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Estamos en la espiral del cambio

“No es la especie más fuerte ni la más inteligente la que sobrevive, es la más adaptable al cambio”. Charles Darwin.

Por: Davide Sottura,Empresario y Desarrollador de Negocios. Lic. en Psicología Yazmin Palmeros Negrellos, Especialista en Recursos Humanos. ALCE Consultoría en Recursos Humanos. hola@alceconsultores.com https://alceconsultores.com/ Casi llegamos a tres años de globales y fuertes cambios. Evolución es lo primero que viene a nuestra mente cuando pensamos en lo que nos sucedió en los entornos sociales a nivel mundial, gracias a que nada es permanente, sino más bien un eterno cambio.

Así hemos afrontado los últimos meses después de que en el cuarto trimestre de 2019 se desata una situación que nos sobrepasó en medicina, economía y entendimiento.

Tuvimos que adaptarnos a lo inconcebible, a un ritmo acelerado que en ningún otro momento hubiéramos imaginado.

Sin duda ha sido una crisis que nos obligó a adaptarnos al grado que los contextos

organizacionales, fueron verdaderamente afectados. Las empresas incurrieron en una reducción de personal, despidos en masa y disminución de salarios, entre otras cosas.

Todo esto ha llevado a la transformación de la cultura en las empresas. Los colaboradores no son los mismos. Las ofertas de empleo han cambiado así como la demanda a estas; ya no buscamos lo mismo.

Si la intergeneracionalidad ya estaba provocando interactuar de acuerdo con necesidades varias en el mismo grupo poblacional, hoy con las consecuencias pandémicas, se vislumbró más la brecha.

Quienes buscan seguridad laboral, piensan primero en salud, más tiempo con sus familias, equilibrio vida-trabajo y horarios flexibles.

Un tiempo prolongado en las empresas ya no es atractivo, la migración cada vez es en menor tiempo.

Vivir el presente se ha vuelto el slogan de las nuevas generaciones, provocando una inestabilidad en las empresas tradicionales.

La tecnología ha sido la mejor aliada para unos y el peor enemigo para otros.

Las horas de trabajo en el llamado “Home Office” se volvieron excesivas, y esta modalidad fue tan invasiva que en ciertos entornos destruyó familias.

Definitivamente no estábamos preparados para esta evolución.

Los cambios fueron tan abruptos que cuando nos dimos cuenta ya estábamos en guerra.

El entorno cada vez se volvió más hostil y no hemos logrado estabilizarnos.

¿Qué viene para las empresas?

No es una interrogante que tenga una sola respuesta, podríamos cuestionarnos ¿qué desean los colaboradores de estas organizaciones?, ya que en esta última pregunta residirán la mayoría de las respuestas.

No sólo son trabajadores los que conformamos las empresas, también somos consumidores de estas y por ende marcamos el ritmo de la transformación.

Clases en línea, capacitación a distancia, video conferencias; todo suena tan distante; que se ha impactado el trabajo en equipo, la integración y el sentido de pertenencia.

Los colaboradores no somos los mismos. Hemos tenido que entender que usar un cubrebocas, mantener una sana distancia y desinfectar las manos la mayoría de las veces posible, salva vidas.

¿Qué aprendimos?

Que no necesitamos estar en el mismo lugar físicamente para trabajar juntos; que los procesos que usualmente hacíamos presenciales podemos trabajarlos remotos, que siempre podremos adaptarnos al cambio.

Lo que parecía lejano se aceleró, consumiendo digitalización a un ritmo desmedido y optimizando recursos, que si no hubieran sacudido nuestra zona de confort, tal vez seguiríamos aplazando.

Evolucionar es ir avanzando al ritmo de las necesidades del entorno, ya que este no se va a adaptar a nosotros. Empleadores y empleados debemos entenderlo, porque sólo así, lograremos el cambio.

Aprovechemos lo que ya aprendimos; que somos capaces de transformar en breve, y hagamos de esto una herramienta para estructuras organizacionales más flexibles, ofrecer a los colaboradores mejores entornos laborales que impacten positivamente en los resultados. Seguramente el futuro nos reserva retos que deberemos afrontar. La pandemia, la guerra, la inflación nos han educado para atender rápidamente lo que nos depare el futuro.

Las empresas se están cuestionando las nuevas formas de trabajo, si se implementaran permanentemente o en qué momento regresar a lo viejo. Aún estamos legislando estas nuevas herramientas digitales.

Somos seres sociales y necesitamos estar en contacto. Será que vamos hacia el “Smart working” no todo es digital o presencial, podemos construir híbridos. Las grandes industrias se lo preguntan y las PyMES lo evaluarán desde el impacto económico.

¿Los colaboradores se podrán adaptar?

Sin duda hay que reforzar las habilidades blandas de aquellos que quieran pertenecer a los nuevos modelos de empresa.

Apertura al cambio, inteligencia emocional y adaptabilidad; son sólo algunas de las habilidades que necesitaremos en el devenir de los eventos que no precisamente estarán dentro de nuestro alcance.

Parece complejo, sin embargo, empresarios y colaboradores deberemos sumarnos al dinamismo de los acontecimientos y responder a la evolución que es inevitable.

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