Benemérita Escuela Normal “Manuel Ávila Camacho” Herramientas Básicas para la Investigación Educativa Maestra: Aneli Galván Cabral Alumna: Julia Janeth Reyes Tostado Licenciatura en Educación Preescolar Quinto Semestre Congreso Estatal de Investigación Educativa Actualidad, Prospectivas y Retos 4 y 5 de Diciembre del 2006 INVESTIGACIÓN, INVESTIGACIÓN DE LA PRÁCTICA, REFLEXIVIDAD Y FORMACIÓN DE DOCENTES Luciano González Velasco
Introducción La investigación en sí, entendida como un trabajo con pretensiones científicas y de producción de conocimiento. LA INVESTIGACIÓN DE LA PRÁCTICA EDUCATIVA. 50’s La investigación educativa se asumía con una visión positivista, que tenía como condición indispensable una neutralidad ideológica y la búsqueda de la mayor objetividad posible. De esa manera se apoyaba a la división de trabajos y tareas. Unos eran los investigadores y otros los “prácticos”. En la década de los ‘70’s, en este país, campeaba la idea de que la investigación y la profesión de educar eran tareas incompatibles, argumentando que en una había producción de conocimiento y en la otra simplemente difusión del mismo. La postura ideológica y la noción de que ser investigador conlleva a un status diferente, incluso mejor que el de educador, además de que se requiere de formación distinta en cada caso. Stenhouse, (1996), es quizá el impulsor y teórico más importante para definir la posibilidad de que sea el propio educador quien indague sobre su propia práctica. Él llama “investigación en la acción” a esta modalidad o tipo de investigación
LAS PRÁCTICAS PROPIAS COMO OBJETO DE INVESTIGACIÓN. A partir de entonces, empieza a haber un reconocimiento mundial acerca de la posibilidad real de combinar las tareas de educador y las de investigación. Entre 1990 y el año 2000, se ha publicado literatura abundante sobre el trabajo de los investigadores docentes y educadores en general. Estos textos mencionan a la investigación en el aula como una tarea que posibilita la mejora continua de la práctica. Para la UNESCO, la investigación es base y componente para la formación de maestros, con la que están implicados y que es requerida para su formación inicial; pues, “su formación y enseñanza deben abarcar, de una u otra manera, una parte de investigación, de investigación aplicada, de investigación-acción y de investigación participativa” (Gibbons, 1994:130). LA INVESTIGACIÓN DE LAS PRÁCTICAS COMO CAMPO DE PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTOS. La investigación también se entiende como “auto indagación reflexiva”. Para Imbernón (1998), es una nueva forma de cultura profesional. Él señala, para la investigación hecha por los propios profesores, que “en la formación del profesorado tendrá por finalidad la de desarrollar teorías arraigadas en los problemas y las perspectivas de la práctica educativa. También, llama a este trabajo investigación –acción (Imbernón, 1998:132). La investigación, propuesta como base del perfeccionamiento profesional, es entendida en varias perspectivas o tipos. García y Pérez, (1989:75), proponen a la investigación pedagógica, estableciendo “que tiene como objeto la educación en cualquiera de sus manifestaciones”. Señalan que “evita la práctica rutinaria, reflexionando con sentido crítico sobre el valor y la eficacia del quehacer educativo”. Los autores citados (p 54), se inclinan por el concepto de indagación en lugar del de investigación, Para ellos, “la indagación se refiere a nuestros intentos por conocer y dar sentido al mundo (o parte de éste) que nos rodea”. Sostienen, además, que ese proceso contiene ideas muy diferentes y frecuentemente incompatibles con la naturaleza del conocer y del conocimiento, con posibilidades muy diversas y radicales de abordarlos. Kemmis y McTaggart, (1992:9-10), por su parte, proponen a la investigación acción como una manera de mejorar y comprender mejor lo que se hace. La definen también en el sentido de ser “una forma de indagación introspectiva colectiva emprendida por participantes en situaciones sociales con objeto de mejorar la racionalidad y la justicia de sus
prácticas sociales o educativas así como su comprensión de esas prácticas y de las situaciones en que éstas tienen lugar”. Se denomina a esta manera de investigar como “investigación activa porque ’toma sus problemas de la realidad e intenta desembocar en una norma práctica de actuación’” (García y Pérez, 1989:75). Agregan, además, que si la investigación ha de empezar en la realidad de las acciones educativas, debe contarse necesariamente con el profesor. Las posturas más interesantes muestran a la investigación como elemento indispensable en la formación de docentes. Otra más es la de considerarla como base para la actualización y superación profesional de los educadores y para la comprensión y mejoramiento de lo que hacen. En el análisis que hace Gibbons (1997:7-8) sobre la nueva forma de producir conocimiento en la sociedad, reconoce que “el nuevo modo funciona dentro de un contexto de aplicación, en el que los problemas no se hallan encuadrados dentro de una estructura disciplinar”, por lo que “ el proceso de producción del conocimiento tiende a ser más reflexivo y afecta, en los niveles más profundos, a lo que terminará por considerarse como `buena ciencia’”.