EL EDUCADOR NATO Eduard Spranger
III. EL LABERINTO DE LAS COMUNIDADES El hombre se forma, porque “absorbe mucho dentro de sí”. Schiller y Cilherl von Humboldt. El educador nato siente íntimamente que la educación ética no puede lograrse con la mera instrucción. La instrucción ha de contribuir a la educación, y las múltiples teorías de la instrucción educativa han tratado de ilustrar sobre cómo se realiza esta contribución. La educación es concebible únicamente dentro de la comunidad humana y por medio de las fuerzas de la comunidad humana. Es falsa la teoría de que ante todo es importante, que en y por encima del “Yo” se forma un “Nosotros”, Por lo menos ese “Nosotros” ha de desplegar un espíritu éticamente valioso.
Los llamados “coeducadores secretos”, es decir factores ambientales ya existentes, ejercen por cierto también su influencia sobre el educando; pero un ambiente éticamente malo induce al mal. No basa que sencillamente exista una comunidad, en la cual y para la cual se educa. Lo que interesa son los contenidos éticos en relación a los cuales la comunidad actúa, por decir así, como continente. El verdadero educador se enfrentará apenas con tales reflexiones filosóficas. Posee un órgano originariamente propio para las orbitas, en las cuales se mueve el espíritu que actúa a través de él. Este espíritu tiene su hogar propio en las comunidades, a las que pertenece esencialmente “lo educador”,
UNA PEDAGOGÍA SOCIOLÓGICA Tendría la tarea de aclarar, como la educación de un pueblo determina su estructura social general y sus ramificaciones Tendría la tarea de aclarar, como la educación de un pueblo determina su estructura social general y sus ramificaciones. Indaga las formas de convivencia y la conciencia de cohesión, que se forman en el ámbito de la educación misma, que le son propias y exigidas por su sentido central. Un edificio con aulas, un director investido por el Estado o de otro modo, un reglamente y un horario no aseguran por si solos que dentro de este marco se realice el verdadero espíritu de la educación.
El cansancio pasivo que también fácilmente señorea en una clase, solo puede ser superado cuando todos discurren con todos y se afanan por algo que les resulte interesante. El maestro no deja de ser autoridad, porque permite que por un tiempo obren libremente las individualidades. El verdadero influir en almas jóvenes pertenece el contagium, un algo que toca, y aun enciende: ese algo que en los tiempos de la fe mágica se contemplara con piadoso respeto; el verdadero educador es, a su modo, un mago y un hechicero. La familia no podrá ser liberada del todo de su responsabilidad educativa. Desde que la educación y la enseñanza se transformaron en profesión especifica y además aprobada por el Estado, es posible comentar el error de creer que constantemente deba notarse en el educador nato lo que hace.
El educador necesita de cualidades, que no se basan en la intelección y que por lo tanto no pueden ser ni enseñadas ni aprendidas. Se puede aventurar la afirmación de que el verdadero educador vive del grado de autodisciplina que ha desarrollado en si mismo. El mantener el orden tampoco se puede aprender. Quien no dispone de cualidades especificas quizás valga mucho en la deliberación de los sabios, pero “educador nato” no lo es.
LA MORAL INDIVIDUAL En todos los tiempos el individuo depende de reglas morales de autoridad, vigentes en torno a él y con frecuencia hasta sagradas. Una moral no es un sistema cerrado que pueda desarrollarse como un a dogmática unívoca. A través de sus cambios manifiesta que vive; se diferencia con la multiplicidad y mutabilidad de las relaciones culturales en el pueblo. La aplicación de la moral logrará un “educador nato” El educador nato ejerce en todos los tiempos una función de vigilancia en el dominio de la moral.