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Ya soy profe

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Arroz negro

Arroz negro

Google: Prácticas Máster Profesorado

UGR . Buscar. Click. Introduzco mis datos. Click. ‘Zona Chana . Segundo turno. Institutoasignado: Virgen de las Nieves . ’ “Bien, es el insti que está de camino a Bellas Artes, justo al lado de Restauración... Y encima me pilla a diez minutos de casa y puedo ir andando.”

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Mi primera inercia ante lo nuevo y, por ende, lo desconocido, siempre es buscar la comodidad en cada actividad, reto o situación que se me presenta Es como si, antes de la aventura, necesitara crearme una falsa sensación de control, tratando de mojarme solo los pies en la orilla Pero desde luego, la aventura no se vive de esta manera. Es como tratar de pasar por la vida de puntillas. No creo que se pueda, ni aun pretendiéndolo El mar te acaba alcanzando.

Mi primera semana como profesora de prácticas la pasé habituándome a la nueva realidad. En los dos primeros días de clase de Plástica, a la vuelta de las vacaciones de semana santa, los alumnos y alumnas de los distintos grupos estaban dando teoría, por lo que me prestaron la atención justa por ser la novedad, pero pasado este breve tiempo se les olvidó rápido mi existencia allí. Al fin y al cabo, estos días estuve observando el funcionamiento de la clase sin mediar palabra apenas

Al tercer día, el choque de realidad La ola de ese mar estrellándose en mi cara y salpicando todo, siguiendo su camino sin miramiento.

Los estudiantes iniciaron ya la parte práctica de las láminas y se pusieron a dibujar. Este día comencé a soltarme más en el aula, a integrar que no era una intrusa, que yo también pertenecía a ese nuevo espacio en el que estaba (aunque no estuviera acostumbrada a estar en un Instituto, habitándolo desde un rol de docente); por lo que estuve paseándome por entre las mesas y corrigiendo ciertos aspectos de las láminas de los chicos y chicas que yo observaba que tenían más dificultades.

En cuanto vieron que interactuaba con ellos y les ayudaba, comenzaron a llamarme: "¡Maestra, profe, seño! ¿Puedes venir?"

Me costó darme cuenta de que cuando los alumnos decían maestra, profe y seño, ¡era a mí a quien se estaban refiriendo! Recuerdo que una alumna comenzó a llamarme: “Seño Señoooo ¡Maestraaaa!”, y yo pensar: “¡Ostras, que es a mí!” Y me acerqué inmediatamente a atender a esta alumna

El choque de realidad fue justo ese Ese maestra, profe y seño en boca de los alumnos

Las semanas venideras viví una serie de situaciones que me dejaron descolocada por esa falta de experiencia docente… Estuve agobiada por no haber sabido afrontarlas, dando vueltas en un huracán mental, pero en cuanto supe calmarme y ocuparme de los conflictos, pude sentarme en el ojo del huracán, y relativizar lo acontecido.

Esos conflictos fueron la llave que me abrió paso hacia sentirme profe Una vez que se resolvieron (gracias especialmente a Dani, que me guió en cómo afrontar este tipo de situaciones), sentía un asentamiento, una entereza y una templanza a la hora de afrontar las clases, impartir mi temario e interactuar con el alumnado, que no había sentido nunca hasta entonces.

Una vez que ya estaba situada, me di cuenta de que pude atender de una mejor manera al alumnado Comienzas a observar más allá de las máscaras de cada uno y a poder adaptar todo esto también a la manera de enfocar el temario que tienes que impartir.

Ha sido una experiencia enriquecedora en la que he podido vivir la realidad de un Instituto desde dentro y desde varias de sus vertientes Quiero agradecer la generosidad de cada una de las personas de este centro con las que he compartido o con las que sencillamente me he cruzado, pero han tenido un gesto o una palabra amable hacia mí, sobre todo cuando me ha hecho falta.

Ahora, la experiencia de prácticas está a punto de terminar, y creo que puedo afirmar que ya soy profe.

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