TRADUCCIÓN DEL NUEVO MUNDO ...Una biblia a medida...

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Anunciando el último Mensaje de Misericordia

Traducción del

Nuevo Mundo ... una Biblia a medida...


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UNA BIBLIA A MEDIDA

Ni adulterando la palabra Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios. 2 Co. 4:2. Pablo habla de los que adulteran la Palabra de Dios o la usan engañosamente. La mayoría en Corinto eran como fraudulentos taberneros e inescrupulosos revendedores de vino, que propagaban un Evangelio corrompido con teorías y tradiciones humanas. Según Apoc. 17: 2, la iglesia apóstata hace que los habitantes de la tierra beban el vino de su fornicación, que es el vino de doctrinas adulteradas y falsas. Los falsos maestros se satisfacen con la falsificación, con un sustituto de calidad inferior, con una obediencia superficial, con tratar de alcanzar la justificación por las obras, venden la Palabra para beneficiarse, a un precio bajo de sacrificio personal de parte del que compra. Un hombre corrompe la Palabra de Dios citando lo que considera principalmente como un medio de ganarse la vida, cuando atenúa ya sea su bondad o su severidad, cuando hace más fáciles los elevados principios que ella impone a los cristianos, o cuando predica de sí mismo, su inteligencia o sus propios conocimientos y creencias. Pone así la Palabra a su servicio y no se coloca a sí mismo al servicio de la Palabra. Últimamente estamos experimentando una avalancha de versiones bíblicas de una manera espectacular. La venta de Biblia ha dejado de ser un objetivo formativo, para convertirse en un gran negocio mercantil, pero lo mas terrible no es esto, sino que cada traducción bíblica se va adaptando tanto a lenguaje inclusivo, que lentamente se van alterando los conceptos fundamentales de las Palabras para lentamente ir volcando el sentido original, para convertirla o bien en un libro diplomático y adaptable a los conceptos liberales y modernista que predominan en la teología de los tiempos modernos, como para apoyar doctrinas y creencias que no tienen bases en la Escritura misma. Entre éste centenar de versiones y traducciones bíblicas se encuentra, quizá, la más criticada y criticable traducción que ha existido. Su misteriosa confesión y elaboración resalta sencillamente en que es una Biblia ‘a medida’..., de ideas preconcebidas. Se trata sin duda de la Traducción del Nuevo Mundo de las Sagradas Escrituras o la Biblia de los testigos de Jehová.

Editores Julio Crespo diosnuestroamparo@gmail.com Mariluz Fernández mariluzf0520@gmail.com


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Traducción del

Nuevo Mundo ...una Biblia ‘a medida’ “En 1998 se marcó un hito importante para todos los que aman la Palabra de Dios. En ese año salió de las prensas el ejemplar 100 millones de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras. Se convertía, pues, en una de las traducciones de la Biblia más ampliamente distribuidas del siglo.”

A

sí se anuncia en La Atalaya del 15 de octubre de 1999, pág. 28 al 31, el hecho sorprendente y sorpresivo de una cifra sin igual en la distribución de La Biblia, según sus redactores. ¡Cien millones de ejemplares de la traducción bíblica más discutida y discutible! ¡Cien millones de ejemplares de una traducción bíblica utilizada casi exclusivamente por seis millones de personas cada día en su estudio de la Biblia! Debemos reconocer que, aparentemente, cien millones son muchos millones, y no pocas personas pudieran relacionar tal cantidad con algún tipo de logro, hazaña o bendición especial. Desde que salió el primer ejemplar completo de esta traducción (1961) hasta el momento

de esa publicación, habrían transcurrido más de 37 años, lo que equivale a una distribución anual de cerca de tres millones de Biblias en diferentes formatos, es un record que ningún Best-seller ha conseguido vender ni distribuir en esta época, en un período tan limitado de tiempo. En los primeros 18 años se habían distribuido 23 millones de ejemplares, y los siguientes 77 millones en los 17 años restantes. Sin embargo, pocas personas de las que van a leer este anuncio, caerán en la cuenta de que, a pesar de la profusa distribución de ésta traducción bíblica, es difícil encontrarla en los hogares de familias comunes, o verla en las estanterías de bibliotecas, colegios, librerías y lugares de consulta.


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UNA BIBLIA A MEDIDA

Y los más extraño es que, a pesar de su pregonada erudición, la mencionada traducción no aparezca nunca citada como referencia en Enciclopedias, comentarios bíblicos, estudios, ensayos y obras de investigación bíblica en los que la Biblia juega un papel primordial. Esto es especialmente así, porque es una traducción publicada y distribuida para consumo de las personas que se adhieren a la comunidad religiosa de los testigos de Jehová. A ellos se les hace ver y creer que el mundo evangélico y cristiano precisaba de una nueva traducción para corregir y enmendar los dislates del mensaje bíblico y para estar al día con los progresos de la erudición bíblica y las transformaciones del lenguaje. A ellos se les hace creer que la Traducción del Nuevo Mundo es la mejor traducción bíblica que existe en la actualidad en el mercado, la más exacta, la más consecuente y homogénea, la única versión que restaura el nombre de Dios en el Nuevo Testamento, y la versión más entendible de las existentes. Si tenemos en cuenta que de ésta traducción, se han sacado diferentes ediciones en una variedad de formatos y contenidos, (con pasta en vinilo verde, en negro, en letra grande, en formato de bolsillo, con cantos dorados en oro, con referencias, e incluso revisada en diversas ocasiones), no es extraño que los testigos de Jehová tengan en sus hogares diferentes

ejemplares de la TNM, e incluso que durante su militancia compren diversos ejemplares en el tiempo, anulando o tirando a la basura ejemplares viejos o estropeados. Si esto lo situamos en un periodo de 37 años, podremos comprender por qué, a pesar de haberse publicado 100 millones de ejemplares de la Traducción del Nuevo Mundo, esto no tiene tanto mérito como el señalado, y las razones del por qué, ésta no suele encontrarse en los hogares comunes ni es utilizada como objeto de estudio por otros grupos, salvo por los propios testigos de Jehová. Pero una segunda razón para el general desconocimiento de esta traducción, y su ignorada presencia en los estudios de doctos bíblicos tiene que ver con su peculiar forma de traducir ciertos versículos bíblicos, que difiere con la mayoría, y que obvia la opinión general de cómo deben regirse los traductores a la hora de ‘interpretar’ las mejores fórmulas de transmitir el pensamiento original a los idiomas modernos. Como ellos mismos dijeron en La Atalaya del 1 de marzo de 1991, pág. 26, «se aparta del modo tradicional de verter muchos versículos y recalca el uso del nombre de Dios, Jehová. De modo que no se sujeta a lo acostumbrado».


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Desde que salió la primera edición, son muchos los doctos bíblicos que han criticado su manera de traducir a otros idiomas el contenido de los manuscritos, y muchos los que han cuestionado la idoneidad de los traductores y editores de esta versión bíblica, para presentar ante el mundo cristiano, una traducción que refleje «los Pensamientos y declaraciones [del Creador] con la mayor exactitud posible», tal como ellos alegan pretender, en sus palabras de Presentación. En realidad, la Traducción del Nuevo Mundo es la ‘biblia de los testigos de Jehová’. En ella, es mucho más fácil encontrar las premisas que fundamentan muchas de las ideas que identifican a éstos, incluso las peculiaridades doctrinales que les caracterizan. No vamos a decir que es una horrenda traducción de la Biblia, pues en muchos lugares da frescura y vigor al texto original, pero un estudio profundo de su forma de traducir, muestra con claridad que es un Compendio o amalgama, fruto de los muchos Diccionarios y Léxicos Griegos que existen en el idioma inglés, y que fueron utilizados por personas que tenían un escaso conocimiento de los idiomas originales, pero que se valieron de estos para presentar una novedosa traducción «acomodada» a sus peculiares maneras de entender la Biblia. La Traducción del Nuevo Mundo no creó las doctrinas peculiares de los Testigos, pero sí vino a dar apoyo y sostén al conjunto de dichas doctrinas, copiadas de otros, o inventadas principalmente por C.T. Russell, J.F. Rutherford y F.W. Franz, que en el fondo han sido y son, los grandes «teólogos» que elaboraron sus doctrinas. Ellos descubrieron las grandes doctrinas que les caracterizan, y con la Traducción del Nuevo Mundo, se dio un respaldo legal a las mismas. Si ellos creían que Cristo murió en un madero (descubrimiento de Rutherford), la Traducción del Nuevo Mundo se sintió

libre de traducir: ‘¡Al madero con él!’ ‘¡Al madero con él!’. Una expresión que otras traducciones vierten: ‘¡Crucifícale!’ Si ellos creían que Jesucristo no es el mismo Dios, se sintieron libres de introducir como parte del texto original el artículo indeterminado «un» en Juan 1:1, sin advertir o introducir entre corchetes la palabra para que sus lectores se dieran cuenta de la añadidura incorporada. Si ellos creían que los apóstoles y primeros discípulos predicaban de ‘casa en casa’, se sintieron libres de traducir la expresión “kat’ oi’kon” que en Hechos 5:42 se usa con el acusativo singular en el sentido distributivo, con una expresión que da a entender que iban “de casa en casa”, de modo consecutivo. Y así pudiéramos dar una larga lista de diferencias peculiares que caracterizan a esta traducción como distinta, hecha «a medida» de ideas preconcebidas. Es incierto, pues, afirmar que la Traducción del Nuevo Mundo es la que determina las doctrinas y creencias de los testigos de Jehová, pues en su mayoría, estas doctrinas y creencias son anteriores a dicha traducción. Con ella, lo único que se hizo fue, darle un soporte «oficial» a dichas doctrinas. Y el caso es que el debate se hace prolongado cuando una persona comienza a profundizar e investigar sobre el tema. Mientras en las «publicaciones Watchtower» se sigue haciendo un encendido elogio a las bondades de esta traducción y se seleccionan comentarios de algunos doctos bíblicos que felicitan y realzan a la misma, multitud de voces critican, no solo los contenidos de esta traducción, sino la extraña fórmula que se ha utilizado para ‘presentar’ una nueva versión de la Biblia que responda a unas mínimas garantías de seguridad y de veracidad.


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UNA BIBLIA A MEDIDA

Quiénes fueron sus Traductores «Los hombres que constituyen el comité de traducción han indicado [...] que su deseo es

permanecer anónimos, y específicamente no desean que sus nombres sean publicados mientras vivan ni después de su muerte...»

L

a primera incógnita que aparece tiene que ver con la identidad de los que fueron sus traductores. La Atalaya del 1 de febrero de 1951 dijo: «Los hombres que constituyen el comité de traducción han indicado [...] que su deseo es permanecer anónimos, y específicamente no desean que sus nombres sean publicados mientras vivan ni después de su muerte. El propósito de la traducción es exaltar el nombre del Dios viviente y verdadero». Con esta breve explicación, siempre se ha tratado de eludir el identificar la personalidad de los que llegaron

a conformar el ‘Comité de Traducción’, y que por tanto, son responsables de la buena o mala traducción, pero es que, muchos opinan que, precisamente, eludiendo tal identidad se mataban dos pájaros de un tiro, pues, al no publicarse los nombres de los traductores se evitaba tener que dar explicaciones sobre la idoneidad de sus traductores y su preparación académica, nadie se hacía responsable de su contenido y se daba a entender que otras traducciones y versiones, al identificar a sus traductores, restan de alguna manera la gloria y alabanza que se debe a nuestro Dios, al habernos proporcionado su Palabra.


7 No que éste proceder sea exclusivo de este ‘comité de traducción’, pues otros han actuado bajo el mismo anonimato (es de destacar la New American Standars Bible, edición con Referencias, que adoptó este mismo proceder), pero sí despierta severas sospechas el adoptar esta actitud, por aquellos que han condenado sistemáticamente el tener estudios superiores, y que en sus filas no han tenido nunca personas de reconocido prestigio en el conocimiento de los idiomas bíblicos originales. La alegación última de que, dando a conocer los nombres de los traductores, resta gloria y alabanza a Dios es absolutamente gratuita. Es tal como un abogado llegó a preguntar a Frederick Franz en un tribunal en Escocia: - ¿Por qué tanto secreto? Él respondió: - El comité quería una traducción anónima para rechazar toda gloria y honor que se da a los hombres. El abogado respondió: - Los autores y traductores no siempre reciben gloria y honor por sus esfuerzos ¿verdad? ¿No sería importante conocer a los traductores con sus estudios y sus capacidades? ¿Esos hombres a los que confiamos nuestra vida espiritual? ¿Confiaríamos en un cirujano que nos va a operar sin saber si es titulado y que rechazara enseñar su título y sus notas? No contaron con algunos factores ajenos a ellos mismos, y son, que aunque mantenían en secreto sus trabajos de traducción, el secreto era un «secreto a voces», pues muchos del personal de Brooklyn, incluso familiares de los ‘anónimos traductores’ comentaban libremente de su identidad. Personal de la ‘familia Betel’ de ese tiempo, comentan que lo curioso es que, no tomaban ninguna precaución para salvaguardar el anonimato, por lo menos en Betel. Se levantaban todos juntos de la mesa del comedor para salir a Staden Island en el coche del presidente y se ausentaban por días y a veces semanas. Por eso, se sabe con casi absoluta seguridad que los componentes de dicho comité fueron Frederick W. Franz, Nathan H. Knorr, Albert Schroeder, Milton Henschel y George D. Gangas. Evidentemente, el único miembro con capacidad para emprender una obra de este calibre, según opinión de todos, era Frederick W. Franz. Su propio sobrino,

Raymond Franz, que durante 9 años, fue miembro del Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová, ha dicho que él «era el único con suficiente conocimiento de las lenguas bíblicas para intentar una traducción de esta clase. Él había estudiado griego por dos años en la Universidad de Cincinnati, pero el hebreo lo estudió por sí solo». (Citado de Crisis de Conciencia. Ed. CLIE, 1993). El caso es que algunos han hurgado en la vida de éste hombre, y el período en el que cursó estudios universitarios, con resultados absolutamente sorprendentes. Por ejemplo, se ha descubierto que de modo consciente y voluntario por parte de la Sociedad Watchtower, se han exagerado los logros y conocimientos de este hombre. El libro de A.H.Macmillan intitulado “Faith on the March” [La Fe en Marcha], de 1957 (Prentice-Hall, Inc., Englewood Cliffs, N.J.) que fue publicado bajo el patrocinio de la Sociedad Watchtower dijo lo siguiente respecto de Franz: “él alcanzó la distinción de la Universidad de Cincinnati y le fue ofrecido el privilegio de ir a estudiar a Oxford o Cambridge, en Inglaterra, becado por Rhodes” (p.181)”Habla español y tiene un fuerte conocimiento del portugués y el alemán, así como es conocedor del francés. Él también es un perito en el hebreo y el griego, así como en el siríaco y en el latín, y todo esto contribuye para que sea una figura de entera confianza para el equipo editorial del [Presidente Nathan Homer] Knorr” (p.182).”

Tan recientemente como en 1981, los líderes de la Watchtower para validar las credenciales de Franz, citaron de este libro. En Enero, fue remitida una carta a Betel solicitando información acerca de las credenciales de Franz. La respuesta dada por la Watchtower, datada el 20 de Febrero de 1981, dijo: “Damos atención a su carta de 23 de Enero de 1981. En respuesta a sus preguntas respecto a las habilidades del hermano Franz, incluimos una fotocopia de la página 181 de la publicación Faith on the March [La Fe en Marcha]. Esperamos que sus comentarios sean de utilidad para usted.”

La carta estaba rubricada por el sello oficial “Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.” Pues bien, al igual que un paciente tiene derecho a


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UNA BIBLIA A MEDIDA

Él mismo, en su autobiografía publicada en La Atalaya del 1 de Mayo de 1987, corrigió sutilmente lo dicho por Macmillan, al decir: “Un punto sobresaliente de mi vida académica fue cuando el doctor Lyon, el presidente de la universidad, anunció a una asamblea de estudiantes en el auditorio que yo había sido elegido para ir a la Universidad Estatal de Ohio para tomar exámenes, en competencia con otros, por la Beca Cecil Rhodes, lo que me calificaría para ser admitido en la Universidad de Oxford, en Inglaterra.”

Hacer exámenes de calificación para obtener una Beca de estudios es muy diferente de lo dicho por Macmillan, que afirmó: “él alcanzó la distinción de una Universidad de Cincinnati y le fue ofrecido el privilegio de ir a Oxford o Cambridge, en Inglaterra, becado por Cecil Rhodes.”

exigir a su médico las credenciales y los títulos que le acrediten como médico, exigimos a los actuales dirigentes de la Sociedad Watchtower, a que hagan publica la ‘cartilla de escolaridad’ o el Registro de estudios realizados por el Sr. Franz, que le acrediten ser «un perito en el hebreo y el griego, así como en el siríaco y en el latín» y que refrende todas las afirmaciones hechas por el Sr. Macmillan. Por ejemplo: Algunos que han tenido acceso a dicho registro universitario de Franz, que existe, y está registrado en el Anuario para 1911 del Liceo de Woodward [Woodward High School Yearbook] o el registro de la Universidad de Cincinnati, y ambos revelan, primero, que los estudios principales que desarrolló fueron en griego clásico, de los cuales acumuló 21 horas semestrales. Segundo: había un curso de griego bíblico que la Universidad de Cincinnati ofrecía en aquel tiempo. El catálogo de 1911, pág. 119, ofrecía un curso que se intitulaba: “El Nuevo Testamento - Un curso de gramática y traducción.” Franz fue a éste curso de dos horas, que no pasa de ser una introducción al griego del Nuevo Testamento. El idioma griego que estudió Franz tenía un sistema de gramática diferente del griego del que la Biblia fue escrita. La alegación de que Franz fue ‘perito’ en hebreo, siríaco y latín, no corresponden con la realidad. El hebreo y siríaco no eran asignaturas que se enseñaran en la Universidad de Cincinnati. Franz sólo tuvo 15 horas de Latín, lo que difícilmente cualificaría a alguien como “perito”.

Pero es que, insistiendo en lo dicho en el artículo de La Atalaya acerca de Franz, leemos: “Aprecié el haber satisfecho los requisitos para obtener la beca.” Por tanto Franz admitió que no recibió la beca de estudios, sino que ‘satisfacía los requisitos para obtenerla,’ que es muy diferente a decir que “le fue ofrecido el privilegio de ir a Oxford o Cambridge, en Inglaterra, becado por Cecil Rhodes,” como Macmillan tenía escrito. El grado de ambigüedad con que se relata este período de tiempo en la vida de Franz, se extiende cuando éste exclama: “¡Qué bendición fue estudiar el griego bíblico con el profesor Arthur Kinsella como maestro! También estudié el griego clásico bajo la guía del doctor Joseph Harry, autor de algunas obras en griego. Yo sabía que si deseaba ser clérigo presbiteriano tenía que dominar el griego de la Biblia. De modo que me apliqué vigorosamente a los estudios y aprobé el curso.” Aunque la autobiografía de Franz da la impresión de que la parte principal de sus estudios en griego fueron “griego bíblico” recibido del “Profesor Kensella” y que el griego clásico que estudió con el doctor Joseph Harry fue secundario. Al contrario, la verdad es que Franz solo tuvo una disciplina de “griego bíblico” que tuvo una duración de dos horas. Las restantes 21 horas que recibió clases de griego, eran de griego clásico. También es de destacar que la segunda parte del curso de 1911, Arthur Kensella no tenía aún el doctorado. Por esa razón, Kensella daba clases a jóvenes noveles y principiantes.


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Se puede dudar incluso de la capacidad de Franz para traducir el hebreo. Eso se reveló en Noviembre ante el juez de la Corte de las Sesiones de Escocia. Aquí presentamos un fragmento de las preguntas y respuestas entre el abogado y Franz extraída del sumario del proceso:

R: ¿Qué? P: El cuarto versículo del capítulo dos de Génesis. R: ¿Quiere Vd. decir este? P: Sí.

Pregunta: ¿Está usted familiarizado con el hebreo? R: No, ni lo intentaría. Respuesta: Si. P: ¿De modo que usted tiene un conocimiento lingüístico profundo?

El fragmento que Franz ni intentaría traducir del hebreo era un simple ejercicio que no presenta ninguna dificultad para un estudiante de primero o segundo de la facultad.

R: Si, por razón de mi trabajo bíblico. P: ¿Es cierto que Vd. es capaz de leer y seguir la Biblia en hebreo, riego, latín, español, portugués, alemán y francés? R: Si. P: ¿Sabe Vd. incluso leer y hablar hebreo? R: Yo no hablo hebreo. P: ¿No sabe Vd.? R: No. P: ¿Puede Vd. traducirme esto en hebreo?

Con todo lo dicho hasta el momento, no queremos descalificar per se el trabajo que él y otros realizaron, por el simple hecho de remirar en el pasado de los que fueron sus conocimientos o estudios. Solo destacar la «cortina de humo» que se ha pretendido colocar en todo este asunto, y el turbio proceder que les llevó a considerar la posibilidad de dejar la identidad de los autores de la TNM en el anonimato ante las nulas credenciales que respaldaban a éste ‘comité de traducción’. Independientemente de todo esto, consideramos que la TNM tiene suficientes elementos de juicio en sus contenidos, que nos pueden ayudar a juzgar de su idoneidad como transmisora adecuada de los pensamientos de Dios.


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UNA BIBLIA A MEDIDA

Cuáles fueron sus

Fuentes Como usted quizás sepa, los manuscritos originales de los libros del “Nuevo Testamento” (las Escrituras Griegas Cristianas) no están disponibles hoy para ser usados por los traductores.

A

sí se expresaba La Atalaya del 1 de Octubre de 1978, pág. 11. Y es que ante todo, debemos aclarar una idea rápidamente. Nadie se piense que los traductores actuales de la Biblia, cuando planean preparar una nueva versión, tienen ante sí los miles de manuscritos de hace diecinueve o veinte siglos, y que basándose en ellos, van confeccionando lo que será su obra. Aunque en la presentación o en los comentarios de introducción de algunas versiones bíblicas se da a entender esto, es absolutamente incierto, pues los manuscritos y primeras versiones se encuentran en poder de museos que difícilmente cederían papiros u otro tipo de material a comités ‘anónimos’ para contrastar información o para efectuar una nueva versión. Por lo general, este tipo de trabajo está fuera de su alcance y ha sido preparado previamente por otros hombres, que han dedicado toda o parte su vida en confeccionar un texto «madre» en el idioma original, (hebreo o griego), en el que luego se basarán los traductores modernos para producir su nueva versión. Por lo general estos textos son: Para las Escrituras Griegas, existe el texto de Erasmo, en el que se basó Lutero en 1519 para su propia traducción, y de la que surgió el Textus Receptus o el Texto Recibido que fue la base para muchas versiones en inglés, incluso la porción de las Escrituras Griegas Cristianas de la King James Version, y en español la de Valera. Entre los primeros que produjeron su propio texto estuvo el docto alemán Griesbach; aunque se dice que él no se libró del todo de la influencia del Texto Recibido. Otro que produjo un texto fue Lachmann, profesor de antiguos idiomas clásicos de la Universidad de Berlín.

Como lo expresó una autoridad, Lachmann “fue el primero que fundó un texto, totalmente en evidencia antigua; y . . . efectuó mucho para romper la reverencia supersticiosa al textus receptus.” Después de él vino Tischendorf, un docto verdaderamente sobresaliente que descubrió el Manuscrito Sinaítico en un monasterio en la península de Sinaí. Mientras Tischendorf estaba ocupado en Alemania, Tregelles efectuó trabajo muy bueno en Inglaterra, produciendo un texto que J. B. Rotherham utilizó para las primeras dos ediciones de su Emphasised Bible. Y es de destacar la labor de dos doctos bíblicos británicos, B. F. Westcott y F. J. A. Hort, que trabajaron independientemente en su texto griego durante veintiocho años, de 1853 a 1881, intercambiando y comparando notas, y según comentan otros, tomando en consideración todo factor concebible y toda probabilidad pertinente. Ellos produjeron un texto en griego que ha servido de fundamento para la porción de las Escrituras Griegas de la American Standard Version (1901) y la Revised Standard Version (1946). Posteriormente se ha producido un texto todavía más reciente, el de Nestle, en el que se han basado recientes traducciones católicas de gran popularidad. La Traducción del Nuevo Mundo ha utilizado principalmente el texto de Westcott-Hort, aunque afirma haber consultado fielmente a todos los otros textos mencionados con anterioridad. Con respecto a las Escrituras Hebreas, hoy no se sabe que exista ninguno de los escritos originales; solo copias de copias. Hasta recientemente incluso no había copias, salvo unos cuantos fragmentos, de más antigüedad que el siglo diez. Pero comenzando con


11 el hallazgo de los Rollos del Mar Muerto en 1947, han salido a luz muchos rollos de las Escrituras Hebreas mucho más antiguos. El más valioso de éstos es el Rollo del Mar Muerto de Isaías, al cual, los expertos han asignado una fecha de antes de nuestra era común. Del trabajo de los escribas o soferim y posteriormente de sus sucesores los masoretas, los “señores de la tradición,” surgió el manuscrito masorético más temprano y más confiable que se ha hecho disponible a los doctos bíblicos modernos: es el texto masorético de Ben Asher, de aproximadamente 930 E.C. Este es el texto que utilizaron Rudolf Kittel, uno de los prominentes doctos del hebreo del siglo veinte, y sus asociados y sucesores, para producir la tercera edición y las ediciones posteriores de la Biblia Hebraica. El Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo afirma que utilizó las ediciones 7.ma, 8.va y 9.na de ésta (1951-1955) para producir su versión de las Escrituras Hebreas. También consultó otros textos hebreos, especialmente el del eminente doctor D. Ginsburg, siguiendo su texto como lectura principal en varios lugares, y con propósitos de comparación, utilizó una traducción de la Versión de los Setenta griega, y la principal versión latina, la Vulgata de Jerónimo. Sin embargo, aunque la TNM ha tenido todas estas fuentes en su producción, algunos de sus contenidos son singulares, y tienen mucho que ver con doctrinas particulares de los Testigos, e inducen a pensar que, aunque se ha utilizado toda esta multitud de «fuentes», a la hora de ofrecer un texto alternativo, estos no se han tenido en cuenta, cuando se ha traducido una frase o un versículo que pareciera contradecir una doctrina o enseñanza particular de ellos, como veremos más adelante. Partiendo de estas bases, en 1946 se comenzó el trabajo de traducción por un ‘comité’ que como hemos visto antes, decidió mantenerse en el anonimato, y que iba a contener características únicas. Estas características únicas iban a estar motivadas principalmente por lo que ellos mismos dijeron en La Atalaya del 1 de marzo de 1963, pág. 159: «Esto recalca el hecho de que uno sencillamente no puede traducir apropiada y acertadamente la Biblia a menos que entienda claramente sus enseñanzas». Es decir, el factor determinante de una forma de traducir cierto versículo, iba a estar condicionado por

las creencias previas de sus traductores. Sin pudor, en esta misma revista, dijeron: «La manera en que estas dos palabras han sido traducidas en la Traducción del Nuevo Mundo ha hecho surgir la acusación de que los del Comité de Traducción de la Biblia del Nuevo Mundo, permitieron que sus creencias religiosas influyeran en ellos. Esta acusación es cierta, más no lo hicieron incorrecta o indebidamente».

Independientemente de lo injusto de este proceder, observe un matiz que debe causar gran inquietud a las personas que utilizan y se dejan conducir por una traducción como esta. Si alguien no puede traducir apropiada y acertadamente la Biblia, a menos que entiendan claramente sus enseñanzas surge de inmediato una pregunta: ¿Quién entiende en este tiempo claramente sus enseñanzas? ¿Entendían los componentes del ‘comité de traducción’ que trabajaron del año 1946 a 1961 claramente las enseñanzas bíblicas? Si la luz de Dios es progresiva, ¿cuántos cambios doctrinales y de enseñanzas han efectuado durante estos treinta años? Si han hecho esos cambios, algunos de gran envergadura, ¿se puede decir con propiedad que estos ‘traductores’ entendían claramente las enseñanzas bíblicas? Y si las entendían, ¿por qué las cambiaron? Por lo tanto, ¿podemos confiar en una traducción bíblica, en la que sus traductores, han cambiado muchas de sus enseñanzas, porque en el momento de efectuar la traducción no entendían claramente dichas de sus enseñanzas? Además, ¿hasta qué grado es válida una traducción bíblica prejuzgada por unas creencias religiosas? ¿No se dan cuenta que si todos los traductores de la Biblia se dejaran influir por sus opiniones de lo que cada uno cree de Cristo, no podríamos saber, a fin de cuentas, qué es lo que la Biblia afirma acerca de él? Si los traductores siguieran, pues, el método aconsejado por la Sociedad, habría tantas traducciones como opiniones, y entonces no sabríamos en verdad lo que dice la Biblia. Entendemos que la erudición científica se muestra en el estudio serio de las lenguas bíblicas originales hasta llegar a un entendimiento más exacto y por consiguiente a una traducción lingüísticamente lo más perfecta posible y cercana a los textos originales. Para esto, hay que dejar a un lado las propias creencias particulares. Quien obra así, se somete de veras a la autoridad e infalibilidad de la Palabra de Dios, y no lo contrario.


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UNA BIBLIA A MEDIDA

Cuando las

creencias personales influyen en la traducción

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s con esta premisa, pues, que se comenzó a traducir. Y especialmente notable se hizo a la hora de verter ciertos versículos de carácter controversial, en el que hay envueltas doctrinas y enseñanzas que son rechazadas por los Testigos. Algunos de los argumentos utilizados para «recomendar» esta traducción bíblica, son los de alegar su amenidad en la lectura, el ser meticulosamente exacta, consecuente y homogénea a la hora de traducir una palabra clave. Se alega haber vertido los tiempos verbales con cuidado y precisión. Por ejemplo, la Versión NácarColunga presenta 1Juan 2:1 así: “Si alguno peca, abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo, justo”. Poco después esa misma traducción vierte 1Juan 3:6 así: “Todo el que

permanece en [Jesús] no peca”. Si ningún seguidor de Jesús peca, ¿qué aplicación tienen las palabras de 1 Juan 2:1?

indica un derrotero pecaminoso continuo, habitual, que invalidaría la afirmación que hiciera tal persona de ser cristiana.

La Traducción del Nuevo Mundo resuelve esa aparente contradicción. En 1Juan 2:1 dice: “Les escribo estas cosas para que no cometan un pecado. Y no obstante, si alguno comete un pecado, tenemos un ayudante para con el Padre, a Jesucristo, uno que es justo”.

También se alega haber hecho ameno y entendible un lenguaje rígido y anticuado de otras traducciones. Y se pone el ejemplo de Mateo 5:3.

En este versículo Juan usó el tiempo aoristo, que indica la comisión de un pecado aislado, el tipo de error que todos cometemos de vez en cuando porque somos imperfectos. Sin embargo, 1Juan 3:6 dice: “Todo el que permanece en unión con él no practica el pecado; nadie que practica el pecado lo ha visto ni ha llegado a conocerlo”. Aquí Juan empleó el tiempo presente, lo cual

Ellos traducen: «Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual».

Otros traducen: «Bienaventurados los pobres de espíritu». (Torres Amat)

Y finalmente se habla de homegeneidad, pues cada vez que han encontrado un término, lo han traducido lo mismo, incluso lo han transliterado de un idioma a otro para evitar suspicacias. Esto es así con los términos háides (“Hades”),


13 tartaros (“Tártaro”), nephes phyqué (“alma”) y otras.

y

Y nosotros, sin conocer nada de los idiomas originales, y por tanto, sin autoridad para dar una opinión de gran peso, podemos reconocer la ardua labor que tiene que hacer toda aquella persona que trata de traducir de un idioma ‘muerto’ y por tanto, que nadie habla en la actualidad, a un idioma vivo como el nuestro. La realidad es que esta labor tiene un gran mérito, y por eso insistimos en reconocer del gran esfuerzo que el ‘comité de traducción’ ha efectuado por presentarnos una traducción renovada y mejorada en muchos aspectos. Tristemente, estas buenas intenciones quedaron oscurecidas, cuando iban apareciendo textos que parecían que contradecían alguna de las enseñanzas más singulares de los testigos como la no deidad de Cristo, la prohibición de la sangre, los siete tiempos, los 144.000, etc. Un gran bloque de estas diferencias tienen que ver con la identidad de Cristo. La Traducción del Nuevo Mundo es la traducción que más libertades se toma, a la hora de traducir textos en los que parece, o se da a entender que Cristo es el mismo Dios y creador. Siempre que encuentran un versículo de carácter especulativo, en donde la exégesis se decanta por ver algún tipo de «divinidad» en la figura de Cristo, ellos han sido conclusivos y se han tomado la libertad de traducir de modo diferente, de no traducir, de excluir o de añadir algún término que reste importancia a lo dicho. En vez de dejar este asunto para que sea el propio lector, el que determine qué creer, o cómo entender e interpretar cierto texto, tal como han hecho otras versiones, ellos se han sentido libres, para

modificar expresiones, o incluir otras ajenas al texto original, que aclaren el entuerto. El caso más notorio y que más polémica ha levantado tiene que ver con Juan 1:1, en donde los traductores de la Traducción del Nuevo Mundo incluyen el artículo indeterminado «un» antes del término «Dios», cuando en el versículo original no existe. Otros traducen: «y el Verbo era Dios». (Torres Amat) Ellos traducen: «Y la Palabra era un dios». Independientemente del uso que Juan estuviera dando a esta frase, si el termino theos estaba en forma adjetival o nominal, o si al principio del versículo 1, ese término va precedido del artículo ho y en otro no, el caso es que la TNM introduce un artículo indeterminado donde no existe, con una connotación evidente, la de evitar que a Jesús se le denomine ‘Dios’ sin más, lo que podría llevar a confusiones de quien mira la superficialidad del versículo. Y de esta manera rompen un principio elemental en todo traductor, y es que cada vez que se ve obligado a introducir un término ajeno al texto original o que puede desvirtuar el entendimiento o sentido de una frase, debe indicarlo de alguna manera, introduciéndolo entre corchetes, o poniéndolo en bastardilla o de cualquier otra fórmula conveniente, que avise que aquellas palabras no están en el texto original y son de carácter interpretativo. Este principio, fue alabado y recalcado por el ‘Comité de Traducción’ de esta versión, que en las palabras de Introducción de dicha Traducción afirmaron:

“No se han permitido libertades con los textos solo por brevedad, [...] Los corchetes simples [ ] encierran palabras que se han insertado para completar el sentido del texto en español.” Pero una cosa es lo que dicen y otra lo que hacen, pues como veremos más adelante, este ‘atrevimiento’ por parte de los componentes del ‘comité de traducción’ ha llevado a que en otros muchos lugares, siempre relacionados con la figura de Cristo, en un afán por disminuir su persona o su trascendencia en la vida del ser humano, se hayan permitido ciertas libertades, no introduciendo entre corchetes, lo que son claras interpolaciones, que pueden modificar significativamente el sentido de una frase. Y esta introducción de términos ‘aclaratorios’ se repite en multitud de lugares. Por ejemplo, en Juan 1:4 [«por medio de»], en Juan 7:29 [«representante»], en Juan 1:14 [«la que pertenece a un hijo»], en 1ªJuan 5:20 [«en unión con»], en Col. 2:9 [«la plenitud de la cualidad divina»], en Col. 1:16 [«las otras»], y así en multitud de textos, (el texto citado es solo un indicativo de la interpolación, pues otros muchos textos contienen estas mismas frases sin que existan indicativos de tal interpolación). Se ve con claridad, que a la hora de traducir se parte de una creencia previa, y esta determina la forma de acomodar el versículo para que diga «lo que debe decir». Independiente de lo apropiado o no de dicha creencia, existen otras razones más que las meramente gramaticales, para traducir así, y esto no es honrado intelectual ni éticamente por parte de quien pretende transmitir los pensamientos de Dios a las personas.


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UNA BIBLIA A MEDIDA

Otra modificación de gran trascendencia para el entendimiento de muchos versículos bíblicos, tuvo que ver con la introducción en el Nuevo Testamento o Escrituras Griegas del Tetragramaton en 237 lugares. Según escritos de Raymond Franz, que ha investigado y escrito sobre este tema, lo que es sobresaliente es que más allá de las cuatro apariciones de la forma abreviada en el libro de Revelación, no existe sitio adicional en las Escrituras Cristianas contenidas en esas copias antiguas en donde encontremos una sola aparición de ese nombre. Teniendo en cuenta que existen alrededor de 5.000 copias en Griego de las Escrituras Cristianas, el hecho que ninguna de estas miles de copias contenga el Tetragramaton, es por decir lo menos, impresionante. Lo mismo es cierto de las traducciones más antiguas de esas Escrituras Cristianas a otros idiomas como el Sirio, Armenio, Sahidico, y antiguo latín. En 227 de los sitios en donde aparece “Jehová” en la traducción de la Watchtower, el texto griego que sirve de base a la traducción dice “El Señor” (Kyrios), y en los diez casos restantes, el texto griego contiene la palabra “Dios” (Theos). Cualquier lector puede darse cuenta de este hecho, por medio de comparar la Kingdom Interlinear Translation, de la Watch Tower (las columnas externas de las páginas) con la lectura interlineal palabra por palabra. ¿Sobre qué base entonces, inserta el nombre la traducción del Nuevo Mundo? El argumento esencial de la Sociedad Watchtower es que el Tetragramaton fue utilizado por los autores de las Escrituras Cristianas, Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Pablo, Pedro,

Santiago y Judas en sus escritos originales. Obviamente esto no puede ser probado. Ninguno de los escritos originales están disponibles hoy. Ninguna de las 5.000 copias que existen contienen el Tetragramaton. Aun así la Watchtower sostiene que el nombre debió ser removido en las copias posteriores de los escritos originales, para seguir la práctica vigente en esos tiempos de reemplazar el Tetragramaton (YHWH), con la palabra “Señor” (kyrios) o “Dios” (Theos). Con frecuencia las inserciones que efectúa la Watchtower del nombre “Jehová” en los textos de las Escrituras Cristianas, corresponden a las citas que efectúa el autor de porciones de las Escrituras Hebreas, en donde aparece el Tetragramaton. Sin embargo, este no es el caso de las 237 inserciones del nombre en la Traducción del Nuevo Mundo. En muchos casos se efectuaron las inserciones, donde no aparece involucrada cita alguna. ¿Cómo se justifica esto? En un esfuerzo por dotar estas (y otras) inserciones del nombre “Jehová” con alguna autenticidad, las cuales no están apoyadas ni justificadas por ninguna de las copias antiguas, la Sociedad Watchtower ha acudido por apoyo a numerosas traducciones de las Escrituras Cristianas al idioma Hebreo, traducciones que incluyen frecuentemente el Tetragramaton en sus versiones. El hecho es, sin embargo, que todas estas traducciones Hebreas datan del siglo catorce en adelante A.D., algunas tan recientes como del siglo diecinueve. Aunque el hecho que estén en Hebreo puede dar la apariencia de apoyo auténtico, esto solo sucede en apariencia. Los diferentes traductores no hicieron nada diferente que expresar una selección personal por medio de insertar el Tetragramaton donde los manuscritos griegos de los cuales estaban traduciendo, contenían, de hecho, la palabra “Señor” o “Dios”. En realidad estas traducciones Hebreas no poseen mayor peso en este asunto que cualquier otra traducción en un idioma diferente -árabe, alemán o portuguésque se hicieron en el mismo período. Con ellas demostraron solo la opinión de un traductor particular, y en ningún caso constituyen evidencia. Estos modifican esencialmente el entendimiento de muchos textos. Varios ejemplos nos aclaran el asunto: Otros traducen: «porque todo aquel que invocare el nombre del SEÑOR, será salvo». (Romanos 10:13, Reina-Valera, 1995)


15 Ellos traducen: « Porque “todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo”». Otros traducen: «Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el SEÑOR Dios». (Apocalipsis 1:8, Reina-Valera, 1995) Ellos traducen: « Yo soy el Alfa y la Omega -dice Jehová Dios-, Aquel que es y que era y que viene, el Todopoderoso». Esta deducción o creencia no autoriza a nadie a ‘adaptar’ la Biblia a su particular parecer o entender. No solo esto sino el hecho que se hubiesen “saltado” los manuscritos más antiguos de las Escrituras Cristianas, y la fraseología que se encuentra en ellos, para favorecer estas traducciones Hebreas que son mil años más recientes hace que la Traducción del Nuevo Mundo vaya contra un principio básico de traducción -que se debe dar el peso mayor a los manuscritos más antiguos, debido a que son los más cercanos a los originales. Así La Atalaya del 15 de Marzo de 1982, en la página 23 afirma: “Entre más antiguo sea el manuscrito bíblico, está más cerca de parecerse a los originales autografiados de los escritores inspirados, ninguno de los cuales existen hoy.” En este punto la organización Watchtower decide ignorar la evidencia de más de 5.000 manuscritos Griegos -ninguno de los cuales contiene el Tetagramaton- y no se deja guiar por los manuscritos del idioma original sino esencialmente por traducciones modernas, que en últimas reflejan los puntos de vista personales de los traductores. Curiosamente, no han tenido reparo en inventar términos para traducir expresiones que en otros lugares vierten de manera diferente. Por ejemplo, el término proskyneo es traducido como «rendir homenaje» cuando la acción es dirigida a Jesucristo, pero cuando se dirige a Dios (el Padre) se traduce como «adorar». ¿Por qué aquí no utilizan la ‘homogeneidad’? ¿Por qué no traducen en todos los sitios igual? Y es que, aunque el término ‘proskyneo’ tiene un sentido literal de ‘inclinarse’ ante alguien, en dicha acción va implícito un acto de ‘adoración’. Es por eso la reacción de Pedro, cuando «Cornelio salió a su encuentro, cayó a sus pies y le rindió homenaje», o cuando Juan «cayó ante los pies del ángel». (Hch 10:24-26; Apo 19:10). En ambos casos se reconocía implícitamente que no era propio realizar ese acto de ‘inclinarse ante’. Sin embargo, son multitud los lugares donde se menciona tal acción realizada a Jesucristo que la TNM ha ‘oscurecido’ con una expresión que no responde a la homogeneidad que predica.

Otro pequeño cambio, que no deja de ser significativo tiene que ver con la omisión en Juan 14:14 del pronombre reflexivo «me». Otros traducen: «si me pidiéreis alguna cosa en mi nombre, yo la haré». (Nácar-Colunga) Ellos traducen: «Si ustedes piden algo en mi nombre, lo haré». La inclusión o no del término «me» es muy significativo para quienes alegan que a Jesucristo, como Dios el Padre, se le puede orar y pedir. La TNM lo omite (también la ReinaValera en todas sus ediciones, excepto la de 1989), mientras que la mayoría de las demás traducciones lo incluyen. Indagando en las razones de por qué unas versiones lo incluyen y otras no, nuestras pesquisas nos llevan de nuevo al citado ‘Textus Receptus’, en el que se basó la traducción Reina-Valera, que a su vez, fue una revisión de una Biblia que tiene más de 400 años, concretamente la Biblia del Oso, realizada por Casiodoro de Reina en 1569. Este texto estaba basado en unos doce manuscritos griegos bastantes tardíos, aproximadamente del siglo XII. Tales manuscritos estaban “llenos” de expresiones espurias y de omisiones del texto original, e incluso no contenían el texto completo del Nuevo Testamento, por lo que Erasmo -autor del texto recibido 1550- tuvo que recurrir a la Vulgata Latina para traducir del latín al griego algunas porciones. Esto ha hecho que haya porciones de la actual Reina-Valera que no tengan ningún soporte en ninguno de los más de 5000 manuscritos griegos existentes. Curiosamente, la edición de Reina-Valera de 1989 incluye “me” en Juan 14:14 pues no se basa en el ‘Textus Receptus’ sino más bien en el texto de UBS el cual está al día con los miles de manuscritos griegos. Pero más curioso es aún, que la TNM, que parte de los textos de Westcott-Hort, en esta ocasión sí incluye el pronombre «me». Han preferido verter tal como el ‘Textus Receptus’ que no lo tiene. ¿Por qué nuevamente utilizan los manuscritos más modernos, y no, los más antiguos, que según palabras de ellos mismos «están más cerca de parecerse a los originales»? ¿Bajo qué criterio, en un lugar se utiliza un texto más antiguo, y en el otro, se cambia por uno más moderno? ¿Son criterios meramente académicos, o son las creencias personales las que influyen a la hora de escoger uno u otro texto? Todos estos cambios, han llevado a influir a tal grado en la mente del Testigo, que la imagen de Jesús se reduce a lo que podría haber sido Adán, un Hijo de Dios perfecto, pero no


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UNA BIBLIA A MEDIDA

lo que dijo Pablo: «Cristo lo es todo en todos». (Colosenses 3:11, Nácar-Colunga) El caso es, que las creencias religiosas previas del ‘comité’ que vertió la Traducción del Nuevo Mundo han emborronado otros muchos temas. Por ejemplo, en el tema de la sangre, y para evitar que se relacione una de las cosas que el decreto de Hechos 15:28, 29 recomienda «abstenerse» con lo dicho por Pablo en la 1ª carta a los Corintios, se vierte de modo diferente una misma palabra, (la expresión griega eudolothutos, que Santiago utiliza en Hechos 15:29 [“cosas sacrificadas a ídolos”] y Pablo en 1Cor. 8:4 [“comer alimentos ofrecidos a ídolos”]) y en La Atalaya del 15 de noviembre de 1978, pág. 30 y 31, trataron de darle un sentido diferente al mismo término, según lo utilizaba Santiago o Pablo.

En el tema de la predicación, cuando se publicó por primera vez la Traducción del Nuevo Mundo, la Sociedad Watch Tower enfocó considerable atención sobre la expresión original en griego (kat’oikon) de la cual venía la traducción “de casa en casa”. Se enfatizó que la preposición kata (que literalmente significa “según”) se usa aquí en sentido distributivo. Así es que se dijo, que la frase “de casa en casa” tenía el mismo sentido que “de puerta en puerta”, es decir, el ir de una puerta a la siguiente a lo largo de la calle. La afirmación no se sostiene si se reflexiona y se examina. En

No lo consiguieron, de hecho, resultó poco inteligente, pues no hay ni un solo Comentarista bíblico que haga tal distinción, pero aunque lo hubiera, resulta poco inteligente aseverar que ambos discípulos de Cristo no estaban tratando el mismo tema, y hablando del mismo asunto: “comer de cosas sacrificadas a ídolos” ¿Por qué hizo esto la Sociedad? Porque ellos desean que pensemos que el decreto apostólico tenía que ver con un acto formal de adoración a ídolos y consumo de carne, mientras que Pablo estaba hablando simplemente sobre comer carne ofrecida a ídolos. Esta sutil diferencia la han tratado de reflejar cada vez que han hecho referencia al decreto. Por ejemplo, tan recientemente como en 1997, en La Atalaya del 15 de octubre, pág. 30 dijeron: «Dios también ha dado leyes a los cristianos. Por ejemplo, deben evitar la idolatría, la inmoralidad sexual y el uso indebido de la sangre», haciendo posteriormente referencia a Hechos 15.

primer lugar, distributivo no es lo mismo que consecutivo. Una persona puede ir de “casa en casa” por medio de ir desde un hogar en cierta zona a otro hogar en otra zona, tal y como un médico efectúa sus “visitas” de un hogar a otro. No requiere en absoluto la idea de visitar de puerta en puerta de manera consecutiva. Pocos Testigos se dan cuenta de que la idéntica expresión (kat’oikon), traducida “de casa en casa” en la Traducción del Nuevo Mundo en Hechos, capítulo 5, versículo 42, también aparece en el capítulo 2, versículo 46. Sin embargo, en éste lugar, la traducción no es “de casa en casa” sino “en hogares privados”. ¿Por qué?


17 Porque es ilógico pensar que cuando los discípulos tomaban comidas, lo hacían yendo de una casa a la otra a lo largo de la calle, y puesto que la Sociedad Watchtower quiere unir ese significado específico a la expresión “de casa en casa” (para apoyar su actividad de puerta en puerta), no desea que surjan ciertas preguntas por usar aquí la traducción “de casa en casa”. De nuevo es solo la decisión del traductor, cómo se traducirá esta expresión griega. Que el principal traductor de la Traducción del Nuevo Mundo, Fred Franz, reconoció esto, se muestra en la nota al pie de la página para este versículo en la edición de letra grande de la Traducción del Nuevo Mundo. La nota dice: # O, “y en casas privadas.” Y no es que sea incorrecto que se traduzca esa expresión como “de casa en casa”, pero las razones que les llevaron a verter dicha expresión de esa forma, sobresalen a las razones meramente académicas. Con el tema de la cruz, (los Testigos descubrieron en 1936 que Cristo no murió en una cruz de dos maderos cruzados, sino en un madero de un solo palo), nuevamente han ‘acomodado’ la TNM a su creencia previa. Así, la palabra staurós es traducida por el término “madero”, que es una de las diferentes maneras que puede ser vertido este término, pero no el único. Y el problema no es, qué se entendía, qué significaba ese término en el período de los griegos clásicos, sino qué significaba, qué entendían los contemporáneos de Jesucristo cuando escuchaban esa palabra, y de qué manera aplicaban el término. Si el lector quiere molestarse en consultar cualquier Diccionario o Enciclopedia bien documentada, podrá comprobar como el término griego staurós puede significar igualmente «palo» y «cruz» según países y períodos, y que en la época de los romanos, éste significaba un palo que cruzaba transversalmente a otro. Los romanos ejecutaban a los reos clavándolos de esta forma. Curiosamente los testigos hablan de que la cruz es un símbolo de adoración anterior al cristianismo, en donde se

adoraba la TAU, pero nunca se han detenido a pensar que la palabra griega contiene en sí misma el tan denostado término s-TAU-rós lo que, a su vez, nos muestra las raíces de dicho término. En vista de su entendimiento, cada vez que aparece en la Biblia staurós o uno de sus derivados, ellos traducen «madero». Así, en Lucas 23:21, la expresión griega staurou staurou auton que otras versiones bíblicas traducen: ‘¡Crucifícale! ¡Crucifícale!’, ellos traducen como: ‘¡Al madero con él! ¡Al madero con él!’. Si tan literal se ha pretendido ser en esta traducción, deberían haber vertido: ‘¡Enmadérale! ¡Enmadérale!’, pero claro, esta expresión desvirtuaría el significado que ellos quieren darle en castellano. Por otro lado, el hecho de que los judíos clamaran staurou staurou (segunda persona del presente de imperativo del verbo staureo), da a entender que el término «crucificar» estaba ya en uso en Judea en los tiempos de Cristo, pues los judíos lo habían visto aplicar a otros reos, y siendo la costumbre romana usar el patíbulo en forma de «T», estaban refiriéndose al martirio propiamente usado por sus dominadores, o sea, la crucifixión. Y otro caso solapado de añadir, tiene que ver con la expresión «tiempos señalados de las naciones», (gr. kairói ethnón), que otras traducciones bíblicas vierten «tiempo de los gentiles», BAS, EMN, Val; “hasta que alcance su plenitud los tiempos de los gentiles”, Bóver-Cantera; “los destinos de las gentes”, Félix Puzo”. (Lu 21:24.) Se ha criticado mucho a los actuales líderes que produjeron la TNM, pues en este versículo cometen dos incorrecciones premeditadas: la de verter de forma plural la expresión kairós (plural, kairói), para dar a entender que esos ‘tiempos’ son varios, y la de añadir al texto traducido, la expresión “señalados”, palabra que no aparece en el texto griego, ni siquiera en el que se utiliza de Westcott-Hort para ésta traducción. Parece ser que esta expresión fue ‘añadida’ para complementar lo que no dice el versículo. Es decir, como el texto habla de ‘tiempo de las naciones’ sin concretar a qué tiempos se refiere, los traductores de la TNM, se han sentido libres de añadir el término ‘señalados’, para que el lector crea que Cristo se refería a unos tiempos concretos, marcados en algún lugar, definidos en algún sitio.


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UNA BIBLIA A MEDIDA

Conclusiones

S

obre aquellos que traducen la Palabra de Dios y los que la enseñan descansa una grave responsabilidad. El apóstol Pablo dijo sobre su ministerio y el de sus compañeros: “Hemos renunciado a las cosas solapadas de las cuales hay que avergonzarse, y no andamos con astucia, ni adulteramos la palabra de Dios, sino que mediante poner de manifiesto la verdad, nos recomendamos a toda conciencia humana a vista de Dios”. (2Corintios 4:2.) Adulterar significa alterar la pureza o las características originarias de algo. El apóstol Pablo no era como los pastores infieles de Israel de los días de Jeremías, a quienes Jehová censuró por predicar sus

propias ideas en vez de las divinas. (Jeremías 23:16, 22.) Pero ¿qué ha sucedido en nuestros tiempos? Algunos grupos religiosos, han caído en la tentación de hacerse una Biblia «a medida». Los testigos de Jehová no solo cayeron en dicha tentación, sino que la llevaron a cabo. Y han tenido éxito en su proyecto. Igual que los Mormones con la difusión de su libro sagrado. La clave está en repetir una y mil veces las expresiones, la fraseología, la doctrina, y hacerles creer a quienes escuchan, que lo dicho proviene del propio Dios. En este caso, los testigos de Jehová, han hecho creer a sus adeptos que la Traducción del Nuevo Mundo

es el fruto de un laborioso trabajo de hombres devotos y creyentes en Dios que, entendiendo la Biblia, estaban en óptimas condiciones para transmitir los exactos pensamientos de Dios, sin contaminarse de los errores comunes de otras traducciones, y preservando íntegramente el texto original. Que Dios ha bendecido dicha labor. Unos pocos ejemplos de errores comunes en otras traducciones, y unos pocos detalles de la superioridad de la TNM en su traducción, en personas de poco o ningún conocimiento bíblico, es el terreno abonado para que la idea se arraigue y dé buen fruto. Después, todo es cuestión de dejar pasar el tiempo.


19 La TNM tenía una ventaja. Cuando apareció, había un millón de personas dispuestas a dar publicidad y a ser portadoras del invento. Los ingredientes eran los propicios. Aunque en el Prólogo de ésta traducción bíblica razonan: “Es una gran responsabilidad traducir las Santas Escrituras de sus lenguas originales --el hebreo, el arameo y el griego-- al habla moderna. [...] Los traductores de esta obra, que temen y aman al Autor Divino de las Santas Escrituras, sienten hacia Él la responsabilidad especial de transmitir Sus pensamientos y declaraciones con la mayor exactitud posible. También se sienten responsables ante los lectores anhelantes de conocimiento que dependen de una traducción de la Palabra inspirada del Dios Altísimo para su salvación eterna.” Y en las palabras de Introducción de dicha traducción, como vimos antes, afirmaba que no se habían permitido libertades, y habían incluido entre corchetes todas

aquellas expresiones insertada para completar el sentido del texto en español, este ha sido sólo un juicio de intenciones, pues se observa con tristeza que, sí se han permitido dichas libertades, que han añadido palabras ‘para completar el sentido’, y no han insertado corchetes en dichos lugares, que han omitido expresiones siempre que estas comprometían sus deducciones bíblicas, que no sienten responsabilidad especial de transmitir el texto tal cual, y que no se sienten responsables ante ningún lector ‘anhelante de conocimiento que depende de una traducción de la Palabra inspirada del Dios Altísimo para su salvación eterna’, pues de otra manera, no habrían mantenido el anonimato de los traductores de esta obra. El añadir una palabra o frase al ‘texto original’ tiene una advertencia expresa en las Escrituras. Así, al pueblo de Israel se les dijo: “No deben añadir a la palabra que les estoy mandando, ni deben quitar de ella, para que guarden los

mandamientos de Jehová su Dios que les estoy mandando. [...] Toda palabra que les estoy mandando a ustedes es lo que deben poner cuidado en hacer. No deben añadir a ello ni quitar de ello.” (Deu 4:2; 12:32.) Un proverbista dio la razón para esto, cuando dijo: “para que no te censure, y para que no se te tenga que demostrar mentiroso.” (Pro 30:6) La Traducción del Nuevo Mundo ha violado muchos de los principios que dice defender. Por tanto, los hitos que aclama como logros, no son más que aquellos que aclaman los grupos religiosos que ‘han inventado’ libros de carácter «sagrado», y en la actualidad ocupan un lugar destacado en el ranking de libros más vendidos o distribuidos. No es extraño que, muchos ex miembros de los testigos de Jehová, dejen de utilizarla como eje de autoridad, a la hora de dirimir el verdadero pensamiento de Dios en un determinado lugar de la Biblia.


SOCIEDAD MISIONERA INTERNACIONAL IGLESIA AD VENTISTA DEL 7

MO

DÍA

MOVIMIENTO DE REFORMA - w w w. s m i p a n a m a 1 8 4 4 . w i x s i t e. c o m / s m i p a -


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