FILOSOFÍA FEMENINA, DE LA LUCHA DE GÉNEROS AL FUTURO DEL FEMINISMO Y LA EDUCACIÓN DEL GÉNERO

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE CHIHUAHUA

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS FILOSOFÍA DE LAS CIENCIAS SOCIALES OBJETO DE ESTUDIO 4 FILOSOFÍA DE LA CULTURA Y POSMODERNIDAD 4.2 OPTATIVA II FILOSOFÍA FEMENINA; DE LA LUCHA DE GÉNEROS AL FUTURO DEL FEMINISMO Y LA EDUCACIÓN DEL GÉNERO. ALUMNO: JUAN RUBEN CHENAL DÍAZ A289672

TUTOR: SOCORRO PIMENTEL PEREDA

AGOSTO DE 2018


Introducción El tema de las ideologías de género, es un claro ejemplo de los asuntos de la vida práctica y la vida social, en que los filósofos y, como se verá en los posterior y, especialmente en este tema, las filósofas, deberían estar involucrados hasta la médula no solo desde los aspectos de trasfondo histórico, es decir, no solo desde el hecho de que, el fundamento e inspiración que reciben movimientos sociales tan importantes y transformadores para la conformación de la sociedad posmoderna como este, estén puestos sobre las ideas que desde la historia de la filosofía les han influenciado, sino en el activismo teórico mismo y la búsqueda de soluciones analíticas que estén a la altura de las circunstancias en cada momento de la actualidad mientras evoluciona dicho movimiento o ideología pues, si de hecho las bases de casi cualquier movimiento social son motivadas por filosofías, los filósofos y las filósofas deben afrontar la responsabilidad del curso actual de los mismos y de las consecuencias que en la praxis social, los pronunciamientos filosóficos tienen. Así, daremos en este trabajo, tanto un repaso muy básico y general de las principales ideas que desde la filosofía han motivado al nacimiento de la lucha de géneros y el feminismo (ateniéndonos a un feminismo legítimo, el que se construye desde la racionalidad y no uno de carácter destructivo o antiético que solo crea calumnias para sí y no aporta más que un enfrentamiento ontológico en torno al “el ser del hombre” y “el ser de la mujer”) y de igual manera un seguimiento también básico a las principales propuestas que, desde la razón, se han esbozado para dar seguimiento filosófico al tema. Este tema es asimismo un claro ejemplo de la importancia de la filosofía de, en y desde las ciencias sociales, también un claro ejemplo del enfoque multidisciplinario necesario en el filósofo para abordar con propiedad y objetividad las diversas propuestas pues es necesario tratar este tema desde la antropología, desde la psicología, la pedagogía, la filosofía, las neurociencias, la biología, la historia y aún desde la religión y la política, intentaremos este punto se cumpla en este trabajo. Temas como este son todo un reto filosófico: bien nutrido de un clima posmoderno, con su propio lenguaje y trasfondo exclusivo, que bien puede ser abordado desde la objetividad del conocimiento certero y científico o desde la sensibilidad particular de un individuo, bien que la aborde como temática de investigación académica o la viva en carne propia. Por último, intentaremos dar una perspectiva sobre la educación de los hijos de la familia tradicional que, lejos de enfrentar los problemas de la oposición de géneros, los supere.

Hipótesis La filosofía ha inspirado y sentado las bases para el nacimiento de la lucha por la igualdad de géneros y su devenir en feminismo, así la filosofía ha de hacerse cargo de su curso, ramificación de variantes y producto final. La multidisciplinariedad confirma (como muchas veces ha sucedido en la historia) lo que desde un inicio los filósofos (con sus marcadas excepciones) dijeron, al respecto de que hombres y mujeres tienen las mismas capacidades racionales y, si la esencia del ser humano es la razón y no otra cosa y, si la mujer ha demostrado tener también un uso de razón a la


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altura de las circunstancias históricas, han de ser, tanto hombres como mujeres, seres ontológicamente idénticos únicamente diferenciados por su determinación biológico - sexual. Luego, si la filosofía y en general el pensamiento construido ha estado históricamente dominado por los varones a causa de no conocer este principio desde un inicio, dado que las mujeres (salvo algunas cuantas) no podían demostrar su gran capacidad dado que la educación era de dominio varonil, entonces la filosofía y el pensamiento construido históricamente tienen un marcado calado masculino, y si las circunstancias históricas han dado lugar para que la especie de la mujer desarrolle capacidades mentales originales (respecto a los varones) esperamos de ellas una complementariedad teórica en cualquier campo que nos habrá la puerta al futuro de la filosofía. La propuesta es, entonces, que las pensadoras comiencen un discurso original que no tenga que ver con la vieja manera androcéntrica en que se ha construido el conocimiento tanto filosófico como en todas las áreas, y en su lugar veamos qué nos tienen que decir ellas mismas desde su propia epistemología, su propia ontología y su propia concepción del mundo, dado que, como sostiene la pensadora Gloria M. Comesaña de la universidad de Zulia: “…y apuntalando una epistemología feminista, la cual es crítica, e inevitablemente viene a transformar las disciplinas a las que toca, al cuestionar en profundidad la naturaleza del conocimiento, e incluso concretamente la del conocimiento científico, de modo que ya se habla de una filosofía feminista de la ciencia”1. Sería interesante ver nacer nuevas corrientes de pensamiento creadas por mujeres que solucionen los problemas que el mundo androcéntrico desde su falsa universalidad ha creado.

Objetivos Sirva este breve análisis para reconocer la fragilidad de la naturaleza social y cultural del ser humano, abonando así a una consciencia de lo basto que hace falta cubrir por parte de la filosofía en materia de ciencias sociales, el trabajo que aún queda por forjar para llegar a tener una sociedad equilibrada y que sepa reconocer los fundamentos filosóficos y teóricos interdisciplinarios de cada pensamiento, corriente ideológica, postura política, problemática social, pues pese a que hay quienes opinan que la filosofía es un conocimiento inútil, en este trabajo se expone como, al igual que en otras facetas de la vida cotidiana la filosofía está involucrada desde la raíz. La filosofía siempre es el detrás de cámaras de la vida pública, política, cultural, pedagógica, y no solo debe ser el detrás de cámaras, debe ser también uno de los conductores del show del universo en tiempo real. Intentaremos incentivar a las pensadoras a la creación de propuestas desde el pensamiento femenino que hagan dialéctica con el conocimiento forjado por los varones en todo lo que va de la historia, para llegar a un conocimiento complementario. Esto es una consecuencia necesaria de la crítica de la falsa universalidad del conocimiento hecha en la actualidad por las pensadoras, como se verá más adelante. Haremos también un acercamiento a la forma en que ha de educarse a las familias tradicionales del futuro en torno a la diversidad de género pues, en un clima posmoderno en donde lo único que se encuentra son opiniones encontradas y todas reclamando legitimidad, 1

GLORIA M. COMESAÑA SANTALICES. “Algunas reflexiones sobre la filosofía feminista” pp. 8. Revista Venezolana de estudios de la mujer. Universidad de Zulia. Caracas. 2007.


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la familia que desea seguir conservando los estándares tradicionales necesita una base que sustente su formato desde la filosofía y la multidisciplinariedad.

Marco teórico La construcción sociocultural del estereotipo de la mujer y del varón vista desde distintas disciplinas. Está más que confirmado en la actualidad que las marcadas diferencias entre los estereotipos de la masculinidad y la feminidad no son un producto de la naturaleza biológica del ser humano, sino que, se conforma la personalidad del individuo ya sea varón o hembra, más allá de lo biológico, en base a factores culturales, educativos y sociales e incluso geográficos. Para establecer un breve trasfondo antropológico del establecimiento de la mujer en su lugar sociocultural tal como quedó fijo en la historia occidental anterior al siglo xx, podemos decir que, en paralelo con la visión de Vico de la historia, podemos decir que el estereotipo sociocultural de la mujer quedó establecido en las etapas que él llama “infantil/divina” y la “juvenil/heroica”. La primera se caracteriza por el nacimiento de una cultura, normas, formas y estilos de vida, así como de gobierno, la segunda se caracteriza por la imposición del poder, de la conquista, el sometimiento de los débiles (a quienes los dioses desfavorecen al contrario que los fuertes), la fuerza impera por sobre la razón. Así, dada la constitución física de la mujer (en general), y la inevitable determinación biológica que les asigna el rol de la concepción, se asienta en estas etapas de los pueblos, como norma cultural, que las mujeres no tienen poder físico sobre el hombre y no han de dominar la vida pública, pues, como aún hasta hace algunas décadas en algunos países, el ideal del político es que el líder de una nación deberá ser un hombre honorable en la guerra o por lo menos estar en alguna relación con ella, pues ello le da derecho a ir al frente de la nación, es decir, ese derecho se gana por la demostración de las habilidades pertinentes en el cuidado de la nación por la fuerza militar, en lo cual las mujeres no tenían posibilidades. Sin embargo, ha de decirse esto desde las etapas infantil y juvenil de la historia de los pueblos. Una forma similar de plantear la historia, es retomada en otro formato por Comte cuando afirma que el uso de la razón ha pasado, antes de ser preeminente, por lo que él llama, el estado teológico de la humanidad, el cuál se caracteriza por la fundamentación de las causas desde lo divino o lo metafísico. Este es un punto más o menos congruente con las doctrinas más populares de las religiones sobre el estado ontológico de la mujer, las cuales la conciben como un ser subordinado al hombre, y esto a su vez, justificado por decretos divinos. Al respecto y muy atinadamente, dice Harriet Taylor-Mill, esposa de John Stuart Mill: “Las relaciones entre sexos están muy jerarquizadas, y los hombres establecen su poder a la vez que lo legitiman con fundamentos mitológicos, religiosos, ideológicos, filosóficos o científicos”2. Sobre el uso de lo mitológico, lo religioso y lo ideológico estamos de acuerdo con ella, no así desde o científico y lo filosófico, en la actualidad pues, justamente desde lo filosófico y lo científico es desde donde ha provenido el cambio. Bajo la concepción de Vico, decimos que la mayoría de los pueblos está ya en una etapa de madurez y en cuanto a Comte 2

CARLOS JAVIER GONZALES SERRANO. Las mujeres en la filosofía.


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estamos en la etapa de la supremacía de la razón por sobre lo metafísico así, no valen más los argumentos desde lo mitológico, lo religioso y lo ideológico para fundamentar la posición dela mujer en la sociedad, viene el turno de la razón.

Primeras ideas en la historia de la filosofía sobre igualdad de género Es pues, justamente desde la concepción aristotélica de la razón como causa formal del ser humano (aunque la frase correcta de Aristóteles es causa formal “del hombre”) desde donde se encuentran los primeros fundamentos para una igualdad de la mujer con el varón, y donde se nota el siempre adelanto de los filósofos a los acontecimientos de la historia, pues Aristóteles estaba sentando las bases para decir a los hombres y mujeres de siglos después que las diferencias sexuales, la fisionomía o las cualidades físicas no son la esencia del ser humano sino su uso de razón, entonces, si la mujer puede hacer uso de la razón tiene derecho a ser igual en todo aspecto al varón. Sin embargo, Aristóteles en su tiempo no veía el asunto así para las mujeres, pues las desfavorecía en su discurso, no reparó en que la desventaja que la mujer poseía en el uso de la razón no era natural, sino igualmente un factor sociocultural dado que la educación estaba reservada, en su generalidad, para los varones. Antes de ello, también el maestro Platón había hablado ya al respecto en la república: “…si empleamos a las mujeres en las mismas tareas que a los hombres, menester será darles también las mismas enseñanzas…”3. Platón, a diferencia de Aristóteles identificó que la única fuente de desigualdad era la formación y el contexto educativo y no “el ser” de la mujer: “…Por consiguiente, también a las mujeres habrá que introducirlas en ambas artes, e igualmente en lo relativo a la guerra; y será preciso tratarlas de la misma manera…” A pesar de estos primeros esbozos filosóficos de igualdad de género, y dado que la humanidad occidental se encontraba en un proceso de transición de su estado juvenil a su estado de madurez, la condición física de la mujer siguió siendo el factor que conducía al sesgo respecto a la razón y pues, en los siglos posteriores un gran número de pensadores fue igualmente influenciado a sostener la inferioridad del ser de la mujer. El siguiente paso lo encontramos en el siglo xviii cuando, con la revolución francesa se difunden los ideales de igualdad y fraternidad entre los hombres. En Paris se crea una constitución que toma en cuenta solo los derechos de los hombres, dando pie a que la primera mujer que se daba cuenta de tal omisión respecto de las mujeres alzará la voz, Olympe de Gouges (1748 – 1793), publicara la históricamente primera “declaración de los derechos de la mujer” en el año de 1791. El brochazo definitivo fue, a todas luces, la filosofía marxista, y el gatillo que disparó el tiro fue, muy probablemente la labor masculina que realizaron las mujeres en la segunda guerra mundial pues este evento despertó en ellas la inquietud por una manera diferente de estar en el mundo junto al marxismo, que supone la desaparición de todo sistema opresor, sea económico, sea religioso o político, incluso filosófico, todo, aunado a la llegada de la posmodernidad, dispone el ambiente perfecto que impulsa a la mujer a ser protagonista de su propia historia, y a hacerse responsable de su propia existencia, se su propia ontología y de su propia epistemología, como veremos más adelante.

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PLATÓN “la república” 252 a.


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La igualdad desde la antropología Sostener la construcción sociocultural de los estereotipos femenino y masculino es desde la antropología, actualmente fácil, apoyándonos en la observación de culturas primitivas no influenciadas por las ideologías occidentales y que no han tenido un devenir histórico como el que Vico y Comte observan para la generalidad de los pueblos, como de hecho lo ha hecho ya Margaret Mead en su obra: “Sexo y temperamento en tres sociedades primitivas” en donde Mead vació los resultados de sus estudios de los estereotipos masculino y femenino de las culturas de los Arapesh de las montañas, los rivereños de Mundugumor, y los lacustres de Tchambuli, en resumen, concluye Mead: “…los arapesh – tanto hombres como mujeres- presentaban una personalidad que (…), llamaríamos maternal en la vertiente paterna, y femenina en la vertiente sexual. Los hombres, al igual que las mujeres, aprendían a ser serviciales, pacíficos, dispuestos a corresponder a las necesidades y peticiones de los demás. No detectamos ninguna idea de que el sexo fuese una fuerza motriz poderosa, y ello tanto entre los hombres como entre las mujeres. […] Vimos que los hombres de Mundugumor eran unos individuos rudos, agresivos, y claramente sexuados, en tanto que los aspectos maternales de su personalidad quedaban reducidos al mínimo, se aproximan a un tipo de personalidad que en nuestra cultura solo hallamos en los varones indisciplinados y muy violentos […], en la tercera tribu, los Tchambuli, encontramos una inversión de las actitudes del sexo según nuestra propia cultura, con las mujeres desempeñando un papel dominante, impersonal y director, y los hombres como personas menos responsables y sometidos emocionalmente. Estas tres situaciones nos llevan a una conclusión muy definida […], ya no disponemos de una base firme para considerar tales aspectos de conducta como algo propio del sexo.”4

La igualdad desde la neurociencia y la psicología Los estudio hecho desde las neurociencias arrojan datos sobre una clara diferencia entre la actividad cerebral masculina y femenina, hay decenas de diferencias en la dinámica de la lateralidad entre géneros, el Dr. en Neurofisiología por parte de la Universidad Nacional Autónoma De México (UNAM) Eduardo Calixto Gonzales dedica parte de su labor profesional actual a impartir conferencias que den cuenta a la mujer de los múltiples beneficios que la micro evolución histórica en relación a su papel de feminidad le ha brindado a su actividad cerebral y neurofisiológica. El Dr. Calixto en una de sus conferencias concluye que el cerebro de las mujeres es, en resumen, mejor que el de los varones 5. Este tipo de investigaciones y hechos innegables de la neurociencia hacen que, en tiempos actuales la lucha entre géneros se retome, propiciando, por un lado, una postura sobre la imposibilidad de la igualdad entre hombres y mujeres y, por otro lado, posturas que versan sobre la superioridad de la mujer. El dato importante para dilucidar el problema lo da el propio Dr. Calixto cuando, después de la conferencia de casi dos horas (citada al pie de página), en una ronda de preguntas por parte del público, en una de sus respuestas el Dr. confiesa que toda la cantidad de diferencias entre las capacidades femeninas y masculinas se ven reducidas no solo al aspecto neurofisiológico sino que están directamente 4

MARGARET MEAD “Sexo y temperamento en tres sociedades primitivas” pp. 307 Vid. EDUARDO CALIXTO “Diferencias anatómicas y fisiológicas entre el cerebro masculino y femenino”. 2015. 5


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influenciadas por el contexto cultural, y educacional del ser humano.6 A este respecto la Dra. en Psicología y desarrollo humano Elvia de Carmen Flores de la Torre en entrevista dice: “Las neurociencias dicen que no importa la genética que se posea, la personalidad se puede moldear con educación”, y para complementar su idea agrega que, en suma: “los roles de género, más bien están mal educados (…) los verdaderos roles de género son aquellos que tienen que ver solo con las posibilidades que las características físicas que cada persona posee le permiten realizar.” Declaraciones similares hace la Mtra. En Psicología Elba M. Arredondo: “…desde la parte del análisis conductual todo es entrenable, se pueden entrenar: la frecuencia cardiaca, la temperatura corporal y los cólicos menstruales; la parte biológica marca solo una tendencia de la naturaleza.” Con estos acentos, no nos quedaría otra opción más que remitirnos de nuevo a la filosofía y al crédito que se debe a los filósofos que desde tiempos anteriores se adelantaban a estos descubrimientos. Lo vemos de nuevo en la figura de John Locke quien ya planteaba desde el siglo xvii que la mente es una tabula rasa limpia de toda inscripción socio-cultural libre de ideas innatas de cualquier tipo, lista para aprender cualquier cosa respecto del mundo a través de la experiencia. Estando ya en el siglo xx y con ideas inspiradas en Locke, entra en escena uno de los experimentos más crueles de la historia de la psicología protagonizado por el Dr. John Money, quien sostenía que el ser humano es tan libre de ideas innatas de tal manera que superaría aún su determinación sexual biológica, es decir, un ser humano puede ser educado como masculino o femenino independientemente de su asignación biológica sexual. Abrazando el experimento bajo la bandera de lucha por la diversidad de género, adopta como paciente, desde los primeros meses de vida, a un bebé varón castrado por accidente y encarga a sus padres que le críen como mujer, sin embargo el experimento del Dr. Money fracasa cuando “la niña”, con el paso del tiempo y bajo las condicionantes de su genética masculina comienza a adquirir comportamientos masculinos in crescendo cuando le habían educado para adoptar incluso estereotipos femeninos. La historia está llena de todo un entramado psicológico lleno de temas de género, por ejemplo: “la niña” sufría de discriminación por su apariencia masculina, y presentaba patologías psicológicas propias de una crisis de identidad de género. Cuando por fin supo la verdad, la ahora “él”, confiesa de su propia voz que “siempre supo que era hombre”. El experimento del Dr. Money por llevar sus posturas anti-biológicas al extremo fracasó rotundamente terminando incluso en el posterior suicidio del paciente, la historia quedó documentada cuando aún vivía7. La única conclusión posible debe ser una que contraste las posturas de John Locke con el experimento del Dr. Money, y no es otra que la que nos permite establecer que el único factor inmoldeable por la influencia sociocultural es el biológico-sexual, todo lo demás es una construcción de la historia de los pueblos occidentales. “Si el modelo biologicista o patriarcal es justamente denigrado por esencialista o naturalista, el posfeminismo de género puede ser tachado también de reduccionista o “culturalista”, En cuanto que ignora que el ser humano es también su cuerpo, su realidad biológica.”8 6

Conferencia “Diferencias anatómicas y fisiológicas entre el cerebro masculino y femenino” min. 1:37:24 Vid. Dr. Money y el niño sin pene 8 ANGELA APARISI MIRALLES. “Modelos de relación sexo-género: de la ideología de género al modelo de complementariedad varón-mujer” pp. 6 7


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Feminismo de la diferencia, feminismo de la igualdad y modelo de complementariedad Es ya, entrado el siglo xx, cuando las ideologías de género devienen en feminismo, desde que la mujer, después de todo este drama histórico, por fin tiene la oportunidad de impugnar a favor de su causa formal y demostrarla sin estorbos. La mujer pensante del siglo xx ha encontrado que toda la historia universal construida por los varones es consecuencia de una filosofía y unos ideales construidos por varones, lo que la impulsa a dar los primeros pasos en la disertación formal sobre una igualdad entre géneros bien definida o una diferencia entre géneros bien definida. Así en 1949 Simone de Beauvoir en su ensayo “el segundo sexo”, separa el concepto de mujer como ser biológico del concepto de feminidad como constructo sociocultural. Beauvoir sin embargo encuentra que, si a la mujer que habita el mundo se le despoja de la feminidad solo le quedan dos opciones, o intentar igualar el estatus masculino como estándar de superioridad o crear una ontología femenina desde cero, postura que viene a reforzar Luce Irigaray en su escrito de 1974 “El espejo de la otra mujer”9. Así, el feminismo que se ocupa de perseguir al varón en sus logros intelectuales, políticos o de cualquier índole es un feminismo de la igualdad, el cual es más bien representativo de la época de Olympe de Gouges caracterizado por una demanda de igualdad de oportunidades y calidad de vida. Sin embargo, el giro actual en que han prosperado las posturas feministas dicta que la mujer ha de redefinirse a sí misma con independencia del hombre y ni siquiera por oposición al mismo. Al respecto relata Consuelo P. Martínez: “Hace muchos años leí por primera vez algunos poemas de Rosario Castellanos. En general, quedé muy impresionada y conmovida especialmente con el poema “Meditación en el umbral” y sus dos frases finales que aluden a la necesidad imperiosa de una búsqueda del "Ser" femenino, un ser diferente, desconocido, más allá de los esquemas y roles socio-histórico-culturales impuestos y aprehendidos por las mujeres: "Otro modo de ser humano y libre. Otro modo de ser” 10, definiendo con ello el feminismo de la diferencia. Una propuesta más, hecha desde la mirada de la mujer pensadora, está en el modelo de complementariedad de Ángela Aparisi de quien podemos resumir su idea de complementariedad de la siguiente manera: “…en términos muy generales, que hombres y mujeres son diferentes, pero, y al mismo tiempo, iguales. Diferentes, Por ejemplo, desde un plano genético, endocrinológico e, incluso, psicológico. sin embargo, tales diferencias no llegan a romper la igualdad ontológica, en cuanto que hombres y mujeres son personas y, por tanto, poseen una igual dignidad ontológica. De este modo, la distinción presupone, necesariamente la igualdad…ambos, varón y mujer, participan de una misma naturaleza y poseen una misión conjunta: la familia y la cultura.” 11

Esta “misma ontología y naturaleza” es, sin duda, la que fundamenta la causa formal del hombre Aristotélico, pero ahora extendido hasta la mujer: la razón.

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Vid. ALEJANDRO GAMERO. “Diferencias filosóficas entre hombres y mujeres”. 2013. CONSUELO PATRICIA MARTINEZ LOZANO. “El ser femenino y la diferencia sexual” pp. 1 11 ANGELA APARISI. “Modelos de relación sexo-género” pp. 15. 10


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Hacía una Epistemología feminista “En efecto, la filosofía feminista pone al descubierto, no sólo la falsa neutralidad y objetividad de quienes elaboran lo que es oficialmente aceptado como ciencia o filosofía, sino además la falsa universalidad que ambas esgrimen como una de sus armas más peligrosas.”12 Comesaña Santalices sostiene entonces que el conocimiento construido hasta hoy, es un conocimiento castrado de la esencia femenina, y no sin razón. Es también, y por lo tanto, un conocimiento incompleto, que es universal pero solo en relación al universo del varón. La pregunta sería: ¿será verdaderamente posible una concepción del mundo nueva y complementaria desde la razón femenina?, ¿será este el futuro del conocimiento?, en una época posmoderna en la que sentimos que hemos llegado al final o casi a él, en que no hay mas que un cúmulo inmenso de información que no ha servido para sobrellevar los problemas de la humanidad, ¿llegará “el ser femenino” después de protestar sobre la falsa universalidad del conocimiento (en paralelo con la falsa universalidad de la revolución francesa), a proponer un nuevo modelo?. “…y apuntalando una epistemología feminista, la cual es crítica, e inevitablemente viene a transformar las disciplinas a las que toca, al cuestionar en profundidad la naturaleza del conocimiento, e incluso concretamente la del conocimiento científico, de modo que ya se habla de una filosofía feminista de la ciencia…”13

Conclusiones Filosofía Femenina Según las reflexiones de Comesaña Santalices, existe tanto el feminismo filosófico como la filosofía femenina14, el primero es llevado a cabo por aquellas pensadoras que usan las herramientas filosóficas para sostener la causa del feminismo, y la filosofía feminista es aquella que hacen tanto varones como mujeres en la lucha del feminismo de la igualdad. Pero ¿y quién dice que no es posible una filosofía femenina?, después de todo, la concepción más difundida de la religión cristiana sobre el papel de la mujer como subordinada al hombre, misma concepción que seguramente ha propiciado que las cosas fuesen como fueron, fue producto de una sentencia de castigo por desobediencia, pero la verdadera potencialidad de la mujer estuvo dictada desde el principio, desde antes de la caída: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios; y díjoles Dios: Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra” (Génesis 1:27 – 28). Llama la atención que se atribuye a ambos la capacidad de juzgar la tierra y señorearla por igual, sin distinción, sin diferencia. Las diferencias vienen después, como bien saben quienes conocen la historia. Así ni aún en la 12

Vid. GLORIA M. COMESAÑA SANTALICES. “Algunas reflexiones sobre la filosofía feminista” pp. 8. Universidad del Zulia. 2007. 13 Vid. COMESAÑA SANTALICES. “Algunas reflexiones sobre la filosofía feminista” pp. 8. 14


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religión mayoritaria, la concepción socio-cultural del papel de la mujer está libre de emancipación, es posible. Sin embargo, si ha de ser posible que la filosofía femenina suceda, debemos dejar que las filósofas tomen el pódium y debatan entre ellas sus concepciones sobre el mundo sin intervención varonil, pues solo así podremos conocer ese lado racional al que el varón no tiene acceso, “ese ser femenino” diferente, nuevo, independiente, original, auténtico. Si bien tanto la filosofía como la totalidad del conocimiento no pueden ser femeninos o masculinos en sí mismos, pese a que de hecho han sido androcéntricos, pero no por ello masculinos, podríamos llamar provisionalmente “filosofía femenina” a aquella que venga complementar la filosofía androcéntrica. “… De superarse todo aquello que hace necesario al feminismo, ya no tendríamos que adjetivar como feminista una variante filosófica, porque sus temáticas ya no tendrían sentido, en la medida en que los problemas que le dan su razón de ser, habrían desaparecido.”15 Si entonces la concepción del mundo está castrada, la posibilidad de una filosofía femenina se hace más bien necesaria, sobre todo si nos atenemos a que la neurociencia destaca unas ciertas ventajas cognitivas en el cerebro de la mujer como dato científico. Sobre esto, apunta Gloria M. Comesaña : “Lo que sí nos parece cierto es que las mujeres, por la forma en que hemos sido condicionadas, hemos desarrollado ciertos valores humanos, que son de gran importancia para nuestra salvaguarda como personas, como culturas y como habitantes del planeta.” En suma y, por lo tanto, urge poner en práctica el modelo de la complementariedad, el cual contempla la diferencia biológica al mismo tiempo que la igualdad ontológica, y si ontológica, entonces filosófica, y si filosófica entonces universal. “La crítica social sin alguna forma de filosofía no es posible y sin crítica social el proyecto de una teoría feminista que esté comprometida a la vez con el conocimiento y con los intereses emancipatorios de las mujeres, es inconcebible.” 16

La pedagogía en juego Planteado todo esto, cabe cuestionarse la manera en que han de ser educados los y las niñas de las nuevas generaciones respecto al género. Niños y niñas de todo el mundo están protestando en contra de la falta de complementariedad de los géneros que viven en la sociedad que les ha tocado nacer, y lo hacen de la forma más llamativa posible: niños de 9 años está migrando de género y experimentando crisis de identidad17. Ateniéndonos a lo aquí estudiado, el asunto tiene dos vertientes; por un lado, la crisis de identidad biológico-sexual y por el otro la crisis de identidad de género. El problema, para la familia tradicional (dejando de lado, por el momento, las cuestiones de la diversidad de nuevos modelos de familia), es que debe saber educar a sus hijos de una manera que, fortaleciendo su identidad sexual, los problemas de la identidad de género pueda llegar a desaparecer, es decir, el problema de la masculinidad y la feminidad cómo géneros y estereotipos/roles es, a todas luces, un pseudo problema, pues la identidad de género es, como ya hemos fundamentado, una construcción social. El problema básico con este tipo de fenómenos del mundo posmoderno hasta ahora, 15

Vid. COMESAÑA SANTALICES. “Algunas reflexiones sobre la filosofía feminista” pp. 4. Vid. COMESAÑA SANTALICES. “Algunas reflexiones sobre la filosofía feminista” pp. 4. 17 National Geographic. La revolución de género pp. 6 - 22. Enero 2017. 16


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ha sido, pienso yo que el niño cree que por tener un claro reproche hacia los estereotipos/roles de género binarios socioculturales, tiene entonces, por ello, crisis de identidad sexual, cuando no necesariamente es así. No dudo que de hecho existan casos en los que la crisis de identidad sexual en niños sea real, esos casos no nos toca a nosotros tratarlos sino a los especialistas, pero también dudo que sea esta el caso de la inmensa mayoría, dado que, desde los experimentos fallidos del Dr. Money queda establecido que la identidad sexual es normalmente ineludible y en gran medida una categoría sumamente importante en la construcción de la personalidad, (insisto, salvo caso específicos); lo que pasa es que los niños poseen el espíritu filosófico más ejemplar y ellos saben que mujeres y varones tiene las mismas posibilidades antropológicas y el hecho de que la sociedad les niegue alguna de ellas les trae una crisis de identidad de género. Pero el problema de identidad de género como constructo sociocultural, a la familia tradicional del futuro no debe preocuparle en lo absoluto, si no el problema de la identidad sexual, que, si va de la mano de una buena filosofía y psicopedagogía, lo trascendente para la familia tradicional y para el humano que viva bajo los preceptos binarios de la biología (varón-hembra) será pues, sostener legítimamente el modelo de complementariedad ontológica. Se abre el telón pues, sobre cómo trabajar la educación de la familia tradicional en tiempos actuales y posteriores dado el clima de relativismo cultural en el que sus hijos han de vivir, reguardando su integridad ontológica, pero entendiendo en qué consiste el fallo social para así poder aceptar la diversidad. “Puesto que somos el resultado de generaciones anteriores, somos además el resultado de sus aberraciones, pasiones y errores y, también, sí, de sus delitos. No es posible liberarse por completo de esta cadena. Podemos condenar tales aberraciones y creemos libres de ellas, pero esto no cambia el hecho de que somos sus herederos. Llegaremos, en el mejor de los casos, a un antagonismo entre nuestra naturaleza ancestral, hereditaria, y nuestro conocimiento o, tal vez, a la lucha de una nueva y rigurosa disciplina contra lo que ha sido legado e inculcado a lo largo del tiempo; cultivamos un nuevo hábito, un nuevo instinto, una segunda naturaleza, de forma que la primera desaparezca.” Nietzsche.


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Fuentes consultadas

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Modelos de relación sexo-género: de la ideología de género al modelo de complementariedad varón-mujer. Universidad de Navarra. España. 2012.

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Castilla de Córtazar Blanca Antropología de la sexualidad, un estudio interdisciplinar. Comesaña S. Gloria

Algunas reflexiones sobre la filosofía feminista. Revista Venezolana de estudios de la mujer. Caracas, enero-junio, 2007. Universidad del Zulia.

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Diferencias anatómicas y fisiológicas entre el cerebro masculino y femenino. Semana de la ciencia y la tecnología. Conferencia. 2015.

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La adquisición del rol y la identidad sexual: función de la familia. Universidad de Salamanca. España. 1984.

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Revolución de género. Enero 2017.

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Filosofía y género. Instituto de investigaciones feministas de la universidad complutense de Madrid. 1993.

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Soriano Rubio Sonia

Origen y Causa de la homosexualidad. Departamento de Psicología evolutiva y de la educación de la universidad de Salamanca. España. 1995. Dr. Money y el niño sin pene. Video documental.


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