Editorial
E
l carácter ajustador de Macri-Insfrán, continúa dando muestras de la decisión de imponer un sinnúmero de penurias a los trabajadores.
La reforma jubilatoria motivó que gran parte de los asalariados pararan y se movilizaran en términos aceptables de participación activa en la capital y en ciudades del interior como Palo Santo, El Colorado, Villa Dos Trece y Las Lomitas. Las conducciones sindicales posteriormente encapsularon el reclamo al interior de sus organizaciones, determinados a desalentar la elaboración de un plan de lucha colectivo y unificado en pos de la derogación de la ley antijubilatoria. Una vez más hacen seguidismo a los partidos quienes responden (FAF, Cambiemos, FPV PJ) cuando a todas luces ambos bloques participaron unidos en el diseño y la aplicación de la ley que, en la provincia, en el último mes dejó a miles de trabajadores con una jubilación equivalente a la mitad del valor de la canasta familiar que mide la pobreza, calculada hoy “oficialmente” en poco más de $12000. Una prueba contundente fue lo que ocurrió el último 27 de Septiembre, donde cada sindicato montó un kiosquito rechazando literalmente una acción conjunta, desoyendo el pedido de las bases expresado en la primera marcha. Mientras esto sucede Macri-Gildo avanzan en lo que será un zarpazo de dimensiones invalorables a la educación pública, al estatuto y al salario docente. El 18 y 19 de Octubre se realizó la evaluación educativa “Aprender” cuyos resultados se utilizarán para diferenciar el presupuesto entre escuelas (Ranking) y establecer salarios docentes por productividad (Fin del Estatuto). Acción que tuvo resistencia por parte de docentes y estudiantes en distritos importantes del país, lo que anticipa una beligerancia aún mayor por parte de los docentes en la defensa de la educación pública. En sintonía, después de 20 años, Insfrán lanza el Concurso de ascenso para ocupar cargos directivos y vicedirectivos (según la complejidad de las escuelas). Le otorga un carácter “extraordinario” que justifica un avance más en la pulverización del Estatuto. Para garantizar este nuevo ataque reforzó su régimen autoritario enviando a las escuelas “asesores situados”, verdaderos parásitos cuya única labor será confundir , desalentar, disuadir y perseguir todo tipo de resistencia de los docentes. Ante tantos agravios los educadores debemos superar las limitaciones impuestas por las conducciones sindicales y avanzar en la creación de la Asamblea General de Base, donde podamos elaborar y desenvolver un plan de acción hasta lograr nuestras demandas.