Historia e ilustraciones por Juliana Montes
2013
Todas las noches, Pablito ha de soñar. Con mucho entusiasmo, él nos ha de contar: “En mi sueño, el público perdía el control; yo era una estrella de rock and roll.”
Pablito despierta gritando: “¡quiero ser rockero!” Del susto, casi mata al perro.
La raqueta de papá es el instrumento perfecto. Lástima que él no se presta para un dueto.
Las ollas de mamรก las usรณ de tambor.
Las pisadas de mamĂĄ producĂan temblor.
Pablito insistió: “Vamos mamá, ¡haz la ola!” Mamá respondió: “¡Si no dejas el escándalo, te daré con la escoba!”
Mamá exclamó: “¡Vete para el colegio sin fregar!” Por la puerta, mamá lo hizo volar.
Pablito emprendió el camino con sus audífonos. A más de un vecino le rompió los tímpanos.
En clase, Pablito gritó: “¿¡Quién quiere estar en mi banda!?” La profe desearía poder ahorcarlo con la bufanda.
En el recreo, Pablito sintiรณ latir su corazรณn.
Pues visualizรณ a la bella Catalina en el salรณn.
Pablito anunció: “¡Oh, Catalina, he de componerte una canción!”
“¡Por ello, deberás regalarme tu calzón!”
De repente, el hechizo se deshizo. La bella Catalina le pegรณ un agudo pellizco.
Al volver a clase, el día no apuraba. Pablito aún soñaba que en un escenario estaba.
Camino a casa, Pablito practicรณ sus versos.
Junto a ĂŠl en coro cantaban los perros.
En casa, Pablito seguĂa con el revuelo.
Mamรก estaba que se arrancaba el pelo.
Sin embargo, Pablito morĂa del cansancio.
Fue a la cama, y sus ojos cerrรณ despacio...
Todas las noches, Pablito ha de soñar. Con mucho entusiasmo, él nos ha de contar: “En mi sueño, el pueblo estallaba en ovación; yo era el presidente de la nación.”