2.3 Confinados

La tarea de formular e implementar los nuevos hábitos de comportamiento, para afrontar la pandemia, no fue difícil, pues mi familia ya era conocedora de los riesgos por venir. El uso de la mascarilla, así la OMS dijera que no, el lavado de manos, el no tocar superficies en el exterior, el uso del alcohol o el gel si por obligación teníamos que tocar superficies (botones del ascensor, por ejemplo), el quitarse los zapatos al ingresar a nuestro hogar, se convirtieron en hábitos que, al día de hoy, los conservamos pese a tener el esquema completo de vacunación. 2.3 Confinados

A partir del 25 de marzo, muchos comprendieron mi exageración en el aprovisionamiento antes descrito. Ahora, confinados, se hacía más difícil adquirir los insumos para el protocolo de bioseguridad, los tapabocas y desinfectantes excaseaban. Ahora, confinados, ¿qué hacemos? Era la pregunta no pronunciada de mi familia. Para el encierro no me había preparado. ¡Compremos juegos! propusieron mi esposa y mi hijo.

¡Confinados!

La idea fue acogida e inmediatamente pedimos el Rummy-q y el parqués via domicilio, pues el confinamiento era estricto y obligatorio... no podíamos salir aún. Nos entretuvimos bastante y evitamos la aburrición reflejada en la joven de la imagen anterior. Pero, esto no era suficiente. El impacto emocional se mitigó realizando otras actividades, mi hijo estudiando y jugando en línea con sus amigos, mi esposa le siguió jugando al bingo y al parchís, y yo atendiendo la Estrategia Digital y otras obligaciones propias de mi cargo. El encierro se hizo mas tolerable. Hablando de juegos, comparto un juego diseñado por Makka Pakka y adaptado con el editor de DescartesJS, cuyo propósito es eliminar el maldito coronavirus, solo tienes que poner el puntero del ratón sobre el bicho: