Universidad Interamericana de Puerto Rico Recinto Metropolitano Departamento de Estudios Humanísticos Escuela de Teología
NARRACIÓN DEL IMPACTO DE LA LITURGIA FUNERAL EN EL CUIDADO PASTORAL EN LA REGIÓN METROPOLITANA DE LA IGLESIA METODISTA DE PUERTO RICO
Tesis Doctoral Sometida para obtener el grado de Doctor en Filosofía en Estudios Teológicos
Por Julio R. Vargas Vidal
Director de Tesis: Dr. Jorge R. Colón León, S.T.D., Ph.D., D. Div.
San Juan, Puerto Rico Septiembre de 2017
NARRACIÓN DEL IMPACTO DE LA LITURGIA FUNERAL EN EL CUIDADO PASTORAL EN LA REGIÓN METROPOLITANA DE LA IGLESIA METODISTA DE PUERTO RICO
Por
Julio R. Vargas Vidal
Nosotros, los miembros del Comité de Disertación Doctoral y del Comité de Defensa del estudiante Julio R. Vargas Vidal, certificamos que la investigación sometida por este cumple con los requisitos para disertaciones doctorales establecidos por el Programa de Teología del Recinto Metropolitano de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, y para que así conste firmamos certificando la aprobación de la misma.
__________________________________________ Dr. Jorge R. Colón León, Presidente del Comité
___________________ Fecha
___________________________________________ Dr. César Ramírez Hernández, Miembro del Comité
___________________ Fecha
___________________________________________ Dr. Héctor Hiraldo Sosa, Miembro del Comité
___________________ Fecha
i
Derechos de autor Š 2017 por Julio R. Vargas Vidal Todos los derechos reservados ii
Certificación de autoría
Yo, Julio R. Vargas Vidal, certifico que la disertación doctoral titulada, Narración del impacto de la liturgia funeral en el cuidado pastoral en la Región Metropolitana de la Iglesia Metodista de Puerto Rico, la cual presento como requisito para optar por el grado de Doctor en Filosofía en el Programa de Teología del Recinto Metropolitano de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, es el producto de mi labor investigativa. Asimismo, doy fe de que este trabajo es uno original e inédito.
________________________________
iii
Resumen de la disertación
Esta investigación comienza con una revisión de literatura y aquellos antecedentes que han servido para analizar el funeral como vehículo esencial en el cuidado pastoral. El mismo plantea el trasfondo bíblico, pasando por la iglesia primitiva, la Reforma protestante, hasta llegar al Puerto Rico de los siglos XVI-XX. La revisión de literatura cubre el tema del cuidado pastoral en la adoración y en las personas en duelo. Temas como la oración por los difuntos y la liturgia pastoral también son tratados en este capítulo. Se investigan las preguntas: ¿Qué elementos están contenidos en el cuidado pastoral?, ¿qué elementos componen la liturgia fúnebre metodista?, ¿existe algún vínculo entre la liturgia funeral metodista y el cuidado pastoral?, ¿de qué manera la liturgia funeral impactó el cuidado pastoral?, ¿qué elementos de la liturgia funeral impactaron más? y ¿qué elementos de la liturgia funeral metodista pudieron haber sido utilizados y no fueron utilizados? Estas preguntas pudieron contestarse al analizar los programas impresos de diez servicios fúnebres de congregaciones de la Iglesia Metodista de Puerto Rico, Región Metropolitana. Los hallazgos y sugerencias aportan a mejorar el cuidado pastoral brindado por medio de ritos y liturgias fúnebres.
iv
Dedicatoria
Dedico este trabajo a Dios primero por darme la bendición de entrar al programa de teología del Recinto Metropolitano de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, llevar a cabo la investigación y terminarla. Nada de esto hubiera sido posible sin el apoyo de mi esposa, Yanisse L. González Zayas, y mis hijos, Nakán Acatl y Syanis Yarí. Los tres soportaron y aguantaron mi ausencia durante muchas tardes, noches y días especiales mientras tomaba cursos, me reunía y escribía; siempre han sido mi apoyo en toda meta que me he trazado. De igual manera agradezco la aportación de mis padres, Joaquín Vargas y Ruth Vidal, por siempre apoyarme en todo. Tributo parte de este esfuerzo a todos los fieles difuntos que conocí en vida; aquellos que me permitieron cuidarles pastoralmente y eventualmente cuidar a sus familiares en sus funerales: desde mi primer paciente en hospicio, pasando por mi pastorado en la Iglesia Metodista de Río Piedras Heights, hasta llegar a Afganistán. Por último, y a tono con la investigación, este trabajo recuerda y honra a los fieles difuntos que inculcaron en mí –y aún inculcan –valores, tradiciones, costumbres y teologías. Ellos y ellas, aunque no estén conmigo físicamente, aún influyen en mi vida – estos son mis abuelos y abuelas: Matilde, Joaquín, Angélica y Yuyo.
v
Agradecimientos
A Dios, por darme la oportunidad de cursar estudios doctorales. Nunca pensé que se me daría, Dios, y a ti doy toda gratitud y honra. A mi esposa, Yanisse González, e hijos, Nakán Acatl y Syanis Yarí, por darme el tiempo necesario y soportar los malhumores y frustraciones en ocasiones. Al Dr. Jorge R. Colón León por servir de guía en todo este proceso. Al Rvdo. Dr. Héctor Ortiz Vidal y la Junta Conferencial del Ministerio Ordenado de la Iglesia Metodista de Puerto Rico por creer en mí. A mis padres, Joaquín y Ruth, y mi hermana Miriam por siempre apoyarme. Al cuerpo pastoral de la Iglesia Metodista de Puerto Rico, en especial a la Región Metropolitana, por apoyarme en esta investigación. Por último, y no menos importante, agradezco a Dios por ponerme en mi camino al Rvdo. Dr. Luis A. Olivieri allá para el 1996 cuando tomé su curso de adoración cristiana y mi vida jamás fue igual. Requiescat in pace, magister.
vi
Tabla de contenido Introducción .....................................................................................................................................1 Capítulo 1: Antecedentes y trasfondo de la investigación ...............................................................4 Antecedentes ................................................................................................................................5 Propósito de la investigación........................................................................................................8 Planteamiento del problema .......................................................................................................11 Justificación de la investigación .................................................................................................13 Marco teórico .............................................................................................................................13 Preguntas de investigación .........................................................................................................14 Definiciones de variables y términos .........................................................................................14 Limitación de la investigación ...................................................................................................29 Capítulo II: Revisión de literatura..................................................................................................31 Trasfondo bíblico .......................................................................................................................31 Iglesia primitiva..........................................................................................................................36 Reforma protestante ...................................................................................................................47 Puerto Rico (siglos XVI-XX) .....................................................................................................50 Cuidado pastoral en la adoración ...............................................................................................57 Cuidado pastoral en personas en duelo ......................................................................................70 Oración por los difuntos .............................................................................................................93 Liturgia pastoral .......................................................................................................................100 La aportación de Thomas Long ................................................................................................104 La niñez y el duelo ...................................................................................................................111 Música ......................................................................................................................................115 Retos .........................................................................................................................................121 Capítulo III: Metodología ............................................................................................................125 Capítulo IV: Hallazgos ................................................................................................................141 Palabras iniciales ......................................................................................................................141 Hallazgos por iglesia ................................................................................................................143 Conclusiones de las preguntas de investigación ......................................................................173 Himnos que pudieron ser utilizados .........................................................................................185 Sugerencias: himnos sugeridos ................................................................................................194 Sugerencias: el rol del ataúd.....................................................................................................204 Sugerencias: el toque de campanas ..........................................................................................205 Sugerencias: oraciones con y por los difuntos .........................................................................206 Conclusión ...................................................................................................................................213 Bibliografía ..................................................................................................................................217 Apéndices .....................................................................................................................................227 vii
LISTA DE APÉNDICES
Apéndice A: Hoja de cotejo del investigador ...........................................................................227 Apéndice B: Culto de muerte y resurrección ...........................................................................228
viii
INTRODUCCIÓN
La muerte no va conmigo la vida va en fuego entero… La muerte no va conmigo, la borro sobre mi tapa… El futuro es de la vida, los pueblos aman la vida, lo muerto no, la muerte no, los muertos no.1
Estos versos escritos por Patricio Manns, cantautor y escritor chileno, han sido parte de la vida del investigador, sobre todo a raíz de la muerte de su abuela materna en el 2001. Siempre le ha atraído la muerte y de alguna manera la muerte siempre ha estado cerca del investigador. Nació el idus de marzo (15 de marzo), la misma fecha en que fue asesinado Julio César, su esposa nació un día antes de Halloween, su hijo, un día antes de la muerte del año y su hija, el Día de los Muertos. Desde pequeño se paseó por los pasillos y recovecos de los hospitales donde su papá laboraba como médico y siempre le fascinó el tema mortuorio. Cuando entró al ministerio fue natural el sentirse atraído a ciertos ritos y ceremonias, sobre todo a las fúnebres, memoriales y entierros. Sus experiencias pastorales en hospicio con pacientes terminales sentaron las bases para experiencias posteriores similares en el ejército, la iglesia local y en la capellanía universitaria. Siempre vio el potencial que tiene el servicio religioso fúnebre para llevar las buenas nuevas de la resurrección, del amor y cuidado de Dios y de la comunión de los santos. Un buen servicio fúnebre puede ser alegre y muy creativo a la hora de impartir un cuidado pastoral de calidad, sin dejar a un lado los puntos doctrinales y teológicos propios de la denominación.
1
Inti-Illimani, De canto y baile, Messidor Musik 15936, 1986, disco compacto.
1
El propósito del investigador no es criticar los servicios religiosos fúnebres de sus colegas ministeriales, sino aportar al tema para que la iglesia mejore cada vez más su cuidado pastoral al momento de muerte. En esta tesis veremos, en el primer capítulo, los antecedentes que han servido para analizar el funeral como vehículo esencial en el cuidado pastoral. Este primer capítulo servirá para presentar el propósito de la investigación, el planteamiento del problema, la justificación de la investigación, el marco teórico, las preguntas de la investigación y la limitación de la investigación. Una parte importante de toda esta investigación, incluida en este primer capítulo, es la definición de unos quince términos esenciales para entender toda la investigación y sus conclusiones. En el segundo capítulo, el investigador se dio a la tarea de revisar la literatura relacionada al tema. El mismo comienza con el trasfondo bíblico, pasando por la iglesia primitiva, la Reforma protestante, hasta llegar al Puerto Rico de los siglos XVI-XX. La revisión de literatura cubre el tema del cuidado pastoral en la adoración y en las personas en duelo. Temas como la oración por los difuntos y la liturgia pastoral también son tratados en este capítulo.
La
aportación del teórico Thomas Long impactó mucho al investigador, razón por la cual tiene una sección muy destacada en este capítulo. La niñez y su proceso de duelo también es discutido aquí, al igual que algunos elementos de la música utilizada en funerales y los retos que todo esto nos presenta. En el tercer capítulo identifica el diseño de la investigación, la descripción de la población, el instrumento de investigación y la descripción del mismo. El cuarto capítulo expone todos los hallazgos y conclusiones. Los hallazgos se desglosan por iglesia estudiada.
Las conclusiones y sugerencias se dividen en ciertas áreas que el 2
investigador considerĂł importantes y pertinentes: himnos utilizados por las iglesias estudiadas, himnos sugeridos por el investigador, el rol del ataĂşd, el toque de campanas y la importancia de rescatar, en el mundo del metodismo, las oraciones con y por los difuntos.
3
4
ANTECEDENTES Y TRASFONDO DE LA INVESTIGACIÓN
Antecedentes Mucho se ha escrito sobre el cuidado pastoral como componente principal del ministerio cristiano. Por otro lado, se han hecho muchos estudios acerca de los componentes de la liturgia fúnebre, sus diversos ritos y características. Sin embargo, a pesar de que ambos tipos de investigaciones han convergido en muchos estudios sobre la relación existente entre la liturgia fúnebre y el cuidado pastoral, la realidad es que en su mayoría ha sido desde el punto de vista norteamericano o europeo. Obras como la de Mark Earey, Neil Pembroke, Elaine Ramshaw y William H. Willimon, al igual que muchos escritos e investigaciones profesionales han servido para analizar cómo el funeral ha servido en el cuidado pastoral. Quizás la obra más antigua que el investigador consiguió y encontró como una importante y pertinente a la investigación es la escrita por Paul E. Irion. Para Irion el propósito principal del funeral es la glorificación de Dios (propósito teocéntrico). Un segundo propósito es exhortativo el cual no debe ser utilizado únicamente para la evangelización. El tercer propósito es el compartir, la koinonía. Más adelante examinaremos cómo Irion analiza las prácticas y ritos fúnebres ubicándolas bajo tres dimensiones: la teológica, la cultural o social y la individual o sicológica. Neil Pembroke, en su libro Pastoral Care in Worship, describe la relación entre el cuidado pastoral y la comunidad de fe que adora, en especial los domingos. Sin embargo, una vez que reconoce que el cuidado pastoral se mueve dentro de la liturgia dominical, Pembroke hace la salvedad de que el objetivo principal de la adoración no es uno terapéutico sino uno
5
teocéntrico –es un encuentro con Dios.2 En una línea muy afín con Irion, expone la necesidad de acercarse paradójicamente al sufrimiento para poder tolerarlo, o manejarlo, mejor. Pembroke describe esto como el uso de la imaginación irónica; su uso genera significado y esperanza. Él sugiere que, al momento del desarrollo del rito fúnebre, se destaque la naturaleza irónica de la esperanza cristiana inherente en los evangelios. Esto se logra por medio del sermón, oraciones y otros elementos litúrgicos que proclamen la naturaleza paradójica de la esperanza cristiana. El uso de la imaginación irónica y de la naturaleza paradójica de la esperanza cristiana ayudará a los dolientes a sacarle significado a su dolor y pérdida.3 Willimon también coincide con Pembroke en que el propósito fundamental de la adoración es adorar a Dios. Todo enfoque terapéutico dirigido a la familia y a la congregación es secundario ya que el enfoque debe dirigirse a Dios. Por otro lado, Willimon menciona la cualidad educativa de la liturgia, sobre todo la fúnebre al momento de enseñarnos a prepararnos para la muerte y el duelo antes de que ocurran. Willimon ya había destacado también el problema teológico que nos trae el dar demasiado énfasis a la vida de la persona fallecida por sobre la verdadera razón detrás del funeral: adorar a Dios. Él advirtió que no es sabio y altamente cuestionable el girar el rito fúnebre alrededor de la vida del fallecido. Esto le quita al rito su razón de ser: adorar a Dios y destacar su infinito amor y gracia abundante.4 La simbología ha sido parte del rito fúnebre por siglos y ha formado parta de todas las culturas: arreglos florales, procesiones, sonidos de campanas, luces (velas), incienso, gestos, movimientos, música, etc. Si bien es cierto que esta simbología forma parte del proceso post
2
Neil Pembroke. Pastoral Care in Worship: Liturgy and Psychology in Dialogue (New York, NY: T&T Clark, 2010), Kindle Electronic Edition: Introduction, Location 25-33. 3 Ibíd., Location 1628. 4 William H. Willimon, Worship as Pastoral Care (Nashville, TN: Abingdon Press, 1979), Kindle Electronic Edition: Chapter 5, Locations1544-1572.
6
muerte, también es cierto que el ministerio pastoral provee de símbolos y rituales para antes de la muerte. Elaine Ramshaw usó su obra Ritual and Pastoral Care para desenterrar las dimensiones del cuidado pastoral de la vida litúrgica de la iglesia. En la misma, ella afirmó el punto de vista de Seward Hiltner que reconocía que todo lo que el ministro hacía –predicación, administración, educación, adoración y liturgia –tenía potencial pastoral.5 En el prólogo, el gran teólogo pastoral Don S. Browning reconoce su logro en destacar la relevancia que tiene al cuidado pastoral las variadas formas de rituales, entre éstas las fúnebres. Elaine Ramshaw destaca la importancia del rito y simbología para antes de morir, aunque estas circunstancias sean las menos ocurrentes y de las cuales no trataremos en este trabajo. No obstante es un tema que amerita mucha atención y estudio.6 Thomas Long destaca el hecho de que en los últimos 50 años el pueblo cristiano norteamericano ha abandonado aquellas costumbres fúnebres establecidas prefiriendo nuevos patrones y formas de honrar a los muertos. En general incluye los siguientes elementos: 7 -
Un memorial en sustitución de un funeral
-
Un servicio corto, simple y personalizado
-
Un enfoque en la vida del fallecido
-
El trabajar el cadáver de manera privada
Por otro lado, Long también destaca que en las postrimerías del siglo XIX la iglesia comenzó a cambiar su enfoque. Cambió de ver el funeral como un acompañamiento gozoso a acuñar un grupo de costumbres y ceremonias que él describe como “cuasi agnósticas, reflexivas 5
Elaine Ramshaw, Ritual and Pastoral Care (Philadelphia, PA: Fortress Press, 1987), Kindle Electronic Edition: Series Foreword, Locations 20-30. 6 Elaine Ramshaw, Ritual and Pastoral Care (Philadelphia, PA: Fortress Press, 1987), Kindle Electronic Edition: Chapter 2, Locations 782-802. 7 Thomas G. Long, Accompany Them with Singing: The Christian Funeral (Louisville, Ky.: Westminster John Knox Press, 2009), Location 1250.
7
y sin forma”. Es durante este período que el embalsamamiento se hizo popular y la funeraria moderna se desarrolló.8 En Puerto Rico se ha investigado acerca del cuidado pastoral en iglesias, hospitales, hospicios, prisiones, capellanía y otras áreas, pero no se ha visto la relación del cuidado pastoral con los ritos fúnebres.
El tema de la liturgia también ha recibido alguna atención de parte de
investigaciones locales, pero más bien circunscribiéndose al tema de la adoración cantada.
El
investigador considera que no ha habido una aportación puertorriqueña al tema de los ritos fúnebres y cómo se percibió la presencia o ausencia del cuidado pastoral, sobre todo desde el punto de vista de la Iglesia Metodista de Puerto Rico.
Propósito de la investigación Por cerca de cuatro años, el investigador fungió como asesor espiritual en un hospicio. Esta experiencia le permitió estar cerca de pacientes terminales y sus familiares. Su intervención comenzaba en el lecho de muerte del paciente, preparándole para el eventual desenlace y haciendo extensa esta preparación a toda la familia. Una vez fallecía, el investigador tenía que asistir al funeral o al entierro. En muchas ocasiones llegó a tener parte activa en el funeral desde una simple reflexión hasta la organización total del culto fúnebre. A la semana del fallecimiento, se llamaba a los familiares y a la semana de la llamada se les visitaba. Esta dinámica de hospicio despertó en el investigador la pasión por la importancia del cuidado pastoral mortuorio. En el 2012, el investigador se comisionó como capellán militar en Ft. Jackson, Carolina del Sur.
Durante el período agosto 2013-mayo 2014 participó de la Operación Enduring
Freedom como capellán militar movilizado a Bagram, Afganistán. Su preparación en la 8
Long, Accompany Them with Singing: The Christian Funeral, Location 1552.
8
capellanía militar le permitió ver, una vez más, la importancia del cuidado pastoral cuando se vive esperando la muerte en cualquier momento. A pesar de que el escenario de guerra no conlleva enfermedades terminales como ocurre en el ambiente de hospicio, su ambiente en sí es uno donde la muerte está en cada esquina. La experiencia en Afganistán fue positiva y sin grandes pormenores. La única baja humana se debió a la muerte natural de un soldado. No obstante, este evento requirió la elaboración de un servicio memorial militar. La organización de este servicio y el desarrollo del mismo permitieron que el investigador, una vez más, viera la importancia del cuidado pastoral mortuorio, en esta ocasión no con familiares del fallecido sino con todos sus compañeros soldados. La investigación persigue observar cómo el rol y cuidado pastoral a través del uso de la liturgia fúnebre en congregaciones de la Iglesia Metodista de Puerto Rico ejerce un impacto significativo en la población atendida. En este sentido, se busca afirmar cómo el recurso para la liturgia fúnebre metodista, a saber, el “Culto de muerte y resurrección” de Mil voces para celebrar: himnario metodista resulta de gran beneficio a las familias en duelo.
Las
observaciones aspiran demostrar que un número significante del cuerpo pastoral no utiliza este modelo que es parte de las herramientas teológicas y litúrgicas oficiales de la Iglesia Metodista de Puerto Rico. Las observaciones nos llevarán a unas sugerencias y conclusiones que deberán arrojar luz en torno a las maneras en que se puede utilizar la liturgia fúnebre metodista a capacidad como parte del cuidado pastoral y como parte de la afirmación doctrinal de nuestra iglesia. Creemos que hay una relación directa entre el cuidado pastoral y las liturgias fúnebres. La liturgia fúnebre, el rito utilizado, y todos sus elementos son esenciales para llevar a cabo un cuidado pastoral efectivo y pertinente. Para esto utilizaremos los parámetros establecidos por 9
Thomas Long, cuya obra nos impactara sobremanera mucho antes de comenzar esta investigación. Long considera el funeral cristiano como toda una acción dramática. Es un acto público, un “evento teatral sacro comunitario” en el cual el pueblo de Dios representa las promesas del evangelio sobre la vida y la muerte en relación a esta vida y esta muerte. Los cuatro elementos que Long considera necesarios para un funeral cristiano son los que también estaremos observando y considerando en nuestras intervenciones. Estos son: una persona santa, un lugar santo, un pueblo santo y un guión santo.9 Por otro lado, este autor aporta al tema desglosando, a su entender y al nuestro, los ocho propósitos de un buen funeral cristiano – elementos que también formarán parte de nuestro análisis:10 1. Kerigmático: El funeral cristiano narra la historia del evangelio. La persona fallecida ha sido levantada a una nueva vida en Cristo y ahora está reunida con los santos en comunión con Dios. 2. Oblacional (relacionada a la ofrenda): El pueblo le ofrece a Dios, en el funeral, su dolor y sus memorias. Además, traen el cuerpo del fallecido para ser recordado. Un propósito de un funeral cristiano es devolver el cuerpo a Dios…dejarlo ir. 3. Eclesiástico: Long cataloga un “buen funeral cristiano” como obra de toda la iglesia. No se pasa por “valle de sombra de muerte” solo. En el funeral se sientan juntas las familias rodeadas por otros, y estas voces se escuchan en el servicio, en las oraciones, las canciones y las expresiones de fe. 4. Terapéutico: Si bien el funeral cristiano no trata solo de consejería pastoral, sí trata sobre dar consuelo a los afligidos y dolidos, y esto se logra por medio de las oraciones, el sermón, los himnos y los demás elementos del servicio. 9
Long, Accompany Them with Singing: The Christian Funeral, Locations 2401-2717. Ibíd., Locations 2717-2771.
10
10
5. Eucarístico: Aunque no se observe la eucaristía en un servicio fúnebre, el funeral sigue siendo una expresión de gratitud. 6. Conmemorativo: El buen funeral cristiano recuerda a la persona fallecida. 7. Misional: El funeral cristiano no sirve de parada para el pueblo de Dios, sino una estación momentánea en el peregrinaje de fe. 8. Educativo: El funeral es educativo en dos direcciones. Primero, le permite a la iglesia participar una vez más de drama pascual antiguo, donde aprendemos el guión y nuestros roles una y otra vez. Segundo, permite educarnos en torno a la hospitalidad que debemos brindar a toda persona que asista al funeral y no sea parte de la comunidad cristiana.
Planteamiento del problema El tema amerita investigarse debido a que no se han hecho muchos estudios desde el contexto puertorriqueño acerca del rol pastoral que tienen los ritos fúnebres cristianos, mientras que por otro lado el cuidado pastoral ha sido un tema ampliamente estudiado, tanto desde el punto de vista norteamericano como desde el puertorriqueño. Mark Earey, Neil Pembroke, Elaine Ramshaw y William H. Willimon11, al igual que muchos escritos e investigaciones profesionales han analizado el funeral como parte del cuidado pastoral. Paul E. Irion reconoció la aportación previa al tema del ritual y prácticas fúnebres y propuso que la función del funeral, lo que era o no para los dolientes, debía sujetarse a una
Mark Earey es un profesor británico del Queen’s Foundation for Ecumenical Theological Education, Birmingham, Inglaterra. Neil Pembroke es ministro ordenado de la Iglesia Unida de Australia y profesor asociado en la Universidad de Queensland, Australia. Elaine Ramshaw, al momento de escribir la obra citada, era profesora asociada en cuidado pastoral y consejería en el Seminario Luther, St. Paul, Minnesota. William H. Willimon es ministro metodista y profesor de ministerio cristiano en la Universidad de Duke, Durham, Carolina del Norte. 11
11
evaluación severa y crítica. Asimismo, éstas debían revisarse y así establecer una conexión más clara entre el funeral y el cuidado pastoral. Irion reconoció los dos aspectos del funeral: servicio de adoración a Dios y servicio al ser humano. Por otro lado, le reconoció dos funciones al mismo: permitir al individuo comenzar el proceso terapéutico de duelo y presentar la fe cristiana como recurso por el cual entrar en este proceso doloroso sin temor.12 Es un hecho que el cuidado pastoral se ha visto como parte del ministerio pastoral pero más bien practicado fuera del entorno litúrgico; usualmente no se ve una relación directa entre el cuidado pastoral y los ritos practicados en la liturgia cristiana, sobre todo en denominaciones cristianas no de liturgia libre. Desde el contexto cristiano puertorriqueño se ha estudiado poco acerca de esta relación entre el cuidado pastoral y los ritos. En otras palabras, poco se ha dicho en torno a cómo los ritos ayudan en el cuidado pastoral. Parte de la razón se debe al interés que el clero mostró por la psicología sobre la teología al momento de ejercer el cuidado pastoral. Esto llevó a que el cuidado pastoral fuera dictado cada vez más por las ciencias del comportamiento humano y menos por los ritos y liturgia de la iglesia. Los ritos, por otro lado, no han recibido la misma atención que el cuidado pastoral, sobre todo desde el punto de vista puertorriqueño. El sentir mayoritario acerca de lo ritos es uno un poco apático. Salvo aquellas denominaciones de corte más litúrgico, la mayoría del sector cristiano le resta importancia al valor de la liturgia y sus ritos. Las denominaciones cristianas de corte litúrgico usualmente ven los ritos como parte de la liturgia cristiana que lleva al pueblo a una adoración organizada a Dios; usualmente no ven los ritos como ingredientes esenciales en el cuidado pastoral.
12
Paul E. Irion. The Funeral and the Mourners: Pastoral Care of the Bereaved (New York, NY: Abingdon Press, 1954), 7-9.
12
Justificación de la investigación El investigador se ha percatado que la liturgia fúnebre metodista no se ha estudiado en Puerto Rico de manera profunda y mucho menos de una manera relacional con el cuidado pastoral. La investigación pretende mejorar las liturgias fúnebres de la Iglesia Metodista de Puerto Rico para que reflejen la teología y liturgia denominacional.
Esto se logrará
especialmente al usar los recursos que se encuentran en el himnario Mil voces para celebrar, sobre todo el “Culto de muerte y resurrección”. Desde el 1996, la Iglesia Metodista de Puerto Rico ha utilizado el himnario metodista Mil voces para celebrar. Cada congregación metodista, al igual que cada pastor y pastora, posee una copia del himnario y es su responsabilidad promover su uso en sus congregaciones.
El
investigador desea que el clero de la Iglesia Metodista de Puerto Rico vea los ritos fúnebres y todos sus componentes como vehículos relacionados directamente al cuidado pastoral durante el proceso de duelo. Por otro lado, los ritos fúnebres metodistas también sirven en la promoción de la teología y doctrina metodista. Esta investigación aspira a que sus hallazgos sean considerados al momento de dictar cursos de adoración cristiana, liturgia, capellanía y cuidado pastoral. Nuestra hipótesis en esta investigación plantea que la mayoría del cuerpo pastoral metodista no utiliza la mayoría de los elementos incluidos y sugeridos en los recursos para servicios fúnebres del himnario Mil voces para celebrar al momento de desarrollar una liturgia fúnebre, y que su desconocimiento puede relucir en un cuidado pastoral que pudiera mejorar.
Marco teórico Se usarán los estudios cuyas investigaciones analizan el rol del cuidado pastoral en la adoración y en los ritos fúnebres, a saber, las elaboradas por William H. Willimon, Paul E. Irion, 13
Neil Pembroke, Mark Earey, Tilda Norberg, Elaine Ramshaw y Thomas G. Long. Al analizarlas consideraremos específicamente el rol del cuidado pastoral en las liturgias fúnebres.
El
investigador dará énfasis especial a la obra de Irion.
Preguntas de investigación La investigación requiere, además de plantear el problema estudiado, el desarrollo de algunas preguntas que nos dirijan y permitan mantener el enfoque. Las preguntas que nos hicimos fueron las siguientes: 1. ¿Qué elementos componen en el cuidado pastoral? 2. ¿Qué elementos componen la liturgia fúnebre metodista? 3. ¿Existe algún vínculo entre la liturgia funeral metodista y el cuidado pastoral? 4. ¿De qué manera la liturgia funeral impactó el cuidado pastoral? 5. ¿Qué elementos de la liturgia funeral impactaron más? 6. ¿Qué elementos de la liturgia funeral metodista pudieron haber sido utilizados, y no fueron utilizados?
Definición de variables y términos 1. Cuidado pastoral: todo trabajo pastoral relacionado al apoyo y sostén de personas y relaciones interpersonales, incluyendo expresiones cotidianas de cuidado y atención que pudieran ocurrir en medio de varias actividades y relaciones pastorales. 13 El mismo puede darse por medio de visitas al hogar, hospitales o prisiones, al igual que a través de la consejería formal y profesional. Howard Clinebell lo define como el ministerio amplio que 13
Glenn H. Asquith Jr., ed., The Concise Dictionary of Pastoral Care and Counseling (Nashville: Abingdon Press, 2010), s.v. “Pastoral Care and Counseling.”
14
incluye las muchas maneras que el cuidado energizado espiritual se le brinda a las comunidades de fe con el propósito de permitirles vivir una vida de máxima plenitud aún durante sus valles oscuros, cimas soleadas y mesetas ordinarias.14 2. Cuidado pastoral recibido (percepción): la interacción compleja de respuestas afectivas, cognitivas, fisiológicas y conductuales ante la pérdida de cualquier modo de una persona, lugar, cosa, actividad, estatus, etc., con la cual la persona se ha identificado.
Es la
interpretación primaria que una persona hace de una experiencia de pérdida (muerte) de alguien muy cercano a él o ella.15 3. Liturgia: Proviene del término griego (leitourgía) que originalmente definía un deber público o servicio rendido al estado. Su etimología se deriva de las palabras griegas laós y érgon (pueblo y obra o trabajo, respectivamente).16
En el mundo cristiano este término
significa el servicio público de la Iglesia.17 En los textos neotestamentarios donde se utiliza el término se trata del servicio de Dios y de los seres humanos.
Hay diccionarios que
relacionan este término como un acto de adoración directamente relacionado a la Eucaristía18, sobre todo en oriente. Para efectos de esta investigación se considerará únicamente la liturgia fúnebre. En el Nuevo Testamento se utiliza este término para designar no solamente la celebración del culto divino (Hch 13.2; Lc 1.23), sino también el anuncio del Evangelio (Rom 15.16; Flp 2.14-17) y la caridad en acto (Rom 15.27; 2 Co 9.12; Flp 2.25). 14
Howard John Clinebell. Basic Types of Pastoral Care & Counseling: Resources for the Ministry of Healing and Growth, updated and rev. / Bridget Clare McKeever (Nashville, TN: Abingdon Press, 2011). Kindle Electronic Edition: Location 261). 15 Glenn H. Asquith Jr., ed., The Concise Dictionary of Pastoral Care and Counseling (Nashville: Abingdon Press, 2010), s.v. “Grief and Loss.” 16 Isaías A. Rodríguez. Introducción al culto: La liturgia como obra del pueblo (Nashville, TN: Abingdon Press, 2005), 10. 17 New Advent Catholic Encyclopedia, s.v. “Liturgy,” http://www.newadvent.org/cathen/09306a.htm (accessed March 27, 2013). 18 J.G. Davies, ed., The New Westminster Dictionary of Liturgy and Worship (Philadelphia: The Westminster Press, 1986), s.v. “Liturgies.”
15
En occidente se denomina liturgia a todas las celebraciones que la Iglesia considera como suyas, que están contenidas en sus libros oficiales y se realizan por la comunidad y los ministros señalados para cada caso. Se le llama liturgia, sobre todo en el contexto católico romano, a la celebración de la Eucaristía y de los demás signos sacramentales y al rezo de la Liturgia de las Horas.19 El autor Isaías Rodríguez, pasado miembro de la orden de los Carmelitas Descalzos y ahora sacerdote episcopal, desmenuza el término en cuatro aspectos esenciales: a. Así como la antigua leitourgia que se les prestaba a los faraones egipcios, la liturgia cristiana es una actividad obligatoria, no opcional. b. La liturgia es obra del laós, del pueblo. No es algo privado. c. Aunque la liturgia es para el pueblo, al mismo tiempo trasciende al pueblo mismo que la realiza. d. En su servicio a Dios lo que el pueblo construye o realiza no es su propia obra.20 4. Liturgia funeral: el cuidado que la Iglesia expresa por personas fallecidas, su creencia en la resurrección y la reverencia que siente por ese cuerpo que también tiene parte en la redención. 5. Liturgia funeral metodista:
La iglesia metodista es hija de la iglesia anglicana, pero
también debe mucha de su teología a la Reforma Protestante. El libro de la disciplina metodista de la Iglesia Metodista de Puerto Rico, en la parte titulada “Normas doctrinales y documentos básicos”, Sección I, ¶44 (La herencia doctrinal), establece que la herencia
19
Ricardo Pascual Dotro, Diccionario de Liturgia: Ricardo Pascual Dotro y Gerardo García Helder, 1 ed. (México, D.F.: Editorial Lumen-México, 2004), s.v. “Liturgia”. 20 Rodríguez. Introducción al culto: La liturgia como obra del pueblo, 10-12.
16
doctrinal metodista se basa en la fe histórica cristiana. Los antepasados en la fe reafirmaron el antiguo mensaje cristiano que se encuentra en el testimonio apostólico, aplicándolo a las propias circunstancias. La herencia doctrina se basa en la fe histórica cristiana que establece que Dios fue encarnado en Jesucristo, Jesucristo obra mediante el Espíritu Santo y Jesucristo vino a salvar al mundo. Estos principios se enmarcan en una docencia que se basa en el cuadrilátero metodista, a saber: a. La Escritura (regla de fe y conducta), la cual se informa en b. La tradición cristiana, reavivadas y vividas por c. La experiencia, y puestas a prueba por d. La razón La herencia común cristiana se basa en el testimonio apostólico con respecto a Jesucristo como Salvador y Señor. El metodismo tiene un consenso con el resto del mundo cristiano en base a las siguientes razones: a.
El canon de las Escrituras
b.
Los credos de Nicea, Credo Apostólico y el de Calcedonia
c.
Los reformadores protestantes del siglo XVI quienes promulgaron nuevas declaraciones de fe, con el propósito de recuperar el testimonio bíblico, y las cuales son de dos clases: 1. Las de fundamentos básicos, tales como la justificación por la fe, supremacía de las Escrituras y el sacerdocio universal de los creyentes. 2.
Las que tienen que ver con la madurez del cristiano, tales como lo sagrado de toda vocación, el libre albedrío y la naturaleza de la Iglesia.
Las enseñanzas típicas cristianas se recogen en fórmulas doctrinales como las siguientes: 17
1. Los Artículos de la fe de la Iglesia Metodista Episcopal 2. La Confesión de fe de la Iglesia Evangélica de los Hermanos Unidos en Cristo 3. El Catecismo de Heidelberg de la tradición reformada.
Además, las normas doctrinales también surgen de un conjunto más amplio del pensamiento y práctica cristianas, tales como escritos, himnos, sermones y tratados de John y Charles Wesley, y liturgias tales como el Libro de oración común. La herencia doctrinal metodista no nace de la controversia o disputa doctrinal alguna. Wesley y sus seguidores, por medio de grupos llamados “sociedades”, predicaron las doctrinas bíblicas que se transmitieron por medio de la Iglesia Anglicana, de cuya comunión nunca se separaron. Martín Lutero no dejó ningún modelo de servicio fúnebre como lo había hecho con el bautismo y el matrimonio. Los reformadores se oponían a la doctrina del purgatorio y por esto se oponían a la celebración de réquiems. Preferían que el servicio fúnebre sirviera de consuelo a los dolientes.21 Para comprender mejor el rito fúnebre metodista hay que entender sus raíces en los ritos fúnebres de la iglesia primitiva. Estos ritos primitivos consistían en cinco componentes, muchos de los cuales llegaron a lo que se convertiría en el rito fúnebre metodista.22 John Wesley, en el prefacio a algunas copias de su The Sunday Service of the Methodists (1784), indicó que había omitido algunas partes del oficio del entierro de los muertos. Había omitido el Salmo 39, el envío junto al sepulcro y la oración ‘Omnipotente Dios, por quien 21
Frank C. Senn. Christian Liturgy: Catholic and Evangelical (Minneapolis, MN: Fortress Press, 1997), 353. Estos cinco componentes son: (a) Oración en el hogar (donde el cuerpo se limpiaba, ungía y envolvía en lino blanco); (b) Procesión (durante el día, vestidos de blanco, cantando salmos de esperanza, llevando palmeras, velas e incienso); (c) Oficio (servicio corto de alabanza y gratitud alrededor del cuerpo, con lecturas bíblicas y salmos); (d) Eucaristía (celebración expresada en la comunión que aún existe entre los vivos y los muertos, el beso de la paz dado al cuerpo del fallecido); (e) Entierro (el cuerpo ubicado en la tumba con los pies mirando hacia el Este como señal de esperanza en la venida del Sol de Justicia). Usualmente una cena ágape seguía, y al tercer, noveno y cuadragésimo día se reunían amistades y familiares para cantar salmos, himnos y hacer oraciones. Para más información puede verse The New Westminster Dictionary of Liturgy and Worship, s.v. “Burial”. 22
18
vivimos, etc.’ Por lo demás, Wesley siguió casi exactamente el Libro de oración común de la Iglesia Anglicana, versión de 1662. Si algo caracterizó los funerales metodistas fue su fuerte contenido en el gozo.23 Ya para el siglo XX se hicieron más cambios sobre todo dentro del metodismo norteamericano y a raíz de la publicación de A Service of Death and Resurrection (1979). Tanto las costumbres metodistas norteamericanas como británicas tienen oraciones, salmos, lecciones, sermón opcional y oraciones para concluir el servicio. Ambos tienen el uso opcional del Credo Apostólico, pero en diferentes lugares de la liturgia, y ambos proveen recursos para el entierro o el crematorio. Mientras que ambos servicios contienen oraciones ambiguas para los muertos, éstas son opcionales. Básicamente los funerales metodistas se dejan influenciar mucho por las costumbres locales.24 Durante los comienzos del metodismo, los funerales estaban agrupados, litúrgicamente, junto a los bautismos y bodas.
Estos ritos
pastorales siempre fueron vistos como excelentes oportunidades para evangelizar, sobre todo con relación a los funerales. Estas eran ocasiones que proveían oportunidades fáciles para tratar el tema de la naturaleza temporal de la vida terrenal y la importancia de conocer el destino eterno.25 6. Familias: Howard Clinebell define el término como el sistema social de relaciones principales del cual los individuos obtienen su mayor apoyo sicológico, espiritual y físico. Clinebell reconoce los muchos tipos de familias en la sociedad contemporánea y, por ende, en las congregaciones. Éstas incluyen las familias tradicionales de padre-madre, padre solo, madre sola, parejas sin niños (y con ninguna intención o posibilidad de tenerlos), familias de tres generaciones y una variedad de relaciones comprometidas que componen familias de adultos no casados. Además, la mayoría de las personas que viven solas también tienen un 23
Ibíd. Ibíd. 25 Lester Ruth, A Little Heaven Below: Worship at Early Methodist Quarterly Meetings (Nashville, TN: Kingswood Books, 2000), 99 24
19
sistema de apoyo compuesto de amistades que, a su vez, constituye una familia. Por último, Clinebell no ignora existencia de familias de parejas homosexuales y lesbianas.26 7. Muerte: Platón definió la muerte como la separación del alma del cuerpo. Esto planteaba algunas dificultades sobre todo por el hecho de que muchas cosas aparentan no tener alma, como las plantas. Por otro lado, muchos materialistas no aceptan esta definición ya que no creen en la existencia del alma. A través del tiempo se ha dificultado un poco el definir propiamente cuando comienza la muerte. Por lo regular se acepta que la muerte cerebral es lo mismo que la muerte, siendo sus criterios el coma, apnea (pérdida de respiración independiente) y falta de reflejos del tallo cerebral.27 El Diccionario de la Real Academia Española (23ª edición, 2014), ofrece seis definiciones al término. Para propósitos de este trabajo, utilizaremos solamente la primera: “cesación o término de la vida”. 8. Aflicción (grief): la interacción compleja de respuestas afectivas, cognoscitivas, psicológicas y conductuales ante la pérdida humana.28 Fowler lo define como la angustia profunda y conmovedora causada por la pérdida.29 Básicamente son las reacciones que una persona tiene al sufrir la pérdida (bereavement). La psicología apunta que la aflicción se manifiesta en muchas áreas de la vida, desde reacciones físicas hasta cambios sociales y conductuales. 30 El modelo más conocido asociado a la aflicción fue presentado por Elisabeth Kübler-Ross en su On Death and Dying (1969).31
Wayne Oates propone la existencia de seis tipos de
26
Clinebell. Basic Types of Pastoral Care & Counseling. Locations 7148-7424. Glennys Howarth and Oliver Leaman, eds., Encyclopedia of Death and Dying (London: Routledge, 2014), s.v. “definitions”. 28 Glenn H. Asquith Jr., ed., The Concise Dictionary of Pastoral Care and Counseling (Nashville: Abingdon Press, 2010), s.v. “Grief and Loss.” 29 Gene Fowler. Caring Through the Funeral: A Pastor’s Guide. (St. Louis, MO: Chalice Press, 2004). Kindle Electronic Edition: Location 372). 30 Gene Fowler. The Ministry of Lament: Caring for the Bereaved. (St. Louis, MO: Chalice Press, 2010), 29. 31 Elisabeth Kübler-Ross, Elisabeth. On Death and Dying: What the dying have to teach doctors, nurses,clergy and their own families. (New York: Scribner, 1969). Kindle Electronic Edition. 27
20
aflicción las cuales describiremos más detalladamente en la revisión de literatura, sección Cuidado pastoral en personas en duelo. 9. Luto o duelo (mourning): Fowler define el término como el sentir y expresar una tristeza profunda por una pérdida, un deseo por alguien que se nos ha ido y el participar en expresiones ceremoniales o rituales. Si la aflicción es vista como la reacción subjetiva e interna, el luto sería la externa: llanto (externo) como producto de tristeza (interno). Y esto entonces da pie para otra expresión externa a la aflicción: la expresión ritual o ceremonial. 32 En un acercamiento parecido al de Kübler-Ross, la psicóloga Therese Rando desarrolló un modelo de seis procesos de luto los cuales ella llamó los procesos R:33 a. Reconocer la pérdida b. Reaccionar a la separación c. Recordar y volver a experimentar al fallecido y la relación d. Renunciar a las viejas ataduras y al supuesto viejo mundo e. Reajustarse con mejor adaptación a un nuevo mundo sin olvidar el viejo f. Reinvertir las energías en nuevas relaciones 10. Pérdida de seres queridos: La pérdida (bereavement) es definida por Fowler como “carecer de algo, o robado; tomado por la fuerza”.
Es la experiencia de haber sufrido “el
arrebatamiento, por la muerte, de un ser querido; el hecho o estado de carencia de un familiar u otra persona con la cual se tenía “lazos afectivos”.34 Básicamente hablando describe cuán difícil es perder un ser querido por causa de la muerte. El siquiatra bostoniano, Erich Lindemann, analizó las diversas respuestas de sobrevivientes ante la pérdida de cientos de
32
Fowler. The Ministry of Lament: Caring for the Bereaved. 32-33. Ibíd., 33-35. 34 Fowler. Caring Through the Funeral: A Pastor’s Guide, Location 326. 33
21
vidas luego de un trágico incendio el 29 de noviembre de 1942. La psicología de la pérdida que él estudió reveló que aquellas personas que trabajaron su aflicción se recuperaron más rápido que aquellas que reprimieron su tristeza. Su ensayo, titulado “Symptomatology and Management of Acute Grief”, publicado en septiembre 1944 surgió del desastre ocurrido por el incendio en el club nocturno Cocoanut Grove, en Boston. El local tenía capacidad para unas 460 personas, pero esa noche había cerca de 1,000. Cerca de las 10:15 pm, uno de los clientes buscando un poco de privacidad para estar con su pareja, desenroscó una bombilla que estaba sobre su mesa. La bombilla estaba ubicada cerca de palmeras decorativas. Inmediatamente le dijeron que la volviera a colocar, a lo que él se trepó sobre una silla y, al no encontrar el enchufe, encendió un fósforo para alumbrarse. El fósforo estaba muy cerca de las palmeras decorativas, altamente inflamables, y casi enseguida el techo se incendió. Este gran incendio fue extinguido en quince minutos, pero aún así cerca de 500 personas fallecieron. Al momento de la tragedia, Lindemann era jefe de psiquiatría en el hospital general de Massachusetts, lugar donde fueron atendidos muchos de los sobrevivientes. Sus observaciones de las reacciones de los pacientes llevaron a la publicación de su ensayo. En éste, él describió seis síntomas consistentes que caracterizan la aflicción aguda: 1) Angustia corporal intensa 2) Preocupación con la imagen de los fallecidos 3) Culpa 4) Enojo 5) Cambios en patrones de conducta
22
6) Adopción de rasgos conductuales de los fallecidos35 Usando este estudio, Clinebell compara la pérdida de alguien significativo en nuestras vidas como una amputación psicológica y espiritual.
Si los afligidos han aprendido destrezas
constructivas y afincadas en la realidad, podrán seguir un proceso bastante predecible de trabajar sus fuertes emociones y, a su vez, podrán hacer los ajustes requeridos para vivir sin aquello que se ha perdido.36 Es aquí donde se considera la importante obra de Elisabeth Kübler-Ross donde ella agrupa en cinco las muchas emociones que se sienten ante la pérdida de seres queridos: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Clinebell sugiere, además, un acercamiento transformador que trascienda y ayude a usar su aflicción como oportunidad de crecimiento. Él los agrupa en seis tareas para superar la aflicción:37 1) Tratar con el atontamiento y el shock. 2) Expresar y hablar los sentimientos mientras éstos salen poco a poco. 3) Superar 4) Reconstruir38 5) Realzando la plenitud espiritual y ética 6) Buscando apoyo y cuidado mutuo 11. Iglesia Metodista de Puerto Rico (IMPR): El libro de la disciplina de la Iglesia Metodista de Puerto Rico (2010) define la misma como “una Iglesia Autónoma Afiliada en pacto con la Iglesia Metodista Unida desde 1992”.
Este es un estatus bilateral que garantiza la
independencia de la IMPR y le confiere la facultad de adoptar su propia Disciplina, elegir sus 35
Harold Schechter, The Whole Death Catalog: A Lively Guide to the Bitter End (New York: Ballantine Books, 2009), Kindle Electronic Edition, Locations 5405-5418. 36 Clinebell. Basic Types of Pastoral Care & Counseling. Locations 4222-4234. 37 Ibíd., Locations 4369-4503. 38 La tarea de superar los cambios difíciles luego de la pérdida (tarea 3) y la reconstrucción de la vida sin aquello que se perdió (tarea 4) es un proceso continuo. Por eso podría verse también como: Tareas 3 y 4 (Superación y Reconstrucción).
23
Obispos, asumir la organización y programa que se ajuste a su propia idiosincrasia y establecer aquellas relaciones interdenominacionales que sirvan a sus propósitos. La IMPR ha adoptado como suyos los Artículos de Religión y la Confesión de Fe, según están contenidas en el Libro de la disciplina de la Iglesia Metodista Unida, modificando el artículo de Religión XXIII a tono con la forma de gobierno de Puerto Rico. La IMPR es una iglesia de gobierno episcopal, no congregacional.
Las estructuras básicas y conexionales de la
IMPR se denominan con el término “Conferencias”. Estas Conferencias se relacionan entre sí en forma precisa y estructurada. Estas son las siguientes: a. Conferencia de la Iglesia: elige oficiales, aprueba programas, establece presupuestos y toma aquellas decisiones necesarias para el desarrollo de su programa local. b. Conferencia Distrital: constituida por las iglesias locales de determinada área geográfica. c. Conferencia Anual: el cuerpo gobernante y administrativo de la IMPR el cual aprueba el carácter y ordenación del ministerio pastoral y establece los distritos que deben existir en su territorio; elegirá a los delegados a la Conferencia General. d. Conferencia General: investida con poderes constitucionales, legislativos y deliberativos; efectúa la elección episcopal.39 12. Región Metropolitana40: La misma tiene un pastor o pastora que funge como superintendente y se compone de las siguientes congregaciones:
39
Libro de la Disciplina, Glosario, 600-606. Con la celebración de la 6ta Conferencia General y Conferencia Conexional (junio 2016), la Región Metropolitana tuvo los siguientes cambios: Rvdo. Moisés Rosado pasó a ser Superintendente y pastor de la Iglesia Metodista de 40
24
a. Comunidad Villas del Sol, Levittown (Rvdo. Juan A. Vera Méndez) b. Iglesia Metodista Carlos Wesley, Reparto Metropolitano (Rvdo. Rubén Rivera Martínez) c. Iglesia Metodista Emaús, San Juan (Rvda. Annabelle Torres Valle) d. Iglesia Metodista en Levittown, Toa Baja (Pastor Brígido Ortiz Montes) e. Iglesia Metodista de Torrimar, Guaynabo (Rvdo. Moisés Rosado Torres) f. Iglesia Metodista El Buen Pastor de Country Club, Río Piedras (Pastor Guillermo Javier Barroso Rodríguez) g. Iglesia Metodista del Olivar, Bayamón (Rvdo. Oscar Luis Figueroa) h. Iglesia Metodista obispo Asbury, Bayamón (Rvdo. Jorge López) i. Iglesia Metodista de Río Piedras Heights, San Juan (Rvdo. Jorge Rivera Velázquez) j. Iglesia Metodista Ríos de agua viva, Dorado (Pastor Mario del Valle Vélez) k. Iglesia Metodista universitaria, San Juan (Rvda. Yolanda Correa Pintor)41 13. Ritual –Proviene del latín ritus, ceremonia religiosa, uso, costumbre. Más bien se refiere a las palabras prescritas que constituyen un acto de adoración; conjunto de gestos y textos que configuran una acción sagrada. Generalmente se usa la palabra rito para referirse a una determinada familia litúrgica (romana, bizantina, mozárabe, etc.) y a su manera de celebrar los sagrados misterios.42 No es lo mismo que ceremonial ya que la misma se relaciona con
Torrimar, el Pastor Oscar Luis Figueroa fue ordenado presbítero y el Rvdo. Jorge López pasó a pastorear la Iglesia Metodista Obispo Asbury. Debido a que el Rvdo. López fue el único miembro nuevo de la región, se le orientó en torno al trabajo de investigación y gustosamente accedió cooperar, dándole continuidad al apoyo que ya esa iglesia, por medio de su pasado pastor (Rvdo. Moisés Rosado), estaba dando. 41 Los pastores o pastoras aún no han recibido ordenación como presbíteros de la IMPR. Los reverendos y reverendas ya han recibido dicha ordenación. 42 Ricardo Pascual Dotro, Diccionario de liturgia: Ricardo Pascual Dotro y Gerardo García Helder, 1 ed. (México, D.F.: Editorial Lumen-México, 2004), s.v. “Rito”.
25
las acciones, a pesar de que ambos términos se intercambian usualmente. 43 El ritual cristiano incluye, por definición, la administración de sacramentos, lecturas, oraciones y gestos.44 Long clasifica los rituales en dos grupos: servicios de adoración mientras la persona muere y servicios luego de que haya fallecido.45 La importancia del ritual es acentuada por Long de esta manera: “llevar a cabo estos rituales no es solo un asunto de decencia, cuidado pastoral sensible o tradición y gusto litúrgico. Más bien es narrar la verdad evangélica, dar testimonio de la fe, poner en práctica nuestras más profundas convicciones sobre las promesas de Dios, aun en medio de la aflicción y el dolor y descubrir el significado y la esperanza en medio de los estragos de la muerte.46 Long elabora más este término e incluiremos este análisis en la revisión de literatura.
El ritual es necesario en toda sociedad para facilitar tanto la continuidad con el pasado y el proceso ordenado del cambio. Frank C. Senn cita a Roland Delattre cuando éste identifica cuatro aspectos del ritual: dos que sirven una función conservadora y dos que sirven una función renovadora.47 Los dos aspectos que sirven de manera renovadora son la negociación (escribir memorias, confesión y absolución) y paso (boda, vocación). Los rituales comunitarios proveerán tanto estabilidad como cambio, conservación y reforma.
Pueden mover miembros de una
sociedad a través de grandes ritmos del ciclo de vida (nacimiento, madurez, vocación, muerte).48
43
J.G. Davies, ed., The New Westminster Dictionary of Liturgy and Worship (Philadelphia: The Westminster Press, 1986), s.v. “Ritual.” 44 New Advent Catholic Encyclopedia, s.v. “Rites,” http://www.newadvent.org/cathen/13064b.htm (accessed March 27, 2013). 45 Thomas G. Long, Accompany Them with Singing: The Christian Funeral (Louisville, KY.: Westminster John Knox Press, 2009), Location 2363. 46 Ibíd., Location 149. 47 Senn cita el artículo de Roland A. Delattre titulado “Ritual Resourcefulness and Cultural Pluralism” en Soundings 41:3 (1978), pp. 281-301. 48 Frank C. Senn, Christian Liturgy: Catholic and Evangelical (Minneapolis, MN: Augsburg Fortress, 1997), 8.
26
14. Funeral: a pesar de ser considerado un servicio de adoración también es parte del proceso de cuidado pastoral. El funeral persigue afirmar la realidad y finalidad de la muerte física de una persona, recordar y compartir las memorias, identificar y expresar las emociones, crear comunidad, proveer las condiciones y recursos que puedan ayudar en el crecimiento de la fe y la esperanza y celebrar la vida de la persona fallecida.49 Mark Earey opina que el funeral no solo es la invitación a considerar nuestras historias a la par con la historia de Jesús y su resurrección, sino también el lugar donde la Iglesia articula su teología de la muerte, salvación, resurrección, vida eterna, la comunión de los santos y otras más.50 ¿Qué hace el funeral? nos lleva a la pregunta, ¿para quién es el funeral? Para Earey, analizándolo desde la perspectiva de las personas hoy día, el funeral es “para” los fallecidos no en el sentido causal, sino en el sentido que éstos aún importan y aún no se les ha entregado definitivamente a Dios. Por otro lado, el funeral es “para” los fallecidos al ritualizar el peregrinaje de éstos hacia las manos de Dios en una manera en que sincroniza con el peregrinaje de los dolientes.51 Los componentes de un funeral varían de lugar en lugar y son influenciados por la cultura. La liturgia fúnebre, como toda liturgia, le pertenece a la comunidad. No es propiedad del ministro dirigiendo el servicio, ni siquiera de la familia cercana al difunto. Earey considera el servicio fúnebre como uno que contiene los siguientes elementos: Llegada al servicio, lectura de las Escrituras, predicación del Evangelio, elegía, oraciones de gratitud,
49
Glenn H. Asquith Jr., ed., The Concise Dictionary of Pastoral Care and Counseling (Nashville: Abingdon Press, 2010), s.v. “Grief and Loss.” 50 Mark Earey. Worship that Cares: an Introduction to Pastoral Liturgy. (London: SCM Press, 2012). Kindle Electronic Edition: Location 3714). 51 Ibíd., Location 4074.
27
oración de consuelo, acto de entrega al cuidado de Dios, símbolos, gestos, genuflexiones, música, incienso y despedida.52 Karl Rahner concluyó que “la separación del alma y el cuerpo” era una manera inadecuada de describir nuestra condición post mortem. Rahner prefirió ver la muerte como si se entrara a una nueva relación con el mundo (contrario a desaparecer hacia un estado de otro mundo). Para él, nuestros cuerpos no son la suma total de órganos, funciones físicas, fluidos y fallas. Nuestros cuerpos también son la historia de nuestras relaciones con otras personas, con el espacio, tiempo y eventos, al igual que con las estructuras materiales del mundo. Esa relación cambia, pero continúa después de la muerte y tendrá su clímax cuando compartamos en la “resurrección de los muertos y la vida en el mundo venidero”. Esa es la razón por la cual, según Rahner, el cristianismo reacciona a la muerte con ritos y liturgia, rodeando al cuerpo con símbolos del bautismo (agua y paramento blanco), como a manera de su propio voto pascual. También podría explicar por qué, en los funerales, la oración eucarística podría comenzar con el prefacio que afirma, “para tu pueblo fiel la vida cambia, no termina”.53 15. Teología pastoral: es aquella rama de la teología cristiana que trabaja con el oficio y funciones del pastor o pastora. Se le considera teología porque trata las consecuencias de la auto revelación de Dios en la historia y se le considera pastoral porque está relacionada a los roles, tareas, deberes y trabajos de una figura pastoral.54
52
Ibíd., Locations 4131-4321. Nathan Mitchell, Meeting Mystery: Liturgy, Worship, Sacraments, Theology in Global Perspective Series (Maryknoll, N.Y.: Orbis Books, 2006), 174-175. 54 Thomas C. Oden. Pastoral Theology: Essentials of Ministry (New York, NY: HarperCollins Publishers, 1983), x. 53
28
Limitación de la investigación La investigación considerará un universo constituido por congregaciones de la Región Metropolitana de la Iglesia Metodista de Puerto Rico.
El investigador contactará al
Superintendente de dicha región para obtener su aprobación y el compromiso de colaboración de las congregaciones (ver Apéndice A). Las congregaciones habrán llevado a cabo un servicio fúnebre de algún feligrés. El investigador será avisado del funeral y asistirá al mismo. Allí el investigador recopilará algunos datos relacionados a elementos incluidos en la liturgia fúnebre (ver Apéndice B). Estos datos servirán posteriormente para comparar cómo la iglesia usó o no los recursos fúnebres metodistas, sobre todo aquellos encontrados en el himnario Mil voces para celebrar, para el desarrollo de liturgias fúnebres. La mayor limitación o mayor reto estriba en que el investigador estará disponible para asistir al funeral. Se complementarán estas observaciones presenciales con análisis de programas y liturgias fúnebres que estas iglesias hayan llevado a cabo en el pasado año 2015-2016. Esto también forma parte de las limitaciones debido a que un análisis de programas de cultos fúnebres no nos dará necesariamente todos los ángulos de lo que allí ocurrió.
29
30
REVISIÓN DE LITERATURA Las investigaciones realizadas, sobre todo en Estados Unidos y Europa, las presentamos en este capítulo como resultado del proceso de revisión de literatura. Hemos dividido la revisión de literatura en una secuencia que lleva de una a otra de manera histórica al principio y luego temática: -
Trasfondo bíblico Iglesia primitiva Reforma protestante Puerto Rico (siglos XVI-XX) Cuidado pastoral en la adoración Cuidado pastoral en personas en duelo Oración por los difuntos Liturgia pastoral La aportación de Thomas Long La niñez y el duelo Música Retos
Trasfondo bíblico Sin embargo, es menester comenzar con las Sagradas Escrituras y ver cómo el tema de los ritos fúnebres es tratado en las mismas. En general, las Escrituras no ofrecen muchas descripciones detalladas sobre costumbres fúnebres. La primera referencia a un entierro que vemos está relacionada con la muerte de Sara: “Después Abraham dejó a su difunta, y habló con los hijos de Het: Yo soy extranjero y peregrino entre ustedes; denme en propiedad una sepultura entre ustedes, para que pueda sepultar a mi difunta y separarla de delante de mí.’” (Génesis 23.34) (Nueva Biblia latinoamericana de hoy). Luego de esta referencia las Escrituras son un poco más consistentes en las mismas. Thomas Long nos habla un poco de esto al afirmar que el funeral cristiano no tiene base en datos bíblicos concretos: el dedo de Dios no inscribió un servicio fúnebre detallado en las tablas de Moisés, Jesús no enseñó acerca de funerales en el 31
Sermón del Monte y Pablo no le dio instrucciones sobre esto a los corintios. A través de la historia los cristianos han hecho lo que los demás grupos sociales hicieron: averiguar las cosas por sí mismos y construir sus propias prácticas.55 Por eso es que no existe, ni ha existido, una única y singular manera de desarrollar un funeral cristiano. En la Biblia Hebrea los términos más utilizados para tumba (o sepultura) y entierro son el verbo ( קָ בַ רqabar, “enterrar”) y sus semejantes nominales, todos significando “sepultura”. La Septuaginta (LXX) usualmente traduce esto con el verbo (thaptein) y el sustantivo (taphos) o los sustantivos (mnemeion) y mnema) (cuya raíz es “memorial”, no sepultura). Esto es lo que leemos en el caso de Abraham y Sara, el entierro de Raquel cerca de Belén (Génesis 35.19) y la tumba del Rey Asa (2 Crónicas 16.14).56 Otra de las costumbres fúnebres bíblicas fue el uso de osarios. A pesar de que la Biblia no documenta términos específicos que signifiquen osarios, sí se utilizan otros que denotan ataúd, cofre y aquellos que eventualmente se usaron para describir osarios. Uno de estos términos hebreos es ( גָּ ִדיׁשgadish, “ataúd”), el cual ocurre unas cuatro veces en la Biblia Hebrea, una de estas refiriéndose a un ataúd (Job 21.32). Igual ocurre con el término ( אָ ֖רֹוןaron, “arca, caja o ataúd”) al describir dónde fue ubicado el cuerpo de José (Génesis 50.26).57 En la antigüedad se le llamaba al ataúd con el nombre de sarcófago, del griego sarcophagos, “come carne”). Muchos eran construidos de piedra, aunque podían ser elaborados en madera e incluso barro. Este término griego no aparece en la Biblia pero sus
55
Long, Accompany Them with Singing: The Christian Funeral, Location 309. Craig A. Evans. Jesus and the Ossuaries: What Jewish Burial Practices Reveal about the Beginning of Christianity (Waco, TX: Baylor University Press, 2003). Kindle Electronic Edition: Introduction, Locations 129138. 57 Ibíd. Locations 143-150. 56
32
equivalentes (sarcophagía, “comiendo carne”) y (sarcophagein) sí aparecen en 4 Macabeos 5.8, 14 y 26.58 Un estudio cuidadoso del Nuevo Testamento, en conjunto con ciertos escritos judíos, dan mucha luz sobre las costumbres fúnebres de los judíos en tiempos de Cristo. Muchos de los detalles a continuación los sacamos de la obra del estudioso Alfred Edersheim. Esta obra, a pesar de pertenecer al siglo XIX, no deja de ser una rica en detalles históricos y sociales.59 Cuando un hebreo moría, su cuerpo era colocado en plena tierra, arena o sal. Lo primero que se hacía era cerrar y asegurar los ojos y boca del cadáver, esto luego de asegurarse con certeza sobre la muerte del individuo. Hechos 9.37 afirma que el cuerpo era lavado con agua tibia, siendo esta costumbre llamada “purificación de los muertos”. Las uñas y el cabello eran recortados y el cuerpo era ungido con aceite para ser preparado para el entierro (Mateo 26.12; Lucas 23.56; Juan 19.39). Gamaliel, la autoridad rabínica del primer siglo de la era cristiana, introdujo una reforma a las prácticas extravagantes que tenían las familias más pudientes. Consecuentemente, la mayoría de los hebreos fueron envueltos en lino no costoso. Las narrativas de los Evangelios (Juan 20.5, 7; Juan 11.44) afirman que el cuerpo de Jesús fue envuelto en “envolturas de lino”, con un “sudario” sobre la cabeza (posiblemente para evitar que la quijada se cayera). Evans describe detalladamente el diseño y función de las tumbas judías. Estas consistían en su mayoría de una cámara central con dos o más nichos que salían de ésta. El término hebreo para estos nichos era ( ףוףkokh) y en latín, loculus. Algunas tumbas tenían una especie de repisa llamada arcosolio, colocada debajo de un arco en donde el cuerpo o el sarcófago se colocaban.
58
Ibíd. Locations 158-161. Alfred Edersheim. Alfred Edersheim Collection (3-in-1): Sketches of Jewish Social Life, The Temple, Jesus the Messiah (2012). Kindle Electronic Edition: Chapter 10: In Death and After Death, Locations 2089-2187). 59
33
Los cuerpos eran colocados en los arcosolios y en los nichos. La familia guardaba luto por siete días y usualmente al año del fallecimiento los huesos eran reunidos y colocados en el osario, y éstos eran colocados en los nichos o en la cámara central. Ocasionalmente los nichos eran sellados con piedras o puertas. A su vez las tumbas eran selladas con piedras grandes, algunas cuadradas y otras redondas.60 Un acercamiento más detallado a algunas costumbres fúnebres judías nos dará luz a algunos pasajes neotestamentarios, sobre todo aquella conocida como el entierro secundario. De acuerdo a la tradición rabínica, el entierro secundario (cf. Mateo 8.22 y Lucas 9.60) era una de las tres ceremonias religiosas más importantes. Esto los podemos ver en el aspirante a seguidor de Jesús cuando le dice, “Señor, déjame primero enterrar a mi padre” (Mateo 8.21 y Lucas 9.59). Él no habla de esperar a que su padre anciano o enfermo muriera, sino en anticiparse al momento en que reuniera los huesos de su padre y los colocara en un osario, en cuyo momento se habría completado el tiempo de luto y los ritos. La contestación de Jesús probablemente se refiere literalmente a los muertos, no a los muertos espirituales. “Deja que los muertos entierren a sus muertos” significa que los muertos que están en la tumba familiar deben hacerse cargo del entierro.61 Los Evangelios y el historiador Josefo narran el evento del arresto y ejecución de Juan el Bautista donde Herodes Antipas, para cumplir una promesa, decapitó al profeta e hizo servir su cabeza en una bandeja. Los discípulos de Juan tomaron el cuerpo (se asume que sea el cuerpo sin cabeza) y lo colocaron en una tumba. La narrativa en Marcos 6.28 dice que la cabeza fue entregada a la esposa de Herodes. Más adelante Herodes conoce del ministerio de Jesús y cree 60
Craig A. Evans. Jesus and the Ossuaries: What Jewish Burial Practices Reveal about the Beginning of Christianity (Waco, TX: Baylor University Press, 2003). Kindle Electronic Edition: Introduction, Locations 193203. 61 Evans. Jesus and the Ossuaries, Locations 207-214.
34
que éste es Juan. Esto corresponde a las creencias y costumbres de la época: la resurrección de Juan sería increíble debido a que su cuerpo carecía de cabeza. El cráneo era el hueso más importante del esqueleto. De hecho, algunos entierros secundarios solamente incluían el cráneo. La ausencia del cráneo de Juan, el cual asumimos estaba bajo el cuidado de la esposa de Herodes, no nos garantiza que haya sido propiamente enterrado y haría de la resurrección de Juan una muy dudosa.62 El entierro se hacía lo más rápido posible, usualmente el mismo día, y esto lo afirma Hechos 5.6, 10 y 8.2. Hechos 9.38 en adelante afirma también que hubo excepciones a esta costumbre. Los judíos no practicaban la cremación debido a que creían que tal práctica era pagana y tenían la superstición de que el alma podía sentir lo que se le hacía al cuerpo. Una de las prácticas comunes en el mundo judío, sobre todo en el período entre la muerte y el entierro, era el velatorio, esto en parte debido a la remota esperanza de que el fallecido no estuviera muerto. Velar al fallecido se convirtió en una institución reconocida. Era costumbre judía colocar el cuerpo en un sepulcro sin sellar por tres días. Durante este tiempo los familiares lo visitaban, esperanzados de verlo con vida otra vez.63 La práctica cristiana relacionada a esto consistía en oraciones especiales por los fallecidos durante el tiempo donde se consideraba que el alma estaría necesitada de consuelo mientras pasaba a otro estado. Esto provocaba la reunión de amistades y familiares los cuales, con cuerpo presente, oraban por el alma del difunto y consolaban a los dolientes. Esto, a su vez, dio origen a la práctica del velatorio.64
62
Ibíd., Locations 214-225. Bertram S. Puckle. Funeral Customs: Their Origin and Development. (Charleston, SC: Forgotten Books, 2008). Kindle Electronic Edition. Location 587. 64 Ibíd., Location 587. 63
35
Los cementerios eran ubicados fuera de la ciudad (Mateo 8.28; 27.7, 52-53).
Se
marchaba desde el hogar del fallecido hasta la tumba, y el cadáver era cargado en un féretro (Lucas 7.14), probablemente de madera. Génesis 50.26 narra que José fue sacado de Egipto en un ataúd, o caja egipcia para momias, y Éxodo 13.19 describe cómo Moisés tomó de Egipto los restos de José para enterrarlos en la Tierra Prometida. Durante el trayecto hacia la tumba, el féretro podía ser cargado por varios familiares y amistades.
Se requería que las mujeres
dirigieran la procesión debido a que los hombres sentían la responsabilidad de introducir la muerte al mundo. Jeremías 9.17 y Mateo 9.23 documentan la costumbre de contratar plañideras, quienes gritaban y se daban contra el pecho, y músicos que acompañaban la procesión fúnebre. Una vez llegaban al cementerio, se elevaba un discurso y el cuerpo era depositado en la tumba. Muchas veces éstas eran cuevas y dentro se encontraban nichos que podían albergar varios cuerpos. Usualmente una tumba podía acomodar unos ocho cuerpos. La entrada de las tumbas usualmente era asegurada por una puerta o una piedra grande (Mateo 27.66; Marcos 15.46; Juan 11.38-39). Finalmente, el libro de Tobías narra como el personaje principal, Tobías, sufrió persecución por parte del rey asirio Senaquerib debido a que él buscaba, robaba y enterraba israelitas que morían y cuyos cadáveres eran arrojados fuera de las murallas de Nínive (Tobías 1.17b-19; 2.1-10).
Iglesia primitiva Durante los primeros tres siglos de la Iglesia, los primeros testigos del cuidado cristiano por los muertos son los cementerios, según Rutherford en su obra The Death of a Christian. Estos eran lugares públicos de enterramientos y no, como se creía en algún momento, lugares 36
secretos para enterrar cristianos perseguidos. Esta época se le conoce como la de la Iglesia de los Mártires (30-313 de la era común).65 Las tumbas de los mártires se convirtieron temprano en la historia en lugares de vigilias y devoción, donde se erigieron santuarios o memoriales sencillos (memoriae) sobre sus tumbas, algunos como criptas adyacentes en las catacumbas, otros sobre tierra. Estas costumbres junto a la iconografía cristiana primitiva demuestran el espíritu de oración que caracterizó el entierro cristiano. Los servicios fúnebres de la época incluían salmos cantados, oraciones fúnebres, himnos cristianos, eucaristía (la cual sustituyó la cena fúnebre) y nuevas representaciones artísticas cristianas que sustituyeron el arte fúnebre judío y pagano El espíritu que dirigía el funeral cristiano de la antigüedad era uno donde se exaltaba la vida y una actitud de gozo.66 Con la oficialización del cristianismo por el imperio romano, la Iglesia se convirtió en la iglesia de las masas y su liturgia fúnebre se hizo más formal y desarrollada por un clero más especializado. El arte fúnebre fue evolucionando. Los antiguos símbolos –el pastor, el pescador, el banquete –fueron desapareciendo para dar espacio a la figura descubierta de Cristo, los milagros de Jesús y algunas imágenes veterotestamentarias. Esta época ve la tendencia en los discursos cristianos de declarar el luto o duelo como anticristianos mientras se respetaba la aflicción del doliente. Si bien el luto en la cultura pagana fluía de la desesperación, la aflicción tenía su espacio y era respetada por ser una consecuencia natural del dolor del corazón.67 Como puede verse, el cuidado a los muertos era parte integral de la vida cristiana desde sus comienzos y no es de extrañar que existan fórmulas fúnebres entre los más antiguos
65
Richard Rutherford and Tony Barr, Studies in the Reformed Rites of the Catholic Church, rev. ed., vol. 7, The Death of a Christian: the Order of Christian Funerals (Collegeville, MN: Liturgical Press, ©1990), 6. 66 Ibíd., 8-12. 67 Ibíd., 12-16.
37
manuscritos litúrgicos occidentales.
Rutherford analiza detalladamente los orígenes de la
formación de un modelo de liturgia fúnebre y destaca que en algún momento cerca de la época del papa Gregorio Magno, el cristianismo comenzó a redactar aspectos específicos de sus prácticas fúnebres. En ocasiones eran basados en algún modelo funeral del pasado, en otras indicaban un patrón para ser seguido por cabildos catedralicios o a veces eran los medios para enseñar procedimientos apropiados al clero esparcido o no educado. Estos manuscritos sirven de testigos de unas fórmulas litúrgicas que varían en forma y tamaño. Algunas de estas fórmulas son simplemente grupos de oraciones breves con alguna rúbrica que indica su lugar en la liturgia, otras consisten solamente en direcciones e indicaciones de oraciones, salmos, responsos y otras parecidas, mientras que otras son más elaboradas e incluyen rúbricas más detalladas y textos litúrgicos más completos. Rutherford destaca que, fuera de algunas excepciones, muchas de estas fórmulas aparecieron durante el siglo VIII y fueron muy diseminadas al transcurrir el tiempo. Los siguientes cinco siglos constituyeron (hasta cerca del 1250), según Rutherford, una era formativa para lo que sería la liturgia fúnebre romana. Al final de este período apareció un orden fúnebre que se convirtió en el modelo de práctica fúnebre romana. Esos 500 años constituyen la primera etapa del desarrollo de ritos fúnebres.68 Para el siglo IX ya se veían varias influencias diferentes en las prácticas fúnebres. En primer lugar, los funerales variaban grandemente de lugar en lugar. Un funeral urbano podría ser un evento solemne que incluía al clero y demás elementos, mientras que un funeral rural hubiese sido mucho más sencillo. Cada iglesia local seguía su propia liturgia ya que no existían unas fórmulas universales.
68
En segundo lugar, los estudios litúrgicos que influyen la obra de
Ibíd., 37-39.
38
Rutherford sugieren que los manuscritos más antiguos dan fe de un orden fúnebre que a su vez representa dos formas básicas: 1. El patrón más simple indicado en el ordo del Sacramentario Phillips (ca. 800): Este consistía en la preparación del cuerpo en el hogar y una procesión fúnebre hacia la iglesia, en donde se enterraba. Este patrón refleja una continuidad con la tradición cristiana de la antigüedad y se caracterizó por dos principales localizaciones: el hogar y la iglesia. No existía una liturgia eclesiástica separada del entierro ya que todo ocurría dentro del ámbito de la iglesia.
Rutherford explica que esta expresión
litúrgica de la fe cristiana durante la muerte y el entierro forjó un vínculo entre la iglesia y el cementerio que perduraría como unidad teológica hasta nuestros tiempos. Esto, a su vez, conllevaba una segunda procesión: de la iglesia al cementerio. 2. Los ritos fúnebres preservados en el Sacramentario de Rheinau (ca. 800): Este segundo patrón refleja el desarrollo que se ve en el primer patrón. Al igual que el anterior, se preparaba el cuerpo en el hogar y se enterraba en los predios de la iglesia. Sin embargo, la diferencia estriba en que se mantenía el cuerpo en la iglesia para una vigilia extendida, o un servicio litúrgico además del servicio familiar de oración y entierro.
En ambos patrones, la liturgia consiste en servicios cortos consecutivos de acuerdo al lugar donde se llevan a cabo. Ambos comienzan en el hogar o lugar de muerte y consisten en ritos litúrgicos que marcan los últimos momentos del fallecido. Luego, el cuerpo es llevado a la iglesia, con antífonas y salmos cantados. Le sigue un servicio de oración en la iglesia donde el cuerpo es enterrado inmediatamente o donde se le mantiene hasta el momento de ser enterrado. 39
Finalmente se traslada el cuerpo al cementerio, donde se le acompaña con antífonas y salmos. El servicio en la tumba es lo que concluye el funeral.69 El ministro luterano Frank C. Senn ofrece una conexión entre el altar de las iglesias cristianas y las reliquias de los santos ya que esto en sí fue una extensión de la práctica cristiana primitiva de celebrar la eucaristía en las tumbas de los fieles. Es por eso que las cubiertas de las tumbas romanas se les llamaban mensae ya que eran mesas en las cuales se celebraban fiestas en honor a los muertos. Esto era considerado como un acto de devoción (pietas) para mantener viva la memoria de los fallecidos. A los muertos se les lavaba, vestía en las mejores ropas festivas y se les llevaba a luz de antorchas en procesión hacia los cementerios, localizados fuera de la ciudad. Se les enterraba con aquellos objetos que amaban. Entonces se compartía una última cena (viaticum) para luego enterrarlos dentro de esas primeras 24 horas. Al tercer día los familiares iban al cementerio para llorar y compartir una fiesta (refrigerium), la cual repetían al noveno día. Al 30ta día se le unía a la fiesta las amistades y otros. Durante el mes de febrero se recordaba a todos los muertos y el 22 de ese mes se celebraba la caristia o cara cognatio en el cual todos y todas se reunían para una gran cena en honor a los muertos.70 El mundo cristiano de la antigüedad estaba muy apegado a estas costumbres y éstas eran muy parte de la vida cotidiana.
Los obispos intentaron transformar estos ritos paganos
sustituyendo los lamentos y la música fúnebre con salmos y aleluyas. Los padres de la iglesia criticaron las ropas y adornos suntuosos y recomendaron usar atuendos simples y practicar la limosna. Además, se hicieron esfuerzos para reemplazar las vestes sordidae paganas, prendas de vestir usualmente negras o rojas, con vestimentas blancas que simbolizaran la esperanza cristiana. Pero, más significativamente fue el sustituir el refrigerium con la eucaristía, ya que la 69 70
Ibíd., 39-42. Senn, Christian Liturgy, 166.
40
primera usualmente terminaba en borracheras descontroladas. Estas prácticas fueron difíciles de eliminar a tal punto que Ambrosio fue el primero que se conoce prohibiera celebrar las fiestas en honor a los muertos dentro de las iglesias. Ya para el 567 el Segundo Concilio de Tours les prohibió a los cristianos de Galia poner comida en las tumbas de familiares.71 Mark Earey nos habla un poco de esto y lo ubica dentro de su contexto británico. El color predominante en los funerales es el negro, junto a otros colores sombríos y oscuros. En el Reino Unido se asocia el negro con la época victoriana la cual desarrolló un sistema complejo de luto que controló desde las vestimentas hasta otros aspectos de la vida. Pero Earey también afirma que el usar negro, como hemos expuesto anteriormente, era parte de las prácticas fúnebres del imperio romano pre cristiano, y esto fue cambiado por los primeros cristianos. Earey también concuerda con lo anterior expuesto en que el compartir alimentos luego del funeral, además de proveer un acto de hospitalidad, también hace eco de las cenas celebradas en las tumbas en la Roma pagana.72 Hay que destacar que para el siglo XV comenzó a verse la práctica interesante del ars moriendi (el arte del buen morir), el cual consistía en “practicar” la experiencia del morir. La Edad Media se vio caracterizada por muchas muertes causadas por plagas, infecciones y mujeres que morían al dar a luz. La mayoría prefería morir en sus hogares. Los sacerdotes medievales instruían a sus feligreses a que, durante el proceso de muerte, llamaran al clero y al médico. Debido a que la muerte en este siglo estaba a flor de piel, era menester prepararse para la muerte mientras había salud. El clero consideró sabio enseñar al laicado a ministrarle a los moribundos y así ayudarles en la tarea del cuidado pastoral. Para lograr esto los teólogos y cleros diseñaron
71 72
Ibíd., 166-167. Earey. Worship that Cares. Location 4163.
41
una variedad de libros conocidos como ars moriendi. Originalmente escritos en latín, estos manuscritos circularon antes de la invención de la imprenta. Incluían varias secciones:73 -
Instrucciones a los cuidadores para exhortar a los moribundos a confesar sus pecados.
-
Preguntas a los moribundos para así obtener una confesión de fe.
-
Oraciones para hacer con y por el moribundo.
-
Instrucciones en cómo enfrentar las cinco (5) tentaciones demoníacas que llegarían en el lecho de muerte:
-
1.
Dudar de la fe
2.
Perder la esperanza de salvación
3.
Dejar de ser paciente en el sufrimiento
4.
Creer que la salvación es merecida por las buenas obras
5.
Lamentar dejar atrás las posesiones materiales
Oraciones finales Los textos más significativos son los escritos por Jean Gerson (1363-1429), titulado Opus
tripartitum de praeceptis decalogi, de confessione et de arte moriendi y el de Nicholas de Dinkelsbuhl, Tractatus (1414-1418).74 La versión más antigua que existe apareció en 1415, titulada Tractarus artis bene moriendi (Tratado sobre el arte del buen morir), compuesto anónimamente por un fraile dominico. Contenía seis capítulos llenos de consuelo religioso al igual que ritos específicos, oraciones y reglas de conducta tanto para el moribundo como para los cuidadores. En 1450
Austra Reinis, “Luther, Linck, and Later Lutherans On Pastoral Care to the Sick and Dying,” Evangelical Lutheran Church in America, April 01, 2015, visto el 20 de abril de 2015, http://elca.org/JLE/Articles/1086. 74 Glennys Howarth and Oliver Leaman, eds., Encyclopedia of Death and Dying (London: Routledge, 2014), s.v. “ars moriendi”. 73
42
circuló una edición abreviada, muy leída, con grabados ilustrando las luchas espirituales de un moribundo acosado por varias tentaciones. Durante los próximos dos siglos aparecieron por toda Europa occidental guías parecidas, diseñadas a preparar a los creyentes para una buena muerte. La más conocida de estas fue The Rules and Exercises of Holy Dying (1651), escrita por Jeremy Taylor, capellán del rey Charles I. A pesar de que el ars moriendi prácticamente desapareció como género literario, reapareció en la obra de Patricia Weenolsen, The Art of Dying: How to Leave this World with Dignity and Grace, at Peace with Yourself and Your Loved Ones.75 Una manera típica de la literatura ars moriendi era la representación de un cristiano fiel moribundo, solo, abordado por Satanás quien desea quebrantar toda su fe y confianza. Por medio de ese diálogo se ve como Satanás intenta inculcar temor, ansiedad y duda. La literatura ars moriendi no solo era leída por los moribundos sino también por familiares, cuidadores y el clero. Era un tipo de ensayo para morir bien y cristianamente. Las prácticas del ars moriendi estaban basadas en las virtudes cristianas, además de ayudar a formarlas.76 Se pueden ver en estas obras cómo cambió el énfasis de una interpretación de juicio divino aplicado a la humanidad en general y una salvación obtenida por medio de estructuras eclesiásticas establecidas hacia una teología en la cual el individuo se encontraba sólo frente a Dios, asumiendo toda responsabilidad por sus propias decisiones.77 Como puede constatarse, la Edad Media estuvo llena de creencias en lo sobrenatural y en ocasiones se le atribuían poderes protectores a ciertos objetos, incluyendo campanas. La Iglesia
75
Harold Schechter, The Whole Death Catalog: A Lively Guide to the Bitter End (New York: Ballantine Books, 2009), Locations 1162-1175. La obra citada es: Patricia Weenolsen, The Art of Dying: How to Leave This World with Dignity and Grace, at Peace with Yourself and Your Loved Ones, St. Martin ed. (New York: St. Martin, 1996). 76 Long, Accompany Them with Singing: The Christian Funeral, Location 2206-2236. 77 Glennys Howarth and Oliver Leaman, eds., Encyclopedia of Death and Dying (London: Routledge, 2014), s.v. “children”.
43
consintió el uso de campanas para ahuyentar los malos espíritus y fue por esa razón que su práctica sobrevivió por tanto tiempo. La campana de defunción (passing bell) fungió por mucho tiempo como el heraldo de la muerte, anunciando que un alma estaba pasando al otro mundo y a su vez pedía las oraciones del pueblo. Pero, más allá de una petición de oración, el sonar de campanas se hacía por la creencia de que ahuyentaría los malos espíritus que intentarían, por todos los medios, de retener el alma del difunto. Para esto se tenía una campana especial, conocida como “mort bell” o “soul bell”. La forma en que se repicaban anunciaba la muerte de un adulto o un infante. Para un adulto se repicaba una de tono tenor o grave; para un infante, un tono más agudo. Si se repicaba tres veces, se anunciaba el fallecimiento de un hombre; si eran dos veces, una fémina. A estos repiques les seguía una pausa por cada año en la edad del difunto.78 El autor británico William Andrews, en su antigua obra Old Church Lore (1891), nos da un trasfondo un poco más detallado de esta práctica. Según Andrews, una de las menciones más antiguas del uso de campanas en Inglaterra está ligada a la campana de defunción. Para el 1565 (séptimo año del reinado de la reina Elizabeth), se pasó una ordenanza diciendo: “Cuando esté pasando el cadáver de un cristiano, debe tocarse la campana…luego de pasar debe haber un corto repique, otro justo antes del entierro y otro final (corto) después del entierro”. Igualmente, la campana de defunción está ligada a la muerte de Lady Catherine Grey, hermana de Lady Jane, ocurrida en la Torre de Londres en 1567. Su uso continuó hasta la época de Charles II (reinado 1660-1685), incluso hasta existir un conocido dicho: “When the bell begins to toll, Lord have
78
Puckle. Funeral Customs: Their Origin and Development. Location 812.
44
mercy on the soul”. Andrews menciona incluso una mención de 1614 donde se evidencia que en ocasiones se repicaron las campanas mientras la persona estaba aún viva.79 Otro autor contemporáneo con Andrews fue J.C.L. Stahlschmidt cuya obra de 1887 documenta detalladamente el uso de campanas eclesiásticas en Kent, Inglaterra. Cuando él comienza a hablar de la campana de defunción (passing bell), aclara que la costumbre de tocarla al momento del fallecimiento ya había caído en desuso al menos hacía más de un siglo atrás. Stahlschmidt documenta que el uso normal en Kent (al sureste de Londres) era tocar la campana de la muerte una vez la noticia llegara al clérigo o sacristán, al menos que hubiese anochecido ya en cuyo caso se sonaba temprano la mañana siguiente. Era usual repetir el repique temprano en la mañana del funeral, pero Stahlschmidt no encontró ejemplos de que se repitiera luego del funeral. Stahlschmidt también documenta que la manera de tocar la campana variaba de lugar en lugar. A pesar de que la edad del fallecido no se anunciaba, su género sí: tres grupos de tres repiques eran para un varón y tres grupos de dos eran para una fémina.80 La Iglesia Metodista de Puerto Rico ha honrado esta práctica centenaria de repicar las campanas como recordatorio de aquellas personas fallecidas durante el año.
Esto se ve
claramente en el Culto de apertura de cada Conferencia Conexional donde se incluye una sección en la liturgia denominada “Momentos de recordación”. Dicha sección del culto está ubicada casi al final, entre la celebración de la Comunión y el Compromiso / Despedida. Se comienza con la cita de Pablo en 1 Tesalonicenses 4.13-18, seguido de las siguientes palabras expresadas a la congregación: “Es una tradición de nuestra iglesia hacer recordación de aquellos que se nos
79
William Andrews, Church Lore (London: William Andrews & Co., The Hull Press, 1891), visto el 1 de mayo de 2015, http://www.gutenberg.org/files/38713/38713-h/38713-h.htm#Page_210. 80 J.C.L. Stahlschmidt. The Church Bells of Kent. (London: Elliot Stock, Paternoster Row, 1887). Kindle Electronic Edition. Location 1878.
45
adelantaron a la presencia del Señor en el pasado tiempo conexional”. Acto seguido se leen los nombres de aquellos cristianos y cristianas miembros de la Iglesia Metodista de Puerto Rico (clero y laicado), que fallecieron durante los pasados dos años (esto debido a que la Conferencia Conexional se celebra cada dos años). Seguido de cada nombre se escucha un repique de campana. Este es un momento muy solemne en el que las iglesias ya han sometido de antemano los nombres de aquellos feligreses fallecidos. Una vez terminada la lectura se da el espacio para que, desde la congregación, se mencionen aquellos nombres que no fueron mencionados y una vez culminada esta parte, toda la congregación se une en la “Oración de los primeros cristianos por su iglesia” (tal y como se encuentra en la Didaché 9.3-4 y 10.5-6):81 ¡Padre nuestro! Te damos gracias por la vida y por el conocimiento que nos has revelado por tu siervo, Jesús. ¡A Ti sea la gloria por los siglos de los siglos! De la misma manera que este pan que partimos, estaba esparcido por las altas colinas, y ha sido juntado, te suplicamos, que de todos los extremos de la tierra, reúnas a tu Iglesia en tu reino, porque te pertenece la gloria y el poder (que ejerces) por Jesucristo, por los siglos de los siglos. ¡Señor! Acuérdate de tu iglesia, para librarla de todo mal y para completarla en tu amor. ¡Reúnela de los cuatro vientos del cielo, porque ha sido santificada para el reino que le has preparado; porque a Ti sólo pertenece el poder y la gloria por los siglos de los siglos! ¡Ya que este mundo pasa, te pedimos que tu gracia venga sobre nosotros! ¡Hosanna al hijo de David!
“Oración de Los Primeros Cristianos Por Su Iglesia,” Red de Liturgia del Consejo Latinoamericano de Iglesias, 6 de octubre de 2009, visto el 4 de mayo de 2015, http://www.clailiturgia.org/oracion-de-los-primeros-cristianos-porsu-iglesia-1512.html. 81
46
La Reforma protestante Martin Lutero y la Reforma Protestante no nos dejaron un modelo para un servicio fúnebre, contrario con el bautismo y el matrimonio.82 Quizás por eso haya existido una gran variedad de prácticas fúnebres y de entierros. Los reformadores sí estuvieron de acuerdo en oponerse a la doctrina del purgatorio. Debido a que las Misas de réquiem se celebraban para pedir la liberación del alma del purgatorio y promovían el temor al juicio en vez del consuelo de Dios a su pueblo, estas fueron abolidas. Es interesante notar lo que indica Senn: los servicios fúnebres evangélicos solían ser adaptaciones del pequeño oficio de los muertos (varios salmos, dos o más lecciones con responsos en latín o himnos alemanes, el Benedictus, el Padre nuestro, otras colectas y el Nunc dimitis de Lutero). Estas adaptaciones incluían una procesión hacia la tumba acompañada de una cruz y luces.
Las oraciones formales durante el momento de
consagración del cuerpo fueron omitidas, pero cantar himnos en la tumba junto a lecturas apropiadas de las Escrituras mientras se bajaba el cuerpo a la fosa fueron elementos comunes en los entierros de la época.83
Además de estas prácticas o modificaciones hechas por los
reformadores, también Senn nos relata que la aversión que tenían a bendecir objetos materiales tuvo sus consecuencias en las prácticas fúnebres. Típicamente no había rito de consagración del cuerpo más allá de un entierro reverente. Pero el entierro era usualmente seguido de un servicio
82
El reconocido autor y liturgista James F. White en sus obras Protestant Worship: Traditions in Transition y Documents of Christian Worship destaca que Lutero no dejó establecido un rito fúnebre. Sin embargo dejó cierta indicación de sus deseos en un prefacio a una colección de himnos fúnebres de 1542. Allí se ve claramente que Lutero quería cambiar en los cristianos la atmósfera de muerte ligada al temor hacia una de esperanza. Él deseaba eliminar las Misas de réquiem, vigilias y otros eventos enfocados en hacer algo por la persona fallecida. Fue aquí que la himnodia se convirtió en una manera importante de permitirle a la congregación expresar su esperanza al momento de enfrentar la muerte. 83 Senn, Christian Liturgy, 353.
47
de salmos, lecturas, sermón y oraciones en la iglesia para consolar a los dolientes y edificar a la comunidad.84 Senn nos ofrece ocho elementos que a su entender son esenciales para el buen funcionamiento de un funeral cristiano.85 A través de esta investigación veremos que estos puntos se repiten entre varios otros teóricos. Los elementos que Senn observa son: 1. La importancia de celebrar los funerales dentro de una iglesia en vez de una funeraria. 2. El pastor o sacerdote debe predicar en el funeral, usando los textos leídos en el servicio fúnebre. 3. La eucaristía puede celebrarse como anticipo de la fiesta de las Bodas del Cordero. 4. Los funerales llevados a cabo dentro de la iglesia pueden usar música y cánticos que involucren la participación congregacional. 5. Se pueden usar varios símbolos cristianos, tales como la vela pascual encendida cerca del ataúd como recordatorio del bautismo en muerte y resurrección de Cristo; una cruz sobre o cerca del ataúd también como recordatorio del bautismo en Cristo; una Biblia sobre o cerca del ataúd simbolizando la fidelidad del fallecido a la palabra de Dios. 6. El blanco debe ser el color que predomine. 7. Puede haber movimiento desde el lugar del funeral hacia el camposanto, dando a entender que la procesión fúnebre es parte del ritual y no una interrupción del servicio. 8. El ataúd debe ser enterrado en presencia de testigos.
84 85
Ibíd., 370. Ibíd., 672.
48
Thomas Long toma todo esto en consideración al afirmar que la gran gama de prácticas funerales cristianas surge de diferencias históricas, étnicas, culturales y denominacionales; de aquí a que no exista una forma pura de funeral cristiano porque no existe una forma pura de cristianismo.86 Durante los comienzos del metodismo en los Estados Unidos (siglo XVIII), además de los frecuentes servicios de predicación y reuniones de oración, se celebraban reuniones trimestrales que servían, además de tratar asuntos administrativos, para administrar los ritos pastorales metodistas: bautismos, bodas y funerales. A pesar de no ser parte regular de cada reunión trimestral, estos ritos se hacían frecuentemente. Los tres ritos (bautismos, bodas y funerales) eran públicos. El Libro de la disciplina que se usaba no restringía su asistencia. La inclusión de estos ritos pastorales en el programa de las reuniones trimestrales fue más bien a manera de conveniencia, sobre todo en lo que tiene que ver con los bautismos y bodas. Obviamente la inclusión de funerales en las reuniones trimestrales era una más bien de coincidencia. Por ejemplo, las personas reunidas en la reunión trimestral de 1814, presidida por el presbítero Peter Moriarty, se sorprendieron al descubrir que él había muerto súbitamente y que el primer servicio de la reunión sería su funeral.87 La manera en que estos ritos eran administrados durante las reuniones trimestrales demuestra la manera en que los metodistas, específicamente durante los siglos XVIII-XIX visualizaban su adoración. No les preocupaba mucho lo estético de algún orden litúrgico, pero sí se preocupaban porque los ritos contribuyeran a los propósitos evangelísticos. Los metodistas establecieron el primer elemento –ignorar el ordo –considerando los ritos como unidades autónomas y enfatizando un segundo elemento –ampliar la misión –utilizando la administración 86 87
Long, Accompany Them with Singing: The Christian Funeral, Location 450. Ruth, A Little Heaven Below: Worship at Early Methodist Quarterly Meetings, 97-99
49
de los ritos para predicar, exhortar y orar evangélicamente. Como dijimos anteriormente, los ritos pastorales siempre fueron vistos como excelentes oportunidades para evangelizar, sobre todo con relación a los funerales. Estas eran ocasiones que proveían oportunidades fáciles para tratar el tema de la naturaleza temporal de la vida terrenal y la importancia de conocer el destino eterno. La predicación y exhortación fueron tan centrales y valoradas en los funerales que los metodistas empezaron a hablar sobre los que “predicaban en un funeral”.
Claro está, los
funerales metodistas también fueron excelentes oportunidades para regocijarse en la muerte de un creyente. De hecho, todos los himnos fúnebres incluidos en un himnario de la época, el Pocket Hymn-book de 1786, reflejan una perspectiva triunfal. Podían cantarle al difunto: Happy soul, thy days are ended; All thy mourning days below; Go, by angel-guards attended, To the sight of Jesus, go.
O podían también alentarse unos a otros por medio de este himno, en esta ocasión ante la muerte de una mujer: The soul of our sister is gone, To heighten the triumph above, Exalted to Jesus’ throne, And clasp’d in the arms of his love.88
Puerto Rico (siglos XVI-XX) Fray Ramón Pané, en su Relación acerca de las antigüedades de los indios, describe las creencias que los taínos tenían sobre la muerte. Para ellos existía una habitación de los muertos en la cual se establecía una continuidad íntima entre los muertos y vivos. La cosmovisión taína veía la muerte como otra forma de vida donde la muerte física era solamente un paso. La figura 88
Ibíd., 99-100.
50
del bohíque era importante en la subsistencia de estas creencias. Al morir un cacique, el areyto celebrado conmemoraba sus hazañas realizadas. La muerte se convertía en renovación de la vida cultural de la comunidad y en renovación entre el ayer y el presente. Para el taíno sus muertos jamás los abandonaban. Para esto usaban los cemís los cuales eran la representación artística religiosa del más allá. El taíno no concebía la muerte en soledad sino en comunidad. Al morir una persona, toda la comunidad lo sentía. Por otro lado, la percepción taína era que los muertos no abandonaban el cuerpo por completo y por eso trataban de conservar algunas partes del cuerpo o su totalidad.89 En la concepción de los pueblos indígenas de América (taínos, mayas, mexicas e incas), la vida después de la muerte no estaba condicionada por la actitud del individuo sino por su forma de morir. Con la eventual destrucción de los indígenas, España impuso su visión de la muerte. En Puerto Rico, la muerte del joven español Diego Salcedo hizo que el taíno reevaluara su concepto de la muerte.90 Ante la pregunta si los invasores eran mortales, el taíno descubrió 89
Luis Alfredo López Rojas, Historiar La Muerte (1508-1920), Colección Visiones y Cegueras (San Juan, P.R.: Editorial Isla Negra, 2006), 20-22. 90 La historia nos narra que, para principios del año 1511, los aborígenes taínos comenzaron a sublevarse por el maltrato y abuso que recibían de los españoles colonizadores. Esta situación esclavizante hizo que el cacique Agüeybaná, cacique supremo de Borikén, reuniera en asamblea a todos los caciques que componían el Consejo Supremo de Borikén, para planificar la revuelta indígena y la muerte de cada uno de los españoles. Los caciques reunidos en esta asamblea resistieron el dictamen de Agüeybaná basado en la opinión común que había entre ellos, de que los españoles eran inmortales, dioses venidos de otro mundo. Argumentaron que la orden de Agüeybaná era temeraria y que no podía tener éxito. Por lo tanto, decidieron hacer algo con lo cual pudieran comprobar si los españoles eran mortales. Entre los allí reunidos se encontraba Urayoán, El Viejo, cacique del yucayeque de Yagueca (región de Añasco y Mayagüez), que servía como consejero de Agüeybaná por su liderazgo, valentía y experiencia. A Urayoán, le tocó urdir un plan para que al primer español que transitara por sus tierras se le quitase la vida. La región del Yagueca para esa fecha de 1511 era la más poblada de españoles por ser pueblo y puerto comercial en donde se originaban todas las actividades y decisiones de los españoles. Como los españoles andaban confiados por toda la isla, se le presentó la ocasión a Urayoán de ejecutar su plan y cumplir el encargo del Consejo Supremo. Un soldado español, don Diego Salcedo, que visitaba el yucayeque de Urayoán, fue invitado a quedarse en el poblado hasta el otro día. Fue hospedado en la casa de Urayoán, con hospitalidad y obsequios. Al otro día, luego de despedirlo, cuando el español se disponía a seguir su camino, Urayoán lo hizo acompañar de algunos de sus indios. Estos, bien instruidos de lo que debían hacer con él (Salcedo), cuando llegaran al vado del Río Guaorabo (Río Grande de Añasco), le ofrecieron pasarlo sobre sus hombros. Aquel, inocentemente accedió. Cuando lo tuvieron en
51
que estos obedecían a su propio sistema mortuorio –morían igual que ellos. A partir de 1513 las expresiones de la muerte en América adquirieron formas occidentales. El 23 de enero de 1513 se promulgó las “Ordenanzas para el tratamiento de los indios” donde se estableció que era responsabilidad del encomendero enterrar a los indígenas muertos.91 Durante trescientos años los símbolos mortuorios de la sociedad colonial española fueron las iglesias, conventos, ermitas y criptas. Estos lugares se convirtieron en lugar de entierro para todos los pobladores. Sin embargo, al momento de los servicios se veía la distinción de clases sociales. Las misas eran exclusivas de los sectores que podían pagarlas.92 En las últimas dos décadas del siglo XVII las enfermedades y epidemias aceleraron las incidencias de muertes. A los muertos por estas epidemias se les enterraba en el campo, junto a un árbol o en algún lugar donde transcurridos los años su cadáver fuera localizado, para luego ser enterrado en la iglesia. Este siglo también es testigo del comienzo de la expresión mortuoria festiva sobre el cadáver de un niño, conocida como baquiné. El baquiné o velorio de angelitos es parte del ritual fúnebre del campesinado puertorriqueño del siglo XVIII. La muerte de un niño no
la mitad del río, lo sumergieron bajo el agua, hasta que dejó de dar señales de vida. Luego, lo sacaron a la orilla y dudando todavía de si estaba vivo, le comenzaron a hablar, pidiéndole perdón. Consumado el hecho y comprobada la mortalidad del español, avisaron a Urayoán y más tarde a Agüeybaná. Entre llantos, cantos y bailes estuvieron por tres días festejando la muerte de Salcedo. Durante tres días, indios y caciques de otras regiones acudían a comprobar la mortalidad del español y desengañarse de sus creencias. Por el hedor del cuerpo descompuesto se convencieron de que los españoles eran tan mortales, como ellos. Ejecutada la muerte del soldado español don Diego Salcedo, se volvió a convocar a todos los caciques del Consejo Supremo de Borikén. En vista de la muerte dada a Diego Salcedo, asintieron a la sublevación general indígena para darles muerte a los españoles y acabar con toda la opresión, el saqueo de sus riquezas y el exterminio de la población indígena. La rebelión indígena comenzó días más tarde contra los poblados españoles establecidos y dispersos en la región de lo que hoy conocemos como Añasco. (“Diego Salcedo,” Directorio de Puerto Rico, 1 de abril de 2016, visto el 10 de mayo de 2017, http://aquiestapuertorico.com/leyenda-de-diego-salcedo/. 91 92
Ibíd., 23-25. Ibíd., 26-29.
52
era concebida como pérdida, sino como ganancia, ya que para el campesino esto significaba un ángel y posible intercesor en el cielo.93 Veamos más detalladamente en qué consistía la práctica del baquiné.94 Fuera de la expresión artística de la pintura El velorio de Francisco Oller, la historia no es muy detallada al momento de describir el baquiné. Sin embargo, Luis Palés Matos describe este servicio religioso fúnebre muy detalladamente en su novela Litoral.95 Palés Matos comienza describiendo el baquiné con la llegada del Gran Ciempiés para dirigir los rezos y los cantos. El Gran Ciempiés era el nombre dado, en la parte meridional de Puerto Rico, al maestro que dirigía las canciones del baquiné y asumía un papel casi sacerdotal. Las mujeres solían limpiar bien la casa y la arreglaban con varias filas de sillas, bancos y cajones. A la izquierda se sentaban las mujeres, vestidas de blanco y con pañuelos en la cabeza. Al otro lado se sentaban los hombres. Al fondo, sobre una mesa rústica adornada con papel de seda rizado se encontraba el niño muerto. El cuerpo yacía entre encajes, cintas, helechos y flores de papel y sólo su rostro era visible. Junto a la mesa había una silla más alta y sobresaliente que las demás, la cual era para el Gran Ciempiés. De pronto todos hacían silencio y el Gran Ciempiés entraba en la habitación.
Él iniciaba el acto de contrición con un “Señor mío,
Jesucristo”. A esto le respondía la concurrencia con un Padre nuestro, seguido de muchas avemarías del rosario. Cuando concluía el rosario, comenzaban las canciones del baquiné. Palés Matos las describe como “canciones con aire y cadencia de villancicos navideños”. En ellas se
93
Ibíd., 32-34. Luis Palés Matos, “El baquiné”, Universidad de Puerto Rico Recinto de Humacao, visto el 22 de abril de 2015, http://www.uprh.edu/~ivelez/p83XCVpales.html . 95 El Litoral es una novela inconclusa que nunca se publicó formalmente como libro. Sin embargo Margot Arce de Vázquez incluye capítulos de ésta en su libro Luis Palés Matos: poesía completa y prosa selecta, Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1978. Esta información se obtuvo de Luis Manuel Álvarez, “El Velorio de Oller y el ‘Velorio’ Palés”, Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras, visto el 22 de abril de 2015, http://musica.uprrp.edu/lalvarez/velorio7.html. 94
53
describían las virtudes del niño, los desvelos de la madre por curarlo y se exorcizaban los espíritus malignos que embrujaron su cuerpecito. El Gran Ciempiés usaba un tono barítono para cantar la estrofa completa y la gente le hacía coros cantando los dos versos finales. Algunos versos documentados por Palés Matos son: Zape, zape, zape, Espíritu malo; Vuélvete a las sombra De donde has llegado Su madre le daba Teses de curía A ver si su hijo No se le moría Traigan la pareja De caballos blancos Para conducirlo Hasta el camposanto Echen en la fosa Para que no jieda Jazmines y nardos, Lirios y azucenas.
La sesión se prolongaba a lo largo de la noche, con breves intermedios para repartir dulces, ron de caña para los hombres y anisado dulce para las mujeres. Se organizaban juegos sociales y luego se terminaba el baquiné con el canto en cangá, repetido un sinfín de veces: Adombe, gangá mondé, ¡Adombe!
A fines del siglo XVIII había muy poco espacio dentro de las iglesias para enterrar. A tono con las epidemias pasadas, y ya entrando al siglo XIX, las actitudes ante la muerte sufrieron una nueva revaloración en el mundo europeo. Se establecieron nuevas medidas que buscaban 54
mejores condiciones de salud, se buscaron las causas de las epidemias y se establecieron controles sanitarios para evitar su propagación. Las iglesias estaban hacinadas con cadáveres; las mismas tenían olor a cadáver. Esto provocó que las iglesias fueran uno de los mayores focos epidémicos. Por ende, a finales del siglo XVIII se establecieron políticas sanitarias para sacar los cadáveres de las iglesias, se les quitó a las iglesias la administración de cadáveres y se creó, a partir del 1814, el cementerio civil administrado por el estado.96 Los entierros fueron los escenarios donde se vio reflejado el poder económico de los difuntos. En el siglo XVIII se vieron grandes desfiles donde fieles piadosos llegaban a la casa del difunto para buscar el cuerpo y conducirlo a la iglesia. Este cortejo era dirigido por el párroco, algunos curas con velas encendidas, varios vecinos y niños llevando lámparas. La fastuosidad, según López Rojas, aumentó y ya para el siglo XIX los entierros se convirtieron en momentos de exhibición para las clases pudientes. Con la creación del cementerio civil vino entonces el surgimiento de dos ceremonias fúnebres: civil y religiosa. Esto alargó la procesión y a la misma vez daba la oportunidad de crear una declaración visual del orden jerárquico social existente: el rico con el poder, la fastuosidad y el mausoleo mientras que el pobre se le asociaba con la procesión sencilla y el enterramiento común. El entierro pudiente iba acompañado del sonar de campanas de la iglesia. El ataúd se encontraba en la casa del difunto sobre una mesa cubierta por una sábana blanca. Ocho personas usualmente cargaban el ataúd hasta la iglesia en donde se hacía una misa. Al terminar la misma volvían a sonar las campanas y la procesión se dirigía al cementerio. Esto no varió mucho sino hasta comienzos del siglo XX con la adaptación del coche fúnebre. El entierro de los pobres, por otro lado, consistía en una carreta o los hombros de allegados como transporte del sencillo ataúd. Para los pobres no existía un repicar 96
Ibíd., 39-41.
55
de campanas. En algunos casos el ataúd era hecho a la medida, con madera rústica, por algún carpintero de la comunidad. Ocasionalmente este ataúd era usado en calidad de préstamo por la iglesia para ser usado como transporte hacia el cementerio y ser sepultado envuelto en un sudario y bañado con un poco de cal. El siglo XX también vio la introducción de otro elemento que afectó dramáticamente los rituales: la funeraria.97 El velorio puertorriqueño entre los siglos XVII al XIX no tuvo cambios mayores ni muchas variaciones. Para mediados del siglo XIX podemos ver que el velorio campesino se efectuaba en la casa y estaba lleno de mucha expresividad donde se gritaba y lloraba mucho. Como en tiempos bíblicos, aquí también se veían mujeres que se alquilaban para llorar el cadáver. Se ponían flores en la boca del difunto con el doble propósito de alejar insectos y de aplacar los malos olores.98 Los velorios y entierros del sector pobre puertorriqueño marcaron aún más la problemática del cadáver en relación con la oficialidad religiosa, según López Rojas quien destaca que la incorporación del baquiné en el siglo XVIII respondió a una respuesta campesina a la muerte en contraste con la visión que tenia de la muerte la alta sociedad.99 Para mediados del siglo XIX, específicamente en 1849, se hizo ley la autopsia. Pero esto sólo se vio en letra ya que la mayoría de las veces el médico estaba ausente. Esto nos lleva a la figura del médico en esta época donde se le requirió su presencia junto a la del cura a la hora de la muerte. Ya a mediados de este siglo, en la casa del moribundo, estaba presente el cura y el médico. Sin embargo, el galeno fue sustituyendo al religioso a medida que la ciencia fue apropiándose del cuerpo y de la muerte.100
97
Ibíd., 51-54. Ibíd., 54. 99 Ibíd., 35, 61. 100 Ibíd., 58-59. 98
56
Con la invasión norteamericana vinieron cambios adicionales al negocio de la muerte. La estrategia diseñada por las autoridades norteamericanas fue la siguiente, bajo la premisa que debe existir una separación entre Iglesia y Estado: las autoridades militares eliminaron los subsidios estatales a la Iglesia. Así, se traspasó la administración de los cementerios a los municipios. Al principio se le cedió a la Iglesia el control de los cementerios que ya existían, pero no así sobre los que se construyeran en el futuro. Los antiguos cementerios ya estaban saturados así que a medida que pasaron los años la Iglesia perdió más y más control.101
Cuidado pastoral en la adoración La obra más antigua que tenemos sobre el rol del cuidado pastoral en la adoración en general se la debemos al teórico metodista William H. Willimon (1982). Para ilustrar sus conceptos, Willimon examina cuatro escenarios comunes de adoración (el funeral, la boda, el bautismo y la Cena del Señor), las dimensiones psicológicas de éstos y ofrece sugerencias para nutrir y sostener a las congregaciones por medio de los mismos. Willimon afirmó que la liturgia tiene como función ayudarnos a trabajar y pasar por los momentos más difíciles de la vida. Las mismas nos dan luz y espacio en nuestras crisis a tal punto que mientras más amenazante y potencialmente perturbadora sea la crisis, el ritual debe ser más detallado y diseñado con más cuidado. Willimon ve una relación directa entre la liturgia y las crisis de la vida y reflexiona entre las funciones terapéuticas y pastorales de esta relación. Brevemente cita la obra de Jessica Mitford, American Way of Death102, donde la autora
101
Ibíd., 71-72. La periodista Jessica Mitford publicó esta investigación sobre la industria fúnebre en 1963. En esta la autora sacó a relucir la tendencia norteamericana de gastar demasiado en funerales además de la avaricia e ingenuidad de los directores funerales. Cerca de su muerte en el 1996, Mitford casi había completado la revisión de esta obra (The American Way of Death Revisited), la cual hemos incluido en las referencias. Ya en esta revisión ella saca a relucir 102
57
descubrió lo que ya muchos pastores conocen: muchos funerales persiguen evadir la muerte en vez de enfrentarla; muchos son más paganos que cristianos; muchos están plagados de sosera emocional chabacana, ilusiones sicológicas peligrosas, extravagancia monetaria y explotación. Willimon ve el funeral, junto con el bautismo y las bodas, como un rito de paso. Y al ser así este paso tiene unas etapas que el rito debe atender: separación, transición y reincorporación. Cada una de estas etapas es parte del ritual funeral. A saber, la separación debe ser atendida por medio del velatorio, cuando se abre el ataúd por primera vez a la familia, para luego seguir con el servicio en el cementerio y finalmente el entierro. La transición que ocurre luego del entierro o ese período intermedio donde los familiares cancelan sus citas, no van al trabajo y ponen su vida en pausa, se atiende por medio de la educación. Willimon reconoce que la educación es primordial para lograr lo que propone y sugiere la idea de que el funeral en sí juegue un rol educativo importante. He aquí la importancia de las lecturas bíblicas, oraciones e himnos. Finalmente viene el proceso de reincorporación. Aquí también los rituales eclesiásticos juegan un papel importante para ayudar al reajuste de los familiares al diario vivir. Algunas iglesias tienen grupos de apoyo para familias que han perdido seres queridos donde les ayudan a reincorporarse poco a poco a la rutina que tenían antes. Otras reconocen, al final del año, a aquellos feligreses que murieron ese año. Para ello el cuidado pastoral debe comenzar por medio de sermones, grupos de discusión sobre la muerte, pérdida y funerales, cuestionarios sobre servicios fúnebres, etc.103 Desde la perspectiva psicológica, la muerte provoca una crisis de identidad: parte de nosotros muere cuando muere un ser querido, dando paso a la aflicción. Siendo la aflicción una
las nuevas tendencias que ella considera alarmantes y a nuestro juicio podrían afectar también la calidad de los ritos fúnebres: cremación, monopolio de compañías de servicios fúnebres, opciones para funerales de bajo costo, etc. 103 Willimon. Worship as Pastoral Care, 100-106.
58
respuesta natural a la muerte, la liturgia puede ser un recurso valioso para trabajar esa aflicción. El funeral y sus rituales proveen la oportunidad de actuar y trabajar con las emociones. Para ilustrar esto, Willimon sugiere varias observaciones pastorales prácticas relacionadas a la manera en que pastores y pastoras trabajan la crisis de muerte:104 1. Existe la necesidad de sostener y afirmar que los sentimientos de dolor son respuestas válidas a la muerte. La aflicción no es una señal de inestabilidad emocional o debilidad espiritual. Hay que recordar que la aflicción es una respuesta natural y cristiana al dolor de la muerte. Es por eso que hay que guardarnos de intelectualizaciones al momento de trabajar con dolientes. Por tanto, movimientos como el procesional hacia la iglesia con el cuerpo, cargar el ataúd, arrodillarse en oración, ponerse en pie para cantar y echar tierra sobre el ataúd son importantes para trabajar el dolor y aflicción. En muchas ocasiones lo que abundan son las palabras, conceptos y verborreas, mientras que escasean los símbolos, acciones y movimientos. 2. La crisis debe superarse, pero a su tiempo. Toda mención de la resurrección y la esperanza cristiana no debe hacerse sino hasta que haya habido una admisión honesta de la realidad de la muerte y la aflicción. Parte del énfasis en los funerales “gozosos” quizás sea un intento en evadir y negar nuestra realidad de muerte. 3. Muchas liturgias fúnebres modernas incluyen o enfatizan un gozo superficial que a juicio de Willimon demuestra ignorancia acerca de la función pastoral del funeral y sus bases históricas. 4. Cada funeral debe ser una ocasión para la aceptación pública de sentimientos que deben ser expresados y admitidos en vez de manipulados o proscritos. 104
Ibíd., 106-113
59
5. Las acciones son más importantes que las palabras. Willimon nos invita a recuperar la riqueza simbólica de muchas de las prácticas funerales antiguas. En lo que respecta al ritual sería valorar la riqueza del uso de credos o afirmaciones de fe, himnos congregacionales, lecturas responsoriales y oraciones comunitarias, todas estas maneras de involucrar a toda la comunidad en la adoración. El uso del paño mortuorio sobre el ataúd puede ser una manera de evitar la ostentación que muchos funerales pretenden demostrar. 6. Si bien el funeral debe ser personalizado a cierto punto, Willimon opina que la elegía extensa está fuera de lugar en un funeral cristiano.
La persona fallecida debe ser
mencionada pero es inapropiado tener largas disertaciones sobre sus alegadas virtudes.105 7. Si se afirma la tradición de Palabra y Sacramento también se le da importancia a la Escritura y el sermón como oportunidades para educar en la relevancia a afirmaciones cristianas importantes de cara a la muerte. Sacramentalmente, la relación entre muerte y bautismo debe ser reflexionada. La muerte es una ocasión histórica y teológicamente apropiada para la celebración de la Santa Cena.
Por último, Willimon establece que el funeral no solo es una experiencia terapéutica para los afligidos, sino también una oportunidad para que los demás se preparen para sus futuras aflicciones de pérdidas. La liturgia fúnebre nos prepara para la muerte y luto antes de que ocurran. El rito provee esa oportunidad de trabajar con alguna aflicción inconclusa anterior. Es aquí que Willimon está en contra de la tendencia hacia ceremonias más privadas o pequeñas que
105
Esta opinión es compartida por muchos teóricos. Mark Earey (Worship that Cares. Location 4229) dice que el término “elegía” o “tributo” se utiliza en ocasiones como aquella parte del servicio que habla o relata la vida del fallecido, pero que jamás debe sustituir o superar la predicación del evangelio.
60
a su entender pueden ser perjudiciales al cuidado pastoral. El cuidado pastoral en el rito fúnebre, si bien es cierto que es para la familia afligida, también lo es para todos los que asisten. La adoración cristiana no es un asunto privado, sino comunitario. El propósito del funeral cristiano, así como de cualquier otro servicio cristiano de adoración, es adorar a Dios. La razón primordial para que una congregación adore no es enfocarse en sí misma y en sus deseos, sino enfocarse en Dios y en la relación que Dios tiene con ella.
Es pastoralmente insensato y teológicamente
cuestionable permitir que la vida de un fallecido, no importe cuán santa haya parecido ser, sea el centro de atención de un funeral ya que lo más relevante al momento de muerte es la gracia y el amor de Dios. Claro está, Willimon explica que no es que los funerales sean más teológicos y menos pastorales. Más bien es que al ser más teológicos, de manera explícita e intencional, serán más pastorales: si el propósito y enfoque del funeral es teológico, por ende nos permitirá ser más significantemente pastorales. La última opinión que Willimon comparte es la siguiente: una liturgia fúnebre cuidadosamente planificada, teológicamente plena y bien dirigida hará mucho para ayudar a los afligidos y a la congregación en pleno durante la crisis de la muerte y el luto.106 La obra de Neil Pembroke nos presenta cómo la adoración da espacio a muchas oportunidades para abrirnos a Dios y permitirle que sea accesible a nuestras vidas.
Las
observaciones de Pembroke dan testimonio de que la adoración tiene el poder de abrir nuestros corazones, liberar nuestras mentes y sanar nuestras almas.
106
Willimon. Worship as Pastoral Care, 113-117.
61
El Nuevo Testamento está repleto de aspectos paradójicos, y para afirmar esto Pembroke utiliza el trabajo del teólogo jesuita William Lynch.107 Por tal razón, el buscar la esperanza en momentos de aflicción puede ser más llevadero si se practica la imaginación irónica.
Al
acercarse paradójicamente al momento de aflicción, los dolientes encuentran el sufrimiento más llevadero. La imaginación irónica tiene poder para generar significado y esperanza en medio de la pérdida. Y eso se logra por medio de la predicación, oración, himnos (música), drama, símbolos y otros elementos litúrgicos.108 El enfoque de Pembroke está enmarcado en la obra de Lynch la cual enfatiza el rol de la ironía en las enseñanzas neotestamentarias.109 Lynch sugiere que la fe es una manera de experimentar e imaginar al mundo. El punto inicial de la teología de Lynch, la cual influye en el pensamiento de Pembroke, es la convicción de que el camino a Dios es por medio de la realidad de la situación humana. No hay atajos para llegar a Dios; hay que pasar por todos los rigores, densidades, limitaciones y decisiones de la vida. Lynch destaca que elementos mágicos y psicológicos muchas veces se usan como escapismo para evitar bregar con lo actual, o lo que él cataloga “cielos falsos y eternidades baratas”. Y este enajenamiento es contrario a la vida que Cristo abrazó.110 Para Lynch y para Pembroke es importante mantenerse ligado a lo actual, no importan las circunstancias. Los opuestos como la vida y la muerte, la fe y la falta de fe, lo finito y lo infinito deben imaginarse juntos. En el mundo precristiano Sócrates es el mejor ejemplo de la ironía. 107
El teólogo jesuita William Lynch estableció la idea de la paradoja en el Nuevo Testamento como su leitmotif. De acuerdo a él, la vida de fe requiere una imaginación analógica que permita una unión de opuestos como la fe / falta de fe, aceptación / crítica y seriedad / humor. Para esto, Pembroke utiliza, de Lynch, “Theology and the Imagination II: The Evocative,” Thought 29 (1954), 529-554. 108 Pembroke, Pastoral Care in Worship, Locations 1304-1311. 109 La visión del evangelio está marcada de paradojas: los humildes son exaltados, los pobres son bendecidos, en la debilidad hay fuerza y una muerte vergonzosa se declara como una gloriosa victoria. 110 Ibíd, Location 1333.
62
Aún en el plano físico, la ironía es evidente. La ironía de Cristo, por otro lado, es muy diferente. Contrario a Sócrates, en él no vemos trazos de mofa, ni en su vida ni en su obra. Las ironías de Cristo no necesitan de parodia ni de risas.111
La tarea principal de la ironía entonces es
mantener en nuestros servicios fúnebres los opuestos unidos. Para Pembroke y Lynch aquellas personas que carecen de una imaginación irónica, sobre todo en momentos de dolor y pérdida, optan por construir una fe cristiana basada en un idealismo expresado en absolutos: pura bondad, creencias inquebrantables y seriedad total, y esta enajenación se burla de la verdadera existencia que todos debemos vivir.112 Pembroke sugiere, finalmente, que es importante que el pastorado realce regularmente, por medio de sus liturgias, la naturaleza irónica de la esperanza, muy presente en los evangelios. Por medio de la exposición regular en sermones, oraciones y otros elementos litúrgicos que proclaman la naturaleza paradójica de la esperanza cristiana, el pueblo adorador se formará en una actitud que le sostendrá en medio de las tribulaciones y aflicciones de la vida. Su teoría es que la tarea primordial al dar testimonio de la esperanza es ayudar a otros a darle sentido a su aflicción.113 Elaine Ramshaw, de trasfondo luterano, presenta algunos asuntos y preocupaciones concernientes a la adoración y al cuidado pastoral, y teoriza en cómo el ritual puede comunicar cuidado y puede ser formado por el cuidado pastoral, tanto para el individuo, la sociedad como para el mundo. Si Norberg aporta al tema con rituales post mortem, Ramshaw lo hace pre
111
Ibíd., Location 1371-1378. Ibíd., Location 1391. Aquí Pembroke cita la obra de Lynch Images of Faith: an exploration of the ironic imagination (Notre Dame: University of Notre Dame Press, 1973), 12-13. 113 Ibíd, Locations 1625-1632. 112
63
mortem. Ella ve posibilidades significativas para un cuidado ritual durante los momentos antes de morir, tanto con la persona que está por morir como con sus familiares.114 Si el paciente está inconsciente, las oraciones pueden hacerse para beneficio de la familia o los presentes, siempre recordando que la audición es lo último que se pierde. Ramshaw ve en el ritual un portador de sentimientos y significados positivos, al igual que la seguridad y base de toda esperanza. Es aquí que la figura pastoral debe velar por lo que el paciente y la familia necesita, proveyendo una gran gama de imágenes, historias bíblicas, símbolos, oraciones, conversaciones y rituales que le hablen a los afligidos. Un enfoque que ella da, quizás distinto a otros autores, es el cuidado pastoral en los casos de natimuertos. Ramshaw presenta el escenario probable en que un padre o madre solicite el bautismo de una pérdida fetal o un natimuerto. Esto plantea un dilema entre la norma teológica (bautismo de infantes) y la norma terapéutica (consuelo para los padres). El segundo plantea la conjetura de que la única forma relevante es la terapéutica, definida en los efectos cuantitativos en los vivos, mientras que el primero es la norma pastoral que suple las necesidades rituales de los padres. Sin embargo, Ramshaw propone una tercera respuesta, mucho mejor para mostrar la empatía que estos padres necesitan. Ella nombra tres necesidades que deben ser atendidas: 1) los padres necesitan que los demás reconozcan la realidad de la existencia del bebé y el dolor de los padres, 2) la necesidad de encomendar al infante a Dios y 3) la necesidad ritual de despedirse. Es aquí que Ramshaw sugiere como ritual de cuidado pastoral con padres de un natimuerto el darle nombre al infante. Además de esto, otras acciones ritualistas pueden incluir oraciones que encomienden al infante a los brazos de Dios, una bendición directa al infante, oraciones y lecturas que validen la ira, aflicción y los cuestionamientos (salmos de lamentación) al igual que aquellos salmos que 114
Elaine Ramshaw. Ritual and Pastoral Care. Theology and Pastoral Care Series (Philadelphia: Fortress Press, 1987), 67-71.
64
recuerdan la presencia de Dios en medio de nuestro dolor y su promesa de estar en nuestro futuro.115 Lucy Bregman es profesora en la universidad Temple y su artículo, tomado de Preaching Death: The Transformation of Christian Funeral Sermons, analiza la evolución del sermón fúnebre desde la publicación de Kübler-Ross (1969) hasta la década de los 90. Una vez KüblerRoss dio a conocer las cinco etapas del luto, el cuidado pastoral se movió inmediatamente a las áreas de aflicción y pérdida. Autores de mediados de los 70, Donald Bane y Wayne Oates, demostraron cómo adaptar el modelo de Kübler-Ross al cuidado pastoral. Eventualmente esta perspectiva requirió un mejor tratamiento teológico. Autores como Kenneth Mitchell y Herbert Anderson comenzaron a reconocer que la pérdida y la aflicción no habían sido temas cristianos sino más bien habían sido ignorados a favor de un enfoque en la muerte. Pero para ellos la muerte era solamente un tipo de pérdida y por ende se centraron en la pérdida, ofreciendo a su vez perspectivas teológicas y psicológicas. Al mismo tiempo, muchas predicaciones fueron influenciadas por la obra del teólogo suizo Oscar Cullmann,116 quien se oponía a la visión pasada que enfrentaba la muerte con nociones de inmortalidad. Para él, este era un acercamiento más griego y menos cristiano.
El sermón fúnebre influenciado por Cullmann se tornó inexorable y
abstractamente alegre. El funeral cristiano se convirtió en una ocasión para afirmar la victoria de Cristo sobre la muerte y la certeza gozosa de la resurrección. Bregman destaca que a finales de la década del 80 surgió un movimiento de conciencia de muerte (death awareness) el cual fomentó el espacio para la aflicción, sin negarla. Este movimiento sacó a relucir los reclamos de pacientes terminales cuyas condiciones eran básicamente de aceptación de su condición. El movimiento de conciencia de muerte afirmó que estos pacientes terminales no se daban por 115 116
Ramshaw. Ritual and Pastoral Care, Theology and Pastoral Care Series, 74-77. Bregman no cita obras específicas de Oscar Cullman, sino sus aportaciones.
65
vencido sino más bien aceptaban su condición y no se les debía forzar a soportar más tratamientos. Todas estas tendencias llevaron a que el sermón fúnebre se enfocara en los dolientes y en la comunidad afligida que experimenta el dolor natural ante la pérdida de un ser querido. Bregman afirma que el sermón fúnebre sirve como el momento donde la comunidad de fe hilvana palabras apropiadas de confianza alrededor de la vida de quienes se han ido. Para ella el funeral apropiado dejará a los asistentes con un sentido de plenitud. Es por eso que ella opina que ciertos asuntos o temas no deben ser tratados en los sermones fúnebres ya que los mismos no toman en consideración, o echan a un lado, el dolor de los vivos, a saber: la muerte como “la voluntad de Dios”, un enfoque en la vida después de la muerte o el gozo de los muertos en el cielo. El funeral apropiado es aquel que celebra la vida no solo la memoria del fallecido.117 La autora Susan Marie Smith, pastora episcopal y profesora de liturgia, ritual y predicación propone que el ritual es clave para ayudar a pasar por los momentos de transición, incertidumbre, vulnerabilidad y temor. En su estudio sobre el valor del ritual, ella llega a la conclusión de que el ritual logra lo que no se logra de ninguna otra manera. El ritual no es “una cosa”, sino “una forma de hacer cosas”. Para eso, es importante destacar cuatro atributos del ritual como práctica que serán muy útiles para entender, a su vez, el valor del ritual fúnebre. Estos cuatro atributos son básicos para todo ritual, muy útiles para entender cómo la adoración trabaja y valiosos para los que buscan soltura en la elaboración y desempeño del ritual. Smith sugiere que entenderlos puede ayudar a hacer de las experiencias rituales y litúrgicas unas más efectivas, vitales, fortalecedoras y sanadoras, mientras se evita toda falla que puede llevar a una
Lucy Bregman, “Speaking to Mourners: The Evolution of Funeral Sermons”, Christian Century (November 1, 2011): 28-31. 117
66
inefectividad o a daños mayores. Cuando se trabaja sobre estos atributos, es posible entender el por qué las iglesias deben ofrecer, de manera intencional, rituales que cuiden:118 1) El ritual crea un contraste estratégico: El ritual sirve como estrategia para distinguir un evento, y darle privilegio, de otros eventos para lograr un propósito. Los buenos rituales usan estrategias para destacar unos eventos especiales, únicos y santos, para que sean relevantes y cobren más importancia. 2) El ritual es contextual o situacional: El ritual nace de una situación. Un ejemplo bíblico es cuando Jesús aprovecha la ocasión de la cena pascual para comunicarle algo importante a sus discípulos. Esto importante le estaría ocurriendo a él y fue este momento el que aprovechó para indicarles cómo ellos podrían estar siempre con él siempre y cuando “hicieran esto, en memoria de mí”. 3) El ritual opera debajo del nivel de consciencia: Según estudios rituales, estos trabajan mejor cuando su proceder no se percibe. Cuando se reconoce cómo un símbolo está operando, cesa su efectividad. Es así que los rituales son efectivos en la medida en que las personas entren en los mismos y se dejen llevar por su fluidez. Pero si el ritual llama mucho la atención hacia sí, según Smith, el flujo del mismo se quiebra, y de igual manera su poder. Lo efectivo de los símbolos y rituales, sobre todo en los funerales, es su poder de invocar una realidad mayor a la cual los participantes son invitados. Esto hace del ritual uno liberador donde los participantes se pueden liberar, dejarse llevar y ser parte de algo que no pueden controlar. Por otro lado, este aspecto coloca mucha responsabilidad en quien organice, desarrolle y lleve
118
Susan Marie Smith, Caring Liturgies: The Pastoral Power of Christian Ritual (Minneapolis: Fortress Press, 2012), 4-8.
67
a cabo el ritual. Esto conlleva que el ritualista proyecte confianza a los asistentes para que estos sientan libertad en ser vulnerables sin sentir temor. 4) El ritual desplaza el poder: El ritual reorganiza el poder y la autoridad en maneras redentoras, sanadoras y llenas de vida.
En el ritual el poder se puede mover,
aumentar o disminuir. Por tal razón, aquellas personas que han sido victimizadas y desvaloradas, pueden salir de un ritual fortalecidas y empoderadas. La meta de un ritualista honesto y ético es engendrar rituales que medien el poder de Dios de maneras redentoras. Por ende, el permitir el poder de Dios requiere evitar el poder del ego. Esto se logra, según Smith, cuando el ritualista usa la teología cristiana, la ética cristiana, la oración, la auto purificación y el auto cuidado para un mismo fin: cuidar a la persona cuyo ritual está dirigido, conocido como la “persona focal”. Los ritualistas deben igualar sus intenciones con las intenciones que Dios tiene para la persona focal: esperanza, verdad, libertad, misericordia, justicia, amor y vida abundante.
Además de este desglose, Smith menciona algunas razones por las cuales las iglesias deben invertir en crear rituales para el crecimiento espiritual de su feligresía y el cumplimiento cabal de sus ministerios:119 1. Los rituales son necesarios para posibilitar el crecimiento y la madurez en el ser humano. La idea de que las iglesias se dediquen intencionalmente al desarrollo de rituales sólidos, sensitivos y competentes para lograr que sus feligreses crezcan en la fe surge de un entendimiento de que los seres humanos son llamados a cumplir el 119
Ibíd., 9-13.
68
potencial que Dios les ha dado. El crecimiento, o la santificación, es un antídoto al pecado. Por ende, según Smith, es tarea de la iglesia ayudar al pueblo a madurar en la fe, sobre todo por medio de los rituales. Es interesante notar que, al igual que otros teóricos, Smith ubica la adoración congregacional de tú a tú con el ritual extraordinario. Para ella, el ritual cristiano es parte importante, junto a la adoración congregacional, de todo crecimiento cristiano, toda conversión en desarrollo, todo cambio y a su vez es un don primario que las iglesias tienen para ofrecer. 2. Los rituales son necesarios como ayuda cuando se atraviesan momentos particulares de sufrimiento y de transición. La cultura eclesiástica ha impuesto sus propios significados a ciertos ritos de paso culturales (nacimiento, pubertad, reproducción, muerte). Smith opina que esta época moderna es la indicada para extender la disponibilidad de los ritos eclesiásticos de sanidad y paso más allá del pueblo cristiano. Son esos momentos de incertidumbre, tristeza y pena en los cuales las personas son más vulnerables y necesitan ayuda. Los rituales son necesarios para sostener al pueblo cuando atraviesa transiciones y para ayudarles a reubicarse en el camino de la sanidad. Smith afirma que la sanidad, a pesar de ser obra de Jesús, es la obra de la iglesia. Vemos que las iglesias han ofrecido oraciones por los enfermos, exorcismos, sanidad por temores y resentimientos, momentos y espacios para la confesión, ritos para obtener sanidad física y ritos de gratitud por la sanidad obtenida. En fin, incluso los ritos desarrollados al final de la vida también se ubican en la categoría de sanidad. Es interesante notar que Smith considera que una liturgia sanadora puede ser un don, un acto de gracia, un evento donde se comparte la carga,
69
despierta la fe y se permite expresar la esperanza y confianza en Dios por medio de la acción ritualista. 3. El rol de las iglesias es aprender, enseñar y practicar el desarrollo de tales ritos. Para muchas personas en el mundo cristiano, la palabra ritual implica algo impersonal, inauténtico o incluso pagano. Smith afirma que el rol de las iglesias es aplicar la ética ritualista a la adoración regular.
Las iglesias están involucradas,
semanalmente, en la práctica del ritual llamado adoración cristiana. Debido a que la función primordial de las iglesias es el culto semanal, éstas tienen un conocimiento ritualista implícito y, por tal razón, es un don que deben compartir con el mundo, según Smith.
Cuidado pastoral en personas en duelo Antes de entrar de lleno en esta sección, es menester citar la obra de Jonathan Twitchell quien, de una manera diferente y creativa, nos expone el cuidado pastoral en personas en duelo. Su obra comienza y termina con una narrativa ficticia del pastor Jamie quien ha llegado recientemente a la iglesia de Greenville Community. Aún no lleva suficiente tiempo en la congregación cuando lo contactan para informarle sobre la muerte de un miembro de muchos años. Jamie comienza el proceso de involucrarse en una tarea pastoral que hasta ese momento solo había sido tema en el seminario. Twitchell, utilizando su personaje ficticio, afirma que la figura pastoral debe reconocer que la tarea del ministerio pastoral requiere la aplicación teológica a nuevas e inesperadas situaciones.
En vez de lamentarse y quejarse ante la situación inesperada que suele ser una
70
muerte, el ministro debe reconocer que trabajará con circunstancias no tan ideales y que, en medio de todo, deberá mantener su norte en medio de un sinnúmero de otras expectativas.120 Las circunstancias ficticias que Twitchell presenta a través del pastor Jamie demuestran que las complejidades de planificar un funeral se aumentan porque la mayoría de los que lo planifican (familiares e incluso el pastor) solamente lo han hecho una o dos veces en toda su vida.
El clero deberá ver esta oportunidad como una de privilegio que ayudará a la familia
contestar preguntas importantes como estas: • ¿Qué tipo de funeral tendremos? • ¿Dónde se llevará a cabo? • ¿Qué queremos lograr con el funeral? • ¿Qué historia quisiéramos contar? Y mientras los días pasan, la figura pastoral será quien se pregunte: •
¿Qué cantará?
•
¿Qué leerá las Escrituras?
•
¿Habrá maneras de incluir simbolismo cristiano en la funeraria, ya sea por medio de vestimentas litúrgicas o la ubicación de una cruz?
•
¿Cómo incluir elementos de un servicio de adoración regular en el funeral?121
Twitchell reconoce que todos estos elementos y asuntos pasarán por la mente de un ministro al momento de tener que enfrentar la muerte de un feligrés y comenzar el cuidado pastoral en personas en duelo. Al fin y al cabo, la figura pastoral está llamada a ponerse varios sombreros durante este período: teólogo residente, consejero pastoral y el liturgista. 120
Jonathan K. Twitchell, Presence: a Pastor's Guide to Funerals (Overland Park, KS: Storian Press, 2014), Kindle Electronic Edition, Location 322. 121 Ibíd., Location 336.
71
El cuidado pastoral a los dolientes presenta una oportunidad para que la figura pastoral funja como agente de reconciliación. Por ende, es necesario considerar las necesidades de toda la familia, evitar tomar bandos y ayudarles a comunicarse efectivamente.122
Esta tarea
reconciliatoria se hace mejor cuando la figura pastoral representa al Buen Pastor que dirigirá a los dolientes por caminos desconocidos. Será la figura pastoral quien funja como teólogo o teóloga de la comunidad de fe y quien interpretará las historias de sus feligreses a la luz del evangelio.123 El trabajo de Twitchell, a pesar de estar basado en una narrativa ficticia, toma en consideración elementos reales de la pastoral. Uno de estos es el uso del calendario eclesiástico como herramienta en el cuidado pastoral. Una manera de apoyar familias que han perdido seres queridos durante el año sería celebrar servicios tales como “Noche más larga” (Longest Night) o Blue Christmas. Estos son memoriales intencionales llevados a cabo contiguos al solsticio de invierno (cerca del 21 de diciembre). Este servicio está diseñado para que los dolientes trabajen con su oscuridad (la época de invierno es la que más horas de oscuridad tiene) y su aflicción. Por otro lado, la celebración del Día de Todos los Santos (1 de noviembre) también se convierte en una oportunidad para recordar esa gran nube de testigos, desde el comienzo de la historia de la iglesia hasta el presente. Twitchell menciona la costumbre de algunas iglesias de mantener una pared memorial o jardín con nombres de personas en piedras o tarjas.124 En torno a la observación de ciertos días importantes, quisiéramos abundar un poco en la institución del Día de Todos los Santos y Día de los Muertos. Cuando fue instituido en Roma
122
Ibíd., Location 531. Ibíd., Location 629. 124 Ibíd., Location 1901. 123
72
antes del 373, era una celebración limitada a los mártires y su fecha era el 13 de mayo. 125 En el año 834, el papa Gregorio IV estableció el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos para celebrar la vida de santos fallecidos. La fecha también fue seleccionada para coincidir con el antiguo festival de los muertos que los celtas habían practicado desde antes de convertirse al cristianismo. La misa para el Día de Todos los Santos se llamaba Allhollowmass y con el tiempo se vino a conocer como All Hallow e’en, o Halloween. Desde comienzos del siglo XI, el 2 de noviembre era el día en que el pueblo católico adornaba las tumbas de sus familiares y oraba por todas aquellas almas que estaban en el purgatorio.126 Ya para el siglo XIV se estableció el 2 de noviembre como Día de los Muertos.127 Sin embargo, como se conoce mejor hoy día es por su asociación con México donde se ve la fusión de rituales aztecas y mayas, doctrina católica romana y la cultura hispana.128 Antes de entrar a la obra más antigua que consultamos (The Funeral and the Mourners), creemos necesario indagar profundamente en los elementos que componen el cuidado pastoral en personas en duelo. Thomas C. Oden, profesor de teología en la Universidad de Drew y ministro de la Iglesia Metodista, analiza detalladamente el cuidado pastoral durante los momentos de muerte. Oden nota que el ministro es quien, por tradición, designación social y expectativa común, se enreda en situaciones cruciales que envuelven la consejería a los moribundos y a los afligidos, situaciones donde otros profesionales serían reacios a relacionarse. Se espera que el ministro esté personal y significativamente presente antes de la persona morir y luego que esta fallezca. Se espera que funja como intérprete de lo sucedido, consejero en medio de dolor y 125
Glennys Howarth and Oliver Leaman, eds., Encyclopedia of Death and Dying (London: Routledge, 2014), s.v. “All Saints’ Day”. 126 Glennys Howarth and Oliver Leaman, eds., Encyclopedia of Death and Dying (London: Routledge, 2014), s.v. “All Souls’ Day”. 127 Penny Colman, Corpses, Coffins, and Crypts: A History of Burial (New York: Henry Holt, 1997), 137. 128 Glennys Howarth and Oliver Leaman, eds., Encyclopedia of Death and Dying (London: Routledge, 2014), s.v. “Day of the Dead”.
73
recurso de esperanza y fe. Oden considera que el ministro con experiencia reconocerá que los momentos tranquilos y sosegados para ministrar en medio de la muerte podría resultar lo más significativos dentro de todo el trabajo de un año, los más recordados y los que más oportunidades ofrecen para presentar el amor de Dios a los dolientes. Estos momentos antes que la muerte llegue son oportunidades excelentes para crecer espiritualmente, opina Oden. En su análisis pastoral, Oden afirma que las competencias pastorales inherentes al ministerio en general son las mismas necesarias en momentos de muerte y luto, a saber: escuchar empáticamente, aceptar gentil e incondicionalmente, congruencia interna, apoderarse de las emociones, dar testimonio del consuelo divino, candor, honestidad y confrontar cuando es apropiado. Además de esto, Oden es enfático al destacar que la figura pastoral no debe admitir que conoce que el paciente está muriendo; el rol del pastor no es determinar que una enfermedad es absolutamente incurable.129 Para entender esto mejor, Oden explica detalladamente algunos aspectos del cuidado pastoral en personas en duelo130, a saber: -
Asesoramiento pastoral a los moribundos: No existen unas reglas establecidas para cuidar a los moribundos. Lo mejor es discernir para responder de la mejor manera. Por otro lado, la tradición pastoral ha desarrollado unas guías confiables que sirve de asesoramiento pastoral a los moribundos: o Dios no nos probará más allá de nuestras fuerzas o Jesús es el mejor ejemplo del encuentro cristiano con la muerte o El deber pastoral es asistirles en su encuentro con la muerte o El ministerio de palabra y sacramento debe llevar el mensaje del perdón de Dios.
129 130
Thomas C. Oden, Pastoral Theology: Essentials of Ministry (San Francisco: Harper & Row, ©1983), 293-299. Ibíd., 302-310.
74
-
Fe en la resurrección: Lo más necesario al momento de morir es el evangelio –Cristo murió por los pecadores para así eliminar la muerte y la culpa, al mismo tiempo que redimir la muerte de su vacío otorgando vida eterna. El testimonio cristiano en medio de la muerte da fe, principalmente la fe en la resurrección. Esto lo que significa es que al Jesús resucitar de entre los muertos, Dios afirmó su ministerio como la revelación decisiva de la voluntad divina en la historia. Cuando participamos en fe en este evento cristocéntrico, compartimos su muerte y resurrección, y al hacerlo se nos ofrece libertad de la esclavitud al pecado, muerte, culpa. Así, despertamos a una nueva vida.
-
La letanía de defunción: Oden reconoce que la mayoría de los libros litúrgicos protestantes contienen algunos tipos de oraciones por los moribundos, en contraste con el viaticum católico. Oden, de tradición metodista, exhorta al clero que no venga de esa tradición litúrgica que al menos se familiarice con ellos. Las tradiciones anglicanas, ortodoxa oriental, metodista y luterana, por ejemplo, se centran en el ministerio hacia el moribundo. Se enfocan en el perdón de pecados y una oración de gracia para el camino.
-
Viaticum (Letanía para los moribundos): El término significa “contigo durante todo el camino”. Es una letanía del camino para cuando toda esperanza de restauración corporal sea dudosa y cuando la persona esté “de camino” a una vida con Dios.
-
El entierro cristiano: Para poder analizar el rol ministerial en el entierro cristiano, Oden pregunta, ¿qué es un entierro cristiano? Él hace referencias históricas a las prácticas fúnebres judías, muchas de las cuales llegaron al cristianismo. Los judíos enterraban a sus muertos, no los cremaban. Y a pesar de que no embalsamaban como los egipcios, usaban especias para eliminar hedores. El cristianismo abrazó estos simbolismos, pero lo relacionaron más con la resurrección. 75
Luego del período de los mártires y de la
oficialización del cristianismo por Constantino, los cementerios cristianos se convirtieron en lugares consagrados donde actos de devoción, meditación y piedad fueron considerados maneras apropiadas de recordar a los fieles difuntos. Por ende, el entierro cristiano consistía en oraciones de consagración, usualmente precedidas por vísperas, maitines y música fúnebre.
También podría celebrarse, la mañana del entierro, la
Eucaristía con oraciones especiales. La práctica medieval incluyó réquiems los días tercero, noveno, trigésimo y al año y un día luego de la muerte. El entierro cristiano se ofrecía a toda persona bautizada y aunque la cremación no se rechazó, la práctica usual fue el enterramiento. -
El rito del entierro: Este rito provee el consuelo por medio de las Escrituras y la oración, proveyéndole a la comunidad consuelo en medio de la pérdida. Las oraciones en este rito están llenas de imágenes que evocan a Dios como fuente de vida, refugio y fortaleza; Dios como pastor que nos lleva hacia aguas de reposo; salmos de consuelo (Salmos 23, 27, 39, 90, 96, 121 y 130) y textos claves del Nuevo Testamento (Romanos 8, 1 Corintios 15 y Juan 14). Para Oden, el servicio ritual fúnebre debe incluir acción de gracias, intercesión, recolección, testimonio y consagración. Además, una cualidad que Oden destaca del servicio es su función social y psicológica, reuniendo familia y amistades en una comunidad de apoyo. Al igual que otros teóricos anteriores y posteriores a Oden, su opinión es que este ritual, cristiano en su esencia, debe ser llevado a cabo en una iglesia en vez de una funeraria. Finalmente, este no es el momento para ser extenso en los mensajes o aprovecharse de las emociones de los asistentes. Las elegías deben ser modestas y balancear un sentido de pérdida con la esperanza de la resurrección.
76
Antes de entrar en la importante e influyente obra de Paul Irion, deseamos abundar un poco en el teórico Wayne E. Oates, psicólogo, educador religioso y profesor emérito de psiquiatría y ciencias del comportamiento en la Escuela de Medicina de la Universidad de Louisville. En su obra Grief, Transition, and Loss, él trabaja con una variedad de pérdidas, entre ellas la muerte. Al acercarse el momento de cuidar a los afligidos, Oates recomienda orar por discernimiento o, como él lo llama “el don del discernimiento”, para entender la aflicción de las personas que serán ministradas. La figura pastoral será más efectiva cuando reconozca que no toda aflicción es igual y que cada una necesita un diagnóstico, significado y tratamiento particular. Para esto es menester reconocer seis tipos diferentes de aflicción:131 1. Aflicción anticipada: Esta aflicción es una aflicción doble experimentada por la persona muriendo con una angustia a largo plazo relacionada a su progresiva pérdida de vida debida a una enfermedad terminal.
Es aquí donde el paciente atraviesa el proceso
formulado por Kübler-Ross. Obviamente este proceso afecta toda la familia ya que cubre un tiempo que puede variar de paciente en paciente. Tales variaciones en la anticipación a la muerte hacen de la muerte de cada persona un evento único e idiosincrático. La comunidad que se duele con el moribundo también atravesará su propia crisis aflictiva que variará en tiempo según el paciente. 2. Aflicción súbita: Este tipo de aflicción llega sin ningún aviso, usualmente relacionado a una muerte súbita provocada por un ataque al corazón, accidente, suicidio, asesinato u otra tragedia. Los dolientes reaccionan en shock, incredulidad y pánico. El ministro podría poner en acción a miembros de la congregación para acompañar inmediatamente a los dolientes. Por otro lado, Oates advierte que este tipo de aflicción puede llevar al luto 131
Wayne E. Oates, Grief, Transition, and Loss: A Pastor's Practical Guide, Creative Pastoral Care and Counseling Series (Minneapolis: Fortress Press, 1997), 20-25.
77
patológico, y este dolor es visto más como “el ladrón en la noche” y conlleva más daños psicológicos. 3. Tristeza crónica (aflicción “sin salida”): Este tipo de aflicción es diferente a las anteriores. La misma podría significar vivir con un niño retardado o deforme, cuidar al cónyuge con Alzheimer, ser el familiar de un confinado u otro tipo de aflicción “sin salida”. Oates le llama también a este tipo de aflicción “la muerte de un sueño”: el sueño era tener un hijo o hija saludable, un cónyuge hasta el final de los días, un familiar en libertad, etc. La pastoral en estos casos conlleva acompañar en el camino mientras esto dure. 4. Aflicción “near miss”: Esta clase de aflicción es aquella donde la persona casi murió en alguna situación, como sería el caso de un soldado en combate que sobrevivió la guerra cuando sus compañeros no. Tales casos conllevan un sentimiento de culpa y remordimiento asociado a la frustración y la impotencia de no poder cambiar la historia del otro. 5. Aflicción patológica: La aflicción patológica puede surgir cuando el shock de una muerte súbita trastorna todo juicio y comportamiento de un miembro de una familia. Este tipo de aflicción, según el análisis de Oates, usualmente sigue a la personalidad a largo plazo que una persona ha exhibido antes, durante y después de la muerte de un ser querido.
Esta persona, dependiente de la fallecida, responderá con un sentido de
impotencia, la persona antisocial se inclinará a episodios de rabia y tratará de manipular a Dios u otras personas. Aquellas personas con una personalidad que esté al margen, tendrá intentos repetidos al suicidio y requerirá hospitalizaciones periódicas.
78
Oates
entiende y recomienda que el cuidado pastoral a patológicos afligidos se debe hacer en colaboración con un psiquiatra. 6. Sentido trágico de la vida: El sentido trágico de la vida está presente no solo en el clero sino en médicos, enfermeras y equipos de emergencias médicas. Este sentido expresa el tipo de aflicción que surge del sentido de limitación que tenemos cuando cuidamos a los demás y ese sentido de ser sujetos a la muerte también. Para todas estas disciplinas, el sentido trágico de la vida es parte del ambiente laboral.
Un recurso pastoral para
combatir esto es compartir con otros colegas ya que la tentación latente en estos casos es el aislamiento.
La obra más antigua que tenemos en torno al cuidado pastoral de las personas en duelo es la escrita por Paul E. Irion (1954), ministro de la Iglesia Evangélica y Reformada. Este estudio demuestra cómo el servicio funeral ayuda a que el duelo se convierta en una fuente de fortaleza genuina y reajuste, en vez de desintegrar severamente la fe y la personalidad. Irion afirma, como otros antes y después que él, que el funeral es una práctica religiosa de la iglesia cristiana, y como tal con sus bases e implicaciones teológicas. El funeral es una práctica social porque involucra a la comunidad de fe y se relaciona con la cultura que le rodea. También tiene un componente psicológico que, junto al teológico y cultural, contribuyen a la función del funeral. Para el autor, el propósito principal del funeral, afirmado por prácticamente todo el protestantismo, es la glorificación de Dios (propósito teocéntrico).132 Otro propósito que tiene el funeral es uno que estaba perdiendo aceptación en el protestantismo de la época de Irion: propósito perentorio. El uso del funeral para la exhortación 132
Irion. The Funeral and the Mourners: Pastoral Care of the Bereaved, 62.
79
o evangelismo ya casi no se ve en los círculos protestantes principales, poniendo fin a un acercamiento que en muchas ocasiones se aprovechó del dolor humano.133 Un tercer propósito es el compartir, donde la comunidad de fe expresa su apoyo, solidaridad y amor ante la pérdida de uno de sus miembros.134 Finalmente, el funeral tiene una función psicológica de establecer un clima para el luto terapéutico.
Este cuarto propósito opera en armonía con el teocéntrico y el compartir en
comunidad. 135 Irion examina las fuentes de las prácticas y ritos fúnebres ubicándolas bajo tres dimensiones: la teológica, la cultural o social y la individual o sicológica;136 veámoslas: Dimensión teológica: Las Escrituras hablan muy poco acerca de la muerte. A esta se le ve como un misterio, algo inexplicable, un estado o condición. Las enseñanzas de Jesús no contienen una explicación de la muerte como un fenómeno físico, y él no le da a la muerte una carga de “mala” o “malévola”. Sin embargo, la interpretación paulina de la muerte se presta para una interpretación dualista, en ocasiones viéndola como consecuencia del pecado y en otras definiéndola como muerte espiritual.137 Existen básicamente tres interpretaciones teológicas sobre el significado de la muerte: 1. La muerte es un castigo por el pecado: Irion expresa que hay poca base bíblica para esta posición porque existen más evidencias para interpretar tales referencias a la muerte como espiritual en vez de física. Por tal razón se ve el impacto de tal
133
Ibíd., 63-64. Ibíd., 64. 135 Ibíd., 64. 136 Ibíd., 65-87. 137 En esto Irion cita a Reinhold Niebuhr cuando dice: “Si bien existe una profunda diferencia entre atribuirle pecado a la mortalidad y derivar mortalidad del pecado, la interpretación paulina de la muerte se presta para interpretaciones dualistas. No está claro que San Pablo consistentemente considere la muerte como consecuencia del pecado. Frecuentemente él usa el concepto de la muerte de manera simbólica para designar la muerte espiritual. 134
80
interpretación como castigo en los rituales fúnebres. Esta es la base, según Irion, de los énfasis moralistas y perentorios en algunos servicios fúnebres. Por tanto, una de las justificaciones teológicas para el funeral es que provee una oportunidad de presentar el juicio de Dios en la muerte y apelar al arrepentimiento. 2. La muerte es la voluntad de Dios: Irion considera esta segunda interpretación la más prevalente y teológica. Desde tiempos antiguos, el ser humano se ha sentido impotente ante la muerte. La única forma de darle lógica a la pérdida es verla como responsabilidad de un poder mayor. El ser humano toma la muerte seriamente, no tiene otra opción sino aceptarla y no la ve como accidental sino con un propósito. El funeral a la luz de este entendimiento ve la ocasión como una para entender y aceptar la voluntad de Dios en la vida y en la muerte. Por otro lado, esta visión tiene una función de apoyo ya que mientras vemos la voluntad de Dios en la muerte, podemos confiar en su voluntad para que nos ayude. 3. La muerte es una parte natural de la vida: Esta interpretación ve la muerte como un proceso natural consecuencia del deterioro físico o accidente. Teniendo esto en mente, el funeral sirve como ocasión para comprender tanto la naturaleza humana como la divina. Aquí se reconoce y acepta la mortalidad humana, al igual que la incapacidad humana de trabajar con la crisis. El funeral es, por tanto, una manera de presentar la necesidad y los medios para ajustarse a la pérdida ocasionada por la muerte.
81
Por otro lado, Irion es muy responsable al momento de destacar que la teología cristiana no solamente trata la muerte, sino también la resurrección. Para los cristianos la muerte no es el fin, sino el comienzo de una nueva vida.138 Dimensión cultural / social: Irion destaca cómo la muerte, en nuestra cultura, se considera un tema tabú. Nuestra cultura occidental ha pretendido cubrirla y negarla de muchas maneras.139 Se embalsama el cuerpo para que aparente estar vivo, se viste con las mejores ropas, se escoge un ataúd que sea digno y en muchas ocasiones se cubre el ataúd. Las vestimentas que utilizamos también reflejan la negación que tenemos por la muerte: color negro, colores oscuros y tenues. Dimensión sicológica: Esta dimensión interactúa con lo teológico y cultural ya que el enfoque central de los tres es la necesidad humana.140 El funeral es el escenario donde se ve el drama del duelo y públicamente se expresa la pérdida. Es aquí donde el lenguaje teológico y simbólico de la iglesia debe reflejar el amor hacia los dolientes sin esperar necesariamente algo a cambio. El funeral está basado en la necesidad sicológica de sentir e interpretar la muerte como parte de nuestra experiencia humana, antes de tratar de entenderla en el nivel intelectual o teológico. El servicio fúnebre le da dignidad y significado al fin de la vida.141 Es imperante que se cierre un ciclo y que los dolientes pasen la página sin evitar el duelo.
138
Ibíd., 65-69. Ibíd., 69-73. 140 Ibíd., 73-75. 141 Para ilustrar este punto, Irion cita el Diario de John Wesley cuando este escribió el 20 de mayo de 1774: “¡Oh, qué diferencia hay entre la forma del entierro inglés y la del escocés! ¡el inglés honra la naturaleza humana y aún hasta los pobres restos que una vez fueron el templo del Espíritu Santo! Pero cuando veo en Escocia que se cubre con tierra un ataúd sin que se emita una palabra, me hace recordar lo que se dijo en relación a Joacim, “¡En sepultura de asno será enterrado” (Jeremías 22.19). 139
82
Irion nos presenta algunos criterios que nos ayudarán para evaluar nuestra función ministerial en el rito funeral.142 Estos criterios nos plantean retos al momento de elaborar un lenguaje teológico y simbólico: -
El funeral debe manejar la muerte de manera realista.
-
El funeral debe presentar un Dios consolador y de ayuda a los dolientes (el amor de Dios, la cercanía de Dios y su cuidado para con el pueblo).
Esto incluye el
entendimiento del amor de Dios, la cercanía de Dios y su cuidado para con su pueblo. -
El funeral debe valorar la individualidad humana y los recursos que Dios le ha dado para su fortalecimiento y estabilización.
-
El funeral debe demostrar que la fe cristiana es un recurso para el duelo, no un sustituto.
-
El funeral debe reconocer y aceptar sentimientos profundos en vez de cubrirlos.
-
El funeral debe proveer un sentido de finalidad; el duelo es un proceso que envuelve el romper los vínculos que nos atan con la persona fallecida. El funeral es uno de los primeros pasos en este proceso y no debe alentar “negocios inconclusos” negando que la muerte haya ocurrido.
-
El funeral debe ayudar a recordar a las memorias de los fallecidos.
-
El funeral debe establecer un ambiente para el duelo.
-
El funeral debe ser sensitivo a las necesidades humanas del doliente (éstas son dinámicas y variables, tanto en forma como contenido).
Irion examina el servicio funeral en cuatro segmentos: el ritual, el sermón, la música y el servicio de envío. Él considera que los elementos del rito generalmente incluyen dos divisiones 142
Irion. The Funeral and the Mourners: Pastoral Care of the Bereaved, 86-87.
83
mayores: la lectura de las Escrituras y las oraciones. Para él, la selección de textos bíblicos es muy importante ya que estos deberán llevar esperanza y consuelo a la necesidad humana. Además, estos textos deben tratar la muerte de manera realista. Cada texto bíblico debe pasar la prueba de esta interrogante: ¿Qué significará este texto para los dolientes?143 El sermón fúnebre es una de las mejores oportunidades que se tiene para abrir la puerta al cumplimiento del proceso de duelo. Irion concuerda con otros teóricos en que tradicionalmente los sermones fúnebres fueron diseñados para tomar ventaja de los dolientes; para recordar a los asistentes la brevedad de sus vidas y la necesidad de arrepentimiento y conversión. Irion también reconoce que esta tendencia ha ido mermando. En su lugar ya vemos un mejor entendimiento de la razón de ser del sermón fúnebre: fortalecer la fe. Esto, en opinión de Irion, resolvió parte del problema. Pero si bien este tipo de sermón reenfocó la atención en los dolientes y sus necesidades, por otro lado, comenzó a asumir que si se fortalecía la fe de un individuo su dolor se desplazaba. Los sermones fueron utilizados para presentar la esperanza cristiana, pero de tal manera que los dolientes eran virtualmente forzados a no llorar por no demostrar debilidad en su fe. Es por eso que Irion propone que el sermón fúnebre ofrezca una oportunidad de presentar una visión realista de la muerte, un entendimiento de los sentimientos de la gente y una interpretación de los recursos que la fe cristiana tiene para atender las necesidades humanas. Irion sugiere que el sermón fúnebre se enfoque en la situación de los dolientes en vez de en la persona fallecida. Esto no quiere decir que se obvie toda referencia del fallecido sino lo opuesto: se debe mencionar en el sermón al fallecido, su vida y sus logros. Esto ayuda al pueblo a no olvidar y valorar las memorias. 144
143 144
Ibíd., 88-96. Ibíd., 103-107.
84
Irion escribió su obra a mediados del siglo XX y en la misma refleja su crítica a la música utilizada en los funerales. A su entender mucha de la música considerada “música fúnebre” es repulsiva, tanto teológica, estética como artísticamente, sin mencionar su carácter lúgubre y su capacidad para controlar las emociones de los dolientes. La figura pastoral tiene el derecho y la obligación de rechazar aquellos himnos y cánticos que sean teológicamente incorrectos, estéticamente inapropiados o psicológicamente nocivos. Por otro lado, escoger himnos que eran favoritos del fallecido sirve de oportunidad, igual que el sermón, de recordar su vida. Finalmente, una gran ventaja de escoger himnos conocidos es que se asegura una buena participación congregacional en el canto.145 La última parte del servicio fúnebre que Irion examina es el servicio de consagración el cual es la porción final del funeral. En el mismo los dolientes dejan el cuerpo de su ser querido para ser enterrado. Este servicio muestra simbólicamente que el tipo de relación que existió entre los dolientes y la persona fallecida ya está por terminar. El servicio de consagración, al igual que otras partes del funeral, no debe enfocarse solamente en el cuerpo y espíritu del fallecido sino en las necesidades de los dolientes.146 Irion utiliza algunos criterios para evaluar el servicio fúnebre, muchos de los cuales nos ayudarán al momento de llegar a conclusiones basadas en nuestras observaciones. Él se formula estas preguntas al momento de evaluar un funeral cristiano: ¿Cómo el funeral ve la muerte? ¿Cómo presenta a Dios? ¿Qué opinión tiene del luto o duelo? ¿Cómo ve a los dolientes? Irion utiliza dos acercamientos para guiarnos al momento de evaluar un servicio fúnebre cristiano. El primero consiste de los siguientes criterios.147
145
Ibíd., 108-110. Ibíd., 110-111. 147 Ibíd., 133-137. 146
85
-
El funeral debe trabajar con la muerte de manera realista.
-
El funeral debe presentar una visión de Dios que sea de consuelo y ayuda a los dolientes durante su sufrimiento.
-
El funeral debe ver al ser humano como un individuo de valor.
-
La fe cristiana debe verse como un recurso en vez de un sustituto al duelo.
-
El funeral debe reconocer y aceptar los sentimientos profundos si pretender encubrirlos con un esteticismo superficial.
-
El funeral debe proveer un sentido de finalidad.
-
El servicio funeral debe proveer la oportunidad de comenzar el luto por medio de la recordación del fallecido.
-
El funeral debe establecer el clima del luto.
-
El funeral debe ser dinámico y sensitivo a las necesidades individuales.
El segundo acercamiento se logra examinando las necesidades de los dolientes y analizando cómo éstas se han atendido148: -
¿Cuáles son las necesidades de los dolientes?
-
¿Cuán bien se atendieron las necesidades expresadas por los dolientes durante el servicio?
El tercer acercamiento para evaluar un funeral es una adaptación de una técnica utilizada para la evaluación crítica de la consejería pastoral. El funeral se analiza teniendo en cuenta tres enfoques: los dolientes, el pastor o pastora y la relación entre el pastor y el feligrés. La combinación entre estos tres nos da un cuadro relativamente completo de la efectividad del 148
Ibíd., 137-140.
86
funeral. El servicio fúnebre se enfoca en los dolientes, lo cual nos lleva a la actitud del pastor o pastora y luego a la relación entre todos.149 Nuestra revisión de literatura se ha beneficiado de algunos artículos importantes, algunos de los cuales han aparecido en revistas académicas mientras que otros han sido más de corte comercial. No obstante, todos aportan al tema en cuestión: ritos fúnebres y su relación con el cuidado pastoral. John T. Pless, profesor del Seminario Teológico Concordia, escribe desde el punto de vista luterano y analiza el poder sanador que tiene la liturgia y como ésta sirve de cuidado pastoral. En su escrito Healing Through the Liturgy: The Rites of Pastoral Care, Pless comienza resumiendo brevemente la historia del cuidado pastoral y su relación con la teología y la psicología. Una vez establecido las aportaciones de teóricos como E. Brooks Holifield, William James, Elwood Worchester, Samuel McComb, Anton Boisen y Paul Pruyser150, Pless afirma que el cuidado pastoral es aquel cuidado ejercido por pastores y pastoras usando los medios que se encuentran en el oficio pastoral. Tomando como marco de referencia su tradición luterana, Pless menciona el libro principal de teología pastoral, la Agenda, el cual provee los ritos de cuidado pastoral, entre ellos la comendatoria de los fallecidos y el entierro. Este marco de referencia permite que Pless afirme que la liturgia es el lugar ordinario donde se lleva a cabo el cuidado pastoral.
En fin, todo cuidado pastoral irradia de la predicación del Evangelio y de la
administración de los sacramentos. El servicio de entierro que aparece en el Lutheran Worship 149
Ibíd., 140-142. Pless citas la obras de E. Brooks Holifield, A History of Pastoral Care in America: From Salvation to SelfRealization y Paul Pruyser, The New Shape of Pastoral Theology: Essays in Honor of Seward Hiltner y The Minister as Diagnostician. De los otros teóricos, Pless destaca sus aportaciones, a saber: de William James menciona que hizo de la psicología un elemento vital de la práctica pastoral a finales del siglo XIX y comienzo del XX; sobre Elwood Worchester y Samuel McComb, menciona que ambos fundaron el Movimiento Emmanuel en 1905, prefiriendo así la ciencia sobre la tradición como fuerza motora en el cuidado de almas; en torno a Anton Boisen menciona su fundación, en 1925, del movimiento de Educación Clínica Pastoral, argumentando que los seminarios teológicos necesitaban un cambio curricular para atender el estudio religioso de la experiencia cristiana. 150
87
Agenda refleja un patrón que puede verse en tres partes, todas de alto contenido teológico: separación, transición e incorporación. La separación comienza en el hogar o en la funeraria, la transición continúa en la iglesia y la incorporación culmina en el cementerio. Al igual que otros autores, Pless opina que el funeral cristiano debe desarrollarse dentro de una iglesia. Todo lo llevado a cabo por la figura pastoral no solo es parte de un rito y liturgia sino de un cuidado pastoral. El pastor o pastora recibe al ataúd, proclama palabras de consuelo y sostén, consagra el cuerpo y todo dentro de un marco que incluye salmos, lecturas bíblicas, oraciones, himnodia, simbolismo bautismal y la posible celebración de la Cena del Señor. Pless establece que, al utilizar los ritos de cuidado pastoral, tanto el pastor como el pueblo son recordados que el cuidado experimentado es el cuidado del mismo Cristo. Es Cristo, el Buen Pastor y Médico Divino quien está presente en medio de la enfermedad y el dolor, la muerte y la aflicción para pronunciar sus palabras de vida y salvación. Pless cita las palabras de John Kleinig cuando dijo, “Cada pastor es un ingenioso ritualista o no”. En otras palabras, no se nos confronta con la pregunta de si usaremos el ritual o no, sino de cómo lo usaremos. Por otro lado, la teología expresada en los rituales debe salir directamente de las Escrituras y basarse en el evangelio de la justificación por la gracia por medio de la fe en Cristo. Por eso, los ritos de cuidado pastoral deben ser teológicamente consistentes y constantes. Sin integridad teológica, dice Pless, los ritos se adaptarán a las necesidades de los individuos o servirán como armas de defensa personal contra un Dios que debe ser temido, amado y confiado sobre todas las cosas. Cuando los ritos están anclados en el evangelio y los sacramentos, estos
88
sirven como vehículos de la presencia de Dios para bendecir y sostener, sanar y dar vida en Su nombre. 151 Cuando James Rodgers tenía 25 años y estaba en su séptimo año de seminario, aceptó ser pastor de jóvenes bajo la supervisión de un pastor mayor que él y con más experiencia. Pero nunca anticipó lo que experimentaría en esa iglesia. Rodgers fue quien recibió la llamada que le notificaba que la esposa del pastor y sus tres hijos habían fallecido en un accidente automovilístico. En ese momento en su vida, Rodgers no había tomado cursos en ministerios pastorales, no sabía cómo dirigir un funeral y no estaba preparado para consolar al pastor Jerry. Rodgers expone el cuidado pastoral fúnebre entre colegas, entre pares, aun a pesar de que en aquel momento él contaba con 25 años y solamente siete meses de educación en el seminario. En aquel momento no supo cómo trabajaría esta pérdida con su pastor y mentor, mayor que él en edad y además su supervisor ministerial. En aquel momento no supo si lo que haría sería lo correcto para lidiar con esta terrible pérdida que afectó toda una comunidad. Esta experiencia le ayudó a lidiar con la aflicción de un colega quizás de una manera única ya que se espera que los pastores y pastoras trabajen la pérdida de maneras diferentes al resto de la población. Con esta tragedia Rodgers aprendió temprano en su carrera ministerial cinco elementos necesarios para que un ministerio de aflicción sea efectivo y de bendición:152 1. El poder de la presencia: Debido a la vocación ministerial, los pastores hacen que la gente piense en Dios. Sin decir palabra, nuestra presencia le recuerda a la gente que Dios está allí, amándoles y cuidándoles.
John Pless, “Healing through the Liturgy: The Rites of Pastoral Care,” Concordia Theological Seminary, accessed March 17, 2015, http://www.ctsfw.edu/document.doc?id=292. 151
152
James Rodgers, “A Pastor's Grief Observed,” Leadership, Fall 2006, 106-109.
89
2. Menos es más: Cuando las personas están afligidas, pueden malinterpretar comentarios bien intencionados. Las frases simples que denotan cuidado y afirmación en ocasiones son más efectivas que discursos teológicos acerca de la soberanía de Dios. Rodgers menciona cómo el mejor ministerio que ejercieron los amigos de Job al estar silenciosos esa primera semana. 3. Escuchar pacientemente: Cuando hay dolor se dicen cosas que luego se lamentan. Hay que permitir que los dolientes ventilen su dolor sin corregirles. Los salmistas usualmente expresaron desilusión y aun coraje contra Dios. Pero Dios no nos abandona cuando estamos desanimados o deprimidos. 4. Caminar el camino: A pesar de que solemos ofrecernos para ayudar a los dolientes, usualmente estos no conocen sus verdaderas necesidades. No hay que esperar a que ellos nos digan, sino simplemente debemos ayudarles. 5. Recordar aniversarios: Los dolientes recuerdan los aniversarios de muertes, aunque el resto del mundo no lo haga. No hay que hacer mucho con esto, sino simplemente mostrar interés con algún gesto (llamada, tarjeta postal, etc.).
Simon Shui-man Kwan, profesor del Divinity School del Chung Chi College en Hong Kong, explica la relación entre religión y sanidad, con especial referencia a la sanidad ritual. Shui-man sostiene que la eficacia clínica del ritual es sustentable invocando los conceptos de auto sanación y placebo, y que su eficacia yace en su desempeño, no en aquel significado que le dé quien desarrolle el ritual o le aplique una teología. Para Shui-man, el rito es un universo elemental de todas las religiones, el aspecto que más se relaciona con el cambio o la transformación y, gracias a las muchas investigaciones – 90
antropológicas, sociológicas, sicológicas, etc. –la fuerza que puede desatar sanidad. Shui-man afirma que los efectos sanadores rituales dependen más en cómo se llevan a cabo que en el significado que le den sus participantes. Ante la pregunta ¿cómo el rito obra en el cambio de salud?, Shui-man afirma que el rito es capaz de despertar la capacidad humana de auto sanación, y puede reformular situaciones de sufrimiento alternando las varias dimensiones de la vida humana que sean relevantes a la salud holística. En su análisis él concluye que la capacidad humana para la auto sanidad, no las expectativas o creencias, es la que sana mientras que la experiencia de tener tales expectativas y creencias activan la auto sanación. Y, para Shui-man, el ritual encarna las expectativas y creencias. Es más, su eficacia yace en la manera en que son efectuados, no en el significado que los participantes les den a los ritos. Finalmente, Shui-man propone dos asuntos para aquellas personas que proveen cuidado pastoral:153 1. No desatender la utilidad de rituales, tales como la oración, meditación, etc., a la hora de proveer cuidado pastoral. 2. Es importante, para generar los efectos de sanidad, llevarlos a cabo apropiadamente.
Jerry Amstutz, Director Ejecutivo de Autumn Life, utiliza su artículo para presentar la necesidad de aprovechar el servicio fúnebre como un ministerio vital con el potencial que tiene para las vidas de aquellas personas sin tradición religiosa (unchurched). Amstutz se percató de la oportunidad que el funeral brinda de acercar los dolientes a Dios sin tener que ser muy religioso. Este autor ha preferido diseñar un servicio no tan religioso pero personalizado que a su vez honre al fallecido. Este tipo de servicio fúnebre para personas sin tradición eclesiástica Simon Shui-man, “Clinical Efficacy of Ritual Healing and Pastoral Ministry,” Pastoral Psychology, 8 June 2007, 741-49. 153
91
provee grandes oportunidades: para muchas familias dolientes esta será la primera figura pastoral que les haya visitado, haya orado con ellos y les haya presentado un Dios amoroso. El tipo de servicio que Amstutz ha desarrollado está dirigido a familiares “espirituales” pero sin tradición de asistencia a una iglesia en particular. Otros servicios están dirigidos a aquellos casos difíciles o que algunos pastores evitan: suicidios, asesinados, confinados, comunidad LGBTT o víctimas de sobredosis de drogas. En vez de optar por predicar un servicio memorial genérico, Amstutz toma tiempo en conocer la historia del fallecido para poder honrar su memoria, a veces con risas y otras con lágrimas.154 Douglas Purnell es profesor en teología pastoral en el United Theological College, Australia. En su artículo, explora cómo el cuerpo físico del cuidador pastoral está relacionado y comprometido con el cuerpo físico de aquellas personas a las cuales cuida. Para Purnell, el cuidado pastoral significativo depende de su capacidad para cuidar del cuerpo físico del otro mientras que atiende su propio cuerpo físico. El ministerio pastoral envuelve primordialmente el estar empáticamente presente en la experiencia del otro en su cuerpo. Así como los ritos del bautismo y matrimoniales conllevan actos físicos, los funerales presentan al pastor con el reto de entrar dentro de la experiencia de aquellos que han fallecido. En ocasiones el pastor tendrá la dicha, según Purnell, de estar presente al momento del último suspiro de aire. El rol pastoral allí es acompañar empáticamente a la familia doliente y sentir dentro de sí la experiencia carnal de este momento, mientras se busca significado a este momento de muerte. Ya en el momento del servicio fúnebre, el pastor se dirigirá a los huesos y carne de los vivos en maneras que les ayudará a interpretar, hacer sentido y tener esperanza en medio del misterio de lo que es la
154
Jerry Amstutz, “Life Before Winter,” Leadership, Winter 2008, 85-86.
92
muerte de la carne. Finalmente, Purnell afirma que la figura pastoral asiste a la vida corporal de otras personas con apertura, empatía y disciplina.155
Oración por los difuntos Hay un elemento que forma parte de los ritos fúnebres, mayormente católicos, y que contrasta mucho con el ritual fúnebre protestante: las oraciones por los muertos. Veamos esto desde sus comienzos. La cita escritural más antigua nos viene de 2 Macabeos 12.40-46, en donde se narra el evento cuando Judas y sus hombres llegaron a buscar los cuerpos de los soldados caídos en la batalla contra Gorgias: Pero debajo de la ropa de todos los muertos encontraron objetos consagrados a los ídolos de Jabnia, cosas que la ley no permite que tengan los judíos. Esto puso en claro a todos la causa de su muerte. Todos alabaron al Señor, justo juez, que descubre las cosas ocultas, e hicieron una oración para pedir a Dios que perdonara por completo el pecado que habían cometido. El valiente Judas recomendó entonces a todos que se conservaran limpios de pecado, ya que habían visto con sus propios ojos lo sucedido a aquellos que habían caído a causa de su pecado. Después recogió unas dos mil monedas de plata y las envió a Jerusalén, para que se ofreciera un sacrificio por el pecado. Hizo una acción noble y justa, con miras a la resurrección. Si él no hubiera creído en la resurrección de los soldados muertos, hubiera sido innecesario e inútil orar por ellos. Pero, como tenía en cuenta que a los que morían piadosamente los aguardaba una gran recompensa, su intención era santa y piadosa. Por esto hizo ofrecer ese sacrificio por los muertos, para que Dios les perdonara su pecado.156
El autor de esta narrativa aprueba la acción de Judas en este caso particular y recomienda en términos generales la práctica de orar por los difuntos. En este texto no hay contradicción entre la convicción de que un pecado se haya cometido y la esperanza de que se haya muerto piadosamente. La acción de Judas y sus hombres al orar por sus compañeros caídos es narrada Douglas Purnell. “Pastoral Ministry and the Fleshly Body”, Pastoral Psychology 53, no.1 (September 2004): 8185. 156 La Santa Biblia: Con Deuterocanónicos, 2a ed. (Nueva York: Sociedad Biblica Americana, 1983), 967. 155
93
como algo común y no como una acción extraordinaria o excepcional. Al ser así, podría concluirse que dicha práctica se remontaba más allá de la época de Judas.
Por tanto, es
razonable asumir que esta práctica se mantuvo latente en el tiempo y que Jesús y sus apóstoles la conocían. Más allá del texto de 2 Macabeos, no existen textos claros o explícitos a favor de las oraciones por los muertos. Sin embargo, existen varios dichos de Jesús en los Evangelios, y en las epístolas paulinas, que contienen referencias implícitas a un estado purgatorio luego de la muerte. Cuando Cristo promete el perdón de todos los pecados excepto aquel contra el Espíritu Santo, el cual “no lo perdonará ni en el mundo presente ni en el venidero” (Mateo 12.31-32), ¿acaso esta frase final no será un equivalente desviador para “nunca se perdonará”? Si Cristo quiso enfatizar una distinción entre mundos, ¿acaso “el mundo…venidero” debía ser entendido, no como la vida después de la muerte, sino como la era mesiánica en la tierra esperada por los judíos? Ambas interpretaciones se han propuesto, pero la segunda es improbable, mientras la primera, aceptable por demás, es menos obvia y menos natural que aquella que da pie a la pregunta implícita: ¿Acaso los pecados pueden perdonarse en el mundo venidero? Según Toner, en su análisis que data del 1908, la audiencia de Jesús creía en esta posibilidad y, si se hubiera dado el caso de negarlo, Jesús no hubiera utilizado una expresión que se considerara una admisión implícita de sus creencias.157 Toner también analiza de manera muy interesante 1 Corintios 15.29, donde Pablo argumenta a favor de la resurrección: “De otra manera, los que se bautizan por los muertos, ¿para qué lo harían? Si los muertos no resucitan, ¿para qué bautizarse por ellos?” Toner argumenta que a pesar de asumir que esta práctica referida –bautizarse por los muertos –fuera una supersticiosa, y que Pablo la estuviera utilizando como base de un argumentum ad hominem, el texto al menos Patrick Toner, Catholic Encyclopedia (New York: Robert Appleton Company, 1908), s.v. “Prayers for the Dead,” accessed April 28, 2015, http://www.newadvent.org/cathen/04653a.htm. 157
94
provee una evidencia histórica de la creencia que existía en esa época de la eficacia de las obras por los muertos. Es interesante el silencio del apóstol en no reprobar esta práctica particular sino en denunciar su abuso. Esto nos ayuda a deducir que dicha práctica era algo legítima y la cual Pablo da su aprobación tácita. Por otro lado, Toner también analiza desde otra perspectiva el texto en 2 Timoteo 1.16-18 y 4.19, donde Pablo habla de Onesíforo de tal manera que parece implicar que él había fallecido. “Que el Señor tenga misericordia de la familia de Onesíforo”, puede interpretarse, según Toner, como un saludo a una familia necesitada de consuelo. Luego de mencionar cómo éste le sirvió mientras el apóstol estuvo preso, leemos una oración para el propio Onesíforo: “Que el Señor le permita encontrar su misericordia en aquel día”. Finalmente, en el saludo, la casa de Onesíforo se menciona una vez más sin mencionar al hombre. Toner se pregunta, ¿qué sucedió con Onesíforo?
¿Podríamos inferir por lo escrito por Pablo que
Onesíforo había fallecido? Si fuera este el caso, tendríamos un ejemplo de oración, por el apóstol Pablo, por el alma de un benefactor fallecido.158 Desde los tiempos más remotos de la humanidad, los difuntos han sido objeto de un cuidado peculiar, así como el lugar de su entierro. La liturgia cristiana se acomodó a los usos del medio ambiente histórico y cultural, pero sin perder el toque cristiano. El cristianismo no suprimió el culto a los difuntos, sino que lo purificó y consolidó. Los cristianos en Roma, desde los tiempos apostólicos, erigieron sus cementerios a los lados de las vías consulares. En las primeras bóvedas, catacumbas o hipogeos, enterraron los cadáveres de los hermanos en la fe que habían muerto naturalmente, además de las víctimas de las persecuciones de los emperadores romanos. La Iglesia concedió a cada uno de ellos un lóculo excavado en la capa del subsuelo urbano. Y en vez de los parentalia de los paganos (festival de nueve días), la Iglesia ofreció, en 158
Ibíd.
95
días determinados y sobre aquellas tumbas que así ameritaban, lo que más tarde llamó San Agustín sacrificium pretii nostri: el sacrificio de nuestro rescate. Ya en tiempo de San Ignacio de Antioquía y de San Policarpio, se hablaba de ofrecer la Eucaristía en sufragio por los difuntos. No se ha determinado con exactitud el texto de las antiguas preces funerarias, pero se sabe que, desde los siglos de las persecuciones, existía sobre el particular una precisa tradición eclesiástica. Algunos arqueólogos han observado que el ciclo documental más repetido en las pinturas fúnebres de las catacumbas está en perfecta armonía con las oraciones de la commendatio animae. San Agustín describió en sus Confesiones (Libro IX) la muerte y los funerales de su madre, Mónica. Él documentó que cuando ella murió se entonó el Salmo 100 y cuando llevaron el cadáver al cementerio se celebró la misa junto al sepulcro. Para el cortejo fúnebre, las Constituciones apostólicas prescriben el canto de salmos, sobre todo los salmos 114 y 115, al igual que el 22, 26, 31, 50, 90 y 120.159 Las exequias eran seguidas por un período de luto de nueve días. El tercero y el noveno eran los más solemnes porque en ellos venían los parientes a la tumba y allí celebraban los paganos el banquete fúnebre. Los cristianos adaptaron esto con un rito litúrgico los días tercero, noveno y cuadragésimo. A fines del siglo VII y posiblemente antes de San Gregorio Magno (+606) existía ya un Oficio de difuntos. Ahora bien, el uso de orar por una mejor condición de los difuntos se remonta a los siglos II y III. De hecho, como se ha expuesto anteriormente, tiene una base escritural en el texto de 2 Macabeos 12.43-45. La oración por los difuntos implica, en el sentido estricto del término, una eclesiología: la intercesión de los vivos por los muertos supone que la comunidad fundada sobre el bautismo, mantenida por la fe y la vida cristiana y
José Antonio Abad Ibáñez, Iniciación a la liturgia de la Iglesia, 4a. ed., Pelícano (Madrid: Palabra, 2007), 607611. 159
96
alimentada por la Eucaristía, se prolonga más allá de la muerte. Los padres de la Iglesia insistieron en la posibilidad de obtener perdón de los pecados no sólo de los vivos sino también de los difuntos. Testimonios como los de San Ambrosio, San Agustín y San Pedro Crisólogo hablan de la eficacia de la oración para asegurar la salvación de las almas y librarlas de la condenación eterna. San Gregorio Magno es el primero en explicar esta oración como relacionada con el purgatorio, y luego le siguieron San Isidro de Sevilla, San Beda el Venerable y los escritores posteriores. Sin embargo, Abad Ibáñez destaca que esta práctica no pasó a las fórmulas litúrgicas.160 Cabe destacar que, según Rutherford, San Agustín podría ser la influencia más grande en la práctica de la oración por los difuntos. Agustín, en La ciudad de Dios, ya establecía que la iglesia abarcaba a los fieles, vivos y muertos, una comunión de santos vivos y muertos. 161 Las muchas referencias de San Agustín confirmando “la práctica de la Iglesia Universal”, constituyen una fuente especial documentación. En su tratado De cura pro mortuis gerenda explicó el valor del cuidado cristiano por los muertos, en especial las oraciones a favor de ellos. Agustín argumentó que el valor de tal oración no dependía del bien o el mal en la vida de la persona, de acuerdo a las Escrituras, y que no estaba en nosotros distinguir quién lo ameritaba y quién no. Agustín creía que nadie, excepto los mártires, moría sin pecado. Por tanto, la ayuda que se les podía dar a los fieles difuntos por medio de la oración era el perdón de ciertos pecados que aún quedaban luego de la muerte. Él fue insistente en que la oración, la limosna y la Eucaristía eran medios eficaces para los difuntos. Por tales razones, Rutherford considera a
160
Ibíd., 611-616 Para esta cita Rutherford usa De Civitate Dei II, 9, traducido por Gerald G. Walsh y Daniel J. Honan, The City of God, The Fathers of the Church, Vol. 24 (New York: Fathers of the Church, 1954), 277-278. 161
97
Agustín como la influencia mayor que sentó el curso y la interpretación de “la práctica de la Iglesia Universal de orar por los difuntos”.162 Durante el comienzo del siglo VII, Gregorio Magno y otros explicaron los enfoques anteriores sobre la efectividad de las oraciones por los muertos. Para ellos, la oración de la Iglesia liberaba a los fieles difuntos del fuego purificador del pecado. Muy pronto, como se verá, este fuego se ubicaría en el “purgatorio” y la tradición de la oración por la liberación de estas pobres almas sería su complemento en la devoción popular.
Esta sensibilidad religiosa de la
época vino a representar la eucaristía y la oración por los difuntos en una nueva manera. Si antes reflejaba la confianza en la misericordia de Dios hacia los fieles difuntos, ahora esta confianza se tornaba más y más en temor del juicio de Dios. Lo que una vez fue una fe optimista ahora se convertía en destino pesimista. Y este pesimismo de los vivos afectó la actitud hacia los muertos. Ser cristiano se convirtió en una preocupación por el pecado, y el cuidado a los muertos en una preocupación por la paga del pecado. Las enseñanzas gregorianas en torno a esto se tornaron en aspectos automáticos: mientras más oraciones en la misa mayor la probabilidad de liberación del alma del fuego purificador.163 Los ritos fúnebres también expresaron los vínculos existentes entre todos los miembros de la Iglesia: vivos y muertos. El ritual puso de relieve que el creyente no muere solo, sino que lo hace acompañado de la comunidad cristiana que lo encomienda, a su vez, a la comunidad celeste. Las exequias expresan la certeza de la resurrección, la fe en la victoria de Cristo sobre la muerte y la esperanza de participar plenamente en ella. incertidumbre inherente a la esperanza cristiana. 162
Pero manifiesta también la
Por eso, la Iglesia eleva oraciones de
Richard Rutherford and Tony Barr, Studies in the Reformed Rites of the Catholic Church, rev. ed., vol. 7, The Death of a Christian: the Order of Christian Funerals (Collegeville, MN: Liturgical Press, 1990), 18-19. 163 Ibíd., 24-25.
98
intercesión por los difuntos, para que el Señor perdone sus pecados, los libre de la condenación eterna, los purifique totalmente, los haga partícipes de la eterna bienaventuranza y los resucite al final de los tiempos. Abad Ibáñez aclara que la eficacia de esta intercesión se funda en los méritos de Jesucristo, no en las exequias mismas.164 Cabe destacar que, para la época de la Reforma Protestante, las oraciones por los difuntos se relacionaban fuertemente con el concepto del purgatorio, particularmente la idea de que los vivos pudieran sacar, por medio de la oración, las almas del purgatorio y llevarlas al paraíso. Para los reformadores, tales oraciones eran intentos vanos de salvar personas por medio de obras en vez de la fe. Thomas Long entiende que a pesar de que dichas oraciones prácticamente no se practican en rituales fúnebres protestantes, las mismas han reaparecido en algunos contextos fúnebres contemporáneos. Según Long, esto no se debe a una amnesia teológica o a un reverso al pensamiento teológico medieval. Es más bien un nuevo entendimiento de lo que es el funeral cristiano, visto como un rito de paso y como un acto ritual que marca un evento de transformación humana que ha sido promulgado por la gracia de Dios.165 Irion menciona las oraciones por los difuntos y considera que las mismas caen bajo el tema de la dedicación. Quizás cobre significado a los dolientes en la manera en que presentan su fe en la resurrección y en la posibilidad de interacción futura con los muertos en la vida venidera. Irion considera que además estas oraciones le proveen a los dolientes un recordatorio del hecho de que han entrado en una nueva relación con los fallecidos: la presencia física ya no existe, y ahora se habla de que están en la presencia de Dios.166
164 165
166
Abad Ibáñez, Iniciación a la liturgia de la Iglesia, 619-620. Long, Accompany Them with Singing: The Christian Funeral, Locations 3226-3240. Paul Irion. The Funeral and the Mourners: Pastoral Care of the Bereaved. 101-102.
99
Liturgia pastoral Mark Earey, profesor del Queen’s Foundation for Ecumenical Theological Education en Birmingham, Inglaterra, escribió su obra con la intención de que fuera una introducción a los principios y destrezas de la liturgia pastoral, con especial atención a aquellos servicios que comúnmente se les conoce como ritos pastorales u oficios ocasionales (funerales, bodas, servicios relacionados a nacimientos y ministerio a los enfermos). La obra de Mark Earey nos da un panorama de los ritos pastorales de la iglesia, específicamente desde su punto de vista como británico. Earey reflexiona en cómo éstos nos permiten experimentar el amor de Dios y el cuidado pastoral eclesiástico y recurre a su vasta experiencia pastoral para mostrar cómo la liturgia cuida pastoralmente, incluyendo aquellas de toque fúnebre.
En Gran Bretaña, por
ejemplo, cuando ocurre una muerte la mayoría de las familias sin ninguna afiliación eclesiástica acuden a la iglesia cristiana, o a un ministro cristiano, para oficiar el funeral.167 Algo que Earey destaca es el cuidado que se debe tener al momento de escoger los textos, tributos, elegías y oraciones que serán leídas para que, aunque sean bien intencionadas, no pongan palabras inciertas en los labios de los difuntos o la congregación. 168 Earey reconoce que el funeral es un servicio ofrecido a todos por igual a manera de don o invitación de la iglesia. Si es así, se plantea la pregunta: ¿hace alguna diferencia si la persona fallecida es cristiana o no? En práctica, para Earey, sí la hace. Pero la clave está en reconocer que la diferencia no la hace un cambio en ritual, sino la historia humana que hay detrás. Ya el ritual contiene a Dios y la esperanza de la vida eterna. Eso quiere decir que la manera en que Dios y la historia humana se
167
Abundando un poco en esto, Earey destaca que ha surgido una tendencia en el número de ministros independientes (freelance), ordenados o no, que se hacen cargo de funerales sin ninguna conexión eclesiástica. 168 Earey. Worship that Cares. Location 3679.
100
conectarán se cambia y esto será lo que hará del funeral de un creyente algo profundamente esperanzador y en ocasiones gozoso.169 Como expusimos anteriormente, Earey considera el funeral no solo una invitación a considerar nuestras historias a la par con la historia de Jesús y su resurrección, sino también el lugar donde la Iglesia articula su teología de la muerte, salvación, resurrección, vida eterna, la comunión de los santos y otras más.170
La pregunta que Earey se hace es la siguiente: ¿para
quién es el funeral? Llega a la conclusión de que el funeral es “para” los fallecidos no en el sentido causal, sino en que éstos aún importan y aún no se les ha entregado definitivamente a Dios. Por otro lado, también el funeral es “para” los fallecidos al ritualizar el peregrinaje de éstos hacia las manos de Dios en una manera en que se sincroniza con el peregrinaje de los dolientes.171 Earey está consciente de que los componentes de un funeral varían de lugar en lugar y son influenciados por la cultura. La liturgia fúnebre, como toda liturgia, le pertenece a la comunidad. La misma no le pertenece al ministro que dirige el servicio, ni siquiera de la familia cercana al difunto. Earey considera el servicio fúnebre como uno que contiene los siguientes elementos: Llegada al servicio, lectura de las Escrituras, predicación del Evangelio, elegía, oraciones de gratitud, oración de consuelo, acto de entrega al cuidado de Dios, símbolos, gestos, genuflexiones, música, incienso y despedida.172 Tilda Norberg, ministro ordenada de la Iglesia Metodista Unida y fundadora del Cuidado Pastoral Gestalt173, hace un estudio interesante acerca del potencial que tienen las liturgias
169
Ibíd., Location 3714. Ibíd., Location 3714. 171 Ibíd., Location 4074. 170
172
Ibíd., Locations 4131-4321. La terapia Gestalt ofrece variedad de conocimientos y métodos para permitir cambios saludables en consejería no analítica y a corto plazo. Estos métodos incluyen enfocarse en sobrevivir el momento presente y mirar al pasado solamente cuando este aparente impedirle a las personas abrazar una plenitud en el ahora y el aquí. Esta definición 173
101
personales e individuales a la hora de cuidar pastoralmente. Su obra presenta una guía para crear y desarrollar liturgias personales de sanidad y celebración. Su aportación al tema saca el cuidado pastoral fúnebre fuera del contexto del servicio fúnebre. Ella trabaja el rol que tienen las liturgias personales de sanidad como puente entre el cuidado pastoral y las tradiciones de adoración de la iglesia. Estas incorporan material tanto de las tradiciones y escrituras cristianas litúrgicas como de la necesidad individual que tiene cada persona para sanar y crecer.174 La importancia de estas liturgias estriba en que involucran profundamente a los miembros de la iglesia en métodos de sanidad y crecimiento fuera del contexto de la iglesia. Las liturgias de sanidad individualizadas no son psicoterapia, aclara Norberg, sino un anejo maravilloso a un peregrinaje interior que pudiera incluir terapia. En su aportación al tema, estas pueden servir de cierre a un proceso secular de psicoterapia u otra modalidad de crecimiento. Norberg no limita el rol de las liturgias de sanidad individualizadas y aclara que pueden ser planificadas alrededor de casi cualquier etapa de la vida, evento importante o necesidad de sanidad. Además, estas sirven de cuidado pastoral luego del momento de aflicción y luto, ayudando a articular el sentido de sufrimiento y a la misma vez agarrando profundamente el compromiso de vivir un camino espiritual intenso.175 Al igual que Pembroke, Norberg le da importancia a volver a ciertos elementos que han caído en desuso en el protestantismo y son parte integral de la tradición cristiana.
Las liturgias de sanidad individualizadas adquieren más valor cuando, lejos de
apartarse de la tradición, se afianzan más al acoger ciertas tradiciones familiares eclesiásticas: inclinarse, persignarse, lavatorio de pies, etc. Dentro del contexto del funeral, Norberg propone la ofrece Howard J. Clinebell en Basic Types of Pastoral Care & Counseling: Resources for the Ministry of Healing and Growth, updated and rev. / Bridget Clare McKeever (Nashville, TN: Abingdon Press, 2011). Kindle Electronic Edition, Location 9370. 174 Tilda Norberg. Gathered Together: Creating Personal Liturgies for Healing and Transformation (Nashville, TN: Upper Room Books, 2007), 9. 175 Norberg. Gathered Together: Creating Personal Liturgies for Healing and Transformation, 10-11.
102
que se incorpore la historia de vida de la persona, su estilo preferido de adoración, símbolos personales, etc. Finalmente, como dato singular, ella propone que miremos fuera de la estructura física de la iglesia al momento de ambientar una liturgia de sanidad individualizada.176 La obra del autor Gene Fowler, miembro de la Iglesia Presbiteriana (EUA), está dirigida primordialmente a pastores que dirigen funerales. En la misma, él reconoce que a pesar de que existen muchas publicaciones en torno a la aflicción, existen pocas relacionadas a los funerales. El enfoque principal de Fowler, es que el funeral es un ministerio de cuidado para los afligidos, con un enfoque principal en los pastores que dirigen funerales. Su obra deja claro que el funeral es la manera más importante de cuidar a los afligidos durante la fase inicial de la pérdida. Por esta razón, él opina que el funeral debe mirarse como una forma de cuidado por sí solo, no importa lo que ocurra luego.177 Si algo tiene claro este autor es la importancia que tiene cada palabra y oración ya sea para evocar o no la aflicción. Fowler alienta al cuerpo pastoral el considerar la dirección litúrgica como un medio genuino de cuidado pastoral.178
La aportación de Thomas Long Thomas Long es profesor de homilética en la Escuela de Teología Candler School, en Emory. Long provee un estudio que ayuda a entender, planificar y llevar a cabo funerales que no solo sean significativos en el cuidado pastoral, sino que sean teológicamente correctos. Su obra impactó mucho al investigador y la misma trata de cómo la tradición religiosa cristiana, con su propio sentido de lo sacro, se expresa en el contexto de la muerte. Long aclara que, si bien su 176
Ibíd., 13-14. Fowler. Caring Through the Funeral: A Pastor’s Guide, Location 869. 178 Ibíd., Location 1893-1897. 177
103
obra no es una antropológica, sí es teológica, pastoral y práctica ya que en la misma desea explorar el funeral cristiano –lo que se hace, lo que significa y cómo trabaja. Sin embargo, Long contrasta el drama fúnebre de las comunidades antiguas con las tendencias modernas que optan por servicios memoriales cuyo enfoque es más en los vivos y el manejo del duelo. Para él, esto es una pérdida para la iglesia.
Para Long, el funeral cristiano es una representación grandiosa y
de gran amplitud del peregrinaje de un santo hacia la presencia de Dios; un funeral cristiano narra una historia de algo majestuoso. En su opinión, cada funeral cristiano es, de hecho, un funeral real.179 Long tiene claro la importancia de tener un balance en el servicio funeral. A pesar de verlo como parte de un drama religioso, ya que el mismo contiene guión, trama, personajes y escenario, el tema principal es la narrativa del evangelio. La vida de la persona fallecida es un motivo que corre a lo largo de todo este tema más amplio y por tal razón ambas narrativas (evangelio y vida) se entrelazan. Para Long, el funeral no debe ser un momento silencioso donde el pueblo se reúna para reflexionar sobre el legado del fallecido, tener un devocional relacionado a la aflicción, mostrar apoyo comunitario a la familia dolida o celebrar la vida. Todo eso es bueno, pero es parte de la idea equivocada que se tiene sobre los funerales cristianos. Los funerales buenos tienen estas funciones –consolar, recordar, honrar, cuidar, apoyar y agradecer – pero Long las considera más bien consecuencias de un buen funeral, no su propósito central.180 Otra comparación que Long hace del funeral es con el bautismo.
El bautismo se
relaciona con el morir y resucitar con Cristo. Dice Long, “Si bien es cierto que el evangelio se proclama en las palabras del funeral, también es cierto que se proclama en sus acciones. Todo el 179
Thomas G. Long, Accompany Them with Singing: The Christian Funeral (Louisville, Ky.: Westminster John Knox Press, 2009), xiii. 180
Ibíd., Locations 1636-1650.
104
funeral, como dramatización que sale del bautismo, proclama el evangelio”. Cuando un creyente fallece, la iglesia se reúne para dramatizar la historia de lo que significa esta muerte a la luz del evangelio. Pero esta historia comenzó mucho antes que esta persona falleciera; comenzó en su bautismo. El acto bautismal trata sobre morir al pecado y resucitar con Cristo. Se trata de ser bienvenido a la comunidad de fe como hermano o hermana en Cristo, al igual que el responder a un llamado santo y emprender una aventura de fe. Asimismo, el funeral sirve de continuación y elaboración del rito bautismal. Si el bautismo es una forma dramatizada de adoración llevada a cabo al comienzo de la vida cristiana, pues el funeral debe ser una forma dramatizada de adoración, igual de dramática y simétrica, llevada a cabo al final de la vida. Cuando un creyente bautizado muere, la comunidad de fe que una vez le acompañó y dirigió también le acompaña hasta el final. En el acto bautismal el nuevo creyente está sepultado con Cristo por medio del bautismo de muerte, y sale de las aguas bautismales a una nueva vida. En un funeral cristiano, este mismo creyente que caminó el camino de la fe, es sepultado una vez más con Cristo en muerte con la plena certeza que será resucitado a una nueva vida. Durante el bautismo, los fieles cantaron mientras el nuevo creyente comenzaba una nueva vida; en el funeral también cantan mientras entra a otra nueva vida en Cristo. Así como lavaron su cuerpo en las aguas bautismales, así también lavan su cuerpo sin vida. Así como su cuerpo recién bautizado fue vestido con el ropaje de Cristo, ahora la comunidad de fe lo viste en ropas dignas de presentarse ante Dios.181 Para reforzar lo antes establecido, Rutherford documenta que desde el principio el pueblo cristiano enterró a sus muertos como un acto de fe en la redención prometida durante el
181
Ibíd., Locations 1689-1705.
105
bautismo. Empapaban todo lo relacionado al entierro con esta fe, aún las actividades más humanas tales como el lavar y ungir los muertos.182 Long no deja de enfatizar el aspecto dramático y teatral, en el buen sentido del término, de todo funeral. Este rito no es meramente una colección de palabras inspiradoras dichas durante un servicio fúnebre. Para Long, el funeral es un evento dramático en el cual la iglesia actúa lo que cree está sucediendo desde la perspectiva de la fe. O sea, el funeral puede verse como una pieza teatral que tiene más en común con formas antiguas de drama religioso que con el teatro popular.183 Teniendo esto en cuenta, y para entender mejor la comparación, la congregación en un servicio fúnebre no es meramente el público que escucha y ve una producción escénica. La congregación son los actores y actrices, y son el escenario, moviéndose y actuando en momentos indicados: cantando, hablando y orando sus partes en el gran drama de vida y muerte. 184
Y
debido a que el funeral es una pieza dramática, es crucial representar el guión del evangelio y cerciorarse de que sea la narrativa cristiana la que se dramatice en el funeral, no otra historia. 185 El drama fúnebre pregunta: ¿se narra la verdad sobre la vida y la muerte, o no? ¿El drama narra la verdad del evangelio o solamente expresa otra versión de la realidad?186 Parte del aspecto dramático que Long enfatiza tiene que ver con no circunscribirse a un solo lugar. El funeral cristiano es un tipo de procesional no circunscrito a un solo salón o capilla fúnebre, sino al camino del peregrino. Un funeral no ocurre en un solo lugar, sino que se mueve de sitio en sitio. El cuerpo es buscado, cuidado, limpiado, vestido y preparado para el entierro. Este movimiento va desde el lugar de muerte hacia la tumba. Eso que la iglesia ha hecho en todo 182
Rutherford, The Death of a Christian Funeral, 12. Ibíd., Location 1715. 184 Ibíd., Location 1726. 185 Ibíd., Location 1734. 186 Ibíd., Location 1778. 183
106
este tiempo, caminando y adorando en el camino con un hermano o hermana, continúa haciéndolo al momento de muerte. Todas estas acciones (o movimientos) –el cuidado del cuerpo, la adoración en el camino, la despedida en el camposanto – constituyen el funeral cristiano a pesar de que se piense y considere que el mismo es lo que únicamente ocurre en el edificio de la funeraria (o iglesia).187 Teológicamente hablando, Long considera que existen dos entendimientos teológicos rivales en un funeral: el evangelio por un lado y el entendimiento más espiritualizado, o gnóstico, de la muerte. Un funeral dominado por el evangelio está elaborado sobre la esperanza escatológica de que el fallecido no es un cuerpo estático o espíritu gaseoso y desmembrado. Por el contrario, es un hijo e hija de Dios, persona encarnada que se mueve hacia la comunión de los santos. Por otro lado, en un funeral dominado por un entendimiento más espiritualizado de la muerte, la congregación se sienta quieta y refleja en la vida de la persona fallecida, buscando consuelo en la afirmación de que, a pesar de estar muerto, el alma sobrevive.188 Long considera el funeral cristiano como un rito sagrado. Como tal, tiene el poder de reafirmar y profundizar la visión del evangelio de la vida y la muerte. Pero mucho de esto depende de la capacidad que los asistentes tengan de entrar al ritual conociendo esto. Los funerales modernos reciben asistentes con poca paciencia con aquello que consideran liturgias fúnebres formales y pesadas. Este sector lo que busca son ceremonias más personalizadas, más sencillas y festivas.189
187 188
Ibíd., Location 1834. Ibíd., Locations 2001-2015.
189
Ibíd., Location 2040.
107
Claro está, Long está claro en que el mero hecho de llevar a cabo un ritual no ejercerá ningún poder restaurador. Para él, existen varios usos importantes que los rituales tienen en un funeral190, a saber: A. Los rituales son eventos ordenados y usualmente se llevan a cabo en momentos turbulentos y de desorden para que el orden llegue al caos. B. Los rituales enmarcan el tiempo ordinario como uno extraordinario y, al hacerlo, revelan el carácter extraordinario de la existencia diaria. C. Los rituales recrean historias significantes, y esta reconstrucción implica pasado, presente y futuro.
Long es bien específico en torno a la importancia de ver el funeral como un ritual. El funeral es más que un servicio con palabras lindas y recordatorios de la persona fallecida. El funeral es el espacio donde la comunidad cristiana recrea el pasado. Pero el ritual como tal no garantiza que los asistentes experimentarán su poder transformador, le sacarán significado o fortalecerá su fe. Long no cesa de comparar el ritual con el arte dramático.
Los rituales son
como grandes textos representados, con más de un significado y muchas lecturas posibles. La forma (o formas) en que se lean y se sientan dependerá grandemente de lo que los asistentes traigan. Si el funeral cristiano aspira la obra transformadora que tiene el potencial de desarrollar, deben haber dos realidades: el funeral debe ser fiel a la narrativa del evangelio que le da base y los asistentes deben estar preparados para representar el ritual.191 Long aporta a este tema con algunos asuntos prácticos al momento de planificar un funeral. Esta planificación involucra la combinación de lo antiguo, tradicional y repetitivo con lo 190 191
Ibíd., Locations 2054-2095 Ibíd., Locations 2109-2137.
108
nuevo, personal y único. Es importante prestar atención a la sabiduría de las formas establecidas mientras nos preparemos para improvisar. En otras palabras, al llevar a cabo un funeral debemos estar listos para hacer lo que se ha hecho miles de veces anteriormente, pero en una forma que nunca se haya hecho.192 Para esto es imperativo que el pastor o pastora tenga fortaleza y amor para trabajar con la familia. Además, necesita discernir sabiduría para conocer dónde poder improvisar. Long establece que el funeral cristiano abarca los actos y ritos alrededor de la muerte. Él abunda un poco más detalladamente al concentrarse mejor en el rito funeral central, o en lo que la mayoría experimenta al asistir a un funeral. El ritual funeral central es esbozado por Long de acuerdo a los siguientes movimientos:193 1. Reunión del pueblo: Al igual que un servicio del Día del Señor, este es un servicio donde la congregación, el pueblo, se reúne para adorar. La persona fallecida, a pesar de su condición de muerte, aún se une a la congregación y se une en este lugar para adorar por última ocasión. El pueblo no adora a Dios en nombre de, o a pesar de la persona fallecida; se adora con la persona fallecida. Y esto se logra, en opinión de Long, dándole un énfasis dramático al arribo del cuerpo. Cuando el pueblo está reunido entonces el cuerpo debe ser transportado a la entrada de la iglesia. 2. Procesión: Siguiendo la línea de pensamiento anterior, la persona fallecida es parte del pueblo adorador. Esta será la última vez que estará presente en cuerpo en este lugar de adoración y este será, en parte, un servicio de despedida. Por eso el siguiente movimiento debe ser cuando se trasporte el ataúd hasta el lugar de adoración, o sea al frente de la iglesia, pero aún en medio del pueblo. Es interesante notar un dato que 192 193
Ibíd., Location 2774. Ibíd., Locations 3022-3366.
109
Long nos brinda con relación a la dirección que tiene que tener el ataúd en este movimiento. Existe una antigua tradición que establece que a los laicos se les llevaba hacia el presbiterio o altar con los pies delante (de frente, tal y como lo hacía la persona durante el culto) y al clero con la cabeza delante (de frente al pueblo, tal y como lo hacía cuando oficiaba). 3. Servicio de oración y palabra: Usualmente se leen más de un texto bíblico y uno debe ser de los Evangelios. Su propósito principal es recordarle al pueblo las promesas de Dios al enfrentar la muerte y la pérdida. Este movimiento usualmente incluye un sermón u homilía, alguna biografía de la persona fallecida, credo y oraciones de intercesión. 4. Comunión: A pesar de que en el contexto puertorriqueño este elemento prácticamente no se ve como parte de un funeral protestante o evangélico, lo cierto es que desde el siglo IV ya hay referencias a la celebración eucarística en la sepultura. Cuando la Comunión se celebra en un funeral, esta pasa a representar la antigua tradición de tener una cena de despedida con el difunto, pero a la misma vez nos recuerda la cena pascual que simboliza la muerte de Jesús y anticipa el banquete celestial donde todos los santos y santas se reunirán alrededor de la mesa. 5. Envío: Este es el clímax del funeral. La comunidad de fe, el pueblo, lleva el cuerpo hacia el camposanto y se despide de él. Lo encomienda a Dios y luego sigue su camino con la bendición de Dios para vivir y servir en el mundo. Este movimiento, según Long, consiste en dos partes194:
194
Para traducir los términos que Long utiliza (commendation y committal) utilizamos El Libro de Oración Común, al cual él hace referencia.
110
a. Comendatoria: Aquí quien preside ora en nombre del fallecido y en el espíritu de la propia oración de Jesús en la cruz, “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23.46). Quien preside se acerca al ataúd y puede ser acompañado de familiares y amistades. b. Consagración: Toda la comunidad de fe camina otra vez, en esta ocasión hacia la tumba para confiar el cuerpo al lugar que será enterrado.
La
procesión continúa hasta la tumba donde quien preside da la bienvenida a los asistentes con uno o dos textos bíblicos. El ataúd es bajado a la fosa mientras el pueblo sigue presente. La consagración, y por ende el funeral, termina con una oración y bendición.
La niñez y el duelo El proceso de muerte no escatima edades y por tal razón es menester abundar un poco en torno al tema de la muerte en la niñez. Al igual que cualquier adulto, un niño también vive su duelo anticipado por su muerte próxima, dependiendo de su edad. La niñez reacciona a la muerte en muchas y variadas maneras. Todo depende de la habilidad que tengan de entender y comprender el concepto del cambio. Un niño pequeño tiende a pensar que todo es permanente, incluyendo las personas. Esto trae problemas al momento de enfrentar la muerte de un ser querido y tener que chocar con la realidad de jamás volverlo a tener físicamente. Robert Kastenbaum, siguiendo el modelo de Jean Piaget, identifica ocho acercamientos que la niñez tiene a la muerte:195 1. El niño tiene una vida propia, se diferencia de los demás; 195
Glennys Howarth and Oliver Leaman, eds., Encyclopedia of Death and Dying (London: Routledge, 2014), s.v. “children”. La obra citada es: Kastenbaum, R. The Psychology of Death (New York: Springer, 2000).
111
2. La muerte es universal, así que el niño algún día morirá; 3. La muerte es incierta, y esto se deduce; 4. De una forma u otra la muerte llegará; 5. La muerte ocurrirá en el futuro; 6. Tiene que ocurrir, pero nadie sabe cuándo; 7. La muerte es un límite e inmutable; 8. La muerte es la separación total del individuo de este mundo.
Mónica Navia Novella escribió una obra dirigida a todas las personas que deseen acompañar al paciente en fase terminal, sobre todo niños. Ella escribió su obra ante la necesidad de tener respuestas que no tuvo en el camino y en la tarea de vivir el proceso de muerte de su hija Belén. Su análisis nos ayudará a ver el proceso de duelo en la niñez y cómo afecta a los adultos que les acompañan. Veamos en detalle, según Novella, en qué consiste la muerte para la niñez:196 A los seis meses: El infante está descubriendo su cuerpo. Se toca los pies y cabeza, ve su reflejo en un espejo, puede sentarse, los juguetes aparecen y desaparecen, y empiezan a manifestarse sus temores. Ya no le resulta tan indiferente que la madre salga o entre de su presencia. Es lo más cercano a una idea preconcebida de la muerte, o el temor a la separación y el abandono. A los 2 años: Los niños no tienen el concepto de la muerte. Sus mentes no pueden concebir conceptos.
196
Monica N. Novella, a Dios a los niños: el duelo anticipado en niños (n.p., n.d.), Locations 444-468.
112
Entre los 3 y 5 años: La muerte se ve como un evento temporal. Conforme crecen, la muerte es un evento accidental, no inevitable, además del refuerzo que reciben de la televisión donde las caricaturas explotan, caen, desaparecen y luego siguen viviendo como si nada. El niño en esta etapa no sabe, no comprende y no interioriza que es mortal. Entre los 5 y 10 años: Interpreta señales relacionadas con la muerte, tales como accidentes, el envejecer, ir al hospital, enfermarse, pero no las relaciona consigo mismo. No hay suficiente experiencia de vida como para comprender su propia muerte. Mientras va adquiriendo edad, la muerte se va personificando, adquiere color, figura, se personifica en alguna figura vestida negro, en una calavera o en un personaje rojo con cuernos y rabo. La muerte, en esta etapa, es una criatura nocturnal que asusta. A partir de los 10 años ya el niño distingue entre lo animado e inanimado. Ya sabe que la muerte es algo final e inevitable, de lo cual no se puede uno escapar. Después de los 12 años: El pensamiento del niño es muy parecido al de los adultos. Ya tienen pensamientos abstractos y comprende que se nace, crece y muere. La vida después de la muerte es un tema interesante de pensar, y van desarrollando sus propias ideas al respecto. Un dato interesante que nos brinda Novella es aquel relacionado a la participación de la niñez en los funerales, tema que trataremos más adelante. Según ella, los expertos recomiendan que la niñez participe de los ritos fúnebres a partir de los 4 años de edad. Otros expertos sostienen que la mejor edad es a partir de los 7 años. Lo que sí es importante es permitirles expresar sus emociones y nunca mentirles en torno a lo que está por suceder.197 Para ampliar un poco nuestra investigación es valioso saber la opinión del psicólogo educativo John Holland (2004) quien ve el funeral como algo beneficioso para la niñez, sobre 197
Ibíd., Location 501.
113
todo al tratarse de sus padres. Su artículo, Should Children Attend their Parent’s Funerals?, discute los hallazgos de “Iceberg”, un estudio doctoral en la Universidad de York el cual considera los muchos aspectos de la pérdida en la niñez por medio de un estudio retrospectivo de unos cien individuos que perdieron a un padre o madre cuando aún estaban en la escuela. Holland ve como buena idea el que la niñez tenga la opción de ir o no al funeral de su padre o madre. Nada se pierde y mucho se gana cuando los niños asisten al funeral y se les da la opción, sin obligación o prohibición. Su investigación doctoral, Iceberg, analizó las experiencias de setenta adultos que perdieron a uno de sus padres cuando estos estaban en la escuela, y también incluyó a treinta padres de tales niños. Holland destaca que la literatura existente generalmente apoya el que se le dé a la niñez la opción de asistir o no al funeral de un padre. Igualmente, los estudios revelan que esto les facilita trabajar todo el proceso de duelo. La inclinación moderna ha sido el “protegerlos” de asistir al funeral de una madre o padre dizque para evitarles el dolor inmenso. Pero es curioso notar que en un contexto histórico y en otras épocas, la niñez estaba muy involucrada en el proceso de muerte y sus ritos, a saber, durante el lavado del cuerpo justo después de morir. El asistir al funeral e involucrarse en todos los eventos familiares durante y después de la muerte son de ayuda a la niñez en todo el proceso de aceptación de la muerte. Por el contrario, según Holland y otros teóricos que él cita, la exclusión que los adultos le ponen a la niñez al momento de muerte puede llevar a sentimientos de aislamiento, coraje y no inclusividad en el ambiente familiar. Los resultados del proyecto “Iceberg” revelaron varios asuntos que repercuten al momento de organizar servicios y liturgias fúnebres:198
198
John Holland. “Should Children Attend Their Parent’s Funerals?” Pastoral Care in Education (March 2004): 10-
14.
114
-
Es bueno que la niñez tenga la opción de asistir o no al funeral del padre o madre.
-
No existen consecuencias negativas por haber asistido al funeral de un padre o madre.
-
Aquellos niños que no asistieron al funeral de su padre o madre lo lamentaron luego en su adultez.
-
Aquellos niños que asistieron al funeral de su padre o madre expresaron que fue una experiencia positiva y de ayuda para procesar su duelo.
-
Siempre se debe informar a los niños todo lo que ocurrirá en el funeral.
-
Se les debe incluir, si ellos lo aceptan, en el proceso previo al funeral.
-
Deben formar parte activa en la selección de música, lecturas e himnos a utilizarse, al igual que ver la liturgia antes del funeral.
Música La música siempre ha estado relacionada al proceso de muerte, luto y disposición final del cuerpo. A través de la historia el género humano ha encontrado maneras de demostrar y compartir su aflicción, primero con el instrumento musical conocido más antiguo –la voz humana –y luego con instrumentos musicales. Para marcar o anunciar su pérdida, los dolientes y sus acompañantes reunidos alrededor de la tumba se unían en una forma de gemido o canto y, a pesar de su sencillez, emitían una forma primitiva de canto.199 Los escritos antiguos de Grecia y Roma atestiguan la presencia de doncellas empleadas como cantoras dolientes durante los funerales, sobre todo romanas. Igualmente narran la presencia de cantores de alabanzas o recitadores que cantaban loas al fallecido mientras participaban de la procesión o cortejo, sobre todo en Grecia. A través del tiempo esta forma de 199
Glennys Howarth and Oliver Leaman, eds., Encyclopedia of Death and Dying (London: Routledge, 2014), s.v. “songs and singing”.
115
cantar evolucionó a formas musicales más propias. Una de estas es el canto llano (también conocido como canto gregoriano) usado durante la misa. Más adelante, cuando se desarrolló la notación musical, estos cantos se escribieron y pudieron repetirse de la misma manera cuando fuere necesario y eventualmente compartirse con otros monasterios e iglesias.200 Muchos compositores reconocidos compusieron música fúnebre. Uno de estos fue el compositor inglés William Byrd (1543-1623) quien compuso misas y cantos sagrados específicamente para voz. La música vocal fúnebre siguió desarrollándose hasta el punto de no poder desarrollarse más debido a las limitaciones de la voz humana. Es así que vemos el surgimiento del tenor castrati el cual extendió el alcance de los registros agudos en la voz masculina, añadiendo así más color a la música. Sin embargo, esta práctica fue prohibida después de 1861.
Durante los siglos XVIII y XIX, los compositores más reconocidos
comenzaron a componer música fúnebre para pequeñas combinaciones vocales. Más adelante se añadieron trompetas, seguido de pequeñas orquestas de cuerdas. Hay que destacar que la Misa en si menor (BWV 232) del alemán Johann Sebastian Bach sentó las bases para el desarrollo de composiciones para orquesta y coro. El desarrollo de este estilo musical tuvo la ayuda de los compositores más reconocidos de la época quienes compusieron obras vocales para ser cantadas en los funerales.201 Algo que impactó fuertemente la música fúnebre fue el desarrollo de la Misa de réquiem, específicamente compuesta por el reposo de las almas de los muertos. Su nombre deriva de la primera sección de la misa, el Introito –Requiem aeternam dona eis, Domine (‘Dales descanso eterno, oh Señor’) –y fue cantada tradicionalmente por siglos como canto llano. La Misa de
200
Ibíd.
201
Ibíd.
116
réquiem es similar a la misa ordinaria, pero con algunos textos adaptados al servicio fúnebre. Las secciones del réquiem son: Introito, Kyrie eleison, Gradual, Tracto y Secuencia. La versión más antigua que se tiene de una misa de réquiem ya no en canto gregoriano (o canto llano) sino en versión polifónica fue compuesta por el belga Johannes Ockeghem (1410-1497).
No
obstante, la misa de réquiem en canto gregoriano existió hasta el siglo XVII. Mientras el oído de la época se acostumbró más y más al uso de la polifonía, los compositores se tornaron más a componer obras para la iglesia.
Como resultado, vemos misas de réquiem por Wolfgang
Amadeus Mozart (1791), Hector Berlioz (1837), Giuseppe Verdi (1874) y Gabriel Fauré (1888), entre muchos. Hay que destacar, sin embargo, que la mayoría de los compositores omitieron partes de la liturgia fúnebre, generalmente el Gradual y el Tracto, y fueron composiciones diseñadas para presentarse en salas de concierto en vez de catedrales. Compositores como Franz Liszt, Camille Saint-Saëns y Anton Bruckner compusieron réquiems que por su elaboración y distintivos no son considerados como tal en el sentido estricto del término. Vemos el German Requiem de Johannes Brahms adaptado a textos bíblicos relacionados a muerte y luto, pero no considerado un réquiem. Sin obviar la calidad de estas composiciones musicales las mismas no eran aptas para la iglesia, pero sí para la presentación pública en salas de concierto. Fue así que el uso de la misa polifónica en la Iglesia Católica Romana fue prohibido en 1903 por el papa Pío X el cual, en su Motu proprio, impidió el uso de orquestas en las iglesias y decretó el volver a la misa de canto llano. 202 Las iglesias protestantes no utilizaron la misa de réquiem como fuente musical o litúrgica para sus funerales. Dentro de la tradición protestante reformada surgieron figuras que aportaron grandemente al desarrollo de himnos, a saber, Martín Lutero, Michael Weisse y Johann 202
Ibíd.
117
Sebastian Bach. Debido a que el movimiento calvinista evitó todo lo que no fueran palabras de las Sagradas Escrituras en sus liturgias, el mismo adaptó musicalmente muchos salmos.203 La Iglesia Metodista ha sido desde un principio una iglesia que le gusta cantar, sobre todo debido a que sus fundadores, los hermanos Wesley, plasmaron en música y letra toda su teología. El Dr. Dean B. McIntyre, director de recursos musicales de la Junta General del Discipulado de la Iglesia Metodista Unida, opina lo siguiente en torno a qué música es apropiada para un funeral: Mi consejo es quedarse con himnos que celebran la resurrección, el testimonio, la esperanza y la vida eterna. Todos estos pueden encontrarse en el himnario metodista unido y en The Faith We Sing. Muchos de estos serán familiares, lo cual es reconfortante. Esto también permitirá a contribuir al espíritu de esperanza, gozo y memoria positiva en vez de quedarse en la tristeza y el sentido de pérdida. También debe considerarse el canto congregacional como parte del servicio. Esto permite que el pueblo contribuya y participe activamente. Les provee participación en la celebración de la vida del fallecido en vez del lamento. Esto le da a la familia fortaleza y animo al escuchar al pueblo cantar alabanzas a Dios durante este tiempo.204
Debido a la importancia que el canto congregacional tenía para el metodismo sobre todo durante sus inicios, es importante destacar su figura principal, Charles Wesley, y cómo sus himnos formaron parte del repertorio regular de la iglesia, al igual que el fúnebre. Charles Wesley nació en 1707, recibió su B.A. en 1730 y su M.A. en 1732. Durante sus estudios en Oxford, él y su hermano John se unieron a otros para formar el Oxford Holy Club. Su interés en el estudio sistemático y la práctica regular de las disciplinas espirituales les ganó el sobrenombre de “metodistas”. Charles fue ordenado ministro anglicano en 1735 y a pesar de
203
Glennys Howarth and Oliver Leaman, eds., Encyclopedia of Death and Dying (London: Routledge, 2014), s.v. “hymns”. Dean McIntyre, “What Music is Appropriate for a Funeral or Memorial Service?” Discipleship Ministries of the United Methodist Church, visto el 9 de mayo de 2015, http://www.umcdiscipleship.org/resources/what-music-isappropriate-for-a-funeral-or-memorial-service 204
118
tener experiencias misioneras y un ministerio fructífero, no sentía seguridad en su salvación. Él mismo reconoció la fecha de su conversión el domingo de Pentecostés, 21 de mayo de 1738. Curiosamente su situación ese día fue una cercana a la muerte. Estaba sufriendo una prolongada enfermedad que le causó temor a la muerte. Su hermano y varios amigos le visitaron, cantaron, oraron y se fueron. Cuando quedó solo en su casa, Charles oró, se quedó dormido y escuchó una voz que le decía, “En el nombre de Jesús de Nazaret, levántate, y cree, y serás sanado de todas estas dolencias”. Él clamó diciendo, “Yo creo, yo creo”, y cuando despertó le dio su corazón al Señor, prometiéndole servirle fielmente todos los días de su vida. Este evento marcó el inicio de su misión como el cantor del metodismo. Escribió el himno “Where shall my wondering soul begin” ese mismo día y no se detuvo hasta el fin de sus días, 50 años después, en 1788. En 1738, junto a su hermano, publicó una colección de 70 salmos e himnos, ninguno de su autoría. En 1739, publicó Hymns and Sacred Poems el cual incluyó 50 himnos compuestos por él. Sus himnos son clasificados como himnos de la vida cristiana, de invitación, santificación, funerales y sobre el amor de Dios.
A pesar de ser llamado “el poeta del metodismo”, muchos lo
consideran el poeta del cristianismo ya que sus himnos (un total de casi 6,500) se han esparcido por varias denominaciones. Charles escribió durante el gran avivamiento de la iglesia y sus himnos enfatizan la salvación y la experiencia cristiana personal.205 En torno a su producción musical específica para funerales, el autor John Kirk expresó que sus himnos sobre la preparación para la muerte son sumamente solemnes y “comprenden
“Charles Wesley,” Center for Church Music, visto el 10 de mayo de 2015, https://songsandhymns.org/people/detail/charles-wesley. 205
119
cada tipo de condición en la cual se pueda encontrar la humanidad decaída”. Kirk afirma que Charles escribió unos 80 himnos bajo el tema fúnebre.206 Charles incluso publicó dos panfletos individuales con el título “Funeral Hymns” en los cuales conmemoró la vida de seres queridos que habían fallecido, algunos de éstos compuestos mientras aún estaban vivos.
Por otro lado, además de los himnos fúnebres, Charles
ocasionalmente escribió elegías y epitafios para sus amistades fallecidas, en las cuales el carácter, la trayectoria y la influencia religiosa de los sujetos eran trazadas minuciosamente y eran descritas con mucha reflexión. Kirk destaca, entre estas, las elegías sobre la muerte de Robert Jones y el Rvdo. George Whitefield.207 El ministerio musical de Charles Wesley le permitió estar presente al momento de muerte de muchas amistades y allegados. Lo llamaban para visitar enfermos en el lecho de muerte y él era testigo de cómo morían en la fe y esperanza del evangelio. Si el fallecido era parte del grupo de metodistas, los demás miembros se reunían y acompañaban el cuerpo hasta el cementerio. Charles usualmente asistía y componía algo para el evento, pedía a todos que cantaran gozosamente y se dirigía al grupo con palabras sobre la muerte y la eternidad.208 Para 1759, Charles Wesley publicó otra edición de su “Funeral Hymns” e incluyó varios himnos compuestos específicamente ante el fallecimiento de amistades personales, a saber el
206
John Kirk. Charles Wesley: The Poet of Methodism. (London: Hamilton, Adams, 2015). Kindle Electronic Edition. Location 579. 207 George Whitefield probablemente fue la figura religiosa más conocida del siglo XVIII. Fue un predicador exitoso que tuvo mucha influencia en los Estados Unidos y Europa. Fue muy amigo de los hermanos Wesley y éstos lo guiaron en sus primeros pasos. Gracias a los Wesley, Whitefield “nació de nuevo” y decidió ser misionero a la colonia de Georgia.http://www.christianitytoday.com/ch/131christians/evangelistsandapologists/whitefield.html. 208
Thomas Jackson. The life of the Reverend Charles Wesley, M.A. (New York: G. Lane and P. Sanford, 2014). Kindle Electronic Edition. Location 4892.
120
Rvdo. John Meriton, John Hutchinson, Grace Bowen, Thomas Walsh, Rvdo. James Hervey y otros que no se mencionan.209
Retos Doug Manning ha sido ministro, consejero y ejecutivo. Luego de treinta años en el ministerio, comenzó una nueva carrera que reúne escribir, consejería y seminarios en las áreas de aflicción y cuidado a ancianos. Su obra The Funeral no solo valoriza el funeral, sino que presenta sus retos y a su vez cómo enfrentarlos. Esta aportación al tema investigado es la que se reseñará a continuación ya que cuando Manning expone estos retos también está explicando el por qué, según él, los funerales cada vez son menos asistidos. En primer lugar, Manning reconoce que el servicio fúnebre no se ha adaptado a los tiempos. Con toda certeza él asegura que un servicio fúnebre planificado ahora, para ser llevado a cabo en cincuenta años, no variará ya que el mismo no ha variado en años. La crítica de Manning es que prácticamente todos los funerales tienen las mismas canciones, el mismo orden litúrgico y los mismos textos bíblicos.
Por ende, él nos presenta el reto de un producto
anticuado.210 En segundo lugar, Manning critica a los suyos: el clero.
Para él, el clero no ha
descubierto el valor o el poder del funeral. En la mayoría de los casos el servicio fúnebre es una tarea antipática que debe hacerse. Es la tarea que interrumpe vacaciones, planes familiares y casi siempre llega en el momento menos oportuno.
Más aun, Manning reconoce que en los
seminarios hay poco o ningún énfasis o enseñanza sobre funerales, más allá de alguna mención 209
Ibíd., Location 12050.
210
Doug Manning, The Funeral: A Chance to Touch, a Chance to Serve, a Chance to Heal (Oklahoma City, OK: InSight Books, 2001), 56-59.
121
en la clase de cuidado pastoral. Para Manning, el problema con el servicio fúnebre se empeora por algunos dilemas que éste le presenta al clero: ¿Se evangeliza o se honra a los muertos? ¿Se adora o se hace una elegía?211 En tercer lugar, vemos el reto de los patrones religiosos cambiantes. A pesar de que los Estados Unidos son descritos como una nación cristiana, la verdad es que casi la mitad de su población está afiliada a alguna fe religiosa, y todas las creencias deben ser incluidas en ese porcentaje. Según Manning, al menos 50% de la población está involucrada en una iglesia. Eso quiere decir que el otro 50% no está tan involucrado y que esa mitad de la población está servida por funerarias no afiliadas a un cuerpo religioso. Manning menciona que las funerarias toman los pasos necesarios para proveer servicios religiosos que se atemperen a la religión o fe de las familias dolientes. En muchas ocasiones las funerarias están diseñadas como versiones pequeñas de la iglesia: las decoraciones, la música y el ambiente enfocado hacia los fieles. Aquellas personas sin ninguna afiliación religiosa se encuentran sin un funeral que se adapte a sus necesidades. El patrón ha sido que la gente deja la iglesia, pero regresan para los funerales y las bodas.
Sin embargo, podría darse el fenómeno que gradualmente dejen de regresar a los
funerales y las bodas, eventualmente eliminando hasta las ceremonias, Manning apunta. Ya estamos comenzando a sentir el impacto de esto. Ahora estamos enterrando a los padres de los Baby Boomers y los que han muerto jóvenes. Los Baby Boomers tienen suficiente tradición de fe como para regresar a los funerales y las bodas: ellos y ellas iban a la iglesia cuando jóvenes y a pesar de ya no asistir, aún se consideran miembros. La próxima generación, Generación X, representa un 80% que nunca ha entrado a una iglesia. Cuando les toque la muerte de un ser querido, estaremos en una encrucijada en torno a celebrar o no un funeral. Manning entiende 211
Ibíd., 60-63.
122
que enfrentar este reto requerirá un cambio radical en pensamiento y prácticas fúnebres que a su vez hará que una generación se arraigue en ellos.212 A tono con estos retos y las interrogantes que de estos surgen, Manning presenta algunos pasos prácticos para enfrentar los retos de los servicios fúnebres:213 -
Debemos mejorar el producto: Cuando hagamos del funeral una experiencia significativa, la gente querrá tener funerales. Manning alude aquí al acercamiento que hizo Nueva Zelandia para tratar el descenso en servicios fúnebres que esta nación experimentó. Los cementerios en Nueva Zelandia pertenecen a un condado y estos son los únicos con licencia para crematorios.
Estos crematorios tenían grandes
capillas donde se llevaban a cabo los servicios fúnebres. Los directores funerales se percataron que todo lo que los crematorios necesitaban para adueñarse del servicio fúnebre era un cuarto de preparación donde su trabajo fuera necesario y apreciado. Se unieron para trabajar por una misma causa y desarrollaron un programa educativo a nivel nacional. Debido a que este país tiene un 80% de índice en cremaciones, el servicio de consagración calló en desuso y tuvieron que desarrollar nuevas ceremonias de clausura para funerales de cremación. Por otro lado, comenzaron a incluir una recepción luego de prácticamente cada funeral.
Cuando el funeral
termina, la familia se mueve hacia un salón de recepción para refrigerios y confraternización. En fin, según Manning, se debe mejorar el funeral para que el mismo sea atractivo. -
Debemos desarrollar nuevas ceremonias: Igual que la anterior, Manning exhorta a estar pendientes a formas de crear nuevas ceremonias. Una ceremonia que él sugiere
212 213
Ibíd., 65-68. Ibíd., 71-77.
123
viene de costumbres antiquísimas: colocar artículos personales dentro del ataúd. Cada vez más y más familiares desean hacer esto, pero ocasionalmente piensan que deben hacerlo antes del servicio o cuando nadie esté mirando, antes de cerrar el ataúd. Si esta práctica es significativa para la familia, será mucho más si se hace dentro del contexto de una ceremonia. Las posibilidades no tiene fin; el reto está en buscar cómo incorporar esto en el servicio fúnebre.214 Manning exhorta también a rescatar el valor de la música y usarla inteligentemente. Nuestro tiempo demanda servicios fúnebres que no carezcan de equipo necesario para producir un funeral de calidad. Además, la música no se queda en el servicio fúnebre llevado a cabo en la funeraria o en la iglesia; debe haber música en el cementerio. Muchas personas se han quejado por no escuchar bien lo que se dice en el cementerio porque la persona que habló no se escuchaba. Para eso existen micrófonos inalámbricos que Manning sugiere deben ser parte del servicio fúnebre ofrecido por el clero.
Manning sugiere que las siguientes palabras se digan previo a este acto: “Desde tiempos remotos se ha documentado la costumbre de muchos pueblos de dejar artículos personales con nuestros seres queridos. En ocasiones se hacía por superstición o temor, y en otras debido a una gran fe en el futuro. Hemos visto que esta costumbre se ha mantenido hasta nuestros días. Sentimos la necesidad de dejar algún recuerdo con nuestro ser amado, pero lo hacemos como memorial de su vida y no como un hecho supersticioso. La familia puede ahora presentar estas memorias si así lo desea”. 214
124
METODOLOGÍA
Introducción En esta investigación, el autor propone examinar la relación entre los ritos fúnebres metodistas y el cuidado pastoral. El análisis pretende ver si estos ritos consideran los recursos fúnebres propios de la Iglesia Metodista215, sobre todo aquellos encontrados en el himnario Mil voces para celebrar y tomando en consideración el “Culto de muerte y resurrección”. Las conclusiones de la investigación deberán arrojar luz en torno a las maneras en que se pueden utilizar los elementos fúnebres de la Iglesia Metodista para brindar un mejor cuidado pastoral. El acercamiento teológico a la investigación utilizará la inducción a partir de determinadas observaciones de programas escritos de liturgias fúnebres. El método que se aplicará en la investigación será cualitativo, descriptivo y narrativo. Este método nos ayudará a llegar a conclusiones generales a partir de la observación de elementos litúrgicos, su clasificación y la derivación inductiva de los hechos investigados. El investigador optará por la investigación cualitativa ya que la misma provee espacio para describir y explicar el porqué de lo ocurrido. A diferencia de la investigación cuantitativa, la investigación cualitativa no consiste en números sino en ideas. Al analizar los ritos fúnebres metodistas, el investigador se concentrará en las ideas y conceptos detrás de la elaboración de los mismos. Además, el investigador usará como herramienta la investigación descriptiva, utilizada
215
Esta investigación estudia los hallazgos a la luz de la teología wesleyana inherente a la Iglesia Metodista Unida. Sin embargo, toda mención de la Iglesia Metodista en este trabajo, a la luz de los estudios de caso y hallazgos, está relacionada a la Iglesia Metodista de Puerto Rico tal y como se le define en el Capítulo 1, p. 23 de esta investigación.
125
frecuentemente en el área de la teología pastoral, para describir los elementos hallados en las liturgias fúnebres estudiadas.216 Es importante notar que la investigación cualitativa académica viene practicándose desde el primer tercio del siglo XX en los Estados Unidos, principalmente por el impulso que le dio la Escuela de Chicago. Ya para 1994 apareció el primer manual de investigación cualitativa (handbook) con carácter académico y de alcance internacional.217 De igual modo es significativo mencionar que ha sido la antropología (disciplina ligada a la teología) la que más impulso ha dado a la investigación cualitativa. Como tal, según Lucca y Berríos, el concepto cultura ha sido medular en el origen, desarrollo y evolución de lo que al presente es la investigación cualitativa.218 Siguiendo el énfasis en lo cultural y antropológico, el investigador consideró que el enfoque cualitativo será la mejor alternativa para entender las motivaciones que tienen las personas y las razones para sus acciones. De igual manera servirá para entender mejor y de una manera profunda el contexto donde se ubican sus creencias y acciones. El investigador coincide con Lucca y Berríos en que es leyendo lo que las personas han escrito que entendemos mejor lo que piensan (y en este caso su teología). Si entendemos lo que piensan podemos entender sus acciones.219 El investigador espera, al leer y analizar programas escritos de liturgias fúnebres y a la luz de lo antes expuesto, entender mejor lo que las congregaciones entienden como liturgia fúnebre. Al hallar mejor lo que éstas entienden como liturgia fúnebre, entonces se puede 216
Nancy Weber de Vyhmeister. Manual de investigación teológica. (Miami, FL: Editorial Vida, 2009). Kindle Electronic Edition. Location 1075. 217 Nydia Lucca Irizarry y Reinaldo Berríos Rivera, Investigación cualitativa: una perspectiva transdisciplinaria (Cataño, PR: Ediciones SM, 2013), 2. 218 Ibíd., 8. 219 Ibíd., 259.
126
concebir también su teología de la muerte, la cual debe estar alineada a la teología de la Iglesia Metodista. Esto deberá llevarnos a un mejor entendimiento de sus acciones. La región estudiada será la Región Metropolitana y esto influenciará en el quehacer teológico de las congregaciones. Es por eso que el investigador espera repetir este estudio en el futuro con otras regiones de la Iglesia Metodista de Puerto Rico. Aquellas congregaciones que afirmen fuertemente su herencia metodista, deberán revelar en sus liturgias una teología basada en la fe histórica cristiana. Esta teología fúnebre debería enmarcarse en el cuadrilátero metodista: la Escritura, tradición cristiana, experiencia y la razón. Las acciones que las congregaciones metodistas lleven a cabo en sus liturgias fúnebres darán luz a la investigación en torno a cuáles elementos cada pastor o pastora considera relevante e importante al cuidado pastoral fúnebre. Teniendo en cuenta que la Iglesia Metodista es rica en teología, simbolismos, liturgia y música, el investigador espera que su teología fúnebre esté a la par con sus acciones. Para poder describir mejor lo analizado, el investigador aplicará la técnica cualitativa de la narrativa. La misma busca comprender las estructuras, el contenido y la función de las historias que nos decimos entre unos y otros en la interacción social; 220 es a partir de las narraciones de los programas de cultos fúnebres que se interpretarán las acciones llevadas a cabo. El investigador, muy a tono con lo expuesto por Lucca y Berríos, empleará la narrativa de corte cualitativo para describir lo que sucedió en los funerales y cómo los eventos tomaron forma. El enfoque cualitativo utiliza la recolección de datos no numéricos para afinar preguntas de investigación.
En ocasiones este enfoque nos mueve a analizar otra clase de datos no
considerados al inicio del estudio. Esto mismo ocurrió al iniciar la investigación, ya que el 220
Ibíd., 223.
127
investigador se vio en la necesidad de analizar programas escritos de los cultos fúnebres, una fuente no vislumbrada al principio. Eventualmente, el análisis de programas escritos permitirá que el investigador use más la reflexión como puente entre él y las liturgias fúnebres estudiadas. Como bien han expuesto Lucca y Berríos, la investigación cualitativa se enfoca en la cualidad de las acciones, situaciones, procesos o ideas, donde los fenómenos son abordados con profundidad y examinados en detalle. Es importante notar que se le brinda atención especial al contexto en que ocurre el objeto estudiado.221 El investigador también manejará la tradición del estudio de caso. Lucca y Berríos le dan mucha importancia al estudio de caso dentro del campo de la investigación cualitativa. Ellos lo definen como flexible al momento de seleccionar sus participantes, propicia el abordaje de temas poco estudiados o poco conocidos y con la capacidad de dar espacio a lo inesperado.222 Esta investigación analizó programas escritos de liturgias fúnebres de congregaciones de la Región Metropolitana de la Iglesia Metodista de Puerto Rico. A tono con lo expuesto anteriormente por Lucca y Berríos, la misma tiende a ser flexible al momento de seleccionar sus participantes. El investigador no escogió las congregaciones que eventualmente participaron, ya que la Región Metropolitana de la Iglesia Metodista de Puerto Rico comprende diez (10) congregaciones, pero solamente siete (7) participaron y una de estas proveyó cinco (5) programas escritos diferentes. Además, a tono con lo expuesto anteriormente, estos estudios de caso propiciaron el abordaje de temas poco estudiados, sobre todo en la Iglesia Metodista de Puerto Rico, a saber: el uso del himnario Mil voces para celebrar para la elaboración de liturgias fúnebres, el uso de himnos y cánticos a tono con la teología fúnebre metodista y la incorporación
221
Nydia Lucca Irizarry y Reinaldo Berríos Rivera, Investigación cualitativa: fundamentos, diseños y estrategias (Cataño, PR: Ediciones SM, 2009), 3. 222 Ibíd., 86.
128
del sacramento de la Comunión durante un funeral. Por otro lado, y quizás uno de los elementos más controversiales de la investigación, surgió el abordaje de algunos temas poco tratados en el contexto cristiano protestante: el rol del ataúd, el toque de campanas y las oraciones con y por los difuntos. Si bien es cierto que el investigador abrazó el estudio de caso como mayor herramienta, también podría considerarse que su caso es un estudio fenomenológico, al menos según la definición de Creswell: …un estudio fenomenológico describe el significado de experiencias vividas por varios individuos acerca del concepto o el fenómeno. Los fenomenologistas exploran las estructuras de conciencia en las experiencias humanas.223 Creswell define el estudio de caso como investigación de un “sistema regido” (bounded system) o un caso estudiado a través del tiempo por medio de recolección de data.224 Este autor provee un glosario de términos relacionados al estudio de casos, y aquí presentaremos aquellos términos que fueron parte de esta investigación:225 -
Aseveraciones (assertions): Este es el último paso del análisis donde el investigador hará sentido de toda la data e interpretará las lecciones aprendidas.
En esta
investigación, el investigador usará el capítulo de hallazgos para comparar las liturgias fúnebres estudiadas a la luz de cómo reflejan, o no, aquellos elementos incluidos en la liturgia fúnebre metodista, específicamente aquella que se encuentra en el himnario metodista Mil voces para celebrar: himnario metodista bajo el título de “Culto de muerte y resurrección”. El investigador también aprovechará al máximo
223
John W. Creswell, Qualitative inquiry and research design: choosing among five traditions (Thousand Oaks, CA: Sage Publications, 1998), 51. 224 Creswell. Qualitative inquiry and research design: choosing among five traditions, 61-63. 225 Ibíd., 249-251.
129
este capítulo para, como dice Creswell, darle sentido a toda la data analizada: el investigador explicará las razones que quizás dieron al uso de ciertos elementos litúrgicos (textos, oraciones, himnos y cánticos). El investigador usará su trasfondo como músico para analizar los himnos utilizados, al igual que los himnos ausentes. Para este análisis usará las historias detrás de los himnos y en ocasiones hará uso del análisis musical teórico. -
Sistema regido (bounded system): El caso seleccionado para estudiar tiene sus fronteras, usualmente regidas por tiempo y espacio. Los casos están regidos, pero también son sistemas. Esta investigación estudiará los casos de liturgias fúnebres, regidas por elementos tales como el tiempo (luego de fallecer una persona), espacio (funerarias y templos) y sistema (doctrina y teología de la Iglesia Metodista de Puerto Rico).
-
Caso: Este es el sistema regido o el objeto a ser estudiado. Puede ser un evento, proceso o programa. La investigación analizará programas impresos de liturgias fúnebres.
-
Estudio de caso: El estudio de un sistema regido cuyo enfoque puede ser el caso o el asunto ilustrado por el caso.
-
Estudio de caso colectivo: Consiste en múltiples casos. Se estudiarán casos de cultos fúnebres.
-
Contexto del caso: El investigador analizará y describirá el caso dentro de su contexto (culto fúnebre dentro del contexto de la Región Metropolitana de la Iglesia Metodista de Puerto Rico).
130
-
Análisis cruzado: Se aplica a un caso colectivo cuando el investigador analiza más de un caso. Nuestra investigación analizó más de un caso, en ocasiones de una misma congregación.
-
Triangulación de información: La convergencia de fuentes de información, teorías diferentes o metodologías diferentes. No sólo se utilizarán los programas impresos de las liturgias fúnebres, sino también el “Culto de muerte y resurrección” incluido en el himnario metodista Mil voces para celebrar: himnario metodista.226 Cada liturgia fúnebre escrita será comparada con el “Culto de muerte y resurrección” encontrado en el himnario Mil voces para celebrar.
En esta investigación se aplicará el método de estudio de caso situacional, al menos como lo describen Lucca y Berríos.227 Aquí se estudiarán casos particulares, concretos y específicos: programas impresos de liturgias fúnebres llevadas a cabo por congregaciones metodistas. Hay que destacar que a pesar de que los estudios de caso poseen sus fortalezas, no es menos cierto que también tienen sus debilidades. Lucca y Berríos destacan algunas debilidades, pero quisiéramos mencionar una de estas.
Una vulnerabilidad que muchos investigadores
señalan en los estudios de caso tiene que ver con el número de casos seleccionados. En esta investigación, el investigador pidió la colaboración de la Región Metropolitana de la Iglesia Metodista de Puerto Rico, la cual consiste de 10 congregaciones. Además, se les pidió copias de programas fúnebres de los pasados dos años para analizarlos. Todas las iglesias accedieron a colaborar, el investigador asistió a un servicio fúnebre y se recibieron 10 programas de cultos.
226
Otro recurso consultado fue: John W. Creswell, Research Design: Qualitative & Quantitative Approaches (Thousand Oaks, CA: Sage Publications, 1994). 227 Lucca y Berríos. Investigación cualitativa: fundamentos, diseños y estrategias, 99.
131
Los estudios de caso pueden consumir mucho tiempo debido a la gran cantidad de documentos que hay que revisar. En nuestro caso esto se complicó ya que no se puede controlar el número de muertes que ocurre en cierto espacio de tiempo. Aquí también destacamos que el acceso a los casos es otro factor crítico que afecta el número de casos estudiados y los casos particulares seleccionados.228 Esto afectó mucho en esta investigación e influyó en la metodología. Si al principio se consideró ir personalmente a los funerales, y estudiarlos allí mismo, esto tuvo que cambiarse ya que el pastorado de la región estudiada no notificó al investigador, o no lo hacía a tiempo, y esto retrasaba la investigación. Debido a que el tiempo era un factor determinante a esta investigación, el investigador decidió como mejor alternativa analizar programas escritos de liturgias fúnebres. El enfoque cualitativo posee ciertas características que lo diferencian del cuantitativo. Según Sampieri, Collado y Lucio, el diseño de la investigación es abierto, flexible y construido durante el trabajo del estudio. Aquí, el investigador es el instrumento de recolección de datos y a medida que recolecta, aprende por observación y descripciones de lo que observa. Finalmente, la presentación de resultados se hará utilizando la narración y los programas escritos de liturgias fúnebres.229 El investigador utilizó la narración para exponer los resultados de los hallazgos, sobre todo al momento de comparar las liturgias fúnebres con el “Culto de muerte y resurrección” del himnario Mil voces para celebrar. La narración también se usó para elaborar mejor las historias de himnos utilizados y de himnos que pudieron haber sido incluidos, pero no lo fueron.
228
Ibíd., 107-108. Roberto Hernández Sampieri, Carlos Fernández Collado y Pilar Baptista Lucio, Metodología de la investigación (México, DF: McGraw-Hill, 2010) 13-14. 229
132
Sampieri, Collado y Lucio establecen que los planteamientos cualitativos sirven como un plan de exploración y resultan apropiados cuando se interesa por el significado de las experiencias y los valores humanos.230 El investigador tomará esto en cuenta ya que su meta fue buscarles el significado a los ritos fúnebres y ver cómo estos impactaron en el cuidado pastoral. Por otro lado, Sampieri, Collado y Lucio citan las opiniones de otros teóricos que sostienen que la investigación cualitativa es útil cuando el fenómeno de interés es muy difícil de medir o no se ha medido anteriormente.231 Como se expuso al principio de esta investigación, mucho se ha escrito sobre el cuidado pastoral como componente principal del ministerio cristiano. También se han hecho estudios acerca de los componentes de la liturgia fúnebre, sus diversos ritos y características. Pero el investigador no encontró un estudio de programas de liturgias fúnebres a la luz del ritual metodista. En una investigación cualitativa, la muestra pueden ser sucesos o eventos sobre los cuales se habrán de recolectar datos.232 La muestra de la investigación consistirá en cultos fúnebres desarrollados por congregaciones de la Región Metropolitana de la Iglesia Metodista de Puerto Rico. En nuestro caso, utilizaremos muestras homogéneas ya que las liturgias estudiadas fueron desarrolladas por congregaciones de la Iglesia Metodista de Puerto Rico. El investigador tomará en cuenta la importancia de los programas escritos de las liturgias fúnebres ya que estos fungen como documentos y materiales organizacionales, según Sampieri, Collado y Lucio.233 Quizá la mayor herramienta que el investigador utilizará será el diseño narrativo. Este esquema de investigación se usa frecuentemente cuando se quiere evaluar una sucesión de
230
Ibíd., 368. Ibíd., 369. 232 Ibíd., 394. 233 Ibíd., 434. 231
133
acontecimientos234, en este caso el orden litúrgico apropiado para un ritual fúnebre. Según Sampieri, Collado y Lucio, en los diseños narrativos se usa una perspectiva que provee una estructura para entender al grupo estudiado y escribir la narrativa. 235
Debido a que el
investigador pertenece a la Iglesia Metodista de Puerto Rico, esto le permitirá una narrativa que entiende al grupo estudiado. Ruiz Olabuénaga describe aquellas características propias de los métodos cualitativos que el investigador considerará al desarrollar la investigación, a saber: 1. El objetivo de la investigación pretende captar el significado de actos, la captación y reconstrucción de significado. Para esta investigación es muy importante que el investigador pertenezca a la tradición cristiana estudiada (Iglesia Metodista) para poder captar el significado de lo ocurrido en los actos fúnebres sin haber asistido, solamente leyendo los programas escritos. 2. La investigación utiliza mayormente el lenguaje de los conceptos y metáforas más bien que el numérico, uso de tablas o fórmulas estadísticas. El análisis hecho por el investigador usa el lenguaje de la teología, la liturgia y la música para explicar lo sucedido, o lo que no sucedió, en cada uno de los funerales estudiados. 3. La investigación recoge su información a través de la observación profunda. Cada programa escrito fue minuciosamente estudiado y analizado a la luz del “Culto de muerte y resurrección” del himnario Mil voces para celebrar. 4. Se parte de los datos para la reconstrucción de una tesis. Cada dato de los programas estudiados dio una idea de la importancia que tiene, para el pastorado que participó, el uso de herramientas metodistas para la elaboración de un culto fúnebre. 234 235
Ibíd., 504. Ibíd., 506.
134
5. La investigación pretende captar todo el contenido de experiencias y significados que se dan en cada caso.236 La narración al final, como parte de los hallazgos, pretende captar todo lo sucedido en cada culto fúnebre estudiado.
Además, según Ruiz Olabuénaga, la investigación cualitativa está sometida a un proceso que se desenvuelve en cinco fases de trabajo, todas tomadas en cuenta por el investigador: El campo:
Definición del problema Diseño de trabajo
El texto:
Recogida de datos Análisis de los datos
El lector:
Informe y validación de la investigación237
Ahora, al adaptar estas cinco fases, la investigación puede verse de esta manera: El campo:
La definición del problema –En la Región Metropolitana de la Iglesia Metodista de Puerto Rico, ¿se usan recursos litúrgicos adecuados para elaborar liturgias fúnebres, para que estos a su vez impacten en el cuidado pastoral? Diseño de trabajo –Análisis de programas de liturgias fúnebres
El texto:
Recogida de datos –Recopilación de programas escritos de liturgias fúnebres Análisis de datos –Cada parte de las liturgias fue analizada a la luz de los recursos hallados en el himnario Mil voces para celebrar.
El lector:
Informe y validación de la investigación –Por medio de la narración
236
José Ignacio Ruiz Olabuénaga, Metodología de la investigación cualitativa. (Bilbao: Universidad de Deusto, 2012), 23. Visto el 19 de octubre de 2017, http://site.ebrary.com/lib/interpuertoricosp/reader.action?docID=10732291. 237 Ibíd., 51.
135
La actual recopilación de datos se efectuará a través de uno de los mecanismos característicos de la investigación cualitativa, a saber, la lectura de documentos (el tercer modo de recoger información, según Ruiz Olabuénaga.238 Para este teórico, todo artefacto puede ser leído e interpretado como huella de una interacción social pasada. La lectura que el investigador hará de las liturgias fúnebres le permitirá construir lo ocurrido en cada servicio fúnebre. La lectura de un texto o documento (en nuestro caso sería una liturgia fúnebre), sigue siendo el más amplio y rico de los modos actuales de llevar a cabo una investigación cualitativa.239 Una liturgia fúnebre escrita (impresa) posee un valor histórico muy importante. No solo es un documento que pertenece a la historia de la congregación que lo elabora, sino a la historia de la persona fallecida. Es el último documento que se elaborará de su vida y aunque ya no estará presente para validarlo, este documento seguirá siendo parte de sus familiares y amistades. Es de sumo interés para el investigador hacerle ver al pastorado, luego de terminar la investigación, la importancia de que las liturgias fúnebres estén escritas con el mayor lujo de detalles y elementos –que sea un documento que no deje nada a la imaginación ya que todo lo ocurrido está descrito. Para el investigador será de mucha riqueza el analizar programas escritos e impresos de liturgias fúnebres. A diferencia de observar o escuchar eventos, lo escrito en textos permanece físicamente y refleja tiempo y espacio. A pesar de que la mayoría de las investigaciones cualitativas incluyen entrevistas, esta investigación no usará dicha herramienta. El investigador no le resta valor a la observación o a la entrevista, pero entendió que el leer es un análisis de
238 239
Ibíd., 123. Ibíd., 191.
136
contenido y es fundamentalmente un modo de recopilar información que luego se analizará y elaborará mejor.240 La investigación considerará un universo constituido por congregaciones de la Región Metropolitana de la Iglesia Metodista de Puerto Rico. Esto representa una limitación desde el inicio para el investigador y sus hallazgos. Estas congregaciones habrán llevado a cabo un servicio fúnebre de algún feligrés o persona allegada a la congregación. Originalmente se planificó la investigación para que el investigador fuera avisado del funeral y asistiera al mismo. Allí el investigador recopilaría algunos datos relacionados a elementos incluidos en la liturgia fúnebre. Estos datos servirán posteriormente para comparar cómo la iglesia usó o no los recursos fúnebres metodistas, sobre todo aquellos encontrados en el himnario Mil voces para celebrar, para el desarrollo de liturgias fúnebres. La mayor limitación o mayor reto estribaría en que el investigador estaría disponible para asistir al funeral. Se complementarían estas observaciones presenciales con análisis de programas y liturgias fúnebres que estas iglesias hubieran desarrollado en los pasados dos años. Sin embargo, estas observaciones en el funeral no se llevaron a cabo y el investigador optó mejor por analizar los programas impresos de liturgias fúnebres. La recopilación de la información para esta investigación se llevará a cabo mediante la utilización de una hoja de cotejo que constará de siete ítems que reflejan a su vez los elementos de un rito fúnebre cristiano: 1. Fecha y lugar del servicio fúnebre: Este artículo es importante en la metodología porque ubica el servicio fúnebre en una fecha específica, pero, más importante aún, en un
240
Ibíd., 192-193.
137
lugar determinante (templo, funeraria u otro lugar). Incluir este ítem le da valor histórico al documento y a la investigación. 2. Congregación estudiada: La congregación estudiada es importante para que el investigador pueda ver cuáles, de las congregaciones que componen la Región Metropolitana, participaron. A pesar de que no están identificadas en los hallazgos, esta información es valiosa para la investigación porque permite entender su trasfondo teológico y litúrgico, sobre todo cuando se ubican de acuerdo a su geografía, componente social, líderes y figura pastoral). Si bien es cierto que todas las congregaciones estudiadas pertenecen a la Región Metropolitana, y por ende son congregaciones urbanas, no todas comparten un mismo perfil. El investigador sabe que al repetir este estudio en otras regiones, sus perfiles y contextos determinarán grandemente su afinidad o no al himnario Mil voces para celebrar, sus órdenes de culto, oraciones, textos escogidos, repertorios musicales y, por supuesto, su teología fúnebre. 3. Predicación: A pesar de que la investigación no analizó ni evaluó predicaciones o predicadores, se tomó nota de cualquier aspecto relacionado a la predicación mencionado en el programa (título de la predicación, alguna idea, texto(s) a utilizarse, etc.). Si en el programa no sale alguna referencia a de qué trató el mensaje, el documento pierde un poco su valor para futura referencia: generaciones posteriores, al leer solamente el documento, no sabrán de qué se predicó. 4. Liturgia: Este artículo quizá sea el más importante ya que de aquí se parte a elaborar toda una comparación entre la liturgia fúnebre elaborada y la sugerida en el himnario Mil voces para celebrar. Al analizar el orden litúrgico, se puede tener una idea de la teología fúnebre que practica esa congregación y su figura pastoral. Mientras más se asemeje al 138
“Culto de muerte y resurrección”, más afín está con la teología metodista. Este ítem también tomó en consideración quien dirigió el culto. 5. Otros textos bíblicos: Aquí se tomó en consideración otros textos bíblicos utilizados además del que daría base a la predicación. Hay que mencionar que el “Culto de muerte y resurrección” sugiere muchos otros textos bíblicos para distintas partes del culto. Aquí también se considerarían otros textos afines o relacionados que pudieran haber sido utilizados (poemas de la espiritualidad cristiana, textos deuterocanónicos, credos, etc.). 6. Oraciones: El ítem sobre oraciones toma en consideración cuántas hubo y bajo cuál temática (afirmación de la presencia de Dios, por los familiares, confesión, bendición final, etc.). Aquí también se consideraría si las mismas fueron espontaneas o leídas. Al igual que mencionamos anteriormente con relación a la predicación, si en el programa no sale alguna referencia al tipo de oración, el documento pierde un poco su valor para futura referencia: generaciones posteriores no sabrán qué tipos de oraciones se llevaron a cabo. 7. Música: El investigador aprovechó su trasfondo musical para también analizar, dentro del contexto del culto fúnebre, el rol de la música. A tales efectos, se consideró el repertorio (himnos y coros) y donde estos se ubican en el himnario Mil voces para celebrar. Luego en los hallazgos, el investigador analizó mucho más profundamente los himnos utilizados (su historia, teología y musicología) y aprovechó para sugerir otros más que no fueron considerados. Mucha de la teología fúnebre se lleva a cabo desde lo que se canta. La tradición metodista cuenta con la bendición de que uno de sus dos fundadores, Charles Wesley, plasmó la teología wesleyana (más adelante conocida como metodista) en cerca de 6,500 himnos. El buen y atinado uso que se le dé al escogido de 139
himnos y cánticos, determinará la calidad teológica fúnebre de estos cultos. En ocasiones vimos que ciertos himnos se escogieron porque una sola estrofa trataba el tema de la muerte. Sin embargo, otros himnos cuya temática fúnebre está plasmada en todo el himno, no fueron considerados.
140
HALLAZGOS Palabras iniciales Como se expuso en el capítulo I, la investigación persigue observar los elementos usados en liturgias fúnebres de congregaciones de la Región Metropolitana de la Iglesia Metodista de Puerto Rico. El fin es ver cómo éstos reflejan o no aquellos elementos incluidos en la liturgia fúnebre metodista específicamente aquella que se encuentra en el himnario metodista Mil voces para celebrar: himnario metodista bajo el título de “Culto de muerte y resurrección” (ver Apéndice C). Nuestra hipótesis siempre ha sido que un número significante del cuerpo pastoral no utiliza el modelo fúnebre metodista, o al menos una gran porción de este, el cual es parte de las herramientas teológicas y litúrgicas oficiales de la Iglesia Metodista de Puerto Rico.
Los
hallazgos a continuación muestran la validez de nuestra conjetura. Las observaciones sacadas de los hallazgos nos llevarán a unas sugerencias y conclusiones que deberán arrojar luz en torno a las maneras en que se puede utilizar la liturgia fúnebre metodista a capacidad como parte del cuidado pastoral y como parte de la afirmación doctrinal de nuestra iglesia. Pedimos la colaboración de la Región Metropolitana de la Iglesia Metodista de Puerto Rico, la cual consiste de 10 congregaciones, para que nos notificara al momento de tener un funeral, para nosotros poder asistir y recopilar data. Además, le pedimos copias de programas fúnebres de los pasados dos años para también analizarlos. Recibimos la colaboración de todas las iglesias, asistimos a un servicio fúnebre y recibimos los programas de 10 cultos fúnebres para analizar. De esos once cultos hemos incluido en la tabla solamente nueve ya que éstos son los 141
que guardan relación con el “Culto de muerte y resurrección”.
Los restantes dos los
analizaremos aparte ya que no guardan relación con el “Culto de muerte y resurrección”. Hemos incluido los mismos títulos que las iglesias utilizaron para sus secciones. Por ejemplo, la oración inicial quizá tenga varios títulos: Oración de afirmación, Oración de gratitud por la presencia de Dios, Oración de invocación, etc. Los himnos que vienen del himnario Mil voces para celebrar: himnario metodista están identificados con las siglas MVC y el número que tienen en el himnario. Himnos incluidos en el programa que no hayan salido del himnario metodista simplemente se identificarán por su título. Hallazgos por iglesia Culto de muerte y resurrección encontrado en el himnario metodista
Hallazgos por iglesia
LLEGADA DE LA CONGREGACIÓN
LA PALABRA DE GRACIA IM A: Comenzó el culto con las cuatro citas Jesús dijo: «Yo soy la resurrección y la vida; el bíblicas. que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá y todo aquél que vive y cree en mí, no morirá IM B: usó las cuatro citas bíblicas, pero no al eternamente» (Jn 11.25-26) principio del culto sino luego de un saludo. IM C: Luego de comenzar con el saludo, procedió a usar solamente la cita de Juan «Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el 11.25-26. fin; el primero y el último» (Ap 22.13)
IM D: Comenzó el culto con las de Juan y «y el que vivo y estuve muerto…Y tengo las Apocalipsis 22.13. llaves de la muerte y del Hades» (Ap 1.18) IM E: Comenzó el culto con las de Juan y 142
«…porque yo vivo, vosotros también viviréis» (Jn 14.19)
Apocalipsis 22.13 IM F: Comenzó el culto con Palabras de bienvenida y Oración de afirmación (ningunas escritas).
SALUDO Hermanos y hermanas, estamos reunidos aquí para alabar a Dios, dar testimonio de nuestra fe y celebrar la vida de ___________. Al reunirnos, reconocemos nuestro dolor por esta pérdida humana. Que Dios nos conceda su gracia para que encontremos consuelo en el dolor, esperanza en la aflicción y resurrección en la muerte.
IM B: Comenzó el culto con una versión más corta del saludo para luego leer La palabra de gracia. IM C: Comenzó el culto con este primer párrafo. IM G: Comenzó el culto con este primer párrafo. IM H: Comenzó con un saludo breve y la lectura de 2 Corintios 1.3-5.
Quien oficia podrá agregar aquí las frases IM D: Solamente usó el primer párrafo. siguientes, si no las ha usado antes en el IM E: Solamente usó el primer párrafo. mismo culto. IM I: Usó básicamente el primer párrafo del saludo con los cuatro textos de la Palabra de 143
Al morir, Cristo destruyó nuestra muerte.
gracia incorporados al mismo.
Al resucitar, Cristo restituyó nuestra vida.
IM A: usó todo el saludo del himnario.
Cristo vendrá otra vez, glorificado. Así como ________________ se vistió de Cristo en su bautismo, así sea __________ vestido/vestida de gloria en Cristo. Aquí y ahora, queridos hermanos y hermanas, somos criaturas de Dios. Lo que seremos después, aún no nos ha sido revelado. Pero sabemos que, cuando Él venga, seremos como Él, porque podremos verlo como Él es. Todo el que espera en Él será purificado, tal como Cristo es. HIMNO O CANTO
IM A: -
“Los que confían en Jehová” (cántico)
IM B: hubo momentos de alabanza luego de la Oración afirmando la presencia de Dios: -
“Tu fidelidad” (cántico)
-
“Señor, mi Dios” (MVC 2) (himno)
-
“Dios es nuestro amparo” (cántico)
-
“Cuando la trompeta suene” (MVC 382) (himno)
IM C: (Luego de la Oración de afirmación de la presencia del Señor): -
“Cuando la trompeta suene” (MVC 382) (himno)
IM G: (Luego del Llamado a la adoración): 144
“Estoy confiando, Señor, en ti”
(cántico) IM H: -
“Grande es tu fidelidad” (MVC 30) (himno)
IM D: -
“¿Cómo podré estar triste?” (MVC 241) (himno)
IM E: -
“¿Cómo podré estar triste?” (MVC 241) (himno)
ORACIÓN La congregación podrá elevar una o más de las siguientes oraciones, al unísono. Es adecuado en este momento presentar peticiones a Dios, como también la acción de gracias por la comunión de los santos, la confesión de los pecados y la seguridad del perdón.
El Señor sea con ustedes. Y también contigo.
IM B: se hizo una oración afirmando la presencia de Dios, luego momentos de alabanza con cuatro cánticos y finalmente una oración escrita.
IM C: Hizo un llamado a la adoración leyendo el Salmo 34.1-10. Luego, una oración de afirmación de la presencia del Señor (no escrita).
Oremos:
IM G: Hizo un llamado a la adoración leyendo el Salmo 27.1-7. Luego se cantó “Estoy Oh Dios, que nos diste la vida, tú estás confiando, Señor, en ti”, para entonces tener la siempre más que dispuesto a escuchar que oración de afirmación de la presencia del nosotros a orar. Conoces nuestras Señor. necesidades antes que te las presentemos, así como nuestra ignorancia al hacerte nuestras peticiones. Concédenos ahora tu gracia, para que, así como nos estremecemos ante el IM H: Se leyó una lectura bíblica no identificada y luego una oración reconociendo 145
misterio de la muerte, podamos ver la luz de la eternidad. Comunícanos una vez más tu solemne mensaje de vida y de muerte. Ayúdanos a vivir preparados para morir. Y al cumplirse nuestros días, haz que podamos morir como aquellos que marchan hacia la vida, para que, ya sea que vivamos o muramos, nuestra vida esté en ti; y nada en la vida ni en la muerte podrá separarnos del gran amor que nos has revelado en Cristo Jesús, nuestro Señor. Amén.
la presencia de Dios. Luego se procedió a cantar el cántico venezolano “Que no caiga la fe”. IM I: Oración de adoración no escrita.
Quien oficia podrá incluir: Dios eterno, te alabamos por la inmensa muchedumbre de todos los que han terminado su carrera en la fe y ahora descansan de sus trabajos (Ap. 14.13). Te alabamos por todos los que amamos y que nombramos en nuestros corazones delante de ti. Especialmente te alabamos por __________, a quien, en tu gracia, has recibido en tu presencia. A todos ellos concédeles tu paz. Haz que la luz de la eternidad brille sobre ellos; y ayúdanos a creer, aunque no hayamos visto. Guíanos con tu presencia a través de los años y llévanos finalmente, con ellos, al gozo de tu hogar, no hecho de manos, sino eterno, en los cielos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Quien oficia podrá incluir también: Dios santo, ante ti todos los corazones están manifiestos y todos los secretos conocidos. Traemos ante ti nuestra vergüenza y nuestro dolor por haber pecado. Hemos olvidado que nuestra vida viene de ti y regresa a ti. No hemos seguido ni cumplido tu voluntad. No hemos sido sinceros de corazón, ni de palabras, 146
ni en nuestras vidas. No hemos amado de la manera que debemos amar. Ayúdanos y sánanos, te lo rogamos. Elévanos por encima de nuestros pecados hacia una vida mejor para que terminemos nuestros días en paz, confiando en tu bondad hasta el fin; mediante Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios verdadero, ahora y siempre. Amén. PERDÓN ¿Quién está en posición de condenar? Sólo Cristo, Cristo quien murió por nosotros, quien resucitó por nosotros, quien reina a la diestra de Dios y pide por nosotros. “Gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria, por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Co. 15.57). SALMO 130 PROCLAMACIÓN Y RESPUESTA LECTURAS TESTAMENTO
DEL
ANTIGUO
(El uso y el orden de estos pasajes son opcionales)
Preferidos: Isaías 40.1-6, 8-11, 28-31
IM universitaria D: -
Job 42.1-5 y 12ª
Recomendados: Éxodo 14.5-14, 19-31
IM F: -
Isaías 43.1-3ª, 5-7, 13, 15, 18-19, 25 147
Job 19.25-27
Isaías 44.6, 8ª Isaías 55.1-3, 6-13 SALMO 23
IM A: lo leyó antes del Evangelio.
IM F: lo leyó bien al comienzo del culto.
IM I: lo leyó LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO
(El uso y el orden de estos pasajes son opcionales)
Preferidos: 1 Corintios 15.1-8, 12-20, 35-44, 53-55, 57-58 Apocalipsis 21.1-7, 22-27 Apocalipsis 22.1-5
Recomendados:
IM B:
Romanos 8.1-2, 5-6, 10-11, 14-19, 22-28, 3132, 35-39 2 Corintios 4.5-18
-
Romanos 8.1-8 como base de la homilía.
IM D: Se leyó Filipenses 4.10-13
Efesios 1.15-23 Efesios 2.1, 4-10
IM F:
1 Pedro 1.3-9, 13, 21-25
-
Apocalipsis 7.2-3, 9-17 148
1 Tes 4.13-14
IM I: -
1 Tes 4.14-17
-
Romanos 14.7-9
-
2 Timoteo 4.7-8
IM G: Cantaron el himno “Sublime gracia” justo antes de la lectura del Evangelio.
SALMO O HIMNO
Salmos recomendados: IM H: (Ya sea en este momento o antes de la lectura de los pasajes del Antiguo Testamento)
-
Salmos 42 y 43
-
Participación especial del coro de la iglesia local
Salmos 42, 43, 46, 90, 91, 103, 116, 121, 139, IM D: 145, 146 -
Salmo 91, leído al unísono
A este salmo la siguió una oración no escrita y una participación musical de un solista. Luego hubo una lectura de Filipenses 4.10-13 para seguirle dos cánticos: -
“Hoy más que nunca, Señor, yo te amo”
-
“Amarte solo a ti, Señor”
Luego de la homilía hubo una participación musical por una agrupación de otra iglesia metodista.
IM E: -
Salmo 91 (leído al unísono)
A este salmo la siguió una oración no escrita. 149
IM F: -
“Cuando la trompeta suene” (himno)
IM I (cánticos):
LECTURA DE EVANGELIOS
PASAJES
DE
-
“Dios está aquí”
-
“Pues si vivimos”
-
“Dios es nuestro amparo”
LOS
(El uso y el orden de estos pasajes son opcionales) Preferidos: Juan 14.1-10ª, 15-21, 25-27 IM G: -
Recomendados: Lucas 24.13-35
Juan 14.1-7
IM A: usó Lucas 24.13-35
Juan 11.1-5, 20-27, 32-35, 38-44 IM E: Lectura bíblica no identificada. SERMÓN
IM A: su pastor predicó
IM B: su pastor predicó
IM C: su pastora predicó IM G: su pastora predicó IM H: un predicador invitado predicó. 150
IM D: su pastora predicó IM E: una predicadora invitada predicó. IM F: su pastor predicó. IM I: su pastor predicó. RECONOCIMIENTO Quien oficia u otra persona podrá presentar IM H: Hubo un reconocimiento conferencial a un breve testimonio de la vida y muerte de la cargo del obispo. persona fallecida. TESTIMONIOS Algunos familiares, amigos o miembros de la IM A: hubo momentos de testimonios congregación podrán expresar brevemente su agradecimiento a Dios por las bendiciones recibidas en la vida del difunto, así como por IM B: incluyó parte para testimonios. su fe y gozo cristianos. En este momento son oportunas las expresiones de fe, esperanza y amor. IM C: Incluyó palabras de gratitud y oración por consuelo y fortaleza para la familia
IM G: Incluyó oración por familiares
IM H: Hubo palabras de testimonio y consuelo y oración por la familia
IM D: Hubo palabras de testimonio y consuelo
IM E: Hubo palabras de testimonio y consuelo
151
IM F: Hubo oración de fortaleza por la familia.
IM I: Hubo palabras de familiares y oración de intercesión por la familia HIMNO O CÁNTICO
IM A: -
“Y si vivimos” (cántico)
IM B: -
“Dios está aquí” (cántico cantado justo después de la homilía)
IM G: (Justo después de la oración por familiares): -
“Y si vivimos” (cántico)
IM H: -
“Señor, mi Dios” (MVC 2)
IM D: Luego de las palabras de testimonio y consuelo se cantó un himno no identificado. IM E: -
“Cuando la trompeta suene” (MVC 382)
IM F: -
“Sublime gracia” (himno)
CREDO DE LOS APÓSTOLES
Creo en Dios Padre todopoderoso, creador IM F: Hubo una oración de afirmación de Fe del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único hijo, Señor nuestro; que fue concebido del Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue 152
crucificado, muerto y sepultado; al tercer día resucitó de entre los muertos; ascendió al cielo y está sentado a la diestra de Dios Padre todopoderoso, de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia universal, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección del cuerpo y la vida eterna. Amén.
Si se está celebrando un culto conmemorativo, el culto continúa con la siguiente oración:
Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, Dios de Abraham y Sara, Dios de Miriam y Moisés, Dios de Josué y Débora, Dios de Rut y de David, Dios de los sacerdotes y los profetas, Dios de María y José, Dios de los apóstoles y mártires, Dios de nuestros antepasados, Dios de nuestros generaciones,
hijos
en
todas
las
Dios de _________________, bendecimos tu santo nombre, por todos tus siervos que, habiendo terminado su carrera, ahora 153
descansan de sus trabajos. Danos gracia para seguir el ejemplo de su perseverancia y fidelidad y a ti sea el honor y la gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
En un culto conmemorativo sigue la despedida y bendición. ACTO DE ENCOMIENDA
Si quien oficia va a terminar este culto con el oficio de sepultura, lo siguiente podrá abreviarse. ORACIONES
Quien oficia podrá ofrecer una o más de las IM C: Incluyó palabras de gratitud y oración siguientes oraciones u otras que desee. Estas por consuelo y fortaleza para la familia podrán ofrecerse en forma de oración pastoral de una serie de oraciones breves o de una letanía. Es adecuado hacer aquí un acto de IM G: Incluyó oración por familiares intercesión, de encomio o de acción de gracias y concluir con el Padrenuestro. IM H: Hubo palabras de testimonio y consuelo y oración por la familia Dios nuestro, tu amor es inagotable. Cuando todo se derrumba alrededor de nosotros, tu amor permanece constante. Te pedimos los IM D: Hubo Palabras de Testimonio y unos por los otros en nuestra necesidad, así Consuelo como por todos aquéllos que están afligidos en el día de hoy, dondequiera que se encuentren. A los que dudan, dales fe; a los que están débiles, fortaleza; a los que han pecado, IM E: Hubo palabras de testimonio y consuelo misericordia; y a los que se afligen, tu paz. Mantennos unidos en tu amor. Tenemos absoluta confianza en ti. Y a ti, con tu Iglesia 154
en la tierra y en los cielos, damos la honra y la IM F: Hubo oración de fortaleza por la familia. gloria, ahora y siempre. Amén. IM I: Hubo palabras de familiares Oh Dios, todo lo que nos has dado es tuyo. Así como nos diste a ____________, ahora te lo(a) y oración de intercesión por la familia devolvemos. IM A: Oración por la familia Aquí, quien oficia y otras personas cerca del féretro, pondrán las manos sobre el féretro, y se continuará de la siguiente manera:
Acoge y eleva a _________________ en tus brazos misericordiosos. Acógenos también a nosotros, a nuestras almas y a nuestro cuerpo y elévanos a una nueva vida. Ayúdanos a amarte y a servirte en tal forma en este mundo, que podamos entrar en el gozo de tu presencia en el mundo venidero. Amén.
En tus manos, oh Salvador misericordioso, encomendamos a ____________________. Te rogamos humildemente que le acojas como oveja de tu redil, como cordero de tu rebaño, como pecador(a) que tú has redimido. Recibe a ___________ en tus brazos misericordiosos, y dale el bendito descanso de tu paz eterna, en la compañía gloriosa de los santos en luz. Amén.
Aquí se podrá celebrar el sacramento de la Cena del Señor. Se recomienda el uso del orden para el Sacramento de la Santa Comunión II (p. 14 del himnario Mil Voces 155
para
Celebrar).
De otra manera, el culto continúa con la siguiente acción de gracias: ACCIÓN DE GRACIAS Dios de amor, te damos gracias por toda la felicidad con que nos has bendecido en este día; por los dones de vida, salud y fortaleza; por el hogar y los amigos; por nuestro bautismo y el lugar que ocupamos en tu Iglesia con todos los que han vivido y han muerto en la fe. Sobre todo, te damos gracias por Jesús, que conoce nuestros sufrimientos, que murió y resucitó por nosotros y que vive e intercede por nosotros. Como Él nos enseñó, ahora nosotros oramos. EL PADRENUESTRO
IM F: Se incluyó como parte de la oración de afirmación de fe.
HIMNO DESPEDIDA Y BENDICIÓN
IM A: Bendición Pastoral no escrita.
Quien oficia podrá usar una de las siguientes expresiones de despedida y bendición:
IM B: incluyó una oración escrita para luego dar la bendición también escrita.
“Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran Pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga IM C: Bendición pastoral no escrita. aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo Él en vosotros lo que es agradable delante de Él por Jesucristo; al cual IM G: Bendición no escrita sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén (Heb 13.20-21). IM H: Bendición no escrita 156
“La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Flp IM D: Oración final no escrita y no identificada tampoco como bendición final. 4.7).
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, IM E: Oración final no escrita y no identificada Hijo y Espíritu Santo sea con ustedes y tampoco como bendición final. Quizás se deba a que de ahí salían para el camposanto donde permanezca en ustedes para siempre. Amén. allí tendrían la bendición. Que “el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y IM F: Usó como bendición pastoral la lectura en la tierra, os dé, conforme a las riquezas de de 2 Corintios 13.13. su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de IM I: Bendición pastoral seguida por que, arraigados y cimentados en amor, seáis - “Cuando allá se pase lista” (versión plenamente capaces de comprender con todos ligeramente diferente a la de MVC) los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Amén. (Ef 3.14-19).
“Y aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a Él sea gloria en la Iglesia de Cristo Jesús, por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén” (Ef 3.20-21).
Se podrá continuar con el oficio de sepultura en el lugar señalado.
157
A continuación, presentamos la misma tabla con nuestras observaciones correspondientes a cada renglón, de acuerdo a los hallazgos encontrado. Culto de Muerte y Resurrección encontrado en el himnario metodista
Hallazgos por iglesia con nuestras observaciones
LLEGADA DE LA CONGREGACIÓN LA PALABRA DE GRACIA Interesante notar que dos iglesias utilizaron las cuatro citas bíblicas; una usó solamente la cita de Juan 11.25-26; en dos ocasiones diferentes la misma iglesia usó ambas citas de Juan y la de Apocalipsis 22.13. Solamente una comenzó el culto con palabras de bienvenida y una oración de afirmación (ambas fueron «Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el improvisadas, no escritas). fin; el primero y el último» (Ap 22.13) Jesús dijo: «Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá y todo aquél que vive y cree en mí, no morirá eternamente» (Jn 11.25-26)
«y el que vivo y estuve muerto…Y tengo las llaves de la muerte y del Hades» (Ap 1.18)
«…porque yo vivo, vosotros también viviréis» (Jn 14.19) SALUDO Hermanos y hermanas, estamos reunidos aquí En este renglón observamos lo siguiente: para alabar a Dios, dar testimonio de nuestra fe - Dos iglesias comenzaron el culto con y celebrar la vida de _____________. Al 158
reunirnos, reconocemos nuestro dolor por esta pérdida humana. Que Dios nos conceda su gracia para que encontremos consuelo en el dolor, esperanza en la aflicción y resurrección en la muerte.
una versión más corta de este saludo para luego leer la palabra de gracia con sus cuatro textos.
Quien oficia podrá agregar aquí las frases siguientes, si no las ha usado antes en el mismo culto.
-
Una misma iglesia, en cuatro ocasiones diferentes, comenzó el culto solamente con el primer párrafo.
-
Una comenzó el culto con un saludo breve y la lectura de 2 Corintios 1.3-5.
-
Solamente una iglesia usó todo el saludo del himnario.
Al morir, Cristo destruyó nuestra muerte. Al resucitar, Cristo restituyó nuestra vida. Cristo vendrá otra vez, glorificado. Así como ________________ se vistió de Cristo en su bautismo, así sea __________ vestido/vestida de gloria en Cristo. Aquí y ahora, queridos hermanos y hermanas, somos criaturas de Dios. Lo que seremos después, aún no nos ha sido revelado. Pero sabemos que, cuando Él venga, seremos como Él, porque podremos verlo como Él es. Todo el que espera en Él será purificado, tal como Cristo es. HIMNO O CANTO
A pesar de que la liturgia provee para un himno o cántico, los hallazgos son los siguientes: -
Cánticos (4 ocasiones) o “Los que confían en Jehová” o “Tu fidelidad”
159
o “Dios es nuestro amparo” o “Estoy confiando, Señor, en ti” -
Himno (6 ocasiones) o “Señor mi Dios” o “Cuando la trompeta suene” (2 ocasiones) o “Grande es tu fidelidad” o “¿Cómo podré estar triste?” (2 ocasiones por la misma iglesia, en diferentes funerales)
ORACIÓN
La congregación podrá elevar una o más de las siguientes oraciones, al unísono. Es adecuado en este momento presentar peticiones a Dios, como también la acción de gracias por la comunión de los santos, la confesión de los pecados y la seguridad del perdón.
Esta oración tiene como fin presentar peticiones a Dios, al igual que la acción de gracias por la comunión de los santos, la confesión de pecados y la seguridad del perdón. Los hallazgos son los siguientes:
-
Oración afirmando la presencia de Dios, seguido por momentos de alabanza con cuatro cánticos y una oración escrita.
-
Llamado a la adoración leyendo el Salmo 34.1-10. Luego, una oración de afirmación de la presencia del Señor (no escrita).
-
Llamado a la adoración leyendo el Salmo 27.1-7. Luego se cantó “Estoy confiando, Señor, en ti”, para entonces tener la oración de afirmación de la
El Señor sea con ustedes. Y también contigo.
Oremos: Oh Dios, que nos diste la vida, tú estás siempre más que dispuesto a escuchar que nosotros a orar. Conoces nuestras necesidades antes que te las presentemos, así como nuestra ignorancia al hacerte nuestras peticiones. Concédenos ahora tu gracia, 160
para que, así como nos estremecemos ante el misterio de la muerte, podamos ver la luz de la eternidad. Comunícanos una vez más tu solemne mensaje de vida y de muerte. Ayúdanos a vivir preparados para morir. Y al cumplirse nuestros días, haz que podamos morir como aquellos que marchan hacia la vida, para que, ya sea que vivamos o muramos, nuestra vida esté en ti; y nada en la vida ni en la muerte podrá separarnos del gran amor que nos has revelado en Cristo Jesús, nuestro Señor. Amén.
Quien oficia podrá incluir:
Dios eterno, te alabamos por la inmensa muchedumbre de todos los que han terminado su carrera en la fe y ahora descansan de sus trabajos (Ap. 14.13). Te alabamos por todos los que amamos y que nombramos en nuestros corazones delante de ti. Especialmente te alabamos por __________, a quien, en tu gracia, has recibido en tu presencia. A todos ellos concédeles tu paz. Haz que la luz de la eternidad brille sobre ellos; y ayúdanos a creer, aunque no hayamos visto. Guíanos con tu presencia a través de los años y llévanos finalmente, con ellos, al gozo de tu hogar, no hecho de manos, sino eterno, en los cielos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Quien oficia podrá incluir también:
Dios santo, ante ti todos los corazones están 161
presencia del Señor. -
Lectura bíblica no identificada seguida de una oración reconociendo la presencia de Dios. Luego se procedió a cantar el cántico venezolano “Que no caiga la fe”.
-
Oración de adoración no escrita.
manifiestos y todos los secretos conocidos. Traemos ante ti nuestra vergüenza y nuestro dolor por haber pecado. Hemos olvidado que nuestra vida viene de ti y regresa a ti. No hemos seguido ni cumplido tu voluntad. No hemos sido sinceros de corazón, ni de palabras, ni en nuestras vidas. No hemos amado de la manera que debemos amar. Ayúdanos y sánanos, te lo rogamos. Elévanos por encima de nuestros pecados hacia una vida mejor para que terminemos nuestros días en paz, confiando en tu bondad hasta el fin; mediante Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios verdadero, ahora y siempre. Amén. PERDÓN
No vemos reflejado una oración de perdón de pecados, al menos explícitamente, a menos que ¿Quién está en posición de condenar? Sólo se haya incluido en las oraciones que se Cristo, Cristo quien murió por nosotros, quien hicieron en este renglón. resucitó por nosotros, quien reina a la diestra de Dios y pide por nosotros. “Gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria, por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Co. 15.57). SALMO 130
Ninguna iglesia incluyó el Salmo 130.
PROCLAMACIÓN Y RESPUESTA LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO Ninguna de las iglesias usó los pasajes (El uso y el orden de estos pasajes son sugeridos. Los siguientes pasajes del Antiguo opcionales) Testamento fueron los utilizados:
Preferidos: Isaías 40.1-6, 8-11, 28-31 162
-
Job 42.1-5 y 12ª
-
Job 19.25-27
Recomendados: Éxodo 14.5-14, 19-31 Isaías 43.1-3ª, 5-7, 13, 15, 18-19, 25 Isaías 44.6, 8ª Isaías 55.1-3, 6-13 SALMO 23
Tres iglesias lo incluyeron en diferentes partes del culto: -
Una lo leyó antes del Evangelio.
-
Una lo leyó bien al comienzo del culto.
-
Una lo leyó a la mitad del culto.
LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO (El uso y el orden de estos pasajes son opcionales) Solamente una iglesia utilizó uno de los textos sugeridos:
Preferidos: 1 Corintios 15.1-8, 12-20, 35-44, 53-55, 57-58
-
Romanos 8.1-8
Apocalipsis 21.1-7, 22-27 Apocalipsis 22.1-5
Los otros textos utilizados fueron: -
Filipenses 4.10-13
Recomendados:
-
1 Tes 4.13-14
Romanos 8.1-2, 5-6, 10-11, 14-19, 22-28, 3132, 35-39
-
1 Tes 4.14-17
-
Romanos 14.7-9
-
2 Timoteo 4.7-8
2 Corintios 4.5-18 163
Efesios 1.15-23 Efesios 2.1, 4-10 1 Pedro 1.3-9, 13, 21-25 Apocalipsis 7.2-3, 9-17
SALMO O HIMNO
Este renglón provee para la utilización de un Salmo o un himno. Los hallazgos revelan lo siguiente:
Salmos recomendados: (Ya sea en este momento o antes de la lectura de los pasajes del Antiguo Testamento)
Salmos 42, 43, 46, 90, 91, 103, 116, 121, 139, 145, 146
LECTURA DE EVANGELIOS
PASAJES
DE
-
Una iglesia cantó aquí el himno “Sublime gracia”
-
Una iglesia hizo las lecturas de los Salmos 42 y 43
-
Dos iglesias tuvieron participación musical especial
-
Dos iglesias leyeron el Salmo 91
-
Cinco iglesias llenaron este espacio con cánticos
-
Una iglesia cantó aquí el himno “Cuando la trompeta suene”
LOS
(El uso y el orden de estos pasajes son Las iglesias que leyeron del Evangelio lo opcionales) hicieron usando aquellos que el culto sugiere: Preferidos: - Juan 14.1-7 Juan 14.1-10ª, 15-21, 25-27 - Lucas 24.13-35
Recomendados:
Una iglesia utilizó un texto, pero no lo 164
Lucas 24.13-35
identificó.
Juan 11.1-5, 20-27, 32-35, 38-44 SERMÓN
Todas las iglesias tuvieron sermones. -
En 7 iglesias predicó su pastor o pastora.
-
En 2 iglesias predicó una persona invitada.
RECONOCIMIENTO En muchas ocasiones la parte del Reconocimiento está ligada a la que le sigue: Quien oficia u otra persona podrá presentar Testimonios. No obstante, una iglesia tuvo un un breve testimonio de la vida y muerte de la reconocimiento conferencial a cargo del obispo persona fallecida. Rafael Moreno Rivas, esto debido a que la persona fallecida era un pastor. TESTIMONIOS
Algunos familiares, amigos o miembros de la congregación podrán expresar brevemente su agradecimiento a Dios por las bendiciones recibidas en la vida del difunto, así como por su fe y gozo cristianos. En este momento son oportunas las expresiones de fe, esperanza y amor.
Este renglón fue uno consistente por todas las congregaciones estudiadas. De hecho, es idéntico al renglón titulado “Oraciones” justo antes de la Acción de Gracias. Por tal razón los siguientes hallazgos se repetirán en el renglón de “Oraciones”. El mismo reveló lo siguiente:
165
-
Momentos de testimonio (2 iglesias)
-
Palabras de gratitud y oración de consuelo y fortaleza para la familia (3 iglesias)
-
Oración por familiares (2 iglesias)
-
Palabras de testimonio y consuelo por la misma iglesia (2 iglesias)
HIMNO O CÁNTICO
Este renglón reveló los siguientes hallazgos: -
“Pues si vivimos” (cántico) (2 iglesias)
-
“Dios está aquí” (cántico)
-
“Señor, mi Dios” (MVC 2)
-
Himno no identificado
-
“Cuando la trompeta suene” (MVC 382)
-
“Sublime gracia”
CREDO DE LOS APÓSTOLES
Creo en Dios Padre todopoderoso, creador Solamente una iglesia incluyó una oración de del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su afirmación de fe, pero ninguna incluyó el único hijo, Señor nuestro; que fue concebido Credo. del Espíritu Santo, nació de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; al tercer día resucitó de entre los muertos; ascendió al cielo y está sentado a la diestra de Dios Padre todopoderoso, de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia universal, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección del cuerpo y la vida eterna. Amén.
Si se está celebrando un culto conmemorativo, el culto continúa con la siguiente oración:
Dios todopoderoso, creador del cielo y de la 166
tierra, Dios de Abraham y Sara, Dios de Miriam y Moisés, Dios de Josué y Débora, Dios de Rut y de David, Dios de los sacerdotes y los profetas, Dios de María y José, Dios de los apóstoles y mártires, Dios de nuestros antepasados, Dios de nuestros generaciones,
hijos
en
todas
las
Dios de _________________, bendecimos tu santo nombre, por todos tus siervos que, habiendo terminado su carrera, ahora descansan de sus trabajos. Danos gracia para seguir el ejemplo de su perseverancia y fidelidad y a ti sea el honor y la gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
En un culto conmemorativo sigue la despedida y bendición. ACTO DE ENCOMIENDA
Si quien oficia va a terminar este culto con el oficio de sepultura, lo siguiente podrá abreviarse. ORACIONES
167
Quien oficia podrá ofrecer una o más de las siguientes oraciones u otras que desee. Estas podrán ofrecerse en forma de oración pastoral de una serie de oraciones breves o de una letanía. Es adecuado hacer aquí un acto de intercesión, de encomio o de acción de gracias y concluir con el Padrenuestro.
Este renglón fue uno consistente por todas las congregaciones estudiadas. De hecho, es idéntico al renglón titulado “Testimonios” justo después del reconocimiento. Por tal razón los siguientes hallazgos se repetirán en el renglón de “Testimonios”. El mismo reveló lo siguiente:
Dios nuestro, tu amor es inagotable. Cuando todo se derrumba alrededor de nosotros, tu amor permanece constante. Te pedimos los unos por los otros en nuestra necesidad, así como por todos aquéllos que están afligidos en el día de hoy, dondequiera que se encuentren. A los que dudan, dales fe; a los que están débiles, fortaleza; a los que han pecado, misericordia; y a los que se afligen, tu paz. Mantennos unidos en tu amor. Tenemos absoluta confianza en ti. Y a ti, con tu Iglesia en la tierra y en los cielos, damos la honra y la gloria, ahora y siempre. Amén.
Oh Dios, todo lo que nos has dado es tuyo. Así como nos diste a ____________, ahora te lo(a) devolvemos.
Aquí, quien oficia y otras personas cerca del féretro, pondrán las manos sobre el féretro, y se continuará de la siguiente manera:
Acoge y eleva a _________________ en tus brazos misericordiosos. Acógenos también a nosotros, a nuestras almas y a nuestro cuerpo y elévanos a una nueva vida. Ayúdanos a amarte 168
-
Momentos de testimonio (2 iglesias)
-
Palabras de gratitud y oración de consuelo y fortaleza para la familia (3 iglesias)
-
Oración por familiares (2 iglesias)
-
Palabras de testimonio y consuelo por la misma iglesia (2 iglesias)
y a servirte en tal forma en este mundo, que podamos entrar en el gozo de tu presencia en el mundo venidero. Amén.
En tus manos, oh Salvador misericordioso, encomendamos a ____________________. Te rogamos humildemente que le acojas como oveja de tu redil, como cordero de tu rebaño, como pecador(a) que tú has redimido. Recibe a ___________ en tus brazos misericordiosos, y dale el bendito descanso de tu paz eterna, en la compañía gloriosa de los santos en luz. Amén.
Aquí se podrá celebrar el sacramento de la Cena del Señor. Se recomienda el uso del orden para el Sacramento de la Santa Comunión II (p. 14 del himnario Mil Voces para Celebrar).
De otra manera, el culto continúa con la siguiente acción de gracias:
Ninguna iglesia incluyó el sacramento de la Cena del Señor como parte del ritual fúnebre.
ACCIÓN DE GRACIAS Dios de amor, te damos gracias por toda la 169
felicidad con que nos has bendecido en este día; por los dones de vida, salud y fortaleza; por el hogar y los amigos; por nuestro bautismo y el lugar que ocupamos en tu Iglesia con todos los que han vivido y han muerto en la fe. Sobre todo, te damos gracias por Jesús, que conoce nuestros sufrimientos, que murió y resucitó por nosotros y que vive e intercede por nosotros. Como Él nos enseñó, ahora nosotros oramos. EL PADRENUESTRO
Solamente una iglesia lo incluyó y fue como parte de la oración de afirmación de fe. Esta oración la incluimos en los hallazgos del renglón titulado “Credo”.
HIMNO
Ninguna iglesia incluyó un himno o cántico antes de la despedida. Una sola iglesia incluyó un cántico al final del culto, pero fue seguido de la bendición pastoral (ver comentario más abajo).
DESPEDIDA Y BENDICIÓN Quien oficia podrá usar una de las siguientes Todas las iglesias fueron consistentes en este expresiones de despedida y bendición: renglón. Ninguna utilizó alguno de estos textos sugeridos. Sin embargo, la forma de llevar a cabo la despedida y bendición varió con cada “Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a iglesia: nuestro Señor Jesucristo, el gran Pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo Él en vosotros lo que es agradable delante de Él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén (Heb 13.20-21).
“La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y 170
-
Bendición pastoral no escrita (4 ocasiones; tres de estas fueron por la misma iglesia)
-
Oración escrita para luego dar la bendición, también escrita.
-
Oración final no escrita y tampoco identificada como bendición final (2 ocasiones por la misma iglesia)
-
Lectura de 2 Corintios 13.13 como
vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Flp 4.7).
Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo sea con ustedes y permanezca en ustedes para siempre. Amén.
Que “el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Amén. (Ef 3.14-19).
“Y aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a Él sea gloria en la Iglesia de Cristo Jesús, por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén” (Ef 3.20-21).
Se podrá continuar con el oficio de sepultura en el lugar señalado.
171
bendición final. -
Bendición pastoral no escrita seguida por el himno “Cuando allá se pase lista” (versión ligeramente diferente a la del himnario metodista).
Los restantes dos servicios fúnebres están diseñados de tal forma que son únicos y no tienen nada que ver con el esquema del Culto de muerte y resurrección.
A continuación,
nuestras observaciones. Una de las congregaciones llevó a cabo el servicio fúnebre en la funeraria. Como indicamos anteriormente, este servicio prácticamente no guarda relación con el Culto de muerte y resurrección que encontramos en el himnario metodista. Está diseñado de manera muy similar a un Culto de adoración dominical. El programa no indica la fecha. El culto comenzó con un Preludio donde la pastora cantó y tocó la guitarra en dos cánticos. La pastora de la congregación dirigió el culto y también predicó. El texto utilizado como base para el sermón no es uno de los sugeridos en el Culto de muerte y resurrección. Además del texto para el sermón, se leyó el Salmo 46 de manera alternada como parte del Llamado a la adoración.
Hubo tres oraciones:
Oración afirmando la presencia del Señor, oración por fortaleza y consuelo y bendición. Además de los dos cánticos que formaron parte del Preludio, se cantaron el himno “Señor, mi Dios” y el cántico “Paz en la tormenta”. La otra congregación llevó a cabo un servicio fúnebre muy interesante. El pastor local fue quien dirigió y predicó en este servicio que se llevó a cabo en el mismo templo. El culto comenzó con un preludio donde se cantó “Dios está aquí”, seguido por el Llamado a la adoración con el Salmo 91 (leído alternadamente). De ahí pasaron a la Oración afirmando la presencia del Señor (oración improvisada, no escrita). Prontamente se procedió a cantar el himno “Tú has venido a la orilla” y luego pasaron a dos oraciones seguidas: Oración de gratitud por la vida de la persona fallecida y Oración del Padre Nuestro. Este culto tuvo la peculiaridad de incluir uno de los salmos sugeridos en el Culto de muerte y resurrección –Salmo 121 –pero de manera diferente 172
y creativa. El salmo fue escuchado en una grabación musical. Las lecturas bíblicas usadas para base del sermón fueron 1 Tesalonicenses 5.16-18 y 1 Pedro 5.6-7 (ninguna está sugerida en el Culto de muerte y resurrección). Luego de la reflexión se leyó al unísono el Salmo 23 y a esto siguió la Oración de consolación y fortaleza por la Familia. Lo siguiente fueron las expresiones de gratitud y es aquí donde el servicio tomó un giro muy interesante y creativo. Aquí un mariachi entró para entonar cerca de cinco canciones, esto a petición de la familia y con el pleno conocimiento del pastor. El servicio terminó con la bendición pastoral y la doxología con el himno “Cuando la trompeta suene”. Conclusiones de las preguntas de investigación Al comienzo de la investigación presentamos algunas preguntas que nos dirigieron y permitieron mantenernos enfocados.
A continuación, analizaremos cada pregunta desde la
posición de los servicios fúnebres estudiados: ¿Qué elementos componen el cuidado pastoral? El cuidado pastoral demuestra apoyo y sostén a personas necesitadas, incluyendo aquellas expresiones cotidianas de cuidado y atención. Siguiendo la definición de Howard Clinebell, presentada en el capítulo 1, este es un ministerio amplio que incluye muchas maneras que el cuidado energizado espiritual se les brinda a las comunidades de fe con el propósito de permitirles vivir una vida de máxima plenitud aún durante sus valles oscuros, cimas soleadas y mesetas ordinarias. Todas las congregaciones estudiadas, con el hecho de brindar un servicio fúnebre a una familia de su congregación, mostraron su interés y compromiso a cuidarles pastoralmente. De las congregaciones estudiadas solo una congregación incluyó un elemento 173
creativo en el servicio fúnebre como parte del cuidado pastoral a la familia en aflicción. Las demás proveyeron el cuidado pastoral por medio de himnos (algunos los favoritos de las personas fallecidas), sermones y oraciones de consuelo y fortaleza. ¿Qué elementos componen la liturgia fúnebre metodista? Podríamos afirmar que todas las congregaciones metodistas afirman sin problema alguno los principios del cuadrilátero metodista expuestos en el capítulo 1 (la Escritura, la tradición cristiana, la experiencia y la razón). Estos principios las mantienen conectadas a la tradición denominacional conocida como metodista. Las congregaciones estudiadas también mostraron una conexión con ciertos elementos muy distintivos a las enseñanzas de los fundadores. Desde los comienzos del metodismo se vio un desarrollo de funerales con un fuerte contenido en el gozo. Los cultos estudiados revelaron que esto no ha dejado de ser, sobre todo si analizamos la cantidad de cánticos (o coritos, como se les conoce también en las iglesias evangélicas), participaciones musicales especiales, himnos de esperanza y arte utilizado en las portadas de los programas. A tono con los cambios hechos en el siglo XX, los funerales metodistas (y en Puerto Rico no es la excepción) se dejan influenciar mucho por las costumbres locales. Por otro lado, el siglo XX también influyó en ver los ritos fúnebres metodistas como excelentes oportunidades para evangelizar y tratar el tema de la naturaleza temporal de la vida. Este dato no se pudo constatar en los cultos analizados pues conllevaría tener acceso a los sermones. ¿Existe algún vínculo entre la liturgia funeral metodista y el cuidado pastoral? Cada elemento de la liturgia funeral metodista tiene razón de ser. En la liturgia fúnebre metodista cada elemento ayuda a expresar la teología denominacional y a su vez proveer cuidado 174
pastoral a los familiares y demás asistentes. Existen elementos del culto que, si se hacen con la congregación, crean espacios comunitarios esenciales y muy necesarios al cuidado pastoral. El Culto de muerte y resurrección provee para que ciertas oraciones se lean al unísono. Éstas, si se complementan con las lecturas bíblicas leídas al unísono, el canto congregacional y la recitación del Credo, servirían de mayor impacto al cuidado pastoral colectivo ya que involucraría a todos por igual. Una oración que une a todo el pueblo cristiano (protestante y católico romano) es el Padre nuestro y es notable que solamente una iglesia lo incluyera como parte de la oración de afirmación de fe. El cuidado pastoral en la liturgia (fúnebre, matrimonial u ordinaria) se practica también por medio de la celebración del sacramento de la Cena del Señor. Ninguna de las congregaciones estudiadas incluyó este sacramento, pero esto lo comentaremos más adelante. El cuidado pastoral en el servicio funeral es para la familia afligida y para todos los que asisten. La adoración cristiana no es un asunto privado, sino comunitario, y el propósito del funeral cristiano es adorar a Dios. ¿De qué manera la liturgia funeral impactó el cuidado pastoral? Esta pregunta no puede contestarse a la luz de los datos obtenidos. Esto requeriría de entrevistas a familiares de las personas fallecidas y demás asistentes a los cultos. ¿Qué elementos de la liturgia funeral impactaron más? Esta pregunta no puede contestarse a la luz de los datos obtenidos. Esto requeriría de entrevistas a familiares de las personas fallecidas y demás asistentes a los cultos. ¿Qué elementos de la liturgia funeral metodista pudieron haber sido utilizados, y no fueron utilizados? 175
Ninguna congregación estudiada incluyó, al menos de manera explícita, el momento del perdón. Quizá lo incluyeron en algunas de las oraciones contenidas en la liturgia, pero no de manera evidente. A pesar de que el Culto de muerte y resurrección no provee opciones para escoger en aquellos renglones designados para seleccionar himnos, Mil voces para celebrar provee el siguiente desglose de himnos que sirven para funerales: -
Funerales / Conmemoración: 8
-
Prueba y consolación: 20 Las congregaciones estudiadas nos sorprendieron en el uso limitado de selección de
himnos y cánticos, sobre todo considerando la selección antes presentada que se encuentra en el himnario Mil voces para celebrar. A continuación, ofrecemos el siguiente desglose de lo que pudimos notar en la selección de himnos y cánticos y la frecuencia: Himno o cántico
Frecuencia
“Cuando la trompeta suene” (himno)
5
“Y si vivimos” (cántico)
3
“Señor, mi Dios” (himno)
2
“Dios es nuestro amparo” (cántico)
2
“Estoy confiando, Señor, en ti” (cántico)
2
176
“Sublime gracia” (himno)
2
“Dios está aquí” (cántico)
2
“¿Cómo podré estar triste?” (himno)
2
“Los que confían en Jehová” (cántico)
1
“Tu fidelidad” (cántico)
1
“Grande es tu fidelidad” (himno)
1
“Que no caiga la fe” (cántico)
1
“Hoy más que nunca, Señor, yo te amo” (cántico)
1
“Amarte solo a ti, Señor” (cántico)
1
A continuación, haremos un análisis histórico, teológico y doctrinal de los himnos y cánticos escogidos por las congregaciones estudiadas. “Cuando la trompeta suene” (MVC 382): El himno más frecuentemente incluido en los servicios fúnebres estudiados aparece en Mil voces para celebrar bajo el tema “Muerte y vida eterna” y en el índice por temas bajo “Funerales / Conmemoración”. Fue escrito en 1893 por un laico metodista, James Milton Black, luego de un evento muy interesante. Mientras fue maestro de escuela bíblica dominical conoció a una niña de catorce años, pobremente vestida e hija de un alcohólico. Una tarde, luego de una reunión de consagración de la sociedad de jóvenes, Black pasó lista de todos los miembros allí presente. Cada uno debía responder con un texto bíblico, 177
pero la niña no lo hizo. Esto impactó a Black y regresó a su casa con el deseo de tener una canción que pudiera cantarse en tales ocasiones. De esa manera compuso todo el himno en unos quince minutos.241 Su letra sencilla y melodía repetitiva eleva el corazón en alabanza, fortalece el alma y provee esperanza para el futuro. Es un himno muy propio para funerales y lo ha sido por más de un siglo, sobre todo en contextos evangélicos. El mismo plantea la seguridad de responder a nuestro nombre cuando se pase lista en las mansiones celestiales. Su tonada en acordes mayores sienta la pauta gozosa llena de esperanza y también llena de olvido de todo pesar y angustia terrenal. “Y si vivimos” (MVC 337): También conocido como “Pues si vivimos”, este cántico aparece en Mil voces para celebrar bajo el tema “Funerales / Conmemoración”, tanto en el cuerpo del himnario como en el índice por temas. Con melodía y ritmo lleno de aires folklóricos mexicanos el mismo ha sido muy propio para funerales ya que la primera estrofa se basa en Romanos 14.8. El significado de este himno, sobre todo en el verso 1, afirma la certeza de que en la vida o en la muerte, pertenecemos a Dios y somos del Señor. Nos recuerda la promesa de la resurrección que se nos ha dado porque Cristo murió por nosotros y vive otra vez. Los versos 2-4 están más basados en Juan 15.8, “En esto es glorificado mi Padre, en que den mucho fruto, y así prueben que son mis discípulos” (Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy). Los funerales son espacios para reflexionar en torno a la vida de la persona fallecida pero también en torno a la nuestra. Sin ánimos de llevar a los asistentes a un viaje de culpa, los funerales (con todos sus elementos litúrgicos) llevan a la reflexión en torno al propósito de nuestras vidas y cómo las vivimos. La teología de este canto es clara: si vivimos, vivimos para 241
Kenneth W. Osbeck, 101 More Hymn Stories (Grand Rapids, Michigan.: Kregel Publications, 1985), 310.
178
Dios y si morimos, también; si damos o recibimos, seguiremos siendo de Dios; en la tristeza, el dolor, la belleza, el amor, el sufrimiento y en el gozo, seguimos siendo de Dios. Y donde quiera haya gente llorando y desconsolada, allí también se anuncia que cada una sigue siendo del Señor. “Señor, mi Dios” (MVC 2): También conocido como “Cuán grande es Él”, este himno conocido y amado por tantas congregaciones evangélicas aparece bajo el tema “Dios creador / Alabanza y gratitud” en Mil voces para celebrar. La razón de ser de este himno, su origen, explica el por qué está ubicado casi siempre al principio de los himnarios donde se encuentran los himnos sobre alabanza y gratitud a Dios. El texto original en sueco fue un poema escrito por un pastor sueco, el Rvdo. Carl Boberg, en 1886. Su inspiración surgió de una visita a una hermosa finca en los campos costeros de Suecia. Allí pasó por una tormenta eléctrica en pleno mediodía, seguida de un sol brillante. Poco después escuchó los trinos dulces de las aves que estaban cerca. La experiencia hizo que Boberg cayera de rodillas en adoración a Dios y lo plasmara en un poema de nueve versos.242 Realmente este himno no tiene una temática propia de un funeral. Este es un himno de alabanza al Dios creador de los cielos y las estrellas, el sol, montes y los valles, las flores y las aves. Sin embargo, “Señor, mi Dios” es utilizado frecuentemente en funerales solo por la inclusión de la cuarta estrofa, la cual lee: “Cuando me llames, Dios, a tu presencia, al dulce hogar, al cielo de esplendor, te adoraré, cantando la grandeza de tu poder y tu infinito amor”. “Dios es nuestro amparo”: Este es un cántico (o corito, como es conocido en el mundo evangélico) basado en el Salmo 46. Usualmente este cántico es combinado con el texto de Mateo 24.35 (“El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán”). La única razón para 242
Kenneth W. Osbeck, 101 Hymn Stories (Grand Rapids, Michigan.: Kregel Publications, 1982) Kindle Electronic Edition: Introduction, Locations 803.
179
incluirse en un servicio fúnebre es la afirmación de que Dios es nuestro amparo, fortaleza y pronto auxilio durante nuestras tribulaciones y pruebas. “Estoy confiando, Señor, en ti”: Este es otro cántico o corito de confianza en Dios en medio de las pruebas. Es incluido en algunos contextos fúnebres por la estrofa que afirma que podemos descansar en la mansión que Cristo nos dará. “Sublime gracia” (MVC 203): Este amado y muy conocido himno aparece bajo el tema de “La experiencia con Cristo / Fe y justificación” en Mil voces para celebrar. El origen de este himno no está ligado al tema de muerte sino más bien al tema de un nuevo nacimiento: el de su autor. John Newton se consideraba a sí mismo como un pecador, perdido y ciego, que dejó la escuela a los 11 años para vivir una vida tosca como marino mercante. Eventualmente se involucró en la práctica esclavista, capturando nativos en África Occidental para ser vendidos luego. Pero un día la gracia de Dios puso temor en su corazón por medio de una fuerte tormenta. Alarmado y temeroso de naufragar, Newton comenzó a leer La imitación de Cristo, de Tomás de Kempis. La lectura del mismo lo llevó a una conversión genuina y un cambio dramático en su vida. A los 39 años fue ordenado en la Iglesia anglicana.243 “Sublime gracia” afirma la gracia salvadora de Dios aún a aquellas personas que pensamos no lo merecen. La tercera estrofa reconoce la divina providencia y cuidado de Dios aún “en los peligros o aflicción”. En la quinta estrofa el autor reconoce la fragilidad del cuerpo humano, realidad latente en todo funeral. Y aunque veamos nuestros “cuerpos perecer, cesando lo mortal”, nuestra esperanza descansa en gozar de una nueva vida llena de eterno gozo y paz”. A pesar de no ser un himno fúnebre como tal es interesante notar que en las ceremonias 243
Ibíd, Location 223.
180
memoriales militares “Sublime gracia” es frecuentemente interpretado, preferiblemente de manera instrumental en una gaita escocesa. “Dios está aquí” (MVC 355): Este cántico es muy conocido en el mundo evangélico contemporáneo. El mismo cae bajo el tema de “Congregados para adorar / Adoración matutina”. El mismo no es un cántico propio para un funeral, salvo que sea utilizado para comenzar el mismo. Su temática gira alrededor de la afirmación de la presencia de Dios en todo lugar y por eso es muy apropiado utilizarlo al comenzar cualquier tipo de servicio religioso. “¿Cómo podré estar triste?” (MVC 241): En el mundo evangélico este himno es muy conocido y aparece bajo el tema “La experiencia con Cristo / Confianza y seguridad” y en el índice por temas bajo “Prueba y consolación”. Su autora, Civilla Martin, visitó a una hermana en la fe en 1904 mientras ésta estaba encamada. Allí, Civilla le preguntó si alguna vez no se había desanimado por su condición física y por estar atada a una cama. Su hermana en la fe le respondió: “Sra. Martin, ¿cómo me puedo desanimar si mi Padre celestial vela sobre cada pequeño gorrión y yo sé que me ama y me cuida?” Unos pocos minutos después, la Sra. Martin completó un texto que desde ese momento ha sido fuente de inspiración a muchas personas.244 Es un himno teológicamente apropiado para los momentos en los cuales pasamos por pérdidas. Su cadencia de 6/8 brinda un aire bailable ya que evoca la sensación de un vals. Afirma en sus tres estrofas el consuelo, la compañía y el cuidado de Dios. Muchos han sido los funerales en los cuales nos dirigimos a los dolientes con la siguiente frase: “Si Dios cuida de las aves, ¿cómo no lo hará con nosotros los seres humanos?”. Este no es un himno que nos distancie del dolor humano o que critique la tristeza tan latente en un funeral. El coro dice, “¡Feliz 244
Kenneth W. Osbeck, Amazing Grace: 366 Inspiring Hymn Stories for Daily Devotions (Grand Rapids, Michigan.: Kregel Publications, 1990), 143.
181
cantando alegre, yo vivo siempre aquí! ¡Si Él cuida de las aves, cuidará también de mí!”, pero está lejos de ser una composición que nos aleje del dolor. Este himno afirma el cuidado que Dios tiene de todas sus criaturas –humanas y animales –y la certeza de que siempre estará en medio nuestro. “Los que confían en Jehová”: Este es otro cántico, o corito, basado en el Salmo 125 y cuya temática es la fe en Dios en medio de las pruebas. Es incluido en algunos contextos fúnebres por el énfasis en la protección divina, protección que no se mueve, sino que permanece para siempre. “Tu fidelidad”: Este cántico contemporáneo viene de la grabación Poderoso (1993) del cantante cristiano Marcos Witt. Es un cántico que tiene solo un tema: la fidelidad de Dios. Como otros cánticos que aquí hemos reseñado la inclusión de este en contextos fúnebres se explica por el énfasis en la protección divina y en su fidelidad para toda la humanidad. “Grande es tu fidelidad” (MVC 30): Este himno aparece bajo el tema de “Dios creador / Su naturaleza divina” en Mil voces para celebrar. Su origen guarda es similar a “Señor, mi Dios” ya que fue el resultado de la comprensión diaria del autor sobre la fidelidad de Dios. Thomas O. Chrisholm nació en 1866 en una cabaña rústica en Franklin, Kentucky. Desde sus comienzos, sin el beneficio de una educación superior o avanzada, comenzó su carrera como maestro escolar a la edad de 16 años. Más adelante fue ordenado ministro metodista y a lo largo de su vida compuso más de 1,200 poemas sacros. El himno “Grande es tu fidelidad”, compuesto
182
en 1923, da fe de la fidelidad constante de un Dios de pacto y la gratitud por su cuidado durante toda su vida.245 “Grande es tu fidelidad” sirve como bálsamo en los momentos en los cuales pasamos por la muerte de un ser querido. Igual que otros, su cadencia de 3/4 brinda un aire bailable que evoca los bailes de salón y el ritmo europeo del vals. Afirma en sus tres estrofas la compañía y el cuidado de Dios, su compasión y bondad que nunca fallan y la fidelidad divina que es nueva cada mañana, haciendo eco de las palabras de Jeremías en Lamentaciones 3.22-23: “Que por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias; nuevas son cada mañana. ¡Grande es tu fidelidad!” “Que no caiga la fe” (cántico venezolano): El investigador no encontró información profunda de este cántico más allá de la obtenida directamente del autor en un viaje misionero en 1995 a Haití. Allí el investigador conversó con el Sr. Eseario Sosa, autor del cántico “Que no caiga la fe”. Sosa le comentó que el entorno donde se creó el cántico fue la época represiva que se vivía en Venezuela allá para la década de 1980.
El investigador no pudo encontrar
información adicional. “Hoy más que nunca, Señor, yo te amo”: Este es otro cántico que no tiene nada que ver con funerales. Su única estrofa afirma la decisión de quien lo canta en amar a Dios, reconocer que lo necesita y reafirmarle su amor al Creador. “Amarte solo a ti” (MVC 229): Este cántico o corito, basado en Juan 14.21, aparece bajo el tema “La experiencia con Cristo / Consagración y santificación” en Mil voces para
245
Ibíd, 348.
183
celebrar. La iglesia que lo incluyó no incluyó la letra en el programa así que asumimos que se cantó de memoria y por tal razón solamente se cantó la primera estrofa la cual lee: Amarte solo a ti, Señor, amarte sólo a ti, Señor, amarte sólo a ti, Señor y no mirar atrás. Seguir tu caminar, Señor, seguir sin desmayar, Señor, seguir hasta el final, Señor y no mirar atrás.
Sin embargo, el himnario incluye una segunda estrofa que, si hubiese sido cantada, estaría muy a tono con el contexto funeral, a saber: Confiar tan solo en ti, Señor, confiar tan solo en ti, Señor, confiar tan sólo en ti, Señor y no mirar atrás. Seguir tu caminar, Señor, seguir sin desmayar, Señor, seguir hasta el final, Señor y no mirar atrás.
Un dato muy interesante para nuestra investigación es notar que el Culto de muerte y resurrección sugiere la celebración del sacramento de la Cena del Señor. Incluso se recomienda el uso del orden para el Sacramento de la Santa Comunión II (p. 14 del himnario Mil voces para celebrar). A pesar de que en nuestro contexto puertorriqueño la Cena del Señor no se vea como parte de un funeral, con excepción de la Iglesia Católica Romana, lo cierto es que desde el siglo IV existen referencias a la celebración eucarística en la sepultura. Parte de nuestra herencia cristiana milenaria es la centralidad de la Cena del Señor / Comunión / Eucaristía y muchos teóricos coinciden en que la Eucaristía es uno de los elementos esenciales para el buen funcionamiento de un funeral cristiano. Cuando la Comunión se celebra en un funeral la misma representa la antigua tradición de tener una cena de despedida con la persona fallecida. De igual manera nos recuerda la cena pascual que simboliza la muerte de Jesús y anticipa el banquete 184
celestial donde todos los santos y santas se reunirán alrededor de la mesa. Es un anticipo de la fiesta de las Bodas del Cordero y un acto donde el colectivo puede participar como un solo cuerpo. Si como iglesia metodista se afirma la importancia de la tradición de Palabra y sacramento, junto a la importancia de la Escritura y el sermón como oportunidades para educar en la relevancia a afirmaciones cristianas importantes de cara a la muerte, entonces se debe reflexionar sacramentalmente la relación entre la muerte y el bautismo. La muerte es una ocasión histórica y teológicamente apropiada para la celebración de la Santa Cena. Himnos que pudieron ser utilizados Como expusimos en el capítulo 2, Charles Wesley compuso cerca de 80 himnos con tema fúnebre, además de publicar dos panfletos individuales con el título “Funeral Hymns” en los cuales conmemoró la vida de seres queridos fallecidos, algunos de éstos compuestos mientras aún estaban vivos. Mil voces para celebrar, a pesar de ser un himnario metodista, solamente incluye 9 himnos compuestos por Charles Wesley y ninguno de esos podría considerarse como himnos para funerales. Ya con este dato sabemos que, si quisiéramos utilizar Mil voces para celebrar como herramienta teológica de la doctrina metodista sobre la muerte, éste sería un ejercicio fútil. ¿Por qué la falta de variedad en la selección de himnos y cánticos, considerando que el himnario metodista ofrece 30 himnos bajo el tema de funerales, conmemoración, prueba y consolación? Es interesante notar que entre los himnos y cánticos que no escogieron se encuentran algunos que son pilares de la cultura musical protestante, a saber: 185
-
“Castillo fuerte es nuestro Dios”
-
“En Jesucristo, mártir de paz”
-
“Cristo es el todo para mí”
-
“Roca de la eternidad”
-
“Dulce oración”
-
“Cuán firme cimiento”
-
“¡Oh, qué amigo nos es Cristo!”
-
“Si en tu senda las nubes”
-
“Nunca desmayes”
-
“Mi esperanza firme está”
-
“Cuando estés cruzando un mar”
-
“En presencia estar de Cristo” Quisiéramos analizar algunos himnos que, a nuestro entender, podrían haberse usado en
los servicios fúnebres estudiados, sobre todo por su contenido teológico sobre la muerte, resurrección y esperanza en la vida eterna.
De igual manera, al conocer sus historias y
trasfondos éstos nos permiten ubicarlos mejor en los contextos de pérdida, muerte, luto y dolor. “Castillo fuerte es nuestro Dios” (MVC 25): La iglesia protestante conoce muy bien este himno el cual aparece bajo el tema “Dios creador / Su naturaleza divina” y en el índice por temas bajo “Funerales / Conmemoración”. A pesar de que su origen no está relacionado al tema de muerte, sí está relacionado al tema de la muerte social. Su autor fue Martín Lutero quien, el 31 de octubre de 1517, clavó sus 95 tesis en la puerta de la catedral de Wittenberg, Alemania, denunciando algunas prácticas y enseñanzas de la iglesia católica romana. Esto le causó la 186
muerte social ya que luego de años de disputas con el Papa y otros líderes eclesiásticos, él fue excomulgado en 1520. Basado en el Salmo 46 y escrito cerca de 1529, “Castillo fuerte es nuestro Dios” se convirtió en el himno de batalla del pueblo, en fuente de fortaleza e inspiración aún para aquellos martirizados por sus convicciones. A pesar de ser excomulgado, de sufrir persecución y muerte social, Lutero conoció el poder de la gracia de Dios. Continuó enfrentando pruebas y amenazas, pero supo encontrar consuelo en las palabras del Salmo 46. Hoy día este himno puede ser adaptado al contexto de tristeza y pérdida encontrado en un funeral. Son estos momentos los propios para destacar la fortaleza que Dios nos da, la seguridad que nos brinda en momentos turbios, la defensa contra demonios mil y el vigor de Satán y la protección que Él nos da cuando se nos ha despojado de bienes, nombre, hogar y aun de la salud del cuerpo. “En Jesucristo, mártir de paz” (MVC 65): El mundo evangélico conoce muy bien este himno el cual aparece bajo el tema “Jesucristo redentor / Alabanza y gratitud” y en el índice por temas bajo “Prueba y consolación”. El mismo lo compuso la Sra. Fanny Crosby, autora de más de 8,000 textos evangélicos adaptados a música. Su vida como mujer ciega de mediados del siglo XIX le inspiró a escribir himnos que hablaran del cuidado y protección de Dios en “horas tristes de tempestad”, “en nuestras luchas, en el dolor, en tristes horas de tentación”. Al igual que otros más, su ritmo a tres (en este caso con una métrica musical de 9/8) también nos brinda un aire que evoca los bailes de salón y el ritmo europeo del vals. Con esa melodía en tono mayor, denotando positivismo y gozo, la autora afirma que en “horas tristes de tempestad, hallan las almas dulce solaz, grato consuelo, felicidad” en la figura de Jesucristo. Los momentos turbios y las noches oscuras del alma que acompañan la muerte de un ser querido 187
toman un segundo plano para elevar, en este cántico, un gloria al Redentor cuya gracia siempre dirigirá nuestro vivir. “Cristo es el todo para mí” (MVC 234): Este himno aparece bajo el tema “Confianza y seguridad” y en índice por temas bajo “Prueba y consolación”. Conocido como el “bardo de Ohio” por sus talentos musicales, Will L. Thompson también fue el autor de “Cuán tiernamente Jesús hoy nos llama” (MVC 193). Se cuenta que Thompson fue a visitar al conocido evangelista Dwight L. Moody en su lecho de muerte. Las visitas ya estaban restringidas, pero cuando Moody supo que Thompson había llamado, él insistió en que lo dejaran venir.
Al Thompson
llegar, Moody le dijo, “¡Will, hubiera preferido escribir ‘Cuán tiernamente Jesús hoy nos llama’ antes de cualquier cosa en toda mi vida!” Pero las palabras del himno “Cristo es el todo para mí”, publicado en 1904, se han utilizado por miles de creyentes que desean expresar su devoción a Cristo y total dependencia en Él para todas sus necesidades.246 “Cristo es el todo para mí” anuncia la confianza y seguridad que todo creyente tiene en el aliento que Dios da, aun en la aflicción. Al usarse en un funeral no se incluye para fomentar la enajenación del dolor o de la aflicción muy propia al ser humano. El himno reconoce la tristeza y la aflicción, pero también el aliento de Dios y la compañía fiel. “Roca de la eternidad” (MVC 247): “Roca de la eternidad” aparece bajo el tema “La experiencia con Cristo / Confianza y seguridad” y en el índice por temas bajo “Prueba y consolación”.
Mientras que la mayoría de los himnos han sido compuestos luego de una
necesidad personal o una profunda experiencia, este nació de la controversia. Augustus Toplady, inglés de nacimiento, se convirtió a Cristo cuando tenía 16 años mientras visitaba Irlanda. Por un 246
Osbeck, Amazing Grace: 366 Inspiring Hymn Stories for Daily Devotions, 184.
188
tiempo le atrajo el ministerio de los hermanos Wesley pero luego, cuando comenzó a seguir las doctrinas calvinistas, se apartó un poco de las posiciones wesleyanas y comenzó a atacarlas por medio de debates públicos, panfletos y sermones. En 1776 compuso el texto de “Roca de la eternidad” en The Gospel Magazine como clímax a un artículo que intentaba probar que de igual manera que Inglaterra no podía pagar su deuda nacional, asimismo el ser humano no podía, por sus propios esfuerzos, satisfacer la justicia eterna de un Dios santo.247 Algunas de las expresiones en “Roca de la eternidad” son ataques sarcásticos a enseñanzas wesleyanas, tales como la necesidad de arrepentimiento contrito y al concepto armenio de santificación –la creencia de que es posible vivir sin pecar conscientemente y por tanto encontrar el descanso prometido, o el estado de perfección moral descritas en Hebreos 4.9. Más allá de la controversia entre la doctrina del libre albedrío (John y Charles Wesley y el arminianismo) y la doctrina calvinista de la predestinación, este himno es muy propio para funerales ya que proclama el sacrificio de Cristo en la cruz como único medio de salvación. De igual manera sus tres estrofas nos animan a buscar consuelo y seguridad en Cristo la roca –aun en tiempos de muerte (verso 3 lee: “Mientras haya de vivir y al instante de expirar; cuando vaya a responder en tu augusto tribunal, sé mi escondedero fiel, roca de la eternidad”). “Dulce oración” (MVC 248): La ubicación de este himno en Mil voces para celebrar es bajo el tema “La experiencia con Cristo / Confianza y seguridad” y en el índice por temas bajo “Prueba y consolación”. El tema principal de este himno es la importancia de mantener una relación íntima con Dios por medio de la oración. Escrito en 1842 por un predicador laico ciego,
247
Osbeck, 101 Hymn Stories, Location 1787.
189
William Walford, el mismo nos recuerda las bendiciones de la oración y se anticipa al día cuando no necesitemos ya la necesidad de orar pues estaremos con el Señor.248 Los funerales sirven también para reconocer la providencia y cuidado de Dios en el pasado en nuestras vidas. Cierto es como dice la primera estrofa de este himno, “¡Oh, cuántas veces tuve en ti auxilio en ruda tentación; y cuantos bienes recibir, mediante ti, dulce oración!” Por otro lado, se destaca la importancia de la oración como canal de aliento y gozo al alma en momentos de aflicción cuando quizás no tendríamos las ganas de orar. “Cuán firme cimiento” (MVC 256): Este himno aparece bajo el tema de “La experiencia con Cristo / Prueba y consolación” y en el índice por temas bajo “Prueba y consolación”. La autoría de este himno del siglo XVIII siempre ha sido un misterio. No obstante, su letra es considerada un sermón versificado. El primer verso establece el fundamento de la fe cristiana como la Palabra de Dios mientras que los sucesivos personalizan las promesas de su Palabra. “Cuan firme cimiento” sirvió de trasfondo a momentos de muerte y servicios fúnebres famosos. Andrew Jackson, séptimo Presidente de los Estados Unidos, pidió que se cantara mientras estaba postrado en cama poco antes de morir. El General de los ejércitos de los Estados Confederados, Robert E. Lee, pidió también que se cantara en su funeral “como una expresión de su total confianza en los caminos del Padre celestial”.249 “¡Oh, qué amigo nos es Cristo!” (MVC 257): Este himno aparece bajo el tema de “La experiencia con Cristo / Prueba y consolación” y en el índice por temas bajo “Prueba y consolación”. He aquí un himno escrito cuyo origen le debe mucho al tema de la muerte y la
248 249
Osbeck, Amazing Grace: 366 Inspiring Hymn Stories for Daily Devotions, 17. Osbeck, 101 Hymn Stories, Location 799.
190
pérdida súbita. Joseph Scriven tenía riquezas, educación, familia devota y una vida placentera en Irlanda. La noche antes de su boda, su prometida se ahogó. En su profundo dolor, Scriven se percató de que el único lugar donde pudiera encontrar solaz y sostén era en su amado amigo, Jesús. Poco después de esta tragedia, Scriven cambió dramáticamente su vida. Se fue de Irlanda para el Port Hope, en Canadá, determinado a usar su tiempo en ser amigo y ayuda a los demás. Usualmente daba su ropa y posesiones a los más necesitados, y trabajó sin paga para toda persona que lo necesitara. Se le conoció allí como “el buen samaritano de Port Hope”. Cuando su madre enfermó gravemente en Irlanda, Scriven le escribió una carta con las palabras de este poema y con la oración de que estas líneas le recordaran acerca del amigo que nunca falla. Más tarde en su vida Joseph Scriven también enfermó y un amigo le visitó. Cuando llegó su amigo y vio este poema escrito en una vieja hoja de papel, le preguntó, “¿Quién escribió estas bellas palabras?” Scriven respondió, “Mi Señor y yo, entre nosotros”.250 “Si en tu senda las nubes” (MVC 259): Este himno aparece bajo el tema de “La experiencia con Cristo / Prueba y consolación” y en el índice por temas bajo “Prueba y consolación”. La letra de este himno la compuso el mexicano Vicente Mendoza y la misma expresa total confianza y fe en el cuidado de Dios cuando se esté pasando por momentos difíciles. El coro afirma que “si hay valor y fe, en la más oscura noche, siempre hay luz” y sirve como bálsamo y consuelo a familiares que han atravesado la muerte de un ser querido. Este himno también sería muy propio para familias que experimentaron un período muy largo de cuidado al ser querido fallecido, sirviéndole el mismo de sostén y apoyo luego de tanto tiempo de cargas.
250
Osbeck, Amazing Grace: 366 Inspiring Hymn Stories for Daily Devotions, 19.
191
“Nunca desmayes” (MVC 260): Este himno corresponde al tema de “La experiencia con Cristo / Confianza y seguridad” y en el índice por temas bajo “Prueba y consolación”. Escrito en 1904 por el matrimonio de Civilla y Walter Martin cuando ambos estaban como huéspedes en el Practical Bible Training School en Lestershire, Nueva York. Walter, un reconocido evangelista bautista, estaba ayudando al presidente de la escuela a preparar un himnario, y fue invitado a predicar a una iglesia bastante distante de la escuela. Esa mañana dominical Civilla enfermó, imposibilitando el que acompañara a su esposo al compromiso. Walter consideró seriamente cancelar su compromiso ya que le ausentaría del lado de su esposa por bastante tiempo. Justo ahí su hijo menor le dijo, “Padre, ¿no crees que si Dios quiere que prediques hoy acaso no cuidará de mamá mientras te ausentas?” Walter predicó ese día y al regresar encontró a Civilla mucho mejor de salud e incluso ya había trabajado un poco en lo que sería el texto de este himno. Esa misma tarde Walter compuso la música para las letras de su esposa.251 Este himno da una lección muy importante y muy pertinente al momento de un funeral: todo creyente necesita ánimo y consuelo de tiempo en tiempo. “Mi esperanza firme está” (MVC 261): Este himno aparece bajo el tema de “La experiencia con Cristo / Confianza y seguridad” y en el índice por temas bajo “Prueba y consolación”.
El origen de este himno, en 1834, tiene que ver con el contexto de muerte.
Edward Mote fue pastor en Sussex, Inglaterra, hasta que murió en 1874. Una mañana, Mote tuvo la inspiración de componer un himno bajo el tema “La experiencia de gracia del cristiano”. Mientras se dirigía a la iglesia un domingo, se encontró con un hermano de la iglesia de apellido King, quien le informó que su esposa estaba gravemente enferma. King le dijo que era su costumbre, antes de ir a la iglesia, cantar un himno, leer una porción bíblica y orar. Había 251
Osbeck, 101 More Hymn Stories, 106.
192
buscado su himnario, pero no lo había encontrado. Mote le dijo, “Tengo unos versos en mi bolsillo. Si quieres los podemos cantar”. Así hicieron, y la Sra. King lo apreció mucho. Debido a que estos versos bendijeron a esta mujer moribunda, Mote decidió dedicarle más al himno y reprodujo mil copias para distribuirlas.252 Excelente himno para afirmar la esperanza basada, únicamente, en la sangre y justificación de Jesús. En el contexto de un funeral este himno puede servir de apoyo a los familiares que se encuentran quizás sin esperanzas y con sentido de desprotección. “Cuando estés cruzando un mar” (MVC 365): Este himno aparece bajo el tema de “Otras ocasiones especiales / Acción de gracias” y en el índice por temas bajo “Prueba y consolación”. El predicador laico metodista Johnson Oatman escribió más de 5,000 textos para himnos.
A través de este himno, compuesto en 1897, Oatman nos reta a redescubrir
periódicamente las muchas bendiciones de Dios, incluso en tiempos de prueba. Oatman plasmó la idea de contar las bendiciones, o favores de Dios, como antídoto a las frustraciones de la vida. De igual manera, por medio de todos los versos, nos enseña que contar las bendiciones nos ayuda a ubicar lo material en su justa perspectiva cuando se compara con la herencia eterna. Al final del himno el compositor afirma que la provisión de ayuda y consuelo de parte de Dios, al final de nuestro peregrinaje terrenal, es una de nuestras bendiciones mayores.253 “En presencia estar de Cristo” (MVC 381): Este himno aparece bajo el tema de “Otras ocasiones especiales / Muerte y vida eterna” y en el índice por temas bajo “Prueba y consolación” y “Funerales / Conmemoración”. He aquí un himno propiamente para funerales, no utilizado por ninguna de las iglesias estudiadas. 252 253
Ibíd, 276. Osbeck, Amazing Grace: 366 Inspiring Hymn Stories for Daily Devotions, 350.
193
Sugerencias: himnos sugeridos Esta investigación también presenta la oportunidad para sugerir himnos que sean propios para ser incluidos en los servicios fúnebres. La selección de himnos y cánticos debe ser una celebración de la resurrección de los muertos, el testimonio de vida, la esperanza y la vida eterna. Algunos podrían ser conocidos por los asistentes y otros no. Pero el escoger himnos no tan conocidos no debe ser razón para no incluirlos, pero esto lo trataremos en mayor detalle más adelante. El repertorio musical escogido debe contribuir a un ambiente de esperanza, gozo y recuerdos positivos en vez de a un estancamiento en la tristeza y el sentido de pérdida. Esto ayudará a los presentes a contribuir y participar en la adoración de forma activa en vez de pasiva. La buena selección musical proveerá a los asistentes entrar en celebración de la vida del fallecido en vez de quedarse en el lamento, al igual que le proveerá a la familia una muy necesaria fortaleza y ánimo. A tales efectos queremos destacar dos que se encuentran en Mil voces para celebrar que prácticamente pasan desapercibidos por las iglesias: “Hoy por los santos que descansan ya” (MVC 384): Este himno aparece bajo el tema de “La iglesia triunfante / Comunión de los santos” y en el índice por temas bajo “Funerales / Conmemoración”. El obispo William W. How escribió la letra de este hermoso himno en 1864 para ser utilizado en la liturgia anglicana conmemorando el Día de todos los santos. Originalmente se tituló “Himno para el día de los santos – Nube de testigos –Hebreos 12.1”. El texto tuvo la intención de ser un comentario al artículo del Credo apostólico que dice “Creo… en la comunión de los santos” y se le considera el mejor himno escrito para tal propósito. 254
254
Osbeck, 101 More Hymn Stories, 90
194
A pesar de que el sector más evangélico que protestante tiende a no seguir estrictamente el calendario litúrgico como lo hacen los sectores católico romano y protestantes, un funeral o día importante como el Día de todos los santos puede ser llenado con significado real y escritural. Un funeral o un memorial pueden servir de vehículo para la enseñanza doctrinal de que todo creyente es llamado a ser santo. El memorial (mensual o anual) también sirve de ocasión para honrar la memoria de miembros de la iglesia y seres queridos que han fallecido en determinado tiempo y reafirmar el anticipo que tenemos en reunirnos con ellos y con todos los demás santos de todas las edades. “Himno de promesa” (MVC 338): Este himno aparece bajo el tema de “Los sacramentos y otros cultos y Funerales / Conmemoración” y en el índice por temas bajo “Funerales / Conmemoración”. Natalie Sleeth estaba casada con el Rvdo. Ronald E. Sleeth, ministro metodista y profesor de homilética de la Escuela de Teología Perkins. Contrario a muchos otros compositores de himnos, Sleeth tenía el talento de componer tanto textos como música. El “Himno de promesa” es uno muy conocido y muy presente en funerales en los Estados Unidos. Pero, a pesar de esto, Sleeth afirmó que su composición surgió cuando ella reflexionaba sobre ideas de vida, muerte, primavera e invierno, Viernes Santo y Domingo de Resurrección, y todo el renacimiento que le ocurre al mundo cada primavera. Se inspiró en una línea del poeta T. S. Eliot: “Nuestro fin es el comienzo”.255 Este himno es muy propio para funerales y memoriales, y prácticamente nunca utilizado en el contexto nuestro.
Su línea teológica y bellas metáforas afirman la promesa de una
C. Michael Hawn, “History of Hymns: ‘In the Bulb There Is a Flower’.” Discipleship Ministries of the United Methodist Church, visto el 12 de septiembre de 2016, http://www.umcdiscipleship.org/resources/history-of-hymnsin-the-bulb-there-is-a-flower. 255
195
primavera y la esperanza pascual.
Poco después de su composición, el Rvdo. Sleeth fue
diagnosticado con una enfermedad terminal y él mismo solicitó que “Himno de promesa” fuera cantado en su funeral. “El que habita al abrigo de Dios” (MVC) 254: El Salmo 91 ha sido fuente de inspiración para muchas personas en momentos de incertidumbre, dolor, ansiedad y pérdida. Es el salmo más leído, reflexionado y ponderado por los capellanes militares. Este himno, ubicado bajo el tema de “La experiencia con Cristo / Confianza y seguridad” es fruto de las experiencias vividas en Puerto Rico en la década del 30. Esta época fue una caracterizada no solo por problemas económicos reflejados en la Gran Depresión, sino por mucha confusión, pobreza, lepra, tos ferina, difteria, viruela, malaria y tuberculosis.
Pero también fue una época donde
muchos siervos y siervas de Dios encontraron formas nuevas de expresión de adoración. A pesar de las pruebas, enfermedades, escasez y falta de dinero, muchos supieron reconocer la bondad y providencia de Dios. Rafael Cuna fue un laico relacionado a la Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo) y a la Iglesia Metodista de Puerto Rico y en medio de las pruebas reconoció la protección de Dios reflejada en el Salmo 91. Usando el salmo como base y su excelente base teológica, Cuna le puso música de vals y pocos acordes y plasmó las promesas de protección que allí se encuentran. Esto hace de “El que habita al abrigo de Dios” una excelente selección para ser cantada en funerales y memoriales. “De paz inundada mi senda” (MVC 250): He aquí otro himno ubicado bajo el tema de “La experiencia con Cristo / Confianza y seguridad”, presente en muchos funerales y memoriales, pero ausente en los estudiados en esta investigación. El autor del mismo, Horatio Spafford, no tenía mucha experiencia en cuestión de momentos duros. Conocía bien acerca de 196
momentos alegres y seguros como abogado en Chicago. Tenía cuatro hijas, era miembro activo en la iglesia presbiteriana y gozaba de la amistad de evangelistas reconocidos de su época como Dwight Moody. Sus pruebas comenzaron en 1871 con el gran fuego de Chicago que arrasó con las propiedades de su familia. Spafford decidió despejar su mente viajando con el evangelista Moody para Gran Bretaña así que planificó esto a manera de vacaciones con su familia. En noviembre de 1873, Spafford tuvo que atender unos asuntos urgentes y envió a su esposa y cuatro hijas al viaje a bordo del S.S. Ville du Harve, con planes de unirse a ellas más adelante. A mitad de travesía por el Atlántico la nave fue embestida por otra y se hundió en 12 minutos. Sus cuatro hijas estaban entre las 226 víctimas. Su esposa fue salvada milagrosamente. Cuando Horatio Spafford iba rumbo a Inglaterra para reunirse con su esposa y pasó por el lugar aproximado del hundimiento de la nave donde sus hijas perecieron, recibió el consuelo de Dios que le permitió escribir: “De paz inundada mi senda ya esté o cúbrala un mar de aflicción…tengo paz”.256 Si bien es cierto que quizás el himno “De paz inundada mi senda” no abunde tanto en el tema de las tristezas y tribulaciones de la vida, el mismo se enfoca más en la obra redentora de Cristo y en su segunda venida. Sin embargo, en un contexto fúnebre y de pérdida, este himno nos asombra con la forma en que Spafford pudo plasmar sus tragedias personales y aun así poder decir en el coro, como aparece en otras traducciones, “Estoy bien con mi Dios”. “Nada te turbe” (MVC 258): Este corto cántico está basado en la poesía del mismo nombre de santa Teresa de Jesús (también conocida como Teresa de Ávila), la conocida religiosa, fundadora de las carmelitas descalzas, mística y escritora española. Teresa de Cepeda 256
Osbeck, Amazing Grace: 366 Inspiring Hymn Stories for Daily Devotions, 202.
197
y Ahumada nació en Ávila, España, en 1515. Cuando tenía 20 años entró en el convento Carmelita de la Encarnación, y mientras allí estuvo padeció de muchas enfermedades. Vivió una vida muy consagrada en el convento donde experimentó varias experiencias sobrenaturales y místicas. Junto a san Juan de la Cruz, se le considera parte de la cumbre de la mística cristiana. 257 “Nada te turbe” es una de las poesías más conocidas de esta mística española. Se sabe que Teresa escribió poesías ocasionalmente y lo hacía inspirada en poemas y rimas pastoriles que aprendió en su juventud. Solía escribir mientras hacía viajes largos, para animar las largas y monótonas horas, pero también para alegrar la vida de los conventos pues le gustaba ver a sus hermanas contentas.258 “Nada te turbe” recoge varias afirmaciones bíblicas muy propias para ser leídas y reflexionadas en funerales. En su forma original, el poema lee de esta manera: Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene nada le falta Solo Dios basta.
Sin embargo, la versión para ser cantada que aparece en Mil voces para celebrar solamente incluye lo siguiente: Nada te turbe, nada te espante. Quien a Dios tiene nada le falta. Nada te turbe, nada te espante. 257
Richard J. Foster y James Bryan Smith, eds., Devocionales clásicos: lecturas escogidas para el estudio individual y de grupo (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2004), 228. 258 "Santa Teresa De Jesús," Santa Teresa de Jesús, visto el 19 de septiembre de 2016, http://www.santateresadejesus.com/.
198
Quien a Dios tiene nada le falta. Solo Dios basta. Habiendo dicho esto, aún en su versión más corta (la versión cantada), el texto recoge el sentir del consuelo de Dios y la seguridad de su protección encontrado en Juan 14.1-10ª, 15-21, 25-27, uno de los textos sugeridos en el Culto de muerte y resurrección y solamente utilizado por una de las congregaciones. ¿Qué mejor momento que el servicio fúnebre para exhortarle a los familiares a no turbarse y no dejarse espantar por la muerte de un ser querido? “Dulce comunión” (MVC 244): La muerte, la pérdida de un ser querido y el luto, entre otras emociones, son muchas veces los escenarios que ayudan a que nazca un himno. Una tarde de 1887, al llegar a su casa el maestro de música Anthony J. Showalter, encontró dos cartas de dos ex estudiantes. Para su sorpresa, ambas contenían historias similares ya que ambos habían perdido a sus respectivas esposas el mismo día. El maestro comenzó entonces a escribirles cartas de condolencias a ambos. Mientras escribía comenzó a recordar el texto de Deuteronomio 33.27 (“El eterno Dios es tu refugio y sus brazos eternos son tu apoyo”). Luego de escribir ambas cartas, procedió a redactar una tercera, específicamente a un compositor de himnos de nombre Elisha Hoffman. En la carta incluso sugirió añadirle un coro. Cuando Hoffman respondió rápidamente con tres versos, Showalter entonces compuso la melodía.259 Quizás su título (“Dulce comunión”) haga que pase desapercibido y se confunda con un himno para el momento de la Comunión. Pero el hecho es que este himno es muy propio y pertinente para el escenario fúnebre, sobre todo debido a que su tema es el siguiente: con los
259
William J. Petersen and Ardythe Petersen, The Complete Book of Hymns: Inspiring stories about 600 hymns and praise songs (Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, 2006) Kindle Electronic Edition: Locations 863.
199
brazos de Dios sosteniéndonos y su amor rodeándonos, podemos hallar fortaleza aún en las circunstancias más tristes. Si bien es cierto que muchos himnos y cánticos propios para el funeral caen bajo el tema “La experiencia con Cristo / Confianza y seguridad” en el himnario Mil voces para celebrar, también es cierto que todo himno que afirme la resurrección y la vida eterna logradas por medio de Jesucristo también es oportuno para el servicio fúnebre. Es por eso que a continuación desglosamos aquellos himnos que quizás se canten más durante el Domingo de Pascua pero que también se acoplan perfectamente al entorno fúnebre donde más se debe enfatizar la creencia cristiana en la resurrección y vida eterna.
Por otro lado, estos himnos pascuales tienden a ser
alegres y vivos. Esto es importante también para el momento del servicio fúnebre donde, lejos de negar todo dolor o lamento, es propio sentir el gozo de la salvación y la alegría esperanzadora de volver a ver a nuestros seres queridos. “La tumba le encerró” (MVC 147): A través de su ministerio, Robert Lowry fue reconocido como un ministro capaz del evangelio, siendo la música y la himnología dos de sus estudios favoritos. Durante la época pascual de 1874, mientras Lowry hacía sus devociones vespertinas, se maravilló de repente con los acontecimientos asociados a la resurrección de Cristo, específicamente con las palabras de Lucas 24.6-8: 6 No
está aquí, sino que ha resucitado. Acuérdense cómo les habló cuando estaba aún en
Galilea, 7 diciendo que el Hijo del Hombre debía ser entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, y al tercer día resucitar.” Sus palabras.
200
8 Entonces
ellas se acordaron de
Muy pronto, Lowry se encontró sentado en el pequeño órgano de fuelles que tenía en la sala de su hogar y, en una manera muy espontánea le llegaron la música y las palabras.260 Este es un himno muy interesante a la hora de tocarlo y cantarlo. Los versos se cantan ligeramente más lentos que el coro. A pesar de que esto no se indica explícitamente en el himno, su estructura melódica y rítmica sí lo implica. Esto se traduce, a su vez, a un contraste entre el estado de ánimo de muerte (versos) y de la resurrección (coro). “Al Cristo vivo sirvo” (MVC 149): Alfred H. Ackley tuvo una experiencia retadora con un estudiante judío que asistía a sus reuniones evangelísticas. El estudiante le preguntó a Ackley, “¿Y por qué debo adorar a un judío muerto?” Inmediatamente el profesor le contestó, “¡Él vive! ¡Te digo, Él no está muerto, sino que vive aquí y ahora! Jesucristo está más vivo ahora que nunca antes. Te lo puedo probar con mi propia experiencia, al igual que con el testimonio de miles y miles”. Su contestación apologética, junto a su fervor por ganarse esta vida para Cristo, produjo una canción que también sirve como sermón.261 Su cadencia rítmica galopante produce en quienes lo cantan un sentir de alegría, gozo y una sensación cuasi bailable. ¿Qué mejor que un servicio fúnebre para declarar que, en medio de la muerte, le servimos a un Cristo que vive? “Hoy celebramos con gozo” (MVC 150): No encontramos documentación sobre la historia de este himno, por lo que procederemos a hacer nuestro propio análisis músico teológico. 262 El himno “Hoy celebramos con gozo” tiene la peculiaridad de no venir del repertorio tradicional europeo de himnos. El himnario especifica que el mismo tiene aire de cueca boliviana. 260
La
Osbeck, 101 More Hymn Stories, 58. Osbeck, 101 More Hymn Stories, 115. 262 El investigador fungió como líder musical de una agrupación musical cristiana con énfasis en la música folclórica indígena de Centro y Sur América. Los datos aquí expuestos sobre la cueca vienen de su experiencia durante los años 1992-2009. 261
201
cueca es un género musical bailado comúnmente en Colombia, Perú, Argentina y Chile. Este himno fue compuesto por Mortimer Arias y Antonio Auza, en 1971, y el mismo tiene las características inherentes a este baile suramericano. Su cadencia de 6/8 tiene relación con las cadencias del vals e invitan a la alegría que acompaña un buen baile en pareja. El himno está ubicado bajo los temas “Jesucristo redentor / Resurrección / Exaltación”, siendo uno propio para el Domingo de resurrección. Sin embargo, es propio dentro del contexto fúnebre para exaltar el gozo del Dios “creador de la tierra y dador de todo bien”, “que ha vencido a las tinieblas y a la muerte destruyó”. En medio de la pérdida, el luto y la muerte, este himno nos invita a celebrar al Dios de la vida y la esperanza de la vida eterna. “¡Vive el Señor!” (MVC 154): El servicio fúnebre es el momento clave para proclamar, orar, predicar y cantar la resurrección de nuestros seres queridos fallecidos garantizada por la resurrección de Cristo. En la década de 1970, las composiciones de Gloria y Bill Gaither enriquecieron e impactaron grandemente la música evangélica contemporánea. Pero quizás la canción que más fama les ha dado es aquella que refleja su propia filosofía –la resurrección en el diario vivir. “¡Vive el Señor!” fue escrita luego de un período donde los Gaither no habían podido componer nada. Por otro lado, era el fin de la década de 1960 y los Estados Unidos pasaban por grandes disturbios culturales y sociales. Fue en esa época que les nació un hijo, y este evento puso a Bill y a Gloria a pensar si este sería un buen momento para traer una criatura al mundo. Pero aun así nació Benjy, trayendo gozo a esta familia que ya tenía dos hijas; pero este era el primer hijo. Así nació parte de la letra que dice, “Encantos mil da una criatura,
202
tomada en brazos al nacer; aún mayor es la certeza que triunfará mañana, pues ¡Vive el Señor!” Y entonces tuvieron el valor de decir, en canción, “¡Vive el Señor! Triunfaré mañana”.263 Este himno no solo nos hace vivir la confianza de que el Cristo vivo guía nuestras vidas, sino que hace presente la promesa de Jesús que dice, “…porque yo vivo, ustedes también vivirán” (Juan 14.19b). Al analizar la poca variedad utilizada por las iglesias al momento de escoger himnos propios para los funerales, entendemos que una de las razones es la falta de conocimiento de las melodías de aquellos himnos que no conocen. Quizás al momento de planificar la liturgia fúnebre el liturgista hojeó el himnario y prefirió escoger aquellos himnos conocidos por encima de otros que, quizás con mejor teología de la muerte, la iglesia desconoce. ¿Qué hacer cuando hay himnos con letra propia y teología apta para el evento (en este caso un funeral), pero se desconoce su melodía?
Es aquí que entra el “Índice métrico de tonadas” el cual permite
combinar himnos que compartan la misma métrica con himnos que tengan tonadas conocidas. Este método de intercambiar himnos no siempre funciona ya que algunos himnos son únicos en su métrica. Por otro lado, esta herramienta permite que se saque mejor provecho al repertorio de himnos fúnebres que no se está aprovechando. He aquí varios ejemplos de himnos que quizás una congregación no sepa cantar, pero cuya letra sería muy propia incluir en un culto fúnebre: “¡Oh, qué amigo nos es Cristo!” e “Himno de promesa”: Las métricas de ambos himnos, según el himnario, son 87.87 D. Con esta información vamos al “Índice métrico de tonadas” (p. 412 de Mil voces para celebrar) y buscamos los himnos que comparten esta tonada. Vemos que 9 himnos comparten esta métrica, incluyendo los himnos en cuestión, y procedemos 263
Osbeck, Amazing Grace: 366 Inspiring Hymn Stories for Daily Devotions, 128.
203
a ir uno a uno para ver cuáles tienen melodías conocidas. Uno de los himnos en esta lista es “Jubilosos, te adoramos” (también conocido como el “Himno a la alegría” y la “9na Sinfonía” de Beethoven). Con esta información se pueden incluir en un funeral los himnos “¡Oh, qué amigo nos es Cristo!” o “Himno de promesa” cantando “Jubilosos, te adoramos”. “Mi esperanza firme está”: La métrica de este himno es 88.88 y coro. El “Índice métrico de tonadas” indica que el himno en cuestión comparte la métrica con otro solamente, el himno de Adviento “Oh ven, Emanuel”. Seguidamente, podemos cantar “Mi esperanza firme está” con la melodía de “Oh ven, Emanuel”. “En presencia estar de Cristo”: La métrica de este himno es 87.87 y coro. El “Índice métrico de tonadas” indica que el himno en cuestión comparte la métrica con otros 11 himnos. Uno de los himnos con que comparte métrica es uno muy conocido en las iglesias evangélicas, “Salvador, a ti me rindo”. La congregación que desee usar en un culto fúnebre “En presencia estar de Cristo”, pero desconozca cómo cantarlo, podrá aún hacerlo con la tonada de “Salvador, a ti me rindo”. Sugerencias: el rol del ataúd En el capítulo 2 se presentó el hecho de que Thomas Long estableció que el funeral cristiano abarca los actos y ritos alrededor de la muerte, sobre todo alrededor de cinco movimientos: reunión del pueblo, procesión, servicio de oración y palabra, Comunión y envío. Si bien es cierto que el servicio fúnebre es un acto donde la congregación se reúne para adorar, como si fuera cualquier otro servicio litúrgico, también es cierto que esta será la última ocasión en que la persona fallecida esté en un mismo lugar con aquellos con quien adoró en vida. La 204
congregación, aún en esta etapa, adora con la persona fallecida y esto debe reflejarse dramáticamente en la manera en que el ataúd entre al lugar, preferiblemente si es en el templo. La persona fallecida aún es parte de la congregación y será durante su funeral que esté presente en cuerpo por última vez, en su iglesia y con su gente. Si bien la liturgia contiene elementos importantes como la selección propia de himnos y cánticos, textos bíblicos, oraciones y sermón, también es importante el elemento del cuerpo del fallecido.
La simbología debe trascender la
liturgia para llegar hasta el movimiento del ataúd desde que entra al templo y se ubica frente a la congregación.
A tono con lo establecido Long, nos gustaría ver la antigua tradición que
establecía que a los laicos fallecidos se les lleve con los pies delante (de frente, tal y como lo hizo la persona cuando adoraba con el pueblo). De igual manera si fuese un clero fallecido, se le lleve con la cabeza delante (de frente al pueblo, tal y como lo hizo cuando dirigía al pueblo). Sugerencias: el toque de campanas Las campanas se han utilizado, a través de los siglos, para convocar al pueblo al culto anunciando el comienzo del mismo. Además, el repique ha servido para subrayar alegría, anunciar un fallecimiento, recordar momentos de oración y alentar a los ausentes a congregarse. El repique de campanas para anunciar un evento fúnebre ha sido parte de la historia por siglos. Algunas congregaciones metodistas han seguido este uso pero lo han limitado a la ceremonia de bodas.264 Como se expuso en el capítulo 2, la única conexión que conocemos entre la Iglesia Metodista y el repique de campanas relacionadas a la muerte es en la práctica de repicar las campanas como recordatorio de aquellas personas fallecidas durante el año. Este evento se lleva
264
El investigador ha oficiado bodas en la Iglesia Metodista Santísima Trinidad en el Viejo San Juan, Puerto Rico, y da testimonio del repique de campanas cuando se anuncia la oficialidad del matrimonio celebrado.
205
a cabo en el Culto de apertura de cada Conferencia Conexional y tiene por nombre “Momentos de recordación”. El repique de campanas para anunciar un funeral establece un vínculo de la iglesia con siglos de historia y de tradición fúnebre. Igualmente, esto le comunica a toda la comunidad circundante que una persona ha fallecido, haciendo partícipe ésta de un evento que parte de la vida. Ciertamente no todas las iglesias tienen campanario, pero esto puede resolverse: el sonido de campana o carillón puede tenerse grabado y amplificado por bocinas que estén fuera del templo, proyectando hacia la comunidad. Existen al menos tres momentos donde se pueden repicar las campanas fúnebres: 1) En cualquier momento cuando la iglesia se entere de la muerte de un miembro de la congregación. 2) Cuando la comitiva fúnebre esté llegando a la iglesia y cuando el cuerpo entre al templo. 3) Cuando el cuerpo sea sacado del templo.
Sugerencias: oraciones con y por los difuntos Todos los cultos fúnebres estudiados incluyeron al menos una oración de consuelo y fortaleza para los familiares. Ninguno incluyó una oración por la persona fallecida. Claro está, este elemento es uno que forma parte del rito fúnebre católico (romano y no romano). Este elemento contrasta mucho con el ritual fúnebre protestante.
206
El mundo protestante, especialmente el evangélico, quizá desconozca que este tipo de oración tiene sus bases bíblicas. Cuando se confronta con la pregunta de si es bíblico o no orarle, orar con u orar por los difuntos, el sector fundamentalista recurre a Deuteronomio 18.10-11 que dice “No sea hallado en ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni hechicería, o que sea agorero, o hechicero, o encantador, o adivino, o espiritista, ni quien consulte a los muertos”. Pero este mandamiento veterotestamentario fue dado antes de la resurrección y escrito en el contexto de otras prácticas abominables relacionadas a la brujería y hechicería, todas concernidas a actividades demoniacas. La visión que nos llega del mundo católico, anglicano y ortodoxo de orar con los santos (los muertos en Cristo) es muy lejos de la práctica de consultar agoreros o adivinos. Como se expuso en el capítulo 2, el evento narrado en 2 Macabeos 12.40-46 expone claramente la aprobación de la acción de Judas y recomienda de manera general la práctica de orar por los difuntos. Aquí no hay contradicción entre la convicción de que se haya cometido un pecado y la esperanza de que la persona haya fallecido piadosamente. Esta práctica, narrada como algo común, podría remontarse más allá de la época de Judas, quizás llegando hasta la época de Jesús. Existe prueba escritural de varios dichos de Jesús (en los Evangelios) y en las epístolas paulinas que contienen referencias implícitas a un estado purgatorio post mortem. Cuando Jesús promete el perdón de todos los pecados excepto el pecado contra el Espíritu Santo, el cual “no lo perdonará ni en el mundo presente ni en el venidero” (Mateo 12.31-32) esto podría interpretarse como la posibilidad de perdón de pecados en el mundo venidero. En 1 Corintios 15.29, Pablo argumenta a favor de la resurrección: “De otra manera, los que se bautizan por los muertos, ¿para 207
qué lo harían? Si los muertos no resucitan, ¿para qué bautizarse por ellos?” Pablo provee evidencia histórica de la creencia existente en la época de la eficacia de las obras por los muertos. Sin embargo, es interesante el silencio de Pablo en no reprobar esta práctica particular sino en denunciar su abuso. Esto nos llevar a deducir que tal práctica era algo legítima y, hasta cierto punto, aprobada tácitamente por el apóstol. En 2 Timoteo 1.16-18 y 4.19, Pablo habla de Onesíforo como si éste hubiera fallecido. “Que el Señor tenga misericordia de la familia de Onesíforo” (1.16), podría interpretarse como un saludo a una familia necesitada de consuelo. Luego de mencionar cómo éste le sirvió mientras el apóstol estuvo preso, leemos una oración para el propio Onesíforo: “Que el Señor le permita encontrar su misericordia en aquel día”. Si Onesíforo hubiese fallecido, he aquí tendríamos un ejemplo paulino de oración por el alma de un benefactor fallecido. A través de los siglos, el cristianismo no suprimió el culto a los difuntos, sino que lo purificó y consolidó. Ya para la época de Ignacio de Antioquía y Policarpio se hablaba de ofrecer la Eucaristía en sufragio por los difuntos. San Agustin narró en sus Confesiones que cuando su madre Mónica murió se entonó el Salmo 100 y al llevar su cuerpo al cementerio se celebró la misa junto al sepulcro. Para finales del siglo VII, quizá antes de San Gregorio Magno, ya existía un Oficio de difuntos.
Pero, como expusimos al comienzo de esta sección, la
costumbre de orar por una mejor condición de los difuntos se remonta a los siglos II y III. En términos teológicos, la oración por los difuntos implica un sentido estricto de eclesiología. La mediación de los vivos por los muertos supone que la comunidad fundada sobre el bautismo, mantenida por la fe y la vida cristiana y alimentada por la Eucaristía, se prolonga más allá de la muerte. Los padres de la Iglesia insistieron en la posibilidad de obtener perdón de 208
pecados no sólo de los vivos sino también de los difuntos, y testimonios de San Ambrosio, San Agustín y San Pedro Crisólogo hablan de la eficacia de la oración para asegurar la salvación de las almas y librarlas de la condenación eterna. Pero es San Agustín a quien le debemos la mayor influencia en la práctica de la oración por los difuntos ya que en La ciudad de Dios establecía que la iglesia abarcaba a los fieles: vivos y muertos, una comunión de santos vivos y muertos. El argumento agustiniano le otorga a la oración por los difuntos un valor que no depende del bien o del mal en la vida de la persona, de acuerdo a las Escrituras, y no está en nosotros distinguir o determinar quién lo amerita y quién no. Los ritos fúnebres son una expresión de los vínculos existentes entre todos los miembros de la Iglesia: vivos y muertos. Estos rituales ponen de relieve el hecho de que el creyente no muere solo; el creyente muere acompañado de la comunidad cristiana que lo encomienda, a su vez, a la comunidad celeste. Las exequias expresan la certeza de la resurrección, la fe en la victoria de Cristo sobre la muerte y la esperanza de participar plenamente en ella, pero también manifiesta la incertidumbre inherente a la esperanza cristiana. Por eso, la Iglesia eleva oraciones de intercesión por los difuntos, para que el Señor perdone sus pecados, los libre de la condenación eterna, los purifique totalmente, los haga partícipes de la eterna bienaventuranza y los resucite al final de los tiempos. No negamos que, para la época de la Reforma protestante, las oraciones por los difuntos se relacionaban fuertemente con el concepto del purgatorio, particularmente la idea de que los vivos pudieran sacar, por medio de la oración, las almas del purgatorio y llevarlas al paraíso. Los reformadores vieron tales oraciones como intentos vanos de salvar personas por medio de obras en vez de la fe. Sin embargo, a pesar de que estas oraciones prácticamente no se hacen en 209
funerales protestantes, las mismas han reaparecido en algunos contextos fúnebres contemporáneos. Esto corresponde más bien a un nuevo entendimiento de lo que es el funeral cristiano: un rito de paso y un acto ritual que marca un evento de transformación humana que ha sido promulgado por la gracia de Dios. Afirmamos que las oraciones por los difuntos pueden caer bajo el tema de la dedicación y que quizás cobre significado a los dolientes en la manera en que presentan su fe en la resurrección y en la posibilidad de interacción futura con los muertos en la vida venidera. De igual manera reconocemos y afirmamos que estas oraciones proveen a los afligidos un recordatorio del hecho de que han entrado en una nueva relación con los fallecidos: la presencia física ya no existe, y ahora se habla de que están en la presencia de Dios. El Salmo 116.15 establece, “Estimada a los ojos del Señor es la muerte de sus santos”. El investigador entiende que a través de los siglos y de la tradición de orar con y por los difuntos la Iglesia trató de emular este verso dándole el honor debido a los que habían peleado la buena batalla de la fe. Para la Iglesia era importante recordar y traer a la propia experiencia la vida de aquellos cristianos heroicos que habían fallecido. El investigador entiende que al conmemorar a los “muertos en Cristo”, sobre todo por medio de oraciones, no los adoramos, sino que honramos la vida que cada uno tuvo en Dios. Sería injusto crear un ambiente que honre solamente a los que están físicamente en medio nuestro si ignoramos a los que murieron en la fe. Al caer en esa práctica ignoraríamos la victoria que Cristo ganó. Cuando se honra a los difuntos también proclamamos victoriosamente como Oseas, “¿Dónde están, oh muerte, tus espinas? ¿Dónde está, oh Seol, tu aguijón?” (Oseas 13.14).
210
Al orar con, y por los difuntos, los honramos y hacemos real la resurrecciรณn de Cristo en medio nuestro mientras que les hacemos parte, una vez mรกs, del cuerpo de Cristo.
211
212
CONCLUSIÓN
A continuación, una serie de conclusiones desarrolladas a raíz de los hallazgos. El primer capítulo sirvió para analizar profundamente aquellos antecedentes que han servido para estudiar el funeral y sus ritos como elementos esenciales del cuidado pastoral efectivo. El capítulo presentó también los teóricos que más impactaron al investigador y también sirvió para presentar los diversos trasfondos étnicos y religiosos de los mismos. Las definiciones de quince términos fueron esenciales para la comprensión de los temas a discutirse y para poder enfocarnos mejor en la investigación. El segundo capítulo le permitió al investigador adentrarse mar adentro en el tema de los ritos fúnebres, desde las épocas bíblicas hasta la era moderna. A través de sus páginas, el investigador cubrió diversos temas relevantes a la investigación, tales como el cuidado pastoral en la adoración y en las personas en duelo, la niñez y su proceso de duelo, elementos musicales utilizados en funerales y sus retos. Además, pudo tocar el tema controversial de la oración por los difuntos. Este capítulo también sirvió como espacio para destacar la aportación del teórico que más impactó al investigador, Thomas Long. El tercer capítulo es utilizado para presentar el diseño de la investigación y la descripción del mismo. El cuarto capítulo presenta los hallazgos de la investigación. Usando como guía el modelo del “Culto de muerte y resurrección” encontrado en el himnario metodista Mil voces para celebrar: himnario metodista, cada hallazgo se ubica en una tabla, justo al lado de su contraparte en el modelo de culto. Los hallazgos y algunas conclusiones se dividen en ciertas áreas que el 213
investigador consideró importantes y pertinentes: himnos utilizados por las iglesias estudiadas, himnos sugeridos por el investigador, el rol del ataúd, el toque de campanas y la importancia de rescatar (en el mundo de la iglesia metodista), las oraciones con y por los difuntos. El capítulo cuatro resalta que las congregaciones metodistas estudiadas, en su mayoría, utilizaron el modelo del “Culto de muerte y resurrección” encontrado en el himnario metodista Mil voces para celebrar: himnario metodista. Este hallazgo muestra que en su mayoría el pastorado metodista del Área Metropolitana reconoce en el himnario metodista una fuente confiable al momento de desarrollar un culto fúnebre. Los hallazgos demuestran que las iglesias metodistas de la Región Metropolitana hacen un servicio religioso fúnebre tomando en consideración el cuadrilátero metodista (la Escritura, la tradición cristiana, la experiencia y la razón). Los hallazgos revelaron mucha repetición en el escogido de himnos y cánticos. Hubo un escogido de 14 himnos y cánticos; de estos, ocho se utilizaron en más de una ocasión. Considerando que el himnario metodista ofrece cerca de 30 himnos bajo el tema de funerales, conmemoración, prueba y consolación, el investigador sugirió otros 25 que pueden ser utilizados también. El investigador concluye que aún queda trabajo por hacer en las congregaciones para que conozcan mejor el material disponible en el himnario para desarrollar servicios fúnebres más pertinentes y con mejor teología. Los programas escritos de los servicios fúnebres analizados no revelan aspectos visuales y sonoros que quizás se llevaron a cabo. Es importante y pertinente educar en el uso de ciertos aspectos visuales y sonoros, tales como la entrada y salida del ataúd al templo y el repique de campanas. El investigador concluye que es importante darles a las congregaciones material y herramientas que les permitan incluir elementos visuales y sonoros a los servicios fúnebres. La Iglesia Metodista goza de mucha simbología visual y sonora, razón
214
por la cual el investigador no cree sería problemático presentarle otros elementos que han sido parte de la historia y la tradición. Ninguna de las congregaciones estudiadas incluyó una oración por los difuntos. Esto no es de extrañar, pero aun así el investigador considera importante educar en el uso y pertinencia teológica de esta práctica. El investigador concluye que quizá este elemento sea el que más trabajo dé al presentarlo a las congregaciones. Incluir el elemento de las oraciones por los difuntos no es tan ajeno a la Iglesia Metodista como a otras denominaciones, pero aún así requerirá de mucho esfuerzo y dedicación.
215
216
BIBLIOGRAFÍA
Abad Ibáñez, J. A. y Manuel Garrido. Iniciación a la liturgia de la Iglesia. 4a. ed. Pelícano. Madrid: Palabra, 2007. Álvarez, Luis Manuel. “El Velorio de Oller y el ‘Velorio’ Palés”. Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras. Visto el 22 de abril de 2015. http://musica.uprrp.edu/lalvarez/velorio7.html Amstutz, Jerry. “Life Before Winter: The Vital Ministry in assisted living facilities and funeral homes,” Leadership, (Winter 2008): 85-86. Anderson, Ray S. The Shape of Practical Theology: Empowering Ministry with Theological Praxis. Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2001. Andrews, William. Church Lore. London: William Andrews & Co., The Hull Press, 1891. Visto el 1 de mayo de 2015. http://www.gutenberg.org/files/38713/38713-h/38713h.htm#Page_210. Anónimo. El libro tibetano de los muertos (Bardo Thödol). Buenos Aires, Argentina: Ediciones LEA S.A., 2012. Kindle Electronic Edition. Asquith, Glenn H. Jr., ed. The Concise Dictionary of Pastoral Care and Counseling. Nashville, TN: Abingdon Press, 2010. Kindle Electronic Edition. AA.VV. El Libro de la Disciplina de la Iglesia Metodista de Puerto Rico. San Juan, PR: Iglesia Metodista de Puerto Rico, 2010. AA.VV. Mil voces para celebrar: himnario metodista. Nashville, TN: The United Methodist Publishing House, 1996. Bregman, Lucy. “Speaking to Mourners: The Evolution of Funeral Sermons”, Christian Century, November 1, 2011. Browning, Don S. A Fundamental Practical Theology: Descriptive and Strategic Proposals. Minneapolis: Fortress Press, 1991. Center for Church Music. “Charles Wesley.” Visto el 10 de mayo de 2015. https://songsandhymns.org/people/detail/charles-wesley. VV.AA. Chalice Worship. St. Louis, MO: Chalice Press. 1997. Chilcote, Paul Wesley. Recapturing the Wesleys' Vision: An Introduction to the Faith of John and Charles Wesley. Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2004. 217
Clinebell, Howard John. Basic Types of Pastoral Care and Counseling: Resources for the Ministry of Healing and Growth. Updated and rev. / Bridget Clare McKeever, ed. Nashville, TN: Abingdon Press, 2011. Kindle Electronic Edition. Colman, Penny. Corpses, Coffins, and Crypts: A History of Burial. New York: Henry Holt and Company, 1997. Creswell, John W. Research Design: Qualitative & Quantitative Approaches. Thousand Oaks, CA: SAGE Publications, 1994. Creswell, John W. Qualitative inquiry and research design: choosing among five traditions. Thousand Oaks, CA: SAGE Publications, 1998. Davies, J.G., ed. The New Westminster Dictionary of Liturgy and Worship. Philadelphia: The Westminster Press, 1986. Deschner, John. Wesley's Christology: An Interpretation. Dallas, TX: Southern Methodist University Press, 1985. Dyrness, William A. and Kärkkäinen, Veli-Matti (Eds.). Global Dictionary of Theology Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2008. Kindle Electronic Edition. Dotro, Ricardo Pascual. Diccionario de liturgia: Ricardo Pascual Dotro y Gerardo García Helder. 1. ed. México, D.F.: Editorial Lumen-México, 2004. Earey, Mark. Worship That Cares: An Introduction to Pastoral Liturgy. London, UK: SCM Press, 2012. Kindle Electronic Edition. Edersheim, Alfred. Alfred Edersheim Collection (3-in-1): Sketches of Jewish Social Life, The Temple, Jesus the Messiah. New York, NY: Hodder & Stoughton, 1876. Kindle Electronic Edition. Evans, Abigail Rian. Healing Liturgies for the Seasons of Life. Louisville, KY: John Knox Press, 2004.
Westminster
Evans, Craig A. Jesus and the Ossuaries: What Jewish Burial Practices Reveal about the Beginning of Christianity. Waco, TX: Baylor University Press, 2003. Kindle Electronic Edition. Floristán, Casiano. Teología práctica: teoría y praxis de la acción pastoral. Salamanca: Ediciones Sígueme, 2009. Foster, Richard J., y James Bryant Smith, eds. Devocionales clásicos: lecturas escogidas para el estudio individual y de grupo. El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2004. 218
Fowler, Gene. Caring Through the Funeral: A Pastor’s Guide. St. Louis, MO: Chalice Press, 2004. Kindle Electronic Edition. __________. The Ministry of Lament: Caring for the Bereaved. St. Louis, MO: Chalice Press, 2010. France, Dorothy D. Bless Us, O God : Services and Prayers for Special Days. St. Louis, MO : Chalice Press, 2007. Freud, Sigmund. Reflections on War and Death. New York : Moffat, Yard and Company, 1918. Kindle Electronic Edition. González, Justo L., ed. Obras de Wesley. Vol. IX, Espiritualidad e himnos, Notas al Nuevo Testamento: Primera parte. Henrico, NC: Wesley Heritage Foundation, Inc., 1996. ________________________. Obras de Wesley. Vol. XII, Diarios, Tomo II. Henrico, NC: Wesley Heritage Foundation, Inc., 1996. Hawn, C. Michael, “History of Hymns: ‘In the Bulb There Is a Flower’.” Discipleship Ministries of the United Methodist Church. Visto el 12 de septiembre de 2016, http://www.umcdiscipleship.org/resources/history-of-hymns-in-the-bulb-there-is-aflower. Hernández Sampieri, Roberto, Carlos Fernández Collado, and Pilar Baptista Lucio. Metodología de la investigación. México, DF: McGraw-Hill, 2010. Heitink, Gerben. Practical Theology: History, Theory, Action Domains. Studies in Practical Theology. Grand Rapids, MI: W.B. Eerdmans Pub. Co., 1999. Holifield, E. Brooks. A History of Pastoral Care in America: From Salvation to Self-realization. Eugene, OR: Wipf & Stock Publishers, 1983. Holland, J. “Should Children Attend Their Parent’s Funerals?” Pastoral Care in Education, March 2004. http://web.ebscohost.com/ehost/pdfviewer/pdfviewer?vid=4&hid=119&sid=144a9996659d-4fac-a01e-e7372441e20e%40sessionmgr104 Howarth, Glennys, and Oliver Leaman, eds. Encyclopedia of Death and Dying. London: Routledge, 2014. Irion, Paul E. The Funeral and the Mourners: Pastoral Care of the Bereaved. New York: Abingdon Press, 1954. Jackson, Thomas. The life of the Reverend Charles Wesley, M.A. New York: G. Lane and P. Sanford, 2014. Kindle Electronic Edition. 219
Kerrigan, Michael. The History of Death: Burial Customs and Funeral Rites, from the Ancient World to Modern Times. London: Amber Books, 2007. Kirk, John. Charles Wesley: The Poet of Methodism. London: Hamilton, Adams, 2015. Kindle Electronic Edition. Kübler-Ross, Elisabeth. On Death and Dying: What the dying have to teach doctors, nurses, clergy and their own families. New York: Scribner, 1969. Kindle Electronic Edition. Kübler-Ross, Elisabeth, and David Kessler. On Grief and Grieving: Finding the Meaning of Grief through the Five Stages of Loss. New York: Scribner, 2014. Kindle Electronic Edition. Langhauser, Susan. Blessings and Rituals for the Journey of Life. Nashville, TN: Abingdon Press, 2000. Lathrop, Gordon W. Holy Ground: A Liturgical Cosmology. Minneapolis: Fortress Press, 2003. Libanio, J.B. y Alfonso Murad. Introducción a la teología: Perfil, enfoques, tareas. México, D.F.: Ediciones Dabar, 2009. Lindemann, Erich. “Symptomatology and Management of Acute Grief” Grief and Mourning: The Reaction to Death. http://www.nyu.edu/classes/gmoran/LINDEMANN.pdf (visto el 2 de marzo de 2015) Long, Thomas G. Accompany Them with Singing: The Christian Funeral. Louisville, KY: Westminster John Knox Press, 2009. Kindle Electronic Edition. Lucca Irizarry, Nydia y Reinaldo Berríos Rivera. Investigación cualitativa: fundamentos, diseños y estrategias. Cataño, PR: Ediciones SM, 2009. Lucca Irizarry, Nydia y Reinaldo Berríos Rivera. Investigación cualitativa: una perspectiva transdiciplinaria. Cataño, PR: Ediciones SM, 2013. Lugo Ramírez, Doris E. Ante el espejo de la muerte: aproximación a la iconografía funeraria en Puerto Rico. San Juan, PR.: Editorial Isla Negra, 2016 López Rojas, Luis Alfredo. Historiar la muerte (1508-1920). San Juan, P.R.: Editorial Isla Negra, 2006. Magallanes, Hugo. Introducción a la vida y teología de Juan Wesley. Nashville, TN: Abingdon Press, 2005 Manning, Doug. The Funeral: A chance to touch, a chance to serve, a chance to heal. Oklahoma City, OK: In-Sight Books, 2001. 220
Martínez, Joel N., and Raquel M. Martínez. Fiesta Cristiana: Recursos Para La Adoración = Resources for Worship. Nashville, TN: Abingdon Press, 2003. Matlins, Stuart M., ed. The Perfect Stranger's Guide to Funerals and Grieving Practices: A Guide to Etiquette in Other People's Religious Ceremonies. Woodstock, VT: Skylight Paths Pub., 2000. McIntyre, Dean. “What Music is Appropriate for a Funeral or Memorial Service?” Discipleship Ministries of the United Methodist Church. Visto el 9 de mayo de 2015, http://www.umcdiscipleship.org/resources/what-music-is-appropriate-for-a-funeral-ormemorial-service Meyers, Ruth A., and Paul Gibson, eds. Worship-Shaped Life: Liturgical Formation and the People of God. Canterbury Studies in Anglicanism. New York: Morehouse Publishing, 2010. Mitchell, Nathan. Meeting Mystery: Liturgy, Worship, Sacraments. Theology in Global Perspective Series. Maryknoll, N.Y: Orbis Books, 2006. Mitford, Jessica. The American Way of Death Revisited. New York: Vintage Books, 2000. Kindle Electronic Edition. Norberg, Tilda. Gathered Together: Creating Personal Liturgies for Healing and Transformation: Nashville, TN: Upper Room Books, 2007. Novella, Monica N. a Dios a los niños: el duelo anticipado en niños. N.p., n.d. Kindle Electronic Edition. Oates, Wayne E. Grief, Transition, and Loss: A Pastor's Practical Guide. Creative Pastoral Care and Counseling Series. Minneapolis: Fortress Press, 1997. O'Connor, Thomas St James, Colleen Lashmar, and Elizabeth Meakes. The Spiritual Care Giver's Guide to Identity, Practice and Relationships: Transforming the Honeymoon in Spiritual Care and Therapy. Halifax, NS: CAPPESWONT (Southwestern Ontario Region of the Canadian Association for Pastoral Practice and Education), 2008. Oden, Thomas C. Pastoral Theology: Essentials of Ministry. New York, NY: HarperCollins Publishers, 1983. Osbeck, Kenneth W. 101 Hymn Stories. Grand Rapids, Michigan: Kregel Publications, 1982. Kindle Electronic Edition. ___________. 101 More Hymn Stories. Grand Rapids, Michigan: Kregel Publications, 1985. 221
_____________. Amazing Grace: 366 Inspiring Hymn Stories for Daily Devotion. Grand Rapids, Michigan.: Kregel Publications, 1990. Pagola, José Antonio. Nueva etapa evangelizadora. Vol. 1, Recuperar el proyecto de Jesús. Madrid: PPC, 2015 Palés Matos, Luis. “El baquiné”. Universidad de Puerto Rico Recinto de Humacao. Visto el 22 de abril de 2015. http://www.uprh.edu/~ivelez/p83XCVpales.html . Pembroke, Neil. Pastoral Care in Worship: Liturgy and Psychology in Dialogue. New York, NY: T&T Clark, 2010. Kindle Electronic Edition. Petersen, William J. and Ardythe Petersen, The Complete Book of Hymns: Inspiring stories about 600 hymns and praise songs. Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, 2006. Kindle Electronic Edition. Pless, John T. “Healing Through The Liturgy: The Rites of Pastoral Care”. Concordia Theological Seminary. Visto el 17 de marzo de 2015. http://www.ctsfw.edu/document.doc?id=292 Presbyterian Church (USA). Book of Common Worship, Pastoral Edition. Louisville, KY: Westminster/John Knox Press, 1993. Publishing, Church. El Libro de Oración Común: Blue Pew Edition. New York, NY: Church Publishing, Inc., 1989. Puckle, Bertram S. Funeral Customs: Their Origin and Development. Charleston, SC: Forgotten Books, 2008. Kindle Electronic Edition Purnell, Douglas. “Pastoral Ministry and the Fleshly Body” Pastoral Psychology 53, no.1 (September 2004): 81-85. Purves, Andrew. Pastoral Theology in the Classical Tradition. Louisville, KY : Westminster John Knox Press, 2001. Rahner, Karl. Encounters with Silence. South Bend, IN: St. Augustine’s Press, 1999. ____________. Spiritual Writings. Edited by Philip Endean. Modern Spiritual Masters Series. Maryknoll, N.Y.: Orbis Books, 2004. Ramshaw, Elaine. Ritual and Pastoral Care. Theology and Pastoral Care Series. Philadelphia: Fortress Press, 1987. Kindle Electronic Edition. Ramshaw, Gail. Reviving Sacred Speech: The Meaning of Liturgical Language. Akron, OH: OSL Publications, 2000. 222
Ratzinger, Joseph. The Spirit of the Liturgy. Translated by John Saward. San Francisco, CA: Ignatius Press, 2000. Kindle Electronic Edition. Reinis, Austra. “Luther, Linck, and Later Lutherans On Pastoral Care to the Sick and Dying.” Evangelical Lutheran Church in America. April 01, 2015. Visto el 20 de abril de 2015. http://elca.org/JLE/Articles/1086. Rodgers, James. “A Pastor’s Grief Observed.” Leadership, 27, no 4 (Fall 2006): 106-109. Rodriguez, Isaías A. Introducción al culto: La liturgia como obra del pueblo. Nashville, TN: Abingdon Press, 2005. Rodríguez Gómez , Sebastián. Liturgia Para El Siglo XXI. Barcelona: Editorial CLIE, 1999. Rodríguez Pardo, Carlos E. Porque el amor no muere… (te vendo mi panteón): reflexiones y vivencias sobre la muerte y la cremación. San Juan, P.R.: s.n., 2006. Rodríguez Sánchez, Jesús. Imágenes del cuidado pastoral y su influencia en la calidad del cuido: un análisis transdisciplinario. Hato Rey, PR: Publicaciones Puertorriqueñas Editores, 2006. Ruiz, Mario. El sentido de la vida y de la muerte: Grandes preguntas del ser humano. N.p., n.d. Kindle Electronic Edition. Ruiz Olabuénaga, José Ignacio. Metodología de la investigación cualitativa. Bilbao: Universidad de Deusto, 2012. Visto el 19 de octubre de 2017. http://site.ebrary.com/lib/interpuertoricosp/reader.action?docID=10732291 Ruth, Lester. A Little Heaven Below: Worship at Early Methodist Quarterly Meetings. Nashville, TN: Kingswood Books, 2000. Rutherford, Richard, and Tony Barr. Studies in the Reformed Rites of the Catholic Church. Rev. ed. Vol. 7, The Death of a Christian: the Order of Christian Funerals. Collegeville, MN: Liturgical Press, 1990. Sanborn, Hugh W., ed. Celebrating Passages in the Church: Reflections and Resources. St. Louis, MO: Chalice Press, 1999. La Santa Biblia: Con Deuterocanónicos. 2a ed. Nueva York: Sociedad Biblica Americana, 1983. “Santa Teresa de Jesús.” Santa Teresa de Jesús. Visto el 19 de septiembre de 2016. http://www.santateresadejesus.com. Santiago, Juan J. Un cristiano ante la muerte. Museo Puertorriqueño de Antropología Religiosa, Inc., 2008. 223
Senn, Frank C. Christian Liturgy: Catholic and Evangelical. Minneapolis, MN: Fortress Press, 1997. Schechter, Harold. The Whole Death Catalog: A Lively Guide to the Bitter End. New York, NY: Ballantine Books, 2009. Kindle Electronic Edition Shui-man Kwan, Simon. “Clinical Efficacy of Ritual Healing and Pastoral Ministry,” Pastoral Psychology, 2007. Smith, Susan Marie. Caring Liturgies: The Pastoral Power of Christian Ritual. Minneapolis: Fortress Press, 2012. Stahlschmidt, J.C.L. The Church Bells of Kent. London: Elliot Stock, Paternoster Row, 1887. Kindle Electronic Edition. Toner, Patrick. Catholic Encyclopedia. New York: Robert Appleton Company, 1908. Visto el 28 de abril de 2015. http://www.newadvent.org/cathen/04653a.htm. Twitchell, Jonathan K. Presence: A Pastor’s Guide to Funerals. Overland Park, Kansas: Storian Press, 2014. Kindle Electronic Edition. VV.AA. The United Methodist Book of Worship. Nashville, TN: The United Methodist Publishing House. 1992. Velentín Calderrón, Lionel. “Diego Salcedo”. Directorio de Puerto Rico. 1 de abril de 2016. Visto el 10 de mayo de 2017. http://aquiestapuertorico.com/leyenda-de-diego-salcedo/ Varela, Juan. El culto cristiano: origen, evolución, actualidad. Terrrassa, Barcelona: Editorial CLIE, 2002. Weingarten, Kathy. “Witnessing, Wonder, and Hope.” Family Process 39, no. 4 (Winter 2000): 389-402. Wesley, John. John Wesley’s Sunday Service of the Methodists in North America. Nashville: Quarterly Review, 1984. Westerfield Tucker, Karen B. American Methodist Worship. Oxford: Oxford University Press. 2001. Kindle Electronic Edition. Westermeyer, Paul. Te Deum: The Church and Music. Minneapolis, MN: Fortress Press. 1998. White, James F. Protestant Worship: Traditions in Transition. Louisville, KY: Westminster/John Knox Press, 1989. 224
____________________. Documents of Christian Worship: Descriptive and Interpretive Sources. Louisville, KY: Westminster/J. Knox Press, 1992. Wicks, Robert J., ed. Handbook of Spirituality for Ministers. Vol. 1. New York: Paulist Press, 1995. ________________. Handbook of Spirituality for Ministers. Vol. 2. New York: Paulist Press, 2000. Williams, Jeffrey. Religion and Violence in Early American Methodism: Taking the Kingdom by Force. Bloomington and Indianapolis: Indiana University Press. 2010. Kindle Electronic Edition. Willimon, William H. Worship as Pastoral Care. Nashville: Abingdon Press. 1982. Kindle Electronic Edition. ________________. Pastor: The Theology and Practice of Ordained Ministry. Nashville : Abingdon Press, 2002. Wolfelt, Alan. Creating Meaningful Funeral Experiences: A Guide for Caregivers. Revised ed. Fort Collins, CO: Companion Press, 2011. Kindle Electronic Edition. Wolterstorff, Nicholas. Lament for a Son. Grand Rapids, MI: William B. Eerdmans Publishing Company, 1987. Wren, Brian A. Praying Twice: The Music and Words of Congregational Song. Louisville, KY: Westminster John Knox Press, 2000. Wright, Philip and Carrie West. Death & The Pagan: Modern Pagan Funerary Practices. London, UK: Ignotius Press, 2014. Kindle Electronic Edition. Wyatt, Joyce Cope de. El arte del buen morir. 1. ed. El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2004.
LECTURAS SUPLEMENTARIAS En preparación para la defensa se sugirieron los siguientes títulos: Pérez López, María E. El manejo de la pérdida y el duelo y las prácticas religiosas o espirituales en adultos puertorriqueños: implicaciones para la integración de una estrategia espiritual de consejería (Tesis doctoral: Recinto Metropolitano, 2008). Vázquez, Angie. Para comprender la muerte: análisis del discurso social, ritos, representaciones y significados. San Juan, PR: Ediciones Situm, 2010. 225
_____________. Duelo que me duele…: abordaje psicoterapéutico y psicosocial al proceso del duelo. Hato Rey, PR: Ediciones Situm, 2011. _____________. Ritos fúnebres emergentes. San Juan, PR: Editorial Situm, 2013. _____________. La persona atea y la muerte. Hato Rey, PR: Editorial Situm, 2013. ______________. Diálogos serios de humor y muerte. Hato Rey, PR: Editorial Situm, 2013. Vyhmeister, Nancy J. Manual de investigación teológica. Miami, FL: Editorial Vida, 2009.
226
APÉNDICE A Hoja de cotejo del investigador
I. Fecha y lugar del servicio fúnebre a. ___________________________________________________________ II. Congregación estudiada a. ____________________________ III. Predicación a. Predicador(a): ________________________________ b. Texto(s): ____________________________________ IV. Liturgia a. Liturgista: ___________________________________ b. Orden i. Comentarios:_________________________________________________ ____________________________________________________________ ____________________________________________________________ ____________________________________________________________ V. Otros textos bíblicos a. ___________________________________________ b. ___________________________________________ c. ___________________________________________ VI. Oraciones a. ¿Cuantas hubo?: ____________________________ b. Otros comentarios VII.
Música a. Himnos:___________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ b. Música especial: __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ _________________________________________________________________ 227
APÉNDICE B Culto de muerte y resurrección LLEGADA DE LA CONGREGACIÓN
Quien oficia podrá saludar a la familia.
Mientras la congregación se reúne, se podrá ofrecer música apropiada. Es propio que se canten himnos de confianza y seguridad durante el culto. Si el ataúd no está en su sitio, éste es el momento de trasladarlo, en procesión, al lugar de adoración. Quien oficia va delante, diciendo la PALABRA DE GRACIA, mientras que la congregación permanece de pie.
LA PALABRA DE GRACIA Jesús dijo: «Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá y todo aquél que vive y cree en mí, no morirá eternamente» (Jn 11.25-26) «Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin; el primero y el último» (Ap 22.13) «y el que vivo y estuve muerto… Y tengo las llaves de la muerte y del Hades» (Ap 1.18) «…porque yo vivo, vosotros también viviréis» (Jn 14.19) SALUDO Hermanos y hermanas, estamos reunidos aquí para alabar a Dios, dar testimonio de nuestra fe y celebrar la vida de ____________________________________________. Al reunirnos, reconocemos nuestro dolor por esta pérdida humana. Que Dios nos conceda su gracia para que encontremos consuelo en el dolor, esperanza en la aflicción y resurrección en la muerte. Quien oficia podrá agregar aquí las frases siguientes, si no las ha usado antes en el mismo culto. Al morir, Cristo destruyó nuestra muerte. Al resucitar, Cristo restituyó nuestra vida. Cristo vendrá otra vez, glorificado. 228
Así como ________________ se vistió de Cristo en su bautismo, así sea __________ vestido/vestida de gloria en Cristo. Aquí y ahora, queridos hermanos y hermanas, somos criaturas de Dios. Lo que seremos después, aún no nos ha sido revelado. Pero sabemos que, cuando Él venga, seremos como Él, porque podremos verlo como Él es. Todo el que espera en Él será purificado, tal como Cristo es. HIMNO O CANTO ORACIÓN La congregación podrá elevar una o más de las siguientes oraciones, al unísono. Es adecuado en este momento presentar peticiones a Dios, como también la acción de gracias por la comunión de los santos, la confesión de los pecados y la seguridad del perdón. El Señor sea con ustedes. Y también contigo. Oremos: Oh Dios, que nos diste la vida, tú estás siempre más que dispuesto a escuchar que nosotros a orar. Conoces nuestras necesidades antes que te las presentemos, así como nuestra ignorancia al hacerte nuestras peticiones. Concédenos ahora tu gracia, para que así como nos estremecemos ante el misterio de la muerte, podamos ver la luz de la eternidad. Comunícanos una vez más tu solemne mensaje de vida y de muerte. Ayúdanos a vivir preparados para morir. Y al cumplirse nuestros días, haz que podamos morir como aquellos que marchan hacia la vida, para que, ya sea que vivamos o muramos, nuestra vida esté en ti; y nada en la vida ni en la muerte podrá separarnos del gran amor que nos has revelado en Cristo Jesús, nuestro Señor. Amén. Quien oficia podrá incluir: Dios eterno, te alabamos por la inmensa muchedumbre de todos los que han terminado su carrera en la fe y ahora descansan de sus trabajos (Ap. 14.13). Te alabamos por todos los que amamos y que nombramos en nuestros corazones delante de ti. Especialmente te alabamos por __________, a quien, en tu gracia, has recibido en tu presencia. A todos ellos concédeles tu paz. Haz que la luz de la eternidad brille sobre ellos; y ayúdanos a creer aunque no hayamos visto. Guíanos con tu presencia a través de los años y llévanos finalmente, con ellos, al gozo de tu hogar, no hecho de manos, sino eterno, en los cielos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Quien oficia podrá incluir también:
229
Dios santo, ante ti todos los corazones están manifiestos y todos los secretos conocidos. Traemos ante ti nuestra vergüenza y nuestro dolor por haber pecado. Hemos olvidado que nuestra vida viene de ti y regresa a ti. No hemos seguido ni cumplido tu voluntad. No hemos sido sinceros de corazón, ni de palabras, ni en nuestras vidas. No hemos amado de la manera que debemos amar. Ayúdanos y sánanos, te lo rogamos. Elévanos por encima de nuestros pecados hacia una vida mejor para que terminemos nuestros días en paz, confiando en tu bondad hasta el fin; mediante Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios verdadero, ahora y siempre. Amén. PERDÓN ¿Quién está en posición de condenar? Sólo Cristo, Cristo quien murió por nosotros, quien resucitó por nosotros, quien reina a la diestra de Dios y pide por nosotros. “Gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria, por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Co. 15.57). SALMO 130 PROCLAMACIÓN Y RESPUESTA LECTURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
(El uso y el orden de estos pasajes son opcionales) Preferidos: Isaías 40.1-6, 8-11, 28-31 Recomendados: Éxodo 14.5-14, 19-31 Isaías 43.1-3ª, 5-7, 13, 15, 18-19, 25 Isaías 44.6, 8ª Isaías 55.1-3, 6-13 SALMO 23 LECTURAS DEL NUEVO TESTAMENTO (El uso y el orden de estos pasajes son opcionales) Preferidos: 1 Corintios 15.1-8, 12-20, 35-44, 53-55, 57-58 Apocalipsis 21.1-7, 22-27 Apocalipsis 22.1-5 230
Recomendados: Romanos 8.1-2, 5-6, 10-11, 14-19, 22-28, 31-32, 35-39 2 Corintios 4.5-18 Efesios 1.15-23 Efesios 2.1, 4-10 1 Pedro 1.3-9, 13, 21-25 Apocalipsis 7.2-3, 9-17 SALMO O HIMNO Salmos recomendados: (Ya sea en este momento o antes de la lectura de los pasajes del Antiguo Testamento) Salmos 42, 43, 46, 90, 91, 103, 116, 121, 139, 145, 146 LECTURA DE PASAJES DE LOS EVANGELIOS (El uso y el orden de estos pasajes son opcionales) Preferidos: Juan 14.1-10ª, 15-21, 25-27 Recomendados: Lucas 24.13-35 Juan 11.1-5, 20-27, 32-35, 38-44 SERMÓN RECONOCIMIENTO Quien oficia u otra persona podrá presentar un breve testimonio de la vida y muerte de la persona fallecida. TESTIMONIOS Algunos familiares, amigos o miembros de la congregación podrán expresar brevemente su agradecimiento a Dios por las bendiciones recibidas en la vida del difunto, así como por su fe y gozo cristianos. En este momento son oportunas las expresiones de fe, esperanza y amor. HIMNO O CÁNTICO CREDO DE LOS APÓSTOLES Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra; y en Jesucristo, su único hijo, Señor nuestro; que fue concebido del Espíritu Santo, nació de la virgen 231
María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; al tercer día resucitó de entre los muertos; ascendió al cielo y está sentado a la diestra de Dios Padre todopoderoso, de donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia universal, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección del cuerpo y la vida eterna. Amén. Si se está celebrando un culto conmemorativo, el culto continúa con la siguiente oración: Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, Dios de Abraham y Sara, Dios de Miriam y Moisés, Dios de Josué y Débora, Dios de Rut y de David, Dios de los sacerdotes y los profetas, Dios de María y José, Dios de los apóstoles y mártires, Dios de nuestros antepasados, Dios de nuestros hijos en todas las generaciones, Dios de _________________, bendecimos tu santo nombre, por todos tus siervos que, habiendo terminado su carrera, ahora descansan de sus trabajos. Danos gracia para seguir el ejemplo de su perseverancia y fidelidad y a ti sea el honor y la gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. En un culto conmemorativo sigue la despedida y bendición. ACTO DE ENCOMIENDA Si quien oficia va a terminar este culto con el oficio de sepultura, lo siguiente podrá abreviarse. ORACIONES Quien oficia podrá ofrecer una o más de las siguientes oraciones u otras que desee. Estas podrán ofrecerse en forma de oración pastoral de una serie de oraciones breves o de una letanía. Es adecuado hacer aquí un acto de intercesión, de encomio o de acción de gracias y concluir con el Padrenuestro. Dio nuestro, tu amor es inagotable. Cuando todo se derrumba alrededor de nosotros, tu amor permanece constante. Te pedimos los unos por los otros en nuestra necesidad, así como por todos aquéllos que están afligidos en el día de hoy, dondequiera que se encuentren. A los que dudan, dales fe; a los que están débiles, fortaleza; a los que han pecado, misericordia; y a los que se afligen, tu paz. Mantennos unidos en tu amor. 232
Tenemos absoluta confianza en ti. Y a ti, con tu Iglesia en la tierra y en los cielos, damos la honra y la gloria, ahora y siempre. Amén. Oh Dios, todo lo que nos has dado es tuyo. Así como nos diste a ____________, ahora te lo(a) devolvemos. Aquí, quien oficia y otras personas cerca del féretro, pondrán las manos sobre el féretro, y se continuará de la siguiente manera: Acoge y eleva a _________________ en tus brazos misericordiosos. Acógenos también a nosotros, a nuestras almas y a nuestro cuerpo y elévanos a una nueva vida. Ayúdanos a amarte y a servirte en tal forma en este mundo, que podamos entrar en el gozo de tu presencia en el mundo venidero. Amén. En tus manos, oh Salvador misericordioso, encomendamos a ____________________. Te rogamos humildemente que le acojas como oveja de tu redil, como cordero de tu rebaño, como pecador(a) que tú has redimido. Recibe a _______________ en tus brazos misericordiosos, y dale el bendito descanso de tu paz eterna, en la compañía gloriosa de los santos en luz. Amén. Aquí se podrá celebrar el sacramento de la Cena del Señor. Se recomienda el uso del orden para el Sacramento de la Santa Comunión II (p. 14 del himnario Mil Voces para Celebrar). De otra manera, el culto continúa con la siguiente acción de gracias: ACCIÓN DE GRACIAS Dios de amor, te damos gracias por toda la felicidad con que nos has bendecido en este día; por los dones de vida, salud y fortaleza; por el hogar y los amigos; por nuestro bautismo y el lugar que ocupamos en tu Iglesia con todos los que han vivido y han muerto en la fe. Sobre todo, te damos gracias por Jesús, que conoce nuestros sufrimientos, que murió y resucitó por nosotros y que vive e intercede por nosotros. Como Él nos enseñó, ahora nosotros oramos. EL PADRENUESTRO (Para cantarse, ver los himnos 130 y 131 del himnario Mil Voces para Celebrar) HIMNO DESPEDIDA Y BENDICIÓN Quien oficia podrá usar una de las siguientes expresiones de despedida y bendición:
233
“Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran Pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo Él en vosotros lo que es agradable delante de Él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén (Heb 13.20-21). “La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Flp 4.7). Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo sea con ustedes y permanezca en ustedes para siempre. Amén. Que “el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Amén. (Ef 3.14-19). “Y aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a Él sea gloria en la Iglesia de Cristo Jesús, por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén” (Ef 3.20-21). Se podrá continuar con el oficio de sepultura en el lugar señalado.
234