misterio, de héroes y malhechores, de danzas foráneas y tragos derramados en el piso de algún bar, damiselas exentas de ropas que desfilan por la avenida Arequipa en busca de dioses carnales que las liberen de la indigencia. Inopia que convive con los pequeños duendes devoradores de plástico huérfanos de todo, sueltos cachorros que más tarde serán bestias nocturnas al acecho del dinero. Mientras tanto, en las casonas palatinas duermen ya las mentes despobladas de miseria. En las casas de la periferia asoma la preocupación del laburo en esta Lima complicada. Gargantas lánguidas que conversan con la almohada, esperando la aurora para salir a pregonar los sonidos de esta incomprendida ciudad. Olores de rosas miraflorinas que miran altivas a los comerciantes penitentes. Lima del Perú, del ayer, del mañana. Lima chiquilla de vestidos rebeldes, Lima amargada cual chismosa de callejón, Lima atiborrada de autos a la hora punta. Lima maternal que abraza a sus hijos. Lima que para llorar no se cae sobre la vereda, Lima de fiesta eterna, Lima de sangre guerrera, Lima costera, Lima andina. Lima en mi pañuelo. Pueblo de gente que tiene en los ojos sabor de llanto. Rostros de sonrisas en flor. Lima divina de noble blasón.
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El canto de las Sirenas del Siglo XXI
Por Claudia Cárthaigh
“No existen las sirenas, Odiseo, es el mar el que te acaricia”. José Luis Zárate
La mirada del voyerista tiene un gran privilegio: observa todo con deseo, mejor dicho, capacita a la realidad a partir del objeto de deseo, así que éste se vuelve estrella en el firmamento que guía la seducción. Es justamente así como se debe ver la obra de Rigel Herrera, abrir los ojos sin velos de pudor y frustraciones, y permitir a la vista captar nuevos colores y texturas que esperan ser nombradas por el espectador. Adjetivos y títulos secretos que crean una alianza personal y sensorial, es la visita deseosa de la amante en una tarde calurosa.
Sus mujeres son el cliché de la sensualidad, pero no por ellos su función decae. Por el contrario, una vez que se asimila la obvia sexualidad de sus poses y vestimentas, se puede ver más allá y admirar el canto que ofrecen, pues
cada chica retratada espera que descubras su origen de sirena, sólo así puedes ser hipnotizado, a veces 61 la mortalmente, siempre indefinidamente. Lo que atrae de ellas es la posibilidad de su existencia, son
representación más fiel de los mitos posmodernos: desde la fantasía del aventurero que encuentra a la criatura mágica y la posee, pasando por la necesidad de crear y seguir una mitología creacionista para darle sentido a nuestra existencia, hasta el nuevo alcance de la realidad que vivimos y que nos pide a gritos reestructurar nuestras palabras, nuestras emociones, nuestros sentidos.
Limitar la obra de Rigel Herrera a una etiqueta erótica es el mayor de los problemas con el que se enfrenta esta artista. Por un lado, su obra sí necesita de la exposición sexual que exudan sus mujeres, pero por otro lado, el espectador no puede quedarse en esa superficialidad, no porque no exista sino porque el vértigo de ir más allá de la superficie es lo que da sentido a todo el proceso. Olvidándose del hiperrealismo para dar prioridad a lo posible, a lo que puede ser, lo que tal vez halles durante tu viaje. No importa ver a una mujer que puedas sacar del lienzo para besar, importa más observar con deseo un cuadro para mirar la realidad de manera distinta y dejarte seducir por ella.
Es justamente al abandonar el hiperrealismo que se da una mayor oportunidad de análisis. Al observar detenidamente un cuadro tan realista que se vuelve palpable, se vuelve un todo del que no hay escapatoria, ninguna de sus partes es independiente ni podría sobrevivir en soledad; sin embargo, el manejo de esta artista justamente permite una composición ideal en la que, si bien sí se está observando una escena específica y una pose perfectamente pensada para atraer, también existe el poder de cada objeto dentro del cuadro. Iniciando con el más obvio: la mujer como objeto de seducción que se finge presa fácil para lograr cazar al espectador; es ella la que
marca el ritmo de la composición, de ese baile exquisito gracias al resto de los objetos, como los espejos, los zapatos y, especialmente, la ropa.
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Ya lo explicaba Roland Barthes en Mitologías, el cuerpo desnudo ya no dice nada, la mujer expone, inquieta y seduce más cuando viste lencería; es la emoción del qué sucederá, de las mil revelaciones que su sostén guarda celosamente. Se trata de la constante excitación por el riesgo, y es que hay un poder ordenador en el encaje, fino velo que separa a la humanidad del agujero negro revelador del inicio y el final de todas las cosas, el secreto mejor guardado es el poder de la vagina.
Con todos estos principios, es natural que la obra de Rigel Herrera cause tanto conflicto cuando se expone. No es sencillo enfrentarse a tus deseos y menos cuando no puedes verlos a los ojos, pues ya en esta nueva etapa la artista ha decidió cubrir el rostro de sus mujeres, volviéndolas más misteriosas y atractivas, ¿me recuerda a alguien?, ¿qué haría yo con ella en mi cama? Es importante resaltar el esfuerzo por superar lo meramente pornográfico, no para llegar a un sentimentalismo moral, sino para superar las barreras de la sexualidad. Cada día hay más gente autoproclamándose asexual, bisexual, pansexual, etc., y es que por fin hemos llegado al momento en que los
nombramientos y etiquetas sexuales ya no alcanzan a definir nuestros deseos, que hoy pueden estar marcados por la necesidad de sexo duro con un extraño y mañana pueden depender de nuestros propios dedos exploradores.
La obra de Rigel Herrera es una buena oportunidad para fantasear y ver el resultado ahí mismo; se trata de darle una nueva definición a un orgasmo mental, para permitirle ser un nuevo éxtasis
que
no
se
desvanezca
tan
inmediatamente. Tenemos a plena vista el resultado de un orgasmo eléctrico que recorre brevemente nuestra espalda, pero cuyo sabor permanece bajo la lengua como droga que ilumina al mundo con una nueva paleta de colores y texturas, textura creada con los humores de los besos y la penetración, permite que todo se vuelva líquido, se transforme en mar infinito y déjate atraer por el canto mitológico de las sirena que sólo buscan un acompañante para esta noche.
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Rigel Herrera Nacida en Guadalajara en 1975. Su trabajo se ha expuesto en más de 80 muestras en museos y galerías de México. Entre sus exposiciones individuales están About Shoes (2008), Oda a las Nalgas (2005) y Shibumi (2013), y participó en la exposición colectiva
Catarsis
Cosmética
(2015). En el año 2000 fue galardonada con el Premio Italia por el Arte, en Florencia, Italia.
Quizá la primera y más repetida pregunta sería: ¿Por qué mujeres? Sí, es “la pregunta”, pero es el cuerpo que conozco y es el cuerpo que quiero entender. Con la belleza del hombre la verdad es que no he sido suficientemente capaz de encontrar un camino que no se vaya por el lado gay. Un hombre tremendamente bello, a la hora de representarlo plásticamente, siempre se me ha ido a la parte gay, que me parece bellísimo, pero yo no he tenido la capacidad de encontrar ese camino. Luego, las mujeres en posiciones de besitos y eso, se va también al lado homosexual, lésbico, que es una parte muy linda de la sexualidad femenina. Es tan natural, tan sutil, tan bello que no se va a la belleza agresiva de dos hombres hermosos. Puede ser que la sociedad, que no está acostumbrada y deberíamos acostumbrarnos mucho más al respeto homosexual, tiene tan permitido el asunto de que dos niñas se den un beso o de que dos mujeres
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se tomen de la mano, pero no algo así entre hombres. Tal vez si se tomara más natural, mi obra podría llegar a eso.
Con tu trabajo pienso en Jean Baudrillard y su término de la seducción y en ese momento en que la mujer sí es un objeto que atrae y el hombre como sujeto que tiene que alterar su realidad para permitirse atraer y tratar de alcanzar, porque en realidad no puede y de ahí la reversibilidad, a esta mujer. En apariencia son sumisas, están en ciertas poses, a veces atadas con sus propias prendas y atrapadas en un cuadro, de ahí no pueden salir. Exacto, sí he leído y releído toda la vida a Baudrillard. Con la nueva serie en la que trabajo, traigo la frase de “yo seré tu espejo no significa yo seré tu reflejo, sino yo seré tu ilusión”; esa es la que detonó la nueva serie. Yo no sé si la gente crea que llevo haciendo lo mismo todos estos años, pero siento que ahorita va por otro camino y tiene que ver mucho más con la seducción de la mirada, de la pincelada, de la pintura como tal, como materia; con ganas de sentarme horas a dibujar un peluchito que te va a seducir la vista. Antes me iba más por el hecho de que te seducía la belleza de la mujer, de eso ya no tengo nada más que decir. ¿Por eso tus nuevas “mujeres” tienen el rostro cubierto?
Sí, porque también está el hecho de que el poder de la publicidad te hace creer que tú puedes ser tal o cual persona. Y si hablamos de eso, sí hay una parte muy enferma en la que tú puedas reflejar tu rostro en una mujer así. Es una parte de cómo me trauma a mí de manera más personal, no porque a mí la búsqueda de la seducción plástica no sea personal, claro que estoy ahí, pero tengo otra parte muy oculta del trauma físico, de voltear a ver a todas las persona y decir: “soy pelirroja y de ojo verde, ¿por qué no mido 1.80 y peso 60 kilos?”. Ese es otro camino que sí llego a tocar en la obra, sí hay un dolor y hay ganas de tener un cuerpo que nunca voy a tener.
En este feminismo actual existe la idea de que la mujer toma control de su propio cuerpo. Me preguntaba si de alguna manera, al pintarlas, tú estás tomando posesión y control de esos otros cuerpos, que a su vez están actuando con seguridad de sus cuerpos.
Siempre he dicho que los quiero pintar como el retrato de Dorian Gray, a ver si algún día me convierto y ellas se van enfermando. También he pensado que mi pintura es la liberadora de mis deseos. Hay mil cosas que quieres hacer, y no necesariamente por limitantes o prejuicios no haces, pero a veces te satisface mucho más el pensamiento que la mera acción. Es más bonita la imaginación y eso me lo enseñó el Marqués de Sade cuando, después de haber leído todo, descubrí que lo que escribió fue en la cárcel y en realidad no realizó lo que estaba ahí. Eso a mí me da mucha más emoción.
¿Qué otras cosas te inspiran?
Yo leo todo lo que tenga que ver con sexo, si a las primeras tres páginas no hay violencia y rock and roll, ya no lo leí. Y pues he leído mucho a Luna, Ricardo Castillo, y de los clásicos, pues me gusta mucho releer, me encanta La trilogía de la Bella Durmiente de Anne Rice, leo eso y me vienen tres mil imágenes a la cabeza, pero me desespero de no tener una capacidad de producción artística masiva.
¿Usas modelos o todo sale de tu cabeza?
No, todo viene de páginas pornográficas y de revistas de publicidad. Hace mucho trabajaba con varias chavas, pero me desespero y me dan ganas de renunciar, es muy difícil combinar fotografía. Si trabajas con un fotógrafo, él ve una cosa y tú otra, y el resultado no es el mismo. Encuentro chavas, las cambio y las transformo, y eso es lo que me llena la cabeza.
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¿Cómo definirías tu estilo? Me encantaría que fuera erotismo, pero ahora estoy tratando de buscar esta parte del erotismo y sensualidad…tal vez de hasta encontrarle sexo a la pintura. Tal vez un posporno, pero hacia el lado técnico, en la pincelada. Hago muchos videos de cómo mezclo el óleo y yo me lo quiero comer, eso es lo que quiero que sientas cuando veas mi trabajo. Siempre me he preguntado por qué la gente pasa horas viendo El Nacimiento de Venus, ¿qué hace un cuadro para que una persona pase 15 minutos observándolo?, un porcentaje muy bajo sabrá qué significan los elementos del cuadro, y aún así llevan horas ahí. Quiero que observen mis cuadros de esa manera, y vean las tonalidades y noten que no son negros, por ejemplo.
Entrevista realizada por Claudia Cárthaigh.
*Caballerosidad Neil Gaiman Neil Gaiman empezó su carrera en Inglaterra como periodista. Sus primeros dos libros fueron biografías, el primero de Duran Duran que le tomó tres meses escribir. Gaiman dice de su primera etapa profesional: “Era demasiado agarrando una voz que ya existía para parodiarla”. A Neil Gaiman se le acredita el haber sido el creador de los cómics modernos, así como el ser un autor cuyo trabajo captura audiencias de todo tipo. El Diccionario de Biografía Literaria lo nombra como uno de los diez primeros escritores post modernistas aún vivos.
Traducción de este cuento por Diana Morales Morales
La señora Whitaker encontró el Santo Grial, estaba abajo de un abrigo de piel. Cada jueves por la tarde la señora Whitaker caminaba hacia la oficina de correos para recoger su pensión, aunque sus piernas no fueran ya lo que antes habían sido, y de regreso a casa se detenía en la tienda Oxfam para consentirse con alguna cosita pequeña. La tienda Oxfam vendía ropa vieja, adornillos, rarezas, tonterías, enormes cantidades de libros de pasta de papel, y todo eran donaciones; restos de posesiones de alguien más, cosas que salían de las casas de algún difunto. Todas las ganancias estaban destinadas a caridad. Los empleados de la tienda eran voluntarios. Esa tarde la voluntaria en turno era Marie, diecisiete, ligeramente pasada de peso, y vestida con un suéter viejo color morado que parecía haber salido de la misma tienda. Marie estaba sentada en una caja con una copia de la revista Mujer Moderna contestando el test “Descubre tu verdadera personalidad”. De vez en cuando se iba hasta la última página para checar los puntos asignados a una respuesta A), B), o C) antes de decidir cómo contestar a la pregunta. La señora Whitaker miraba sin nada específico en mente. Se dio cuenta que seguían sin vender la cobra de peluche. Ya tenía ahí seis meses, llena de polvo, ojos de vidrio mirando con malicia los estantes de ropa y vitrinas con porcelana astillada y juguetes maltratados. La señora Whitaker acarició su cabeza al pasar.
Escogió un par de novelas de Mills & Boon de un librero, Su alma relampagueante y Su turbulento corazón, 69una ambos por una módica cantidad- y consideró cuidadosamente comprar la botella vacía de Mateus Rosé con
pantalla decorativa antes de decidir que no tendría en donde ponerla. Movió un abrigo de piel en mal estado con olor a viejo. Debajo de él había un bastón y una copia con manchas de agua de Romance y Leyenda de la Caballerosidad de A.R. Hope Moncrieff; junto al libro, de su lado, estaba el Santo Grial. Tenía un papelito redondo en la base con el precio escrito: 30 peniques. La señora Whitaker levantó la polvosa copa plateada y la estudió a través de sus gruesos lentes. “Esto es bueno”, le dijo a Marie. Marie se encogió de hombros. “Se vería bien en una repisa” Marie se volvió a encoger de hombros. La señora Whitaker le dio 15 peniques a Marie, ella le dio 10 peniques de cambio y una bolsa en la que empacó los libros y el Santo Grial. Luego fue a la tienda de al lado, que era una carnicería, para comprarse un buen pedazo de hígado. Luego regresó a casa. El interior de la copa estaba cubierto por una capa gruesa de polvo rojizo. La señora Whitaker la lavó con mucho cuidado, la dejó remojar por una hora en agua tibia con un chorrito de vinagre. Luego la pulió hasta sacarle brillo y la puso en la repisa de la sala entre una figurilla de porcelana en forma de perro y una fotografía de su difunto esposo, Henry, en la playa de Frinton en 1953. Había tenido razón, sí se veía bien. A la hora de cenar preparó su hígado empanizado. Le supo muy bien. El día siguiente era viernes; la señora Whitaker y la señora Greenberg se alternaban para visitarse los viernes. Este era el turno de la señora Greenberg. Se sentaron en la sala a tomar té y comer macarrones. La señora Whitaker tomó su té con azúcar mientras que la señora Greenberg optó por edulcorante que siempre cargaba en el bolso. “Eso se ve lindo”, dijo la señora Greenberg señalando el Grial. “¿Qué es?” “Es el Santo Grial”, dijo la señora Whitaker. “Es la copa de la que bebió Jesús durante la Última Cena. Después, en la Crucifixión, sostuvo Su preciosa sangre cuando la espada del centurión perforaba su costado”. La señora Greenberg resolló. Era menuda y judía y no le agradaban las cosas antihigiénicas. “No es algo de lo que yo sepa”, dijo, “pero está muy linda. A nuestro Myron le dieron algo parecido cuando ganó el torneo de nado, solamente que tiene su nombre grabado en un costado”.
“¿Sigue con esa muchacha tan linda? ¿La peluquera?” “¿Bernice? Ah, sí. Están pensando en comprometerse”, dijo la señora Greenberg. “Qué bien”, dijo la señora Greenberg y tomó otro macarrón. La señora Greenberg horneaba sus propios macarrones y los llevaba a casa de la señora Whitaker cuando era su turno de visitarla; eran pequeños bizcochos de un café claro con almendras encima. Hablaron de Myron y Bernice, el sobrino de la señora Whitaker Ronald, y de la señora Perkins, amiga de ambas, que estaba en el hospital por su cadera, la pobre. Por la tarde la señora Greenberg se fue a casa y la señora Whitaker se preparó algo para comer, y, después de la comida, tomó su medicina; la blanca, la roja y dos pequeñas de color naranja. Alguien llamaba a la puerta. La señora Whitaker fue a ver quién era. Era un hombre joven con cabello a la altura del hombro, era tan claro que casi parecía blanco, llevaba puesta una armadura y un saco blanco. “Hola”, dijo él. “Hola”, dijo la señora Whitaker. “Estoy en una búsqueda”, dijo él. “Qué bien”, dijo la señora Whitaker de manera desinteresada. “¿Puedo pasar?” preguntó él. La señora Whitaker negó con la cabeza. “Perdón pero no creo”, le dijo. “Estoy buscando el Santo Grial”, le dijo el joven. “¿Está aquí?” “¿Tiene alguna identificación?” preguntó la señora Whitaker. Sabía que no era prudente dejar pasar a una persona no identificada a la casa de una mujer mayor, sobre todo viviendo sola. Se podrían llevar su bolso, o peor que eso. El joven se regresó por el jardín. Su caballo estaba amarrado a la reja del jardín de la señora Whitaker. El caballero buscó entre sus pertenencias y regresó a la entrada con un pergamino firmado por Arthur, rey de todos los británicos. El joven se llamaba Galaad. La señora Whitaker asintió. Había esperado ver un pedazo de plástico con una foto, pero esto era mucho más impresionante. “Supongo que será mejor dejarlo entrar”, le dijo. Se metieron a la cocina. Le preparó a Galaad una taza de té y luego se fueron a la sala.
Galaad vio el Santo Grial en la repisa y apoyó una rodilla en el piso. “Realmente es el Santo Grial” dijo casi en un murmullo. Colocó cuidadosamente la taza en la alfombra y parpadeó rápidamente varias veces como71para evitar llorar. Agachó la cabeza para decir una oración en silencio. Galaad se volvió a levantar y le dijo a la señora Whitaker. “Buena mujer, guardiana del sanctasanctórum, permítame partir de este lugar con el Cáliz Bendito, y que mis viajes lleguen a su fin”. “¿Cómo dijo?” dijo la señora Whitaker. Galaad caminó hacia ella y tomó sus manos viejas en las de él. “Mi búsqueda terminó”, le dijo. “El Santo Grial por fin está a mi alcance”. La señora Whitaker apretó los labios. “¿Podría levantar su taza del piso, por favor?” le dijo. Galaad la recogió arrepentido. “No, no lo creo”, le dijo la señora Whitaker. “Me gusta tenerla ahí. Se siente bien tenerla entre el perro y Henry.” “¿Es oro lo que necesita? ¿Es eso? Mujer, yo le puedo traer oro...” “No”, le contestó. “No quiero nada de oro, gracias. Simplemente no estoy interesada.” Llevó a Galaad hacia la puerta. “Gusto en conocerlo”, le dijo. La señora Whitaker lo vio cabalgar por la calle hasta desaparecer de su vista y luego regresó a su casa. El fin de semana estuvo tranquilo. El sábado la señora Whitaker tomó el autobús hacia Maresfield para visitar a su sobrino Ronald, su esposa Euphonia, y a sus hijas Clarissa y Dillian. Les llevó un pastel que ella misma había horneado. El domingo por la mañana la señora Whitaker fue a la iglesia. Su iglesia local era St. James the Less, la cual tenía un mensaje demasiado “no pienses en esto como una iglesia sino como un lugar al que la gente viene a pasar el tiempo y sentirse bien” para su gusto pero le caía bien el pastor cuando no se ponía a tocar la guitarra.
Después de la misa pensó en mencionarle que había encontrado el Santo Grial y que lo tenía en una repisa en su sala pero al final decidió no hacerlo. La mañana del lunes la señora Whitaker estaba trabajando en su jardín. Tenía una pequeña hortaliza de la que estaba muy orgullosa. Estaba de rodillas, con unos gruesos guantes verdes de jardinería arrancando la hierba mala y poniéndola en una bolsa de plástico.
Cortaba algunas cosas que necesitaba para una ensalada cuando escuchó que alguien tosía detrás de ella. Galaad estaba ahí parado, alto y bien parecido, su armadura brillaba bajo el sol de la mañana. Sostenía un paquete envuelto en cuero. “He regresado”, dijo. “Hola”, dijo la señora Whitaker. Se levantó muy lentamente y se quitó sus guantes de jardinería. “Bien”, le dijo, “ahora que ya estás aquí más vale que hagas algo útil”. Le dio la bolsa que había llenado de hierba mala para que la tirara. Y él lo hizo. Luego ambos se dirigieron a la cocina. “¿Té o limonada?” le preguntó. “Lo que sea que usted tome”, contestó Galaad. La señora Whitaker sacó del refrigerador una jarra de su limonada casera y mandó a Galaad a recoger unas hojas de menta. Cuando regresó las lavó cuidadosamente y las puso en dos vasos altos, luego sirvió la limonada. “¿Tu caballo está afuera?” le preguntó. “Ah, sí. Su nombre es Grizzel”. “Y supongo que has venido desde lejos”: “Desde muy lejos”. “Ya veo”, dijo la señora Whitaker. Tomó un tazón de plástico y lo llenó con agua. Galaad se lo llevó a Grizzel. Esperó a que se terminara el agua para regresarle el recipiente a la señora Whitaker. “Bueno,” dijo la señora Whitaker, “supongo que sigues queriendo el Grial”. “Ciertamente sigo queriendo el Grial”, dijo él. Levantó del suelo el paquete de cuero, lo colocó sobre la mesa y lo desenvolvió. “A cambio de él le ofrezco esto”. Era una espada, su hoja era casi de un metro. Tenía palabras y símbolos trazados de manera elegante a lo largo de hoja, también tenía toques de plata y oro y una gran joya en el mango. “Es muy linda”, dijo la señora Whitaker, dubitativa. “Esta”, dijo Galaad, “es la espada Balmung forjada por Wayland Smith durante el comienzo de los tiempos. La otra parte del juego es Flamberge. Quien la use será inconquistable en la guerra, e invencible en la batalla. Quien la use será incapaz de cometer algún acto innoble o cobarde. En el mango está la sardónice Bircone, que protege al poseedor de ser envenenado por vino o cerveza, y de la traición de amistades”.
La señora Whitaker miró la espada. “Debe ser muy filosa”, dijo después de un rato. 73
“Podría rebanar un solo cabello en partes iguales. No, puede rebanar un rayo del sol”, dijo Galaad lleno de orgullo. “Bueno, pues, será mejor que la guardes”, dijo la señora Whitaker. “¿No la desea?” Dijo Galaad decepcionado. “No, gracias”, dijo la señora Whitaker. Se imaginó que a su difunto esposo, Henry, le habría gustado mucho. La habría colgado en su estudio junto a ese pez que pescó en Escocia y que enseñaba a sus visitas. Galaad volvió a envolver la espada y se sentó ahí desconsolado. La señora Whitaker le preparó sándwiches de pepino con queso crema para su viaje que envolvió con papel aluminio. Le dio una manzana para Grizzel. Galaad parecía estar muy conforme con ambas cosas. Ella se despidió de ambos. Durante la tarde tomó el autobús hacia el hospital para ver a la señora Perkins, que seguía mal de su cadera, la inocente. La señora Whitaker le llevó algo de su fruitcake casero. En la noche vio la televisión un rato y se fue a dormir temprano. El cartero llamó a la puerta el martes. La señora Whitaker estaba en los cuartos de arriba limpiando un poco y arreglando, caminaba tan cuidadosa y lentamente que no le dio tiempo de llegar abajo a tiempo para abrirle. El cartero le había dejado una nota diciendo que le había llevado un paquete pero que no había habido nadie que lo recibiera. La señora Whitaker suspiró. Guardó la nota en su bolso y salió hacia la oficina de correos. El paquete era de su sobrina Shirelle de Sydney, Australia. Eran fotos de su esposo, Wallace, y sus dos hijas, Dixie y Violet, y una concha de mar envuelta en algodón. La señora Whitaker tenía una variedad de conchas que usaba para adornar su recámara. Su favorita tenía pintado un paisaje de las Bahamas. Había sido un regalo de su hermana, Ethel, que había muerto en 1983. Guardó las cosas y, como estaba en el área, decidió pasar por la tienda Oxfam antes de ir a casa. “¿Qué tal, señora W?”, dijo Marie. La señora Whitaker la miró fijamente. Marie estaba usando lápiz labial y una falda que le quedaba muy bien y, aunque probablemente ese lápiz labial no era el tono más favorecedor en ella ni estaba tan bien aplicado, pensó que era una gran mejora. “Hola, nena”, dijo la señora Whitaker.
“La semana pasada llegó un hombre preguntando por esa cosa que se compró. La cosita esa de metal. Yo le dije donde vivía. No le importa, ¿verdad?” “No, nena”, dijo la señora Whitaker. “Dio conmigo”. “Estaba muy guapo. Muy, muy guapo”, suspiró Marie. “Es mi tipo. Además tenía un enorme caballo blanco y todo”, concluyó Marie. También se estaba parando más derecha, notó con aprobación la señora Whitaker. La señora Whitaker encontró en el librero otra novela de Mills & Boon, Su pasión majestuosa, aunque todavía no terminara de leer los otros dos que se había llevado la vez anterior. Levantó la copia de Romance y Leyenda de la Caballerosidad y la hojeó. Olía a moho. Tenía escrito EX LIBRIS FISHER en tinta roja hasta arriba de la primera página. Lo regresó a su lugar. Cuando llegó a su casa Galaad la estaba esperando. Paseaba a los niños del vecindario en Grizzel, recorriendo toda la calle y de regreso. “Qué bueno que estés aquí”, le dijo la señora Whitaker. “Necesito mover unas cosas”. Lo llevó hacia uno de los cuartos de arriba. Él la ayudó moviendo todas las maletas viejas para poder pasar al armario hasta el fondo del cuarto. Había mucho polvo. La señora Whitaker lo mantuvo ahí durante el resto de la tarde mientras ella sacudía todo lo demás. Platicaron un poco mientras ella seguía sacudiendo y arreglando cosas. La señora Whitaker le contó sobre su difunto esposo, Henry, y de cómo el seguro de vida se había encargado de liquidar el pago de su casa; y de cómo ella tenía todas esas cosas y nadie a quien dejárselas, nadie más que a Ronald pero a su esposa sólo le gustaban las cosas modernas. Le contó de cómo había conocido a Henry durante la guerra, y de cómo se habían ido a Londres donde ella había tenido su primer trago de vino. Galaad le contó sobre su madre Elaine, su abuelo King Pelles y su juventud en el Castillo de Bliant; y sobre su padre a quien conocía como “Le Chevalier Mal Fet”; quien estaba completamente loco, más o menos, y que en realidad era Lancelot du Lac, el mayor de los caballeros; también le contó cuando era un escudero joven en Camelot. A las cinco de la tarde la señora Whitaker observó el cuarto y decidió que aprobaba el resultado; abrió la ventana para dejar entrar el aire, y luego bajaron a la cocina para tomar algo de té. Galaad se sentó a la mesa y sacó una piedra blanca y redonda.
“Mi señora”, dijo, “esto es para usted, y usted me dará el Santo Grial.” 75
La señora Whitaker levantó la piedra y la vio a contraluz. Era de un tono lechoso traslúcido con rastros pequeños de plata brillante. Estaba reluciente bajo el sol del atardecer. Se sentía cálida. Mientras la sostenía, una sensación extraña se apoderó de ella. En lo profundo sentía calma y algo de paz. Serenidad, esa era la palabra, se sentía serena. Volvió a poner la piedra sobre la mesa a regañadientes. “Es muy linda”, dijo ella. “Esa es la Piedra de los Filósofos, la que nuestro antepasado Noah colgó en el Arca para brindar luz cuando no la hubiera; puede transformar metales básicos en oro; y tiene otras propiedades”, Galaad le dijo enorgullecido. “Y eso no es todo. Hay más. Tome esto.” De su bolsa sacó un huevo que le dio a la señora Whitaker. Era del mismo tamaño que un huevo de ganso y era de un color negro brillante, combinado con magenta y blanco. Cuando la señora Whitaker lo tomó se le erizaron los vellos del cuello. La sensación que ahora la invadía era de incontenible libertad. A lo lejos escuchó el ruido de fuego y por un momento se sintió en la cima del mundo, como si volara con alas hechas de fuego. Puso el huevo junto a la Piedra de los Filósofos. “Ese es el Huevo del Fénix”, dijo Galaad. “Viene desde la lejana Araby. Algún día renacerá manifestándose en la misma Ave Fénix; y cuando llegue el momento, el ave construirá un nido de fuego, pondrá sus huevos y morirá para renacer como flama en una era posterior del mundo.” “Eso pensé que era”, dijo la señora Whitaker. “Y, por último, mi señora”, dijo Galaad, “le he traído esto.” De su bolsa de piel sacó una manzana hecha de un solo rubí, con un tallo de ámbar. La levantó un poco temerosa. Se sentía engañosamente suave. Sus dedos la mallugaron y jugo del mismo color del rubí salió de ella. La cocina se llenó de un olor a frutas veraniegas y en la distancia escuchó música flotando en el aire y voces que se elevaban en cantos. “Es una de las manzanas de Hespérides”, dijo Galaad. “Una mordida de ella podría curar cualquier enfermedad, malestar o herida, sin importar la profundidad; una segunda mordida recupera la juventud y belleza; y la tercer mordida se dice que otorga vida eterna.” La señora Whitaker lamió el jugo que escurría de su mano. Sabía a vino fino.
Por un momento recordó todo, cómo se sentía ser joven: tener un cuerpo firme y delgado y poder hacer lo que fuera con él como correr por el simple gusto de correr de manera no propia de una dama; recibir sonrisas de los hombres sólo por ser ella y ser feliz. La señora Whitaker miró al Señor Galaad, el más atractivo de los caballeros, noble y justo, sentado en su pequeña cocina. Le faltó el aliento. “Y eso es todo lo que le he traído”, dijo Galaad. “Y no fue nada fácil conseguirlos.” La señora Whitaker puso la fruta en la mesa de su cocina. Miró la Piedra de los Filósofos, el Huevo del Fénix y la Manzana de la Vida. Luego caminó hacia la sala y miró la repisa, vio la figurilla, el Santo Grial y la fotografía de su difunto esposo Henry sin camisa, en blanco y negro, comiendo un helado hace casi cuarenta años atrás. Regresó a la cocina. La tetera había empezado a silbar. Sirvió los tés y dirigiéndose a Galaad le dijo con firmeza “guarda esa manzana; no deberías de ofrecerle cosas así a mujeres de edad, no es apropiado.” Después hizo una pausa. “Pero aceptaré las otras dos cosas”, continuó. “Se verán bien en mi repisa.” A Galaad le dio mucho gusto. Guardó la manzana en su morral de piel, se arrodilló y le besó la mano a la señora Whitaker. “Ya, suficiente de eso,” dijo la señora Whitaker. Tomaron el té en silencio y cuando terminaron Galaad tomó el Grial. La señora Whitaker tomó el huevo y la piedra y los acomodó en el lugar que había ocupado el Santo Grial. “Quedan muy bien ahí”, dijo la señora Whitaker. “Sí,” Galaad estuvo de acuerdo. “Se ven muy bien.” “¿Puedo darte algo de comer antes de que te vayas?” preguntó ella. Él negó con la cabeza. “Un poco de fruitcake”, dijo ella, “puede que ahorita creas que no lo quieres pero me lo agradecerás en unas horas. Y tal vez deberías pasar al baño. Dame eso para que te lo envuelva.” Lo llevó al baño de visitas al final del pasillo y regresó a la cocina con el Santo Grial en la mano. Tenía en la despensa restos de papel navideño y envolvió el Grial en él. Luego cortó un pedazo generoso de su fruitcake y lo puso en una bolsa de papel junto con un plátano y una rebanada de queso procesado en aluminio.
Galaad salió del baño y ella le dio la bolsa de papel y el Santo Grial. Luego se paró de puntitas y le besó las 77
mejillas. “Eres un buen muchacho”, dijo ella. “Cuídate.”
Él la abrazó y ella lo acompañó a la puerta trasera. Se sirvió otra taza de té y derramó sus lágrimas en un pañuelo. El miércoles la señora Whitaker no salió en todo el día. El jueves fue a la oficina de correos para recoger su pensión. Luego se detuvo en la tienda Oxfam. La mujer en turno era nueva. “¿Dónde está Marie?” preguntó la señora Whitaker. La mujer se encogió de hombros. “Se escapó con un muchacho”, dijo. “Se fueron a caballo.” “Ah,” dijo la señora Whitaker, “me alegro que se haya encontrado a un muchacho decente.” “Bien por ella, tal vez,” contestó la mujer, “pero habemos algunos que tenemos otras cosas que hacer.” La señora Whitaker encontró en un estante hasta atrás de la tienda un viejo contenedor plateado empañado con una boca larga. Su precio, según la etiqueta, decía que era de sesenta peniques. Tenía la forma de una tetera aplanada. Escogió una novela de Mills & Boone que no había leído antes. Se llamaba Su amor excepcional. Llevó el libro y el contenedor plateado a la cajera. “Sesenta y cinco peniques, querida”, le dijo levantando el contenedor para verlo detalladamente. “Que antigüedad más chistosa, ¿no? Llegó en la mañana.” Tenía un grabado en símbolos chinos y una agarradera elegante. “Una especie de lata de aceite, supongo.” “No, no es una lata de aceite,” dijo la señora Whitaker, quien sabía exactamente lo que era. “Es una lámpara.” Había un anillo pequeño y sin adornos atado a la agarradera de la lámpara. “Pensándolo bien,” dijo la señora Whitaker, “sólo me voy a llevar el libro.” Pagó sus cinco peniques por la novela y regresó la lámpara al mismo lugar de donde la había tomado, hasta el fondo de la tienda. Después de todo, la señora Whitaker reflexionó mientras caminaba a casa, no sabría dónde ponerla. *Traducción inglés-español por Diana Morales Morales. © 1998 por Neil Gaiman. Todos los derechos reservados.
Flores blancas AcrĂlico y gouache sobre tela 50 x 50 cm
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*Josefina
Por Salvador Castañeda
Entró y salió de la multitud del mercado. Cerca de las doce el calor está detenido. En su travesía trochó la Avenida Chimalhuacán, se metió por la Calle 4 hasta su casa, subió por una escalera al parecer tallada sobre la piedra a la entrada de una Caverna. Abrió la puerta de tablones mal cortados, de bisagras resecas, y un espacio de paredes y piso sin trabajar la recibió con modestia. Al frente, como un objeto extraño salido de lo irregular de la superficie medio calcárea, un cuadro de perímetros de Nogal, resguarda tras un vidrio mosqueado el Título de profesionista con una foto ovalada que ya poco tiene que ver con el original. La maestra Josefina, se graduó en la Normal de la Región lagunera en Torreón. Luego de años de escuelas en la sierra de varios Estados llegó a Nezahualcóyotl e impartió clases en los sitios menos esperados; a pleno sol, en los terregales y tolvaneras, en espacios anegados; sin más salario que la cooperación voluntaria –en los primeros tiempos de aquella comunidad, los más difíciles- de los padres de los alumnos, sin gises a veces, sin pizarrón otras, escribiendo en las paredes encima de brochazos de pintura negra y un andrajo de Jerga por borrador. Sacó los nopales del enredo en un periódico de fecha pasada que desplegó sobre la mesa armada con pedacería de madera unida con desproporcionados clavos cabezones. Primero de ir a la marcha dejaría la comida preparada; nopales hervidos pasados por agua varias veces para dejarlos sin baba, orégano, vinagre, cilantro picado, cebolla, frito chile de árbol y queso espolvoreado, tallarines y un altero de tortillas. Terminó. Al envolver las espinas alcanzó a ver, en una de las fotos del diario, perros de ataque que se abalanzaban enfurecidos. Esta imagen le produce una rabia más fuerte que la de los animales. Ve en otras a los perros con su policía cada uno, los caballos, los escudos de acrílico, los chalecos, los garrotes, y era como estar otra vez en las marchas, en el plantón, escuchar la algarabía, las consignas; como si leyera las mantas y estuviera en la Mesa de negociaciones, con sueño, cansancio, hambre, y el temor constante de que se eche a caminar el dispositivo para levantar el paro a la fuerza.
Son las dos de la tarde del Día del Maestro, y está hospitalizada; escucha quejidos y súplicas contra el dolor, una clase de demanda sin efecto de tan oída por las enfermeras del Sanatorio; pareciera que ahí nadie más que ella escucha. En la cama, sobre las sábanas blancas y la almohada bajo un pie, que le alivia el dolor del fractura del Calcáneo –que la maestra imagina un hueso reseco, solitario, desmoronándose por el viento y la lluvia-, mira hacia arriba el suero; un cristal líquido que gotea apático, sin prisas, bajando por cuenta gotas por la tripa de hule transparente que se le prolonga de una de la venas de la mano de donde sale. Hay sangre seca sobre los parches de tela adhesiva. Se duele del golpe en la columna, siente un dolor empalmado entre las vértebras que amortiguaron 50 kilos desde cuatro metros sobre el cemento. Al ver la botella observa las burbujas y experimenta un vértigo que, sin advertirlo, la mete nuevamente al instante brevísimo de la caída; una fracción de tiempo en el espacio durante el que se sintió realmente libre, una sensación que nunca antes imaginó siquiera: libre en la víspera de la muerte. No fue necesario más para tomarle verdadero sentido a la vida; un extraño placer que terminó de golpe con un grito del cuerpo contra el suelo. No se explica cómo pero un algo intangible que ni tiempo le dio para la reflexión, la llevaba por la Cornisa de la casa en el segundo piso –todavía con tramos de varilla como retoños salidos del concreto. Se le veía extraña dando vuelta por el rectángulo, y más insólito resultaba verla empuñando un alargado cuchillo, y en la otra mano una penca de nopal.
*Relato inédito de Salvador Castañeda
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Dionisio AcrĂlico sobre papel 46 x 32 cm
Nuestras caras fuera de los bares
Por Joaquín Filio
De donde venimos el tren va muy rápido, nunca se detiene. El aire ruge y lastima los ojos, araña los labios. Yo todavía los traigo rotos, mire… Parece que son de piedra o de polvo. A veces los siento quebrarse y me da miedo que se huyan mis palabras, luego ¿cómo le hago?... Ándele, dos por veinte pesos. Una caridad, señor. Compre una rosa para su novia. Cómprele un juguete a sus hijos, lleve un dulce, o una pulsera, señor. Aquí le damos el cigarro, le regalamos un poema. Aquí le vendemos el recuerdito. Si no me compra a mí, cómpreselo a mis hermanos. Los puede encontrar debajo de la ventana de los camiones, a lado de su mesa en los restaurantes, en las ferias, en los vía crucis. Puede ver nuestras caras fuera de los bares, en las orillas de las playas, en los parques cuando hay fiesta o cuando no, porque en ocasiones una banquita es suficiente cama y una torta suficiente abrazo. Somos tres, mi hermanita Lupe “la chillona”, Luis “el grande” y yo. Al otro se lo llevó el robachicos. Todavía ni hablaba. Pero no importa, entre nosotros nos repartimos la miseria y le ayudamos a mamá. Bueno, no es nuestra mamá, ni ellos mis hermanos, pero estamos juntos y así aguantamos el hambre que aprieta bien feo. Se ve que usted es buena persona, igual a la gente que reza en la capilla. Porque cuando nos ven sentados en la entrada, durmiendo con la canasta entre brazos, ayudan. Nos dan para el refresco o para la torta. Sale el gasto, aunque si te cacha el padre ¡aguas! Sus manos muerden, jalan del pelo en la calles. No importa que los ojos de la gente volteen, porque esas manos son como las de Dios o como las de abuela, pero más duras. Después te arrojan a un cuarto donde hay otras Lupes y otros Luises, igual de chillones, igual de asustados. Aunque hay algunos que no hacen ruido. Esos parece que nacieron ahí y ahí mismo van a hacerse viejos. Luego serán como Doña Juana, la gritona de los elotes, o como el robachicos.
El cuarto es grande y oscuro. 83
Tan grande que cuando llega la luna y las sombras parecen fantasmas, los ojos no alcanzan a ver dónde comienza y dónde termina. Sientes soledad pero no es así: el pecado siempre acompaña. Primero es un zumbido en la cabeza, luego se sale por los oídos, por los ojos. Se convierte en una mano. ¡Pum! los botones deshacen. ¡Mocos! se rompió un diente o un hueso. ¡Zas! los dedos parecen culebras sobre tus nalgas. Mejor ni hables si no el Padre acusa, se lo cuenta a Diosito y ahí sí no hay nadie que te salve: Dios es el único policía justo. Hágame caso, señor. Estamos acostumbrados a ser invisibles; jugamos a las escondidas con el pan, mientras los policías juegan a encontrar a nuestras madres. Ellas se esconden y, a veces, cuando no pueden seguir escondiéndose y deben salir del cerro o del refugio, se las llevan. Si da de buenas las regresan, pero parece que se hubieran echado encima un cubo de sangre o como si se hubiesen tropezado del cerro. Sus rostros están manchados de tristeza y enojo. Luego se desquitan… Hay que correr porque si nos alcanzan. Duele en los brazos, duele en los moretones de las piernas y ya luego ni podemos dormir del charco de lágrimas en que nos acostamos, ni de la tragadera de miedo. Queremos mucho a mamá desde que nos esperaba con cobijas; ese día nos encontró solos, cansados, con la espalda hecha un nudo. Nos encontró cuando saltamos del tren. A mí me dolían las rodillas y las manos. Extrañaba mucho a la abuela: recuerdo cuando me encomendó a los brazos huesudos de los señores malos, los señores dientes de oro, que traían la espalda garabateada y llena de cicatrices. Ya no le molesto, ni le quito más tiempo. Antes de marcharse lleve este relicario, señor, para que cuando llegue a su tierra y pasen años, recuerde que vino alguna vez al pueblo de los niños y los trenes. ‘Ora que si no va a querer un pedacito de nostalgia, si no gusta sacarnos tantito de nuestra pobreza, pues vaya usted y su novia, la güera, y sus hijos, todos, a chingar a su madre.
Leda delirio AcrĂlico y gouache sobre papel 57 x 74 cm
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¿Acaso crees que no puedo sola?
Por Jesús Ramírez
Para Lizzeth
Ella se queda ahí, frente a la calle, esperando a cruzar. Comenta que si muriera ahora, no la extrañaría, que me olvidaría y que seguro no tendría ni un poco de remordimiento por dejarla cruzar sin tomarla de la mano. Pero yo la conozco, sé que no le gusta que la tomen de la mano ni que le ayuden a cruzar la calle. Entonces me dice que no tengo ni un poquito de corazón y antes de que el semáforo cambie, ella ya está del otro lado, caminando, con los brazos cruzados y yo, detrás de ella, diciendo que no es así, que por supuesto le guardaría luto, que incluso me compraría uno de esos trajes negros que no me gustan para nada. Se detiene, voltea y suelta un: “¿En serio harías eso por mí?”, y me abraza. La tomo de la mano, y, aunque ella siempre llega tarde, yo nunca digo nada. Nada. Es porque es absorbida por el espacio-tiempo. ¿Qué pasaría si yo llegara tarde? Me pregunto. Más allá, un payaso, de esos que son inclusivos con el público, le pregunta por el novio. El payaso grita que es un bonito espécimen, y la gente se tira a reír. Pero yo no digo nada, porque, aunque ella se ría, a mí me gusta verla reír. Sí, yo creo que ella es la mujer adecuada, pero nunca se lo digo. Cuando me ve, me dice que estoy mal, que con mucha barba, que con poca barba, y que esas ojeras me hacen parecer un panda. Y ella, con esas blusas color obscuro que siempre usa, se ve de lo lindo. ¿Y, tú qué piensas del amor? Me pregunta. ¿Sería bueno vivir en unión libre?, sabes, es que yo lo que quiero es casarme algún día. A mí lo que me gusta es responder con frases de Platón, pero ella al final siempre termina ganando. Por supuesto, por supuesto que puedo recibir sus golpes señorita. Deme uno justo al corazón, que no hay problema. Al final del día, después de platicar un poco sobre nosotros, de observar a niños jugar en las fuentes públicas, y la interrupción de cuatro señores queriendo vender rosas, nos ponemos de pie para irnos. Caminamos y la tomé de la mano al cruzar. ¿Acaso crees que no puedo hacerlo sola? Me grita. Y cruza antes de que el semáforo cambie de color.
Eva Rebelde Ă“leo sobre tela 80 x 60 cm
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Nevado Por Gabriela Quintana Ayala
Cada mañana abría su cortina y sentía la amenaza acechante. Los días que quemaba el sol, lo miraba lejano, se tornaba yermo. La lluvia alteraba su ladera, verde y terrosa, olía a muerte. Un día tenía nieve y otro no. La espuma blanca de la cima le ayudaba a apaciguar su zozobra. Cuando lo veía exhalar humo blanco iba deprisa al supermercado a comprar latas de comida para tres meses. Pensaba que este instinto le salvaría la vida en caso de explosión.
Detrás de la ventana, una tarde, vio nubes de humo negro como bombones de chocolate oscurecer el horizonte, flotaban como pintando el viento alrededor del cráter. Momentos más tarde hizo una pequeña erupción de rocas y material ardiente. Sintió su pecho encogerse mientras veía unas líneas como ríos de lava cicatrizarse a pocos metros de la cúspide. Puso su mano arrugada en el cristal y el vaho de su boca fue cubriendo la vista. Los minutos se contaban con los centímetros de lodo descendiente. El fin estaba cerca. Se dirigió a la cocina y revisó sus provisiones, solo quedaba una lata. Guardó sus documentos con algunas llaves en una bolsa de plástico, arregló su casa y se vistió con sus mejores ropas. Caminó hacia su despacho a paso lento. Desde el umbral miró el estante lleno de libros, algunos cuadros, y se dejó caer en su silla de cuero. El ruido de los pájaros arremolinados en los árboles de su jardín lo sacó del silencio. Encendió un habano y dibujó con una bocanada los mismos bombones de chocolate por encima de su escritorio. Sacó la bestia negra del cajón y la dejó en la mesa. Acarició su frialdad mientras seguía exhalando al mismo ritmo de aquella amenaza. Cargada, la sostuvo firme en su sien. El estruendo hizo retumbar las paredes. Los pájaros callaron. La tierra se movió bajo sus pies. Tres horas más tarde, el Popocatépetl se enmudeció por varias décadas.
Zurcido de PersĂŠfone AcrĂlico sobre tela sobre madera 70 x 80 cm
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Las gemelas Urrutia Por Gonzalo Zuloaga
“Hola nene de turno, seguramente no nos volveremos a ver. No había nadie que te cuidara esta noche, igual que a nosotras. ¿Me pasarías la panera, por favor?”. Bastó ver a las gemelitas Urrutia una primera y única vez para poder distinguirlas. Una era mala, aunque las caras fueran iguales. La profecía de los gemelos del mundo: el peor siempre se hace notar primero, por más sutil que sea la mirada. Bárbara Urrutia, Bernarda Urrutia. Compartían hasta las iniciales junto con la hermana mayor de ambas, Betina Urrutia. Las tres tenían Uma como segundo nombre, era tradición. Las Urrutia eran BUU al cubo, eran fantasmagóricas, su madre no tanto. Yo era sólo un niño atemorizado de enterito azul francia. Ellas parecían dos institutrices inglesas de trenzas eternas, en blanco y negro, pálidas de ojos solitarios. Me observaban detenidamente con ojeras malhumoradas, ejercían poder de niñas mayores de clase alta, me intimidaban. Muy altas, sus medibachas blancas, me las confundía con la piel. Las guillerminas lustradas, un espejo. No decían malas palabras, fumaban a escondidas, se enamoraban de chicos ricos que ya iban al secundario. Adelantadas adineradas, conocían disney pero odiaban a mickey, preferían salir a cabalgar por el bosque el domingo, cantar canciones de misa, amasar ñoquis. Creían en el matrimonio, la virginidad, estaban detenidas en el tiempo. Los fines de semana jugaban mudas al sapo tragamonedas en el quincho. Seguro vivían en una mansión, llena de sótanos y altillos, pero igual compartían habitación. No se despegaban una de la otra. Vestían en composé de colores primarios, cuando la ocasión era informal, en primaveras de picnics con bizcochuelos caseros y nesquik. Las gemelitas no pedían milanesas con puré en el restaurant; comían platos elaborados, con tinta de calamar y salsas para adultos. Eran bellas. Yo me quería casar con las dos a la vez, nadar en su piscina, espiarlas bañarse en el vestuario, lampiñas, suaves, frágiles. Sus modales en la mesa, impecables. Tomaban de distintas copas, parecían reconocerlas, se movían al unísono. Me daban miedo, por eso me gustaron desde el minuto que las vi en el hall del restaurant, antes de que se acercaran tanto. Quería amarlas, que me hicieran sufrir. Místicas, refinadas pero no estiradas. Jugaba a adivinarlas en las largas cenas. Siempre las atesoraré como algo especial, a pesar de todo, de la nada que seríamos. Bernardita tenía razón, fuimos sólo funcionales a una cita. En definitiva era una cena
más para mí. Ellas, otra especie para mi interminable colección: “La lista de hijas de las novias nuevas de papá”. Pobres gemelas Urrutia, aunque parezcan una, este nene de turno ya no puede encariñarse con ninguna media hermana más.
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Joven con aretes AcrĂlico sobre papel 32 x 22 cm
Utopías
Por Linda Nayeli Tanahirí García Bueno
17 de Septiembre de 2013. Wells Loewen, Denaly. 17 años de edad. Padece un trastorno de personalidad esquizofrénica. Diagnosticado al cumplir 15. Hoy es uno de ésos días en los que pienso demasiado, quizá con más frecuencia que los otros días, quizá con más intensidad que en el tiempo en que me gusta pensar a conciencia. La inconsciencia me limita. Debo pensar más. Debo imaginar más. Debo sentir que pienso. Los médicos a los que Greslyn y Bossie me llevan con frecuencia, dicen que tengo un trastorno esquizoide, esquizotípico o esquizofrenia, no lo sé; no me interesa. No me siento enferma. Mi cabeza funciona bien. Estoy bien, de verdad. Ayer, me visitó Dorian Gray, su piel sonrosada me hizo sentir demasiado pálida, sus ojos como el azul del cielo me decían que algo iba mal, entreabrió sus labios carmesíes, pero no profirió sonido alguno; y desapareció. Ha venido constantemente, me parece que los últimos 7 meses; y siempre ocurre lo mismo; emerge, miro su piel y sus ojos zafiros y se esfuma; en su mirar percibo incertidumbre o recelo, en sus labios, alerta. La lucidez con la que sus ojos centellean en la oscuridad de la noche me hace sentir frenética; me mantengo inmersa en cada uno de sus actos siempre monótonos. Dejó su retrato en mi habitación, el hermoso retrato que su amigo Basil Hallward había pintado, pero; no hay ningún tipo de rostro, nada sobre el lienzo en lo que debería estar. Totalmente en blanco… Tenía 4 años, y me encontraba en el llamado “jardín de niños”, pienso que es un nombre bobo. Por qué no sólo lo llaman escuela, en que unos “maestros” tratan de hacer que se comporten unos “bebés”; que pinten circulitos y líneas retorcidas en sus libretas. Mientras ellos, descubrían sus manos con eso, yo leía psicología. ¿Qué cómo podría yo, leer tan pequeña, un libro bastante grande de psicología? Sólo comencé a hacerlo. Entendía las letras y lo que se decían en ellas, mientras los otros, seguían con su inspirador aprendizaje.
Ahora, que ya no me intriga saber lo que es el psique, puedo estar segura de que no estoy enferma. Sólo sé más. Y eso que dice el médico, ni siquiera son enfermedades…
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13 de Noviembre 2012. Estaba en un lugar diferente; de eso estaba segura. Lo sentía en la atmósfera. Había una luz exorbitante, era brillante, cegadora, perturbadora, escuchaba sonidos diferentes; lo que lo hacía espeluznante y desesperante. Percibía un pitido, breve, se repetía y no paraba, sabía que si abría los ojos me quedaría ciega. Era demasiada luz. Y no lo hice. Había un goteo, el retumbo era distante, un eco horrible. Las sábanas estaban heladas, como cuando tomas ropa del clóset a primera hora de la mañana, no era suave, lo sabía porque moví mis dedos para comprobar que seguían ahí, sentí rigidez y me pareció bastante incongruente. Algo no encajaba. Mi cama invariablemente era suave, no entendía por qué aquella no podía ser igual. No me resignaría a su aterradora textura. Me sentía ligera. Escuchaba pulmones respirar, corazones retumbar, inhalaciones y exhalaciones, movimientos realmente bruscos. Todos estos sonidos los sentía exageradamente familiares y me asustaban. Y supe, en ese instante, que no estaba sola. Grité. Grité con todas mis fuerzas hasta que me dolió la garganta sin abrir los ojos. Los mantenía cerrados a pesar de que esposaban otras manos mis muñecas, me detenían con tal potencia, que si no hubiera dejado de forcejear, no tendría manos jamás. Callé, mi respiración estaba agitada, los latidos de mi corazón martilleaban mis oídos y el pitido se escuchaba con mayor intensidad, de verdad que era insoportable. Sentía los nudillos estirados, del esfuerzo que mantenía al cerrar los puños. Separé los ojos de golpe porque de repente sentí una oleada de pánico, tenía miedo, como el miedo que se apoderó de mí hacía unos días; y me rehusaba a que desgarraran mis miembros, eran míos. En ése entonces, vi a mi alrededor a ocho, o quizá nueve pares de ojos espantados, las manos con las que me esposaban y jeringas. Muchas jeringas. Sabía que eran los antipsicóticos atípicos, podía sentir cómo recorrían las venas de mi cuerpo y me dejaban en la total inconsciencia. De nada me servía replicar. 17 de Septiembre de 2013. ¿Estaba inconsciente? ¿Dormida? ¿Había muerto, o algo por el estilo? No me encontraba. Pero seguía aquí. Sé cuál fue el origen por el que estuve ahí. Sé por qué puedo hablarles, incluso sin hacerlo. Mi historia no infunde maravillas, ni bellas recitaciones de amor y ternura. Simplemente la vida que me eligió, es una floritura. Y no es tiempo de renunciar a ella. Sigo aquí, no me he ido. Y no lo haré. Los médicos me diagnosticaron un trastorno esquizofrénico cuando cumplí 15, según sé; es una aislación. Pero yo me aislaba porque no entendía a los demás; no me gustaban los demás.
Me sentía bien alejándolos a todos, así no entrarían en mi vida y me provocarían catástrofes. ¿Sabes qué amaba? Yo amaba los libros. Los amo aún, aunque ya no me dimitan tener uno. Y aborrezco a Gressly por eso. Aborrezco a los médicos que mienten. Aborrezco que digan que estoy enferma, que estoy loca o que debería de dormir por el resto de mis días. Aborrezco a Bossie porque ya no está aquí. Los que deberían dormir son ellos. Parecen enfermos terminales con sus ojeras violáceas y arrugas en la frente; su mal humor o su pérdida total de tiempo invirtiéndolo en mí. ¿Recuerdas el lugar que te describí? Ya lo conocía. Claro que lo conocía. Había permanecido ahí antes. 19 de Septiembre de 2011. Estaba en mi habitación. La sala de estar era contigua a él. Gressly y Bossie veían una película, que por cierto era una porquería. Yo estaba recostada sobre mi cama, y al lado mío tenía mi libro favorito: “El Retrato de Dorian Gray”. Usaba unos jeans azules y un jersey color verde olivo, mi cabello era largo castaño claro, mis labios eran ligeramente rosáceos. Era delgada. Mantenía las manos sobre mis oídos, a causa de los ecos tan irritantes que procedían de la televisión. Era de noche, el reloj, casi marcaba las 9:00. Y fue ahí cuando sentí pánico. Me levanté de un salto, me calcé las botas y sujeté mi cabello en una coleta. Mis ojos y oídos estaban alerta, podía escuchar todo, sentía vértigo y no podía hacerlo desaparecer. Corrí hacia un cajón que tenía en el escritorio en donde suelo colocar mi laptop y conseguí una navaja; la escondí entre los bolsillos de mi jersey y abrí la puerta de la habitación. No había luces y los sonidos cada vez eran más ensordecedores. Retumbaban en mis oídos. Mi corazón no dejaba de latir estrepitosamente. Caminé con sigilo por el pasillo y me escondí detrás del librero que daba hacia la sala de estar y la parte trasera el sofá beige; en el que estaban dos personas completamente inmóviles y prestando su total atención hacia el televisor. El pánico se volvió más enérgico y grité. Apuñalé a Bossie por la espalda, justo en el corazón. Ella gritaba mucho. Él cayó del sofá sangrando. Yo estaba atónita y no podía apartar la vista de aquel cuerpo sangrante. Escuché la voz de un hombre; a poca distancia. Era un sonido claro y lo entendí a la perfección: “Él iba a matarte, no te lo había dicho antes, porque eras tú la que debía de acabar con él”. No sabía de dónde provenía aquella voz tan sedosa y convincente. Sonreí. Y al poco de unos segundos, sentí un golpe fuerte contra mi mejilla. Caí desmayada… Y la siguiente cosa que vi, fue una pared pintada completamente de blanco. Aquella no era mi habitación, no estaba la ventana que daba hacia el jardín trasero, y la luz era tan brillante que hizo que cerrara de nuevo mis ojos. Me volví a quedar profundamente dormida.
Un médico vino a despertarme de mi ensoñación. Dijo que debía comer y me negué. Me sentía incomodísima en 95 aquel lugar. Tenía tubos pegados a mi cuerpo por todas partes y algo me obstruía la respiración. Un asqueroso
cable conectado a mis fosas nasales. Genial. Traté de mover mis manos pero las tenía sujetas a la cama con tubos de fierro en la que me encontraba encajonada. Comencé a reñir contra las sábanas dando patadas, movía mi cabeza para intentar zafarme de aquella prisión tan molesta. El médico sólo me miraba, no expresaba nada y eso me hacía sentir extremadamente furiosa. Grité y volví a gritar y ahí es cuando entraron en acción otro par de médicos. Se dirigían a mí con una expresión de valentía o quizá ansiedad, tal vez cautela; con los medicamentos favoritos para drogarme y dejarme inconsciente. Les dije: “paren” y me miraron estupefactos. Confundidos se giraron hacia donde se encontraba mi guardián y asintió con la cabeza. Les indicó con el dedo y movimientos de la cabeza a los otros dos médicos que salieran de la habitación y cerraran la puerta. Las primeras palabras que le escuché preguntar fueron: “¿Matar?”; contrariada, endurecí mi expresión hasta que se juntaron ambas cejas y respondí: “Él iba a matarme”. Después de eso, se marchó de mi pequeño agujero… Que, ¿por qué hice eso? ¿Por qué maté a Bossie? Gressly me lo preguntó centenares de veces. “Sustrajeron mis pensamientos, los cambiaron y me dieron unos equivocados, él era un psicópata” fue lo que le respondí. Nunca me creyó, ni yo lo hacía… Los médicos dijeron que era yo, la psicópata. Una horrible y cruel esquizofrénica. 17 de Septiembre de 2013. Por esa razón estuve ahí hace casi 2 años. Por esa idéntica razón residí ahí el noviembre pasado. Por eso ahora; hablo desde un Hospital Psiquiátrico. Gressly hace todo lo posible por no dirigirme la palabra y para mí es demasiado perfecto. Ninguna persona lo hace. Pero a decir verdad, no me hechiza ninguna conversación y mucho menos si se trata de revelar toda mi existencia en tres palabras “sí, estoy bien”. Porque no me escuchan; piensan que no lo estoy, esperando como respuesta un sí. Pero si me prestaran más atención, verían que efectivamente, no lo estoy. Y no me refiero rigurosamente en el físico y mucho menos emocional. Estoy imperfecta, rota, abandonada y sola. Mi mundo de utopía se halla vacío; charlo con mi sombra que incontables ocasiones renuncia a mí. Pero puedo asegurarte que me siento perfecta; no obstante, suena ambiguo. Ésa es mi realidad. Tengo ambas partes desiguales. Diferentes y mi conciencia no lucha por encontrar un equilibrio que me salve de esto; de la vida que muchos aseveran que lo es todo. De lo que soy y nunca dejaré de ser. De los sueños. De la inercia que me empuja a diario a permanecer constante en mi burbuja de quimera. De esta dulce y bella esquizofrenia que hace que permanezca sólo yo, y nadie más en mis primorosos ensueños. Que hace que no intente salir de ella. Estoy consciente si se lo preguntan.
Desde que he estado en hospitales psiquiátricos, escucho en los pasillos por los que deambulo, que la esquizofrenia hace que ellos no vivan su realidad, sus palabras y acciones no sean creíbles y por lo tanto no sensatas. Ya no son personas. Sólo son mentes atrapadas en cuerpos. Entes con alma, conciencia, pero sin valor. Tienen miedo… Y déjame decirte algo; yo no tengo miedo. Porque, ¿sabes? No estoy enferma. Estoy aquí, hablándote con toda claridad y coherencia acerca de lo que pienso de mi amada esquizofrenia. ¿Y también sabes otra cosa? Esto es un diario. Un diario de mi existencia perturbada y trágica. Trágica porque maté a Bossie. Trágica porque maté a Gressly; mi madre, en vida. Hay motivos por los que permanezco aquí, en el psiquiátrico, diagnosticada con un trastorno de personalidad esquizofrénica. Para decir que hice lo correcto, él merecía irse. Dejar el vacío que dejó en mí. Gressly lo amaba, yo amaba a mi hermanito. Y él hizo que no llegara a existir. Hay situaciones que deben solucionarse; hay cuentas que deben ser saldadas, existen sentimientos que por más que te expliques por qué lo sientes; no hay respuesta, sólo sale desde el fondo, desde lo más hondo, lo más sincero. El amor hacia una persona que comparte tu mismo gen, tu sangre, una parte de ti. Y yo lo amaba. Lo di todo por él y me condené. Decidí ser la adolescente esquizofrénica, la personalidad zafada, la antisocial demente, la estúpida asesina que va matando gente por doquier, la pobre trastornada, la loca. Elegimos con lo que queremos vivir, muchas veces aunque duela. Sin embargo, el final no siempre se es feliz, está de más soñarlo y anhelarlo con vehemencia. Preferir no vivir, pero existir, no sentir; flotar entre medicamentos antipsicóticos aunque no sean necesarios, ataques de ansiedad provocados, aparatos en tu sistema todo el tiempo; tener la mirada perdida, ninguna sonrisa en el rostro, soledad. 17 de Septiembre de 2015. Soy Denaly Loewen Well, fui diagnosticada con un trastorno de personalidad esquizofrénica cuando tenía 15. Estuve internada en un psiquiátrico durante 2 años. No sé qué son las personas de verdad. No sé quién es mi madre. No sé lo que es ver una puesta de sol, el cielo al anochecer, las estrellas destellar, los mares ondear, los autos en la carretera. No sé qué es el amor. Salí del Psiquiátrico. No tengo idea de quién vendrá a recogerme. Y ahora tampoco tengo miedo. Me reconozco perfectamente, pero no sé quién es nadie. ¿Hay vida ahí afuera? ¿Qué es lo que habrá para mí? Seguro más oscuridad. Detienes la vida sin pretender conseguir el futuro. Permaneces en un claustro de cuatro paredes, sin la menor posibilidad de una salida. En un abismo hondo, sin saber sobre la caída. Te engañas cuando susurras al viento que te lleve. Destilas terror, miedo y una inseguridad enorme al dar el siguiente paso. Y el siguiente paso, no es inmovilizar una aversión ni una enorme dicha, volver y volver aun cuando todo se ha ido. Planear tu propia
destrucci贸n es una decisi贸n; claro, pero para cuando quieras continuar, el tiempo no hace esperas, sigue su rumbo y ahora, sin ti en 茅l.
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Hombre con viola Lรกpiz sobre papel 70 x 55 cm
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Zacatecas, México 1980.
Artista plástico mexicana quien ha desarrollo en su creatividad estética una evolución pictórica de carácter inminentemente autodidacta, dedicada primordialmente a la interpretación de personajes específicos con las técnicas de dibujo y pintura. Ha exhibido su obra en Zacatecas, Mérida, Tlaquepaque, Puerto Vallarta, Querétaro, Guanajuato y Colima en México, así como en España y Portugal. Becada por la Fundación Centro internacional de la Estampa Contemporánea en Coruña, España y por el Gobierno del Estado de Zacatecas para residencia artística en España. Seleccionada en el XVII Concurso de cerámica Ciudad de Valladolid V Encuentro Internacional en España, exhibición en la Sala de exposiciones de la Casa Revilla. Trabaja por series y comisiones. En 2003 realiza la exhibición De hadas y marionetas en la Galería El Principio y en Hojaldrina en la ciudad de Zacatecas. En 2004 exhibe De Vida y Muerte en el Hotel Emporio Zacatecas. En 2005 se muda a Galicia, España donde continúa en un proceso intenso de producción plástica, así mismo ofrece charlas de sensibilización artística para niños de primaria en ayuntamientos. Inicia en conjunto con el escultor Eduardo Urbiola, pequeños empresarios y personas de la sociedad civil la Fundación Rojo Urbiola, AC, un proyecto de intercambio de residencias artísticas entre México y España, así como organización de eventos culturales y exposiciones con ayuntamientos gallegos y representaciones oficiales mexicanas en Europa (2005 - 2010).
En 2006 expone De Parejas en la Casa de Cultura Outes en La Coruña. En 2007 se encarga del archivo y coordinación de proyectos de la Fundación, así mismo participa en la exposición colectiva itinerante Zacatecas
Arte Contemporáneo (España, Portugal, Francia) como comisario y asistente de museografía y montaje. En 2008 es becada por la Fundación Centro internacional de la Estampa Contemporánea en Coruña, España y por el Gobierno del Estado de Zacatecas para residencia artística en España. Exhibe su trabajo pictórico Líneas de vidas en la Galería Libertad de la ciudad de Santiago de Querétaro. Realiza el diseño de folletería para exposiciones conjuntas con la Embajada de México en Portugal. Anfitriona en la visita de realización de cápsulas informativas de Canal 22 de Conaculta en Lisboa. Exhibe su trabajo en la Embajada de México en Portugal. En 2009 regresa a México donde continúa con una intensa producción. Becada por el Taller de cerámica Camille Claudel. En 2010 es representada por la Galería Casa Colón en Mérida, Yucatán. Participa en exposición colectiva en el San Patricio Café en Zacatecas. En 2011 participa en la exposición del Certamen Nacional de Cerámica de Tlaquepaque. Emprende en equipo el Studio TUNA en la zona conurbada de Puerto Vallarta (Bucerías), taller de producción y enseñanza académica de la cerámica enfocado a la escultura, y que a partir del año 2013 incorpora la enseñanza académica también en dibujo y pintura. En 2012 exhibe su obra en Galería Corsica en Puerto Vallarta. En este mismo año es seleccionada en el XVII Concurso de cerámica Ciudad de Valladolid V Encuentro Internacional en España, exhibición en la Sala de exposiciones de la Casa Revilla. 2014 representada por la Galería Mónica Saucedo en la ciudad de Colima.
2015 exhibe parte de la serie Portraits en la exposición colectiva Por la libre en la Galería Mónica Saucedo. Exposición
individual
INTERPRETACIONES en el Museo Casa Diego Rivera en la ciudad de
Guanajuato. Continúa en su impetuosa producción y trabajo de experimentación. Sitio Web www.karlarojo.com Blog de procesos. http://karlarojostudio.jimdo.com/ Facebook https://www.facebook.com/karla.rojo.31
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Microselectos
Los siguientes microtextos fueron seleccionados por el propio autor, de sus diversas novelas, exclusivamente para esta edici贸n.
Salvador Casta帽eda
1.-Pasado un mes en una cárcel que no sabemos dónde está, nos sacaron para meternos aquí. 2.- Al llegar, la camioneta pareció regresarse pero entró de reversa por la puerta principal; salimos y ya estábamos adentro. 3.- ¿También apoya a los maestros? Yo sí los apoyo. A usted se le ve cara de profesor y los compadezco, pero batallar con 50 esguinces, ahí sí hay que chingarse y uno como mujer hay que llegar al otro trabajo: lavar, planchar…y en la noche… a gozarla, ya qué. 4.- El tamaño de la oscuridad era la medida del silencio, dueño de todo ruido y toda luz. 5.- El Mayate tornasol está frente al desecho humano, lentamente guardó sus alas que plegó simétricas. 6.- En la cárcel los espacios se reducen al máximo (¿o se dirá al mínimo?). 7.- Todas las celdas son las mismas, huelen a humedad clandestina. 8.- 10:05 am. Otro ataque. Regresé al punto de salida y permanecí hasta las 15 horas. Dormí, después avancé. Vi al Acupunturista.
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Imprevisibles Consecuencias
¡Antonio! Le decía a mi niño en alta voz, "deje de estar dibujando en las paredes y entréguele esos crayones a su mamá". Este, en un acto de obediencia ilimitada, sale corriendo, crayón en mano, hacia dónde su adorada madre, mientras yo, en súbita reflexión me preguntaba, qué clase de padre hubiera sido en los tiempos de Altamira.
Dilema
Por más que batallo contra el control que el capital tiene sobre la producción y distribución de alimentos y sus nefastas consecuencias, me sigue dando hambre.
Síntomas
Casi son las once de la mañana. En el mismo momento dentro de un salón de clases universitario se habla sobre ética y política. El profesor habla sobre la mala situación del país y un alumno comenta que la culpa la tiene la gente que no se rebela. Los pobres tienen la culpa de ser pobres: se conforman con su tele, su refrigerador, sus chelas cada fin, y no luchan. El profesor aplaude. Algunos alumnos hablan de Revolución. Se acuerdan de sus libros de historia. No han estado en una pelea, no han tomado un arma. Revolución significa balas heridas sangre tripas muerte. No lo toman en cuenta pero siguen diciendo
Revolución
Suena perfecto, pero uno de los alumnos recuerda que es bien fácil abrir el hocico y lo dice. El profesor decide cambiar de tema. Por lo pronto han hallado a los culpables: los pobres. Hallar la solución… eso no les corresponde, no está entre los temas de la materia. Aparte ya se terminó la clase.
Dos o tres alumnos empiezan a enfermar de coraje y esperanza. La lluvia sigue cayendo. Nadie la detendrá.
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Serie Cuerpo deshabitado Lin贸leo, chine colle de papel japon茅s y hoja de cobre dorado/ papel amate coloreado en azul 20 x 25 cm
Serie Cuerpo deshabitado Lin贸leo, chine colle de papel japon茅s y hoja de cobre dorado/ papel amate coloreado en azul 20 x 25 cm
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Serie Cuerpo deshabitado Lin贸leo, chine colle de papel japon茅s y hoja de cobre dorado/ papel amate coloreado en azul 20 x 25 cm
Serie Cuerpo deshabitado Lin贸leo, chine colle de papel japon茅s y hoja de cobre dorado/ papel amate coloreado en azul 20 x 25 cm
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Serie Cuerpo deshabitado Lin贸leo, chine colle de papel japon茅s y hoja de cobre dorado/ papel amate coloreado en azul 20 x 25 cm
Serie Cuerpo deshabitado Lin贸leo, chine colle de papel japon茅s y hoja de cobre dorado/ papel amate coloreado en azul 20 x 25 cm
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Serie Cuerpo deshabitado Lin贸leo, chine colle de papel japon茅s y hoja de cobre dorado/ papel amate coloreado en azul 20 x 25 cm
Francisco Daniel Quintanar Martínez (Ciudad de México, 01 junio 1971). Licenciatura en Artes Visuales, Facultad de Artes y Diseño-UNAM 1990-1994. Tiene más de 100 exposiciones colectivas en museos y espacios culturales de México y su obra se ha expuesto en diversos países entre ellos: España, Portugal, Francia, Polonia, India, Perú, Japón, China, Turquía, Tailandia, Taiwán. Su obra ha sido reconocida con diversas menciones y premios de adquisición, entre las que destacan: Bharat Bhavan Grand Prize Award, en Bhopal India. Primer puesto en Grabado y Medalla de Oro, en Lima Perú. Mención de Honor en el Salón Internacional de Arte, La Paz Bolivia. Segnalazione della Giuria. Concorso Internazionale Ex libristico “Il Bosco Stregato” ‘Simulated Award’ X International Competition for ex libris ‘Ex libris-Ex Amore 2014, Lyuben Karavelov Regional Library Bulgaria. Además de reconocimientos por su obra en concursos de gráfica nacionales con siete premios de adquisición y cuatro menciones honoríficas. Asimismo se le han otorgado becas y apoyos para la realización de proyectos: Jóvenes Creadores-FONCA 1997-1998, Jóvenes creadoresFOCAEM 2000, Creadores con trayectoria-FOCAEM 2010 y FOCAEM 2011. Obra en colecciones: Museo José Guadalupe Posada, Aguascalientes. Museo Iconográfico del Quijote, Guanajuato. Archivo Gráfico de la UNAM. Instituto de Cultura Puertorriqueña, San Juan Puerto Rico. Panstwowe Muzeum Na Madjanku, Lublin Polonia. Roopankar Museum of Fine Art., Bhopal India. Escuela Nacional de Bellas Artes, Lima Perú. Museo del Pueblo de Guanajuato, Guanajuato. Museo de la Estampa del Estado de México. Centro de Gravura Contemporánea, Amadora Portugal. Biblioteca de la Universidad
Iberoamericana Plantel Golfo-Centro. Museo de Arte Contemporáneo ‘Alfredo Zalce’. Fundación Cultural 11 Trabajadores de Pascual y del Arte A.C. Museo del Carmen, San Ángel, Ciudad de México. Museo de Arte 3
Moderno, República Dominicana. Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa y Unidad Lerma. National Taiwan Museum of Fine Arts. Silesian Library, Biblioteka Śląska Katowice Polonia.
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Margarito Cuéllar
Los padres no siempre tienen la razón
El día del disparo no había motivo para que mi padre diera un paso al frente mientras le apuntaba una pistola una bala
un dedo nervioso.
El proyectil debió desviarse por arte de magia y no volar recto como ave de pólvora entrenada para el vuelo. A partir de entonces el padre fue un charco de sangre y un manto verde [encima y la herencia de madre un manto verde manchado de sangre. Al padre le gustaba la música ranchera. Oía bajito corridos de Pancho Villa y la División del Norte. Dicen que Villa violó mujeres y mató inocentes. Si a mi padre no le consta a mí menos. Y si Villa viviera aplicaría la ley fuga a la bala que se llevó la vida de mi padre. En medio de la calle los perros ladran y la luna no deja de llover.
Yunuen Díaz
Alice Anderson
Alice Anderson hace muñecas con cabello rojo como el suyo, con unas manos blancas, juega a que una muñeca toma vida en sus ojos, a que una muñeca habla y ella calla. Es un juego parecido al de mi madre cuando mi padre está en casa, ella cocina, ella lava, mi padre mira el televisor. Las muñecas de Alice Anderson se vuelven cada vez más grandes, no caben en su casita de juguete, no caben en sus zapatos de plástico. Alice Anderson juega a que sus muñecas toman vida. Me recuerdan a los juegos de mis amigas, salen a trabajar, ganan dinero, compran ropa, le temen al divorcio,
a veces ríen y su sonrisa es grande, mueven los ojos, pero regresan a casa y preparan la cena en silencio mientras sus esposos miran el televisor. Alice Anderson sueña que se vuelve muñeca, tal vez es el sueño de muchas de nosotras cuando no recordamos qué soñamos.
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Chary Gumeta
Migrantes
Escucho un ruido ensordecedor A la distancia, Todo tiembla.
“¡Ahí viene el tren de las moscas!”
Grita alguien Y mis ojos se preñan De imágenes desalentadas y escuálidas, Con hombres hambrientos y tristes.
Todos estiran los brazos ansiosos, Parece que quieren volar De repente sus manos alcanzan Lo que les ofrecen aquellas mujeres De las vías.
Se aleja con su sonar trรกgico Hasta que la mirada lo pierde.
Solo son fantasmas No volverรกn.
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Beatriz Pérez Pereda
I
La condesa ha venido a visitarme. Me mira, no me habla. Esperamos la hora de los gritos, de la violencia y charcos de sangre disimulados con ceniza. Su cabello y su vestido se funden en el color desafiante de los cuervos.
Está sentada en una esquina y lo domina todo. Contemplo su piel de seiscientas muchachas muertas, de la inocencia incauta frente al libido de la bella homicida. ¿Quién la llamó, quién le dijo que viniera aquí, entre mi sueño y mis hojas?
No quiero apagar la luz y sentir de repente su respiración en mi cuello. El brillo de sus ojos ha cambiado, sabe que se acerca la penumbra y que pronto esparcirá sus dominios como las campanadas de la media noche. Hay en sus labios una sonrisa que bien pudiera ser una orden, una navaja.
De un momento a otro, cualquiera de las dos, tendrá que esgrimir la primera palabra.
II
Aquí sólo yo me opongo a un destino de hiedra y polvo. Me niego a ser estatua de odio y las aves y las fuentes lanzan piedras a mis ojos.
Las macetas en su angustia inamovible confirman que aquí todo dormita.
Qué ganas de que ladren los perros, que la lluvia sea una virgen contenta. Qué ganas de que acabe la espera: abrir un sobre y resignarme en su vacío.
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Isolda Dosamantes
Tetería del camino
Poema del libro Huellas de Oriente
En las tarjetas aparece la noche desdibujada el duende matutino que baila que brinca de una sílaba a otra hay también una musa que posa su mirada en el paisaje se oye su canto como la citara de un verso como la mano astuta de una chica vestida de qipao tocando delicada, con gracia su guqin mientras el tiempo pasa bebo un té wūlóng y escribo estos poemas.
Ricardo Venegas
XIV Poema del libro Turba de sonidos (2009)
Regresa de los vientos del otoño. El niño en la ventana de hospital recuerda el día en que lo aislaron, desde el octavo piso les mostró a sus hermanos el cartel de un ratón. Último día en casa, su espalda dormitaba en agua tibia. La madre llegó tarde con su frasco, el alivio bendito del templo de las llagas. Usamos el rosario para dejarlo ir.
La casa oscureció. Pasaban el fariseo y el morboso a contemplar al muerto, a tomar café, a bendecir lo que no habían perdido. Aquella tarde dejé una bolsa de dulces en el brazo de mi hermano. El viaje hacia la luz podría ser la ensoñación de un caramelo.
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Hanna Figueroa
Lluvia de malvas y el juego de la tómbola se sabe que el destino es antiguo cuando mis manos rodean tus hombros. El filo de las especies y la lluvia de pronto la lluvia creó la palabra. Existe el anhelo que descifra el mensaje: necesito rastrear el origen de la vida auscultar el pecho lúbrico de pecas yo aprendí a leer en el brillo de las hojas mis labios pronuncian las palabras exactas aquí en tu cuerpo existe un refugio para las aves para las golondrinas
que transportan el liquido lechoso y curar el escozor y ver tu pelo la luz te delinea la cabeza hueles tan bien cuando nos apretamos las manos haciĂŠndome doler las cosquillas y la boca.
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José Luis Domínguez
Misión Zorro del Desierto Detrás de la muerte de un soldado siempre hay algo turbio Wallace Stevens
Estoy aquí between the idea and the reality en esta madriguera como un topo decrépito sin mover un ápice. Mis ropas están húmedas la garúa ha ido deshilachando los andrajos de esta tarde que agoniza. Afuera ya se elevan las bengalas agoreras surcan los cielos las balas trazadoras y un alud de bombas hace añicos las grutas, las viejas casas de adobe, los escasos puentes y el único aeropuerto.
Cómo puede llegar a ser interesante la noche between the motion and the act si Tony Cerón agoniza con la pierna destrozada si Jimmy Pérez quedó atrás con una bala del tamaño de su dedo índice en el estómago si los restos de metralla le han desecho la cabeza a Robert Lima.
Falls the shadow 12 7
y nuestros nombres no serán, casualmente, esa fría parte que conforma una estadística.
Nuestro dolor, curiosamente, no habrá de aparecer en magazines o en the news mucho menos en bitácoras: somos latinos nuestra sangre de trópico regada en el campo de batalla no habrá de ser como la sangre flemática regada por el yankee, pero tampoco habrá de ser peor ni mejor que la sangre flemática del yankee, serán una y otra sangre, la sangre del valor y del absurdo. Aquí la única, la verdadera zorra del desierto es la muerte.
Una esquela, una medalla y una pensión modesta recibirán, dis cretamente, todos aquellos que en América esperan y nos aman en nuestra viuda y en nuestros hijos viviremos, en ellos moriremos para siempre algún día.
La angustia se desliza en mí como la cuerda cuyo nudo gordiano alrededor del cuello nadie habrá jamás de desatar. Lo sé es el canto lánguido de la melancolía, el dulce olor a muerte que nos llama, y a nadie más le importa. Mañana la máquina de guerra se irá a otro continente, a otro país, a otro pueblo, otros serán los mandatarios y otros serán los hombres que derramen su sangre sobre la tierra seca.
Between the idea and the reality between the motion and the act falls the shadow.
José Ángel Higuera
Poema del libro Gasepia
es el lomo de la tortuga el medio exacto para tomar un tour a ciudad sepia donde el futuro se desinfla y el sol carece de color
tomo la línea del horizonte ato a la tortuga y dirijo mi mano a la ciudad
en la entrada un letrero implora se prohíbe tomar recuerdos dañan la imagen del pasado
lo abandonan mis ojos y me introduzco con el peso de un no volverĂŠ colgado al cuello
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Víctor Bahena
Basilisco
Las aguas son una bestia que oculta sus latidos
Luz vigía
La memoria estaba en tus alas sobrevolando el muelle: te cupo amar el viento, su ventisca en el presagio de la lluvia: terna de copos brillando en cada cima… y los trenes, que al filo de la costa manaban el tizne de la despedida, y tú, afincada en un parpadeo. No sé cuándo fue, que de un momento a otro, como lo hace un marlín bajo las redes, desvanecías…
Motín de lluvia
No es de menos que los caballos lleven provisionalmente el carbón a la costa; retrasaron el cargamento, y con él, las cartas; tantas, y tantas respuestas: que quizá de otros sitios pensemos el carbón como misiva... De ser así, aquí se va la sal en el óxido de los mástiles…
Tempestad Ya habían anunciado la tormenta… supieras mi rostro en su arribo; nadie ve huella del desastre en algún punto del cielo, todo se resume aquí: rebuzno cenizo y cacaraqueo: alarido estridente, becerril, harto; hasta el despunte en el curso del deslave... Si no cayeron los álamos perdieron sus nidos… Temí por tus alas.
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El otoño ha colgado su nido en las casas y me pregunto: ¿cómo será el otoño en los mares? ¿Las naves muertas hablarán de musgo de popa a proa? ¿Abundará tanto liquen y germinará con las luces de los peces abisales? Los mensajes en las botellas por ningún motivo tocan fondo…
Hechizo
Fuimos a las grietas y encontramos un esqueleto enormísimo señoreando la orilla, se alzaba como un túnel de treinta y tantas vértebras, su testa era dura, afilada como la cabina de un Boeing, y delgada, como de acero… en su interior había un montón de huesos, y caparazones de tortugas, y un urdimbre de tendones emplumados como los de las alas de los ángeles… El descubrimiento nos dejó sin palabras, supimos, también, desde el interior de esa enorme creatura que, el sol en la puesta perfilaba de largo por todo el inmenso cadáver marino reflejando fuera unas luces color yema. Te extravié esa noche en la playa para que no volvieras…
Dan Corona
De-mente rutina
Entre sepsias y asepsias me pierdo, me confundo, y es que los términos médicos que nada explican y que de todo hablan ya no me son ajenos, pero me aburren.
Mentes perdidas y encerradas me describen cuando se enclaustran en los jardines de fuego hielo con rutinas ya marcadas -a deshoras y entretiempos-.
Despertarse a las siete y correr al baño aún dormido, comer de prisa un mal desayuno antes de las ocho y media, no enfermarse ni morirse entre las nueve y doce; a esa hora el personal come y duerme.
Mientras tanto, entre ladrillos barnizados 13
surgen las sombras de luz cautivas, me siento un 3poco, y comparto para diez un cigarro; bebo del café que preparó para mí un paciente que duerme aislado.
Y me vuelvo un poco blando – casi líquidomientras converso con arbustos verde mate sobre caléndulas y tepezcohuites; les hablo también de tu boca con sabor a mares nocturnos, con olor a cocoa y a almendra y a nuez y a nada.
De nuevo me llaman a la sala de espera de nuevo uno más a la lista de internos perdidos, de nuevo aquel recorrido por aquellos lugares que sólo habito entre semana de lunes a viernes.
Llega el momento de la malcomida, ésa que el personal no comió y que se cuela entre bocas abiertas como la lluvia ácida de la ciudad por las coladeras.
Llega también el momento donde todo es nada, donde apenas despiertan algunas almas siendo las tres de la tarde y todo ya vacío, enciendo el motor de mi vocho y meto primera para salir huyendo y olvidar los ladrillos y los arbustos.
Pero me doy cuenta de que nunca salgo de que no existen ni ladrillos ni vocho, que no hay arbustos ni jardines…
Me doy cuenta de que sólo soy la invención de ciento cuarenta y siete locos.
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Consuelo SĂĄenz
Diletante
Inexistente escritura que soporte la intemperie nos leemos entre murmullos y traiciones regidos por la voluble certeza
Somos esa escritura sostenida por el aliento letra encarnada letargo y quimera eres hombre, duras poco, sentencian
Palabra inconclusa pergamino de piel y ceniza la intemperie total temblor y frĂo hasta en la muerte.
Marinés Scelta
Romper con sangre Por haber sido el primero fuiste Caín a nadie engaña tu voz de niño perdido si para seguirte fue necesario un camino de pistas ardientes
clavado espina en los ojos de los muertos fuiste esponja de vinagre para tanta sed y en la mano del bolsillo siempre tuviste un vidrio para romper con sangre.
Mi castigo fue limpiar las heridas en el mismo río que te nombra escondiste la culpa entre las piernas me dejaste caer desde un puente
y por la espalda 13 7
no hizo falta borrar ni tu nombre ni el mĂo fue suficiente para nuestro padre cerrar los ojos.
Jorge Enrique Yam Ya
Espejismo
Tu ausencia acaricia la casa, juega en los balazos de mentiras que perforaron los momentos que siguen en el álbum. Subes con alcohol a mi cuerpo bajado con tu partida lo que dejaste en un sobre. Tus llamadas llegan a deshoras pidiendo continuar lo inexistente. Algo fue más lento que tú presencia. Por eso el cesto tiene ya tu cuerpo, los gusanos construyen casa en tu rostro,
junto en la habitaci贸n de lo que fuiste.
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Diego Rodrigo Illescas Díaz
Una tarde de puños cerrados La pelea/ el tono acribillado de las palabras/ el ambiente tenso de los rostros/ los gritos como agujas/ él como fantasma de la atmósfera. Acentuando la ira. Siendo el acento de los remordimientos/ la frustración de ser transparente/ de no poder poner el alto; el semáforo en rojo/ hacer de los gritos libélulas. Sale/ con una patada apuñala al perro. Todo regresa al silencio.
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Luis Alfonso González Valdivia
11 años, 18 meses, 1 semana, 2 horas
(Número 2 del poemario a Guedani Figueiras Ayala)
Patética obsesión, acompañamiento en el cadáver de la lluvia, mis huesos se hacen líquido de pupilas derramadas. Levantamiento de fe en lo incomparable de ser de vidrio y cartón. Linterna transparente que atraviesa rostros para dar dogma de mierda y sudor. Intocable devorador pueril de flores, el camino se ha hecho pesado por tanto rostro desajustado de bromas pesadas y derechos humanos atropellados, por tanta historia digna de un poderoso besando a la muerte con su faldita de holanes roja, el mismo que se arroja al arroyo vehicular para encontrar la libertad en la ironía del horario televisivo estelar. ¿Y qué tiene que ver con un niño solito mordisqueando un pan y jugando a tejer mesa bancos de colores? Nada, salvo la obsesión de un pueblo agachado o bulero por puro ardor del pan. Salvo las rosas encarnadas en los pies descalzos, salvo las miradas bajas que esperan desordenes dentro de la verdad de mañanas entregadas a lazos verdes. Mesa de tejedora azul, mesa de silencios, mesa y puerta que esconden un desbarajuste terrible de flujos, una otredad y una soledad. Rascar el asfalto y proteger la inocencia, tarea de los perdedores y de sus amos. Manicomios como maquillajes de niñas avergonzadas por sus orgasmos, años de escribir en una libreta el mismo nombre. Para parir la redención en una fuente bautismal de igualdad no hacen falta más que los azules sabios y lectores de tu mirada y los cabellos-calle atardecidos de tanto miramiento por la impotencia de levantar nuestros huesos de
la cama o meternos a un horno de música y baile y brujas de espasmos de un sabor al caer las torres de lo que seríamos según la última cachetada de la historia. Sabor espantar las moscas de tu mirada. Sabor calzar el caballo del viento y hacerlo nuestra maldición de ropaje. Años de beber mi propia sangre, años de saber esperar el crepúsculo con ansias de paria. Verde mirada y descubrir que detrás de los alfileres que echan la sangre a correr tu sexo es azul, es muerte y es mirada de estigma para la eternidad, al menos eso dicen los fieles. Al menos mi sangre de infante no conoce a los necios del sufrimiento en dioses crucificados, al menos se pudre mi sentido del nuevo cielo y la nueva tierra. Al menos tu sexo sigue siendo eso.
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Sandy Silva
Insomnio
La noche sabe a piedra nauseabunda, ramas chocan contra la ventana, y yo sigo aquí… A la espera de mi sueño, Morfeo claudicó mi nombre, no me queda más que contemplar la noche, Invitar luciérnagas.
Miro la Luna nívea, con destellos melancólicos, cascabeleantes.
Luna insegura, rota, rasgando pedacitos para cubrirse.
¿Alguna vez se han preguntado si siempre quiso serlo?
No han notado que a veces sale antes conversando con crepúsculo, hasta la Luna se cansa de tanta oscuridad‌
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Ara単a
Aries
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Cascada
Pretzel
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Pacífica
Deep frog
Joel Marquina Nací un 7 de Marzo de 1991 en Cuernavaca, Morelos. Actualmente soy egresado de la Facultad de arte de la UAEM, en proceso de titularme. Mi trabajo se enfoca en el dibujo y la ilustración, mis principales herramientas de trabajo son los bolígrafos, tinta china y actualmente de manera digital. Me gusta explorar con la línea libre y crear figuras amorfas, generalmente inspiradas es acciones, el sentir y el pensamiento de las personas. En las ilustraciones utilizo las metáforas como mayor fuente de inspiración.
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“Pero el dolor, el reconocimiento del dolor, la presencia viva de la muerte, su desgarradora desolación y orfandad, su delirio, me empujó quizás a la convicción de no blindarme, de no anestesiarme. Quería sentir y hacer sentir el significado del dolor como conocimiento del otro en uno mismo”.
¿En qué entorno creció José Ángel Leyva? Cómo fue su infancia… Es una pregunta muy recurrente. Pero sintetizo mi respuesta. Soy hijo del magisterio. Mi abuela paterna y mi padre, mis tíos paternos fueron todos profesores de primaria. Crecí en ese contexto en el que ciertos valores como la Patria, la enseñanza, el respeto a los mayores, la responsabilidad ante el otro y la dignidad propia son irrenunciables. Pero yo tuve, por cierto, desde niño una mirada distinta en el enfoque sobre tales principios. Por ejemplo, la patria. México es mi patria, pero desde siempre me pareció absurdo limitar mi mundo a unas fronteras y un concepto, a ciertos símbolos impuestos desde arriba. La patria siempre fue mi imaginación, pero sin perder el sentido de pertenencia a un lugar, a una familia, a un pueblo, a una lengua a un pasado, pero la patria será siempre el porvenir. Mi padre me enseñó, como a mis hermanos, que la libertad de un hombre es el respeto a sí mismo y a los otros. Mis primeros años los viví entre la ciudad de Durango y la Sierra en la frontera con Sinaloa hasta los 12 años, luego viví ya de manera permanente en la capital del estado. Pero tuve una infancia plena en el Espinazo del Diablo.
Su patria fue la imaginación, tal imaginación nos lleva siempre a otro lado, al contacto con la otredad, con esa idea, o más bien, presentimiento de la otredad, ¿es como logra acercarse a la poesía, de tener sus primeras experiencias poéticas? Siempre he pensado que mi acercamiento con la poesía fue la conciencia de la muerte, de mi transitoriedad por esta experiencia biológica.
Hay varios casos de autores que tienen como carrera profesional algo totalmente alejado (pareciera) a la poesía o a la escritura misma, pienso en Jorge Cuesta que era químico, su caso es parecido, usted estudió medicina, ¿por qué? ¿Encontró algún tipo de relación con lo poético? Lo digo por algunos versos como Entre dos puntos la línea divide un infinito/ los límites de un cuerpo/de un volumen/ el comienzo de la imagen.
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O en estos: Mi abuelo tenía unos largos cuchillos afilados/y un extraño silencio de sauce en las pestañas (…) Desvanecer en cortes cirujanos a la presa. Hay líneas, cortes, cuerpos, carne… Supongo que sí. La medicina fue una opción viable en un medio donde no había humanidades, como ocurría en el Durango de mi juventud. Mis padres tenían que alimentar y educar a 10 hijos. No poca cosa. Todos estudiamos, por cierto. Por ello no era factible, sin quitarle a los más pequeños su derecho a la universidad, el irme a estudiar a otra ciudad. Soñaba con ser filósofo y escritor. La medicina me atrajo mucho porque escuché una conferencia sobre historia de la medicina de un doctor Bucio, aún tengo su nombre presente. Fue muy apasionado y muy apasionante su charla. Siempre me pareció más atractiva la historia de la medicina que la práctica médica, tan poco intelectual, tan poco humanística, tan poco solidaria y tan comercial, tan técnica y tan ajena a lo divino, es decir... a curar el dolor, como lo refería Hipócrates. Pero el dolor, el reconocimiento del dolor, la presencia viva de la muerte, su desgarradora desolación y orfandad, su delirio, me empujó quizás a la convicción de no blindarme, de no anestesiarme. Quería sentir y hacer sentir el significado del dolor como conocimiento del otro en uno mismo. La poesía era la incertidumbre total ante el carácter organista de la medicina. No obstante, siempre me ha perseguido, y tengo una deuda mayor con ella.
¿Qué le debe a la poesía José Ángel Leyva? Le debo todo. Mi madre, cuando abandoné la medicina y le anuncié mi convicción de entregarme entero a la literatura y en particular a la medicina, exclamó como todas las madres: " te vas a morir de hambre". No solo me ha dado una perspectiva de lo humano, de lo sagrado, de lo micro y de lo macro, le ha dado sentido a mi vida, me coloca ante el valor de lo aparentemente inútil, lo gratuito, lo inservible. En la perspectiva del misterio de aquello que ignoramos e intuimos, imaginamos, nombramos
Soñaba con ser filósofo y escritor, interesado más en la historia de la medicina…; es decir, que la palabra para usted es muy importante. A ese respecto, ¿qué encuentra en la palabra? ¿La palabra como poseedora de algo infinitamente más grande que su propia definición de diccionario?
Para mi padre y mi abuela paterna la palabra era la persona. Quien no tiene palabra no es nada, no es nadie. Yo entendí ese legado como la relación honesta entre la palabra y la cosa, entre la palabra y la idea, entre la palabracarne.
Háblenos de su nuevo libro, Tres cuartas partes. El libro toma el título de un poema dedicado a Juan Gelman: Tres cuartas partes. Los poemas que lo constituyen pretenden de algún modo dialogar con la realidad, con la mirada de los poetas y artistas que hablan desde su propia búsqueda y su pasado, pero también es un diálogo con las noticias de los diarios, de los acontecimientos bárbaros que dibujan el rostro y los sentimientos de nuestro tiempo: la migración, la crueldad, el desprecio por la vida, la negación o la invisibilidad del otro. "Un puñado de tierra no es un hombre", reza uno de los versos de ese poema: “Tres cuartas partes”.
Saliéndonos un poco de la poesía, me gustaría que pudiésemos hablar sobre otra de las labores que realiza, la edición, su trabajo editorial (que en sí mismo lo hace un promotor cultural) que ha realizado en varios medios y actualmente en la revista La Otra. ¿Cuál han sido los motivos para estar haciendo tal labor? ¿Qué importancia y función tienen las revistas literarias como La Otra, desde estas nuevas plataformas digitales? Sí, no soy un poeta puro. De algún modo es parte de mi necesidad expresiva, de mi curiosidad como lector. Desde niño, cuando leía algo que me gustaba mucho, que me inquietaba positivamente, me urgía compartirlo con alguien. Darlo a conocer. Anhelaba encontrarme en la lectura de los otros. Veo que en efecto hay poetas que sólo trabajan para ellos y el reconocimiento de su obra, hablan poco o nada de los demás, excepto si son sus amigos o son figuras de apariencia inalcanzable. Quizás como dije, la deformación de ser hijo del magisterio. Pero me encanta la comunicación, el periodismo, el oficio editorial como diálogos y conversaciones con otras mentes, con
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otras sensibilidades, con inteligencias que pueden ver lo que yo no advierto. Estoy persuadido de la gran utilidad para la literatura de estas otras actividades mencionadas. La poesía se nutre del lenguaje de la calle, de los diarios, de las corrientes de pensamiento, de las audacias intelectuales, de las búsquedas de otras disciplinas, de la imaginación y el conocimiento plurales. La ciencia y la filosofía, por ejemplo, debemos de rescatarlas e incorporarlas a la poesía. En fin, el trabajo editorial, sea en papel o en la red nos abre puertas a otras puertas. Trabajo mucho en esta labor de divulgación, pero recibo también mucho. El diálogo con mis compañeros de dirección de La Otra, el cubano estadounidense Víctor Rodríguez Núñez y con el uruguayo brasileño Alfredo Fressia, son invaluables. Hombres alertas a todo cuanto pasa, inteligencias ávidas de saber, generosas existencias. ¿Qué más puedo pedir? Y la comunicación con cientos de colaboradores y lectores. La riqueza de este país está en su capacidad de mirar hacia afuera y digerir con sus propias entrañas todo cuanto lo alimenta y nutre. La tradición editorial mexicana radica en su diálogo y asimilación de la tradición en su constante renovación y búsqueda de lo nuevo, de lo ajeno, de lo de fuera para hacerlo propio e íntimo. Su lado flaco está en el enorme analfabetismo y en sus carencias educativas, en privilegiar la cultura tipo Televisa ante la oferta de sus tradiciones culturales, sus creadores, sus ciudadanos pensantes.
La Otra es y no una revista mexicana parte de aquí para volver enriquecida en su navegación por el ciberespacio.
Agradecemos a José Ángel Leyva por aceptar la entrevista.
Christian de la Huerta
Toro secรกndose
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Christian de la Huerta
Incendio en el cerro
Christian de la Huerta
Hombre con caballo
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Christian de la Huerta
La masa
Christian de la Huerta
Armando el amuleto Christian de la Huerta Nací en la Ciudad de México, el 20 de Mayo de 1981. Comencé a tomar la cámara en el año 2002 y a partir de entonces considero que mi formación ha sido en su mayoría autodidacta, ese primer impulso me llevó a trabajar varios años en varios archivos fotográficos. Posteriormente debido al interés hacia diversas formas artísticas, me acerqué principalmente a la pintura, el cine y la literatura. Así mismo he participado en algunas exposiciones colectivas en el Salón de la Plástica Mexicana, La Galería Aguafuerte, El Consejo Mexicano de Fotografía, El Foro Tláhuac y La Secretaría de Economía.
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